Post on 08-Oct-2018
PENSAMIENTO CONTEMPORANEOColecci6n dirigida por Manuel Cruz
1. L. Wittgenstein, Conferencia sobre ética2. J. Derrida, La desconstrucciôn en las fronteras de la
filosofia3. P. F. Feyerabend, Limites de la ciencia4. J. F. Lyotard, éPor qué filosofar?5. A. C. Dante, Historia y narración6. Th. S. Kuhn, éQué son las revoluciones cientificas?
7. M. Foucault, Tecnologias deI yo
Thomas S. Kuhn
i Quê son las revoluciones científicas?y otros ensayos
lntroducción de Antonio Beltrán
Ediciones PaidósI.C.E. de la Universidad Autónoma de BarcelonaBarcelona-Buenos Aires-México
Título original:What aTe Seientifie RevoIut/mu?
© 1987 by Massachusetts Inatltute of Techno10BY. Cambridge - LondresCommensurabillty, compaTabillty, communlcab/l/ty
© Tbe Philosophica1 of Science Aasociatlon, Unlversidad de Michigan, East LansingRationality and Theory Choice
© The Joumal of Philosophy, Nueva York
Traducción de José Roma Feito
SUMARIO
Introducción: T. S. Kuhn. De la historia dela ciencia a la filosofía de la ciencia, Antonio Beltrán. . 9
1. .:Qué son las revoluciones científicas? SS
cultura Libre
Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martín Badosa
1." ediciôn, 1989
Ouedan rigorosamente prohibidas, sín la autoríeecíõn escrita de los titulares deicCopyrighb, belo las sanciones establecidas en las leyes •. la reproducclón totalo parcial de esta obra por cualquier media o procedimiento, comprendidos lareprografíay el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de e1lamediante alquiler o préstamo públicos.
© de esta ediciónEdiciones Paidós Ibérica, S.A.Mariano Cubí, 92-08021 Barcelona, eInstituto de Ciencias de la Educaci6nde la Universidad Autónoma de Barcelona, 08193 BelIaterra
ISBN: 84-7509·544-5Depósito legal: 8-13.706/1989Impreso en Hurope, S.A.Recaredo, 2·08005 BarcelonaImpreso el} Espaiía - Printed in Spain
2. Conmensurabílídad, comparabilidad ycomunicabilidad. .
3. Racionalidad y elección de teorias.
9S
137
INTRODUCCION
T. S. KUHN. DE LA HISTORIA DE LA CIENCIAA LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA
I
Pronto, en el aqui ya mítico 1992, se cumplirántreinta anos de la primera edición de La estructura de las revoluciones cientificas' (en adelanteE.R.C.), de T. S. Kuhn, posiblemente el libro máscitado en la filosofia de la cíencia, desde entonces.Y también el libro de filosofia de la ciencia máscitado. Aunque esta última afirmación no es aünplenamente aceptada por todos. En el marco dela crisis abierta entonces en la filosofia de la ciencia eso es comprensíble, porque los profesionalesdel campo no renuncíaron, como es usual, a laspautas, criterios y prejuicios por los que se habíanregido durante mucho tiempo. Por otro lado, eselibro revolucíonario procedia de alguien que sepresentaba y se presenta a si mismo como «historiador», y defendia y mostraba la relevancia y
I. T. S. Kuhn, The structure of scientific revolutions,University of Chicago Press, 1962, 1970. La versi6n castellana.por la que citaré, en México, F.CoE., 1971.
10 lQtrn SON LAS RBVOLUCIONES CIBNT1PICAS? INTRODUCCIÓN
necesidad de la historia de la ciencia y disciplinasafines para la filosofia de la ciencia. Y esto, desdelos dogmas vigentes, resultaba sacrilego. Pero contemplado desde un punto de vista retrospectivopodría ser considerado perfectamente como unanecesídad,
A finales deI siglo XIX y principios deI siglo xx,los grandes héroes de la inmediata prehistoria dela ciencia habían sido científicos o fil6sofos que,si. no buscaban en la ciencia pasada la acumulaci6n de hechos científicos hacia nuestra verdad,veían en ella la confirmaci6n de sus propías ideascientíficas o filosoficometodol6gicas, que la hístoria mostraba como la conclusi6n de un desencadenamiento lógico. Disfrutamos aún de grandesmonumentos de erudici6n, como la obra deDuhem, resultantes de su labor y perspectiva máslógica que hist6rica.
En relaci6n o como reacci6n a esta historiapositiva o puramente interna y lógica, surgen enFrancia diversos grupos que reívíndícan unaauténtica historia de la ciencia, orientada por laperspectiva «hístóríca», muy diferente de la «científica». Es necesario, dirá Rey, rehabilitar la EdadMedia, como quiere Duhem. Pero no podemos atenernos a la literalidad de ciertos textos. EI «espí·ritu», el âmbito en que se mueven es muy diferente aI de la ciencia moderna. Su tesis es que«la historia de las ciencias es ante todo historiade su espíritu filos6fico, de la representaci6n quelos hombres se han hecho en cada instante deIuniverso, cuando trataban de precisarIa y legiti·
marla... ».' En Hélene Metzger podemos encoDtrlirafirmaciones similares no menos entusiastas! Sia estos aüadímos los nombres de L. Febvre y F. Bnríques, y sobre todo el de su antecesor Paul Tannery, obtendremos buena parte deI grupo de historiadores a los que pronto se uniria Koyré.
Se ha dicho repetidas veces que con Koyré lahistoria de la ciencia alcanza su madurez, que esel padre de la historia de la ciencia actual. Efectívamente, en él la reacci6n y las directrices delgrupo mencionado alcanzan su cumplimiento ydesarrollo. La denuncia deI anacronismo. La çpgencia de la contextualizaci6n de científicos y teorias en su entorno cultural, olvidando nuestrosconocimientos actuales. EI consiguiente análisisconceptual y de la «estructura de pensamíento»del' problema y autor estudiados. EI rechazo deIconcepto de «precursor», más alIá incluso de lacritica de Metzger.' La esencial unidad deI pensamiento científico y filosófico. La príorídad de lastransformaciones filos6ficas en las revoluciones
2. Véase, para lo tratado en este párrafo, la introducciónde Pietro Redondi en Alexandre Koyré, De la mystique à lascience. Cours, conférences et documents 1922-1962, compilación de Pietro Redondi, París, Editions de l'Ecole des hautesétudes en sciences socíales, 1986. Nuestra cita en pág. XVI.
3. Véase H. Metzger, La méthode philosophique en histoire des sciences. Testes 1914·1939, Paris, Fayard, 1987, cuyoprimer capítulo plantea la cuestión en su título .L'historiendes sciences doit-il se faire le contemporain des savants dontil parle? Pero pueden verse, en general, la primera y segunda partes dei libra donde quedan bien definidas sus posturashistoriográfica y filosófica.
4. Metzger, op. cit., págs. 75-95.
12 lQtm SON LAS REVOLUCIONES CIIlN1'1PICAS? INTRODUCCIÓN 13
científicas. Todos estos elementos se ilustran yponen de manifiesto en los estudios que lleva acabo Koyré dei Renacimiento y la Revolución Científica, y constituyen el marco y apoyo de sus notascríticas al ínductívísmo y al positivismo.
11
Pero entonces ya no son simplemente el inductivismo y positivismo decimonónicos. El desarrollo de la lógica formal había proporcionado losmedios para construir una filosofía de la cienciaque, entre otras cosas, iba a explicar el carácterracional y progresivo de la ciencia e ilustrar elcamino que debía seguir la filosofia, más allá deIrito de la confusión de la tradicional. EI empirismo lógico, con la inducción como bandera metodológica, la verificación como escoba para pseudoproblemas metafísicos o de catadura similar, y lapersecución de un lenguaje sin equívocos, ahorasí, universal, se desarrollaba en los mismos afiesen que Koyré hacía historia de la ciencia, sobretodo de una de sus etapas más gloriosas, y éstatenía poco que ver con lo que afirmaban los positivistas lógicos. Ya en 1935, Metzger se asombrabade que los miembros de la escuela de Viena creyeran que sus agresivas propuestas eran tan nuevas cuando en Viena eran un lugar común, Perouna de las cosas que le parecía inquietante eraque los positivistas lógicos «que' combaten los apriori con todas sus fuerzas, mantengan no obs-
tante uno en la base de su trabajo. Se trata delaignorancia sistemática, espontánea primero,querida después, de los trabajos originales de los filósofos, de la historia de la filosofía y de la historiade la cíencía».'
Pronto vendría Popper a criticar tesis centralesdel empirismo lógico, .defendíendo el falsacionismo contra el verificacíonísmo, el método hípotético-deductivo contra la inducción y proponiendo como problema básico el del crecimiento dela ciencia. Peroeso no acercaba en lo más mínimola filosofía de la' ciencia a la historia de la ciencia.Por el contrario. Popper pone más énfasis aÚD enque ambas cosas no sólo son distintas sino que la .historia está subordinada a la filosofía de la cíencia, o más exactamente a la lógica' de la cíencía,Formula así lo que llama «principio de transferencia». Esta es una de las joyas popperianas queluce así: «Todo lo que es verdad en el dominio dela lógica, lo es también en el método cientifico yen la historia de la ciencía»,'
111
Está claro que la obra histórica de Kuhn debesituarse en la línea de Koyré apuntada más arriba.En el primer libro de historia de la ciencia de
5. Metzger,op. cit., pág. 166.6. Popper, Conocimiento objetivo, Madrid, Tecnos, 1974,
pág. 19. Compárese este principio con la afirmación de Koyré: «.,' la historia deI pensamiento científico no es entera-
14 ,QUÊ SON LAS REVOLUCIONBS CIENT1FICAS? INTRODUccrÓN
Kuhn, La revolucíón copernicana, puede percíbirse fácilmente la «simpatia» deI autor por los elementos centrales de la historiografia defendidapor Koyré. En su momento constituyó la primeraobra de conjunto deI desarrollo de la astronomiadesde Grecia hasta el siglo XVII. Pero, ya allí, sepercibe algo más: los intereses filosoficometodológicos. Está claro que nuevas preguntas formuladas, como por qué tardó dieciocho siglos enaparecer la revolución copernicana o, en general,parágrafos como «Las funciones de un esquemaintelectual» y la «Anatomia de la creencia científica»' surgen sin duda de un trabajo genuinamentehistórico que, no obstante, no sólo no excluyesino que implica una reflexión filosófica que, comoen esta ocasión, puede ser de gran novedad y relevancia para la filosofia de la ciencia en general.De hecho, tales preguntas y reflexiones constituíanuna profundización en las directrices historíográficas de Koyré y sus colegas apuntadas más arriba,pero también se hacían desde la conciencia de lacontradíccíón con la filosofia de la ciencia vigente.'
mente lógica. Por eso, para comprender su evolución hayque tener en cuenta factores extralógicos•. (Estudios de historia dei pensamiento cientifico, Madrid. Siglo XXI, 1977,pág. 83J .
7. Kuhn, La revolución copernicana. La astronomia pianetaria en el desarrol/o dei pensamiento occidental, Barcelona, Ariel, 1978 (oríg., 1957), págs. 65-72 Y 110-116, respectiva.mente. Pero véanse de modo especial las págs. 112 y sigs.
8. Hay, no obstante, un punto importante que separa lahistoriografia de Koyré de la de Kuhn. Se trata de la ideadei progreso cientifico que el primero describe como itinera-
La obra filosófica de Kuhn surge de la constatación de que, a pesar deI principio de transferencia de Popper, la historia de la ciencia contradi.cela lógica de la ciencia vigente, y tengo pocas dudasacerca de que Popper identifica s!l.aógica de la cíencia con la lógica de su principio de transferencia.Kuhn nos cuenta que, siendo un físico, aficionadoa la filosofia de la ciencia, sus primeros trabajoshistóricos le pusieron de manifiesto que la cienciatenía poco que ver con lo que los filósofos y lapedagogía de las disciplinas científicas decían deella. Pero lo importante no fue sólo tal percepciónque, en el primer aspecto al menos, era comúnentre los historiadores de la ciencia, sino sobretodo que el propio trabajo histórico le convencióde que la historia de la ciencia podia ser útil ynecesaria para el filósofo de la ciencia y, por otraparte, que esto provocó su dedicación a la historia de la cíencía.' EI ínterés de este punto no essólo biográfico, sino que plantea problemas teóricos centrales respecto al trabajo deI historiador ydeI filósofo de la ciencia y de sus relaciones.
num mentis in veritatem y que, en la filosofia de la clenclateorizaría Popper. Kuhn, por el contrario, rechaza esta id~de progres9 e insiste en que la historia de la ciencia muestraun desarrollo «desde los comienzos primitivos», pera quenada indica que constituya un progreso hacia algo y, en especial, hacia la verdad. (Véase Koyré, op. cito en nota 6,págs. 395-396; y Kuhn. E.R.C., págs. 262-263.)
9. Para las notas autobiográficas de Kuhn, puede verseespecialmente el prefacio a The Essential Tension. SelectedStuâies in Scientiiic Tradition anâ Change, University ofChicago Press, 1977 (Trad. cast.: La tensiôn esencial. Estudios
16 lQUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTíFICAS? INTRODUCCIÓN 17
Creo que debemos empezar por decir que quizá resultaría ingenuo prestar toda nuestra fe a larealidad o veracidad del relato autobiográfico.Y esto, dicho al hablar de la obra de Kuhn, nonecesita de gran comentario para aclarar que enningún caso se trataría de mala fe. Pero el hechoes que, si creemos a Kuhn, uno de los núcleos centrales de su reflexión filosófica tendría sus orígenes en los mismos inicios de su quehacer comohistoriador, hacia 1947. Cuando en este afio se lepidió que diera unas conferencias sobre los orígenes de la mecánica del siglo XVII, tuvo que enfrentarse a la clásica situación del historiador quedebe entender las teorías de un autor, en estecaso la física de Aristóteles, lejano en el tiempoy en la teoría. Su actitud fue en un principio ladel antiguo historiador que le preguntaba al autorgriego cuánto sabía de la física moderna. Peroentonces Aristóteles resultaba bastante estúpido.No sólo no sabía nada de física newtoniana, sinoque además resultaba incoherente y absurdo. Aúnhoy en día hay gente que no tiene dificultades ala hora de aceptar tal conclusión. Pero Kuhn erasensato y pensó que la incapacidad era suya. EIhecho es que, tras arduo esfuerzo.y mucha lectura,consíguíó pensar a Aristóteles desde la propia obrade éste, y aquel marco mental se le reordenó súbí-
selectos sobre la tradiciôn y el cambio en el âmbito de laciencia, México, F.C.E., 1982), as! como el inicio deI primerensayo. En adelante, y a pesar de todo, citaré por la edici6ncastellana.
tamente. Aquello le hizo comprobar que hay muchas maneras de leer un texto y que, como veníandiciendo los historiadores, cuanto más proyectandesde el presente más inadecuadas sono Aprendióademás que no todas las lecturas son equívalentes, sino que unas poseen «más plausibilidad ycoherencia que otras», Pero lo más importantefue que «el efecto más decisivo» de este método delectura, nos cuenta, «fue el ejercido sobre mi concepción de la ciencia», Y éste es el punto que yoquería destacar. AI explicarlo, Kuhn dice que unfactor clave de las aportaciones de los fundadoresde la mecánica del siglo XVII como Galileo y Descartes fue que «crearon nuevas maneras de leerlos textos que en principio me confundíerons, yalgo más abajo continúa: «Por consiguíente, lo quepareció revelarme mi lectura de Aristóteles fueuna especie de cambio generalizado de la forma enque los hombres concebían la naturaleza y le aplicaban un lenguaje, una concepción que no podríadescribirse propiamente como constituida por adiciones al conocimiento o por la mera correcciónde los errores uno por uno. Esta clase de cambiola describía poco después Herbert Butterfield diciendo que era "como pensar con una cabeza diferente", e impulsado por esta suerte derevelaciónempecé a leer libros de psicología de la Gestalt ycampos afines. Mientras descubría la hístoría, había descubierto también mi primera revolución
. tífi 10Clen ca... »
10. Kuhn, ibiâ., pág. 13. AI dar la referencia, en nota, de
18 lQUI! SON LAS RBVOLUCIONES CIBNTfFICAS? INTRODUCCIÓN 19
Está claro que hay unparecido evidente entreesta descripción y la que más tarde hará Kuhn delo que sucede en una revolución científica.
IV
Pero si destaco estos aspectos es, al margen desu interés intrínseco, para plantear -y no pretendo ir mucho más allá- hasta qué punto estadescripción es compatible con sus afirmacionesrespecto a «Las relaciones entre la historia y lafilosofia de la ciencia» que es, como indico, el título de uno de sus ensayos." En éste, en efecto, trasseãalar la separación institucional y teórica existente en los Estados Unidos entre historia y filosofia de la ciencia, pasa a exponer «las razonespara insistir en que debe mantenerse tal separacíón»," No pretendo en lo más mínimo, líbrenme
la obra de Butterfíeld, Kuhn afirma que la concepción deambos sobre las transformacíones de la ciencia moderna ensus inicios fue muy influida por los escritos de Koyré. Podemos ver aqui de qué manera afirmaciones de Koyré comoque los científicos de principios dei XVII vieron cosas nuevasporque fueron capaces de pensar ~e otro ~od? y similares,vienen a reorganizarse, en la propia expertencia de contestualización de Kuhn, en un marco que llevará estas ~bserva.
ciones a sus últimas consecuencias filosóficas. Pero SI esto escíerto, o bien está «reconstruyendo racionalmente> su biografia intelectual. o bien sus propias inquietudes o, en estaépoca, intuiciones «filosóficas> estaban ya presentes en estemomento.
11. tu«, págs. 27-46.12. Ibfd., pág. 28.
los dioses, insinuar la conveniencia de la unlén ounificación de ambas disciplinas. Ni siquiera pretendo sostener, tras lo dicho, que Kuhn, antes odespués, estuviera haciendo a la vez historia de laciencia y lo que los positivistas, popperianos y nuevos lógicos de la ciencia suelen denominar así. Enel ensayo mencionado, Kuhn aclara perfectamentelas diferencias de enfoque del historiador y el filósofo. Afirma que historia y filosofia de la cienciapueden practicarse alternativamente, y que él lohace, pero no a la vez; que la filosofia en generalo la historia de la filosofia son herramientas básicas para el historiador como lo es el conocimientode la ciencia. Y sigue: «Aunque no creo que lapresente filosofia de la ciencia tenga mucho queofrecer al historiador de la misma, si estoy convencido de que mucho de lo que se escribe sobrefilosofia de la ciencia sería mejor si la historia lepreparara antes el camino», O más abajo: «La hístoria de la ciencia puede contribuir a salvar la brecha que hay entre los filósofos de la ciencia y lapropia ciencia, y puede ser para ellos una fuentede problemas y dates»." Queda claro, pues, quízá,que en su trabajo histórico Kuhn no hacía lo que,en pro de la claridad y la adecuación, creo quepodría llamarse lógica de la ciencia. Pero cabe preguntarse hasta qué punto su trabajo histórico, talcomo nos lo ha narrado, no supone o está entreverado de reflexiones que él mismo llama filosofiade la ciencia, cuando nos dice que alternativamen-
13. Kuhn, ibid., págs. 36-37, aunque corrijo la traduccíôn,
20 lQUÊ SON LAS REVOLUCIONES CIENT1FICAS?INTRODuccIóN
te se ha dedicado a ella. Posiblemente podría contestarse a esto desde varias perspectivas, desde laconsideraci6n de en qué consiste el trabajo delhistoriador, más allá de la recolecci6n de datosordenados cronol6gicamente, al arduo problemade desde qué ignorancia o saber puede partir elhistoriador, pasando por el referente que da Kuhna la expresión «filosofia de la ciencia». Pero, afortunadamente, éste no es ellugar ni momento paraabordar estas cuestiones, aunque tendremos quevolver a ciertos puntos mencionados antes.
En cualquier caso, puede aiiadirse que tantosi la distinta «imagen de la ciencía» surge de lareflexi6n sobre la historia de la ciencia, como sise manifiesta por si misma en ella a través del trabajo del historiador como tal, esta imagen entrabaen conflicto con la que la filosofia de la ciencia aluso en los aiios sesenta había divulgado. Y eso eslo que Kuhn puso de manifiesto en la E.R.C. Perohizo más que eso.
v
Hoy son bien conocidos los puntos centralesde la nueva imagen del desarrollo cientifico quetraza Kuhn en la E.R.C., la ciencia normal y laextraordinaria, el enigma o rompecabezas y la anomalia, los paradigmas, comunidades científicas yla inconmensurabilidad. Las críticas, de uno u otrosigno, no se hicieron esperar, y se inici6 así unaturbulenta década de diálogo y transformaci6n enla filosofía de la ciencia. Aqui no cabe una exposí-
ci6n detallada de esta discusi6n y me limitarlSaintroducir alguno de sus puntos centrales.
Según Kuhn, cuando un «rompecabezas» seconvierte en una «anomalia», es decir, cuando seduda de que el problema sea solucionable desde lasteorias y reglas dominantes en la comunidad cíent~fica, se inicia un período de crisis que, en ocasiones, acaba en un cambio de paradigma. En esteproceso de «crísís» se pasa de hacer «ciencía normal» a hacer «ciencia extraordínaría» en la quese desconfia de las reglas de resoluci6n normalesproliferan teorias especulativas, y a veces se recu.rre al análisis filosófico, Y, en cualquier caso, elcambio de paradigma o «revolucíón científica» noconstituye un episodio de desarrollo acumulativo.Tanto si el paradigma es lo que Kuhn llamará posteriormente un «ejemplar» como si es una «matrizdisciplinar», los científicos postrevolucionarios«trabajan en un mundo diferente», y eso explicalas dificultades o insuficiencias de la comunicaci6n con sus colegas deI otro paradigma. Esta seda porque los distintos científicos ven cosas diferentes observando lo mismo con los mismosinstrumentos. Miran el «mismo mundo», los eestímulos» son los mismos para todos, incluso lostérminos usados pueden ser idénticos, pera vencosas diferentes y «la elecci6n del paradigma nopuede resolverse nunca de manera inequívoca s610mediante Ialógica y la experímentacíón». Eso hace
. que incluso las «buenas razones» que los científicos utilizan para la elecci6n funcionen como evaIores» en los que intervienen elementos sub-
22 lOtla SON LAS REVOLUCIONES ClllNT1PICAS? INTRODUCCIóN 23
jetivos." Sea como fuere, ela tradición científicanormal que surge de una revolución científica esno sólo incompatible, sino también a menudo realmente inconmensurable con la que existia con anteríoridad»,"
Tradicionalmente se daba por supuesto quelo que cambia con un paradigma.. es «la ínterpretaci6n que hacen los científicos de las observacíones, que son fijadas de una vez por todas por lanaturaleza del ambiente y del aparato perceptual»," Pero esta tesis y otras afines ya no sonsostenibles. Buena parte de los elementos centrales de las filosofías positivista y popperiana descansaba sobre la «neutralldad» de los enunciadosobservacionales o básicos que se afirmaban comoecomunes» a las teorías en competición y, en última instancia, permitían la elección racional entreambas. Ahora, al mostrar la inexistencia de tal«neutralidad», Kuhn no sólo denuncíaba la ínadecuaci6n de la distinción y las relaciones entrelenguaje observacional y teórico, sino también elcarácter ficticio de los procesos verificacionistas
14. Véase sobre este punto Kuhn, cConsideraci6n en torno a mis críticos», en Lakatos y Musgrave (comps.), La criticay el âesarrollo deI oonocimiento, Barcelona, Grijalbo, 1975.págs. 429 y sigs. . .
15. Respecto aI conjunto descrito pueden verse especialmente los capítulos IX y X de E.R.C. Las dos últimas citas seencuentran en las págs. 152 y 166, respectivamente, de la versi6n castellana, de la que he cambiado clncomparable. porcinconmensurable•. Como se verá, he incluído en la descrípci6n elementos que Kulm introdujo en la cPosdata: 1969.,que se encuentra al final de la edici6n castellana de E.RoC.
16. lb14.. pág. 190.
o falsacionistas, de las reglas metodológicas popperianas fundamento de la racionalidad y los consiguientes criterios y concepciones del progreso,en el caso de las revoluciones científicas.
VI
Para ilustrar la tesis de la «carga teórica delos hechos», Kuhn usó reiteradamente, y con conciencia de sus Iimitaciones, la analogia entre ladistinta percepción de los científicos de distintosparadigmas y las «bruscas reestructuraciones perceptivas» de que informan los psicólogos de laGestalt. Es una analogia gráfica y sugestiva pero,a mi entender, no deI todo afortunada por razonesa las que s610 puedo aludir. En primer lugar, lateoría de la Gestalt introduce una importante innovación que consiste en afirmar el carácter sincrético y global de la percepción, frente a lasupuesta «asocíacíón» de datos aislados anteriormente. Pero, de hecho, se mantiene en el empirismo clásico allimitarse a sustituir las easocíacíones» por «totalidades estructuradass. Por otraparte, afirma el carácter invariante de las eleyesde organización» que rigen las transposicionesperceptuales....Ahora bien, Píaget, que es el autorde la crítica sefialada, ha puesto de manífiesto lainsuficiencia de estas tesis mostrando, no sólola variación de las «constancías» de que habla lateoría de la forma, sino la «relación estrecha dela percepción con la actividad intelectual en gene-
24 .lQlm SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAS? INTRODUCCIÓN 25
ral», afirmando el papel «actívo» del sujeto en lapercepción frente a la pasividad que le atribuyela teoria de la Gestalt." Creo que estos son elementos fundamentales que además seüalan puntosbásicos, en especial la «actividad» del sujeto, delo que Kuhn pretende ilustrar." Por todo ello creoque, aunque fuera simplemente como analogia, loscambios de estadio en el desarrollo intelectualdel nífio, estudiados por Píaget, podían constituirun elemento de apoyo mucho más adecuado. Permítaseme sugerir la comparación de la descripción que hace Kuhn del cambio de paradigma conla siguiente de Piaget del cambio de estadio del«pensamiento intuitivo» y la aparición de operaciones concretas: «EI punto decisivo se manifiestapor una especie de equilíbrio, siempre rápido yamenudo repentino, que afecta al conjunto de lasnociones de un mismo sistema y que se trata de
17. Véase J. Píaget, La psicologia de la inteligencia, Buenos Aires, Psique, 1960, págs. 91-92 y 111.
18. En un texto de 1970 (Psicologia y epistemologia, Barcelona, ArieI, 1971, pág. 111) escribe Piaget: «Los conocimientos no proceden nunca exclusivamente de la sensaci~n o dela percepcíón, sino tambíén de los esql1emas de accrones. ode 10.; esquemas operatorios que son, tanto unos como otros,irreductibles a la percepción sin más. Por otra parte, la percepción misma no consiste en una simple Iectura de datossensoriales, sino que implica una organización activa en laque intervienen decisiones y preinferencias y que se debe ala influencia sobre la percepción"l::omo tal deI esquematismode las acciones o de las operacíones•. En este texto, en cuyoprefacio por cierto cita a Kuhn, Piaget no duda en. afirmarque toda la historia de la Iísica demuestra su tesís de laeactívídad deI sujeto» en la percepción y eI proceso de cone-rcimiento.
explicar en sí mismo. Hay en ello algo comparablea las bruscas reestructuraciones de conjunto quedescribe la teoría de la Forma, salvo que, en estecaso, se produce lo contrario de una cristalizaciónque engloba el conjunto de relaciones de una solared estática: las operaciones nacen, al contrario,de una especie de deshielo de las estructuras intuitivas y de la repentina movilídad que anima ycoordina las configuraciones, rigidas hasta entonces en diverso grado, no obstante sus progresivasarticulaciones ... A la imaginación vacilante sucedebruscamente a veces un sentimiento de coherenciay de necesidad, la satisfacción de alcanzar un sistema a la vez cerrado sobre sí mismo e indefinidamente extensíble»." AI margen no sólo de la símílitud, sino incluso de la identidad en muchospuntos, lno aparece en la descripción de Piagetel «holísmo» que, en dos de los ensayos que presentamos, Kuhn ve ahora como una de las trescaracteristicas esenciales de las revoluciones científicas?"
VII
Como quiera que sea, Kuhn piensa que todavíano disponemos de una alternativa viable aleparadigma epistemológico tradicional» de la experien-
19. Piaget, op. cit., en nota 16, pág. 189.20. Lo curioso, y que podría apuntar a un: error mio, es
que Kubn ha usado, digamos que eparcialmentee, la analogia con eI fenómeno estudiado por Piaget en su Importante
26 lQtm SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAS? INTRODUCCIÓN
cia neutra y fija a partir de la cual en distintosmomentos se harían distintas interpretaciones, ypropone una modificación de éste. Es decír, niegala identificación de «estímulo», que si es común,y «sensación», que se tiene desde un paradigma, ysugiere que la interpretación, a la que parece nopoder renunciar, se dará no a partir de los estímulos, sino de las sensaciones," Este es posiblementeel punto que Kuhn considera el central de todasu filosofía. Como puede verse, en 1965, al contestar a sus críticos, lo considera el punto crucial desu divergencia con éstos; insiste en élcuando, en1969, acusa a los filósofos de la ciencia de la pocaatención que han prestado al enlace Ienguaje-naturaleza suponiéndolo aproblemátíco," y es el temaomnipresente en los ensayos que presentamos, en
artículo «La función de los experimentos mentales». Bnop. cit., nota 7, 263·290, donde se traduce «experimentos imaginarias».
21. Véase E.R.C., págs. 191·197. Aunque en esta introduecíõn me limito voluntariamente a la obra de Kuhn, puedencompararse al respecto los textos de Hanson (Patrones deâescubrimiento. Observaciôn y explicaciôn, Madrid, Alianza,1977, págs. 77.112) y de Feyerabend (Contra el método, Barcelona, Ariel, 1974, págs, 14()"141, y Tratado contra el método,Madrid, Tecnos, 1981, págs. 214 y sígs.)
22. Véase, por una parte, el texto citado en la nota 14,págs. 435 y sigs. Por otra, Khun, «Segundas reflexiones acercade los paradigmas>, en Frederick Suppe (comp.) La estructura de las teorias cientiiicas, Madrid, Bditora Nacional, 1979,págs. 509 y sigs. Bn este libro pueden encontrarse las conferendas, comentarios y discusiones correspondientes al simposio que se celebro en Urbana en 1969. También se ha publicado el texto de Kuhn, el comentarío de Suppe y la dlscusiónen Kuhn, Segundos pensamientos sobre paradigmas, Madrid,
especial en el titulado «Conmensurabilided, comparabilidad y comunícabílidad».
Parece claro que, a lo largo de estos afios, seha dado un proceso en el que la posible soluciónestá más próxima sólo en el sentido de que Kuhnha ido afinando el planteamiento del problemamediante la identificación de los datos esenciales.Pero el problema, quiero decir el de Kuhn, hacrecido."
Por una parte, hemos visto que en B.R..C. Kuhnilustraba la inconmensurabilidad mediante analogías y términos perceptuales. La analogia conlas reestructuraciones «perceptivas» de la teoriade la Gestalt era central. Se describía la divergencia paradigmática como «ver» cosas distintas «mirando» lo mismo. Parecía que todo ello nosaproximaba a la «psicología de la investigacióncientífica», y ésta era la alternativa que, en 1965,sugeria Kuhn a la «lógica del descubrímíento» dePopper." En 1969 insistía en un enfoque que toda-
Tecnos, 1978. Además se publicó este texto de Kuhn en Latensiân esencial..., donde, de nuevo, se hizo una traduccióndistinta dei título.
23. Hago la precisión de que es el problema de Kuhnporque no parece ser el mismo que se plantean los interlocutores que él menciona. Mientras muchos de éstos se plantean aún si hay inconmensurabilidad o no -para el historiador ésta es bá,icamente una cuestión de hech" y el estudiohistórico es el que puede demostrar si la hay o no-, lo queplantea Kuhn es qué características tiene y la exploración desus consecuencias.
24. Véase Lakatos y Musgrave (comps.), op. cit., págs. 81115. EI titulo «Lógica dei descubrimiento o psicologia de laínvestígáción» resulta equivoco porque quien si propone una
28 ,QUÊ SON LAS REVOLUCIONES CIENTfFICAS? INTRODUCCIÓN
vía primaba la dimensión «perceptiva» dei problema. Baste recordar el proceso de aprendizaje dereconocimiento de distintas aves por parte deJohnny y e1 programa de simulación de ordenadorde que nos habla en «Segundos pensamíentos»,"Naturalmente, en este ejemplo de Kuhn están implicadas cuestiones de lenguaje. Pero se sigue tratando en términos de «reprogramacíôn neuronal»,o dei «mecanismo nervioso por el que él (Johnny)elabora los estímulos vísuales», y de teoria de lapercepcíón. Ahora, en los artículos que aqui setraducen, hay un claro desplazamiento hacia unplanteamiento que se da en el marco de la filosofia dei lenguaje o âmbitos próximos. No meatrevo a pronunciarme sobre la radicalidad deeste cambio que el mismo Kuhn reconoce en lasprimeras páginas dei segundo artículo que presentamos. En la nota 3, Kuhn advierte, refiriéndose a Feyerabend: «Pero mientras él restringiala ínconmensurabílídad ai lenguaje, yo hablabatambién de diferencias de "métodos. campos de
c!ógica dei descubrímíento» es Hanson, y desde luego Popperno se ha ocupado jamás de ésta, ni parece creer que puedaexistir. La ambigüedad procede de que aquí se ha traducidoeLogie of discovery» por eLógíca dei descubrímíento», Seamás o menos correcta, la traducción de la obra de PopperThe logic of scientiiic discovery por La lógica de la investigaciôn cientiiica, tal como la hizo V. Sánchez de Zavala enTecnos, disminuye, por lo menos, la ambigüedad. Tambiéneste caso puede ilustrar los problemas de traducción e interpretación que trata Kuhn,
25. Véase Frederick Suppe (camp.), op. cit., págs. 524y sigs.
problemas y normas de resolucíón", algo que yano haría excepto en la medida, bastante consíderable, en que estas últimas diferencias son consecuencias necesarias dei proceso de aprendizaje deiIenguaje»," Habría que evaluar esa «medida».
Yendo ahora, brevemente, ai contenido de estecambio, según Kuhn, sus críticos, a pesar de recenocer los problemas y apuntar las líneas de salidaadecuadas, llegan a la conclusión de que, en última instancía, es posible una traducción y que esoes incompatible con la inconmensurabilidad."Frente a esta crítica, Kuhn denuncia que se estánconfundiendo dos procesos distintos: «traducción» e «ínterpretación», identificados hasta aho-
26. Véase la nota 3 dei artículo eConmensurabilidad...•que se traduce a continuación.
27. Este no es el tipo de critica puramente formalistaque encontrábarnos expresada de modo típico y extremo enCarl R. Kordig, The [ustijication of scientific Change, BostonStud. Phil. Se. Reidel Publis. Co. Dordrecht-Holland, 1971,págs, 58 y sigs. Aqui se daban básicamente dos pasos. EI primero atribuye injustificadamente a la inconmensurabilidadde Kuhn consecuencias como la imposibilidad total de comunicación entre científicos, de la competición entre teoriasy en especial, la «variación radical de significado•. (Respectoa lo que tienen en común partidarios de distintos paradigmasvéase Kuhn, E.R.C., págs, 203, 237·238: 249; 264, 265-267; 304;F. Suppe, op. cit., 459; 522-523; Lakatos y Musgrave [comp.].op. cit.• pág. 447.) A partir de ahi el argumento era que dadas estas consecuencias «índeseables» e «ínaceprables», nohay inconmensurabiildad. En ningún momento se acude a lahistoria de la ciencia para comprobar si lo que Kuhn describe se da o no. Frente a esto, la critica que nos ocupa veen la propia historia de la ciencia de Kuhn un contraejemplode la inconmensurabilidad. Véanse los parágrafos I y 11 de.Conmensurabilidad... ', que se traduce a continuación.
30 lOtrn SON LAS REVOLUCIONES CIllN'I1PICAS? INTRODUCCIÓN 31
ra como «traduccíõn», La comunicación entre dosmiembros de distintos paradigmas puede darseen ausencia de una traduccíén, porque de hechoutilizan eI mismo recurso que los historiadores ala hora de entender una teoría y su lenguaje delpasado, es decir, la «ínterpretacíõn». Un procesoque no consiste en la traducción término a término y término-referente, sino que es anterior a ésta.Esto es, el «aprendízaje» dellenguaje en cuestión,es decir, de las técnicas -de carácter no meramente convencional- para conectar palabras yfrases con la naturaleza. También, o dicho de otromodo, debemos suponer que ésta es la manera deaprender a usar «ejemplares», que es el problemaque Kuhn convertia en centro de su preocupaciónen 1969.
Pero además, mientras que, cuando en E.R.C.planteaba los problemas de comunicación entremiembros de distintos paradigmas, Kuhn afirmabaque muchos términos eran comunes y la «immnmensurabilídad» se restringía a unos pocos quelos oponentes deberían tratar de localizar y analízar, ahora introduce su tesis deI «holísmcs. Losmiembros de una misma comunidad lingüística--científica o no- no comparten ya términos quese usan del mismo modo o tienen los mismos referentes, entre los cuales hay algunos que son cruciales y determinan su comunicación parcial conlos miembros de otra comunidad, porque en éstalos usan de otro modo o con distintos referentes.Lo que comparten es «la homología de la estructura léxica». Cuando esta estructura no es la mís-
ma, y no cuando êsta o aquella técnica de ídentlficación de un referente no se conoce, es cuandoel «mundo es diferente, el létlgUaje eI privado ycesa la comunicación, hasta que un grupo aprendaellenguaje deI otro»,"
Cuando uno observa el diálogo de Kuhn consus interlocutores hay una característica que llamala atención. Desde 1962 hasta hoy ha conseguidomantener el interés de sus críticos, algunos ya muyantiguos. Lo que no parece haber conseguido esque acepten que la investigación se lleve a cabopor los rumbos que él propone, es decir, que acepten su planteamiento deI problema y sus modosde hallar una solución. Lo cual pone de manifiestopor lo menos dos cosas. La primera es la centralidad de las cuestiones que propone, incluso parasus críticos y cualquiera que sea la perspectivaque éstos usen. La segunda, que supuestos esenciales que, al margen de otros personales, subyacían al rechazo de Popper a la propuesta de Kuhnrespecto al tipo de investigación a desarrollar,"siguen condicionando el diálogo en la filosofia dela ciencia. Esto nos lleva a la ubicación de Kuhny sus planteamientos en la filosofia de la ciencia.
VIII
Recordemos el punto de partida del diálogo.Ya hemos seãalado que la constatación por parte
28. Pág. 132 dei presente texto.29. Véase Lakatos y Musgrave (comps.), op. cit., pág. lOS.
32 lQU~ SON LAS REVOLUCIONES CIENTIFICAS? INTRODUCCIÓN 33
de Kuhn en E.R.C. de que lo que sucede en etapascruciales del desarrollo científico no es reduciblea una reínterpretacíón de datos índívíduales estables, tuvo consecuencias catastróficas para la filosofía de la ciencia dominante. Todo el conjuntode análisis, precisiones y refinamientos respectoa la distinci6n entre lenguaje observacional y teórico, las reglas de correspondencia, las metodologías de Popper, la comparación de teorías y suprogreso hacia la verdad no parecían tener ningúncontacto con la empresa científica real.
La primera etapa del diálogo alcanza su puntoculminante en 1965.30 Tras el interludio de 1969,en el simposio de Urbana," un punto culminantedel diálogo formal se daría en 1975, en el encuentI'O de Kuhn con los nuevos formalistas," puestuvo cierta continuidad, siendo hoy, posiblemente,el más relevante.
La reacción de Popper no fue una muestra deiracionalismo crítico que había postulado, o quízásí lo fue. El hecho es que haciendo extensibles lasconsecuencias que la inconmensurabilidad teníaen su 16gica a las dimensiones histórica y psicológica, la rechazaba como un «dogma peligroso»,e insisti6 desde entonces, sin más, en la afirmaciónde la racionalidad y el progreso según sus criterios. Y al aceptar la existencia de la ciencia normalera para decir que «el "científico normal", tal comoKuhn lo describe, es una persona a la que habría
30. Véase ellibro citado de Lakatos y Musgrave (comps.).31. Véase el texto citado de Frederick Suppe (comp.).32. Véanse los artículos de Erkenntnis 10 (1976) 2.
que compadecer»." Es obvio que el diálogo no fluiabien. En cualquier caso, aI margen de otras dimensiones en las que no quiero entrar; la afirmaci6ncitada de Popper y su {'ostura en general podríaconsiderarse como la insistencia en la distinci6nentre el «contexto de descubrímíento» y el «contexto de [ustíficacíón». No obstante, parece que siel análisis 16gico de los productos científicos o lametodología popperiana consisten en esforzarsepor elaborar unas regIas metodológicas que nadieusa, para una ciencia que nadie hace, podemospreguntarnos qué sentido tiene todo esto. Y elresultado puede ser que empiece a ponerse en cuesti6n la pertinencia de la distinción entre los doscontextos o, por lo menos, la prioridad deI de «justíficacíón» sobre el de «descubrímíento». Lo quehace Kuhn es, como hemos visto, proponer uncambio en la línea de ínvestigacíón, y esto podríaentenderse como la propuesta de trabajar, a partil' de entonces, en el contexto de descubrímíento,abandonando el de justificaci6n. Ahora tengo misdudas de que esta lectura sea totalmente correctapor razones que expondré más adelante. Pero elhecho es que ésta es la interpretación que se hízo,Paso así al diálogo con los nuevos formalistas.
Es sabido que con.Sneed, Stegmüller, Moulinesy otros se desarro1l6 un nuevo formalismo en lafilosofia de la ciencia. Estos nuevos lógicos de laciencia pensaron que se estaba valorando mal elalcance de la crítica a la filosofia de la ciencia tra-
33. Lakatos y Musgrave (comps.), op. cit., pág. 151.
34 lQOO SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtPICAS? INTRODUCCIÓN
dicional y que la alternativa propuesta por Kuhnno podía basarse legítimamente en tal crítica. Cabía, en efecto, otra postura: inmolar a Popper negándose a identificar la <lógica de la cíencía» conla «Iógíca de la investigaci6n científica». Se confunde así, venían a decir, el «programa lógico»con la versi6n popperiana del mismo que no esel único posible y, desde Iuego, no lo agota. Laversi6n de Popper o sus antecesores es, efectivamente, insostenible porque con su «imitaci6n dela manera de proceder del matemático» utiliza unconcepto de teoría inadecuado. Pero eso no implica el rechazo del contexto de justificaci6n o su inadecuaci6n. Es más, hemos elaborado un nuevoconcepto de teoría que no s610 permite superarlas dificultades a que se veía abocada la «concepci6n lingüística», que entendía una teoría comoun conjunto de enunciados, sino que permite unamayor comprensi6n de los fen6menos hist6ricosdescritos por Kuhn. Esta fue y es, muy brevemente, la postura de los nuevos formalistas que conciben una teoría científica como constituida básicamente por dos conjuntos de modelos: el querepresenta la estructura matemática de la teoríay el campo de aplicaciones empíricas de la teoría."
" Para estos fil6sofos de la ciencia la obra deKuhn es sumamente importante, la «más seriasde la «reacci6n historícísta» a la filosofía de laciencia tradicional. Pero si bien es un historiador
34. Para el nuevo concepto de teoria puede verse Steg.mi;iller, La concepciôn estructuralista de las teorias, Madrid,Alianza, 1981.
de la ciencia competente y sagaz, «la obra de Kuhnpuede interpretarse no tanto como una filosofíade la ciencia alternativa, sino como el reto filosófico de un historiador a los fil6sofos de la ciencia"profesionales" »." Stegmüller ya había apuntadoen este sentido. En su opinión, Kuhn «tiene raz6nen casi todos los puntos esenciales frente a suscríticos». Y más adelante: «Lo asombroso de lasafirmaciones y metáforas de Kuhn del tipo mencionadas, no consiste en que describa la conductade los científicos de modo que excluya todas lasinterpretaciones de esta conducta como suceso racional, sino en que dé siempre en el blanco, a pesarde que no disponía del aparato conceptual queposibilitara una comprensi6n lógica de los precesos por él descritos»." Parece que hay puntos esenciales que no han variado. La cita anterior muestra que la valoraci6n no puede ser más generosapara Kuhn, pero también que en cuanto a la importancia y relevancia filos6fica de la historia dela ciencia y del contexto de justificaci6n que elpropio Kuhn defendia, no ha habido el más mínimo cambio.'Po{que atribuir los logros kuhnianos,como hace StegmüIler en una nota, a la genialidadintuitiva de Kuhn equivale a negárselos al estudiodel contexto de descubrimiento.
Pero, si aceptamos los presupuestos de Stegmüller, cabe preguntarse si lo que resulta real-
35. Ulíses Moulines, Exploraciones metacientiiicas, Madrid, Alíanza, 1982, pág. 76.
3.6. W. Stegmüller.•Dinâmica de teorias y comprensiónlógica. en Teorema IV (1974) 4, pág. 517.
36 lQUIl SON LAS REVOLUCIONES CIENT1FICAS? INTllODUCCIÓN 37
mente asombroso no es que Kuhn haya podidohacer historia yfilosofía de la ciencia en su obra,cuando el aparato conceptual de que disponía --esdecir, la lógica de la ciencia positivista-popperiana- lo hacfa poco menos que imposible o incomprensible. lNo cabe pensar que, por asombrosoque parezca, tal «aparato conceptual» no es necesario para «dar en el blanco»? Pero en esta valoración hay otros puntos sorprendentes.rStegmüllerafirma que «no se trata de disputar, combatir ysuperar de algún modo las tesis principales deKuhn, sino que el filósofo de la ciencia ha de tomar en consideración y ha de elaborar lógicamente los resultados de un competente historiador de la cíencía»," lPor qué es relevante hablarde la competencia de Kuhn? l No nos induce estoa plantearnos la competencia de los antiguos formalistas? Porque, naturalmente, también podríadecirse que lo que resulta asombroso es que los«lógicos de la ciencía» hayan mantenido durante
37. W. StegmüIler, ibíd., pág. 536. Afiade StegmüIler quedada la falta dei aparato conceptual adecuado, es una empresa disparatada que en algunos países se exija a los j6venesestudiantes interesados en estas cuestiones la lectura y discusi6n dei libra de Kuhn antes que ninguna otra cosa, porqueal no tener su egenialídad intuitiva» ni sus conocimientoshist6ricos, casi inevitablemente se formarán en su mente únecuadro distorsionado y fantástico de la ciencia y su desarrollo», Pero seguramente, tras los correlativos desmanes pedag6gicos que durante más de veinte afias se han cometidoindoctrinando a los j6venes con una visi6n que ahora se reconoce como distorsionada, no se ve por qué tendría que resultar tan lesivo para los j6venes el leer a un autor que, despuésde todo, «siempre da en el blanco•.
más de veinte afies un «aparato conceptuab queno tenía ningún punto de contacto con la realidady que ahora es calíficado, con toda naturalidad ygran distancia, de «simplista» por los nuevos formalistas. lNo será que no se trata en absoluto deuna cuestión de «competencia» que, naturalmente,yo supongo a uno y otros?
Me temo que estamos, o mejor, que seguimosante dos enfoques irreconciliables y que ésta eray sigue siendo la cuestíónl Creo que esto es perceptible en el tràtamiento de problemas como losde la racionalidad o el progreso. En un texto quepodría ayudarnos a entender la prevención deStegmüller a que de entrada se déaIeer a losestudiantes la obra de Kuhn, dice el primeror e Esevidente que numerosos detalles interesantes dela dinámica de la ciencia sólo pueden ser estudiados mediante una combinación de investigacioneshistóricas, psicológicas y sociológicas. Lo que aquíse sostiene es únicamente que eon sólo tales estudios no se puede aclarar el carácter racional dela empresa científica... ni responder a la preguntade si las revoluciones llevan consigo un progresocientífico... »" A algunos lectores puede resultarlescuriosa la expresión «numerosos detalles interesantes», Pero no creo que, aunque lo parezca, setrate en absoluto de desdén, sino más bien delmantenimiento de premisas teóricas persistentesque permiten ver la contituidad fundamental deI«programa lógico».
38. W. Stegmüller, ibld., pág, 517.
38 ,QUÊ SON LAS REVOLUCIONES CIBNTfFICAS? lNTRODUCCIÓN 39
IX
Por numerosas y reiteradas que sean las criticas de los nuevos formalistas a los promotores dela concepción enunciativa de las teorias, su puntode partida, sus premisas teóricas y axiomas profesionales siguen siendo exactamente los mismos.Es evidente que los nuevos lógicos de la cienciasiguen identificando «filosofia de la cíencia» con«lógica de la ciencia», que siguen en el «contextode justificación» y, a pesar de todo, consíderándolo prioritario sobre el «contexto de descubrímíento» y el único capaz de justificar la «racionalídad» y el «progreso» de la ciencia.
No es menos cierto que el nivel de comunicación entre los nuevos formalistas y Kuhn es, porcomparación con el que mantuvo con Popper, bastante más satisfactorio, aunque sigan existiendodiferencias fundamentales que se aprecian en laperspectiva del campo a tratar y en la consideración del modo de hacerlo. En este punto parecehaber ciertas divergencias entre los lógicos." Fren-
39. Creo que en Moulines ha habido una cierta evoluci6nen este tema. Por ejemplo, en un texto publicado en 1973,pero algo anterior, daba a entender que, a diferencia de Carnap, Popper se ocupaba dei eproceder real de la cíencías.Mientras que en un artículo de 1973, argumentaba que frentea las evoces más o menos confusas» contra la concepci6nenunciativa, esiempre se puede oponer la objeci6n de queuna cosa es historia y otra muy distinta teoria de la cíencía»,EI primero puede encontrarse en U. Moulines, La estructuradeI mundo sensible (Sistemas [enomenalistas}, Barcelona,Ariel, 1973, pág. 128; el segundo hoy está recogido en susExploraciones metacientlficas... , pág. 72.
te a la actitud de Moulines, W. 8tegmüller afirmaque «esta posición de querer evitar los antagonismos no es sostenible. No sucede en absoluto quefalten puntos de contacto. Lo que realmente hayes una situación de agudas oposícíones»," Sóloque el nuevo concepto de teoria superaba estasoposiciones. Más aún, desde su perspectiva, claríficaba y hacía comprensibles lógicamente los fenómenos descritos por Kuhn, salvando la racíonalidad y el progreso.
El propio Kuhn reconocía, como recuerdan amenudo los autores citados, que el nuevo formalismo «hace accesibles importantes territoriosnuevos a la filosofía de la ciencia»," Aceptaba laidentificación del cambio y desarrollo de una teoria con lo que él llama «ciencia normal», peroestaba menos dispuesto a aceptar que determinados cambios de «núcleo» de la teoria correspondieran a su propia descripción de las «revoluciones científicas». Pensaba que conceptos como elde «reduccíón» requerian un mayor desarrollo-no necesariamente formal», decía- que esperaba que se díera," Es obvio que Kuhn ve conaprobación el desarrollo del nueyo formalismo."El no ha pretendido nunca, a su vez, negar a los
40. W. Stegmüller, loe. cit., nota 36, pág, 514.41. Kuhn, «Theory-Change as Structure-<;hange: Com
ments on the Sneed formalismo, en Erkenntnis 10 (1976) 2,196.
42. Idem, págs. 194 y 196. .43. Véase, por ejemplo, la nota 3 de~ pnmer artículo de
los aqui presentados; y La tensión esenciai... , pág. 20, nota 7.
40 lQUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIl!NTIFICAS? INTRODUCClÓN 41
formalistas que estén haciendo filosofia de la cíencia o que sean filósofos de la ciencia.
Lo que Kuhn hízo, desde un principio, fue prímero denunciar algunos errores en el programalógico o formalista tradicional. En segundo lugar,las mismas causas que le permitieron denunciartales errores le permitían, por una parte, indicarlos peligros y excesos -posibles y reales- delprograma formalista, y por otra sugerir determinado tipo de teoría de la ciencia alternativa. Estaposición, o una parte de ella, está a mi entenderlo suficientemente clara ya en su «Consideraciónen torno a mis críticos» de 1965. Y para ilustrarsu desarrollo deberé reproducir con cierta extensión algunos textos. En el que acabo de mencionar,dice así: «Yo no estoy menos interesado en la reconstrucción racional, en el descubrímiento de loesencial, de lo que lo están los filósofos de la ciencia. Mi objetivo, también, es entender la ciencia,las razones de su especial eficacia, el status cognoscitivo de sus teorías». Pero fue el estudio ínmediato de «los hechos de la vida científica» lo quele llevó no sólo a descubrir contradicciones conla filosofía de la ciencia, sino a otra filosofia de laciencia. «El criterio que tengo para subrayar cualquier aspecto particular de la práctica científicano es por ello simplemente el hecho de que ocurra,ni el hecho de que ocurra frecuentemente, sinomás bien que cuadre con una teoría del conocímiento científico... La estructura de mi argumento es simple y creo que no se le pueden ponerobjeciones: los científicos se conducen de tal y tal
manera; estas maneras de comportarse tienen (yaquí entra la teoría) tales y tales funciones esenciales; en ausencia de otra manera que sirva a turbociones similares, los científicos deberían conducirse esencialmente como lo hacen si lo que lesinteresa es hacer avanzar el conocimiento científico»." Pero ya hemos visto que los nuevos formalistas, más que poner objeciones parecían rechazar simplemente esta posición.cfln anticipo de lascríticas que hemos visto la encontramos ya en eldiálogo de Patrick Suppes con Kuhn en 1969. Laréplica de este último nos interesa aquí. Tras reiterar los argumentos apuntados, afiade: «Cuantomás formalismo ponga usted en una teoría científica más poderosa 'será, probablemente, la teoría.Pero la teoría formalizada no es la misma teoríay, mejorándola, usted no se está Limitando a descubrir lo que estaba implícito en lo que la gentehabía hecho antes. El epistemólogo tiene que ser,por consiguiente, un poco cauto en aceptarla comosi fuera meramente una versión explícita de lateoría que se tenía anteriormente. Si las teoríaspueden funcionar sin mucho formalismo, él tieneque entender cómo y por qué, no dar una versiónmás formalizada»."
Podría argumentarse que incluso el argumentodirigido a Suppes ya no es pertinente, que cuandoKuhn formulaba los argumentos mencionados tenía en mente el «viejo» formalismo y que, como
44. En Lakatos y Musgrave, op. cit., págs. 398-399.45. En Frederick Suppe (comp.), op. cit., pág. 565. Véase
también la nota 13 de la pág. 518.
42 lQUÊ SON LAS REVOLUCIONES CIENT1PlCAS? INTRODUCCIÓN 43
hemos visto, su actitud hacia el nuevo formalismoha cambiado. Esta objeción es en parte válida,pero no creo que lo sea en lo esencial. Cuando en1977, es decir, después deI examen del nuevo formalismo y su diálogo con los nuevos lógicos, presentaba los ensayos reunidos en La tensi6n esencial, Kuhn mencionaba que, en los nueve afiesanteriores, «muchos filósofos han admitido la pertinencia de la historia con respecto a sus quehaceres especiales. Pero -afiadía- aunque esbienvenido el interés por la historia que de aquiha resultado, sigue faltando todavía lo que yo considero el punto filosófico primordial: el reajusteconceptual fundamental que necesita el historiador para recuperar el pasado o, a la inversa, loque necesita el pasado para revelarse ante el presente»." Esto permite pensar que ciertas objeciones que plantea siguen siendo válidas, en especialcuando afirma que el estudio de la historia permiteidentificar como esenciales de la ciencia elementosque el filósofo formalista no toma en cuenta, perono encontrar los que éste considera realmente esencíales,"
Aunque los nuevos formalistas manifiesten unmayor interés en la dinámica de las teorías, «setrabaja con la reconstrucción racional y no hacefalta conservar los elementos que no sean los relativos a la ciencia como conocimiento válido. Seargumenta que, para tal fín, la ciencia contenida
46. Kuhn, La tensiôn esencial.... pâg, 14.47. Kuhn, ibiâ., págs. 42-43.
en los libros de texto de las facultades es la adecuada, si no la ideal. O por lo menos es adecuadasi se completa con una exploracién de unos cuantos clásicos científicos. quizá las Dos nuevas ciencias de Galileo, junto con la «introducción» y el«Escolio general» de los Principios, de Newton»."
Está claro que se está describiendo aqui elquehacer de los «nuevos» formalistas. De hechopodría parecer la respuesta a lo que. dos afies después, afirmaba explícitamente-U. Moulines: «Contrariamente a una opinión muy extendida, creoque los libros de texto son esenciales para los objetivos del filósofo de la ciencia... Son los objetosconcretos que mejor transmiten las entidades abstractas que lIamamos teorías ... Analizar críticamente y reconstruir lógicamente las obras estándar de las disciplinas científicas: ésta es la mejormanera de apraximarse a su meta de identificar laestructura de teorias científicas particulares»."
Hoy parece claro que el nuevo formalismo resulta más satisfactorio en esta tarea, y eso, insistamos. ha sido aceptado por Kuhn. Pera frentea las interpretaciones triunfalistas del interés deKuhn más allá de sus propios enfoques, tambiénestá claro que sigue en pie el problema fundamental. Respecto aI «líbro de texto» como fuente deltrabajo del filósofo. dice Kuhn: «La dificultad quese presenta con la clase de fuentes que hemos examinado consiste en que, al basarse en ellas, la re-
48. Ibiâ.• pág. 38. Nótese que el eusayo aI que perteneceeste texto fue revisado por Kuhn eu 1976.
49. Moulines. Exploraciones metacientiticas... , págs. 5()'51.
44 lQU~ SON LAS ;REVOLUCIONES CIENTfFICAS? INTRODUCCIÓN 4S
construcción que hace el filósofo no suele ser reconocida como ciencia, ni por los historiadores deésta ni por los propios científicos»,"
x
Está claro, pues, que nos encontramos ante dosmodos de entender la filosofia de la ciencia, y ante«dos» filosofias de la ciencia. Creo que a lo largode la confrontación -cuando ésta se ha reconocído- se ha deslizado implicitamente un supuestoque, a mi entender, es incorrecto. Naturalmenteno se puede confundir la historia con la teoría. Esobvio que la filosofia de la ciencia es metateoría. Loque no es en absoluto obvio es la identificación. ,tácítamente supuesa, entre metateoría y formalis-mo, y de éste con el «contexto de justificacíôn».Recojo así las dudas que expresaba más arribarespecto a la total corrección de la interpretaciónusual de la propuesta de Kuhn a Popper, en 1965.Creo que ahora puede resultar claro que noconsistía en el abandono del «contexto de justificación» o «rnetateoría» para dedicarse exclusivamente al «contexto de descubrimíento». Consistía másbien en la propuesta de reorientar la labor en el
50. Loc. cito en nuestra nota 48. Sin duda podrfa traersea colación el artículo de C. Truesdell, «Suppesian Stews(1980-1981)., en Lâiot fugitive essays on science, methoâs, cri.ticism, training and circunstances, Springer Verlag, 1984,págs. 504-579, que constituyen un ejemplo de la dificultadanunciada por Kuhn, Pero éste es un brasero, o más bien unvolcán, en el que no quiero calentarme.
contexto de justificación, si se quiere delimitarIode un modo distinto. Ahora éste ya no excluiria la«psicología y sociología de la ínvestigacíón», ni seidentificaría únicamente con el «programa lógico». Podía hacerse metateoría también desde la«psicología de la investigación científica». A la vista de los hechos, no se ve qué razones puedan permitir negar esto. Y no están claras las razonespor las que se insiste en la identificación entrecontexto de justíficación y programa lógico. Másaún, se hace patente que la necesidad de la metateoría no justifica por sí misma el programa lógico.Y, por tanto, puede ser legítimo plantearse si el«contexto de justificacíón», si se entiende al modotradícional como se sigue haciendo, no necesitajustificación. Dicho de otro modo, cabe preguntarse hasta qué punto con el «nuevo formalismo» seha disminuido o salvado la distancia que separabaal viejo formalismo del «proceder real de la ciencía». Y aquí cabe otra reflexión. Como hemos visto, los actuales formalistas dan por sentado queKuhn «síempre da en el blanco», Esta me pareceuna apreciación excesivamente generosa y, en elel fondo, interesada. Naturalmente, no hace faltadecir que comparto el juicio de Stegmüller respectoa la competencia de Kuhn como historiador,pero no se trata de esto. No hace falta mencionarque los excelentes libros y artículos de historiade la ciencia de Kuhn han sido y son muy discutidos en muchos puntos, incluso por autores quemantienen puntos de vista filosóficos muy próxí-
46 lQIrn SON LAS REVOLUCIONES CIBN'I1PICAS? INTRODUCCIÓN 47
mos a los suyos." Pero me parece obvio que, alhacer esta afirmaci6n, StegmüIler no se refiere ala obra propiamente hist6rica de Kuhn. Y en estecaso, creo que una apreciaci6n más justa seríadecir que la «metateoría» de Kuhn, es decir, suB.R.C., constituye más un programa de trabajoque la respuesta o conjunto de respuestas definitivas y acertadas a un problema o serie de problemas. Tiene la ventaja de que la investigaci6nhist6rica puede ayudar de manera clara a decidird6nde estaba acertado, d6nde no, o hasta qué punto. De momento, sabemos que buena parte de lahistoriografia anterior le sirve de apoyo. Pero eneste campo es mucho lo que queda por hacer yconstituirá un continuo punto de referencia paranuestro juício. Un buen ejemplo de lo que digopodría constituirIo el libro de Rachel Laudan sobre historia de la geologia de los siglos XVII-XVIII."
Lo dicho pone de manifiesto que los nuevos formalistas no se han acercado más a la historia dela ciencia, al «proceder real de la ciencia», Mejordicho, que si se han acercado a la historia de laciencia lo han hecho por persona y filosofia interpuesta, es decir, a través de Kuhn y su obra filosófica. Esto da una idea más de la importancia yrepercusión de la obra de Kuhn.
51. Me limitaré a mencionar la visi6n que da Hanson dela revoluci6n copemicana en Conjeturas y conste/aciones,Madrid, Alianza, 1978.
52. R. Laudan, From Minera/ogy to geotogy, The [ounâations of a science, 1650-1830, University of Chicago Press,1987, págs. 84, 102, 104-105 Y especialmente 221 y sigs.
XI
Pero no quiero terminar sin hacer una brevealusión a dos problemas que han sido objeto degran revuelo en la reacci6n a la obra de Kuhn: laracionalidad y el progreso de la ciencia. A estasalturas no debería hacer falta repetir que, en lossesenta, lo que entró en crisis no fueron la racíonalidad y el progreso de la ciencia, sino la concepción popperiana de éstos, La postura de Kuhn fue:el estudio empírico muestra que el concepto deracionalidad que hemos mantenido hasta ahorano es válido. Modifiquémoslo. Lo que no significaba simplemente «Probemos otra vez», sino además «Cambiemos de tercio». Ya sabemos cuál fuela postura de Popper: la ciencia no es realmentecomo yo afirmaba, pero mi concepción de racionalidad y progreso es válida y deseable; es lamentable que los científicos no actúen como deberían;la ciencia debe cambiar.
Entre Kuhn y los iniciadores del programalógico hay un presupuesto o punto de partida, digamos que intuitivo, común, es decir, que la cienciaes el paradigma del conocimiento, de la racionalidad y del progreso. EI éxito y la importancia delafilosofía de Popper se hacen patentes en el hechode que, tras su fracaso, parece como si fuera pertinente plantearse la cuestión en términos de sipodemos seguir manteniendo este punto de partida. Creo que, a su vez, el éxito y el atractivo deFeyerabend, así como la exasperaci6n que ha provocado, han sido debidos en buena parte a que se
48 lQlffi SON LAS REVOLUCIONES CIBNTfFIeA8? INTRODUCCIÓN
identificara el fracaso del concepto de «racíonalídad» de Popper con la inadecuación del supuestode que la ciencia es el paradigma de la racionalidad A partir de ahí, pudo separarse de Poppery decir coherentemente, y con gran habilidad:«La ciencia debe ser menos popperíana, es 'decir, más irracional». El correspondiente éxitoy atractivo de Kuhn, y también la exasperaciónque ha provocado, se han debido a que precisamente él afirma que, a pesar del fracaso de Popper, no hay ninguna razón adicional para poneren cuestión el supuesto de que la ciencia sea elparadigma de la racionalidad y el progreso. Másaún, según Kuhn, el enfoque «tercermundista» dePopper lleva a «abrir la puerta a las mayores arbitrariedades». Pero no es menos cierto que, cuando se «Ie defiende» al estilo de Feyerabend, describiendo «su» argumento «como una defensa dela irracionalidad en la ciencia -comenta- meparece no sólo absurdo sino vagamente obsceno»."Es decir, está claro que la obra de Popper no hacambiado la empresa científica pasada o presente,aunque sí quizás algunos prólogos de obras científicas actuales. Antes bien, io que parece claroahora es más bien que ni siquiera había observadoatentamente la empresa científica. Por eso Kuhnpiensa que lo que hayque-hecer esestudíarla.atentamente, es decir, estudiar lo que hacen los científicos y tratar de entenderlo. Naturalmente de un
53. Véase el texto de Kuhn en Lakatos y Musgrave(comps.), pág. 432; también 102 y sigs.
modo distinto al que lo hizo Popper," Cuando ensu diálogo con éste plantea el tema de lal1'acionalidad y el progreso, dice así: «Debería ya estar claro que, en último análisis, la explicación debeser psicológica y sociológica. Esto es, debe seruna descripción de un sistema de valores, una ídeología, junto con un análisis de las instituciones através de las cuales es transmitido y fortalecido.Si sabemos qué es lo que los científicos valoran,podemos esperar comprender qué problemas emprenderán y qué elecciones harán en circunstancias específicas de conflicto. Dudo que haya quebuscar otro tipo de respuestas»,"
Ya hemos visto que los nuevos formalistas siguen pensando, por el contrario, que eeon sólotales estudios no se puede aclarar el carácter racional de la empresa científica... ni responder a lapregunta de si las revoluciones llevan consigo unprogreso científico»."Sólo el nuevo formalismopuede proporcionar una «comprensíón lógica» delos procesos descritos o teorizados por Kuhn, queya hemos visto que se identifican interesadamentecon la ciencia real. Parece que lo que se hace
54. «Sír Karl ha buscado regularmente procedimientosde evaluación de teorías que puedan ser aplicados con laapodíctica certeza que es característica de las técnicas mediante las que se identifican los errores en la aritmética, enla lógica, o en la medida. Me temo que está persiguiendo algoinalcanzable nacido de la misma combinación de ciencia normal y ciencia extraordinaria que hizo que las contrastacionespareciesen un rasgo tan fundamental de la ciencia.s Kuhn, enLakatos y Musgrave (comps.), pág. 102.
55. Ibid., pág. 104.56. W. Stegmüller. Véase nuestra nota 38.
50 lOvá SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtFICAS? INTRODUCCIÓN 51
aquí es identificar la cracionalidad de la cíencía»con nuestra «comprensíon lógica» de ésta, quepasa necesariamente por el nuevo formalismo.Este puede ser, sin duda, un sentido y un enfoquedel tema de la «racíonalídad». De hecho está muypróximo al que se mantuvo hasta los sesenta, yes obvio que no puede ser aclarado con las investigaciones propuestas por Kubn. Pero lo que nose ve, de nuevo, es que tengan que ver con loscientíficos y su empresa. No es, desde luego, laracionalidad que utiliza el científico. Más bienpertenece al cielo del «tercer mundo» de Popper,y no está claro qué contacto tenga con las «buenasrazones» de que hablan Kubn y Popper, y quemaneja el científico para hacer lo que hace, porejemplo para decidir entre teorias. Esto es lo queinteresa a Kuhn y es lo que propone investigar.La diferencia no está únicamente en lo que unosy otros entienden por filosofía de la ciencia, queya hemos apuntado, sino en lo que entíendenpor«ciencia», Mientras que para los formalistas significa un conjunto de productos científicos, de teorias, una vez sometidos al formalismo, para Kuhnel términoeciencia» refiere un quehacer, una actividad, productora de conocimiento científico, ~uese da a lo largo de la historia y cuyo protagonistafundamental son las comunidades científicas..Y todo ello apunta a un sentido totalmente relevante del término cracionalidad» que no puedeproporcionar el nuevo programa lógico, ni la«comprensión lógica» que aporta. Lo que puedejustificar una contratesis: lo que aqui se sostiene
es que con s610 la lógica de la ciencia no se puedeaclarar el carácter racional o progresivo de la empresa científica.
XII
Pero, lcómo podemos entender la racionalidady el carácter progresivo de la ciencia desde el enfoque de Kuhn? 0, más en general, lcómo seestructuran, relacionan y evolucionan las comunidades científicas y sus distintos productos científicos? La contestación más inmediata es quetodavía no hay respuestas claras para estos ínterrogantes. Empezaron a responderse en E.R.C.Pero, como hemos visto, gran parte de las energíasde Kuhn se dedicaron a discutir si lo que él rechazaba debía efectivamente rechazarse y hasta quépunto. Tras diez anos de reajuste, algunos filósofos de la ciencia declararon el éxito de las consecuencias críticas del libro de Kubn. Medir hastaqué punto se ha desarrolIado la imagen alternativa de la ciencia que allí se presentaba no resultafácil. lCuál es el criterio? Cuando Kuhn publicósu libro La teoría dei cuerpo negro y la discontinuidad cuántica, 1894-1912, algunos consideraronextrafio y maliciosamente significativo que Kuhnno utilizara los conceptos centrales de su filosofia de la ciencia. Posiblemente era, en efecto, unsigno más de que que no estaban lo suficientemente desarrolIados. Pero tal vez indique tambiénque, a pesar de los problemas que he planteado al
52 lQUJl SON LAS REVOLUCIONES CIBNTfFICAS? INTRODUCCIÓN 53
principio, debamos tomamos en serío, o que encualquier caso Kuhn ahora se toma en serio, suafirmación de que la historia y la filosofia de laciencia pueden y deben hacerse sólo alternativamente." Y esta última observación se ve apoyadapor el hecho de que el último ejemplo que Kuhnutiliza en el primer artículo que aquí presentamos,"l Qué son las revoluciones científicas? lO, es precisamente el de Planck, historiado en su libro. Enmi opinión, y utilizando términos kuhnianos, puede decirse que Kuhn nos ha proporcionado unrepertório de «ejemplares», pero que éstos aún noestán estructurados en una «matriz disciplinar».
Lo único que me atrevo a decir respecto a losavances en la evolución de Kuhn es que parecehaber ido transformando lo que se presentabacomo problemas distintos en distintos aspectos deun mismo problema. Mientras que previamentenos hablaba de proyectos de sociología de la cíencía," de programas de ordenador -de los queahora simplemente habla en pasado--, parece haberse producido un progresivo desplazamiento hacia cuestiones centradas en el lenguaje. Nótese
57. Quizá resulten más desafortunados aún algunos intentos de someter la historia de una u otra disciplina ai aparato conceptual kuhníano, como si éste fuera o pudiera seruna maquinaria de la que, se meta lo que se meta, salen salchichas casi igualitas.
58. Para una respuesta ai escepticismo generalizado antela posibilidad de los desarrollos de la sociologia de la cíencia, puede verse el artículo de Steven Shapin, «Histo;y ofscience and its sociological reconstructions>, en Historyof Science, XX (1982), págs. 158·211,
que, en los artículos que presentamos, cuando seaborda el núcleo del problema, en los tres casosnos remite al mismo tipo de reflexión e investigación.
Los que están interesados sobre todo en lahistoria de la ciencia quizá piensen que, desafortunadamente, los críticos de la obra de Kuhn sobre historia de la física cuántica no tenían todala razón. Es decir, si uno observa la evolución delos intereses de Kuhn, creo que cabe preguntarsesi, en este proceso, no hemos ido perdiendo a unhistoriador, si no hemos perdido a Kuhn para lahistoria de la ciencia. Más aún, no resulta extraãoque los historiadores y, en general, los interesadosen «el proceder real de la cíencía», vieran en B.R.C.una renovación estimulante, una filosofía de laciencia cuyos problemas y planteamientos les resultaban familiares, útiles y pertinentes. La progunta es si, tras estos treinta afies, no es el casoque también Kuhn se ha ido alejando de la hístoria de la ciencia. Sea como fuere, los artículosque aquí presentamos constituyen una muestrareciente de sus ocupaciones y preocupaciones queofrecen una posibilidad más para conseguir unalectura «más plausible y coherente» de su obra. Ellector juzgará.
ANTONIO BELTRÁN
Universidad de Barcelona
1. l QUE SON LAS REVOLUCIONESCIENTIFICAS?
«lQué son las revoluciones científicas?» sepropone refinar y clarificar la distinci6n entre eldesarrollo científico normal y el revolucionario.Después de una presentaci6n introductoria deltema, la mayor parte del capítulo" está dedicadaa la presentaci6n de tres ejemplos de cambio re·volucionario: la transícíón de una forma aristotéJica de comprender el movimiento a una newtoniarià; de)a teoria de contacto a la teoría químicade la pila voltaica; y de la derivaci6n de Planckde la ley de la" radiaci6n del cuerpo negro' a laque abora resulta familiar. La secci6n final resumetres características comunes a los ejemplos, Todosellos son localmente holistas en la medida en que
* -lQué son las revoluciones cientificas? es el capítuloI de Kruger, L., Daston, L. J. y Heidelberger, M. (comps.),The Probabilistic Revolution, vol. 1: Iâeas in History; Kruger, L., Gigerenzer, G. y Morgan, M. S. (comps.), vol 2: Iâeasin the Sciences, The MIT Press, Cambridge, Mass., 1987. EItexto había sido publicado previamente: _What Are ScientlficRevolutíons?», publícacíõn especial, 18, Center for CognítíveScience, Cambridge, Mass., Massachusetts Institute of Tech-nology, 19lf1'!:T.]. .
L Los tres ejemplos que forman el grueso de este capítulo fueron desarrollados en esta forma para la primera delas tres conferencias pronunciadas en la Universidad de Nótre Dame en noviembre de 1981 en la seríe Perspectives inPhilosophy. En una forma muy parecida a la presente, perocon el título _De las revoluciones a las características 50
bresalíentes», se leyeron en la Tercera Conferencia Anual dela Cognitive Science Socíety eu agosto de 1981..
56 lQIm SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAS? lQIm SON LAS REVOLUCIONES cmNT1PICAS? 57
quieren que varios cambios de teoria interrelacionados se lleven a cabo simultáneamente; 5610 incurriendo en incoherencia esos cambios podríanhaber ocurrido uno a uno. Todos requieren cambios en el modo en que un conjunto de términoscientíficos interdefinidos se conecta con la naturaleza, es decír, en la taxonomía proporcionadapor el mismo lenguaje científico. Asimismo, todosimplicaron cambios en algo muy similar a la metáfora, es decír, en la capacidad aprendida por elcientífico o científica para distinguir qué objetoso acontecimientos son semejantes y cuáles difieren.
Han transcurrido casi veinte anos desde quedístinguí por primera vez lo que me pareció serdos tipos de desarrollo científico normal y revolucionario.' La mayor parte de la investigacióncientífica que tiene éxíto produce como resultadoun cambio deI primer tipo, y su naturaleza quedabien descrita por una imagen muy común: la cíencia normal es la que produce los ladrillos que lainvestigación científica está continuamente aãadiendo aI creciente edificio deI conocimiento científico. Esta concepción acumulativa deI desarrollocientífico es familiar y ha guiado la elaboración de
2. Thomas S. Kuhn, The Structure af Scientific Revolutions, 2." edici6n revisada, Chicago, University of ChicagoPress, 1969. Ellibro se public6 por primera vez en 1!hl2: [Trad.cast. de Agustfn Contfn, La estructura de las revolucúm4scientIficas, México, Fondo de Cultura Bconõmíca, 1975.)
una considerable literatura metodológica. Tantoesta concepción como sus subproductos metodológicos se aplican a una gran cantidad de trabajocientífico importante. Pero el desarrollo científicomanifiesta también una modalidad no acumulativa, y los episodios que la exhiben proporcionanclaves únicas de un aspecto central deI conocímiento científico. Retomando un duradero interés, intentaré aquí aislar varias de estas claves;primero describiendo tres ejemplos de cambiorevolucíonarío, y luego discutiendo brevementetres características que todos ellos comparten. Sinduda los cambios revolucionarios comparten además otras características, pero esas tres propor.cionan una base sufieíente para los análisis másteóricos que me ocupan actualmente, y en los queme apoyaré, un tanto crípticamente, en la partefinal de este artículo.
Antes de pasar aI primer ejemplo que trataréextensamente, permítanme intentar sugerir -paraaquellas personas que no estén previamente familiarizadas con mi vocabulario-- qué es unejemplo. EI cambio revolucionario se define enparte por su diferencia con el cambio normal, yéste es, como ya se ha indicado, el tipo de cambioque tiene como, resultado el crecímíento, aumentoo adición acumulativa de lo que se conocía antesLas leyes científicas, por ejemplo, son usualmenteproducto de este proceso normal: la ley de Boyleilustrará lo que aquí está en juego. Sus descubridores poseían previamente los conceptos de presión y volumen de un gas, así como los instrumen-
58 lOua SON LAS REVOLUCIONBS CIIlNT1PICM? lOua SON LAS REVOLUCIONES CIIlNT1PICM?
tos requeridos para determinar sus magnitudes.El descubrimiento de que el producto de la presión y el volumen de una muestra dada de un gasera una constante a temperatura constante se aãadia simplemente al conocimiento deI modo en quese comportaban estas variables ya comprendidas.'
3. La expresión eya comprendídos fue introducida porC. G. Hempel, quien muestra cómo servirá para muchos delos mismos propósitos que eobservacionale en discusionesrelacionadas con la distinción entre términos teóricos y observacionales (véase particularmente, su Aspects of ScientificExplanation, Nueva York, Free Press, 1965, págs. 208 Y sigs.[Trad. casto de M. Frassineti de Gallo y otros, La explicaciôncientifica. Estudios sobre filosofia de la ciencia, Buenos Aires,Paidós, 1979, págs. 212 y sigs.]). Yo adopto la frase porque lanoción de un término ya comprendído es .Jntrínsecamentediacrónica o histórica, y su uso dentro deI empirismo lógicoapunta a áreas importantes de solapamiento entre este enfoque tradicional en la filosofia de la ciencia y el más recíen
'te enfoque histórico. En particular, el frecuentemente elegante aparato desarrollado por el empirismo lógico para lasdiscusiones sobre la formación de conceptos y la definiciónde los términos teóricos puede ser transferido como un todoai enfoque histórico, y utilizado para ana1izar la formaciónde nuevos conceptos y la definición de nuevos términos, procesos que usualmente tienen lugar en intima asociación conla introducción de una nueva teoria. Un modo más sistemáti·co de preservar una parte importante de la distinción teéríco/observacíonal englobándola en un enfoque diacrónico hasido desarrollado por Joseph D. Sneed, The Logical Structu·re ot Mathematical Physics, Dordrecht, Reidel, págs. 1-64,249·307. Wolfgang Stegmüller ha clarificado y ampliado elenfoque de Sneed postulando una jerarquia de términoste6ricos en la que cada nivel se introduce dentro de una teoriahistórica particular (The Structure and Dynamics of Theories,Nueva York, Springer, 1976, págs. 4lJ.67, 196-231. [Trad. cast,de C. Ulises Moulines, Estructura y dinámica de teorias, Barcelona, Ariel, 1983, págs. 69·104, págs. 278·327]). EI cuadroresultante de estratos lingüísticos presenta .paralelIsmOl in·
La abrumadora mayoría del avance científico esde este tipo normal acumulativo, pero no multiplícaré los ejemplos,
Los cambios revolucionarios s0I! diferentes ybastante más problemáticos. Ponen en juego descubrimientos que no pueden acomodarse dentrode los conceptos que eran habituales antes de quese hicieran dichós descubrímíentos.t Para hacer, 'o asimilar, un descubrimiento tal, debe alteratseel modo en que se piensa y describe un rango defenómenos naturales. El descubrimiento (en ca~s como éstos «ínvencíón» puede ser una palabra
. mejor) de la segunda ley deI movimiento de Newton es de esta clase, Los conceptos de fuerza ymasa que figuran en esa ley diferían de los queeran habituales antes de la introducción de la ley,y la ley misma fue esencial para su definición. Unsegundo ejemplo más completo, aunque más simplista, nos lo proporciona la transición de la astronomia ptolemaica a la copernicana. Antes deque esta transición tuviera lugar, el Sol y la Lunaeran planetas.rpero la Tierra no. Después la 'I'ierra era un planeta como Marte y Júpiter; el Solera una estrella; y la Luna era un tipo nuevo decuerpo, un satélite. Cambios de esta clase no fueron simplemente correcciones de errores individuales englobados en el sistema ptolemaico. De
trigantes con el discutido por Michel Foucault en The Arch4Ology of Knowledge, traducido por A. M. Sheridan Smith, NaCova York, Pantheon, 1972. [Trad. casto de Aurelio Garzón deiCamino, La arqueologia deI saber, México, Siglo XXI, 1970.]
60 lQtm SOM LAS RBVOLtlCIONBS CIBNTfFICAS? l ous SOM LAS RBVOLtlCIONBS CIBNT1PICAS? 61
un modo similar a la transici6n a las leyes <4lNewton del movímíento, esos cambios íncluíannosólo cambios en las leyes de la naturaleza, sinotambién cambios en los criterios mediante los quealgunos términos de esas leyes se conectaban conla naturaleza. Además, esos criterios eran dependientes, en parte, de la teoría con la que fueronintroducidos.
Cuando este tipo de cambio de referentes acompafia un cambio de ley o de teoría, el desarrollocientífico no puede ser completamente acumulativo. No sepuede pasar de lo .viejo a lo nneyo mediante una simple adici6n a lo que ya era conocíclQ. Ni tampoco se puede describir completamentelo nuevo en el vocabulario de lo viejo o viceversa.Consideremos el enunciado compuesto: «En elsistema ptolemaico los planetas giran alrededor dela Tierra; en el copernicano giran alrededor deiSol». Estrictamente interpretado, ese enunciadoes incoherente.La primera ocurrencia del térmínç«planeta» es ptolemaica, la segunda copernicana,y ambas se conectan con la naturaleza de maneradiferente. El enunciado no es verdadero en nínguna lectura unívoca dei término «planeta,..
Ejemplos tan esquemáticos como éstos s610pueden proporcionar algunos indicios de lo que elcambio revolucionario implica. Así, pues, paso enseguida a algunos ejemplos más completos, comenzando con el que hace una generaci6n meintrodujo a la nocíõn de cambio revolucionario:la transici6n de la física aristotélica a la newtoniana. Aquí sólo puede considerarse una pequefía
parte de esta transición, la que se centra en problemas del movimiento y de mecânica, e inclusoacerca de ella seré esquemático. Además, mi explicación invertírá el orden histórico y describírá,no lo que los filósofos aristotélicos de la naturaleza necesitaron para llegar a los conceptos newtonianos, sino lo que yo, educado como un newtoniano, necesité para llegar a los conceptos de lafilosofía aristotélica de la naturaleza. Afirmarésimplemente que el camino que yo recorrí haciaatrás con la ayuda de textos escritos fue lo suficientemente parecido ai que los antiguos científicos corrieron hacia adelante sin contar con laayuda de ningún texto, con la naturaleza comoúnica guía.
Leí por primera vez algunos de los escritos deAristóteles sobre física en el verano de 1947, cuando era un estudiante graduado de física que íntentaba preparar un estudio sobre el desarrollo dela mecánica con destino a un curso de cienciaspara personas sin formación científica. No puedesorprender que me acercara a los textos de Aristóteles teniendo muy clara en mi mente la mecânica newtoniana que había leído, Esperaba responder a la pregunta de cuánta mecânica habíasabido Aristóteles y cuánta había dejado para quela descubrieran gente como Galileo y Newton.Dada esa formulación, descubrí rápidamente queAristóteles no sabía nada de mecânica. Había dejado todo a sus sucesores, principalmente los de,los siglos XVI y XVII. Esta conclusión era corríente,y podría haber sido correcta en principio. Pero yo
62 lQtm SON LAS REVOLUCIONES CIENTfF:teA8? lotm SON LAS REVOLUCIONES cIBNT1PIc.u?
la encontraba turbadora porque, mientras leia susescritos, Aristóteles me parecía no sólo un ignorante en mecânica, sino además un físico terríblemente malo. En particular, sus escritos sobre elmovimiento me parecían llenos de errores garrafales, tanto en lo que se refiere a la lógica como a laobservación.
Estas conclusiones eran ínverosímíles. Despuésde todo, Aristóteles había sido el muy admiradocodificador de la lógica antigua. Durante casi dosmilenios después de su muerte, su trabajo desempefió el mismo papel en lógica que el de Euclides,en geometria. Además, Aristóteles había demostrado a menudo ser, como naturalista, un observador extraordinariamente agudo. Especialmenteen biologia, sus escritos descriptivos proporcionaron modelos que fueron fundamentales en lossiglos XV! y XVII para la emergencia de la tradición biológica moderna. l Cómo era posible quesu caracteristico talento le hubiera abandonadotan sístemáticamente cuando pasó aI estudio delmovimiento y la mecânica? Asimismo, si su talento le había abandonado, lpor qué sus escritosde física habían sido tomados tan seriamente durante tantos siglos después de su muerte? Estaspreguntas me preocupaban. Podía creer fácilmenteque Aristóteles hubiera tropezado, pero no que sehubiera desplomado totalmente al pasar a la física. lNo podría ocurrir que la culpa fuera mía yno de Aristóteles? Quizâ sus palabras no siemprehabían significado esactamente lo mismo para él
y sus contemporâneos/as que para mí y los/lasmíos/as." .
Con esta actitud continué esforzóndome porcomprender el texto y al final mis sospechas demostraron estar bien fundadas. Estaba sentado ami mesa con el texto de la Física de Aristótelesdelante de mí y un bolígrafo de cuatro colores enla mano. Levantando los ojos miré abstraídamentepor la ventana de mi habitación y aún retengo laimagen visual. Súbitamente, los fragmentos en mi .cabeza se ordenaron por sí mismos de un modonuevo, encajando todos a la' vez. Se me abrió laboca, porque de pronto Aristóteles me pareció unfísico realmente bueno, aunque de un tipo que yonunca hubiera creído posible. Ahora podia comprender por qué había dicho lo que había dicho ycuál había sido su autoridad. Afirmaciones que mehabían parecido previamente grandes errores, ahora meparecían, en el peor de los casos, erroresde poc'a importancia dentro de una tradición poderçsa, y en general fructífera. Este tipo de expe-.riencía -las piezas ordenándose súbitamente por
• Tal Y como hemos hecho hasta aqui, en el resto de latraducci6n deberiamos continuar empleando este tipo derecursos, II otros similares, con el fin de respetar la, intenci6nde Kuhn, presente en los tres artículos que traducímos, deevitar el sexismo. Ahora bíen, en castellano este problemaparece de más difícil soluci6n y el resultado seria un textobastante recargado. Téngase en cuenta, por ejemplo, que losadjetivos dei inglés, a diferencia de los dei castellano, sonneutros; con lo que en un texto escrito en inglés un porcentaje considerable dei problema desaparece. Esta es la únicarazón que nos ha movido a volver a un modo de expresi6nmás convencional en lo sucesivo. [T.]
64 lOtm SON LAS RBVOLUCIONBS CIBNTfFICAS? lotm SON LAS RBVOLUCIONBS CIBNT1PICAS? 65
sí mismas y apareciendo juntas de un modo nuevo- es la primera característica general del cambio revolucionario que distinguiré después de únaconsideración adicional de ejemplos, Aunque lasrevoluciones cientificas dejan mucho trabajo delimpíeza que es necesario hacer pOCO a poco, elcambio fundamental no puede experimentarse deeste modo, paso a paso. Por el contrario, implicay.na transformación relativamente súbita y 'sin estructura en la que una parte del flujo de la experiencia se ordena por sí misma de una forma diferente y manifiesta pautas que no eran visibles anteríormente..
Para concretar más todo esto, permítanme ilustrar algo de lo que estaba contenido en mi descubrimiento de un modo de leer la física aristotélicaque daba sentido a los textos. Una primera ilustracíón será familiar para muchos y muchas deustedes. Cuando el término «movímíento» apareceen la física aristotélica, se refiere al cambio eigeneral, no sólo al cambio de posición de UlJSU.erpó físico. EI cambio de 'posición, quees el objetoexclusivo de la mecânica paraGalíleo y Newton,es para Aristóteles s610 una de las varias subcategorías del movimiento. Otras incluyen el crecimiento (la transformación de una bellota en unroble), las alteraciones de intensidad (el calentamiento de una barra de hierro) y varios cambioscualitativos más generales (la transición de la enfermedad a la salud). Por consiguiente, aunqueAristóteles reconoce que las varias subcategoriasno son iguales en todos los aspectos, bIs- caracte-
rísticas básicas que son relevantes para el reconocimiento y análísis del movimiento deben aplicarse a todos los tipos de cambio.. En cierto sentido,esto no es meramente metafórico; se considera quetodas las variedades de cambio son semejantes, esdecir, que constituyen una família natural única.'
Un segundo aspecto de la física aristotélica-más difícil de reconocer e incluso más importante -es ef papel fundamental que desempeiianlas cualidades en su estructura conceptual. Conello no quiero decir simplemente que se propongaexplicar la cualidad y el cambio de cualidad, puesotros tipos de física han hecho esto. Me refiero aque la física aristotélica invierte la jerarquía ontológica de materia y cualidad que ha sido habitualdesde la mitad del siglo XVII. IEn la físic,Lnewt;níana, un cuerpo está constituido por partícula;de materia, y sus cualidades son una consecuencia
. del modo en que esas partículas están dispuestas,se mueven e interaccionan-.; Por el contrario, enla física de Aristóteles la materia es casi prescíndíble, Es un sustrato neutral que está presentedondequi\(ra que un cuerpo pueda estar, lo cualsignifica é\Ondequiera que haya espacio O lugar,Un cuerpo particular, una sustancia, existe en cualquier h~.ar en donde este sustrato neutral, una
4. Para todo esto véase la Física de Aristóteles, Libro V,capítulos 1·2 (224a21·226bI6). Nótese que Aristóteles tíene,de hecho, un concepto de cambio que es más amplio que elde movimiento..Movimiento es cambio de sustancia, cambiode algo a algo ~25a1). Pero el cambio también incluye la generación y corrupción, es decir, cambio de la nada a algo yde algo a la nada (225a34-225b9), y estos no son movimientos.
66 lQUI! SON LAS REVOLUCIONES CIBN11PICAS? lQUI! SON LAS REVOLUCIONES CI!lNTtFICAS? 67
especie de esponja, esté lo suficientemente impregnado de cualídadesl (calor, humedad, color, etc.),como para darle identidad individual. EI cambiotiene lugar mediante la transformación de las cualidades, no de la materia; eliminando algunascualidades de una materia dada y reemplazándolaspor otras. Hay incluso algunas leyes de conservación implícitas que las cualidades deben.aparentemente obedecer.'
La física de Aristóteles manifiesta otros aspectos similarmente generales, de los cuales algunosson de gran importancia. Sin embargo, yo avanzaré hacíá las cuestiones que me interesan partíendo de estos dos, y recogeré al pasar otro bien conocido. Lo que quiero ahora empezar a sugerir esque esos y otros aspectos deI punto de vista deAristóteles, cuando son reconocidos, comíenzàn aunirse, a prestarse apoyo entre sí y así adquierencolectivamente una especie de sentido deI que carecen considerados individualmente. La primeravez que logré comprender el texto de Aristóteles,las nuevas piezas que he descrito y el sentido desu ajuste coherente emergieron a la vez.
Comencemos con la noción de una física cualitativa que acaba de esbozarse. Cuando se analízaun objeto particular especificando las cualidadesque han sido impuestas sobre la omnipresente materia neutra, una de las cualidades que deben espe-
5. Compárese la Ftsica de Aristóteles, Libro V, y especialmente su Sobre la generaciôn y corrupción, Libro lI, capitulas 1-4.
cificarse es la posición deI objeto o, utilizando laterminología de Aristóteles, su lugar. La posiciónes así, como la humedad o la calidez, una cualidaddeI objeto, que cambia cuando el objeto se mueveo es movido. Por consiguiente, para Aristóteles elmovimiento local (movimiento tout court en elsentido de Newton) es un cambio-de-cualidad ocambio-de-estado, en lugar de ser un estado comolo es para Newton. Pero es precisamente el hechode ver el movimiento como un cambio-de-cualídadlo que permite su asimilación a todos los demástipos de cambio: por ej~plo, de bellota a robleo de enfermedad a salud, Esa asimilación es elaspecto de la física de Aristóteles con el que empecé, y podría igualmente haber recorrido el camino en la otra dirección. La concepción deI movimiento-como-carnbio y la concepción de una físicacualitativa resultan ser nociones profundamenteínterdependientes, casi equivalentes, y éste es unprimer ejemplo deI ajuste o cohesión de las partes.
Ahora bien, si todo eso está claro, entoncesotro aspecto de la física de Aristóteles -uno quepor lo general parece ridículo si se lo consideraaisladamente- comienza también a cobrar sentido. La mayoría de los cambios de cualidad, sobretodo en el reino orgáníco, son asimétricos, aI menos cuando Se producensin intervención exterior.Una bellota se desarrolla naturalmente en un roble, no viceversa. Un hombre enfermo a menudosana por sí mismo, pero se necesita, o se cree quese necesita, un agente externo para que enferme.Un conjunto de cualidades, un punto final del cam-
68 lQUI1 SON LAS REVOLUCIONES CIBNTfJlICAS? lOUl1 SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtF1CAS? 69
bio, representa un estado natural del cuerpo: aquelque realiza voluntariamente y en el que permaneceuna vez alcanzado. La misma asimetría deberíaser característica del movimiento local, o sea elcambio de posición, y en realidad lo es. La cualidad que una piedra u otro cuerpo pesado se esfuerza por realizar es su posici6n en el centro deluniverso; la posici6n natural del fuego está en laperiferia. Esta es la raz6n de que las piedras caiganhacia el centro, hasta quedar bloqueadas porun obstáculo, y el fuego vuele hacia los cielos. Están realizando sus propiedades naturales exactamente en el mismo sentido en que la bellota lohace mediante su crecimiento. Otra parte de ladoctrina aristotélica, en principio extraãa, comienza a encajar.
Podría continuar así durante algún tiempo,situando porciones individuales de la física aristotélica en el lugar que ocupan en el todo. Sinembargo, concluiré este primer ejemplo con unaúltima ilustraci6n, la doctrina de Arist6teles sobreel vacuum o vacío.' Esta doctrina manifiesta conpartjcular claridad el modo en que varias tesisqüe parecen arbítrarías consideradas de modoaislado se prestan mutuamente autoridad y apoyo..Aristótêles afirma que un vacío es imposible: suposicíón subyacente es que la noci6n es incoherente en sí misma. Mora ya debería estar claro porqué esto es así. Si la posici6n es una cualídad, y silas cualidades no pueden existir separadas de lamatería, entonces debe haber materia dondequieraque haya posici6n, -es decir,' dondequiera que un
cuerpo pueda estar. Pero esto equivale a decir quedebe haber materia en todas las partes del espacio: el vacío, es decir, el espacio sin materia, adquiere el status de, por ejemplo, un círculo cuadrado.'
Este argumento tiene fuerza, pero su premisaparece arbitraria. Puede suponerse que no era necesario que Arist6teles concibiera la .posicióncomo una cualidad. Quizá, sin embargo, ya hemosnotado que esta concepci6n subyace a su consíderaci6n del movimiento como cambio-de-estado, yotros aspectos de su física dependen también deella. Si un vacío pudiera existir, entonces el cosmos o universo aristotélico no podría ser finito.Precisamente porque la materia y el espacio soncoextensivos, el espacio puede terminar donde lamateria termina: en la esfera más exterior, aque-
6. Falta un ingrediente en mi bosquejo de este argumento: la: doctrina dei lugar de Aristóteles, desarrollada en laFísica, Libro IV, justamente antes de su discusión dei vacío,Para Aristóteles, el lugar es siempre el lugar de un cuerpoo, más precisamente, la superfície interior dei cuerpo qu~
contiene o rodea ai primero (212a2-7). Pasando ai tema siguiente, Aristóteles dice: «Ya que el vacío (si es que existe)debe concebirse como el lugar en el que podría haber uncuerpo aunque de hecho no lo haya, es clar~ que, a.s1 concebido el vacío no puede existir en absoluto, m como mseparable ni como separable» (214al6-20). (Cito de la traducciónhecha por Philip H. Wíckstead y Francis M. Cornfo.rd .parala Loeb Classieal Library, una versión que en este difícil aspecto de la Eistca me parece más clara que la mayoría, tantoen texto como en comentarío.) Que no es meramente un errarsustituir «lugar. por «posici6n» en un bosquejo dei argumento se justifica en la última parte dei siguiente párrafo demi texto.
70 lQtm SON lAS REVOLUCIONES CIBNt1PICAS? lQtm SON lAS REVOLUCIONES CIBNt1PICAS? 71
!la más allá de la cual no hay nada en absoluto, ní.espacio ni materia. También esta doctrina puedeparecer prescindible; pero expandir la esfera estelar hasta el infinito crearía problemas a la astronomia, puesto que las rotaciones de esa esferamueven las estre!las alrededor de la Tierra. Otradíficultad, más fundamental, es anterior a esta última. En un universo infinito no hay centro --eualquier punto puede ser considerado como el centro- y, por consíguíente, no hay nínguna posición natural en la que las piedras y otros objetospesados puedan realizar sus cualidades naturales.O para decir lo mismo con otras palabras, que sonlas que Aristóteles realmente emplea, en un vacfoun cuerpo no podría saber la localización de sulugar natural. Precisamente por estar en contactocon todas las posiciones en el universo a travésde una cadena de materia intermedía, un cuerpo
.puede encontrar su camino hacia el lugar dondesus cualidades naturales se realizan completamente. La presencia de la materia es lo que proporciona estructura al espacío.' Asi, pues, tantola teoría de Aristóteles deI movimiento local natural como la astronomia geocéntrica antigua seven amenazadas por un ataque a la doctrina deAristóteles deI vacío. No hay ningún modo de<corregir» las ídeas de Aristóteles sobre el vacíosin reconstruir la mayor parte deI resto de sufísica.
7. Para éste y otros argumentos estrechamente relacionados, véase Aristóteles. Física, Libro IV, capítulo 8 (especialmente 214b27-215a24).
Estas observaciones, aunque simplificadas eincompletas, deberían ilustrar suficientemente elmodo en que la física aristotélica divide y describe el mundo fenoménico. Además, y esto resulta más importante aún, deberían indicar cómo laspiezas de esa descripción encajan para formar untodo integral que tuvo que romperse y reformarseen el camino hacia la mecânica newtoniana. Enlugar de ampliarias más, procederé inmedíatamente con un segundo ejemplo, retornando aI comíenzo deI siglo XIX para este propósito. EI afio 1800es notable, entre otras cosas, por ser el afio en queVolta descubrió la batería eléctrica. EI descubrímíento fue anunciado en una carta dirigida a sirJoseph Banks, presidente de la Royal Society.' Lacarta estaba destinada a la publicación e iba acompafiada por la ilustración reproducida aqui comofigura 1. Desde un punto de vista moderno hayalgo peculiar en ella, si bien incluso los historiadores o historiadoras raramente notan esta peculiaridad. Mirando a cualquiera de las llamadas«pilas» (de monedas) en la parte inferior deI diagrama, se ve, leyendo hacia arriba desde la parteinferior derecha, un disco de zínc, Z, luego un disco de plata, A, luego un trozo de papel secantehumedecído, luego un segundo disco de zínc, y así
8. Alessandro Volta, .On the Electrlcity Excited by themere Contact of Conducting Substances of Dlfferent Kínds»,Philosophical Transactions, 90 (1800), 403-431. Sobre estetema, véase t. M. Brown, .The Electrlc Current In EarlyNlneteenth-Century French Physicss, Historical Studies inthe Physica1 Sciences, 1 (1969), 61-103.
72 l0tm SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtPICAS? lOtm SON LAS REVOLUCIONES clBNTtPICAS? 73
sucesivamente. EI ciclo zínc, plata, papel secantehumedecido, se repite un número entero de veces,ocho en la figura original de Volta. Supongamosahora que en lugar de proporcionamos esta detaIlada explicaci6n se nos hubiera pedido símplemente mirar el diagrama, luego cerrar el libro yreproducirlo de memoria. Casi con toda segurídad,las personas que conocen incluso la física máselemental habrian dibujado zinc (o plata), seguidode papel secante humedecido, seguido de plata (ozinc), pues, como es bien sabido, en una bateriaellíquido debe ir entre los dos metales diferentes.
Si uno o una reconoce esta dificultad e intentaresolverla con la ayuda de los textos de Volta, sedará cuenta súbitamente de que para Volta y susseguidores el elemento unidad* se compone de lasdos piezas de metal en contacto. La fuente de electrícidad es la superficie entre los dos metales, esdecir,la juntura bimetálica que, como Volta habíapreviamente descubíerto, constituía la fuente deuna tensi6n eléctrica que actualmente llamariamosun voltaje. EI papel deI líquido es, pues, símplemente, conectar un elemento con el siguiente singenerar un potencial de contacto, el cual neutralízaría el efecto inicial. Si se continúa leyendo eltexto de Volta, se advíerte que está asimilando su
• Un elemento unídad, o elemento de bateria, es uno delos componentes que constituyen una batería eléctrica. En lapila de Volta un elemento unidad seria, desde el punto devista actual, un disco de zinc (o de plata), un disco de plata(o de zinc) y un trozo de papel secante humedecido entreambos. [T.]
74 iatffi SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1PlCAS? iatffi SON LAS REVOLUCIONES CIIlN'I1P1CAS? 75
nuevo descubrimiento a la electrostática. La juntura bimetálica es un condensador o botella deLeyden que se carga a si mismo. La pila de monedas es entonces una colecci6n de botellas de Leyden cargadas y conectadas entre si, o «bateria», yde ahí viene, por asimilaci6n del grupo a sus miembros, el término «bateria» en su aplicaci6n a laelectricidad. Para asegurarnos, fijémonos en la parte superior del diagrama de Volta, la cual ilustraun dispositivo que él llam6 «bateria de corona».Esta vez la semejanza con los diagramas de loslibros de texto elementales modernos es notable,pero de nuevo encontramos una peculiaridad.,Por qué las cubetas en los dos extremos deI diagrama contienen s610 un trozo de metal? ,Por quéVolta incluye dos semielementos? La respuesta esla misma que antes. Para Volta, las cubetas noson elementos, sino simplemente recipientes paralos líquidos que conectan los elementos. Los elementos son las tiras bimetálicas en forma de herradura. Las posiciones aparentemente no ocupadasen las cubetas de los extremos son lo que actualmente consideraríamos bornes. En el diagramade Volta no hay semielementos.
Tal y como ocurría en el ejemplo anterior, estemodo de mirar la bateria tiene amplias consecuencias. Por ejemplo, como se muestra en la figura 2,la transici6n desde el punto de vista de Volta almoderno invierte la direcci6n del flujo de la corriente. Un diagrama moderno de un elemento(parte inferior de la figura 2) puede derivarse delde Volta (parte superior izquierda) mediante un
proceso parecido a volver a éste del revés (partesuperior derecha). En este proceso, lo que antesera el flujo de corriente interno del elemento. seconvierte en la corriente externa y viceversa. Enel diagrama de Volta, el flujo de corriente externova desde el metal negro al blanco, de modo que elnegro es positivo. En el diagrama moderno la dírecci6n del flujo y la polaridad están invertidas.Mucho más importante conceptualmente es elcambio en la fuente de la corriente efectuado porla transici6n. Para Volta la superficie entre losdos metales era el componente esencial fiel elemento y, necesariamente,la fuente de la corriente queel elemento producfa. Cuando el elemento fue vuelto del revés, el líquido y sus dos superficies de contacto con los metales proporcionaron los componentes esencíales, y los efectos químicos en estas
76 lOué SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAS? lOué SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAS? 77
superficies pasaron a ser la fuente de la corriente.En el breve intervalo de tiempo en que ambos puntos de vista coexistieron, el primero era llamadola teoria de contacto, el segundo la teoria químicade la batería.
Estas son s610 las consecuencias más obviasde la concepci6n electrostática de la batería; algunas otras fueron incluso más inmediatamente importantes. Por ejemplo, el punto de vista de Voltasuprimi6 el papel conceptual deI principio externo.
.Lo que ahora veríamos como un circuito externo ess610 una trayectoria de descarga como la conexión a tierra que descarga una botella de Leyden.Por consiguiente, los diagramas antiguos de la bateria no muestran un circuito externo, a menos queun efecto especial, como electr6lisis o el calentamiento de un alambre, tenga lugar allí, y en estecaso la bateria casi nunca aparece en el diagrama.8610 en los afies cuarenta deI siglo XIX comienzana apareeee- regularmente diagramas modernos deIelemento en libros de electricidad. Cuando estaocurre, o el circuito externo o puntos explícitospara su conexi6n aparecen en ellos.' En las figuras3 y 4 se muestran ejemplos de ello.
Finalmente, la concepci6n electrostática de la
9. Las ilustraciones proceden de A. de la Rive, Traitéd'électricité théorique et appliquée, vai. 2, Paris, J. B. Bailíêre, 1856, págs. 600, 656. Diagramas estructuralmente símílares aunque esquemáticos aparecen en las investigacionesexperimentales de Faraday de los primeros aiios treínta, Mielección de los afias cuarenta como eI perlodo en que taIesdiagramas llegaron a ser habituales proviene de una inspección sumaria de los textos de eIectricidad que tema más a
bateria conduce a un concepto de resistencia eléctrica muy diferente deI que ahora ves habitual.Hay un concepto electrostático de resístencia, olo había en este período. En un material aislantede una: secci6n transversal dada, la resistencia semedía por la longitud más corta que el materialpodía tener sin permitir el paso de corriente otener pérdidas -dejando de aislar- cuando erasometido a un voltaje determinado. En un mate-
mano. En cualquier caso, un estudio más sistemático habríatenido que distinguir entre las respuestas' britânica, francesay alemana a la teoria quimica de la bateria.
78 l0tffi SON LAS REVOLUCIONES CIBNTfFICAS? lOtffi SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtPICAS? 79
rial conductor de una sección transversal dada, semedía por la longitud más corta que el materialpodía tener sin fundirse cuando era conectado aun voltaje dado. Es posible medir la resistenciaconcebida de esta forma, pero los resultados noson compatibles con la ley de Ohm. Para conseguirresultados que lo sean debe concebirse la bateríay el circuito utilizando un modelo más hidrostático. La resistencia debe convertirse en algo similara la resistencia por fríccíón que se opone al flujode agua en tubos. La asimilaci6n de la ley de Ohmrequería un cambio no acumulativo de este tipo, yesto forma parte de lo que hizo que esta ley fueratan difícil de aceptar para mucha gente. Dicha leyha proporcionado durante algún tiempo un ejemplo habitual de un importante descubrimiento queínícíalmente fue rechazado o ignorado.
Terminó)aquí mi segundo ejemplo y paso enseguida aI tercero, que es, a la vez, más modernoy más técnico que los precedentes. Es, en esencia, discutible, porque 'se relaciona con una nuevaversi6n de los orígenes de la teoría cuántica, aúnno aceptada comünmente," Su tema es el trabajode Max Planck sobre elllamado problema deI cuerpo negro, y su estructura puede ser útilmente anticipada de la manera siguiente. Planck resolvi6
lO. Para la versión completa y la evidencia quela apoya,véase mi Black-Boây Theory and the Quantum Discontinuity,1894-1912, Oxford y Nueva York, Clarendon and Oxford University Press, 1978. [Trad. casto de Miguel Paredes Larruces,La teoria dei cuerpo negro y la discontinuidad cuántica, 18941912, Madrid, Alianza, 1980.]
por primera vez el problema deI cuerpo negro en1900 utilizando un método clásico desarrolladopor el físico austríaco Ludwig Boltzmann. Seisanos más tarde se encontr6 en su derivaci6nun error pequeno pero crucial, y uno de sus elementos centrales debi6 someterse a revisi6n. Cuando esto se llev6 a cabo, la soluci6n de Planck funcion6, pero rompi6 radicalmente con la tradici6n.A la larga, esta rup!ura se generalízó, y provocola reconstrucci6n de buena parte de la física.
Comencemos con Boltzmann, quien había considerado la conducta de un gas concebido comouna colecci6n de muchas moléculas diminutas moviéndose de manera rápida y desordenada en elinterior de un recipiente, y colisionando frecuentemente entre sí y con las paredes deI recipiente.A partir deI trabajo de otros, Boltzmann conocíala velocidad media de las moléculas (más exactamente, la media deI cuadrado de sus velocidades).Pero, por supuesto, muchas de las moléculas semovían mucho más lentamente que la media yotras mucho más rápidamente. Boltzmann quedasaber qué proporci6n de ellas se movían con, digamos, 1/2 de la velocidad media, qué proporci6ncon 4/7 de la media, y así sucesivamente. Ni esapregunta ni la respuesta que encontr6 eran nuevaso Pero Boltzmann lleg6 a la respuesta por uncamino nuevo, utilizando la teoría de la probabilidad, y ese camino fue fundamental para Planck,a partir de cuyo trabajo se ha convertido en algohabitual.
S610 un aspecto deI método de Boltzmann nos
80 lQtm SON LAS REVOLUCIONES .c1BNTtPICAS? lQtm SON LAS REVOLUCIONES CIBN'l1JlICAS? 81
o i i i i i i i i i i i i i i i E• I "1 I I , , I , , " I
, .---, .E
interesa ahora. El consideró la energía cinética total E de las moléculas, y para permitir la introducción de la teoria de la probabilidad subdividiómentalmente esa energía en pequenas celdillas oelementos de tamafio e, como los representadosen la figura 5. Luego imaginó una distribución al
azar de moléculas entre esas celdillas, extrayendopapeletas numeradas de una urna para especificarla asignación de cada molécula y excluyendo todaslas distribuciones con enegía total diferente de E.Por ejemplo, si la primera molécula era asignadaa la última celdilla (energía E), entonces la únicadistribución aceptable seria la que asignara todaslas otras moléculas a la primera celdilla (energía O). Está claro que esta distribución particulares muy improbable. Es mucho más probable quela mayoría de las moléculas tengan una energíaapreciable, y utilizando la teoria de la probabilidad puede calcularse cuál es la distribución másprobable de todas. Moltzmann mostró cómo hacerlo, y su resultado fue idéntico ai obtenido pre-
viamente por él mismo y otros empleando mediosmás probler;\láticos.
Ese modo de resolver el problema se inventóen 1877" y veintitrés anos más tarde, a fines de1900, Max Planck lo aplicó a un problema que parecía ser bastante diferente, la radiación del cuerpo negro. Fisicamente, el problema consiste en explicar cómo cambia el color de un cuerpo con latemperatura al calentarlo. Piénsese por ejemploen la radiación de una barra de híerro, la cual,cuando la temperatura aumenta, primero emitecalor (radiación infrarroja), luego se pone incandescente, y posteriormente pasa a un blanco brillante, Para analizar esta situación, Planck imaginóun recipiente o cavidad lIeno de radiación, esto es,luz, calor, ondas de radio, etc. Además, supuso quela cavidad contenía un gran número de lo quellamó «resonadores» (estos pueden imaginarsecomo diminutos diapasones, cada uno de los cuales es sensible a la radiación de una frecuencia yno a la de otras). Estos resonadores absorben energía de la radiación, y la pregunta de Planck fue:ccómo depende la energía absorbida por cada resonador de su frecuencia? cCuál es la dístríbucíónde frecuencias de la energía en los resonadores?
Así planteado, el problema de Planck era muysimilar ai de Boltzmann, y Planck aplicó así lastécnicas probabilistas de éste. Hablando en términos generales, Planck utilizó la teoría de la probabilidad para calcular la proporción de resonadoresque se asignaba a cada una de las distintas celdillas, de la misma manera que Boltzmann había
E0- _
82 lQUa SON LAS REVOLUCIONES CIl!NTtFICAS? lQua SON LAS REVOLUCIONES cIl!NTtFIc.u? 83
calculado la proporción de las moléculas. Su solución coincidía con los resultados experimentalesmejor que cualquier otra conocida entonces o ahora, pero surgió una inesperada diferencia entre suproblema y el de Boltzmann. En el de Boltzmann,el tamaíio de la celdilla a podia tener muchos valores diferentes sin que cambiara el resultado. Aunque los valores permitidos estaban limitados, esdecir, no podían ser demasiado grandes o demasiado pequenos, había disponibles una iníinidadde valores satisfactorios entre dichos limites. EIproblema de Planck resultó ser diferente: otrosaspectos de la física determinaban a, el tamafío dela celdilla. Podia tener un único valor, dado por lafamosa fórmula a=hv, donde v es la frecuencia deIresonador, y h es la constante universal conocidaen lo sucesivo por el nombre de Planck. Por suopuesto, Planck no comprendía por qué había restricciones en el tamafio de la celdilla, pero tuvouna fuerte corazonada aI respecto que intentó desarrollar. Sin embargo, exceptuando ese enigmaresidual, había resuelto su problema, y su manerade enfocar la cuestión seguía siendo muy parecidaa la de Boltzmann. En particular, y éste es el aspecto crucial en este momento, en ambas soluciones la división de la energía total E en celdillas detamafio a era una división mental efectuada conpropósitos estadísticos. Las moléculas y los resonadores podían estar situados en cualquier puntode la línea y estaban gobernados por todas lasleyes ordinarias de la física clásica,
El resto de la historia puede contarse muy rã-
pidamente. El trabajo que se acaba de describirse realizó aI final de 1900. Seis anos más tarde, amediados de 1906, otros dos físicos argumentaronque el resultado de Planck no podía alcanzarse siguiendo su método. Se requeria una alteración pequena pero absolutamente crucial. No era posibleadmitir que los resonàdores estuvieran situadosen cualquier punto de la linea continua de la energía, sino únicamente en las divisiones entre lasceldillas. Esto es, un resonador podria tener energía 0, E, 2E, 3E, ... , Y así sucesivamente, pero no0/3)a, (4/5)E, etc. Un resonador no cambiaba suenergía de forma continua, sino mediante saltosdiscontinuos de tamafio a o un múltiplo de a.
.Después de estas alteraciones, el argumento dePlanck era a la vez por" completo diferente y elmismo. Desde un punto de vista matemático, eravirtualmente idéntico, teniendo como consecuencia que durante anos ha sido un procedimientohabitual leer el artículo de Planck de 1900 comosi presentara el argumento moderno posterior.Pero físicamente las entidades a las que la deriva:ción se refiere son muy diferentes. En particular,el elemento a ha pasado de ser una división mentalde la energia total a un átomo separable de energíafísica, del cual cada resonador puede tener O, 1, 2,3, u otro número. La figura 6 intenta capturar esecambio de un modo que sugiera su semejanza conla bateria vuelta deI revés de mi ejemplo anterior.Una vez más, la transformación es sutil y difícilde ver, pero, también una vez más, el cambio esimportante. El resonador ha sido ya transformado
84 lOOO SON LAS REVOLUCIONES CIBN11FICAS? lOOO SON LAS REVOLUCIONES cIBN11FICAS? 85
I, , '" , I I , , t '"
o i 1I111111111111 EI I I I I I 'I, , I I I t I
1 ,-- -'C'
o •••••••••••••• E--E
de una clase familiar de entidad gobernada porleyes clásicas 'ordinarias a una extrafia criaturacuya misma existencia es incompatible con losmodos tradicionales de hacer física. Como es biensabido, cambios del mismo tipo tuvieron lugar durante otros veinte afios a medida que se iban descubriendo fenómenos no clásicos similares en otraspartes deI campo.
No intentaré discutir esos cambios posteriores;en su lugar, concluiré este ejemplo, el último,apuntando otro tipo de cambio que tuvo lugar conel trabajo de Planck. AI discutir los ejemplos anteriores sefialé que las revoluciones iban acompafiadas por cambios en el modo en que términoscomo «rnovírníento» o «elemento de batería» seconectaban con la naturaleza. En este último ejemplo tuvo lugar realmente un cambio en las palabras mísmas, un cambio que subraya esas características de la situación física que la revolucíónhabía hecho más importantes. Cuando Planck sepersuadió por fin, alrededor de 1909, de que la
discontinuidad había llegado a la física para quedarse, pasó a utilizar un vocabulario que ha sidohabitual desde entonces. Previamente se había referido al tamafio • de la celdilla como el «elementode energia». Ahora, en 1909, comenzó a hablar regularmente, en su lugar, deI «cuanto de energia»,pues «cuanto», tal y como se utilizaba en la físicaalemana, era un elemento separable, una entidadsimilar a un átomo que podia existir por si misma.Mientras que' había sido simplemente el tamafiode una subdivisión mental, no había sido un cuanto sino un elemento. También en 1909 Planck abandonó la analogia acústica. Las entidades que habíaintroducido como «resonador» ahora se convirtieron en «osciladores», un término neutral quesólo se refiere a cualquier entidad que vibra regularmente. Por contraste, «resonador» se refiere enprimer lugar a una entidad acústica, o por extensión a un vibrador que responde de manera gradual a la estírnulación, aumentando y disminuyendo sii vibración con el estímulo aplicado. Para unoque creia que la energia cambia de manera discontinua, «resonador» no era un término precisamente apropiado, y Planck lo abandonó a partirde 1909.
Este cambio de vocabulario concluye mi tercerejemplo. En vez de dar otros concluiré esta discusión investigando qué características del cambio revolucionario manifiestan los ejemplos propuestos. Las respuestas pueden clasificarse en tresapartados y seré relativamente breve sobre cadauno de ellos. No estoy lo suficientemente prepara-
86 lQUI~ SON LAS REVOLUCIONEs cIENTfFIeA8? lQ~ SON LAS REVOLUCIONES CmNTIPICAS? 87
do como para proporcionar la extensa discusi6nque requieren.
Un primer conjunto de características compartidas se mencion6 casi al comienzo de este artículo. Los cambios revolucionarios son en un sentidoholistas. Esto es, no pueden hacerse poco a poco,paso a paso, y contrastan así con los cambios normales o acumulativos, como por ejemplo el descubrimiento de la ley de Boyle.En el cambio normal, simplemente se revisa o afiade una única generalizaci6n, permaneciendo idénticas todas lasdemás. En el cambio revolucionario, o bien se vivecon la incoherencia o bien se revisan a un tiempovarias generalizaciones interrelacionadas. Si estos
.mísmos cambios se introdujeran paso a paso, nohabría ningún lugar intermedio en el que pararse.Sólo los conjuntos de generalizaciones inicial yfinal proporcionan una explicación coherente dela naturaleza e incluso en mi último ejemplo, quees el más aproximadamente acumulativo de lostres, no se puede simplemente cambiar la descripci6n deI· elemento de energía E. Debe cambiarseademás la noci6n de resonador, pues los resonadores, en cualquier acepci6n normal del término,no pueden comportarse como entidades que sóloadmiten valores discretos de energía. Simultáneamente, para permitir esta nueva conducta debencambiarse las leyes de la mecánica y de la teoríaelectromagnética, o al menos intentado. Del mismo modo, en el segundo ejemplo no se puede simplemente cambiar la idea del orden de los componentes de un elemento de batería. La direcci6n
de la corriente, el papel del circuito externo, elconcepto de resistencia eléctrica, etc., deben cambiarse también. 0, insistiendo en este punto, enel caso de la física aristotélica no puede simplemente descubrirse que un vacío es posible o queel movimiento es un estado, no un cambio-de-estado. Una imagen integrada de varios aspectos dela naturaleza tiene que cambiarse a la vez.
Una segunda característica de estos ejemplosestá estrechamente relacionada con la primera.Es la que en el pasado he descrito como cambiode significado y que aquí he estado describiendode una manera un poco más específica, como uncambio en el modo en que las palabras y las frasesse relacionan con la naturaleza, es decir, un cambio en el modo en que se determinan sus referentes. Sin embargo, incluso esta versi6n es un pocodemasiado general. Como estudios recientes sobrela referencia han resaltado, todo lo que se conocede los referentes de un término puede ser útilpara relacionar ese término con la naturaleza. Unapropiedad recién descubierta de la electricidad,de la radiaci6n, 'o de los efectos de la fuerza sobreel movimiento puede ser necesaria en lo sucesivo(junto con otras, usualmente) para determinar lapresencia de la electricidad, de la radiaci6n o lafuerza, y así identificar los referentes del términocorrespondiente. No es necesario que estas descubrimientos sean revolucionarias, y por lo generalno lo sono También la ciencia normal altera elmodo en que los términos se relacionan con lanaturaleza. Por consiguiente, lo que caracteriza
88 lOOO SON LAS REVOLUCIONES CIEN'I1FICAS? lOOO SON LAS REVOLUCIONES CIENl1PICAS? 89
a las revoluciones no es simplemente el cambio enel modo en que se determinan los referentes, sinouna elase de cambio aún más restringida.
Cuál es el mejor modo de caracterizar esa elase restringida de cambio es uno de los problemasque me ocupan actualmente, pero no tengo unasolución completa. Sin embargo, hablando en términos generales, el carácter distintivo dei cambiorevolucionario en ellenguaje es que altera no sólolos criterios con los que los términos se relacionancon la naturaleza; altera además, considerablemente, el conjunto de objetos o situaciones conlos que se relacionan esos términos. Ejemplos de'movimientos que habían sido paradigmáticos paraAristóteles -de bellota a roble, y de enfermedad asalud-, no eran movimientos en absoluto paraNewton. En la transición, una familia natural dejóde ser natural; sus miembros fueron redístríbuidos entre conjuntos preexistentes; y sólo uno deellos conservó el nombre antiguo. Asimismo, loque había sido el elemento unidad de la batería deVolta ya no era el referente de ningún término cuarenta afios después de su invención. Aunque los sucesores de Volta se ocupaban aún de metales, líquidos y el flujo de carga, las unidades de sus análisiseran diferentes y se interrelacionaban de forma diferente.
Así, pues, lo que caracteriza a las revolucioneses el cambio en varias de las categorías taxonómicas que son el requisito previo para las.descrípciones y generalizaciones científicas. Además, esecambio es un ajuste no sólo de los criterios rele-
vantes para la categorización, sino también delmodo en que objetos y situaciones dadas son dlstribuidos entre las categorías preexistentes. Yaque tal redistribución afecta siempre a más deuna categoria, y ya que esas categorías se interdefinen, esta elase de alteración es necesariamenteholista. Este holismo, además, está enraizado enla naturaleza dellenguaje, pues los criterios relevantes para la categorización son ipso [actoçtiterios que relacionan los nombres de esas categorías con el mundo. Ellenguaje es una moneda condos caras: una mira hacia afuera, aI mundo; laotra hacia dentro, ai reflejo dei mundo en la estructura referencial dellenguaje.
/ Pasemos ahora a la última de las tres características compartidas por mis tres ejemplos. Es laque más me ha costado ver de las tres, pero ahoraparece la más obvia y probablemente la que tienemás consecuencias. Asimismo, es la que más valdría la pena explorar en profundidad. Todos misejemplos implican un cambio esencial de modelo,metáfora o analogia: un cambio en la noción dequé es semejante a qué, y qué es diferente. Algunas veces, como en el ejemplo de la física de Aristóteles, la semejanza es interior aI tema. Así, paralos aristotélicos, el movimiento era un caso especial de cambio, de modo que la piedra que.cae eracomo el roble que crece, o como la persona recobrándose de una enfermedad. rE,sa es la pauta desemejanzas que hace de estos fenómenos una familia natural, que los sitúa en la misma categoríataxonómica, y que tuvo que ser sustituida en el
90 lQUÉ SON LAS REVOLUCIONES cmNT1FICAS? lQUÉ SON LAS REVOLUCIONES cmNT1FICAS? 91
desarrollo de la física newtoniana. En otras ocasiones la semejanza es exterior. Así, los resonadores de Planck eran como las moléculas de Boltzmann, o los elementos de la batería de Volta erancomo botellas de Leyden, y la resistencia era comola pérdida electrostática. También en estos casosla vieja pauta de semejanzas tuvo que ser rechazada y reemplazada, antes del proceso de cambio odurante dicho proceso.
Todos estos casos manifiestan característicasinterrelacionadas que son familiares a los estudiosos y estudiosas de la metáfora. En cada caso dosobjetos o situaciones se yuxtaponen y se consideraque son semejantes o el mismo. (Incluso una discusi6n que fuera solamente un poco más extensatendría que tener en cuenta además ejemplos dedesemejanza, pues también ellos frecuentementeson importantes para establecer una taxonomía.)Además, cualquiera que sea su origen -una cuesti6n independiente que no me interesa en estemomento-, la funci6n primaria de todas esas yuxtaposiciones es transmitir y mantener una taxonomía. Los elementos yuxtapuestos son presentados a una audiencia no iniciada previamente poralguien que pueda ya reconocer su semejanza, yque inste a esa audiencia a aprender a hacer lomismo. Si la presentaci6n tiene éxito, los nuevosiniciados e iniciadas aprenden una lista de características sobresalientes respecto a la relaci6n de.semejanza requerida, esto es, un espacio de características en el que los elementos previamenteyuxtapuestos están siempre agrupados juntos
como ejemplos de la misma cosa s, simultáneamente, separados de objetos y situaciones con lasque en otras circunstancias podrían haberse confundido. Así, la educaci6n de un aristotélico asociael vuelo de una flecha con una piedra que cae, yambos con el crecimiento de un roble y la recuperaci6n de la salud. Todos son cambios de estado;sus puntos finales y el tiempo transcurrido en latransici6n son sus características sobresalientes.Visto de esta manera, el movimiento no puede serrelativo y debe estar en una categoría distinta deireposo, el cual es un estado. Análogamente, desdeese punto de vista, un movimiento infinito se convierte en una contradicci6n en los términos, puesto que carece de punto final.
Así pues, las yuxtaposiciones parecidas a la metáfora que cambian en el momento de una revoluci6n científica son esenciales en el proceso mediante el que se adquiere el lenguaje científico uotro tipo de lenguaje. Incluso el comienzo de lapráctica de la ciencia requiere que esa adquisici6no proceso de aprendizaje haya sobrepasado un cíerto punto. La práctica científica implica síemprela producci6n y explicaci6n de generalizacionessobre la naturaleza: estas actividades presuponen
-un lenguaje con una mínima riqueza; y la adquísici6n de ese lenguaje lleva consigo conocimientode la naturaleza. Cuando la presentaci6n de ejem.plos forma parte delproceso de aprendizaje deté~ como «movímíento», «elemento de bateria .., oírelemento de energia», lo que se adquierees coDOGidtttIlnto:(iellenguaje y dei mundo a la vez.
92 <oua SON LAS REVOLUCIONES CIl!NTtFICAS? lOua SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAB? 93
Por una parte, el estudiante aprende qué significanesos términos, qué características son relevantespara relacionarias con la naturaleza, qué cosas nopueden decirse de ellos so pena de contradicción,etc. Además, el estudiante aprende qué categoríasde cosas pueblan el mundo, cuáles son sus características sobresalientes, y algo acerca de la conducta que les es permitida y acerca de la que se lesprohíbe. En la mayoría del proceso de aprendizajedellenguaje estas dos clases de conocimiento -conocimiento de palabras y conocimiento de la naturaleza- se adquieren a la vez; en realidad no sonen absoluto dos clases de conocimiento, sino doscaras de una sola moneda que ellenguaje proporciona.
La reaparición de este carácter bifronte que ellenguaje posee proporciona un final apropiado aeste artículo. Si tengo razón, la característica esencial de las revoluciones científicas es su alteracióndeI conocimiento de la naturaleza intrínseco al1enguaje mismo, y por tanto anterior a todo lo quepuede ser completamente descriptible como- unadescrípcíón o una generalización, científica o dela vida diaria. Para introducir en la ciencia el vado o el movimiento lineal infinito se requeríaninformes observacionales que sólo podían formularse alterando el lenguaje con el que se describíala naturaleza. Hasta que ocurrieron esos cambiosel mismo lenguaje resistía la invención e introducción de las codiciadas teorías nuevas. Consideroque lo que indujo a Planck a cambiar «elemento»y «resonador» por «cuanto» y «oscilador» fueesta
resistencia opuesta por el lenguaje. La violacióno distorsión de un lenguaje científico que previamente no era problemático es la piedra de toquede un cambio revolucionario.
2. CONMENSURABILIDAD, COMPARABILIDADY COMUNlCABILIDAD 1
Han transcurrido veinte afios desde que PaulFeyerabend y yo empleamos por primera vez enletras de molde un término que habíamos tomadode las matemáticas para describir la relación entre teorias científicas sucesivas. EI término era«inconmensurabilidad», y cada uno de nosotros,fue inducido a utilizarIo por problemas que había-mos encontrado aI interpretar textos científicos(Feyerabend, 1962; Kuhn, 1962).' Mi uso deI término era más amplio que el suyo; sus posicionesrespecto aI fenómeno eran más radicales que lasmias; pero nuestra coincidencia en aquel tiempo
1. Mucha gente ha contribuido a la mejora de este artículo desde su primer borrador. Entre ellos están mis colegasdei MIT y los asistentes a la reuni6n de la P.SÃ. y ai se.minario de Historia y Filosofia de la Ciencia de la Universídad de Columbia donde lei por primera vez una versi6n preliminar. Estoy agradecido a todos ellos, sobre todo a NedBlock, Paul Horwich, Nathaniel Kuhn, Stephen Stich y misdos comentadores oficíales.
2. Creo que mi recurso a «ínconmensurabilidad» y el deFeyerabend fueron independientes, y no recuerdo bien siPaul lo encontro en el borrador de un manuscrito mio y medijo que él también había estado usándolo. Pasajes que ilustran nuestros primeros usos dei término son: Kuhn (1970,págs. 102 Y sigs, 112, 128 Y sigs., 148-151 [págs. 164 y sigs., 177,201 Y sigs., 230-235'], sin cambios desde la primera [1962]edici6n) y Feyerabend (1962, págs. 56-59, 74-76, 81). [En elcaso de existir traducci6n castellana hemos afiadido entrecorchetes, tanto en el texto como en las notas, las referenciasde las páginas citadas por Kuhn en la correspondiente versi6n castellana.] [T.]
96 lQUÉ SON LAS REVOLUCIONES cmNTtFICAS? CONMENSURABILIDAD
era sustancial.' Cada uno de nosotros estaba fundamentalmente preocupado por mostrar que lossignificados de los términos y conceptos científicos-por ejemplo «fuerza» y «rnasa», o «elemento»y «compuestos-c- cambiaban frecuentemente según la teoría en que aparecían;' y ambos afirmá-
.bamos que cuando ocurría este tipo de cambio eraimposible definir todos los términos de una teoríaen el vocabulario de la otra. Cada uno de nosotrosmaterializaba esta última afirmación en comentarios acerca de la inconmensurabilidad de teoríascientíficas.
Todo eso fue en 1962. Desde entonces los problemas planteados por la variación del significado
.se han discutido ampliamente, pero casi nadie seha enfrentado por completo con los problemasque nos indujeron, a Feyerabend y a mí, a hablarde inconrnensurabilidad. No hay duda de que ese
3. Feyerabend y yo escríbíamos sobre la imposibilidad deafiadir los términos de una teoria sobre la base de los términos de otra. Pera mientras él restringia la inconmensurabilidad aI lenguaje, yo hablaba también de diferencias en «métodos, campo de problemas y normas de resoluci6n» (Kuhn,1970, pág. 103. [pág. 165]), algo que yo no baría excepto en lamedida, bastante eonsiderable, en que estas últimas diferencias fueran consecuencias necesarias deI proceso de aprendizaje deI lenguaje. Feyerabend (1962, pág. 59), sin embargo,escríbía que «no es posible definir los términos primitivos deT' sobre la base de los términos primitivos de T, ni tampoco establecer relaciones empíricas correctas en las que intervengan ambos conjuntos de términos». Yo no usaba en absoluto la noci6n de términos primitivos, y restringia la ineonmensurabilidad a unos pocos términos específicos.
4. Esta observaci6n había sido anteriormente resaltadapor Hanson (1958).
descuido se debe, en parte, al papel desempefiádopor la intuicióm y la metáfora en nuestras formulaciones iniciales.. Por ejemplo, yo utilizaba mucho el doble sentido, visual y conceptual, del verbo «ver», y asemejaba una y otra vez los cambiosde teoría a los cambios de Gestalt. Por las razonesque sean, el concepto de inconmensurabilidad hasido frecuente y ampliamente rechazado, hacepoco en un libra publicado a finales del afio pasadopor Hilary Putnam (1981, págs. 113-124 [págs. 118129]). Putnam reelabora convincentemente dos líneas de crítica que habían aparecido cdn frecuencia en la literatura filosófica anterior. Una brevereformulación de esas críticas preparará el terrenopara algunos comentarios extensos.
La mayoría o todas las discusiones sobre inconmensurabilidad dependen de un supuesto literalmente correcto, pero sobre el que a menudo sehan cargado demasiado las tintas: si dos teoríasson inconmensurables deben ser formuladas enlenguajes mutuamente intraducibles. Si esto es así,sefiala una primera línea de crítica, si no hay ningún, modo en que las dos puedan formularse enun único lenguaje, entonces no pueden compararse, y ningún argumento basado en la evidenciapuede ser relevante para la elección entre ellas.Hablar de diferencias y comparaciones presuponeque se comparten algunos puntos, y esto es lo quelos defensores de la inconmensurabilidad, los cuales hablan a menudo de comparaciones, parecennegar. Por consiguiente, su discurso es necesariamente incoherente (para esta línea de crítica véa-
98 lQOO SON LAS REVOLUCIONES CIBN'l1FICAS? CONMBNSURABILIDAD 99
se: Davídson, 1974, págs. 5-20; Shapere, 1966; yScheffler, 1967, págs. 81-83). Una segunda línea decrítica es como mínimo igualmente profunda. Gente como Kuhn, se sefiala, nos dicen que es imposible traducir teorías antiguas a un lenguaje moderno. Pero luego ellos hacen precisamente eso,reconstruir las teorías de Aristóteles, o de Newton, o de Lavoisier, o de Maxwell, sin separarsedellenguaje que ellos y nosotros hablamos todoslos días. En estas circunstancías, l qué pueden querer decir cuando hablan de inconmensurabilidad?(para esta línea de critica véase: Davidson, 1974,págs. 17-20; Kitcher, 1978; y Putnam, 1981).
.. En este artículo me ocuparé principalmente dela segunda línea de argumentacíón, pero las dosno son independientes y necesitaré hablar tambiénde la primera. Comenzaré intentando eliminar alogún malentendido amplíamente extendido, queafecta aI menos a mi puhto de vista. Sin embargo,incluso habiendo eliminado el malentendído, permanecerá un residuo perjudicial de la primera línea de crítica. Volveré a ello únicamente aI finalde este artículo.
2.1. INCONMENSURABILIDAD LOCAL
Recordemos brevemente de d6nde proviene eltérmino «ínconmensurabílídad». La hipotenusa deun triángulo rectángulo is6sceles es inconmensurable con su lado, o la circunferencia de un círculo con su radío, enel sentido de que no hay una
unidad de longitud contenida un número enterode veces sin resto en cada míershro deI par. Asípues, no hay medida común. Pero la falta de unamedida común no significa que la comparaci6nsea imposible. Por el contrario, magnitudes inconmensurables pueden compararse con cualquiergrado de aproximaci6n requerido. Demostrar queesto podía hacerse y c6mo hacerlo se cuenta entrelos logros más espléndidos de las matemáticasgriegas. Pero este logro fue posible s610 porque,desde el comíenzo, la mayoría de las técnicasgeométricas se aplicabansin cambio a los' dos elementos entre los que se estaba buscando una comparaci6n.
Cuando se aplica aI vocabulario conceptual quese da en una teoría científica y en su entorno, eltérmino «inconmensurabilidad» funciona metafó..ricamente. La frase «sin medida común» se convierte en «sin lenguaje común», Afirmar que dosteorías son inconmensurables significa afirmar queno hay ningún lenguaje, neutral o de cualquierotro tipo, aI que ambas teorías, concebidas comoconjuntos de enunciados, puedan traducirse sinresto o pérdida. Ni en su forma metaf6rica ní ensu forma literal inconmensurabilidad implica incomparabilidad, y precisamente por la misma raz6n. La mayoría de los términos comunes alas dosteorías funcionan de la misma forma en ambas;sus significados, cualesquiera que puedan ser, sepreservan; su traducci6n es simplemente hom6fona, Surgen problemas de traducci6n únicamentecon un pequeno subgrupo de términos (que usual-
100 lQOO SON LAS REVOLUCIONES cmNTfFICAS? CONMBNSURABILIDAIl 101
mente se interdefinen) y con los enunciados quelos contienen. La afirmación de que dos teoríasson inconmensurables es más modesta de lo quela mayor parte de sus críticos y críticas ha sepuesto.
Llamaré «inconmensurabilidad local» a estaversión modesta de la inconmensurabilidad. En lamedida en que la inconmensurabilidad era unaafirmacíón acerca del lenguaje, o sea, acerca deIcambio de significado, su forma local es mi versión original. Si puede sostenerse consistentemente, entonces la primera línea de crítica dirigida ala inconmensurabilidad debe fracasar. Los términos que preservan sus significados a través de uncambio de teoría proporcionan una base suficientepara la discusión de las diferencias, y para las comparaciones que son relevantes en la elección deteorías.' Proporcionan incluso, como veremos, unabase para explorar los significados de los términos inconmensurables.
Sin embargo, no es claro que la inconmensurabilidad pueda restringirse a una región local.En el estado actual de la teoría deI significado, ladistinción entre términos que cambian de significado y aquellos que lo preservan es, en el mejorde los casos, difícil de explicar o aplicar. Los significados son productos históricos, y cambian ine-
S. Nótese que estos términos no son independientes dela teoria, sino que sencillamente se usan de la misma maneraen las dos teorias en cuestión. Se sigue que la contrastaciónes un proceso que compara dos teorias, no un proceso quepueda evaluar teorias por separado.
vitablemente en el transcurso deI tiempo cuandocambian las demandas sobre 1090 ~érminos que losposeen. Es sencillamente poco plausible que algunos términos cambien sus significados cuando setransfieren a una nueva teoría sin infectar los términos transferidos con ellos. Lejos de suministraruna solucíón, la frase «invariancia deI significado»sólo puede proporcionar un nuevo âmbito para elproblema planteado por el concepto de inconmensuràbilidad. Esta dificultad es real, no el productode un malentendido. Volveré a ella al final de esteartículo, y entonces resultará que «significado» noes el mejor encabezamiento para una díscusiónsobre inconmensurabilidad. Sin embargo, no tenemos hoy en día ninguna alternativa más adecuada,Para buscar una, paso ahora a la segunda lineaprincipal de crítica que se dirige habitualmente ala inconmensurabilidad. Esta línea de crítica sobrevive aI retorno a la versión local, la cual era laversión original de esa nocíón.
2.2. TRADUCCIÓN FRENTE A INTERPRETACIÓN
Si algunos términos no vacuos de una teoríamás antigua liuden la traducción al lenguaje desu sucesora, l cómo pueden los historiadores y demás analistas tener tanto éxito aI reconstruir ointerpretar esa teoria más antigua, incluyendo ~luso y función de aquellos mismos términos? Loshistoriadores afirman que es posible producir interpretaciones que tengan éxito, Y los antropólo-
102 lQva SON LAS RBVOLUCIONBS CIBNTfFICAS? CONMBNSURABILIDAD 103
gos, en una empresa estrechamente relacionada,afirman lo mismo. Aqui yo sencillamente adoptarécomo premisa que sus afirmaciones están justificadas, que la extensión con que esos criterios pueden satisfacerse no tiene límites, en principio. Seancorrectos o no, y yo pienso que lo son, esos supuestos son en cualquier caso fundamentales en losargumentos dirigidos a la inconmensurabilidad porcríticos tales como Davidson (1974, pág, 19), Kitcher (1978, págs, 519·529) y Putnam (1981, pág. 116[pág. 121]). Los tres esbozan la técnica de interpretación; todos describen su resultado como unatraducción o un esquema de traducción; y todosconcluyen que su éxito es incompatible incluso con .la inconmensurabilidad local. AI intentar ahoramostrar cuál es la dificultad en sus argumentos,paso a lo que son las preocupaciones fundamentales de este artículo.
EI argumento, o esbozo de argumento, queacabo de proporcionar depende esencialmente dela ecuación entre interpretación y traducción. Sepuede seguir la pista de esta ecuación, como bIí.nimo, hasta Palabra y objeto, de Quine. Creo queestá equivocada y que el error es importante. Yomantengo que la interpretación -un proceso sobre el que tendré algo más que decir- es distintade la traducción, al menos tal como la traducciónse entiende en la mayor parte de la filosofia recíente. La confusión es fácil porque la traducción realcontiene a menudo, o quizá siempre, al menos unpequefio componente interpretativo. Pero en estecaso es necesarío considerar que la traducción real
encierra dos procesos distinguibles. La filosofiaanalítica actual se ha concentrado exclusivamenteen uno de ellos y loha confundido con el otro.Para evitar confusiones seguiré la costumbre reciente, empleando «traduccíôn» para designar elprimero de estos procesos e «ínterpretación» paradesignar el segundo. No obstante, con tal de quese reconozca la existencia de dos procesos, no haynada en mi argumento que dependa de la preservación del término «traduccíón» para el primerproceso.
Así pues, para nuestros propósitos, la traducción es algo efectuado por una persona que sabedos idiomas. AI enfrentarse con un texto, oral oescrito, .en uno de estos idiomas, el traductorsustítuye sistemáticamente palabras .o secuenciasde palabras en el texto por palabras o secuencias de palabras en el otro idioma, a fin deproducir un texto equivalente. Por el momento,qué significa ser un «texto equivalente» puede permanecer sin especificar. Tanto igualdad de sígníficado como igualdad de referencia son desiderataobvios, pero no recurro a ellos aún. Vamos a decirsimplemente que el texto traducido cuenta más omenos la misma historia, que presenta más o menos las mísmas ídeas, o que describe más o menosla misma situación que el texto del cual es unatraducción.
Dos características de la traducción así concebida requieren un énfasis especial. En primer lugar, la lengua en la que se expresa la traducciónexistía antes de que la traducción comenzara. Esto
104 lQUÉ SON LAS REVOLUCIONES CIENTtFlCAS? CONMBNSURABILIDAD lOS
es, el hecho de la traducción no ha cambiado lossignificados de palabras o frases. Naturalmente;puede haber aumentado el número de referentesconocidos de un término dado, pero no ha alteràdo el modo en que esos referentes, antiguos ynuevos, se determinan. Una segunda característicaestá estrechamente relacionada con ésta. La traducción consiste sólo en palabras y frases quereemplazan (no necesariamente una a una) palabras y frases deI original. Las glosas y losprefacios de los traductores no forman partede la traducción, y una traducción perfecta no losnecesitaría en absoluto. Si a pesar de todo hacenfalta, necesitamos preguntar por qué. No hay dudade que estas características de la traducción parecen idealizaciones, y seguramente lo son. Pero laidealización no es mía. Ambas características derivan directamente, entre otras fuentes, de la naturaleza y función de un manual de traducción quineano.
Volvamos ahora a la interpretación. Es una empresa exigida por la historia y la antropologia, entre otras disciplinas. A diferencia de la personaque traduce, puede que la que efectúa la interpretación domine inicialmente sólo una lengua. AIprincipiq, el texto sobre el que trabaja consiste,total o parcialmente, en ruidos o inscrípcionesininteligibles. EI «traductor radical» de Quine es,de hecho, alguien que efectúa una interpretación,y «gavagaí» ejemplifica el material íníntellgíblecon el que comienza. Observando la conducta y lascircunstancias que rodean la producción del texto,
y suponiendo durante todo el proceso que se puede extraer un sentido de la condacra aparentemente lingüística, la persona que interpreta busca esesentido, se esfuerza por inventar hipótesis que hagan inteligible la proferencia o inscripción, comopor ejemplo que «gavagai» significa: «Mírad, unconejo», Si tiene éxito, lo que él ha hecho en primera instancia es aprender una lengua nueva,quizá la lengua en la que «gavagai» es un término,o quizás una versión más antigua de su propia lengua, una en la que términos aún usuales, como«fuerza» y «masa» o «elemento» y «compuesto»funcionaban de forma diferente. Si esta lenguapuede traducirse a aquella con la que él comenzó es una cue~tión discutible. Aprender unanueva lengua no es lo mismo que traducir de ellaa la propia. Tener éxito en lo primero no implicanecesariamente que también se vaya a obtener éxíto en lo segundo.
Precisamente respecto a estos problemas, losejemplos de Quine son consecuentemente erróneosporque confunden interpretación y traducción.Para interpretar la proferencia «gavagaí» no es necesario que el antropólogo o antropóloga imaginario de Quine ,proceda de una comunidad de hablantes familiarizados con los conejos y que poseauna 'palabra que se refiera a ellos. En lugar de descubrir un término que corresponda a e gavagai»,el antropólogo o intérprete podría aprender eltérmino indígena de una forma muy parecidaa como aprendió algunos términos de su propia
106 l QUl1 SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtFICAS? CONMBNSURABILIDAD 107
lengua, en una etapa anterior.' Esto es, él puede aprender a reconocer las criaturas que evocan «gavagaí» a los indígenas, y frecuentemente así lo hace. En lugar de traducir, él puedesimplemente aprender a reconocer el animal y emplear el término que emplean los indígenas.
Por supuesto, la disponibilidad de esa alternativa no excluye la traducción. La persona que llevaa cabo la interpretación no puede, por razonespreviamente explicadas, limitarse a introducir eltérmino «gavagai» en su propia lengua, por ejemplo el castellano. Esto supondría alterar el castellano y el resultado no sería una traducción. Peropuede intentar describir en castellano los referentes deI término «gavagai»: son peludos, tienen orejas largas, su cola se parece a un arbusto, etc. Sila descripción es afortunada, es decir, si se adecuaa todas las criaturas que provocan proferenciasque contienen «gavagaí», y sólo a ellas, entonces«criatura peluda, con orejas largas, con una colaque se parece a un arbusto... » es la traducciónbuscada y, en lo sucesivo, «gavagai» puede introducirse en castellano como una abreviatura de ella.En estas círcunstancías, no surge ningún problemade inconrnensurabilidad.'
6. Quine observa que su traductor radical podria escogerel camino ecostoso» y «aprender el lenguaje directamente,como lo aprenderia un nino•. Pero considera que este proceso es simplemente un camino alternativo hacia un fin quecoincide con el que se alcanza mediante su método habitual:un manual de traducción (Ouíne, 1960, págs. 47, 70 Y sigs.[págs. 60, 83 y sigs.]).
7. Alguien podría objetar que una secuencia como ccria-
Sin embargo, las circunstancias podrían ser diferentes. Podría no existir una descrípcíón en castellano que tenga el mismo referente que el término indígena «gavagai». AI aprender a reconocergavagais, la persona que efectúa la interpretaciónpuede haber aprendido a reconocer característicasdistinguibles que son desconocidas para las personas que hablan el castellano, y para las que elcaste'nano no proporciona ninguna terminologiadescriptiva. Esto es, quizá los indígenas estructuran el mundo animal de forma diferente acomo lo hacen las personas que hablan el castellano. utilizando discriminaciones diferentes parahacerlo. En estas circunstancias, «gavagai» permanece como un término indígena irreductibleque no puede ser traducido al castellano. Aunquelas personas que hablan el castellano pueden aprender a utilizar el término, cuando lo hacen estánhablando la lengua indígená. Estas son las circunstancias para las que yo rçservaría el término «inconmensurabílidad»..
tura peluda, con 0fejas largas. con una cola que se parece aun ltrbusto ... » es demasiado larga y compleja como para seruna traducción de un solo término a otra lengua. Pero yome inclino a pensar que cualquier término que pueda seríntroducido mediante una secuencia puede internalizarse detal forma que, con práctica, sus referentes puedan reconocerse directamente. En cualquier caso, lo que a mí me preocupa es una versión más fuerte de la intraducibilidad, aquellaen la que ni siquiera largas secuencias están disponibles.
108 lQUÊ SON LAS REVOLUCIONES cmNTfFICAS? CONMBNSURABILIDAD 109
2.3. DETERMINACI6N DE LA REFBRBNCIA
FRENTE A TRADUCCI6N
Así pues, mi tesis es que los historiadores ehistoriadoras de la ciencia que intentan comprender textos científicos antiguos se encuentran regularmente con ese tipo de circunstancias, aunqueno siempre las reconozcan. Philip Kitcher ha utilizado uno de mis ejemplos habituales, la teoría deiflogisto, como base de una penetrante crítica dela noci6n de inconrnensurabilidad. El punto encuesti6n resultará considerablemente clarificadosi expongo primero el meollo de su crítica, y luegoindico d6nde, en mi opini6n, dicha crítica se equivoca.
Creo que Kitcher tiene raz6n cuando sefialaque el lenguaje de la química dei siglo xx puedeutilizarse para identificar los referentes de los términos y expresiones de la química dei siglo XVIII,
ai menos en la medida en que estos términos yexpresiones efectivamente tienen referente. Porejemplo, cuando se lee un texto de Priestley y sepiensan desde un punto de vista moderno los experimentos que describe, se ve que «aire desflogistizado» se refiere algunas veces ai mismo oxígenoy otras a una atm6sfera enriquecida con oxígeno.«Aire flogistizado» es normalmente aire dei quese ha eliminado el oxígeno. La expresi6n «ao es másrico en flogisto que ~» tiene el mismo referenteque «ao tiene mayor afinidad con el oxígeno que ~».En algunos contextos, por ejemplo en la expresi6n:«En la combusti6n se emite flogisto», el término
«flogisto» no tiene referente en absoluto, pero hayotros contextos en los que se refiere al hidrógeno(Kitcher, 1978, págs. 531-536).
No tengo ninguna duda acerca de que los historiadores e historiadoras que tratan con textoscientíficos antiguos pueden usar, y deben hacerlo,ellengu~jemoderno para identificar los referentesde 101\ términos anticuados. Igual que cuando el/la indígena sefiala con su dedo gavagais, esas determinaciones de la referencia proporcionan con frecuencia los ejemplos concretos que pueden permitir ai historiador aprender qué significan lasexpresiones problemáticas en su texto. Además,la introducci6n de terminología moderna permite explicar en qué áreas las teorías antiguastuvieron éxito y po} qué lo tuvieron.' Sin embargo, Kitcher describe este proceso de determinaci6n de la referencia como una traducci6n,y sugiere que su disponibilidad debería poner punto final a las discusiones sobre inconmensurabi-
8. Kitcher supone que sus técnicas de traducción le permiten especificar los enunciados de la teoria antigua que eranverdaderos y los que eran falsos. Asi, los enunciados acercade la sustancia liberada en la combustión eran falsos, perolos enunciados acerca deI efecto deI aire desflogistizado sobrelas actividades vitales eran verdaderos porque en ellos «airedesflogistízado» se referia al oxigeno. Sin embargo, yo creoque lo único que está haciendo Kitcher es usar la teoria moderna para explíçar por qué alguéos enunciados afirmadospor los que segutan la teoria antigua eran confirmados porla experiencia y otros no. La habilidad para explicar estoséxitos y fracasos es básica para la interpretación de los textos que efectúa el historiador de la ciencia. (Si una interpretación atribuye ai autor de un texto aserciones repetidas que ob-
110 lQtrn SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FlCAS? CONMENSURABIUDAD 111
lidado Me parece que está equivocado en ambosaspectos.
Vamos a pensar por un momento qué aspectotendría un texto traducido empleando las técnicasde Kitcher. Por ejemplo, lc6mo se traducirían lasocurrencias de «flogísto» que no tienen referente?Una posibilidad -sugerida tanto por el silenciode Kitcher sobre la cuesti6n como por su preocupaci6n por preservar los valores de verdad, loscuales son problemáticos en estas ocasiones- sería dejar en blanco los espacios correspondientes.Sin embargo, dejar espacios en blanco equivalea fracasar como traductor o traductora. Si s6lopueden traducirse las expresiones que tienen referente, entonces ninguna obra de ficci6n podría traducirse y, en cuanto a la cuesti6n que nos ocupa,los textos científicos antiguos deberían tratarse,como mínimo, con la misma cortesía que se emplea al tratar con obras de ficción.vlslchos textosnos informan de lo que creían los científicos delpasado independientemente de su valor de verdad,y esto es lo que una traducci6n debe comunicar.
Como alternativa, Kitcher podría usar la misma estrategia dependiente del contexto que desa-
servaciones fácilmente obtenibles hubieran debilitado, entonces es casi seguro que la interpretación es errônea, y el historiador debe comenzar su trabajo de nuevo. Véase Kuhn [1964]en Kuhn [1977] para todo lo reerente a este caso.) Pera ni lainterpretación ni las técnicas de traducción de Kitcher permíten declarar verdaderos o falsos los enunciados individualesque contienen términos de la antigua teoria. Yo creo que lasteorias son estructuras que deben evaluarse globalmente.
rro1l6 para los términos que tienen referente, comoes el caso de «aire desflogistizado». Siguiendo esteprocedimíento, «flogisto» se traduciría algunas veces por «sustancia liberada por los cuerpos encombustión», otras por «principio metalízador»,y aún otras por locuciones diferentes. Sin embargo, esta estrategia conduce asimismo al desastre,no s6lo con términos como «flogisto», sino también con expresiones que tienen referente. La utílizaci6n de una sola palabra, «flogisto», junto concompuestos que derivaban de ella, como «aíre desflogistizado», es una de las formas de comunicarlas creencias que tenía el autor del texto original.Sustituir expresiones relacionadas por expresiones que, o bien no tienen ninguna relación, o bienestán relacionadas de forma muy diferente, haceque, en ocasiones, términos del texto original queson idénticos disimulen, como mínimo, aquellascreencias, con lo cual el texto original resulta incoherente. AI examinar una traducci6n efectuada siguiendo el método propuesto por Kitcher seríacasi siempre imposible entender por qué esos enunciados figuraban yuxtapuestos en un solo texto.'
Para ver más claramente lo que está en juegocuando se trata con un texto científico antiguo,vamos a considerar el siguiente epítome de algunos aspectos centrales de la teoría del flogisto. Enaras de la claridad y la brevedad lo l).e construido
9. Por supuesto, Kitcher explica estas yuxtaposiciones recurriendo a las creencias dei autor ·del texto y a la teoria moderna. Pero los pasajes en que lo hace son glosas; no formanparte de su traducción en absoluto.
112 iQOO SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtFICAS? CONMBNSURABILIDAD 113
yo mismo, pero, dejando a un lado cuestiones deestilo, podría haber sido extraído de un manualde química del siglo XVIII.
Todos los cuerpos físicos están compuestos de elementos y principios químicos. Los principios dotana los elementos de propiedades especiales. Entre loselementos están las tierras y los aires, y entre losprincipios el flogisto. Un conjunto de tíerras, porejemplo carbono y sulfuro, es especialmente ricoen flogisto en su estado normal y deja un residuoácido cuando se le priva de él. Otro conjunto, losresiduos de la calcinaci6n o minerales, es normal- .mente pobre en flogisto, pero cuando se impregnade él se convierte en brillante, dúctil y buenconductor deI calor (o sea metálico). Durante lacombusti6n i otros procesos afines, como la calcinaci6n y la respiraci6n, tiene lugar una transferencia de flogisto al aire. El aire cuyo contenidoflogístico (aire flogistizado) se ha incrementado deesta manera ve reducida su elasticidad y su capacidad para mantener la vida. El aire deI que seha eliminado parte de su contenido flogístíco (airedesflogistizado) mantiene la vida de forma especialmente vigorosa.
El manual continúa, pero con este extractotendremos suficiente.
El epítome que he construido consta de enunciados que proceden de la química del flogisto. Lamayoría de las palabras que figuran en estos enunciados aparecen en los textos de la química delsiglo XVIII y en los de la del siglo XX, y funcionan igual en ambas. Unos pocos términos más,muy particularmente «flogístizacíón», «desflogístízación» y los que están relacionados con ellos, pue-
den reemplazarse por frases en las que únicamenteel término «flogisto» es ajeno a la química moderna.Pero después de efectuar todas estas sustituciones queda un pequeno número de términosque no tienen níngün, equivalente en el vocabularioquímico moderno. Algunos han desaparecido totalmente dellenguaje de la química: «flogisto» esel ejemplo más obvio. Otros, como el término«principio», han perdido toda su significación puramente química. (La exhortación: «Purifica tusreactivos» es un principio químico en un sentidomuy diferente de aquel en qüe el flogisto lo era.)Otros términos, como por ejemplo «elemento»,son todavía esenciales en el vocabulario químicoy heredan algunas funciones de sus homónímosmás antiguos. Pero términos como «principio», loscuales se aprendían anteriormente con aquéllos,han desaparecido de los textos modernos, ~ conellos ha desaparecido igualmente la antigua generalización constitutiva según la cual cualidadescomo el color y la elasticidad proporcionaban unaevidencia directa de la composición química. Elresultado es que tanto los referentes de estos términos supervivientes como los criterios para identificarlos se han alterado ahora drástica y sistemáticamente. En ambos aspectos, el término «elemento» funcionaba en la química del siglo XVIII
de forma muy similar a la frase moderna «estadode agregacíóne y al término moderno «elemento».
Tanto si tíenen/referente como si no, esos términos de la química del siglo XVIII -términoscomo «flogísto», «principio» y «elemento- no
114 lQtIa SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAS? CONMBNSURABILIDAD 11S
son eliminables de ningún texto que pretenda seruna traducción de un original flogístico. Deben servir, por lo menos, como variables para los conjuntos interrelacionados de propiedades que permiten la identificación de los referentes comúnmente aceptados de esos términos. Para que untexto que expone la teoria deI flogisto sea coherente debe considerar la sustancia liberada en lacombustión como un principio químico, el mismoque hace que el aire sea irrespirable y que ademásdeja un residuo ácido cuando se le elimina de unmaterial apropiado. Pero además de no ser elimínables, parece que esos términos no son reemplazables individualmente por un conjunto de fraseso palabras modernas. Y si éste es el caso -unacuestión que consideraré inmediatamente- entonces el pasaje construido que he citado anteriormente en el que esos términos aparecían no puedeser una traducción, aI menos no en el sentido deeste término que es habitual en la filosofía reciente.
2.4. EL HISTORIADOR COMO INTÉRPRETE
Y MAESTRO DEL LENGUAJE
Ahora bien, l es correcto afirmar que términosquímicos deI siglo XVIII como «flogísto» no sontraducibles? Después de todo, ya he descrito enlenguaje moderno varias maneras en las que eltérmino antíguo «flogísto» tiene referente. Porejemplo, el flogisto se libera en la combustión;reduce la elasticidad deI aire y sus propiedades
para mantener la vida, etc. Parece que podrianconstruirse frases como éstas en lenguaje moderno para producir una traducción de «flogístos aIlenguaje moderno. Pero esto no es así. Entre lasfrases que describen cómo se identifican los referentes deI término «floglsto» hay algunas que incluyen otros términos intraducibles, como «principio» y «elemento». Estos términos constítuyen,junto con «flogísto», un conjunto interrelacionadoo interdefinido que debe aprenderse a la vez, comoun todo, antes de que cualquiera de ellos puedautilizarse para describir fenómenos naturales,"Sólo después de que estos términos se hayanaprendido de esta manera se puede reconocer laquímica deI siglo XVIII por lo que fue: una disciplina que no sólo diferia de su sucesora en el siglo xx en lo que tenía que decir sobre sustanciasy procesos indíviduales, sino también en la formaen que estructuraba y parcelaba una gran partedei mundo químico.
Un ejemplo más restringido clarificará estepunto. AI aprender mecánica newtoniana, los términos «rnasa» y «fuerza» deben aprenderse a lavez, y la segunda ley de Newton debe desempeãarun papel en dicho aprendizaje. Esto es, no se puede aprender «rnasa» y «fuerza» independientemente y luego descubrir empíricamente que la fuerza es igual a la masa por la aceleracíón, Tampoco
10. Quizá s610 «elemento. y «principio. deban aprenderse simultáneamente. Una vez que se han aprendido -peros610 entonces- «flogísto» podrfa ser introducido como unprincipio que se comporta de ciertas maneras especiftcables.
116 lOUll SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1FICAS? CONMBNSURABILIDAD 117
se puede aprender primero «masa» (o «fuerza»)y luego usado para definir «fuerza» (o «masa»)con la ayuda de la segunda ley. En realidad, lostres deben aprenderse a Ia vez, como partes deun modo globalmente nuevo (pero no enteramentenuevo) de hacer mecânica. Desgraciadamente, lasformalizaciones habituales oscurecen este punto.AI formalizar la mecânica se puede seleccionar«rnasa» o «fuerza» como término primitivo y luego introducir el otro como término definido. Peroesta formalización no proporciona ninguna información \acerca de cómo los términos primitivos odefinidos se relacionan con la naturaleza, o cómose identifican fuerzas y masas en situaciones físicas reales. Por ejemplo, si bien «fuerza» puede serprimitivo en alguna formalización particular dela mecánica, no se puede aprender a reconocer.fuerzas sin aprender simultáneamente a identificar masas y sin recurrir a la segunda ley. Esta ~s
la razón de que la «fuerza» y «masa» newtonianasno sean traducibles al lenguaje de una teoría física (aristotélica o einsteníana, por ejemplo) que noutiliza la versión de Newton de la segunda ley,Para aprender cualquiera de estos tres modos dehacer mecânica, los términos interrelacionados enalguna parte local de la red del lenguaje debenaprenderse o reaprenderse símultáneamente, yaplicarse luego a la naturaleza como un todo. Noes posible simplemente transmitidos individualmente mediante una traducción.
.Entonces, l cómo puede comunicar sus resultados un historiador que ensefia la teoría del flogis-
to o escribe sobre ella? lQué ocurre cuandc presenta a los lectores un grupo de enunciados comoaquellos acerca del flogisto que vimos en el epítome anterior? La respuesta a esta pregunta dependedel tipo de audiencia, y comenzaré con eI que meparece más relevante en este momento: consta depersonas que no saben nada de la teoría delflogisto. El historiador Ies describe eI mundo enque creía el químico deI siglo XVIII que aceptabala teoría del flogisto. Símultáneamente, les estáensefiando el lenguaje que los químicos deI siglo XVIII usaban para describir, explicar y explorar ese mundo. La mayoría de las palabras de eseantiguo lenguaje son idénticas en forma y funcióna las palabras del lenguaje del historiador y suaudiencia. Pero otras son nuevas, y deben seraprendidas o reaprendidas. Estos son los términosíntraducibles para los que el historiador o algunode sus predecesores ha tenido -que descubrir o inventar significados que hagan inteligibles lostextos en que trabaja. La interpretación es el procesomediante el que se descubre el uso de esos términos, y ha sido muy discutido recientemente bajo eltítulo de hermenéutica." Una vez que el proceso ha
11. La introducci6n más útil a1 sentido de ehermenéutica» que estoy pensando (hay otros) es Taylor (1971). Sinembargo, Taylor da por supuesto que el lenguaje descriptivode las ciencias naturales (y el lenguaje conductista de lasciencias sociales) es fijo y neutra!. En este punto, Apel (1972)proporciona un útil correctivo desde dentro de la tradici6nhermenéutica. Ambos están oportunamente reimpresos enDallmayr y McCarthy (1977), una antologia también útil paraotros aspectos de esta tradición.
118 ,QUÊ SON LAS REVOLUCIONBS CIBNTtPIeA8? CONMBNSURABIL1DAD 119
terminado y las palabras se han aprendido, el historiador las usa en su trabajo y las enseiia a otraspersonas. La cuesti6n de la traducci6n simplemente no se plantea.
Sugiero que esto es lo que ocurre cuando sepresentan pasajes como el que destacamos antesa una audiencia que no sabe nada de la teoría delfiogisto. Para esa audiencia estos pasajes son glosas de textos fiogísticos que pretenden enseiiarlesel lenguaje en que dichos textos están escritos yel modo en que deben ser leídos. Pero tambiénencuentran esos textos personas que ya han aprendido a leerlos, personas para quienes dichos textosson un ejemplo más de un tipo ya familiar. A estaspersonas tales textos les parecerán meramente traducciones, o quizá meramente textos, pues hanolvidado que tuvieron que aprender un lenguajeespecial antes de que pudieran leerlos. El error essencillo. Ellenguaje que aprendíeroricoíncide en.buena medida con ellenguaje materno que habíanaprendido antes. Pero difería de su lenguaje materno en parte por enríquecimiento, por ejemplomediante la introducci6n de términos como «fiogisto», y en parte por la introducción de usos transformados sistemáticamente de términos como«flogísto» y «elemento». 'Esos textos no podríanhaberse traducido a su lenguaje materno si ésteno se hubiera revisado.
Aunque el punto requiere bastante más díscusi6n de la que puede intentarse entablar aquí la mayor parte de lo que he dicho queda claramente captado por la forma de los enunciados de Ramsey.
Las variables cuantificadas existencialmente conlas que estos enunciados comienzan pueden versecomo lo que antes llamé «varíables» para términosque requieren interpretación, por ejemplo «flogisto», «principio» y «elemento». Junto a sus consecuencias lógicas, el enunciado de Ramsey es entonces un compendio de las claves que la personaque efectúa la interpretación tiene a su disposicíón, claves que, en la práctica, tendría que haberdescubierto mediante una dilatada exploración delos textos. Creo que ésta es la forma correcta deentender la plausibilidad de la técnica introducidapor David Lewis para definir términos teóricos mediante los enunciados de Ramsey (Lewis, 1970,1972). Las definiciones de Lewis mediante los enunciados de Ramsey, igual que las definiciones contextuales y las ostensivas a las que se parecen tanestrechamente, esquematizan un modo importante(quizá esencial) de aprendizaje dellenguaje. Peroel sentido de «definicíón» supuesto es metafóricoen los tres casos, o al menos más amplio. Ningunade estas tres clases de «definícíones» respaldaráuna sustitución : los enunciados de Ramsey no pueden utilizarse para traducir.
Naturalmente, Lewis no está de acuerdo conesta última observación. No es éste el lugar pararesponder a todos los detalles de su argumento,puesto que la mayoría de ellos son técnicos, peropueden indicarse al menos dos líneas de crítica.Las definiciones de Lewis mediante los enunciados de Ramsey sólo determinan la referencia sisuponemos que el enunciado de Ramsey corres-
120 lQtrn SON LAS REVOLUCI0NBS CIBNT1FICAS? CONMBNSURABILlDAD 121
pondiente es realizable de manera única. Es dudoso que ese supuesto sea válido alguna vez eimprobable que lo sea regularmente. Además, enel caso de que sea válido, las definiciones que haceposible no tienen ningún contenido informativo.Si hay una y sólo una realización referencial de unenunciado dado de Ramsey, naturalmente una per.sona puede dar con ella simplemente medianteensayo y error. Sin embargo, dar con el referente'de una ocurrencia de un término definido medianote el enunciado de Ramsey no sirve de níngunaayuda para determinar el referente de la siguíentêocurrencia de ese término. Por consiguiente, lafuerza del argumento de Lewis depende de unaafirmación adicional suya que sefiala que las definiciones mediante el enunciado de Ramsey no sólodeterminan la referencia sino también el sentido,y esta parte de su argumento se encuentra condificultades que están estrechamente relacionadascon las que acabo de esbozar, pero que resultaaaún más serias.
Incluso en el caso de que las definiciones mediante el enunciado de Ramsey escaparan a estasdificultades, otro conjunto importante quedariasin resolver. He hecho notar previamente (Kuhn,1970, págs. 188 Y sigs. [págs, 288 Y sigs.]) que lasleyes de una teoria científica, a diferencia de losaxiomas de un sistema matemático, son sólo esquemas de leyes, pues sus formalizaciones simbólicas dependen del problema al que se aplicano Desde entonces esta observación ha sidoconsiderablemente ampliada por Joseph Sneed y
Wolfgang Stegmüller, quienes consideran enuncia·dos de Ramsey y muestran que sus formulacionelenunciativas habituales varían de un rango deaplicaciones a otro (Sneed, 1971; StegmüUer,1973). Sin embargo, la mayoría de las ocurrenciasde términos nuevos o problemáticos en un textocientífico. están dentro de las aplicacíones, y losenunciados de Ramsey correspondientes no sonuna fuente de claves lo suficientemente rica como
.para bloquear multitud de interpretaciones trivialeso Para hacer posible una interpretación razonable de un. texto sembrado de definiciones medianteenunciados de Ramsey, los lectores tendrían prímero que acumular una variedad de rangos deaplicación diferentes. Y una vez hecho esto, aúntendrían que hacer lo mismo que el historiadorintérprete intenta en la misma situación. Esto es,tendrían que inventar y contrastar hipótesis acercadeI sentido de los términos introducidos mediantedefiniciones construidas utilizando los enunciadosde Ramsey.
2.5. EL MANUAL DE TRADUCCIÓN QUINEANO
La mayoría de las dificultades que he considerado derivan más o menos directamente de unatradición que sostiene que la traducción puede interpretarse en términos puramente referenciales.Yo he insistido en que éste no es el caso, y misargumentos implican por lo menos que es necesario recurrir además a algo procedente del reino
122 lQUI1 SON LAS RBVOLUCIONBS CIBNT1FICAS? CONMBNSURABILIDAD 123
de los significados, las intensiones y los conceptos. Para exponer mis opiniones he consideradoun ejemplo extraído de la historia de la cíencia, eltipo de ejemplo que me condujo al problema dela inconmensurabilidad y de allí a la traducción
en primer lugar. Sin embargo, discusiones recientes sobre semântica referencial y discusiones relacionadas sobre la traducción sugieren dírectamente e1 mismo tipo de observaciones. Aquíconsideraré el único ejemplo ai que aludi al comienzo: la concepción de Quine de un manual detraducción. Este manual -el producto final de losesfuerzos de un traductor radical- consta de doslistas de palabras y frases, una en la lengua deltraductor, la otra en la lengua de la tribu que estáinvestigando. Cada elemento de cada lista estáconectado con un elemento de la otra, o frecuentemente con varios, y cada conexión especifica unapalabra o frase en una lengua que, según suponeel traductor, puede ser sustituida en contextosapropiados por la palabra o frase conectada conella en la otra lista. Donde las conexiones son deuno a muchos el manual incluye especificacionesde los contextos en que debe preferirse cada unade las conexiones (Ouine, 1960, págs. 27, 68-82'[págs. 40, 81-94]).
La red de dificultades que quiero aislar tieneque ver con el último componente deI manual, lasespecificaciones del contexto. )Consideremos la palabra francesa pompe. En algunos contextos (generalmente relacionados con ceremonias) su equivalente castellana es «pompa»; en otros (generalmente
hidráulicos) su equivalente es «bombas. Ambosequivalentes son precisos. De este modo, pom,.proporciona un ejemplo típico de ambigüedad,como el ejemplo habitual del castellano «bancos:a veces un asiento, otras una institución financiera.
Contrastemos ahora el caso de pompe con elde palabras francesas como esprit o doux/douce.Dependiendo del contexto, esprit puede serreemplazado por términos del castellano como«espíritu », «aptitud», «mente», «inteligencia», «juicio», «ingenic» o «actitud». La segunda, que esun adjetivo, puede aplicarse, inter alia, a la miel(edulce»), a la lana (esuave»), ~ una sopa pocosazonada (<<sosa»), a un recuerdo (~tierno»), o auna pendiente (epoco pronuncíada») o a un viento (eflojo»), Estos no son casos de ambígüedad, sino de disparidad conceptual entre francés y castellano. Esprit y doux/ douce son conceptos unitarios para las personas que hablanfrancés, pero las que hablan castellano, comogrupo, no tienen equivalentes. Por consiguient~,aunque las diversas traducciones que he ofrecído preservan el valor veritativo en contextosapropiados, ninguna de ellas es intensionalmenteprecisa en ningún contexto. Esprit Y doux/douceson, pues, ejemplos de términos que pueden sertraducidos sólo parcialmente y mediante un compromiso. La elección del traductor de una palabra o frase dei castellano para uno de ellos esipso facto la elección de algunos aspectos de laintensión dei término francés a expensas deotros. Simultâneamente, esa elección introduce
124 lQW SON IAS RBVOLUCIONBS CIBNT1PICAS? CONMBNSURABILIDAD 125
asociaciones intensionales que son característicasdei castellano pero ajenas a la obra que se estátraducíendo." Creo que el análisis de la traducciónque ofrece Quine se resiente gravemente de su falota de habilidad para distinguir casos de este tipode los casos de simple ambigüedad ilustrada portérminos como pompe.
La dificultad es idéntica a la que encontramosen la traducción de eflogísto» que sugeria Kitcher.A estas alturas su fuente debe ser obvia: una teoría de la traducción basada en una semânticaextensional y, por tanto, restringida a la preservación dei valor veritativo o la equivalencia comocriterio de adecuación. Igual que eflogisto», ceie-'mente», etc., tanto âouxldouce como esprit pertenecen a grupos de términos interrelacíonados,de los cuales algunos deben aprenderse a la vez.y una vez aprendidos estructuran una porción deimundo de la experiencia de forma diferente a laque es familiar a los hablantes de castellanocontemporâneos. Tales palabras ilustran la íncon-
12. Las glosas que describen la idea que tienen los fran·ceses dei mundo pslquico (o dei mundo sensorial) sírvende gran ayuda en este problema, y los manuales de francés incluyen usualmente material sobre este tipo de cue..tiones culturales. Pero las glosas que describen la cultura noforman parte de la traducción. Largas paráfrasls en castellano de términos franceses no proporcionan ningún sustítuto; en parte a causa de su tosquedad, pero principalmenteporque términos como esprit o âouxlâouce son elementosde un vocabulario dei cual bay que aprender ciertas partesa la vez. EI argumento es el mismo que el que se expuso previamente en el caso de eelementos y .principio» o .fuerza»y cmasa».
mensurabilidad entre lenguajes naturales. En elcaso de douxfdouce el grupo incluye, por ejernplo,mau/mal/e, una palabra más próxima a la castellana «suave» que douxldouce, pero que se aplica también ai tiempo húmedo y bochornoso. O enel grupo de esprit consideremos disposition. Estase identifica con esprit en el área de las actitudesy aptitudes, pero se aplica también a un estado desalud, o ai orden de las palabras en una frase. Unatraducción perfecta preservaria estas intensionalidades, y ésta es la razón de que no pueda habertraducciones perfectas. Sin embargo, aproximarseai ideal ina1canzable sigue siendo un requisito delas traducciones reales, y si este requisito se tomara en cuenta, los argumentos en favor de laindeterminación ·de la traducción requeririan unaforma muy diferente de la que ahora es habitual.
Tratando las.conexiones de uno a muchos ensus manuales de traducción como casos de ambigüedad, Quine rechaza los requisitos intensionalesque debe cumplir una traducción adecuada. Simultáneamente, rechaza la clave principal parael descubrimiento de los referentes de las palabrasy frases de otras lenguas. Si bien las conexiones deuno a muchos están causadas a veces por la ambigüedad, es mucho más frecuente que proporcionen a las personas que hablan la otra lengua evidencia para decidir qué objetos y situaciones sonsemejantes y cuáles son diferentes; esto es, muestran cómo estructura el mundo la otra lengua. Sufunción es, pues, muy parecida a la que cumplenlas observaciones múltiples en el aprendizaje de
126 lQtffi SON LAS RBVOLUCIONBS cD!NTfl'IeA8? CONMBNSURABILIDAIl 127
una primera lengua, Asi como hay que mostrarmuchos perros y quizá también algún gato álníão que aprende cperrolO, para aprender doux]douce, la persona que habla castellano debe observarlo en muchos contextos, y tomar nota además de otros contextos en los que los francesesutilizan moufmolle en su lugar. Estas son lasformas, o bien algunas de ellas, mediante lasque una persona aprende las técnicas para conectar palabras y frases con la naturaleza; primerolas de su propia lengua y luego, quizá aquel1asdiferentes que están contenidas en otras lenguas.AI abandonarias, Quine elimina la posibilidad misma de la interpretación y, como argumenté aIcomienzo, una interpretación es lo que su traductor radical debe hacer antes de que la traducciónpueda empezar. lEs, pues, sorprendente que Quine descubra dificultades sobre «traduccíóns no anticipadas previamente?
2.6. Los INVARIANTES DE LA TRADUCCI6N
Para terminar, me ocuparé de un problema quehe evitado cuidadosamente desde el comienzo deeste artículo: lqué debe preservar la traducción?He argumentado que no es simplemente la referencia, pues las traducciones que preservan la referencia pueden ser incoherentes e imposibles deatender cuando los términos que emplean se tomanen su sentido habitual. Esta descripción de la dificultad sugiere una solución obvia: las traducciones
deben preservar no sólo la referencia sino tambiénel sentido o intensión. Esta es la posición que adopté en el pasado con el título «invariancia de1 significado», y faute de mieux en la introduccióD. deeste artículo. No es en absoluto completamenteerrónea, pero tampoco es completamente correota, un equívoco que me parece sintomático de unaprofunda dualidad en el concepto de significado.En otro contexto será esencial enfrentarse dírectamente con esta dualidad. Aquí me mantendré adistancia de 'ella evitando totalmente hablar de«significado». En su lugar discutiré, aunque aúnen términos generales y casi metafísicos, cómoidentifican los miembros de una comunidad lingüística los referentes de los términos que emplean.
Consideremos el siguiente experimento mentalcon el que quizá ustedes se hayan encontrado antes en forma de chiste. Una madre cuenta por primera vez a, su hija la historia de Adán y Eva, yluego le ensefia una estampa de la pareja en eljardín del Edén. La nina la mira, frunce el cedoy perplejamente dice: «Mamá, dime quién esquién. Lo sabría si estuvieran vestidos». Inclusoen un formato tan condensado, esta historia subraya dos características obvias dellenguaje. Paraemparejar los términos con sus referentes puedeusarse legítimamente todo lo que se sepa o creade estos referentes. Además, dos personas puedenhablar la misma lengua y sin embargo utilizar criterios diferentes para identificar los referentes desus términos. Un observador enterado de sus dí-
128 ,QUÊ SON LAS REVOLUCIONBS CIBNTtPICAS? CONMBNSURABILIDAD 129
ferencias concluiria simplemente que las dos díferían en lo que sabían de los objetos en cuesti6n. Creo que puede darse por supuesto contoda tranquilidad que personas diferentes utilizan criterios diferentes para identificar los referentes de términos compartidos. Supondré ademásla tesis, ahora ampliamente compartida, que afirma que ninguno de los criterios utilizados paradeterminar la referencia es meramente convencional, es decir, asociado simplemente por definici6ncon los términos que ayuda a caracterizar."
lCómo puede ser, pues, que personas cuyoscriterios son diferentes identifiquen los mismosreferentes para sus términos tan regularmente?Una primera respuesta es sencilla. Su lenguaje estáadaptado al mundo natural y social en el que viven, y ese mundo no presenta las clases de objetosy situaciones que, explotando sus diferencias decriterios, les conducirían a hacer identificacionesdiferentes. Esta respuesta plantea, a su vez, unacuesti6n adicional más difícil: l qué determina quelos conjuntos de criterios que un hablante emplea cuando aplica ellenguaje al mundo sean ade- .
13. Dos puntos deben subrayarse, Prímero, no estoy considerando que el significado sea equivalente a un conjuntode criterioso Segundo, ecriteríos» debe entenderse en un sentido muy amplio: abarca cualesquiera técnicas, no todasnecesariamente consistentes, que las personas usan para conectar palabras '1:on el mundo. En Ilarticular, tal y como seusa aquí, «criterios» puede incluir ciertamente semejanza conejemplos paradigmáticos (pero entonces la relación de semejanza relevante debe ser conocida) o recurso a expertos (peroentonces los hablantes deben saber cómo encontrar los expertos relevantes).
cuados al mundo que ese lenguaje descrtW .ouédeben compartir hablantes que determi!W11a referencia utilizando criterios distintos para ser hablantes dei mismo lenguaje, miembros de la milma comunidad lingiiística?"
Los miembros de la misma comunidad língüística son miembros de una cultura común y, porconsiguiente, cada uno de ellos puede esperar enfrentarse con un mismo rango de objetos y situaciones. Para que ídentífiquen los mismos referentes, cada uno debe asociar cada término individualcon un conjunto suficiente de criterios como paradistinguir sus referentes de otros tipos de objetos o situaciones que el mundo de la comunidadrealmente presenta, aunque no se requiere que sedistingari de otro tipo de objetos que son s6lo imaginables. Por tanto, la 'habilidad para identificarcorrectamente los elementos de un conjunto requiere a menudo que se conozcan además conjuntos de contraste. Por ejemplo, hace algunos aiiossugerí que aprender a identificar gansos puederequerir también que se conozcan criaturas talescomo patos y cisnes (Kuhn, 1974). Yo indicaba
14. No he encontrado ninguna manera breve de disc~tireste tema sin que parezca que quiero implicar que los enterios son de algún modo lógica y psico1ógic~mente anterio:esa los objetos y situaciones para los que sirven como críterios. Sin embargo, de hecho pienso que ambos deben aprenderse, y que a menudo se aprenden a I~ v,:z. Por ejemplo, lapresencia de masas y fuerzas es un cnteno para 10 que podría llamar csituaci6n mecânico-newtoniana», es decir, unaen la que se aplica la segunda ley de Newton. Pero p';1edeaprenderse a reconocer masa y fuerza sólo dentro de la SItuacíón mecânico-newtoniana, Y viceversa.
130 lQtrn SON LAS RBVOLUCIONBS CIBNT1FICAS? CONMBNSURABILIDAD 131
que el grupo de criterios adecuado para identificargansos dependía no s610 de las caracteristicascompartidas por los gansos reales, sino ademásde las características de algunas otras criaturasdei mundo habitado por los gansos y las personasque hablan de ellos. Son pocos los términos o ex.presiones con referente que se aprenden separadamente, o dei mundo o uno de otro.
Este modelo muy parcial dei modo en que loshablantes emparejan el lenguaje con el mundopretende reintroducir dos temas estrechamente relacionados que han aparecido con frecuencia eneste ~rtículo. Sin.duda, el primero es el papelesencíal de los conjuntos de términos que las personas educadas en una cultura, sea ésta científicao. no, deben aprender a la vez, y que las que sonajenas a esa cultura deben considerar a la vez durante la interpretación. Este es el elemento holistaque intervino en este artículo ai comienzo, con lainconmensurabilidad local, y su base debería ahora estar clara,\ Si hablantes diferentes que utilizancriterios diferentes consiguen identificar los mismos referentes para los mismos términos los conjuntos de contraste deben haber jugado un papelen la determinación de los criterios que cada hablante asocia con términos individuales. Esto debeser asf ai menos cuando, como es habitual, estoscriterios no constituyen por sí mismos condiciones necesarias y suficientes para que un términotenga referente. En estas circunstancias, una especie de holismo local debe ser una característicaesencíal dellenguajE!:-
Estas observaciones pueden proporcionar también una base para mi segundo tema recurrente lareiterada aserción de que lenguajes difereDtes imponen ai mundo estructuras diferentes. Imaainemos por un momento que para cada individuo UDtérmino que tiene referente es un nudo en una redléxica dei cual irradian rótulos con los criteriosque él o ella utiliza en la identificación de los referentes dei término nodal. Esos criterios conectarán algunos términos y los distanciarán de otros,construyendo así una estructura multidimensionaldentro dei léxico. Esta estructura refleja los aspectos de la estructura dei mundo que pueden serdescritos utilizando el Iéxíco y, simultáneamente,limita los fenómenos que pueden describirse conayuda dei léxico. Si a pesar de todo surgen fenómenos anómalos, su descripción. (quízás inclusosu reconocimiento) requerirá la alteración de aloguna parte dei lenguaje, cambiando las conexíones entre términos previamente constitutivas.
Nótese, además, que utilizando conjuntos dístintos de' las conexiones que constituyen criteriospueden formarse estructuras homólogas, es decir,estructuras que reflejan el mismo mundo. Lo quetales estructuras homólogas preservan, desprovistas de los rótulos que designan los criterios, sonlas categorías taxonómicas dei mundo y las relaciones de-semejanza/díferencia entre ellas. Aunque aquí me inclino hacia la metáfora, mi dirección debería estar clara. Lo que los miembros deuna comunidad lingüística comparten es la homología de la estructura léxica. No es necesario que
132 lOUé SON LAS REVOLUCIONES CIBNTtFreA8? CONMBNSURABILIDAD 133
sus criterios sean los mismos, puesto que puedenaprenderIos los unos de los otros a medida quelo necesiten. Pero sus estructuras taxonómicas deben coincidir, pues, cuando la estructura es diferente el mundo es diferente, ellenguaje es privadoy cesa la comunicación hasta que un grupo aprende ellenguaje del otro.
A estas alturas debe estar claro dónde hay quebuscar, en mí opinión, los invariantes de la traducción. A diferencia de lo que ocurre con dosmiembros de la misma comunidad lingüística, noes necesario que las personas que hablan dos lenguas mutuamente' traducibles compartan términos: rad no es «rueda»." Pero las expresiones deuna lengua que tienen referente deben ser ernparejables con las expresiones de la otra que tienen elmismo referente, y las estructuras léxicas empleadas por los hablantes de las lenguas deben serlas mismas, no sólo dentro de cada lengua sinotambién de una lengua a la otra. Dicho en pocaspalabras, la taxonomía debe preservarse para proporcionar categorias compartidas y relacionescompartidas entre dichas categorias. Si no se preserva, la traducción es imposible, un resultado queel denodado esfuerzo de Kitcher para ajustar lateoria deI flogisto a la taxonomía de la químicamoderna ilustra con precisión.
Por supuesto, la traducción es sólo el primerrecurso de las personas que intentan comprender-
• Rad es un término alemán que significa «rueda•. Kuhnalude aqui a un ejernplo de Putnam. Véase Putnam, 1981,pág. 116 [pág. 121]. [T.]
se. La comunicación es posible en su ausenc1a.Pera cuando la traducción no es factíble, se requieren dos procesos que son muy diferentes: Interpretación y aprendizaje del lenguaje. Estos procesos no son arcanos. Historiadores, antropólogos yquizá los nifios se dedican a e110s todos los días.Pero no son bien entendidos, y su comprensión requerirá probablemente la atención de un círculofilosófico más amplio que el que actualmente seocupa de ellos. De esta ampliación depende el quese comprendano sólo la traducción y sus limítaciones, sino también el cambio conceptual. No es unaccidente que el análisis sincrónico contenido en ' 'Palabra y objeto de Quine se introduzca medianteel epígrafe diacrónico deI barco de Neurath.
BibUografía
APEL, KARL-OTIO (1972), «The A Priori of Communicationand the Foundation of the Hurnanities>, Man andWorld, 5:3-37. (Reimpreso en Dallmayr y Mccarthy(197), págs, 292-315).
DALLMAYR, F. A., Y MCCARTHY, T. A. (comps.) (1977),. Understanding and Social lnquiry, Notre Dame, Uníversíty of Notre Dame Press.
DAVIDSON DONALD (1974), «The Very Idea of a ConceptualScheme», Proceedings & Addresses of the AmericanPhilosophical Asociation, 47: 5-20.
FEYERABEND, P. K. (1962), «Explanation, Reduction, andEmpiricism" en Scientific Explanation, Space,. andTime (Minnesota Studies in the Philosophy of science,volumen lII). comp. por H. Feigl y G Maxwell, Min-
134 (QUÊ SON LAS RBVOLUCIONBS CI!lNTtFICAS? CONMBNSURABILlDAIl 135
neapolis, University of Minnesota Press, págs. 28-97.(Trad. cast.: «Bxplícaciõn, reducción y empírísmo», enP. K. Feyerabend, Limites de la ciencia, Barcelona,Paidós, 1989, págs, 37-149.)
HANSON, N. R. (1958), Patterns of Discovery, Cambridge,Cambridge University Press. (Trad. cast.: de EnriqueGarcía Camarero, Patrones de descubrimiento, Madrid, Alíanza, 1977.)
KITCHBR, PHILIP (1978), «Theoríes, Theorists, and Theoretical Change», Philosophical Review, 87:519-547.
KUHN, THOMAS S. (1962), The Structure of Scientific Revolutions, Chicago, University of Chicago Preso
- (1964), .A Function for Thought Experíments», enMélanges Alexandre Koyré, volumen I, editado porI. B. Cohen y R. Taton, Paris, Hermann, págs, 307-334.(Reimpreso en Kuhn (1977), págs, 240-265. [.La función de los experimentos ímagínaríos», La tensiônesencial, págs. 263-290.])
- (1970), The Structure of Scientific Revolutions, segunda edicí6n, Chicago, University of Chicago Press. (Trad.cast.: de Agustín Contín, La estructura de las revoluciones científicas, México, Fondo de Cultura Económica,1975.)
- (1974), «Second Thoughts on Paradigms», en TheStructure of Scientific Theories, comp. por F. Suppe,Urbana, University of Illinois Press, págs. 459-482.(Reimpreso en Kuhn [1977], págs. 293-319.) (Trad.cast.: .Algo más sobre los paradigmas», La tensiánesencial, págs, 317-344. Hay otras dos versiones en castellano de este artículo: la primera de Diego Ríbes,con el título «Segundos pensamientos sobre paradigmas», Madrid, Tecnos, 1978; la segunda, de Eloy Roday Pilar Castrillo, está contenida en Suppe, F. [comp.],La estructura de las teorias cientificas, Madrid, Editora Nacional, 1979, págs. 509-534, con el título «Segundas reflexiones acerca de los paradigmass.)
- (1977), The Essential Tension: Selected Studies inScientific Tradition and Change, Chicago, Universíty
of Chicago Press. (Trad. cast.: de Roberto HeUIr, Latensión esencial. Estudios selectos sobre la tratllDldlly el cambio en el ámbito de la ciencia, Madrid, Pondode Cultura Econômica, 1983.)
LBwIS, DAVID (1970), «How to Define Theoretical TenDIa,Journal of Philosophy, 67:427-446.
_ (1972), .Psychophysical and Theoretical Identifications», Australasian Journal of Philosophy, 50:249-258.
PUTNAM, HlLARY (1981), Reason, Truth and History, Cambridge Cambridge University Press. (Trad. cast.: deJosé Miguel Esteban Cloquell, Razón, verdad e historia, Madrid, Tecnos, 1988.)
QUINE, W. V. O. (1960), Word and Object, Nueva York,Technology Press and John Wiley. (Trad. cast.: deManuel Sacristán, Palabra y objeto, Barcelona, Labor,1968.)
SGHBFFLBR, ISRAEL (1967), Science and Subjectlvity, In-dianapolis, Bobbs-Merrill.
SHAFERB, DUDLBY (1966), .Meaning and Scientific Change», en Mind and Cosmos: Essays in ContemporaryScience and Philosophy, (University of Pittsburgh SI?ries in the Philysophy of Science, volumen lU), comp.por R. G. Colodny, Pittsburgh, University of PittsburghPress, págs. 41-85. .
SNBED, J. D. (1971), The Logical Structure of Mathematical Physics, Dordrecht, Reidel.
STEGMÜLLBR, WOLFGANG (1973), Theorienstrukturen undTheoriendynamyk. (Este es el volumen 2, parte 2 deStegmüller, W., Resultate der Wissenschaftstheorieund analytischen Philosophy, Berlín, Springer-Verlag.Reimpreso como The Structure and Dynamics of Th~ories traducción de W. Wohlhueter, Nueva York, Springer-Verlag, 1976. (Trad. cast.: de C. Ulises Moulin.es,Estructura y dinámica de teorias, Barcelona, Anel,1983.)
TAYLOR, CHARLBS (1971), .Interpretation and the Sciencesof Man», Review of Metaphysics, 25: 3-51. (Reimpresoen Dallmayr y McCarthy (1977), págs. 101-131.)
3. RACIONALIDAD Y ELECCION DB TBORIAS'
Las observaciones que siguen son una relaciónmuy condensada de un producto de mi continuainteracción con C. G. Hempel. Esta interaccióncomenzó con mi llegada a su universidad cuandoyo 'rondaba los cuarenta. Si a esta edad puedenadquirirse nuevos maestros, entonces Hempelse convirtió en el mío. De él aprendí a reconocer distinciones filosóficas que eran esencíalmente relevantes para mi empresa. En él aprendia reconocer la actitud de un hombre que se esfuerza en que las distinciones filosóficas sirvanpara que la verdad avance y no para ganar debates. Participar en un simposio en su honor meproduce una gran satisfacción.
La evaluación de las teorias científicas, y laelección entre ellas, se cuentan entre los temasque han estimulado vivas y frecuentes discusiones entre nosotros. En mayor medida que otrosfilósofos que comparten sus ídeas, Hempel haexaminado mis puntos de vista en esta área
1. Este artículo se presentó en un simposio de la Amerícan Philosophical Association dedicado a la filosofia deC. G. Hempel que tuvo lugar el 28 de diciembre de 1983. También participó Wesley C. Salmon y el profesor Hempel respondió; véanse sus contribuciones en págs. 555-562 y 570-572,respectivamente, de este número. [Kuhn se refiere a Salmon,Wesley C., .Carl G. Hempel on the Rationality of Scíence»,The Iournal of Philosophy, 80 (1983) Y Hempel, Carl G., .Kuhnand Salmon on Rationality and Tbeory Choíce», ibld. (T.).]
Las revisiones finales de este artículo deben mucho a laintervención crítica de Ned Block.
138 lQua SON LAS REVOLUCIONES cmN11FICAS? RACIONALIDAD IY BLECCIÓN DB TBoaw 139
con cuidado y simpatia: él no se cuenta entre laspersonas que suponen que yo defiendo la irracíonalidad de la elección de teorías. Sin embargo,comprende los motivos que han inducido a otraspersonas a suponerlo. Tanto por escrito como ennuestras conversaciones, ha subrayado la carenciade argumentos o la aparente despreocupación conque yo paso de generalizaciones descriptivas a generalizaciones normativas, y se ha preguntado enrepetidas ocasiones si comprendo suficientementela diferencia entre explicar la conducta, por unaparte, y justificarla, por la otra.' Quiero volver ahora a nuestra continua discusión acerca de estascuestiones. l En qué circunstancias puede afirmarse con propiedad que ciertos criterios que se observa usar a los científicos aI evaluar teorías son,de hecho, también bases racionales de sus juicios?
Comienzo con una sugerencia que desarrolléoriginalmente en mi comentario de un artículo deHempel en Chapel Hill, en 1976. El y yo aceptamos como premisa que la evaluación de criteriospara la elección de teorías requiere una especificación previa de los objetivos que quieren conseguirse mediante esa elección. Supongamos ahora -unasuposición simplista que posteriormente resultará prescindible- que el propósito deI científico aI seleccionar teorías es llevar aI máximo laeficiencia en lo que he llamado en otro lugar la
2. Véase, por ejemplo, su .Scientific Rationality: Ana1yticvs. Pragmatic Perspectives», en Theodore F. Geraets, comps.,Rationality Today, Ottawa, University of Ottawa Press, 1979,págs. 46-58.
«resolución de enigmas». Desde este punto de vista, las teorías deben ser evaluadas utilizando coasideraciones tales como su efectividad en proporcionar concordancias con los resultados deI experimento y la observación. EI número de concordancias y la precisión deI ajuste cuentan, entonces, en favor de la teoría que se está examinando.
Desde luego, un científico que.suscribiera esteobjetivo se estaría comportando irracíonalmente si dijera con sinceridad: «Reemplazar la teoría tradicional' X por la nueva teoría Y reducela exactitud de las soluciones de enigmas, pero notiene ningún efecto con respecto a los otros críterios mediante los que juzgo las teorías; sin embargo, seleccionaré la teoría Y, rechazando X». Dadoel objetivo y la evaluación, esa elección es claramente autodestructiva. Consideraciones similaresse aplican a una elección de teoría que tenga comoúnico efecto, con respecto a las medidas basadasen los criterios aceptados, la reducción deI númerode soluciones de enigmas, la disminución de lasimplicidad de dichas soluciones (haciendo así quesean más difíciles de conseguir), o el aumento deInúmero de teorías distintas (y por tanto de la complejidad deI aparato) requeridas para mantenerlas capacidades de resolución de enigmas de uncampo científico. Cada una de estas elecciones estaría prima facie en conflicto con el objetivo declarado deI científico que lo propuso. No existeun signo más claro de irracionalidad. Puedendesarrollarse argumentos similares respecto deotros desiderata habituales utilizados en la eva-
140 lQOO SON LAS REVOLUCIONBS CIBNT1FICAS? RACIONAUDAD "i BLBCCIÓN DB TBOIUI 141
luación de teorias. Si la ciencia puede describirse justificadamente como una empresa de resolución de enigmas, tales argumentos bastan paraprobar la racionalidad de las normas observadas.
Desde nuestro encuentro en Chapel Hill, Hempel ha sugerido de vez en cuando una versión deImismo argumento que yo considero más profunda.En el penúltimo párrafo de un artículo publicadoen 1981, sefialó que se evitarían algunas de lasdificultades con que se encuentran mis explicaciones publicadas de la elección de teorias si desiderata como exactitud y alcance, a los que se recurrecuando se evalúan teorias, fueran considerados, no .como medios para un objetivo independientementeespecificado, como es la resolución de enigmas,sino como objetivos que la investigación científicase esfuerza por alcanzar.' Más recientemente aúnha escrito:
Está muy extendida la idea de que la ciencia sepropone formular una concepción deI mundo cadavez más comprensiva, organizada sistemáticamentey que sea explicativa y predictiva. Me parece queseria mejor que los desiderata [los cuales determínan la bondad de una teoria] fueran consideradoscomo intentos de articular esta idea algo más completa y explícitamente. Y si los objetivos de la investigación científica pura se indican mediante los
3. «Turns in lhe Evolution of the Problem of Inductíon»,Synthese, XLVI, 3 (marzo de 1981), 389-404. Esta posición seanuncia en la pág. 42 dei articulo citado anteriormente, dondeHempel nota las dificultades para decidir si un desiderátumparticular, por ejemplo la simplicidad, debería considerarsecomo un objetivo o como un medio para su consecuci6n.
desíderata, entonces es obviamente raclcmal,~ose escoge entre dos teorias que compiten, optar JIClI'la que satisface mejor los desiderata... Seria meJorpensar que [estas consideraciones] justifican de unamanera casí-trívíal la elección de teorias de acuerdocon cualquier requisito que resulte impuesto por losdesiderata.'
Ya que atempera el compromiso con cualquierobjetivo particular especificado previamente, comola resolución de enigmas, la formulaci6n de Hempel mejora la mía: por lo demás, nuestras observaciones son las mismas. Sin embargo, si le leo correctamente, Hempel está menos satisfecho queyo con este enfoque deI problema de la racíonalidad en la elección de teorias. En el pasaje queacabo de citar, Hempel se refiere a él como «casltrivial», aparentemente porque descansa en algomuy parecido a una tautología y, como consecuencía, lo encuentra falto de la penetración filosóficaque se espera de una justificación satisfactoria delas normas para la elección racional de teorias. Enparticular, Hempel subraya dos aspectos en losque la justificación casi-trívíal parece fracasar. «EIproblema de formular normas para la evaluacióncritica de teoría -sefiala -podria ser consideradocomo un subproducto del problema clásico de lainducción», un problema que la justificación casí-
4. «Valuatíon and Objectivity in Science», en R. S. Coheny L. Laudan, comps., Physics, Philosbphy and Psychoanalysis:Essays in Honor of Adolf Grilnbaum, Boston, Reidel, 1983,págs. 73·100; la cita procede de las págs. 91 y sigs. Las referencias a este artículo se indicarán en el texto mediante elnúmero de la página entre paréntesis.
142 lQOO SON LAS REVOLUCIONES CIBNT1PICAS? RACIONALIDAD Y BLBCCIÓN DB tBoll1Al 143
trivial «no aborda en absoluto» (92). En otro lugarresalta que si las normas deben derivarse de unadescripción de los aspectos esenciales de la ciencia(mi «empresa de resolución de enigmas» o su «cadavez más comprehensiva, organizada sistemáticamente, concepción del mundo»), entonces la elección de la descripción que sirve de premisa en elenfoque casi-trivial requiere una justificación queninguno de nosotros parece proporcionar (86 ysigs., 93). Las actividades que observa un espectador de la ciencia pueden describirse de innumerables maneras distintas, y cada una de ellas es lafuente de desiderata diferentes. l Qué justifica laelección de una de ellas y el rechazo de las otras?
Estos ejemplos de las deficiencias del enfoquecasí-trívíal están bien escogidos, y volveré dentrode poco a ellos. Esbozaré entonces un argumentoque sugiere que una clase particular de premisadescriptiva no requiere justificación adicional, yque el enfoque casi-trivial es, por consiguiente, másprofundo y fundamental de lo que Hempel supone.Sin embargo, a este fin tendré que aventurarmeen un territorio que es nuevo para mí, y quieroclarificar primero el argumento indicando su relación con otras posiciones que, en otro territorio,he desarrollado anteriormente con algún detalle.Si tengo razón, la premisa descriptiva dei enfoquecasi-trivial manifiesta, en ellenguaje utilizado paradescribir acciones humanas, dos característicasestrechamente relacionadas, las cuales, tal y comohe insistido con anteríoridad, considero que sonrasgos esenciales también dei lenguaje utilizado
para describir fenómenos naturales.' Antes de vol·ver al problema de la justificación racional, per.mítanme describir en pocas palabras las manife..taciones de esas características en el área en quelas he encontrado previamente.
He llamado hace poco «holismo local» a la prímera característica. AI menos en los lenguajescientíficos, la mayoría de los términos que tienenreferente no pueden aprenderse o definirse paso apaso; deben aprenderse en grupos. Además, generalizaciones explícitas o implícitas acerca de losmiembros de las categorías taxonómicas en queesos términos "dívíden el mundo desempeií.an unpapel esencial en el proceso de aprendizaje. Lostérminos newtonianos «fuerza» y «masa» proporcionan la clase de ejemplo más simple. No se puede aprender a usar ninguno de los dos sin aprender
5. Las formulaciones más explícitas y desarrolladas sonrecientes: .What Are Scientific Revolutions?>, publicación especial 18, Center for Cognitive Science (Cambridge, Mass.,Massachusetts Institute of Technology [1981]), y .Commen·surability, Comparability, Communícabillty> que apareceráen P. D. Asquith Y T. Nickles, comps., PSA 1982, vol. lI. EastLansing, Mich., Philosophy of Science. Assrn:;iation, 1983.. Paralo que ahora creo que es una ve:sión Implícita .de los nnsmostemas, aunque quizá más sofisticada, véase mi artíc,;,lo, bastante más antiguo, .A Function for Tho~ght Exp~nm~nts.,
reimpreso en The Essential Tenslon (Chicago, Unlversíty ofChicago Press, 1977), págs. 240-265. [Los dos prime:os artículos citados por Kuhn están contemdos en este mismo volumen, págs, 55-93 Y págs. 95-135. Hay traduc;:ción.cas~ellana deitercero: «La función de los experimentos rmagmanos», en Latensi6n esencial. Estudios selectos sobre la tradici6n y el cam·bio en el âmbito âe la ciencia, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1983, págs. 263-290 (T.).]
144 lQUÊ SON LAS RBVOLUCIONBS CIENT.lFIeA8? RACIONALIDAD 'Y BLBCCIÓN DB TBoll1Al 145
simultáneamente a usar el otro. Asimismo, estaparte del proceso de aprendizaje deI lenguaje nopuede progresar sin recurrir a la segunda ley deNewton. Sólo con ayuda de esta ley se puede aprender a ~dentificar fuerzas y masas newtonianas, ya relacionar con la naturaleza los términos correspondientes.
De este proceso holístico de adquisición se sigue una segunda característica de los lenguajesci~ntíficos. Una vez que se han aprendido, los térmmos que forman parte de un conjunto interrelacionado pueden utilizarse para formular un número infinito de generalizaciones nuevas, las :cuales son todas contingentes. Sin embargo, algunas de las generalizaciones originales, u otras compuestas a partir de ellas, resultan ser necesarias.Volvamos de nuevo a la fuerza y masa newtonianas. La fuerza de la gravedad podría haber sidoinversamente proporcional aI cubo en vez de aIcuadrado; Hooke podría haber descubierto que la~erza restauradora de la elasticidad era proporcional aI cuadrado deI desplazamiento. Estas leyeseran totalmente contingentes. Pero ningún experimento imaginable podría cambiar sólo la formade la segunda ley de Newton. Si la segunda ley nose cumpliera, reemplazarla por otra tendría cornoresultado, asimismo, una alteración local deI lenguaje en el que las leyes de Newton habían sidoformuladas previamente. Reciprocamente, los términos newtonianos «fuerzas y «masa» pueden funcionar con éxito sólo en un mundo en el que lasegunda ley de Newton se cumpla.
He llamado necesaria a la segunda ley, peroesto es cierto en un sentido que requiere especificación adicional. Hay dos aspectos en los que laley no es una tautología. En primer lugar, ni efuerza» ni «rnasa» están disponibles independientemente para ser utilizadas en una definición de laotra. En cualquier caso, la segunda ley, a diferencia de una tautología, puede ser contrastada. Estoes, se puede medir la fuerza y masa newtonianas,insertar el resultado en la segunda ley y descubrirque la ley no se cumple. Sin embargo, considero que la ley es necesaria en el siguiente sentido relativo allenguaje: si la ley no se cumple, se muestraque los términos newtonianos que intervienen ensu formulación no tienen referente. Ningún sustituto de la segunda ley es compatible con el lenguaje newtoniano. Sólo se pueden usar las partesrelevantes dellenguaje de forma no problemáticamientras se mantenga el compromiso con la ley.Quizá el término «necesario» no es apropiado paradescribir esta situación, pero no tengo ningunomejor. Es evidente que «analítico» no servirá.
Volvamos ahora a la justificación casi-trivial delas normas o desiderata para la elección de teorías,y comencemos preguntándonos por las personasque materializan esas normas. l Qué es ser uncientífico? l Qué significa el término «científico»? William Whewell acufió la palabra alrededor de 1980. Evocaba la emergencia, que comenzóal final deI siglo anterior, deI uso moderno deI término «cíencia» para designar un conjunto de disciplinas aún en formación que debían situarse al
146 lQUé SON LAS REVOLUCIONES CJJ!NTtFICAS? RACIONAUDAJ)Y mJ!lCCIÓN DB TBO.tAI 147
lado de otros grupos disciplinarios designadoscomo «bellas artes», «medicina», «derecho», «íngeníería», «filosofia» y «teología», y compararse conellos.
Pocos o ninguno de estos grupos disciplinariospueden ser caracterizados por un conjunto de condiciones necesarias y suficientes para la pertenencia a ellos. Lo que se hace es reconocer la actividadde un grupo como científica (o artística, o médica),en parte por su semejanza con otros campos deImismo grupo y en parte por su diferencia conotras actividades que pertenecen a otros gruposdisciplinarios. Por consiguiente, para aprender ausar el término «ciencia» tiene que aprendersetambién a usar otros términos disciplinarios como«arte», «íngeniería», «medicina», «filosofía» y quizá «teología». Y lo que posteriormente permite laidentificación de una actividad dada como ciencia(o arte, o medicina, etc.) es su posición dentro deIcampo semántico aprendido que contiene tambiénesas otras disciplinas. Saber esta posición entrelas disciplinas equivale a saber lo que el término«ciencia» significa o, lo que es lo mismo, saberqué es una ciencia.
Así, pues, los nombres de las disciplinas identifican categorías taxonómicas, de las cuales algunas deben aprenderse a la vez, de forma análoga alo que ocurría con «fuerza» y «masa». Ese holismolingüístico local fue la primera de las características identificadas más arriba, y como entonces, unasegunda característica le acompafia. Los términos que nombran las disciplinas son efecti-
vos sólo en un mundo que posea dUcipllDaamuy parecidas a las nuestras. Decir, por ejemplo.que en la antigüedad helénica ciencia y filosofiacoincidían es decir también, paradójicamente, queantes de la muerte de Aristóteles no había en Qre.cia ninguna disciplina que pudiera ser suficientemente clasificable como filosofía o como ciencia.Por supuesto, las disciplinas modernas se han desarrollado a partir de las antiguas; pero no unapor una, es decir, no cada una a partir ~e una progenitora antigua considerad~ ~~nvementeIIl;ente
como una forma (quizá más primitiva) de la mismacosa. Las progenitoras reales requieren descripción en sus propios términos, no en los nuestros, yesa tarea exige un vocabulario que divida y categorice las actividades intelectuales de un modo diferente al nuestro. Encontrar y difundir un vocabulario que permita la descripción y comprensión de *otros períodos u otras culturas es una parte esencial del trabajo de la historia y la antropología.'A los antropólogos que rehusan este desafío se les
6. La fuerza de esta observación depe~de esencialmentede la consideración, desarrollada y defendl~a en el .segundoartículo citado en la nota 5, de que el lenguaje requendo paradescribir algunos aspectos deI pasado (u otra cultura) n? estraducible aI lenguaje materno de la persona qu~ proporcionala descripción. He proporcionado un extenso eJe~pl? ~e ~dificultades creadas aI imponer una taxono~ía dlsclphnan~moderna sobre el pasado en mi «MathematIc~1 vs. ~xpenmental Traditions in the Development of Physícal SCI~~e.,reimpreso en tbiâ., págs. 31-65. [Trad, cast.: «La tradiciónmatemática y la tradición experimental en el desarrollo dela físicae, ibiâ., págs. 56-91.]
148 lQUlil SON LAS REVOLUCIONES CIBNTfFICAS? RACIONAl ID4J) 'Y IlLBCCIÓN DB 'IBORfAs 149
11ama «etnocentristas s: a los historiadores que lorehusan se les 11ama whig, •
Esta tesis -se necesitan lenguajes distintospara describir épocas Y; culturas distintas- tíenetambién su inversa. Cuando hablamos nuestro propio lenguaje, cualquier actividad que designamos«ciencia», o «filosofia» o «arte», etc., debe necesariamente manifestar de forma muy aproximada lasmismas características que las actividades a lasque por costumbre aplicamos esos términos. Delmismo modo que identificar fuerzas y masas newtonianas requiere acceso a la segunda ley deNewton, identificar los referentes del vocabulariomoderno de las disciplinas requiere acceso a uncampo. semántico que agrupa actividades con respecto a dimensiones como exactitud, be11eza, poderpredictivo, normatividad, generalidad, etc. Aunquepodemos referimos a una muestra dada de una actividad utilizando muchas descripciones, s610 lasque se expresan en este vocabulario de características disciplinarias permiten su descripci6n como,digamos, ciencia; pues s610 ese vocabulario puedesituar la actividad cerca de otras disciplinas cien-
» En su The Whig lnterpretation Df History (1931), Herbert Butterfield definió la ehistoría whig» como «Ia tendenciade muc.hos historiadores a escribir desde el punto de vista delos whigs y p:otestant~s, a elogiar las revoluciones síemprey cuando hubieran temdo éxito, a resaltar ciertos principiosde pro!l':eso e~ el pasado, .y a ~roducir una historia que es laratíficación, SI no la glorífícacíõn, dei presentes, (Citado enBynum, W: F., Browne: E. J. Y Porter, Roy [comps.], Dietionary Df History Df Scíence, Prínceton, Princeton UniversityPress, 1981, págs, 445.) [T.]
tíficas y a distancia de otras disciplinas distintasa la ciencia. Esta situaci6n, a su vez, es una propiedad necesaria de todos los referentes del términomoderno «ciencía»,
Naturalmente, no es necesario que una cienciaposea todas las características (positivas o negativas) que resultan útíles para identificar disciplinas como ciencias: no todas las ciencias son predictivas; no todas son experimentales. Tampoco esnecesario que sea siempre posíble, utilizando estascaracterísticas, 'decidir si una actividad dada esciencia o no: no es necesario que esa cuesti6n tengauna respuesta. -Sin embargo, una persona que habla el lenguaje disciplinario relevante no puede,so pena de contradici6n, hacer afirmacíones comola siguiente:. «La ciencia X es menos exacta que lano-ciencia Y; por lo demás ambas ocupan la mísma posici6n con respecto a todas las características disciplinarias». Afirmaciones de esta' claseponen a la persona que las hace fuera de su comunidad lingüística. Persistir en e11as tiene comoresultado la ruptura de la comunicaci6n, y si seintenta justificar esta persistencia, se obtiene amenudo también como resultado acusaciones deirracionalidad. Una persona no está en mejor situaci6n para decidir por sí misma qué significa«ciencia» que para decidir qué es la ciencia.
Por supuesto, ahora he vuelto a donde comencé. La persona que llam6 a X una ciencia, y no a Y,estaba haciendo lo mismo que la' persona que,anteriormente en este artículo, prefería X a Ycuando ambas eran teorías cientificas. Las dos vio-
150
c:lIa1quiera de los dos es ajustarse a las limitacio:aes impuestas por la lógica, y yo lo he utilizadopara mostrar que las normas usuales para la e1ección de teoria están justificadas (<<justificadas racionalmente» era redundante). Otro requisito esajustarse a las limitaciones impuestaspor la experiencia en ausencia de buenas razones para lo contrario. Ambos requisitos ponen de manifiesto parte de lo que implica ser racional. No se sabe quées lo que está intentando decir una persona queniega la racionalidad de aprender de la experiencia(o que niega que las condusiones basadasen laexperiencia están justificadas). Sin embargo, todoesto proporciona simplemente un marco para elproblema de la inducción, el cual, cuando se considera desde la perspectiva desarrol1ada aqui, reconoce que no tenemos ninguna alternativa racional al aprendizaje basado en la experiencia, y pregunta por qué éste debería ser el caso. Esto es, nopide una justificación del aprendizaje basado en laexperiencia, sino una explicación de la viabilidaddel juego de Ienguale global en el que interviene«inducción» Y que apuntala la forma de vida que
vivimos.No intento dar una respuesta a esa cuestión,
pero me gustaria tener una. Como la mayoria deustedes, yo comparto la inquietud de Hume, Lapreparación de este artículo me ha hecho darmecuenta de que la inquietud podría ser intrínseca aljuego, pero no estoy preparado para esta condusíón.
,Q~ SON LAS REVOLUCIONES CIBN'I1PICAS?
laron alguna de las reglas semánticas que permitenallen~ajedescribir el mundo. Un interlocutor quesupusiera que estaban usando ellenguaje normalme~te consideraria que se estaban contradiciendo.Un I?terlocutor que reconociera que su uso del len~aJ~ era aberrante estaria en un aprieto paraimaginar ~u~ estaban intentando decir. Sin embarg?, no e~ únícamente ellenguaje lo que esos enunciados v~olan.Las regIas que están en juego no sonconvenciones, y su abrogación no es la negación deum~ tautologí~. Lo que se rechaza es la taxonomíaderivada empíricamente que está materializadael v?cabulario de las disciplinas, y que se apli~:e~ v~rtu~ del campo asociado de características disc~plmarIas. Ese vocabulario puede dejar de describI~, pero; tal y como he argumentado, no sólo térmmo a tex:nino. En realídad, el fracaso debe resolvers~ mediante el ajuste simultáneo de ampliarporclOnes, del vocabulario disciplinario. Y hastaque e~e ajuste h~ya.tenido lugar, la persona queprefirió X a Y esta, ·sImplemente, optando por quedarse fuera, del juego,dellenguaje científico. Creo~ue .es aqui donde el enfoque casi-trivial para laJus~Ificaci:ón de normas en la elección de teoriasobtíene su relevancia.
Natur~lmente, esta relevancia es limitada.He~p~l.nene razón cl;1ando.sefiala que el enfoquecasi-trivial no proporciona mnguna solución al problema de la inducción. Pero ahora los dos entrane~ contacto. Igual que «masa» y «fuerza», o «cíencia» y «arte», «racionalidad» y «justificación» sontérminos que se interdefinen. Un requisito para
RACIONALIDAD Y BLBCCI6N DB TBOR1AS151