Post on 27-Jun-2015
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El Colegio de Michoacán A. C.
Centro de Estudios Arqueológicos
Análisis contextual para la interpretación de los petrograbados de las
islas del Lago de Pátzcuaro
Tesis para optar al grado de maestra en Arqueología
Lilian Tatiana Gómez Mussenth
Directora: Dra. Claudia Espejel Carbajal
Asesoras: Dra. Aida Castilleja
Dra. Agapi Filini
Michoacán, México, Septiembre, 2010
2
A mi familia, quienes desde la distancia,
me hicieron seguir adelante con su ternura
y cariño.
3
AGRADECIMIENTOS
Mis más sinceros agradecimientos a Claudia Espejel, quien desde un inicio me ofreció su
confianza y quien con su conocimiento supo cómo dirigir todo este arduo proceso, a ella le debo el
haber aplicado una buena metodología y haber sido muy sistemática en mis datos y análisis. A mis
asesoras Aida Castilleja y Agapi Filini, quienes con su sabiduría me hicieron comprender y
profundizar en muchos aspectos metodológicos y teóricos, y quienes me motivaron a continuar y
mejorar cada vez más la tesis. Al profesor Efraín Cárdenas, por creer en mí y en mi trabajo desde
el principio, por sus acertados comentarios y apoyo académico. A Marco Antonio Hernández, por
recibirme siempre y ofrecerme su ayuda con la elaboración de los mapas. A Esteban Sánchez por
la producción de la base de datos en Access.
Durante todo mi proceso en la maestría y en el desarrollo de la tesis, he contado con el
apoyo y confianza incondicional de Alejandro Olmos, quien me ha ayudado no solo
académicamente, sino que me ha ofrecido su amistad y cariño sincero. Con él compartí largas
jornadas de trabajo y alegrías, y creo que mejoramos mutuamente nuestros proyectos.
Desde el inicio de los recorridos en la isla de Janitzio, la Sociedad Cooperativa de
Promoción de Servicios Turísticos del lago de Pátzcuaro, con su director Tata Luis, me brindaron el
servicio de transporte sin ningún interés. Muy primordialmente agradezco, al señor Narciso Reyes
Encarnación, quien me acompañó en varias ocasiones en los recorridos y me hizo ver las
diferentes caras de la isla de Janitzio, de sus pobladores y de su historia. Además, colaboró en el
registro de los petrograbados, junto con los niños del barrio San Nicolás, quienes con su
entusiasmo y jovialidad, me enseñaron sobre Janitzio. Al señor Antonio Reyes, por permitirme ver y
fotografiar sus colecciones y a Gregorio Campos, poblador de Pacanda, quien me brindó
información sobre su comunidad y me permitió comprender el mundo de un isleño. Al igual el señor
Antonio, exjefe de tenencia de Tecuena, quien de manera desinteresada me apoyó en los
recorridos y me hizo entender las diferentes problemáticas y proyectos a futuro de su comunidad.
Durante los recorridos en Urandén de Morelos me acompañó el señor Rogelio Cristóbal Quirino,
quien me ayudó y transportó hacia su isla.
Agradezco al CONACYT, por otorgarme una beca completa durante estos dos años y al
COLMICH y CEQ, por abrirme las puertas en su comunidad académica y por el apoyo económico
de los últimos dos meses.
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ÍNDICE
Agradecimientos
Introducción 14
Capítulo primero: Planteamiento de la investigación y antecedentes 18
1.1 Problema de investigación 18
1.2 Marco teórico 19
1.3 Metodología 26
1.4 Investigaciones arqueológicas en la cuenca de Pátzcuaro 29
1.5 Estudios en torno a las manifestaciones rupestres de Michoacán 35
Capítulo segundo: La Cuenca de Pátzcuaro y las islas 41
2.1 Ubicación y consideraciones ambientales 41
2.2 Historia natura 44
2.3 Las islas: contexto geográfico 45
2.3.1 Contexto social 49
2.4 Las islas según la Relación de Michoacán 65
2.4.1 Actividades económicas 66
2.4.2 Estructuras 68
2.4.3 Los dioses 71
2.5 Evidencias de ocupación 73
Capítulo tercero: Análisis de los petrograbados 85
3.1 Distribución espacial 85
3.1.1 Janitzio 86
3.1.2 Pacanda 95
3.1.3 Urandén de Morales y Urandén de Morelos 98
5
3.1.4 Tecuena 99
3.1.5 Yunuén 101
3.1.6 Xarácuaro 102
3.2 Dimensión y orientación 104
3.3 Análisis iconográfico 106
3.3.1 Diseños Antropomorfos 113
3.3.2 Diseños Zoomorfos 116
3.3.3 Diseños Geométricos 117
3.3.4 Esculturas 122
3.3.5 Técnicas 124
3.3.6 Diseños Coloniales 125
3.3.7 Distribución de los diseños en Janitzio 126
Capitulo cuarto: El paisaje y la función de los petrograbados 130
4.1 Lugares de culto y/o espacios sagrados 131
4.2 Función de los petrograbados 137
4.2.1 Rituales relacionados con el agua y el viento 138
4.2.2 Observación del paisaje y los puntos cardinales 143
4.2.3 Cuentas calendáricas 149
4.2.4 Representación de personajes 150
4.2.5 La observación del cielo 151
4.3 Análisis iconográfico regional y asociaciones locales 154
4.3.1 Los afloramientos rocosos 154
4.3.2 Los janamus 160
5. Conclusiones 165
6
Anexos 170
Plan de sensibilización para la divulgación y protección 170
Cedula y Manual de registro 182
Síntesis de la Base de datos 190
Bibliografía 213
7
Lista de figuras
Figura 1. Mapa de sitios excavados y sitios arqueológicos de la Cuenca de Pátzcuaro 25
Figura 2. Territorio tarasco en 1522 27
Figura 3. Mapa de la Cuenca de Pátzcuaro y sus islas 34
Figura 4. Fotografía aérea de las islas de Janitzio, Tecuena, Tecuenita y Xarácuaro 35
Figura 5. Mapa de Beaumont (1540) de la Cuenca de Pátzcuaro 40
Figura 6. Mapa de Eduard Seler de la Cuenca de Pátzcuaro 41
Figura 7. Pescadores de Janitzio- red de mariposa 42
Firgura 8. Redes para pescar- Urandén de Morelos 43
Figura 9. Isla de Janitzio, atrás cerro del Tzirate 44
Figura 10. Torre – iglesia de Janitzio 45
Figura 11. Inscripciones en piedra – iglesia de Janitzio 45
Figura 12. Altar del barrio San José 46
Figura 13. Janitzio (el muelle y la estatua Morelos) 46
Figura 14. Carnaval en Janitzio 47
Figura 15. Huares de Janitzio 47
Figura 16. Fabricante de sombreros de palma 48
Figura 17. Mujeres de Xarácuaro 48
Figura 18. Isla de Xarácuaro 49
Figura 19. Templo de San Pedro-Xarácuaro 50
Figura 20. Bajorrelieves de la torre- templo de San Pedro 50
Figura 21. Isla de Pacanda 51
Figura 22. Elaboración de una red para pescar 52
8
Figura. 23 “Cenote sagrado“ en Pacanda 52
Figura 24. Isla de Yunuén 53
Figura. 25 Santuario de las garzas- Yunuén 53
Figura 26. Jacarandas en Yunuén 53
Figura 27. Isla de Tecuena 54
Figura 28. Iglesia de Tecuena 54
Figura 29. Muelle norte- Tecuena 54
Figura 30. Islote de Tecuenita 55
Figura 31. Urandén de Morelos 56
Figura 32. Manantial de Carían 56
Figura 33. Isla de Xarácuaro y pescador con su red 60
Figura 34. Estructuras de las islas 61
Figura 35. Isla con “tesorería” 62
Figura 36. Diosa Xaratanga 63
Figura 37. Fisga para cazar patos 66
Figura 38. Anzuelo 66
Figura 39. Fragmento de pipa 67
Figura 40. Pipa tarasca en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York 67
Figura 41. Tiestos y fragmento de pipa 67
Figura 42. Caciques con pipas (lámina de RM, fragmento) 67
Figura 43. Tiestos de Xarácuaro 68
Figura 44. Obsidiana de Xarácuaro 68
Figura 45. Tiestos de Pacanda 70
9
Figura 46. Obsidiana verde 70
Figura 47. Artefactos de colección particular 70
Figura 48. Patojo en miniatura 70
Figura 49. Olla Tarasca con motivos geométricos 71
Figura 50. Material de superficie de Tecuenita 72
Figura 51. Fragmentos de obsidiana de Tecuenita 72
Figura 52. Fragmento de figurilla- Tecuenita 73
Figura 53. Figurilla de Erongáricuaro 73
Figura 54. Fragmento de figurilla- Tecuenita 73
Figura 57. Pipas de Urandén de Morelos 75
Figura 58. Metatito en piedra 75
Figura 59. Gráfica de distribución de petrograbados por islas 77
Figura 60. Mapa de distribución de los petrograbados de Janitzio 80
Figura 61. Petrograbado JAN- 51 82
Figura 62. Petrograbado JAN- 52 82
Figura 63. K’uillichi (JAN-6) 83
Figura 64. Desde Huarache 83
Figura 65. Conjunto en Tzirini 84
Figura 66. Conjunto- antiguo mirador 85
Figura 67. Cabeza antropomorfa (JAN- 74) 85
Figura 68. Lugar del petrograbado JAN -80 86
Figura 69. Desde el mirador 86
Figura 70. Petrograbado JAN- 80 86
10
Figura 71. Petrograbado JAN- 81 86
Figura 72. Mapa de distribución de los petrograbados de Pacanda 88
Figura 73. Lugar petrograbado PAC- 13 89
Figura 74. Diseño antropomorfo (PAC-13) 89
Figura 75. Camino en piedra (PAC-12) 90
Figura 76. Muro de contención que rodea a Pacanda 90
Figura 77. Presencia de material arqueológico en Urandenes 91
Figura 78. Conjunto muelle norte 92
Figura 79.(TEC – 6), al fondo Janitzio 92
Figura 80. Mapa de distribución de petrograbados en Tecuena y mapa de Tecuenita
con material arqueológico 93
Figura 81. Petrograbado (YUN – 1) 94
Figura 82. Petrograbado (YUN- 2) 94
Figura 83. Mapa de distribución de los petrograbados en Yunuén 94
Figura 84. Mapa de distribución de petrograbados en Xarácuaro 95
Figura 85. Ubicación del petrograbado (XAR- 4) 96
Figura 86. Petrograbado (XAR- 4) 96
Figura 87. Gráfico de lados grabados 97
Figura 88. Petrograbado (JAN-1) 98
Figura 89. Petrograbado (PAC-16) 98
Figura 90. Petrograbado (PAC-15) 98
Figura 91. Petrograbado (PAC-19) 98
Figura 92. Petrograbado (JAN-61) 102
11
Figura 93. Petrograbado (JAN-80) 102
Figura 94. Petrograbado (TEC-5) 102
Figura 95. Gráfica tipos de diseños 104
Figura 96. Tabla cuantitativa de los grupos prehispánicos 105
Figura 97. Tabla diseños antropomorfos 108
Figura 98. Petrograbado del achoki (JAN 42) 109
Figura 99. Achoki 109
Figura 100. Tabla diseños circulares 109
Figura 101. Tabla diseños lineales 110
Figura 102. Tablas resumen- diseños espiraloides 112
Figura 103. Tabla tipos de oquedades 113
Figura 104. Tabla tipos de cuadrados 114
Figura 105. Tabla tipos de esculturas 116
Figura 106. Tabla cuantitativa diseños coloniales 117
Figura 107. Tabla tipo de diseños coloniales 118
Figura 108. Distribución de los diseños más representativos en Janitzio 121
Figura 109. Escultura encontrada en cueva- Janitzio 127
Figura 110. Escultura de Janitzio 127
Figura 111. Acto de penitencia en una cueva (RM) 128
Figura 112. Desde la cueva-Janitzio 129
Figura 113. Cueva del barrio San Nicolás- Janitzio 129
Figura 114. “Tlaloc”- JAN-47 131
Figura 115. Ojos de “Tlaloc” - JAN-61 131
12
Figura 116. “Tlaloc” - JAN-38 131
Figura 117. Petrograbado (JAN-42) 133
Figura 118. Petrograbado (JAN-36) 133
Figura 119. Petrograbado (JAN-40) 133
Figura 120. Petrograbado ( JAN-37) 133
Figura 121. “Ojo de agua” (JAN-73) 135
Figura 122. Petrograbado (TEC-1) 135
Figura 123. Petrograbado (JAN- 66) 135
Figura 124. Petrograbado (JAN-5) 137
Figura 125. Petrograbado (JAN-6) 137
Figura 126. Petrograbado (JAN-7) 138
Figura 127. Juego de los “palillos” 139
Figura 128. Tableros de Tecuena 140
Figura 129. Petroglifo- Cerro del Sombrero 140
Figura 130. Petrograbado (JAN-62) 140
Figura 131. Petrograbado (JAN-74) 140
Figura 132. Petrograbado (JAN-59) 140
Figura 133. Petrograbado (JAN-51) 142
Figura 134. Petrograbado (JAN-60) 142
Figura 135. Petrograbado (PAC-5) 142
Figura 136. Petrograbado (JAN-36) 142
Figura 137. Petrograbado (JAN-31) 142
Figura 138. Petrograbado (JAN-36) 142
13
Figura 139. Petrograbado (JAN-81) 144
Figura 140. Petrograbado (JAN- 77) 144
Figura 141. Petrograbado (JAN- 37) 144
Figura 142. “Tlaloc”, registrado por Faúgere 147
Figura 143. “Tlaloc” cerro de Chichimecas 147
Figura 144. Vasija con espiral- Museo de Tzintzuntzan 148
Figura 145. Tiesto con espiral- Tecuenita 148
Figura 147. Chupitiripeme 149
Figura 148. Petrograbado (JAN-59) 149
Figura 149. Petrograbado (JAN- 59) 150
Figura 150. Antropomorfo Tzintzuntzan 150
Figura 151 petrograbado – Tzintzuntzan 150
Figura 152 Petrograbado (TEC- 3) 151
Figura 153. Petrograbado (JAN- 71) 151
Figura 154. Petrograbado de Tzintzuntzan 151
Figura 155. Petrograbado (JAN-1) 153
Figura 156. Petrograbado (XAR- 1) 153
Figura 157. Petrograbado ( PAC- 15) 153
Figura 158. Petrograbado ( PAC- 16) 153
Figura 161. Petrograbados utilizados para construcción- Janitzio 164
Figura162 Petrograbado removido- Pacanda 164
Figura 163. Los niños y niñas participando en el registro – Janitzio 166
Figura 164. Juego “Palillos”- Tecuena 169
14
INTRODUCCIÓN
El tema que voy a desarrollar en el siguiente documento tiene como interés
principal, comprender la función social que tuvieron los petrograbados de las islas
del lago de Pátzcuaro para las culturas prehispánicas. Se mostrará este tipo de
manifestación identificado en las islas del lago de Pátzcuaro (Pacanda, Tecuena,
Yunuén, Xarácuaro y Urandén de Morelos), pero más específicamente en Janitzio.
Argumentaré que las manifestaciones rupestres son marcadores culturales que
dejaron las culturas del pasado en donde plasmaron sus ideas y su forma de
relacionarse con el entorno. En este sentido, los petrograbados de las islas,
muestran la importancia del paisaje para estas culturas y cómo así mismo se
volvieron parte de su entorno cultural.
En este trabajo tomaré como eje principal el análisis de los diversos
contextos en que estos petrograbados se encuentran. A partir del análisis
espacial-geográfico, de su distribución y su propio entorno ambiental y lacustre, se
podrá vislumbrar una serie de información sobre por qué se escogieron esos
lugares y cuál fue el objetivo de grabar piedras en estas islas. Por supuesto que
cuando se habla de petrograbados se debe pensar en que están comunicando
algo, que se realizaron con la idea de dejar algún mensaje y transmitir conceptos o
ideas. Sin embargo, pueden cumplir diversas funciones en diferentes épocas,
dependiendo en gran medida del lugar donde se ubican. Algunos espacios eran
propicios dadas sus características para realizar rituales, tal es el caso de las islas,
que debido a su ubicación en el lago, su formación geográfica, su riqueza
ambiental y por ser puntos estratégicos tanto política como económicamente,
fueron utilizadas para realizar rituales.
A partir también del análisis de otro tipo de contextos como el histórico y
arqueológico, se pueden encontrar más evidencias del uso que tuvieron y cómo
estas culturas aprovecharon estas piedras y algunos espacios para realizar
actividades rituales y para manifestar una serie de ideologías religiosas y políticas;
a la vez, cómo estos rituales reflejaban parte de su cosmovisión, de su forma de
15
ver el mundo y la importancia de ciertos espacios considerados estratégicos en
sentido económico y en un sentido sacro. Con ello, los petrograbados fueron y
siguen siendo objetos culturales que pueden expresar imaginarios y creencias
relacionadas con el propio entorno cultural en el que se encuentran, con la
naturaleza y con puntos estratégicos del paisaje.
La necesidad de registrar y estudiar los petrograbados de las islas se
justifica, no solo porque son parte del patrimonio cultural regional y porque tienen
un valor estético, sino también porque materializan el pensamiento y muestran
diferentes aspectos sociales y culturales de la sociedad que los realizó. Registrar
los petrograbados, comprender cuál fue su función y su significado, es además el
primer paso para llevar a cabo futuras labores de difusión y para implementar
diversas medidas para su protección.
En el capítulo 1 de este texto se plasman los planteamientos centrales, los
enfoques teóricos y metodológicos con que se realizó este trabajo, con la intención
de que el lector comprenda desde el inicio en qué consiste el argumento central de
la tesis, la comprobación de la hipótesis y la manera en que se desarrolló el
trabajo. Al igual, se explica cómo se realizó el registro de los petrograbados, la
importancia del contexto, de la participación de las comunidades en este proceso y
las diversas técnicas utilizadas en campo.
También en este capítulo se exponen los antecedentes de investigación de
los trabajos arqueológicos previos que se han realizado en las islas, que cabe
aclarar, son pocos; y en general la arqueología de la Cuenca de Pátzcuaro,
tratando de rescatar las principales propuestas y resultados de estos proyectos.
Por otro lado, se incluyen los trabajos enfocados en el estudio y registro de las
manifestaciones rupestres, pero abarcando un área más amplia, que es todo
Michoacán. Aquí se rescatan solamente algunos de estos trabajos y se trata de
identificar sus metodologías y argumentos centrales.
En el capítulo II se analizan los contextos geográfico–ambiental,
etnográfico, histórico y arqueológico que ayudarán a interpretar los petrograbados.
16
Se trata de comprender dónde se encuentran los petrograbados y el entorno que
los rodea; las características geológicas y topográficas de las islas y en sí del tipo
de formación rocosa en que se realizaron estas manifestaciones. Es importante
observar el espacio físico que está alrededor de las islas, el mismo lago y su
importancia económica como fuente de recursos naturales básicos para la
subsistencia; los cerros que las circundan y la importancia de estos espacios
dentro de la cosmovisión de las culturas prehispánicas.
Así mismo, se proporcionan datos sobre la historia de las islas y los grupos
que se asentaron ahí tomando como fuente principal La Relación de Michoacán,
por ser el documento histórico más importante para conocer la historia de las
culturas prehispánicas de esta región. De esta fuente se rescatan una serie de
datos económicos, religiosos, políticos y sociales de los primeros grupos que se
asentaron en las islas hasta la llegada de los chichimecas. También se verá
reflejado el proceso de aculturación entre los isleños y los tarascos, cómo van a
compartir ideologías y la existencia de estrategias políticas para su subsistencia.
Como parte final de este capítulo se incluye un análisis sobre el material
arqueológico identificado durante los recorridos de las islas. Toda esta evidencia
se analiza para conocer su posible cronología, su relación cultural con algún grupo
y establecer las características de este tipo de material; se plantea una posible
explicación de por qué se encuentran estos objetos en esos espacios, y de su
relación con algunos petrograbados. En este apartado se realiza una comparación
con otras piezas provenientes de otras localidades como Tzintzuntzan que fueron
excavadas por arqueólogos en años anteriores.
En el capítulo III se desarrolla el análisis de la distribución de los
petrograbados, con uno de los componentes más importantes de esta
investigación, el paisaje. En primer lugar se trata de entender en qué lugar se
encuentran dentro de las islas y su relación con el paisaje; su orientación no solo
hacia los puntos cardinales sino hacia puntos estratégicos. Seguido a esto, se
realiza el análisis cuantitativo, para determinar cuantos petrograbados se
17
identificaron; al mismo tiempo el análisis iconográfico, que consiste básicamente
en la clasificación y descripción del tipo de diseños que se observaron en los
petrograbados. Se hace entonces una división de los motivos a partir de su forma
y se tienen en cuenta al igual, los coloniales y los que se realizaron con otra
técnica, que en este caso son las esculturas. Un componente importante de este
apartado es el análisis de los motivos distribuidos por conjuntos, sus
particularidades y recurrencias. Ya desde este capítulo se trata de exponer la
función que cumplieron estos petrograbados a partir de su análisis iconográfico y
espacial.
El capítulo IV se centra primordialmente en dos temas: primero se expone
una propuesta interpretativa que se convierte en el argumento central de la
comprobación de la hipótesis. Para esto se determinaron algunos contenidos
desarrollados a partir del análisis iconográfico y espacial, teniendo como punto
central la función principal que tuvieron los petrograbados de las islas y su relación
con el paisaje. En este mismo capítulo se comparan los motivos de las piedras
grabadas con otros contextos arqueológicos, para argumentar sobre la existencia
de un sistema de símbolos compartido en la Cuenca de Pátzcuaro, en las mismas
islas y en todo Michoacán. Así como para observar la similitud de símbolos entre
los petrograbados de mi región de estudio y otras áreas con este tipo de
manifestación rupestre.
En la parte final de este documento se anexa un resumen sobre el estado
de conservación en que se encuentran los petrograbados y a partir de ello se
expone una propuesta de protección y preservación, acorde con las necesidades y
características propias de estas comunidades. Esto debido a que los
petrograbados se encuentran en áreas abiertas y disponibles para todas las
personas; son vulnerables a diversos factores que los alteran, descontextualizan o
destruyen, motivada en parte porque la población desconoce su importancia y
significado; además de los factores ambientales que también los arruinan, como el
aire, agua, sol y en este caso las corrientes de agua del lago.
18
CAPÍTULO 1
Planteamientos de la investigación y antecedentes
1.1 Problema de investigación
A partir de los estudios sobre manifestaciones rupestres se han producido todo
tipo de hipótesis en cuanto a sus posibles significados y contenidos, y se han
enfatizado diferentes formas de interpretarlas y verlas. En el estado de Michoacán
se han identificado abundantes manifestaciones de este tipo, representadas en
rocas, aleros y cuevas, muchas se destacan por su calidad artística y al mismo
tiempo por su gran valor cultural e histórico. Por ello, se han realizado una serie de
investigaciones surgiendo diversos enfoques interpretativos y metodológicos, que
nos muestran la abundancia y diversidad de representaciones plasmadas en estas
piedras.
Sin embargo, al desarrollar este tipo de estudios, nos enfrentamos
generalmente a una serie de problemáticas, pues regularmente no se cuenta con
otro tipo de elemento arqueológico para asociarlo o porque no se sabe qué grupo
cultural los realizó, además de la dificultad de fecharlas. En términos generales ha
habido poco interés por investigarlas y tratar de comprender su función social y
significado. A pesar de los esfuerzos realizados por algunos investigadores en el
estado de Michoacán hacen falta más investigaciones de este tipo, al igual que en
la Cuenca de Pátzcuaro, puesto que han sido pocos los municipios en donde se
han realizado registros sistemáticos y estudios rigurosos enfocados a las
manifestaciones rupestres.
Caso similar ocurre con los petrograbados de las islas del Lago de
Pátzcuaro, que no se sabe con exactitud qué tipo de sociedad los elaboró ni en
qué época. Al igual, han sido escasos los proyectos arqueológicos desarrollados
en estas comunidades y mucho menos, ha habido registros ni estudios previos de
sus petrograbados. Debido a esto y a la poca información que se tiene sobre los
grupos que las habitaron o que elaboraron dichas manifestaciones, surgió la idea
19
de emprender su estudio. Los petrograbados de las islas cuentan con
características particulares ambientales y culturales que los hacen especiales. Los
grupos que los elaboraron representaron o plasmaron en ellos sus pensamientos,
su relación con el paisaje y se les debe considerar como una forma de
comunicación. “Las manifestaciones rupestres son de carácter ideo-técnico, es
decir, que reflejan la cosmovisión de una sociedad determinada. Por tanto, pueden
observarse características ideológicas y tecnológicas en cada una de estas obras”
(Torreblanca 2000: 16).
Al estudiar las manifestaciones gráficas podremos obtener diversidad de
información sobre el contexto social, político, económico, simbólico y religioso de
los grupos prehispánicos. Podremos conocer valores materiales incalculables
acerca de las formas complejas de interrelacionarse con el mundo y con sus
semejantes, hasta las más elementales formas de vivir en sociedad, además de
las posibles interacciones que pudieron tener con otros grupos culturales de la
época. Por lo pronto, el objetivo de esta investigación es dar a conocer las
manifestaciones gráficas rupestres de las islas del lago de Pátzcuaro y tratar de
entender cuál fue la función social que cumplieron para los grupos que las
produjeron a partir del contexto en el que se encuentran y el tipo de diseños que
contienen.
1.2 Marco teórico
Los estudios sobre manifestaciones rupestres han tenido diversos enfoques,
desde considerárseles como arte mágico y religioso u otros aportados por la
psicología, donde se han implementado propuestas teóricas que van desde la
aplicación de la Gestalt hasta aquellas que basan la interpretación en la
comparación de sociedades primitivas y la conducta infantil (Viramontes 1999: 28).
Otro tipo de estudios ha sido desde el campo de la semiótica, en los cuales se
considera esta expresión como un proceso comunicativo detrás del cual hay un
sistema de significación susceptible de interpretación (idem. 32). Al igual, el
enfoque que deriva de la conjunción de elementos de la arqueología y la
20
astronomía, conocida como arqueoastronomía; la cual, establece la existencia de
orientaciones y alineamientos entre estructuras (pirámides, etc), asentamientos y
puntos relevantes del paisaje. Estas orientaciones corresponden
predominantemente a fechas calendáricas del ciclo solar, lo cual permite
reconstruir la relación que existían entre la observación astronómica, la
arquitectura, el calendario y el ritual (Broda 2004: 38)
Así mismo se han propuesto diversas metodologías, como por ejemplo, las
basadas en el establecimiento de tipologías apoyadas en el análisis estadístico
con la idea de buscar recurrencias que indiquen temporalidad y significado
(Viramontes 1999: 29). Otra metodología que se ha aplicado al estudio de las
graficas rupestres ha sido la propuesta de Erwin Panofsky. Este autor considera
que el enfoque debe centrarse en el significado y la temática en general de las
imágenes y no tanto en su forma (Idem. 31). La primera metodología nombrada
será aplicada en los capítulos posteriores para la descripción y clasificación de los
diseños o motivos de los petrograbados registrados.
A partir de las reflexiones suscitadas por diversos investigadores de la
gráfica rupestre, ha surgido recientemente la idea sobre la importancia de realizar
estudios donde se tenga en cuenta el análisis del contexto cultural y natural.
Algunos autores han enfocado sus estudios desde la antropología y la geografía
cultural y han tratado de entender la relación paisaje y ser humano en culturas
vivas. Éstos brindan no solamente un soporte teórico y metodológico sino también
ejemplos etnográficos de culturas actuales. En este sentido, el término paisaje
cobró relevancia. Investigadores como Eric Hirsh o Maurice Bloch consideran el
paisaje como un proceso cultural; algo socialmente construido en donde el ser
humano está dentro de ese paisaje como fundador o creador del mismo. Este
paisaje entonces, es construido por la misma sociedad y su cultura (Hirsh 1997:
23).
Además autores como Federico Fernández, afirman que el paisaje es una
representación de un espacio preciso, éste es analizado por un observador y va a
21
contar con algunas características centrales. El paisaje es una construcción
intelectual y material del grupo que lo habita; forma parte de una cosmovisión y es
una entidad de larga duración en donde aparecen rasgos, elementos y objetos de
diferentes épocas. Es también, un espacio modelado tanto por fenómenos de la
naturaleza como por la acción humana. Los componentes físicos del paisaje
tienen un significado cultural haciendo del paisaje un rito, una composición de ritos
sagrados o un almacén de recursos disponibles (Fernández 2006: 230).
Según Paul Claval (1995), este espacio se va a producir por medio de cinco
acciones: 1. Reconocerse en un lugar; implica descubrir las raíces que nos ligan
con él. Reconocerse como sociedad en un espacio, es comenzar a construir una
identidad territorial. 2. Orientarse o saber hacía donde moverse o dirigirse en ese
espacio que ya se reconoce. También, saber donde están unos objetos con
respecto a otros en el interior y el exterior del territorio inmediato. 3. Marcar el
lugar es imponer sobre el espacio algún rasgo artificial que permita hacer más
evidente el sistema de orientación. Por ejemplo, pueden hacerse mojoneras,
señales, entre otros para delimitar un territorio en el que se ha tomado posesión.
4. Nombrar el lugar es generar una toponimia que habla en ocasiones de las
propiedades del sitio, de su historia o de las leyendas y asociaciones que la gente
tiene con dicho sitio. 5. Institucionalizar el lugar, es dotar un significado colectivo,
fundarlo mediante un ritual, festejarlo mediante la repetición de ese ritual cada
año, racionalizarlo para su administración y aprovechamiento. Al igual, es
clasificarlo, confeccionarle una historia o leyenda, dotarlo de una memoria y una
connotación donde esté asentado su orgullo identitario (citado por Fernández
2006: 231-232).
Aquí es importante entonces, el concepto de lugar, que ha sido abordado
por autores como Akhil Gupta y James Ferguson, quienes consideran que el lugar
se toma y se construye. Dentro de esta construcción existe una relación entre la
identidad y la resistencia de los individuos, es decir que implica un juego de
diferencias, puesto que la identidad no se inventa ni empieza a partir de cero, sino
que es un efecto de las relaciones estructurales de poder y la desigualdad que se
22
generan en una sociedad. Estas identidades grupales o individuales no son
libremente seleccionadas pero sí sobre determinadas por un lugar ya estructurado.
Su durabilidad y estabilidad no pueden ser tomadas como algo ya otorgado sino
que se abren a la competencia y reformulación por medio de la resistencia de los
individuos (Gupta y Ferguson 2001: 18). Otros autores como Mike Parker y Colin
Richards tratan de entender la relación entre los lugares construidos y los seres
humanos. En cómo esta construcción se transforma en lo material, en marcadores
permanentes, en autenticaciones de la historia, la experiencia y los valores de
quienes construyen el lugar. El lugar ofrece un ancla de estabilidad y credibilidad,
puesto que la existencia misma de los lugares físicos valida las historias
construidas. Al igual, el medio ambiente existe en términos de nuestras acciones y
significados, el espacio adquirido se transforma en un lugar marcado y delimitado,
junto con historias y cuentos que pueden asociarse a esos lugares (Parker y
Richards 1994: 4 - 5).
Para este estudio es importante comprender la relación de los
petrograbados con el paisaje que construyeron esas culturas del pasado y que
trataron de plasmar en sus grabados. Cómo por medio de los símbolos se puede
conocer la manera en que estas sociedades del pasado entendieron su entorno.
La forma de organizar el espacio, de cómo asimilaron que eran parte de la misma
naturaleza y cómo la fueron transformando a partir de sus necesidades.
Si el paisaje es una construcción social que realizó algún grupo cultural,
deben identificarse elementos que indiquen la representación de un espacio, que
en este caso seria el contexto lacustre de la Cuenca de Pátzcuaro, como el lago,
los cerros que lo circundan, otras localidades, entre otros. Así mismo, para este
estudio el análisis de los lugares donde se encuentran las manifestaciones
rupestres es importante, porque debe entenderse que fueron seleccionados por
algún motivo, porque cumplían cierto propósito como el de generar identidad
territorial y la estabilidad que genera un espacio propio. Estos lugares podrían
cumplir estas funciones, además de haber sido adecuados o preferidos para
realizar ciertas actividades sociales ya fuera rituales o de otro tipo; o haber
23
grabado piedras en estos lugares para comunicar algún mensaje, para contar
alguna historia, mito o algún evento importante. Esto quiere decir además, que
estos lugares también eran una construcción cultural, que recrearon las culturas
del pasado en la producción de esos petrograbados, los cuales se convirtieron en
la prueba viviente o material de esa construcción y que se volvieron parte del
paisaje.
En este sentido, el enfoque de esta investigación es el análisis de
contextos, tales como el arqueológico, histórico, geográfico y en menor medida el
etnográfico, al ser éstos los que le otorgan significado a los petrograbados. Me he
enfocado principalmente, en el análisis del paisaje y por ende, del lugar donde se
encuentran los petrograbados, con lo cual espero poder responder la pregunta
rectora de esta investigación, que consiste en saber cuál fue la función social que
tuvieron las manifestaciones gráficas rupestres de las islas del lago de Pátzcuaro.
Contando además, con algunas preguntas subsidiarias que se generaron a partir
del registro: ¿por qué Janitzio tiene la mayor concentración de estas
manifestaciones? ¿Se debe a que Janitzio fue un centro político - económico y/o
religioso importante durante la época prehispánica? ¿El hecho de que Janitzio sea
la isla más alta, fue determinante para buscar hacer más visibles la mayor
cantidad de petrograbados? Además, ¿Por qué realizarlos en islas? ¿Por qué solo
algunos lugares cuentan con este tipo de manifestación en la Cuenca?
Para tratar de responder estas preguntas se planteó la hipótesis de que los
petrograbados de las islas tuvieron una función ritual. De ser así, entonces deben
tener ciertas regularidades en cuanto a su ubicación y deben existir diseños
recurrentes. También, debe haber una relación entre el tipo de representación y el
contexto ambiental en el que se encuentran o tal vez diseños específicos que
indiquen el carácter especial o sagrado de las islas. Por otra parte, si sus formas y
diseños muestran, por ejemplo, aspectos del cosmos, deidades, cuentas
numéricas y calendáricas, también podrá inferirse que los petrograbados estaban
relacionados con actividades rituales.
24
Autores como Roy Rappaport (2001) afirman que un ritual es una forma de
acción no necesariamente simbólica ni religiosa, con consecuencias sociales y
materiales, que pueden ser o no funcionales y que posee implicaciones lógicas. El
ritual, entonces es la realización de secuencias más o menos invariantes de actos
formales y de expresiones no completamente codificadas por los ejecutantes, que
implica lógicamente el establecimiento de una convención y la firma del contrato
social. Debo aclarar que esta definición propuesta por Rappaport se ajusta más a
las conductas generales de lo religioso y que el ritual está investido de moralidad,
la construcción del tiempo y de la eternidad; la representación de un paradigma de
la creación, la generación del concepto de lo sagrado y la santificación del orden
convencional, la generación de teorías de lo oculto, la evocación de la experiencia
numinosa, la comprensión de lo divino, la aprehensión de lo santo, y la
construcción de orden de significado que trascienden lo semántico (Rappaport
2001: 24).
Teniendo en cuenta que según Rappaport, el ritual es una acción, seria
difícil en este caso poder encontrarlo en el registro arqueológico. Sin embargo,
autores como Iain Davidson y June Ross (2006), tomando como base las
suposiciones de Roy Rappaport, desarrollaron un modelo metodológico, el cual
tomé como punto de partida para desarrollar mis propias unidades de análisis. El
objetivo de este modelo es poder identificar las características de la estructura de
un ritual en manifestaciones rupestres. Estos autores tomaron como base las
propuestas teóricas del antropólogo Roy Rappaport, quien afirma que todos los
rituales cuentan con siete características en su estructura: 1. La invariabilidad, 2.
La repetición, 3. Un tiempo específico, 4. Un lugar específico, 5. Un desarrollo
estilizado, 6. La representación y la participación, 7. Un mensaje canónico.
Teniendo en cuenta que el ritual cuenta con particularidades comunes que se
presentan en cualquier lugar, es decir, que es universal.
Con ello, el modelo propuesto por Davidson y Ross, nos expone entonces 7
características que tienen las manifestaciones rupestres con función ritual y al
mismo tiempo los indicadores arqueológicos que se deben encontrar en las
25
manifestaciones rupestres con función ritual. Traté de identificar entonces los
diseños que no cambian y los diseños que se repiten. También traté de determinar
si hay detrás de los petrograbados un calendario, común en culturas
mesoamericanas, por lo que encontrar en los petrograbados secuencias de 13 y
20 puntos o líneas se consideró significativo, dado que el calendario ritual se
compone de 20 trecenas y el calendario cívico- solar se divide en 18 meses de 20
días. También intenté hallar, de acuerdo a este método, características comunes
que cumplen los lugares donde se encuentran los petrograbados y así establecer
si son contextos específicos. Finalmente busqué identificar o reconocer un estilo
convencional o formal en los diseños de los petrograbados, teniendo en cuenta
estas formas en que pueden encontrarse los motivos.
Tomando como punto de partida este modelo, generé unas unidades de
análisis propias para mi área de estudio: 1) El paisaje, 2) Los lugares donde se
encuentran las piedras grabadas (generalmente en afloramientos rocosos y
miradores naturales), 3) Las caras de las piedras que fueron grabadas y 4) Los
diseños. A partir de estas unidades de análisis quiero comprender si existe
relación entre los petrograbados y el paisaje; comprender si hay algún patrón en
cuanto a la distribución de las manifestaciones y si fueron seleccionados por algún
motivo en particular en base a su función; entender si las características
geográficas de las islas fueron determinantes para que fueran ahí producidos
estos grabados; saber si existen regularidades o recurrencias en cuanto a la
distribución, elaboración, orientación y tipo de diseños en las caras de las piedras
grabadas, además, saber si son únicas o si comparten algún código cultural con
otras localidades de la Cuenca.
Mediante el análisis de los petrograbados espero comprender cómo estas
sociedades integraron el entorno natural a su cosmovisión, entendiéndolo como:
“la visión estructurada en la cual los antiguos mesoamericanos combinaban de
manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que vivían, y sobre el
cosmos en que situaban la vida del hombre” (Broda 1996: 428). Al igual, saber qué
tipo de rituales se realizó en estos espacios y vincularlos con los lugares con
26
significación especial en el marco de esta cosmovisión mesoamericana (lagos,
afloramientos rocosos, volcanes, montañas, manantiales de agua, entre otros).
Esta temática ha sido abordada desde la arqueoastronomía por autores como
Johana Broda, quien ha profundizado sobre la cosmovisión mesoamericana y ve
en el paisaje una relación ideológica establecida en el seno de las sociedades
antiguas, además de destacar la importancia del ritual para estas culturas (citado
por Viramones 2006). Por ende, sus estudios han tenido énfasis sobre diferentes
tipos de ritos como lo son los astronómicos, los propiciatorios y de fertilidad. Ritos
que considero se ven reflejados en los petrograbados de las islas del Lago de
Pátzcuaro.
1.3 Metodología
Antes de iniciar el trabajo de campo se programaron reuniones con miembros de
cada isla (líderes comunitarios, encargados del orden y docentes) para divulgar la
idea del proyecto y contar con su participación. Fue importante que la comunidad
se enterara porque me brindaron información sobre su contexto histórico y social.
Son ellos los que mejor conocen su región y por ello, fueron claves con su
participación en el desarrollo del trabajo de campo. Además, durante los recorridos
y el desarrollo del registro (desde septiembre del 2009, hasta julio de 2010) me
apoyaron con el transporte hacia las islas, algunas veces por el jefe de tenencia o
por algún poblador interesado en el desarrollo del proyecto.
Para el caso de Janitzio, se presentó el proyecto formalmente en una de las
juntas de la Sociedad Cooperativa de Promoción de Servicios Turísticos del lago
de Pátzcuaro, ofreciéndome servicio de transporte gratuito hacia esta isla. Al igual,
se concretaron reuniones con algunos miembros del INAH, en donde se presentó
el proyecto formalmente y se contó con el permiso de esta institución para la
realización del trabajo de campo y la recolección de material arqueológico en
superficie.
Seguido a esto se desarrolló la prospección de superficie, realizando
recorridos en cada una de las islas, no solamente para identificar petrograbados
27
sino también evidencia arqueológica de otro tipo o eventos rupestres asociados
(lascas, tiestos, pozos u oquedades, morteros, obsidiana, etc.). La idea también
fue hacer un análisis de todo el contexto ambiental y cultural, para tratar de
relacionarlo con los petrograbados. La localización de las piedras grabadas se
hizo a partir de la recolección de información oral con el apoyo de algunos isleños,
para después realizar los recorridos de una manera más sistemática. Para esto, se
trazó una cuadricula en la carta topográfica del INEGI1, con el fin de dividir cada
isla por lo menos en cuatro cuadrantes (SE, SO, NE, y NO) y explorar de manera
homogénea el área total de cada una.
La recolección de los datos se realizó mediante el registro sistemático de
cada uno de los petrograbados localizados y para ello se utilizó la cédula del
INAH, realizada y adaptada por Arturo Oliveros y Alejandro Olmos durante el
registro de los petrograbados de Tzintzuntzan en el 2007. Sin embargo, se
realizaron algunas modificaciones particulares en relación con mi área de estudio
e hipótesis y hubo algunos criterios compartidos con otros investigadores de la
Cuenca de Pátzcuaro. Esto con la idea de que es importante y necesario generar
en un futuro una base de datos común para toda la región.
Los datos registrados en la cédula2 son los siguientes: clave del sitio,
localización (coordenadas geográficas tomadas con GPS3), procedencia (si se
encuentra in situ o ha sido removido), medidas (alto, largo y espesor de la roca),
número de caras con grabados, orientación de la cara o caras con grabados,
cantidad de motivos por cara, descripción del petrograbado, técnica de
manufactura, material arqueológico asociado, estado de conservación y
comentarios diversos sobre la unidad. Además se tomaron fotografías con cámara
digital del contexto geográfico en donde se encuentra el petrograbado y del
conjunto para el caso de los que se encuentran concentrados; al igual se tomó 1 Carta topográfica INEGI, 1: 50.000 CHERÁN E14 A21 Y PATZCUARO E14 A22.
2 Ver modelo de cedula en la parte de anexos.
3 Coordenadas geográficas en grados, minutos y segundos.
28
fotografía de las caras que tienen grabados y de cada motivo. Para esta actividad,
fue importante la hora del día, se trató de tomar las fotografías en días soleados,
horas en que mejor se observan los diseños pero se tuvo en cuenta también la
posición de la piedra. Para indicar el tamaño de la piedra y de los diseños en la
fotografía, se puso una regla al lado de los mismos.
En campo se realizaron los calcos de los petrograbados con plástico
transparente y un marcador negro a escala 1: 1. Después, los calcos se pegaron
en un fondo blanco y se les tomaron fotografías con escala. Luego, se pasaron
esas imágenes al programa photoshop y se realizó el proceso de edición. Todos
los datos recogidos en las cédulas se pasaron a una base de datos en el
programa Excel, con la imagen editada. Con las coordenadas geográficas
recogidas en campo, elaboré un mapa de cada isla indicando la ubicación de cada
petrograbado y los lugares en donde se encontró otro tipo de evidencia
arqueológica, esto con el fin de observar su distribución, diferenciar los removidos
de los in situ y definir los conjuntos de petrograbados.
Para el análisis de los datos, dividí el corpus de petrograbados en seis
grupos según la isla en donde se encuentran (Xarácuaro, Yunuén, Tecuena,
Pacanda, Urandén de Morelos y Janitzio). Contabilicé el número total de diseños y
clasifiqué el conjunto iconográfico a partir de su forma, dividiéndolos en categorías
(geométricos o representacionales), grupos (círculos, oquedades, espirales, o
antropomorfos, zoomorfos, etc.), tipos y variantes. Las esculturas fueron
analizadas por separado por tratarse de otra técnica de elaboración y los diseños
coloniales también fueron clasificados aparte, por tratarse de otra temporalidad. Al
mismo tiempo se clasificaron los motivos por la forma en que se distribuyen en las
piedras, y por ende, por la complejidad de su elaboración.
Tomando en cuenta la hipótesis del proyecto, se identificaron las
regularidades que pueden proporcionar datos sobre la función y el significado de
los petrograbados. Los principales aspectos que se tomaron en cuenta fueron los
tipos de diseños (forma), su ubicación (en qué isla están y en qué lugar de la isla
29
se encuentran), su distribución (si ciertos diseños se concentran en determinados
lugares o en determinadas combinaciones) y su orientación.
Finalmente realicé algunas comparaciones para determinar si los diseños
de los petrograbados asociados a las islas son exclusivos de éstas o si se
encuentran en otros lugares. Para ello comparé los diseños de los petrograbados
y los patrones encontrados en las islas con los de otros lugares cercanos como
Tzintzuntzan y con los petrograbados de otras regiones lacustres como Cuitzeo y
con los de zonas no lacustres, como Cerro de los Chichimecas y los del centro-
norte de Michoacán. Por otro lado, comparé los motivos de los petrograbados con
los diseños de la cerámica prehispánica de la cuenca de Pátzcuaro y de otras
regiones de Michoacán para determinar si los diseños son exclusivos de los
petrograbados o si se encuentran en otros materiales.
1.4 Investigaciones arqueológicas en la cuenca de Pátzcuaro
En 1855 se da cuenta por primera vez de los vestigios arqueológicos en
Tzintzuntzan, cuando Beaumont destaca lo que fueron los principales
asentamientos purépechas: Pátzcuaro, Tzintzuntzan e Ihuatzio4. El llamado “Mapa
de Beaumont” es un croquis que data de 1540. Fue dado a conocer por Fray
Pablo Beaumont hacia finales del siglo XVIII, en su Crónica de Michoacán. En él
se destacan características generales que refieren la existencia de una gran
plataforma en Tzintzuntzan y se señala cómo esa elevación estaba coronada con
cinco cuicillos (yácatas), (Oliveros 2004).
Para finales del siglo XIX se cuenta ya con las reseñas de Nicolás León,
quien a su vez afirma que durante 1880 él mismo exploró en esta porción y
encontró sepulcros intactos. Tiempo después, el ingles Charles Harford, ya con
permiso del gobierno del estado, incursionó en la zona en 1888 (Oliveros 2004).
Ya en el siglo XX, en 1930, se dio inicio a una serie de temporadas en la zona
4 http://www.gobiernodigital.inah.gob.mx (octubre 11-2009).
30
arqueológica de Tzintzuntzan, las cuales fueron dirigidas por Alfonso Caso y
Eduardo Noguera. Entre 1937 y 1938 estos arqueólogos vuelven a esta misma
zona, junto con Jorge Acosta, realizando exploraciones y excavaciones
arqueológicas por acuerdo del C. Presidente de la República, Gral. Lázaro
Cárdenas. Estas excavaciones se llevaron a cabo bajo la dirección de Alfonso
Caso, director del Instituto de Antropología e Historia de esa época. La comisión
trabajó en dos grupos de ruinas: Tzintzuntzan e Ihuatzio (Acosta 1939: 92). Un
aspecto importante, dentro de los recorridos que realizó Acosta, fue que encontró
similitud entre los grabados de Tzintzuntzan y los de la parte alta de Janitzio, los
cuales fueron destruidos en parte cuando se construyó la estatua de Morelos
(ibid).
Entre 1940 y 1946 continuaron las investigaciones por Rubín de la Borbolla,
logrando la reconstrucción de varias bases piramidales de Tzintzuntzan. En 1956
continuaron las temporadas dirigidas por Rafael Orellana y después, en 1962,
1964 y 1968, por Román Piña Chan, quien continuó el trabajo en la gran
plataforma de Tzintzuntzan (Pollard 1993: 20). A principios de los años setenta,
Helen Pollard, recorrió y estudió el patrón de asentamiento general de todo el
antiguo poblado tarasco. Consiguió de los archivos de inteligencia de Washington,
D. C, las fotos aéreas de los años cuarenta, y levantó interesantes planos de toda
el área. También excavó en varios puntos hacia el oriente de las yácatas, en una
porción conocida como “La ciudadela” (Oliveros 2004).
La décima temporada de trabajo fue realizada por el INAH en el núcleo
ceremonial de Tzintzuntzan, a cargo de Cabrera Castro en 1977 y 1978. En esta
oportunidad se exploró en la periferia del centro ceremonial y se continuó la
exploración de las yácatas 2 y 3. Por igual, se trabajaron otros sectores y
complejos habitacionales en “La Ciudadela” y en las áreas que circunda a la
plataforma artificial, sobre la cual descansan las yácatas (Oliveros 2004).
La última temporada de exploraciones en Tzintzuntzan estuvo a cargo de
Efraín Cárdenas en 1992, en esa oportunidad se liberó y restauró la cara noreste
31
de la gran plataforma, así como la esquina norte de la misma, y también se
construyó el museo de sitio. Además, en 1991, este investigador realizó
exploraciones en Ihuatzio y, para 1992-1993, realizó la segunda temporada en
esta misma zona, junto con las arqueólogas Eugenia Fernández, Claudia Espejel
y Aura Ponce de León quien, como parte de su tesis de licenciatura, realizó un
mapa detallado de todo el sitio (Cárdenas 1993, Ponce de León 1993).
Durante la década de los noventa, Helen Pollard coordinó el proyecto
denominado Desarrollo del Estado Tarasco: los señoríos Urichu, Xarácuaro y
Pareo, Cuenca de Pátzcuaro y el proyecto Erongarícuaro, dentro de los cuales
realizó una serie de temporadas de campo con exploraciones y excavaciones
arqueológicas que han arrojado datos para establecer la cronología de estos
sitios. La intención era probar el modelo etnohistórico de la formación del estado
contado en la Relación de Michoacán. La meta del proyecto fue determinar los
recursos demográficos, económicos y políticos disponibles de las elites locales
durante el periodo de transformación política y económica asociada con el
surgimiento del estado (Pollard 2005: 4). Las excavaciones realizadas por Pollard
(1995, 1996) en el sitio de Urichu proporcionan nueva información acerca del
periodo postclásico, concretamente sobre la formación del Estado en esa zona
(Williams 2006: 41).
Actualmente, Christopher Fisher (2009) está realizando un proyecto
denominado Agua, política y el ambiente construido: Eco-dinámica humana y el
origen del Estado tarasco, en el lago de Pátzcuaro, Michoacán. Sus
investigaciones incluyen análisis sobre cambios del paisaje, patrón de
asentamiento, datos geoarqueológicos, fluctuaciones climáticas y la formación del
Imperio tarasco (1350-1520 dc)5. Al igual, este investigador está desarrollando un
proyecto en el cerro El Vado, que se encuentra a medio camino entre Pátzcuaro y
Tzintzuntzan (y que él identifica con la isla Apúpato), donde ha hallado un sistema
5 http://www.patzcuaroarchaeology.com (octubre 29-2010).
32
de terrazas que indicarían una ocupación continúa y en donde se encuentra una
estructura y una pequeña pirámide de uso ritual.6
En un nivel regional se han realizado tres investigaciones en la cuenca del
lago de Pátzcuaro. Entre 1976 y 1980 Helen Pollard y Sherley Gorenstein,
realizaron un estudio del sistema político del periodo protohistórico del lago de
Pátzcuaro. Estas investigadoras identificaron 91 asentamientos ocupados durante
el esplendor del Estado tarasco (Pollard 1993). En 1981 y 1982 se llevó a cabo el
proyecto Arqueológico Gasoducto (tramo Yuríria – Uruapan), bajo la dirección de
Carlos Silva del INAH, en el cual se registraron 83 sitios hacia el sureste del lago
de Pátzcuaro. De los sitios identificados, más de 30 fueron asignados para el
periodo protohistórico (Pollard 1993: 20). Dentro de sus recorridos, abarcaron las
islas de Utuyo, Urandén, Cuyameo, Xarácuaro, Pacanda, Yunuén, Tecuena y
Apúpato, identificando concentraciones de material lítico y cerámico que
pertenecen al periodo protohistórico (Espejel 1992: 71). Al igual, entre 1982 y
1984, el Departamento de Investigaciones Arqueológicas de la ENAH (DIAENAH),
realizó recorridos de superficie en la parte norte del lago de Pátzcuaro y alrededor
de la ciénaga de Zacapu, como parte del proyecto Pátzcuaro-Cuitzeo (PPC). En la
primera temporada se realizaron recorridos de campo en la parte noroccidental del
lago de Pátzcuaro. Los sitios se localizaron a partir de fotografías aéreas y los
puntos marcados se verificaron sobre el terreno (idem. 63-64).
En total, en la Cuenca de Pátzcuaro se han identificado 129 sitios
arqueológicos y 4 de ellos han sido excavados (Tzintzuntzan, Ihuatzio,
Erongarícuaro y Uricho), (figura 1). A partir de las excavaciones en Uricho se han
definido 6 fases de ocupación que se extienden desde el preclásico tardío hasta el
posclásico tardío (100 a.C- 1525 d. C). La evidencia de este primer periodo,
sugiere que estas poblaciones fueron parte de la tradición Chupícuaro. Durante la
fase Loma Alta (100 a.c – 600 d.c), se documentaron varios asentamientos en
Xarácuaro, Erongarícuaro, Uricho y Tzintzuntzan. La evidencia de esta fase, habla
6 http://www.patzcuaroarchaeology.com/apupato.html (agosto 4- 2010).
33
de un periodo de transición entre las sociedades tempranas de Chupícuaro y las
otras sociedades del Clásico y el posclásico, de las cuales surgió el estado tarasco
(Pollard 2009: 321).
La fase Lupe del Epiclásico, contó con siete asentamientos en la parte
suroeste de la Cuenca de Pátzcuaro; incluidas Uricho y Erongarícuaro. Para el
caso de Tzintzuntzan, la evidencia señala una ocupación de esta fase en el barrio
Ojo de Agua. Durante la fase Urichu temprano (900/ 1000-1100 d.c) en la parte
suroeste de la Cuenca de Pátzcuaro aumentó la cantidad de sitios, en esta fase se
presentó el nivel mas bajo del lago en los dos últimos milenios. Se localizaron diez
sitios dentro de la zona, incluyendo los primeros pequeños asentamientos sobre
islas y zonas de pantano que posteriormente estarían debajo del agua (Pollard
2009: 230).
Figura 1. Mapa de sitios excavados y sitios arqueológicos de la Cuenca de Pátzcuaro.
Mapa: Efraín Cárdenas
34
En la fase Tariacuri (1350.1525 d.C), la cantidad de sitios y de área
ocupada en la zona del suroeste de la cuenca se duplicó de nuevo, incluyendo la
máxima expansión de Erongarícuaro, Uricho, Pareo y la totalidad de la isla
expuesta de Xarácuaro (Pollard 2009: 234). Durante esta fase se desarrolló un
intercambio de cerámica dentro de la porción sur de la cuenca de Pátzcuaro, que
pudo fácilmente llevarse a cabo en canoas, mientras que el mercado de Pareo
seria el lugar lógico para el comercio (idem. 236). Dentro de la cuenca de
Pátzcuaro los miembros de la dinastía real se localizaban en la capital de
Tzintzuntzan y en el centro sagrado religioso de Ihuatzio, mientras que los
integrantes de la nobleza superior e inferior radicaban en 11 asentamientos,
incluyendo los siguientes: Erongarícuaro, Uricho, Pareo y Xarácuaro (idem. 238).
Ya en el periodo protohistórico (1500 d.C), los tarascos ocuparon en la
Cuenca de Pátzcuaro 91 asentamientos, entre los cuales se encontraban las islas
de Pacanda, Yunuén, Tecuena, Janitzio, Apúpato, Utuyo, Urandén, Cuyameo y
Xarácuaro. De los 91 asentamientos, ocho comunidades fueron centros religiosos
que tenían templos dedicados a una variedad de dioses tarascos, entre los cuales
se encontraban Tzintzuntzan, Ihuatzio, Sipixo, Pátzcuaro y las islas de Pacanda y
Xarácuaro. Así mismo, Tzintzuntzan, era la capital imperial que funcionaba como
centro regional administrativo y las demás eran centros administrativos locales, de
las cuales, Xarácuaro y Pacanda también cumplieron con esta función. Además,
en estas dos islas, vivían miembros de la nobleza, achaecha o señores, quienes
reportaban directamente a la dinastía real en Tzintzuntzan. Cada uno de éstos,
contaba con supervisores para la recaudación de los tributos, además, mantenían
los censos y organizaban las labores públicas. Estos centros administrativos
locales, tenían villas y aldeas dependientes (Pollard 1992: 79).
35
Figura 2. Territorio tarasco en 1522.
Mapa: Helen Pollard ( 2008)
1.5 Estudios en torno a las manifestaciones rupestres de Michoacán
En el estado de Michoacán se han venido realizando algunos registros,
descripciones e interpretaciones de las manifestaciones rupestres encontradas en
diferentes localidades. Estos trabajos son un antecedente valioso para realizar
comparaciones con otras regiones del país y del mismo estado, además de que
aportan una base metodológica y diferentes propuestas interpretativas.
Entre 1970 y 1971 el arqueólogo Joseph Mountjoy registró los
petrograbados de Tzintzuntzan y describió detalladamente sus características,
teniendo en cuenta los que se encontraban in situ y los que habían sido
36
removidos. Realizó comparaciones entre los petrograbados de Tzintzuntzan, San
Blas e Ixtlán del Rio (Nayarit), y con los de otros lugares del centro de México
(Tlatelolco, Tenochtitlán y Tula), encontrando algunas similitudes. Además,
consideró la asociación de los petrograbados con lugares que tienen templos con
significado ceremonial. Para hacer sus interpretaciones se apoyó en datos
etnohistóricos y etnográficos, básicamente de grupos culturales como los
huicholes.
En 1983, dentro del marco del Proyecto Michoacán del CEMCA, Brigitte
Faugére publicó el libro titulado Las representaciones rupestres del Centro- Norte
de Michoacán. Su objetivo fue realizar un registro sistemático de las
manifestaciones rupestres de esta región, lo que condujo a la definición de
“tradiciones rupestres” que tiene implicaciones en el plano histórico-cultural local y
que al mismo tiempo aporta algunos elementos de apreciación del lugar que
ocupa Michoacán en el Occidente de México.
Faugére dividió el corpus de petrograbados en tres grupos según su
procedencia: los petroglifos que forman parte de un sistema arqueológico; los que
están en su lugar pero parecen aislados y las piezas transportadas o cuya
localización no se ha anotado. Clasificó los diseños con base en la morfología de
los grafismos y sus agrupamientos en los bloques. Así creó seis grupos, cada uno
con diferentes variantes, según la morfología y composición de las figuras. En total
registró 390 grafismos representados en 204 bloques. En cuanto al análisis del
conjunto iconográfico de los petrograbados, estableció cuadros descriptivos
generales y comparaciones con otras regiones.
La autora concluye que existe una variación estilística de los grafismos a
través del tiempo, y que su variación podría ser más o menos común para el
conjunto de occidente durante por lo menos mil años. El apogeo de estas
representaciones en petrograbados se situaría cronológicamente entre el 600 y
1200 dc, con la preponderancia muy marcada de figuras en espiral. Con su trabajo
determinó dos tradiciones grabadas en Michoacán: Lerma y Malpaís.
37
Armando Nicolau en el 2002, realizó una tesis en el municipio de La Piedad,
titulada Los petroglifos del cerro de los Chichimecas. Elementos para la
documentación y análisis arqueológico de un sistema de comunicación gráfica
rupestre. Nicolau realizó un registro sistemático de 105 petrograbados en el Cerro
de los Chichimecas, analizó su estado de conservación, les hizo mantenimiento,
divulgó sus resultados e hizo asociaciones arqueológicas locales y regionales.
Planteó la hipótesis de que estos petroglifos fueron empleados como un sistema
gráfico de comunicación; que hubo una influencia cognitiva y de relaciones
simbólicas regionales de este sitio con otros grupos mesoamericanos. Una de sus
conclusiones fue que los petrograbados, dada su distribución espacial, simbolismo
y estilos de elaboración, fueron el resultado de un trabajo organizado con la
intención de comunicar y retroalimentar a una superestructura ideológica, que se
manifiesta visualmente en un trabajo socialmente definible en los petrograbados.
Como parte de su método contrastó la reutilización de elementos simbólicos
rupestres e inclusive de lugares sagrados en el ámbito regional, empleando como
herramienta heurística la analogía etnográfica con grupos contemporáneos
indígenas. Además incluye una propuesta tipológica descriptiva según el sistema
grupo-variedad (adopta el esquema de Faugére Kalfon para la clasificación de los
grafismos grabados).
En el 2004, Pascual Tinoco Quesnel registró 48 petrograbados en los
municipios de Copándaro y Álvaro Obregón al sur del lago de Cuitzeo; a pesar de
esto, su estudio se enfocó primordialmente en la isla de los Puercos. Las
preguntas que guiaron su trabajo fueron las siguientes: ¿a qué se debe la
abundancia de petrograbados en la Isla de los Puercos?, ¿cuál es su temporalidad
y su manufactura?, ¿tienen alguna relación mítico-simbólica con el agua del lago?
Igualmente se cuestionó sobre la relación de esta isla con las demás del
archipiélago de Cuitzeo y sobre la relación espacio-temporal de los petrograbados
ubicados en Copándaro y Álvaro Obregón.
38
El autor estableció una tipología de los petrograbados y los fechó mediante
la asociación con la cerámica. Además los comparó con los de otros sitios del país
e hizo interpretaciones sobre su función y su significado. Concluyó que fueron
elaborados durante el protoclásico (200 a.c -200 d.C) por aldeanos pescadores
que vivían en islotes del lago de Cuitzeo, siendo los petrograbados un sistema de
registro de eventos de caza, pesca y ciclo agrícola (altares de lluvia) y calendárico.
Tinoco afirma que la Isla de los Puercos fue una cabecera política importante
durante el preclásico, lo cual estaría confirmado por la alta concentración de
petrograbados. Por esto supone que la isla ocupaba una posición geográfica
privilegiada por contar con áreas de captación de recursos lacustres y terrestres.
Otro proyecto realizado en Tzintzuntzan, desde un enfoque de la historia del
arte, fue hecho por Verónica Hernández en 2006 denominado Los janamus
grabados en la arquitectura prehispánica y virreinal de Tzintzuntzan, Michoacán.
Hernández registró e interpretó un total de 58 petrograbados presentes en los
janamus7 ubicados en las yácatas de Tzintzuntzan y en el complejo del ex
convento de San Francisco. Clasificó los diseños a partir de la forma principal y
atendiendo a sus rasgos técnicos y materiales. Relacionó los petrograbados con la
información de los documentos del siglo XVI, con expresiones artísticas como el
Chac Mool y la metalurgia, con el arte novohispano y con la arqueología tarasca.
Entre otras cosas, concluyó que hubo continuidad cultural indígena entre la época
prehispánica y la época virreinal en Michoacán, afirmando que la reutilización de
los janamus se puede explicar a partir de razones prácticas e ideológicas
En el 2006, Alejandro Olmos publicó un texto denominado Ruta
arqueológica de Michoacán: zonas arqueológicas, pinturas rupestres y
petrograbados. Este documento es una descripción de los sitios arqueológicos de
este estado y al mismo tiempo, es una guía que promueve la protección del
patrimonio arqueológico. Destaca la variedad y abundancia de las manifestaciones
rupestres que se encuentran en Michoacán y de la importancia de ser estudiadas
7 Losas de piedra volcánica, bien cortada y pulida, que en tarasco llaman “janamu” (Acosta 1939).
39
(Olmos 2006). Así mismo, en el 2007,8 este mismo autor, recorrió algunas de las
islas del lago de Pátzcuaro en donde identificó algunos petrograbados, gracias a
los cuales encaminé mis propios recorridos y contacté a varios informantes nativos
de las islas. Dentro de estas exploraciones en la Cuenca de Pátzcuaro, descubrió
un mogote en el municipio de Lagunillas. Este lugar cuenta con 7 petrograbados,
todos representan series de oquedades circulares, denominadas por este
investigador como Kuillichis (Alejandro Olmos Curiel 2010, comunicación
personal).
En 2007 y 2008 se inició un proyecto en Tzintzuntzan, coordinado por
Arturo Oliveros del INAH y apoyado por Alejandro Olmos, cuyo objetivo era
registrar los petrograbados de las yácatas y del complejo arquitectónico
franciscano. Se identificaron 127 petrograbados en la zona arqueológica “Las
Yácatas” y 218 en el complejo franciscano. Actualmente, este investigador es
estudiante del Colegio de Michoacán y se encuentra realizando su tesis en
Tzintzuntzan, con la idea de culminar el registro iniciado con el INAH. El trabajo de
campo ya se terminó, alcanzando a registrar 1289 petrograbados, abarcando no
solo el área arqueológica y el exconvento sino también las comunidades aledañas
y cerros que circundan a este municipio (Olmos 2010, comunicación personal).
Como parte de un trabajo en conjunto con este investigador, hemos recorrido
algunos municipios o comunidades de la Cuenca de Pátzcuaro, con el fin de
identificar más petrograbados y en un futuro ser utilizados para estudios
comparativos más profundos. Con ello, identificamos petrograbados en las
comunidades de Tzentzenguaro, Huecorio, Pátzcuaro, El Carmen, Ichupio y
Tarerio.
En este momento, se esta ejecutando un proyecto en la cuenca de
Pátzcuaro coordinado por el arqueólogo Roberto Martínez del Instituto de
Investigaciones Históricas de la UNAM y apoyado por estudiantes de la ENAH. Su
proyecto se denomina Universo y persona: una analogía etnohistórica purhépecha
8 “Janitzio desconocido”. Diario cuarto poder de Michoacán. Marzo 19 de 2007.
40
y consiste en parte en un registro sistemático de los petrograbados de Caranguirio
(Uricho). Ileana Cruz está realizando su tesis sobre la noción de persona e imagen
corporal de los purhépecha, basándose en los motivos de los petrograbados de
este sitio y al perecer existen otras dos tesis en curso sobre las piedras grabadas
de este mismo lugar. Ileana Cruz desarrolló una cédula para registrar
manifestaciones rupestres, a partir del registro en Uricho, y cuenta con un manual
que explica cómo utilizarla. Igualmente, Aida Castilleja del INAH, adelanta un
proyecto en Uricho sobre lo que representan las manifestaciones rupestres para
los habitantes de esa región.
41
CAPITULO SEGUNDO
La Cuenca de Pátzcuaro y las islas
2.1 Ubicación y consideraciones ambientales
La Cuenca Pátzcuaro, se encuentra ubicada en la parte central del Estado de
Michoacán, forma parte de la cordillera neovolcánica transversal situada entre dos
depresiones o fosas tectónicas, por donde corren hacia el oeste las aguas del rio
Lerma y al sureste las del rio Balsas (Argueta 1986:10). La cuenca del lago está
integrada por los siguientes municipios: Erongarícuaro, Pátzcuaro, Quiroga y
Tzintzuntzan. El lago se encuentra en el centro y está rodeado por montañas con
pendientes muy abruptas, que escurren sus aguas hacia el espejo.
Sus principales rasgos geomorfológicos son: al norte, las sierras de
Comanja, El Tzirate ( tiene una altitud de 3340 m y es el mas alto de la cuenca del
lago y el tercero del estado de Michoacán) y el Tigre, colindando con la cuenca de
Zacapu; al sur, las sierras de Santa Clara y Tingambato, y el cerro El Frijol; en la
porción sureste limita con la Cuenca de Zirahuén, al este con lomeríos claramente
definidos, de los cuales el pico más alto es el Cerro de Sanambo; al oeste con las
Sierras de Nahuatzen, Pichátaro y Pátzcuaro que limitan con la Meseta Tarasca
(Castilleja 1997).
42
Janitzio
Xarácuaro
Tecuena
Tecuenita
Yunuén
Pacanda
Urandenes
Figura 3. Mapa de la Cuenca de Pátzcuaro y sus islas
El lago de Pátzcuaro es un sistema endorréico, por ello el balance del agua
es controlado básicamente por la lluvia, la evaporación y la infiltración procedente
del área de captación (Chacón 2000: 41). Se encuentra entre los paralelos
19°36’3.805’ de latitud Norte y entre los meridianos 101°38’7.072” de longitud
Oeste, a una altura aproximada de 2039 msnm. Tiene una longitud máxima de 19.
8 km, una anchura de 10.9 km y un área total de 130 km (ibid). Su profundidad
máxima es de 10.8 m, en el norte; el cuello o la parte media, tiene de 5 a 9 metros
y la parte sur de 2 a 3 metros, en donde se presenta turbiedad muy marcada. La
temperatura media anual es de 16° C, y las temperaturas extremas oscilan entre
37°C y -5° C. El clima es templado, subhúmedo con lluvias en verano, de junio a
43
octubre, con una precipitación anual superior a los 1000 mm, y con un periodo de
secas de noviembre a mayo (Argueta 1986: 17).
Figura 4. Fotografía aérea de las islas de Janitzio, Tecuena, Tecuenita y Xarácuaro
Por, Miguel Ángel Núñez
La flora de la cuenca de Pátzcuaro está representada por 1,041 especies
de plantas vasculares. Respecto de los tipos de vegetación terrestre de la cuenca,
las dos principales comunidades arbóreas son los bosques de pino (del género
Pinus) y los bosques de encino (Querqus). Estas dos comunidades vegetales
tienen un lugar dominante por su abundancia y follaje, y determinan en gran
medida qué tipo de hierbas, arbustos, insectos, aves y otros animales pueden
existir bajo su cobijo. En las zonas de mayor altitud se encuentran los bosques de
oyamel (del género Abies). Abundan también las zonas cubiertas de matorrales
subtropicales y los pastizales que ha introducido el ser humano, entre otras
variedades de plantas (Descubre una Cuenca: el Lago de Pátzcuaro 2004: 94). La
44
flora acuática del lago de Pátzcuaro se encuentra representada por 57 especies
pertenecientes a 40 géneros y 24 familias. De éstas, 55 son hierbas y dos son
árboles. Las tres familias que agrupan casi la mitad de las especies son la
Poaceae, donde se encuentran las gramíneas herbáceas conocidas como
triguillos; la Cyperaceae, de los conocidos tules y camalotes o Tzurumuta, y la
Polygonaceae, de los localmente llamados chilillos (idem: 103).
En relación a la fauna de la cuenca se han registrado 423 especies de
animales vertebrados, entre mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces, lo que
aproximadamente representa el 35% de las especies que se conocen en
Michoacán (idem: 114). La ictiofauna que habita el lago de Pátzcuaro está
constituida por 13 especies, diez de ellas nativas y tres introducidas. Las primeras
son el pescado blanco, charal blanco, charal prieto, charal pinto, acúmara, chegua,
choromu y tiro. Las introducidas son lobina negra (trucha), carpa, carpa herbívora
y mojarra (Rojas 1992: 136).
2.2 Historia natural
Pátzcuaro tiene una historia natural directamente vinculada a la formación del Eje
Neovolcánico Transmexicano. Este mega proceso constructivo, cuya edad es
inferior a 2 millones de años (Pliocuaternario) es de origen volcánico–tectónico
(Bassols 1992:12). Algunos investigadores plantean que en el centro y norte de
Michoacán, gran parte del relieve es producto de repetidas fases de vulcanismo y
actividad tectónica, seguidas por una erosión gradual de los depósitos volcánicos
y su deposición en el fondo de las cuencas. En algunos casos ha creado formas
de manera directa, tales como los conos volcánicos, y en otros casos de manera
indirecta, como las planicies de algunos lagos formados al bloquearse el drenaje
por la formación de un edificio volcánico o un flujo de lava (Argueta 1986).
La historia natural de la Cuenca del Lago de Pátzcuaro se puede dividir,
grosso modo, en tres grandes etapas formativas. La primera etapa, de gran
inestabilidad ígneo-tectónica (cuenca abierta), se inició al final del pleistoceno y
45
principios del plioceno (hace 2 millones de años aproximadamente) y se
caracteriza por ser la fase de desarrollo de los principales edificios volcánicos que
circundan la región: el Zirate al norte; el Frijol al sur; la Virgen y el Chivo al
suroeste, y el Guacapia y el Tariáqueri al centro-occidente y centro-oriente,
respectivamente. Estos volcanes son del tipo monogenético, es decir que
presentan una sola fase de desarrollo al final de la cual un tipo de erupción
violenta destruyó sus cráteres, por lo que actualmente sus cimas son agudas
(Bassols 1992:14).
La segunda etapa formativa, de estabilidad climática (cuenca cerrada), se
inició una vez conformada la fosa tectónica y la configuración fisiográfica actual,
en la cual se produjeron una serie de eventos ígneos de menor intensidad y
proporción que en la etapa anterior, pero de una gran densidad por área. Esta es
la fase del desarrollo de un gran número de pequeños conos volcánicos de tipo
cinerítico y de la aparición de flujos magmáticos de lavas másicas y básicas de
poco volumen y extensión. Su aparición es a finales del pleistoceno y durante el
holoceno principalmente, y es en esta etapa cuando la cuenca abierta se ve
bloqueada y se configura la actual cuenca endorreica de Pátzcuaro (ibid).
La tercera etapa formativa, de inestabilidad antrópica, se caracteriza por la
presencia humana y se registra hacia los 5 mil años antes del presente cuando
grupos de recolectores–cazadores se establecen en la cuenca y a partir de los
3,500 años a.p. desarrollan la agricultura. Los registros permiten reconocer la
desaparición de los bosques de Alnus que había en los fondos de los valles
fluviales y en las pequeñas cubetas lacustres. Se registran, además, evidencias de
Zea, Amaranthus y quenopodiáceas, plantas que constituyen la base alimenticia
de la mayor parte de los grupos mesoamericanos (idem: 15).
2.3 Las islas: contexto geográfico
A lo largo de la historia, el nivel del lago de Pátzcuaro ha sido variable y por lo
tanto la cantidad de islas ha variado también. En el presente, el lago tiene una
46
elevación de 2036 msnm y en este momento existen en términos reales 6 islas en
el lago de Pátzcuaro: Janitzio, Pacanda, Tecuena, Tecuenita, Yunuén, todas ellas
en la porción central del lago, y Urandén de Morelos en el sur. También en la parte
sur se encuentran Xarácuaro, Urandén de Morales, Carián (estas dos, junto con
Urandén de Morelos, son conocidas como las Urandenes) y San Pedrito que se
han unido recientemente a tierra firme. Gorenstein y Pollard (1983) sugieren que a
principios del siglo XVI el nivel del lago estaba entre los 2045 y 2055 msnm y de
manera más precisa Sarah O´Hara (1992) ha calculado que el lago tuvo un nivel
entre los 2041 y los 2045 msnm.
En el mapa del lago de Pátzcuaro de 1540, incluido en la Crónica de
Michoacán de fray Pablo Beaumont (1932) se observan 6 islas: Apúpato,
Xarácuaro, Janitzio, Tecuena, Yunuén y Pacanda (figura 4). En un mapa similar
publicado por Eduard Seler (2000 [1908]) están representadas también estas 6
islas identificadas por Beaumont (figura 5). En la Relación de Michoacán se
mencionan 7 islas: Cuyameo, Utuyo, Xarácuaro, Pacanda, Janitzio, Apúpato y
Urandén; mientras que en la Relación geográfica de Pátzcuaro se dice que había
9 islas aunque no se dan sus nombres:
A la banda del norte, [a] un cuarto de legua desta dicha ciudad, hay una
grande laguna de agua dulce, donde se cría mucha cantidad de pescado
blanco, que es muy sano y bueno, de que los indios se sustentan y tienen
aprovechamientos; tiene de boj doce leguas y, alrededor della, hay muchos
pueblos muy fértiles y de muchas huertas, que son barrios desta dicha ciudad,
como está dicho; y, en el medio della, hay nueve isletas o peñones, poblados
los cuatro dellos de los naturales, que todos son pescadores (Acuña 1987:
201).
Según Gorenstein y Pollard (1983: 54), la isla nombrada en la Relación de
Michoacán como Cuyameo es la antigua isla llamada Copujo que, debido al
descenso del agua del lago, quedó unida a Xarácuaro. Así mismo, afirman que
Utuyo, también nombrada en la Relación, es la actual isla de Urandén de Morelos;
47
mientras que Urandeni, seria entonces Urandén de Morales. La identificación de la
isla Apúpato resulta problemática. En general se ha pensado que se trata del cerro
El Vado pero los dueños actuales del mogote San Pedrito, cerca de uno de los
muelles de Pátzcuaro, el cual funciona como mirador turístico, afirman que el
nombre antiguo de este peñón era Apúpato.
En resumen, se puede suponer que para el siglo XVI había por lo menos
nueve islas en el lago de Pátzcuaro, seis de ellas perfectamente identificables,
Xarácuaro, Pacanda, Janitzio, Tecuena, Yunuén y Urandén, y otras tres no tan
claramente identificadas: Apúpato, Cuyameo y Utuyo. De éstas, sólo 5 siguen
siendo islas pues Xarácuaro, Cuyameo (Copujo), Utuyo (Urandén de Morales) y
Apúpato (sea El Vado o San Pedrito) se encuentran unidas a tierra firme. Según
O’Hara, Copujo solo existió en condición de isla cuando el nivel del lago estuvo
entre los 2030 y 2041m. Situación similar ocurre con Apúpato, que si llegó a ser
isla, el lago tuvo que haber tenido una altura de 2041.5 m. (O’Hara 1992: 53). Por
otra parte, con el descenso del nivel del lago han surgido nuevas islas como la
Tecuenita a un lado de la isla Tecuena.
Las islas son viejos volcanes extintos, a excepción de Xarácuaro. Es por esto
que tienen muy poca tierra para cultivar y cuentan con grandes afloramientos
rocosos, que fueron aprovechados para grabar motivos por los grupos que las
ocuparon en el pasado. Según Víctor Hugo Garduño (2010 comunicación
personal), las islas de Pacanda, Janitzio, Tecuena, y Yunuén responden al
escenario del vulcanismo monogenético del Corredor Tarasco. En ellas
distinguimos conos de escoria y lava, domos y derrames de lava. La isla de
Janitzio se edifica en dos procesos eruptivos, el primero formado de vulcanismo
explosivo y el segundo de vulcanismo efusivo formado de lavas y brechas de lava
de tipo andesítica. Esta alternancia litológica genera grandes pendientes, que en
algunos casos generan fenómenos de inestabilidad de laderas por procesos
gravitacionales y sísmicos. La isla de Xarácuaro, ha sido formada por procesos
más tectónicos que volcánicos, en los que fallas activas E-O han generado el
48
levantamiento de secuencias lacustres fechadas en el Pleistoceno y Holoceno.
Los sedimentos lacustres se han levantado por más de 50m.
Las islas del lago, durante la época prehispánica contaron con unas
características particulares ecológicas, siendo clasificadas por Helen Pollard, en la
zona ecológica de “La orilla”. Las plantas dominantes eran hierbas, encino
matorral, tuna, madroño, tejocote, jaboncillo y muchas especies de plantas
cultivadas (incluyendo maguey). Mamíferos pequeños, lagartos, y aves vivían en
esta zona. Aparte de los suelos aluviales, el suelo dominante era del tipo andosol
vítrico llamado charanda, que es de una fertilidad media, pero penetrado de arcilla
(Pollard 1982: 27).
Figura 5. Mapa de Beaumont (1540) de la Cuenca de Pátzcuaro
49
Figura 6. Mapa de Eduard Seler de la Cuenca de Pátzcuaro
2.3.1 Contexto social
Las islas y en general la región del lago de Pátzcuaro, están habitadas por
indígenas purépechas; en total la población de las islas es de 5290 habitantes
(INEGI 2005). Su economía ha estado sustentada en actividades primarias tales
como la agricultura, la pesca, la recolección y la cacería. En el sector secundario
son importantes la producción de artesanías y el comercio. Actualmente estas
familias practican una economía ya muy diversificada en relación a la introducción
en la región de relaciones mercantiles y de apertura del área al turismo nacional e
internacional (Argueta 1994: 18).
El sector pesquero está integrado por un sistema de producción artesanal
campesino, que emplea una tecnología sencilla y tradicional. El chinchorro y la red
50
agallera son las artes de pesca de mayor uso. La cherémecua o red agallera es de
propiedad y uso individuales. El chinchorro, en cambio, implica generalmente la
propiedad individual, pero su empleo, el trabajo colectivo de cuatro o cinco peones
que laboran para el dueño (Esteva 1992: 307). Cuando se pesca con chinchorro,
además de la diversidad de peces, salen otros animales como el achoque que es
un anfibio neoténico, camaroncitos, chinches de agua, tortugas, sanguijuelas y
ranas (Argueta 1986: 38).
Las islas por su ubicación en el lago, son ideales para la pesca de algunas
especies. Por ejemplo, el pez blanco pone la huevera en lugares poco profundos,
donde no está hondo, donde hay piedra negra con algo de lama, en donde queda
la huevera depositada. Este pez se encuentra con mayor abundancia en las
cercanías de las islas de Tecuena y Yunuén (Argueta 1986: 37). Al igual, los
peces llamados tirhú y chehua, así como el choromu y el panza azul se
encuentran en lugares con mucha hierba y fondo lodoso, requieren el agua
caliente de los meses de mayo a junio y se ubican por la isla de Xarácuaro. A la
carpa le gusta la vegetación y los lugares con lodo, y se encuentra con mayor
frecuencia en la zona de las Urandenes y Xarácuaro (ibid).
Figura 7. Pescadores de Janitzio- red de mariposa
51
Firgura 8. Redes para pescar- Urandén de Morelos
En los pueblos de la ribera del lago y en las islas mayores como la Pacanda
y Xarácuaro se siembra y cosecha maíz, frijol, haba, calabaza y chile. Tal
agricultura es predominantemente de temporal, se siembra de mayo a junio para
cosechar en diciembre y enero. El promedio de los rendimientos del maíz
temporalero en el área es de tonelada y media por hectárea, aunque en algunas
islas, como la Pacanda, rinde de 765 a 1050 kg/ha (Argueta 1986: 75).
La isla de Janitzio pertenece al municipio de Pátzcuaro y tiene como límites
territoriales, al norte la isla de Tecuena; al sur las tres Urandenes; al este, las
comunidades de Ihuatzio y Cucuchucho, y al oeste, Xarácuaro, Erongarícuaro,
Uricho y Napízaro. Tiene una elevación de 2120 msnm, una extensión aproximada
de 600 m x 700 m y actualmente tiene 1910 pobladores (INEGI 2005). Su
comunidad indígena habla la lengua purépecha, en especial las personas mayores
y han conservado su vestuario tradicional.
52
Figura 9. Isla de Janitzio, atrás cerro del Tzirate
La topografía de la isla es en su mayor parte rocosa, no tiene muchas áreas
para cultivar y su comunidad se ha dedicado principalmente a la pesca, al igual, se
realiza el cultivo de árboles y la cacería acuática. Desde la época precolonial, los
indios de Janitzio y los de la ribera se dedicaban a la pesca, utilizaban
instrumentos rudimentarios ya que desconocían las grandes redes. Durante la
colonia, bajo la influencia de los frailes españoles, el uso de redes se hizo
extensivo (Zizumbo 1981: 149). Según los pobladores de Janitzio, la pesca ha
disminuido en un 80%, debido a la contaminación del lago y por la escasez de
peces, y lo que logran capturar se utiliza solo para el consumo de la familia y no
como en años anteriores que se podía comercializar. En la actualidad, la
economía de Janitzio depende en gran parte del turismo, que se incrementa para
el día de muertos.
Años atrás Janitzio se componía de casas de adobe con techos de teja,
pero últimamente sus construcciones se realizan con cemento y ladrillo. Sus
callejuelas son escalonadas, estrechas y a veces empedradas, en donde, según
53
las personas mayores de la isla, anteriormente se colgaban los chinchorros (redes
grandes). También era usual encontrar el pescado secándose en el piso de las
calles. La isla cuenta con una iglesia antigua, que según sus inscripciones en
piedra comenzó a construirse en 1819 y fue terminada en 1822; está dedicada a
San Jerónimo, santo patrono de la comunidad y de los pescadores y su fiesta se
celebra el 29 de septiembre. Es por ello que durante años se le llamó al pueblo
San Jerónimo Janicho. A un lado de la iglesia se encuentra la casa de la jefatura
de tenencia y el jardín de niños; cuenta con un panteón ubicado hacia el sureste
de la isla.
Figura 10. Torre – iglesia de Janitzio figura 11. Inscripciones en piedra – iglesia
de Janitzio
Actualmente la isla se encuentra dividida en barrios (San Juan, Santiago,
San José, San Miguel, San Nicolás, San Pedro, San Antonio y Morelos), cuyos
límites están señalados por medio de un altar o capilla dedicada a algún santo, el
cual corresponde al nombre del barrio. Cuenta con varios muelles, pero los más
utilizados son los que están al lado este, en donde llegan las lanchas con la
mayoría de los turistas. En la parte más alta de la isla se encuentra el monumento
(20 m de altura) al General José María Morelos y Pavón construido por orden del
General Lázaro Cárdenas. El autor del proyecto y ejecutor de esta obra es el
escultor mexicano Guillermo Ruiz. Janitzio, tiene además, tres cuevas, una de
ellas fue explotada anteriormente para comercializar el excremento (uinumo) de
los murciélagos que ahí habitaban.
54
Figura 12. Altar del barrio San José Figura 13. Janitzio (el muelle y la estatua de Morelos).
Para el 15 de febrero realizan el carnaval (semana del miércoles de ceniza),
en el cual participa toda la comunidad. Durante este evento se asignan cargos y
funciones correspondientes para esos dos días. La fiesta, según la comunidad, es
una renovación de la naturaleza y a la hora que sale el sol (en el segundo día del
carnaval) se coloca una cruz de caña en la torre de la iglesia. Al igual, hay música,
danza (jaripeo) y una serie de procesiones durante los dos días. Otra fiesta
importante es la del día de muertos, realizada cada 1 y 2 de noviembre.
Principalmente, es un acto ceremonial y culto religioso, que tiene origen
prehispánico con un carácter comunitario. Durante este acto se hacen altares en
las casas, la velación de los muertos y se llevan una variedad de ofrendas a las
tumbas del cementerio de la isla: flores de cempazúchitl, copal para incienso,
velas, agua, cruces, arcos, sal, bebidas, petates, comida, figuras de azúcar y
objetos personales. La creencia de la cultura p’urhepecha es que los muertos
siguen vivos pero que habitan otro espacio, por eso necesitan de objetos, comida
y del auxilio de los que están vivos.
Según Lilia Zizumbo (1981: 139-140), anteriormente la cacería de pato
formaba parte de la ceremonia de noche de muertos, ya que este acto, más que
un deporte, tiene un fondo religioso. Los patos que se logran, sirven para
condimentar los platillos que se llevan al panteón la noche de muertos. La caza del
55
pato se celebra el último día del mes de octubre, fecha en la que se considera que
han arribado para descansar en el lago. En la madrugada del día 31 de octubre se
reunían todos los cazadores de la región, enfrente de la isla de Janitzio, entre ésta
y la de Xarácuaro. Las canoas se colocaban en semicírculo con el objeto de
abarcar la mayor extensión posible. Aunque los patos han disminuido
considerablemente debido a la cacería intensiva, todavía se logra ver algunos
hacia la parte de las islas Urandenes, que además es de las áreas menos
contaminadas del lago.
Figura 14. Carnaval en Janitzio Figura 15. Huares de Janitzio
La historia oral menciona que los primeros pobladores de Janitzio provienen
de Queréndaro,9 personas que después se desplazaron hacia otros lugares para
vivir, poblando un lugar conocido actualmente como Zipijo, quienes después
habitarían la isla: “dicen que por comodidad cuando salían de pesca dejaban
secando sus redes en la isla, ya que ésta no estaba habitada, además, como
empezaron a tener problemas con sus animales (gallinas, guajolotes y pollos)
pues había mucho coyote en la región, optaron por vivir tranquilos y poco a poco
fueron emigrando a la isla” (Zizumbo 1981: 44). No se sabe exactamente cuándo
fue habitada permanentemente la isla, pero datos confirmados en el Informe
inédito de beneficios pueblos y lenguas del obispado de Michoacán; las
9 “Queréndaro, es una palabra de origen chichimeca y significa “lugar de peñascos”. Es de
suponer, que el nombre del pueblo se derivó de un cerro cercano, en donde se encuentra una enorme piedra, de la que se cree fue un templo o adoratorio por los signos casi indescifrables insertos en la misma”. http://www.e-mexico.gob.mx/work/EMM_1/Michoacan/Mpios/16072a.htm
56
Relaciones geográficas de 1579 -1581 y la Inspección ocular de fines del siglo
XVIII afirman que los indios de Janitzio elaboraban anzuelos de cobre y redes
(idem: 46).
Xarácuaro tiene una extensión de 2 km x 800 m y se divide en dos barrios:
San Francisco y La Natividad. Pertenece al municipio de Erongarícuaro, tiene una
altitud de 2040 msnm y cuenta con 2351 pobladores (INEGI 2005). Es una isla
reconocida a nivel regional por la fabricación de sombreros de palma, siendo ésta
la actividad económica fundamental. Se dedican a ella aproximadamente 230
familias, es decir, aproximadamente el 95 por ciento de la población. En los
últimos 20 años, estas unidades de producción se han dedicado a elaborar otras
figuras de palma, como manteles individuales, tortilleros y bolsas (Reyes 1992:
163).
Figura 16. Fabricante de sombreros de palma Figura 17. Mujeres de Xarácuaro
Como una actividad complementaria, se encuentra la elaboración de
petates con una planta acuática llamada tule (scirpus californicus) y con chuspata
(S. Valius). Ésta ha sido utilizada por los purépechas desde la época prehispánica
para la elaboración de distintos productos de uso cotidiano y ceremonial (idem.
57
164). Al igual, su población se dedica a cultivar granos, contando con pocas
acumulaciones de piedra a su alrededor, lo que puede explicar la poca presencia
de petrograbados en esta comunidad en comparación con islas como Janitzio y
Pacanda. Al Igual, sus pobladores se han dedicado al cultivo de árboles, cacería
acuática, pesca, cacería terrestre y la extracción de tierra (Toledo y Argueta 1992:
228).
Figura 18. Isla de Xarácuaro
Actualmente, la isla se encuentra unida a tierra firme, atravesada por un
puente que fue construido en 1993. Cuenta con el templo de San Pedro y su
exconvento franciscano del siglo XVI de una sola nave y la capilla de la Natividad,
del antiguo hospital. En los lados de la torre, el templo cuenta con petrograbados
en cantera o bajorrelieves con iconografía evidentemente coloniales, con
representaciones zoomorfas, fitomorfas y estelimorfas. Según los pobladores de
58
Xarácuaro, en la parte de atrás de esta iglesia se encontraba ubicada la yácata y
una cueva en donde había agua.10
Figura 19. Templo de San Pedro-Xarácuaro Figura 20. Bajorrelieves de la torre- templo de San Pedro
La isla de Pacanda que pertenece al municipio de Tzintzuntzan tiene una
extensión de 750 m x 800 m, una altura entre los 2040 msnm y una población
aproximada de 413 habitantes (INEGI 2005). Es la más apta para cultivar debido a
la fertilidad de sus tierras, cuyos habitantes se dedican a la agricultura y la pesca
primordialmente. La isla cuenta con las ruinas de una fortificación construida por el
general Epitacio Huerta a mediados del siglo XIX (Toussaint 1940: 192), aunque
es posible que este muro haya tenido varias fases de construcción incluso desde
la época prehispánica (Efraín Cárdenas Cárdenas 2010, comunicación personal).
10
Según la leyenda, esta cueva se comunicaba hasta Tzintzuntzan por medio de un túnel
subterráneo.
59
Figura 21. Isla de Pacanda
La isla se encuentra dividida en dos barrios: norte y sur. En la parte más
alta, hacia el sureste, se encuentra un ojo de agua, llamado por los pobladores “el
cenote sagrado”. La fauna predominante de esta pequeña laguna es la carpa y el
pato; cuenta además, con flores amarillas Nymphoides fallax, cuyo nombre local
es “hoja de pescado” (Descubre una Cuenca 2004: 67). El santo patrono de esta
isla es San Pablo, cuya fiesta se realiza el 25 y 26 de enero, y en el mes de julio
se celebra el Corpus Christi. Los pobladores de Pacanda consideran que esta
celebración está ligada a una tradición prehispánica y en ella se agradece a la
tierra y se hace por medio de un desfile la representación de oficios, dentro de los
cuales, se encuentra el de chinchorrero.
60
Figura 22. Elaboración de una red para pescar Figura. 23 “Cenote sagrado “en
Pacanda
La pequeña isla de Yunuén tiene una extensión de 500 m x 500 m. Tiene
una altura de 2060 msnm, cuenta con 123 habitantes (INEGI 2005) y al igual que
Janitzio se compone de una topografía rocosa, por lo que son pocas las áreas
para cultivar y la población se dedicaba anteriormente a la pesca. Debido a la
disminución de la actividad pesquera, los habitantes de Yunuén se han dedicado a
sacar provecho del turismo. Con esto, sus pobladores han organizado una
cooperativa comunitaria ecoturística, con la cual se busca promover a la isla como
centro de atracción turística. A partir de estas acciones, se construyó un hotel
constituido por cabañas de madera. Dentro de sus atractivos, cuenta con el
santuario de las garzas, sus construcciones tradicionales, su vegetación y su
embarcadero.
61
Figura 24. Isla de Yunuén
Figura. 25 Santuario de las garzas- Yunuén Figura 26. Jacarandas en Yunuén
La isla de Tecuena tiene una altura de 2080 msnm, su extensión
aproximada es de 250 m x 280 m y cuenta con 177 pobladores (INEGI 2005).
Tiene su iglesia y una cueva que actualmente se encuentra casi cubierta en su
totalidad; en su parte más alta se encuentran las antenas para la luz, en donde se
encuentra una cruz antigua y a un lado existe un lugar llamado el santuario de los
búhos. Esta parte de la isla fue adecuada con infraestructura para realizar
recorridos turísticos, pero actualmente no cuenta con servicios ni con proyectos de
este tipo. Su población, al igual que en las demás islas, tenia como actividad
prioritaria la pesca, pero en este momento se está promoviendo como destino
62
turístico. A un lado de Tecuena, hacia el lado poniente se encuentra un pequeño
islote llamado la Tecuenita. Tiene una extensión de 100 m x 75 m y una altura de
2040 msnm aproximadamente. No se encuentra habitada actualmente y sólo
cuenta con una cancha de futbol utilizada por los habitantes de Tecuena.
Figura 27. Isla de Tecuena
Figura 28. Iglesia de Tecuena Figura 29. Muelle norte- Tecuena
63
Figura 30. Islote de Tecuenita
El grupo de los Urandenes está constituido por tres islotes: Urandén
Morales o de los Morales, Urandén Morelos y Urandén Carían o Carían. “Urani”
significa en tarasco “batea”. La actividad principal de sus habitantes ha sido la
pesca, la agricultura y la cacería de patos. La más grande de ellas, con 2 km x 600
m, es Urandén de Morelos y se encuentra dividida en dos barrios llamados “El
Cerezo” y “Tumingo”. Tiene una elevación de 2040 msnm y actualmente tiene 298
habitantes (INEGI 2005). Urandén de Morales tiene una extensión de 3 km x 600
m, una altura de de 2040 msnm y solo tiene 18 habitantes (INEGI 2005). En ésta
se realizan actividades como la pesca, cultivo de vegetales, cultivo de árboles y la
cacería acuática. Para el caso de Carían, cuenta con un manantial que ha sido
restaurado dentro del Programa de Recuperación Ambiental de la Cuenca del
Lago. El agua cristalina de este manantial brota directamente en el lago y en su
nacimiento se encuentra rodeado de terrazas para el uso de los pobladores.
64
Figura 31. Urandén de Morelos
Figura 32. Manantial de Carían
65
2.4 Las islas según la Relación de Michoacán
Para conocer el contexto histórico de las islas y obtener información sobre la vida
social, y en general aspectos políticos, religiosos y económicos sobre los isleños
en la época prehispánica se tomó como referencia principal la Relación de
Michoacán. Es importante tener en cuenta qué función cumplieron las islas para
esta época y algunas de las actividades que se realizaban en éstas. Hay que tener
claro, que se registraron más datos de las islas Pacanda y Xarácuaro en
comparación con Cuyameo, Utuyo, Janitzio, Apúpato y Urandén que son menos
abordadas y otras que ni siquiera se nombran como Yunuén y Tecuena.
Los orígenes se remontan aproximadamente para el 1200/1275- 1360
(Espejel 2008, t.1: 117). De acuerdo con el relato contenido en la segunda parte
de la Relación de Michoacán, Pauácume y Uapeani, chichimecas del linaje
uacúsecha que cazaban en las cercanías de Pátzcuaro vieron la isla de
Xarácuaro, su templo y la isla de Pacanda. Después observaron a un pescador de
la primera isla en su canoa, que era del grupo llamado huréndetiechan. Con esto,
los llamados chichimecas tienen un diálogo con este pescador llamado
Cúriparaxan, el cual ofrece información sobre las islas: “Dinos un poco isleño”.
Respondió el pescador: ¿que tengo que decir señores?, “¿como se llama aquel cu
que se parece en aquella isla que está en el agua? Respondió el pescador:
“señores, allí se llama Várutaten házicurin y por otro nombre Xarácuaro. Dijeron
ellos: “bien está” (Relación de Michoacán, 2000: 354).11
Desde el primer encuentro, estos dos grupos se dieron cuenta de que
hablaban la misma lengua y los chichimecas reconocen a los dioses de los isleños
como sus antepasados. Con esto se harán alianzas políticas entre los isleños y los
chichimecas, una de estas formas fue relacionar un hombre chichimeca con una
mujer de las islas. A petición de Pauacume y Uapeani el pescador les entrega a su
hija como esposa para Pauácume, naciendo con el tiempo Taríacuri. Estos
11
. Según Eduardo Seler, Várutaten házicurin significa “sobre el lugar de los pescados” (Relación de Michoacán 2000: 177).
66
acuerdos pueden reflejar el reconocimiento por parte de los chichimecas sobre la
importancia política y económica de los isleños, al haber sido tal vez, uno de los
señoríos que controlaban gran parte de la extracción y comercio de los recursos
que provenían del lago. En este sentido, existían dos generaciones de
gobernadores en las islas de Xarácuaro y Pacanda, antes de la llegada de los
chichimecas. En la primera, se nombra a Carícaten y Quatá su hijo. En la
segunda, también llamada Vanguipen Házicurin y Tirípiti honto12se nombra a
Zuangua y Várapame, que además contaba con poca población. Para el caso de
la isla de Cuyámeo (Cuyomeo, Cuyumeo), solo se nombra que estaba habitada a
la llegada de los chichimecas y que con el tiempo, Tariacuri los envía a vivir en
Aterio.
Entre estos dos grupos, se darán una serie de acuerdos y conflictos por
mucho tiempo, pero nunca los chichimecas logran dominar por completo a los
isleños. De hecho al final del relato se da a entender que eran políticamente
iguales, es decir, tenían poder sobre las demás localidades. Esto se ve reflejado
cuando en tiempos de Hirepan, Tangáxoan y Hinquíngaje, repartieron las tierras
entre los chichimecas e isleños. Así los últimos tomaron asiento en Hurapan y
conquistaron Apánoato, Vámuquaro, Hacuízapeo, Papazio hoata, entre muchas
mas.
2.4.1 Actividades económicas
La Relación de Michoacán nombra, que los isleños se dedicaban principalmente a
pescar. Por ejemplo cuando Cúriparaxan tiene el primer contacto con los
chichimecas, se habla de que pescaba con anzuelo durante el día y de noche con
red. Durante las conversaciones con los chichimecas, el pescador nombra algunos
de los peces que había capturado: hacínnaran, hurápeti, cuerepun, tirón y charóe,
afirmando sobre la gran abundancia y variedad de peces que había en el lago. Al
parecer el pescador no conocía la carne de animales terrestres, como la de conejo
12
Vanguipen Házicurin significa “sobre el lugar de las redes” y Tirípiti honto, “lugar del oro” según Seler (2000: 177).
67
que fue la ofrecida por los chichimecas. Sin embargo estos grupos asentados en
las islas no se dedicaban sólo a la pesca, puesto que también cultivaban sus
tierras en campos de riego a la orilla del lago o en sus mismas islas para el caso
de las más fértiles.
A pesar de esto los isleños no contaban con mucho espacio para cultivar en
sus islas, por ello, dependían de las sementeras que tenían en la ribera y tenían
que intercambiar con otros pueblos productos básicos para su subsistencia como
el maíz. Los pobladores de las islas, al parecer eran quienes comerciaban con el
pescado y era su actividad principal en relación con otros pueblos. Se nombra
sobre la existencia de un gran mercado en Paréo, al cual los isleños acudían a
comerciar con el pescado. Generalmente, cuando llevaban presentes a otros
señores de otras localidades ofrecían este producto. Al igual en las islas se podían
obtener otros bienes como plumas de aves, que usualmente se usaban también
como ofrendas para los dioses.
Así mismo dependían de otros productos como la leña, que utilizaban no
solo para sus actividades domesticas sino también para llevar a sus cúes y honrar
a sus dioses, la cual, era traída de la ribera del lago. Se nombra un lugar en la
orilla del lago llamado Tupúparanchuen, en donde los isleños ponían sus redes a
secar en palos y dejaban secando también su pescado; en este sitio permanecían
por mucho tiempo o se asentaban porque llevaban objetos como piedras de moler,
ollas, cantaros y mantas.
68
Figura 33. Isla de Xarácuaro y pescador con su red
2.4.2 Estructuras
En la Relación se nombra la existencia de estructuras en donde se realizaban
actividades políticas y religiosas. Estos centros ceremoniales o cúes, aparecen en
Xarácuaro, en donde había un Cu que se llamaba Purúaten y las trojes, que se
utilizaban para guardar los atavíos de los dioses. En otras estructuras se
realizaban ofrendas y sacrificios, con el fin de honrar a sus dioses: “Trai leña para
los cúes y acuérdate desta injuria, para vengalla, en los tios de tu madre” – le
dicen a Tariacuri los sacerdotes que lo educan- “Que si no oyeres esto y lo
quisieres entender, mira que hay cu en la isla de la laguna y que sacrifican allí y
allí te pondrán aspado para sacrificarte”. “Mira a la otra isla Pacandan, que allí
también sacrifican y allí te matarán” (Idem: 372).
Las ofrendas y sacrificios eran realizadas por los sacerdotes y
sacrificadores de las islas. En uno de los apartados de la Relación de Michoacán,
se habla sobre la preparación de éstos en la isla de Xarácuaro, cuando el señor de
esta isla (Carícaten) nombra a Pauacume como sacrificador y a Vapeani como
sacerdote de Quacarixangatien (uno de los templos de Xarácuaro). Los isleños,
les dan de comer y después les cortan sus cabellos largos, les hacen en las
molleras unas entradas y les dan unas guirnaldas de hilo y unas tenacillas para el
cuello de oro. Según Dalhgren “Se podría interpretar este hecho como el
69
reconocimiento a la importancia del grupo tarasco y el derecho de establecer un
señorío por parte de Xarácuaro, que parece haber sido el centro más antiguo o de
mayor tradición, o probablemente un lugar dedicado a la preparación de
sacerdotes” (citado en Castro 1986: 185).
Figura 34. Estructuras de las islas
A la izquierda de la primera imagen, Hans Roskamp (2000) interpreta que la
casa grande es un templo y que las rayas rojas en sus escaleras representan la
sangre de los sacrificados y la casa más pequeña, seria la del cacique Carícaten,
la cual nos da una idea de la arquitectura de la isla de Xarácuaro.
Estas estructuras y el mismo lago también fueron utilizados por los
tarascos, para guardar sus pertenencias más preciadas o sus tesoros: “En tiempo
de Ticátame, señor de Cuyacan, pasóse la cabecera a Michuacan, que llevó
Zizíspandáquare a Curícaueri a Michuacan y todo el tesoro. Parte puso en la
laguna, en unas islas, y parte en su casa” (idem: 542). En su mayoría tenían el oro
y plata en forma de rodelas y mitras, además de otros accesorios como bezotes,
brazaletes, plumas, orejeras y hacían parte de las ofrendas en las fiestas
dedicadas a sus dioses.
70
Figura 35. A la derecha, Isla con “tesorería”
Esta misma situación se observa para el caso de las islas como Pacanda,
Janitzio, Apúpato, Utuyo13 y Urandén, las cuales fueron utilizadas para guardar
tesoros: “En otra isla llamada Xanecho tenía [el cazonci] ocho arcas de rodelas de
placta y mitras llamadas angáruti, plata fina, cada doscientas rodelas en cada arca
y mitras de plata, y unas como tortas redondas llamadas curinda, cuatrocientas, y
esta plata había puesto allí su padre llamado Zuangua, dedicadas a la luna […]
Ansí mismo tenía [en] otra isla llamada Pacandan, cuatro arcas de rodelas de
plata fina, cada cien rodelas en cada arca y veinte rodelas de oro fino, que
estaban repartidas en aquellas arcas: en cada arca, cinco. Estaban allí sus
guardas y de padres a hijos venían por su subcesion guardar este tesoro. Y
hacían sementeras y ofrescíanlas a aquella plata y había un tesorero mayor sobre
todo […] Así mismo tenía en otra isla llamada Vrándeny, otro tesoro de oro en
13
Para satisfacer las demandas de Olid, Zinzicha muestra a los españoles el oro y plata que tiene
en Vtuyo con lo que juntan diez cajas para llevar a México (Espejel 2008. t2).
71
joyas. No me han dicho el número que era. En la misma isla de Apúpato tenía otro
tesoro de plata” (idem: 671).
2.4.3 Los Dioses
En la isla de Xarácuaro, tenían como dios principal a Hacuízecatápeme,
mencionado por el pescador Cúriparaxan cuando conversa con Vapeani y
Pauacume. Después los habitantes de Curinguaro, intentando convencer a los de
Xarácuaro para que expulsen a Vapeani y Pauacume de la isla, comentan que
pueden llevar maíz, bledos, frijoles y chile de Curinguaro para ofrecer al dios
Hacuizecatapeme” (Espejel 2008: 116). También los habitantes de Xarácuaro
llevaban pescado como ofrenda al dios Acuize Catápeme y tenían otros dioses
como: Puríupe cuxáreti, Caróen o Caró ónchanga, Úriti o Nurite, Xareni varichu o
Xarénaue, Tangáchurani y Varichu vquare (Espejel 2009: 258).
Para el caso de Pacanda se nombra a Chupítirípeme, Vnazi hirecha y su
hermana Camávaperi y en Janitzio solo aparece en mención la diosa luna. Al
parecer estos no son todos los dioses, pero si se nombra que son los mas
“grandes”. Hay que recordar que la primera parte de la Relación de Michoacán
que relataba sobre la religión y cosmogonía de estos pueblos está perdida. Es
decir, que se cuenta solo con las otras dos partes que tienen que ver con la
historia del origen y del poblamiento del señorío y la otra que trata sobre las
formas de organización social, la llegada de los españoles y el declive del imperio.
Además debe considerarse que en el transcurso de la colonización tarasca, los
isleños fueron adquiriendo dioses de los tarascos y viceversa, esto motivado por
las conquistas y alianzas políticas: “Quizás los dioses de Xarácuaro también se
integraron al panteón chichimeca, probablemente desde que éstos entablaron
relaciones con los isleños en tiempos de Pauacume y Vapeani o cuando
Zapiuatame se alió con Tariacuri” (Espejel 2008: 304).
Por ejemplo Xaratanga no era una diosa original de los tarascos, puesto
que, cuando éstos llegan, la diosa tenía ya un templo edificado en lo que es hoy
Tzintzuntzan y Xarácuaro, en donde realizaban sacrificios, rituales y ofrendas.
72
Para los isleños, Xaratanga14 era una diosa de la agricultura pero después con los
chichimecas pasó a ser una diosa guerrera (Espejel 2008, t. II: 288). También, se
le relaciona con el juego de pelota y los baños, y para los tarascos llegó a tener la
misma categoría que el dios Curicaveri.
Figura 36. A la izquierda, diosa Xaratanga
Otra diosa muy nombrada en la Relación es Cuerábaperi, quien era
venerada por los tarascos y posiblemente también por los isleños. Según Corona
Núñez (1982) Chupitirepeme (dios del agua) debió ser una advocación de
Curicaveri. Hay que recordar que este dios tenía su asiento en la isla de Pacanda,
la cual se encuentra ubicada en la mitad del lago, y su cu, estaba ahí edificado. Lo
que significa que era adorado por los isleños antes de la llegada de los tarascos,
pero también pasó a ser deidad de éstos.
No se habla mucho sobre el origen, atribuciones o parentescos entre los
dioses en general de los tarascos y mucho menos de los dioses de las islas. Pero
14
Era una de las deidades que la diosa Cuerauaperi había enviado a la tierra con las mieses y
semillas, pues se dice explícitamente que ella, Xaratanga, había traído el frijol, el maíz y el chile a
la tierra (Espejel 2009, t2: 288).
73
a los dioses de Xarácuaro se les denomina “los abuelos del camino”: “Dijeron ellos
[los chichimecas]: ¿Así se llaman [los dioses]? Dijo el pescador: “sí, señores”. Dijo
Vápeani: “estos fueron nuestros aguelos cuando venimos de camino; ya habemos
hallado parientes. Pensábamos que no teníamos parientes, mas todos somos una
sangre y nascimos juntos” (ibídem).
2.5 Evidencias de ocupación
Durante los recorridos por las islas para registrar los petrograbados se
identificaron otros elementos arqueológicos asociados a las manifestaciones
rupestres. En general, en todas las islas, incluyendo las que no tienen
petrograbados, se encontró material en superficie como tepalcates, obsidiana,
herramientas en piedra, fragmentos de pipa, malacates, huesos, asas y soportes,
entre otros. Cabe aclarar que no en todos los lugares donde se encuentran los
petrograbados se identificó esta evidencia arqueológica, ya fuera por la alteración
del suelo, la basura o por la construcción de viviendas y calles.
En Janitzio se encontraron tiestos, fragmentos de pipas, obsidiana gris con
negro, navajillas prismáticas translúcidas y herramientas en piedra, en su mayoría
en lugares donde están los petrograbados, más específicamente en Tzirini, en la
orilla de la isla cerca del muelle principal, en San Nicolás, Huarache y en
Chankaka. Además algunos habitantes de la isla tienen colecciones particulares
de piezas arqueológicas, que en su mayoría han encontrado al construir las calles
y sus casas. Cuentan por ejemplo, con malacates, obsidiana, sonajeros, pesas
para pescar, tiestos, metates y herramientas en piedra como manos de moler. Una
de éstas cuenta con una fisga para cazar patos (figura 37) y durante los recorridos
se detectó un anzuelo; objetos que, aunque no son prehispánicos, muestran la
importancia de estas actividades para los isleños (figura 38).
74
Figura 37. Fisga para cazar patos Figura 38. Anzuelo
Una pieza que llama la atención y que es parte de una colección particular
es un fragmento de pipa (figura 39) muy parecido a las pipas tarascas expuestas
en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York (figura 40). Estas pipas,
según Hellen Polard (1993: 39), se encontraron en sitios de Tzintzuntzan
asociados con actividades religiosas, comprendiendo el 27 % de las colecciones
de cerámica. También durante los recorridos en Chankaka, se identificó en
superficie otra de estas pipas (figura 41). Fumar tabaco es una actividad asociada
con rituales religiosos, observándose en la Relación de Michoacán (pp. 13) a
sacerdotes y caciques fumando con sus pipas en un rito (fig. 42). Según la
tradición oral de Janitzio, algunos habitantes en décadas anteriores han hallado
objetos como peces de oro y ollas de barro en la orilla de la isla, lo cual refuerza la
idea que tienen los isleños sobre los “tesoros“ que se encuentran en la laguna.
75
Figura 39. Fragmento de pipa Figura 40. Pipa tarasca en el Museo Americano de
Historia Natural en Nueva York (Pollard 1993)
Figura 41. Tiestos y fragmento de
pipa
Figura 42. Caciques con pipas (lámina de RM, fragmento)
76
En Xarácuaro se identificó una alta presencia de tiestos, navajillas y lascas
de obsidiana negra, asas, soportes y algunos huesos en el lugar donde está el
único petrograbado in situ de la isla, en un lugar ubicado hacia la entrada de
Xaracuaro por Arocutin, sobre una leve elevación a un lado del puente que
comunica la isla con tierra firme (figuras 43 y 44).
Figura 43. Tiestos de Xarácuaro
Figura 44. Obsidiana de Xarácuaro
A pesar de que la isla no cuenta con muchos petrograbados, sus pobladores,
en especial las personas mayores, hablan sobre la existencia de diversos objetos
arqueológicos encontrados en décadas anteriores. Uno de los informantes fue
77
Serafín Teodoro Domínguez (jefe de tenencia en los años 80), quien mencionó el
hallazgo de un coyote (similar al de Ihuatzio), que fue encontrado por donde se
encuentra la iglesia actual. Así mismo, comentó sobre el hallazgo de urnas
funerarias y entierros en el área donde se encuentra el petrograbado de las cruces
coloniales, en donde anteriormente realizaban el viacrucis para el 3 de mayo.
Además, sobre la existencia de unas piedras grabadas en la antigua cueva y de
una flecha de oro hallada en Tocuaro. Algunos informantes coincidieron sobre el
hallazgo del coyote15 y de la supuesta yácata que se ubicaba al lado de la cueva,
además de las leyendas en torno al rey Antonio Zuangua y su repartición de
tierras16.
De las islas con petrograbados, la que tiene más evidencia arqueológica
de otro tipo es Pacanda, sobre todo en las áreas que circundan el “cenote
sagrado” y las áreas cercanas a la orilla, muy cerca del muro de contención, al
igual que en sitios próximos a los petrograbados. En general se identificaron
tiestos tipo policromo tarasco,17 navajillas de obsidiana negra y gris, fragmentos
de metates, herramientas en piedra y bolitas en cerámica para sonajeros,
reflejando además, que son del periodo postclásico (figura 45). La pieza que más
llama la atención es una navajilla prismática de obsidiana verde (figura 46) hallada
en el barrio sur de la isla. Según Helen Pollard (2009: 231), no es común encontrar
este tipo de obsidiana en la región y al parecer proceden de Pachuca, Hidalgo. En
15
De Michoacán conocemos el de Ihuatzio, cabecera de lo que fue el señorío de Cuyuacan; junto a
otra escultura, que presenta el mismo estilo del trabajo en piedra, de un coyote, posiblemente un
trono, que se ha comparado con el complejo del chac-mool- tigre de los toltecas en Chichen Itzá
(Castro 1986).
16 La historia oral relata que dicho rey en 1825, lanzó una flecha a diferentes comunidades.
Primero, hacia Urandén de Morales en la piedra más grande que se observa en la isla. Seguido,
lanzó la flecha a la parte más alta de Janitzio, a Tecuena, Puacuaro, Napízaro, Erongarícuaro,
Uricho y San Bartolo.
17 En Tzintzuntzan se identificó este tipo de cerámica y generalmente los elementos decorativos
son geométricos: eses, meandros, líneas radiales, puntos, círculos, líneas horizontales, verticales,
espirales, cuadrados y triángulos así como estrellas. Otros símbolos como xicalcoliuquis, caracol
cortado y en ocasiones representaciones zoomorfas y antropomorfas estilizadas (Castro 1986:
112).
78
sus excavaciones en Uricho y Erongarícuaro encontró este tipo de obsidiana en
entierros de la elite, que datan del periodo clásico tardío, como ofrendas preciosas
importadas.
Figura 45. Tiestos de Pacanda Figura 46. Obsidiana verde
También en la isla de Pacanda algunos pobladores tienen colecciones
particulares de piezas arqueológicas (figura 47). Una de ellas cuenta con un patojo
en miniatura, con líneas rectas y ondulatorias (figura 48), que en Tzintzuntzan ha
sido identificado como cerámica suntuaria; un cajete trípode con soportes de
sonaja, con incisiones que forman líneas curvas, rectas y en zigzag, y una olla con
motivos que representan series de líneas, espirales y líneas ondulatorias (figura
49). Todas en general son del tipo policromo del periodo postclásico. Además de
otras piezas en cerámica miniatura con espirales y puntos, malacates, puntas y
navajillas de obsidiana y una figurilla del periodo clásico.
Figura 47. Artefactos de colección particular Figura 48. Patojo en miniatura
79
Figura 49. Olla Tarasca con motivos geométricos
En la isla de Yunuén, también se identificó material arqueológico en
superficie. Uno de los sitios fue junto al panteón, como a 40 metros de la orilla de
la isla. Por ejemplo, se observaron restos de obsidiana y tiestos, siendo de las
islas que contó con el menor numero de este material. Para el caso de Tecuena,
se encontraron herramientas en piedra, tiestos y obsidiana cerca a la orilla de la
isla y en el muelle norte, lugar donde se registraron la mayor cantidad de
petrograbados de esta isla. Esta isla también presentó poca evidencia de este tipo.
Curiosamente “La Tecuenita”, el islote que recientemente ha emergido al
oeste de la isla Tecuena, es el lugar en donde se encontró la mayor cantidad de
material arqueológico, observándose más hacia las orillas y menos hacia el centro
del islote. Posiblemente tal grado de acumulación se debe a que en tiempos
prehispánicos se utilizó este pequeño montículo como basurero o podría
suponerse también que el lugar fue un cementerio, aunque de ser así los
fragmentos no serían tan abundantes en la superficie. Otra posibilidad es que las
corrientes del lago arrastren material de otros sitios, por ejemplo de Xarácuaro,
hacia este islote, pero las piezas se encuentran en buen estado de conservación y
no se observan desgastadas por el agua, aunque algunas presentan una alta
acumulación de calcio debido a que estuvieron mucho tiempo debajo del agua. Su
80
estado de conservación se debe quizás a que el islote no está habitado y a que no
se utiliza actualmente para cultivar debido al tipo de suelo. En este islote no se
registraron piedras grabadas.
Entre los materiales observados se identificó cerámica del tipo Policromo
Tarasco, malacates, puntas de proyectil, pesas de red, asas, soportes tipo sonaja
de vasijas trípodes, huesos de animal, figurillas, raspadores, navajillas y lascas de
obsidiana (figuras 50 y 51). Algunos tepalcates tienen diseños como círculos
concéntricos, líneas en zigzag, ondulatorias y rectas, espirales, círculos básicos y
puntos. En general, las muestras de esta isla son del periodo postclásico tardío o
tarascas (1200-1521 d.C.) a excepción de las figurillas, que son más tempranas.
Figura 50. Material de superficie de Tecuenita
Figura 51. Fragmentos de obsidiana de Tecuenita
81
En este sentido, dentro del material más llamativo se encuentran tres
figurillas: una cabeza antropomorfa de 2 x 3 cm con incisiones (figura 52), otra es
la parte baja del cuerpo (figura 54), incluyendo los pies (3x 3cm) y la tercera es un
pie de 3 x 2.5 cm. La primera es muy similar a unas figurillas excavadas por Helen
Pollard (2005) en Erongarícuaro (figura 53), quien establece que pertenecen a la
fase Loma Alta 3, es decir al periodo clásico (350-550 d.C.).
Figura 52. Fragmento de figurilla- Tecuenita Figura 53. Figurilla
de Erongáricuaro ( Pollard 2005)
Figura 54. Fragmento de figurilla- Tecuenita
También se identificó un punzón en hueso animal de 7 cm de largo (figura
55). Este objeto es muy similar a los encontrados por Arturo Oliveros en el Opeño,
Jacona (figura 56), quien afirma que eran instrumentos rituales porque se
encuentran como objetos de ofrenda. Miden entre 17.5cm y 7.3 cm (Oliveros
82
2004: 159). El punzón encontrado en Tecuenita tiene deteriorada su punta, es
decir que media aproximadamente 7.5 cm de largo, y tiene una línea esgrafiada
alrededor.
Figura 55. Punzón en hueso- Tecuenita
Figura 56. Punzones registrados en el Opeño ( Oliveros 2004)
En Urandén de Morelos se detectó obsidiana y cerámica; las piezas más
significativas son dos pipas, una de ellas lisa o biselada y delgada, y otra más
ancha y con incisiones (figura 57). Éstas son similares a las pipas de Tzintzuntzan
del periodo Postclásico, analizadas y clasificadas por Helen Pollard (1993) en la
década de los 70s. En la isla de Urandén de Morales también se identificaron
83
navajas y lascas de obsidiana, asas y tepalcates, todos pertenecientes al periodo
postclásico tardío. Dentro de este material se halló un metatito de piedra, un tipo
de pieza que generalmente se asocia con sitios ceremoniales (figuras 58).
Figura 57. Pipas de Urandén de Morelos
Figura 58. Metatito en piedra
Finalmente, dentro de los recorridos no se logró constatar si realmente hubo
algún tipo de estructuras en islas como Pacanda y Xarácuaro, que según la
Relación de Michoacán tenían yácatas o centros ceremoniales. No se observan
84
tampoco desniveles significativos en las áreas descubiertas ni rasgos de muros en
la parte de la plaza de Pacanda, que según la historia oral allí estuvo edificada la
pirámide y una piedra donde realizaban sacrificios. A excepción del muro de
contención que rodea la isla, que al parecer fue construido desde la época
prehispánica. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las islas en general, han
sido alteradas por la construcción de viviendas y calles y han sido habitadas
permanentemente, lo que pudo haber provocado la destrucción de esta evidencia.
Lo que sí fue notorio a partir de los materiales recogidos en superficie es
que todas estuvieron habitadas en la época prehispánica, ya fuera de manera
permanente o de manera temporal, aunque hubo islas como Pacanda y Tecuenita
que contaron con mayor abundancia de restos arqueológicos; esto no significa que
estas dos islas hayan tenido la misma función, porque debe tenerse en cuenta las
características geográficas propias de cada una.
85
CAPITULO TERCERO
Análisis de los petrograbados
3.1 Distribución espacial
El tipo de manifestación rupestre que se registró en las islas del lago de
Pátzcuaro, corresponden todas a la modalidad de petrograbado, considerando
éste como “todos aquellos elementos elaborados sobre una superficie rocosa
aplicando alguna o varias técnicas de percusión (directa o indirecta), incisión,
desgaste o raspado” (Torreblanca 2000:21).
El corpus total de petrograbados registrados en las islas de Janitzio,
Pacanda, Tecuena, Yunuén, Xarácuaro y Urandén de Morelos es de 113
ejemplares, siendo Janitzio en donde más se registraron, con 81piedras (72%). En
Pacanda se registraron 19 (17%), en Tecuena 6 (5%), en Yunuén 2 (2%), en
Urandén de Morelos 1 (1%) y en Xarácuaro 4 (3%). En Urandén de Morales no se
detectó ningún petrograbado pero sí se encontró material arqueológico en
superficie. Para el caso de la Tecuenita, no se detectaron tampoco petrograbados
pero sí fue abundante otro tipo de evidencia arqueológica. El islote San Pedrito no
tiene petrograbados, ni tampoco se detectó material arqueológico.
Figura 59. Gráfica de distribución de petrograbados por islas
86
De los 113 petrograbados, 80 se encuentran in situ y 33 se encuentran
fuera de contexto. En Janitzio 70 petrograbados están in situ y 11 removidos, en la
isla de Pacanda solo 2 están in situ y 17 están fuera de contexto. En el caso de
Tecuena todos están in situ y los 2 de Yunuén han sido removidos, al igual que el
único petrograbado de Urandén de Morelos. Xarácuaro tiene un petrograbado in
situ y 3 fuera de contexto. Los petrograbados in situ generalmente se encuentran
en afloramientos rocosos y en piedras “naturales”; algunos de los que se hallaron
fuera de contexto son piedras aisladas de diversos tamaños y algunos pocos
tienen características similares a los bloques tipo janamu.
3.1.1 Janitzio
Las piedras grabadas in situ encontradas en Janitzio se distribuyen hacia el
noreste (27), el noroeste (20) y el suroeste (21); mientras que hacia el sureste tan
solo se identificaron un par de ejemplares. Estos últimos están en el área más
poblada de la isla y posiblemente algunos petrograbados se destruyeron en la
construcción de la calle que se dirige hacia la estatua de Morelos o por la
construcción de casas. Por el contrario, el norte de la isla es el área menos
habitada,18 motivo por el cual se han conservado más petrograbados.
Ningún ejemplar in situ se encuentra a menos de 2045 metros de altura, y
tampoco sobrepasa los 2120 msnm. En la orilla de la isla no se registraron
petrograbados, esto debido quizás a que el lago en la época prehispánica era más
alto (Pollard 1993, O’Hara 1992). El investigador Jorge Acosta mencionó la
existencia de petrograbados en la parte más alta de Janitzio (2120 msnm), donde
se encuentra la estatua de Morelos. Pero según este autor, fueron destruidos
cuando se construyó dicha estatua (Acosta 1939: 92). Sin embargo, actualmente
los lugares con petrograbados con la elevación más alta están en el barrio San
Pedro, más específicamente en los lugares conocidos como Tzirini y Chankaka,
con una altura de 2110 y 2116 metros. Esto me hace suponer que eran los más
18
Sin embargo, según la historia oral de la isla, esta área casi no se ha poblado porque pertenece
a Xarácuaro.
87
visibles y tal vez, en esa época, los más inaccesibles. Siendo Janitzio la isla más
alta de todas, es la más perceptible dentro del paisaje. Esta isla puede observarse
desde diferentes puntos de la cuenca de Pátzcuaro, no sólo por su altura sino por
su ubicación central en el lago.
Como vimos en el capítulo 2, la mayor parte del terreno en Janitzio es
pedregoso y cuenta con afloramientos rocosos prominentes. En algunos de éstos
se ubican concentraciones o agrupamientos de petrograbados que se encuentran
muy cerca entre sí, formando conjuntos. En la isla existen 7 de estos conjuntos,
siendo el lugar conocido como Huarache el que cuenta con la acumulación de
petrograbados in situ más grande (27), lo que podría significar que es el más
importante o mejor conservado de la isla.19
3.1.1.2 Los conjuntos
En general los conjuntos cuentan con características similares en cuanto a su
posición en el terreno y la forma topográfica en la que aparecen. Janitzio cuenta
con pendientes elevadas que forman “domos” y en su cima, en algunos puntos se
forman terrazas o miradores naturales que terminan en los filos o despeñaderos.
Estos miradores cuentan con afloramientos rocosos, siendo éstos utilizados para
la reproducción de este tipo de manifestación y en donde se ubican los conjuntos.
Estos lugares son muy visibles debido a su altura y su ubicación en la isla, por
ende pueden observarse y distinguirse desde otros puntos de la Cuenca, y al
mismo tiempo desde ellos puede observarse una panorámica completa de la
región.
Existen algunos lugares dentro de la isla que los pobladores han nombrado
en purépecha en relación a su característica topográfica o por la forma de alguna
piedra en particular. Siendo así, Chankaka, es un cumulo de piedras que forman
19
En general los petrograbados de este lugar se han conservado porque no se han construido
viviendas, pero actualmente se encuentran altas concentraciones de basuras y escombros. Esto
dificultó no solamente la labor de registro sino también la búsqueda de eventos rupestres
asociados.
88
un piloncillo y Huarache es una laja parada en el suelo con forma de sandalia.
Otros dos lugares han sido nombrados con partes del cuerpo humano, Tzirini
(costilla) y Pexo (espalda o domo). En este sentido, conviene mencionar que
según Humphrey, a través de la clasificación el orden se impone en el mundo, no
simplemente un ordenamiento de cada cosa en su lugar, sino un orden moral, de
las relaciones sociales, del espacio, del tiempo y del cosmos, y que uno de los
más importantes generadores de ese principio de orden es el cuerpo humano
(Parker y Richards 1994: 10).
Figura 60. Mapa de distribución de los petrograbados de Janitzio
Hacia el noroeste, en el barrio San Nicolás, hay 3 conjuntos. El primero
incluye los petrograbados ubicados en la casa donde se encuentra la conocida
“Piedra del Toro”, localizados a una altura de 2055 msnm. Este conjunto consta de
11 petrograbados; dos se encuentran en la entrada de la casa y uno de ellos es la
89
llamada “Piedra del Toro” (JAN-34), nombrada así porque simula la forma de un
toro, la cual también tiene grabados espiraloides en su cara norte. La otra (JAN-
35), tiene un grabado antropomorfo en su cara superior. Estas dos piedras se
encuentran casi ocultas por la casa, lo que podría indicar que hubo más
manifestaciones gráfico-rupestres en este punto pero fueron destruidas.
Los otros 9 ejemplares (JAN-36 hasta JAN-44) se ubican en el solar de esta
casa, sobresaliendo una piedra de 1.95m por 1.68m (JAN-36). Esta piedra se
puede considerar la principal del grupo debido a que cuenta con el mayor número
de diseños y está ubicada al centro del terreno, rodeada de los demás
petrograbados que componen el conjunto. Sus grabados, del que sobresale un
antropomorfo debido a su tamaño (1m x 70 cm) y posición del cuerpo, están
mirando hacia el cielo y hacia el oeste. Enfrente de ésta, hacia el norte, está el
petrograbado JAN-39 que también tiene sus diseños (todos espirales) en la cara
superior y en el lado oeste, apuntando hacia Erongarícuaro y Uricho.
Otra piedra (JAN- 38) con un diseño antropomorfo y una escultura
antropomorfa que emerge de la tierra (JAN-43), están mirando hacia el norte,
dirigidas hacia el cerro Timben, el Tzirate o la isla de Tecuena. La piedra del
achoki (JAN-42) que hace parte de este conjunto, está grabado en la cara superior
pero su rostro está dirigido hacia el sur, o está mirando hacia el interior de la isla.
En este conjunto se identificó también la espiral más grande de todas las islas
(JAN-40), grabada hacia el lado oeste y ubicada a un lado de la piedra principal. El
JAN-41 es una espiral pequeña grabada en la cara superior y ubicada al lado de la
espiral más grande. El JAN-37 es un petrograbado ubicado también alrededor de
la piedra principal y sobresale por tener diseños de tipo contable (series de líneas
rectas), que apuntan también hacia el oeste. Por ultimo, hace parte de este
conjunto un petrograbado colonial (JAN-44) grabado a un lado de la piedra del
achoki. Todo este conjunto está in situ, aunque están en riesgo de desaparecer
muy pronto por la construcción de una nueva vivienda.
90
El segundo conjunto del barrio San Nicolás es el ubicado en el plantel de la
Preparatoria, a un lado de la calle Guazusera (murciélago) a una altura de 2060
msnm. En éste hay cinco petrograbados. Los dos primeros están enfrente de la
construcción (a 4 metros de distancia uno de otro). El JAN-50 tiene espirales y
series de líneas grabadas en su cara superior, mientras que el JAN-51 tiene dos
rostros antropomorfos asociados a series de líneas rectas que apuntan hacia el
norte (figura 61). Las demás piedras se encuentran a 10 metros de distancia de
las primeras, en la parte de atrás de la preparatoria. El JAN-52 (figura 62) tiene
grabadas dos caras: la superior (espirales) y la norte (espiral cuadrada); el JAN-53
tiene sus diseños en la cara superior (espirales) y el lado oeste con espirales
también. El último (JAN-54), a 7 metros de distancia de éstas ultimas, se
encuentra en una casa particular a un lado de la preparatoria. Sus diseños
sobresalen por ser series de líneas contables que fueron realizadas en dirección
hacia el norte. Al igual que el conjunto anterior, hacia el norte se encuentra el cerro
Timben, el Zirate y la isla de Tecuena. También en este caso, a pesar de que
todos los petrograbados se encuentran in situ están en riesgo de desaparecer por
la construcción de una cancha de futbol dentro del plantel.
Figura 61. (JAN- 51) Figura 62. (JAN- 52)
El tercer conjunto de este barrio es el localizado hacia el noreste de la isla,
en un lugar llamado Huarache. Como se dijo anteriormente, este es el conjunto
más grande con 27 petrograbados in situ (JAN-5 hasta JAN-11 y JAN-13 hasta
JAN-32) y dos removidos en casas particulares (JAN-12 y JAN-33). Es decir, que
hay cuatro grupos dentro del conjunto en diferentes niveles del terreno. El primer
91
grupo, que es el más alto, se ubica a un lado de la escuela secundaria, a una
altura de 2083 msnm; el segundo, a un lado de la calle, está a 2078 msnm; el
tercero ya más adentro del lugar, a 2069 msnm, y el cuarto grupo, que está más
hacia abajo, está a una altura de 2066 msnm.
En general en todo el conjunto, la cara que más se grabó fue la superior
(JAN 5, 6, 7, 9, 11, 13, 23, 26, 27, 30, 31), seguida de la cara este (JAN 10, 15, 17,
18, 19, 20, 21, 24, 28); cuatro lados grabados miran hacia el oeste ( JAN 14, 29 y
32); 2 hacia el norte (JAN 16 y 25) y uno al sur o interior de la isla (JAN-22). En
particular, en este conjunto sobresalen dos piedras (JAN-5 y JAN-6), que tienen
series de oquedades circulares (k’uillichis) (figura 63)). Las líneas de estos
tableros se encuentran orientadas N-S y E-O, encontrando hacia el lado este un
pequeño montículo circular que está enfrente de la nivelación sobre la que están
las yácatas mixtas, que registraron en Ihuatzio.
Figura 63. K’uillichi (JAN-6) Figura 64. Desde Huarache
Hacia el suroeste de la isla, en el barrio San Pedro, se encuentra el cuarto
conjunto en un lugar conocido como Tzirini, en una casa particular. Este conjunto
tiene 5 petrograbados in situ, a una altura de 2083 msnm. El JAN-59, es una
piedra que tiene tres caras grabadas: la superior, norte (que apunta hacia
92
Tecuena) y la noreste, todas con representaciones antropomorfas. En seguida se
encuentra JAN-60, que sobresale por tener una serie de líneas rectas contables,
grabadas en su cara superior; el JAN-61, es una piedra de gran magnitud
(1.70mx1.80m), grabada en su cara superior con diseños interconectados (posible
Tlaloc) y en la cara norte se encuentra un antropomorfo de pequeña dimensión. La
siguiente JAN-62, es un petrograbado con espirales y oquedades circulares
dirigidos hacia el oeste. El último, es JAN-63, tiene representada una espiral
pequeña, grabada en la cara norte.
Figura 65. Conjunto en Tzirini
A un lado de este conjunto, más hacia el sur, se encuentra el quinto
conjunto, en un lugar conocido como Chankaka. Contiene 10 petrograbados (JAN-
64 hasta JAN-73) a alturas entre los 2101 y los 2116 msnm. La cara que más se
grabó fue la superior (JAN 65, 66, 67, 69, 72 y 73), seguida de la norte (JAN 64 y
70); hacia el oeste fue grabado un antropomorfo, que además es el único del
conjunto (JAN-68); el petrograbado (JAN-71) tiene sus diseños en la cara sur. A
este conjunto, pertenece la piedra llamada “ojo de agua” (JAN-73). Según los
informantes, algunos ejemplares de Chankaka fueron destruidos para la
elaboración de casas y calles.
93
El sexto conjunto se ubica también en el barrio San Pedro, en los solares
de casas particulares. Se llega por medio de una calle que baja del mirador de
Morelos y termina en un despeñadero cerca del toril. Según los dueños de la casa,
este sitio fue un antiguo mirador. Se identificaron 6 petrograbados (JAN-74 hasta
JAN-79) con una elevación entre los 2082 y los 2110 msnm. Sus grabados fueron
realizados en diferentes caras: la superior (1), la norte (2), la sur (2), la oeste (1) y
la este (1). El petrograbado JAN-74, se distingue de las demás por el número de
diseños, por su tamaño (2.10m x 2.90m) y porque de ella sobresale una
protuberancia que forma una cabeza antropomorfa, que apunta hacia el oeste,
más específicamente hacia Uricho (figura 67- JAN-74). La JAN-75, esta grabada
hacia el sur; la JAN-76 es una piedra casi oculta por el piso de la casa y también
tiene sus diseños en la cara sur. El JAN-77 es una piedra con espirales grabadas
en el lado norte. Diagonal a ésta, se encuentra el petrograbado JAN-78, con solo
un diseño (espiral doble divergente) e igualmente está orientado hacia el norte. El
último (JAN-79), se encuentra ubicado en la parte más alta, cuyos grabados
apuntan hacia el este.
Figura 66. Conjunto- antiguo mirador Figura 67. Cabeza antropomorfa (JAN- 74)
El último conjunto cuenta con tan solo dos piedras in situ, cercanas una de
otra. Están ubicadas en el barrio San Juan y Santiago a una altura de 2071 msnm.
El petrograbado JAN-80, conocido como “El Mirador” (JAN 68 y 69), tiene tres
caras grabadas (norte, oeste y superior) y sus diseños están interconectados; el
lado norte está orientado hacia la isla de Pacanda y algunos cerros; su cara oeste
94
apunta hacia el cerro “El Vado” (figura 70). Una característica particular de este
mogote es que puede observarse desde los muelles principales de la isla, lo que
actualmente la hace ser la más visible y además la más conocida por los
habitantes de Janitzio. Según los pobladores, esta piedra representa a la diosa
Cuerábaperi, nombrada en la Relación de Michoacán. Así mismo, algunos creen
que es la firma del rey Zuangua. La JAN-81 (figura 71) es de las piedras grabadas
más grandes de la isla con 4 por 3.20 metros. Sólo su cara superior está grabada
(círculos concéntricos, espirales y series de líneas rectas) y desde allí se puede
observar el petrograbado JAN-80.
Figura 68. Lugar del petrograbado JAN -80 Figura 69. Desde el mirador
Figura 70. (JAN- 80) Figura 71. (JAN- 81)
95
Por otra parte, en el barrio Morelos, hacia el noreste de la isla, se
registraron solo cuatro petrograbados (JAN 55 – JAN 58), todos fuera de contexto,
al igual que otros cuatro en el barrio San José (JAN 1- JAN 4), removidos en
casas particulares.
3.1.2 Pacanda
En esta isla se identificaron 19 petrograbados, de los cuales sólo dos se
encontraron in situ (PAC 13 y PAC17). Los dos primeros se encuentran en la calle
este-oeste denominada El Progreso. El PAC-1 es parte de un muro de una casa
particular y el PAC-5 se encuentra en el piso de esta calle antes de llegar a la
plaza. Ocho petrograbados se ubican en el norte. El PAC-18 se identificó en un
muro de una parcela cerca del muelle. Los PAC- 2, 3, 4, 6, 7, 8 y 9 se encuentran
en el muro de contención que rodea la isla en el lado norte. En esta sección de la
isla se encontraron otras evidencias arqueológicas como metates, tepalcates,
navajillas de obsidiana y pesas de red.20
20
Según los informantes, este tipo de piedras han sido reutilizadas por los pescadores hasta el presente.
96
Figura 72. Mapa de distribución de los petrograbados de Pacanda
En el barrio sur se registraron 9 ejemplares. El PAC-10 es parte del muro de
contención de la orilla de la isla y se encuentra a un lado del muelle llamado “El
Higo”; los petrograbados PAC-11 y PAC-12 están en las calles empedradas que
rodean la plaza central, en diagonal a la construcción militar de 1936. El PAC-13
(figura 73 y 74) , conocido por muchos pobladores de Pacanda como la “Piedra del
Charrito”, se ubica a un lado del panteón al sur de la isla y es de las pocas que se
encuentran en su contexto original. La llaman así por la forma de los diseños
grabados en su cara superior; entre los cuales sobresale uno antropomorfo que al
parecer los pobladores actuales sobrepusieron a otro diseño antropomorfo
prehispánico. Muy cerca de esta piedra, como a 30 m hacia el noroeste, se
encuentra la llamada “Piedra del Toro”, no cuenta con grabados y es denominada
97
así por su forma y porque tiene una protuberancia natural que simula un rostro
humano. El PAC-17 esta in situ, está ubicado al sur sobre una calle, orientada
hacia Yunuén.
Figura 73. Lugar petrograbado PAC- 13 Figura 74. Diseño antropomorfo
(PAC-13)
PAC-14, 15, 16, 18 y 19 son parte de colecciones particulares, ya que
algunos pobladores se han interesado en conservar piezas en cerámica y piedra
que han encontrado al construir sus casas o en la orilla de la isla. La primera es
una cabeza o figura antropomorfa en piedra. Su dueño dice haberla encontrado en
la orilla de la isla, al lado del muro de contención. Los otros cuatro petrograbados
son parte de la colección de Gregorio Campos, quien no solamente encontró estas
piedras sino también diversas piezas de cerámica (algunas con iconografía similar
a los diseños de los petrograbados) al construir su casa y al sembrar en sus
parcelas.
En esta parte del sur, la isla cuenta con grandes concentraciones de
obsidiana y tepalcates, y donde se encuentra el ojo de agua logré identificar unas
navajillas prismáticas.
98
En resumen, casi la totalidad de los petrograbados de la isla Pacanda han
sido removidos o fueron reutilizados para la construcción del muro de contención
(figura 76) o para la construcción de las viviendas y calles (figura 75).
Figura 75. Camino en piedra (PAC-12) Figura 76. Muro de contención que rodea a
Pacanda
3.1.3 Urandén de Morales y Urandén de Morelos
Se pudo constatar al realizar los recorridos que no existen petrograbados en estas
islas. Solo localicé una pequeña escultura antropomorfa (URA-1), que es parte de
la decoración de un restaurante, en la parte más alta de la isla de Urandén de
Morelos. En ambas islas se logró identificar material arqueológico en superficie
como obsidiana, fragmentos de herramientas en piedra y tepalcates. En el mapa
se observan los puntos donde se identificó este material.
99
Figura 77. Presencia de material arqueológico en Urandenes
3.1.4 Tecuena
Esta isla cuenta con una baja concentración de petrograbados, ya que se
registraron in situ tan solo siete en afloramientos rocosos, también en miradores
naturales similares a los de Janitzio. Los numerados como TEC- 1, 2, 3, 4 y 5
forman un conjunto (figura 78) ubicado hacia el norte de la isla (enfrente del
muelle), con una elevación de 2047 msnm. Todos estos petrograbados fueron
grabados en su cara superior. El TEC-5 es el más grande, con 1.70 m x 4.30 m, y
tiene varios diseños interconectados y dos antropomorfos. Éste se puede
considerar el petrograbado principal del conjunto norte no sólo por su tamaño sino
también por el número de diseños y formas. El petrograbado TEC -6 fue grabado
en su cara norte (figura 79). Se ubica en otro afloramiento rocoso hacia el sur de la
100
isla, enfrente de la jefatura de tenencia, a una altura de 2052 msnm. Éste está
incompleto, lo que hace suponer que hubo más petrograbados en este lugar pero
que fueron destruidos o descontextualizados.
Figura 78. Conjunto muelle norte Figura 79.(TEC – 6), al fondo Janitzio
En el mapa se observa la pequeña protuberancia al lado de Tecuena,
conocida actualmente como Tecuenita, y en él se indica en dónde se observó
material arqueológico.
101
Figura 80. Mapa de distribución de petrograbados en Tecuena
y mapa de Tecuenita con material arqueológico
3.1.5 Yunuén
En el caso de Yunuén sólo se identificaron dos petrograbados reusados en muros.
El número YUN-1 (figura 81) está ubicado en una casa particular y el YUN-2
(figura 82) a un lado del muelle principal en un muro que rodea la orilla de la isla.
Junto al panteón, como a 40 metros de la orilla, se identificaron restos de
obsidiana y tepalcates en superficie.
102
Figura 81. (YUN – 1) Figura 82. (YUN- 2)
Figura 83. Mapa de distribución de los petrograbados en Yunuén
3.1.6 Xarácuaro
En Xarácuaro se registraron 4 petrograbados, solo uno in situ y además colonial.
El número XAR-1 se encuentra removido y se ubica hacia el norte en el barrio San
103
Francisco. Esta adosado en la pared de una casa particular en la calle Benito
Juárez. El XAR-2 hace parte de una colección particular de este mismo barrio. El
primero es similar a los bloques de janamu y el segundo es una escultura
antropomorfa. Según los informantes fueron encontradas en sus terrenos, junto
con piezas en cerámica y metates. El XAR-3 es parte de otra colección particular,
resguardada en una casa del barrio San Francisco, dos calles antes de llegar a la
iglesia principal.
Figura 84. Mapa de distribución de petrograbados en Xarácuaro
El único petrograbado que se encontró in situ fue localizado a la entrada de
Xarácuaro por Arócutin, cerca del puente. Este petrograbado, numerado como
XAR-4 (figura 85 y 86), tiene 16 cruces coloniales en diferentes lados. También
este sitio cuenta con una alta acumulación de obsidiana, tiestos y huesos. Según
los informantes, en años anteriores en este lugar se realizaba el viacrucis o
104
calvario, lo que podría tener relación con tantas cruces grabadas sobre esta
piedra. Así mismo existen los grabados en cantera o bajorrelieves que están en
los muros de la iglesia central con iconografía evidentemente colonial.
Figura 85. Ubicación del petrograbado (XAR- 4) Figura 86. (XAR- 4)
3.2 Dimensión y orientación
En el caso de Janitzio, 31 piedras están grabadas en su cara superior; 17
en la cara norte, 6 en la cara sur, 13 hacia el lado oeste, 11 hacia el este y 1 hacia
el noreste; solo dos petrograbados (JAN-80 y JAN-59) están grabados en tres
lados. Por otro lado, en Tecuena, nuevamente la cara superior es la mas grabada
(5 veces) y su cara norte 1 vez. La isla de Pacanda, tiene dos petrograbados in
situ, de los cuales, dos fueron grabados en la cara superior. La única piedra en
Xarácuaro in situ (XAR-4) tiene 4 lados grabados (norte, superior, noreste y este).
En términos generales, la mayoría de los grabados (39 ejemplares que
representan el 43% del total) están en la parte superior de las piedras; seguido a
esto las caras más utilizadas para grabar fueron la norte, en 19 casos (21%), la
oeste en 13 casos (14%), la este en 12 (13%), la sur en 6 (7%) y la noreste en 2
casos (2%). En este sentido, si el lado superior fue el preferido para grabar los
diseños, hace suponer que hubo un aprovechamiento del espacio más plano de la
piedra, ya que las rocas fueron escogidas no solo por el tamaño o por su posición
105
geográfica, sino también por la forma o tal vez con la idea de ser vistos desde
arriba. Además, haber sido seleccionados para realizar ciertas actividades o para
marcar el territorio por medio de las piedras grabadas.
Figura 87. Gráfico de lados grabados
El tamaño de las piedras es muy variable, el 37% son mayores a 1.50 m, el
21% miden entre 1 y 1,50m y el 42% mide menos de un metro. Cabe resaltar que
la mayoría de las piedras más grandes (mayores de 1.50 m), se ubican en Janitzio
y una en Tecuena, son las que presentan el mayor número de grabados y con
más complejidad en su elaboración (JAN-5, JAN-6, JAN-7, JAN-36, JAN-59, JAN-
61, JAN-74, JAN-80, JAN-81 y TEC-5).
Las piedras pequeñas tipo bloque de janamu que se asocian a estructuras
cívico–religiosas, fueron 5 en Pacanda (PAC-2, PAC-12, PAC-15, PAC-16 y PAC-
19); 2 en Janitzio (JAN-1 y JAN-2), 2 en Yunuén (YUN-1 y YUN-2) y una en
Xarácuaro (XAR-1). Estos bloques tienen formas, tamaños y extensiones
preparadas, muy similares a los colocados en las fachadas de las yácatas de
Tzintzuntzan. Aunque sólo se registraron 10 bloques de este tipo, se podría
suponer la existencia de estructuras en algunas islas para la época prehispánica.
Según Helen Pollard, Pacanda y Xarácuaro fueron asentamientos protohistóricos
(1500 d.c), considerados centros religiosos con templos dedicados a una variedad
de dioses tarascos. Al igual, funcionaron como centros administrativos locales en
106
donde vivía una elite (Pollard, 1993: 79). Para el caso de Xarácuaro, la tradición
oral afirma que existió una yácata en la época prehispánica, la cual estaba
ubicada detrás de la iglesia principal. Situación similar ocurre con Pacanda, cuya
yácata y la piedra sagrada del sacrificio, según los testimonios de los pobladores,
estaban ubicadas en la actual plaza. Por el contrario, en Janitzio para la cual no
hay constancias contundentes de que haya estado habitada, sólo se encontraron
dos bloques tipo janamu y las muestras de otras evidencias arqueológicas
observadas en superficie fueron menores.
Fig.88 (JAN-1) Fig. 89. (PAC-16) Fig. 90 (PAC-15) Fig. 91 (PAC-19)
3.3 Análisis iconográfico
Para el caso de los petrograbados que se analizan, se aplicaron dos niveles,
primeramente se realizó la identificación del corpus de diseños, en este caso,
todos los motivos encontrados en las seis islas. Se hizo la descripción y
clasificación de dichos diseños y se determinaron algunas unidades temáticas que
establecerán las propuestas interpretativas y la función de los diseños a partir del
contexto en el que se encuentran.
La clasificación del corpus de diseños se realizó a partir de su morfología,
separando los diseños en categorías, grupos, tipos y variantes. Las categorías son
dos: la de los diseños representacionales y la de los geométricos. Los primeros
son los diseños que se pueden identificar o reconocer como personas, animales y
cosas; los geométricos son simplemente los diseños que representan figuras
geométricas como círculos, cuadrados, rombos, etc. Los petrograbados coloniales
se clasificaron y analizaron por separado, estableciendo sus propias categorías,
107
grupos y tipos, por tratarse de diseños diferentes en cuanto su temporalidad. Al
igual, las esculturas se clasificaron de manera independiente por tratarse de una
técnica distinta, aunque cabrían dentro del apartado de los antropomorfos.
La categoría de los representacionales en los diseños prehispánicos se
divide en dos grupos: antropomorfos y zoomorfos. Dentro del primer grupo, se
estableció el tipo de los esquemáticos, que se refiere a las representaciones que
se caracterizan por tener trazos simplificados y que no tienen la intención de ser
realistas. A su vez, se establecieron cuatro variantes: rostros, pies, cuerpos rectos
y cuerpos con volumen. El grupo de los zoomorfos solo tiene un ejemplar y por lo
tanto solo hay un tipo y una variante.
La segunda categoría está formada por los diseños geométricos. A
diferencia de los representacionales no cuentan con variantes, para los cuales se
establecieron cinco grupos: círculos, líneas, espirales, oquedades y cuadrados,
que a su vez se subdividen en varios tipos. Esta es la categoría que cuenta con
más diseños, sobresaliendo en cantidad las espirales.
CATEGORIAS GRUPOS
REPRESENTACIONALES
Antropomorfos
Zoomorfos
Esquemático
s
Reptiles
-Rostros
- Pies
-Cuerpo con
líneas rectas
-Cuerpo con
volumen
- -achoke
VARIANTES TIPOS
108
GEOMÉTRICOS
Líneas
Oquedades
Círculo
s
Espirales
Cuadrados
-Básico
-Concéntrico
-Con 2 anillos concéntricos
-Con 2 anillos concéntricos y extensión ondulatoria
-Circulo con oquedad interna
-Circulo concéntrico con oquedad interna
-Recta
-Series de líneas rectas
-Líneas enmarcadas
-Líneas con ángulos rectos
-Líneas ondulatorias
-Cruces
-Básica
-Concéntrica
-Concéntrica con oquedad circular
-Con extensión recta
-Con extensión ondulatoria
-Cuadrada
-Ovalada
-Doble divergente
-Doble convergente
-Líneas enmarcadas
-Líneas con ángulos rectos
-Líneas ondulatorias
-Cruces
-Circular
-Series de oquedades circulares
-Oquedad cuadricular
-Diagramas de oquedades circulares
-Básico
-Cuadrado concéntrico con oquedad interna
CATEGORIAS GRUPOS TIPOS
109
En el caso de los diseños coloniales se establecieron dos categorías: los
geométricos y los representacionales. Al igual que en los prehispánicos, los
representacionales son los que se pueden reconocer a simple vista como sujetos
(antropomorfos), objetos (cruces) y fechas en este caso. El diseño que más se
representa en esta categoría es la cruz atrial, registrándose su mayoría en la isla
de Xarácuaro, en el petrograbado ubicado en un lugar donde anteriormente se
realizaba el vía crucis (XAR-4). La categoría de los geométricos sólo cuenta con
un grupo.
Ahora bien, los petrograbados prehispánicos y coloniales se clasificaron
también en relación a la distribución de los diseños en las piedras, estableciendo
cuatro clases: 1) Petrograbados con diseños separados, 2) con diseños
individuales, 3) con diseños interconectados y 4) con diseños separados e
interconectados.
Geométricos
Antropomorfos
Fechas
Triangulo con cruz
Representacionales
-Atrial
-con circulo Cruces
-Cabezas
-Cuerpo
completo
GRUPO CATEGORIA TIPOS
110
La primera clase es la de los petrograbados con varios diseños que se
distribuyen en una o varias caras de la piedra de manera separada unos de otros.
En este caso hay 47 petrograbados con este tipo de distribución, por ejemplo las
piedras grabadas JAN-13, JAN-50, JAN-77, siendo la espiral y las series de líneas
rectas los motivos más recurrentes.
La segunda clase es la de los petrograbados que tienen un solo diseño
grabado en una de las caras, de los cuales hay 38 ejemplares en total (JAN-63,
JAN-78 y PAC-11, entre otros). Éstos se pueden considerar los menos complejos
en cuanto su elaboración y los diseños que más se repiten son la espiral y los
antropomorfos.
Fig. 92 (JAN-61) Fig. 93 (JAN-80) Fig. 94 (TEC-5)
La tercera clase es la de los petrograbados cuyos diseños se distribuyen en
una cara o en varias caras de la piedra de manera interconectada o unidos entre
sí, con un total de 11 ejemplares (figuras 92, 93 y 94). Los de esta clase
representan generalmente el mayor grado de complejidad en cuanto a su
elaboración, distribución y número diseños. Los diseños más recurrentes en esta
clase de petrograbados son las espirales con diversas variantes. Algunos
ejemplos son JAN-61, JAN-75, JAN-80 y TEC-5.
La última clase es la de los petrograbados que tienen algunos diseños
separados y otros interconectados en una o varias caras de la piedra, contando
con 9 petrograbados de este tipo (JAN-30, JAN-36, JAN-62, entre otros). Los
111
motivos más representados son las espirales, los antropomorfos y las series de
oquedades circulares.
Entre los petrograbados coloniales hay 7 con diseños individuales en una
cara y 3 con diseños sobrepuestos. Este tipo de ejecución, es decir, encontrar un
diseño grabado encima de otro, sólo se encontró en el caso de los coloniales, y
solamente hay un petrograbado con este tipo de diseños en Xarácuaro (XAR-4).
Una de las dificultades de la clasificación es que en algunos casos es
complicado asignar de manera definitiva los diseños a una determinada categoría
o grupo. Por ejemplo, en algunas ocasiones los antropomorfos tienen atributos
que asemejan la posición del cuerpo de algún animal o algunas partes de su
cuerpo tienen características de animales, pero para evitar confusiones se
ubicaron todos dentro de los antropomorfos. Otro caso fueron las cruces, algunas
de las cuales fueron fácilmente identificadas en la categoría de los coloniales,
como las cruces atriales o las cruces que terminan en circulo, pero hay otras cuya
temporalidad no pude establecer por lo que fueron ubicadas en la categoría de los
diseños geométricos. Además, algunos diseños eran imperceptibles, ya fuera por
la falta de luz, por la erosión de la piedra o por su estado de conservación.
Existe un total de 300 diseños en las seis islas, obviando los que no fueron
perceptibles debido a su deterioro e imposibilidad de ser observados claramente
en la piedra. Los coloniales son 22 y para el caso de las esculturas se registraron
12 ejemplares (3%). En los prehispánicos, los diseños representacionales suman
31, dentro de esta categoría 30 son antropomorfos (el 9%) y un zoomorfo (1%) del
total de todos los diseños. La categoría de los geométricos tiene 269 diseños: 25
círculos (7%), 47 líneas (14%), 148 espirales (44%), 47 oquedades (14%) y 2
cuadrados (1%). En definitiva los tres grupos de diseños que mostraron mayor
recurrencia son en primera instancia las espirales, luego las líneas y en seguida
las oquedades.
112
Figura 95. Gráfica tipos de diseños
1. REPRESENTACIONALES
Janitzio
Pacanda
Tecuena
Xarácuaro
Yunuén
total
1.1 ANTROPOMORFOS
1.1.2 Antropomorfos Estilizados 25 2 3 30
1.2 ZOOMORFOS 1 1
2. GEOMÉTRICOS
2.1. CIRCULOS
2.1.2 Circulo básico 5 1 6
2.1.3 Circulo concéntrico 2 1 3
2.1.4 Circulo con dos anillos concéntricos
1 1
2.1. 5 Circulo con dos anillos concéntricos y extensión ondulatoria
1 1
2.1.6 Circulo con oquedad interna 6 5 1 1 13
2.1.7 Circulo concéntrico con oquedad interna
1 1
2.2 LINEAS
2.2.1 Línea recta 3 3
2.2.2 serie de líneas rectas 16 2 1 1 1 21
113
2.2.3 líneas enmarcadas 3 1 4
2.2.4 Líneas con ángulos rectos 3 3
2.2.5 Línea ondulatoria 9 1 1 1 12
2.2.6 Cruces 4 4
2. 3 ESPIRALES
2.3.1 Espiral básica 14 3 17
2.3.2 Espiral concéntrica 44 3 1 48
2.3.3 Espiral concéntrica con oquedades circulares
2 2
2.3.4 Espiral con extensión recta 6 6
2.3.5 Espiral con extensión ondulatoria
16 2 2 1 21
2.3.6 Espiral cuadrada y ovalada 4 4
2.3.7 Espiral doble divergente 30 3 4 1 38
2.3.8 Espiral doble convergente 3 8 1 12
2.4. OQUEDADES
2.4.1 Oquedad circular 15 1 2 18
2.4.2 Series oquedades circulares 14 6 2 22
2.4.3 Oquedad cuadricular 3 3
2.4.4 Diagramas de oquedades circulares
4 4
2. 5 CUADRADOS
2.5.1 Cuadrado básico 1 1
.2. 5.2 Cuadrado concéntrico con oquedad interna
1 1
300
Figura 96. Tabla cuantitativa de los grupos prehispánicos
3.3.1 Diseños Antropomorfos
En los diseños prehispánicos, dentro de la categoría de los representacionales,
este grupo es el que cuenta con el mayor número en comparación con los
zoomorfos; siendo la isla de Janitzio la que tuvo su mayoría con un total de 25.
Dentro de este grupo se determinó el tipo de los antropomorfos esquemáticos con
114
cuatro variantes: rostros, pies, cuerpo con líneas rectas y cuerpo con volumen,
siendo en total 30 diseños.
Tipo 1.1.2- Los antropomorfos estilizados esquemáticos Una de sus
principales características es su cuerpo formado por líneas rectas con los brazos
extendidos hacia arriba. Algunos cuentan con círculos básicos u oquedades
circulares en medio de su tronco, y otros arriba de su cabeza. Otros antropomorfos
de este tipo tienen el cuerpo con volumen, en especial la parte de su abdomen y
pecho. En general los diseños de este tipo están asociados a espirales,
oquedades circulares, líneas rectas y círculos básicos. También tienen la
representación de sus miembros sexuales (cuatro masculinos y uno femenino). El
único antropomorfo femenino tiene representados sus senos por medio de dos
oquedades circulares y su miembro sexual por medio de un círculo con oquedad
circular; no cuenta con ningún elemento externo, caso contrario con los
masculinos, que generalmente tienen tocados.
Se identificaron algunos diseños básicos como rostros o máscaras y pies.
De los primeros, algunos tienen tocado y orejeras, además de la representación
de sus ojos, nariz y boca con oquedades circulares o con líneas rectas y curvas.
Otros vienen acompañados por series de líneas que podrían relacionarse con
valores contables. En general, los antropomorfos de este tipo se encuentran en
posiciones básicas, de perfil y de frente, y algunos parecen reflejar posiciones de
saludo, oración y alegría.
115
116
Figura 97. Tabla diseños antropomorfos
3.3.2 Diseños zoomorfos
Grupo 1.2- Zoomorfos: solo se registró un diseño zoomorfo en la isla de Janitzio
en el barrio San Nicolás, con ello, se establece solo un tipo (anfibios) y una
variante (achoke). Esta representación es importante no solamente porque es la
única en todas las islas sino por el tipo de animal que representa, siendo una
especie endémica del Lago de Pátzcuaro (figura 99), además por el tamaño de su
grabado y porque se adecúa a la forma de la piedra. Es conocida por los
pobladores como “achoki”, forma parte del conjunto de la casa de la piedra del
toro, está grabado en la cara superior de la piedra y su rostro mira hacia el sur
(interior de la isla). El grabado mide 1m por 60 cm, el cual se compone de la
cabeza, las patas, la cola, el lomo, la lengua y los ojos, se puede diferenciar
claramente de otro tipo de reptiles, como los lagartos o las iguanas21.
21
Esto se confirmó con la opinión de biólogos que estudian las especies del lago, quienes observaron la piedra y afirmaron que por la forma del cuerpo, era la representación de dicho animal.
117
|
Figura 98. Petrograbado del achoki (JAN 42) Figura 99. Achoki
3.3.3 Diseños geométricos
Dentro de esta categoría se identificaron 261 diseños, siendo cuantitativamente la
más abundante de todas las categorías. El grupo de los círculos cuenta con 25
diseños; las líneas con 47, las espirales con 140, las oquedades con 47 y los
cuadrados con 2. El grupo de las espirales tiene 8 tipos, siendo el grupo con
mayor diversidad. En esta categoría puede observarse que existe un diseño
básico cuya forma se va complejizando con el agregado de más atributos.
Grupo 2.1- círculos: Se establecieron siete tipos: círculos básicos (6 ejemplares),
círculos concéntricos (3), circulo con dos anillos concéntricos (1), circulo con dos
anillos concéntricos y con extensión ondulatoria (1); círculos con oquedad interna
(13) y circulo concéntrico con oquedad interna (1). En el cuadro puede notarse
cómo el diseño básico (2.1.2) se va complejizando con nuevos atributos.
2.1.2
2.1.3
2.1. 4 2.1.5
2.1.6 2.1.7
Figura 100. Tabla diseños circulares
118
Grupo 2.2- líneas, con seis tipos: líneas rectas (3 ejemplares), series de líneas
rectas (21), series de líneas enmarcadas (4), líneas con ángulos rectos (3), líneas
ondulatorias o curvas (12) y cruces (4). En todo el grupo existe mayor
representatividad de ciertas numeraciones como por ejemplo el 13, 10, 5, 4. En
algunas ocasiones el diseño está acompañado por otros como espirales u
oquedades circulares. Las cruces que se ubican aquí son las que no pudieron
identificarse como coloniales.
2.2.1
2.2.2 2.2.3 2.2.4 2.2.5 2.2.6
Figura 101. Tabla diseños lineales
Grupo 2.3- Espirales, con ocho tipos: espirales básicas (17 ejemplares), espirales
concéntricas (48), espirales concéntricas con oquedades circulares (2), espirales
con extensión recta (6), espirales con extensión ondulatoria (21), espirales
cuadradas y ovaladas (4); espirales dobles divergentes (38) y espirales dobles
119
convergentes (12). La espiral concéntrica es la más abundante en todas las islas;
en Janitzio hay 44, en Pacanda 3 y en Tecuena hay un solo ejemplar. Le sigue la
espiral doble divergente con 30 ejemplares en Janitzio, 3 en Pacanda y 4 en
Tecuena. Este grupo es el que tiene mayor número de tipos y al igual que los otros
geométricos su forma básica se va complejizando formando espirales muy
diversas y con mayores atributos. Solo se identificó una espiral ovalada y 4
espirales son cuadradas. Algunos investigadores han datado estas últimas para el
Clásico Tardío (Nicolau 2002: 67). La espiral concéntrica más grande de todas las
islas mide 80 cm de diámetro (JAN-40) y es parte del conjunto ubicado en la casa
de la piedra del toro, en el barrio San Nicolás en Janitzio. La espiral más pequeña,
de 10 cm de diámetro, se ubica en la isla de Tecuena (TEC-2).
2.3.1
2.3.2
2.3.3
2.3.4
2.3.5
120
Figura 102. Tablas resumen- diseños espiraloides
Grupo 2.4-Oquedades. Hay cuatro tipos: oquedades circulares (18 ejemplares),
series de oquedades circulares (22), oquedades cuadrangulares (3) y diagramas
de oquedades circulares (4). Algunos de estos diagramas de puntos son parte del
conjunto ubicado en el lugar de Huarache en el Barrio San Nicolás y serán
analizados en un nivel mas profundo en el capitulo IV. Las oquedades circulares
grandes son conocidas también como pozas y varían en su tamaño; comúnmente
a las más grandes se les conoce como “ojo de agua”. Los diagramas de
oquedades generalmente están orientados hacia los puntos cardinales y se
pueden relacionar con ritos astronómicos.
2.3.6
2.3.7
2.3.8
2.3.9
121
2.4.1
2.4.2
2.4.3 2.4.4
Figura 103. Tabla tipos de oquedades
Grupo 2.5- Cuadrados, tiene solo dos tipos, los cuadrados básicos y los
cuadrados concéntricos con oquedad interna. Solo se registraron dos ejemplares
de este tipo, en la isla de Janitzio, y fue el menos recurrente. El tipo 2.5.2 es un
cuadrado orientado hacia los puntos cardinales y se grabó en la cara superior de
la piedra.
122
2.5.1
2.5.2
Figura 104. Tabla tipos de cuadrados
3.3.4 Esculturas
Las esculturas fueron en total 12 y son de dos tipos. Uno es el de las esculturas
exentas, todas son antropomorfas y se identificaron 8 ejemplares: 4 en Janitzio, 3
en Pacanda, una en Xarácuaro y una en Urandén de Morelos (JAN-3, JAN-4, JAN-
57, PAC-9, PAC-14, PAC-18, XAR-2 y URA-1). Dentro de este tipo existen
esculturas antropomorfas de cuerpo completo (4 ejemplares) en posición sentada
o de pie, conocidas por los isleños como ídolos en piedra o thareshi. Uno de éstos
fue hallado en la cueva de Morelos en años anteriores (JAN- 4).
También se registraron dos cabezas antropomorfas que eran parte de una
escultura de cuerpo completo. Una de éstas (PAC-14)22, con 20 x 30 cm, es muy
similar a los llamados chac-mool debido a los ojos en círculo, su nariz grande y
cuadrada, su boca que forma una línea y rasgos muy marcados encima de las
cejas y en los pómulos; además encima de su cabeza cuenta con líneas verticales
que sobresalen. Otra cabeza antropomorfa se registró pero es colonial (JAN-33).
El otro tipo de esculturas son protuberancias naturales que sobresalen de
las piedras y que fueron aprovechas para tallar una imagen antropomorfa. En este
caso todas se registraron en Janitzio, contando con 4 ejemplares (JAN-43, JAN-49
y JAN-74). Este último es parte de un petrograbado ubicado en un conjunto del
barrio San Pedro que cuenta con gran variedad de diseños en varias caras,
22
Debe tenerse en cuenta que la piedra fue retocada y fue impregnada con cemento en algunas de
sus facciones.
123
sobresaliendo esta escultura que representa una cabeza antropomorfa, la cual es
el diseño principal de este complejo de grabados.
De las esculturas exentas, la más pequeña mide 10 cm x 12 cm (URA- 1) y
el más gran 35 cm x 15 cm (XAR- 2). Dentro de este tipo, la medida promedio es
de 20 cm x 10 cm; para el caso de las esculturas que sobresalen de alguna
piedra, la más pequeña (JAN- 43) mide 20 cm x 15 cm aproximadamente y la
mayor mide 40 cm x 40 cm.
JAN-3 JAN-4
JAN-74
JAN-49 PAC-14 23JAN-57
23
Piedra llamada “La Virgen”, removida y retocada con cemento.
124
XAR-2 24PAC-9 URA-1
JAN-33 JAN-43 PAC-18
Figura 105. Tabla tipos de esculturas
3.3.5 Técnicas
En cuanto a la técnica, la más empleada fue la percusión, con un total de 91
petrograbados. Solamente 4 petrograbados fueron realizados por medio del
rayado (JAN-24, JAN-44 Y PAC-13) y todos son coloniales. Con la técnica de la
abrasión hay 4 ejemplares y todos son pozos (JAN-66, JAN-73, PAC-4 y TEC-1) y
un sólo petrograbado con la técnica de la incisión en Pacanda (PAC-18). Hay dos
petrograbados en alto relieve: uno prehispánico (JAN-9) y uno colonial (JAN-46).
24
La piedra era previamente una cabeza humana pero fue reutilizada como piedra para pescar.
125
3.3.6 Diseños coloniales
Dentro de los diseños coloniales se establecieron tres categorías: los
representacionales (19), los geométricos (2) y las fechas25 (1). Dentro de éstos se
ubican los diseños de la época colonial hasta el presente, diferenciándose de las
prehispánicas por su técnica y los diseños en sí. Solamente las islas de Janitzio y
Xarácuaro cuentan con este tipo de diseño, con un total de 22 ejemplares.
COLONIALES Janitzio Pacanda Tecuena Xarácuaro Yunuén total
3.1 Geométricos
2 2
3.2 Fechas
1 1
3.3 Representacionales
2 17 19
22
Figura 106. Tabla cuantitativa diseños coloniales
3.1
3.3
25
La única fecha registrada es moderna.
126
3.2
Figura 107. Tabla tipo de diseños coloniales
3.4. Distribución de los diseños en Janitzio
En este apartado se hará una descripción de los diseños más recurrentes u otras
características de los diseños ubicados por conjuntos, específicamente para la isla
de Janitzio. La idea es descubrir cuáles son los que más se repiten y de qué tipo
son, algunos patrones en cuanto a la orientación y qué los distingue entre uno y
otro conjunto. Al final, se analizará además, si existe alguna relación de los
diseños entre conjuntos.
En el conjunto de 11 petrograbados ubicado en la casa de la “piedra del
toro”, en el barrio San Nicolás al noroeste de la Janitzio, el diseño más recurrente
es el antropomorfo (11) y después la espiral doble divergente (3). Este conjunto es
el que tiene más diseños antropomorfos en relación a los otros, los de cuerpos
completos todos tienen volumen; sobresale el antropomorfo más grande de todas
127
las islas y es el lugar donde se dibujaron la mayoría de los rostros antropomorfos,
además del único zoomorfo de Janitzio.
En el conjunto de cinco petrograbados ubicado en el mismo barrio, en la
Preparatoria, a un lado de la calle Guazusera, el diseño que más se repite son las
series de líneas rectas (5 ejemplares), después la espiral doble divergente (4), la
espiral concéntrica (3 veces) y dos antropomorfos.
En el lugar llamado Huarache donde hay 27 petrograbados el motivo que
más se repite es la espiral concéntrica (19 ejemplares), grabada en diferentes
lados de las piedras. Seguido a este motivo, la espiral doble divergente está
representada 12 veces y los antropomorfos son 6. Estos últimos son de dos tipos:
los estilizados – esquemáticos y los que tienen cuerpo con volumen.
En el conjunto del lugar conocido como Tzirini, en el barrio San Pedro al
suroeste de la isla, compuesto por 5 petrograbados, sobresale una piedra que en
tres de sus caras tiene sólo diseños antropomorfos y otra piedra de gran magnitud
con 1.70 m x 1.80 m que cuenta en su cara superior con varios diseños
interconectados (predominando la espiral en diferentes variantes) asociados a un
antropomorfo que se orienta hacia el norte. En general, en este conjunto la espiral
en diversas variantes es el diseño más recurrente (18 veces) al igual que los
antropomorfos (4), los cuales son similares entre sí por la forma y la posición del
cuerpo (no hay antropomorfos que tengan el cuerpo con volumen).
A un lado de Tzirini, en el lugar conocido como Chankaka del barrio San
Pedro que tiene 10 petrograbados, el diseño más repetido son las oquedades
circulares (5), la espiral doble divergente sólo está representada dos veces, hay
dos series de líneas rectas, dos cruces, una serie de oquedades circulares y una
cruz colonial. En este conjunto sólo hay un antropomorfo de cuerpo completo con
volumen y asociado a dos espirales; existe también un pozo, llamado “ojo de
agua”.
128
En los 6 petrograbados del otro conjunto de este mismo barrio, la espiral
doble divergente es la que más se repite (5 veces), seguida de la espiral
concéntrica (3 veces), y sólo tiene dos antropomorfos (un grabado y una escultura)
realizados en la misma piedra y con orientaciones similares, ya que las dos miran
hacia el oeste, más específicamente hacia Uricho.
El conjunto ubicado en el barrio Santiago y San Juan sólo tiene dos
petrograbados pero los dos se caracterizan por ser grandes. El primero tiene
varios diseños interconectados, sobresaliendo la espiral como la más recurrente
(8), y el segundo se caracteriza por las series de líneas rectas (3) y los círculos
concéntricos (3). Al parecer no existe relación entre los motivos de las dos piedras.
En relación a todos los conjuntos, se puede concluir que el conjunto de la
“Piedra del toro” es el que cuenta con más diseños antropomorfos con 11
ejemplares y después Huarache con 6, siendo el conjunto del barrio Santiago y
San Juan, el único que no cuenta con este motivo. La espiral aparece en todos los
conjuntos, siendo el conjunto de Huarache donde más se grabó la espiral doble
divergente y la espiral concéntrica. Además, la cara preferida para grabar fue la
superior, seguida de la norte y la oeste. Algunos puntos del paisaje, como el cerro
Timben, cerro del Tzirate, la isla de Tecuena y Pacanda, Erongarícuaro, Uricho, el
Vado u otros cerros, fueron lugares predilectos hacia los cuales orientaron muchos
de los petrograbados.
129
Figura 108. Distribución de los diseños más representativos en Janitzio
130
CAPITULO CUARTO
El paisaje y la función de los petrograbados
La intención en este estudio ha sido analizar principalmente los contextos en los
que se encuentran los petrograbados de las islas del lago de Pátzcuaro. En
capítulos anteriores se realizó una descripción del contexto geográfico, histórico,
etnográfico y arqueológico. Se realizó un estudio sobre la distribución de los
petrograbados, más específicamente de Janitzio, y al mismo tiempo de los diseños
mismos. En este apartado se ampliará el análisis de estos contextos, por medio
del paisaje, y con ello se esbozará la función principal que tuvieron dichos
petrograbados. Aunque se tendrán en cuenta algunas piedras grabadas de otras
islas, se tomará como eje de análisis la isla de Janitzio, por ser ésta la que mayor
número de petrograbados tiene y porque la mayoría se encuentran en su contexto
original.
En este sentido, fue importante identificar las particularidades de los
petrograbados de las islas: de qué tipo son sus diseños, cómo se distribuyen y si
hay alguna relación entre éstos y los lugares en donde se encuentran. Al
emparejar estas particularidades, se definen algunos diseños temáticos que
pueden darse, ya sea por un motivo mismo o por la relación de varios en un
mismo conjunto o conjuntos; también, cuando un motivo es recurrente y se
corresponde con algún elemento del paisaje; por patrones explícitos en cuanto a la
orientación de algunos diseños; la repetición de la misma forma, como en el caso
de algunos antropomorfos, o por la aparición de motivos únicos e irrepetibles
como el caso del achoki.
El análisis del emplazamiento de los petrograbados permite descubrir cómo
se fueron construyendo los lugares, cómo generaron particularidades en el
territorio y cómo estas piedras grabadas marcan e identifican determinado
espacio. De esta forma, habría que preguntarse sobre la selección de los lugares
donde se encuentran los petrograbados, ¿por qué esos y no otros? ¿Por qué
hacer petrograbados en islas? ¿Por qué orientarlos hacia ciertos puntos del
131
paisaje? ¿Qué función cumplieron esos lugares? Puede entenderse que los
lugares fueron escogidos y construidos por algún motivo, porque eran propicios
para desarrollar alguna actividad y eran ideales para lograr algún objetivo. Estos
lugares no fueron seleccionados al azar y las sociedades que realizaron los
petrograbados tuvieron una lógica para organizarlos en el espacio, basada en sus
necesidades y motivaciones.
4.1. Lugares de culto y/o espacios sagrados
Como vimos anteriormente, Janitzio es la más alta de todas las islas y su
formación geológica la hace contar con grandes afloramientos rocosos, ser la más
prominente y por lo tanto, la más visible desde otros lugares de la Cuenca. En
general, las características de los lugares con petrograbados son similares, los
cuales, por su ubicación, altura, por el tamaño de las piedras y por sus
características de miradores naturales, son puntos estratégicos para la realización
de algunos rituales.
Esta práctica, que se expresó por medio de los petrograbados (aunque
pudo no haber sido la única), fue realizada por considerar esta isla como un punto
estratégico, debido a su ubicación central en el lago, por su riqueza biótica, por su
altura, visibilidad del territorio y por sus grandes y vistosas formaciones rocosas,
que la hace particular y más significativa en relación a las otras islas y a otros
lugares de la Cuenca. Como afirma Johana Broda, “La selección de los lugares de
culto (los cerros, las montañas, los manantiales, las cuevas) manifiesta de
diferentes formas una cosmovisión singular, en la que el paisaje sagrado y los
espacios rituales expresaban los conceptos con los que las sociedades
prehispánicas interactuaban en un entorno real, directamente con fenómenos
naturales” (citado en Viramontes 2005: 56). Con esto, cabe tener en cuenta que
Janitzio no solo es una isla, sino que también fue un volcán, es un cerro con
cuevas y al mismo tiempo es un mogote. Todos estos espacios han sido
seleccionados por las culturas prehispánicas para la realización de cultos y por
ende, para realizar rituales.
132
Al igual, las islas tienen una relación directa con el lago y con el agua,
siendo los lagos y lagunas consideradas también como lugares sagrados para
estas culturas prehispánicas. Estos espacios jugaron un rol importante en términos
políticos y económicos, que se entrelazaban con su religión. La relevancia de
estos espacios, tanto por la obtención de recursos básicos para su economía y
vida cotidiana como por el gran valor que ha tenido el agua, entre otras, ha
motivado una serie de creencias y ha sobrevalorado en este caso a las lagunas,
relacionadas también con creencias mitológicas.
Tal es el caso de la civilización chibcha, que se asentó en el departamento
de Cundinamarca en Colombia. Según el investigador Miguel Triana, para esta
sociedad las lagunas eran los principales santuarios y eran residencia de
divinidades relacionadas con el agua, lo que conllevaba a que se realizaran una
serie de ritos, ceremonias y ofrendas en ellas. Eran utilizadas estas lagunas como
lugares para bautismo, para baños con fines terapéuticos y para la consagración
de algún cacique. Con esto, se desarrollaron mitos sobre el origen de la especie
humana, deidades relacionadas con el agua y la fauna lacustre, viéndose
reflejados en los petroglifos de esta región (Triana 1984: 59- 65).
Con este ejemplo, se observa como algunas sociedades han considerado el
agua como agencia de purificación, con la visión de que este elemento no solo
sirve para la limpieza del cuerpo sino también para la preservación de la sanidad,
puesto que “la depuración, es un método de negociación de las zonas de
transición, particularmente cuando existe un gradiente tajante entre lo profano y lo
sagrado. La limpieza es una manifestación de la lucha por el orden y la
preservación de la sanidad, que puede ser un principio que se extiende desde el
cuerpo hacia el espacio público; además, puede ser utilizada como un instrumento
de poder, la coacción e incluso la opresión” (Parker y Richards, 1994: 26).
Para diversas culturas, tanto del pasado como del presente, las piedras han
sido y son consideradas eternas y han sido utilizadas como centros de culto. Por
133
ejemplo, la cultura zafimaniry,26 tiene una manera particular de conmemorar la
muerte de un pariente construyendo megalitos o monumentos en lugares
prominentes, con la creencia de que mediante esta práctica las personas se están
inmortalizando de manera exitosa y duradera. Además, piensan que las piedras
son eternas y de esta manera los difuntos se vuelven inmortales. Para esta
cultura, las piedras son centros de cultos, son cultos de aplacamiento del medio
ambiente o de Dios, por ello esas cúspides que son parte de su paisaje,
representan su historia y el logro de sus antepasados que se han inscrito en lo
inmutable de la tierra, como convertir a las personas en rocas (Bloch 1997: 71-73).
Otro ejemplo, es el caso de Atapan, Michoacán, en donde hay una roca
grande que es muy visitada para adquirir de ella poderes mágicos y usarlos en la
adivinación. También en Charapan, Michoacán, “había la creencia de que una
roca, que toscamente tenía la forma de una mujer, hablaba y pedía que allí se
construyera una capilla. Los visitantes dejaban monedas de cinco centavos o
hasta cinco pesos, otros llevaban velas y mazorcas, a cambio de los milagros que
la roca hacia a los visitantes” (Velásquez 2000: 182).
En la Relación de Michoacán, también se menciona el carácter sagrado de
las piedras, ya que Pauacume y Vapeani edifican los templos de Pátzcuaro
encima de unos peñascos llamados Petazequa, que quiere decir asiento de cu.
Ellos tenían la creencia de que el dios del infierno les enviaba aquellos asientos
para los cúes de sus dioses más importantes (RM: 36).
Por otro lado, las islas también han sido consideradas por las culturas
prehispánicas como lugares sagrados. Tal es el caso de los indígenas nahuas que
consideraban “sagradas” a las islas de origen volcánico que forman el archipiélago
de Solentiname, en el extremo sureste del Gran Lago de Nicaragua y a unos 50
kilómetros de San Carlos, cabecera del Departamento de Río San Juan.27 Varias
26
El grupo Zafimaniry, son nómadas y cultivadores del Este de Madagascar (Bloch, 1997:63).
27 Tomado de: http://www.laprensa.com.ni/archivo/2000/noviembre/05/nacionales/ (Mayo 30-2010).
134
de sus islas tienen cuevas con grabados prehispánicos y pinturas rupestres; entre
ellas, la isla sagrada más grande denominada Ometepe, la cual tiene vestigios
arqueológicos y abundancia de cementerios prehispánicos con variedad de
ofrendas como mariposas y ranas de oro. Al parecer estas islas fueron lugares de
paso en el lago de Nicaragua, pero también pudieron haber sido un lugar de
oración y contemplación debido a la belleza del panorama.28
Otro ejemplo lo encontramos en la isla de Jaina,29 isla maya en Campeche,
que fue utilizada como cementerio y del cual se han obtenido innumerables
figurillas. En la isla se han identificado dos tipos de montículos, los empleados
como adoratorios y los enterramientos, estos últimos con ofrendas de carácter
ritual y relacionados tal vez con otros ritos (Piña Chan 2001). También la isla de
Amantaní en el lago Titicaca cuenta con una serie de pinturas rupestres en un
abrigo rocoso al sur de la isla. Según el investigador Juan Palao Berastain, “las
manifestaciones circunlacustres y de las islas del Lago Titicaca desde épocas
arcaicas, habrían generado iconos de la cosmovisión y la religión del Altiplano,
que con una continuidad cultural se muestran en las diversas manifestaciones
como son los ritos, ceremonias, cerámica y textiles de todas la épocas e incluso
actuales” (Berastain 2006).30
Así mismo, las cuevas han sido lugares significativos para las culturas
prehispánicas. Debido a las características volcánicas de las elevaciones
montañosas de la Cuenca de Pátzcuaro, se encuentran cuevas en gran número,
como es el caso de las islas de Janitzio, Xarácuaro, Tecuena y San Pedrito.
Según los pobladores en las cuevas de Janitzio y de Xarácuaro se encontraron,
décadas atrás, esculturas en piedra y petrograbados, además de que eran lugares
28
Ibid.
29 La isla de Jaina se encuentra en el municipio de Hecelchakán, en el noreste del Estado de
Campeche. Está separada de la costa por un estrecho canal de 60 metros de anchura y parte de
su superficie fue construida artificialmente mediante el acarreo de rellenos de tierra caliza por los
mayas hacia el año 350 d.C. aproximadamente.
30 http://www.casadelcorregidor.pe/colaboraciones/_biblio_Palao.php
135
donde se llevaban ofrendas y se hacían peticiones. Actualmente, como parte de
una colección particular en la isla de Janitzio, se encuentra una escultura
antropomorfa en piedra, de las llamadas “ídolos en piedra” o thareshi,
consideradas como deidades prehispánicas, la cual, según uno de los
informantes, fue encontrada en la cueva de Morelos (figura 109).
Figura 109. Escultura encontrada en cueva- Janitzio Figura 110. Escultura de Janitzio
Según los pobladores mayores de Xarácuaro, anteriormente en la cueva
que quedaba ubicada atrás de la iglesia actual, se realizaban ritos por parte de
hechiceros y hechiceras. En Xarácuaro había un brujo que tenia como función la
de atender a todos los visitantes. El ganaba su vida dando instrucciones a las
novatas, acerca de todo lo que deberían hacer en el interior de la cueva. Recibía
de cada una de ellas la cantidad de 10 a 12 pesos como pago de sus servicios.
Todas las mujeres que procedían de la sierra tarasca tenían que llegar a la isla de
Xarácuaro precisamente cuando estuviera muriendo la tarde, con el objetivo de
que los habitantes no se dieran cuenta. Permanecían en el pueblo unos cuatro
días. Después de haber conocido la cueva, el resto del tiempo lo empleaban en
136
ver los procesos de curación que el encargado de la cueva hacia con sus
pacientes, procedentes de todos los rincones del lago (Velásquez 2000: 129).
En la Relación de Michoacán se narra cómo Hiripan y Tangáxoan hicieron
penitencia en una cueva cerca de Tzintzuntzan (figura 111):
Y fuéronse Hiripan y Tangáxoan y tornaron a pasar la laguna y traían leña
para los cúes. Y fueron a un lugar llamado Patuquen y estaban allí en una
cueva y allí traían rama con toda la gente, y andaban también mujeres a traer
rama para los fuegos. Y comían Tangáxoan y Hiripan maíz tostado, que no
querían más. Y Tangáxuan escomenzó a tostar maíz seco en el rescoldo y
comían aquel maíz tostado. Y Hiripan había ido por hierbas y trujeron
muchas de aquellas hierbas llamadas hapúpata xaquá (Relación de
Michoacán: 123).
Una actividad de este tipo podría ser realizada en algún lugar propicio como las
cuevas, puesto que pueden tener un carácter privado, silencioso, aislado y
encerrado, dando mayor posibilidad de realizar estas acciones como meditación,
oración y penitencias.
Figura 111. Acto de penitencia en una cueva (RM)
137
Según Johana Broda, “las cuevas eran la entrada a[l] reino subterráneo
sumergido en el agua; al mismo tiempo se les consideraba lugares de origen, o
entradas a las entrañas de la tierra” (Broda 1994: 459). Por ejemplo, los
hechiceros de san Pedro Ixcatlán hacen llover de la manera siguiente: “van
rezando a una cueva que está localizada entre unas montañas donde llegan
muchos ríos, llevan consigo dos guajolotes, mismos que abandonan en la cueva
en calidad de pavo. Estando ya en la cueva, arrojan agua hacia arriba como para
que llueva. En dicho recinto existen unos espíritus que manifiestan su disgusto
haciendo que relampaguee cuando alguien penetre en la cueva” (Velásquez 2000:
198).
Figura 112. Desde la cueva-Janitzio- Figura 113. Cueva del barrio San Nicolás- Janitzio
4.2 Función de los petrograbados
Al considerar que Janitzio fue un espacio ritual, debemos preguntarnos sobre los
tipos de ritual31 que se desarrollaron allí. Para esto debe tenerse en cuenta las
recurrencias espaciales de los lugares en donde se ubican los petrograbados e
identificar los diseños claves que se presentaron en las islas. En este sentido, la
espiral es el diseño más representado, pudiendo ser el símbolo básico de los
31
De acuerdo con Roy Rappaport, existen diferentes tipos de rituales y con diferentes grados de complejidad en relación a la importancia de la actividad por la cual hacen el ritual. Ritual y religión en la formación de la humanidad, 1999.
138
rituales y mitos32 de las culturas que produjeron los petrograbados de las islas,
mas no quiere decir que haya sido el único, puesto que la recurrencia de diseños
como círculos, que han sido relacionados con la deidad solar, también aparece. Al
igual, diseños únicos como el achoki u otro tipo de motivos que se interpretarán
más adelante y que se relacionan con el paisaje, más específicamente con
algunos cerros, otras islas, localidades, con el lago, con el agua y con el viento.
4.2.1 Rituales relacionados con el agua y el viento
Algunos petrograbados parecen estar asociados al agua y al viento, éste
relacionado también con el agua por ser portador de la lluvia. Por ejemplo, en
Janitzio se identificaron tres petrograbados con lo que considero atributos del dios
de la lluvia y la agricultura Tlaloc. El primero, JAN-47 (figura 114), un petrograbado
removido y aislado que se encuentra en una casa particular, enfrente del muelle
llamado “Prevadero”. Se caracteriza por tener círculos, como anillos en los ojos, su
nariz es cuadrada y de su boca sobresalen grandes colmillos, como simulando la
forma de un murciélago.
El segundo petrograbado, JAN-61, con atributos del dios Tlaloc, se
encuentra en el conjunto de Tzirini en el barrio San Pedro. Está representado por
medio de espirales de diferentes variantes, sobresaliendo dos espirales
divergentes grandes que forman sus ojos (figura 115). Relaciono este
petrograbado con este dios a partir de la propuesta de Faugére Kalfon, de que los
motivos en espirales dobles recuerdan a veces a diseños figurativos como
caracoles y otros como “ ojos de Tlaloc” ( Faugére- Kalfon 1997: 63). Una
representación similar fue localizada también en el cerro de los Chichimecas
(figura 143) y presenta similitud con la identificada en Janitzio, siendo sus diseños
representados de manera interconectada (Nicolau 2002).
32
Según López Austin, en su manifestación concreta, el mito es un relato, un texto, cuyo lenguaje
rico en imágenes y símbolos condensa un complejo sistema de ideas, creencias y valores, una
forma de captar el mundo, un sistema lógico o una forma de discurso sagrado (citado en Beltrán
2008: 8).
139
El tercero, JAN-38, representa igualmente círculos o anillos en sus ojos y su
boca está formada por una espiral doble convergente, como simulando una
serpiente; tiene tocado en su cabeza y esta asociado a cinco oquedades circulares
(figura 116). Lo interesante de este petrograbado es que es parte del conjunto de
la casa de la “piedra del toro” en el barrio San Nicolás. Esta posible representación
de Tlaloc debe verse también relacionada con los demás petrograbados del
conjunto, y verlo de una manera en que pueden compartir o complementar algún
concepto o idea que hubiera querido comunicar la cultura que los elaboró. Es
decir, que un diseño está relacionado con otro y todos hacen parte de un mismo
lugar, de un mismo mensaje.
Figura 114. “Tlaloc”- JAN-47 Figura 115. Ojos de “Tlaloc” - JAN-61
Figura 116. “Tlaloc” - JAN-38
140
En este mismo conjunto sobresale también la piedra conocida como el
achoki (JAN-42), (figura 117). Este anfibio es, y posiblemente fue, un animal
importante en la dieta de los isleños y de la gente del lago de Pátzcuaro, porque
tiene un alto contenido nutritivo y es un importante complemento alimenticio ya
que contiene grandes cantidades de proteínas y bajo contenido de lípidos y fibras
(Huacuz 2002: 27). Además, este animal cuenta con cualidades medicinales; se
usa “para el empacho, para quitar las manchas, para los niños anémicos, tísicos,
éticos, chillones o desnutridos, para los niños que no quieren crecer (se le baña
con la sangre de los achoques cuando se pelan o se les quita el cuero), preparado
en caldo o saneado (al vapor) durante el posparto para que las mujeres se
recuperen y produzcan más leche, para el dolor de muelas, (colocando un pedazo
de piel en la encía o muela adolorida), para quitar el paño (poniendo el cuero del
achoque en la cara), para recuperarse del asma, para el dolor de pulmón, para
sanar los golpes en alguna parte del cuerpo, para curar los riñones y el hígado,
entre otras enfermedades” (idem. 41). Cabe mencionar, que los achokes viven en
lo más profundo del lago o hacia el centro, siendo los alrededores de las islas de
Pacanda, Janitzio y Yunuén las áreas de mayor captura.
En este sentido, este tipo de manifestación nos aporta el conocimiento que
estas culturas tenían de las especies del lago, además, puede reflejar a la pesca
como una actividad básica en su economía, teniendo en cuenta que como
excelentes cazadores y pescadores eran expertos conocedores de la fauna. Al
mismo tiempo, este petrograbado me hace suponer, sobre la realización de ritos
propiciatorios para la buena pesca. De hecho, todavía algunos hechiceros realizan
conjuros a los instrumentos de labranza y pesca (Velásquez, 2000). Otro caso,
son los pescadores de Urandén que todavía realizan “arreglos” en peces de
piedra, es decir, efectúan un ritual para propiciar una buena captura de pesca.
En este conjunto, el petrograbado del achoki, el que representa a “Tlaloc” y
las espirales (figura 119) tienen correspondencia, puesto que todos están
relacionados con el agua. Así afirma Johana Broda: “el paraíso del dios de la
lluvia se representa como un lugar con abundante agua, rodeado por elementos
141
de fauna marina” (Broda 1994, 456). En este mismo conjunto hay un petrograbado
(JAN- 37) que representa series de líneas contables y su asociación con un círculo
con oquedad interna (figura 120).
El petrograbado JAN-36 es el más importante de este conjunto (figura 118),
debido a su posición central en el terreno, por contar con la mayor cantidad de
diseños y en sí por el tipo de motivos que contiene. Se trata de la representación
de un hibrido, con tocado en la cabeza, es la mezcla de una persona - animal,
porque sus extremidades simulan las de un ave. Es el diseño antropomorfo de
mayores dimensiones registrado en las islas, viene acompañado de espirales, de
figuras antropomorfas con tocado y series de oquedades, que van formando
escenas como si estuvieran contando una historia o un mito. La forma en que
están distribuidos todos los diseños en la piedra, dan la idea de que esta figura es
la principal la cual se va complejizando por el acompañamiento de otras figuras.
Este personaje, podría considerarse la representación de un dios asociado al
agua, por su mezcla entre animal y persona, por los otros diseños espiraloides que
lo acompañan y por su tamaño de grandes dimensiones.
Fig 117. (JAN-42) Fig 118. (JAN-36) Fig 119. (JAN-40) Fig. 120 ( JAN-37)
En este orden de ideas, los grabados con espirales se asocian con el agua
y el viento. Esta hipótesis ha sido propuesta por diversos investigadores, motivada
porque generalmente los petrograbados se encuentran ubicados en lugares
cercanos a manantiales, ríos o afluentes de agua. Además, porque algunas
culturas indígenas, como los huicholes, representan en la espiral una relación
estrecha entre la lluvia y las serpientes (Mountjoy 2000: 67). También porque “las
142
espirales asemejan como una percepción de las ondas acuáticas al momento de
que cae un objeto en el agua, su asociación con algunas pozas apoya esta idea”
(Nicolau 2002, 67). En este sentido, algunos petrograbados pueden reflejar el culto
que existió a la lluvia, que era también un culto a las montañas, pues éstas eran
lugares sagrados donde las cuevas, ríos, lagunas, manantiales, etcétera, debieron
jugar un papel muy importante, en asociación con las montañas como
generadoras de lluvia y contenedoras del agua subterránea (Viramontes 1999,
37).
Otro tipo de petrograbados que pueden relacionarse con el culto al agua y
la lluvia son las oquedades circulares o pozas, que regularmente se realizan por
medio de la técnica de la abrasión. En Janitzio y Tecuena se registraron
petrograbados de este tipo (figura 122. TEC- 1, y figura 123. JAN- 66). Otro de
estos pozos está ubicado en Chankaka y es llamado por los pobladores de
Janitzio como “ojo de agua” (figura 121, JAN- 73), el cual, cuando se seca, tiene
la forma de un ojo humano. Según Grove, “las “pocitas” fueron elementos que
sirvieron ritualmente, más que tener una función utilitaria, y que dichos hoyitos en
piedra fueron utilizados como recipientes para contener agua “sagrada”, bien
proveniente de la lluvia y / o agua ritual” (citado en Zimbrón 2008: 105).
También “podrían haberse utilizado como recipientes para verter la sangre
del autosacrificio,33 realizado durante algún momento importante o mientras se
desarrollaba algún evento natural. Esto con la idea tal vez, de pedimentos para el
bienestar de la comunidad o un buen periodo de cosechas, entre otros” (ibíd.).
Una referencia sobre esta actividad, se encuentra en la Relación de Michoacán,
cuando se relata como Hiripan y Tangáxoan, estaban cerca de Michuacan
haciendo flechas y tenían las orejas hinchadas de los sacrificios que habían hecho
y de la sangre que habían sacado de sus orejas (RM: 124).
33
Cabe recordar que en el islote de Tecuenita se identificó un punzón hecho en hueso, que
posiblemente era utilizado para estas actividades de autosacrificio y para picarse las orejas hasta
verter la sangre (véase capítulo II).
143
Figura 121. “Ojo de agua” (JAN-73)
Figura 122 (TEC-1) Figura 123 (JAN- 66)
4.2 .2 Observación del paisaje y los puntos cardinales
La observación e importancia de los cuatro puntos cardinales sería parte de
esta relación con el paisaje. Según la Relación de Michoacán, los tarascos,
emplearon el concepto de cuatro cuartos de la tierra (o cuatro partes del mundo),
que está asociada con la dirección de los puntos cardinales que nacen del centro y
con una variedad de dioses (deidades del norte y del sur; dioses de la mano
144
derecha y dioses de la mano izquierda). Un ejemplo etnográfico es la cultura
Zafimaniry, quienes hacen alabanzas por la amplitud y claridad de su paisaje.
Según Maurice Bloch, esta sociedad tiene una manera de nombrar algunos
lugares, como montañas y colinas, a partir de la forma en que se observan desde
lejos. En este sentido, “la noción de la claridad se extiende mucho más allá de lo
visual en esta cultura, puesto que, se pueden ver y compartir conceptos éticos y
estéticos sobre su paisaje” (Bloch, 1997: 66).
En el conjunto de Huarache se registraron tres petrograbados claramente
alusivos al concepto de los cuatro puntos cardinales. El primero (figura 126, JAN-
7) tiene espirales con extensiones ondulatorias y una espiral cuadrada. Junto a
ésta existen dos más (figura 124. JAN-5 y figura 125. JAN-6) que cuentan con
series de oquedades circulares que forman diagramas rectangulares (80 cm x
80cm de diámetro). Estos vienen acompañados de espirales concéntricas, dobles
divergentes y cuadradas, además de series de líneas rectas. Los diagramas están
en dos piedras de gran magnitud que sobrepasan los 3 metros de ancho, ambos
en sus caras superiores planas, es decir que están “mirando” hacia el cielo. Los
petrograbados se encuentran en un lugar tipo “mirador” de los que he
mencionado, propicio para la observación del cielo y el paisaje.
Estos diagramas son similares al juego denominado como k’uillichi
chanakua o juego de los palitos que suenan, un juego tradicional de la región
purépecha. Puede jugarse entre dos, cuatro o seis jugadores, cada uno con cuatro
fichas u objetos. El juego inicia lanzando las tablas, elaboradas con carrizo o
bambú, con medidas entre los 12 y 15 cm. Estas contienen los valores de los tiros,
empieza el que saque el mayor puntaje y después se avientan las tablas dos
veces por turno. La ficha que se mueve es la que está en la última posición, esto
en relación a la puntuación obtenida con las tablas. Cada jugador debe recorrer 51
casillas o puntos al interior del tablero; al completar un ciclo de 52 cada ficha
termina su recorrido, saliendo del tablero y ganará quien saque primero sus cuatro
fichas.
145
Los dos petrograbados que describo, cuentan con 52 oquedades en la
periferia, 20 al interior, 4 al centro y 4 a las orillas, lo que va formando el tablero
del k’uillichi. Esto da la idea del concepto de los cuatro cuartos de la tierra. En
torno al lago de Pátzcuaro, mi compañero de maestría Alejandro Olmos registró
seis de estos diagramas en Tzintzuntzan, en las inmediaciones de las Yácatas y
en las faldas del cerro Yahuarato. Además en Lagunillas, en las faldas del cerro
del Águila, identificó siete y en el cerro del Estribo, en Pátzcuaro, hay uno más.
Todos se encontraron in situ. Según Olmos, los diagramas aparecen en forma de
cuadrado o rombo; los primeros tienen sus líneas internas orientadas en una
dirección N-S y otra en dirección E-O, y los que forman rombos también tienen sus
esquinas hacia los cuatro puntos cardinales.
También supone que por la disposición de las oquedades que forman estos
diagramas se observan números significativos para las sociedades
mesoamericanas, como el 4, 13, 20 y 52. Lo que quiere decir que éstos fueron
juegos, pero además fueron utilizados como cuentas numéricas o de tipo
calendárico (Alejandro Olmos 2010, comunicación personal). Caso similar ocurre
con los k’uillichis de Janitzio, que cuenta con sus líneas internas orientadas hacia
los cuatro puntos cardinales, lo que los cataloga con un significado similar o una
relación simbólica con los otros k’uillichis identificados en la Cuenca de Pátzcuaro.
Figura 124. (JAN-5) Figura 125. (JAN-6)
146
Figura 126. (JAN-7)
Cabe mencionar, que existe otro juego denominado “chanakua” o “palillos”
muy similar al k’uillichi, que es jugado actualmente por los habitantes de las islas
de Janitzio, Yunuén y Tecuena (figura 127 y 128). Se juega en un tablero pintado
sobre el piso, consta de 52 puntos formando un rectángulo, con cuatro o dos
entradas por donde se inicia y termina el juego. Para saber los valores a recorrer
en el juego, se tiran cuatro palillos de madera que se hacen con garrocha del
mismo tamaño. En éstos, están dibujados los valores numéricos y cuando se
lanzan, el jugador sabe cuantos puntos recorrer. Los niños y niñas de Tecuena
acostumbran dibujar en medio del tablero algún motivo animal. Anteriormente se
jugaba entre barrios y se hacían apuestas, esto era solo para los meses de julio-
agosto y en horas de la tarde. Este juego se practica también en la ciénaga de
Zacapu, por los purépechas. Además es jugado también por los Taraumaras o
Raramuris de Chihuahua y por los Pápago de Arizona, pero es conocido con otros
nombres como “Romayá” y “Tembeni iumu”.34
34
Reconocido por la Asociación Mexicana de Juegos y Deportes Tradicionales y Autóctonos A.C.
147
Figura 127. Juego de los “palillos”
Algo que llama la atención, es que el juego de “chanakua” o “palillos” (figura
129) fue registrado por Clara Cera y Eric Taladoire en la modalidad de petroglifo
en el cerro del Sombrero a 15 km al sur de la ciudad de Guanajuato. Estos autores
los describen como cuadrados punteados sencillos y punteados múltiples, algunos
cuentan en sus esquinas con pequeñas líneas curvas. Los que tienen forma de
rombo, tienen sus esquinas orientadas hacia los puntos cardinales y los cuadrados
tienen orientadas sus líneas (Taladoire 1999:134). Estos petrograbados tienen una
similitud con el “kuilichi”, no solo por sus series de oquedades circulares sino
también porque son juegos y sus líneas o esquinas están orientadas,35 siendo
fechados en el clásico, más precisamente hacia el medio o reciente.
35
Cabe aclarar que el autor afirma que los cuadrados punteados que tienen en sus esquinas
pequeñas líneas curvas, son representaciones zoomorfas (alacranes) (Taladoire 1999: 140).
148
Figura 128. Tableros de Tecuena Figura 129. Petroglifo- Cerro del Sombrero
(Taladoire 1999).
En Janitzio se identificaron otro tipo de diseños que pueden reflejar la
importancia de los cuatro puntos cardinales. Todos ellos son parte de algún
conjunto de petrograbados y siempre están asociados con otro diseño. Por
ejemplo, los petrograbados JAN-50, JAN-59, JAN-62, JAN-65, JAN-74 y JAN-77
tienen cuatro oquedades o cuatro líneas relacionadas con otros diseños, como las
espirales o una figura antropomorfa. En este sentido, se afirma que” en muchas
sociedades del Este, la dirección del sol naciente (oriente – este), es considerada
favorable y frecuentemente el más importante de los puntos cardinales. El oeste
es profano en relación a lo sagrado del este y el norte es de alto estatus y el sur
de bajo” (Parker y Richards, 1994: 14).
Fig 130. (JAN-62) Fig 131. (JAN-74) Fig 132. (JAN-59)
149
Generalmente las sociedades prehispánicas tenían la necesidad de
orientar o coordinar sus petroglifos en relación hacia algún punto en particular del
paisaje, específicamente hacia lugares significativos dentro de su cosmovisión. Un
ejemplo etnográfico de esto es el pueblo Tewa en Nuevo México, en donde cada
dirección está marcada por una montaña sagrada, a lo alto es el ombligo de la
tierra, que se encuentra marcada por la disposición de las piedras. El centro
sagrado de la villa es marcado por un círculo de piedras; los puntos cardinales
también están marcados por cuatro altares, que se componen de los montones de
piedras grandes o piedras sueltas, considerando además, que la villa ha estado
dividida en cuatro cuartos (Parker y Richards 1994: 17).
Para el caso de los petrograbados de Janitzio, los petrograbados parecen
estar orientados hacia ciertos puntos del paisaje, como si estuvieran en relación
con algunos cerros como el Tzirate, Timben y el Vado; al igual, con otras islas
como Tecuena y Pacanda y hacia sitios como Erongarícuaro, Uricho e Ihuatzio,
lugares que pudieron representar en la época prehispánica algún tipo de
importancia económica, política o religiosa.
4.2.3 Cuentas calendáricas
Se identificaron otro tipo de petrograbados con valores contables, logrando
determinar algunos patrones en cuanto a las numeraciones más recurrentes. Los
diseños pueden ser series de oquedades circulares o series de líneas rectas o
curvas, que generalmente se encuentran asociados a otros diseños y hacen parte
de algún conjunto. Los petrograbados JAN-36 y JAN-81, tienen relación con la
cuenta numérica del 20; los JAN-38, JAN-51(2 series de 5), JAN- 62, JAN-72,
JAN-81 y PAC-3, fueron recurrentes con el número 5. Para el caso del número 13,
los petrograbados más representativos son el JAN-6, JAN-54 (2 series de 13),
JAN-60 (4 series de 13, con un total de 52); JAN-74, JAN-81, PAC-5, PAC-17 y
TEC-4. Estas numeraciones o valores contables podrían estar relacionadas con el
sistema calendárico prehispánico. En palabras de Johana Broda: “el año solar era
de 365 días, estaba dividido en 18 meses de 20 días mas 5 días, y se combinaba
150
con el ciclo ritual de 260 días, compuesto por 13 veintenas. La combinación entre
ambos ciclos formaba unidades mayores de 52 años. Esta “rueda de calendario”
de 52 años era la unidad mayor de la cronología mesoamericana en la llamada
“cuenta corta”, y era el sistema típico del centro de México en el momento de la
conquista” (Broda 1996: 428).
Fig 133. (JAN-51) Fig 134. (JAN-60) Fig 135. (PAC-5)
4.2.4 Representación de personajes
Se pudo determinar en Janitzio, que algunos antropomorfos contaban con tocados
(JAN- 13, 36, 31, 59 y PAC- 13, 19), lo que podría suponer que son la
representación de personajes importantes o de alto estatus para esa sociedad,
posiblemente un sacerdote o un gobernador, teniendo en cuenta que “en todos los
continentes y épocas, desde las imágenes de las cavernas del Paleolítico de
Francia hasta el arte rupestre de Asia Central o de Chile, las personas a las cuales
se atribuían poderes y funciones chamanísticas se representaban llevando un
tocado especial” (Dolmatoff 1988). Un petrograbado en particular, tiene la
representación de una orejera (JAN-36), como una señal de prestigio y autoridad,
y nuevamente podría tratarse de un sacerdote.
Fig. 136. (JAN-36) Fig. 137. (JAN-31) Fig. 138. (JAN-36)
151
4.2.5 La observación del cielo
Un petrograbado que particularmente llama la atención, es el JAN-81 (figura 139),
cuyos grabados fueron realizados en la cara superior y que tiene varias series de
líneas rectas y curvas, representando numeraciones como el 5, el 20, el 8 y el 13.
Además tiene un círculo concéntrico con oquedad interna y un círculo con dos
anillos concéntricos, con extensión ondulatoria. Estos círculos, presente en otros
petrograbados de afloramientos rocosos (JAN- 77 y 37) (figuras 140 y 141),
puede tener variados significados, como la representación del sol. Por ejemplo, los
indios pueblo, representaban al sol mediante este símbolo, en el cual, el circulo
interno era el ombligo que sustentaba a la humanidad, el intermedio era el sol y el
externo estaba constituido por los rayos del sol o el anillo de luz. En la región de
Three Rivers, Nuevo México, el símbolo solar se representaba también por
círculos concéntricos (Viramontes 2006: 203).
Joseph Mountjoy argumenta que la forma más sencilla de representar el sol
en los petroglifos de las zonas de Tomatlán, Mascota y Talpa en Jalisco, es el
pocito, pero también se puede representar el sol en formas más elaboradas,
agregando, por ejemplo, círculos concéntricos y rayos al pocito, o una espiral, o
representando al sol en la forma de un ser humano o monstruo celeste (Mountjoy
2000: 10). Para el caso de Janitzio, los lugares en donde se encuentran estos
petrograbados pudieron haber sido ideales para la observación del cielo y la
naturaleza, entendiéndola como “la observación sistemática y repetida de los
fenómenos naturales del medio ambiente que permiten hacer predicciones y
orientar el comportamiento social de acuerdo con esos conocimientos” (Broda
1996: 453). Por ejemplo, los lugares en donde se encuentran los petrograbados
que tienen la representación solar, pudieron haber sido ideales para la
observación de la salida y puesta del sol en fechas y horarios especiales, como las
de los equinoccios y solsticios.
152
Fig. 139 (JAN-81) Fig. 140 (JAN- 77) Fig. 141 (JAN- 37)
Finalmente, para esta propuesta interpretativa se determinaron algunas
unidades temáticas de análisis; el zoomorfo, los antropomorfos, las espirales
concéntricas, ondulatorias, interconectadas, doble divergente, y los puntos y líneas
que forman series y diagramas. Todos estos motivos tienden a conformarse según
esquemas fijos de carácter bidimensional, a excepción de las esculturas que
serian tridimensionales. En general, las figuras se presentan combinadas, siendo
el resultado de una asociación de modelos representacionales y geométricos,
reflejando componentes del paisaje lacustre. Al igual, se observa una unidad
temática pero con diversas formas de representación y en algunas piedras
grabadas se observa una figura principal que va acompañada de otros elementos
secundarios.
El análisis iconográfico me ha permitido establecer que estas
representaciones gráficas y los contextos en los que se encuentran reflejan una
función ritual. Por ejemplo, los diagramas de oquedades circulares pueden estar
relacionados con ritos astronómicos, grabados generalmente en rocas planas que
miran hacia el cielo. El caso del único zoomorfo que se registró puede indicar una
posible deidad o la importancia económica, social y religiosa de este animal para
el grupo que la elaboró. Además de que es la representación directa del contexto
ambiental y del conocimiento de la fauna lacustre para estos grupos. Al igual las
espirales como diseño más recurrente y algunos antropomorfos pueden indicar
ritos propiciatorios para la buena pesca, cacería y cosecha, o la asociación con el
153
agua y el viento, y a su vez la representación de deidades relacionadas con estos
dos elementos.
De acuerdo a la orientación de algunos petrograbados hacia puntos
estratégicos del paisaje, su disposición espacial y por el tipo de representación, los
petrograbados de las islas son el reflejo de la importancia del paisaje para los
grupos prehispánicos de la cuenca de Pátzcuaro. Todo su conocimiento de la
naturaleza, del cielo y de su geografía, lo representaron por medio de diseños que
grabaron en las piedras más apropiadas, de acuerdo con sus necesidades y
motivaciones.
El acto en sí de hacer petrograbados y marcar ciertos lugares es ya es un
ritual, al igual que observar el cielo y la naturaleza. Si Janitzio fue un espacio ritual,
o donde se llevaban a cabo rituales en los lugares con petrograbados, no fue
fortuito sino planeado. Debió haber sido adecuada por su elevación y visibilidad,
espacio idóneo en medio del lago para ejecutar ritos propiciatorios, de fertilidad,
calendáricos y astronómicos. En estos grabados aparece la representación
antropozoomorfa o posible deidad relacionada con el agua, lo que puede indicar
cultos hacia estas deidades o ceremonias religiosas.
La gran cantidad de petrograbados en Janitzio en comparación con otras
islas, nos habla de su importancia y del papel estratégico que debió haber jugado
esta isla para estas sociedades. Su posición en el lago, su visibilidad, su riqueza
biótica, las prominentes piedras que la componen y el agua misma del lago,
guardan relación y significado con este tipo de rituales. Lo más seguro es que fue
controlada por alguna elite o grupo cultural, debido a esa posición estratégica,
logrando con ello controlar su acceso y restringirlo. El agua pudo haber sido una
barrera natural, entendiendo que “La división física y la demarcación del espacio,
podría clasificar y controlar los sitios y las relaciones más fácilmente” (Parker y
Richards 1994: 24).
En el caso de Pacanda y Xarácuaro, que no tienen tantos petrograbados
como Janitzio y que además cuentan con piedras pequeñas tipo bloque de
154
janamu, se pueden asociar a estructuras cívico–religiosas, teniendo en cuenta que
según Helen Pollard, tomando como base en los datos de la Relación de
Michoacán, estas dos islas fueron centros religiosos y administrativos tarascos
hacia el 1500 d.C. Lo que quiere decir que estos bloques estaban adosados a las
estructuras, de manera similar a las que se encuentran en Tzintzuntzan, y que
pudieron tener fines políticos más precisos pero al mismo tiempo religioso.
4.3 Análisis iconográfico regional y asociaciones locales
En este apartado se desarrollará un análisis de la iconografía de elementos
arqueológicos como la cerámica prehispánica de la cuenca de Pátzcuaro y de
otras regiones de Michoacán para determinar si los diseños de los petrograbados
de las islas son exclusivos o si se encuentran asociados a estos materiales. Al
mismo tiempo, se analizarán y compararán los motivos de los petrograbados de
las islas con los de otras regiones. Esto no quiere decir que los símbolos
significaran lo mismo o que fueron utilizados con el mismo fin, puesto que “la
interpretación de cualquier mundo simbólico tanto de las sociedades del presente
como de las del pasado resulta difícil por la sencilla razón de que cualquier esfera
simbólica asemeja un lenguaje codificado construido dentro de un contexto
temporal y espacial específico” (Filini 2004: 34).
4.3.1 Los afloramientos rocosos
Aunque la espiral es un motivo que se ha identificado por todo el mundo, es
necesario nombrar nuevamente, que fue la más recurrente en las islas y en
general dentro de la cuenca del lago de Pátzcuaro. Como veremos más adelante,
este diseño va a ser el más repetido en todos los sitios que voy a analizar. Por
ejemplo, Faugére–Kalfon menciona que en el centro-norte de Michoacán, las
espirales fueron los grafismos más abundantes (151 ejemplares de 390 grafismos
grabados). Estos abarcan diversas variedades como espirales sencillas, dobles,
en ángulos rectos, líneas onduladas y múltiples (Faugére-Kalfon 1997: 62).
Triangulo con
líneas rectas
Geométricos VARIANTES TIPOS GRUPOS CATEGORIA
S
-Atrial
-Círculo con
oquedad
interna
-Cabezas
-Cuerpo
completo
Cruces Antropomorfos
155
Al igual, Armando Nicolau menciona que la espiral es el diseño más
representado en el Cerro de los Chichimecas, seguido del grupo de los trazos
ondulados y ondulados complejos indefinidos, similares a algunos diseños de las
islas. También menciona que de los más recurrentes fueron los trazos en línea en
diferentes sentidos y los puntos (Nicolau, 2002). Este autor, Nicolau identificó un
petrograbado con diseños interconectados con la representación de Tlaloc (figura
143) muy similar al identificado en Janitzio en el lugar de Tzirini (ver figura 115) y
al registrado por Faugére en el centro-norte de Michoacán (figura 142).
Figura 142. “Tlaloc”, registrado por Faúgere (1997) Figura 143. “Tlaloc” cerro de
Chichimecas (Nicolau 2002)
Para el caso del lago de Cuitzeo, según Tinoco Quesnel, en los sitios
Caballo del Diablo, Isla de los Puercos y Los Rayados, el diseño más recurrente
es la espiral que en algunas ocasiones se encuentra asociada a otro tipo de
diseños como zoomorfos, círculos concéntricos y figuras geométricas. Le siguen
los círculos con líneas alrededor que, según Tinoco, son representaciones del sol,
y las series de puntos también son recurrentes. Además, algunos antropomorfos
del municipio de Copándaro tienen sus brazos y piernas flexionadas, asociadas a
puntos a su alrededor, similar a la posición de algunos antropomorfos de las islas.
Más específicamente, en la isla de los Puercos identificó 11 petrograbados, siendo
la espiral el motivo más representado. Propone que los petrograbados del lago de
Cuitzeo son del protoclásico (200 a.C- 200 d.C) (Tinoco, 2004: 63). En este
156
sentido, se observa una similitud en cuanto a estos dos tipos de diseños del lago
de Cuitzeo y los de las islas. Ahora bien, nuevamente la representación de Tlaloc
aparece en esta región, aunque no se ha identificado en manifestaciones
rupestres si aparece en otros materiales “Un tipo de incensario presenta las típicas
anteojeras y los colmillos ambos elementos del Dios de la Lluvia en su asociación
con el jaguar (Pasztory 1974) mientras otro es un incensario miniatura ambos del
sitio de Álvaro Obregón. Otras esculturas en piedra asemejan al Dios de la Lluvia.
De nuevo notamos la coexistencia de las anteojeras con los colmillos del jaguar
como en el ejemplo del sitio de La Bartolilla en Zinapécuaro, Michoacán” (Filini
2010: 65).
La espiral, igualmente, va a estar altamente representado en cerámica
tarasca (figura 1443) y en algunos casos en su orfebrería. Así mismo, fue
identificado en tiestos provenientes del islote de Tecuenita (figura 145), que como
se mencionó en el capitulo II también son del período postclásico. Otro diseño que
apareció representando en tiestos de cerámica provenientes de este islote, fue el
círculo concéntrico también fechado para este periodo (figura 146).
Figura 144. Vasija con espiral- Museo de Tzintzuntzan Figura 145. Tiesto con espiral- Tecuenita
157
Figura 146. Tiestos con círculos -Tecuenita
Así mismo, en algunos petrograbados de los afloramientos rocosos de las
islas se identificaron diseños antropomorfos (figura 148 y 149) muy similares a los
identificados en cerámica del postclásico en piezas excavadas en Tzintzuntzan
(figura 147). Este motivo es único, puesto que no es usual encontrar
representaciones antropomorfas en piezas de la fase Taríacuri. Consiste
básicamente en un antropomorfo con sus brazos extendidos hacia arriba y sus
piernas flexionadas, encontrándose algunas veces asociadas a círculos u
oquedades circulares. Siendo catalogado por autores como Corona Núñez (1986)
y Annemieke Thijssen (1986) como “Tlatoc” o “Chupitiripeme” dios de la lluvia.
Cabe resaltar que un motivo similar fue registrado también en uno de los
afloramientos rocosos de Tzintzuntzan (figura 150).
Figura 147. Chupitiripeme (Thijssen 1986) Figura 148. (JAN-59)
158
Figura 149. (JAN- 59) Figura 150. Antropomorfo Tzintzuntzan
(Olmos 2010)
Por otro lado, en los afloramientos rocosos de Tzintzuntzan, existen otras
similitudes con los diseños de los petrograbados de las islas. Más
especificamente, aparte de la espiral, están las series de oquedades circulares
que forman diagramas cuadrados o romboidales, identificados con el tablero del
juego llamado K’uillichi, que como vimos en apartados anteriores aparecen
tambien en Janitzio. Igualmente, las series de oquedades circulares o las series de
lineas rectas que reflejan cuentas o valores numéricos aparecen en Tzintzuntzan
(figura 151), pudiendo tener la misma función. Este tipo de motivos aparecieron en
Janitzio y Tecuena (figura 152). Las llamadas “escaleras”, generalmente
asociadas con otros diseños, fueron registradas en Janitzio ( figura 153) y
Tecuena y también son abundantes en Tzintzuntzan ( figura 154) . Otro tipo de
motivos que aparecen en los dos lugares son los circulos concentricos, que se han
relacionado con la representacion del sol (Alejandro Olmos 2010, comunicación
personal).
159
Figura 151 petrograbado - Tzintzuntzan figura 152 (TEC- 3)
(Olmos 2010)
Figura 153. (JAN- 71) Figura 154. Petrograbado de Tzintzuntzan (Olmos 2010)
160
4.3.2 Los janamus
Los petrograbados de las islas aparecieron no solamente en afloramientos
rocosos sino también en bloques similares a los janamus. Dentro de éstos, se
identificaron además algunos diseños que se repiten entre las mismas islas y entre
localidades como Tzintzuntzan. También, algunos motivos estarán representados
en cerámica tarasca en piezas excavadas por Helen Pollard, fechadas para la fase
Taríacuri del posclásico tardío (1350-1525 d.c.). Uno de estos motivos es el círculo
con oquedad interna, que aparece en islas de Pacanda, Xarácuaro y Janitzio,
pudiendo ser del periodo postclásico.
Al igual, en los bloques aparece la espiral doble divergente, espirales
básicas y la convergente, además de las oquedades circulares y las líneas rectas.
Todos estos diseños aparecen por igual en los afloramientos rocosos pero se
puede notar una diferencia estilística entre unos y otros. Los primeros, parece que
tuvieran mas simetría o que hubieran sido acomodados acorde al tamaño del
bloque y con medidas más exactas. Mientras que los segundos, parece que no
tienen un patrón ordenado en cuanto a la ubicación de los diseños en las caras de
las piedras, además, hay mayor variedad en cuanto al tipo de diseño y sus formas.
Figura 155. (JAN-1) Figura 156. (XAR- 1)
161
Figura 157. ( PAC- 15) Figura 158. ( PAC- 16)
En Pacanda se registró un petrograbado, similar a estos bloques de janamu
(figura 160). Es un antropomorfo con sus brazos extendidos hacia los lados, con
tocado y en medio de su abdomen, que es lo más característico, de este motivo se
encuentra un rombo concéntrico. Esta figura también fue identificada en cerámica
que proviene de las yácatas de Tzintzuntzan, catalogada del periodo postclásico
(figura 159), siendo también la representación de “Chupitiripeme”. Esta figura es
similar a los antropomorfos encontrados en afloramientos rocosos de la isla de
Janitzio.
Fig 159. Chupitiripeme ( Thijssen) Figura 160. (PAC- 19)
162
Se podría concluir a partir del comparativo de los diseños de los
afloramientos rocosos y los de otras regiones como el lago de Cuitzeo, el cerro de
los Chichimecas en la Piedad, los de Tzintzuntzan y los ubicados en el centro –
norte de Michoacán, una similitud entre motivos como la espiral, los círculos, las
series de líneas, las oquedades circulares y el antropomorfo con sus brazos
extendidos y piernas flexionadas. A partir de estos motivos se pueden determinar
algunos temas comunes con estas regiones, como la representación de una
deidad relacionada con el agua tipo “Tlaloc”, los diseños contables y también con
una deidad solar. Para el caso de Tzintzuntzan, se determinaron similitudes con
los diagramas que representan k’uilichis, y el antropomorfo relacionado con
“Tlaloc”, series contables y una escultura que sobresale de una piedra similar a la
registrada en Janitzio (JAN- 74).
De todas maneras, cada sitio tiene particularidades en cuanto a algunos
diseños. Para el caso de las islas del lago de Pátzcuaro, la representación del
achoki, de algunos antropomorfos y de los diseños interconectados complejos,
parecen ser únicos o irrepetibles en otras regiones. Para el caso de la espiral, se
puede notar que existe una recurrencia general en todo Michoacán, pero siempre
tendrá igualmente algunos atributos locales que varían de un lugar a otro. Estas
particularidades o diferencias no indican necesariamente la presencia de
diferentes sistemas de creencias, sino la función de los petrograbados y de la
unidad específica que forma con los diseños en él creados.
Ahora bien, tomando en cuenta la técnica, los diseños y el contexto, Brigitte
Faugére reconoció dos tradiciones en los petrograbados del centro-norte de
Michoacán, la tradición “Lerma” y la tradición “Malpaís”. Ella propone que “los
primeros fueron realizados por poblaciones de agricultores que vivían en los
pequeños sitios arquitectónicos de la Cuenca del río Lerma, entre mediados de
periodo clásico y del postclásico reciente (1200 d.C.). Esta tradición, compuesta
de petroglifos geométricos, principalmente en forma de espiral, pudo haber sido
realizada en la parte media del valle del Lerma hasta el lago de Chapala, pero
163
también es posible que su inspiración procediera del occidente mexicano”
(Faugére 1997: 99).
La tradición “Malpaís” “está asociada con el sur de la región del centro y
norte de Michoacán, donde abundan los sitios postclásicos proto tarascos y/o
tarascos. Esta tradición es identificable por su iconografía que atestigua varias
innovaciones: los grafismos figurativos hacen su aparición y los geométricos se
renuevan (círculos, polígonos). Estas innovaciones – espirales radiadas, conjuntos
de líneas rectas, círculos y, en el plano técnico, un recurso más frecuente, la
incisión- ya perceptibles en ciertos grupos de petroglifos de San Antonio Carupo,
podrían manifestar una influencia de la iconografía de las obras rupestres
septentrionales, pero pueden también ser el resultado de una evolución propia de
los grabados” (ibid).
Según estas dos tradiciones, para el caso de los afloramientos rocosos, se
puede determinar que fueron realizados en diferentes periodos durante la época
prehispánica. Sin embargo, según las dos tradiciones propuestas por Faugére, se
podría considerar que los antropomorfos y zoomorfos, que serian de tipo
figurativo, pertenecen al postclásico proto tarascos y/o tarascos o tradición
Malpaís. Aunque, la representación antropomorfa es escasa y ha aparecido pocas
veces en la cerámica del postclásico que proviene de las excavaciones realizadas
en Tzintzuntzan, Xarácuaro, Uricho y Erongarícuaro. En cuanto a los
petrograbados, en donde predominan espirales no radiadas y líneas ondulantes
interconectadas, podrían coincidir con la tradición Lerma, que abarca el periodo
clásico y postclásico reciente. Sin embargo, debe aclararse que para el caso de
las espirales, no se podría establecer una temporalidad exacta puesto que ha
aparecido en diversas épocas y en diversos contextos. “Algunos autores afirman
que concuerdan que el grupo de espirales simples y unidas presentan un
desarrollo a partir del Formativo Tardío teniendo una especie de expansión en la
moda de atributos durante el Clásico Medio, siendo desplazados en el Posclásico
por elementos de tipo figurativo” (Nicolau 2002: 67).
164
Solamente para el caso de los bloques pequeños que se identificaron en
Pacanda, Janitzio y Xarácuaro, se podría afirmar que, en relación a lo que relata la
Relación de Michoacán sobre la existencia de estructuras cívico- religiosas, estos
bloques podrían ser del periodo protohistórico. Es más, estos bloques podrían ser
la evidencia de que sí hubo estructuras por los menos en estas tres islas, en
donde se realizaban actividades políticas, religiosas y/ o rituales.
En este sentido, se podría afirmar que los petrograbados fueron realizados
por grupos que se asentaron en las islas y que se dedicaban principalmente a la
pesca, la caza y la agricultura y que utilizaron las islas no sólo para extraer
recursos importantes para su economía sino también como espacios para realizar
actividades rituales y políticas. En este sentido, según la Relación de Michoacán,
las islas ya estaban habitadas a la llegada de los chichimecas y después hubo un
proceso de aculturación entre los isleños y los nuevos migrantes, siendo habitadas
hasta la llegada de los españoles en 1522.
165
5. CONCLUSIONES
Los estudios sobre manifestaciones rupestres en el estado de Michoacán,
han tenido repercusiones importantes, no solamente para resaltar sobre su
importancia como fuente arqueológica que devela un sin número de información
de los grupos que las elaboraron sino también porque han surgido diversas
hipótesis sobre su función y significado. Lo que ha develado la comprensión de
diversos aspectos sociales que otro tipo de vestigio no contiene. Muestra de ello,
fue el trabajo que se presentó, el cual propone que los petrograbados de las islas
del lago de Pátzcuaro cumplieron una función ritual, sin obviar otro tipo de usos
que pudieron tener, como el de comunicar.
Uno de los objetivos del trabajo, fue realizar el registro de los petrograbados
identificados en las islas de Pacanda, Tecuena, Yunuén, Xarácuaro, Urandén de
Morelos y Janitzio. Teniendo como resultado 113 ejemplares, siendo Janitzio en
donde más se registraron, con 81 piedras; de todo este corpus, 80 se encuentran
in situ y 33 se encuentran fuera de contexto. Se partió de la necesidad de analizar
los diversos contextos en que se encuentra este tipo de manifestación, fue preciso
entonces comprender cómo se distribuían en cada una de las islas, los accidentes
geográficos en que se apoyan y en sí el tipo de diseños con que contaban los
petrograbados. Se consideró que las manifestaciones grabadas son parte del
paisaje que construyeron las sociedades del pasado y fue en éstos en donde se
plasmó parte de su cosmovisión y/o la manera en que se relacionaban con ese
paisaje.
El contexto arqueológico fue sin duda importante, para tratar de establecer
secuencias cronológicas posibles de los petrograbados y para evidenciar si hubo
o no ocupación prehispánica en las islas; al igual, mediante la observación en
campo, poder comprobar la existencia de estructuras cívico-religiosas
prehispánicas como menciona la Relación de Michoacán. Al mismo tiempo, fue
importante considerar aspectos históricos de las islas, tomando como referencia
primordial la Relación de Michoacán, y destacar de esta fuente las costumbres,
166
vida social y en general aspectos políticos, religiosos y económicos importantes de
los isleños. Se tuvo en cuenta también, aunque en menor medida el contexto
etnográfico en que se encuentran actualmente los petrograbados, cómo se
relacionan los purépechas asentados en las islas con este tipo de vestigio y al
mismo tiempo saber sobre los imaginarios y creencias que se han desarrollado a
partir de esa relación.
Este estudio quiso responder, cuál fue la función social de los
petrograbados de las islas, y con ello, se propuso la hipótesis de que en los
lugares donde se encuentran estas manifestaciones y la ejecución de los
grabados en las piedras tuvieron fines rituales. El análisis de los diversos
contextos, los patrones encontrados a partir de la distribución de las piedras
grabadas y los diseños, mostraron algunos de los tipos de rituales que se
realizaron. Por ejemplo, ritos propiciatorios para la buena pesca, la cacería y la
agricultura; es posible suponer cultos a dioses relacionados con el agua, el viento
y el sol; diseños que muestran la relación con los cuatro puntos cardinales y su
colocación hacia puntos estratégicos del paisaje; la observación sistemática de la
naturaleza y el cielo, para la dominación de su calendario, vital para el control de
sus actividades económicas.
En este sentido, la visión que sugiere este estudio es una propuesta
metodológica que puede ser tomada como modelo para comprender la función
ritual de las manifestaciones rupestres en diferentes tipos de contextos. Para este
análisis se tomó como eje principal la isla de Janitzio, por ser ésta la que contó
con el mayor número de petrograbados encontrados en su mayoría en su contexto
original. Esta propuesta hace hincapié sobre la importancia del paisaje para estas
culturas y de cómo fueron utilizados algunos espacios para realizar actividades
rituales, ya sea porque eran propicios para solventar las necesidades y objetivos
de los grupos que las elaboraban o porque eran lugares importantes dentro de su
cosmovisión. Al tener en cuenta el análisis de diversos contextos (geográfico,
histórico, arqueológico y etnográfico), se incluye o analiza una gama de
información acorde a su ubicación, paisaje, historia y a los diseños mismos.
167
En relación a la metodología de este trabajo, uno de los aspectos más
importantes, fue el análisis cuantitativo del número de diseños que aparecieron en
los petrograbados de todas las islas, teniendo como resultado 300 motivos en
total. Al mismo tiempo se realizó su respectivo análisis iconográfico, describiendo
y clasificando los diseños a partir de su forma (antropomorfa, zoomorfa,
geométrica), temporalidad (coloniales) y técnica (percusión, abrasión e incisión).
Para esto se establecieron categorías, grupos, tipos y variantes que fueron el
primer paso para las propuestas interpretativas sobre su función y significado. A
partir de la clasificación se determinaron unidades temáticas que fueron
abordadas para comprender la particularidad de algunos diseños únicos e
irrepetibles en las islas, sus recurrencias, su relación o similitud con otros motivos
de otras regiones y de otros materiales arqueológicos como la cerámica.
Fue importante como punto de partida tomar como referencia el modelo
propuesto por Iain Davidson y June Ross. Éste se compone de 7 elementos claves
para determinar las manifestaciones rupestres con función ritual. De esas
características, que proponen los autores, logré identificar los diseños que no
cambian, como fue el caso de algunos antropomorfos y geométricos como círculos
y espirales; los más recurrentes como las espirales dobles divergentes y
concéntricas. El segundo elemento, consistía en determinar el tiempo o momento
en el que se realizaron, se podría suponer que fueron realizados durante el
periodo clásico y postclásico reciente y proto tarascos y/o tarasco. El tercero, si
los petrograbados se encontraban en lugares especiales. Con esta suposición,
para el caso de Janitzio, podría considerarse que los lugares donde se
reprodujeron los petrograbados fueron seleccionados, dadas sus características
particulares geográficas de las que hemos venido hablando (visibilidad, altura, etc)
y al mismo tiempo porque las islas pudieron haber sido consideradas como
espacios sagrados dentro de la cosmovisión de los grupos que las elaboraron.
El siguiente elemento era determinar los estilos convencionales o
normativizados. Teniendo en cuenta los diseños, la manera en que se
distribuyeron en las piedras, por los lugares en donde se encuentran y hasta por la
168
técnica, se identificaron dos estilos, los realizados en los afloramientos rocosos y
los reproducidos en los bloques similares a los janamus. Otra de las
características era determinar si fueron realizados de manera individual por algún
personaje importante o con poder religioso o si fue realizado durante un acto
publico. Este elemento, no podría determinarse al no saber con exactitud qué
grupo cultural los elaboró y porque rastrear en el registro arqueológico si fue un
acto participativo o individual es casi imposible. Finalmente, el ultimo aspecto era
saber cual fue el mensaje interno para la comunidad que los usó; no es posible
determinar con fidelidad que quisieron transmitir exactamente estos símbolos,
pero se podría tener un acercamiento hacia que pudieron significar a partir del
análisis de los contextos., como se mostró en el capitulo IV.
De todas maneras para una comprensión total sobre la función y significado
de los petrograbados, es necesario realizar más estudios y registros minuciosos
en otras localidades de la región del lago de Pátzcuaro. Con ello tener una visión
más global y poder establecer interpretaciones más precisas y más acordes a
estos contextos. Realizar estudios no sólo arqueológicos sino investigaciones
interdisciplinarias que incluyan análisis más integrales para la comprensión de la
vida social de las culturas prehispánicas. La propuesta presentada es un paso
para continuar con el estudio de las manifestaciones rupestres de las islas y de la
Cuenca, y también para generar interés en otro tipo de localidades que no han
tenido la suficiente atención de los investigadores. Hacen falta excavaciones
arqueológicas en las islas y poder comprobar muchos de lo datos extraídos de la
Relación de Michoacán, al igual realizar estudios iconográficos mas profundos que
incluyan diferentes tipos de materiales arqueológicos.
A partir de este estudio, surge la propuesta de preservación y protección de
dichos petrograbados, acorde a las necesidades y problemáticas propias de las
comunidades asentadas en las islas de la Cuenca de Pátzcuaro. En este sentido,
el presente trabajo se puede considerar un rescate de este tipo de vestigio
arqueológico, ya que muchos petrograbados han sido destruidos para la
construcción de viviendas, calles y muros, y otros han sido descontextualizados,
169
rayados y pintados con pintura comercial. Esto sin contar que se encuentran
alterados por factores ambientales como la lluvia, el sol, el agua del lago, y los
hongos y helechos que crecen en las mismas piedras causando su deterioro
acelerado. Teniendo en cuenta esto, la propuesta de preservación tiene un
enfoque educativo pero implementando estrategias pedagógicas didácticas y
lúdicas que logren llegar de manera significativa a toda la población. Además,
aprovechar que las islas son lugares muy turísticos y por medio de los
petrograbados podría fomentarse aún mas esta actividad y vincularlos en rutas
eco- arqueológicas, las cuales podrían generar mayores ingresos económicos,
pero al mismo tiempo que fortalezcan la identidad cultural de la región.
170
ANEXOS
PLAN DE SENSIBILIZACIÓN PARA LA DIVULGACIÓN Y PROTECCIÓN DE
LOS PETROGRABADOS DE LAS ISLAS DEL LAGO DE PATZCUARO
¡Lo que no se da a conocer, no se valora; por lo tanto,
no se protege!
Esta propuesta tiene como objetivo buscar la divulgación y protección de los
petrograbados de las islas del lago de Pátzcuaro y por ende de su patrimonio
cultural. Contiene un enfoque pedagógico y educativo, pero al mismo tiempo se
busca promover un turismo cultural en las islas, considerando a este tipo de
manifestación como un atractivo turístico. Es importante la propuesta no solo para
generar desarrollo económico y social, sino también porque el patrimonio
arqueológico día con día esta despareciendo, perdiéndose gran cantidad de
información sobre las culturas prehispánicas. Las manifestaciones rupestres, son
las mas expuestas a esta destrucción, ya sea por desconocimiento de la población
sobre la importancia de protegerlos o porque se encuentran en lugares abiertos,
inciertos a diversidad de factores ambientales que los desgastan y arruinan.
La realización de este plan tiene la idea de sensibilizar a las comunidades
de las islas de Janitzio, Tecuena, Pacanda y Xarácuaro, por ser éstas en donde se
registraron la mayoría de los petrograbados en su contexto original, aunque en
general puede extenderse a comunidades de la Cuenca que contienen
manifestaciones rupestres. Sin embargo, la tarea de sensibilizar debe estar mas
enfocada primordialmente hacia los niños, niñas y jóvenes quienes serán los
futuros guardianes de este patrimonio o los futuros destructores.
Al igual, la opción más fructífera es trabajar con los maestros y autoridades
civiles, por ser ellos, quienes conviven diariamente con los jóvenes, además
porque serian los difusores del conocimiento. La idea de divulgar es necesaria, ya
171
que si las personas no conocen sus bienes culturales entonces no los protegen.
Esto podría realizarse por medio de vías educativas pero implementando
estrategias pedagógicas didácticas y lúdicas que logren llegar de manera
significativa a toda la población. Además, aprovechar que las islas son lugares
muy turísticos y por medio de los petrograbados podría fomentarse a un mas esta
actividad y generar mejores ingresos económicos, pero al mismo tiempo que
fortalezcan la identidad cultural.
Esta propuesta está organizada en tres puntos. El primero, es un recuento
sobre el estado de conservación en que se encuentran actualmente los
petrograbados de las islas; el segundo, es justificar sobre la importancia no solo
de proteger sino de estudiar las manifestaciones rupestres; el tercer punto incluye
en que consiste la propuesta de conservación, que he denominado “plan de
sensibilización para la protección y divulgación de los petrograbados de las islas
del lago de Pátzcuaro”.
1. Estado de conservación de los petrograbados
Debido a que los petrograbados se encuentran en áreas abiertas y disponibles
para todas las personas, son vulnerables a diversos factores que los alteran,
descontextualizan o destruyen. Esto es motivado tal vez, por el desconocimiento
de la población sobre su importancia científica y cultural o por no tener claro sobre
su significado, o quizás porque son vistas simplemente como objetos estáticos que
no contienen nada. Los petrograbados de las islas en general están en riesgo de
desaparecer, puesto que, algunos son destruidos o utilizados como material de
construcción para casas, calles y muros. Otros se encuentran rociados con
pintura comercial o se encuentran en el suelo donde transitan personas u
animales todo el día. Algunos lugares como Huarache en la isla de Janitzio,
cuenta con altas cantidades de desechos y basuras, lo que ha generado su
desgaste acelerado. Además de estos factores antrópicos, los agentes
ambientales como la lluvia, el sol o por la cercanía al agua del lago, genera su
alteración, descomposición y el desarrollo de cierto tipo de hongos y helechos.
172
Fig. 161. Petrograbados utilizados para construcción- Janitzio Fig.162 petrograbado
removido- Pacanda
2. ¿Por qué es importante preservarlos?
La Arqueología es una disciplina que se enmarca en una dinámica única de
reconstrucción del pasado a través de vestigios que dilucidan una lógica social,
cultural y económica en la cual estuvo inserta una sociedad. Las manifestaciones
rupestres brindan de manera detallada valores incalculables acerca de formas
complejas de interrelacionarse con el mundo y con los semejantes, hasta las más
elementales formas de vivir en sociedad.
Las islas del Lago de Pátzcuaro cuentan con diferentes tipos de valor
(histórico, cultural, arqueológico, ambiental y científico) que las hace únicas en
relación a otros lugares del estado y del país. Cuenta con un alto valor turístico al
ser las islas visitadas por gran cantidad de foráneos nacionales y extranjeros que
desean tener contacto con su belleza ambiental, su clima, fauna y por conocer
culturas como los purépechas, que a pesar de los procesos de globalización
conservan en gran medida su identidad cultural.
Los petrograbados poseen un valor académico o científico, que es menester de
un sin fin de datos históricos y culturales de los grupos que los elaboraron, que
173
habitaron la Cuenca y sus islas. Estas culturas del pasado, representaron o
plasmaron sus ideas, imaginarios y mentalidades en los petrograbados, al ser
éstos considerados como una forma de comunicación. Por medio de este tipo de
manifestación podremos obtener diversidad de información sobre el contexto
social, político, económico, ritual y religioso de estos grupos prehispánicos,
además de las posibles interacciones que pudieron tener con otros grupos
culturales de la época. Al considerarlo un sistema de comunicación y al realizar
una interpretación adecuada y rigurosa, podremos conocer parte de la manera
vivir, pensar, incluso cómo se relacionaban con su paisaje.
3. Divulgación y protección
Actualmente en México y en otros países de América latina, los estudios
enfocados sobre las manifestaciones rupestres han ido en aumento y con ello se
han realizando una serie de actividades de divulgación y preservación de estos
vestigios arqueológicos. Se han elaborado trípticos, posters, publicaciones,
manuales y eventos educativos que buscan la protección de estos bienes
culturales. Así mismo, se ha tratado de vincular a este tipo de manifestación en
programas turísticos que promuevan un ingreso económico adicional para las
comunidades y que generan al mismo tiempo su protección, al otorgarle un valor
económico, histórico y que ayuda a fortalecer la identidad cultural de una
localidad.
Uno de los principales argumentos para la realización de este plan es que se
considera que la mejor manera de crear conciencia sobre la protección del
patrimonio cultural, es por la vía de la educación ya sea formal o no formal,
puesto, que son los niños, niñas y jóvenes los que protegerán los bienes culturales
en el futuro y sin ir muy lejos, desde ahora pueden ser: “los guardianes de los
vestigios arqueológicos”. Para ello se debe promover una sensibilización en la
población estudiantil, implementando estrategias de comunicación didácticas y
sencillas que permitan que la información sea clara, amena y concisa, que a parte
de ser una forma de aprender también sea divertida para que realmente el
174
conocimiento se vuelva significativo. Al igual es importante tratar de vincular a las
comunidades en los proyectos arqueológicos; que participen de manera activa por
ser ellos quienes mejor conocen su territorio y quienes protegerán su patrimonio.
En este proyecto se hizo esta labor, ya que algunos pobladores, entre ellos,
menores de edad me acompañaron durante los recorridos y participaron en la
tarea de registro. Esto motivó sobre todo a los niños a querer aprender sobre
algunas técnicas en campo y a conocer mas sobre su historia y geografía, creando
al mismo tiempo conciencia sobre el cuidado de los petroglifos.
Figura 163. Los niños y niñas participando en el registro - Janitzio
Objetivo general
Esta iniciativa pretende crear no solo la concientización de las personas
frente a la protección de su patrimonio cultural por medio de talleres y material
didáctico, sino también busca la divulgación de los petrograbados de las islas del
lago de Pátzcuaro, para que sean incluidos dentro de planes o rutas turísticas eco-
arqueológicas, donde se promueva la historia e identidad cultural de los isleños.
175
Objetivos específicos
Producir procesos de revaloración de la cultura purépecha y del legado
histórico y arqueológico que dejaron las culturas prehispánicas que habitaron
las islas, para así, generar valores de apropiación hacia su territorio y fortalecer
su identidad cultural.
Promover a los petrograbados como atractivos turísticos de las islas y que
sean incluidos en rutas eco- arqueológicas que promocionen su valor histórico,
ambiental y científico.
Elaborar una guía didáctica que contenga imágenes de los petrograbados que
se registraron en las islas, que se complementará con un marco conceptual
básico y mapas lúdicos.
De esta manera, el plan educativo tiene dos fases:
Fase uno: se realizará con los docentes36, directores de los centros educativos y
autoridades civiles de las islas del lago de Pátzcuaro. Por considerar que son ellos
los difusores del conocimiento y quienes promoverán y difundirán la información
recibida en los talleres a los niños, niñas, jóvenes y a la población en general.
Los temas que se desarrollarán son los siguientes:
1. Arqueología regional
2. Manifestaciones rupestres.
3. Patrimonio cultural y Legislación cultural.
4. Arqueo-turismo e impacto ambiental.
Estos talleres se harán con textos básicos de arqueología, manifestaciones
rupestres, turismo y la ley federal sobre monumentos y zonas arqueológicos,
artísticos e históricos. Se desarrollarán propuestas pedagógicas en conjunto,
36
El tema podría abordarse en la clase de historia de México, pero también, podría abarcarse
desde las ciencias naturales.
176
partiendo de un modelo didáctico base, con la idea de que puedan ser aplicados
por los docentes en sus aulas de clase. Es importante resaltar que la elaboración
de cualquier actividad dependerá de la ayuda logística de las entidades educativas
y culturales o ya sea de la población o autoridades civiles.
Modelo didáctico base para aplicar con niños de básica primaria o
secundaria:
Con el desarrollo de este modelo didáctico se pretende que la población
estudiantil37 comprenda sobre la importancia de preservar y conocer las
manifestaciones rupestres y por ende el patrimonio cultural regional. La idea es
que después de capacitar a los maestros, directores escolares y autoridades, sean
ellos los que impartan el modelo, lo adecuen y difundan a sus comunidades la
información recibida.
Propósitos:
Desarrollar actividades lúdicas que generen un acercamiento de los
estudiantes hacia el Arte rupestre de la región.
Comprender conceptos básicos en relación al tema del Arte rupestre y
Patrimonio Cultural.
Conocer sobre el estado de conservación de las manifestaciones rupestres
en la región.
Generar conciencia sobre la importancia de preservar, estudiar y proteger
las manifestaciones rupestres.
Comprender que el Arte rupestre hace parte de las formas de comunicación
de los grupos del pasado y como por medio de éste se puede conocer
sobre su pensamiento y cultura.
Dar a conocer las características propias de los petrograbados de las islas,
como los juegos (Palillos y K’uillichi), el achoki y demás que los hace únicos
37
Hablaré en términos generales, puesto que todavía no tengo conocimiento del número de
escuelas que encontraré en las islas y por ello tampoco determino a que grado deben ser dirigidas.
177
en relación con otras localidades de la Cuenca. Esta particularidad
fomentará procesos de empoderamiento hacia su territorio, historia y
fortalecerá su identidad cultural. Al mismo tiempo, se rescatará estos juegos
actuales, característicos de la población purépecha, puesto que,
actualmente ya casi no se practican como en décadas atrás.
Fig. 164. Juego “Palillos”- Tecuena
El modelo esta enfocado principalmente a proteger los petrograbados, pero se
hará con una visión integradora de todo el marco que comprende el patrimonio
cultural. La intención de los talleres es que los estudiantes tengan la posibilidad de
re- recrear pinturas y grabados rupestres, contextualizándolos en su realidad
social y cultural. Con ello lograr reproducir un hecho del pasado con elementos
actuales pero comprendiendo la forma y técnicas que utilizaron los antepasados
para realizar las figuras rupestres.
Metodología para aplicar el modelo
Para la realización de este modelo didáctico, se debe repartir en varias etapas en
grupos de máximo 20 estudiantes.
178
Etapas
1. Se tomarán guías bibliográficas básicas38 sobre manifestaciones rupestres.
También se utilizará el folleto producido por el INAH, que contiene
información básica sobre la arqueología de este Estado. Con éstos, los
estudiantes obtienen la información y conceptualización básica sobre el
tema.
2. Se realizará una observación de mapas con la ubicación de las
manifestaciones rupestres a nivel local, regional, nacional y mundial.
3. Los estudiantes harán sus propias interpretaciones por medio de la
observación de figuras rupestres realizadas por grupos antiguos de
diferentes partes del mundo. Estas imágenes serán extraídas de fuentes
bibliográficas como libros y revistas e imágenes digitalizadas. Con esto,
ellos tratarán de descifrar el sentido y la significación que tenían las figuras
para los grupos del pasado.
4. Observación de un fragmento de la película “Tierra de Osos” y “ La era del
hielo”, la cual esta dirigida a público infantil y en ella se refleja una escena
en donde las personas dibujan algunas figuras en una gran cueva. Con
esto los estudiantes se harán una idea de la cultura que las realizó y el
significado que pudiera representar para éstas.
5. SALIDA DE CAMPO: se realizaran visitas a diferentes lugares en donde se
registraron los petrograbados, con la idea de que los estudiantes aprendan
cómo se realiza el registro y sus respectivas técnicas.
6. Los estudiantes después de las visitas harán una comparación entre las
figuras de los petrograbados de las islas y otro material arqueológico como
cerámica y orfebrería prehispánica en Pátzcuaro. Después de la
observación realizarán un dibujo con vinilo o temperas en rocas pequeñas
y transportables, de la figura que más recuerden o que más les haya
impactado.
38
Se nombrarán solo algunos de los textos base, están a consideración otros textos de
arqueología.
179
Durante la realización de los talleres es importante que los estudiantes se hagan
las siguientes preguntas:
- Si participaban los niños y mujeres en la elaboración de las representaciones
rupestres.
- Cómo denominarían las pinturas y grabados?
- Qué expresaban por medio de las pinturas y grabados?
- Por qué grababan animales?
- Si sólo pintaban en las rocas o cuevas, o en otro lugar?
- Sobre la forma que tenían de hacer las pinturas y grabados?
- Para qué dibujaban las figuras, si sólo era para comunicarse o para otro
propósito.
- Sobre los métodos y técnicas que emplearon.
Fase dos: Consiste en la divulgación por medio de una estrategia de
comunicación, teniendo en cuenta que:” El problema aquí se vislumbra claro: las
investigaciones arqueológicas no están llegando al público, quién a fin de cuentas
es el que patrocina con sus impuestos las temporadas de campo de los
investigadores. Y no están llegando, por que los arqueólogos no están generando
los puentes necesarios para ello. Al no lograr una debida divulgación del
patrimonio, todos los esfuerzos y recursos aplicados a la investigación carecen de
sentido; y en una u otra forma, el no difundir es hasta cierto punto una forma de
destrucción. La responsabilidad de definir lo que hace y ofrece la arqueología es
de los arqueólogos” (García 2002: 124).
En este sentido, se elaborará una guía didáctica que tendrá como objetivo
informar y divulgar, con la idea de mostrar los resultados obtenidos durante la
180
investigación, pero al mismo tiempo, tiene la tarea de educar sobre la importancia
de estudiar los petrograbados y protegerlos. Para esto, serán importantes los
aportes de las personas con quienes se hagan los talleres de la primera fase, por
hacer parte de estas comunidades y por ser quienes mejor conocen su región.
Estas guías didácticas serán repartidas principalmente a los centros educativos,
culturales y a toda la población en general de la región del lago de Pátzcuaro.
Además, el lenguaje que se utilizará será sencillo y practico, para que pueda ser
utilizado por los docentes en sus aulas de clase.
Que contendrá la guía didáctica:
1. Conceptos básicos de arte rupestre
2. Imágenes con los petrograbados de las islas y algunas interpretaciones.
3. Estado de conservación de los petrograbados
4. Algunos tips llamativos sobre como proteger los petrograbados
5. Se incluirá un mapa de distribución con los petrograbados de las islas.
Si los talleres educativos y la guía didáctica se desarrolla, habrán muchas mas
probabilidades de que los petrograbados de las islas sean protegidos por sus
mismas comunidades. Sin embargo, el proceso puede ampliarse y auto
sostenerse, es decir, si estas manifestaciones son incluidas en rutas turísticas,
existirán aun mas posibilidades de ser protegidas. Esto debido a que se verán
como vestigios que contienen valores culturales, históricos y por supuesto
económicos.
Para el caso de Janitzio, estas rutas irían acordes a otros atractivos turísticos
como la estatua de Morelos y su mirador, la gastronomía, las artesanías y el
paisaje natural intrínseco. Podría aprovecharse que la mayoría de los lugares en
donde se encuentran los petrograbados, son lugares propicios para observar el
paisaje de la Cuenca y ser tratados dentro de los recorridos como otros miradores
que se encuentran dentro de la isla.
181
Para el caso de Tecuena, también podría incluirse en recorridos guiados por
los mismos habitantes, puesto que su conjunto más grande (cercano al muelle
norte) se encuentra a un lado de la calle, misma que se dirige hacia la parte más
alta de la isla. En este sentido, podría promoverse un turismo cultural, que llame la
atención de otro tipo de turistas que busquen información arqueológica e histórica
sobre estas comunidades o académicos interesados en su valor científico y
además, incorporado el valor ambiental.
En Pacanda, a pesar de que la mayoría de los petrograbados están fuera de su
contexto original, pueden incluirse dentro de las rutas, los que están ubicados en
el suelo de la plaza y los que se encuentran in situ. En esta isla y en Janitzio,
existen colecciones particulares de pobladores interesados en conservarlas y en
conocer sobre su historia. Esta motivación por parte de estas personas, podría ser
aprovechada para la generación de museos comunitarios dentro de las mismas
islas y que ya estando organizados puedan ser utilizados como un atractivo
turístico mas. La idea seria que los museos contengan estas piezas que han ido
encontrando los pobladores y que se institucionalicen, acordes a las leyes
culturales ya existentes.
La idea es que la comunidad se organice y que los mismos habitantes de
las islas sean quienes hagan los recorridos hacia diferentes puntos de las islas.
Esto se haría con un guion base, que explique sobre el significado de los
petrograbados y su función para las culturas prehispánicas. Podrían realizarse
cedulas que sean adaptadas a los lugares en donde se encuentran los
petrograbados y que contengan ideas básicas y puntuales sobre este tipo de
manifestación. Los múltiples valores con que cuentan las islas, deben
aprovecharse en su conjunto, promover un turismo integral, que incluyan los
petrograbados como un atractivo más dentro de los recorridos turísticos.
182
MANUAL PARA LA CÉDULA DE REGISTRO DE PETROGRABADOS39
I.- Cédula para las piedras de las islas
CLAVE DEL ESTADO Y MUNICIPIO:
CLAVE DEL SITIO: FECHA Y HORA:
CLAVE DEL CONJUNTO Y PIEDRA:
COORDENADAS GPS:
ALTITUD:
LOCALIZACIÓN:
PROCEDENCIA DEL PETROGRABADO: REMOVIDO IN SITU
MEDIDAS DE LA ROCA:
NUMERO DE CARAS CON DISEÑOS:
NÚMERO DE DISEÑOS POR CARA:
INTERCONECTADOS SEPARADOS
CLAVE Y DESCRIPCIÓN DE LOS DISEÑOS POR CARA:
TÉCNICA DE MANUFACTURA: PERCUSIÓN: INCISIÓN O MARCA DE CORTE
ACANALADO DESGASTE PUNZONADO MIXTO ALTO RELIEVE BAJO RELIEVE:
MATERIAL ARQUEOLÓGICO ASOCIADO:
ESTADO DE CONSERVACIÓN:
COMENTARIOS SOBRE DE LA UNIDAD:
ESCALA FOTO:
ESCALA CALCO: 1:1
INFORMANTE:
REGISTRÓ:
39
El manual y la cedula de registro se realizó en conjunto con el investigador Alejandro Olmos,
quien registró los petrograbados de Tzintzuntzan. Para ello, se compartieron criterios de registro
similares y se concordaron similitudes en algunos términos.
183
I.- Cédula por Sitio
Fecha
Dependencia: Tipo de registro:
Nombre del proyecto:
Responsable y colaboradores del proyecto:
Municipio: Cédula del sitio: Nombre y número de Sitio:
Nomenclatura de la Carta INEGI: Escala:
Coordenadas geográficas (latitud y Longitud): Coordenadas UTM (este, norte y altitud):
Instrumentos empleados:
Número de bloques: Número de conjuntos: Número de diseños por conjunto:
Ubicación de los bloques en el Sitio:
Fotos del contexto de cada conjunto:
Material Arqueológico asociado: Fotos del Material Arqueológico Asociado:
Comentarios sobre el Sitio:
Croquis del Municipio: Croquis del Sitio:
Registró: Informante: Propietario del Terreno (s):
Independientemente de las preguntas de investigación y las características de los
sitios de cada proyecto, coincidimos en los veinte puntos centrales en nuestras
respectivas cédulas de registro. Por lo que estamos en posibilidad de compartir
información, términos y criterios comunes en una mesa de análisis y en una base
de datos digital. Considerado al igual que la cédula de petrograbados del INAH,
debe anexarse una general para cada sitio40, obteniendo con ella una información
más general que puede omitirse en la cedula unitaria.
La finalidad de este Manual es plantear la lógica que hemos seguido en el
diseño de una cédula común para registrar petrograbados, así como las técnicas
40
Que podría o no subdividirse en conjuntos.
184
concretas que implican en nuestras actividades de campo. Abrimos el diálogo
sobre los criterios que hemos considerado han sido comunes41 y puntos críticos.
1. Fecha: Precisar el día, el mes y el año.
2. Hora: Determinar la hora en que se dio inicio al registro de datos en campo. Se
puede considerar la posición del sol y las sombras, tan importantes para observar
con mejor nitidez los contornos de los petrograbados.
3. Clave del Estado y Municipio: El Estado de Michoacán tiene la clave “16” de
acuerdo a INEGI42. Mientras la ficha básica de los municipios de Michoacán de
este mismo Instituto señala por ejemplo que Pátzcuaro tiene la clave “066” y
Tzintzuntzan “100”. Por lo que incluiremos esta clave al inicio de nuestra cédula.
4. Clave del sitio (lugar, zona arqueológica o yacimiento): La sistematización
de la información comienza cuando creamos una misma clave consecutiva para
cada Sitio dentro de cada Municipio, y que forme parte en este caso del Lago de
Pátzcuaro. Aunque si se prefiere se podrían distinguir abreviado el nombre del
sitio con una o dos sílabas (CARAN para Carangario, JAN para Janitzio, FRAN
para el complejo arquitectónico ex-convento Franciscano).
5. Clave de la piedra (Unidad, Bloque, Roca): Utilizar un digito para enumerar
las piedras con grabados dentro de un conjunto determinado.
6. Clave del Conjunto (Grupo): Utilizar si es el caso, una letra mayúscula para
diferenciar los conjuntos que constituyan un Sitio.
7. Ubicación (localización): Explicitar las referencias elementales para identificar
dónde se encuentra la piedra y el conjunto en cuestión.
8. Tipo de Roca: Identificar la composición natural de la roca, que en muchos
caso es la misma para todo un sitio o varios.
9. Medidas de la piedra (Unidad, Bloque o Roca): Se toma en cuenta el alto,
largo (ancho) y espesor (diámetro).
10. Medidas del diseño/s (motivo/s o grabado/s): Este dato solo es importante
si existe una pregunta de investigación que lo respalde, por ejemplo para observar
relaciones no solo en la forma del diseño sino en su medida.
41
En este sentido señalaremos los términos sinónimos.
42 Basada en el Censo 2000.
185
11. Número de diseños: En la mayoría de los casos de los bloques de janamu
solo aparece un diseño central o temático. Pero en afloramientos rocosos pueden
aparecer varios, incluso interconectados.
12. Clave y Descripción (es) de diseño(s) por lado: Debemos retomar las
anteriores claves en una misma que incluya el Municipio, el Sitio, el Bloque y el
Diseño. Así se podría diferenciar algún diseño entre varios de una misma piedra,
como es el caso en afloramientos rocosos. Siguiendo el Sistema Alfanumérico se
asignarán 2 dígitos para el Estado, dos o tres decimales para el municipio, una o
dos sílabas para el nombre del sitio o yacimiento (se puede asociar a un número).
Siguiendo este razonamiento asignamos una letra mayúscula para cada conjunto,
un número para la Piedra en cuestión, y para cada diseño o diseños que contenga
agregamos finalmente una letra en minúscula a, b c…, y ubicarlo teniendo de
frente el lado (cara o panel), y siempre de izquierda a derecha.
Así quedaría una Clave que incluye Estado, Municipio, Sitio, Bloque y Diseño:
16/066/JAN/A/1/a
16: Es el número de Estado en el país que ocupa Michoacán
100: Número de Municipio o Pátzcuaro
JAN: Clave de Janitzio considerado como todo un Sitio
A: Conjunto al que fue incluido o pertenece la piedra
1: Número de Piedra, que a su vez se subdividirá de acuerdo a los diseños que contenga en Lado I (superior o zenit); Lado II (norte), Lado III (noreste), lado IV (este), lado V (sureste)… etc. (Primero se toma en cuenta el lado que voltea al cielo y a partir del norte registramos como las manecillas del reloj).
a: Letra minúscula para identificar y diferenciar los Diseños dentro de una misma Piedra.
La descripción, que implicará en un segundo paso una clasificación, se hará
en términos técnicos y formales. Si es el caso de diseños que se interconectan se
puede describir cómo se comunican los elementos en un lado o en todo la piedra.
Es indispensable que antes de cualquier interpretación se haga una descripción
formal o de acuerdo a las características geométricas de los diseños. Esto exige
ya un proceso de síntesis y sistematización de nuestras denominaciones, pues
estas no deben tener de preferencia sentidos múltiples sino unívocos, por ejemplo
no se debe describir “escaleritas”, sino “Serie de 10 o 13 líneas verticales” o “S”
sino “Espiral doble divergente”.
186
La clasificación que proponemos obedece a criterios de forma geométrica43
y al tipo de representación, yendo de los elementos básicos a los más elaborados,
y siempre tomando en cuenta posibles variantes y asociaciones que puedan
presentarse:
I. Geométricos: a) Oquedades 44, b) Círculos 45, c) Espirales46, d) Líneas 47.
II. Representacionales: a) Biomorfos48.
III. Asociados: b) Geométricos y/o representacionales y/o asociados 49.
III.-Coloniales: a) Cruces, b) Fechas c) Representacionales50, 10) Esgrafiado o
graffiti51
13. Técnica de manufactura: Pueden existir cinco; mediante percusión (o
picoteado), incisión (marca de corte o raspado), desgaste (abrasión) acanalado y
punzonado. También se considera la técnica mixta, y se tiene que diferenciar si el
petrograbado está en alto o bajo relieve.
14. Orientación: se toma la orientación del panel, y si así se considera de algún
diseño en particular. Se toma en consideración cualquier posible orientación
significativa en el contexto natural y/o arqueológico, y hacia los elementos que
componen el horizonte del paisaje.
43
Consideramos que hubo un “pre-diseño” para cada petrograbado. Por ejemplo la elección de la
piedra en el paisaje y en el contexto socio-cultural; el lado o lados para colocar grabados, la forma
o formas de la piedra y los diseños mismos, su relación entre sí y con otros, su medida, etc.
44 Con sus variantes como O. circular; Series o diagramas de O. circulares, O. circulares en
paralelo, O. Ovaladas en paralelo, O. rectangulares en paralelo, O. cuadriculares en paralelo, etc.
45 Con sus variantes como C. Básico; C. concéntrico, C. concéntrico con oquedad interna, Círculos
en paralelo, Círculos asociados a otros diseños, etc.
46Con sus variantes como E. básica, E. concéntrica, E. con extensión ondulatoria, E. con extensión
recta, E. doble divergente, E. doble convergente, E. dobles en paralelo, E. asociadas entre sí, E. asociadas a otros diseños, E. interconectadas, etc.
47 Rectas y ondulatorias.
48 Antropomorfos, Zoomorfos, Fitomorfos, Estelimorfos, etc.
49 Tetragrama con espiral interna, pentagrama con espiral interna, Exagrama con espiral interna, o
círculos, líneas rectas y oquedades asociados con zoomorfos, etc..
50 Por ejemplo Biomorfos como “Luna” o “Flor”, y Alfabéticos “Fco” o “Años”.
51 También podría clasificarse en Geométricos y/o representacionales y/o asociados.
187
15. Estado de conservación: Es necesario identificar -de acuerdo a la estación
del año en que se realice el registro- la humedad; los líquenes(hongos), fracturas,
daños antrópicos, “otros” grabados (como graffiti). También si fue removido, o si
existe un posible peligro de acuerdo a su ubicación o al contexto socio-cultural.
16. Foto: Tomar en cuenta la hora y la ubicación de los diseños para realizar las
mejoras tomas posibles, no solo de la piedra sino del contexto donde se encuentra
ubicada. También en algunos casos se puede considerar tomar fotografías luego
que ha llovido para observar el efecto del agua en los diseños como “pozas” u
“Oquedades circulares”.
17. Calco: Se puede o no marcar el contorno del bloque y no solo del diseño, pero
deben registrase todos los diseños en su posición dentro de un lado (panel o
cara). La técnica para el calco que hemos realizado consiste en sobreponer un
plástico, repetir el diseño con un marcador. Después se toma una fotografía al
calco y se trata la imagen en el programa Photoshop CS2, agregándole una
escala y obteniendo una imagen a blanco y negro, esto es un resultado
iconográfico.
18. Registró: Nombre completo de quien (es) realizaron el registro.
19. Escala: Tomar en cuenta qué tipo se utilizó para la fotografía en campo, y cuál
para el proceso de digitalización del diseño.
20. Comentarios: se puede agregar si es el caso cualquier comentario pertinente
sobre el bloque, los grabados y su contexto.
CÉDULA PARA CADA SITIO
1. Fecha: Precisar el día, mes y año.
2. Dependencia: Podría ser INAH/COLMICH/UNAM/ENAH, etc…
3. Tipo de registro: Registro público de Bienes culturales Muebles
4. Nombre del proyecto: En nuestro caso sería “Los petrograbados de
Tzintzuntzan: un sistema de comunicación ideográfico” o “Análisis contextual para
la Interpretación de los petrograbados del lago Pátzcuaro”.
5. Responsable y colaboradores del proyecto: Nombre completo del
responsable y quien o quienes hayan colaborado durante el registro en campo.
6. Clave del Estado, Municipio y Sitio: Por ejemplo 16/066/JAN
188
7. Nomenclatura de la Carta INEGI: El mapa INEGI o carta topográfica con las
que trabajamos son: E14A22-CHERÁN y E14A22-PÁTZCUARO.
8. Escala: La escala que utilizamos es de 1:50,000 mts; por ejemplo todo el Lago
de Pátzcuaro se puede dividir en 35 segmentos de 50,000 metros cuadrados cada
uno.
9. Coordenadas geográficas (latitud y longitud) y las coordenadas UTM (este,
norte y altitud): Para estos datos debemos contar con un mapa y un GPS.
10. Instrumentos empleados: Precisar la tipo de GPS, también si se utilizó
brújula magnética, fotografías, y que tipo de escala, tanto para foto como para los
calcos.
11. Número de piedras: Determinar cuantas fueron en total para todo el Sitio.
12. Nº de conjuntos: Determinar cuantos conjuntos existen dentro del Sitio.
13. Nº de Diseños (Grabados o motivos): Número total por conjunto, y por todo
el sitio.
14. Comentarios sobre el Sitio: Anexar cualquier comentario pertinente que no
este dentro de los apartados anteriores.
15. Croquis del Municipio: Anexar un pequeño croquis de todo el territorio
municipal.
16. Croquis del Sitio: Hacer un pequeño croquis para ubicar el sitio en cuestión,
una vez identificado dentro del Municipio.
17. Registró: Nombre de quien o quienes registraron.
18.-Informante: Es positivo reconocer la ayuda de las personas en la localización
específica de sitios o piedras con grabados.
19.-Propietario del Terreno: Si se conoce el nombre, o si éste permitió el acceso
también debe dársele el crédito en cualquier investigación.
Esta es la propuesta con la que trabajaremos, pero que presentamos para
su análisis con la intención de contar con una base de datos de fácil consulta para
todo el Lago de Pátzcuaro (tal vez en el programa Acces). La cual pueda contar
con una clave que incluya: Estado, Municipio, Sitio, Piedra y Diseño. De esta
manera los diseños pueden tener un número único y citarse, o buscarse
específicamente y sin confusiones. Deberá comenzarse la cuenta en cada sitio, y
189
por cada grupo, así quedaría abierta la clave para futuros hallazgos, pues es difícil
contar con la identificación de la totalidad de los petrograbados existentes de todo
el Lago de Pátzcuaro.
190
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