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Percepción de seguridad ciudadana y desarrollo: estudio de Bogotá (2019)
Omar David Garzón Ospina
Director del trabajo de grado: Jairo
Santander
Universidad de los Andes
Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo
Bogotá, 2019
Tabla de contenido
1 Resumen.......................................................................................................................5
2 Introducción.................................................................................................................6
3 Estudios que anteceden................................................................................................9
4 Marco teórico.............................................................................................................13
5 Construcción del modelo...........................................................................................16
5.1 La utilidad...........................................................................................................17
5.2 La experiencia.....................................................................................................17
5.3 La información....................................................................................................17
5.4 El modelo............................................................................................................18
6 Metodología...............................................................................................................18
7 Resultados..................................................................................................................21
7.1 Análisis descriptivo............................................................................................22
7.2 Validación interna del modelo............................................................................26
7.3 Análisis comparativo de resultados....................................................................27
7.4 Conclusiones.......................................................................................................29
8 Referencias.................................................................................................................31
ii
Lista de tablas
Tabla 1. Características resaltadas al momento de tomar una decisión de consumo..........25
Tabla 2. Horizonte temporal de las decisiones de consumo evaluadas................................26
Tabla 3. Porcentaje de personas que cambia su decisión de acuerdo con afirmaciones
asociadas a condiciones de inseguridad según su procedencia...........................................28
iii
Lista de figuras
Figura 1. Diagrama de flujo del instrumento utilizado........................................................20
Figura 2. Tipo de delito........................................................................................................22
Figura 3. ¿Cómo se siente en el barrio y en la ciudad?........................................................23
Figura 4. De 1 a 5 ¿qué tan importantes son las condiciones de seguridad para tomar una
decisión de compra? Resultados por edad............................................................................23
iv
1 Resumen
La percepción de la seguridad es un factor que influye en las decisiones de los individuos, genera
cambios en los patrones de consumo y, por ello, impacta el desarrollo económico de una sociedad. Esto
es más notorio donde hay presencia de amplias aglomeraciones de personas, como en las ciudades.. En
la literatura relacionada con el tema, hay un consenso en el que se afirma que el temor modifica el
comportamiento humano. Aún así, a pesar que una alta percepción de inseguridad implica temor, se han
realizado pocos análisis de la influencia de la percepción de seguridad o inseguridad en la toma de
decisiones de consumo o inversión de las personas en el contexto de las ciudades de Colombia.. En
virtud de lo anterior, se hace necesario conocer ¿cómo la percepción de seguridad ciudadana afecta las
elecciones de los individuos y, en consecuencia, el desarrollo económico de la sociedad? Para dar
respuesta al interrogante, se realizó un estudio en la ciudad de Bogotá, en donde la percepción de
inseguridad en 2019 fue de 63 % (Cámara de Comercio de Bogotá, 2019), apoyado en un modelo en el
que se refleja que las elecciones enmarcadas en las metapreferencias de corte hiperbólico se ven
influenciadas por la percepción de seguridad. Adicionalmente, se planteó un experimento en el que se
observó que, en promedio, el 64 % de los participantes cambió su decisión de consumo ante la
interpretación de condiciones de seguridad.
Palabras clave: percepción de seguridad, preferencias, elecciones individuales, desarrollo
económico.
Abstract:
The perception of security is a factor that influences the decisions of individuals, this generates
changes in consumption patterns and, therefore, impacts the economic development of a society. This is
most noticeable where there is the presence of large agglomerations of people, as in cities. In the
literature related to the subject, there is a consensus in which it is stated that fear modifies human
behavior. Even so, although a high perception of insecurity implies fear, few analyzes have been made
of the influence of the perception of security or insecurity on people's consumption or investment
decisions , in the context of Colombian cites. By virtue of the above, it becomes necessary to know how
the perception of citizen security affects the choices of individuals and, consequently, the economic
development of society? To answer the question, a study was conducted in the city of Bogotá, where the
perception of insecurity in 2019 was 63% (Chamber of Commerce of Bogotá, 2019), supported by a
model that reflects that the elections framed in hyperbolic metapreferences are influenced by the
perception of security. In addition, an experiment was proposed in which it was observed that, on
average, 64% of participants changed their consumption decision when interpreting safety conditions.
Keywords: perception of security, preferences, individual choices, economic development.
5
2 Introducción
En el caso de Bogotá, la percepción de inseguridad se ubica en promedio en 60 % en los
últimos diez años (Cámara de Comercio de Bogotá, 2019). Cabe señalar que este es un
valor superior al promedio nacional, que se ubica en 45 % (DANE, 2019) y es aún más
alarmante respecto al promedio de América Latina, que se encuentra en 35 % (Gurney,
2014). Estas condiciones de seguridad ocasionan un “cambio en los patrones de
comportamiento de los consumidores, afecta los valores de los activos y reduce el consumo
conspicuo” (Becerra y Henriquez, 2019, p. 687).
Estos cambios en las percepciones de inseguridad se encuentran correlacionados
negativamente con el consumo. Como lo afirmó Sarria (2018): “los consumidores anticipan
la probabilidad de ser víctimas de un delito, por medio de la percepción, a la hora de
consumir diferentes tipos de bienes, desviando sus recursos a otro tipo de actividades que
implican menor riesgo” (p. 48). Este cambio en los patrones de comportamiento son
testeados a través de la aplicación de un experimento semi-controlado con el que se pudo
identificar si ante situaciones asociadas a inseguridad los participantes cambian sus
decisiones de consumo.
Para la ciudad de Bogotá, existen estudios en los que se analizan los efectos del miedo y
de la percepción de inseguridad en cuanto al cambio de las elecciones individuales, como el
trabajo de Márquez (2016), quien propuso que los ciudadanos cambian sus elecciones de
transporte en relación con su percepción de seguridad. No obstante, el efecto de la
percepción en el consumo de otro tipo de bienes o servicios no ha sido trabajado para la
ciudad. Por lo tanto, esta investigación busca contribuir realizando una verificación
empírica de la influencia de la percepción de inseguridad en el cambio de las elecciones
individuales de consumo.
Entender las implicaciones de las percepciones de inseguridad en el consumo es
necesario para los estudios del desarrollo y la correcta aplicación de las políticas públicas,
debido, entre otras, a que “el miedo al crimen es un aspecto importante en la calidad de
vida” (Gómez y Jang, 2019, p. 1) y la seguridad es uno de los principales temas que le
interesan a los habitantes de una ciudad. Según el trabajo de Dolan y Peasgood (2007),
estos costos en la calidad de vida son sumados a efectos en la salud mental de la población
6
y a costos intangibles, como límites de consumo autoimpuestos, pagos de primas de
seguridad a empresas y aseguradoras, aumento de las brechas de desigualdad y precios del
suelo. Por lo anterior, el presente trabajo propone utilización el modelamiento económico
para crear un marco de referencia que aporte a la comprensión del fenómeno y, por ende, al
fomento de la calidad de vida por medio de la mezcla de distintas teorías de las preferencias
de los individuos y su forma de decidir.
Esta propuesta teórica es clave para entender el efecto de las percepciones de
inseguridad en las elecciones y acciones humanas en el día a día, y así diseñar políticas que
puedan frenar la posibilidad de estados subóptimos del desarrollo. En tal sentido, este
estudio contiene una propuesta para el análisis de estos fenómenos
Este artículo se divide en cuatro secciones: en la primera, se especifican los trabajos en
los que se ha abordado la temática de percepciones de inseguridad y decisiones
individuales, con la finalidad de mostrar las diferentes investigaciones empíricas que
anteceden a este trabajo. La segunda sección de esta investigación es el marco teórico y su
aplicación para la construcción del modelo evaluado. La tercera parte es la metodología y,
finalmente, la cuarta sección contiene los hallazgos y conclusiones de la validación
empírica planteada en la metodología.
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3 Estudios que anteceden
En esta sección se presentan los principales resultados encontrados en la literatura sobre
el efecto de la percepción de inseguridad en el cambio de las decisiones individuales de
consumo, desde una aproximación interdisciplinar. En la que se mostrará el efecto de la
percepciones en “términos percepciones directas o por la experiencia e indirectas o por
experiencia mediatizada”(García Lirios, 2012, p. 37), en el consumo y la heterogeneidad
de su efecto asociado a los tipos delito y las variables socioeconómicas.
Desde el trabajo de Becker (1965), en Estados Unidos se planteó la relación entre las
preferencias individuales y el consumo, pues para el autor el consumo brinda la utilidad al
delincuente y esto “genera costos para las sociedades dados los esquemas de aprensión y
castigo” (Becker, 1965, p. 207). Esta relación produce que el castigo deba ser lo
suficientemente fuerte para desincentivar la utilidad del consumo. Tal postura se inscribe en
la lógica de la elasticidad consumo-delincuencia desde la perspectiva del oferente, donde,
según Bauman (1989), No obstante, estas tesis no reconocen el rol de las víctimas y se
enfocan en la oferta de criminalidad, el cual, de acuerdo con Dolan y Peasgood (2007), es
relevante debido a que las víctimas de las acciones criminales tienen costos en sus
consumos futuros que están asociados al efecto psicológico causado en las víctimas. En
palabras de Mejía y Restrepo (2015), esa afección produce “un menor consumo de bienes
visibles” (p. 2).
El debate anterior se enmarca en los efectos de los hechos victimizantes directos1, pero
como mostraron Visser, Scholte y Scheepers (2013), existen efectos directos sobre las
víctimas que generan cambios en sus consumos futuros, reducciones de consumo de bienes
de alto costo y aumento de bienes asociados a la seguridad (como vigilancia privada y
seguros al patrimonio). Asimismo, se origina “un aumento de consumo de bienes que no
pueden ser robados” (Mejía y Restrepo, 2015, p. 7); estos cambios se reflejan en las
1 De acuerdo con García Lirios (2012), los hechos victimizantes directos se enmarcan en la experiencia
de las personas en torno a las acciones delictivas vividas por las personas (hurtos, lesiones, riñas, entre otros)
8
preferencias de los individuos en torno al consumo, dado que estas se vuelven no
homotéticas respecto al ingreso (Mejía y Restrepo, 2015).
Los trabajos anteriores desconocen los efectos de la victimización indirecta2 en el
consumo, pues plantean cambios en las preferencias solo para las víctimas y victimarios.
Las percepciones de inseguridad fomentadas por el temor al crimen generan expectativas
que alteran el consumo, como lo evidenciaron De Mello y Zilberman (2008), al afirmar que
el miedo al crimen reduce la compra del primer vehículo en las principales ciudades de
Brasil. Este sentimiento de miedo es observable en el trabajo de Ajzenman, Po y Galiani
(2015), quienes plantearon que el temor al crimen ha impulsado un cambio en la demanda
por la vivienda reflejado en la disminución del precio para Ciudad de Mexico. Esta
percepción indirecta, según Sparks y Ogles (1990), es fomentada por la influencia de los
medios de comunicación en la configuración del conjunto informacional.
Por otro lado, Hicks y Hicksy (2014) afirmaron que el efecto de las percepciones de
inseguridad en las preferencias y el consumo depende de la desigualdad económica y
social, debido a que el cambio y la reducción no se observan en el consumo conspicuo, lo
que produce un efecto heterogéneo. Este efecto se observa en trabajos como los de Burns,
Manolis y Keep (2010), Braungart, Braungart y Hoyer (1980), o Reid y Konrad (2004), los
cuales han demostrado que esto no sucede de igual manera en todas las personas, y, en
algunos casos, “las intenciones de compra se ven afectadas por la ubicación espacial del
crimen y su percepción” (Burns et al., 2010, p. 45). Asimismo, han indicado que “la edad,
el sexo, la cultura, el nivel socioeconómico influyen en el efecto del miedo al crimen”
(Braungart et al., 1980, p. 55), y se ha planteado que “la cultura hace que los hombres sean
más propenso a retar a la delincuencia y las mujeres más precavidas” (Reid y Konrad,
2004, p. 399).
En el caso de Guanajuato (México), “El miedo acorta el uso espacial y temporal de la
ciudad, debilita la cohesión social, fomenta el individualismo, fragmenta la experiencia
urbana y segrega los problemas de enfoque en áreas delimitadas creando sectores de riesgo.
“(Hernández Lopéz, 2018. p. 815). Esto se manifiesta y se profundiza en las brechas entre
2 Los hechos victimizantes indirectos de acuerdo con García lirios (2012) , son aquellos que se viven de
manera mediática, es decir por medio de la comunicación, noticias y experiencias de otros.
9
los sexos, de acuerdo con Cowen y Siciliano (2011), dada la construcción social en la que
el hombre al asumir el rol como protector genera que las mujeres sean más susceptibles al
miedo. Esto se evidencia en el trabajo de Lira y otros., (2016) en 2007 a 2012 en Ciudad
de México, Estado de México, Hidalgo y Morelos, en el que la percepción de inseguridad
de las mujeres tiene una media mayor que la de los hombre.
Esta heterogeneidad en el efecto se observa también en Intravia, Wolff, Páez, y Gibbs
(2017) manifestaron que la reducción del consumo provocada por percepciones de
inseguridad es diferencial y depende de la elasticidad del bien a consumir, así como de la
susceptibilidad de este de ser hurtado. De acuerdo con Jackson y Gray (2010), el mayor
efecto se encuentra en los bienes tecnológicos de uso portable; Pope (2008), igualmente,
propuso que el miedo al crimen genera caída en los precios de la vivienda debido a una
caída de la demanda.
En la literatura existe también un debate en torno al efecto de la criminalidad por tipos
de delitos. Para García y Calvo (2019) hay diferentes efectos en las preferencias de acuerdo
con el tipo de crimen; esta investigación planteó que es diferente el efecto que tienen el
terrorismo, el asesinato y el hurto. En esta perspectiva, trabajos como el de Mejía y
Restrepo (2015) han evidenciado que la reducción del consumo y el cambio de las
preferencias es motivada por los denominados delitos contra la propiedad y no en los
delitos de alto impacto como el homicidio. En la misma línea, Dustmann y Fasani (2016)
señalaron que el efecto psicológico en las decisiones de consumo se produce ante acciones
asociadas a hurtos, independientemente de la aplicación de violencia, dado que este cambio
se encuentra vinculado a emociones.
Por su parte, Roemer (2001) afirmó que los efectos de la percepción de inseguridad en
las decisiones de consumo se pueden observar por medio de la variación equivalente y
compensada de la externalidad generada por la acción delictiva. De acuerdo con el autor,
esto es posible observarlo en dos líneas: en la primera, se observa en el efecto de la
indemnización monetaria por sufrir acciones delictivas, pues estas modifican la preferencia
de consumo al aumentar el ingreso disponible. En la segunda, “existe compensación al
temor, al cobrar impuestos e implementar esquemas de aprensión” (Roemer, 2001, p. 113).
Esta compensación puede neutralizar el efecto del temor, al disminuir el ingreso disponible
10
y reducir el consumo. De forma similar, Ahmad, Ali, y Ahmad (2014) argumentaron que la
inseguridad ciudadana en el caso de Pakistán contrae el crecimiento económico al generar
un menor ingreso en la población. Sin embargo, estos efectos no tienen en cuenta casos en
que la compensación o la equivalencia no es suficiente, o simplemente el ingreso de los
pobladores no cambia frente a la acción delictiva.
En los trabajos mencionados se observa que los efectos de la percepción de inseguridad
provenientes de la victimización directa e indirecta, ya sea por el cambio de preferencias
asociado a la criminalidad o por la perspectiva de cambio de ingresos, llevan a la misma
conclusión: la contracción del consumo por efecto de percepción de inseguridad.
Existen otros trabajos como el de Croft (2006), quien vinculó el efecto a los mecanismos
de trasmisión de la percepción indirecta como la tradición oral, al afirmar que “la tradición
oral genera ansiedades asociadas a la percepción de inseguridad que a su vez dan forma a
las decisiones de consumo familiar en las áreas de vivienda, ocio, comida y transporte” (p.
1053). También puede ligarse a la trasmisión por medio de los medios de comunicación,
puesto que “el consumo de noticias de la televisión local elevó significativamente las
percepciones de riesgo y el miedo al crimen para todos los grupos” (Callanan, 2012, p. 93);
estas relaciones asociadas al conjunto informacional incrementan o atenúan el efecto de la
preferencia de inseguridad en el consumo.
Ahora bien, no se ha realizado un análisis del efecto de la percepción de inseguridad en
las preferencias y en la toma de decisiones en Colombia, pero existen aproximaciones,
como la realizada por Sarria (2018), quien observó que la percepción de seguridad
disminuye el consumo en la ciudad de Palmira. No obstante, esta aproximación carece de
un carácter explicativo, puesto que no pasa de la causalidad; de tal forma, se omiten los
resultados mencionados, como el efecto del cambio de las preferencias. Otro trabajo
encontrado en el país es el de Manjarrés de Ávila y Baca (2019), quienes aseguraron que
“un incremento en la percepción de seguridad en la ciudad y en los barrios aumentan la
calidad de vida en un 7,3 % y un 1,7 % respectivamente” (p. 2); este resultado no aporta a
la comprensión del cambio en las preferencias ocasionadas por la criminalidad en el
contexto colombiano.
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En conclusión, se encuentra que existe un consenso en la literatura sobre las
percepciones de inseguridad y el temor a la criminalidad, pues se cree que estas modifican
las decisiones humanas asociadas al consumo. Empero, los trabajos analizados en la
presente revisión de bibliografía tienen limitaciones para explicar el cambio de las
decisiones asociadas al consumo, debido a que estas se apoyan en la teoría de decisión
racional, sin entender problemáticas asociadas a la racionalidad limitada, las
metapreferencias y el uso de horizontes temporales cortos y finitos. Además, tampoco
combinan los efectos diferenciales asociados a la cultura, a variables sociodemográficas y a
los tipos de bienes de consumo, así como al mecanismo formador de la percepción
indirecta. Este vacío teórico se agudiza al analizar la problemática en Bogotá y en
Colombia, dado que no se ha evaluado el cambio de las decisiones de consumo provocados
por la percepción de inseguridad. Lo anterior denota una falencia en la teoría a la cual esta
investigación espera contribuir.
4 Marco teórico
Para abordar la relación entre la percepción de inseguridad y las decisiones de consumo
individual, se construyó un modelo teórico que expone dicha interacción por componentes
subjetivos incitados por el entorno: las emociones, las temporalidades de las decisiones y la
información. Con este se propone analizar, desde la teoría de elección racional, si se
generan cambios de las elecciones individuales (como lo evidencian las investigaciones
expresadas en la sección anterior) a causa de la percepción de inseguridad. Para ello, este
apartado muestra los principales debates que se han presentado al interior de esta corriente
teórica, para así nutrir los elementos usados para la construcción del modelo en la siguiente
sección.
Para la construcción de la teoría, se utilizan axiomas en las preferencias que constituyen
el comportamiento de los consumidores, lo cual genera que estas sean reflexivas, completas
y transitivas. Sin embargo, en las ciencias sociales se han marcado dos corrientes
diferenciadas por el tipo de decisiones: de carácter individual o de carácter colectivo. La
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primera puede examinarse desde la teoría individualista, desarrollada en la microeconomía
y en la psicología. Sobre la segunda, se encuentran los estudios de las escuelas americanas
de psicología que, desde la perspectiva cognitiva y conductual, estudian al ser humano y las
acciones que este toma desde el punto de vista racional. Desde esta posición, el individuo
analiza sus opciones y toma la mejor decisión, sobre la que influyen factores de aprendizaje
y las relaciones asociadas a la conducta (Abitbol y Botero, 2005, p. 137). Por otra parte, se
encuentra la teoría microeconómica que establece la elección de los bienes de consumo
desde el egoísmo y el bienestar individual.
De acuerdo con Deaton (1992), las preferencias asociadas a las decisiones de consumo
se encuentran enmarcadas por el riesgo y la incertidumbre, lo que implica que la
racionalidad en las decisiones de consumo no garantiza perfecta previsión; por el contrario,
es una elección bajo la existencia de incertidumbre de los resultados, por lo que estas
preferencias individuales pueden reflejar aversión al riesgo en mayor o menor grado. Por su
parte, Elster (2003) afirmó que este riesgo se encuentra asociado a los deseos que
conforman las preferencias, y esto implica un límite para la construcción del modelo de
elección racional.
Los limitantes del modelo de elección racional son reconocidos por González (2014),
quien presentó que la racionalidad trasciende el paradigma impuesto por el homo
economicus y se encuentra insertada por los “espíritus animales” de las decisiones
individuales; esto lleva a contemplar factores como las emociones, las cuales limitan esas
perspectivas reduccionistas. Por esta razón, la racionalidad se transforma y se desenvuelve
más allá de los pensamientos computacionales de la perfecta previsión en los que se escoge,
maximizando un bienestar inexistente dentro de la naturaleza humana (González, 2016).
Entre estas críticas a las teorías de elección que no incluyen a lo humano como
conocedores de la totalidad de fenómenos, se halla el trabajo de Simon (1973). Este autor
argumentó que la racionalidad es limitada: el ser humano no puede realizar todos los
cálculos de los escenarios de todas las posibles decisiones. Por eso, se encuentra en un
proceso de selección de la mejor decisión dentro de un contexto que conoce en su totalidad
y las decisiones que toma son basadas en la percepción y no en la racionalidad (Simon,
1973).
13
En el mismo sentido, aparecen las críticas de la información asimétrica e imperfecta
como limitantes de la teoría de elección racional en cuanto a la toma de decisiones
humanas. Esta visión ha sido expuesta principalmente por Stiglitz (2002), quien mostró las
limitaciones de la teoría individual dados los incentivos que tienen los otros a mantener el
control de la información. Por lo tanto, las decisiones de los individuos son tomadas con
información parcial o equívoca, contrario al supuesto de la teoría racional, según la cual el
individuo siempre tomará decisiones con información completa.
Cante (2007), responde a la incorporación de la moralidad, las preferencias sociales y
las emociones. Se justifica en que las motivaciones humanas no solo se basan en el
bienestar individual, como es expresado en la corriente individualista, sino que por el
contrario, como planteó Elster (2003), las motivaciones humanas son de tres categorías
principales: i) interés propio y común, ii) pasión por las acciones individuales que permiten
el regocijo, y iii) por las metas comunes que son establecidas por la sociedad o la familia y
la razón (Elster, 2003). De este modo, al incluir la pasión como determinante de la elección
racional se genera un punto de inflexión en la teoría clásica, como lo afirma Cante (2007) al
llamar la atención sobre:
La motivación visceral que puede llegar a quedar por fuera del control del individuo
y/o del grupo. Las pasiones incluyen emociones, unas crudas como el miedo y la
rabia; otras con referentes cognitivos como el resentimiento, el odio y la venganza;
y algunas positivas, como el amor. (p. 150)
La incorporación de la visión colectiva constituye un paradigma que es fuertemente
controvertido por la perspectiva económica, pues existe el teorema de la imposibilidad para
agregar las preferencias, cuya consecuencia es que “no existe una regla de elección
colectiva que satisfaga simultáneamente un conjunto de propiedades lógicas y éticas que
Arrow considera deseables” (Pecha y Villamil, 2002, p. 33). Este obstáculo ha sido un
factor de crítica de la teoría de la elección racional. No obstante, la incorporación de estos
componentes emocionales permite especificar las propiedades lógicas, que, a la vez, dan
herramientas para entender las acciones colectivas (Alarcón, 2017).
Otro aspecto derivado de la inclusión de los componentes emocionales en la
determinación de las preferencias, según Dalmau y Descalç (1999), son las
metapreferencias, las cuales son entendidas como las:
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Preferencias de segundo orden, pues son aquellas que no se manifiestan
directamente a través de la elección, sino que se trata de algo así como una
“preferencia preferida”. Por ejemplo, en las afirmaciones del tipo “me gustaría que
me gustaran más las verduras” o “preferiría no preferir fumar” o “preferiría que no
me gustasen tanto los dulces” subyace el concepto de metapreferencia. (p. 15)
Entonces, surge otro matiz para el debate de las preferencias que fundamenta el criterio
de elección racional al incluir una diferenciación en los deseos (metapreferencias) y las
preferencias. Esta inclusión trae consigo una ampliación al debate de los limitantes, tanto
individuales como colectivos.
Para Deaton (1992), las preferencias intertemporales deben ser separables y aditivas en
el consumo intertemporal; estas se pueden concentrar en un horizonte de ejecución.
Además, como propusieron Angeletos et al. (2001), son mutuamente excluyentes la
planeación y el conjunto decisional del largo y corto plazo, para modelar esta últimas se
utilizan las denominadas “preferencias hiperbólicas”. Estas modelan planes de corto plazo o
cuasipreferencias que aportan a los análisis de la potestad de los individuos, la postergación
de las decisiones futuras o decisiones planificadas (Patiño y Gómez, 2015). El aporte de la
temporalidad en la toma de las decisiones es una perspectiva teórica que incluye la
inmediatez de las decisiones humanas que se encuentran en el corto plazo, y permite
entender otro factor de las motivaciones para la elección del individuo.
Por lo anterior, este artículo usa la idea de metapreferencia de corte hiperbólico expuesta
para la construcción de un modelo que permita analizar la percepción de inseguridad,
entendida como “la interpretación subjetiva de los fenómenos de seguridad y la
información disponible en materia de seguridad” (Mendiguren, 2007, p. 3) y su efecto en
las decisiones de consumo. Así, se espera que en el modelo existan preferencias de corto
plazo mediadas por factores como la interpretación de eventos externos, que se hagan desde
marcos de interpretación culturales y sociales presentes en las metapreferencias. Esto
implica que el modelo que se plantea en la siguiente sección se construye por medio de
estos axiomas; y, en cada una de sus partes, contiene preferencias adaptativas que sopesan
la existencia de errores en la ponderación del tiempo. Además, se debe contemplar la
interpretación de la información que hace el individuo y la utilidad debe estar marcada en
una relación funcional hiperbólica.
15
5 Construcción del modelo
De acuerdo con la teoría y los trabajos presentados en las secciones anteriores, se pueden
plantear tres categorías analíticas que conforman el modelo propuesto para analizar los
efectos de la percepción de seguridad en las decisiones de consumo, a saber, la utilidad de
acuerdo con la teoría de la elección racional, la información de acuerdo al efecto de
victimización indirecta y la experiencia en relación al victimización directa.
5.1 La utilidad
Según la teoría del consumo, la decisión del individuo i en el momento t+1 (Di ,t+1) se
encuentra influenciada por un factor de utilidad que espera recibir el individuo i en el
momento t+1 (U t+1i ). Esta, a su vez, depende de la utilidad que el individuo i espera recibir
por tomar o no la decisión E (U t+1i ) y la utilidad que el individuo i espera que el individuo j
reciba por su decisión E (U t+1j ). Tal función de utilidad asume una función hiperbólica,
como lo propone Patiño y Gómez (2015), para que se constituya una preferencia con un
horizonte temporal de corto plazo (1
E (U t+1G ,i ) ), también llamada preferencia hiperbólica.
5.2 La experiencia
El siguiente término que influye en la toma de decisiones es la experiencia del individuo
( E|i , t ) . Esta experiencia se encuentra tipificada por una idea de preferencias adaptativas, es
decir, el individuo comete errores, aprende sobre estos y pondera con mayor peso los
hechos recientes3. Además, se define en dos variables, una la experiencia sobre las
decisiones pasadas (xy otra que se encuentra asociada a los hechos de inseguridad vividos
por el individuo vinculados a la decisión ( S ) o elección. Así, se forma la siguiente ecuación:
Eti=α 1 x1+α 2 x2+…+α n xn+β1 S1+β2 S2+…+βm Sm
3 Implica que α 1>α2>α3>…>αn para los hechos de experiencia asociados a las decisiones pasadas.
16
5.3 La información
Esta variable se trata de interpretación de la información de la que dispone el individuo i
en el momento t ( I|t ). I t se encuentra compuesta por la interpretación de la diferente
información de la que se dispone sobre la decisión ( z i ) y la interpretación sobre la
información de los hechos de inseguridad vinculados a la decisión tomada (q1 ). Estas siguen
la lógica adaptativa, es decir, se prioriza la última información de la que dispone el
individuo sobre la información pasada. Luego, se constituye la siguiente ecuación:
I t= ρ1 z1+ ρ2 z2+…+ρn zn+φ1 q1+φ2 q2+…+φm qm
5.4 El modelo
Por lo anterior se plantea el siguiente modelo que depende de las tres variables descritas
y de un término de incertidumbre de la decisión(δ t ):
Di ,t+1=1
E (U t+1G,i )
+E i ,t+ I t+δt
6 Metodología
En este trabajo es aplicada la metodología cuasiexperimental, la cual, en palabras de
Monje (2011), se define “como una metodología que busca determinar con la mayor
confiabilidad la relación causa y efecto, bajo situaciones semicontroladas” (p. 107). Por
ende, esta metodología busca determinar, bajo ciertas condiciones en las que no se
controlan la totalidad de los factores, cómo es generado un fenómeno.
En este sentido, el modelo teórico expuesto muestra los factores que debe tener en
cuenta la simulación de la elección en la toma de decisiones de consumo para analizar si se
ve alterada ante condiciones de inseguridad. Cabe resaltar que la metodología
cuasiexperimental es apropiada en el “escenario en el que no se pueden controlar de manera
rigurosa todos los factores” (Monje, 2011, p. 108), lo cual en este estudio se ve reflejado en
el término de incertidumbre de la decisión(δ t ), y aporta desde una perspectiva cuantitativa a
la validación del modelo teórico estructurado.
17
Asimismo, esta metodología permite la validación del modelo teórico propuesto desde
un paradigma pospositivista, puesto que se controlan las decisiones de los individuos, pero
no se puede controlar el espacio en que la persona se encuentra diligenciando el
instrumento. Adicionalmente, para minimizar los efectos de la incertidumbre se plantea
recopilar la caracterización socioeconómica, la cual puede extraer factores individuales no
observados que causan diferencias entre los individuos.
Para la caracterización se recopiló: edad, sexo, estrato, localidad de residencia, rango de
ingresos y tiempo de residencia en la ciudad de Bogotá de quienes participaron del estudio.
Para obtener datos de cada uno de los elementos del modelo fueron planteadas 35 preguntas
que buscan medir si la utilidad, la experiencia y la interpretación de la información pueden
ser o no determinantes en las decisiones, y, en particular, si la percepción de seguridad
afecta o no a las decisiones Luego se procedió a analizar las regularidades de los factores
escogidos, en el marco de cinco decisiones de consumo de acuerdo a los bienes analizados
en los estudios presentados en la sección 3 y de acuerdo con dos criterios: i) que presenten
altas tasas de hurto y ii) de acuerdo a la encuesta de consumo y gasto de los hogares del
DANE de 2018 en el que al excluir alimentos se encuentra un mayor nivel de gastos en la
vivienda seguido de los medios de trasporte: compra de un celular, vivienda, automóvil y
motocicletas, joyas y bicicletas.4
Para operativizar esta metodología, se propuso un instrumento en el que se contemplan
las variables del modelo teórico q (que representa la percepción de inseguridad basada en la
interpretación de la información) y S (que representa la percepción de inseguridad asociada
a la experiencia de los hechos victimizantes), esto para analizar su pertinencia en el cambio
de una decisión. A la vez, este instrumento fue construido con un sistema de pesos y
contrapesos que permite analizar si el cambio de decisión se encuentra asociado a las
condiciones lógicas en sus otras respuestas. Por esto, de manera secuencial, el cuestionario
aplicado recopila información asociada a las fuentes de información, a la experiencia y las
creencias de los hechos victimizantes, para contextualizar los cambios en la decisión.
4Las decisiones de consumo seleccionadas responden a tres lineas: i) a los bienes con mayores tasas de
hurto en la ciudad, caso de los celulares y las bicicletas; ii) bienes de tipo suntuoso o giffen, joyas y autos; y
finalmente iii) Decisiones de alta inversión y planificación como la vivienda. Estas fueron seleccionadas de
acuerdo a los estudios realizados por
18
El instrumento se compone de ocho secciones, las cuales se detallan a continuación: la
sección 1 busca recopilar la información de caracterización del individuo a partir de ocho
criterios; la sección 2 busca caracterizar la experiencia de los hechos victimizantes; la
sección 3 busca que subjetivamente el participante le asigne un puntaje de 1 a 5 a la
relación entre la percepción y el consumo; luego, para evaluar de forma objetiva esta
relación, en la sección 4 él debe escoger una elección de consumo; en la sección 5, debe
indicar qué tanto consulta para la decisión cada fuente de información; en la sección 6, debe
indicar qué características de cada uno de los bienes es la más valorada al momento de la
compra; en la sección 7 se hacen afirmaciones de las condiciones de seguridad asociadas a
la decisión, según distintos puntos vista, y se identifica si las personas cambian la decisión,
sucesivo a esto, y de manera opcional, se les solicita a las personas que indiquen a qué se
debió el cambio o no de esta elección; finalmente, en la sección 8 se caracterizan las
creencia de seguridad, la percepción y sus razones en el barrio y la ciudad. Esta relación se
observa en la siguiente figura:
Figura 1. Diagrama de flujo del instrumento utilizado
Fuente: elaboración propia
El anterior instrumento fue aplicado por internet y, con el ánimo de aumentar su
rigurosidad, ha sido replicado en personas mayores de 18 años residentes en la ciudad de
Bogotá, para lo cual es importante contar con una significancia del 5 %. Esto significa que
al realizar un muestreo aleatorio con un margen de error de 5 %, se requiere una muestra de
1067 individuos para ser representativa de una población sin estratificar de 8 millones de
19
habitantes5. El propósito es contrastar las diferentes regularidades en los posibles cambios
de decisión en torno a cada uno de los elementos que contiene el modelo teórico
establecido. Con ello es posible determinar las implicaciones de la percepción en el
consumo y aplicar las preferencias observadas en el análisis de las elecciones humanas ante
un componente de percepción de inseguridad.
7 Resultados
Los resultados obtenidos en torno al instrumento serán presentados a continuación en
tres secciones: la primera contiene los principales resultados basados en cruces
sociodemográficos provenientes de la sección de caracterización; en la segunda parte, se
hará un contraste con la literatura para analizar los resultados; finalmente, en la tercera
sección se presentará una validación del modelo teórico.
7.1 Análisis descriptivo
Esta metodología se logró aplicar a 1100 participantes que fueron personas mayores de
18 años residentes en la ciudad de Bogotá. Entre los principales resultados encontrados se
observa que el 48,86 % de las personas participantes ha sido víctima de hurto a personas,
pero al 58,21 % de las personas les sucedió el hecho en un periodo superior a un año. En
contraposición, el 29,42 % de los participantes no ha sido víctima de ningún hecho
victimizante.
5 Datos sujetos a modificación por el censo de 2018.
20
Figura 3. ¿Cómo se siente en el barrio y en la ciudad?
Fuente: elaboración propia
Por otro lado, a pesar de que al 29,42 % no le han sucedido hechos victimizantes, solo el
17,26 % de la población se siente segura en la ciudad, en contraste con la experiencia del
barrio en que reside la persona: allí la tendencia es inversa, dado que 72,8 % de los
participantes se sintieron seguros y tan solo el 27,13 % se sienten inseguros. Esta alta
percepción es alarmante cuando se cruza con la relevancia de esta condición para tomar
decisiones de consumo.
21
Figura 2. Tipo de delito
Fuente: elaboración propia
Figura 4. De 1 a 5 ¿qué tan importantes son las condiciones de seguridad para tomar una
decisión de compra? Resultados por edad
Fuente: elaboración propia
En la Figura 4 es posible denotar que para personas de cualquier edad son relevantes las
condiciones de seguridad para tomar una decisión. El 66 % de los participantes le asignó el
máximo puntaje de la escala de 1 a 5 en importancia a la seguridad en el momento de tomar
una decisión de consumo; en el mismo sentido, 4,54 es el promedio de relevancia asignada
a las condiciones de seguridad en la realización de una compra. Se observa que, en
promedio, este componente para el caso de las mujeres es de 4,7 y para el caso de los
hombres es de 4,3; adicionalmente, cabe resaltar que este componente es de mayor
importancia para los estratos altos.
Al analizar el estrato socioeconómico se puede observar que en el estrato 1 las personas
señalan que la percepción de inseguridad en el barrio es de 3,14, es decir, 62,8 %.Entre los
factores que inciden en la inseguridad en el barrio está la información de los medios de
comunicación, la mendicidad, la presencia de poblaciones migrantes, entre otras . Respecto
a su percepción de inseguridad en la ciudad, este estrato socioeconómico señaló sentirse
inseguro en un 66,4 %. Esta población indicó que la importancia de conocer las condiciones
22
de seguridad para la toma de decisiones de consumo es de 4,43, es decir, de 88,6 % de la
escala, en promedio.
En el estrato 3 la población manifestó que su percepción de inseguridad en el barrio es
de 3,47, es decir, 69,4 %. Una de las principales razones de inseguridad está que hay
delincuencia común y poca presencia de la fuerza pública. En cuanto a la inseguridad de la
ciudad, esta población señaló que su percepción es de 2,48, lo que representa el 50,4 %. Por
ello, para esta población, la importancia de conocer las condiciones de seguridad para
tomar una decisión de consumo es de 4,52, lo que significa que para el estrato 3 la
importancia es del 90,4 %.
En contraposición, en el estrato 6 la población expresó que la percepción de inseguridad
en el barrio es de 3,01, lo que traduce que en los barrios estrato 6 las personas se sienten un
60,2 % seguras. Entre los factores que inciden en la percepción de inseguridad, están los
medios de comunicación, la existencia de delincuencia común y la presencia de
poblaciones migrantes. En la percepción de inseguridad en la ciudad esta población
manifiesta un valor muy por debajo de la tendencia. En este caso los estratos 6 manifiestan
que su percepción de inseguridad de la ciudad es de 1,82, es decir, 64,4 %. Los factores de
inseguridad en la ciudad que esta población refiere son: información que ve en los medios
de comunicación, mendicidad, entre otras. Por lo anterior, esta población valora conocer las
condiciones de seguridad para tomar una decisión de consumo en 4,51, es decir, 90,2 %.
En torno a los factores del modelo, es de resaltar que existe una preferencia revelada en
la que los encuestados escogieron, de entre las decisiones de consumo, en un 24 % los
teléfonos celulares, en 22 % las bicicletas, en un 21 % la vivienda, 20 % automóviles y
13 % en joyas. Lo anterior implica que al momento de la decisión los encuestados
evaluaron su utilidad en torno a estas decisiones, como es planteado por el modelo teórico.
En cuanto a la hipótesis de las preferencias hiperbólicas, conviene distinguir que el 85 %
de los encuestados, con respecto a bienes diferentes a la vivienda, aseguró que usará el bien
por máximo dos años. Esto implica que los encuestados planean recibir la utilidad de estos
bienes en el corto plazo, una expectativa acorde a las preferencias hiperbólicas planteadas
en el modelo teórico.
Por otra parte, la variable interpretación de información (I T) presentó como las fuentes
más consultadas el internet y los consejos de amigos y familiares. En contraposición, para
23
recibir información de la compra a realizar, los encuestados consultan poco la televisión y
el periódico. La siguiente tabla resume las principales características tenidas en cuenta en
torno a cada decisión:
Tabla 1. Características resaltadas al momento de tomar una decisión de consumo
Decisión 1° Característica resaltadaCelular Especificaciones tecnológicasVivienda EntornoAutomóvil Relación precio-calidadJoyas DiseñoBicicletas Precio
Fuente: elaboración propia
Esto evidencia la heterogeneidad de las características que son analizadas para la
compra. Sin embargo, como es planteado en el modelo, existen pesos en cada una de las
interpretaciones, lo cual valida que la variable I T en cuanto a la información disponible al
momento de la compra.
Por otro lado, sobre las afirmaciones asociadas a bienes llamativos, lujosos o suntuosos,
fue posible observar que existe un cambio de la decisión mayor en comparación con los
bienes que no son de estas características; en promedio, el 74 % de los encuestados afirmó
que cambiaría su decisión ante condiciones de seguridad asociadas a una noticia ocurrida
en la ciudad y el 75 % cambiaría su decisión en función de las recomendaciones de sus
familiares o amigos para evitar un hecho de inseguridad. Es de señalar que en el caso del
horizonte temporal sobre el cual son tomadas las decisiones se encontró lo siguiente:
Tabla 2. Horizonte temporal de las decisiones de consumo evaluadas
Decisión Horizontetemporalpromedio (en meses)
Celular 9 mesesVivienda 180 mesesAutomóvil 50 mesesJoyas 15 mesesBicicletas 12 meses
Fuente: elaboración propia
El 85 % de los participantes cambió de decisión asociada a bienes de lujo o suntuosos
dado que habían sido víctimas de algún hecho victimizante. De este modo, se puede afirmar
24
que la experiencia de hechos victimizantes provoca que cambie la decisión asociada a
bienes de lujo o suntuosos. Es así como la decisión de compra en dichos bienes cambia de
acuerdo con la última experiencia, sin importar qué tan vieja sea la experiencia. Por otro
lado, cabe resaltar que el 55 % de las personas que afirmaron cambiar su decisión no ha
sido víctima de hechos victimizantes en los últimos años.
7.2 Validación interna del modelo
En la validación de esta propuesta de modelo se hace necesario evaluar cada uno de los
factores que lo componen. Así, para la utilidad, se observa coherencia en la aplicación de
preferencias hiperbólicas en bienes como celulares, joyas y bicicletas, puesto que en el
análisis descriptivo se evidencia que las decisiones son tomadas para un horizonte temporal
de dos años en promedio, a diferencia de bienes como la vivienda o los automóviles. En
cuanto al supuesto de la utilidad conjunta se observa que, ante condiciones de seguridad
relacionadas con la familia, existirá un cambio en la decisión.
Sobre la interpretación de información, se evidencia que ante cambios de la información
disponible se producen a su vez cambios significativos en las decisiones de las personas.
De tal forma, las nociones de inseguridad son impulsadas por creencias que pueden
clasificarse como metapreferencias, las cuales permiten analizar cómo los individuos
cambiaron su decisión de consumo ante la interpretación de información asociada a hechos
de inseguridad. Estas metapreferencias no se encuentran vinculadas a la experiencia de
consumo del bien, sino a la creencia de que podría ocurrir en el futuro un hecho de
inseguridad.
En cuanto a la interpretación de la información, fue posible advertir que, en promedio, el
66 % de los participantes cambió sus decisiones ante la interpretación de hechos de
inseguridad al analizarlos basados en las creencias y la experiencia; de esta manera, la
información y el componente informacional del modelo evidencian las distintas relaciones
de microsistema y su asociación con el macrosistema cultural en el que interactúan las
metapreferencias. Así, se valida el componente metapreferencial del modelo, debido a que
las decisiones de compra fueron cambiadas por bienes en ciertas condiciones de seguridad,
y fueron analizadas e interpretadas desde un marco de creencia relacionado con las
condiciones de seguridad.
25
Por su parte, la experiencia es el factor con menor relevacia de los analizados en el
modelo, debido a que se encuentra desconectada de los hechos victimizantes y los cambios
de la percepción.
El componenete aleatorio revela que las variables sociodemográficas influyen
fuertemente en el cambio de las decisiones de consumo: factores como el genéro, el estrato
socieconómico y la edad muestran diferencias sobre el cambio de la decisión. Esto se
comprueba al observar que solo el 25 % de las personas participantes han tenido hechos
asociados a experiencias victimizantes. No obstante, el cambio en las decisiones a partir de
los resultados descriptivos se encontró en las personas sin o con experiencias victimizantes.
7.3 Análisis comparativo de resultados
Los resultados obtenidos evidencian que i) la percepción de seguridad en el barrio es
mayor a la de la ciudad; ii) los factores que generan que esta percepción aumente en el
barrio se asocian a lugares baldíos con poca iluminación y poblaciones migrantes; iii) la
percepción es menor en personas que no han sido víctimas de hechos victimizantes; iv) la
percepción de inseguridad en la ciudad se encuentra vinculada al trasporte público, a las
migraciones y a la ausencia policial.
Esto evidencia que se presentan los mismos resultados que los presentados por la
Cámara de Comercio de Bogotá (2019). Por otro lado, se comprueba lo afirmado por Sarria
(2018), quien expresó que a mayor percepción de seguridad se reduce la importancia de
este factor en las decisiones de consumo de los ciudadanos. Además, se encuentra que
haber sido víctima de un hecho victimizante hace que las condiciones de seguridad sean
más relevantes a la hora de tomar una decisión de consumo.
En cuanto a la interpretación de la información asociada a las condiciones de seguridad,
es posible encontrar los mismos resultados que Sarria (2018). Este autor concluyó para la
ciudad de Palmira que existe una alteración de las decisiones de compra ante interpretación
de información asociada a condiciones de inseguridad. En el caso de este experimento se
observó:
26
Tabla 3. Porcentaje de personas que cambia su decisión de acuerdo con afirmaciones
asociadas a condiciones de inseguridad según su procedencia
Decisión Medios decomunicación
Familiares y/oamigos
Celular 55 % 58 %Vivienda 74 % 28 %Automóvil 41 % 21 %Joyas 95 % 90 %Bicicletas 57 % 85 %
Fuente: elaboración propia
Se revela que existe una tendencia a nivel macro que altera las preferencias de los
individuos en el factor q de interpretación relacionado con los hechos de seguridad y
planteado en el modelo teórico, dado que en promedio el 64 % de la población cambia su
decisión ante una noticia de inseguridad vinculada al bien de consumo. Ante comentarios o
recomendaciones de familiares o amigos que vinculan el nivel medio de la interacción, se
evidencia que, en promedio, el 56 % de los encuestados cambiaron su decisión. Se observa
también lo presentado en los trabajos de Vilalta (2010), debido a que el miedo fue la
palabra usada con mayor frecuencia en la justificación a los cambios en las decisiones.
Igualmente, se notan los efectos de la victimización indirecta expuestos en los trabajos
de De Mello y Zilberman (2008), Ajzenman et al. (2015), Sparks y Ogles (1990), en los
que se relacionaron negativamente los hechos de inseguridad con el consumo, a causa de
los cambios en las decisiones de consumo. Estos se encuentran desconectados de los hechos
de inseguridad, puesto que solo el 71,46 % de los participantes no ha tenido un hecho
victimizante, por lo cual el efecto de la victimización indirecta, en el caso de Bogotá, es el
principal causante del cambio de las decisiones de consumo.
7.4 Conclusiones
En el modelo aplicado se encontró que la percepción de seguridad afecta las decisiones
de consumo de la población de la ciudad de Bogotá, y provoca cambios en las acciones de
compra de bienes. Esto se debe a que los factores de interpretación de información asociada
a las condiciones de seguridad (q ) y el factor de experiencia de hechos victimizantes pueden
cambiar una decisión de compra para el 64 % de la población y 42 %, respectivamente.
27
El experimento aplicado evidencia la importancia de las percepciones de seguridad para
la toma de decisiones de consumo en contextos de aglomeraciones urbanas, sin embargo,
este resultado es diferenciado dada la heterogeneidad del efecto asociada a variables como
la edad, el estrato, el género y el tipo de bien. Lo cual evidencia que el cambio de las
preferencia es diferencial en las poblaciones.
La percepción de inseguridad es una variable es significativa para explicar el consumo
de bienes experienciales, suntuosos y de protección en el hogar. Se define, por lo tanto, que
los consumidores anticipan la probabilidad de ser víctimas de un delito a la hora de
consumir diferentes tipos de bienes, y desvían sus recursos a otro tipo de actividades que
implican menor riesgo, lo cual valida la propuesta teórica y empírica en la ciudad de
Bogotá.
El modelo teórico planteado es válido para realizar análisis en ciudades con altas tasas
de percepción de inseguridad y permite realizar recomendaciones acerca de las decisiones
de consumo de los pobladores, en cuanto a que sus utilidades se encuentren mediadas por
las preferencias de corto plazo. Esto significa que por medio de este instrumento es posible
realizar acciones que permitan incrementar la demanda agregada en el nivel macro y
mejorar las ventas de ciertos productos en el nivel micro, pues al mejorar la percepción de
seguridad de los ciudadanos, de acuerdo con los hallazgos, podría incentivarse el consumo
de los bienes analizados; así no se cambiarían las preferencias de consumo.
A la vez, existe una influencia del nivel macro de las preferencias en la formación de
metapreferencias en los individuos asociada a los medios de comunicación. Estos provocan
que exista un cambio en las decisiones, debido a que crean una percepción de inseguridad
que altera el conjunto decisional de los individuos.
Esta validación en el contexto del desarrollo de la ciudad, denota problemáticas dado
que la presencia de preferencias de consumo hiperbólicas, causantes de ausencia de planes
de largo plazo y el efecto de la información en la toma de decisiones podría generar
cambios en el macro sistema y micro sistema, afectando la eficiencia y eficacia de las
28
políticas públicas y sus interacción entre instrumentos y objetivos. Alterando las acciones
políticas implementadas y el modelo de desarrollo que se implemente en la ciudad.
Este trabajo deja como interrogantes al menos cinco problemáticas que deben ser
evaluadas en futuros estudios:
i) La elasticidad de cada uno de los factores del modelo que influyen en la toma de
decisiones; esto podrá permitir entender la importancia de cada uno en la toma de
decisiones y cuál es más importante.
ii) Cuáles son los resultados de esta aplicación en ciudades con menores tasas de
inseguridad o contextos culturales distintos, dado que su relación podría ser menos sensible
a la información asociada a hechos de inseguridad.
iii) La importancia de estos hallazgos en jóvenes y adolescentes, puesto que, según los
modelos de ciclo de vida, estas poblaciones presentan una mayor aversión al riesgo. Esto
puede hacer que en contextos de inseguridad se aumente el consumo de bienes, caso
contrario a la evidencia encontrada en Bogotá, para las personas entre 18 y 55 años.
iv) Las implicaciones del modelo planteado y los distintos modelos de crecimiento y
desarrollo económico, en tanto que puede existir una reducción en el crecimiento de los
países por la contracción de la demanda agregada provocada por la inseguridad y la
percepción de inseguridad.
v) Cuáles son las consecuencias en la percepción en la inversión, dado que este
componente podría tener efectos similares al consumo de bienes.
29
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