LOS BARCOS DE LA ISLA COLOMBINA

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Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "Temas de siempre",

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OPINIÓN EL DÍA

TEMAS DE SIEMPRE

LOS BARCOS DE LA ISLA COLOMBINACon los «Santas» de la'Tras-

mediterránea y el «BeriohijNgua», el puerto de San Sebas-tián de la Gomera ha quedadobien unido con Los Cristianosy Santa Cruz de Tenerife.

Ahora, en esta etapa de loaferries en aguas isleñas, evo-camos tiempos idos, aquellosde los «correíllos» de la Com-pañía de Vapores Interinsula-res Canarios y los del cabota»je intenso. Eran años de buena exportación frutera y, ba-jo la contraseña de la QttoThoresen, comenzaron a nave«gar los «Sancho» y «San Juan»barcos a los que posterior-mente se unieron los de JaCompañía tylarítima Canaria,filial española de la Eider $Fyffes inglesa. Aquellos «fee-der S'hips» '•—«Águila de Oro»!«¡Mariposa», «Guanche», etc.—comunicaron todos los puntosde la'Isla Colombina con San-ta Cruz de Tenerife donde, asu llegada, trasbordaban loshuacales de plátanos a losfruteros que de aquí zarpabancon rumbo a Garston.

la guerra de 1914 a 1919significó el amarre de los pe-queños fruteros —algunos hicleron viajes entre Santa Cruzy puertos africanos— y, cuan-do se hizo sentir la escasezde tonelaje, entre los vendi-dos a armadores peninsularesfiguraban los «Sancho» y «SanJuan».

Volvió la paz al mundo y, el

> de febrero de 1921, en sueección «Noticias varias», elmatutino «La Prensa» publicólo siguiente: «En la presentesemana es esperado en estepuerto el vapor «Sancho II»,construido recientemente enEstocolmo por los señoresThoresen, para dedicarlo altráfico frutero entre las islas.También los señores Thoresentienen en construcción otrobuque para dicho servicio, quese denominará «Santa Úrsu-la». Estos buques, de moder-na construcción, son movidospor petróleo crudo».

Cuatro días más tarde, «La'Prensa» publicó la siguientenoticia: «Hoy, a primera hora,'llegará a este puerto proce-dente de Gotemburgo y LasPalmas, mandado por el capí'tan don Imeldo Rodríguez Ló-pez, el nuevo vapor «¡SanchoII», que la casa Thoresen haconstruido recientemente pa-ra dedicarlo al tráfico fruteroentre las islas».

Este fue el comienzo de lahistoria del «Sancho H», elpequeño «motor ship» de ma:trícula tinerfeña que, cargadode años e historia, continúaen estas aguas y que, consu presencia, dio la bienveni-da al «Bentíhijigua» cuandopor vez primera a ellas llegó.Ambos figuran en destacadolugar en los anales de las co-municaciones isleñas y, cadauno desde su particular faceta, encabeza un capítulo.

En 1921, la Fred Olsen Uneadquirió la flota e interesesde la Qtto Thoresen y, postenórmente, vinieron a SantaCruz los «Santa Úrsula» y«Bu re», motonaves muy si milares al «Sancho II».

San Sebastián de la Gome-ra —todos los puntos de ¡eIsla Colombina— supierondel buen navegar de estosbarcos que, más tarde, lo hi-cieron banda a banda con losde don Juan Padrón Saavedra»aquellos «Boheme», «Águilade Oro» e «Isla de la Gome-ra» que, con e! fletado «MariEl¡», hicieron línea regular decarga.

Cuando la Compañía Maríti-ma Canaria dio por finalizadossus servicios, la flota fue ad-quirida por don Alvaro Rodríguez López, y todos aquellosvapores —«Santa Eulalia»,«Santa Elena», «San Juan II»,«San Isidro», etc.— pasarona navegar bajo la misma con-traseña que el «Sancho II»daba al viento largo de lamar alta de Canarias,

Vino luego la Segunda Guerra Mundial y, como en 1915,a armadores de la Penínsulase vendieron muchos de aque-llos barcos —«Isla de la Go-mera», «Isora», «Adeje», «SanJuan II», etc.— que asegura-ban el transporte entre logpuertos de las Canarias Occidentales.

Cuando la paz llegó de nue

vo al mundo, la firma Rodríguez López adquirió el «Procyon» —luego rebautizada«San Juan de Nepomuceno»—que, en 1963, se perdió a con-secuencia de una vía de agua.Por una de esas casualidadesque siempre se dan en loscaminos de la mar, casi almismo tiempo que el «Pro-cyon», de la Península llegóun anti-guo vapor, de aquellosde alternativa triple, chime-nea de mucha guinda y largoy espeso penacho de humosobre la estela. Este no eraotro que el antiguo «SanJuan» que, vendido en 1916 aarmadores sevillanos, volvía alas islas en que primero navegó y en las que —tambiéncosas del destino marinero-poco después se perdió po*varada.

luego, el malecón primariode Los Cristianos. Los «San-tas» de la TrasmediterránneaEl «Benchijigua». Toda una se-rie de rápidos adelantos en•las comunicaciones marítimasentre las dos islas y, comosiempre, el recuerdo de unosbarcos que se fueron de lamar para siempre —«Águiladb Oro», «Gomera», «Bohe-me», «Isla de la Gomera»,«Santa Úrsula», etc.— y lapresencia siempre grata delveterano y bien conservado«Sancho II», toda una institu-ción en el Atlántico isleño.

J. A. Padrón Albornoz

Comentario de ALVARO FEITO en la revista "TRIUNFO"

LOS SABANDEÑOS, un ejemploúnico e insólito de conjunto musical

Estos son los materiales oénea coherencia de 'las «Ste

En eS último númetro dela revista «Tirlunfo», -el es-critor Alvaro Feito dediicaes*e interesante artíciuloal conijiurito tírrerfefto «losSabaríd'eños», a propósito'de su última obra, «¡Lassentencia del Tarta Vie-jo»:

SENTENCIAS SABANDEÑAS

Los Sabaindeñois constituyenuno lde íeso'S grupo-s voca'le-sespañoles que —a fuerza deser semHignorados o menos-prsci'sd^s1— penm-anencem ©nla penuimlbra deS]- éxito popuílarmu'ltltud'mari'o, sim acabar deentrar «en su ifoco de fuego de-vastedor. (Mejor que s-ea 'as-í,de todos -modos, pues más va^I© preservar ^a ca'lid'adi minori-taria que cosechar di aplausomüStlpIe e ñndi'Sioriniiin'ado.

El veterano oonij-unto can ario•nos sorprende con su ultirrfeOdisco: «Sentencias de'l tata

klore y lia canción popular *la-tl>noamericanos, tnuinca imúsiconi -grupo -español alguno habíarealizado una inyesti ación tandetallada y será de ¡©sa par-oe'S'a musical. Y, «más concreta-mente en es*a ocais'ión, dando<a conocer entre nosotros 1-a'sftguras argentinas 'de OsicarValles y Bu¡enaventura Luna,autores, respe'ctiMamente, dete niiúsícp'S y de ios poemasde estaos 'sentencia, ¡auténticocompendio d'e lia fiilo'sofía po-púllar ga-udha en iforme deciaoci'ón. Luina (1906-1955) esuino de 'los escritores y poe-tas peor conocidos y imásapasionantes de todos tos ar-gentinos -en la¡ priímera mitad»d!el s'itglo, 'ñisí como fdl floris-ta y 'm'uslcó'Io'go sin par. Os-oar Valí les, por su parte, miem-bro destacado d¡3«l grupo Lo¡sCainttores de Ooi'lla 'Hyasi, ese¡símisim'0 u*n mus ico dte granreputación en tedia ¡la iAün¡ériL

ca sureña, amén de di'scípu-

Estos son los matterielesqye ¡forman el canto die LosSabanideños -sn !la primera mi-tad de su ú'lti'mía grabación.Candi ó n argenti-nta euténtica,genuina, no como tantas otrasqu*e nos quieren m'eter por aihia trompicones. lNo íímportaqise los Sabándenos no seanargentinos para que sus vocesnos lleguen firmes y puras ynos digan -bastante más de 'lacanción d'e aquel país, y deaspectos y realidades ¡escon-didos ihasta ahora para nos*otros. 9ii respeto y diedüca-cSón ia lo'S -aüitores1. escogidiosson admirables, casi ex-atgera^do's. Si oü'guina traiba babríaque poner a Los Sabandeñoses 'siu excesivo dl-aisitcüsmo for-ma1!, >s;u encorsetami'eínto coimoagrupación foükiórica, iamp<liaHmente colectiva, con yna(s po-sibí'íidades de desarrollo y ex-psr limen tac ion aiJn sin explo-tar, especialmente ai 'la honade oCtuailizar 'uno-s textos yunáis formas 'del pasado. Unpasado 'que saben penfecta»-miente descubrir en ¡SITS aris-tas má's interesantes; no solloen su vertiente entranafofre-mente histórica, sino en 'lamás vivie'n.ciia'lirnente vigente.

Coimo se dteimuestra tsbnbiénen 'la selección de. otros cor-tes que constituyen 'la- seigyn-día dará de] disco qye1 conten-tamos. Aquí se enouentranmás f.iU'tones ¡argientinos depriímordii'a1] ¡importancia-, talescomo Aríd Ramírez y FélixLuna, A rimando Tejada Gómezy Osear Cardosp Ooaimpo. Pe-ro también está ell' lu¡rugyayoDaniíel Vi'gWetti («Dale tu nva-no a'l indio») y el üancioneroanónimo en ternais como' «¡RíoManzanares». Toíd'o 'lo cual

gene a cdherencla de 'lestencias...», complementa bienyn disco que mantiene en•aquéll'a-s su primer punto deatracción.

A destacar i'gu'ailrnente Hapresentación diel áflbum, conapuntes sobre los autores de'ltrabajo y las 'letras originalesd'e esas mMangáis, chacareras,cuecas, tonadas y recitadosque constituyen s'u entramar-do. Igualmente, la incílysiónde motivos pi'ctóricos «popula-res y otros de arti'stas comoSe'sostris V¡-tullo y Ouiinqyeila'Martín, dan un tono ¡inysyal yelevado para nuestnas' porta-des de¡ discos.

Intenesados vivamiente porel ¡folklore ctan^rio, como nopodía por menos die oou¡rrir,Los Sabandeños son un tejern*p'lo casi único, y, por tanto,insólito de conjunto miusico-vocaü -entre nosotros. Su «Cain"tata- deil Mencey loco» (ver«Troniío» dei 21-VM975) fueun experimento desacostum-brado por descubrir y proíyn>dizar en '¡as raíces d¡e la músi-ca d!e la tierra propia, unaobra, 'por ciento, que todavíaseguimos esperando que seariepresentedia en 'la (Meseta yen otros pueblos ¡hispanos.Con este «Tata viejo* qye aho-ra nos propone el numerosogrupo, el auténtico 'lazo queu¡nei a d'cnas comunidadescon las de algunos ¡lugares deLatino amé rica isfe estrecha ysie viviíioa con yn acertados'entí'db1 del 'homenaje y dfe'i re-'ocnacimi'ento haci'a sus maní*f estac ion e s pee uü ¡'ares, tantasveces degradadlas' y difusaspor las versiones y líos cana-jes :de 'la Hispanidad entreco-mülla'd'a y oficialista.

— ¿Y usted (Jórrele estuvo en la Semana Santa?, le pre-guntaba ayer uno a otro.

— -Hombre, fuera... ¡.No pensaría que me iba a quedaraquí-'. para que me cogiera la Semana Santa!

El individuo no encontraba en todas partes — ya se sa-be qu<* e! Sur es así — sino vino blanco.

— ¿Y es que tinto no hay por esta zona?, preguntó.—-No, eso es sólo ai retorno. «A la vuelta, lo venden

tinto»

— A mí, me decía un. amigo anoche, me fastidiaron lasvacaciones, porque no me reservaron el apartamento.

-Vamos, que te hicieron la pascua.— Sí, pero la Pascua de Resurrección...

—Mucha gente de aquí se fue a Las Palmas...—Bueno, pero eso sería para el Domingo de Ramos

solamente.

El tiempo en el Sur, cosa rara, no estuvo soleado, vmás bien se dejó sentir cierto fresquete.

Como todo el mundo, a pesar de ello y sin bañarse,estaba en bañador, alguien preguntó a una señora:

—Pero, ¿cómo está así, toda tullida, si no se va a bañar?

—Es, contestó, que el «guión» de ¡a Semana Santa loexige...

Unos se desnudaron, ypuchinos»...

otros se «forraron»: los «ca-

ALTOBER

De las pasadas vacaciones

LO MEJOR, ELRETORNO

Bueno, pues ya estarnosaquí todos de «nuevo. Otra vezpegados >a!l yunque deiljo, 'como si nadia, hubierasado; aunque parahay Cfue r©conocerilo, el yun««que .no sea tan duro como pa*ra 'Otros, porcru'e, en esta vi-da, corno idecía! ¡Luis Al vare zCruz, todavía hay 'gente quesabe 'llevar la carnet ¡illa vira-•da para abajo, para que no S'Qfl¡a llenen 'de piedras

Estamos ®quí otra vez, digo,como si no hubiera pasado ira-da, y (hay que ver ¡la de cosasque> ocurrieron por ahí. Ponquéen todo 'es-e sur, priincipálmetn-te, mo hubo un hotel mil un edi-ficio de apartamentos que nopusiera el cartefl- de «agota-das -las entradas». ¡La oanti*dad de «bebidas carbónicas quese consumieron, -las toneladasde bocadillos de jamón y que-so, amarillo que se dtespadülla*ron, y ©I whisky y el vino—sobre todo blanco, porquqya se sabe que en el suipriva este color— que se lle-varon de calle.

En. 'las piscinas no se cabía,las playas, aunque sin sol,e-sa es la verd'ad!, eslabam lle-nas, y en -los vestíbulos dehoteles y edtficios apartamen-tales era muy difícil abrirsecamino. Para tener acceso a'los restaurantes, sobre todoel Vienrtes Santo all -mediodía,había, comió aquel que dice,que echar una ¡instancia y séde gente que, oomenzaindopor los Cristianos, para po-der almorzar, tuvieran que lle-garse basta ía Playa de SanJuan, 'donde tampoco les foerra>y fáci'l temer tacceso a unalmuerzo más o menos orgarnizado y en un tiempo quepud'ré ramos llamar 'límite,Otros, en cambio, tuvieronque echarse en cualquierventa del camino un huevoduro y un vaso de vino, para•no fallecer de inanición.

Hasta líos bordes de la ca-

crirceras que 'habían acudidohasta allí para consumar s<u e1!'muerzo, provistos de sus co-rrespondientes viandas, enevitación' de ¡malíes mayores,como 'los que* -dejarnos siena-.'lados-

Pero, 'en fin, todo eso pasay. dentro de poco ya no queda-rá s'ino el recuerdo; un re-cuerdo que, por lio demás, sedesvanecerá también en nomucho tiempo; por jo que es-to que ¡ha ocurrido a -muchos,no servirá para nada en próxi-ma ocasión, puesto que todoe! 'rnundo volverá a tes anda-das.

Lo mejor d'e todo, <ell regre-so. No sólo porque» a*l vdlvera casa uno se da cuenta óeque no >!*& está tan mal co-imo uno creía y de que ein- 1«rniis<ma -se puede descansarmuy bi'en, mejor quizá que ensitio otro alguno, sino porque©n ese viaje di© regreso noha habido que <liarnentar acci-dentes, como se creía. 'Por 'lomenos, a la ¡hora que redacta-mas estas 'línea-s imo terremosnotrcia de percamoe algunograv© en las carreteras insula-res.

Ello 'si qtíe es diügno de te-nerse en Guenta y de- ponersede re'Ii'eve, ya que significaque 'los conductores i'S'leñoscada vez s© «concioncian'»más, como añora «e d'lce, d¡©'la responsa'bilidad que 'bs i«>oumbe en (det©rmii<naidas <x)«>cenrtraciones automovM ístiicas,como la que nos ocupa, y que©n< 'la p©r,insulta ¡ha ihabkío unballance d-e unos cien muer-tos, ide sábado a sábaido.

Bien vale, por (lo ttanto e lihaiber ido a disfrutar e^stas va-Daciones íueraf aunque «seasólo por e»l éxito d©l retorno;de esa -operación retomo», aouya oulrrrinación sin accidenrtes se *nos haibf'3 convocad'Qcon reiteración @ finsisteincia,que nunca es dlamasiada, porlas autoridades de Tráfico.