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UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
FACULTAD DE FILOLOGA
DEPARTAMENTO DE FILOLOGA CLSICA E INDOEUROPEO
LA INFLUENCIA ESCOLAR EN
LAS ETIPICAS DE HELIODORO
TESIS DOCTORAL REALIZADA POR
RODOLFO GONZLEZ EQUIHUA
BAJO LA DIRECCIN DEL DR. JOS ANTONIO FERNNDEZ DELGADO
SALAMANCA, 2012
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
FACULTAD DE FILOLOGA
DEPARTAMENTO DE FILOLOGA CLSICA E INDOEUROPEO
LA INFLUENCIA ESCOLAR EN
LAS ETIPICAS DE HELIODORO
TESIS DOCTORAL REALIZADA POR
RODOLFO GONZLEZ EQUIHUA
BAJO LA DIRECCIN DEL DR. JOS ANTONIO FERNNDEZ DELGADO
El doctorando V B del Director
Fdo. Rodolfo Gonzlez Equihua Fdo. J. A. Fernndez Delgado
SALAMANCA, 2012
Este tesis doctoral fue realizado
gracias al apoyo del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnologa de Mxico (CONACYT)
El trabajo se encuadra en los Proyectos de Investigacin HUM 2007-62093/FILO,
financiado por la DGICYT; SA052A08, financiado por la JCyL; y FFI2010-21125,
financiado por el MICINN, de los cuales el investigador principal es el Dr. Jos Antonio
Fernndez Delgado.
A la memoria de Virginia
A Mara y a Marisa
Agradecimientos
Quiero expresar mi agradecimiento a las personas e instituciones que de una manera u
otra hicieron posible este trabajo. Ante todo, debo especial gratitud a mi tutor de tesis,
Prof. J. A. Fernndez Delgado por su recta y correcta direccin a lo largo de estos aos,
y a la Profa. Francisca Pordomingo por sus continuas orientaciones bibliogrficas.
Gracias tambin al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa de Mxico por la beca
recibida para llevar a cabo mis estudios de Doctorado en la Universidad de Salamanca.
A la coordinadora del Programa de Doctorado Textos y Lenguas de la Antigedad
Clsica, Rosario Corts Tovar, cuya respuesta a mis dudas y solicitudes fue pronta y
siempre amable y cordial.
Asimismo, agradezco a mis profesores de la Universidad Nacional Autnoma de
Mxico, y muy especialmente al prof. Pedro C. Tapia Ziga, por su magisterio e
impulso.
Gracias a los profesores Luis Arturo Guichard, Adelaida Andrs y Laura Migulez
(profesores de esta Universidad de Salamanca), en quienes las palabras colaboracin y
generosidad cobraron su significado ms pleno y entraable.
Hago constar mi agradecimiento a Miguel ngel y a muchos amigos comunes que han
estado prximos a lo largo de estos aos y que no menciono pero tengo muy presentes.
Doy las gracias a mi familia, a mis padres, D. Humberto Gonzlez y Da. Beatriz
Equihua; a los abuelos de Mara, D. Eduardo Quintana y Da. Virginia Rodrguez.
Gracias por su apoyo constante para lograr el objetivo trazado desde el primer da que
me vincul a esta prestigiosa Universidad.
ABREVIATURAS BIBLIOGRFICAS
ANRW = H. TEMPORINIW. HAASE (Hrsg.), Aufstieg und Niedergang der rmischen
Welt, Berlin NY 1972.
BNP = H. CANCIKH. SCHNEIDER (eds.), Brill's New Pauly, Encyclopaedia of the
Ancient World, Leiden-Boston 2002.
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Chantraine = P. CHANTRAINE, Dictionnaire tymologique de la langue grecque, 2
vols., Paris 1968.
DGE = F. RODRGUEZ ADRADOS et. al. (eds.), Diccionario Griego Espaol I-VII,
Madrid 1980.
DRAE = Diccionario de la Real Academia Espaola, 22a. ed., Madrid 2001.
FGrHist. = F. JACOBY et al. (eds.), Die Fragmente der griechischen Historiker, Berlin
and Leiden 1876-1959; Leiden 1998.
Lampe = G.W.H. LAMPE, A Patristic Lexicon, Oxford 1961.
LDAB = Leuven Database of Ancient Books (www.trismegistos.org/ldab/).
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P. Oxy. = The Oxyrhynchus Papyri, London 1898.
Patillon ed. = M. PATILLON (ed.), Aelius Thon: Progymnasmata, Paris 1997.
RG = C. WALZ (ed.), Rhetores Graeci, 9 vols., Stuttgart 1832-1836 (repr. Osnabrck
1968).
Sp. = L. SPENGEL (ed.), Rhetores Graeci, vol. II, Leipzig 1854.
ThLG = Thesaurus Linguae Graecae
Abreviaturas de autores y obras griegos segn el DGE, salvo en casos donde opto por
abreviaturas ms completas para evitar confusiones: Aeschyl. en lugar de A.; Eur. en
lugar de E., etc.
Abreviaturas de publicaciones peridicas segn LAnne Philologique.
INTRODUCCIN
LA NOVELA GRIEGA Y LOS PROGYMNSMATA
Descreemos de la inspiracin, los antiguos llegaron a constatarla. Debemos a los
sofistas su paulatino desplazamiento a partir de una concepcin opuesta, la elaboracin.
De la Musa que habl () del varn de multiforme ingenio, al fenicio de mesa
que compuso () la historia etipica de Tegenes y Cariclea, transcurri ms
de un milenio, cargado de complejsimos hechos. Entre ellos, la epopeya y la novela
mismas. A pesar de los numerosos y extensos captulos de historia literaria que se
interponen entre las dos, ciertos hbitos y elementos culturales persisten. La vitalidad, la
robur viris dignum de la que habla Quintiliano,1 la cual cre y perfeccion la poesa
pica, la lrica y la dramtica, la prosa histrica, filosfica y la oratoria, una vez que
lleg a su culmen bast para confeccionar, antes de agotarse, algunas nuevas obras y
gneros que quiz tengan su justificacin plena en la literatura posterior ya europea.
Entre las obras consagradas y sus herederas hay una realidad que explica la
continuidad literaria: la escuela; no como institucin sino como prctica. Aunque la
Antigedad no nos haya dado un currculo literario nico, las constantes temticas y
composicionales dentro de la literatura de la poca imperial son tan numerosas, que
cualquiera podra preguntarse por qu nos encontramos siempre con las mismas
alusiones, con los mismos mecanismos para desarrollar una fbula, un relato, una
caracterizacin, una descripcin. Una respuesta la encontramos en aquellos manuales
retricos escolares donde se asienta de una forma esquemtica el carcter dinmico de
las grandes composiciones de la literatura griega: los progymnsmata. El estudio de la
literatura tardoantigua a la luz de stos ha resultado sumamente fructfero, en cuanto que
ha hecho evidente cmo ciertos motivos responden a una convencin de recursos
retricos que tienen su origen en la prctica escolar. Es decir, resultan iluminadores en
la medida en que muestran cmo la tradicin literaria se concretiza, canoniza y vuelve
productiva.
1 Inst. 10.1.43
Introduccin
II
Conviene recordar que la historia literaria griega se clasifica en cinco periodos,
el Arcaico, el Clsico, el Helenstico, el Imperial o Greco-romano y el Bizantino. En el
Helenstico que comienza con la conquista de Oriente por parte de Alejandro Magno
es cuando la novela nace, y se hace durante el periodo Imperial: las novelas griegas que
conservamos pertenecen a los primeros siglos de nuestra era. Por otra parte, cuando
hablamos en sentido amplio de Antigedad tarda abarcamos un lapso que va del 200 al
600 d.C., siglos fundamentales para la conservacin de la cultura clsica y helenstica, y
para su posterior transmisin.
Quiz sea un exceso afirmar que las novelas tomaron por completo sus
argumentos y mtodos de las escuelas de retrica, pero al menos tres de ellas, las
catalogadas como sofsticas por su adscripcin al periodo acuado por Filstrato,
pueden justificar tal propuesta. Que la etopeya sea considerada el corazn sofstico de la
novela, es decir, que el gnero haya podido derivar de un ejercicio de caracterizacin,
resulta una concepcin posible. Cierto, la escuela no explica la aparicin de la novela
pero s una de sus variantes ms reconocibles: la sofstica. Recordemos que el propio
Filstrato (VS, 482), al hacer la distincin entre antigua y segunda sofstica, escribe:
, , ,
. , ,
, ,
,
.
La antigua sofstica, hasta cuando presentaba cuestiones filosficas, las expona prolijamente y por
extenso; argumentaba sobre el valor, sobre la justicia, sobre hroes y dioses y cmo se haba
configurado la forma del universo. La que le sucedi, que habra que llamar no nueva, pues es
antigua, sino ms bien segunda sofstica, expona discursos en los que el orador personificaba los
tipos del pobre y el rico, del noble y el tirano, y cuestiones, donde encarnaba a personajes
concretos, para las que la historia es gua adecuada.2
El cambio de orientacin constituye una motivacin primaria en la generacin de
nuevas formas literarias. Un elemento constitutivo de la identidad profesional del sofista
es la prctica de la improvisacin, el terreno donde meda su agilidad, osada y
grandeza. En principio, improvisacin y educacin pareceran trminos opuestos, sin
embargo la interaccin entre ambas es afn al concepto del juego: reglas perfectamente
establecidas hacen posible un sinnmero de variantes. La ilusin de pronunciar un
discurso sin haberlo preparado de antemano, de inventarlo conforme se va ejecutando,
2 Trad. de M.C. Giner Soria, Filstrato. Vidas de los sofistas, Madrid 1982 (BCG 55).
Introduccin
III
no sera posible sin la disposicin de un mtodo, de un camino previo. Ejercitarse en
situaciones inesperadas es practicar la ficcin ( ).
Estamos acostumbrados a ver la novela como una forma literaria en que
caracteres y sucesos estn inextricablemente trabados, la personalidad de aquellos puede
revelarse de forma gradual o confirmarse rutinariamente a travs del dilogo y la accin.
Expresar emocin valindose de un elenco de estereotipos y situaciones dramticas es,
por ejemplo, la meta de un ejercicio retrico como la etopeya. Asimismo, los rtores
ofrecen al alumno la posibilidad de componer, adems de histricos y mticos, relatos
inventados, es decir, ficticios ( ).
El propsito de este trabajo es justamente analizar la arqueologa de formas
narrativas y periodos presentes en las Etipicas de Heliodoro y demostrar cmo la
mayora proceden de una singular asimilacin de lecturas y tareas de impronta escolar.
El objetivo es hacer un estudio de conjunto sobre los progymnsmata en la ms
sofisticada de las tres novelas catalogadas como sofsticas. Las Etipicas es la nica en
que el afn de sntesis del pasado literario coexiste con el afn de estetizacin, o si se
quiere, de retorizacin, a una escala asombrosa. Ambos afanes, esperamos demostrar, se
potencian entre s. El esfuerzo por acoplar sobre una trama amorosa una variedad de
elementos genricos que recojan deliberadamente las alusiones del pasado literario,
tendr una repercusin definitiva en lo que en nuestros das entendemos por novela.
En un artculo panormico,3 C. Ruiz-Montero expone todas las tradiciones
literarias relacionadas con el surgimiento de la novela: la pica, la utpica, la
historiogrfica, la dramtica, la oratoria, la elega alejandrina y leyendas locales, la
oriental. Sabemos que la novela, lejos de sustituirlas, las integr. En la exposicin
destacan los autores ms representativos de cada una de ellas: Homero, Platn,
Herdoto, Jenofonte, Eurpides, Menandro y obras ms recientes y contemporneas al
gnero. Lo sorprendente es advertir que la lista de las distintas tradiciones no son sino
captulos enteros de la historia literaria griega. La aseveracin de Van Mal-Maeder
parece reformularla: la novela antigua se caracteriza por una naturaleza polifnica.
Abierta a todas las influencias, es el lugar donde se encuentran y se mezclan diversos
gneros literarios y subliterarios acumulados por la tradicin.4 Bien, pero qu debemos
3 Cf. C. Ruiz-Montero, The Rise of the Greek Novel, en G. Schmeling (ed.), The Novel in the Ancient
World, Boston-Leiden 2003. pp. 29-85. 4 Van Mal-Maeder, Dclamations et Romans. La double vie des personnages romanesques: le pre, le
fils et la martre assassine, en B. Pouderon (ed.), Les personnages du roman grec, Lyon 2001, pp. 59-72.
Introduccin
IV
entender por la tradicin. La palabra latina de donde nos viene este trmino5 significaba
entregar, transmitir a la posteridad e, incluso, traicionar. Estbanez Caldern, en su
Diccionario de trminos literarios, nos dice en qu consiste dicha entrega:
La tradicin literaria representa, en su conjunto, un fondo y reserva de materiales, de temas,
de vas de pensamiento, una fuente de sensibilidad y de sugerencias estticas, un arsenal de
tcnicas expresivas, procedimientos artsticos, recursos estilsticos con los que puede
expresarse un escritor. Y, lejos de coartar la espontaneidad y originalidad creadora, la
tradicin posibilita la forma ms plena de libertad que le cabe a un escritor. Por otra parte,
su conocimiento contribuye a crear la capacidad selectiva y los criterios estticos del
artista.6
Partiendo de esta definicin, no podr parecernos extrao que uno de los canales de
transmisin por excelencia sea la escuela, en la cual la idea de programa rene y supone
todos los aspectos de la tradicin: valoracin, conservacin y herencia. La lista de
autores y pasajes que incidieron sobre el gnero, en la mayora de los casos, tiene su
correspondencia en la lista escolar: memorizacin de ancdotas tomadas de Homero;
empleo de fbulas a la manera de Herdoto; composicin de relatos cindose a los
dilogos platnicos, caracterizacin segn las comedias de Menandro.
Cierto, sabemos que la escuela en la Antigedad fue, como apunta A. Stramaglia,
una realidad socialmente segmentada, geogrficamente condicionada e histricamente
flexible.7 Solan ser negocios privados organizados libremente: no haba un examen
para ser maestro ni curricula fijos para los alumnos. A pesar de ello, resulta claro que
cualquier escuela grecorromana necesitaba, al menos, de un nmero limitado de tpicos
que ensear y metas que alcanzar en un tiempo determinado; y requera textos
especficos para hacer posible la lectio y la interpretatio. La crtica literaria antigua no
desarroll, desde luego, su propio modelo de periodizacin; pero s, repertorios,
contrapuntos, cnones.
La educacin en la Antigedad, conocida ampliamente a travs de los estudios
de H. I. Marrou8 y tambin Stanley F. Bonner,
9 ha sido objeto de una investigacin
creciente e intensa en los ltimos aos. A ellos han seguido los hallazgos de Raffaela
5 El trmino griego era .
6 D. Estbanez Caldern, Diccionario de trminos literarios, Madrid 1996, s.v. Tradicin.
7 Cf. A. Stramaglia, Fra consumo e impegno: usi didattici della narrativa nel mondo antico, en A.
Stramaglia-O. Pecere (eds.), La letteratura di consumo nel mondo greco-latino, Cassino 1996, p. 101. 8 H. I. Marrou, Historia de la educacin en la Antigedad, (Trad. Y. Barja de Quiroga), Mxico 2004. (1
ed. francesa 1948). 9 S. F. Bonner, Education in Antiquity: From the Elder Cato to the Younger Pliny, Berkeley and Los
Angeles 1977. (Trad. espaola, Barcelona 1984).
Introduccin
V
Cribiore10
y en buena medida de Teresa Morgan,11
quienes han dependido menos de las
fuentes literarias, tales como el tratamiento exhaustivo e idealista de Quintiliano, y ms
de los anlisis rigurosos y exhaustivos de textos escolares concretos, es decir, de
aquellos escritos por los propios maestros y estudiantes, conservados en papiros,
tablillas y straca.
Trabajos recientes sobre la educacin antigua han sealado una menor
uniformidad, especialmente en los niveles primario y secundario. Por una parte, Marrou
sostuvo que el mundo mediterrneo antiguo conoci bien una educacin clsica, un
sistema coherente y determinado.12
Por otra, Y. L. Too rectifica: there are ancient
educations, rather than one single ancient education.13
Desde luego, un recuento
alternativo no slo es vlido sino necesario.14
Sin embargo, el nfasis en el mecanismo
tampoco debe llegar al grado de menoscabar la unidad curricular, al menos a partir de
las conquistas llevadas a cabo por Alejandro y, sobre todo, cuando no pretendemos
enfatizar tanto los medios de transmisin como los contenidos.
La enseanza en la Antigedad estaba dividida en tres niveles: primario, a cargo
del secundario, a cargo del , y superior, a cargo del
o A. Booth,15
a su vez, ha demostrado que la educacin primaria no
siempre fue enseada en la escuela y por el , sino a veces en casa; que
incluso esta educacin no siempre se encomend al , sino a veces al
, quien as se haca de estudiantes para su curriculum ms avanzado.
Cribiore, por su parte, no slo nos ha ofrecido una coleccin ms amplia y ms
metdicamente organizada de numerosos papiros, straca y tablillas ms de 400
testimonios que documentan actividades precisas de maestros y estudiantes en el
Egipto grecorromano, tambin distingui cuatro niveles sucesivos de escritura: el grado
cero, la alfabtica, la avanzada y la rpida. Como resultado, estos textos escolares
10
R. Cribiore, Writing, Teachers, and Students in Graeco-Roman Egypt, Atlanta 1996. Cf. de la misma
autora Gimnastics of the Mind, Princeton-Oxford 2001. 11
T. Morgan, Literate Education in the Hellenistic and Roman Egypt, Princeton 2001. 12
H. I. Marrou, op. cit., p. 13. 13
Y. L. Too, Introduction: Writing the History of Ancient Education, en Y.L.T. (ed.), Education in
Greek and Roman Antiquity, Leiden-Boston-Kln 2001, p. 16. 14
The historian Marrou proposed that historical accounts are gratuitous and uncertain; there are always
many more possible accounts of the past. I take this as Marrous invitation to reread the pedagogical past
as far as antiquity is concerned, and to offer an alternative narrative, or [] a set of alternative
narratives, Y. L. Too, op. cit., pp. 15-16. 15
A. Booth, Elementary and Secondary Education in the Roman Empire, Florilegion 1, 1979, 1-14.
Introduccin
VI
pueden ser atribuidos con ms precisin a estudiantes en puntos especficos de su
progreso a lo largo del curriculum.16
Cules son los datos ms significativos sobre los curricula de primaria y
secundaria? Cribiore encuentra, por ejemplo, que la supuesta manera en que los
estudiantes aprendan a leer: los estudiantes de primaria, siguiendo una secuencia
graduada que iba de las letras a las slabas, de las slabas a las palabras, de las palabras a
las oraciones y de las oraciones a la lectura de cortos pasajes poticos,17
debe
rectificarse. Muestra cmo los estudiantes aprendan a copiar y leer sus nombres al
mismo tiempo que comenzaban a aprender las letras del alfabeto. Nos habla del nfasis
que los maestros ponan en la caligrafa, de modo que los estudiantes a menudo
copiaban pasajes cortos antes de que pudieran leerlos, tan slo para mejorar el pulso al
escribir, y, a la inversa, los estudiantes ms avezados continuaban la prctica con
palabras enlistadas en columnas. No haba, pues, una estricta secuencia en el uso de
fuentes literarias. Tambin resalta que los estudiantes de secundaria no slo se limitaban
a leer y comentar literatura y aprender gramtica, tambin empezaban a hacer alguna
composicin simple: resmenes y parfrasis del material que lean, cartas dirigidas a sus
padres con la intencin expresa de que el estudiante desplegara los progresos que
justificaran el pago de los .
El libro de T. Morgan sita los orgenes del curriculum estndar primaria,
secundaria y superior en las dcadas inmediatamente posteriores a las conquistas de
Alejandro y, de hecho, lo interpreta como un resultado de ellas. Este curriculum,
establecido en el siglo III a.C. y que perdurar a lo largo de la Antigedad, permaneci a
buen recaudo de las lites urbanas. La educacin bsica, incluso, fue un coto reservado:
nunca sobrepas el quince por ciento de la poblacin. Por consiguiente, completar las
tres fases y alcanzar el estatus de , de hombre educado, era privilegio de
unos cuantos. As, la paideia junto con la riqueza y el noble linaje (recurdese la
caracterizacin de la pareja protagnica de las novelas) fue una de las marcas sociales
ms valoradas de identidad griega y de posicin pblica, requisitos para pertenecer a la
hegemona social o poltica de las del griego oriental. T. Morgan18
propone la
existencia de dos modelos de educacin antigua: el central y el perifrico; este ltimo
difcilmente poda ajustarse al plan estricto enunciado por los rtores, debido a que no
16
R. Cribiore, Writing, Teachers, and Students in Graeco-Roman Egypt, Atlanta 1996, pp. 102-118. 17
Como establece Marrou, Historia de la educacin en la Antigedad, pp. 214-226, y Bonner, La
educacin en la Roma Antigua. Desde Catn el Viejo a Plinio el Joven, Barcelona 1984, pp. 297-298. 18
Literate Education in the Hellenistic and Roman Worlds, New York 1998, pp. 71-72.
Introduccin
VII
contaba con muchos de los textos sugeridos. En el central, los estudiantes aprendan
slo un conjunto de habilidades bsicas y de autores. Como R. Cribiore19
anota: Some
Homer, a bit of Euripides, and some gnomic quotations from Isocrates formed the
cultural package of students at the primary level. Mientras, slo los ms aventajados
continuaban aprendiendo destrezas ms complejas gramticas y retricasy a leer un
inventario ms amplio de autores, como el recomendado por Quintiliano y Dion
Crisstomo: poetas, historiadores, oradores y filsofos.
Una vez que los estudiantes aprendan los rudimentos de la lectura, escritura y
aritmtica, era el momento para pasar al currculo secundario, ofrecido por un
, o maestro de gramtica, literatura y composicin. El estudio de la
literatura consista en el estudio de los poetas y en particular de los poemas homricos,
que los estudiantes deban leer en su totalidad. De esta etapa procede sin duda la
familiaridad de Heliodoro con Homero, de quien no slo imita la estructura narrativa
global de la Odisea sino tambin reelabora e interpreta creativamente numerosos
pasajes de sus poemas.20
Una familiaridad que comenzara en la fase primaria, a travs
de pasajes cortos como modelo de copia o de dictado, y que despus se volvera ms
completa con la lectura total de la Ilada y gran parte de la Odisea.21
Desde luego, en
Heliodoro la influencia homrica sobrepasa el mbito escolar. Las Etipicas revelan un
19
Gymnastics of the Mind, 179. 20
De la Ilada: Heliodoro 1.2.5 (1.46-7); 1.12.2 (9.475); 1.13.2 (9.459); 1.14.5 (6.202); 1.18.1 (19.301-2);
1.18.4 (22.253); 1.21.3 (3.216 ss.); 1.28.1 (15.6); 1.27.3 (6.321); 1.29.5 (15.502 y 661); 1.30.2 (16. 124 y
21.349); 2.2.1 y cf. 2.5.1 (18.32-33); 2.14.5 (15.314 y 21.70); 2.3.4 (19.284 ss.); 2.11,1 (13.374 ss.;
15.454; 16.745); 2.19.2 (15. 101-104); 2.19.3 (11.676); 2.19.5 (16.156-159); 2.19.7 (20.188); 2.20.3 y 4
(9.21); 2.22.4 (2.311 ss. y 16.173 ss.); cf. tambin 2.34.6 (=21.189 y 21.157); 3.2.4 (=1.538 y 3.2.1); 3.3.5
(9.36); 3.3.5 (16.144-5); 3.3.7 (17.423 ss.); 3.11.2 (19.17); 3.12.1 y 3.13.3 (1.199-200); 5.3.3 (=13.279 ss.
y 10.374-5); 5.15.2 (3.65); 5.33.1 (=11.336-7 y 15.4 ss.); 5.32.6 (5.76 ss.); 6.5.3 (1.107); 6.14.3 (8.491 y
10.199); 6.15.3 (16.852-853); 6.15.2 (23.71 ss.); 7.5.4 (3.88-94); 7.9.3 (24.5); 7.12.6 (9.664 y 9.128);
7.10.5, cf. tambin 9.2.1; 7.14.8 (6.235; 7.671; 19.300 y 24.739); 9.1.2 (20.156); 10.31.4-6 (23.700 ss.).
De la Odisea: Heliodoro 1.1.1 (14.261); 1.1.3 (14.265 ss.); 1.1.4 y 5 (22.74-5); 1.4.2 y cf. el 8.17.5
(14.279-288); 1.8.5 (4.229-230); 1.12.2 (1.428); 1.22.3 ss. (14.339 ss.); 1.28.1 (1.410 y 13.197); 1.28.1
(13.366 ss.); 1.33.1 (14.265 ss.); 2.19.1 (17.221); 2.19.5 (9.676 ss.); 2.20.3 y 4 (5.474ss.); 2.22 (7.171
ss.); 2.22.5 (7.215-221); 2.24.4 (4.383ss.); 3.10.3 (8.46 ss.); 4.16.9 (13.273 ss.); 4.16.7 (3.284 ss y 9.80);
4.19.6 (24.426 ss.); 5.1.2 (comienzo del 9; 13.70 ss.; 13.88; 15.295); 5.3.3 (18.75 ss.); 5.5.2 (19.393);
5.22.1 (18.74; 13.332;19.47-49; 22.102 ss); 5.22.7 (3.288-290; 14.300; 3.295; 3.298); 5.31.1 (4.121;
17.37; 6.150); 6.2.3 y cf. 8.1 (23.310-343); 6.7.1 (15.69 ss.); 6.11.1 (13.63 ss.); 6.7.3 (4.810 ss.); 6.8.1
(17.100 ss.); 6.10.2 (4.244 ss.; 13.429 ss.); 6.14.3 (11.24); 9.1.2 (15.266); 9.21.1 (19.457); 9.6.2 (1.22);
10.16.2 (19.209-212); 10.23.2 (4.30 ss.). 21
R. F. Hock, Homer in Greco-Roman Education, in Mimesis and Intertextuality in Antiquity and
Christianity, D. R. MacDonald (ed.), Harrisburg, Pa. 2001, pp. 55-71, afirma que, aunque la Ilada y la
Odisea fueron los textos principales del currculum secundario, estaban presentes en las tres fases de la
educacin.
Introduccin
VIII
trato continuo y fructfero, muy en consonancia con la aseveracin de Din
Crisstomo22
(Orat. 18.8):
,
.
Homero es el primero, el del medio y el ltimo en ofrecer a todo el mundo nios, adultos y
ancianostodo cuanto cada cual puede asimilar. 23
La tercera fase de la educacin se centraba en la retrica, con mucho, la
disciplina ms popular, con una considerable ventaja sobre la filosofa. Como dijimos,
la preparacin definitiva para hablar en pblico y escribir con correccin estaba en
manos del rhetor. Pero antes de practicarla, los estudiantes adolescentes aristocrticos
en torno a los catorce o quince aos an necesitaban una preparacin considerable en
lo que respecta a la lectura y composicin. La lectura atenta de textos clsicos de la
segunda fase continuaba, pero ahora se sumaban a los poetas los escritores en prosa.
Adems, los pasos iniciales en composicin a travs de parfrasis, resmenes y cartas
bajo la supervisin del eran a duras penas suficientes para empezar con la
composicin de discursos, de manera que los estudiantes eran guiados a travs de una
serie de pautas de composicin ms complejas conocidas como progymnasmata,
ejercicios preparatorios24
o, si se prefiere, previos, a la declamacin, en griego melete,
en latn declamatio.
Antes de continuar vale la pena preguntarnos qu era propiamente la declamacin
y en qu consista. Ms que con libros de texto, los profesores de retrica predicaban
con el ejemplo, es decir, enseaban pronunciando ellos mismos discursos sobre temas
ficticios para que el alumno a su vez los escribiera, memorizara y se animara a presentar
el suyo. Ten seala, y al hacerlo demuestra su experimentado quehacer pedaggico,
que es necesario [] que tambin el propio maestro, tras hacer algunas refutaciones y
confirmaciones del modo ms bello, ordene a los jvenes que las reciten, a fin de que
22
Din Cocceyano (c.40 115 d.C.), tambin conocido como Din de Prusa (Bitinia) de donde era
originario, antes que Juan, el discpulo de Libanio, recibi el apelativo de Crisstomo, pico de oro, por su
deslumbrante elocuencia. Su nombre figura en una de las cartas que Plinio el Joven escribiera a Trajano.
Dentro de los 80 discursos que se le atribuyen, dos practican lo que los historiadores modernos llaman
historia contrafactual, qu hubiera pasado si..?. En el primero (el Troyano), corrige a Homero y hace
vencedores a los troyanos. En el segundo (el Euboico o Cazador), se nos presenta como el precursor de
Dafnis y Cloe. 23
J.W. Cohoon H. Lamar, Dio Chrysostom, Discourses [en 5 vols.], Loeb 1932-51. Trad. de G. del
Cerro Caldern, Din de Prusa, Discursos XII-XXXV, Madrid 1989. 24
Mateo Camariotes (Rhetores Graeci I, ed. Ch. Walz, London 1832, p. 121, 1-5), con un muy buen
sentido comn, los define como una ejercitacin moderada que conduce a la superacin de mayores
dificultades: .
Introduccin
IX
modelados segn el mtodo de aquellas, sean capaces de imitarlas.25
Segn G. A.
Kennedy,26
la declamacin era un hbrido entre el libro de texto y la retrica sofstica,
del primero porque de l los estudiantes aprendan las reglas de invencin, disposicin y
estilo con el fin de aplicarlas, de la segunda porque aprendan a no menoscabar el
condimento histrinico. La declamacin fue parte de la tradicin sofstica, en ella los
estudiantes, va la imitacin de discursos clebres o de aquellos preparados por el
profesor mismo, aunque fueran slo ejercicios, podan calibrar su capacidad de
persuasin. Ms que la solidez del argumento, importaba la habilidad o la novedad de lo
que deca, o bien la filigrana estilstica. Las declamaciones no slo fueron escolares,
tambin se dirigan a grandes audiencias o a un mecenas o un grupo de conocedores.27
En algunas ocasiones, las demostraciones pblicas atraan a la muchedumbre e incluso
llegaban a ser una forma popular de entretenimiento. Una vez ms Din (Or. 33.4-5)
nos da un testimonio claro al respecto:
,
, [] ,
, ,
, .
, [] ,
, ,
.
,
,
[] .
Tengo la impresin de que muchas veces habis escuchado a hombres extraordinarios que
aseguran saber todas las cosas y que de todas ellas tienen intencin de decir cmo es su interna
disposicin y su naturaleza, tanto de los hombres, como de los semidioses y dioses, e igualmente,
de la tierra, el cielo y el mar, del sol, la luna y los dems astros, del mundo entero, de la generacin
y corrupcin y de otras mil cosas. Primero, se acercan a vosotros y os preguntan de qu queris
que os hablen y de qu tema [...] y de lo que vosotros consideris conveniente. A partir de ah,
cualquiera de ellos os espetar su discurso, incesante y copioso, como si dentro de l hubiera un ro
escondido. Mientras le os consideris intil e inoportuno examinar con detalle lo que dice o
desconfiar de un hombre tan sabio, antes por el contrario, os enorgullecis con la fuerza y la
agilidad de las palabras y os alegris profundamente cuando une, sin tomarse respiro, tal cantidad
de expresiones; os pasa, en suma, como a los que contemplan a los caballos cuando corren a rienda
25
Theo 70.31-2-72.1-2 (Sp.): ; []
[] ,
. 26
G. A. Kennedy, Classical Rhetoric and Its Christian and Secular Tradition from Ancient to Modern
Times, Chapel Hill and London 1999, pp. 45-47. 27
G. Anderson, The pepaideumenos in Action..., p. 90: Philostratus anecdotes on the subject can be
classified in three groups: public performances addressed to large audiences, extending to whole cities at
a time; semi-private performances to a school of pupils; and private gatherings before a patron or a group
of connoisseurs. p. 90.
http://www.tlg.uci.edu/help/BetaManual/online/SB.htmlhttp://www.tlg.uci.edu/help/BetaManual/online/SB.htmlhttp://www.tlg.uci.edu/help/BetaManual/online/SB.htmlhttp://www.tlg.uci.edu/help/BetaManual/online/SB.htmlIntroduccin
X
suelta. Y sin sacar ningn provecho, os quedis, sin embargo, admirados y decs: Qu estupendo
tesoro!28
La primera referencia a aquellas prcticas de calistenia retrica la encontramos en
la Retrica a Alejandro (28.1436a25):
[] ,
, [] .29
De modo que, puesto que sabemos [...] las funciones comunes de todas las especies y sus
diferencias y sus usos, si nos habituamos a ellas y las practicamos con ejercicios preparatorios,
tendremos una gran facilidad para hablar y escribir.
Cierto que hay quienes consideran que la referencia a esta prctica codificada
exhaustivamente por los rtores de poca imperial, es anacrnica. L. Pernot anota,30
con
buen sentido comn, que no tiene porqu ser as, acaso no podra tratarse simplemente
de ejercicios anlogos a los que practicaban ya los antiguos sofistas y oradores
(recurdese que hay una primera y una segunda sofstica), cuyos ejemplos ms
parecidos son las Tetralogas de Antifonte, la Defensa de Palamedes o el Encomio de
Helena de Gorgias?
La lectura de poesa permaneci como tarea para los estudiantes de la segunda
etapa. Ten nos dice que ella es educacin del estilo porque modela el espritu con los
ms bellos ejemplos.31
La Ilada nunca dej de suministrar a los estudiantes temas para
su tratamiento retrico y Homero mismo era considerado un orador, de ah que se
valorara como lectura eficaz para ejercitarla. Sin embargo, la atencin se centraba ahora
en los prosistas, en particular en los historiadores y oradores, cuyos trabajos lean los
estudiantes para aumentar el vocabulario, enriquecer el estilo y aprender estrategias de
argumentacin que ellos podran utilizar ms adelante en sus propias composiciones.32
De los cuatro manuales escolares que conservamos, el de Ten es el nico que
establece explcitamente su programa pedaggico: por parte del aprendiz, la imitacin
de modelos y la elaboracin personal a partir de ellos; por parte del la
correccin y la orientacin del esfuerzo.
28
Traduccin tomada de Din de Prusa, Discursos. Vol. 2 (XII-XXXV), Trad., introd. y notas de G. del
Cerro Caldern, Madrid 1989 (BCG 127). 29
Pseudo-Aristote, Rhtorique Alexandre, Texte tabli et traduit par P. Chiron, Paris 2002; trad. de
M.A. Mrquez Guerrero, Anaxmenes de Lmpsaco, Retrica a Alejandro, Madrid 1991. 30
La rhtorique de lloge dans le monde Grco-Romain, Tome I, Paris 1993, p. 57. 31
Theo 61.31-34 Sp.: , []
. 32
Los primeros dos captulos de la obrita de Ten (59-72.27 Sp.) contienen citas de oradores,
historiadores, y otros que pueden resultar tiles a los estudiantes en las composiciones.
Introduccin
XI
Sabemos qu autores leyeron, el siguiente paso es ver cmo: la pauta de lectura
que siguieron, en qu aspectos ponan una mayor atencin. Una tarea de integracin
semejante, aunque con propsitos muy distintos y hasta opuestos a los de la novela, es
la que realiz Ten en los captulos iniciales de su manual escolar de Progymnsmata.
Si consideramos la novela como parte de la vida intelectual del temprano imperio,
tenemos que verla al menos en uno de sus estadios asociada con otros gneros y
realizando bsquedas estticas afines a los escritores de la Segunda Sofstica. La
distincin entre novelas presofsticas y sofsticas se basa primordialmente en la cantidad
y complejidad de los pasajes retricos: en particular las cphrasis y los discursos
judiciales. No obstante, como ya hemos hecho notar, las diferencias son ms de grado
que de naturaleza: todas poseen elementos retricos claramente identificables.
Desde E. Rohde la relacin entre retrica y novela haba sido sealada. Segn el
erudito alemn, los novelistas diseaban sus novelas con los materiales y ejercicios que
se desarrollaban en las escuelas de retrica. Alude a los temas declamatorios de
sufrimiento y amor que ah se aprendan, a la etopeya y a los caracteres-tipo que
adoptaban de sus lecturas escolares.33
No obstante, esta importante observacin apenas
recientemente se ha venido precisando.34
Pongamos nuestra mirada sobre las fases pre-retricas y retricas de la
educacin y su influencia en muchas de las convenciones textuales presentes en las
novelas. Los progymnsmata ofrecan una secuencia de ejercicios que partan de los
ms sencillos a los ms complejos. Conduca a los alumnos a una comprensin prctica
ms que terica de las reglas de invencin y composicin de discursos.
En la Antigedad tarda, los progymnsmata suponan el enlace con una
educacin retrica avanzada, antesala para salir al encuentro de situaciones ya reales, en
cualquiera de sus tres rubros: deliberativas, judiciales o epidcticas. La primera, estara
relacionada con una audiencia en busca de consejo, por ejemplo una asamblea pblica, a
33
Cf. E. Rohde, Der griechische Roman, Leipzig 1914 [1. ed. 1876], pp. 336-360. 34
C. Ruiz-Montero, Novela y declamacin: a propsito de un libro reciente, en Faventia, 8/1,
Barcelona 1986, 139-142 y Caritn de Afrodisias y los Ejercicios preparatorios de Elio Ten, en
Treballs en Honor de Virgilio Bejarano. Actes del IX Simposi de la Secci Catalana de la SEEC. II. Ed.
L. Ferreres, Barcelona 1991, pp. 709-713; y R. F. Hock, The Rhetoric of Romance, en S. E. Porter (ed.)
Handbook of ClassicalRhetoric in the Hellenistic Period. 330 b.c.-a.d. 400, Leiden-New York-Kln 1997,
pp. 445-465. Para la postura habitual en la relacin entre retrica y novela, cf. J. Helms, Character
Portrayal in the Romance of Chariton, The Hague 1966, p. 15: One can see in the romance the hand of
the sophist-rhetoricians at work, practicing their profession. The romances are full of their activity:
fanciful descriptions, irrelevancies, emotional arguments, pathetic outpouring of grief, innumerable
thoughts of suicide, etc. and much of this clothed in longwinded, bombastic, and irrelevant speeches or
monologues.
Introduccin
XII
la que se debe persuadir o bien disuadir acerca de una accin que ha de tomarse en el
futuro. Su finalidad es mostrar las ventajas o desventajas de llevarla a cabo. La segunda,
con una audiencia en busca de justicia, por ejemplo, un jurado, ante el que se debe
acusar o defender a alguien de sus acciones pasadas; su finalidad, sealar y conseguir la
justicia y el castigo de la injusticia. La tercera, con una audiencia en busca de elogio, el
espectador de una ceremonia pblica, ante el que se debe alabar lo honorable y vituperar
los actos merecedores de deshonra; su fin ennoblecer o avergonzar.
Tal era el objetivo de la educacin retrica en conjunto, capacitar para hablar en
pblico. Sin embargo, su incidencia nunca lleg a confinarse nicamente a la
realizacin oral; se extenda, desde luego, a la produccin escrita. Un profesor deba
contar con uno o varios textos, podan ser slo pasajes breves, que sirvieran de modelo
para la enseanza y mostraran los mecanismos eficaces para persuadir al auditorio.
Antes de ensear a hacer enseaban cmo leer a los autores.35
As lo revelan los cuatro manuales de Progymnsmata que conservamos: el de
Elio Ten de Alejandra (finales del s. I d.C.),36
el de Hermgenes de Tarso (finales del
s. II),37
el de Aftonio de Antioqua (finales del s. IV d.C.)38
y el de Nicols de Mira (s.
V).39
Los cuatro contienen una serie terica de ejercicios de composicin cuya variacin
en cantidad y orden de uno a otro autor, no es muy significativa y bien podran
enumerarse del siguiente modo: la fbula, la narracin, la ancdota, la mxima, la
refutacin, la confirmacin, el lugar comn, el encomio, el vituperio, la comparacin, la
caracterizacin, la descripcin, la tesis y la propuesta de ley.
Cada ejercicio cuenta con su respectiva definicin y clasificacin en subtipos,
as como con las instrucciones para desarrollarlo; el manual de Aftonio llega incluso a
poner una composicin a manera de ejemplo de cada uno de ellos. Los progymnsmata
tienen contenidos sencillos y al menos los primeros de la serie no forman por s solos un
35
Cf. J.A. Fernndez Delgado, Influencia literaria de los progymnsmata, en J. A. Fernndez Delgado-
F. Pordomingo y A. Stramaglia (eds.), en Escuela y literatura en la Grecia Antigua, Universit degli
Studi di Cassino 2007, pp. 273-306. 36
L. Spengel (ed.), Rhetores Graeci, 3 vols., Leipzig, 1853-56, vol. II, pp. 59-130; J. R. Butts, The
progymnasmata of Theon: A New Text with Translation and Commentary, PhD. Diss., Claremont
Graduate School 1986; M. Patillon et G. Bolognesi (eds.), Aelius Thon: Progymnsmata, Paris 1997. 37
H. Rabe (ed.), Hermogenis opera. Leipzig 1913 (repr. Stuttgart, 1969), pp. 1-27; M. Patillon (ed.),
Pseudo-Hermogne: Progymnasmata en Corpus Rhetoricum, Paris 2008, pp. 165-206. 38
H. Rabe, Aphthonii progymnasmata en Rhetores Graeci 10, Leipzig, 1926, pp. 1-51; M. Patillon (ed.),
Aphthonios: Progymnasmata en Corpus Rhetoricum, Paris 2008, pp. 47-162. La traduccin de los
progymnsmata citada a lo largo de esta tesis es la de Ma. D. Reche Martnez, Ejercicios de retrica.
Ten, Hermgenes, Aftonio, Madrid 1991. (BCG 158). 39
J. Felten, Nicolai progymnasmata en Rhetores Graeci 11, Leipzig 1913, pp. 1-79. Utilizo la traduccin
de E. Redondo Moyano, Nicolao de Mura, Progumnsmata, en G. Lopetegui, M. Muoz y E. R. M.
(eds.), Antologa de textos sobre retrica (ss. IV-IX), Bilbao 2007, pp. 73-148.
Introduccin
XIII
discurso aparte, estn diseados slo para tener aplicacin como parte de l, son un pre-
texto para practicar el empleo de contenidos posibles dentro de un discurso en forma.
Reproduzco el cuadro que presenta Kennedy40
segn la secuencia expositiva que cada
rtor elige:
Tabla 1: Secuencia pedaggica de los progymnsmata
Estos manuales, como anota R. F. Hock,44
nos son muy tiles para la lectura de las
novelas en tanto que nos ayudan a recobrar algunas de las convenciones literarias
presentes tanto en el autor como en el lector. Ponen en tela de juicio la falta de
sofisticacin que a veces se les endilga y demuestran que en mayor o menor medida
muchos pasajes tienen una deuda expresa con los primeros estadios de la educacin
retrica, visibles en diferentes niveles.
40
G. Kennedy, Progymnasmata: Greek Textbooks of Prose Composition and Rhetoric, Atlanta 2003, p.
xiii. 41
Considerada como una forma de chrea. 42
Ten discute la refutacin y la confirmacin en conexin con la narrativa. 43
Este trmino slo lo emplea Ten. 44
R. F. Hock, The Rhetoric of Romance, en Stanley E. Poter (ed.), Handbook of Classical Rhetoric in
the Hellenistic Period 330 B.C.-A.D. 400, Leiden New York Kln 1997, pp. 454-455.
EJERCICIO TEN HERMG. AFTONIO NICOLS
Mythos, fbula 2 1 1 1
Diegema, diegesis, narrativa, narracin 3 2 2 2
Chreia, ancdota 1
3 3 3
Gnome, mxima41
4 4 4
Anaskeue, refutacin 3
42 5
5 5
Kataskeue, confirmacin 6
Topos,43
Koinos topos, lugar comn 4 6 7 6
Enkomion, encomio 7
7 8 7
Psogos, vituperio ---- 9
Synkrisis, comparacin 8 8 10 8
Ethopoiia, prosopopoiia,
Caracterizacin, personificacin
6 9 11 9
Ecphrasis, descripcin 5 10 12 10
Thesis, tesis 9 11 13 11
Nomos, propuesta de ley 10 12 14 12
PRIMERA PARTE
CAPTULO I. HELIODORO Y EL LABORATORIO DE LA FICCIN
1. LA SEGUNDA SOFSTICA
El legado de la literatura griega imperial est lejos de ser un eplogo prescindible o un
envs degradado de la literatura griega clsica. Es verdad que hay un cambio en los
valores estticos, un nuevo nfasis que se desplaza de la originalidad y la inspiracin a
la imitacin creativa y remodelacin intertextual de las primeras obras literarias griegas.
Para Filstrato, por ejemplo, la Segunda Sofstica denotaba una constelacin de
destacados intrpretes de discursos epidcticos a la manera de Esquines, orador del s. IV
a.C., quienes representaban casos escabrosos no exentos de erudicin, imitaban a
personajes histricos o bien ficticios dentro de complejas e inquietantes coyunturas
morales.
En las escuelas de retrica, la oratoria deliberativa y, en menor medida, la
judicial dejaron de tener propsito prctico alguno debido a la desfavorable situacin
poltica durante el periodo imperial, muy lejana del clima democrtico que hizo posible
a un Demstenes y a un Lisias. Ya apuntaba Quintiliano que el don de la palabra llega a
su plenitud y brilla en el foro porque en l alitur enim atque enitescit velut pabulo
laetiore facundia et adsidua contentionum asperitate fatigata renovantur.1
La consecuencia fue que la oratoria languideci en el reino de la teora al
convertirse en un fin en s misma. Como hemos visto, uno de sus productos fue la
declamacin; el otro la aficin a la crtica literaria o a la escritura de opsculos
didcticos creados para servir como guas de los declamadores en ciernes. Dentro de
esta misma lnea encontramos unos ejercicios retricos peculiares, las controversiae.
Las escritas por Sneca el Viejo son las ms famosas: contienen temas de aventuras
sangrientas, amores ilcitos,2
bandas de piratas,3
etc.; temas que bien podramos
1 Inst. 10.5.4: se nutre y comienza a tomar ms alegre color como si hubiese recibido alimento ms
sabroso y, fatigado por la incesante dureza de los pleitos, renueva sus fuerzas. 2 1.4: Un soldado veterano perdi las manos en la guerra. Sorprendi a su mujer, de la que tena un hijo
joven, en adulterio con su amante y le orden a su hijo que los matara a los dos. El hijo no los mat y el
adltero huy. El padre deshereda al hijo; 1.5: Un hombre viol a dos mujeres la misma noche. Una
quiere que muera, la otra casarse con l. 4.7: Un hombre al verse sorprendido en adulterio por el tirano,
logr arrebatarle la espada y lo mat. Reclama la recompensa. Se presenta una objecin. 6.7: Un hombre
que tena una mujer y una hija casadera habida de ella, le anunci a su esposa con quin pensaba casar a
Captulo I
2
reconocer como netamente novelescos. En Heliodoro al menos contamos con los
siguientes ejemplos que ilustran esta comunin temtica. Hay aventura: 1.1ss, 30ss;
1.27, 32; 6.14; 8.9, 16; 9.17; hay amor ilcito: 1.9ss; 1.11; 7.9; hay piratas, 1.1ss, 3ss.;
5.7ss., 24 ss.
Las controversiae se solazan en lo paradjico y absurdo, dan la espalda a la
realidad y no tienen una funcin prctica. La idea original de usar estos ejercicios como
preparacin coincidi a su vez con una recepcin favorable por parte del pblico, que
otorgaba un reconocimiento mayor a la grandilocuencia y a la actuacin teatral. Un rtor
dej de ser apto para hablar ante el foro y encarar una situacin real. De ah que
Quintiliano aconseje a los jvenes no nimium in falsa rerum imagine detineri4 porque
terminarn acostumbrndose a sus inanibus simulacris. Ilustra el peligro con el caso del
profesor M. Porcio Latro (Inst. Orat. 10.5.18), rtor de prestigio, que cuando le pidieron
intervenir en el foro descubri que toda su elocuencia estaba limitada a un aula.5 No
resulta sorpendente que las novelas antiguas contengan muestras de una oratoria que a
menudo nos parece gratuita y rida. Habra que preguntarse, no obstante, si tenan el
mismo encanto que nos produce leer la defensa de la pastora Marcela o la disputa de las
armas y las letras en el Quijote (caps. 13 y 38).
Qu es exactamente la segunda sofstica? se pregunta T. Withmarsh6 Un
periodo histrico, la corriente literaria de una poca, la costumbre de la declamacin
oratoria en los territorios del imperio en que se hablaba griego? Erwin Rohde fue quien
resucit en el siglo XIX el trmino acuado por Filstrato en el s. III, al escribir un
su hija. Ella le contest: Antes muerta que casada con ese hombre! La muchacha muri la vspera de la
boda y se encontraron indicios no se sabe si de indigestin o de envenenamiento. El padre hizo torturar a
una esclava, que acab diciendo que no saba nada del veneno, pero s del adulterio de su ama con el
hombre con el que iba a casar a su hija. El marido acusa a su mujer de envenenamiento y adulterio. Cf.
Sneca el Viejo, Controversias. (Tomo I y II), Introd., trad. y notas de I. J. Adiego Lajara, E. Artigas
lvarez y A. de Riquer Permanyer, Madrid 2005. 3 1.6: Un joven al que capturaron unos piratas escribi a su padre para que pagara su rescate. El rescate no
llegaba. La hija del jefe de los piratas hizo jurar al joven que se casara con ella si lo ayudaba a escapar, y
l lo jur. Ella abandon a su padre y se fue con el joven. l volvio junto a su padre y se cas con la
chica. Hace entonces su aparicin una hurfana y el padre ordena a su hijo que abandone a la hija del
pirata y se case con aquella. l se niega y es desheredado; 3.3: Un hombre tena dos hijos, uno sensato y
otro disoluto. El hijo sensato parti de viaje y fue capturado por unos piratas. Escribi a su padre para que
lo rescatara. Como el padre se demoraba, el hijo disoluto se le adelant y rescat a su hermano. A su
regreso, el hijo sensato adopt a su hermano. Es desherado. 7.1: Un hombre, tras la muerte de su esposa,
de la que tena dos hijos, se volvi a casar. Uno de los jvenes fue condenado en privado por parricidio y
entregado a su hermano para que lo castigara; ste lo meti en una embarcacin sin aparejos. El joven fue
a parar a manos de unos piratas y se convirti en su jefe. Ms tarde el padre, que se hallaba de viaje, fue
capturado por ese hijo y devuelto a su patria. El padre deshereda al otro hijo. 4 Inst. 10.5.17: dejarse encadenar demasiado por la falsa apariencia de la realidad.
5 La ancdota conmueve porque es vigente, cuntos profesores que enseen retrica o letras habr que no
se arredren ante la posibilidad de pronunciar un discurso pblico sin tener que leerlo. 6 The Second Sophistic, Oxford 2005, pp. 4-13
Captulo I
3
artculo sobre la elocuencia asitica y la Segunda Sofstica.7 Para Rhode, la historia de
la literatura griega haba culminado en un frgido manierismo. La retrica asitica a la
que aluda, de una sonoridad y estilo rtmico fcilmente identificable, era, en sus propias
palabras, la ms dbil y afeminada hermana del glorioso estilo oratorio tico.8 La
segunda sofstica representaba, de esta manera, el infructuoso intento de la cultura
griega por despertar su vigor de antao. Cabe recordar que el incipiente inters por la
segunda sofstica se llev a cabo dentro de las ideologas romnticas y nacionalistas de
la Europa decimonnica, de ah que la Segunda Sofstica aparezca a los ojos de Rohde
como un hbrido curioso. Por un lado, la vindicacin del elemento nacional-helnico
contra los efectos perniciosos de la influencia oriental supona una admirable y fuerte
respuesta a la infiltracin cultural. Por el otro, la Segunda Sofstica le pareca demasiado
sumisa en la imitacin de sus predecesores y en la bsqueda de mtodos para emular la
genuina y espontnea vitalidad de la cultura clsica temprana.
No obstante, conviene enfocar la Segunda Sofstica con un lente ms benigno y
acogedor: sofstica despus de todo deriva de sofisticacin, de intertextualidad, de
alusividad y de una consciente literaturidad. La teatralidad, la interpretacin, el
desenfado, la alusividad y elusividad se volvieron indicadores, seas de identidad, ya no
de valores degradados, sino recargados de una floreciente y dinmica cultura que unas
veces reinvierte y otras dilapida con cierta delectacin su herencia literaria.
La Segunda Sofstica acuada por Filstrato, aunque con diferentes entonaciones
por supuesto,9 seguir siendo el trmino aplicado convencionalmente a textos en griego,
y al entorno intelectual en que se produjeron, del primero al tercer (e incluso cuarto)
siglo de nuestra era. El trmino conlleva cierta economa: subraya la importancia de las
facultades retricas en la sociedad imperial y enfatiza la constante retrospeccin a las
tradiciones gloriosas de la Grecia clsica la primera sofstica, una revisin
caracterizada de entrada por una fervorosa lealtad al griego clsico.10
Conservamos
7 E. Rohde, Die asianische Rhetorik und die zweite Sophistik, RhM 41 (1886), pp. 170-190.
8 E. Rohde, Der grieschische Roman und seine Vorlufer, Leipzig 1914, p. 310: diese schwchere und
weichlichere Tochter der alten glorreichen attischen Redekunst. 9 G. Bowersock, Greek Sophists in the Roman Empire, Oxford 1965; E. L. Bowie, The Greek and their
Past in the Second Sophistic, en M.I. Finley (ed.), Studies in Ancient Society, Londres 1974, pp. 166-209
[version revisada a partir del artculo publicado en Past and Present 46 (1971), pp. 3-41]; del mismo
autor The Importance of Sophist, YCS 27 (1982), pp. 29-59; S.C.R. Swain, Hellenism and Empire:
Language, Classicism, and Power in the Greek World, AD 50-250, Oxford 1996. 10
Bien examinado por S. Swain, Hellenism and Empire. Language, Classicism, and Power in the Greek
World AD 50-250, Oxford 1996. De forma ms general por E. Hobsbawn, Nation and Nationalism since
1780: Programme, Myth, Reality, Cambridge 1990, pp. 51-63; 93-100; 110-20; G. Anderson, The Second
Sophistic: A Cultural Phenomenon in the Roman Empire, London & New York, 1993, pp. 101-132.
Captulo I
4
dicha amonedacin porque es un buen punto de partida y de confrontacin para
reflexionar no slo sobre cuestiones de periodizacin sino tambin sobre la dialctica
centro-periferia en la poca imperial.
1.1 LA FICCIN Y LOS ORGENES DEL GNERO
James Tatum seala la paradoja implcita en el apelativo novela antigua para referirse al
gnero (an oxymoronic subject).11
De ah que antes de entrar en materia, sea oportuno
revisar qu entendan los antiguos por una obra literaria en prosa que narraba una accin
fingida. Ninguna potica ni retrica antiguas se ocupa de ella. Desafortunadamente, nos
dicen S. Stephens y J.J. Winkler, las novelas que conservamos fueron escritas
demasiado tarde para recibir el juicio crtico, el imprimatur de Aristteles.12
J. R.
Morgan va todava ms lejos, se lamenta de que no haya un equivalente de la Potica
aristotlica para la prosa de ficcin, ni alguien que se hubiera ocupado de escribir, a la
manera de Filstrato, una Vida de los novelistas.13
Este codiciable punto de partida,
sabemos, no existe;14
la teora antigua no contaba con un trmino tcnico para lo que
ahora llamamos novela15
. S, en cambio, discute elementos que la conformarn.
El tratado latino ad Herennium16
(1.12-13) nos ofrece algunas claves cuando
habla de una de las tres posibilidades de la narracin oratoria las otras dos son la fbula
y la historia, la empleada no en el tribunal sino como mero ejercicio de calentamiento,
a manera de boxeo de sombra, con vistas a agudizar los reflejos del litigante en los
juicios reales: argumentum est ficta res, quae tamen fieri potuit, uelut argumenta
comoediarum.17
Pero la narracin, desde luego, no slo se refiere a hechos,18
tambin
11
J. Tatum, The Search of the Ancient Novel, Baltimore 1994, p. 2. 12
S. A. Stephens y J. J. Winkler, Ancient Greek Novels. The Fragments, Princeton 1995, p. 3, n. 1 13
J. R. Morgan, The Greek Novel. Towards a sociology of production and reception, en Antn Powell
(ed.) The Greek World, London New York 1995, p. 132. Yo aadira que esta hipottica obra debera
contener, naturalmente, una primera novelstica donde encontrramos a Caritn y Jenofonte precedidos de
los novelistas del final de la poca helenstica, y una segunda donde estuvieran Aquiles Tacio, Longo y
Heliodoro. Ms adelante, al referirse al lector de la novela y consciente de que usa un trmino
extemporneo nos dice: the novel was a product designed to meet a market demand. Unfortunately, the
first novelists have not bequeathed us their market research, and, apart from a few suggestive items of
external evidence, we have to infer the market and its perceived needs from the novels produced to satisfy
them., p. 134. 14
Por lo dems, una mana inevitable para el fillogo que atestigua de cerca dos fenmenos complemen-
tarios: la calidad de lo conservado y la cantidad de lo perdido. 15
Cf. R. Kozi, Il termine e le origini del romanzo antico, Invigilata Lucernis 27 (2005) 181-
203. 16
Texto latino tomado de Rhtorique Herennius, Texte tabli et traduit par G. Achard, Paris, 1989;
traduccin tomada de Retrica a Herenio, Introduccin, traduccin y notas de Salvador Nez, Madrid
1997. 17
La ficcin trata acontecimientos inventados que sin embargo podran haber ocurrido, como los
argumentos de las comedias.
Captulo I
5
a personas19
y el tratadista nos sugiere componerla con: un estilo agradable y presentar
sentimientos diversos: severidad y bondad, esperanza y temor, sospechas y aoranzas,
indiferencia y compasin; las vicisitudes de la vida: cambios de fortuna, desgracias
inesperadas, alegras repentinas, un final feliz.20
Es decir, un declogo que cualquier
escritor o lector de novelas compartira. Por su parte, Cicern (De inv. 1.27) asume e
identifica la misma clasificacin y objetivo en el tertium genus: agradar y servir de
ejercicio para adiestrarse en el hablar y en el escribir.21
Si nos remontamos a Repblica 392d-394c, Platn, por boca de Scrates, nos
dir que la narracin est presente en todos los gneros literarios hasta aquel momento
existentes: la tragedia, la comedia, el ditirambo y la pica. Propone una divisin que
tiene como piedra de toque la imitacin: si el poeta la practica en todo momento,
obtendremos entonces la tragedia y la comedia; si no, el ditirambo; si unas veces imita y
otras enuncia, la pica. De haber existido la novela, la hubiera catalogado junto a esta
ltima. Ambos gneros, en efecto, son mixtos: las palabras del autor se van barajando
con las de los personajes. Ambos gneros, no obstante, difieren en un aspecto crucial: el
verso y la prosa. Tenemos, asimismo, en este dilogo platnico, la manera con que ms
tarde los textos escolares aludirn al ejercicio de caracterizacin:22
Y cuando [Homero]
recita un discurso como si l fuera algn otro [es decir, Crises, Agamenn, Aquiles,
etc.], no diremos entonces que se conforma lo ms posible al lenguaje de aquel cuyo
discurso nos anuncia?23
18
Sexto Emprico nos da las equivalencias griegas en su Adversus Grammaticos, 263 ss.: a la clase de
narraciones que exponen hechos (genus in negotiis positum) corresponden las y
su clasificacin en , , . 19
A la clase de narraciones referidas a personas corresponden las . 20
Illud genus narrationis quod in personis positum est debet habere sermones festiuitatem, animorum
dissimilitudinem: grauitatem, lenitatem, spem, metum, suspicionem, desiderium, dissimulationem,
misericordiam; rerum uarietates: fortunae commutationem, insperatum incommodum, subitam laetitiam,
iucundum exitum rerum. 21
Tertium genus est remotum a civilibus causis, quod delectationis causa non inutili cum exercitatione
dicitur et scribitur. Texto latino tomado de Cicron, De linvention, Texte tabli et traduit par G. Achard,
Paris 1994; traduccin: Cicern, La invencin retrica, Introduccin, traduccin y notas de S. Nez,
Madrid 1997. 22
Para Platn, el acto de imitar no es balad, conlleva una profunda identificacin personal de parte del
imitador con el hablante cuyas palabras se dispone a usurpar. Resultado: la tiene consecuencias
ticas. Usurpar la voz de otra persona es de alguna manera volverse aquella persona, adquirir sus hbitos;
la imitacin, de este modo, afecta a la conducta del imitador, ya que si el estilo de una persona es la
expresin de su carcter, el estilo nunca puede ser un simple fenmeno esttico. Cf. Penelope Murray,
Plato on Poetry, Cambridge 1996, p. 4. 23
Plat. Resp. 393c: ,
; trad.: Platn, La Repblica, versin,
introd. y notas de A. Gmez Robledo, Mxico 1971.
Captulo I
6
Volviendo a la clasificacin de la narratio segn las poticas latinas, parece
claro que a una oposicin fundamental de contenido (es decir la alusin, por un lado, a
hechos verdaderos y, por otro, a falsos) se aadir la clasificacin formal propuesta por
Platn segn la participacin u omisin del narrador en digesis expositiva, dialgica y
mixta. Ambos criterios los encontramos ya fusionados en los tratados progimnasmticos.
As, por ejemplo, Hermgenes nos ofrece la siguiente divisin (Progymn. 2, 4.16-19):
,
, , , ,
;24
Ten25
y Aftonio, una divisin tripartita:
, ,
, ,
.26
Podemos suponer que la equivalencia entre ficcin y drama se debe a que ste
ocupaba por completo el territorio de aquella. Segn M. Patillon, sera una cuestin de
enfoque: optaramos por la primera desde el punto de vista del contenido, una invencin
del autor; por drama, desde el punto de vista del locuteur,27
es decir, cuando pongamos
el acento en la re-presentacin (en este prefijo que marca repeticin, no identidad, entra
de lleno la invencin). Ya el posterior trmino bizantino o se
basar en la plena identificacin de y
24
Sostienen que los gneros del relato son cuatro: que uno, en efecto, es mtico; otro, ficticio, al que
tambin llaman dramtico, por ej.: las obras de los trgicos; otro, histrico, y otro, civil o privado.
Texto griego tomado de Hermogenis Opera edidit Hugo Rabe; Rhetores Graeci VI, Stuttgart, 1913;
traduccin: Ten Hermgenes Aftonio, Ejercicios de Retrica, Introduccin, traduccin y notas de
Ma. Dolores Reche Martnez, Madrid 1991. 25
Ten (66.16-25) no contempl la ficticia, o mejor, la meti en el cajn de la mtica; vemoslo no a
travs de la definicin sino de los ejemplos que ilustran el ejercicio: De narracin seran ejemplos
hermossimos, de las mticas, la de Platn en el libro segundo de la Repblica sobre el anillo de Giges y
en el Banquete sobre el nacimiento del amor, as como las relativas a los temas del Hades presentes en el
Fedn y en el libro dcimo de la Repblica; y en Teopompo, en el libro octavo de las Filpicas, la de
Sileno; de las histricas, la relativa a Ciln en Herdoto y Tucdides, la relativa a Anfloco, el hijo de
Anfiarao, en el libro segundo (sic tercero) de Tucdides, y lo referente a Cleobis y Bitn del libro primero
de Herdoto. En seguida, aunque sin decir expresamente que es ejemplo de una narracin civil, aade:
Podras hallar tambin en el discurso Sobre la embajada fraudulenta de Demstenes un relato sencillo y
elegante sobre los Juegos Olmpicos celebrados por Filipo despus de la toma de Olinto. 26
De los relatos, unos son dramticos, otros histricos y otros civiles. As pues, son dramticos los
ficticios; histricos los que contienen una narracin antigua, y civiles aquellos que utilizan los oradores
durante los procesos. Cf. Aphthonius, Progymn. 2 (Sp. 22, 4-8). J. Sardiano en su Commentarium in
Aphthonii Progymnasmata, 16, 18-22 (Rabe ed.), aade: ,
, ` ,
, . 27
Cf. M. Patillon, Lart rhetorique, Fontenay-le-Comte 1997, p.131 n.7: La diffrence entre les deux
appellations est affaire de point de vue. On parle de fiction, du point de vue du contenu, qui est une
invention de lauteur. On parle de drame du point de vue du locuteur: dans la tragdie ou la comdie le
soin de produire le texte et, plus gnralment, de faire exister laction est confi aux seuls personages
incarns par les comdiens.
Captulo I
7
Detengmonos ahora en el trmino .28
Significa cualquier objeto que es
modelado, una estatuilla de arcilla, por ejemplo. De esta labor de configuracin
ajustndose a un modelo proviene su equivalencia con invencin, ficcin, falsificacin29
.
La raz significa extender una capa fina (imagine el lector la manta del
prestidigitador), de ah cubrir e incluso untar (uso mdico) y la muy infantil embadurnar.
Las palabras de esta familia abastecieron el vocabulario especfico del trabajo de la
arcilla y la escultura, de ah los empleos vinculados a la creacin y a la imaginacin en
todos sus matices: creacin literaria, creacin del hombre por Dios,30
la mentira.
En espaol hablamos, empero, de ficcin y no de plasma,31
porque se impuso el
trmino latino fictio.32
As, al hablar de la forma conveniente del discurso, Quintiliano
(11.1.39) afirma que una cosa es hablar como abogado (advocatus) y otra como litigante
(litigator): De hecho en los casos de litigio, a que somos llamados en funcin de
abogados, hay que guardar cuidadosamente la misma distincin. Porque asumimos el
papel (utimur fictione) de las personas y hablamos como por boca ajena, y a las
personas, a las que ajustamos nuestra palabra, hemos de darle su propio modo de ser.33
Vemos que casi aborda el fenmeno del mismo modo que Platn, slo que
refirindose a un mbito distinto, el jurdico. Pensaba l en la poca clsica, en el
profesional que escriba discursos, especialmente judiciales, para otros, es decir, en el
loggrafo. Como ahora, no todo el mundo tena la habilidad de presentarse y defenderse
28
Cf. Chantraine, s.v. . 29
Quintiliano (7.10.9) al referirse a la imitacin nos dice: quis non faber uasculum aliquod quale
numquam uiderat fecit? (qu artesano no ha construido una vasija, cuya semejanza no haya visto
antes?). 30
Leemos en LXX Gen. 2.15: , ,
. En la Vetus latina tambin se considera
posible . La versin latina opt por un fecerat y desech finxit y plasmauit: Et sumpsit dominus
deus hominem quem fecerat et posuit eum in paradiso. 31
Pero s de artes plsticas y ciruga plstica; leo en el DRAE, incluso, en la octava acepcin de plstico,
que en El Salvador se le llega a aplicar al joven frvolo y acomodaticio, es decir, que vive de ficcin. 32
ThLG, s.v. , , Quod fictum est, Figmentum, Figlinum opus [en Plinio]. Ms adelante: Apud
rhetores i. Compositio, forma dicendi, quem vulgo stilum vocant. [] 2. Demetrio dicitur genus illud
fictionis s. assimilationis, quod fit quum in verbis sonum ejus rei, qua milla exprimunt, utcunque
imitamur. [] 3. Demetrius 298, appellat, quod antea , vel alii
. Vid quae ad haec vocc. dicentur. 4. Apud Sopatr. . p.309, notat causam fictam,
, quales in scholis sophistarum tractari solebant, vulgo : unde et
dixit Basil. Ad Eunom. I.2 : vid. Cresoll. Theatr. 4, 7. Id etiam apertius intelligitur ex alio loco p. 332, ubi
argumento a Demosthene tractato opponit . Sic et Photius Bibl. cod. 61, et
conjungit. Et alio loco cod. 90 Libanii sophistae declamationes
vocat: vid. Cresoll. 1.c. y 3, 10. Eadem de causa vel opponitur
, ut vera causa, fictis: conf. Syrian. aliosque scholl. Hermog. p. 44 Ald. Quas causas qui
tractarent, eos etiam appellat Eustath. ad Hom. Il. p. 61.12. 33
Verum etiam in iis causis, quibus advocamur, eadem differenta diligenter est custodienda. utimur enim
fictione personarum et velut ore alieno loquimur, dandique sunt iis, quibus vocem accommodamus, sui
mores.
Captulo I
8
ante el tribunal. El cliente sea acusador o acusado, contrataba los servicios de aquel para
que le redactara un discurso y le mostrara cmo pronunciarlo. El loggrafo34
no slo
deba seleccionar y organizar las evidencias del caso en el mejor inters del litigante,
deba borrarse a s mismo tras la personalidad de su cliente. Los rtores dirn que deba
practicar el procedimiento discursivo de la etopeya, la habilidad para captar el modo de
pensar del hablante con el propsito de que las palabras que l pronuncie reflejen su
carcter. En la asuncin del papel de otro est de nuevo presente el mecanismo de la
ficcin.
Pero la retrica no se ocupa estrictamente de la literatura, o mejor, se ocupa de
ella en la medida en que le surte de modelos expresivos para conseguir la persuasin.
Sin embargo, la disciplina en una de sus posibles derivaciones contempla un espacio
donde la funcin prctica, entindase poltica, deja de ser central para acoger en l, va
el discurso potico, al gnero epidctico, donde predomina la funcin esttica:
, ,
,
,
, ,
, ,
, ,
, , ,
.35
Lo que era para nosotros Demstenes en el discurso poltico, tanto en el deliberativo como en el
judicial, y Platn en el panegrico en prosa, eso sera Homero en la poesa, con respecto a la cual,
si alguien dijera que es discurso panegrico en verso creo que no se equivocara, porque tambin
aqu el argumento es circular, como lo era en los dos casos anteriores: la mejor poesa es la de
Homero, y Homero es el mejor de los poetas, y dira que incluso de los oradores y loggrafos; pero
estoy diciendo tal vez la misma cosa, puesto que la poesa es una imitacin de todas las cosas:
quien mejor imita, acompaado del ornato expresivo, tanto a oradores que hablan ante el pueblo
como a citarodas que cantan panegricos, como Femio y Demdoco, y a todos los dems
personajes y hechos, se es el mejor poeta.
Hermgenes (Id. 392) tambin cita a Jenofonte y, al emitir un juicio sobre el episodio
que la crtica moderna ha identificado como uno de los precursores de la novela, nos
34
Lisias fue el ejemplo del perfecto loggrafo. C. Carey nos dice al respecto: In the matter of ethos
Lysias goes far beyond the establishment of the good moral character necessary for credibility. He also
makes extensive use of dramatic character, thermed by modern schoolars ethopoiia. By fitting the
speech to the character of the speaker, Lysias both hides his own role (so that the speech sounds like a
simple statement of the case in the speakers own words rather than a bought product of rhetorical skill)
and builds a consistent picture of the opponents character in order to add plausibility to the allegations
made against his,. Cf. Lysias, Selected Speeches, ed. C.C., Cambridge 1989, p. 10. 35
Hermog. Id. (Ed. H. Rabe, 389-390). Trad. Hermgenes, Sobre las formas de estilo, Introd., trad. y
notas de C. Ruiz-Montero, Madrid 1993.
Captulo I
9
dice:
.36
Ms adelante, aade a Nicstrato,37
autor que se
complace con los mitos y las expresiones placenteras que ellos producen.38
Nos dice de
l, adems, que ha inventado muchos mitos como los de Esopo, y que algunos son de
algn modo dramticos.39
Es ms probable pensar en relatos donde predominaba el
dilogo y no en aquellos cuya finalidad fuera la escenificacin.
Revisemos ahora dos trminos con que los antiguos designaban a la novela:
drama40
y pthos, al parecer intercambiables, de igual manera, con el de ficcin. El
sustantivo primero proviene del verbo hacer; en Homero, expresa la idea de
actuar. En tico, es decir, el griego de los trgicos, de Aristfanes, de Tucdides, de
Platn, Jenofonte y Aristteles, de Iscrates y Demstenes, actuar pero con el nfasis
puesto en la responsabilidad que conlleva, ejecutar un acto no aislado sino con secuelas,
un acto concatenado; por lo general, suele oponerse a , padecer Drama, un acto
cargado de consecuencias, y de ah, deduce Aristteles (Po. 1448a),41
el apelativo del
gnero cuyo objetivo es imitar a individuos que obran y actan. A su vez, del verbo
(padecer)42
se construye el segundo sustantivo que nos ocupa, , aquello
que le sucede a alguien o a alguna cosa, una experiencia sbita, desafortunada, una
emocin del alma, accidente en el sentido filosfico del trmino, y que est muy
presente en las peripecias, pasto de la novela. Vemos, pues, cmo la retrica antigua no
hace ninguna referencia puntual a la novela, sino a sus futuras caractersticas, que por
otro lado no son exclusivas de ella: la ficcin, la intriga dramtica, el rasgo pattico.
Encontramos un testimonio probable en la Carta 66, en realidad un epigrama,
de Filstrato.43
Una lgica reserva filolgica pone en tela de juicio que el Caritn al que
36
No obstante por su carcter y emocin, toda la historia de Abradates y Pantea contiene muchas
expresiones placenteras por estar modelada con caracteres mticos... 37
Cf. Suda N 404, Adler: , , .
. , , ,
. 38
Hermog. Id. 392: 39
Hermog. Id. 407: , ,
. 40
Chantraine, s.v. . 41
, . Texto griego tomado de
Aristotelis De arte poetica liber recognovit brevique adnotatione critica instruxit Rudolfus Kassel,
Oxford, 1991 (9 ed.). 42
Chantraine, s.v. .43
Tenemos cuatro escritores con este nombre, segn la Suda, los cuatro originarios de Lemnos, y los
cuatro tambin pudieron vivir en los siglos II y III. Hoy sabemos que es el segundo, el hijo de Filstrato I
y que naci hacia el 160, sofista en Atenas y Roma, el escritor de las obras que la Suda haba distribuido
salomnicamente entre los cuatro: Vidas de los sofistas, la Vida de Apolonio de Tiana, las Imgenes
Captulo I
10
est dirigida sea el primer autor de novelas que conservamos, el de Afrodisias.
Asimismo, una irremediable intuicin filolgica confirmara la hiptesis a causa del
descrdito que acompa desde su origen al gnero: Crees que los griegos recordarn
tus palabras cuando hayas muerto; pero quienes no han sido nada en vida, qu sern
cuando ya no existan?44
La conjetura tendra apoyo en dos cartas ms, la 67 y la 72,
dirigidas a personajes histricos que ya haban muerto, Filemn y Caracala
respectivamente;45
es decir, Caritn no es un personaje ficticio. De modo que vendra a
ser una carta abierta a un autor fallecido y, podemos pensar, tambin un breve
pronunciamiento esttico en contra de la novela como gnero.
Juliano, el emperador que debido a su expresa renuncia del cristianismo recibi el
sobrenombre de Apstata y que fue el ltimo defensor de la religin politesta y del
helenismo, como Platn, como Pablo de Tarso y tantos otros nos transmiti su credo a
travs de epstolas. En una de ellas recomienda a los sacerdotes paganos ser piadosos y
abstenerse de cometer acciones impuras e impdicas, las cuales comprenden no slo las
bromas pesadas y la asistencia al teatro, tambin la lectura de Arquloco, de Hiponacte,
de toda la comedia antigua, de los tratados de Epicuro y de Pirrn y sin duda del gnero
objeto de nuestro estudio: las ficciones narradas en forma de historia y de temtica
ertica:46
,
, .47
Nos convendra leer obras de historia, cuantas fueron escritas sobre hechos reales, pero aquellas
que son ficciones narradas en forma de historia por lo antiguos debemos rechazarlas, como las de
temtica ertica y, en una palabra, todas las semejantes.
(Eiknes) o Pinacoteca como una reciente traduccin italiana prefiere titularla, el Heroico y las Cartas
erticas. Cf. J. Alsina, La Segunda Sofstica en Historia de la literatura griega, J. A. Lpez Frez
(Ed.), Madrid 1988, p. 1054. 44
. . ,
, , , ; Texto griego tomado de Flavii Philostrati Opera vol. II
auctiora edidit C. L. Kayser, Leipzig 1871. La traduccin est tomada de Filstrato, Heroico,
Gimnstico, Descripciones de cuadros, Introd. de C. Miralles y trad. y notas de F. Mestre, Madrid 1996. 45
B. E. Perry, The Ancient Romances, Berkeley Los Angeles, 1967, p. 99, sostiene que se trata de
Caritn de Afrodisias. Antes ya lo haba hecho en su artculo Chariton and His Romance from Literary-
Historical Point of View, AJPh 51, 1930, 93-134, p. 97, n. 7: This may be taken as a fair sample of the
way in which the ancient intelligentsia must have regarded the romance writers and their reading public,
as nobodies. 46
Jul. Ep., 300c-301d. Texto griego LEmpereur Julien. Oeuvres compltes. Tome I, 2. Partie. Lettres et
Fragments, Texte revu et traduit par J. Bidez, Paris 1924. La traduccin est tomada de Juliano, Cartas y
fragmentos, Trad. de J. Garca Blanco y P. Jimnez Gazapo, Madrid 1982. 47
En esta misma carta recomienda, en cambio, leer a Pitgoras, Platn, Aristteles y a los de la escuela de
Crisipo y Zenn.
http://www.tlg.uci.edu/help/BetaManual/online/H2.htmlhttp://www.tlg.uci.edu/help/BetaManual/online/H2.htmlCaptulo I
11
Vimos anteriormente cmo Hermgenes se refiri al episodio de Pantea para destacar
las expresiones placenteras presentes en Jenofonte, ahora sealemos la estima que ste
tuvo posteriormente entre los novelistas. En la Suda48
, adems del ateniense aparecen
tres Jenofontes ms, el de Antioqua, el de feso y el de Chipre, todos ,
narradores, novelistas:
49. , , . .
50. , , .
.
51. , , .
.49
Estos escritores50
se sintieron emuladores y herederos del autor clsico al grado de
adoptar su nombre. El aludido episodio de Pantea se debi de haber vuelto tan popular
que gan de inmediato imitadores que escribieron historias a la manera de Jenofonte,
aunque ello supusiera una simplificacin extrema de los temas y gneros que contena
su vasta obra. Huelgue decir que la Ciropedia fue tambin un texto a modo para
promover los ideales de la sofstica. La obra se ley no slo por la novela de Pantea,
sino por el retrato idealizado del pepaideumenos en accin, que siglos despus ser
ingeniosamente reelaborado en la Vida de Apolonio de Tiana. Juliano el Apstata ley
la Ciropedia como espejo de prncipes. Los emperadores filohelnicos la debieron de
ver con simpata, como seala G. Anderson, gracias al elogio de la sabidura del
monarca brbaro, capaz de conducir un imperio con los ideales espartanos.51
48
Conservamos una buena parte de la literatura antigua gracias a los testimonios y pasajes recogidos en
las obras de otros autores. Es la llamada tradicin indirecta, que o bien los citaba muy de pasada o bien,
segn un manifiesto propsito didctico, los transmita en tratados gramaticales, de mtrica y de retrica.
Tambin existen obras de varia erudicin que en forma expositiva, como El banquete de los eruditos de
Ateneo de Nucratis o la Vida y doctrina de los filsofos ilustres de Digenes Laercio, o en forma de
antologa, como la de Estobeo, nos los transmitieron. Pero no se quedan a la zaga en inters los textos de
poca bizantina. Ya nos hemos de referir a la Biblioteca de Focio del s. IX. La que ahora utilizamos como
fuente, la Suda, es una compilacin realizada ca. s. X y contiene una coleccin heterognea de materiales
que provienen de fuentes ms o menos fiables; su particular inters reside en las entradas biogrficas (las
hay tambin sobre cuestiones lexicogrficas, sobre filosofa, milicia e incluso teologa) relativas a los
autores de la literatura antigua (cf. Suidae Lexicon edidit Ada Adler, Leipzig, 1928). 49
Cf. Suda 49-51 Adler: 49. 50
Aadamos las Babilnicas de Jmblico, del que slo poseemos un extracto; las muy impdicas
historias Rodias, las originarias de Cos, las de Tasos, escritas por Filipo de Anfpolis, por desgracia no
conservadas (Cf. Suda 351, Adler , , .
, . Y, desde luego, nuestros diez libros
de las Etipicas de Heliodoro. El calificativo de las historias Rodias ser el mismo que emplee Focio al
referirse a la obra de Jmblico (Bibl. 94):
, 51
Cf. G. Anderson, The pepaideumenos in Action: Sophist and their Outlook in the Early Empire, en
ANRW 2.33.1, 1989, 79-208, p. 176
Captulo I
12
Por otra parte, no es que los ttulos de aquellos tres libros versaran sobre materias
etnogrficas, geogrficas o polticas; simplemente sealaban el origen de los
protagonistas. Incluso, el sufijo de gentilicio (-) poda tambin aludir a la
nacionalidad de las personas que contaban tales relatos o fbulas. As Ten, al hablarnos
de la fbula, nos dice que:
,
, , ,
, , 52
Reciben el nombre de espicas y libias, o sibarticas y frigias, cilicias, carias, egipcias y ciprias; y
una sola es la diferencia que todas ellas mantienen entre s, la especificacin del origen aadida a
cada una de ellas, por ejemplo: Esopo dijo, o un hombre libio, o uno de Sbaris, o una mujer de
Chipre, y del mismo modo en las dems.
Segn B. E. Perry,53
el novelista saba muy bien que sus escritos no eran historia con
mayscula, pero estaba obligado, por simple decoro, a hacerlos pasar por tales. El
mundo literario, supone, reconocera y aceptara una narracin en prosa slo bajo la
apariencia ceuda de la historiografa, de la ciencia o de la filosofa. Es posible, aunque
parece subestimar en exceso el papel de los receptores, quienes seguro saban muy bien
que lo que lean o escuchaban era ficcin y no historia.
Como sabemos, (- en el dialecto jnico)54
, en principio, signific
investigacin, exploracin, de ah, como el resultado de una investigacin, la obra
histrica. Es una palabra derivada del sustantivo agente , vinculado a su vez con el
verbo saber, el que sabe por haber visto o aprendido. As lo entiende ya
Herdoto (2.119) cuando nos dice que los egipcios:
, .55
De la
relacin verbal o escrita de aquello que uno ha visto, proviene ya nuestro relato con
tintes novelescos.
Las ficciones en forma de historia, es decir, las que usurpan indebidamente su
lugar, lo hacen aprovechndose del elemento de incertidumbre que gravita en ella y que
52
Patillon, Aelius Thon 73.1-7. 53
B. E. Perry, The Ancient Romances, p. 168: The romancer knows well enough that what he writes is
not history. He does not, like Ps.-Callisthenes, intend to write history, but he is obliged to pose as an
historian as a matter of dcor, in order to launch his book into a literary world that would recognize and
accept serious narration in prose only in the guise of history, science, or philosophy not as belles
lettres. 54
Chantraine, s.v. . 55
Herodoti Historiae recognovit brevique adnotatione critica instruxit Carolus Hude (3. ed.), Oxford
1988. Trad. C. Schrader, Herdoto Historia Libros III, Madrid 1977: Y afirmaban que conocan parte
de los hechos por haberse informado, pero que de lo sucedido en su pas hablaban con un conocimiento
de primera mano.
Captulo I
13
Herdoto, en el s. V a.C., atisb cuando ensay la tarea de conciliar ya no tradiciones
diversas sino opuestas entre s en sus recorridos por Egipto, Fenicia, Mesopotamia y el
territorio escita (7.152):
, ,
.
Y si yo me veo en el deber de referir lo que se cuenta, no me siento obligado a crermelo todo a
rajatabla, y que esta afirmacin se aplique a la totalidad de mi obra.
El vrtigo que produce el pasado, muchas veces incita irremediablemente al ejercicio de
la ficcin.
Juliano emplea otro trmino al referirse a la novela: . Una
era, adems de muchas otras cosas ms, el tema de un poema o un tratado.
Pero cul es el nfasis que Juliano quiso hacer al utilizarlo? Cuando leemos
o podemos entender no slo tema sino argumento.
Redactarlo supone centrarse en las peripecias. As, Aristfanes de Bizancio y dems
fillogos alejandrinos de los siglos III y II a.C. practicaron la sntesis de los trgicos y los
comedigrafos. Las hypotheseis contenan un breve resumen, registraban si otro autor
haba tratado el mismo tema, el lugar donde transcurra la obra, la identidad del coro y
del personaje encargado de pronunciar el prlogo, daba informacin adicional sobre la
funcin (fecha, ttulo de otras piezas del autor, competidores y en qu lugar haba
quedado en el concurso); algunas veces lleg a incluir un juicio esttico. Sin embargo,
la crtica requiere tiempo y la catalogacin celeridad, de ah que baste con el asptico
sumario de las partes que conforman la obra y que hacen evidente la disposicin interna.
Cul era la disposicin que destacaban las ? Efectivamente, la
intriga inverosmil.
Otro autor que representa la ltima resistencia de las letras paganas ante el
cristianismo y que igualmente denost el gnero es Macrobio. Vivi apenas una
generacin despus de Juliano. Su Comentario al Sueo de Escipin (1.2.6) contiene un
interesante apartado donde se refiere a las diferentes categoras de myt