Post on 22-Jan-2018
• El Papa Francisco al declarar el Jubileo extraordinario de la misericordia, pone de moda este tema que muchas veces ha estado relegado en la reflexión y en la dinámica de la iglesia. En la Bula de convocatoria a este año de la misericordia, nos dice en el Numeral 2:
• “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación
•Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad
•Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro
•Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida.
•Misericordia: es la vía que une a Dios y al hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado”.
Precisamente esta última definición de misericordia, el reconocimiento del amor de Dios por encima de las propias limitaciones es la que más encontramos en la vida y escritos de Madre
Laura, basta un breve recorrido por la Autobiografía, que ella inicialmente le dio el nombre
de HISTORIAS DE LAS MISERICORDIAS DE DIOS EN UN ALMA:
1. Mi vida es una película de las misericordias de Dios (Aut. IV ed. Pags. 546ss)
“No obstante las dificultades de persecución y del mucho trabajo en Dabeiba, nos era imposible considerar que en otros sitios hubiera indios y no hacer nada por ellos…
Por esto, tan pronto como creí ya encarriladito el trabajo en Dabeiba, les dije a las hermanas: Mientras trabajamos aquí y mientras los enemigos dan sus vueltas por destruir esta obra, pensemos en abrir otro campito de trabajo…
La fundación de Rioverde fue el teatro de grandesmisericordias de Dios y por eso, padre, seré un pocominuciosa en ella. ¿No es verdad, padre, que por loque ya ha visto en cuanto he escrito, vuestrareverencia podía asegurar que lo que llamo vida esuna sola y pura historia de las misericordias de Diosen un alma boba?
Tanto es así, que cuando hace poco, conocí cinematógrafo, me dije, alegre por encontrar una comparación, un poco menos inexacta que las otras que se me han ocurrido: Mi vida es una película de las Misericordias de Dios, desarrollada en un lodazal.
Esto disminuye mi repugnancia al desenvolverla delante de los demás. Todos ven la mano que desarrolla la película y con mucha claridad les queda patente el medio en donde se desarrolla, con su cortejo de miserias.
2. Se manifiesta la misericordia de Dios, (Aut. IV ed. Pags. 460ss)
“El 13 de Agosto, después de una luz nueva escribí: Imposible dejar en el papel lo que por mí pasó hoy en la Sagrada Comunión; pero si Tú lo sabes no me cuido de mi impotencia.
Si tu misericordia fuera un punto menos que infinita, no brillaría en mí ni un rayo de esperanza. ¿Qué hiciera, Dios mío?
Por eso los hombres, aún los dotados de más caridad, me huyen o rechazan o me dejan, indiferentes a mi dolor. Ya sé; el motivo me lo has mostrado hoy. Es que ellos, los hombres, no tienen misericordia infinita y nada menos que ésa necesita mi miseria. Mi puesto está en tus brazos.
¡Allí sí hay misericordia infinita! ¡Allí si hallo mi remedio, mi dicha y mi descanso. Eres mi nido!”
3. Instrumento de la misericordia de Dios (Aut. IV ed. Pags. 752ss)
Pero padre, aquí es donde he visto más tarde la verdad de lo que dijo en Carolina, a Monseñor Soler, y me he estremecido de haber sido instrumento de tantas misericordias. ¿No le parece padre que si se hubiera juzgado con mente humana, Dios ha debido esperar a la gloriosa y benemérita compañía de Jesús, que ya estaba hablada para entrar a Cristo e iniciar una prefectura apostólica a la par que otra prefectura civil similar en aquellas desconocidas regiones?
¿No es verdad de que el instrumento del que Dios se valió para todo esto tan grande es hasta risible? ¿Y no es verdad que las luces del señor Brioschi fueron respecto a la obra que Dios se proponía muy de Dios? ¿No es verdad que no debo meterme ni siquiera a agradecerle a Dios esto, de que se haya valido de una hormiga para levantar su gloria en la región del San Jorge?
Cuántas veces he querido agradecerle a Dios esto y me he avergonzado. Me parece que si le doy las gracias, advierte lo que hizo y se arrepiente, o que dejo mi puesto de hormiga. Ahora mismo que escribo esto, tengo anudada la garganta, no sé si de tristeza o de ternura o de agradecimiento, pero si me meto a darle gracias a mi Dios, dejo de ser hormiga y entonces…?
4. Vencida por la misericordia de Dios (Aut. IV ed. Pags. 932ss)
Una observación conviene que haga: Desde la última entrevista con el señor Arteaga quedé notificada que
estábamos arrojadas de la prefectura y que allí nada teníamos que esperar, toda vez que la autoridad eclesiástica nos
rechazaba; sin embargo, no pasó por mi mente la idea de ¿a dónde nos vamos? Ni a las hermanas se les ocurrió la
pregunta. ¡Parecía como que esperábamos a alguien, que hubiera quedado en venir a colocar la Congregación!
En esto se ve cuan ventajosa es la confianza.
Ella encierra en sí el remedio para todo: la paz y la serenidad en los casos más apurados; pero a pesar de confesar eso, me asusto hoy de que no nos hubiera inquietado el a dónde íbamos, puesto que los caminos y diligencias naturales son obligatorios; ¡pero era tan magna la dificultad! ¡Resultaba más cómodo echarse que obrar! ¿Y cómo no echarse uno cuando nada puede y tiene un tan buen almohadón cual es el brazo de Dios?
Hace muchos años que estoy echada, rendida y vencida por las misericordias y cuidados de Dios. Por eso Ie repito frecuentemente: ¡Venciste Señor y en mi calidad de derrotada, no me queda sino esperarte en el sitio de mi derrota, echada, dejándome querer! ¡Pues echada estaba cuando salí para Bogotá …!
¡Quiero como guardarte, Dios mío, el secreto de que advierto, la elección tan rara que hiciste!. Qué bueno que los hombres no creyeran estas cosas, padre. ¡Es que se me acerca Dios tanto, cuando lo considero ocupándome en asuntos para los cuales tiene Él almas tan hermosas y beneméritas, para ocuparlas en sus obras! ¿Y había de buscarse un bicho? Padre, qué tan bueno que la gente, cuando sepa esto, no lo creyera, ¿no le parece? Si Dios se desdora con algo, había de desdorarse con esta misericordia que ha usado conmigo; ¿no lo ve muy claro, padre? Bendito para siempre, sin embargo, porque nada puede desdorarlo.
¡Cómo me parece ahora ruin mi cobardía con la que lloré de hambre en Magangué! Pero Dios debió verme con mejores ojos que al profeta Jonás cuando lloraba por una hiedra que se secó. ¿No era él un varón fuerte? Pues la desigualdad de sexos quiebra a mi favor, ¿no es verdad? Las calles de Magangué y las de Nínive pueden hacer la comparación y salgo gananciosa…
Al llegar a Bogotá, en la estación donde debíamos dejar el ferrocarril, encontramos un sacerdote que enviaba el señor Afanador, quien se encontraba en Bogotá, con motivo de la conferencia episcopal, a
encontrarnos para conducirnos a Las Aguas, en donde ya nos tenía preparado el alojamiento, en el orfelinato del Niño Jesús de Praga, dirigido por las
Hermanas de la Presentación.
Desde el camino, este sacerdote nos dio idea de las dificultades que allí nos esperaban.
Efectivamente, los reverendos padres carmelitas, es decir el reverendo padre prefecto y el reverendo padre Severino, habían sabido poner las cosas en punto
conveniente para ellos.
Al presentar como propios nuestros trabajos de Urabá, informaron también pésimamente de la Congregación, como para asegurarse mejor el triunfo social y ante los superiores eclesiásticos; en un cine presentaron ante lujosísima concurrencia, diferentes vistas de la misión
exhibiendo por supuesto, nuestros trabajitos y haciéndose dueños de ellos.
Entre las películas que presentaron había la de los niños que
teníamos en San Pedro, en la cual aparecía el señor prefecto,
como enseñándoles a los niños a tejer. El padre a la vez que
mostraba las películas explicaba lo que era. En esta explicó
bien el cómo tenían un internadito de indígenas en San Pedo
y que en esa vista se veían los adelantos obtenidos, etc.
El señor Crespo, en cuya jurisdicción está San Pedro y que
era el verdadero fundador del internado que por eso se
llamaba "Indo-Crespo", se calló por lo pronto. Pero a
primera oportunidad, estando el señor prefecto con el señor
García y con otras personas, si mal no recuerdo, llegó y le
dijo:
-Señor prefecto, ¿en donde es que usted tiene ese internado
cuya vista presentaron hoy?
-En San Pedro, respondió muy azorado.
- ¿Ignora usted, le repuso el señor Crespo, que he sido
obispo de Santa Rosa y que San Pedro me perteneció?
- ¿Ignora que yo soy testigo de que las misioneras solas
fundaron ese internado con trabajos sin cuento y que
usted no les ha dado ni un maravedí?
- Sí, repuso; ¡pero los indios son míos!
5… el Señor en sus misericordias se olvida de mi miseria (Aut. IV ed. Pags. 1079,3)
En cuanto a gracias interiores de carácter sobrenatural,
diré para cumplir con la obediencia, lo que recuerdo y que
sea todo para provecho de quien lea, ya que el Señor en
sus misericordias, se olvida de mi miseria para visitarme de
tiempo en tiempo.
Pienso que precisamente Dios, al verme tan anonadada y
tan baja y ruin, tan desprovista de amor y generosidad, se
complace en verter goticas de su espíritu en mi debilidad.
Es que se muestra como quien Es.
6. APOSTOLADO ULTRATERRESTRE TRAMA DE MISERICORDIA
(Aut. IV ed. Pags. 1126,2)
Sí, Dios mío, lo sabes, no quiero reposar en tu regazo y
saber que en la tierra te ofenden y te desconocen!
Consiento en no sufrir en el cielo, puesto que es
incompatible el cielo con el dolor, pero no me dejes en
reposo, éntrame en la misericordiosa trama de tus
misericordias y envíame muy armada de gracias y
poderes a la tierra, a buscar las almas, delicias de tu
corazón!
Si en el tiempo depositaste en la Iglesia poderes y gracias
para las almas, para conquistarte el trigo de tus graneros,
¿por qué no has de vencer a aquellos que inutilizan esas
gracias y poderes, por ignorancia, por debilidad y aún por
malicia casi inconsciente, valiéndote para ello de un nuevo
medio, de este apostolado ultraterrestre que te pido?
¿Acaso los recursos de tu misericordia no son
inagotables?
¡Si en el hombre la malicia rebosa, en tu
corazón la misericordia se desborda y tu poder
que es infinitamente mayor que el demonio, que
el de toda la malicia humana, vencerá Dios de
mi alma! ¡Tus graneros se verán llenos y
entonces sí me entrarás en el delicioso reposo
de tu Espíritu Santo!