00Segundo Congreso de La IC 1920 (Edit P y P)

download 00Segundo Congreso de La IC 1920 (Edit P y P)

of 85

description

Segundo congreso de la Internacional Comunista

Transcript of 00Segundo Congreso de La IC 1920 (Edit P y P)

SEGUNDO CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA

Primera Sesin, 19 de Julio

INFORME SOBRE LA SITUACIN INTERNACIONAL Y LAS TAREAS FUNDAMENTALES DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA

Discurso de Lenin

Publicado el 24 de julio de 1920

en el nm. 162 de "Pravda"(Clamorosa ovacin. Todos se ponen en pie y aplauden. El orarador intenta hablar, pero siguen los aplausos y las exclamaciones en todas las lenguas. La ovacin dura mucho.)

Camaradas: Las tesis sobre los problemas relativos a las tareas fundamentales de la Internacional Comunista han sido publicadas en todos los idiomas, y no representan algo sustancialmente nuevo (en particular para los camaradas rusos), ya que en grado considerable hacen extensivos a una serie de pases occidentales, a Europa Occidental, ciertos rasgos bsicos de nuestra experiencia revolucionaria y las enseanzas de nuestro movimiento revolucionario. Por eso, en mi informe me detendr con algo ms de detalle, aunque brevemente, en la primera parte del tema que me ha sido asignado: la situacin internacional.

Las relaciones econmicas del imperialismo constituyen la base de la situacin internacional hoy existente. A lo largo de todo el siglo XX se ha definido por completo esta fase del capitalismo, su fase superior y ltima. Todos vosotros sabis, claro est, que el rasgo ms caracterstico y esencial del imperialismo consiste en que el capi ha alcanzado proporciones inmensas. La libre competencia ha sido sustituida por un monopolio gigantesco. Un numero insignificante de capitalistas ha podido, a veces, concentrar en sus manos ramas industriales enteras, las cuales han pasado a las alianzas, cartels, consorcios y trusts con frecuencia de carcter internacional. De este modo, los monopolistas se han apoderado de ramas enteras de la industria en el aspecto financiero, en el aspecto del derecho de propiedad y, en parte, en el aspecto de la produccin, no slo en algunos pases, sino en el mundo entero. Sobre esta base se ha desarrollado el dominio, antes desconocido, de un nmero insignificante de los mayores bancos, reyes financieros y magnates de las finanzas, que en la prctica, han transformado incluso las repblicas ms libres en monarquas financieras. Antes de la guerra, esto era reconocido pblicamente por escritores que no tienen nada de revolucionarios, como, por ejemplo, Lysis en Francia.

Este dominio de un puado de capitalistas alcanz su pleno desarrollo cuando todo el globo terrqueo qued repartido no slo en el sentido de conquista de las distintas fuentes de materias primas y de medios de produccin por los capitalistas ms fuertes, sino tambin en el sentido de haber terminado el reparto preliminar de las colonias. Hace unos cuarenta aos, apenas pasaba d 250 millones de seres la poblacin de las colonias sometidas por seis potencias capitalistas. En vsperas de la guerra de 1914, en las colonias haba ya cerca de 600 millones de habitantes, y si agregamos pases como Persia, Turqua y China, que entonces eran ya semicolonias, resultar, en cifras redondas, una poblacin de mil millones, que era oprimida mediante la dependencia colonial por los pases ms ricos, civilizados y libres. Y vosotros sabis que, adems de la dependencia jurdica directa de carcter estatal, la dependencia colonial presupone toda una serie de relaciones de dependencia financiera y econmica, presupone toda una serie de guerras, que no eran consideradas como tales porque consistan, con frecuencia, en que las tropas imperialistas europeas y norteamericanas, pertrechadas con las ms perfectas armas de exterminio, repriman a los habitantes inermes e indefensos de las colonias.

De este reparto de toda la tierra, de este dominio del monopolio capitalista, de este poder omnmodo de un insignificante puado de los mayores bancos -dos, tres, cuatro o, a lo sumo, cinco por Estado- nacin, de modo ineluctable, la primera guerra imperialista de 1914-1918. Esa guerra se hizo para repartir de nuevo el mundo entero. Se hizo para determinar cul de los dos grupos insignificantes de los mayores Estados- el ingls o el alemn- recibira la posibilidad y el derecho de saquear, oprimir y explotar toda la Tierra. Como sabis, la guerra decidi la cuestin a favor del grupo ingls. Y como resultado de esa guerra, nos encontramos ante una exacerbacin incomparablemente mayor de todas las contradicciones capitalistas. La guerra lanz de golpe a unos 250 millones de habitantes de la Tierra a una situacin equivalente a la de las colonias. Lanz a esa situacin a Rusia, en la que deben contarse cerca de 130 millones, a Austria-Hungra, Alemania y Bulgaria, que suman en total no menos de 120 millones. Doscientos cincuenta millones de habitantes de pases que, en parte, figuran entre los ms avanzados, entre los ms cultos e instruidos, como Alemania, y que en aspecto tcnico se encuentran al nivel del progreso contemporneo. Por medio del Tratado de Versalles, la guerra impuso a esos pases condiciones tales, que pueblos avanzados se vieron reducidos a la dependencia colonial, a la miseria, el hambre, la ruina y la falta de derechos, pues en virtud del tratado estn maniatados y, para muchas generaciones, puestos en condiciones que no ha conocido ningn pueblo civilizado. He aqu el cuadro que ofrece el mundo: nada ms acabada la guerra, no menos de 1.250 millones de seres son vctimas de la opresin colonial, vctimas de la explotacin del capitalismo feroz, que se jactaba de su amor a la paz y que tena cierto derecho a jactarse de ello hace cincuenta aos, cuando la Tierra no estaba repartida todava, cuando el monopolio no dominaba an, cuando el capitalismo poda desarrollarse de modo relativamente pacfico, sin conflictos blicos colosales.

En la actualidad, despus de esa poca "pacfica", asistimos a una monstruosa exacerbacin de la opresin, vemos el retorno a una opresin colonial y militar mucho peor que la anterior. El Tratado de Versalles ha colocado a Alemania, y a toda una serie de Estados vencidos, en una situacin que hace materialmente imposible su existencia a econmica, en una situacin de plena carencia de derechos y de humillacin.

Qu nmero de naciones se ha aprovechado de ello? Para poder responder a esta pregunta debemos recordar que la poblacin de los Estados Unidos de Amrica -los cuales son los nicos que han ganado en la guerra de modo pleno y se han transformado por completo de un pas con gran cantidad de deudas en un pas al que todos le deben- no pasa de 100 millones de almas. El Japn, que ha ganado muchsimo al permanecer al margen del conflicto europeo-norteamericano y apoderarse del inmenso continente asitico, tiene 50 millones de habitantes, Inglaterra, que despus de esos pases ha ganado ms que nadie, cuenta con una poblacin de 50 millones. Y si agregamos los Estados neutrales, cuya poblacin es muy pequea y que se han enriquecido durante la conflagracin, obtendremos, en cifras redondas, 250 millones.

Ah tenis, pues, trazado en lneas generales, el cuadro del mundo despus de la guerra imperialista. Colonias oprimidas con una poblacin de 1.250 millones de seres: pases que son despedazados vivos, como Persia, Turqua y China; pases que, derrotados, han sido reducidos a la situacin de colonias. No ms de 250 millones en pases que han mantenido su vieja situacin, pero que han cado, todos ellos, bajo la dependencia econmica de Norteamrica y que durante toda la guerra dependieron en el aspecto militar, pues la contienda abarc al mundo entero y no permiti ni a un solo Estado permanecer neutral de verdad. Y, por ltimo, no ms de 250 millones de habitantes en pases en los que, por supuesto, se han aprovechado del reparto de la Tierra nicamente las altas esferas, nicamente los capitalistas. En total, cerca de 1.750 millones de personas -que forman toda la poblacin del globo. Quisiera recordaros este cuadro del mundo porque todas las contradicciones fundamentales del capitalismo, del imperialismo, que conducen a la revolucin, todas las contradicciones fundamentales en el movimiento obrero, que condujeron a la lucha ms encarnizada con la II Internacional, y de lo cual ha hablado el camarada presidente, todo eso est vinculado al reparto de la poblacin de la Tierra.

Es claro que las cifras citadas ilustran en rasgos generales, fundamentales, el cuadro econmico del mundo. Y es natural, camaradas, que sobre la base de ese reparto de la poblacin de toda la Tierra haya aumentado en muchas veces la explotacin del capital financiero, de los monopolios capitalistas.

No slo las colonias y los pases vencidos se ven reducidos a un estado de dependencia; en el interior mismo de cada pas victorioso se han desarrollado las contradicciones ms agudas, se han agravado todas las contradicciones capitalistas. Lo mostrar en rasgos concisos con algunos ejemplos.

Tomad las deudas de Estado. Sabemos que las deudas de los principales Estados europeos han aumentado, de 1914 a 1920, no menos de siete veces. Citar una fuente econmica ms, que adquiere una importancia muy grande: es Keynes, diplomtico ingls y autor del libro Las consecuencias econmicas de la paz, quien, por encargo de su gobierno, particip en las negociaciones de paz de Versalles, las sigui sobre el lugar desde un punto de vista puramente burgus, estudi el asunto paso a paso, en detalle, y, como economista, tom parte en las conferencias. Ha llegado a conclusiones que son ms tajantes, ms evidentes y ms edificantes que cualquiera otra de un revolucionario comunista, porque estas conclusiones las hace un burgus autntico, un enemigo implacable del bolchevismo, del cual l, como filisteo ingls, se hace un cuadro monstruoso, bestial y feroz. Keynes ha llegado a la conclusin de que con el Tratado de Versalles, Europa y el mundo entero van a la bancarrota. Keynes ha dimitido; ha arrojado su libro a la cara del gobierno y ha dicho: Hacis una locura. Os citar sus cifras que, en conjunto, se reducen a lo siguiente:

Cules son las relaciones de deudores y acreedores que o establecido entre las principales potencias? Convierto las libras esterlinas en rublos oro, al cambio de 10 rublos oro por libra esterlina. He aqu lo que resulta: los Estados Unidos tienen un activo de 19.000 millones; su es nulo. Hasta la guerra eran deudores de Inglaterra. En el ltimo Congreso del Partido Comunista de Alemania, el 14 de abril de 1920, el camarada Levi sealaba con razn en su informe que no quedaban ms que dos potencias que actan hoy independientes en el mundo: Inglaterra y Norteamrica. Pero slo Norteamrica ha quedado absolutamente independiente desde el punto de vista financiero. Antes de la guerra era deudora; hoy es slo acreedora. Todas las dems potencias del mundo han contrado deudas. Inglaterra se ve reducida a la siguiente situacin: activo 17.000 millones, pasivo 8.000 millones, es ya mitad deudora. Adems, en su activo figuran cerca de 6.000 millones que le debe Rusia. Los stocks militares que Rusia compr durante la guerra forman parte de los crditos ingleses. No hace mucho, cuando, en su calidad de representante del Gobierno sovitico de Rusia, Krasin tuvo la oportunidad de conversar con Lloyd George sobre los convenios relativos a las deudas, explic claramente a los cientficos y polticos, dirigentes del Gobierno ingls, que si pensaban cobrar estas deudas, se equivocaban de manera inexplicable. Y el diplomtico ingls Keynes les haba ya revelado este error.

Por supuesto, la cuestin no depende slo del hecho, y ni siquiera la cosa es sa, de que el Gobierno revolucionario ruso no quiere pagar sus deudas. Ningn gobierno se avendra a liquidarlas, por la sencilla razn de que estas deudas no representan ms que los intereses usurarios de lo que ha sido ya pagado una veintena de veces, y este mismo burgus Keynes, que no siente ninguna simpata por el movimiento revolucionario ruso dice: "Est claro que no se pueden tener en cuenta estas deudas".

Por lo que se refiere a Francia, Keynes aduce cifras como stas: su activo es de tres mil millones y medio, su pasivo, de 10.000 millones y medio! Y ste es el pas del cual los franceses mismos decan que era el usurero de todo el mundo, porque sus "ahorros" eran colosales y el saqueo colonial y financiero, que le haba proporcionado un capital gigantesco, le permita otorgar prstamos de miles y miles de millones, en particular a Rusia. De estos prstamos Francia obtena enormes beneficios. Y a pesar de ello, a pesar de la victoria, Francia ha ido a parar a la situacin de deudora.

Una fuente burguesa norteamericana, citada por el camarada Braun, comunista, en su libro Quin debe pagar las deudas de guerra? (Leipzig, 1920), define de la manera siguiente la relacin que existe entre las deudas y el patrimonio nacional: en los pases victoriosos, en Inglaterra y Francia, las deudas representan ms del 50% del patrimonio nacional. En lo que atae a Italia, este porcentaje es de 60 a 70, en cuanto a Rusia, de 90, pero, como sabis, estas deudas no nos inquietan, ya que poco antes de que apareciese el libro de Keynes, habamos seguido su excelente consejo: habamos anulado todas nuestras deudas.(Clamorosos aplausos.)

Keynes no hace ms que revelar en este caso su habitual rareza de filisteo: al aconsejar anular todas las deudas, declara que, por supuesto, Francia no har ms que ganar, que, desde luego, Inglaterra no perder gran cosa, porque, de todos modos, no se podra sacar nada de Rusia; Norteamrica perder mucho, pero Keynes cuenta con la "generosidad" norteamericana! A este respecto, no compartimos las concepciones de Keynes ni de los dems pacifistas pequeoburgueses. Creemos que para conseguir la anulacin de las deudas tendrn que esperar otra cosa y trabajar en una direccin un tanto diferente, y no en la de contar con la "generosidad" de los seores capitalistas.

De estas cifras muy concisas se infiere que la guerra imperialista ha creado tambin para los pases victoriosos una situacin imposible. La enorme desproporcin entre los salarios y la subida de precios lo indica igualmente. El 8 de marzo de este ao, el Consejo Superior Econmico, institucin encargada de defender el orden burgus del mundo entero contra la revolucin creciente, adopt una resolucin que termina con un llamamiento al orden, a la Laboriosidad y al ahorro, con la condicin, claro est, de que los obreros sigan siendo esclavos del capital. Este Consejo Superior Econmico, rgano de la Entente, rgano de los capitalistas de todo el mundo, hizo el siguiente balance.

En los Estados Unidos, los precios de los productos alimenticios han subido en un promedio de 120%, mientras que los salarios han aumentado slo en un 100%. En Inglaterra, los productos alimenticios han subido en 170%, los salarios, en 130%. En Francia, los precios de los vveres han aumentado en 300%, los salarios, en 200. En el Japn, los precios han subido en 130%, los salarios, en 60% (confronto las cifras indicadas por el camarada Braun en su folleto precitado y las del Consejo Superior Econmico dadas por el Times del 10 de marzo de 1920).

Est claro que en semejante situacin el crecimiento a indignacin de los obreros, el desarrollo de las ideas y del estado de nimo revolucionarios y el aumento de las huelgas espontneas de masas son inevitables. Porque la situacin de los obreros se hace insoportable. Estos se convencen por su propia experiencia de que los capitalistas se han enriquecido inmensamente con la guerra, cuyos gastos y deudas cargan sobre las espaldas de los obreros. Recientemente, un telegrama nos comunicaba que Norteamrica quiere repatriar a Rusia a 500 comunistas ms, para desembarazarse de estos "peligrosos agitadores".

Pero aunque Norteamrica nos enviase no 500, sino 500.000 "agitadores" rusos, norteamericanos, japoneses, franceses, la cosa no cambiara, puesto que subsistira la desproporcin de los precios, contra la cual no pueden hacer nada Y no pueden hacer nada porque la propiedad privada se protege all rigurosamente, porque para ellos es "sagrada". No hay que olvidar que la propiedad privada de los explotadores ha sido abolida slo en Rusia. Los capitalistas no pueden hacer nada contra esa desproporcin de los precios, y los obreros no pueden vivir con los antiguos salarios. Contra esta calamidad, ningn viejo mtodo sirve, ninguna huelga aislada, ni la lucha parlamentaria ni la votacin pueden hacer nada, porque la "propiedad privada es sagrada", y los capitalistas han acumulado ales deudas que el mundo entero est avasallado por un puado de personas; por otra parte, las condiciones de existencia de los obreros se hacen ms y ms insoportables. No hay ms salida que la abolicin de la "propiedad privada" de los explotadores.

En su folleto Inglaterra y la revolucin mundial, del cual nuestro Noticiero del Comisariado del Pueblo de Negocios Extranjeros de febrero de 1920 ha publicado valiosos extractos, el camarada Lapinski indica que en Inglaterra los precios del carbn de exportacin han sido dos veces ms elevados que los previstos por los medios industriales oficiales.

En Lancashire se ha llegado a un alza del valor de las acciones de un 40%. Los beneficios de los bancos constituyen del 40 al 50% como mnimo, adems se debe sealar que, cuando se trata de determinar sus beneficios, todos los banqueros saben encubrir la parte leonina no llamndola beneficios, sino disimulndola bajo la forma de primas, bonificaciones, etc. As es que tambin en este caso, los hechos econmicos indiscutibles muestran que la riqueza de un puado nfimo de personas ha crecido de manera increble, que un lujo inaudito rebasa todos los lmites, mientras que la miseria de la clase obrera no cesa de agravarse. En particular, hay que sealar, adems, una circunstancia que el camarada Levi ha subrayado con extraordinaria claridad en su informe precitado: la modificacin del valor del dinero. Como consecuencia de las deudas, de la emisin de papel moneda, etc., el dinero se ha desvalorizado en todas partes. La misma fuente burguesa, que ya he citado, es decir, la declaracin del Consejo Superior Econmico del 8 de marzo de 1920, estima que en Inglaterra la depreciacin de la moneda en relaci6n al dlar es aproximadamente de un tercio; en Francia, de dos tercios, en cuanto a Alemania, llega hasta el 96%.

Este hecho muestra que el "mecanismo" de la economa mundial se est descomponiendo por entero. No es posible continuar las relaciones comerciales de las cuales dependen, bajo el rgimen capitalista, la obtencin de materias primas y la venta de los productos manufacturados; no pueden continuar precisamente por el hecho de que toda una serie de pases se hallan sometidos a uno solo, debido a la depreciacin monetaria. Ninguno de los pases ricos puede vivir ni comerciar, porque no puede vender sus productos ni recibir materias primas.

As, pues, resulta que Norteamrica misma, el pas ms rico, al que estn sometidos todos los dems pases, no puede comprar ni vender. Y ese mismo Keynes, que ha conocido todos los recovecos y peripecias de las negociaciones de Versalles, est obligado a reconocer esta imposibilidad, pese a su firme decisin de defender el capitalismo y a despecho de todo su odio al bolchevismo. Dicho sea de paso, no creo que ningn manifiesto comunista, o, en general, revolucionario, pueda compararse, en cuanto a su vigor, a las pginas en las que Keynes pinta a Wilson y el "wilsonismo" en accin. Wilson fue el dolo de los pequeos burgueses y de los pacifistas tipo Keynes y de ciertos hroes de la II Internacional (e incluso de la Internacional "II y media") que han exaltado sus "14 puntos" y escrito hasta libros "sabios" sobre las "races" de la poltica wilsoniana, esperando que Wilson salvara la "paz social", reconciliara a los explotadores con los explotados y realizara reformas sociales. Keynes ha mostrado con toda evidencia que Wilson ha resultado ser un tonto y que todas estas ilusiones se han esfumado al primer contacto con la poltica prctica, mercantil y traficante del capital, encarnada por los seores Clemenceau y Lloyd George. Las masas obreras ven ahora cada vez ms claramente por su experiencia vivida, y los sabios pedantes podran verlo a la sola lectura del libro de Keynes, que las "races" de la poltica de Wilson estribaban slo la necedad clerical, la fraseologa pequeo-burguesa y la total incomprensin de la lucha de clases.

De todo eso dimanan de modo completamente inevitable y natural dos condiciones, dos situaciones fundamentales. De una parte, la miseria y la ruina de las masas se han acrecentado de manera inaudita, y sobre todo en que concierne a 1.250 millones de seres humanos, o sea, al 70% de la poblacin del globo. Se trata de las colonias y pases dependientes, cuya poblacin est privada de todo derecho jurdico de pases colocados "bajo el mandato" de los bandidos de las finanzas. Y, adems, la esclavitud de los pases vencidos ha quedado sancionada por el Tratado de Versalles y los acuerdos secretos relativos a Rusia, que a veces tienen -es verdad- tanto valor como los papeluchos en los que se ha escrito que debemos tantos y cuantos miles de millones. Presenciamos en la historia mundial el primer caso de sancin jurdica de la expoliacin, de la esclavitud, de la dependencia, de la miseria y del hambre de 1.250 millones de seres humanos.

De otra parte, en cada pas que se ha vuelto acreedor, la situacin de los obreros se ha hecho insoportable. La guerra ha agravado al mximo todas las contradicciones capitalistas, y en ello est el origen de esa profunda efervescencia revolucionaria que no hace ms que crecer, porque durante la guerra los hombres se hallaban bajo el rgimen de la disciplina militar, eran lanzados a la muerte o amenazados de una represin militar inmediata. Las condiciones impuestas por la guerra no dejaban ver la realidad econmica. Los escritores, los poetas, los popes y toda la prensa no hacan ms que glorificar la guerra. Ahora que la guerra ha terminado, las cosas han comenzado a desenmascararse. Est desenmascarado el imperialismo alemn con su paz de Brest-Litovsk. Est desenmascarada la paz de Versalles que deba ser la victoria del imperialismo y ha resultado ser su derrota. El ejemplo de Keynes muestra, entre otras cosas, cmo decenas y centenares de miles de pequeos burgueses, de intelectuales o simplemente de personas un tanto desarrolladas y cultas de Europa y Amrica han tenido que emprender la misma senda que l, que ha presentado su dimisin y arrojado a la cara de su gobierno el libro que desenmascaraba a ste. Keynes ha mostrado lo que pasa y pasara en la conciencia de millares y centenares de miles de personas cuando comprendan que todos los discursos sobre la "guerra por la libertad", etc. no han sido ms que puro engao y que como consecuencia de la guerra se ha enriquecido slo una nfima minora, mientras que los dems se han arruinado y han quedado reducidos a la esclavitud. En efecto, el burgus Keynes declara que los ingleses, para proteger su vida, para salvar la economa inglesa, deben conseguir que entre Alemania y Rusia se reanuden las relaciones comerciales libres! Pero cmo conseguirlo? Anulando todas las deudas, como lo propone l! Esta es una idea que no pertenece slo al cientfico economista Keynes. Millones de personas llegan y llegarn a esta idea. Y millones de personas oyen declarar a los economistas burgueses que no hay ms salida que la anulacin de las deudas, que por consiguiente "malditos sean los bolcheviques!" (que las han anulado), y hagamos un llamamiento a la "generosidad" de Norteamrica!! Pienso que se debera enviar en nombre del Congreso de la Internacional Comunista un mensaje de agradecimiento a estos economistas que hacen agitacin en favor del bolchevismo.

Si, de una parte, la situacin econmica de las masas se ha hecho insoportable; si, de otra parte, en el seno de la nfima minora de los pases vencedores omnipotentes se ha iniciado y se acelera la descomposicin ilustrada por Keynes, realmente presenciamos la maduracin de las dos condiciones de la revolucin mundial.

Tenemos ahora ante los ojos un cuadro algo ms completo del mundo. Sabemos lo que significa esta dependencia de un puado de ricachones a la que estn sujetos los 1.250 millones de seres colocados en condiciones de existencia inaguantables. De otro lado, cuando se ofreci a los pueblos el Pacto de la Sociedad de Naciones, en virtud del cual sta declara que ha puesto fin a las guerras y que en adelante no permitir a nadie quebrantar la paz, cuando este pacto -ltima esperanza de las masas trabajadoras del mundo entero- entr en vigor, eso fue para nosotros la victoria ms grande. Cuando an no estaba en vigor, decan: es imposible no imponer a un pas como Alemania condiciones especiales; cuando haya un tratado, ya vern cmo todo marchar bien. Pero cuando este pacto se public los enemigos furibundos del bolchevismo han tenido que renegar de l! Tan pronto como el pacto empez a entrar en vigor resulto que el grupito de pases ms ricos, este "cuarteto de gente gorda"! --Clemenceau, Lloyd George, Orlando y Wilson-- qued encargado de arreglar las nuevas relaciones. !Y cuando pusieron en marcha la mquina del pacto, sta llev a la ruina total!

Lo hemos visto en las guerras contra Rusia. Dbil, arruinada, abatida, Rusia, el pas ms atrasado, lucha contra todas las naciones, contra la alianza de Estados ricos y poderosos que dominan al mundo, y sale vencedora de esta lucha. No podamos oponer fuerzas un tanto equivalentes y, sin embargo, fuimos los vencedores. Por qu? Porque no haba ni sombra de unidad entre ellos, porque cada potencia actuaba contra otra. Francia quera que Rusia le pagase las deudas y se convirtiese en una fuerza temible contra Alemania; Inglaterra deseaba el reparto de Rusia, intentaba apoderarse del petrleo de Bak y firmar un tratado con los pases limtrofes de Rusia. Entre los documentos oficiales ingleses figura un libro que enumera con extraordinaria escrupulosidad todos los Estados (se cuentan 14) que, hace medio ao, en diciembre de 1919, prometan tomar Mosc y Petrogrado. Inglaterra fundaba en estos Estados su poltica y les daba a prstamo millones y millones. Pero hoy todos estos clculos han fracasado y todos los emprstitos se han perdido.

Esta es la situacin que ha creado la Sociedad de Naciones. Cada da de existencia de este pacto constituye la mejor agitacin en favor del bolchevismo. Porque los partidarios ms poderosos del "orden" capitalista nos muestran que, en cada cuestin, se echan la zancadilla unos a otros. Por el reparto de Turqua, Persia, Mesopotamia, China se arman querellas feroces entre el Japn, la Gran Bretaa, Norteamrica y Francia. La prensa burguesa de estos pases est llena de los ms violentos ataques y de las invectivas ms acerbas contra sus "colegas" porque les quitan ante sus propias narices el botn. Somos testigos del total desacuerdo que reina en las alturas, entre este puado nfimo de pases ms ricos. Es imposible que 1.250 millones de seres, que representan el 70% de la poblacin de la Tierra, vivan en las condiciones de avasallamiento que quiere imponerles el capitalismo "avanzado" y civilizado. En cuanto al puado nfimo de potencias riqusimas, Inglaterra, Norteamrica, el Japn (que tuvo la posibilidad de saquear a los pases de Oriente, los pases de Asia, pero no puede poseer ninguna fuerza independiente, ni financiera ni militar, sin la ayuda de otro pas), estos dos o tres pases no estn en condiciones de organizar las relaciones econmicas y orientan su poltica a hacer fracasar la de sus asociados y "partenaires" de la Sociedad de Naciones. De aqu se deriva la crisis mundial. Y estas races econmicas de la crisis constituyen la razn esencial del hecho de que la Internacional Comunista consiga brillantes xitos.

Camaradas: Ahora vamos a abordar la cuestin de la Crisis revolucionaria como base de nuestra accin revolucionaria. Y en ello necesitamos, ante todo, sealar dos errores extendidos. De un lado, los economistas burgueses presentan esta crisis como una simple "molestia", segn la elegante expresin de los ingleses. De otro lado, los revolucionarios procuran demostrar a veces que la crisis no tiene absolutamente salida.

Esto es un error. Situaciones absolutamente sin salida no existen. La burguesa se comporta como una fiera insolentada que ha perdido la cabeza, hace una tontera tras otra, empeorando la situacin y acelerando su muerte. Todo eso es as. Pero no se puede "demostrar" que no hay absolutamente posibilidad alguna de que adormezca a cierta minora de explotados con determinadas concesiones, de que aplaste cierto movimiento o sublevacin de Una parte determinada de oprimidos y explotados. Intentar "demostrar" con antelacin la falta "absoluta" de salida sera vana pedantera o juego de conceptos y palabras. En esta cuestin y otras parecidas, la verdadera "demostracin" puede ser nicamente la prctica. El rgimen burgus atraviesa en todo el mundo una grandsima crisis revolucionaria. Ahora hay que "demostrar" con la prctica que los partidos revolucionarios que tienen suficiente grado de conciencia, organizacin, ligazn con las masas explotadas, decisin y habilidad a fin de aprovechar esta crisis para llevar a cabo con xito la revolucin victoriosa.

Para preparar esa "demostracin" nos hemos reunido precisa y principalmente en el presente Congreso de la Internacional Comunista.

Citar como ejemplo del grado en que an domina el oportunismo entre los partidos que desean adherirse a la III Internacional, del grado en que la labor de ciertos partidos an est lejos de la preparacin de la clase revolucionaria para aprovechar la crisis revolucionaria, a Ramsay MacDonald, jefe del "Partido Laborista Independiente" ingls. En su libro El Parlamento y la Revolucin, dedicado precisamente a las cuestiones cardinales que ahora nos tienen ocupados tambin a nosotros, MacDonald describe el estado de las cosas, poco ms o menos en el espritu de los pacifistas burgueses. Reconoce que hay crisis revolucionaria, que aumentan los sentimientos revolucionarios, que las masas obreras simpatizan con el Poder sovitico y la dictadura del proletariado (adviertan que se trata de Inglaterra) que la dictadura del proletariado es mejor que la actual dictadura de la burguesa inglesa.

Pero MacDonald no deja de ser un pacifista y conciliador burgus hasta la mdula, un pequeo burgus que suea con un gobierno que est por encima de las clases. Reconoce la lucha de clases slo como "hecho descriptivo", como todos los embusteros, sofistas y pedantes de la burguesa. Silencia la experiencia de Kerensky, los mencheviques y los eseristas en Rusia, la experiencia homloga de Hungra, Alemania, etc., sobre la formacin de un gobierno "democrtico", y, aparentemente, fuera de las clases. Adormece a su partido y a los obreros que tienen la desgracia de tomar a este burgus por un socialista, de tomar a este filisteo por un lder con las palabras: "Sabemos que esto (o sea, la crisis revolucionaria, la efervescencia revolucionaria) pasar, se calmar". La guerra origin inevitablemente la crisis, pero despus de la guerra, aunque no sea de golpe, "todo se calmar".

As escribe una persona que es el jefe de un partido que desea adherirse a la III Internacional. En ello vemos una denuncia de excepcional franqueza y tanto ms valiosa de lo que se observa con no menos frecuencia en las capas superiores del Partido Socialista Francs y del Partido Socialdemcrata Independiente Alemn: no slo el no saber, sino tambin el no querer aprovechar la crisis revolucionaria en sentido revolucionario, o, dicho de otro modo, el no saber y el no querer llevar a cabo una verdadera preparacin revolucionaria del partido y de la clase para la dictadura del proletariado.

Ese es el mal fundamental de numerossimos partidos que hoy se apartan de la II Internacional. Y precisamente por eso me detengo ms en las tesis que propuse al presente Congreso, en la determinacin, de la manera ms concreta y exacta posible, de las tareas de preparacin para la dictadura del proletariado.

Aducir un ejemplo ms. Recientemente se ha publicado un nuevo libro contra el bolchevismo. Ahora se publican en Europa y Amrica muchsimos libros de ese gnero, y cuantos ms libros se publican contra el bolchevismo, tanto mayores son la fuerza y rapidez con que crecen en las masas las simpatas por l. Me refiero al libro de Otto Bauer Bolchevismo o socialdemocracia? En l se muestra de modo evidente a los alemanes qu es el menchevismo, cuyo ignominioso papel en la revolucin rusa ha sido suficientemente comprendido por obreros de todos los pases. Otto Bauer ha dado un panfleto menchevique de cabo a cabo, pese a haber ocultado su simpata por el menchevismo. Mas en Europa y Amrica hace falta difundir ahora nociones ms exactas de lo que es el menchevismo pues ste es un concepto genrico para todas las tendencias pretendidamente socialistas, socialdemcratas, etc., hostiles al bolchevismo. A nosotros, los rusos, nos aburrira escribir para Europa qu es el menchevismo. Otto Bauer lo ha demostrado de hecho en su libro, y agradecemos por anticipado a los editores burgueses y oportunistas que lo publiquen y traduzcan a diferentes idiomas. El libro de Bauer ser un complemento til, aunque original, para los manuales de comunismo. Tomad cualquier prrafo, cualquier razonamiento de Otto Bauer y demostrad dnde est ah el menchevismo, donde las races de las concepciones que llevan al proceder de los traidores al socialismo, de los amigos de Kerensky, Scheidemann, etc.: tal ser el problema que se podr proponer con provecho y xito en los "exmenes" para comprobar si el comunismo ha sido asimilado. Si uno no puede resolver este problema, no ser an comunista y valdr ms que no ingrese en el Partido Comunista. (Aplausos.)

Otto Bauer ha expresado magnficamente la esencia de las opiniones del oportunismo internacional en una frase, por la que -si pudiramos mandar libremente en Viena- deberamos erigirle un monumento en vida. El empleo de la violencia en la lucha de clases de las democracias contemporneas -ha dicho O. Bauer- sera una "violencia sobre los factores sociales de la fuerza".

Probablemente os parezca esto extrao e incomprensible. Es un modelo del grado a que han llevado el marxismo, del grado de banalidad y defensa de los explotadores a que se puede llevar la teora ms revolucionaria. Hace falta la variante alemana de espritu pequeoburgus para obtener la "teora" de que los "factores sociales fuerza" son el nmero, la organizacin, el lugar en proceso de produccin y distribucin, la actividad y la instruccin. Si un obrero agrcola en el campo y un obrero industrial en la ciudad ejercen violencia revolucionaria sobre el terrateniente y el capitalista, eso no es, ni mucho menos, dictadura del proletariado, no es, ni mucho menos, violencia sobre los explotadores y opresores del pueblo. Nada de eso. Es "violencia sobre los factores sociales de la fuerza".

Quizs el ejemplo que he puesto haya salido algo humorstico. Pero es tal la naturaleza del oportunismo contemporneo que su lucha contra el bolchevismo se convierte en un chiste. Para Europa y Amrica es de lo ms til y apremiante incorporar a la clase obrera, a cuanto hay de pensante en ella, a la lucha del menchevismo internacional (de los MacDonald, O. Bauer y Ca.) contra el bolchevismo. Aqu debemos plantear la cuestin de cmo se explica la solidez de semejantes tendencias en Europa y por qu ese oportunismo es ms vigoroso en Europa Occidental que en nuestro pas. Pues porque los pases adelantados han creado y siguen creando su cultura con la posibilidad de vivir a expensas de mil millones de habitantes oprimidos. Porque los capitalistas de estos pases reciben mucho por encima de lo que podran recibir como ganancia por el expolio de los obreros de su pas.

Antes de la guerra se consideraba que tres pases riqusimos: Inglaterra, Francia y Alemania tenan unos ingresos de ocho mil millones a diez mil millones de francos anuales, sin contar otros ingresos, slo debido a la exportacin de capital al extranjero.

Es claro que de esta respetable suma se pueden tirar quinientos millones, al menos, como migajas a los dirigentes obreros, a la aristocracia obrera, como sobornos de todo gnero. Y todo se reduce precisamente al soborno. Eso se hace por mil vas distintas: elevando la cultura en los mayores centros, creando establecimientos de enseanza, fundando miles de cargos para dirigentes de cooperativas, para lderes tradeunionistas y parlamentarios. Pero eso se hace por dondequiera que existen relaciones capitalistas civilizadas contemporneas. Y esos miles de millones de 5uperganancias son la base econmica en que se apoya el oportunismo en el movimiento obrero. En Amrica, Inglaterra y Francia se observa una obstinacin mucho ms tenaz de los dirigentes oportunistas, de la capa superior de la clase obrera, de la aristocracia de los obreros; oponen una resistencia mucho mayor al movimiento comunista. Y por eso debemos estar dispuestos a que la curacin de esta enfermedad de los partidos obreros europeos y americanos transcurra con ms dificultad que en nuestro pas. Sabemos que desde la fundacin de la III Internacional se han obtenido enormes xitos en el tratamiento de esta enfermedad, pero an no hemos llegado a extirparla definitivamente: la obra de depurar en todo el mundo a los partidos obreros, a los partidos revolucionarios del proletariado, de la influencia burguesa y oportunistas en su propio medio an est muy lejos de acabarse.

No me detendr en la manera concreta cmo debemos realizar eso. De ello se habla en mis tesis, que estn publicadas. Aqu me incumbe sealar las profundas races econmicas de este fenmeno. Esta enfermedad se ha prolongado y su tratamiento se ha dilatado ms de lo que optimistas pudieran esperar. Nuestro enemigo principal es el oportunismo. El oportunismo en la capa superior del movimiento obrero no es socialismo proletario, sino burgus. Se ha demostrado en la prctica que los polticos del movimiento obrero pertenecientes a la tendencia oportunista son mejores defensores de la burguesa que los propios burgueses. La burguesa no podra mantenerse si ellos no dirigieran a los obreros. Eso lo demuestra no slo la historia del rgimen de Kerensky en Rusia, sino la repblica democrtica en Alemania con su gobierno socialdemcrata al frente, lo demuestra la actitud de Albert Thomas ante su gobierno burgus. Lo demuestra la experiencia anloga de Inglaterra y los Estados Unidos. Ah est nuestro enemigo principal, y debemos vencerlo. Tenemos que salir del Congreso con la firme resolucin de llevar hasta el fin esa lucha en todos los partidos. Esa es la tarea principal.

En comparacin con esa tarea, la correccin de los de la tendencia "izquierdista" en el comunismo ser una tarea fcil. En toda una serie de pases se observa el antiparlamentarismo, aportado no tanto por gente de la pequea burguesa como apoyado por algunos destacamentos avanzados del proletariado debido al odio que tienen al viejo parlamentarismo, odio lgico, justo y necesario a la conducta de los miembros de los parlamentos en Inglaterra, Francia, Italia y en todos los pases. Hay que dar indicaciones directrices de la Internacional Comunista, dar a conocer mejor, ms a fondo, a los camaradas, la experiencia rusa, el alcance del verdadero partido poltico proletario. Nuestra labor consistir en cumplir esta tarea. Y la lucha contra estos errores del movimiento proletario, contra estas faltas, ser mil veces ms fcil que la lucha contra la burguesa que penetra balo el manto de reformistas en los viejos partidos de la II Internacional y orienta toda su labor no en el espritu proletario, sino en el espritu burgus.

Camaradas: Para concluir, me detendr a examinar otro aspecto de la cuestin. El camarada presidente ha dicho aqu que esta asamblea merece el calificativo de Congreso Mundial. Creo que tiene razn, sobre todo porque se encuentran aqu no pocos representantes del movimiento revolucionario de las colonias y de los pases atrasados. Esto no es ms que un modesto comienzo, pero lo importante es que ya se ha dado el primer paso. La unin de los proletarios revolucionarios de los pases capitalistas, de los pases avanzados, con las masas revolucionarias de los pases que carecen o casi carecen de proletariado, con las masas oprimidas de las colonias, de los pases de Oriente, se est produciendo en este Congreso. La consolidacin de esa unin depende de nosotros, yo estoy seguro de que lo conseguiremos. El imperialismo mundial debe caer cuando el empuje revolucionario de los obreros explotados y oprimidos de cada pas, venciendo la resistencia de los elementos pequeoburgueses y la influencia de la insignificante lite constituida por la aristocracia obrera, se funda con el empuje revolucionario de centenares de millones de seres que hasta ahora haban permanecido al margen de la historia y eran considerados slo como objeto de sta.

La guerra imperialista ayud a la revolucin. La burguesa sac soldados de las colonias, de los pases atrasados, para hacerlos participar en esa guerra imperialista, hacindolos salir del estado de abandono en que se encontraban. La burguesa inglesa inculcaba a los soldados de la India la idea de que los campesinos hindes deban defender a la Gran Bretaa de Alemania; la burguesa francesa inculcaba a los soldados de las colonias francesas la idea de que los negros deban defender a Francia. Y les ensearon el manejo de las armas. Este aprendizaje es extraordinariamente til, y por ello podramos expresarle a la burguesa nuestro profundo agradecimiento, en nombre de todos los obreros y campesinos rusos y sobre todo en nombre de todo el Ejrcito Rojo ruso. La guerra imperialista ha hecho que los pueblos dependientes se incorporaren a la historia universal. Y una de nuestras principales tareas del momento actual es pensar el modo de colocar la primera piedra de la organizacin del movimiento sovitico en los pases no capitalistas. Los Soviets son posibles en esos pases; no sern Soviets obreros, sino Soviets campesinos o Soviets de los trabajadores.

Habr que realizar un gran trabajo, los errores sern inevitables y muchos sern los obstculos con que se tropezar en ese camino. La tarea fundamental del II Congreso consiste en elaborar o trazar los principios de carcter prctico, a fin de que el trabajo realizado hasta ahora en forma no organizada entre centenares de millones de hombres, transcurra en forma organizada, cohesionada y sistemtica.

Ha pasado poco ms de un ao desde que se celebr el I Congreso de la Internacional Comunista y ya aparecemos como vencedores de la II Internacional. Las ideas soviticas no slo se difunden ahora entre los obreros de los pases civilizados y no son slo ellos los que las conocen y comprenden. Los obreros de todos los pases se ren de esos sabihondos -muchos de los cuales se llaman socialistas- que con aire doctoral o casi doctoral se lanzan a disquisiciones sobre el "sistema" sovitico, como suelen expresarse los sistemticos alemanes, o sobre la "idea" sovitica, trmino empleado por los socialistas "gremiales" ingleses. Tales disquisiciones sobre el "sistema" sovitico o la "idea" sovitica suelen enturbiar a menudo los ojos y la conciencia de los obreros. Pero los obreros desechan han esa basura pedantesca y empuan el arma proporcionada por los Soviets. En los pases de Oriente se va comprendiendo tambin el papel y la importancia de los Soviets.

El movimiento sovitico se ha iniciado en todo el Oriente, en toda Asa, en los pueblos de todas las colonias.

La tesis de que los explotados deben rebelarse contra los explotadores y crear sus Soviets no es demasiado complicada. Despus de nuestra experiencia, despus de dos aos y medio de Repblica Sovitica en Rusia, despus del I Congreso de la III Internacional, la comprensin de esa tesis est al alcance de centenares de millones de seres oprimidos por los explotadores en el mundo entero. Y si ahora, en Rusia, nos vemos obligados con frecuencia a concertar compromisos y a dar tiempo al tiempo, pues somos ms dbiles que los imperialistas internacionales, sabemos, en cambio, que 1.250 millones de seres de la poblacin del globo constituyen esa masa cuyos intereses defendemos nosotros. Por ahora tropezamos con los obstculos, los prejuicios y la ignorancia, que con cada hora que pasa van siendo relegados al pasado; pero cuanto ms tiempo pasa, ms nos vamos convirtiendo en los representantes y los defensores efectivos de ese 70% de la poblacin del globo, de esa masa de trabajadores y explotados. Podemos decir con orgullo que en el I Congreso ramos, en el fondo, tan slo unos propagandistas, que nos limitbamos a lanzar al proletariado de todo el mundo unas ideas fundamentales, un llamamiento a la lucha, y preguntbamos: dnde estn los hombres capaces de seguir ese camino? Ahora tenemos en todas partes un proletariado de vanguardia. En todas partes hay un ejrcito proletario, aunque en ocasiones est mal organizado y exija una reorganizacin, y si nuestros camaradas internacionales nos ayudan ahora a organizar un ejrcito nico, no habr fallas que nos impidan realizar nuestra obra. Esa obra es la revolucin proletaria mundial, es la creacin de la Repblica Sovitica universal.

(Prolongados aplausos.) Segunda Sesin, 23 De JulioDISCURSO SOBRE EL PAPEL DEL PARTIDO COMUNISTA

Discurso pronunciado Por Lenin. Publicado el 5 de agosto de 1920

en el nm. 5 del "Boletn del II Congreso de la Internacional Comunista"

Camaradas: Quisiera hacer algunas observaciones que guardan relacin con los discursos de los camaradas Tanner y McLaine. Tanner dice que est a favor de la dictadura del proletariado, pero la concibe de un modo completamente distinto a como la concebimos nosotros. Dice que nosotros entendemos en realidad por dictadura del proletariado la dictadura de su minora organizada y consciente.

Y en efecto, en la poca del capitalismo, cuando las masas obreras son sometidas a una incesante explotacin y no pueden desarrollar sus capacidades humanas, lo ms caracterstico para los partidos polticos obreros es justamente que slo pueden abarcar a una minora de su clase. El partido poltico puede agrupar tan slo a una minora de la clase, puesto que los obreros verdaderamente conscientes en toda sociedad capitalista no constituyen sino una minora de todos los obreros. Por eso nos vemos precisados a reconocer que slo esta minora consciente puede dirigir a las grandes masas obreras y llevarlas tras de s. Y si el camarada Tanner dice que es enemigo del partido, pero al mismo tiempo est a favor de que la minora de los obreros mejor organizados y ms revolucionarios seale el camino a todo el proletariado, yo digo que en realidad no existe diferencia entre nosotros. Qu representa una minora organizada? Si esta minora es realmente consciente, si sabe llevar tras de s a las masas, si es capaz de dar respuesta a cada una de las cuestiones planteada en el orden del da, entonces esa minora es, en esencia, el partido. Y si camaradas como Tanner, a los que tomamos particularmente en consideracin, por tratarse de representantes del movimiento de masas -cosa que difcilmente se puede decir de los representantes del Partido Socialista Britnico, si tales camaradas estn a favor de que exista una minora que luche decididamente por la dictadura del proletariado y que eduque en este sentido a las masas obreras, esa minora no es, en esencia, otra cosa que el partido. El camarada Tanner dice que esta minora debe organizar y llevar tras de s a todas las masas obreras. Si el camarada Tanner y otros camaradas del grupo Shop Stewards y de la organizacin "Los Trabajadores Industriales del Mundo" (IWW) reconocen esto -y cada da, en las conversaciones con ellos, vemos que en efecto lo reconocen-, si aprueban una situacin en que la minora comunista consciente de la clase obrera lleva tras de s al proletariado, deben convenir en que el sentido de todas nuestras resoluciones es precisamente se. Y entonces la nica diferencia existente entre nosotros consiste en que ellos evitan emplear la palabra "partido", porque entre los camaradas ingleses existe una especie de prevencin contra el partido poltico. Conciben el partido poltico algo as como los partidos de Gompers y de Henderson, partidos de politicastros parlamentarios, traidores a la clase obrera. Y si conciben el parlamentarismo como el ingls y el norteamericano de nuestros das, tambin nosotros somos enemigos de ese parlamentarismo y de esos partidos polticos. Necesitamos partidos nuevos, partidos distintos. Necesitamos partidos que estn en contacto efectivo y permanente con las masas y sepan dirigirlas.

Paso a la tercera cuestin que deseara tratar aqu en relacin con el discurso del camarada NicLaine. Este propugna que el Partido Comunista Ingls se adhiera al Partido Laborista. Ya me he manifestado a este respecto en mis tesis sobre el ingreso en la III Internacional. En mi folleto [La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo], esta cuestin queda pendiente25. Sin embargo, despus de hablar con muchos camaradas, he llegado al convencimiento de que la decisin de quedarse en el Partido Laborista es la nica tctica acertada. Pero interviene el camarada Tanner y afirma: No seis demasiado dogmticos. Esta expresin es totalmente inoportuna. El camarada Ramsay dice: Dejar que los comunistas ingleses resolvamos esta cuestin. Qu sera la Internacional si cualquiera pequea fraccin dijese: Algunos de nosotros estamos favor de esto y otros estn en contra; dejadnos que resolvamos nosotros mismos? Para qu haran falta entonces la Internacional, el Congreso y toda esta discusin? El camarada McLaine ha hablado nicamente del papel del partido poltico. Pero esto atae tambin a los sindicatos y al parlamentarismo. Es totalmente exacto que la mayor parte de los mejores revolucionarios se oponen a adhesin al Partido Laborista, puesto que estn en contra del parlamentarismo como medio de lucha. Por eso, tal vez sea lo mejor someter esta cuestin a estudio de una misin. Ella debe examinarla, estudiarla, y la cuestin debe ser resuelta sin falta en el presente Congreso de la Internacional Comunista. No podemos estar de acuerdo con que esta cuestin afecte slo a los comunistas ingleses. Debemos decir, en general, que tctica es la certera.

Ahora me detendr en algunos argumentos del camarada McLaine en torno al problema relativo al Partido Laborista Ingls. Es preciso decir abiertamente: el Partido Comunista slo puede adherirse al Partido Laborista a condicin de que conserve plena libertad de crtica y pueda aplicar su propia poltica. Esto es lo ms importante. Cuando el camarada Serrati habla a este propsito de colaboracin de clases yo afirmo esto no es colaboracin de clases. Si los camaradas italianos consienten la presencia en su partido de oportunistas como Turati y Ca., es decir, de elementos burgueses, esto s que es colaboracin de clases. Pero en el caso que nos ocupa, en relacin con el Partido Laborista Ingls, se trata slo de la colaboracin de la minora avanzada de los obreros ingleses con su mayora aplastante. Son miembros del Partido Laborista todos los afiliados a los sindicatos. Es una estructura muy original, que no encontramos en ningn otro pas. Esta organizacin abarca a cuatro millones de obreros de los seis o siete millones de miembros de los sindicatos. No se les pregunta cules son sus convicciones polticas. Que me demuestre el camarada Serrati que se nos impide utilizar all el derecho de crtica. Cuando lo demostris, slo entonces demostraris que el camarada McLaine se equivoca. El Partido Socialista Britnico puede decir con toda libertad que Henderson es un traidor y, sin embargo, sigue dentro del Partido Laborista. Tambin aqu se hace efectiva la colaboracin de la vanguardia de la clase obrera con los obreros atrasados, con la retaguardia. Esta colaboracin reviste una importancia tan grande para todo el movimiento, que insistimos categricamente en que los comunistas ingleses sean el eslabn de enlace entre el partido, es decir, entre la minora de la clase obrera, y toda la masa restante de los obreros. Si la minora no sabe dirigir a las masas y vincularse estrechamente con ellas, no es un partido y, en general, no tiene ningn valor, aunque se denomine partido o Comit Nacional de consejos de delegados de fbrica; por lo que yo conozco los consejos de delegados de fbrica en Inglaterra tienen su Comit Nacional, su direccin central, y esto ya es un paso para la constitucin de un partido. Por consiguiente, si no se desmiente que el Partido Laborista Ingls est compuesto de proletarios, esto es una colaboracin de la vanguardia de la clase obrera con los obreros atrasados y si esta colaboracin no se hace efectiva de modo sistemtico, entonces el Partido Comunista no ofrece ningn valor, y entonces no se puede hablar de dictadura del proletariado. Y si nuestros camaradas italianos carecen de argumentos ms convincentes, tendremos que decidir aqu ms tarde y de modo definitivo la cuestin sobre la base de lo que sabemos, y llegaremos a la conclusin de que la adhesin al Partido Laborista es una tctica atinada.

Los camaradas Tanner y Ramsay nos dicen que la mayora de los comunistas ingleses no se mostrar de acuerdo con la adhesin, pero debemos estar de acuerdo sin falta con la mayora? De ningn modo. Si la mayora no ha comprendido an qu tctica es la acertada, tal vez se pueda esperar. Incluso la existencia paralela de ambos partidos durante cierto tiempo sera mejor que la negativa a responder qu tctica es la certera. Naturalmente, partiendo de la experiencia de todos los miembros del Congreso y sobre la base de los argumentos esgrimidos aqu, no iris a insistir en que acordemos aqu la creacin inmediata en todos los pases de un Partido Comunista nico. Esto es imposible. Pero s podemos apresar abiertamente nuestra opinin y trazar directrices. El problema abordado por la delegacin inglesa debemos estudiarlo en una comisin especial, y despus de esto debemos decir: La tctica acertada es el ingreso en el Partido Laborista. Si la mayora estuviese contra esto, deberamos organizar aparte a la minora. Esto tendra una importancia educativa. Si las masas obreras inglesas tienen an fe en la tctica anterior, comprobaremos nuestras conclusiones en el prximo Congreso. Pero no podemos decir que esta cuestin afecte slo a Inglaterra: eso sera imitar las peores costumbres de la II Internacional. Debemos expresar abiertamente nuestra opinin. Si los comunistas ingleses no llegan a un acuerdo y si no crean un partido de masas, la escisin ser inevitable de uno u otro modo. Tercera Sesin, 24 De Julio

RESOLUCIN SOBRE EL PAPEL DEL PARTIDO COMUNISTA EN LA REVOLUCIN PROLETARIAEl proletariado mundial se halla en vsperas de una lucha decisiva. La poca en que vivimos es una poca de accin directa contra la burguesa. La hora decisiva se acerca. Pronto, en todos los pases donde existe un movimiento obrero consciente, la clase obrera tendr que librar una serie de combates encarnizados, con las armas en las manos. En este momento ms que nunca, la clase obrera tiene necesidad de una slida organizacin. De ahora en adelante la clase obrera debe prepararse infatigablemente para esta lucha, sin perder un solo minuto.

Si en 1871, durante la Comuna de Pars, la clase obrera hubiese tenido un Partido comunista slidamente organizado, aunque fuese poco numeroso, la primera insurreccin del heroico proletariado francs habra sido mucho ms fuerte y habra evitado muchos errores. Las batallas que el proletariado tendr que librar ahora, en coyunturas histricas muy diferentes, tendrn resultados mucho ms graves que en 1871.El 2 Congreso mundial de la Internacional comunista seala a los obreros revolucionarios de todo el mundo la importancia de las siguientes consideraciones:

1. El partido comunista es una fraccin de la clase obrera y desde luego es su fraccin ms avanzada, la ms consciente y, por consiguiente, la ms revolucionaria. Se crea mediante la seleccin espontnea de los trabajadores ms conscientes, adictos y esclarecidos. El Partido comunista no tiene intereses diferentes de los de la clase obrera. El Partido comunista slo difiere de la gran masa de trabajadores en lo que l considera la misin histrica del conjunto de la clase obrera y se esfuerza en todo momento en defender no los intereses de algunos grupos o profesiones sino los de toda la clase obrera. El Partido comunista constituye la fuerza organizadora y poltica, con ayuda de la cual la fraccin ms adelantada de la clase obrera dirige por el buen camino a las masas del proletariado y del semiproletariado.2. Mientras el poder gubernamental no sea conquistado por el proletariado y en tanto este ltimo no haya consolidado, de una vez por todas, su predominio y haya prevenido toda tentativa de restauracin burguesa, el Partido comunista slo englobar en sus filas organizadas a una minora obrera. Hasta la toma del poder y en la poca de transicin, el Partido comunista puede, gracias a circunstancias favorables, ejercer una influencia ideolgica y poltica incuestionable en todos los sectores proletarios y semiproletarios de la poblacin, pero no puede reunirlos organizadamente en sus filas. Slo cuando la dictadura proletaria prive a la burguesa de medios de accin tan poderosos como la prensa, la escuela, el parlamento, la Iglesia, la administracin, etc., cuando la derrota definitiva del rgimen burgus sea evidente para todos, entonces todos los obreros, o al menos la mayora, comenzarn a entrar en las filas del Partido comunista.

3. Las nociones de partido y de clase deben ser distinguidas con el mayor cuidado. Los miembros de los sindicatos cristianos y liberales de Alemania, de Inglaterra y de otros pases pertenecen indudablemente a la clase obrera. Los grupos obreros ms o menos considerables que todava se ubican en las filas de Scheidemann, Gompers y otros tambin pertenecen a ella. En esas condiciones histricas, es muy posible que surjan numerosas tendencias reaccionarias en el seno de la clase obrera. La tarea del comunismo no consiste en adaptarse a esos elementos atrasados de la clase obrera sino en elevar a toda la clase obrera al nivel de la vanguardia comunista. La confusin entre esas dos nociones de partido y de clase puede conducir a errores y malentendidos muy graves. Es evidente, por ejemplo, que los partidos obreros deban, pese a los prejuicios y al estado de nimo de un sector de la clase obrera durante la guerra imperialista, rebelarse a cualquier precio contra esos prejuicios y ese estado de nimo, en nombre de los intereses histricos del proletariado que colocaban a su partido en la obligacin de declarar la guerra a la guerra. 1654641

Es as, por ejemplo, cmo a comienzos de la guerra imperialista de 1914, los partidos socialistas de todos los pases, al apoyar a sus respectivas burguesas, no olvidaban de justificar su conducta invocando la voluntad de la clase obrera. Al hacerlo, olvidaban que, aun cuando hubiere sido as, la tarea del partido proletario consista en reaccionar contra la mentalidad obrera general y defender a cualquier precio los intereses histricos del proletariado. Por eso a comienzos del siglo XX los mencheviques rusos (que en ese entonces se llamaban economistas) repudiaban la lucha abierta contra el zarismo porque, segn decan, la clase obrera en su conjunto no se encontraba an en condiciones de comprender la necesidad de la lucha poltica. Trascrito por Clula II.

Por eso tambin los independientes de derecha en Alemania siempre justificaron sus medidas moderadas diciendo que ante todo era preciso comprender los deseos de las masas, y ellos mismos no comprendan que el partido est destinado a marchar a la cabeza de las masas y a mostrarles el camino.

4. La Internacional comunista est absolutamente convencida de que el fracaso de los antiguos partidos socialdemcratas de la II Internacional en ningn caso puede ser considerado como el fracaso de los partidos proletarios en general. La poca de la lucha directa en vistas de la dictadura del proletariado exige un nuevo partido proletario mundial: el partido comunista.

5. La Internacional comunista repudia categricamente la opinin segn la cual el proletariado puede realizar su revolucin sin tener un partido poltico. Toda lucha de clases es una lucha poltica. El objetivo de esta lucha, que tiende a transformarse inevitablemente en guerra civil, es la conquista del poder poltico. Por eso el poder poltico slo puede ser conquistado, organizado y dirigido por un determinado partido poltico. nicamente en el caso en que el proletariado est guiado por un partido organizado y experimentado, que persiga fines claramente definidos y que posea un programa de accin susceptible de ser aplicado tanto en la poltica interna como en la poltica exterior, la conquista del poder poltico puede ser considerada no como un episodio sino como el punto de partida de un trabajo duradero de construccin comunista de la sociedad por el proletariado.

La misma lucha de clases exige tambin la centralizacin y la direccin nica de las diversas formas del movimiento proletario (sindicatos, cooperativas, comits de fbricas, educacin, elecciones, etc.). El centro organizador y dirigente slo puede ser un partido poltico. Negarse a creerlo y a afirmarlo, negarse a someterse a ese principio equivale a repudiar el mando nico de los contingentes del proletariado que actan en puntos diferentes. La lucha de clase proletaria exige una agitacin concentrada, que esclarezca las diversas etapas de la lucha desde un nico punto de vista y atraiga en todo momento la atencin del proletariado sobre las tareas que le interesan en su conjunto. Todo esto no puede ser realizado sin un aparato poltico centralizado, es decir fuera del marco de un partido poltico.

La propaganda de ciertos sindicalistas revolucionarios y de los adherentes al movimiento industrialista de todo el mundo (IWW) contra la necesidad de un partido poltico que se baste a s mismo objetivamente slo ayud y ayuda a la burguesa y a los

social-demcratas contrarrevolucionarios. En su propaganda contra un partido comunista al que querran remplazar con sindicatos o con uniones obreras de formas poco definidas y demasiado vastas, los sindicalistas y los industrialistas tienen puntos de coincidencia con oportunistas reconocidos.

Luego de la derrota de la revolucin de 1905, los mencheviques rusos difundieron durante algunos aos la idea de un Congreso obrero (as lo denominaban ellos) que deba remplazar al partido revolucionario de la clase obrera. Los laboristas amarillos de toda clase en Inglaterra y EE.UU. quieren remplazar el partido poltico por informes uniones obreras, e inventan, al mismo tiempo, una tctica poltica absolutamente burguesa. Los sindicalistas revolucionarios e industrialistas quieren combatir la dictadura de la burguesa, pero no saben cmo hacerlo. No comprenden que una clase obrera sin partido poltico es un cuerpo sin cabeza. El sindicalismo revolucionario y el industrialismo significan un paso adelante slo en relacin a la vieja ideologa inerte y contrarrevolucionaria de la II Internacional. En relacin al marxismo revolucionario, es decir al comunismo, el sindicalismo y el industrialismo significan un paso hacia atrs. La declaracin de los comunistas de la izquierda alemana KAPD (programa elaborado por su congreso constitutivo de abril ltimo) afirmando que forman un partido, pero no un partido en el sentido corriente del trmino (keine partei im berlieferten Sinne) constituye una capitulacin ante la opinin sindicalista e industrialista, y es un hecho reaccionario.

Pero no es mediante la huelga general, mediante la tctica de los brazos cruzados como la clase obrera puede lograr la victoria sobre la burguesa. El proletariado debe llegar a la insurreccin armada. El que comprende esto debe tambin comprender que un partido poltico organizado es necesario y que no pueden existir difusas uniones obreras.

Los sindicalistas revolucionarios hablan con frecuencia del gran papel que debe desempear una minora revolucionaria resuelta. Ahora bien, en realidad, esta minora resuelta de la clase obrera que se demanda, esta minora que es comunista y que tiene un programa, que quiere organizar la lucha de las masas, es el Partido comunista.6. La tarea ms importante de un partido realmente comunista consiste en permanecer siempre en contacto con las organizaciones proletarias ms amplias. Para lograrlo, los comunistas pueden y deben participar en grupos que, sin ser grupos del partido, engloben a grandes masas proletarias. Tales son, por ejemplo, los que se conocen con el nombre de organizaciones de invlidos en diversos pases, sociedades tales como No toquen a Rusia (Hands of Russia) en Inglaterra, las uniones proletarias de arrendatarios, etc. Tenemos aqu el ejemplo ruso de las conferencias de obreros y campesinos que se declaran independientes de los partidos (bezpartinii). Pronto sern organizadas asociaciones de este tipo en cada ciudad, en cada barrio obrero y tambin en el campo. En ellas toman parte amplias masas que incluyen tambin a trabajadores atrasados. Se introducir en el orden del da las cuestiones ms interesantes: aprovisionamiento, vivienda, problemas militares, enseanza, tarea poltica del momento actual, etc.... Los comunistas deben tener influencia en esas asociaciones, con lo que se obtendrn resultados muy importantes para el partido.

Los comunistas consideran como su tarea principal un trabajo sistemtico de educacin y organizacin en el seno de esas organizaciones. Pero precisamente para que ese trabajo sea fecundo, para que los enemigos del proletariado revolucionario no puedan apoderarse de esas organizaciones, los trabajadores avanzados, los comunistas, deben tener su partido de accin organizada, que sepa defender al comunismo en todas las coyunturas y ante todas las eventualidades.

7. Los comunistas no deben apartarse nunca de las organizaciones obreras polticamente neutras, aun cuando posean un carcter evidentemente reaccionario (uniones amarillas, uniones cristianas, etc.). En el seno de esas organizaciones, el Partido comunista prosigue constantemente su propia obra, demostrando infatigablemente a los obreros que la neutralidad poltica es conscientemente cultivada entre ellos por la burguesa y por sus agentes a fin de desviar al proletariado de la lucha organizada por el socialismo.

8. La antigua subdivisin clsica del movimiento obrero en tres formas (partidos, sindicatos, cooperativas) ha cumplido su ciclo. La revolucin proletaria en Rusia dio origen a la forma esencial de la dictadura del proletariado, los soviets. La nueva divisin que nosotros reivindicamos en todas partes es la siguiente: 1 el partido, 2 el soviet, 3 el sindicato.

Pero el trabajo en los soviets as como en los sindicatos de industria vueltos revolucionarios debe ser invariable y sistemticamente dirigido por el partido del proletariado, es decir por el partido comunista. En cuanto que vanguardia organizada de la clase obrera, el partido comunista responde igualmente a las necesidades econmicas, polticas y espirituales de toda la clase obrera. Debe ser el alma de los sindicatos y de los soviets as como de todas las otras formas de organizacin proletaria.

La aparicin de los soviets, forma histrica principal de la dictadura del proletariado, de ningn modo disminuye el papel dirigente del partido comunista en la revolucin proletaria. Cuando los comunistas alemanes de izquierda (vase su Manifiesto al proletariado alemn del 14 de abril de 1920 firmado por el Partido obrero comunista alemn) declaran que el partido debe tambin adaptarse cada vez ms a la idea sovitica y proletarizarse (Kommunistische Arbeiterzeitung, n 54) vemos en ella una expresin insinuante de la idea de que el partido comunista debe basarse en los soviets y que stos pueden remplazarlo.

Esta idea es profundamente errnea y reaccionaria.

La historia de la revolucin rusa nos muestra en cierto momento a los soviets oponindose al partido proletario y sosteniendo a los agentes de la burguesa. Lo mismo pudo observarse en Alemania y tambin es posible en otros pases.

Para que los soviets puedan realizar su misin histrica, la existencia de un partido comunista lo suficientemente fuerte como para no adaptarse a los soviets sino para ejercer sobre ellos una influencia decisiva, obligarlos a no adaptarse a la burguesa y a la socialdemocracia oficial, conducirlos por medio de esta fraccin comunista, es, por el contrario, necesario.

9. El partido comunista no es solamente necesario a la clase obrera antes y durante la conquista del poder sino tambin despus de ella. La historia del partido comunista ruso, que detenta desde hace tres aos el poder, demuestra que el papel del partido comunista, lejos de disminuir a partir de la conquista del poder, aumenta considerablemente.10. Cuando se produce la conquista del poder por el proletariado, el partido del proletariado slo constituye una fraccin de la clase de los trabajadores. Pero es la fraccin que ha organizado la victoria. Durante veinte aos, como ya lo hemos visto en Rusia, desde hace varios aos, como lo hemos visto en Alemania, el partido comunista lucha no solamente contra la burguesa sino tambin contra aquellos socialistas que en realidad no hacen sino manifestar la influencia de las ideas burguesas sobre el proletariado. El Partido comunista ha asimilado a los militantes ms estoicos, ms esclarecidos, ms progresistas de la clase obrera. Y la existencia de semejante organizacin proletaria permite superar todas las dificultades con que se enfrenta el partido comunista a partir del da siguiente de la victoria. La organizacin de un nuevo ejrcito rojo proletario, la abolicin efectiva del mecanismo gubernamental burgus y la creacin de los primeros lineamientos del aparato gubernamental proletario, la lucha contra las tendencias corporativistas de ciertos grupos obreros, la lucha contra el patriotismo regional y el espritu localista, los esfuerzos tendientes a crear una nueva disciplina de trabajo son otros tantos dominios donde el Partido comunista, cuyos miembros atraen con su vivo ejemplo a las masas obreras, debe decir la palabra decisiva.11. La necesidad de un partido poltico del proletariado slo desaparecer con las clases sociales. En la marcha del comunismo hacia la victoria definitiva, es posible que la relacin especfica existente entre las tres formas esenciales de la organizacin proletaria contempornea (partidos, soviets, sindicatos de industria) sea modificada y que un tipo nico, sinttico, de organizacin obrera se cristalice poco a poco. Pero el partido comunista slo se resolver completamente en el seno de la clase obrera cuando el comunismo deje de ser el eje de la lucha social, cuando toda la clase obrera sea comunista.12. El 2 Congreso de la Internacional comunista debe no solamente confirmar al partido en su misin histrica sino tambin indicar al proletariado internacional al menos los lineamientos esenciales del partido que nos es necesario.

13. La Internacional comunista considera que sobre todo en la poca de la dictadura del proletariado el partido comunista debe estar basado en una inquebrantable centralizacin proletaria. Para dirigir eficazmente a la clase obrera en la guerra civil larga y tenaz que se avecina, el Partido comunista ruso, que durante tres aos dirigi con xito a la clase obrera a travs de las peripecias de la guerra civil, ha demostrado que sin la mayor disciplina, sin una centralizacin efectiva, sin una confianza absoluta de los adherentes con respecto al ncleo dirigente del partido, la victoria de los trabajadores es imposible.14. El partido comunista debe estar basado en una centralizacin democrtica. La constitucin mediante elecciones de los comits secundarios, la sumisin obligatoria de todos los comits al comit superior y la existencia de un centro provisto de plenos poderes cuya autoridad no puede, en el intervalo entre los Congresos del partido, ser cuestionada por nadie, esos son los principios esenciales de la centralizacin democrtica.15. Toda una serie de Partidos comunistas en Europa y en Amrica son puestos por el estado de sitio fuera del marco de la legalidad. Es conveniente recordar que el principio electivo puede sufrir, en esas condiciones, algunos inconvenientes y que puede ser necesario acordar a los rganos directivos del partido el derecho de designar nuevos miembros. As ocurri en Rusia. Durante el estado de sitio, el partido comunista evidentemente no puede recurrir al referndum democrtico toda vez que se plantee un problema grave (como pretenda un grupo de comunistas norteamericanos). Por el contrario, debe dar a su ncleo dirigente la posibilidad y el derecho de decidir rpidamente en el momento oportuno, en nombre de todos los miembros del partido.

16. La reivindicacin de una amplia autonoma para los grupos locales del partido en este momento no puede sino debilitar las filas del Partido comunista, disminuir su capacidad de accin y favorecer el desarrollo de las tendencias anarquistas y pequeoburguesas opuestas a la centralizacin. Izquierda Revolucionaria.17. En los pases donde el poder se halla todava en manos de la burguesa o de la socialdemocracia contrarrevolucionaria, los Partidos comunistas deben yuxtaponer sistemticamente la accin legal y la accin clandestina. Esta ltima siempre debe controlar efectivamente a la primera. Los grupos parlamentarios comunistas, al igual que las fracciones comunistas que operan en el seno de las diversas instituciones estatales tanto centrales como locales, deben estar totalmente subordinados al Partido comunista, cualquiera sea la situacin, legal o no, del Partido. Los funcionarios que de una u otra manera no se someten al Partido comunista, deben ser expulsados. La prensa legal (diarios, ediciones diversas) debe depender en todo y para todo del conjunto del Partido y de su comit central.

18. En toda accin organizativa del Partido y de los comunistas, la piedra angular debe estar centrada en la organizacin de una clula comunista en todos aquellos lugares donde haya algunos proletarios o semiproletarios. En todo Soviet, en todo sindicato, en toda cooperativa, en todo taller, en todo comit de inquilinos, en toda cooperativa, en todo taller, en todo comit de inquilinos debe ser inmediatamente organizada una clula comunista. La organizacin comunista es el nico camino que permite a la vanguardia de la clase obrera arrastrar tras suyo a la clase obrera. Todas las clulas comunistas que actan en las organizaciones polticamente neutrales estn absolutamente subordinadas al Partido en su conjunto, ya sea la accin del Partido legal o ilegal. Las clulas comunistas deben estar organizadas en una estricta dependencia recproca, a establecer del modo ms preciso.

19. El Partido comunista surge casi siempre en los grandes centros, entre los trabajadores de la industria urbana. Para asegurar a la clase obrera la victoria ms fcil y ms rpida, es indispensable que el Partido comunista no sea exclusivamente un Partido urbano.

Debe extenderse tambin al campo, y con ese objeto, dedicarse a realizar la propaganda y la organizacin de los jornaleros agrcolas, de los campesinos pobres y medios. El Partido comunista debe proseguir con especial cuidado la organizacin de clulas comunistas en las aldeas.

La organizacin internacional del proletariado slo puede fortalecerse si esta forma de considerar el papel del Partido comunista es admitida en todos los pases donde viven y luchan comunistas. La Internacional comunista invita a todos los sindicatos que aceptan los principios de la III Internacional a romper con la Internacional Amarilla. La Internacional organizar una seccin internacional de los sindicatos rojos que adhieren al comunismo. La Internacional comunista no rechazar la ayuda de toda organizacin obrera polticamente neutral deseosa de combatir contra la burguesa. Pero la Internacional comunista no dejar de probar a los, proletarios del mundo: 1) que el Partido comunista es el arma principal, esencial, de la emancipacin del proletariado; ahora debemos contar en todos los pases ya no con grupos y tendencias sino con un Partido comunista; 2) que en cada pas slo debe existir un solo y nico Partido comunista; 3) que el Partido comunista debe estar basado en el principio de la ms estricta centralizacin y debe instituir en su seno, en la poca de la guerra civil, una disciplina militar; 4) que en todos los lugares donde haya una docena de proletarios o de semiproletarios, el Partido comunista debe tener su clula organizada; 5) que en toda organizacin apoltica debe haber una clula comunista estrictamente subordinada al Partido; 6) que a la vez defiende inquebrantablemente el programa y la tctica revolucionaria del comunismo, el Partido debe mantener las relaciones ms estrechas con las organizaciones de las grandes masas obreras y debe cuidarse tanto del sectarismo como de la falta de principios.

Cuarta Sesin, 25 De Julio

INFORME DE LA COMISIN PARA LOS PROBLEMAS NACIONAL Y COLONIAL

Presentado Por Lenin y publicado

el 7 de agosto de 1920 en el No. 6 del

"Boletn del II Congreso de la Internacional Comunista"Camaradas: Me limitar a una breve introduccin, despus de lo cual, el camarada Maring, que ha sido secretario de nuestra Comisin, presentar un detallado informe sobre las modificaciones introducidas por nosotros en las tesis. A continuacin har uso de la palabra el camarada Roy, que ha formulado algunas tesis adicionales. La Comisin ha aprobado por unanimidad tanto las tesis originales26, con las correspondientes modificaciones, como las tesis adicionales. As, pues, hemos conseguido una absoluta unidad de criterio en todos los problemas de importancia. Ahora har algunas breves observaciones.

Primero. Cul es la idea ms importante, la idea fundamental de nuestras tesis? Es la distincin entre naciones oprimidas y naciones opresoras. Nosotros Subrayamos esta distincin, en Oposicin a la II Internacional y a la democracia burguesa. Para el proletariado y para la Internacional Comunista tiene particular importancia en la poca del imperialismo observar los hechos econmicos concretos y tomar como base, al resolver las cuestiones coloniales y nacionales, no tesis abstractas, sino los fenmenos de la realidad concreta.

El rasgo distintivo del imperialismo consiste en que actualmente, como podemos ver, el mundo se halla dividido, por un lado, en un gran nmero de naciones oprimidas y, por otro, en un nmero insignificante de naciones opresoras, que disponen de riquezas colosales y de poderosa fuerza militar. La enorme mayora de la poblacin del globo, ms de mil millones de seres, seguramente mil doscientos cincuenta millones, si consideramos que aqulla es de mil setecientos cincuenta millones, es decir, alrededor del 70% de la poblacin de la Tierra, corresponde a las naciones oprimidas, que se encuentran sometidas a una dependencia colonial directa, o que son semicolonias como, por ejemplo, Persia, Turqua y China, o que, despus de haber sido derrotadas por el ejrcito de una gran potencia imperialista, han sido obligadas por los tratados de paz a depender en gran medida de dicha potencia. Esta idea de la diferenciacin, de la divisin de las naciones en opresoras y oprimidas preside todas las tesis, no slo las primeras, las que aparecieron con mi firma y fueron publicadas originariamente, sino tambin tesis del camarada Roy. Estas ltimas han sido escritas teniendo en cuenta, sobre todo, la situacin de la India y de otros grandes pueblos de Asia oprimidos por Inglaterra, y en esto reside la enorme importancia que tienen para nosotros.

La segunda idea que orienta nuestras tesis es que, en la actual situacin del mundo, despus de la guerra imperialista, las relaciones entre los pueblos, as como todo el sistema mundial de los Estados vienen determinados por un pequeo grupo de naciones imperialistas contra el movimiento sovitico y contra los Estados soviticos, a cuya cabeza figura la Rusia Sovitica. Si no tenemos en cuenta este hecho, no podremos plantear correctamente ningn problema nacional o colonial, aunque se trate del rincn ms apartado del mundo. Slo partiendo de este punto de vista es cmo los partidos comunistas de los pases civilizados, lo mismo que los de los pases atrasados, podrn plantear y resolver acertadamente los problemas polticos.

Tercero. Quisiera destacar de un modo particular la cuestin del movimiento democrtico-burgus en los pases atrasados. Esta ha sido justamente la cuestin que ha suscitado algunas divergencias. Nuestra discusin gir en torno a si, desde el punto de vista de los principios y de la teora, era o no acertado afirmar que la Internacional Comunista y los partidos comunistas deben apoyar el movimiento democrtico-burgus en los pases atrasados. Despus de la discusin llegamos a la conclusin unnime de que debe hablarse de movimiento revolucionario-nacional en vez de movimiento "democrtico-burgus". No cabe la menor duda de que todo movimiento nacional no puede ser sino un movimiento democrtico-burgus, ya que la masa fundamental de la poblacin en los pases atrasados la constituyen los campesinos, que representan las relaciones capitalistas burguesas. Sera utpico suponer que los partidos proletarios, si es que tales partidos pueden formarse, en general, en esos pases atrasados, son capaces de aplicar en ellos una tctica y una poltica comunistas sin mantener determinadas relaciones con el movimiento campesino y sin apoyarlo en la prctica. Ahora bien, en este punto se hizo las objeciones de que si hablsemos de movimiento democrtico-burgus, se borrara toda diferencia entre el movimiento reformista y el movimiento revolucionario. Sin embargo, en los ltimos tiempos, esta diferencia se ha manifestado en las colonias y en los pases atrasados con plena claridad, ya que la burguesa imperialista trata por todos los medios de que el movimiento reformista se desarrolle tambin entre los pueblos oprimidos. Entre la burguesa de los pases explotadores y la de las colonias se ha producido cierto acercamiento, por lo que, muy a menudo -y tal vez hasta en la mayora de los casos-, la burguesa de los pases oprimidos, pese a prestar su apoyo a los movimientos nacionales, lucha al mismo tiempo de acuerdo con la burguesa imperialista, es decir, al lado de ella, contra todos los movimientos revolucionarios y las clases revolucionarias. En la Comisin, este hecho ha quedado demostrado en forma irrefutable, por lo que hemos considerado que lo nico acertado era tomar en consideracin dicha diferencia y sustituir casi en todos los lugares la expresin "democrtico-burgus" por "revolucionario-nacional". El sentido de este cambio consiste en que nosotros, como comunistas, slo debemos apoyar y slo apoyaremos los movimientos burgueses de liberacin en las colonias en el caso de que estos movimientos sean verdaderamente revolucionarios, en el caso de que sus representantes no nos impidan educar y organizar en un espritu revolucionario a los campesinos y a las grandes masas de explotados. Si no se dan esas condiciones, los comunistas deben luchar en dichos pases contra la burguesa reformista, a la que tambin pertenecen los hroes de la II Internacional. En las colonias ya existen partidos reformistas, y sus representantes se denominan socialdemcratas y socialistas. La diferencia mencionada ha quedado establecida en todas las tesis, y gracias a esto, nuestro punto de vista, a mi entender, aparece formulado ahora de un modo mucho ms preciso.

Quisiera hacer una observacin ms, relativa a los Soviets campesinos. La labor prctica de los comunistas rusos en las antiguas colonias del zarismo, en pases tan atrasados como Turquestn, etc., ha planteado ante nosotros el problema de cmo han de ser aplicadas la tctica y la poltica comunistas en las condiciones precapitalistas, pues el rasgo distintivo ms importante de estos pases es el dominio en ellos de las relaciones precapitalistas, por lo que all no cabe hablar siquiera de un movimiento proletario. En tales pases casi no hay proletariado industrial. No obstante, tambin en ellos hemos asumido y debemos asumir el papel de dirigentes. Nuestro trabajo nos ha mostrado que en esos pases hay que vencer enormes dificultades, pero los resultados prcticos nos han mostrado asimismo que, pese a dichas dificultades, incluso que casi carecen de proletariado, tambin se puede despertar en las masas el deseo de tener ideas polticas propias y de desarrollar su propia actividad poltica. Esta tarea presentaba para nosotros ms dificultades que para los camaradas de Europa Occidental, pues el proletariado de Rusia est abrumado por el trabajo de organizacin del Estado. Se comprende perfectamente que los campesinos, colocados en una dependencia semifeudal, puedan asimilar muy bien la idea de la organizacin sovitica y sean capaces de ponerla en prctica. Es evidente asimismo que las masas oprimidas, explotadas no slo por el capital mercantil, sino tambin por los feudales y por un Estado que se asienta sobre bases feudales, pueden aplicar igualmente esta arma, este tipo de organizacin en las condiciones en que se encuentran. La idea de la organizacin sovitica es una idea sencilla, capaz de ser aplicada no slo a las relaciones proletarias, sino tambin a las campesinas feudales y semifeudales. Nuestra experiencia en este aspecto no es an muy grande, pero los debates en la Comisin, en los que participaron varios representantes de pases coloniales, nos han demostrado de un modo absolutamente irrefutable que en las tesis de la Internacional Comunista debe indicarse que los Soviets campesinos, los Soviets de los explotados, son un instrumento vlido no slo para los pases capitalistas, sino tambin para los pases con relaciones precapitalistas, y que la propaganda de la idea de los Soviets campesinos, de los Soviets de trabajadores, en todas partes, en los pases atrasados y en las colonias, es un deber indeclinable de los partidos comunistas y de quienes estn dispuestos a organizarlos. Y dondequiera que las condiciones lo permitan, debern intentar sin prdida de tiempo la organizacin de Soviets del pueblo trabajador.

Ante nosotros aparece aqu la posibilidad de realizar un trabajo prctico de gran inters e importancia. Nuestra experiencia general en este terreno no es an muy grande, pero poco a poco iremos acumulando materiales. Es indiscutible que el proletariado de los pases avanzados puede y debe ayudar a las masas trabajadoras atrasadas, y que el desarrollo de los pases atrasados podr salir de su etapa actual cuando el proletariado triunfante de las repblicas soviticas tienda la mano a esas masas y pueda prestarles apoyo.

A este respecto se entablaron en la Comisin unos debates bastante vivos, y no slo en torno a las tesis que llevan mi firma, sino an ms en torno a las tesis del camarada Roy, que l defender aqu y en las que se han introducido por unanimidad algunas enmiendas.

La cuestin ha sido planteada en los siguientes trminos: podemos considerar justa la afirmacin de que la fase capitalista de desarrollo de la economa nacional es inevitable para los pueblos atrasados que se encuentran en proceso de liberacin y entre los cuales ahora, despus de la guerra, se observa un movimiento en direccin al progreso? Nuestra respuesta ha sido negativa. Si el proletariado revolucionario victorioso realiza entre esos pueblos una propaganda sistemtica y los gobiernos soviticos les ayudan con todos los medios a su alcance, es errneo suponer que la fase capitalista de desarrollo sea inevitable para los pueblos atrasados. En todas las colonias y en todos los pases atrasados, no slo debemos formar cuadros propios de luchadores y organizaciones propias de partido, no slo debemos realizar una propaganda inmediata en pro de la creacin de Soviets campesinos, tratando de adaptarlos a las condiciones precapitalistas, sino que la Internacional Comunista habr de promulgar, dndole una base terica, la tesis de que los pases atrasados, con la ayuda del proletariado de las naciones adelantadas, pueden pasar al rgimen sovitico y, a travs de determinadas etapas de desarrollo, al comunismo, soslayando en su desenvolvimiento la fase capitalista.

Los medios que hayan de ser necesarios para que esto ocurra no pueden ser sealados de antemano. La experiencia prctica nos los ir sugiriendo. Pero es un hecho firmemente establecido que la idea de los Soviets es afn a todas las masas trabajadoras de los pueblos ms lejanos, que estas organizaciones, los Soviets, deben ser adaptadas a las condiciones de un rgimen social precapitalista y que los partidos comunistas deben comenzar inmediatamente a trabajar en este sentido en el mundo entero.

Quisiera sealar, adems, la importancia de que los partidos comunistas realicen su labor revolucionaria no slo en su propio pas, sino tambin en las colonias, y sobre todo entre las tropas que utilizan las naciones explotadoras para mantener sometidos a los pueblos de sus colonias.

El camarada Quelch, del Partido Socialista Britnico, se refiri a este problema en nuestra Comisin. Dijo que el obrero de filas ingls considerara una traicin ayudar a los sojuzgados cuando se sublevan contra el dominio ingls. Es verdad que la aristocracia obrera de Inglaterra y Norteamrica, imbuida de un espritu jingosta y chovinista, representa un terrible peligro para el socialismo y constituye un vigoroso apoyo a la II Internacional. Aqu nos hallamos ante una tremenda traicin de los lderes y obreros afiliados a esta Internacional burguesa. En la II Internacional tambin se discuti la cuestin colonial. El Manifiesto de Basilea se refiri a ello en trminos inequvocos. Los partidos de la II Internacional prometieron actuar revolucionariamente, pero no vemos por parte de ellos ninguna verdadera labor revolucionaria ni ningn apoyo a las sublevaciones de los explotados y