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UNIVERSIDAD DE MEXICO

PSICOANALISIS ABIERTO A LA DUDAIgor A. Caruso, Psicoanálisis para la persona, Seix-Barral, Barcelona,

1965. 241 pp.

ARMANDO SUÁREZ.

tomar conciencia de su función so­cial por la crítica del destino fami·liar. critica que oculta bajo unvocabulario pseudobiológico y me·canicista. Ello no quiere decir querecaigamos en el error de los quequieren construir una nueva socie·dad (o conservar la antigua) por elpsicoanálisis. Simplemente. quere­mos decir que el psicoanálisis sedirige a los hombres '1 les llamaa elegir su actitud social mediantela toma de conciencia de lo que nohan escogido voluntariamente:'

pos anexos. Y es que estas Rela·ciones Originales constituyen una"historia verdadera de las casas yfamilias de la provincia" de quevenimos hablando. Tal historia fuepreparada prácticamente por ordendel primer virrey de la Nueva Es­paña, don Antonio de Mendoza, quea la sazón necesitaba documentaciónfidedigna en qué apoyar la conce·sión de cargos y privilegios a losnobles de la raza sojuzgada por labota española.

Cuando en 1620 don Domin­go Francisco Chimalpahin (1579-c.1660) inició la tarea de escribir laobra, de "pintar sobre el papel"-decía él-, habían transcurrido se·tenta y tres años de venirse recopi­lando informaciones (casi comotomando notas, diríamos ahora)para ese objeto. El encargo habíarecaído originalmente, sin embargo,en otra persona versada en las co·sas antiguas, el juez de Amaqueme.can (cuna, casualmente, de Cuauh­t1ehuanitzin): don Andrés de SanXuchitototzin, quien en 1549 hizola primera de varias certificacioneslegales del material para entoncesacumulado. Resulta revelador queChimalpahin, el autor en definitiva(no obstante que -corno se descu­bre ahora- fue, más bien, el coor·dinador e íntérprete de los datos),haya tenido muchos asistentes o"informantes". Se ignora el porquédel cambio de autoría, pero es desuponerse que en ello pesó .el que

. don Domingo Cuauhtlehuanilzinhabía sido educado al modo occi­dental, precisamente en el conventode San Antonio Abad de México.Era, además, de la alta clase indí-

repetición y el aprendizaje, sobre laambigüedad de la moral, sobrela reificación de la sexualidad enlas perversiones y sobre las misti·ficaciones de ciertos espiritualismosde corte religioso. Por último, se·ñalemos la penetración '1 la valen·tía con que Caruso ha delimitado

la tarea del psicoanálisis respectoa la praxis social frente los intentosde aislarla totalmente del aconte·cer socioeconómico o de convertirlaen un ersatz de la auténtica acciónpolítico-social. "Tal vez podamosesperar que el psicoanálisis pueda

UTILIDAD DE LAS CRÓNICASFrancisco de San Antón Muñón Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, Relacio·

nes Originales de Chalco Amaquemecan, Paleografía, traducción delnáhuatl e introducción por S. Rendón, Prefacio de Angel Ma. GaribayK.• Fondo de Cultura Económica. México, 1965, 368 pp.

En días despejados pueden contem·plarse desde la ciudad de Méxicolos montes Iztaccíhuatl y Popoca·tépetl, sempiternas atalayas de lacapital y testigos mudos de gloriaspasadas y de tristes momentos delmal llamado Valle de México. Alos pies, casi, de esas "sierras neva·das". en el Estado de México, en·cuentra el turista -nota bullangue·ra que a diario punza la típicaplacidez de ese paisaje- diversospoblados con nombre en náhuatl:entre ellos figuran Chalco y. unpoco a la distancia, Amaquemecan(hoy, Amecameca) . Por una ironíadel destino, el primero de e os pue·blos es hoy más conocido por suspr¿ductos lácteos y el excelentemaíz de la región, que por la reciacultura que alll tuvo asiento muchoantes de que la gran Tenochtitlanempezara a existir siquiera.

La importancia particular que enotros tiempos adquirió esta provin­cia -que en lo civil dependía de laAlcaldía Mayor del propio Chalco,y en lo eclesiástico, del Arzobispadode México- se desprende de sóloconsiderar las fronteras de su alcan­ce geográfico: ya en el siglo XLU,

en efecto, llegaban aquéllas a sitiostan relativamente distantes que hoy,con otros nombres algunos, quedanen los Estados de Guerrero, Mi·choacán, Morelos, Puebla y Oaxaca,aparte del mismo Estado de Mé­xico; además, recibía tributo de unaparte del Estado de Hidalgo. En loque a las cercanías de la capital serefiere, dichos confines llegaban aXochimilco, cercanías de Tezcoco,

Cerro de la Estrella y aun a Chu·rubusco, elegante "colonia" capita­

lina de hoy.

El libro que nos da pie para estanota no es de prestancia física im·presionante; cobija, empero, un ri­quísimo contenido histórico, con nomenos datos de geografía y conabundante copia de información pa­ra los estudiosos de la etnografía,la religión indígena, la organizacióndel gobierno nativo, la estructurade la antigua sociedad y, en fin,para los especialistas en otros cam·

última instancia, psicología social,porque en todo acto humano estánsiempre presentes (como objeto deamor, odio, temor, etcétera) losotros hombres. Caruso ha demos·trado que la praxis psicoanalíticaes en substancia idéntica a la praxissocial anunciada por Márx comotarea de la filosofía futura: modi­ficación de la conciencia por elmundo y del mundo por la con­ciencia, en interacción dialécticadentro del devenir histórico social.De ahí que haya visto en la situa·ción psicoanalítica un modelo depraxis microsocial y en la antropo·logía psicoanalítica un personalismodialéctico.

Un testimonio vivo de esta evo·lución es el libro, recientementeaparecido en versión castellana,Psicoanálisis para la persona, quereúne articulos publicados origina­riamen te en francés desde 1952 a1962. Lo componen ocho ensayosque llevan los siguientes títulos:Símbolo y realidad.-La persona yel símbolo.-Un análisis de la opa·cidad.-Un mundo ambivalente.­Reificación de la sexualidad.-Mo·ral y alienación.-¿Es social el psicoanálisis?- Psicoanálisis y reli·gión.- Sigue una extensa serie denotas que actualizan y ampllan lasconsideraciones . expuestas en eltexto.

El autor reconoce, con un valorque no deja de impresionar aquien conoce el narcisismo profe.sional de los intelectuales, el ca­rácter provisional y hasta par·cialmente contradictorio de estosensayos. La lectura del capítulo JI.

dedicado a confrontar el simbolis­mo psicoanalítico con la gnosiscristiana de los primeros siglos. ydel capítulo .VIl, en que trata deoperar una integración recíprocade las perspectivas marxista y psi.coanalítica, dan pruebas del caminotranscurrido entre 1957 y 1961 Ydel desplazamiento de perspectivase intereses operado. Pero es estetestimonio de evolución personalsiempre abierta al diálogo y a laautocrítica uno de los mayores va­lores de este libro. En él se encuen­tran además formulaciones de unanitidez poco habitual sobre lasrelaciones entre la compulsión a la

L , B R O S

Cuando en 1954 apareció en tra­ducción española el primer librode Caruso, Análisis psíquico y sín­tesis existencial, causó verdaderasensación en amplios círculos espi­rituales. La obra representaba unensayo de apertura deÍ psiconálisisal mundo de los valores trascenden·tes, y de superación del positivismocientificista de los primeros tiem·pos apoyado en un exi tencialismocristiano que traducía las heridas., las esperanzas de la postguerra.Aquel libro sirvió para acortar dis­tancias entre el pensam:ento cató·lico y el' psicoanálisis; pero tam­bién sirvió para cataloga¡' a Carusocomo un espiritualista, "heterodoxoen psicoanálisis" por fidelidad auna "ortodoxia" religiosa: Algunosincluso (Dieter Wyss y . Martín­Santos, p. ej.) le emparejaron conViktor Frankl, de orientación ad·versa al psicoanálisis, para enjuiciaren su conjunto a una supuesta "es­cuela de Viena".

De entonces acá ha llovido mu­cho. Caruso ha experij~1.entado unaevolución muy honda y enrique.cedora. Sin renegar de sus orígenescristianos, sus preocupaciones sehan ido desplazando de la trascen­dencia a la inmanencia: el centrode sus investigaciones ya no es elhombre en una relación verticalcon la divinidad, sino como térmi­no (¿provisional?) de la evolucióny como sujeto de la historia. Caru­so no es un revisionista del freu­dismo ni ha inventado ningúnnuevo sistema. Su fidelidad al es­pIritu de Freud le ha liberado dela servidumbre de la letra. Locaduco en el biologismo freudianoera su instrumentación científicadecimonónica; pero sus intuicionesfundamentales pueden mantenersedentro de las perspectivas evolucio·nistas de un Teilhard y en conti­nuidad con esa nueva y fecundarama de la biología que es la Etolo·gía (estudio del comportamientoanimal comparado) .

Tampoco el pretendido indivi­dualismo freudiano es otra cosaque un prejuicio epocal que noinvalida el alcance social de losmás revolucionarios descubrimien­tos psicoanalíticos.. Freud llegó aafirmar que toda psicología es. en