04 cambios sociales en el siglo xix

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1. INTRODUCCIÓN.-

Burgueses y proletarios fueron los dos grupos sociales que tuvieron un protagonismo especial a lo largo de todo el

siglo XIX con la consolidación del sistema capitalista.

Las clases menos favorecidas por el capitalismo respondieron organizándose para luchar por la defensa de sus

derechos. Los distintos pensadores sociales analizaron y criticaron las injusticias y desigualdades del sistema

capitalista, y propusieron alternativas al orden establecido.

2. VIDA Y CULTURA BURGUESAS.

En la Europa industrializada, la riqueza se encontraba básicamente en manos de la gran burguesía, que compartía

en buena parte la riqueza y el poder con la aristocracia terrateniente. La burguesía controlaba el mundo de los

negocios y tenía una influencia cada vez mayor en la vida política, su comportamiento emulaba el estilo de vida

aristocrático. No obstante, la burguesía no era una clase homogénea, se distinguen: - La gran burguesía integrada por los grandes hombres de negocios y algunos altos funcionarios. Está ligado a

la política, se sometió a un proceso de aristocratización creciente. Numerosos burgueses franceses, británicos y

alemanes se ennoblecieron en este período.

- La pequeña burguesía heredera de los artesanos y comerciantes tradicionales, intentaban adaptarse a las

nuevas situaciones económicas. Su situación material era mejor que la de los obreros y campesinos, aunque a

veces sólo les separaba su condición de no asalariado.

- Profesiones liberales eran los médicos, abogados e ingenieros. Éstos burgueses no podían incluirse dentro de

los dos grupos anteriores, por lo que surgió una nueva denominación para referirse a ellos: las clases medias.

Este grupo social, cada vez más numeroso, simbolizaba los elementos definidores de la nueva sociedad burguesa.

El progreso económico, la industria, la cultura y la progresiva extensión del sufragio le permitieron consolidarse e

irradiar a toda la sociedad unos nuevos valores y forma de actuación: el trabajo, el ahorro, la propiedad y la herencia se convirtieron en las claves del progreso material y social.

3. CONDICIONES DE VIDA DE LAS CLASES TRABAJADORAS.-

Era un grupo social heterogéneo formado en sus orígenes, por campesinos que abandonaron el trabajo del campo,

trabajadores del sistema doméstico y artesanos procedentes del sistema gremial en crisis.

Los trabajadores tuvieron que soportar las duras condiciones sociolaborales impuesta por los empresarios y la

organización de la producción en fábricas, que dio al proletariado unas características específicas:

La división del trabajo y la adaptación al ritmo de la máquina convirtieron al obrero en una

pieza más del proceso productivo.

El exceso de mano de obra y la búsqueda del máximo beneficio empresarial provocaron

jornadas laborales de 14 a 16 horas diarias y unos salarios míseros que apenas cubrían las

necesidades básicas de subsistencia.

Las condiciones poco higiénicas e insalubres de los lugares de trabajo y de las viviendas y

barrios obreros, desprovistos de servicios básicos como alcantarillado o la iluminación, hicieron

aumentar las enfermedades.

La férrea disciplina fabril provocó la deshumanización del trabajo industrial.

La incorporación de mano de obra infantil y femenina, sobre todo en el sector textil, peor

retribuida, dificultaba el acceso a la educación, dejaba a los niños desatendidos y modificaba las

relaciones familiares.

Las relaciones sociales de producción estaban regidas por la contratación libre entre patronos

y obreros, en la que los empresarios imponían sus condiciones.

No existía una legislación social que protegiese a los obreros ante la enfermedad o la inseguridad del puesto de trabajo.

Los informes políticos, médicos y la literatura de la época reflejaban fielmente las sombría condiciones de la

vida de la clase obrera y denuncia problemas como la malnutrición, la baja esperanza de vida, el

analfabetismo, el alcoholismo, la delincuencia y la prostitución.

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CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX. EL MOVIMIENTO OBRERO: SOCIALISMO

Y ANARQUISMO.

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4. EL MOVIMIENTO OBRERO. SUS ORÍGENES.

Se denomina movimiento obrero al conjunto de manifestaciones e intervenciones políticas y sociales de los

trabajadores organizados, a favor de la mejora de sus condiciones de vida y de la transformación revolucionaria o

reformadora de la sociedad. Surge a medida que se consolida la revolución industrial y se manifiesta mediante la

formación de sindicatos y partidos políticos de carácter obrero.

Una de las consecuencias de las revoluciones liberales fue la desaparición de los gremios y la implantación de la

libertad de producción, de trabajo y de contratación. Este aspecto, en los inicios de la revolución industrial, perjudicó a los trabajadores asalariados, pues al existir una abundante mano de obra (por el incremento de la población, la

mecanización del campo, y el consiguiente éxodo rural), las condiciones de producción y de contratación las imponía el

empresario, que podía despedir libremente a quien quisiera, y sustituirlo rápidamente.

Los trabajadores de las nuevas fábricas eran, o bien campesinos que se habían instalado en las ciudades buscando

nuevas oportunidades, o bien antiguos miembros de los gremios (artesanos, aprendices…) que se habían quedado sin

trabajo. Éstos se convirtieron en el proletariado, grupo social que no tenía propiedades (salvo su prole -gran número de

hijos-) y que vendía su capacidad y fuerza de trabajo a cambio de un salario.

Las insoportables condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora generaron revueltas y motines, de carácter

aislado, pero que desembocaron en una creciente conflictividad social, a la que los gobiernos hicieron frente con leyes

de carácter represivo: las asociaciones obreras acabaron siendo prohibidas tanto en Francia (Ley de Le Chapelier, 1791) como en Inglaterra (Combinations Acts, 1799-1800).

5. EL MOVIMIENTO OBRERO EN LA 1ª MITAD DEL SIGLO XIX.

5.1. EL LUDISMO.

Una de las primeras y más básicas formas de protesta fue la destrucción de máquinas o ludismo, a las que los

trabajadores consideraban causante de su desgraciada existencia. El nombre del movimiento proviene de un tal Ned

Ludd, del que algunos cuentan que era un calcetero de Leicestershire, que al parecer fue el primero que rompió el

bastidor de un telar para fabricar medias, con el fin de manifestar su oposición al uso de las máquinas. Aunque parece

ser que fue un personaje ficticio, en cuyo nombre se realizaron protestas violentas y se firmaron pasquines. Los luditas

consideraban que el uso de las máquinas agredían los intereses de los trabajadores porque empeoraban sus condiciones

de trabajo y provocaban la bajada de sus salarios.

El ludismo se extendió a las regiones industrializadas de Inglaterra y en el continente europeo. Fue objeto de

persecución gubernamental: en 1813 fueron ejecutados 18 luditas. Entró en declive a partir de 1817, sin embargo en la

década de 1830 se reanudó en determinadas zonas (p.e. Barcelona, 1835)

5.2. LOS PRIMEROS SINDICATOS.-

A pesar de las prohibiciones legales, desde la década de 1820 se empezaron a extender las agrupaciones de obreros, que

con frecuencia eran clandestinas. Uno de los primeros tipos de organización obrera fueron las Sociedades de Socorro

Mutuo, cobraban una cuota a los asociados, para crear unos fondos a modo de cajas de resistencia, con el objetivo de

ayudar a sus socios en caso de enfermedad o despido. La formación de este tipo de asociaciones locales se extendió

desde 1820 por muchas zonas industriales.

A partir de 1824 (tras algunos episodios dramáticos como la masacre de Peterloo) se derogó la prohibición de asociarse

en Gran Bretaña. Poco a poco se planteó la manera de coordinar todas esas agrupaciones locales, y en 1830 se creó en

Inglaterra la Asociación Nacional para la Protección del Trabajo, formada por asociaciones de la construcción,

textiles, metalúrgicas y mineras. Tenía un diario semanal, The voice of the people, a través del cual llegaron a plantear

no sólo reivindicaciones laborales, sino también políticas, como la petición del sufragio universal; aunque con escaso

éxito, porque en Gran Bretaña se hizo una reforma electoral que de nuevo estableció el sufragio censitario.

La Asociación Nacional fracasó, pero en 1834 se realizó un nuevo intento con la creación de la Great Trade Unions (GTU), que llegó a reunir a más de medio millón de trabajadores tanto agrícolas como industriales. En su creación jugó

un papel importante Robert Owen, uno de los teóricos del socialismo utópico. Pero fracasó al año siguiente por las

numerosas huelgas locales que agotaron sus fondos y el procesamiento de algunos de sus dirigentes.

5.3. EL CARTISMO.-

Fue en Gran Bretaña, también, donde por primera vez, el movimiento obrero se organizó en torno a un proyecto

político: el cartismo. En su configuración tuvo un papel importante la experiencia de los obreros en la Great Trade

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Unions. La persecución a la que fueron sometidos sus miembros convenció a los dirigentes obreros de la necesidad de

participar en política para poder cambiar las leyes y poder intervenir en las relaciones laborales.

En 1836, un grupo de trabajadores fundó la asociación Working Men´s Association, que elaboró la Carta del Pueblo

(1838), inspiradora de la acción colectiva de los obreros hasta 1848. Los objetivos del movimiento cartista eran: el

sufragio universal masculino y secreto, un sueldo para los diputados que posibilitase a los trabajadores el ejercicio de la

política y la reunión anual del legislativo.

Además de las huelgas, concentraciones y manifestaciones, también se dedicaron a la recogida de firmas para presentar sus peticiones al Parlamento británico. La Carta fue rechazada y los cartistas no consiguieron imponer sus objetivos,

pero obtuvieron éxitos parciales, al implementarse una primera reducción de la jornada laboral de 10 horas (1847), y

conseguir la movilización y concienciación de amplias capas de trabajadores.

5.4. EL SOCIALISMO UTÓPICO.-

Se trata de un conjunto de propuestas teóricas, difíciles de llevar a la práctica (de ahí el calificativo de “utópico”),

realizada por un grupo de pensadores, principalmente franceses, que, a partir de una actitud crítica a la situación de la

clase obrera en los primeros momentos de la industrialización, y a las contradicciones del capitalismo incipiente,

realizan una serie de propuestas para mejorar ambas cosas.

El término fue utilizado por Friedrich Engels para designar a los pensadores que planteaban sociedades ideales (utópicas) pero no se implicaron en las formas de lucha u organización necesarias para conseguirlas. El pensamiento del

socialismo utópico se basaba en las siguientes ideas:

Perseguían una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano viviera en paz, armonía e igualdad.

Para la mayoría, ese proyecto social se realizaría de forma pacífica. Aunque algunos como Babeuf y Blanqui,

pensaban que la igualdad social sólo podía alcanzarse por medio de la acción violenta de una minoría que

impondría una dictadura revolucionaria.

Primaban la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal.

Defendían las novedades de la industria moderna, pero condenaban sus efectos nocivos para los obreros.

Tuvo su máximo apogeo durante la primera mitad del siglo XIX. Entre sus principales pensadores destacan:

El conde de Saint-Simon (1760-1825): defendía que toda la nación debía ser como un gran taller, en el que

trabajadores y propietarios debían ser dirigidos por los más capaces, elegidos democráticamente. Es decir, defendía

una especie de tecnocracia, formada por intelectuales, científicos y sabios, que aseguraría la vida a los más pobres.

Charles Fourier (1772-1837): defendió la creación de falansterios, agrupaciones comunitarias donde la propiedad

era colectiva y hombres, mujeres y niños compartían todas las tareas.

Étienne Cabet (1788-1856): autor de Viaje a Icaria, que defendía la supresión de la propiedad privada y el

comercio, y la organización democrática de la política.

Robert Owen (1771-1858): defendió la organización de los trabajadores en cooperativas sin propietarios ni

salarios, y la llevó a la práctica en su fábrica textil de New Lanark (Escocia) hasta que las presiones del gobierno y

de los empresarios le obligaron a trasladarse a Indiana (Estados Unidos)

En definitiva, la evolución del movimiento obrero en la primera mitad del siglo XIX, estuvo llena de intentos muy

diversos, la mayoría de ellos terminaron fracasando o con éxitos parciales y muy reducidos, pero sirvieron para

consolidar la conciencia de clase del proletariado, mentalizándoles de la importancia de la asociación obrera y de la

necesidad de participar en la vida política, como medio más eficaz de lucha, para defender sus intereses.

6. EL MOVIMIENTO OBRERO A PARTIR DE 1848.-

Las revoluciones de 1848, sobre todo en Francia, tuvieron un claro matiz obrero. Fue la última de las revoluciones del

siglo XIX en la que los obreros se aliaron con los burgueses para derrocar los últimos restos del Antiguo Régimen,

participando activamente, como fuerza de choque, en las manifestaciones y barricadas. Y como en las revoluciones anteriores (la francesa de 1789, la de 1820 y la de 1830), la burguesía, una vez conseguido sus objetivos de acceder al

poder político mediante la implantación de monarquías liberales (con sufragio censitario, amplias libertades económicas

y libertades políticas y sociales restringidas), se olvidó de las demandas específicas de los obreros.

Este fracaso de la lucha obrera no fue en vano, pues llevó a las asociaciones obreras a plantearse si una república

burguesa podría asumir los intereses de los trabajadores o si era necesaria una alternativa obrera autónoma. Así se

cuestionó el sentido de la acción política y sindical tal y como venía siendo planteada hasta ahora, y se abrieron las

puertas a nuevas teorías del movimiento obrero.

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6.1. EL MARXISMO.-

El marxismo toma su nombre de Karl Marx quien, junto a Friedrich Engels, a mediados del siglo XIX, calificaron el

primer pensamiento socialista de utópico y elaboraron una teoría que era un programa de acción para cambiar la

sociedad: el socialismo científico, cuyo cuerpo doctrinal quedó recogido en el Manifiesto Comunista, publicado en

Londres en vísperas de la revolución de 1848. Otras obras importantes del marxismo son Tesis sobre Feuerbch (1845),

Miseria de la Filosofía (1847) y El Capital (1867-1885).

La teoría marxista se elabora a partir de:

El análisis de la realidad política y social del momento.

El estudio del capitalismo.

El estudio de la práctica.

Es decir, a partir de un profundo análisis y conocimiento de la realidad política, social, económica e ideológica del

momento en que vivieron, Marx y Engels desarrollan una teoría que tiene tres ejes principales:

La lucha de clases como motor del desarrollo histórico. Para Marx y Engels siempre han existido dos grupos

sociales antagónicos: los que detentaban el poder y la prosperidad y los que no lo tenían. Estos dos grupos han estado constantemente enfrentados (esclavismo –hombre libres y esclavos-, feudalismo –privilegiados y no

privilegiados- y capitalismo –burgueses y obreros-), y fruto de este enfrentamiento las sociedades han ido

avanzando y transformándose a lo largo del tiempo.

El análisis del sistema capitalista les lleva a plantear una dura crítica a la situación presente. Marx explica en El

Capital que para que el sistema capitalista se mantenga la burguesía (los propietarios de los medios de producción:

maquinaria, fábricas, tierras…) ejercen constantemente una fuerte explotación sobre el obrero, apropiándose de la

plusvalía, parte del valor del trabajo del obrero de la que se apropia el empresario, es decir, es la diferencia entre el

salario que percibe el obrero y el beneficio real que genera su trabajo. El empresario se adueña de esta plusvalía

que emplea bien para reinvertir en la mejora de los medios de producción, bien en su beneficio personal (vivienda,

viajes, lujos…).

Por otra parte, otra de las características del sistema capitalista, según el marxismo, es el deseo del empresario de

aumentar constantemente sus beneficios, para ello invierte una parte de sus ganancias (de la plusvalía, también) en

innovación tecnológica, para producir más, mejor y más barato, y así vender más y ganar más dinero. Pero este

incremento de producción se hace sin tener en cuenta la situación del mercado, es decir, la capacidad de consumo

de la sociedad, por lo que periódicamente se generan crisis de sobreproducción, de las que van a sobrevivir sólo

las empresas más fuertes y competitivas, mientras que otras muchas sufrirán crisis y tendrán que cerrar, enviando al

paro a sus trabajadores, y provocando la ruina de su empresario.

Tras todo este análisis el marxismo llega a la conclusión de que es necesario cambiar las cosas, por lo que plantea

su proyecto de futuro, que debe ir encaminado a crear una sociedad igualitaria, con la desaparición de las

diferencias sociales. ¿Cómo conseguir esto? Según el marxismo es necesario que los obreros realicen una

revolución con el objetivo de tomar el poder político, e impongan una temporal y transitoria dictadura del

proletariado, desde la cual eran tomando medidas de todo tipo para desmantelar el sistema capitalista y llegar a la

nueva sociedad comunista, que se caracterizaría por:

o Cada individuo trabaja voluntariamente en beneficio de la comunidad.

o Los medios de producción son colectivos.

o No hay ni opresores ni oprimidos.

o Desaparece el sufrimiento y la alienación.

o Desaparecen las diferencias entre el campo y la ciudad, y entre el trabajo manual e intelectual.

6.2. EL ANARQUISMO.-

No tiene un cuerpo doctrinal tan elaborado como el marxismo. Una de sus principales fuentes de inspiración es la

filosofía ilustrada de Rousseau (el hombre en su estado natural y salvaje es feliz, pero el Estado lo corrompe y le hace

perder su bondad natural). Al igual que el marxismo, parte de una crítica de la situación actual (de mediados del siglo

XIX) y concluyen que es el Estado (instituciones políticas, las leyes, la autoridad…) el que ha destruido la felicidad de

los hombres, por lo que en su esencia lo que pretenden hacer los anarquistas es la sustitución del Estado por la libertad

del hombre, que tiene que colaborar con sus semejantes.

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Aunque parezca una ideología unitaria, hay que señalar que existen diferencias múltiples, con propuestas que responden

al pensamiento individual de sus ideólogos, y que van desde la acción directa y violenta (terrorismo) al pacifismo,

pasando por posturas intermedias. No obstante, se pueden señalar unos rasgos más o menos comunes:

El rechazo de cualquier tipo de autoridad y la exaltación de la libertad individual.

Rechaza tanto el juego político como la organización de partidos. El medio fundamental para eliminar al

Estado es la huelga general, que permite arruinar a la burguesía.

La organización social ha de estructurarse de abajo arriba, partiendo de pequeñas comunidades autosuficientes

y por libre decisión de sus miembros, expresada a través del sufragio universal, nunca por imposición.

La abolición de la propiedad y su sustitución por la colectivización de los bienes.

La importancia de la educación. El hombre solo será libre cuando sea capaz de pensar por sí mismo y el mejor

medio para conseguirlo es una esmerada instrucción.

Entre los principales pensadores anarquistas destacan:

Pierre-Joseph Proudhom (1809-1865), considera que la propiedad es un robo y defiende un sistema social

basado en el trabajo autónomo y en la expansión del mutualismo y el cooperativismo. Defiende la

transformación de la sociedad por la vía pacífica y de ayuda mutua.

Mijaíl Bakunin (1814-1876), planteó que había que destruir el Estado y crear una sociedad igualitaria a partir

de la libre asociación en comunas (las unidades asociativas más pequeñas de la sociedad), para ello era necesario hacer una revolución, que sería el resultado espontáneo de las masas contra la explotación, y en la

que participarían por igual todos los sectores oprimidos de la sociedad capitalista (campesinos, intelectuales,

obreros industriales…)

6.3. LAS INTERNACIONALES OBRERAS.-

Uno de los rasgos distintivos del socialismo de todo signo fue su carácter internacionalista. Carlos Marx y otros

pensadores sostenían que, al margen de la nacionalidad a la que perteneciesen, los trabajadores de todo el mundo

sufrían los mismos problemas. Era por tanto necesario, aunar esfuerzos, intereses y objetivos para derrotar a la

burguesía. El "Manifiesto comunista" lanzaba, al respecto, una consigna clara: “Proletarios de todos los países, uníos”.

Fruto de esa idea, surgieron organizaciones que intentaron servir de enlace entre grupos de trabajadores de diferentes

países en pos de la consecución de la revolución universal. De entre estas iniciativas destacaron dos:

La Primera Internacional Obrera (1864-1876)

La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional Obrera, se creó en 1864 en Londres y estuvo

integrada por partidos, sindicalistas, socialistas, anarquistas y asociaciones obreras de variado signo. El encargado de

redactar sus estatutos fue Carlos Marx. En ella se puso de manifiesto que la liberación del proletariado sólo sería obra

de los propios trabajadores y que la toma del poder era fundamental.

Las diversas tendencias y sensibilidades que recogió, obstaculizaron en gran medida su funcionamiento. En 1868, a raíz

de la incorporación de Bakunin, la AIT sufrió una polarización que condujo a enfrentamientos entre dos tendencias

irreconciliables: por un lado, la anarquista (con Bakunin a la cabeza), por otro, la marxista, cuyo liderazgo intelectual ostentó Marx.

Episodio decisivo en la división del movimiento internacionalista lo constituyó el fracaso de la Comuna de París

(1871). Fue la primera vez que triunfó una revolución obrera. Se dio en París cuando tras la caída de Napoleón III las

elecciones de 1871 dieron el poder a los conservadores. Los obreros se sublevaron y en París se produjo una verdadera

guerra civil. Los trabajadores de todas las tendencias políticas y sociales se hicieron con el control de la ciudad, de las

fábricas y talleres organizando París según los principios revolucionarios. El Gobierno recurrió al ejército y los obreros

fueron duramente reprimidos, pero los obreros y burgueses comprobaron de qué eran capaces los trabajadores, esto

serviría de estímulo a movimientos posteriores. La burguesía cogería miedo a estos movimientos y para contrarrestarlos

intentaría mejorar algo las condiciones de los trabajadores.

El fiasco de la Comuna de París agravó los enfrentamientos en el seno de la Internacional. En el Congreso de La Haya

(1872), los anarquistas fueron expulsados de la organización, que pasó a ser controlada por los marxistas hasta su

disolución en 1876. Las razones que llevaron a ese enfrentamiento pueden resumirse en las siguientes:

Marx deseaba una organización estructurada en torno a una autoridad como forma de reforzar la eficacia de

las decisiones adoptadas. Bakunin se oponía a cualquier control o jerarquía. Los anarquistas se definían a sí

mismos como "socialistas antiautoritarios".

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Marx depositaba las esperanzas de revolución en una acción organizada y preparada de la clase trabajadora,

especialmente de los obreros industriales. Bakunin apelaba al individualismo y la espontaneidad, al tiempo

que otorgaba al campesinado un importante protagonismo revolucionario. De hecho, el anarquismo fue más

fuerte en países de economía agraria, como Rusia o España, que en los industrializados.

La dictadura del proletariado como vía transitoria a la sociedad comunista, una de las piezas fundamentales de

la teoría marxista, era rechazada por Bakunin, al considerar que todo tipo de Estado, inclusive uno de

trabajadores, constituía un peligro para las libertades individuales.

La intervención de la clase trabajadora en el juego político por medio de la creación de partidos obreros, e

incluso su colaboración con partidos de carácter burgués si éstos apoyasen los intereses del proletariado, fue rebatida por Bakunin, quien sostenía que los obreros sólo debían organizarse en torno a sindicatos y no

intervenir jamás en política (parlamento, elecciones, etc), ya que ello acabaría por desvirtuar su fuerza

revolucionaria.

Recogiendo la experiencia de la Primera Internacional se empezaron a crear partidos políticos obreros. El primero y

más importante, que sería el punto de referencia del socialismo europeo, fue el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD),

fundado en 1875. De inspiración marxista, su programa de 1891, establecía objetivos a dos niveles: a largo plazo,

conquistar el poder político a través de la acción revolucionaria no violenta para implantar una sociedad socialista. A

corto plazo, la participación en el sistema parlamentario para conseguir: sufragio universal (incluidas mujeres); igualdad

de derechos, tributación directa, sanidad y educación pública, reducción de jornadas laborales, mejoras salariales,

prohibición del trabajo infantil, seguros sociales, etc.

Influidos en gran medida por el SPD fueron naciendo partidos obreros en otros países. En 1879 Pablo Iglesias fundó el

PSOE (Partido Socialista Obrero Español), muy ligado al sindicato UGT (Unión General de Trabajadores), fundado en

1888. En 1905 se constituyó la SFIO, (Sección Francesa de la Internacional Obrera), que daría lugar en 1969 al Partido

Socialista Francés. Un año más tarde, en 1906, se funda Labour Party (Partido Laborista Británico), enlazado a los

Trade Unions. En 1910 se organizan partidos equivalentes en Australia y Nueva Zelanda. En Estados Unidos la fuerza

de los partidos fue escasa, por contra, alcanzó más relieve la lucha sindical, destacando en ese sentido la AFL

(American Federation of Labor), fundado en 1886, muy integrado en el capitalismo y ajeno al carácter revolucionario

de las organizaciones europeas. Todas estas formaciones ejercieron un destacado papel en la vida política de sus

respectivos países, participando en las elecciones y ocupando escaños en los parlamentos. Muchos de sus militantes lo

fueron también de sindicatos afines (UGT en España, CGT en Francia, Trade Unions en Gran Bretaña). Estuvieron

profundamente imbricados en el movimiento internacionalista y sufrieron sus avatares. En nuestros días los partidos más relevantes de tradición obrera desempeñan una enorme importancia en la vida política. Se han desprendido de sus

postulados revolucionarios marxistas y transformado en partidos de carácter reformista.

La Segunda Internacional Obrera (1889-1916)

Fue fundada en 1889. Su sede se estableció en Bruselas. Si la Primera Internacional había albergado en su seno -al

menos en sus comienzos- una amplia gama de tendencias, la Segunda, una vez expulsados los anarquistas en 1893,

adoptó una clara orientación socialista marxista. La integraron una serie de partidos socialistas de distintas

nacionalidades organizados en una federación.

Entre los objetivos fundamentales de la asociación destacó la búsqueda de una legislación que mejorara las condiciones de vida de los trabajadores (subsidios de desempleo, protección social, etc) y, de forma especial, el empeño en la

instauración de la jornada de ocho horas.

Signos distintivos de la II Internacional fueron la institución de la jornada del Primero de Mayo como fiesta

reivindicativa (Día Internacional del Trabajo), la del 4 de marzo (Día Internacional de la Mujer Trabajadora) y el

famoso himno conocido como de la Internacional.

Entre los principales problemas a los que hubo de enfrentarse, destacó el de la controversia ideológica de dos grupos:

√ El radical, compuesto por los marxistas ortodoxos, partidarios de una revolución como fórmula para destruir el capitalismo y cambiar la sociedad. Una de sus principales figuras fue Rosa Luxemburgo.

√ El más moderado, de carácter reformista, denominado “revisionista”, pues discutía algunos puntos de la teoría marxista, como el de la lucha de clases o el materialismo histórico. Entre sus representantes destacó Eduard

Bernstein, que preconizaba llegar al socialismo mediante una vía pacífica con la participación de los trabajadores

en el juego parlamentario.

La Segunda Internacional recibió el golpe de gracia tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, conflicto que fue

incapaz de evitar. La clase trabajadora, dividida entre los sentimientos patrióticos y el ideal de solidaridad

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internacional, optó por los primeros, se enroló en los ejércitos contendientes y abandonó la causa que inspiraba la

organización. No pudiendo resolver esa contradicción, en 1916 se disolvía la Internacional.

En 1917, a raíz del triunfo de la Revolución Rusa, se impusieron las tesis de aquellos que, como Lenin, el líder de los

bolcheviques, abogaban por las tesis marxistas más radicales. En 1919 se fundó, una Tercera Internacional, la llamada

“Komintern”, de carácter comunista, alejada, por tanto, de las tesis reformistas revisionistas y muy condicionadas por

los intereses de la URSS.

DOCUMENTOS

Nº 1: La burguesía

“La burguesía domina. Ella es la nueva aristocracia, la nobleza del siglo XIX. (...) La burguesía domina porque maneja

todas las fuerzas sociales; porque posee las fuentes de riqueza, los instrumentos de trabajo, el crédito. El gobierno es

tributario suyo, igual que la nación. Por ella el pueblo vive; por ella muere. Ella es, en fin, señora y reina del mundo

social. Este dominio está consagrado, proclamado por las instituciones políticas. Es la burguesía quien hace la ley y

quien la aplica.”. Duclerc, E. Diccionario político y enciclopédico. París, 1842.

Nº 2: La burguesía

“La burguesía ha sometido el campo a la denominación de la ciudad. Ha creado ciudades enormes, ha incrementado en

alto grado el número de la población urbana en relación a la rural. Ha hecho depender a los países bárbaros y

semibárbaros de los civilizados, a los pueblos campesinos de los pueblos burgueses, al Oriente del Occidente. La

burguesía va superando cada vez más la fragmentación de los medios de producción, de la propiedad y de la población.

Ha centralizado los medios de producción y ha concentrado la propiedad en unas pocas manos.”

Marx y Engels. Manifiesto del Partido Comunista. 1848.

Nº 3: El proletariado

“El trabajador se convierte en obrero cuando vende su fuerza de trabajo a otro llamado patrón, o capitalista, poseedor de

los medios de producción y el capital necesario para que produzcan. Es decir, el desarrollo de la sociedad capitalista

llevará a la creación de la clase obrera.”

K. Marx y F. Engels. Manifiesto Comunista.

Nº 4: El proletariado

“Existen todavía otras causas que debilitan la salud de gran número de trabajadores. Ante todo, la bebida; todas las

seducciones, todas las posibles tentaciones, se juntan para empujar al obrero a la pasión de la bebida. El aguardiente es

para los trabajadores casi la única fuente de goces, y todo conspira para que se estreche el círculo a su alrededor. El

obrero vuelve al hogar cansado y hambriento; encuentra una habitación sin ninguna comodidad, sucia, inhospitalaria; necesita en forma apremiante algún alivio (...) Su sociabilidad puede solamente satisfacerse en la hostería, pues no tiene

otro lugar donde encontrarse con sus amigos (...) La pasión de la bebida ha cesado aquí de ser un vicio; por eso pueden

ser excusados los viciosos; constituye un fenómeno natural.”

Friederich Engels. La situación de la clase obrera en Inglaterra. 1845.

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Nº 5: El proletariado

"La industria moderna ha transformado el pequeño taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del capitalista

industrial. Masas de obreros, hacinados en la fábrica, están organizadas en forma militar. (...) Pequeños industriales,

pequeños comerciantes y rentistas, toda la escala inferior de las clases medias de otro tiempo, caen en las filas del

proletariado; unos, porque sus pequeños capitales no les alcanzan para acometer empresas industriales y sucumben en la

competencia con los capitalistas más fuertes; otros, porque su habilidad profesional se ve despreciada ante nuevos

métodos de producción. (...) En esta etapa, los obreros forman una masa diseminada por todo el país y disgregada por la

competencia."

Marx y Engels. Manifiesto comunista.

Nº 6: El trabajo infantil

En nuestras fábricas de algodón se emplea niños principalmente, traídos como rebaño de los establecimientos de

caridad. Nadie los conoce ni tienen por ellos el menor interés. Encerrados en departamentos reducidos, donde es

pestilente el aire por las emanaciones grasientas de las luces y la máquinas, los aplican a un trabajo que dura todo el día

y que muchas veces se prolonga hasta muy avanzada la noche. Estas circunstancias, el desaseo y los cambios frecuentes

de temperatura que experimentan al entrar y salir, son origen de una multitud de enfermedades y particularmente de las

afecciones nerviosas tan comunes en estos talleres. Cuando terminan su aprendizaje, queda, por lo general, endebles e

inútiles para los trabajos fatigosos y sostenidos; las niñas no saben coser y carecen de los conocimientos y cualidades a

propósito para ser buenas madres de familia. “

Fernando Garrido *. Historia de las clases trabajadoras. El proletariado.

* Fernando Garrido: revolucionario español, destacado militante del socialismo del siglo XIX.

Nº 7: Ludismo

«En la tarde del viernes, alrededor de las cuatro, un numeroso grupo de revoltosos atacó la fábrica de tejidos

pertenecientes a los señores Wroe y Duncroft, en West Houghton (...), y, encontrándola desprotegida, pronto se

apoderaron de ella. Inmediatamente la incendiaron y todo el edificio con su valiosa maquinaria, tejidos, etc., fue

completamente destruido. Los daños ocasionados son inmensos, habiendo costado la fábrica sola 6.000 libras. La razón aducida para justificar este acto horrible es, como en Middleton, el "tejido a vapor". A causa de este espantoso suceso,

dos respetables familias han sufrido un daño grave e irreparable y un gran número de pobres han quedado sin empleo.

Los revoltosos parecen dirigir su venganza contra toda clase de adelantos en las maquinarias. ¡Cuán errados están! ¿Qué

habría sido de este país sin tales adelantos?»

Annual Register, 26 de abril de 1812.

Nº 8: El cartismo

Pedimos que en la elaboración de las leyes pueda ser escuchada, sin cortapisas, la voz de todos. Cumplimos con los

deberes de hombres libres; queremos, pues, tener los derechos. Es por lo que solicitamos el sufragio universal. Este

sufragio, para estar libre de la corrupción de los ricos y de las violencias de los poderosos, debe ser secreto {..}. Las elecciones frecuentes son esenciales: solicitamos parlamentos anuales. Pedimos que la aprobación de los electores sea el

único criterio exigido para formar parte del Parlamento, y que todos los diputados se vean compensados por una

remuneración justa y adecuada, a cargo del tesoro público, como indemnización por el tiempo que consagran al servicio

de la nación.

Petición de los cartistas de Birmingham, 1838

Nº 9: La lucha de clases

“Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de lucha de clases. Libres y esclavos, patricios y

plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente

siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta.”

Marx y Engels. Manifiesto comunista.

Nº 10: La lucha de clases

"La moderna sociedad burguesa, que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal, lo que ha hecho ha sido crear nuevas

clases, nuevas condiciones de opresión, que han venido a sustituir a las antiguas (...) Hoy, toda la sociedad tiende a

separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos enemigos: la burguesía y el proletariado".

Marx y Engels. Manifiesto comunista.

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TEMA 4: CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX. EL MOVIMIENTO OBRERO: SOCIALISMO Y ANARQUISMO.

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Nº 11: El anarquismo: Proudhon

"Nosotros, productores asociados, no tenemos necesidad del Estado. (...) No queremos más gobierno del hombre sobre

el hombre, ni más explotación del hombre por el hombre. Queremos que las minas, los canales, los ferrocarriles sean

entregados a las asociaciones obreras y queremos que estas asociaciones sean una gran federación, unidas por el vínculo

común de la república democrática y social.

Existe el mutualismo cuando en una industria los obreros, en lugar de trabajar para un empresario que les paga y se

guarda su producción, trabajan los unos para los otros y comparten una producción común, de la cual se reparten los

beneficios."

Proudhon, P. J., Idea general de la Revolución.

Nº 12: El anarquismo: Bakunin

Nuestro programa socialista exige y debe exigir irrenunciablemente:

1. La igualdad política, económica y social de todas las clases y todos los pueblos de la tierra.

2. La abolición de la propiedad hereditaria.

3. La apropiación de la tierra por las asociaciones agrícolas, y del capital y de todos los medios de producción por las

asociaciones industriales.

4. La abolición del ordenamiento jurídico de la familia patriarcal, basado exclusivamente en el derecho a heredar la

propiedad, así como la equiparación de los derechos políticos, económicos y sociales del hombre y de la mujer.

5. La crianza y educación de los niños de ambos sexos hasta su mayoría de edad, entendiéndose que la formación científica y técnica, en la que se incluyen los niveles más altos de formación, será igual y obligatoria para todos. La

escuela reemplazará a la iglesia y hará innecesarios los códigos penales, los policías, los castigos, la prisión y los

verdugos.

M. Bakunin. Los fundamentos económicos y sociales del anarquismo.

Nº 13: El anarquismo: Bakunin

“El Estado es la autoridad, es la fuerza, es la ostentación y la infatuación de la fuerza. No se insinúa, no trata de

convertir: y siempre que lo intenta lo hace con muy mala pata; pues su naturaleza no consiste en persuadir, sino en

imponerse, en forzar. Se esfuerza poco en enmascarar su naturaleza de violador legal de la voluntad de los hombres, de

negación permanente de su libertad. Incluso cuando ordena el bien, lo perjudica y echa a perder, precisamente porque lo ordena, y que toda orden provoca y suscita las rebeldías legítimas de la libertad; (….) La libertad, la moralidad y

dignidad humana del hombre consisten precisamente en eso, en que hace el bien no porque se le ordena sino porque lo

concibe, lo quiere y lo ama”.

Bakunin. La Libertad.

Nº 14: La I Internacional: Bakunin

Soy un partidario convencido de la igualdad económica y social, porque sé que sin esta igualdad, la libertad, la justicia,

la dignidad humana, la moralidad y el bienestar de los individuos así como la prosperidad de las naciones no será más

que un engaño. Pero a pesar de ser partidario de la libertad, primera condición de la humanidad pienso que la igualdad

debe establecerse en el mundo mediante la organización espontánea del trabajo y de la propiedad colectiva de las asociaciones productoras libremente organizadas... y no mediante la acción suprema y tutelar del Estado…

Los comunistas creen un deber organizar las fuerzas obreras para apoderarse del poder político de los Estados. Los

socialistas revolucionarios, en cambio, sólo confían en la libertad ... ; piensan que la humanidad se ha dejado mandar

demasiado tiempo y que el origen de su infidelidad no está en una u otra forma de gobierno, sino en el mismo hecho del

gobierno, sea éste cual fuere.

Ese es el punto que divide principalmente a los socialistas o colectivistas revolucionarios de los comunistas autoritarios,

partidarios de la iniciativa absoluta del Estado.

...Ellos afirman que solamente la dictadura (la de ellos, evidentemente) puede crear la voluntad del pueblo. Nosotros les

respondemos: ninguna dictadura puede tener otro objeto que el de perpetuarse; ninguna dictadura podría engendrar y

desarrollar en el pueblo que la soporta otra cosa que la esclavitud. La libertad sólo puede ser creada por la libertad.

Bakunin, La Comuna de Paris y la nación del Estado, 1871.

Nº 15: La I Internacional: Bakunin

Marx es un comunista autoritario y centralista. Quiere lo que nosotros queremos: el triunfo de la igualdad económica y

social, pero en el Estado y por la fuerza del Estado; por la dictadura de un gobierno provisional, poderoso y, por decirlo

así, despótico, esto es, por la negación de la libertad. Su ideal económico es el Estado convertido en el único propietario

de la tierra y de todos los capitales, cultivando la primera por medio de asociaciones agrícolas, bien retribuidas y

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TEMA 4: CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX. EL MOVIMIENTO OBRERO: SOCIALISMO Y ANARQUISMO.

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dirigidas por sus ingenieros civiles.

Nosotros queremos ese mismo triunfo de la igualdad económica y social por la abolición del Estado y de todo cuanto se

llame derecho jurídico que, según nosotros, es la negación permanente del derecho humano. Queremos la reconstitución

de la sociedad y la constitución de la unidad humana, no de arriba a abajo por la vía de cualquier autoridad, sino de

abajo arriba, por la libre federación de las asociaciones obreras de toda clase emancipadas del yugo del Estado.

... Hay otra diferencia, esta vez muy personal, entre él y nosotros. Enemigos de todo absolutismo, tanto doctrinario

como práctico, nosotros nos inclinamos con respeto no ante las teorías que no podemos aceptar como verdaderas, sino ante el derecho de cada cual a seguir y propagar las suyas... No es este el talante de Marx. Es tan absoluto en las teorías,

cuando puede, como en la práctica. A su inteligencia verdaderamente eminente une dos defectos: es vanidoso y celoso.

Le repelía Proudhon, tan sólo porque este gran hombre y su reputación tan legítima le hacían sombra {...}. Dice mis

ideas, no queriendo comprender que las ideas no pertenecen a nadie, y que si uno busca bien encontrará que

precisamente las mejores, las más grandes ideas han sido siempre el trabajo instintivo de todo el mundo...

Carta de Bakunin a su amigo Rubicone Nabruzzi, 23-VII-1872

Nº 16: Evolución de la jornada laboral en Alemania (1850-1900)

Nº 17: Implantación de una legislación social en algunos países europeos.

Nº 18: Año en que se estableció el sufragio universal

País Masculino Femenino

Francia 1848 1944

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TEMA 4: CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX. EL MOVIMIENTO OBRERO: SOCIALISMO Y ANARQUISMO.

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*Desde 1918 podían votar las mujeres mayores de 30 años.

**Lo ejercieron por primera vez en las elecciones de 1933.

FUENTES:

http://webs.ono.com/pedabagon/pedro/Historiacontemporanea/temas/Obrero/plantillaobrero.html

http://www.claseshistoria.com/movimientossociales/esquema.htm

http://www.educa.madrid.org/web/ies.isidradeguzman.alcala/departamentos/geografia/bachillerato_1.html

Alemania 1881 1919

Bélgica 1893

Noruega 1899

Dinamarca 1901

Finlandia 1906

Austria 1907 1920

Suecia 1907

Holanda 1917

Gran Bretaña 1918 1928*

Italia 1919 1945

España 1931**