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LUZBELLA El demonio es el representante, el delegado del demiurgo, cuyos asuntos administra aqu abajo. Pese al prestigio y al terror unidos a su nombre, no es ms que un administrador, un ngel degradado a una tarea baja, a la historia. E.M. Cioran. El Aciago Demiurgo. Taurus, Madrid. 1979. Genealoga monumental anglica Habemos ngeles que carecemos de fe. Yo, incluso, carezco de intuicin religiosa. Y no es que seamos demonios, ngeles que se han entregado a la vivencia inmediata del instante y han olvidado o pretendido olvidar que existimos, es decir, que hemos cado en el tiempo desde las alturas de la eternidad. No: dentro de nuestra especie habemos, al igual que los seres humanos, quienes creen conocer el plan de Dios y actan conforme a l, y otros, los de difcil constitucin, que sabemos que la existencia de Dios y su plan csmico es una posibilidad, ms no una necesidad. De hecho, no los ngeles, sea quizs los demonios quienes ms fervor religioso posean. Luzbel pec por toda la raza de ngeles, hacindonos caer en la condicin de separacin. Todo lo existente, es, por definicin, sin Dios: vaco necesario para la determinacin de nuestros cuerpos como agentes libres. A los ngeles no se nos da la filosofa como a los seres humanos, esos, que por ser ms concretos y menos generales, definen su identidad en el intelecto merced a su descalabro de lo abstracto. As, podemos contemplar cmo el mayor dolor del ser humano es su singularidad, la aspereza de su innecesaria presencia: todos los hombres, consciente o inconscientemente, desean ser ms generales y dispersos en sus percepciones, o por el contrario, ser verdaderamente nicos y necesarios (los extremos los satisfacen, pero la mediana los carcome). Pero, aparte de contingentes, son demasiados, la explosin demogrfica los ha vuelto ms mediocres de lo que comnmente han sido (cada hombre nico puede ser sustituido por otro hombre nico). Lo exclusivo que nos alienta a nosotros como ngeles, es el consuelo que podemos prestarles a ellos, quienes piensan que por nosotros ser de cualidades distintas, estamos ms cerca de Dios o de su posibilidad. No:

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dentro del registro de lo creado no hay acercamientos a lo absoluto: o lo comprendes y entonces eres Dios, o no lo comprendes y entonces eres criatura. Sin embargo, a pesar de esta limitante que los ngeles poseemos, he de esforzarme para humanizar la terrible verdad que ahora intentar exponer. Recientemente, un ser extrao, mitad espritu, mitad ser anglico, proveniente de una regin insular del cosmos, me explicaba todo esto segn sus propios trminos profanos. La palabra, de uso no corriente en la comunicacin anglica, empez a cobrar un auge tremendo virtud a la presencia de este personaje entre las poblaciones herldicas de la ltima estacin infinita. De hecho, fue l quien me ense a hablar y a alentarme a la creacin de un libro: el de la historia monumental anglica. Y no slo a m sino tambin a un selecto grupo de ngeles, quienes como yo nunca han estado satisfechos con las explicaciones legendarias de los ngeles Generales. Se dice que ste ser extrao, fue desechado por Dios inmediatamente despus de la cada mtica de Luzbel de los cielos. l mismo provocaba esa idea al contar la historia de un ngel que fue probado por Dios debido una apuesta que ste hizo con el mismo Luzbel recin expulsado de las alturas celestiales. La prueba consista en lograr que uno de los ngeles que no llegara a formar parte de las huestes celestiales de Satans, se incorporase a las mismas, hacindole creer que haba pecado, sin que esto fuese cierto. De esta manera Luzbel probara que el sentimiento de culpabilidad es producto de una condicin impuesta y no inherente a la constitucin de ser cado. Segn relata el ser misterioso, Luzbel perdi, y con ello tuvo que cumplir su promesa de desterrarse de todos los planes divinos: ya nunca iba a entrometerse, promesa que termin por convertirlo en aliado de Dios. Esta Teologa demonolgica del ser extrao, es dudosa: sus fuentes histricas no son muy fidedignas, cuanto ms que existen otras versiones de lo acontecido que nos hacen presuponer que Luzbel nunca hizo tal apuesta con Dios, sino que desde su mtico origen, l se desajen por completo de la obra del Increado, o mejor dicho, de todo lo existente: perdi la capacidad de albergar recuerdos, lo que lo hizo un excelso vagabundo sin patria y sin propsito metafsico alguno. Se dice que, en realidad, quien asumi el control de las huestes demonacas era otro ngel de identidad desconocida que obraba como el enviado de Satans. Con el tiempo, cuando el estado de amnesia permanente del que adoleca Luzbel, empez a ser un problema, nombr a otro ngel cado y secuaz suyo, como Luzbel, instaurando de manera definitiva la institucin del ejrcito demonaco que, supuestamente defiende la

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rebelda de lo creado contra el Creador. Para varios ngeles (dentro de los cuales me hallo) la conformacin de la historia oficial de ngeles y demonios es, hasta cierto punto, intrascendente: no resuelve el problema principal de la gran soledad de los existentes. Sin embargo, es importante, para el fin que me propongo plantear, la posibilidad de que la existencia de Luzbella sea ms que un mero mito, sino que se trate de un ser real no ficticio que an deambula por las regiones Herldicas actuales. Tal posibilidad me pareca, hasta hace poco, ufana: Para m Luzbel era lo que Adn y Eva a los hombres, es decir, un mito. Pronto mi opinin cambiara radicalmente. Buscando al primer extranjero El primer ser del que se podra sacar informacin para corroborar nuestra hiptesis de investigacin, fue el ngel cado que se hizo pasar por el Vicario de Luzbel. Si lo contado por el ser extrao es cierto, ste debi ser el segundo de los arcngeles al mando, al momento de la dispora anglica cuando la expulsin de los rebeldes del cielo. Quien se hizo pasar por l, posteriormente a la renuncia del antiguo General de todos los demonios, tambin como el anterior, debera encontrarse en el mismo sitio y momento segn reza la liturgia de los ngeles ancianos: Dos son los necesarios para que el tiempo y espacio germinen en una identidad, al igual que la paradoja y el dilema hacen la unidad de los contrarios Para resolver la incgnita sobre el lugar y tiempo posible en la que estos dos personajes se encontraban, y como soy un ngel que nunca se ha declarado partidario de las huestes demonacas, tuve que recurrir al lder del ejrcito anglico en la famosa Montaa del Silencio. Elevado sobre las alturas y con la venturosa fisonoma de una colina intemprea, el rbol antiqusimo plateado que se yergue como un legendario atalaya, sereno testigo de cargo contra la msera condicin de la raza anglica, franquea la entrada a la casa de campaa del Viejo ngel Gilmard, (rbol que se dice fue plantado desde el momento en el que Dios estableci el plan de redencin y la divisin de ngeles y demonios al dejar como guardianes del mundo a los primeros). Aunque la poblacin celestial no es cualitativamente militar, la mayora de los que la componemos, son fervientes creyentes de que nuestra naturaleza es

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marcial1. Tal suposicin es infundada: la guerra permanente que mantenemos contra las huestes demonacas, es producto de una larga tradicin de agrios celos engendrados por las pretensiones de ambos bandos por ostentar la verdad. Estas opiniones mas no me hacan ser un sujeto grato ante los ojos de las altas jerarquas militares, quienes opinaban que la conducta de los ngeles que se dedicaban a la dialctica u otra actividad distinta a la herldica o marcial, no eran dignos de confianza y estaban a punto de venderse al bando contrario. Esta visin polarizada fue atenuada en gran medida por la intervencin del Ser extrao dentro del cuerpo de ngeles celestiales poco tiempo hace. Con la recomendacin del Ser extrao me pude presentar ante el General Gilmard, no sin antes hacerme esperar por largo tiempo (un segundo), en medio de una sala recibidor, adornada de luces y sonidos extraordinarios. Una fuente que brotaba del suelo se abri y entr velozmente el General. Muy serio, antes de dirigirle la pregunta que me llevaba hasta su presencia, me comunic (a base de sonidos, y con ello me sealaba ser un autntico correligionario de las antiguas costumbres) que la presencia del Ser extrao reciente, formaba parte de una profeca antigua que indicaba el fin de una era: el nacimiento de nuevos seres que terminaran por desplazar a los ngeles. Toda la serie de discpulos que ha criado el Ser extrao, es producto de una nueva concepcin mesinica sobre la llegada de nuevas eras. S que es de tu inters crear un registro nico que ponga a cuentas la larga trama de acontecimientos que han forjado nuestra raza. Ese movimiento slo puede derivar de la mente del Ser extrao, y ste, a su vez, es el resultado del mito antiguo que habla de la presencia de un ngel expulsado del paraso con el nico afn divino de una prueba, cuya esencia no es ni anglica ni demonaca, sino simplemente algo distinto. El ngel Safir, le seal al instante. Prosigui con un movimiento de cabeza que me indicaba que ese era el nombre. Me explic que el Ser extrao haba venido en nombre, smbolo y representacin del ngel Safir para establecer una nueva clase de seres: apartados de las tradicionales formas litrgicas de adoracin. Antes de proseguir es pertinente hacer la aclaracin (para los que no son muy observadores), que tanto ngeles y demonios, no son seres que constitutivamente sean distintos unos de otros, sino que son exactamente idnticos, con la nica diferencia de que, al tener ambos un control sobre su fisonoma al grado de poderla cambiar segn sus intenciones o capacidad de podero, los demonios han decidido ser de difcil aspecto, mientras que los ngeles1 Ver Hechos 5, 18-20; 12, 1-11, II Cron. 32, 1 a 21, Is. 6, 2-3.

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tienen por mxima de su vida, el sentido armnico u ordenado de las entidades, es decir, tienen por ideal a la belleza. No es que, como creen los humanos, se traten los ngeles de seres muy bellos por s mismos, o que los demonios tengan un parecer extrao por s, sino que ambos se hacen distinguir de esa manera por voluntad propia. El General Gilmard no comulgaba con estas mis ideas, lo que lo haca tener una interpretacin propia sobre el fenmeno que estaba ocurriendo. Tena la ventaja a mi favor de que su interpretacin de los hechos involucraba una profeca de por medio. Finalmente me dijo: S que quieres saber dnde se encuentran los gobernantes de las huestes demonacas. Te lo dir. Tomando un pedacito de cuero y una pluma, apunt algo y sin decir nada ms me lo entreg y se march. Su actitud extraa pronto me dej de inquietar cuando vi al lugar y al momento histrico al cual me haba enviado. De la inquietud pas al estremecimiento. Patbulos de la Congregacin del Santo Oficio, Roma, algn da de enero de 1600 La cabeza que sustenta Occidente no es la de Cristo, sino la de Aristteles. Para este monje dominico encerrado en una mazmorra, el multiverso de la realidad es mucho ms que la limitada cabeza de un griego taxnomo, misgino y homosexual de la Grecia clsica. El Nolano, como algunos le llamaban, bien poda estar posedo, como el Gadareno de los evangelios, por toda una legin de demonios blasfemos y contumaces. Y es que, de dnde este hombre sacaba tanta fuerza y rebelda para proseguir con su gesta intelectual vituperada por todos? Filippo Giordano haca mucho tiempo que no exista, en su lugar estaba un espectro que cuando miraba, daba miedo, un ser proveniente de un espacio csmico hasta ahora desconocido, un ser que no era del mundo de los hombres. Perteneces a este mundo, espectro?, me dijo al momento en que percibi mi presencia. Me qued callado y lo mir: su bata de manta hasta el suelo, aunque estaba afeitado y aseado en su pelo, tena das sin baarse. A un costado, una pequea mesa con tinta de bilis, pluma de ganso, una vela encendida y varios papeles, que tenan das sin que se registrara nada en ellos. Has dejado de economizar tus velas, a ti que te es de tanto valor la luz en medio de las tinieblas, le dije sin mediar presentacin alguna. Me contest que a pesar de su vista

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cansada, haba aprendido a sensibilizar la pupila en la oscuridad el ojo humano es capaz de ver en la tiniebla, slo es cuestin de hbito, susurr sereno y melanclico. Tus verdugos-jueces quieren torturarte con el desgaste de cada vela, como si cada una de ellas significara un respiro para tu alma y tus ojos no es as querido hermano Bruno? Le dije, temiendo ser impertinente. Se volte, y repentinamente me dijo: a qu has venido?, la situacin no es la ms propicia para una entrevista. A los pies del Vesubio, alguien se pregunta el porqu de la inmensidad que subyuga, le dije serio, alguien se arrepiente de haber nacido y con ello se entrega a los misterios de la vida, soando con el fin de ella de la misma forma en la que fue destruida Pompeya, Sodoma y Gomorra, me complet. He estado mucho tiempo en este cuerpo, dijo, sentndose en una piedra que haca la funcin de cama, y pensativo prosigui: la realidad que me ha enseado la percepcin de este ser que mora en mi interior, o, lo contrario -con una risa irnica- porqu no decirlo?: la realidad que me ha enseado este cuerpo temporal y extenso, me habla del reino del cual provienes imago exquisito...eres un ngel no es as?...Slo mantente atento, fjate muy bien...me ha dado muchas vueltas en la cabeza, toda la posibilidad de que los males que sufrimos no sea ms que una vulgar y natural inclinacin del ser humano, o de toda criatura, hacia la tragedia...quizs y esto lo digo porque la hoguera ya me espera en el Campo dei Fiori, pero no, esto es mucho ms grande que mi propia egosta desgracia...Sabed que la verdad, esa, la Verdad con V mayscula, es tan harta diferente a lo que pregonan los metafsicos torpes escolsticos, que no puedo menos que rerme de sus dogmas de fe; como quiera que sea, he llegado a la conclusin que la existencia de toda la realidad ni siquiera constituye el quid pro quo del asunto: Imagnate cmo mira Dios todo lo que tiene ante sus ojos y no constituye su ser! No solamente tiene acceso a las realidades que estn ms all del cosmos visible, de la extensin de los cuerpos, sino de las posibilidades del devenir... Giordano Bruno, racionalista y mstico, tus coqueteos con la Reforma Protestante, tus heterodoxas ideas sobre la composicin de la realidad, te han hecho ser tildado de monje libertino y telogo hereje...Poeta blasfemo, la pira te espera el 17 de febrero. Tu muerte ser terrible ngel encarnado, demonio luminoso. Dime Giordano, dnde est el origen del bien y del mal?, e inmediatamente me respondi como un relmpago: En el tiempo...s, en la posibilidad, cuando por vez primera nos dimos cuenta que existamos, cuando tuvimos que elegir: fuimos como Dios porque l, que

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sabe todo, conoce lo absoluto: lo que debi ser, lo que no fue, las mltiples realidades factualizadas: yo ahora corriendo en Npoles tras alguna ramera para saciar mi intemperancia libidinal, yo siendo parte del tribunal del Santo Oficio, yo perdonado por el Santo Padre despus de un proceso largo y penoso de toda una vida, yo en otro mundo, en otra dimensin, en otro tiempo...todo lo que la posibilidad abarca ante nuestras manos: eso, eso es el origen del mal porque no estamos satisfechos con lo que hacemos, nunca estaremos satisfechos. Si pudiramos regresar el tiempo, retornar a la oportunidad de antao, agotar una y otra vez lo que el vrtigo de la eleccin nos present: el mal es la culpa por lo no realizado. Por eso ya no cuento los das, por eso esta mazmorra es mi espacio infinito, por eso, me elevo por encima del bien y del mal... Exaltado, me mir y concluy: T eres Satans, la otra cara de Dios, el desdoblamiento que un ser supremo hizo de s mismo para darle continuidad a todas las cosas. Diciendo esto se abalanz sobre m, de manera sorpresiva me tom del cuello, Cmo era posible que un ser humano pudiera someter a un ngel como yo, de la forma en la que l lo estaba haciendo? Yo, casi arrodillado, y l apunto del delirio, me solt como arrepentido de su accin...No...no, eso no puede ser as... dijo, baado en sudor y arrodillndose a orillas de su mesa, has visto como interactuamos fsicamente, ngel? Me dijo retomando su cordura, eso es porque el ngel que me posee ha hecho posible tal contravencin de las formas dimensionales de la realidad. Se incorpor y tom asiento de nuevo, continu: Me ha enseado que la multiplicidad de las formas existentes derivan de un antecesor comn, origen y fuente de todo lo ente. Mirndome con los ojos desorbitados me dijo: Sabes lo que significa eso ngel de Dios?! Que cada uno de nosotros somos parte de ese primer gran ser creado, que cada personalidad suya inventada se ha mantenido en la etapa histrica en que vivi bajo un nombre distinto... Conmovido, y agitado, susurr: ...Leonardo tena un invento: un laberinto de espejos en los que la figura que lograba filtrar se multiplicaba en miles. Llegaba un punto en el que no sabas dnde se encontraba la figura original, el juego consista en identificarla y as poder sacarla del laberinto. Era un juego casi imposible, siempre terminabas por confundir la original con las copias. El demonio que lo posea no le haba dicho ms, por lo que la mente atribulada de Giordano pasaba horas meditando sobre el origen del universo en ese punto de fuga original. Concluy: El ngel que gusta del fuego me ha sealado que todo epicentro se halla en la periferia, que hallars la fuente del mal all mismo donde se revel la suprema grandeza del

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hombre y de Dios...all donde el temor y el temblor pari lo ms terrible, lo ms infame, donde la muerte abraz a la vida y todo se confundi en un mar embravecido por la tormenta de la infinita soledad... Diciendo esto, se acost, acurrucndose como un feto en la fra celda hmeda y con olor a orines. Giordano cerr los ojos y me dijo: desde un principio siempre tuviste que buscar en el lugar en la que el misterio se revel a los hombres. Y terminando de decir esto, se durmi. Ahora saba a dnde tena que ir. Al ver en ese estado al buen Bruno, pens que despus de todo no era tan malo que los hombres desearan la inmortalidad, porque hasta por los pecados que no cometieron seran juzgados, la potencia de su carne es el motivo del largo proceso que es la vida, proceso intil al igual que el del monje de los universos infinitos: de todos modos les espera la muerte, y es la posibilidad de pecado y no su actualizacin por lo que sern castigados: porque son pecadores, no porque pequen, porque tienen memoria, porque tienen que decidir. Palestina, veintiocho despus de Cristo Existen dentro del reino fsico de los ngeles varias regiones en las cuales podemos transitar. Una de las ms comunes cuando se quiere lograr una intervencin con el mundo de los seres humanos, es a travs de lo que la ciencia de los hombres llama ionosfera. Otra, la ms usada y con alto nivel de trfico Anglico y demonaco, es la llamada regin Herldica: zona dimensional alterna a la espacio-temporal de los seres humanos, donde comnmente moran las huestes demonacas. Por ello, me pareci casi espeluznante el hecho de que los dos lderes del ejrcito diablico no morasen en los lugares infernales o en los limbos tenebrosos del ms all, espacios donde la regin Herldica en frontera con el Seol, hacen viajar a los muertos. No: los dos lderes, el Vicario de Satans y el antiguo Arcngel Ephrahm (segundo al mando desde la legendaria rebelin), se encontraban bajo formas humanas en la Palestina de Cristo. Ciertamente no hay mejor lugar para un ngel rebelde que esconderse cerca de la mano del poderoso. Una caravana de beduinos me vieron desde lo lejos. Nos acercbamos poco a poco debido a la pesadez del aire caliente y a la lentitud de los bueyes cargadores. Antes de verles los ojos, una serie de carneros me rodearon los pies y rumiantes y contentos, no s porqu, me llevaron hasta sus pastores. En arameo les pregunt, sobre la presencia de algn endemoniado por la regin. No supieron escucharme. Les habl en hebreo, y ms o menos pudimos comunicarnos. Me sealaron hacia la zona desrtica de Jeric, a varios das del lugar. Me dijeron que la zona

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estaba deshabitada, que era imposible que llegara sin cargar alforja o bidn hasta donde pretenda ir. A pesar de que se mostraron sorprendidos de que no llevara encima ms que mis blancas vestiduras, pronto me dejaron una pequea bolsa con pan de cebada y agua, despidindose de m en medio de profundas reverencias. Pensaron que era un ngel. Al momento de dejarlos, divis el lugar en el que se hallaba el endemoniado: una serie de cuevas a lo largo de un acantilado formado por erosin de miles de vientos. Debajo de la montaa que conformaba esa muralla natural, se encontraba un pueblo deshabitado, que debido a alguna epidemia de lepra, slo reciba las presencias de enfermos terminales: leprosos, roosos, sarnosos...Pas en medio de ellos y todos, con los ojos desorbitados, pensaban que tenan una visin, que era un espectro. Les arroj el bidn y el pan que me haban dado los beduinos. Para sacarlos de su estupor, les habl: ... dnde est el endemoniado? e inmediatamente, llenos de espanto se arrastraron hacia las esquinas de las casas en ruinas, y ocultndose entre las sombras me gritaban: El santuario, el santuario. Levant la vista y al borde del escarpado de la montaa, se encontraba un templo de piedra, oscuro y rado por las grietas de una erosin terrestre. Voltee hacia mis sealadores y mir esos ojos humanos, brillantes de infinita agona, temor y temblor sacro: crean que era su salvacin. Uno de ellos, se me acerc a los pies y me abraz besndome las vestiduras blancas y diciendo: seor, seor, deja que la luz de la gloria ilumine nuestras llagas, cranos la cicatriz de esta inmundicia con tus manos de ngel. Pero los ngeles no curamos, eso es un mito ms. No podemos curar. El don de la sanacin solo se les es dado a los hombres para los hombres mismos, pues slo ellos pueden experimentar la suficiente energa emptica para poder regenerar tejidos o contrarrestar cuerpos microbiticos. La propagacin de la vida est reservada a los cados. Slo les podemos arrojar nuestro llanto por la comprensin de su grotesca condicin: la de creer que curndose habrn podido penetrar an mejor la vida. El verdadero dolor es ese, no la imposibilidad de su cura, sino de la ingenuidad de creer que con la cura de la enfermedad se est completamente sano. La desesperacin por ser finito, es la muerte, primahermana de la enfermedad. Slo limitndome a acariciarle las llagas, dej al moribundo para encaminarme a un sentido ms trascendente: el endemoniado del santuario oscuro. Mi intencin era liberar al demonio para poder rastrear el nido del cual proceda, sin necesidad de interrogarlo, y as, entrevistarme con el lder de la colonia de rebeldes, sospechando que terminara dicindome, por la oferta que le iba a hacer, el lugar en el

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que se encontraba el Vicario y Ephrahm. Liberar a un endemoniado es mucho ms fcil que vencer a un demonio. Los demonios, aunque les resulta ventajoso para con los humanos habitar un cuerpo fsico de la dimensin intermedia, es sumamente complicado, an y con toda la fuerza que adquieren, vencer a uno de nosotros medianamente capacitado para un combate. En mi caso, nac con la potencia de un arcngel, lo que me facilitaba adquirir presencia fsica sin necesidad de poseer cuerpo humano alguno. Esto me daba gran confianza para encarar al legionario extraviado. El endemoniado, desde lejos, me vio y empez a dar grandes voces mientras se tropezaba con sus propios pies. Sali corriendo del santuario y se intern a las cuevas excavadas como salidas hacia la superficie, hasta la parte ms alta del acantilado. Del otro lado yaca el mar, lugar peligroso por fobia artificial de los demonios. Estaba enloquecido y en medio de grandes berridos me deca Qu quieres maldito?, dime lo que quieres y yo te lo dar, pero djame en paz. Solamente tuve que extender mis alas e iluminarle el rostro al pobre hombre desnudo, enclenque, casi del color de la tierra y despidiendo un olor ftido, para que se retorciera en el suelo. Le dije: las cosas no son contra ti, sino contra ese otro t que te ha desdoblado, que te ha hecho ser otro. Mira: ningn sufrimiento de hombre es el verdadero sufrimiento, deja que tu creacin psquica y yo, nos entendamos a travs de las oscuras aguas de lo inentendible. Diciendo esto, el hombre se puso como una serpiente en plena estocada de muerte. Prosegu: Ven a m, humano pequeo, ven, deja que el mundo de los muertos se vaya con las alas de los poderosos, deja que el fantasma que te habita se vaya al lugar al que pertenece, deja que los muertos entierren a sus muertos y regresa a la vida verdadera donde yace la luz de la liberacin. Entonces, el hombre, se qued tieso, paralizado como el segundo de un relmpago en plena tormenta, ojo del huracn demencial en el que el nudo de un tormento profundo, se concilia con la armona del mundo. Finalic: calma hombre pequeo, calma, que la luz de la nada arriba a ti con el profundo misterio de las jerarquas existentes, descansa, duerme profundamente que desde hoy ya eres libre de nuevo en el cntico libre de un coro de ecos... El demonio, huy a las regiones desrticas de la antigua Palestina. Lo segu, sin que se percatara de mi persecucin. Pero quien s se dio cuenta fue el lder de su colonia que habitaba un palacio construido por el imperio Selecida, antiguos conquistadores de la Palestina trescientos aos hace. Un ngel de apariencia extraordinaria, me recibi en su santuario antes de que su inferior jerrquico cayera en cuenta de mi

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presencia. El corcel negro y brillante, con la musculatura portentosa, se dirigi a m, y en un lenguaje que han hecho suyo los demonios, me habl entre msica y poesa: Constar en tu libro monumental la presencia magnnima de un rey de medio oriente, que tuvo a bien ser la inversa estrella de Beln, luminosa, estridente como una nota incmoda que te mostrar lo inimaginable. El caballo, en medio de un suntuoso palacio adornado con exquisitas alfombras, pareca ms un dios reencarnado en un corcel de la india, ostentoso y monrquico, o un caballo de algn sultn rabe, que un demonio judo de la mil veces mancillada y conquistada Palestina. Me dijo el semental: sube a mi lomo y te mostrar algo. Montndolo, recorriendo exticos sitios, campos de trigo y viedos, el caballo lleg hasta una zona desrtica, en la que podan verse a las orillas de un ro un grupo de monjes esenios bautizando nuevos conversos. He aqu la penltima estacin de tu recorrido antes de platicar con el Vicario de Satans, querido Ser extrao, me dijo el potro antes de que bajara de su fuerte espalda. Le seal que yo no era el Ser extrao, sino solo un portavoz de su misin. Fue entonces cuando me dijo algo que me inquiet sobre manera: Todos ustedes, forasteros conocedores, son el mismo ente desechado del cielo a causa de una apuesta entre Luzbel y Dios. Minar el universo entero la obra del libro, pero quiero la gloria de la traicin en la memoria monumental de los ngeles. Cuando acabes tu magna obra, se te revelar la verdad del mito y el mito de la verdad. Cuando descubras que nunca debiste iniciar tu recorrido ni desconfiar de las instituciones anglicas, la verdad con toda su crudeza te quemar los ojos. Diciendo esto, se alej velozmente el demonio en forma de corcel. Yo voltee mis ojos hacia la procesin de monjes que se dirigan hacia las alturas de un monte en el Neguev, cerca de Qumram. Me un a la procesin como un proslito ms, sin decir nada y repitiendo la oracin que los conduca a travs de antorchas hasta la cima de una pedregosa montaa. Guiaban a los recin bautizados hasta el monasterio. Arriba, a lo lejos, se vean tiendas austeras, preparadas para albergar a los miembros de la secta esenia, cuyo dirigente, me imaginaba, se encontraba posedo por alguno de los lderes demonacos.

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Ephrahm y Judas Bienvenido seas, ser extrao, me dijo Ephrahm a travs de la voz de un joven muchacho, novicio de la secta. No quiero protocolos ms, s que te urge dar con la verdad. Sentndonos los dos en el interior de una tienda sucia y vieja, con una hoguera al fondo del paisaje, el sol dejaba ver sus ltimos rayos de luz, al tiempo que la humedad de la montaa poda ser respirada como espesa y fra. El joven judo me dijo: las cosas no son como t te imaginas. Invitndome a sentarme frente a l, entonces, el ngel rebelde, inici su historia: Vers, que la eternidad es para nosotros una maldicin, el aburrimiento de la vida nos ha hecho obtener lo que tanto deseaban los humanos para s: sabidura. Al cabo del tiempo, lo que se dice que ocurri con Luzbel, ocurri con todos los que formamos parte de la secta demonaca. Quisimos olvidar nuestra procedencia, nuestro destino de tener que vivir eternamente y sin ningn sentido. A veces, en el colmo de nuestro xtasis por el horror de esta nuestra condicin, desebamos la vida mortal de los hombres: la estrechez del tiempo al menos nos concentrara en un solo punto, y eso, eso es un sentido legtimo suficiente para una vida. Sentado, con una tnica de una sola pieza, sin sandalias o cinto, la mirada del joven novicio era pura y triste, ni siquiera melanclica, sino humildemente triste. No poda evitar sentir su dolor, un dolor del que no era ajeno y que en cierta manera me liberaba al ya saber de qu estaba hablando, pero, sin haberme atrevido antes a hablar de ello ni siquiera conmigo mismo, al proferir l sus palabras, extraamente me hizo sentir un poco menos solo. Los ngeles rebeldes tenemos la capacidad de no ser superficiales. A eso se reduce toda nuestra esencia. Quisimos ser adoradores y nos fall la fe, quisimos ser guerreros y perdimos el sentido por el cual luchar... De repente como saliendo de su estupor y adquiriendo un semblante ms jovial, dijo: ...pero, no a eso has venido no es as? Has venido para que te cuente la realidad de las cosas. Quizs, si te contara la pequea biografa rpida aunque precisa de Luxbel, entenderas mejor muchas cosas...Resulta que, despus de que ste bello ngel fuese creado y extendido a lo que l consideraba su prudente arbitrio, hasta un podero casi ilimitado, decidi partir del lugar del cual todos nosotros procedemos, (y no me

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preguntis cul es ni en dnde se halla), cansado de la inmortalidad que posea. Pens, con la notable inteligencia que lo dot la naturaleza, que los seres que habitaban las regiones ms bajas, deban aprender a no desear la inmortalidad, pues pudiera que algn da la alcanzaran...el rbol de la inmortalidad del Huerto del Edn sabes?, entonces entraran a formar parte del castigo infinito que supone no morir...t tambin sabes eso verdad? Por tanto, Luzbella les ense a los primeros padres de los hombres a adquirir identidad propia, a concentrarse, a olvidar sus sueos de eternidad y hacerse de los recursos terrenos con la finalidad de hacer de su fugacidad, la belleza perpetua de un instante... Diciendo esto, se levant de su asiento y con un movimiento de cabeza me invit a seguirlo. Mientras hablaba, yo detrs de l, caminamos toda la noche hacia una parte baja de la montaa, hasta llegar a un pequeo poblado a las orillas del mar de Galilea. ...Sin embargo, hubieron ngeles que no estuvieron de acuerdo dijo, el joven novicio con expresin de contrariedad. Estos pensaban que el hombre por naturaleza propia -y la palabra naturaleza es un trmino muy querido para los ngeles- debera aspirar a la eternidad, a no morir nunca. De alguna manera, a diferencia de nosotros los demonios, haban aprendido a asimilar el devenir, se haban incorporado a ese fluido metafsico y con el paso de los aos pudieron ejercer cierto control psquico sobre l. Nosotros no, nosotros renunciamos a la resignacin, nos inconformamos con la forma de lo eterno: el suicidio fue la forma mediante la cual nos convertimos en demonios, pues aunque ciertamente no moramos -t sabes que nadie de nosotros puede morir-, nuestra mente adquiri la capacidad para poder morir psquicamente, y posteriormente resucitar como un ser totalmente distinto... En esto, se detuvo el joven judo, y se volte mirndome a los ojos fijamente, y prosigui: ...Cmo t sabes que soy Ephrahm?...La forma en la que yo lo s, a lo mejor no querrs saberla... Dej de mirarme y despreocupadamente prosigui su camino dicindome: Tenemos Historia, a diferencia de los ngeles que lo llevan todo en la memoria (esa memoria que t llamas mito), nosotros tenemos que escribir nuestros antecedentes en un registro, para poder recordar en dnde estamos y de dnde provenimos: hemos renunciado a ser inmortales y por tanto, a tener memoria de lo acontecido... Diciendo esto el demonio, mi cuerpo se empezaba a estremecer, de

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alguna manera por m desconocida, mi constitucin corprea se adelantaba a mi espritu y presenta que la razn por la cual quera escribir una Historia Monumental anglica era porque yo formaba parte de algo...del cuerpo, del ejrcito, de la filosofa demonaca...qu s yo...o, Dios santo, algo peor!...Prosigui el demonio: ...es as que, Luxbella (recordndote que de l es del que estamos hablando), al ensearles a los hombres a ser ms terrestres, consigui el desprecio inmediato de los ngeles que no se haban revelado contra su condicin y se ufanaban de ser inmortales, y consigui que estos tuviesen contacto con los seres humanos a travs de su historia antigua: les ensearon sobre la existencia de un Dios, les ensearon que la terrenalidad, la enfermedad y la muerte eran un castigo por su desobediencia, les ensearon que esta vida es pasajera y que existe una postrera mejor, les ensearon a soar con la eternidad...Nosotros, a lo largo de nuestra conformacin como ejrcito demonaco, tuvimos que ser ms inteligentes, y decidimos, por el bien de los hombres, infiltrarnos entre ustedes para lograr un acuerdo... El demonio se detuvo a la orilla del mar, cerca de una barca grande en la que se encontraban varios hombres durmiendo. An era de madrugada, la neblina an cubra las montaas desrticas que enmarcaban desde la distancia al pueblo, un grupo de higos y granas cubran unas ruinas abandonadas, pretorio antiguo. Me senta extrao, aunque los ngeles no dormimos, me encontraba profundamente cansado, como cuando los seres humanos quieren dormir. ...Dicho acuerdo lo logramos. Sin darnos cuenta, a lo largo del tiempo, las huestes demonacas aprendimos a observar que el ser humano naci por naturaleza con el afn por la eternidad, y nunca, por ms que se le ensee lo contrario, va poder renunciar a sus ansias de infinito...Sin embargo, tambin aprendimos los dirigentes de ambos bandos que el exceso de la autosuficiencia del hombre, que la perdida del deseo por lo absoluto, puede llevarlo a la perdicin...entonces, optamos por el equilibrio... Lo que deca el ngel, de alguna manera extraa me repugnaba. Identificaba en m las ansias por echarlo todo de cabeza: lo que yo buscaba en el fondo era una autntica naturaleza, cual era el sentido de todo esto? Esta era la verdad del mito y el mito de la verdad a la que el corcel negro se haba referido? Mi raza me daba asco, no crea como se haban podido poner de acuerdo en una farsa tan cnica. Quienes se crean para poner al hombre entre la espada de lo eterno y la pared de lo fugaz? Quines se crean para inventar la existencia?

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Ephrahm, continuaba: ...Desde entonces intervenimos en la historia del hombre para poner las cosas en su lugar. La historia del Ser extrao forma parte del plan que tenemos los lderes de ambos bandos para darle continuidad al devenir de todo lo creado. Hemos pactado por ello, para evitar que el da de maana seamos juzgados y ninguno intente justificarse desde el escudo de su verdad, intercambiar nuestros bandos: cada determinada era, ngeles y demonios traspolamos los bandos, invertimos las posturas, y la forma mediante la cual lo hacemos es por medio de una presencia que a manera de intervalo nos hace transitar de un estado a otro Ya no lo escuchaba, no me importaba lo que haban hecho o lo que fueran a hacer, simplemente, odiaba todos los mitos, todos los vislumbres de verdad y de historia, en suma, el instinto por conocer. Mi soledad era la misma, mi situacin no haba mejorado, eso para m era el parmetro de medida que me aseguraba la mediocridad de los fines de ngeles y demonios. Me repugnaba el universo y su pretendido orden: slo a unos chapuceros como a ellos se les abra ocurrido un mundo como el nuestro. El Vicario de Satans se encargar de cumplir con la misin de equilibrar de nuevo la prdida de fe de los hombres. Pero antes que te lleve al lugar en el que se encuentra l, para que lo mires y tu intuicin anglica te certifique que se trata del genuino Vicario perdido, quiero que sepas que en realidad formaste parte de nosotros algn da y ahora eres la transicin Ser extrao; dejars de ser un simple espritu sui generis, para convertirte y retornar a la forma que hace mucho poseste... Lo ltimo lo escuch como perdido en la distancia. Sopl una brisa tibia anunciando el alba, al tiempo que un hombre con una tnica de dos piezas, se levantaba de entre los que dorman en la barca en la que nos habamos apoyado Ephrahm y yo, y avanz hasta un huerto repleto de rboles frutales. Delgado, de semblante sereno, joven y triste, nos mir y sonriendo se alej de la playa. Voltee haca Ephrahm, y le dije: es irrelevante mi origen, de igual forma detesto a ngeles y demonios. Desee seguir al joven judo, pero una fuerza extraa me lo impeda. Te explicar mejor con sus propias palabras, el Vicario...ven. Y diciendo esto, hizo levantar a uno de los tantos que dorman en la barca. Este, un hombre delgado como de cuarenta aos de edad, de barba poblada y mirada profunda, nos mir a

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ambos y dijo: Ephrahm?... pero si has venido con el ngel!... La forma en la que dijo el ngel me hizo estremecer. Me voltee como instintivamente hacia el mar, los primeros rayos del sol empezaban a brotar del extremo del pueblo, detrs de las montaas donde yace el campamento Esenio. Los esenios...Una vez form parte de ellos. Ese muchacho que se diriga al Huerto...su mirada, no s. Le pregunt al de la barcaEres un Sicario? S, me contest. Mi nombre es Judas...Ambos, Ephrahm y Judas se me quedaron mirando, como esperando que les dijera algo. Nada, an no lograba armar el rompecabezas. Algo me estaba haciendo falta, la pieza clave. Qu no entiende seor?, hemos hecho todo lo que nos pidi dijo el esenio. Jur que volvera. S lo jur. Veamos: Inici mi bsqueda de los lderes demonacos con la finalidad de dar con la verdadera historia de la raza de los ngeles. Bien. Si el Ser extrao proviene de la raza del ngel a prueba, significa que el mito de la apuesta de Dios con Satans es cierta, lo que me lleva a la conclusin de que al perder Satans, Dios vio con agrado que esta estirpe de ngeles fervientes en fe se multiplicara y diera origen a la raza de ngeles que ahora conformo. Satans entonces decidi desterrarse y vagar por el universo. No puedo ser yo... No, dijo fuertemente Ephrahm y Judas al mismo tiempo. Usted no nos ha escuchado. Todo inici por su propia iniciativa. Satans no necesitaba de convencer ngeles para que se unieran a su causa: l solo es su propio ejrcito. Su dominio sobre el espacio y el tiempo lo hizo capaz de desdoblarse a travs de varias vidas y as proliferar por todo el espacio y tiempo como si de millares se tratara. Por eso, nosotros los demonios somos reconocidos como multiplicadores, quizs nunca los defensores de la claridad se han puesto a pensar que todos los demonios somos desdoblamientos de Luzbella. Eso le explicar tambin lo siguiente: usted lleg a convencer a las huestes anglicas de la necesidad de constantes reformas y contrarreformas de las que se necesitaba que estuviera hecha la historia del ser humano, pues solo as el sentido de las cosas se revelara y el hombre iba a poder quizs obtener un poco de paz. La nica condicin que le impusieron los ngeles era que usted y sus sombras, deberan en cada muerte y resurreccin, asimilar la personalidad contraria para que ellos tomaran su sitio: inteligentemente los ngeles se percataron de la gran necesidad que tenan del reino demonaco, y para no ser inculpados ambos, de darse un juicio final ante Dios (que en realidad no sabemos si le hay), por cada uno haber actuado

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segn su propia sabidura, es que pactaron que cada era del ser humano, intercambiaran papeles, es decir, que nosotros en algn momento anterior de la historia de la humanidad hemos fungido bajo el papel de ngeles, olvidando nuestro partido original... De tal forma que el nico inconveniente de poner a girar esa rueda de intercambios demonacos y anglicos, era que haca falta un intervalo inocuo: algo que no fuera ni demonaco ni anglico, sino que por medio de su transicin, pudiera efectuar la inversin de los bandos celestes sin que todo se colapsara... El Ser extrao funge el papel de transicin...por eso el Arcngel Gilmard hablaba de una profeca, por eso el demonio con forma de corcel hablaba del mito de la verdad...por eso...Ustedes ya no son demonios y yo un ngel, ahora yo soy Satans y ustedes los guardianes del Galileo...y que ahora ora fervientemente en el huerto...El conocimiento, la historia, son formas de efectuar cambios... En ese momento, me descubr a mi mismo solo, hablando conmigo mismo, mis subordinados se haban marchado a hacerle compaa al Nazareno. Record quin era. Es verdad: el ser extrao fue un invento mo para convencer a mis contemporneos sobre la necesidad de emprender mi investigacin. Comprend que yo era aqul a quien buscaba y me result indiferente tal situacin: cmo poda sentirme identificado con un ser tan harto extrao, sino es a travs de la vena impenetrable de la soledad? Siempre estuve solo, todos estos ngeles que se dicen mis compaeros, he sido yo mismo en algn momento distinto de mi eterna vida, todos ellos son los recuerdos de m mismo, me he complicado en un laberinto de espejos sin salida con el nico afn de hacer ms interesante la vida de los hombres a quienes amo. El castigo que Dios me impondr por haber hecho todo lo que he hecho, es poder convivir conmigo mismo eternamente, y sin la posibilidad de crearme personalidades distintas dentro de m para soslayar la soledad. El desdoblamiento fue mi forma de morir, de inventarme un destino diferente: cada temperamento que me inventaba era a la medida de la necesidad del momento, del rea geogrfica que habitaba, cada demonio, hasta ese que posea al loco en las ruinas de la ciudad de los leprosos, representan una parte de m, torpe y decadente, incapaz de desear la simpleza que los dems poseen y revelndome ante el gran envidiablemente Simple: Dios. Camino ahora hacia el huerto ya que el sol ha levantado su vuelo. El joven judo, se levanta de entre los dos ngeles Ephrahm y Judas...se

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voltea. Lo miro y me mira. Su mirada dulce y serena, me dice algo: la soledad la tenemos todos... *

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