Post on 25-May-2015
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AGUA QUE IMPORTANTE ERES
LA HISTORIA DE
El gran médico y científico Iraní F. Batmanghelidj.
¿POR QUÉ INGERIR POCA AGUA Y ADEMAS DE MALA CALIDAD, ES
CAUSA DE TANTAS ENFERMEDADES?
Muy pocas personas ingieren hoy día la
"cantidad y calidad de agua" que el
organismo necesita para su correcto
funcionamiento. Se trata de un elemento
vital que no puede sustituirse con
zumos, refrescos, colas, sodas,
horchata, cerveza, vino, café, té o
cualquier otra bebida. El agua no tiene
sustitutivos válidos. Y el cuerpo necesita
un mínimo de dos litros diarios para realizar todas sus funciones corporales. No
ingerirlos puede ser, de hecho, la causa de numerosas dolencias. El dato lo
adelantamos ya en un reportaje anterior; en esta ocasión profundizamos en el
asunto y explicamos por qué la falta de agua es causa de tantas enfermedades.
UNA HISTORIA LLENA DE INJUSTICIAS
Aunque el doctor F. Batmanghelidj es iraní -nació en Teherán en 1931-
estudiaría el bachillerato en Edimburgo (Escocia) formándose posteriormente
como médico en la Escuela de Medicina del Hospital St. Mary de Londres donde
al acabar la carrera ejercería inicialmente su profesión.
Años después regresaría a su país donde, con el
tiempo, pasaría a hacerse cargo del centro médico de
caridad más grande de Teherán, lugar donde le
pillaría la revolución anti-occidentalismo de 1979,
siendo encarcelado por tener conocimientos
occidentales.
Pues bien, sería la falta de medios con los que tendría
que afrontar su trabajo en la penitenciaría lo que le
llevaría a descubrir algo muy importante -más bien
trascendente- que no le habían enseñado cuando
estudió Medicina. Él mismo cuenta que un día tuvo
que atender a un preso que sufría enormemente a
causa de una úlcera péptica y cómo, al carecer de medicamentos, pudo
ofrecerle sólo consuelo y agua. Fue entonces cuando comprobaría, con
asombro, que la simple ingesta de dos vasos grandes de agua hacía
desaparecer en sólo 8 minutos el fuerte e intenso dolor abdominal que aquel
hombre padecía. Una mejoría que se mantuvo posteriormente bebiendo sólo
agua.
Batmanghelidj dedicaría los 25 meses siguientes a
preguntarse cómo había sido posible aquello y a
averiguar hasta qué punto el agua era importante en el
estrés -un problema habitual en la prisión- así como en
otras muchas patologías. Sin embargo, sería entonces
llevado a juicio donde tuvo que responder de ¡32
cargos! -un número tan disparatado de delitos que ni
precisa argumentar su falsedad- siendo condenado a
muerte. Sólo que este médico brillante utilizó entonces
un argumento que incluso a aquellos revolucionarios
fanáticos les pareció lo suficientemente convincente
como para conmutarle la pena: su tratamiento de las úlceras pépticas con
agua. Y le perdonaron la vida para que pudiese seguir investigando.
Es más, aquel texto sería publicado en 1982 en el Diario del Consejo Médico
iraní y Batmanghelidj sería liberado lo que le permitió huir del país pocos meses
después. Al año siguiente -exactamente en junio de 1983- ese mismo artículo
vería otra vez la luz, esta vez en la Revista de Gastroenterología Clínica; y
resultó tan sorprendente su contenido en Occidente que merecería incluso un
comentario en la sección de Ciencias del New York Times. Batmanghelidj estaba
tan persuadido de la importancia de su descubrimiento, de lo que puede
prevenir y curar la simple ingesta de agua, que ese mismo año de 1983 crearía
su Fundación de lo Simple en Medicina como vehículo para cambiar nada
menos que ¡la actual estructura sanitaria! Y sólo cinco años después -en 1987-
presentaría los resultados de sus nuevas investigaciones ante un selecto grupo
de investigadores del cáncer en Grecia con el sugestivo título de: El dolor, una
necesidad para el cambio de paradigma.
EL PARADIGMA MÉDICO
A partir de entonces, este notable
médico iraní dedicaría los siguientes
años a investigar el papel que juega el
agua -y, sobre todo, su carencia- en los
distintos trastornos del metabolismo del
cuerpo. Y a explicar a sus colegas sus
descubrimientos para que supiesen que
el origen de muchas enfermedades no
es otro que una deshidratación crónica
del cuerpo, es decir, una insuficiente ingesta del agua que el organismo
requiere diariamente.
Encontrándose -como tantos otros colegas que en su momento rompieron
también los esquemas de lo establecido- con el escepticismo, la incomprensión
e, incluso, el desprecio. Actitudes que caracterizan a los ignorantes... y a
quienes, sabiendo que lo se dice es cierto, procuran que la información no se
difunda para que no merme los multimillonarios ingresos de todos esos
fármacos paliativos que, aunque no curan nada, abarrotan las estanterías de las
farmacias de todo el mundo.
Él mismo lo narra en el prefacio de su libro: Su cuerpo reclama agua a
gritos, en el que denuncia además que la estructura sanitaria actual sólo busca
vender productos que los médicos saben que no curan nada y que recetan sólo
porque se les ha hecho creer que no se puede hacer otra cosa y no hay
solución para muchas de las enfermedades que tratan, la mayoría catalogadas
por la Medicina de "etiología -o causa- desconocida". A fin de cuentas, los
grandes laboratorios farmacéuticos sólo investigan lo que puede producir
beneficios... pero sin resolver la enfermedad.
Porque toda enfermedad para la que se encuentra cura es una
ENFERMEDAD QUE DEJA DE PRODUCIR BENEFICIOS A LA INDUSTRIA
FARMACÉUTICA. Y ésta lo que busca no es sanar a la gente sino
"ganar dinero" con las enfermedades vendiendo paliativos.Que una
verdad tan simple no la entienda aún la gente -o no la crea-
demuestra la fuerza de la propaganda y la publicidad. Lo que es
posible por el silencio cómplice de los grandes medios de
comunicación.
No es el caso de Batmanghelidj, desde luego, que también denuncia lo que en
esta revista hemos dicho tantas veces: las facultades y escuelas de Medicina y
los sistemas sanitarios de los principales países del mundo están manejados -
unas veces abiertamente, sin disimulo, y otras de forma más discreta, desde la
trastienda- por quienes controlan la industria farmacéutica (que son los mismos
que controlan la industria petroquímica y la armamentística). ¿Se empezará
pronto a indagar sobre el alquiler de conciencias individuales e, incluso, la
financiación de algunos partidos políticos en todo el mundo?
Batmanghelidj denuncia además la actitud -y la ignorancia médica- de la mayor
parte de sus compañeros de profesión que terminan optando -dice- por
"incorporarse al negocio". Y, sobre todo, la de los responsables de las
principales instituciones sanitarias internacionales, especialmente las
norteamericanas.
De hecho, este médico desencantado de la mediocridad mental con que se ha
encontrado en su deambular cuenta en el libro algunas de sus peripecias en ese
sentido y tanto la Asociación Médica Americana (AMA) como el National
Institutes Of. Health (NIH) norteamericano decidían no aceptar siquiera un
diálogo para valorar la veracidad de sus afirmaciones.
Una de las excusas para no entrar a debatir, fue la cuestión de que no había
dinero para valorar si el agua puede prevenir o curar enfermedades. Fantástico
argumento científico para decidir algo cuya demostración no requiere apenas
inversión -se trata de dar simplemente agua- y que no entraña peligro alguno -
el agua carece de efectos secundarios negativos.
Y es que lo que Batmanghelidj asevera es simple pero
absolutamente revolucionario: asegura que ¡la mayor
parte de las enfermedades las causa la carencia
crónica de agua! Es decir, son consecuencia de no
beber la suficiente cantidad y calidad de agua cada día
(lo reiteramos: diariamente). Obviamente, buena parte
de los lectores pensará que eso no puede ser verdad,
que no puede ser tan sencillo. Y, sin embargo, Batmanghelidj no hace esa
afirmación de forma gratuita: la fundamenta científicamente.
Por eso no alberga la más mínima duda al afirmar, con toda seguridad, que el
agua es la mejor medicina natural para gran número de las llamadas
enfermedades. Basta para constatarlo es el hecho de que todas las funciones
del organismo dependen del flujo de agua en el cuerpo.
De ahí que lo que para muchos médicos es un "cuerpo enfermo" para
Batmanghelidj no sea en muchas ocasiones sino un "cuerpo sediento" al que se
puede devolver la salud dándole simplemente la cantidad y calidad de agua
adecuada.
¿Tan difícil es de aceptar? Pues quizás le ayude recordar que el 75%
de nuestro cuerpo es agua. Y que originariamente procedemos del
mar. Es más, nuestra sangre tiene la misma composición que el agua
de mar.
Luego, ¿Cómo va a costarnos entender que la deshidratación crónica puede
provocar el deterioro -a veces de forma irreversible- de numerosas funciones
orgánicas? ¿O es que desconocemos que las múltiples funciones químicas que
se desarrollan en nuestro cuerpo son imposibles, si no hay agua suficiente?
Los médicos, evidentemente, lo saben; pero suelen olvidarlo cuando atienden a
sus pacientes. O quizás sea verdad la afirmación de Batmanghelidj de que en
realidad a sus colegas no se les ha explicado suficientemente las múltiples
funciones químicas del agua en el cuerpo y que la deshidratación provoca a
veces la pérdida de algunas funciones.
Pues bien, como quiera que cada función del cuerpo está regida y sujeta al flujo
del agua, se entenderá que el organismo la distribuya cuidadosamente, ya que
es la única manera de garantizar que haya suficiente agua para que los
nutrientes lleguen a todas partes y las distintas funciones bioquímicas tengan
lugar. Obviamente, cuando eso no sucede, cuando no dotamos al organismo de
suficiente agua, la poca que hay, se destina a los órganos más vitales: cerebro,
pulmones, hígado, riñones y glándulas éstos tienen prioridad sobre músculos,
huesos y piel en la distribución sanguínea. De ahí que si esa situación se
mantiene durante largo tiempo, haya órganos que puedan resultar afectados
por la escasez.
EL AGUA HIDRATA LOS DEMÁS LÍQUIDOS NO
Quizás piense usted que si el organismo precisara realmente
más agua... le "avisaría" haciéndole tener sed. Y es cierto.
Pero no lo es menos que en esta sociedad consumista donde
muchas de las personas que cuando tienen sed... toman
líquidos, no agua. Es decir, beben zumos y refrescos
industriales, aguas carbonatadas, colas, sodas, gaseosas,
horchatas, granizados, cerveza, vino, leche, café, té, alcohol,
etc. Y tales líquidos no son, ni serán, sustitutivos del agua
natural. Porque todas esas bebidas aunque contienen agua,
muchos de sus componentes son agentes deshidratantes. Es decir, cuando se
ingieren, el organismo elimina el agua que contienen... y mucha más. Y es que
todos poseen una fuerte acción diurética.
Entiéndalo bien: el único líquido que realmente hidrata el cuerpo es el
agua.
Batmanghelidj lo explica con numerosos datos. Por ejemplo, ¿Qué sucede si
bebemos mucho café o bebidas que contienen cafeína, como el té o las colas?
Pues que los estimulantes que contienen provocan una fuerte acción diurética y
además actúan sobre el sistema nervioso central sobre-excitándolo y privando
al cuerpo de su capacidad para formar energía hidroeléctrica. Además, el
exceso de cafeína anula la formación de moléculas ATP -las encargadas de
proporcionar energía al cuerpo - algo que afecta sobre todo al cerebro,
causando fatiga crónica y cansancio del músculo del corazón a causa de su
excesiva estimulación.
Cabe añadir, que la creencia de que la "boca seca" es el único signo de
deshidratación del cuerpo es falsa. Esa señal es en realidad -siempre según
Batmanghelidj - "el último signo externo de una deshidratación
extrema". Es más, afirma con seguridad que el cuerpo puede sufrir de
deshidratación aunque la boca esté totalmente húmeda.
En suma, es importante prestar tanta atención a la cantidad y calidad de lo
que se come como a la cantidad y calidad de lo que se bebe. A este respecto, el
doctor Batmanghelidj afirma que igual que tenemos "dolor de hambre" tenemos
también "dolor de sed"; y en este caso, el agua es la única sustancia efectiva
para aportar alivio.
En esas situaciones lo que quiere el cuerpo, lo que necesita, lo que
pide, es agua y sólo agua.
CUANDO EL CUERPO TIENE SED... LOS MÉDICOS LE DAN FÁRMACOS
El doctor Batmanghelidj asegura, en
definitiva, que una deshidratación crónica
causa diferentes síntomas: dolor, picor,
inflamación, hormigueo, etc. Y a dónde se
manifiesten éstos, es la zona del cuerpo en la
que la escasez de agua es más evidente.
Asimismo, asegura que cuando esa
deshidratación es prolongada, el problema en
esa zona se agrava y termina provocando una
disfunción, una patología; lo que llamamos
una enfermedad.
El drama, según Batmanghelidj, es que a los médicos no se les ha explicado
esta cuestión tan simple y sencilla, y se dedican entonces a acallar esos
síntomas (que no son en realidad sino las señales de sequía del cuerpo) con
productos químicos. Un tremendo error porque no se ataca la raíz del problema
y encima se intoxica el organismo con productos químicos que envenenan las
células.
Para Batmanghelidj, los dolores crónicos del cuerpo que no puedan
ser explicados como una lesión o una infección deberían en primer
lugar, y sobre todo, ser interpretados como señales de una reducción
crónica de agua en la zona donde se localiza el malestar. Y esos
dolores crónicos incluyen el dolor dispépsico (gastritis, duodenitis,
úlcera péptica...), el dolor artrítico reumatoide, el dolor de angina, el
dolor lumbar, el dolor de las piernas al andar, los dolores de cabeza -
especialmente la migraña y los de la resaca- y las colitis. A su juicio,
todas esas dolencias deberían tratarse sólo bebiendo abundante agua,
preferiblemente de buena calidad. No menos de dos litros y medio
cada 24 horas durante algunos días. Los analgésicos lo único que
hacen es ocultar la señal de deshidratación local y crónica del cuerpo.
"La nueva verdad científica, dice Batmanghelidj, es que es el solvente (el agua)
es quien regula todas las funciones del cuerpo, incluida la actividad de todos los
elementos que disuelve y conduce".
Agregando que el cuerpo necesita como mínimo entre 6 y 8 vasos grandes de
agua al día.
Deberíamos pues tomar diariamente uno o dos vasos de agua de 200 ml. nada
más al levantarnos de la cama, otro, media hora antes de la comida y de la cena, y otro más, dos horas y media después de cada una de ellas. Asimismo,
se recomienda tomar entre dos y tres vasos más a lo largo del día.
¿CÓMO SABER SI ESTÁ DESHIDRATADO?
Como quiera que la "boca seca" es el
último síntoma indicador de que el
organismo ya no puede funcionar
correctamente si no se le proporciona
agua, le explicamos cómo saber si su
cuerpo tiene sed, según el doctor
Batmanghelidj. Y es simple:
Fíjese en el color de la orina y
compruebe si normalmente es
incolora o ligeramente amarilla; si es así, no hay problema.
Ahora bien, si normalmente es amarilla oscura o, incluso, de color
naranja, usted se está deshidratando. Ese color oscuro significa que
los riñones están trabajando duro para eliminar las toxinas del cuerpo
y la orina está muy concentrada.
Además, es verdad que los riñones tienen la habilidad de concentrar la orina,
pero esa capacidad no debe usarse en su estado límite como norma, so pena
de provocar daños en el riñón. Batmanghelidj asevera también que cuando un
cuerpo está deshidratado, los procesos fisiológicos que se establecen son los
mismos que cuando uno sufre estrés. Y es que la deshidratación es
precisamente el principal estresante de toda materia viva.
EL PAPEL DEL AGUA
Batmanghelidj reitera mucho en algo
cuya importancia parecen ignorar, o no
valoran en su justa medida sus colegas:
"el agua no es simplemente el solvente
que llena el espacio entre la materia
sólida y lo disuelto". La idea es, el
cuerpo es como una gran "probeta" llena
de sólidos de naturaleza diferente y que
el agua del cuerpo, la materia que la envuelve; pero esta actividad ha sido
tomada como insignificante. Es un error tan grave, que ha impedido
comprender cómo funciona realmente el metabolismo.
Aún hoy, hay muchos médicos y científicos que siguen pensando que son las
sustancias disueltas en la sangre y en el suero del cuerpo las que regulan todas
sus actividades, cuando en realidad sobre el agua -y sobre su papel en los
procesos bioquímicos y bioenergéticos- no se ha sabido casi nada hasta hace
muy poco tiempo.
El hecho de que se trate de un
componente abundante y
normalmente fácil de obtener (bueno
casi, porque hay muchos lugares en el
mundo donde el agua es un lujo) hizo
q ue no se estudiara a fondo su papel
y que no se tuviera en cuenta la
posible implicación de su carencia en
muchas enfermedades. Es decir, a
quienes estudiaron inicialmente a fondo el funcionamiento de nuestro cuerpo se
les escapó su importancia real y, sobre todo, lo que a nivel funcional implica su
carencia continuada.
Nadie, hasta Batmanghelidj, pensó que un organismo podía estar deshidratado
y ser esa la causa de numerosos fallos o patologías. ¿Cómo no iban a caer en
cuenta de ello, si el organismo está compuesto en un 75% de agua y ésta se
encuentra en todas partes?
No pregonaron, como debería ser, que los líquidos con que mucha gente
pretende apagar la sed e hidratarse... no sólo no cumplen ese cometido sino
que además deshidratan, como ya hemos explicado. Y no cayeron en cuenta
tampoco de que precisamente por ser el cuerpo el 75% agua, este requiere
diariamente de que haya el suficiente líquido en él. Por ejemplo, el cerebro que
requiere mucho oxígeno, está constituido en un 85% de agua.
Resumiendo, Batmanghelidj no duda de que la deshidratación crónica es en
realidad la causa de buena parte de las llamadas enfermedades. Y argumenta
que eso explica por qué la mayoría siguen siendo para muchos médicos y
científicos de etiología o causa desconocida. Y por qué son incapaces de
curarlas. "Basta consultar cualquier texto de medicina para comprobar que a
la hora de explicar las causas de las enfermedades más extendidas, todo es
palabrería. Se utilizan centenares de páginas para terminar diciendo siempre lo
mismo: etiología desconocida".
Hoy casi todos los tratamientos médicos, salvo las infecciones que se tratan con
antibióticos o la cirugía reparadora, son paliativos. Los médicos no saben curar
un simple constipado o una gripe, pero tampoco las alergias, la hipertensión, el
asma, las úlceras pépticas, la artritis, el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis
múltiple, el cáncer... y así un sinfín de "enfermedades".
"¿Cuándo entenderán mis colegas -se
pregunta Batmanghelidj- que la mayoría de
las llamadas 'enfermedades degenerativas'
se deben muy probablemente a una
deshidratación crónica? ¿No les basta para
constatarlo mi éxito al tratar sólo con agua a
más de 3.000 pacientes que padecían úlcera
péptica? ¿Por qué no entienden que lo
mismo pasa con otras muchas patologías?
¿Se debe esa resistencia al hecho de que lo
que postulo hace evidente que la práctica de
la medicina clínica se basa en una hipótesis falsa y en una premisa inexacta?"
Conviene aclarar de nuevo que Batmanghelidj se refiere siempre a una
deshidratación crónica, a la falta de agua de manera continuada en el tiempo. Y
que, consecuentemente, bastaría ingerir la suficiente cantidad y calidad de
agua diariamente para evitarla.
Debe entenderse, asimismo, que la falta de agua puede llevar a una situación
de deterioro físico que impida revertir el proceso de degeneración causado por
su carencia. Por tanto, si bien la ingesta de agua prevendría en
principio la aparición de la mayoría de las enfermedades y puede
detener los procesos degenerativos en marcha... cuando el deterioro es
total no puede revertirse el problema de la misma manera que usted no puede
recuperar una mano amputada. En cambio, sí puede detener el proceso
degenerativo.
Obviamente, tampoco pretenda resolver su problema si padece un proceso
degenerativo en diez días dedicándose a beber litros de agua. Se trata de
rehidratar el cuerpo bebiendo agua suficiente y de buena calidad cada día." No
se equivoque"