SONATA DE UNOS PIES DESCALZOS La mañana se despereza en Novelda antes de que el silencioso sol se...

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SONATA SONATA

DE UNOS PIES DE UNOS PIES DESCALZOSDESCALZOS

La mañana se despereza en Novelda antes de que el

silencioso sol se asome por detrás de las pequeñas

montañas y sus rayos se extiendan acariciando los

tejados de las casas.

La mañana se despereza en Novelda antes de que el

silencioso sol se asome por detrás de las pequeñas

montañas y sus rayos se extiendan acariciando los

tejados de las casas.

Las mañanas son silenciosas,

todo vuelve a su lugar lentamente.

Por la calle pasan unos pies presurosos, la gente, dentro de las casas, escucha y sabe que es la Hna. Teresa Mira.

Por la calle pasan unos pies presurosos, la gente, dentro de las casas, escucha y sabe que es la Hna. Teresa Mira.

como cada día, como cada día, acude fiel a su cita con Jesús acude fiel a su cita con Jesús en la Eucaristía. en la Eucaristía.

como cada día, como cada día, acude fiel a su cita con Jesús acude fiel a su cita con Jesús en la Eucaristía. en la Eucaristía.

Doña Concha Sabater esconde en su casa al sacerdote Don Carlos López y a su criada Remedios Martínez.

Doña Concha Sabater esconde en su casa al sacerdote Don Carlos López y a su criada Remedios Martínez.

Son tiempos difíciles, la gente teme y se esconde

Son tiempos difíciles, la gente teme y se esconde

pero Dios sigue amaneciendo pero Dios sigue amaneciendo cada mañana cada mañana

en los corazones de muchos en los corazones de muchos y sus rayos se extienden y sus rayos se extienden

infundiendo consuelo infundiendo consuelo y esperanza.y esperanza.

pero Dios sigue amaneciendo pero Dios sigue amaneciendo cada mañana cada mañana

en los corazones de muchos en los corazones de muchos y sus rayos se extienden y sus rayos se extienden

infundiendo consuelo infundiendo consuelo y esperanza.y esperanza.

La Hna. Teresa llega como cada La Hna. Teresa llega como cada día, sonriente y amable a casa de día, sonriente y amable a casa de

doña Conchadoña Concha

Doña Remedios, un poco nerviosa, se acerca a la Hna. Teresa para sugerirle que se ponga otros zapatos,

pues los que lleva son muy ruidososy podrían delatarles

Doña Remedios, un poco nerviosa, se acerca a la Hna. Teresa para sugerirle que se ponga otros zapatos,

pues los que lleva son muy ruidososy podrían delatarles

además la casa está limpia y el barro se pega en los zapatos

y se mancha todo...

además la casa está limpia y el barro se pega en los zapatos

y se mancha todo...

La respuesta de Teresa es inmediata: -Tranquila, doña Remedios,

no volverá a pasar.

La respuesta de Teresa es inmediata: -Tranquila, doña Remedios,

no volverá a pasar.

Quién sabe de dónde habría heredado esos zapatos

la Hna. Teresa!

Quién sabe de dónde habría heredado esos zapatos

la Hna. Teresa!

Seguramente habrían pertenecido a alguien con un pie más grande que el suyo y se habría cansado de que todo el mundo girara la cabeza para ver quien pasaba con aquel ruido.

Seguramente habrían pertenecido a alguien con un pie más grande que el suyo y se habría cansado de que todo el mundo girara la cabeza para ver quien pasaba con aquel ruido.

Pero a la Hna. Teresa no le importó el número

de los zapatos cuando se los regalaron,

tampoco le dio importancia al ruido que hacían.

Pero a la Hna. Teresa no le importó el número

de los zapatos cuando se los regalaron,

tampoco le dio importancia al ruido que hacían.

Eran unos zapatos,el pie le entraba

Eran unos zapatos,el pie le entraba

le podían servir perfectamente para lo que normalmente sirven unos zapatos:

le podían servir perfectamente para lo que normalmente sirven unos zapatos:

proteger los pies de las piedras

y de los charcos y barrizales de los días de lluvia.

proteger los pies de las piedras

y de los charcos y barrizales de los días de lluvia.

¡Me vienen como anillo al dedo!-

diría la Hna. Teresa al recibirlos.

¡Me vienen como anillo al dedo!-

diría la Hna. Teresa al recibirlos.

Y con la misma unción y sencillez tanto recibía unos zapatos viejos como una sonrisa recién estrenada.

Y con la misma unción y sencillez tanto recibía unos zapatos viejos como una sonrisa recién estrenada.

Y la exdueña de los zapatos

se fue más contenta

por lo que acababa de recibir

que por lo que había dado.

Pues nadie se alejaba de la Hna. Teresa

sin descubrir o aprender algo.

Y la exdueña de los zapatos

se fue más contenta

por lo que acababa de recibir

que por lo que había dado.

Pues nadie se alejaba de la Hna. Teresa

sin descubrir o aprender algo.

La Hna. Teresa no había estudiado,

pero en ella la gente descubría

mucha sabiduría,

y de todos sabido

que la sabiduría

es la fuente de la alegría.

La Hna. Teresa transmitía esa sabiduría que no está en los libros

sino en la vida

en esa vida de la que ella cada día aprendía.

Por eso siempre estaba alegre, por eso su sonrisa no era una mueca vacía

Por eso siempre estaba alegre, por eso su sonrisa no era una mueca vacía

por que Dios se encargaba cada día de que Teresa recogiera y repartiera todas esas pequeñas lecciones que se esconden en medio de lo cotidiano y que poseen la magia de ir transformando a las personas.

por que Dios se encargaba cada día de que Teresa recogiera y repartiera todas esas pequeñas lecciones que se esconden en medio de lo cotidiano y que poseen la magia de ir transformando a las personas.

Al día siguiente, aún no había salido el sol,

cuando llegó como siempre al encuentro con Dios.

Al día siguiente, aún no había salido el sol,

cuando llegó como siempre al encuentro con Dios.

Pero ese día la señora Remedios puso unos ojos como platos; la Hna. Teresa estaba descalza y llevaba los zapatones en las manos.

Pero ese día la señora Remedios puso unos ojos como platos; la Hna. Teresa estaba descalza y llevaba los zapatones en las manos.

La Hna. Teresa supo suavizarla tensión y remordimiento que eso provocó en doña Remedios, que ignoraba que la Hna. Teresa no tuviera más zapatos.

La Hna. Teresa supo suavizarla tensión y remordimiento que eso provocó en doña Remedios, que ignoraba que la Hna. Teresa no tuviera más zapatos.

Seguramente terminarían riendo; -pues por algo soy Descalza-diría la Hna. Teresa

Seguramente terminarían riendo; -pues por algo soy Descalza-diría la Hna. Teresa

con ella todas las cosas terminaban en son de paz,

con ella todas las cosas terminaban en son de paz,

a pesar de que el país en este momento estuviera en son de guerra.

a pesar de que el país en este momento estuviera en son de guerra.

Aquellos zapatones tuvieron la suerte de ser testigos de las huellas evangélicas que dejaba Teresa por la vida.

Aquellos zapatones tuvieron la suerte de ser testigos de las huellas evangélicas que dejaba Teresa por la vida.

Seguramente habría quien descubriría

en el ritmo del ruido de esos pasos el ritmo del corazón de Dios

que una vez más, a través de Teresa,

se hacía más humano y más cercano.

Seguramente habría quien descubriría

en el ritmo del ruido de esos pasos el ritmo del corazón de Dios

que una vez más, a través de Teresa,

se hacía más humano y más cercano.

Ojalá hoy pasaran por nuestras calles muchos zapatos haciendo ruido, anunciando que van al encuentro de Jesús.

Ojalá hoy pasaran por nuestras calles muchos zapatos haciendo ruido, anunciando que van al encuentro de Jesús.

Ojalá hoy pasaran por nuestras calles muchos pies descalzos de todo aquello que no es importante ni necesario.

Ojalá hoy pasaran por nuestras calles muchos pies descalzos de todo aquello que no es importante ni necesario.

Seguramente habría más carasSeguramente habría más caras con sonrisas como las de Teresacon sonrisas como las de Teresa

Dicen que en el cielo, en un ladito del umbral de la puerta,

hay unos zapatones viejos.

Dicen que en el cielo, en un ladito del umbral de la puerta,

hay unos zapatones viejos.

Un curioso le preguntó a San Pedro

que de quién eran aquellos zapatos.

Un curioso le preguntó a San Pedro

que de quién eran aquellos zapatos.

San Pedro le respondió: - Son de una monja que subió con zapatos y todo.

San Pedro le respondió: - Son de una monja que subió con zapatos y todo.

Pero al llegar quiso descalzarse, pues no quería andar

por el cielo haciendo ruido.

Pero al llegar quiso descalzarse, pues no quería andar

por el cielo haciendo ruido.