Redalyc.CUATRO PRÁCTICAS CONVERSACIONALES PARA …

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Revista Argentina de Clínica Psicológica ISSN: 0327-6716 [email protected] Fundación Aiglé Argentina Gaete, Joaquín; Arístegui, Roberto; Krause, Mariane CUATRO PRÁCTICAS CONVERSACIONALES PARA PROPICIAR UN CAMBIO DE FOCO TERAPÉUTICO Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XXVI, núm. 2, agosto, 2017, pp. 220-231 Fundación Aiglé Buenos Aires, Argentina Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281952112009 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Revista Argentina de Clínica Psicológica

ISSN: 0327-6716

[email protected]

Fundación Aiglé

Argentina

Gaete, Joaquín; Arístegui, Roberto; Krause, Mariane

CUATRO PRÁCTICAS CONVERSACIONALES PARA PROPICIAR UN CAMBIO DE

FOCO TERAPÉUTICO

Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XXVI, núm. 2, agosto, 2017, pp. 220-231

Fundación Aiglé

Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281952112009

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Cambio como Constitución de unaNueva Posición

La Teoría del Cambio Subjetivo (Fernández,Pérez, Gloger y Krause, 2015; Krause, 2005; Krause,De la Parra, Arístegui, Tomicic, Valdés et al., 2006),sostiene que el proceso de cambio en psicoterapiase vincula con el cambio de la teoría subjetiva dequien consulta. Una teoría subjetiva se define comoun conjunto complejo de cogniciones personalesque orientan a una persona en su vivir (Groeben yScheele, 2001). El logro de este cambio subjetivo segenera a partir de una serie de cambios subordina-dos, graficados en 19 indicadores de cambio genéri-cos que explicitan el tipo de cambio observable en

un momento de cambio en la conversación terapéu-tica. Un momento de cambio es un evento en la con-versación terapéutica que ha sido identificado porseñalar un progreso en la terapia que refiere a uncambio en el paciente (intra o extra-sesión), y se aso-cia a un resultado final positivo (outcome) de ésta.Por su parte, un episodio de cambio demarca a unsegmento mayor de conversación, que se inicia conla temática sobre la cual versa el cambio y culminacon el momento de cambio.

La Teoría del Cambio Subjetivo plantea que aque-llo que cambia en la terapia exitosa son las represen-taciones que la persona tiene de sí mismo y delmundo a través de la interacción terapéutica. En estesentido, se trata de un cambio del significado que su-braya la dimensión semántica o el “qué” del cambio(representaciones). A partir del análisis de los mo-mentos y episodios de cambio de cambio, Arístegui,Gaete, Muñoz, Salazar, Vilches, Krause et al. (2009),han propuesto ampliar la concepción de la Teoría delCambio Subjetivo (Krause et al., 2006) desde la no-

Revista Argentina de Clínica Psicológica2017, Vol. XXVI, N°2, 220-231

DOI: 10.24205/03276716.2017.1015

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CUATRO PRÁCTICAS CONVERSACIONALES PARA PROPICIARUN CAMBIO DE FOCO TERAPÉUTICO

FOUR PRACTICES TO INVITE A THERAPEUTIC SHIFT IN FOCUS

Joaquín Gaete*, Roberto Arístegui*y Mariane Krause**

Resumen

Investigaciones recientes sobre el proceso psicoterapéutico muestran que un cambio hacia unmodo de hablar autorreferencial, que coloca en el foco de la conversación al paciente mismo, cons-tituye un aspecto clave en la comprensión de procesos de cambio psicológicos. El propósito delpresente estudio de caso es profundizar en el entendimiento de la construcción de dicho cambiode foco, a través de un micro-análisis de la conversación terapéutica. Los resultados incluyen cuatrocategorías de recursos conversacionales utilizados durante una terapia de orientación gestálticaexitosa. Cada categoría explicita una manera en que un cambio de foco hacia un hablar autorrefe-rencial fue logrado en forma conjunta por la díada terapeuta-paciente a lo largo de la terapia. El es-tudio también discute implicaciones para la investigación futura en micro-procesos de cambio.

Palabras clave: psicoterapia; procesos de cambio; microanálisis; conversación terapéutica.

Abstract

Recent research in psychotherapy has shown that shifting the focus of conversation into a self-referential talk, rendering patients themselves as the focal point of the conversation, is a key aspectfor the understanding of therapeutic change processes. The aim of this case study was to performa micro-analysis of the ways in which this shift was achieved through therapeutic conversation. Re-sults display four categories of conversational resources utilized during a successful gestalt therapy.Each one of these resources shows how a change in focus was jointly accomplished by the thera-pist-patient dyad. Implications for future research on change micro-processes are also discussed.

Keywords: psychotherapy; change processes; microanalysis; therapeutic conversation.Recibido: 17-04-13 | Aceptado: 01-03-17

* Escuela de Psicología, Universidad Adolfo Ibáñez** Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de ChileE-Mail: [email protected] ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XXVI p.p. 220–231© 2017 Fundación AIGLÉ.

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Cambio como Constitución de unaNueva Posición

La Teoría del Cambio Subjetivo (Fernández,Pérez, Gloger y Krause, 2015; Krause, 2005; Krause,De la Parra, Arístegui, Tomicic, Valdés et al., 2006),sostiene que el proceso de cambio en psicoterapiase vincula con el cambio de la teoría subjetiva dequien consulta. Una teoría subjetiva se define comoun conjunto complejo de cogniciones personalesque orientan a una persona en su vivir (Groeben yScheele, 2001). El logro de este cambio subjetivo segenera a partir de una serie de cambios subordina-dos, graficados en 19 indicadores de cambio genéri-cos que explicitan el tipo de cambio observable en

un momento de cambio en la conversación terapéu-tica. Un momento de cambio es un evento en la con-versación terapéutica que ha sido identificado porseñalar un progreso en la terapia que refiere a uncambio en el paciente (intra o extra-sesión), y se aso-cia a un resultado final positivo (outcome) de ésta.Por su parte, un episodio de cambio demarca a unsegmento mayor de conversación, que se inicia conla temática sobre la cual versa el cambio y culminacon el momento de cambio.

La Teoría del Cambio Subjetivo plantea que aque-llo que cambia en la terapia exitosa son las represen-taciones que la persona tiene de sí mismo y delmundo a través de la interacción terapéutica. En estesentido, se trata de un cambio del significado que su-braya la dimensión semántica o el “qué” del cambio(representaciones). A partir del análisis de los mo-mentos y episodios de cambio de cambio, Arístegui,Gaete, Muñoz, Salazar, Vilches, Krause et al. (2009),han propuesto ampliar la concepción de la Teoría delCambio Subjetivo (Krause et al., 2006) desde la no-

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DOI: 10.24205/03276716.2017.1015

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CUATRO PRÁCTICAS CONVERSACIONALES PARA PROPICIARUN CAMBIO DE FOCO TERAPÉUTICO

FOUR PRACTICES TO INVITE A THERAPEUTIC SHIFT IN FOCUS

Joaquín Gaete*, Roberto Arístegui*y Mariane Krause**

Resumen

Investigaciones recientes sobre el proceso psicoterapéutico muestran que un cambio hacia unmodo de hablar autorreferencial, que coloca en el foco de la conversación al paciente mismo, cons-tituye un aspecto clave en la comprensión de procesos de cambio psicológicos. El propósito delpresente estudio de caso es profundizar en el entendimiento de la construcción de dicho cambiode foco, a través de un micro-análisis de la conversación terapéutica. Los resultados incluyen cuatrocategorías de recursos conversacionales utilizados durante una terapia de orientación gestálticaexitosa. Cada categoría explicita una manera en que un cambio de foco hacia un hablar autorrefe-rencial fue logrado en forma conjunta por la díada terapeuta-paciente a lo largo de la terapia. El es-tudio también discute implicaciones para la investigación futura en micro-procesos de cambio.

Palabras clave: psicoterapia; procesos de cambio; microanálisis; conversación terapéutica.

Abstract

Recent research in psychotherapy has shown that shifting the focus of conversation into a self-referential talk, rendering patients themselves as the focal point of the conversation, is a key aspectfor the understanding of therapeutic change processes. The aim of this case study was to performa micro-analysis of the ways in which this shift was achieved through therapeutic conversation. Re-sults display four categories of conversational resources utilized during a successful gestalt therapy.Each one of these resources shows how a change in focus was jointly accomplished by the thera-pist-patient dyad. Implications for future research on change micro-processes are also discussed.

Keywords: psychotherapy; change processes; microanalysis; therapeutic conversation.Recibido: 17-04-13 | Aceptado: 01-03-17

* Escuela de Psicología, Universidad Adolfo Ibáñez** Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de ChileE-Mail: [email protected] ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XXVI p.p. 220–231© 2017 Fundación AIGLÉ.

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ción del significado como uso (Austin, 1982;Wittgenstein, 1953). La extensión propuesta es aque-lla que deriva de una comprensión del significado ensu concepción semántico-pragmática, poniendo énfa-sis en el diálogo terapéutico como proceso conversa-cional para la construcción de nuevos significados.

La dimensión pragmática del significado de una ex-presión puede entenderse como la acción social oaquello que se hace con lo que se dice. Austin (1982)llamó ilocutivo al acto que se realiza convencional-mente al emitir ciertas palabras en ciertas situacionesdeterminadas. El acto que convencionalmente se re-aliza al responder “iré” o “sí” ante la pregunta “¿irásmañana?” se puede explicitar con “prometo que iré”.El acto es afortunado cuando el hablante, al apelar aestas convenciones, es comprendido por el interlocu-tor en lo que intenta comunicar (intención comunica-tiva), mientras que cuando la intención no escomprendida, el acto es desafortunado. Las accioneslingüísticas no son propiamente verdaderas ni falsas–como podría entenderse desde la dimensión semán-tico-sintáctica del lenguaje–, sino más bien son afor-tunadas o desafortunadas (comprendidas o nocomprendidas por otro) en su realización (perfor-mance); así, cuando la performance es exitosa, la ac-ción se co-instituye. Desde este encuadre, el cambiode significado planteado por la Teoría del Cambio Sub-jetivo ocurre tras la constituciónde una nueva posicióndel yo, que permite la generación de una relación dediálogo-autodiálogo con esta otra posición del yo.

El núcleo gramatical-pragmático de aquellas ver-balizaciones que corresponden a un momento decambio ha sido descrito, en diversas formas de psi-coterapia (Arístegui, Reyes, Tomicic, Vilches, Krauseet al., 2005), como el uso de la autorreferencia. Enotras palabras, se ha mostrado en forma consistenteque los momentos de cambio en diversas formas depsicoterapia comparten una misma estructura per-formativa: el uso por parte del paciente de la primerapersona (yo), refiriéndose a sí misma (Anderson,1997; Anderson y Gehart, 2007; Arístegui, 2015;Hermans y Dimaggio, 2004; Martínez, 2010; Shotter,2008; Stiles, 2002; Valsiner, 2007).

El presente trabajo deriva de esta perspectiva deanálisis cualitativo-pragmático, y pretende avanzar enla comprensión de los episodios de cambio en tantoque secuencias cerradas en la conversación terapéu-tica que son “afortunadas” en cuanto a que se lograconstituir, con lo que se dice, una nueva posición delyo (Arístegui et al., 2009). Una secuencia se cierracuando la intención comunicativa o fuerza ilocutivade un acto de habla es validada por otro. De las cincofuerzas ilocutivas básicas (Searle y Vanderveken,1985), la fuerza expresiva –o la intención de expresarun estado psicológico– aparece como especialmenterelevante en un momento de cambio (Arístegui et al.,2005). Lo anterior es consistente con el hallazgo deque, con anterioridad a un momento de cambio (enun episodio de cambio), en la conversación terapéu-

tica es discernible un cambio de foco (Arístegui et al.,2009). Por ejemplo, el terapeuta invita a re-focali-zarse en el yo-aquí-ahora (episodio de cambio), elcambio es aceptado, y se constituye una nueva posi-ción del yo (momento de cambio).

En síntesis, el estudio de los momentos de cam-bio desde una perspectiva semántica ha validadoprogresivamente la Teoría del Cambio Subjetivo enel sentido de especificar qué es lo que cambia en psi-coterapia. Desde una mirada del significado comouso (pragmática) es posible proponer una estructuraperformativa ilocutiva en los momentos de cambio,y una secuencia cerrada en el segmento más ampliode conversación o episodio de cambio. Desde estaperspectiva, una manera de entender el cambio te-rapéutico en distintas formas de terapia exitosas esobservando la constitución de nuevas posiciones enla forma de actos de habla expresivos, autorreferen-ciales. Una observación interesante es el patrón re-cursivo de cambio de foco que ocurre en algún puntode los episodios de cambio, y que precipita el cierreen un momento de cambio. En particular, un foco“alguien-allá-entonces” (esquema relacional yo-otro) es sistemáticamente cambiado hacia un foco“yo-aquí-ahora” (yo-yo o yo-mí) (Arístegui et al.,2009). El propósito del presente artículo es dar unpaso adelante en el sentido de acercar este conoci-miento a la práctica clínica, explorando en mayor de-talle de qué manera el terapeuta puede facilitar estamanera de hablar (expresivo-autorreferencial). Esdecir, el análisis realizado en este trabajo explicitarecursos para generar un cambio de foco, los queson realizados habitualmente, pero comprendidossolo implícitamente por los participantes.

Recursos para Conversar

El Análisis de la Conversación (AC) ha venido es-tudiando la conversación como un proceso socialorganizado (Heritage y Clauman, 2010; Hutchby yWooffitt, 2008). Aquello que organiza las conversa-ciones, y que ha sido revelado por el AC, son ciertospatrones, o estructuras conversacionales. Porejemplo, el par adyacente pregunta-respuesta esuna estructura conversacional que es rutinaria-mente comprendida en forma práctica; esto es, loshablantes pueden apelar a la familiaridad de estasestructuras para hacer sus intenciones reconoci-bles por sus oyentes. Llamamos a estas estructurasrecursos conversacionales, en tanto un hablante in-terpreta prácticamente en sus respuestas que suinterlocutor está expresando una emoción sin ne-cesidad de haberse explicitado que dicho enun-ciado había de interpretarse como un actoexpresivo. Es decir, los hablantes tienen “métodos”(Heritage, 1984) para reconocer lo que su interlo-cutor quiere decir o hacer a partir de lo que dice,aunque el interlocutor no lo explicite.

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El presente estudio se basa en la idea que tera-peutas y pacientes pueden constituir un cambio defoco en su manera de hablar, porque utilizan recursosconversacionales (como un cierto tono de voz, gesto,o palabra) que hacen que la acción sea reconociblecomo la acción que es. De acuerdo a Heritage (2001)tales recursos derivan de tres rasgos centrales alos cuales el AC presta atención, a saber: el posi-cionamiento secuencial, la proyección de relevan-cia y la exhibición de entendimiento. Es decir, enuna conversación, cualquier turno de habla seproduce con una orientación a lo que se dijo an-teriormente. Lo que se dice proyecta la relevanciade un rango particular de acciones para que elotro ejecute en el próximo turno de habla (par ad-yacente), y exhibe un entendimiento de las accio-nes precedentes en múltiples niveles (que el turnoanterior terminó, que estaba dirigido a él, que erauna queja, etc.).

El análisis que ofrecemos a continuación consisteen explorar posibilidades terapéuticas (prácticasconversacionales) que invitan una manera de con-versar que ha mostrado ser fructífera en procesos deterapia exitosos. Se trata de explorar recursos con-versacionales, comprendidos en forma práctica porla díada paciente-terapeuta, que facilitan la emer-gencia de una manera de hablar que hemos carac-terizado como discurso autorreferencial. Estamanera de hablar surge cuando el cambio de focopropuesto por el terapeuta es aceptado y validadopor el paciente. El fenómeno que queremos analizara continuación es precisamente este cambio de foco.El énfasis en el presente análisis lo ponemos enton-ces en cómo específicamente el terapeuta, a travésde un uso particular de ciertas prácticas conversa-cionales, contribuye a hacer relevante ciertas formasde hablar por parte del paciente (autorreferencia).Ahora bien, este énfasis en la acción iniciadora delterapeuta no puede hacernos perder de vista que elcambio de foco es un fenómeno de acción conjunta(par adyacente) que sólo se constituye con la activi-dad respondiente del paciente, que es la que deter-mina que la invitación (al cambio de foco) sea unacto afortunado (Austin, 1982).

Método

ParticipantesPara el presente análisis se utilizó un proceso te-

rapéutico completo, de orientación gestáltica, cuyassesiones fueron registradas en audio y video. Estapsicoterapia fue escogida aleatoriamente para unestudio en profundidad, a partir de una base dedatos que incluye catorce procesos psicoterapéuti-cos completos, registrados en Chile, entre los años2003 y 2008. Todos los participantes (consultantesy terapeutas) de estas psicoterapias firmaron con-sentimientos informados en los que aceptaron que

sus terapias fuesen grabadas en audio y video y ana-lizadas para fines de investigación.

La díada terapéutica de la terapia analizada es-tuvo conformada por un terapeuta gestáltico expe-rimentado y una paciente que consultaba porproblemas matrimoniales. El matrimonio tiene unhijo pequeño. La consultante había iniciado la tera-pia evaluando la posibilidad de separarse. El pro-ceso terapéutico individual se prolongó por seissesiones, para luego continuar con un formato de te-rapia de pareja. Desde la perspectiva de la pacientey del terapeuta (en entrevista de seguimiento) elproceso individual fue considerado exitoso. Para elpresente trabajo se analizaron las sesiones indivi-duales, que culminan exitosamente con el inicio dela terapia de pareja.

DiseñoEl estudio se guió por una metodología cualitativa,

de análisis conversacional (Hutchby y Wooffitt, 2008),aplicada a la interacción de paciente y terapeuta enepisodios de cambio y el contexto conversacional –previo y posterior– de éstos. Esta metodología resultaidónea para describir maneras de conversar pormedio de las cuales los participantes de una interac-ción consiguen realizar su(s) tarea(s) en un contextode conversación institucionalizada (psicoterapia). Eneste caso particular, el análisis de la conversación re-sulta de utilidad para la observación de recursos con-versacionales que facilitan la constitución de uncambio de foco hacia la primera persona singular enel paciente (autorreferencia).

ProcedimientoLa selección del proceso psicoterapéutico com-

pleto, así como de los episodios de cambio, se rea-lizó de acuerdo al procedimiento aplicado en elmarco del trabajo de Krause et al. (2006), incluyendola satisfacción del criterio de éxito terapéutico a tra-vés de una entrevista de seguimiento, realizada tresmeses después de concluido el proceso terapéutico,a la consultante y al terapeuta. La delimitación delos segmentos a analizar se llevó a cabo identifi-cando y seleccionando episodios de cambio acepta-dos consensualmente mediante un análisisintersubjetivo (triangulación de investigadores) ba-sado en criterios establecidos en trabajos previos(Krause, De la Parra, Arístegui, Dagnino, Tomicic etal., 2007; Krause et al., 2006). Usualmente, la dura-ción de los episodios en la terapia analizada es detres a cinco minutos, abarcando cerca de 30 turnosde habla por cada participante.

Con posterioridad a la delimitación de los episo-dios de cambio, dos analistas codificaron, en formaindependiente, los actos de habla en la muestra deepisodios. En primer lugar, codificaron cada unidadconstruccional de turno en el diálogo (Hutchby yWooffitt, 2008). La codificación consideró el foco decada unidad construccional de turno atendiendo a la

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fuerza ilocutiva, de acuerdo a tres posibilidades. Laprimera es foco-otro, cuando el hablante se encuen-tra hablando acerca de otra persona, en otro tiempoy lugar, con una fuerza ilocutiva principalmente aser-tórica – la intención es describir un hecho. La se-gunda es foco-yo (cuando el foco de la enunciaciónes el propio hablante, en el momento presente, conuna fuerza ilocutiva principalmente expresiva/decla-rativa – la intención es expresar un estado psicoló-gico. Aunque la codificación de las sesiones sepuedo realizar casi exhaustivamente atendiendo ala dicotomía foco-otro o foco-yo, se incluyó comotercera posibilidad los casos de ambigüedad o inde-finición. Para seleccionar cada una de las unidadesconstruccionales incluidas en la investigación, seconsideraron solamente los casos en que huboacuerdo entre la codificación de ambos analistas.

Con posterioridad a la codificación inicial, se re-gistraron las secuencias conversacionales en las queun cambio en el foco era afortunado, esto es, cuandono sólo uno de los participantes cambiaba de foco(por ejemplo, el terapeuta a través de una pregunta),sino cuando esa invitación a cambiar de foco era dehecho respondida. En tercer lugar, el procedimientoconsistió en hacerse la pregunta sobre el recurso o“método” con el cual el cambio de foco fue desem-peñado (Heritage, 1984). Finalmente, dicho recursofue nombrado atendiendo al tipo de acción reali-zada, –a lo que el enunciado efectivamente hace enel contexto inmediato de la conversación– para de-tectar si era posible encontrar otros ejemplos de lamisma categoría en otros lugares en que un cambiode foco fuera conjuntamente constituido.

Resultados

En esta sección presentamos las cuatro tipos derecurso conversacional usados por el terapeuta queemergieron del análisis realizado, denominados:Corte, Desacuerdo Débil, Exhibición de Entendi-miento y Gestión del Asunto.

Todos estos recursos comparten la característicade invitar a un cambio de foco, y de hecho lo consi-guen (son “afortunados”) en diversas ocasiones delas sesiones observadas. Los recursos son analiza-dos conversacionalmente, haciendo énfasis en su di-mensión performativa (lo que el recurso “hace” enla conversación). Para ello, ejemplificamos cada unode estos dispositivos con algún extracto de la terapiagestáltica analizada. Por limitaciones de espacio,presentamos sólo algunas de las sub-categorías queexplicitan estos usos en las transiciones desde elfoco-otro al foco-yo.

CorteTodos los segmentos analizados comienzan con

un foco-otro en la conversación, el cual puede exten-derse por varios turnos, especialmente durante las

primeras sesiones. Luego, el terapeuta comienza ainvitar a conversar de manera autorreferencial, pro-poniendo un foco-yo de diferentes maneras. Una delas más salientes es la que hemos llamado corte di-recto, o simplemente, Corte.114. P: ni siquiera pensó en el precio, no, nada y él

pidió el crédito y él lo compró y él se endeudó,entonces, mi suegra primero hacía acuerdos:“tú me compras el departamento y te voy apagar la mitad del dividendo; al tiempo despuésdecía: “no, es que en realidad yo no puedopagar el dividendo, la mitad, yo no puedo pagarnada”, ¿te fijas? En cambio, cuando nosotros es-tábamos buscando donde vivir, una casa, un de-partamento, él siempre encontraba caro,siempre encontraba caro, siempre caro, en cam-bio, cuando tiene que darle a ella, no importanlos recursos; entonces, por eso creo que sunorte no está bien enfocado.

115. T: ya, y la pregunta que tengo es, ¿en qué tepuedo ayudar yo en todo esto?

116. P: eh 117. T: como psicólogo118. P: sí, a clarificarme un poco, dónde, para dónde

tengo que ir yo, yo119. T: eso significaría, que (incomprensible) incluso

si te separas o no te separas120. P: si121. T: ¿si te divorcias o no te divorcias?122. P: si123. T. o sea, igual tú estás diciendo, me quiero di-

vorciar, pero tan claro entonces no lo tienes124. P: no, porque yo me pillo con que, de repente

vuelvo a ceder, pero de repente me digo (in-comprensible)

125. T: mh, es como, es como, que por un lado tepones clara y dices “no más” y por otro lado, hayalgo tuyo que te dice “no, bueno ya, qué sé yo”

Sin lugar a dudas en este extracto ocurren múl-tiples acciones en múltiples niveles; sin embargo,queremos poner énfasis aquí en uno de los elemen-tos que creemos que contribuye a un cambio defoco en la conversación, que supone que el pacientetome posición respecto de sí (autorreferencia). Elextracto comienza en el turno 114, pero esta conver-sación con foco otro-allá-entonces en que se habla“acerca de” un conjunto hechos del mundo (fuerza“asertórica”) viene al menos del turno 84, donde lapaciente comienza a elaborar, en conjunto con el te-rapeuta, una queja en relación a la relación de sumarido con su madre. Por el momento, quisiéramosremarcar el turno 115 como clave en la gestión delcambio de foco, y en particular la partícula “ya”, alcomienzo del turno.

Podemos describir el recurso del Corte, como undispositivo cuyo punto ilocutivo es precisamenteconducir a un cambio de foco o de tema. Este dispo-sitivo aún no especifica la dirección o el “hacia

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dónde” del cambio, y en este sentido no es un dis-positivo completo como para sugerir un cambiohacia un foco yo-aquí-ahora, pero es relevante encuanto a que es comprendido (prácticamente) comouna suerte de aviso, una llamada de atención de quealgún tipo de cambio ocurrirá a continuación. Eso eslo que muestra el procedimiento de prueba (TenHave, 2007) del turno siguiente: es justamente en elturno siguiente (y los subsiguientes) cuando la pa-ciente reconoce la invitación y, mediante una auto-rreferencia, realiza una segunda parte consistentedel par adyacente.

En términos generales, este Corte se realiza através del uso de una pequeña palabra o expresióntal como el “ya” del ejemplo, con una pausa poste-rior indicada por la coma. Como este recurso no es-pecifica la orientación del cambio, el terapeutanecesita otra parte para completar el turno, y utilizaotros dispositivos para ocasionar una autorreferen-cia. Esto resulta interesante, porque ambos partici-pantes comprenden (tácitamente) que la unidadconstruccional de turno está compuesta por dospartes (Hutchby y Wooffitt, 2008). La pacientemuestra –con su propio silencio– que comprendeque luego del dispositivo de Corte (el “ya,”) aún noes su turno para hablar; su respuesta de silenciopuede considerarse evidencia de que comprendeque hay una parte del turno que falta para poder se-guir la conversación, y el terapeuta puede hacer unapausa bastante larga sin ser interrumpido. De estamanera, mediante el Corte, terapeuta y pacienteconsiguen atender conjuntamente a un nuevo focode su conversación.

Nótese que en los turnos 120 y 122, aun cuandola paciente dice dos monosílabos (“sí”), la fuerza ilo-cutiva tiene el foco puesto en la primera persona, ysupone un comportarse consigo misma (una delibe-ración), que es relevado aquí como un modo com-pletamente distinto de hablar: su punto ilocutivo noes asertórico, sino expresivo-declarativo. En el turno123, el foco-yo queda claro en la formulación (Antaki,2008) del terapeuta, y se mantiene hasta el turno133. Finalmente, vale recalcar que este dispositivoes muy recurrente durante las primeras dos sesio-nes; otros ejemplos con que se desempeña una ac-ción similar (de Corte), además del “ya,” son: “aver,”, “ahora,”, “bien,”, “o sea,”.

Desacuerdo DébilEste segundo recurso, Desacuerdo Débil, con-

siste en una manera cuidadosa de mostrar un des-acuerdo en relación al tema que terapeuta ypaciente están tratando. Es decir, dado que plantearun desacuerdo en el foco conlleva problemas rela-cionales en la interacción –es una respuesta “no-pre-ferida” (Pomerantz, 1984)– el desacuerdo se planteade una manera afiliativa o haciendo trabajo de cara(Heritage, 2001), de modo que la relación entreambos se mantenga en buenos términos. Cuando el

paciente está focalizado-en-otro, el terapeuta puedeejecutar un Desacuerdo Débil como una manera dehacer un cambio desde un foco-otro a un foco-yo.

Él A(p), ¿y tú A(p)?. Una de las maneras en queel Desacuerdo Débil es realizado puede para-frasearse como “él/ella tiene esa actitud con res-pecto a p, ¿y tú?”.339. P: entonces él me dijo ´no que se puede, que

sé yo, que yo voy a cambiar blablabla´, cambió,efectivamente cambió, hasta que nació Benja-mín, hasta ahí llegó, y de ahí volvió a ser él

340. T: ya, ¿qué crees tú qué pasó cuando nació elhijo, Benjamín?

341. P: yo creo que él se sintió vulnerable, porque aél le gusta tener el control absoluto, entonces elque se enferme el Benjamín ya es, a él le pro-voca mucha incertidumbre, porque necesita cul-par al otro, necesita que el otro se haga cargo.

342. T: mh, como que le gusta esta parada de podera él, ¿no? ¿y a ti?

343. P: no344. T: pero con él sí, no sé, no lo afirmo345. P: no sé, no que yo por ejemplo he tratado yo

siempre he sido (incomprensible), pero cuandoesa persona no quiere, o no lo acepta, o noexiste, tal vez pues entonces, nunca se lo hedicho ni nada/¿?, entonces, pero yo necesito lu-char, luchar, luchar (…) me desgasta muchísimo,muchísimo, pero tampoco logro cosas, porquesé que hay un abismo y él a los cinco minutos…

Este extracto (S1 339-345) ocurre poco despuésdel primer momento de cambio distinguido entre losturnos 317 y 321 de la primera sesión. Como es de es-perar (Arístegui et al., 2005; Reyes, Arístegui, Krause,Strasser, de la Parra et al., 2008), el momento decambio ocurre con foco-yo, y con marco psicológico.Asimismo, el episodio de cambio transcurre marca-damente en una conversación con foco-yo, que con-trasta con otros segmentos de la sesión. Ahora bien,luego del momento de cambio, el foco-yo se man-tiene cerca de quince turnos (335), luego de los quela paciente vuelve al modo asertórico él-allá-enton-ces. Junto al terapeuta ella comienza a elaborar loque podrían ser quejas o interpretaciones acerca delestado psicológico de su pareja actual, como seejemplifica en los turnos 339 y 341. En el turno 340,el terapeuta promueve la conversación foco-otro conel diseño de su pregunta, que pide una evaluacióndel estado psicológico del marido en un momentoque han venido construyendo como significativo, ha-ciendo relevante y “preferida” la respuesta del turno341. Sin embargo, en 342 puede verse un turno, nue-vamente compuesto, que invita al cambio del objetomismo de la conversación (foco). La primera parte delturno consiste en la realización de un acuerdo con lapaciente, que es “preferido”, y en la segunda parteel terapeuta propone el cambio de foco, usando lasegunda persona singular (“tú”). La segunda parte

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del dispositivo involucra mantener el marco utilizadopor la paciente –tanto la formulación del contenidoproposicional (“esta parada de poder”) como de laactitud frente a la proposición (“le/te gusta”)– peroinvolucra también cambiar de foco al modificar el“objeto de predicación”: la paciente misma.

De esta manera, la segunda parte de este recursoconversacional, que consiste en realizar un desacuerdoen el focodel enunciado, es “debilitada” por el acuerdoen la primera parte. En lugar de cuestionar (p), lamantención de la actitud proposicional aludiendo auna posición en 1ª persona permite indeterminar elcontenido proposicional sin cortar la relación. Estofavorece la afiliación entre ambos (trabajo de cara)y presumiblemente la aceptación del cambio de focoen los turnos siguientes. Efectivamente, el “no” enel turno 343 tiene un foco-yo, así como buena partedel turno 345. Sin embargo, la coordinación demarco no se produjo completamente en este inter-cambio, y de hecho en la última parte del turno 345hay un alusión a foco-otro, aunque desde una auto-rreferencia o foco-yo que posibilitará un episodio decambio en turnos subsiguientes.

“Sí (foco-otro), pero (foco-tú)”. El siguiente re-curso que presentaremos es también una forma derealizar un Desacuerdo Débil, y está compuesto tam-bién de dos partes. En la primera parte se gestionala afiliación paciente-terapeuta a través de la reali-zación de un reconocimiento de lo recientementedicho (un acuerdo con el foco otro-allá-entonces),seguido de una extensión que marca el desacuerdoen el foco de la atención conjunta, más que en elcontenido o marco,. 345. P: todo para que, para lograr su objetivo, en el

fondo hacer todo sin ningún esfuerzo y yo creoque ahí el Manuel engancha absolutamenteporque ve a su madre ahí, porque su mamá nopuede hacer nada, porque nunca ha hechonada por ella, siempre todo se lo han hecho, en-tonces pobrecita ella, pero ahí también yo mepregunto hasta, hasta dónde pues, cual es el lí-mite de esto.

346. T: claro, claro347. P: ¿te fijas?348. T: ahora, yo entiendo eso, y también, es cues-

tionable su posición, tampoco, tampoco esadecuada, te das cuenta, ahora de repente fí-jate que me está llegando una cosa importante¿no? que el puntito que te duele es decir ́ no mequiere a mí´, y sí quiere a la mamá

349. P: o sea, si él me quiere, pero yo creo quecuando formas pareja es prioridad en esta vida,se formó, ¿te fijas? y yo creo que esa prioridadno la tiene

350. T: o, o la está viendo de otra manera, o la está,o, o de repente, bien, de nuevo imaginemos, denuevo imaginemos, que es muy importante lasexplicaciones que yo me doy (P seca lágrimas),¿ya? porque frente a esta explicación que dices,

no soy prioridad para él351. P: no352. T: y mi hijo tampoco, lo que te estoy diciendo

es que si yo, si él me quisiera de verdad, yosería prioridad para él, si no soy prioridad paraél, es porque no me quiere, y ahí viene un dolormuy grande

353. P: mh354. T: porque tú no me estás hablando de que tú te

vas porque no lo quieres, tú me estás hablandode que tú te vas porque con todo esto lees queél no te quiere

355. P: o no lo suficiente 356. T: o no lo suficiente 357. P: o de la manera que yo quisiera

En este extracto (turnos 345 al 357) nuevamenteocurren muchas contribuciones al cambio de foco,pero nos centraremos por el momento en este dispo-sitivo de Desacuerdo Débil. El segmento se inicia conuna unidad construccional de turno con foco-otro(345-347), realizando el terapeuta y en realiza unCorte (“ahora”), seguido de un acuerdo en foco ymarco (“yo entiendo eso, y también, es cuestionablesu posición…”) en los turnos 348 al 350. Sin em-bargo, ese acuerdo es comprendido como parte deuna unidad construccional de turno más amplia, quecontinúa con un desacuerdo (“ahora de repente fíjateque me está llegando una cosa importante ¿no? Queel puntito que te duele es decir ‘no me quiere a mí, ysí quiere a la mamá’ ”). En este punto, cuando el cam-bio de foco ha sido insinuado, la interacción sevuelve problemática; el terapeuta es interrumpidocon la reparación de la paciente en el turno 349quien, además, muestra una emoción particular enese momento (lágrimas). En el turno 350 el terapeutaescucha, reconoce e incorpora dicha intervención ensu propia reparación, pero mantiene el cambio defoco en yo-aquí-ahora. Interesantemente, lo haceusando, entre otros dispositivos, la primera personasingular (“las explicaciones que yo me doy, ¿ya? por-que frente a esta explicación que dices, no soy prio-ridad para él”). Aquí se produce un término legítimode turno, y una invitación a estar de acuerdo o endesacuerdo. En el turno 351, la paciente muestra elacuerdo al decir “no”, y ello también confirma que elfoco de la conversación se ha co-instituido (es auto-rreferencial). El tipo de conversación no es ya aser-tórico, sino expresivo-declarativo, aun cuando elmarco lingüístico sea propuesto por el terapeutatanto en el turno 352 como más adelante en los tur-nos subsecuentes, a través de formulaciones (Antaki,2008) y respuestas cándidas (Pomerantz, 1984).

A lo largo de las transcripciones se pueden ob-servar diversas variantes del Desacuerdo Débil, talcomo las dos versiones ya revisadas. Una tercera va-riante del Desacuerdo Débil es el condicional, quees muy similar y tiene la estructura de aceptar elfoco-otro en el antecedente (acuerdo), que “debi-lita” el desacuerdo con el foco exhibido en el conse-

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cuente. El debilitamiento se puede aumentar aúnmás si el consecuente se formula con tono de pre-gunta (“Si F(o), ¿entonces F(tú)?”). Una cuarta va-riante de Desacuerdo Débil es “cuando escucho lapalabra ‘agresividad en él’ me gustaría que te pre-guntes…”; y una quinta es “qué te pasa a ti cuandoF(o)?”. Adicionalmente, cada variante puede tenersubvariantes, es decir, puede ser formulada de di-versas maneras para distintas ocasiones. Por ejem-plo, en la versión “Sí (foco-o), pero (foco-tú)” elterapeuta puede mostrar un signo de reconoci-miento como “mh” o “ahá” (Jefferson, 1984), y luegopedir que el paciente tome una postura frente a esecontenido, invitando así el nuevo foco autorreferen-cial (por ejemplo: “Mh, ¿y qué te sirvió de eso?”).Otra alternativa vista es usar otros signos de reco-nocimiento y luego realizar un contraste que involu-cra dos maneras de focalizar una misma situación(por ejemplo: “Sí, sí, lo que pasa es que una cosa es(foco-o) y otra (foco-tú)”). Con todo, creemos quetodas estas variantes y subvariantes presentan esteparecido de familia que hemos denominado aquíDesacuerdo Débil, y cuyo rol consiste en proponeruna nueva manera de conversar que es no-preferidaen los contextos en que aparece.

Exhibición de Entendimiento El tercer recurso que quisiéramos ilustrar en este

trabajo se llama Exhibición de Entendimiento, y con-siste en lo siguiente: el terapeuta puede enunciaruna pequeña señal o muestra mediante la cual ex-hibe no sólo un reconocimiento, sino el haber lo-grado en ese preciso momento un posibleentendimiento respecto de la experiencia del pa-ciente, y que es su deseo querer compartir tambiénese preciso momento. Por ejemplo, obsérvese el si-guiente extracto tomado de los primeros intercam-bios durante la segunda sesión (turnos 18 al 23), enla que el terapeuta pregunta por la evaluación quela paciente hace de la sesión anterior. Como con-texto, la paciente inicia su respuesta con foco-yo, ex-presando que se sintió más “contenta” y “limpia”, yque pese a haber enfrentado situaciones estresan-tes, sintió “que podía solucionarlo” (turno 14). Sinembargo, como se muestra en 18, comienza a elabo-rar un turno con foco-otro que es interrumpido porun “entendimiento” del terapeuta en el turno 19:

1. P: una opción sí, sí, pero no sé, si él también, peroél también, descubrí yo, también

2. T: ya, como que te dejó tranquila la parte tuya,que tiene que ver contigo

3. P: sí4. T: ¿cuál fue la parte que hablamos que más sen-

tido te hizo?5. P: que tú me dijiste, tú lloras, pero te estás, te ves,

en realidad la imagen que tú proyectas es otra, nolo que tú sientes

6. T: mh

En la línea 18, a pesar de que la paciente no pa-rece haber terminado su turno, el foco-otro ya pa-rece reconocible para el terapeuta. De hecho, en lalínea 19, el turno del terapeuta se escucha como unainterrupción del turno de la paciente, el cual puedeconsiderarse una invitación a abandonar el foco-otroy abrir espacio para retornar al foco-yo (“te dejótranquila la parte tuya, que tiene que ver contigo”).El terapeuta utiliza un recurso (“ya,”) que si bien re-cuerda al dispositivo de Corte, el modo en que esempleado en este contexto muestra que lo que la ex-presión tiene es un excedente de significado en sufuerza ilocutiva. La expresión parece hacer un tra-bajo adicional. En el contexto conversacional, el “ya”se escucha como una manera en que el terapeutamuestra a la paciente que ha comprendido algo quela paciente está tratando de expresar. Resulta inte-resante que esta partícula es comprendida porambos como la primera parte de un turno com-puesto, es decir, el terapeuta “no puede” solo hacerla Exhibición de Entendimiento y permanecer en si-lencio a continuación. Si ese fuese el caso, presumi-blemente, el terapeuta sería interpelado a darcuenta o justificar aquella ausencia notoria (Hutchbyy Wooffitt, 2008). Mediante la utilización de este re-curso (Exhibición de Entendimiento), el terapeutaestá, pues, constreñido a mostrar a continuación enqué consiste el entendimiento que acaba de obte-ner. Mediante un uso del modo indicativo, dicha ex-plicitación involucra una focalización en el self de lapaciente como objeto de referencia. Así, en el turnosiguiente (20), la paciente toma posición respectode sí misma (“sí”). La constitución del cambio a unfoco-yo queda confirmada cuando el terapeuta, apesar de hacer una pregunta que en sí misma noconstriñe el foco, da por sentado su lugar en la se-cuencia. Efectivamente, en el turno 22 la pacienteusa un marco de segunda persona singular (“tú llo-ras, pero te estás, te ves…”), pero pragmáticamenteel foco es claramente autorreferencial. En el turno23, el terapeuta valida nuevamente la respuesta conuna señal de reconocimiento (“Mh”). Luego de esteintercambio, mantienen una conversación con foco-yo hasta que terminan de “revisar” la sesión ante-rior, y es el propio terapeuta el que propone unfoco-otro para abrir una nueva temática.

En otros lugares de las transcripciones hemosobservado que la Exhibición de Entendimiento es re-alizada con otras palabras similares como “Aah” o“Mmh”, enunciando, primero, estas vocalizacionescon una cierta entonación, y luego, la explicitacióndel entendimiento con foco-yo que completa la uni-dad construccional de turno.

Gestión del AsuntoEl segmento que acabamos de observar nos per-

mite introducir un cuarto dispositivo: Gestión delAsunto. En esta sección introduciremos este dispo-sitivo en la forma de una de sus subcategorías, de-

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nominada Lenguaje Vago. Como puede notarse, enel turno 19, que hemos designado como crítico en elcontexto del cambio de foco, el terapeuta ocupa unmodo de hablar que ofrece su propia edición de lorecientemente escuchado, utilizando para dicha for-mulación algunos conectores que promueven unaindeterminación del referente (“como que”; “parte”,“tiene que ver”). En otros lugares de las sesiones esposible identificar una serie de verbalizaciones simi-lares que utilizan Lenguaje Vago. Las más comunesincluyen: “es como”, “como si”, “de algún modo”,“parece que”, “en principio, lo que pasa es que”,“tiene que ver con”, “a lo mejor”, “no tanto eso,sino”, “algo así debe pasar”, “un tema importante”.Adicionalmente, hemos observado este recurso alreferir a algún tipo no especificado de objeto/rasgomental en vías de especificación, como hablar de“esta fortaleza que aparece…” o “esta pena…”. Asi-mismo, el uso del presente continuo de un verbo noespecificado aparece con relativa frecuencia (“parair comprendiendo/entendiendo…”). Por último,hemos observado el uso generalizado de una multi-plicidad de indexicales (ahora, ahí, eso, ese, este,así, más allá, más acá, etc.) y adverbios de cantidad(mucho, poco, más, menos, etc.).

Hemos clasificado toda esta gama de preferen-cias en la sub-categoría de Lenguaje Vago, cada vezque su uso hace el trabajo de dar una formulaciónprovisoria a algún asunto psicológico del que se estáhablando (por ejemplo, una emoción, actitud, etc).A su vez, hemos clasificado Lenguaje Vago dentro dela supra-categoría Gestión del Asunto. Gestión delAsunto agrupa prácticas conversacionales que per-miten gestionar la elaboración discursiva del conte-nido de la conversación – por ejemplo, el asuntopsicológico del cual los hablantes hablan. Dicho deotro modo, el trabajo realizado por la práctica delLenguaje Vago es una forma de Gestión del Asunto,en tanto facilita que la conversación pueda mantenerun foco-yo aun cuando el asunto o contenido delcual se habla no esté todavía demasiado claro paralos hablantes.

El Lenguaje Vago contribuye en conseguir unafocalización conjunta de un contenido psicológico,cuya formulación o marco lingüístico aún no ha po-dido coordinarse en forma aceptable para los ha-blantes. Es un “algo”, usualmente un objeto“delicado”, en vías de construcción. Lo interesantees que este uso de un lenguaje en un nivel de gra-nularidad más grueso, presumiblemente contribuyaa facilitar acuerdos preliminares en foco-marco quepermiten gestionar la intersubjetividad, y que en de-finitiva pueden considerarse precursores de un mo-mento de cambio futuro.

El uso de lenguaje vago, usualmente en adiciónal empleo de otros recursos conversacionales dentrode esta misma categoría, permiten al terapeuta po-sicionarse como una especie de acompañante, simé-tricamente, o incluso en un lugar de no-saber, para

encuadrar, construir, o “entender” conjuntamente,algún tema de relevancia que está en juego en el diá-logo terapéutico. Además del uso de lenguaje vago,dentro de esta misma categoría (Gestión del Asunto)se incluye el uso de Preguntas Prefaciadas. Porejemplo, anunciar que se va a hacer una preguntaantes de hacerla, y luego diseñar la pregunta con unfoco-yo (“la pregunta que tengo es, [¿foco-tú?]…”).Una tercera subcategoría adicional de Gestión delAsunto es otro tipo de turno prefaciado que se de-nomina Otorgamiento de Autoridad Epistémica. Entanto que dispositivo de Gestión del Asunto, su usotambién está vinculado a ayudar a encontrar marcosmás adecuados o “perspicuos” en cuanto a su capa-cidad para promover la fuerza expresiva en el con-versar psicoterapéutico. Por ejemplo, el terapeutapuede prefaciar una formulación con foco-yo di-ciendo “cómo te suena si te digo que…”. De estemodo, se “debilita” la fuerza asertórica del acto dehabla, y se vuelve un modo de afiliación cooperativo.Otros ejemplos observados son frases tales como:“me imagino”, “te vas, entiendo que te vas”. Por úl-timo, otra manera en que el terapeuta podrá realizarGestión del Asunto es a través de la Exhibición dePensamiento aquí-ahora. Con frecuencia, dicha per-formance se realiza a través de proferir, duranteaproximadamente un segundo, la sílaba “Eh”. A tra-vés de ella –y otros componentes no verbales– el te-rapeuta se posiciona como alguien que estápensando en la unicidad de lo que está ocurriendoen un momento dado; como alguien que está tra-tando de entender algo “delicado” o “profundo” enrelación con el self de la paciente.

Discusión

El análisis de caso realizado en esta terapia ges-táltica nos ha mostrado una diversidad de manerasde hablar que contribuyen a un cambio de foco queinvita a hablar autorreferencialmente. En otro lugar(Arístegui, Gaete, Muñoz y Salazar, 2007), lo hemosdescrito como un cambio desde una posición yo-subsidiaria a una posición yo-focal, siguiendo el es-quema desde-hasta en la generación del significado,propuesta por Polanyi y Prosch (1977). Este modelosemiótico permite describir el modo de simbolizar laexperiencia en el uso del lenguaje, de modo que unatarea crucial de la terapia queda descrita como laelaboración conjunta de distintos modos de signifi-car y construir sentido, atendiendo a las presuposi-ciones de marco y foco. Desde esta perspectiva, unmomento de cambio se describe como el surgi-miento de una nueva configuración, en la que unaposición subsidiaria cambia a focal en un marco re-lacional de acción conjunta, donde el terapeuta y elpaciente se posicionan como 2ª persona respecto dela 1º persona del paciente, o de sus sub-personali-dades (Arístegui, 2012). Esta formulación resulta

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consistente con la concepción de un sí mismo rela-cional en la terapia: como un proyecto compartido,co-construido en la relación terapéutica, a partir dela internalización de la conversación de sí con otroen la elaboración y articulación de nuevos modo deser acordes con el proyecto de ser con los demás yconsigo mismo.

En este sentido, la Teoría del Cambio Subjetivose plantea aquí como una teoría subjetiva–intersub-jetiva por cuanto la toma dinámica de posicionespor parte del paciente (formulación subjetiva) esconstruida desde un espacio de relación intersub-jetivo que las hace disponibles en la conversación.Es en este espacio terapéutico en el que diversasposibilidades de ser se hacen disponibles a la rele-vancia conversacional, de modo que el paciente –ymediante el acuerdo también el terapeuta- tomauna posición dialógica con un sí o un no, respectode una posición sostenida por otro o por sí mismo(Tugendhat, 1992). En lugar de establecer un monó-logo o colonización terapeuta-paciente, los recursosconversacionales observados se adecúan a las pre-ferencias del paciente, manteniendo el flujo de laconversación-afiliación (Heritage y Clayman, 2010;Strong, 2007). En este contexto de conversaciónhermenéutica (Rorty, 1983), en el que se abre la po-sibilidad de decir algo no dicho aún, se promuevela posibilidad del cambio de foco, como propósitode la acción conjunta que posibilita nuevas posicio-nes del sí mismo.

Hemos querido poner en primer plano en esteanálisis distintas versiones de recursos conversacio-nales que aparecen como los inicios, como los pri-meros trazos que generan condiciones para invitarcon éxito esta manera de conversar que hemos ca-racterizado como performativa-autorreferencial. Enefecto, nos parece que Corte, Desacuerdo Débil, Ex-hibición de Entendimiento y Gestión del Asunto sondispositivos “pioneros”. Si se nos permite una me-táfora, son como machetes abridores de caminosque ejercen una “fuerza” inicial mayor para reorien-tar la conversación en curso y aplanar la ruta paraque otros pasos, más tenues pero más constantes,terminen de delinear el sendero. Lo anteriormentemencionado, lo proponemos en contraste con algu-nos recursos o maneras de hablar de uso reconocidoy bastante generalizado a lo largo de las sesiones(como lo son: los reflejos emocionales; la elecciónde vocabularios mentales o emocionales en las for-mulaciones del terapeuta; el uso de palabras quedenotan intencionalidad, que involucran el empleode actitudes proposicionales y asimismo el uso dela segunda persona singular por parte del terapeuta,o incluso el uso autorreferencial de la primera per-sona por el propio terapeuta; o también el uso demetáforas espaciales, agenciales, de partes o posi-ciones para referirse y construir un self). Cabe seña-lar, sin embargo –y como una distinciónimportante–, que estos dispositivos son común-

mente usados como la segunda parte de una unidadconstruccional de turno que invita a un cambio defoco, o más aún, como mantenedores del foco-youna vez que este logro conjunto se ha establecidoen algún momento dado.

En este encuadre resulta importante considerarque, al menos en los primeros momentos del en-cuentro terapéutico –probablemente antes de unalograr una alianza terapéutica (Horvath, Altimir yKrause, 2011; Stiles y Wolfe, 2006), el foco-otro es el“preferido” (en el sentido de Pomerantz, 1984). Fe-nomenológicamente, la actitud natural de los ha-blantes es a hablar con foco-otro, de manera queuna invitación hacia un foco-yo está fuera de la rele-vancia conversacional.

Siguiendo una estrategia de Análisis de la Con-versación, el haber dado cuenta de un foco-yo comono-preferido no fue un a priori, sino que fue inferidoa partir del análisis realizado. En efecto, hemos vistoque –al menos en el caso analizado– el foco-yo re-quirió un trabajo conversacional adicional: demoras(como en Corte y en Exhibición de Entendimiento),debilitaciones (como en Desacuerdo Débil), o prefa-cios, lenguaje indirecto/inferencial, justificaciones(como en Gestión del Asunto). Lo interesante aquíes que este desacuerdo no-preferido se plantea deuna manera afiliativa pero, a diferencia del estudiode Pomerantz (1984), no respecto del contenido,sino del foco. En términos de Goffman (1981) diría-mos que se trata de un cambio de pie, o footing.

En otros lugares (Antaki, 2008), se ha propuestoque la manera menos combativa o más afiliativa deproponer al paciente una visión alternativa (en com-paración a confrontaciones, correcciones, extensio-nes, o reinterpretaciones), es el uso de formulaciones.Siguiendo la forma así-que-tu-dices-X, Antaki señalaque toda formulación es una edición particular parael momento en cuestión: borra algo, selecciona algoy transforma lo seleccionado. Sin embargo, su di-seño está hecho para presentarse como si fuese soloun resumen y, en ese sentido, su poder en la secuen-cia conversacional proyecta o presupone el acuerdo.Interesantemente, dado que las formulaciones soninfrecuentes en la conversación ordinaria, su empleogeneralizado en psicoterapia sugiere que esta edi-ción local (borrar, seleccionar y transformar) leayuda al terapeuta.

Antaki (2008) distingue tres tareas que las for-mulaciones realizan en el contexto de la terapia.Dado que estas tareas ayudan al desarrollo mismode la práctica terapéutica, Antaki las define como in-tereses institucionales, a saber: interpretar psicoló-gicamente, gestionar el progreso interaccional (porejemplo: cerrando ciertos caminos de conversación),y como diagnóstico, agrupando síntomas en formasque luego se presten a interpretaciones más ajusta-das. Dado que mantener un foco-yo puede enten-derse también como un interés institucional (unatarea que facilita el desarrollo de la práctica terapéu-

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tica), nuestro análisis sugiere un cuarto uso de for-mulaciones en terapia. En efecto, el dispositivo Ges-tión del Asunto es una formulación en el sentidodescrito por Antaki (2008). Lo interesante a nuestrojuicio es que hemos visto que las formulaciones delterapeuta no sólo editan contenidos, sino que pro-ponen un modo de hablar. El uso de, por ejemplo,Lenguaje Vago (“como que te dejó tranquila la partetuya, que tiene que ver contigo”) permite gestionarel proceso. Además de editar contenidos del self (el“mí”), la formulación con Lenguaje Vago permitecentrar conjuntamente la atención de los participan-tes sobre diversas posiciones-yo (Hermans y Dimag-gio, 2004).

En este sentido, el presente análisis extiende ladiscusión planteada en un trabajo anterior (Arísteguiet al., 2009), en el que hemos venido proponiendoque el habla autorreferencial supone la generaciónde una nueva posición-yo, y en ese sentido puedeentenderse como un comportarse consigo mismo(a).Hemos visto más claramente aquí, en este microa-nálisis, que el cambio de foco se hace reconocible –al menos para los analistas– , más que como hablar“de hecho” o “literalmente” en primera persona,como un tipo de hablar con fuerza ilocutiva expre-sivo-declarativa; en breve, como un modo de hablarque supone una toma de posición frente a lo dicho.Así, un paciente hablando en “primera persona”, dela forma dominante y problemática en que usual-mente se comprende a sí mismo (“mi”), no consti-tuye un habla autorreferencial y en ese sentido no loconsideramos un “proceso de cambio”. Interesante-mente, esto resulta consistente con orientacionesnarrativas de la terapia (Gonçalves, Matos y Santos,2009; White, 2007). La invitación al cambio de focono es una invitación a seguir hablando “acerca demí”, sino una invitación a tomar posición frente aeso, a pensar/experienciar-con eso (Shotter, 2011).Esta consideración releva la noción teórica de posi-cionamiento (Harré, Moghaddam, Cairnie, Rothbarty Sabat, 2009), y junto con ello, creemos que abrelos resultados a un provechoso diálogo de la Teo-ría del Cambio Subjetivo con otras aproximacionesa la investigación de procesos de cambio que handado cuenta del proceso de internalización de laexperiencia terapéutica, como por ejemplo, el mo-delo de asimilación de la experiencia desarrolladopor Stiles (2002).

Ahora bien, ¿qué relación podemos sugerir entrelos cuatro recursos conversacionales observadosaquí, con los episodios de cambio y con los momen-tos de cambio? En primer lugar, decíamos que al co-mienzo de cada una de las sesiones observadas elfoco-yo era no-preferido y, sin embargo, en los epi-sodios de cambio este modo de conversar abunda,y en los momentos de cambio pareciera ser un re-quisito (Reyes et al., 2008). En el transcurso de lassesiones se observa un progreso en este sentido, entérminos de que la conversación autorreferencial se

va haciendo cada vez más familiar. Nos parece queun tópico relevante de investigación futura puedeser el examinar hasta qué punto y de qué maneraestas dos conversaciones se relacionan entre sí dediversas maneras. Incluso, es posible pensar la con-versación autorreferencial (no preferida) como unfuncionamiento fuera del equilibrio, pero “cohe-rente”, siguiendo el modelo de estructuras disipati-vas propuesto por Prigogine y Stengers (1984).

Sin embargo, nos gustaría más bien poner énfa-sis en esta discusión en la relación entre los cuatrorecursos “pioneros” y los demás recursos mantene-dores. En particular, nos gustaría plantear una refle-xión final, una hipótesis tal vez, respecto de estosresultados, y su relación con los episodios de cam-bio. Como hemos planteado, los cambios de focoson particularmente exitosos en los episodios decambio, es decir, logran mantenerse por varios tur-nos, hasta que se resuelve la temática en un mo-mento de cambio. Es posible pensar entonces queel terapeuta con frecuencia no sólo tiene que invitara un cambio de foco, sino que una vez conseguidoaquello, realiza un esfuerzo especial para manteneresta manera de conversar autorreferencial por variosturnos, en lo que típicamente aparece como un epi-sodio de cambio. Más aún, el hecho de codificar loscambios de foco a lo largo de todas las transcripcio-nes, nos ha permitido observar que el foco-yo esmantenido con regularidad después de un momentode cambio, incluso por largas secuencias de turnos.Tal vez ello sea un aspecto importante de lo que latradición en psicoterapia ha llamado “elaborar”. Siun episodio de cambio puede conceptualizarsecomo un segmento de conversación que comienzacon el tema al cual el cambio está vinculado, y ter-mina con un momento de cambio en el cual un cam-bio en el paciente es exhibido, quizás resulteprovechoso llamar a lo que sigue a continuacióncomo un episodio de elaboración; un segmento deconversación distinguible porque paciente y tera-peuta están coordinados en el mismo foco de inte-rés, y ambos están en un tipo de conversación (un“juego”) que consiste básicamente en buscar y en-contrar nuevas y mejores maneras, o “marcos”, quesean más perspicuos (Strong, 2008). En el futuro,podría examinarse si en aquellos momentos es elfoco-yo y no el foco-otro el ahora preferido conver-sacionalmente. Asimismo, es posible examinar si sedistribuyen en forma desigual a lo largo del proceso.Nuestra hipótesis es que aumentan progresiva-mente, y luego es posible que disminuyan a medidaque el fin del proceso se aproxima, dando lugar auna distribución en forma de U invertida, que ha sidotambién referida por otros investigadores (Gennaro,Gonçalves, Mendes, Ribeiro y Salvatore, 2011).

Adicionalmente, de ser posible el reconoci-miento e identificación de tales episodios, y de serconsiderados segmentos importantes en términosde lo que pueden mostrar en cuanto a los procesos

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de cambio, sería posible explorar también cuálesson los recursos conversacionales más común-mente empleados en aquellos momentos significa-tivos. Nuestra apuesta provisional es que se utilizanmuchos de los dispositivos de cambio a foco-yo yaexplorados, pero posiblemente más sutiles o sintoda la fuerza performativa. Posiblemente aquíaquellos dispositivos “mantenedores” que no fue-ron explorados en detalle en este trabajo tengan unrol más protagónico, pero también posiblementeaparezcan más recursos interesantes.

Conclusiones

En este trabajo hemos caracterizado cuatro ma-neras en que terapeuta y paciente logran coordinarcon éxito (co-instituir) un cambio de foco en suconversación que promueve un modo de hablar re-currente en episodios y momentos de cambio enpsicoterapia. En particular, los recursos conversa-cionales de Corte, Desacuerdo Débil, Exhibición deEntendimiento, y Gestión del Asunto, mostraronser instrumentos terapéuticos, usos lingüísticosvinculados con procesos de cambio en psicotera-pia. Ahora bien, el análisis de estos recursos invo-lucró fragmentar y atomizar maneras de conversarque creemos son parte del arte de la terapia, y de-bieran ser observadas en las situaciones y contex-tos particulares en que de hecho son empleadascon éxito; al menos, su rol debiera ser examinadoal interior de “moléculas” mayores como son losenunciados en los que aparecen, las secuenciasconversacionales en las que dichos enunciados sepresentan, considerando los fines institucionalesque persiguen. Esperamos que la manera en quehemos presentado los episodios ofrecidos comoilustración de aquellos recursos conversacionalesayude a ver el cuadro más amplio. En definitiva, enningún caso concluimos que para cambiar el focose requiera simplemente emplear alguno de estosdispositivos aisladamente. Si se nos permite unametáfora musical, entendemos estos dispositivosmás bien como pequeños motivos que contribuyeneventualmente, y probablemente en combinación,a generar frases que en definitiva son distinguiblescomo parte de una melodía reconocible. Cabe con-siderar que estos recursos usados en el contextoconversacional para elicitar la competencia comu-nicativa del paciente, orientada a la dimensión ex-presiva, se constituyen en una perspectiva deestudio de patrones de conversación orientados afacilitar la generación de nuevos significados (“au-todescubrimiento”) en la conversación del símismo. Por ejemplo, un camino interesante loofrece el atender a la estructura ilocutiva de adi-ción, simplificación, y operadores para el lenguajevago, que anticipan la posible emergencia del focoautorreferencial performativo.

Por otro lado, el presente análisis pretende im-plicar que la presencia, en una terapia exitosa, deluso de un lenguaje performativo-autorreferencial esconsistente con la línea de investigación en actosde habla que apunta a la presencia del uso de estepatrón linguístico en momentos de cambio, en dis-tintos tipos de orientación terapéutica (Arístegui etal., 2009; Arístegui et al., 2005; Krause et al., 2006;Reyes et al., 2008). Por otra parte si bien el análisisofrecido en este trabajo se circunscribe a un soloproceso terapéutico de orientación gestáltica, elhecho de que esta manera de conversar con foco-yo sea saliente en este caso no resulta particular-mente sorprendente, como acabamos de señalaren el contexto de la tradición gestáltica de terapia,que prescribe directamente el uso de la primerapersona del presente indicativo (Arístegui, 2002).La contribución del presente análisis se restringea mostrar algunas posibilidades terapéuticas(Peräkylä, 2004): maneras en que un cambio defoco podría ser facilitado mediante ciertos dispo-sitivos conversacionales. Si hemos de sacar unaconclusión más amplia, diríamos que en tanto hayevidencia de que ciertas formas de terapia compar-ten esta forma de hablar (Arístegui et al., 2009;Arístegui et al., 2005; Stiles, 2002), resultaría in-vestigativamente provechoso poder examinar siestos u otros dispositivos son identificables enotras formas de psicoterapia, y si cumplen algúnrol en esta tarea conjunta.

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ción del significado como uso (Austin, 1982;Wittgenstein, 1953). La extensión propuesta es aque-lla que deriva de una comprensión del significado ensu concepción semántico-pragmática, poniendo énfa-sis en el diálogo terapéutico como proceso conversa-cional para la construcción de nuevos significados.

La dimensión pragmática del significado de una ex-presión puede entenderse como la acción social oaquello que se hace con lo que se dice. Austin (1982)llamó ilocutivo al acto que se realiza convencional-mente al emitir ciertas palabras en ciertas situacionesdeterminadas. El acto que convencionalmente se re-aliza al responder “iré” o “sí” ante la pregunta “¿irásmañana?” se puede explicitar con “prometo que iré”.El acto es afortunado cuando el hablante, al apelar aestas convenciones, es comprendido por el interlocu-tor en lo que intenta comunicar (intención comunica-tiva), mientras que cuando la intención no escomprendida, el acto es desafortunado. Las accioneslingüísticas no son propiamente verdaderas ni falsas–como podría entenderse desde la dimensión semán-tico-sintáctica del lenguaje–, sino más bien son afor-tunadas o desafortunadas (comprendidas o nocomprendidas por otro) en su realización (perfor-mance); así, cuando la performance es exitosa, la ac-ción se co-instituye. Desde este encuadre, el cambiode significado planteado por la Teoría del Cambio Sub-jetivo ocurre tras la constituciónde una nueva posicióndel yo, que permite la generación de una relación dediálogo-autodiálogo con esta otra posición del yo.

El núcleo gramatical-pragmático de aquellas ver-balizaciones que corresponden a un momento decambio ha sido descrito, en diversas formas de psi-coterapia (Arístegui, Reyes, Tomicic, Vilches, Krauseet al., 2005), como el uso de la autorreferencia. Enotras palabras, se ha mostrado en forma consistenteque los momentos de cambio en diversas formas depsicoterapia comparten una misma estructura per-formativa: el uso por parte del paciente de la primerapersona (yo), refiriéndose a sí misma (Anderson,1997; Anderson y Gehart, 2007; Arístegui, 2015;Hermans y Dimaggio, 2004; Martínez, 2010; Shotter,2008; Stiles, 2002; Valsiner, 2007).

El presente trabajo deriva de esta perspectiva deanálisis cualitativo-pragmático, y pretende avanzar enla comprensión de los episodios de cambio en tantoque secuencias cerradas en la conversación terapéu-tica que son “afortunadas” en cuanto a que se lograconstituir, con lo que se dice, una nueva posición delyo (Arístegui et al., 2009). Una secuencia se cierracuando la intención comunicativa o fuerza ilocutivade un acto de habla es validada por otro. De las cincofuerzas ilocutivas básicas (Searle y Vanderveken,1985), la fuerza expresiva –o la intención de expresarun estado psicológico– aparece como especialmenterelevante en un momento de cambio (Arístegui et al.,2005). Lo anterior es consistente con el hallazgo deque, con anterioridad a un momento de cambio (enun episodio de cambio), en la conversación terapéu-

tica es discernible un cambio de foco (Arístegui et al.,2009). Por ejemplo, el terapeuta invita a re-focali-zarse en el yo-aquí-ahora (episodio de cambio), elcambio es aceptado, y se constituye una nueva posi-ción del yo (momento de cambio).

En síntesis, el estudio de los momentos de cam-bio desde una perspectiva semántica ha validadoprogresivamente la Teoría del Cambio Subjetivo enel sentido de especificar qué es lo que cambia en psi-coterapia. Desde una mirada del significado comouso (pragmática) es posible proponer una estructuraperformativa ilocutiva en los momentos de cambio,y una secuencia cerrada en el segmento más ampliode conversación o episodio de cambio. Desde estaperspectiva, una manera de entender el cambio te-rapéutico en distintas formas de terapia exitosas esobservando la constitución de nuevas posiciones enla forma de actos de habla expresivos, autorreferen-ciales. Una observación interesante es el patrón re-cursivo de cambio de foco que ocurre en algún puntode los episodios de cambio, y que precipita el cierreen un momento de cambio. En particular, un foco“alguien-allá-entonces” (esquema relacional yo-otro) es sistemáticamente cambiado hacia un foco“yo-aquí-ahora” (yo-yo o yo-mí) (Arístegui et al.,2009). El propósito del presente artículo es dar unpaso adelante en el sentido de acercar este conoci-miento a la práctica clínica, explorando en mayor de-talle de qué manera el terapeuta puede facilitar estamanera de hablar (expresivo-autorreferencial). Esdecir, el análisis realizado en este trabajo explicitarecursos para generar un cambio de foco, los queson realizados habitualmente, pero comprendidossolo implícitamente por los participantes.

Recursos para Conversar

El Análisis de la Conversación (AC) ha venido es-tudiando la conversación como un proceso socialorganizado (Heritage y Clauman, 2010; Hutchby yWooffitt, 2008). Aquello que organiza las conversa-ciones, y que ha sido revelado por el AC, son ciertospatrones, o estructuras conversacionales. Porejemplo, el par adyacente pregunta-respuesta esuna estructura conversacional que es rutinaria-mente comprendida en forma práctica; esto es, loshablantes pueden apelar a la familiaridad de estasestructuras para hacer sus intenciones reconoci-bles por sus oyentes. Llamamos a estas estructurasrecursos conversacionales, en tanto un hablante in-terpreta prácticamente en sus respuestas que suinterlocutor está expresando una emoción sin ne-cesidad de haberse explicitado que dicho enun-ciado había de interpretarse como un actoexpresivo. Es decir, los hablantes tienen “métodos”(Heritage, 1984) para reconocer lo que su interlo-cutor quiere decir o hacer a partir de lo que dice,aunque el interlocutor no lo explicite.

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El presente estudio se basa en la idea que tera-peutas y pacientes pueden constituir un cambio defoco en su manera de hablar, porque utilizan recursosconversacionales (como un cierto tono de voz, gesto,o palabra) que hacen que la acción sea reconociblecomo la acción que es. De acuerdo a Heritage (2001)tales recursos derivan de tres rasgos centrales alos cuales el AC presta atención, a saber: el posi-cionamiento secuencial, la proyección de relevan-cia y la exhibición de entendimiento. Es decir, enuna conversación, cualquier turno de habla seproduce con una orientación a lo que se dijo an-teriormente. Lo que se dice proyecta la relevanciade un rango particular de acciones para que elotro ejecute en el próximo turno de habla (par ad-yacente), y exhibe un entendimiento de las accio-nes precedentes en múltiples niveles (que el turnoanterior terminó, que estaba dirigido a él, que erauna queja, etc.).

El análisis que ofrecemos a continuación consisteen explorar posibilidades terapéuticas (prácticasconversacionales) que invitan una manera de con-versar que ha mostrado ser fructífera en procesos deterapia exitosos. Se trata de explorar recursos con-versacionales, comprendidos en forma práctica porla díada paciente-terapeuta, que facilitan la emer-gencia de una manera de hablar que hemos carac-terizado como discurso autorreferencial. Estamanera de hablar surge cuando el cambio de focopropuesto por el terapeuta es aceptado y validadopor el paciente. El fenómeno que queremos analizara continuación es precisamente este cambio de foco.El énfasis en el presente análisis lo ponemos enton-ces en cómo específicamente el terapeuta, a travésde un uso particular de ciertas prácticas conversa-cionales, contribuye a hacer relevante ciertas formasde hablar por parte del paciente (autorreferencia).Ahora bien, este énfasis en la acción iniciadora delterapeuta no puede hacernos perder de vista que elcambio de foco es un fenómeno de acción conjunta(par adyacente) que sólo se constituye con la activi-dad respondiente del paciente, que es la que deter-mina que la invitación (al cambio de foco) sea unacto afortunado (Austin, 1982).

Método

ParticipantesPara el presente análisis se utilizó un proceso te-

rapéutico completo, de orientación gestáltica, cuyassesiones fueron registradas en audio y video. Estapsicoterapia fue escogida aleatoriamente para unestudio en profundidad, a partir de una base dedatos que incluye catorce procesos psicoterapéuti-cos completos, registrados en Chile, entre los años2003 y 2008. Todos los participantes (consultantesy terapeutas) de estas psicoterapias firmaron con-sentimientos informados en los que aceptaron que

sus terapias fuesen grabadas en audio y video y ana-lizadas para fines de investigación.

La díada terapéutica de la terapia analizada es-tuvo conformada por un terapeuta gestáltico expe-rimentado y una paciente que consultaba porproblemas matrimoniales. El matrimonio tiene unhijo pequeño. La consultante había iniciado la tera-pia evaluando la posibilidad de separarse. El pro-ceso terapéutico individual se prolongó por seissesiones, para luego continuar con un formato de te-rapia de pareja. Desde la perspectiva de la pacientey del terapeuta (en entrevista de seguimiento) elproceso individual fue considerado exitoso. Para elpresente trabajo se analizaron las sesiones indivi-duales, que culminan exitosamente con el inicio dela terapia de pareja.

DiseñoEl estudio se guió por una metodología cualitativa,

de análisis conversacional (Hutchby y Wooffitt, 2008),aplicada a la interacción de paciente y terapeuta enepisodios de cambio y el contexto conversacional –previo y posterior– de éstos. Esta metodología resultaidónea para describir maneras de conversar pormedio de las cuales los participantes de una interac-ción consiguen realizar su(s) tarea(s) en un contextode conversación institucionalizada (psicoterapia). Eneste caso particular, el análisis de la conversación re-sulta de utilidad para la observación de recursos con-versacionales que facilitan la constitución de uncambio de foco hacia la primera persona singular enel paciente (autorreferencia).

ProcedimientoLa selección del proceso psicoterapéutico com-

pleto, así como de los episodios de cambio, se rea-lizó de acuerdo al procedimiento aplicado en elmarco del trabajo de Krause et al. (2006), incluyendola satisfacción del criterio de éxito terapéutico a tra-vés de una entrevista de seguimiento, realizada tresmeses después de concluido el proceso terapéutico,a la consultante y al terapeuta. La delimitación delos segmentos a analizar se llevó a cabo identifi-cando y seleccionando episodios de cambio acepta-dos consensualmente mediante un análisisintersubjetivo (triangulación de investigadores) ba-sado en criterios establecidos en trabajos previos(Krause, De la Parra, Arístegui, Dagnino, Tomicic etal., 2007; Krause et al., 2006). Usualmente, la dura-ción de los episodios en la terapia analizada es detres a cinco minutos, abarcando cerca de 30 turnosde habla por cada participante.

Con posterioridad a la delimitación de los episo-dios de cambio, dos analistas codificaron, en formaindependiente, los actos de habla en la muestra deepisodios. En primer lugar, codificaron cada unidadconstruccional de turno en el diálogo (Hutchby yWooffitt, 2008). La codificación consideró el foco decada unidad construccional de turno atendiendo a la

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fuerza ilocutiva, de acuerdo a tres posibilidades. Laprimera es foco-otro, cuando el hablante se encuen-tra hablando acerca de otra persona, en otro tiempoy lugar, con una fuerza ilocutiva principalmente aser-tórica – la intención es describir un hecho. La se-gunda es foco-yo (cuando el foco de la enunciaciónes el propio hablante, en el momento presente, conuna fuerza ilocutiva principalmente expresiva/decla-rativa – la intención es expresar un estado psicoló-gico. Aunque la codificación de las sesiones sepuedo realizar casi exhaustivamente atendiendo ala dicotomía foco-otro o foco-yo, se incluyó comotercera posibilidad los casos de ambigüedad o inde-finición. Para seleccionar cada una de las unidadesconstruccionales incluidas en la investigación, seconsideraron solamente los casos en que huboacuerdo entre la codificación de ambos analistas.

Con posterioridad a la codificación inicial, se re-gistraron las secuencias conversacionales en las queun cambio en el foco era afortunado, esto es, cuandono sólo uno de los participantes cambiaba de foco(por ejemplo, el terapeuta a través de una pregunta),sino cuando esa invitación a cambiar de foco era dehecho respondida. En tercer lugar, el procedimientoconsistió en hacerse la pregunta sobre el recurso o“método” con el cual el cambio de foco fue desem-peñado (Heritage, 1984). Finalmente, dicho recursofue nombrado atendiendo al tipo de acción reali-zada, –a lo que el enunciado efectivamente hace enel contexto inmediato de la conversación– para de-tectar si era posible encontrar otros ejemplos de lamisma categoría en otros lugares en que un cambiode foco fuera conjuntamente constituido.

Resultados

En esta sección presentamos las cuatro tipos derecurso conversacional usados por el terapeuta queemergieron del análisis realizado, denominados:Corte, Desacuerdo Débil, Exhibición de Entendi-miento y Gestión del Asunto.

Todos estos recursos comparten la característicade invitar a un cambio de foco, y de hecho lo consi-guen (son “afortunados”) en diversas ocasiones delas sesiones observadas. Los recursos son analiza-dos conversacionalmente, haciendo énfasis en su di-mensión performativa (lo que el recurso “hace” enla conversación). Para ello, ejemplificamos cada unode estos dispositivos con algún extracto de la terapiagestáltica analizada. Por limitaciones de espacio,presentamos sólo algunas de las sub-categorías queexplicitan estos usos en las transiciones desde elfoco-otro al foco-yo.

CorteTodos los segmentos analizados comienzan con

un foco-otro en la conversación, el cual puede exten-derse por varios turnos, especialmente durante las

primeras sesiones. Luego, el terapeuta comienza ainvitar a conversar de manera autorreferencial, pro-poniendo un foco-yo de diferentes maneras. Una delas más salientes es la que hemos llamado corte di-recto, o simplemente, Corte.114. P: ni siquiera pensó en el precio, no, nada y él

pidió el crédito y él lo compró y él se endeudó,entonces, mi suegra primero hacía acuerdos:“tú me compras el departamento y te voy apagar la mitad del dividendo; al tiempo despuésdecía: “no, es que en realidad yo no puedopagar el dividendo, la mitad, yo no puedo pagarnada”, ¿te fijas? En cambio, cuando nosotros es-tábamos buscando donde vivir, una casa, un de-partamento, él siempre encontraba caro,siempre encontraba caro, siempre caro, en cam-bio, cuando tiene que darle a ella, no importanlos recursos; entonces, por eso creo que sunorte no está bien enfocado.

115. T: ya, y la pregunta que tengo es, ¿en qué tepuedo ayudar yo en todo esto?

116. P: eh 117. T: como psicólogo118. P: sí, a clarificarme un poco, dónde, para dónde

tengo que ir yo, yo119. T: eso significaría, que (incomprensible) incluso

si te separas o no te separas120. P: si121. T: ¿si te divorcias o no te divorcias?122. P: si123. T. o sea, igual tú estás diciendo, me quiero di-

vorciar, pero tan claro entonces no lo tienes124. P: no, porque yo me pillo con que, de repente

vuelvo a ceder, pero de repente me digo (in-comprensible)

125. T: mh, es como, es como, que por un lado tepones clara y dices “no más” y por otro lado, hayalgo tuyo que te dice “no, bueno ya, qué sé yo”

Sin lugar a dudas en este extracto ocurren múl-tiples acciones en múltiples niveles; sin embargo,queremos poner énfasis aquí en uno de los elemen-tos que creemos que contribuye a un cambio defoco en la conversación, que supone que el pacientetome posición respecto de sí (autorreferencia). Elextracto comienza en el turno 114, pero esta conver-sación con foco otro-allá-entonces en que se habla“acerca de” un conjunto hechos del mundo (fuerza“asertórica”) viene al menos del turno 84, donde lapaciente comienza a elaborar, en conjunto con el te-rapeuta, una queja en relación a la relación de sumarido con su madre. Por el momento, quisiéramosremarcar el turno 115 como clave en la gestión delcambio de foco, y en particular la partícula “ya”, alcomienzo del turno.

Podemos describir el recurso del Corte, como undispositivo cuyo punto ilocutivo es precisamenteconducir a un cambio de foco o de tema. Este dispo-sitivo aún no especifica la dirección o el “hacia

CUATRO PRÁCTICAS CONVERSACIONALES PARA PROPICIAR UN CAMBIO DE FOCO TERAPÉUTICO

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dónde” del cambio, y en este sentido no es un dis-positivo completo como para sugerir un cambiohacia un foco yo-aquí-ahora, pero es relevante encuanto a que es comprendido (prácticamente) comouna suerte de aviso, una llamada de atención de quealgún tipo de cambio ocurrirá a continuación. Eso eslo que muestra el procedimiento de prueba (TenHave, 2007) del turno siguiente: es justamente en elturno siguiente (y los subsiguientes) cuando la pa-ciente reconoce la invitación y, mediante una auto-rreferencia, realiza una segunda parte consistentedel par adyacente.

En términos generales, este Corte se realiza através del uso de una pequeña palabra o expresióntal como el “ya” del ejemplo, con una pausa poste-rior indicada por la coma. Como este recurso no es-pecifica la orientación del cambio, el terapeutanecesita otra parte para completar el turno, y utilizaotros dispositivos para ocasionar una autorreferen-cia. Esto resulta interesante, porque ambos partici-pantes comprenden (tácitamente) que la unidadconstruccional de turno está compuesta por dospartes (Hutchby y Wooffitt, 2008). La pacientemuestra –con su propio silencio– que comprendeque luego del dispositivo de Corte (el “ya,”) aún noes su turno para hablar; su respuesta de silenciopuede considerarse evidencia de que comprendeque hay una parte del turno que falta para poder se-guir la conversación, y el terapeuta puede hacer unapausa bastante larga sin ser interrumpido. De estamanera, mediante el Corte, terapeuta y pacienteconsiguen atender conjuntamente a un nuevo focode su conversación.

Nótese que en los turnos 120 y 122, aun cuandola paciente dice dos monosílabos (“sí”), la fuerza ilo-cutiva tiene el foco puesto en la primera persona, ysupone un comportarse consigo misma (una delibe-ración), que es relevado aquí como un modo com-pletamente distinto de hablar: su punto ilocutivo noes asertórico, sino expresivo-declarativo. En el turno123, el foco-yo queda claro en la formulación (Antaki,2008) del terapeuta, y se mantiene hasta el turno133. Finalmente, vale recalcar que este dispositivoes muy recurrente durante las primeras dos sesio-nes; otros ejemplos con que se desempeña una ac-ción similar (de Corte), además del “ya,” son: “aver,”, “ahora,”, “bien,”, “o sea,”.

Desacuerdo DébilEste segundo recurso, Desacuerdo Débil, con-

siste en una manera cuidadosa de mostrar un des-acuerdo en relación al tema que terapeuta ypaciente están tratando. Es decir, dado que plantearun desacuerdo en el foco conlleva problemas rela-cionales en la interacción –es una respuesta “no-pre-ferida” (Pomerantz, 1984)– el desacuerdo se planteade una manera afiliativa o haciendo trabajo de cara(Heritage, 2001), de modo que la relación entreambos se mantenga en buenos términos. Cuando el

paciente está focalizado-en-otro, el terapeuta puedeejecutar un Desacuerdo Débil como una manera dehacer un cambio desde un foco-otro a un foco-yo.

Él A(p), ¿y tú A(p)?. Una de las maneras en queel Desacuerdo Débil es realizado puede para-frasearse como “él/ella tiene esa actitud con res-pecto a p, ¿y tú?”.339. P: entonces él me dijo ´no que se puede, que

sé yo, que yo voy a cambiar blablabla´, cambió,efectivamente cambió, hasta que nació Benja-mín, hasta ahí llegó, y de ahí volvió a ser él

340. T: ya, ¿qué crees tú qué pasó cuando nació elhijo, Benjamín?

341. P: yo creo que él se sintió vulnerable, porque aél le gusta tener el control absoluto, entonces elque se enferme el Benjamín ya es, a él le pro-voca mucha incertidumbre, porque necesita cul-par al otro, necesita que el otro se haga cargo.

342. T: mh, como que le gusta esta parada de podera él, ¿no? ¿y a ti?

343. P: no344. T: pero con él sí, no sé, no lo afirmo345. P: no sé, no que yo por ejemplo he tratado yo

siempre he sido (incomprensible), pero cuandoesa persona no quiere, o no lo acepta, o noexiste, tal vez pues entonces, nunca se lo hedicho ni nada/¿?, entonces, pero yo necesito lu-char, luchar, luchar (…) me desgasta muchísimo,muchísimo, pero tampoco logro cosas, porquesé que hay un abismo y él a los cinco minutos…

Este extracto (S1 339-345) ocurre poco despuésdel primer momento de cambio distinguido entre losturnos 317 y 321 de la primera sesión. Como es de es-perar (Arístegui et al., 2005; Reyes, Arístegui, Krause,Strasser, de la Parra et al., 2008), el momento decambio ocurre con foco-yo, y con marco psicológico.Asimismo, el episodio de cambio transcurre marca-damente en una conversación con foco-yo, que con-trasta con otros segmentos de la sesión. Ahora bien,luego del momento de cambio, el foco-yo se man-tiene cerca de quince turnos (335), luego de los quela paciente vuelve al modo asertórico él-allá-enton-ces. Junto al terapeuta ella comienza a elaborar loque podrían ser quejas o interpretaciones acerca delestado psicológico de su pareja actual, como seejemplifica en los turnos 339 y 341. En el turno 340,el terapeuta promueve la conversación foco-otro conel diseño de su pregunta, que pide una evaluacióndel estado psicológico del marido en un momentoque han venido construyendo como significativo, ha-ciendo relevante y “preferida” la respuesta del turno341. Sin embargo, en 342 puede verse un turno, nue-vamente compuesto, que invita al cambio del objetomismo de la conversación (foco). La primera parte delturno consiste en la realización de un acuerdo con lapaciente, que es “preferido”, y en la segunda parteel terapeuta propone el cambio de foco, usando lasegunda persona singular (“tú”). La segunda parte

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del dispositivo involucra mantener el marco utilizadopor la paciente –tanto la formulación del contenidoproposicional (“esta parada de poder”) como de laactitud frente a la proposición (“le/te gusta”)– peroinvolucra también cambiar de foco al modificar el“objeto de predicación”: la paciente misma.

De esta manera, la segunda parte de este recursoconversacional, que consiste en realizar un desacuerdoen el focodel enunciado, es “debilitada” por el acuerdoen la primera parte. En lugar de cuestionar (p), lamantención de la actitud proposicional aludiendo auna posición en 1ª persona permite indeterminar elcontenido proposicional sin cortar la relación. Estofavorece la afiliación entre ambos (trabajo de cara)y presumiblemente la aceptación del cambio de focoen los turnos siguientes. Efectivamente, el “no” enel turno 343 tiene un foco-yo, así como buena partedel turno 345. Sin embargo, la coordinación demarco no se produjo completamente en este inter-cambio, y de hecho en la última parte del turno 345hay un alusión a foco-otro, aunque desde una auto-rreferencia o foco-yo que posibilitará un episodio decambio en turnos subsiguientes.

“Sí (foco-otro), pero (foco-tú)”. El siguiente re-curso que presentaremos es también una forma derealizar un Desacuerdo Débil, y está compuesto tam-bién de dos partes. En la primera parte se gestionala afiliación paciente-terapeuta a través de la reali-zación de un reconocimiento de lo recientementedicho (un acuerdo con el foco otro-allá-entonces),seguido de una extensión que marca el desacuerdoen el foco de la atención conjunta, más que en elcontenido o marco,. 345. P: todo para que, para lograr su objetivo, en el

fondo hacer todo sin ningún esfuerzo y yo creoque ahí el Manuel engancha absolutamenteporque ve a su madre ahí, porque su mamá nopuede hacer nada, porque nunca ha hechonada por ella, siempre todo se lo han hecho, en-tonces pobrecita ella, pero ahí también yo mepregunto hasta, hasta dónde pues, cual es el lí-mite de esto.

346. T: claro, claro347. P: ¿te fijas?348. T: ahora, yo entiendo eso, y también, es cues-

tionable su posición, tampoco, tampoco esadecuada, te das cuenta, ahora de repente fí-jate que me está llegando una cosa importante¿no? que el puntito que te duele es decir ́ no mequiere a mí´, y sí quiere a la mamá

349. P: o sea, si él me quiere, pero yo creo quecuando formas pareja es prioridad en esta vida,se formó, ¿te fijas? y yo creo que esa prioridadno la tiene

350. T: o, o la está viendo de otra manera, o la está,o, o de repente, bien, de nuevo imaginemos, denuevo imaginemos, que es muy importante lasexplicaciones que yo me doy (P seca lágrimas),¿ya? porque frente a esta explicación que dices,

no soy prioridad para él351. P: no352. T: y mi hijo tampoco, lo que te estoy diciendo

es que si yo, si él me quisiera de verdad, yosería prioridad para él, si no soy prioridad paraél, es porque no me quiere, y ahí viene un dolormuy grande

353. P: mh354. T: porque tú no me estás hablando de que tú te

vas porque no lo quieres, tú me estás hablandode que tú te vas porque con todo esto lees queél no te quiere

355. P: o no lo suficiente 356. T: o no lo suficiente 357. P: o de la manera que yo quisiera

En este extracto (turnos 345 al 357) nuevamenteocurren muchas contribuciones al cambio de foco,pero nos centraremos por el momento en este dispo-sitivo de Desacuerdo Débil. El segmento se inicia conuna unidad construccional de turno con foco-otro(345-347), realizando el terapeuta y en realiza unCorte (“ahora”), seguido de un acuerdo en foco ymarco (“yo entiendo eso, y también, es cuestionablesu posición…”) en los turnos 348 al 350. Sin em-bargo, ese acuerdo es comprendido como parte deuna unidad construccional de turno más amplia, quecontinúa con un desacuerdo (“ahora de repente fíjateque me está llegando una cosa importante ¿no? Queel puntito que te duele es decir ‘no me quiere a mí, ysí quiere a la mamá’ ”). En este punto, cuando el cam-bio de foco ha sido insinuado, la interacción sevuelve problemática; el terapeuta es interrumpidocon la reparación de la paciente en el turno 349quien, además, muestra una emoción particular enese momento (lágrimas). En el turno 350 el terapeutaescucha, reconoce e incorpora dicha intervención ensu propia reparación, pero mantiene el cambio defoco en yo-aquí-ahora. Interesantemente, lo haceusando, entre otros dispositivos, la primera personasingular (“las explicaciones que yo me doy, ¿ya? por-que frente a esta explicación que dices, no soy prio-ridad para él”). Aquí se produce un término legítimode turno, y una invitación a estar de acuerdo o endesacuerdo. En el turno 351, la paciente muestra elacuerdo al decir “no”, y ello también confirma que elfoco de la conversación se ha co-instituido (es auto-rreferencial). El tipo de conversación no es ya aser-tórico, sino expresivo-declarativo, aun cuando elmarco lingüístico sea propuesto por el terapeutatanto en el turno 352 como más adelante en los tur-nos subsecuentes, a través de formulaciones (Antaki,2008) y respuestas cándidas (Pomerantz, 1984).

A lo largo de las transcripciones se pueden ob-servar diversas variantes del Desacuerdo Débil, talcomo las dos versiones ya revisadas. Una tercera va-riante del Desacuerdo Débil es el condicional, quees muy similar y tiene la estructura de aceptar elfoco-otro en el antecedente (acuerdo), que “debi-lita” el desacuerdo con el foco exhibido en el conse-

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cuente. El debilitamiento se puede aumentar aúnmás si el consecuente se formula con tono de pre-gunta (“Si F(o), ¿entonces F(tú)?”). Una cuarta va-riante de Desacuerdo Débil es “cuando escucho lapalabra ‘agresividad en él’ me gustaría que te pre-guntes…”; y una quinta es “qué te pasa a ti cuandoF(o)?”. Adicionalmente, cada variante puede tenersubvariantes, es decir, puede ser formulada de di-versas maneras para distintas ocasiones. Por ejem-plo, en la versión “Sí (foco-o), pero (foco-tú)” elterapeuta puede mostrar un signo de reconoci-miento como “mh” o “ahá” (Jefferson, 1984), y luegopedir que el paciente tome una postura frente a esecontenido, invitando así el nuevo foco autorreferen-cial (por ejemplo: “Mh, ¿y qué te sirvió de eso?”).Otra alternativa vista es usar otros signos de reco-nocimiento y luego realizar un contraste que involu-cra dos maneras de focalizar una misma situación(por ejemplo: “Sí, sí, lo que pasa es que una cosa es(foco-o) y otra (foco-tú)”). Con todo, creemos quetodas estas variantes y subvariantes presentan esteparecido de familia que hemos denominado aquíDesacuerdo Débil, y cuyo rol consiste en proponeruna nueva manera de conversar que es no-preferidaen los contextos en que aparece.

Exhibición de Entendimiento El tercer recurso que quisiéramos ilustrar en este

trabajo se llama Exhibición de Entendimiento, y con-siste en lo siguiente: el terapeuta puede enunciaruna pequeña señal o muestra mediante la cual ex-hibe no sólo un reconocimiento, sino el haber lo-grado en ese preciso momento un posibleentendimiento respecto de la experiencia del pa-ciente, y que es su deseo querer compartir tambiénese preciso momento. Por ejemplo, obsérvese el si-guiente extracto tomado de los primeros intercam-bios durante la segunda sesión (turnos 18 al 23), enla que el terapeuta pregunta por la evaluación quela paciente hace de la sesión anterior. Como con-texto, la paciente inicia su respuesta con foco-yo, ex-presando que se sintió más “contenta” y “limpia”, yque pese a haber enfrentado situaciones estresan-tes, sintió “que podía solucionarlo” (turno 14). Sinembargo, como se muestra en 18, comienza a elabo-rar un turno con foco-otro que es interrumpido porun “entendimiento” del terapeuta en el turno 19:

1. P: una opción sí, sí, pero no sé, si él también, peroél también, descubrí yo, también

2. T: ya, como que te dejó tranquila la parte tuya,que tiene que ver contigo

3. P: sí4. T: ¿cuál fue la parte que hablamos que más sen-

tido te hizo?5. P: que tú me dijiste, tú lloras, pero te estás, te ves,

en realidad la imagen que tú proyectas es otra, nolo que tú sientes

6. T: mh

En la línea 18, a pesar de que la paciente no pa-rece haber terminado su turno, el foco-otro ya pa-rece reconocible para el terapeuta. De hecho, en lalínea 19, el turno del terapeuta se escucha como unainterrupción del turno de la paciente, el cual puedeconsiderarse una invitación a abandonar el foco-otroy abrir espacio para retornar al foco-yo (“te dejótranquila la parte tuya, que tiene que ver contigo”).El terapeuta utiliza un recurso (“ya,”) que si bien re-cuerda al dispositivo de Corte, el modo en que esempleado en este contexto muestra que lo que la ex-presión tiene es un excedente de significado en sufuerza ilocutiva. La expresión parece hacer un tra-bajo adicional. En el contexto conversacional, el “ya”se escucha como una manera en que el terapeutamuestra a la paciente que ha comprendido algo quela paciente está tratando de expresar. Resulta inte-resante que esta partícula es comprendida porambos como la primera parte de un turno com-puesto, es decir, el terapeuta “no puede” solo hacerla Exhibición de Entendimiento y permanecer en si-lencio a continuación. Si ese fuese el caso, presumi-blemente, el terapeuta sería interpelado a darcuenta o justificar aquella ausencia notoria (Hutchbyy Wooffitt, 2008). Mediante la utilización de este re-curso (Exhibición de Entendimiento), el terapeutaestá, pues, constreñido a mostrar a continuación enqué consiste el entendimiento que acaba de obte-ner. Mediante un uso del modo indicativo, dicha ex-plicitación involucra una focalización en el self de lapaciente como objeto de referencia. Así, en el turnosiguiente (20), la paciente toma posición respectode sí misma (“sí”). La constitución del cambio a unfoco-yo queda confirmada cuando el terapeuta, apesar de hacer una pregunta que en sí misma noconstriñe el foco, da por sentado su lugar en la se-cuencia. Efectivamente, en el turno 22 la pacienteusa un marco de segunda persona singular (“tú llo-ras, pero te estás, te ves…”), pero pragmáticamenteel foco es claramente autorreferencial. En el turno23, el terapeuta valida nuevamente la respuesta conuna señal de reconocimiento (“Mh”). Luego de esteintercambio, mantienen una conversación con foco-yo hasta que terminan de “revisar” la sesión ante-rior, y es el propio terapeuta el que propone unfoco-otro para abrir una nueva temática.

En otros lugares de las transcripciones hemosobservado que la Exhibición de Entendimiento es re-alizada con otras palabras similares como “Aah” o“Mmh”, enunciando, primero, estas vocalizacionescon una cierta entonación, y luego, la explicitacióndel entendimiento con foco-yo que completa la uni-dad construccional de turno.

Gestión del AsuntoEl segmento que acabamos de observar nos per-

mite introducir un cuarto dispositivo: Gestión delAsunto. En esta sección introduciremos este dispo-sitivo en la forma de una de sus subcategorías, de-

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nominada Lenguaje Vago. Como puede notarse, enel turno 19, que hemos designado como crítico en elcontexto del cambio de foco, el terapeuta ocupa unmodo de hablar que ofrece su propia edición de lorecientemente escuchado, utilizando para dicha for-mulación algunos conectores que promueven unaindeterminación del referente (“como que”; “parte”,“tiene que ver”). En otros lugares de las sesiones esposible identificar una serie de verbalizaciones simi-lares que utilizan Lenguaje Vago. Las más comunesincluyen: “es como”, “como si”, “de algún modo”,“parece que”, “en principio, lo que pasa es que”,“tiene que ver con”, “a lo mejor”, “no tanto eso,sino”, “algo así debe pasar”, “un tema importante”.Adicionalmente, hemos observado este recurso alreferir a algún tipo no especificado de objeto/rasgomental en vías de especificación, como hablar de“esta fortaleza que aparece…” o “esta pena…”. Asi-mismo, el uso del presente continuo de un verbo noespecificado aparece con relativa frecuencia (“parair comprendiendo/entendiendo…”). Por último,hemos observado el uso generalizado de una multi-plicidad de indexicales (ahora, ahí, eso, ese, este,así, más allá, más acá, etc.) y adverbios de cantidad(mucho, poco, más, menos, etc.).

Hemos clasificado toda esta gama de preferen-cias en la sub-categoría de Lenguaje Vago, cada vezque su uso hace el trabajo de dar una formulaciónprovisoria a algún asunto psicológico del que se estáhablando (por ejemplo, una emoción, actitud, etc).A su vez, hemos clasificado Lenguaje Vago dentro dela supra-categoría Gestión del Asunto. Gestión delAsunto agrupa prácticas conversacionales que per-miten gestionar la elaboración discursiva del conte-nido de la conversación – por ejemplo, el asuntopsicológico del cual los hablantes hablan. Dicho deotro modo, el trabajo realizado por la práctica delLenguaje Vago es una forma de Gestión del Asunto,en tanto facilita que la conversación pueda mantenerun foco-yo aun cuando el asunto o contenido delcual se habla no esté todavía demasiado claro paralos hablantes.

El Lenguaje Vago contribuye en conseguir unafocalización conjunta de un contenido psicológico,cuya formulación o marco lingüístico aún no ha po-dido coordinarse en forma aceptable para los ha-blantes. Es un “algo”, usualmente un objeto“delicado”, en vías de construcción. Lo interesantees que este uso de un lenguaje en un nivel de gra-nularidad más grueso, presumiblemente contribuyaa facilitar acuerdos preliminares en foco-marco quepermiten gestionar la intersubjetividad, y que en de-finitiva pueden considerarse precursores de un mo-mento de cambio futuro.

El uso de lenguaje vago, usualmente en adiciónal empleo de otros recursos conversacionales dentrode esta misma categoría, permiten al terapeuta po-sicionarse como una especie de acompañante, simé-tricamente, o incluso en un lugar de no-saber, para

encuadrar, construir, o “entender” conjuntamente,algún tema de relevancia que está en juego en el diá-logo terapéutico. Además del uso de lenguaje vago,dentro de esta misma categoría (Gestión del Asunto)se incluye el uso de Preguntas Prefaciadas. Porejemplo, anunciar que se va a hacer una preguntaantes de hacerla, y luego diseñar la pregunta con unfoco-yo (“la pregunta que tengo es, [¿foco-tú?]…”).Una tercera subcategoría adicional de Gestión delAsunto es otro tipo de turno prefaciado que se de-nomina Otorgamiento de Autoridad Epistémica. Entanto que dispositivo de Gestión del Asunto, su usotambién está vinculado a ayudar a encontrar marcosmás adecuados o “perspicuos” en cuanto a su capa-cidad para promover la fuerza expresiva en el con-versar psicoterapéutico. Por ejemplo, el terapeutapuede prefaciar una formulación con foco-yo di-ciendo “cómo te suena si te digo que…”. De estemodo, se “debilita” la fuerza asertórica del acto dehabla, y se vuelve un modo de afiliación cooperativo.Otros ejemplos observados son frases tales como:“me imagino”, “te vas, entiendo que te vas”. Por úl-timo, otra manera en que el terapeuta podrá realizarGestión del Asunto es a través de la Exhibición dePensamiento aquí-ahora. Con frecuencia, dicha per-formance se realiza a través de proferir, duranteaproximadamente un segundo, la sílaba “Eh”. A tra-vés de ella –y otros componentes no verbales– el te-rapeuta se posiciona como alguien que estápensando en la unicidad de lo que está ocurriendoen un momento dado; como alguien que está tra-tando de entender algo “delicado” o “profundo” enrelación con el self de la paciente.

Discusión

El análisis de caso realizado en esta terapia ges-táltica nos ha mostrado una diversidad de manerasde hablar que contribuyen a un cambio de foco queinvita a hablar autorreferencialmente. En otro lugar(Arístegui, Gaete, Muñoz y Salazar, 2007), lo hemosdescrito como un cambio desde una posición yo-subsidiaria a una posición yo-focal, siguiendo el es-quema desde-hasta en la generación del significado,propuesta por Polanyi y Prosch (1977). Este modelosemiótico permite describir el modo de simbolizar laexperiencia en el uso del lenguaje, de modo que unatarea crucial de la terapia queda descrita como laelaboración conjunta de distintos modos de signifi-car y construir sentido, atendiendo a las presuposi-ciones de marco y foco. Desde esta perspectiva, unmomento de cambio se describe como el surgi-miento de una nueva configuración, en la que unaposición subsidiaria cambia a focal en un marco re-lacional de acción conjunta, donde el terapeuta y elpaciente se posicionan como 2ª persona respecto dela 1º persona del paciente, o de sus sub-personali-dades (Arístegui, 2012). Esta formulación resulta

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consistente con la concepción de un sí mismo rela-cional en la terapia: como un proyecto compartido,co-construido en la relación terapéutica, a partir dela internalización de la conversación de sí con otroen la elaboración y articulación de nuevos modo deser acordes con el proyecto de ser con los demás yconsigo mismo.

En este sentido, la Teoría del Cambio Subjetivose plantea aquí como una teoría subjetiva–intersub-jetiva por cuanto la toma dinámica de posicionespor parte del paciente (formulación subjetiva) esconstruida desde un espacio de relación intersub-jetivo que las hace disponibles en la conversación.Es en este espacio terapéutico en el que diversasposibilidades de ser se hacen disponibles a la rele-vancia conversacional, de modo que el paciente –ymediante el acuerdo también el terapeuta- tomauna posición dialógica con un sí o un no, respectode una posición sostenida por otro o por sí mismo(Tugendhat, 1992). En lugar de establecer un monó-logo o colonización terapeuta-paciente, los recursosconversacionales observados se adecúan a las pre-ferencias del paciente, manteniendo el flujo de laconversación-afiliación (Heritage y Clayman, 2010;Strong, 2007). En este contexto de conversaciónhermenéutica (Rorty, 1983), en el que se abre la po-sibilidad de decir algo no dicho aún, se promuevela posibilidad del cambio de foco, como propósitode la acción conjunta que posibilita nuevas posicio-nes del sí mismo.

Hemos querido poner en primer plano en esteanálisis distintas versiones de recursos conversacio-nales que aparecen como los inicios, como los pri-meros trazos que generan condiciones para invitarcon éxito esta manera de conversar que hemos ca-racterizado como performativa-autorreferencial. Enefecto, nos parece que Corte, Desacuerdo Débil, Ex-hibición de Entendimiento y Gestión del Asunto sondispositivos “pioneros”. Si se nos permite una me-táfora, son como machetes abridores de caminosque ejercen una “fuerza” inicial mayor para reorien-tar la conversación en curso y aplanar la ruta paraque otros pasos, más tenues pero más constantes,terminen de delinear el sendero. Lo anteriormentemencionado, lo proponemos en contraste con algu-nos recursos o maneras de hablar de uso reconocidoy bastante generalizado a lo largo de las sesiones(como lo son: los reflejos emocionales; la elecciónde vocabularios mentales o emocionales en las for-mulaciones del terapeuta; el uso de palabras quedenotan intencionalidad, que involucran el empleode actitudes proposicionales y asimismo el uso dela segunda persona singular por parte del terapeuta,o incluso el uso autorreferencial de la primera per-sona por el propio terapeuta; o también el uso demetáforas espaciales, agenciales, de partes o posi-ciones para referirse y construir un self). Cabe seña-lar, sin embargo –y como una distinciónimportante–, que estos dispositivos son común-

mente usados como la segunda parte de una unidadconstruccional de turno que invita a un cambio defoco, o más aún, como mantenedores del foco-youna vez que este logro conjunto se ha establecidoen algún momento dado.

En este encuadre resulta importante considerarque, al menos en los primeros momentos del en-cuentro terapéutico –probablemente antes de unalograr una alianza terapéutica (Horvath, Altimir yKrause, 2011; Stiles y Wolfe, 2006), el foco-otro es el“preferido” (en el sentido de Pomerantz, 1984). Fe-nomenológicamente, la actitud natural de los ha-blantes es a hablar con foco-otro, de manera queuna invitación hacia un foco-yo está fuera de la rele-vancia conversacional.

Siguiendo una estrategia de Análisis de la Con-versación, el haber dado cuenta de un foco-yo comono-preferido no fue un a priori, sino que fue inferidoa partir del análisis realizado. En efecto, hemos vistoque –al menos en el caso analizado– el foco-yo re-quirió un trabajo conversacional adicional: demoras(como en Corte y en Exhibición de Entendimiento),debilitaciones (como en Desacuerdo Débil), o prefa-cios, lenguaje indirecto/inferencial, justificaciones(como en Gestión del Asunto). Lo interesante aquíes que este desacuerdo no-preferido se plantea deuna manera afiliativa pero, a diferencia del estudiode Pomerantz (1984), no respecto del contenido,sino del foco. En términos de Goffman (1981) diría-mos que se trata de un cambio de pie, o footing.

En otros lugares (Antaki, 2008), se ha propuestoque la manera menos combativa o más afiliativa deproponer al paciente una visión alternativa (en com-paración a confrontaciones, correcciones, extensio-nes, o reinterpretaciones), es el uso de formulaciones.Siguiendo la forma así-que-tu-dices-X, Antaki señalaque toda formulación es una edición particular parael momento en cuestión: borra algo, selecciona algoy transforma lo seleccionado. Sin embargo, su di-seño está hecho para presentarse como si fuese soloun resumen y, en ese sentido, su poder en la secuen-cia conversacional proyecta o presupone el acuerdo.Interesantemente, dado que las formulaciones soninfrecuentes en la conversación ordinaria, su empleogeneralizado en psicoterapia sugiere que esta edi-ción local (borrar, seleccionar y transformar) leayuda al terapeuta.

Antaki (2008) distingue tres tareas que las for-mulaciones realizan en el contexto de la terapia.Dado que estas tareas ayudan al desarrollo mismode la práctica terapéutica, Antaki las define como in-tereses institucionales, a saber: interpretar psicoló-gicamente, gestionar el progreso interaccional (porejemplo: cerrando ciertos caminos de conversación),y como diagnóstico, agrupando síntomas en formasque luego se presten a interpretaciones más ajusta-das. Dado que mantener un foco-yo puede enten-derse también como un interés institucional (unatarea que facilita el desarrollo de la práctica terapéu-

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tica), nuestro análisis sugiere un cuarto uso de for-mulaciones en terapia. En efecto, el dispositivo Ges-tión del Asunto es una formulación en el sentidodescrito por Antaki (2008). Lo interesante a nuestrojuicio es que hemos visto que las formulaciones delterapeuta no sólo editan contenidos, sino que pro-ponen un modo de hablar. El uso de, por ejemplo,Lenguaje Vago (“como que te dejó tranquila la partetuya, que tiene que ver contigo”) permite gestionarel proceso. Además de editar contenidos del self (el“mí”), la formulación con Lenguaje Vago permitecentrar conjuntamente la atención de los participan-tes sobre diversas posiciones-yo (Hermans y Dimag-gio, 2004).

En este sentido, el presente análisis extiende ladiscusión planteada en un trabajo anterior (Arísteguiet al., 2009), en el que hemos venido proponiendoque el habla autorreferencial supone la generaciónde una nueva posición-yo, y en ese sentido puedeentenderse como un comportarse consigo mismo(a).Hemos visto más claramente aquí, en este microa-nálisis, que el cambio de foco se hace reconocible –al menos para los analistas– , más que como hablar“de hecho” o “literalmente” en primera persona,como un tipo de hablar con fuerza ilocutiva expre-sivo-declarativa; en breve, como un modo de hablarque supone una toma de posición frente a lo dicho.Así, un paciente hablando en “primera persona”, dela forma dominante y problemática en que usual-mente se comprende a sí mismo (“mi”), no consti-tuye un habla autorreferencial y en ese sentido no loconsideramos un “proceso de cambio”. Interesante-mente, esto resulta consistente con orientacionesnarrativas de la terapia (Gonçalves, Matos y Santos,2009; White, 2007). La invitación al cambio de focono es una invitación a seguir hablando “acerca demí”, sino una invitación a tomar posición frente aeso, a pensar/experienciar-con eso (Shotter, 2011).Esta consideración releva la noción teórica de posi-cionamiento (Harré, Moghaddam, Cairnie, Rothbarty Sabat, 2009), y junto con ello, creemos que abrelos resultados a un provechoso diálogo de la Teo-ría del Cambio Subjetivo con otras aproximacionesa la investigación de procesos de cambio que handado cuenta del proceso de internalización de laexperiencia terapéutica, como por ejemplo, el mo-delo de asimilación de la experiencia desarrolladopor Stiles (2002).

Ahora bien, ¿qué relación podemos sugerir entrelos cuatro recursos conversacionales observadosaquí, con los episodios de cambio y con los momen-tos de cambio? En primer lugar, decíamos que al co-mienzo de cada una de las sesiones observadas elfoco-yo era no-preferido y, sin embargo, en los epi-sodios de cambio este modo de conversar abunda,y en los momentos de cambio pareciera ser un re-quisito (Reyes et al., 2008). En el transcurso de lassesiones se observa un progreso en este sentido, entérminos de que la conversación autorreferencial se

va haciendo cada vez más familiar. Nos parece queun tópico relevante de investigación futura puedeser el examinar hasta qué punto y de qué maneraestas dos conversaciones se relacionan entre sí dediversas maneras. Incluso, es posible pensar la con-versación autorreferencial (no preferida) como unfuncionamiento fuera del equilibrio, pero “cohe-rente”, siguiendo el modelo de estructuras disipati-vas propuesto por Prigogine y Stengers (1984).

Sin embargo, nos gustaría más bien poner énfa-sis en esta discusión en la relación entre los cuatrorecursos “pioneros” y los demás recursos mantene-dores. En particular, nos gustaría plantear una refle-xión final, una hipótesis tal vez, respecto de estosresultados, y su relación con los episodios de cam-bio. Como hemos planteado, los cambios de focoson particularmente exitosos en los episodios decambio, es decir, logran mantenerse por varios tur-nos, hasta que se resuelve la temática en un mo-mento de cambio. Es posible pensar entonces queel terapeuta con frecuencia no sólo tiene que invitara un cambio de foco, sino que una vez conseguidoaquello, realiza un esfuerzo especial para manteneresta manera de conversar autorreferencial por variosturnos, en lo que típicamente aparece como un epi-sodio de cambio. Más aún, el hecho de codificar loscambios de foco a lo largo de todas las transcripcio-nes, nos ha permitido observar que el foco-yo esmantenido con regularidad después de un momentode cambio, incluso por largas secuencias de turnos.Tal vez ello sea un aspecto importante de lo que latradición en psicoterapia ha llamado “elaborar”. Siun episodio de cambio puede conceptualizarsecomo un segmento de conversación que comienzacon el tema al cual el cambio está vinculado, y ter-mina con un momento de cambio en el cual un cam-bio en el paciente es exhibido, quizás resulteprovechoso llamar a lo que sigue a continuacióncomo un episodio de elaboración; un segmento deconversación distinguible porque paciente y tera-peuta están coordinados en el mismo foco de inte-rés, y ambos están en un tipo de conversación (un“juego”) que consiste básicamente en buscar y en-contrar nuevas y mejores maneras, o “marcos”, quesean más perspicuos (Strong, 2008). En el futuro,podría examinarse si en aquellos momentos es elfoco-yo y no el foco-otro el ahora preferido conver-sacionalmente. Asimismo, es posible examinar si sedistribuyen en forma desigual a lo largo del proceso.Nuestra hipótesis es que aumentan progresiva-mente, y luego es posible que disminuyan a medidaque el fin del proceso se aproxima, dando lugar auna distribución en forma de U invertida, que ha sidotambién referida por otros investigadores (Gennaro,Gonçalves, Mendes, Ribeiro y Salvatore, 2011).

Adicionalmente, de ser posible el reconoci-miento e identificación de tales episodios, y de serconsiderados segmentos importantes en términosde lo que pueden mostrar en cuanto a los procesos

CUATRO PRÁCTICAS CONVERSACIONALES PARA PROPICIAR UN CAMBIO DE FOCO TERAPÉUTICO

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de cambio, sería posible explorar también cuálesson los recursos conversacionales más común-mente empleados en aquellos momentos significa-tivos. Nuestra apuesta provisional es que se utilizanmuchos de los dispositivos de cambio a foco-yo yaexplorados, pero posiblemente más sutiles o sintoda la fuerza performativa. Posiblemente aquíaquellos dispositivos “mantenedores” que no fue-ron explorados en detalle en este trabajo tengan unrol más protagónico, pero también posiblementeaparezcan más recursos interesantes.

Conclusiones

En este trabajo hemos caracterizado cuatro ma-neras en que terapeuta y paciente logran coordinarcon éxito (co-instituir) un cambio de foco en suconversación que promueve un modo de hablar re-currente en episodios y momentos de cambio enpsicoterapia. En particular, los recursos conversa-cionales de Corte, Desacuerdo Débil, Exhibición deEntendimiento, y Gestión del Asunto, mostraronser instrumentos terapéuticos, usos lingüísticosvinculados con procesos de cambio en psicotera-pia. Ahora bien, el análisis de estos recursos invo-lucró fragmentar y atomizar maneras de conversarque creemos son parte del arte de la terapia, y de-bieran ser observadas en las situaciones y contex-tos particulares en que de hecho son empleadascon éxito; al menos, su rol debiera ser examinadoal interior de “moléculas” mayores como son losenunciados en los que aparecen, las secuenciasconversacionales en las que dichos enunciados sepresentan, considerando los fines institucionalesque persiguen. Esperamos que la manera en quehemos presentado los episodios ofrecidos comoilustración de aquellos recursos conversacionalesayude a ver el cuadro más amplio. En definitiva, enningún caso concluimos que para cambiar el focose requiera simplemente emplear alguno de estosdispositivos aisladamente. Si se nos permite unametáfora musical, entendemos estos dispositivosmás bien como pequeños motivos que contribuyeneventualmente, y probablemente en combinación,a generar frases que en definitiva son distinguiblescomo parte de una melodía reconocible. Cabe con-siderar que estos recursos usados en el contextoconversacional para elicitar la competencia comu-nicativa del paciente, orientada a la dimensión ex-presiva, se constituyen en una perspectiva deestudio de patrones de conversación orientados afacilitar la generación de nuevos significados (“au-todescubrimiento”) en la conversación del símismo. Por ejemplo, un camino interesante loofrece el atender a la estructura ilocutiva de adi-ción, simplificación, y operadores para el lenguajevago, que anticipan la posible emergencia del focoautorreferencial performativo.

Por otro lado, el presente análisis pretende im-plicar que la presencia, en una terapia exitosa, deluso de un lenguaje performativo-autorreferencial esconsistente con la línea de investigación en actosde habla que apunta a la presencia del uso de estepatrón linguístico en momentos de cambio, en dis-tintos tipos de orientación terapéutica (Arístegui etal., 2009; Arístegui et al., 2005; Krause et al., 2006;Reyes et al., 2008). Por otra parte si bien el análisisofrecido en este trabajo se circunscribe a un soloproceso terapéutico de orientación gestáltica, elhecho de que esta manera de conversar con foco-yo sea saliente en este caso no resulta particular-mente sorprendente, como acabamos de señalaren el contexto de la tradición gestáltica de terapia,que prescribe directamente el uso de la primerapersona del presente indicativo (Arístegui, 2002).La contribución del presente análisis se restringea mostrar algunas posibilidades terapéuticas(Peräkylä, 2004): maneras en que un cambio defoco podría ser facilitado mediante ciertos dispo-sitivos conversacionales. Si hemos de sacar unaconclusión más amplia, diríamos que en tanto hayevidencia de que ciertas formas de terapia compar-ten esta forma de hablar (Arístegui et al., 2009;Arístegui et al., 2005; Stiles, 2002), resultaría in-vestigativamente provechoso poder examinar siestos u otros dispositivos son identificables enotras formas de psicoterapia, y si cumplen algúnrol en esta tarea conjunta.

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