Post on 17-Jul-2016
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TRIDUO A SAN JOSÉ
en el espíritu de Santa Teresa de Jesús,
con el Papa Francisco
Parroquia de Santo Tomé y El Salvador
EN EL ESPÍRITU DE SANTA TERESA DE JESÚS
Por la señal de la Santa Cruz…
Guiados por el ejemplo de santa Teresa de Jesús que experimentó
como San José la socorrió en “todas las necesidades”; acudamos con
confianza filial a su intercesión porque “quiere el Señor darnos a entender
que así como él le fue sujeto en la tierra, así en el Cielo hace cuánto le pide.”
V/. Glorioso Patriarca san José,
R/. Líbranos de los peligros, así de cuerpo como de alma.
V/. Te pedimos que contigo adoremos a la Trinidad, y ahora y en
la eternidad digamos: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Invoquemos a San José y tengámosle “verdadera devoción” y
prestémosle “particulares servicios” de amor y veneración, “pues ayuda
mucho a las almas que a él se encomiendan”:
V/. Glorioso Patriarca san José,
R/. Haznos más aprovechados en la virtud.
V/. Te pedimos que contigo adoremos a la Trinidad, y ahora y en
la eternidad digamos: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Invoquemos a San José, modelo de vida interior, para que sea
nuestro “maestro” en el conocimiento de Dios “y no erremos en el camino”
de llegar a él.
V/. Glorioso Patriarca san José,
R/. Sé nuestro maestro y enséñanos el camino de la oración.
V/. Te pedimos que contigo adoremos a la Trinidad, y ahora y en
la eternidad digamos: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
[A continuación se lee la meditación de cada día.]
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
SANTA TERESA DE JESÚS Glorioso Patriarca San José,
cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, venid en mi auxilio en estos momentos de angustia y dificultad.
Tomad bajo vuestra protección las situaciones
tan serias y difíciles que os encomiendo,
a fin de que tengan una feliz solución.
Mi bienamado Padre, toda mi confianza está puesta en Vos.
Que no se diga que Os he invocado en vano
y puesto que Vos podéis todo ante Jesús y María,
mostradme que vuestra bondad es tan grande
como vuestro poder. Amén.
Glorioso San José
R/. Ruega por nosotros.
CANTO
CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
compuesta por San Enrique de Ossó en el espíritu teresiano
Santísimo Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús, virginal esposo
de María, patrón de la Iglesia universal, tesorero y dispensador de las gracias del rey de la gloria, el más amado y amante de Dios, y de los
hombres, a Vos elijo desde hoy por mi verdadero padre y Señor en todo
peligro y necesidad, a imitación de vuestra querida hija y apasionada
devota Santa Teresa de Jesús. Descubrid a mi alma todos los encantos y
perfecciones de vuestro paternal corazón; mostradme todas sus
amarguras para compadeceros, su santidad para imitaros, su amor para
corresponderos agradecida. Enseñadme oración Vos quo sois maestro
de tan soberana virtud, y alcanzadme de Jesús y María, que rio saben
negaros cosa, alguna, la gracia de vivir y morir santamente, propagando
vuestra devoción por todo el mundo con igual celo con que lo hacía
vuestra Benjamina y secretaria, y Madre mía dulcísima Santa Teresa de Jesús. Amén,
DÍA PRIMERO:
SAN JOSÉ, CUSTODIO DE JESÚS Y DE MARÍA
DE LAS ENSEÑANZAS DEL PAPA FRANCISCO (19 de marzo de 2013)
En el Evangelio leemos que «José hizo lo que el ángel del Señor le
había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se
encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custodio.
Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se
alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al
igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño
a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo».
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en
silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun
cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el
episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña
en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa,
tanto en los momentos serenos de la vida como en los difíciles, en el
viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del
parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa
búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la
casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús. ¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de
la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos,
disponible a su proyecto, y no tanto al propio. José es «custodio»
porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y
precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han
confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento
a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él,
queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con
disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de
la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, para salvaguardar la creación.
Pida cada uno la gracia que desea alcanzar. Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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DÍA SEGUNDO:
SAN JOSÉ, MODELO DE EDUCADOR
DE LAS ENSEÑANZAS DEL PAPA FRANCISCO
(19 de marzo de 2014)
Mirad a José como el modelo de educador, que preserva y acompaña
a Jesús en su camino de crecimiento "en sabiduría, edad y gracia",
como dice el Evangelio de Lucas (2.52).
Vamos a empezar por la edad, que es la dimensión más natural, el
crecimiento físico y psicológico. José, junto con María, se encarga de
Jesús ante todo desde este punto de vista. No olvidemos que la custodia
y el cuidado de la vida del niño resultaron en el viaje a Egipto, la dura
experiencia de vivir como refugiados y escapar de la amenaza de Herodes. Luego, una vez de vuelta en casa se establecieron en Nazaret
y luego esta todo el largo periodo de la vida oculta de Jesús en la
Sagrada Familia. Durante esos años, José enseñó a Jesús su oficio,
tanto es así que se le llamó "el hijo del carpintero" (Mt 13,55).
Vamos a pasar a la segunda dimensión de la enseñanza de San José a
Jesús: la «sabiduría». La Escritura dice que el principio de la sabiduría
es el temor del Señor (cf. Pr 1.7; Señor 1.14). Miedo no en el sentido de
temor, sino de la Santa reverencia, adoración, obediencia a su Santa
voluntad que siempre busca nuestro propio bien. José fue el ejemplo de
Jesús y el maestro de esta sabiduría, que se alimenta de la palabra de Dios. Podemos pensar como José enseña al niño Jesús a escuchar las
escrituras. He aquí: Jesús está lleno de sabiduría, porque él es Hijo de
Dios, pero el Padre celestial se sirve de la colaboración de San José para
que su hijo pudiera crecer "lleno de sabiduría» (Lc 2,40).
Y por último, la dimensión de la «gracia». Siempre San Lucas se
refiere a Jesús diciendo que "la gracia de Dios estaba sobre él" (2,40).
Aquí la colaboración de San José es más limitada en comparación con
la edad y la sabiduría. Pero sería un grave error pensar que un padre y
una madre no pueden hacer nada para educar a los niños a crecer en la
gracia de Dios. En este campo de la gracia, su labor educativa fue
apoyar la acción del espíritu en el corazón y la vida de Jesús, en armonía con nuestra Señora. Esta educación es la más específica de la
fe, la oración, la adoración, la aceptación de la voluntad de Dios y de su
diseño. Especialmente en esta dimensión de la gracia, José educa a
Jesús principalmente por el ejemplo: un ejemplo de un "hombre justo"
(1,19 M) que siempre es guiado por la fe, y que sabe que la salvación no
es por la aplicación de la ley, sino por la gracia de Dios, su amor y su
fidelidad.
Pida cada uno la gracia que desea alcanzar. Padrenuestro, Avemaría y Gloria
DÍA TERCERO:
SAN JOSE, MODELO DE LAS FAMILIAS
DE LAS ENSEÑANZAS DEL PAPA FRANCISCO
16 de enero de 2015
Hay tres aspectos que me gustaría que considerásemos al contemplar a
San José: descansar en el Señor, levantarse con Jesús y María, y ser una voz profética.
José fue elegido por Dios para ser el padre putativo de Jesús y el esposo
de María. Como cristianos, también vosotros estáis llamados, al igual
que José, a construir un hogar para Jesús. Le preparáis un hogar en
vuestros corazones, vuestras familias, vuestras parroquias y
comunidades.
Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús,
debéis ser capaces de descansar en el Señor. Debéis dedicar tiempo cada
día a la oración. Si no oramos, no conoceremos las cosas más
importantes de todas: la voluntad de Dios sobre nosotros. Y a pesar de
toda nuestra actividad y ajetreo, sin la oración, lograremos muy poco. Descansar en la oración es especialmente importante para las familias.
Donde primero aprendemos a orar es en la familia. No olviden, cuando
la familia reza unida, permanece unida. Allí conseguimos conocer a
Dios, crecer como hombres y mujeres de fe, vernos como miembros de
la gran familia de Dios, la Iglesia. En la familia aprendemos a amar, a
perdonar, a ser generosos y abiertos, no cerrados y egoístas.
Aprendemos a ir más allá de nuestras propias necesidades, para
encontrar a los demás y compartir nuestras vidas con ellos. Por eso es
tan importante rezar en familia. Es muy importante. Por eso las
familias son tan importantes en el plan de Dios sobre la Iglesia. Crecer con Jesús y María. Al igual que San José, una vez que hemos
oído la voz de Dios, debemos despertar, levantarnos y actuar (cf. Rm
13,11). La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más
profundamente en él con la fuerza de la oración. Cada uno de nosotros
tiene un papel especial que desempeñar en la preparación de la venida
del reino de Dios a nuestro mundo. Del mismo modo que el don de la
Sagrada Familia fue confiado a San José, así a nosotros se nos ha
confiado el don de la familia y su lugar en el plan de Dios. El ángel del
Señor le reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María,
obligándolos a huir a Egipto y luego a instalarse en Nazaret. Así
también, en nuestro tiempo, Dios nos llama a reconocer los peligros
que amenazan a nuestras familias para protegerlas de cualquier daño.
José escuchó al ángel del Señor, y respondió a la llamada de Dios a
cuidar de Jesús y María. De esta manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y llegó a ser una bendición no sólo para la Sagrada Familia,
sino para toda la humanidad. Con María, José sirvió de modelo para el
niño Jesús, mientras crecía en sabiduría, edad y gracia (cf. Lc 2,52).
Cuando las familias tienen hijos, los forman en la fe y en los sanos
valores, y les enseñan a colaborar en la sociedad, se convierten en una
bendición para nuestro mundo. La familia puede ser una bendición
para el mundo.
El amor de Dios se hace presente y operante a través de nuestro amor y
de las buenas obras que hacemos. Extendemos el reino de Cristo en este
mundo. Y al hacer esto, somos fieles a la misión profética que hemos recibido en el bautismo.
Pida cada uno la gracia que desea alcanzar.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
ORACIÓN A SAN JOSÉ DE SAN ENRIQUE DE OSSÓ
¡Oh excelso Patriarca!,
qué se ha hecho de vuestro celebrado poder y bondad?
¿Cómo quedan tantos Santos y amigos vuestros,
en especial la doctora seráfica de la Iglesia Santa Teresa de Jesús,
que asegura no haberos pedido cosa que no la hayáis dejado de hacer?
Luego, pues, poderoso y bondadoso San José,
estáis dulcemente obligado a alcanzar de Jesús y María,
que no saben negaros cosa alguna,
el favor que os pido a mayor gloria de Dios.
No merezco, lo reconozco, por mis pecados ser oída del Señor;
pero lo merecéis Vos, Santo mío.
A todos concedéis lo que os piden;
¿acaso seré yo la primera en experimentar vuestro desvío y desdén?
¡Ah! No lo espero de vuestra reconocida piedad.