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LA TEORÍA DEL ETIQUETAMIENTO O “LABELLING APPROACH”
LA TEORÍA DEL ETIQUETAMIENTO O “LABELLING APPROACH” DEHOWARD BECKER.
AUTOR: RICARDO ANTONIO VEREAU MONTENEGRO: ABOGADO POR LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ. ESTUDIOS DE MAESTRÍA EN CIENCIAS PENALES POR LA UNIVERSIDAD PARTICULAR DE SAN MARTÍN DE PORRES. COLABORADOR DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES CRIMINOLÓGICAS DE LA UNIVERSIDAD DE SAN MARTIN DE PORRES.
I. INTRODUCCIÓN.Hasta mediados del siglo pasado, el estudio del fenómeno de la conducta
desviada se encontraba anclado a las concepciones positivistas, que limitaban el objeto
del análisis –centrándolo exclusivamente en el desviado, el antisocial, las motivaciones
del comportamiento antisocial o desviado, etc.- y determinaban además el método del
análisis. – basado en la observación y la descripción del fenómeno, de carácter causal-
explicativo.- Se concebía al delincuente como una suerte de “entidad patológica” ante la
cual la sociedad organizada en base a los inmutables valores que debía preservar a toda
costa, debía actuar a fin de encontrar las razones de la patología, y aplicar el remedio. Tal
ha sido( y es) la base ideológica fundamental de las políticas estatales dirigidas
exclusivamente a la corrección del problema criminal, aplicando penas y sanciones con
cada vez mayor severidad y violencia. Sin embargo, tal sustento doctrinario comenzó a
declinar cuando los estudios sociológicos pusieron en tela de juicio la imagen estática de
la organización social, establecida a base del sometimiento individual a las reglas
establecidas por el grupo. La teoría del “labelling approach” también llamada de la
reacción social o del “etiquetamiento”, revolucionó en su momento los círculos
intelectuales al otorgar relevancia a los mecanismos de control de la sociedad como los
auténticos creadores de la conducta antisocial, en abierta oposición a los estudios
imperantes que, volcados en el estudio del delincuente, no prestaban atención a los
problemas del control social, ni cuestionaban las definiciones otorgadas por las normas, ni
criticaban el funcionamiento del sistema ni la aplicación normativa a la realidad social. Por
el contrario, el objeto central del análisis del fenómeno criminal en el “etiquetamiento” es
precisamente la acción del control social, su comportamiento selectivo y su impacto en el
sujeto sobre el que actúan. Su campo de estudio se centró en este nivel. En tal sentido,
su aporte en una concepción cabal del proceso por el cual una persona va estructurando
un comportamiento contrario a las normas establecidas ha sido valiosísimo. Si bien en su
momento se le hicieron, y aún pueden hacérsele hoy, diversas observaciones, su impacto
en la evolución del pensamiento criminológico es, y sigue siendo, trascendental. Al
estudio de estas teorías centradas en el estudio de los mecanismos del control social
antes que en el estudio de la motivaciones de la conducta antisocial, está dirigido el
presente trabajo
LA TEORIA DEL ETIQUETAMIENTO, DE LA REACCION SOCIAL O DEL
“LABELLING APPROACH”.
Como ya se ha expresado, esta concepción afirma que la conducta delictiva es el
resultado del proceso de “rotulación” o “etiquetamiento” que efectúa la misma
sociedad, y no una enfermedad o degradación de ella. En las siguientes líneas
intentaremos desarrollar sus fundamentos más importantes.
Principales Antecedentes.Tiene sus antecedentes en dos tendencias de la sociología norteamericana:
<!--[if !supportLists]-->a) <!--[endif]-->Interaccionismo simbólico, <!--[if !supportLists]-->b) <!--[endif]-->Etnometodología. -El Interaccionismo Simbólico, considera que la realidad social se forma por
interacciones concretas entre individuos, a quienes un proceso de tipificación
confiere un significado que es abstraído de las situaciones concretas y se extiende
por medio del lenguaje.
Esta corriente, fundamentada al igual que las anteriores en la filosofía
fenomenológica, pone énfasis en la interacción de los individuos y en la
interpretación de estos procesos de comunicación. De tal manera, no presta
mucha atención a las estructuras sociales, a los sistemas y a las relaciones
funcionales, sino al mundo de significados de los símbolos dentro del cual actúan
los sujetos.
El método está basado en la interpretación de las acciones a partir de los
elementos que se encuentran en la situación social a estudiar. Los fundadores
más importantes son: Cooley (1909 Social organization), George H.Mead (1934,
Mind, Self and Society), Blumer (1969, Symbolic interaccionism, perspectiva and
method), y Thomas (en: Zllderveld, 1973, De theorie van bet symbolisch
interaccionisme).
Los fundamentos teóricos más importantes son:
• La alienación del sentido de la comunicación cotidiana, contraria a la
búsqueda de identidad y del importante papel que juega en la sociedad la
empatía (capacidad de ponerse en el lugar de otro).
<!--[if !supportLists]-->• <!--[endif]-->La realidad social se explica a través de las
interacciones de los individuos y grupos sociales (en este sentido se opone
al determinismo social). Para interpretar la actuación de los grupos e
individuos no es suficiente estudiar su comportamiento visible, sino también
es relevante considerar su conciencia y sus pensamientos como parte de
sus actuaciones (contrario al conductismo).
Esta visión está basada en la concepción teórica del hombre, a la vez producto y
productor de su realidad social. La interpretación, el sentido de las acciones, es
resultado de las interacciones que tienen una intencionalidad y un objeto; este
sentido es objetivo en la medida en que la interpretación es intersubjetiva. Se llega
a la interpretación de que una situación es real si los involucrados la definen como
tal (pragmatismo). Los hombres construyen la verdad, es decir, la verdad no
existe, por sí como tal.
El método de esta corriente se puede caracterizar como el estudio de los casos
comparativos (véase Glaser y Strauss, 1967). No parte de teorías globales, sino de
conceptos relevantes para analizar los casos particulares. A través de las
investigaciones comparativas y de la visión y conceptualización precisas, se intenta
construir teorías que sean relevantes para las acciones participativas.
El interaccionismo simbólico busca, más que los dos métodos anteriormente
mencionados, conjugar la teoría analítica deductiva y la investigación empírico-inductiva,
procurando investigar la realidad en su complejidad sin reducirla a lo que el investigador
científico" cree como esencial. No obstante, el énfasis queda en los procedimientos
inductivos del método empírico. El mismo trabajo de investigación es una interacción
simbólica entre el investigador y los sujetos de la investigación. Esta concepción se
desarrolló con los aportes de Herbert Blumer y sus colegas de la llamada Escuela de
Chicago. Los interaccionistas simbólicos consideran que el ser humano es básicamente
distinto del resto de los animales. Mientras que los animales actúan en respuesta a otros
objetos y acontecimientos a partir del instinto o del condicionamiento previo, los seres
humanos adoptan una actitud o comportamiento sobre los objetos a partir de los
significados que estos objetos tienen para ellos. Los significados surgen a través de la
interacción social con los demás. Los significados son comprendidos como productos
sociales. La conducta humana no es causada de un modo determinado predefinido por
fuerzas internas. La conducta es causada por una interpretación reflexiva y derivada de la
cultura de los estímulos internos o externos presentes. Sin duda es G.H. Mead el
sociólogo más destacado de esta tendencia, entre otras cosas porque rompió con las
nociones mecánicas y pasivas del yo y de la conciencia. Para Mead tanto el yo como la
conciencia son creaciones sociales de la vida cotidiana. Mead estaba preocupado por
analizar las pautas de interacción, los actos sociales que constituían la base de la
sociedad humana. La realidad no es un dato fijo sino que es cambiante a medida que los
actores crean nuevos roles y nuevos significados, definiendo su situación de diferentes
maneras, todas las cuales son reales para ellos.
Blumer ha criticado el empleo exclusivo de variables en la investigación social, lo
que reduce los sujetos a factores en vez de actores que construyen o dan sentido
a su realidad social en términos pluriformes y dinámicos.
- Por su parte, la Etnometodología, o Interaccionismo Neosimbólico, considera que los
significados del comportamiento son construidos y reconstruidos
por el hombre común durante su quehacer cotidiano. La realidad social es
producto de esta “construcción social”.
Este enfoque hace hincapié en la interpretación y también en la transformación de
la realidad social y en el actuar creativo de los sujetos.
La etnometodología es especialmente desarrollada por Garfinkel (1967: Studies in
Ethnomethodology) y Cicoruel (1964: Method and measurement in sociology) y
está enfocada a las maneras en que la gente comparte (en el sentido
comunicativo) los hechos, procesos y acontecimientos sociales.
El énfasis en los estudios etnometodológicos se centra en los acontecimientos
cotidianos y las influencias del conocimiento común en las ciencias humanas.
Las investigaciones en este contexto se realizan a nivel micro y parten del supuesto
de que el comportamiento humano es, en gran medida, racional. El interés no se halla
en el análisis funcional de las normas sociales, sino en los procesos en los que la
gente organiza sus actuaciones en la vida cotidiana.
Se intenta analizar el sentido del comportamiento y las relaciones socio-culturales de las
expresiones, normas, reglas y códigos que emplea la gente. Las personas emplean el
lenguaje cargándolo de sentido; no se socializa únicamente, sino "crea" acciones en un
contexto social. La producción y la reproducción de las relaciones sociales también en la
forma institucionalizada de las organizaciones, conforman los procesos centrales de
estudio. Esta es más notable en los trabajos de Berger y Luckman, (en: Turner, R. Ed.
1974. Ethnomethodology selected readings) quienes caracterizan los procesos de
institucionalización en la sociedad como dialécticos. Ellos indican la relación estrecha de
la cultura (religión, lengua, arte) con los cambios en la sociedad global. En este sentido la
etnometodología cobra importancia para el estudio de la educación de adultos en los
procesos de desarrollo en las sociedades latinoamericanas.
La etnometodología se preocupa por descubrir los procedimientos que utilizan los actores
para hacer el mundo inteligible. Es el estudio del cuerpo de conocimientos de sentido
común y de la gama de procedimientos y consideraciones por medio de
los cuales los miembros corrientes de la sociedad dan sentido a las circunstancias en
las que se encuentran, hallan el camino a seguir en esas circunstancias y actúan en
consecuencia. Los etnometodólogos se centran en la acción, acción a la que conciben
en tanto implica y entraña un actor reflexivo. Critican algunas teorías sociológicas, por
ejemplo, el funcionalismo estructural y el marxismo estructural, que consideran al
actor como un "imbécil desprovisto de juicio". Se puede comprender en qué consiste
la Etnometodología a partir de la definición de Garfinkel, quien considera que los
hechos sociales constituyen el fenómeno sociológico fundamental, sin embargo, estos
hechos difieren considerablemente de los de Durkheim. Para este último los hechos
sociales son externos y coercitivos para los individuos. Para Garfinkel los hechos
existen a nivel micro. La etnometodología se ocupa de la organización de la vida
cotidiana. Los hechos sociales son el resultado del esfuerzo concertado de las
personas en su vida cotidiana. El orden social se deriva, al menos parcialmente, de la
reflexividad (término que debe entenderse como el proceso en el que estamos todos
implicados para crear la realidad social mediante nuestros pensamientos y nuestras
acciones) de las personas. Es decir, los etnometodólogos rechazan la idea de que el
orden se deriva meramente de la conformidad a las normas. Es la conciencia del actor
de sus opciones, así como su capacidad de anticipar cómo van a reaccionar los otros
a lo que ellos dicen y hacen, lo que dispone el orden en el mundo cotidiano.
Los sociólogos acuden a su interior para analizar qué procesos tienen lugar. El método de
investigación más utilizado es la observación participante. Al contrario que el
cuantitativismo funcionalista considera como no-real lo cuantificable. Rechaza, por
considerarlos reificantes, los análisis macrosociológicos.
Una de las críticas a la etnometodología es que no logra cuestionar el orden y los
conflictos sociales de los sistemas existentes. La decodificación de la información de los
individuos no conduce a la explicación de los procesos sociales. Con el método
participativo comparte la crítica a los métodos burocráticos y estadísticos y
a la pretensión de la interpretación de realidades desconocidas, a través de un
lenguaje sofisticado que, muchas veces, está lejos de entender la problemática de
los grupos investigados. Por otra parte tienen diferencias, por su empleo de
procedimientos exclusivamente inductivos, su carácter funcionalista y su renuencia
a la teoría para lograr la praxis.
-Por su parte, FRANK TANNENBAUM acuñó el término “dramatizacion of evil”
(“dramatización de la realidad”) que designaba la manera en que se aplicaba
públicamente a un persona una etiqueta deshonrosa. Este proceso de reacción social
determina futuros comportamientos y además condiciona el concepto que el sujeto se
forma respecto a su papel en el sistema. Las reacciones y definiciones sociales sobre
ciertas formas de conducta son indispensables para el surgimiento del comportamiento
desviado, que se modela a través del conflicto de valores que se produce entre quien
rompe las reglas y el resto de la comunidad.
-A su vez, Edwin LEMERT realiza un importante aporte a estas Teorías, al
considerar que la asignación de un significado antisocial o desviado a un acto
determinado se producen por interacción informal o a través de instituciones formales de
control social. Existe una desviación “primaria” que por los procesos estigmatizantes
subsiguientes se convierte en una desviación “secundaria” como medio de defensa,
ataque o adaptación ante los conflictos creados por la reacción de la sociedad
oponiéndose a la primigenia desviación. Son pues, fundamentalmente dos las cuestiones:
primero, como surge el comportamiento desviado, y segundo, como se ligan
simbólicamente los actos desviados, y cuales son las consecuencias para la posterior
conducta del sujeto. La reacción del entorno negativa hacia su conducta, origina que el
individuo finalmente se identifique con el papel que el entorno le ha otorgado, e inicie su
carrera delictiva.
La teoría de la rotulación o “labelling approach según el enfoque de
HOWARD S. BECKER.
Es considerado como el auténtico sistematizador y el mayor representante de la
teoría del etiquetamiento. En su obra “Outsiders: Studies of the Sociology of
desviance”, (1963) expone lo siguiente:
“...deviance is not a quality of the act of a person commits, but rather a
consequence of the application by others of rules and sanction to an
“offender” The deviant .is one to whom the label has successfully been
applied; deviant behaviour is behaviour that people so label.” 3
Es decir, la desviación no es una cualidad del acto cometido por la persona; es
más bien, una consecuencia de la aplicación por parte de otros de las reglas y
sanciones a este ofensor. El desviado es alguien a quien esta etiqueta le ha sido
aplicada con éxito, el comportamiento desviado es el que la gente ha establecido
o“etiquetado” como tal.
La conducta desviada o criminal surge verdaderamente en el momento en que la
sociedad establece reglas que definen que comportamiento es aceptado y cuál no
lo es.
Para Becker, que tan “desviada” es una conducta, depende en qué tanto lo vea el entorno
de esta manera. No se trata de una simple cualidad presente en algunos tipos de
conducta y no en otros. La misma conducta puede ser una infracción a las reglas en
alguna circunstancia y no serlo en otra; puede ser considerada infracción cuando es
cometida por una persona pero no cuando la comete otra; algunas reglas se violan
impunemente y otras no. Que tan “desviado es un acto no es solamente consecuencia de
la naturaleza del acto (en la medida que viole o no determinada regla) sino que precisa de
una efectiva reacción contraria de la comunidad. El definir un comportamiento como
antisocial involucra cómo responde el resto de la comunidad a la conducta. En esta
concepción teórica, como bien
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3 Becker, Howard: “Outsiders” pp. 9, 10.
anota Villavicencio Terreros,”...la conducta desviada es el resultado de un
proceso de interacción que tiene lugar entre la acción que se cuestiona y la
reacción de otros individuos.”4 El objeto central del análisis es la definición
de la criminalidad, que se hace en las circunstancias ya mencionadas.
Ahora bien, después de haber sido definidas las normas y delimitada de tal
forma la criminalidad, debe tomarse en cuenta el hecho que la sola
violación de éstas no ocasiona la calificación de un comportamiento como
antisocial o desviado, como se ha anotado en los párrafos anteriores. La
fijación de las normas debe combinarse con la percepción del entorno
social. Becker plantea la siguiente tipología:
Tipos de comportamiento desviado ( Deviant Behavior)
CONDUCTA OBEDIENTE
CONDUCTA INFRACTORA
(Obedient Behavior) (Rule-breaking Behavior)
PERCIBIDO COMO Equivocadamente Netamente desviado
DESVIADO incriminado (Pure deviant)
(Perceived as deviant) (Falsely Accused)
NO PERCIBIDO COMO Conformista Secretamente desviado
DESVIADO (Conforming) (Secret deviant)
(Not perceived as
deviant)
Se considera de importancia esta “diferenciación” o categorización de la
desviación” por ser necesaria para una completa explicación de tal conducta. Por
cierto, Becker se apresura a acotar que esta clasificación debe ser usada en un
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4
Villavicencio, op.cit.
entorno en el cual exista un código de normas ya establecido; no será efectiva en
una sociedad compleja en la cual exista más de un código aplicable a la misma
persona y situación.
Dentro de su esquema sociológico conflictual, en el cual los grupos sociales están
siempre tratando de imponer sus reglas a otros, una importante cuestión salta a la
vista: :
”... Who can, in fact, force others to accept their rules and what are the
causes of their success? This is, of course, a question of political and
economic power”. (“¿Quien puede, de hecho, forzar a otros a aceptar sus
reglas y que ocasiona que tengan éxito? Esta es, por supuesto, una
cuestión de poder político y económico.”)5
Becker apreció que en Estados Unidos de Norteamérica los negros tienen reglas
hechas por gente de raza aria; los inmigrantes o integrantes de una etnia diferente
siempre tenían reglas diseñadas para ellos por la minoría protestante anglosajona.
Igualmente la clase media norma lo que debe llevarse a cabo por los que
pertenecen a clases más bajas. Simplemente, porque tienen preeminencia sobre
el resto de la comunidad, ya sea por riqueza o por tener a su lado algún tipo de
fuerza coercitiva.
Sobre este fundamento eminentemente político, se explica el comienzo (pero no el origen)
de las carreras delictivas. Sin dar demasiada importancia a las motivaciones internas,
Becker afirma que no hay razón válida para asumir que solamente los que efectivamente
incurren en un acto desviado son los que sienten el impulso de perpetrarlo. En tal sentido,
antes que preguntarse porque hay gente que tiene impulsos criminales, hay que
preguntarse porqué existe gente que no cede a estos impulsos. El desarrollo normal de la
Sociedad puede ser visto como una secuencia progresiva de mandamientos en pro de
instituciones y nuevas convencionales sociales. La persona “normal” que descubre en sí
un impulso desviado, puede sopesar las consecuencias que le acarrearían el ceder al
mismo.
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5 Becker, op.cit. pp.13-14
Un adolescente clasemediero reprime su impulso de abandonar la secundaria porque
su futuro ocupacional depende de que tenga una instrucción completa. Igualmente, el
adulto de posición social establecida reprime su interés en las sustancias tóxicas o su
beneficio pecuniario por temor a perder lo ganado: familia, trabajo, reputación etc. Por
el contrario, quien no tiene una reputación o una posición que mantener no tiene
porqué refrenar sus impulsos. De tal manera, la sumisión se produce por temor a la
reacción del entorno, que viene a ser temor a la sanción, o finalmente, temor al poder.
Ahora bien; ¿cómo se crea en el sujeto el patrón criminal, es decir, no el acto aislado
sino la conducta habitualmente habitual o desviada? Aquí viene -no antes-la actuación
del aprendizaje. Quien está primaria mente involucrado en el proceso de convertirse
en un marginal (“Outsider”, como lo denomina Becker) de primera mano no puede
reconocer los beneficios o placeres que produce el quebrar las normas establecidas.
Necesita, por tanto, ser avisado de ellas. Paso crucial en el inicio de la carrera
delictiva, como ya se ha mencionado párrafos arriba, es tener la experiencia efectiva
de ser señalado, “ marcado” , “etiquetado” o “rotulado” como antisocial o desviado, es
decir, se ha revelado , para la sociedad como una persona distinta a la que se conocía
anteriormente. Esto trae drásticas consecuencias para la posterior participación social
del sujeto, así como para con la imagen que posea de sí mismo.
“To be labelled a criminal one need only commit a single criminal offense,
and this is all the term formally refers to..(...).One recieves the status as a
result of breaking a rule, and the identification proves to be more important
than most of others. One will be identified as a deviant first before other
identifications are made. The cuestion is raised: what kind of person would
break such an important rule? And the answer is given: One who is different
from the rest of us, who cannot act as a moral human being and therefore
break another important rules. The deviant identification becomes the
controlling
one.” 6
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6 Becker, op.cit. pp17-19
Solamente se requiere cometer un acto criminal o antisocial para que el fenómeno de
“estigmatización” se inicie. La reacción social es fácilmente graficable :”Quién sería capaz
de hacer eso?” Solamente alguien diferente, que no puede vivir como el resto. La
identidad criminal pasa a tener control absoluto y definitivo.
Ante esta circunstancia, ¿Cuál es el siguiente paso para el ya “etiquetado”?
Buscar a otros que compartan su condición. Los grupos de marginales se
organizan, de tal manera, en torno a su marginalidad, que los ha separado del
resto. Becker recurre constantemente al ejemplo de los homosexuales, ejemplo
que resulta a la fecha particularmente actual, si tomamos en cuenta la acción de
las Comunidades y Movimientos de homosexuales en América y Europa, los
cuales plantean reivindicaciones al Estado y van ganando terreno
progresivamente.
Ahora bien, que tan completa es esta teoría, o en todo caso, que tan bien logra
explicar el fenómeno de la criminalidad en la sociedad, precisa de un análisis que
efectuaremos a continuación.
ANALISIS CRÍTICO DE LA TEORIA DEL “ETIQUETAMIENTO”.La Teoría del “etiquetamiento” o “labelling approach” tuvo gran aceptación en los
círculos intelectuales y progresistas norteamericanos durante la década del
sesenta. Sin embargo, el avance de las sociedades en América latina durante las
décadas subsiguientes puso en tela de juicio gran parte de sus razonamientos y
conclusiones. Villavicencio Terreros sintetiza las críticas planteadas de la siguiente
forma:
“..la perspectiva del etiquetamiento se desatiende de la desviación
primaria (de las causas que conducen al comportamiento desviado), cae en
un determinismo (la etiqueta siempre conduce a la desviación y con ello se
ignora que la desviación puede ser una opción para el sujeto), la
perspectiva del etiquetamiento es idealista y
que esa perspectiva desconoce la cuestión del poder pues sólo presta
atención al mecanismo del etiquetamiento.”7
Por su parte, Francisco Alonso Pérez, citando a García-Pablos de Molina, sintetiza
las críticas correspondientes de la siguiente forma:
<!--[if !supportLists]-->• <!--[endif]-->“No dice nada respecto a la existencia y
explicación de una conducta socialmente no deseada, que oficialmente no
se caracteriza como delito y que, además tampoco pretende cambiarla.
<!--[if !supportLists]-->• <!--[endif]-->No ofrece, pues, respuesta al problema de la
desviación misma ni se preocupa de problemas básicos, como los de
control y prevención del delito o la resocialización del delincuente.
<!--[if !supportLists]-->• <!--[endif]-->Parece interesada sólo por describir y criticar la
acción del control penal y de sus instancias criminalizadoras, prescindiendo
de toda referencia valorativa.
<!--[if !supportLists]-->• <!--[endif]-->Por último, apenas presta interés a los denunciantes y a las víctimas.” 8
En efecto, el método de análisis utilizado por el “labelling aproach” enfatiza la observación
sobre la acción y reacción del entorno social a la conducta desviada, expresados a través
de los mecanos del Control Social. Como operan estos mecanismos es fundamental,
porque son los que atribuyen el la condición de criminal al individuo. En esta concepción,
es trascendental la dialéctica grupo-individuo, y la acción del poder político y económico.
A mi entender, sin embargo,
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7 Villavicencio, op.cit. pp. 89-908 Alonso Pérez, Francisco:”Introducción a la Criminología”,pp.114-119
esto ha ocasionado una polarización de sus puntos de vista. Su observación parece
demasiado sesgada a la acción formal del control social. Muy poco o nada se analiza
de la acción y reacción de controles de tipo informal, cuya acción, como ya hemos
apreciado a lo largo del tema, es generalmente mucho más importante en el medio
social y de mayor efecto y presión sobre el individuo. En efecto, encontramos
referencias a la acción del poder, al castigo, a la penalización de la conducta.......pero
casi ninguna referencia a la acción del medio familiar, de la religión o de la “mass
media” (de tanto poder precisamente en su propio país, Estados Unidos de
Norteamérica). Aún más.... ¿qué hay de la educación recibida por el sujeto desde sus
primeros años? ¿No es este acaso un aspecto de alguna importancia para el control
social?
Esta polarización del análisis queda evidenciada cuando Becker llega al punto de explicar
las motivaciones iniciales de aquél que muestra una conducta “inadecuada” a los cánones
del sistema imperante. Sencillamente evita tratar la cuestión, y sostiene su análisis de
forma negativa, centrándose en observar a quien se niega a seguir sus impulsos
criminales por temor a la reacción del entorno. Correcto, pero la pregunta sigue en pie:
¿por qué unos siguen sus impulsos criminales y porqué otros no? ¿Porqué algunos
tuvieron temor suficiente al castigo y porqué otros vencieron su temor? Becker intentaría
responder: porque algunos tienen más que perder que otros. Otra vez correcto...pero esto
no responde la cuestión. Finalmente, aceptando sus razonamientos, siempre queda esta
pregunta: ¿por qué existen los impulsos criminales?........
De tal manera, se hace evidente que la teoría que formula carece de una
explicación coherente de la conducta criminal. Es bastante completa al dar una
explicación de las motivaciones “posteriores” del individuo ya “rotulado”,
“etiquetado” “marcado” o, en fin “tachado” como antisocial. Pero no explica las
motivaciones iniciales del desviado.
Aún más, al explicar la conducta delictiva como resultado de un proceso de
estigmatización efectuado por los poderosos de la sociedad, se logra un acertado análisis
de la conducta de los criminales “tradicionales”, pero poco ayuda esta
definición a explicar comportamientos criminales “evolucionados”, que no encajan en el
esquema del individuo con impulsos antisociales sujeto o dependiente del poder del
Estado. Cabe aquí, precisamente, otra pregunta incómoda ¿Qué ocurre con la
delincuencia efectuada por quienes, precisamente, detentan el mando? ¿Cómo delinque
aquél de una posición política o económica predominante en el medio? Infortunadamente,
sobran casos en nuestra realidad social......y Howard Becker no nos ayuda a explicar este
fenómeno. Al tratar las causas de la delincuencia económica o de “cuello blanco”,
Alejandro Solís Espinoza anota que
“..las hipótesis comprensivo-explicativas de la delincuencia tradicional y común, no
podrían ser aplicables en forma idéntica a esta “ criminalidad dorada” o de los
poderosos.” En tal sentido, la concepción del “etiquetamiento social” “...aplicada a
la delincuencia económica no explica tanto su existencia como su cifra negra
(desconocida).”9
Respecto a este punto, Elena Larrauri anota:“Es cierto que los teóricos del etiquetamiento mencionan el poder, pero este
análisis no se desarrolla ulteriormente, ni se nos indica quién es, ni como opera.
(..) Sitúan el énfasis en las consecuencia que importa para el desviado la etiqueta,
el cambio que éste experimenta en su identidad, pero se desentienden del interés
que tiene el poder para ejecutar este proceso de etiquetamiento.” 10
<!--[if !vml]--> <!--[endif]-->9
Solis Espinoza,Alejandro: “Criminología, panorama contemporáneo” pp.434-438
Las fisuras en el esquema teórico de la “rotulación” se hace aún más evidente cuando
Becker plantea su tipología del comportamiento desviado, e incluye al denominado
“desviado secreto”. La incongruencia salta a la vista. De ser cierto que la conducta
antisocial depende de la reacción social, no queda clara la existencia de esta
tipología. Sin quererlo, Becker está admitiendo que hay algo más en la creación del
comportamiento desviado que la sola estigmatización del entorno social. Mejores
resultados al respecto había obtenido Robert Merton dentro de su concepción de la
“anomia social”, al definir la conducta innovadora, como aquella efectuada por el
individuo que es parte y hasta soporte del sistema, pero que para lograr sus fines de
enriquecimiento utiliza métodos rechazados por la sociedad.
Por otra parte, no resulta clara la razón por la cual Becker considera irremisible el
inicio de una carrera delincuencial en el individuo que cedió a sus impulsos desviados
y recibió la sanción del sistema social y después fue encasillado como antisocial.
Según su análisis, este individuo buscará el amparo de otros en su misma situación, y
pasará a integrar el grupo de los profanos u “outsiders”, dado a que tiene con ellos
algo en común: este encasillamiento o rótulo social. Nuevamente vemos que en la
formación definitiva de un desviado hay un elemento que no depende exclusivamente
del rechazo de un grupo social, sino por el contrario de la aceptación de otro grupo.
Aún más, viene al cuento otra pregunta incómoda: ¿Qué impide al sujeto rotulado
como “outsider” refugiarse más bien en el ostracismo social? Al respecto, nuevamente
el análisis de Merton tenía mejores respuestas.
Del mismo modo, resulta también objetable que al formularse esta teoría, no se tuviera en
cuenta el hecho, fácilmente verificable en nuestra realidad social, que un grupo con
intereses contrapuestos con el sistema imperante, llegue a un nivel de cohesión tal que lo
motive a plantearle reivindicaciones. El ejemplo de los homosexuales, tan usado por
Becker, es claro: las llamadas “comunidades gay”
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10 Larrauri, Elena: “La Herencia de la Criminología Crítica”, pp.107
en Europa y América tienen una acción cada vez más incómoda para los
gobiernos de corte conservador, ya sea en sus reclamos de reconocimiento de sus
derechos, de igualdad de oportunidades, en sus demandas de modificaciones
legislativas. Estos grupos quieren ser parte del sistema, pero ser también
aceptados con sus peculiaridades.
Acudiendo a un ejemplo más cercano al sistema penal, podemos apreciar los
reclamos y revueltas efectuados por los internos de los diversos penales del país en
meses pasados. Tales revueltas, como podría pensarse por la ideología que profesan,
no fueron llevadas a cabo exclusivamente por delincuentes terroristas, sino también
por los presos denominados “comunes” que reclamaban un mejor trato penitenciario,
celeridad en sus procesos y el derecho a no ser discriminado laboralmente al cumplir
su condena. No siempre ocurre, como vemos, el apartamiento total del sistema por
parte de los rechazados. Estos también se agrupan y reaccionan contra este rechazo.
Y este aspecto está totalmente ausente en los razonamientos de Becker.
Esta falencia, a mi entender, se origina en el haber ignorado al fundamentar sus
hipótesis, que los grupos sociales de diversa índole, se encuentran muchas veces
aptos para defender sus intereses, así sean contrapuestos a los del grupo dominante,
o finalmente, del Estado. Un interés grupal económico o político, no preeminente por
el momento, de hecho intentará predominar finalmente. De otra manera, no se explica
la existencia actual de los llamados grupos de presión.
Es decir, la dinámica del poder en la sociedad no se circunscribe solamente a como
defiende sus intereses. Debe apreciarse también la reacción de quienes no tienen el
mando, pero a pesar de ello tienen mucho o poco que decir. Y muchas veces la
acción de estos grupos ocasiona que el control social modifique sus mecanismos.
Sobre el particular, Alesandro Baratta anotaba que: “... estas teorías, reduciendo,
como se ha visto, la criminalidad a la definición legal y al efectivo etiquetamiento,
exaltan el momento de la criminalización y dejan fuera del análisis la realidad de
comportamientos lesivos de intereses merecedores de tutela, (...) el análisis de las
relaciones sociales y económicas, que debería proporcionar la clave de las diversas
dimensiones
de la cuestión criminal, se desenvuelve en un nivel insuficiente, típico de las
teorías de mediano alcance. (..) ..mientras las hace vagamente fungibles a un
ulterior encuadramiento en teorías más comprensivas y no identificadas del todo,
les permite proporcionar una serie de elementos descriptivos, indudablemente
útiles, de la superficie fenoménica de uno y otro aspecto de la cuestión, pero no de
aprehenderlos en su raíz, de modo contextual y orgánico. Sólo descendiendo del
nivel fenoménico de la superficie de las relaciones sociales al de su lógica material
es posible una interpretación contextual y orgánica de ambos aspectos de la
cuestión. Pero eso trasciende los límites de una teoría de mediano alcance e
implica un desplazamiento del punto de partida para la interpretación del
fenómeno criminal: del fenómeno mismo a la estructura social, históricamente
determinada, en la cual éste se inserta.” 11
<!--[if !vml]--> <!--[endif]-->
11 Baratta, Alessandro: “Criminología crítica y crítica del derecho penal”, pp.99 y 100
CONCLUSIONES.<!--[if !supportLists]-->1. <!--[endif]-->El enfoque del “etiquetamiento” de Howard Becker,
así como la interacción simbólica y la etnometodología, presta invalorables
aportes en el entendimiento del proceso mediante el cual el individuo desarrolla
un comportamiento criminal, y se “institucionaliza” como tal.
Pero consideramos válida la crítica efectuada por otros estudiosos del tema,
en el sentido de no ofrecer explicación alguna a la desviación primaria del
futuro criminal. Es decir, presta una explicación coherente del inicio y hasta
del proceso de una carrera criminal. Pero no otorga explicación alguna del
ORIGEN del criminal o del antisocial.
<!--[if !supportLists]-->2. <!--[endif]-->Al no prestar atención alguna a las motivaciones
individuales, centrando su análisis en el proceso, se originan fisuras y
contradicciones en su concepción teórica. Se evidencian las mismas en su
propuesta de tipología
criminal, donde tiene que aceptar que existen criminales a quienes la
sociedad o la reacción social no ha podido “crear” (los “desviados
secretos”), o no puede explicar cuál es la razón de que el sujeto ya
rechazado se una a otros de su condición y se institucionalize como
antisocial sin optar por otras conductas.
3. Aún más el enfoque de la rotulación resulta incompleto, pudiendo ser aplicable
únicamente a conductas antisociales comunes cometidas por gente de estratos
sociales bajos, y no a conductas delictivas cometidas por gente de estratos
sociales altos, con poderío económico y/o político ,de importancia cada vez
mayor en nuestra sociedad.
<!--[if !supportLists]-->4. <!--[endif]-->Asimismo, esta teoría yerra al considera en su análisis
casi exclusivamente la reacción del grupo de poder contra el individuo, olvidando
que existe una
reacción del individuo que va más allá del simple refugio entre sus
“congéneres sociales (los otros desviados)” y que llega a expresar una real
solidaridad y lucha por adquirir espacios sociales. (Los negros y los latinos
en Estados Unidos, los movimientos integrados por homosexuales y
lesbianas, etc.) Es decir, la explicación del proceso de rotulación criminal
deviene en “excesivamente técnica” y desconectada de la estructura social
y política en donde se origina, en donde la relación dialéctica entre los
grupos con mayor o menor grado de poder ocasionan comportamientos
socialmente perjudiciales.
<!--[if !supportLists]-->5. <!--[endif]-->Sin embargo, pese a sus carencias o a las limitaciones
en su alcance como acota Baratta, el aporte intelectual de Becker y de las
concepciones interaccionistas ha sido fundamental para el avance en el estudio
del fenómeno criminal. No es aventurado decir que sin él, hasta hoy no sería
posible entender el análisis de este fenómeno de forma amplia, integrando
en este el comportamiento de las estructuras de la sociedad políticamente
organizada. Como lo define Larrauri, tales aportes constituyeron “el cambio
de paradigma”; el mismo que, a pesar de todo el tiempo transcurrido desde
su aparición, no apreciamos aún en el diseño y aplicación de la política
criminal en nuestro país.
BIBLIOGRAFÍA<!--[if !supportLists]-->1. <!--[endif]-->ALONSO PEREZ, Francisco. 1999.
“Introducción a la Criminología”. Madrid, Ed. REUS.
<!--[if !supportLists]-->2. <!--[endif]-->BARATTA, Alessandro. 2001. “Criminología
Crítica y Crítica del derecho penal” Buenos Aires, Siglo XXI Eds.
<!--[if !supportLists]-->3. <!--[endif]-->BECKER, Howard S. 1963 ”Outsiders:
studies in the Sociology Of deviance.” New York, Free Press.
<!--[if !supportLists]-->4. <!--[endif]-->FICHTER, Joseph. 1969. “Sociología”. Barcelona, Ed.Herder.
<!--[if !supportLists]-->5. <!--[endif]-->SOLIS ESPINOZA, Alejandro. 1988.
“Criminología: panorama Contemporáneo”. Lima, Ed. DESA.
<!--[if !supportLists]-->6. <!--[endif]-->LARRAURI, Elena: 2000. “La herencia de la
Criminología crítica”; Madrid, Siglo XXI Eds.
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. 2000. “Introducción a la Criminología”. Lima, Ed.GRIJLEY.