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Un TestimonioVivo de la Verdad

por KKKKKong Duen Yong Duen Yong Duen Yong Duen Yong Duen Yeeeeeeeeee

CRUZADCRUZADCRUZADCRUZADCRUZADA DE LA GRA DE LA GRA DE LA GRA DE LA GRA DE LA GRAAAAACIA DE JESUCRISTOCIA DE JESUCRISTOCIA DE JESUCRISTOCIA DE JESUCRISTOCIA DE JESUCRISTOMount Zion, Chiahsien, Kaohsiung, Taiwan

Tel: 07-6701127; 07-6701218-24Derechos reservados

No a la VNo a la VNo a la VNo a la VNo a la Ventaentaentaentaenta

ContentsPrefacio 1 ................................................................................................. iPrefacio 2 ................................................................................................ ivOración ................................................................................................... viii

Parte ILa Salvación

1 La Verdad sobre la Salvación .............................................................. 3

2 Cómo ser un cristiano genuino ........................................................... 37

3 El daño de las películas mundanas .................................................... 58

4 Cuidado con las herejías I(El Catolicismo, los Mormones, los Adventistas del Séptimo Día,los Testigos de Jehová ) .................................................................. 64

5 Cuidado con las herejías II(El Evangelio Social) ..................................................................... 99

Parte IIEl bautismo del Espíritu Santo

1 La iglesia necesita ser revivida por elEspíritu Santo en los días postreros ............................................. 127

2 ¿Por qué los cristianos deben aceptar elbautismo del Espíritu Santo? ....................................................... 134

3 El Bautismo del Espíritu:¿Viene siempre con la señal de hablar en lenguas? ...................... 144

4 ¿Qué son las lenguas?.................................................................... 153

5 Los bautismos de la Sangre, del Agua y del Espíritu .................... 166

6 Cómo recibir el Espíritu Santo prometido .................................... 171

7 Cómo estar constantemente lleno del Espíritu Santo .................. 188

8 Los predicadores deben recibir el bautismo del Espíritu ............ 200

9 Los dones espirituales ..................................................................... 208

10 El fruto del Espíritu Santo ........................................................... 234

Parte IIIMi Testimonio

1 Sufriendo en pecados ...................................................................... 247

2 Salvada por la preciosa sangre ........................................................ 259

3 Una nueva creación ......................................................................... 265

4 Renunciar al mundo para seguirlo a Él ........................................... 277

5 Predicando la Palabra de Vida ........................................................ 294

6 El camino de la fe ............................................................................ 311

7 La salvación de mi familia ............................................................... 339

8 La sanación divina .......................................................................... 352

9 Experimentando el bautismo del Espíritu ...................................... 384

10 En la reclusión ............................................................................... 414

La oración ........................................................................................... 491

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Prefacio 1El Hijo predilecto de Dios, Jesucristo, quien creó todas las cosas en el

cielo y en la tierra, el Verbo que fue hecho carne, vino a este mundo hacemás de 1,900 años. Él fue concebido por el Espíritu Santo y nació de lavirgen María. Fue crucificado y derramó su sangre por este mundo. Murióy resucitó de los muertos para cumplir una gran salvación. Él da la vidaeterna gratuitamente a todo aquellos que en Él creen. Subió al cielo y envióel Espíritu Santo para que habite en todos aquellos que le obedecen. Élbautiza a los creyentes con el Espíritu y el fuego. Aquellos que reciben elbautismo del Espíritu tendrán poder para testificar por Él. Él alimenta a loscreyentes con la santa palabra (la Biblia), que los hace crecer en su vidaespiritual, pues Él es el Verbo, la verdad y el pan de la vida.

Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no medianteagua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el queda testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los quedan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; yestos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: elEspíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. Si recibimos eltestimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque estees el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El quecree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no creea Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonioque Dios ha dado acerca de su Hijo. (1 Jn. 5:6–10)

Los que creen en el Señor deben recibir el testimonio completo que Diosle otorgó a Su querido Hijo. El testimonio completo es:

La Sangre: El perdón de los pecados por Su preciosa sangre, es elfundamento de la fe. Aquellos que se arrepienten sinceramente de suspecados, y confían en la sangre del Señor, estarán salvos (nacidos de nuevo)y obtendrán la vida eterna.

El Agua: El agua es la palabra de vida que edifica y construye la vidaespiritual de los creyentes. Las promesas de Dios para esta vida y la veni-

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dera, todas están en la Biblia (el Verbo), y es la herencia de los creyentes.

El Espíritu Santo: Los que han nacido de nuevo también tienen querecibir el bautismo del Espíritu—ser llenos del Espíritu Santo. Recibiránentonces, poder para vencer los pecados, amar al Señor, guardar el Verbo(la palabra de Dios), predicar el Verbo, y dar testimonio del Señor.

Yo fui una gran pecadora. Pasé la mitad de mi vida en un pozo de peca-dos y padecimientos. Sin embargo, encontré la misericordia de mi SeñorJesucristo. Me ha purificado de mis pecados con Su preciosa sangre y meha salvado de la esclavitud del diablo Satanás. A Él no le molestaba mibajeza, tontería, o debilidad. Él me llamó para que abandonara todo el lucromundano, lleve la cruz, le siga, y le sirva. También me llenó con el EspírituSanto para que pueda entender su buena, agradable, y perfecta voluntad. Élme ha entrenado de esta manera para que yo sea libremente usada por Él.

Tuvo misericordia de mis hijos, así que ellos también fueron parte delllamado divino. Nunca olvidaré su amor tan grande y profundo. Aunque yomuera por Él, nunca será suficiente para recompensarle con algo. Él haatendido todas nuestras necesidades, nos ha protegido, y nos ha sanado denuestras enfermedades de una manera maravillosa.

Sus caminos son inescrutables. Los que creen en la ciencia no puedenentender o imaginar la incomparable vida que tenemos. Aunque siendo yotan insignificante, Dios hizo una gran obra en mí. Por consiguiente, tengoque testificar al mundo que Él es solamente el único Dios y Salvador—elDios del poder, de gloria, de santidad, de amor, de justicia, de fidelidad, y debondad. “Porque somos hechura (obra) suya, creados en Cristo Jesúspara buenas obras, las cuales Dios preparó antemano para queanduviésemos en ellas” (Ef. 2:10).

El 1 de Mayo de 1962, obedecí a la voluntad de Dios y entré en lareclusión para orar y ayunar varios meses para escribir este libro. Yo soyuna persona ignorante e indigna de ser usada por Dios. Pero para demostrarSu infinita e insondable sabiduría, el Señor estaba dispuesto escoger a unapersona ignorante y débil como yo. Por consiguiente, Él no quiere palabras

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persuasivas de la sabiduría humana sino la demostración del Espíritu y delpoder. No tengo nada; ni tengo posición religiosa, ni apoyo de cualquierasecta cristiana. Sin embargo, en los últimos días Dios me escogióespecialmente para defender la verdad y dar testimonio fielmente deJesucristo y de su crucifixión.

El Espíritu Santo guió mi mano para escribir este libro. Me ha enseñadoa escribir la verdad sobre la maravillosa salvación, el bautismo delEspíritu Santo, y la verdad santa que he visto, oído, entendido, y recibido.Eso es mi testimonio personal del Verbo (la santa palabra). Dios dio aeste libro el título: Un Testimonio Vivo De La Verdad, y eso es exactamentede lo que este libro trata. Sólo soy una pluma. El que usa la pluma es elPadre santo, el Hijo santo, y el Espíritu Santo—el Dios de la trinidad a quienyo sirvo. ¡Ojalá que las alabanzas, honor, gloria, y poder sean a su santonombre para siempre! Amén.

¡Dedico sinceramente este libro, el cual Él me ha encomendado, a Dios,el Padre de nuestro querido Señor Jesucristo! Que acepte y use este libro,y bendiga a cada lector. Que los pecadores se arrepientan y nazcan denuevo. Que los santos sean restablecidos en el espíritu. Que los siervos deDios se vuelvan más fieles para ser usados mejor por Él. Que todo sealimpiado por la sangre preciosa, sea iluminado en la verdad, y se llene con elEspíritu Santo. Que todos los lectores reciban la completa y gran gracia deDios juntamente conmigo, y sean preservados por Dios hasta Su venida.

Los lectores que recientemente han creído o todavía están por creer,por favor, acepten la verdad en este libro según el nivel de su entendimiento.No se sientan desalentados si no entienden completamente. Siempre quetengan un corazón fervoroso para la verdad, Él les guiará hacía a la verdadde acuerdo a Su tiempo. Que “la gracia del Señor Jesucristo, el amor deDios, y la comunión del Espíritu Santa sean con todos vosotros. Amén”(2 Co. 13:14).

Kong Duen Yee,Sierva del Señor Jesucristo

2 de abril de 1963

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Prefacio 2El 10 de Mayo de 1963, Un Testimonio Vivo de la Verdad, fue impreso

finalmente después de numerosas dificultades. La gracia ilimitada de Diosllegó maravillosamente a todos los lectores del mundo a través de este libro.Cuando ya estaba en su versión final, yo no tenía dinero. Y no supe quémétodos maravillosos usará mi Señor para cubrir los gastos de imprenta yayudarme a distribuir este libro. Sólo supe que el Señor, con su poder, cum-pliría todas las buenas cosas que yo había deseado y el trabajo que habíahecho por la fe. Verdaderamente, el Señor es fiel y confiable. Por confiaren Él, Dios no permitió mi deshonra. Antes de que este libro fuera publicado,Él proporcionó todos los fondos. Sus provisiones maravillosas se excedie-ron lo que yo imaginé. Él nunca comete errores. (Por favor, refiérase a lastres ocasiones del 18 de abril como son mencionadas en Hechos del EspírituSanto, vol. 1). Luego el Señor bendijo y utilizó este libro de una formamaravillosa. A través de este libro, los lectores en todo el mundo recibieronla bondad de la verdad completa de la Sangre, el Agua y el EspírituSanto. ¡Aleluya! Gloria al santo nombre del Señor.

El 9 de junio de 1963, fuimos enviados a Singapur y Malasia para predi-car la palabra. Al comienzo, nos topamos con grandes oposiciones de loscristianos de variadas denominaciones. Ellos pensaban que predicábamosherejías y traíamos espíritus malos. Pero agradecemos a Dios por haberdado a nosotros este libro, el cual lo bendijo y lo usó. Después, muchos quehabían leído este libro vinieron y se dieron cuenta que lo que estábamospredicando era la santa y pura verdad del Señor. Entonces ellos decidieronrecibir el testimonio completo de la “Sangre, Agua y Espíritu Santo”.

Durante nuestros seis meses de estadía en el Sureste de Asia, numerosospecadores y miembros de cultos se arrepintieron y fueron bautizados en elnombre del Señor. Innumerables creyentes fueron revividos. Cada día, lagente venía ante el Señor y creyeron en la verdad. Ellos se arrepintieron yoraron por el perdón a través de la sangre del Señor y recibieron el bautismodel Espíritu Santo prometido por el Padre. Hablaron en lenguas y entoncessus vidas cambiaron grandemente. Ellos recibieron poder y se apartaron de

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los pecados. Algunos fueron curados de enfermedades crónicas. Ganaronla fuerza para adorar al Señor, leer la Biblia, y orar por Él. Buscaron lajusticia y santidad para testificar por el Señor. Muchos ídolos, templos deídolos, herramientas y literatura pecadora de cultos, fueron derribados yquemados. Algunos de ellos estuvieron bajo la opresión del diablo. Fueronatados por drogas, cigarrillos (el tabaco), el alcohol, apuestas (juegos), luju-rias, y por otros pecados y enfermedades. Pero como ellos habían aceptadoel Espíritu Santo y habían hablado en lenguas, todos ellos fueron liberadosmaravillosamente.

Muchos estudiantes de teología, siervos de Dios, directores (de escuela),y profesores fueron grandemente llenos por el Espíritu Santo. Recibieronmás poder para servir al Señor. La vida espiritual de muchos santos fuerevivida, y ellos mismos se dedicaron al Señor. Durante mi último mes en elSureste de Asia, el Espíritu Santo hizo más obras maravillosas—¡estableciónueve iglesias locales de la Iglesia del Nuevo Testamento! Estas fueron lasobras poderosas del Espíritu Santo (véase Hechos del Espíritu Santo).Que el Señor glorifique su nombre grandemente.

Cuando estuvimos evangelizando, algunas copias de este libro estuvie-ron en venta. Algunos hermanos y hermanas que desearon la verdad qui-sieron comprar el libro, pero financieramente no pudieron hacerlo. (Otrosno lo compraron porque no entendieron el bautismo del Espíritu Santo). Poreso, distribuimos muchas copias de este libro gratuitamente. Los que locompraron tenían parte en la obra consagrada de distribuir los libros junto anosotros. Que el Señor les recompense con la vida eterna. Que todos loslectores hallen gracia ante el Señor, junto con nosotros.

Desde que regresamos a Hong Kong, recibimos cartas de predicadores,de creyentes y de lectores de todos partes del mundo. Nos contaban cómoel Señor les había bendecido, y cómo habían ganado grandes beneficiosespirituales. Ellos recibieron el bautismo del Espíritu y hablaron nuevaslenguas. Sus vidas mejoraron para mejor: se apartaron de los pecados, yempezaron a vivir una vida santa. Algunos fueron revividos para servir alSeñor. Otros fueron sanados de sus enfermedades. Algunos dieron estelibro a sus amigos y parientes, que también fueron salvados después. ¡Agra-

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decemos y alabamos al Señor! ¡Gloria a Dios! También solicitaron máscopias de este libro para introducirlo a más personas. Así que les enviamoslos libros y otra literatura para que ellos la distribuyan por todo del mundo.Entonces el evangelio pueda alumbrar en todos los rincones.

¡Agradecemos y alabamos al Señor! Verdaderamente, Él ha bendecidoy ha utilizado este libro y otras publicaciones—los mensajeros silenciososdel evangelio—y los convirtió en canales de aguas vivas. Los lectores detodas partes hallaron abundante gracia. Algunos se transformaron depecadores a hijos amados de Dios. Aquellos que una vez se opusieron alEspíritu Santo ahora esperan el Espíritu Santo. Ellos recibieron el bautismodel Espíritu y hablaron en nuevas lenguas. Y han visto que todos los santosdeben obedecer al Espíritu Santo y separarse de las organizaciones religiosasdel hombre y ser construidos en la casa espiritual del Señor (la santa ygloriosa Iglesia del Nuevo Testamento). Ellos también se han dado cuentade la importancia de obedecer completamente la Biblia y de adorar a Diosen espíritu y en verdad. Tales testimonios aumentan cada día—son cadavez más hermosos y gloriosos. ¡Gloria al santo nombre del Señor! ¡Aleluya!

La primera publicación de este libro (10,000 copias) ha sido distribuida.Ahora, para que la verdad sea predicada extensamente, y para que muchaspersonas hallen gracia, nosotros oramos al Señor para que nos provea demás copias y las permita ser distribuidas en grandes cantidades a todos lossantos en todo el mundo, según Su voluntad. Que el Señor ponga este libroa disposición de más personas para que puedan ver las obras gloriosas deDios.

El Señor también me ha encomendado imprimir muchas publicacionesespirituales, incluyendo los himnos y folletos, para proveer al mundo de suhambre espiritual. Nosotros damos gratuitamente lo que hemos recibidogratis. Aunque nosotros no tenemos nada, el Señor es Señor de todos, elcual será responsable de todos los gastos de imprenta y correo. “Mía es laplata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. La gloria postrerade esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de losejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos” (Hag.2:8–9).

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Yo creo que el Señor es maravilloso y fiel. Lo que Él ha prometido, asíserá. Por lo tanto, yo oro:

“Oh Señor, sólo tú haces grandes maravillas. Dios, tú eres digno de todaalabanza, honor, y gracia ¡para siempre! Que tu espíritu glorioso lleve estemensaje poderoso a los confines de la tierra a través de estas publicaciones,como mensajeros silenciosos. Ordena que Jerusalén sea reedificado y de-creta que se levanten los cimientos del templo. Haz correr las aguas en elcampo y arroyos en el desierto para que tu gente beba y hable de tus buenasobras. ¡Canten de alegría, oh cielos! ¡Alégrense, las montañas! Porque elSeñor pondrá su bandera victoriosa en todas las islas y hará volver loscautivos de las tiendas de Jacob. La ciudad será edificada sobre su colina,y el templo será asentado según su propio plan. Y todas las naciones correránal monte; la casa del SEÑOR.”

En los últimos días, que el Señor guie a cada cristiano a abandonar lasdenominaciones. Que la lluvia espiritual derrame sobre ellos, y que ellos sellenen con el Espíritu Santo. Que sean establecidos en la Iglesia del NuevoTestamento y salgan de la esclavitud de las organizaciones del hombre.Que el Señor restaure también la posición, el servicio y el testimonio de laIglesia prístina. Yo oro:

“¡Gran Rey de Sion, cabeza de la iglesia, Jesucristo! Ten misericordiade Sion (decreta el resurgimiento de la Iglesia), porque ahora es el tiempo.Los días han sido cumplidos. Que tus palabras crezcan y sean predicadaspor todas partes. Que tus palabras triunfen. Que sean destruidas todas lasdoctrinas falsas. Que los engaños de Satanás se vuelvan en insensatez. OhSEÑOR Dios, que reavives tus obras hoy. Amén.”

Llamada a ser sierva de Jesucristo por la voluntad de Dios,Kong Duen Yee

2da edición: 8 de noviembre de 1964

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Oración

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obreroque no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de la verdad.

(2 Ti. 2:15)

Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida paramí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio querecibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la graciade Dios. (He. 20:24)

Queridos lectores,Inclinemos nuestras cabezas y oremos,

“Padre santo nuestro, clemente y misericordioso, eres el Dios que creótodas las cosas, ¡el único Soberano de todo el universo! Tú eres grande ydigno de toda alabanza. Es correcto y apropiado que nosotros, un pueblohumilde, nos inclinemos ante tus pies y te adoremos. Tanto nos amas queaún has enviado a tu santo Hijo Jesucristo a este mundo para morir pornuestros pecados. Querido Señor Jesús nuestro Salvador, ¡te damos graciasy te alabamos! Porque nos has redimido con el precio de tu preciosa sangre.Nos has purificado en el lavamiento del agua por la palabra. Y tú nos hasdado el Espíritu Santo para enseñarnos tu voluntad. Los que viven con-forme a la carne, no pueden entender las cosas del Espíritu. Oremos queel Padre de la gloria nos dé el Espíritu de sabiduría y de revelación paraque los ojos de nuestro entendimiento sean alumbrados a las maravillasde tu ley.

“En el nombre victorioso de nuestro Señor Jesucristo, ¡reprendemosal diablo Satanás, el engañador, y le ordenamos que se aparte en vergüenza!O Señor, enséñanos la Biblia y líbranos de todas las tradiciones y conceptoshumanos, para que con fe, confianza, humildad, y mansedumbre, acepte-mos completamente tu palabra. Que el Espíritu Santo, el Consolador,nos guíe a la verdad completa de la sangre, el agua (la Palabra) y elEspíritu Santo. Por favor, mantennos siempre fervientes en el espíritu.

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Señor, haznos amarte y servirte conforme a tu voluntad, y a dar testimoniode ti con un testimonio completo. Que estemos atentos a tu corazón y queamemos a las almas.

“Señor de la cosecha, envíanos. Por el poder del Espíritu déjanos co-sechar tu siega. La mies está madura. Que el número de los salvos (losque han de ser salvos) se cumpla pronto y venga tu reino. Que lasalabanzas, gloria, sabiduría, acción de gracias, honra, poder, y fuerzasean dados al Padre santo, al santo Hijo, al Espíritu Santo, y al DiosTrino, por siempre.… por siempre. En el nombre del Señor Jesucristo, yooro. Amén.”

La Verdad sobre la Salvación 1

Parte I

LLLLLa Salvacióna Salvacióna Salvacióna Salvacióna Salvación

2 Un Testimonio Vivo de la Verdad


Capítulo 1

La Verdad sobre la Salvación

…porque (el evangelio de Cristo) es poder de Dios para salvacióna todo aquel que cree… (Rom. 1:16)

El mundo espera bendiciones. Pero todas las bendiciones del mundo sonvanas. Son como el reflejo de flores en un espejo, y como el reflejo de laluna en el agua. Tú puedes romper el espejo y herirte la mano (tratando dealcanzar aquellas), pero las flores estarán aún más allá del alcance. Y puedeszambullirse en el agua y nadar completamente hasta el fondo, pero la lunano será encontrada. Las bendiciones verdaderas son la paz, la alegría y lavida dada por Dios—las cuales no se pueden comprar con dinero o sustituirpor cosas materiales o el entretenimiento. Sólo pueden ser obtenidas si teacerques a Dios. Queridos amigos: “Cede ahora y haz la paz con El, asíte vendrá el bien” (Job 22:21, NVI). ¿Conoces tú a este santo y amado Diosy Su maravillosa salvación?

Dios

Dios es el creador del universo y de todas las cosas que hay en él. El esel Señor soberano de la vida y la fuente de las bendiciones. Dios dice: “YoJehová, y ninguno más que Yo, que formo la luz y creo las tinieblas,que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todoesto” (Is. 45:6–7).

Dios es Trino (tres en uno)—el Padre santo, el Hijo santo y el EspírituSanto. Él es el Dios verdadero que vive para siempre. Aunque Él parececomo tres Personas separadas, Él es Uno. Igual como el sol es tres enuno—el cuerpo, luz y calor físicos. Él también es semejante al agua quetiene tres diferentes estados—el vapor, el líquido y el hielo. Igualmente, Éles semejante a la electricidad que tiene tres diferentes propiedades—la


corriente, la luz y el calor. Dios igualmente creó al hombre tres en uno—espíritu, alma y cuerpo. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo—Dios, laTrinidad—son una entidad de la misma naturaleza—todos comparten elmismo honor, gloria, virtud y autoridad. El Padre santo creó todas las cosasy preparó la salvación para la humanidad. El santo Hijo Jesús fue el Verbo(la Palabra) que fue hecho carne; Él vino al mundo para cumplir la salvación.El Espíritu Santo (el Consolador) trae la vida de Dios y la salvación a loshombres.

Dios no tiene principio ni fin. Él existe de eternidad en eternidad. El essanto y bueno, justo y amoroso, fiel y honorable. El es omnipotente, om-nisciente y omnipresente. El es el Dios que nunca cambia. El SEÑOR leproclama al hombre: “¡El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente,lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el que guardamisericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión yel pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; el que castiga lainiquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijoshasta la tercera y cuarta generación” (Ex. 34:6–7, LBLA). Pero cualquieraque se acerque humildemente delante de Dios para arrepentirse de suspecados y confesar a Jesús como su Salvador, éste será perdonado, y ganarágracia y bendiciones de Él. “Bienaventurados todos los que en Él confían”(Sal 2:12).

El diablo

El diablo es conocido comúnmente como Satanás. También es conocidocomo el gran dragón, la serpiente antigua, Belial, el malvado, el tentador,Beelzebú, el príncipe de los demonios, el príncipe de este mundo, el dios deeste mundo, el padre de los mentirosos, el enemigo, el príncipe de la potesdaddel aire, el espíritu del error, y otros tales nombres.

El diablo había sido originalmente una criatura espiritual con alas. El fueel arcángel y el querubín ungido que cubrió el arca. Era perfecto en susformas desde el día que fue creado. El era lleno de sabiduría y perfecto enhermosura. El estaba en el huerto de Dios; toda piedra preciosa era suvestidura, y su posición era honorable. Después, en él fue hallada iniquidad:


El profanó la tierra santa; se enalteció su corazón a causa de su hermosura;y corrompió su sabiduría a causa de su esplendor. Anteriormente era elLucero, hijo de la mañana. Pero como él era orgulloso y trató de subir sobrelas alturas de las nubes a fin de igualarse al Altísimo, Dios lo arrojó delsanto monte. (véase Ez. 28:12–19; Is. 14:12–15) Desde entonces, él sedegeneró en apariencia y naturaleza, y se convirtió en el príncipe del poderdel aire—el espíritu malo. Los ángeles que con él se rebelaron, se convirtieronen sus servidores y mensajeros; ellos son los espíritus malvados, los espíritusinmundos, y los espíritus de adivinación. En el comienzo, todas las cosascreadas por Dios eran perfectas. Pero el diablo hizo todo lo posible paradestruir la obra de Dios y tratar de apartar a los hombres de Dios, y enga-ñarles a pecar. Como resultado, toda la tierra se corrompió.

El diablo es el adversario de Dios. Su objetivo es destruir el plan de Diosy prevenir que se cumpla la voluntad de Dios. Puesto que Satanás tiene elpoder sobre la muerte, él engaña, seduce, ataca, desconcierta, oprime, hierey mata a los hombres. El es la cause que los hombres abandonen, duden yse rebelen contra Dios—hasta que duden de la Biblia y desobedecen laverdad. El diablo causa que los hombres se conviertan orgullosos y arro-gantes, que deprecien a Dios y rechazan Su salvación. El diablo tambiéninduce a los hombres adorar a todo tipo de deidades e ídolos (con o sinforma), gente y objetos, y considerarlos como el Dios verdadero. El diabloen realidad quiere que los hombres lo adoren. El mismo se disfraza comoángel de luz para seducir a los hombres para que pequen con él. Por lotanto, los hombres sufren de desastres, enfermedades, heridas y muerte.Finalmente caerán juntos con el diablo al lago de fuego para el castigoeterno.

El Señor Jesús vino al mundo y fue crucificado. Mediante la muerte, Éldestruyó al diablo que tenía el dominio de la muerte. Por Su resurrección, seabolió la muerte. Todos los que reciben a Jesús como su Salvador personal,serán liberados del poder del diablo y serán llevados al reino de Dios. Peroel diablo no se rendirá fácilmente. Como león rugiente, anda alrededor bus-cando a quien devorar. Por lo tanto, los cristianos tienen que confiar en elgran poder de la sangre, de la verdad, y del Espíritu Santo para que seamosfuertes. Debemos que estar vigilantes y ser obedientes a Dios. Resiste al


diablo, y huirá de nosotros. Cuando regrese el Señor Jesús de nuevo, eldiablo será atado y lanzado al abismo por mil años. Después de esto, serádesatado y saldrá a engañar a las naciones de la tierra. Finalmente, él serálanzado en el lago de fuego y azufre, y será atormentado día y noche por lossiglos de los siglos. (véase Ap. 20:1–10).

El hombre

Hay sólo dos grupos de gente en este mundo—los que pertenecen aDios, y los que pertenecen al diablo. Los hijos de Dios son aquellos que sehan arrepentido y han creído en Cristo Jesús. Son redimidos por Su precio-sa sangre y renacidos del Espíritu Santo. Ellos han recibido la vida del Hijode Dios. La verdad de Dios permanece en ellos, y ellos no pueden pecarpues son nacidos de Dios. El que practica el pecado es del diablo, porque eldiablo ha pecado desde el principio. Así, de una manera se manifiestan loshijos de Dios, y de otra los del diablo, pero todo aquel que no practicajusticia no es de Dios. (véase 1 Jn. 3:8–10).

El hombre fue creado por Dios. Después que Dios creó todas las cosas,Él creó al hombre y le dio dominio sobre la tierra entera. Dios dijo, “Haga-mos (el Dios Trino) al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestrasemejanza” (Gn. 1:26). Así el hombre fue creado tres en uno: espíritu,alma y cuerpo. El cuerpo es para tener contacto con el mundo material. Elalma es para analizar las cosas (mente), expresar los sentimientos(emociones), y llevar a cabo las decisiones (voluntad). Y el espíritu es paraexperimentar los asuntos espirituales—para entender la relación entre Dios(el Creador) y los hombres, y para adorarlo.

Dios creó al hombre para que sea como Él, para que lo represente, paraque lo glorifique, y lo satisfaga. En el principio, cuando Adán y Eva fueroncreados, Dios les dio la naturaleza santa, buena, justa y bondadosa. Él tam-bién les concedió la vida feliz y saludable. En el huerto de Edén, ellos lleva-ban una vida feliz, confortable, pacífica y bendita, y tenían una estrecharelación con Dios. Mandó Dios al hombre, diciendo, “De todo árbol delhuerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal nocomerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn.


2:16–17). Sin embargo, la serpiente (el diablo) tentó a la mujer Eva, diciendo,“No moriréis” (Gn. 3:4). El solamente alteró ligeramente la palabra deDios, pero Eva fue engañada. Ella misma no sólo comió del fruto, sinotambién se lo dio a Adán. Así, el pecado entró al mundo.

Adán pecó y fue expulsado del paraíso. Desde entonces, el hombre tuvoque comer el pan con el sudor de su frente. La agonía, la pena, la pobreza,la debilidad, las enfermedades, las calamidades y la muerte siguieron alpecado en el mundo. Aunque Adán todavía vivió después de comer el frutoprohibido, su espíritu estaba muerto y ya no pudo tener una unión estrechacon Dios. Hoy, los hombres nacen con la vida pecaminosa heredada deAdán. Así, todos los hombres tienen la naturaleza pecadora y maligna—elpecado original (de Adán), y el pecado personal (cometido por uno mismo).El pecado trae el castigo y el juicio, así separando a los hombres de Dios.Consecuentemente, los pecadores no tienen paz verdadera. A menos quelos hombres confíen en la sangre preciosa de Jesús, sean perdonados desus pecados, y hayan revivido sus vidas espirituales (nacer de nuevo), ellosnunca podrán acercarse a Dios ni estar reconciliados con Él.

Pareciera que fuera sólo un pequeño acontecimiento que Adán comieradel fruto prohibido. ¿Por qué Dios lo castigó tan severamente, que la huma-nidad entera ha de sufrir después? El pecado no vino por comer el fruto,sino porque el hombre obedeció a Satanás y violó el mandamiento de Dios.El pecado más grave es desobedecer a Dios.

El pecado

La Biblia dice, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de lagloria de Dios” (Ro. 3:23).

“…porque no hay hombre que no peque …” (1 R. 8:46). Sin embargo,la mayoría de la gente niega que ha cometido pecado, diciendo, “Yo no hecometido asesinato ni delito de destrucción, ni nunca he estado en prisión.¿Qué pecados he cometido yo?” Pero la Biblia, la palabra de Dios, es comoun espejo que refleja la verdadera naturaleza del hombre. “Porque la irade Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de


los hombres” (Ro. 1:18).

* ¿Quiénes son los impíos?

(1) Aquellos que no creen en Dios.Muchos rechazan a Dios debido a su inteligencia, conocimiento, rique-

zas, posición, autoridad, fama o salud. Se avergüenzan de reconocer laexistencia de Dios. Tal actitud orgullosa y arrogante hacia Dios es realmenteimpía. Aquellos que no han considerado a Dios son generalmente presumi-dos y egocéntricos. Ellos procuran tener fama y fortuna, se entregan a laslujurias, y cometen pecados repetidamente, pero ellos piensan que nadie losve. Sin embargo, Dios dice, “Porque Mis ojos están sobre todos suscaminos… ni su maldad se esconde de la presencia de Mis ojos” (Jer.16:17).

Todos, incluyendo aún los reyes y las cabezas de estado, tendrán quedejar el mundo para ser juzgado delante de Dios. “Y de la manera que estáestablecido para los hombres que mueran una sola vez, y después deesto el juicio” (He. 9:27). Si alguno no reconoce a Dios mientras vive,cómo se escapará de la ira de Dios en aquel día? Dura cosa te es dar cocescontra el aguijón. Aquellos que no creen en Dios ¡sufrirán en el fin!

(2) Aquellos que se burlan de Dios.Mucha gente reconoce la existencia de un Señor Soberano y Todopode-

roso del universo. Aunque Él no se ve a simple vista, Su existencia se haceclaramente visible por medio de las cosas que Él creó, de modo que loshombres no tienen excusa. Mira al sol, mira la luna y todas las estrellasmoviéndose en sus órbitas; y las montañas, ríos y mares marcando fronte-ras. Los hombres y los animales, las aves y los peces, los árboles y lasflores—todo tiene vida. ¡Qué profunda y maravillosa es la sabiduría delCreador! Lamentablemente, los hombres rehúsan acercarse a Dios. Ellosrechazan invitaciones para reuniones evangélicas, diciendo que no tienentiempo. Pero sí tienen tiempo para fumar, beber, jugar, festejar, y otrosplaceres. Ellos buscan felicidades vanas diariamente, las cuales no puedenresolver sus problemas, pero desechan la completa salvación que Dios ha


preparado para ellos. “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamosuna salvación tan grande?” (He. 2:3). No se dejen engañar. ¡Dios nopuede ser burlado!

(3) Aquellos que adoran a dioses falsos.Dios dice, “Y no hay más Dios que Yo; Dios justo y Salvador; ningún

otro fuera de Mí. Mirad a Mí, y sed salvos, todos los términos de latierra, porque Yo soy Dios, y no hay más” (Is. 45:21–22). “Yo soy elprimero y Yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios” (Is. 44:6, LBLA).Sin embargo, mucha gente no adora a este Creador. En lugar, se inclinan aídolos hechos de manos de hombres—ídolos de oro, de plata, de bronce, dehierro, de madera, de piedra y de barro. Estos no son Dios, sino objetos sinvida—no pueden caminar, ni hablar, ni oír las oraciones de los hombres.Tampoco pueden traer bendiciones ni maldiciones. Cuando se inicia unincendio, los ídolos mismos necesitan ser quitados por los hombres, no seaque se quemen hasta las cenizas.

Muchas familias tienen ídolos en sus cuartos, salas de estar, cocinas,juntos a las puertas, y debajo de las mesas. Ellos sirven a estos ídolos conpebetes perfumados y cirios. ¿Habitará Dios en tales lugares sucios paraoler las velas e incienso apestosos y mugrientos? ¡Claro que no! “El Diosque hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor delcielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo;pues Él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hch.17:24–25). “Porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espírituen ella. Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán”(Jer. 10:14–15). Aquellos que adoran a ídolos y a los muertos no recibenbendiciones. En lugar de esto, ellos provocan la ira de Dios.

* ¿Quiénes son los injustos?

Todo lo siguiente injusticias: los malos pensamientos, los asesinatos (in-cluyendo aborto, suicidio, odiarse unos a otros), los adulterios, la fornica-ción, los hurtos (incluyendo robar ofrendas ofrecidos a Dios), los falsostestimonios, las blasfemias e hipocresías; las avaricias, las maldades, el en-


gaño, el lascivia, la envidia, el orgullo, el rencor; comer ofrendas ofrecidascomo sacrificio a ídolos, de sangre y de toda cosa estrangulada; las contien-das, la malignidad; las calumnias, las murmuraciones, los aborrecedores deDios, los violentos, los soberbios, los jactanciosos y los inventores de mal-dad; los desobedientes a los padres, los necios, los desleales, sin amor, sinmisericordia, la glotonería, la borrachera; la idolatría (adorar a ídolos inclu-yendo a personas, objetos y cualquier cosa que tome la posición de Dios enel corazón), las homosexuales, los sodomitas, los maldicientes y ladrones; lainmundicia, la brujería (incluyendo visitar a adivinos, astrólogos y médiums),el odio, los pleitos, los celos, la ira, las ambiciones egoístas, las disensionesy las herejías (deformaciones de la verdad); la amargura, el enojo, elvociferar; las palabras indecentes, necedades, las truhanerías; los amadoresde sí mismos, los amadores del dinero; los ingratos, los impíos, loscalumniadores, los intemperantes, los crueles, los aborrecedores de lo bueno,los traidores, los impetuosos, los infatuados, los amadores de los placeres(incluyendo fumar, apostar, ver películas y bailar), no amar a Dios (raramenteorar o leer la Biblia; no confiar ni obedecer a Dios, ni ser fiel a Dios, nicuidar de las cosas de Dios); tener un corazón de maldad e incredulidad yduda (no confiar en la palabra de Dios); los cobardes, los incrédulos, losabominables y los mentirosos; la rebelión (desobedecer la palabra de Dios),la obstinación y hacer el mal; no caminar rectamente, no practicar la justicia,prestar dinero a usureros, aceptar soborno en contra del inocente; losperjurios, los que defraudan en el salario al jornalero, a las viudas, a loshuérfanos, los que cometen injusticia al extranjero, y los que no temen aDios (véase Mt. 15:19,23:13; Mr. 7:22,11:26; Hch. 15:29; Ro. 1:29–31,13:13;1 Co. 6:10; Gá. 5:19–20; Ef. 4:31,5:3–4; 2 Ti. 3:2–4; He. 3:12; Stg. 1:6; Ap.21:8; 1 S. 15:23; Sal. 15:2,5; Mal. 3:5).

Después de leer la palabra de Dios, ¿quién se atreve decir ante Diosque está libre de pecado? Hoy el mundo entero está bajo el control maligno(el diablo). La gente es prisionera y controlada por el poder del pecado.Ellos cometen los pecados intencionalmente. A ellos les encantan pecarporque el dios de este siglo (mundo) cegó el entendimiento de los incrédu-los, para que no les resplandezca la luz del evangelio glorioso de Cristo. Loshombres siguen a Satanás para rebelarse diariamente contra Dios. Comoresultado, las personas del mundo—sean reyes o comunes, ricos o pobres,


sabios o insensatos, bonitos o feos, jóvenes o viejos, hombres o mujeres—no puedan escapar del destino terrible de todos los hombres—la muerte.

La muerte

Dios dice, “Porque la paga del pecado es muerte…” (Ro. 6:23). “Elalma que pecare, esa morirá” (Ez. 18:4). Estas son las palabras de Dios.Lo que el hombre teme más es la muerte, pero nadie puede escaparla.Algunos dicen, “Si yo muero, que muera. La muerte terminará todos misproblemas.” ¡Qué equivocados están! Todo no se termina con la muerte.La muerte no es el fin del hombre, sino, el comienzo de la eternidad de sualma. “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueranuna sola vez, y después de esto el juicio” (He. 9:27).

No olvides que el hombre fue creado a imagen de Dios. Además detener un cuerpo, el hombre también tiene alma y espíritu. En el instante quedejamos de respirar, este cuerpo corruptible volverá al polvo, pero el almatendrá que afrontar el justo juicio de Dios. “Y vi a los muertos, grandes ypequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro librofue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertospor las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Ap.20:12). Los que cometen pecados no solamente probarán el fruto amargoen esta vida (por favor lea el capítulo Sufriendo en Pecados), sino tambiénsufrirán el castigo por sus pecados en la vida venidera.

Con respecto a si el alma de un hombre va al cielo o al lago de fuego,depende de si éste ha recibido a Jesús como su Salvador personal cuando élaún vivía. Un pecador debe confesar todos sus pecados ante la cruz y serredimido del pecado por la sangre preciosa de Jesús. De otro modo, él serájuzgado por Dios, y será “lanzado en el lago de fuego y azufre, y seráatormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Ap. 20:10). Ellago de fuego es realmente un lugar horroroso, “donde ‘el gusano de ellosno muere, y el fuego nunca se apaga.’ Porque todos serán salados confuego” (Mr. 9:48–49). La palabra siempre significa sin fin. Imagínate: Sino podemos soportar las dificultades temporales de esta vida, ¿cómopodremos soportar el tormento eterno en la vida venidera? Sin embargo, los


hombres buscan los placeres temporales y desprecian la vida eterna. Porconsiguiente, traen la condenación eterna sobre sí mismos. ¡Qué insensatosson verdaderamente!

Queridos lectores, ¿cómo se sienten después de leer la palabra de Dios?La vida del hombre es corta y pecaminosa, lleno de trabajo y frustraciones.El hombre no tiene paz en la mente. Aun si los hombres ganaron el mundoentero, todavía no podrían escapar de la muerte ni del juicio. ¿Qué esperan-za hay, pues, bajo estas circunstancias? Pero damos gracias al Dios amorosoporque mientras estuvimos en la tristeza y la desesperación, Él preparó unasalvación maravillosa para nosotros.

Jesucristo, el Hijo de Dios

Jesucristo, el Santo Hijo de la Trinidad, es el Verbo (la Palabra): “En elprincipio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.Este era en el principio con Dios” (Jn. 1:1–2). Él es el Señor de todas lascosas: “Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo queha sido hecho, fue hecho” (Jn. 1:3). Él es la fuente de vida: “En Él estabala vida, y la vida era la luz de los hombres” (Jn. 1:4). Él es la luz verdadera:“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a estemundo” (Jn. 1:9). Él es el Hijo unigénito del Dios verdadero: “…Vimos Sugloria, gloria como del unigénito del Padre…” (Jn. 1:14). “A Dios nadiele vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le hadado a conocer” (Jn. 1:18).

Dios amó tanto al mundo que Él no podía soportar vernos perecer, asíque envió a Su amado Hijo al mundo. Este es Su regalo más grande para lahumanidad—¡el Salvador! “Porque de tal manera amó Dios al mundo,que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree,no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).

El Verbo (la Palabra) fue hecho carne

Jesús, el Hijo de Dios, tuvo gran gloria y honor en el cielo donde una


compañía de innumerables ángeles ministraba en presencia de Su trono.Sin embargo, para cumplir la voluntad de Dios, Él abandonó la gloria celestialy en carne entró humildemente al mundo hace más de 1,900 años. Él fue elVerbo que se hizo carne, concebido por el Espíritu Santo, y nacido de lavirgen María. “En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; peroel mundo no le conoció. A lo Suyo vino, y los Suyos no le recibieron”(Jn. 1:10–11).

Él era rico. Pero por amor a nosotros, Él se volvió pobre, para que porSu pobreza, nosotros nos enriquezcamos. Él nació en un pesebre en Belénde Judea. Creció en la casa de un carpintero. Él era tan pobre que ni siquieratenía dónde recostar Su cabeza. No obstante, Él manifestó completamentela justicia y amor de Dios, y dio salvación a muchos pecadores sufridos.Vivió cerca de 33 años, predicando, curando, echando fuera demonios yresolviendo los problemas de los afligidos. Por Él, los pobres escucharon lasbuenas nuevas (el evangelio), a los hambrientos dio de comer, los endemo-niados fueron liberados, los ciegos vieron, los sordos oyeron, los mudoshablaron, los cojos anduvieron, los leprosos fueron limpiados, los muertosfueron resucitados y las tempestades fueron calmadas. Él hizo muchas otrasseñales y maravillas, todos demostrando que verdaderamente, Él es Dios.Adondequiera que Él iba, el poder de Satanás fue destruido.

Aunque Jesús tenía la autoridad y el honor de Dios, Él sirvió a los hom-bres voluntariamente y con toda humildad. Él es rico en bondad y miseri-cordia. Él odia el pecado, pero Él ama a los pecadores. Él nunca rechaza aninguno que viene a Él. Jesús no sólo vino a satisfacer las necesidadesfísicas temporales de los hombres, sino también para resolver también elproblema eterno de las almas de los hombres. “…El Hijo del Hombre novino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescatepor muchos” (Mt. 20:28). A menos que el problema del pecado sea resuelto,los hombres no pueden encontrar la paz eterna y verdadera.

Jesús a menudo reprendía a los hipócritas y a los fariseos, porque ellosobservaban la palabra de la ley escrita pero desobedecían la verdad. Comoresultado, Él fue rechazado por los judíos. Por esto, nosotros sabemos queel mundo ama la mentira más que a la verdad. Este era el complot del


diablo, pero en cumplimiento de la voluntad de Dios, pues es por este granpropósito que el Señor vino al mundo. “Palabra fiel y digna de ser recibidapor todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a lospecadores…” (1 Ti. 1:15).

Él fue crucificado

Para redimir al Hombre del pecado, el Señor de la vida vino voluntaria-mente al mundo para padecer pobreza, desprecio, vergüenza, aflicción, tris-teza, azote, burla, derramamiento de sangre, y, finalmente, la muerte. ComoIsaías había profetizado unos 700 años antes de Su nacimiento: “Despre-ciado y desechado entre los hombres, Varón de dolores, experimentadoen quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fuemenospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestrasenfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos porazotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él herido fue por nuestrasrebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fuesobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nosdescarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; masJehová cargó en Él el pecado de todos nosotros… Con todo eso, Jehováquiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puestoSu vida en expiación por el pecado…” (Is. 53:3–6,10).

¡Qué solitario estuvo Jesús en el huerto de Getsemaní! Aunque Susamados discípulos estuvieran con Él, ellos no pudieron velar con Él y cayeronen un sueño profundo. Así que Él oró sólo. Su sudor cayó a la tierra comograndes gotas de sangre. Él no tuvo miedo de probar la copa amarga. Dehecho, Él fue a Jerusalén voluntariamente para ser crucificado. Él se en-tristeció y se angustió porque el mundo era sumamente rebelde ydesobediente.

Jesús fue llevado a Pilato, pero aún así Sus enemigos no podían hallarningún delito en Él. (Él es santo, sin mancha y sin pecado, pues Él es Dios).No obstante, el látigo despiadado azotó Su espalda, rompiendo Su piel hastasangrar. Los soldados crueles pusieron sobre Su cabeza una corona deespinas, y le golpearon en la cabeza con una caña. Su cara estaba manchada


de sangre. Los soldados le escupían, y le golpearon con sus manos. Ellos leescarnecían, le insultaron y se burlaron de Él. Más Él no dijo ni una palabra.Él estuvo dispuesto a aguantar la hostilidad de los pecadores. Los judíospidieron que Barrabás, un ladrón y asesino, fuera suelto. Ellos escogieronponer una cruz pesada y escabrosa, sobre el Salvador ya magullado e ino-cente, el Mesías (Cristo)—el Único que ellos habían estado esperando.

Los que habían recibido Su gracia lo abandonaron. Aún Sus amadosdiscípulos, que le habían seguido tres años, lo desertaron en el momentomás crítico. Sólo unas mujeres, siguiéndolo de lejos, lloraron por Él. Unamultitud se reunió alrededor de Él sólo para ver la emoción. Simón de Cirene,cargó Su cruz por todo el camino a Gólgota (Lugar de la Calavera). Lasmanos y los pies del Señor fueron clavados despiadadamente a la cruz porlos soldados romanos con clavos largos y gruesos. Este era el señal de losmalditos: “Maldito todo el que es colgado en un madero” (Gá. 3:13).Siendo pecadores, nosotros deberíamos ser maldecidos. Pero el Mismomisericordioso Señor Jesús, llevó nuestros pecados en Su propio cuerposobre la cruz (el madero), así salvándonos de la maldición que nos pudieraacontecer. Pero, ¿quién se dio cuenta de que Él fuera herido por nuestrastransgresiones? Cuando la gente lo vio siendo crucificado, no sintió compa-sión de Él. En vez de esto, ellos se burlaron de Él, le escarnecieron, y levituperaron. Ellos despreciaron a Dios; su odio hacia Dios era extremo. Poreso, el Salvador sufrió insoportable dolor físico, e inmensa agonía mental.No obstante, Él no soltó ni una murmuración ni un gemido. Sólo imploró aDios en voz baja por los que le habían herido y se habían rebelado contra Él.Dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23:34).¡Qué Salvador tan amoroso que fue colgado en la cruz! Su cuerpo colgabade Sus manos y pies clavados, los cuales sangraban profusamente. Su cos-tado fue traspasado con una lanza, derramando sangre y agua. Él derramóSu vida, aun hasta la muerte. ¡Él sufrió por vuestros pecados y los míos!

Mientras Jesús estaba colgado en la cruz, hubo tinieblas sobre toda latierra de la hora sexta hasta la hora novena. El sol se oscureció, y el velodel templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Todo esto testificó que Jesúsera el Hijo de Dios y que Él no merecía morirse. Pero Él sí que murió, comosacrificio por nuestros pecados. La suciedad de nuestros cuerpos puede


ser lavada con jabón y agua, pero el pecado en nuestros corazones sólopuede ser limpiado con la sangre de Jesucristo, porque “…sinderramamiento de sangre no se hace remisión” (He. 9:22). Y Él, cuyasangre fue derramada, no es otro más que ¡el Señor que creó los cielos y latierra y todas las cosas que hay en ellos! Sólo Su sangre puede limpiarnosde nuestros pecados. Si confesamos nuestros pecados y nos arrepentimosa Él, todos nuestros pecados, sean grandes o pequeños, serán perdonados.

De acuerdo con la justicia de Dios, los pecadores tienen que sufrir eter-namente en el lago de fuego. Pero de acuerdo a Su amor, Él ha sacrificadoa Su amado Hijo para soportar el castigo de nuestros pecados. Si aceptamosesta salvación, nosotros no pereceremos, sino recibiremos la vida eternalibremente. Este Salvador amable nos amó primero y voluntariamente dioSu vida por nosotros. ¿No debemos amarlo de vuelta? ¿Cómo podemosrechazar una salvación tan maravillosa? “¿Cómo escaparemos nosotros,si descuidamos una salvación tan grande?…” (He. 2:3) Debemos arro-dillarnos nosotros delante del Señor ahora, llorar amargamente y confesartodos nuestros pecados, ¿no? “…La sangre de Jesucristo Su Hijo noslimpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nosengañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Siconfesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestrospecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:7–9). (Por favor lea ElPecado de este capítulo).

Él fue sepultado en la tumba

Por Su sangre, el Señor nos redimió de los pecados. Y por Su entierro, Élse llevó con Él a la tumba nuestros actos y cuerpos pecaminosos. Lo hizoasí a fin de que Dios no recordara más nuestros pecados, y que no vivamosya en la sombra de nuestros pecados pasados. Ahora, nosotros podemosponernos de pie delante de Dios como si nunca hubiésemos pecado. Él haabatido todos nuestros pecados y los ha lanzado al fondo del mar y nuncamás serán recordados. ¡Qué precioso evangelio! “He aquí el Cordero deDios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29). Por lo tanto, cuandocreemos en Jesucristo, somos crucificados y enterrados con Él. Pues elcuerpo del pecado ha sido ya sacado, entonces no debemos pecar más.


Él resucitó al tercer día

Mientras el Señor Jesús estaba enterrado en la tumba, los que le amabany le siguieron estaban desesperados. Pero el diablo y los que le odiaronestaban regocijados. La muerte de Jesús pareció ser el fin—pareció que laoscuridad había triunfado sobre la luz de la verdad. Pero el tercer día, elHijo de Dios resucitó de la muerte, demostrando al mundo que Él es el Diosvivo, el Señor de los cielos y la tierra, y que Él no puede ser retenido por lamuerte. Aun la tumba más grande del mundo no podría retener Su vidaincorruptible. Su resurrección declara victoria sobre el infierno, la muerte yel diablo: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro,tu victoria?” (1 Co. 15:55). ¡Aleluya! ¡El Señor ha resucitado! Resucitópara manifestar la vida de Dios. En Él está la vida, porque Él es la vidaeterna. Y Él les da la vida eterna a todos aquellos que reciben Su salvaciónpara que puedan ser justificados. Jesús fue crucificado por nuestrasiniquidades, pagando la paga del pecado para satisfacer la demanda justade Dios y para apartarse de Su juicio. Esta deuda del “pecado” que Diosrequirió de nosotros fue pagada por la sangre del Señor Jesús. La resurrecciónde Jesús cumplió la demanda justa de Dios en los hombres. Por lo tanto,según la rectitud de Dios, todos los que creen en Su Hijo amado sonjustificados.

Todos los fundadores de las religiones del mundo están muertos, y susvidas han desaparecido. Pero Cristo no es el fundador difunto de una reli-gión. Él es el Salvador vivo de la humanidad. Él estuvo muerto una vez peroestá vivo hoy, y vivirá para siempre. Si Cristo no fue resucitado, entoncespredicamos en vano, así también vuestra fe. No obstante, Él resucitó otravez y se apareció a muchos durante cuarenta días. Algunos tocaron Susmanos perforadas; otros palparon Su costado traspasado. Desde entonces,innumerables santos han experimentado el derramamiento de sangre ymuchos murieron como mártires para dar testimonio de Su resurrección.Hoy muchos cristianos renacidos también dan testimonios maravillosos deSu resurrección, porque ellos poseen la vida de la resurrección de Cristo.Esta vida los libera del castigo y de la esclavitud del pecado, y les permitereflejar la naturaleza de Cristo. Por lo tanto, si tenemos esta nueva vida ennosotros, debemos apartarnos de la vida pecaminosa y maldita del pasado y


buscar una nueva vida de santidad. (Por favor lea Una Nueva Creación.)

¡Agradecemos al Señor! Él ha resucitado para que nosotros, que lospecados han muerto en nosotros, podamos vivir en rectitud. Nuestro espírituno solamente será revivido para seguir en contacto con Dios, nuestra almaserá revivida también—siendo transformada por medio de la renovación denuestro entendimiento. Un día, nuestros cuerpos serán transformados engloria para estar con el Señor para siempre. Los cristianos no pueden escaparde la muerte del cuerpo, pero esta muerte no es más que dormir en Cristo.Cristo ha resucitado y llegado a ser la primicia de los que durmieron. CuándoÉl regresa, todos ellos resucitarán también. Jesús dijo, “Yo soy laresurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”(Jn. 11:25). Lo que Adán perdió fue recobrado por la resurrección de Cristo—Dios recobró Su gloria, y nosotros ganamos una esperanza gloriosa. Puestoque creemos en Jesús, nosotros debemos morir también y resucitar otravez con Él, y andar en una vida nueva para glorificar Su nombre.

Él ascendió y se sentó a la diestra del Padre

A quienes también, después de haber padecido (el Salvador), sepresentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoselesdurante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios… Yhabiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibióuna nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestosen el cielo, entre tanto que Él se iba, he aquí se pusieron junto a ellosdos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron:Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús,que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéisvisto ir al cielo. (Hch. 1:3,9–11)

Después de que Jesús completara el encargo de Su Padre (cumplió laredención) Él volvió al cielo. Él subió a lo alto y capturó al enemigo. Un díallevará a los hijos de Dios para entrar en Su gloria. Él ahora se sienta a ladiestra de Dios hasta que Dios ponga a Su enemigo (el diablo) por estradode Sus pies. Y así, en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los queestán en los cielos, y en la tierra y debajo de la tierra. Y toda lengua confiese


que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Cristo hace intercesiónpor nosotros diariamente, pues Él es nuestro mediador. Cuando nosotrosoramos en Su nombre, Dios nos escucha. Él ha prometido, “Y todo lo quepidiereis al Padre en Mi nombre, lo haré, para que el Padre seaglorificado en el Hijo” (Jn. 14:13). Como creyentes de Jesús, podemosorar en Su nombre, Él resolverá todos nuestros problemas, grandes opequeños. Desde que Él no escatimó Su propia vida, sino que librementedio Su vida por nosotros, ¿hay algo Él se pueda reprimir por nosotros?Solamente tenemos que acercarnos a Su trono de gracia y le pedimosnuestras necesidades, y sí que Él tendrá misericordia de nosotros. Losquebrantados de corazón hallarán consolación; los necesitados seránsatisfechos; los afligidos serán protegidos; los enfermos serán curados; ylos débiles serán revividos.

Si le envías una carta a tu amigo pero no recibes su respuesta, pensaríasque a lo mejor se ha mudado. Pero si mandas un telegrama (oración) alSeñor Jesús, Él te contestará pronto, y resolverá todos tus problemas. En-tonces sabrás por cierto que nuestro Salvador vive, y que Él ahora estásentado en lo alto con gran misericordia y poder, y está preparado paracontestar todas nuestras oraciones. ¿Qué tenemos nosotros que temer te-niendo tan valioso Salvador que nos salvará hasta el fin? Debemos amar aDios, temerle, atesorar la salvación que Él nos cumplió, y llevar una vidasanta para glorificar y satisfacerle en la tierra, ¿no?

Él otorga el Espíritu Santo para morar en los hombres

Jesús, el Verbo que fue hecho carne, vino al mundo. Siendo limitado enla carne, Él no podía estar con cada discípulo simultáneamente. Pero Élsubió al cielo por cuarenta días después de Su resurrección, y a los cincuentadías (Pentecostés), Él envió el Espíritu Santo (Su propio Espíritu). El Espí-ritu Santo, que no es restringido por el tiempo ni espacio, mora simultánea-mente en todos los que le obedecen. Poco antes de Su ascensión, Jesucristomandó a Sus discípulos que recibiesen el bautismo del Espíritu Santo. (Élnos bautiza con el Espíritu Santo y con el fuego). Después que seamosbautizados con el Espíritu Santo, nosotros recibiremos variadas bendicionesespirituales. Podremos entender toda la verdad y tener el poder de amarle,


de dar testimonio de Él y de servirle. Además, el poder del Espíritu Santonos guardará hasta que venga nuestro Señor. “(Vosotros) sois guardadospor el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación queestá preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 P. 1:5).Todos los cristianos deben recibir el bautismo del Espíritu (Por favor leaParte 2, El Bautismo del Espíritu Santo).

Cristo regresará en la gloria

La aparición gloriosa (el regreso) del Señor Jesucristo será la cumbrede la salvación. Antes de que Jesús fuera crucificado, le dijo a Sus discípulos,“He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado alos principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y lecrucifiquen; mas al tercer día resucitará” (Mt. 20:18–19).

Y todas estas cosas acontecieron. Cuando el tiempo de dejar a Susdiscípulos vino, Jesús los consoló diciendo, “No se turbe vuestro corazón;creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de Mi Padre muchasmoradas hay; si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho; voy, pues, apreparar lugar para vosotros. Y si Me fuere y os preparare lugar, vendréotra vez, y os tomaré a Mí Mismo, para que donde yo estoy, vosotrostambién estéis” (Jn. 14:1–3).

Jesús dijo que Él iba hacia el Padre para preparar un lugar para los quecreen en Él, y que Él volverá para recibirlos después. Cuándo Él fue recibi-do en el cielo, los ángeles testificaron también a los discípulos, diciendo,“Galileos,… este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo,así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:11).

Alguien ha calculado que, por término medio, la Biblia hace mención dela segunda venida de Cristo una vez cada veinticinco versículos. Por lotanto, la segunda venida del Señor Jesús es un hecho indiscutible. Lasprofecías bíblicas con respecto a Jesús—Su nacimiento, crucifixión, entierro,resurrección, ascensión, y enviado del Espíritu Santo— todas han sido cum-plidas. Por lo tanto, Su segunda venida será cumplida también. Aunque


todavía no ha sucedido, sí que lo acontecerá. Porque ni una sola palabra dela Biblia será en vano. “El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabrasno pasarán” (Lc. 21:33).

¿Cuándo regresará el Señor otra vez? La Biblia no menciona la fechaexacta. El Señor no quiere que nosotros sepamos el día de Su venida por-que Él quiere que estemos atentos y preparados todo el tiempo. Él Señordijo, “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles queestán en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y orad; porqueno sabéis cuándo será el tiempo” (Mr. 13:32–33). Así que debemos estarpreparados para encontrarnos con nuestro Dios. Los incrédulos debenarrepentirse inmediatamente. Los creyentes deben poner atención y estaratentos, pues el Señor Jesús vendrá a la hora inesperada. ¡Será ya, muytarde si se arrepienten y se convierten en aquel momento! El Salvadorvuelve para juzgar a todas las naciones y a todos los pueblos. Este es unasunto importante que concierne a todos: a los creyentes (la Iglesia), a losincrédulos (los gentiles) y a los israelitas (los elegidos).

Para los verdaderos cristianos, esta es la esperanza más gloriosa y benditaporque es el día de su redención. Ellos gozarán de la gloria con Cristo parasiempre. “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde tambiénesperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará elcuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpode la gloria Suya, por el poder con el cual puede también sujetar a SíMismo todas las cosas” (Fil. 3:20–21).

Pero para los falsos cristianos y los pecadores que no han creído en elSeñor, este será un día de gran temor y desesperación, porque ellos nopodrán escapar de la ira y del juicio de Dios en ese Día “Cuando se mani-fieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de Su poder, enllama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios,ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cualessufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señory de la gloria de Su poder,” (2 Ts. 1:7–9).

Para los israelitas (judíos), la venida de Cristo será un gran día la salvación


para todo Israel. En realidad, “la salvación viene de los judíos” (Jn. 4:22).Pero debido a la dureza de sus corazones, los judíos rechazaron a su Mesías(Cristo) y lo crucificaron. Así la salvación vino entonces a nosotros, losgentiles, que ahora tenemos la oportunidad de creer en el evangelio deJesucristo y de ser establecidos en Su cuerpo (la iglesia). Sin embargo,“Hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israelserá salvo, como está escrito: ‘Vendrá de Sion el Libertador, queapartará de Jacob la impiedad’ ” (Ro. 11:25–26).

Las señales antes de la segunda venida de Cristo: habrá hambre, terre-motos, y pestilencias en diferentes lugares. Se levantará nación contra na-ción, y reino contra reino. La rama del higo estará tierna y brotarán lashojas. (Esto simboliza la restauración de la nación judía de Israel, pero susignificado espiritual es el resurgimiento de la iglesia, el Israel verdadero.Es la restauración de la fe, servicio y testimonio de la iglesia prístina despuésdel Día de Pentecostés). El Espíritu Santo se derramará sobre todos loscristianos. Los falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos, ymuchos cristianos serán ofendidos y perderán su fe. El amor de muchos seenfriará. Algunos se apartarán (vendrá la apostasía); otros renunciarán a laverdad. Los falsos maestros introducirán encubiertamente herejíasdestructoras (para retorcer la verdad), negando aún al Señor que los rescató,y darán atención a ´los espíritus engañosos y a doctrinas de demonios. Losburladores dirán, “¿Dónde está la promesa de la venida del Señor?” Lamaldad se multiplicará. Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros,vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles,aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores delos deleites más que de Dios, y que tendrán apariencia de piedad, peronegarán la eficacia de ella. Los cristianos serán entregados a la tribulacióny serán matados; ellos serán aborrecidos de todas las naciones. El evangelioserá predicado en todo el mundo, como testimonio a todas las naciones.Habrá terrores y grandes señales del cielo; el sol, la luna y las estrellasmostrarán señales, y los potencias de los cielos serán sacudidos. La genteestará comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, plantandoy construyendo, etcétera. (véase Mt. 24:7–14,32–33; Lc. 17:26–28; 21:11,23–31; Hch. 2:17–21; 1 Ti. 4:1–4; 2 Ti. 3:1–5; 2 Ts. 2:3; 2 P. 2:1; 3:3.) Estas


señales acontecerán una después de la otra en esta generación malvada yperversa. Verdaderamente el día de la venida del Señor está cerca. Heaquí, el Señor del juicio está a la puerta, y Él ¡entrará pronto!

¡Ay de los ricos que sólo se preocupan de amontonar riquezas en estavida! “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que osvendrán… Habéis acumulado tesoros para los días postreros” (Stg.5:1–3). “Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; nisu plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; nosaciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezopara su maldad” (Ez. 7:19).

¡Ay también de aquellos que se escarnecen (burlan) de la salvación y seinteresan sólo por los placeres! “Que cuando digan: Paz y seguridad,entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores ala mujer encinta, y no escaparán” (1 Ts. 5:3).

Por lo tanto, el Señor instruye sinceramente a los que pertenecen a Él:“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no secarguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, yvenga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrásobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues,en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar detodas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo delHombre” (Lc. 21:34–36). “Que es ya hora de levantarnos del sueño;porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuandocreímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos,pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras,no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestidosdel Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Ro.13:11–14).

¿Cómo es que podemos seguir la imprudencia del mundo para vivir unavida de embriaguez y de juerga? Si perdemos la oportunidad de ser arreba-tados y seamos dejados atrás en la Gran Tribulación, ¡lloraremos y será el


crujir de dientes! ¡Será muy tarde de arrepentirse entonces!

Después de que sea arrebatada la iglesia, habrá una tribulación inauditay horrible en la tierra, la cual nadie podrá aguantar. Durante ese tiempo elAnticristo será revelado y ejercerá dominio. Matará a todos aquellos queinvocan el nombre del Señor. Y “se manifiesta el hombre de pecado [elanticristo], el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contratodo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en eltemplo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Ts. 2:3–4).“…Y por otra semana (el Anticristo) confirmará el pacto con muchos;a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Despuéscon la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hastaque venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobreel desolador” (Dn. 9:27).

Cuando la iglesia esté en el aire, el Anticristo causará destrucción masivaen la tierra a su voluntad. Él perseguirá cruelmente y matará a cualquieraque confiese a Cristo. Muchos que temen la muerte se rendirán al poder delAnticristo. Pero algunos, al darse cuenta de que los santos han sido arreba-tados en el aire, sabrán que la venida de Cristo es verdadera. Entoncesestas personas, que previamente se negaron a obedecer la verdad y nocreyeron que el Señor vendría a juzgar al mundo, ganarán un granentendimiento espiritual. De repente, ellos se darán cuenta cuán verdaderay preciosa es la salvación en el mundo venidero. Ellos recordarán tambiénlas palabras del Señor: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas elalma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir elalma y el cuerpo en el infierno” (Mt. 10:28). Y así, ellos escogeránsacrificar sus cuerpos temporales (ser matados) para salvar sus almaseternas (por confesar el nombre del Señor).

En cuanto a los israelitas, llamarán al Señor en su gran aflicción en losúltimos días de la Gran Tribulación. Y el Señor, por causa de ellos, acortarálos días. Como Él dijo, “porque habrá entonces gran tribulación, cualno la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas porcausa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt. 24:21–


22).

Así que todos los hombres deben tomar la oportunidad de arrepentirsesinceramente y aceptar la salvación del Señor hoy. “Buscad a Jehovámientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Dejeel impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase aJehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cualserá amplio en perdonar” (Is. 55:6–7). La puerta de gracia todavía estáabierta de par en par hoy. Si todavía sigue endureciendo el corazón y serehúsa a aceptar al Señor como su Salvador ahora, ¿cómo puede ustedestar firme bajo la espada despiadada del Anticristo? Para escapar de laGran Tribulación venidera, usted debe huir (apartarse) del mal y volver aDios. Verdaderamente, estos son los días postreros. Ya está en acción elmisterio de la iniquidad. Muchas que se hacen llamar iglesias, que no creenen la remisión de los pecados por la sangre preciosa, ni creen en el Espíritude la verdad, realmente son las precursoras del Anticristo. ¡Tenga cuidadode las herejías! El fundamento de nuestra fe debe ser puesto en Cristo, laPiedra—la verdad completa de la Sangre, el Agua y el Espíritu Santo.Sólo este fundamento es firme.

Benditos sean aquellos cristianos que miran y esperan, preparándose así mismos para encontrar al Señor. Ellos no serán dejados atrás en la terribletribulación. Porque el Señor ha dado una promesa preciosa a los que amanSu venida, “Por cuanto has guardado la palabra de Mi paciencia, Yotambién te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre elmundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap. 3:10).“Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la fazde toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidospor dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar enpie delante del Hijo del Hombre” (Lc. 21:35–36).

Poco antes de la tribulación, el Señor entrará en el aire para recibirnos.La iglesia es la novia de Cristo. (Ella no es un edificio, sino la congregaciónde cristianos los cuales se han arrepentido de sus pecados y caminan en laverdad). Cuando venga el Señor, la iglesia será arrebatada para encontrarsecon Él en el aire, para estar con Él siempre. “Él mismo Señor bajará del


cielo con clamor, en voz de arcángel y trompeta de Dios, y los quemurieron en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, losque vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, juntocon ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siemprecon el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras” (1 Ts.4:16–18).

Con respecto a la resurrección de la muerte, la Biblia dice, “Mas ahoraCristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron eshecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también porun hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adántodos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cadauno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son deCristo, en Su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios yPadre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad ypotencia… Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porquemañana moriremos. No erréis…” (1 Co. 15:20–24,32–33). El Señor Jesúsdijo, “…y los que hicieron lo bueno (los vencedores), saldrán aresurrección de vida (serán arrebatados); mas los que hicieron lo malo(los pecadores impíos), a resurrección de condenación (seráncondenados)” (Jn. 5:29).

La primera resurrección es para los verdaderos cristianos: “Y los muer-tos (los que durmieron) en Cristo resucitarán primero” (1 Ts. 4:16). Lasegunda resurrección es para los pecadores, que serán juzgados: “…losmuertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios…” (Ap. 20:12). Habrámil años entre la primera resurrección y la segunda resurrección. Estaduración de tiempo se llama el Milenio. “Bienaventurado y santo el quetiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tienepotestad sobre éstos…” (Ap. 20:6). Cuándo venga el Señor en el aire, losmuertos en Cristo se levantarán para recibir un cuerpo espiritual incorruptibleque se conforma a Su cuerpo glorioso. Esto será como los árboles y lasflores que se marchitan y se desvanecen en el invierno, pero vuelven a viviry florecen en la primavera. Mediante el mundo natural que Él ha creado,Dios nos muestra la verdad sobre la resurrección. Él es el Dios que creaalgo de la nada, el Dios que levanta a los muertos.


Con respeto a los cristianos vivos que han de ser transformados y arre-batados en el aire, la Biblia dice, “No todos dormiremos (moriremos);pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrarde ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertosserán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, yesto mortal se vista de inmortalidad” (1 Co. 15:51–53).

Cuando el Señor venga en el aire, los cristianos que todavía estén vivosde pronto se transformarán. Los cuerpos débiles y deshonrados llegarán aser fuertes y gloriosos para conformarse el cuerpo glorioso del Señor, asícomo una oruga fea se transforma en una mariposa hermosa. Dios use estametamorfosis para revelar la verdad en la transformación del cuerpo.Porque “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni lacorrupción hereda la incorrupción” (1 Co. 15:50). Nosotros damosgracias a Dios porque Él nos ha preparado un cuerpo espiritual. Con estecuerpo, heredaremos y disfrutaremos de las bendiciones eternas del hogarcelestial que Dios nos ha dado. No habrá más enfermedades, ni llanto, nidebilidades, ni lágrimas, ni muerte. Si viniese el Señor hoy, nosotros queestamos vivos escaparemos de la muerte del cuerpo. Repentinamente,seremos transformados y arrebatados junto con los santos que han resucitado,para encontrarnos con Él en el aire.

En aquel día, antes del tribunal de Cristo, la obra de cada uno será pro-bada con fuego. La obra hecho conforme a las preferencias, ideas y esfuerzospropios es obra de madera, heno y paja. Tales no pueden resistirse al fuegoy se quemarán. Aquel que hace esto también sufrirá pérdida. Pero todaobra hecha completamente conforme a la voluntad de Dios bajo la guía ypoder del Espíritu Santo y para la gloria de Cristo es obra de oro, plata ypiedras preciosas. Tal obra permanecerá para siempre, y aquél que hagaasí será recompensado (véase 1 Co. 3:12–15). Hermanos y hermanas, ¿enqué clase de obra es la tuya? ¿Está hecha según la voluntad de Dios? ¿Estáhaciendo usted el trabajo que Dios quiere que hagas tú? ¿Y estás sumiso túal mandato del Espíritu Santo?

Al pensar en la venida inminente del Señor, los cristianos que aman la


venida del Señor se gozarán. Pero los cristianos tibios temblarán con temor.Frecuentemente cantamos y oramos, “¡Que el Señor venga pronto!”Pero, realmente estamos listos? Cuando se toca la trompeta de Dios, ¿dóndeestará usted? ¿Estará en un teatro? ¿En una sala de baile? ¿En un casino?¿O en otra parte, disfrutándose ustedes mismos? ¿Será usted hallado,haciendo cosas abominables a Dios? Si sus oídos se llenan de letrasmugrientas de música mundana, ¡tú no podrás oír el llamado del Señor cuandoÉl aparezca en el aire! ¿Podrá usted contestar la llamada y ser arrebatadoen aquel gran Día? ¿O estará usted atado por los placeres mundanos y elpecado, sólo para perder la gran bendición de ser arrebatado y ser dejadoatrás en una horrible tribulación? ¡Será muy tarde para llorar y arrepentirseen ese momento! Por lo tanto, llénate del poder del Espíritu Santo ahora,para obedecer la verdad y hacer lo que le complace al Señor. Ámelo ysírvale. Predique el evangelio. Dé buen testimonio de Cristo con una vidasanta y piadosa. De otro modo, usted ¡se avergonzará cuando se encuentreal Señor con las manos vacías!

Después de que los santos sean arrebatados en el aire para encontrarsecon el Señor, comenzarán las tribulaciones sobre la tierra. Cuándo se termi-nen estas, el Señor descenderá del aire con todos Sus santos. “He aquí,vino el Señor con Sus santas decenas de millares, para hacer juiciocontra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obrasimpías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que lospecadores impíos han hablado contra Él” (Jud. 14–15). “He aquí queviene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; ytodos los linajes de la tierra harán lamentación por Él. Sí, amén” (Ap.1:7).El Señor y Sus santos juzgarán a todas las naciones. Ese gran Día derecompensar lo bueno y de castigar lo malo está a la mano.

“Cuando el Hijo del Hombre (Jesús) venga en Su gloria, y todoslos santos ángeles con Él, entonces se sentará en Su trono de gloria, yserán reunidas delante de Él todas las naciones; y apartará los unosde los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrálas ovejas a Su derecha, y los cabritos a Su izquierda. Entonces el Reydirá a los de Su derecha: Venid, benditos de Mi Padre, heredad elreino preparado para vosotros desde la fundación del mundo…


Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos,al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles… E irán éstosal castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mt. 25:31–34,41,46).

En aquel tiempo, el Señor Jesús levantará el reino del milenio en la tierra.Él establecerá y apoyará Su reino con justicia y juicio. Los reinos de estemundo habrán a ser de nuestro Señor y de Su Cristo, y Él reinará por lossiglos de los siglos. El diablo Satanás será atado y arrojado al abismo dondeserá encerrado por mil años, y un sello será puesto sobre él, para que noengañara más a las naciones (véase Ap. 20:2–3). Sólo entonces el mundotendrá paz verdadera, y la creación será libertada de la esclavitud de co-rrupción. No habrá más guerras ni matanzas, porque Satanás, el engañador,ya no estará en el mundo. Esos santos que aguantaron y sufrieron con elSeñor en la tierra reinarán en paz con Él en el reino del milenio. ¡Quéesperanza gloriosa y bendita! Cristianos, al pensar en esto, no debemosdisputar más sobre asuntos insignificantes y ganancias mundanas temporales.

“Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos dela tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; elnúmero de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre laanchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y laciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió”

(Ap. 20:7–9).

“Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego yazufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentadosdía y noche por los siglos de los siglos” (Ap. 20:10). Este será el fin deSatanás.El diablo es totalmente malvado, el enemigo común de la humanidad.Él sabe que sus días están contados. El está haciendo todo lo posible paradestruir la relación armoniosa entre Dios y los hombres. Utiliza todo tipo delas atracciones mundanas para tentar a los cristianos, y apartarlos de Diospara cometer el pecado y el adulterio con el mundo. (La iglesia, la esposasanta de Cristo, debe separarse de la mundanería y mantener su castidad, yesperar a Cristo, el esposo que viene para recibirla). Utilizando todas ma-neras engañosas, el diablo se esfuerza más que nunca en alejar la iglesia de


la pura fe hacia las herejías. Desde que estamos bien enterados de susengaños, no nos permite llegar a ser sus víctimas. Debemos estar de guardiasiempre, confiando en la gracia del Señor para resistir al diablo con todanuestra fuerza. El Señor dijo, “pero lo que tenéis, retenedlo hasta que Yovenga” (Ap. 2:25).

El juicio final delante del gran trono blanco

Satanás finalmente se convertirá en el estrado de los pies de nuestroSeñor Jesucristo, y su reino se desplomará repentinamente. El diablo y susmensajeros serán lanzados al lago de fuego para ser atormentados parasiempre. La victoria final pertenece a Cristo, el Rey de reyes y Señor deseñores. El Señor es victorioso siempre. ¡Aleluya! Antes de que Jesucristoestablezca su reino inquebrantable y glorioso, juzgará a los impíos. El pri-mer cielo y la primera tierra, que han sido contaminados por el diablo, seránquemados y consumidos en el fuego.

Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados porla misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de laperdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto:que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como undía. El Señor no retarda Su promesa, según algunos la tienen portardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo queninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero eldía del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielospasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serándeshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

(2 P. 3:7–10)

El viejo cielo y la vieja tierra pasarán. El Señor Jesucristo se sentará enel gran trono blanco para ejecutar el juicio justo en el último día. “Y tambiénle dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. Noos maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que estánen los sepulcros oirán Su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán aresurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección decondenación” (Jn. 5:27–29).


Al oír la voz del Señor, subirán dos grupos de la muerte. El primer gruposon los amigos del Señor, Sus siervos fieles y los verdaderos cristianos—éstos subirán en gloria y alegría. El segundo grupo son los enemigos delSeñor, los incrédulos y los cristianos falsos—éstos subirán en vergüenza ytristeza. Los creyentes no se enfrentarán (no experimentarán) a la muerteeterna (pues la muerte física es sólo un sueño) sino que le será dado vidaeterna. Los incrédulos no recibirán la vida eterna; su cuerpo, alma y suespíritu se morirán y perecerán eternamente. Desde que usted tiene la opor-tunidad de creer en el Señor Jesús ahora, no lo debe permitir escaparse.Después de creer en Cristo, usted debe llenarse del Espíritu Santo y vivir enla voluntad de Dios (caminar en la verdad). Un cristiano hipócrita no seescapará del reproche y castigo justo de Dios.

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en Él, de delantedel cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró paraellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y loslibros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de lavida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritasen los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que habíaen él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había enellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y elHades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lagode fuego. (Ap. 20:11–15)

En aquel día, todos los impíos del mundo se levantarán. Los muertos,sean pequeños y grandes, saldrán de la Muerte y de Hades. (Nota: Lamuerte y el Hades son el lugar de detención para las almas de los impíos.Después de la muerte, ellos son detenidos allí hasta que sean levantados enel día del juicio). Ellos estarán de pie delante del gran trono blanco para serjuzgados. En su vida, ellos despreciaron la salvación del Señor y se negarona aceptar Su redención misericordiosa. Ahora ellos serán llevados delantedel trono majestuoso y justo. Ellos temblarán con temor, y esperarán a serjuzgados, condenados y castigados.

Los “Libros fueron abiertos.” Estos “libros” registran los pecados


cometidos por los incrédulos durante su vida. Delante del Señor del juicioque discierne todo, nadie puede escapar, negarse o discutir. Toda impiedady iniquidad hecho en la oscuridad—tales como oprimir al pobre y honorar alrico, la usura, el adulterio, el robo, la extorsión, el asesinato, tramando dañosa otros, la codicia, el engaño, el egoísmo, el orgullo, los celos, la disensión, lalascivia, la embriaguez, la idolatría, la brujería, no creyendo al Dios verda-dero, etc.—los cuales pensaron que nadie podría saber o hacer algo alrespecto a ‘el—será demostrado ante sus ojos, escena tras escena comoen una película. Todo discurso impío y mugriento, malas palabras, maldiciones,blasfemias, mentiras, murmuraciones, chismes, etcétera, que ellos pensaronhabía pasado desapercibidos, ahora serán mostrados como una película.Ellos no tendrán ningún lugar para esconder sus caras vergonzosas. Todosellos serán juzgados, cada uno según sus obras. Ellos serán recompensadosy condenados por sus pecados y lanzados al lago de fuego junto con Satanás.Allí, ellos sufrirán perdición y tormentos eternos. Desgraciadamente, laspersonas del mundo son insensatas, escogiendo servir a Satanás y rebelarsecontra Dios. Ellos traen consecuencias terribles sobre sí mismos. Queridosamigos, ¡vuelvan de la oscuridad a la luz ahora! ¿Qué espera usted?

Hay otro libro—el “Libro de la Vida” (véase Ap. 20:12). Entre losmuertos entregados por Hades en la segunda resurrección, están aquelloscuyos nombres son registrados en el “Libro de la Vida.” Éstos son lossalvados por la sangre preciosa de Jesús mientras estaba en la tierra. Unavez que nosotros somos salvos, para siempre somos salvos; no hay duda deeso. Sin embargo, estas personas no vivieron en el Señor, ni caminaron enla verdad, ni hicieron frutos dignos de arrepentimiento después de que fueransalvados. Por lo tanto, ellos no escaparán el castigo justo de Dios. Despuésde la muerte, sus almas serán mantenidas en Hades para sufrir por unperíodo, así como los hijos desobedientes son castigados por sus padres.

Cristianos, ¡no se engañen ustedes mismos! Desde que han creído en elSeñor, deben guardar Su palabra. Si su vida ahora es igual que antes decreer en el Señor, entonces cuando se mueran, ustedes acabarán como elhombre rico en Lucas 16. ¿Qué hará ustedes entonces? El rico fue de loselegidos, de la raza escogida de Dios, de la semilla de Abraham. Pero comoél amaba los placeres del pecado durante toda su vida, tuvo que sufrir en las


llamas de Hades después de la muerte. Esto aplica a todos los creyentesque no caminan en la verdad. Mientras que los otros serán arrebatados enel aire, ellos serán dejados atrás. Cuándo los otros gocen de paz y felicidaden el reino del milenio, ellos estarán sufriendo en Hades. Pero ellos sí seránsalvados en el día del juicio. Pues todo aquellos cuyos nombres están escritosen el “Libro de la Vida” no serán lanzados en el lago de fuego para elcastigo eterno. Pero eso sería muy arriesgado. Tal salvación sería comoarrebatar un palo quemado del fuego. Aunque es posible, por la gracia deDios, que escapen el castigo eterno en el lago del fuego (perecer) y tenganvida eterna, ellos todavía no tendrán parte del galardón de la gloria eterna.¡Qué terrible!

Cristianos, están seguros ustedes que son salvos? ¿Han recibido ustedesel bautismo del Espíritu y ganado poder de lo alto para caminar en la ver-dad? ¿Cómo pueden ustedes ignorar un asunto tan importante cuando susvidas están en juego? Hermanos y hermanas, ustedes deben aceptar eltestimonio completo de la Sangre, el Agua y el Espíritu Santo hoy!Retengan la verdad completa y sean vencedores. Lo seguro es estar de pieen la roca de la verdad, donde los castigos del lago de fuego, el Hades, y laGran Tribulación no vienen sobre ustedes. Además, en la ciudad celestialde gloria, ustedes recibirán una recompensa sumamente abundante del Señorpor haber obedecido a Su palabra. Escuchen lo que el Señor dice:“Cualquiera, pues, que Me oye estas palabras, y las hace, le compararéa un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendiólluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquellacasa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquieraque Me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombreinsensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, yvinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquellacasa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mt. 7:24–27).

Queridos amigos, por las misericordias de Dios, yo les imploro a arre-pentirse ahora y aceptar la salvación del Señor. La vida eterna o la muerteeterna; la felicidad eterna o el sufrimiento eterno—todo lo que ustedesrecibirán ahora es decisión de ustedes! En la oscuridad eterna del lago defuego, ustedes nunca jamás verán la luz del evangelio y la salvación de la


cruz. Hoy, si ustedes escogen no aceptar a Jesús como su Salvadormisericordioso, y confiar en Su sangre preciosa que quita sus pecados,mañana Él será su Juez justo. Él ¡les condenará según lo que ustedes hanhecho en este mundo! “Volveos, volveos de vuestros malos caminos;¿por qué moriréis…?” (Ez. 33:11). “He aquí ahora el tiempo aceptable;he aquí ahora el día de salvación” (2 Co. 6:2).

Hermanos y hermanas, ¿qué pasa con las almas de sus familias y veci-nos? ¿Han hecho ustedes su parte en guiarlos a la salvación? “Porque estiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primerocomienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecenal evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿en dóndeaparecerá el impío y el pecador?” (1 P. 4:17–18). Que cada cristianotenga el celo y amor por las almas. En estos postreros días, que prediquemosel evangelio rápidamente. Lloremos, ayunemos y oremos más por las almasdel mundo que perecen.

El nuevo cielo y la nueva tierra

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y laprimera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi lasanta ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios,dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una granvoz del cielo que decía: ‘He aquí el tabernáculo de Dios con loshombres, y Él morará con ellos; y ellos serán Su pueblo, y Dios Mismoestará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de losojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, nidolor; porque las primeras cosas pasaron.’ Y el que estaba sentado enel trono dijo: He aquí, Yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo:‘Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo:Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al quetuviere sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.El que venciere heredará todas las cosas, y Yo seré su Dios, y él seráMi hijo.’ … (La gran ciudad) teniendo la gloria de Dios. Y su fulgorera semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe,diáfana como el cristal… El material de su muro era de jaspe; pero la


ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio; y los cimientos delmuro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. Elprimer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; elcuarto, esmeralda… Y no habrá más maldición; y el trono de Dios ydel Cordero estará en ella, y Sus siervos le servirán, y verán Su rostro,y Su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y notienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios elSeñor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (Ap. 21:1–7,11,18–19; 22:3–5). ¡Aleluya! ¡Alabamos a Dios!

Queridos cristianos, el día vendrá cuando todo será renovado. No habrámás lágrimas, ni pena, ni llanto; no más dolor, ni muerte. En Su reino, noso-tros viviremos y reinaremos con Él por siempre. Desde que tenemos unaesperanza tan grande y gloriosa, persigamos con diligencia la piedad y lasantidad. Además de ser salvados (renacidos), también debemos desearllenarnos del Espíritu Santo, para que seamos vencedores y recompensados.“El que venciere heredará todas las cosas…” (Ap. 21:7).

Puesto que todas estas cosas han de ser desechas, ¡cómo no debéisvosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando yapresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos,encendiéndose, serán desechos, y los elementos, siendo quemados, sefundirán! Pero nosotros esperamos, según Sus promesas, cielos nuevosy tierra nueva, en los cuales mora la justicia (Cristo). Por lo cual, ohamados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligenciaser hallados por Él sin mancha e irreprensibles, en paz.(2 P. 3:11–14)

Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, losdeseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre,sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace lavoluntad de Dios permanece para siempre. (1 Jn. 2:16–17)

¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabrasde la profecía de este libro. (Ap. 22:7)

He aquí Yo vengo pronto, y Mi galardón conmigo, para recompen-


sar a cada uno según sea su obra. (Ap. 22:12)

Queridos hermanos y hermanas, el gran día del Señor está a la mano.Ahora el diablo está ocupado en el trabajo. Al mismo tiempo, las iglesias deestos postreros días están tolerando la fornicación, los pecados y las here-jías. Si los hijos de Dios persisten en su rebelión, ¿Dios no los castigaráentonces por todos sus pecados? ¡El gran día del juicio está a la mano!Vengan a Dios pronto, y arrepiéntanse, para que sus pecados sean quitados.¡Oren por la primaveral lluvia! Sólo cuando el Espíritu Santo revive la igle-sia, el evangelio puede ser predicado rápidamente hasta los confines de latierra, entonces los esclavos innumerables del pecado serán libertados. Peroel resurgimiento debe empezar con cada individuo. Quienquiera que se arre-piente de sus pecados y vuelve a la manera correcta recibirá la gracia delSeñor. ¡Dios no le preguntará de cuán entusiasmo estuvieron ustedes en elpasado, sino sí les preguntará cuál es su condición hoy! ¿Su lámpara siempreestá llena de aceite? ¿Siempre alumbra su luz? ¿Pueden ustedes decir, “Se-ñor, estoy listo”? Que todos los hermanos y hermanas vengan ante el Señorpara recibir la abundante gracia espiritual. ¡Todos unánimes, promulgue-mos el evangelio y esperemos encontrarnos al Señor en gloria! Amén. (Porfavor lee parte 2, El bautismo del Espíritu Santo).

El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo enbreve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. (Ap. 22:20)

Nos arrodillemos y oremos: Querido Señor Jesús, por favor tenmisericordia de mí, un pecador, y sálvame. He cometido muchos pecados.Aunque los hice en mi ignorancia, no daré excusas por mí mismo. Estoydispuesto a arrodillarme delante de Ti, y arrepentirme amargamente y confesartodos mis pecados, pues no me atrevo encubrirlos. A mí merezco la condenacióneterna en el lago de fuego. Pero, Señor Jesús, yo creo que Tú eres el Hijo delDios verdadero. En Tu gran amor, tuvo misericordia de mí y murió por míen la cruz. Ahora yo oro que Tú me limpies con Tu sangre preciosa, y perdonestodos mis pecados. Yo Te recibo en mi corazón como mi Salvador personal,para que yo pueda convertirme en un hijo verdadero de Dios a vencer aldiablo y al poder del pecado. Sálveme de la perdición del lago de fuego, paraque tenga la vida eterna en el cielo. Estoy dispuesto a ofrecerme a Ti. Llena


mi corazón con el Espíritu Santo para que yo pueda entender la verdad yrecibir el poder de servirte y guardar Tu palabra. Señor, Te confío para queatienda mis necesidades diarias, cure mis enfermedades, y me dirija en elcamino delante de mí. Por favor, salva a toda mi familia y guárdame hastaque vuelvas. En el nombre del Señor Jesucristo, yo oro. Amén. (Por favor leeEl pecado en este capítulo, y confiese sus pecados sinceramente ante Dios).


Capítulo 2

Cómo ser un cristiano genuino

1. Recibe la salvación

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ro.10:17). Puesto que hemos oído la verdad y nos hemos dado cuenta de quesomos pecadores, debemos arrepentirnos sinceramente y humildemente detodos nuestros pecados delante de Dios, y apartarnos de una vida decondenación y seguir el sendero de su santidad. Cuando nuestros pecadossean revelados a nosotros en la luz del Espíritu Santo, no pongamos pretextosni nos engañemos a nosotros mismos. En lugar de esto, arrepintámonos detodos los pecados que hemos cometido y aborrezcamos nuestra carnalidad.Confesemos completamente nuestros pecados y tengamos la determinaciónde dejarlos, confiando en nuestro Señor. Debemos rogar a Dios que perdonenuestros pecados y nos limpie con la sangre preciosa de Su Hijo, Jesucristo.También nos entregaremos a Dios y creer totalmente en Su promesa. Deesta manera, nuestros pecados nos serán perdonados y alcanzaremos lapaz. Habiendo sido despojados de nuestro “viejo hombre” (el cuerpo delpecado), somos una nueva persona en Cristo—ya no somos esclavos delpecado, sino hijos de Dios. Ya no vivimos bajo el poder del pecado de Satanás,sino en el reino de la luz y libertad. Esto es renacer (nacer de nuevo).

El primer nacimiento es de la carne—nacido de padres humanos. Es lavida temporal y pecaminosa, la cual lleva a la segunda muerte (el lago defuego). El segundo nacimiento es del Espíritu (nacer de nuevo)—nacidode Dios. Es la vida santa y eterna que proviene de Dios, la cual no estásujeta a la muerte segunda, pero gozará de bendiciones eternas del cielo. ElSeñor Jesucristo dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadieviene al Padre (al cielo) sino por Mí” (Jn. 14:6). También dijo: “…Decierto de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede verel reino de Dios… Os es necesario nacer de nuevo” (Jn. 3:3,7). “El que

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encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se apartaalcanzará misericordia” (Pr. 28:13). “Mas a todos los que le recibieron(a Jesús), a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechoshijos de Dios” (Jn. 1:12). “Porque por gracia sois salvos por medio dela fe…” (Ef. 2:8).

2. Cree y sé bautizado

“El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Mr. 16:16). La fe esel primer paso a la salvación, y el bautismo es el testimonio de la salvaciónque es hecho delante de Dios y del hombre. El que cree en el Señor debe deser bautizado en su nombre. Sin embargo, el que no se arrepientesinceramente de sus pecados, éste no será salvo, aunque haya sido bautizadomuchas veces. Por otro lado, una persona que se ha arrepentido, éste serásalva aunque no tenga la oportunidad de ser bautizado. Un buen ejemplo esuno de los dos ladrones que fueron crucificados al lado de Jesús. Aunque élno tuvo la oportunidad de recibir el bautismo de agua, él verdaderamentecreyó en el Hijo de Dios. Y así el Señor le prometió: “…hoy estarás conmigoen el paraíso” (Lc. 23:43).

Si Dios nos da la oportunidad de ser bautizados mientras vivimos, tene-mos que recibir el bautismo, y no tenemos excusa. Aun nuestro Señor Jesús,el Hijo de Dios, quien abandonó su gloria y honor para venir al mundo enforma de hombre, tuvo que cumplir toda justicia por recibir el bautismo deJuan en el Jordán (véase Mt. 3:13–17). ¿No imitaremos a Él a ser bautizadoscomo buen testimonio delante de Dios, del hombre, de los ángeles y deldiablo?

El bautismo del agua tiene un gran significado. La Biblia dice: “¿O nosabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemossido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamentecon Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitóde los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemosen vida nueva” (Ro. 6:3–4). Cuando somos inmersos en el agua, significaque nuestro “viejo hombre” (el cuerpo del pecado) está muerto y sepultadocon Cristo. Cuando subimos del agua, significa nuestra resurrección con


Cristo. “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejohombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaosen el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creadosegún Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef. 4:22–24).

El bautismo por inmersión es una verdad bíblica. Debemos obedecer laBiblia, y sumergir nuestro cuerpo entero en el agua, pues sólo entoncesserá declarada totalmente la significación del bautismo del agua. La mayoríade las denominaciones practican el bautismo por el rocío con agua, lo cualno es bíblico. El “bautismo” significa “inmersión.” En su bautismo, el SeñorJesús subió del agua, dándonos un buen ejemplo a seguir (véase Mt. 3:16).Nosotros que hemos creído en el Señor, debemos seguir Su ejemplo. Elbautismo del rociamiento de agua es no es más que una tradición del hom-bre y levadura venenosa de la iglesia Católica Romano.

3. Recibe el bautismo del Espíritu Santo

Cada cristiano tiene que recibir el testimonio completo de Dios, que Élha testificado a Su Hijo. “Y tres son los que dan testimonio en la tierra:el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. Si recibimosel testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porqueeste es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de Su Hijo” (1Jn. 5:8–9). Después de creer en el Señor, no solamente recibimos el bautismode la sangre (nacer de nuevo por el arrepentimiento) y el bautismo del agua(obedecer la verdad después de haber sido bautizado en la iglesia), sinotambién el bautismo del Espíritu Santo (llenarse del Espíritu Santo). Sólodespués ganaremos poder para triunfar sobre el pecado, amar y servir alSeñor, y caminar sobre el camino celestial. “Porque de Su plenitud tomamostodos, y gracia sobre gracia” (Jn. 1:16). Nunca debemos dejar de alcanzarla gracia de Dios. El Señor Jesús dijo: “Porque Juan ciertamente bautizócon agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentrode no muchos días” (Hch. 1:5). (Por favor lee parte 2, El Bautismo delEspíritu Santo.)


4. Ama a Dios y al hombre

“ ‘Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tualma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’ Éste es el principalmandamiento. Y el segundo es semejante: ‘Amarás a tu prójimo comoa ti mismo.’ No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Mr. 12:30–31).No hay amor en el mundo que es comparable con el gran amor de Dios. Elamor humano es limitado, egoísta y explotador. Los que son adorables sonamados más, pero los que no son así, sino son pocos amados o no amadosen absoluto. Pero el amor de Dios es grande y maravilloso. Delante de Él,deberíamos haber sido sentenciados a muerte por nuestra rebelión ydesobediencia. Somos corruptos y viles, sin bondad, y sin valor como harapos.Sin embargo, Él nos amó tanto que envió a Su Hijo amado, Jesús, a morirpor nosotros, para la remisión de nuestros pecados mediante el derramamientode Su sangre. “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; contodo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Diosmuestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:7–8). Por esta razón, amamos al Señornuestro Dios. “El que no amare al Señor Jesucristo sea anatema” (1Co. 16:22). Y si lo amamos, nosotros sí que haremos Su voluntad y estaremosatentos de Su corazón. “Pues la voluntad de Dios es vuestrasantificación; que os apartéis de fornicación (el adulterio con elmundo)” (1 Ts. 4:3).

Muchos cristianos discuten sobre si es correcto fumar, ir al cine, jugar,tomar licor, bailar, ver televisión o escuchar la radio. Algunas veces susargumentos se convierten en furia. Pero todo esto es innecesario. Sólotenemos que preguntarnos esto: “¿De verdad amo al Señor?” El Señor nonos forzará a amarlo. Él quiere que nuestro amor sea voluntario, porquesólo tal amor es precioso y agradable a Él. Lo amamos porque Él nos amóprimero. Él murió voluntariamente por nosotros. ¿Así que no nosentregaremos totalmente a Él y lo amaremos con fidelidad por el resto denuestras vidas? Si alguien dice que ama al Señor pero se rehúsa a dejar losdeseos de la carne y los placeres del mundo, se engaña a sí mismo y a Dios.

El testimonio más importante de la iglesia es su separación del mundo.


El mundo no puede coexistir con Dios. El principio del mundo es crucificara Cristo, pero el principio de la cruz es crucificar al mundo y a mí. Pablodijo: “El mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” (Véase Gá. 6:14)“¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo esenemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelveenemigo de Dios. ¿O creen que la Escritura dice en vano que Diosama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros?” (Stg. 4:4–5,NVI). El Espíritu del Señor es santo y celoso. Dios nunca nos permitiría amarnada aparte de Cristo, porque somos la novia del Señor. Un día juzgaremosal mundo juntamente con Él. ¿Cómo no mantenernos santos y castos? ¿Cómocometer adulterio con el mundo? Si la esposa de un hombre está enamoradade otro hombre, ella no puede agradar a su marido. ¿Cómo, pues, es nuestroamor para nuestro Amado? Su amor para nosotros—un amor más dulceque el vino—es lo suficiente para cautivar nuestros corazones, ¿no?

No debemos continuar complaciéndonos con modas mundanas, fumar,tomar, jugar, pelear, leer publicaciones obscenas, escuchar música munda-na, y más. Porque estas cosas le dan oportunidad a Satanás de blasfemarcontra Dios. Se reirá del Señor: “¿Dónde está tu novia amada (los cristia-nos)? ¿No duerme ella a mi lado? A ella, no le importa Tu gran amor porella. Aunque la hayas adquirido con Tu preciosa sangre para que sea Tuesposa, ¡yo sigo siendo al que ella adora!” Sólo imagina cómo tales insultosherirán al Señor. ¿Por qué todavía nos rehusamos a dejar el mundo y susplaceres pecaminosos? ¿Por qué continuamos entristeciendo el EspírituSanto? “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Sialguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él… Y el mundopasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanecepara siempre” (1 Jn. 2:15,17).

No sólo debemos amar a Dios con todo el corazón, sino también amar anuestro prójimo como a nosotros mismos. Como pecadores, fuimos egoís-tas. Ahora que hemos hallado gracia, debemos negarnos a nosotros mismosy amar a otros. “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es deDios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El queno ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor… Si algunodice: ‘Yo amo a Dios,’ y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el


que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Diosa quien no ha visto?” (1 Jn. 4:7–8,20). No ames sólo a tus hermanos sinoa todos los hombres. No ames sólo a los que son encantadores sino tambiéna los que no lo son. El Señor Jesús dijo: “…Amad a vuestros enemigos… yorad por los que os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padreque está en los cielos” (Mt. 5:44–45). “El amor cubrirá multitud depecados” (1 P. 4:8). “(El amor) es el vínculo perfecto” (Col. 3:14). “…Elamor edifica” (1 Co. 8:1). “…El que ama al prójimo, ha cumplido laley” (Ro. 13:8). “Seguid el amor…” (1 Co. 14:1).

5. Ten comunión con los santos

Una vez que aceptemos a Jesucristo como nuestro Salvador, retornamosa Su redil, la Iglesia del Nuevo Testamento establecida por el Espíritu Santo,para que crezcamos en la fe cristiana. (¡Cuídese de las denominacionesque no predican la verdad completa!) Ama a la iglesia de Dios con todas tusfuerzas y con todo tu corazón. Sirve en la obra sagrada diligentemente. Tencomunión constante con los miembros del cuerpo (hermanos y hermanas)en el Espíritu Santo. Amonéstense con amor y ayúdense los unos a losotros. “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencialos unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espírituen el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis tambiénllamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, unafe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y portodos, y en todos” (Ef. 4:2–6).

De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia quenos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; osi de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el queexhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el quepreside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. El amorsea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos losunos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndooslos unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos;fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza;sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo


para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis. Gozaoscon los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entrevosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabiosen vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procuradlo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependade vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéisvosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porqueescrito está: “Mía es la venganza, Yo pagaré,” dice el Señor. “Asíque, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dalede beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre sucabeza.” No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

(Ro. 12:6–21)

Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquelque es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bienconcertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudanmutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe sucrecimiento para ir edificándose en amor. (Ef. 4:15–16)

Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien conhumildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también porlo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo tambiénen Cristo Jesús. (Fil. 2:3–5)

6. Asiste al servicio y participa en la comunión

“No dejando de congregarnos…” (He. 10:25). Como hijos de Dios leservimos regularmente en Su santo templo. El Día del Señor (domingo) esel día que marca la resurrección del Señor y el descenso del Espíritu Santo.En este día, tenemos que poner aparte las cosas seculares y llevar a toda lafamilia a la iglesia para adorar al Señor. Si nos acercamos a Dios, Él seacercará a nosotros. Los que temen a Dios, sean jóvenes o viejos, seránbendecidos por Él. Aparte de asistir al servicio los domingos, debemos tambiénasistir reuniones los días de semana, como asambleas de oración y estudios


bíblicos u otras convenciones. Porque esto es agradable al Señor. El Señordice: “Porque donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allíestoy Yo en medio de ellos” (Mt. 18:20).

Partimos el pan regularmente en memoria de nuestro Señor Jesucristoporque esto es un servicio santo que Él estableció antes de Su crucifixión.Lo hacemos frecuentemente en memoria de Su muerte hasta que Él venga.“Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio aSus discípulos, y dijo: ‘Tomad, comed; esto es Mi cuerpo.’ Y tomandola copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: ‘Bebed de ellatodos; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que por muchos esderramada para remisión de los pecados. Y os digo que desde ahorano beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo bebanuevo con vosotros en el reino de Mi Padre’ ” (Mt. 26:26–29). “Así,pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, lamuerte del Señor anunciáis hasta que Él venga. De manera quecualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señorindignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Portanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de lacopa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpodel Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermosy debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nosexaminásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (1 Co. 11:26–31).

Antes de comer el pan del Señor y beber de Su copa, examinémonos anosotros mismos. Si nos encontramos culpables de cualquier pecado a laluz del Espíritu Santo, lo confesaremos y nos arrepentiremos delante delSeñor. También estemos resueltos a renunciar a nuestros propios pecados.Después de eso, participaremos del pan y de la copa del Señor.

7. Ofrece con un corazón voluntario

Como buenos administradores de Dios, voluntariamente ofrezcamoscualquier cosa que Dios nos ha confiado a nuestro cuidado—sea el cuerpo,el alma, la sabiduría, el dinero, el tiempo o las cosas materiales. Deje que Él


use todo esto para difundir el evangelio del reino celestial. “Pues todo esTuyo, y de lo recibido de Tu mano Te damos” (1 Cr. 29:14).

En la era del Antiguo Testamento, la gente de Israel daba sus diezmos, yDios prometió colmarlos de bendiciones desde los cielos. “ ‘Traed todoslos diezmos al alfolí y haya alimento en Mi casa; y probadme ahora enesto,’ dice Jehová de los ejércitos, ‘si no os abriré las ventanas de loscielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde’” (Mal. 3:10). En la era del Nuevo Testamento, nosotros los que somosredimidos con la sangre preciosa del Señor Jesucristo y quienes han obtenidotan gran gracia, presentemos “(nuestros) cuerpos en sacrificio vivo, santo,agradable a Dios, que es (nuestro) culto racional” (Ro. 12:1). Esto nosignifica que cada cristiano tiene que ofrecerse como predicador a tiempocompleto. (Ser ministro es dado por Dios, y para asumirlo, se debe estarbien seguro del llamamiento y de la elección de Dios). Por lo tanto, ofrecerel cuerpo y el corazón al Señor y vivir y testificar de Él es el mínimorequerimiento de cada cristiano.

Puesto que somos bautizados en el nombre del Señor, somos suyos. Yano nos pertenecemos, ni tenemos ningún derecho o autoridad sobre nuestropropio espíritu, alma, y cuerpo. Cristo es nuestro Amo (Señor), y Él reinarásupremo en todas las cosas. Lo que aborrece, lo aborreceremos y nunca loharemos; lo que le agrada, lo haremos con todo nuestro corazón y con todasnuestras fuerzas. Vivimos para el Señor y también morimos para Él.Hagamos todas las cosas por la gloria de Su nombre. Puesto que nuestroespíritu, alma, y cuerpo pertenecen al Señor, también voluntariamente leentregamos nuestras posesiones materiales. “Pues doy testimonio de quecon agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de susfuerzas… a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotrospor la voluntad de Dios… El que siembra escasamente, también segaráescasamente; y el que siembra generosamente; generosamente tambiénsegará. Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, nipor necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Co. 8:3,5; 9:6–7).

En la casa de Dios, muchas obras evangélicas importantes no se puedenllevar a cabo, y muchos siervos fieles de Dios están en dificultades finan-


cieras. Esto es porque los hijos de Dios no son fieles en sus ofrendas. Hanusado la gracia de Dios como ocasión para la carne. Han robado a Dios(véase Mal. 3:8) y malgastado Su dinero en placeres y beneficios personales.¡De cierto dejan de alcanzar la gracia de Dios! Hay muchos cristianos queno entienden la verdad de la ofrenda. En sus celos carnales, ciegamenteofrecen el dinero y los talentos que Dios les ha confiado a los falsos gruposreligiosos (las denominaciones que rechazan la sangre preciosa, la verdad,o el bautismo del Espíritu Santo). Les ayudan a pecar y se oponen a Dios acosta de la gracia de Dios. Hacen lo que no deberían. ¡Qué imprudente!Por lo tanto, antes de ofrendar, busquemos la guía del Espíritu Santo. Nuncahagas según los sentimientos del alma. Si oramos más, el Espíritu Santo nosconcederá la sabiduría de manejar todas las cosas que Dios nos ha confiado.Entonces sabremos mantenerlas, ofrecerlas o usarlas conforme a la volun-tad agradable de Dios. Todo lo que el Señor nos ha confiado debe ser dadoa la Iglesia del Nuevo Testamento edificada por el Espíritu Santo. Estaofrenda será, entonces, como ungir el cuerpo del Señor con ungüentofragante. Que todos seamos buenos y fieles administradores de Dios.

8. Lee la Biblia constantemente

La bendición más grande de Dios para los cristianos es la Santa Biblia—la palabra de Dios. Es la palabra de la vida eterna y un verdadero tesoro.Todos los días, tenemos que leer y escudriñar las Escrituras, de las cualesrecibimos bendiciones espirituales de toda clase. Podemos conocer y amara Dios aun más, y aprenderemos a confiar y obedecerlo.

Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cualeste pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en CristoJesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que elhombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buenaobra. (2 Ti. 3:15–17)

Si uno no vence el pecado, el pecado lo vencerá a él. La Biblia es comoun espejo, la cual refleja nuestros pecados. Es también el poder de la vida,que nos hace vencer el pecado. “Ordena mis pasos con Tu palabra, y


ninguna iniquidad se enseñoree de mí… Lámpara es a mis pies Tupalabra, y lumbrera a mi camino… ¿Con qué limpiará el joven sucamino? Con guardar Tu palabra” (Sal. 119:133,105,9).

La Biblia es también el pan de la vida. Como no puede crecer un árbolsin agua; tampoco un cristiano madurará sin alimento espiritual. “No sólode pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca deDios” (Mt. 4:4).

La Biblia es también nuestro auxilio oportuno y consolación en las tribu-laciones. El hombre siempre tiene problemas y preocupaciones en la vida.No obstante, la Biblia contiene miles de promesas preciosas para los quecreen en Dios. Recibimos ánimo y confianza maravillosa de la Biblia si leconocemos a Dios como justo, santo, amoroso, bondadoso, fiel y podero-so—el Todopoderoso único que hace maravillas y con placer nos colma deSu gracia. ¿No le amaremos y dependeremos más de Él? “Y conoceremos,y proseguiremos en conocer a Jehová” (Os. 6:3).

Los cristianos deben levantarse temprano y leer la palabra del Señor. Eslo primero que hacemos en la mañana. Leamos la Biblia con un corazónhumilde y deseoso, y no encontremos defectos en ella. Antes de leer SuPalabra, debemos orar a Dios que nos abrirá el entendimiento, para quecomprendamos las Escrituras (véase Lc. 24:45). El Espíritu Santo nos guiaráa toda la verdad. Debemos tener confianza absoluta en Dios. Porque Élaborrece un corazón incrédulo y dudoso. Creer en la palabra de Dios esuna bendición verdadera en la vida. Entre más fe, más bendiciones tendremos,porque Dios nos concede todo de acuerdo con nuestra fe y deseo (véaseMt. 9:29; 15:28). Sobre todo, seamos obedientes totalmente a Dios. Sinuestros pensamientos u obras son inconsistentes con Sus leyes y estatutos,hay que negarnos a nosotros mismos y someternos a Él. A lo mejor pagamosun precio más grande, pero vale la pena. Porque Su gracia estará connosotros para toda la vida.

9. Vela y ora

La oración es la llave al tesoro celestial que suple todas nuestras nece-


sidades físicas y espirituales. “Por nada estéis afanosos, sino seanconocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todoentendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientosen Cristo Jesús. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme aSus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4:6–7,19).

Los cristianos son buenos soldados de Cristo, quienes batallan con eldiablo todos los días. Así que, levantémonos temprano por la mañana a orary extraer poder desde lo alto. Sólo así venceremos al diablo y el pecado.Debemos dedicar todo el día a Dios, y dejarlo controlar y guiar nuestrospasos a Su voluntad. También oremos por otros. Si bendecimos a otros,seremos bendecidos por Dios. Sobre todo, oremos por el reino de Dios ySus obras. En el victorioso y honorable nombre del Señor Jesucristo, y porSu preciosa sangre, reprendamos a Satanás, destruyamos sus planes, arra-semos sus fortalezas y desmenucemos todas sus fuerzas diabólicas. Supli-quemos al Señor que reviva Su iglesia, pidiéndole que derrame Su Espíritu.Que los siervos e hijos del Señor sean llenos con el Espíritu Santo para queprediquen el evangelio en el mundo entero y liberen a los esclavos del peca-do. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todasestas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:33).

No sabemos orar, pero el Espíritu Santo nos enseñará. Si queremos quenuestras oraciones sean escuchadas por Dios, tengamos cuidado de lo si-guiente:

(1) Apártate del Pecado.El pecado es la mayor razón por la cual nuestras oraciones no son con-

testadas. Es como una barrera que previene a Dios rociarnos con Su gracia.Así que la pared del pecado debe ser derribada (confesar y apartarnos denuestros pecados) antes que nuestras oraciones lleguen hasta el trono de lagracia del Señor. “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehovápara salvar, ni se ha agravado Su oído para oír; pero vuestrasiniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestrospecados han hecho ocultar de vosotros Su rostro para no oír” (Is.


59:1–2). “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señorno me habría escuchado” (Sal. 66:18).

(2) Ten Fe.“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es

semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echadade una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirácosa alguna del Señor” (Stg. 1:6–7). “Pero sin fe es imposible agradara Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que lehay, y que es galardonador de los que le buscan” (He. 11:6). El SeñorJesús dijo: “…lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y osvendrá” (Mr. 11:24). Cuando le pedimos al Señor lo que necesitamos,debemos confiar en Él completamente. Una vez que entreguemos todo aÉl, no nos preocupemos más por nada. Esperemos con acción de gracias ypaciencia. Porque Él seguramente hará grandes cosas por nosotros.

(3) Ora en el Nombre del Señor Jesucristo.En primer lugar, cuando oremos, debemos confesar nuestros pecados y

alabar a Dios. Entonces derramemos nuestros corazones ante la presenciadel Señor y encomendemos todo a Él. Al terminar la oración, debemosdecir: “En el nombre del Señor Jesucristo, yo oro. Amén.” Sólo entoncesserá efectiva nuestra oración. El Señor dijo: “…Todo cuanto pidiereis alPadre en Mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido enMi nombre; pedid, y recibiréis… Y todo lo que pidiereis al Padre en Minombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algopidiereis en Mi nombre, Yo lo haré” (Jn. 16:23–24; 14:13–14).

10. Confía y obedece

Después de aceptar a Cristo como nuestro Salvador, nos encomendare-mos totalmente a Su mano, confiaremos en Él y lo obedeceremos. Diostiene Su buen propósito para cada uno de Sus hijos, el cual cumplirá deacuerdo con Su propio plan. Si somos obedientes a Él, hará Su obra ennosotros sin problemas. Pero si somos tercos y desobedientes, Su voluntadserá impedida y seremos disciplinados y castigados por Él. Bajo el castigo


de Dios, sufriremos dolor y pena innecesarios. Todos estos sufrimientos notienen valor, pues no son recordados por Dios. Por lo tanto, sometámonosincondicionalmente al Señor para que Su voluntad sea hecha en nosotros.Entonces, no sólo se agradará Dios, también tendremos vida y paz. Si es lavoluntad de Dios que suframos por la justicia, vale la pena, porque Él recor-dará todos nuestros sufrimientos. Si sufrimos con Cristo, también seremosglorificados con Él. “Porque esta leve tribulación momentánea produceen nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Co.4:17).

“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algocomo de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene deDios” (2 Co. 3:5). Puesto que nuestra competencia proviene de Dios, ¿dequé tememos? Por lo tanto, alabemos a Dios por todo, bien y mal por igual.Hagamos todo sin murmuraciones, sabiendo que así es la buena voluntaddel Padre. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas lesayudan a bien…” (Ro. 8:28). Puesto que sabemos que todo lo que nosocurre según el beneplácito de Dios, debemos “dar gracias en todo” (véase1 Ts. 5:18).

Como cristianos, no importa qué nos acontece, en todo nos postraremosante la presencia de Dios y nos examinaremos. En tiempos de enfermedad,por ejemplo, encomendemos todo a Él, pidiéndole ayuda y sanación. Tambiénle rogaremos que nos dirija por el camino recto. No nos apresuremos enpedir ayuda al hombre, pues la ayuda del hombre no tiene valor. En elpasado, cuando los Israelitas estaban en dificultades, no acudieron a Diossino confiaron en el poder del hombre y descendieron a Egipto por ayuda.Dios, en Su ira, les reprochó su insensatez, diciendo: “¡Ay de los que des-cienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanzaponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes;y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! Pero Él también essabio, y traerá el mal, y no retirará Sus palabras. Se levantará, pues,contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que haceniniquidad. Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne,y no espíritu; de manera que al extender Jehová Su mano, caerá elayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una” (Is.


31:1–3).

Fijemos nuestros ojos en Dios solamente. “Alzaré mis ojos a los montes;¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizolos cielos y la tierra” (Sal. 121:1–2). Si crees, verás la gloria de Dios.Todas Sus promesas y gracia ha guardado para los que confían en Él. Siemprecumple Su palabra sin falta y nunca comete un error. Si te apoyas en Él contodo tu corazón, no serás avergonzado. Él es el Dios fiel. Te guiaráseguramente por el valle de sombra de muerte y te ayudará a vencer todaslas dificultades. Entonces lo conocerás a Él como el Dios confiable y dignode honor y amor.

11. Gana almas para Cristo

El Señor Jesús entrego Su vida en la cruz por toda la humanidad. Él noquiere que ninguno perezca, sino que todos se salven. La Biblia dice: “(Je-sús) verá el fruto de la aflicción de Su alma, y quedará satisfecho” (Is.53:11). El Señor aún no está satisfecho, porque millones de almas todavíano han escuchado el evangelio. La Biblia dice: “También tengo otras ovejasque no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán Mi voz;y habrá un rebaño, y un pastor” (Jn. 10:16). Cada cristiano tiene laobligación de traer las ovejas perdidas al redil del Señor. Antes que el Señorsubiera al cielo, mandó a Sus discípulos, diciendo: “Toda potestad Me esdada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todaslas naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y delEspíritu Santo” (Mt. 28:18–19). Si cada cristiano asume la responsabilidadde predicar el evangelio, de distribuir folletos, de testificar a los amigos yfamiliares y traerlos a Cristo, y de orar por todos los hombres, entonces elevangelio será predicado pronto por todas partes. El Señor estará satisfechosólo cuando los pecadores se arrepientan de sus pecados y sean salvos.

Un cristiano debe dar fruto. El Señor es la vid, y nosotros somos lospámpanos. Diariamente, los pámpanos extraen nutrición de la vid, pues sutrabajo es producir fruto. A diferencia de las ramas de otros árboles, lospámpanos de la vid no pueden ser utilizados para fabricar muebles o usadospara otros propósitos. Tienen sólo una función: dar fruto. El Señor podará


cada pámpano que da fruto, para que dé más fruto. El ramo que no llevafruto será cortado y se secará. Tales ramos serán recogidos, echados en elfuego y quemados (véase Jn. 15:16). Debemos siempre desear estar llenoscon el Espíritu Santo y obedecer al Señor. Debemos también desear donesespirituales para que demos buen fruto, para la gloria de nuestro Padrecelestial.

Hermanos y hermanas, ¿cuántos frutos han producido hasta ahora? Lahiguera, que hace tres años, no dio fruto, fue condenada por su dueño:“Córtala, ¿para qué inutiliza también la tierra?” ¡Qué destino terrible!Afortunadamente, el viñador suplicó a su dueño, diciendo: “Señor, déjalatodavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y sidiere fruto, bien; y si no, la cortarás después” (véase Lc. 13:6–9). A lomejor hemos descuidado nuestra obligación de traer gente a Cristo. Pero elSeñor tiene misericordia sobre nosotros y nos sigue dando oportunidades deganar almas perdidas para Él. Si ahora no compensamos las obligacionespasadas, ¿cuándo vamos a hacerlo? “Me es necesario hacer las obrasdel que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuandonadie puede trabajar” (Jn. 9:4). Aparte de traer los incrédulos a Cristo,debemos también buscar las ovejas perdidas del Señor—los cristianos quehan abandonado al Señor y se han debilitado. Debemos llevarlos al redil deJesucristo, el gran Pastor de nuestras almas. “Hermanos, si alguno deentre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvaráde muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Stg. 5:19–20).

12. Guarda la Palabra continuamente

La palabra de Dios nos salva, y esta Palabra es el Señor mismo. Puestoque hemos creído en la Palabra, debemos ser hacedores de ella. “Así tam-bién la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Stg. 2:17). Comocristianos, nuestra obligación es escudriñar las Escrituras frecuentemente ydemostrar la verdad por medio de nuestras vidas. Mucha gente no lee laBiblia, pero sí observa el estilo de vida de los cristianos. Si los cristianosviven una vida santa como la de Cristo, la gente a su alrededor seráinfluenciada y convertida por ellos. Nuestro Señor Jesucristo, el Verbo (la


Palabra) que fue hecho carne, vino al mundo para salvarnos. Y Él quiereque nosotros, los que estamos en la carne, nos convirtamos en la Palabrapara que demos testimonio de Él en la tierra. “E indiscutiblemente, grandees el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne…” (1 Ti.3:16).

Cuando estemos llenos del Espíritu Santo, naturalmente manifestare-mos la gloria de Cristo y emitiremos Su fragancia en nuestras vidas. Unavida que da testimonio de la verdad es mucha más efectiva y poderosa quecualquier sermón dado desde el púlpito. Por esta razón, antes de predicar elevangelio a otros, primeramente examinémonos para ver si llevamos o nouna vida como Cristo; porque por su fruto se conoce el árbol. Si en nuestrasvidas tenemos la bondad, santidad, amor y alegría, la gente se dará cuentade que somos cristianos. “Pues este es el amor a Dios, que guardemosSus mandamientos; y Sus mandamientos no son gravosos” (1 Jn. 5:3).

Muchos cristianos nada más que oyen la palabra pero no viven por ella.En la iglesia, actúan como cristianos—cantando, orando, leyendo la Biblia yofrendando su dinero. Parecen tan piadosos y amorosos del Señor. Perouna vez que salen de la iglesia, son discípulos del diablo. Fuman, juegan(apostan), beben, se recrean en regocijos del mundo (glotonerías), ven pe-lículas y maldicen a la gente; son codiciosos, arrogantes, engañosos yadúlteros. Hacen todo lo que quieren. Si un cristiano vive esa vida dedesgracia, ¿qué diferencia hay entre él y un incrédulo? Tal cristiano nopuede traer gente a Cristo; al contrario, será en vez un tropiezo para los nosalvados. ¡Ay de aquel que hace tropezar a otros! ¡Dios demandará la vidade aquellos que hicieron tropezar a otros! Tales cristianos que solamenteson los oidores y no los hacedores de la palabra, un día han de dar cuentaante Dios. ¿No nos arrepentiremos pronto y pedirle que nos perdone?

Cada cristiano tiene la obligación de guardar la palabra de Dios. Tam-bién de defender y sostener la verdad fielmente. No se dejen llevar pordoquiera de todo viento de doctrina ni sigan herejías, porque todas estasenseñanzas están en contra de la verdad. Los cristianos deben tener elmismo sentir lo mismo con Cristo en todas las cosas. El Señor Jesucristofue crucificado porque Él reprendió severamente a los fariseos que no guar-


daron la verdad. De la misma manera, también debemos retener y defenderfielmente la fe pura, la cual el Señor nos ha encomendado—cualquiera quesea el precio. Nunca se comprometan con falsas doctrinas o herejías. Porsupuesto, los cristianos deben ser amorosos y apaciguados, pero nunca po-demos tolerar ni ceder a nada que va en contra de la verdad.

El Señor Jesucristo dijo. “El que no es conmigo, contra Mí es; y elque conmigo no recoge, desparrama. No penséis que he venido paratraer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porquehe venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a lahija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigosdel hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más quea Mí, no es digno de Mí; el que ama a hijo o a hija más que a Mí, noes digno de Mí” (Mt. 12:30; 10:34–37). Tales condiciones existen por cuantoa nuestra carencia de fe. Así que pongamos la fe sobre todas las cosas,porque los cristianos somos llamados a testificar de la verdad en la tierra.

A lo largo de los siglos, muchos de los santos han sido mártires porquefueron fieles a su fe. Debemos tener el mismo sentir para defender la ver-dad. “Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad” (2Co. 13:8). En estos últimos días, las enseñanzas diabólicas y herejías estáncreciendo. La mayoría de la gente no soporta la sana doctrina de lasEscrituras, porque tienen comezón de oreja y se vuelven a las fábulas.Pero: “…contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dadaa los santos” (Jud. 3).

13. Espera la venida del Señor

Un cristiano es semejante a un buzo recogiendo perlas en el mar profun-do. Aunque hay muchas cosas hermosas y tesoros raros en el mar, él notiene tiempo de verlas. Él sabe que hay alguien esperándolo en la superficie,así que se tiene que apresurar y colectar las perlas. Entonces las venderá ydisfrutará el fruto de su labor. Esto describe el único propósito de un cristia-no en su vida: Ganar almas para Cristo. Aunque hay muchas cosas atracti-vas en el mundo, no nos interesan porque sabemos que el Señor vendrápronto. Cuando Él venga, seremos arrebatados en el aire, juntos con otras


almas preciosas, para encontrarnos con Él. Entonces veremos qué tan her-mosa es la herencia incorruptible que Él ha preparado para nosotros en elcielo. Y la disfrutaremos para siempre.

Por tanto, no tenemos nada que ver con aquellos que buscan fama mun-dana, riquezas, lujos y placeres. “El fin de los cuales será perdición,cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensanen lo terrenal. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de dondetambién esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Fil. 3:19–20). “Portanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperadpor completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo seamanifestado… para una herencia incorruptible, incontaminada einmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (1 P. 1:13,4).

Cuando venga el Señor, todos compareceremos ante Su tribunal. Él nospreguntará si hemos hecho nuestra obra fielmente y vivido una vida piado-sa. Así que trabajemos con diligencia para el Señor a cambio de la herenciacelestial. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadieverá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar lagracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, ypor ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario,o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió suprimogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredarla bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para elarrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (He. 12:14–17). Queesto sea nuestra advertencia, no sea que perdamos nuestra herencia eterna(en los cielos) por cuanto a algunos placeres mundanos temporales.

Antes que venga el Señor, el diablo estará aún más alborotado. No dejaráa los cristianos en paz a menos que no amen al Señor. Por lo tanto: “Sedsobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como leónrugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistidfirmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se vancumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1 P. 5:8–9).“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contraprincipados, contra potestades, contra los gobernadores de las


tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en lasregiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, paraque podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estarfirmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, yvestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el aprestodel evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con quepodáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmode la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, yvelando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”(Ef. 6:12–18).

¡El novio (Cristo) viene pronto! ¿Está lista la novia (la iglesia)? ¿Noshemos mirado al espejo? ¿Estamos adornados en nuestras ropas blancas ypuras, esperando al novio a que venga y nos reciba? Compañeros cristianos:“…renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos eneste siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanzabienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios ySalvador Jesucristo” (Tit. 2:12–13). Amén.

Oremos: Querido Señor Jesús, Te doy gracias y Te alabo por Tuabundante gracia. Tú moriste por mí en la cruz y redimiste mi espíritu,alma, y cuerpo con Tu preciosa sangre. Estoy dispuesto a ofrecerte micorazón y cuerpo enteros a Ti. Guíame por el resto de mi vida. Llévamea ser bautizado en Tu iglesia, la cual está edificada sobre el fundamentode la fe pura, para que pueda ser nutrido y edificado en Tu verdad.Bautízame con el Espíritu Santo y fuego para que tenga poder de apartarmedel pecado y del diablo, persiga la santidad, y traiga a mi familia, parientesy amigos a Ti. Por favor ilumíname cuando lea la Biblia. Dame la fuerzapara orar que pueda confiarte y obedecerte completamente. Acércame aTi en todo momento. Ayúdame a quererte a Ti, a la iglesia y a todas lasalmas. Ayúdame a pelear la buena batalla de la fe para resistir al diablopor Tu gracia, a fin de que sea más que un vencedor. Por favor, provéemede todo lo necesario, y guarda que mi espíritu, alma y cuerpo seancompletamente irreprensibles. Enséñame esperar con vigilancia la venidade mi Señor. En el nombre del Señor Jesucristo, yo oro. Amén.


Capítulo 3

El daño de las películas mundanas

Lo que más necesita la humanidad es Jesucristo el Salvador. Por lasangre preciosa de Su cruz, los hombres pueden tener sus pecadosperdonados y ganar la vida eterna. Ellos también tendrán paz y satisfacciónverdadera en la vida presente. Pero el diablo, el enemigo más grande de lahumanidad, hace todo lo posible para cegar a los hombres para que ellos noencuentren al único Dios verdadero. Sin Dios, los hombres no tienenesperanza. Ellos siguen toda clase de placeres para llenar el vacío en suscorazones y para embotar la amargura de sus espíritus. Pero los placeresdel mundo no pueden dar la satisfacción verdadera. En vez de eso, estosplaceres apartan a los hombres de Dios y los hacen pecar hasta que esténatados por el pecado. Estos pecadores terminan finalmente juntos conSatanás en el lago de fuego, un lugar del castigo eterno. Para alcanzar estefin, Satanás utiliza un método muy astuto, que es envenenando las mentesde los hombres con películas.

Por lo que yo sé, nadie ha sido convertido jamás o ha recibido la salva-ción y gracia del Señor mirando películas. Porque “La fe es por el oír, y eloír, por la palabra de Dios” (Ro. 10:17). Sólo la palabra de Cristo lespuede dar a los hombres la vida de Cristo. Pero con el paso de los años,innumerables almas han sido perdidas debido a la influencia de las películas.

Películas de terror Con escenas de dioses y seres sobrenaturales quedescienden de los cielos, fantasmas que luchan el uno con el otro, y cadáveresque suben de la tumba, las películas de terror dirigirán a las personas a lasuperstición. Estas les dan a los hombres la impresión que hay muchosdioses y deidades en el universo. Subconscientemente, los hombres negaránque haya sólo un Dios verdadero y venerarán, entonces, a esos dioses eídolos falsos. Consecuentemente, no obtendrán la vida eterna. De estamanera, el diablo logró su plan insidioso para desviar a los hombres de Dios.

El daño de las películas mundanas 59

La Biblia dice claramente: “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hayDios fuera de Mí” (Is. 45:5). También dice: “Esta es la vida eterna: quete conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien hasenviado” (Jn. 17:3).

Películas de ciencia ficción Mirar películas de ciencia ficción a lomejor aumente el conocimiento (terrenal) del hombre, pero también haceque los hombres sean vanidosos y orgullosos, causando que ellos crean queesa ciencia es toda-poderosa. Consecuentemente, los hombres veneraránsu propia habilidad y sabiduría, y al mismo tiempo, despreciarán y se opon-drán a Dios. Ellos aún considerarán el reconocer la existencia de Dioscomo algo retrasado, supersticioso y vergonzoso. Tal concepto erróneo hacearrogante a una persona, y la dirige a cometer el pecado más grave detodos—rechazar, ridiculizar y no creer a Dios.

Historias de amor Las relaciones anormales entre hombres y mujeresque a menudo terminan en tragedia son el resultado de mirar películas dehistorias de amor. Muchos no saben que las frutas amargas del pecado sonel juicio y el castigo. Así que cuando las personas miran tales películas, ellosa menudo derraman lágrimas de simpatía e incluso llegan a dramatizar esashistorias en sus propias vidas. Como resultado, los hombres abandonan o sedivorcian de sus esposas para volverse a casar, mientras que las mujerestienen aventuras. Hay también casos interminables de triángulos amorosos,coqueteos, relaciones tensas, familias divididas, infidelidad, adulterio, ho-micidio, suicidio (tomando la propia vida es también asesinato), aborto (mataruna vida), hijos ilegítimos, etcétera. Tales tragedias a menudo ocurren porcausa de la influencia de las películas románticas.

Películas violentas Mirar películas violentas puede llevar fácilmente ala crueldad, la violencia, la brutalidad, la hostilidad, la venganza, el derrama-miento de sangre, el asesinato y la intolerancia.

Películas del oeste Muchos jóvenes decentes han llegado a sergángsteres debido a la influencia de estas películas de vaqueros. En vez deasistir a la escuela, ellos van a clubes o andan en las esquinas, leyendorevistas obscenas o libros de dibujos animados (cómicos). Ellos apuestan,


roban, fuman, asaltan a mujeres y se meten a sí mismos en peleas. Algunosjóvenes acaban como drogadictos.

Películas de misterios Asesinatos de la vida diaria, raptos, robos, codi-cias, estafas, contrabando, tráfico de drogas, y otros crímenes relacionadosson a menudo resultados de mirar películas de misterios.

Películas de sexo Los jóvenes son expuestos rápidamente en la vía dela degeneración a causa de las películas de sexo. Muchas chicas se handegenerado por causa de su deseo de vanagloria. Muchos chicos sepreocupan sólo por su apariencia y no muestran ningún respeto por suocupación. Estos jóvenes usan ropa seductora, utilizan un idioma asqueroso,y cantan canciones mugrientas. Ellos no se avergüenzan de sí mismos. Envez de eso, ellos piensan que están a la moda.

Películas de comedia Las comedias son basadas en gran parte enmentiras y travesuras, falsedades y engaños, frustración y la irresponsabi-lidad, tonterías y la ignorancia. Así tales comedias tienen efectos perjudicialesen las mentes inocentes de los niños.

Películas religiosas Las películas llamadas religiosas que reclaman serbasadas en la Biblia son un engaño. Para hacer dinero, los productores detales películas han ido hasta alterar la palabra de Dios (la Biblia) para satis-facer el gusto de la audiencia. Entre más obscena es la película, más dineroganará. Estas personas venden sus materias pornográficas, inmorales ypecadores explotando la palabra santa e inviolable de Dios. ¡Es una granblasfemia contra el Dios santo, honorable y sobrecogedor! Qué lástima quemuchas personas se niegan a ir a la iglesia para oír la palabra de Dios, peroaman mirar estas películas. Sorprendentemente, aún los cristianos encuen-tran tales películas entretenidas. En vez de seguir la vida abundante deCristo en la Biblia, ellos malgastan el dinero y tiempo que Dios los ha dado,para mirar tales películas. Ellos estimulan los ataques del diablo y dandeshonra al Señor que sacrificó Su vida por ellos. Algunos llamadospredicadores alientan abiertamente a los cristianos en sus sermones a mirarestas películas destructivas, y aun elogian a los actores y a las actrices porsus desempeños. Ellos no saben que el Señor es santo y que El nunca


utilizaría a los pecadores para testificar por Su palabra de vida. “Si algunose limpia de estas cosas (malas), será instrumento para honra (parapropósitos especiales), santificado (porque es dedicado), útil al Señor,y dispuesto para toda buena obra” (2 Ti. 2:21). Esta es la palabra deDios.

En resumen, aún las películas que la gente las considera significativasson perjudiciales. Estas contienen todavía los elementos tóxicos resumidosarriba. ¡Aunque la audiencia pueda estar entretenida temporalmente, lasconsecuencias de mirarlas son demasiado espantosas de imaginarse! Laspelículas inducen a las personas a pecar. No sólo los aficionados del cineprueban los frutos amargos del pecado en esta vida presente, también en-cararán el juicio y el castigo eterno en la vida venidera. ¡Todas las películasson como un veneno dulce!

Es maravilloso ver a muchos cristianos que, después de recibir la graciaabundante del Señor, resolvieron de no ir más a los teatros de cine (el asien-to de Satanás), como muestra de su lealtad al Señor. No obstante, muchosde ellos tienen todavía los televisores o las radios en sus hogares. Ellosdicen que quieren proporcionar entretenimiento apropiado para aumentar elconocimiento de sus hijos. Pero ellos son engañados. Pero con tales medios,Satanás siembra semillas de veneno en los hogares de las personas. Diaria-mente, él los intoxica con dosis grandes de programas poco sanos: películas,miniseries y shows de música pop. El utiliza estos programas para cautivarespectadores y oyentes, haciéndolos amar los placeres del mundo y olvi-darse de la gracia de Dios. Con los ojos y oídos embelesados por Satanás,ellos no pueden ver ni pueden oír la palabra santa de Dios. Tan pronto comolos cristianos acepten este regalo, Satanás podrá llevar a cabo su trabajodestructor de almas. El continuará alimentándolos con sus programas deintoxicación de las mentes hasta que todos lleguen a ser sus cautivos sinsaberlo. ¡Qué espantoso y peligroso!

Queridos hermanos y hermanas, por favor escuchen la grata llamadadel Señor: “Dejad a los niños venir a Mi…” (Mt. 19:14). Los hijos sonuna herencia de Dios. Así que los cristianos tienen el deber de criar a sushijos al Señor y guiarlos en el sendero de la vida eterna. Si amamos a


nuestros hijos, nuestro primer interés debe ser su bienestar espiritual.Nosotros nunca debemos mal criar a nuestros hijos satisfaciendo las lujuriasde la carne. Sobre todo, nunca permitan que el diablo tenga una posición ennuestras familias. Escuchen, Dios tiene un mensaje para Sus hijos: “ni estarémás con vosotros, si no destruyereis el anatema (cosas no gratas aDios) de en medio de vosotros… Anatema hay en medio de ti… nopodrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado elanatema de en medio de vosotros” (Jos. 7:12–13). “Si anduviereisconmigo en oposición, y no Me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotrossiete veces más plagas según vuestros pecados. Enviaré también contravosotros bestias fieras (las fieras de hoy son los instrumentos y lasmáquinas que suplen el entretenimiento secular) que os arrebatenvuestros hijos (destruirán sus almas)” (Lev. 26:21–22).

¿No deben temblar y arrepentirse los cristianos al escuchar la Palabrade Dios? Por construir un testimonio cristiano santo, y por preservar lasalmas preciosas de nuestros miembros de la familia, nosotros no debemostener televisores ni radios en nuestros hogares. (Usted podría discutir queestos pueden ser utilizados para predicar el evangelio, aún así, no son paralos cristianos). ¡Estos son los últimos días! ¡Millones de almas esperan sersalvadas, y la llama del resurgimiento está a punto de venir sobre la tierra!Dios está esperando seriamente para escuchar nuestras oraciones. ¡Seríaun pecado grave perder el tiempo (que debe ser utilizado para orar, leer laBiblia y salvar las almas) en el entretenimiento mundano!

Hermanos y hermanas, ¿podemos nosotros seguir a ambos al Señor y aSatanás al mismo tiempo? ¿Podemos nosotros servir a Dios y a las riquezasal mismo tiempo? ¿Podemos nosotros beber de la copa del Señor y tambiénde la copa del diablo? ¿Podemos nosotros amar a ambos al Señor y almundo? “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él…losdeseos de los ojos… no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Jn.2:15–16).

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de larenovación de vuestro entendimiento…” (Ro. 12:2). Que el Señor mise-ricordioso nos limpie con Su sangre preciosa y nos llene con Su Espíritu. El


Señor nos dará el poder para vencer todas las tentaciones del mundo y nosprotegerá hasta que El regrese. Amén.


Capítulo 4

Cuidado con las herejías I(El Catolicismo, los Mormones,los Adventistas del Séptimo Día, los Testigos de Jehová)

¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porqueno les ha amanecido. (Is. 8:20)

El Señor Jesús dijo, Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros osparece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testi-monio de Mí. (Jn. 5:39)

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidosde ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. (Mt. 7:15)

La Biblia es la palabra de Dios. Tiene autoridad infinita. El cielo y latierra pasarán, pero la palabra de Dios permanece para siempre. Todos loshombres deben aceptar los estatutos y leyes de Dios como base de su fe.Todo aquel que crea y predique de acuerdo a la Biblia ganará vida eterna.Pero todo aquel que no crea, sino deliberadamente distorsione la palabra deDios, éste perecerá. La decisión más importante que una persona debetomar en su vida es entre la vida eterna o muerte eterna. Lo que a ellos lespase últimamente dependerá de su fe, solo si está fundada en la verdadbíblica.

El diablo es el enemigo del hombre. El tiene un sólo propósito: destruir elplan de salvación de Dios para la humanidad. Como el mentiroso más grandede todos, el convence al hombre para que desobedezca la palabra de Dios.Él quiere seducir sus almas hacia el lago de fuego con él. El diablo es unespíritu astuto y diabólico, y la forma que engaña al hombre es extremada-mente sagaz. Si él le dijera directamente a la gente que no creyeran en

Cuidado con las herejías I 65

Jesús, muchos se darían cuenta de su truco y lo rechazarían. Porque gene-ralmente la gente cuida sus propias almas y quieren conocer al Diosverdadero y ser salvos. Pero el diablo mismo se disfraza como ángel de luz,difundiendo sus doctrinas como una red. Mediante los falsos profetas ymaestros, pervierte la palabra de Dios con enseñanzas heréticas que suenanverdaderas. Sin saberlo, muchos son engañados por ellas, y al final, perecerán.El Señor Jesús nos dijo que tales falsos profetas (aquellos que predicandoctrinas diabólicas) vienen con vestidos de ovejas (aparentan ser buenos),pero en verdad son lobos feroces (que buscan devorar las almas de loshombres). ¡Si será cierto! Aparentan ser ángeles que predican el evangeliode Jesucristo, pero en realidad son mensajeros del diablo que esparcendoctrinas destructoras (que destruyen las almas).

El catolicismo romano, los mormones (los Santos de los Últimos Días),el Adventismo del Séptimo Día y los testigos de Jehová (la Atalaya) songrupos heréticos que predican doctrinas del diablo. Durante siglos, sus en-señanzas erróneas han destruido innumerables almas preciosas. Aunqueaparentan predicar a Jesús de la Biblia, se han desviado completamente delas Escrituras verdaderas. Inclusive se oponen a la salvación de Jesucristode acuerdo a la Biblia. Muchos que ansían la salvación de Dios sonengañados por ellos porque les falta conocimiento bíblico. Ellos creen queson salvos porque creen en una religión. En realidad no tienen parte en lasalvación de Dios.

La sangre de Jesucristo es la roca en la cual la fe del hombre debe serconstruida. Aparte de la sangre preciosa de Cristo, ninguna doctrina, perso-na o cosa está calificada para perdonar pecados.

He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. (Jn. 1:29)

…y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado.(1 Jn. 1:7)

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre (apartedel nombre de Jesús) bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamosser salvos. (Hch. 4:12)


Las sectas heréticas no basan su salvación en la palabra de Dios. Ellosconstruyen la fe de la gente en suelo arenoso—doctrinas absurdas que nopueden salvar al hombre. ¡Qué peligrosas y desastrosas son sus teorías!Los seguidores de tales herejías usualmente piensan que están en el caminocorrecto. No es hasta que llegan al final de su jornada en la vida que se dancuenta que la muerte los espera. Y entonces ya será muy tarde. “Haycamino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino demuerte” (Pr. 14:12).

Después de ser salva por la preciosa sangre del Señor, me di cuenta dela grandeza de la salvación de Dios, y del valor de las almas humanas.Millones de pecadores buscan al Salvador, pero sólo encuentran falsosprofetas. Al final, mueren en ignorancia. Estoy siempre ansiosa por ellos, yoro fervientemente para que el Señor los guíe de nuevo al camino de lacruz—el camino verdadero el cual salva a los hombres y les da vida eterna.Por este propósito, Dios quiere que exponga las maquinaciones malvadasdel diablo, exponiendo las dañosas doctrinas esparcidas por las sectasheréticas. Que aquellos que son engañados rechacen sus falsas doctrinas yse vuelvan al Dios vivo inmediatamente. Y que otros estén en guardia contraellos.

El Catolicismo RomanoEl Catolicismo Romano

Es equivocado pensar que el catolicismo romano existió antes de la cris-tiandad. La iglesia verdadera comenzó con Jesucristo hace más de 1900años. A pesar de sufrir continuas persecuciones en las manos de los católi-cos romanos, la iglesia fue preservada por el poder del Espíritu Santo. Nin-gún dominio nunca ha podido destruir su fe.

La Biblia nos dice que Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ha redimido aDios con Su sangre, de todo linaje, lengua, pueblo y nación (véase Ap. 5:9).Después de Su resurrección y ascensión, Él dio a Sus discípulos el EspírituSanto. El Espíritu Santo les dio poder para predicar el evangelio (la palabrade vida) lejos y cerca, y establecer la iglesia, el cuerpo de Cristo. La iglesiano es un edificio material sino una construcción espiritual compuesta de losque han sido “santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos” (1


Co. 1:2). Estas personas que fueron santificados y llamados a ser santosfueron llamados cristianos (el significado de Cristo) primeramente enAntioquía. “Y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez enAntioquía” (Hch. 11:26). No habían católicos romanos todavía, sólocristianos. De hecho, los términos catolicismo y católicos no se encuentranen la Biblia. Sólo hay una iglesia—la iglesia de Cristo Jesús. La Roca de laiglesia es Cristo Mismo (véase 1 Co. 10:4). Los cristianos de la iglesiaprístina fueron perseguidos duramente y torturados porque daban testimoniode Cristo que había resucitado. Alrededor del año 60 D.C., los apóstolesPedro y Pablo murieron mártires en Roma. Pero para entonces, la cristiandadya era prevaleciente en el Imperio Romano.

Mucho después, alrededor del año 300 D.C., el emperador romano,Constantino, usó la iglesia para consolidar su poder político. Se unió a laiglesia y animó a su ejército y a la gente común que hicieran lo mismo. Ledio altas posiciones políticas y recompensó a aquellos que se unieron a laiglesia. Como resultado, muchos oficiales, que no tenían intención de creeren el Señor, se unieron a la iglesia ciegamente por ganancia egoísta.Constantino entonces se declaró él mismo cabeza del estado, y trajo launificación de la iglesia y el estado. Bajo estas circunstancias, la iglesiaempezó a perder su pura y simple fe, y empezó a aceptar costumbres ytradiciones mundanas. Y el catolicismo romano se formó pronto.

En el siglo sexto, Gregorio I se pronunció cabeza de la Iglesia CatólicaRomana y fue nombrado Papa. Con autoridad papal, intervino en política.Su poder era más grande que el del emperador: podía libremente poner yquitar reyes. También introdujo dogma estricto a los partidarios de la igle-sia—el comienzo de la herejía (enseñanza que no está conforme a lasEscrituras).

Desde el siglo VI hasta XVI, la iglesia estaba bajo el dominio oscuro delcatolicismo romano. Los cristianos que mantuvieron su fe en la salvacióndel Señor Jesús, y resistieron la tiranía opresiva y las falsas doctrinas delcatolicismo fueron perseguidos y asesinados sin misericordia. Cuando estaspersecuciones alcanzaron su clímax, Dios levantó a Martín Lutero parallevar a cabo la Reforma. Muchos respondieron bien al movimiento. Algunos


creyentes cambiaron de herejías a la luz de la verdad (la Biblia). MartínLutero restauró la creencia más básica de la iglesia prístina—justificaciónpor la fe. Pero muchos que desconocen la historia de la iglesia creen laversión católica de la historia: que Martín Lutero era un renegado que sacóa la gente de la Iglesia Católica hacía una nueva religión. Porque esta historiaha sido pasada de generación a generación, muchos han sido engañados.Es otra maquinación del diablo para confundir al hombre y extraviarlo.

Las desviaciones mayores del catolicismo romano son como siguen:

(1) El papa como la cabeza.La cabeza de la iglesia es Jesucristo. La Biblia dice: “Y sometió todas

las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a laiglesia, la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena entodo” (Ef. 1:22–23). “…en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Ef.4:15). Pero la Iglesia Católica reclama que el papa es la cabeza de la iglesia.El papa acepta homenaje de los católicos y abusa su autoridad. Los católicosaun dicen que Pedro fue el primer papa, pero la Biblia ciertamente no tieneninguna constancia. La Biblia nos dice que cuando Pedro fue a predicar ala casa de Cornelio, Cornelio se postró a sus pies y lo adoró. “Mas Pedro lelevantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre” (Hch.10:25–26).

Evidentemente, Pedro no se atrevió a exaltarse a sí mismo y aceptarhomenaje de un hombre. Y seguramente tampoco esperó ser exaltado comoel primer papa del catolicismo romano. En sus epístolas a la iglesia, él seidentificaba como “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo” (2 P.1:1). Pedro no se atrevió a usurpar la posición del Señor Jesucristo. Sólo eldiablo Satanás haría tales cosas. Satanás era anteriormente un arcángelcon belleza y honor. Pero cuando intentó usurpar la posición de Dios, fuerebajado para convertirse en espíritu de perversidad (véase Is. 14:12–15;Ez. 28:12–17).

En la iglesia católica, el papa ha tomado el lugar de Cristo como lacabeza. Esta es una manifestación de arrogancia satánica. Aquellos quepertenecen al Señor nunca se atrevían hacer esto. Algunos católicos aún


tienen la audacia de decir que el papa es Cristo en la carne, y que es infalible.¡Qué creencia tan ridícula! Aparte del Señor Jesús, ¿quién más es perfecto?Aun Pedro, el cual lo tomaban como el primer papa, se “portó como hipócrita”aunque ya había sido lleno del Espíritu Santo (véase Gá. 2:11–13). ¿Quémás se puede decir de los papas católicos que se han distinguido por suavidez y pecaminosidad a través de los tiempos? ¿Cómo se pueden compararcon el Señor santo?

Todos los papas son pecadores. Ciertamente no se merecen ser adora-dos por el hombre, ni tampoco tienen la autoridad de perdonar pecados.Sólo “Él (Cristo) es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, Él que es elprincipio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tengala preeminencia” (Col. 1:18). Debemos estar seguros que Cristo, solamente,es la cabeza de la iglesia.

(2) Los católicos no son estimulados a leer la Biblia.La Iglesia Católica Romana no estimula a los católicos a leer la Biblia.

En cambio, a los católicos se les da el catecismo a leer. Puesto que loscatólicos no basan su fe en la palabra de Dios (la Biblia), la mayoría deellos no conocen la verdad. El catecismo católico es fabricado por el hombre,lleno de doctrinas ridículas, las cuales se desvían completamente de la verdadsanta del Señor.

El Señor dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y sonvida…escudriñad las Escrituras…” (Jn. 6:63; 5:39). Si los cristianosleyeran la Biblia constantemente, obtendrían un mejor entendimiento denuestro maravilloso Salvador. Pero la Iglesia Católica dice que sólo el papay sus sacerdotes pueden entender la Biblia, no los creyentes ordinarios.¡Esta es una gran mentira! El motivo de la Iglesia Católica es detener a lagente de descubrir sus falacias. Si los católicos estudiaran la palabra deDios humildemente y oraran sinceramente al Señor: “O Señor, me abre elentendimiento para que comprenda las Escrituras” (véase Lc. 24:45),entonces el Espíritu Santo ciertamente los guiará a la verdad. El Señorciertamente los sacará de la oscuridad hacia la luz.


(3) Confesión al papa y a los sacerdotes.La Iglesia Católica dice que el papa y los sacerdotes tienen el poder de

perdonar pecados. Sus miembros son requeridos hacer una confesión antelos sacerdotes al menos una vez al año y ofrecen dinero para deshacersede sus pecados. Pero la Biblia dice: “¿Quién puede perdonar pecados,sino sólo Dios?” (Mr. 2:7). “…y sin derramamiento de sangre no sehace remisión” (He. 9:22). La sangre del Señor fue derramada por nosotros.Solamente Él tiene el poder de perdonar pecados. Le dijo el Señor al paralítico:“Hijo, tus pecados te son perdonados” (Mr. 2:5). Y a la mujer que pecó,le dijo: “Tus pecados te son perdonados” (Lc. 7:48). ¿Quiénes son elpapa y los sacerdotes? ¡Son pecadores! ¿Cómo pueden perdonar pecadossi sus propios pecados no han sido perdonados? Una persona debe arre-pentirse y confesar sus pecados al Señor Jesús para recibir perdón yverdadera paz. No hay otra manera.

(4) María como la mediadora.Casi todo el catecismo enseña a la gente a orar a María con rosarios.

Los católicos honran a María, llamándole “Santa Madre.” La enaltecensobre Jesucristo. Ellos creen que María, siendo la madre de Jesús, puedeordenarle que perdone pecados. ¡Esto es completamente falso! Ellos no sedan cuenta que el Señor Jesús nunca consideraba las relaciones humanasmás importantes que las espirituales.

Una vez, cuando le dijeron al Señor Jesús que Su madre y hermanos loestaban buscando, Él respondió: “¿Quién es Mi madre, y quiénes son Mishermanos?…Porque todo aquel que hace la voluntad de Mi Padreque está en los cielos, ése es Mi hermano, y hermana, y madre” (Mt.12:48–50). En otra ocasión, cierta mujer levantó su voz y dijo al SeñorJesús. “Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.”Pero Él dijo: “Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios,y la guardan” (Lc. 11:27–28). Y hubo también otra vez, en las bodas deCana, donde el Señor le dijo a María: “¿Qué tienes conmigo, mujer? Aúnno ha venido mi hora” (Jn. 2:4).

El Señor estaba enterado de Su propia divinidad. No le importaba larelación madre-hijo en la carne. Él es el verdadero Dios y Salvador; a Él


siempre le agrada oír nuestras oraciones. ¿Por qué necesita las instruccionesde María? Al enaltecer a María, comparándola con Dios, la Iglesia Católicaha degradado al Señor. ¡Qué blasfemia!

La Iglesia Católica también enseña la doctrina de la virginidad perpetuade María. Ellos dicen que ella fue preservada de toda mancha del pecadooriginal, y que fue llevada en cuerpo hacia el cielo. Pero estas afirmacionesno se encuentran en la Biblia. La Biblia dice que María era una mujer muyfavorecida, un instrumento escogido especialmente por Dios. Cuando elángel le anunció las buenas nuevas, que ella, una virgen, concebiría y daráa luz un Hijo del Espíritu Santo, ella dijo: “He aquí la sierva del Señor;hágase conmigo conforme a Tu palabra” (Lc. 1:38).

María era también una mujer muy obediente y humilde. De ella estáescrita: “Entonces María dijo: ‘Engrandece mi alma al Señor; y miespíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajezade Su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventuradatodas las generaciones’ “ (Lc. 1:46–48). Las palabras de María nos enseñanque ella nunca esperó ser exaltada a una posición igual que la del Señor, niser adorada por futuras generaciones.

La Biblia nos dice que después de haber dado a luz a Jesús, su primogé-nito, concibió de José algunos niños que fueron los hermanos y hermanasde Jesús en la carne. “Y despertando José del sueño, hizo como el ángeldel Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conocióhasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”(Mt. 1:24–25). “Y venido a Su tierra, les enseñaba en la sinagoga deellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ‘¿De dónde tieneéste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero?¿No se llama Su madre María, y Sus hermanos, Jacobo, José, Simón yJudas? ¿No están todas Sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues,tiene éste todas estas cosas?’” (Mt. 13:54–56). Estos versículos de laBiblia claramente contradicen lo que afirman los católicos que María erauna virgen perpetua.

La Biblia también dice: “…porque no hay hombre que no peque” (1


R. 8:46). “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria deDios” (Ro. 3:23). Puesto que María era humana, ¿cómo podría ser ella unaexcepción? ¿Quién está sin el pecado original y personal, aparte de Jesús,el Hijo de Dios? La Biblia no hace referencia a lo que se cree de María conrespecto a su Asunción (que María fue llevada en cuerpo al cielo).Aparentemente, esto es algo que el catolicismo romano inventó. Si,respetamos y adoramos a María por su obediencia, humildad, pureza, yotras virtudes. Pero sería un gran pecado contra Dios adorarla como sifuera Dios. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios ylos hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescatepor todos…” (1 Ti. 2:5–6). “Y si alguno hubiere pecado, abogadotenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y Él es la propiciaciónpor nuestros pecados…” (1 Jn. 2:1–2). Así, no hay mediador aparte deJesús.

Los católicos siempre recitan el nombre “María” cuando oran, contandolas cuentas de su rosario como lo hacen los budistas con su cordón decuentas. Ellos creen que cuanto más reciten su nombre, más efectivas seránsus oraciones . Esto es absolutamente equivocado. María no es Dios. Asíque ella no está calificada para contestar las oraciones del hombre. Lagente sólo puede orar a Dios en el nombre de Jesucristo. Por Su muerte enla cruz, Él ha abierto este camino vivo y nuevo para que nosotros vengamosa Dios. El Señor Jesús enseñó a Sus discípulos estos principios de oración:para orar en Su nombre. Esta es la única manera para que nuestras oracionessean efectivas. “Y todo lo que pidiereis al Padre en Mi nombre, lo haré…”(Jn. 14:13). “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, serásalvo” (Ro. 10:13).

Muchos católicos devotos han recitado oraciones por años, sin embargono son salvos. ¿Por qué? Porque nunca han orado en el nombre del SeñorJesús. Sus oraciones son vanas. Nuestro consejo a los católicos es este:¡No sean engañados por el diablo! No oren a María nunca más. Oren ahoraa Dios en el nombre del Señor Jesús.

(5) La adoración de ídolos y de reliquias.Dios ha declarado a todos los hombres: “No tendrás dioses ajenos


delante de Mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo queestá arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo dela tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque Yo soy Jehovátu Dios, fuerte, celoso…” (Ex. 20:3–5; Dt. 5:7–9). “Guardad, pues, muchovuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová hablócon vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis yhagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie devarón o hembra,…y te inclines a ellos y les sirvas…” (Dt. 4:15–16,19).

La Biblia declara que hay sólo un Dios. Y Dios nos ha ordenadoespecíficamente que no nos hagamos imágenes; no debemos inclinarnos aellos, ni servirles. Pero la Iglesia Católica deliberadamente desafía a Dios.Es obligatorio para los católicos adorar y orarles a imágenes de la virgenMaría y a los doce apóstoles. Para conformar con sus creencias erróneas,la Iglesia Católica ha cambiado con audacia la Palabra de Dios. En la versióncatólica de la Biblia, Éxodo 20:4–5, ha sido omitido. ¡Los diez mandamientosde Dios han sido modificados! El segundo mandamiento, no te inclinarása imágenes, ha sido borrado, y el décimo mandamiento, no codiciarás…,han dividido en dos: no codiciarás la esposa de tu vecino, y no codiciarásla fortuna de tu vecino.

La Biblia explícitamente nos advierte en contra de cualquier adición oborradura de la palabra de Dios. Aún así la Iglesia Católica los ha hecho.Ellos han cometido el pecado más grande de todos—distorsionar la palabrade Dios. Usan toda clase de excusas para cubrir sus errores, explicandoque sólo le rinden homenaje a los íconos, no que los adoran como Dios.Pero las acciones hablan más fuertes que las palabras. Si no están adorandoa María y a otros santos, ¿por qué se inclinan y oran ante ellos? ¿No sabenellos que ésto es lo que más odia Dios? La Biblia dice: “No erréis; ni losfornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni losque se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni losborrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reinode Dios” (1 Co. 6:9–10).

“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, losfornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán


su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muertesegunda” (Ap. 21:8). “…adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, ycosas semejantes a estas…no heredarán el reino de Dios” (Gá. 5:19–21). ¿No deberían ustedes los católicos temblar de miedo a la palabra deDios? ¿No deberían venir ante el Señor inmediatamente y confesar suspecados y arrepentirse? ¿No deberían abandonar sus ídolos, rechazar lasherejías y pecados, y volverse hacia el Dios verdadero?

Lo que es más absurdo aún es que los católicos adoran reliquias. Vene-ran madera podrida (dicen que son restos de la cruz y del arca de Noé),huesos secos (supuestamente de los apóstoles), plumas (se creían que fue-ron tiradas desde el cielo por el arcángel Gabriel) y otras especimenes. Alos católicos se les dice que al adorar estas cosas, les vendrán la paz y laprosperidad. El Catecismo Católico dice que el “agua santa” y las “velassagradas” son efectivas en sacar malos espíritus, quitar dolores de parto,sanar enfermedades, ahuyentar la pestilencia, prevenir robos…talescreencias ridículas y supersticiosas son aún peor que la idolatría. El diabloha usado tales falacias para engañar a millones de católicos. Los ciega paraque no vean que adorar algo o alguien aparte de Dios es el pecado másrebelde. El Señor Jesús dice: “Al Señor tu Dios adorarás, y a Él soloservirás” (Lc. 4:8).

(6) El purgatorio.En relación al purgatorio, la iglesia católica ha destruido infinidad de

almas. A los católicos se les dice que su alma sufrirá en el purgatorio des-pués de su muerte. Pero si los miembros de la familia le pagan a un sacer-dote para que oren por ellos, su sufrimiento será menor. Y que después, sualma será transferida del purgatorio al cielo para disfrutar de paz y felicidad.Pero si no se ora por él, será echado del purgatorio al infierno para sufrireternamente; cualquier intercesión después de eso será muy tarde. Muchasfamilias han sido engañadas por esta mentira. Les dan mucho dinero a lossacerdotes para que oren por su muerte. Ellos esperan que esto alivie elsufrimiento de sus familiares muertos. Esta práctica contradice la verdadde la Biblia. Imagínate, si alguien se va al cielo porque su familia pagó a los


sacerdotes para que oraran por él, entonces muchos de los pobres termina-rían en el infierno, ¿no? Y Dios estaría animando a los ricos a entregarse asus maldades y pecados, ¿no? ¡Qué absurdo! Dios es justo. Él no haceacepción de personas ni puede ser sobornado. Todos los pecadores han demorir, sin importar si son pobres o ricos. Y después de la muerte viene eljuicio.

La Biblia nos indica que hay sólo dos lugares en la eternidad—el cielo yel infierno. Si una persona disfrute de vida eterna en el cielo o sufra muerteeterna en el infierno depende si ha aceptado a Jesús como su Salvadorantes de morir. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el querehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios estásobre él” (Jn. 3:36). Por lo tanto, el que desea tener vida eterna, debe creeren Jesús ahora, y confiar en Su sangre preciosa para que limpie sus pecados.Después de la muerte, no habrá más oportunidad de ser salvo. “¿Cómoescaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”(He. 2:3). Dios dio a Su Hijo unigénito para morir por nosotros. Su evangelioes para todos, incluyendo a los pobres y afligidos. El purgatorio no sólo esuna mentira de la Iglesia Católica Romana para sacarles el dinero a susmiembros, sino es un truco satánico para llevar a las almas a la destrucción.(Él lleva acabo esto para animar al hombre a pecar hasta satisfacerse yrechazar la salvación durante toda su vida.) Yo sinceramente espero quetodos los católicos despierten y se escapen de la trampa del diablo!

(7) La venta de indulgencias.La práctica católica de la venta de indulgencias es otra manera de

hacer engañar a sus miembros y sacarles el dinero. Se dice que unaindulgencia contiene los meritos de María y los santos. Al comprar una, lapersona será redimida, sin importar cuánto haya pecado. Esta afirmaciónno tiene base en absoluto. La Biblia dice: “Sabiendo que fuisteis rescatadosde vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres,no con cosas corruptibles, como oro a plata, sino con la sangre preciosade Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 P.1:18–19). Aparte de la sangre preciosa del Señor, ¿qué más puede redimira la humanidad de sus pecados?


(8) La prohibición del matrimonio y de carnes.El Señor Jesús dijo: “…Él que los hizo al principio, varón y hembra

los hizo… Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a sumujer, y los dos serán una sola carne” (Mt. 19:4–5). “Honroso sea entodos el matrimonio…” (He. 13:4). “Mas también si te casas, no pecas; ysi la doncella se casa, no peca…Pero si no tienen don de continencia,cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando” (1 Co. 7:28,9).

Por las Escrituras mencionadas arriba, es claro que el matrimonio essagrado. Algunas personas escogen permanecer solteras para poder serviral Señor sin impedimento, pero este don no es dado a cualquiera. El Señordijo: “No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes esdado” (Mt. 19:11). Pablo también dijo: “Esto lo digo para vuestroprovecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente…” (1Co. 7:35). El dogma católico prohíbe estrictamente a los sacerdotes y monjasque se casen. Esto no está en las Escrituras. Como no se quedan solterospor voluntad, sino por presión externa, los sacerdotes y monjas estánfrecuentemente involucrados en asuntos escandalosos.

La Iglesia Católica también requiere a sus miembros abstenerse de lacarne una vez a la semana. Esto también es inconsistente con la Biblia. LaBiblia dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiemposalgunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y adoctrinas de demonios,…prohibirán casarse, y mandarán abstenersede alimentos que Dios creó para que con acción de graciasparticipasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad”(1 Ti. 4:1–3).

(9) El bautismo y la Eucaristía.El Señor Jesús dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo…”

(Mr. 16:16). El primer paso para la salvación es creer en Jesús como elSalvador. Cualquiera que desee ser bautizado, debe primero confesar suspecados, arrepentirse sinceramente ante el Señor, y confiar en Su sangrepor la limpieza de sus pecados. De otra manera, su bautismo no significaránada. No obstante, en la Iglesia Católica, mientras reciba el rito del bautismorociándose agua, se considera salvo. No importa que se haya arrepentido y


creído de verdad. Así que los infantes reciben el bautismo sin saberlo. Losadultos no están mejor. Ellos creen que después del bautismo recibirán vidaeterna y ya no tendrán que buscar al Salvador. Puesto que no entienden lasalvación de Dios, ¿cómo pueden ser salvos? Las enseñanzas engañosasde los católicos romanos sobre la salvación por rociamiento de agua handestruido innumerables almas preciosas.

La Eucaristía (la Santa Comunión) fue iniciada por el Señor Jesús paraque Sus creyentes recordaran Su muerte hasta Su regreso. La Santa Co-munión por sí misma no puede santificar ni salvar a nadie. De cualquiermanera a la Iglesia Católica no le importa si sus partidarios la entienden laSanta Comunión o no. Mientras reciban el santo cuerpo, son consideradosbenditos. ¡Esto es incorrecto! El pan y la copa en la Santa Comuniónsimbolizan el cuerpo y la sangre del Señor. El Señor de vida, Jesucristo, vinoa llevar todos nuestros pecados. Fue crucificado, y murió con elderramamiento de sangre. La Santa Comunión proclama la eficacia delsacrificio por pecados que Él hizo con Su propio cuerpo. Esta eficacia no esrecibida a través del acto de comer, sino por la fe. Así que solamente aquellosque creen en el Señor participarán de la Santa Comunión. La participaciónde la Santa Comunión por sí misma, debe por lo tanto, distinguir un creyentede un incrédulo.

Pero la Iglesia Católica afirma que el pan y la copa de la Santa Comuniónliteralmente se convierten en carne y sangre del Señor Jesús después dehaber sido bendecida por el sacerdote. Esto es lo que se llaman transus-tanciación. Según ellos, los participantes pueden oralmente recibir la carney sangre real del Señor Jesús. Así que la eficacia de la Santa Comunión noestá basada en la fe de los creyentes, sino en la bendición del sacerdote, elcual consagra el pan y la copa. Así que aún los incrédulos son permitidos aparticipar de la Santa Comunión. Esto ciertamente no está en conformidadcon la Biblia. Si ellos creen en el cambio de elementos, sólo se engañan así mismos y a otros. Es como si el sacerdote hiciera magia. Y los participantesson supersticiosos, porque el pan y el vino nunca pueden cambiar su estado:el pan es pan todavía, y el vino, vino.

Otra práctica errónea de la Iglesia Católica es que sólo permite a sus


miembros participar del pan (el cuerpo), pero no de la copa. Ellos aleganque sólo los sacerdotes pueden participar de ambos. La Biblia dice: “Ytomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebedde ella todos; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que pormuchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt. 26:27–28).¡Cómo se atreve la Iglesia Católica a alterar la Santa Comunión, la cual fueiniciada por el Señor mismo!

Existen muchas otras doctrinas y prácticas católicas que son inconsis-tentes con las Escrituras. Son muchas para mencionarlas todas. Una vezque la gente se une a la Iglesia Católica, es duro para ellos irse. Muchoscatólicos en realidad son muy sinceros; ansían la verdad y desean servir alSeñor. Pero desafortunadamente, son tan engañados por estas enseñanzasheréticas y diabólicas que el veneno no puede ser quitado fácilmente. Muypocos, casi ninguno, vuelven a la luz de la verdad. ¡Qué lástima! Mi hijamayor, Ruth, fue una vez engañada por el catolicismo romano. Pero por lagran gracia de Dios, fue liberada del verdugo del diablo y fue devuelta a lasalvación de Cristo. Aún así, muchos de mis amigos y parientes siguensiendo engañados por Satanás, llevando una vida irreligiosa católica.Diariamente yo oro sin descanso para que el Señor los salve a ellos y atodos los otros católicos. Dios bendiga Sus propias palabras, y deje a máscatólicos leer este mensaje. Que se vuelvan al Dios verdadero pronto.Ciertamente, ¡Dios está esperándolos ansiosamente a que se arrepientan yvuelvan a Él!

El Mormonismo(Los Santos de los Últimos Días)

El mormonismo fue fundado por Joseph Smith en 1830. Sus principiosconsisten de enseñanzas diabólicas las cuales contradicen completamentela verdad de las Escrituras. Nuestro Dios es trino—el Padre santo, el santoHijo y Espíritu Santo. (Por favor lee La Verdad Sobre la Salvación). LaBiblia hace muchas referencias a Él como el Dios único. “Oye, Israel; elSeñor nuestro Dios, el Señor uno es” (Mr. 12:29). “Y esta es la vidaeterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a


quien has enviado” (Jn. 17:3). “Porque hay un solo Dios…” (1 Ti. 2:5).La Biblia especifica que hay un solo Dios. Pero las doctrinas extrañas delos mormones dicen que hay tres dioses en tres personas. Así que creenque hay más de un Dios. Puesto que ha cometido tan grande error en laverdad más esencial, otros errores son inevitables.

(1) El Padre santo.El mormonismo mantiene que Adán es Dios el Padre. ¡Qué absurdo!

Todos nosotros sabemos que Adán, el primer padre de la raza humana, fuecreado por Dios. Y debido a su transgresión, el pecado y la muerte vino almundo. Los mormones hacen pretensiones ridículas que Adán es Dios, elPadre que creó el universo. En realidad ellos no conocen al Dios verdadero.¡Esto es una gran blasfemia al Señor!

(2) El santo Hijo.Los mormones no creen que el Señor Jesús es el Hijo unigénito de Dios.

También niegan que Él nació de una virgen (María) por el poder del EspírituSanto. Ellos dicen que el Señor Jesús nació de Adán y María, y creen queJesús era un polígamo que se casó con María, Marta de Betania y conMaría Magdalena en las bodas de Cana. Así que los mormones practicanpoligamia. Ellos dicen que Abraham fue justificado por Dios porque teníaalgunas esposas. ¡Esta herejía es de Satanás! La Biblia dice: “He aquí quela virgen concebirá, y dará a luz un Hijo, y llamará Su nombreEmanuel” (Is. 7:14). “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estandodesposada María Su madre con José, antes que se juntasen, se hallóque había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como erajusto, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensandoél en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo:José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo queen ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un Hijo, yllamarás Su nombre JESÚS, porque Él salvará a Su pueblo de suspecados” (Mt. 1:18-–21). Por lo tanto, Jesús, el Hijo de Dios, seguramentenació de la virgen María por el Espíritu Santo.

La Biblia dice: “Él, respondiendo, les dijo: Por esto el hombre dejarápadre y madre, y se unirá a su mujer… no son ya más dos, sino una


sola carne… cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa defornicación, y se casa con otra, adultera…” (Mt. 19:4–6,9). Así que elSeñor Jesús claramente se opuso a la poligamia. En ninguna parte de laBiblia dice que Jesús, el Santo Hijo de Dios, era casado. ¡Cómo se atrevenlos mormones a distorsionar la Santa Biblia y blasfemar la divinidad del Hijode Dios, Jesucristo!

(3) El Espíritu Santo.“Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de

Dios” (1 Co. 2:11). Puesto que la Iglesia Mormona es una organización dedoctrinas diabólicas, el Espíritu Santo no puede habitar ahí. Así que losmormones no pueden entender las cosas de Dios y tratar de entenderlo através del intelecto humano. Ellos creen que Dios tiene forma física y necesitavestir ropa como un hombre mortal. Los mormones niegan la divinidad delEspíritu Santo, y lo tratan como un objeto pequeño. Son ignorantes de lo quedice la Biblia: “Dios es Espíritu” (Jn. 4:24). Él no es alguien del mundomaterial que se puede sentir físicamente. El Espíritu Santo es la Deidad queoye, habla, inspira, amonesta y puede ser herido de corazón. El Señor Jesúsdijo: “A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre,le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo,no le será perdonado” (Lc. 12:10).

Los mormones no creen en la Biblia. En cambio, creen en el libro queellos escribieron, El Libro del Mormón. Ellos lo ven como escritura valiosa.Es por eso que no entienden el origen del pecado y sus consecuenciasterribles. Y en seguida no se dan cuenta del valor de la salvación. Puestoque no creen que el hombre tenga pecado original (la naturaleza pecaminosaque había heredado). Tampoco creen que la sangre de Jesús tenga el poderde la redención. Los mormones aparentan que predican a Jesús de acuerdoa la Biblia, pero en realidad, están ignorantes de la verdad sobre la salvación.Cuando ellos animan al hombre a unirse a la Iglesia Mormona, en realidadestán arrastrando a la gente al infierno. Ellos dicen que quien sea bautizado,y reciba la imposición de las manos por un pastor mormón, es salvo. Ellosaún creen que los muertos tienen una oportunidad de salvación por mediodel bautismo por el pastor.


Los mormones son muy fervientes en su trabajo misionario. Reciente-mente en Hong Kong y Kowloon, siempre se puede ver a un par de extran-jeros con sombreros de paja y cargando su Biblia. Van de puerta en puerta,y dicen que andan predicando el evangelio de Jesucristo. Algunos de elloshasta dan lecciones de inglés gratis. Mucha gente que tiene poco conoci-miento de la verdad se une a esta religión diabólica, ya sea por curiosidad opor ganancias terrenales. Una vez que se hacen mormones, serán llevadoscautivos por el resto de sus vidas. Es casi imposible que se escapen.

Cuando me dediqué por primera vez a servir al Señor, un grupo demisioneros mormones me visitaron y trataron de persuadirme a que me lesuniera. Inicialmente, yo estaba muy ingenua, y esperé que al recibirlos enmi casa y orar por ellos en amor, los pudiera salvar de las doctrinas malas.Hasta les pedí que oraran conmigo. Pero sorpresivamente, rehusaronarrodillarse y orar en el nombre de Jesús. Después me di cuenta por laBiblia que ellos son los espíritus del anticristo. “Porque muchos engañadoreshan salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venidoen carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo… Cualquieraque se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene aDios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre yal Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lorecibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice:¡Bienvenido! participan en sus malas obras” (2 Jn. 7–11).

Entonces me di cuenta que sin saberlo, pequé ante Dios por recibir falsospredicadores en mi casa; participé en sus malas obras. De ahí en adelante,no me atreví a hablar con ellos. No es que no queramos ayudarlos, pero esprácticamente imposible persuadirlos a dejar sus creencias erróneas. Sólopodemos orar por ellos, rogando a Dios que tenga misericordia de ellos y lossalve de las doctrinas diabólicas. Si los dejamos entrar en nuestras casas,aunque no seamos engañados, nuestros miembros de la familia pudieranser presa del diablo. Sea o no sea usted un creyente, nunca debes recibir aesta gente en su casa, ya sea por curiosidad o por algunas lecciones deinglés gratis. Si lo hace, estás buscando su propia destrucción, y un día seráya muy tarde para lamentarte.


El Adventismo del Séptimo Día

El Adventismo del Séptimo Día fue fundado en 1843. La doctrina de losAdventistas del Séptimo Día es engañosa. Están familiarizados con lasEscrituras, pero no tienen el Espíritu de la verdad para que los guíe. Así quehan distorsionado y malinterpretado la Biblia, y inventaron algunas ense-ñanzas heréticas. Las mayores son las siguientes:

(1) No creer en la inmortalidad del alma.Los Adventistas del Séptimo Día mantienen que después de la muerte,

el alma del hombre está inconsciente hasta el tiempo de la resurrección.Creen que al tiempo de la resurrección, las personas buenas se van al cielo,y las malas simplemente se desvanecerán. Este desvanecimiento lo llamanla aniquilación del alma es una idea atractiva para aquellos que se satis-facen en el pecado pero temen el castigo eterno en el infierno. Muchagente piensa: “no importa si no voy al cielo después de morir. Lo que másme importa es que puedo disfrutarme ahora.” En realidad, esto no es tansimple como piensan. Dios ha declarado al mundo que el que no gane lavida eterna recibirá la muerte eterna. Porque la ira (castigo severo) de Dioscae en aquellos sin vida eterna. Si un hombre desea evadir castigo eterno,entonces el debe buscar con diligencia la palabra de la vida eterna. Noexiste un punto medio entre el cielo y el infierno; el hombre debe escogerentre uno o el otro. La Biblia dice: “Está establecido para los hombresque mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (He. 9:27). “PorqueDios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta,sea buena o sea mala” (Ec. 12:14). “Por tanto, no se levantarán losmalos en el juicio…” (Sal. 1:5). Dios es un Dios justo. Él recompensará alos buenos y castigará a los impíos. Los impíos serán juzgados y condena-dos por sus pecados. Su fin será perdición en el infierno. Si alguien deseaevitar el juicio, se tiene que arrepentir y recibir el perdón de sus pecadospor medio de la preciosa sangre del Señor.

El Señor Jesús dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganaretodo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombrepor su alma?” (Mr. 8:36–37). Que estas palabras nos animen a pasarnuestras cortas vidas en la tierra en planear con antelación por nuestra vida


eterna. No debemos perseguir los placeres fugaces y ganancias temporalesde este mundo, a costa de nuestras almas eternas.

La falacia de los adventistas sobre la aniquilación del alma nos muestraque han sido engañados por Satanás. Enseñan a la gente a creer que, comola luz de una vela se extingue, la muerte es el final. Por consiguiente, elhombre sólo busca los placeres de la vida presente y no están preocupadospor sus almas después de la muerte. Ni siquiera sienten la necesidad dearrepentirse de sus pecados. Sin saberlo, caerán dentro del lago de fuego,el lugar del eterno castigo.

La Señora Ellen White fue la cofundadora de la Iglesia Adventista delSéptimo Día. Sugirió en su libro que la idea del castigo eterno para losmalvados en el lago de fuego no era compatible con el amor y misericordiade Dios. Ella discutió que puesto que el hombre peca sólo por un ratito—solamente durante su vida—no deberían sufrir eternamente. ¡Qué ignoran-te fue ella del maravilloso plan de salvación de Dios! Dios es justo y santo.Él no tolerará ni el pecado más pequeño, ni tampoco tendrá por inocente alos malos. Aquellos que pequen serán condenados y sufrirán castigo eternoen el lago de fuego. De otra manera, la demanda justa de Dios no sesatisfecho.

Pero Dios también es misericordioso, amoroso y bueno. Él no puedetolerar viendo al hombre, a quien Él creó, sufrir bajo la opresión del pecadoy caer en eterna condena. Por eso, Él dio a Su Hijo unigénito para sufrir ymorir por el hombre, para que el hombre pudiera ser salvo de la muerteeterna. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dioses vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro. 6:23). (Por favor leeLa Verdad Sobre la Salvación.) Si las almas de los malos simplemente “sedesvanecieran,” y no sufrieran después de la muerte, entonces ¿por quéfue crucificado el Señor Jesús? Si la gente pudiera despreciar la vida eternay viviera en placeres del pecado sin ser juzgados y castigados, entonces lasangre de Jesús hubiera sido derramada en vano.

Pero Dios recompensa al bueno y castiga al malo. Él juzgará al mundocon justicia. Sin embargo, Él no quiere ver a los malvados perecer. Cómo


desea Él que se arrepientan y tengan vida eterna. Dios ha preparado unamaravillosa salvación para que los pecadores sean redimidos por la sangrede Jesucristo. Todos los que creen en Él no perecerán, sino tendrán vidaeterna. ¿Dónde se puede encontrar tan gran amor y misericordia? Estasbuenas nuevas es lo que la raza humana entera necesita. Cualquiera queesté dispuesto a aceptar este evangelio obtendrá la salvación gratis. Pero silos malos la rechazan, rehúsan arrepentirse y en cambio escogen la perdición,sólo se culparán a sí mismos, no a Dios.

Muchos pasajes de la Biblia enseñan que el alma del hombre existetodavía después de la muerte. Las almas de los muertos están concientesde la felicidad o del sufrimiento. Para advertir al mundo de esto, el SeñorJesús contó la historia del hombre rico y del mendigo llamado Lázaro.Mientras el rico estaba vivo, vivió con lujos y no le importó Dios. Despuésde la muerte, su alma fue atormentada en el Hades, y ni siquiera una gotade agua le fue dada. Pero Lázaro, por otra parte, era un hombre temerosode Dios durante se vida. Él no tenía lujos materiales y era despreciado.Pero después de su muerte, fue cargado al seno de Abraham para disfrutarde bendiciones. La Biblia dice: “Entonces él, dando voces, dijo: ‘PadreAbraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje lapunta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoyatormentado en esta llama.’ Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, acuérdateque recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahoraéste es consolado aquí, y tú atormentado’ ” (Lc. 16:24–25). Esto nosenseña que el alma no desaparece, sino que se queda consciente despuésde la muerte.

“Entonces (el hombre rico) le dijo: ‘Te ruego pues, padre, que leenvíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para queles testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar detormento’ ” (Lc. 16:27–28). La historia del hombre rico es una advertenciapara aquellos que solamente persiguen riquezas y placeres en sus vidaspresentes mientras niegan el futuro de sus almas. Aunque disfruten de famay fortuna temporal en el mundo, sus almas serán atormentadas para siempre.¡Simplemente no vale la pena! Y para cuando se den cuenta de esto, yaserá muy tarde. Así que debemos aceptar la salvación del Señor ahora.


Abandonemos los placeres mundanos y llevemos nuestra cruz y sigamosen pos de Jesús. El Señor es la alegría verdadera de la vida. Aparte desalvar nuestras almas, Él nos habilitará para predicar el evangelio a nuestrosseres queridos, para que ellos sean salvos también. ¡Qué bendición! ¿Porqué no disfrutarla? La doctrina del Adventista del Séptimo Día sobre laaniquilación del alma ¡es en verdad una herejía la cual ha engañado amuchos!

El Señor Jesús dijo: “Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo;mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dosojos ser echado al infierno, donde ‘el gusano de ellos no muere, y elfuego nunca se apaga.’ Porque todos serán salados con fuego…” (Mr.9:47–49). “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos demí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo, y sus ángeles…E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mt.25:41,46). “¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis dela condenación del infierno?” (Mt. 23:33). “Y no temáis a los que matanel cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel quepuede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mt. 10:28).

Queridos amigos en la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Habiendoleído la palabra de Dios, ¿pueden seguir insistiendo que el alma se desvane-ce después de la muerte? Las interpretaciones erróneas de Ellen White delas Escrituras han llevado a muchas almas preciosas a la destrucción. Ami-gos, ¡entran en razón ahora y se vuelvan a Dios! ¿Qué esperan ustedes?Pregúntense a sí mismos: ¿Cuál es más fiable, la doctrina de Ellen White, ola Palabra de Dios? Como el rico en Lucas 16, White está sufriendo en lasllamas del Hades. Ya es muy tarde para ella arrepentirse. En realidad, ¿quiereusted seguir sus pasos? ¿Por qué no le da la espalda inmediatamente a esasdoctrinas diabólicas mientras hay oportunidad? ¿Por qué perecer?

(2) Enfatizar la ley más que la vida.Los adventistas admiten que Jesús es el Salvador, y también reconocen

que Su sangre fue derramada para la remisión de pecados. Pero ellos siguendependiendo de las obras de la ley como medio de salvación. Tal creenciaes contradictoria. La Biblia dice: “Sabiendo que el hombre no es


justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotrostambién hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe deCristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la leynadie será justificado” (Gá. 2:16). “Porque todos los que dependen delas obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Malditotodo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el librode la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para conDios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe,sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Cristo nosredimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición…”(Gá. 3:10–13).

Está claro que ninguno de nosotros puede ser salvo por las obras de laley. Sólo podemos ser salvos por la fe en la redención de Cristo, por mediode Su sangre preciosa. Por supuesto, un cristiano debe tener fe y buenasobras, porque la fe sin las obras, es muerte. Pero estas buenas obras no serefieren a los buenos actos de la carne llevados acabo antes de creer en elSeñor, sino a los frutos de la fe que llevamos después. Por cuanto a nuestrafe en Cristo, obtenemos una buena vida—una vida espiritual. Y esta fe noshabilita a llevar los frutos espirituales. Por lo tanto, esforcémonos por unavida espiritual más abundante a través de la plenitud del Espíritu Santo.

No queremos decir que queramos abolir la ley, porque el Señor Jesúsvino al mundo para cumplir la ley. El dijo: “Oísteis que fue dicho a losantiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, seráculpable de juicio… Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla,ya adulteró con ella en su corazón” (Mt. 5:21–22, 27–28). Por lo tantolos creyentes de la era del Nuevo Testamento no sólo cumplen la ley, sinotambién pueden hacer cosas más allá de lo que la ley manda. Esto se obtienepor el poder del Espíritu Santo.

Si tratamos de cumplir la ley por las obras de la carne, seguramentefallaremos. Pero si empezamos con el Espíritu, tendremos la vida de Cristoen nosotros. Y con esta vida, naturalmente haremos aquellas cosas que


complacen al Señor. Si sólo nos preocupa la rígida observancia de la ley, yfallamos en buscar la abundante vida de Cristo, ¿no comprendemos el puntoprincipal? Porque servimos a Dios “en espíritu, no en letra (la ley)” (Ro.2:29). “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto paraaquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo elrégimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Ro.7:6). El Señor Jesús quiere que le sirvamos en espíritu y en verdad. Loscreyentes deben primero arrepentirse, nacer de nuevo, y ser llenos del EspírituSanto. Sólo después podrán servir y adorar a Dios en espíritu de vida. Losadventistas desechan la vida espiritual interior, pero se preocupan cosascomo comida, bebida y observancia de los días. ¡Qué farsa!

Abstinencia de comida. Los Adventistas del Séptimo Día le prohíben asus miembros comer ciertas comidas como carne de cerdo, conejo, langosta,cangrejo y ostras. Abstenerse de estas cosas no beneficia la vida espiritualde los creyentes. La Biblia nos dice: “Si bien la vianda no nos hace másaceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porqueno comamos, seremos menos” (1 Co. 8:8). “…nada es inmundo en símismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es…Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz ygozo en el Espíritu Santo” (Ro. 14:14,17). “Pero el Espíritu diceclaramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…ymandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acciónde gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocidola verdad” (1 Ti. 4:1,3). “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y anosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesa-rias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, deahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bienharéis. Pasadlo bien” (Hch. 15:28–29). Los apóstoles no cargaron a loscristianos con cosas tocantes a comidas y bebidas, ¿por qué lo hacen losadventistas?

Observación del día del reposo. El adventismo insiste en la observacióndel día de reposo (sábado), el cual Dios les dio a los judíos como día dereposo en el Antiguo Testamento—la era de la ley. Los adventistas dicen


que se debe guardar el día de reposo para ser salvo. Esto es completamenteerróneo. La Biblia dice: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o enbebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todolo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”(Col. 2:16–17). “Porque el fin de la ley es Cristo…” (Ro. 10:4).

Todas las señales mostradas en el Antiguo Testamento fueron llevadasa cabo en la era del Nuevo Testamento en Jesucristo. Lo que pasó duranteel período del Antiguo Testamento era una sombra de las cosas por venir,pero la realidad es Cristo. En la era del Antiguo Testamento, los judíosguardaban el día de reposo para conmemorar la gran salvación de Dios quelos sacó de Egipto, la casa de esclavitud. De la misma manera, en la era delNuevo Testamento, los cristianos se juntan en el día del Señor (domingo)para conmemorar Su muerte y resurrección, y para recordar que Él noslibró de la esclavitud del pecado y la muerte. Él nos bautiza con el EspírituSanto para que seamos edificados como casa espiritual (bien ajustados yunido como Su iglesia).

El mandamiento del Antiguo Testamento sobre el día de reposo era muyestricto para los judíos. Ese día, a la congregación le era prohibido trabajar,ni siquiera encender fuego para preparar comida. Cualquiera quedesobedeciera este mandamiento, muriera (véase Ex. 35:1–3). Esto eraalgo muy solemne. Una vez, un hombre fue hallado recogiendo leña el díade reposo y fue apedreado hasta morir (véase Nm. 15:32–36). ¿Pueden losadventistas en realidad mantener tal ley estricta? La verdad es que muchospredicadores adventistas mismos violan el mandamiento del día de reposo.

Por lo que la ley no pudo hacer, Dios lo hizo al mandar a Su Hijo Jesu-cristo al mundo a ser crucificado. Cristo nos redimió de la maldición de laley, hecho por nosotros maldición (véase Gá. 3:13). “Anulando el acta delos decretos que había contra nosotros, que nos era contraria,quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Col. 2:14). “Porqueyo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. ConCristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristoen mí; y lo que ahora vivo en la carne , lo vivo en la fe del Hijo deDios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá. 2:19–20). Por


lo tanto, los cristianos de la era del Nuevo Testamento recuerdan al Señorque resucitó en el día del Señor.

Ellen White dijo: “algunos líderes de la iglesia trabajan duro con susinfluencias peleando las Escrituras para violar la ley de Dios, para cambiar,abolir, o hacer cualquier cosa con el cuarto mandamiento…el mayor objeti-vo es de observar otro día que no sea el día de reposo.” Tal argumentoparece ser correcto. Pero está equivocado. Es un arma de Satanás pararomper la fe de la iglesia.

El día del Señor (domingo) es el primer día de la semana. No es sola-mente el día de la resurrección del Señor, sino también el día que el EspírituSanto descendió para establecer el cuerpo de Cristo—la Iglesia del NuevoTestamento. “Resucitado Jesús por la mañana, el primer día de lasemana” (Mr. 16:9). “Cuando llegó el día de Pentecostés (el díacincuenta después de la resurrección de Cristo, el cual fue también elprimer día de la semana), estaban todos unánimes juntos…Y fuerontodos llenos del Espíritu Santo” (Hch. 2:1,4). Por lo tanto, la Iglesia delSeñor considera este día como santo. Jesucristo es Él que bautiza a loscreyentes con el Espíritu Santo y fuego. La promesa del Padre se cumpliócuando el pueblo del Señor fue lleno del Espíritu Santo el día de Pentecostés.

He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casade Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hicecon sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de latierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en Mi pacto, y Yo medesentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto queharé con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor:Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré;y seré a ellos por Dios, y ellos Me serán a Mí por pueblo.(He. 8:8–10)

Con el derramamiento de sangre, Cristo hizo un nuevo pacto con noso-tros. Por llenarnos con el Espíritu de vida que Él nos envió después de Suresurrección, escribió la ley de Dios en nuestros corazones. Con la ley deDios en nosotros, nos podemos sujetar a nosotros mismos a las actividadesde la carne. Entonces, el Espíritu Santo, por el cual Cristo fue levantado de


los muertos, puede reinar en nuestras vidas. De esta manera, Dios y elhombre gozan reposo. Pero el descanso verdadero y eterno no vendrá hastaque descienda el nuevo cielo y la nueva tierra. En ese tiempo, Diosestablecerá Su tabernáculo entre los hombres, y Él morará con ellos. Estees el verdadero significado del reposo. “Por tanto, queda un reposo parael pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también hareposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues,entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplode desobediencia” (He. 4:9–11).

Los apóstoles de la iglesia prístina sólo iban a la sinagoga en el día dereposo a defender la verdad entre los judíos que no creyeron en Cristo.Pero siempre observaron el día del Señor. En este día, el primer día de lasemana, se reunían para partir el pan en memoria del Señor. La Bibliaespecifica: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos parapartir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente;y alargó el discurso hasta la medianoche” (Hch. 20:7). “Cada primerdía de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, segúnhaya prosperado, guardándolo, para que cuando yo (Pablo) llegueno se recojan entonces ofrendas” (1 Co. 16:2). “Yo (Juan) estaba en elEspíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como detrompeta” (Ap. 1:10).

Los apóstoles se reunían para partir el pan y para adorar a Dios en el díadel Señor. Estas prácticas de la Iglesia prístina eran ciertamente ortodoxas.Deben servir como ejemplo de fe para todos los cristianos del Nuevo Tes-tamento. Adorar a Dios en el día del Señor (domingo) no cambia el cuartomandamiento ni establece otro día de reposo. Adorar a Dios en el día delSeñor está claramente escrito en las Escrituras, y debe ser observado portodos los creyentes en la era del Nuevo Testamento. Cuando Dios hizo unpacto con Abraham, Él ordenó que todos sus descendientes fueran circun-cidados en las generaciones venideras. Pero ¿cuántos creyentes del NuevoTestamento han sido circuncidados hoy? La circuncisión y observación deldía de reposo ya no se aplican en la era del Nuevo Testamento.

Nuestro Señor Jesús sanó a los enfermos en el día de reposo. También


hizo otras cosas que los fariseos no aprobaron. En el día de reposo, el SeñorJesús sanó a un hombre que tenía una enfermedad hacía treinta y ochoaños al lado de un estanque llamado Betesda (véase Jn. 5:8–11). “Y eradía de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto losojos” (Jn. 9:14). También fue en el día de reposo que sanó a un hombre conuna mano seca (véase Mt. 12:10-–13), a una mujer que desde hacía dieciochoaños tenía espíritu de enfermedad (véase Lc. 13:10–13), y a un hombrehidrópico (véase Lc.14:1–4). Y también fue en el día de reposo que susdiscípulos arrancaron espigas para comer (véase Mr. 2:23). Como resultado,los fariseos estaban furiosos con el Señor Jesús. Lo acusaron de violar eldía de reposo. Hasta conspiraron con destruirlo (véase Mr. 3:6). “Y poresta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porquehacía estas cosas en el día de reposo… Por esto los judíos aun másprocuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo,sino que también decía que Dios era su propio Padre….” (Jn. 5:16,18).

Cosas que los fariseos consideraban pecado, para el Señor no lo eran. Ymuchas veces les reprochó su hipocresía, diciendo: “Hipócrita, cada unode vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno delpesebre y lo lleva a beber?” (Lc. 13:15). También dijo: “El día de reposofue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día dereposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”(Mr. 2:27–28). A estos fariseos, no les importaba la verdad, sino cosas sinimportancia. Buscaban la apariencia de piedad, pero negaron la eficacia deella. Obedeciendo la ley al pie de la letra, fallaron en mantener la palabra devida. Ellos observaban estrictamente el día de reposo, pero crucificaron alSeñor del día de reposo. Con razón el Señor los reprendió, diciendo: “¡Ay devosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierrapara hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijodel infierno que vosotros. ¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Sialguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el orodel templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, eloro, o el templo que santifica al oro? ¡Guías ciegos, que coláis elmosquito, y tragáis el camello!” (Mt. 23:15–17,24). Estas palabras tambiénaplican a los Adventistas del Séptimo Día de hoy.


Otra cosa ridícula que reclaman los Adventistas del Séptimo Día es queno sólo guardarán ellos el día de reposo ahora, sino también en el nuevocielo y nueva tierra. “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna quebrillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es sulumbrera… (pues allí no habrá noche)” (Ap. 21:23–25). “No habrá allímás noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol,porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de lossiglos” (Ap. 22:5). ¿Cómo se puede saber qué día es, cuando no habrá díani noche—luz de sol o de luna?

(3) Predicciones falsas sobre la fecha de la venida del Señor.Jesucristo volverá en gloria a juzgar al mundo. Él va a poner fin a esta

mala generación, y comenzar Su reino eterno, glorioso e incorruptible. Pero¿cuándo va a venir? La Biblia no nos dice la fecha. (Por favor lea LaVerdad Sobre la Salvación). Aún el Señor mismo dijo que Él no sabía ni eldía ni la hora. El Señor no nos dice porque quiere que los cristianos esperenese Día con vigilancia. Quiere que Sus hijos estén bien preparados paraencontrarse con el Señor. El Señor vendrá en cualquier momento, así quelos cristianos deben perseguir la santidad y esforzarse por salvar almas.Como quiera que sea, los adventistas no prestan mucha atención a si loscristianos nacen de nuevo o si están preparados para encontrarse con elSeñor. En vez de eso, se entretienen con calcular la fecha de la venida delSeñor. Están totalmente en contra de las enseñanzas bíblicas.

William Miller, el otro cofundador adventista, una vez predijo que Cristovolvería en 1843, así que sus seguidores regalaron todas sus posesiones,cerraron sus negocios, dejaron de estudiar…Vestidos con túnicas blancas,fueron a una montaña a esperar al Señor. Pero fueron grandemente decep-cionados cuando no llegó el Señor. Pero Miller trató de nuevo, esta vezanunciando que el Señor definitivamente vendría en 1844. Y una vez más,los creyentes fueron decepcionados. Finalmente, abiertamente confesó quehabía cometido un gran error. Después de hacer algunas calculaciones, losadventistas decidieron que Jesús había “entrado en el santuario celestial”en cierta fecha. Todos estos reclamos absurdos habían engañado a muchoscreyentes que no tienen un conocimiento sólido de la verdad. Por eso, pordécadas, infinidad de almas han sido llevadas a la destrucción.


Los Adventistas del Séptimo Día están activos en su trabajo misionero.Sus publicaciones—especialmente, La Señal—y sus cursos de Biblia porcorrespondencia han engañado a muchos. Aquellos que buscan la verdad,pero no son lo suficiente listos para discernir sus falsas enseñanzas, sonengañados fácilmente. Aun algunos cristianos son engañados sin saberlo.He visto estas publicaciones “espirituales” mostradas en muchos hogarescristianos. De su propio entusiasmo y amor por Dios, ellos muestran estoslibros, pensando que los visitantes se beneficiaran al leerlos. Pero no se dancuenta que han dejado entrar lobos devoradores de almas a su hogar. Siem-pre me entristezco al ver esto. Así que después de indicar las doctrinaserróneas de los adventistas, le digo a los cristianos que se deshagan de esaliteratura tan dañosa para evitar destruir más almas.

Mientras estaba escribiendo este capítulo, un hermano anciano en elSeñor, que se iba a un viaje de negocios, me dejó unos libros para que loscuidara. Sorpresivamente, el paquete contenía publicaciones del Adventismo.Yo creo que era la intención de Dios que arregló y permitió que aconteciera,para que yo me diera cuenta de las doctrinas venenosas de los adventistas.Descubrí que los cristianos eran el blanco de este trabajo seductivo. Algunasde mis hermanas en el Señor casi fueron engañadas, aunque son muy espi-rituales. Una vez, los adventistas trataron de que me uniera a ellos. Afortu-nadamente, el Señor me protegió y no les creí. Espero que mis hermanos yhermanas en el Señor estén siempre en guardia en contra de las enseñanzasheréticas de los adventistas. Después de leer las palabras de Dios, ojaláque los miembros de los Adventistas del Séptimo Día despierten y se vuelvanal camino correcto. El Señor dijo: “Mirad, guardaos de la levadura delos fariseos…” (Mr. 8:15).

La Atalaya (Los Testigos de Jehová)

Esta secta fue fundada en 1884 por Charles Taze Russell, que se dice“pastor.” Sus doctrinas son parecidos que las de los Adventistas del Sépti-mo Día, con la excepción de guardar el día de reposo. Los Testigos deJehová también creen en doctrinas diabólicas como el alma dormida y laaniquilación de los malos así como otras teorías extrañas. Algunos de susdogmas son las siguientes:


(1) Descreer en la Biblia.Los predicadores de los Testigos de Jehová leen la Biblia y parecen

predicar de ella. Pero en realidad no la creen. Ellos dicen que hay muchascosas en la Biblia que no son lógicas. Aceptan las cosas que son creíblespara la mente humana y rechazan aquellas que no lo son. Acreditan loslibros escritos por “Pastor” Russell más valiosos que la Biblia. Pero ¿quiénes el Señor Russell? ¡Es pecador! ¿Cómo pueden sus libros ser comparadosa la Biblia, la Palabra de Dios? “Toda la Escritura es inspirada por Dios,y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir enjusticia” (2 Ti. 3:16). “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma alas sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que esconforme a la piedad, está envanecido, nada sabe…” (1 Ti. 6:3–4).

(2) Negar que Jesús es el Hijo de Dios.Los Testigos de Jehová niegan que Jehová es el Dios trino—el Padre

Santo, el Santo Hijo y el Espíritu Santo. Ellos alegan que sólo el Padre Santoes Jehová Dios, y que Jesús es simplemente el arcángel Miguel, que vino almundo en forma de hombre. Según los Testigos de Jehová, Jesús es sólo unDios de segunda clase. ¡Qué herejía! Hasta niegan la deidad de Jesucristo,el Señor del cielo y de la tierra y de todas las cosas que en ellos hay. LaBiblia dice: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, comohabrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamenteherejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató,atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 P. 2:1).

En realidad, la Biblia entera testifica que Jesucristo es el Hijo de Dios—Él es el Dios vivo. “Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (1 Jn.5:20). Pedro testificó a los judíos, diciendo que mataron “al Autor de lavida (Jesús), a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cualnosotros somos testigos” (Hch. 3:15). Juan también testificó: “Y este es eltestimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en SuHijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Diosno tiene la vida” (1 Jn. 5:11–12). Los Testigos de Jehová han cometidoerrores serios en la fundación de su fe. Así que todo lo que enseñan esinfundado.


(3) Negar el eterno castigo de los malvados.Los Testigos de Jehová aceptan la doctrina de los Adventistas del Sép-

timo Día de que la muerte es el final de todo. Ellos mantienen que el hombremismo es espíritu, y que su muerte es solamente un sueño. Tal doctrinaparece atractiva para aquellos que disfrutan de los placeres pecaminosos.Pero tan atractiva que sea, contiene el veneno más peligroso que el diablohaya usado para destruir almas.

Los Testigos de Jehová no creen en la existencia del lago de fuego.Ellos dicen que el lago de fuego mencionado en la Biblia se refiere acementerios y el valle del hijo de Hinom, un lugar donde los judíos quemabansu basura. Esta idea es completamente errónea. En Judea, había un lugarllamado Tofet, también conocido como el valle del hijo de Hinom. Era unvalle sucio usado por los judíos para tirar y quemar basura. Algunas veces,los cuerpos de prisioneros muertos eran tirados ahí también. En la Biblia,este valle representaba un lugar de castigo para los malvados (véase Is.30:33; Jer. 7:32). El lago de fuego es tan real como así, pero más terrible. ElSeñor Jesús dijo: “Mejor te es entrar en la vida manco, que teniendodos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde‘el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga…’ Porquetodos serán salados con fuego…” (Mr. 9:43,49). “Fue lanzado en ellago de fuego y azufre…y serán atormentados día y noche por lossiglos de los siglos” (Ap. 20:10). Puesto que los Testigos de Jehová nocreen en la existencia eterna del alma, ni en el castigo eterno de los malos,entonces ciertamente no creen en la existencia del infierno. ¡Qué lastimososson!

(4) Descreer en el poder de la redención de la sangre.En realidad, los Testigos de Jehová no creen que la Biblia es la Palabra

de Dios. Ni tampoco creen que Jesucristo es el Hijo de Dios. Tampococreen que las almas de los hombres existen para siempre o que los malvadossufrirán eternamente en el infierno. Así que no es sorpresa que tampococrean en la eficacia de la sangre del Señor Jesús para redención. Ellossostienen que el hombre es salvo por sus obras, y que se gana la aprobaciónde Dios a través de la predicación, caridad, y algo por el estilo. Puesto querechazan la salvación de Dios, ¿qué más les queda de predicar? Es una


lástima que lo que ellos predican no sea la verdad de Cristo que salva alalma, sino una herejía que la destruye. Al predicar de esta manera, estánayudando al diablo a llevar almas al infierno.

(Nota: Los Testigos de Jehová dicen que aceptan la Biblia como la pala-bra de Dios. Pero no edifican su fe en ella. De hecho, ellos tienen su propiaversión de la Biblia. Y aunque los Testigos de Jehová de hoy han cambiadosus doctrinas para aceptar que Jesucristo es el Hijo de Dios, todavía nocreen que Él es Dios.)

(5) Sostener que Cristo ya ha vuelto.La Atalaya (los Testigos de Jehová) dicen que Cristo ya ha venido.

Dicen que nadie puede verle con ojos humanos. Según la Atalaya, el Milenioya está aquí. Por lo tanto, los Testigos de Jehová dicen estar extendiendo el“mensaje” del Reino de Jehová. ¡Qué absurdo! La Biblia claramente nosdice que cuando Cristo vuelva en gloria, no vendrá en secreto, sino quetodos los ojos le verán. “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo leverá, y los que le traspasaron” (Ap. 1:7). “Entonces aparecerá la señaldel Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribusde la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes delcielo, con poder y gran gloria” (Mt. 24:30).

La Biblia también dice que cuando el milenio venga, el diablo será arro-jado al abismo y encerrado (véase Ap. 20:1–3). En estos postreros días, eldiablo hace todo los males posibles. Así que sabemos que Cristo todavía noha venido. Pero debemos siempre estar ataviados para Su venida y estar enguardia, para que no seamos engañados por las doctrinas diabólicas. ElSeñor Jesús dijo: “Entonces si alguno os dijere; Mirad, aquí está elCristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsosCristos, y falsos profetas…” (Mt. 24:23–24).

Cualquiera con sentido común se dará cuenta de las doctrinas raras yridículas de los Testigos de Jehová. No mucho después de mi conversión,en mi celo de la carne y la ignorancia, compré muchas publicaciones reli-giosas. No me importó si era la verdad o mentiras. En ese tiempo, los miem-bros de los Testigos de Jehová me llamaban a casa para venderme sus


publicaciones diabólicas. Y yo las compraba. Pero entre más leía, más meconfundía. Sus doctrinas eran contrarias a la verdad que yo había recibido.Además, iluminada por el Espíritu Santo, me di cuenta de que sus doctrinasclaramente son herejías. Desde entonces, tenía mucha precaución con losTestigos de Jehová, también se los advierto a los demás.

Después de mi consagración (al Señor), una hermana me dijo que uncierto predicador de la Atalaya la llamaba frecuentemente. Inmediatamente,a ella le dije que no lo viera más. Entonces este predicador vino a mi casa aargumentar sobre la verdad. Yo no sabía que al recibir los predicadores delas herejías en mi casa, yo estaba participando en sus malas obras. Lo dejéentrar, queriendo decirle la verdad, con la esperanza de salvarle su preciosaalma. Conversamos por algunas horas. Pacientemente me explicó sus en-señanzas erróneas. Mientras escuchaba, rogué por él y por aquellos que élhabía engañado. Pensé para mí: “Cualquiera que conozca un poco de laBiblia rechazaría inmediatamente estas enseñanzas dañinas. Pero, ¿por quétanta gente las ha aceptado?” Yo estaba sorprendida por las tácticas viciosasque usó el diablo para destruir las almas. Finalmente, le dije al hombre queescuchara detenidamente mientras le relataba las maravillosas obras deDios, mi Salvador. Le señalé que Dios no es una religión, sino el Señor de laVida. Y mi vida es un testimonio vivo de la gracia que yo había recibido deÉl. De veras, el diablo nunca triunfará sobre la justicia. ¡Lo que aquelpredicador creía era una religión muerta, pero al que yo sirvo es el verdaderoDios vivo! Al final se fue sin nada que decir, y desde entonces jamás havuelto. Que Dios lo salve.

Conclusión

En conclusión, espero que comprendas este punto crucial: La cabeza yfundador de la iglesia es Jesucristo Mismo. La iglesia fue establecida enJerusalén cuando el Espíritu Santo vino en el día de Pentecostés. La fundaciónde nuestra fe está edificada en la palabra de Dios (la Biblia), la roca sólida—la preciosa sangre de Jesucristo, la verdad y el Espíritu Santo.

Las cuatro principales sectas heréticas discutidas aquí definitivamenteno son la iglesia de Jesucristo. Sus cabecillas, fundadores, fechas y lugares


de origen y fundación de sus creencias son completamente inconsistentescon la fe de la Iglesia prístina. En realidad son las obras de Satanás enmas-caradas. ¡Cuidado con ellas, al menos que quiera perder su alma!

He estado rogando al Señor que abra los ojos de aquellos que predicanherejías. Que vean la luz de la verdad y conozcan a Jesucristo. Yo oro queya no malinterpreten la Biblia, ni sean instrumentos de Satanás que actúancomo guías ciegos para otros. Que cesen de hacer daño a sus propiasalmas y a las de los demás. Que el Señor tenga misericordia de los líderesy seguidores de todas las religiones heréticas. Y que los cubra con Su sangrepreciosa, los lleve a la luz de la verdad, y los dirija al seno de nuestro SalvadorJesucristo. “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo suspensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia,y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Is. 55:7).

Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sinoque teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme asus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y sevolverán a las fábulas. (2 Ti. 4:3–4)

Yo soy la puerta; el que por Mí entrare, será salvo; y entrará, ysaldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matary destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tenganen abundancia. (Jn. 10:9–10)

Oremos: Oh Señor Jesús, Tú eres el Dios verdadero, amoroso ymisericordioso, que vive para siempre. Límpiame con Tu preciosa sangrey perdóname de todos mis pecados que había cometido en mi ignorancia.Ilumíname con el Espíritu Santo para que pueda entender la verdad deTu salvación. Salva mi preciosa alma de las manos del diablo. En elnombre del Señor Jesucristo, ¡yo reprendo a Satanás, y le ordeno que seaparte de mí corazón! Oh Señor, aléjame del camino en el que habíaestado perdido, y vuélveme a Tu roca viva. En el nombre del SeñorJesucristo, yo oro. ¡Amén!

Cuidado con las herejías II 99

Capítulo 5

Cuidado con las herejías II(El Evangelio Social)

Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisionesy tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, yque os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestroSeñor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras ylisonjas engañan los corazones de los ingenuos. (Ro. 16:17–18)

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que osllamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. Noque haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quierenpervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel delcielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemosanunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lorepito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido,sea anatema. (Gá. 1:6–9)

…que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dadaa los santos. (Jud. 3)

Por siglos, Satanás ha estado esforzándose mucho por destruir la iglesia,el cuerpo de Cristo. El ha estado sembrando cizaña en el campo del Señor,y la apostasía está creciendo. En estos últimos días, las obras del diablo sonmás mal que nunca. Las herejías y las doctrinas malas están por todaspartes, dentro y fuera de la iglesia. Muchas personas han confundido lasherejías erróneas con el evangelio de Jesucristo. Creen que son salvos,pero no lo son, así que sufrirán la condenación eterna. No sólo hay religionesdisfrazadas de la verdad aparte de la fe cristiana (Por favor lee, Cuidadocon las Herejías 1.), sino también dentro de la cristiandad. Se puedeencontrar el dominio malvado de Satanás por todas partes.


La gente que se opone a la verdad y acepta las enseñanzas de Satanásson los mismos líderes cristianos. Ellos se han alejado de la verdad pura (elevangelio) hacia una teología nueva llamada el evangelio social. El“evangelio social” no es el evangelio de la redención por medio de la sangrede Jesucristo, sino que es un evangelio falso. Este fue inventado por losmodernistas, y está prosperando ahora en varias denominaciones másconocidas. Muchos pastores y líderes cristianos han abandonado la palabrade Dios por estas teorías diabólicas. Y por causa de ellos, infinitas almashan sido engañadas.

La Iglesia ahora se enfrenta a una crisis jamás vista antes. Nosotrosque somos del Señor Jesucristo no podemos estar despreocupados. Comocristianos, nosotros debemos levantarnos y defender la verdad. Los cristianosdeben ser acomodadizos, pero en lo que respecta a la verdad, debemosestar resueltos. La verdad nunca se puede ceder. Cualquier compromisosignificaría someterse a Satanás. Eso sería un gran pecado, porque es comoser infiel al Señor y ser rebelde contra Él. La verdad de la salvación deCristo y las doctrinas de Satanás, nunca pueden coexistir.

Los cristianos deben tener un amor que supere la naturaleza humana, unamor que viene de Cristo, “porque el amor es de Dios” (1 Jn. 4:7). Talamor definitivamente no es de la carne, pero sí de Dios, y está completamentefundado en el conocimiento de la verdad. El amor que viene de la verdad esel más valioso. Las personas con que tienen este amor pueden distinguir laverdad de la mentira, y lo bueno de lo malo. Ellos también tendrán compa-sión por las almas de todos los hombres. Orarán y llorarán por las almasperdidas del mundo, y harán lo mejor que podrán para dirigir a los hombresa la salvación. Pero la gente que ciegamente sigue al mundo tiene el amorfalso. Desde que ellos sólo quieren complacer a los hombres, se compro-meten con los apóstatas. Seguramente ellos no benefician a nadie. Eseamor sólo lleva a los hombres a la condenación eterna. Es claro que este noconforme a la verdad, sino solamente es una emoción insensata y carnal. ElSeñor dice: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha”(Jn. 6:63).

Para salvar las almas de los hombres, el Señor Jesús estuvo dispuesto a


sacrificar Su vida. Por Su muerte, Él conquistó el dominio del mal. Él esmisericordioso, manso, amoroso y humilde. Pero el Señor también es terri-ble cuando muestra Su ira contra el pecado, el cual mata las almas dehombres. Él fue severo cuando reprendió a los fariseos hipócritas . Estodemuestra que Él es un Dios justo, santo y honorable. Sin la santidad, nadielo puede ver. Su palabra es santa y pura. Él no permitirá que ninguna doctrinafalsa e impura le contamine.

De alguna manera, yo estoy agradecida porque Dios una vez me colocóen una denominación, la cual predicaba el “evangelio social” y no la verdad.Después de un año, yo comencé a detectar el esquema del diablo de matarlas almas. Al verlo esto, se entristeció mucho mi corazón. Más tarde, yo meconsagré a servir al Señor. Dios, en su misericordia, me llenó con Su Espí-ritu, y mis ojos fueron abiertos para ver la desobediencia de las denomina-ciones. Yo frecuentemente lloraba y me lamentaba ante el Señor por ellos.Entonces, Él me separó de esa falsa organización religiosa para llegar a serun testigo de Su verdad. El Señor no me despreció, pues Él sabía que yo erainsensata e ignorante. En vez de eso, Él confió una misión grande a unapersona débil como yo. Me dijo que me levante y denuncie esas malasdoctrinas. Así que, por la voluntad de Dios, ahora yo expondré los esquemasdel diablo. Que aquellos que han dado un paso en el sendero equivocadosalgan de la ignorancia y vengan a la luz de la verdad. Que aquellos queaman y buscan la verdad sean advertidos contra estas herejías, por temor aque caigan en su trampa y perezcan.

¿Qué es el “evangelio social”? Es un dogma secular para la reformasocial y el servicio social; no tiene nada que ver con el verdadero evangelio.Los predicadores del “evangelio social” dicen que predican el evangelio deCristo a fin de atraer nuevos miembros. Pero ellos no predican el evangeliopuro de Jesús, la redención por Su sangre preciosa. Éstos engañan a aque-llos que no conocen la verdad, diciendo: “Nosotros no somos lo suficiente-mente egoístas como para preocuparnos sólo por nuestra ida al cielo. Peronosotros obedecemos las enseñanzas de Cristo para ayudar y servir a otros—nuestra sociedad. Esta es la base de nuestra religión.” Esto suena lógico ysacrificado, pero en realidad tales doctrinas contradicen a la verdad. Ayudara la sociedad es una buena idea, pero sólo es una fantasía. Ideales como


estos nunca pueden ser realizados.

La Biblia dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, yperverso; ¿quién lo conocerá?… ¿Mudará el etíope su piel, y elleopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien,estando habituados a hacer mal?” (Jer. 17:9; 13:23). Puesto que el corazóndel hombre es malo, ¿quién lo puede transformar? Toda la maldad de lasociedad es causada por los hombres malvados. Así que para mejorar lasociedad, se debe empezar con cada individuo.

La Biblia nos dice que los hombres son inclinados al mal. Los hombresno pueden hacer lo bueno por causa de su naturaleza malvada. Así como eletíope no puede cambiar su piel ni el leopardo sus manchas, de la mismamanera, el hombre no puede cambiar su naturaleza mala. Por esta razón,Jesucristo, el Hijo de Dios, vino al mundo a morir por nosotros para querecibamos Su vida de la resurrección a través del Espíritu Santo. Despuésde nacer de nuevo, nosotros tenemos una vida nueva y una naturaleza nue-va como la de Dios. Sólo con esa vida podemos alumbrar en esta genera-ción perversa, y ayudar a los otros a recibir esta nueva vida por medio delarrepentimiento. Entonces, no sólo produciremos una mejor sociedad, sinotambién obtendremos una vida eterna y celestial que es incorruptible.

Entonces para crear una mejor sociedad, todos nosotros primeramentedebemos arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar a Jesús como nuestroSalvador personal. Sólo entonces podemos predicar el evangelio (la Palabrade vida—la Sangre, el Agua y el Espíritu Santo), para que aquellos que nosescuchan también crean en Él y obtengan Su vida. Esta es la única manerade mejorar la sociedad. Todas las otras tentativas para mejorar la sociedadserán inútiles. Por lo tanto el “evangelio social” es sumamente perjudicialpara las almas de hombres. Sin darse cuenta, este puede fácilmente desviarla atención de los hombres lejos del evangelio de Cristo hacia el mundofísico; y puede desviarles lejos del poder de la salvación a las obras de loshombres. Sin la salvación de Cristo, los hombres no tienen camino a la vidaeterna.

Pero algunas personas dirán: “Aunque el ‘evangelio social’ no beneficie


a los hombres espiritualmente, tampoco les hace daño. ¿Qué tiene de malo?”Este concepto está equivocado. El “evangelio social” puede hacer muchodaño a las almas de hombres. De hecho, no es menos perjudicial que lascuatro herejías mayores mencionadas en el capítulo previo de este libro.

Las cuatro herejías no se disfrazan a como cristiandad, así que muchagente está en guardia contra ellos. Pero no el “evangelio social.” Contienemuchas teorías anticristo que se parecen al evangelio de Cristo. La genteque no es cuidadosa no lo detectará. Los infortunados que se han unido aestas organizaciones y han aceptado su falso evangelio asumen que ellosson salvados—pero no lo son. Por lo tanto, ellos se rehúsan escuchar elverdadero evangelio, la salvación del Señor Jesucristo. Atrapado en supropia tontería, se convierten en falsos cristianos por el resto de sus vidas ypierden la oportunidad de venir a Cristo. Al final, ellos sufrirán de la conde-nación eterna debido a su ignorancia. ¡Qué tragedia!

El mundo de hoy ha contraído la enfermedad más maligna y terrible—el pecado. Cualquiera que tenga esta enfermedad perecerá finalmente. Laúnica cura es la sangre preciosa de Jesucristo. Por confiar en este remedio,los pecadores que estaban sin esperanza serán curados inmediatamente—ellos serán salvos de la condenación y ganarán la vida eterna. Pero Satanásutiliza predicadores falsos (ellos mismos todavía necesitan arrepentirse yaceptar la verdad) para “vender” su medicina falsa—el “evangelio social”—a bajo precio. Consecuentemente, innumerables almas ignorantes que su-fren de esta enfermedad terminal perderán sus vidas, porque no obtuvieronla medicina auténtica (el evangelio verdadero). Me parte el corazón cadavez que pienso en esto.

La teología moderna, que distorsiona la verdad, se encuentra en variasdenominaciones principales del mundo. La influencia de tales denominacio-nes está creciendo porque son apoyadas por Satanás. Millones de cristia-nos que aman y sirven al Señor Jesús son confundidos; no pueden darsecuenta de si sus pastores o líderes son partidarios del “evangelio social.”Nosotros por lo tanto debemos echar una buena mirada a las enseñanzasde la teología moderna que destruye la fe de los cristianos. Aquellos queson engañados entonces podrán identificar a los pastores falsos a tiempo y


regresarán al redil de nuestro Señor Jesús. Aquí encontrarán la paz verdadera,la alegría y la vida eterna.

Creencias erróneas de los Modernistas

(1) Negar la autoridad de la Biblia y los milagros.“…las Sagradas Escrituras…te pueden hacer sabio para la

salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la escritura es inspiradapor Dios…” (2 Ti. 3:15–16). El Señor dijo: “El cielo y la tierra pasarán,pero mis palabras no pasarán… Las palabras que yo os he habladoson espíritu y son vida… ellas (las Escrituras) son las que dan testimoniode Mí” (Mt. 24:35; Jn. 6:63; 5:39). “Toda palabra de Dios es limpia; Éles escudo a los que en Él esperan” (Pr. 30:5).

La Biblia es la palabra de Dios y la guía para nuestra fe. Si nosotrospartimos de ella, perderemos toda seguridad de la salvación. Debemos fre-cuentemente leer la Biblia la inocencia y fe como la de un niño. Debemoscreer en ella sin duda, porque cada palabra de la Biblia es verdad. Losteólogos modernos estudian la Biblia, pero ellos no la creen. En su opinión,ciertas partes de las Escrituras son ilógicas y, por lo tanto no son de Dios.Ellos tratan de medir Su sabiduría infinita e insondable con sus propiassabidurías limitadas. Ante los ojos de Dios, ¡ellos son ignorantes!

Los predicadores del “evangelio social” rehacen los registros bíblicos dela creación de Dios, la historia de la degeneración del hombre, así comovarias señales y milagros. Sería mejor si ellos admitieran abiertamente sududa en Dios y la Biblia, y dejaran de predicar. Pero continúan actuandocomo si creyeran. Hasta malinterpretan la palabra inspirada de Dios enpúblico, y abiertamente distorsionan la palabra de Dios. Así los problemasinterminables surgen entre los hijos de Dios. Por tomar la piedad comomedio de obtener ganancias, estos predicadores han arruinado la fe pura demuchos cristianos con sus doctrinas, y han paralizado espiritualmente ainnumerables jóvenes.

Los directores religiosos y maestros de los colegios teológicos modernos


de la Biblia han abrazado todas las creencias diabólicas. Cuando los estu-diantes les hagan preguntas acerca del Génesis y de los grandes milagrosen la Biblia, casi niegan todo. Por esta razón, muchos jóvenes que hanestudiado en estos denominados colegios evangelistas no creen en la Biblia.Ellos se oponen y blasfeman la Biblia más que los incrédulos, las cualesnunca la han leído. Su primera fe en Dios es destruida por pastores y maestrosfalsos. ¡Qué lastimoso!

Estos mensajeros de Satanás no sólo destruyen las almas humanas ensus colegios, sino también siembran la semilla de la incredulidad desde lospúlpitos de muchas denominaciones principales. El propósito de su trabajono era traer creyentes al conocimiento y gracia de Cristo, sino al mundo, yalejarlos de la verdad sobre la salvación de Dios. Dondequiera sea predica-do el “evangelio social,” será pisoteada la santa palabra de Dios.

Cada milagro registrado en la Biblia es digno de ser recibida por todos.Si nosotros los creemos, experimentaremos el mismo poder de Dios hoy.Sin embargo, los incrédulos modernistas calumnian y hacen burlas de estosmilagros, desechándolos como mitos o leyendas. Por ejemplo, ellos des-acreditan la historia de Jonás, el cual fue tragado y luego vomitado por ungran pez después de tres días y tres noches. Esta es una historia verídica.Aún el Señor Jesús ilustró Su propia muerte y resurrección con estas (véaseMt. 12:39–41; 16:4). Pero los predicadores del “evangelio social” concluyenque esto no podría haber sucedido porque, según ellos, no todos los regis-tros bíblicos son hallados ciertos. Los modernistas tienen también su ver-sión distorsionada del milagro del Señor Jesús que alimentó a las 5,000personas con cinco panes y dos pescados pequeños. Ellos dicen que losjudíos habían traído su propio alimento, pero no quisieron sacar su alimentopara comer. Sólo cuando un muchacho contribuyó sus cinco panes y dospescados la multitud fue movida a compartir su alimento. ¡Qué astutas sonsus explicaciones! Con unas cuantas mentiras desechan y desacreditan elgran poder de Dios.

La Biblia es un libro de milagros. Y el Señor Jesús es el gran milagro detodo—Su nacimiento, muerte, resurrección, ascensión, segunda venida, ydemás—todos son milagros. Sus obras también son milagros. Pero los


modernistas no creen en milagros porque buscan su propia gloria. Quierensatisfacer los sabores de aquellos que se oponen a Dios y aman el pecado.No es de extrañar que ellos no puedan aceptar la verdad de Dios.

(2) Degradar de la deidad de Cristo.El Catolicismo Romano enaltece a María sobre Cristo y la considera

como la Santa Madre, así desvalorizan la deidad de Cristo. Los modernistasno se atreven a negar abiertamente que Cristo sea el Hijo de Dios, porqueellos necesitan utilizar la bandera de la cruz de Cristo para atraer a losmiembros. Sin embargo, al usar toda clase de teorías, ellos degradan aCristo de Su posición divina al nivel del hombre, y destruyen la reconciliacióndel hombre a Dios. Muchas personas inocentes han sido engañadas porellos.

La Biblia nos dice que Cristo es el único camino a la vida eterna. Mien-tras estaba el Señor Jesús en la tierra, probó a un grupo de Fariseos, pre-guntando: “¿Qué pensáis del Cristo?” (Mt. 22:42). Ellos no saben quéresponder. Aunque conocían las Escrituras, ellos no conocían a Cristo, elHijo de Dios. Por lo tanto, no podían entrar en la vida eterna. Cuando elSeñor preguntó a Sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”Simón Pedro contestó: “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” YJesús le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no telo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mt.16:15–17). El conocimiento de Jesús como el Cristo y el Hijo de Dios es elcentro del evangelio. Pedro era digo de la vida eterna porque tenía esteconocimiento, y el Señor lo llamó bienaventurado.

“Para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para quecreyendo, tengáis vida en Su nombre” (Jn. 20:31). “Entonces el ángelle dijo: ‘María… concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, yllamarás Su nombre JESUS. Este será grande, y será llamado Hijo delAltísimo…” (Lc. 1:30–32). “En el principio era el Verbo (Jesús), y elVerbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hechocarne, y habitó entre nosotros (y vimos Su gloria, gloria como delunigénito del Padre)…” (Jn. 1:1,14).


Estos versos de la Biblia se refieren a la deidad de Cristo que vino almundo en forma de hombre. Estas referencias bíblicas son muchas paramencionar aquí. Pero los modernistas sólo consideran a Cristo como ungran hombre—un filósofo, moralista, filántropo y fundador de una religión.Ellos usan sus teorías para negar la deidad del Señor Jesús, el único Salvadorde la humanidad. Aquí están dos de ellas:

(a) Los modernistas dicen: “Todos en el mundo son hijos de Dios.”Pretenden que esta es la definición cristiana del amor. En realidad, esta esuna engaña viciosa de Satanás para dirigir a los hombres a creer que sonhijos de Dios, y que Jesús es uno de ellos. Así que los hombres ya no creenque Jesús es digno de reverencia y de culto. Su creencia indescriptible esuno de los esquemas sutiles de Satanás.

En ningún parte de la Biblia dice que Dios reconoce a los pecadores queno se arrepienten como Sus hijos, pues es imposible. El Señor Jesús dijo unavez a los judíos que no obedecieron a la verdad: “Vosotros sois de vuestropadre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Jn. 8:44).Está claro que aquellos que no obedecen a la verdad no son hijos del Padrecelestial, sino del diablo. “Mas a todos los que le (a Jesús) recibieron…lesdio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn. 1:12). “Todo aquel quees nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Diospermanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En estose manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel queno hace justicia… no es de Dios” (1 Jn. 3:9–10).

En la Biblia es indicado claramente que sólo los que están en Cristo, loscuales se han arrepentido sinceramente, y que caminan en la verdad sonhijos de Dios. Los demás son hijos del diablo. Jesucristo es el Hijo unigénitoengendrado del Dios vivo. Ningún hombre puede ser igual a Él, porque Éles Dios, el Altísimo y el Santo.

(b) Los predicadores del “evangelio social” raramente predican lapalabra de vida. Usualmente sólo hablan de cómo Jesús sirvió a la gentecuando Él estaba en el mundo. Hacen esto para influir a sus seguidorespara que hagan contribuciones generosas a sus programas de beneficio


social. Dar al pobre no tiene nada de malo, pero ellos han ignorado porcompleto la importancia de la salvación de Cristo—una salvación que salvalas almas y da la vida eterna. Tales predicadores dan la impresión equivocadaa los hombres: que Jesús fue un mortal como Confucio, Gautama Buda,Mahoma y otros líderes religiosos. Y ellos sostienen que esa fe en Jesús esuna de las muchas religiones que inspiran a la gente a hacer actos caritativos.Así, muchos de ellos no ven el hecho de que el Señor Jesús es el Diosverdadero, el Salvador y la fuente de la vida. Ellos omiten algunos de losaspectos más importantes del evangelio. No mencionan que los creyentesdeben arrepentirse y recibir el perdón de sus pecados por medio de la sangrede Cristo. Y nunca explican que el hombre debe abandonar los pecados,recibir una nueva vida, y testificar de la palabra de Dios. Consecuentemente,la posición divina del Señor Jesús otra vez es bajada a la de un mortal. ¡Quépecado tan grave y abominable!

(3) Rechazar la verdad sobre la redención.Los modernistas no creen en la Biblia, y consideran que todos son hijos

de Dios. Así, ellos no creen que todos los hombres, incluso ellos mismos,han pecado, ni creen que los pecadores serán castigados eternamente en elinfierno. Tampoco aceptan el hecho de que Jesús, el Hijo de Dios, se murióen la cruz para salvar a los pecadores. Los modernistas dicen que los cris-tianos utilizan la idea del cielo y del infierno para engañar a la gente. Ellosdicen que el deseo de ir al cielo es egoísta, y los cristianos utilizan “ir alinfierno” para asustar a otros. Enseñan que estas creencias son demasiadoanticuadas para la era científica. Si les preguntas: “Si el cielo y el infiernono existen, entonces por qué vino Jesús al mundo para ser crucificado?” Tecontestarán: “La crucifixión de Jesús fue solamente una demostración delespíritu del amor y del sacrificio.” Ellos anulan completamente la graciaabundante de la redención. Los modernistas no creen que las almas de lospecadores sufrirán el castigo eterno—una creencia errónea que ellos y losAdventistas del Séptimo Día tienen en común.

(4) Negar el nacimiento de la Virgen, la resurrección de Cristoy el Juicio Final.Los modernistas tratan de demostrar que su fe es ortodoxa por incluir

las epístolas de los apóstoles en sus Artículos de la Fe. Pero esto no los


hace correctos. Porque su fe es directamente opuesta a las creencias delos apóstoles. Los apóstoles creyeron que Jesús fue concebido por el EspírituSanto y nacido de una virgen. Pero los modernistas no creen esto. Ellosdicen que desde que la “concepción inmaculada” (el nacimiento virgen)no puede ser científicamente probada, y por lo tanto, no debe seraceptada como un hecho histórico. Ellos no se dan cuenta de que loque es imposible con los hombres es posible con Dios. La Biblia diceclaramente: “He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un Hijo…”(Is. 7:14). “…antes que se juntasen (José y María), se halló que habíaconcebido del Espíritu Santo” (Mt. 1:18).

La palabra de Dios es verdad. Pero el diablo causa que los hombres nocrean en el nacimiento de la virgen y en la resurrección de Cristo. El procuranegar la deidad de Jesús. Los apóstoles creyeron que el Señor fue levantadode los muertos, pero los modernistas insisten que era una resurrección sóloen un sentido espiritual. Los apóstoles creyeron que las almas de los santosgozarían de la vida eterna en el cielo, pero los modernistas mantienen quees la mente que vive por siempre. Ellos rechazan abiertamente la verdadbíblica sobre la resurrección de los muertos—los creyentes, a resurrecciónde la vida eterna, y los incrédulos, a la resurrección del juicio y la condenación.(Por favor lea La Verdad en la Salvación).

En una convención para los jóvenes, a algunos predicadores modernistasles fueron hechos esta pregunta: “¿Cree usted que Cristo resucitó de losmuertos?” Estos falsos pastores, que no creyeron en la resurrección deCristo, no querían dar una respuesta directa a esta pregunta de sumaimportancia con respecto a la fe. En vez de eso, con mucho arte, ellosdifundieron sus mentiras a la congregación de jóvenes que anhelaban laverdad. Estos falsos pastores dijeron: “Nosotros no tenemos que discutir siCristo verdaderamente resucitó de los muertos, porque nosotros loconsideramos una cuestión teológica más avanzada. Además, no es esencialpara la fe de los creyentes ordinarios.” Con estas pocas palabras, la base yla pureza de la fe de estos jóvenes ingenuos fue destruida completamente.El Señor Jesús dijo con énfasis: “Yo soy la resurrección y la vida; el quecree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Jn. 11:25). Entonces ¿por quéno lo creen? Pablo también dijo: “Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es


vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los quedurmieron en Cristo (los santos que murieron) perecieron. Si en estavida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos deconmiseración de todos los hombres. Más ahora Cristo ha resucitadode los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque porcuanto la muerte entró por un hombre (Adán), también por un Hombre(Cristo) la resurrección de los muertos” (1 Co. 15:17–21).

La Biblia nos dice claramente que Cristo resucitó de los muertos y quelos muertos también resucitaran. Esto es un hecho. Sin embargo, losmodernistas discuten que tal resurrección es puramente simbólica. Ellos nocreen en la resurrección de Cristo y de los muertos, ni en el juicio final. Asíque a ellos no importan la verdad sobre la regeneración (nacer de nuevo), nila verdad sobre estar llenos del Espíritu Santo. De hecho, la mayoría deestos clérigos que predican su evangelio falso ni se han arrepentido since-ramente de sus propios pecados, ni han nacido de nuevo. Por eso, es impo-sible que experimenten las obras maravillosas del Espíritu Santo. A lo mejor,algunos de ellos han aceptado la salvación mediante el arrepentimiento,pero su fe ha sido dañada por la instrucción que recibieron en sus semina-rios teológicos modernistas. Ellos son constantemente adoctrinados con lateología venenosa y sin saberlo, se han sido apartados de su primera fepura. Estos predicadores de falacias no entienden el significado verdaderode la consagración, tampoco saben que el deber primario de un predicadores salvar las almas. Ellos solamente piensan que predicar es un serviciosocial más significativo.

Puesto que los modernistas no entienden la verdad de la cruz, de ningu-na manera pueden saber el significado de nacer de nuevo. Ellos piensanque las personas nacen de nuevo cuando son bautizadas en su denominación.No tienen la experiencia de nacer de nuevo, así que cuando otros testificande sus experiencias espirituales, los atacan, los persiguen y los ridiculizan.Además, acusan a los otros de ser orgullosos espiritualmente. Estos predi-cadores le dicen a los miembros ingenuos de sus denominaciones: “Lagente que habla del cielo y del infierno y de cosas como el nacer de nuevo,es egoísta y cerrada de mente. Tal discurso es inconsistente con nuestrasdoctrinas.” Las doctrinas de los modernistas secularizan los asuntos espiri-


tuales. Ellos instan a las personas a unir sus organizaciones y hacer contri-buciones financieras a sus programas de beneficio social. Roban a las per-sonas de su tiempo, dinero y hasta sus almas preciosas. Mientras que puedenrecaudar fondos para cubrir sus propias necesidades, se satisfacen. A ellosno importa nada del destino de las almas de sus miembros.

Cuando yo me consagré para servir al Señor a tiempo completo, por Sugracia, tenía muchas oportunidades de testificar de Él en la organizaciónmodernista a la que pertenecí antes. Hablaba de mi conversión y de laverdad sobre la santidad. Los hermanos y hermanas que oyeron mi testimonioanhelaron la verdad. Por desgracia, ellos fueron impedidos por los pastoresque aun calumniaron la palabra del Señor, llamándola herejía. En ciertasocasiones, Dios me mandó a predicar en capillas y en escuelas donde pre-dicaban el “evangelio social.” El Espíritu Santo siempre trabajó poderosa-mente, y al terminar la reunión, muchos pasarían al frente para aceptar alSeñor, y confesaron sus pecados con lágrimas. La mayoría de ellos eranseguidores del “evangelio social” que nunca habían oído el evangelio verda-dero. Así que una vez que oyeron la verdad, tuvieron remordimientos delcorazón. Sin embargo, los falsos predicadores siempre estaban a intervenir.Una vez, cuando yo predicaba en una escuela secundaria, cerca de 100estudiantes fueron movidos a aceptar a Jesús como su Salvador. Lloraroncon remordimiento, confesando sus pecados. Pero el director incrédulo deesa escuela abiertamente los detuvo, diciendo: “Los cristianos deben estargozosos. El llanto no es el arrepentimiento. Se están demasiado emocionales.Esta no solamente perjudica a su propia salud, sino también afectará elhumor de los otros.”

En otra universidad bien conocido dirigido por algunos modernistas enHong Kong, un grupo de estudiantes aceptó el evangelio y se paró paratestificar para el Señor. Pero a causa de eso, ellos fueron expulsados por eldecano. Sin embargo, el Señor estaba con ellos y continuaba dirigiéndolospor el sendero de la luz. Obviamente, los predicadores falsos de este colegiono fueron salvados, de otro modo ellos habrían entendido que la paz vienesólo después de confesar y arrepentirse con corazón contrito.

¡Las ovejas modernistas ignorantes son tan lastimosas! Bajo la opresión


pesada de los falsos pastores, ellos se quedaron, hambrientos y sedientos.Algunos de ellos mueren de hambre y sed; otros se pierden y son presa dela bestia (el diablo). Me apena pensar en estas ovejas pobres y tiernas.¿Pero qué más puedo hacer aparte de orar y llorar por ellos ante el Señor?Que el Señor abra los ojos de los falsos pastores y que ellos puedan vercuánto han pecado contra Dios. Que conozcan la salvación del Señor, searrepientan sinceramente y vuelvan a Él. Sólo entonces podrán escapar delas garras del diablo y dejar de confundir la palabra de Dios. Pues si ellos nolo hacen, dañarán sus propias almas y las de otros. Así dice el Señor Dios:“He aquí, Yo estoy contra los pastores: y demandaré Mis ovejas de sumano …” (Ez. 34:10). Si no se arrepienten al escuchar la palabra de Dios,¿cómo escaparán de la ira del Señor y del juicio de ese Día?

(5) Negar la segunda venida de Cristo.Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores,

andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ‘¿Dónde estála promesa de Su advenimiento? (2 P. 3:3–4)

La única esperanza que tienen los cristianos es la venida gloriosa delSalvador, porque ese es el Día cuando Cristo recibirá a la iglesia como Sunovia. Ese Día marcará también el fin del reino de Satanás. Para prepararsepara encontrarse al Señor, los cristianos deben continuar en santidad yautocontrol, y esforzarse con diligencia, salvando las almas. El reino in-conmovible y glorioso, el cual lo esperamos, descenderá de los cielos.

Pero los predicadores del “evangelio social” no creen que Cristo volverá.Ellos no lo admiten esto abiertamente. Les dicen a sus miembros: “Noso-tros no negamos ni creemos que Cristo volverá, pero tememos que sienfatizamos esto, el trabajo para la reforma social será afectado. Sentimosque debemos trabajar diligentemente hacia la realización del reino celestialen la tierra, porque éste es el significado verdadero de la segunda venida deCristo.” ¡Qué mentira tan hermosa! El pensar que los hombres puedenestablecer el reino del milenio de Dios en la tierra por sus propios esfuerzoses completamente una fantasía. Sus enseñanzas acentúan el mundo físico ycontradicen la verdad de la cruz. Sólo el diablo estaría de acuerdo conconceptos tan absurdos como estos—un truco que él usa para demorar su


destrucción.

Los líderes del “evangelio social” alientan a sus miembros a predicar.Pero, lo que ellos predican no es la verdad—es un evangelio falso. Susfolletos del “evangelio,” las cuales son ampliamente distribuidos, nunca dicen:“Acepten la salvación,” o “La remisión de los pecados es por medio de lasangre de Jesús.” En vez de eso, sus tractos dicen cosas como: “Por favorúnase a nuestra campaña para reformar la sociedad y construir el reinocelestial.” Ahogados en un mar de lemas como estos, sus seguidores nosaben la verdad ni la importancia del evangelio. Así que ellos no tienen lamenor idea del verdadero significado de predicar el evangelio. Los miem-bros piensan que ellos sirven a Dios al traer gente a que se unan a su“campaña para establecer el reino celestial.” Muchos creyentes ignorantes,que aman sinceramente al Señor y desean servirle, han sido engañados adesviarse de la palabra de Dios. Ofrecen a estas organizaciones el tiempoy dinero que Dios les ha confiado. Piensan que sirven fielmente a Dios peroen realidad están sirviendo a Satanás y ayudándolo a adelantar aún más sutrabajo diabólico. Ellos se oponen a la verdad y no se dan cuenta. ¿Hasvisto ahora cuánto daño han causado estos maestros falsos? ¡No es deextrañar que la Biblia los llame enemigos de la cruz!

“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces,y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuyagloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. Mas nuestraciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador,al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillaciónnuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya…”

(Fil. 3:18–21).

Los cinco puntos mencionados anteriormente son los mayores erroresdel evangelio social de los modernistas. Veamos ahora su organizaciónsecular y actividades inicuas.

(1) Organización secularDesde que los modernistas no son del Espíritu, su organización es del


mundo. Aunque los fundadores de estas denominaciones eran motivadospor el espíritu y aun eran sirvientes fieles de Dios, las generaciones suceso-ras no fueron como ellos. Gradualmente se enfriaron, y apagaron la motiva-ción del Espíritu Santo. Hasta aceptaron fácilmente la teología modernaque ha emergido en los años recientes. Ellos permitieron entrar a maestrosfalsas que difundieron el “evangelio social.” Así que sus iglesias se hanconvertido en organizaciones seculares que se oponen a Dios. “Pues lavoluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis defornicación (con el mundo)” (1 Ts. 4:3). El Señor Jesús dijo: “Mi reinono es de este mundo” (Jn. 18:36). “Yo les he dado (a los cristianos) TuPalabra (del Padre); y el mundo los aborreció, porque no son delmundo, como tampoco yo soy del mundo” (Jn. 17:14). “Si el mundo osaborrece, sabed que a Mí Me ha aborrecido antes que a vosotros…pero porque no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso elmundo os aborrece” (Jn. 15:18–19).

La iglesia del Señor Jesús ciertamente no es de este mundo malvado,sinoes consagrado al Señor. Dios dijo: “Salid de en medio de ellos (delmundo), y apartaos… Y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré” (2 Co.6:17). “No os conforméis a este siglo… No améis al mundo, ni las cosasque están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre noestá en él… ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contraDios?” (Ro. 12:2; 1 Jn. 2:15; Stg. 4:4). El testimonio principal de la iglesiaes su separación de la mundanería. Pero en vez de dirigir a sus miembros asalir del mundo, las denominaciones que predican el “evangelio social”alientan a sus miembros que hagan amistad con el mundo.

Cuando me uní por primera vez a estas denominaciones del “evangeliosocial,” el esplendor de sus ceremonias me causó muy buena impresión.Pero después, cuando escrudiñé las Escrituras, me di cuenta de que estasformalidades exteriores son aborrecidas por Dios. Lo que Dios estima es lapiedad verdadera (como el recaudador de impuestos que se arrepintió suspecados). Pero en las catedrales del “evangelio social,” sólo se puede verla apariencia de la piedad (como las adoraciones de los fariseos).

La mayoría de los miembros del coro no han nacido de nuevo. Aunque


parecen ser santos en sus túnicas blancas, en realidad son llenos de corrup-ción. Su canto es agradable a los oídos, pero sin espíritu. Como un conciertomusical mundano, no tiene la piedad sincera, ni valor ni nada significadoespiritual.

Aquellos que dirigen la oración en el púlpito piden a los miembros de sucongregación que cierren los ojos e inclinen sus cabezas, pero ellos mismosleen la oración de una escritura preparada. Son como actores que recitansus partes en una obra. La mayoría de estos líderes son pecadores quetienen que arrepentirse de sus propios pecados. Son elegidos ancianos ydiáconos, no porque sean más espirituales que los otros, sino por su posiciónterrenal, su conocimiento y riqueza. Algunos de ellos aun son dueños decasinos o teatros. Mientras sean ricos, pueden tener posiciones altas. Estaspersonas explotan constantemente a otros para su propio beneficio. Cuandoasisten a los servicios los domingos, se portan como santos. En el púlpito,sus oraciones suenan tan santas y justas. Pero en su vida cotidiana, practicanel engaño con las lenguas, y gotea de los labios el veneno de una víbora.¿Escuchará Dios a tales oraciones insinceras? ¡Claro que no! Porque Diosdice: “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová …” (Pr.15:8).

Además, la mayoría de estos predicadores no han obtenido la vida deCristo. Sólo poseen una serie de títulos mundanos—médicos, ejecutivos,pastores… Pero en realidad, son estafadores religiosos, no sirvientes deDios. Ellos no predican la palabra de la vida, el evangelio poderoso de Jesu-cristo, sino palabras vanas de asuntos mundanos. Ellos predican para mos-trar su conocimiento y elocuencia. Si estos predicadores no estuvieran ves-tidos con batas clericales negras, la audiencia creería que escuchaban undiscurso público en vez de un sermón. Esta forma hipócrita de adoración nicomplace a Dios ni satisface las almas hambrientas. Las personas vienen aellos para buscar el pan de vida pero no ganan nada y vuelvan a casa conlas manos vacías.

Aparte del culto dominical, las denominaciones del “evangelio social”tienen muchas otras reuniones. Pero éstos son simplemente reuniones so-ciales: banquetes y otras actividades mundanas. En vez de tener la confra-


ternidad, la oración, y dar testimonios en el espíritu, sus miembros utilizanlas emociones para cementar amistades. Ellos fuman, se divierten y chismeanen la catedral. Tales actividades contaminar el santuario de Dios. Pero envez de poner fin a éstos, los pastores se unen felizmente a sus miembros apecar. Algunos pastores y predicadores fuman y beben en público, e hastavan al cine. Como resultado, muchos cristianos ignorantes tropiezan. Pien-san que si sus pastores y predicadores pueden hacer estas cosas, puedentambién. Pero no se dan cuenta que estos predicadores falsos que dirigen alos hombres a ir por mal camino y también serán castigados severamentepor Dios un día.

La confraternidad de las mujeres se enfoca en el maquillaje, belleza ysalud, fiestas de cumpleaños, arreglos florales, cocina, costura y etcétera.La confraternidad de la juventud incluye juegos, hablar en público, conciertosy bailes tradicional, etcétera. Parece que las mujeres y los jóvenes asisten alos servicios sólo para disfrutar de estas actividades. Ciertamente ellos novan para buscar a Dios.

Algunos entre ellos han aceptado la verdad en otra parte y han nacidode nuevo. Aman al Señor y están dispuestos a defender la verdad. Alientanlas ambiciones espirituales y dirigen a otros miembros a arrepentirse de suspecados y aceptar al Señor como su Salvador. Pero cuando ellos son des-cubiertos, esos predicadores falsos los empiezan a observarlos. Prontamenteson considerados como rebeldes de la iglesia, acusados de “causar divisio-nes en la iglesia” y por estar “orgullosos espiritualmente.” Por lo tanto, lossirvientes de Dios en estas organizaciones modernistas no pueden libre-mente servir a Dios. ¡Qué triste es estar bajo la opresión del dominio deldiablo!

El llamado clases preparatorias del bautismo modernista son aun másridículas. En la denominación a la que yo asistía, la clase se reunía una veza la semana por media hora. Sólo después de asistir cuatro sesiones, losestudiantes calificaban para el bautismo. Sería mejor si les enseñarán laverdad, pero sólo hablaban de los ritos del matrimonio y de funerales, reglasdel culto y la Santa Comunión. Los instructores también continúan diciendode cómo deben programar las reuniones de la iglesia, manejar las contribu-


ciones financieras, y alentar a los miembros para sostener sus actividadessociales. Toda esta plática vacía es inútil para las almas de los hombres.Esta denominación enfatizó las formalidades vanas e ignoró los mensajesimportantes con respecto a la salvación, tales como: el cielo y el infierno; lavida eterna y la muerte eterna; el pecado y la redención; la cruz de Cristo;la remisión de los pecados por el derramamiento de la sangre; la muerte deCristo; Su entierro y resurrección; Su segunda venida; y las obras del Espí-ritu Santo.

Poco después de que yo nací de nuevo, yo era muy insensata e ignorante.Pensé que servía a Dios cuando traía personas para unirse a estas organi-zaciones religiosas que destruye las almas. Aquellos que yo traje habíansido convertidos en otra parte y habían escuchado el evangelio verdadero.Pero después de que ellos fueron bautizados en las denominaciones del“evangelio social,” fueron entonces descarriados por pastores falsos yllevados al mundo. Esto me entristece muy seguido. Sólo puedo orar que elSeñor tenga misericordia de ellos, los libre de las quijadas de los lobos y losvuelva a Su salvación.

Dios dice a estos falsos maestros que arruinan las almas de los hombres:“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuantodesechaste el conocimiento, Yo te echaré del sacerdocio; y porqueolvidaste la ley de tu Dios, también Yo me olvidaré de tus hijos.Conforme a su grandeza (cuanto más se multiplicaron), así pecaroncontra Mí; también Yo cambiaré su honra en afrenta. Del pecado deMi pueblo comen, y en su maldad levantan su alma… Le castigaré porsu conducta, y le pagaré conforme a sus obras” (Os. 4:6–9).

¡Ustedes falsos maestros! ¡No sólo no creen en la Biblia, sino tambiéndirigen a otros para no creerla! Ustedes no llevan una vida santificada, perotodavía se atreven bendecir a otros. Porque ustedes no guían al rebaño conel conocimiento de la piedad, estas pobres ovejas no tienen el menor cono-cimiento de la verdad. Ellos han sido cristianos falsos por años, y muchosde ellos perecen en ignorancia. ¡Qué severo será tu castigo! ¿No haránustedes caso de la advertencia de Dios para volverse, postrarse, arrepentirseante Él? “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para


perdonar nuestros pecados…” (1 Jn. 1:9).

(2) Actividades inicuasLas denominaciones principales que predican el “evangelio social” han

establecido una red mundial. Pero todas sus actividades son inicuos en losojos de Dios. Ahora están tratando de colaborar con la Iglesia CatólicaRomana. Dicen que sus esfuerzos son el “movimiento ecuménico.” Estemovimiento, sin embargo, es la alianza grande de los diablos y espíritusmalos que lanzan un ataque concertado contra la iglesia de Jesucristo. Ellosno saben nada acerca de la verdad, ni les importa la fe. No es de extrañarque ellos puedan unir tan fácilmente con varios grupos heréticos y religio-nes malas.

Las denominaciones del “evangelio social” y la Iglesia Católica Romanatienen una cosa en común: ambos usan la educación social y actividadescaritativas para ganarse a los nuevos convertidos. Esto estaría bien, si enrealidad salvaran a las personas. Pero ellos no pueden. De hecho, ellosterminan alejando a las personas de la salvación de Cristo. Por lo tanto,necesitamos estar en guardia contra ellos. A ellos no les importa salvaralmas; sólo quieren expandir sus organizaciones no bíblicas para colectarmás dinero. De esta manera, pueden consolidar su poder terrenal, y destruirla verdad de Jesucristo. Desde que ellos no tienen la intención de salvaralmas, ciertamente no se molestarán en ayudar a las personas a volversedel pecado a la santidad. Sólo quieren satisfacer a aquellos que aman elpecar y el codiciar ganancias mundanas. Mucha gente piensa: “¿Qué tengoyo que perder? Después de bautizarme en esta iglesia del ‘evangelio social,’me puedo ir al cielo. Y mientras tanto, puedo recibir algunas de susprestaciones sociales. Será más fácil para mí encontrar un trabajo, y mishijos pueden asistir a una mejor escuela. También puedo continuar viviendoen el pecado. Como resultado, millones de almas andan ciegamente en latrampa del diablo.

Nosotros no estamos en contra de las actividades caritativas. Son buenasmientras que el motivo sea puro para traer gente a la salvación de Cristo.Los cristianos deben tener el mismo ánimo como Cristo: cariñosos,misericordiosos y siempre listos para ayudar al pobre y al necesitado. Por-


que verdaderamente más bienaventurado es dar que recibir. Sin embargo,hay algo que nosotros debemos tener en cuenta: Cuando Jesús, nuestroSalvador amoroso, estaba en el mundo, Él siempre tenía misericordioso delos pobres y los hambrientos. Pero antes de satisfacer sus necesidadesfísicas, primero satisfacía sus necesidades espirituales al decirles la Palabrade vida. Así que los motivos de las buenas obras de un cristiano debe sersalvar almas, hacer entender a la gente las consecuencias terribles delpecado, y ayudarlos a apreciar el evangelio. Cuando los hombres tienen aJesús, todos sus problemas serán resueltos. ¡Porque Él es la fuente de todariqueza!

Si la gente no viene sinceramente ante el Señor y se arrepiente de suspecados, todo esfuerzo de satisfacer sus necesidades materiales será inútil.La ayuda material limitada nunca puede satisfacer las necesidades espiri-tuales de los hombres. Dios no puede bendecir a un hombre a menos quesus pecados hayan sido limpiados con la sangre preciosa de Jesús. Unhombre puede tener toda la riqueza del mundo, pero si él no se arrepiente,nunca tendrá la paz verdadera en el espíritu. En vez de eso, perecerá parasiempre. Sólo aquellos que de verdad conocen a Cristo tendrán paz verda-dera, alegría y vida eterna. Sus pecados serán perdonados, sus almas salvas,sus enfermedades sanadas, y todos sus problemas resueltos. Ellos serán loshijos de Dios, y Él será responsable de sus necesidades y los protegerá.Mientras que obedezcamos a Él, abandonemos los pecados y caminemosen la palabra de Dios, no tendremos falta de ningún bien (véase Sal. 34:10).

Las denominaciones del “evangelio social” y la Iglesia Católica Romanani llevan a la gente al arrepentimiento ni convierten a los hombres a Cristo.Ellos no predican la verdad bíblica—el evangelio glorioso que provee todaslas necesidades del hombre. En vez de eso, ellos enfatizan las actividadesfilantrópicas que proveen algunas necesidades temporales de la carne. ¡Quéerror tan serio han cometido! Así es cómo el diablo ciega a las personas. Élcausa que ellos confundan la mentira con la verdad, y desprecien las bendi-ciones eternas por insignificantes beneficios a corto plazo. Mientras estasorganizaciones heréticas crecen, así lo hacen el territorio del diablo. ¡Por lotanto, todos los que son redimidos por la sangre preciosa de Jesucristo de-ben levantarse y orar seriamente, unánimes, para demoler los engaños de


Satanás y aniquilar su dominio en el santo nombre del Señor Jesucristo!

Las denominaciones del “evangelio social” no sólo se toman de la manocon la Iglesia Católica Romana, sino también hacen amistad con otras or-ganizaciones heréticas. Sé de un pastor famoso modernista que trató deayudar a uno de sus miembros a obtener una visa para los Estados Unidos.En vez de orar por este miembro (porque los modernistas no conocen elpoder de Dios ni de la oración), él lo introdujo a la Iglesia Mormónica herética(los Mormones a veces ofrecen asistencia para solicitar visas para losEstados Unidos—una de sus tácticas para entrampar las almas de loshombres). Así que con la ayuda de los mormones, este miembro lastimosofinalmente obtuvo su visa para los Estados Unidos. Pero al mismo tiempo,¡él perdió su visa para el reino celestial!

Una vez me mandaron a predicar en una escuela cristiana. Mientrasdistribuía folletos evangélicos, me fijé en un pastor extranjero de mi antiguadenominación pasando folletos a los estudiantes también. Pero sus folletosevangélicos no invitaban a la gente a aceptar la salvación de la cruz, sino aunirse a un culto—“El Movimiento de Rehabilitación Moral.” Esta secta nocree en la remisión de los pecados por la sangre preciosa de Jesús—laverdad de nacer de nuevo. Es una coalición de varias religiones diabólicas.Imagínate: ¡Un pastor que ayuda al diablo a difundir una religión mala, bajola bandera de la cristiandad! ¡Qué pecado más serio! ¡Ciertamente hanprovocado a ira a Dios! ¡Espero que él (eso pastor) lea la palabra de Diospronto, se postre ante Él, se arrepienta y se vuelva!

Estos bloques rebeldes que predican el “evangelio social” ahora gritan“Unidad!” Procuran tomarse de la mano no sólo con los principales gruposheréticos, sino también con las iglesias verdaderas. Su propósito es extendersu red y aumentar su influencia. Quieren derribar completamente la fe purade la verdad. Muchos cristianos piensan que estas organizaciones del “evan-gelio social” forman parte de la cristiandad. Y, siendo engañados, ellos debuena gana cooperan con estas organizaciones. Pero los cristianos que sonfieles a la palabra del Señor y que no quieren tener nada que ver con el“evangelio social,” son acusadas por estas organizaciones de “perturbar launidad de la iglesia” o “causar divisiones en la iglesia.” Estos cargos no


tienen fundación en absoluto. Las divisiones en la iglesia no son causadaspor los que guardan la palabra, sino por los que se la oponen.

Cualquiera que conoce la Biblia entiende la verdad sobre la separacióny la consagración. Dios dijo: “Mis estatutos guardarás. No harás ayuntartu ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás conmezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos” (Lv.19:19). “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿quécompañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión laluz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial (Satanás)?¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entreel templo de Dios y los ídolos (gente y cosas que reemplazan a Dios)?Porque vosotros sois el templo del Dios viviente” (2 Co. 6:14–16). Asícomo el agua y el aceite no se puede mezclar, los que son de Cristo yobedecen Su palabra nunca deben mezclarse con los modernistas, porqueellos no creen la verdad y trabajan para Satanás. Y las personas quepertenecen a Cristo tampoco deben unirse a la Iglesia Católica Romana,que se desvía de la verdad y adora a ídolos.

Antes que el Señor Jesús fuera crucificado, Él oró al Padre por aquellosque eran de Él, diciendo: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo,sino por los que Me diste; porque Tuyos son… Padre santo, a los queMe has dado, guárdalos en Tu nombre, para que sean uno, así comoNosotros… Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfectos en unidad”(Jn. 17:9,11,23). La unidad a la que el Señor Jesús se refería es la unidad enel espíritu y en la vida. Esta es la unidad en Cristo. Ellos que se reúnen enunidad, son redimidos por la preciosa sangre del Señor y se han separadodel mundo en el nombre de Jesucristo. Ellos son “linaje elegido, realsacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 P. 2:9).

Siendo renacidos y salvados, todos ellos poseen la vida de Cristo. Todosson bautizados en un cuerpo y se les dio a beber de un Espíritu. Por lo tanto,la unidad de los santos debe estar en Cristo. Pero los incrédulos, los reinci-dentes y aquellos que se conforman al mundo nunca podrán tener parte enesta unidad. No hay unidad entre la santidad y la mundanería; los creyentesy los incrédulos; la justicia y la injusticia; la luz y la oscuridad; la verdad y la


herejía; Cristo y Satanás. Si ellos son forzados a unirse, las consecuenciasserán desastrosas y peligrosas como infectar (unificar) a una persona sanacon una enfermedad mortal. Por esta razón, los que son fieles a la verdaddeben separarse primero de los que son rebeldes. Sólo entonces ellos po-drán dar un testimonio bueno y efectivo a la verdad del Señor ante la gente.

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entrevosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejíasdestructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobresí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones,por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y poravaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobrelos tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdiciónno se duerme. (2 P. 2:1–3)

Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos,no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis en vuestrafirmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestroSeñor y Salvador Jesucristo. (2 P. 3:17–18)

De Tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, heaborrecido todo camino de mentira… Por eso estimé rectos todos Tusmandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí todo camino de mentira.

(Sal. 119:104,128)

Sí, cada cristiano debe esforzarse a sostener la verdad y aborrecer lafalsedad (el camino de mentira). En el amor de Dios, tenemos que advertira aquellos que predican o creen en las doctrinas falsas para que vean la luzde la verdad. Con reverencia y compasión, oremos sin cesar por ellos, paraque el Señor los limpie con Su preciosa sangre. Que Dios abra sus ojos paraque vean la situación en la que están. Pues no se dan cuenta de que estánsiendo engañados y usados por el diablo. Que Dios bendiga y use estemensaje y, que con Su palabra, despierte a las almas que están durmiendotodavía bajo el hechizo de Satanás.

Por las misericordias de Dios, yo ruego a todos los clérigos y los creyen-


tes que se han extraviado, que se arrepientan pronto, y abandonen todas lasfalsas doctrinas. Vuelvan a la Roca justa, el Señor Jesucristo, que derramóSu sangre por nosotros. Aunque el Señor odia los pecados, Él tiene miseri-cordia de los pecadores. Con los brazos abiertos, Él te espera para volver aSu redil. Él se olvidará y perdonará todos sus pecados pasados mientrasque se arrepientan y vengas humildemente a Él, pues Él es misericordioso.Pero no menosprecie Su justicia, porque Él es severo con los impenitentes.El Señor Jesús dijo: “El que me rechaza, y no recibe Mis palabras, tienequien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el díapostrero” (Jn. 12:48). “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”(He. 10:31). ¡Que todos ustedes se vuelvan a la verdad y se arrepientan sinretraso!

Diles: “Vivo yo,” dice Jehová el Señor, “que no quiero la muertedel impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos,volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa deIsrael?” (Ez. 33:11)

Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído.Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle:“Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda denuestros labios. ” Yo (Dios) sanaré su rebelión, los amaré de puragracia; porque mi ira se apartó de ellos. (Os. 14:1–2,4)

La iglesia necesita ser revivida por el Espíritu Santo en los días postreros 125

Parte II

El bautismoEl bautismoEl bautismoEl bautismoEl bautismodel Espíritu Santodel Espíritu Santodel Espíritu Santodel Espíritu Santodel Espíritu Santo


Capítulo 1

La iglesia necesita ser revivida por elEspíritu Santo en los días postreros

Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de lostiempos hazla conocer. (Hab. 3:2)

Antes de que el Señor Jesús vuelva en gloria, las tinieblas cubrirán latierra, y oscuridad las naciones. Hoy, todo el universo está en la oscuridad yhay numerosas señales de su regreso. Nosotros como cristianos en estaera extraordinaria, tenemos que presentarnos rápidamente al trono del Señor,para implorarle a Él de día y noche con ayunos y con lágrimas para que Élreviva a su iglesia. Debemos orar al Señor que derrame su espíritu en sussiervos e hijos, para que cuando levantemos en alto la antorcha del evange-lio delante de todas las naciones, y proclamemos del inminente regreso denuestro Señor, podamos traer un gran resurgimiento. Preparemos el cami-no al Señor que regresará en gloria. “Y dirá: Allanad, allanad; barred elcamino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo” (Is. 57:14).

La obra del Espíritu Santo tal como la del día de Pentecostés, son nece-sarias para el resurgimiento de la iglesia. El Señor ha prometido derramar elEspíritu Santo en los postreros días como la lluvia gotea sobre la tierra,restaurando la vida a todas las cosas. La iglesia dormida entonces se des-pertará porque “aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en lasoledad. El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal enmanaderos de aguas” (Is. 35:6–7).

La iglesia es el cuerpo de Cristo, que Él redimió con su propia sangrepreciosa. Ella es santa y sin mancha, habiendo sido bautizada con el Espíri-tu Santo y purificado en el lavamiento del agua por la palabra. Por lo tanto,la iglesia tiene que apartarse completamente del mundo para dar testimonio


de la santidad y gloria de Cristo. Las denominaciones han perdido el poderde testificar por Cristo porque ellas han pecado grandemente y se han se-parado de la fe de la sangre, el agua, y el Espíritu Santo. Por lo tanto, elEspíritu Santo no puede obrar en medio de ellos. El Señor reprochó a supueblo diciendo “Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no tehayas prostituido… Y con tus fornicaciones y con tu maldad hascontaminado la tierra. Por esta causa las aguas han sido detenidas, yfaltó la lluvia tardía” (Jer. 3:2–3).

La condición de todas las iglesias cristianas hoy entristece el corazóndel Señor. (En realidad ellas no son iglesias, sino denominaciones.) Su fe esdébil y su amor se ha enfriado. Se han vuelto infieles y profanas, volviéndo-se a los ídolos y cometiendo adulterio con el mundo. En vez de buscar laverdad y el Espíritu Santo, persiguen prosperidad y conocimiento terrenal.En vez de confiar en Dios, confían en la sabiduría humana, en las riquezasy en las instituciones. Los cristianos sólo buscan el confort de la carne y noprestan atención a sus necesidades espirituales. Son impíos: luchan por elpoder y ganancias personales. Son comunes los celos y las divisiones entreellos. Tienen sus propios fervores, pero no sirven en el espíritu. Constante-mente ignoran y desprecian la gracia de Dios, y se unen con los apóstataspara rebelarse contra Él.

La mayoría de los siervos de Dios en las denominaciones carecen deuna vida santa y de los dones del Espíritu Santo. Sus sermones suenangrandiosos, pero no tienen mucho impacto en los oyentes. Pues, ellos mismosno son un testimonio vivo para la palabra de vida. Muchos predicadoressólo tienen un entendimiento vago del fundamento de la verdad sobre lasalvación de Cristo. Así que, ¿cómo pueden ser los portavoces de Diospara reprender el pecado? Ni siquiera pueden guiar a los cristianos aarrepentirse de sus pecados. Pues, ¿cómo podrán ayudar a otros a recibirel bautismo del Espíritu Santo y dirigirlos a una verdad más profunda decómo entrar en la Tierra Prometida de Dios? Sus sermones carecen delungido del Espíritu Santo, y ellos defrauden sus propias predicaciones. Ensu mayoría hablan de conocimientos y sabiduría mundana en vez delevangelio completo de la sangre, la verdad y el Espíritu Santo. No señalanel castigo terrible por causa de los pecados y el justo juicio de Dios que


caerán sobre los pecadores. Así que, muchos cristianos perecen en suignorancia.

Entonces hay falsos profetas que van a todas partes, anunciando la pazy la felicidad, y que hacen gran daño a muchos. Niegan la autoridad de laBiblia y solamente tratan de satisfacer al hombre. Para complacer a aquellosque aman pecar, alteran la palabra de Dios hasta que se convierta en unaherejía. Muchos han sido atraídos lejos del sano evangelio, para seguir talesdoctrinas del diablo.

La gloria del templo no yace en su esplendor externo, sino en la presen-cia del Espíritu Santo. Aunque varias denominaciones tienen catedralesmajestuosas, generalmente carecen de trabajadores con un amor ardientepor el Señor y por las almas de los hombres. Una frialdad mortal se perfilaen sus reuniones. Aunque se haya celebrado un servicio solemne, nuncaadoran en espíritu ni en verdad. Prestan mucha más atención al dinero y almaterialismo, así que los ricos son más respetados que los pobres. Inclusoalgunos ricos que no son salvos, les han sido otorgados altas posiciones yautoridad para hablar vanidosamente en nombre de Dios. En vez de loespiritual, dominan las actividades sociales en estas denominaciones. Losplaceres mundanos y otros entretenimientos han reemplazado la búsquedaespiritual.

Los cristianos hacen su parte haciendo donaciones, pero no demuestranuna vida semejante a la de Cristo. Les faltan virtudes espirituales talescomo la santidad, la devoción, la obediencia y la fe en Dios. Aquellos quesinceramente retienen la palabra de la verdad son tildados de altivos yblasfemos. Los cristianos generalmente siguen al mundo, sin una visión, yasí ven como su vida espiritual se desmorona. Viven en la carne pero enrealidad están muertos del espíritu—ni son fríos ni calientes. Sustituyen lasobras de Dios por las actividades de los hombres. Le dan lugar a Satanáspero no al Señor. No es sorprendente que el Espíritu Santo no puede hallarlugar de descanso entre ellos, y Dios no puede demostrar su gran poder ygloria. Es difícil diferenciar estos cristianos de la gente del mundo.

Mientras la condición de los hijos rebeldes de Dios está peor que nunca,


los predicadores y creyentes, se sienten aun, muy satisfechos de sí mismo.Dios debe estar muy afligido al ver, desde el cielo, a sus hijos desobedientes.Dios es amoroso, pero también es justo—Él nunca deja pasar los pecados.¿No castigará Él a su pueblo por sus iniquidades? El gran día del juicio estáa la mano, y el juicio comenzará por la casa de Dios. Así que, si los cristianosen las diversas denominaciones rehúsan arrepentirse, la ira de Dios caerásobre ellos. ¿No tendremos que abandonar lo que es sucio, y arrepentirnosy volvernos a la senda correcta? ¿No tendremos que llorar y rogar a Diosque tenga misericordia de nosotros y que nos reviva hoy?

Lo que ocurre ahora entre los incrédulos es más horroroso. Las fuerzasmalignas del diablo están trabajando en todos lados del mundo. La nocheestá avanzada, y se acerca el día. El Señor Jesús vendrá pronto para juzgaral mundo. El diablo Satanás sabe que su fin está cerca, así que trabaja másarduo que nunca. El mundo está lleno de adulterio, de saqueadores, dehomicidios, de derramamiento de sangre, de idolatría, de hechicerías y otrasmalas acciones. Las drogas, los entretenimientos mundanos, las ideologíasateísticas, las herejías y las religiones malignas que son disfrazadas del cris-tianismo están en todas partes. Esto demuestra que el diablo hace todo loque puede para oponerse a Dios y hacer caer al mundo a eterna condenación.

El diablo usa a los hombres para engañar a la humanidad y arruinar elplan de la salvación de Dios. El necesita a sus hijos urgentemente, para quese pongan de su lado, y cooperen con Él para realizar su gran obra. Diaria-mente, sus hijos tienen que estar llenos con el Espíritu Santo para que pue-dan enaltecer la bandera de la cruz en el nombre de Jesucristo y por susangre. Debemos orar a Dios que lance un ataque contra el reino de Sata-nás, que haga caer su fortaleza, que destroce su caverna, destruya su tronoy que frustre sus conspiraciones y trabajos. También oremos que Dios rompalas cadenas del pecado; que borre las malas fuerzas de la oscuridad; quelibere a todos los esclavos de pecados y que les guíe de las tinieblas al reinode la luz. Solamente por el poder del Espíritu Santo podrá ser derrotado elejército de Satanás, y su reino, sojuzgado. Sin el poder del Espíritu Santo, lajusticia no será realizada y los problemas dentro y fuera de la iglesia noserán resueltos. La cruz puede estar representada en nosotros solamentepor la obra del Espíritu Santo.


La gran obra que el Señor cumplió sobre la cruz fue salvar a los pecado-res, dándoles la vida de Dios, y llenándolos con el Espíritu Santo. Todos loscristianos entonces recibirán poder para dar testimonio del Señor. Ellosvivirán una vida bendita con Dios, trabajarán junto con Él y serán glorifica-dos con Él. Sin la cruz, no se puede entrar en la plenitud del Espíritu Santo.Y sin ser lleno del Espíritu Santo, no se puede manifestar el poder de lacruz. El Espíritu Santo verdaderamente ha venido para glorificar a Jesucristo.

“Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua yla sangre; y estos tres concuerdan” (1 Jn. 5:8). Este es el completotestimonio que Dios ha testificado de su Hijo Jesucristo, y es la verdadcompleta de la Biblia. Tiene que ser aceptada completamente por aquellosque pertenecen al Señor. La iglesia es edificada sobre la fundación de laSangre, el Agua y el Espíritu Santo—la roca de la verdad completa. Pormedio del perdón por la sangre de Cristo, somos llamados hijos de Dios.Solamente por el lavado del agua (la palabra) y con la disciplina del EspírituSanto, nuestra vida espiritual crecerá en madurez. Con esta vida, entonces,podremos guardar la palabra, dar testimonio de la verdad y aun morir poramor a la palabra.

Es una lástima que las diversas denominaciones de hoy día parecen auna torta cocida de un solo lado. Un lado está quemada y la otra cruda.(véase Os. 7:8.) Ninguno de los dos lados de la torta es normal. La partequemada representa las denominaciones que casi busca el poder del Espí-ritu Santo pero no están edificados por la palabra de Dios. Su crecimientoespiritual es anormal. Para un cristiano que es lleno del espíritu, es másnecesario que sea arraigado en la verdad. Antes de que se pueda glorificaral Señor, él no sólo necesita el don y el poder del Espíritu Santo, sino tambiénun testimonio de una vida santa. Siendo lleno con el Espíritu Santo no es elfin de un viaje espiritual de un cristiano. Es sólo el comienzo, el principio dela senda de la cruz. Muchas feroces batallas espirituales están delante deél. ¿Cómo se puede vencer a Satanás, el malo, sin la espada del EspírituSanto (la espada de Dios)?

La parte cruda de la torta representa las denominaciones que sólo bus-can el conocimiento de la verdad pero descuida la obra del Espíritu Santo.


Este es la condición de la mayoría de las denominaciones. Sus predicadoresy creyentes tienen un buen conocimiento de las escrituras, pero no tienen elpoder del Espíritu Santo en ellos mismos. Son como madera sin fuego, queno puede ser quemada. Espiritualmente, no son ni fríos ni calientes, y care-cen del poder para brillar resplandeciente para el Señor. En general, estimanmucho las teorías teológicas y la elocuencia. A lo mejor éstas tienen unpoco de valor en ciertas funciones, pero solamente el poder del EspírituSanto puede lograr que los pecadores se arrepientan y vuelvan a Dios.Ninguno de estos dos grupos extremos puede satisfacer el corazón del Señor.La Iglesia del Nuevo Testamento debe mantener la verdad completa de laBiblia. Sólo entonces la santa verdad de Cristo Jesús el Salvador puede serhonrado y glorificado.

Hoy lo que la iglesia necesita urgentemente es que el Espíritu Santoobre. También se necesita que los cristianos estén dispuestos para testificarel testimonio completo de la Sangre, el Agua y el Espíritu Santo. Unasola chispa es suficiente para crear un incendio forestal. Si alguien estádispuesto a rendirse a sí mismo para ser quebrantado, para recibir el EspírituSanto, y a caminar en la verdad, Dios podrá hacer maravillas por medio deél. Pero la mayoría de los siervos e hijos de Dios ha pasado por alto omalentendido la gloriosa verdad del bautismo del Espíritu y de la edificaciónde la iglesia.

Lo peor es que algunos deliberadamente se oponen, difaman y atacan lasanta verdad de la cual conocen poco o nada. Hablan sobre la necesidaddel resurgimiento por el Espíritu Santo, pero suprimen el Espíritu Santo conla voluntad del hombre y lo rechazan cuando verdaderamente está obrando.No quieren confiar ni obedecerlo incondicionalmente. En cambio, extin-guen la motivación del Espíritu Santo en ellos mismos e impiden que Élopere libremente en la congregación. Así que los creyentes no pueden ob-tener las bendiciones completas del Espíritu Santo. ¡Qué deplorable es!Después de recibir el Espíritu, algunos cristianos no continúan buscando laverdad. Dejan de progresar porque no entienden completamente la verdady lo toman a la ligera. ¡Las bendiciones que han perdido verdaderamenteson grandes! Y otros, debido a su ignorancia, aun se oponen a la verdad ydan testimonios adversos. De esta manera, han impedido que muchos otros


entren en la abundante salvación de Dios ¡Es una gran pena!

Desde que el Señor Jesús me bautizó con el Espíritu Santo, mis ojosespirituales han sido abiertos para ver las necesidades apremiantes de laiglesia. Por lo tanto, no me atrevo a quedarme callada. El Señor me mandóa escribir la sagrada verdad sobre el bautismo (la plenitud) del EspírituSanto basado en mis experiencias de la vida personal (más bien de mi cono-cimiento teorético). Voy a compartir sus bendiciones con los amados her-manos y hermanas en el Señor. Que Dios, mediante estos diez capítulos delBautismo del Espíritu Santo, les guíe a todos ustedes en la plenitud de suevangelio a fin de que la iglesia sea revivida. Entonces veremos la gloria dela iglesia prístina, restaurada como la del día de Pentecostés. En aquel día,los santos tuvieron una administración perfecta y el poder para testificar.

¡El resurgimiento comienza con cada cristiano individual! ¡Es tiempoahora! ¡El Señor viene! Él ha prometido: “Y en los postreros días, diceDios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne… sobre mis siervos ysobre mis siervas en aquellos días…” (Hch. 2:17–18). También dijo: “sise humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren,y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entoncesyo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”(2 Cr. 7:14).


Capítulo 2

¿Por qué los cristianos deben aceptar elbautismo del Espíritu Santo?

¿Por qué tienen que recibir el bautismo del Espíritu Santo la mayoría delos cristianos? Aquí está la respuesta para esta pregunta vital en cinco partes:

1. Es la voluntad de Dios

El Dios Trino—el Santo Padre, el Santo Hijo, y el Espíritu Santo—dice,“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestrasemejanza…” (Gn. 1:26). Dios creó al hombre con un cuerpo, el alma y elespíritu conforme a su propia semejanza, haciéndolo también tres en uno.El cuerpo del hombre es para tener contacto con el mundo físico. El almadel hombre es para expresar su voluntad y la pasión, el discernimiento, laalegría y el enojo, la tristeza, la aversión y muchas cualidades morales. Elespíritu del hombre es supremo, el cual le permite que piense en los asuntosde Dios, que sienta la presencia de Dios, y que le adore y le reverencie a Él.Dios espera unirse con el hombre y que aquel sea su Templo. Así, el hombrepodrá reflejar su gloriosa imagen, y glorificar su nombre en la tierra. Estefue el propósito original y supremo de Dios al crear al hombre.

Sin embargo, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de lagloria de Dios” (Ro. 3:23). La caída de Adán originó el pecado en elcorazón del hombre, haciendo imposible que Dios habite en él. Para expiarlos pecados de la humanidad, Dios envió a su unigénito Hijo, Jesucristo, almundo para morir en la cruz, para que todo aquel que en Él cree, no sepierda, mas tenga vida eterna (véase Jn. 3:16). Después de que el SeñorJesús fue levantado de entre los muertos y elevado al cielo, Él envió elprometido Espíritu Santo al mundo.

Todos aquellos que son redimidos por la Sangre y bautizados con el

¿Por qué los cristianos deben aceptar el bautismo del Espíritu Santo? 135

Espíritu Santo pueden ser edificados en la casa espiritual del Señor (unidosjuntos para que sean el cuerpo de Cristo, que es la iglesia) y adorarle a Élen el Espíritu. Dios es Espíritu, y los que le adoren tienen que adorarle enEspíritu. Sólo entonces podrán obtener Dios y el hombre una perfecta uniónen el Espíritu.

Después de haber recibido el Espíritu Santo, también recibiremos donesespirituales y poder de Dios para que podamos servirle, entender su volun-tad, guardar su palabra y hacer lo que le agrade a Él. Es sólo por el EspírituSanto que podamos nosotros mantener el templo de Dios (nuestro espíritu,alma y cuerpo) en santidad, pues el poder del Espíritu Santo desempeña unpapel importante en la vida santa. Así es el deseo de Dios que nosotrosrecibamos el bautismo del Espíritu.

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, elcual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios envuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

(1 Co. 6:19–20)

Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:Habitaré y andaré entre ellos… Así que, amados, puesto que tenemostales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y deespíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

(2 Co. 6:16; 7:1)

Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéisde fornicación… pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino asantificación. (1 Ts. 4:3,7)

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio abeber de un mismo Espíritu. (1 Co. 12:13)

2. Es la promesa de Dios

El propósito de Dios en sacar a su pueblo elegido fuera de Egipto por el


camino del desierto del Mar Rojo era para que ellos entraran en la tierraprometida de Canaán, una tierra que fluye leche y miel. Igualmente, elpropósito de Dios hoy en librar a sus hijos del pecado por medio de lasangre de Cristo (nacer de nuevo, significa el salir de Egipto y cruzar elMar Rojo) es para traerlos dentro de la plenitud del Espíritu Santo(significando el entrar en la tierra prometida de Canaán) por el bautismo delEspíritu (significando el cruzar del Río Jordán). Sin embargo, millones decristianos se detienen en haber nacidos de nuevo y no han recibido elbautismo del Espíritu Santo. Después de recibir el bautismo del EspírituSanto (cruzar el Rio Jordán) tenemos que eliminar al “viejo hombre” delpecado por el Espíritu Santo (destruir los habitantes malos de Canaán). Asípodamos hacernos cristianos santos, victoriosos y amados. Sólo entoncespodremos disfrutar las bendiciones celestiales que Dios nos prometió ypodremos experimentar su completa salvación.

Levíticos 23 menciona las siete fiestas solemnes de los israelitas quesignifican la completa salvación de Dios (desde el nacimiento del Señorhasta su segunda venida) y el peregrinaje de cada cristiano. El orden de lasfiestas es arreglada por Dios para revelar la completa y abundante graciaque Él ha preparado para sus hijos desde hace mucho tiempo.

a. La pascua significa que Cristo (el Cordero) murió por los pecadorescon el derrame de la sangre. Por medio de su sangre, todo el que en El creaserá redimido y liberado de las manos de Satanás. Puesto que sus pecadosson perdonados, la ira de Dios “pasa” sobre ellos.

b. La fiesta solemne de los panes sin levadura significa el entierro deCristo. Los cristianos que fueron redimidos por el Señor deben alejarse delos deseos de pecar (la levadura) y sepultarlos juntamente con Cristo. Tambiéndebemos denunciar las herejías (la levadura) y retener firme la verdad.

c. La fiesta solemne de las primicias de los primeros frutos (laofrenda del nuevo grano) significa la resurrección de Cristo. Los cristianosque han nacido de nuevo deben ofrecer su nueva vida completamente alSeñor.


d. El Pentecostés significa el descenso del Espíritu Santo. Los cristianosrecibirán el bautismo del Espíritu Santo si lo buscan seriamente (sincera-mente). A través del derrame del Espíritu Santo ellos serán establecidospara que sean la iglesia de Dios. Ellos obtendrán fuerza para caminar conÉl y para esperar por su regreso.

e. La fiesta solemne de las trompetas significa la segunda venida deJesucristo. Todos los santos que se purifiquen y esperen con vigilancia porel regreso del Señor serán arrebatados para recibir al Señor en el aire.

f. El día de expiación significa el regreso del Señor en gloria. El Señordescenderá con todos sus santos y entonces toda la casa de Israel (losjudíos) será salvo. La salvación vino de los judíos. Pero como los judíosrechazaron el Mesías (el Cristo), la salvación ha venido a nosotros los gentiles.Durante este período de gracia, Dios ha demostrado favor a los gentiles, loscuales no eran sus escogidos, a fin de todos los que crean en el SeñorJesucristo sean su pueblo por medio de su nombre. En su salvación Dios haresuelto darnos el poder del Espíritu Santo para que nosotros divulguemossu maravilloso evangelio por todos los confines de la tierra. Cuando la ple-nitud de los gentiles haya entrado (cuando se completa el número de losgentiles), toda la casa de Israel será salva.

g. La fiesta solemne de los tabernáculos significa el reinado de Cristoy el establecimiento de su reino de paz (el milenio). Los santos reinaránjuntamente con Él y disfrutarán de la eterna alegría de Dios morando con elhombre.

Las tres primeras fiestas solemnes han pasado ya, pero las últimas trestodavía tienen que venir. Entre ellas es la cuarta fiesta solemne, el Pente-costés. El glorioso Espíritu Santo fue derramado en el día de Pentecostéscomo Dios había prometido. Esto ocurrió cincuenta días después de la re-surrección del Señor Jesucristo. Aunque las palabras del profeta Joel sehabían cumplida: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre todacarne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianossoñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobrelos siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”


(Jl. 2:28–29).

El Pentecostés no ha terminado. Este continuará hasta que el Señorregrese. Pues el Pentecostés dura desde la ascensión del Señor al cielohasta su segunda venida. Esto también es llamado la era de los actos delEspíritu Santo. Durante este período, Dios derramará su Espíritupoderosamente por todo el mundo. Cada generación de personas que creeen el Señor Jesús—sea joven o viejo, hombre o mujer, rico o pobre—todospueden recibir las bendiciones celestiales y entrar en la plenitud de su gracia.Dios espera que su pueblo reciba la gracia pentecostal (el bautismo delEspíritu Santo) a fin de prepararlos para las tres fiestas solemnes que siguen.

En el día de Pentecostés, Pedro alzó la voz y dijo a la multitud: “Arre-pentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristopara perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y paratodos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”(Hch. 2:38–39).

Dios nos dice lo mismo hoy día. Todos nosotros que estamos salvostenemos que recibir el don del Espíritu Santo, pues es la preciosa promesapara todos los cristianos que Él ha llamado. “En el último y gran día de lafiesta, Jesús se puso de pie y alzó la voz, diciendo: ‘Si alguno tienesed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, desu interior correrán ríos de agua viva.’ Esto dijo del Espíritu que habíande recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el EspírituSanto, porque Jesús no había sido aún glorificado” (Jn. 7:37–39).

Juan el Bautista dijo “Yo a la verdad os bautizo en agua; pero vieneuno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correade su calzado; él (Jesús) os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lc.3:16).

3. Es el mandamiento del Señor

Las últimas palabras de una persona antes de morir son siempre las más


importantes. Antes de su ascensión, el último mandato del Señor Jesús asus discípulos fue que recibieran el bautismo del Espíritu Santo. Estas palabrasson grandemente importantes. ¿Cómo podemos desobedecer este manda-miento del Señor?

El Señor sabía que cada uno de nosotros, que hemos sido redimidos, y senos ha dado una vida espiritual nueva, seguiríamos teniendo debilidadesespirituales. Muchas veces somos ciegos, sordos, mudos y paralíticos en elespíritu, y tenemos flujo (asuntos) de la sangre (pecado), etcétera…Comoresultado, no podemos traer gloria a su nombre en la tierra. El Señor quiereconceder a todos los cristianos una fuerte y abundante vida espiritual. Élquiere que estemos continuamente nutridos con su alimento espiritual yagua viviente para que todos nosotros tengamos el poder para testificar porÉl. Por esta razón, el Señor ordenó a sus discípulos que recibieran el bautis-mo del Espíritu. Es una etapa más profunda que el arrepentimiento y elnacer de nuevo.

Nacer de nuevo es la obra del Espíritu Santo hecha en el individuo parasu salvación. Pero el bautismo del Espíritu es la obra del Espíritu Santo enla congregación, para edificar a los santos, y así, juntos, ser el cuerpo deCristo, dándoles el poder para servir y administrar. El bautismo del Espírituda poder a los cristianos para vencer todos los pecados, debilidades, en-fermedades, tentaciones y aflicciones, y para presentar un testimonio buenoy efectivo por el Señor Jesús.

Los discípulos del Señor fueron salvos y lo siguieron estrechamente pormuchos años. Sin embargo, el Señor les pidió que esperaran por el EspírituSanto prometido por el Padre. Nosotros ¿No debemos recibir también esteregalo? Miren la condición de los discípulos, antes del bautismo del EspírituSanto. A pesar que ellos estaban llenos del fervor humano, aún tenían mu-chas debilidades espirituales. Pero después de estar llenos del Espíritu Santoen el día de Pentecostés, fue posible ser usados por Dios para hacer historia.Puesto que los mandamientos de Dios son tan importantes ¿no los obede-ceremos?

Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino


que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréisbautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

(Hch. 1:4–5)

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; peroquedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidosde poder desde lo alto. (Lc. 24:49)

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el EspírituSanto, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, yhasta lo último de la tierra. (Hch. 1:8)

…antes bien sed llenos del Espíritu. (Ef. 5:18)

4. Es la obligación de todos los cristianos

Después de haber sido redimidos por el Señor, es razonable que noso-tros le entreguemos nuestro corazón, que sigamos su camino y mantenga-mos su Palabra. Amaremos a Él con todo nuestro corazón, y con todanuestra alma, y con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. “Elque no amare al Señor Jesucristo, sea anatema” (1 Co. 16:22).

Aun siendo débiles, nuestros corazones todavía desean amar al Señor.Pero muy a menudo no tenemos las fuerzas para hacerlo. Somos comoPedro antes del Pentecostés. Él estaba dispuesto a morir por el Señor, perocuando él fue puesto a prueba, él negó al Señor tres veces. Esto es comúnen nosotros. También estamos dispuestos a seguir al Señor, pero cuandoestamos atraídos por las cosas mundanas, le volvemos la espalda a Él, en-tristeciéndole grandemente. ¡Cómo quedamos cortos de la gracia y el amorde Dios!

Pero “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazonespor el Espíritu Santo que nos fue dado” (Ro. 5:5). Si nosotros estamosllenos con el Espíritu Santo, podremos amar al Señor con su propio amor.


Nuestro amor es caprichoso, pero el amor del Señor nunca cambia. Podre-mos amar las almas de otros sólo después de que su gran amor sea derra-mado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. También con su divinoamor, podemos negarnos a nosotros mismos y tomar nuestra cruz. Enton-ces, nuestro amor hacía el Señor no cambiará, aun si estuviésemos en laprosperidad o en la adversidad. Este amor es nuestra fuerza que nos impelea servir al Señor mientras progresamos en nuestro peregrinaje celestial.¡Vean a Pedro después del Pentecostés! Él no sólo tenía gran poder paratestificar por el Señor, también tenía un amor perfecto por Él, el cual lo hizoestar dispuesto a ser crucificado al revés y a ¡morir como un mártir! Sidecimos que amamos al Señor, tenemos que dar atención a su voluntad ymantener sus mandamientos. Es nuestra obligación obedecer a Dios. ElSeñor dijo, “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el queme ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, yme manifestaré a él” (Jn. 14:21). Compañeros cristianos, ¿han guardadolos mandamientos del Señor—han recibido el bautismo del Espíritu Santo?

5. Es la mayor bendición de un cristiano

Después de haber sido salvados, los cristianos todavía tienen que tomarun viaje espiritual antes de reunirse con el Señor. Durante este largo viaje,ellos seguramente encontrarán toda clase de dificultades, pruebas, peligrosy persecuciones. Siendo llenos con el Espíritu Santo es nuestra seguridadcuando nos encontramos con tales adversidades. Con el Espíritu Santopodemos vencer toda tentación de Satanás y aún tener paz, ayuda, alegríay esperanza en tiempos de adversidad.

Él Señor también nos cuida de no perder nuestro amor y fe hacía Él,para que podamos siempre estar fervientes en el Espíritu para servirle. Élnos ilumina cuando estudiamos la Biblia y nos da sabiduría y revelaciones.El Espíritu Santo nos enseña a orar, y nos concede la fuerza para pelear conoraciones. Y con su ayuda, podemos predicar la Palabra del Señor valero-samente. Él también nos conserva santos y nos ayuda a trabajar por elSeñor con diligencia, para que estemos preparados para encontrarnos conÉl en cualquier momento. Miremos la gran bendición que el bautismo delEspíritu Santo nos brinda.


a. Nos guía a toda la verdad. “Aún tengo muchas cosas que deciros,pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritude verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por supropia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber lascosas que habrán de venir” (Jn. 16:12–13).

b. Nos ayuda buscar las profundas cosas de Dios. “Pero Dios noslas reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo loescudriña, aun lo profundo de Dios… Así tampoco nadie conoció lascosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Co. 2:10–11).

c. Nos enseña en todas las cosas. “Pero la unción (el Espíritu Santo)que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéisnecesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseñatodas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os haenseñado, permaneced en él” (1 Jn. 2:27).

d. Nos ayuda velar y orar. “Orando en todo tiempo con toda oracióny súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia ysúplica por todos los santos” (Ef. 6:18).

e. Nos concede dones espirituales para servir al Señor. “Porque aéste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría… palabra de ciencia…fe… dones de sanidades… el hacer milagros… profecía…discernimiento de espíritus… diversos géneros de lenguas…interpretación de lenguas” (1 Co. 12:8–10).

f. Nos ayuda llevar frutos del Espíritu para glorificar a Dios. “Masel fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,fe, mansedumbre, templanza” (Gá. 5:22–23).

g. Nos revela el amor de Dios. “Seáis plenamente capaces decomprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, laprofundidad y la altura (del amor de Cristo)” (Ef. 3:18).

h. Fortalece el hombre interior. “Para que os dé, conforme a las


riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interiorpor su Espíritu” (Ef. 3:16).

i. Nos ayuda predicar la palabra de Dios valerosamente. “Cuandohubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todosfueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabrade Dios” (Hch. 4:31).

j. Nos da esperanza en las tribulaciones. “Y no sólo esto, sino quetambién nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulaciónproduce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; yla esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sidoderramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fuedado” (Ro. 5:3–5).

k. Nos da alegría en las persecuciones. “Y los discípulos estabanllenos de gozo y del Espíritu Santo” (Hch. 13:52).

l. Nos da seguridad de nuestra herencia en los cielos. “(El EspírituSanto) que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de laposesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Ef. 1:14).

Queridos hermanos y hermanas, puesto que el bautismo del EspírituSanto es la promesa de Dios y el mandamiento del Señor Jesucristo, ¿quéderecho tenemos de rechazarlo? Es la obligación de cada cristiano guardarsus mandamientos, ¿no? Puesto que el bautismo del Espíritu Santo nosbrindara muchas bendiciones espirituales, ¿qué excusa tenemos para nobuscarlo? ¿No le pertenecemos a Él? Si profesamos ser genuinos cristianos,nacidos de nuevo, entonces debemos recibir sin demora el bautismo delEspíritu Santo.

Déjenme preguntarles, tal como Pablo lo hizo: “¿Recibisteis el EspírituSanto cuando creísteis?” (Hch. 19:2).


Capítulo 3

El Bautismo del Espíritu: ¿Viene siemprecon la señal de hablar en lenguas?

¿Es siempre el bautismo del Espíritu la evidencia de hablar en lenguas?

Claro que sí. Todos los cristianos bautizados con el Espíritu Santo hablanen lenguas. El hablar en lenguas no es el bautismo del Espíritu Santo, sino eltestimonio que Dios testificó para cada cristiano que reciba el bautismo delEspíritu Santo. La Biblia nos muestra que los primeros santos hablaban enlenguas (oraban en Espíritu) cuando eran bautizados con el Espíritu Santo.Si no tuviésemos esta señal del bautismo del Espíritu (hablar en lenguas)nunca sabríamos si hubiésemos sido bautizados con el Espíritu. Pero sitenemos la maravillosa experiencia de orar en lenguas, estamos seguros deque hemos recibido el bautismo del Espíritu Santo.

Cuando les preguntas a los cristianos si han recibido el bautismo delEspíritu, algunos dicen, “Yo no sé. ¿Qué es eso?” Pero la mayoría contesta,diciendo, “Por supuesto que sí.” Si les preguntas entonces de cómo sabenellos que han sido bautizados con el Espíritu Santo, te cuentan diferenterespuestas.

Algunos te dicen que han experimentado una sensación de dulzura yalegría cuando oran al Señor. Otros dicen que a menudo confiesan suspecados con lágrimas. Incluso algunos dicen que han recibido dones espiri-tuales al predicar, curar a los enfermos y echar fuera a los demonios, y aúnotros reclaman que se han vuelto mejores personas. Todas estas manifes-taciones son buenas, y los santos deben estar deseosos de ellas. Sin embargo,estos no prueban que verdaderamente han sido bautizados con el EspírituSanto. Pues hay muchas personas con características semejantes, sin serbautizados con el Espíritu Santo.

El Bautismo del Espíritu: ¿Viene siempre con la señal de hablar en lenguas? 145

No hay una base bíblica que nosotros podamos creer que estas buenascaracterísticas son la evidencia del bautismo del Espíritu. La Biblia nosrevela que los profetas y santos del pasado tenían tales virtudes antes delPentecostés. Pero ninguno de ellos tuvo el bautismo del Espíritu porqueeste don fue otorgado sólo después de que el Señor Jesús fuera glorificado.Esta bendición fue dada por primera vez en el día de Pentecostés a loscreyentes del Nuevo Testamento. Todos los que recibieron el bautismo delEspíritu hablaban en lenguas. Esto testificó que ellos habían entrado a laplenitud del Espíritu Santo. Este fue una señal inconfundible.

Gracias a Dios que la Biblia nos muestra muchos ejemplos, de cómo loscreyentes recibieron el bautismo del Espíritu Santo. En cada ocasión, yasea directamente o indirectamente, nos muestra la evidencia de hablar enlenguas. Dios nos deja constancia para que sus hijos sepan con certeza sihan recibido el bautismo del Espíritu Santo. Es la guía para todos los quedesean el bautismo del Espíritu Santo. Así como una enfermedad es identi-ficada por los síntomas, también podemos distinguir quien ha recibido elbautismo del Espíritu Santo, dependiendo si habla en lenguas.

Hay cinco ejemplos del bautismo del Espíritu en los Hechos de los após-toles. El bautismo del Espíritu marcó el comienzo de la iglesia original. Porcuanto a su fe pura—la verdad completa—esta iglesia llegó a ser un modelopara las iglesias posteriores. Los apóstoles experimentaron con sus vidas elverdadero poder del Espíritu prometido por Dios. Fieles a los comandos ymandamientos de Señor, ellos se aseguraron de que los cristianos recibieranel bautismo del Espíritu Santo. Ellos no querían que los cristianos se detu-vieran cuando fueron salvos solamente, mas querían que ellos continuarandentro de la plenitud de la salvación de Cristo. Así que fueron a todos loslugares y imponían las manos sobre los creyentes, para que ellos pudieranrecibir el bautismo del Espíritu Santo. Y todos los que lo recibieron, hablaronen lenguas.

Aquí están las cinco instancias del bautismo del Espíritu anotados enHecho de los Apóstoles.

1. En Jerusalén. “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos


unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de unviento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estabansentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego,asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del EspírituSanto, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu lesdaba (concedía) que hablasen (se expresaran)” (Hch. 2:1–4).

La venida del Espíritu Santo, en el día de Pentecostés, fue algo nuevohecho por Dios desde la creación del mundo. Su propósito era glorificar asu Hijo Jesucristo y establecer la Iglesia del Nuevo Testamento. Esta pro-mesa bendita de Dios será cumplida en cada creyente del Nuevo Testa-mento, pero fue cumplida primeramente en los discípulos (los judíos). Susexperiencias con el Espíritu Santo no derivaron de las doctrinas religiosas,ni de los ritos, sino por sus vidas. Mientras eran bautizados con el EspírituSanto, los discípulos fueron conmovidos por un poder sobrenatural parahablar en extrañas lenguas—un lenguaje desconocido para ellos mismos.Es evidente que este poder vino de Dios. Los discípulos que experimentaroneste poder lo creyeron, y los otros que lo vieron también.

En su sermón, Pedro dijo, “Así que, exaltado por la diestra de Dios, yhabiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, haderramado (Jesús) esto que vosotros veis y oís” (Hch. 2:33). Aquellosque recibieron el Espíritu Santo también recibieron un divino e infinito podery sabiduría. Pero este testimonio interior vino con un sobrenatural signo delexterior, que era el hablar en lenguas. Aún los no creyentes que vieron yoyeron este gran acto de Dios en aquel día, tuvieron remordimiento en suscorazones. Se arrepintieron, entonces, y creyeron en Cristo que ha resucitado,pues el Espíritu Santo vino a glorificar a Cristo. Indudablemente, la granmanifestación sobrenatural del Espíritu Santo que se podía ver y oír era elhablar en lenguas.

2. En Samaria. “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalénoyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron alláa Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos paraque recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendidosobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en


el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían elEspíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de las manosde los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo:‘Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yoimpusiere las manos reciba el Espíritu Santo.’ Entonces Pedro le dijo:‘Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios seobtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porquetu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tumaldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento detu corazón’ ” (Hch. 8:14–22).

Vemos aquí que la gracia de Dios no era solamente dada a los judíossino también a los samaritanos, a los cuales los judíos despreciaban. Dios esimparcial. Estos samaritanos ya habían recibido la palabra de Dios y habíansido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces, ¿por qué los após-toles necesitaban imponerles las manos y ayudarlos a recibir el EspírituSanto? Es obvio que los cristianos no reciben el bautismo del Espíritu cuandose convierten o cuando reciben el bautismo del agua.

Muchos cristianos creen que cuando se arrepienten y son bautizados enagua, reciben también el bautismo de Espíritu. Este concepto es equivoca-do. La Biblia nos demuestra que el bautismo del Espíritu es más profundoque el renacer y el bautismo del agua. Los tres no son iguales.

Los samaritanos no sabían qué esperar antes de recibir el bautismo delEspíritu Santo. Sin embargo, los signos demostraban que lo habían recibido.Ellos no eran los únicos que atestiguaron de esto, sino Simón el hechicerotambién. Los samaritanos verdaderamente experimentaron lo que losdiscípulos experimentaron el día de Pentecostés—hablar en lenguas. (véaseHechos 2:1–4.) Aparte de hablar en lenguas, ¿qué veía Simón que loconvenció de que el Espíritu Santo había sido dado?

La Biblia nos dice que Simón no era un hombre bueno, sino un hechice-ro. De él está escrito: “Pero había un hombre llamado Simón, que antesejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente deSamaria, haciéndose pasar por algún grande… Pero cuando creyeron


a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre deJesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simónmismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendolas señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito” (Hch.8:9–13).

Simón había visto las señales y milagros que hizo Felipe. Sin embargo,no envidiaba a Felipe. En cambio, Simón envidiaba a los apóstoles por suspoderes espirituales, incluso les ofreció dinero para obtener esta bendicióny don espiritual. Ciertamente vio algo más inusitado que los milagros y señalesque fueron hechos por Felipe—algo sobrenatural lo cual incitó a la codiciay curiosidad de Simón, tanto, que pensó que valía la pena pagar paraconseguirlo. En realidad, lo que vio fue el hablar en lenguas. El poder deDios había conmovido a aquellos que habían recibido el bautismo del Espí-ritu a hablar en lenguas, como testimonio de que habían recibido el EspírituSanto.

3. En Damasco. “Fue entonces Ananías y entró en la casa, yponiendo sobre él las manos, dijo: ‘Hermano Saulo, el Señor Jesús,que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado paraque recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.’ Y al momento lecayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; ylevantándose, fue bautizado” (Hch. 9:17–18).

Saulo de Tarso, que había perseguido al Señor Jesús, y a los cristianos,conoció al Señor en su camino a Damasco. Después de recibir el bautismodel Espíritu Santo, Saulo se convirtió en Pablo, el fiel siervo de Dios. Tuvouna experiencia similar del bautismo del Espíritu como la de los otros após-toles. Una vez testificó de sí mismo entre los corintios: “Doy gracias aDios que hablo en lenguas más que todos vosotros” (1 Co. 14:18). Pablopodía imponer las manos en los discípulos en Efeso para ayudarlos a recibirel Espíritu Santo que el mismo había experimentado (véase Hch. 19:1–7).

4. En Cesarea. “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, elEspíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fielesde la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos


de que también sobre los gentiles se derramase el don del EspírituSanto. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificabana Dios. Entonces respondió Pedro: ‘¿Puede acaso alguno impedir elagua, para que no sean bautizados estos que han recibido el EspírituSanto también como nosotros?’ ” (Hch. 10:44–47).

La promesa de Dios fue también cumplida entre los gentiles. MientrasPedro predicaba en la casa de Cornelio, de repente el Espíritu Santo cayósobre todos los que oían la palabra. Ellos todavía no habían sido bautizadoscon agua, y Pedro no les había impuesto las manos. Pero Pedro estabaconvencido de que habían recibido el Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque éllos oía hablar en lenguas y magnificar a Dios. Si Pedro no lo hubiese expe-rimentado en el día de Pentecostés, ni hubiese visto lo que sucedió enSamaria, no creería que estos gentiles habían recibido el Espíritu Santo.Después testificó de este asunto delante de los judíos en dos ocasiones.“Cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también,como sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de lo dicho porel Señor, cuando dijo: ‘Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotrosseréis bautizados con el Espíritu Santo’ ” (Hch. 11:15–16).

“Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles elEspíritu Santo lo mismo que a nosotros” (Hch. 15:8)

Los dos pasajes mencionados de arriba nos dice que (1) Pedro estabaseguro de que habían recibido el Espíritu Santo cuando hablaron en lenguasy (2) Pedro estaba convencido que hablar en lenguas era el testimonio queDios hizo para los que habían recibido el bautismo del Espíritu.

5. En Efeso. “Aconteció que entre tanto que Apolos estaba enCorinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino aEfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ‘¿Recibisteis el EspírituSanto cuando creísteis?’ Y ellos le dijeron: ‘Ni siquiera hemos oído sihay Espíritu Santo.’ Entonces dijo: ‘¿En qué, pues, fuisteis bautizados?’Ellos dijeron: ‘En el bautismo de Juan (el bautismo del agua).’ DijoPablo: ‘Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo alpueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en


Jesús el Cristo (el que bautiza con el Espíritu y fuego).’ Cuando oyeronesto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndolesimpuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablabanen lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres” (Hch.19:1–7)

La gracia de Dios había sido dada a los judíos, los samaritanos, los deCesarea y ahora a los de Efeso. Pedro dijo, “Porque para vosotros es lapromesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; paracuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hch. 2:39). ¡Es verdad! Desdeel comienzo de la era del Nuevo Testamento, personas de varios lugaresalrededor del mundo han recibido la promesa bendita de Dios. Antes de quePablo llegara, aparentemente los creyentes en Efeso sólo habían oído loque predicaba Apolo. Aunque Apolo era evangelista renombrado, él aún nohabía recibido el bautismo del Espíritu. Por lo tanto no pudo dirigir a otros arecibirlo (véase Hch. 18:24–25). Pues un predicador no puede predicarmás de lo que sabe.

Pablo era diferente. Puesto que él había sido bautizado por el Espíritu,entendía su importancia—para establecer y proteger la vida espiritual decada cristiano. Es por eso que preguntó a los discípulos en Efeso: “¿Reci-bisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” No lo habían recibido, asíque les impuso las manos a los doce hombres como Ananías había hechocon él en Damasco, y ellos fueron bautizados entonces con el Espíritu Santo.Y cuando estos discípulos en Efeso recibieron la rica gracia de Dios, tuvieronla misma señal de Pablo—hablar en lenguas. Por las cartas de Pablo alos Efesios, entendemos más, pues después del bautismo del Espíritu Santo,ellos experimentaron maravillosos cambios y progresos en sus vidas. Ade-más, Pablo testificó del bautismo del Espíritu que recibieron, diciendo, “Enél también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangeliode vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con elEspíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herenciahasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de sugloria” (Ef. 1:13–14). Pablo confirmó que ellos habían sido sellados con lapromesa del Espíritu Santo porque habían hablado en lenguas.


El Señor Jesús dijo: “…El testimonio de dos hombres es verdadero”(Jn .8:17). Hay más de dos referencias en la Biblia, los cuales demuestranque el bautismo del Espíritu es evidenciado por hablar en lenguas. ¿Cómopodemos dudar después de leer estos registros bíblicos? ¿Hay alguna otramanifestación del bautismo del Espíritu Santo más bíblico que hablar enlenguas?

Por supuesto, no buscamos lenguas cuando recibimos el bautismo delEspíritu Santo. Lo que buscamos es el amor del Señor para que obedezca-mos sus mandamientos y le adoremos a Él en espíritu y en verdad. Enton-ces entraremos en la plenitud de sus bendiciones espirituales y glorificare-mos su santo nombre en la tierra. Todas las riquezas y bendiciones espiri-tuales de Dios se hallan en el Espíritu Santo (como está perfilado en elcapítulo anterior). Otra vez ¿Cómo podemos estar seguros de que hemosrecibido el bautismo del Espíritu Santo? Lo sabemos si hablamos en lenguas.

Permítanme ilustrarles con esta historia la relación misteriosa entre elbautismo del Espíritu Santo y hablar en lenguas: Un hombre rico se enamo-ró de una joven pobre. Después se casó con ella, y quería que ella disfrutarade toda su riqueza. En el día de la boda, él le dio un anillo como una señal.El anillo en su dedo marcó la transformación de una pobre jovencita a laesposa de un hombre rico. De allí en adelante, ella pudo dedicar todo suamor a su esposo y disfrutar de sus riquezas libremente. Aunque no era elanillo, sino el matrimonio que cambió su estado legal, es el anillo que sirviócomo una señal de su unión del matrimonio con su esposo.

Asimismo, nosotros somos la pobre joven y nuestro Señor el hombrerico. Él vino a este mundo con toda humildad a morir por nosotros. Hizo unrescate con su preciosa sangre por nosotros, así que hemos sido su esposaque disfrutará de toda sus riquezas. Por medio del bautismo del Espíritu (elmatrimonio), nuestras vidas quedan ligadas aún más con la de Él. Y hemosvenido a ser carne de su carne y hueso de su hueso—su cuerpo, su esposa.

Nos otorga orar con el Espíritu (las lenguas) como un sello en el anillo.Queridos hermanos y hermanas, ¿han sido bautizados Ustedes con el Espí-ritu Santo? ¿Han hablado en lenguas—la señal del bautismo de Espíritu? Si


lo has hecho, puedes estar seguro de que la abundante gracia de Dios hacaído sobre ti. De aquí en adelante, debes procurar crecer en el espíritu.Ofrécete para ser quebrado y edificado. Niégate a ti mismo en todas lascosas para que recibas revelaciones de la verdad y que estés constantementelleno del Espíritu Santo. Procura ser un canal vacío, por lo cual el EspírituSanto fluya libremente, para que puedas llevar bendiciones espirituales amiles de personas. Tu bautismo del Espíritu es para ¡glorificar el nombre delSeñor!

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón delhombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.

(1 Co. 2:9, LBLA)

¿Qué son las lenguas? 153

Capítulo 4

¿Qué son las lenguas?

Las lenguas es el idioma divino del cielo. Son palabras y sonidos loscuales no son oídos ni hablados hasta que uno es movido por el poder delEspíritu Santo. Algunas lenguas son lenguas extranjeras desconocidas parael que las habla, pero pueden ser entendidas por otros. Algunas, son pala-bras misteriosas que ni el hablante ni los oyentes pueden entender. Sin em-bargo, si estas misteriosas palabras fueran interpretadas por alguien con eldon de interpretación (de lenguas), otros entenderían exactamente lo quese ha dicho. Muchos pensarán: “Entonces, ¿por qué hablar en lenguas, sinadie las puede entender?” 1 Corintios 14:10 nos explica: “Tantas clasesde idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carecede significado.” Todo idioma creado por Dios tiene su sentido y las lenguasno son una excepción. En realidad, estas lenguas misteriosas tienen granvalor espiritual.

En primer lugar, es importante que sepamos que el hablar en lenguas esel don de Dios. Sin embargo, distintamente tiene dos funciones diferentes:orar en lenguas y predicar en lenguas.

Orar en lenguas es hablar a Dios individualmente por los cristianos.Esto es orar con el Espíritu—un privilegio sagrado que Dios le da a cadacreyente cristiano, que haya sido bautizado con el Espíritu Santo, en la eradel Nuevo Testamento. Es un don que Dios da libremente a todos loscristianos que desean entrar en la plenitud del Espíritu Santo. Es también untestimonio que Dios testifica de sus hijos cuando reciben el bautismo delEspíritu Santo.

Muchas personas oran en lenguas, puesto que es dado por Dios a todossus hijos que Él ha llamado y bautizado con el Espíritu Santo. Es algo quetodo creyente del Nuevo Testamento debe tener, pues por lo cual los cre-


yentes pueden comunicarse con Dios en espíritu. Es una oración a Dios yno a los hombres, así que la interpretación no es necesaria. “Porque elque habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadiele entiende, aunque por el Espíritu habla misterios” (1 Co. 14:2). “Porquesi yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora” (1 Co. 14:14).

Predicar en lenguas es hablado por cristianos dotados a la congrega-ción, durante reuniones en la iglesia. Es uno de los dones espirituales queDios le da a la iglesia (véase 1 Co. 12:10,28). Esta clase de lenguas es undon especial. Dios no se lo da a cada uno que es bautizado con el EspírituSanto, sino sólo a aquellos que lo desean. Es usado para comunicar la ver-dad de Dios a su pueblo en las reuniones para que la iglesia pueda seredificada. Puesto que esta predicación en lenguas concierne a cada uno,debe ser interpretada por alguien que tiene el don de interpretación (delenguas) para que todos entiendan el mensaje y sean edificados. De otramanera, no sirve el propósito. “Por lo cual, el que habla en lenguaextraña, pida en oración poder interpretarla… Porque mayor es elque profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interpretepara que la iglesia reciba edificación” (1 Co. 14:13,5).

Si comprendemos las dos funciones diferentes de las lenguas, podremosver el valor espiritual y significado. Vamos a ver en detalle estas dos fun-ciones.

Orar en lenguas

Son lenguas habladas por el individuo a Dios durante comunión personalcon Él.

(1) Es un testimonio especial que Dios da a cada cristiano alrecibir el bautismo del Espíritu Santo.(Vea el capítulo anterior)

(2) Es una lengua por la cual los cristianos alaban a Dios. “Y todos los creyentes que eran de la circuncisión… se quedaron


asombrados, porque el don del Espíritu Santo había sido derramadotambién sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y exaltar aDios” (Hch. 10:45-46, LBLA).

“Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandezaes inescrutable” (Sal. 145:3)

Es correcto y propio que los cristianos alaben a Dios. Pero cuando veni-mos delante del Señor, a menudo nos hallamos limitados de palabras. Auntodos los lenguajes del mundo no son suficientes para alabar la fidelidad,amor, misericordia y gloria de Dios. Por lo tanto, Dios nos ha preparadoesta lengua divina para que lo alabemos a Él.

El hombre a menudo no es humilde delante de Dios. Son engreídos yarrogantes a causa de sus riquezas, conocimiento, habilidades, etcétera.Puesto que el hombre, por medio de su sabiduría no conoce a Dios, así queDios planea la destrucción de la sabiduría y orgullo del hombre. Dios quieredemostrarle al hombre su sabiduría concediéndole algo que supera el senti-do común—el hablar en lenguas. “Sin embargo, hablamos sabiduría entrelos que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de lospríncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Diosen misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de lossiglos para nuestra gloria” (1 Co. 2:6–7). Por medio de una lengua (hablaren lenguas) que la gente considera como absurdo, el hombre es traído a lahumillación y total sujeción a Dios para que la gracia de Dios sea manifestadaaún más.

Muchos predicadores hablan y actúan contra del Espíritu Santo, porqueellos no lo han experimentado. No saben que el hablar en lenguas es lasabiduría y poder de Dios. En vez de intentar entender más, se oponen ydesacreditan a otros por hablar en lenguas. Sin saberlo, se burlan del Espí-ritu Santo y lo hacen así porque estiman mucho los conocimientos que tie-nen del mundo, despreciando las riquezas de la sabiduría de Dios. Ellosconsideran las lenguas como lenguaje necio que es hablado solamente pormujeres y niños ignorantes. Poco saben que a los ojos de Dios, no son tansabios como estas mismas mujeres y niños. “Nadie se engañe a sí mismo;


si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante,para que llegue a ser sabio” (1 Co. 3:18). El Señor Jesús dijo, “si no osvolvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”(Mt. 18:3). Por lo tanto, tenemos que humillarnos a nosotros mismos ymagnificar a Dios cuando venimos delante de Él.

(3) Es una lengua nueva y pura dada por Dios.Dios creó al hombre con una lengua para que el hombre la use para

alabarlo a Él, y a invocar su nombre. Sin embargo, la lengua del hombre hasido usada por Satanás, para mentir, maldecir, hablar obscenidades y palabrasmaliciosas. Santiago dijo: “Pero ningún hombre puede domar la lengua,que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a loshombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una mismaboca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debeser así” (Stg. 3:8–10). Y escribió Isaías, “¡Ay de mí!, estoy perdido, porquesoy un hombre de labios impuros…” (Is. 6:5, BLA).

Por lo tanto, Dios tiene que limpiar nuestra lengua con el Espíritu defuego, y llenarnos con su Espíritu de sabiduría. Entonces nuestra lenguapodrá hablar un lenguaje puro (nuevas lenguas) para adorarlo y servirlo aÉl. “En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, paraque todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de comúnconsentimiento” (Sof. 3:9).

(4) Es una oración en el espíritu.Cuando adoran a Dios, los cristianos tienden a prestar más atención a

los rituales exteriores más bien que adorar en espíritu. Así que ellos adoranen vano. El Señor Jesús dijo, “Vosotros sois los que os justificáis a vosotrosmismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones;porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios esabominación” (Lc. 16:15). El Señor no quiere la observancia formal, sinola adoración genuina de acuerdo a su voluntad. El Señor dijo, “Dios esEspíritu; y los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y en verdad”(Jn. 4:24, BLA). ¿De qué manera adoraremos a Dios en espíritu? Tal adoraciónno es dificultosa porque el Señor nos ha preparado desde hace tiempo la


manera para que nos comuniquemos con Él directamente. Mientras queseamos sumisos y obedezcamos los mandamientos de Dios al recibir elbautismo del Espíritu, podremos adorar a Dios en espíritu. Pablo testificó,diciendo: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora,pero mi entendimiento queda sin fruto. (No lo entiendo.) ¿Qué, pues?Oraré con el espíritu (oro con palabras que no las conozco), perooraré también con el entendimiento (palabras que entiendo); cantarécon el espíritu (canciones del espíritu), pero cantaré también con elentendimiento” (1 Co. 14:14–15).

Así que es correcto y bíblico orar con el espíritu (orar en lenguas) cuan-do adoramos a Dios. ¿Por qué insistir en una forma rígida de adorar que seconsidera buena, y rehusar adorar a Dios en espíritu, el cual lo complace?No importa que el hombre no pueda entender las lenguas misteriosas. Soloes suficiente que Dios nos entienda, ¿no?

A los ojos de Dios la sabiduría del hombre es muy limitada. Nuestrasoraciones con el entendimiento a menudo no satisfacen el corazón de Dios.Dios es Espíritu, y Él desea que le ofrezcamos a Él los sacrificios espiritua-les. Orar en lenguas es una oración hablada por el Espíritu Santo mismo ennuestro espíritu. “Pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos,pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención delEspíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por lossantos” (Ro. 8:26–27).

Ni nosotros, ni nadie entiende las lenguas que hablamos. Sin embargo,Dios la entiende. Es como enviar un telegrama. Para el hombre, el sonido“De-de-da-da” suena monótono y parece sin sentido. Sin embargo, el quelo envía (el Espíritu Santo) y el que lo recibe (Dios) entienden el significadode los sonidos. Por eso, Pablo dijo: “Porque el que habla en lenguas nohabla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque porel Espíritu habla misterios” (1 Co. 14:2).

Desde luego que sería equivocado enfatizar el orar en espíritu (lenguasdesconocidas) y al mismo tiempo descuidar el orar con el entendimiento (la


lengua que hablamos comúnmente). Porque sin el orar con el entendimien-to, es imposible que expresemos nuestros deseos a Dios. Si no oramos conel entendimiento especialmente durante una reunión de oración, ¿quién va adecir “Amén” a nuestras oraciones? Así que las dos formas de orar sonigualmente importantes. Por lo cual, también dijo Pablo: “Oraré con elespíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con elespíritu, pero cantaré también con el entendimiento” (1 Co. 14:15). Esun error serio oponerse a orar en el espíritu o solamente orar con elentendimiento, y descuidar orar en el espíritu. Puesto que la iglesia es unacasa espiritual ¿cómo no existir la adoración en espíritu? Esperamos quecada uno de los hermanos y hermanas en Cristo ore y adore en espíritu asícomo en entendimiento.

(5) Es para edificar a los creyentes.Cuando oramos en espíritu, nuestros sentimientos varían. Es posible que

cambiemos de la alegría a la ira y del dolor a la felicidad. Tales emocionesson las manifestaciones de la obra del Espíritu Santo. Algunas veces somosconmovidos a lamentar y llorar por las almas que parecen, y para gemir porlas iglesias rebeldes. Otras veces expresamos gratitud y alegría sobre elmaravilloso amor y bondad de Dios. Si hemos tenido tales experiencias,verdaderamente entenderemos el versículo que dice: “…el Espíritu mismointercede por nosotros con gemidos indecibles… porque conforme ala voluntad de Dios intercede por los santos” (Ro. 8:26–27).

El Espíritu Santo también nos revela su sabiduría. El nos da fuerza consu poder y nos conforta con su amor para que a Él lo amemos aún más.Nos ilumina para que podamos entender las cosas profundas del Espíritu.El nos unge y nos hace poder asumir el ministerio espiritual. El nos revivepara que podamos ayudar apresurar el espíritu de aquellos cristianos queson débiles y rebeldes. Todo esto es conseguido por medio de nuestrasoraciones en el espíritu. “Pero la unción que vosotros recibisteis de élpermanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe;así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, yno es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él” (1 Jn.2:27).


Orar en lenguas es una experiencia maravillosa. Siempre hace que nosacerquemos a Dios en el Espíritu. Si oramos más en el Espíritu, nuestravida espiritual será establecida con seguridad. Cada cristiano debe desearorar en lenguas, la cual nos edifica. Si nosotros mismos no somos edificadosdelante de Dios, ¿cómo edificaremos a la iglesia? Pablo dijo: “…hablo enlenguas más que todos vosotros” (1 Co. 14:18). Pablo oraba mucho enlenguas, y así ser edificado. Tenía gran poder del ungido para edificar a laiglesia y exponer los misterios de Dios. Pero él no era el único con talexperiencia. Muchos otros hombres espirituales eminentes, a través de lahistoria cristiana, también han sido edificados en gran manera y fueronestablecidos por Dios mediante el orar en lenguas.

Los cinco puntos mencionados de arriba sobre el orar en lenguas sontan maravillosos que no puedo expresarlos adecuadamente con palabras.Para comprender completamente la significación de hablar en lenguas, de-bes experimentarla personalmente.

Predicando (profetizando) en lenguas

Lenguas habladas por dotados cristianos a la congregación durante re-uniones en la iglesia.

(1) Es señal para los incrédulos.Los profetas (predicadores) frecuentemente son ignorados cuando hablan

por Dios. Por lo tanto Dios demuestra su majestuosa gloria por medio detales vasos (elegidos) que hablan en lenguas misteriosas. Esta es una pruebade que el Espíritu Santo está hablando, para que el espíritu dormitante en laaudiencia pueda ser despertado como está escrito: “Porque en lengua detartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo” (Is. 28:11). Enel día de Pentecostés el Espíritu Santo cayó sobre los discípulos, y elloshablaron en otras lenguas de la poderosa obra de Dios. Todos los que looían estaban grandemente asombrados. Ellos sabían que los discípulos eranignorantes y que no conocían las lenguas que estaban hablando. Viendo elpoder de Dios obrando, todos estaban punzados en el corazón y searrepintieron. Muchos se volvieron a la verdad aquel día. Muchas vecesDios habla a los incrédulos porfiados mediante el hablar en lenguas para


que se arrepientan y se conviertan.

(2) Es un don especial para la edificación de la iglesia.

Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu paraprovecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría;a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por elmismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. Aotro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento deespíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretaciónde lenguas. (1 Co. 12:7–10)

Los nueve dones espirituales mencionados son distribuidos por el Espíri-tu Santo a los cristianos que han recibido el bautismo del Espíritu, como Élquiera, para que los miembros coordinen bien unos con otros en la iglesia.Todos los dones espirituales que Dios da a la iglesia en Cristo son buenos yprovechosos. Estos dones son dados a fin de edificar a la iglesia, beneficiaral hombre, y a glorificar el nombre de Dios. Entre los dones están los donesgemelos del hablar en lenguas y la interpretación de lenguas. Estos dosdones tienen funciones ciertas. Aquellos que profetizan (predican), impartenlas palabras de Dios con un lenguaje común, para que la iglesia pueda seredificada durante un servicio. Aquellos que hablan en lenguas durante unservicio imparten los mensajes de Dios en palabras misteriosas para que loshijos de Dios puedan sentir su presencia inmediata. Ellos estarán en contacto,pues, con la santidad, solemnidad, justicia, misericordia y gloria de Dios.Desarrollarán un profundo sentido de solemnidad, humildad, sinceridad, piedady felicidad.

No soy digna, pero doy gracias a Dios por muchas de las experienciasespirituales que he tenido desde mi bautismo con el Espíritu Santo. Ahorame gustaría testificar de ellas:

Cuando el Señor me llevó a la reclusión para ser edificada por El, medediqué a ayunar y orar para ganar un mejor entendimiento de las profundi-dades del Espíritu Santo. Pues Dios había prometido así, “Clama a mí, y yo


te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú noconoces” (Jer. 33:3). Oré que el Señor me otorgue el don de la interpretaciónde lenguas. Y verdaderamente, el Espíritu Santo me permitió entender lasfunciones misteriosas de lenguas. Un día, mientras estaba orando sola en elespíritu (en una lengua desconocida), repentinamente fui inspirada por elEspíritu Santo a dar un mensaje en una lengua desconocida, y después ainterpretar cada palabra en mi dialecto local—cantonés. Era el mensaje deljuicio de Dios contra esta generación incrédula, adúltera y perversa. En losojos de Dios, la maldad de esta generación ha alcanzado el clímax. Cadapalabra del mensaje era aterradora y aun yo estuve conmovida en granmanera. Después, cada vez que escucho tal mensaje de Dios, me lamento,lloro y suplico por los pecadores delante de Dios.

(Los siguientes dos párrafos fueron escrito unos días más tardes)Después de haber terminado de escribir este libro y terminar mi reclu-

sión, Dios nos envió (a mis colaboradoras, a mi hija Rut, y a mí) a un servi-cio, donde los hermanos y hermanas adoraban enteramente bajo la direc-ción del Espíritu Santo. Todo procedió en perfecto orden. Aún el comienzoy el final del servicio estaban bajo el control del Espíritu Santo. Lo vimoscon nuestros propios ojos la gloria del gran Rey, el Señor de los ejércitos.Entonces entendimos más que nunca que Él es el Dios verdadero y vivo.Fuimos conmovidos a hablar en lenguas, las cuales fueron interpretadas porun hermano que tenía el don de interpretación. Lo que él interpretó eraexactamente lo que estábamos sintiendo en nuestro espíritu. Más maravi-lloso aun, Dios también nos habló en lenguas por medio de otros hermanosy hermanas. Cuando estas lenguas fueron interpretadas, los mensajes eranexactamente lo que habíamos orado en el espíritu. Fue un mensaje conmo-vido, poderoso y solemne de Dios. Nunca habíamos oído tal mensaje antes,vino directamente del cielo, absolutamente libre de las ideas humanas.Sentimos la maravillosa presencia del Dios viviente entre nosotros y oímosal Señor Jesucristo hablándonos mediante el Espíritu Santo. Nuestros cora-zones estaban conmovidos grandemente con reverencia.

Antes de asistir aquel servicio, yo había terminado de escribir este par-ticular capítulo sobre las lenguas. Lo que experimentamos durante el ser-vicio me convenció de que lo que yo había escrito era bajo la dirección del


Espíritu Santo. Dos meses más tarde (en octubre de 1962), Dios levantó amás personas entre nosotros, las cuales tuvieron el don de interpretación delenguas. ¡Gracias a Dios! El nos ha dado el tesoro escondido—el don deinterpretación de lenguas. Diariamente, recibimos las palabras del Señorque grandemente nos edifica y beneficia en el espíritu.

Ahora me doy cuenta cuán precioso y maravilloso es el don de hablar einterpretar de lenguas, si son usados propiamente en la iglesia. Pero es unalástima que muchas denominaciones han amistado con el mundo, así que seha debilitado su deseo de conocer la voluntad de Dios. Verdaderamentenecesitamos los mensajes poderosos del cielo para ¡despertar sus corazonesdormitados! Pero una lengua desconocida no sirve su propósito hasta quesea interpretada. Imagínese que alguien está en el púlpito, predicando elmensaje de Dios en una lengua desconocida. Si lo que dice no es interpre-tado, ¿quién podría entenderlo? No importa cuán bueno sea un mensaje,pero si no es interpretado, nadie lo aprovechará. Sería mejor si aquel habla-dor calle durante el servicio en la iglesia.

Por lo tanto, Pablo dijo: “Así también vosotros; pues que anheláisdones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de laiglesia. Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oraciónpoder interpretarla” (1 Co. 14:12–13). “Así que, quisiera que todosvosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayores el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que lasinterprete para que la iglesia reciba edificación” (1 Co. 14:5).

(3) La interpretación de lenguas es para beneficiar al hombre.Ahora sabemos qué importante el don de interpretación es, y que el

hablar en lenguas y la interpretación de lenguas son dones gemelos. Losdos son uno—ellos dependen del uno por el otro. Todos los mensajes dadospor medio de la coordinación de estos dos dones son inspirados directamentepor el Espíritu Santo. El que habla en lengua extraña habla del mensaje deDios, en una lengua desconocida. Pero el que la interpreta en un lenguajecomún es entendido por todos, y el mensaje de Dios es explicado. El don deinterpretación no se debe confundir con la traducción hecha por un traductor(de lengua extranjera), que solo necesita competencia lingual y un


conocimiento de las Escrituras. Pero la interpretación de lenguas es undon—una unción especial de Dios. No es hecho por la sabiduría,conocimiento o elocuencia humana. Si nosotros lo consideramos como unatraducción ordinaria, deshonramos, pues, este don espiritual.

Los tres puntos mencionados arriba tratan de la función y significado dehablar en lenguas a la congregación durante un servicio. Si podemos dife-renciar las dos funciones de lenguas (el orar del predicar en lenguas) y sussignificaciones, no estaríamos confundidos de esto ni malentenderíamos lascosas de Dios.

Ahora leamos la carta de Pablo a los Corintios con respecto a las lenguas.En la primera iglesia, el bautismo del Espíritu y hablar en lenguas eran cosacomún. No había nada extraño en esto porque la primera iglesia recibió elbautismo del Espíritu Santo así como el Señor Jesús mandó. La iglesia deCorinto no era una excepción. Una vez, Pablo testificó de ellos, diciendo:“Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Diosque os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteisenriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como eltestimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de talmanera que nada os falta en ningún don…” (1 Co. 1:4–7).

Sin duda, los corintios recibieron la gracia del Señor por completo. Perodespués de recibir el bautismo del Espíritu Santo, no procuraron abundar enla vida de Cristo. Todavía vivían carnalmente. Por eso, Pablo les hablófrancamente: “porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotroscelos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis comohombres?” (1 Co. 3:3). Muchos asuntos impropios surgieron en la iglesia,especialmente con respecto al hablar en lenguas. Algunos Corintios lo malusaban o abusaban el don de hablar en lenguas. Algunas veces la lenguahablada entre ellos no era interpretada o era interpretada con palabrascarnales por la voluntad humana (no por el Espíritu Santo). Como resultado,la iglesia no era edificada, y el Espíritu Santo no podía llevar a cabo Supropósito por medio de su glorioso don. Así que Pablo les escribió paracorregirlos. Él esperaba que el don de hablar en lenguas pudiera ser usadopropiamente y que sea regulado durante los servicios. También sugirió que


las lenguas siempre fueran interpretadas para que la iglesia pudiera seredificada. Y si no hay intérprete, el que habla calle durante el servicio,aunque fuera conmovido.

“Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina,tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo paraedificación. Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o alo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calleen la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios” (1 Co. 14:26–28). Otroproblema era que demasiadas personas hablaban en lenguas a la mismavez. Esto causó desorden y confusión en los servicios. Pablo instó a losCorintios que “hágase todo decentemente y con orden” (1 Co. 14:40).

No obstante, debemos prestar atención a la declaración importante dePablo: “no impidáis el hablar lenguas” (1 Co. 14:39). Pablo añadió estaspalabras por temor que los Corintios lo malinterpretarían y restringirían hablaren lenguas. Esto apagaría la revelación e inspiración del Espíritu Santo, asíque él propuso una forma apropiada y moderada.

Sin embargo, muchas personas no pudieron distinguir entre las dos fun-ciones de lenguas. La mayoría de los líderes de las denominaciones ignoranel bautismo del Espíritu Santo y no entienden las funciones de los dos donesgloriosos. En vez de buscar el bautismo del Espíritu Santo sinceramente,tratan todo lo posible a trastornar esta verdad del cual no saben nada. Ellosciegamente impiden a los cristianos hablar en lenguas y amenazan a los quelo hacen. Como resultado, los cristianos tienen miedo de recibir el EspírituSanto. Sin saberlo, han rechazado a Dios que da el Espíritu Santo. Por estoeste precioso don espiritual es raramente visto hoy.

Tanto supresión y prevención del movimiento libre del Espíritu Santo esun pecado serio. Aquellos que son culpables de este pecado, ¿no debenvenir inmediatamente a Dios con un corazón contrito para arrepentirse, ypedir su perdón? Que el Señor Jesucristo, la cabeza de la iglesia, cubra suserrores con su preciosa sangre. Que Él levante más personas llenas delEspíritu para restaurar esta gloriosa verdad sobre lenguas—esta luz que,hace mucho tiempo, estaba extinguida. Que a este don sea dado su atención


debida y sea propiamente ejercitada nuevamente en su iglesia, Amén.

Tal vez preguntas como dice la Biblia: “¿Hablan todos lenguas?” (1Co. 12:30). Por supuesto, No. Porque el hablar en lenguas mencionadoaquí se refiere al don espiritual durante el servicio en la iglesia. Dios no loestima necesario que cada cristiano reciba este don espiritual, así como Éltambién no permite que cada cristiano tenga el don de sanar, obrar milagros,profetizar, etcétera.

Pero si tú preguntas, “¿Todos los que han sido bautizado con el EspírituSanto hablan en lenguas?” Claro que sí. Aprendemos de la Biblia que Diosquiere que sus hijos oren en espíritu y que tengan una relación íntima con Élen el espíritu. De esta manera, ellos experimentarán su abundante gracia yamor. Cada cristiano puede orar con el entendimiento (el idioma entendido)pero no todos pueden predicar con el entendimiento (profetizar). Orar conel entendimiento es un privilegio sagrado que todos los cristianos puedeny deben tener. Pero profetizar es un don espiritual que no es dado a todos.Igualmente, cada cristiano bautizado con el Espíritu Santo debe orar enlenguas (lenguaje desconocido), pues es un privilegio sagrado que es dado atodos. Pero la interpretación de lenguas es un don espiritual que no es dadoa todos. ¿Han cesado las lenguas? No, igual que las profecías no han cesado.“Mas cuando venga lo perfecto (la segunda venida del Cristo), entonceslo que es en parte se acabará” (1 Co. 13:10).

Pablo dijo: “quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas… y noimpidáis el hablar lenguas” (1 Co. 14:5,39).


Capítulo 5

Los bautismos de la Sangre,del Agua y del Espíritu

“Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua yla sangre; y estos tres concuerdan” (1 Jn. 5:8). Este es el testimoniocompleto de Dios el Padre que Él ha testificado de Su amado Hijo, Jesucristo,el cual debe ser aceptado completamente por cada cristiano.

El testimonio de la Sangre se refiere a la confesión, el arrepentimien-to completo, y el nacer de nuevo. Un cristiano no debe arrepentirse solamenteuna vez por el perdón de los pecados. Pero después de haber nacido denuevo (salvado), él debe continuamente ser limpiado de toda inmundicia delespíritu, alma y cuerpo por la sangre del Señor.

El testimonio del Agua, se refiere a guardar la palabra del Señor (elagua), creer en el Señor y ser bautizados en Su nombre. Un creyente nosolamente debe ser bautizado (sumergido completamente en el agua) parasignificar su muerte, su sepultura y resurrección con Cristo, sino también,siempre debe guardar la palabra del Señor. Él obedecerá los mandamientosdel Señor y vivirá una vida como la de Cristo.

El testimonio del Espíritu Santo, se refiere a aceptar el bautismo delEspíritu, y estar lleno con el Espíritu Santo continuamente. Un creyentedebe ser bautizado con el Espíritu Santo y hablar en lenguas. De allí enadelante, andará conforme al Espíritu, y no a la carne. Siempre debe procu-rar la santidad y estar lleno con el Espíritu diariamente para dar testimoniodel Señor Jesús.

Un creyente que ha sido redimido por la sangre del Señor es un cristianonacido de nuevo. Éste verá el reino de Dios, pero si quiere entrar en el

Los bautismos de la Sangre, del Agua y del Espíritu 167

reino de Dios, tiene que nacer de agua y del Espíritu. Es decir que cadacristiano debe obedecer la palabra de Dios y ser lleno con el Espíritu Santo.Pero si no ha recibido el bautismo del Espíritu Santo (si no ha comenzadocon el Espíritu Santo), ¿cómo puede ser lleno con el Espíritu? Si no estáestablecido por el Espíritu Santo, ¿cómo puede guardar la palabra de Dios?Siendo bautizado con agua es el primer paso para obedecer la palabra deDios. Asimismo, ser bautizado con el Espíritu Santo solamente es el co-mienzo de una vida para estar constantemente lleno con el Espíritu y decaminar conforme al Espíritu. Por eso, el Señor Jesús ordenó a aquellosque creían en Él, que sean bautizados con agua y con el Espíritu Santo. Ydespués, que constantemente busquen crecer en el espíritu hasta que seencuentran con el Señor en la gloria.

Muchos cristianos creen que han recibido el bautismo del Espíritu a lavez de su conversión. Otros dicen que han recibido el bautismo del EspírituSanto cuando fueron bautizados en agua. No pueden diferenciar el bautis-mo de sangre del bautismo de agua, ni del bautismo del Espíritu Santo. Suspensamientos no están conforme a la Biblia. La Biblia nos muestra quealgunos habían recibido el Espíritu Santo antes del bautismo de agua. Entreellos eran Saulo de Tarso (véase Hch. 9:17–18) y los que oyeron las palabrasen la casa de Cornelio (véase Hch. 10:44–48). Otros fueron bautizados enagua antes que recibieran el bautismo del Espíritu Santo, hasta los cristianosen Samaria (véase Hch. 8:14–17) y aquellos en Éfeso (véase Hch. 19:1–7). No es posible que el bautismo del agua y el bautismo del Espíritu sean lomismo. Sin importar cuál bautismo ellos recibieron primeramente, pero unacosa si es cierta: todos recibieron primeramente el bautismo de la sangre,que es el lavamiento de la regeneración (el nacer de nuevo) (véase Tit. 3:5,NVI). Este es el fundamento de la fe cristiana: que todos ellos se arrepintie-ron primero y aceptaron el evangelio de la redención por la sangre de Jesús.Pablo lo describió esto como el rociado con la sangre de Jesucristo (1Pe. 1:2).

Antes de que Jesús ascendiera al cielo, cada uno de Sus discípulos yahabía nacido de nuevo y había sido salvo. Pues está escrito: “…creáis queJesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vidaen Su nombre” (Jn. 20:31). No obstante, el Señor les ordenó que recibieran


el bautismo del Espíritu. Esto nos demuestra aun más que el nacer de nuevoy el bautismo del Espíritu Santo son dos cosas diferentes.

La obra más grande de la cruz es guiar a los perdidos al arrepentimiento,para que puedan recibir la vida de Cristo, ser llenos con el Espíritu Santo yser un cuerpo con el Señor. Ellos ganarán Su naturaleza divina y Su poder,para dar testimonio de Sus obras. Si una persona no ha nacido de nuevo,jamás podrá disfrutar el esplendor de ser lleno del Espíritu Santo. Y algunoque no haya sido lleno del Espíritu Santo jamás podrá manifestar el poderde la cruz. Por lo tanto, cuando un cristiano es nacido de nuevo, no quieredecir que él ha alcanzado su destino, sino que ha empezado el camino paralas bendiciones del bautismo del Espíritu—bendición sobre bendición. “DeSu plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia” (Jn. 1:16, NVI).No es posible que alguno que no haya sido limpio por la sangre (nacido denuevo) sea bautizado con el Espíritu Santo.

En estos días postreros, muchos espíritus malignos y engañosos quierentrastornar la posición de Jesucristo como el Señor. “Por tanto, os hagosaber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema aJesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo”(1 Co. 12:3). Estos espíritus malos espíritus vienen la forma del Catolicismo,el Adventismo del Séptimo Día, los Testigos de Jehová, el Mormonismo, laCiencia Cristiana, el Modernismo, y otras herejías que rechazan la verdadfundamental de la Biblia. Algunos niegan la condenación eterna de los mal-vados. Algunos niegan la deidad de Jesucristo, el Hijo de Dios. Algunosreemplazan la posición del Espíritu Santo (la Deidad) con María. Y algunosno quieren servir al Señor Único—el Dios trino. Después de observar susmuchos ritos religiosos, los seguidores de estas herejías, aún no están segu-ros si han nacido de nuevo. Puesto que ellos no reconocen el poder de laexpiación de la sangre preciosa del Señor, no pueden entender las cosas delEspíritu Santo. Cualquier grupo que no enaltece el nombre del Señor Jesu-cristo por sobre todos los nombres, no pueden recibir el bautismo del Espí-ritu. Pues el propósito del bautismo del Espíritu es exaltar al Señor Jesucris-to para que Él tenga la preeminencia en todo.

Después de recibir la salvación, una persona tiene que buscar hasta que

Los bautismos de la Sangre, del Agua y del Espíritu 169

experimente la plenitud del Espíritu Santo. Un cristiano que es nacido denuevo o bautizado en agua, está equivocado si piensa que no necesita serbautizado con el Espíritu Santo. De esta manera, está destituido de la graciaprofunda de Dios. Debemos saber que después de ser nacido de nuevo, loscristianos no dejan el mundo para ir a estar con el Señor inmediatamente.Nosotros permanecemos en este mundo sucio y pecaminoso para ser lostestigos santos del Señor Jesús. Cada día, tenemos que batallar contra elmundo, el diablo y los deseos de la carne. Sin el poder del Espíritu Santo¿cómo venceremos sobre éstos para pasar una vida santa y superada? Sineste poder, no podemos hacer la voluntad de Dios ni estar firmes en lostiempos de pruebas y persecuciones.

¡El día de la aparición gloriosa de nuestro Salvador Jesucristo está cerca!¡El Señor del juicio está a la puerta! Y ¡el juicio comienza por la casa deDios! “¡Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová! (Mal-dito el que no hiciere la obra de Dios con todo su corazón)!” (Jer. 48:10)¡Qué advertencia tan seria! Si un cristiano desea trabajar con diligenciapara Dios y mantener su cuerpo en santidad para encontrarse con el Señor,tiene que recibir primeramente el poder desde lo alto por medio del (serlleno del) Espíritu Santo. Yo dudo que ninguno esté dispuesto arriesgar suvida eterna por permanecer estancado—es decir, no creo que nadie estaríacontento con la condición de estar escasamente salvo. El sería semejante aun palo ardiendo que fue arrebatado del fuego. ¿Por qué no quiere ser unsanto victorioso que entra gloriosamente en el reino sempiterno de nuestroSeñor Jesucristo ?

Miremos a los israelitas del pasado. Fueron redimidos por la sangre delcordero de la pascua (significa el bautismo de sangre). Después pasaron elMar Rojo y fueron bautizados en Moisés en la nube y en el mar (significa elbautismo de agua). Pero ellos no cruzaron el río Jordán (significa el bautis-mo del Espíritu), así que esos 40 años cuando vagaron en el desierto todofue en vano. Sus vidas fueron marcadas por repetidas fracasos y desgracias.Dios les hizo pasar el Mar Rojo para que pudieran eventualmente cruzar elJordán y entrar en la tierra bendita de Canaán (ser constantemente llenodel Espíritu Santo). Allí, Dios quería que vivieran una vida honorable y vic-toriosa y ser establecidos como el santo templo del Señor. En Su gran mise-


ricordia y bondad, Dios los guió con columna de nube y la columna de fuego(significa el Espíritu Santo). Pero su incredulidad y rebelión en contra de losmandamientos de Dios los inhiben de entrar a la tierra prometida que fluyeleche y miel. Un viaje que normalmente tomaría sólo once días entonces lesllevaron cuarenta años. Todas las personas en aquella generación exceptoCaleb y Josué, murieron en el desierto.

Hermanos y hermanas, ¿no debería servirnos de advertencia la historiatrágica de los israelitas? Hay una posibilidad para cada cristiano que esnacido de nuevo y bautizado con agua, que se volviere débil, se separe de lapalabra de Dios y que caiga de Su gracia. Por lo tanto, todos nosotrosdebemos recibir el bautismo del Espíritu, obedecer el Espíritu Santo y serllenados cada día con el Espíritu Santo hasta que nos encontremos con elSeñor. Porque ustedes que son “guardados por el poder de Dios mediantela fe, para alcanzar la salvación que está preparada para sermanifestada en el tiempo postrero” (1 P. 1:5).

Cómo recibir el Espíritu Santo prometido 171

Capítulo 6

Cómo recibirel Espíritu Santo prometido

A la verdad, rico es la promesa del Espíritu Santo de nuestro PadreCelestial. Pero, ¿cómo recibirlo? Lo siguiente son algunas sugerencias paraayudarte a recibir esta bendición:

1. Ten sed de la promesa y prosíguela

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó lavoz, diciendo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree enMí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él;pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no habíasido aún glorificado. (Jn. 7:37–39)

El Señor quiere decir que para recibir el Espíritu Santo, se tiene queprimero reconocer su propia pobreza espiritual. Aquellos que piensan queson ricos, ciertamente no dan cuenta de la sed del espíritu. Así que nobuscan que la sed sea apagada por el agua viva de la vida. Hoy muchoscristianos no están llenos del Espíritu Santo. No es que Dios no quieredárselo, sino que ellos no piensan que lo necesitan. Puesto que ellos no lobuscan, ¿cómo van a recibirlo? Ellos hacen mal en asumir que puedan estarllenados del Espíritu Santo sin buscarlo. Así que lo esperan y esperan, sindar atención si lo habían obtenido. Entonces permanecen ellos los igualesaño tras año, y carecen de una vida más abundante y el poder de dar testimoniodel Señor. Ellos están destituidos de la gracia y gloria De Dios. ¡Qué pena!Pero bienaventurado es el que tiene sed del espíritu. Cuando éste vienedelante del Señor y beba, se volverá en una fuente de huertos, un pozo deaguas vivas que corren del Líbano para ¡mojar los muchos corazones


sedientos!

“Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vidagratuitamente” (Ap. 22:17)

“Porque sacia al alma menesterosa, y llena de bien al almahambrienta” (Sal. 107:9)

Sin duda, la promesa de esta bendición es para aquellos que lo anhelan ylo tienen sed. Si nuestro corazón anhela al Señor, verdaderamentedesearemos buscar a Él. De verdad, la gracia del Señor es preciosa, por lotanto debemos buscarla como a la plata, y escudriñarla como a tesoros(véase Pr. 2:4). David dijo, “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada tebuscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca yárida donde no hay aguas” (Sal. 63:1). No es extraño que David fuerallamado un varón conforme al corazón de Dios. Yo espero que todos nosotrosanhelemos a Dios, así como David. Dios dijo: “Y me buscaréis y mehallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13).

Dios nos ha mostrado la manera fácil a conseguir Su promesa: Le bus-que a Él. Dios está esperando para manifestarse a nosotros. Lo que entris-tece a Dios es que muchos cristianos ignoran Sus palabras y aun no hacencaso de las bendiciones ricas del Espíritu Santo. Permítanme ilustrarlesesto con un ejemplo: Un padre gastó mucho dinero para comprar un regaloraro para su amado hijo. Este regalo era tan caro pero poco atractivo. Noobstante, él esperaba que su niño lo apreciara. Si el niño hubiera dicho:“Amo al regalo,” entonces el regalo sería suya y el padre hubiera estadosatisfecho. Pero el padre estaría terriblemente decepcionado, si el niño notuvo ninguna afición por el regalo y nunca hace caso del regalo, ni aun amirarlo. Similarmente, nuestro Padre celestial pagó un alto precio a enviar aSu Hijo unigénito, Jesucristo, al mundo, para que muera por nosotros en lacruz. Él nos redimió para Sí mismo y nos llenó con el Espíritu Santo paraque camine con nosotros. Hace mucho tiempo que esta maravillosa salva-ción fue preparada para nosotros. Lo que hemos de hacer es aceptar lasalvación. Dios quiere darnos esta bendición si lo pedimos a Él.


Muchos cristianos son indiferentes con esta bendición de Dios. Piensanque no merece la pena buscarla. Ellos han rechazado el gran amor de Diosy lo han entristecido a Él. Oigan lo que Dios quiere decir: “Yo soy Jehovátu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto (el mundo); abre tuboca, y yo la llenaré (derramaré el Espíritu Santo). Pero mi pueblo(los cristianos) no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, portanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos.¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andadoIsrael” (Sal. 81:10–13). Queridos hermanos y hermanas, ¿cuál es nuestrarespuesta al oír estas palabras desgarradoras de Dios?

“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como elalba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, comola lluvia tardía y temprana a la tierra” (Os. 6:3)

2. Confiesa humildemente al Señor

“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, ycuyo nombre es el Santo: ‘Yo habito en la altura y la santidad, y con elquebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de loshumildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados’ ” (Is. 57:15)

Tenemos que humillarnos ante los ojos del Señor, confesar nuestrasimperfecciones, y reconocer que no somos nada. Porque “Dios resiste alos soberbios, y da gracia a los humildes” (Stg. 4:6).

En cuanto a perseguir la vida más abundante que Dios había prometido,primeramente tenemos que examinarnos delante de la cruz. Dejamos quela luz del Espíritu Santo brille sobre nosotros para ver si hay algunas impu-rezas en nosotros que lo impide correr libremente en nosotros al EspírituSanto. Tenemos que pedirle al Señor que nos limpie con Su preciosa sangrey que nos purifique con el fuego del Espíritu. Porque el Espíritu de santidadno vive en un corazón que es sucio, dudoso, incrédulo, o farisaico. Todos loscristianos y predicadores, sin importa a cómo aman al Señor, tienen debili-dades y defectos delante de Dios. “Todas las cosas están desnudas yabiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Heb.


4:13). Ninguna cosa puede ser oculta delante de los ojos de Dios. No obs-tante, “la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado. Sidecimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, yla verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él esfiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de todamaldad” (1 Jn. 1:7,9).

Teniendo esta preciosa promesa, debemos postrarnos humildementedelante del Señor y confesar todo pecado, sea serio o menor, oculto o obvio,del pasado o del presente. Arrepiéntete para que el Señor lavaría “lasinmundicias de las hijas de Sion… con espíritu de juicio y con espíritude devastación” (Is. 4:4). Y el Señor derramará sobre nosotros el aguaviva ¡hasta que se desborda nuestra taza! Queridos hermanos y hermanasy colaboradores en el Señor, por favor consulte la lista de pecados en laPrimera Parta, Capítulo 1 de este libro, titulado El Pecado y vea cuántos delos pecados mencionados has cometido. Humíllate delante del Señor hoy yhaz una confesión completa. Apártate de todos tus pecados y vacíate paraque el Señor te llene libremente con Su Espíritu (véase 2 Cr. 7:14).

3. Dedícate sin reservación

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, quepresentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,que es vuestro culto racional” (Ro. 12:1). Puesto que hemos sido redimidoscon la sangre preciosa del Señor Jesús, debemos presentar nuestro cuerpocomo sacrificio vivo a Dios. Porque el Señor dijo: “Dad, pues, a César loque es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22:21). Muchas vecesnuestra dedicación es incompleta. Estamos acostumbrados a retener nuestroamor y devoción que le debemos a Él. El Señor no está satisfecho con taldedicación. Si deseamos la unción del Señor, tenemos que ofrecernos com-pletamente sobre el altar, y pedirle que el Espíritu Santo habite en nosotrosy reine supremo en nuestras vidas. En todas las cosas, tenemos quemagnificarlo a Él y vivir para Él. No pensemos más en las cosas de lacarne, sino en las del Espíritu. No más tengamos dominio sobre nosotrosmismos, sino que dejamos que el Espíritu Santo nos dirija y nos use libremente.Cuanto más completa sea nuestra dedicación, más nos llenará el Espíritu


Santo. El Espíritu Santo que Dios nos dio es ilimitado. Todo depende denuestra capacidad. Cuanto más completamente dedicarnos y cuanto másse nuestra capacidad, más bendiciones recibiremos. Esto es un principio.

Mientras buscamos el Espíritu Santo, debemos tener intenciones puras.Uno que desea este tesoro a fin de vanagloriarse y para satisfacer su sedde fama y ganancia, éste es abominable a la vista de Dios. Su fin serátrágico. Miren a Pedro cuando reprendió a Simón el hechicero: “Tu dineroperezca contigo… No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porquetu corazón no es recto delante de Dios” (Hch. 8:20–21). ¡Qué advertenciapara nosotros! Por otro lado, procuraríamos ganar sólo a Cristo si tuviéra-mos intenciones correctas. Amaríamos servir al Señor y andar en Sus ca-minos. Por Cristo, estaríamos dispuestos crucificarnos y abandonar todoslos placeres mundanos y deseos de la carne. Para obtener esta perla preciosa,estaríamos preparados para pagar cualquier precio, hasta resistir persecu-ciones. Estaríamos dispuestos llevar la cruz y testificar valerosamente porla verdad todos los días de nuestra vida. Si nuestro propósito de recibir elprometido Espíritu Santo es correcto, ganaremos bendiciones inmensurables.

Yo conozco a un hermano en el Señor que se ofreció para ser predica-dor. El ansiosamente anhelaba ser bautizado por el Espíritu Santo y estabadispuesto a pagar cualquier precio para recibirlo. El aun estaba dispuesto arenunciar a sus amistades y ambiciones académicas. Le prometió a Diosque él dejaría a su novia si ella se oponía a su devoción. Como resultado,Dios derramó Sus bendiciones sobre él y lo llenó poderosamente con SuEspíritu. Hermanos y hermanas, ¿cómo está tú dedicación?

4. Obedece absolutamente

“Andad en el Espíritu” (Ga. 5:16). Aquellos que buscan ser llenadosdel Espíritu Santo, tienen que poner a un lado sus propios prejuicios. Si elSeñor demandara que nosotros abandonáramos algo que desagrada a Él,debemos obedecer y hacerlo aún si parece mal tenerlo porque “el obedeceres mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de loscarneros” (1 Sa. 15:22). Dios se complace con aquellos que obedecevoluntaria-mente.


Muchas hermanas no pueden recibir el bautismo del Espíritu Santo sim-plemente porque no quieren dejar la ropa mundana y el maquillaje. Igual-mente muchos hermanos pierden esta gran bendición porque rehúsan aban-donar sus hábitos de tomar café o de chismear. Yo conozco a una hermanajoven que anhelaba el Espíritu Santo. Oramos por ella muchas veces, peroella todavía no lo recibió. Entonces le preguntamos si sabía de algún pecadoque ella no había tratado ya, y la animamos que se examinara otra vez.Entonces nos respondió francamente que había dejado todos los placeresmundanos—el cine, las revistas seculares y demás—excepto uno: oír laradio. Oramos al Señor, pues, que la ayude a someterse a Su voluntad yremueva este ídolo sin forma de ella, para que la obra del Espíritu Santo nosea impedida. Unos cuantos días más tarde, ella nos informó que el EspírituSanto la había ayudado a deshacerse del radio, y aquella misma noche, elfiel Señor la bautizó con el Espíritu Santo.

La lección de obediencia es algo difícil. Necesitamos a Dios que nosayude. Algunas veces Dios demanda de nosotros algo que parece irrazona-ble. Si queremos entenderlo con nuestra mente limitada, sería imposible quelo obedecemos. Pero si obedecemos la voluntad de Dios con una menteingenuo, veremos Su gloria. El bautismo del Espíritu nos hace quemagnifiquemos al Señor para que Él tenga la preeminencia.

Dios quería que los israelitas atacaran a la ciudad de Jericó de unamanera maravillosa. Era algo que sobrepasó la comprensión humana, perolos Israelitas hicieron como Dios los ordenó. Marcharon alrededor de laciudad una vez al día por seis días. Al séptimo día, dieron siete vueltas a laciudad y los sacerdotes tocaron las bocinas. Cuando los israelitas tocaronlas bocinas y gritaron con gran vocerío, el muro de la ciudad se derrumbópor sí mismo (véase Jos. 6:1–20). Y había Naamán, general grande del reyde Siria que era herido con la lepra. Cuando hizo como le mandó el hombrede Dios y se sumergió siete veces en el Jordán, él emergió con la carnerestaurada. Quedó limpio (véase 2 R. 5:1–14). A veces, las palabras deDios parecen ilógicas y difíciles de aceptar con la mente humana. Pero siobedecemos resueltamente, ¡estamos de camino a las bendiciones!

Una vez, Pedro fue a pescar toda la noche, pero no pescó nada. Así que


el Señor le dijo que lleve la barca hacia aguas más profundas, y eche su redpara pescar otra vez. Para nosotros, puesto que Pedro había tratado depescar toda la noche y nada había pescado, sería inútil tratar otra vez.Siendo un pescador experimentado, Pedro debería saber lo que estabahaciendo, ¿no? Pero Pedro no alegó con el Señor. Hizo lo que le había dichoel Señor, sabiendo que el Señor sabía más que él. Así que contestó Pedro,“En Tu palabra echaré la red.” Cuando él obedeció, inmediatamenteencerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía (véase Lc. 5:4–6).Como Pedro, debemos aprender a poner a un lado nuestra propia inteligenciay conceptos. Sometámonos al Señor Todopoderoso. Entonces la gracia deDios será manifestada en nosotros.

Los padres nunca estarán satisfechos si los hijos tienen éxito en todo,como siendo diestros, diligentes y bien amanerado, sino son frió y sin afec-to. Igualmente, nuestro Padre celestial quiere que Sus hijos se acerquen aÉl y disfruten Su cuidado ternura y cariñoso. Por supuesto, Él quiere quetodos Sus hijos se ocupen de Sus obras. Quiere que ellos cumplan sus obli-gaciones con Él, orando constantemente y lamentándose por Sus iglesiastibias y por los millares de almas que perecen. Pero no olvidaremos que Élquiere que nos acerquemos a Él, lo adoremos y lo complazcamos a Él comoun hijo que los extraña mucho a sus padres. A Dios le gusta vernos regocijandoen Él libremente y haciendo todo lo que podemos a fin de agradar a Él.Vamos a ver cómo el rey David hizo todo lo que pudo a complacer a Dios.Está escrito: “Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová;y estaba David vestido con un efod de lino. Así David y toda la casade Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido detrompeta… Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al reyDavid que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció ensu corazón” (2 Sam. 6:14–16). A los ojos del hombre, lo que David hizohubo estropeado su majestuosa posición como rey. Aún su esposa Mical lomenospreció. Pero David entendía cuál era la voluntad de Dios, y sabía quesu adoración agradó a Dios. ¿Estamos dispuestos a ser como David, aobedecer el Espíritu Santo completamente hasta la pérdida de todo estado ydignidad?

Cuando oramos para obtener el bautismo del Espíritu Santo, tenemos


que someternos completamente a la guía del Espíritu Santo. Esto es loimportante. No permitas que nada impida obrar el Espíritu Santo en noso-tros, incluyendo los que nos parecen bien. Muchos cristianos desean elbautismo del Espíritu Santo y lo buscan y lo esperan diariamente. Perocuando el Espíritu Santo comienza a obrar en ellos, retroceden en miedo.apagan la motivación del Espíritu Santo, así que Él no puede bautizarlos. Yellos No pueden recibir esta bendición por mucho que se esfuercen. ¡Quépena! Si deseamos tener una relación íntima con Dios, tenemos que estarlibres de toda esclavitud, hipocresía, y ritual. Tenemos que seguir la guía delEspíritu Santo y adorar al Señor en Espíritu y en verdad. Sólo entoncespodemos complacer a Dios.

Mientras esperamos para ser bautizados con el Espíritu Santo, la moti-vación del Espíritu Santo variaría en cada individuo. Aquellos que son con-movidos por el Espíritu Santo, tendrían diferentes respuestas emocionales.Cualquiera sea la reacción, debe conformar con la Biblia. A continuaciónencontrará algunos ejemplos notables:

(a) Cuando se está en contacto con el Espíritu de santidad, naturalmen-te se encuentra inmundo, culpable, infiel y endeudado con el Señor. Acasollore y ore con arrepentimiento. Tal reacción es bíblica. “Porque no quieressacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios deDios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado nodespreciarás tú, oh Dios” (Sal. 51:16–17). “Mas el publicano, estandolejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba elpecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador” (Lc. 18:13). “Mientrasoraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de lacasa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres,mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente” (Esd. 10:1). Antesde que nuestro amado Salvador fue crucificado, ¿no oraba Él con granclamor y lágrimas? “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegosy súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de lamuerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Heb. 5:7).

(b) Una vez que se experimenta el perdón de sus pecados por la precio-sa sangre, su corazón se llena con paz y alegría. Mientras él anhele y espere


que Dios obre, a menudo expresa alegría y alabanzas. “En gran manerame gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque mevistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, comoa novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas” (Is. 61:10).“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén”(Zac. 9:9) “Con labios de júbilo te alabará mi boca… porque grandees Jehová, y digno de suprema alabanza… Pero tú eres santo, Tú quehabitas entre las alabanzas de Israel… Alabarán a Jehová los que lebuscan… Alegraos, oh justos, en Jehová; en los íntegros es hermosala alabanza… En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado… Teruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntariosde mi boca… En tu presencia hay plenitud de gozo” (Sal. 63:6; 96:4;22:3,26; 33:1; 56:4; 119:108; 16:11).

Si lees los Salmos 104, 105, 106, 111, 112, 113, 117, 135, 146,147, 148,149 y 150, descubrirás que o el primero o el último de estos versículos encada de estos salmos dice: “Alabad al Señor.” En la isla de Patmos, Juan,en su visión, oyó una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: “¡Aleluya(que significa ¡Alabad al Señor)! ¡Salvación y honra y gloria y poderson del Señor Dios nuestro!” (Ap. 19:1–6). Por lo tanto, es convenienteque los cristianos den voces de ¡Aleluya! para alabar a Dios. Cuandoalabamos a Dios, el enemigo, Satanás, será derrotado y avergonzado.¡Aleluya!

Mientras siendo bautizados con el Espíritu Santo, no necesitamos ala-barlo a Él en el entendimiento. En vez de eso, debemos alabarlo con lenguadesconocida. Deberíamos hablar en lenguas cuando queremos. Si oramoscon el entendimiento, no podemos orar en lenguas. No se pueden hacer losdos a la vez, pues la lengua no puede proferir dos diferentes lenguas simul-táneamente. La palabra Aleluya es una palabra del entendimiento, un len-guaje conocido. Por lo tanto, no necesitamos decir Aleluya mientras siendobautizado con el Espíritu Santo. Si sí lo hacemos, entonces interferirá conlas lenguas que el Espíritu Santo nos quiere hablar. Yo he asistido muchosmítines, donde los santos trataron de recibir el Espíritu Santo, pero fracasa-ron. He visto a los cristianos que desde hace muchos años procuran serllenados con el Espíritu Santo. Decían “Aleluya, Aleluya” una y otra vez,


pensado que éste los ayudará a hablar en lenguas. Pero en realidad, poresta razón no puede hablar en lenguas.

Más tarde el Señor nos enseñó que cuando ayudamos a los cristianos arecibir el bautismo del Espíritu, tenemos que primero explicarle la verdadbíblica sobre el bautismo del Espíritu Santo y hablar en lenguas. Tenemosque guiarlos a confesar sus pecados y pedirle que el Señor los limpie con Susangre. Entonces en el nombre de nuestro Señor Jesús, tenemos que impo-nerles las manos para que reciban el Espíritu Santo. Si obedezcan al EspírituSanto con la fe, hablarán en lenguas. En realidad hablando en lenguas esalgo muy simple. Cualquier sonido emitido con la lengua en fe del que harecibido la salvación de Cristo es hablar en lenguas. Porque Él dijo: “El quecreyere… hablarán nuevas lenguas” (Mr. 16:16–17). ¡Aleluya!

(c) Bajo la majestad, divinidad y amor de Dios, a menudo, un cristiano esmovido a levantar las manos y gritar mientras orando a Dios, a fin de aver-gonzar a Satanás. “Te he llamado, oh Jehová, cada día; he extendido aTi mis manos” (Sal. 88:9). “Y sucedía que cuando alzaba Moisés sumano, Israel prevalecía” (Ex. 17:11). “Quiero, pues, que los hombresoren en todo lugar, levantando manos santas” (1 Ti. 2:8). “Pueblostodos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo. PorqueJehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra” (Sal.47:1–2) “Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yoclamare; esto sé, que Dios está por mí” (Sal 56:9).

Los pasajes mencionados arriba sobre las varias expresiones del adorar,todos son escritos en la Biblia. No tenemos razón para dudarlos. En todo loque el Espíritu Santo nos mueve a hacer, debemos obedecer y hacerlo. Nodebemos sentirnos avergonzados en ninguna manera. Tampoco debemosrefrenarnos sólo porque estamos acostumbrados a ciertas formas de orar.Tenemos que entender que las cosas espirituales quizá no son agradables alos ojos. Los ritos que muestran presentables y solemnes por fuera, nonecesariamente son espirituales. Miran al tabernáculo (un lugar donde Diosse reúne con Su pueblo) que Dios ordenó a los israelitas que construyeran.Su exterior, hecho de piel de tejón, ciertamente era sin atractivo. Pero elinterior de la tienda ¡era de oro puro! No deben ser juzgados las cosas de


Dios por su apariencia exterior. Lo único que le interesa al hombre es lo quepuede ver por fuera. Sin embargo, Dios mira el corazón. Lo que es buenoen los ojos del hombre, a menudo es una abominación a Dios.

Cuando estamos conmovidos por el Espíritu Santo a hablar en lenguas,tenemos que obedecer y cooperar con Él. En seguida que nuestra lengua semueva, tenemos que estar dispuesto a hablar en lenguas. Pero si no quere-mos cooperar con Dios (para abrir nuestra boca y mover nuestra lengua),jamás podremos hablar en lenguas. Esto es tal como Dios nos dio pies paracaminar; si rehusamos moverlos, es imposible que Dios nos ayude. Aunquenos han sido dados dos pies, la elección de usarlos resta en nosotros. Sisomos absolutamente obedientes al Espíritu Santo, el Señor nos bendeciráen una forma maravillosa- pues Él se llama “Admirable.” “Por tanto, heaquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con unprodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sussabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos” (Is. 29:14).

Después de recibir el Espíritu Santo, debemos orar y andar en el Espírituen todas las cosas. Debemos hacer lo que es apropiado a su debido tiempo,y obedecer la ley del Espíritu. Hágase todo con amor. Ninguno busque supropio bien, sino el del otro. Todo debe hacerse para edificar a otros. Cuan-do asistimos la adoración, tenemos que disciplinarnos en el Espíritu Santoporque los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas. Si estamossobrios, no ofendemos ni tropezamos a otros. Nosotros podemos ayudarlosa entrar dentro de la plenitud del Espíritu Santo. Y seremos bendecidos aúnmás. Por con siguiente, para que glorifiquemos Su nombre, seamos sobrios.Pablo dijo: “Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos,es para vosotros” (2 Co. 5:13).

5. Confía completamente

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, delPadre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”(Stg. 1:17). Verdaderamente, Dios ha preparado cada una de las buenasbendiciones para nosotros, pero la única manera de recibirlo es por fe.Mientras más grande nuestra fe, más grande nuestras bendiciones; pero el


menor nuestra fe, menor nuestras bendiciones. Los incrédulos no recibiránninguna bendición de Dios. Hay miles de promesas en la Biblia, pero losque no tienen fe tendrán ninguna parte de ellas. Bienaventurados los quecreen completamente en la palabra de Dios, porque cada promesa de Dioses preparada para ellos y será cumplida en ellos.

Es triste que muy pocos cristianos de hoy confían en la palabra de Dios.Muchos tratan de trastornar la autoridad de la palabra de Dios con su sabi-duría humana limitada. Sólo pueden aceptar lo que es lógico a ellos, y re-chazan todo lo demás. Dicen que ciertos pasajes de la Santa Biblia ya noson aplicables hoy y que los milagros en la Biblia no pueden pasarán en estaera atómica. No piensan que Dios repetirá las obras que había hecho en elpasado. Tales personas no quieren la palabra de Dios y la estiman comoindigno de confianza o increíble. Pero esta clase de razonamiento cierta-mente no es de Dios, pues no es basada en la Biblia. Sólo es una especula-ción. Esta gente ha caído dentro del engaño de Satanás y dudan de la pala-bra de Dios. ¡Qué terrible!

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario queel que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de losque le buscan” (Heb. 11:6). Una simple fe como la de un niño sumamenteagrada a Dios. Un niño nunca duda de la palabra de su padre. Igualmenteun cristiano nunca debe dudar del amor o la fidelidad de Dios. Puesto queDios ordenó a Sus discípulos que se bautizaran con el Espíritu Santo (véaseHch. 1:5.), debemos aceptarlo fácilmente. En varios pasajes, la Biblia nosdice que el bautismo del Espíritu es evidenciado por el hablar en lenguas.Así que debemos creerlo. El Señor Jesús dijo: “Y estas señales seguirán alos que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevaslenguas” (Mr. 16:17). Debemos confiar completamente en Su palabra.

Si venimos ante Dios con un corazón puro, determinados dejar el peca-do y buscar a Él con todo nuestro corazón y alma, ¿no nos concederá elEspíritu Santo? Él ciertamente no permitirá a que los espíritus malos nosengañen o que dañen a nosotros, Sus amados hijos, a los cuales Él ha lim-piado con Su sangre. El Señor Mismo nos aseguró así: “Porque todo aquelque pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.


¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿osi pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pideun huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéisdar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padrecelestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lc. 11:10–13).¿Son las palabras del Señor indigna de confianza? No, pues, es la promesay la buena voluntad del Señor que nos bautice con el Espíritu Santo. ¿Porqué quiere dudar o temer, pues? Sólo aquellos que tienen motivos ulterioreso mienten al Espíritu Santo, dejan lugar para que Satanás trabaje.

Muchos que rehúsan aceptar el bautismo del Espíritu, también quierendetener a otros de recibirlo. Intencionalmente asustan a aquellos que bus-can el bautismo del Espíritu, aún a aquellos que lo han recibido. Éstos lesdicen que el resultado de perseguir las lenguas será horrendo. (Ellos estánequivocados. Nosotros no perseguimos lenguas sino el bautismo del Espíri-tu. Sin embargo, cuando Dios nos bautiza con el Espíritu Santo, la evidenciaes el hablar en lenguas, que es el orar en el Espíritu). Ellos dirán: “Fulano haencontró con los espíritus malos mientras hablaba en lenguas” o tales otrastonterías como: “Fulano se ha vuelto loco, como resultado de buscar elEspíritu Santo.” Tales palabras desalentadoras y temerosas han prevenidoa muchos cristianos de buscar el bautismo del Espíritu. También les hancausado que aquellos que ya lo han recibido (el bautismo del Espíritu) re-chazan esta gran bendición. Las personas que hacen tales observacionesdañinas, pensaran que están siendo fieles a Dios, pero en realidad, hanvenido a ser instrumentos de Satanás. Tales palabras desalentadoras sonintentos sutiles y engañosos para prevenir a los cristianos de entrar en laplenitud del Espíritu Santo. Sin saberlo, tales personas han sido usadas porSatanás

En el pasado, cuando Dios decidió dar la tierra de Canaán al pueblo deIsrael cómo herencia, Moisés envió doce espías a reconocer la tierra. Cuandovolvieron, diez de ellos dieron un mal informe a los hijos de Israel de latierra que habían reconocido, diciendo, “La tierra por donde pasamospara reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el puebloque vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. Tambiénvimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos


nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos aellos” (Nm. 13:32–33). La congregación estuvo tan desanimada, que levantóla voz, clamó y lloraron. Todos ellos dudaron de la promesa de Dios ymurmuraron contra Moisés. Solo Josué y Caleb se levantaron a silenciar alos israelitas, diciendo, “La tierra por donde pasamos para reconocerla,es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, élnos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche ymiel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblode esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparose ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”(Nm. 14:7–9). Cada palabra dicha por Josué y Caleb era cierta, pero todala congregación quería apedrearlos. La rebelión y la incredulidad existíaentre el pueblo de Dios aún en los días antiguos. Aquellos que predican losmensajes verdaderos son a menudo malentendidos y odiados sin causa.

Pero el Señor dijo, “Vivo yo, dice Jehová, que según habéis habladoa mis oídos, así haré yo con vosotros. En este desierto caerán vuestroscuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros,de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. Vosotrosa la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juréque os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y aJosué hijo de Nun. Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis queserían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra quevosotros despreciasteis. En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caeránen este desierto. Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desiertocuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías…” “Aquellos varonesque habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante deJehová. Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron convida, de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra”(Nm.14:28–33, 37–38).

Según las palabras de Dios, aquellos que creyeron, finalmente fuerontraídos a Canaán. Las mujeres y los niños, que normalmente eran despre-ciados, también entraron en la Tierra Prometida a causa de su fe. Pero losincrédulos y aquellos que dieron los malos informes, todos perecieron en eldesierto. Esta historia trágica de los israelitas debe servir de advertencia ¡a


los cristianos hoy! Viendo sus trágicos finales ¿no tendremos más cuidadopara obedecer los mandamientos del Señor?

Esperamos que ninguno en las denominaciones, sea como aquellos es-pías que dieron un mal informe. Sin experiencias personales, los asuntosespirituales son difíciles de entender. Una sabia se retendría juzgar en cosasque no sabe, no sea que ofenda a Dios y traiga daños a otros, y a sí mismo.Es nuestra esperanza sincera, que ningún cristiano hoy sea tan tonto comolos israelitas del pasado. Que ninguno tenga miedo a otros hasta que aban-done la gran bendición que Dios nos prometió.

Había un estudiante de teología, que procuraba obtener el bautismo delEspíritu seriamente. El había tratado con todos sus pecados, y el EspírituSanto había obrado en él poderosamente. Pero en cuanto él iba a orar enlenguas, súbitamente recordó como su profesor le había advirtió contra elespíritu de decepción, el espíritu de imitación, el espíritu maligno, etcétera.El estaba tan superado por el temor que no se atrevió abrir la boca. Así,habiendo apagaba la motivación del Espíritu Santo muchas veces, era tandificultoso para él recibir el bautismo en el futuro. ¡Qué pena!

Por otro lado, había un profesor de teología que tenía una fe simple enDios. Creía que el bautismo del Espíritu era un tesoro que Dios quería queél tuviera. También estaba convencido de que el Señor no lo engañaría a él,el cual Él había comprado con Su preciosa sangre. Así que, después deconfesar sus pecados humildemente delante de Dios, inmediatamente ha-bló en lenguas. El Señor lo había bautizado con el Espíritu Santo y fuego. Elestaba lleno de alegría. Más tarde recibió aún más rica gracia de Dios. ElSeñor Jesús dijo, “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porqueescondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelastea los niños. Sí, Padre, porque así te agradó” (Mt. 11:25-26).

Los Hechos de los Apóstoles nos muestran que Dios hizo muchas co-sas maravillosas por medio de la imposición de las manos de los apóstoles.Imponer las manos es un hecho de impartir la bendición de Dios en otros.Nadie puede ser un canal de bendición a otros sin el poder del EspírituSanto en él. Debemos entender que los siervos que Dios use para impartir


bendiciones espirituales a otros, sólo son vasos terrenales, en los cuales elSeñor pone los tesoros. Estos vasos simplemente son canales los cualestraen la gracia de Dios a otros, igual que un alambre que como un conduc-tor, lleva electricidad para alumbrar bombillas. Aquellos quienes son útilesde Dios para impartir bendiciones del Espíritu, y aquellos que reciben lasbendiciones, tienen que tener una comunión cercana con Dios, y abandonarel pecado. Tienen que confiar en el Señor Jesús con todo su corazón, puestoda buena dádiva viene de Él.

Sin embargo, hay algunos que han recibido el bautismo del Espíritu sin laayuda de otros. Esto es porque tienen una fe simple, y un corazón obedien-te. Por ejemplo, cuando Pedro predicó en la casa de Cornelio, todos los quelo oyeron recibieron el Espíritu Santo sin la imposición de las manos dealguien. Aunque esto fue la obra del Espíritu Santo, sucedió por cuanto a lasoraciones de Cornelio, y debido a sus cuatro días de esperar en serio, y porcuanto a la fe de los creyentes que oyeron la palabra. Hay bastantes detales casos. Una vez en una reunión de oración, una hermana se arrepintiócon un corazón contrito delante de Dios, y fue bautizada con el EspírituSanto sin la imposición de las manos de nosotros. Mi hermano mayor, quehabía estado enfermo por mucho tiempo, cuando anhelaba el Espíritu San-to, también recibió el bautismo del Espíritu sin la ayuda de nadie. Entoncesél fue sanado, y se convirtió en un varón piadoso, dedicado a las oracionesfrecuentes, y completamente se consagró a sí mismo a predicar las palabrasde Dios.

Por lo tanto, lo importante es que primeramente se estás en buenasrelaciones con Dios, y confías en Él completamente. De otra manera, sinimporta cuántas personas te imponga las manos, sería ya en vano. Esteimponer de manos anima al débil y esfuerce su fe. No hay restriccionesen cuanto a quien está en posición de imponer las manos en otros. Cualquierapuede hacerlo, siempre que tenga el tesoro (el Espíritu Santo) en sí mismo,y mientras que sea un vaso santo y apto para el uso del Señor. Porque encuanto a la obra de Dios, no importa el estado, sino el poder. Ananías era uncristiano ordinario, pero por medio de la imposición de las manos, el apóstolPablo recibió el Espíritu Santo.


Como conclusión, preguntémonos esto, “¿Es la creencia de la mayoríasiempre correcta?” La respuesta es no. Cuando el Señor Jesús estaba en elmundo, decenas de miles personas lo oyeron y recibieron gracia por mediode Él. Pero cuando Él habló de Sí Mismo de que era el pan de vida, dicien-do, “Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera be-bida”, muchas personas se ofendieron. Es obvio que ellos estaban interesa-dos solamente en las bendiciones de este mundo, y despreciaron las bendi-ciones espirituales del Señor. Desde entonces, muchos de Sus discípulos lodejaron y no caminaron más con Él. Sólo algunos continuaron con Él en elcamino de la vida eterna. (véase Juan 6.)

El período de tiempo cuando el Señor Jesús estaba sobre la tierra, eracuando el Hijo de Dios estaba obrando. Pero el Hijo de Dios fue rechazadopor los judíos, los cuales profesaban creer en Dios el Padre. Los sacerdotes,con los escribas y los ancianos, quienes se suponían que estuviesen sirvien-do a Dios en el templo, al final crucificaron al verdadero Mesías que lohabían estado esperando. Asimismo, como hoy día, cuando el Espíritu San-to está obrando, muchos cristianos que dicen que creen en Jesucristo re-chazan Su Espíritu. A través de los tiempos, muchas personas han amado lafalsedad y odiado la verdad. La mayoría de sus creencias son erróneas.¡Dios tenga misericordia de esta generación incrédula y malvada! Bien-aventurados los que creen y aceptan la verdad completa.

El Señor Jesús dijo, “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha esla puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchosson los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto elcamino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mt. 7:13-14). “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ningunotome tu corona” (Ap. 3:11).


Capítulo 7

Cómo estar constantemente lleno delEspíritu Santo

“Si ahora vivimos según el Espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu”(Gá. 5:25, LBLA). Mucha gente piensa que después de haber sido bautizadaspor el Espíritu Santo, pueden descansar y no necesitan adelantar en él.Piensan que siempre estarán llenos del Espíritu Santo. ¡Están equivocados!Experimentado el bautismo del Espíritu es muy normal, no hay nada quejactarse. Es una experiencia que todos los cristianos tienen que pasar comosi hubiesen experimentado de nuevo el nacimiento físico terrenal. Los quehan recibido el bautismo del Espíritu no han alcanzado todavía el fin de suviaje espiritual. No pueden sólo ponerse cómodos, quedarse tranquilos, yesperar entrar en el reino de Dios. El bautismo del Espíritu sólo es el princi-pio para seguir al Señor sobre el camino de la cruz, es un viaje riguroso ypeligroso con muchas batallas feroces que están por delante. Por consi-guiente no debemos detenernos en el bautismo del Espíritu Santo, sinocontinuar creciendo en el Espíritu.

Una persona puede recibir el bautismo del Espíritu sólo una vez (la pri-mera experiencia de recibir el Espíritu Santo y el hablar en lenguas). Perodespués de eso, siendo llenos del Espíritu Santo el camino es continuo eilimitado. Debemos permanecer llenos del Espíritu Santo y ser tratados porla cruz a diario. Entonces podremos beber de la fuente del agua viva yhacernos de una vida victoriosa. No sólo tenemos que procurar ser la copade bendición, sino también un río que rebosa de agua viva.

Desgraciadamente, mucha gente está satisfecha solamente con haberrecibido el bautismo del Espíritu y el hablar en lenguas. No quieren perse-guir una vida espiritual más rica. No se encomienden al Espíritu Santo, ni leobedecen. No se acuerdan de Dios, ni lo dejan tener control sobre todas las

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cosas. No confían en Su poder y así ni reciben los dones espirituales ni danfrutos del Espíritu Santo, ni permiten que Dios los use libremente. Vivensegún los deseos de la carne, no haciendo caso del poder del Espíritu Santo.No es sorpresa que no saben la gracia preciosa que podrían recibir a travésdel Espíritu Santo. Ya que no andan según el Espíritu, entonces, han recibi-do el bautismo del Espíritu en vano.

La vida de un cristiano es semejante a un barco que viaja contra lacorriente. Si no avanzamos, acabaremos por retroceder. Así, elestancamiento espiritual es un problema muy serio. Es peligroso permaneceren el mismo nivel espiritual, aun por unos días. Imagínese, ¿cómo terriblesería si se permanezca estancado por mucho tiempo después del bautismode Espíritu? Un cristiano que no ha recibido el bautismo del Espíritu, pero lebusca con diligencia, es mucho mejor que alguien que ha recibido el bautismo,pero permanece despreocupado y tibio. Pero nos gustaría ver más cristianosrecibir el bautismo del Espíritu y así procurar tener una experiencia másprofunda. Sólo estos tipos de cristianos podrán verdaderamente satisfacerel corazón del Señor.

¿Si los incrédulos pueden ser decentes y buenos, cuánto más deben loscreyentes reflejar a Cristo en su vida? De la misma manera, si los cristianosque no son bautizados con el Espíritu Santo pueden andar según el Espíritu,¿cuánto más deben los que han recibido el bautismo del Espíritu? Siempreque ponemos nuestra mente sobre las cosas del Espíritu, el Señor nospreservará de pecados. Sin embargo, si ponemos nuestra mente sobre lascosas de la carne, pecaremos de nuevo y entristeceremos al Espíritu Santo.El Espíritu Santo es seguramente bastante poderoso para impedirnos co-meter el pecado, pero la opción entre conformarse a la carne o según elEspíritu, depende completamente de nosotros.

Después de que el Señor Jesús subió de las aguas del Jordán, fue llenodel Espíritu Santo. Entonces, fue llevado por el Espíritu al desierto para sertentado por el diablo. Un cristiano se convierte también en el blanco deSatanás después de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo. El diablosabe que su reino se terminará pronto. Así que hace todo lo que puede a finde destruir el plan de Dios y dañar a la iglesia. Satanás sabe que si todos los


cristianos obedecíeran las órdenes del Señor (recibir el bautismo del Espíri-tu y estar dispuestos a vivir conforme a la voluntad de Dios según el Espí-ritu), habría un gran resurgimiento en la iglesia, y el evangelio se predicaríarápidamente hasta los confines de la tierra. El Señor Jesús volverá de nuevopara juzgar al mundo. Y se destruirá completamente el reino de Satanás.Por lo tanto, Satanás se determina a impedir a los cristianos bautizarse conel Espíritu Santo.

Si Satanás impidiera abiertamente a los cristianos seguir las órdenes delSeñor, no lo lograría. Por lo tanto, trata equivocar a los cristianos que hanrecibido el bautismo de Espíritu a pecar de nuevo, usando maneras sutiles.Les induce a andar en pos de la carne. Si los cristianos supiesen cómoresistir a las tentaciones de Satanás por el poder del Espíritu Santo, y estarfirmes haciendo oración ferviente, se frustrarían sus trucos. Por otra parte,si no desean velar en oración y vivir en el Espíritu, sino que eligen las con-cupiscencias de la carne y el pecado, su bautismo del Espíritu habrá sido envano. En ese caso, el diablo habrá alcanzado su objetivo de destruir el plande Dios. Acusará también a estos cristianos delante Dios y se manchará elnombre de Dios. Tales cristianos ciertamente serán castigados por Dios.Pues Satanás puede utilizar a la gente para difamar el bautismo del EspírituSanto diciendo: “¿Por qué ser bautizado del Espíritu Santo? ¡Observe aqué-llos que se bautizan del Espíritu Santo! ¿No pecan ya? ¿Cuál es la diferenciacon el bautismo del Espíritu Santo?” Muchos cristianos se equivocan eignoran el mandamiento del Señor: “Seréis bautizados con el EspírituSanto.” De otro modo, Satanás habrá conseguido su objetivo.

¡Cristianos bendecidos! Puesto que hemos recibido el Espíritu Santo delSeñor y sabemos las artimañas del diablo, ¿no se protegerán contra elenemigo? Aunque somos pequeños e insignificantes, desempeñamos un papelimportante en el plan eterno de Dios. Somos las piedras vivas usados en laedificación de la casa espiritual. Si no levantamos la bandera de la cruzdiariamente como buenos soldados del Señor, si no vamos en contra de lafortaleza de Satanás, a trastornar su reino, seremos finalmente sus cautivos.Podemos incluso ser sus instrumentos para evitar que otros entren en lagracia abundante de Cristo.


Los ojos del mundo están sobre nosotros. Si nos desviamos, Dios seráburlado. Por esta razón, debemos tener mucho cuidado con todo lo quedecimos y hacemos. Este es mi consejo sincero a los cristianos que hanrecibido el bautismo del Espíritu: No se sacian sólo con el hablar en lenguas,pues eso sólo es la etapa inicial. No se paren en la entrada, sino avancenadelante, orando siempre en el Espíritu para que puedan experimentar unagracia espiritual más rica y más abundante. “Pero vosotros, amados,edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestroseñor Jesucristo para vida eterna” (Jud. 20–21).

Las sugerencias siguientes son para los cristianos que han recibido elbautismo del Espíritu. Son para ayudarles a mantenerse constantementellenos (plenos) del Espíritu Santo y llevar una vida bendecida en el Espíritu.

1. Sé edificado en la verdad

Dios derrama su Espíritu sobre nosotros para que entendamos sus ense-ñanzas y guardar sus mandamientos. Pero después de recibirlo, muchoscristianos no crecen en la palabra de Dios (la Biblia). Son fervientes en lacarne pero carecen del conocimiento espiritual sobre la verdad. Así que sequedan como los niños, inmaduros espiritualmente (viviendo según la carneincluso después de haber recibido el bautismo del Espíritu), como los cristianosen la iglesia de Corinto. Tales cristianos carnales hacen más daño que biena la palabra de Dios. Ni glorifican a Dios ni edifican a los hombres. Tomanparte en los conflictos, divisiones, celos, la confusión, y otros problemas.Traen más deshonra al nombre del Señor que los cristianos que no hanrecibido el bautismo del Espíritu. Son un obstáculo para mucha gente. Ydebido a ellos, otros se desalientan de perseguir la gracia de Dios. Esteasunto quebranta nuestro corazón. No puede ser ignorado. Es un problemamuy serio que necesita ser tratado.

La raíz del problema es que éstos cristianos carnales no se dedican aescudriñar (estudiar con diligencia) las Escrituras. No desean la leche purade la palabra. Y los que les ayudaron a recibir el bautismo del Espíritu Santono los alimentan con el conocimiento completo de la verdad. Así, aunque


han recibido el bautismo del Espíritu Santo, no entienden su significacióngloriosa en la verdad.

Un niño sano bebe más leche que un prematuro. Del mismo modo, uncristiano bautizado del Espíritu necesita más alimento espiritual que él queno lo ha recibido. Si tomamos buen cuidado de nuestro “niño” (vida espiri-tual), el “niño” crecerá rápidamente y será sano. Pero si no alimentamos al“niño” a tiempo (según el horario), el crecimiento del “niño” será anormal.Y seremos destituidos de la gloria de Dios. Entonces perderemos buenaparte de la bendición completa del Espíritu Santo. Por lo tanto, cada cristia-no bautizado con el Espíritu debe procurar edificarse en la palabra de Dios.Sin la palabra de Dios en nosotros, ¿cómo podemos caminar en su camino?La vida espiritual y los dones espirituales se pueden obtener de Dios en undía, pero para que llevemos fruto del Espíritu Santo, nuestra vida espiritualtiene que experimentar un largo período de la poda y riego con la palabra deDios (la verdad en la Biblia).

2. Ora con vigilancia

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra prin-cipados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblasde este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regionescelestes” (Ef. 6:12). Los cristianos tienen que luchar con el diablo diariamente,pero no pueden vencerle a menos que oren con vigilancia en el Espíritu,para extraer poder del cielo. Ésta es la razón por la cual el Señor dijo a susdiscípulos: “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mt. 26:41).

Inmediatamente después que fui bautizada con el Espíritu Santo, mi vidaespiritual alcanzó una nueva altura. Disfrutaba orando a Dios y leyendo laBiblia, y mi corazón estaba lleno de alegría y de dulzor. Pero poco después,mi condición espiritual cambió. Poco a poco, mi vida espiritual disminuyó yme puse débil e impotente. Mi condición se empeoró más que antes cuandotodavía no había sido bautizada con el Espíritu Santo. Estuve preocupada.Entonces me pregunté si me había llenado realmente del Espíritu Santocompletamente. Si lo tenía, ¿por qué era tan débil en el espíritu hasta que noquería orar, ni leer la Biblia ni acercarme a Dios? Cuanto más vivía conforme


a la carne, queriendo relajarme y ser perezosa, más mi espíritu degeneraba.Casi hice cosas que no debería haber pensado hacer. ¡Era tan débil que notenía fuerzas para ponerme de pie! ¡Pero agradezco a Dios! En ese momentocrítico, el Espíritu Santo me recordó que éste era el ataque de Satanás.Satanás intentaba deshacer el bautismo del Espíritu que había recibido. Peroal mismo tiempo, Dios me hizo saber que no podría superar al malvado sinocon oración y confianza en el poder del Espíritu Santo. Así que me arrodilléy oré a Dios. Imploré a Dios a lágrima viva. (Nunca había orado con voztan fuerte.) Así que por la gracia de Dios, me levanté de nuevo.

Desde entonces, siempre que estoy débil, cansada o cuando no quieroorar, trato de orar con más diligencia y en alta voz. Elevo mi voz para alabara Dios, y así Satanás dará la vuelta y huirá. Mi fuerza entonces será renovadagrandemente por el Espíritu Santo.

Después de haber conocido el poder de la oración en voz alta, siempreoraba tan ruidosamente como era posible (teniendo conciencia de no disturbara los otros). Satanás me atacaba ferozmente, pero el poder del EspírituSanto que me protegía fue más maravilloso y mejor que antes.

No debemos también olvidar orar con el Espíritu (en lenguas). Pues elorar en lenguas nos edifica mucho en el espíritu. Aprendemos a someternosmás al Espíritu Santo, y a ser controlados por Él cada vez más. No essuficiente estar llenos del Espíritu solamente por una vez. Tenemos quebuscar estar plenos del Espíritu hasta que su copa de bendición desbordeconstantemente con agua viva. Porque Dios da el Espíritu Santo sin límite alos obedientes (a Él). Cuanto más buscan, más Dios dará. Los que no bus-can mucho perderán aun lo poco que tienen. Porque “a todo el que tiene,se la dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Lc.19:26).

Al principio cuando recibí el bautismo del Espíritu Santo, las lenguas quehablaba eran tan simples como la de un niño (las lenguas que habla el quees bautizada nuevamente por el Espíritu Santo son generalmente expresio-nes de alegría y alabanzas a Dios). Puesto que atesoraba cada don de Dios,buscaba una experiencia más profunda al hablar en lenguas diariamente.


Agradezco a Dios porque después me dio muchas experiencias con el hablaren lenguas que edificó no sólo a mí misma, sino también a otra gente cuandofueron interpretadas. “Cuando yo era niño, hablaba como niño,pensaba… juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo queera de niño” (1 Co. 13:11). Ahora, durante mis devociones de la mañana,oro y canto primero con el espíritu (en lenguas), entonces oro con elentendimiento (en una lengua entendida). Tales oraciones me beneficiarongrandemente a mi espíritu y por eso estoy llena de acciones de gracias paraSu gran misericordia. ¡Alabanzas y gloria sean a mi Dios!

Al otro lado, he visto a muchos cristianos que no han podido avanzardespués de recibir el bautismo del Espíritu Santo. No atesoran el don pre-cioso que recibieron. En lugar de eso, menosprecian la gracia de Dios y asíque han perdido este don. No es fácil pedirles que hablasen en lenguas denuevo. El bautismo del Espíritu ha llegado a ser para ellos tan malo comodar lo santo a los perros y tirar perlas a los cerdos. Los pisotearán, yse volverán y os despedazarán. Por lo tanto, siempre tenemos que “Orarécon el espíritu, pero oraré también con el entendimiento” (1 Co. 14:15).Éste nos dará gran poder para luchar contra Satanás, y vencerlo. Y seremosmás que vencedores. “Orando en todo tiempo con toda oración y súplicaen el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica portodos los santos” (Ef. 6:18).

3. Renuncia a los pecados

La persona que ha recibido el bautismo del Espíritu no alcanza inmedia-tamente a perfección. Tiene que indagar más profundo. Por eso, tenemosque renunciar a todos los pecados y decidirnos apartarnos de ellos, no seaque le demos oportunidad a Satanás de atacarnos. Satanás generalmenteusa maneras sutiles para perjudicar a los hombres. No nos fuerza directa-mente a robar, matar o fornicar, porque nunca caeríamos en esa trampa. Enlugar de eso, el diablo hace que perdamos nuestros estribos de vez en cuan-do, que tengamos pensamientos ocultos de celos y del odio, o que mintamoso digamos palabras asquerosas. A veces el diablo nos incita ir a ver películas,o caernos en placeres pecaminosas en secreto. Otras veces nos llena deavaricia y con pensamientos de maldad, haciéndonos pensar en cosas que


no debemos. Éstos no parecen graves, pero delante de Dios, todos sonpecados. No debemos tolerar pecados, ni aun lo más pequeño, porque “Lasmoscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista;así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable”(Ec. 10:1). Hasta el pecado más pequeño mancha nuestra vida espiritual.

Debemos tener siempre cuidado con los ataques del diablo. Si oramosinmediatamente en medio de las tentaciones, y las resistimos por el poderdel Espíritu Santo, ciertamente Dios nos protegerá y nos hará más quevencedores. Pero si no oramos, sino que nos rendamos a las tentacionessólo para entregarnos a los placeres momentáneos de la carne, entoncesnuestra vida espiritual sufre gran pérdida, y el Espíritu Santo se entristecerá.Cada vez que comenzamos a pecar, el Espíritu Santo nos hace avergonzar-nos. Después nos sentimos mal y humillados de nosotros mismos, y noslamentamos de nuestro espíritu contrito. Pero si no resistimos firmemente aesas tentaciones y renunciar los pecados, la motivación del Espíritu Santoque está en nosotros disminuirá gradualmente. En el principio, el EspírituSanto nos inste fuertemente a renunciar a nuestros pecados; pero si des-obedecemos, no tendremos ninguna paz interior. Al contrario, si nos rendimosa la carne y vamos contra el Espíritu Santo a propósito, la motivación delEspíritu Santo gradualmente se debilita, y se apaga. Si esto sucede, nuestrospecados aparecerán triviales a nosotros. No nos sentiremos avergonzadosmás y nos alejaremos de Dios. ¡Qué terrible sería eso! Por lo tanto, tenemosque rechazar todos los deseos de la carne. Pues nuestro enemigo más grandees el “yo” (nuestro ego).

Un pequeño boquete en nuestro corazón es suficiente para dar oportuni-dad al diablo que entre con un pie, pero al final, entrará su cuerpo entero. Sisucede eso, será difícil echarlo fuera. Por lo tanto, cada vez que tenemosdebilidades o faltas, nunca debemos olvidar buscar a la fuente de la sangredel Señor para que nos limpie. Su sangre preciosa es siempre nueva ypoderosa. Debemos confesar nuestros pecados, arrepentirnos, y pedirleperdón. Debemos también confesar nuestros pecados delante de los hombresy pedir su perdón. Si renunciamos a nuestros pecados completamente de-lante de Dios y de los hombres, el diablo no tendrá ningún lugar en nosotros.“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y


se aparta alcanzará misericordia” (Pr. 28:13).

Cuando los Israelitas cruzaron el río Jordán y entraron en la tierra her-mosa de Canaán, Dios quiso que destruyeran completamente a las sietetribus malas que habitaban allí. Esto era para evitar problemas en el futuro.Dios prometió que pelearía por ellos y les daría fuerza suficiente para ex-terminar a sus enemigos. Solamente tenían que cooperar con Él. Pero losIsraelitas no obedecieron a Dios. No exterminaron por completo a los habi-tantes de Canaán, sino permitieron que algunos sobrevivieran. Esta genteentonces se transformó como trampas y espinas por todos los costados yles trajo también un sin fin de problemas.

Déjeme preguntar a cada cristiano que ha entrado en la tierra prometidade Canaán (los que han sido lleno del Espíritu Santo): ¿Usted ha destruidopor completo todas las tribus malvadas de Canaán en usted mismo (lasconcupiscencias de la carne)? Si usted no aprovecha la oportunidad paraaniquilar los pecados y los deseos de su carne por el poder del EspírituSanto, con el tiempo, será vencido por ellos. Entonces será muy tarde. Noolvide que Dios le ha otorgado suficiente poder para vencer la carne. Todolo que tiene que hacer es cooperar con el Espíritu Santo: si usted se niega,y elije vivir conforme a los deseos de la carne, Dios le permitirá tener supropio camino. ¡Pero tenga cuidado! El poder del pecado y las concupis-cencias de la carne se convertirán en su lazo y tropiezo. Entonces, ¿quéhará usted? Por esta razón, Pablo dijo: “Andad en el Espíritu, y nosatisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne escontra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponenentre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gá. 5:16–17).

Muchos cristianos se lamentan solamente de sus propias debilidades.No alaban el poderío del Señor. Continúan pecando después de recibir elbautismo con el Espíritu Santo. Cada día piden al Señor por el poder desuperar los pecados, no sabiendo que este poder ya se los ha sido otorgado.Solamente lo que necesitan es someterse totalmente al Espíritu Santo. Esasí como también el Señor nos ha dado dos manos. Podemos utilizarlaspara hacer muchas cosas (si las utilizamos). Si no las utilizamos, muchostrabajos se dejan a medias. ¿Quién entonces tiene la culpa de todo, usted o


Dios? Debemos entender que el que guarda la palabra de Dios no serámaldecido. Pero el que va contra la palabra de Dios será golpeado y casti-gado. Los que guardan la palabra de Dios deben someterse completamenteal Espíritu Santo. Y los que son sumisos al Espíritu Santo deben estar dis-puestos a pagar cualquier precio para separarse de los pecados y deSatanás.

El Espíritu Santo nunca habita en un corazón impuro; es cierto que unpecador perderá la presencia de Dios. Si el Señor quita de nosotros suEspíritu Santo, ¿qué va a ser de nosotros? Por lo tanto, debemos renunciara nuestros pecados seriamente. Vale la pena sacrificar nuestra carne poralgún tiempo. Después de que los pecados hayan sido tratados, nuestrasalmas tendrán paz perpetua. Sin embargo, si deseamos caminar según elEspíritu, pero si no queremos abandonar nuestros pecados, las consecuenciasserán trágicas. La sumisión sin un precio no tiene ningún valor. Debemosmantenernos santos si deseamos estar constantemente llenos con el EspírituSanto. “En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falteungüento sobre tu cabeza” (Ec. 9:8). Si todavía tenemos pecados ocultosen nuestro corazón, ¿cómo podemos dar la cara al Señor en ese Día? ¿Nosabe usted que buscamos recibir el Espíritu Santo para encontrar la santidadporque sin la cual nadie verá al Señor. “Pero los que son de Cristo hancrucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gá. 5:24).

4. Da testimonio frecuentemente

“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor”(2 Ti. 1:8). Como el Señor está ansioso por nosotros de dar testimonio de Susalvación, Él también quisiera que diéramos testimonio de su graciapentecostal. Millares de cristianos todavía están buscando el camino paralas bendiciones. Puesto que lo hemos encontrado, ¿por qué no se lo mostra-mos? Si damos testimonio al Espíritu de verdad, traeremos bendiciones anosotros mismos y a los que nos oyen. Cuanto más damos testimonio delpoder del Espíritu Santo, más seremos preservados por el Espíritu. PorqueDios, por su amor de su nombre, nos llevará en el camino de la justicia.

Pero, cuando voluntariamente damos testimonio del Señor, no debemos


salir por la puerta trasera. ¡Cuanto más damos testimonio de Él, más debemosponer nuestras manos en el arado, ¡sin mirar atrás! Sólo avanzamos, nuncaretornamos. El Señor nos dio una coraza, no una “placa de acero para laespalda.” Cuanto más avanzamos, más tendremos poder del Señor paravivir una vida vigilante y piadosa. Sólo aquellos cristianos seránrecompensados y elogiados por el Señor en aquel día. Cada cristiano queha recibido las bendiciones ricas del Padre (el bautismo del Espíritu Santo)debe ser testigo del glorioso Espíritu Santo. Si nuestro testimonio edifica ohace caer a otros, somos completamente responsables antes el Señor: losprimeros serán recompensados mientras que estos últimos harán frente alcastigo severo. El Señor ha dicho, “porque a todo aquel a quien se hayadado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se la hayaconfiado, más se le pedirá” (Lc. 12:48).

¿No debemos ser serios y caminar en el Espíritu con miedo y temblor?Que el Señor nos ayude a vencer al mundo, al diablo y nuestro “yo mismo”para que vivamos en Él diariamente con un espíritu de poder, de amor y deldominio propio. Usemos los variados dones espirituales que el Señor nos hadado. Que podamos llevar más frutos del Espíritu Santo: amor, gozo, paz,paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza (dominiopropio)—para dar testimonio de la gloria de Dios.

5. Pon la mira en Cristo

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porquehabéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros tambiénseréis manifestados con él en gloria” (Col. 3:2–4). Si hemos recibido elEspíritu Santo del Señor, debemos estar atentos a sus cosas, las cuales sondivinas. Porque ya no somos de esta tierra; estamos aquí temporalmentepara ganar almas para Cristo. Por esta razón, debemos vivir como siestuviéramos en el cielo. Debemos quitar de nosotros la vanagloria del mundoy las concupiscencias de la carne, y esperar con paciencia al gran día enque el Señor Jesús vendrá en gloria. La noche está avanzada, y se acercael día. ¡El Señor vendrá pronto!


Hay millones de cristianos que todavía están entregándose a las cosasdel mundo, y que rechazan abandonar el mal camino. También hay millonesde nuestros parientes que tienen el corazón endurecido y que son rebeldestodavía. Siguen a ídolos y no conocen al único Dios verdadero. Si viniera elSeñor hoy, ellos sufrirían tribulaciones terribles. ¡Debemos orar con diligen-cia, ayunar y llorar por sus almas! Pero si decimos que no tenemos tiempopara salvar a esas almas, ¿cómo entonces podemos tener tiempo para dis-frutar de los placeres mundanos que desaparecerán pronto? ¿Todavía te-nemos tiempo para discutir con otros sobre cosas insignificantes? ¿Se pre-ocupan por satisfacer los deseos de la carne? Debemos entender que elSeñor derramó Su Espíritu en nosotros para que estemos atentos a las cosasde nuestro Padre celestial. Pongamos la mira en Cristo, y aprovechemoscada oportunidad para predicar el evangelio y distribuir folletos (del evangelio)a fin de salvar a las almas que perecen. Sujetémonos al Espíritu Santo paraque Él nos pueda guiar. Una vez que fijamos la mirada en las cosas dearriba, no estaremos inclinados para pecar.

Antes de que fuera bautizada con el Espíritu Santo, tenía un problemaque siempre me molestaba. Pero después de haber recibido el Espíritu San-to, cambié mi atención hacía las cosas divinas y entonces fácilmente vencíel problema en el espíritu. No fui ligada más a esas cosas terrestres y másaún, odiaba pensar en ellas. Deberíais “buscad las cosas de arriba, dondeestá Cristo sentado a la diestra de Dios” (Col. 3:1). “Porque la ley delEspíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado yde la muerte… Porque los que son de la carne piensan en las cosas dela carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porqueel ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu esvida y paz… Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si porel Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Ro. 8:2,5–6,13).


Capítulo 8

Los predicadores deben recibirel bautismo del Espíritu

El Señor mandó: Serán bautizados con el Espíritu Santo. Todos loscristianos tienen que obedecer este mandamiento del Señor. ¿Qué más decirde los ministros de Dios? Todos los apóstoles de la iglesia prístina (primitiva)y los que tuvieron el cargo de distribuir la comida, éstos recibieron el bautismodel Espíritu. Pues sólo con este bautismo pueden ellos testificar plenamentela verdad de Jesucristo.

Antes que descendiera el Espíritu de Cristo el día de Pentecostés, Juanel Bautista y todos los profetas que fueron antes que él no recibieron elbautismo del Espíritu. Sin embargo, hicieron maravillas y realizaron grandescosas; todos fueron conmovidos por el Espíritu Santo. Pero ahí había unadiferencia entre la medida del Espíritu Santo que Dios le dio a su AmadoHijo y la que dio a sus siervos. Porque la Biblia dice, “Dios mismo le da (aJesús) su Espíritu sin restricción” (Jn. 3:34, NVI). Mientras estaba en latierra, el Señor Jesús una vez envió 70 discípulos a trabajar. Estos discípulosno estaban bautizados con el Espíritu Santo, porque el Señor Jesús todavíano había sido glorificado. El Espíritu Santo prometido por el Padre aún nohabía sido dado. Sin embargo, los 70 pudieron predicar, curar enfermos, yechar fuera demonios. Evidentemente, los obreros de Dios pueden predicary hacer milagros sin haber sido bautizado con el Espíritu Santo. Sin embargo,sin el bautismo del Espíritu Santo, ellos no pueden realizar una tarea másimportante: ayudar a otros recibir el Espíritu Santo. Sólo los obreros quehan recibido el ungido de Cristo pueden ejecutar esta misión especial, yentender la importancia del ser ungido.

Apolos fue un afamado predicador. (véase Hch. 18:25–28.) Él era unvarón elocuente y poderoso en las Escrituras. Él había sido instruido en el

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camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba audazmente delcamino de Dios. Pero sólo conocía el bautismo de Juan. Él no tenía sufi-cientemente claro las cosas del Espíritu Santo, pues no había recibido laverdad completa. A pesar que predicó y enseñó los asuntos del Señor, nopodía llevar a los cristianos a recibir el bautismo del Espíritu Santo (puesnadie puede entender el misterio del Espíritu sino por el Espíritu de Cristo).Más tarde, Aquila y Priscila, una pareja experimentada en cosas espirituales,le expusieron más detalladamente la palabra de Dios. Sólo entonces tuvoApolos un entendimiento más profundo de la verdad completa y la recibióhumildemente. Desde ese momento, su conocimiento del Espíritu Santovino de su experiencia personal de la vida. Al predicar otra vez, tenía granpoder, testificando por las escrituras que Jesús era el Cristo (el Ungido––el nombre del Señor en el Espíritu Santo). Desde entonces, pudo ayudar aotros cristianos a entrar en la bendición completa del Espíritu Santo.

Hoy muchos siervos de Dios como fue Apolos, son bien educados, elo-cuentes, experimentados y fervientes en espíritu. Algunos son usados gran-demente por Dios y respetado por los hombres. Pero muchos de ellos nohan obedecido el mandamiento del Señor que sean bautizados con el Espí-ritu Santo. Por lo tanto, el poder del Espíritu Santo no puede ser comple-tamente manifestado de ellos. Sin saberlo, ellos han perdido el poder másgrande en su ministerio que Dios destinara que ellos tuvieran. Así que Diosno puede usarlos completamente de acuerdo a su plan original y propósito.¡Qué lástima!

Un predicador sólo puede dar a otros lo que él tiene. Él no puede dar loque no tiene. Si un predicador no ha experimentado el bautismo del EspírituSanto y fuego, él no puede ayudar a otros a recibir esta bendición. Delmismo modo, es imposible que una persona que no haya nacido de nuevopor medio del arrepentimiento, pueda ayudar a otros a tener esa experien-cia. Si un predicador no se llenó del Espíritu Santo él mismo, su mensajesobre “llenarse del Espíritu Santo” será una doctrina vacía. Él no podráayudar a otros entender la verdad. Sus sermones padecerán conmovedores,pero los oyentes sólo obtendrán algo de satisfacción mental. Buscarían todoel día, pero nunca encontrarán el camino bendito de la fuente viva.


Vamos a ver las obras de los apóstoles y el efecto de sus obras en laiglesia prístina. Estos apóstoles no tenían educación, hombres ordinariosque no tenían elocuencia, puestos (posiciones), ni calificaciones académi-cas. No podían predicar grandes sermones y no tenían quien los apoyaran.No obstante, tenían un indispensable tesoro dentro de ellos: la unción deJesucristo. Este tesoro fue solo suficiente para capacitarlos para manifestarvida y poder. Dondequiera que ellos iban, revivían toda tierra muerta y sinesperanza. Lo que ellos predicaban no eran palabras altivas de sabiduríasino mensajes divinos de vida. Con señales y milagros, exaltaban al Cristovivo. Testificaron del Señor que había sido crucificado y que ascendió de lamuerte en gloria. Todos los que estuvieron en contacto con ellos encontra-ron al Señor de la vida. Los pecadores sintieron remordimiento en el cora-zón y se arrepintieron de sus pecados en lágrimas. Y algunos aún se consa-graron al Señor.

Las obras de los apóstoles no eran solamente para dar sermones, sanarenfermedades y echar fuera demonios, sino que también para asegurar quecada uno de los cristianos recibiera el bautismo del Espíritu Santo. Puestoque los apóstoles mismos habían experimentado el poder del Espíritu Santo,también pudieron impartir este poder a otros por medio de la predicación,oración, y la imposición de las manos. Ellos se sentían en deuda conDios y los hombres, y estaban obligados a ayudar a otros a recibir el testi-monio de la sangre (la salvación), el agua, (la verdad) y el Espíritu Santo(el bautismo del Espíritu Santo). Si los cristianos reciben el Espíritu Santo,el Ungido les enseñará y les guiará en todas las cosas. Entonces alcanzaránla plenitud de la verdad y serán protegidos por el Espíritu Santo, todos losdías de sus vidas. Y si continúan siguiendo al Espíritu, ellos mismos podránpredicar el verbo de la vida a otros. La salvación completa del Señor Jesússerá entonces anunciada rápidamente hasta los confines del mundo.

La obra efectiva y fructífera de los apóstoles es agradable a Dios. Es lavoluntad de Dios que nuestro trabajo sea tan efectivo como la de ellos.¿Cómo no desear el bautismo del Espíritu Santo que nos capacita parahacer grandes obras? Si obedecemos el mandamiento del Señor para recibirel bautismo del Espíritu, entonces conseguimos el mismo tesoro (el Espíritude vida) y el poder divino que es manifestado por los apóstoles. “Pero


tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia delpoder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Co. 4:7).

Antes de ser bautizada con el Espíritu Santo, prediqué en varias denomi-naciones. A través de mis predicas mucha gente se convirtió y aceptó aCristo. Pero como ellos no recibieron el Espíritu Santo, así que su fervor semarchitó: algunos volvieron al mundo; otros fueron engañados por el diabloy se unieron a las denominaciones heréticas. Se volvieron cristianos sólo ennombre. En esas denominaciones, la energía y el dinero en que ellosinvirtieron sólo reforzaron las obras de Satanás. No se puede imaginar elresultado. Sólo un pequeño número de los convertidos todavía viven deacuerdo a la palabra de Dios. Pues porque no poseen el poder de EspírituSanto, su espíritu se ha vuelto sin vida. Están demasiado débiles para amary servir al Señor. Después de ser bautizada con el Espíritu Santo, noté elmaravilloso poder del Espíritu Santo. A menos que la obra sea hecha por elEspíritu Santo, no produce resultados duraderos, a pesar de lo buena queparezca. Por lo tanto, yo sabía que sería infiel al Señor si no les demostrabaa los cristianos la forma correcta de adorarle. Yo sabía que tenía que edificarde acuerdo a las órdenes de Dios, o si no, mi obra sería la obra de madera,heno y paja. Desde entonces, cada vez que predicó la verdad completa dela Sangre, el Agua y el Espíritu Santo, yo veía maravillosos resultados.Así, yo decidí consagrar el resto de mi vida para proclamar la verdad y eltestimonio completo de Cristo, de la Sangre, el Agua y el Espíritu Santo.

Un día, todos nosotros seremos llamados para dar cuenta de nuestraobra ante el tribunal de Cristo. Entonces la obra de cada uno será revelada.El Señor no juzgará nuestras obras por su esplendor exterior, sino por laforma como han sido hechas de acuerdo a su voluntad. El Señor juzgará laobra de nuestra vida y la pondrá a prueba con el fuego consumidor. Enaquel día, habrá incontable ministros de Dios que lamentarán por no haberobedecido completamente la palabra del Señor durante sus vidas en la tie-rra. No sólo que ellos mismos fracasaron de recibir la gran bendición delEspíritu Santo, pero ellos han prevenido a muchos otros cristianos de con-seguirlo también. ¿Cómo escaparán ellos del castigo de Dios en aquel día?

El diablo bien sabe que si todos los siervos de Dios son bautizados con el


Espíritu Santo, Dios podrá usarlos según su propósito y plan predestinado.Entonces los cristianos vendrían a la unidad de la fe; las doctrinas falsas ylas herejías serían exterminadas pronto, y las contiendas y los celos seríandestruidos. El Espíritu dominaría sobre la iglesia, y los santos regresarían ala fe pura y viva. Estando llenos con el Espíritu Santo, levantarán paratestificar con gran poder, y entonces el reino de Satanás pronto sedesplomaría. Por esta razón, el diablo hace todo lo posible para destruir losplanes de Dios e impedir a los instrumentos escogidos (predilectos) de Diosque reciban su preciosa promesa.

Cuando los siervos de Dios oyen el mensaje del bautismo del Espíritu yquieren aceptarlo, el diablo inmediatamente tratará de impedírselo. Él losllenará con toda clase de preocupaciones (dudas). Algunos temen que des-pués de haber recibido el Espíritu Santo, encontrarán oposiciones y perse-cuciones. Temen que serán prohibidos por sus denominaciones de predicar.Piensan que perderán sus trabajos, y que después no podrán mantener asus familias. Todas estas consideraciones les impiden recibir el prometidoEspíritu Santo. Otros estiman su posición y prestigio sobre todo lo demás.Temen que una vez que reciban el bautismo del Espíritu, tendrían que reco-nocer todos los mensajes incompletos que predicaban en el pasado. Así quepara salvar las apariencias y su posición, ellos endurecen sus corazones yescogen seguir equivocados hasta el fin. A pesar de ser instados por elEspíritu Santo, no pueden abandonar sus ocupaciones, amistades, orgullos,y muchas otras cosas, y en esta manera apagan la motivación del EspírituSanto. Satanás ha tenido gran éxito en dañar al hombre con sus planesmalvados. Irónicamente, muchos predicadores instan a los cristianos a cui-darse de las artimañas de Satán, cuando, paradójicamente, ellos mismos yahan sido burlados por el.

Todas las preocupaciones que los predicadores tienen acerca del sus-tento diario son innecesarias. Somos los siervos de un Dios misericordioso,¿podría nuestro Señor abandonarnos? Dios es el que nos alimenta, no elhombre. Él seguramente cuidará de sus amados hijos. Si nosotros le obede-cemos a Él y guardamos sus mandamientos, ¿piensas tú que Él rompería supromesa y dejaría que el justo se muera del hambre? ¡Por supuesto que no!Dios es fiel. Aún si Él tuviera un propósito elevado en el cual nosotros


debemos padecer un poco por su palabra (la Verdad), nosotros tenemos laobligación de soportar aquel padecimiento. ¿De qué tenemos que temerentonces? ¿Qué es más importante, ganar las alabanzas de Dios o los aplau-sos del hombre? ¿Cuál es más fiable, la palabra de Dios o del hombre?¿Cuál es más preciosa, las almas del hombre o nuestro propio orgullo?¿Cuál tiene más valor, la recompensa eterna, o la ganancia temporal? Sicuidadosamente medimos las consecuencias, estaríamos más que dispuestospara complacer al Señor y dejaríamos lo mejor del mundo para ganar lamás preciosa bendición celestial—la plenitud del Espíritu Santo.

La unción del Señor Jesús es real y segura, no hay razón para quenosotros la cuestionemos. ¿Por qué no te acercas al Señor ahora, paraexaminar cuidadosamente tu vida y trabajo? ¿Hay algún indicio de que túhayas recibido el Espíritu Santo? Tienes que ser honesto contigo mismo. Situ respuesta es no, entonces arrodíllate delante del Señor ahora y admiteque tú estás empobrecido espiritualmente. Destruye el “yo mismo” y confiesatus pecados del pasado de incredulidad y dudas. Entonces tú descubrirásalgo maravilloso. Tal confesión no es vergonzosa, sino ¡gloriosa! Tan prontoque encuentres la fuente de vida, ella fluirá de ti incesantemente. Tú verásqué tonto fuiste al rechazar las bendiciones de Dios en el pasado. Y querrástestificar valientemente sobre tu experiencia de recibir la Unción y desearásatraer a otros a la misma bendición.

Esta es la era en la cual el Espíritu Santo está trabajando. Así que tene-mos que obtener poder del Espíritu antes que podamos hacer las obras deDios. Tal poder ha sido preparado para nosotros por nuestro Padre. Cuan-do tenemos el Espíritu Santo, tenemos sabiduría. El Espíritu nos revelarácosas espirituales más profundas y ocultas. Tales misterios espirituales so-brepasa el entendimiento humano, a pesar de un sin fin de investigaciones eindagaciones. El Espíritu nos guiará a experimentar su rico poder en la vidadiaria—una experiencia que no es obtenida por medio del conocimiento dealguna doctrina o teoría. Él hará que nuestra fe sea perfecta y nuestrotrabajo fructífero. Él nos concederá valor para predicar el mensaje el cualnos ha encomendado. Cuando sufrimos grandes persecuciones y pruebaspor su palabra, Él nos mantendrá fieles, incluso hasta la muerte, para queasí recibamos la corona de vida.


En estos postreros días, pocos predicadores confían y obedecen a Dioslo suficiente para predicar el evangelio completo. ¡Siervos bendecidos porDios! ¿No nos alzaremos y declararemos que el Señor Jesucristo, la cabezade la iglesia, es Él que bautiza con el Espíritu Santo y fuego? “¿Y quiénsabe si para esta hora has llegado al reino?” (Est. 4:14). ¡Estamos enlas últimas horas! Si tomamos la delantera y aprovechamos todas lasoportunidades para dar un testimonio vivo y dinámico por el Espíritu Santo,el Señor ciertamente hará maravillas en los corazones de los hombres.Debemos ser buenos administradores de la diversa gracia de Dios. Serequiere de los administradores, que cada uno sea considerado fiel. Habiendorecibido la unción del Señor, debemos ayudar a otros a recibirlo también. Sinos quedamos en silencio y mantenemos una actitud de indiferencia, seremoscomo el siervo malvado, que enterró los talentos de su amo en la tierra, yentonces fue castigado cuando su amo regresó.

El pecado más grave y común entre la gente de Dios hoy, es su despreciopor las enseñanzas y mandamientos de Dios. El amor más grande que unsiervo de Dios puede tener por su compañero no es satisfacerlos con pala-bras placenteras (que son dañinas a sus almas), sino de hablarles fielmentede Dios, predicando una doctrina sólida para despertar su espíritu dormido.Entonces estas palabras los salvarán del pecado y la muerte. Nuestro deseoserá liberar a los compañeros cristianos de su parálisis espiritual, debilidadesy fracasos, para que se sean fuertes, alegres, poderosos y triunfantes. Peronosotros tenemos que dirigirlos a la Fe pura.

Sin embargo, aquellos que están dispuestos a ser los verdaderos vocerosde Dios, tienen que estar preparados a ser combatidos, ridiculizados, ca-lumniados y vituperados. No debemos tener miedo del criticismo y perse-cuciones porque ninguno que defienda la verdad puede evitar el llevar lacruz. El Señor dijo, “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablenbien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas”(Lc. 6:26). “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen yos persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos;porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”(Mt. 5:11–12).


¡Seamos fuertes y valientes! Si cada cristiano que haya recibido la com-pleta bendición del Espíritu Santo está dispuesto a trabajar fielmente delan-te de Dios, la luz de la verdad—que Satanás ha repetidamente tratado deapagar—brillará brillante.

“Mas cualquiera que los haga y los enseñe (los mandamientos deDios), éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mt. 5:19)

“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dichoJehová de los ejércitos” (Zac. 4:6)


Capítulo 9

Los dones espirituales

Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, delPadre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

(Stg. 1:17)

No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales…Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Yhay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diver-sidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos,es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritupara provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra desabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro,fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismoEspíritu. A otro, el hacer milagros; a otro profecía; a otro, discernimientode espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretaciónde lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu,repartiendo a cada uno en particular como él quiere… Y a unos pusoDios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo terceromaestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, losque ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

(1 Co. 12:1,4–11,28)

El Espíritu Santo da diversidad de dones a los cristianos que han sidobautizados con el Espíritu, a quienes el Señor los ha ordenado como minis-tros de la iglesia. Esto es para equiparlos con poder para que preparen a Supueblo para la obra del ministerio, a fin de edificar el cuerpo de Cristo, quees la iglesia. Ellos serán instructores en la iglesia y testigos fuera de laiglesia. Por lo tanto, los ministros espirituales no son ordenados por el hombre,sino por Dios mismo. Y estos ministerios no son ocupados simplemente porcualquiera. Ellos son mantenidos sólo por los santos que han sido bautiza-dos con el Espíritu y les han sido dados los dones espirituales. En las

Los dones espirituales 209

denominaciones hoy, algunas personas son reconocidas como ministros, peroen realidad éstos están lejos de alcanzar el estándar de Dios. Hay muchosllamados pastores, maestros, diáconos y ancianos que ni están seguros sison salvos, ni si han recibido el bautismo del Espíritu—este es un testimonioque ninguno que sirva a Dios debe carecer. Entonces, ¿cómo ellos puedendesear dones espirituales?

Los dones espirituales no son adquiridos por medio de la teología, sinodirectamente de Dios mediante oraciones por fe. Son dados a aquellos cris-tianos que son bautizados con el Espíritu y que desean los dones espiritua-les. Los dones son usados en la iglesia de acuerdo a la necesidad de llevara cabo la obra de Dios. Su función es dirigir la atención del hombre hacíaDios, y hacer sentir al hombre Su presencia: y palpar su rectitud, santidad,majestad, bondad, misericordia, fidelidad, poder y otras virtudes gloriosas.

Pero las denominaciones prestan mucha atención a doctrinas, ceremo-nias, elocuencia y otras maneras de predicar. Estas cosas indudablementetienen algún valor, pero sólo el poder divino del Espíritu Santo puedeverdaderamente motivar a la gente al arrepentimiento. Las denominacionesson frías y sin poder, a pesar de tener edificios grandes y bellos, ministroscultos y renombrados, congregaciones grandes y riquezas. Y puesto quecarecen de los dones espirituales, no pueden difundir el glorioso evangeliorápidamente y efectivamente.

¿Por qué los dones espirituales de la iglesia prístina no son destacadosen las denominaciones de hoy? ¿No se necesitan en este tiempo? ¿Haretenido Dios estos dones de nosotros? ¡De ninguna manera! En realidad,Él está ansioso de otorgarnos estos dones, para que hagamos frentes a lasnecesidades de esta última generación. La iglesia se encuentra en unageneración incrédula donde el hombre se inclina hacía doctrinas ateísticas,herejías, cultos, pecados y orgías. En una era como ésta, los donesespirituales son las armas más poderosas para divulgar el evangelio de Cristo.

A lo mejor, algunos se preguntan, “Si es así ¿por qué no confiere Diosestos preciosos dones a aquellas evangelistas notables?” En realidad, Diosha querido darle estos dones a ellos, pero continuamente dudan y rechazan.


Puesto que no buscan los dones ardientemente, Dios los deja elegir lo queles guste. Pero si pusiera n su fe en Dios y desearan los dones espirituales,Dios cumpliría sus deseos conforme a su fe y deseos. Dios nunca fuerzaal hombre a hacer nada en contra de su voluntad. Él quiere que el hombre,de su propio deseo, pida por Sus dones preciosos.

Sin embargo, en las iglesias reincidentes de hoy (las denominaciones), elamor de muchos se ha enfriado y su fe se ha perdido. Sólo se preocupan delas cosas materiales de este mundo; no les importa el trabajo de Dios, ni losdones espirituales dados por Él. Ellos no se percatan de que los dones dadospor Dios en Cristo son buenos y provechosos para la iglesia. No estándispuestos a humillarse a sí mismo y pagar el precio para perseguir estosdones espirituales. En cambio, dudan de la misericordia y fidelidad de Dios,temiendo ser poseídos por espíritus malos al buscar dones espirituales.Piensan que nuestro Señor Jesús no cuida de Sus hijos que sinceramentequieren caminar con Él. Tales ideas falsas en realidad ¡crean dolor en elcorazón del Señor! Esta gente ha despreciado la gracia del Señor, perodeclaran orgullosamente “Sólo queremos el Señor mismo, no los dones.”Esta declaración suena espiritual; da la impresión que aman al Señor. Peroen realidad esto es solo una excusa para rechazar los dones espirituales.Piense: El que verdaderamente ama al Señor, ¿cómo puede éste tratar desatisfacer sus propias necesidades espirituales solamente y no preocuparsede las miles de almas hambrientas?

Una persona espiritual tiene la mente de Cristo. Ciertamente amará alas almas. Éste anhelará los dones espirituales para que pueda ganar hombrespara Cristo, a fin de satisfacer el corazón del Señor. El Señor dijo, “El quetiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama…” (Jn.14:21). Y este es el mandamiento del Señor: “Procurad los donesespirituales” (1 Co. 14:1). ¿Cómo puede alguien que ama al Señor ignorarSu mandamiento?

El bautismo del Espíritu y los dones espirituales no son frecuentementevistos en las denominaciones. Esto es porque sus líderes y miembros handescuidado algunos aspectos de la verdad. Cada uno de ellos tiene su pro-pio parecer y entendimiento incompleto de la verdad. Forman sus propias


sectas o denominaciones e impiden al Espíritu Santo obrar entre los creyen-tes. Debido a sus prejuicios en contra de los dones espirituales y su falta defe, sólo enfatizan el don de profecía (predicando) e ignoran todos los demásdones. Esto lleva a la diferencia en creencias y lastimosamente los hacetibios.

Nuestro Dios no está satisfecho con los cristianos que parecen espiri-tuales, pero no están equipados con los dones espirituales. Dicen amar aDios, pero rechazan Sus dones espirituales, los cuales están a Su servicio ypara divulgar el evangelio). Esta gente confía en su propia inteligencia ymétodos más que en el poder del Espíritu Santo. Pueden estar contentoscon su propio trabajo, pero a los ojos de Dios, sus servicios son como elsacrificio de Caín que no agradó a Dios.

Dios quiere que lo sirvamos a Su manera—usar los dones espiritualespreparados para nosotras para que prediquemos Su verdad completa. Por-que sólo con el Espíritu de Dios podemos nosotros realizar Su gran obra“¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tangrande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor,nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamentecon ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientosdel Espíritu Santo según su voluntad” (He. 2:3–4).

Cada uno de los nueve dones espirituales inscritos en 1 Co. 12 tiene supropia función distintiva, pero todos ellos son dados por Dios en Cristo Jesúsa la Iglesia del Nuevo Testamento. Ellos comparten el mismo propósito:obrar para el beneficio de todos, para edificar ambos los usantes y laiglesia, y para manifestar el poder del evangelio. Cuando los donesson usados propiamente, el hombre verá la presencia de Dios, searrepentirá y aceptará la salvación. Entonces, gloria será dada a Dios.

Veamos ahora las funciones de cada una de los nueve dones espirituales.

1. Palabra de sabiduría

Es posible que algunos que no son cristianos, que no han estado en


contacto con el Espíritu Santo, tengan gran sabiduría también. Usan estasabiduría para avanzar en su profesión y para tener éxito en sus carreras.Pero tal sabiduría sólo es humana sabiduría, y nunca puede ser usada en laobra divina de predicar el evangelio de Cristo.

La palabra de sabiduría mencionada aquí, no es la sabiduría del hombresino la de Dios. Este don es dado al hombre por inspiración del EspírituSanto. La sabiduría divina es diferente de la sabiduría humana, pues lasabiduría humana es necedad ante Dios. El hombre es frecuentemente or-gulloso y arrogante. Con su sabiduría limitada él no trata de conocer a Dios.En lugar de eso, para él, la sabiduría de Dios—el poder del evangelio de lacruz—es una estupidez. Por lo tanto, Dios dice: “Destruiré la sabiduríade los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos” (1 Co.1:19).

Algunos piensan que si la sabiduría humana es tratada por la cruz ysantificada por el Espíritu Santo, ésta se volverá sabiduría espiritual útilpara la sagrada obra de Dios. Esta idea, también, es incorrecta. La sabiduríaespiritual es de Dios, y no la puede entender el mundo. No es la sabiduría deeste siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van a perecer. Es lasabiduría oculta e insondable de Dios. Si Dios, por medio del Espíritu Santo,le da esta palabra de sabiduría a una persona sencilla y sin estudios, éstapodrá realizar grandes cosas al divulgar el evangelio. En realidad, Dios legusta trabajar de esta manera, para humillar al orgulloso (aquellos que seconsideran sabios conforme al estándar del mundo). Por lo tanto, no carney sangre (nadie) puede jactarse delante de Dios.

Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, los escribas y los fariseos amenudo lo ponían a prueba con preguntas difíciles, a fin de hallar de quéacusarle. Sin embargo, el Señor Jesús, lleno del Espíritu Santo y poder,hablaba palabras de sabiduría. Y los confundía y los avergonzaba.

Los discípulos de los fariseos una vez preguntaron a Jesús, “¿Es lícitodar tributo a César, o no?” Jesús conocía la malicia de ellos, les dijo, “Dad,pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (véase Mt.22:15–22).


Una vez, los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida enadulterio. Y dijeron, “Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales muje-res. Tú, pues, ¿qué dices?” En realidad querían probar al Señor Jesús, paratener de qué acusarle. Pero el Señor respondió, “El que de vosotros esté sinpecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” Al oír esto, salíanuno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los más jóvenes. Entoncesel Señor misericordioso, lleno de piedad para los pecadores, dijo a la mujer,“¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?” Ella dijo, “Nin-guno, Señor.” Entonces Jesús le dijo, “Ni yo te condeno; vete, y no pequesmás” (véase Jn. 8:3–11). En la Biblia, hay muchos ejemplos similares, esomuestra la sabiduría de nuestro Señor.

El Mismo Señor Jesús no sólo hablaba palabras de sabiduría sino tam-bién prometió conceder este don a sus discípulos cuando lo necesitaran.Una vez les dijo a Sus discípulos, “Os echarán mano, y os perseguirán,y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados antereyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Proponed envuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder envuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual nopodrán resistir ni contradecir todos los que se opongan” (Lc. 21:12,14–15). Verdaderamente, después de la ascensión del Señor, los discípulos fueronllevados, muchas veces, ante los magistrados y los concilios. Con paz yconfidencia se enfrentaron a las dificultades y peligros con palabras desabiduría. Aquí tiene algunos ejemplos:

“Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justodelante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque nopodemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Ellos entonces lesamenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles,por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que sehabía hecho” (Hch. 4:19–21). “Entonces se levantaron unos de lasinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, deCilicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a lasabiduría y al Espíritu con que hablaba” (Hch. 6:9–10). Todas estaspalabras de sabiduría no eran textos preparados. No fueron enseñadas porhombre, sino inspiradas por el Espíritu Santo.


Este don precioso es una sabiduría especial que fue dado a nosotrospara enfrentar varias situaciones dificultosas y para ayudarnos cuando pre-dicamos el evangelio. El discurso que Esteban había pronunciado justo antesde morir como mártir fue muy poderoso. No era un sermón por el hombresino eran ¡palabras de sabiduría por el Espíritu Santo! Si los plebeyos sinestudios como Pedro y Juan no tuvieran palabras de sabiduría del EspírituSanto, ¿como podían haber escrito esas epístolas en la Biblia? Fue tambiéneste don que facilitó a Pablo, un hombre de gran educación, para exponerlos misterios del evangelio. Los apóstoles han hecho buen uso de este donde la palabra de sabiduría. Así que ahora, nosotros, como la últimageneración, hemos ganado las bendiciones del evangelio y varios beneficiosespirituales.

Los asuntos espirituales no son fáciles de entender. Solamente puedenser expresados claramente con palabras de sabiduría. Si dependemos ente-ramente en el Espíritu Santo para obtener las palabras de sabiduría, siemprepodremos predicar con sabiduría. Nuestros mensajes entonces serían másapropiados e inspirados. Por medio de las palabras de sabiduría, el EspírituSanto trabajaría en el corazón del hombre y ellos serían persuadidos a aceptarla gracia de Dios. Este don no sólo nos ayuda a lograr maravillosos resultadosen nuestro ministerio, sino también a escapar de problemas en tiempos depruebas.

2. Palabra de ciencia (conocimiento)

El don de hablar la palabra de sabiduría es para exponer la palabrade Dios con la sabiduría de Dios. El don de hablar la palabra deconocimiento es para explicar profundos asuntos espirituales con palabrasque son fáciles de entender. Cuando el Señor Jesús estaba predicando en latierra Él a menudo usaba las parábolas más simples para exponer losministerios de Dios. Sus parábolas eran sobre cosas comunes de la vidacotidiana. Todos sabemos que nuestro cuerpo necesita la comida. Así queel Señor Jesús se describía a sí mismo como el pan de vida (Jn. 6:48). Dijoesto para que la gente supiera qué lastimoso es estar hambrientoespiritualmente y la importancia del alimento espiritual. De esta manera,ellos vendrían a buscar Su salvación.


Una persona sedienta necesita agua. Así que el Señor Jesús también sedescribía a sí mismo como las aguas de vida. El dijo, “Cualquiera quebebiere de esta agua (la fama, riquezas y placeres del mundo), volverá atener sed (porque tales cosas pasarán y nunca podrán traer satisfacciónreal). Mas el que bebiere del agua que yo le daré (la paz y el gozo eternopor medio de conocer a Cristo), no tendrá sed jamás (todos los problemas,sean de esta vida o de la próxima, son resueltos)” (Jn. 4:13–14).

El don de la palabra de conocimiento a menudo es dado a aquelloscristianos que no son eruditos ni con educación superior. En cualquier horao lugar, pueden ser inspirados por el Espíritu Santo para explicar los misteriosde la verdad, usando las palabras más comprensibles. Esto prueba que laspalabras de conocimiento no vienen de los hombres, sino es completamentela obra del Espíritu Santo.

La palabra de sabiduría está basada más en la motivación del Espíritu,mientras la palabra de conocimiento sobre el razonamiento. Si estos dosdones están bien coordinados, ayudarán la sagrada verdad de Dios serpredicada y escrita más claramente. Entonces la gente tendría un mejorentendimiento de la verdad. Muchos predicadores en las denominacionesparecen tener estos dos dones, pero no logran alcanzar la demanda delEspíritu Santo. Si se humillaran para recibir el bautismo del Espíritu Santo,Dios les daría un reconocimiento más profundo y extenso de los dones.Entonces sabrían que las riquezas de estos dones superan en exceso lo queellos hubieran podido imaginarse.

3. La fe

El Señor Jesús realizó una gran salvación que es dada libremente almundo cuando estuvo sobre la cruz. Pero si el hombre no la acepta por lafe, ellos todavía no podrían ser salvos. “Porque por gracia (de Dios) soissalvos por medio de la fe (del hombre)” (Ef. 2:8). La fe desempeña elpapel más crucial en la salvación. Por esta razón esta fe también se llama la“fe para la salvación” (véase 1 P. 1:5).

Sin embargo, el don espiritual de fe es diferente de la “fe para la salva-


ción”. El don de fe es una fe que obra, y es dada por el Espíritu Santo parahacer que los cristianos estén firmes y sean victoriosos en aflicciones, per-secuciones y toda clase de circunstancias adversas. Todo esto es para queel poder de Dios sea manifestado. Esta fe especial a menudo movió lamano de Dios para cumplir obras grandes y poderosas. Con ella (la fe),Moisés causó que el Mar Rojo se dividiera, Josué hizo que el sol y la luna sedetuvieran sobre Gabaón y Ajalón, y Elías trajo la lluvia. Tal fe esespecialmente dado por Dios y sobrepasa el entendimiento de aquellos queno conocen el poder de Dios. Con la misma fe los apóstoles de la era delNuevo Testamento hicieron milagros, sanaron a los enfermos y echaronfuera demonios. Una vez, Pablo estuvo en peligro en el mar junto a la costade Creta. Una gran tormenta comenzó a rugir y no había esperanza desobrevivir. Pero Pablo creía firmemente en la promesa de Dios que ningunode los pasajeros en la nave se perdería. Así que Pablo consoló a aquellos abordo y los rogó que comieran para que tuvieran fuerza para escapar delpeligro. Verdaderamente, la nave naufragó en la tormenta pero todas las276 personas a bordo llegaron a salvo a la playa (véase Hechos 27). ElEspíritu Santo supo desde el principio que Pablo iba a encontrar esta situaciónpeligrosa, así que Él le dio a Pablo una fe superior de antemano para quepudiera estar firme y así salvar la vida de muchos.

Una vez, Pedro caminó sobre el mar con Jesús. Cuando tuvo fe y miróal Señor, él caminó sano y salvo sobre el agua. Pero cuando él miró a susalrededores y notó el viento fuerte, tuvo miedo y empezó a hundirse. In-mediatamente el Señor extendió la mano y asió de él, diciendo: “¡Hombrede poca fe! ¿Por qué dudaste?” (véase Mt. 14:28–31). Verdaderamente, lafe puede lograr todas las cosas, pero la duda arruina la obra de Dios. No esextraño que el Señor dijo, “Si tuviereis fe como un grano de mostaza,diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os seráimposible” (Mt. 17:20). También dijo, “Tened fe en Dios” (Mr. 11:22). Sí,pues. Si hubiésemos obtenido del Espíritu Santo un poquito de fe (que vienede Dios), podríamos hacer grandes cosas. Después, este mismo Pedro,habiendo obtenido tal fe ordenó a un hombre cojo que se levantara y caminaraa la puerta del templo (véase Hch. 3:1–11).


4. Sanar

El don de sanar a los enfermos es muy útil para difundir el evangelio. Esmás fácil para aquellos que están enfermos a ser conmovidos por el Espírituy arrepentirse completamente de sus pecados. Son excepcionalmente hu-mildes y más receptivos a la salvación del Señor. La sanación viene direc-tamente del Espíritu Santo, y no tiene nada que ver con tratamientos médi-cos. Aunque la medicina está muy avanzada en el siglo 20, hay muchasenfermedades que sólo pueden ser sanadas por el poder del Espíritu Santo.

Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, sanó a los enfermos, e hizoque los leprosos fueran limpiados, los ciegos vieran, los mudos hablaran, ylos cojos caminaran. Y hoy día, Él todavía sana por el Espíritu Santo. Diosha escogido unos vasos para ser Sus siervos para manifestar este poderdivino de sanidad. Pero por mucho que oren los siervos (sea por la imposiciónde las manos, con una oración privada o la unción del aceite, etc.), el mismoenfermo tiene que poner su confianza únicamente en el Señor Jesús, nues-tro amado Salvador y gran Médico. Tienen que saber que Dios es el quesana, no el hombre. Y el que tiene el don de sanar a los enfermos tiene querecordar que antes de orar por el enfermo, lo primero es llevarlo a arrepen-tirse de sus pecados y aceptar al Señor Jesús como su Salvador personal.(Aquellos que ya han aceptado a Cristo tienen que confesar sus pecados).Porque la sanidad (curación) viene después del perdón de los pecados—asíes cómo el Señor sana a los enfermos.

Hay otra cosa que debemos saber: la Biblia a menudo demuestra que elSeñor Jesús sanó a todos los enfermos que venían a Él. Pero una vez, juntoal estanque de Betesda, estaba una gran multitud de enfermos, ciegos, cojosy paralíticos. Pero entre ellos, el Señor sólo sanó a un hombre que hacíatreinta y ochos años que estaba enfermo. Los demás no fueron sanados.Tal vez es porque a ellos les faltaba la fe y el arrepentimiento sincero. ElSeñor mismo dijo, “Y muchos leprosos había en Israel en tiempo delprofeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán elsirio” (Lc. 4:27). Esto no debe disminuir nuestra fe en el poder del Señorpara sanar enfermedades. Más bien, éste debe instarnos a examinar nuestrafe delante del Señor.


Todos los dones espirituales, especialmente el don de sanar a los enfer-mos, tienen que ser ejecutados con amor. Sin compasión y simpatía por losenfermos, uno frenaría mucho la gracia de Dios. Por esta razón, el EspírituSanto a menudo confiere el don de sanar a los enfermos en aquellos quehan sido esclavos de las enfermedades desde hace mucho tiempo, perodespués fueron sanados milagrosamente por el Salvador. Sólo aquellos quehan sufrido dolores y enfermedades, tendrán compasión para orar seria-mente al Señor para aliviar a los enfermos de sus sufrimientos. Este amores con fe, porque creen que el Señor sanará a otros como Él los habíasanado a ellos.

Cuando oren ustedes por un enfermo, acuérdense que no estamos tra-tando con un enfermo, sino con un ejército de Satanás que oprime y ata alos afligidos. Con aquellos que están enfermos, tenemos que ser pacientesy compasivos. Pero con el diablo que inflige sufrimientos sobre el hombre,tenemos que estar llenos con la autoridad e ira divina de Dios. Tenemos quereprender y maldecir a Satanás en el victorioso y honorable nombre delSeñor Jesucristo, y echar fuera al diablo. Es por esta razón que en el prin-cipio, tenemos que ayudar al enfermo a arrepentirse y confesar sus pecados.De esta manera no dejamos lugar para que el diablo ataque.

5. El hacer milagros

Cuando los milagros son realizados, el poder de Dios es manifestado enla iglesia por el Espíritu Santo. Son señales para aquellos que no creen en elpoder del Espíritu Santo, pues superan el entendimiento humano.

En la era del Antiguo Testamento, Dios envió a Moisés y a Aarón ahacer muchos milagros delante del endurecido Faraón. Dios hizo grandesmaravillas en Egipto debido a la incredulidad del Faraón. Cuando Aaróntransformó su vara en serpiente, los magos de Egipto hicieron también lomismo con sus encantamientos. Pero el mal no puede prevalecer sobre lajusticia, así que la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos. Lamayoría de los siervos de Dios en el pasado tenían el don del hacer milagrospara probar que ellos eran Su portavoz.


El Señor Jesús también hizo muchas maravillas y milagros cuando Élestaba en la tierra. Él reprendió al viento y al mar (a las olas), caminó sobreel mar, convirtió el agua en vino, alimentó a cinco mil personas con cincopanes y dos pescados, e hizo vivir a los muertos. Él hizo esto para probar Sudeidad. Él también prometió a Sus discípulos diciendo, “El que en Mí cree,las obras que yo hago, él las hará también, y aun mayores hará” (Jn.14:12). Fiel a Su palabra, el Espíritu Santo cayó sobre los discípulos el díade Pentecostés y habiendo recibido poder desde lo alto, los discípulos dierontestimonio del Cristo que ha resucitado por señales y prodigios y milagros ydones del Espíritu Santo. El Señor hizo muchas maravillas para confirmarSu palabra de gracia por medio de las manos de los apóstoles. La Biblia nosda varios ejemplos de esto:

Los milagros que Felipe hacía en Samaria asombraron aún a Simón elhechicero (véase Hch. 8:13). Pedro hizo vivir a Tabita (véase Hch. 9:40),así como lo hizo Pablo por Eutico (véase Hch. 20:10–12). Pero Elimasquien se oponía a la fe, fue herido de ceguera (véase Hch. 13:8–12). Aúnlos pañuelos y delantales de Pablo, y la sombra de Pedro podían salvar alenfermo. Todos estos plenamente mostraban el poder de Dios. Una vez,Pablo fue mordido por una víbora en la isla de Malta. Los naturales pensaronque él era homicida, porque aunque él había escapado del mar, parecía quela justicia no lo dejaría vivir. Pero Pablo sacudió la víbora en el fuego y nopadeció ningún daño. Los naturales estaban esperando que él se hinchase ocayese muerto de repente, pero nada sucedió. Así que se maravillaron ydijeron que era un dios. (véase Hch. 28:1–6). Las palabras del Señor secumplieron, que decían: “Y estas señales seguirán a los que creen: En minombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomaránen las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño;sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mr. 16:17–18).Así, el don para sanar enfermos y el hacer milagros están interrelacionadoscon el don de la fe.

Un vaso lleno con el espíritu de justicia y santidad podrá obrar maravillasy milagros que harían temblar a los demonios. Ante Moisés, un hombrelleno de la santidad de Dios, las aguas del Mar Rojo se dividieron y sequedaron como muros. En la presencia de Josué, el que tenía la justicia de


Dios, el sol y la luna se pararon sobre Gabaón. Aun la sombra de Pedro ylos pañuelos y delantales de Pablo manifestaron la autoridad divina e hizohuir los demonios de la enfermedad. Si un obrero de Dios está dispuesto apagar el precio para ser partícipes íntimos en el Espíritu con el Todopoderoso,Dios librará cada pulgada de tierra donde él haya puesto los pies. En unageneración obsesionada con ciencia y las comodidades, tenemos que supli-car a Dios que dé a Sus siervos el espíritu de santidad para que el divinopoder de Dios pueda ser manifestado desde ellos, así como fue en el día dePentecostés. Si la iglesia ora con un acuerdo, Dios que solo hace grandesmaravillas oirá sus oraciones.

6. Profecía

La función de este don es para comunicar los mensajes de Dios comoinspirados y revelados por el Espíritu Santo. Algunos mensajes son inspira-dos y predicados al instante; otros son inspirados pero predicados más tar-de. De una manera u otra, todos estos mensajes son revelados por el Espí-ritu Santo. No son sermones ordinarios.

El don de profecía tiene dos funciones: (1) Para edificar, consolar, ex-hortar, reprochar, y advertir. (2) Para predecir lo que ha de venir. Cadacreyente en la era del Nuevo Testamento puede cumplir la primera funcióny profetizar, siempre y cuando esté inspirado por el Espíritu Santo (véase 1Co. 14:31). La segunda función es sólo para aquellos que tienen el ministeriode un profeta (véase 1 Co. 12:28). Un profeta es reconocido no por el títulosino por si sus profecías se cumplen. Cuando las profecías de un profetason cumplidas, el profeta será conocido como aquel que Dios verdaderamenteha ordenado (véase Jer. 28:9; Dt. 18:22; Hch. 11:28).

Casi todos los profetas del Antiguo Testamento fueron reconocidos comoel líder del pueblo. Cuando el pueblo tenía problemas, ellos tenían que pediral profeta a rogar a Dios antes que tomando las decisiones o antes queactuando. Pero es un poco diferente en el Nuevo Testamento, porque cadacreyente tiene el Espíritu Santo como guiador, y cada uno puede orardirectamente a Dios. El apóstol Agabo profetizó que vendría una gran hambreen todo el mundo, y cómo Pablo sería atado después (Hch. 11:28; 21:10–


11), las cuales sucedieron después. Pero la gente en aquel tiempo no tomóestas profecías como una guía firme. Sin importa lo que pase, los creyentesdeben distinguir bien las profecías que oyen. “No menospreciéis lasprofecías. Examinadlo todo; retened lo bien” (1 Ts. 5:20–21).

Los creyentes en la era del Nuevo Testamento serán guiados por elEspíritu Santo a profetizar individualmente, pero su nivel espiritual varía depersona a persona, dependiendo de la intimidad con el Todopoderoso. Enuna casa grande, hay vasos de oro y de plata, y también de madera y debarro. Dios dice: “si alguno se limpia de estas cosas (deshonradas),será instrumento para honra” (2 Ti. 2:21). También dice: “Si entresacareslo precioso de lo vil, serás como mi boca” (Jer. 15:19). Todos los donesson dados por Dios como Él quiere, pero depende del individuo buscar elpoder y santidad. Cualquier santo puede recibir el don de profecía, perosólo aquellos que son santos y honorables que se han apartado de lamundanalidad son capaces de predicar la palabra poderosa, majestuosa ysagrada que es revelada por Dios.

Muchos desean el don de profecía para edificar a la iglesia. Pero muypocos entienden su real significado. Los vasos que ejercitan el don de pro-fecía tienen que tener motivos puros—tener la mente de Dios. Sólo aquellosque oran al Señor con un corazón puro y que caminan estrechamente conÉl diariamente pueden estar atentos a la pena y el dolor de Dios sobre Sushijos rebeldes. Un profeta sabe que a la gente no le agradará cuando élhable la palabra de Dios. Pues la palabra de Dios quema por dentro. Comoéste toca profundamente los sentimientos de su Creador, no puede menosque hablar fielmente por Dios, a pesar de la oposición del hombre. Jeremíasdijo: “…la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cadadía. Y dije: ‘No me acordaré más de Él, ni hablaré más en Su nombre;no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido enmis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” (Jer. 20:8–9). Este es el celo deun profeta.

Mientras perseguimos el don de profecía, tenemos que tener en mente,muchas advertencias en la Biblia en contra de los falsos profetas. “Amados,no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;


porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En estoconoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristoha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa queJesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu delanticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya estáen el mundo” (1 Jn. 4:1–3). Un profeta verdadero seguramente exaltará lapreciosa sangre de Jesucristo, magnificará el Hijo de Dios y exhortará a loscristianos que alaben y adoren al Dios trino—el Padre, el Hijo y el EspírituSanto. Pero el falso profeta arruinará la vida espiritual de los cristianos. Éllos hace alejarse de la santa palabra de Dios y aceptar falsas creencias.Muchos han sido seducidos por estos falsos profetas dentro de una trampade oscuridad (favor de leer Cuidado con las Herejías).

Un profeta tiene una gran responsabilidad delante de Dios. Nunca ha-blaría falsamente en el nombre de Dios. Antes de hablar por Dios, el tieneque estar muy comprometido con Él. Cuando recibe un mensaje de Dios,tiene que predicarlo fielmente, honestamente, y valerosamente. No deberíaabusar del don de profecía, sino dejar que el Espíritu Santo lo use libremen-te. Sería desastroso si una persona profetiza a la ventura sin haber sidoinspirado por el Espíritu Santo. Que el Espíritu Santo nos guarde de nocometer este terrible error (por favor lea el libro sobre Profetizando).

7. Discernimiento de espíritus

El discernir espíritus es un don especial que es usado para proteger a laiglesia y atacar las fuerzas de Satanás. Es usado para discernir si un trabajoen especial es del Espíritu Santo, o es del espíritu del hombre o del espíritumalo. Satanás a menudo se disfraza como ángel de luz. Él a menudo sigueestrechamente los actos del Espíritu Santo, para imitar las obras de Dios.Pero todos aquellos que caminan con Dios en la luz y que están llenos delEspíritu Santo, con seguridad distinguen entre la verdad y lo falso.

No confundas una persona que verdaderamente tiene el don del discer-nimiento con alguien que le gusta detectar faltas. Él que tiene el don deldiscernir espíritus siempre está lleno del Espíritu Santo y está muy unidocon Dios. Conoce la voz del Espíritu Santo y puede detectar fácilmente la


voz del espíritu de imitación y rechazarla. Como un niño que está familiari-zado con la voz de su madre, él no es engañado cuando un impostor toquela puerta mientras su madre está lejos. Pues conoce la voz de su madre. Eles semejante al cambiador de dinero que puede distinguir entre el dineroverdadero del falsificado. También el que es espiritual juzga todas las cosas.Su sentido espiritual es agudo y sensitivo en detectar un espíritu de imitacióny él lo reprenderá severamente.

Cuando Pablo estaba en Filipo, se encontró con una muchacha esclavaque tenía espíritu de adivinación. Cuando ella vio a Pablo, daba voces di-ciendo, “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo.” Pero Pablo, quetenía el don de discernimiento de espíritus, inmediatamente reconoció la vozdel espíritu maligno. Entonces en el nombre del Señor Jesucristo, lo mandóque salga de la jovencita. Pablo no sólo frustró la conspiración de Satanássino también salvó a la muchacha de una opresión diabólica (véase Hch.16:16–18). Igualmente, Pablo pudo detectar el espíritu de maldad en Ananíasy Safira. Él trató severamente a ellos por el pecado de mentir al EspírituSanto (véase Hechos 5). Después en Samaria, él también vio el Espíritu deperversidad obrando en el corazón de Simón el hechicero, y trató con élseveramente. Porque el corazón de Simón no era recto delante de Dios(véase Hch. 8:21–22). Todos estos ejemplos demuestran el don de discer-nir espíritus.

No debemos pensar que el enemigo no puede obrar en un cristiano queha recibido el bautismo del Espíritu Santo. Demas, por ejemplo, era un buencolaborador de Pablo (y debe haber recibido el bautismo del Espíritu), peroel diablo logró tratar de hacerle amar al mundo y apartarse de Dios. ¿Nonos advierte esto que debemos confiar siempre en el Señor para que estemosfirmes?

El enemigo tienta a los cristianos con los deseos de los ojos, los deseosde la carne, y la vanagloria de la vida. Quiere destruir la obra divina delEspíritu Santo en ellos y arruinar sus vidas. Siempre que un cristiano cesede buscar la santidad, justicia, amor, fe y verdad; siempre que él cese deorar y leer la Biblia; y cuando el ceda un poquito a los deseos de la carne,viene Satanás. La mejor forma de estar en guardia en contra del enemigo


es caminar con Dios estrechamente, estar lleno del Espíritu Santoconstantemente y buscar la santidad. Si ponemos la mira en las cosas santas,seremos santos. Si ponemos la mira en nuestro Señor Jesucristo, seremossemejantes a Él. Entonces el diablo no podrá hacernos ningún mal, pues Élque está en a nosotros es más poderoso que el que está en el mundo. “Porlo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todolo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre;si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil.4:8).

Hay algo más que debemos saber: La iglesia que ha recibido el bautismodel Espíritu y que con diligencia busca dones espirituales, definitivamentese convertirá en un campo de batalla espiritual. Cada vez que obra el Espí-ritu Santo, también habrán obstrucciones de las fuerzas malignos. Pero nonecesitamos tener temor, pues mientras que confiamos en la gracia de Diosy nos mantengamos vigilante de Dios, y ejercitemos el don de discernirespíritus, podremos exponer las mañas de Satanás. Cuando vemos una per-sona que es engañada o afligida por los espíritus malignos, no necesitamostener temor. Debemos ayudarlo con compasión profunda y amor. En elvictorioso y honorable nombre del Señor Jesucristo y por el poder de lasangre del Cordero, fuertemente lo reprendemos al malvado y le ordena-mos que deje a esa persona. Por el santo nombre y por el divino poder delSeñor Jesús, esa persona será libre y salva. Pues Jesucristo es el Salvadorde todos los creyentes, y Su nombre es sobre todo nombre. No pienses quenosotros no nos enfrentaremos con las obras de Satanás; solamente lasiglesias débiles que dormitan y no andan en pos de la verdad, son libres delos disturbios de Satanás. Pero si estamos firmes y usamos el don de dis-cernir espíritus que Dios nos ha dado, Satanás no tendrá posición entrenosotros. El que no tiene el don de discernir espíritus, pero sí quiere probarlos espíritus para ver si son de Dios, éste puede seguir estos principios de laBiblia. (véase 1 Co. 12:3; 1 Jn. 4:1–6; 2 Jn. 7; Mt. 7:15–23). Estas enseñanzasson para cada cristiano, no sólo para aquellos que han tenido el don dediscernir espíritus.

Muchas personas que no han tenido ninguna experiencia espiritual, juz-gan al azar asuntos espirituales. Ellos nunca prueban los espíritus, y no


saben qué cosa es el bautismo del Espíritu Santo. Sin embargo, quierenimpedir a otros que reciban esta bendición. Cuando otros reciben el bautismodel Espíritu o cuando el Espíritu de Dios está obrando poderosamente enotros, lo llaman “inspiración falsa” o “la obra del espíritu malo.” Sin saberlohan condenado la obra del Espíritu Santo y rechazado a Dios que da elEspíritu Santo. También han menospreciado la sangre preciosa del SeñorJesús y dudado de la misericordia y fidelidad del Padre ¡Qué terrible pecado!Deseamos, que tales personas vengan al Señor y se confiesen y se arre-pientan de sus pecados sin demora.

8. Hablando en lenguas

El capítulo 4 titulado, “¿Qué son lenguas?” trata del tema de las lenguas.Sin embargo, aquí lo quiero suplementar. El don de hablar en lenguas esdado a algunos cristianos por el Espíritu Santo a Su voluntad. Es ejercitadodurante las reuniones en la iglesia, y es diferente de las lenguas habladasindividualmente durante el bautismo del Espíritu. Las lenguas habladas a lahora del bautismo son, en su mayor parte, expresiones de alegría y alaban-zas para alabar a Dios. Pero esto es solamente el primer paso para quecontinuamente tengamos una vida llena del Espíritu Santo. Si uno continúapracticando orar en lenguas será edificado en el Espíritu. Sin embargo, nodebe estar complacido sólo porque puede orar en lenguas. Éste debe exa-minar más profundo, para lograr interpretar lenguas para la edificación dela iglesia.

Durante las reuniones en la iglesia, el don de hablar en lenguas tiene queser acompañado por el don de interpretación de lenguas. Ambos, el confe-rencista y el intérprete, tienen que ser responsables delante de Dios. Seríaun gran pecado en contra de Dios si se abusara de este don. Dios detesta alos vasos que no tienen una relación intima con Él, y no llevan una vidapiadosa o que rehúsan ser Su portavoz fiel. Tales personas hablan en lenguaso interpretan lenguas por Su propia voluntad sin la revelación de Dios; hacenesto para ostentar sus dones. Aquellos que hablan en lenguas e interpretanlenguas, o que profetizan, son voceros de Dios. Por lo tanto, siempre tienenque mantenerse santos delante de Dios. No solamente son santificadas susmentes, sino también sus bocas y lenguas. Tienen que deshacerse de las


bromas, chismes, maldiciones, mentiras, maldades, jactancia y otras degra-dantes y vanas habladurías. Una fuente no puede dar dos clases de agua.La gente que le gusta hablar de cosas mundanas y diabólicas no merecenser voceros de Dios. Dios nos guarde con Su poder para que seamos Susvoceros santificados. Hablemos sólo para glorificar a Dios y edificar a loshombres.

9. Interpretación de lenguas

A veces, el don de interpretar lenguas es dado a la misma persona quehabla en lenguas (véase 1 Co. 14:13). Pero también puede ser dado a otrapersona (véase 1 Co. 14:27). Mediante este don, la revelación o exhortaciónde Dios en lenguas será interpretada para edificar la iglesia. Como estáescrito en la Biblia: orando y cantando con el espíritu (en lenguas); hablandoentre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales; cantando y alaban-do al Señor en vuestros corazones; enseñándoos y exhortándoos unos aotros, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones (véase1 Co. 14:14–15; Ef. 5:18–19 y Col. 3:16).

El don de interpretación viene directamente de Dios. Es diferente de lainterpretación normal. Este don no es adquirido por el entrenamiento. No esuna interpretación de lenguaje palabra por palabra, sino una interpretaciónde la palabra de Dios como el Espíritu de Jesucristo revela e inspira. Asíque la duración del mensaje depende completamente en la inspiración. Antesde hablar o interpretar lenguas, se debe tomar el tiempo necesario parabuscar delante de Dios y estar seguro que el Señor lo ha ordenado que useel don. Debe refrenarse delante de Dios con toda vigilancia, procurandocumplir su ministerio espiritual lo más correctamente posible, bajo la guíadel Espíritu Santo. El que habla y el que intérprete tienen que estar bienunidos con Dios y nunca actuar conforme a sus propios deseos. Ni siquieraun poco.

1 Corintios 14 sólo menciona los dones de profesar, hablar en lenguas einterpretación de lenguas. El hablar en lenguas y la interpretación de len-guas, cuando son usados juntamente y correctamente, son equivalentes aldon de profesar para edificar la iglesia. Quizás algunos preguntarán, “Pues-


to que los tres dones comunican un mensaje inspirado de Dios, ¿por quénecesitamos la interpretación de lenguas? ¿Por qué no sólo predicar direc-tamente? ¿No ahorraríamos tiempo así? Los que preguntan así deben en-tender que hay diversidad de dones, variedad de servicios y diversas obras.Todos son inspirados por el mismo Espíritu. Pero uno que tiene el don dehablar en lenguas no puede comunicar un mensaje de Dios sin ser interpre-tado. Y uno que es dotado con el don de profecía no puede dar el mensajede Dios mediante la interpretación de lenguas. A veces, Dios le gusta hablara Su pueblo por medio de los labios y lenguas de los gentiles (interpretaciónde lenguas). ¿Quién puede prohibir a Dios de hacer eso? Así que aquellosque creen en dones espirituales tienen que respetar los variados servicios,dones y funciones que Dios ha asignado.

Los tres dones que conllevan los mensajes de Dios son estrechamenterelacionados al don de discernir espíritus. La mejor manera de saber si unainspiración o revelación es de Dios es primero santificarnos por Su sangre,esperar calladamente en el Señor, y ver si es del Espíritu de Jesucristo,quien se manifestó en la carne. Después de orar, si la respuesta en nosotrosciertamente es Amén, entonces podemos ofrecernos a Dios y hablar elmensaje que Él nos encomendó. Pero si la respuesta es negativa e incierta,o si hay dudas en el corazón, entonces en el nombre del Señor Jesucristodebemos reprender esa voz o sentimiento inmediatamente. Debemosquedarnos callados ante el Señor, examinarnos, y orar que Su preciosa sangrenos limpie. En un mitin público, particularmente en un gran mitin evangélico,sugerimos que el uso de varios dones espirituales sea limitado únicamente aaquellos que tienen experiencia. De esta manera, evitará desorden. Puestenemos que tener más cuidado en la presencia de los incrédulos. Debemosasegurarnos de que funcionen todos los dones espirituales propiamente encada mitin, para que el santo nombre de Dios sea glorificado.

El doble don de hablar e interpretar lenguas es algo nuevo, realizado porDios en el periodo de gracia en la era Pentecostal. Son reservados espe-cialmente para la Iglesia del Nuevo Testamento. Así que permítanos estarfirme y tener gran valor en la gracia del Señor hasta que Él, el únicoperfecto venga. Entonces lo veremos cara a cara.


Cómo recibir dones espirituales

(1) El bautismo del Espíritu Santo es un requisito previo.Aún sin el bautismo del Espíritu Santo, es posible que los predicadores

reciben uno o más de los nueve dones espirituales (excepto del hablar einterpretación de lenguas). Es semejante a los obreros antes del Pentecostésque pudieron predicar, sanar a los enfermos, echar fuera demonios, y hacermilagros. Sin embargo, su don o dones aún no son perfectos porque elEspíritu Santo no puede demostrar plenamente Su poder y riqueza en aquellosque no se han sometido completamente al Espíritu Santo por no haber recibidoel bautismo del Espíritu.

(2) Deséalo ardientemente.Los dones de Dios no son cosas sin valor que pueden adquirirse

fácilmente sin procurarlos. Hay que conocer el valor de los dones, estardispuestos a pagar el precio, y orar con diligencia para conseguirlos. Sóloentonces podríamos obtener los dones, apreciarlos y hacer buen uso deellos. Cuando deseamos ciertos dones espirituales, Dios primero nos quiebra(elimina nuestro yo) y trata con nosotros antes que nos entregue esospreciosos dones (los tesoros). Y después que nos haya dado esos tesoros,Él continuará quebrándonos, los vasos (vasijas de barro), hasta que Suglorioso don funcione libremente en nosotros.

(3) Por medio de la imposición de las manos.Pablo anhelaba impartir algunos dones espirituales a los cristianos en

Roma (véase Ro. 1:11). Es mencionado dos veces en la Biblia que Timoteorecibió dones espirituales por medio de la imposición de manos por losancianos y por Pablo (véase 1 Ti. 4:14 y 2 Ti. 1:6). Esto demuestra que Diosestá tan dispuesto a obrar junto con el hombre y a usarlo como Su instrumentopara impartir Su don. Mientras que estos vasos son llenos del Espíritu ysiempre viven en Su voluntad, serán los obreros efectivos e útiles de Dios.Por lo tanto, cuando algunos en el Señor anhelan los dones y bendiciones,debemos tener el mismo sentir con él o ella. Bajo la guía del Espíritu Santo,según las instrucciones del Señor, oremos por él o ella con la imposición delas manos.


(4) Espéralo con fe.El Señor nos da los dones espirituales conforme a la medida de nuestra

fe. Dios es fiel. No despreciaría nuestra fe sincera, o nuestro anhelo yesperanza en Él. Siempre y cuando confiamos firmemente en Su promesa,Él nos bendecirá abundantemente con Sus dones a Su debido tiempo.Frecuentemente, la incredulidad impide a Dios usarnos.

(5) Resuelve ser un vaso santo.Sobre todo, lo más importante es ser un vaso santo. Un vaso profano

cubre la gloria de Dios. Sólo un instrumento santo puede complacer a Diosy ser útil para el Señor (véase 2 Ti. 2:21). Aunque hay veces cuando Diosno tiene otra alternativa que usar vasos profanos para liberar el poder delEspíritu Santo (así como Sansón y Saúl en la era del Antiguo Testamento, yciertos cristianos de la iglesia en Corintios en la Iglesia del NuevoTestamento), no debemos desear ser vasos de esta clase. Sin una vidapiadosa que testifica la palabra del Señor, no se puede ayudar a otros aobtener una vida abundante, aun si se posee un don inusual. Por el contrario,él se volverá una piedra de tropiezo a otros y sufrirá gran pérdida delante deDios. Por lo tanto, el que quiere perseguir los dones espirituales,primeramente procure obtener una vida santa.

Cómo usar los dones espirituales

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, deamor y de dominio propio. (2 Ti. 1:7, NVI)

(1) El espíritu de poder.Sólo con poder y valor, y con ojos fijos sobre el Señor podemos usar

dones espirituales libremente, establemente, y poderosamente, incluso, enla presencia de personas que están en contra de Dios. Si fácilmente nosasusta un entorno hostil, nuestro don perderá su poder. “Mas el puebloque conoce a su Dios se esforzará y actuará” (Dn. 11:32). Naturalmente,los siervos de Dios tienen las características de coraje y valor. Debenobedecer a Dios, y no al hombre. También deben someterse al EspírituSanto, y no a las circunstancias.


(2) El espíritu de amor.Algunas personas piensan que solamente es suficiente con buscar el

amor, creyendo que los dones espirituales no son necesarios. Otros creenque el amor es uno de los dones. Las dos suposiciones están equivocadas.Sabemos que 1 Corintios 12 y 14 se enfocan en los dones espirituales. Peroel capítulo 13 trata del amor. Pablo termina el capítulo 12 diciendo, “Masdesead ardientemente los mejores dones. Y aun yo os muestro un caminomás excelente” (1 Co. 12:31, LBLA). ¿Cuál es este camino más excelente?¿Sólo el amor? No, sólo el amor no es suficiente. El camino más excelentees ejercitar los dones espirituales basados en amor.

En la mayoría de los casos, el egoísmo es la principal razón que losdones espirituales son abusados. Si los cristianos en Corintio hubiesen tenidolos intereses del público en mente, “excesivas lenguas” y “lenguas no inter-pretadas” no hubiesen existido en sus reuniones. Para el conferencista, elhablar en lenguas siempre lo hará sentirse tranquilo y aliviado. Pues Pablodijo que el que habla en lenguas se edifica a sí mismo. Sin embargo, al usarlos dones espirituales, tiene que seguir este principio: “Hágase todo paraedificación” (1 Co. 14:26). Esto es también el principio del amor. El amorbusca los intereses de los demás. El amor no se edifica a sí mismo a costade otros. El amor nunca hace cosas vergonzosas (deshonrar el nombre deDios). Los que tienen el don siempre deberán recordar que deben tenergenuino amor para los demás. Pregúntate a ti mismo cuando estés ejecutandolos dones espirituales, “¿Tendrá esto buena o mala influencia sobre otros?”Ten en mente que: “El amor no hace mal al prójimo; así que elcumplimiento de la ley es el amor” (Ro.13:10).

Sin amor, todos los dones no son más que un sonido metálico que resue-na como el címbalo. ¿Cual es la ganancia de Dios, de la gente, y uno demismo si la sanación no es por compasión al enfermo, y si hablar en lenguasy profetizar no son hechos para edificar a otros? Será un pecado en contrade Dios y una falta a los hombres si un cristiano usara su don solamentepara lucirse. En este caso, él solamente le estaría demostrando a otros laimagen del orgullo, arrogancia y jactancia. Todos los dones espirituales nosirven su propósito si no empiezan con amor. Por eso, Pablo suplicaba“Seguid el amor, y procurad los dones espirituales” (1 Co. 14:1). El que


persigue el amor e ignora los dones espirituales o que persigue los donesespirituales e ignora el amor ––éste será desequilibrado. Tenemos que obe-decer los mandamientos del Señor y desear los dones espirituales. Perodebemos anhelar el amor aún más, a fin de ejecutar estos maravillososdones. Sólo entonces será bien glorificado el nombre del Señor. Pablo dijo:“Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escriboson mandamientos del Señor” (1 Co. 14:37).

(3) El espíritu del dominio propio.Algunas personas creen que no podrían haber casos de abuso o mal uso

de los dones espirituales. En realidad, tales maltratos y abusos ocurrieronfrecuentemente en la iglesia primitiva. Cuando el espíritu del hombre rehúsasometerse al control y dirección del Espíritu Santo, esto resulta endesordenes. Sabemos que Pablo reprimió a los corintios porque el mal usode algunos dones espirituales (véase 1 Co. 12 y 14), pero ni dijo en lo másmínimo que habían recibido el espíritu de decepción ni que sus dones eranfalsos. Por el contrario, Pablo confirmó que todos los dones espiritualeseran de Dios, era que ellos no sabían cómo usarlos propiamente. Hoy, muchagente concluye orgullosamente, “Estos son dones falsos. El espíritu maloactúa.” ¡Oh, gente ignorante! ¿Cómo puedes juzgar el don del Espíritu Santo,cuando nunca has experimentado las obras del Espíritu Santo? ¿No temesal Dios santísimo que da el Espíritu Santo? ¡Arrepiéntete delante de Diossin demora!

Hay una manera de prevenir el uso y abuso impropio de los dones espi-rituales. Nunca nos desanimaremos si encontramos errores menores o im-perfecciones, y rechazar los dones espirituales. La iglesia que experimentadones espirituales encontrará incontables problemas y dificultades. Pero note preocupes, Dios tiene suficiente gracia para que superemos todos losproblemas. Siempre y cuando nosotros llevemos nuestros problemas delan-te de Él, Él nos ayudará a resolverlos en la luz de la verdad bíblica. Muchosse oponen al Espíritu Santo y las herejías se propagan. Pero propagaremosla verdad con éxito si confiamos en Su gracia y guardamos Su palabra.

El mal uso de los dones puede ser evitado con tal de que mantengamosun espíritu sobrio (el espíritu de auto-control). Puesto que Dios ha dado


varios ministerios espirituales y dones a la iglesia, sometámonos al controldel Espíritu Santo. Si hacemos todas las cosas decentemente y en orden, nohabrá situaciones anormales o confusión. Si alguno no quiere controlarse así mismo, y no usa su don propiamente, y aún asegura, “Estaba impulsadograndemente por el Espíritu Santo que apenas podía controlarme.” El de-muestra su propia ignorancia hacía la ley del Espíritu. Debemos saber quecuando el Espíritu de Dios mueve, Él mueve al hombre que actúa ordena-damente, porque “los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas.”

La inspiración del Espíritu Santo no priva a nadie de su poder de razonary del control de sí mismo. En todas las cosas observamos la verdad de laBiblia, así cumpliremos nuestro ministerio. Si decidimos observar los man-damientos de Dios, someternos todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo)bajo el poder del Espíritu Santo, y si usamos nuestros dones bajo Su guía,entonces el Señor hará grandes cosas; y el renacimiento de la iglesia noestará muy lejos.

Finalmente, la Biblia nos recuerda, “No descuides el don que hay enti… que avives el fuego del don de Dios” (1 Ti. 4:14; 2 Ti. 1:6). Si hayalgo que nos impida usar los dones, entonces escudriñemos nuestroscorazones delante de Dios y arrepintámonos sinceramente. Tenemos queentender que somos responsables ante Dios por cualquier don que recibimosde Él. Seamos buenos administradores de los dones de Dios, y usémoslospropiamente en toda ocasión. No debemos esconder nuestros dones comoel siervo que escondió el dinero (el talento encomendado a él) en la tierra.Si lo hacemos, nuestra sensibilidad espiritual gradualmente entorpecerá yfinalmente, perderemos el don. Que el Señor reviva su obra ahora, mani-festando cada don espiritual bueno y perfecto en Su iglesia. Amén.

P.D. En cuanto a la interpretación de lenguas: Dejen que el don deinterpretación de lenguas sea controlado por el Mismo Espíritu Santo. Porlas bien de otras personas, debemos estar sobrios en todas las cosas, no seaque les hagamos tropezar. Busquemos ser vasos honorables que estemosllenos de amor por las almas y del cuidado por la iglesia. De esta manera, lavoluntad de Dios será revelada. Si alguien una vez ha sido inspirado por elEspíritu Santo a interpretar pero no se atrevió hacerlo en público, éste puede


practicar el don a solas o con algún hermano o hermana que tiene experiencia.Entonces puede ejercitar el don en la congregación, después de haber ga-nado cierta experiencia. Esto es como un arma, afilada y probada en secretoantes de ser sacada al campo de batalla. Cuando estas armas espirituales(dones espirituales) son usadas con experiencia en la iglesia, el nombre delSeñor será glorificado. Mientras que usemos el don, tenemos que guardar-nos de las impurezas carnales y de las actividades del alma. Toda carnalidaddebe ser tratada con severidad y eliminada completamente por el Señor.Que todos los hermanos y hermanas que tienen este don, se ejerciten en lapiedad. Busca la verdad con diligencia delante de Dios. Sólo entonces po-dremos predicar la palabra pura de Dios. Entonces cada palabra tuya tocaráel corazón del hombre. Mientras experimentan el don espiritual, inevitable-mente que cometerán errores. Pero no nos desanimemos ni desalentemos.Ora más a Dios, y seguramente Él nos ayudará a entender y vencer losproblemas. Cuando confiamos en la dirección del Espíritu Santo, encontra-remos el camino correcto en la verdad. Entonces, podremos ayudar a otrosresolver sus problemas espirituales. A veces, lo que parece ser fracaso enlos ojos del hombre finalmente cumple la voluntad de Dios. Algunas revela-ciones de la verdad son duras de entender o aceptar al principio, pero tenemosque mantenerla en nuestro corazón y pesarlas con cuidado. Un día, cuandoDios levante las circunstancias para iluminarnos, entenderemos Sus pala-bras completamente.


Capítulo 10

El fruto del Espíritu Santo

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasionesy deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

(Gá. 5:22–25)

Una persona que acaba de ser bautizada con el Espíritu Santo no dejaráde pecar inmediatamente. Así que él tiene que andar en el Espíritu y cruci-ficar su carne con sus pasiones y deseos. Diariamente tiene que esforzarsepor ser santo y producir frutos que demuestren santidad. El Espíritu Santociertamente puede obrar más libremente en un obediente que en un des-obediente que se ocupa de la carne. Tres son los que nos santifican––lasangre (véase He. 13:12), el agua (la palabra, véase Ef. 5:26), y el Espí-ritu Santo (véase 1 P. 1:2). Los que han nacido de nuevo por medio de lalimpieza de la preciosa sangre tienen que crecer en la palabra y en el Espíritusimultáneamente.

Un cristiano necesita el fruto del Espíritu Santo y los dones espirituales.Cuando el Señor estaba en la tierra, no solamente demostró Su divina auto-ridad y poder (los dones del Espíritu Santo), sino también Su divina natura-leza y virtudes (el fruto del Espíritu Santo). Para ser digno de los dones,tenemos que dar fruto del Espíritu. Entonces podemos ser efectivos testi-gos del Señor. Los dones de Dios pueden ser obtenidos por medio de lasoraciones en un sólo día, pero el fruto es obtenido sólo después de (pasar unproceso de) la poda y el riego por la palabra. No pensará un cristiano quesolamente con los dones espirituales puede cumplir lo que falta en su vidaespiritual (el fruto). La santidad de la vida está estrechamente relacionadacon el uso de los dones divinos. Un cristiano que solamente busca el don,pero no el fruto del Espíritu Santo, puede fácilmente convertirse en tropiezo

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para otros y ¡encubrir la gloria de Dios! A lo largo de los siglos, los dones deDios habían sido dados a algunos vasos inmundos. Dios no tuvo másalternativa que usarlos temporalmente por amor de Su nombre. Pero des-pués de que estos vasos fueran usados, fueron echados a un lado, y sufrie-ron pérdidas innumerables.

El Señor dijo, “Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echadoen el fuego. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reinode los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en loscielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamosen tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombrehicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mt. 7:19,21–23). ¿No será lasolemne reprensión del Señor una advertencia para nosotros?

Muchas personas no sólo esperan ver el poder de Dios por medio denosotros, sino también Sus virtudes en nosotros. Otros sólo pueden ver lavida santa de Cristo en nosotros por nuestros frutos. El Señor dijo, “Por susfrutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higosde los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbolmalo da frutos malos” (Mt. 7:16–17). Puesto que predicamos la palabrade vida, no debemos carecer de un testimonio vivo. Desde luego, los donesespirituales son útiles para difundir la palabra de vida. Pero sin el testimoniode una vida santa, aun los discursos imponentes, milagros o maravillas––serían en vano. Un cristiano que ha recibido el bautismo del Espíritu peroque no da fruto del Espíritu Santo deshonra al Espíritu Santo. Porque elmundo no conocerá a Cristo, el Señor de vida, sino por medio de las vidassantas y piadosas de los cristianos.

Pablo escribió a los santos en Galacia que habían recibido el bautismodel Espíritu: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo loque el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembrapara su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembrapara el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gá. 6:7–8). Uncristiano bautizado con el Espíritu Santo puede escoger andar en el Espírituy llevar fruto de vida eterna, o puede escoger andar en la carne y llevar


fruto de corrupción. El Espíritu Santo nunca privo a ninguno de su propiavoluntad. Pablo les recordó, diciendo “Digo, pues: Andad en el Espíritu,y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne escontra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponenentre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gá. 5:16–17). Estoverdaderamente ¡es verdad! En su epístola a los romanos, quienes tambiénhabían sido bautizados con el Espíritu Santo y llamados a ser santos. Pablotambién le escribió: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero elocuparse del Espíritu es vida y paz” (Ro. 8:6).

El fruto de lascivias es destructivo al espíritu y el alma de uno. Comoestá escrito: “Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantesa estas… los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”(Gá. 5:19–21). Es posible que un cristiano bautizado con el Espíritu cometieratales terribles pecados, si anda conforme a la carne y no conforme al Espíritu.Así que tengamos cuidado y andemos según el Espíritu, procurando llevarel fruto del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,bondad, fe, mansedumbre, y templanza. Este fruto es el que hace heredarla vida eterna, opuesto al fruto de sensualidad.

1. Amor

El fruto del Espíritu Santo (la naturaleza divina) en general, es uno, peroconsiste de nueve virtudes divinas. Ante todo, lo más importante es amor,porque Dios es amor. Sin amor, las otras ocho virtudes son inútiles. El amorse unen juntas todas las virtudes en perfecta unidad; el amor no hace mal aotros y el amor es el cumplimiento de la ley. Después de que hemos recibi-do el bautismo del Espíritu Santo, siempre tenemos que pedirle que el Espí-ritu Santo derrame el amor de Dios en nuestros corazones para que ame-mos a Dios y, a otros. El amor humano es limitado, estrecho y egoísta, peroel amor del Espíritu Santo no tiene límite. Es infinito y sacrificado. El amordel hombre está limitado a amar a los adorables y encantadores. Pero elamor del Espíritu Santo nos hace que amemos a todos, aún a los pocosamables y a nuestros enemigos que nos persiguen y nos hacen daño.


“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amorno es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no buscalo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, masse goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todolo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán,y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará” (1 Co. 13:4–8). Estas sonlas definiciones de amor, y tal amor es de Dios. Así que debemos servirnosunos a otros con amor, y por nuestro amor el mundo sabrá que somoscristianos.

Pero hay una profunda clase de amor, que es el amor en la verdad. Talamor no cuida sólo por el bienestar físico de una persona, sino también porsu alma y espíritu. Una persona que tiene el amor en la verdad no buscaraciegamente satisfacer los deseos carnales, igual de aquellos que persiguenlos placeres del pecado. En lugar de eso, el tendrá un amor ferviente por elalma de otros. Él seriamente da prisa a aquellos que huyan del pecado y elmal—los cuales los llevaran a la destrucción—así los ayudarán a recibir lasalvación de Jesucristo. Porque el amor no se goza de la injusticia(pecados), mas se goza de la verdad.

Sin embargo, el amor de la verdad no es apreciado de buena gana. Amenudo es criticado y aun difamado. Muchas veces, los predicadores fielesa la verdad que fervientemente denuncian el pecado y las herejías, sonmalentendidos y criticados por “no tener amor.” Pero los falsos predicado-res que ni creen, ni predican, ni practican la palabra de Dios, éstos sonaceptados por la gente. Son elogiados por su “gran amor,” cuando toleran elpecado y animan a los cristianos a cometer fornicación con el mundo. Sinembargo, estos predicadores en realidad sólo se preocupan por sus propiosvientres. ¡Oh, qué generación deshonesta! ¡Qué distorsión de la verdad! Elamor falso ha enviado a incontables almas al abismo del sufrimiento eterno.Que Dios abra nuestros ojos y háganos entender cómo amar a otros, cui-dando primeramente por sus almas, ayudándolos a entender la verdad yguiándolos a la salvación.

El Señor dio Su vida por nosotros. De la misma manera, debemos darnuestras vidas (negarnos a sí mismo) por otros. Al salvar vidas, no debemos


estimar preciosa ni nuestras propias vidas. Con tal divino amor, los pecadostales como el egoísmo, la hipocresía, los celos, el odio, la venganza, el ase-sinato, y la matanza—serán destruidos.

2. Gozo (alegría)

Puesto que los cristianos han hallado gran gozo en el Señor, ya no nece-sitan buscar la felicidad temporal del mundo. La gente del mundo constan-temente quiere buscar la felicidad, pero no pueden buscar la verdaderafelicidad en el mundo. El amor, fama, riqueza y placeres mundanos no traennada más que vacío. Los pobres no tienen felicidad, ni siquiera tienen lafelicidad los ricos que parecen felices.

Los cristianos, sin embargo, son diferentes. No sólo están contentos entiempos de paz, sino también en tribulaciones y en pruebas. Tal gozo essanto y verdadero. A nadie se le puede quitar esta alegría, ni puede sercomprada con dinero. Es dada por el Espíritu Santo—pues es una alegríainexpresable y llena de gloria. Esto demuestra que nosotros, como loscristianos, tenemos una gloriosa esperanza de la vida eterna, y que nuestroSeñor que es fiel y lleno de gracia, lleva todas nuestras cargas diarias.Puesto que nosotros sabemos que cualquier cosa que nos suceda es de Subuena voluntad y provechoso para nosotros, ¿de qué tenemos quepreocuparnos?

Por lo tanto, regocijémonos en el Señor siempre. Ofrézcanle alabanzasa Él, y ¡lleven el fruto en sus labios! Si nos regocijamos en Él, venceremosel pecado, tales como andar murmurando en contra de Dios, enojándose,preocupándose y divulgando.

3. Paz

El Señor es el Príncipe de la Paz. Por medio de Él, estamos reconciliadoscon Dios. Pues Él ha dado la paz por medio de la sangre en Su cruz. Debe-mos difundir este evangelio de paz, para que otros puedan también arrepen-tirse y ser reconciliados con Dios y, como miembros del cuerpo de Cristo,persigamos harmonía en el lazo de paz. No debemos comprometernos con


apostasías y herejías, sino con toda humildad, debemos hacer todo esfuerzopara vivir en paz con todos los hombres. Porque los pacificadores seránllamados hijos de Dios (véase Mt. 5:9).

Nuestro Señor Jesús, el Rey de Paz, dijo “La paz os dejo, mi paz osdoy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón,ni tenga miedo” (Jn. 14:27). Aunque sufrimos aflicciones en el mundo,tenemos paz en el Señor. Cualquier circunstancia difícil en que podamosestar, Él nos guardará en paz. Porque vivimos bajo Su cuidado y protección.Somos las plantas y animales acuáticos que descansan en el fondo del mar,inamovibles por las turbulentas corrientes de arriba.

Si tenemos la virtud de paz, seremos salvados de tales pecados comodisensión, egoísmo, ambición, contención, matanza, derramamiento de san-gre, odio, rabia, e inquietud.

4. Paciencia

La paciencia es la lección más difícil de aprender. Pero gracias damos anuestro Señor, pues Él mismo nos dejó un buen ejemplo. Sin razón alguna,Él fue odiado, despreciado, y resistido por el hombre. Pero para salvar a lospecadores, de buena gana sufrió pobreza, insultos, y aún la muerte en lacruz. Aunque la gente dejó Su salvación afuera de las puertas, Él continuóllamando con paciencia. ¡Qué paciente es! Por lo tanto, cualquier sufri-miento que debamos experimentar—sea enfermedad, pena, dolor,humillación, pobreza, persecución o juicio—debemos tener paciencia, porquesabemos que la tribulación produce perseverancia.

Si recordamos el sufrimiento de nuestro Señor, encontraremos nuestrosufrimiento como algo trivial. “Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abo-feteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis,esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteisllamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonosejemplo, para que sigáis sus pasos; el cual no hizo pecado, ni se hallóengaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía conmaldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la


causa al que juzga justamente” (1 P. 2:20–23).

Debemos tener presente que la paciencia de nuestro Señor es para lasalvación. Mas, el que persevere hasta el fin, éste será salvo (véase 2 P.3:15; Mt. 10:22). El Señor nos aseguró, diciendo, “No os ha sobrevenidoninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no osdejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará tambiénjuntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1Co. 10:13).

Así que seamos pacientes hasta que venga el Señor. Aquellos que sonpacientes en todas las cosas, éstos serán salvos de pecados causados por lairritabilidad y la cólera.

5. Amabilidad

En Cristo Jesús, Dios tuvo misericordia por nosotros, que fuimos unavez pecadores e hijos de la ira. Así que con bondad debemos ayudar a otrosal arrepentimiento y aceptar al Señor Jesús como su Salvador personal.Seamos también benignos unos con otros, y busquemos el bien de otros, apesar del agravio que nos pudieran haber hecho. Perdonemos y tengamospaciencia por nuestros enemigos como una madre lo tiene por su hijo des-obediente. Y así como una madre tiene benignidad y compasión con su hijoenfermo, debemos también tener misericordia por los que sufren pobreza,aflicciones y enfermedades. “Bienaventurados los misericordiosos,porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt. 5:7). “Porque juicio sinmisericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y lamisericordia triunfa sobre el juicio” (Stg. 2:13). Sólo aquellos que tienenmisericordia, pueden derramar la gracia, misericordia y consolación del SeñorJesús a las almas hambrientas.

Los pecados de crueldad, brutalidad, maldición, calumnia, aprovecharsede las viudas y huérfanos, usurpar, y el soborno––éstos prevalecerán don-dequiera que haya una falta de benevolencia.


6. Bondad

La bondad es lo contrario a lo diabólico. En este mundo diabólico, nadaes bueno, porque, “Ninguno hay bueno sino uno: Dios” (Mt. 19:17). Labondad del hombre es como el roció de la madruga, que se desvanece en unmomento. La bondad de Dios, es para siempre. Nuestro Señor está lleno debondad; la caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará.En nuestra carne, no mora el bien. Porque el bien que queremos, no pode-mos hacerlo. Sin embargo, puesto que hemos creído en el Señor, nos hasido otorgado Su espíritu de bondad. Ahora podemos amar la bondad yrefrenarnos del mal, buscar justicia y vencer al mal con el bien.

Sólo con bondad podremos vencer los diabólicos poderes de la codicia,inmundicia, lujuria, perversidad, mentira, y calumnia.

7. Fidelidad

Nuestro Dios es fiel y digno de confianza. Su fidelidad permanece portodas las generaciones. Todo hombre es mentiroso, pero Dios es veraz(véase Ro. 3:4). El hombre puede ser infiel, pero Él es fiel para siempre.Aquellos que en Él confían con todo su corazón no se avergonzarán, porqueno han faltado a Sus promesas. Así que nosotros que en Él creemos, tenemosque adorarle en espíritu y en verdad. Confiemos en Él de todo corazón, ytratemos de agradarle, siendo justos y rectos.

Satanás a menudo induce al hombre a buscar ganancias terrenales pormedio de engaños, mentiras y deshonestidad, pero Dios prometió ayudar ybendecir a los que tienen un corazón fiel para Él y que andan rectamente.“Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrarsu poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2Cr. 16:9). “Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria daráJehová. No quitará el bien a los que andan en integridad” (Sal. 84:11).Así que tengamos esta virtud piadosa de fidelidad y andemos con sinceridad.Que nuestro sí sea sí, y nuestro no sea no. No es correcto mentir, pues eldiablo es padre de la mentira. Los hijos de Dios tienen que ser honestos.


Con estas virtudes, fácilmente se tratara con pecados tales como; des-creer, dudar, mentir, la astucia, el engaño y la deshonestidad.

8. Mansedumbre

El hombre es corrupto por naturaleza. El hombre, siendo orgulloso,arrogante e irritable, ama dominar e intimidar a otros, pagando mal por mal.Pero nuestro Señor es diferente. Él es el Señor de los cielos y de la tierra, yde todas las cosas que en ella existen. Se humilló a sí mismo, tomandoforma de siervo, y vino al mundo a salvar pecadores. Fue despreciado yrechazado por los hombres, varón de dolores, y experimentado en quebran-to. Fue oprimido y afligido repetidas veces, sin embargo, no abrió su boca.Fue crucificado; como cordero fue llevado al matadero, como ovejaenmudecida delante de su trasquilador. Puesto que nuestro Señor es manso yhumilde de corazón, tomemos Su yugo sobre nosotros y aprendamos de Él.

Sin embargo, este amable Señor a menudo demuestra su justo (divino)ira en contra de los pecados. Porque Él es un santo Dios. En Su ira, Él usóun látigo para echar fuera a los que cambiaban dinero y los que vendíanbueyes, ovejas y palomas en el templo. Para defender la verdad, frecuente-mente reprendió en voz alta a los fariseos hipócritas que no andaban en laverdad. En conformidad con la justicia y rectitud, nunca cederemos a lo queestá en contra de la verdad. Tenemos que atacar valientemente el pecado yreprender las herejías. De otra manera, seamos siempre benignas y humildespara que Cristo pueda ser manifestado en nosotros. Porque “Dios resiste alos soberbios, y da gracia a los humildes” (Stg. 4:6). “Bienaventura-dos los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mt.5:5).

9. Dominio propio (templanza)

Sin dominio propio, nos satisfacemos con los deseos de la carne. Antesde ser salvos, éramos hijos de perdición, llevando una vida de desenfreno yuna vida imprudente. Prestábamos atención a nuestra naturaleza pecami-nosa y satisfacíamos sus deseos (véase 1 P. 4:4; Ro. 13:14, NVI). Pero despuésde que fuimos hechos salvos, nos hicimos hijos de luz. Así que, nos


dominaremos en todas las cosas y caminaremos en la verdad del Señor.Los pueblos del mundo están dominados por la búsqueda de su propio éxito.Pero sólo lo hacen para obtener una corona que perecerá (los beneficiostemporales de la vida presente). Pero nosotros, que somos de Dios, lohacemos esto por una corona indestructible (una ganancia real y eterna).¿No buscaremos con aún más diligencia para la virtud de dominio propio?

Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Por lo tanto, tenemosque asegurarnos que nuestro cuerpo es bien cuidado para el uso de Dios.“Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porqueel templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Co. 3:17). Nosotrosvivimos para glorificar al Señor. Por lo tanto, ejecutemos dominio propio entodo lo que hacemos. Sea comer, dormir, nuestras palabras, los pensamien-tos o nuestras acciones, vivamos bajo la ley de la naturaleza establecida porDios. Comemos cuando tenemos hambre; nos vestimos cuando tenemosfrío, y descansamos cuando estamos cansados. Pero hacemos todo estosolamente para satisfacer los deseos de la carne y volvernos glotones operezosos (para quedarnos dormidos o anhelar confort). Por el EspírituSanto, debemos crucificar la carne con toda autocompasión.

Esto es verdad especialmente por los trabajadores de Dios quienes Élentrena en una forma especial. Tenemos que aprender cómo disciplinarnuestro cuerpo y dominarlo antes de ser encomendados en Su obra. Haymuchas obras sagradas que hacer en la casa de Dios. Los colaboradoresde Dios tienen que ser diligentes y perdurables, dispuestos a ayunar más ydormir menos. Todas estas son las obligaciones de cada siervo de Dios. Élproveerá gracia suficiente para aquellos que son fieles a Él. Seamos fielesa la santa verdad que Dios nos ha confiado para predicar, y cuando demos,debemos dar en buena medida (véase Lc. 6:38).

Sin embargo la “moderación” no debe ser una excusa para rehusar hacerla obra de Dios. No pongan la mente en la carne, sino estén sujetos alEspíritu Santo. También, tenemos que practicar la virtud de dominio propiotanto espiritualmente, como físicamente, bajo los principios de Dios. Sitenemos esta virtud, no cederemos a los deseos de la carne.


Entre los mencionados arriba, ¿cuántos virtudes (frutos del Espíritu Santo)tienes tú? Que cada hermano y hermana que es bautizado con el EspírituSanto persiga estas virtudes y lleven el fruto de justicia para gloria de Dios.El Señor dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis muchofruto, y seáis así mis discípulos” (Jn. 15:8).

Sufriendo en pecados 245

Parte III

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Capítulo 1

Sufriendo en pecados

Porque Tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mimadre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de timi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo másprofundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estabanescritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltaruna de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuángrande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que laarena; despierto y aún estoy contigo. (Sal. 139:13–18)

Yo nací una mañana en otoño de 1923—por predestinación de Dios—en este sucio mundo. Fui criado en una familia de ancianos e idolatría,familia de un oficial del gobierno. Mi abuelo era un jefe historiador muy bienconocido en Cantón durante el dominio de la dinastía Ching. Mi familiatenía todo lo que cualquiera pudiera desear—riqueza y poder, conocimientoy fama, posición y lujo. ¿Quién hubiera sabido que Satanás usara eso parainducir a una persona a pecar?

Mi abuelo tenía doce esposas hermosas y encantadoras, pero aún ellasno podían satisfacer su deseo. Así que continuamente mujereaba, mante-niendo a sus amantes fuera de la casa. Sus doce esposas vivían en casasadyacentes. Todos los días discutían sobre poder, dinero, y el amor de espo-so común. Sus alegatos y celos no dejaban paz en la familia. La poligamiaera popular en China entonces, pero fue difícil para un hombre compartiramor igual con tantas esposas. Mi abuelo no era excepción. ¡Qué lujo tanmiserable! Qué poco sabía mi abuelo que esta era la fruta amarga de supecado.


Más triste aun, mi abuelo pasó la mitad de su vida en un sillón parafumadores de opio. La mayoría de los hogares ricos en esos días tenían talpieza de mueble porque fumar opio se consideraba la diversión y entreteni-miento de la clase alta. Esta adicción dañina fue pasada de generación engeneración. Pocos se dieron cuenta que en realidad ¡era una esclavitud depecado!

Durante el día, mi abuelo salmodiaba sutras Budistas. También practi-caba vegetarianismo con la esperanza de reducir sus pecados. Pero enrealidad, solamente se engañaba a sí mismo y trataba de aclarar suconciencia. Aunque era vegetariano, organizaba grandes fiestas con clásicasopa de víbora (una famosa delicadeza en el Sur de China). Las fiestasestaban especialmente preparadas para entretener a sus muchos amigos.Comían, bebían y se divertían, satisfaciéndose en este estilo de vida dederroche.

Mi padre fue el tercero de 18 hijos. Tuve tres madres las cuales tenían17 hijos por todos. Con tantos tíos y tías, yo no podía llevar la cuenta detodos mis primos. Durante los años, muchos incidentes trágicos ocurrieronen esta gran familia. Aunque mi abuelo se había ganado por sí mismo lomejor de todo en la vida, él nunca tuvo verdadera paz y felicidad. Viviendoen pecados, sin saberlo, le entregó su alma al diablo para sufrir en el infiernodespués de morir. Me acuerdo que mi abuelo murió de repente, sin conocernada de la maravillosa salvación de Jesucristo. Ahora no hay ninguna opor-tunidad de que se salve. La magnifica mansión de los Kong que se quedaatrás está ahora desolada, una vista dolorosa para cualquier observador.Me recuerda de las palabras en las Escrituras: “El hombre, como la hierbason sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento porella, y pereció, y su lugar no la conocerá más” (Sal. 103:15–16). Deverdad, para una persona sin Cristo, todo está vacío; todo es vanidad.

Mucha gente supone que puesto que nací rica, que habré disfrutado detodas las cosas buenas de la vida. Pero en realidad, mi vida fue dura desdeel día en que nací. Y por consiguiente, llegué a ser una persona muy pesimistay sentimental.


Mi padre era un típico playboy. En su juventud, estudió en Alemania, losEstados Unidos y Japón. Él era inteligente y talentoso, y después llegó a serun oficial mayor del gobierno en Beijing. (Yo nací ahí por ese tiempo.) Peroel conocimiento mundano solo lo hizo presumido y descontento con las crudasrealidades de la vida. Después, cuando volvió a Cantón, le ofrecieron variasbuenas posiciones, pero ninguna de ellas era ideal. Estaba o sobrecalificadoo no calificado. Finalmente, se dio por vencido y decidió no trabajar nada,sino a vivir una vida de libertinaje. Se permitió placer tan seguido que no sepreocupaba de atender a su familia.

Mi madre era cristiana. Sin embargo, no sabía mucho acerca de Dios nise daba cuenta que Él era el Todopoderoso. Ella no sabía cómo confiar enDios o invocar Su nombre en momentos de problemas. Así que su vidaestaba llena de sufrimiento, que se hubiera podido evitar si hubiera confiadoen Dios. En esta familia orgullosa e idólatra, mi madre era una don nadie.Dio a luz a diez hijos (incluso yo), y nos crió en pobreza y miseria. Nuestravida empobrecida estaba en contraste con la vida de lujos en la mansión denuestro abuelo. Mi abuelo no estaba contento con mi madre, así que leconsiguió a mi padre una segunda esposa. Él no me mostró amor a mí ni amis hermanos, excepto a mi hermano mayor. Su educación fue pagada pormi abuelo puesto que era el mayor de los nietos. Pero el resto de nosotrosnunca recibimos ninguna atención de nuestro abuelo. No es difícil imaginarcuánto había sufrido mi madre bajo esas circunstancias.

Mi padre viajaba por toda China, persiguiendo mujeres por dondequieraque iba. Para buscarlo, mi madre estuvo dispuesta a dejar a sus hijos atrás,sin cuidado. Pero a mí, siempre me llevaba con ella porque yo era su hijafavorita. Debido a viajes tan extensivos, perdí una gran parte de la escuela.

Cuando yo tenía seis años, mi madre y yo fuimos a Shanghai. La vidaera dura para nosotros porque nadie nos ayudaba. Mi madre estaba llenade penas, y su cara arrugada se bañaba de lágrimas frecuentemente. Asíque de ahí en adelante, yo soñé con ganar mucho dinero para poder resolversus problemas. ¿Pero, qué podía hacer una niña de seis años? Yo siemprefui buena para entretener a la gente: yo cantaba, bailaba, y tocaba el piano.Así que un tío me refirió a una compañía de películas donde podía ser una


actriz niña. (Esos eran los días de películas silenciosas, y los actores yactrices principales con quién yo trabajaba eran las estrellas más alta delmomento. Pero cuando crecí y me convertí en una actriz, la mayoría deellos eran miserables. ¡Ay! La vida es tan transitoria, como las nubes y elhumo que desaparecen.) Por la primera película que hice, me otorgaronuna medalla de oro de considerablemente valor. Yo estaba ¡abrumada dealegría! Poco sabía que el diablo comenzaba tomar posesión de mí.

Cuando era niña, aprendí amar el dinero, que más tarde vino a ser piedrade tropiezo que me llevó a una vida de pecado. Por causa del dinero, caí enincontables problemas que casi me costó la vida. El diablo sabe exactamen-te cuál es la debilidad del hombre. Con fama y fortuna, él puede engañar alhombre para que le siga.

Un año después, mi madre y yo hicimos un segundo viaje a Shanghai.Pero como no pudimos localizar a mi padre otra vez, mi madre no pudopagar sus deudas. Por eso, el acreedor insistió que me quedara con él comohija adoptiva como compensación. A mi madre no le queda otra alternativaque aceptar. Yo no supe nada sobre el arreglo. Una noche, fui despertadapor mi madre que sollozaba al lado mío. Yo estaba confundida. Le preguntépor qué lloraba. Solo entonces, me di cuenta que pronto volvería a Cantónella sola, y que me quedaría atrás con la familia de un extraño en esta tierradistante. Mi madre y yo habíamos estado muy unidas a través de los años,en las buenas y en las malas juntas. Sabiendo que no volvería a verla jamás,sentí un dolor agudo en mí. Lloré sin descanso, abrazándola fuertemente.Pero no hay nada que pudiéramos hacer, puesto que el acuerdo estabafinalizado. ¿Dónde podíamos conseguir ayuda en una ciudad tan grandecomo Shanghai? (Lo más lamentaba era que mi madre, como una llamadacristiana, no sabía cómo buscar ayuda del Señor Jesús, el omnipotente yamoroso Salvador. Muchos cristianos de hoy no saben que el Señor Jesúses su ayuda en tiempos de dificultades. Consecuentemente, pierden grandesbendiciones y sufren sin necesidad.)

Mi madre y yo nos quedamos despiertas toda la noche, llorando sobrenuestros hombros. En la madrugada, el diablo me tentó a pecar. Me dijoastutamente, “¿Qué esperas? En uno de los cajones de esta casa hay un


ornamento de esmeralda de mucho valor. ¿Por qué no lo robas y lo empe-ñas?” Puesto que no conocía al Señor Jesús entonces, caí en la tentacióndel diablo. Robé el ornamento sin remordimiento, y lo empeñé en el otrolado de la calle por una grande suma de dinero.

El diablo entonces me enseñó a mentir. Le dije a mi madre que encontréla gema cuando venía de comprar pan. Ella me creyó y me puse muy con-tenta. Inmediatamente, pagó la deuda y compró dos boletos hacia Cantón.Sin embargo, la culpa dañó mi conciencia, y continuó molestándome lamayoría de mi vida. A menudo, recuerdo cómo temblaba de miedo la prime-ra vez que pequé. Pero después, como el diablo me llevaba a pecar una yotra vez, ya nunca más sentía vergüenza cuando mentía, robaba, y cuandohacía muchas cosas sucias. Mi conciencia se había muerto, teniendo caute-rizada (véase 1 Ti. 4:2). Antes de darme cuenta, me había convertido en unmuñeco del diablo. Perdí toda libertad bajo la esclavitud del pecado.

Mientras en Shanghai, mi madre me llevó a una denominación donde fuibautizada. Yo tenía siete años de edad. Para mí, era solo un rito religioso,porque en realidad yo no entendía de lo que se trataba. (Mi madre nuncame platicó sobre el evangelio del Señor Jesús. Ella nunca me dijo que Jesúshabía sido crucificado y había derramado Su sangre para salvar a los peca-dores.) Tal vez no lo comprendía ella misma. De otra manera, ella no hubie-ra escondido esta preciosa verdad de su hija.

Mientras crecía, asistía a la escuela dominical en una denominación enGuangzhou. Me uní al coro, participé de la santa comunión, di ofrendas, etc.Pero estos rituales rígidos y adoraciones externas fallaron en guiarme haciala vida de Cristo. Yo no me había arrepentido, y no había sido limpiada porla preciosa sangre del Señor. ¿Cómo podía ser llamada una cristiana unapersona como esta? Pero, ahí estaba yo, contenta con ser cristiana de nombresolamente. (Un cristiano nominal es como una flor artificial, que se parecea una verdadera, pero no tiene vida u olor. Asimismo un falso cristiano notiene la vida de Cristo en él.) Yo estaba contenta de ser cristiana, peropecaba diariamente. Sin saberlo, ¡había hecho tropezar a mucha gente!

Después que volví a Cantón, la vida era aun más dura. Ropa, comida y


gastos de escuela de mis hermanos y hermanas se hicieron un gran proble-ma. Mi deseo de ganar dinero me quemaba aun más sumamente con cadadía que pasaba. Cuando tenía como 12 años, fui a Shanghai por la terceravez. Quería ser una estrella de cine. Sin embargo, a esa mal edad, estabamuy vieja para ser estrella infantil, y muy joven para ser una celebridadadulta. Todas mis solicitudes fueron rechazadas, y volví a casa desanimada.Tuve oportunidad de estudiar en una escuela secundaria para niñas enGuangzhou, pero no tenía ningún interés en la escuela. Mi mente estabapuesta en llegar a ser una estrella de cine. Al pensar en todo el glamour,lujo, hermosos vestidos, y la adoración de miles de admiradores, yo queríacrecer en un día y hacer mi sueño realidad.

A la edad de 15 años, mi alto físico me hacía ver tan mayor como unamuchacha de 18 años. Estaba complacida conmigo misma, y creí que eltiempo había llegado para realizar mi ambición. Hice arreglos con mi her-mana, la cual era cuatro años mayor que yo, para que viniera conmigo aHong Kong. Ahí, éramos extraños en una tierra extraña: estábamos perdi-dos y sin ayuda. ¿Adónde podíamos ir para tratar nuestra suerte? Cuandoel diablo me vio dando un paso hacia su trampa, él se apoderó de mi alma.Su meta era ayudarme a cometer pecados para así seguirlo al infierno.

El diablo me guió entonces a la compañía productiva de películas másgrande en Hong Kong. Después de presentarme yo misma al director de lacompañía, un director me hizo una prueba. Él estuvo satisfecho con miactuación, y firmé un contrato a largo tiempo en el mismo momento. Así fuecómo llegué a ser una actriz de cine. Estaba tan emocionada esa noche queno podía dormir. Pero no sabía que me estaba exponiendo a miseria. Fuicogida en una sociedad diabólica, sucia, y oscura, rodeada de luchas depoder, conspiraciones, celos, hipocresía, lujuria, mentiras, astucia, contien-das y fornicación. Como niña ingenua, me encontré enfrentando opresionesy humillaciones impensables. La mayoría de la gente que conocí eran lobosmalos, vestidos con piel de oveja. Encontré varias formas de corrupción ysucia inesperada. Como una oveja rodeada de lobos, ¡pronto fui tomadacon terror!

Aunque pude dejar el círculo del cine tempranamente, lo dudé, y fue


muy tarde. Entonces yo estaba obsesionada con perseguir la fama y lariqueza. Yo ya había probado la amargura de vida en el mundo del cine; sinembargo, fui atraída por su glamour y confort material. Sabía que yo termi-naría en destrucción, pero aún así intercambié mi alma eterna y preciosacon el diablo por la gratificación temporal de mis deseos de la carne. Permitíal diablo que me esclavizara a su voluntad. Luché en la oscura y siniestraindustria del cine por mucho tiempo, y mi humor subía y bajaba junto con micarrera de actriz. Pude hacer una sustancial cantidad de dinero solo des-pués de algunos años de luchar. Y finalmente, yo era una estrella. Parecíaque había ganado ambas fama y riqueza. Mi popularidad se elevó, y teníamuchos admiradores. Pero con mi alto ingreso igualmente llegaron los altosgastos. También estaba abrumada por un vacío que ningún dinero, fama uobjeto material pudiera llenar. Yo no tenía paz, alegría, o esperanza. ¿Quiénpodía saber mi agonía?

Después, Satanás me dio otra idea: Terminar mi vida miserable por co-meter suicidio. Cometí dos atentados a la edad de 17. Afortunadamente, elSeñor me salvó en ambas ocasiones. Sigo llena de miedo al recordar estosincidentes. Si no fuera por la salvación de Dios, yo hubiera muerto, y mialma hubiera caído en el fuego que nunca se apagará para sufrir eterna-mente. Toda la esperanza de salvación se hubiera perdido. Pero le doygracias a Dios, porque Él me conocía mucho antes que yo lo conociera a Él.

Aquí, me gustaría advertir a aquellos quienes están pensando cometersuicidio: ¡No sean engañados por el diablo! La muerte no es la respuesta.¡El suicidio no resuelve ningún problema! Cuando el hombre ha agotadotodos sus recursos y se siente sin ayuda, siempre piensa que puede terminarsus problemas con la muerte. ¡Esto es absolutamente equivocado! La muerteno es el final del hombre, sino el comienzo de su jornada eterna. La Bibliadice, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueranuna sola vez, y después de esto el juicio” (He. 9:27). ¿Cómo puededestruir la vida que Dios le dio? Después de la muerte, usted ¡tendrá queenfrentar el juicio ante Dios! Aquel que se mata a sí mismo no tendrá vidaeterna sino sufrirá condenación eterna. Si usted no puede soportar los pocosy temporales sufrimientos en su vida presente, ¿cómo podrá aguantar eleterno castigo en el lago de fuego que arde con azufre? Amigos, si tienen


un problema, ¿por qué no vienen a Jesús? Si solo vinieran humildementeante Su trono de misericordia, este amoroso Salvador resolvería susproblemas, no importa qué difíciles pueden ser. ¡Nada es imposible con Él!Aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

Dios guardó mi vida cuando atenté dos veces el suicidio, pero aún asíignoré Su gracia. Continué tratando de buscar lo que me faltaba en mi vida.Decidí casarme, con la esperanza de que el amor de una familia pudieraenriquecer mi vida. A los 19 años, me apresuré al matrimonio con un actorno cristiano, quien había sido mi compañero por mucho tiempo. Nuestromatrimonio era como uno de los dramas en los que actuábamos juntos.Pero tres días después de casados, se desató la guerra en Hong Kong. Mimadre se murió, y nos huimos a China continental. Por tres años la situa-ción era volátil e insegura, así que constantemente estábamos de un ladopara otro. Pero puesto que yo siempre estaba actuando en el escenario,podía todavía ganarme la vida. Mi hija mayor, Rut, nació durante ese tiem-po. Exteriormente, mi esposo y yo hacíamos una gran pareja, pero en rea-lidad estábamos divididos en el corazón. Discusiones eran comunes, y nuestrafamilia estaba envuelta en penas. Cuando la guerra finalmente terminó,volvimos a Hong Kong. Y con el fin de la guerra vino el fin de nuestromatrimonio de “cuento de hadas.”

En ese tiempo, yo seguía siendo cristiana de nombre solamente. Yo noconocía a Jesús, y nunca leía la Biblia. Yo no sabía nada de la verdad.Después del bautismo, atendí servicios de capilla por años, pero nuncaescuché al predicador condenar pecados. Así que yo no sabía nada de loque eran los pecados y de lo que eran las leyes de Dios. Para mí, el divorcioestaba de moda. Trataba de convencerme a mí misma, diciendo, “¿Quétiene de malo que dos personas se casen cuando se enamoran, y se divorciencuando ya no se lleven bien? Después de todo, leemos sobre divorcios enlos periódicos casi todos los días. ¿Qué pareja no menciona la idea deldivorcio cuando discuten? Además, muchas de las estrellas de Hollywoodse hicieron populares después de sus divorcios.” No fue sino hasta miconversión que aprendí de la palabra de Dios que el divorcio era unabominable y serio pecado en Sus ojos. Así que pequé por ignorancia.Queridos amigos cristianos, después de saber que el divorcio es un pecado


ante Dios, usted no debe desobedecer el mandamiento de Dios y cometerlointencionadamente. ¡Al hacerlo, provocará Su ira y juicio!

Después de mi divorcio me hice aun más incontrolable. Como un caba-llo desenfrenado de tirada hacia abajo de la barranca de la muerte, meentregué a los deseos de la carne. Después, volví a Shanghai donde estabafuera de control, pecando locamente en clubes nocturnos, acumulando laira de Dios sobre mí misma. El diablo me tentó en pensar, “¿Por qué nocasarse otra vez? ¿A quién le importa si el hombre ya es casado? Mientrasél tenga dinero, está bien. ¡Si me caso un marido rico, entonces viviré unavida extravagante—una vida envidiada por todos!” Acepté la idea del diabloy pronto me casé con un hombre rico que ya tenía esposa. Su familiaexperimentaba profunda pena debido a mí. Busqué satisfacer mis propiosdeseos aun a expensas de otros. Dios detestó mis acciones y Su juicio justovino sobre mí. Él me hizo sufrir un dolor mayor después de mi segundomatrimonio.

Mientras tanto, China continental fue tomada por los comunistas. Midinero, que creí que me duraría para siempre, de repente se acabó. Así quetuve que volver al mundo del espectáculo. Después de volver al escenario,hubo discusiones familiares incesantes. Mi desagradable vida familiar mepuso bajo terrible tensión. A menudo me sentía enferma y mi salud sedeterioraba. Aunque mi esposo y yo teníamos un niño y una niña, nuestrarelación estaba vacía. Mi segundo matrimonio finalmente terminó en juliode 1957.

Sin embargo, le doy gracias a Dios por Su maravilloso amor en darmetres adorables hijos—mi hija mayor Rut, mi hijo Pedro, y mi hija menorMaría. Aunque yo era una pecadora cuando ellos nacieron, ahora son laherencia de Dios y tan preciosas como perlas en Sus ojos. Le doy gracias aDios por ser misericordioso conmigo. Aunque entonces no lo conocía, Élconfió estos tres niños a mi cuidado. Después, relataré las obras milagrosasde Dios sobre mis hijos como evidencia de Su gracia sobre mí. (Por favorlea Experimentando el Bautismo del Espíritu, Capítulo 9)

Para entonces, yo ya me había divorciado dos veces—experiencias do-


lorosas en verdad. Fueron el resultado de mi ignorancia del Dios divino y miindulgencia en iniquidades. Yo merecía el castigo de Dios, el cual era elfruto de mis pecados. Porque todo lo que el hombre sembrare, eso tambiénsegará. Y Dios pagará a todos de acuerdo a sus obras. Pero Dios tambiénes clemente y misericordioso. Y para mostrar que Él, y Él solo sería mifortaleza eterna, Él tuvo que castigarme. Por Su gran misericordia Él medejó probar la fruta agria de mis pecados los cuales me guiaron alarrepentimiento.

En realidad, no hay nada en el mundo que puede ser de confianza o quepuede satisfacernos excepto el Señor Jesús. Si ponemos nuestra esperanzaen alguien o algo más, esa persona o cosa finalmente se convertirá en lacausa de nuestra aflicción y desilusión. Queridos amigos, yo les aconsejoque no pongan su esperanza en el hombre. Confiar en el Dios eterno es elúnico camino hacia la bendición. Es cierto lo que dice la Biblia: “Vuelveahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien” (Job22:21).

Está escrito, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos;porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y quécomunión la luz con las tinieblas?” (2 Co. 6:14). Jóvenes cristianos,ustedes deben tener mucho cuidado cuando escojan una esposa. Puestoque nuestros casamientos están en las manos de Dios, tenemos que mirarhacia Dios y buscar Su voluntad. Si escogemos nuestras esposas de acuerdoa nuestros propios deseos, nuestros matrimonios definitivamente no seránbendecidos. Muchos jóvenes son engañados por Satanás cuando seenamoran. Ellos piensan que una persona rica, guapo / guapa, instruida ytalentosa es la buena elección, sin importa si él o ella es cristiana. Elloscreen que pueden traer a sus esposas a Cristo después de casados. Estaasunción es equivocada. Una vez que usted se casa con alguien que no escristiano, será muy difícil si quiere traerlo a Cristo. Aun si acuerda unirse ala iglesia y bautizarse solo para complacerle, él no tendrá la vida de Cristoen él. Será más fácil para su esposo que no es cristiano a hacerte seguir elcamino de la perdición—al cine, clubes nocturnos, y pistas de carreras;salir a fumar, tomar, y así sucesivamente. El verdadero amor está edificadoen Cristo. Sin Cristo, todo es fútil. Los jóvenes, ¿no tendrán cuidado después


de leer mi testimonio?

A pesar de las dos fallas mayores en mis matrimonios, negué volvermea Dios. Continué viviendo en pecado. Mi condición empeoró cuando hicetodo lo posible para hacer dinero para satisfacer mis deseos. Yo estaba enmis buenos tiempos de mi carrera de cine. Gané mucho dinero, lo gastélibremente, disfruté de una buena cobertura periodística, y fui ampliamenteadmirada.

Habiendo alcanzado mi ambición, debía estar contenta. Pero no la esta-ba. Frecuentemente estaba deprimida e infeliz. Tenía algunos amigos ínti-mos, pero no podía compartir mis problemas con ninguno de ellos, porqueellos no podían ver la sed amarga en mi espíritu. Traté de hacerme feliz alfumar docenas de cigarros diariamente, tomando licor, jugando toda la no-che, viendo varias películas al día, bailando y divirtiendo. Sin embargo nadade estos pudo quitar mi depresión y descontento. En vez de eso afectaronmi salud. Continuando con ellas, era como cometer un suicidio lento. Sentícomo si una tumba ya estaba escarbada para mí; y cada día yo estaba máscerca de ella. En realidad no sabía para qué vivía.

Por más de diez años, estuve constantemente en mala salud. Fui abatidapor un número de enfermedades crónicas. Sufría un terrible caso de insom-nio, el cual casi me llevó a una depresión nerviosa. También me dolían lospulmones y tuve severas palpitaciones del corazón, gastritis y otras enfer-medades. Frecuentemente iba al médico, algunas veces dos veces al día.Sin embargo, ninguna medicina pudo curarme. Aunque los médicos me ad-virtieron sobre vicios de fumar y jugar, sabiendo que eran malos, yo nopodía dejar de ellos. Yo reprendía a la gente por fumar opio, mientras yomisma no podía dejar de fumar cigarrillos. Traté algunas veces de parar,aun con la ayuda de drogas. Pero después de unos cuantos días, volvía acomenzar de nuevo, y fumaba aun más. El diablo estaba envenenando mivida con nicotina.

Estoy aun más avergonzada de mi juego. Yo era una jugadora empeder-nida. Pocos me igualaban. Era tan codiciosa que nunca estaba satisfechacon lo que ya tenía. Tenía ganas constantes de vaciar los bolsillos de otros.


Entre más grande las apuestas, más grande la emoción. Cuando ganaba, yoquería ganar más. Cuando perdía, quería recuperar mis pérdidas. Así que siganaba o perdía, me rehusaba a parar. Como resultado, entre más jugaba,más me descontrolaba. Y entre más trataba de recuperar lo que perdía,más perdía. Hasta se me olvidaba comer o dormir. Día y noche, gastaba mienergía en jugar hasta que estaba agotada, físicamente y mentalmente. Alfinal, sufrí muchas pérdidas. Estaba llena de ira, y frustración. Estaba cons-tantemente enferma, sufriendo de gastritis e insomnio.

Pero casi nunca acepté la derrota, puesto que yo me consideraba unagran jugadora. No podía comprender por qué perdía las más de las veces.Pensé que quizás tenía algo que ver con mi suerte. Pienso que todos losjugadores caen en esta misma trampa. Satanás entonces me llevó haciaadivinos y templos de ídolos a preguntar sobre mi suerte. Pero la adivinaciónes solo una decepción para engañar al ignorante y quitarle su dinero.

El juego es el pecado de codicia, pero orando a ídolos y practicandobrujería son pecados aun más serios. Lamentablemente, existen cristianosquienes son tan ignorantes como era yo. Algunas veces, los monjes o mon-jas predecían que haría mi agosto en un cierto día y a cierta hora. Así quefelizmente hacía una gran apuesta sobre ese “momento de suerte.” Sinembargo, en vez de ganar una fortuna, perdía mi dinero. (Esto muestra queestos adivinos son herramientas del diablo para engañar al hombre al peca-do. Es una lástima que no se den cuenta que se han convertido en herra-mientas del diablo.) En ese momento, no sabía qué hacer.

Sabía que continuaría perdiendo si seguía jugando. ¿Por qué estaba des-perdiciando mi energía y dinero? Siempre que resolvía dejar de jugar, eldiablo inmediatamente me desanimaba, diciendo, “Si te das por vencido,nunca recuperarás lo que has perdido.” Así que, cuando mis compañerosde juego me invitaban, apenas podía resistir la tentación. ¡Qué persona tanmiserable era yo! ¿Quién me salvaría del poder de Satanás? ¡Ay! Yo estabacomo un barco solo se movió empujado por la corriente en el océano, incapazde alcanzar la orilla. Yo remaba con fuerza, pero sin destino. Sin embargo,cuando perdí toda esperanza, el maravilloso amor del Señor Jesús vino aliberarme.

Salvada por la preciosa sangre 259

Capítulo 2

Salvada por la preciosa sangre

Y él os dio la vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestrosdelitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendola corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad delaire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entrelos cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseosde nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de lospensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que losdemás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor conque nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vidajuntamente con Cristo (por gracia sois salvos)… (Ef. 2:1–5)

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesúsvino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy elprimero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristomostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los quehabrían de creer en él para vida eterna. (1 Ti. 1:15–16)

La maravillosa salvación de Dios vino a mí cuando yo estaba completa-mente perdida en pecado. Al final de 1957, tenía una úlcera de estómago ytenía hemorragias. (Este dolor gástrico crónico me molestaba por más dediez años.) Sabía que estaba al borde de la muerte. En ese tiempo, estapregunta crucial vino a mi mente: Si yo dejara este mundo hoy, ¿dónde iríaa pasar la eternidad—en el cielo o el infierno? Antes, yo era indiferentesobre el tema de la salvación. Cuando escuchaba a la gente hablar sobre laexistencia de almas y juicio después de la muerte, pensé para mí, “¿Paraqué molestarme? No me importa. Pensaré en eso cuando me muera.Mientras viva, solamente comeré, beberé y me divertiré mucho.”

Pero en ese día, yo tenía un sentimiento muy diferente. De repente,


sentí que esto era una cosa importante. Por si lo que dice la Biblia sobre elcielo y el infierno y el juicio del alma después de la muerte fuera verdad,¿no sería muy tarde para mí si muero? Yo no tendría la oportunidad dearrepentirme entonces. ¿Sería una cosa terrible, no? Este asunto de la vidaeterna o muerte eterna es más importante que cualquiera cosa. ¿Cómopuedo continuar ignorándolo? ¿Por qué no busco el camino que me asegurala vida eterna?

En el pasado deseaba casas hermosas, automóviles de lujo, joyas, ropafina, etc. Pero estas cosas ya no me atraen. Una vez cambié mi alma porestas cosas con el diablo. Pero ahora me doy cuenta de la verdad de laspalabras del Señor Jesús. Él dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombresi ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa daráel hombre por su alma?” (Mr. 8:36–37)

Yo siempre estaba orgullosa y me justificaba. Me consideraba una buenapersona porque nunca cometí asesinato o incendio premeditado, ni dañé anadie, ni desobedecí ninguna ley. Además, muchas veces ayudaba a la gentey daba limosnas a los pobres. (En realidad mis obras caritativas eran paraengrandecer mi reputación.) Así que, ¿de qué me tengo que arrepentir?Pensaba yo, “Si el cielo existe, ¿no sería yo más elegible para entrar en élque otros?” Pero en ese día particular, ya no me sentí así. El Dios de mise-ricordia no podía verme perecer en mi decepción, así que me dejó ver quepor dentro y por fuera que yo estaba sucia y fea—estaba corrupta y sinesperanza.

Con respecto a las comodidades materiales y placeres, yo era rica; peroespiritualmente, yo era pobre. Todos mis pensamientos, palabras y obraseran malos. Aunque iba a la iglesia, solo trataba de verme piadosa: Enrealidad no había arrepentido. Era egoísta, mala, contenciosa, astuta y celosa,blasfema, orgullosa, indiferente, adultera, codicia, engañosa, hipócrita, agre-siva, y odiosa. Yo era una mentirosa, una ratera, incapaz de guardar prome-sas, y desobediente. Era chismosa, detractora, inventora de males, impla-cable, sin amor, y siempre murmuraba contra Dios. Yo era amante de losdeleites más que de Dios. Practicaba brujería y adoraba ídolos. Desde miniñez, hice muchas cosas inmorales y vergonzosas. Estaba endeudada con


Dios y con los hombres. Aunque nadie sabía lo que yo hacía, los ojos delSeñor observan toda la tierra. ¿Cómo podía escapar o esconderme de Él?¿Si no hubiera visto todo lo que yo hacía?

Además, en la luz del Espíritu Santo, me acordaba de todos mis maloshábitos: fumar, jugar, ir al cine, bailar, deleitarse, etc. ¡Qué sucia estaba yoen los ojos de Dios! Solo entonces me di cuenta que mis iniquidades se hanaumentado más que los cabellos de mi cabeza. ¿Pero cómo me libré deesos pecados? ¡Alabo al Señor! Su Espíritu se movió en mí y me acusó demis pecados. Así que vine antes la cruz a limpiarme de todas las iniquidadesy confesé que yo era una terrible pecadora.

Entonces comencé a conocer al santo y honorable Jesús. Él es el Hijoprimogénito de Dios, sin embargo, Él dejó Su gloria en el cielo, se humilló, yvino al mundo a morir por los pecadores. Él se despojó a sí mismo tomandoforma de siervo; y soportó la pobreza, humillación, insultos, mofas ymaldiciones. Una corona de espinas fue puesta sobre Su cabeza, Su espaldafue traspasada sin misericordia; Sus manos y pies clavados a la cruz. Enagonía, Su sangre preciosa fue derramada, y derramó Su vida hasta la muerte(véase Is. 53:12). Él sufrió todo esto para salvarnos, a todos los pecadores,de la perdición y para darnos vida eterna. Tocada profundamente por Sugran amor, ya no pude rechazarlo. En mi lecho de enfermo, lloré amarga-mente y confesé todos mis pecados en completo arrepentimiento por algu-nos días. Entonces lo recibí en mi corazón como mi Salvador personal. Diosno desprecia un corazón quebrantado y (arrepentido) contrito. Instantánea-mente, recibí el perdón de pecados y tuve paz en mi corazón–era un tipo dealegría y esperanza que yo nunca había experimentado antes.

La Biblia dice, “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemoscomunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpiade todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos anosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestrospecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnosde toda maldad” (1 Jn. 1:7–9). La palabra de Dios nunca cambia. Todosmis pecados fueron limpiados por la sangre preciosa del Señor. Todas lasenfermedades que yo había sufrido por los últimos 10 años—severo


neurastenia, insomnio, palpitación irregular, asma, una úlcera de estómago,etc.—estuvieron sanadas de la noche a la mañana. Estaba muy bien desalud, y me convertí en una persona totalmente diferente con cambios obviospor dentro y por fuera. Esto fue porque había nacido de nuevo por el EspírituSanto y recibí la vida eterna de Jesús, el Hijo de Dios.

Ahora he ganado la seguridad de la salvación. Si muero ahora, no seréjuzgada por causa de mis pecados, tampoco sufriré en el infierno—“Y eldiablo que los engañaba fue lanzado en el lago fuego y azufre, dondeestaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y nochepor los siglos de los siglos” (Ap. 20:10). En vez de eso, entraré al gloriosohogar en el cielo, la ciudad de jaspe con calles de oro puro, donde ya nohabrá lágrimas, muerte, penas, o llanto. Ahí, disfrutaré felicidad con el Señorpara siempre. Nuestro Señor dijo, “De cierto, de cierto te digo, que elque no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3). Ydijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,sino por mí” (Jn. 14:6).

En el pasado, yo no sabía que Jesús era el Salvador. Solo pensaba que Élera un gran hombre—un modelo perfecto de hombre—un filántropo moral,filósofo y líder religioso. ¡Qué equivocada estaba! Hay muchas religionesen el mundo, junto con sus respectivos fundadores, como Buda, Mahoma,Confucio, Lao-Tsé, etc. Todos ellos tenían sus propias teorías y doctrinas.Ellos enseñaban bondad pero no podían hacer que los hombres lapermanecieran.

Porque nuestro antepasado Adán pecó, todos los hombres heredamossu vida pecaminosa. En el hombre es la naturaleza pecaminosa que serebela en contra de Dios. Ninguna doctrina, teoría o enseñanza puede cambiaresta naturaleza pecaminosa. Los fundadores de las varias religiones fueronhombres mortales con una trayectoria de vida limitada en la tierra. En cuantomorían, sus doctrinas, las cuales no podían salvar a los hombres, murieroncon ellos.

Jesucristo, por otro lado, no es un líder religioso muerto, sino el Diosviviente. Él es el único Salvador de la humanidad. “Y en ningún otro hay


salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres,en que podamos ser salvos” (Hch. 4:12). Él murió por los pecadores.“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestrospecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimosnosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cadacual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado detodos nosotros” (Is. 53:5–6).

En la cruz, el Señor Jesús llevó los pecados del mundo. Él que fue cru-cificado es nada menos que el Señor del cielo y la tierra. Él solo es digno deser nuestro Salvador. Después que Él murió, resucitó al tercer día. Al vencerel poder de la muerte, Él demostró que era el Hijo de Dios. Ni siquiera lamás grande de las tumbas en este mundo pudo detener Su vida eterna. Estoprueba que Su salvación es completa y digna de confianza.

Por Su resurrección, Él nos da la vida eterna. Si el Señor no resucitó,vana es entonces nuestra predicación, y también nuestra fe. Sin embargo,Él resucitó de los muertos, y apareció a muchos antes que subió al cielo.Aunque hoy día, no podemos tocar Sus manos traspasadas por los clavos oSu costado herido, podemos ver Su vida santa reflejada en los verdaderoscristianos nacidos de nuevo.

El Señor dijo, “Yo soy…el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí quevivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muertey del Hades” (Ap. 1:18). A través de Su resurrección, el Señor ha liberadoesta vida eterna, para que nosotros que creemos en Él obtengamos vida pormedio de Su nombre. “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tieneal Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Jn. 5:12). Una vez que recibimos estanueva vida por el arrepentimiento, nuestra vida pasará por una profundatransformación. Por el poder de la vida de Cristo, podremos vencer peca-dos y tentaciones que no podíamos vencer antes. Porque Él no solo nosenseña Su justicia, sino también trabaja activamente en nosotros para quehagamos justicia.

Por ejemplo: Una madre desea cambiar a su hijo malcriado, pero nuncalo logra. ¡Cómo desea que ella misma pudiera entrar dentro de la vida de su


hijo para ayudarlo a cambiar! Pero por supuesto que no lo puede. Sin em-bargo, el poder del Espíritu Santo puede traer la vida de Cristo a nosotros.El Señor Jesús dijo, “El ladrón no viene sino para hurtar y matar ydestruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan enabundancia” (Jn. 10:10). Por lo tanto, debemos ser llenos con el EspírituSanto después de nacer de nuevo.

Déjenme contarles un relato interesante: Había un hombre rico que te-nía un cerdito y contrató algunas enfermeras para que lo cuidaran. La mas-cota era tratada como su propio hijo. Lo vestían muy bonito, y dormía enuna cama cara con un edredón cómoda. El hombre rico quería entrenarlopara que fuera ser como un ser humano. Un día, el hombre rico cargaba sucerdito en sus brazos y fue a dar un paseo en su carruaje. Mientras enseñabasu mascota a unos curiosos, el cerdito vio un charco por el camino, y seliberó de los brazos de su amo y saltó del carruaje hacia el lodo. El hombrerico sacudió su cabeza y suspiró con frustración. Eso es naturaleza. Lanaturaleza de un cerdo es adorar el lodo; la naturaleza del ser humano esamar el pecado.

¿Cómo puede un hombre ser transformado de su naturaleza pecamino-sa a la semejanza del santo Dios? ¡Solamente por la vida de Jesucristo! Poreso, mi transformación es una transformación de vida. ¡Aleluya! ¡Gloria aDios! ¡Hay poder y vida en Su sangre preciosa! ¡Su preciosa sangre me haredimido y transformado, y todas mis penas se acabaron. ¡He salido de lastinieblas hacia la luz!

El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladadoal reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre,el perdón de pecados. (Col. 1:13–14)

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabaislejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. (Ef. 2:13)

Una nueva creación 265

Capítulo 3

Una nueva creación

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y estavida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tieneal Hijo de Dios no tiene la vida. (1 Jn. 5:11–12)

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosasviejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Cor. 5:17)

¿Cómo puede saber un cristiano si tiene la vida de Cristo? Él sabe porlas manifestaciones de una nueva vida. Yo doy gracias al Señor Jesús porsalvarme del pecado y hacerme una nueva persona. Aparte de tener mivieja vida, la cual es de la carne, ahora tengo una nueva vida, que es delespíritu. A lo mejor, parezco igual que antes, pero mis pensamientos y deseosinteriores han cambiado drásticamente. Esto prueba que yo ya no soy lamisma persona que una vez amaba el pecado.

Desperdicié 34 buenos años de mi vida, viviendo tontamente sin propó-sito. Yo no sabía de dónde había venido, ni a dónde iría después de la muer-te. No conocía el propósito de la vida. Como resultado, sembré las semillasdel pecado y coseché su fruta amarga. Hicía lo que quería y usualmente mebeneficiaba a expensas de otros. Pero después de mi conversión, me dicuenta que la nueva vida dada por Dios por medio del Espíritu Santo per-manece para siempre, y de que nuestra meta en la vida es entrar en elhogar celestial. Ahora ya no me atrevo a caminar de acuerdo a aquello quees malo. En cada manera posible, quiero complacer a Dios y ganar almaspara Él. En todo lo que hago, busco glorificar a Dios y beneficiar al hombre.

Antes de mi conversión, aun la decoración en mi hogar revelaba que yopertenecía en parte a Dios y en parte al diablo. Sobre la pared estaba un


crucifijo y un retrato de Cristo, pero también mostraba cigarrillos caros,accesorios para fumar, copas de vino, y una variedad de aparatos de juegos.Sí, había Biblias e himnos también. Pero la mayoría era libros laicos, revistas,periódicos, álbumes de música popular, etc. Viendo todo esto, no se podíadiferenciar si mi casa era la casa de Dios o la cueva del diablo.

Una de las primeras cosas que hice después de nacer de nuevo fuelimpiar mi casa. Para mostrarle al Señor mi resolución de liberarme decualquier atadura diabólica, me deshice de todas las cosas odiosas (todo loque tenía que ver con fumar, tomar y jugar) sin pensarlo dos veces. Hastacorté todos los alambres de tocadiscos y radios, no sea que los ruidosseculares contaminaran mis oídos, y me impidieran oír la voz de Dios. Tambiénhice esto para testificar que la cabeza del hogar es Jesucristo.

Aunque tenía una Biblia, nunca la aprecié. Estaba en mi cuarto sola-mente como otra parte de mi decoración interior. No la había tocado poraños. Sólo leía libros sobre juego, actuación y moda. Pero después de nacerde nuevo, ya nunca más me gustaron esos libros sucios. En vez de eso,deseaba la pura leche espiritual, la cual es cada una de las palabras de Diosen la Biblia. Cuando leí la Biblia por primera vez, no entendía casi nada.Pero continué estudiando y meditando con paciencia y humildad.

Al paso del tiempo, me di cuenta que la Biblia era un rico tesoro escon-dido. Contiene la completa salvación de Cristo, palabras de sabiduría, con-solación, poder, salmos, y conocimiento. En ella hay temas importantes quetienen que ver con universo del pasado, presente y futuro; la historia de ladegeneración del hombre; la maravillosa salvación de Dios; Su plan eterno;y Sus muchas promesas. Es el libro de todos los libros, un espejo espiritual,una guía en la vida, y una luz para la jornada por venir. Es la palabra devida.

Doy gracias a Dios que me llevó a un estudio Bíblico de la tarde paraestudiar la santa verdad. Entonces yo comprendí aún más que la Bibliaentera (los dos el Antiguo y el Nuevo Testamentos) eran la inspiración deDios que fue testificada por Su hijo amado Cristo Jesús. Mi deseo por laverdad creció. En ese tiempo acababa de recobrarme de una enfermedad


crónica, y mis películas en las cuales estaba por actuar un papel principalesperaban ser filmadas. Yo estaba muy ocupada entonces, trabajando porturnos en dos estudios diariamente. Pero Dios tuvo compasión de mí, ysiempre conseguía encontrar tiempo de mi horario ocupado para asistir alas clases Bíblicas. Sentada ante Dios, escuché Su palabra y tomé notas.En el estudio, me acordaría de lo que había escuchado y lo platicaría aotros. Yo deseaba las bendiciones espirituales. Diariamente oraba al Señorpara que me iluminara para entender mejor la Biblia, y testificar por laverdad con mi vida.

Era cristiana nominal por más de 20 años. Me da vergüenza admitir quenunca quería leer la Biblia u orar. Oré poco, sólo cuando estaba en angustia(como en emergencias, peligros, pobrezas, enfermedades, etc.), pero esasoraciones no salían de la fe pura en Dios. Cuando Dios contestaba mi ora-ción y me sacaba de mi crisis, olvidaba Su gracia casi inmediatamente.Nunca le di gracias o gloria. Me justificaba a mí misma por tener suerte.Qué ingrata era con Dios.

Casi nunca oraba y siempre tenía excusas para no orar. Antes de acos-tarme, decía que estaba muy cansada para orar. Cada mañana, decía queno tuve tiempo a orar. Antes de las comidas, decía que estaba muy aver-gonzada para dar gracias en público. No me daba cuenta qué patética erami condición espiritual. Era una cristiana de nombre solamente. La vida deCristo no era una realidad en mí. Solo piense: ¿Cómo puede sobrevivir sinleche y aire un recién nacido? Beber leche espiritual es leer la Biblia. Nuestroaliento espiritual es nuestra oración. Si un cristiano no adopta la costumbrede orar y leer la Biblia, su vida espiritual se morirá de hambre y será sofo-cado hasta la muerte.

Solamente me di cuenta del significado de la oración después de nacerde nuevo. La oración es una fuente de poder de arriba y una llave a lasbendiciones de Dios. Estoy agradecida a nuestro Señor Jesús quien derra-mó Su sangre sobre la cruz por nosotros. Por eso, Él abrió un camino nuevoy vivo para nosotros. Ahora podemos entrar en el Lugar Santísimo conlibertad y venir al trono de la gracia del Padre para comunicarnos directa-mente con Él. Podemos ahora traer todos nuestros problemas a Él, ya sean


físicos o espirituales, mayores o menores, simples o dificiles. Él siempre seagrada en resolverlos por nosotros. ¡Esto es en verdad una bendición y unprivilegio!

Lamentablemente, millones de cristianos descuidan esta bendición yprivilegio. Pero doy gracias a Dios por tener misericordia de mí. Él me haenseñado a orar y me ha dado un celo para orar. Una vez que me arrodillo,yo no quiero levantarme. El Espíritu Santo intercede por los santos de acuer-do a la voluntad de Dios. Él me enseña a orar por el mundo, todas lasnaciones, la iglesia, las obras del Señor, los parientes, las almas perdidas, ypor todos los asuntos y la gente. Siempre oro por algunas horas al día. Ymediante las oraciones, Dios había hecho muchas grandes obras.

Doy gracias a Dios por darme una buena memoria. Me acuerdo demuchos nombres en mis diarias oraciones. Después, descubrí que por Sumisericordia y fidelidad, Dios bendijo a muchos de ellos por los cuales yooraba, de acuerdo a sus necesidades.

En el pasado, mis pasos estaban controlados por Satanás. Él me atrajohacia lugares sucios, como salones de baile, clubes nocturnos, teatros ycasas de juego. Hoy mis pasos son guiados por el Señor Jesús. Ahora adoroir a la iglesia para acercarme a Él, para adorarlo y glorificarlo. Después deser convertida, asistía a cada una de las campañas evangelistas. Tambiénles escribía a mis amigos para invitarlos, para que ellos también, estuvieranahí para disfrutar de la gracia de Dios. Hasta los llevaba a los servicios, pormiedo a que no llegaran. Siempre que se arrepentían y creían en Dios, yome regocijaba de alegría. Y doy gracias a Dios por agregar almas salvadasa mí. ¡Aleluya!

Después, me di cuenta que la denominación a donde iba no predicabasobre la redención de pecados por la preciosa sangre del Señor. En vez deesto, pregonizaba alguno “evangelio social,” el cual no es evangelio. Comoresultado, muchos hermanos y hermanas sabían muy poquito o nada sobrela salvación. Simplemente se habían unido a una organización religiosa, perono habían recibido la vida de Cristo. Por eso, me hice muy celosa por ellos,esperando que todos ellos sean salvos. Para ayudarlos espiritualmente, se-


guido grababa mensajes de reuniones de avivamiento y después los invitabaa mi casa para escucharlos. Por eso, muchos de ellos conocieron la salvación.

Todos los días buscaba oportunidades para servir a Dios antes de ir alos estudios de filmación a hacer mi trabajo secular. Me ocupaba día ynoche, pero vivía en la gracia de Dios. Conmigo estaba una paz indescriptibley una alegría que nunca había experimentado antes—no, ni siquiera en lacima de mi popularidad como una estrella, ni cuando era próspera, y nicuando me permitía en placeres. En el pasado, usaba mi boca solo paramentir, maldecir y cantar sucias canciones—canciones del mundo. Peroahora adoro cantar himnos para alabar a mi Dios todo el día. Siempre quepienso en el gran amor de mi Señor, quien murió por mí en la cruz, micorazón está lleno de alabanzas y acción de gracias. Y muchas veces Suamor me hace llorar. La Biblia dice, “Bendice, alma mía, a Jehová, y noolvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tusiniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyotu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia debien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Sal. 103:2–5). ¿No es este el evangelio maravilloso y poderoso que todos necesitamos?

Yo odiaba a la gente por ninguna razón. Pero ahora que el Señor hallenado mi corazón con Su amor, todos se ven adorables, y cada alma espreciosa para el Señor. Es la voluntad de Dios que cada alma sea salva yque nadie perezca. Sabiendo esto, a menudo compraba y distribuía un buennúmero de Biblias, libros espirituales y folletos evangélicos en los estudios(de películas). Presentaba a Jesús, mi Salvador, a cada persona que cono-cía—amigos o extraños, ricos o pobres, nobles o bajos, viejos o jóvenes. Enese tiempo, yo no sabía predicar. ¡Solo podía decir: “¡Mire! El Señor Jesúsme ha salvado, Él me ha sanado y cambiado. ¿Eso es maravilloso, no?Usted debe creer en Jesús, también. ¿Qué espera?” Increíblemente, muchagente aceptó a Jesús debido a mi testimonio. Siempre que estaba en loslugares de filmación, sea en el campo o en las calles, siempre estaba rodeadapor multitudes de espectadores y mirones, todos curiosamente mirando lafilmación. Usualmente aprovechaba esta oportunidad para entregar folletosevangélicos a ellos, exhortándolos a creer en Jesús. Todos pensaban que micomportamiento era raro. Muchos de ellos chismeaban entre ellos y me


llamaban loca.

Mis compañeros (de trabajo) también estaban confundidos y me pre-guntaron, “¿Qué significa todo esto?” Yo les contestaría, “Es porque creoen Jesús.” Me dijeron, “Bien, tú creías en Jesús antes, pero nunca te portabasasí.” Entonces explicaría: “En el pasado solamente era cristiana de nombre,pero ahora me he arrepentido sinceramente y he nacido de nuevo. Ahorasoy una verdadera cristiana.”

Lo que dije no tuvo ningún sentido para ellos, por eso me preguntaronotra vez, “¿Pero tienes que ser tan fanática en creer en Jesús? Ahora quehas dejado de fumar, tomar, jugar y deleitarte, ¿qué te queda en la vida?”Así que testifiqué a ellos, diciendo, “En el pasado, yo estaba viviendo unavida loca como la de ustedes. ¿Y qué conseguí? Conseguí nada más queproblemas infinitos, penas y enfermedades. Me sentía vacía por dentro.Las complacencias pecaminosas sólo traen emoción por un rato. No puedesatisfacer las necesidades espirituales de una persona. Buscar satisfacciónen el pecado es como cuando un hombre trata de saciar su sed con aguasalada: entre más toma, más sed le da. Pero si toma el agua viva dada porJesús, nunca más tendrá sed. Ahora he encontrado paz verdadera ysatisfacción en Cristo, por eso no tengo que perseguir placeres de pecadonunca más. No soy supersticiosa. Simplemente creo firmemente en la palabrade Dios. Aquellos que creen en y adoran a los ídolos y a los objetosinanimados son supersticiosos. Si un cristiano no paga el precio de obedecerla verdad, no podrá disfrutar de las bendiciones de la maravillosa salvación.”

Mis compañeros veían el cambio en mi vida. Sabían que yo no estabaactuando. Se maravillaron de mi Señor quien es vivo y verdadero—el mássanto y glorioso, el más digno de alabanzas y reverencia.

En el pasado, yo no entendía el significado de hacer ofrendas a Dios.Solía malgastar mi dinero en placeres lujuriosos sin saber que había robadoel dinero de Dios y lo había ofendido. Sin embargo me defendía, diciendo,“Gané este dinero con mi propio sudor y sangre. ¿Quién tiene el derecho dedecirme cómo gastarlo? ¿Por qué debo darle mi dinero a Dios?” Pero laBiblia dice, “…porque el te da el poder para hacer las riquezas…” (Dt.


8:18). “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Cr.29:14). Es claro que la obligación de cada cristiano es hacer ofrendasmonetarias a Dios.

La Biblia dice, “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéisrobado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos yofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda,me habéis robado” (Mal. 3:8–9). Sólo entonces me di cuenta de que unapersona que roba a Dios de Su dinero será maldita. No es ninguna maravillaque siempre perdí dinero en el juego. Muchas veces era la víctima de fraudey extorsión. Los miembros de mi familia siempre se enfermaban. Siemprehubo pérdidas inesperadas y no había un solo día de paz.

Gradualmente, llegué a comprender que la ofrenda era la obligación decada cristiano, lo cual nos traerá bendiciones. “Traed todos los diezmos alalfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, diceJehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, yderramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal.3:10). Yo temblé al leer estas palabras, e inmediatamente me arrepentí anteDios.

De hecho, pensé que dar diezmos (un décimo del ingreso de uno) no erasuficiente. El Señor entregó Su vida por mí. ¿Qué le puedo dar en recom-pensa? Puesto que mi cuerpo ahora pertenece a Dios, ¿hay algo más queno es Suyo? Y puesto que he robado a Dios en cuanto a diezmos y ofrendas,y no he sido una mayordoma fiel, ¿no estoy obligada a hacer todo lo posiblepara compensar todo mi defecto en el pasado? Así que decidí hacer a unlado una buena porción de mi ingreso mensual y depositarla en el bancobajo el nombre de Kong Ling-en (Ling-en es mi nombre Chino, que significa“gracia espiritual”) para la obra del Señor. (En ese tiempo, todas las Bibliase himnarios en mi casa estaban estampados bajo ese nombre. Pero muchoshermanos y hermanas no estaban de acuerdo porque no conocían el valorde la gracia espiritual, y despreciaban la creencia completa de hombresespirituales. Siendo ignorante entonces, hice caso de los consejos de ellos.Por un tiempo, no tuve el valor de usar ese nombre, pero algunos añosdespués, me di cuenta el propósito de Dios al otorgarme este precioso nuevo


nombre en aquel entonces.)

Yo admito que cuando se trataba de hacer donaciones, cometí muchoserrores. Tenía celo en la carne, pero me faltaba sabiduría en el espíritu. Yono oraba y buscaba a Dios antes de hacer contribuciones generosas a laconstrucción de capillas, orfanatos, casas de retiro, y otras institucionesbeneficias. Hasta hice ofrendas para la publicación de literatura cristiana ypara las necesidades de los miembros y de los clérigos. Daba dinero acualquiera que lo pedía sin primero investigar si sus creencias estaban bienfundadas. Pensé que mi generosidad mostraba amor por Dios y el hombre,sin saber que muchas capillas, organizaciones beneficias, medios de noticiasreligiosos, y aun los miembros del clero eran enemigos de la cruz de Cristo.Sus enseñanzas estaban en contra de la verdad. Al darles dinero, me convertíen su cómplice, comprando munición para Satanás para atacar al SeñorJesús. ¡Yo estaba tonta y lastimé el corazón del Señor considerablemente!Además, regalé muchas Biblias a otros sin saber si iban a leerlas y aceptara Jesús. Como resultado, mucha gente codiciosa tomó las Biblias y lasvendieron. Mi intención era ayudar a la gente, pero terminé causándolesque pecaran. Cometí todos estos tontos errores porque no oré a Dios queme guiara en hacer contribuciones. En los siguientes días, a menudo lamentéde esto.

Hermanos y hermanas, cuando hagan una ofrenda, no deben seguir supropia voluntad o buscar reconocimientos de hombres. Oren y pidan alSeñor que los guíe. Dejen que el Espíritu Santo les revele para qué sagradaobra deben ustedes ofrecer su dinero. El dinero es confiado a nosotros porDios, y debemos usarlo de acuerdo a la voluntad de nuestro Dueño. Que elSeñor los haga aptos en toda obra buena para que hagan Su voluntad. (Porfavor lea Cómo Ser Un Cristiano Genuino)

Doy gracias a Dios por Su amor y misericordia. Aunque en mi ignoran-cia a menudo hacía lo que no debía, y ofendía a Él, Él sabe que tengo unasincera disposición a ofrecer. De acuerdo a Su promesa, Él después otorgógracia sobre mi familia y me llovió Sus bendiciones a mí—¡tantas que notenía lugar para guardarlas! Estas solo son las bendiciones de esta vida lascuales podemos ver. Si perseveramos en obedecer la voluntad de Dios, ¿no


recibiremos más grandes recompensas eternas de Su parte en el futuro?

Después, yo sentía que sólo ofreciendo mi tiempo y dinero no era sufi-ciente. Yo estaba dispuesta a darle todo lo que tenía para satisfacerlo. Unavez dije, “Mi querido Señor, mientras pueda complacerte, no me importahacer aun el trabajo de más baja categoría.” Y el Señor contestó mi oración.La capilla a la que iba en el pasado se veía grandiosa y llena de esplendor.Pero lamentablemente, la palabra de Dios no era muy predicada allí. Norecibí nutrición y espiritualmente me moría de hambre. Por esta razón, fui auna capilla más pequeña. La congregación allí no empleaba un conserje.Los miembros de la congregación hacían todos los quehaceres ellos mis-mos. Así que tuve la oportunidad de unirme a ellos. Cada sábado por latarde, me pasaba un tiempo sirviendo a Dios limpiando ventanas, trapeandoel piso, lavando el baño, etc. Cada vez que volvía a la casa, me encontrabamojada en sudor, para la gran sorpresa de mis mucamas. Cuando se dieroncuenta lo que yo estaba haciendo, no entendieron y dijeron entre ellos, “Nues-tra señora de la casa nunca ha levantado un dedo en la casa. ¿Por qué hacetrabajos tan pesados ahora?” Entonces ofrecieron hacer el trabajo por mí,pero yo lo rechacé. Era un sagrado trabajo que el Señor me había enco-mendado, y yo estaba honrada y encantada de servir a Dios de esta manera.

Había veces cuando tuve que comprar escobas, baldes, cubos de labasura y otros artículos de limpieza para la capilla. Mucha gente que meconocía se sorprendía de verme comprando esas cosas yo misma. Segúnellos, una estrella de cine es una figura pública y no debe comprar esascosas. Nunca esperaron que yo fuera tan ordinaria, sin el orgullo y aire deuna estrella de cine. Pensaron que me había vuelto loca cuando me vieronbarriendo el piso y limpiando las ventanas. Ellos no sabían que yo era comoun perro muerto ante Dios. Si no hubiera sido por la misericordia del Señor,yo sería indigna de servirle.

Si una persona es fiel en cosas pequeñas, el Señor le encomendará másgrandes tareas. Si se humilla él mismo, el Señor lo levantará. Este es unprincipio fijo. En ese tiempo, yo pensaba que debería estar feliz si le servíade esa manera por el resto de mi vida. Dios sabía que yo estaba dispuestaa servirlo de cualquier manera que Él deseara, aunque hacía los trabajos


más humildes. Y después, Él me encomendó obras sagradas más honorables.Él continuamente me levantaba hacia más arriba y hacia un ministerio devida que exigía mucho.

Adoraba actuar desde mi niñez, y había dedicado mi vida a ello. Noconsideraba otra profesión en el mundo mejor que actuar en términos deingreso y glamour. Protagonicé más de 200 películas y dramas, protagoni-zando una amplia gama de caracteres. Se me pagaba bien, y amaba mitrabajo tanto que nunca encontré mi trabajo pesado. Pero después de nacerde nuevo, hubo un gran cambio en mí.

En apariencia, no había nada malo que siguiera actuando y testificandopor el Señor Jesús al mismo tiempo. Pero dentro de mí, había una luchaconstante. No estaba dispuesta a dejar el mundo, y continuaba deseandoesta vida actuando, llena de vanagloria. Yo era amiga del mundo pero ene-miga de Dios, por eso abusaba de Su gracia. Cada vez que me puse elmaquillaje, el Espíritu Santo me lo reprochó. Recordé lo que dice la Biblia:“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cualestá en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porquehabéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestrocuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Co. 6:19–20).

Nuestro cuerpo es templo de Dios. Sabiendo esto, sentí que los persona-jes que protagonicé no eran dignos de la gracia que había recibido de Dios.Siempre que entraba en el cine, sentí que todo lo que veía y oía y todo elambiente estaban en conflicto directo con la vida santa dentro de mí. Erancompletamente opuestos, como agua y fuego. Sin embargo, aunque hicotodo lo que posible a evitar ir a esos lugares, simplemente no podía resistiralguna gran apertura de mi película o alguna invitación para salir al escena-rio ante una audiencia en vivo. ¿Cómo podía pedir al Señor que me acom-pañara a esos lugares llenos de obscenidades y confusión? Cada vez queme sentaba en un teatro, sentía como si estuviera perdiendo algo, y no teníala conciencia tranquila. Esto era porque había contristado al Espíritu Santodentro de mí. No sentía así en el pasado cuando amaba quedarme en tansucios lugares.


Yo recibía muchas cartas de admiradores todos los días. Todas las cartaseran fundamentalmente iguales: llenas de halagos, cumplidos, preguntas demis nuevas películas y peticiones de fotos autografiadas. Especialmentecontraté una secretaria para que me ayudara a contestar todas estas cartas.Después de nacer de nuevo, aproveché esta oportunidad ideal para predicarel evangelio. Por lo tanto, cuando mandaba estas fotos, también mandabaunos folletos del evangelio o información sobre reuniones de evangelio porvenir. Como resultado, muchos se dieron cuenta que había creído en Jesús.Por medio de la correspondencia, alguna gente fue convertida y bautizada.Pero después, me di cuenta que ganando almas de esta forma no seríantestigos muy efectivos para Cristo. Por un lado, los llevé a Cristo; pero porel otro, los llevé a Satanás y al pecado.

La mayoría de la gente es ignorante. Están orgullosos de ser dueños defotos autografiadas de sus estrellas favoritas, pegándolas en sus paredes,en sus libros, y aun en sus Biblias. Este es el trabajo del demonio, quiencausa a la gente que desperdicie su precioso tiempo en tales tonterías. Eldiablo quiere que la gente idolatre a estos seres mortales en vez de adoraral Dios vivo. ¡Este es un grave pecado en contra de Él! Lamentablemente,en mi ignorancia, me había convertido yo misma en un ídolo de misadmiradores. Por esta razón, lamenté y confesé mis pecados ante Dios.

Después, muchos jóvenes cristianos escribieron para felicitarme al darsecuenta de mi conversión. También me preguntaron, “¿Pueden ir los cristia-nos al cine?” Era una pregunta difícil de responder entonces. Pero el Espí-ritu Santo estaba en mí y tenía que testificar a la verdad (véase El daño delas películas mundanas). Mi respuesta fue, “Los cristianos son testigosde la santa vida de Cristo. ¿Cómo podemos hacer algo que el Señor noquiere que hagamos? ¿Cómo podemos ir a los lugares que el Señor no iría?Nadie puede encontrar a Dios sin ser santo, porque Dios es santo. Cualquieraque invocare el nombre del Señor debe apartarse de la injusticia.”

Pero, ¿cómo puedo amonestar a otros cuando yo no estaba haciendo locorrecto? ¿No era yo una hipócrita, predicando lo que no practicaba? Cuandopensé en eso, me sentí culpable. ¡Ojalá dejara la obscura industria del cineinmediatamente para ser un testigo efectivo de la salvación del Señor! En


ese tiempo, el Espíritu Santo estaba conmigo, peleando contra los deseos demi carne. Por un largo tiempo, simplemente no podía vencer mis deseoscarnales.

Esto también es evidencia que había ganado una nueva vida. Antes queuna persona es nacida de nuevo, es enteramente sujeto de deseos de lacarne, y no tendrá tal lucha dentro de él. Pero después que una personanace de nuevo, inmediatamente tendrá esta nueva vida y ciertamente nocoexistirá con la vieja vida. Si obedezco al Espíritu, la nueva vida triunfa. Sicedo a la carne, la vieja vida inmediatamente vence. Maravillosamente, elSeñor pronto tenía Su camino en mí, dándome la victoria sobre el enemigo.Él es el Rey de reyes, y el Señor de señores.

Renunciar al mundo para seguirlo a Él 277

Capítulo 4

Renunciar al mundo para seguirlo a Él

El Señor Jesús dijo, “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre,y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también supropia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz yviene en pos de mí, no puede ser mi discípulo… Cualquiera de vosotrosque no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”

(Lc. 14:26–27, 33).

Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón,llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar;porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os harépescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes,le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijode Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre,que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante labarca y a su padre, le siguieron. (Mt. 4:18–22)

Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví,sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Ydejándolo todo, se levantó y le siguió. (Lc. 5:27–28)

¡La verdad de la cruz de Cristo es maravillosa! Requiere que muramosantes de vivir, que suframos derrotas antes de experimentar la victoria, yque perdamos antes de ganar. El camino de la cruz es sacrificio. Una per-sona debe someterse ella misma totalmente a la voluntad de Dios, ofrecersepara ser crucificado con Cristo, y ser traído a la muerte diariamente. Soloentonces será la vida de Cristo manifestada en él.

Puesto que el Señor Jesús dio Su vida por mí, desde luego que le sirvapor el resto de mi vida. Pero cuando el Señor escoge discípulos, Él quiere


que renuncien a todas las cosas, tomen la cruz, y lo sigan. Aparte de eso, nopueden ser sus discípulos.

Escuché la tierna llamada del Señor. Él quería que dejara mis redes paraseguirlo y ser pescadora de hombres. Pero estaba poco dispuesto a dejarmi fama mundana y riqueza. Por un largo tiempo, me negué a responder aSu llamado. El Señor y el mundo no pueden coexistir. Así que yo tenía queescoger. La salvación del Señor se me entregó gratis, pero para seguirlo aÉl, tendría que renunciar al mundo.

Una vez leí la historia sobre el joven que vino a Jesús, esperando conansias saber recibir vida eterna (véase Mt. 19:16–22). Él le dijo al Señorque él había guardado todos los mandamientos. Pero el Señor le dijo, “Siquieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrástesoro en el cielo; y ven y sígueme.” Pero porque el joven tenía muchasposesiones, no estaba dispuesto a abandonar su riqueza. Así que se alejótriste.

Yo apliqué esta historia a mí misma. En el exterior, parecía que amaba alSeñor y estaba celosa por Su verdad. Pero porque no estaba dispuesta arenunciar al mundo, estaba degradando la gloria y el poder del evangelio delSeñor. Mi corazón se estremeció. Yo tenía miedo terminar como el joven enla historia, y perder la gran bendición de Dios. ¡Ojalá que me salga deloscuro mundo del cine y testificar ante toda la gente la grandeza de lasalvación de Cristo¡ Quería testificar que esta salvación de verdad puedevencer las fuerzas del mal y liberar a una persona del dominio de las tinieblas.

Pero el pensamiento de tener que trabajar para ganarme la vida medesanimaba. Así que decidí continuar con mi carrera de actriz mientraspredicaba el evangelio. Finalmente, cuando llegó el momento, escogeríaentre los dos. Pero el Espíritu Santo me habló una y otra vez, diciendo,“Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid deen medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová”(Is. 52:11). “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo terestauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lovil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a


ellos” (Jer. 15:19). “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, seráinstrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto paratoda buena obra” (2 Ti. 2:21).

¿Cómo serviré al Señor si no estoy limpia? El Señor no me puede usar sino estoy dispuesta a abandonar todo. Entre más uno abandona lo que tiene,lo más que Dios lo usa. Esto es un hecho. Debí haber escuchado al Señor yno haber contristado al Espíritu. Pero Satanás siempre hizo vacilara mi fe, ynunca me atreví a tomar los pasos decisivos. Muchas veces me engañabay me asustaba, diciendo, “¿Quieres dejar tu carrera de verdad, y ser testigode Jesús? No es tan fácil como crees. Piénsalo bien. Después de todo, noeres muy culta ni especializada. ¿Qué puedes hacer aparte de ser actriz?¿Y cómo vas a pagar por los gastos enormes de tu familia? Además, hasllevado una vida muy cómoda todos estos años. ¿Cómo vas a enfrentar lasprivaciones por venir? Pudieras estar dispuesta a sufrir, ¿pero esperas lomismo de tus hijos y tu familia? Deja de soñar. ¿No sería mejor hacerdinero y contribuir a la iglesia? Después de todo, muchas iglesias necesitanser construidas.”

El argumento de Satanás tuvo mucho sentido para mí. Pero el EspírituSanto me dijo, “Si alguno viene a Mí, y ama a su padre, y madre, y mujer, ehijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida más que a Mí,no puede ser Mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de Mí, nopuede ser Mi discípulo.” Avergonzada, le dije al Señor en lágrimas, “¡Si,Señor! ¿Cómo puedo amar esto más que a Ti?” El Espíritu Santo continuódiciendo, “¿No sabes que el obedecer es mejor que los sacrificios, y elprestar atención que la grosura de los carneros? El oro y la plata son Míos.¿En realidad necesito tus donaciones para construir iglesias? ¿No hay yamuchas de ellas? ¡Pero pocos son los predicadores que en realidad vivenpor el evangelio! Lo me falta ahora es ti—tu espíritu, alma y cuerpo—paratestificar por Mi palabra con tu vida en esta generación obscura y perversa.”

La voz del Señor siguió sonando en mis oídos. Estaba bien claro. “O mialma,” dije. “¿Por qué sigues luchando y rechazando obedecer?” Sin em-bargo, al mismo tiempo, seguí resistiendo el Espíritu, tapándome los oídoscon mis manos, como Jonás tratando de huir del llamado del Señor. Pero el


Señor es misericordioso y clemente. Él no me dejó ir por mi camino, perousó circunstancias raras para hacerme saber que estaba llamándome.

Pasé mucho tiempo en las clases Bíblicas nocturnas donde Dios mehablaba por medio de Su siervo, un viejo pastor. (Después, Dios usaba estepastor para profetizarme. Sus profecías ya fueron todas realizadas mástarde.) El viejo pastor usualmente compartía con nosotros la abundantegracia de Dios que él había experimentado. Nos contaba las dificultadespor las cuales pasó durante los muchos años de su ministerio. Tambiéntestificó de la protección y salvación del Señor. Sus testimonios muchasveces me conmovían en lágrimas. Me sentí mal porque yo no amaba alSeñor lo suficiente.

Una ocasión, este viejo pastor habló sobre el camino de la fe. Nos dijoque cuando Abraham fue llamado por Dios para que dejara Ur, él no teníaidea adónde iba. Pero porque creía en la promesa de Dios, se fue como fueinstruido. Debido a su fe, Dios después lo bendijo y lo hizo padre de Israel,Su escogido. Y las naciones de la tierra fueron benditas en él (véase Gn.12:1–4).

Este mensaje me dejó una profunda impresión. Sabía que esta era lapalabra de gracia para mí: Si pudiera seguir el ejemplo de Abraham, hacercomo Dios me ordenó, y no tener dudas, Dios también me bendeciría engrande. Pero fui desobediente y no quise obedecer la voluntad de Dios. Poreso, Dios tuvo que usar gente de muchos países extranjeros para lograr Suplan. Él se tomó la molestia para ganarse a una indigna persona como yo.

Mis películas en esos días eran un éxito en varios países, y mi carreraestaba aumentando. Recibía más y más ofertas. Las producciones en variosproyectos estaban avanzando, y yo iba a protagonizar el papel principal enalrededor de doce de ellas. Pero de repente, algo inesperado pasó—mispelículas fueron prohibidas en varios mercados de los países extranjeros.

La bofetada sorprendió a mis productores. Vacilaron en producir mispelículas, pendiente de nuevos desarrollos. Pero supe claramente que estaera la mano de Dios. Él usó este incidente para detenerme de actuar. Yo


sabía que no podía ya más desobedecerlo, no sea que provocara Su ira.Pero todavía tuve varias películas pendientes que completar, las cualesrequerían algún tiempo. Al fin de agosto 1959, yo estaba rodando los exterioresen Macao por mi última película.

Antes, siempre que estaba rodando los exteriores, me pasaba mi tiempolibre en salones de baile y casinos donde perdía mucho dinero. Pero despuésque nací de nuevo, nunca más fui a esos lugares. Durante mi visita a Macao,quise asistir a los servicios de iglesia. Por eso, doy gracias a Dios por mandaruna gran tormenta un día para que no pudiéramos continuar con la filma-ción. Era el propósito de Dios llevarme a una iglesia donde pudiera dar mitestimonio. El día siguiente, hizo buen tiempo, y al acabar filmando, volvi-mos a Hong Kong.

En los primeros de septiembre, recibí una carta del anciano y pastor dela iglesia en Macao. Al leerla, supe que el Señor estaba previniéndome unavez más por medio de Sus siervos. Era una franca y sincera carta, con cadaenunciado atravesando mi corazón como una espada de dos filos. La cartaera muy larga, así que compartiré con ustedes las partes más importantes:

Hermana Kong Duen-yee: 9 de septiembre de 1959

Agradecemos a Dios por haberle traído hacia nosotros para tenercomunión juntos. Su testimonio nos impresionó mucho. Llegamos arespetarle, simpatizar con usted y amarle más en Cristo.

Durante los últimos días, hemos estado orando con angustia porusted. Durante la oración, sentimos la obligación de guiarle y alertarle.Por eso, después de mucha consideración, decidimos escribirle estacarta. Juzgando por el crecimiento de su vida espiritual y su progresoen su dedicación espiritual, creemos que podrá aceptar nuestrasdirectas y francas palabras en esta carta. También pensamos que estacarta le beneficiará y edificará, y le traerá grandes bendiciones. Poreso, estamos escribiendo esta carta—para decirle lo que hemos visto yoído en el Señor con toda honestidad.


Por su testimonio, estamos convencidos que usted ha nacido denuevo y sido salva. Lamentablemente, hasta ahora, nadie le haaconsejado y guiado a seguir sobre este camino a la santificación yvictoria. Consecuentemente, su vida espiritual sigue en una etapadescrita en Romanos capítulo 7—una vida de constantes luchas entreel Espíritu y los deseos de la carne. Esto es una pena. Pero esto no essorpresa, porque cada cristiano tiene que pasar por esta fase. Elcapítulo 8 del mismo libro indica el camino a la santificación—andarconforme al Espíritu, no conforme a la carne, en todas las cosas. Porquesolamente cuando andamos conforme al Espíritu podemos llevar unavida de victoria.

Usted testificó que después de su conversión, le pidió muchas vecesal Señor que le sacara del mundo del cine, pero pensó que la voluntadde Dios era más alta que la suya. Usted pensó que todavía podíabrillar por el Señor ahí y guiar a sus compañeros hacia Él. Sin embargo,en su testimonio, usted no mencionó explícitamente lo que la voluntadde Dios era para usted. De nuestras propias experiencias, podemosver que simplemente usted está tratando de defenderse usted misma yque su explicación es solamente una excusa de su poca disposición deobedecer la voluntad de Dios.

Creemos que aun ahora, usted sigue en un dilema sobre su carrerade actuación. Usted tiene miedo de que si la deja, enfrentará un futuroincierto. Y si sigue, no tendrá paz en el espíritu. ¿Es la voluntad deDios de que usted siga actuando y predicando al mismo tiempo? Hemosorado y pensado profundamente, y pensamos que Dios nunca puedeestar equivocado. La voluntad de Dios nunca contradice los principiosde la Biblia.

La actuación es su profesión. ¿Debe dejar su profesión puesto queha sido convertida? Absolutamente. Qué piensa de lo siguiente: Paraaquellos que trabajan en casinos o clubes de baile, o aquellos quevenden cosas para adorar ídolos, ¿deben dejar sus trabajos despuésde aceptar al Señor? Puede decir que ellos pueden quedarse en eltrabajo para testificar a sus compañeros y traerlos al Señor. Pero,


¿serán poderosos y efectivos sus testimonios? Si ellos mismos están ensuelo tembloroso o en arena movediza, ¿cómo pueden salvar a otros?

Tenemos un amigo el cual su trabajo era predicar en un teatrousando ayudas audiovisuales. Pero las películas mostradas ahí amenudo enseñan sexo y violencia. Como resultado, su predicación noera efectiva, y la situación lo afligió mucho. Finalmente, se decidió endejar su trabajo, aun si significaba desempleo.

Usted dice que Dios le ha liberado del barro. Puesto que Dios lesacó del barro, Él no quiere que caiga en él otra vez. Usted ha confesadoque el mundo del cine es malo, lleno de pecados, sucio, y como unatrampa. ¿Por qué, entonces, le permite (a sí misma) caer en él otravez? Cuando dio su testimonio en nuestra reunión, mucha gente fueprofundamente tocada por él. Tristemente, recientes periódicos enMacao han estado presentándole en su vieja personalidad. La gentesólo le conoce a usted como la superestrella “Mui Yee” en vez de KongDuen-yee quien ha nacido de nuevo y ha recibido la vida de Cristo.

No recomendamos a los cristianos que vayan al cine, porque nadiepuede ser edificado o transformado por ver películas. Al contrario,muchos tropezarán. Usted dice que su cuerpo ha sido redimido por elSeñor por un gran precio, y que por eso, glorifique a Dios en su cuerpo.Querida hermana nuestra, cuando protagoniza diferentes papeles enlas películas, se ha preguntado esto alguna vez: “¿Estoy glorificandoal Señor, o deshonrándolo?” ¿Ha considerado si su atavío, diálogo ygesto en la pantalla, edifica o tropieza a otros? Supongamos que se lepide hacer el papel de una bailarina, una fiestera o prostituta, o fumaro arrodillarse ante un ídolo. ¿Se lo rehusaría? ¿Cómo es que los hijosdel Señor, teniendo un estado santo y glorioso, se envuelven en cosastan sucias por ganarse la vida? Por esto su testimonio no es tan efectivocomo debería ser.

Nuestra querida hermana, en realidad creemos que Dios le ha usadoy le usará aun más en el futuro. Si deja la actuación, hay otras manerasde traer a sus compañeros a Cristo. Lleguemos al punto: Sería muy


peligroso para usted continuar siendo una actriz. Dios no permitirá aSus hijos quedarse en un ambiente sucio por las siguientes razones:

1) “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugaressecos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa dedonde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va,y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y elpostrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.” (Lc.11:24–26)

2) ¿Es la puerca lavada sólo para revolcarse en el cieno otravez? (2 P. 2:22)

3) ¿Puede un perro vuelve a su vómito? (2 P. 2: 22)4) La voluntad de Dios es que seamos santificados y que se

aparten de fornicación. (1 Ts. 4:3)

Pudiera decir que no puede dejar su profesión inmediatamente porrazones financieras. Pero en este camino de fe, si no dejamos lo viejo,Dios no abrirá nuevos caminos para nosotros. El paño nuevo no sehizo para remendar vestido viejo, tampoco el vino nuevo fue hechopara odres viejos. Usted sabe muy bien que su carrera de cine essucia y llena de pecados. Si no la abandona, Dios no abrirá nuevoscaminos para usted. Además, debería de saber que las películas queusted hace, terminarán dañando y tropezando a otros.

Querida hermana, le amamos y de verdad le comprendemos a usteden Cristo. Pero nosotros, como pastor y anciano, debemos ser sincerosy decirle lo que está en contra de las escrituras y dañino para usted.

Hemos servido al Señor por muchos años y hemos visto la caída demuchos siervos y siervas de Dios. Debido a un poco de mal comporta-miento y desobediencia por su parte, el poder de Dios se apartó deellos. Eran como Saúl a quien Dios desechó, o como David el cual sufornicación le dejó una marca permanente. Por supuesto, el Señor haperdonado todos los pecados que cometimos antes de venir a Él. ¿Peropodemos seguir viviendo en pecado?


Su celo y sinceridad, como se vio en el repartir folletos evangélicos,en el traer gente a Cristo, y en no tener vergüenza del evangelio, sondignos de elogio. Si una persona quiere ser usada grandemente porDios, debe ser limpia de impurezas y impiedades. (véase 2 Ti. 2:21) Diosquiere usarle, pero Satanás no quiere dejarle en paz. ¿Así que, que vaa hacer? Creemos que si renuncia para siempre su carrera profana yencomendar su futuro y su familia entera a Dios, permitiéndole a Dioscargar con todas sus responsabilidades, seguramente tendrá un granfuturo. Porque el Señor se responsabilizará en total por usted.

Esperamos que limpie su vida y comienza de nuevo. El Señor sea suComandante y Proveedor para que sus hijos también lleguen a conocerel amor de Dios. Tal vez el Señor quiere que lleve una vida simple,viviendo la vida cotidiana sin sus lujos y comodidades presentes. Imitea Pablo quien lo consideró todo como basura a fin de ganar a Cristo.Y para ganar a Cristo, debemos pagar un gran precio.

Finalmente, le pedimos que nos perdone por ser tan francos. Noteníamos otra alternativa, porque creemos profundamente que Diostiene Su propósito en darnos la oportunidad de conocerle y escribirleesta carta. Ojalá sea sabio, que comprenda esto, y se dé cuenta del finque le espera (véase Dt. 32:29). Que su vida sea una carta real derecomendación, para que Su nombre sea glorificado. (véase 2 Co. 3:2–3). Que usted llegue a ser una mujer grandemente bendecida.

¡Nuestros mejores deseos por un futuro brillante y feliz!(Firma)

Los siervos del Señor

Queridos amigos, ¿no me dio a conocer Dios Su voluntad? Hasta mispensamientos despreciables y preocupaciones fueron expuestos. ¿Qué máspuedo decir? Mi corazón lloró como el de Pedro: “O mi Señor, ¡apártate demí; soy un pecador!”

Entonces el Espíritu Santo reveló en mi corazón la crucifixión del Señor.


Vi cómo le escupían a Él, y cómo fue maldecido, azotado, despreciado yhumillado por pecadores. Vi la corona de espinas sobre Su cabeza, las marcasde los clavos en Sus manos y pies, la herida de la lanza en Su costado, y lasangre y agua broteando por Su cuerpo. ¿Cómo podía seguir amando almundo y fallarle a Él? Él había sido tan paciente, esperando por largo tiem-po para ganar mi corazón. ¿Cómo podía seguir rechazándolo? Entristeciday avergonzada, me postré a Sus pies en llanto, confesando mis pecados ypidiéndole Su perdón. Ante el Señor, decidí renunciar al mundo, ser Su virgenpura y tomar mi cruz para seguirlo, pase lo que pase en el futuro.

No supe muy bien qué pensar sobre el asunto. Necesitaba a alguien conquien hablar, ¿pero quién? Oré para que el Señor me ayudara a través dealguien quien fuera espiritualmente mayor. El Espíritu Santo me urgió abuscar al viejo pastor, por el cual yo tenía un gran respeto, pero Satanás medetuvo muchas veces. Sin embargo, aun en este asunto pequeño, podía verSu tierno cariño.

Una mañana, me sorprendí y alegré de ver al viejo pastor venir a vermea mi casa. Me dijo que en sus muchos años de ministerio, él nunca habíavisitado el hogar de ningún cristiano. Pero me visitó porque el Espíritu Santole dijo repetidamente que yo tenía problemas. Vino a orar por mí aunqueestaba enfermo él. También me trajo el mensaje de Dios. Dijo que él sabíaque Dios me había escogido de verdad en esta época, que Él proveeríatodas mis necesidades hasta el final, y que nunca fallaría. Por la palabra delSeñor, mi fe se fortalecida grandemente y mi corazón se llenó de gozo.Entonces resolví nunca escaparse de Su llamado jamás.

El 21 de septiembre de 1959, el Señor hizo una gran obra en mí. Ese día,protagonicé una escena donde accidentalmente caí en el mar mientras tra-taba de atrapar un tesoro. Mediante esta escena, Dios terminó mi carreracinematográfica. Cuando caí en el agua, mi nombre profesional “Mui Yee,”el cual había usado por veinte años, fue enterrado en el mar. Cuando salí delagua, le dije alegremente a mi Señor, “¡Aleluya! O Señor, de aquí en ade-lante, ya no vivo yo.”

Después que la última escena fue tomada, anuncié a mis compañeros


mi decisión de dejar la pantalla grande. No me creyeron, y descartaron mianuncio como una broma. No planeé dejar saber mi decisión a la prensaporque no la quería publicada. Sin embargo, Dios quería glorificar Su nom-bre, así que incitó a los medios de comunicación de Hong Kong y Kowloon.

¡De verdad fue maravilloso! Como mencioné antes, algunos países ha-bían prohibido mis películas hace varios meses. Pero unos días después queanuncié mi reclusión, la prohibición de mis películas fue levantada. Al oír lanoticia, mis productores vinieron a mi casa, esperando que renovara con-tratos viejos y a hablar conmigo para terminar las películas que habían de-tenido. Pero cortésmente decliné todas sus ofertas, y formalmente les dejésaber mi decisión de terminar mi carrera de actuación y servir a Dios detiempo completo. Sólo entonces se dieron cuenta que hablaba en serio dedejar mi carrera de actuación. Algunos productores todavía me hicieronofertas tentadoras de hacer algunas “películas de despedida,” asegurandoque serían completas muy pronto. Mi familia también me rogaba que lasaceptara. Creían que era una gran oportunidad de hacer dinero en cuestiónde meses, y que el Señor no me culparía si retrasaba mi consagración porun rato. Pero sabía que estas circunstancias eran dirigidas por Dios. Si no,las ofertas no hubieran llegado como una coincidencia.

También estaba consciente de las trampas de Satanás para impedirmede servir a Dios. Él estaba tratando de tentarme con riquezas. Dios tambiénme probaba para ver si mi amor por Él era verdadero. Me di cuenta que serescogida por Dios era la bendición más grande. Si yo la dejaba pasar, laoportunidad no vendría otra vez. Si me arrodillaba a Satanás por el dineroahora, tenía miedo que Dios no me usaría después. Agradezco a Dios porlibrarme de tentaciones entonces. Cerré mi corazón a Satanás; a Satanásdije “¡No!” Pero a mi Señor, dije “¡Sí!”

Noticias de mi consagración se propagaron por todo Hong Kong rápida-mente y en el Sudeste Asia. Periódicos principales trataron de ser el prime-ro para reportar las noticias. Los periodistas trataron de conseguir entrevis-tas conmigo, pero Dios me dijo que no viera a ninguno de ellos. Comoresultado, sólo podían adivinar la razón de mi reclusión. No podían entenderpor qué escogí dejar la actuación, porque hombres de carne y sangre no


entienden las cosas espirituales. Los periódicos estaban llenos de especula-ción. Algunos pensaron que mi decisión era el resultado de una relaciónamorosa que falló. Otros pensaron que yo fui prudente al renunciar en elauge de mi carrera. Aun hoy, el medio todavía especula sobre mí. Esto escomprensible. Estos periodistas no conocen al Señor Jesús, ¿entonces, cómopueden comprender el amor de Cristo?

Aunque las opiniones estaban mezcladas, los titulares de noticias decíanmás o menos lo mismo: “La Actriz Mui Yee Deja Su Carrera Cinematográ-fica para Ser Misionera del Evangelio de Jesucristo.” Cuando leí esto, mereí. ¿Cómo podía yo estar capacitada para ser una misionera? ¿Era tanfácil? Todo lo que quería era que Dios me usara para testificar por Él. Peroahora que se ha cumplido, me maravillo de la obra de Dios. Él planeó usarla prensa para dar a conocer al mundo sobre Su llamada especial en mí.Muchos admiradores lloraron, y muchos de mis amigos se apenaron por mí.Pero no importa cómo vieron mi decisión, di gracias a Dios por darme estagran bendición, la cual nadie podía quitar de mí.

Empecé una nueva vida. Al principio, no tenía experiencia viviendo porfe. Y naturalmente, no conocía las riquezas de Su gracia. Yo estaba un pocopreocupada. Había dejado el círculo del cine, y por supuesto no podía vol-ver atrás. Sin embargo, mientras miraba hacia el futuro, no pensé que seríaposible sobrevivir sin una fuente de ingreso. Pensé que debía conseguir untrabajo, para que pudiera sostenerme mientras testificaba por el Señor.

Pensé en un plan. Tal vez podía dirigir un servicio de guardería infantil.Entonces podría predicar el evangelio a los niños y a sus padres. O a lomejor podía abrir una pequeña fábrica de ropa. Entonces traería a los tra-bajadores a Cristo. O podía abrir un restaurante, para que los clientes apren-dieran acerca del evangelio. Pensé que todas estas ideas eran buenas. Des-pués de todo, mi sólo propósito era predicar el evangelio y glorificar elnombre de Dios. Pero no estaba segura de lo que Dios quería que hiciera

Todos los días, desde el amanecer hasta el atardecer, estaba ocupadavisitando fábricas y buscando tiendas, escuelas y demás. También fui conmuchos hermanos y hermanas en Cristo por consejo. En el amor del Señor,


me ofrecieron algunas buenas sugerencias, pero ninguna estaba en la vo-luntad de Dios. Estuve más indecisa y confundida que nunca. De hecho,nadie sabía que Dios tenía un propósito más alto en mi, que Él quería darmela bendición más alta de todas—ser Su sierva. Eso nunca me pasó por lacabeza.

Un día, el Espíritu Santo me reprendió: “ ‘¿Y tú buscas para ti grande-zas? No las busques; porque he aquí que Yo traigo mal sobre todacarne,’ ha dicho Jehová; ‘pero a ti te daré tu vida por botín en todoslos lugares donde fueres.’ ” “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santode Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y enconfianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis” (Jer. 45:5; Is. 30:15).Al escuchar estas palabras, inmediatamente vine ante Dios y oré por Sudirección. Entonces me llevó a la casa de Su siervo, el viejo pastor. Cuandole dije de mis planes, se opuso inmediatamente. Por medio de él, Dios medijo: “Dios te ha escogido entre millones de gente—no para abrir una tiendao restaurante o ninguna cosa así. Nada de esto podría glorificar el nombrede Dios. Sin embargo, Su nombre será grandemente glorificado si tú, unaestrella de cine, abandona todo el glamour mundano y dedicar todo su tiempoa predicar el evangelio de Jesucristo.” Él tenía razón. Yo sabía que no debíadecepcionar a Dios porque se había esforzado mucho en mí. Pero yo todavíacreía que era imposible, pensando que yo ni tenía estudios superiores nitampoco entrenamiento teológico. ¿Cómo podía ser un ministro?

El viejo pastor sabía mis dudas. Así que me animó, diciendo, “El entre-namiento teológico no es requisito para ser llamada por Dios para hacer Suobra. Si Dios quiere usar a una persona, Él lo enseñará. El Espíritu Santo esel mejor maestro, mejor que cualquier profesor de colegio teología. Ade-más, no todos los estudiantes de teología son escogidos por Dios para serSus vasos.” Pero le dije, “Pero esto va a ser muy difícil para mí. ¿Cómodebe predicar? ¿Quién me invitará a predicar?” Y él agregó, “MientrasDios la use a usted, eso es todo lo que cuenta. Él será responsable de abrirlas puertas del evangelio para usted. El mensaje que usted debe predicar esel testimonio de su vida, porque este es trabajo de Dios mismo. Dios usarásu testimonio para proveer sus necesidades por el resto de su vida.”


Cuando partió, yo todavía estaba confundida. No comprendía cómo Diospudiera usar mi testimonio para proveer mis necesidades por el resto de mivida. ¿Y cómo me usaría Dios? ¿Cómo va a proveer Dios las necesidadesde mi ministerio? Yo no tenía la respuesta entonces. Con el tiempo, sinembargo, Dios contestó mis preguntas una por una. Dios es de verdad fiel.Las promesas que Él me hizo por medio de Su viejo siervo fueron todasrealizadas. Dios después mandó a aquel pastor a verme algunas veces ytodo lo que me dijo se hizo realidad.

Aunque yo había escuchado las palabras de Dios, todavía no me queríadejar la idea de comenzar un negocio. Una de las razones era que mi fe eramuy débil, y no estaba preparada para entregarme a Dios. La otra razónera mi orgullo. Desde mi juventud, ganaba dinero para ayudar y proveerpara otros. Heriría mi orgullo si yo, como misionaria, tuviera que aceptarayuda de otros en el futuro. Si pudiera empezar un negocio para aseguraruna vida estable y predicar durante mi tiempo libre, ¿no sería más respetable?Después de todo, Pablo hacía tiendas por un tiempo mientras predicaba.¿Por qué no puedo yo?

Todas las excusas eran para proteger mi orgullo. En realidad, Dios mehabía escogido para orar y predicar con toda atención. Cualquiera puededirigir un negocio o escuela. Pero no todos pueden predicar el evangelio. Enlos últimos días, Dios necesita urgentemente a gente que está dispuesta atrabajar por Su reino con todo su corazón, mente y fuerza. Por eso Él tuvoque tratar conmigo severamente en ese tema. Primero, Él tuvo que vencermi hombre viejo (estima de sí mismo, soberbia, egoísta, confianza de símismo, compasión del sí mismo, e hipocresía). Él no me usaría hasta queobedeciera completamente Su voluntad.

En el pasado, yo solía confiar en mi sabiduría, métodos y riquezas. Sinembargo, estos no eran más que una cisterna rota, la cual no podía reteneragua. Solamente Dios es una fuente viva de provisión sin final. Bienaventu-rado aquel que confía en Él. ¿Pero cómo me hizo comprender Dios Suconfiable poder y fidelidad? Primero, removió todas las cosas no confiablesy cosas mundanas las cuales yo pensaba que podía depender de ellas. Éltenía Sus maneras únicas de tratar conmigo, maneras más allá de las


expectaciones humanas.

Gané mucho dinero como actriz, pero también gasté mucho dinero enentretener amigos. Me gustaba jugar, y frecuentemente estaba fuera decontrol. También gasté una gran suma en gastos médicos debido a mi malasalud. Por eso, tenía pocos ahorros al momento de mi consagración. Habíaprestado algo de mi dinero a amigos y parientes sin interés y prometierondevolverme. También había invertido parte de mi dinero en acciones. Ensuma, hubiera sido bastante para comenzar un negocio, pero los préstamosgrandes que hice nunca me los pagaron. Y Dios no me permitía presionar-los para que me pagaran. Como resultado, tuve que abandonar mis planesde negocio. En ese tiempo, no entendía por qué Dios tenía que tratar conmi-go de esta manera. Después, comprendí que este era el preludio de Su granbendición por mí.

Dios quería mostrarme que Él, solo, es la seguridad de mi vida y miayuda. Él no me permitía depender de mi dinero o inversiones. Porque esDios quien me alimenta. Él quería que aprendiera la lección más profundade renunciar todas las cosas voluntariamente, que tuviera ningún deseo devolver al mundo. Él nunca me obligó. Él deseaba que yo hiciera las cosaspor mi voluntad. Siempre que yo estaba dispuesta, Él venía a mi ayuda.

Un día, Dios me dijo que destruyera todos mis certificados de acciones,recibos de préstamos y aun mi póliza de seguro de vida la cual tenía undividendo por venir. ¡Gloria al Señor! Tal como que Él me había perdonadomis deudas, también me hizo que perdonara a mis deudores. De ahí enadelante, no me atreví a pensar en el dinero que había prestado. (De hecho,lo olvidé totalmente.) Le dije al Señor firmemente que nunca más depende-ría del dinero, sino sólo que miraría a Él, dependería de Él y obedeceríatodas sus órdenes. Nunca más me atreví a rechazar hacer lo que Él quisiera.Un poco después, me ayudó a deshacerme de mi carro, joyas, abrigos depiel y bellos vestidos. Lo único que me quedó fue una pequeña casa, la cuales ahora un lugar de reunión. Ofrecí esta propiedad a Dios cuando el Señorme instruyó comprarla en la primavera de 1959. Pertenece a Él, no a mí.Agradezco a Dios por bendecir grandemente y usar este pequeño lugar, ypor confiarlo a mi cuidado. Él tuvo misericordia de mí y de mis hijos. Ahora


vivimos aquí en paz. De esta experiencia, vine a conocer esta verdad: Cual-quier cosa que sea hecha para el Señor no es en vano, sino últimamenteresultará ser nuestra ganancia.

Después que Dios trató conmigo totalmente, Él empezó a derramar Susbendiciones sobre mí. En los ojos del hombre, yo era tonta y parecía habersufrido una pérdida. En los ojos de Dios, fui bendita y yo gané. Si Él quitaalgo que consideramos bueno, lo reemplazará con más y mejores cosas.¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! Fui arrancada de cada posesión cuando empecé aseguir a Jesús y vivir por la fe. Pero desde entonces, el Señor ha estadoayudándome, cuidando de mí, y proveyendo para todas mis necesidades ymás. Y pronto después, Él abrió las puertas para que yo predicara el evan-gelio. Él siempre me usó para predicar el mensaje de la fe. Multitudes degente recibieron Su gracia como resultado de mi testimonio.

¡Estoy agradecida al Señor Jesús, el Salvador! No solamente me salvódesde la esclavitud del pecado, fama y riqueza, sino también del mundo dematerial. En el pasado me preocupaba mucho por los contratos que meofrecían, y siempre negociaba por más dinero. Pero cuando pensé en nues-tro Señor, quien, siendo el más alto y santo, honorable y glorioso, se humillóa Sí mismo y vino al mundo a servir al hombre, yo estuve dispuesta a seguirSus pasos y llegar a ser una humilde sierva.

Yo solía gastar mucho dinero, tiempo y esfuerzo en ropa de moda, per-fume, peinados y demás. Pero estas cosas ya no me atraen más. La gentejuzga a una persona por su apariencia. Prestan mucha atención a lo super-ficial, negando el hombre interior. Sin embargo, Dios ve el corazón. Cual-quiera que está sin la vida y santidad de Cristo es un cadáver ambulante,aunque por fuera se vea muy bien vestido.

Ahora llevo sólo un simple vestido. Mantengo mi cabello lacio y natural.Deseo ser adornada con santo ornamento de un espíritu afable y apacible.Solía manejar un gran coche para mostrar mi riqueza. Pero ahora viajo porautobus, y me siento libre. Cuando pienso en el Señor quien tuvo que cami-nar bajo el sol caliente cuando iba a Samaria para predicar a una mujer,creo que estoy mejor situada que Él.


Como todas las otras actrices de cine, tenía miedo de hacerme vieja.Ahora siento que siempre estoy joven en Cristo. Las arrugas en mi cara yel cabello canoso en mi cabeza ya no son una amenaza para mí. Decía esteproverbio Chino famoso: “Las bellas, no soporten las canas.” Pero ahora,mi sólo deseo es que sirva al Señor hasta mi cabeza se llena de canas, puesla cabeza canosa es corona de gloria. (véase Pr. 16:31, LBLA) “Pero cuantascosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amorde Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida porla excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor delcual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”(Fil. 3:7–8).


Capítulo 5

Predicando la Palabra de vida

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si unomurió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para quelos que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitópor ellos. (2 Co. 5:14–15)

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, quepresentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,que es vuestro culto racional. (Ro. 12:1)

Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instru-mentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios comovivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instru-mentos de justicia. (Ro. 6:13)

Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin manchaen medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cualresplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra devida. (Fil. 2:15,16)

Estoy ahora haciendo un diferente tipo de representación al escenario;he llegado a ser espectáculo a los ángeles y a los hombres. El escenariopara este extraordinario espectáculo es tan grande como el mundo mismo.El director de este espectáculo es el único y verdadero Dios quien hizo loscielos y la tierra y todas las cosas que en ellos hay. Por Su misericordia,Dios me ha escogido a mí, una mujer indigna, para predicar Su poderosapalabra de vida. ¡Qué gran bendición! Él abrió la puerta para que predicaraSu salvación en capillas, escuelas, hospitales, fábricas, y por todas partesde Hong Kong y Macao. Él usó mi vida para testificar por Su gloriosa y

Predicando la Palabra de vida 295

poderosa verdad. Me he convertido en un milagro viviente de Su gracia,mostrando cómo mi Salvador maravillosamente me había salvado, sanado,cambiado, llamado y escogido; cómo Él me apoyó y enseñó, moldeó, llenó,y usó.

Mucha gente está asombrada por la forma que mi vida ha cambiado.Aun yo me maravillo de los milagros que Dios ha hecho en mí. Aparte delTodopoderoso y Altísimo, ¿quién más puede hacer que una persona queestaba muerta en pecados, viva otra vez? ¡Soy tan indigna! ¿Quién soy yopara ser tan bendita por Dios? ¡Dios ha hecho esta sagrada obra para quela gente en esta perversa generación se de cuenta que el Señor Dios estávivo y es nuestro Salvador! Entonces se apartarán del pecado, arrepentirán,y creerán en el evangelio.

De verdad me arrepiento de haber dado mi cuerpo en el pasado a Sata-nás como un instrumento para matar almas. Con todas las películas quehice durante los años, no sé cuántos admiradores les había hecho daño(véase El daño de las películas mundanas). Pero doy gracias a Dios porSu gracia. Ahora Él me ha liberado para consagrar mi cuerpo como uninstrumento para ser usada por Él para salvar almas. Por medio del evangelioque he predicado por años, incontables almas han sido salvas. Mis dosdiferentes condiciones mencionadas arriba son justo como dice la Biblia:“¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora osavergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéissido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestrofruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Ro. 6:21,22).

Aquí está una historia de cómo Dios me llevó a predicar. Es algo intere-sante: Al principio, nadie me invitaba a predicar, pero Dios me dio oportuni-dades de aprender cómo servirlo en mi hogar. Había mencionado antes,que en marzo de 1959, Dios me dejó comprar esta suite en 7, AvenidaSoares, 5º piso. (Ya había hecho un depósito para una hermosa casa, peroDios me detuvo de muchas formas, y en vez de eso, me hizo comprar estelugar más modesto y práctico. Perdí dinero debido a esto, pero había lahermosa intención de Dios.) Ofrecí esta suite a Dios pero no sabía cómo Élla usaría en los días por venir.


En mayo, mi familia entera se mudó a este nuevo lugar, y el EspírituSanto me recordó guardar la promesa que le había hecho a Dios. Así queen el nombre del Señor, comencé una reunión de evangelio en mi casa.Cada jueves por la noche a las 8:00, invitaría a amigos de todas partes aorar, alabar y adorar a Dios. Había como 20 o 30 de nosotros reunidosjuntos. Siempre tocábamos cintas de varios sermones edificadores. Peroporque todos solamente podían oír la voz, y no veían al predicador, muchosse dormían a la mitad de la reunión. Esto continuó hasta septiembre delmismo año cuando me ofrecí para servir a Dios a tiempo completo. Entonces,por medio de un pastor, Dios me dijo que fuera responsable por los sermo-nes y aprendiera a predicar de la Biblia.

Todavía recuerdo qué tan difícil fue para preparar mi primer mensaje.Yo no sabía confiar en Dios en ese entonces; sólo sabía usar mi propiopensamiento para preparar los escritos. Estaba tan ansiosa la noche anteriorde la reunión que no podía dormir. Doy gracias a Dios por Su misericordia,porque Él gradualmente me enseñó a orar y confiar en Él. Después, yodaba sermones sin escritos, y el ministerio ya no era más una carga paramí. De primero, no tenía colaboradores, así que yo sola tenía que guiar loshimnos, tocar el órgano, darles la bienvenida a los hermanos y hermanas,guiar la oración, y predicar después. Después, Dios preparó colaboradorespara ayudarme.

Nuestros servicios empezaron con solamente 30 o 40 personas. Estenúmero pronto creció y excedió 100. Por eso removí las paredes de entredos cuartos y establecí un sistema de sonido. El pequeño lugar se convirtióen una pequeña iglesia con capacidad de 140 personas. Algunas veceshabía hasta 300. El piso estaba tan lleno que hasta los cuartos, la cocina, losbaños, el balcón, y los escalones estaban llenos de gente. Esta suite está enel 5º piso (sin ascensor en el edificio), y muchos de los que asistían lasreuniones eran mujeres ancianas en sus 60s y 70s. Dios de verdad bendijoeste pequeño lugar y lo hizo un lugar de bendición.

Durante los primeros dos años, mucha gente volvió al Señor, así quehicimos arreglos para que algunas denominaciones los pastorearan. Mu-chos que estaban en dificultades y penas fueron confortados, los enfermos


fueron sanos, y los que estaban fríos espiritualmente fueron revividos. Diosha continuado usando este lugar y agrandando sus límites.

Dios también me llevó a visitar pacientes en varios hospitales. Ahí, orabapor ellos y pasaba publicaciones evangélicas. Los hospitales no me invita-ron, pero el Señor me mandó ahí para aprender mis lecciones espirituales.Él me hizo ver cosas que nunca había visto o imaginado antes, todas lascuales me conmovieron en grande para predicar después.

Al ver los pacientes que estaban en fase terminal por la primera vez, mehizo sentir como si estuviera en una esquina del infierno. No podía aguantarverlos en dolor y desesperación. Sus sufrimientos y quejidos me entristecie-ron profundamente. Aunque no los conocía, el amor de Cristo me conmovióque acercarlos. Cuando pensaba en cómo sus preciosas almas estaban tancerca del lago de fuego, yo no podía quedarme parada y mirar sin hacernada. Así que ignoré el mal olor y el miedo de contraer sus enfermedades yme acercaba a ellos para hablar en sus oídos. Les decía del único Salvador,Jesús.

Muchos de los pacientes estaban semiconscientes y no podían hablar,pero cuando oyeron que se va al cielo o al infierno (para recibir vida eternao muerte) y depende completamente de lo que se cree en esta vida, move-rían sus cabezas para mostrar que están dispuestos a aceptar la salvación.Algunos hasta se esforzaron a orar en voz alta conmigo al confesar suspecados ante el Señor. Ellos estaban a punto de ir al lago de fuego, peroantes de irse, oyeron el evangelio, se arrepintieron y creyeron. Al final,fueron llevados al glorioso hogar del Señor Jesucristo. Aunque ya no tendríala oportunidad de verlos otra vez en la tierra, creo que los veré en el cielodonde cantaremos nuevos cantos juntos para alabar a Dios.

En cada hospital siempre hubo un grupo de enfermeras, empleados, ypacientes quienes me reconocían como la estrella de cine con que deseabanconocer cara a cara. Se sorprendieron de verme en simple vestidura ypredicando el evangelio de Cristo en vez de ser la figura sofisticada queellos siempre habían imaginado. Cuando escucharon a mi testimonio decómo el amor del Señor me había salvado, muchos se conmovieron a llorar


y se arrepintieron. Orando en voz alta, confesaron sus pecados y aceptarona Jesús como su Salvador. Les dije que cuando el Señor Jesús estaba en latierra, Él predicó, sanó enfermedades, echó fuera demonios, y resolvió losproblemas del hombre. Al escuchar eso, algunos de ellos me pedían queorara por ellos. Estaban preparados para aceptar la sanidad de Cristo conuna fe simple y sincera. Dios hizo muchas grandes cosas por medio de Sumisericordia, fidelidad, poder y gloria. Mucha gente fue sanada por Diossegún la fe y necesidad de cada uno. ¡Glorificado sea Su nombre!

Por medio de estos encuentros, Dios fortificó mi fe y me dejó ver elpoder del evangelio y las necesidades de la humanidad. Desde entonces,dondequiera que predicaba, pondría mis manos sobre los enfermos y oraríapor ellos. Este es el honorable ministerio confiado a mí por Dios. El EspírituSanto también trabajó conmigo cuando oré por los enfermos. Los testimo-nios de los que fueron curados crecían diariamente, demostrando que miSeñor Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos—¡Él nunca cambia!

Mucha gente en el hospital pensó que era una pena que no pudieronverme más en la pantalla. Les expliqué, diciendo, “El cine y entretenimientoson como flores y hojas. Aunque pueden complacer los ojos de los hombrespor un momento, no pueden resolver los problemas de la vida. El evangelioes como una fruta dulce, satisfaciendo las necesidades de la vida. Les traea ustedes la vida de Cristo, quien puede perdonar sus pecados, salvar sualma, consolarles, sanar sus enfermedades y ayudarles en momentos denecesidad.” Entonces estuvieron de acuerdo.

Después de haber visitado los hospitales algunos meses, Dios me man-dó a muchos otros lugares a predicar. Ya no tuve entonces, la oportunidadde visitar a aquellos pacientes otra vez. Sin embargo, nunca olvidé sus caraspálidas y sufridas en mis oraciones cada mañana. Rogué a Dios que revi-viera a todos los médicos y enfermeras en todo el mundo, que pertenecierona Cristo, que predicaran a sus pacientes. Después, Dios me permitió asistira algunas conferencias dadas por los principales hospitales en el área. Apro-veché esas oportunidades para decirles a los médicos y enfermeras sobreeste importante mensaje. Que el Señor les haga comprender que Dios nolos puso en el campo de médico por fama o dinero, o solamente para aliviar


los sufrimientos físicos de sus pacientes; Su principal propósito es darles laoportunidad de predicar el evangelio. Dios les ha entregado las almas deaquellos que quieren ser sanadas. Por eso, no deben tomar esto con pocaseriedad. Si son infieles en salvar almas, ¿cómo enfrentarán al Señor en elfuturo? Queridos hermanos y hermanas en el campo de médico, a tiempo ofuera de tiempo, ustedes deben predicar a sus pacientes.

Desde febrero de 1960, Dios había abierto las puertas del evangeliopara mí. Varias denominaciones me invitaron a dar testimonios, guiar susservicios de jóvenes y comuniones femeninas, dar sermones dominicales, yestudios Bíblicos. Dios fue misericordioso conmigo. Él sabía que yo eradébil y temía que pudiera caer en los engaños de Satanás al exaltar palabrasde sabiduría de hombre en vez de la verdad. Por eso antes de comenzar apredicar, Dios conmovió a un pastor que vivía en el extranjero que meescribiera. Él me dijo que no importa dónde esté y qué tipo de mensaje yopredique, no deba apartarme de la verdad de la redención por la sangre delSeñor Jesús. Siempre tuve esas palabras en mente.

Después comprendí que muchas organizaciones religiosas son edifica-das sobre varias nuevas y extrañas doctrinas. Ellos pisotean la preciosasangre del Señor Jesús bajo sus pies. De esta manera, han destruido millonesde preciosas almas. Ninguna doctrina puede salvar a una persona exceptola sangre de Jesucristo. Por eso, decidí predicar nada en mi vida aparte deCristo crucificado. “Porque la palabra de la cruz es locura a los que sepierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder deDios” (1 Co. 1:18).

En mayo de 1960, Dios comenzó a mandarme fuera a conducir reunio-nes de renacimiento en varias denominaciones. Las reuniones duraban poralgunas noches seguidas. Doy gracias a Dios por darme un trabajo. Traba-jaba día y noche sin parar, y mi horario usualmente estaba completo pormeses. Los mensajes que el Espíritu Santo predicó por medio de mí eransimples pero muy beneficiosos para los que escuchaban, porque eran fácilesde comprender. No prediqué nada más que la cruz de Jesucristo. Este evan-gelio incluye la redención por Su sangre, cómo ser salvo, recibir gracia delEspíritu Santo, llevar una vida santa, vivir por fe, el inminente regreso del


Señor y, el Día del Juicio. En mi predicación, no confiaba en las palabraspersuasivas de la sabiduría de hombres, sino en la demostración del Espírituy de poder. Doy gracias a Dios por trabajar con nosotros. Muchas veces, Élusaba señales y milagros para confirmar lo que predicamos.

Había preparado muchos sermones en el pasado, pero Dios no queríaque los usara. A dondequiera que iba, Él quería que testificara sobre cómohabía nacido de nuevo. Por esta razón, la gente me criticaba diciendo, “Ellasiempre predica la misma cosa.” Algunas veces, comencé a temer que lagente se estaba cansando de oír mis testimonios, así que traté de predicarde mis propios escritos para cambiar. Sin embargo, aunque sentí que eramás refrescante, el Señor no lo aceptó, y el Espíritu Santo rechazó obrar.Como resultado, todo lo que decía era en vano.

Después de ser bautizado con el Espíritu Santo en 1961, ya no me atrevía desobedecer a Dios. Puesto que Él quería que yo predicara el mismomensaje, Él tenía Su buena voluntad en ello. Así que, si Él quiere que yopredique hasta el día que me muera, debo obedecer. Es Dios, no yo, quiensabe exactamente lo que el mundo cristiano necesita hoy. Muchas organi-zaciones religiosas han perdido su fe en Dios y han reemplazado la adoraciónen verdad con rituales y actividades sociales. Dios necesita a alguien quelos despierte. El mensaje que Dios me ha dado a predicar es el mismo parasiempre. Cada vez que prediqué al hombre, mi mensaje les pareció tonto,pero mientras diga lo que el Señor quiere que diga, el Espíritu Santo obrópoderosamente.

Dondequiera que iba, Dios guió que mucha gente asistió a la fiesta queÉl preparó. Además, Él usó Su gran amor para llamar numerosos pecado-res para que vinieran delante de Él para confesarse y arrepentirse. Miignorancia, falta de la enseñanza e incapacidad para predicar es la evidenciaque no es el conocimiento del hombre y elocuencia, sino que el EspírituSanto, que hizo que mucha gente se arrepintiera y creyera en Cristo. “Nocon ejército ni con fuerza, sino con Mi Espíritu, ha dicho Jehová delos ejércitos” (Zac. 4:6). Que todo honor, gloria y adoración sea al Diostrinidad—el Padre Santo, el Hijo Santo, y el Espíritu Santo—para siempre.Amén.


Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel;oirás, pues, tú la palabra de Mi boca, y los amonestarás de Mi parte.Cuando Yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestaresni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a finde que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaréde tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de suimpiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habráslibrado tu alma. Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad,y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no leamonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho novendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si aljusto amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá,porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma. (Ez. 3:17–21)

Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande;no temas delante de ellos, para que no te haga Yo quebrantar delantede ellos. (Jer. 1:17)

Les hablarás, pues, Mis palabras, escuchen o dejen de escuchar;porque son muy rebeldes. (Ez. 2:7)

Yo era una persona tímida, emocional y débil. También me gustaba decircosas para complacer a la gente. Sin embargo, Dios ha escogido a un vasotan débil como yo para hablar Sus palabras en esta generación obscura ycorrupta. Él me ha escogido para ser Su portavoz para combatir contra lospecados y demostrar Su abundante sabiduría—sabiduría más allá del en-tendimiento humano. Pasé la primera mitad de mi vida atada y encadenadaal pecado. No podía escaparme yo misma porque nadie nunca me dijo loque era el pecado. Por esta razón, doy gracias a Dios por darme los versosde la Biblia mencionados arriba, pues son el lema de mi ministerio. Si deverdad queremos salvar a la gente de la ira de Dios, debemos primerohacerlos entender las terribles consecuencias del pecado. Entonces searrepentirán del todo y se volverán a Dios para ganar vida eterna. Este esel principio de Dios en salvar a la humanidad.


Desde el púlpito, yo siempre reprendía fuertemente los pecados del hom-bre. Usando las palabras de Dios, advertía y amonestaba a la gente, sinimporta si eran cristianos o incrédulos, ricos o pobres, líderes de la iglesia ohasta mis más queridos hermanos y hermanas. Por eso muchos memalentendieron. Pensaron que no tenía amor y que atacaba a otros inten-cionadamente. Ellos pensaron que me había enorgullecido espiritualmente,sin saber que no hacía todo esto según mi propia voluntad. De hecho, día ynoche yo suplicaba a Dios por ellos, rogándole a Él que los ayudara abando-nar el mal y caminar en justicia. Sin embargo, puesto que el Espíritu de Diosseguía urgiéndome, no tuve otra alternativa que predicar Su palabra. Enrealidad, uno sólo puede hablar para beneficiar al hombre si habla franca-mente en amor: “Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto” (Pr.27:5). Además, éste es el ministerio dado a mí por Dios. ¿Cómo puedodesobedecer?

Yo tenía muchos buenos amigos en la industria del cine. También eranmis queridos hermanos y hermanas en el Señor. Pero porque en mi predica-ción denuncié que la naturaleza del cine era pecaminosa, gradualmente sedistanciaron de mí. Ésto es comprensible, porque sus pastores usualmentebuscan la gloria del hombre y los desvían en vez de pastorearlos con verdadbíblica. La mayoría de los pastores tratan de complacer a sus miembros,hasta los dejan hacer cosas que no van de acuerdo con la verdad. Nada lesimporta, mientras sus miembros ofrezcan dinero. No se dan cuenta quemimar la carne de sus miembros les matarán sus espíritus. “Porque elocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es viday paz” (Ro. 8:6).

Dios me ha llamado de la industria del cine para predicar por Él y paraadvertir a mis amigos que todavía están allí. ¿Es el gran amor y misericor-dia de Dios, ¿no? Si de verdad escuchan a Dios y dejan la industria del cine,¿no abrirá Él otro camino para ellos? Creo que Dios los bendecirá aun más.Durante los últimos años, ¿no he llorado y me he preocupado por sus almasdelante de Dios? Que el Señor les abra los ojos rápidamente para que en-tiendan lo que es para su paz. Que consideren las consecuencias de susacciones, se aparten de las cadenas de la fama y riqueza, y sigan al Señoren el camino de la vida eterna.


Cada palabra dulce usada sólo para agradar a los hombres, daña alhombre. Solamente las palabras de Dios son puras y refinadas. Aunque nosuenan tan agradables, son medicina para el hombre entero. Si el hombreobedece Su palabra, escapará del mal y ruina. Desdichadamente, a la gentele gusta engañarse a sí misma y prefiere los halagos del hombre. Comoresultado, pierden su paz verdadera.

La salvación eterna o condenación eterna del alma del hombre es ungrave asunto. Así que no tengo otra alternativa que predicar las palabras deDios fervorosamente. Desde la mañana hasta la noche, clamo incesante-mente, esperando que el hombre sobreviva apartándose del pecado y arre-pintiéndose. No me importa lo que la gente diga de mí. Debo ser responsa-ble delante de Dios en todos mis discursos y acciones.

La mayoría de la gente en el mundo ha endurecido sus corazones y hacerrado sus oídos a las enseñanzas de Dios. Hasta desprecian y calumnianlas leyes de Dios y estatutos. La palabra de Dios es santa y no tolera elpecado. Por eso, los que aman el pecado no lo aceptan. Debido a mi actitudsin compromiso hacia el pecado, el número de gente que me malentiende yme odia, incrementa diariamente. Pero doy gracias a Dios. Sus palabrasson grandes y llenas de poder. Son como fuego que consume la corrupcióny suciedad en el hombre, y como un martillo que rompe sus corazones depiedra. Muchas personas que aceptan las palabras de Dios han sido limpia-das y ahora buscan una vida de santidad. Hay algunos que no reciben laspalabras de Dios inmediatamente, pero las aceptan después. Hay tambiénmuchos hermanos y hermanas que me aman en el Señor y siempre oranfervorosamente por mí. Que el Señor los bendiga mucho por su amor since-ro hacia mí.

Dios quiere que yo provea para las necesidades del hombre con medidallena. Con todo mi corazón y mi fuerza, tengo que hacer todo el trabajo queÉl me confió, sea importante o trivial. Por eso, cada mañana debo venirdelante de Dios y entregarle todas las cosas a Él, sean grandes o pequeños.Si fallo en asumir este ministerio, aun por un día, no tendría paz. Durantecada servicio, tengo que pronunciar las palabras de Dios tan llenas y com-pletas como sea posible. Por eso, mi sermón solo, usualmente dura más de


una hora. Entonces, al final de cada servicio, fervientemente invitaré a lospecadores a que se arrepientan. También oraré por los enfermos. Cadareunión dura más de dos horas. Si tengo dos o tres servicios en un día,terminaría muy cansada. Cada día, mucha gente viene a mi casa a estudiarla verdad o a orar conmigo. Desde la mañana hasta la noche tengo quegastar mucha energía. Parece que Dios me da el trabajo más difícil que aotros, pero también me da más gracia. No como ni duermo mucho. Sinembargo, Dios me ha dado una voz clara y fuerte, incluso toda la fuerzafísica, mental y espiritual que necesito. “Con la medida con que medís, osserá medido” (Mt. 7:2).

Muchos ancianos en el Señor me aconsejaron hacer las cosas en mode-ración—acortar mis sermones para que me guardara parte de mi energía yque no aburriera la congregación. Tenían razón, y con gratitud, acepté susconsejos y sus preocupaciones en el Señor. Sin embargo, cuando seguí sussugerencias, los sermones no eran efectivos. Cada vez que Dios me llevó apredicar a un grupo de gente, me sentí que quizás sería mi última vez ahablar con ellos. Sería infiel de mi parte si no decir todo lo que Él quería queyo dijera, y le hubiera fallado al hombre. El Espíritu Santo entonces mereprocharía.

Las palabras de Dios son espíritu y son vida. ¿Por qué la gente la en-cuentra aburrida? La gente se pasa horas en teatros, casinos, clubesnocturnos y bares. ¿Escuchar las palabras de Dios no es más importanteque esos? Esto muestra que el hombre ama las cosas del diablo, pero noquieren las palabras de Dios. Es una pena que aun los hijos de Dios piensenasí. ¡Qué vergüenza es para Dios!

Recibo muchas cartas todos los días, de todas partes del mundo. Son depastores, predicadores, estudiantes teológicos, hermanos y hermanas devarias denominaciones, jóvenes, los enfermos, y de aquellos que no hansido salvos. Puesto que Dios usa mis manos para distribuir el pan de vida,en mis respuestas a estas cartas, tengo que dar las palabras de Dios a lamedida de acuerdo a la necesidad de cada individuo. También les mandoliteratura espiritual. Me paso mucho tiempo haciendo esto, pero tal labor enel Señor nunca será en vano. Después, descubrí que todas las palabras que


Dios escribió por medio de mi, se hicieron vida. Por medio de estas cartas,muchos predicadores y cristianos fueron reavivados enormemente. Muchosde los jóvenes se consagraron al Señor para servirlo a tiempo completo; losestudiantes teológicos fueron llenos con el Espíritu Santo; los pecadores searrepintieron y aceptaron a Jesús; aquellos que estaban en angustia encon-traron consolación; los enfermos ganaron la fe y fueron sanados; y muchoslos que vivían en Hong Kong y China continental pudieron realizar sus sueñosde reunirse con sus familias. Hubo muchos maravillosos testimonios.

Agradezco a Dios por darme otra preciosa tarea: distribuir folletos evan-gélicos. Ese trabajo es usualmente despreciado o desatendido por la gente,pero Dios me enseñó su importancia. Por eso no me avergüenzo de hacer-lo. Mucha gente es engañada por Satanás. Están dispuestos a vaciar susbolsillos si los invitas a comer o al cine. Pero cuando los invitas al servicio,donde pueden ganar vida eterna sin gastar un centavo, tratan de escapar.Es muy difícil hacer que alguien venga al servicio. Predicaba a diario enmuchos lugares, y mucha gente ha escuchado mis testimonios. Sin embargo,aún hay miles de gentes que no lo han escuchado. Por eso Dios quería queno sólo predicara de boca, sino que también distribuyera Sus palabras demano.

A dondequiera que iba, traía una bolsa grande de estos predicadoressilenciosos. Ya fuera en la calle, en el autobus, o en un trasbordador, siempredistribuía folletos a la gente. Cuando los que me reconocían por mis pelícu-las me veían distribuyendo folletos evangélicos, comenzaban a murmurarentre ellos. Otros murmuraban cuando veían que mi vestidura y estilo decabello han cambiado, y que ya no usaba maquillaje. Se decían entre ellos,“Creo que es ella.” “No, no es ella. Está vestida muy sencilla.” No meatreví a esconder la gracia de Dios, por eso, inclinaba la cabeza y admitíaque habían adivinado correcto. Les explicaba que había cambiado porquehabía sido salva por el Señor Jesús. Luego les daba folletos para presentarlesesta preciosa salvación. Todos se sorprendieron. Muchas veces, antes dedecir una palabra, el Señor ya me había hecho un testimonio vivo ante elhombre, como Lázaro después de ser llamado de la muerte.

Dios después me ordenó poner mi foto en los folletos. Yo estaba poca


dispuesta a hacerlo. Creí que si lo hacía, otros fácilmente me confundiesencon promoverme a mí misma. Me sentí avergonzada de distribuir folletoscon mi foto en ellos. Pero el Señor me dijo, “¿Quién eres? Eres un pollino(véase Mt. 21:2). ¿Por qué rechazas ser usada por Mí? ¿No te he sacadodel mundo del cine por este trabajo?” Después de escuchar estas palabras,obedecí. Y por Su gracia, vencí todas las dificultades. Después supe que elSeñor usó estos folletos para salvar las almas de muchos que iban al cine

.Normalmente, los pies de esta gente sólo los llevaban a los teatros, no a

la iglesia. Sus ojos sólo veían las películas, no a la literatura espiritual. Perocuando recibieron un folleto con una cara familiar en él, lo leían por curiosi-dad. Una vez que leían las palabras de Dios, el Espíritu Santo obraba enellos, causando que los corazones duros de estos admiradores se arrepintie-ran y se volvieran de sus caminos. Así que no era ni yo ni los folletos los queganaron la gloria, sino el Dios Altísimo, quien me cambió y usó. ¡Aleluya!

Después Dios me hizo escribir e imprimir más folletos evangélicos ymandarlos a todas partes del mundo. Los ha usado y bendecido todos ellos.A menudo, recibo respuestas de los que han recibido los folletos, testifican-do cómo fueron salvos o cómo se han ofrecido a Dios después de haberleído nuestras publicaciones. Y daban toda la gloria a Dios.

Mientras distribuía folletos evangélicos, casi siempre me humillaban. Porsupuesto, mucha gente amablemente aceptaba mi regalo (los folletos), perohubo otros que rechazaron la gracia de Dios. Nos gritaban y arrojaban losfolletos al suelo en enojo. El Señor siempre quería que yo fuera pacientecon ellos y recogiera los folletos uno por uno. Al recogerlos del suelo, re-cordaba de cuando los discípulos distribuían los cinco panes y dos peces alos miles de gentes, compartieron la gloria del Señor. Pero después de eso,el Señor quería que ellos se agacharan y recogieran lo que sobró de lospedazos para enseñarles la lección de la humildad.

Cuando el Señor me usó para testificar por la verdad desde el púlpito,mucha gente se acercaba al frente del púlpito para arrepentirse. Cierta-mente el Señor ya ganó Su gloria, y yo, la pequeña pollina, también ganégloria por mi Maestro. Pero al distribuir folletos, muchas veces el Señor


quería que yo encontrara algo de la vergüenza y humillación que Él sufriócuando Él estuvo en la tierra. Soy indigna de ser avergonzada por Su nombre.Es una bendición tan grande que me llena con una alegría indescriptible.

Algunas veces, no se notará ningún resultado inmediato del trabajo delEspíritu Santo. A lo mejor, después de echar una ojeada a los folletos evan-gélicos, la gente los tira, y hasta dicen con arrogancia, “Tengo dinero ypoder, no necesito a Jesús.” Pero algunos años después, cuando esa personatiene problemas o está enferma, el Espíritu Santo le recordará del folletoevangélico que una vez vio. Entonces buscará a Dios humildemente, invo-cará Su nombre y será salvo. Existen aquellos que han recogido un volantedescartado por otra persona, y debido a ello, ellos y sus familias enteras hanencontrado salvación. Tales testimonios son innumerables.

Distribuir folletos evangélicos es un importante trabajo, pero ¿por quélos cristianos lo ignoran? Yo no entiendo. ¿Por qué ninguna persona nuncame dio un folleto antes de mi conversión? Los cristianos que están dispues-tos a hacer el trabajo son pocos. “Porque no me avergüenzo del evangelio,porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; aljudío primeramente, y también al griego” (Ro. 1:16). Mientras hagamosnuestra parte distribuyendo los folletos evangélicos, el Espíritu Santo trabajarácon nosotros. “Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, dejusticia y de juicio” (Jn. 16:8). Una vez que una persona es brillada por elEspíritu Santo, se dará cuenta que es un pecador quien necesita la salvacióndel Señor Jesús. Cuando el cree, sus pasos se volverán del camino de laperdición.

Más de tres millones de personas en Hong Kong no saben de la salva-ción de Cristo. Ésto es porque los cristianos han estado muy flojos paratrabajar por el Señor. Si cada cristiano no se avergonzara del evangelio, ehiciera su parte repartiendo los folletos evangélicos, entonces tal vez elevangelio sería predicado a todas partes de Hong Kong en un sólo día.

Hermanos y hermanas, Dios nos ha redimido a nosotros con un granprecio. Él no nos salvó para que viviéramos una vida fácil y confortable. Nitampoco lo hizo para que comiéramos, bebiéramos y fuéramos felices, sin


ninguna preocupación de Su trabajo. Él nos ha llamado para ganar almas yser Sus valientes soldados. “Maldito el que hiciere indolentemente laobra de Jehová” (Jer. 48:10). ¿Cómo ignoramos Sus palabras?

Por eso, dondequiera que predico, Dios quiere que yo anime a los cris-tianos a distribuir folletos evangélicos. Vivimos ahora en los postreros díascuando el Señor Jesús volverá pronto. El evangelio necesita ser predicadopor todas partes. Dios no necesita más capillas grandes y hermosas (ya haymuchos de esos edificios muertos). Lo que Él necesita es más granjerosespirituales que a cualquier precio, sembrarán Sus semillas de vida en gran-des cantidades. Dios me mandó que yo sola hiciera esto primero, porque siel predicador no da el ejemplo, ¿cómo espera que los demás lo sigan?

Gracias a Dios. Su amor animó a muchos jóvenes a cargar esta respon-sabilidad. De repente mi casa fue cambiada en una fábrica espiritual. Muchoshermanos y hermanas vinieron a ayudar. Algunos doblaban los folletos,algunos agregaban insertos, y otros los empaquetaban. Cada día producía-mos mucho pan espiritual. Los folletos fueron mandados a varios lugarespara distribución. Solo en 1961, Dios nos usó a mandar más de dos millonesde folletos evangélicos. Yo creo que Dios nos abastecerá sin cesar en elfuturo.

He luchado contra Satanás por más de dos años, día y noche. Aunquesoy más que victoriosa por la cruz del Señor, algunas veces me sentí cansaday débil. Esperaba que el Señor me diera un corto descanso. En vez de eso,el Señor usó algunos incidentes para reavivar la fervencia en mi corazón.Primero, me mostró una visión terrible del lago de fuego. Después de ver lavisión, mis manos caídas y mis rodillas paralizadas se reforzaron de nuevo.Ya no me preocupé por mí misma, sino decidí pelear para salvar almas quevan a perecer, a cualquier precio. Y no me atreví a retrasarme.

Entonces, Dios me llevó a predicar a una capilla en una pequeña aldea.Salí en un retrete afuera a lavarme las manos. En cuanto entré adentro, vigusanos. Habiá tanto gusanos que no hubo lugar de estar de pie. Al veresto, se me puso los pelos de punta. Instantáneamente, escuché al Señordecirme, “Estás aquí sólo por un corto tiempo, y no te han mordido los


gusanos, pero aun así no puedes soportarlo. ¡Los gusanos en el infierno nomueren! ¿Cómo puede el hombre pasar la eternidad ahí? ¡Date prisa, id apredicar el evangelio!” (véase Mr. 9:48).

Una vez, cuando yo estaba en un trasbordador, un pasajero sentándosea mi lado leía un periódico. Un encabezado atrajo mis ojos. Decía: HaceErupción un Volcán en Japón. Inmediatamente Dios me mostró una horri-ble escena de un volcán explotando con mucho humo, un fuego fuerte ylava hirviente. ¿Quién se atrevería a acercarse a tal lugar? El Señor medijo, “Cuando el infierno abre su boca, las flamas serán un billón veces máspoderosas que la erupción de un volcán. Allí, el fuego no se apaga y todosserán salados con fuego” (véase Mr. 9:49).

Cada día, mucha gente ignorante va para este lugar pavoroso ni siquieradarse cuenta. ¡Id a predica el evangelio, y no te detengas más!” Despuésde este incidente, cuando cerré mis ojos en oración, a menudo vi multitudesde almas esperando ser salvos. También escuché el Señor diciéndome, “¿Aquién enviaré? ¿Quién irá por Mí?” Yo dije, “¡O Señor, heme aquí! Porfavor, envíame a mí.” De ahí en adelante, ya no me atreví a pedirle a Diospor un descanso. Siempre que me sentí fatigada, tendré nueva fuerza pormedio de la oración, y levanté alas como las águilas.

Puesto que Dios puede usar una persona inadecuada como yo, ¿cuantomás Él usará a aquellos que están bien cultos y dotados? Desgraciadamente,la mayoría de ellos no quieren ofrecerse a sí mismo al Señor. Así que Diosno tiene otra alternativa más que usar gente como yo. ¡Qué difícil es paraDios encontrar una persona para hacer Su trabajo!

Queridos hermanos y hermanas, el Señor ha dado Su vida a usted y amí, ¿pero qué le hemos dado nosotros? Nuestras vidas son como una candelaque se quemará tarde o temprano. ¿Qué valor hay en nuestras vidas sivivimos solamente por la comodidad? Si vivimos por nosotros mismos, fi-nalmente pereceremos y también llevaremos a otros a la destrucción. Sinembargo, si vivimos por el Señor, nuestras vidas tendrán valor. Perderemosnuestras vidas cortadas y limitadas. Pero si vivimos por el Señor, ganaremosuna vida eterna a cambio. ¡No solamente seremos nosotros benditos, tam-


bién traeremos a muchos otros a Su gloria!

Queridos hermanos y hermanas, ¿por quién están quemando la candelade su vida? ¿Por el Señor o por usted mismo? ¿Si sabe que millones dealmas van hacia el oscuro abismo cada día, todavía va a endurecer su corazóny no ofrecer una mano de ayuda? ¿Por qué no le da lo mejor de su vida alSeñor, quien derramó Su sangre por usted? Deje que Él lo use para pasar laantorcha de vida, que brillará sobre las almas que perecen en cada esquinaobscura del mundo. ¡El Señor está esperándote! ¿Está dispuesto a seguirlo?

El Señor dijo: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a símismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar suvida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí y delevangelio, la salvará” (Mr. 8:34–35).

El camino de la fe 311

Capítulo 6

El camino de la fe

Respondiendo Jesús, les dijo: “Tened fe en Dios. Porque de ciertoos digo que cualquiera que dijere a este monte: ‘Quítate y échate en elmar,’ y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo quedice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo quepidiereís orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá… Y todo lo quepidiereis al Padre en Mi nombre, lo haré, para que el Padre seaglorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en Mi nombre, Yo lo haré.”

(Mr. 11:22–24; Jn. 14:13–14)

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de loque no se ve. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es nece-sario que el se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonadorde los que le buscan. (He. 11:1,6)

Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello té vendrábien. Toma ahora la ley de su boca, y pon sus palabras en tu corazón.Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tiendala aflicción; tendrás más oro que tierra, y como piedras de arroyosoro de Ofir; el Todopoderoso será tu defensa, y tendrás plata enabundancia. Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarása Dios tu rostro. Orarás a Él, y Él te oirá; y tú pagarás tus votos.Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminosresplandecerá luz. (Job 22:21–28)

En la vida, se encontrará aflicciones, enfermedades, pobreza, penas, ypeligros. Los incrédulos tratarán de soportar todos estos con su propia fuer-za. Por eso, su vida está llena de pesimismos, penas y decepciones. Sinembargo, los hijos de Dios (cristianos) son diferentes. No importa quédificultades encuentren, la felicidad y la paz estará con ellos. Porque ellos


echan todas estas preocupaciones y agobios sobre los hombros de Dios pormedio de oraciones. ¡Qué bendición! Esta es la diferencia entre un creyentey un incrédulo. Pero la oración requiere fe. Sin fe, no se puede obtener losrecursos ilimitados y consolación de arriba. Solamente por la fe, puede lagente ganar verdadera satisfacción y felicidad!

La oración de fe tiene gran poder. Puede mejorar las peores circunstan-cias. También puede causar que el hombre coopere con Dios para logrargrandes cosas. Cada milagro es el resultado de la cooperación entre la fedel hombre y el poder de Dios. La gloria de Dios es manifestada solo pormedio de la fe del hombre. Por eso, la fe es algo precioso ante Dios. Pormedio de la fe en Jesucristo, somos salvos. Nosotros, los cristianos, debemosvivir en el mundo por fe si queremos agradar a Dios y ser bendito por Él.Sin embargo, las obras deben acompañar la fe. “Porque como el cuerposin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Stg.2:26).

Con respeto a tener la fe, del dicho al hecho hay. La fe genuina quieredecir rendirse completamente a Dios y creer en cosas que no se ve. Estono es fácil de hacer. Dios usualmente usa dificultades para probar nuestrafe. Cada prueba nos fuerza a orar ante Él. Y cada vez que nuestras oracionesson contestadas, nuestra fe se incrementa. “Para que sometida a pruebavuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecederose prueba con fuego…” (1 P. 1:7). Cuanto más experimentemos la abun-dante gracia de Dios, más firme nuestra fe en Él. Por eso Dios le gusta queSus hijos enfrenten grandes dificultades para que así aprendan a confiar enÉl. De esta forma, encontraremos numerosas bendiciones. Los sufrimientospueden desalentar a un hombre ordinario, pero para los creyentes, son ben-diciones en disfraz.

Dios nos ordena así: “Pones tu oro en el polvo, y el oro de Ofir entrelas piedras de los arroyos” (Job 22:24, LBLA). Ésto quiere decir que debemosdesechar nuestros propios métodos, conocimiento y todas las cosas“confiables.” El Todopoderoso será tu oro y tu plata preciosa. Orarás a Él,y Él te oirá.


Siempre que el hombre se renuncia a sí mismo para confiar en Dios,Dios será su rico recurso, y Él contestará sus oraciones. Una vez que elhombre cese de usar sus propios recursos, Dios cumplirá grandes cosas.Pero muchas veces cuando los hombres enfrentan un problema, oran aDios, pero entonces tratan de resolverlo por sí mismos. No pueden entregarlos asuntos completamente a Dios, como si Él fuera no pudiera resolverlo.Pierden entonces las grandes bendiciones de Dios, porque creen en ellosmismos más que en Dios, o porque dudan en Dios. “Pero pida con fe, nodudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar,que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Nopiense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”(Stg. 1:6–7).

La gente tiende a dudar la fidelidad de Dios y confían en sus propiashabilidades. Ellos no saben que Sus caminos son completamente diferentesde los de ellos. Si Sus pensamientos y acciones son similares a los delhombre, ¿por qué se llama Dios? Él es llamado, “el Único que hace grandesmaravillas.” Él extendió los cielos y fundó la tierra. Él gobierna sobre todaslas cosas, y Su rico conocimiento y sabiduría son inescrutables. los proble-mas más grandes de los hombres son como nada a los ojos de Dios. Pués,Él partió el Mar Rojo, hizo flotar el hacha, y causó que el sol se detuviera enGabaón y la luna en el valle de Ajalón. Nada hay imposible para Dios.

Aunque muchos cristianos dicen creer en Dios, fallan en creer el poderde Dios. Si creyeran, no se alarmarían y buscarían por todos lados porayuda cuando encuentran dificultades. Cuando están enfermos, consultanel médico antes de consultar a Dios en oración. Cuando tienen un problema,piden el consejo del hombre antes de pedir ayuda de Dios. Como resultado,serán disciplinados por Dios hasta que hayan acabado todos sus propiosrecursos. Entonces vuelven a Él. Pero será muy tarde. Porque aunqueDios tendrá misericordia de ellos, sufrirán incontables pérdidas.

Pero si un hombre está dispuesto a esperar la promesa de Dios, la graciade Dios abundará en él. Los creyentes que confían en sí mismos, buscanproblemas y son insensatos. El corazón malo de incredulidad es un pecadotemeroso. Escuchen al Señor “Porque dos males ha hecho Mi pueblo:


Me dejaron a Mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas,cisternas rotas que no retienen agua” (Jer. 2:13).

Preguntémonos nosotros ésto: ¿Hemos hecho nosotros mal en los ojosde Dios al irnos por nuestros propios lados? ¿O le agradamos a Él en con-fiar en Él completamente?

Lo siguiente son testimonios sobre como experimenté la fidelidad y po-der de Dios. Quizás parecen ser cosas pequeñas, pero espero que Dios losuse para estimular su fe. Que usted llegue a conocer a este Dios maravillosoy poderoso, y salga de la oscuridad y tristeza de la incredulidad hacia unavida cristiana normal, y que confíe en Dios. Cuando seguí al Señor, yo notenía nada. Sin embargo, Él es todo y me ha hecho rica en todas las cosas.No sólo me he beneficiado yo misma, sino otros también han sido benditospor medio de mí. Hay muchos testimonios, por eso relataré solamentealgunos:

(1) Cuando yo era actriz, tenía algunas sirvientas que me ayudaban conmis quehaceres domésticos. Todos ellos adoraban a ídolos. Traté de predi-carles muchas veces, pero no aceptaban a Jesús como el verdadero Dios.Cuando comencé a servir a Dios a tiempo completo, estaban muy preocu-pados por mí hasta que no comerían o dormirían, sino lloraron por días. Nosabían que el Dios que yo sirvo es verdadero y viviente.

Entre ellos estaba una mujer quien había estado conmigo por muchosaños. Para pagar por su fiel servicio, la mandé a una escuela de manejo.Deseaba que ella obtuviera su licencia. Sin embargo, en ese tiempo eramuy difícil obtener una licencia de manejar. El instructor sugirió que yo lediera algo de dinero, y él haría que pasara. En ese tiempo yo estaba ignorantey estuve de acuerdo con sus términos.

Sin embargo después de nacer de nuevo, aprendí de la Biblia que loscristianos son hijos de la luz y no pueden vivir ya más en la oscuridad. Poreso, no debemos ofrecer sobornos o hacer actos ilegales. “Por nada estéisafanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios entoda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que


sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestrospensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4:6–7). Así que cambié de opinión. Elinstructor me llamó repetidamente para que le pagara. Pero me rehusé.Resolví no confiar en gente sino orar por mi amiga. Le dije mis intencionesy le pedí que orara conmigo. Primero le pedí al Señor que me perdonara porno confiar solamente en Él. Enseguida le pedí que ayudara a mi amiga apasar la prueba para que conociera este todopoderoso Salvador y sea salvo.

Era algo extraño. Mi amiga había estado aprendiendo por más de unaño. Sus habilidades para manejar eran bastante buenas, por eso paró depracticar por un tiempo mientras esperaba la prueba. No le notificaron atomar la prueba hasta que dos días después de dedicarme a Dios. Diosarregló todo esto para manifestar Su gloria.

Esa mañana, cuando se fue con su instructor a practicar para su pruebaen la tarde, el diablo vino a dificultarla. Mientras manejaba cuesta arriba,empezó a retroceder, porque estaba nerviosa. Cuando se estacionó en pa-ralelo, se topó con algo lo cual la puso más nerviosa. El diablo usó laspalabras del instructor para agitar su fe, diciendo, “Mire, si maneja así,¿cómo puede pasar la prueba? Si no pasa hoy, tendrá que tomar una pruebaescrita el año que viene. No sabe leer, así que olvídese de pasar. ¿Cómopuede creer que las oraciones de su señora la pueden ayudar a pasar laprueba? Las oraciones son para los niños. No son reales. Ella es una fanáticade Jesús. Hasta dejó su carrera de actriz. Éso es loco. Me aseguraré quepase si me da unos cuantos cientos de dólares.”

Mi amiga estuvo de acuerdo y vino a casa por el dinero. La detuve ydije, “No caigas en los trucos del diablo. No me importa el dinero, pero Diosquiere salvarte hoy. No hagas caso a esas amenazas de tomar la pruebaotra vez el año que viene. Dios hará algo grande hoy mientras actúes apro-piadamente hoy ante Él.”

Cerré mi puerta y me arrodillé a orar: “¡Querido Dios! Para Ti todo esposible. Tú eres el gran Rey que reina sobre toda la tierra. Tú hiciste elcielo y la tierra y todas las cosas en ellos. Dijiste, y fue hecho; mandaste, yexistió. Has prometido dar a mi amiga su licencia y no has mentido. Es cosa


pequeña que pido de Tí. Pero por amor de la gente que no te conoce comoel fiel y todopoderoso Dios, te pido que la ayudes. Avergüenza a Satanás ysus mensajeros. En el nombre del Señor Jesucristo yo oro, Amen.” Despuésde orar, llevé a mi amiga al lugar de prueba, y allí la entregué al Señor.Luego se fue con el examinador.

El instructor y sus amigos estaban muy enojados cuando procuraronobtener unos cuantos cientos de dólares, y llegué yo y arruiné su plan. Seburlaron de mí y me dijeron, “Veamos si tu Dios escucha tus oracioneshoy.” No les puse atención, pero le pedí al Señor que tuviera misericordiade ellos y abriera sus ojos espirituales. Me estacioné bajo un árbol cercanoa orar, y le pedí a Dios que enseñara a mi amiga a manejar bien. También lepedí que encontrara gracia ante el examinador. Canté himnos para agrade-cer a Dios porque confié en que cumpliría Su promesa.

Después de unos minutos, volví al lugar donde la dejé para esperarla.Pero ella ya estaba ahí. Corriendo y gritándome, me dijo, “¡Gracias a tuSeñor Jesús, Él es maravilloso! Me hizo sentir calma, y manejé bien. Elexaminador se portó bien conmigo. No me hizo ir de subida, dar marchaatrás, o estacionarme en paralelo. Solo me dijo que manejara alrededor dela manzana, y dijo ‘Okay. ’ ”

¡Aleluya! El Señor es siempre triunfante. El instructor y sus amigos seavergonzaron. Todo se preguntaron: ¿Ha escuchado en verdad su Dios susoraciones?” Aproveché la oportunidad para predicarles sobre este honora-ble y misericordioso Salvador, Jesús.

Después, mi amiga y otras sirvientas aceptaron al Señor. Después quedejaron mi empleo, vienen a menudo a verme y a orar conmigo. Por mediode este incidente, aprendí a apreciar el poder de orar. También oré pormucha gente que estaba procesando papeles para entrar o salir de HongKong. Dios les dejó ver Su poder y fidelidad cuando se encontraron condificultades. Al final, no hubo necesidad de mentir o sobornar para obtenersus visas. Fueron llevados a sus destinos sanos y salvos y se reunieron consus familias.


(2) Cuando filmé películas en el pasado, pagaba impuestos al gobierno.Porque el ingreso de los actores y actrices es más alto que el de otrasindustrias, sus impuestos también son más altos. Y porque viven una vidamás extravagante, no ahorran dinero. Es difícil para ellos pagar los impuestosaltos cada año. Por eso es muy común leer artículos en las noticias sobreestrellas que deben impuestos. Doy gracias a Dios por tener misericordiade mí en este asunto.

Antes de dedicarme a servir a Dios, tenía tres años de impuestos que nohabía pagado (saldado). Y mi ingreso estuvo el más alto esos tres años.Quisiera pagarlos, pero las autoridades no me mandaron las noticias de misimpuestos anuales. Llené las formas de impuesto cada año, pero mi balancetotal nunca llegó. Por eso me sentí inquieta porque entre más se acumulanlos impuestos, más duro pagarlos. Pero Dios tenía Su propósito en todoesto.

Algunos supusieron que Dios había movido la agencia para eximirme delos impuestos. Sin embargo, yo sabía que esto no estaba de acuerdo con laverdad. La Biblia dice, “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo,tributo; al que impuesto, impuesto…” (Ro. 13:7). Por lo tanto pagarimpuestos es la responsabilidad de un cristiano. Aun si no recaudan misimpuestos, debo ir y saldarlos. Puesto que siempre llegaban mis noticiascada año, me pregunté ¿por qué no las recibí por tres años? En verdad nocomprendía cuál era la voluntad de Dios y estaba confundida.

Después de un rato, la voluntad de Dios fue finalmente revelada. A esetiempo me había gastado todo mi dinero (el cual me pensaba fue el másconfiable). Entonces vinieron cuatro cuentas de impuestos, uno tras otro.Cuando vi la cantidad, no supe qué hacer, ni pude discutirlo con nadie, solocon el Señor.

Le dije, “¡Señor, puesto que Tú me has escogido como Tu sierva, Túdebes hacerse cargo de todas mis responsabilidades! Solo Tú eres mi Amo(Señor). Aparte de Tí, ¿con quién puedo hablar? ¿Quién puede entendermey ayudarme? Fortifica mi fe y extiende Tus manos de gracia para resolvertodos mis problemas.” Dios de verdad hizo grandes obras por mí. Él ya


tenía un plan y sabía qué hacer. Intencionadamente me permitió que en-frentara esta situación para que entendiera Su fidelidad.

Cuando llegaron los primeros dos cuentas del impuesto, no tenía dineropero sí tenía un carro, con algo de joyas y pieles. Estas cosas ya no meservían nada porque no eran compatibles con mi actual posición como unapredicadora. Le pedí a Dios que se deshiciera de ellas. Me arrodillé y oré.En verdad, Él trajo mucha gente a mi casa a ver mis cosas, y vendí todas,sin la necesidad de negociar el precio. Dios les hizo pagar más de lo que yohubiera perdido. Y el dinero que hice fue más que suficiente para pagar dosde los cuentas de impuestos.

Cómo se pagó el tercer y cuarto cuentas pendientes fue aun más mara-villoso. En ese momento no tenía más que vender. Así que oré una vez más,diciendo, “¡Señor! Tú sabes que he puesto todo en Tus manos. Sé que noavergüenzas al que confía en Ti. Creo que Tu forma de librarme es más alláde mi imaginación. Esperaré para ver Tu gloria. ¡No tardes!”

Esperé ante el Señor y no recibí respuesta por un tiempo. Esperé hastala desesperación. Entonces vino Su gracia. Unos días antes que se vencieranlos impuestos, Dios me ayudó en forma maravillosa. De repente, recibímucha correspondencia registrada, que contenían cheques de varias canti-dades. Algunos de ellos vinieron de extraños; el Señor los conmovió a man-dar contribuciones. En total, era lo suficiente a pagar mis impuestos. Así,Dios pagó por completo esas cuentas que debían haberse pagado muchoantes. Con la ayuda de Dios, ya no tuvo cuentas pendientes, ni un centavo.Lo que es más, las autoridades después me devolvieron dinero. Explicaréeso dentro de poco.

Tengo que reconocerlo que mi Dios es el Jefe sobre el universo entero.Todos los reyes, gobernadores, y hombres ricos solo son Sus pequeñossiervos. La gente siempre busca ayuda de los siervos y no está dispuesta aaceptar la ayuda del gran Jefe. Este gran Jefe no era ni más ni menos quenuestro Padre celestial. Solo Él está dispuesto y es capaz de resolver todoslos problemas nuestros. Si los cristianos entienden esta verdad, no se pre-ocuparán más. “No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre,


porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento, y vuelve a latierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos. Bienaventuradoaquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está enJehová su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo queen ellos hay; que guarda verdad para siempre” (Sal. 146:3–6). ¡Aleluya!¡Gloria a Dios!

(3) Ahora le contaré más sobre cómo Dios me sostuvo después de queme dediqué a tiempo completo al ministerio. Las dos cosas mencionadasarriba me dieron un entendimiento más profundo del conocimiento de Dios,para caminar firmemente en el camino de la fe. Cuando me dediqué porprimera vez a servirlo, experimenté pruebas financieras. “Me probará, ysaldré como oro” (Job 23:10).

Dios me probó por amor, porque Él no me desamparó. En realidad, cuandomi situación financiera se hizo más difícil, muchos ancianos en el Señor memostraron su preocupación y estuvieron dispuestos a ayudarme. Pero sihubiera aceptado su ayuda, hubiera perdido las bendiciones más altas, lascuales Dios me ha dado ahora.

Muchas denominaciones me invitaron a trabajar con ellos y llevar latarea de predicar el evangelio. Me ofrecían salarios que me permiten viviruna vida cómoda y estable. Además, una estación de radiodifusión evangé-lica necesitaba un colaborador para dirigir programas evangélicos. Creíanque yo era la más apropiada para el trabajo. Sin embargo, no tenía expe-riencia. ¿Cómo cargaría con tan pesado agobio? Esto muestra lapreocupación de los hermanos y hermanas por mí. Sus intenciones eranbuenas, pero Dios tenía un camino mejor. El Espíritu Santo me revelóclaramente que ninguna de estas cosas era el ministerio que Dios meencomendó. Él supo antemano que me usaría para predicar los mensajesde la época en todos los lugares, por eso me prohibió tener contacto concualquier otra organización religiosa. Él no quería que mis pensamientossean influidos por ellos. Nada entorpecerá el ministerio que Él me ha dado.Aunque esas gentes deseaban bien al hacerme esas ofertas, tuve quedeclinar.


Al mismo tiempo, hubo un grupo misionero local, apoyado por cristianosen el extranjero. Ellos deseaban contribuir algo de dinero cada mes paraayudarme en mi trabajo. Dijeron que no controlarán mi predicación o ha-cerme parte de su ministerio. Solo deseaban que yo firmara un recibo cadames. Esto parecía perfecto. Entonces lo acepté, pero no tenía paz en mí. ElEspíritu me reprimandó por haber dejado Su trabajo impedido por dinero.Dios quiere que yo predique la verdad, para recobrar la fe de Sus hijoshacia Él. Él quiere que testifique que Él abastece nuestras necesidadesdiarias. Él quiere que Sus hijos sepan que “Si quisiereis y oyereis, comeréisel bien de la tierra” (Is. 1:19). Si yo hubiera aceptado su dinero y firmadoel recibo, entonces algunas personas pensarían que una organización meestaba manteniendo, y Dios no obtendría la gloria que se merece en mí.Para que el evangelio que prediqué no decayera, tuve que declinar su oferta.

Además, algunas escuelas cristianas sabían que me había dedicado aservir a Dios. Por eso, estaban dispuestos a perdonar la matrícula de mishijos o a darles ayuda financiera. Dios me escogió para servirlo. Por Supropio nombre, Él se aseguría de que a mis hijos y a mí nada nos faltara.Para que mis hijos sepan que Dios los ayudara, una vez más decliné concortesía la oferta de la escuela.

Todos los que deseaban ayudarme estaban confundidos. Quizás pensa-ban que mi forma de hacer las cosas fue muy inflexible y poco amistosa.Pero no sabían que yo solo hacía lo que Dios me permitía. Por declinar susofertas, nada me perdí. Dios nunca me falló, sino que me dio lo mejor. ¡Laforma en que cuidaba de mí fue maravillosa! Siempre que los periódicoshablaban de mí, pensaban que era una organización la que me apoyaba.Esos reportes estaban equivocados, pues no conocían las obras de Dios.

Primero, Dios quiso que yo supiera la diferencia entre aceptar ayuda dela gente y aceptar ofrendas de los santos. Con el tiempo, aprendí respetar elministerio que Dios me había dado. La ayuda de la gente se basa en sumisericordia y simpatía por otra persona. Pero la ofrenda de los santos sebasa en su gratitud a Dios y su obligación con Él.

Si un predicador va a ser usado por Dios, hay que decidir no aceptar


ayuda de nadie. Esto no es orgullo. Esto es estar claro de la posición comorepresentante de Dios. Se debe ser humilde y cortés con la gente, y cumplirtoda justicia. No se debe rogar por ayuda o simpatía, porque su ayuda vienede Dios. Dios naturalmente tocará a Sus hijos para ofrecer dinero paraapoyarlos. Como siervos de Dios, se merecen ofrendas de los cristianosporque han renunciado las cosas terrenales para servir a Dios. Dios haordenado que los que le sirven, les sean dados el derecho de disfrutar Suherencia.

En el pasado, los Israelitas tenían tres diezmos. El primer diezmo erapara los sacerdotes (la gente que sirve a Dios); el segundo por servir aDios, y el tercero por la benevolencia. La Biblia describe los diezmos paralos sacerdotes en gran detalle. Entonces el Señor dijo a Aarón: “Todas lasofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecierena Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo,por estatuto perpetuo… de la tierra de ellos no tendrás heredad, nientre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de loshijos de Israel. Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos losdiezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellossirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Nm. 18:19–21).

Las Escrituras arriba indican claramente que lo que poseía la gente deDios, un décimo pertenecía a Dios. Dios solo quiso un décimo, y entregóesta porción a los sacerdotes, porque ellos se encargaban de las cosas deDios para la gente. Ellos no tenían heredad de la gente, porque Dios era suheredad. Por eso los sacerdotes disfrutaban de la porción de Dios. Si lagente quedaba corta de los sacerdotes, quedaban cortas de Dios. En elNuevo Testamento, está escrito, “El que es enseñado en la palabra, hagapartícipe de toda cosa buena al que lo instruye” (Gá. 6:6). Porque, “asítambién ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivandel evangelio” (1 Co. 9:14). Recibir las ofrendas de los santos es el privilegioque Dios ha dado a Sus siervos porque “dad… a Dios lo que es de Dios”(Mt. 22:21).

Muchos predicadores no están claros sobre esta verdad. Predican porun erróneo propósito, el cual ha ofendido grandemente a Dios. Si estamos


con Dios fielmente y predicamos Su verdad, ¿no conmoverá a Sus hijosofrecer dinero y suplir nuestras necesidades como lo prometió? Si alguienpredica por su propia ganancia personal, grandemente blasfema el santoministerio; no conoce a Dios ni lo respeta.

Muchos nuevos graduados en teología están ansiosos de obtener untrabajo para ganarse la vida. En vez de preguntarse si este es el trabajo queDios les ha encomendado, ellos quieren saber si la denominación es grandey si la paga es alta. Debido a sus intereses materiales, bajan la posición delos siervos de Dios. A algunos ni les importa ser instrumentos de Satanás yse unen con denominaciones que no creen en la Biblia o predican la verdad.¡Qué lástima!

Existen otros predicadores que no confían en el poder de Dios sino solobuscan los favores de cristianos ricos. Escuchan al hombre y no a Dios.Dan bonitos, pero insignificantes sermones en el púlpito. No se atreven areprender a su rebaño de sus pecados, para que no ofendan a los ricos, nosea que pierdan su dinero. Traicionan su sagrado ministerio como portavocesde Dios. Como resultado, son tratados como sirvientes por algunos ricos.Por esta razón, la gente desprecia a los siervos de Dios y hasta los tomancomo mendigos de lujos. ¡Estos predicadores han avergonzado grandementeel nombre de Dios!

Muchos jóvenes hubieran dedicado el resto de sus vidas para servir alSeñor. Pero al escuchar criticismo tan desagradable, dejan de cumplir suspromesas con Dios. No solo han perdido esta gran bendición, también en elfuturo se avergonzarán pararse delante del Señor. Por esta razón, Diosquiere que mencione esta preciosa verdad.

Al comienzo, yo tampoco entendía esta verdad, y por eso rechacé lasofrendas de los hermanos y hermanas. Cada vez que alguien ponía susofrendas en mis manos, me daba vergüenza. Aunque las acepté, las poníaen la caja de ofrendas para mostrar que no me importaba el dinero.

Sin embargo, Dios me trató severamente en este asunto. Una vez, Élme reprimandó, preguntándome: “¿No te gusta el ministerio que te había


dado, y quieres evitarlo? ¿O estás refrenando o tratando dejar escapatoriapara sí misma?” Si no quería la porción que Él me daba, entonces estaríanegando que yo solo pertenecíera a Dios. Para mostrar que yo quería servirlopara siempre y no volvería al mundo, no me atreví a discutir con Él nuncamás. Finalmente, acordé recibir Su gracia.

Cuando recibí una ofrenda de una capilla por primera vez, tuve un dulcesentimiento indescriptible por dentro. Cuando llegué a casa, leí la carta.Estaba dirigida a “Hermana Kong Duen Yee, la sierva de Dios.” Entoncesvi adentro y había un billete de cinco dólares. Estaba tan emocionada quederramé lágrimas. Inmediatamente me arrodillé y oré, dando gracias a Dios.

En el pasado, gané miles de dólares, pero nunca había estado tan felizcomo estaba en ese momento. Antes, pensaría que era algo normal recla-mar el dinero que gané arduamente y que me lo merecía. Ahora fue dife-rente. Aunque cinco dólares eran poco, contenía la ilimitada misericordia ygracia de Dios. Aunque yo era una persona insignificante, Dios aún meexaltó para ganar el glorioso y honorable ministerio de un sacerdote. Tam-bién me dejó disfrutar de Su parte. ¡Me sentí tan indigna! Dios examinó micorazón. Supo que me di cuenta que no era merecedora y no me importaríauna ofrenda tan chica de cinco dólares. Después Él me hizo administrargrandes sumas de dinero, y me enseñó a ser fiel en Sus varias obras.

Algunas personas que me invitaban a predicar trataron de averiguarcuánto dinero pediría. Eso me puso en una situación difícil. ¿No saben quepredicar es mi ministerio y obligación? ¡Ay de mí si yo no predico! ¿Cómopuedo interesarme con salarios? Sería una desgracia si les pedimos que nospagan por predicar. Si lo hicimos, perderíamos el valor de nuestro ministerio.

Lo único que nos importa es si tenemos el mandato de Dios. Si Dios nonos envía, no importa cuánto dinero ofrezcan, no iremos. Pero si Dios nosmanda, iremos a cualquier lado, aunque no haya contribuciones. De hecho,hay muchas veces cuando tenemos que pagar por nuestros propios gastosde transportación y tenemos que prepar grandes cantidades de literaturacristiana y folletos evangélicos. Pues, somos llamados para este propósito.Sin embargo, Dios nunca ha fallado en proveer por nuestras necesidades,


porque Él promete que ningún soldado presta servicio militar pagándose suspropios gastos. (véase 1 Co. 9:7, NVI.)

Dios muchas veces hace frente a nuestras a las necesidades nuestrascon provisiones de otros lugares. No nos alimenta porque podemos predicaro lograr algo, sino porque obedecemos a Dios. Después, cuando pasé mesesen la reclusión escribiendo este libro, Dios me abasteció para que nada mefaltara. Disfruté de aun más abundancia de Él. (Véase En la reclusión.)Escribo estos testimonios para recordar a los queridos colaboradores deDios que nuestra predicación está basada en nuestro amor por el Señor ypor las almas de la gente. No debemos enfocarnos en el dinero. Debemossaber que Dios es por siempre fiel y guarda Su pacto. Él tiene innumerablesformas de satisfacer nuestras necesidades.

(4) Dios no solo se ha encargado de mis necesidades diarias, también hasuplido para los trabajos que me ha encomendado. Él siempre es fiel. Alfinal de 1960, Él quiso que escribiera mi testimonio de haber nacido denuevo e imprimirlo y distribuirlo gratis. En ese tiempo, yo no sabía escribirun testimonio; tenía muy poca enseñanza. Sin embargo, doy gracias a Dios.Después de orar, el Espíritu Santo me enseñó cómo escribir, y tambiéndiseñar la portada. Después de escribirlo, yo no sabía cómo será imprimido,puesto que no teníamos dinero. Pero por medio de todo esto, Dios quiso queaprendiera la lección de fe.

Una mañana, Él me dijo que llamara a una imprenta. El administradorvino y negociamos el precio. Le di el escrito para la impresión y ordené unagran cantidad de copias. (Cuando este libro se terminó, fue también impre-so por fe y Dios dispuso del dinero.

Después que se fue el administrador, el diablo vino a agitar mi fe. Medijo, “¿Crees que estás haciendo esto por fe? Estás tomando un gran riesgoy actuando como una tonta. Si Dios no te proporcionará, ¿cómo vas aconseguir el dinero para pagar por todo esto?”

Pero Dios tuvo misericordia de mí y fortificó mi fe. Hizo que el diablo seretirara en vergüenza. Un hermano me dijo por teléfono que él había sido


conmovido por Dios esa mañana a ofrecer algo de dinero para ayudarmeen la santa obra. En la tarde, alguien me entregó el cheque. La cantidad erasuficiente para cubrir los gastos. ¡Mira cuán fiel y confiable es Dios! Poreste asunto, Dios testificó por sí mismo. ¡Verdaderamente, Él es omnipotente,omnisciente y omnipresente! ¡Tengo un tan grande Jefe que me apoya, asíque no temo nada!

Después, podía caminar en Su voluntad con firmeza y sin miedo. Porquesabía que Él sería responsable por cualquier cosa que me encomendó hacer.Gracias a Dios. Él usó todos estos folletos. El primer montón de folletos quecontenía mi testimonio se nos acabó pronto, y tuvimos que imprimir más.Después, pilas de los folletos fueron impresos, uno tras uno. Cada vez queordenaba un impreso, no tenía dinero, y tenía que actuar por fe. Y cada vez,cuando la compañía de impresión acababa de terminar mi orden, Dios mepreparaba más que suficiente dinero.

En el pasado, cuando los Israelitas cruzaron el río Jordán, el agua sedesbordó por todas sus orillas. Pero cuando los pies de los sacerdotes en-traron en ella, el agua se detuvo, y se elevó en un montón. La gente entoncescruzó en suelo seco. Si los sacerdotes no hubieran actuado por fe y recha-zaran poner sus pies dentro del agua, el agua no se detendría. La misma seaplica hoy: si no aceptamos la promesa de Dios por fe a actuar atrevida-mente según Sus palabras, no veremos la gloria de Dios. El poder de Dioses manifestado solo en aquellos que confían en Él.

Los siervos de Dios suelen hablar de la fe en el púlpito, pero la mayoríade ellos no tienen la fe en este confiable Dios. Dios está afligido. Siempreque tienen una necesidad financiera para las obras sagradas, no se arrodillana orar ante Dios y esperan que Él cumpla Su promesa. En cambio, suelenusar los métodos del hombre—como conciertos y meriendas—para recau-dar fondos. Hasta usan números de rifa para colectar donaciones desde losincrédulos. ¡Esta donación no Bíblica parece inteligente, pero avergüenzanel honorable nombre del Señor de los ejércitos!

Píenselo: ¿No será responsable Dios por el trabajo que Él quiere quehagamos? Y si algo no agrada a Dios, ¿por qué tratamos de hacerlo? ¿No


sabemos que el Dios eterno es la fuente de todas las riquezas, y que el oroy la plata son Suyos? ¿Cómo puede permitir Dios que Sus hijos parezcancomo mendigos ante los incrédulos? Si esperamos que los incrédulos nosayuden y hagan donaciones, entonces admitimos que el Dios en que cree-mos es pobre, sin poder, y peor que los ídolos que ellos adoran. ¿Cómohablar con ellos para que crean en el verdadero Dios? ¡Imagínese cómo sequedaría corto de la gloria de Dios!

El que confía en Dios tendría muchas dificultades, pero no le dirá a otrossus dificultades, porque sabe que es suficiente decirlos al Señor. “Danossocorro contra el adversario, porque vana es la ayuda del hombre. EnDios haremos proezas, él hollará a nuestros enemigos” (Sal. 108:12–13).

Poco después, Dios me enseñó otra lección: Él tiene muchas formas deproveer para nuestras necesidades. Una vez, me ordenó imprimir variosfolletos evangélicos sobre papel más caro. Pero al mismo tiempo, parecíaque Dios detuvo Su ayuda para estos trabajos. Cuando estaba experimen-tando este problema, recibí una carta del Departamento Interno de Ganan-cias (Inland Revenue Department). Llegó como una sorpresa. Adjunto fueun cheque grande de devolución de impuesto.

Al principio no pude comprender por qué había recibido esto. Peroentonces recordé: Unos meses atrás, Dios me mandó al Departamento deImpuestos a testificar y explicar que había dejado la industria del cine paraservir al Señor Jesús. Fui ahí para hacer un reporte preciso. Desde que dejéla industria del cine, ya no tenía que pagar a mi maquillista, administradorpersonal, fotógrafo, etc. Originalmente cuando completaba mis formulacionesde impuestos, todos estos gastos fueron pagados. Les dije que ahora, comocristiana, me arrepentí de lo que hice. Les pedí que recalcularan misdevoluciones, si quedaba corta, les pagaría todo.

Pensé que me daban este cheque para que les hiciera otro más grande.Oré al Señor para que preparara para todas mis necesidades y que no medejara avergonzada. Guardé el cheque en mi cajón por una semana, sinsaber qué hacer.


Después pregunté a una hermana que averiguara con la agencia deimpuestos. La dijeron que al revisar mis ingresos y gastos, descubrieronque yo había pagado demasiado. Por eso me dieron una devolución. Estababien feliz, y deposité el cheque en el banco. Sabía que el Señor había hechotal provisión, porque a Él se llama “Jehová proveerá (El SEÑOR Proveerá).”Con este depósito pude imprimir muchos bultos de buenos folletosevangélicos.

La gente a veces me pregunta, “Has impreso tantos folletos. ¿Qué or-ganización está pagando esto?” Les contesté en confianza, “Dios mismo hasuplido todo.” Aunque no pueden entender esto, es un hecho. He vistogente tratar toda clase de engaños para obtener dinero, pero a menudo susesfuerzos fallan. Cuando francamente dije a los servicios de impuestos quepagaría cualquier cantidad que les debiera, Dios me hizo encontrar gracia.Como dice la Biblia, “Porque los ojos de Jehová contemplan toda latierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfectopara con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelantehabrá más guerra contra ti” (2 Cr. 16:9). Estas palabras son verdad.

(5) “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra devariación” (Stg. 1:17). ¡Las palabras de Dios siempre nos traen esperanzay consolación! Sin embargo, algunas veces encontramos circunstancias lascuales parecen contrarias a Sus palabras. Dios a veces permita que aquellosque lo aman experimenten algo de pobreza y ansiedad. ¿Es porque Él no esconfiable? ¿Está Dios maltratando a Sus hijos para que tengan menos cosasque la gente del mundo? Mucha gente no entiende la forma en que Diostrata con Sus hijos. Pero Dios tiene Sus buenos propósitos en todas lascosas. Él quiere que Sus hijos ganen riquezas espirituales las cualespermanecen para siempre, y no solo la riqueza corruptible de este mundo.La riqueza material a veces lleva a la pobreza espiritual.

Muchos cristianos, cuando se hacen ricos, pierden la bendición de laoración y la confianza en Dios. Por eso Dios nos deja que experimentemospobreza para crezca nuestra fe. Cuando hayamos aprendido la lección ycrecido espiritualmente, nuestras necesidades físicas serán satisfechas. Dios


no retrocederá en Su promesa. Como siempre, Él es el Dios quien hace a lagente rica. Él siempre está listo para dar.

El Año Nuevo de 1962, tuve que ir al Nuevos Territorios (un suburbio deKowloon) para conducir una campaña evangélica. Ese lugar estaba lejosde la ciudad. Tomar un camión no era conveniente, así que una hermaname prestó su carro. Poco después de subir en el carro, noté que el carro notenía gasolina, y la luz de advertencia estaba parpadeando. Pero, estábamosapurados, no pudimos devolvernos. Continuamos manejando, esperandollenarlo en la gasolinera más cercana. Al alejarnos de la ciudad, las gasolinerasse alejaban más. Nada podíamos hacer. Mientras la luz continuaba parpa-deando, le pedí a la colaboradora enseguida de mí que cantáramos alaban-zas y oráramos al Señor para que el carro no se detuviera. Me pidió que notuviera miedo, porque la fe vence todos los problemas. También me dijo queal igual como Dios causó que el aceite de la vasija de la viuda de Sareptanunca disminuya, tampoco dejaría que nuestro tanque de gas disminuya. Yaunque no tuviéramos ni una gota de gasolina, podríamos seguir manejando,porque el Señor es nuestra fuente de combustible y nuestro todo. Sentí queella tenía razón, y mi fe incrementó. Creí que Él nos ayudaría a llegar a laestación de gasolina con seguridad.

Pareció que Dios quería probarnos esa tarde. Él arregló que muchosautobuses grandes pasaran al lado de nosotros, bloqueando nuestra visión.No sabemos cuántas gasolineras habíamos pasados. Cuando finalmenteencontramos una, ya era muy tarde porque la habíamos pasado, y no eraposible dar una vuelta en U (dar una vuelta de 180 grados). Entonces penséque puesto que Dios nos había ayudado a viajar tan lejos, Él seguramentenos guiaría seguros a la siguiente estación. Pero no vimos ninguna estaciónel resto del camino. La luna estaba escondida, y el viento poderoso. Habíasolamente unos cuantos carros en ese camino rural, y si el carro hubieraparado, hubiera sido difícil encontrar ayuda. Dios usó esta situación inusualpara enseñarme a depender de Él. Mientras manejaba, oré para que Él meañadiera fe y me ayudara a vencer este obstáculo.

La pequeña luz roja parpadeaba más rápido pero sabía que Dios era fiel.Seguramente enviaría ángeles a ayudar a los que les temen. Entonces me


sentí fuerte y ya no tuve miedo. De verdad, Dios me llevó sana y salvahasta mi destino (quedó a 19 millas) bajo de estas condiciones. ¿Si no hubieraexperimentado esto, cómo creería que un carro caminara tan lejos sin com-bustible? Puesto que lo experimenté, ¿cómo entonces dudaría de Dios? Élusó este incidente para enseñarme una verdad muy importante: No se pre-ocupe por lo que le falte, porque Dios es todo. Si no tenemos más comida,tenemos el Señor. Si no tenemos más dinero, tenemos el Señor. Teniendo elSeñor, tenemos todo. ¡Aleluya! El Señor pronto comprobó que estas pala-bras eran ciertas por medio de maravillosas circunstancias.

Un mes después, era víspera del Año Nuevo Chino. En el pasado, yosiempre estaba bien ocupada en ese día en compras, haciendo pasteles,comprando vestidos, y otras cosas mundanas. Pero después de dedicarmeal Señor, no me atrevía a ser contaminada con tradiciones mundanas. Hacíamucho tiempo que había abandonado estas cosas para concentrarme en lasagrada obra del Señor. Yo solo pensaba predicarle a la gente por medio dela correspondencia, invitarlos a campañas evangélicas, hacer arreglos paraque los hermanos y hermanas distribuyeran folletos, y ayudar a los miem-bros pobres y débiles. En la víspera del Año Nuevo, experimenté más de Sugran misericordia en hacer todos estos.

Ese día yo tenía un gran problema financiero. Tuve tales problemasanteriormente, pero nunca como este. Sin embargo agradezco a Dios porSu gracia. Él me guió pasar esta situación en paz. Además, Él dio aun másgrandes bendiciones sobre mí.

La semana anterior, ordené un gran número de folletos evangélicos parapasarlos durante la celebración de Año Nuevo. Cuando la compañía impre-sora me entregó la orden, tenía poco dinero (menos de un dólar en el ban-co). Afortunadamente, la dueña de la compañía impresora era cristiana.Me dijo que no me mandaría la factura hasta después del año nuevo. Asíque el Señor me ayudó en esta dificultad.

Había algunas personas viviendo en mi casa entonces, y la ama de casame dijo muchas veces que necesitábamos comprar abarrotes y provisiones.Pero no teníamos dinero. Y durante los días festivos la mayoría de las tien-


das están cerradas por cinco días. Solo podía arrodillarme y orar. El Señorsabía mis dificultades y las resolvió en maravillosas formas. ¡Alabo al Señorporque Él tiene gran misericordia! Ese día, Él conmovió a los hermanos yhermanas que trajeran presentes—arroz, aceite, huevos, pollos, salchichas,galletas y dulces—en tan grandes cantidades que nos ahorramos la pena decomprarlos nosotros. Inmediatamente compartí la comida con muchoshermanos y hermanas que tenían necesidad, y todos nos gozamos. Lo quequedó fue más que suficiente para nosotros. ¡Sus bendiciones fueron grandes!

No me atreví a pedir dinero al Señor porque sabía que Él iba a proveertodo de una manera maravillosa. La ama de casa estaba esperando susalario para comprar cosas para el Año Nuevo, por eso no pudedecepcionarla. Pedí a Dios una pequeña suma para pagarle.Maravillosamente, esa mañana recibí una carta con dinero. Eso, combinadocon lo que tenía en la casa, todavía me faltaban $4.80 para pagarle susservicios. Pero era domingo y fui a una iglesia a asistir la reunión delpartimiento del pan. Ofrecí todo el $5.20 que tenía en la caja de ofrenda.Ahora me faltaban $10.00.

Raramente, cuando salí de la iglesia, una niña me entregó un sobre y medijo que era una ofrenda de su padre. Lo abrí cuando llegué a casa y vi unbillete de $10.00. Le di el dinero a nuestra hermana. Me arrodillé para dargracias a Dios por Su fidelidad.

Entonces tuve otro problema. Tenía que ir a un lugar lejano a predicaresa noche, pero no tenía dinero. No pude pagar para el camión. ¿Qué podíahacer? Además, por los siguientes días, comenzando con el Año Nuevo,tenía que ir, de mañana y de noche, a la Iglesia Bautista de Hong Kong y laCapilla de Vida de Kowloon para predicar. Necesitaba dinero por transpor-tación. Era un asunto pequeño, pero no le podía decir a nadie. Solo podíaorar.

Dios conocía mi situación, y escuchó mi oración. Al salir a la reunión,Dios conmovió de repente a esta hermana sirvienta que me ofreciera su$10.00. Doy gracias a Dios por Su gracia, porque los gastos fueron cubier-tos. Sin embargo, Dios no estaba satisfecho. Quería probarme más. Nos


hizo llamar a la compañía impresora para incrementar nuestra orden dealgunos panfletos evangélicos. Normalmente, una persona esperaría la pro-visión de Dios antes de incrementar la orden. Pero damos gracias a Diospor darnos fe. Hicimos como Él nos dijo. No nos preocupamos sino feliz-mente lo adoramos, porque sabíamos que pronto veríamos Su poder y glo-ria. Por esa razón, aparte del Señor y una colaboradora y yo, nadie supo demis maravillosos encuentros ese día, incluso mis miembros de la familia.

Dios a veces nos prueba para ver si de verdad confiamos en Él. Es fácilagradecerle al tiempo de las riquezas. Pero Él se agrada más si le alabamosen pruebas sin queja, y mantenemos una fe firme. Él siempre cumplirá Supromesa a aquellos que confían en Él.

Unos días después del Año Nuevo Chino, Dios conmovió a la gente ytrajeron ofrendas continuamente. Recibimos más de lo que pedimos. En-tonces le pedí a la dueña de la compañía que viniera a colectar el dinero, yle testifiqué de Su fidelidad. Otras fracturas, como matrículas de escuela delos niños y gastos de la casa necesarios, fueron todos cubiertos y nos sobró.¡Aleluya! ¡Gracias al Señor Jesús!

No mucho tiempo después, cuando estaba ocupada predicando, el Se-ñor me ordena poner a un lado todas las cosas. De repente me pidió queentrara en la reclusió comenzando en mayo, para ayunar, orar, y comunicarcon Él para escribir este libro. Habiendo tenido las experiencias arriba men-cionadas, tuve suficiente valor para confiar a todos los nueve miembros demi hogar en Sus manos y continuar de acuerdo con Su voluntad. Finalmentedisfruté de aun más bendiciones que antes (véase En la reclusión).

(6) Cuando el Señor Jesús estaba en el mundo, lo recorrió haciendobienes por dondequiera. Predicó, sanó enfermos, echó fuera demonios, yalimentó a los hambrientos. También ordenó a Sus discípulos que hicieran lomismo; porque más bienaventurado es dar que recibir. Si podemos ser fielesen nuestro ministerio, depende de si creemos en la palabra de Dios. Sisomos firmes, y actuamos de acuerdo a las palabras de Dios, veremos amucha gente beneficiarse, y nosotros mismos seremos los primeros en en-contrar gracia. Las escrituras dicen, “El alma generosa será prosperada;


y el que saciare, él también será saciado” (Pr. 11:25). “A Jehová prestael que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Pr.19:17). Esto es verdad. Dios a veces me prueba en esta área para ver si miacción de dar era sincera y si estaba dispuesta a mostrar simpatía. Pero aveces le defraudaba a Dios y no podía satisfacer Su corazón. Sin embargo,cuando hice como me lo ordenó, gané grandes bendiciones.

Cuando somos ricos, es fácil para nosotros compartir las cosas extrasque tenemos. ¿Pero estaremos dispuestos a dar cuando tenemos poco, ocuando tenemos necesidad? Dios a veces nos prueba para ver si estamosdispuestos en realidad. Si confiamos en Su promesa y damos a otros, vere-mos Su promesa se cumple sin demora. Si nos ocupamos en nosotros mis-mos y no ayudamos a otros, entonces estaremos en necesidad nosotrosmismos. Dios me ha enseñado muchas lecciones preciosas en este aspecto.

Una vez, conocí a un colaborador que iba de viaje. Dios me dijo que estecolaborador tenía necesidades y me pidió que le diera $100—todo el dineroque tenía en ese momento. Puse el dinero en un sobre y se lo entregué.Después, me di cuenta que la cantidad igualaba sus necesidades. Dios nome dejó sufrir por esto. Lo que había dado se me devolvió múltiples veces.

En otra ocasión, Dios me hizo saber que algunos de Sus siervos teníannecesidades. Tenía algo de ahorros para pagar por los impuestos de propie-dad y por la matrícula de los niños, pero Dios me ordenó que ayudara primeroa Sus siervos. Así lo hice, y Él conmovió a algunos hermanos y hermanasque me ofrecieran dinero el cual sumó la cantidad exacta que necesitaba.Así que no me atrasé en mis cobros.

Un día, un hermano vino a mí a tener comunión conmigo. Mientrasorábamos, Dios me conmovió a sacar $30 que tenía en mi cajón para él. Nosabía que el hermano tenía necesidad de dinero porque no me lo mencionó.Yo ya no tenía arroz en la casa y planeaba usar los $30 para comprarlo.Pero cuando Dios me mandó ofrecer el dinero, no me atreví a desobedecer.Cuando obedecí, algo maravilloso pasó. El timbre de la puerta sonó y al-guien nos dio 50 libras de arroz, con valor de $30. Después, el hermano alque le di el dinero me dijo que lo había necesitado urgentemente. Si el Señor


no lo hubiera preparado para él, él hubiera vuelto al mundo a hacer cosasque él no quería hacer.

Afortunadamente, el Señor fue misericordioso. No solo los problemasde ese hermano fueron resueltos, sino nuestros problemas también fueronresueltos. Desde entonces, Dios nunca nos deja sin alimento, porque Élsiempre nos provee sin fin. Por eso siempre tuve abundancia en todas lascosas. He aprendido a obedecer a Dios instantáneamente, porque yo solasoy Su sierva. He tenido muchas experiencias como estas, y cada vez Diosme ha bendecido con más de lo que he dado. (También me he encontradocon algunas personas que son deshonestas o tienen motivos ocultos. Poreso debemos ser precavidos). Yo testifico de esta manera, y no me jacto,sino testifico que cada palabra de Dios es verdad. El Señor dijo, “Dad, y seos dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán envuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverána medir” (Lc. 6:38).

Aquí, Dios quiere que yo use Sus palabras para recordarles a todos loshermanos y hermanas ricos: “A los ricos de este siglo manda que nosean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales soninciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundanciapara que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenasobras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamentopara lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Ti. 6:17–19).

(7) El Señor Jesús dijo, “Yo soy el pan de vida; el que a Mí viene,nunca tendrá hambre; y el que en Mí cree, no tendrá sed jamás” (Jn.6:35). Sí, quien venga al Señor no tendrá hambre ni sed, o espiritualmente ofísicamente. Dios quiere recordarnos una cosa importante: Antes de darlimosnas a otros, debemos primero introducirlos la salvación de Jesús. Deotra manera nuestra ayuda será inútil. Cuando la sed espiritual del hombrees saciada, sus necesidades físicas serán también resueltas. Si no conocenal Señor, ninguna ayuda material les será buena. Porque la ayuda materiales limitada y no satisface las eternas necesidades de la humanidad. Sinembargo, muchas denominaciones niegan predicar el evangelio de Jesucristoy se concentran en actividades sociales. Dan caridad a los necesitados,


pero fallan en predicar el evangelio que puede resolver sus necesidadesespirituales, mentales y físicas. Este es un grave error. Porque es imposiblepara Dios bendecir a un hombre a menos que sus pecados sean perdonados.Beneficios materiales solo pueden ayudarlo por un ratito. Pronto él estaráen necesidad de nuevo. Pero un pecador puede venir al Señor en cualquiermomento y sus pecados serán perdonados y sus problemas resueltos, noimporta cuán grandes sean los problemas. Por eso, lo primero que hacemosen ayuda a la gente es traerlos a Cristo.

Conozco algunas personas que estaban atados por pecados, habían per-dido sus trabajos y terminaron siendo rateros o vendedores de drogas. Al-gunas de sus familias tenían tantos problemas que querían suicidarse. Afortu-nadamente, Dios tuvo misericordia de ellos y nos envió a predicar el evan-gelio a ellos antes que se mataran. Entonces, se confesaron y arrepintieronante el Señor, y Dios los salvó de las manos del diablo. Muy pronto, Él losayudó a encontrar trabajos y comenzaron una nueva vida. Esto era algoque ellos nunca se esperaban. Aunque también los ayudamos materialmente,Dios últimamente resolvió sus problemas. ¡Aleluya!

Una de estas personas era un sastre llamado Sr. Lee. Tuvo que cerrarsu negocio debido a su adicción a la heroína. No tenía dinero para mandara sus hijos a la escuela, y su esposa murió en su enojo. Se vio forzado atrabajar en otros negocios y aunque trabajaba duro, Lee no podía mantenersu adicción de drogas. Estaba perdido. Un día una hermana en el Señor lotrajo a mi casa. Él escuchó el evangelio y aceptó el Salvador. Lloró y searrepintió de todos sus pecados ante el Señor. El Señor ayudó a Lee, y enuna semana, lo salvó de su adicción de diez años. Fue bautizado y permaneciófiel a Dios. Poco tiempo después, el Señor lo ayudó a abrir de nuevo susastrería y mandar a sus hijos a la escuela. También ellos conocieron aCristo.

También había un hombre llamado Wong, quien se dedicó al Señor. Perocambió de opinión después y dejó el seminario para comenzar un negociode bienes raíces. Le fue bien al principio e hizo una pequeña fortuna. Compróuna casa y algunos automóviles y se olvidó del Señor. Los buenos días noduraron mucho y el látigo del Señor vino sobre él. De repente su negocio


cayó, y todas sus posesiones se acabaron. Se mudó a una choza de madera,pero la ira de Dios no terminaba ahí. Su choza se quemó y su esposa cayóenfermo seriamente. Así que en este callejón sin salida, el diablo comenzó aanimarlo que cometiera suicidio. Afortunadamente, alguien le dio una copiade mi testimonio que le recordó del Señor Jesús al que él había olvidado.Leyó la dirección en la parte de atrás del folleto y vino a mi casa. Al orarjuntos, lloró fuertemente y confesó, y se arrepintió de haber olvidado aDios. Dios lo consoló y lo llenó de paz y alegría. Entonces el Señor le dioalgo de dinero y rechazó la idea del suicidio. No muchos días después, Diosle dio un buen trabajo en un astillero. Su esposa fue sanada y sus problemasfueron resueltos.

Otro incidente ocurrió el 21 de septiembre de 1961. Estábamos teniendoun servicio por el segundo aniversario de mi dedicación a servir a Dios paraa tiempo completo. Un marido y mujer, Tseng y su esposa, vinieron a lareunión y escucharon con atención mi testimonio. No se fueron ni aun cuandoel servicio había terminado. Tuvimos comunión y nos enteramos que el Sr.Tseng había estado en el negocio de bienes raíces. Él tenía problemas dedinero y el diablo lo engañaba para que falsificara cheques por grandessumas de dinero. Los bancos en cuestión lo estaban demandando, y puestoque era una demanda civil, podía ser encarcelado por un largo tiempo. Suesposa y ocho hijos estaban aterrorizados. Planeaba escapar la mañanasiguiente, y dejar su familia atrás, pero Dios quería salvarlo. Su amigo loinvitó a nuestra reunión. Después de oír el evangelio, confesó sus pecados,se arrepintió y aceptó al Señor Jesús como su Salvador. Oramosardientemente por él.

Tseng entonces decidió enfrentar su problema y admitir sus errores anteDios y el hombre. Estaba dispuesto a aparecer en corte y aceptar castigolegal por su crimen, y ya no iba a escaparse. Usualmente, un hombre ensituaciones tan difíciles se disculpará por no asistir a los servicios de laiglesia. Pero Tseng era diferente. Él venía a nuestras reuniones regularmente.Dondequiera que yo predicaba, siempre lo veía. Dios vio que Tseng teníauna fe sincera y comenzó a resolver sus problemas.

Al principio, Tseng pensó pedir dinero prestado de sus amigos para pa-


gar las deudas, pero Dios quería que se calmara y esperara. Así que veníaa orar diariamente y esperaba pacientemente al Señor. Para los hombres,Tseng era un gran tonto, pero para el Señor su simple fe era preciosa. Diospronto llevó a cabo grandes cosas para él.

Un día Tseng nos llamó para darnos las buenas nuevas. Dios conmovióa los administradores del banco que retiraran los cargos y le diera la opor-tunidad de pagar su deuda cuando tuviera el dinero. Además, Dios supliósus necesidades, salvando a su familia de diez de una crisis financiera.Tseng es ahora un cristiano quien a menudo testifica de la gracia inmensadel Señor. También ha sido bautizado por el Espíritu Santo. Esto me recuerdade un versículo de la Biblia que dice, “Porque sol y escudo es JehováDios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andanen integridad. Jehová de los ejércitos, ¡dichoso el hombre que en ticonfía!” (Sal. 84:11–12). ¡Que ustedes, los lectores, mantengan estaspalabras de Dios en ustedes para la oportuna fuerza!

(8) Finalmente, quiero testificar sobre cómo Dios nos salvó en un cho-que (accidente de coche). En octubre de 1961, un presidente de una ciertadenominación mandó a alguien a recogerme en un convertible para ir apredicar en su capilla. Estaba muy ventoso en el fondo del carro, por esome senté al lado del chofer. Cuando llegamos, un gran camión, que estabasolo unas cuantas yardas de distancia, de repente retrocedió hacia nosotros.Sabiendo el peligro, grité, “Señor Jesús, ¡ayúdame!” Entonces escuché un“¡Bang!” El camión chocó nuestro carro y se detuvo enfrente de mi cara.Aunque parezca extraño, el parabrisas se hundió dos centímetros, pero nisiquiera se rompió. No era el vidrio que tenía el poder de resistir el impacto,sino las manos del Señor que salvaron Su sierva del daño. Cuando el con-ductor del camión bajó a disculparse, él y mi chofer estaban aterrorizados ypálidos, pero Dios me calmó y conforté a los dos hombres. Esa noche, losdos se sentaron atentamente y escucharon la verdad del Señor. Al final dela reunión, aceptaron a Jesús como su Salvador y se hicieron nuestros her-manos. Después, testificaron fervientemente por el Señor en varios lugares.Mucha gente que asistió a la reunión esa noche vieron el accidente y mereconocieron como la cual estuvo en el carro. Después de escuchar los


testimonios y el evangelio, muchos de ellos creyeron en Jesús.

El Señor nos ayuda no solo en grandes asuntos, pero también en peque-ños. Podemos ver que el Señor está con nosotros. Los siguientes son unosejemplos de cómo Dios usa cosas pequeñas para instarnos a que oremosmás y aprendamos a confiar en Él en todas las cosas:

(a) Las persianas de mi ventana en uno de mis cuartos se rompieron, ypor un largo tiempo, no podía hallar a alguien que las reparara. Llamé aalgunos reparadores, y todos prometieron venir, pero ninguno lo hizo. En-tonces de pronto me recordé que olvidé orar. Dos días después que oré, unextraño llamó y preguntó si él podía reparar mis persianas. Le preguntéquién lo mandó, y me dijo que nadie. Pero mientras hacía algunas repara-ciones al otro lado de la calle, él vio mi ventana y vino. Dios contestó mioración maravillosamente.

(b) Mi máquina de coser dejó de funcionar, y, una vez más no podíaencontrar a alguien que viniera a repararla. Oré por esto, porque queríahacer unas prendas para mis hijos. Dios hizo que uno de mis colaboradoresconociera a un hermano que se especializaba en esas reparaciones. Vinoinmediatamente y la máquina funcionaba de nuevo.

(c) Mi familia vive en el sexto piso (en la parte de arriba de complejo).El abastecimiento de agua para los residentes de edificios altos en HongKong es siempre un problema. El problema es peor en verano cuando seraciona el agua. Hubo veces cuando estuvimos sin agua de tomar. Antesque la compañía de utilidades nos mandó un reparador, oramos, y Diosenvió el agua a nuestra tubería. Algunas veces, los residentes de abajo notenían agua, pero nosotros teníamos agua. Dios prometió que aquellos quele teman nunca les faltarán agua o comida. ¡Esto es verdad!

(d) En otra ocasión, descubrí que había goteras en el techo, que eranmolestas cuando llovía. Les pedí a algunas personas que las reparan, perotodos cobraban demasiado mucho. Pedían cientos de dólares, aunque nogarantizaban el trabajo. Por eso oré al Señor. Unos días después, un herma-no vino a pedirme que orara por un miembro enfermo de su familia. (Él


había sido un ladrón que había tenido una vida muy dura y casi cometiósuicidio. Pero antes de hacerlo, me escuchó predicar y se arrepintió. Des-pués, la misericordia de Dios vino sobre él y ganó una nueva vida. Ahoratrabaja en una escuela.) Me mencionó que tenía conocimientos de cons-trucción y que nos ayudaría. Compró cemento, lo aplicó en el techo, y ter-minó en media hora. En ese tiempo yo no sabía que era tan fácil. Sin em-bargo, damos gracias a Dios por protegernos, porque hasta ahora no hahabido goteras. Dios usó al hermano para que hiciera una maravilla.

De los testimonios de arriba, podemos ver que Dios es omnipresente,omnipotente, y omnisciente. Él está con nosotros y nos guarda siempre. Élconoce nuestras necesidades y prepara todas las provisiones. Puesto queÉl sabe lo que necesitamos, también sabe nuestras transgresiones. Por eso,nosotros que confiamos en Él debemos vivir una vida santa y piadosa anteÉl. Su provisión es como una llave de agua. Sin embargo, si pecamos yhacemos cosas que no lo complacen, será como arena y mugre obstruyen-do la llave, y el agua no podrá correr. Porque el pecado nos separa de Diosy no lo deja oír nuestras oraciones. Por eso, debemos orar con un espíritumás vigilante. Que el Señor guarde nuestro espíritu, alma, y cuerpo, paraque sean santos y seamos más bendecidos por Él en este camino de fe.

Queridos lectores, ¿tienen problemas en sus vidas que no pueden resol-ver? ¿Por qué no venir al Señor Jesús? Mientras crean, Él será su fortaleza,su roca, su fuerza, su canción, su salvación, su refugio, su eterna seguridad,y su poderoso Salvador. Lo que es imposible para el hombre es posible paraDios. Y todas las cosas son posibles para aquel que cree.

Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y losdefiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; ¡dichoso el hombre queconfía en él! (Sal. 34:6–8)

La salvación de mi familia 339

Capítulo 7

La salvación de mi familia

Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.(Hch. 16:31)

La salvación de Jesucristo es muy preciosa y maravillosa. No solo noso-tros podemos ser salvos, sino nuestros seres queridos también. Esto noquiere decir que si un miembro de una familia es salvo, todos los otrosmiembros automáticamente serán salvos. En cambio, una vez que se haaceptado al Señor Jesús, se puede orar por los miembros de su familia ytraerlos al Señor. Habiendo hecho nuestra parte, nos daremos cuenta que lapromesa de Dios es absolutamente de confiar.

Mucha gente malentiende lo que dice la Biblia sobre la salvación de lafamilia. Ellos creen que una vez que se cree en el Señor, su familia serásalvos automáticamente, sin tener que escuchar el evangelio y arrepentirse.Esto es equivocado. Si usted cree en el Señor, usted se irá al cielo, pero sisus miembros de la familia no creen, ellos se irán al infierno. Uno deberecibir la salvación del Señor personalmente. Nadie puede hacerlo de partede otros. Puesto que Dios nos ha salvado, Él también ha encomendado lasalmas de nuestros seres queridos en nuestras manos. Él quiere que nosotrosles testifiquemos para que sean salvos. Esta es una responsabilidad que nopodemos ignorar.

Doy gracias y adoro al Señor por Su fidelidad. En respuesta a mis ora-ciones, Él ha salvado mis miembros de la familia uno por uno de las manosdel diablo. Es en verdad una maravillosa historia.

El primero fue mi padre—un típico playboy. Él estudió en varios paísesy se convirtió en un miembro oficial del gobierno en China. Él tenía variasesposas en casa y amantes también. Tomaba y comía, jugaba y mujereaba,


pero nunca estaba satisfecho. Un poco después, vio la vanidad de la vida yde repente se rasuró la cabeza y se fue a hacerse monje. Sin embargo,como un monje, tuvo más penas. Se dio cuenta que el Budismo no podíasalvarlo del poder de pecado, así que se dejó crecer el cabello y volvió acasa solo para encontrarse en más problemas. Todos los días, tomaba parahundir sus penas.

Yo todavía no era salva, por eso pensé que puesto que mi padre estabaviejo y pronto moriría, debería ser una buena hija y atender todos sus de-seos. Le di más dinero para gastar y le compré el mejor licor que encontra-ba. Sin embargo, mi amor, que no estaba en la verdad, solo le causó quecometiera más pecados. Se convirtió en alcohólico y seguido se metía enproblemas, casi perdiendo la vida muchas veces. En verdad, era el Señorquien lo protegía. Era muy dificultoso cuidarlo. Mis hermanos acordaronque se quedara con ellos por unos meses en Taiwán. Así lo mandé allíesperando que el cambio de ambiente lo cambiara. Inesperadamente, tuvoun ataque al corazón poco tiempo después de llegar y fue hospitalizado.Aunque estaba en condiciones criticas, el Señor tuvo misericordia de él ypreservó su vida.

Después de nacer de nuevo, me di cuenta que el amor filial no solosignificaba proveer a mi padre de comodidades materiales; significaba amarsu alma primero y trayéndolo a Cristo para que ganara la seguridad de unavida eterna. De otra forma, sus necesidades verdaderas no se harían reali-dad aunque se le diera la mejor comida, casas, ropa y entretenimiento. Yosolo estaría complaciendo su carne al llevarlo al teatro, consiguiéndole com-pañeros para jugar barajas, o darle los mejores cigarros y vino. Todo estono haría nada bueno a su espíritu. Al contrario, lo hundirían más en el pecado.Aun si le comprara el mejor cajón, tumba y lápida sepulcral, y aun si le dierael más grande funeral, de nada le serviría a su alma.

Debemos saber que si una persona no se confiesa, se arrepiente y obtie-ne el perdón de pecados por la sangre del Señor mientras vive, se va dere-cho al infierno una vez que su vida termine. Allí, esperará por la venida delSeñor Jesús cuando será juzgado ante el gran trono blanco, y será lanzadoal lago de fuego donde sufrirá para siempre. La elección entre ir al cielo


(vida eterna) y al lago de fuego (muerte eterna) es sumamente importante.Debe hacérselo mientras vive todavía. Después de morir, será muy tarde.

Al pensar de este terrible final, solo podía llorar y orar sin descanso anteel Señor por el alma de mi padre. También escribía a mi padre frecuente-mente, diciéndole la importancia de la salvación del Señor Jesús. Le mandéuna Biblia y literatura cristiana, urgiéndole que aceptara al Señor Jesúscomo su Salvador. Doy gracias a Dios por contestar mis oraciones. Un añodespués, en enero de 1959, recibí una carta de él diciéndome que se habíaarrepentido seriamente de todos sus pecados ante el Señor en llanto y aceptóSu salvación. Con sus pecados limpiados por la preciosa sangre del Señor,mi padre fue liberado de la carga del pecado y estaba lleno de paz y alegría.

Me pidió que no me preocupara por su alma sino que guiara al resto dela familia a Cristo para que la familia entera pudiera encontrarse otra vezen el cielo. También me dijo por primera vez que había sido bautizado en losEstados Unidos más que 40 años atrás. Pero como no había nacido denuevo, sufrió bajo el poder del pecado como un cristiano nominal.

Unos días después de que recibí la carta, mi padre fue recibido en elhogar celestial. Yo no estaba triste porque sabía que la vida en la tierra eracorta, y que todos, ricos o pobres, noble o humilde, tiene que morir un día.Mi padre solamente se fue delante de mí. Un día, estaré con él en el gloriosohogar celestial. Y por los incrédulos, una vez que son separados por lamuerte, ya no se verán jamás. Que Dios abra sus ojos para que vean quéserio es este asunto, para que crean en el Señor y traigan sus familias aCristo.

El diablo, siendo malicioso y astuto, siempre trata de engañar al hombre.Cuando se haya decidido en creer en Jesús, le dirá algo así: “Su familia creeen el budismo. Salmodian, practican vegetarianismo y adoran ídolos. ¿Cómole permitirán creer en Jesús? ¿Por qué no esperan hasta que se mueran?”¡Amigos, no sean engañados por el diablo! Porque si alguien muere, él oella nunca tendrán la oportunidad de ser salvo. Y si esperan demasiadolargo para aceptar la salvación, pudiera perder la oportunidad de salvar elresto de su familia. La única manera es arrepentirse ahora y orar por ellos.


Algunas veces el diablo hace que la gente malentienda la gracia deDios. A menudo oigo a la gente decir, “Fulano y fulanita han estado enfermospor muchos años, pero al menos estaba vivo. Entonces un predicador orópor él, y creyó en Jesús y murió. ¡Qué desafortunado!” Cuando la gentehabla así, obvio que no entienden la gracia de Dios. Cuando se le llega eltiempo a alguien, tendrá que dejar este mundo, crea o no en Jesús. ¿No esuna gran bendición si, en el momento de la muerte, se tiene la oportunidadde arrepentirse y ser salvo de la perdición del lago de fuego y ganar alegríaeterna en el cielo? Yo siempre estoy llena de alabanzas para Dios por Sugracia siempre que pienso cómo mi padre recibió la salvación en su lechode muerte. Él era como un tizón rescatado del fuego.

En septiembre antes de la muerte de mi padre, dejé el mundo del cine yme dediqué a servir al Señor a tiempo completo. Prediqué el evangelio, nosolo a mis padres, sino a muchos otros también. Si tuviera diez mil vidas, lashubiera dedicado todas al Señor. Y aun entonces no hubiera sido bastantede pagarle por Su amor.

Agradezco a Dios que mis dos hermanos en Taiwán también se arrepin-tieron y se dedicaron a Dios. Uno se llama Wu-chiu, que significa “sinculpa.” Él había sido hospitalizado por un largo tiempo, sufriendo de neural-gia, y constantemente escupía sangre. Los doctores no podían curarlo. Élsabía que esta condición era incurable, por eso se volvió pesimista, tambiénsu esposa y sus cinco hijos. Anteriormente le había mandado medicina queno le sirvió, así que solo podía orar por él sin cesar y encomendarlo a Dios.Pedí al Señor que manifestara su maravilloso trabajo en él. Sabía que lo queera imposible para el hombre era posible para Dios. A menudo, le escribíapara contarle de la palabra de Dios, esperando que llegara a saber de Supoder y amor. Afortunadamente, mi hermano aceptó el evangelio. En deses-peración, cambió y buscó a Jesucristo, el Señor todopoderoso de vida. Cuandose está dispuesto a confiar totalmente en el Salvador, él ganará vida.

Una tarde mientras mi hermano tomaba una siesta, escuchó al Señorllamándolo que se levantara de la cama a orar. Conmovido por el EspírituSanto, lloró amargamente mientras se arrepentía y confesaba sus pecados.Admitió que en el pasado él no confiaba en el Señor, y dijo al Señor que


anhelaba ser lleno con el Espíritu Santo. El Señor lo bautizó instantánea-mente con el Espíritu y fuego, y su corazón fue lleno con alegría al alabar aDios en voz alta. De repente habló en lenguas, magnificando a Dios. Susfamiliares, que estaban en el cuarto con él, pensaron que se había vueltoloco, sin saber que la gran gracia de Dios había venido sobre él. De ahí enadelante, sus enfermedades crónicas fueron milagrosamente sanadas. Diosinmediatamente lo usó para predicar el evangelio, testificando por muchoslugares. Llevó a mucha gente al Señor.

¡Es maravilloso! El abatimiento y desesperación que llenó a su familiahan sido ahora dispersadas por la luz de la vida. Mi hermano ha empezadoreuniones familiares y su familia entera adora y sirve al Dios que le salvo lavida. Cuando Jesús viene, el poder de Satanás es destruido. Aunque Satanáscontinué atacándolo, Cristo, que habita en él, ya ha vencido al enemigo en laCalavera. Él ha pagado un gran precio para redimir nuestro espíritu, alma ycuerpo. ¡Su sangre tiene gran poder!

Queridos hermanos y hermanas, ¿cuando estamos enfermos, por quéno venimos ante Dios y nos examinamos nosotros mismos humildemente?¿Por qué no buscamos nuestro gran doctor, el Señor Jesús? ¿No dijo Él,“Porque yo soy Jehová tu sanador?” (Ex. 15:26). ¿No fue herido nuestroSeñor para sanar nuestro espíritu, alma y cuerpo? ¿No es Su palabra lacura de todas nuestras enfermedades físicas? ¿No son Sus promesas deconfiable? Cuando el Señor vuelva, nuestros cuerpos serán redimidos, y locorrupto será incorrupto, como el glorioso cuerpo de Cristo. Ya no habrá nienfermedad ni muerte. Esta es la cima de la salvación del Señor Jesús.

Mientras tanto, el Señor tendrá misericordia de nosotros y se encargaráde nuestros cuerpos débiles y enfermos, porque Su promesa de sanarnos essegura. No es pecado consultar un doctor cuando estamos enfermos, perosi un cristiano está firme en la promesa de Dios y confía completamente enel poder de sanidad del Señor, sus bendiciones serán en grande.

En 1961, mi hermano fue sanado por el Señor. El año siguiente, el 14 deenero, recibió el bautismo de agua en el exterior, aunque la temperaturaestaba congelante ese día. Su salida del agua significaba su consagración a


Dios. Poco tiempo después, el Señor lo llamó para que abandonara su mun-dana carrera militar y se uniera al ejército de Jehová Dios, con Cristo comoel General. El Señor le dio un nuevo nombre, En-duo (que significa“graciaabundante”). Verdaderamente, la gracia del Señor abunda. Doy gracias aDios por contestar mis oraciones acerca de la consagración de mi hermano.Que el Señor use este vaso para glorificar Su nombre.

Después de mi conversión, nunca he olvidado orar por mis amigos yparientes de nombre. Temprano cada mañana, dedico mi tiempo para inter-ceder por otros como un sacerdote. Esta es la gracia de Dios sobre mí. Séque mis oraciones nunca serán en vano. Sé por experiencia que el Señorgusta de escuchar nuestras oraciones. Por eso, nunca dejaré este privilegio.Todos los días, hago mención de mis parientes y amigos ante Dios sin falta.

Muchos de mis parientes y mis amigos vivían en China continental, yhacía mucho tiempo que no nos mantenemos en contacto. Sin embargo,Dios los trajo a mi mente, y oré por ellos. En muchas formas maravillosas,el Señor me ayudó a obtener sus direcciones. Entonces pude contarlessobre el evangelio. Como resultado, muchos de ellos, junto con sus familias,fueron salvos. Otros fueron reavivados espiritualmente. Muchos parientesde mis hermanos y hermanas en China no pudieron obtener permiso paravenir a Hong Kong. Cuando recibieron mis cartas evangélicas y literaturacristiana, conocieron a Jesús y el poder de Su resurrección. Le oraron,confesaron sus pecados, y encomendaron sus problemas al Señor, quiendespués los llevó a Hong Kong donde se reunieron con sus seres queridos.

Tenía una hermana en China quien era cristiana pero después habíaolvidado a Dios. Ella había estado sufriendo de un caso serio de hidropesía.Usualmente se sentía débil y mareada y tenía dificultad para respirar. Con-sultó muchos doctores por más de tres años, pero ninguno de ellos pudocurarla. Estaba bien deprimida. Puesto que tenía muchos hijos, su vida eramuy difícil. Doy gracias a Dios por dejarme saber de ella. Después derecibir unas cuantas cartas mías, Dios la revivió en grande y sanó su enfer-medad. Desde entonces, se ha dedicado al Señor. En principio, su esposoera muy testarudo y no quería creer en la existencia de Dios, pero Diostenía una forma de hacerlo creer.


Un día, un pequeño edificio se quemó solo unos metros de su casa.Afortunadamente la familia estaba en casa. La pareja trató de apagar elfuego, pero las llamas se alzaron más altas. Parecía como si el fuego iba aenvolver su casa. En ese momento crucial, mi hermana pidió ayuda a Diosy el fuego de repente se detuvo. En respuesta a su oración, Dios mandóángeles para protegerlos, salvando su familia del desastre. Las Escriturasdicen: “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimopor tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tuscaminos” (Sal. 91:9–11). Estas palabras bien describen su experiencia.

En otra ocasión, el hijo menor de mi hermana tenía un serio problema delriñón. Había mucha sangre en su orina, y su vida estaba en peligro. Mihermana oró por el muchacho, y Dios alargó su vida. Viendo estos mila-gros, mi cuñado ya no se atrevió a rechazar el amor de Dios; humildementeaceptó a Jesús como su Salvador personal. Por mis cartas, él comprendióque el hombre no conocerá a Dios ni aun con el más mínimo pecado. Poreso, con la ayuda de Dios, dejó de fumar. Ahora, la familia entera sirve alSeñor en santidad, testificando de la salvación y bondad de Dios. Dios habendecido esta familia en todas las formas.

Muchos de mis amigos y parientes en China fueron también salvos pormedio de la correspondencia. Entre ellos fue mi tío de 70 años. Por más de20 años, no habíamos sabido el uno del otro. Casi me había olvidado de él.Un día el Señor me recordó y dijo que orara por él. Puesto que era muyviejo, no creí que él tenía mucho tiempo para recibir la salvación. Yo estabaansiosa de contarle sobre el evangelio, pero no tenía su dirección. Pedí alSeñor, “¿A quién le pediré la dirección de mi tío? O Señor, Tú sabes todo.Nada es imposible contigo. Te pido que Tú personalmente obtengas estadirección para mí.” Después de mi oración, primero di gracias y alabé aDios por fe por contestarme mi oración.

Una semana después, una cosa increíble pasó. Una desconocida vino ami casa inesperadamente. Al principio, creí que ella había venido a oír elevangelio, por eso le conté la verdad sobre la salvación. Oró conmigo yaceptó a Jesús. Entonces, me sorprendió diciendo que ella era la hija adoptiva


de mi tío, cuyo dirección yo había estado buscando. Me dio su dirección yme contó de la condición de mi tío: que estaba viejo, pobre y enfermo.Esperaba que yo le mandara algo de comida y ropa. Después que se fue,me arrodillé para alabarle a Dios por otra maravillosa obra. Yo sabía que lasnecesidades más grandes de mi tío no eran pan y mantequilla, sino el verda-dero pan de la vida. Inmediatamente le escribí para contarle sobre la verdad.También le dije cómo orar a Dios y cómo tener comunión con Él.

Siempre que escribí una carta a alguien, solo mencionaría la preciosasalvación de Jesús. No me dirigiría a él las palabras de cortesía. Usualmenteincluí en mis cartas algunos panfletos evangélicos explicando la verdad.Entonces encomendaría las cartas a Dios, pidiendo que Él mandara ángelesa entregarlos. Doy gracias a Dios porque Él es verdaderamente fiel y justo.Él nunca dejó de bendecir a todos aquellos que recibieron mis cartas. Sinembargo, después de un largo período de tiempo, no recibí respuesta de mitío. Estaba ansiosa de eso y oraba sin cesar. Tres meses después, recibí unacarta con escritura no familiar. Estaba muy alegre de saber que era de mitío. Al leerla, di gracias a Dios en lágrimas. Él escribió:

Querida Duen-yee, mi sobrina: 18 de enero de 1962

Hace más de 20 años desde que nos vimos por la última vez. No tehe olvidado, ni siquiera por un momento. Lo siento por no haber teescrito antes. Hemos estado mudándonos muy seguido. Me alegremucho de recibir tu carta el pasado septiembre, junto con los panfletosevangélicos. Es bueno saber que tú has sido salva y bendecida porDios y que te has dedicado a predicar el evangelio. Yo también ansiolas bendiciones de Dios. No escribí antes porque estuve enfermo porseis meses.

Al principio, tenía reumatismo y dolores de cabeza, y me sentía débil.Entonces mis manos y pies se adormecieron tanto que casi no me podíamover. Por meses no podía escribir debido al dolor en mi mano derecha.Aparte de eso, me molesta mucho la piel. Me daba comezón, y mesalieron llagas en todo el cuerpo. Tenía llagas dolorosas en mis piernas,y el dolor era insoportable. Por mi edad, también tenía tos crónica.


Con tantas enfermedades, creí que iba a morir pronto. Afortunadamente,recibí tu carta y supe del Salvador, Jesucristo y del Espíritu Santo. Fuialentado por la promesa de Dios, de que Él me sanaría física yespiritualmente si le oraba sinceramente. De acuerdo con tu consejo,oré continuamente sobre mi lecho de enfermo por dos meses, desdefinales de septiembre hasta noviembre. Después de eso, la enfermedadde mi piel y las llagas que me molestaban mucho fueron sanadas sinayuda médica. No sé cómo fueron curadas, pero pienso que este fue elresultado de mis sinceras oraciones.

Esta es una gran bendición de Dios que vino hacia un viejo enfermocomo yo. Continué orando que Dios sanara mis otras enfermedades, ydi gracias a Dios por las dos comidas que tomaba al día. Entonces mimano derecha, que había estado entumecido por un largo tiempo, derepente pudo moverse un poco a pesar del (tiempo) frío de muerte.Gradualmente pude escribir con una pluma. Al escribir esta cartaahora, me siento mejor, por lo que estoy de verdad agradecido a Dios.El Padre celestial me ha mostrado Su misericordia, y Su poder ha venidosobre mi cuerpo. Nunca olvidaré Su gracia. Estoy decidido a creer enÉl y confiar en Él. Continuaré orando.

Que el Señor me perdone por todos mis pecados del pasado paraque pueda nacer de nuevo y al final entre al reino celestial—esto es misincera esperanza. Por favor sigue orando por mí. Agradezco tusoraciones. Siempre digo a mi esposa y nuera sobre la gracia de Diosque vino sobre mí. Ellos también han sentido la protección del Padrecelestial y están aprendiendo a orar…

Firma,(Tu Tío)

Mi tío ha obtenido inmensa gracia. El Señor Jesús perdonó sus pecados,salvó su alma, sanó sus enfermedades, y hasta abasteció todas sus necesi-dades, incluyendo comida y ropa. El amor del Señor por Su gente es siempreabundante. Él siempre se encarga hasta de los más pequeños problemas.“Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. Noquitará el bien a los que andan en integridad” (Sal. 84:11).


Después, supe que mi tía también estaba gravemente enferma. Yo esta-ba ansiosa saber si ella había escuchado el evangelio. Así que, me levantabacada noche a orar por ella y pedí al Señor que abriera su boca para llamarel nombre de Jesús. Todo lo que pedía era que su alma fuera salva. Pero lagracia del Señor es siempre más de lo que pedimos. Recibí otra carta de mitío que decía:

Mi sobrina Duen-yee, 26 de abril de 1962

Paz en el Señor. He recibido la comida y ropa que nos mandaste elmes pasado. Estoy agradecido al Señor. Hace dos meses tu tía estabasufriendo de pulmonía agudo y estaba en condiciones críticas. Cuandoestaba enferma, yo siempre oraba a su cabecera. También le enseñécómo orar por sí misma. Por eso cuando tenía fiebre alta, ella oró alSeñor clamando, “¡Señor, ayúdame! ¡Señor ayúdame!” Se salvó alcuarto día. Por más de diez días, había estado en cama orando alSeñor por su salvación. Al final, el Señor tuvo misericordia de ella y lasanó, por echando fuera al demonio de enfermedad. Desde que aceptéa Jesús como mi Salvador, mi familia entera confía en el Señor entodas las cosas. El Señor ha curado nuestras enfermedades. Es elSeñor quien ha salvado nuestras vidas. Por eso estamos dispuestos adar nuestras vidas por Él. Por favor ora por nosotros.

Ahora quiero contarle sobre un milagro realizado por el EspírituSanto. El 10 de este mes, como a las 2 de la tarde, un niño de cuatroaños cayó en un gran estanque de pescados cerca de la casa. Mi nietode seis años de edad estaba jugando por el estanque. Él no sabíanadar, pero cuando vio al niño hundiéndose, se apresuró dentro delestanque. Sin contemplar el peligro, vadeó el agua para alcanzar alniño. Cogió la mano izquierda del niño y lo sacó a lo seguro. Así que,salvó una vida. ¿No es ese un milagro? Yo acababa de llegar a casacuando esto ocurrió. Cuando se me avisaron de esto, incliné la cabezay di gracias al Señor. Claramente, el Señor ha bendecido a mi familiaentera. Por favor da gracias a Dios de parte de mi familia. Oraré conmás frecuencia. Y por favor continúa orando por nosotros. A propósito,casi he dejado de fumar. He estado siguiendo tu consejo cada día.


Cada vez que pienso en un cigarrillo, cerraría mis ojos y oraría.Después de eso ya no siento el deseo de fumar. La única vez que fumoes cuando estoy con mis amigos e inconscientemente caigo en la trampadel diablo. Estoy decidido a arrepentirme y apartarme del diablocompletamente…

Firma,(Tu Tío)

El Señor usó las muchas cartas que escribí a mi tío para incrementar suconocimiento de la verdad. El Espíritu Santo lo guió y enseñó de una mane-ra maravillosa. Pronto recibí otra carta de él, contándome sobre la graciade Dios sobre él. Dice como sigue:

Mi querida sobrina, Duen-yee: 8 de mayo de 1962

Que el Señor te guarde siempre. Doy gracias a Dios por las cosasque me mandaste. Estoy avergonzado de mi pecado, porque no dejéde fumar hasta el quinto de este mes. Ahora ya no pienso en uncigarrillo ni cuando me siento aburrido o depresionado. Fue puramentecon la ayuda de Dios que pude pelear con el diablo y romper estehábito. Nunca más fumaré. Que el Señor limpie mi cuerpo, alma, yespíritu con Su sangre preciosa para consagrarme a Él a Su servicio.

He aprovechado cada oportunidad para predicar el evangelio. Queel Señor remueva obstáculos para que pueda predicar la verdad sindificultad. Antes que tú me trajo a Cristo, yo estaba atado porincontables enfermedades. Pero desde que creí en el Señor, Su preciosasangre ha limpiado mis pecados. Me ha sanado de mis enfermedades,y el Espíritu Santo ha estado trabajando en mí. Soy ahora nacido denuevo con mejor salud. Temprano esta primavera, planté más de 100plantas de tabaco. Sin embargo, puesto que he dejado de fumar, lasremoveré y plantaré papas dulces para mostrar mi determinación…

Firma,(Tu Tío)

El testimonio de mi tío estuvo lleno con la gracia de Dios. Después, mi


tío me pidió una Biblia y deseaba ser lleno del Espíritu Santo. Que el Señorhaga realidad todo esto para él para que obtenga el poder de predicar elevangelio.

(La nota de la autora en la segunda edición de este libro: En la primaverade 1964, después de leer nuestras publicaciones espirituales, mi tío fue bau-tizado con el Espíritu Santo y habló en lenguas. También fue bautizado en elnombre del Señor Jesús en un pequeño arroyo en su aldea. Después, élbautizó su familia y nietos. El Señor también le obsequió una Biblia, y elEspíritu guió a su familia entera a la verdad. ¡Aleluya!)

Tenía otro tío que era un dramaturgo célebre en el Sur de China. Era unhombre sabio en literatura. Sin embargo, con el conocimiento viene la arro-gancia e incremento de penas y preocupaciones. Debido a esto, estabadesilusionado con las realidades de la vida y se enfermó mentalmente. Pormuchos años, vagó por las calles, viviendo una existencia infrahumana.Nadie podía ayudarlo. Después de nacer de nuevo, oré por él día y noche,pidiendo al Señor que restaurara su sano juicio para que recibiera salvación.Mis oraciones fueron contestadas a finales de 1959 cuando el poderosoDios lo arrebató de las manos de Satanás y restauró su sano juicio. Cuandolo llevé a casa, lloró mientras confesó sus pecados. Se arrepintió y diogracias a Dios. Sí, ¿quién más pudiera salvarlo aparte del Señor Jesús? ¡Yafue un gran milagro que Dios sanó su enfermedad mental, pero fue unmilagro aún más grande que Dios salvó su alma!

Aparte de mis tíos mencionados, muchos otros de mis parientes tambiénhan sido salvos. Incluyen mi abuela, mis otros tíos y tías, mis primos, mishermanos y hermanas, mis sobrinos y sobrinas, y mis propios hijos. Algunosde ellos han recibido el bautismo del Espíritu Santo. Sería imposible contartodas sus experiencias en un solo libro. Aunque algunos de ellos todavíaestán testarudos y no quieren arrepentirse, confío que el Señor es fiel y nolos abandonará. Esperemos con paciencia, porque Él tendrá compasión denosotros.

Queridos hermanos y hermanas, todos queremos dar lo mejor a nues-tros seres queridos. ¿En el mundo, qué hay más precioso que el Señor


Jesús? ¿Hay algo que pueda satisfacer las necesidades físicas, mentales yespirituales de uno aparte de Cristo? Agradezco a Dios que muchos de misamigos y parientes ahora tienen a Jesús, y que todos sus problemas hansido resueltos. Y con el Día de la venida del Señor acercándose cada díamás, me preocupó por las almas de mi familia y las familias de mis hermanosy hermanas en Cristo. Todos los días oro al Señor con diligencia, rogándoleque tenga misericordia de ellos y los salve.

Hermanos y hermanas, ¿dónde están sus familiares ahora? ¿Has llorado,orado y ayunado por ellos? ¿Has hecho su parte en dar el pan de vida a lasalmas hambrientas? ¿O estás sentados inmóviles, viendo a sus seres queri-dos perecer? El Señor te las ha confiado sus almas. ¿Qué vas a hacer?Que Dios use estos testimonios para encender nuestro amor por las almasde otros. Amén.


Capítulo 8

La sanación divina

Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo rectodelante de Sus ojos, y dieres oído a Sus mandamientos, y guardarestodos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcioste enviaré a ti; porque Yo soy Jehová tu Sanador. (Ex. 15:26)

Y por su llaga fuimos nosotros curados. (Is. 53:5)

El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.(Mt. 8:17)

Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tusdolencias. (Sal. 103:3)

El Señor dijo: vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil.(Ez. 34:16)

Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús deNazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos losoprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. (Hch. 10:38)

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sina-gogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando todaenfermedad y toda dolencia en el pueblo. (Mt. 9:35)

Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobrelos espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar todaenfermedad y toda dolencia. (Mt. 10:1)

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán

La sanación divina 353

fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manosserpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre losenfermos pondrán sus manos, y sanarán. (Mr. 16:17–18)

La divina sanación es una de las verdades preciosas en la Biblia. Es lasalvación de Dios para la humanidad. Los versículos de arriba nos cuentanque el Dios trino no solo es el Salvador de nuestras almas, sino que tambiénel Sanador de nuestros cuerpos físicos.

La Biblia entera es un archivo de señales y milagros realizados por Dios.El Antiguo Testamento nos dice cómo el SEÑOR, el Santo Padre, sanó a Supueblo. En el Nuevo Testamento, los cuatro evangelios hablan sobre Jesús,el Santo Hijo, sanando a los enfermos. Y los Hechos de los apóstoles men-cionan cómo el Espíritu Santo, el Consolador, descendió del cielo despuésde la ascensión de Cristo e hizo aun más grandes milagros por medio de loscristianos. La iglesia prístina tenía tales poderes transcendentales porquelas enseñanzas de los apóstoles eran siempre confirmadas por los milagrosde Dios. Con estos milagros, los incrédulos conocerían al Cristo vivo y sealejarían de herejías.

La salvación de Dios es completa; salva el alma y el cuerpo del hombre.Esta salvación dura para siempre. La salvación y la sanación son insepara-bles, tal como Dios y Su palabra son inseparables. Por eso, debemos aceptarel evangelio y la Biblia (la palabra de Dios) enteramente. No debemosdudar de ninguna porción de la Biblia.

La fe en la sanación de Dios no solo se liberará una persona de sussufrimientos físicos, sino también le ayudará a entrenar la fe que tiene enDios. Cuando la fe se crece firme, él recibirá más gracia de Él. Y la feviene como resultado de oír la palabra de Cristo. Déjenme contar algunosejemplos para testificar de la verdad de la sanación divina para que tenganmejor entendimiento de la sanación de Dios y puedan ganar mayor fe en Él.

Primero, debemos saber que la mayoría de las enfermedades y sufri-mientos vienen del diablo y los pecados. Sin embargo, Dios permite lasenfermedades venir sobre nosotros por Su amor y sinceridad. Él quiere


probarnos y entrenarnos para que podamos ser edificados. Las mentiras yataques de Satanás algunas veces ayudan a realizar la voluntad de Dios. “Ysabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan abien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Ro. 8:28).

Si afrontamos nuestros pecados, Dios siempre está dispuesto a sanartodas nuestras enfermedades y a salvarnos de todos los sufrimientos (con-tando con que nuestra hora de morir no ha llegado). Él dijo, “Porque Yo sélos pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jer.29:11).

Cuando el hombre fue creado, él era perfecto de todas formas. La vidaque Dios le dio al hombre era santa, buena, justa, fuerte, y sana, exacta-mente como Él es. Además, el hombre gozaba del privilegio de comunicarsedirectamente con Él en el huerto de Edén. Lamentablemente, el pecadoentró al mundo cuando Adán y Eva fueron engañados por la serpiente (eldiablo) a desobedecer los mandamientos de Dios.

Desde que la humanidad cayó de la gracia, el hombre ya no podía acer-carse a Dios. El pecado lo ha separado de Él. Después que Adán fue echa-do fuera de Edén, el hombre comenzó a caer bajo el malo (el diablo). Enfer-medades, pobreza, lágrimas, penas, y muerte también empezaron a entraral mundo. El diablo es mentiroso quien hace que el hombre dude de laspalabras de Dios. Él es el asesino quien busca matar y destruir a la huma-nidad. Todas las cosas obscuras y el sufrimiento vienen de Satanás. Porfavor refiéranse a los siguientes versículos:

Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Jobcon una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de lacabeza. (Job 2:7)

Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó,de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. (Mt. 12:22)


Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espírituinmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, yno entres más en él. (Mr. 9:25)

Y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritude enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podíaenderezar. (Lc. 13:11)

Estos versículos de la Biblia nos dicen que Satanás a menudo ataca a lagente con enfermedades. Si entendemos esto, no será difícil seamos sana-dos y liberados por Dios.

Si quiere ser sanado, debe primero creer en tres cosas:

1. La Palabra de Dios. Debemos creer que la palabra de Dios espoderosa. Él creó el universo y todas las cosas en él por Su palabra. PorqueÉl dijo, y fue hecho; dio una orden, y todo quedó firme (véase Sal. 33:9).

Porque nada hay imposible para Dios. (Lc. 1:37)

El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán.(Lc. 21:33)

Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque Yo apresuro Mi palabrapara ponerla por obra. (Jer. 1:12)

Puesto que sabemos que las palabras de Dios se cumplirán, debemoscreer firmemente en cada promesa de Dios en la Biblia acerca de la sanación.El amor de Dios nunca cambia. Él nos sanará cuando nos hayamos quitadonuestros pecados. No debemos tener ni la menor duda, sino creer que cadapromesa de Dios es para nosotros.

Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempoasí, le dijo: ¿Quieres ser sano? (Jn. 5:6)


Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio.(Mt.8: 3)

Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sanade tu azote. (Mr. 5:34)

¿No son estas palabras de gracia también para ti hoy? Por favor recuerdeque la palabra de Dios no está limitada por tiempo o espacio. Lo que seaque la Biblia diga, eso es lo que debe creer. La eficacia de la palabra deDios en usted será en proporción a su fe. Si cree totalmente en la promesade Dios, será realizada para ti en su plenitud. Dios no puede hacer nada porlos que no creen.

2. La sangre del Señor Jesús. Puesto que sabemos que la enfermedadviene del pecado, debemos rogar a Dios que cubra nuestros pecados conSu sangre preciosa. Entonces, venceremos el dominio malo de Satanás porla sangre de Cristo.

Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.(1 Jn. 1:7)

Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de lapalabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta lamuerte. (Ap. 12:11)

Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras deldiablo. (1 Jn. 3:8)

Por medio de la muerte en la cruz, el Señor Jesús destruyó al diabloquien tenía el poder de la muerte. El Señor dio Su vida para llevar todosnuestros pecados, debilidades, enfermedades, y muerte. No importa quétan pecadores seamos, seremos perdonados mientras confesemos nuestrospecados y nos arrepintamos ante el Señor. Si de verdad conocemos el granpoder de la preciosa sangre del Cordero, no seremos amenazados porSatanás.


De ninguna manera, no debemos subestimar las obras del diablo. Esnecesario que siempre estemos vigilantes y de guardia, y huyemos del pe-cado, no sea que demos ningún lugar a Satanás. Por otro lado, nosobreestimemos su poder, no sea que dejemos de alcanczar el cumplimien-to del Hijo de Dios sobre la cruz. Recordemos siempre la victoria del SeñorJesús en Gólgota. Cuando el Señor fue levantado sobre la cruz, esta procla-mó que el malvado plan de Satanás había sido destruido.

Si confesamos nuestros pecados humildemente ante el Señor, si estamosdispuesto a obedecer completamente a Él, y teniendo fe, reprendamos lasenfermedades en el nombre del Señor Jesucristo por la preciosa sangre deCristo, (Nota: Cuando reprendemos a Satanás y las enfermedades, hay quehacerlo en el nombre completo del Señor. Solo decir: “En el nombre delSeñor” no es suficiente; se debe decir, “En el nombre del Señor Jesucristo”porque este precioso y santo nombre es lo más temido por Satanás.) enton-ces Satanás y sus legiones (de demonios) huirán en terror. Solo el SeñorJesús puede sanar a todos los enfermos que están oprimidos por Satanás.

3. El gran poder del Espíritu Santo. El Espíritu Santo da vida. Elpoder de Su vida indestructible lo hizo posible para el Salvador haber nacidode una virgen y haber sido resucitado de los muertos. Cuando el Señorvuelva, Él levantará a todos los santos de los muertos, y transformará a losvivos, los cuales serán arrebatados para encontrarse con Él en el aire. Estesobrenatural poder de vida puede destruir el poder de la enfermedad, ¿no?Por desgracia, las obras del Espíritu Santo usualmente son estorbadas porla incredulidad del hombre.

Si ustedes creen en estas tres cosas que acabo de explicar, tendrá su-ficiente fe para rogar al Señor por su sanación.

Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

(1 Jn. 5:15)

Hay otra cosa importante sobre la curación divina. Se debe examinarseprimero para ver si es sincero y si está preparado para recibir al Señor en


su corazón. ¿O solo quiere aceptar Su sanación pero no quiere Su salvación?Si es así, será como el niño que solo quiere el regalo de su padre y no alpadre mismo. Este es el procedimiento de la divina sanación: Dios perdonapecados antes de sanar.

Él es quien perdona todas tus iniquidades; Él que sana todas tusdolencias. (Sal. 103:3)

Dijo al paralítico: “Hombre, tus pecados te son perdonados. A ti tedigo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” (Lc. 5:20,24).

Yo tenía toda clase de enfermedades. Pero desde que acepté a Jesucristocomo mi Salvador personal, mis pecados han sido perdonados y mis enfer-medades sanadas.

Si usted ha aceptado a Cristo, debería examinarse a sí mismo ante Dios,porque nadie es perfecto. Job era un hombre justo, pero Dios permitió queSatanás lo atacara. Dios quería quitar el “orgullo propio” (sus propias pre-tensiones de superioridad moral) de Job, un pecado que no es detectadofácilmente. Además, Dios quería que él aprendiera la lección de sumisióntotal. ¿Qué más decir sobre nosotros?

Hoy, cuando Dios permite que la enfermedad venga sobre nosotros,¿hemos pensado cuales pecados Él quiere que enfrentemos? ¿O qué ídolosen nosotros quiere demoler Él? ¿Es desobediencia? ¿Falta de fe? ¿Infideli-dad? ¿Impaciencia? ¿Falta de misericordia? ¿Falta de amor? ¿Hemos sidoflojos en leer la Biblia o en orar? ¿Hemos amado al mundo más que a Él?¿Hemos fallado en mantener nuestras promesas o cometido otros pecados?

Debemos orar para que el Espíritu Santo resplandezca sobre nosotros.Si nuestros pecados son revelados, debemos confesarlos y arrepentirnosinmediatamente. Cuando alcanza Dios Su meta de purificarnos, nuestrasenfermedades serán sanadas prontas.

Después que mi hija mayor Rut nació de nuevo, un día tuvo una fiebrealta. Oré por ella pero la fiebre no se le quitaba. Después, supe que ella


había hecho algo que Dios le había prohibido hacer. Por eso, Dios la disciplinó.Después que se examinó ante Dios, se arrepintió de sus pecados y expresósu buena voluntad de abandonar lo que Dios quería que abandonara, sufiebre se alejó.

La Biblia dice, “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehovápara salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestrasiniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestrospecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para oír” (Is. 59:1–2). Por esta razón, si esperamos ganar la gracia de Dios, primero necesitamosdejar de nuestros pecados. Esta es la única manera que nuestras oracionesserán escuchadas por Dios

Hay que tener mucho cuidado de no pecar otra vez después de habersido sanado por Dios. Dios ciertamente no le dará fuerza y salud para amaral mundo. Preste atención a lo que el Señor le dijo al hombre que fue sanadodespués de enfermarse por 38 años: “Mira, has sido sanado; no pequesmás, para que no te venga alguna cosa peor” (Jn. 5:14). Estas palabrasse dirigen a todos aquellos a quien Dios ha sanado.

Después que ser sanado, se debe servir al Señor toda su vida. Camineen el Espíritu y trate de agradar al Señor. De otra manera, las consecuenciaspueden ser espantosas. El Señor nos sana para que nos sometamos a Él ylo glorifiquemos.

Hay otra cosa que usted debe saber: Las preciosas promesas de Diospara Sus hijos vienen con condiciones. Si usted falla en satisfacer estascondiciones, la promesa de Dios no puede ser realizada. Pero si ustedsatisface Sus requerimientos, Él nunca faltar a Su palabra; Él cumplirá todasSus promesas sobre usted. Los siguientes son algunos ejemplos:

“Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones detu corazón” (Sal. 37:4). Si primero satisfacen la condición de “deléitateasimismo en el Señor,” Él cumplirá la promesa de “te concederá laspeticiones de tu corazón.”


“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él, y Él hará” (Sal.37:5). El requerimiento es de “encomendar a Jehová tu camino y confiar enÉl,” primero, y entonces Él cumplirá Su promesa de “lo hará.”

“Pues nada falta a los que le temen” (Sal. 34:9). Si teme al Señor, Élasegurará de que nada se falta. Por favor refiérase al versículo Éxodo15:26, que está mencionado en el principio de este capítulo. Las condicionesde recibir Su promesa son “oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, ehicieres lo recto delante de Sus ojos, y dieres oído a Sus mandamientos, yguardares todas Sus estatutos.” Entonces Dios será responsable de hacerlo que prometió, “Ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios teenviaré a ti; porque Yo soy Jehová tu Sanador.”

Finalmente, Dios quiere que usted actúe por fe. “Si crees, verá la gloriade Dios” (Jn. 11:40). Esto no quiere decir que ver es creer, sino que creeres ver. Además, tiene que probar su fe con obras. Entonces verá las obrasde Dios.

Después de orar, tal vez su enfermedad permanece o se peora. El diablofrecuentemente aprovecha la ocasión para desanimarle, diciendo, “¡No teestás mejorando!” En ese momento, debe permanecer firme por las pala-bras de Dios y creer que Él hará lo que ha dicho. Aun si su condición nomejora, se debe saber que el poder de la enfermedad ha desaparecido. Poresta razón, ¡usted debe alabar a Dios en fe!

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. (He. 12:2)

Someteos pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.(Stg. 4:7)

Aquellos que desean ser sanados por Dios deben entender, aceptar ypracticar el mensaje mencionado arriba. Testificaré ahora la validez de estaverdad de sanación con ejemplos, para que crean en las palabras de Dios:

Antes de aceptar a Cristo, yo tenía muchas enfermedades. Aparte de


úlceras, nerviosismo, insomnio, dolencia del corazón, mareos, anemia, ypulmones débiles y otras enfermedades, también tenía una hinchazón en micintura izquierda. Usualmente era del tamaño de una aceituna. Pero si mequedaba despierta toda la noche haciendo películas, o si me enojaba, medolía mucho la hinchazón y se me hinchaba al tamaño de un huevo. Fui aver los médicos muchas veces, pero no podían hacer un diagnóstico sin unabiopsia.

Puesto que estaba ocupada haciendo películas, no tenía tiempo para unaoperación. Aparte de eso, los médicos decían que solo era un nudo benigno,así que pospuse el examen. Este desarrollo había estado en mi cuerpo porcasi ocho años. Pasé por muchos tratamientos, pero ninguno de los esfuer-zos pueden removerlo. Sin embargo, después de nacer de nuevo, descubríde repente que la hinchazón había desaparecido. Y ¡todas mis enfermeda-des fueron sanadas!

Al principio no supe cómo era posible. Después me di cuenta que era laobra de Dios. La curación de Dios es rápida y milagrosa. Me hace venerary confiar en Él aun más. Por esto, aprendí no solo de Su maravillosa salvaciónsino también de Sus poderes curativos.

De ahí en adelante, cuando iba a predicar el evangelio en los hospitales,oraría audazmente por los pacientes. Por medio del Espíritu Santo, he apren-dido predicar y orar por los enfermos. Después, me dijeron muchos testi-monios sobre cómo la gente fue curada por medio de mis oraciones.

Me recuerdo de un incidente inolvidable. Cuando acababa de ofrecermeal Señor, fui a un hospital pequeño y pobre, donde conocí a una pacientejoven. Se quedó ciega debido a una fuerte reacción a la anestesia que ledieron en una operación de cesárea. Los doctores no pudieron restaurar suvista.

Cuando escuchó de otros pacientes que una estrella de cine estaba ahípara predicar y orar por ellos, me llamó y pidió que orara por ella, parapoder ver otra vez. Así, le prediqué y le pedí que se arrepintiera y aceptaraa Jesucristo como su Salvador. En el nombre del Señor Jesús puse mis


manos sobre ella y oré por ella. Pedí al Señor que la limpiara con Su sangrepreciosa, y reprendí al espíritu inmundo de ceguera y lo ordené que sealejara de ella. Luego me fui.

Cuando llegué a casa, no pude recordar su cara pero continué orandopor ella. Como dos semanas después, volví al hospital. Una señorita vino amí llamándome por mi nombre. Me tomó las manos cariñosamente. A esomomento, no pude recordarla, pero después de preguntarla, me di cuentaque era la mujer ciega por la que yo había orado.

Alegremente me dijo que desde que oré por ella, ¡el Señor Jesucristohabía restaurado su vista¡ Di gracias a Dios por ella, y di toda la gloria aDios. Después de esta experiencia, yo estaba aun más convencida de quela promesa de la curación de Cristo es digna de confianza. No importaba adónde iba a predicar, el Espíritu Santo me conmovería a orar por los enfer-mos, aquellos que se salvaban y se curaban incrementó.

Mientras Dios me usaba para curar a otros de esta manera, el diablotrató de destruir mi fe y detenerme de predicar la divina curación. En esemomento, aunque yo había sido curada muchas veces por el Señor y habíavisto muchas maravillas hechas por Él, todavía tenía un entendimiento limi-tado de la curación de Dios. Así que mi fe no era lo suficiente firme pararesistir las opiniones erróneas de muchos predicadores en contra de la divi-na curación.

Además, muchos de los que predican esos mensajes erróneos eran fa-mosos pastores a quienes yo respetaba. Eran admirados por muchos por sueducación, posición, y conocimiento. También he cometido un gran error alidolatrarlos y estime sus teorías más que las palabras de Dios. Recordabalo que decían los pastores, pero olvidaba lo que decía la Biblia. Consecuen-temente, hubo un brusco descenso en mi fe hacia la curación divina.

Muchos pastores no creen en la curación de Dios. Algunas personaspreguntan, “Puesto que ellos son predicadores y una mayoría de ellos amaal Señor, ¿cómo pueden negar la curación de Dios? ¿No se están oponiendoal Señor que sirven?


Creo que no se oponen a la verdad intencionadamente. De hecho, ellosno saben lo que hacen. Es Satanás quien quiere anular la palabra de Dios ydestruir la fe de los cristianos. Sus estrategias son sumamente maliciosas yastutas. Él comienza haciendo que los sirvientes de Dios duden de la ver-dad de la curación divina.

Aquí están algunas de las razones por sus dudas y sus perspectivasopuestas:

1. Faltan de experiencia personal en la sanación divina. Algunaspersonas se preguntarán, “¿Por qué Dios no los hace experimentar Su cu-ración a Sus siervos para que testifiquen por Él? En realidad, Dios les hadado oportunidades de experimentar el poder de la curación. Dios permiteque se enfermen ocasionalmente para que puedan ser curados y conozcanSu poder de curación. Sin embargo, cuando tienen esas oportunidades, en-seguida consultan a los médicos porque no están dispuestos a abandonarsus dudas, ni creen absolutamente en la palabra de Dios. Puesto que nomiran la necesidad de la gracia de curación de Dios, no quieren pagar unmayor precio al comprometerse a Él completamente. Pero Dios todavíatiene misericordia de los débiles y les permite que sean curados por mediode médicos y medicamentos.

Los medicamentos también son de Dios y son para aliviar el sufrimientofísico del hombre. Sin embargo, cuando una persona confía en medicamen-tos, pierde la gran bendición de la divina curación y de la oportunidad detestificar de este poder de curación. Enfermedades que pueden ser curadaspor medio de medicaciones pueden ciertamente ser curadas sin medicacio-nes, si tenemos fe en Dios.

2. Aceptan doctrinas erróneas transmitidas por el hombre. La ma-yoría de los predicadores adquieren su conocimiento religioso y entrena-miento en seminarios teológicos. A menudo creen en estas teorías instrui-das por los teólogos más que la Biblia y los testimonios de la vida real.

También, muchos teólogos famosos se enfocan en conocimientos teóri-cos y ciencia, pero no creen en el poder de Dios. Por eso, la fe de muchos


predicadores está corrupta. Ellos no reciben sus mensajes de Dios directa-mente, sino de sus maestros. Por consiguiente, las denominaciones actualesestán llenas de falsas doctrinas y enseñanzas pasadas de generación engeneración. Están completamente fuera de línea con la pura fe de la iglesiaprimitiva. Como resultado, la fe de muchos cristianos hacia el poder desanación de Dios ha sido arruinada.

La gente piensa que la curación divina ya no es necesaria en el siglo XXcuando la ciencia médica está tan avanzada. No se dan cuenta que en estageneración científica, la cual desprecia a Dios, el Señor quiere que Sus hijostestifiquen de Su poder. Cuando el Señor Jesús estaba sobre la tierra, dijouna vez tristemente, “[Vosotros estáis] invalidando la palabra de Dioscon vuestra tradición que habéis transmitido” (Mr. 7:13). Esta es tambiénla condición de los siervos e hijos de Dios hoy día.

3. Dudan de la Palabra de Dios. Satanás es muy astuto. Él no le dicedirectamente a la gente que nieguen todas las verdades en la Biblia. Sabeque la gente no aceptará tal obvio engaño. La gente sabe que perecerá sino cree en las palabras de Dios. Por eso Satanás altera la palabra de Diospara que los predicadores solo crean en parte de la Biblia. Esta trampa deSatanás no se detecta fácilmente.

En el huerto de Edén, Dios ordenó a Adán que no comiera la fruta delárbol de la ciencia del bien y el mal, diciendo, “Porque el día que de élcomieres, ciertamente morirás.” Pero la serpiente le dijo a Eva, “No mori-réis” (véase Génesis capítulos 2 y 3). Satanás alteró las palabras de Diosun poco, y nuestros padres fueron engañados para pecar.

El diablo está usando el mismo truco hoy para engañar los sirervos deDios. La Biblia dice claramente, “Porque Yo soy Jehová tu Sanador”(Ex. 15:26). Pero el diablo dice que Dios no podrá ni estará dispuesto asanarles.

La Biblia dice, “Por su llaga fuimos nosotros curados. El mismo tomónuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Is. 53:5; Mt. 8:17).El diablo diría, “La muerte del Señor en la cruz es simplemente por la curación


de su alma y no de tu cuerpo.” Con tan astutos métodos, lograría entoncessu meta de reducir la plenitud del evangelio—el evangelio de la salvación elcual salva nuestro espíritu, alma y cuerpo.

Cuando vuelva el Señor, nuestros cuerpos serán redimidos. El cuerpocorrupto se hará incorrupto, como el glorioso cuerpo de Cristo. Y ya nohabrá más enfermedades, ni muerte. Esa será la cima de la salvación delSeñor. Sin embargo debemos también creer que el Señor también cuidaráde nuestro cuerpo físico y sanará nuestras enfermedades hoy, porque Supromesa de curación es segura.

Desafortunadamente, muchos predicadores han caído dentro del enga-ño del diablo. Normalmente, dicen que creen en la Biblia entera y en todoslos milagros en ella, pero dudan de las promesas de Dios sobre curación.No creen que en la cruz, el Señor Jesús ha llevado todas nuestras enferme-dades de nuestro cuerpo, alma y espíritu. Por eso, cuando están enfermos,no están dispuestos a examinarse ellos mismos y confesar sus pecadosante Dios. (De hecho, los que sirven a Dios tienen más oportunidades deofenderlo que el cristiano regular. Por lo tanto, los castigos para ellos sonmás pesados. Y sus pecados más grandes son los de superioridad e incre-dulidad.) No se atreven a suplicar al Señor que los cure directamente, nireprenden a los demonios de enfermedad en Su nombre. Piensan que orandopor sanación divina no va de acuerdo con la voluntad de Dios porque nosaben si el Señor está dispuesto a sanarlos.

Así que estos predicadores van a los médicos continuamente, aun a losmédicos ateos o idólatras. Estos ateos blasfemarán a Dios diciendo, “¿Dóndeestá su Dios? ¿Por qué no le puede sanar Él?” De esta manera, el nombrede Dios será grandemente humillado.

Algunas personas dicen, “Es la voluntad de Dios que yo estoy enfermoesta vez. Él quiere que experimente pruebas y ser edificado.” Estoy deacuerdo con esta declaración, porque yo misma soy edificada por Él pormedio de la enfermedad. Si sabemos que es la voluntad de Dios que suframospara ser edificados, ¿por qué buscamos ayuda médica para aliviar nuestrossufrimientos? ¿Es razonable escapar de la voluntad de Dios y buscar ayuda


humana? Aparentemente, sus opiniones son contradictorias.

Si admitimos francamente que usamos medicaciones porque nuestra fees débil, Dios tendrá comprensión y compasión de nuestra debilidad. Por-que Él está lleno de misericordia y gracia, y Su bondad permanece parasiempre. Pero si dudamos de Su promesa, negamos Su fidelidad y rechaza-mos Su poder curativo, ¡qué decepcionado Él estará! No importa qué excu-sas hagamos, no podremos compensar por nuestra falta de fe si no acepta-mos curación divina.

En ninguna parte de la Biblia dice que el Señor no quería curar a alguien.De hecho, nos dice que todos los que creyeron y vinieron ante el Señorfueron curados. La Biblia también dice que dondequiera que los apóstolespredicaban el evangelio, oraban por los enfermos y echaban fuera los de-monios, así resolvían los sufrimientos espirituales y físicos del hombre.

En la Biblia, Dios nos dio la forma correcta de orar por los enfermos:“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de laiglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Yla oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubierecometido pecados, le serán perdonados” (Stg. 5:14–15). ¿Por qué lagente todavía no quiere creer y obedecer las palabras de Dios?Algunosdirán, “¿No deberían los médicos cambiar de profesión si los enfermos nonecesitan ir a ellos?” Este concepto no es correcto tampoco. Dios establecemédicos en la tierra con una gran misión: para ayudar y mostrar simpatíahacia aquellos que no aceptan a Cristo, aquellos que todavía no entienden laverdad de la curación divina y los débiles en la fe.

Dios da gracia sobre el hombre de acuerdo a la proporción de su fe.Una persona que confía en Dios totalmente será protegida por Él conformea su fe. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en tipersevera; porque en ti ha confiado” (Is. 26:3). ¡Esta es la más grandebendición!

Para aquellos que no aceptan al Señor, o no conocen la verdad o sondébiles en la fe, o no saben cómo confiar en el Señor; si no siguen el consejo


de sus doctores, ¿no sufrirán y morirán finalmente? Nuestro Dios de amorha preparado médicos y medicamentos para sanar esta gente. El Señor dijouna vez, “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”(Mt. 9:12).

El Señor Mismo es el Médico más grande quien cura todas las enferme-dades de nuestra alma y cuerpo. Pero Dios tiene otro propósito: Él quiereusar a todos los doctores cristianos para que prediquen a los incrédulos. Dehecho, muchos médicos cristianos que aman al Señor han dado hermosostestimonios por el nombre del Señor y traído muchos de sus pacientes aCristo.

Siempre que enfrentan enfermedades incurables, los médicos se enco-miendan los pacientes y ellos mismos a Dios. Ellos creen que las enferme-dades que no pueden ser curadas por medio de medicamentos pueden sersanadas por Dios. Como resultado, Dios a menudo demuestra Su gloria ypoder en los enfermos por medio de sus oraciones de fe. Así, muchos pa-cientes que una vez no tenían esperanza han sido salvos y curados maravi-llosamente por el Señor Jesús. En muchos casos, aun pacientes moribundoshan recibido Su salvación y ganado vida eterna en su lecho de muerte.

Cuando mi vida espiritual era joven y tierna, me faltaba el poder dediscernir la verdad. Escuché muchas enseñanzas malsanas, y sentí queeran diferentes de la gracia que había recibido de Dios, pero no podía entenderqué era lo que no estaba de acuerdo con la verdad. De hecho, comencé apensar que quizás el testimonio que yo predicaba era malo y lo que ellospredicaban tenía valor espiritual. Fui engañada por Satanás y mi fe fuesacudida. Hasta perdí el ánimo de orar por los enfermos.

Como predicadora, mucha gente enferma me pedía que orara por ellos.No tenía razón para decirles que no. Sin embargo cuando oraba por ellos,pensaba, “¿Es esto de acuerdo con la voluntad de Dios? Él puede curaresta particular enfermedad, y ¿curaría esta enfermedad?” Si mi oración noes de fe, se convierte en un ritual. ¡Esto ofende a Dios y le queda corto alhombre! Debido a que fui seriamente afectada por enseñanzas falsas ycasi perdí esa firme fe hacia la curación de Dios, mucha gente también fue


afectada.

Cuando la fe de una persona es arruinada, ¿Cómo se puede él o ella serusado por Dios? Si un predicador no puede edificar la fe de otros, él laarruinará. En ese tiempo, el diablo no había perdido las esperanzas. Él con-tinuamente trató de destruir mi fe completamente para que yo no sirviera aDios.

Primero, el diablo instigó a mucha gente a difundir los rumores de mí.Aun aquellos que me invitaban a predicar en sus capillas me calumniaban yordenaban que no mencionara nada sobre la curación divina en el púlpito.Por otra parte, el diablo se disfrazó como ángel de luz. Hizo que algunoshermanos y hermanas que amaban al Señor me dijeran que no orara yamás por los enfermos después de los servicios. Esto, decían, era para evitarcontroversia y rumores, no fuera que las puertas del ministerio fuerancerradas. Parecía como que habían hablado por amor. Pero en realidadestaban siendo usados por Satanás para entorpecer el trabajo del Señor.Una vez, Satanás trató de usar a Pedro, uno de los discípulos amados delSeñor, para prevenir al Señor Jesucristo de ir a la cruz. Satanás queríadeshacer el plan de salvación de Dios. Pero el Señor conocía las trampasde Satanás y no fue engañado (véase Mt. 16:23).

En mi ignorancia, yo fui engañada. Mi condición espiritual empeoraba yno podía aguantar los ataques de todos lados. Estaba desanimada e ignoréel sagrado ministerio que Dios me encomendó. Pero Dios me amaba deverdad y no permitió que me descarriara. Cuando mi fe se debilitó, Diosinmediatamente me ponía en el camino correcto al someterme en disciplinaestricta.

Desde que fui curada por Dios inmediatamente después de haber naci-do de nuevo, estaba bien de salud y raramente me enfermaba. En veces, sime enfermaba, el Señor me sanaba cuando oraba. Sin embargo, desde quemi fe fue sacudida y comencé a dudar de Sus palabras, Dios permitió queSatanás me atacara libremente para que me me enfermara muy seguido.(Sin el permiso del Señor, ninguna enfermedad me molestaba.) Él permitíaque las enfermedades me atacaran, por corto o largo tiempo, porque era Su


voluntad hacerlo. Era por Su gran amor por mí. Él deseaba que restaurarami pura fe y amor por Él.

Al principio no me daba cuenta que el Señor me estaba disciplinando.Por eso cuando me enfermaba, iba al doctor, recibía inyecciones, y tomabamedicamentos. Sin embargo, ninguna medicina me curaba y mis doloresempeoraban. Aunque parezca extraño, siempre que me confesaba y mearrepentía humildemente ante el Señor y mostraba acciones de fe tirandode los medicamentos, mis enfermedades sanaban inmediatamente.

En agosto de 1960, fui a Macao a predicar por primera vez. Ahí, meenfermé y me debilité. Muchos ancianos ahí eran doctores que amaban alSeñor. Estaban dispuestos a ayudarme y me trataron con inyecciones ymedicina. Pero nada dio resultado. Antes que comenzó la reunión, todavíame sentía muy mareada y no podía levantarme de la cama. Pensé que nopodía guiar la reunión. Después, la congregación oró sin cesar por mí. Tam-bién lloré y me arrepentí. Pedí al Señor que perdonara mi mal corazón deincredulidad. Entonces tiré toda la medicina y declaré mi determinación deconfiar en Dios solamente. Volví en pie enseguida. A la orden de Dios, melevanté y fui llena con el poder de Dios mientras predicaba. Cuando lacongregación entera vio el milagro, dieron gloria y alabanza a Dios.

Desde entonces, siempre que me enfermaba, no me atrevía a tomarmedicina sino solo confié en Su curación. Esto pasó muchas veces. Diostrataba conmigo continuamente en esta manera para revelar Su voluntadoriginal en mí. Él quería que lo obedeciera completamente y que predicaraSu evangelio completo, incluyendo la verdad sobre la curación divina.

Para plantarme y establecerme, Él primero tuvo que arrancar y destruirmi vida vieja. Por eso, Él permitió que Satanás me atacara con una severaenfermedad para que una vez que fuera sanada, la incredulidad en mí pu-diera ser arrancada. Por medio de esta seria enfermedad, Él corrigió cual-quier enseñanza errónea que pudiera haber recibido sobre curación divina.Dios de verdad me dejó experimentar Su curación por Sus propias manostiernas. Después de esta experiencia, puedo claramente apuntar lo que noestá bien con no creer en milagros. Y puedo testificar con mi vida la verdad


sobre curación divina. Dios puede usarme para ayudar a aquellos que estánenfermos y han caído en la esclavitud de Satanás, y liberarlos de enseñanzaserróneas hacia la promesa fiel de Cristo. Entonces su cuerpo, alma y espírituserán liberados en Su salvación.

En la primavera de 1961, comencé a sentir una úlcera en la parte deatrás de mi lengua. Siempre que tragaba o hablaba, me dolía mucho. Alprincipio creí que se debía a mis frecuentes predicaciones y por no dormirbien. Por eso la ignoré por algunos meses y continué predicando y orandopor la gente, sin descanso.

En mayo, fui a Macao por tercera vez y visité la misma capilla. Loshermanos y hermanas estaban muy felices de verme, y alabamos la graciade Dios juntos. Pronto descubrieron que tenía dificultad predicando, y mepreguntaron la razón. Cuando les dije que Satanás me había estado atacan-do con un dolor de garganta y lengua por algún tiempo, los ancianos, quetambién eran doctores, inmediatamente me examinaron.

Después de su observación, sus caras mostraron señales de preocupa-ción. Todos estuvieron de acuerdo que era posible cáncer y pudiera serserio si permitíamos que se desarrollara. Me aconsejaron recibir tratamientomédico inmediatamente.

Porque me querían mucho, mandaron por un especialista de oído, nariz,y garganta para examinarme más delante sin mi consentimiento. El resulta-do fue como habían sospechado. Me aconsejaron fuertemente ir por unabiopsia en el Hospital Reina Maria cuando volviera a Hong Kong. Si eramaligna, tenía que obtener tratamiento inmediatamente. De otra manera,sería muy tarde.

Cuando escuché sus resultados, me sorprendí. Al instante, vi las carasde mis hijos en mi mente. Un sentimiento de tristeza me llenó al pensar quetendría que dejarlos dentro de poco. Si el Señor no me hubiera sostenido,me hubiera soltado llorando ahí mismo. Pero el Señor me confortó, dicien-do, “¿Por qué temes? En el pasado te sané, ¿no puedo sanarte ahora? Notemas, solo cree.” Mi espíritu fue instantáneamente lleno de paz y gozo. No


mostré señal de miedo o preocupación. En cambio, tomé la oportunidadpara predicarle al médico. También oré por él. Que el Señor lo ayude paraque reciba la vida de Cristo.

Después de escuchar estas noticias, los hermanos y hermanas en Macaose preocuparon por mí. Un anciano que fue un médico, ofreció darme unareferencia para que obtuviera tratamiento inicial en el Hospital Reina Maria,pero amablemente decliné esta oferta. Le dije que preferiría esperar por elSeñor y confiar en Él solamente por curación. Si tenía cáncer, sería muyduro que se curara por medios médicos. Solo el Señor podía sanarlo, yconfié en el Señor para que me sanara.

Creí que el Señor cambiaría mi situación y me rescataría de tan crónicaenfermedad. Si acordaba obtener la biopsia y los resultados fueran negati-vos, ¿no hubiera sufrido por nada? Viendo que era firme en mi fe, no dijeronnada más sino oraron por mí y me pidieron que me cuidara mucho por amorde Dios. Unos días después, los dejé y volví a Hong Kong.

Después de volver de Macao, noticias sobre mi enfermedad se espar-cieron rápidamente, y los cristianos de Hong Kong y Kowloon se enteraron.Pero el Señor me dijo que fortificara su fe con Sus palabras. Unos cuantosmédicos cristianos ofrecieron tratarme gratis por el amor de Dios. Todosme urgieron que me hospitalizara por tratamiento. Estuve agradecida porsu amor pero tenía que permanecer en la voluntad del Padre, así que ama-blemente decliné sus ofertas. Mucha gente me decía que no fuera testarudasino que actuara sabiamente. Pensaron que mientras que confiaba en elSeñor, debía también usar medicamentos para pelear la enfermedad mortal.Otra gente me malentendió, y pensó que estaba tentando intencionadamen-te a Dios.

Entendí bien que siempre que Dios me permitió caer enferma, Su metaera disciplinarme, repararme y manifestar Su poder. Es Dios quien creóalgo de nada, ¿no? ¿No es Él quien resucita muertos? Si el trabajo que meencomendó no es completado, ¿me quitará mi vida? ¿No será responsablepor sanar todas mis enfermedades? ¿Qué dificultad tendrá Él en curarme?Además, tal vez lo que tenía no es una enfermedad terminal. Pero de cual-


quier modo, Él quería que yo aprendiera la lección de confiar en Él. Si Supropósito no fuera realizado en mí, aun el mejor tratamiento sería sinbeneficio.

Cuando predicaba en los hospitales, seguido veía pacientes sufrir decáncer. Algunos tenían operaciones y algunos estaban en tratamiento deradiación. En la mayoría de los casos, se hinchaban después de la operación,y llagas comenzaban a brotar después de sus tratamientos de radiación. Alfinal, muchos de ellos morían en miserable dolor. He visto también muchoscristianos con cáncer. En desesperación, abandonaron todos los métodosdel hombre. Confiaron solamente en el Señor, y fueron maravillosamentecurados por Él. Después se levantaron para testificar por el Señor. Por estarazón, creo profundamente que enfermedades que no pueden ser curadaspor doctores pueden ser curadas por el Señor. Y las que los médicos pue-den curar, el Señor aun puede más.

Para expresar al Señor que estaba dispuesta a confiar en Él, descartétodas las medicinas que me habían dado. Lo que hice pareció una tonteríaen los ojos de algunas personas. Pero en los ojos de Dios, era sabia. Porquesolo de esta manera lo podría forzar a extender Su mano para cargar todaslas responsabilidades. ¡Oré al Señor para que muestre Su brazo poderosopara que esta generación incrédula sepa de Su poder de sanidad y dengloria a Dios!

Vine ante el Señor para examinarme bien. Su luz me iluminó, y supe queme había quedado corto con Él de muchas maneras. Pedí a Dios que meperdonara, y expresé mis ganas de dejar todas las cosas que no fueranagradables delante de Él. Rogué al Señor para que extendiera la duraciónde mi vida para continuar brillando por Él. Entonces, el Señor me habló coneste versículo, “Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sanade tu azote” (Mr. 5:34). Sus palabras me confortaron, y yo creí que Él mehabía sanado porque todas Sus promesas deben ser realizadas.

Sin embargo, Satanás no me dejó en paz. Me atacó por todos lados. Usómucha gente que me llamaba, diciéndome, “Fulano tuvo cáncer y murióporque no quería recibir tratamiento. Tú no debes cometer el mismo error.”


El diablo me trajo tan malas noticias para debilitar mi fe. Pero el Señor meprotegió.

Satanás vio que este método no trabajó, así que trató otras formas. Mu-chas veces hizo que mi garganta me doliera demasiado. No podía dormir, nicomer; y hasta tragar era difícil. Esa vez vino para asustarme, diciendo,“¿No le dijiste a la gente que Jesús te ha curado? ¿Por qué sufres tanto?No estás sana. No te engañes a ti misma. Lo que ha pasado con tu gargantaes una enfermedad fatal. ¿Vas a ignorarlo? Si no vas a los médicos rápida-mente, podrás perder tu vida. Entonces ¿cómo testificarás del poder decuración de Dios?

Las palabras de Satanás fueron terribles. Mi corazón se debilitó y no meatreví a dormir esa noche. Me arrodillé para orar para que el Señor mediera fuerza. En el nombre del Señor Jesucristo reprendí a Satanás y loeché fuera. Entonces vinieron hacia mí, dos ataques feroces de Satanás.Sentí que mis oraciones solamente no eran lo suficiente poderosas. En mediode la noche, desperté a una colaboradora y le pedí que orara conmigo pararesistir a Satanás. Levantamos nuestras voces y alabamos a Diosgrandemente. Su misericordia permanece para siempre, Sus palabras nuncacambian, y Sus promesas nunca fallan. Él nunca retracta Su palabra, y Élnunca engaña a Sus hijos que confían en Él. Porque Él es fiel. Tambiénalabamos al Señor Jesús quien ha vencido a Satanás y aplastado la cabezade Satanás sobre la cruz. Satanás no es más que un enemigo derrotado, unaserpiente sin cabeza que solo asusta a la gente con su cola. Cuandoalabábamos al Señor fuertemente, Satanás se retiró y huyó en miedo.

Cuando me levanté la siguiente mañana, sin tomar ninguna medicina,me di cuenta que mi dolor se había ido. También, pude ir a predicar comoestaba planeado. Durante estas feroces batallas, vencimos a Satanás por elpoder de la preciosa sangre del Señor y por levantar la bandera de la cruz.¡Aleluya!

Cuando el Señor Jesús estaba en el mundo, también maldijo al árbol dehigos y se secó inmediatamente (véase Mt. 21:18–20). ¡Qué poderosas sonSus palabras! Satanás es la raíz de toda enfermedad. Si lo maldecimos en el


nombre de Jesucristo, la raíz de todas las enfermedades será completa-mente destruida. Aunque hay veces que las hojas no están secas todavía(las síntomas de enfermedades quedan después de haber orado), debemoscreer que la raíz que arruina y mata la vida se ha marchitado (el dominio dela enfermedad ha sido completamente destruido).

Consiguientemente, he aprendido cómo vencer las enfermedades al notemer la amenaza de la muerte. Cuanto más se teme a la muerte, tanto máste amenaza. Pero si se ve la muerte como nada, la vencerá con facilidad. Siuno se ocupa en la carne y descansa demasiado en la cama, entonces sehará letárgico, y se enfermará de verdad. Pero si uno se sostiene en suspropios pies por fe cuando está enfermo de verdad, y no le importa estarenfermo, y si reprende a Satanás en el nombre del Señor Jesús, entoncesesa enfermedad no tendrá poder sobre él.

Cuando me enfermé por primera vez, la gente me aconsejaba que des-cansara. También pensé que sería bueno descansar por una semana pararecuperarme más rápido. Así que no asistí muchos servicios. Pero despuésde descansar por algunos días, me sentí muy débil y con dolor. Oraba me-nos y no tenía energía. Casi desarrollé otra enfermedad debido al descansode cama. Afortunadamente, Dios paró la situación a tiempo y, por medio deuna hermana, Él me dijo que me levantara y trabajara y no durmiera tanto,para no dar a Satanás la más mínima oportunidad. Por la gracia de Dios, melevanté y continué predicando en varios servicios. Mi energía y salud mejo-ró y fortaleció cada día. ¡Qué maravilloso es esto!

Acostumbraba a limitar la obra que Dios me daba. Solo predicaba unavez al día. Temía que si predicaba más, estaría muy cansada. Pero despuésde descubrir que tenía cáncer, de repente me di cuenta que mi tiempo eramuy precioso. Si no me apuraba a trabajar, perdería muchas oportunidadesde predicar. Por eso, no me atreví a retrasar las sagradas obras, y mi efi-ciencia incrementó muchas veces más que antes de caer estaba enferma.

Recuerdo que cuando acababa de nacer de nuevo, escuché un predica-dor decir que él fue a predicar por tres meses sin descanso. Si no hubierasido por la presencia de Dios, ¿cómo hubiera tenido tanta fuerza? Cuando


escuché esto, fui grandemente conmovida y solté el llanto. Pensé: cuánbonito sería servir al Señor de esa manera. Nunca pensé que después deeso, yo misma predicaría la palabra del Señor sin descanso, día y noche pordos años. No tomé ningún suplemento o vitaminas. Todos los días tomabaagua y comía dos simples comidas. Además no dormía mucho y tenía elhábito de ayunar y orar en las mañanas y comer en las tardes. Pero Diosme daba una fuerza maravillosa. Cuando predicaba en la mañana, mi vozestaría áspera o me quedaría sin voz. No tomaría nada para eso sinocontinuaría orando en voz alta y con seriedad. Entonces me renovaría.Cuando predicaba en la noche, Dios me dio una voz clara y fuerte paracompletar Su obra. Era así cada vez.

Si la mano de Dios no me hubiera sostenido, ¿cómo hubiera aguantadotal largo tiempo, especialmente que soy solo una mujer débil? Podemos verque Dios mismo es nuestra fuerza. Más increíblemente, mi enfermedad dela garganta fue curada por Él aun cuano tenía un programa muy apretado.Aunque Satanás continuó atacándome con varias enfermedades, él no pudodañar mi vida o amenazar mi espíritu. Lo vencí con la ayuda del Señor.¡Aleluya!

Si no hubiera creído en la palabra de Dios y me puesto audazmente enSus manos, sino ido al hospital por una operación, quizás todavía estaría enmi lecho de enfermo y quejándome. O quizás mi vida hubiera terminado ya.¿Cómo daría gloria a Dios entonces? Agradezco a mi Dios por ayudarme aconfiar en Él completamente. Así que, no solo fui curada, sino pude tambiénservirlo sin cesar. Por medio de este milagro de Dios, la fe de mucha gentefue fortificada y edificada. Además, hoy lo sirvo a Él con mis hijos. ¿Cómopuedo olvidar Su abundante gracia? Por eso, estoy dispuesta a contar Sugracia y fidelidad y alabar Su nombre todos los días.

Un día, el Señor me mandó a un lugar para hacer una campaña evangé-lica al aire libre. Justo antes que comenzó la reunión, Satanás lanzó unataque contra mí, e hizo que me doliera el estómago severamente. En pocosminutos, estaba sudando por todo el cuerpo y los cuatro miembros se en-friaron. Muchos colaboradores inmediatamente se arrodillaron y oraron alSeñor para que tuviera misericordia de mí. Oraron por más de 45 minutos,


y todavía no me podía levantar. La reunión ya estaba media hora atrasada.El lugar estaba lleno de gente, pero el vocero todavía no salía. Todos esta-ban muy preocupados. Alguien sugirió que llamáramos al médico. Por me-dio de una hermana, el Señor me dijo que no me preocupé y que Él estabaconmigo. Me ordenó que fuera al púlpito y predicara. Bajo estas circuns-tancias, solo podía entregar todo al Señor y fui al púlpito a pesar del dolor.Levanté la Biblia y fuertemente denuncié a Satanás en el nombre del Señorpara predicar las palabras de Dios. Satanás se fue y mis dolores remitieron.Esa noche, muchos pecadores fueron convertidos y el nombre del Señorfue glorificado.

Después de unos días, algunos colaboradores y yo fuimos al hospitalpara visitar a los enfermos. Vimos una joven enfermera en cama. Su carase veía terriblemente pálida. Tenía tubos intravenosos en las manos y pies.Había sido operada de peritonitis, y su condición era crítica. Los médicosconcluyeron que la posibilidad de que sobreviviera era muy poca. Su familianos pidió que oráramos por ella. En el nombre del Señor, la ungimos conaceite y oramos por ella. Lloró al arrepentirse y aceptó a Jesús como susalvador personal. También ofreció el resto de sus días en la tierra paratestificar por el Señor. No muchos días después, su familia nos llamó y nosdijo que milagrosamente, ella había sido curada por el Señor. No solo pasóel crítico paso, sino hasta pudo comer. Los doctores se asombraron con sucondición que mejoró grandemente.

Entonces inmediatamente pensé en algo: Cuando esta enfermera seenfermó por primera vez, probablemente tuvo dolor solo en sus lados. Ellano esperaba tener peritonitis. Fue solo después de la operación que losdoctores descubrieron que su estomago tenía problemas y estaba lleno depus. Así que es claro que ¡nadie sabe cuándo el peligro y la muerte atacarán!Si uno no confía en la gracia de Dios, aun una enfermedad menor se puedeconvertir en una fatalidad. Su caso me recordó de los dolores que yo tenía.Si hubiera sido diagnosticada por un doctor, quizás me hubiera dicho lamisma cosa. Por eso, agradezco a Dios, Él no solo me curó, sino que tam-bién usó mi experiencia para beneficiar a otros. Satanás me atacó despuéscon problemas similares mientras predicaba, pero el Señor me trajo a loseguro cada vez.


Mucha gente piensa que puesto que yo solo confío en el Señor, ya no meenfermaré más. En realidad es lo contrario. Cuanto más predico sobre cu-ración divina, tanto más que Satanás me ataca. Sin embargo lasenfermedades no tienen ningún poder sobre mi vida espiritual.

En el pasado, yo estaba atada por enfermedades, pero me liberté des-pués de nacer de nuevo. Sin embargo, después de ofrecerme al Señor paraservirlo, parecía que muchas enfermedades habían vuelto. ¿Esto quieredecir que la curación del Señor es inefectiva? ¡No! De ninguna manera.Solo de esta manera veremos qué tan maravilloso y completo es el poder dela curación de Dios. En el pasado, las enfermedades me causaban sufri-mientos interminables. Gasté mucho tiempo y dinero consultando con losmédicos, pero no me curaba. De hecho, mi condición empeoró. Mi salud sedeterioraba por día, y mi espíritu estaba profundamente entristecido.

Pero ahora soy completamente diferente. Aunque Satanás continua ata-cándome con enfermedades, puedo citar lo que el apóstol Pablo dijo, “Mefue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que meabofetee, para que no me enaltezca sobremanera” (2 Co. 12:7). Ahorasé que todo lo que me pase a mí es permitido por Dios. Él usa todos estoseventos para probarme y tratar conmigo para que me beneficieespiritualmente. “Bueno me es haber sido humillado, para que aprendatus estatutos” (Sal. 119:71). Por esta razón, vine ante el Señor paraexaminarme mí misma más detenidamente. Pedí al Señor que me ayudaraa ser más amorosa, humilde y obediente a Él. Por eso, estoy agradecida,porque Él ha llevado todas mis enfermedades y sufrimientos, sean grandeso chicos, temporales o de largo tiempo. Por lo tanto no siento que elsufrimiento es inaguantable. No me preocupa que estas enfermedadesempeoren. Pero mientras maldigo mis enfermedades en el nombre del SeñorJesús, mi salud mejora diariamente.

Mientras estaba escribiendo este libro en la reclusión, Satanás me atacóseveramente. Pero Dios me protegió y me ayudó a vencer el dolor. Elpoder de una vida incorruptible ha devorado todas nuestras debilidades,enfermedades y, hasta la muerte. Así que si alguna enfermedad me ataca,puedo seguir viviendo como si nada ha pasado. Las enfermedades que


había tenido me han ayudado a experimentar el amor y misericordia deDios, obedecer las palabras de Dios más, y guardar todos Sus mandamientos.También he aprendido a simpatizar con los sufrimientos de otros y orar másfervientemente por los millones de almas pérdidas en el mundo.

El Señor Jesús dijo, “Bástate mi gracia; porque mi poder seperfecciona en la debilidad” (2 Co. 12:9). Ahora he experimentado elsignificado y bondad de estas palabras de gracia. Por la voluntad del Señor,he estado escribiendo este libro, Un Testimonio Vivo de la Verdad. Estelibro es para exponer las mentiras de Satanás y declarar la completa salvaciónde Cristo. Por eso, el diablo trata toda posibilidad para destruirlo. Él atentódebilitar mis manos para que no fuera hecho este trabajo. Sin embargo, estetrabajo será completado, porque es el plan de Dios.

Aunque Satanás me amenazó por todos lados, Dios mandó ángeles yejércitos celestiales para protegerme y defenderme. Al final, las trampas deSatanás fallaron completamente. Mientras escribía este capítulo sobre“sanación divina,” Satanás me atacó aun más. No solo tenía problemas,pero hasta mis hijos tuvieron fiebres altas que duraron por días. Oramosintensamente para que el Señor nos ayudara con Su mano bondadosa. Re-prendimos la fiebre en el nombre de Jesús de Nazaret. Mis hijos solíanconfiar en Dios desde sus días de niñez, por eso no se atrevían a quedarseen cama por mucho tiempo cuando estaban enfermos. Se levantaron por fepara orar y cantar alabanzas a Dios e iban al templo a adorarlo.

Agradezco a Dios por cuidar a mis hijos, y no se cansaron. Después detres días, su fiebre disminuyó. Los niños no solo recuperaron la salud, tam-bién experimentaron la gracia y poder de Dios. De ahí en adelante, ellossabían que debían amar al Señor, confiar en Él, y servirlo. Así que estecapítulo sobre “sanación divina” está finalmente completo bajo la graciay protección de Dios en vencer varias dificultades. ¡Aleluya!

El 12 de agosto de 1962, dos semanas después que “sanación divina”fue terminada, mi hijo Pedro, fue bautizado en el nombre del Señor. Él fuebautizado en la mañana del 12 de agosto de 1962. Cogió un resfriado un díaantes. Le goteó la nariz, tuvo tos seria y tuvo fiebre alta. Lo traje ante Dios


y le dije que confesara sus pecados y se arrepintiera. Entonces oré y loentregué a Dios. Yo sabía que este era un ataque de Satanás para impedirque Pedro fuera bautizado. También era el amor de Dios. Porque primero,Él quería ver si de verdad creíamos en Él. Segundo, Él quería que Pedrotratara con todos sus pecados antes de recibir el bautismo. Y finalmente, elSeñor quería que mi hijo experimentara Su poder de sanación e aprendieraa confiar en Él. Por eso, oré al Señor, diciendo, “No importa cómo Satanáshiera a mi hijo o qué tan alta sea su fiebre. He decidido llevarlo a la capillapara ser bautizado según lo planeado.” Sabía que el Señor seguramenteprotegería a mi hijo. La siguiente mañana, su fiebre no había remitido, peroagradezco a Dios por darle la oportunidad de ser bautizado. Después desalir del agua, su fiebre se desapareció. ¡Aleluya! Gloria al nombre de Dios.

Desde que Dios me curó la garganta, nunca me atreví más a dudar deSus palabras. Cuando fui sanada, también recibí el bautismo del EspírituSanto. (Por favor lea Experimentando el bautismo del Espíritu, el prójimocapítulo.) Mi fe fue fortificada grandemente y comencé a predicar la verdadde Dios con denuedo. Gracias al Señor, porque las puertas para el evangeliono estaban cerradas debido a mi enfermedad. En cambio, se me ha abiertopuerta más grande y eficaz (porque nadie puede cerrar las puertas que Élabre). Muchos milagros y maravillas siguieron dondequiera que predicaba.La verdad del Señor ha prosperado y los testimonios de los enfermos quehan sido sanados incrementan con cada día que pasa.

He recibido muchas cartas de cristianos diciéndome cómo fueron salvosy sanos después que prediqué y oré por ellos. Algunos fueron curados ins-tantáneamente y otros, gradualmente. Aun algunos que les diagnosticaronlas enfermedades incurables fueron curados también. ¡Todos le dieron glo-ria a Dios!

Aparte de esto, muchos endemoniados o los que sufrían de extrañasenfermedades fueron también curados por medio del nombre del SeñorJesús. Tales testimonios son demasiados para contar, pero he mencionadoalgunos para avivar la fe de los cristianos, para que confíen en la sanaciónde Dios.


Debemos entender que la era de milagros no ha pasado. La fe completade la iglesia antigua en el Pentecostés todavía se aplica hoy. El poder deDios no ha cambiado; lo que ha cambiado es la fe de la gente. Si los cristianosde hoy tienen la misma fe que la de aquellos en los primeros días, milagrospueden pasar en cualquier momento. En esos días, los apóstoles eran de uncorazón en difundir el evangelio. Ninguno entre ellos no creía en milagros.Por eso sus oraciones movían las manos de Dios para hacer maravillas, yDios usaba sus manos para hacer grandes cosas. Dios solo puede hacermilagros por medio de la fe del hombre.

Por desgracia, las denominaciones cristianas de hoy están llenas de in-crédulos. No solo están mal dispuestos de apoyar la verdad, también ayudana Satanás a oponerse a la verdad. Si alguien predicaría, sanaría los enfermosy echaría fuera demonios por el mando del Señor, entonces él sería escar-necido y despreciado. Las denominaciones no solo rehusan apoyar la palabradel Señor y orar con los enfermos, sino hasta permanecen dudosos y hosti-les, esperando ver al Señor fallar. Bajo tales circunstancias, ¿cómo puedeel Espíritu trabajar libremente? No son los incrédulos quienes entorpecen eltrabajo de Dios y se quedan cortos de Su gloria, sino los propios hijos deDios. ¡Cómo estará lastimado Dios!

La gente usualmente pregunta, “Cuando oras por los enfermos, ¿se cu-rarán todos? Si algunos no son sanados, ¿no será el nombre del Señor aver-gonzado? ¿Entonces por qué pones tus manos sobre los enfermos y oraspor ellos?” Tienen esta idea falsa porque no han entendido el misterio de laverdad.

Mientras predicamos, no todos aceptan la verdad. Algunos serán con-movidos por la palabra de Dios, aceptarán a Jesús como su Salvador perso-nal y aun se ofrecerán ellos mismos para Su uso. Otros rechazarán la sal-vación. Por eso, a tiempo o fuera de tiempo, continuaremos predicando lapalabra de Dios. No podemos dejar de predicar solo porque alguna genteno quiere recibir la salvación.

De igual forma, cuando oramos por los enfermos, algunos serán sana-dos instantáneamente, mientras otros tomarán más tiempo. Y algunos tal


vez nunca son curados del todo. Sin embargo, eso no nos detiene de hacerel trabajo de curación que el Señor nos encomienda. El Señor nos ha enco-mendado los trabajos de predicar el evangelio, curar los enfermos y echarfuera demonios. Él nos ha escogido como conductos de bendiciones paraotros. ¡Ay de nosotros si fallamos en cumplir con nuestras obligaciones!

Ambos el predicador y los enfermos deben buscar al Señor, y no alhombre, por curación. ¡Porque todos los buenos dones vienen de Él! Elpredicador es solamente un vaso que el Señor usa para impartir Su miseri-cordia y bendiciones a otros. Después que él ora por los enfermos en elamor de Cristo, deja el resto al Señor. Los enfermos recibirán la gracia deDios segun la medida de su fe.

En el pasado, cuando el Señor sanó a un hombre que hacía treinta yocho años que estaba enfermo por el estanque de Betesda, había una multi-tud de gente—ciegos, cojos, y paralíticos—tirados ahí en enfermedad (véaseJn. 5:1–8). Por medio de esta historia, comprendemos que aunque Diossiempre está listo para dar Su gracia a nosotros, pero el hombre solo puedeganar esta gracia al aceptar a Dios por medio del arrepentimiento.

Si el hombre coopera, Dios nunca será infiel, a menos que el día de sumuerte llegue. (Pues “está establecido para los hombres que mueran unasola vez” [He. 9:27].) De otra manera, si una persona puede ser curada ono, sólo es cuestión de tiempo. Si una persona no quiere arrepentirse de suspecados, la salvación y curación de Dios será entorpecida. Así que, ¿dequién es la culpa? Los siervos de Dios ya han predicado la forma de recibirsanación divina—ahora cada uno tiene que decidir dar un paso adelante arecibirla.

Los predicadores desean que otros encuentren gracia, pero si no coope-ran con Dios, no hay nada que los predicadores puedan hacer. Sin embargo,hay una cosa que no podemos ignorar: si todos los predicadores están deacuerdo y tienen gran fe en Dios, sus oraciones tendrán gran poder. Talpoder puede incrementar la fe de un paciente para recibir la sanación deDios. El hombre paralítico, como lo dice en Marcos 2:1–12, fue curadodebido a la fe de los cuatro hombres que lo cargaban. Hubo muchos mila-


gros hechos durante los días apostólicos. Estos milagros fueron hechos pormedio de las oraciones de los apóstoles, que estaban unánimes y teníancompleta confianza en Dios. Hoy, necesitamos con urgencia más trabaja-dores dedicados que estén dispuestos a confiar en el poder del EspírituSanto y orar en un corazón en el Señor.

Yo he experimentado que siempre que voy a un lugar para predicar yorar por los enfermos, si los predicadores locales están dispuestos a orarconmigo todos de acuerdo, veremos la manifestación del Espíritu Santo.Mucha gente enferma será curada y el nombre de Dios será grandementeglorificado.

Por otro lado, si los predicadores locales tienen un corazón dudoso yestán mal dispuestos a orar con nosotros, el trabajo del Espíritu Santo seráestorbado. Así que, es la duda que previene a Dios de hacer milagros. Conrazón, la Biblia dice, “Y no hizo (el Señor Jesús) allí muchos milagros, acausa de la incredulidad de ellos” (Mt. 13:58).

Por esta razón, necesitamos orar que el Señor restaure la fe de la iglesiaantigua. Porque, “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha dehacer el justo?” (Sal. 11:3). La fe es el fundamento espiritual de loscristianos. Si perdemos nuestra fe en Dios, ¿qué podemos hacer? Si lospredicadores no tienen suficiente fe para volverse a Dios por ayuda, ¿cómoesperan que la congregación haga lo mismo? Debemos orar para que elSeñor tenga misericordia de Sus siervos y siervas. Que el Espírituresplandezca sobre ellos, para que dejen su propio orgullo, opiniones, ydoctrinas tradicionales, y se vuelvan hacia las palabras de Dios. Solo entoncesles será posible guiar cristianos para que disfruten de las promesas de Dios.Si esto es hecho, el renacimiento de la iglesia vendrá.

No tema obedecer a Dios. Cuanto más alto el precio que paga, másbendiciones recibirá de Él. Dios no permitirá que avergüencen a aquellosque confían en Él. Tampoco permitirá que los justos sean sacudidos. Siobedecemos Su palabra, ¿quién nos hará daño? ¿Qué nos hará Satanás? Siconfia en Dios por Su curación, no solo usted y su familia serán curados,sino usted también será un canal de bendiciones para otros. Aunque las


Escrituras no prometen que los cristianos nunca se enfermarán (porquesolo hasta que encontremos (nos reunimos) con el Señor, nunca enfermare-mos más), la promesa de Dios sobre Su curación es segura. Por medio deeste mensaje, que Dios sane a aquellos que están enfermos, sean los enfer-mos física, mental y o espiritual. ¡Gloria sea a Su nombre! Amén.

Y Jesús les respondió, Mi Padre hasta ahora trabaja, y Yo trabajo.De cierto, de cierto os digo: el que en Mí cree, las obras que Yo hago,él las hará también; y aun mayores hará, porque Yo voy al Padre.

(Jn. 5:17; 14:12)

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (He. 13:8)


Capítulo 9

Experimentando el bautismo del Espíritu

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó lavoz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. Él que cree enMí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no habíasido aún glorificado. (Jn. 7:37–39)

Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; secaestá de sed su lengua; Yo Jehová los oiré, Yo el Dios de Israel no losdesampararé. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de losvalles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales deagua en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanesy olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente,para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la manode Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.

(Is. 41:17–20)

Desde que Dios me llamó para predicar Su evangelio hace un año, Élme ha sostenido con Su gracia, confirmando el testimonio vivo que llevo porÉl. Él ha demostrado que Su amor es profundo y amplio. Aunque Él seencargó de mí, me guió, me enseñó y me usó, mi ignorancia a veces leentristeció. A menudo pensaba en las cosas de la carne, no quería someter-me a Su voluntad, y así entorpecía Su obra. Mis propias fallas impedían lamanifestación de Su gloria y victoria en mí. Sin embargo, el Señor todavíaquería ganarme y usarme completamente. Yo había dicho al Señor, “Teofrezco mi todo,” pero no lo cumplía. Usualmente tenía reservaciones. Enapariencia, permití que Dios me usara, y yo experimenté Su gracia en mitrabajo; pero por dentro, guardé lo mejor para mí, defraudando Su profundoamor. Ahora Él quiere que yo haga una cuenta honesta de estas fallas.

Experimentando el bautismo del Espíritu 385

Este testimonio es para beneficiar a los lectores, haciéndoles saber mássobre la gracia y el trabajo de Dios. Cuando me recuerdo cómo desobedecía Dios, me siento avergonzada. Sin embargo, estoy segura que todos estosfracasos fueron en Su buena voluntad, porque tales experiencias me ayu-daron a aprender más sobre Dios y yo misma. Los fracasos del hombre amenudo sirven para revelar la victoria de Dios. Fue solo después de expe-rimentar las riquezas del Espíritu Santo que pude entender qué tan preciosaes Su gracia.

Me divorcié dos veces y mi vida había sido corrupta y pecadora. En lacima de mi pena y desesperación, encontré la gracia del Señor. Él me libróde pecados, enfermedades, y codicia de honores y bienes, pero aun así, noestaba libre de la esclavitud de los malos deseos de la carne. La salvacióndel Señor no fuera incompleta. De hecho, sin esos fracasos, nunca hubieraentendido Su maravillosa salvación en su plenitud. No podía dejar la idea decasarme aunque había experimentado fracasos en mis dos anteriores ma-trimonios. Usualmente me asustaba de pensar en que estaba sola y no teníanadie en quien confiar. ¿Cómo iba a sobrevivir? Encontrar un buen compa-ñero no sería fácil. Ya había sufrido muchas amarguras, y sabía que lasemociones eran veloces y que los corazones de los hombres sonimpredecibles. El amor humano es incierto y no puede satisfacer a otros.Me preocupé por esta cosa y mi corazón estaba muy turbado.

Cuando nací de nuevo, experimenté la gracia maravillosa de Dios. Suamor me satisfacía por completo. Me ofrecí completemente al Señor, ju-rando servirlo toda mi vida y no pensar en casarme jamás. Estaba feliz ydespreocupada. Aparte de hacer películas, pasé todo el tiempo sirviendo aDios. Si hubiera continuado sometiéndome de esta forma (sin pensar en elmatrimonio), hubiera evitado muchos sufrimientos. Pero como no crucifiquétotalmente mis sentimientos carnales con el Señor, Él tuvo que trabajar enmí. Aprendí estas lecciones a base de cometer errores, y sufrí algunosquebrantamientos innecesarios.

Recuerdo que cuando nací de nuevo, muchos hermanos y hermanas deverdad me amaban cuando vieron cómo servía fervorosamente al Señor,como se describe en Una nueva creación. Pero no aprobaron que yo


continuara trabajando en la industria cinematográfica. Se preguntaban cómopodía servir a Dios y al diablo (las riquezas) al mismo tiempo. Todosesperaban que dejara la industria del cine y siguiera al Señor. Tambiénpensaban en mi futuro y sintieron que yo debería encontrar un compañeroen el Señor. Mucha gente oraba por mi matrimonio, pero como no era lavoluntad de Dios, nada pasó.

Puesto que mi vida espiritual era bastante tierna, fui influenciada por suinterés. Satanás me tentó y me hizo olvidar el juramento que hice con elSeñor. Habiendo nacido de nuevo y sido salva, sabía que no podía hacer loque quisiera. Por eso, leí muchos libros cristianos sobre el matrimonio paraaprender sus principios. Sin embargo, ninguno de estos libros pudo ayudar-me. Entonces consulté algunos famosos ministros en Hong Kong; la mayo-ría de ellos eran maestros y ancianos que yo respetaba. Todos me amaban,pero su amor era carnal; espiritualmente, no me hizo ningún bien. Se pre-ocupaban de que pronto me cansaría y desanimaría si yo caminaría en elcamino celestial sola. Presumieron que dos personas son mejores que una,y todos me aconsejaron que me casara.

Los ministros también me dijeron que puesto que mis divorcios tuvieronlugar antes que naciera de nuevo, no contaban. Sería, por lo tanto, acepta-ble casarme con alguien en el Señor. Por eso la mayoría de ellos estuvieronde acuerdo que debería casarme de nuevo. Oraron que el Señor prepararaalguien para mí. Sin embargo, quién se hubiera imaginado que Dios tenía unplan más grande para mí. Todos (incluso yo misma) pensaron que si dejarael cine y tuviera una familia piadosa en Cristo, sería suficiente para glorificara Dios.

Bajo estas circunstancias, el diablo me tentó otra vez. El esperaba an-siosamente que yo fallara, para que Dios no pudiera usarme de acuerdo aSu plan. Pero gracias a Dios. Cuando estaba a punto de volverme a casar,Dios me habló por medio de cierta sierva de Él. Dios arregló que tuviéramoscomunión juntas en varias ocasiones. Me dijo que yo estaba divorciada, yme mostró las palabras del Señor Jesús: “Y Yo os digo que cualquieraque repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa conotra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera” (Mt. 19:9).


Me advirtió que aquellos que desobedecen los mandamientos de Dios noprosperarán, sino serán castigados. Si fuera a persistir en mi plan, seríatraspasada por muchas tristezas, y los niños que ya tenía serían afectados.No tendrían un buen estado de ánimo ni podrían vivir una vida piadosa.Además, Dios juzgará aquellos que cometen este pecado, a menos que searrepientan completamente y dejen los malos para caminar en justicia. Ellame aconsejó que olvidara la idea del matrimonio y me entregaracompletamente a Dios para que Dios bendijera en grande a mis hijos y a mí.

Lamentablemente, mi corazón se había vuelto insensible y mis oídos sehabían embotado. Escuché las palabras de Dios, pero no temblé de miedo.Pensé que la hermana no fue comprensiva. ¿Cómo podía tener razón cuan-do muchos bien conocidos pastores habían aprobado mi plan? No pudeaceptar lo que ella dijo. (Aunque nací de nuevo, mi vida espiritual estabatierna y no comprendía muchas verdades bíblicas.) Al honrar la palabra deDios, ella trató lo posible para entorpecerme de oponer la voluntad de Dios.Todos, incluyéndome a mí, la criticamos por ser tan dura. Ninguno de noso-tros veíamos que ella estaba mostrándonos amor verdadero. Otros solo lesinteresaba por mi carne, pero ella cuidaba mi alma.

Dios usó algunas circunstancias para detenerme de cometer el pecadode imprudencia (hacer lo que yo quisiera). Él después me enseñó por mediode otras circunstancias que si no lo escuchaba, las consecuencias seríandesastrosas. Si Él no hubiera sido tan bueno conmigo al mandarme a Susierva a advertirme, Dios no solamente no me hubiera usado, además mishijos y yo hubiéramos sufrido en grande.

Solo después que fui lleno con el Espíritu Santo, comencé a comprenderel amor de Dios y Su sabiduría. Él sabe mejor que yo, el camino que yodebía caminar. Me arrepentí por haber sido tan testaruda. No quería dejarde opinar y a menudo peleaba con Dios, que lo hería. También me arrepentíde haber malentendido a Su sierva. Debido a su fidelidad hacia las ense-ñanzas de Dios, ella corrigió mi error y me previno de pecar. Ella me salvóde juicios futuras y penas en esta vida. Aunque ahora se encuentra en unatierra extranjera, nunca olvidaré su genuino amor.


Muchos predicadores se esfuerzan mucho por complacer a otros, aun siimplicaría distorsionar los estatutos de Dios. Ellos dirían que “esto” no especado y “eso” no es pecado. Pero causan que los cristianos queden atra-pados en el pecado, sin posibilidad de defensa. Ellos llaman esto amor, sinsaber que este amor, que no es basado en la verdad, no puede beneficiar alhombre. En vez de eso, se convierte en una trampa de pecados. Muchoscristianos siguen al hombre ciegamente, pecan ciegamente y mueren cie-gamente. Porque no saben caminar en la verdad, no encuentran paz en lavida, solo dolores sin final.

La Biblia dice: “El que reprende al hombre, hallará después mayorgracia que el que lisonjea con la lengua” (Pr. 28:23). Este es verdad.Por mis experiencias, he llegado a comprender que la mayoría no siempretienen razón. Lo que dicen la mayoría de los pastores no siempre es confiable.Solo aquellos que guardan la palabra de Dios fielmente serán benditos. Sireprendemos con fidelidad los pecados del hombre, lo salvaremos de losgrandes sufrimientos en este mundo y de ciertos juicios en el mundo porvenir. Por eso, de ahí en adelante no me atreví a relajarme cuando predicaba.

Desde que me ofrecí a Dios en 1959, Él me prohibió que consideraracasarme. Él cerró todas las puertas excepto una: ser usada por Él parapredicar por todas partes, sanar los enfermos y echar fuera demonios. Puestoque me exaltó como Su sierva, tuve que honrar Su decisión sobre mí. BajoSu observación estricta, tuve que tratar cuidadosamente con mis sentimien-tos y abandonar la idea de volverme a casar. Si no lo hacía, Dios no hubierapodido usarme. Por eso, hice como que no me interesaba casarme, pero enmi corazón, no fue así. Podía esconder esto de los hombres, pero no deDios. Dios a menudo usaba Su palabra para corregirme. Siempre que leíala Biblia, recordaba que Dios es santo, y el que lo sirve también debe sersanto, porque Dios debe ser considerado santo por esos que se acercan aÉl (véase Lv. 10:3). Verdaderamente, lastimé Dios en esta cosa, así que Élme reprendió con Sus azotes de amor. Yo no tenía escapatoria y sufrí encuerpo, alma y espíritu. El dolor era tan grande que casi perdí toda la alegríaque Él me había dado.

Sabiendo que mi deseo no era beneficioso para Dios, el hombre, o yo


misma, tuve que parar de pensarlo. De otra manera, hubiera tenido quesufrir más disciplina por parte de Dios. Cuanto más trataba de no pensarlo,más lo pensaba. El diablo ponía este pensamiento en mí para que pensarasolo en tener una relación. No tenía fuerza para luchar contra estos pensa-mientos indecentes. De verdad experimenté las palabras de Pablo: “Y yo séque en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer elbien está en mí, pero no el hacerlo. ¡Miserable de mí! ¿Quién me libraráde este cuerpo de muerte?” (Ro. 7:18,24)

Dios quería que me consagrara todo para que Él pudiera usarme libre-mente como Su sierva. Por eso usó métodos muy estrictos para tratar conmis deseos y pensamientos. Si mi corazón no estaba completamente muer-to hacia el mundo, hubiera enfrentado muchas tentaciones más, aun si vencími problema del matrimonio. El Señor quería que me abandonara yo mismay me ofreciera totalmente a Él. Solo entonces podría yo vencer las tenta-ciones de Satanás. El Señor tomó mucho cuidado para realizar esta mara-villosa obra en mí.

En mayo de 1960, Dios me exaltó, esta persona indigna, para comenzara predicar en varias denominaciones en Hong Kong y Macao. Él estabaconmigo dondequiera que iba. Sentí que no podía defraudar Su inmensagracia sobre mí. Por eso le hice un juramento que no tendría otro amoraparte de Él, y no permitiría que nada me distrajera. Aunque parecía quevivía una santa vida por fuera, también anhelaba tener una vida santa pordentro. Porque solo una persona que es santa por dentro y por fuera puedeservir al santísimo y honorable Señor. Entonces, oré como el salmista lohizo: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conocemis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíameen el camino eterno” (Sal. 139:23–24). Dios de verdad escuchó mi oración:Él examinó mi corazón y probó mis ansiedades. No obstante, mis fallaseran muy numerosas, y me hacían sentir avergonzada.

Dios cuidó de mí y conoció mis profundos pensamientos e intenciones.Él sabía que era mejor para mí no tener conversaciones con cierta gente.Me advirtió estrictamente no tener contacto con una persona en particular,ni siquiera por teléfono. Un día, sin embargo, esta persona me llamó a casa,


y cuando escuché su voz del otro lado, mi corazón comenzó a latir porquesabía que había desobedecido a Dios. Después que colgamos, yo no queríaarrepentirme. Pensé: “Después de todo, yo no le llamé; él lo hizo. Yo estabaen casa, así que no pude ignorar el teléfono. ¿O hubiera mentido diciendoque no estaba ahí?” Estaba llena de excusas que Dios volteó Su cara total-mente de mí. Le oré, pero me ignoró. De todos modos yo no estaba preocu-pada por eso.

Iba a hacer una campaña evangélica esa tarde. Puesto que este era Susagrado trabajo, pensé que Él bendeciría la reunión, aun si Él no estabacomplacido conmigo. Sin embargo, Dios estaba tan enojado conmigo quehasta ignoró Su propio sagrado trabajo. Era una gran congregación y predi-qué con mucha entusiasmo. Sin embargo, puesto que Dios no preséntemeconfirmó (no estaba conmigo esta tarde), pocas personas se convirtieron.Volví a mi cuarto solo para tener una noche sin sueño.

No tenía excusa. Sabía que había desobedecido a Dios y me había que-dado corto de Su amor. El sagrado trabajo de Dios sufrió gravemente y lasalmas se perdieron debido a mi desobediencia. Había pecado contra el San-to y me metí en un lío. Me sentí miserable mientras me examinaba. Lloréamargamente ante los pies de Dios, pidiendo perdón. Después de prome-terle que no contestaría más llamadas de esa persona, el pecado terminó yla ira de Dios se alejó de mí.

El servicio la siguiente tarde fue bastante diferente. Una gran muche-dumbre se adelantó y aceptó a Cristo. Pero mediante la gracia de Dios,tuve esta experiencia para mi propio bien. Me di cuenta más profunda queÉl es santo y justo, y nadie debe ofenderlo. Después de eso, tuve máscuidado cuando servía delante de Él, pero todavía tenía reservaciones.Aunque experimenté el sabor de Su ira, mi corazón rebelde no se volvió aÉl completamente.

Un día, mientras caminaba hacia mi casa de una reunión, comencé apensar en la persona en la que Dios no quería que pensara. Dios sabía loque yo hacía y permitió que él pasara por allí, pero no me notó. Maravillosa-mente, esto pasó tres veces seguidas, mostrando que el Señor conoce cada


uno de mis pensamientos. Nada puede escapar de Sus ojos de fuego. Tuvetemor de Él, y me sentí profundamente avergonzada de mí misma. En casame arrodillé y lloré ante el Señor diciendo, “¡Dios, perdóname y ten miseri-cordia (de mí)! ¡En verdad no quiero continuar pensando en lo que no tecomplace!” Sin embargo, el diablo continuó poniendo estos pensamientosen mi cabeza. No podía resistir ni vencer la tentación. Era incapaz de hacernada. Batallé con esto por un largo tiempo.

Esto continuó hasta el comienzo de 1961 cuando Dios me ordenó solem-nemente que removiera todos mis pecados interiores. Porque quería usarmepara que lo glorificara. Una mañana Él me mostró dos versículos enProverbios. El primero era: “El sacrificio de los impíos es abominacióna Jehová; mas la oración de los rectos es su gozo” (Pr. 15:8). El segundodecía: “El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también esabominable” (Pr. 28:9). Temblé de miedo al leer estas palabras, sabiendoque si no me arrepentía y deshacía del mal en mi corazón, el Señor ya noescucharía mis oraciones. ¿Qué iba a hacer, pues?

Esa tarde, mientras visitaba a los hermanos y hermanas, escuché a al-guien con el radio encendido. No puse atención, pero había una frase muydistintiva que provenía del radio que no pude evitar oír: “¡Separación com-pleta!” Esas palabras me atravesaron el oído y estaba estremecida pordentro, pero no le puse mucha atención. Cuando volvía a mi casa, subiendolos escalones, escuché la misma frase del radio, diciendo: “¡Separacióncompleta!” Sabía que no era coincidencia. Me comenzó a palpitar el corazóncon fuerza y me fui a casa inmediatamente para orar con una colaboradora.Cuando esta hermana oró, ella dijo en voz alta que el que sirve a Dios debehacer una “separación completa” del pecado. En un solo día, escuché estafrase tres veces y supe que Dios estaba dándome una severa advertencia.Lloré en angustia delante de Él con mucho reverencia. Estaba desesperadade separarme de mis pecados escondidos. Imploré con el Señor que meliberara porque yo no tenía el poder para vencerlo yo misma.

Mi trabajo con los años parecía ser muy fructífero exteriormente: mu-chas personas se arrepintieron y creyeron, y muchos enfermos sanaron.No obstante, cuanto más ganaba la gracia de Dios, más me daba cuenta de


mis propios defectos. Nadie podía ver qué tan sucia era mi vida interior.Para ellos, yo era una predicadora espiritual. Pero en los ojos de Dios, yoera una hipócrita. Estaba avergonzada por ser malagradecida con Él. Todopor lo que yo oraba y deseaba era para que Él ganara dominio completo demi corazón y controlara mis pensamientos y sentimientos. Dije al Señor queestaba dispuesta a pagar cualquier precio por esto, y Él contestó mi oración.

En la primavera de 1961, descubrí un tumor entre mi garganta y lenguael cual duró varios dolorosos meses (véase Sanación Divina). Muchos her-manos y hermanas estaban preocupados y oraron por mí. Sin embargo,sabía que era la bendición disfrazada de Dios, por eso no tuve miedo. Con-fié en Su misericordia en vez de medicamentos. Esta era la lección de feque Él había estado enseñándome desde mi conversión. No paré de trabajarsolo porque estaba enferma. Su gracia era más que suficiente. Descansandoen Su seno, esperaba que Su buen trabajo fuera realizado. Comencé adarme cuenta que puesto que la vida es corta, y mucha tierra todavía faltabade conquistar, no tenía ya más tiempo que perder. Mientras el Señor medejara vivir, estimaría cada minuto, para fiel a servirlo y satisfacer Su corazón.

Me ofrecí yo misma al Señor de nueva. Oré que Él crucificara misposesiones mundanas y me hiciera amarlo con todo mi corazón. ¡Cómoquería que el Señor fuera mi único amor! ¡Cómo esperaba que Su poderilimitado de vida devorara mi egoísmo, debilidad y enfermedad! El Señorme iluminó para saber que necesitaba ser bautizada con el Espíritu Santo yfuego. Y, a menos que recibiera el Espíritu, no podré alcanzar mi meta.Ansiaba que el celo me empujara hacia adelante en el camino adelante demí. Estaba dispuesta a renunciar a mi egoísmo, opinión y orgullo y ser unvaso vacío, listo para recibir la bendición completa del Espíritu, como se vioen el día de Pentecostés.

Estoy muy avergonzada de mi pasado porque me había opuesto vehe-mentemente a la verdad santa de ser llena del Espíritu Santo (como en eldía de Pentecostés). Dios fue tan ferviente al equiparme con esta bendiciónespiritual, pero estaba satisfecha de mí misma y no me di cuenta de micondición pobre. Sentí que mi ministerio era lo suficiente fructífero, y quetenía una vida buena de oración. Además, estaba dispuesta a ser quebran-


tada por la cruz. Entonces, ¿por qué recibir el Espíritu Santo?

En algunas ocasiones, Dios mandó a Sus siervos que me invitara a losservicios de oración para buscar el bautismo del Espíritu, pero siempredeclinaba. Sin saberlo, había cerrado la puerta hacia esta gran bendición.Hubo veces cuando el Señor incitó a gente que me preguntaba si había sidolleno del Espíritu Santo. Me molestaba por esta pregunta, y les contesté conorgullo, “Si no recibí el Espíritu, ¿cómo me usara el Señor de la forma que lohace? ¿Cómo pudiera amar al Señor y tener una relación íntima con Él?”Para mí, era una pregunta absurda. Me fastidiaba que esta gente siemprepreguntaba a otros si fueron llenados del Espíritu Santo, como si ellos fue-ran los únicos que tenían el Espíritu. Pensaba que eran muy orgullosos. Noestaba de acuerdo con ellos, sin darme cuenta que me lo decían con amor.

Todos los cristianos deben ser llenos del Espíritu. No hay razón para quecualquiera se jacte de ello. En ese tiempo, yo no entendía sus sincerasintenciones. Además, en el púlpito los reprendí por buscar ser llenos delEspíritu Santo como lo que quisieron. Ciegamente critiqué y me burlé de laverdad que no conocía, pensando que estaba sirviendo a Dios fielmente.

Pero el Señor tuvo misericordia de mí. Por medio del tumor mortal, mecastigó para que me vuelve a Él. En enfermedad, comencé a admitir quefalté la santidad y de mi pobreza interna. Paré de engañarme a mí misma depensar que había sido llena del Espíritu Santo. Por eso me sometí al Señor,confesé mis pecados y me arrepentí. La sangre preciosa del Señor es muypoderosa—no solo fui perdonada de mi incredulidad y otras transgresiones,también se me hizo experimentar la plenitud del Espíritu Santo. Entoncesestuve lo suficiente humilde para aceptar la imposición de las manos. ElEspíritu hizo maravillas en mí varias veces. Estaba severamente quebraday estremecida. Lloré por mis pecados, y después me regocijé en grande porla salvación de Dios. Entonces, el poder del Espíritu me hizo que me postraraante el Señor. Pero todavía no hablaba en lenguas como lo dice la Biblia (sehabla en lenguas al recibir el bautismo del Espíritu Santo). Por algún tiempo,nada me pasaba; continué orando y esperando a Dios con fe, para buscarlocomo a la plata, y procurarlo como a tesoros escondidos (véase Pr. 2:4).


Para que pudiera ser llena del Espíritu Santo yo estaba dispuesta a aban-donar todo aparte de Cristo. Gracias al Señor, porque Él examinó mi cora-zón y me confortó con estas palabras de la Biblia: “Entonces Me invocaréis,y vendréis y oraréis a Mí, y Yo os oiré; y Me buscaréis y Me hallaréis,porque Me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:12–13). “Si sehumillare Mi pueblo, sobre el cual Mi nombre es invocado, y oraren, ybuscaren Mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entoncesYo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2Cr. 7:14). Debido a esto, creí que Dios me reviviría en grande. Por eso undía tomé tiempo de mi ocupado horario para asistir un servicio carismáticode oración en espera de recibir el bautismo del Espíritu Santo. Pero no lorecibí. Estaba muy decepcionada. Comencé a preguntarme si Dios queríadármelo. También me pregunté si buscar el bautismo del Espíritu estaba enla voluntad de Dios, y si era necesario que los cristianos hablaran en lenguascuando se bautizaron con el Espíritu Santo. Me desanimé tanto que casi medi por vencida.

En ese momento, Dios me mostró Su misericordia. Un hermano llenódel Espíritu vino a mí y me dijo que no pensara que recibir el Espíritu Santoy hablar en lenguas fueran algo tan misteriosa. Me dijo que solo necesitabavaciarme por confesar mis pecados, y someterme completamente al Señory hablar en lenguas por fe. Me dijo que este es un don que Dios da a Sushijos en cualquier momento. Tuve estas palabras en cuenta y esperé que elmomento viniera.

Esa noche (el 10 de julio de 1961) fue una noche inolvidable. Cuandovolví a casa del trabajo, aunque estaba exhausta, no quise dormir. Me acer-qué ante el Señor y lo esperé, y de repente derramó el Espíritu Santo sobremí. Por la fe, hablé algo que nunca había oído o pronunciado antes—laslenguas. Nadie lo entendió, pero en el Espíritu hablé misterios. Esta es lalengua pura que el Señor nos da para que lo alabemos y llamemos Su nombre.

Al comienzo cuando hablaba en lenguas, era muy monótona, como unniño aprendiendo a hablar. (Yo era también como un niño aprendiendo ahablar cuando oré en entendimiento por primera vez, pero poco a pocomejoré practicando.) No se oía bien y no pensé que tuviera ningún signifi-


cado. Entonces el diablo vino a tentarme, diciendo, “Estas no son lenguassino un espíritu de imitación. No debes aceptarlo.” Pero el Señor me recor-dó de la Escritura que decía:“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis darbuenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestialdará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? ”(Lc. 11:13)“¿Quién es elhombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha deescoger.”(Sal. 25:12)

Creí que Dios no engañaría a Sus hijos. Si le tuve miedo, aun si meextraviara, Él personalmente me detendría y me volvería. Él también meprometió: “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; yal que llama, se le abrirá” (Lc. 11:10). Claramente, lo que recibí fue dadopor Dios, por eso tuve que guardarlo. ¿Por qué tenía que preocuparmecómo se oía? Por eso, reprendí a Satanás en el nombre del Señor Jesucristo.El diablo se huyó y no trató de engañarme más. ¡Doy gracias por Su gracia!

Dios permitió que yo pasara por muchas dificultades antes de encon-trarlo a Él porque Él quería que yo me diera cuenta cuán precioso era elEspíritu Santo, para que no lo perdiera tan fácil. Al mismo tiempo, Él tam-bién me dejó experimentar una verdad: Cuando creemos, veremos la gloriade Dios. Si no hubiera hablado en lenguas esa noche por fe, quizás no lopudiera haber hecho en toda mi vida. Mi corazón se alegró y mi espíritu segozó. Seguí practicando ante el Señor. Él después me enseñó a hablar enuna diversidad de lenguas.

Permítame aclarar que no estoy presumiendo de mí misma ni intencio-nadamente exaltando cierto don. Lo que el Señor quiere es que yo testifiquede mis experiencias con el Espíritu Santo al igual que testifico de mi conver-sión. No estoy intencionadamente enfatizando que hablo en lenguas. Aun-que mucha gente está en contra, sin embargo, recibir el bautismo del Espí-ritu y hablar en lenguas está basado en verdad bíblica. Si nosotros, los cualeshemos encontrado la gracia del Señor, no testificamos por la verdad, ¿cómola entenderá la gente? Si esta generación no comprende claramente estaverdad, ¿cómo la aceptarán? ¿Cómo ganarán la gracia abundante de serlleno del Espíritu?


Hablar en lenguas no es algo para presumir. Simplemente es el testigoque Dios da de todos los santos que han sido bautizados con el EspírituSanto (véase Hch. 10:46; 11:15–16; 15:8). La voluntad de Dios es que to-dos los cristianos sean bautizados por el Espíritu Santo y hablar en lenguas.Esto es algo normal. Dios es Espíritu, y nosotros que le alabamos debemoshacerlo en el espíritu (véase Jn. 4:24). Y orar en lenguas es orar (alabar) enespíritu.

Pablo dijo, “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espírituora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con elespíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con elespíritu, pero cantaré también con el entendimiento. El que habla enlengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza edifica a laiglesia. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todosvosotros” (1 Co. 14:14–15,4,18). Por eso, alabar a Dios con el espíritu(lenguas) es razonable y bíblico. Además, edificará nuestro espíritu. Si Diosno lo edifica a usted, ¿cómo edifica usted a otros? El apóstol Pablo teníagran poder y sabiduría para edificar la iglesia porque él oraba mucho enlenguas y tenía comunión con el Señor. Él tuvo el poder de edificar a muchaspersonas solo después que él mismo, recibió las enseñanzas y edificaciónde la Unción.

Dios es imparcial. Él espera que todos Sus hijos sean llenos con el Espí-ritu, y oren y le alaben en espíritu. Pero si lo hacemos o no, depende ente-ramente de nosotros. ¡Gracias a Dios! Desde que recibí el bautismo delEspíritu, he estado orando, cantando y teniendo una comunión cercana conel Señor en el espíritu. Hasta ahora, sigo disfrutando de Su gracia. Recuerdolos días cuando buscaba el bautismo del Espíritu y no lo encontré y Satanásestaba tratando de desanimarme. Una vez, él trató de llenarme con dudas ycasi me impidió de ganar esta bendición. Si me hubiera dado por vencidaentonces, hubiera perdido todo. Gracias a la protección y misericordia delSeñor que cuando estaba en desesperación, Él me animó mediante un her-mano. Entonces acepté esta bendición por fe.

Me arrepiento ahora de haber criticado a otros por hablar en lenguasantes de experimentarlo yo misma. ¡Cómo pequé contra Dios!


Antes de la ascensión del Señor, Él mandó a Sus once apóstoles (quienesnacieron de nuevo y se hicieron santos), diciendo, “Y estas señales seguirána los que creen: En Mi nombre echarán fuera demonios; hablaránnuevas lenguas” (Mr. 16:17). También dijo, “He aquí, Yo enviaré lapromesa de Mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en laciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder de lo alto”(Lc. 24:49). “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén,sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis deMí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréisbautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días… perorecibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hastalo último de la tierra” (Hch. 1:4–5,8). Lo que el Señor les dijo a Susdiscípulos, ¿no es para nosotros también? Cuando el día del Pentecostésllegó, estas palabras del Señor se cumplieron en Sus discípulos, “Y fuerontodos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otraslenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hch. 2:4).

Notamos cómo los apóstoles de la iglesia prístina eran fieles a los man-damientos del Señor. Se preocupaban de que los cristianos recibieran elEspíritu Santo, el cual tenía la evidencia de hablar en lenguas.

Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayósobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión quehabían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobrelos gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oíanque hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entoncesrespondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que nosean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también comonosotros? (Hch. 10:44–47)

Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo,después de correr las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando aciertos discípulos, les dijo: “¿Recibisteis el Espíritu Santo cuandocreísteis?” Y ellos le dijeron: “Ni siquiera hemos oído si hay EspírituSanto.” Entonces dijo: “¿En que, pues, fuisteis bautizados?” Ellos


dijeron: “En el bautismo de Juan.” Dijo Pablo: “Juan bautizó conbautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquelque vendría después de Él, esto es, en Jesús el Cristo.” Cuando oyeronesto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndolesimpuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablabanen lenguas, y profetizaban. (Hch. 19:1–7)

Puesto que los santos del pasado tuvieron estas experiencias, ¿por quénosotros no? ¿Quién soy yo para oponerme y desobedecer el mandamientodel Señor? Mientras pensaba de esto, tenía mucho miedo. ¿Cómo enfrentaral Señor en aquel Día si hubiera persistido en rechazar Su gracia? Afortu-nadamente, el Señor no me abandonó. En cambio me dio un corazón arre-pentido para recibir esta gracia—el bautismo del Espíritu Santo.

Después de recibir el bautismo del Espíritu Santo, ya no suspiraba más.Ahora mi vida está en Cristo, y Él está en mi vida. Él ha triunfado sobretodo. El dominio de Satanás ha sido destruido. Ya no puede herir mi alma ycuerpo. El Señor me hace capaz de romper el poder de la muerte y elsufrimiento. Así que los demonios de enfermedad huyeron en derrota y yoestaba sana de mi tumor de garganta.

Una cosa aun más grande me pasó: Mi deseo de casarme otra vez fuefácilmente vencido. Como lo mencioné antes, este problema me habíamolestado por algún tiempo. Como dijo Pablo, “Porque según el hombreinterior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros,que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la leydel pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién melibrará de este cuerpo de muerte?” (Ro. 7:22–24). Por eso agradecí aDios, “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha libradode la ley del pecado y de la muerte” (Ro.8:2). Después de ser lleno delEspíritu, esta cosa no me preocupó más. Además, siempre que esospensamientos venían a mí de Satanás, inmediatamente sentía que eran bajos,asquerosos, vergonzosos y abominables. Por eso, podía fácilmente resistirla tentación, y vencerlos por el Señor.

De ahí en adelante, servía al Señor con un cuerpo sano y un corazón


puro. El mundo ya no me distraía. Esto ahora me recuerda de una analogía:Nuestros pecados nos han entrampado como una red. Queremos serlibres, pero por cuanto más que luchamos, tanto más nos entrampamos.El Espíritu Santo es como un cuchillo filoso el cual puede fácilmentecortar la red y liberarnos. Yo luchaba mucho ante Dios. Fui advertida yamonestada por la palabra del Señor, y reprendida por una hermana enamor; pero aún así no podía vencer mis deseos interiores y pensamientosindecentes. Sin embargo, una vez que el Espíritu me llenó, mi condicióncambió completamente. Esto muestra qué tan importante papel desempeñael Espíritu Santo en una vida cristiana.

Agradezco y alabo al Señor. Después de mi bautismo del Espíritu Santo,pude crucificar los deseos de la carne y recibir muchas otras bendiciones.Por el Espíritu, pude trabajar más eficientemente, y mi vida servirlo a Él fuemás abundante. Mi fe en el Señor crecía mientras aprendía Su siempreefectivo poder. Antes del bautismo del Espíritu, dudaba de la verdad sobresanación divina y ser lleno del Espíritu Santo. Ahora ya no me atrevo acuestionar Sus palabras. Ahora las creo sin duda.

Lo que no entendía en el pasado, lo he experimentado ahora. Ademáshe ganado fuerza desde lo alto para predicar la verdad del Señor valiente-mente. Ya no procuro de agradar a los hombres, sino busco el favor delSeñor. Ya no me someto o escucho al hombre, sino testifico valerosamentepor la verdad. Por dentro tengo calma y paz; no me asusto o me retirocuando tengo dificultades. Ahora tengo alegría y esperanza mientras esperopor la gloriosa manifestación del Salvador. Me preocupo yo misma con lascosas del cielo, y ya no tengo tiempo para pensamientos terrenales.

Siempre oigo Su tierna voz susurrándome en mi corazón. Estoy comple-tamente saciada de la abundancia de Su casa, y del río de Sus delicias(véase Sal. 36:8). He experimentado que el amor del Señor es mejor que elvino. Cuando leo la Biblia, el Espíritu me ilumina en muchos misteriosespirituales escondidos que antes no entendía. Las Escrituras dicen: “Enaquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de losciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas” (Is. 29:18).Cuando oro, el Espíritu me ayuda a estar alerta y orar más fuerte. Él también


me da un corazón más espacioso y me enseña cómo orar por las cosas delreino de Dios.

El Señor ha puesto el tesoro en un vaso de barro y lo ha equipado convarios dones espirituales los cuales pueden ser liberados en cualquier mo-mento cuando Él lo desee. Su propósito es mostrar el poder del evangeliopor medio de este vaso, para que más gente llegue a conocer al Cristo vivoy obtenga una vida más abundante para glorificar el nombre de mi SeñorJesús. Nunca me hubiera imaginado que recibiría tan grande bendición.“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelenciadel poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Co. 4:7).

El bautismo del Espíritu es, por lo tanto, una obra más grande del Espíri-tu en creyentes nacidos de nuevo. El espíritu débil puede hacerse fuerte, yel espíritu fuerte aun más fuerte. Florecerán como la rosa, floreceránprofusamente y también se alegrarán (véase Is. 35:1–2). Sin embargo, seríavergonzoso para nosotros pensar que nuestras vidas espirituales son tanfuertes hasta rechazamos perseguir el bautismo del Espíritu Santo, la bendi-ción más rica prometida por Dios.

Se puede comprender los misterios del Espíritu Santo solo por experien-cia. Sin experiencia, no se puede comprenderla aun escucha a alguien explicarla gloria del Espíritu sin final. Por ejemplo, usted no le creería a alguien elcual le diga que hay una laguna encima de una montaña, y posiblemente lotomaría por tonto. Sin embargo, si se paga el precio para subir hasta allá yve la laguna, no solo admitirá que lo escuchó es cierto, también le contará alos demás. Si, por otro lado, usted sube hasta la mitad de la montaña y sedetiene en la mitad porque se cansa, nada ganará. Todos sus esfuerzosanteriores serán en vano. Por eso, si anhela la bendición completa del EspírituSanto, usted debe mantener la actitud de Jacob: luchar con Dios hasta quesea bendecido.

Después que usted haya recibido el bautismo del Espíritu, comprenderámuchos misterios espirituales que una vez eran incomprensibles. “Porque¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu delhombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios;


sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu delmundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos loque Dios nos ha concedido” (1 Co. 2:11–12).

Ahora les relataré cómo mis hijos hallaron gracia para que se unan con-migo en alabar a Dios. En la noche del 26 de febrero de 1962, Dios medespertó de mi sueño y me habló varias veces. Me ordenó que me entre enla reclusión, comenzando en mayo; para ayunar, orar, leer la Biblia y escribireste libro, Un Testimonio Vivo de la Verdad. Me dijo que no me comunicaracon nadie durante ese período de tiempo, sino que lo enfrentara a Élsolamente. Él tenía un mensaje importante que quería revelarme (a mí, Supequeña sierva). Era un mensaje acerca de la necesidad apremiante dereavivar la iglesia de los postreros días por el Espíritu Santo. El Señor queríaque cancelara mi ocupado horario de predicación, que duraba hasta el finaldel año. Puesto que bien sabía que yo era insignificante e indigna, solo podíaagradecer a Dios por escogerme. Su confianza era tan grande, no me atrevía hacer ninguna decisión precipitada. Repetidamente le pedí que me mostrarauna clara confirmación de que me había escogido para esta obra. Así que,me prometió Dios que Él cambiaría mis tres hijos rebeldes para quecaminaran en el camino del cielo, y Él de verdad lo hizo. Mis hijos orgullososy rebeldes tuvieron un cambio para mejor; amaron al Señor por su propiavoluntad, le sirvieron, y vivieron según Su palabra. Dios fue tan misericordiosocon ellos. Antes de usarme para testificar por este completo evangelio ygloriosa salvación, Dios testificó por Sí mismo de Su fidelidad.

Hablaré primero sobre mi hija de 18 años, Rut. Ella era obstinada, orgu-llosa, rebelde y vana. Su carácter era único, pero no la culpaba. Yo eraresponsable por todo esto. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado:pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque elque siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el quesiembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gá. 6:7–8).Este versículo es absolutamente correcto. Cuando Rut tenía dos años deedad, me separé de su padre. Ella fue puesta en custodia de su padre quese había vuelto a casarse. Su madrastra la trataba bien, así que creció sinexperimentar el verdadero amor de su madre biológica. Como resultado, sutemperamento era distinto y diferente que el de otras jovencitas.


Me mantenía en contacto con mi hija seguido. La llevaba al cine, acomer, y íbamos de compras. Solo quería hacerla feliz. Pero este falsoamor no podía reemplazar la madre que ella necesitaba para estar satisfecha.Sin embargo, Dios tenía misericordia de mí. Cuando ella tenía trece años,yo tuve otro divorcio y Dios me la devolvió. Desde entonces, ella vivía consu hermano y hermana menor y yo.

Puesto que no había nacido de nuevo en ese tiempo, yo no sabía enseñara mis hijos con la verdad. Solo sabía consentirlos con cosas materiales yplaceres mundanos, sin saber que esto les haría más mal que bien. Habien-do crecido en un ambiente sin la verdad, mis hijos llegaron a ser orgullosos,derrochadores, rebeldes, y mundanos. Andaban en el curso de perdicióntodos los días y casi se convirtieron en cautivos de Satanás. Si Dios nohubiera tenido misericordia de mí y los hubiera cambiado a ellos uno poruno, el resultado hubiera sido desastroso.

Rut estudió en una escuela Católica Inglesa. A la edad de doce años,habiendo los escuchado por años, fue bautizada como católica. Sin saberlosiguió esta herejía hacia la condenación. Después de nacer de nuevo yencontrar la misericordia de Dios, Rut llegó a conocer el perdón de pecadospor la sangre preciosa del Señor. Entonces se apartó de las enseñanzasheréticas del catolicismo, se arrepintió, y volvió a Cristo.

Dios amó a Rut de verdad. La escogió desde el vientre de su madre. Auna corta edad fue doctrinada con las enseñanzas heréticas del catolicismoy el “Evangelio Social.” (Cuando acabé de aceptar al Señor, fui a una capillasimilar que no tenía la verdad.) La mano amorosa de Dios, sin embargo, lasacó de estas dos herejías para que escuchara el evangelio puro, y asegurarsu propia salvación. Después, fue llena del Espíritu Santo y se ofreció aservir a Dios a tiempo completo.

Seguido de mi dedicación de servir a Dios, Rut nació de nuevo. Habien-do experimentado de verdad el amor de Dios, derramó lágrimas de arre-pentimiento. Quemó todas las fotos de estrellas de cine que idolatraba, ypuso su mente para caminar conmigo en el camino de la fe. También tuvouna determinación de confiar solo en la misericordia de Dios, y decidió no


aceptar ninguna ayuda financiera de su padre.

Esto, sin embargo, no le duró nada. Su corazón se enfrió otra vez, y paróde amar al Señor. Se apartó de la verdad y volvió a sus viejas costumbres.Dios, quien continuamente la ayudaba, abrió camino para que ella asistierauna escuela secundaria Protestante Inglesa y vivía en los dormitorios. Ahídisfrutaba de una vida de rica—más mejor que cualquier otro hijo de predi-cador. Sin embargo, esto no la satisfacía, y repetidamente cayó de la gracia.Rut abandonó a Dios y volvió al mundo.

Comenzó a ir al cine otra vez, comía comida chatarra y compraba nove-las y ropa de moda. Secretamente volvió con su padre para que le mantu-viera sus placeres malos. (Yo no sabía nada de esto porque ella tenía miedodecírmelo.) Malgastaba dinero, gastándolo más libremente que la mayoríade adultos. Aparte de recibir el dinero que Dios me dio para su matrícula,cuarto y comida, e incluso $29 de mensualidad, también recibía dinero de supadre. También pedía mucho dinero prestado a sus compañeros de clase.

Rut casi nunca venía a casa cuando comenzó ir a la escuela. Por eso, yono sabía de su condición espiritual. Fue solo después de alguno tiempo quedescubrí que se había alejado de la palabra de Dios, y que su condiciónhabía alcanzado una condición crítica. Ella no sabía que Satanás esperabadevorarla. Temí por ella y me preocupé sin final.

Por una parte, yo oraba por ella día y noche; por la otra, la reprendía conla palabra del Señor, diciéndole que se apartara del mal y volviera con Dios.Sin embargo, se cubría sus oídos, endurecía su corazón, y se irritaba de mí.Me odió aun más cuando fui llena del Espíritu Santo. No pronunciaba unapalabra, pero me calumniaba delante de todos, diciendo que mis oraciones ycantos en lenguas para alabar a Dios eran resultado de espíritus malos.Cuando quería orar con ella, me ignoraba. Cuando quería hablar con ella,me daba con la puerta en la cara. Mi corazón me dolía mientras luchaba porllevar mi hija al arrepentimiento, pero no sabía dónde comenzar. Solo llora-ba ante el Señor.

Yo sabía que había fallado al Señor y mi hija. Como predicadora, repren-


día los pecados de los otros todos los días, pero no podía disciplinar mipropia hija. Y por mí misma, me sentía avergonzada por perder el testimoniode Dios; y por mi hija, temía que la ira de Dios viniera sobre ella por oponersea la verdad y por su falta de temor reverente y obediencia. Orabaansiosamente por ella y me arrepentía de su parte. El Señor confortó micorazón e hizo una promesa por medio de estos versos: “Porque Yo derra-maré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; Mi Espírituderramaré sobre tu generación, y Mi bendición sobre tus renuevos; ybrotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, yotro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombrede Israel” (Is. 44:3–5).

Agradezco a Dios por demostrar tal amor por mí. No solo ignoró mispecados anteriores y me llenó con Su Espíritu, Él también prometió derra-mar Su Espíritu sobre mis hijos y dijo que tres de ellos serían santificados aÉl para servirlo todas sus vidas. Su gracia es tan grande. ¿Cómo podríapagarle?

En abril de 1962, Rut contrajo sarampión que se llenó como lepra. Vinoa casa de la escuela enferma por una semana. No la llevé al médico sino sela entregué a Dios. Yo creí que Dios tenía un propósito por permitir quepasara eso. La ungí con aceite de oliva y oré por ella. También escribí unacarta muy larga para ella (la única forma que ella me dejaba comunicarmecon ella) sobre la verdad de ser lleno por el Espíritu. Le dije que debíaaceptar el Espíritu Santo prometido por el Padre para vencer pecados ybrillar por el Señor.

Como madre responsable, no podía permitir que mi hija caminara en elcamino de perdición, por eso le expliqué la verdad. Usualmente ella meignoraba, así que solo podía orar para que el Señor cambiara su corazón.

El Señor contestó mis oraciones. Una noche, justo antes de la mediano-che, volví a casa de predicar y Rut todavía estaba despierta esperándome.Inesperadamente, me pidió que fuera a su cuarto para explicarle sobre serlleno con el Espíritu Santo. Cuando escuché esto, estaba llena de agradeci-


mientos y alabanzas a Dios. Las lágrimas corrían por mi cara mientrasoraba y adoraba al Señor con mi hija. A las dos de la mañana todavía leestaba explicando a ella la gracia de Dios. Ella no estaba cansada y escuchóatentamente mientras exaltaba la cruz, la verdad y el Espíritu. El EspírituSanto había hecho un maravilloso trabajo en su corazón.

Poco después ella sintió la profunda necesidad de ser llena del Espíritu.Ella se arrodilló ante el Señor para confesarse y arrepentirse con un corazóncontrito, y el Espíritu de Dios vino sobre ella. Abrió su boca para hablar ycantar en lenguas magnificando a Dios. Desde entonces, ella nunca seatrevió a dudar de Su gracia.

Después que fue llena del Espíritu, recibió un nuevo nombre del Se-ñor—Rut (antes se llamaba Colleen). Su enfermedad fue inmediatamentecurada por Dios, y su vida cambió drásticamente. Era una nueva persona.Abandonó las cosas que antes amaba: ropa cara, traje de baño, accesorios,libros y malos hábitos. Comenzó a vestir de ropa simple y modesta, y vivíauna vida sencilla. Cuando volvió a la escuela, se disculpó con sus maestrosy compañeros por su comportamiento anterior.

El Señor la amaba, y Él no le reprochó por sus errores del pasado, peropreparó dinero para que pagara sus deudas. Él la hizo una nueva creaciónen Cristo. En mayo de ese año, pasó sus exámenes escolares y se graduó.En noviembre recibió su diploma. Esto puede ser de valor para otra gente,pero ya no significaba nada para Rut. Después rompió esos documentos enpedazos y los tiró al mar.

Rut ofreció su cuerpo, alma, y espíritu al Señor quien la ama. Ella estuvodispuesta a abandonar fama, entretenimiento, estudios superiores, su carre-ra, la vida de amor y el matrimonio para servir al Señor todos los días de suvida. Estuvo dispuesta a cargar la cruz para seguir al Señor en el caminopara Gólgota. Di gracias a Dios por aceptar la ofrenda de Rut.

El 1 de mayo, cuando estuve en la reclusión, Dios la levantó a tiempopara tomar el ministerio. Tenemos reuniones de oración en nuestra casatodos los sábados. Normalmente, no venía mucha gente, solo 20 o 30 personas.


Sin embargo, cuando Rut empezó a dirigir los servicios, Dios bendijo suministerio y la casa se llenó a su capacidad. Hermanos y hermanas quehabían asistido nuestros servicios familiares en el pasado sabían que Rutera orgullosa y rebelde. Ahora vieron con sus propios ojos que ella habíacambiado. Cuando la escucharon testificar por la verdad, todos acordaronque era una gloriosa obra de Dios sobre ella.

Cuando tuvimos servicio en el pasado, todo lo que hacíamos era orar.Nunca ayudábamos a otros a buscar el bautismo del Espíritu. Sin embargo,después que Rut lo recibió, Dios nos llevó a un ministerio de vida máshonorable y completa. Él otorgó este precioso ministerio a Rut y los otroscolaboradores, haciéndolos vasos que traen Su abundante vida a otros. Des-pués de cada servicio, Rut imponía sus manos y oraba por aquellos cristia-nos que esperaban el bautismo del Espíritu Santo. En los primeros tresmeses que estuve en la reclusión, más de 100 cristianos nacidos de nuevorecibieron el bautismo del Espíritu Santo. Solo Dios puede hacer tan grandemilagro. Damos toda gloria a Su nombre.

Dios también abrió algunas puertas para Rut para que predicara el evan-gelio. La mandó a varias capillas, escuelas y seminarios para dar testimoniode Su verdad y Espíritu. Mis parientes y amigos, incluyendo al padre deRut, se sorprendieron cuando escucharon las noticias. Nadie podía entendercómo Rut había cambiado tanto. Hasta los periódicos escribían historiassobre ello. Por desgracia, no eran exactos. Especulaban que Rut se ofrecíaa servir a Dios porque yo la había forzado. Pensaron que de tal palo talastilla. Qué equivocados estaban.

Una persona puede tratar cualquier carrera o ser forzado a ella, exceptopredicar. Ser predicador es asumir un ministerio muy santo y solemne. Unpredicador debe tener la abundante vida de Cristo y un corazón que ama alSeñor y las almas de los hombres. Se debe estar dispuesto a servir conamor sacrificado para ser aceptado por Dios. De otra manera, se terminaráusando el nombre de Dios para pedir dinero, como la Biblia dice: “Piensanque la religión es un medio de obtener ganancias” (1 Ti. 6:5, NVI). Esaspersonas que blasfeman el sagrado trabajo de Dios no escaparán el juiciosevero de Dios si no se arrepienten. Por esta razón, no es posible ser forzado


a predicar.

Mi hija era muy desobediente antes. Aparte del poder de Dios, ¿qué otracosa posible la hubiera cambiado? Aparte de ser conmovida por Su granamor, ¿qué poder la hizo abandonar todas las cosas y considerarlas comobasura? Queridos lectores, si leen el testimonio de Rut, comprenderán cómoel maravilloso poder del sacrificado amor del Señor en la cruz puede cam-biar una persona. ¡Gracias al Señor! Esta hija rebelde que me despreciabae ignoraba ahora me has sido entregada por el Señor como mi más queridacolaboradora.

Mi hija menor, María Lee (antes Ang-Chee Lee), solamente tiene onceaños, pero aun a su corta edad, ha experimentado mucha de la gracia deDios. Antes que yo naciera de nuevo mis hijos eran cautivos del mal porqueyo no sabía guiarlos por el camino correcto. María solía mentir, era ávida,veía películas, robaba y le gritaba a la gente. Pero después que yo nací denuevo, ella comenzó a comprender la verdad. Se arrepintió con un espíritucontrito y le encantó leer la Biblia y orar.

Después que me dediqué a Dios, prohibí estrictamente a mis hijos vertelevisión o leer novelas inservibles. Rut, siendo la mayor, no me escuchaba,y los menores la seguían. María sabía que su hermana usualmente se esca-paba al cine. Por eso para imitar a su hermana mayor, iría al piso de abajoa ver televisión en una tienda mientras yo predicaba. La encontré muchasveces, la castigué, hasta lloró amargamente para arrepentirse de sus accionesante Dios, pero no podía vencer las tentaciones del diablo.

Afortunadamente, Dios la amó y escuchó mis oraciones incesantes porella. Él la disciplinaba en cada aspecto. Un domingo por la tarde mientraspredicaba en una capilla cerca de casa, recibí una llamada que María sehabía cortado un dedo. Oré a Dios, entregándosela a Él, y me fui a casa.Cuando llegué, miré que su pulgar derecho sangraba demasiado. Oré perono paraba. Entonces me di cuenta que se había escapado otra vez para vertelevisión. Y al apresurarse para llegar a casa, se cayó y cortó su dedo conuna botella. La cortada era profunda y le faltaba un pedazo de carne.Después de darse cuenta que había pecado contra Dios y confesado sus


pecados amargamente ante Él, dejó de sangrar. Aunque sangró mucho, eldolor paró. Así que le envolví su dedo con gasa medicada y la dejé en paz.Un mes después, descubrí que su dedo había sanado completamente. Dioshabía sanado su dedo maravillosamente. Después de aprender esta granlección, María ya no se atrevió a escaparse para ver televisión más.

Después que Rut fue llena del Espíritu, su vida cambió por completo einfluenció grandemente a su hermano y hermana. María entonces ansiabaser llena también por el Espíritu. Se examinaba a sí misma muchas veces eimploraba ante el Señor en lágrimas. En mayo, finalmente recibió el bautis-mo del Espíritu y obtuvo una vida abundante. De entre todos mis hijos, ellaamaba el dinero por sobre todas las cosas. Pero desde que fue llena delEspíritu, cambió.

Un día encontró a su padre por casualidad y él le dio dinero para quecomprara bocadillos o comida basura, pero no lo aceptó. Después hastatrató de convencerlo que creyera en el Señor y lloraba y oraba por lasalmas de su padre, sus abuelos, madrastra y medios hermanos.

Durante uno de sus vacaciones escolares, noté que María lloraba cuandose sentó, escribiendo en la mesa. No entendí por qué lloraba, pero supedespués que estaba escribiendo una carta para predicarle a su padre. Laspalabras en la carta se llenaron con el poder del Espíritu Santo. Cuando laleí, fui conmovida grandemente.

Su carta es como sigue:

Querido Padre, 28 de junio de 1962

Te saludo en el Señor. No te he visto por un tiempo pero oro por titodos los días. Siempre pido a Dios que gane tu alma. El Señor volverápronto, pero tú no te has arrepentido y yo estoy muy preocupada.

Padre, tu alma es muy preciosa. Si continúas cerrando tu corazón yno te arrepientes, no serás arrebatado (el Rapto de la iglesia) cuandovuelva el Señor. No podrás encontrarte con Él en el aire sino que te


quedarás atrás en la tierra a sufrir en la Gran Tribulación. Tambiéntendrás que sufrir en el Lago de Fuego. No puedo verlo porque tú eresmi padre. No quiero verte sufriendo en el infierno mientras yo disfrutode bendiciones en el cielo. Espero que te arrepientas rápido y tambiénle escribas a mis abuelos, madrastra y hermano mayor en China paraque se animen a arrepentirse.

Tú debes apartar de los pecados. Ora, lee la Biblia y adora a Dios.No hagas lo que es malo ante los ojos de Dios. Entonces Él te bendecirágrandemente a ti y a tu familia. Espero que después de leer esta carta,seas conmovido en tu corazón, te arrepientas y vuelvas al Señor.

Dios ha usado mis manos para escribirle esta carta. Creo que Dioscontestará mis oraciones y te salvará. Dios te protegerá con Su amor.También debes tratar de ser bautizado por el Espíritu Santo para quetestifiques por el Señor y salves las almas de la gente. Entonces tendrásgran recompensa (galardón) en el cielo. ¡Eso será glorioso!

Tu hija en Cristo,Ang-Chee

Después, ella también escribió a sus abuelos, madrastra, y medio her-mano, pidiéndoles que se apartaran de los ídolos, se arrepintieran y sevolvieran a Dios para obtener vida eterna. Todos se conmovieron. Sin lamotivación del Espíritu, ¿cómo puede escribir esas cartas una niña tanpequeña?

En el pasado había pasado algún tiempo aprendiendo a tocar el piano.No la dejé continuar porque no lo tomaba en serio. Pero Dios la enseñómaravillosamente. Destruyó todos sus libros de música mundana y solotocaba los himnos. Dios era bueno con ella y entonces podía tocar la mayo-ría de ellos. Hasta nos acompañaba durante los servicios. Dios me habíadado una pequeña colaboradora. Aunque estaba joven, se había dedicado alSeñor. Que el Señor continúe edificando, preservando, y usándola. Alabo aDios por Su gracia.

Ahora mencionaré mi hijo de 14 años, Pedro Lee (antes conocido como


Yiek Meng). Este muchacho encontró tal enorme gracia de Dios que tengoque agradecerle a Dios. Yo vivía una vez en la oscuridad e hice algunascosas tontas que maleducaron a mis hijos. Muchas veces los dirigía a entregara placeres mundanos, y casi puse su futuro en las manos del diablo.

Pedro amaba las películas y leía novelas sobre guerras, detectives, yartes marciales. En ese tiempo, yo no sabía detenerlo, lo que es peor, animabaque la sierva lo sacara a pecar. Y sin saberlo, su corazón joven había sidocontaminado por la crueldad, el egoísmo, la astucia, el engaño, el orgullo, lafilosofía de la ciencia-ficción (la idolatría de ciencia), y ateísmo.

Cuando nací de nuevo, ya era muy tarde para arrepentirme de lo quehabía hecho. Era imposible corregir a Pedro. Se puso peor después que meentregué a Dios. Hasta comenzó teniendo amistades con miembros de pan-dillas. Cuando me enteré de esto, se lo prohibí estrictamente, pero no meescuchaba. Yo estaba furiosa, porque yo amonestaba a los jóvenes quetemieran a Dios y se apartaran del mal (como por ejemplo ver películasmundanas o leer novelas). Pero mi propio hijo me desobedeció y dio lugar aSatanás. El diablo quería arruinar mi trabajo de servir a Dios, y usualmentetrabajaba por medio de Pedro. Pedro pidió a los pandilleros que le prestarannovelas sobre peleas con espada y de romance. Los pandilleros también leenseñaron cómo esconderlas en la casa. Pedro solo las leía cuando yoestaba fuera predicando.

Aunque Pedro podía esconder los libros de mí, no podía escapó de losojos de Dios. “Porque no hay nada oculto que no halla de sermanifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz” (Mr. 4:22). Diosme hizo saber cada vez. Nunca me atreví a ser indulgente con mi hijo.Aparte de darle una golpiza, también rompí esos libros dañinos. Preferíapagar la pérdida a la librería que mi hijo los leyera. También tuve que guiarloa Dios para que orara y confesara sus pecados. La Biblia dice, “No rehúsescorregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Locastigarás con vara, y librarás su alma del Seol” (Pr. 23:13–14).

Sin embargo, aunque se arrepintió, no cambió. El diablo se burlaba de mídiciendo, “No puedes disciplinar tus propios hijos, ¿cómo puedes estar


calificada para ser predicadora? Me sentí muy mal por dentro. Estaba tanavergonzada. Siempre que pensaba en la desobediencia de mis hijos, yoadmitía que era mi culpa. Porque “le será pagado según la obra de susmanos” (Pr. 12:14). Yo merecía la recompensa por mis pecados, pero si eltrabajo santo del Señor era afectado, pensaba que este pecado era muygrande para cargarlo. Por eso, lloraba ante el Señor, pidiéndole que perdonaralos pecados de mis hijos y los míos. El Señor consoló mi corazón roto y meprometió, “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón detu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazóny con toda tu alma, a fin de que vivas” (Dt. 30:6).

Después, Dios de verdad obró. Él quería que aprendiera una gran lec-ción por medio de mis hijos. Aunque yo amaba a mis hijos, no había llegadoal punto de sacrificar mi vida por ellos. Puesto que su desobediencia se meafligía el corazón, comprendí cuánto más el Señor se entristecería por mícuando lo desobedeciera, el cual me amaba tanto que murió por mí en lacruz. Me arrepentí de no pensarme en Su corazón en el pasado. Una y otravez estuve contra el Señor y afligí Su corazón. Ahora necesitaba pedir uncorazón completamente sumiso del Señor, pues mi solo deseo es agradarle.

Cuando me arrepentí y obedecí absolutamente, Dios tuvo misericordiade mí y cambió mis hijos. La promesa que Él me hizo el 26 de febrero deeste año (1962) sobre el cambio de mis hijos se hizo realidad. Primero, Ruty María ambos fueron llenas por el Espíritu. Entonces, Pedro nació de nue-vo y tuvo un gran cambio en su vida. Cuando él vio el poder de Dios en susdos hermanas y en muchos otros jóvenes, conoció a este Dios vivo y verda-dero. Él había oído de Dios en el pasado, ahora él lo ve con sus propios ojos.De ahí en delante, ya no se mezcló con esos pandilleros, sino con jóvenesque amaban al Señor. Su actitud y comportamiento cambiaron completa-mente. Se quitó sus malas costumbres de mentir y engañar a otros. Además,se deshizo de esos libros que no le servían de nada y comenzó a leer loslibros espirituales que obtuvo de mis estantes.

Gradualmente, él aprendía a amar a Dios. A menudo asistía al servicio,leía la Biblia diariamente, y oraba y alababa a Dios. En el pasado, le gustabadibujar, pero dibujaba cosas que no agradaban al Señor. Pero después que


el Señor lo cambió, sus dibujos eran más prácticos. Algunos de ellos aunpodían ser usados para ilustrar ciertos versículos de la Biblia.

El 12 de agosto de este año, Rut y Pedro fueron bautizados en el nombredel Señor. Yo había esperado este día por un largo tiempo, y, por coinciden-cia, ocurrió en mi cumpleaños. Después de dedicarme a Dios, ya nunca meacordaba de mi cumpleaños. Pero en ese día, estaba en la reclusióncompilando este libro y no pude ir al bautismo, pero me di cuenta que era micumpleaños (en el calendario lunar). Todo esto fue hecho en el tiempo deDios, de acuerdo a Su voluntad. Él tenía mucho misericordioso de mí.

Pedro deseaba que el Espíritu lo llenara, pero el tiempo todavía no llega-ba. Yo creía que era porque mi hijo todavía tenía malas cosas en él, de quetodavía no se deshacía, y todavía tenía algunas lecciones que aprender sobreobediencia. Estas cosas pudieran haber entorpecido a Dios de concedermás gracia sobre él. Creo que el Señor realizará Su promesa en su plenitud.Puesto que Él ha comenzado esta obra en Pedro, la completará a Su tiempo.Seguramente derramará esa bendición completa sobre Pedro y lo usarápara que lleve buenos testimonios. Como Dios lo ha prometido, así lo cumplirá.

¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! (Este libro fue completado en octubre de 1962y el Dios fiel bautizó a Pedro con el Espíritu y fuego el 10 de febrero de1963, justo antes que este libro fuera impreso. Pedro también ha testificadocómo el Señor lo cambió maravillosamente.)

Dios es fiel. Ninguna de Sus promesas para mí ha fallado en hacerserealidad. El ha hecho grandes cosas en mis tres hijos, cosas que ni meimaginaba hace unos cuantos meses. Ahora todas se hacen realidades. Sinembargo, el diablo nunca quitó su presión de mí, frecuentemente creandodescontento en mi familia a fin de tratar de destruir el testimonio de Dios.Los niños naturalmente tienen debilidades las cuales dan a Satanás unaoportunidad. Sin embargo, yo doy gracias a Dios por Su misericordia, porqueÉl siempre nos protege cuando enfrentamos batallas espirituales. El EspírituSanto usó estas batallas para enseñar a mis hijos varias lecciones y paraque conocieran más de la misericordia, santidad, fidelidad, y poder de Dios.Esto prueba que la unción es verdadera.


Dios ha bendecido mi hogar y edificó un altar entre nosotros. Cada unode nosotros, jóvenes y viejos, adoramos y servimos unánimes a Dios todoslos días. También hay hermanos y hermanas que se unen con nosotros detodas partes para orar con nosotros. Muchos de ellos también han sidorevividos por el Espíritu Santo. Alabanzas y gloria sean al Padre, el Hijo, yel Espíritu Santo, que es el Dios triuno, para siempre. Amén.

¡Queridos hermanos y hermanas! Las abundantes bendiciones, que re-cibieron los apóstoles en el día de Pentecostés, ahora esperan ser concedidasa todos los cristianos quienes ven su propia pobreza, debilidad y sed. Si elrió de vida no está fluyendo, pronto se secará. El Señor está esperando quetodos Sus hijos se conviertan en huertos regados, y fuentes de aguas devida, para que lo satisfagan y lo den la gloria debida. Aunque se haya sidobendito por el Espíritu Santo antes, todavía pudiera estar destituido del niveldel Señor. La gracia de Dios no tiene límite y causará que nuestra copa debendiciones se derrame. El Señor ha hecho una promesa, diciendo, y el quetiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente(véase Ap. 22:17).

Queridos hermanos y hermanas, déjenme tomar una frase de Pablo:“¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” (Hch. 19:2).

“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor,allí hay libertad. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará”(2 Co. 3:17,16). Que el Señor quite el velo de nuestro corazón, para querecibamos Su Espíritu.

¡Gracia sea a todos aquellos que sinceramente aman a nuestro SeñorJesucristo! Amén. (Por favor lee cuidadosamente la Parte Dos—Elbautismo del Espíritu Santo).


Capítulo 10

En la reclusión

Y busqué entre ellos hombres que hiciese vallado y que se pusieseen la brecha delante de Mí, a favor de la tierra, para que yo no ladestruyese; y no la hallé. (Ez. 22:30)

Pero el Señor me dijo: “No digas: Soy un niño; porque a todo lo quete envié irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante deellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendióJehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puestomis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobrenaciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinary para derribar, para edificar y para plantar… Porque he aquí que yote he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna dehierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyesde Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Ypelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, diceJehová, para librarte” (Jer. 1:7–10,18–19)

Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, ydelante de Mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, seráscomo mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y tepondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearáncontra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardartey para defenderte, dice Jehová. (Jer. 15:19–20)

Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantarépuertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré lostesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas queyo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. (Is. 45:2–3)

En la reclusión 415

…conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seréavergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahoratambién será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (Fil. 1:20–21)

El 10 de julio de 1961 fue el día más memorable de mi vida. En este día,el Señor derramó Su glorioso Espíritu sobre mí y abrió mis ojos espiritualespara ver la urgente necesidad de la iglesia de hoy. Entonces Él me confió lagran misión de predicar el mensaje del Espíritu Santo reavive la iglesia.Nunca imaginé que algo comisión sería dado a mí.

Poco después que fui bautizada con el Espíritu Santo, mi querido SeñorJesús me mostró una señal celestial. (El Señor me ordena describir estaseñal aquí porque está muy relacionada con la completa verdad que yopredico.) Esa tarde estaba sentada sola seriamente ante el Señor. De repente,una cruz blanca brillaba en mi pared. Al principio, no le puse atención, perome apareció tres veces, así que supe que el Señor me la había mostrado.Inmediatamente me arrodillé para orar, entonces oí la tierna voz del Señor,diciendo: “¿Querida hija, estás dispuesta a llevar la cruz y caminar el caminoangosto conmigo? Busco alguien que sea Mi portavoz en estos postrerosdías, para predicar la verdad que los hombres no desean. ¿Estás dispuestaa sufrir humillaciones y aflicciones por Mi palabra? Pero hija, no olvidesque detrás de la cruz hay una corona de gloria. ¿Quieres predicar Mi gloriosapalabra y ponerte en la brecha delante de Mí, a favor de la tierra?”

Yo estaba llena con Su amor y lloré al pensar cómo había defraudado Sugracia por rebelarme contra Él una y otra vez. Aunque lo había dolido, Éltodavía tuvo misericordia de mí y no me recompensó conforme a mis peca-dos. En vez de eso, Él me sanó y confortó en mis desesperaciones y enfer-medades. “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará;hirió, y nos vendará” (Os. 6:1).

Él después me llenó con Su Espíritu y me trató con gran amor. Si elSeñor no me hubiera curado, mi miserable vida no hubiera durado mucho.Ahora me veo yo misma como una muerta. Aun si tuviera solo un día devida, viviría por Él. Lucas capítulo 7 habla de una mujer que regó los pies


del Señor con sus lágrimas y los enjugó con sus cabellos. Incluso besó Suspies y los ungió con el perfume. Hizo eso porque Él la había perdonado desus muchos pecados. Más perdón trae más amor.

Vine ante el Señor para imitar esta mujer, porque Él también me habíaperdonado de mis muchos pecados. Me di cuenta que también debía rom-per mi frasco de alabastro (mi viejo yo) y derramar el perfume (mi vida)sobre el Señor. Oré al Señor y dije, “Querido Señor, no soy digno ni capazde nada, pero estoy dispuesta a llevar mi cruz y seguirte para satisfacer Tucorazón. Mis ofrendas en el pasado fueron incompletas. Ahora ofrezco mivida de nuevo para que la uses libremente. De aquí en delante considerarémi vida como nada de valor. En vez de esto, seré fiel a Tu llamada y testifi-caré por Tu verdad sagrada. Señor, cláveme sobre Tu cruz una vez más;que yo muera al yo misma y viva para Ti.”

En ese momento, pensé que el Señor me enseñó esa visión para que meseparara de falsas organizaciones religiosas, reprendiera herejías, testificarabien por Él, y sacara gente de estas religiones y llevarlos a Su salvaciónpreciosa. Nunce pensé que el Señor me confiará una tarea aun más grande:Predicar la verdad completa que El Espíritu Santo ha reedificado laiglesia, y guiar la humanidad hacia la plenitud del Espíritu Santo. Dios meha dado una misión tan honorable y grande.

Yo solía ir a una capilla donde no creían en nacer de nuevo por medio dela preciosa sangre. Pero después que el Señor me llenó con el EspírituSanto, Él me prohibió estrictamente de volver ahí. La siguiente mañana,que era domingo, no sabía donde ir al servicio. Después de orar, el Señorme llevó a una capilla carismática—una que yo había despreciado antes—para servir y adorarlo. Al atravesar la puerta, podía sentir la presencia delSeñor. Alabanzas y alegría llenaron mi corazón. Me arrepentí de cómo estabaignorante en el pasado y había confundido lo que era bueno con lo que eramalo. Perseguí y me opuse lo que hubiera aceptado. Al mismo tiempo, nopude soportar llorar amargamente al Señor, suplicando por Su perdón.

Ese día tuvieron un servicio del partimiento del pan. Los himnos quecantaban y los mensajes que predicaban todos eran sobre llevar la cruz


para seguir al Señor. Estaba entonces iluminada por la visión que habíarecibido del Señor. Aunque había sido llamada para servirlo por ya algúntiempo, solo entonces comencé a comprender el alcance de la misión queÉl me había encomendado.

Gracias al Señor. Puesto que Él me mostró esta honorable misión pormedio de la visión, Él me ordenó que llevara un completo testimonio por Suverdad antes que la predicara. “Y tres son los que dan testimonio en latierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan” (1 Jn.5:8). Cuando tenía siete años, mi madre me llevó para ser bautizada (con larociada de agua) y unirnos a una capilla. Después de eso, me convertí enuna cristiana nominal. Vivía en pecados y no sabía nada sobre la salvaciónde Cristo. A finales de 1957, cuando estaba gravamente enferma, el Espírituabrió mis ojos para ver que yo era una pecadora. Así que me arrepentí yacepté al Señor en mi vida. Fui limpiada con Su preciosa sangre—el bautis-mo de sangre. Y nací de nuevo. En 1959 fui llamada por Dios para servirlea tiempo completo. Ofrecí mi cuerpo y espíritu completamente para Su uso.El 10 de julio de 1961, el Señor me bautizó con el Espíritu y fuego. Y coneste bautismo del Espíritu Santo, experimenté la plenitud del Espíritu.

El Señor me amaba y derramó Su glorioso Espíritu Santo sobre unasierva tan indigna e inservible como yo. El Señor me hizo comunicarme conÉl día y noche por medio de lenguas (orando y cantando en el espíritu). Deahí en delante, mi espíritu fue iluminado. Pude ver la completa verdad de“la Sangre, el Agua, y el Espíritu Santo” y la urgente necesidad de laiglesia hoy. Despues, el Señor me encomendó predicar el mensaje de laépoca sobre: El Espíritu Santo reedifica la Iglesia del NuevoTestamento. Nunca me imaginé que esto me pasara a mí, una persona tandébil e indigna.

Sin embargo, todavía no había recibido el bautismo de agua, así que mitestimonio era incompleto. Cuando comencé a servir a Dios, muchos her-manos y hermanas me dijeron que aceptara el bautismo de agua. Pero nome sometí a las palabras de Dios. Yo pensé que ya estaba bautizada cuandorecibí la rociada de agua, así que me pregunté por qué tenía que bautizarmepor segunda vez. Además, la Biblia dice, “Un Señor, una fe, un bautismo.”


¿Cómo me iba a bautizar dos veces?

Después que el Espíritu me llenó, Él me instruyó y me dio entendimien-to. Él me hizo entender que la palabra bautismo en griego significa inmersióntotal en el agua. Mi Señor Jesús, siendo el Hijo de Dios, se humilló a símismo y vino a la tierra en forma de hombre. Para cumplir toda justicia, Élfue bautizado por Juan. Él salió del río Jordán y fue llenado con el Espíritu.El Señor comenzó a predicar al hombre solo después de Su bautismo. Siquiero servir al Señor, ¿no debo seguir Su ejemplo?

Cuando mi madre me llevó a recibir la rociada de agua, ni siquiera cono-cía al Señor o lo que significaba “fe”—mucho menos comprender el signi-ficado de ser bautizado. La Biblia dice, “Él que creyere y fuere bautizado,será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mr. 16:16). La fees el primer paso hacia la salvación, pero el bautismo es un testimonio de lasalvación de uno ante Dios y el hombre. El bautismo significa que unapersona está muerto, es sepultado, y se ha levantado con el Señor (véaseRo. 6:3–4). Debido que yo estaba ignorante de todo esto, Dios me perdonó.

Desde que el Espíritu me ha iluminado por medio de la Biblia de qué tanimportante era el bautismo en agua, ¿cómo puedo rechazarlo? La Biblia nodice que rociar agua o cualquier otra ceremonia represente el bautismo deagua. Nuestro Salvador, el Señor Jesús, salió del río Jordán y pusó el ejemplodel bautismo para Sus seguidores. ¿Qué excusa puedo hacer por no some-terme a las palabras de Dios?

Un pecador puede ser salvo sin ser bautizado si circunstancias especialeshacen su bautismo imposible. Sabemos que uno de los ladrones que fuecrucificado al lado del Señor fue salvo sin ser bautizado. Cuando creyó enJesús como el Hijo de Dios, el Señor le dijo, “De cierto te digo que hoyestarás conmigo en el paraíso.” Pero si estamos vivos y se nos da unaoportunidad, debemos ser bautizados para ser salvos. No hay excusa parano hacerlo. Si un hombre obedece la palabra (el agua) de Dios, él es limpiadopor la palabra (el agua). Solo entonces él ha aceptado el testimonio delagua.


“Él que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tales mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra,en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por estosabemos que estamos en él. Él que dice que permanece en él, debeandar como él anduvo” (1 Jn. 2:4–6). Aunque yo no fuera bautizada,todavía podría servir al Señor, pero mi testimonio sería débil. Para que elSeñor me use completamente, le pedí que me haga recibir Su testimoniocompleto. Él tenía misericordia de mí y aceptó mi ruego. El 21 de julio, Élmandó su siervo—que había sido lleno del Espíritu—para bautizarme en elmar de Kowloon. Cuando salí del agua, mi testimonio se completó anteDios, el hombre, los ángeles, y el diablo. ¡Fui llena con alegría inmensa!¡Aleluya! En aquel día, el Señor me dio un precioso versículo: “Clama aMí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que túno conoces” (Jer. 33:3). Este versículo pronto fue realizado.

Debo decirles a los lectores sobre una cosa maravillosa. En julio de1959, todavía hacía películas. Ayuné y oré por dos semanas en lo tocante ami segundo casamiento. Aunque estaba insensata y no oraba de acuerdocon la voluntad del Señor, Él mostró Su paciencia y sabiduría. Él me dijo,“De aquí en dos años realizaré grandes cosas para ti.” No me atreví a creerque el Señor me dijera eso. Sin embargo, exactamente dos años después, elSeñor cumplió Sus palabras. En julio de 1961, Dios hizo grandes obras enmí en cosa de pocas semanas. Por supuesto, Él no realizó las cosas terrenalesque le pedí, pero lo que hizo sí sobrepasó mi imaginación y petición.

El Señor primero derramó Su Espíritu sobre mí, y entonces me librócompletamente de la esclavitud de los deseos de la carne. Mi corazón fuerenovado y me ofrecí de nuevo a Él. Por medio de una visión, Él me mostróla gran misión que yo iba a realizar y me dio una nueva luz. Después, Él mellevó a ser bautizada en Él por inmersión, a fin de llevar un testimoniocompleto de Él. ¿Quién más puede hacer una obra tan grande, aparte deeste fiel y poderoso Señor? Por eso, quiero alabar a Su santo nombre dia-riamente hasta siempre. ¡Aleluya!

Estoy grandemente agradecida con el Señor. Paso a paso, Él me llevómaravillosamente por varios pasos espirituales. Primero me dejó experi-


mentar la importancia de recibir el perdón de pecados por medio de lasangre. Enseguida, me mostró qué dañinas eran las herejías, y de que deboreprenderlas. Luego, Él me dejó experimentar la importancia de ser llenodel Espíritu Santo y ganar la plenitud de las bendiciones en el Espíritu. Élme enseñó que las denominaciones de hoy están llenas con disputas y divi-siones (que están basadas en las opiniones de individuos, y no en la verdadcompleta conforme a la Biblia) y los poderes de las herejías. Para resolverestos problemas, no se puede confiar en la sabiduría humana; se debe con-fiar solamente en el poder del Espíritu Santo. Solo entonces se puede arran-car, y destruir y arruinar estas fuerzas diabólicas.

La iglesia debe someterse ella misma completamente bajo el poder delEspíritu Santo, restaurar la pura fe de la iglesia pristina, y creer en la Bibliaen su totalidad. También deberá obedecer totalmente la voluntad de Dios yaceptar el bautismo del Espíritu. Solo entonces la iglesia llegará a la unidadde la fe en el Espíritu. El agua viva del Espíritu Santo debe tener caminalibre a correr. El Señor está buscando gente apropiada por todas partes. Sinembargo, aquellos que tienen educación (estudios superiores), conocimien-to, dones (habilidades), y posición, tienden a no querer someterse completa-mente a Dios, para ser usados por Él. Por lo tanto, Dios no tiene alternativaque colmar tan inmensas bendiciones sobre gente baja y sin méritos.

¡Agradezco y alabo a Dios! En Cristo Jesús, Él me ha escogido, unadébil e inadecuada, para ser Su portavoz—para predicar Su sagrada ycompleta verdad en estos últimos días. “Él levanta del polvo al pobre, ydel muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipesy heredar un sitio de honor…” (1 Sam. 2:8).

Poco después que nací de nuevo, Dios me dio la habilidad de discernirfalsas doctrinas de la verdad. Aunque no acepté ninguna de estas herejías,las toleré. En mi opinión, si la gente no hace cosas conforme a la Biblia, escosa suya, no el mío. ¿Por qué argumentar y lastimar los sentimientos deotros? Ya soy salva, y eso es todo lo cuenta. ¿Por qué involucrarme enasuntos de otras? Además, con el amor de Cristo, debo respetar las creenciasde otros y mostrar la tolerancia de un cristiano hacia el hombre. Sin embargo,después que comencé a servir a tiempo completo, me aprendí que tales


pensamientos eran completamente erróneos.

El verdadero amor cristiano debe ser basado en la verdad (el principiode salvar almas). El amor que se opone a este principio es falso amor.Después de ser llena del Espíritu, pude comprender que estas falsas doctrinasson las trampas de Satanás para las almas humanas. Si no me levanté aexponer las trampas de Satanás, muchas más almas caerán en la oscuridady muerte. Recuerdo cómo los verdaderos profetas en el Antiguo Testamentoodiaban a los falsos profetas (los falsos predicadores) y los reprendían abier-tamente. Cuando nuestro Señor Jesús estaba en la tierra, también continua-mente reprendía a los hipócritas y aquellos que distorsionaron la verdad.Debemos tener el corazón del Señor y preocuparnos por las almas perdi-das. Todas las cosas que conforman a la carne no benefician al hombre.

El Señor dijo, “El espíritu es el que da vida; la carne para nadaaprovecha” (Jn. 6:63). Por esta razón, no debemos preocuparnos con lasrelaciones personales con los otros, ni transigir con falsas doctrinas, lascuales sólo les hacen daño a las almas. Yo tenía muchos buenos amigos queandaban en herejías, y yo los ayudaba en todo lo que hacían. Sin embargo,siempre que había preguntas sobre la verdad, yo discutiría con ellos. Comoresultado, estas amistades terminaron. Sus almas son tan preciosas; ¿cómopuedo cerrar mi boca y seguir con la falsedad en que ellos creían? ¿Cómopuedo complacerlos y decir algo en contra de mi conciencia? Era mi res-ponsabilidad señalarles los errores de sus creencias, y sólo pude esperarque un día, se acordaran de las palabras de Dios, se arrepintieran, y seapartaran del mal. Por esta razón, mucha gente me malentendió. Se sentíanque yo era muy dura y estaba mal por tratar de romper las creencias deotros. Nadie podía entender que yo no quería que sus almas perecieran.¡No me atrevía a quedarme en espera observándolos caminar el caminohacia la eterna condenación; tenía que ayudarlos para que se devolvieran ycaminaran por el camino de la vida eterna!

No solo me sentía así por mis amigos. Dios también me dio una cargapor las almas de los extraños. Dondequiera que predicaba el evangelio,atacaba fuertemente las falsas enseñanzas. Siempre que me encontrabacon alguien que creía en falsas doctrinas, hacía lo que podía para advertirle.


Mucha gente pensó que estaba exagerando y que era imprudente. Algunoshasta creían que estaba loca. Sin embargo, agradezco a Dios, porque yocreo que todo lo que Él me dice hacer es bueno. Todas Sus palabras llevanpoder. Algunas personas oyeron Sus palabras y se arrepintieroninmediatamente; otros las rechazaron. De cualquier manera, creo que undía el Espíritu Santo les recordará de las palabras de Dios y los ayudarávolverse al Señor vivo.

Desde que el Señor me llamó a servirle por tiempo completo hace dosaños, he estado predicando día y noche en varias denominaciones en HongKong y Kowloon. Conocí muchos cristianos que no creían en milagros o enel poder del Espíritu Santo. Algunos rechazaron el poder de la sangre deJesús. Y otros no creían en la resurrección de Cristo ni en el último juicio.Al ver tales apostasías incrementándose en la casa de Dios, sabemos quela venida del Señor está cerca. Fui conmovida para orar fervientemente alSeñor con lágrimas y ayuno, pidiéndole que perdonara esta generaciónincrédula.

Un llamado grupo cristiano, el Ejército de Salvación, una vez me invita-ron para guiar una campaña evangelista. Observé su doctrina y supe quesus creencias no eran puras (ni toman parte en el bautismo ni en la comuniónde acuerdo con los mandamientos del Señor). Después que oré, el Señorme ordenó que les escribiera para declinar su invitación. También le dije alpredicador que se arrepintiera y alejara a su gente de estas falsas doctrinasque se oponen a la verdad bíblica.

Entonces el Señor me sussuró y me pidió: “Puesto que estas denomina-ciones no creen en milagros y en la obra del Espíritu Santo, ¿estarán deacuerdo con la Biblia?” Escuché al Señor, y mi corazón se preocupó. Losjudíos desecharon a su Mesías, crucificaron a Cristo, y trajeron grandesmaldiciones sobre ellos mismos. Los siervos e hijos de Dios hoy también seoponen a la gracia de Dios. Han echado fuera el Espíritu de Cristo. ¿Cómoescaparán la ira y juicio de Dios? Me lleno de penas al pensar en esto.

Al ver la condición de los hijos de Dios hoy, le pedí al Señor en quédirección debía seguir mi obra. Él me iluminó de cómo Ezequiel fue conmo-


vido a profetizar a los huesos secos. Tendones vinieron sobre los huesos, yla carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos. Pero como no había enellos espíritu, todavía estuvieron muertos. Por eso, Ezequiel profetizó alespíritu (aliento), y el espíritu (aliento de vida) entró en ellos. Entonces loshuesos secos vivieron, y estuvieron sobre sus pies, y se volvieron un ejércitogrande en extremo (véase Ez. 37:1–10). Las denominaciones tienen susorganizaciones respectivas (tendones), celo de la carne (carne), y muchasceremonias exteriores (piel). Pero no tienen el Espíritu Santo (aliento). Asíque están muertos. Por eso, para que pongan de pie y testifiquen por elSeñor, tienen que ser llenos por el Espíritu Santo.

La iglesia es la casa espiritual; los santos son piedras vivas; el EspírituSanto es el ingeniero. Si no nos edificamos exactamente de acuerdo alplano de Dios, la construcción entera será en vano. El fundamento de laiglesia hay que ser la Sangre, el Agua (la palabra), y el Espíritu Santo—la verdad completa. Es por eso que el Señor ordenó a los cristianos quereciban el bautismo del Espíritu. Todos debemos obedecer en consecuencia.“Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?”(Sal. 11:3)

Si negamos los archivos bíblicos que muestran que el Espíritu Santo esmanifestado por el hablar con lenguas (orando en lenguas), ¿cómo puedeser edificada una casa espiritual? Dios primero necesita demoler todas lastradiciones y conceptos del hombre antes que la iglesia pueda ser revividapor el Espíritu Santo. Él tiene que arrancarlas de la raíz. Entonces, la verdadbíblica del Señor Jesús será restaurada. Si la iglesia no es revivida, todapredicación será fútil y todo ataque contra herejías y pecados será inútil,porque el hombre se sigue transigiendo con las herejías y se permite enpecados. Los cristianos tendrán poder para hacer el mal y no para hacer elbien. La falla de la fe de los cristianos y su oposición a las obras del EspírituSanto es un gran estorbo para el esparcimiento del evangelio. Por eso, enestos postreros días, los hijos de Dios deben ser los primeros en arrepentirsey recibir el prometido Espíritu Santo. Deben también exaltar el Espíritu deCristo, porque sólo el Espíritu de la verdad puede guiar la gente hacia laverdad.


Desde entonces, cuando salgo a predicar en un trasbordador, en unautobus o en el camino, el Espíritu Santo usualmente me recuerda que el díade la venida del Señor y el juicio está cerca. Estoy ansiosa, porque el juiciocomienza por la casa de Dios. Por eso oro que el Espíritu Santo reaviva alos siervos e hijos de Dios, que se arrepientan y vuelvan a 1a completaverdad, no sea que enfrenten la ira y castigo de Dios. El mundo debearrepentirse rápidamente y encontrar gracia, para que no se queden atrásen la Gran Tribulación, y sufrirá condenación eterna. “Pero Dios, habiendopasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todoslos hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto haestablecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquelvarón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de losmuertos” (Hch. 17:30–31).

Cuando estaba más ocupada predicando, Dios me detuvo. En la tardedel 26 de febrero de 1962, no podía dormir después que volví de predicar.Desde 12:06 AM hasta 1:30 AM, el Señor habló conmigo. Me ordenó queayunara y orara por cien días comenzando el 1 de mayo. Se me dijo que noviera a nadie durante este período, sino irme en reclusión para encontrarlocara a cara. Él me revelará Sus palabras. Él quería que yo predicara lacompleta verdad sobre el Espíritu Santo reviviendo la iglesia. Enaltecerá elevangelio de la cruz y reprenderé herejías y pecados. Él me dijo que yofuera Su portavoz desde Hong Kong hasta el mundo entero, y que Él volverápronto.

Puesto que esto era un asunto solemne, repetidamente pedía al Señorcómo sabría que Él verdaderamente me había encomendado hacerlo. Mecontestó con voz clara, diciéndome que primero cambiaría mis tres rebel-des hijos para que lo amen y lo sirvieran. Él haría lo que le pedí. Él seríaresponsable por las necesidades de mi trabajo y vida. También sería buenocon mis descendientes. Prometió que guardaría Su pacto y misericordia.Dijo que me daría fuerzas, y que no importara qué tan graves las dificulta-des, me protegería y me haría fiel hasta que viera Su cara.

Al escuchar Sus palabras, rápidamente las escribí en mi Biblia. (Cadavez que el Señor me revelaba algo, lo anotaría por las márgenes de mi


Biblia. Después, Dios las cumplió todas, una por una. Así que sabía que deverdad, Él es el Dios vivo.) También guardé estas palabras en mi mente,pensando en ellas una y otra vez.

El Señor maravillosamente me dio colaboradores quienes estaban dis-puestos a serle fieles. Estuvieron dispuestos a pasar por todos los malosmomentos conmigo, ayudándome a esparcir el evangelio. Agradezco a Dios.Su cuidado detallado siempre me conmovió a lágrimas. Los colaboradoreshasta estuvieron preparados pasar el hambre, pero gracias sea al Señor,porque Él nunca nos dejó sin comida.

La gracia de Dios es abundante y siempre ha excedido mi petición eimaginación. Al final de 1961 hubo llamadas de Macedonia en el extranjero.Me invitaron para evangelizar en varios lugares. Ofrecí mi vida y la de mishijos completamente en las manos de Dios y le pedí que nos usara como Éldeseara. Yo hubiera podido morir, pero el Señor me preservó. Por lo tanto,yo tenía que considerarme muerta, y ofrecí mi vida y mi todo a Él. Es Sugracia que me es posible ver mis hijos otra vez hoy.

Comencé a planear mi campaña de predicación. Estaba muy celosa. Sinembargo, tenía un problema—después de irme de casa ¿quien cuidaría demis hijos? Sabía que mis hijos eran herencia de Dios, pero si los amaba másque al Señor no sería merecedora de ser Su discípula. Me arrodillé y oréque el Señor personalmente arreglara una escuela de abordados para ellos.

También pedí al Señor que me ayudara a vender mi casa para que ob-tenga dinero para cubrir la literatura, las obras evangélicas, y los gastos deviaje. También rogué al Señor que tuviera misericordia de mi hija mayor,Rut. Ella era rebelde y no se lleva bien con otros. Ella pronto se graduaría yvendría a casa, y yo no sabía qué hacer con ella. Le pedí al Señor que lamandara fuera por sus estudios, pero yo estaba preocupada por su fe. Si laescuela que asistía fuera una escuela con la falsa misión, su fe seríaarruinada. Por eso oré que el Señor protegiera a mis hijos y les revelara elcamino que debían tomar. Ofrecí la vida de mis hijos a Dios y oré diariamentepara que los escogiera y los haga ser Sus fieles siervas que predicaran Suevangelio completo. Pedí al Señor que no los dejaran ganar nada en el


mundo, sino sólo ganar el Señor y ser Sus administradores fieles y buenos.Sabía que esta era la más grande bendición. Ahora agradezco al Señor porcontestar mis oraciones por Rut. Después Él haría lo mismo con Pedro yMaria.

El Señor me prometió, diciendo, “Y este será Mi pacto con ellos, dijoJehová: El Espíritu Mío que está sobre ti, y Mis palabras que puse entu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de laboca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre”(Is. 59:21). Sus palabras son fieles y dignas de confianza. Cuando lasobedezco, Él cumplirá Sus palabras en consecuencia. Una vez, después dedar un sermón en una escuela misionera, visité el dormitorio. Estaba pensandomandar mis hijos a esa escuela. Pero cuando vi fotos de estrellas de cine yotros carteles de entretenedores cubriendo las paredes, temía que mis hijosserían influidos por mundanerías. Así que no podía confiar en ese lugar. Laverdad de Dios es la más importante y tenía que dar prioridad a las cosas deDios. No podía dejar que mis hijos me entorpecieran de servir a Dios. (Enese tiempo sólo quería que el Señor preparara una buena escuela paraellos. Sin esperarlo, Él realizó grandes cosas en ellos.)

En camino de vuelta a casa pasé por un edificio residencial grande. Derepente, alguien derramó una tina de agua grasosa sobre mí desde unaventana arriba. Mi cuerpo entero estaba mojado y pegajoso. Me veía terrible,y mucha gente paró a verme. El Señor me dijo, “Mi hija, Me complazco entus ofertas y los he aceptado, por eso hice que alguien derramara esteungüento precioso sobre tu cabeza.” Cuando escuché las palabras del Señor,mi corazón se llenó con alegría y alabanzas para Él. Para la mayoría de lagente, lo que me sucedió era muy desafortunado, pero sabía que todas lascosas que me habían sucedido, tenían la maravillosa voluntad de Dios enello. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudana bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Ro.8:28). Por eso siempre estoy agradecida, no importa qué me pasa. Losmirones no podían entender por qué no me enojé, y en vez de eso, comencéa regocijarme. ¡Doy gracias al Señor!

El Señor examinó mi corazón. Él me probó y supo que yo estaba dis-


puesta a dar mi vida, mis hijos, y mi todo para Él. No me atreví a quedarmecon nada. Ofrecí a Isaac, y el Señor me devolvió a Isaac. Él dio a mis hijosy a mí bendiciones aún más grandes. También me reveló Su voluntad mayor.El Señor resolvió los problemas relacionados con la comida y alojamiento,estudios, y fe de mis hijos. También los llenó con el Espíritu para que pudie-ran servirlo juntamente conmigo. El cambio de Rut fue el más obvio; ya noera más mi problema ni carga, sino mi colaboradora fiel. Fuera en el púlpitoo en trabajo literario, ella me dio una mano amiga en el Señor. Dios tambiénla equipó para me acompañara en mi obra evangelista. El Señor tambiénme dio una colaboradora para cuidar de los niños.

Dios también prometió bendecir mi casa para salvar almas. Por estarazón, Él no quería que vendiera Su posesión hasta que nos diera un mejorlugar para servirle (porque esta casa pertenece al Señor). Dios prometiótambién suplir todas las necesidades para las campañas evangélicas, porqueera Su trabajo. Después, Él de verdad nos bendice en todas las cosas. Lossiguientes son algunos ejemplos:

Después de recibir la revelación de Dios, algo pavoroso sucedió. El 18de marzo, poco después que recibí la revelación del Señor, un fuerte terre-moto estremeció la isla de Hong Kong. Entonces recordé el mensaje queDios me dio una mañana temprano el 26 de noviembre de 1960: “De aquía algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque lavendimia faltará, y la cosecha no vendrá. Temblad, oh indolentes;turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos concilicio” (Is. 32:10–11). En el pasado, nunca había ganado nada de leerestos versículos. Pero esa mañana era diferente. Dios usó estos versículospara decirme que por más de un año, Hong Kong sería abatido por un grandesastre porque las iniquidades de esta ciudad eran muchas. Su maldad erapeor que la de Sodoma y Gomorra, la cual Dios destruyó con fuego y azufre.Si ella no se arrepintiera, Dios ejecutaría Su juicio sobre ella. Entonces,sería muy tarde para la ciudad ser salva.

Yo estaba muy temerosa y siempre me mantenía alerta. Vi los habitanteshaciendo todo lo que complacía su carne. Se daban gusto en lujurias, fiestas,violencia, asesinatos y no se arrepentían. Estaba muy preocupada por ellos.


Todos los días, predicaba el juicio de Dios contra pecados y oraba sin cesarpor las almas que perecían y la tibia condición de la iglesia. En lágrimas, mearrepentí y supliqué por el perdón de Dios para ellos.

Y verdaderamente, como un año después, algo sucedió. En la tarde del18 de marzo de 1962, acababa de llegar de predicar y estaba cansada.Extrañamente, no podía dormir. Ya muy noche, de repente escuché al Señordecirme que me levantara y orara por la ciudad. Me arrodillé, lloré, y orépor todos los cristianos y pecadores en Hong Kong. Pero todavía no sentíapaz. Sentía que algo iba a pasar. Le pedí al Señor que despertara lacolaboradora en la habitación contigua, para que orara conmigo.Inmediatamente, oí que la hermana encendió la luz para orar. (Ella usualmenteduerme bien, pero esa noche Dios también la despertó para que orara por lagente de Hong Kong.) Las dos oramos en nuestros propios cuartos por lamisma cosa. (Me di cuenta cuando hablamos de ello la mañana siguiente.)

Pedimos al Señor que perdonara la ciudad de su rebelión, fornicación ysus otros pecados abominables. Le pedimos a Dios que protegiera la ciudady le diera paz para que la gente tuviera oportunidad de arrepentirse. A lascinco, temprano la siguiente mañana, un terremoto sacudió la ciudad. Eltemblor fue tan fuerte que casi me caí de la cama. En ese momento, nosabía qué sucedió. El día siguiente, alguien llamó y nos dijo que un desastrecasi ocurrió. Los periódicos reportaron que muchos rascacielos se queda-ron meciéndose en el aire. Era sumamente peligroso. Si no hubiera sido porla misericordia y gracia del Señor, muchos edificios altos habrían caído.

Sabemos que varias grandes ciudades habrían sido destruidas por terre-motos, porque los terremotos son resultado de la ira de Dios. Dios dice,“Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar,en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor desu ira” (Is. 13:13). Por eso si Dios no tuviera misericordioso y no alejado sumano de sacudir la tierra, esta llamada “Perla del Oriente” (Hong Kong)hubiera sido nivelada. Todo su gozo hubiera cesado, y la gente que quedabahubiera gemido; todas las voces de alegría terminarían y la música ya no seescucharía en ella. Sin embargo, damos gracias a Dios por Su gracia. Antesque ejecutó Su juicio, Él mostró misericordia. Él despertó a Sus hijos para


orar con diligencia y lamentarse por la seguridad de la isla antes que elincidente ocurriera. Como resultado, Él escuchó a Sus hijos y cesó Su ira.Desistió de enviar el desastre que había dicho que traería, y protegió laciudad entera. No había reporte de heridas o muertes, y la gente tuvooportunidad de arrepentirse.

La revelación que Dios me dio un año atrás fue exacta. Si yo no hubieranotificado con tiempo, yo no hubiera orado tan fuerte. Sin embargo, loscorazones de los hombres en esta ciudad permanecieron endurecidos. ¡Nosolamente no agradecieron a Dios por Su misericordia y fidelidad, en vez deesto, se burlaron y blasfemaron! Era obvio que los corazones de la genteestuvieron endurecidos. Despreciaron completamente la gracia de Dios (auncristianos han menospreciado Su trabajo). Sin el poder del Espíritu Santo,de ninguna manera se volverá el hombre a Dios.

Después del terremoto, me levantaba cada medianoche a orar intensa-mente por los pecadores en el mundo, y por los cristianos rebeldes. Micuarto estaba cerca de la calle, y cada vez que oía la sirena de un camiónde bomberos, o el chirrido de un coche, oraba al instante por la seguridad delas almas y cuerpos de la gente de esta ciudad. Mi ventana también daba alfrente de una cruz de una iglesia. Lejos en la distancia, situada sobre uncerro, estaba una luz roja que relampagueaba toda la noche. Dios usó estospara enseñarme a ser atalaya (vigilante) fiel.

El Señor hizo más grandes cosas por nosotros en abril. Rut contrajo elsarampión. Por esto, Dios bajó su orgullo para que se humillara ella mismaante Él. El 20 de abril, Dios cumplió Su promesa y bautizó a mi hija Rut conel Espíritu Santo. Hubo un maravilloso cambio en su vida. Yo estaba sor-prendida. Me hizo creer aún más en el poder del Espíritu. Pedro y Mariatambién cambiaron y fueron después bautizados con el Espíritu Santo. Meconvencí que la revelación que recibí en la noche el 26 de febrero eraverdadera. Prediqué todos los días desde esa noche hasta el 30 de abril eldía anterior de que yo fuera en la reclusión. En mi oración Dios quiso queproclamara a toda la gente que Él me llevaría en reclusión el 1 de mayo.

Adondequiera que iba a predicar, había una gran congregación. Exte-


riormente el trabajo parecía ser bendito, pero el Señor me dijo, “El trabajoque estás haciendo no lleva mucho fruto, pero el trabajo que fuiste llamadahacer en el futuro tendrá valor eterno.” Concluí mi campaña evangelistafinal en la tarde del 29 de abril, en una capilla donde se hablaban el dialectode Chaozhou. Mi mensaje era sobre la segunda venida del Señor y delavivamiento de la iglesia por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo cayó sobrela congregación. Aún antes de terminar con mi sermón, todos lloraron y searrepintieron de sus pecados con corazón contrito. Todos ansiaban ser revi-vidos por el Espíritu Santo. ¡Qué maravilloso es el poder del Espíritu Santo!

Una mujer lloró tan fuerte que perdió su voz. De repente, se ha dado uncalambre en la mano derecha y se le enfrió. La situación era aterradora.Sabía que el Espíritu Santo y el diablo estaban trabajando. Inmediatamentereprendí al diablo en el santo nombre del Señor Jesucristo, y su mano dere-cha volvió a lo normal al instante. Me di cuenta que si predicaría el gloriosomensaje del Espíritu Santo en el futuro, el diablo ciertamente trataría deestorbarme. Pero el Señor usaría Su poder para testificar por Sí mismo. Poreso, mi fe creció, y yo creí que la palabra del Señor es verdadera y nuncacambiará.

“Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos enél” (Sal. 118:24). En la tarde del 1 de mayo, el Señor me llevó en la reclusiónconforme a Su fecha y hora determinada. Esto no no quiere decir que habíadejado mi ministerio, sino el comienzo de una nueva jornada. Gracias seanal Señor, quien me ama. Siempre que me llevaba de un ambiente viejo haciauno nuevo, Él me daba instrucciones muy claras, y hasta permitía que expe-rimentara varias pruebas y batallas. Dios me encomendó que descartaraprimero el trabajo que veía, lo que la gente consideraba bueno. Solo entoncesÉl me haría hacer un mejor trabajo—trabajo para el futuro, uno que nopuedo ver.

Para el hombre, esto parecería arriesgado. La mayoría de la gente piensaque no se puede abandonar lo viejo antes que obtenga algo nuevo. Sinembargo, este principio no aplica con los asuntos espirituales. Lo que elSeñor demanda de Sus siervos es una fe que crezca continuamente. “Es,pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se


ve” (He. 11:1). Si no estamos dispuestos a pagar el precio de la sumisión, einvertir en lo que no vemos antes de recibir resultados tangibles, entoncesnunca experimentaremos la realización de las promesas de Dios sobrenosotros.

Agradezco a Dios, porque Él sabe que soy débil. Él siempre me fortificacon Sus palabras. Siempre me llevó a someterme a Él y confiar en Él com-pletamente. Una vez, el Señor me dijo, “En vez de bronce traeré oro, ypor hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; ypondré paz por tu tributo, y justicia por tus opresores” (Is. 60:17). Estode verdad es cierto, porque cuando estaba lista a abandonar ese trabajo de“hierro” según Su voluntad, Dios me dio un mejor trabajo de “plata”; cuandoestaba lista a proyectar el trabajo de “bronce,” el cual yo consideraba bueno,el Señor lo reemplazó con el trabajo de “oro.” ¡Sus palabras nunca fallan!

Sin embargo, es temeroso cuando las viejas puertas son cerradas y lasnuevas todavía no se han abierto. Es como nubes negras asomándose porarriba. En ese momento, la fe de uno será grandemente probada. Si sepuede pararse firme con el Señor y no desanimarse, estremecerse, o reti-rarse, entonces, cuando sea el momento, él verá la gloria y fidelidad deDios. Las puertas que Dios abre serán más anchas y más efectivas. Muchagente nos opone, pero lo que hacemos es por Su voluntad y por Sucomplacencia. ¿Es nuestro trabajo de heno y paja, o de oro y plata? Tododepende de cuánto nos sometemos a Dios. Si completamente nosconsideramos muertos, y valerosamente entregamos nuestras vidas en lasmanos de Dios, Él nos llevará hacia un servicio más grande, mejor, y másefectivo en la vida.

Cuando obedecí el mandato del Señor de ir en la reclusión, mi horario(programa) de predicación estaba muy ocupado hasta el fin del año. Perotuve que cancelar todas mis citas porque el Señor tenía un mejor trabajopara mí. En ese tiempo, mucha gente no entendía que Dios tenía un mandatomás alto para mí. Todos pensaron que Dios me había puesto en unrefrigerador (en retiro) y que Él ya no me usaría.

Agradezco a Dios porque las burlas y escarnios del hombre siempre se


converten en bendiciones. No me importó esa gente ni presté atención assus reacciones. En vez de esto, pedí al Señor que los perdonara de suignorancia. Para evitar oír a otros burlándome diciendo, “Esta mujer comenzóalgo que no pudo terminar,” así que me senté y calculé los gastos antes deconstruir la torre (véase Lc. 14:28–30).

Antes que me fuera en la reclusión, oré muchas veces para que Diosmismo cumpliera el extraordinario trabajo que Él tenía para mí, no fueraque la gente se burlara de Su nombre. Él me confortó diciendo, “Porque tetomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije:Mi siervo eres tu; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoycontigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siemprete ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquíque todos los que se enojan contra ti serán avergonzados yconfundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; seráncomo nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra.Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, yte dice: No temas, yo te ayudo. No temas, gusano de Jacob, oh vosotroslos pocos de Israel; Yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israeles tu Redentor. He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo,lleno de dientes; trillarás montes y los molerás, y collados reducirás atamo” (Is. 41:9–15).

Yo sabía que mi futuro sería muy difícil. También sabía que si predicabaesta completa verdad, sería despreciada y calumniada otra vez, y que estetrabajo no daría ningún resultado inmediato. (Muchos profetas y apóstolesno vieron ningún resultado de su trabajo. Solo después que murieron, susprofecías demostraron gran poder.) Al ver las maravillosas obras de Dios,supe que la verdad que recibí era genuina. ¡Ay de mí si no predico estaverdad! Asi que me decidí difundir la palabra de Dios, a pesar de las dificul-tades.

Muchas denominaciones se oponen al bautismo del Espíritu Santo. Sinembargo, cuanto más se lo oponen los hombres, más entiendo cuán precio-sa es esta gracia. Lo que ellos rechazan, yo lo recibo. “La piedra que los


edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo” (1 P.2:7). Estas palabras describieron a Cristo, y ahora pueden describir el Espíritude Cristo. Además, puesto que yo estaba segura que la revelación querecibí era de Dios, no me atreví a desobedecerla o consultar con hombres.

¡Agradezco a Dios! Él me llevó en reclusión por 100 días. Durante esteperíodo de tiempo, no me permitió hablar con nadie, aparte de mis hijos y loscolaboradores en la casa. Tuvo Su bella voluntad en esto. Porque si voy apredicar esta sagrada verdad, tengo que estar absoluta con Él primero. Sime preocupaba por relaciones humanas, o cedía a las circunstancias difíci-les, entonces perdería la presencia de Dios.

Dios sabía que el diablo no me dejaría en paz. El diablo usaría muchagente para estremecer mi fe. Dios me dio 1 Reyes 13:8–26 para advertirme.La historia era sobre un varón de Dios el cual el Señor le ordenó que nocomiera pan o bebiera agua en Bet-el. Pero desobedeció al Señor por escu-char al viejo profeta. Después, fue matado por un león.

Después de leer cómo el viejo profeta causó que el profeta joven per-diera su vida, no me atrevía a escuchar a la gente tan fácil. Durante eseperíodo de tiempo, me comuniqué solo con Dios. Él me enseñó todas lascosas. Él descubrió mis oídos y habló conmigo todas las mañanas, para queaprendiera como un estudiante. En todas las cosas, Él me hizo comprobarcual era la buena, agradable, y perfecta voluntad de Dios, y me llevó acaminar en ella.

Del 1 de mayo de 1962 hasta el 2 de abril de 1963 (la fecha de termina-ción del escrito de este libro), el Señor me llevó a ayunar y orar continua-mente por más de 200 días. Por casi un año, Dios hizo varias cosas grandes.Las siguientes son algunas de las más significantes para testificar del poderdel Espíritu Santo:

1. Entrenamiento en reclusión

“Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás conlos caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás


en la espesura del Jordán?” (Jer. 12:5) Mientras que estaba en la reclusión,Dios primero me hizo entender algo: he estado solamente corriendo con losde a pie (estaba recibiendo un poco de entrenamiento de Dios), pero un díacontenderé con los caballos (tendré una batalla de vida o muerte conSatanás). Por eso, tuve que aprender a ayunar, trabajar sin dormir, y orarmás. Tenía que estar preparada para la tarea pesada y difícil adelante. Sinla enseñanza del Espíritu Santo, no hubiera aprendido la lección de “golpear(disciplinar) mi cuerpo y dominarlo.” Todo esto fue realizado por Dios. Deotra manera, no hubiera aprendido nada—hubiera fallado.

Al principio no sabía cómo el Señor me quería ayunar. Empecé a ayunarpor dos días, 48 horas. Aunque me sentía débil por todos lados, hice todo loque pude para continuar ayunando. Entonces terminé en la cama, sin fuer-za, y sin saber qué hacer. Pero Dios no me pidió que me fuera en la reclusiónpara descansar, sino para orar diligentemente y escribir Su santa verdad.¿Cómo trabajar si estaba tan debil?

Por lo tanto, me arrodillé y le pedí a Dios que me enseñara cómo ayunarconforme a Su voluntad. Él me dijo que ayunara hasta las 6:00 p.m., y quecoma una comida al día. Lo hacía esto por una semana, y sentí que no erafácil. Además, Satanás trató de asustarme con problemas del corazón, ma-reos y desvelos. Sin embargo, ¡agradezco a Dios, porque finalmente, me-diante Su ayuda, pasé por el primer obstáculo y después continuó guiándo-me hasta que obtenga una completa victoria sobre Satanás!

Cuando comencé a compilar este libro titulado, Un Testimonio Vivo dela Verdad, Satanás intensificó sus ataques sobre mí en todos aspectos:cuerpo, alma y espíritu. Por eso, después de una semana de ayuno, Diosquiso que continuara por otros 40 días, y otra vez por otros 40 días. Estocontinuó por más de 200 días. Si el Señor no me hubiera guiado enconcentrarme en el ayuno y oración, de ninguna manera hubiera vencidolos ataques. El Señor me conmovió que pagara el precio de ayuno, y tambiénme ayudó a realizarlo. Él protegió mi salud, y hasta se aseguró de que misistema digestivo no fuera dañado. Anteriormente había sido tratada deúlceras severas de estómago. Aparte del apoyo de la mano poderosa deDios, ¿cómo hubiera aguantado un ayuno tan largo? Dios me fortaleció. Ni


tuve hambre ni me debilité; en cambio, me sentí fuerte cada día más, aunquetrabajaba mucho. ¡Los hechos de Dios son maravillosos!

Durante los días de mi ayuno continuo, Dios me despertaba cada media-noche sin falta (excepto por algunas ocasiones especiales) para orarvigilantemente por Su rebaño y por mí misma. Usualmente lloraba cuandooraba por la iglesia y por los pecadores. El Señor me dijo, “Si no intercedespor los pecadores, no eres digna de reprender sus pecados. Si no orasfielmente por Mi santa obra, no eres digna de predicar Mi palabra.”

El Señor ordenó que orara por todas las cosas y que las traiga delante deÉl cada mañana sin falta. Yo tenía un cuaderno de oraciones, llena de nom-bres de predicadores, seminaristas, y hermanos y hermanas de todo el mundo,y de otros. El Señor quería que yo le ofreciera las mejores horas (levantán-dome muy de mañana cuando la gente estaba profundamente dormida),arrodillándome ante Él en oración todos los días. Después de la oración, leíala palabra de Dios sobre mis rodillas.

Agradezco al Señor, porque abrió mis ojos para ver cosas maravillosasde Sus leyes. Entonces comprendí la verdad completa de la Biblia, del librode Génesis hasta el libro de Apocalipsis—las cuales testificaron de Jesu-cristo: la Sangre, el Agua (la palabra), y el Espíritu Santo. Despuésestuve enteramente preparada para predicar Su gloriosa y completa verdad.

El Señor me entrenaba muy estrictamente para que pudiera realizargrandes obras para Él. Yo tenía debilidades y no podía satisfacer Su corazóncompletamente. Pero el Señor es misericordioso. Continuaba enseñándo-me y me daba gracia. Me sostuvo con Sus brazos poderosos; pues Él dafuerza a los cansados. A mí me faltaba sueño, y despertaba en la mediano-che para orar. No tomaba siestas durante el día, pero todavía tenía suficienteenergía del Señor para completar mi trabajo diario. Debo testificar por Él yproclamar: “¡Dios es nuestra fuerza!”

Después de mi devoción matutina, el Señor me permitía hacer quehace-res del hogar. Antes, casi no tenía la oportunidad de servir a Dios de estamanera. El Señor fue bueno conmigo mientras ayunaba y hacía cosas como


lavar ropa, las ventanas, y limpiar el templo de Dios. Mientras hacía estetrabajo manual, aprendí las preciosas lecciones de sumisión, humildad, yperseverancia. Dios me ayudó y enseñó a hacer estas tareas fácilmente yrápidamente. Mientras estaba entrenando, Dios también me dio Sus ense-ñanzas y me iluminó sobre muchos misterios espirituales, las cuales mehabilitó predicar después, y mi espíritu también fue edificado.

¡Agradezco a Dios! Él edificó no sólo a mí, sino también a mi hija, Rut.Antes de recibir el Espíritu Santo, ella era muy obstinada y orgullosa. Perodespués, su vida cambió. Ella todavía tenía muchas debilidades, pero elSeñor continuamente la trató con la cruz. Él quería usar esta muchacha, asíque hizo mucho esfuerzo para quebrarla y moldearla para hacerla en unvaso útil a Él. Durante este período, el Señor le enseñó cómo ayunar y orar,cómo comprar en los mercados y cómo hacer los quehaceres. Cuandoestuvo dispuesta a someterse a Su voluntad, Él derramó sobre ella bendicionesdesde el cielo.

Algunas veces cuando me levanté a la medianoche, descubría que Rutya había comenzado su oración de vigilia. La gracia que Dios me dio eraigual que la que le dio a ella. Él también la dio la carga de lamentar y orarpor todas las cosas. Aunque esta niña todavía tenía muchas cosas que noestaban de acuerdo con Su voluntad, Él la ha escogido y no cesará demoldearla. El Espíritu Santo le ha hecho grandes obras. A temprana edad,ella decidió quedarse soltera y que se desposara con Cristo, para que loamara y sirviera a su Señor toda su vida sin impedimento. Siempre quepienso sobre la inmensa gracia mostrada por mi hija, doy gracias y alabanzasa Dios en lágrimas. Que el Señor la proteja a servirlo fielmente ydiligentemente hasta el final. Que su amor por Él nunca cambie. Que elSeñor también agregue esta grande bendición a Maria y Pedro.

Dios no sólo quería que hiciéramos tareas de la casa, sino que nos con-centráramos en orar y predicar también. Cuando estuvimos dispuestos aaprender las lecciones que Él preparó, pronto arreglaría que los otros cola-boradores nos ayudaran con las tareas, así que mi hija y yo pudiéramospasar más tiempo para hacer las obras espirituales.


Por la mañana, todos los colaboradores tenían una reunión de oración.Entonces comencé a contestar cartas de muchos lugares. Durante mireclusión, recibí un gran número de cartas, muchas más de lo usual. Siempreoraba por el escritor y le pedí a Dios que me enseñara cómo contestarlas.Dios me enseñó que tenía que testificar del Espíritu a todos los cristianos ypredicadores. Cada carta se llenó con un mensaje sobre el Espíritu Santo.Me dedicaba mucho tiempo a estas cartas cada día.

Después, las cartas que recibía comencé a crecer en número, pero Dios,en Su misericordia, me hizo escribir lo esencial del bautismo del EspírituSanto. Esto fue copiado y mandado por correo con mis cartas para loscreyentes de todo el mundo. Estas copias fueron hechas en folletos despuésy distribuidas en varias iglesias.

¡Gracias a Dios! Él fue bondadoso conmigo y con Rut también. Él pusoesta carga preciosa en ella para realizar Su trabajo. Dios la usó para compilaruna pequeña publicación espiritual titulada, Aceituna Verde, e incluyó sutestimonio en ella. Este pequeño trabajo literario fue bendecido por Dios, ymuchos creyentes respondieron. Había muchos jóvenes que escribían aRut por consejo, y Rut también tenía muchas cartas que responderdiariamente. Agradecemos al Señor, porque nuestra labor en Él no es envano. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiemposegaremos, si no desmayamos” (Gá. 6:9). Por cierto, las oraciones y cartasque hicimos por medio del Espíritu llevaron frutos visibles después. Muchoscreyentes llegaron a conocer la verdad sobre el bautismo del Espíritu. Muchosmás recibieron la completa bendición del Espíritu prometido. Muchos deellos eran siervos de Dios, y yo guardé sus nombres en mi cuaderno deoraciones.

Tal vez no debo elaborar sobre mi ayuno y oración vigilia, no sea que loshermanos y hermanas malentiendan y piensen que estoy presumiendo. Enrealidad, no tengo nada en mí de que jactarme, porque me he quedado cortoal Señor immensamente. Sin embargo, Él no me considera una personabaja, sino en cambio me ha encomendado con tan grande trabajo. El precioque he pagado es bien diminuto. No puedo cumplir ni siquiera con lo básicode las demandas del Señor. Cuando veo mis muchas faltas, sólo puedo


pedir al Señor por Su perdón.

Sin embargo, el Señor sólo necesita que yo testifique por Él en esteaspecto. Él me mostró Su voluntad, diciendo, “Mi hija, el ayunar y velar soncosas que cada predicador debe hacer. Todos los que me sirven debenhacer este trabajo sagrado más básico. La noche está avanzada y se acercael día. Urgentemente necesito que Mis siervos e hijos oren y ayunen, y quese vigilen (alertamente) conmigo. La iglesia no se ha hecho ni fría ni caliente.Ella ha perdido su testimonio y poder porque Mis siervos les faltan ayunar yvelar. Han negado este servicio bendito. Pero tú debes cuidar de Mi cora-zón en todas las cosas. Adelante, describe con fe cómo el poder del EspírituSanto te ha mantenido saludable (físicamente) aun después de ayunabahace mucho tiempo.” He hecho cuenta de toda Su gracia sobre mí. Que elConsolador lleve a todos los hermanos y hermanas a asumir este ministeriobendito.

Ayunar y orar es arma afilada para los cristianos a oponerse a Satanás.Es el único secreto para obtener poder del cielo. De esta manera podremoscrecer espiritualmente y hacer la obra de Dios. Este es el servicio más alto,el cual los siervos e hijos de Dios no pueden negar. Sin embargo, este minis-terio admirable y agradable a Dios es algo que nuestro cuerpo físico nopuede tolerar. Así que primero tenemos que estar llenos del Espíritu Santo yconfiar en Él para que nos motive, guíe, sostengo y proteja.

Cuando entré en la reclusión, mucha gente se preocupó por mi condición.(¡Agradezco a Dios! Él quería que la gente prestara atención a mí para queun día vean Su maravilloso trabajo sobre mí.) Todos sabían que yo habíasido ferviente en predicar Su Palabra después de mi consagración, y habíanvisto cómo yo salía a predicar las buenas nuevas frecuentemente. Por esocuando el Señor quiso mantenerme escondida de repente, nadie podía com-prender por qué. Por lo tanto, la gente comenzó a esparcir rumores. Decíanque me había vuelto loca, que estaba endemoniada, o que estaba predican-do una herejía y me había vuelto errada.

Aun los cristianos no podían entender la obra de Dios en mí, una débil.Pensaron que había caído en la trampa del diablo y apartado de la palabra


de Dios. También pensaron que ya no predicaba el evangelio de la cruz quesalva al hombre, sino que estaba absorto en “lenguas” que no salvabanalmas. ¡O qué equivocados estaban! No se daban cuenta que el Espíritu delSeñor me estaba dirigiendo hacia Su completa verdad, y que no estabaerrada. Además, el porqué me llenó con el Espíritu fue para que testificarapor el poder del evangelio.

Si no predico el evangelio de la crucifixión de Cristo, ¿qué me quedarépor predicar? Si los cristianos no son llenos por el Espíritu Santo, ¿cómopueden testificar copmpletamente y efectivamente por el evangelio? Si notestifico, así como dice la Biblia que todos los que reciben el Espíritu Santooren en lenguas, ¿cómo puedo llevar a la gente para que sean llenos delEspíritu Santo? Desafortunadamente, la mayoría de los cristianos no pres-tan atención a este punto crucial. No están agradecidos que he hallado lagracia del Señor. En cambio, se apiadan de mí y oran que Dios me hagavolver al “camino correcto.” El Señor me dijo, “Andas en el camino correc-to. Ellos no necesitan orar por Mi vaso así. Deben orar que Yo use Misvasos escogidos de acuerdo a Mi más alta voluntad.” Por eso pedí al Señorque les repagara por su amor por mí. Que Él remueva las escamas quecubren sus ojos pronto, para que vean la verdad y dejen de confundir laverdad con falsedad.

Algunos de los ancianos cristianos no pensaron bien de mí cuando iba enla reclusión para predicar esta completa verdad. Me escribieron yamonestaron diciéndome que estaba predicando herejía (no de acuerdo conlas enseñanzas bíblicas), que me había vuelto loca y que engañaba a otros.

Entonces recordé cómo Pablo había predicado la verdad fielmente has-ta la muerte. En el tiempo de Pablo la gente también lo tomó por predicarherejía. Pablo dijo, “Pero esto te confieso, que según el Camino queellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todaslas cosas que en la ley y en los profetas están escritas” (Hch. 24:14).Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra enseñando la verdad a la gente,los fariseos dijeron que Él era mentiroso. Cuando echaba fuera los demoniospor medio del Espíritu de Dios, decían, “Este (Hombre) no echa fuera losdemonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.” Yo sabía que el


hombre se había opuesto a la verdad desde el pasado hasta ahora. Además,un siervo no es mayor que su señor (amo). Si el Señor caminaba por elcamino de la cruz, también tengo que seguir Sus pasos.

Doy gracias a Dios por hacer calmado y firme mi corazón. En vez dedesanimarme al ver esas cartas, me llenaba de alegría. Me sentí indigno desufrir vergüenza por Su nombre. Siempre oraba por aquellos que me acu-san. Que el Señor tenga misericordia de ellos y los perdone. ¡Que se veanque no han rechazado al hombre, sino a Dios que les dio el Espíritu Santo!¡Que vuelvan atrás pronto!

Hubo otros siervos de Dios que me amaban y se preocupaban por mí enel Señor. Aunque no habían recibido el bautismo del Espíritu, no se opusie-ron a esta verdad. Me escribieron también para urgirme que no pusiera mispies sobre este camino, no sea que las puertas de la predicación se cerraranpara mí. Acepté su amor también, pero creí que las puertas que el Señorhabía abierto, nadie puede cerrar. Me dio much pena al ver que ellos habíanservido a Dios fielmente por muchos años, pero todavía no experimentabanel bautsimo del Espíritu. Por eso cuando les contesté, los animaba querecibieran el bautismo del Espíritu Santo.

También recordé que en 1961, poco después que fui bautizada con elEspíritu, conocí a un siervo de Dios que tuvo la misma experiencia. Le dijealegremente, “También he recibido el bautismo del Espíritu Santo.” Penséque él alabaría al Señor conmigo. Sin esperarlo, no me animó seguir con misbúsquedas espirituales, sino dijo en voz baja, “¡No hables de ello. De otramanera, nadie se atreverá a invitarte a predicar. ¡Si mencionas esto a otros,las puertas de la predicación serán cerradas para ti!”

Me los había amargado el ánimo y lo pensaba en ello todo el día. Me dijea mí misma, “Puesto que recibí esta preciosa gracia del Señor, ¿cómo puedodejar de hablar y no compartirla con otros? Si me lo guardo solo para mímismo, ¿cómo podrán saber los otros acerca de esta importante verdad?Puesto que soy una sierva de Dios, ¿no predicaría Su verdad por Su volun-tad? Si obedezco completamente a Su voluntad y todas las oportunidadesde predicar se me cierran, ¿no es porque el Señor tiene mejor voluntad? ¿Él


no podrá abrir puertas mejores y más anchas? ¿Por otro lado, si soy infiel yno predico lo que Él me dice (la verdad de la época—el Espíritu Santoreavive la Iglesia—el mensaje más importante para la iglesia hoy), aunquelas puertas estén abiertas, de qué sirve? En el futuro cuando esté en pieante Dios, lo escucharé reprimiéndome y diciendo, ¡(Tú) Sierva mala yperezosa! ¿No estaría entonces temblando de miedo?” “Hoy es día debuena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer,nos alcanzará nuestra maldad” (2 R. 7:9).

Después conocí a otro ministro quien también había sido llena con elEspíritu y hablado en lenguas. Yo siempre lo había respetado, y él tambiénme amaba. Sin embargo, él nunca habló de cómo recibió el Espíritu Santo.Yo no sabía de dónde venía su inusual poder de predicación. Cuando letestifiqué que yo había recibido el Espíritu Santo, esperaba que se pusieracontento. Sorprendentemente, también él me dijo que me cuidara. Me sor-prendí. No podía comprender ¿por qué había tan pocos que estaban dis-puestos a predicar la verdad?

Entonces escuché al Señor deciendo una vez más, “¿A quién enviaré?¿Quién irá por Mí? Respondí, “¡Señor, heme aquí, envíame a mí!” De ahíen adelante, no importaba a donde iba, yo testificaba que el Señor me habíallenado con el Espíritu Santo, me enseñó a comunicarme con Él en el Espí-ritu a través de lenguas, y que me dio varias bendiciones espirituales. Enese tiempo, acababa de recibir el bautismo del Espíritu y mis testimonioseran poco profundos. Pero el Señor supo que mi corazón estaba dispuesto.Entonces Él me dejó entrar en la plenitud de Su gracia. Después, siempreque predicaba la Palabra de Vida, Él me alentaba con los testimoniospersonales de mis colaboradores y mis hijos, así como milagros, señales ydones del Espíritu Santo. Él dice, “El ladrón no viene sino para hurtar ymatar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que latengan en abundancia” (Jn. 10:10).

Cuando Dios me ordenó escribir este libro, Un Testimonio Vivo de laVerdad, en la reclusión, yo no sabía dónde empezar, o qué escribir. No tuvemuchos estudios (no tuve estudios superiores) ni conocimiento. En mijuventud, me pasaba todo el tiempo vagabundeando y perdí la oportunidad


de aprender. Solamente fui a la escuela por tres o cuatro años. Por lo tanto,sabía que de verdad no era digna de servir al Señor en obras literarias.

El Señor me confortó en Su amor de varias maneras, diciendo: “Estoydispuesto a usar los vasos que para otros son necios e inservibles, paramostrar Mi sabiduría y poder. He especialmente escogido lo vil del mundo ylo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadiese jacte en mi presencia. En el pasado, usaba pescadores indoctos paraescribir una buena porción de la Biblia. Hoy, también puedo usar los vasospobres e imprudentes como tú, para anotar (inscribir) Mis palabras. Norequiero que tengas gran conocimiento, sólo que tengas un corazón obedientepor completo. ¿No sabes que Yo mismo soy El que creó al hombre y que dala sabiduría? Mi hija, no temas, sólo confía y obedece.”

Todavía me quejé diciendo: ¿Por qué no esperas unos cuantos años?Déjame ganar más experiencia espiritual antes de escribir. ¿No será muytarde, o sí? Por otro lado, cuando escriba, sólo aquellos que entienden Tutrabajo sabrán que las palabras vienen de Ti. Y aquellos que no entiendenpensarán que yo solo quiero ser famosa, ¿no?

El Señor me contestó diciendo, ¡Ahora es el momento! ¡Vendré pronto!¿Cuánto tiempo vas a esperar antes que obedezca? ¡Si das excusas, no teusaré! Hija, aprovecha esta oportunidad y haz como te ordena. No te pre-ocupes por tu falta de experiencia espiritual. Tienes que saber que soy Yoque quiero usarte. Tengo gracia abundante preparada para ti. Seguramentete daré suficientes experiencias, sabiduría y fuerza para terminar Mi trabajo.¿Quién eres tú? Sólo eres una pluma en Mi mano. ¿Puede una pluma decir‘no’ al que la usa? Tu reputación—sea buena o mala, honorable o infame—no debe preocuparte. No tienes alternativa. ¿No sabes que tú eres Mi siervaquien Yo había redimido con el precio caro de Mi sangre?

El Señor conquistó mi corazón y mi espíritu llamó al Señor, diciendo, “Sí,Señor. Por mucho tiempo he estado dispuesta a ofrecerte mi vida comple-tamente. ¿Por qué cuestionarlo contigo? Querido Señor, por favor perdóna-me por no conocer Tu voluntad. Me pongo en Tus manos como un vasovacío. Que Tu Espíritu trabaje libremente en mí para realizar Tus obras. Sé


misericordioso conmigo, Tu sierva. Guárdame firme en el Espíritu. Déjameolvidar mi propia opinión y someterme totalmente al control del EspírituSanto. De este vaso, ¡libera Tus mensajes que quieres que declare a laiglesia del último día!

Ese día, el Señor me encomendó compilar este libro. Obedecí Su co-mando y usé el testimonio de vida que Él me dio para mostrar Su completasalvación. Los mensajes incluyen “Redención Maravillosa”, “La plenituddel bautismo del Espíritu Santo” y, “La Santa Palabra.” El Señor nombróeste libro Un Testimonio Vivo de la Verdad.

Por ahora, este libro ha alcanzado 300,000 palabras (en caracteres chi-nas). Ahora me doy cuenta que el Espíritu ha usado las manos de unapersona inservible y tonta como yo, para realizar algo extraordinario. Ahoracomprendo más que nunca la profundidad de las riquezas de la sabiduría yde la fidelidad de Dios. ¡Estoy llena de temor y alabanzas!

Desde que comencé a escribir este libro hace diez meses, había sidoayunando y orando en lágrimas con frecuencia. Sin embargo, todavía en-frenté ataques sin fin de Satanás. Su dominio abundaba y él constantementeestaba esperando devorar mi espíritu, alma, y cuerpo. Su trampa más mali-ciosa era detenerme de comunicarme con Dios (orar a Dios). Satanás sabíaque si yo oraba con menos frecuencia, no podría resistir sus ataques. Poreso, trató de hacer daño a mi cuerpo y hacerme sentir incómodo cuando mearrodillaba para orar. También me dolían mucho la boca y garganta. Mequedaba afónica, y era difícil para mí abrir mi boca.

Agradezco al Señor quien me ama. Abundante es Su gracia y grande yprofundo Su amor. Sus ojos estaban sobre mí y Él me sustentó con Su manoatravesada de clavo. Me curó de mi debilidad. Cuando mi cuerpo, alma, yespíritu pasaron muchas pruebas, y cuando estaba muy cansada y con dolorhasta que no podía orar, el poder del Espíritu Santo me sostuvo y reforzó.Entonces podía orar en voz alta en lágrimas ante Dios. El Señor me ayudarauna y otra vez para atravesar la forteleza de Satanás. ¡Cada victoria hacíala siguiente más fácil! ¡Aleluya!


Mi Señor es Rey de reyes, y Señor de señores. Bajo Su protección,Satanás podía atacarme pero no podía hacerme daño a mí. ¡Mi Señor seencargó de todo por mí! Cuando exalté la cruz y llamé el nombre de miSeñor Jesucristo, Satanás se retiró en vergüenza absoluta. Entonces ganéla paz que viene de la victoria.

El Señor me mandó que mantuviera un corazón de oración para archi-var Sus palabras. Mientras copiaba los escritos a mano, Satanás venía paraentorpecerme y molestarme. Él sabía que Dios me había encomendado aescribir este libro para exponer sus trampas, así que el diablo usaba todoslos medios para que impida realizarse la voluntad de Dios. Sin embargo,Dios dijo, “Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; quellamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana el varón de mi consejo.Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré” (Is. 46:10–11).

Lo que dice la Biblia es verdad. ¿Quién puede poner obstáculo al trabajode Dios? A pesar de los ataques de Satanás, la obra del Señor será realizadoen Su tiempo. El Señor fue misericordioso conmigo. Él me dio paciencia.Muchas veces cuando estaba copiando los escritos, oía al Señor consolán-dome: “Hija mía, no temas. Mayor es el que está en ti que el que está en elmundo. Yo estoy contigo. Mi cuerpo fue entregó a la muerte por ti, y yousaré tu cuerpo para realizar Mi obra. ¡Entrégate a Mí para Mi uso!” Alescuchar Su amorosa voz, me animé por Su amor una vez más y mis manoscaídas fueron una vez más levantadas.

Cuando el Señor quiso que denunciara las falsedades de cristianos, eldiablo vino otra vez a sacudir mi fe, diciendo, “¿Por qué haces tantos ene-migos peleando al extremo por la verdad? La gente gustaba oír tupredicación, pero desde que comenzaste a criticar la fe de otros, ahoraestán en contra de ti. ¿Por qué lo haces? La vida es corta. Debes seramable con los demás de todas formas. ¿Por qué no oras por ellos ensecreto y dejas que Dios les revele la verdad? ¿No sería mejor?”

El diablo es muy astuto. Sabe que la debilidad más grande del hombre esel temor da la muerte y el miedo a los dificultades. Por eso usó estas dulces


palabras para tentarme, esperando hacerme retirar la ofrenda completaque le había hecho al Señor. Me arrodillé para orar y pedí al Señor que mepreservara en Su voluntad. Agradecí al Señor quien me ama. Inmediata-mente me fortificó con Sus palabras. Dijo, “Tomad consejo, y será anulado;proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñóque no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: No llaméisconspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; nitemáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos,a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo” (Isa. 8:10–13).

Al mismo tiempo el Señor me dijo, “La espada ha venido sobre la tierra.Si el atalaya no tocare la trompeta, y el pueblo no sea advertido, ¿cómosalvara al hombre del juicio y muerte? ¡No hay mucho tiempo! ¡Vengopronto! Debes levantar tu voz y tocar la trompeta. No tengas miedo. PredicaMi mensaje con denuedo, para que el impío se aparte de su camino y nomuera por su pecado. De otra manera, ¡la demandaré su sangre de tumano!” Entonces le pedí al Señor que me previniera de apagar al EspírituSanto y me usara para terminar este libro de acuerdo con Su deseo. Ya seaque la gente lo acepte o no, el Señor será responsable. No me importa loque la gente piense de mí. Sabía que un día, todo sería revelado ante eltribunal del Señor. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigono cae en la tierra y muere, queda solo; pero si no muere, lleva muchofruto.(Jn. 12:24)

Cuando el Señor quiso que escribiera la parte dos de este libro sobre elbautismo del Espíritu Santo, no sabía dónde empezar. Sin embargo, Él meguió de una manera maravillosa. Había muchas personas que me manda-ban mucha literatura cristiana para atacar el bautismo del Espíritu Santo.Tal vez ellos tenían miedo que nunca había leído esa literatura y que estabapredicando sobre el Espíritu por ignorancia y fanatismo. Aprecié sus bue-nas intenciones. Pero está claro que dudaban del Espíritu Santo que yohabía recibido. Sólo oraba que el Señor los perdonara. Por cierto, yo yahabía leído toda esta literatura antes de ser llena por el Espíritu Santo. Enese tiempo yo no sabía que esos libros estaban escritos por conocimiento


humano y yo los tomaba como literatura espiritual. Hasta los atesoraba yrecomendaba a otros. Poco sabía que casi fui envenenada por sus malinterpretaciones del “Espíritu Santo.” Estaba tan confundida que casi rechaceel Bautismo del Espíritu

Agradezco al Señor. En tan crítico momento, Él derramó Su gracia so-bre mí. Me dio el espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento deÉl. Me hizo comprender cuál era la esperanza de Su llamamiento. Porquenadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Después que recibíel Espíritu Santo, llegué a comprender la bendición que Él nos había dado. Yme di cuenta que es tremendamente temeroso para una persona que no haexperimentado el bautismo del Espíritu Santo escribir libros sobre esto. Nosólo desviarán a otros, destruirán su fe, también se engañarán ellos mismos.Sin siquiera darse cuenta, han condenado el trabajo del Espíritu Santo.

Los autores de estos libros eran principalmente siervos de Dios. Éstosestuvieron dispuestos a servir a Dios con fidelidad, pero tenían todavía quehumillarse para recibir el bautismo del Espíritu Santo. Por eso, no ganaronun testimonio completo de la verdad. Puesto que no han recibido el Espírituellos mismos, era imposible que entendieran la maravillosa función de las“lenguas” que Dios ha dado a Sus hijos. Debido a que confiaron en supropio razonamiento, desecharon el principio de las Escrituras que todo elque es bautizado con el Espíritu Santo hable en lenguas. Cegados por Sata-nás, difamaron y persiguieron la obra del Espíritu Santo, creyendo que esta-ban sirviendo a Dios fielmente. Eran como Saúl de Tarso que persiguió aJesús en el camino para Damasco. ¡Cómo habían apenado al Espíritu Santoy el corazón del Señor!

Los creyentes más lastimosos son aquellos que han recibido el bautismodel Espíritu pero no ahondan más de la verdad. No saben que Dios los llenócon el Espíritu Santo para que obtengan poder para salir del mundo y testificarpor Él. Ellos creen que después de haber sido llenos con el Espíritu, hablaren lenguas y cantar cantos espirituales es suficiente. Por eso, no sepreocupan por orar y no les interesan las cosas de Dios. Aunque han en-contrado la gracia de Dios, no quieren someterse al Espíritu. Permanecenal pie del monte, comiendo, bebiendo y alegrándose, nunca buscando


mejorarse. Viven constantemente en la carne y contristan al Espíritu cadadía y se preocupan por satisfacer los deseos de la carne.

Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobreella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada,recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos esreprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.(He.6:7–8) Quiero decirles a esos cristianos que han recibido el bautismo delEspíritu Santo, pero todavía desean pecar y no buscan crecer espiritualmente:¿No se arrepentirán al oír la severa advertencia de Dios? Recuerden lo quedice el Señor, “¡Porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay deaquel hombre por quien viene el tropiezo!” (Mt. 18:7)

Sin embargo, no debemos desechar la promesa del Espíritu del Padresólo porque otros dieron un mal testimonio de el. Eso sería como el quedecide nunca comer otra vez sólo porque vio a alguien se ahoga con sucomida. Debemos obedecer el mandamiento del Señor de aceptar el bau-tismo del Espíritu Santo. Ayudaríamos a los cristianos débiles para que en-tiendan la verdad, para que anden según el Espíritu, y obedezcan la palabra.Poco a poco, les será posible entrar en la plenitud de Cristo y llegar a launidad de la fe para satisfacer el corazón de Dios.

Por ejemplo, los cristianos redimidos por la sangre del Señor son seme-jantes a los carros; el Espíritu Santo a la gasolina, y la verdad en la Biblia aun chofer con licencia de manejar. Si un carro (cristiano) no tiene gasolina(no se ha recibido el bautismo del Espíritu Santo), no puede caminar aun sitiene chofer con licencia (conocimiento de la verdad). Y si el carro (cristia-no) está llenó con gas (llenó por el Espíritu), pero no tiene chofer con unalicencia (no conocimiento de la verdad), el carro tampoco puede caminar.

Si los cristianos sólo se interesa en ser llenos con el Espíritu Santo, eignoran la verdad bíblica y el conocimiento, serán como una locomotora(poder del Espíritu Santo) saliéndose de las vías (la verdad bíblica)— seríadesastroso. También, si los cristianos sólo se enfocan en ser edificados enla verdad, pero desechar el poder del Espíritu Santo, serán como el mangode un hacha que rechaza su cabeza—de nada sirve. Sin embargo, todos los


que han sido redimidos por la sangre de Cristo deben adelantar en el Espírituy en la verdad simultáneamente. Entonces podrán vivir en la semejanza deCristo. Este es el completo testimonio de la Sangre, el Agua, y el EspírituSanto (véase 1 Jn. 5:8; He. 10:15,19,22)

Mucha gente que escribe libros en contra del Espíritu Santo ni siquieraha recibido el bautismo del Espíritu Santo. Causan gran miedo y confusiónhacia el bautismo del Espíritu y en el hablar de lenguas. Después de leerestos libros, los cristianos confunden el Espíritu Santo con un espíritu maloy no se atreven a participar de la abundante gracia prometida por Dios.Para cuando estos escritores entienden que están equivocados, será muytarde para ellos arrepentirse de lo que han hecho. Si se arrepienten, elSeñor les perdonará sus pecados, pero nadie podrá recuperar todos suslibros que están en circulación.

Una vez leí un libro sobre Charles Darwin. Antes que conociera al Crea-dor, él publicó escritos sobre la teoría de la evolución. Esta teoría diceque el hombre evolucionó (vino) del mono. El mundo honraba en grande lasideas de Darwin, y muchas almas fueron engañadas y perdidas. La gentecomenzó a creer que los monos eran sus antepasados, así que renunciarona su Creador. Se enorgullecieron y se hicieron impíos, haciendo lo que querían,siguiendo sus propios deseos. Finalmente, habiendo sido seducidos por eldiablo a cometer pecados, cayeron en eterna perdición.

Pero después en su vida, Darwin escuchó el evangelio. Él aceptó elSeñor como su Salvador y se arrepintió mucho de haber escrito una teoríaque se oponía a Dios. Aunque sus pecados fueron perdonados, era imposibleque él retroceda su teoría dañina. Hace mucho tiempo que Darwin murió,pero su veneno académico permanece como una herramienta de Satanáspara destruir y engañar almas. ¡Qué trágico! Que les sirva de advertenciapara todos los escritores.

Por lo tanto, me temblaba ante el Señor mientras escribía Sus sagradaspalabras. Oraba con diligencia que Su Espíritu me preservara para no es-cribir algo fuera de Su voluntad. Me temía que tenga que llevar este pecadoante Él para siempre. Agradezco al Señor, yo sé que Él es el fiel Salvador,


y digno de confianza. Creo que Él cuidara de los que tienen temor de Suspalabras.

Siempre oro y lloro por los que habían recibido el Espíritu pero perdieronel testimonio. Que Dios tenga misericordia de ellos y los haga volver. Queles deje que se arrepientan para que testifiquen por la verdad, y no causenque otros tropiecen. Especialmente oro por esos predicadores que escribenen contra de recibir el Espíritu. ¡Que el Señor use Su preciosa para cubrirSus siervos y siervas que están calumniando al Señor que sirven (el Espíritude Jesucristo)! Que el Señor resplandezca Su luz sobre ellos y remueva elvelo (tradiciones y opiniones) que cubren su cara. Que vean la gloria delSeñor y sepan que el Señor es el Espíritu al que se oponen. Deben descartarsu propio honor y prejuicios (que no tienen valor) y venir al Señor yarrepentirse.

El Señor está lleno de misericordia y gracia. Él gustosamente da graciay perdona Sus siervos que pecan por ignorancia. Él los guiará para quecorrijan sus errores. Siempre hay una segunda oportunidad. Que vuelvanpronto y acepten el Espíritu Santo humildemente. “Gustad, y ved que esbueno Jehová” (Sal. 34:8). Si lo hacen, no sólo pararán de oponerse a laverdad, pero, como Saúl de Tarso, hasta testificarán por la verdad que unavez perseguían. ¡Dios bendecirá en grande y usará tan precioso testimonio!

He recibido sin fin publicaciones que se oponen al bautismo del EspírituSanto. Siempre me molestaban. Solo leí unos cuantos de ellos, pero el Señordespués me permitió leerlos todos en detalle, aun los que ya había leído.Cuando me dí cuenta que cada libro estaba lleno con comentarios que seoponían grandemente al Espíritu, mi corazón se llenó de amargura, como unfuego ardiente en mis huesos. Sentí profundamente que las palabras delSeñor son verdaderas, y Su gracia es preciosa. Pero las teorías del hombretienen ningún valor e son inseguras. El Señor usaba estos libros para des-pertar mi espíritu y llevarme a exponer su falsedad. Él me dio a conocer Suvoluntad y me movió a escribir diez capítulos sobre El Bautismo del EspírituSanto. También usó la Biblia para confirmar lo que escribí. Con muchaoración, podía anotar Sus palabras y así la segunda parte de este libro fueescrito. ¡Dios sea alabado!


2. La maravillosa provisión de Dios

¡Agradezco a Dios! Él me ha guiado por el camino más bendito: vivirpor fe. Él no quería que yo permaneciera en un lugar, sino que avanzara y losiguiera continuamente. Me había dado una fe que se incrementa día a día,una fe que no viene de mí misma, sino que me fue dada por Dios en Cristo.Cuando entré en la reclusión, sólo me quedaba un poco de dinero, el cualme duraría unos cuantos días. Usualmente, cuando iba a varios lugares ahacer Su trabajo, Él motivaría a hermanos y hermanas a ofrecer dineropara Su obra sagrada y para nuestros gastos de vivienda. Pero esta vez, Élquería que yo confiara solamente en Su maravillosa provisión.

En ese tiempo yo no sabía cómo Dios proveería por nosotros. Yo solosabía que como Él prometió a Elías que mandaría los cuervos a traerle pany carne por el arroyo de Querit, de la misma manera, Él nos alimentará deuna forma maravillosa. Dios es fiel y fidedigno; nunca me ha fallado, por-que Él es mi Dios. Tengo la certeza que Él realizará lo que dice. Por eso,con toda confianza, puse los nueve miembros de la casa (de Dios)—cola-boradores y mis propios hijos—en las manos de Dios. Entonces esperabamirar Su gloriosas obras.

Cuando solía predicar en varios lugares y repartía folletos del evangelioen las calles, los cristianos casi siempre me aconsejaban, diciendo, “Debesesconderte más,” o “Necesitas callarte un poco.” Ellos trataban de ayudar-me, pero no había llegado el tiempo de Dios. Pero cuando el tiempo de Diosvino, Él me hizo esconderme y callárme por el arroyo de Querit para recibirSu edificación. No me pidió que vaya en la reclusión para dormir y disfrutardel silencio, sino que quería darme una gran obra que hacer.

Al principio no me acostumbrada a este nuevo arreglo. Tenía miedo dedefraudar a Dios si comiera y no predicara. Entonces el Señor me confortó,y me dijo, “No necesito que salgas a predicar. Quiero que tú Me obedezcasy confíes completamente en Mis palabras—quiero decir, hacer Mi trabajo.Si estás dispuesta y obedeces, comerás el bien de la tierra. En el futuroestarás de pie ante multitudes de gente y testificarás de Mi fidelidad.”


El 23 de mayo, se nos acabó lo último de nuestro dinero. El Señor sabíade antemano que no tendríamos suficiente, pero Él esperó hasta este díapara mostrar Su poder en los momentos más difíciles. Esa tarde, Rut salió aun seminario para testificar, y los colaboradores fueron con ella. Mientrasme quedé en casa, escuché el (tocar del) timbre. Los colaboradores noestaban ahí, así que no abrí la puerta. Esa persona tocó el timbre por casimedia hora antes de irse. Pero no pasó mucho antes de que volviera esapersona y continuara timbrando. Entonces pensé: ¿Estará trayendoproblemas esta persona? ¿Por qué no deja de timbrar el timbre? (Hay muchagente que viene a pedir dinero y tocan el timbre insistentemente.) Me arrodillécon mis hijos y oré al Señor. Finalmente, dejó de timbrar. Esa misma tarde,el timbre comenzó a timbrar de nuevo, pero los colaboradores ya habíanvuelto. Cuándo abrieron la puerta, descubrimos que ¡era un hermanocristiano!

Este hermano no me conocía personalmente, pero dos días anteriores,Dios le motivó, diciéndole, “¡Vé, y mánda dinero a Hna. Kong Duen-yee!”Pensó que era extraño porque él no conocía mi dirección. Pero preguntó yla encontró. Sin embargo, no lo hizo como fue ordendado hasta que suesposa le urgió una mañana, diciendo, “¿Por qué no has llevado el dinero aHna. Kong? ¿En qué esperas?” Así que se apresuró a mandarlo y tocó eltimbre, pero nadie abrió la puerta. Pensó que tal vez Dios lo aceptó suofrenda sin regalo para acompañarla, y se fue y compró un gran paquete defrutas y galletas. Cuando volvió con el regalo, timbró de nuevo, pero nadiecontestaba. Y se fue. Trató de nuevo esa tarde y finalmente la puerta fueabierta por los colaboradores. Ofreció un cheque a Dios con la cantidadexacto que necesitábamos. ¡He aquí, cuán maravillosamente es la obra deDios! Sabe todas nuestras necesidades. De verdad, Él es el Dios vivo yverdadero.

Desde entonces, Dios siempre manda cuervos para traer pan y carne.Nunca nos falta nada. Dios tiene más trabajo para nosotros, por eso nosdaba más colaboradores. Como resultado, nuestros gastos mensualesincrementaron en grande. Sin embargo, Dios es fiel y nunca seamos aver-gonzados. Aun hasta ahora Él nunca nos permite pedir donaciones, y nosprohíbe estrictamente decirle a nadie sobre nuestras dificultades financieras.


Por eso, siempre que tenemos necesidad, nos arrodillamos y suplicamos aDios el Padre. Él conoce la situación en que se encuentran Sus hijos; Élsabe que Sus siervos no tienen nada. Puesto que Él nos ordena, Sus siervos,para encargarnos de Su asuntos, Él debe encargarse de los gastos. Él nuncanos abandonará.

En ese tiempo, circulaban algunos rumores. Algunos hermanos y her-manas comenzaron a pensar que yo era una engañadora que tenía espíritusmalos. Por eso, todos ellos se alejaron de mí. Pero doy gracias a Diosporque Él no nos abandonó. Por medio de estas circunstancias, Él entrenónuestra fe para que confiáramos más en Él. Quería que lo miráramos a Ély no al hombre. Él usó Sus palabras para confortarme: “En vez de suvergüenza, Mi pueblo recibirá doble porción; en vez de deshonra, seregocijará en su herencia; y así en su tierra recibirá doble herencia, ysu alegría será eterna. A ustedes los llamarán ´sacerdotes del SEÑOR´,se alimentarán de las riquezas de las naciones” (Is. 61:7,6 NVI).Verdaderamente, la provisión de Dios superó la que me imaginaba.

Los pocos hermanos y hermanas que siguieron en contacto con noso-tros, por su gran amor por nosotros, ofrecían dinero para la obra de Dios.Algunos cristianos que yo no conocía también hicieron ofrendas. Gente detodas partes fue conmovida a ofrecer dinero para Dios. Era suficiente paramantener Su obra. Nunca imaginé que esto fuera posible.

Dios me pidió que anote en mi cuaderno de oración los nombres de cadahermano y hermana que contribuyeron a las sagradas obras que Él nosencomendó. Él quería que los recordara todos los días. Que el Señor lesrecompense en grande por su amor por mí—en realidad era su amor por elSeñor. Que Él recompense a sus familias enteras con todas las posesionescelestiales, con paz en la tierra, y varias bendiciones espirituales. El Señortambién me ordenó que orara continuamente por esos hermanos y herma-nas que fueron temporalmente engañados por Satanás y me malentendieron.El Señor me dio esta preciosa promesa: “Porque salario hay para tutrabajo; y volverán de la tierra del enemigo” (Jer. 31:16).

Muchos de los hermanos y hermanas que ofrecieron dinero no habían


recibido el bautismo del Espíritu. Dios quiso que yo les explicara este as-pecto de la verdad en detalle—en persona o por cartas. Aunque acaso seopondría a mis palabras y aun dejarían de mandar sus ofrendas, yo todavíaquería cumplir con mi deber ante Dios. Cuando Dios me llamó para predicarSu santa verdad, quiso que me interesara por las necesidades espiritualesde los cristianos, y no en sus ofrendas. Dios no permite que una persona fielen predicar sea avergonzada. Si nos encargamos de las cosas de Dios, ¿nose encargará Él de cada una de nuestras necesidades?

Los que vinieron por la comunión durante la hora de la comida se sor-prendieron que preparáramos tanto más comida que llenamos dos mesasabundantemente. Se preguntaron de dónde sacamos el dinero, porque sa-bían que yo no había salido a predicar hace mucho tiempo. Les testificamosque el Dios de los cielos y la tierra, Jehová de los ejércitos, provee todopara nosotros. Todas las riquezas están en Él. Mientras obedezcamos Suspalabras, nada nos faltará.

Sin embargo, Dios quiere que sepamos lo que es vivir en la pobreza, y loque es vivir en la abundancia. Hemos aprendido a vivir en todas y cada unade las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tenerde sobra como a sufrir escasez. Durante este periodo de entrenamiento,Dios no nos permite abundar en las cosas materiales, no sea que la paz ycomodidad nos causen dormir en el espíritu. Tampoco permite que sufra-mos escasez, no sea que nos cansemos y perdamos el ánimo. Dios siempremanda la lluvia oportuna para que tengamos lo suficiente en todas las cosas,y que abundemos por toda buena obra.

Por último, todos nos beneficiamos de estas experiencias, porque si nun-ca hubiéramos aprendido que el Señor está en medio de nosotros, nunca lehubiéramos temido. Por eso, nos pusimos más alerta y oramos diligente-mente todo el tiempo, pidiéndole que nos mantenga caminado en Su volun-tad. Porque si Él está contento con nosotros y a nosotros extiende Su mano,tendremos buenas cosas para comer. Pero si Él no está contento, y cubreSu cara, nos desalentaremos.

Cuando nuestra pequeña publicación, Aceituna Verde, estaba lista para


imprimirse, estábamos en extremas dificultades financieras. Sin embargo,el Señor nos ordenó tomar el escrito a la imprenta por fe. Y después de quese imprimieron, tuvimos que mandarlas por correo, junto con otros folletos ypanfletos evangélicos, hacia todas partes del mundo. Aunque no habíamospagado la imprenta ni teníamos dinero para las estampillas, preparamostodo por fe, segun el orden de Dios. Entonces, milagros ocurrieron.

Recibí una carta de una hermana que vivía en el extranjero. No nosconocíamos, pero cuando ella leyó mi testimonio sobre nacer de nuevo, fueconmovida por el Espíritu para escribirme y mandarme dinero. Y la canti-dad ¡era más que suficiente para cubrir por la impresión y estampillas! Estahermana me escribía continuamente y después fue reavivada por medio dela palabra de Dios.

Dios bendijo y usó Aceituna Verde, así que imprimimos más copias.También imprimimos Aceituna Verde II, por la gracia de Dios, y la mandamosal extranjero en grandes cantidades. Muchos miembros del cuerpo del Señoren Hong Kong tuvieron también la oportunidad de leer la completa salva-ción de Dios.

3. Dios preparó los colaboradores

Poco después que entré en la reclusión, hubo rumores de que yo estabareclutando seguidores. Me sentí terrible, porque Satanás me atacaba portodos lados. Sin embargo, agradezco al Señor. Mediante esto, conozco me-jor los trucos del diablo. En realidad, ¿quién soy yo sino la más pequeña delas siervas del Señor? ¿Qué cualificaciones tengo yo, de hacer que la genteme siga? Aparte del Señor, ¿quién está calificado para reclutar discípulos?¿Osaría yo ser tan arrogante hasta tomar la posición del Señor? Él perdoneaquellos que han distorsionado la verdad. ¿No saben ellos que son respon-sables por todo lo que dicen?

Los rumores pronto cesaron, y el Señor testificó por mí, Su sierva. Yo noestaba reclutando discípulos, sino el Señor, que preparó algunos colabora-dores para ayudarme a predicar Su palabra de los últimos días. Vinieron devarios lugares donde yo había predicado antes. Dios mismo los había gana-


do. Él los llenó con el Espíritu Santo y les dio varios dones espirituales.También hizo cosas maravillosas en ellos y los trajo aquí para testificar dela verdad con nosotros.

Éstos no vinieron por dinero, pues sabían que yo caminaba por el caminode la fe: sabían que no tenía nada que darles y que no había nada atractivosobre mí. También sabían que yo había estado atribulada en todo, con rumoresconstantes en contra de mí. No había relaciones interpersonales entrenosotros. El amor de Cristo y el glorioso trabajo del Espíritu Santo losconmovió a renunciar todo, llevar la cruz, y seguir al Señor.

¡No sé cómo agradecer al Señor! ¿Quién soy yo para que Él me cuidetan bien? Su amor es tan profundo. No sólo me dio a Rut, sino a estospreciosos hermanos y hermanas para que me ayudaran. Si Él no los hubieraescogido y juntado aquí, ¿dónde hubiera yo encontrado ayuda, especialmentecuando yo no había salida (ni un pie) de casa durante ese tiempo? Aunquebuscara por todo el mundo, no hubiera podido encontrar tales colaboradoresque estuvieran dispuestos a servir al Señor con nosotros tanto en las buenascomo en las malas.

Además, el Señor los trajo durante un tiempo cuando estaba pasandopor numerosas pruebas. Si yo no estaba segura de la voluntad de Dios,¿cómo les hubiera permitido vivir aquí? Si Dios no dirigió así, Dios no seríaresponsable y yo iría a tener muchos problemas. ¿Entonces qué haría yo?Pero agradecemos a Dios, porque Él nunca comete errores. Después vimoscómo Él se encargó de nuestras necesidades, físicas y espirituales, y supimosque todo fue maravillosamente arreglado por Él.

Originalmente yo tenía miedo trabajar con los hermanos porque no que-ría molestarme demasiado. Sin embargo, Dios tenía una voluntad más grandepara nosotros. Él sabía que en mi futuro trabajo, necesitaría la asistencia delos hermanos, por eso preparó varios hermanos para trabajar con nosotros.Entre ellos está el Hno. Fan Siew-siong y el Hno. Hong Song-ching. Por Suvoluntad, Dios los trajo aquí a vivir con nosotros y para ser edificados. Élrealizó grandes cosas en estos hermanos, así que no me atreví a desobede-cer Su voluntad.


Hno. Fan, un antiguo estudiante seminarista, ha pagado un gran preciopor Dios, así que encontró gran gracia. Dios lo hizo un hombre de oración ylo equipó con varios dones espirituales. Cuando dejó su seminario, se quedabaen el Y.M.C.A. Pero él no podía hallar allí un lugar silencioso donde orar.En ese momento no podíamos recibirlo para que viviera con nosotros, porqueaparte de niños, sólo hembras vivían aquí. Por eso Dios preparó al Hno.Hong para que le hiciera compañía. Ahora estos dos hermanos adoran aDios junto con nosotros y viven con nosotros.

Sin embargo, no teníamos un cuarto extra. Pero gracias a Dios porqueÉl obra maravillosamente. Él tenía piedad de mí y quiso darme bendicionesmayores, así que obró en mí. Esta casa es propiedad de Dios. Ya no era míaporque la había ofrecido completamente. Sin embargo, puesto que el títuloestaba todavía a mi nombre, y yo vivía en el cuarto más grande, los demásquizás malentenderían que este lugar todavía era mía.

Desde que las colaboradoras se mudaron en la casa, siempre me con-movía por el Espíritu Santo ofrecer el título a Dios. Entonces podría testificarque este lugar pertenecía completamente a Él. Una noche, en diciembre de1962, mientras oraba, el Señor una vez más me urgió que entregara el título.Inmediatamente hice como Él me lo ordenó y me mudé al cuarto más chico,el cual está atrás de la cocina (antes lo ocupaba la sierva). Les di el cuartogrande a los dos hermanos y mis dos hijos. (Gracias a Dios por darme dosotros hijos espirituales, Hno. Fan y Hno. Hong, los cuales me trataban comosu madre espiritual.)

Convertí el otro cuarto bueno de la casa en un cuarto de oración. Desdeel alba hasta el ocaso, siempre hubo alguien ahí, orando y sirviendo a Dios.El Señor me dijo que construyera dos otros cuartos para las colaboradoras.Solo me quedaba una pequeña cantidad de dinero, pero todavía hice lo queÉl me mandó. Cuando continuamos con las renovaciones, la ayuda de Diosvino sin fin.

Gracias a Dios. Él quiso que yo aprendiera cómo vivir una vida simple.Dios ni siquiera permitió que me quedara con mis muebles. Él me dijo quedejara las cosas visibles para que ganara incontables bendiciones espirituales


que son invisibles. Él nos iba a encomendar con obras más grandes; abrirmás canales para el trabajo evangélico más extenso en el extranjero, eimprimir publicaciones literarias en masa. Él sabía que el diablo haría todolo que pudo a hacerme daño y me tentaría con dificultades financieras paraque perdiera la fe en el trabajo de Dios. Pero el Señor no quería que sufrieraesta pérdido. Por eso, me enseñó cómo ahorrar dinero.

Dios quería que economizara. No sólo por eso corto periodo de tiempo,sino especialmente por el futuro, cuando Él me daría más dinero para admi-nistrar. Aprendí a nunca gastar dinero para mi propio placer, no sea quedefraude a las almas de otras. Él prometió bendecir y usar este libro UnTestimonio Vivo de la Verdad. Pero primeramente, Él quería que yoentendiera que este libro no era escrito por mí; es el testimonio que Él hadado de Sí mismo. Él quería que yo gastara el dinero que me daría, solamenteen las obras relacionadas con Su evangelio completo. Porque debemos “dara Dios lo que es de Dios” (Mt. 22:21).

¡Doy gracias a Dios! Desde que me moví al cuarto chico, mi corazón yespíritu ganó gran liberación y felicidad. Me siento más íntima de Dios eneste cuarto chico y aprendí muchas lecciones que había ignorado antes.Que el Señor crezca y yo mengüe. ¡Aleluya!

Algunas veces, cuando abría mi ventana para secar mis ropas, veía losvecinos mirándome con asombro. Me reconocían como estrella de cine (losescuché llamando mi nombre artístico). Cuando me vieron viviendo en estecuarto pequeño haciendo quehaceres de la casa, se susurraban algo al oídosorprendidos. Acaso pensaran que vivía una vida difícil, sin saber que vivíala vida rica del cielo. ¿Cómo se hubieran imaginado las riquezas celestialesque me depararía?

Agradezco a Dios. Él fue bueno con mis hijos y les enseñó las mismaslecciones. Dios quiso que les dijera, “No esperen que su madre les deje unaherencia. Aparte de tener a Dios, su madre no tiene nada. Viviendo en lacasa de Dios, también deben tener un corazón temeroso. Sean humildes entodas las cosas y respeten a los ministros de Dios. No sean orgullosos niarrogantes, no sea que pequen contra Dios. Si Dios no nos dio misericordia,


no tendremos nada en que sostenernos. No tengo nada que darles. Solopido a Dios que les dé mi fe a ustedes. Si confían en Dios, nada les faltará.”También le pedí al Señor que tenga misericordia de mis hijos. Que les per-mita crecer en Su casa para convertirse en fieles administradores, y vivanen Su casa para siempre hasta que vean Su cara.

Desde que Dios me escogió para servirlo, Él me había disciplinado es-trictamente y nunca me consiente. Me mandó diciendo, “Aprovecha bienel tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:16). Él no me permitía perderel tiempo en cosas como el comer. Por lo tanto, cuando los hermanos yhermanas me invitaban a comer—que lo hacían frecuentemente—declinaríasu invitación. A veces, bajo circunstancias especiales, no podía decir no alas sinceras invitaciones de los hermanos y hermanas y tenía que obligarmea ir. Sin embargo, no me sentía tranquila y era reprendida por el EspírituSanto. Recordé la palabra de Dios, que dice, “Porque buena cosa esafirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nuncaaprovecharon a los que se han ocupado de ellas” (He. 13:9). Sentí queyo he ofendido al Señor y estaba muy avergonzada.

Una vez oí al Señor decir, “¡No hay más tiempo! ¡Vengo pronto! Debessalvar las almas de la gente como peleando contra el fuego. Tú debes serMi fiel portavoz para llamar y advertir a esta generación mala y lujuriosasobre Mi juicio. Si deseas ganar mayor poder para predicar por Mí, debesabandonar por completo toda esta vana diversión (de banquetes) y guardartus labios de hablar tonterías.” Grabé Sus palabras en mi corazón y contemor reverente, pedí al Señor que me ayudara a obedecer Sus órdenes.

¡Gracias a Dios! Como Él me entrena estrictamente, así entrena a miscolaboradores. Cada mañana, todos se levantan a las 5:00 a.m. por devociónpersonal. Entonces, a las 7:30 a.m. nos juntamos en el cuarto de oración yadoramos a Dios juntos. Él les enseña también a ayunar, velar y orar confrecuencia, y que charlen menos.

Dios sabe que nosotros, siendo humanos, nos gustamos mimar a la car-ne y es una lección muy difícil de aprender para nosotros. Por eso, a menu-do Él permite que Satanás nos ataque, forzando a los colaboradores a ayu-


nar, orar y venir ante Él. De otra manera no hubieran aprendido estas lec-ciones. Mediante nuestras vigilias y ayunos de toda la noche, Dios realizómuchos grandes hechos. También quise que los niños pequeños aprendie-ran este servicio bendito. Dios escuchó mis oraciones y usó varios grandesincidentes (uno de ellos fue un tifón en Hong Kong) para traer la familiaentera ante Él para ayunar y orar hasta que Él extendió Su mano clemente.Mi hijo, Pedro, recibió el bautismo del Espíritu durante nuestro ayuno yoración. Después de eso, él abandonó su acuario favorito, el cual lo deteníade comunicarse con Dios. ¡Aleluya!

Entre este grupo de colaboradores, ninguno de nosotros, excepto por elHno. Fan, había estudiado teología. ¡Sin embargo agradecemos a Dios! Éltiene misericordia de nosotros y nos ha escogido para testificar de Su salva-ción completa. “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, yno tardará,” (He. 10:37). Él quiere entrenarnos rápidamente. Agradecemosal Espíritu Santo, el Consolador, por ser nuestro Maestro. No sólo nos enseñóa leer la Biblia (entender la verdad), sino también nos permitió experimen-tar Sus palabras con nuestra vida (entrar a la verdad). No sólo nos enseñóa llevar una vida santa, también nos enseñó a usar los dones espirituales.“Tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán atus maestros. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra quediga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha,ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Is. 30:20–21).

4. Dones espirituales

La disposición del Señor es maravillosa. Antes que Él me mandó a en-trar en la reclusión, Él levantó a Rut para suplirme a conducir reuniones deoración en casa y testificar afuera. En ese tiempo, Dios quiso mostrar queSu poder es eterno y no cambia. Por eso trajo muchos hermanos y hermanasde varias denominaciones para recibir el bautismo del Espíritu. Todos ha-blaron en lenguas para magnificar a Dios. Estábamos llenos de reverenciaal ver el Espíritu de Dios trabajando poderosamente. Desdichadamente,todavía no era perfecto. Estos hermanos y hermanas solo sabían cómohablar (orar) en lenguas para edificarse a ellos mismos, pero nadie supointerpretar lenguas para edificar a la iglesia.


Cuando comencé a escribir el capítulo titulado, ¿Qué son lenguas?, enla parte dos de este libro—un capítulo sobre las funciones y valor de laslenguas y el don de interpretarlas—yo no sabía nada sobre estos donesespirituales. Aunque siempre hablaba en lenguas y cantaba cantos espiritualespara orar y alabar a Dios, no había alcanzado el nivel de interpretar lenguas.Pero, el Señor me encomendó una misión: Usar mi vida como testimoniovivo de Su salvación, Su Santo Espíritu, y Su verdad, la cual Él cumplió en lacruz. Para realizar esta misión, discipliné mi cuerpo y ayunaba y oraba confrecuencia.

Dios me prometió mostrarme (a mí, un humilde e inservible vaso) gran-des y poderosas revelaciones, para que Él manifestara Su gran misericordia.No era que yo fuera mejor que otros, sino todo fue debido a la gracia espe-cial de Dios. El hombre debe aceptar esta revelación por fe, porque sólocuando la inspiración y la fe trabajan juntas, pueda el poder de Dios sermanifestado. En estos postreros días, Dios quiere iluminar Su gloria sobreesta tierra oscura.

En junio de 1962, Dios me dio el don de interpretar lenguas. Aunque sólofue una interpretación personal cuando oraba por mí misma, y el mensajefue corto, me permitió comenzar a escribir, ¿Qué son lenguas? El mensajese trata de acuerdo a las dos funciones escritas en 1 Corintios 14. Descubríentonces la importancia de la interpretación de lenguas: para hacer saberlos mensajes de Dios. Deseé entonces tener este don en gran proporciónpara que fuera usado en la Iglesia del Nuevo Testamento del Señor. Ruttambién obtuvo este precioso don, pero ninguno de nosotros se atrevía ainterpretar en público. Solamente hablamos e interpretamos entre nosotrosy el Señor.

El 15 de agosto, Dios me sacó de la reclusión para resumir la comunióncon los hermanos y hermanas en la casa. Mucha gente me invitaba a predicarafuera, pero el Espíritu Santo no lo permitía. Él sólo me permitía testificar laverdad y el Espíritu Santo a ellos en casa. Había apenas completado lamitad de este libro, Un Testimonio Vivo de la Verdad. Dios quería que loterminara antes de salir a predicar. Dios quiso usarme como un vaso deacuerdo con Su voluntad, pero no hasta que venga Su tiempo.


Había un grupo de hermanos y hermanas que habían recibido el bautis-mo del Espíritu Santo en las reuniones de nuestra casa, y querían saber másde la verdad sobre ser lleno del Espíritu Santo. Por eso Dios me dio oportu-nidades de entregarles este precioso mensaje en casa. En la tarde del 18 deagosto, Dios llevó a los colaboradores y a mí a una reunión Pentecostés.Había alguien hablando en lenguas y otro que las interpretaba a nuestralengua ordinaria. Así que sabía que el Espíritu Santo me había revelado estaverdad sobre el don de lenguas. (Véase ¿Qué son lenguas?)

Entonces me dí cuenta que los mensajes de Dios por medio de la inter-pretación de lenguas era poderoso y efectivo. Cuando la gente oye laspalabras de Dios directamente, están llenos con temor reverente. Oré sindescanso al Señor, pidiéndole que levantara a hermanos y hermanas deentre nuestra congregación con los dos dones de hablar e interpretar delenguas. Que Dios nos enseñe cómo usar los dones de Dios en en amor,para que otros puedan ser edificados. Que los dones espirituales dados porel Espíritu Santo para la Iglesia del Nuevo Testamento sean restaurados enestos últimos días.

De verdad el Señor cumplió grandes cosas en octubre. Levantó a her-manos y hermanas para asumir este ministerio espiritual. Para silenciar aSatanás, Dios primero hizo que Hno. Hong interpretara las lenguas. Él eraun joven hermano y su mamá hablaba Chaozhou. Nos conocimos en laprimavera de 1962 cuando fui enviada a la denominación donde él iba. Enese tiempo, había estado orando al Señor para que me mandara un herma-no que me ayudara a diseñar portadas para algunos folletos. Al mismotiempo, el Hno. Hong había estado orando por lo mismo en su casa. Lasiguiente tarde, cuando nos vimos en la iglesia, nos dimos cuenta que elSeñor había contestado a los dos (nuestras) oraciones maravillosamente alpermitir conocernos.

Él asistía a muchos de nuestros servicios de oración y fue lleno por elEspíritu Santo. Él estaba tan celoso a testificar del Señor, que fue calumnia-do por los demás. La gente decía que estaba poseído. Sin embargo, Dioscontinúa fortificándolo con Sus palabras y le dio el don de interpretar len-guas. Dios me reveló muchas veces que Él quería usar y escoger a este


hermano, pero debido a las circunstancias en que se encontraba, el Hno.Hong todavía no estaba listo para renunciar a todas las cosas y seguirlo. Sinembargo, el Señor usó medios superos para realizar grandes cosas en él.

Un día, el Hno. Hong estaba en un trasbordador, cruzando el mar conalgunos cristianos. El Espíritu de Dios lo incitó grandemente para interpre-tar sus propias lenguas y dar un mensaje sobre El Discernimiento deEspíritus. Las palabras eran simples, pero el significado espiritual eraprofundo. Él habló con voz maternal para representar a Cristo, y como unlobo para representar a Satanás. Así, al apoyar su mensaje con versículosbíblicos, enseñó a los cristianos allí cómo discernir entre el Espíritu Santo yel espíritu malo.

Por ese tiempo, alguien me había engañado tocante un asunto espiritual.Fue como cuando Josué fue engañado por los habitantes de Gabaón (véaseJos. 9). Me pesa haber faltar de cuidado y oré al Señor por misericordia yperdón. Agradezco al Señor, porque Su Espíritu me consoló diciendo, “Pa-blo también sufrió los peligros de falsos hermanos y colaboradores, ¿porqué tú no? No te desanimes. ¡Adelante! Mientras te esfuerzas sobre estecamino espiritual, Satanás tratará todos los medios para entorpecerte. Siem-pre que falles, debes entender que Yo lo permitió para que sepas de lostrucos de Satanás y aprendas cómo pelear batallas espirituales. Al final, tedefenderás tu propia fortaleza y conquistarás el campo de batalla delenemigo.”

La mano amorosa de nuestro Salvador me levantó otra vez para que nofuera vencida. Anhelaba tener el don de discernir espíritus para guardar laiglesia del Señor. Doy gracias a Dios por darme esta promesa: “Porquetodo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se leabrirá” (Mt. 7:8). El Señor, de verdad, me dejó experimentar muchas talescosas. Aunque Dios me dio suficiente gracia para pelear batallas más feroces,asimismo el diablo se esforzó más en destruir la obra de Dios. Sin embargo,el Señor es el triunfador por siempre. Por medio de esto, Él me hizo saberque aunque los espíritus malos son astutos, pueden ser vencidos por el poderdel Espíritu Santo. He aprendido a enfrentar todas esas batallas con ora-ción.


Mientras estábamos enfrentando todas estas batallas, Hno. Hong vino anuestra casa y dijo, “Dios me ordenó venir aquí y interpretar las lenguaspara que escuches Su mensaje.” Creí que estaba bromeando con nosotros.Pero en toda su seriedad, se arrodilló a orar con nosotros. Habló en lenguase interpretó. Y Dios nos dijo Su voluntad. Su mensaje nos reprochó pornuestras faltas. Al principio, no pude confiar completamente en su interpre-tación. Pero cuando me examiné yo misma detalladamente ante el Señor,me di cuenta que de verdad le había desobedecido en algunas formas. Mearrepentí. Desde entonces, el Señor me suplía con interminable provisionesespirituales, las cuales son tan dulces como la miel.

Hno. Hong no era cristiano por mucho tiempo. Por eso, su conocimientode la verdad no era muy abundante. Sin embargo, cada palabra en suinterpretación estaba lleno de poder y autoridad celestiales. Los que escu-charon fueron compungidos de corazón. Su significado espiritual era muyprofundo y difícil de entender para la mayoría de los teólogos. Por eso, creíque todo esto era el gran trabajo de Dios. El Señor también me dejó inter-pretar Sus revelaciones durante los servicios de oración de los colaborado-res. Cada vez que un mensaje era dado, sentíamos la presencia de Dios.Vimos cómo el Señor guardó Su palabra y la cumplió. Antes de tener lainterpretación de lenguas, orábamos sobre nuestras rodillas y esperábamospor Él. No hablábamos hasta que el Espíritu nos lo instaba a hacerlo. Tam-bién usábamos métodos de la Biblia para probar el espíritu (véase 1 Jn.4:1–3) para ver si la revelación de verdad venía de Dios; tenía que reconocerque Jesucristo había venido en la carne. Si el Espíritu Santo no nos pedíainterpretar, entonces nos quedábamos en silencio.

Durante una de nuestras reuniones, Dios conmovió a Rut que interpre-tara las lenguas, pero no se atrevió a hacerlo. Temía hablar palabras de supropia mente. Sin embargo, Dios quiso probar que el Espíritu Santo sí se lahabía instado, por eso Dios permitió que enfrentáramos un problema y latocó de nuevo a interpretar Su voluntad por medio de lenguas. Esta vez, ellase sometió e interpretó exactamente lo que Dios había revelado en secretoa otros colaboradores y a mí. Si el Espíritu Santo no la hubiera ahincado,ella no se hubiera atrevido a hablar esas palabras. Todo lo que habló fuerealizado con el tiempo.


Hno. Fan y dos otras hermanas también interpretaban lenguas. Unavez, el Espíritu de Dios conmovió a Hno. Fan que cantara en el espíritu. Laspalabras fueron llenas de las revelaciones de Dios. Cuando fueron interpre-tadas, fue un mensaje conmovedor. ¡Fue tan maravilloso de contemplar!Esto es algo que los intelectuales de este mundo no se imaginan. También,fuimos inspirados a profetizar. Cada uno de nosotros hablaba las palabrasde Dios por medio de la motivación del Espíritu Santo, y todas las palabraseran bíblicas.

Sin embargo, Dios nos advirtió muchas veces que debíamos hacernosvasos santos para ser Sus fieles portavoces. Lo que Dios nos ordenabadecir, teníamos que decirlo con fidelidad. Él prometió que Él sería responsablepor las palabras que nos daba hablar mientras que guardemos silencio cuandoel Espíritu Santo no nos lo ordenara hablar. De otra manera, abusaríamosde los dones de Dios. Antes que el Señor nos encomendara con Sus preciososdones, Él probó a los colaboradores muchas veces para ver si estábamoscompletamente sometidos, confiados, y fieles a Su confianza. Habíamosdeseado estos dones, porque Él dijo, “Y te daré los tesoros escondidos, ylos secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, elDios de Israel, que te pongo nombre” (Is. 45:3).

Después que Él nos probó, Dios nos hablaba durante los servicios deoración de los colaboradores. Algunas veces nos reprendía, y algunas vecesnos anhelaba y nos consolaba. Sin embargo, el Espíritu Santo siempre alum-braba Su gran luz sobre los colaboradores, y revelaba nuestras transgresio-nes escondidas. Ninguno de nosotros pudo ser hipócrita ante Dios y el hombre,y ninguno de nosotros pudo escapar los ojos de fuego de Dios. Al escucharSus palabras, nos humillábamos y arrepentíamos con un corazón contritopor nuestros pecados.

Los colaboradores comenzaron a ser quebrantados por Dios en granmanera. Mientras pasaban por estas pruebas, oraban a menudo en llanto. YDios siempre los consolaría, edificaría y reviviría, pues Él muestra profundamisericordia a los débiles.

En ese tiempo, nos enfrentamos a grandes persecuciones. Nadie podía


entender cómo podíamos todavía ser edificados y usados por Dios entretodas las acusaciones. Mis colaboradores estaban en grandes pruebas. Todala oposición y calumnias que enfrentamos fácilmente los hubiera desalenta-do. Pero Dios levantó a hermanos y hermanas a tiempo para interpretarlenguas para reforzarnos con Sus propias revelaciones. La Biblia dice, “Hu-biera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en latierra de los vivientes” (Sal. 27:13). ¡Estas palabras son verdad!

El Dios misericordioso examinó los corazones de estos hermanos y her-manas y supo que estaban dispuestos a sufrir por Su palabra. Él sabía queeran puros de corazón y buscaban la verdad. Él nos los dio por colaborado-res, y juntamente servimos al Señor con la misma mente (corazón) y espí-ritu. Todos somos miembros del mismo cuerpo con el Señor como cabeza.Agradezco a Dios por preservarnos para que seamos uno en el Espíritu,cada miembro haciendo su trabajo, ayudándose los unos a los otros y edifi-cando el cuerpo de Cristo.

Dios nos enseñó cómo servirlo y adorarlo, porque el Espíritu Santo nosguía en todas las cosas. Si una persona se debilitara, el Espíritu Santo reve-laría la situación para que todos oremos juntos. Dios dice, “Por tanto, heaquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con unprodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sussabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos” (Is. 29:14).

Al final de octubre, Dios nos reveló que Él nos mandaría a trabajar. Asíque tenía que entrenarnos y edificarnos pronto. En ese momento, Rut esta-ba ocupada testificando en varias denominaciones, así como yo había sidomandada por Dios para predicar en varios lugares en el pasado. Entoncesde pronto, Dios les ordenó a Rut y al Hno. Fan que se detuvieran y espera-ran por Él. Al mismo tiempo, nos ordenó detener nuestras reuniones tempo-ralmente para esperar Sus instrucciones, porque tuvo cosas más importan-tes para nosotros.

Los colaboradores tuvieron que aprovechar este tiempo para leer laBiblia y orar por el futuro obra evangélica y por el libro Un TestimonioVivo de la Verdad. Nuestras oraciones eran para empujar las manos de


Dios para hacer grandes obras, para que la verdad florezca y el hombre searrepienta y se vuelva a Él. También oramos que el Señor confirmara lapalabra de vida que predicamos con señales y prodigios para

Obedecimos al Señor y anunciamos que detendríamos nuestras reunio-nes caseras temporalmente. Este anuncio causó más malentendidos y ru-mores. Aunque las palabras calumniosas contra nosotros eran ásperas, nopodíamos hacer nada más que guardar silencio. En tan situación adversa,no era fácil estar firme. Si el Señor no nos hubiera apoyado por Su gracia,todos hubiéramos tropezado hace mucho tiempo atrás.

¡Pero gracias al Señor! Cuando el cielo estaba nublado, Dios hizo doscosas muy maravillosas. Las hizo no sólo para fortificar nuestra fe, sinoespecialmente para testificar por Su verdad y Espíritu. Él tuvo una respues-ta para aquellos que me mal entendieron y que me acusaron de endemoniar.Él les probó que lo que yo había recibido no era un espíritu malo, sino elEspíritu del Señor Jesucristo. Pero antes de decirles estas dos historias,déjenme preguntar: “¿Cómo puede un espíritu malo echar fuera los demo-nios?” Sólo el Espíritu Santo puede oponerse a los malos espíritus.

Cuando el Señor Jesús echaba fuera los demonios, la gente decía que Éllo hizo por Beelzebú, el jefe de los demonios. Así que el Señor dijo, “Todoreino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa divididacontra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás,contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Ysi yo hecho fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echanvuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por elEspíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado avosotros el reino de Dios” (Mt. 12:25–28).

Gracias a Dios, porque Él probó que Sus palabras nunca fallan. Él quisoque detuviéramos nuestras reuniones en la casa porque tenía tareas másimportantes para nosotros. Él quiso que experimentáramos la realidad devarios dones espirituales para que en el futuro, los usáramos apropiada-mente en la Iglesia del Nuevo Testamento. Él quiso que Sus divinos donesde hablar en lenguas e interpretación de lenguas, dones que por mucho


tiempo habían sido despreciados y rechazados, fueran redescubiertos por elhombre. Estos gloriosos dones espirituales originalmente fueron dados a laIglesia del Nuevo Testamento por Dios mediante Jesucristo.

Abajo están las dos cosas maravillosas realizadas por Dios el 17 denoviembre de 1962:

Ya en 1961, un asesinato asombroso ocurrió en Hong Kong. Un hombrefue asesinado después de ser secuestrado y tenido como rehén por un fuerterescate. Este hombre fue amigo mío, y el Señor había estado diciéndomeque predicara a su esposa. Su padre también fue tenido como rehén, perolos criminales fueron capturados antes que fuera lastimado. Uno de loscriminales era un maquillador y el otro un chófer, los cuales yo los habíaconocido de los días de mis películas.

Me entristecí por las noticias. Oré por la familia de las víctimas y por losasesinos que estaban en prisión. Pedí al Señor que salvara las almas de losasesinos y que les diera una oportunidad de arrepentirse y aceptar el evan-gelio. En ese tiempo, yo predicaba en varias denominaciones diariamente.Dios quiso que profetizara dondequiera que iba diciendo, “Dios me manda-rá para predicar a estos asesinos. Él quiere que se arrepientan y encuen-tren Su perdón.” Pero nada pasó por más que un año.

Luego escuché que les habían dado la pena de muerte a los asesinos.Comencé a sentirme muy ansiosa que me levantaba a medianoche parasuplicar por ellos en lágrimas. Oré que el Señor arreglara que yo puedaencontrarme con ellos y sus familiares. Sin embargo, no sería tan fácil,porque las prisiones solamente permitían un sacerdote Católico y pastorProtestante para bautizar los prisioneros—nadie más podía predicarles. Sabíaque las formalidades religiosas de la prisión no podían salvar almas, porquesólo por arrepentimiento verdadero y aceptar la salvación del Señor se pue-de ser salvo. Oré sinceramente por ellos, pidiéndo al Señor que les dierauna oportunidad de escuchar de la remisión de pecados por la preciosasangre, las cuales podían salvarlos.

Unos meses antes, un hermano quien predicaba en las cárceles me visi-


tó. Dijo que él sólo podía ponerse en contacto con los prisioneros regulares,pero no con los condenados a muerte. Aparte de sus miembros inmediatosde la familia, nadie podía visitarlos. Este hermano sugirió que yo les escri-biera a los dos prisioneros, diciéndoles a pedir al prisión que me diera per-miso a visitarlos—quiero decir, para predicarles. Sin embargo, este herma-no no sabía sus números de prisioneros, así que era imposible para comuni-carse con ellos por correo. También me dijo que las cárceles no permitenque mujeres prediquen a los convictos machos. No obstante, creí que lo quees imposible para el hombre es posible para Dios. Oré a Dios aun mássinceramente que Él me abriera las puertas para predicar a estos criminales.

Agradezco a Dios, porque Él contestó mi oración. Me dijo claramenteque Él me había ordenado que vaya a las cárceles y les predique. Tambiénme había dado esta carga para realizar Su trabajo. Cuando llegó el momen-to, Él me mandaría ahí.

Ese hermano me llamó en octubre y me informó que la fecha de laejecución se acercó y que él había encontrado el número de la cárcel delmaquillador. Él me rogó que escribiera al maquillador lo más pronto posible,para que pidiera que yo pueda predicarlo. El hermano también me instruyóno mencionar nada sobre el evangelio en la carta—la mayoría de loscarceleros son incrédulos—no sea que la carta sea confiscada. Despuésde colgar el teléfono, inmediatamente me arrodillé para orar. Di gracias aDios por darme esta oportunidad y le pedí ayuda para escribir la carta.

El Señor me dijo, “No te fijes en las circunstancias. Debes escribir ypredicarles a estos prisioneros. Yo seré responsable de todo.” Tenía queobedecer a Dios en vez de al hombre. Escribí y prediqué a los prisioneros.Les dije que se arrepintieran rápidamente y confesaran de todos sus peca-dos ante el Señor Jesús, y orar por la remisión de pecados por Su sangrepreciosa para ganar la vida eterna. Confié la carta al Señor, y le pedí quemandara ángeles celestiales para protegerla. Antes de mandar la carta, oréuna y otra vez por sus almas.

Más de un mes había pasado y no tuve nada contestación. Tampocosupe del hermano. Una vez oí al Señor deciéndome, “Te mandaré a predi-


carles a estos prisioneros, y tú Me verás hacer grandes cosas.” Yo no sabíacómo el Señor lo realizaría, pero yo sabía que si solo le creía, Él realizaríatodo según Sus propias palabras.

Por eso en ese día, el 17 de noviembre, algunos milagros ocurrieron derepente. Al mediodía, dos mujeres vinieron buscándome. Una era la esposadel maquillador que una vez conocí. Había predicado a ella y a su esposoantes. Cuando la vi, inmediatamente oré con ella. Agradecí a Dios por con-testar mis oraciones por estos prisioneros y por dejarme ver esta mujer. Laotra mujer, que nunca había visto, se soltó llorando después que oramos.Ella era la novia del otro prisionero. Me dijo que ella era tan conmovida alsaber que yo había estado orando por su novio regularmente. Le dije quetodo esto venía del amor de Dios: Si Dios no tuviera misericordia de lospecadores y si no me instó a orar por ellos, yo no hubiera orado por ellos.Ella me preguntó por qué Jesús los amaba, mientras el mundo los rechaza-ba. Le dije sobre el evangelio de Jesús que salva a los pecadores.

El Señor dijo, “Y al que a Mí viene, no le echo fuera” (Jn. 6:37).“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se habíaperdido” (Lc. 19:10). El amor de Cristo les impresionó mucho a las dosmujeres. Se arrodillaron y oraron en voz alta conmigo. Lloraron amargamente,mientras confesaban sus pecados y aceptaban a Jesús como su salvadorpersonal. Me dijeron que tres días después, los hombres serían ejecutados yme invitaron a visitar la prisión el 19 de noviembre—el lunes. Esperabanque los hombres aceptaran al Señor Jesús como su Salvador antes de suejecución para que no perecieran por siempre. Pero pensaron que estoshombres tenían el corazón tan duro como la piedra y que no aceptarían elevangelio tan fácil. Por eso, le dejé este asunto al Señor, pidiéndole que meenseñara cómo orar por ellos fervientemente para que el Espíritu Santoobrara en sus corazones.

Esa misma tarde, una cristiana llamada Hna. Lam, quien asistía a nues-tras reuniones caseras por años y había recibido el bautismo del EspírituSanto recientemente, fue seriamente lastimada en accidente automovilísti-co. El accidente ocurrió mientras ella estaba volviendo de la fábrica dealfombras de su hijo en los Nuevos Territorios. Sufrió una fractura en el


cráneo y estaba en condición crítica con poca oportunidad de sobrevivir.

Nos pidieron por teléfono que fuéramos al Hospital de Kowloon inme-diatamente para orar por ella. Un colaborador que recibió la llamada dijo,“Puesto que el médico ha anunciado que no hay esperanza de sobrevivir, denada servirá si fuimos allá. Sólo oramos por ella en casa. En todo caso,Hna. Kong todavía no ha resumido su trabajo de afuera.”

Oí las noticias y oré sin cesar por ella en mi cuarto. La familia de Hna.Lam me llamó de nuevo y me pidió que fuera al hospital. Yo oraba enton-ces, y Dios me instó a interpretar en lenguas. Él dijo, “Vé al hospital. Temando para que se fortalezca tu fe. Yo puedo hacer resucitar a los muertosque se levanten. Proclamarás firmemente a su familia que Yo preservarésu vida. Voy a mostrar a los incrédulos que Yo soy el único Salvador, el Diosvivo.”

Estuve de acuerdo con el pedido de la familia y fui. En el carro, escuchéal Señor decir, “Proclamarás que ella no morirá porque Yo preservaré suvida para demostrar el poder del Espíritu Santo.” Pero yo no tenía suficientefe para hablar esas palabras. Pensé que si Dios no haría como dijo, se viesemal, así que pensé que debía esperar hasta que Dios realizara este granasunto primero. Sin embargo, “Si habla Jehová el Señor, ¿quién no pro-fetizará?” (Am. 3:8).

El Espíritu Santo me urgió fuertemente que no me refrendara de hablarlas palabras de Dios. Los corazones de los hombres están duros y usual-mente desprecian el poder de Dios. Por eso Él quiso demostrar Su gloriapor medio de este incidente, y los rebeldes pronto sabrían de Su poder. Poresta razón, Él me quiso seguir al Espíritu Santo con confianza. Llegamos alhospital y vi la familia de Hna. Lam. Lo primero que les dije fue, “Notengan miedo, Dios preservará su vida.” Subí por el elevador y me encontrécon su hijo. A él le proclamé lo mismo. Cuando vi a Hna. Lam en su cama,su nariz y boca sangraban sin cesar. Su cara estaba pálida, su cabeza estabarapada y tubos entraban y salían de su cuerpo mientras reposaba sobre lacama, inconsciente.


Mientras su familia lloraba alrededor de la cama, comenzaron a expli-carme que ella se fracturó el cráneo y vomitaba sangre. Los médicos decíanque las posibilidades de sobrevivir eran pocas. Sin embargo, Dios me hizodecir en voz alta, “No tengan miedo. Dios me ha encomendado decirles queella no morirá. Por eso, Él me mandó aquí a orar por ella. Deben creer enDios. Él puede resucitar a los muertos y también puede preservar su vida.Pero su familia entera tiene que arrepentirse primero y creer en el SeñorJesucristo.” Los familiares lloraron, se arrepintieron, y aceptaron a Jesúscomo su Salvador. Estuvieron dispuestos a amar al Señor y caminar en Sucamino por el resto de su vida. Había muchos otros pacientes en esa divisiónque se acercaron también y escucharon el evangelio.

De repente recordé que hace muchos meses, Dios me había llevado ahípara ver a una niña. Su cama estaba cercana de la de Hna. Lam. La niñahabía chocado por un autobús y permaneció inconsciente por muchos días.Dios me llevó a ella y me dijo que me recostara sobre ella, orara por ella, yrespirara en su boca. Después de unos días, se recuperó completamente,dejó el hospital y dio toda la gloria a Dios.

Mientras miraba a Hna. Lam, quien estaba en cama como una muerta,Dios me dijo que hiciera lo mismo. Me recosté sobre ella y oré por ella, caraa cara. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, reprendí al diablo y a susmensajeros. Dios también me enseñó que dijera en voz alta por su oído,“Hna. Lam, ¡invoca al Señor Jesús con todo tu espíritu! ¡Resiste a Satanáspor la sangre del Cordero! ¡El Señor te sacará del peligro de la muerte!”

En ese momento, su hijo me dijo que antes que orara, las manos y piesde su madre estaban completamente frías, pero ahora estaban más calien-tes. Una enfermera entró y me miró sosteniéndola en oración y tocando sucabeza. Comenzó a gritarme y me pidió que me fuera. Algunos pacientesme miraron como si fuera una extraña. Otros me reconocieron. Dios medijo que no me demore, puesto que mi trabajo estaba hecho. Se lo entreguéa Él y me fui a casa. Pero antes de irme, Dios me ordenó que hiciera otrasolemne declaración a su familia: “Ella no morirá porque Dios ha puesto Suvida en ella. Aunque su cráneo está fracturado, su vida está en las manosde Dios. Él quiere preservar su vida, ¿quién puede oponerse a Él?” Les dije


estas palabras y le pedí al Señor que fuera responsable por el trabajo que Élme mandó hacer.

Esa noche, Dios me conmovió que me quedara despierta para orar porHna. Lam. Oré que Dios protegiera su cuerpo, alma y espíritu. Tambiénoré que Él removiera los corazones duros de los prisioneros y les dieracorazones de carne para que se arrepintieran y que fueran salvos. Y másque todo, oré por los millones de almas sobre la tierra. Sin Cristo, ¿quién noes prisionero condenado para con Dios? Dios quiso salvar a estos dos asesinospara que el poder del evangelio sea manifestado sobre ellos. El mundoentonces sabría que Jesucristo es el Salvador de pecadores.

Según las leyes de la tierra, alguno que tome la vida del, se debe pagarcon su vida. Y puesto que nadie estaba dispuesto a morir en el lugar deestos asesinos, ellos tuvieron que cargar con sus propios crímenes. Por laley de Dios, también deben morir por sus pecados, y después de morir, serjuzgados por Su justicia y sufrir el castigo eterno en el lago de fuego. Sinembargo, el Hijo unigénito de Dios, el Señor Jesús, murió en la cruz porellos y llevó sus pecados. Mientras crean en Jesús y acepten Su sangre, noserán ya más condenados ante Dios.

Puesto que Dios nos ha dado tan precioso obra, Satanás va a hacer todolo posible para detenerlo. Por eso, Dios conmovió a los colaboradores queoraran alertamente por dos noches. Porque sin oración no hubiéramos po-dido triunfar. Dios nos enseñó cómo usar unánimes el nombre del SeñorJesucristo para reprender los poderes del diablo, destruir sus trampas, re-mover sus tropiezos, hollar sus intrigas, trastornar su trono, conquistar sufortaleza, y destruir su reino. En esta forma, el Espíritu Santo exterminaríatodas las cosas del diablo que le impiden al hombre conocer y confiar enDios. Entonces el diablo no podía hacer nada. Exaltamos la cruz, y por lapreciosa sangre del Cordero proclamamos victoria sobre Satanás, libertamosa todos los prisioneros del pecado en el mundo, y proclamamos el aviva-miento de Su iglesia. Porque la batalla no se gana por espada o por carne ysangre, sino por el Espíritu del Señor de los ejércitos.

Tuvimos nuestra oración de vigilia hasta el amanecer. En la mañana del


19, la esposa de uno de los prisioneros convictos y dos otras mujeres vinie-ron y nos recogieron para ir a la prisión. Cuando llegamos, nos desanima-mos mucho de oír a un guardia inglés decirnos, “Aparte de familia inmedia-ta, nadie puede ver a los prisioneros.” Le dije, “Estoy aquí para predicar elevangelio.” Me contestó, “No hay necesidad de predicar. La prisión yatiene un sacerdote Católico para hacer los últimos ritos.” Dios me dijo quele dijera, “Pero la salvación no depende de los ritos. ¡El hombre no serásalvo a menos que crea en Jesús como Hijo de Dios, y en el poder de Supreciosa sangre, la cual Él derramó por el perdón de pecados!” Él contestó,“¿Quieres decir que el sacerdote Católico no es suficiente? ¡Perdón!” Y sefue.

Nos dijeron que nos fuéramos, pero Dios no nos dejó. Al arrodillarnos yorar en una esquina de la sala de espera, Rut fue movida por el EspírituSanto para interpretar en lenguas diciendo, “Puesto que Dios nos trajo aquí,Él se asegurara que acabemos la obra.” Entonces el Espíritu me conmoviópara interpretar, “Dios romperá las puertas de bronce y cortará las barrasde hierro. Debemos esperar pacientemente y verlo realizar Su maravillosaobra.”

Los miembros de la familia pidieron repetidamente a las autoridades quenos dejaran predicar a los prisioneros, pero nos rechazaban cada vez. Diosentonces me instó que les pidiera a las dos mujeres que les prediquen a susesposos. Cuando entraron al pabellón de los condenados a muerte, el Espí-ritu instruyó a las dos cómo arrodillarse con sus esposos, orar en el nombredel Señor, y pedir por Su perdón. Los dos varones lloraban mientras confe-sando sus pecados y aceptaban el Señor Jesús como su Salvador. Al mismotiempo, el Espíritu Santo nos llenó, y comenzamos a predicar el evangelio alas familias de otros prisioneros que estaban en la sala de espera. Muchostuvieron remordimientos de corazón e inclinaron sus cabezas para orar connosotros. Los oficiales se sorprendieron. Gracias a Dios. Muchos padres yniños de otros prisioneros se arrepintieron, oraron, y aceptaron el evangelio

.A las 2:00 de la tarde, los miembros de la familia querían preguntarles a

los oficiales de la prisión por la última vez si podíamos entrar. El Espíritu nosconmovió para ir con ellos. Cuando ellos imploraron otra vez para que yo


entrara y orara por los prisioneros, fueron rechazados otra vez. El carcele-ro dijo, “Las prisiones simplemente no permiten eso. No pregunten otravez. Si necesitan orar, Jesús los puede escuchar más allá de miles de millas.No necesitan ver a los prisioneros.” Nos ordenó irnos. Se parecía tandesesperanzado.

Entonces recordé lo que dijo Pablo: “Porque yo confío en Dios queserá así como se me ha dicho” (Hch. 27:25). Mi fe se reforzó una vezmás. Al último momento, Dios quiso que yo lo mire con fe. Entonces elEspíritu me conmovió decir, “¡Carcelero, por favor déjeme ver a losprisioneros!”

Entonces él me pregunta, “¿Quién eres tú?” Yo le dije, “Soy cristiana,pero no pastor. Quiero orar con ellos. No los bautizaré porque es en contrade las reglas de la prisión. Pero el Señor Jesús ha estado conmoviéndomecontinuamente para orar por ellos. Por eso los quería ver por última vez.”

Él se veía muy severo. Bajo circunstancias normales, mi deseo no sehubiera cumplido, pero “como los repartimientos de las aguas, así estáel corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere loinclina” (Pr. 21:1). Las palabras que el Espíritu Santo habló por medio demí llevaban gran poder. La cara del carcelero se ablandó, y me dejó ver alos tres prisioneros por mí misma. (Al principio sólo pude ver a uno; peroDios conmovió al carcelero para permitirme verlos a todos juntos.) Alabé alSeñor por Su fidelidad y poder. Él de verdad realizó grandes cosas. Pedí alEspíritu Santo que controlara mis palabras y que no me dejara perder eltiempo. Se me dio solo diez minutos.

Agradezco al Señor. Él había preparado los corazones de dos de los tresprisioneros aun antes de que me vieran. Ellos ya lo sabían por sus esposasque yo había venido a orar por ellos. Cuando los vi, tenía tantos sentimien-tos. Pero debido al tiempo limitado, tenía que predicarle bien rápido. Cuan-do la muerte está cerca, la gente usualmente se vuelve más amable. Losdos hombres fueron conmovidos por el Espíritu Santo hasta que finalmenteadmitieron los males que hicieron. Los dos me dijeron, “Estoy dispuesto aarrepentirme y creer en Jesús. Ahora le pido que me perdone de mis peca-


dos y salve mi alma.”

Así que se arrodillaron conmigo, y oramos en voz alta. Con un corazóncontrito, se arrepintieron de todos sus pecados del pasado—asesinatos, ro-bos, lujurias, incredulidad en el Dios verdadero, egoísta, codicia, arrogancia,mal, mentir, engañar, idolatría, beber y fumar—y le pidieron al Señor que losperdonara por Su sangre. Entregaron sus almas a Dios, implorándole quelos salvara del infierno y de la muerte eterna, y que puedan entrar en elparaíso y ganen la vida eterna. También oré al Señor que preserve suscorazones y les de fuerza para vencer al diablo y los pecados; porque sinsantidad nadie puede ver al Señor. Le pedí al Señor que los ayude a notemer la ejecución y que los llene con la esperanza de ver al Padre celestial.

Después de orar, fueron llenos con alegría y la paz de ser perdonados.También estaban felices de saber que sus familias habían creído en el Señory tenían confianza que el Señor se cuidaría de ellos y los consolaría hastaque se volvieran a ver en el cielo. Con sus pecados internos ya limpios, medijeron adiós.

Desdichadamente, el tercer prisionero—el chófer—planeó apelar y pensóque tenía esperanza. Él dijo que quería ser católico y no quería arrepentirseante el Señor. Le dije sinceramente que no sería salvo a menos que searrepintiera ante el Señor Jesús directamente, invocara Su nombre, y confiaraen Su preciosa sangre por el perdón. Nada más salvaría su alma. Esperéque la palabra de Dios trabajara en él.

¡Agradezco y alabo a Dios! Él de verdad hizo un gran trabajo. Diosrealizó la profecía que me dijo hace un año. El día siguiente, los periódicospublicaron las noticias que estos prisioneros en el corredor de la muertehabían aceptado la salvación del Señor Jesús. ¡Toda la gloria y alabanzasean a mi Señor, mi Dios!

Después que volvimos a casa oímos de la condición de Hna. Lam. Sunuera nos dijo por teléfono que todavía estaba inconsciente después que mesalí del hospital. En la mitad de la noche se sentó en su cama. Aunque lasenfermeras trataban de mantenerla presionado, ella se levantaba de todas


maneras. Aunque estaba inconsciente, tenía mucha fuerza. Cada vez quese levantaba, su cabeza sangraba en demasía y su familia se asustaba mucho.Dios me ordenó que le dijera a su nuera por teléfono, “No tengas miedo,Dios quiere sanarla de esta manera que. Ella no moriría.”

Después de unos días, un milagro ocurrió: ¡Ella asombró a todos losmédicos y salió de su coma! Ni siquiera sintió dolor cuando se despertó y nose le dieron ninguna medicina. Permaneció en el hospital y descansó portres semanas. Entonces se fue a casa. Al principio, sufría de amnesia, peroDios, fiel a Su promesa, restauró su memoria pronto. Sus hijos no podíanolvidar la gracia de Dios y venían con frecuencia a la casa de Dios conacciónes de gracias para dar gloria a Él. Después Hna. Lam me contóacerca de la noche cuando el Espíritu me conmovió para decir en su oído,“¡Llama al santo nombre del Señor Jesús con tu espíritu! ¡Resiste a Satanáspor la sangre del Cordero! ¡Él te sacará del peligro de la muerte!” Ella dijoque mientras estaba en la cama inconsciente, ella supo en el espíritu quetenía que confiar en el Señor Jesucristo para pelear con el diablo. ¡Cuánmaravillosa es la obra del Espíritu Santo!

Dios no sólo me enseñó cómo pelear con Satanás mientras oraba por laHna. Lam, también llevó a una colaboradora, y a mí, a pelear una batallasimilar esa noche. Cuando volvimos del hospital, oramos hasta mediano-che. Yo sabía que puesto que Dios nos había dado dos tareas mayores, eldiablo nos atacaría. Yo me sentía cansada, así que quería dormitar un poco.Sosteniendo una Biblia en mis manos, de repente, no podía respirar. Sabíaque Satanás había venido a atacarme. Yo quería levantar la Biblia y llamaral Señor. Pero no tenía fuerza para hablar. En el momento más crítico, elEspíritu Santo me recordó llamar el santo nombre de Jesucristo desde miespíritu y reprender al diablo por Su preciosa sangre. Sólo después de ha-cerlo, me desperté. Corrí hacia la puerta de la colaboradora al lado de mípara decirle lo que pasó. Me dijo que lo mismo pasó con ella. Entonces ellay yo no nos atrevemos a dormitarnos sino oramos toda la noche por todaslas cosas. Sabemos que el diablo había puesto trampas por nosotros a fin dedestruir las obras de Dios. Por eso, Dios usó estas circunstancias paraenseñarnos cómo orar y pelear con el diablo. Al final vimos cómo Diosrealizó grandes cosas.


Después que Dios realizó estas dos grandes cosas, llegamos a conocermás del poder del Espíritu Santo y Su intención de llovernos con Su bondad.Somos plebeyos que no tenemos nada; no estudios (superiores), no dinero,no posición—nada. Sin embargo, Dios, en Su misericordia, nos ha escogidopara mostrar Su gracia y poder. Mucha gente nos calumnia porque noentendernos. Nos llaman endemoniados y heréticos. Pero ¡agradecemos aDios! Él confirma nuestro ministerio con señales, maravillas, y milagros.Tal como dijo Pablo, “Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros meobligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque ennada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nadasoy. Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotrosen toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Co. 12:11–12).

¡Gracias al Señor! Él nunca me permitió ser orgullosa o gloriarme de mímisma, tampoco me permitió despreciar la gracia y el ministerio que Él medio sólo porque soy mujer. Él me mostró que había cuatro mujeres innoblesen la genealogía de Jesús (véase Mt. 1:3–6). Eran Tamar (quien concibióun hijo de Judá), Rahab (una ramera), Rut (una Moabita) y Betsabé (lamujer de Urías que cometió adulterio con David). Los hombres lasdespreciaban, pero Dios no las abandonó; además Dios listó sus nombresen el primer capítulo del Nuevo Testamento—la genealogía de Su HijoJesucristo. Por una parte, sirve de ejemplo de la misericordia de Dios. Perotambién muestra que fueron recordadas debido que Dios vio su fe genuina.

El Espíritu Santo una vez me instó a predicar sobre María Magdalenaquien encontró mucha gracia (véase Jn. 20:1–18). Ella era pecadora queuna vez estuvo poseída por siete demonios. Pero después de ser salva porel Señor, ella lo siguió. Cuando Él fue crucificado, todos Sus discípulos lodejaron. Pero ella lo siguió todavía. El Señor fue enterrado en la tumba, yella lo siguió todavía. El día que Él se levantó de nuevo, los discípulos fuerona la tumba, pero pronto se alejaron. María Magdalena, sin embargo, esperóahí con paciente fe. Cuando el Señor se levantó de los muertos, Él se leapareció a ella primero, y la mandó a testificar a otros.

El Señor me dijo, “Como tenía misericordia de María Magdalena, tengoigual de ti. Estoy dispuesto a derramar Mi Espíritu (tesoro) en ti, un vaso


débil, para que recibas poder para testificar por Mí. ¿Quién puede detener-me de llevarlo acabo?”

También entregué otro mensaje de Lucas 14:15–24. Un deuño de lacasa hizo una gran cena, e invitó a muchos. Y a la hora de la cena todos losinvitados comenzaron a excusarse. El dueño de la casa se enojó y mandó asus siervos a ir por las plazas y las calles de la ciudad, y que inviten a losque no son dignos, como los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos paradisfrutar del banquete.

Hoy Dios también quiere llenar a Sus siervos con Su Espíritu. Peroporque son muy cultos, desprecian el poder del Espíritu y ponen excusaspara no recibirlo. Menosprecian la abundante gracia espiritual preparadadel Padre celestial. Por lo tanto, estas grandes bendiciones han venido auna pequeña sierva que no se lo merece. Dios estaba dispuesto a usar lafuerte mano derecha (los dignos siervos de Dios) pero la mano derecha noquería ser usada por Dios por completo. Así que Dios tuvo que tomar otradecisión y usar Su débil mano izquierda (la pequeña sierva de Dios) paraterminar Su obra. Esta no fue mi propia decisión, sino la de Dios. Que elmensaje de Dios mueva a todos Sus siervos para que reciban el Espíritu atiempo. ¡El Señor vendrá pronto; no se pierdan esta preciosa oportunidad!

Desde que Dios estableció un cuarto de oración en la casa, muchoshermanos y hermanas han venido aquí para orar y alabar a Dios. Algunashermanas deseaban ser edificadas por Dios, por eso le pidieron a Dios quenos dejara tener dos reuniones de oración por semana. Dios desea muchosatisfacer las peticiones espirituales de Sus hijos. Consecuentemente, enenero de 1963, las reuniones de oración comenzaron de nuevo. Sin embargo,era diferente de cómo acostumbrábamos hacerlo. En el pasado nos sentá-bamos, pero ahora nos arrodillamos. No les notificamos a los hermanos yhermanas que comenzaríamos de nuevo nuestras reuniones de oración, peroel Espíritu los trajo de nuevo.

Comenzamos con más de diez personas y después el número incrementóhasta que la sala al lado se llenó de gente también. Todos los hermanos yhermanas vinieron a buscar a Dios. ¿Y por qué otra cosa se arrodillarían


por una o dos horas? Dios estaba contento con el servicio de Sus hijos. Enlas reuniones a menudo escuchábamos las palabras del Espíritu mediante laprofecía, hablar en lenguas, interpretar en lenguas y cantar en el Espíritu.Dios usó todo esto para predicar Su verdad y hacer revelaciones. El Espíritunos guiaba a comunicarnos con los versículos bíblicos, salmos, y cánticosespirituales. Con la boca y el corazón alabábamos al Señor y adorábamos aDios. En febrero, el Señor hizo volver a Hna. Lam para ver los hermanos yhermanas después de haber sido salva por Dios del accidente automovilís-tico y fractura de su cráneo. Ella testificó dos veces por las obras maravi-llosas de Dios durante las reuniones. Muchos creyentes vieron la gloria deDios y le dieron gracias y alabanzas.

El Espíritu Santo también mostró Su poder en un anciano que habíarecibido el bautismo del Espíritu. El Espíritu lo reprimió porque él no creíaen el don de la interpretación de lenguas. Por eso su presión alta(hipertensión) y problemas del corazón le volvieron de repente. Un día éltuvo un ataque convulsivo y se cayó en la cama, espumándole la boca.Perdió su vista y su vida estaba en peligro. Por eso su familia me llamó paraque vaya allá y ore por él.

No me atreví a ir inmediatamente. Primero oré a Dios, y Él me mandó ala casa. Por medio de la interpretación de lenguas prediqué las palabras deDios a ese anciano, reprochándole por menospreciar el don del Espíritu.Por eso Dios lo castigó. Le dije que se arrepintiera, y que Dios lo curaría yle devolvería su vista. Este anciano oyó las palabras de Dios y tembló demiedo. Se arrepintió y oró. También esperó testificar por la verdad y elEspíritu después de recuperarse. Dios me guió orar por él y él pronto sesintió mejor y recuperó su vista. Él no olvidó la gracia de Dios, sino testificódurante la reunión y dio gloria a Dios el Padre.

Había una hermana, una endemoniada, quien se enfermaba mucho. Undía, el anciano de la iglesia a donde ella asistía me pidió que fuera a orar porella. Le pregunté al Señor y Él me ordenó ir. Por eso fui a su casa. Eldemonio que ella tenía adentro sabía que yo era sierva del Señor, así que lecausó a la hermana que lleve por el pánico y trató de escaparse. Sin embargo,ella no pudo correr. En nombre del Señor Jesucristo reprendí al espíritu


malo en ella y lo ordené que saliera de ella y no la dañara más. El espíritumalo la dejó, y ella se arrodilló conmigo para orar al Señor.

Ella creyó en el Señor, pero siguió adorando ídolos y pecando. Por eso,el espíritu malo podía poseerla. Después ella confesó sus pecados y pidió alSeñor que la limpiara con Su sangre. También deseaba ser llena del Espíritu,así que el Señor derramó Su Espíritu sobre ella y ella habló en lenguas paramagnificar a Dios. El espíritu malo se alejó de ella, y el Espíritu Santo entróen ella. Y en ese momento, su enfermedad fue curada. Ella trajo a su hija alservicio el día siguiente y testificó sobre lo que pasó para dar gloria a Dios.

5. Levántate y resplandece

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria deJehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán latierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, ysobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y losreyes al resplandor de tu nacimiento… En vez de estar abandonada yaborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloriaeterna, el gozo de todos los siglos. Y mamarás la leche de las naciones,el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que Yo Jehová soy elSalvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob. (Is. 60:1–3,15–16)

Nuestro período de entrenamiento y edificación por Dios está casi porterminar. Él pronto nos mandará, este pequeño grupo de gente, para segarSu cosecha.“¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para quellegue la siega? He aquí os digo: ¡Alzad vuestros ojos y mirad loscampos, porque ya están blancos para la siega!”(Jn. 4:35)

Dios ha abierto una puerta para nosotros por la palabra y nos ha equipa-do con varios dones espirituales. Él quiere que llevemos el evangelio completodesde Hong Kong hasta los fines de la tierra, y que demos luz a los quehabitan en tinieblas y en sombra de muerte. ¡Agradezco a Dios! Él tambiénle ha dado a este pequeño grupo un nombre: la Cruzada de la Gracia deJesucristo. Hace unos años, el Señor me dio un nombre nuevo, Gracia. Lapalabra equivalente en chino por Gracia es Ling-en, que significa gracia y


don del Espíritu. Acababa de nacer de nuevo, no había recibido el bautismodel Espíritu Santo y no sabía qué precioso era este nombre. Yo minimizabael nombre que Dios me dio, y no lo usé. Ahora comprendo que Dios nos hapredestinado para testificar por la santa verdad de Su Hijo amado. Dios nosha dado esta misión honorable, algo que yo nunca me hubiera imaginado.Lo que es más maravilloso es que Él, cuyo nombre es Jehová-jireh (elSEÑOR proveerá), ya ha proveído un nombre para el grupo evangélico. Aun-que la palabra “Ling-en” es usualmente despreciado y minimizado por cris-tianos—porque no han experimentado la Unción—Dios ha prometido parabendecir este nombre. Él volverá a los hombres de sus equivocaciones paraque más gente acepte la gracia que Él da gratuitamente.

El Señor es Espíritu, y aquellos que se oponen a Su Espíritu se oponen aÉl y traerán problemas sobre sí mismos. En estos últimos días, Él manifes-tará Su poder al derramar Su Espíritu como mucha lluvia para reunir Suiglesia en la verdad (véase Ef. 4:13). Entonces los cristianos aceptarán elEspíritu Santo, el agua (la palabra), y la sangre—el testimonio completo, lostres que concuerdan (véase 1 Jn. 5:8). Él también restaurará la unidad de lafe, el ministerio y testimonio de la Iglesia del Nuevo Testamento como eradurante el tiempo de Pentecostés. ¡El Señor vendrá pronto!

Antes que el Señor nos mandara a trabajar, Satanás y sus mensajeroshicieron todo lo posible para atacarnos. Había tantas persecuciones, calum-nias, y chismes, que teníamos dificultad para defendernos. El diablo usótoda clase de gente para hablar en contra de nosotros, y hasta planearondestruir la santa palabra de vida que Dios me dio para predicar. Sin embar-go, agradecemos al Señor por Su amor. ¡Él prometió estar con nosotros,para salvar y protegernos para que diariamente, podamos triunfar sobre losenemigos!

“Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros,en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados;derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre portodas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús semanifieste en nuestros cuerpos” (2 Co. 4:8–10). Por esta razón, noestábamos apenados, sino felices y alegres. El Señor había dicho,


“Bienaventurados sois cuando por Mi causa os vituperen y os persigan,y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos yalegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque asípersiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mt. 5:11–12).

Por la abundante gracia de Dios, este libro, Un Testimonio Vivo de laVerdad, finalmente fue terminado en medio de numerosos ataques y aflic-ciones. Con un corazón agradecido, dedico este libro a mi amado SeñorJesucristo. Que Él lo acepte, lo bendiga y lo use.

Aunque soy humilde y tonta, e incapaz de expresar claramente Su glo-riosa obra, que el Espíritu obre en todos los que lean este libro hasta quesean completamente llevados a Dios en Cristo Jesús. Aunque no sé cómoserá publicado o distribuido este libro, yo sé que el Señor cumplirá todopropósito de bondad, y establecerá toda obra de fe con Su poder, para queel nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en mí, y yo en Él, porla gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo (véase 2 Ts. 1:11–12).

Aun ahora—mientras este texto esta siendo completado—no tengo fuen-tes, y debo confiar en el Señor para proveer de los gastos de impresión. Sinembargo, estoy llena de agradecimiento, porque yo creo que cuando Él memandó que diera este libro a la (compañía) editorial hace un mes, Él yahabía proveído todo. Él es el Señor fiel y confiable. No permitirá que Susierva, que espera en Él, sea avergonzada. Si Dios quiere, continuaré escri-biendo una segunda parte (secuela) de este libro, compartiéndolo con loshermanos y hermanas la conclusión de este asunto. También les testificaréa ustedes cómo Él planea mandarnos fuera por el trabajo evangélico.

Gracias al Señor. Este año, Dios continuamente me permitía experimen-tar Su palabra con mi vida de acuerdo con el siguiente versículo: “Antesbien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en muchapaciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes,en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza,en ciencia, en longaminidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amorsincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia


a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y porbuena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos,pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; comocastigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos;como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada,mas poseyéndolo todo” (2 Co. 6:4–10). Por medio de estas experienciasPablo se mostró como ministro de Dios. Agradezco mucho a Dios, porqueÉl me ha permitido compartir las experiencias de Pablo con la excepción deazotes y cárceles. Él de verdad me ha revelado que yo soy Su ministro.¡Aleluya!

Soy muy diminuta en la vista del Señor, y mi conocimiento es extrema-damente limitado. Que el Espíritu Santo, el Consolador, me ayude a crecerdía a día en la gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.“No quelo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, porver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por CristoJesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; perouna cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, yextendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio delsupremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”(Fil. 3:12–14)

Que Dios tenga misericordia de nosotros y nos proteja hasta que haya-mos peleado la buena batalla de la fe. Seamos fieles hasta el fin y recibamosla corona de la vida. Espero que un día pueda decir, como dijo Pablo, “Hepeleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me daráel Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo en mí, sino también a todoslos que aman Su venida” (2 Ti. 4:7–8).

¡Yo siempre tengo una esperanza gloriosa—que mi Señor Jesucristoviene pronto! En aquel Día, aquellos que aman Su venida serán salvos de lamuerte y serán arrebatados (raptos) para encontrarse con Él en el aire.Estamos en los últimos días. Muchas naciones del mundo están cubiertaspor las nubes negras de la guerra. La oscuridad prevalece. Las cosas parecenestar en paz, pero reino se levanta contra reino y están competiendo entreellos mismos para ver quién construye más armas: bombas atómicas, bombas


hidrógenas, bombas cobaltos. ¿Quién sabe cuándo comenzará la TerceraGuerra Mundial?

En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, yo estaba en Kowloonhaciendo películas. Había muchas alarmas de ataque aéreo y maniobras dedefensa aérea. Todos tenían miedo día y noche porque el olor a guerrallenaba el aire. Sin importarme, yo tomaba y me divertía todos los días,viviendo en un mundo imaginario, pensando, “Hong Kong es un nido defelicidad. La gente viene aquí a buscar refugio. ¿Cómo puede haber unaguerra aquí? La gente está exagerando. ¿Practican corriendo a los refugiosantiaéreos y prueban sus grandes sirenas, todo para qué?”

El 8 de diciembre de 1941, llegué a casa muy de mañana del estudiodespués de haber filmado la película hasta la madrugada. Estaba pensandoen tomar un poco de brandy antes de irme a dormir cuando las alarmas deataque aéreo sonaron de nuevo. Entonces oí un escuadrón de aviones deguerra acercándose. Pensé que estaban practicando otra vez y quise rega-ñarles por molestar a todos tan temprano en la mañana. Mientras estabatodavía enojada, vi bombas cayendo del cielo. La guerra de verdad habíallegado a Hong Kong. De inmediato me cambié, y me fui al refugio.

Hoy, el mundo entero se llena de atmósfera de guerra. Cuando la gentetodavía se la pasa consintiéndose y haciendo el mal, andando en glotonerías(juergas), borracheras, comiendo y bebiendo, casándose y dando en casa-miento, la ira y el juicio de Dios vendrán sobre la tierra. No saben que“cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellosdestrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y noescaparán” (1 Ts. 5:3).

Durante la Segunda Guerra Mundial, mucha gente rica escapó haciaotros países. Pero en la Tercera Guerra Mundial, una bomba aniquilarátodo de la faz de la tierra y no habrá lugar a donde escapar. Aun el refugiosubterráneo más grande no protegerá a los que se esconden ahí. ¿A dóndeirán a refugiarse entonces? Arrojarán su plata en las calles, y su oro serácomo basura. Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el Día de la ira delSeñor.


Sólo hay una forma de escaparse: cuando el Señor aparezca en el aire,aquellos que estén listos para Su venida serán cambiados al instante y arre-batados en el aire para estar con el Señor para siempre. Los cristianoshipócritas y nominales, junto con todos los incrédulos serán dejados atrás enla Gran Tribulación. ¡No escaparán la ira del Cordero (Jesús)! Por eso, lospecadores deben arrepentirse antes que sea muy tarde, y estén preparadospara encontrarse con el Señor. Los cristianos deben ser llenos con el Espí-ritu Santo y trabajar duro para salvar almas.

¡Amigos! ¿Si el Señor viniese hoy, cuál será tu destino? Aunque yo mesiento muy feliz por lo que me pasará a mí, estoy muy temerosa por losdemás. Para nosotros, será un día júbilo cuando vuelva el Señor. Nuestroscuerpos serán redimidos y todos nuestros problemas resueltos; pero seráun día malo para los millones de almas que son dejados atrás en tribulacionesespantosas. Por eso, el evangelio es muy precioso, y debemos aprovecharcada minuto para predicar la verdad completa.

A principios del 1963, oímos noticias sobre erupciones volcánicas en laisla de Bali en Indonesia. Fue temeroso. Los nativos ahí habían estadoadorando los falsos dioses, provocando la ira de Dios. Así que trajeronsobre sí mismos un desastre sin precedente. Se reportó que mientras losnativos celebraban su festival de los Cientos Diablos y hacían sacrificios asu dios del “volcán” en el templo, el volcán de repente entró en erupción.Oraron a este dios del volcán para que parara la erupción, pero él no pudoescuchar sus oraciones porque él no era Dios. Al contrario, el volcán hizoerupción por varias horas.

Cuando las cenizas calientes y lava llegaron a las áreas habitadas, muchosadoradores y templos de ídolos todos fueron destruidos al instante. Loshabitantes trataron de escapar del área del desastre, pero la lava calientelos cubrió. Algunos tuvieron la suerte de escapar, pero los demás fueronconsumados. ¡Algunos fueron rodeados de lava y tuvieron que esperar enterror antes de morir!

Este incidente ha continuado más de diez días y el número de los heridosy muertos fue muy alto. Miles habían sido atrapados por la lava. Una isla


mundialmente famosa y hermosa de repente se convirtió en una isla dehorror, y la miserable vista existe todavía hoy. Los expertos han predecidoque el volcán estará activo por dos meses y puede hacer erupción de nuevo.Es lastimoso que los habitantes sólo conozcan la ira de Dios debido a suspecados, pero no conocen al verdadero Dios (Jesucristo) quien puede per-donar sus pecados.

Miles brincaron al mar, con la esperanza que sus pecados fueran lavados.Pero permanecieron sucios, porque no habían encontrado la verdadera fuentede la redención, la preciosa sangre de Jesucristo. Cuando escuchamos estanoticia, ayunamos y nos lamentamos sin cesar ante Dios. Que el Señor lesperdone sus pecados y aparte Su ira. Que Él mande obreros a predicar ahípara que esos nativos conozcan al verdadero Dios y Salvador, el SeñorJesucristo. El Señor me dijo que la explosión volcánica en Bali es unaminiatura del infierno de fuego. Millones de almas están pecando, poniendosus vidas en riesgo y yendo hacia el volcán más grande—el lago de fuego.El fuego y azufre nunca cesará de arder ahí. ¿Cómo podrán escapar aquellosdel castigo eterno que no se habían arrepentido a tiempo cuando sean echadosahí?

Ha habido algunos reportes en las noticias recientemente sobre erupcio-nes volcánicas, temblores, olas gigantes, hambres, pestilencias, guerras yviolencia. Al escuchar estas cosas, ¡sabemos que la venida del Señor estácerca! Cristianos, sean vigilante, arrepiéntanse rápido, acepten el EspírituSanto prometido y ganen poder para ser “bomberos” espirituales pararescatar almas del infierno.

Por desgracia, muchas denominaciones de hoy faltan el poder del Espí-ritu Santo en su predicación evangélica. Están satisfechos aun si solo pocagente se arrepiente. No se dan cuenta que un desastre puede destruir mu-chas almas. Sin ser avivados por el Espíritu Santo, ¿cómo pueden ser ar-dientes para salvar la gente de la gran destrucción? “No con ejército, nicon fuerza, sino con Mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”(Zac. 4:6).

Esta generación esta pecando gravemente contra el Señor, pecados que


van mas allá que los de Sodoma y Gomorra. Por eso, Dios derramará Su irasobre la tierra, como fuego, para juzgar a esta generación.

Queridos compañeros cristianos, ¿han considerado qué les pasará a susparientes y a sus amigos? Ustedes deben saber que nosotros los cristianosseremos responsables por los que perezcan si no les advertimos que esca-pen de la condenación. Un día, Dios demandará su sangre de nuestrasmanos. Que este mensaje sea una llamada de advertencia para todos loscristianos. “Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: ‘Escapa portu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte,no sea que perezcas’ ” (Gn. 19:17).

Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá comoasolamiento del Todopoderoso… He aquí el día de Jehová viene,terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra ensoledad, y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de loscielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, yla luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo por su maldad, ya los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de lossoberbios, y abatiré la altivez de los fuertes… Porque haré estremecerlos cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehováde los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. (Is. 13:6,9–11,13)

Así ha dicho Jehová el Señor: “Un mal, he aquí que viene un mal.Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene,cercano está el día; día de tumulto, y no de alegría, sobre los montes…De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; el que esté en elcampo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo consumirá elhambre y la pestilencia. Y los que escapen de ellos huirán y estaránsobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos, cadauno por su iniquidad. Toda mano se debilitará, y toda rodilla serádébil como el agua. Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá terror;en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas.Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su platani su oro podrá liberarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán


su alma, ni llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezo para sumaldad… Destrucción viene; y buscarán la paz y no la habrá… El reyse enlutará, y el príncipe se vestirá de tristeza, y las manos del pueblode la tierra temblarán; según su camino haré con ellos, y con los juiciosde ellos los juzgaré; y sabrán que Yo soy Jehová.”

(Ez. 7:5–7,15–19, 25, 27)

Habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo…Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en latierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido delmar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y laexpectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque laspotencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo delHombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

(Lc. 21:23,25–27)

¡De verdad, el fin del mundo está cerca, y todos los hombres debenarrepentirse! Recordamos los días antiguos cuando Dios juzgó al mundocon un diluvio. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca decosas que aún no se veían (Dios le advirtió de Su juicio por un diluvio), contemor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó almundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe (véase He.11:7). Cuando Noé construyó el arca y predicó la justicia, la gente se burlóde él. Nadie creía que el juicio de Dios vendría tan rápido—y continuaroncometiendo pecados. Mientras comían, y bebían, y se regocijarían, el diluviollegó. Entonces recordaron a Noé y el arca, y trataron de escapar haciaella. Pero ya era tarde. De todos los pueblos del mundo, solo la familia deNoé fue salva, porque creyeron en la palabra de Dios.

Amigos, antes que llegue el Día del juicio, acepten el evangelio completode Jesucristo: la Sangre, el Agua (la palabra), y el Espíritu Santo para quepuedan entrar en la plenitud de la gracia de Dios. ¡No se tarden! “He aquíahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Co.6:2).

La Biblia dice, “No perdáis, pues vuestra confianza, que tiene grande


galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendohecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún unpoquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirápor fe; y si retrocediere, no agradara a Mi alma” (He. 10:35–38).

Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puertaabierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza,has guardado Mi palabra, y no has negado Mi nombre… Por cuantohas guardado la palabra de Mi paciencia, yo también te guardaré dela hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, paraprobar a los que moran sobre la tierra. He aquí, Yo vengo pronto;retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. (Ap. 3:8,10–11)

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no secarguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, yvenga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrásobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues,en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar detodas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo delHombre. (Lc. 21:34–36)

Amén. Ven pronto, Señor Jesús.

Oremos:

Querido Señor Jesús, te agradezco y te alabo, porque Tú has muertopara salvar mi alma. Por favor, ten misericordia de mí. Perdóname porser egoísta, celoso de otros, lujurioso, astuto, y arrogante; tuve pensamientosmalos, una mente perverso, y una lengua mentiroso y de maldición; noperdoné a otros; era obsceno, hurtaba y asesinaba; era farisaico y rebelde;practicaba la brujería (jugaba cartas del tarot, signos del zodiaco, la as-trología y adivinación). Perdóname por mi idolatría. Perdóname porqueyo amaba al mundo: fumaba, jugaba, veía películas, bebía, bailaba, leíanovelas y revistas indecentes, y escuchaba música mundanos. Perdóname,


Señor porque no Te amaba: no leía la Biblia, no oraba, era desobediente,no confiaba en Ti, no te servía fielmente, y robaba tiempo y dinero a Ti.Yo era orgulloso, sin amor, impío, irreverente, y deshonesta. No era justo,ni amable, no amaba las almas de otros, y no oraba por otros. Señor,perdóname por todos los otros pecados que he cometido y que no mencioné.O Señor, sálvame de toda maldad y lávame con Su preciosa sangre.Santifícame para que sea útil a Ti.

En el nombre del Señor Jesucristo, yo ¡mando al diablo que se apartede mi corazón! Señor, bautízame con el Espíritu Santo y fuego. Dame uncorazón dedicado completamente para Ti, y que confíe en Ti, para quepueda aceptar el bautismo del Espíritu Santo. Por fe, déjame orar enlenguas para alabar y adorar a Dios. Dame un corazón que obedece alEspíritu Santo y no a mi carne. Dame amor, fe y fidelidad para servirtecon diligencia, para caminar en Tu voluntad, y para agradarte.

Querido Señor, salva las almas de mi familia y déjales ser bautizadosen Tu iglesia. Envíame a trabajar por Ti, y hazme fuerte para servirte.Cuando yo ore por la gente, o cualquier que pido en Tu nombre, porfavor escúchame. Dame oportunidades de predicar, para testificar a otrosde Ti, y para salvar almas. Tú has preparado una herencia tan gloriosaen los cielos. Protege mi espíritu, mente, y cuerpo para ser santo y llenode paz hasta que vea Tu cara. En el santo nombre de mi Señor Jesucristo,yo oro. Amén.


La oración

Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de lapalabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta lamuerte. (Ap. 12:11)

Queridos lectores, oremos:

¡O Padre celestial! Te agradecemos por el precioso mensaje que Túhas dado en este libro. Aquí, podemos contemplar Tus maravillosas obras.Confiamos en Ti y Te alabamos por Tus palabras. Que el Espíritu Santonos mantenga alerta en estos postreros días y nos haga vivir en Tu amor.Esperamos la misericordia del Santo Hijo Jesucristo por la vida eterna.

Señor Jesús, perdónanos por todas nuestras faltas, y purifícanos conTu sangre, el agua (la palabra), y el Espíritu Santo. Que Tú personalmentenos santifiques por completo; que nuestro espíritu, alma y cuerpo seanguardados irreprochables para Su venida.

En el nombre victorioso de mi Señor Jesucristo, ¡yo maldigo al reinode Satanás! Yo arruino sus planes, destruyo su fortaleza, derribo su ma-driguera, pisoteo su trono, desmenuzo sus poderes, y aplasto sus obras.Que todos los militares, política, economía, violencia, derramamientode sangre, enseñanzas heréticas, teorías ateos, entretenimiento, drogas,fornicación, lujurias, celos, desastres humanos, religiones falsas, filosofías,ídolos vivos y muertos, y todas las demás cosas abominables del diablo ysus fuerzas malas sean terminados para siempre.

Señor, por favor manda el gran avivamiento del siglo 20, derramandoel Espíritu Santo como en el Día de Pentecostés. Que la iglesia searevivida, y que la verdad completa de la Biblia sea exaltada por el hombrey predicada ampliamente. Que el esplendor de la cruz de nuestro SeñorJesucristo resplandezca a todas las naciones, para que el mundo conozcaTu camino y Tu salvación. Que todos los cristianos sean llenos por el


Espíritu Santo, mantengan sus cuerpos santos y honorables, trabajen contoda diligencia y paciencia, y sean llenos con los frutos de justicia hastaTu venida. ¡Entonces serán arrebatados en el aire para verte. ¡Aleluya!

Que alabanzas, gloria, sabiduría, agradecimiento, honor y poder sean(dados) al Padre Santo, Hijo Santo, y Espíritu Santo, nuestro Dios trinoque era, que es, y que ha de venir, por los siglos de los siglos. En el nombrede mi Señor Jesucristo, yo oro. Amén.

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