Nido Vacío

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El entender a los individuos, su funcionamiento y

perspectiva sólo es posible a través de la comprensión de

la familia, ya que sin duda ésta constituye el núcleo

central, no sólo de la sociedad sino del propio desarrollo

físico y emocional de cada individuo.  

Las transiciones son momentos de desafío para los padres sobre

todo cuando atraviesan por la etapa denominada “nido vacío”, en

ésta deberán estar preparados para soltar a sus hijos a tiempo para

la formación de nuevas unidades y el trabajar en su dinámica de

pareja y en lo individual, una vez que queda sola nuevamente.

Según la dinámica y la etapa del ciclo vital por el cual atraviesa la

familia, surgen crisis que pueden ser una oportunidad para hacer y

experimentar cosas nuevas, propiciando un aprendizaje cuando se

logra la adaptación.

Aquí un papel fundamental será el trabajar en medidas

preventivas y de tratamiento que contribuyan como lo

menciona Estrada (1997), a salvaguardar este

subsistema. Ya que los conflictos y las tensiones de

pareja pueden llegar a ser insoportables o bien persistir

llegando a afectar seriamente al matrimonio si no son

solucionados.

Objetivo General:

Facilitar el afrontamiento de la etapa de nido vacío en padres

de familia entre los 45-50 años de edad, mediante el

fortalecimiento de las áreas de oportunidad.

 

Objetivos Específicos

•Identificar la situación actual ante las perdidas.

•Reconocer logros del ciclo familiar.

•Planear estrategias útiles dentro de las áreas de oportunidad. 

En México el cuidado de los hijos se convierte en

prioridad ante los demás aspectos, como el de pareja y

así cuando los hijos se van de casa, (nido vacío) es una

de las etapas más difíciles de afrontar por parte de los

padres quienes se dedicaron por completo a este aspecto

y pudieron dejar su vida de lado.

Un proceso que se divide en seis etapas (Carter y

McGoldrick, 1988)

1. Abandonar el hogar paterno y convertirse en un adulto

soltero. (Aquí se produce el desprendimiento, es decir,

el proceso de entrada en la edad adulta y de salida del

núcleo familiar de origen)

2. La nueva pareja. (Momento en que en el que dos individuos

provenientes de familias diferentes se unen para formar un

nuevo núcleo familiar)

3. Ser padres y convertirse en una familia con hijos. (El

adulto asciende una generación y se responsabiliza del

cuidado de una generación más joven)

4. La familia con adolescentes (Los niños dóciles se

convierten en adolescentes rebeldes, una situación ante la

que los padres tienden a adoptar dos estrategias: se

muestran más estrictos y obligan al adolescente a aceptar

los valores paternos, o se muestran más permisivos y

conceden una amplia libertad al adolescente)

5. La familia a mitad de la vida. (Se produce el desprendimiento

de los hijos y supone un momento fundamental en el

establecimiento de vínculos entre las generaciones y en la

adaptación a los cambios evolutivos que se producen a la mitad

de la vida)

6. La familia en la parte final de la vida (La jubilación altera al

estilo de vida de una pareja, lo que requiere un proceso de

adaptación )

Nido Vacío

• Cuando los jóvenes se emancipan y dejan el

hogar paterno, la pareja vuelve al inicio del

ciclo. Ahora, sin la presencia de los hijos, han

de tomar su relación conyugal.

• Sin embargo, para muchas parejas que ya no

cuentan con el ímpetu de la juventud, dar vida

nuevamente a esa relación constituye una tarea

sumamente ardua.

Durante esta etapa, la pareja debe enfrentarse a la

jubilación. El retiro laboral de uno o varios miembros de la

pareja provoca cambios en todas las rutinas, horarios,

actividades y economía familiar, lo que genera una nueva

crisis.

El Reencuentro

– Se debe a que para estas fechas casi siempre los hijos ya se

han ido a formar otras familias, lo cual propone algunos

cambios. En primer lugar los padres se encuentran ya cercanos

a los 50 años de edad o más. Si las cosas han marchado bien

en las etapas precedentes, les será más fácil aceptar los

cambios de una biología que tiende a declinar; igualmente,

como pareja podrán enfrentar los cambios familiares y sociales

que se presentan:

Igualmente la aceptación del rol de abuelo el cual requiere haber

madurado adecuadamente algunos puntos conflictivos.

. Es de tomarse en cuenta que aquí abre fuertemente el conflicto con

las nuevas generaciones (la brecha generacional), y que en

ocasiones aparecen problemas económicos debido a los hijos que

inician una carrera, un oficio y otra familia.

Recordemos que el padre o madre requieren de un gran

esfuerzo, constancia y fortaleza para lograr solucionar todas

las tareas de la crianza, la adolescencia y el

desprendimiento, por lo tanto los roles de padres

frecuentemente hacen que se olviden o por lo menos que

pasen a segundo término los de esposos, y es de suponer

que estos simplemente por omisión, hagan que el

reencuentro sea una etapa difícil.

• Por lo general, aquí aparece clara la percepción del lugar que se ha

ocupado en la vida y las limitaciones inherentes a uno mismo, que

anteriormente había sido posible postergar o negar.

• Otra vez aquí la naturaleza exige que se haya logrado una

individuación definida o de otro modo se tendrá que pagar un

precio, como es cerrar la posibilidad de continuar renovándose o de

disminuir la posibilidad creativa de la propia vida con las

consecuencias de vacío y depresión que esto frecuentemente trae

consigo

En esta fase del reencuentro, cuando ya se han ido los hijos,

ya sea porque se casan o porque se da el cambio emocional

que produce su independencia, no queda otra salida que

enfrentarse nuevamente con uno mismo y con el compañero.

Se reeditan los viejos problemas y parecen también las viejas

artimañas para controlarlos. Para este entonces el rol de esposo, si

no ha desparecido en su mayor parte, si ha pasado a un segundo

término debido a que las demandas que exige el rol de padre por lo

general han sido fuertes. Es necesario volver a recordar lo olvidado;

a ser esposo y compañero del otro, como en el principio, como

cuando se empezó a formar la familia.

Debemos recordar que la pareja es el corazón de la familia y

como tal nunca pierde esa posición; las cuatro áreas de

reorientación en esta etapa del ciclo vital son.-

• En el área de la identidad: es ahora más necesario que

nunca el apoyo mutuo entre los esposos, para continuar

en la búsqueda de nuevos estímulos y nuevas metas

para el matrimonio. Debería existir, más que antes, la

capacidad de permitirle al compañero que exprese su

ser tal como es, sin la existencia limitante que tal vez en

un principio se estableció en los primeros contratos

matrimoniales.

En el área de la sexualidad, deberá buscarse un apoyo

incondicional a las dificultades que produce la edad

misma. Tendrán que encontrarse o inventarse los

caminos para sentir y compartir la satisfacción de haber

producido y ayudado a salir adelante a otra generación,

tal vez mejor que la de uno mismo.

En el área de la economía, será necesario contar con el

apoyo y la comprensión en los arduos cambios de la

jubilación, con la capacidad de aceptar un manejo de

menores responsabilidades, tanto en el trabajo como en el

hogar.

Deberá existir la capacidad de afrontar las deudas y el temor

por la economía, o bien el saber aprovechar las mejorías

obtenidas durante la vida de intenso trabajo y producción.

También será necesario aprovechar mejor el tiempo que

ahora estará más disponible.

• En el área del fortalecimiento del yo, es de la mayor

importancia la ayuda mutua para tolerar los duelos

debidos a las pérdidas que se han sufrido en el

transcurso de la vida y las que se avizoran en el futuro.

Inclusive para prepararse a la soledad y aceptar el

envejecimiento.

• Es necesario estar preparado para manejar adecuadamente los

sentimientos de culpa que aparecen con frecuencia como

fantasmas del pasado por los errores cometidos con los demás,

especialmente con los hijos y por los deseos de la propia muerte,

que a esta altura empiezan a filtrar la barrera de la represión. Todo

esto hace de la etapa del reencuentro una de las mas demandantes

para el “sistema familiar”. El fracaso que las parejas precisamente

sufren a este nivel del ciclo vital es mucho más grande de lo que

comúnmente se piensa.

El nido vacío que puede volverse a llenar

Debido a la inestable situación económica que caracteriza al mundo actual, el

nido vacío vuelve a llenarse cada vez con mayor frecuencia cuando un hijo

adulto regresa al hogar paterno tras una trayectoria profesional poco exitosa o

después de un divorcio. Además, algunos individuos no abandonan el hogar

de sus padres hasta edades cercanas a los 30 años, ya que no disponen de

los medios económicos necesarios para independizarse.

Incluso cuando el nido ya se encuentra vacío, la generación que vive su etapa

de madurez siempre ha ayudado a la generación más joven por medio de

préstamos o donaciones para sufragar los gastos educativos. Además, la

generación madura siempre ha sido una fuente de apoyo emocional. Los

padres se sienten satisfechos de poder proporcionar este tipo de apoyo a

sus hijos.