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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014
PRIMER PANEL
Trabajo Social y Derechos Humanos CLAUDIA DANANI
Bueno, buenos días, con algunos por primera vez, con otros varias veces
porque nos fuimos cruzando durante, durante la mañana. Durante una mañana
en la que en varias ocasiones se hizo referencia a la oportunidad del
encuentro, del diálogo, de compartir experiencias y reflexiones, y me parece
que sí, que efectivamente si algo es este congreso, es una oportunidad para
intercambiar geografías, trayectorias profesionales, casos, entre comillas,
experiencias, opiniones y para animarnos además con los desacuerdos,
animarnos con la idea de que probablemente no todos coincidamos en todo y
estas son las oportunidades en las que sin perder el ánimo comunitario de la
profesión, al contrario, a partir de ese ámbito comunitario de la profesión
podernos decir y pensar, y animarnos a que el otro, porque siempre es un
riesgo, a que el otro nos diga algo que no se nos había ocurrido, o tener la
oportunidad de por décima vez decirle al otro algo con lo cual no está de
acuerdo.
Esta es una mesa que se llama Trabajo Social y Derechos Humanos, pero yo
siento que participar aquí es un privilegio, es un poco paradójico, pero siento
que es un privilegio y les quiero agradecer a los y las organizadoras, desde las
instituciones de la primera a la última de las personas que hicieron posible que
nos encontráramos y tan bien.
Cuando los organizadores me invitaron a participar les pedí un par de días
para contestar porque quería pensar a ver si tenía algo que me pareciera que
fuera digno de compartir en un ámbito tan importante como es el de los
congresos profesionales con tantos colegas presentes y futuros, porque hay
muchos estudiantes. Y la verdad es que tengo que decir que dije que sí más
por las ganas de estar que porque tuviera muy claro qué era lo que quería
decir, cosa que me empezó a preocupar hace diez días cuando tenía que
convertir ese deseo en un texto y en algo para conversar.
Y me parecía que uno de los problemas que podíamos tener, o por lo menos
que a mí me estaba amenazando, es justamente que no tuviera problemas
porque es muy tentador en un congreso que lleva por títulos Derechos
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Humanos, en una mesa que tiene por título Derechos Humanos quedarse o
deslizarse a una celebración fácil de los derechos humanos a decir, bueno,
tenemos que impulsarlo, tenemos que reforzarlos, tenemos que ratificarlos,
tenemos que, ¿no?, sin problematizar cuáles son, o defenderlos, cuáles son las
condiciones de realización de los derechos, me parece que en la mesa anterior
hubo algunas referencias a esa cuestión, pero que nos ganara el deseo por
sobre la reflexión. Y me parecía que eso era faltar a las razones de la
invitación.
Y una primera cosa que recién me di cuenta que me sorprendía en el conjunto
de la presentación anterior es que creo que el trabajo social tiene una relación
problemática con los derechos humanos y con los derechos sociales. Creo que
no hay tal identidad entre profesión y derecho social, no hay identidad entre
profesión, trabajo social y derechos humanos, aún sabiendo por otra parte que
si tomamos los ciento treinta, ciento cuarenta años con mucho en el que
podríamos hablar de un campo profesional, derechos humanos y derechos
sociales han sido definidos de manera muy distintas, ¿no?, es decir, a lo largo
de ese periodo uno puede entrar a distintos capítulos y a distintas formas de
definición y de relación.
No teman, no voy a hacer la historia de la profesión, no porque me pareciera
inoportuno, sino sencillamente porque carezco de los conocimientos y de las
competencias para hacerlo, pero sí diré que si miramos hacia atrás nosotros
tenemos que ver momentos de chisporroteo, esto también es un momento de
chisporroteo con los derechos. Y después voy a decir por qué, y eso hace que
después de la celebración y de los acuerdos nos detengamos en todo caso a
ver cuáles son los obstáculos o los problemas que enfrentamos.
Seguramente uno de los momentos más productivos, si no es el más
productivo para la profesión está en la reconceptualización y que además, hace
casi diez años hubo toda una movida alrededor de los cuarenta años de la
reconceptualización, ahora estamos entonces próximos al medio siglo de la
reconceptualización, quiero decir también que todo lo que voy decir en relación
con esto particular tiene una deuda enorme con Nora Aquín, porque releí
algunos de sus trabajos en relación con la reconceptualización y
verdaderamente es así, como una inyección de problemas, de preguntas y de
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entusiasmo que vale la pena y merece ser repasada. Pero por qué digo
productividad, bueno, porque la reconceptualización proveyó al trabajo social
una práctica y una reflexión estructural e históricamente situada en un ejercicio
que al hacerse consciente de esa situación estructural y social tuvo como
fortaleza el poder entender mejor algunas de las raíces y, eso que decía, antes
de la historia de la profesión.
Pero tuvo también una debilidad que fue poder trasponer el momento de la
negación y de la oposición, la oposición, la denuncia y la negación de la
explotación, la oposición, la negación y la denuncia de la dominación o de la
subordinación. Si me remonto acá en este momento a esa evocación de la
reconceptualización es porque con eso que aprendimos de la
reconceptualización, con lo que conocimos de la dictadura, si hablamos de la
Argentina, pero de las dictaduras, si hablamos de otros compañeros y colegas
latinoamericanos, después de lo que conocimos que podía implicar el
capitalismo en América Latina con la década de hegemonía neoliberal,
podemos ver que ahora tenemos parte del acervo con nosotros de la
reconceptualización, de aquellos saberes, aquella posibilidad de inscribir a la
profesión en esas condiciones de las que hoy hablaban del contexto, de cuáles
son las condiciones históricas, pero también, ver que tenemos eso en el marco
de una situación históricamente para el continente novedosa, distinta de
aquella. Distinta de aquella porque estamos conviviendo, estamos coexistiendo
con gobiernos, a diferencia de aquellas décadas y las que le siguieron, con
muchos gobiernos, con varios gobiernos en América Latina, que asumen una
retórica que hasta ayer pertenecía a movimientos sociales, o a movimientos
sindicales, a organizaciones sociales de distinto tipo, que eran incluso más
próximas a partidos de izquierda, gobiernos frente a los cuales cada uno de
nosotros puede tener posicionamientos muy diferentes, y no es desde ese
lugar que estoy planteando. Sino que nos desafían ya no en el qué hacer,
porque hay más coincidencias que nunca antes, por lo menos de los acuerdos
que parecimos estar compartiendo desde hace dos horas, pero que nos
desafían en el hacer. Y cuando la situación histórica ya no es la de qué es lo
que hay que hacer, sino, cómo se hace, o se está haciendo bien, entonces uno
puede decir que está frente a una situación novedosa, una situación distinta,
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que instala los desafíos, los problemas también la posibilidad de errores o de
aciertos en un lugar distinto. Quiero decir que también en un lugar más difícil,
porque ahí todos tenemos que subir la apuesta y ver si somos capaces de
hacer y de realizar aquello que decíamos antes.
En el caso del trabajo social nos desafía de manera particular. No digo que
sean gobiernos que son anti- clases dominantes en todos los casos, no digo
que sean revolucionarios en todos los casos, algunos creo que lo son pero es
parte de la discusión, pero creo que son parte de un escenario en el cual se
redefine particularmente una cuestión del ejercicio profesional, que es la
relación de la profesión con las instituciones, la inserción de la profesión en las
instituciones, la conceptualización misma de las instituciones para el trabajo
social.
Fernando Filgueira, un colega uruguayo, colega no por la profesión sino por las
preocupaciones, creo que es sociólogo y creo que hay algunos y algunas
colegas uruguayas presentes. Dice que América Latina está pasando por una
situación en la cual desde principios del siglo XX, eso me pareció interesante,
muy provocativo, desde principios del siglo XX por primera vez atraviesa un
proceso de cierta transformación que no está siendo dirigido, ni impulsado por
las clases tradicionales. Y eso abre una situación distinta, en la que algunas de
las certezas o algunas de las aseveraciones que sosteníamos en el pasado no
sirven o tienen en todo caso que ser puestas a prueba, porque pueden pasar
cosas distintas de las que siempre pasaron.
En este marco es que me parece que abrir, redefinir el entorno estratégico del
trabajo social, en el marco, en relación con el ejercicio y la realización de
derechos es fundamental, y es fundamental por la dimensión institucional.
Por varias razones, la primera, qué cosa es un derecho, un derecho no es una
declaración y los derechos son reversibles, si algo enseñó el neoliberalismo es
precisamente la reversibilidad de los derechos, los derechos no siempre se
ganan solamente, esto que estoy diciendo es una obviedad, seguramente y
disculpen que lo diga explícitamente, los derechos no solo se ganan, los
derechos también puede retroceder, también pueden perderse, y por lo tanto
estamos frente a una situación en la que no es solamente podemos ganar.
Cuando uno acumula un proceso –efectivamente– de reconocimiento y
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realización de derechos, de materialización de derechos empieza a tener en la
mochila y por delante no sólo la posibilidad de ganar, sino la responsabilidad de
no retroceder. Y eso me parece que coloca al papel de la profesión en una
coyuntura particularmente importante y desafiante.
Entonces, los derechos no son una declaración, son relaciones efectivas,
relaciones que funcionen, si no funcionan como derechos, como obligaciones
para unos y como atribuciones para otros, no estamos frente a un derecho, si
alguien desconoce la atribución o la obligación y no podemos exigir su
cumplimiento y realizar su cumplimiento no estamos frente a derechos.
En ese sentido, y es ese el punto, en el que me parece que, en que las
instituciones que estamos acostumbrados a ver, acostumbrados y
acostumbradas a ver como un ámbito de desempeño profesional, como parte
de las condiciones, como parte del contexto de la práctica profesional, pasan a
tener un lugar crítico, un lugar estratégico y la responsabilidad, que también es
profesional, de mejorar, de defender y de fortalecer lo mejor de las
instituciones, que no son perfectas, que no son buenísimas, que no son las que
soñamos, pero que hay que fortalecer, defender, reforzar esa parte de las
instituciones que sí dan cuenta de las luchas y de las aspiraciones que
exitosamente hayamos podido realizar durante las últimas décadas.
A los derechos nadie puede renunciar, Pilar Arcidiácono, otra colega, no de
profesión, sino de preocupaciones, señala que, en realidad, en los derechos
siempre participa el Estado, ¿no?, por esa razón cuando uno habla de
derechos habla siempre de alguna obligación estatal, frente a un derecho
realizado, hoy cumplido, tenemos siempre un Estado que favorece, o es capaz
o es incapaz de realizar o de desconocer un derecho.
En este sentido creo que estamos frente a una situación en la que yo diría que
no estaría mal, por lo menos proponer llevar la mirada como profesión de las
políticas a las instituciones, no se trata de desconocer las políticas, no se trata
de dejar de mirar las políticas, sino a mi juicio, de convertir a las instituciones
en objetos mismos de la intervención profesional, porque las instituciones, esas
que transitamos cotidianamente y hubo varias referencias a la cotidianeidad la
práctica, de la cátedra de práctica profesional, las instituciones son espacios
de realización pero son también espacios de resistencia de algunos cambios.
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Todos los que estamos aquí, estoy segura de que todos, tenemos alguna
anécdota, si lo pensamos desde la vida común, casos si lo pensamos desde la
práctica profesional, en los que distintos grupos de trabajadores, de
trabajadores de esas instituciones estatales fallamos en la realización de las
políticas, de las políticas con las cuales podemos estar de acuerdo; tenemos la
referencia de grupos de docentes que se niegan a reincorporar a la escuela a
los niños que como dicen la Asignación Universal por Hijo les volvió a traer
después de haberlo expulsado, de colegas que consideran que la falta de
control apropiado en las condicionalidades deja demasiado libres algunas
decisiones para las familias de trabajadores que no están acostumbradas a
tratar con trabajadores informales y si en cambio en distintas instituciones
estatales o de médicos que hacen huelgas de lápices caídos y no quieren
firmar los certificados de salud, cosa a la que jamás se negarían si el
requerimiento lo hiciera una empresa de medicina prepaga.
Esto es parte también de las condiciones de realización de aquellas políticas, y
son también objeto de reflexión de nuestra propia práctica profesional franca,
abierta, no acusatoria para discutir efectivamente de qué hablamos cuando
hablamos de derechos, cuáles son las condiciones para poder hablar de
derechos y para poder decir, avanzamos un poco más.
Porque si hay reversibilidad de las políticas y las instituciones no se
transformaron, esas instituciones pueden reacomodarse rápidamente al nuevo
contexto, entonces, esto es también parte de las condiciones de realización de
este ciclo del cual estuvimos hablando antes.
Por supuesto esto es una parte, ya lo sé, muy aburrida y ardua de la práctica
profesional, no tiene ni el brillo del anuncio del futuro, ni la sensación de estar
haciendo un acto de justicia cuando uno lleva un caso a un tribunal, no tiene
ninguna de esas dos luces, tiene en cambio las sombras y el trabajo, demanda
el esfuerzo de la construcción cotidiana, de hacer otras instituciones, de
enfrentarnos a nuestros propios obstáculos y a nuestras propias dudas, que
como decía al principio, es necesario someter a discusión, a debate y a
polémica entre nosotros, es el momento de las comillas, si me permiten,
normalización, de entramar los derechos en la vida, pero no sólo en la vida de
las personas, de entramarlos en la vida social, de poder reconocernos, ya no
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porque hay algún mandato o hay alguna orden, sino de poder reconocernos
como sujetos pares que puede aprovechar la proximidad de la vida en común.
Como propuesta y como posibilidad es aburrida, si ustedes quieren, y sin
embargo como resultado es apasionante, es un punto de ubicación en la grieta
entre aquellas políticas y nuestras condiciones porque nuestras condiciones no
son estas que estamos compartiendo acá, nuestras condiciones son las de la
vida de privaciones, de dificultades, de negativas, de límites, etcétera. Y ese
punto de esa grieta me parece que resulta apasionante de llenar o por lo
menos de tratar como asunto en común. Espero que podamos compartirlo con
la misma pasión y con el mismo interés.
Muchas gracias.
FELICITAS ELIAS Hola, bueno, buenos días para todos y todas; y más allá de que sea un gesto de
educación el agradecer la invitación, quiero agradecer a las y los organizadores, la
FAAPS, la invitación; Silvia me comentó que integro el Comité de Honor del evento,
cosa que me llena le corazón, me llena la cabeza, bueno, es un mimo realmente, al
trabajo, a la práctica, y a la militancia, ¿no?, sostenida siempre desde la disciplina. y
remarco este punto y en este momento recuerdo a la compañera Lucía Cúllen, una
compañera trabajadora social desaparecida…. con la que yo compartí el colegio
primario, y transcurrida la dictadura, ya habiendo vuelto a la facultad como docente,
todavía estábamos en la Facultad de Derecho, encontramos su título de trabajadora
social, y el recuerdo de Lucía y el recuerdo de todas las compañeras y compañeros
trabajadores sociales, pero además los treinta mil y de los cuatrocientos y pico de
nietos que faltan, lo digo porque hace varios años, ya en democracia y habiendo
finalizado la dictadura, pero en esos momentos de tránsito de mucha tensión, de
mucha complejidad, se señalaba desde la institución, colegio profesional, y lo digo no
en función de crítica, sino de salto cualitativo, que es lo que quiero señalar, se
señalaba que Lucía había sido desaparecida, había sido chupada por su militancia en
el movimiento de montoneros y no como trabajadora social, y esto habilitaba una no
rehabilitación, no una recordación de la compañera. Felizmente los tiempos han
cambiado, creo que este evento, la apertura del evento….
Confieso que me robaron parte del libreto, en realidad muestra eso, muestra avances
en la reflexión, en las instituciones, en las instituciones que nos cobijan, que nos
enseñan, que nos proporcionan líneas de acción, bueno, es un salto realmente
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cualitativo, ¿no?, hablar de trabajo social y derechos humanos y pensar estas
dimensiones, que muy bien indagó y presentó Claudia, poniendo esa tensión y las
preocupaciones que ellos deben traer.
Esta mesa me produjo momento fuerte de confusión, de qué voy hablar en este lugar,
qué voy a decir frente a tantos compañeros y compañeras que diariamente están en la
actividad, en el territorio poniendo el pecho al trabajo, al trabajo que no está
desprendido, que no está inconexo, que no es o el territorio o la reflexión, por suerte,
felizmente creo que en parte de la reconceptualización y todo este camino recorrido
nos permite articular e integrar estos aspectos.
Frente a eso traté de pensar por dónde iba a ir, entonces ustedes lo que van a
encontrarse de mi parte es una charla un poco desordenada, con algunas cuestiones
que quiero compartir.
Me preguntaba cómo dialogar con los colegas y con los jóvenes, aquello que sigue
con todo ese compromiso de derechos por delante, lo hago aproximando experiencias,
desde la perspectiva que nos permita profundizar un poco, al menos conceptualmente,
en las cuestiones vinculadas a derechos humanos y a derechos sociales, y en realidad
opté por las dos vertientes; siempre buscando una tercera posición, me planteé por un
lado hacer un cierto camino de recordación conceptual, cómo surge estos de los
derechos humanos y por qué, y cómo llegan a la Argentina. Por suerte Claudia, por
suerte no, uno sabe quién es Claudia y como trabaja, planteó una cuestión conceptual
que a mí me permite deslizarme en esa pista. Una primer cuestión: cuando hablamos
de derechos y cuando hablamos de derechos humanos y sociales, estamos haciendo
una referencia a una dimensión que por lo menos históricamente al trabajo social le ha
resultado algo contradictoria, y remito a lo que es el derecho, la ciencia jurídica, es
decir, la normativa, la cuestión escrita registrada y por otro lado al trabajo social, como
el espacio casi etéreo de deseos, de propuestas maravillosas, entonces ahí me parece
que hay una primera a citar y aquí traigo a Bourdieu, porque en realidad pareciera que
hay un principio que podría interpretarse como una relación subalterna entre el
derecho y el trabajo social. Y para esto Bourdieu en general sirve para acompañarnos
porque dice, cuando hablamos de derecho, hablamos de derechos humanos, sociales,
hablamos de campo jurídico y tiene entonces una competencia social y técnica
consistente en la capacidad socialmente reconocida de interpretar un cuerpo de textos
que consagran la visión legítima y recta del mundo social. Entonces, tengamos claro
que nos estamos metiendo, zambullendo, incorporando a la pileta de la norma, a la
pileta, a la perspectiva de la visión legítima, de la visión registrada. Esos son los
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derechos sociales, los derechos humanos, a los que estamos apelando en este
evento.
Y cuando me deslizo por ese campo de los derechos, tengo que ir a una cuestión
remanida, diríamos en el campo, en el área de pensar los derechos hay una clásica
clasificación que toda la gente de los tribunales internacionales y todos los teóricos de
los derechos humanos y sociales refieren y es hablar de una cierta generación de
derechos, un proceso escalonado de derechos asociados a una actor relevante para
este ejercicio de los derechos, Claudia lo citaba para esta regulación, para esta
aplicación de derechos, también para la violación, después vamos hablar de eso, y
que es el Estado. El Estado es un actor de relevancia porque atribuye derechos,
atribuye fondos para esos derechos, también es para nosotros, y nosotros
trabajadoras sociales, esto de tantos varones me complica, antes era más fácil, nos
pone a un actor también relevante para el trabajo social. Relevante por solidario, por
amigo, relevante por crítico, en este punto me parece que la visión no debe ser
uniforme y todo está fantástico, pero en realidad son relaciones.
Cuando hablamos de generaciones de derechos, obviamente se habla de una primer
generación que habla del Estado liberal, es decir, que encarna un Estado liberal que
nos liga al derecho a la vida, al derecho al sufragio, al derecho a la igualdad.
Esto, como todos seguramente recordamos, se votó en la asamblea de Naciones
Unidas en el año 1948; tengamos presente que había terminado la Segunda Guerra
Mundial, había una necesidad de los Estados, de los grupos de poder, no vamos a
dejarlos afuera, de proponer una perspectiva que dijera que todos somos iguales ante
la ley, todos tenemos derecho a la vida, para citar lo más conocido, lo más común, lo
más corriente.
Esto pasó en el año 1948 y Chacón Mata, que es un especialista español en el tema
de derechos internacionales, lo cita como asociado al Estado liberal; la Argentina
obviamente firmó, suscribió ese convenio.
Podemos referir para quienes, militamos en partidos populares que al año siguiente en
la Argentina gobernaba Juan Domingo Perón, quien promovió la Constitución del año
1949, dada de baja en el año 1955, que promovía ya derechos sociales, incorporaba
derechos sociales que luego la segunda generación de derechos, va a decir Chacón
Mata, apela a los estados sociales; el Estado social, el Estado bienestarista; el Estado
que en el caso de la Argentina promueve un modelo de bienestar, promueve el
reconocimiento de ciudadanía, como decía la Constitución del 49, el del derecho a la
familia, el derecho al trabajo a la salud. La Constitución del 49, que en general pocos
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conocemos, hablaba ya de estos derechos de segunda generación y vamos por la
tercera.
La tercera generación de derechos siguiendo a Chacón Mata, apela a caracterizar un
Estado constitucional, es decir, un retorno a ese pacto, a ese acuerdo que tiene que
ver con las relaciones en el marco de estados constitucionales. Y dice él, delimitará el
medio espacial y temporal de paulatino reconocimiento de los derechos de tercera
generación que ya de alguna manera la, la declaración de los derechos de los
pueblos, después les hago una nota al pie y les cuento de qué se trata, son aquellos
ligados al derecho a la paz, a un medio ambiente sano, son reconocidos también
como los derechos de los pueblos, o los derechos de solidaridad, como la
autodeterminación, la independencia económica y política, la identidad nacional y
cultural, la paz, la Justicia internacional entre otros. Hasta ahí llegamos con la tercera.
Es cierto que los juristas internacionales ya desde hace algunos años están hablando
de una cuarta generación asociada a la tecnología y a la ciencia, pero vamos a parar
ahí, en la tercera, entonces tenemos los individuales, tenemos los sociales, y tenemos
aquellos solidarios que fueron reconocidos inicialmente por un acuerdo internacional,
se los conoce como los derechos africanos, que se suscribieron en Argelia en el año
1974.
Esos derechos a posteriori los toma Naciones Unidas, cobran legalidad, cobran esta
condición de norma que decía Bourdieu al principio de mi presentación, cobra
fortaleza, legalidad, posibilidad de ser reconocidos por los organismos internacionales.
Claudia señalaba también de alguna manera que cuando el Estado reconoce
derechos, cuando el Estado argentino allá por el año 66, 1966, reconoce la
declaración de derechos económicos y sociales, está diciendo sí al trabajo, sí a la
salud, sí al cuidado de la maternidad, sí a la educación libre y gratuita. Ahí Arturo Ilia
era presidente de la Nación, más luego le vino un golpe, de Juan Carlos Onganía, y
ese fue un claro momento, de, cercenamiento, de corte, de inhabilitación, de no
reconocimientos, de retroceso de derechos. Hablo de los derechos sociales y no es
que me olvido de los humanos; no me olvido de la violencia, no me olvido de la cárcel,
no me olvido de los asesinatos, siempre está ahí, lamentablemente.
Este reconocimiento de derechos económicos y sociales en la interna de quienes
escriben sobre derechos, generan obligaciones estatales, cosa que Claudia señalaba;
es más, a diferencia de los derechos civiles y políticos en los que el no hacer estatal,
es decir, el no detener, el no reprimir, el no desaparecer es una salvaguarda de
derechos. Es decir, fíjense esta capacidad, este juego de cintura que significa en los
civiles votá, en lo social…, no te detengo, no te torturo, no te reprimo ¿Si? En lo
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social, la posición es generar acciones para fortalecer el derecho a la salud, fortalecer
el derecho a la educación, y en este punto la Asignación Universal, que Claudia citaba,
es una arrogación de derechos.
Tengamos claro que los derechos generan obligaciones, pero significan de parte del
Estado inversión de recursos dinerarios, formación de profesionales, recursos de
proyección, cómo vamos hacia adelante. En realidad hay ese otro tramo que no
aparece, que los derechos generan gasto, aunque Cristina Fernández de Kirchner diga
genera inversión, genera erogación de recursos, para ser más ajustada y más correcta
en lo que quiero decir.
Puedo citar algunos nombres como Víctor Abramóvich, como Curtis, como Gargarella,
que son especialistas nuestros, a, Laura Pautasso, que trabajan esta perspectiva de
derechos sociales y por supuesto, Pilar Arcidiácono y Gustavo, que son luces en este
camino.
Estos derechos sociales, no desembarcaron en la Argentina de la dictadura,
desembarcaron pero fueron censurados, fueron reprimidos, fueron inhabilitados, y esto
le hizo daño al trabajo social, le hizo daño porque el nivel de operación era sobre un
deber ser que no estaba asociado a la práctica de derechos, sino que estaba asociado
a la ideología de los sectores dominantes. Cuando en la formación, en el trabajo
social, en los distintos eventos hablamos de las prácticas conservadoras, de la
vigencia o persistencia del modelo conservador, en mi opinión desagregado,
concretizado ese modelo conservador, es esto, por qué no hablábamos de derecho,
por qué no se enseñaba, no se incorporaba, no se elaboraba para llegar al cómo;
razones de interés de la clase dominante, claro está. Fíjense que ni siquiera la
reconceptualización en sus puntos, en sus documentos más duros hace referencia a
los derechos, a los Desaparecidos, o a los derechos humanos. En forma directa,
explícita, citarlo como plataforma de intervención, como plataforma de práctica, y esto
lo digo habiendo transpirado la camiseta. Trabajé algunos años y durante la dictadura
en particular, en un Tribunal de Menores que desaparecía pibes, que robaba pibes,
digo, de los quinientos nietos hubo algunos que tuvieron la infeliz suerte, o desgracia
mejor dicho, de pasa por este Tribunal. Ahí no había formato para opinar sobre los
derechos, porque no los conocíamos, ojo, no porque no quisiéramos, yo la realidad la
remé, no sé, desde algún lugar de, como digo por allí, desde la ética de las
convicciones, en realidad, el trabajo social, y acá Susana Cazzaniga, Susana, Gimena;
y Gimena López desde dos distintas generaciones y formaciones profesionales me
acompañaron cuando tuve que pensar estas cuestiones, hace un par de años cuando
me llamaron a declarar al juicio del plan sistemático. Y realmente Susana y Gimena,
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no sé si vino, me bancaron esa cosa insufrible de preguntas, y desde dónde respondí,
desde dónde produje estas pericias, y desde dónde interpreté por ejemplo que María
Ramírez, una niña cuyos padres eran combatientes que vivían en Quilmes, y que
fueron el caso de la madre, Vicenta Orrego, asesinada, y su padre preso nueve años,
sic, dice Marta Pons en ese momento, preso por montonero paraguayo y por desafiar
la Constitución, a tus hijos, los interno por estos nueve años. Esa es una visión del
grupo dominante que acompañó el desempeño y el ejercicio de la ley de patronato, y
acompañó, algunos colegas, no de la disciplina, pero algunos colegas trabajadores
compañeritos del Tribunal.
Y fíjense lo que es la cuestión especular, fíjense, una magistrada haciendo este
planteo, un paraguayo que desafía la Constitución, quédate preso a disposición por
nueve años; tres niños, tres hijos, cinco, bueno, de esa pareja, internados, diría la
magistrada Pons, internados en una institución. Y ahí, relación especular, ¿no?,
trabajo social y me voy por el camino de la intervención, relación especular diciendo
María Ramírez, una de ellas, de los tres chicos, diciendo, yo estuve desaparecida
nueve años, no estuve internada, estuve desaparecida. Esta es una cuestión que me
lleva a lo otro que quiero señalar, la relación especular que da cuenta de que algo tan
deseado, tan querido, tan amado, tan valorado por el trabajo social, y por las y los
trabajadores sociales, como es la intervención, hace algunos años, por suerte,
venimos hablando, a veces un poquito repetido debemos decir, pero está bueno de
todas maneras, porque significa, perdonen la grosería, culo en silla y usar la cabeza,
que significa, cuando María Ramírez dice: yo estuve diez años desaparecida, me está
diciendo, mirá el otro formato de la intervención, mirá mi subjetividad, no solo mi
historia de piba institucionalizada nueve años que finalmente pude irme a Suiza, mirá
ese otro tramo, mirá esa acción de intervención que no prescribió en su mundo
subjetivo. Insisto, y con esto quiero instalar el tema, es un latir permanente, de
aquellos que gestan la intervención de un Tribunal de Menores, disculpen la
denominación, ya no es más así, pero así era, que está diciendo, yo te interno y la
piba dice hoy, año 2013, yo estuve desaparecida, fíjense como esa intervención, esa
práctica, esa medida tutelar, esa medida, y paro ahí en tutelar, marca, sigue marcando
aquella intervención del Tribunal de Menores. Entonces, para ir cerrando en los cinco
minutos, que ya se estiraron, me quedó corto, quiero decir, cuando nosotros opinamos
acerca de la intervención, podemos citar a Carballeda, podemos citar a Cecilia
Aguayo, yo tributo en esta presentación al material de Cecilia Aguayo, qué quiero
decir, como dice el ahora proyecto, las intervenciones profesionales implican un alto
grado de responsabilidad social, ya que pueden poner en riesgo el modo, de modo
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directo la vida y los derechos de la población, como así mismo la salud, la seguridad,
los bienes o la formación de los ciudadanos.
Yo quisiera cerrar con esta perspectiva, sumando a lo que señalaba Claudia, decir, el
sentarnos, el pensar, el profundizar esta cuestión de los derechos, los derechos
humanos, los derechos sociales, los derechos que me parece son algo así como el
encantamiento del discurso del trabajo social.
Creo que estamos atravesando, tanto regionalmente como en los centros de
formación, en los colegios profesionales una etapa, un tramo que no es sumamente
seductor y sumamente interesante, interesante en el sentido productivo, de estos
desarrollos.
Me parece que hay que pensar esto, nosotros hacemos la ética, o pensamos en la
ética, o las éticas al momento de la intervención, no tenemos o si lo tenemos en
realidad a la hora de la intervención, del encuentro con el otro, me parece que librito lo
cerramos, y a veces también, voy a decir una barbaridad, cerramos el de los
derechos, pero me parece, manito en el corazón, en la cabeza, como diría Enrique
Pichón Riviére, creo que hay que tratar de ir articulando estas perspectivas.
Por eso, celebro profundamente el proyecto, recuerdo para todos y todas, y lo bajé de
la página de la UNER, debo decirlo también, que hay un manual para la formación de
trabajadores sociales, y un manual de escuela de trabajo social que se editó en el año
95, fíjense, y casi no lo conocemos, manual de, les digo la data precisa, manual para
Escuelas de Trabajo Social y Trabajadores Sociales, es de Naciones Unidas y del año
1995, es espléndido, porque presenta casos, permite trabajar cuestiones, y es un
compilado de toda la declaración, de todas las declaraciones de derechos realizadas
hasta el año 95; Manual para Escuelas de Trabajo Social y Trabajadores Sociales.
Cierro con una ultimísima reflexión, el trabajo social como disciplina se pronuncia
política e ideológicamente, fue mentira cuando nos dijeron que éramos así insípidos,
secos y objetivos, mentira. No es posible obviar que las reflexiones éticas se producen
en el momento de la intervención, el trabajo social actúa y delimita la intervención, el
problema objeto de intervención, toda esta línea que no voy a citar, cuando se origina
una situación disruptiva en el contexto inmediato de los sujetos y surge el
cuestionamiento, por ejemplo, ante la violencia ejercida contra esta niña o este niño,
qué decisión adopto, la que me dice mi jefa, la que desde mi ética de convicción estoy
pensando que es la que tienen que ser, cuál es el camino, digo, se abre sinceramente,
el camino se abre.
Qué pienso, qué propongo, con qué cuidados éticos y qué patrones culturales tuvo.
Frente a estos interrogantes que pueden multiplicarse al infinitum no podemos, como
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lo que decía antes, referir la ética, la deontología, sino las éticas, las deontologías que
pocas veces cristalizamos en una totalidad integrada y coherente.
El fetichismo normativo, la (ley) 26061, toda la ristra de leyes están re buenas, son la
plataforma, pero hay que abrirlas, hay que trabajarlas, hay que transpirarlas.
Bien, eso por ahora. Gracias por aguantar esta cosa.
DEBATE
CLAUDIA DANANI: Bueno, acá yo tengo dos preguntas. Una que lamentablemente
tengo pocas posibilidades de responder porque es muy específica, digamos, que es
una de colegas de Saladillo, que preguntan, o pregunta “¿cómo se cambia el formato
estatutario en el caso de las ONG´s? ya que se depende de comisiones directivas que
no tiene otro paradigma y son la patronal de las personas que escriben. Y plantean
que el tema es urgente”
A ver, sobre lo primero, sobre el formato estatutario no puedo responder porque la
verdad que es una cuestión de derecho civil, si ustedes quieren hay que ver cuáles
son las reglas, cualquier asociación civil tiene un reglamento y dos o tres normas que
tienen que, que tiene que cumplirse, que son reuniones periódicas, asambleas de
miembros y de socios, y que algunas de esos mecanismos se pueden trampear, si
quieren, eso es cierto, y lo conocemos, pero en todo caso lo que hay que hacer…, me
imagino que lo habrá que hacer es justamente demostrar el incumplimiento de las
normas; yo no puedo hacer asesoramiento jurídico, perdónenme que les diga, no es lo
mío.
La única cosa es, una cosa es el estatuto y otra cosa es que sea la patronal. Si es
patronal, y no está dicho en sentido figurado, sino que está dicho en sentido estricto,
que lo que hay es una relación laboral, entonces no tiene que ver con el estatuto de
nada, tiene que ver con derecho laboral. Y en ese caso entonces la vía es otra, la vía
no es el derecho civil, ni un abogado que haga civil, la cuestión es denunciar, me huelo
que por ahí debe venir la cosa, denunciar o traer, es decir, a través de una denuncia
traer a la luz el hecho de que hay obligaciones del empleador que no se están
cumpliendo.
Con esto lo único que puedo hacer es, que les puedo decir es eso, en todo caso
después podemos volver a conversar o seguir conversando.
Hay otra que dice, no sé si la estoy leyendo bien porque tengo alguna duda con la
letra, dice “respecto al avance o retroceso de la derecha ¿cuáles piensa usted temas
conquistados y cuáles retrocedido?”
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Bien, a ver, a mí sí me parece que si tomamos en la post crisis del 2001 – 2002 hay un
avance importante en el reconocimiento por lo menos, en el reconocimiento de la
existencia de derechos sociales. En primer lugar, y esto es un proceso que además
tengo que decir, no es privativo de Argentina, forma parte de una situación regional
felizmente compartida, felizmente compartida en sus fortalezas, desgraciadamente
compartida también en algunas de sus debilidades, pero no solo una cuestión
Argentina, en el aire voy diciendo.
En primer lugar reponer la noción misma de derechos sociales me parece que es un
avance, y no es un avance retórico, en el sentido de vacío, el reconocimiento de los
derechos en disputa, abre un campo semántico diferente, cuando yo decía al principio,
no es lo mismo discutir si pobres hubo siempre y por lo tanto que me van a venir a
decir a mí por el tomar una de las expresiones más emblemáticas de la década del 90
en boca de Menem, que hablar de los derechos del trabajo aún cuando esos
derechos, la realización de esos derechos del trabajo sea incompleta, débil,
fragmentada, aún con todo eso se abre una situación distinta, distinta porque eso
implica lo que yo creo que es un proceso de por lo menos puesta en cuestión y de
reversión de aquellas políticas del 90, y lo hago en particular respecto de los derechos
del trabajo, porque me parece que es lo más fuerte, lo más persistente. También
respecto de otros derechos sociales, creo que la consideración de un concepto de
derecho de ciudadanía para que vaya más allá de los trabajadores asalariados
formales, y eso es lo que hace la Asignación Universal por Hijo, que no es universal,
ya sé, que tiene condicionalidades, ya sé, tiene condicionalidades; pero que eso forme
parte de, repito, de un nuevo, un espacio de discusión y normativo diferente, y de un
proceso de mínima redistribución social me parece que esos son avances.
En este campo, en el campo de los derechos sociales y laborales, por separarlos de
esta manera, yo no sé si podríamos hablar de retroceso, sí de insuficiencia, sin
ninguna duda, hay avance en los derechos, en el reconocimiento de derechos
laborales, ¿son suficientes?, no, ¿están garantizados?, no, ¿alguien puede
asegurarlos?, no; este es el momento en el que yo digo que hay que pasar, digo que
viene una etapa central, es esta, no viene, es esta una etapa central de dejar, no dejar
de mirar las políticas, pero en lugar de celebrarlas, realizarlas en las instituciones,
porque de lo que se trata es de pensar que las condiciones de realización de esas
relaciones, es decir, de esos derechos ya no son solamente de autoridades, o de
políticas, sino también parte de los entramados sociales que han sido
extraordinariamente dañados; recién en voz baja decíamos, todo eso se complejiza
porque además formamos parte de una sociedad, no somos ajenos a ella, que no está
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demandando más igualdad, y eso, colegas, amigos, compañeras, lo que sea, nos
pone en una situación en la que hay que cargar con la discusión y la recuperación de
espacios más favorables.
FELICITAS ELÍAS: Un poco siguiendo la línea de las preguntas que tengo, hay
alguien acá, un colega o una colega, que dice, “en un Estado que promueve los
derechos, parece paradójico que la población se está volcando hacia lo tutelar, cuando
por ejemplo mucha gente acerca del tema de.., digamos, propone la baja de la edad
punible”.
Bueno, precisamente, digo, hablamos de una sociedad que no, no reúne condiciones
de homogeneidad en lo cultural, en lo social, en lo económico, ¿no es cierto?, digamos
que se ha destruido la matriz, los vínculos, los lazos solidarios, ¿no?, como dice Juan
Villarreal, en algún trabajo por allí, realmente sí parece paradójico pero no lo es.
Siempre es mucho más sencillo, ya esto lo decía Néstor, lo decía Perón, Marx, todos,
sentados en la misma mesa, digo, a la inequidad del capitalismo le tengo que buscar
algún chivo expiatorio, ellos lo decían mucho mejor que yo, debo señalar, pero
básicamente…, y cuál es un chivo expiatorio, y los chicos, y los que ni estudian, ni
trabajan, los que viven en los barrios populares, pero por suerte, digamos, por suerte o
por política precisamente esos a los que se pretende imputar tempranamente, están
pudiendo contestar, digo, ese dicho “ningún pibe nace chorro” me parece que pone
realmente una absoluta claridad en, bueno, en qué se está disputando y cómo se está
disputando. Esos sectores populares hoy tienen voz, tienen presencia, hablan, opinan,
pero es cierto, también va haber un falso ingeniero que proponga bajar la edad de
imputabilidad, y algún Gobernador, baja la edad de imputabilidad, porque hay
intereses sociales que así lo configuran.
Entonces, me parece que en trabajo social cuando tomamos la línea de las cuestiones
contradictorias, la tensión, bueno, esto es parte de la tensión, hay una parte de la
sociedad que está diciendo, bajemos la edad, los que tienen catorce son todos malos
y hay otro segmento que está diciendo no, tenemos que redistribuir, tenemos que
alcanzar condiciones de mayor equidad.
Digo, ustedes seguramente recordaran cuando allá por el año 19 se discutía la Ley de
Patronato Infantil; en realidad era un proyecto que había empezado a plantearse allá
por el año 1910, lo que pasa que como todavía había financiamiento externo, no había
tantos problemas, entonces el proyecto de ley se cajoneó. El proyecto se aprobó
creando un estado patronal en septiembre del año 19, con un señor, Luís Agote, que
salió a decir que en realidad muchos de los autores de todos los desmanes de la
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semana trágica eran los niños que dormían en los portales, es decir, cuando hoy
tenemos un falso ingeniero que dice lo que dice, o hace unos años en realidad, digo,
está reproduciendo aquello mismo, y está dando cuenta de esto, de la tensión y de los
intereses, es mucho mejor buscar un chivo expiatorio, que decir, bueno, en realidad
esta sociedad es excluyente, esta sociedad restringe la vida y la igualdad de
posibilidades.
CLAUDIA DANANI: Yo tengo acá tres, voy a empezar por una muy breve, pero que si
tengo que elegir, perdónenme el resto, quiero contestar esta. Dice “¿se debería sentir
excluido el colega que no está alineado a la política de turno? Siempre hay que estar
adherido en ambos casos, está entre comillas. Desde el…, mmm, no sé qué y
comunicación, ah, pensamiento y convicciones a estas políticas. Son colegas de Salta.
No, no solo uno no debería sentirse excluido, ninguno de todos los demás debería
permitir que se generaran condiciones de exclusión por el disenso. No hay ninguna
idea, ninguna idea y cada uno de nosotros tiene una, que merezca el silencio de ni
siquiera pronunciarla en el marco de los, de los, de las comunidades, de una
comunidad profesional, y no hay ninguna idea que se fortalezca en la exclusión de las
otras, por virtuosa que sea y por mala que sea la otra. Y me parece que este también
es uno de los riesgos, cuando yo dije al principio, y convoqué al desacuerdo, lo pensé
porque efectivamente cuando hay mucho acuerdo y hay mucha adhesión, que se hace
muy manifiesta es difícil levantar el dedo y decir, uy, pido gancho, yo con esa cosa no
estoy de acuerdo, pero esa es una posibilidad que tenemos tanta responsabilidad de
defender y de garantizarnos, no al otro, a cada uno de nosotros, como cualquiera de
las otras cosas cuando hablamos de los derechos. En este caso es una obligación,
tenemos que preservar las condiciones de la polémica y de la discusión, porque en la
vida social pasa igual que en la vida íntima, lo que no se habla se actúa, y encima el
otro tiene que interpretarlo, no viene a ser psicoanálisis social, como se podrán
imaginar no es lo mío, pero si hay algo que hay que hacer es precisamente, a ver,
cuantos más acuerdos creemos que tenemos, más posibilidades tenemos que abrir a
la manifestación del disenso, porque nunca es cierto que hay 100% de acuerdo, y que
además los otros son siempre unos cretinos, aunque todos somos humanos y aunque
a todos nos gusta creer que los que no están de acuerdo con nosotros son unos
desgraciados. Es así, es así, es humano, pero tenemos que auto vigilar nos esa
tendencia.
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SILVIA DEL MAZO: Con respecto al tema de la reconceptualización, que en su
momento, en el año 1994, en la Universidad del Comahue, en General Roca, se hizo
una jornada muy importante que el tema era reconceptualicemos la
reconceptualización. La reconceptualización fue muy importante en un momento, en
una época y en relación a una sociedad, que era en ese momento, y nos fue muy útil
tomar todos esos elementos y plantarnos ante lo que no estábamos de acuerdo para
opinar distinto. Pero también llegó un momento que los mismos reconceptualizadores,
esta palabra que yo le digo son de Natalio Kisnerman, él dijo, si queremos seguir
creciendo debemos reconceptualizar la reconceptualización, porque las cosas han
cambiado, tenemos que estar más cerca de la gente y defendiendo más los derechos
de la gente, o sea, lo que tenemos que procurar siempre no analizar las cosas en
forma estática y fuera del contexto, es decir, es procedente o no a aplicar la
reconceptualización ahora.
Bueno, ahora la reconceptualización la tenemos que reconceptualizar, y siempre
nuestra profesión tiene que ir a la vanguardia, porque las ideas generalmente se llevan
al papel bastante después que suceden, y nosotros que estamos en contacto con la
gente, somos los que podemos ir liderando las necesidades de la población.
Reconceptualizando todo el tiempo en beneficio de la población y ayudando a
nuestros colegas a que puedan ser.
FELICITAS ELÍAS: Bueno, yo por supuesto tengo algunas discrepancias con la
reconceptualización, pero será otro debate.
Alguien pregunta aquí “¿Cómo proponen trabajar las leyes con una mirada de política
social y políticas públicas?” Segunda parte de la pregunta, “¿Qué opinan del
neoliberalismo actualmente como base política de países?”
Bueno, obviamente nos hemos pasado creo la última década, o los últimos veinte años
criticando el neoliberalismo, pero digo, tenemos que ser conscientes que más allá de
las democracias en la Argentina, de las mutaciones en la región; la mutaciones en el
buen sentido, ¿no?, estos acuerdos, en todo caso regionales, mejoran, permiten un
cierto avance, digamos, en la patineta de los acuerdos políticos y culturales, pero digo,
el neoliberalismo no ha muerto, hay una frase que cita Daniel García Delgado, esto de
hay un niño que no termina de nacer y otro que no se termina de morir, bueno, a mí
me parece que pasa esto con el neoliberalismo ¿no?, es decir, no es que regio, chau,
listo, ya lo acostamos, a otra cosa mariposa.
Digo, Zygmunt Bauman, que ustedes saben es un señor sociólogo húngaro que tiene
una capacidad para escribir y producir totalmente envidiable, decía hace un tiempo
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que el Estado benefactor, lo está diciendo desde Europa, claro, no. El Estado
benefactor volvió para los ricos a los salones de exposición para lo cual se lo sacó de
las dependencias de los servicios a las que se los había relegado temporalmente sus
oficinas para evitar comparaciones odiosas. Quiero decir, el poder que, digamos, que
tiene el neoliberalismo está presente, digo, que lo hayamos encerrado en el placard un
poquito no significa que lo hayamos exterminado, de ninguna manera. Creo que en la
escucha cotidiana de noticias, incluso lo que preguntaban anteriormente, esta
pretensión de bajar la edad de imputabilidad, digo, es una perspectiva cultural, social,
claramente neoliberal.
Y agrego otra cuestión que decía Bauman, decía, lo que se olvida alegremente y de
forma estúpida, y lo escuchamos bastante seguido por la tele, en esa ocasión, es que
la naturaleza del sufrimiento humano está determinada por la forma en que las
personas viven. El dolor que en la actualidad se lamenta al igual que todo mal social,
tiene profundas raíces en la forma de vida que aprendimos, en nuestro hábito de
buscar créditos para el consumo, digo, me parece que está explícito, ¿no?, es decir, la
forma en que vivimos, la forma en lo que deseamos, en lo que queremos, en lo que
acumulamos, me parece que se, se traslucen, se transmiten, se producen prácticas y
modelos culturales que nos tienen permanentemente en tensión, por qué al trabajo
social y a los trabajadores sociales, porque estamos en eso que se llama realidad, que
es mutante, que es cambiante, ¿no?, que es conflictiva, como diría algún colega
marxista Húngaro, que no es Bauman precisamente.
Digo, es una cuestión cambiante permanente, el trabajo social en función de eso, de
su objetivo de intervención y de democratización tiene necesidad de cambio
permanente, pero ojo, no cambio que no signifique registro y reflexión, significa que
nuestro objeto, si vale la vulgaridad, en realidad muta, muta y hay fuerzas que están
explícitas y otras que no tanto. Bien, gasta acá.
CLAUDIA DANANI: Solo para no ser tan arbitraria, me piden una opinión sobre la
condicionalidad educativa en la Asignación Universal.
Es solo una oración brevísima, no me gusta, pero no tengo una propuesta mejor.
Creo que hay que seguir buscando otras formas para efectivizar el derecho a la
educación, que es también una educación de otros agentes, del Estado, y también de
las familias. Y ahí hay situaciones en conflicto, por eso digo, no me gusta como
mecanismo, como condicionalidad por lo que significa en términos de desigualdad,
discriminación, etcétera. Pero no tengo hoy una mejor, y como dije que había que
mejorar las instituciones me lo cargo como parte de las discusiones pendientes.
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FELICITAS ELÍAS: Me quedan dos preguntitas, una que dice, “en una intervención,
cuándo se puede decir que se resolvió bien la problemática”
Yo lo que le repreguntaría al o a la colega es qué papel juega para ella el sujeto, el
ciudadano, el actor o la actora, digamos, que está en esa situación problemática. Me
parece que ahí tendríamos un primer camino de respuesta. No puede seguir un rato
más, pero insisto, me parece que hay que considerar seriamente y profundamente la
opinión de los sujetos, de los actores de esa política, de ese programa.
Y una que dice “¿Cómo hacer valer esos derechos, cuando inclusive las instituciones
que representa el Estado son negados?”
En dónde trabajamos y también representamos, yo creo una cosa, un poco me parece
que está en la misma nota de lo que señalaba Claudia, yo creo que estamos en
proceso, digo, el Estado es un paquete muy grande, para decirlo en lenguaje de
esquina, y en realidad ha sufrido y ha padecido tanto el neoliberalismo como la
dictadura, entonces no pretendamos un Estado que de la noche a la mañana, del 10
de diciembre del 83 para acá, más allá de los esfuerzos de Alfonsín, en fin, digo, cito
primer Presidente constitucional, el Estado no muta fácilmente, digo, y en este punto,
bueno, creo que sí, y lo que yo considero favorable para empezar a buscar esta
resolución es que, qué vemos, un Estado que está en movimiento, digo, y lo digo no
solo por la presencia política regional, latinoamericana, el estado de leyes que citó
Alicia, sino por las prácticas y por las políticas, ¿no? A mí me parece que hay un
estado que está en movimiento, pero también nosotros somos el Estado, el problema
es cómo ejercitamos nuestros derechos en un proceso democrático, que es la primera
vez que nos toca y es tan largo.
Entonces, me parece que hay que ir mirando este proceso pero a la par opinando. A
mí me parece que este evento y todo lo se dijo hoy acá en relación a las políticas, a
los programas, las propuestas, las líneas de acción, están dando cuenta de
movimientos y no es un movimiento loco, un movimiento autista, me parece que es un
movimiento que encamina un Estado donde, como bien señalaba Claudia, no todo el
mundo pretende la solidaridad, la igualdad, achicar la brecha entre pobres y ricos,
convengamos que eso no es una, si bien es un deseo, un decir, una retórica, la
práctica dice que hay actores que esto no lo quieren jamás. Cuando uno se encuentra
con trabajadores en negro, digo, yo desde Buenos Aires lo leo en el diario, es decir,
peones que han estado cuarenta años cobrando miserias y sin tener un recibo salarial,
y me atormenta.
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Cuando escucho a Marta Pelloni, que me había olvidado, denunciar el robo de un par
de mellizos, muy cerca de por acá, y realmente me impresiona digo, tenemos bastante
tráfico de pibes, tenemos bastante de robo de niños, pero tenemos claro también que
esta condición de trata y esta transferencia de pibes, transferencia por no decir
apropiación de sectores pobres a sectores de clase media sigue siendo una práctica
social real.
Marta Pelloni denuncia hace cuatro días el robo de un par de mellizos, a una madre
que como es pobre, ignorante y no tiene micrófono de arranque le decían, no, ella no
estuvo embaraza, con lo cual decís, ésta está loca, no, no; la mujer estuvo
embarazada y parió mellizos ¿Dónde están los pibes? ¿Qué justicia interviene? ¿Qué
hacemos los colegas? Porque Marta dice, había una trabajadora social, ella dice
asistente social, que iba a tratar de convencerla a Virginia para que ceda los pibes,
digo, ¿es una práctica real aquí, ayer? Mellizos recién nacidos, nacidos en julio, que
no aparecen, eso es una práctica.
Por otro lado hay una política, la 26061, la Protección, el Centro de Vida, bueno, hay
alguno que no la compra a esa ley.