Iván. Transitar la realidad

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IVÁN.TRANSITAR LA REALIDAD

Keko Martínez

Iván está muerto.

Comenzar esta breve nota inaugural de una manera tan explícita responde a varias razones: en primer lugar, el hecho de que Iván haya fallecido es una certeza, por lo tanto he creído conveniente comenzar siendo veraz. Una de las pocas verdades innegables de la vida es la muerte.

Por otro lado, si la obra presentada a continuación posee el título de “Iván. Transitar la realidad”, os preguntaréis qué tiene que ver esta persona aquí exactamente.

TODO el material que contiene esta obra, es decir, tanto imágenes como textos, ha sido realizado por él. La pregunta de rigor que a continuación se plantea es: ¿entonces por qué aparece mi nombre en lugar del suyo como autor? Desde luego dos cuestiones contra-dictorias que dejaré que se comporten como tales.

Mi trabajo dentro de este proyecto ha sido recopilar las fotos que Iván desechó mientras trabajaba en sus propios proyectos. Tam-bién me he encargado de investigar y seleccionar sus textos, inten-tando crear un diálogo entre su trabajo visual y literario.

Sin más dilación, y agradeciéndole a la familia la cesión de material y libertad para componerlo a mis anchas, os dejo con el, como a mi me hubiera gustado llamarle, diario íntimo de otro.

Mientras unos duermen,

otros despiertan.

Había tantas luces dando vueltas a mi alrededor que decidí salir del local. Fuera me di cuenta de que las vueltas las debía estar dando yo. Empe-cé a andar sabiendo que la dirección no era la correcta, aunque sí sabía que era una dirección, la que fuera.

El sol comenzaba a asomar y se colaba entre los edificios haciendo patente mi lamentable estado. Sentía que todo el mundo me miraba, y que iban apartándose a mi paso, incluso les oía reirse de mí. Probablemente no fuera así, pero en ese momento era lo único que percibía.

Todo se tornaba excesivamente borroso, como cuando lloras demasiado. En verdad esto no lo se, no recuerdo haber llorado nunca, pero supongo que será algo así. Como si tuvieras el enfoque de la cámara estropeado. Algo así.

Publicado en “Cristo Cristobal” 03/09

Ser un fantasma significa coloquialmente ser un tío muy mentiroso, un falso, una persona de la que no te puedes fiar. Puede que te esté con-tando la mejor historia que hayas escuchado o la nimiedad más cotidiana, que no sabrás hasta qué punto está diciendo la verdad.

Sin embargo, los fantasmas tienen otras acep-ciones conocidas, pero siempre relacionadas con lo difuso, lo desconocido; el ejemplo más universal, es el fantasma espiritual, el que se nos aparece de la nada en formas etéreas. El que da más miedo.

Todo el mundo sabe lo que es un fantasma, pero nadie puede probar su existencia, y hablo tanto del espiritual como del físico.

Esta reflexión da cierto vértigo, porque al fin y al cabo todos somos o seremos fantasmas de uno u otro tipo.

Publicado en “Realidad paralela” 11/10

Lo cierto, es que nunca he sabido muy bien qué es la verdad. En la calle todo se relativiza.

El otro día me encontré con un compañero del colegio que hacía años que no veía. Empeza-mos a hablar de a que se dedicaba él, a qué me dedicaba yo, y todas estas cuestiones que parecen interesarnos tanto de los contactos perdidos. Finalmente acabamos despotricando sobre el gobierno y echando la culpa de todos nuestros males a los demás.

Lo extraño de este día fue que a continuación me crucé con otro de esos antiguos colegas. Obviamente la conversación se repitió, aunque con éste, con el que no me llevaba tan bien, no terminamos cargando nuestros fracasos contra los demás. De hecho a él todo le iba genial; así que yo no iba a ser menos. Terminamos nuestro encuentro fundiéndonos en un cariñoso abrazo. Por supuesto le dejé ver que a mi también me iba fenomenal.

No se qué versión de mi mismo me creí más, lo que sí se es que ellos se creyeron ambas.

Publicado en “Ser de estar” 01/11

Al apretar el botón de la cámara siento que es-toy atrapando algo. De pequeño tenía la misma sensación cuando, para cazar escarabajos, ponía un vaso al revés sobre ellos.

Quiero pensar que la fotografía me alienta a cazar imágenes más que a crearlas. Por eso salgo a la calle en su búsqueda. Es también por esto por lo que tanto me interesa el movimiento, el trajín de las personas, siempre de un lado para otro.

A veces subo a la azotea de mi edificio y foto-grafío a la gente caminar por la calle. Me gusta la sensación de ser el vigilante y no el vigilado. Es como si estuviese robando fotos que me pasan por delante. Robando fotos a la vida. Cazando su hálito.

Publicado en “Ser de estar” 05/10

Fin de la primera post vida.