Pensamientos de san francisco sales

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Pensamientos Pensamientos de San Francisco de Salesde San Francisco de Sales

acerca de la Voluntad de Dios acerca de la Voluntad de Dios en nuestras vidas.en nuestras vidas.

«La perfección de la vida cristiana consiste en la conformidad de nuestra voluntad con la de Dios,

que es la soberana regla y ley de todas las acciones»

«Muchos cumplen los mandamientos como quien traga una medicina, más por miedo a condenarse que por el

placer de vivir según la voluntad del Salvador».

«…Todos los días pedimos a Dios que se haga su voluntad, y, cuando llega el momento de cumplirla,

¡cuánto trabajo nos cuesta!

Nos ofrecemos al Señor, le repetimos: Señor, soy todo vuestro, aquí tenéis mi corazón.

Pero cuando quiere servirse de él, ¡somos tan cobardes! ¿Cómo podemos decirle que somos suyos,

si no queremos acomodar nuestra voluntad a la de Él?».

«Pensad a menudo que todo el valor de lo que hacemos está en la conformidad que tengamos con la voluntad de Dios.

Si yo como o bebo porque ésa es la voluntad de Dios, le soy más agradable que si sufriera la muerte sin tener esa

intención»

«Suspirad con insistencia por la unión de vuestra voluntad con la de nuestro Señor...

No os afanéis, ni multipliquéis los deseos de hacer cosas que os son imposibles».

«Someted vuestra voluntad a la de Dios, dispuesta a adorarla, tanto si os envía tribulaciones como en

tiempo de consolación»

«Debemos cumplir nuestro deber porque es nuestra obligación y por el simple deseo de agradar a Dios,

y ello tanto en la tempestad como en la calma.

La verdadera y santa ciencia consiste en dejar a Dios que haga y deshaga en nosotros y en todas las cosas lo que le plazca, sin otra voluntad ni elección, reverenciando en profundo

si lencio lo que, por nuestra humana debilidad, el entendimiento no acierta a comprender, porque sus designios pueden a veces estar ocultos, pero siempre son justos

El tesoro de las almas puras no está en recibir bienes y favores de Dios, sino en darle gusto, no queriendo ni más

ni menos que lo que Él nos da».

«Confirmad cada día más y más la resolución que

habéis tomado de servir a Dios según sus designios y de ser enteramente suya,

sin reserva alguna ni para vos ni para el mundo».

Abrazad sinceramente sus santos deseos, sean los que fueren, y no creáis haber alcanzado la pureza de corazón que le debéis, mientras vuestra voluntad no esté del todo y en todo, incluso en las cosas más desagradables, l ibre y gozosamente sometida

a la suya santísima.

Para ello, f i jaos no en la apariencia

de lo que hagáis, sino en Quien os lo ordena,

que saca su gloria y nuestra santa perfección de las

cosas más miserables y ruines, cuando le place».

«Las penas, consideradas en sí mismas, ciertamente no pueden ser

amadas;pero, consideradas en su origen, es

decir, en la Providencia y bondad divina que las ordena, son infinitamente

amables... »

Las tribulaciones, de por sí, son horribles, pero, vistas en la voluntad de Dios, son amables y

deliciosas.

¡Cuántas veces nos hemos visto obligados a tomar de mala gana la medicina que nos

daba el médico o el boticario! Pero si nos la ofrecía una mano muy

querida, el amor se sobreponía al horror y la

tomábamos con gusto»

«En suma, el que desee soportar bien los golpes de las adversidades de esta vida

mortal, ha de tener puesto su espíritu en la

santísima voluntad de Dios y su esperanza en la venturosa eternidad».

«Esta vida es breve, la recompensa por lo que aquí hagamos será eterna. Practiquemos el bien,

unámonos a la voluntad de Dios. Que sea ella la estrella que guíe nuestros ojos en esta travesía.

Es la manera cierta de que lleguemos con bien».

«No queráis más que lo que Dios quiera para vosotras; abrazad con amor los acontecimientos

y las diversas manifestaciones de su divina voluntad, sin distraeros en ninguna otra cosa».

" «¡Oh, qué felices seríamos si no nos preocupásemos de lo que hacemos o sufrimos, sino únicamente de que estamos cumpliendo la

voluntad de Dios, y ella fuera todo nuestro contento! Es grande y perfecta sencillez no detenerse voluntariamente sino

solo en Dios»." '

«…Pensad sobre la voluntad general de Dios, por la que Él quiere todas las obras de su misericordia y de su justicia

tanto en el cielo como en la tierra, o bajo la tierra. Y, con profunda humildad, aceptad, alabad y luego amad esta

voluntad soberana, santísima, justísima y buenísima.

Después, contemplad la voluntad especial de Dios, por la que Él ama a los suyos y obra en ellos mediante consuelos y

tribulaciones. Os será preciso saborearla, considerando la variedad de consuelos y, sobre todo, de tribulaciones, que sufren los buenos;

y, enseguida, con humildad grande, aceptad, alabad y amad toda esa voluntad.

Pasad luego a considerar esa voluntad en vuestra persona concreta, en todo lo que os sucede, bueno y malo, y en todo lo que pueda sucederos,

excepto el pecado; después, aceptad, alabad y amad todo ello, reiterando el deseo de honrar, querer y adorar por siempre jamás esta santa voluntad,

poniendo a su disposición y entregándole vuestra persona y la de todos los vuestros. Y, por último, terminad con una gran confianza en esa voluntad, que todo lo hará para

nuestro bien y felicidad».

«¡Oh, qué felices son las almas que viven sólo de la voluntad de Dios!

Si al saborearla un poquito, con una consideración pasajera,

siente tanta paz interior el corazón que acepta esta santa voluntad,

con todas las cruces que ella presenta, ¡cuál no será la paz que experimenten las almas totalmente sumergidas en la

unión a esta santa voluntad! ' '

Mientras veáis que Dios os conduce, por la buena voluntad y la resolución que os ha dado de

servirle, caminad con decisión, y no os asombréis de los pequeños sobresaltos y tropiezos que tengáis;

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