Post on 06-Mar-2016
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El nuevo Código Contencioso Administrativo y el proceso de
impuestos
Por: Milton Chaves García*
El Consejo de Estado y el Ministerio del Interior y Justicia presentaron el Proyecto
de Ley 198 de 2009 “Por el cual se expide el Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo”, el cual fue aprobado por el
Senado de la República en primer debate. Este es un trabajo que juiciosamente ha
venido desarrollando el máximo tribunal de lo contencioso administrativo, desde el
año 2007, con la participación activa de los tribunales y los jueces administrativos
de todo el país, así como representantes de la comunidad académica.
A continuación mencionaremos algunos aspectos que, de aprobarse dicho
proyecto, van a ser relevantes dentro del proceso de impuestos.
El proyecto advierte que las autoridades administrativas sujetarán sus actuaciones
al procedimiento que se establecerá en el nuevo código, sin perjuicio de los
procedimientos regulados en leyes especiales. En ese orden de ideas, los trámites
y formalidades señalados en el Estatuto Tributario, se mantendrán, por tratarse de
una norma especial y, por tanto, la entrada en vigencia del Código Contencioso
Administrativo, no modificará las regulaciones específicas de los trámites
impositivos.
Existen algunas modificaciones que se proponen para los procedimientos
administrativos, que valdría la pena tener en cuenta también dentro del proceso
tributario, porque no riñen con él. Un ejemplo es el artículo 9° del proyecto, según
el cual, los funcionarios deben aplicar de manera uniforme a casos similares la
constitución y la ley y decidir de conformidad con las sentencias reiteradas del
Consejo de Estado. Esta medida permitirá una mayor seguridad jurídica, así como
igualdad en la manera de resolver los conflictos.
De otra parte, se mantiene la redacción actual del numeral 3 del artículo 68 del
C.C.A., que señala, dentro de los documentos que prestan mérito ejecutivo, a las
liquidaciones de impuestos privadas “que hayan quedado en firme”. En mi opinión,
esta disposición es contraria al numeral 1 del artículo 828 del estatuto tributario,
que menciona a las declaraciones tributarias como títulos ejecutivos, desde el
vencimiento de la fecha para su cancelación, sin exigir su firmeza. En este aspecto
ha primado el ordenamiento tributario, pues la Administración puede cobrar las
declaraciones sin necesidad de que queden en firme.
En cuanto al proceso contencioso de impuestos, echamos de menos la alusión
que actualmente hace el artículo 85 del C.C.A., que permite demandar en acción
de nulidad y restablecimiento del derecho, “a quien pretenda que le modifiquen
una obligación fiscal, o de otra clase, o la devolución de lo que pagó
indebidamente”. En el proyecto no se menciona cuál es el medio de control
procedente en estos casos y aunque puede entenderse que es la nulidad y
restablecimiento del derecho, valdría la pena señalarlo expresamente, para evitar
interpretaciones equivocadas.
Debe destacarse la eliminación de la caución para demandar, lo que va a facilitar,
sin duda alguna, el acceso a la jurisdicción contencioso administrativa, pues
actualmente depende absolutamente de la discrecionalidad del Juez.
También se propone modificar las cuantías de los procesos en los que se discuta
el monto, distribución o asignación de tributos. Actualmente los jueces conocen en
primera instancia de los negocios cuya cuantía es de hasta de trescientos salarios
mínimos legales mensuales y los tribunales conocen en primera instancia de
aquellas demandas cuya cuantía supere dicho monto. Con el cambio, se
disminuye a cien salarios mínimos mensuales legales vigentes la cuantía para que
los tribunales administrativos sean competentes en primera instancia.
La norma no cambia en cuanto a la manera de determinar la cuantía en los
procesos tributarios: Por el valor de la suma discutida por concepto de impuestos,
tasas, contribuciones y sanciones. Resultaría muy importante que el proyecto
tuviera en cuenta el reciente criterio de la sección cuarta del Consejo de Estado,
que considera que también deben incluirse los intereses de mora liquidados hasta
la fecha de presentación de la demanda.
El proyecto insiste en que la conciliación, por estar expresamente prohibida en
asuntos de carácter tributario, no será requisito de procedibilidad de la acción, en
el proceso de impuestos. Aspecto este con el que estamos totalmente de acuerdo.
Es destacable la propuesta de un nuevo recurso de anulación que, en lo que tiene
que ver con impuestos, procederá para procesos cuya cuantía sea de 250 SMMLV
al momento del recurso. Así mismo, se plantan mecanismos de unificación de la
jurisprudencia, a través de sentencias del Consejo de Estado cuyos efectos
podrán extenderse y adaptarse a otras personas, siempre que, en lo pretendido
exista similitud de objeto y causa con lo ya fallado. Este medio va a resultar muy
utilizado dentro de los procesos tributarios, habida cuenta que frecuentemente la
DIAN inicia procesos masivos de fiscalización, que podrán resolverse de la misma
manera, aplicando para todos el criterio acogido por el alto tribunal de lo
contencioso administrativo.
También es interesante el mecanismo eventual de revisión, cuya finalidad es la de
unificar la jurisprudencia y, en consecuencia, lograr la aplicación de la ley en
condiciones iguales frente a la misma situación fáctica y jurídica.
Se destaca que el proyecto obliga al juzgador a explicar, “expresa y
suficientemente”, todo cambio de la jurisprudencia sobre el alcance y contenido de
las normas.
Por último, el proyecto señala de manera explícita que las sentencias que declaren
la nulidad de un acto administrativo tienen fuerza de cosa juzgada "erga omnes" y
efectos retroactivos. Este último criterio fue desarrollado por la jurisprudencia, pero
no tenía consagración legal.
El proyecto de ley 198 de 2009, continuará su curso en el Congreso y estaremos
atentos a todas las modificaciones que puedan surgir e impactar de alguna
manera el proceso de impuestos.
Tomado de: http://www.portafolio.co/opinion/blogs/juridica/el-nuevo-codigo-contencioso-
administrativo-y-el-proceso-de-impuestos