Post on 30-Mar-2016
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La suspensión de la democracia
Raúl Prada Alcoreza
El presidente Rafael Correa clausuró sin más miramientos la ONG
Pachamama, que apoya en la Amazonia a los pueblos indígena y
defiende los derecho de la naturaleza, como establece la Constitución
plurinacional de Ecuador. El gobierno “progresista” de la revolución
ciudadana se molestó ante la crítica de Pachamama a las concesiones
del gobierno a empresas trasnacionales del petróleo en los territorios
biodiversos de este exuberante continente ecológico. ¿Cuáles son los
criterios de este atropello y desenvuelta violencia estatal? Resulta que el
presidente, que cree que su votación lograda y reelección es un
otorgamiento de poderes supremo, sobre la Constitución y sobre los
derechos fundamentales, actúa por propio ímpetu, llevando a cabo esta
violación de derechos consagrados. Estos caudillos, insuflados de un ego
desbordante, creen que están suspendidos sobre los mortales y sus
quehaceres, sus demandas y reclamos. Sienten que actúan en el teatro
de la historia para grandes ligas; por lo tanto, estos pormenores
molestos deben resolverse de un manotazo. En América Latina han
habido presidentes que confundían el país con un aeropuerto, otros que
confunden el país con canchas de futbol, Correa parece confundir el país
con un aula, al estilo más escolástico, donde el profesor es la autoridad
suprema indiscutible, y los alumnos deben limitarse a aprender, de lo
contrario, ser amonestados o expulsados.
Ciertamente no se puede explicar estas contradicciones de un
gobierno progresista con la Constitución, aprobada por el pueblo
ecuatoriano y promulgada por el mismo presidente, que ahora se
desentiende de la mmisma, a través de la psicología sobresaltada de
estos personajes, que actúan para los fantasmas de la historia. Empero,
las angustias de los caudillos imprimen un dramatismo personal, como
un colorido e intensidades singulares, al avatar de los acontecimientos.
La contradicción de estos gobiernos progresistas se puede explicar, mas
bien, por su apego al modelo extractivista colonial del capitalismo
dependiente. Para estos gobiernos populistas del siglo XXI no hay más
realidad que la condicionante impuesta por el sistema-mundo capitalista
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a las periferias, la de estar condenados al extractivismo; es decir, a
entregar sus recursos naturales a los centros del sistema mundo y a las
potencia industriales emergentes. Este realismo colosal no se sostiene
ante la evidencia del despojamiento y desposesión de las relaciones de
subordinación, que siguen manteniendo los países de economía
extractiva y Estado rentista. El único argumento que tienen es que no
hay alternativa que seguir expandiendo el extractivismo, con el objeto
de usar sus recursos para la inversión social y la inversión industrial.
Este es el argumento compartido por todas las elites de turno que han
gobernado nuestros países, sean conservadores, libarles, nacionalistas,
neoliberales o progresistas. Pueden diferenciarse en la forma política, en
la relación con el pueblo, con lo nacional-popular, pueden diferenciarse
en el discurso; empero, al compartir este prejuicio condenatorio
histórico, que debemos aceptar el rol que nos impone la geopolítica del
sistema-mundo capitalista, ser extractivistas, no hacen otra cosa que
manifestar que pertenecen al mimo modelo de reproducción de la
dependencia. Con el agravante de la destrucción ecológica y el etnocidio
de los pueblos nativos.
Si bien se puede decir que estos gobiernos progresistas recuperan
parte del control de los recursos naturales, en términos de soberanía,
esto no los exculpa de quedarse a mitad del camino. Al hacerlo, lo que
se ha recuperado, se lo pierde, por efecto de las relaciones de
dependencia y subordinación de países extractivista respecto a los
países centrales del sistema-mundo, industriales, monopólicos y
dominantes, además de coloniales. Si bien estos gobiernos ocasionan
redistribuciones del ingreso, e incluso, como en el caso de Ecuador,
inversión social, estos hechos y consecuencias sociales no pueden ser
justificativos para entregar los recursos naturales por otros medios,
incluso por contrato menos onerosos que lo elaborados por el
neoliberalismo. Tampoco pueden justificar, mucho menos, que se haga
caso omiso de la Constitución, que establece claramente la condición de
Estado plurinacional, la perspectiva del buen vivir, los derecho de las
naciones y pueblos indígenas, la defensa de los derechos de la
naturaleza. Este desentenderse de la Constitución y vulnerala es no
solamente un atropello descomunal, sino es la muestra clara que estos
gobiernos progresistas están en otra cosa. La Constitución para ellos,
con excepción de lo que ocurre en Venezuela, es un libro de vitrina, en
el mejor de los casos, un ideal, no alcanzable por el momento. Se
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sustituye la Constitución por el realismo político y el “pragmatismo”, que
no dejan de compartir la reproducción de sometimiento de nuestros
países, de la misma manera que lo hicieron los gobiernos que criticaron,
liberales y neoliberales, aunque lo hagan con rostro popular.
Se entiende pues que estos gobiernos actúen con violencia cuando
los pueblos indígenas los interpelan y demandan, cuando una ONG,
como Pachamama, los critica. Los caudillos consideran que estos
pueblos y estas organizaciones son un obstáculo para el desarrollo y la
modernidad. Estos “revolucionarios” no se dan cuenta, que al pensar de
ese modo, están expresando un recóndito colonialismo, el desprecio a
los dueños de las tierras de Abya Yala. Se trata de la constatación de la
conquista interminable.
Cronología del despotismo
En la última sabatina del presidente, Rafael Correa, se mostró un
video donde se acusaba a representantes de Yasunidos y de la
Fundación Pachamama de “boicotear” la apertura de ofertas para la XI
Ronda Petrolera, correspondiente al bloque sur oriente; así también se
acusó de haber agredido al embajador de Chile, Juan Pablo Lira, a
Andrei Nikonkov, apoderado de la empresa Bielorusnet, entidad pública
de Bielorrusia, participantes del evento.
Las protestas contra la extracción petrolera, así como la escasa
participación de oferentes, marcaron la Ronda Petrolera Suroriente. La
Ronda fue un fracaso en lo que van los primeros meses del presente
año. Ante estas circunstancias fristrantes, el gobierno ecuatoriano
decidió reformular la convocatoria para fines del año. Se abrieron los
sobres, que contenían cuatro ofertas, para apenas cuatro de los 21
bloques ofertados. Los bloques en los que mostraron interés son el 28,
29, 79 y 83, todos ubicados en el norte del mapa de la zona suroriental
de Ecuador. La empresa China Andes, es la única oferente para los
bloques 79 y 83. Para el bloque 28 se ha formado un consorcio con
Petromazonas, empresa pública del Ecuador, ENAP, de Chile, además de
otra estatal, Belorusneft. También la española REPSOL está interesada
en el bloque 29.
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Estas fueron algunas de las circunstancias tensas de la coyuntura,
en el desenlace de la clausura de Pachamama. Como se puede ver y
como dijimos, se trata de una represión desatada contra la protesta y la
crítica a entregar concesiones en áreas del Yasuní y en la Amazonia
ecuatoriana, donde habitan pueblos indígenas no contactados. Frente a
la injustificada clausura, la ONG Pachamama trabaja en una estrategia
legal para revertir la clausura injustificada del gobierno. Los miembros
de la Fundación Pachamama dicen que la Fundación no se cerrará sin
que sus ocho integrantes den pelea. Belén Páez, representante de la
ONG, dijo que tomarán acciones legales y que la verdad tras la clausura
de su oficina en Quito responde a sus denuncias de que en los bloques
79 y 83, que se licitaron en la Ronda Suroriente, habitan indígenas no
contactados y en aislamiento voluntario de la Amazonía. De acuerdo a
Belén Páez, esa afirmación se comprueba en el mapa que el Ministerio
de Justicia presentó en la Asamblea para dar luz verde a la explotación
de los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini, campos que se
encuentran en el Parque Nacional Yasuní. Belen afirma que:
Lo de la sabatina es una excusa débil por parte del Estado en
contra de la fundación. Estamos consternados, en alerta. Al mediodía
entraron a nuestra oficina, vestidos de civil, funcionarios de los
ministerios del Ambiente, del Interior y miembros de la Policía, con el
acuerdo ministerial 125, para clausurarnos.
Para los miembros de Pachamama no hay duda, hubo violencia en
el allanamiento, no hubo una notificación previa sobre lo que se les
acusaba, tampoco tuvieron derecho a la defensa. Mario Melo, conocido
por su actuación preponderante en el caso Sarayacu, abogado de la
Fundación, considera que las violaciones al debido proceso son
evidentes; dice:
Queremos condenar este atropello al derecho de asociación, por
parte de funcionarios que no dan la cara y solo cumplen las órdenes del
presidente Correa.
También dice que se recurrirán a instancias nacionales e
internacionales para reabrir las oficinas. Es posible acogerse a acciones
legales administrativas y a medidas de protección. La queja también se
elevaría ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Melo entiende que el trasfondo de la clausura son sus denuncias por los
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monitoreos constantes que realizan en la Amazonía desde hace más de
15 años. No ha pasado más de año y medio sobre la sentencia de la
Corte IDH sobre el caso Sarayacu y, pese a ello, el Gobierno licitó el
bloque 79. Esto afectaría unas 6 700 hectáreas de ese territorio
indígena, que cuenta con unas medidas cautelares otorgadas por la
Corte IDH, que especifica que cualquier proyecto en ese territorio
deberá ser consultado de buena fe. A su vez, Esperanza Martínez, de
Acción Ecológica, recordó que ella estuvo la semana anterior cuando se
realizó la zapateada de Yasunidos por la licitación de la Ronda
Suroriente. Esperanza aclaró que no protagonizaron desmanes, ni peor
aún participaron en actos violentos. Ninguno de los presentes sabía
quién era el embajador de Chile, tampoco conocían al empresario de
Bielorrusia. En el mismo sentido, Belén Páez comentó con pena la
actuación del Ministro Serrano, teniendo en cuenta que, hace varios
años, él colaboró con ellos en sus causas. Sin embargo, el Ministerio del
Interior informó en su cuenta de Twitter sobre el operativo de
intervención a la Fundación, argumentando lo siguiente:
Para dejar disueltas ONG vinculadas en agresiones recientes por
injerencia en políticas públicas y atentado contra la seguridad interna y
paz.
Este comunicado sale luego de que el presidente Correa
reprochara al ministro José Serrano por la falta de protección oficial para
los agredidos el día que se abrieron los sobres de la licitación.
Al finalizar la rueda de prensa, donde se hicieron conocer estas
denuncias, se sumaron miembros de Yasunidos, quienes se taparon la
boca y dijeron que, a pesar de la censura, no callarán. Ellos continuarán
con la recolección de firmas en todo el país para que haya una consulta
popular que evite que se explote el Yasuní-ITT.
El frente de defensa de la Constitución, Montecristi Vive, hizó publico un
comunicado condenando el cierre de Pachamama. El comunicado
expresa:
La reciente medida en contra de Fundación Pachamama es una
confirmación del autoritarismo del Gobierno que, con argucias y
leguleyadas, busca restringir la libertad de la sociedad civil para
intervenir en los asuntos públicos y poner límites a los excesos del
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poder. Sorprende la celeridad con la que los funcionarios se hacen eco
de las declaraciones del primer mandatario, quienes, sin mediar
reflexión ni explicación alguna, ejecutan acciones que conculcan los
derechos básicos consagrados en la Constitución, en las leyes y en la
legislación internacional.
No podemos olvidar a los innumerables funcionarios públicos que
por largo tiempo, antes de ser parte del actual gobierno, fueron
miembros y empleados de organizaciones no gubernamentales y
colectivos ciudadanos, que seguramente se hubiesen opuesto a lo que
ahora están avalando con su silencio. Llamamos a la sociedad civil a no
ser indolente, a conmoverse ante las constantes amenazas de este
Gobierno en contra de los sectores que se han propuesto resistir a las
políticas entreguistas y devastadoras que perjudican a la naturaleza y
que atentan contra los derechos de pueblos y nacionalidades. Es
evidente que detrás de estas decisiones abusivas existen intereses
económicos que promueven y exigen mano dura y disciplinamiento de la
sociedad. No lo permitamos. Disentir es un ejercicio de la democracia.
Esta cronología del despotismo nos muestra en qué andan los
gobiernos progresistas, con sus variantes de contexto y sus diferencias,
comprendiendo que el enfrentamiento en Venezuela es descomunal, con
una “derecha” fuerte y con convocatoria; sin embargo, esto no ocurre ni
en Ecuador, ni Bolivia, donde sus gobiernos, más bien se han
desplazado a la “derecha”, aliándose con sus burguesías nativas y los
nuevos ricos, en vinculación con empresas trasnacionales, aunque lo
hagan en mejores condiciones que los gobiernos neoliberales. En
Ecuador y en Bolivia la represión es contra los pueblos indígenas, sus
organizaciones, sus dirigentes, así como el ventilado propósito de acallar
la crítica de “izquierda”.