0intr Derecho Procesal 2013

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1 Tema 1. El fundamento de la Jurisdicción 1 El presupuesto material: el conflicto y sus medios de solución 1.1 Autotutela 1.2 Autocomposición 1.3 Heterocomposición 2 La Jurisdicción como Poder y su legitimación histórica 2.1 La justicia popular 2.1.1 El jurado 2.1.2 La justicia popular 2.2 La designación ministerial 2.3 La legitimación a través del proceso 3 La legitimación de la Jurisdicción en nuestro sistema democrático 3.1 La independencia 3.2 La sumisión a la Ley 1. El presupuesto material: el conflicto y sus medios de solución La función primordial de los Juzgados y Tribunales consiste en resolver, definitivamente y mediante la aplicación de Derecho, los conflictos que ante ellos se plantean. El presupuesto material de la Jurisdicción lo constituye, pues, el conflicto, el cual, atendiendo a su naturaleza, puede ser intersubjetivo o social. Los conflictos intersubjetivos surgen como consecuencia de la vulneración de algún derecho subjetivo, perteneciente al ámbito del Derecho privado y poseen naturaleza disponible. Los conflictos sociales se caracterizan por la transgresión de algún bien o interés que la sociedad ha estimado digno de protección por lo que se rigen por normas de Derecho público y suelen tener naturaleza indisponible. Pero esta función, a lo largo de la historia ni en la actualidad siempre la han acometido los Juzgados y Tribunales. Diferentes formas de solución del conflicto: a) Autotutela También llamada autodefensa o autoayuda. Se caracteriza por la solución coactiva del conflicto por la parte mas fuerte o que ocupa en él una situación hegemónica. Propia de las sociedades primitivas, en las que la organización estatal era muy débil. En el momento actual todavía se recurre a este injusto medio de solución de conflictos entre Estados, a través de la guerra. Todos los ordenamientos internos suelen erradicarla. Todavía subsisten algunas manifestaciones lícitas de la autodefensa en el ámbito del Derecho Civil (arts. 612 y 592 CC) o en el laboral (la huelga y el cierre patronal). b) Autocomposición Al igual que en la autodefensa, son las propias partes las que ponen fin al conflicto intersubjetivo, pero se diferencia de ella en que dicha solución no se impone por la fuerza, sino a través del acuerdo de voluntades o del voluntario sacrificio o resignación de una de ellas. Constituye un método lícito para la solución por las partes de los conflictos intersubjetivos, en los que, dada su naturaleza disponible y la vigencia del ppio dispositivo, a nadie se le obliga a acudir a los tribunales para la defensa de su derecho. Tales métodos autocompositivos vienen integrados por la renuncia del actor a su derecho subjetivo o el desistimiento del proceso, el allanamiento del demandado a la pretensión del actor, la transacción entre ambos y la mediación o conciliación de un tercero a fin de que solucionen las partes el conflicto a través de un acuerdo o de la resignación de una de ellas. Como figuras representativas de fórmulas de solución de conflicto por autocomposición destacamos la conciliación y la mediación. La mediación y la conciliación se distingue por la forma en la que dicho tercero es llamado a contribuir a la solución del conflicto. En la primera interviene de manera espontánea, en tanto que en la segunda actúa de una manera provocada o institucionalizada. El tercero actúa inter partes y no supra partes. La conciliación: fue el primer método autocompositivo regulado por nuestro OJ. En la LEC de 1881, la conciliación fue regulada como un auténtico presupuesto procesal, ya que como requisito previo a la interposición de la demanda, debía el actor, bajo riesgo de inadmisión promover el oportuno acto conciliatorio. En la reforma de 1984 se suprimió el carácter de presupuesto procesal y se convirtió en un trámite potestativo. Manteniéndose el carácter potestativo en la vigente LEC 1/2000. La conciliación se inicia con una solicitud o “papeleta de conciliación” en la que se identifican el actor y el demandado y lo que se pida. El Secretario judicial citará de comparecencia a las partes a una audiencia, en la que tras escuchar sus alegaciones orales, dictará decreto en el que se acordará la conciliación, con aveniencia o sin ella. La LEC regula también dos conciliaciones intraprocesales, que tienen lugar al principio y al término de la “audiencia previa”. Estas conciliaciones una vez homologadas por el Juez de 1ª instancia (al igual que la anterior del Secretario Judicial), tienen el valor de una transacción judicial, que es un método de

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Tema 1. El fundamento de la Jurisdicción 1 El presupuesto material: el conflicto y sus medios de solución 1.1 Autotutela 1.2 Autocomposición 1.3 Heterocomposición 2 La Jurisdicción como Poder y su legitimación histórica 2.1 La justicia popular 2.1.1 El jurado 2.1.2 La justicia popular 2.2 La designación ministerial 2.3 La legitimación a través del proceso 3 La legitimación de la Jurisdicción en nuestro sistema democrático 3.1 La independencia 3.2 La sumisión a la Ley

1. El presupuesto material: el conflicto y sus medios de solución La función primordial de los Juzgados y Tribunales consiste en resolver, definitivamente y mediante la aplicación de Derecho, los conflictos que ante ellos se plantean. El presupuesto material de la Jurisdicción lo constituye, pues, el conflicto, el cual, atendiendo a su naturaleza, puede ser intersubjetivo o social. Los conflictos intersubjetivos surgen como consecuencia de la vulneración de algún derecho subjetivo, perteneciente al ámbito del Derecho privado y poseen naturaleza disponible. Los conflictos sociales se caracterizan por la transgresión de algún bien o interés que la sociedad ha estimado digno de protección por lo que se rigen por normas de Derecho público y suelen tener naturaleza indisponible. Pero esta función, a lo largo de la historia ni en la actualidad siempre la han acometido los Juzgados y Tribunales. Diferentes formas de solución del conflicto: a) Autotutela También llamada autodefensa o autoayuda. Se caracteriza por la solución coactiva del conflicto por la parte mas fuerte o que ocupa en él una situación hegemónica. Propia de las sociedades primitivas, en las que la organización estatal era muy débil. En el momento actual todavía se recurre a este injusto medio de solución de conflictos entre Estados, a través de la guerra. Todos los ordenamientos internos suelen erradicarla. Todavía subsisten algunas manifestaciones lícitas de la autodefensa en el ámbito del Derecho Civil (arts. 612 y 592 CC) o en el laboral (la huelga y el cierre patronal). b) Autocomposición Al igual que en la autodefensa, son las propias partes las que ponen fin al conflicto intersubjetivo, pero se diferencia de ella en que dicha solución no se impone por la fuerza, sino a través del acuerdo de voluntades o del voluntario sacrificio o resignación de una de ellas. Constituye un método lícito para la solución por las partes de los conflictos intersubjetivos, en los que, dada su naturaleza disponible y la vigencia del ppio dispositivo, a nadie se le obliga a acudir a los tribunales para la defensa de su derecho. Tales métodos autocompositivos vienen integrados por la renuncia del actor a su derecho subjetivo o el desistimiento del proceso, el allanamiento del demandado a la pretensión del actor, la transacción entre ambos y la mediación o conciliación de un tercero a fin de que solucionen las partes el conflicto a través de un acuerdo o de la resignación de una de ellas. Como figuras representativas de fórmulas de solución de conflicto por autocomposición destacamos la conciliación y la mediación. La mediación y la conciliación se distingue por la forma en la que dicho tercero es llamado a contribuir a la solución del conflicto. En la primera interviene de manera espontánea, en tanto que en la segunda actúa de una manera provocada o institucionalizada. El tercero actúa inter partes y no supra partes.

La conciliación: fue el primer método autocompositivo regulado por nuestro OJ. En la LEC de 1881, la conciliación fue regulada como un auténtico presupuesto procesal, ya que como requisito previo a la interposición de la demanda, debía el actor, bajo riesgo de inadmisión promover el oportuno acto conciliatorio. En la reforma de 1984 se suprimió el carácter de presupuesto procesal y se convirtió en un trámite potestativo. Manteniéndose el carácter potestativo en la vigente LEC 1/2000. La conciliación se inicia con una solicitud o “papeleta de conciliación” en la que se identifican el actor y el demandado y lo que se pida. El Secretario judicial citará de comparecencia a las partes a una audiencia, en la que tras escuchar sus alegaciones orales, dictará decreto en el que se acordará la conciliación, con aveniencia o sin ella. La LEC regula también dos conciliaciones intraprocesales, que tienen lugar al principio y al término de la “audiencia previa”. Estas conciliaciones una vez homologadas por el Juez de 1ª instancia (al igual que la anterior del Secretario Judicial), tienen el valor de una transacción judicial, que es un método de

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finalización anormal del proceso, gozando a todos los efectos del valor de cosa juzgada. Lo resuelto en estas conciliaciones puede ser impugnado por causa de dolo, violencia, falsedad de documentos y cosa juzgada.

La mediación: Regulada en el RD Ley 5/2012 de mediación en asuntos civiles y mercantiles. Tiene carácter voluntario y exige como requisito previo, la suscripción de un precontrato de mediación, que puede surgir ex novo para un conflicto particular o incluirse como cláusula adicional dentro de un contrato principal. En dicho precontrato las partes son libres de acudir a una mediación institucional o a un mediador individual. El procedimiento se inicia con una solicitud, efectuada por una o ambas partes, que genera los efectos típicos de litispendencia: interrupción de los plazos de prescripción y de caducidad de las acciones, o la excepción de mediación pendiente, que impide a los tribunales conocer el litigio en tanto se dilucida la mediación. Una vez incoado el procedimiento, el mediador citará a ambas partes a una sesión informativa. En esta sesión constitutiva se dejará constancia de la identificación de las partes, de la designación del mediador y del objeto del conflicto, del programa de actuaciones y del coste de la mediación, de su aceptación voluntaria y del lugar y lengua del procedimiento. El mediador comunicará a las partes la celebración de cada sesión. La mediación puede finalizar sin aveniencia (por renuncia de una o ambas partes, por transcurso del plazo fijado o porque el mediador considera irreconciliables las pretensiones) o con aveniencia. Si existiera aveniencia el acuerdo de mediación determinará las obligaciones, a cuyo cumplimiento se comprometen las partes y demás extremos fijados en el art. 23 (RD Ley 5/2012). Dicho acuerdo pueden elevarlo (mediante intervención del Notario) a escritura pública, la cual es título ejecutivo, que permite la apertura del proceso ejecutivo, el cual, no es un auténtico proceso de ejecución, sino sumario que permite plantear determinadas excepciones. De dicho juicio entenderá el tribunal del lugar en el que se hubiera firmado el acuerdo de mediación, el cual puede inadmitir la demanda cuando fuera contrario a Derecho.

c) Heterocomposición El tercero, al que las partes previamente han acudido, es el encargado de poner fin al conflicto mediante una resolución definitiva. Aquí el tercero se encuentra situado supra partes, configurando una relación triangular. Las fórmulas heterocompositivas vienen determinadas por el arbitraje y el proceso, en los que el árbitro y el juez imponen, en virtud de su autoridad, que dimana bien de un contrato de arbitraje previamente suscrito por las partes, bien de la potestad jurisdiccional, la solución definitiva e irrevocable a las partes en litigio. Tanto el arbitraje como el proceso poseen unas raíces históricas comunes ligadas al nacimiento del Estado. Arbitraje y proceso no constituyen en el ámbito del Derecho privado, fórmulas excluyentes sino que, al contrario, son complementarias. Los laudos arbitrales gozan de los mismos efectos que las sentencias y suelen emitirse en un periodo más corto de tiempo.

2. La Jurisdicción como Poder y su legitimación histórica Desde que surgió el Estado se apresuró en asumir el monopolio de la Justicia, prohibiéndose expresamente a los ciudadanos tomarse la justicia por su mano. Hoy no puede encontrarse el fundamento o legitimación de la Jurisdicción en ideas teocráticas o autocráticas, propias del Antiguo Régimen o de los Estados totalitarios, al contrario, afirmado el principio de la división de poderes como uno de los dogmas esenciales del sistema democrático, la Jurisdicción ha pasado a convertirse en un auténtico Poder del Estado: el denominado tercer Poder o el más alto Poder de decisión dentro del Estado, así lo configura el Título VI de nuestra Constitución. Si la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, y si la justicia emana del pueblo, hemos de indagar cuál sea la legitimación de la potestad jurisdiccional que la soberanía popular ha otorgado en exclusiva a la Jurisdicción. A este respecto han surgido distintas tesis, que pueden sintetizarse en las siguientes:

A. La justicia popular Cronológicamente, en el Estado liberal los sistemas de designación popular fueron los primeros que intentaron dotar de legitimidad al oficio judicial. Y así, frente a la justicia de funcionarios dependientes del Poder real, el pensamiento liberal opuso la participación popular, directa a través de representantes, en el Poder Judicial. Dos sistemas conocidos de participación popular: a) El jurado Constituye la fórmula más perfecta de participación popular en la justicia, pues a través de él, los ciudadanos asumen directamente la función jurisdiccional. Sustituyó el injusto régimen de la prueba tasada por el de la libre valoración, incrementando los principios de inmediación, publicidad y concentración de las alegaciones y prueba en el juicio oral. La instauración del jurado se encuentra prevista en el art. 125CE, precepto que ha sido desarrollado por LO 5/1995 del Tribunal del Jurado.

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b) La justicia popular La entrada del pueblo en la justicia se efectúa a través del instituto de la representación. Su fundamento teórico descansa sobre el mismo principio que informa al Poder Legislativo: los integrantes del Poder Judicial han de ser elegidos por el único ente que en una democracia ostenta la soberanía, esto es, el pueblo. En USA, en determinados cantones suizos e incluso en la extinta URSS, la judicatura se recluta a través de elecciones periódicas. En España tuvimos una lamentable experiencia con la actuación de los Tribunales populares, instaurados en la España republicana, que eran nombrados por los partidos y en sus veredictos un claro interés partidista. En Europa dicho sistema de designación otorga una gran legitimación democrática en el momento inicial del desempeño del oficio judicial, pero es insuficiente para demostrar dicha legitimación en su continuidad, se le reprocha la falta de independencia del juez electo frente al partido o máquina electoral que lo situó en el poder.

B. La designación ministerial Se podría conseguir también una cierta legitimación democrática confiando al Ministro de Justicia la selección y promoción de los jueces, toda vez que, en un sistema democrático, el Ministro es responsable de sus actos ante el Parlamento. En nuestro país este modelo permaneció vigente hasta la promulgación de la Constitución de 1978. Como consecuencia de la presión que el Ejecutivo ejerció sobre la Magistratura con la implantación en Europa de los Estados totalitarios, a la salida de la segunda guerra mundial surgió un movimiento asociativo de la Magistratura, una de cuyas aspiraciones fundamentales consistió en la instauración del autogobierno de la Magistratura, sistema que se implantó en la práctica totalidad de los países europeos. En el nuestro, la proclamación de dicho sistema la efectúa el art. 122CE.

C. La legitimación a través del proceso Luhmann pretendió justificar la actividad jurisdiccional por la sola existencia del proceso: cuando surge un conflicto, el particular está obligado a acudir al proceso. Si su pretensión no triunfa, el proceso le quita la razón, el proceso cumple con una función de desmembración social y de absorción de las protestas. El proceso constituye la institución mediante la cual la Jurisdicción misma se legitima. Concurren en el proceso determinados elementos legitimadores, tales como la imparcialidad del juzgador y, en general, todas las garantías que integran el derecho al proceso debido. Pero la asunción de la teoría de Luhmann conllevaría justificar todo tipo de decisión material por el solo hecho de haberse dictado mediante el proceso preestablecido. Pero sabemos que el proceso no constituye la causa o fin en sí mismo de la Jurisdicción, sino el instrumento para la correcta aplicación del Derecho objetivo a los conflictos concretos.

3. La legitimación de la Jurisdicción en nuestro sistema democrático Si la soberanía reside en el pueblo español y la justicia emana del pueblo (art. 1.2 y 117.1 CE), queda claro que en nuestra Ley Fundamental existen dos fuentes legitimadoras de la Jurisdicción:

1. la una, directa e inmediata, es la del Jurado, en tanto que institución de participación popular en la que los ciudadanos ejercitan directamente y por sí mismos la función jurisdiccional (125 CE)

2. la otra, habida cuenta de que la Constitución otorga en exclusiva a los Juzgados y Tribunales el ejercicio de la potestad jurisdiccional (117.3 CE), ha de determinarse de una manera indirecta o mediata, esto es, preguntándose por la causa de la entrega por el pueblo del monopolio de la justicia a la Jurisdicción.

Lo que una sociedad democrática reclama de los Juzgados y Tribunales es la solución de los conflictos mediante la imparcial aplicación del Derecho objetivo. Por esta razón el propio art. 117.1 CE después de afirmar que la justicia emana del pueblo, establece a continuación que se administra por jueces y magistrados, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. Deduciendo que la causa que legitima en nuestra CE, la atribución del monopolio de la potestad jurisdiccional, por parte del pueblo a sus Juzgados y Tribunales, reside en su independencia y sumisión a la ley.

A. La independencia Los Jueces en primer lugar han de ser independientes, porque si no fuera así nos encontraríamos ante un procedimiento que encubriría una fórmula autocompositiva, pero nunca un verdadero proceso. Esta independencia, ha de ser total, no sólo frente a la sociedad y las partes, sino también con respecto al Gobierno y a los órganos jurisdiccionales superiores. La independencia judicial constituye, por consiguiente, una nota esencial de la jurisdicción, sin la cual no podrían los Juzgados y Tribunales aplicar correctamente el Derecho a los casos concretos. La actividad judicial es, ante todo, una actuación desinteresada, pudiendo afirmarse que la legitimación judicial se encuentra antitéticamente opuesta a la de las partes, el juez tiene una ausencia de interés con el objeto procesal.

B. La sumisión a la Ley Juzgados y Tribunales limitan su actuación a aplicar a los casos concretos la ley emanada de las Cortes Generales, a quien le corresponde el ejercicio de la potestad legislativa. Por Ley no cabe entender exclusivamente

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la promulgada por el Parlamento de la Nación, sino también las emanadas de las Asambleas legislativas autonómicas, las disposiciones con rango de ley y las normas dimanantes de la potestad reglamentaria de la Administración estatal, e incluso el denominado derecho judicial. En realidad, pues, a lo que los Tribunales están expresamente sometidos es a la Ley y al Derecho, sumisión al Derecho objetivo que ostenta además carácter excluyente, toda vez que no pueden los jueces ejercer otras funciones que las jurisdiccionales o las reservadas expresamente por la Ley (Registro Civil), estándoles expresamente prohibida la asunción de funciones políticas. Ahora bien, dicha sumisión de los órganos jurisdiccionales a la ley y al Derecho no es indiferenciada, sino que, está sometida también al principio de jerarquía normativa. Y el control de la vigencia de dicho ppio queda encomendado al Tribunal Constitucional en todo lo referente a las disposiciones normativas con rango de ley que infrinjan la Ley Fundamental, y a los Tribunales de lo CA, el de los Reglamentos, actos o disposiciones normativas con rango inferior a Ley. La constitucionalización de los principios de seguridad jurídica y de jerarquía normativa efectuada por los art. 9.3, 106 y 161 CE imponen al órgano jurisdiccional, con carácter previo a la aplicación de la norma, un doble examen de su legitimidad:

jurídico formal, conforme al cual ha de obtener la certeza de que la norma ha sido promulgada conforme al procedimiento y por el órgano competente o constitucionalmente establecido, y

jurídico material, a través del cual debe constatar la legitimidad de la norma, es decir, si se conforma o contradice otras de rango superior.

Si observara la quiebra de alguno de estos exámenes, habrá de determinar su naturaleza, bien para dejarla inaplicada (en caso de Reglamentos ilegales) o para promover de oficio la cuestión de inconstitucionalidad (leyes contrarias a la CE). Lo que en modo alguno le está permitido al juez es aplicar una norma anticonstitucional o manifiestamente ilegal, o dejar de aplicar leyes por estimarlas inconstitucionales, sin promover la oportuna cuestión de inconstitucionalidad ante el TC, dejar de aplicar leyes en aras a la supuesta existencia de un derecho de los jueces a la objeción de conciencia (negado por STS de 11 de mayo de 2009).

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Tema 2: La Jurisdicción: concepto y funciones 1 Concepto y notas esenciales 1.1 La Jurisdicción como poder 1.2 La potestad jurisdiccional 1.3 Los Juzgados y Tribunales 1.4 La independencia, unidad y exclusividad jurisdiccional 1.5 La función genérica de la Jurisdicción 2 Funciones específicas de la Jurisdicción 2.1 Protección de los derechos subjetivos 2.2 Control judicial normativo 2.3 Complementación del ordenamiento

1. Concepto y notas esenciales La jurisdicción puede ser definida como el Poder Judicial, integrado por jueces y magistrados, a quienes, por su independencia y sumisión a la Ley y al Derecho, ejercen en exclusiva la potestad jurisdiccional y en consecuencia expresamente están legitimados para la resolución jurídica, motivada, definitiva e irrevocable de los conflictos intersubjetivos y sociales, para la protección de los derechos subjetivos, el control de la legalidad y la complementación del ordenamiento jurídico. De lo referido se extraen las siguientes notas esenciales:

A. La Jurisdicción como poder ( La vigente Constitución Española es rotunda al rotular su Título VI CE, art 117-127 “Del Poder Judicial” y al prever en su art 122 la promulgación de una Ley Orgánica del Poder Judicial a la que ha de confiarse la constitución, funcionamiento y autogobierno de los Juzgados y Tribunales. Pero la vigente Constitución no se limitó exclusivamente a restablecer la división de poderes, sino que también potenció notablemente al Poder Judicial subjetiva y objetivamente.

Desde un punto de vista subjetivo, la instauración de un régimen de autogobierno de la Magistratura y la revisión del estatuto jurídico de los Jueces y Magistrados han contribuido a fortalecer la independencia judicial, tanto a nivel individual, como colectivo, configurando a la jurisdicción como un Poder independiente de los demás poderes del Estado.

Desde una dimensión objetiva, los principios de unidad y de exclusividad jurisdiccional son hoy una realidad. Al Poder Judicial, en materia de derechos fundamentales, la CE le ha confiado su inmediata y rápida protección, a la vez que ha sometido a todos los actos y disposiciones emanadas de los demás poderes del Estado a un control de constitucionalidad por el TC.

Así pues, en nuestro actual Estado de Derecho, cabe configurar a la Jurisdicción como el más alto Poder de decisión, al que se encuentran todos sometidos y ante cuyas sentencias callan todos los demás poderes del Estado.

B. La potestad jurisdiccional Del mismo modo que al Poder Legislativo le asiste la potestad legislativa y al Ejecutivo la reglamentaria y de ejecución, la CE, consecuente con la naturaleza del Poder de la Jurisdicción, le ha otorgado a los Juzgados y Tribunales el ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado. (art. 117.3) Constituye la potestad jurisdiccional la capacidad de actuación de la personalidad del Estado en la manifestación de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado que, por expreso encargo del pueblo español queda residenciada exclusivamente en los Juzgados y Tribunales. Dicha potestad en cuanto tal, posee determinadas notas que la diferencian de las demás facultades y derechos subjetivos, públicos y privados:

la generalidad, la potestad se ejercita “erga omnes” Con independencia de que cree una prestación directa o no, crea un estado de deber general de sujeción por parte de todos los justiciables, que se resume en la exigencia, establecida por los art. 118CE y 17 LOPJ, de colaboración y de obediencia de todos los ciudadanos y poderes públicos a las resoluciones judiciales.

En segundo lugar, al constituir la potestad jurisdiccional una emanación de la soberanía nacional, puede afirmarse como criterio general, que los límites de su actuación vienen determinados por los de la soberanía misma: por el territorio y las personas en ellas sometidas.

El contenido de la potestad jurisdiccional se concreta en una fuerza de mando jurídicamente vinculante para con las partes y terceros, la cual se encuentra respaldada por todo el aparato coercitivo del Estado.

Con anterioridad al juicio jurisdiccional por excelencia, que es la sentencia, existe una potestad ordenatoria que tiene por objeto llamar a las partes y terceros al proceso (a través de las citaciones y

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emplazamientos), obtener la efectiva sujeción de las partes a los fines del proceso (mediante una serie de actos limitativos de derechos e incluso coercitivos) o simplemente impulsar el curso del procedimiento.

Ostenta también el juez potestad de instrumentación o documentación, cuya finalidad estriba en otorgar a determinados actos de conocimiento el carácter de prueba, siempre que se garantice el principio de contradicción.

Pero la potestad jurisdiccional es, ante todo, una potestad decisoria, en la que el juez o tribunal resuelve interina o definitivamente el conflicto, satisfaciendo el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva. Esta última resolución se denomina sentencia.

Para hacer efectivo el cumplimento de la sentencia ostentan, finalmente, los jueces, la potestad de ejecución. La cual se ejercita a través de los diversos procedimientos de ejecución de sentencias, cuya finalidad consiste en realizar lo dispuesto en el fallo o parte dispositiva de la sentencia.

C. Los Juzgados y Tribunales Los Juzgados y Tribunales, independientes y sometidos al imperio de la ley, integran en su totalidad el Poder Judicial y ostentan en exclusividad la titularidad de la potestad jurisdiccional.

1. Juzgados: Órganos jurisdiccionales unipersonales

1. Están integrados por un juez, asistido por un secretario y el

personal auxiliar. A quienes les corresponde conocer de los procesos en primera instancia. El juzgado es, pues, un órgano jurisdiccional unipersonal y de instancia que conoce de la fase declarativa y ejecutiva del proceso: de las alegaciones o aportación de los hechos al proceso, de su prueba, de la sentencia y del proceso de ejecución, (Excepto el orden jurisdiccional penal, que está separada la instrucción del juicio). Los juzgados españoles están hoy regidos por el ppio de especialización: juzgados de familia, de menores, de vigilancia penitenciaria, de menores, de primera instancia,….

2. Tribunales: o Órganos jurisdiccionales colegiados. A los miembros de tales colegios se les denomina

Magistrados. El cometido de los tribunales consiste en revisar el enjuiciamiento efectuado por los jueces en su sentencia. Los tribunales constituyen órganos de segundo o tercer grado que conocen de la fase de impugnación

2 de los procesos, por lo que su justificación obedece a la

propia existencia de los recursos o medios de impugnación contra las sentencias. Atendiendo a la naturaleza de los recursos que conocen, se clasifican en:

Tribunales de apelación o de segunda instancia en sentido estricto: efectúan una revisión, más o menos

amplia, tanto del material de hecho como de la aplicación del derecho. Son Tribunales típicos de apelación las Audiencias Provinciales.

Tribunales de casación. tienen por misión esencial asegurar la aplicación de las leyes promulgadas por el

Parlamento, unificando su interpretación mediante la creación de la doctrina legal. La finalidad esencial de la casación, en último término, estriba en garantizar la igualdad en la aplicación de la ley en todo el territorio nacional, asegurando su interpretación uniforme, ppio garantizado en el art. 14 CE. El Tribunal Supremo, situado en la cúspide del Poder Judicial, es el órgano de casación por excelencia, si bien nuestra Constitución, como consecuencia de la instauración del Estado de las autonomías, ha posibilitado que los Tribunales Superiores de Justicia asuman funciones casacionales dentro de su demarcación judicial.

D. La independencia, unidad y exclusividad jurisdiccional En los Juzgados y Tribunales han de concurrir, por imperativo del art. 117 CE, las notas esenciales de independencia, unidad y exclusividad jurisdiccional. La independencia judicial conforma una nota subjetiva esencial de todo órgano jurisdiccional, hasta el punto de que la infracción de la misma supondrá la violación del derecho fundamental al juez legal “imparcial” del art 24.2 CE y abrirá las puertas al recurso de amparo. El principio de unidad jurisdiccional, sancionado por el 117.5 CE, en cuya virtud del ejercicio de la potestad jurisdiccional constituye un auténtico monopolio de los integrantes del Poder Judicial y cuya utilidad primordial consiste en declarar ilegítimas las denominadas "jurisdicciones especiales" del anterior régimen. En virtud del principio de exclusividad jurisdiccional, la potestad jurisdiccional constituye un auténtico monopolio del PJ.

1 La Ley 2/2000 de Enjuiciamiento Civil, utiliza el término “tribunal” para designar indistintamente a los órganos judiciales

unipersonales y colegiados. 2 A excepción de los Tribunales Administrativos, de la fase del juicio oral penal y de los aforamientos, en los que tales órganos

colegiados asumen funciones declarativas o de primera instancia

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E. La función genérica de la Jurisdicción La función genérica de la Jurisdicción estriba en la resolución de los conflictos, intersubjetivos y sociales, mediante la aplicación del Derecho objetivo. Dicha función de aplicación del Derecho, no es privativa del PJ, también mediante el arbitraje pueden resolverse las controversias a través de la aplicación del Derecho. Las diferencias entre ambos métodos heterocompositivos son notables:

1º) La primera nota que ha de revestir la sentencia, es la de ser una resolución jurídica. En la sentencia, junto a la declaración de hechos probados, deben siempre reflejarse, en la premisa mayor del silogismo judicial, los fundamentos de derecho, procesales y materiales, aplicables al caso.

2º) De la necesaria individualización jurídica se deriva también la exigencia de que la Sentencia sea una resolución motivada y razonada. La necesidad de motivar las sentencias constituye hoy una auténtica exigencia constitucional, derivada de la doctrina del TC nacida con ocasión de la interpretación del “derecho a la tutela” del art. 24 CE.

3º) Finalmente, las sentencias son resoluciones definitivas y generalmente irrevocables. Producen los efectos preclusivos y excluyentes, que impiden que el conflicto pueda volverse a plantear ante cualquier otro Juzgado o ser sometido a arbitraje, siempre y cuando el objeto procesal sea idéntico: efectos de la cosa juzgada. No ostentan tales efectos las sentencias absolutorias en instancia, ni las recaídas en procesos sumarios.

2. Funciones específicas de la Jurisdicción La función genérica de la jurisdicción consiste en la resolución definitiva de los conflictos mediante la aplicación del Derecho. Pero dicha función se realiza y se concreta, bien en la protección de los derechos subjetivos, bien en el control normativo de los actos y disposiciones emanadas de la Administración y demás poderes del Estado. Junto a ellas, y con ocasión del cumplimiento de todas estas funciones, también los Tribunales crean Derecho o complementan el ordenamiento jurídico.

A. Protección de los derechos subjetivos Dispone el art. 24.1 de la CE que “todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales, en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos”. Lo que viene a consagrar el precepto es el derecho al libre acceso a la Jurisdicción, que a todo ciudadano asiste para obtener la protección jurisdiccional de su derecho subjetivo o interés jurídico material vulnerado, por la actuación de un particular o de la Administración pública. Constituye un derecho fundamental, técnicamente denominado derecho de acción. En la actualidad, el derecho al libre acceso a la Jurisdicción constituye un auténtico derecho fundamental mediante cuyo ejercicio surge la obligación del Juez de resolver acerca de la pretensión de tutela del derecho subjetivo presuntamente vulnerado. De la tutela de los derechos privados se ocupan fundamentalmente los Juzgados de Primera Instancia y demás órganos jurisdiccionales civiles, aunque también asumen esa función los Juzgados de lo Social para la protección de los derechos de los trabajadores y empresarios, y los Juzgados y Tribunales de lo CA en las denominadas “pretensiones de plena jurisdicción”, en las que el acto administrativo ha podido vulnerar un derecho subjetivo privado. Más expeditiva es la labor de la Jurisdicción en la tutela de los derechos subjetivos públicos y libertades públicas. La protección de tales derechos ocupa un lugar preferente en los tribunales ordinarios (art. 53.2 CE). Pero en el caso que los tribunales ordinarios no establecieran el derecho o libertad pública vulnerada, todavía puede el particular acudir al TC y obtener dicha protección a través del recurso de amparo. La limitación de los derechos fundamentales queda condicionada a la preceptiva autorización judicial o forman parte del monopolio del PJ (prohibición constitucional para que la Administración pueda imponer penas privativas de libertad), pudiendo afirmarse que en nuestro ordenamiento procesal, en materia de restricción de los derechos fundamentales, la Jurisdicción ostenta toda la autoridad.

B. Control judicial normativo También le corresponde velar por la realización y efectividad del ordenamiento jurídico. Dicha función de control normativo, o de vigencia de la legalidad, se realiza en un doble nivel: con respecto a los particulares, y f. 106 rente a la Administración y demás poderes del Estado.

1) Una manifestación típica del primer nivel, sucede con la actividad de los órganos jurisdiccionales penales. Los Tribunales penales han de estar tan interesados en actuar el ius puniendi del Estado contra el culpable de la comisión de un delito, como en restablecer el derecho a la libertad del inocente.

2) En el segundo nivel, tal como se indica en el art 106 CE “los Tribunales controlan la potestad reglamentaria y la legalidad de la actuación administrativa, así como el sometimiento de ésta a los fines que la justifican”. Asume así la Jurisdicción, frente a la Administración, una labor de control normativo de sus actos y reglamentos en orden a asegurar que sus decisiones se adopten conforme al procedimiento preestablecido y a que sus disposiciones normativas se adecuen con las de rango superior; en definitiva, a

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garantizar la actuación de la Administración pública, estatal y autonómica, bajo el imperio del Derecho. También le corresponde al Tribunal Constitucional, a través de los procedimientos abstractos de declaración de inconstitucionalidad, controlar y en su caso, anular aquellas disposiciones normativas con rango de ley que infrinjan la CE.

C. Complementación del ordenamiento El principio de división de poderes exige que los Juzgados y Tribunales no ejerzan otras funciones distintas a la que comporta la potestad jurisdiccional, y en concreto no les esté permitido dictar normas. Pero con independencia de esta exigencia, es una realidad que junto al Derecho legislado coexisten también el Derecho judicial, que suele plasmarse en la doctrina legal, creada por los Tribunales con ocasión de la aplicación e interpretación de las normas jurídicas. A ella se refiere el art. 1.6 del CC: la jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho. La sanción procesal a la infracción de este mandato material la efectúa el art. 477 LEC que prevé como motivo del recurso de casación el “interés casacional”, el cual sucede cuando la sentencia recurrida infringe la doctrina jurisprudencial del TS. Conviene determinar los límites de la función de complementación normativa. 1º) El techo de creación del derecho judicial es mucho más bajo que el del legislado: en tanto que la potestad

legislativa no tiene otro limite más que el de la Constitución, la doctrina legal ha de surgir con ocasión de la interpretación y aplicación de la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho. La doctrina legal tan sólo se legitima secundum o praeter legem, nunca contra ley. Ahora bien, esta actividad de colmar lagunas que efectúa la jurisprudencia siempre ha de realizarse con ocasión de la interpretación de la Constitución o de la Ley, sin que pueda en ningún caso el Juez o Tribunal sustituir la voluntad del legislador por la suya propia, violentando el espíritu y el texto de la norma. En segundo lugar, dicha actividad, consisten en complementar el ordenamiento. Al TS le corresponde la importante misión de unificar los criterios de interpretación de las normas, a través de su doctrina legal, a fin de que la norma sea aplicada por igual en todo el territorio nacional.

2º) La función de complementar, consiste en complementar (no completar) el ordenamiento. La reserva del 1.6 CC a la jurisprudencia del TS, no significa que los demás órganos jurisdiccionales en ningún caso puedan crear Derecho, pues necesariamente han de hacerlo en la integración de los “stándares” (por ej el concepto de orden público, o los de temeridad y abuso del derecho). Aunque esta función es genunina del TS en tanto Tribunal de casación, sin olvidar la actividad casacional de los TSJ respecto del Derecho civil foral propio de las CCAA.

3º) En tercer lugar, el carácter jurídico vinculante de la jurisprudencia del TS, tan sólo es reclamable cuando se efectúa de modo reiterado; es decir, una sola sentencia no produce doctrina legal, sino que se exige la publicación de dos o más sentencias que mantengan el mismo criterio interpretativo. Sin embargo, esta nota esencial de la doctrina legal no puede ser reclamada en todo tiempo y lugar. La exigencia formal de motivar expresamente en la nueva sentencia el abandono de la doctrina legal hasta el momento sustentada y de explicitar en dicha sentencia los nuevos criterios interpretativos, susceptibles de generar la nueva doctrina legal.

4º) Finalmente, dicha función de complementación normativa es reclamable sobre todo en el proceso civil y demás manifestaciones de la jurisdicción distintas a la penal, pero no en el procesal penal, porque en el Derecho penal ha de regir en su más estricto sentido el principio constitucional de legalidad.

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TEMA 3. La independencia del Poder Judicial 1 El Poder Judicial. Evolución histórica 1.1 El antiguo régimen 1.2 El estado liberal 1.3 Los estados totalitarios 1.4 Los estados de derecho contemporáneos 2 El autogobierno del Poder Judicial 2.1 El Consejo General del Poder Judicial 3 Los Órganos de Gobierno Interno de los Juzgados y Tribunales 3.1 Las Salas de Gobierno 3.2 Los Presidentes de los Tribunales y de las Audiencias 3.3 Los Presidentes de las Salas de Justicia y los jueces 3.4 Los Decanos y las Juntas de jueces y magistrados 4 La inspección de los Tribunales

1. El Poder Judicial. Evolución histórica En la configuración de la configuración de la Jurisdicción como Poder dentro del Estado, podemos diferenciar las siguientes etapas:

A. El antiguo régimen En el Estado Feudal y en el Absoluto los Jueces eran funcionarios dependientes del poder real. Los Juzgados y Tribunales eran una delegación del poder real. En el antiguo régimen existía una confusión de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) en la persona del Monarca. Los jueces carecían de independencia y formaban parte de diversas "jurisdicciones especiales" (ordinaria, eclesiástica, militar, administrativa,..). Características:

no existía un Poder Judicial, sino una función judicial encomendada a funcionarios.

tales funcionarios carecían de independencia judicial.

inexistencia de los principios de unidad y exclusividad judicial

ausencia de control judicial de los actos dimanantes del Poder Ejecutivo.

B. El estado liberal Tras la revolución francesa de 1879, se establece la supremacía de la ley como expresión de la voluntad general y de la división de poderes, la Jurisdicción pasa a convertirse en el tercer poder del Estado. Para ello era necesario: 1º) Dotar a los jueces de “independencia”, la cual se obtuvo en un principio por un sistema tan rudimentario como

la compra-venta de oficios y posteriormente con la el de la inamovilidad judicial. 2º) Fue también necesaria la abolición de las jurisdicciones especiales y la instauración de los ppios de unidad y

exclusividad jurisdiccional. Tras la promulgación del Decreto de Unificación de Fueros de 1870, la jurisdicción pasa a asumir el monopolio de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Pudiendo afirmar que tras la promulgación de la LOPJ de 1870, nace en España el Poder Judicial.

Pero la revolución liberal, sufrió los vaivenes de la Historia, caracterizados por la alternancia en el poder de los liberales y los conservadores. Así, la LOPJ de 1870, fue suprimida en 1875, que volvió al sistema administrativista de la jurisdicción retenida en el Consejo de Estado. Siendo preciso esperar a la promulgación de la Ley de la Jurisdicción CA de 1956 para volver a dicho sistema judicialista de control de los actos administrativos. No siendo este sistema culminado hasta la vigente LJCA de 1998.

C. Los estados totalitarios La aparición en Europa en la segunda mitad del s. XX de los fenómenos totalitarios, supuso una derogación del modelo liberal de la Jurisdicción como Poder autónomo dentro del Estado, el cual fue objeto de control por el Ejecutivo. En el régimen franquista la Jurisdicción dejó de ser un Poder del Estado para convertirse en una mera función, de acuerdo con el ppio de “unidad de poder y coordinación de funciones”, residiendo dicha unidad en la Jefatura del Estado que concentraba tanto la función ejecutiva, como la legislativa e incluso la judicial.

D. Los estados de derecho contemporáneos Como consecuencia de la presión que, en los regímenes totalitarios, el Poder Ejecutivo efectuó sobre el Judicial, surgió un movimiento asociativo de la Magistratura, que reclamó una mayor autonomía del Poder Judicial y una potenciación, no solo de la independencia judicial individual, sino también colectiva de la propia Magistratura.

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Fruto de este movimiento fue la aparición de los sistemas de "autogobierno" de la Magistratura, hoy claramente hegemónicos en Europa. En España la potenciación de la independencia judicial individual se realizó: 1º) En primer lugar, por la vía de suprimir los antiguos Jueces de Distrito y crear en consonancia con lo

establecido en el 122.1 CE un Cuerpo único de Jueces y Magistrados. 2º) La LO del Consejo del PJ de enero de 1980 se apresuró a suprimir las “certificaciones de especial idoneidad”,

abolición que acabó con la influencia del Poder Ejecutivo sobre el Judicial en materia de ascensos. 3º) La LOPJ de 1985, procedió a revisar el estatuto funcionarial del Juez. 4º) La CE anunció en su art. 122.2 la instauración por primera vez en nuestro país, de un régimen de

autogobierno de la Magistratura, que había de ser conferido al Consejo General del Poder Judicial y a quien expresamente se le confiere los “nombramientos, ascensos, inspección y régimen disciplinario”.

2. El autogobierno del Poder Judicial La promulgación de la CE de 1978 supone la creación de un auténtico "Poder Judicial", la abolición del sistema de designación, promoción y régimen disciplinario por parte del Poder Ejecutivo, y la instauración del régimen de autogobierno de la Magistratura.

A. El Consejo General del Poder Judicial Máximo órgano de autogobierno de nuestra Magistratura, al que le corresponde realizar la totalidad de actos administrativos referentes al ingreso, formación, promoción o ascenso y régimen disciplinario de Jueces y Magistrados, así como la inspección de Juzgados y Tribunales. Las competencias se encuentran desarrolladas en el art. 107-110 LOPJ, que le confiere las siguientes atribuciones:

Nombramiento de su Presidente y de los dos Magistrados del TC.

Ingreso, formación y ascenso de Jueces y Magistrados.

Gestionar las bases de datos de jurisprudencia y realizar publicaciones.

Ostenta la Inspección de los Juzgados y Tribunales, y ejercita la potestad disciplinaria sobre Jueces y Magistrados.

Ostenta la potestad reglamentaria en materia de personal, organización y funcionamiento de Juzgados y Tribunales.

Composición: Integrado por el Presidente del TS, que lo presidirá, y por 20 miembros nombrados por el Rey por un período de cinco años. De estos, 12 entre Jueces y Magistrados; 4 a propuesta del Congreso y 4 a propuesta del Senado, elegidos en ambos casos por mayoría de 3/5 entre abogados y juristas con más de quince años de experiencia. Los miembros del Consejo habrán de desarrollar sus funciones con dedicación absoluta, estableciéndose una total incompatibilidad con todo puesto, profesión o actividad. Son inamovibles durante todo el tiempo que dure su mandato (cinco años). Estructura y competencias: El CGPJ se articula en diversos órganos:

El Presidente y el Vicepresidente, son nombrados por el Rey a propuesta del Pleno del CGPJ, elegidos por mayoría de 3/5, normalmente en su primera reunión.

o El Presidente es la primera autoridad judicial de la Nación, dirige los debates del Pleno y propone los asuntos de su competencia.

o El Vicepresidente sustituye al Presidente en tales cometidos, por razones de enfermedad, vacante, ausencia y análogas.

El Pleno, formado por el Presidente y los Vocales, es el órgano más importante del Consejo, quedando válidamente constituido cuando se encuentren presentes un mínimo de catorce miembros, con asistencia del Presidente.

La Comisiones, previstas en la LOPJ son de carácter anual y están formadas por 5 miembros vocales del Consejo, elegidos por el Pleno por mayoría de 3/5.

o La Comisión Permanente está compuesta por el Presidente y cuatro Vocales, dos pertenecientes a la Carrera Judicial y otros dos que no formen parte de ella.

Prepara las sesiones del Pleno y ejerce las competencias que les sean delegadas por el Pleno.

o La Comisión Disciplinaria está integrada por cinco Vocales, tres pertenecientes a la Carrera Judicial y otros dos que no formen parte de ella. Deberá actuar en todo caso con la asistencia de todos sus componentes.

Le corresponde la instrucción de expedientes e imposición de sanciones a jueces y magistrados.

o La Comisión de Calificación. Mismo reglamento anterior.

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Le corresponde informar en todo caso los nombramientos de la competencia del Pleno, pudiendo recabar información de los distintos órganos del Poder Judicial.

o La Comisión de Igualdad. Mismo reglamento anterior pero intentando la paridad entre hombres y mujeres.

Asesora al Pleno sobre medidas necesarias para integrar el principio de igualdad entre mujeres y hombres en el ejercicio de las atribuciones del CGPJ.

Elaborar los informes previos sobre impacto de género de los reglamentos y mejorar los parámetros de igualdad en la Carrera Judicial.

o Las Comisiones Reglamentarias. Mismo reglamento anterior. La Comisión de Estudios e Informes.

Le corresponde redactar las iniciativas o propuestas, preparar los informes y realizar estudios jurídicos.

La Comisión Presupuestaria. Le corresponde elaborar el anteproyecto de presupuesto, y realizar estudios y

proyectos de carácter económico-financiero.

3. Los Órganos de Gobierno Interno de los Juzgados y Tribunales Un ppio de división del trabajo aconsejó al legislador a apoderar a las Salas de Gobierno y demás órganos gubernativos para ejercer facultades gubernativas no reservadas expresamente al CGPJ, quién ostenta las más importantes.

A. Las Salas de Gobierno Existen Salas de Gobierno en el TS, AN y en los TSJ. Sus miembros son designados por sufragio entre los Magistrados de cada uno de los referidos Tribunales y para un período de 5 años. Las Salas de Gobierno del del TS y las de la AN están compuestas por su Presidente, los Presidentes de Sala, y por un número igual a ellos de Vocales elegidos por sus compañeros. Las de los TSJ están compuestas por su Presidente, por los Presidentes de las Salas en ellos existentes, por los Presidentes de las AP de su territorio y un número igual de Vocales, de los cuales al menos uno será juez. El Secretario de Gobierno del TS, de la AN y de los respectivos TSJ ejercerá las funciones de Secretario de la Sala de Gobierno. Las Salas de Gobierno de los Tribunales son órganos subordinados al CGPJ, establecidas sus funciones en el art. 152 LOPJ.

B. Los Presidentes de los Tribunales y de las Audiencias El Presidente del TS -que preside también el CGPJ-, el de la AN, los de los distintos TSJ y los de las AP, son nombrados por el Pleno del CGPJ por un periodo de cinco años. Los Presidentes ostentan la representación del Tribunal al que pertenecen, pueden dirigir a sus inferiores las prevenciones que estimen oportunas para el buen funcionamiento de la justicia y ejercen funciones de gobierno y disciplinarias sobre su personal jurisdiccional y colaborador. En particular, se establecen en el art. 160 LOPJ sus funciones.

C. Los Presidentes de las Salas de Justicia y los jueces Tienen en sus respectivos órganos jurisdiccionales la dirección e inspección de todos los asuntos, adoptan en su ámbito competencial, las resoluciones que la buena marcha de la Administración de Justicia aconseje, dan cuenta a los Presidentes de los respectivos Tribunales y Audiencias de las anomalías o faltas que observen y ejercen las funciones disciplinarias que les reconozcan las leyes procesales sobre el resto de profesionales que se relacionen con el Tribunal.

D. Los Decanos y las Juntas de jueces y magistrados Los jueces Decanos son elegidos por sus compañeros en aquellas poblaciones en donde existan más de 10 juzgados. En donde haya menos de diez pero más de 2, será Decano el juez que mejor puesto ostente en el escalafón. Los Jueces Decanos representan a los jueces en su población y presiden la Junta de Jueces. Supervisan el reparto de los asuntos entre los distintos Juzgados, vigilan por el buen funcionamiento de las instalaciones judiciales, de los medios materiales y de las guardias y pueden en los asuntos aún no repartidos adoptar medidas provisionalísimas para la tutela de algún derecho. En todo caso, les corresponde: a) Resolver en única instancia los recursos gubernativos que quepa interponer contra las decisiones de los

Secretarios Judiciales en materia de reparto. b) Poner en conocimiento de la Sala de Gobierno toda posible anomalía en el funcionamiento de servicios

comunes procesales de su territorio. c) Resolver cuantos recursos les atribuyan las Leyes procesales.

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La Junta de Jueces puede ser convocada por el Decano a instancia de una cuarta parte de los Jueces de la población. También pueden convocarlas el Presidente del TSJ, en cuyo caso se denomina Reuniones de Jueces. También los Magistrados pueden reunirse en Junta para unificar criterios jurisprudenciales.

4. La inspección de los Tribunales El art. 122 CE, residencia en el CGPJ la inspección de los Juzgados y Tribunales con el objeto de velar por su buen funcionamiento, previniendo esencialmente la comisión de dilaciones indebidas en la tramitación de los asuntos. La inspección de los Tribunales puede realizarse de oficio por el propio CGPJ o a instancia del Ministerio de Justicia. Corresponde pues al CGPJ la superior inspección y vigilancia de todos los juzgados y tribunales, sin perjuicio de la inspección ordinaria que han de efectuar permanentemente los demás órganos gubernativos de carácter ejecutivo, es decir, el Presidente del TS, los Presidentes de los TSJ y de las AP, los Presidentes de Sala y de Sección e incluso los jueces sobre su Juzgado. De conformidad con lo dispuesto en el art. 173 CGPJ la inspección ha de encomendarse siempre a un juez o magistrado de categoría igual o superior a la del titular del órgano inspeccionado. En la práctica se confía al Servicio de Inspección del CGPJ. La plaza de Jefe de Servicio de Inspección del CGPJ se proveerá por un Magistrado del TS con una antigüedad en la categoría de dos años o por un magistrado con diez años de servicio en la categoría. La inspección ha de efectuarse sin merma de la autoridad, fama o prestigio del órgano inspeccionado y sin que pueda extenderse a la censura de la actividad jurisdiccional. Pero todo el personal ha de prestar auxilio al inspector. El inspector redactará un informe y levantará un acta de la inspección efectuada, la que se comunicará al Juez o Presidente del órgano inspeccionado, quién podrá formular las observaciones que considere precisas. También se comunicará al Presidente de la Sala de Gobierno, quien a la vista del informe adoptará las medidas necesarias

para restablecer el regular funcionamiento del órgano. Si la práctica de tales medidas excediera de su

competencia, las pondrá en conocimiento del CGPJ por conducto de su Presidente.

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TEMA 4 La exclusividad de la Jurisdicción 1 El principio de unidad jurisdiccional 1.1 Concepto y fundamento 1.2 Evolución histórica 1.3 Régimen jurídico vigente 1.4 La jurisdicción militar 2 El monopolio de la Jurisdicción 2.1 La atribución de la potestad jurisdiccional a Juzgados y Tribunales 2.1.1 En la fase declarativa 2.1.2 En la fase de ejecución 2.2 La autotutela administrativa y la potestad sancionadora 2.2.1 La autotutela administrativa 2.2.2 La potestad sancionadora 3 Funciones no jurisdiccionales atribuidas por la Ley a Juzgados y Tribunales 3.1 El Registro Civil 3.2 La investigación penal 3.3 La jurisdicción voluntaria 3.4 Otras funciones 3.4.1 Criterio objetivo 3.4.2 Criterio subjetivo

1. El principio de unidad jurisdiccional A. Concepto y fundamento Dispone el art. 117.5 de la CE que "el principio de unidad jurisdiccional es la base de la organización y funcionamiento de los Tribunales." Con esta declaración la CE vino a restablecer, el ppio de la “unidad jurisdiccional”, al cual se opone la creación de las "jurisdicciones especiales" del antiguo régimen. Una Jurisdicción está informada por el susodicho principio de unidad, cuando la potestad jurisdiccional es encomendada exclusivamente a los jueces y magistrados, integrantes del Poder Judicial. Las Jurisdicciones especiales se caracterizan y diferencian de los tribunales ordinarios por la concurrencia en ellas de dos notas esenciales: a) desde un punto de vista formal no se rigen por las disposiciones de la LOPJ, ni forman parte del Poder Judicial

y, sobre todo, b) desde el material, carecen de independencia frente a los demás poderes del Estado y, de modo especial,

frente al Ejecutivo. Las actuaciones que ante ellas transcurren no pueden merecer la denominación de proceso, sino la de un mero procedimiento, expresión formal de una solución autocompositiva.

El fundamento del principio de unidad, por consiguiente, es el mismo que el de la propia legitimación del oficio judicial: "la independencia y la sumisión a la Ley de los Juzgados y Tribunales". De nada serviría la proclamación de la sumisión del Estado al imperio del Derecho, y la exigencia democrática de que las leyes promulgadas por el Parlamento hayan de ser imparcialmente aplicadas a los casos concretos, si aquella potestad pudiera ser sustraída del Poder Judicial y encomendada a los funcionarios más sumisos del Poder Ejecutivo. El principio de unidad jurisdiccional es, en general, consustancial a todo sistema democrático. Pero la indisolubilidad del principio con el Estado de Derecho, lo es en la medida que la Constitución otorgue la independencia judicial exclusivamente a un determinado orden de Jueces y Magistrados. Ahora bien, si la independencia judicial es potenciada en un sistema democrático determinado a través de la instauración del sistema de autogobierno, el ppio de “unidad jurisdiccional” pasa a convertirse, con carácter absoluto, en consustancial a dicho sistema.

B. Evolución histórica El principio de unidad jurisdiccional, sufrió determinados avatares paralelos a los de la revolución liberal. a) Previsto ya en la Constitución de Cádiz, no fue instaurado hasta la publicación del Decreto de “Unificación de

Fueros” en 1868, en virtud del cual se suprimieron las múltiples jurisdicciones del Antiguo Régimen, dejando tan sólo subsistentes, pero ceñidas a sus justos límites, la eclesiástica, la militar y la del Senado. Sufriendo no obstante diferentes avatares, durante la dictadura de Primo de Rivera (1923) para volver a restaurarse en la II República (1932).

b) Cuando el ppio de unidad sufrió mayores agresiones fue con el “nuevo Estado” tras el levantamiento militar de 1936, destacando durante la etapa de la dictadura la creación de nuevas jurisdicciones especiales, destacando:

a. La del Tribunal del Orden Público b. La jurisdicción eclesiástica c. Los tribunales de contrabando, delitos monetarios, menores, peligrosidad social,….

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Destacando en esta etapa la coexistencia de la “Jurisdicción Ordinaria con innumerables jurisdicciones especiales.

c) Con el advenimiento de la Monarquía parlamentaria se produce una política legislativa de signo inverso, tendente a la abolición de las jurisdicciones especiales.

C. Régimen jurídico vigente El ppio de unidad jurisdiccional, establecido en el art. 117.5 de la CE ha sido reiterado en el art. 3 de la LOPJ: "La jurisdicción es única y se ejerce por los Juzgados y Tribunales previstos en esta ley, sin perjuicio de las potestades jurisdiccionales reconocidas por la Constitución a otros órganos". Es claro que no se ha querido efectuar en nuestro ordenamiento una consagración rotunda y radical del referido principio de unidad, toda vez que la propia CE anunció la instauración de nuevos órganos jurisdiccionales, no encuadrables formalmente en el Poder Judicial. La existencia de otros órganos jurisdiccionales es la que ha motivado esta declaración flexible del principio de unidad. Los únicos órganos judiciales que pueden instaurarse fuera del Poder Judicial son los expresamente previstos en nuestra propia Ley Fundamental, a saber:

los tribunales consuetudinarios y tradicionales,

el Tribunal de Cuentas

y el Tribunal Constitucional. La existencia de tales Tribunales, ello no obstante, no permite configurarlos como “jurisdicciones especiales”, puesto que en tales jurisdicciones habría de estar ausente no sólo la nota formal, sino fundamentalmente la subjetiva de todo órgano jurisdiccional: la independencia judicial. En los referidos órganos jurisdiccionales, el requisito de la independencia judicial concurre en su plenitud, aunque a través de una distinta regulación, razón por la cual deben ser conceptuados como Tribunales especiales, esto es, órganos judiciales que, si bien no están integrados en la Jurisdicción Ordinaria o Poder Judicial, poseen la totalidad d las notas que adornan la Jurisdicción, pues solucionan con independencia e imparcialidad y de una manera definitiva e irrevocable los especiales conflictos, cuyo conocimiento les ha sido atribuido por la propia Constitución.

D. La jurisdicción militar La Jurisdicción Militar es sin duda, la única jurisdicción especial que constitucionalmente legitima su subsistencia por posibilitarlo así el Art. 117.5 de la CE: "la ley regulará el ejercicio de la jurisdicción militar en el ámbito castrense y en los supuestos de estado de sitio". a) Concepto y fundamento: La jurisdicción militar, en un sistema democrático, tiene por finalidad asegurar la disciplina en una organización fuertemente jerarquizada, en la que la disciplina castrense constituye un valor esencial para su buen funcionamiento. Nuestra CE, permite en el 117.5 la subsistencia de la jurisdicción militar, siempre y cuando en tiempos de paz, de un lado, se ciña al “ámbito castrense” y de otro, sea respetuosa con los “principios de la Constitución”.

El ámbito estrictamente castrense: Por razón de la materia, la jurisdicción castrense ha de ceñirse a los delitos que atenten a la disciplina castrense, por razón de lugar, a los cometidos dentro de los cuarteles y en actos de servicio, y por razón de las personas, tan sólo a los militares y nunca a los civiles.

Su adecuación a los principios de la CE: es decir a los ppios que son la causa legitimadora de todo órgano que se precie jurisdiccional: la independencia y sumisión a la ley y al Derecho de conformidad con la jerarquía normativa y el sistema de fuentes preestablecido.

Cuando la Jurisdicción castrense se extralimite, podrá el interesado interponer recurso de amparo por infracción del derecho al “Juez ordinario predeterminado por la Ley” del art. 24.2 y si infringiera los principios cosustanciales a todo proceso, dicho amparo puede fundarse en los derechos a la tutela judicial, de defensa o a un proceso con todas las garantías del art. 24. b) Naturaleza y régimen vigente. Para dilucidar la naturaleza política de la jurisdicción castrense, cabe distinguir dos etapas:

1. La jurisdicción militar como Jurisdicción especial. o Los Tribunales militares conformaban una auténtica jurisdicción especial, por cuanto carecían de

toda independencia, a la vez que extralimitaban manifiestamente su competencia como consecuencia de las reformas del Código de Justicia Militar sucedidas principalmente durante el anterior estado autocrático. Aun cuando los tres fueros (materia, lugar y personas) fueron ya proclamados, lo cierto es que la concurrencia de dichos criterios no era simultanea, sino alternativamente (bastaba que el delito fuera de naturaleza militar, aunque fuera cometido por un civil para que la jurisdicción militar reclamara el conocimiento del asunto). Por esta razón el TC se vio obligado por Sentencias a intentar ceñir la jurisdicción militar, fundamentalmente por la vía de entender que todo acto emanado de la Administración Militar era susceptible de ser revisado ante los Tribunales Contencioso-Administrativos. Llegando a afirmar el

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TC que no sólo la C, sino incluso el propio Convenio Europeo de Derechos Humanos eran de aplicación inmediata y directa en todos los Ejércitos.

2. La jurisdicción militar como jurisdicción mixta. o Tras la promulgación de las Leyes penal y disciplinaria, así como la LO de Competencia y

organización de la Jurisdicción Militar, los tribunales militares aparecen configurados como órganos jurisdiccionales mixtos, situados a mitad de camino entre lo que es una jurisdicción militar y lo que debe ser un tribunal ordinario, perteneciente, formal y materialmente, al Poder Judicial. Esta aproximación de la jurisdicción militar a los Tribunales ordinarios, responde a la promulgación de diversas leyes en la materia. Las reformas han estado orientadas a reducir fuertemente la competencia de dicha jurisdicción y a potenciar la independencia judicial dentro de las misma:

Mayor reducción del ámbito estrictamente castrense. La práctica totalidad de los delitos, que podríamos denominar comunes,

cometidos por militares, son juzgados por los tribunales ordinarios, integrantes del Poder Judicial. Con todo, y sin negar la importantísima autorrestricción de la Jurisdicción militar, la reforma sustantiva adolece de un defecto importante y es el de considerar que la competencia de la Jurisdicción militar ha de efectuarse exclusivamente atendiendo a la naturaleza militar del delito.

Potenciación de la independencia judicial. La LOCOJM de 1987 calificó la jurisdicción militar como "integrante del Poder

Judicial del Estado". De secundar esta configuración legal de la jurisdicción militar, habría que reputar a sus Juzgados y Tribunales como órganos judiciales ordinarios "especializados".

2. El monopolio de la Jurisdicción El ppio de unidad jurisdiccional contemplado en el 117.5 CE ha de ser contemplado con el del “monopolio estatal de la Jurisdicción” para integrar el genérico ppio de la exclusividad jurisdiccional. El monopolio jurisdiccional, se atribuye en nuestra Constitución a los Juzgados y Tribunales establecidos por las leyes (art. 117.3) y a tenor del cual, el art. 2.1 de la LOPJ proclama "el ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales determinados por las Leyes, según las normas de competencia y procedimiento que las mismas establezcan". Lo que viene a establecer el referido ppio es que, en un Estado de Derecho, no sólo es necesario que la función jurisdiccional sea encomendada a un único orden de Jueces y Magistrados integrantes del PJ, sino que además, también resulta imprescindible que esa potestad jurisdiccional sea otorgada con exclusividad o en régimen de monopolio a los Juzgados y Tribunales que integran dicho Poder del Estado, con expresa exclusión de que los particulares ni ningún otro orden de funcionarios, puedan ostentar esa potestad de decidir con efectos de “cosa juzgada”, de una manera definitiva e irrevocable los conflictos intersubjetivos o sociales. Se encuentra fundado en la prohibición que tienen los particulares de acudir a la "autodefensa" como medio para solucionar conflictos, y las coacciones contra las personas, de tal modo que no pueden los ciudadanos "tomarse la justicia por su mano", debiendo acudir a la tutela judicial. (excepciones en el CC) A este principio de exclusividad (monopolio) no se opone la posibilidad de que determinados conflictos intersubjetivos puedan solucionarse extramuros de la Jurisdicción, a través del arbitraje. Porque el fundamento del arbitraje estriba en el ppio dispositivo o absoluto poder de disposición que tienen los ciudadanos sobre determinados derechos subjetivos o relaciones jurídicas. Viene regulado por la Ley de Arbitraje de 2003, la cual exige que "recaiga sobre materias de su libre disposición conforme a Derecho". La legitimación estriba en la previa suscripción por las partes de un convenio arbitral, por el que someten al arbitro los litigios que pudieran surgir. Los árbitros sólo ostentan la potestad de juzgar, pero no la de hacer ejecutar lo juzgado. Sus decisiones definitivas, llamadas "laudos arbitrales", equivalen a una Sentencia. La parte interesada puede instar su ejecución ante el Juez de 1ª Instancia de la demarcación en donde se dictó el laudo, a través del procedimiento de ejecución de Sentencias. En principio los laudos sólo pueden ser anulados por la Audiencia Provincial mediante un recurso extraordinario de nulidad fundado en los tasados motivos del art. 41 de la Ley de Arbitraje. Una vez firme el laudo, puede la parte interesada instar su ejecución ante el juez de 1ª Instancia de la demarcación en donde se dictó el laudo y a través del procedimiento de ejecución de Sentencias.

A. La atribución de la potestad jurisdiccional a Juzgados y Tribunales El ppio de exclusividad jurisdiccional significa que tan sólo los Juzgados y Tribunales ostentan el monopolio de la potestad jurisdiccional. Dicho monopolio consiste en "juzgar y hacer ejecutar lo juzgado", lo que significa que ha de ser, tanto en la fase declarativa, como en la ejecutiva.

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a) En la fase declarativa Dicho ppio significa que todos los litigios y conflictos sociales, que surjan, han de ser solucionados por el Juez legal, predeterminado por la Ley, y a través del proceso preestablecido, es decir, conforme al principio de legalidad procesal. b) En la fase de ejecución También corresponde a la Jurisdicción con exclusividad la “potestad de hacer ejecutar lo juzgado” de manera que el proceso de ejecución también es monopolio de la jurisdicción. El fundamento del derecho a la ejecución de sentencias se encuentra además implícito en el “derecho a la tutela” del art. 24.1 y más concretamente en la exigencia de que la tutela de los derechos e intereses legítimos sea “efectiva”. Pero además, en nuestro ordenamiento dicha ejecución ha de ser jurisdiccional. A ningún otro poder del Estado, distinto del Poder Judicial, le autoriza la CE a realizar los fallos judiciales.

B. La autotutela administrativa y la potestad sancionadora No constituye derogación alguna del ppio de exclusividad jurisdiccional el hecho de que la AP, para obtener el logro de sus fines constitucionales (103 CE), ostente las prerrogativas de la autotutela administrativa y la potestad sancionadora. a) La autotutela administrativa A la Administración Pública le corresponde dictar actos y Reglamentos administrativos, según la LRJPAC. La AP de algún modo, ejercita funciones juzgadoras, declarativas y ejecutivas en el marco de los diferentes procedimientos administrativos (apremio, ejecución subsidiaria, multa coercitivat,..). Ahora bien, esta facultad de autotutela administrativa no supone una excepción al ppio de exclusividad jurisdiccional, pues si el administrado estima que el acto administrativo no resulta acorde a Derecho, siempre tiene a través del recurso CA, el camino abierto a los Tribunales administrativos para obtener su revisión jurisdiccional. De este modo, cuando una vez interpuestos los recursos administrativos, la resolución cause estado o se agote la vía administrativa, el administrado puede interponer el recurso CA y obtener la nulidad del acto con el restablecimiento de su derecho. . b) La potestad sancionadora La Administración ostenta la potestad sancionadora con dos limitaciones:

1. Negativa: le está vedado imponer penas privativas de libertad, pudiendo solo irrogar sanciones privativas de derechos.

2. Positiva: el administrado puede recurrir su sanción (privativa de derechos) mediante la interposición del recurso contencioso-administrativo.

A estas limitaciones, hay que añadirle las dimanantes de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del Tribunal Constitucional, según las cuales el proceso administrativo sancionador ha de ser respetuoso con las principales garantías del proceso penal contenidos en el art. 24.2 CE. Esto tampoco infringe ppio de exclusividad jurisdiccional, ya que las sanciones administrativas son interinas, pudiendo ser revisadas por los Tribunales. En materia de “autotulela administrativa” puede afirmarse que, si bien el Poder Ejecutivo ostenta la primera palabra, la última corresponde siempre, mediante el ejercicio de derecho de acción, al Poder Judicial.

3. Funciones no jurisdiccionales atribuidas por la Ley a Juzgados y Tribunales

Si bien el art. 117.3 de la CE proclama la exclusividad jurisdiccional, el 117.4 dice del sentido negativo del mismo principio, "no ejercerán más funciones que las señaladas en el apartado anterior y las que le sean atribuidas por Ley", lo que refuerza así nuestra CE, la división de poderes. También se reitera esta prohibición en el art 2 LOPJ. Veamos que funciones, distintas a la jurisdiccional, les son atribuidas por Ley a Jueces y Magistrados:

A. El Registro Civil La LOPJ en su art 86 atribuye a los Juzgados y Tribunales la llevanza del Registro Civil. (Artículo que será derogado a partir del 22 de julio de 2014.) Los Registros Civiles están todavía a cargo de los Juzgados de 1ª Instancia y por delegación de éstos, de los de Paz. El Registro Civil es institucionalmente único, se trata de un Registro de naturaleza administrativa, y se divide en cuatro Secciones:

1. Nacimientos y General 2. Matrimonios 3. Defunciones 4. Tutelas y Representaciones Legales

Tales secciones integran el Registro Municipal. Independientemente se encuentran los Registros Consulares, donde se inscriben los españoles residentes en el extranjero y, por encima de ambos, el Registro Central que depende de la Dirección General de los Registros y del Notariado del Ministerio de Justicia.

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Los actos de calificación registral no poseen naturaleza procesal, sino gubernativa o administrativa. De aquí que puedan ser recurridos ante el Juez de 1ª Instancia y en alzada a la Dirección General, si bien determinados actos, tales como el cambio de nombre y apellidos o la nacionalidad son competencia exclusiva del Ministerio de Justicia.

B. La investigación penal Dispone el art 299 LECrin que “constituyen el sumario las actuaciones encaminadas a preparar el juicio y practicadas para averiguar y hacer constar la perpetración de los delitos con todas las circunstancias que puedan influir en su calificación, y la culpabilidad de los delincuentes, asegurando sus personas y las responsabilidades pecuniarias de los mismos. Esta actividad inquisitiva, dirigida a la investigación del delito y a la del presunto autor, que asumen los Jueces de Instrucción, en realidad no es procesal, sino policial o administrativa y de aquí, que en determinados procedimientos, tales actos de investigación sean asumidos, bien por el Ministerio Fiscal, bien incluso por la Policía. El fundamento constitucional de esta impropia competencia de los Jueces de Instrucción hay que encontrarlo también en el art. 117.4 CE, que en la medida en se remite a la Ley para determinar las funciones no jurisdiccionales que en garantía de cualquier derecho pueden asumir los Jueces.

C. La jurisdicción voluntaria Establece el art. 1811 LEC que “se considerarán actos de jurisdicción voluntaria todos aquellos en que sea necesaria o se solicite la intervención del Juez sin estar empeñada ni promoverse cuestión alguna entre las partes conocidas y determinadas” Otra función no jurisdiccional ha sido la de intervenir en los actos de jurisdicción voluntaria. Los asuntos de jurisdicción voluntaria son aquellos en los que resulta necesaria o se solicita la intervención judicial sin estar empeñada ni promoverse cuestión o controversia alguna entre partes conocidas y determinadas, tales como la celebración de un matrimonio, la convocatoria judicial de Junta General o el expediente de dominio de la Ley Hipotecaria.

D. Otras funciones Debido a la independencia e imparcialidad de los Jueces y Magistrados, el legislador ordinario delega, en ellos determinadas relevantes funciones que no son estrictamente jurisdiccionales, pero que en base a lo dispuesto en el 117.4 CE, dicha delegación se efectúa en “garantía de cualquier derecho”. Esta atribución de funciones parajurisdiccionales a los miembros del PJ la realiza el legislador atendiendo a dos criterios: a. Criterio objetivo Sin perjuicio de la imparcialidad de la AP y su sometimiento al Derecho (103.1 CE), el legislador ordinario desea reforzar la independencia de la Administración mediante la inclusión en ella de miembros del PJ. De este modo, a fin de proteger adecuadamente el derecho de sufragio activo y pasivo del art 23 CE, la LO del Régimen General Electoral refuerza la imparcialidad de la autotutela administrativa en materia electoral mediante la configuración de las Juntas Electorales, que resuelven las reclamaciones administrativas de electores y elegidos, como órganos mixtos, judiciales y administrativos, con manifiesta hegemonía de los miembros procedentes del PJ. O los Jurados de Expropiación, que se constituyen bajo la presidencia de un Magistrado. b. Criterio subjetivo Debido a la relevancia de los derechos fundamentales que “son fundamento del orden político y de la paz social” y a la circunstancia de que en materia de limitación del libre ejercicio de los derechos fundamentales, la Jurisdicción ha de ostentar, no solo la última, sino también la primera palabra, las Leyes, en muchas ocasiones, atribuyen directa o indirectamente a los Jueces las resoluciones limitativas de tales derechos. Así, a modo de ejemplo:

En materia del derecho fundamental a la vida, exige la intervención del Juez encargado del Registro Civil, en la prestación del consentimiento de un donante vivo

En el derecho fundamental de la libertad del art. 17 CE autoriza exclusivamente a los jueces a decretar el ingreso en un centro de internamiento de un extranjero sometido a expediente de expulsión.

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TEMA 5. La independencia de los jueces y magistrados 1 Independencia de los jueces y magistrados 1.1 Independencia frente a los otros poderes del Estado 1.2 Independencia frente a la Sociedad 1.3 Independencia respecto de las partes procesales y del objeto litigioso 1.4 Independencia respecto de los superiores y de los órganos de gobierno. 2 La responsabilidad personal de jueces y magistrados 2.1 RESPONSABILIDAD CIVIL 2.2 RESPONSABILIDAD PENAL 2.3 RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA 3 La sumisión del juez a la ley

1. Independencia de los jueces y magistrados Las garantías constitucionales del Juez se encuentran genéricamente diseñadas en el art. 117.1 de la CE, " La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley". Este artículo representa las notas esenciales con que el texto fundamental ha querido identificar al juez frente a los demás servidores públicos. Establece un conjunto de requisitos básicos que atribuye como propios a los jueces y magistrados. Se trata de los pilares esenciales del estatuto judicial, que deben seguir a los jueces y magistrados en todo momento en que estén ejerciendo la potestad jurisdiccional. La independencia del juez no es más, pero tampoco menos, que la libertad para el enjuiciamiento, teniendo como único referente el sometimiento a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. La protección de todas estas garantías se efectúa mediante la tipificación de los delitos contra la Administración de Justicia. Considerándose incluso, que la independencia forma parte del derecho al Juez legal o predeterminado por la Ley del art. 24.2 CE. Debido a la dimensión constitucional que tiene la independencia judicial, la CE expresamente legitima al Ministerio Fiscal a velar y ejercitar las acciones pertinentes en defensa de la misma (124.1 CE).

A. Independencia frente a los otros poderes del Estado La independencia del PJ frente a los demás poderes del Estado se sintetiza en un solo concepto, “división de poderes”.: cada uno de los tres altos poderes del Estado ha de limitarse al estricto cumplimiento de las funciones que la Constitución le encomienda, sin que se justifique la invasión en la de los demás. La independencia del PJ frente al ejecutivo se garantiza a través de dos medidas constitucionales:

1) La reserva de ley orgánica en la Constitución, funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales, y 2) El control del PJ de los actos y reglamentos del Poder Ejecutivo.

La reserva de Ley Orgánica. De conformidad con lo dispuesto en la CE y el art. 122.1 LOPJ la constitución, funcionamiento y gobierno de los Tribunales es materia de reserva de la LOPJ. A la LOPJ de 1985 le corresponde pues, determinar los órganos jurisdiccionales, su composición, y funcionamiento, sin que las Cortes puedan hacer uso de la delegación legislativa sobre esa materia al Gobierno. Por otra parte, el art 29 LOPJ declara objeto de “reserva de Ley ordinaria” la determinación de la planta de Juzgados y Tribunales, y en cumplimiento de este precepto, la Ley 38/1988 de demarcación concretó dicha planta jurisdiccional, de manera que al Poder Ejecutivo, tan solo le resta en nuestro actual régimen de autogobierno, procurar los medios materiales y personales de los órganos jurisdiccionales.

El control judicial de los Reglamentos ilegales. Debido a la obligación de control normativo que ostenta la Jurisdicción sobre la legalidad de los Reglamentos (art. 106.1 CE) y con independencia de su impugnación jurisdiccional, de entrada ningún Juzgado o Tribunal podría aplicarlo. Esta obligación de control difuso e inaplicación judicial de los Reglamentos ilegales, válida para todos los órganos jurisdiccionales, fue mitigada en el CA por la LJCA de 1998 que obliga al órgano judicial administrativo, que conozca de un Reglamento ilegal, a plantear “cuestión de ilegalidad” ante el Tribunal competente para la declaración de ilegalidad del Reglamento.

B. Independencia frente a la Sociedad La independencia del Juez frente a la sociedad se asegura mediante un conjunto de medidas: a) Preventivas Las medidas preventivas están dirigidas a preservar la imparcialidad objetiva y autoridad o prestigio de Jueces y Magistrados. Esta imparcialidad en el seno de la sociedad se obtiene a través del Estatuto jurídico de Jueces y

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Magistrados, que tiene por finalidad incrementar la confianza de los ciudadanos en la imparcialidad y pericia técnico-jurídica de estos profesionales. Para ello, es necesario:

1º) Un elevado nivel de conocimiento en Derecho, que se garantiza mediante el sistema de acceso. 2º) La LOPJ establece un severo régimen de incompatibilidades, así como de prohibiciones, y cuya finalidad

consiste en asegurar la división de poderes, afianzar la imparcialidad del juez frente a la sociedad y las partes y asegurar el correcto funcionamiento de la justicia. Junto a tales prescripciones, y a fin de evitar la venalidad (soborno), el Estado también se compromete a garantizar una independencia económica y una retribución adecuada a la dignidad de la función jurisdiccional de los Jueces y Magistrados.

b) Represivas Pero la independencia judicial también conlleva la exigencia de que la sociedad respete sin ejercitar presiones directa o indirecta sobre los jueces y magistrados. Así el art. 13 LOPJ establece que “todos están obligados a respetar la independencia de los jueces y magistrados. Y el art. 14 faculta al Juez que se considere inquietado o perturbado en su independencia a poner los hechos en conocimiento del CGPJ.

C. Independencia respecto de las partes procesales y del objeto litigioso Un primer grupo de garantías procesales intenta preservar la imparcialidad del Juez con respecto al objeto litigioso, pues a diferencia de las partes, la legitimación de un juez en un proceso determinado estriba, en una ausencia de vinculación o relación del Juez con las partes o con el objeto procesal. Si así sucediera y con independencia de la aplicación de otras medidas procesales, se impone su abstención o recusación, garantías procesales ambas que intentan salvaguardar la imparcialidad del órgano jurisdiccional a fin de que aplique desinteresadamente el Derecho objetivo al caso concreto. La LO 19/2003 de modificación de la LOPJ, ha dado una nueva redacción al capítulo dedicado a la abstención y recusación, completándose así el sistema diseñado por la LEC 1/2000. Abstención y Recusación (art. 219 y ss LOPJ) a) ABSTENCIÓN La abstención es una obligación de todo Juez o Magistrado (cuya infracción constituye una falta muy grave) que se realiza mediante un acto procesal, de un lado, declarativo de un Magistrado o Juez o por el que con suspensión del proceso principal, ha de poner inmediatamente en conocimiento, de la Sección o Sala de la que forme parte. El órgano competente podrá estimar o no la abstención. Si la desestimara, ordenará al Juez o Magistrado que continúe en el conocimiento del asunto, sin perjuicio de que la parte interesada pueda instar su recusación. Si dicho órgano la estimara, el abstenido dictará auto por el que se apartará del conocimiento del proceso y remitirá las actuaciones a su sustituto a fin de que asuma sus funciones, dando conocimiento de todo ello a las partes. Cuando el que se abstenga forme parte de un órgano colegiado, el auto lo dictará la Sala o Sección a que aquél pertenezca. b) RECUSACIÓN La recusación es un acto de postulación (actos realizados por las partes en un proceso), por el que alguna de las partes interesadas le comunica a un determinado Juez o Magistrado, que se encuentra incurso en alguna de las causas de recusación contempladas en el art. 219 LOPJ y por lo tanto, le solicita su abandono en el proceso. Sólo pueden recusar las partes formales (es decir, las que han comparecido como tales en el proceso) y en todo caso, el Ministerio Fiscal, siempre y cuando deba intervenir en el proceso por estar comprometido el interés público. Las causas de recusación (que lo son también de abstención), se detallan en el 219, y podemos destacar: a. Parentesco del Juez hasta cuarto grado con las partes, y hasta segundo con el abogado y procurador b. Haber sido denunciado o acusado el Juez por alguna de las partes c. Haber sido sancionado disciplinariamente cono consecuencia de denuncia de las partes En cuanto al momento en el que debe plantearse la recusación, la Ley exige que se proponga tan pronto como se tenga conocimiento de la existencia de la causa que la funde. Esta prescripción tiene por objeto evitar comportamientos dilatorios dentro del procedimiento (STC 140/2004) Planteada la recusación mediante escrito, con determinación de la causa e incorporación de un principio de prueba ante el Juez, se abrirá el “incidente de recusación” que consta de las siguientes fases procesales:

a. Traslado del escrito a las demás partes para que aleguen sobre la adhesión u oposición de la recusación y comunicación del mismo al Magistrado encargado de instruir el incidente.

b. Traslado del escrito de recusación al Juez recusado, para que informe sobre la concurrencia de la causa y de todos los autos del incidente al órgano que deba resolver la recusación.

c. Admitido a trámite el incidente, si el recusado acepta como cierta la causa de recusación alegada se resolverá el incidente sin más trámites.

d. Si no la acepta, el instructor decidirá sobre la práctica de la prueba propuesta y acto seguido, remitirá todas las actuaciones al tribunal competente para decidir la recusación.

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e. Dicho tribunal solicitará el informe del MF y resolverá el incidente, sin que, contra resolución, quepa recurso alguno.

Por regla general, la competencia para decidir los incidentes de recusación de magistrados corresponde a la Sección o Sala de la que formen parte.

D. Independencia respecto de los superiores y de los órganos de gobierno. Contempla la LOPJ dos tipos de garantías: la inamovilidad judicial y la prohibición, contenida en el art. 12 LOPJ de los órganos superiores de dirigir a los inferiores instrucciones, órdenes o censuras sobre la aplicación o interpretación del Derecho que puedan efectuar los inferiores. La prohibición La independencia judicial es difusa, es decir, pertenece en su totalidad e integridad a todos y cada uno de los órganos jurisdiccionales. Por esta razón, cuando un Juez está conociendo de un determinado objeto procesal, es absolutamente independiente, no sólo de las partes, sino también de sus superiores, quienes no pueden siquiera efectuar la más mínima insinuación de cómo deba resolverse el asunto. Esto es lo que consagra el art. 12 LOPJ, al declarar la independencia del Juez frente a todos los órganos judiciales, incluidos los de gobierno del Poder Judicial, así como al prohibir a los superiores dirigir censuras fuera del cauce de los recursos, así como efectuar instrucciones, generales o especiales, sobre dicha aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico. El incumplimiento de tales prohibiciones engendra la oportuna responsabilidad disciplinaria. Así, el art. 417 califica como falta muy grave la del Juez o Magistrado que efectúe una intromisión mediante órdenes o presiones de cualquier clase, en el ejercicio de la potestad jurisdiccional de otro Juez o Magistrado. Pero dicha prohibición se extiende también a las instrucciones generales, con lo que inmediatamente surge la duda, consistente en determinar si han de estar o no vinculados por la doctrina legal emanada de la jurisprudencia de los Tribunales superiores y de modo especial, por la del TC y TS. En nuestro ordenamiento, tan sólo la doctrina del TC vincula directamente a todos los jueces y magistrados. Dicha doctrina legal también es vinculante para los órganos jurisdiccionales inferiores, tal como mandata el art 1.6 CC, que otorga a la doctrina jurisprudencial del TS el carácter de fuente del Derecho, y el art. 477.3 LEC prevé como motivo del recurso de casación el “interés casacional” derivado de la infracción de dicha doctrina legal. El principio pues de subordinación del juez a la Ley y al Derecho, le obliga a aplicar la jurisprudencia del TS y también la de la “pequeña jurisprudencia” de las AP, cuando sobre determinadas materias, no exista doctrina legal aplicable del TS. Asimismo debe conocer, por su “auctoritas” o prestigio jurídico, las instrucciones del Fiscal General del Estado. Ello no obstante, la independencia del Juez podría legitimar, en determinadas ocasiones, su separación de dicha doctrina jurisprudencial, si así lo explicitara en su Sentencia. Lo que no puede hacer un juzgador de instancia es aplicar sin más, o ignorar la doctrina jurisprudencial reclamable al caso. Si así sucediera, podría hacerse acreedor de la falta muy grave prevista en el art 417 La inamovilidad La inamovilidad judicial integra la principal garantía de la independencia judicial frente a los superiores del Juez. Es la principal garantía del juez individual frente a sus superiores, porque sin ella, podrían los órganos de gobierno del Poder judicial desembarazarse de aquellos jueces que no secundaran sus directrices y colocar en su lugar a los más sumisos. La inamovilidad judicial fue una conquista de la LOPJ de 1870. Sin embargo hasta el advenimiento del actual sistema democrático, la inamovilidad de los jueces no difería mucho de la de los demás funcionarios. Por ello, el art. 117 CE después de afirmar que los Jueces han de ser independientes e inamovibles, define la inamovilidad judicial, en su número segundo, al establecer que “los Jueces y Magistrados no podrán ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados por alguna de las causas y con las garantías previstas en la ley”. Estas causas han de estar determinadas por Ley, por LO, y demás dichas causas no pueden ser arbitrarias, sino que han de responder a la comisión, por parte del Juez, de un ilícito penal o civil, susceptible de engendrar responsabilidad personal, que tras el oportuno procedimiento sancionador, que ha de observar todas las garantías constitucionales de los art. 24 y 25 CE y contra la sanción podrá el Juez interponer el correspondiente recurso CA. Se establecen las siguientes figuras relacionadas con la inamovilidad de los Jueces:

La separación del servicio (379 LOPJ), que supone la pérdida de la condición de juez o magistrado, se produce por la pérdida de la nacionalidad española; por sanción disciplinaria por falta muy grave; por la condena a pena privativa de libertad, y por incurrir en causa de incapacidad se podrá obtenerla rehabilitación.

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La suspensión (383 LOPJ) supone el apartamiento temporal del juez o magistrado de sus funciones, y se produce cuando aparezca como responsable en un proceso penal o en vía disciplinaria. Suspensión provisional. Suspensión definitiva.

El traslado forzoso sólo se produce como sanción por la comisión de una falta muy grave.

La jubilación (386 LOPJ) se puede producir por dos causas: por incapacidad permanente o por haber cumplido setenta años.

Con independencia de este tipo de inamovilidad judicial que es tan sólo predicable de los Jueces y Magistrados de carrera integrantes del PJ, existen en nuestro ordenamiento “jueces a plazo” que como su nombre indica, tan sólo son inamovibles durante la duración de su mandato jurisdiccional: Magistrados del TC, los Jueces de Paz, los Magistrados suplentes, los Jueces sustitutos y los Jueces de provisión temporal.

2. La responsabilidad personal de jueces y magistrados La independencia judicial tiene como contrapartida la existencia de responsabilidad del Juez por los daños que pueda cometer en el ejercicio de su función jurisdiccional. En la práctica forense, sin embargo es inusual acudir a estos procedimientos de responsabilidad de Jueces y Magistrados, pues pudiendo ser cuantiosos los daños y dado el carácter limitado del patrimonio de los Jueces, resulta más aconsejable acudir al procedimiento para exigir la responsabilidad directa del Estado por el funcionamiento anormal de la Justicia. La responsabilidad de los Jueces y Magistrados puede ser Civil, Penal y Disciplinaria (art. 16.1 LOPJ).

A. Responsabilidad civil De acuerdo con lo establecido en el art. 411 LOPJ, la vía civil se abre para la reclamación de los daños y perjuicios que los jueces o magistrados hubieran causado por dolo o culpa en el ejercicio de sus funciones. Títulos de imputación a los que hay que incorporar el de “ignorancia inexcusable” adicionado por la LEC. La LEC remite al proceso declarativo ordinario según la cuantía de la reclamación, es decir, al proceso ordinario o al juicio verbal, en los que habrá de ser demandado el Juez, cualquiera que sea su rango, si bien como criterio general, la demanda debiera ser interpuesta ante el órgano jurisdiccional superior del que se le exige responsabilidad civil. La legitimación la ostentan los perjudicados o sus causahabientes y el Abogado del Estado para repetir contra el Juez. Como presupuestos procesales, el art. 413 LOPJ exige el agotamiento de los recursos contra la resolución causante del daño y la reclamación previa. Cualquiera que fuese el contenido de la sentencia recaída en el procedimiento de responsabilidad civil, dicha resolución habrá de respetar la “santidad de cosa juzgada” de la sentencia pronunciada en el procedimiento del que se trae causa el de responsabilidad civil.

B. Responsabilidad penal Ha de dilucidarse cuando haya cometido un delito en el ejercicio de su función jurisdiccional (ej. Una prevaricación). Se interpondrá directamente la pertinente querella ante el órgano jurisdiccional ante el que este “aforado” el Juez o Magistrado, determinado en la LOPJ y que suele coincidir con el Tribunal superior. El procedimiento puede iniciarse de oficio mediante providencia del Tribunal competente o a instancia de parte, pero siempre mediante querella. Pueden instar esta responsabilidad el MF, el perjudicado e incluso, mediante la acción popular, cualquier ciudadano.

C. Responsabilidad disciplinaria El Juez puede incurrir en responsabilidad disciplinaria cuando incurre en alguna de las conductas previstas en los art. 417-419 LOPJ, que prevén las faltas como muy graves, graves y leves. En ocasiones sucede que alguna de las referidas faltas pueden ser también subsumidas en un delito, por ejemplo, el retraso malicioso en la administración de justicia del CP, puede constituir también la falta muy grave contemplada en la LOPJ. En tal caso, se incoarán dos procedimientos paralelos, penal el uno y administrativo sancionador el otro. Pero cuando en éste último se llegue a la propuesta de sanción, a fin de evitar la vulneración del ppio constitucional del “ne bis in idem” (que no haya dos condenas por el mismo hecho) y garantizar el ppio de supremacía de la jurisdicción penal sobre la administrativa, el art. 415.2 obliga a suspender el procedimiento administrativo hasta que recaiga sanción penal, la cual vinculará al órgano de gobierno del PJ. Pero fuera de estos casos, las faltas administrativas están dirigidas a asegurar el cumplimiento de las obligaciones del Juez, es decir, las incapacidades, prohibiciones e incompatibilidades, a fin de asegurar el imparcial y correcto funcionamiento de la Justicia. La autoridad competente para la imposición de la sanción depende de la gravedad de la sanción.

Sanciones leves: puede imponerla el Presidente del Tribunal o Sala de gobierno respectiva

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Sanciones graves: la Comisión Disciplinaria del CGPJ

Sanciones muy graves: habrá de irrogarla el Pleno del CGPJ

3. La sumisión del juez a la ley Tal y como establece el art. 117.1 CE los Jueces y Magistrados han de estar únicamente sometidos al imperio de la ley. En esta función de sumisión o de aplicación exclusiva y excluyente del Derecho objetivo reside la legitimación constitucional de la función jurisdiccional y radica en definitiva, la independencia y prestigio de la Magistratura. A esta función de aplicación del Derecho, con arreglo al sistema de fuentes establecido y el ppio de jerarquía normativa, no se opone la posibilidad de creación judicial del Derecho (a través de Sentencias). Debe sin embargo el juez poner especial cuidado e N que su interpretación no contradiga la jurisprudencia de los altos Tribunales, pues en este caso, contribuiría a generar inseguridad jurídica y a vulnerar el ppio constitucional de igualdad en la aplicación de la ley. (art 9 y 14 CE). Tampoco se opone lo establecido en el 127 CE, que el Juez mantenga su ideología. Pero lo que los art 117.1 y 127 CE han querido desterrar es la figura del “juez político”.

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TEMA 6. El derecho al juez legal 1 Concepto y regulación 2 Notas esenciales 2.1 Reserva de Ley Orgánica 2.2 Juez legal y Poder Judicial 2.3 Igualdad 2.4 Independencia 2.5 Juez ordinario y sumisión al Derecho 2.6 Juez legal y competencia

1. Concepto y regulación El derecho al juez legal o natural se encuentra previsto en nuestra Constitución en dos preceptos diferenciados:

Positivamente, consagrado en el art 24.2, en cuya virtud, “todos tienen derecho al juez ordinario predeterminado por la ley”.

Negativamente, en el art. 117.6 que declara la “prohibición de los Tribunales de excepción”. Conjugando estas y otras exigencias constitucionales, puede definirse el derecho al Juez legal, como el derecho fundamental que asiste a todos los sujetos de derecho a plantear sus pretensiones o a ser juzgados por auténticos órganos jurisdiccionales, creados mediante ley orgánica, pertenecientes al Poder Judicial, respetuosos con los principios constitucionales de igualdad, independencia y sumisión a la ley, y constituidos con arreglo a las normas comunes de competencia preestablecidas.

2. Notas esenciales A. Reserva de Ley Orgánica Desde un punto de vista formal, la primera nota que ha de revestir el juez predeterminado por la ley es la de tratarse de un órgano jurisdiccional expresamente establecido mediante ley orgánica, emanada de las Cortes Generales. De este modo, la creación de nuevos órganos jurisdiccionales y la determinación de sus atribuciones es una competencia del Estado, art. 149.15ª y 6ª, no pudiendo los parlamentos autonómicos legislar en la materia, ya que conformidad con la Constitución y la doctrina del TC, el Poder Judicial es un Poder del Estado. La única previsión normativa de las CCAA en esta materia queda ceñida a participar en la “organización de las demarcaciones judiciales de su territorio” de conformidad con las previsiones de la LOPJ. Tratándose del desarrollo de un derecho fundamental contenido en el art 24.2 CE, dicha competencia del Estado ha de ser ejercida a través de una Ley Orgánica. La LOPJ pasa a convertirse por imperativo del art 122.1 CE en una ley perteneciente al bloque de la constitucionalidad. Por consiguiente, la instauración y composición de los órganos jurisdiccionales y la determinación genérica de su competencia objetiva (es decir, la atribución vertical de las materias de las que han de conocer) ha de estar expresamente prevista en la LOPJ, sin perjuicio de que la concreción minuciosa de dicha competencia objetiva o la de la demarcación judicial pueda efectuarse a través de una ley ordinaria, pero nunca mediante Decreto Ley. Por otra parte, el art 29 LOPJ declara objeto de “reserva de Ley ordinaria” la determinación de la planta de Juzgados y Tribunales, materializada en la Ley 38/1988 de demarcación.

B. Juez legal y Poder Judicial El juez legal predeterminado por la CE, ha de estar formal y materialmente integrado en el Poder Judicial, ya que como señala el art. 24.2, dicho Juez ha de ser ordinario, o lo que es lo mismo, ha de pertenecer a la Jurisdicción Ordinaria o Poder Judicial. Con la sola excepción de los “Tribunales consuetudinarios y tradicionales” a los que se refiere el art 125 CE y la de la jurisdicción militar art 117.5 CE, la potestad jurisdiccional corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales integrantes del PJ. Se restablecieron así en nuestro ordenamiento los ppios de exclusividad y de unidad jurisdiccional. Recordar, que también infringen el derecho al Juez legal las “jurisdicciones especiales” y en general la atribución a órdenes de funcionarios de la potestad jurisdiccional o a la propia administración la posibilidad de imponer sanciones irrevocables Así, por juez legal también hay que entender exclusivamente a los Juzgados y Tribunales integrantes del Poder Judicial.

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C. Igualdad Si la igualdad es un valor superior del OJ y todos los ciudadanos son iguales ante la ley, la CE no puede permitir la hipotética creación de Tribunales instituidos por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra circunstancia personal o social. Más discutible puede parecer la subsistencia de determinados privilegios de ciertas autoridades, como la inviolabilidad, la inmunidad y el aforamiento. Tales privilegios, materiales o procesales, suponen desde luego una discriminación frente a los demás ciudadanos, y en principio infringen el ar 24.2 en relación con el art 14 de la CE. Por una respuesta afirmativa tienen que abonar todos los privilegios expresamente previstos en la Constitución: inviolabilidad absoluta del Rey (56.3 CE); la relativa inviolabilidad, inmunidad y privilegio del “suplicatorio” de los Diputados y Senadores (71 CE) o el aforamiento al TS del Presidente y demás miembros del Gobierno (102.1). En los demás casos y desde un punto de vista formal, habrá que estar a la naturaleza de la disposición normativa que pudiera establecer el concreto tratamiento privilegiado, debiendo concluir que, por exigencias del ppio de reserva de Ley orgánica del Juez legal, pueden legitimarse aquellas discriminaciones que estén previstas en leyes orgánicas, integrantes del “bloque de constitucionalidad”, tales como LOPJ o los respectivos Estatutos de Autonomía. Desde un punto de vista material, tales discriminaciones no constituyen privilegios, sino “prerrogativas“ de los miembros de los Altos Órganos del Estado, destinadas exclusivamente a permitir su regular e imparcial funcionamiento. Motivo por el que el TC pudo declara inconstitucional el “fuero policial”.

D. Independencia Dentro del concepto del Juez “predeterminado por la Constitución” hay que reputar también incluida la independencia judicial, al exigir nuestra Ley Fundamental que los titulares de la potestad jurisdiccional sean Jueces y Magistrados “independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”, dicha nota esencial viene a erigirse en la causa legitimadora a través de la cual la jurisdicción misma se justifica. En el mismo sentido se pronuncia el CEDH, todos tienen derecho a ser juzgados “por un tribunal independiente e imparcial”. En materia de eventuales vulneraciones al Juez legal, cobra una singular relevancia la imparcialidad del órgano jurisdiccional, nota esencial que ha provocado reformas legislativas importantes (creación de los Juzgados de lo Penal, y la prohibición de que los Jueces de instrucción asuman funciones de enjuiciamiento y de decisión), y que se garantiza en la esfera del proceso a través de la abstención y la recusación, ya que tales garantías integran el concepto del juez legal y, por tanto, su infracción posibilita la interposición del recurso de amparo

E. Juez ordinario y sumisión al Derecho La Constitución exige que el juez ordinario ejercite la potestad jurisdiccional mediante la aplicación del Derecho a los casos concretos. Deben los jueces y magistrados huir de impresiones subjetivas o de plasmar sus opiniones personales en las sentencias. No pueden ejercer funciones políticas, lo que no significa que los jueces deban ser apolíticos, sino sencillamente que, a la hora de solucionar un conflicto no puede tener otro norte que la aplicación del Derecho reclamable al caso concreto. Lo que nuestra Ley Fundamental prohíbe es la figura del juez político", entendiendo por tal el que no duda en violentar el espíritu y la letra de la ley en aras a una ideología determinada. Asimismo deben entenderse contrarios al ppio del “Juez legal” los especial, como la Ley de la Propiedad Horizontal de 1960.

F. Juez legal y competencia El juez ordinario predeterminado por la ley no puede ser otro sino el juez objetiva, funcional y territorialmente competente, de tal suerte que las normas relativas a la competencia judicial, vienen en principio a integrar el art 24.2 de la CE y a adquirir una cierta relevancia constitucional. Pero no toda infracción de las normas de competencia establecidas en las leyes orgánicas del poder judicial y de enjuiciamiento ha de conllevar necesariamente la infracción al Juez legal. Por ejemplo en materia de competencia objetiva, el Parlamento es dueño de crear nuevos órganos jurisdiccionales especializados, siempre que lo efectúe mediante reforma de la LOPJ y someta a sus integrantes al mismo régimen de independencia que a los demás miembros del PJ. Lo mismo ocurre con la competencia funcional y territorial. Para que se vulnere el derecho fundamental al Juez legal, se hace preciso que dicha infracción de la norma atributiva de la competencia implique, además la violación de las garantías constitucionales de los órganos jurisdiccionales, y de modo especial, la independencia judicial. De este modo, si a través de la manipulación en normas de la competencia funcional, tales como el “reparto de los asuntos” o la constitución de los órganos colegiados, se consigue que un determinado litigio pase al conocimiento de un determinado órgano judicial por la única razón de que de antemano se conoce cuál va a ser la solución que éste va a adoptar en la composición del conflicto, se habrá infringido el derecho al Juez legal.

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TEMA 7. La organización del Poder Judicial 1 La organización del Poder Judicial: Concepto 1.1 Organización jurisdiccional 1.2 Organización gubernativa 2 Tribunales no integrados en el Poder Judicial 2.1 Las jurisdicciones especiales 2.2 Los tribunales especiales 2.3 Los tribunales supranacionales 3 El Poder Judicial y las Comunidades Autonomas 3.1 La Administración de Justicia y las cláusulas subrogatorias 3.2 La "Administración de la Administración de Justicia" 3.2.1 Criterio negativo 3.2.2 Criterio positivo 3.3 La Planta y Demarcación del Poder Judicial 4 La responsabilidad del Estado por el funcionamiento de la justicia

1. Concepto de la organización del poder judicial Dispone el art. 117 CE que los Jueces y Magistrados integran el Poder Judicial, formando parte de los Juzgados y Tribunales, a quienes se les otorga en exclusiva el ejercicio de la potestad jurisdiccional. Pero, por otra parte, el art. 122 crea el Consejo General de Poder Judicial, al que la CE le confía el gobierno de los jueces y todo lo relativo a su estatuto jurídico. De lo dicho se desprende que coexisten dos tipos de organizaciones del Poder Judicial: la jurisdiccional y la gubernativa.

A. Organización jurisdiccional El Poder Judicial actúa como Jurisdicción cuando, dictando actos “ad extra” (hacia el exterior), juzga y hace ejecutar lo juzgado. Para ello se constituye en forma de Juzgado, Tribunal o Salas de Justicia. Sus resoluciones son actos procesales, los cuales pueden ser impugnados de acuerdo al sistema de recursos preestablecido para un determinado objeto procesal. El Poder Judicial se asemeja a una pirámide en cuya cúspide se sitúa el Tribunal Supremo, el cual es definido por la Constitución como “Tribunal superior” de todos los órdenes y órganos jurisdiccionales (art 123) y a quien las Leyes de Enjuiciamiento le confieren la función de emitir su “doctrina legal”, vinculante para todos los Juzgados y Tribunales. Por debajo del Tribunal Supremo está:

Tribunales Superiores de Justicia (Civil, Penal, Social y Cont-Adm)

Audiencias Provinciales (Civil y Penal)

Audiencias Nacionales (Penal y Cont-Adm)

Juzgados de 1ª Instancia (civil) y/o Instrucción (de mercantil, penal, social, cont-adm, menores…)

Juzgados de Paz (civiles y penales) La competencia objetiva de estos Juzgados y Tribunales se determina en art. 53 a 98 LOPJ. Pero esta organización jerarquizada lo es solo a efectos procesales o jurisdiccionales, nunca gubernativos. Los Magistrados del TS no son superiores a los demás jueces y magistrados. Por esta razón el Art. 12 LOPJ establece dos consecuencias:

De un lado declara que, en el ejercicio de la potestad jurisdiccional, los jueces y magistrados son independientes respecto a todos los órganos judiciales y de gobierno del Poder Judicial

De otro lado establece que los Magistrados superiores no pueden, fuera del cauce de los recursos, censurar, dirigir o corregir la aplicación e interpretación de las normas efectuadas por los Jueces inferiores.

B. Organización gubernativa Examinando ad intra el PJ, los Jueces y Magistrados son también funcionarios, dependientes, en último término, del CGPJ. Su relación funcionarial que les vincula con los órganos de gobierno del PJ ocasiona el surgimiento de actos administrativos en los que dichos órganos de gobierno no ejercitan potestad jurisdiccional alguna, sino la potestad administrativa de autotutela. También la organización gubernativa del Poder Judicial se asemeja a una pirámide en cuya cúspide se sitúa, el Consejo General del Poder Judicial, que es quien ostenta todas las potestades gubernativas, incluida la disciplinaria (104 LOPJ). El CGPJ tiene competencia para:

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Designación, formación, promoción y régimen disciplinario de Jueces y Magistrados

Dirigir la alta inspección de Juzgados y Tribunales Como esta potestad se extiende sobre todo el territorio nacional, y en base al principio de división del trabajo, el legislador de la LOPJ delega determinadas facultades gubernativas y disciplinarias en órganos gubernativos inferiores, reservándose el CGPJ las más importantes. En materia gubernativa sobre Jueces y Magistrados la competencia plena la ostenta el CGPJ, si bien sobre determinadas materias pueden conocer, con la subordinación

a dicho órgano, las Salas de Gobierno del Tribunal Supremo, de los Tribunales Superior de Justicia y de la Audiencia Nacional. En la base de esta pirámide se encuentran los Jueces Decanos, con escasas funciones gubernativas, pues se limitan a presidir las Juntas de Jueces. Los Presidentes de Sala están facultados para dictar correcciones disciplinarias sobre los profesionales que se relacionen con el Tribunal. Los Presidentes de las AP, de los TSJ y del TS ostentan facultades de inspección sobre los Juzgados y Tribunales de su demarcación. Las funciones gubernativas sobre jueces y magistrados son conferidas a las Salas de Gobierno de los TSJ, quienes ejercen determinadas facultades disciplinarias y de incapacitación.

2. Tribunales no integrados en el poder judicial Los Juzgados y Tribunales que integran el Poder Judicial se encuentran determinados en el art. 26 LOPJ, a saber: Juzgados de Paz; Juzgados de Primera Instancia e Instrucción, de lo Penal, de lo Mercantil, de Violencia sobre la Mujer, de lo Contencioso-Administrativo, de lo Social, de Menores y de Vigilancia Penitenciaria; Audiencias Provinciales; Tribunales Superiores de Justicia; Audiencia Nacional y Tribunal Supremo. Tan sólo estos órganos jurisdiccionales integran el Poder Judicial, se rigen en su aspecto gubernativo por la LOPJ y, en procesal, por las Leyes de Enjuiciamiento. Pero, junto a dichos órganos, subsisten otros, dentro de sus esferas de competencias también ostentan la potestad jurisdiccional y que:

No se rigen por la LOPJ

Su independencia es distinta a la de los Jueces y Magistrados

Suelen dictar sus actos a través de Leyes procesales diferentes a las de Enjuiciamiento (sin perjuicio de la supletoriedad de ellas, y en especial de la LEC).

Pero la legitimidad de estos órganos jurisdiccionales también deriva de la propia CE, si bien no se encuentra expresamente contemplados en su Título VI, referente al Poder Judicial. Estos órganos judiciales que no integran el Poder Judicial, pero que forman parte de la Jurisdicción están integrados por las Jurisdicciones especiales, los Tribunales Especiales y los Tribunales Supranacionales, de tal suerte que el concepto de Jurisdicción pueden ser resumidos con arreglo a la siguiente ecuación:

JURISDICCIÓN:

Poder judicial + Tribunales Especiales + Jurisdicciones Especiales + Tribunales Supranacionales.

A. Las jurisdicciones especiales Aparecen contempladas en el 117.5 CE y se oponen al principio de unidad jurisdiccional contemplado en la CE. A diferencia del régimen autocrático anterior, el precepto constitucional tan solo contempla y legitima como jurisdicción especial a la militar.

B. Los Tribunales especiales Están constituidos por:

El Tribunal Constitucional: Contemplado en el Título IX de la CE. Es el intérprete supremo de la CE, independiente de los demás Poderes del Estado a cuyas decisiones están sometidos todos ellos, incluido el Poder Judicial.

El Tribunal de Cuentas: Está previsto en el artículo 136 CE. Dependiente de las Cortes Generales, a quien la CE atribuye la potestad de fiscalizar las cuentas y gestión económica del Estado y del sector público. Se rige por la LO 2/1982 del Tribunal de Cuentas. Desde un p de v subjetivo, sus magistrados ostentan la misma independencia e inamovilidad que los miembros del PJ, y desde el objetivo, también ejercitan la potestad jurisdiccional, en materia de conflictos y cuestiones de competencia, forman parte del orden jurisdiccional contencioso-administrativo, y la mayor parte de sus sentencias pueden ser recurridas en casación a la Sala de lo CA del TS, circunstancia que abona por conferir a este órgano naturaleza mixta, jurisdiccional y administrativa. Se rige por:

CGPJ

Salas de Gobierno del TS

y de los TSJ y AN

Presidentes del TS, de los TSJ de las AP y de Sala Jueces Decanos

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Los Tribunales consuetudinarios y tradicionales: Autorizados por el art. 125 CE y previstos en la LOPJ. Tan solo tienen, en la actualidad, éste carácter los dos siguientes:

El “Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia”

El “Consejo de Hombres Buenos de Murcia”. La independencia de estos órganos jurisdiccionales proviene fundamentalmente de su auctoritas.

C. Los tribunales supranacionales. Alcanzan su legitimación constitucional en virtud de la suscripción por Las Cortes de un Tratado Internacional (Art. 83-96 CE), que conlleva la cesión de soberanía y sumisión, con respecto a las materias por ellos contempladas, de los españoles a la Jurisdicción de tales Tribunales Internacionales.

Destacar:

Tribunales de Justicia y de 1ª instancia de las Comunidades europeas, con competencia, mediante la solución de cuestiones prejudiciales para la aplicación de los Tratados de la UE y el

Tribunal Europeo de Derechos Humanos, competente para la aplicación a través del recurso individual, del CEDH y cuya jurisprudencia vincula a todos los poderes públicos españoles en virtud de lo dispuesto en el 10.2 CE.

3. El poder judicial y las comunidades autónomas. A diferencia de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, el Poder Judicial es único y pertenece al Estado. En nuestro Estado, no cabe hablar de la existencia de Poderes Judiciales Autonómicos, pues el art 117.3 CE configura al Poder Judicial como informado por el principio de unidad jurisdiccional. Siendo pues el Poder Judicial único, con el Tribunal Supremo situado en su cúspide, carece de legitimidad constitucional cualquier propuesta de creación de Tribunales Superiores de Casación o de Consejos Regionales de Gobierno del Poder Judicial. Pero lo anterior no supone que las CCAA no puedan ostentar, dentro de nuestro marco constitucional, legitimas competencias sobre demarcación y planta del Poder Judicial y sobre la denominada “administración de la Administración de Justicia”.

A. La administración de justicia y las cláusulas subrogatorias. Queda delimitar el concepto de “Administración de Justicia”, que aparece contemplado en el Art. 149.1.5ª de la CE, conforme al cual el Estado (y no las CCAA) tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:….Administración de Justicia”. Mediante esta expresión nuestra Ley Fundamental alude aun título competencial, según el cual, es competencia exclusiva del Estado (y no de las CCAA) todo lo relativo a la Administración de Justicia. Sólo al Estado Central le asiste la competencia legislativa, que ha de ser ejercida en virtud de lo dispuesto en el 122.1 CE mediante LO en todo lo relativo a la constitución, funcionamiento y gobierno de los órganos jurisdiccionales, así como en lo referente al estatuto de Jueces y Magistrados, como reglamentaria y de ejecución, potestades éstas últimas que en la actualidad se distribuyen entre el CGPJ y el Ministerio de Justicia. Simplificando un tanto el tema puede afirmarse que: Administración de Justicia = Jurisdicción (potestad jurisdiccional + Autogobierno + Estatuto de Jueces y Magistrados) + Ministerio Fiscal + Legislación sobre personal al servicio de la Administración de Justicia + órganos colaboradores supraautonómicos. Por ello y debido a que la CE al declarar que toda la Administración de Justicia es competencia exclusiva del Estado, no se acomodaba al Estado compuesto de las Autonomías, la práctica totalidad de los estatutos de autonomía (salvo Cantabria) que procedieron a contemplar las llamadas “cláusulas subrogatorias”, conforme a las cuales a las CCAA les corresponde ejercer todas las facultades que las Leyes Orgánicas del Poder Judicial reconozcan o atribuyan al Gobierno del Estado. En virtud de estas declaraciones del “bloque de la constitucionalidad”, al Tribunal Constitucional se le trasladó vía recurso de inconstitucionalidad la delicada tarea de delimitar las competencias entre el CGPJ y Ministerio de Justicia, de un lado, y de las CCAA, de otro. La clave de esta delimitación se efectuó a través de la creación por el Tribunal Constitucional del concepto “administración de la Administración de Justicia”. Según la STC 56/1990, cuando el Art. 149.1.5ª CE se refiere a la “Administración de Justicia”, contempla exclusivamente el núcleo duro del Poder Judicial, es decir, todo lo relativo a la potestad jurisdiccional, al autogobierno y al estatuto de jueces y magistrados, materias todas ellas, cuya competencia corresponde en exclusiva al estado. Sin embargo dentro de ese concepto genérico de la Administración de Justicia subsisten determinados medios personales y materiales que constituyen el soporte de dicho núcleo duro o que se encuentran al servicio de la

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Justicia. Esta materia llamada administración de la Administración de Justicia, no es competencia exclusiva del Estado sino que puede aparecer compartida entre el Ministerio de Justicia y las CCAA. Por medios personales cabe entender todos los funcionarios judiciales distintos a los Jueces, Magistrados y miembros del Ministerio Fiscal. Asimismo también pueden dichas CCAA extender su competencia sobre los medios materiales, es decir, la infraestructura o soporte físico.

B. La administración de la administración de justicia. El ministerio de Justicia y las CCAA ostentan competencia compartida sobre los medios materiales y personales, que constituyen el soporte de la Administración de justicia. Para la nada fácil delimitación de tales competencias de las CCAA conviene secundar dos criterios: negativo el uno y positivo el otro.

Criterio negativo. Las CCAA no tienen competencia alguna sobre:

El personal jurisdiccional. Prohibido por el Art. 122.1 CE, sólo tiene competencia reglamentaria y de ejecución sobre consecuencias accesorias que no afecte al estatuto de jueces y magistrados, ni la potestad jurisdiccional, ni la independencia judicial. La competencia reglamentaria de este personal pertenece en exclusiva al CGPJ

Tampoco tiene competencia legislativa sobre el personal al servicio de la Justicia, ya que el art 122 CE lo reserva a la LOPJ.

Por el ámbito de aplicación de las clausulas subrogatorias., carecen de competencia sobre materias que la LOPJ no reserve al Gobierno.

Tampoco poseen competencias sobre materias supracomunitarias.

Al referirse la cláusulas subrogatorias a las “facultades de gobierno”, no poseen competencias legislativas, sino exclusivamente reglamentarias y de ejecución, la mayoría de las cuales todavía permanecen compartidas con el Ministerio de Justicia.

Criterio positivo. Las CCAA ostentan competencia exclusiva sobre:

Los órganos colaboradores de la Jurisdicción que posean naturaleza administrativa y que circunscriban sus actuaciones a la demarcación del TSJ.

En relación con los horarios de trabajo, atribuye al Mº de Justicia, decretar el horario de trabajo de la Oficina judicial. Pero la sentencia 105/2000 permite la aplicación de las cláusulas subrogatorias, siempre y cuando las jornadas de trabajo respeten el horario de “audiencia pública” y la jornada no sea inferior a la de la Administración Pública.

Sobre el personal auxiliar y colaborador ostentan también competencias compartidas con el Ministerio de Justicia. Las CCAA con competencias asumidas si bien carecen de potestad legislativa, ostentan, sobre dicho personal, las potestades reglamentaria, ejecutiva y disciplinaria.

Respecto a las “unidades procesales de apoyo directo” determinarán las dotaciones básicas.

En relación con los “servicios comunes procesales” asumen labores centralizadas de gestión y apoyo de actuaciones derivadas de la aplicación de las leyes procesales, el Mº de Justicia y las CCAA en sus respectivos territorios serán competentes para su diseño, creación y organización.

En conclusión, las CCAA solo ostentan competencia para el diseño, creación y organización de las “unidades administrativas” que, sin estar integradas en la Oficina Judicial, se constituyen en el ámbito de la organización de la Administración de Justicia para la jefatura, ordenación y gestión de los recursos humanos de la Oficina Judicial, sobre los que se tengan competencias, así como sobre los medios informáticos, nuevas tecnologías y demás medios materiales. (art 439 LOPJ)

C. La planta y demarcación del poder judicial En materia de determinación de los órganos jurisdiccionales dispone el Art. 152.1.II CE que un Tribunal Superior de Justicia, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo, culminará la organización judicial en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma. Las sucesivas instancias procesales, se agotarán ante órganos judiciales radicados en el mismo territorio de la Comunidad Autónoma en que esté el órgano competente en primera instancia. De lo que se desprende que, salvedad hecha del Derecho Civil Foral y el legislativo autonómico, con respecto a los cuales los Tribunales Superiores de Justicia actúan como Tribunales de Casación, los Tribunales Superiores de Justicia vienen configurados como Tribunales de Apelación, con expresa prohibición constitucional de que los demás órganos jurisdiccionales no situados en la demarcación del Tribual Superior de Justicia puedan conocer de dicho recurso de apelación. Asimismo el Art. 152.1.II prevé la intervención de las CCAA en los proyectos de Demarcación Judicial. En virtud de esta disposición constitucional, no solo los Estatutos de Autonomía, sino la LOPJ y la ley 38/1998, de Demarcación y Planta se han encargado de precisar dicha participación de las CCAA, de cuyo régimen y de la doctrina del TC cabe destacar lo siguiente:

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a. En virtud de lo dispuesto en el 122 CE y el art 24.2 CE, el establecimiento de órdenes jurisdiccionales y la competencia objetiva de los Juzgados y Tribunales es competencia exclusiva del Estado a través de la LOPJ, así como también lo es la fijación del número de órganos, sus clases y naturaleza.

b. Sin embargo, las CCAA ostentan competencias para: 1. Emitir informes sobre los Anteproyectos de Demarcación Judicial y sobre los Proyectos de creación,

modificación, supresión o especialización de los órganos judiciales de su demarcación, 2. Nombramiento de la terna de juristas de las Salas de lo Civil y de lo Penal de los Tribunales

Superiores de Justicia, 3. Determinación de la sede y edificios del Tribunal Superior de Justicia, de las Audiencia Provinciales,

de los Juzgados con competencia provincial y de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria, así como de la capitalidad de los partidos judiciales

4. Provisión de los recursos de los Juzgados y Tribunales.

4. La responsabilidad del estado por el funcionamiento de la justicia. La CE en su art. 121 declaró que los daños causados por error judicial, así como los que sean consecuencia del funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, darán derecho a una indemnización a cargo del Estado, conforme a la Ley. Dicha responsabilidad construida a imagen y semejanza de la responsabilidad patrimonial de la Administración Pública se encuentra regulada en la LOPJ, de cuyo régimen cabe destacar las siguientes notas esenciales (292-297 LOPJ):

El daño ha de provenir del Poder Judicial “latu sensu”, es decir, no sólo de los actos procesales efectuados por Jueces y Tribunales en el ejercicio de su función jurisdiccional, sino también los que pueda cometer el personal auxiliar y colaborador de la Jurisdicción. No se comprenden sin embargo, los ocasionados por el Ministerio Fiscal, Abogacía del Estado, Abogados, Procuradores y demás intervinientes en el proceso.

El daño debe ser efectivo, evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o grupo de personas. No son resarcibles los daños que el justiciable haya de soportar o cuando el daño haya sido ocasionado por conducta dolosa o negligente del particular. El daño resarcible puede ser físico o moral, incluido el daño emergente y el lucro cesante.

Los títulos de imputación de la responsabilidad han de obedecer a error judicial, funcionamiento anormal de la justicia o prisión provisional ilegal por inexistencia del hecho. Si existiera dolo o culpa grave por parte del Juez o Magistrado, el Estado, una vez reparado el daño, podrá repetir contra el mismo.

El procedimiento para exigir la responsabilidad patrimonial es distinto sea error judicial o sea funcionamiento anormal.

- En el caso de error judicial: 1. Agotar previamente todos los recursos contra la resolución lesiva; 2. La acción ha de ejercitarse en el plazo de tres meses a partir del día que en que pudo

ejercitarse; 3. Dicha petición se planteará ante la Sala del TS del mismo orden jurisdiccional al que

pertenezca el órgano judicial causante del daño; 4. Se sustanciará la pretensión declarativa por el cauce del recurso de revisión con

audiencia del Ministerio Fiscal y de la Abogacía del Estado; 5. Si el TS declara la existencia de error, habrá el interesado de dirigir su pretensión

resarcitoria ante el Ministerio de Justicia.

- Ante un supuesto de funcionamiento anormal de la justicia la tramitación es más sencilla: instancia al Ministerio de Justicia (responsabilidad patrimonial), es decir, provocación del acto administrativo, y, en su caso, recurso contencioso-administrativo.

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TEMA 8. El Tribunal Constitucional 1 Concepto y naturaleza jurídica 1.1 El TC como órgano supremo 1.2 El TC como órgano jurisdiccional 1.3 El TC como casación especial 2 Organización 2.1 Los Magistrados del Tribunal Constitucional 2.2 Funciones del Tribunal 2.2.1 Gubernativas 2.2.2 Jurisdiccionales 2.3 Los secretarios de justicia y personal auxiliar 2.4 El secretario general 2.5 Los Letrados 3 Funciones 3.1 La protección de los derechos fundamentales 3.1.1 Objeto del recurso de amparo 3.1.2 Legitimación activa 3.1.3 Subsidiariedad 3.2 Control constitucional de la legalidad 3.2.1 Procedimientos de control constitucional 3.2.2 Los conflictos de competencia entre el Estado y las CCAA 3.2.3 Los conflictos en defensa de la Autonomía Local 3.3 Complementación del ordenamiento

1. Concepto y naturaleza jurídica Capítulo IX CE (art 159-165). LO 2/1979 de 3 de octubre Art. 1.1 de la LOTC: "el Tribunal Constitucional, como intérprete supremo de la Constitución, es independiente de los demás órganos constitucionales y está sometido sólo a la Constitución y a la presente Ley Orgánica. Puede ser conceptuado como el más alto órgano jurisdiccional, encargado de la defensa de la Constitución". Notas esenciales:

A) El TC como órgano supremo El TC es el órgano jurisdiccional supremo, tanto por su función como por su situación institucional con respecto a los demás poderes del Estado. Desde el examen de su función objetiva, se destaca que su misión es la de defender y garantizar la primacía de la Constitución, que en nuestro sistema jurídico es la primera Ley que ha de ser cumplida por todos los sujetos del Derecho. (art 9.1 CE) Desde un punto de vista procesal (criterio material), el TC ha de encontrarse situado por encima de los poderes del Estado. Queda claro que el TC ocupa la posición más alta, tanto en el organigrama jurisdiccional como en el de los demás poderes del Estado. Ostenta la potestad jurisdiccional, autonomía presupuestaria, potestad reglamentaria y funciones de autogobierno. La LO 6/2007 de modificación de la LOTC incrementó su supremacía, al poder declarar la nulidad de los actos que menoscaben su jurisdicción. Las resoluciones del TC no podrán ser enjuiciadas por ningún órgano jurisdiccional del Estado. Esa posición de supremacía del TC no se limita exclusivamente al ámbito de nuestro ordenamiento interno, sino que también se proyecta con respecto a órganos jurisdiccionales supranacionales, instaurados como consecuencia de la suscripción por el Estado español de determinados Tratados. Sin perjuicio de que el TC esté obligado a interpretar nuestra Ley Fundamental con arreglo a lo dispuestos en los Pactos Internacionales de DH.

B) El TC como órgano jurisdiccional Constituye un auténtico órgano jurisdiccional, por cuanto en él concurren las dos notas esenciales definitorias de dichos órganos: la independencia judicial y la atribución exclusiva de la cosa juzgada.

a) Independencia (nota subjetiva): aunque su nombramiento y régimen de autogobierno es diferente al PJ, el TC es independiente de los demás poderes del Estado: autogobierno pleno, siendo los propios magistrados del TC quienes ejercen todas las facultades de organización y funcionamiento del Tribunal. Gozando incluso de autonomía presupuestaria. Independencia individual de los Magistrados del TC, que aunque tienen un mandato limitado, dentro del mismo gozan de inamovilidad y con un régimen de incompatibilidades incapacidades propio. De su estatuto orgánico, cabe concluir que el TC es independiente de los demás Poderes del Estado y está sometido únicamente a la CE.

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b) Nota objetiva (cosa juzgada): aplica de manera definitiva e irrevocable la CE a los conflictos que se le planteen, gozando sus sentencias de todos los efectos formales y materiales de cosa juzgada art. 164.1 CE.

Ha de calificarse en la categoría de Tribunal Especial: a) está previsto en la CE, y por lo tanto su legitimidad es directa b) posee todas y cada una de las notas esenciales de los órganos jurisdiccionales (independencia y cosa

juzgada)

C) El TC como casación especial El TC es el guardián de la Constitución, lo que significa que todas sus múltiples funciones se resumen en una sola: obtener la aplicación efectiva de la Constitución a los casos concretos, asegurando su interpretación uniforme. Su naturaleza jurídica no difiere en mucho de la de un Tribunal Supremo, esto es, su función estriba en asegurar la aplicación uniforme de la ley, en este caso de la CE. No se inmiscuye en la aplicación de la legalidad ordinaria, sino única y exclusivamente en la de nuestra Ley Fundamental. Al TC le corresponde crear la única doctrina legal constitucional que vincula a todos los órganos del Poder Judicial. Se infiere que la función característica del TC es la de asumir un control negativo de la constitucionalidad de las normas y actos emanados de todos los poderes públicos. Su función esencial estriba en anular las disposiciones con rango de ley y actos contrarios a la Constitución, con absoluta prohibición de entrar a conocer de los hechos que dieron lugar al proceso. Se le autoriza también a restablecer el derecho fundamentalmente vulnerado o a dictar sentencias interpretativas que crean Derecho, con la particularidad de que vinculan al Poder Legislativo.

2. Organización El TC se compone de doce Magistrados, independientes, inamovibles, responsables y solamente sometidos al imperio de la Constitución.

A) Los Magistrados del Tribunal Constitucional Nombrados por el Rey a propuesta de las Cámaras, del Gobierno y del CGPJ. Tienen un mandato de nueve años, renovándose por terceras partes cada tres años. Corresponde a los doce Magistrados designar su Presidente.

B) Funciones del Tribunal Actúa mediante el ejercicio de las funciones gubernativas y jurisdiccionales que le son propias. Gubernativas Las ejerce la Junta de gobierno y el Pleno de gobierno. Al Pleno le corresponde aprobar el proyecto de Presupuesto del Tribunal para su incorporación en el de Presupuestos Generales del Estado, así como establecer la plantilla del Tribunal. Jurisdiccionales Actúa en Pleno, en Salas o en Secciones.

Al Pleno del TC o le corresponde nombrar a los Magistrados que han de integrar las Salas delTribunal, decidir

acerca de su recusación y, de modo primordial, deliberar y fallar las sentenciasrelativas a los procedimientos de declaración de inconstitucionalidad, los conflictos de competenciaentre el Estado y las CCAA y la resolución de aquellos recursos de amparo que supongan unainnovación esencial o cambio sustancial de la doctrina legal del Tribunal.

El Tribunal se divide en dos Salas, o compuestas por seis Magistrados cada una de las cuales se denomina Sala 1ª y 2ª, estando

dirigidas por el Presidente y Vicepresidente del Tribunal respectivamente, quienes ostentan voto de calidad. La competencia de las Salas se enuncia de manera negativa por el art.11 (les corresponde conocer de los asuntos que, atribuidos a la justicia constitucional, no sean de la competencia del Pleno)

Cada Sala, a su vez, se subdivide en dos Secciones, o integradas por tres Magistrados cada una y presididas dos de ellas por el Presidente y

Vicepresidente y las otros dos por los Magistrados designados por el Pleno (normalmente los más antiguos). La función esencial de las Secciones es pronunciarse sobre la admisión de los recursos de amparo, contribuyendo a cribar tales recursos.

C) Los secretarios de justicia y personal auxiliar Los secretarios de Justicia (un secretario del Pleno y dos en cada una de las dos Salas, que a su vez lo son de las dos Secciones adscritas a las dos Salas) tienen como función la de ser depositarios y otorgar los fe pública,

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ordenar e impulsar el procedimiento y dar cuenta a los magistrados, sin que puedan asistir a las sesiones de los órganos deliberantes, que son secretas.

D) El secretario general Elegido por el Pleno, asiste a los Plenos gubernativos (con voz, pero sin voto), es depositario de lafe pública del Tribunal, dirige la publicación de la doctrina del TC, ostenta la jefatura de todos losfuncionarios del Tribunal y autoriza el gasto y ordena los pagos.

E) Los Letrados Prestigioso Cuerpo de funcionarios y de técnicos contratados en función de su especialización entodos los campos del Derecho, cuya función es auxiliar en las funciones jurisdiccionales de todoslos órganos deliberantes del TC, mediante la elaboración de informes y de propuestas de resolución. Son los técnicos de confianza de los Magistrados adscritos a las Salas.

3. Funciones Función genérica: de resolución definitiva e irrevocable mediante la aplicación de la CE, de los conflictos que se le plantean. Funciones específicas: la protección de los derechos subjetivos (fundamentales), el control constitucional normativo y la creación judicial del Derecho o complementación del ordenamiento.

A) La protección de los derechos fundamentales Protección de los derechos subjetivos, pero no de todos ellos, sino tan sólo de los públicos y, dentro de ellos, exclusivamente la de los derechos fundamentales y libertades públicas que el constituyente ha estimado dignos de protección especial a través del recurso de amparo. a) Objeto del recurso de amparo La descripción de tales derechos fundamentales, susceptibles de amparo constitucional, la efectúa el art.53.2 de la CE, en cuya virtud tan solo pueden ser trasladados ante el TC:

los previstos en el art. 14, ppio de igualdad ante la ley y en aplicación de la ley

los comprendidos en la Sección Primera del Capítulo II de la CE (15-29)

y el derecho a la objeción de conciencia del art. 30 CE. Los denominados derechos sociales no son protegibles a través de recurso de amparo. Junto a dichos derechos fundamentales, adquieren también singular relevancia los contenidos en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y de modo especial el Convenio Europeo de DH, que contempla un Tribunal Europeo de DH, al cual se le pueden trasladar incluso las resoluciones denegatorias del amparo recaídas por el TC, gozando de valor vinculante su doctrina y debiendo de ser acatada por todos los poderes públicos en virtud de lo dispuesto en el 10.2 CE b) Legitimación activa Al amparo pueden acudir tanto los nacionales como los extranjeros, si bien estos últimos tan sólo les está vedado el ejercicio del derecho de acceso a cargos públicos. Todas las personas físicas y jurídicas, nacionales y extranjeras que ostenten un interés legítimo pueden acudir ante el TC mediante la interposición del recurso de amparo. c) Subsidiariedad El TC, como regla general, no conoce de los recursos de amparo en primera o única instancia (sólo para las vulneraciones del poder legislativo se permite en única instancia). En los demás casos, provenientes del poder ejecutivo o judicial, hay que cumplir las exigencias derivadas del ppio de subsidiariedad (art. 53.2 CE) en cuya virtud corresponde, en primer lugar, a los Tribunales ordinarios el restablecimiento de los derechos fundamentales y tan sólo en el supuesto de que no asuman su tutela es cuando se puede acudir al TC mediante el recurso de amparo a fin de conseguir dicha protección.

B) Control constitucional de la legalidad Le corresponde al TC la función genérica de control normativo, pero exclusivamente con respecto a la Constitución y con el único objeto que toda el ordenamiento se adapte armónicamente a lo dispuesto en nuestra Ley Fundamental. Que las disposiciones con fuerza de ley se adapten al principio de jerarquía normativa lo ejerce el TC a través de diversos procedimientos de control abstracto y concreto de la constitucionalidad, y de solución de los conflictos de competencias entre el Estado y las CCAA o las CCLL. a) Procedimientos de control constitucional Establecido en el art. 27.1 LOTC. El objeto de tales procedimientos lo constituyen siempre las disposiciones normativas con rango de ley. Los procedimientos stricto sensu de control de la constitucionalidad son dos:

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El recurso de Inconstitucionalidad: o Es un procedimiento abstracto de control de la constitucionalidad de las leyes, disposiciones

normativas o actos con fuerza de ley que puedan infringir la Constitución. Es un recurso de control posterior a la publicación de la ley. Están legitimados para la interposición de este recurso el Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, cincuenta Diputados o Senadores y los Consejos de Gobierno o Asambleas Legislativas de las CCAA cuando puedan afectar al ámbito de su autonomía. Ha de interponerse dentro del plazo de tres meses a partir de la publicación de la disposición impugnada. El TC resuelve declarando la conformidad de la ley con la Constitución o su inconstitucionalidad, en cuyo último caso procede a su anulación generalmente con efectos "ex nunc".

La cuestión o duda de inconstitucionalidad: o Es un proceso concreto de control de la constitucionalidad que pueden suscitar los Juzgados y

Tribunales del Poder Judicial en el curso de un proceso. Dicha duda participa de la naturaleza de las denominadas cuestiones prejudiciales; se trata de normas con rango de ley, supuestamente inconstitucionales, y que el juez ha de aplicar en un proceso determinado. Mientras tanto el proceso queda en suspenso. Para la admisibilidad de la cuestión se requiere la concurrencia de estas dos circunstancias: el denominado juicio de relevancia y que la plantee, previa audiencia de las partes, una vez concluso el procedimiento y dentro del plazo para dictar sentencia. Una vez admitida la cuestión por el TC y oídas las partes, resuelve mediante sentencia, la cual goza de los mismos efectos de cosa juzgada que las recaídas en los recursos de inconstitucionalidad.

Recursos y cuestiones de inconstitucionalidad contra normas forales de los territorios de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya

b) Los conflictos de competencia entre el Estado y las CCAA Son procedimientos específicos de control de la constitucionalidad, limitados a comprobar si las disposiciones y actos emanados de los distintos poderes del Estado, o de sus poderes normativos y los de las CCAA, se adecuan o no al reparto constitucional de competencias. Cuantitativa y cualitativamente los más importantes suelen enfrentar al Estado y a las CCAA. Pueden ser positivos o negativos, y han de ser planteados por la parte gravada ante el TC en el plazo de dos meses. Planteado el conflicto y efectuadas las alegaciones de las partes, el TC resuelve mediante sentencia a quien le corresponde la titularidad de la competencia controvertida, acordando en su caso la anulación de la disposición, resolución o acto impugnado. c) Los conflictos en defensa de la Autonomía Local Los Municipios y Provincias, previo informe del Consejo de Estado o del órgano consultivo competente de la CCAA, pueden plantear ante el TC un conflicto a fin de que declare si la disposición impugnada invade o no la autonomía local. Es necesario que lo soliciten dentro de los tres meses posteriores a la promulgación de la Disposición que infringe la autonomía local. La Sentencia del TC se limitará a declarar la existencia o no de la referida invasión competencial. Pero si además estima inconstitucionalidad, planteará "autocuestión de inconstitucionalidad".

C) Complementación del ordenamiento Desde un p de v subjetivo, la doctrina del TC es vinculante no sólo para los particulares, sino para todos los poderes del Estado. Desde una dimensión objetiva, la doctrina legal del TC vincula también al Poder Legislativo (a diferencia del TS, que puede ser abolida por una nueva ley emanada del Parlamento). La función del TC es esencialmente negativa, y no debe ser nunca positiva porque, en tal caso, el TC se convertiría en legislador. Sin embargo, el TC a través de las Sentencias interpretativas llega en ocasiones a determinar las directrices o principios constitucionales que han de inspirar al legislador en la promulgación de una ley. La doctrina legal del TC abarca todos los sectores del Derecho.

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09. Los Juzgados y Tribunales 1 Criterios para la creación de órganos judiciales 2 Criterio material de creación de órganos judiciales 3 Criterio territorial de creación de órganos judiciales

3.1 Órganos jurisdiccionales nacionales 3.2 Órganos jurisdiccionales de las CCAA 3.3 Órganos jurisdiccionales provinciales 3.4 Juzgados de Partido 3.5 Juzgados de Paz

4 La división territorial en Salas y Secciones 5 La especialización de Juzgados y de otros órganos jurisdiccionales 6 Órganos Colegiados

6.1 El Tribunal Supremo 6.1.1 La Sala 1ª, o Sala de lo Civil 6.1.2 La Sala 2ª, o Sala de lo Penal 6.1.3 La Sala 3ª, o Sala de lo Contencioso-Administrativo 6.1.4 La Sala 4ª, o Sala de lo Social 6.1.5 La Sala 5ª, o Sala de lo Militar 6.1.6 La Sala Especial, o del art. 61 6.2 La Audiencia Nacional 6.2.1 La Sala de Apelación 6.2.2 La Sala de lo Penal 6.2.3 La Sala de lo Contencioso-Administrativo 6.2.4 La Sala de lo Social 6.3 Los Tribunales Superiores de Justicia 6.3.1 La Sala de lo Civil y Penal 6.3.2 La Sala de lo Contencioso-Administrativo 6.3.3 La Sala de lo Social 6.4 Las Audiencias Provinciales

7 Órganos unipersonales 7.1 Juzgados de Paz 7.2 Juzgados de 1ª instancia y/o instrucción y Juzgados centrales 7.3 Juzgados de lo Mercantil 7.4 Juzgados de violencia sobre la Mujer 7.5 Juzgados de lo Penal y Juzgados Centrales 7.6 Juzgados de lo Contencioso-Administrativo y Juzgados Centrales 7.7 Juzgados de lo Social 7.8 Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y Centrales 7.9 Juzgados de Menores y Juzgado Central de Menores

1. Criterios para la creación de órganos judiciales La normativa aplicable sobre la determinación de los órganos jurisdiccionales y su respectiva competencia objetiva se encuentra prevista, dada la reserva de LO que efectúa el 122.1 CE, en la LOPJ, que en su art. 26 dispone que “el ejercicio de la potestad jurisdiccional a los siguientes Juzgados y Tribunales:

o Juzgados de Paz, o Juzgados de 1ª Instancia e Instrucción, de lo Mercantil, de Violencia sobre la Mujer, de lo Penal,

de lo Contencioso-Administrativo, de lo Social, de Menores, y de Vigilancia Penitenciaria. o Audiencias Provinciales, o los Tribunales Superiores de Justicia, o la Audiencia Nacional o y el Tribunal Supremo.

Y los art 53-103 LOPJ establecen la competencia objetiva de todos y cada uno de los enunciados órganos jurisdiccionales que integran nuestro PJ. Diversos han sido los criterios para determinar nuestra organización judicial.

Atendiendo a un primer criterio de especialización jurídica, aparecen los órdenes jurisdiccionales: civil, penal, CA y social Dentro de cada orden jurisdiccional, coexisten unos órganos jurisdiccionales unipersonales, que la LOPJ denomina Juzgados (juzgados de Paz, de Primera Instancia, de Instrucción, de lo Mercantil, de Violencia sobre la Mujer, de lo Penal, de lo CA, de lo Social, de Menores y Vigilancia Penitenciaria) y otros que se denominan Audiencias (Provinciales y Nacional) o Tribunales (Superior de Justicia y Supremo)

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Pero en sentido técnico, los órganos jurisdiccionales se denominan Juzgados, y los colegiados Tribunales (aunque la LEC complicó las cosas al utilizar el término tribunal como omnicomprensivo de órgano unipersonal y colegiado). Los Juzgados: son órganos de instancia y en cuanto tales tienen como misión recabar los hechos, verificar su prueba y aplicar el Derecho mediante la Sentencia. Los Tribunales, son órganos de segundo grado, bien de apelación bien de casación.

La existencia de Juzgados y Tribunales es una exigencia derivada, en último término, del derecho fundamental a un proceso con todas sus garantías y del derecho a los recursos, previsto en el protocolo CEDH y en el PIDCP de Nueva York, que el TC ha declarado implícito en el derecho a la tutela judicial efectiva del art 24.1 CE.

2. Criterio material de creación de órganos judiciales (organización vertical) Históricamente la Jurisdicción Ordinaria tan solo era competente para el conocimiento de los litigios civiles y de los procesos penales. Paulatinamente fueron apareciendo la jurisdicción administrativa hasta llegar en 1956 a la instauración de los Tribunales de lo CA, apareciendo a principios del s. XX la jurisdicción laboral. Debido a la instauración por la CE del ppio de unidad jurisdiccional (117.5 CE), la LOPJ de 1985 procedió a refundir todas estas jurisdicciones y a incluirlas dentro del PJ bajo la denominación de órdenes jurisdiccionales. Los órdenes jurisdiccionales no son pues jurisdicciones, sino manifestaciones de la Jurisdicción (civil, penal, CA o laboral) que se han instaurado atendiendo a criterios de especialización en la aplicación del Derecho material. Tales órdenes jurisdiccionales aparecen genéricamente en el art 9 LOPJ, y con mayor concreción en los art 22-25 LOPJ:

a. El orden jurisdiccional civil (art 22): es competente para la aplicación de todos los litigios o conflictos que puedan surgir con ocasión de la aplicación del derecho Privado, Civil y Mercantil,, incluida la gestión del Registro Civil. Los órganos que integran dicho orden jurisdiccional son: los Juzgados de Paz, los de 1ª Instancia, los de lo Mercantil, las Audiencias Provinciales, la Sala de Civil del TSJ y la Sala 1ª o de lo Civil del TS.

b. El orden judicial penal (art 23): está destinado a la actuación del “ius puniendi” del Estado. Son órganos jurisdiccionales penales: los juzgados de Instrucción y Centrales de la AN, los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, los Juzgados de lo Penal y Centrales de lo Penal de la AN, las Secciones de las AP y N, la Sala de lo Penal del TSJ y la Sala 2ª de lo Penal del TS. De la responsabilidad penal contra Autoridades militares aforadas al TS conoce la Sala 5ª o de lo Militar. Si el autor fuera menor, conoce tal infracción el Juez de Menores, previa instrucción efectuada por el MF. Dentro del orden penal, se encuentran también incluidos los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria.

c. El orden Contencioso-Administrativo (art 24): conoce de las pretensiones contra los actos y reglamentos de la Administración Pública que infrinjan el Derecho Administrativo, así como de la responsabilidad patrimonial de dicha Admon. Integran dicho orden los Juzgados de lo CA, las Salas de lo CA de los TSJ y de la AN y la Sala 3ª o de lo CA del TS. Del CA militar conoce la Sala 5ª o de lo Social del TS.

d. El orden social (art 25): es competente para el conocimiento de todos los conflictos, individuales y colectivos, de trabajo y de las pretensiones en materia de SS. Pertenecen a este orden jurisdiccional los Juzgados de lo Social, la Sala de lo Social del TSJ y de la AN y la Sala 4ª o de lo Social del TS.

3. Criterio territorial de creación de órganos judiciales (organización horizontal) Bajo este criterio no determina los límites geográficos de la potestad jurisdiccional de todos y cada uno de los órganos jurisdiccionales. La determinación de los límites de su Jurisdicción de los órganos locales nos la efectúa la demarcación judicial, cuya fijación constituye una materia de reserva de Ley. Dicha demarcación judicial, que ha de ser respetuosa con la división territorial del Estado en Municipios, Provincias y CCAA, fue efectuada mediante la promulgación de la Ley 38/1988 de Demarcación y Planta Judicial (LDP), la cual distingue:

A) Órganos jurisdiccionales nacionales El territorio nacional en su conjunto es tomado en cuenta para establecer y regular el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional y los Juzgados Centrales de: Instrucción, de lo Penal, de lo CA, de Vigilancia Penitenciaria y el de Menores.

B) Órganos jurisdiccionales de las CCAA El territorio de las Comunidades Autónomas es tomado en consideración para la creación y regulación de las funciones de los llamados Tribunales Superiores de Justicia, que ejercen su jurisdicción en todos los órdenes jurisdiccionales en el territorio de las respectivas CC.AA.

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C) Órganos jurisdiccionales provinciales El territorio de las provincias es tomado en consideración para la regulación de las funciones de las Audiencias Provinciales, con sede en la capital de la Provincia, así como determinados Juzgados de lo Mercantil, de lo Penal, de lo CA, de Vigilancia Penitenciaria y de Menores, que por lo general, extienden su competencia a la demarcación territorial de la Provincia.

D) Juzgados de Partido Integran esta categoría los Juzgados de 1ª Instancia y de Instrucción y los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, que extienden su demarcación a un Partido Judicial. Tienen su sede en la capital del partido. Cuando existan una pluralidad de Juzgados de 1ª Instancia en un determinado Partido, se denominan mediante un número cardinal (nº 1, 2,….). El Partido Judicial viene determinado por la circunscripción territorial de un Municipio o grupo de Municipios limítrofes.

4. La división territorial en Salas y Secciones Los Tribunales se dividen por razones de especialización, en Salas (de carácter permanente). Las Salas pueden aparecer divididas en Secciones (con carácter permanente o no). Las Secciones son conjuntos de tres o más magistrados que por razones de división del trabajo, se constituyen en tribunales para el concreto conocimiento de los asuntos que se les asignen. Las AP, que carecen de Salas, se dividen en Secciones, normalmente de naturaleza permanente, y se denominan por un número ordinal, 1ª, 2ª,,,. Pero en otros Tribunales, como por ejemplo el TS, se constituyen aleatoriamente, (generalmente por antigüedad de los magistrados o por el orden de entrada de los asuntos), para el conocimiento concreto de cada asunto. La constitución de las Secciones no permanentes puede atentar al derecho al juez legal, si no se atiende a criterios objetivos en la designación de sus magistrados y no se pone su composición en conocimiento de las partes, con una antelación a la vista o a la decisión suficiente, para que se pueda ejercitar en su caso, la recusación.

5. La especialización de Juzgados y de otros órganos jurisdiccionales Dentro de cada orden jurisdiccional el CGPJ puede disponer, al amparo de lo dispuesto en el art 98 LOPJ, órganos jurisdiccionales especializados en el conocimiento de determinadas materias (Ej. Juzgados de familia), debiendo cumplir los requisitos señalados en dicho art, según el cual, debe existir más de un Juzgado de la misma clase en la circunscripción correspondiente. La especialización por materias se regula respecto del orden jurisdiccional civil en el art 46 LEC. En el art 80.3 de LOPJ se prevé la especialización de secciones en la AP, para el conocimiento de los recursos que establezca la Ley contra las resoluciones dictadas por los Juzgados de lo Mercantil o por los Juzgados de Violencia sobre la Mujer. Por su parte la LJCA de 1998 permite la especialización de Salas y Secciones por vía de reparto y distribución de asuntos. También el Legislativo puede crear órganos especializados, así la LO 8/2003 de modificación de la LOPJ, introdujo los Juzgados de lo Mercantil, con sede en la capital de la provincia y con jurisdicción en toda ella, están especializados y conocerán (entre otros asuntos) de la materia concursal, de la propiedad intelectual, transporte,,,

6. Órganos Colegiados A) El Tribunal Supremo Concebido en art. 123 de la CE como "Tribunal superior en todos los órdenes jurisdiccionales", es el más alto grado de la jurisdicción (no en lo referente a la CE cuya última palabra es del TC) y nuestro Tribunal de Casación. Mediante la creación de su doctrina legal, asegura la interpretación uniforme del Derecho. Tiene su sede en Madrid, y extiende su jurisdicción a todo el territorio español, estando subordinados a él todos y cada uno de los Tribunales y Jueces españoles. Está integrado por:

a. La Sala 1ª, o Sala de lo Civil (art 56 LOPJ) b. La Sala 2ª, o Sala de lo Penal (art 57 LOPJ) c. La Sala 3ª, o Sala de lo Contencioso-Administrativo (art 58 LOPJ) d. La Sala 4ª, o Sala de lo Social (art 59) e. La Sala 5ª, o Sala de lo Militar

Conocerá, entre otros de los siguientes asuntos: de los recursos de casación y revisión que establezca la ley contra las resoluciones del Tribunal Militar Central y los Tribunales Militares Territoriales, de la instrucción y enjuiciamiento en única instancia de los delitos cometidos por los altos dignatarios militares y de los recursos que procedan contra las decisiones en materia disciplinaria por las sanciones impuestas por el Ministro de Defensa.

f. La Sala Especial, o del art. 61

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B) La Audiencia Nacional (art 62-69 LOPJ) Tiene su sede en Madrid, y ejerce su jurisdicción en toda España. Se diferencia radicalmente del TS, en que no es un órgano de casación, sino un Tribunal de Apelación o de instancia sobre las tasadas materias que la LOPJ le ha confiado. Está estructurada en 4 Salas: de Apelación, de lo Penal, de lo CA y de lo Social.

a. La Sala de Apelación (art. 64 bis LOPJ) b. La Sala de lo Penal (art 65 LOPJ) c. La Sala de lo Contencioso-Administrativo (art 65 LOPJ) d. La Sala de lo Social

C) Los Tribunales Superiores de Justicia (70-79 LOPJ) Los TSJ culminan la organización judicial de la CA sobre cuyo territorio extienden su Jurisdicción. No son órganos judiciales autonómicos. Debido a la circunstancia de que el PJ es único (art 117.5 CE) y la Administración de Justicia competencia exclusiva del Estado, dichos tribunales pertenecen exclusivamente al PJ del Estado español. Pero la propia Constitución y los EA han consagrado determinadas especialidades autonómicas de los TSJ:

Desde un p de v subjetivo, han de informar sobre la demarcación judicial, la capitalidad de los partidos judiciales y sobre el horario de trabajo del personal auxiliar, han de proponer una terna a propuesta del Parlamento autonómico, del tercer turno de juristas para el acceso a Magistrados de la Sala de lo Civil y Penal del TSJ.

Desde un p de v objetivo los TSJ son concebidos, de un lado como Tribunales de casación en todo lo referente a la aplicación del Derecho Foral, Civil Especial y Administrativo autonómico, y de otro, como Tribunales Superiores de Apelación, de tal suerte que, excepción hecha de la competencia de la AN, todas las instancias procesales han de finalizar, bien en el TSJ,, bien en órganos jurisdiccionales inferiores del TSJ, sin que pueda TS el conocer, mediante el recurso de apelación, de tales competencias, debiendo su actividad quedar circunscrita a estimar, a través del recurso de casación, de las infracciones de la legislación estatal.

Tres Salas: a. La Sala de lo Civil y Penal (art 73 LOPJ) b. La Sala de lo Contencioso-Administrativo (art 74 LOPJ) c. La Sala de lo Social (art 75 LOPJ)

D) Las Audiencias Provinciales (80-83 LOPJ) Son Tribunales de Apelación, en el orden civil, y mixtos, de apelación o de instancia, en el penal, que extienden su competencia sobre dichos órganos jurisdiccionales en el territorio de una provincia. Se dividen en Secciones, que pueden estar o no especializadas en el orden civil o en el penal.

a. En materia penal conocen: art 82 LOPJ b. En el orden civil, conocen: art 83 LOPJ

7. Órganos unipersonales Son órganos de primera instancia, cuya función primordial consisten en conocer de la fase declarativa del proceso, esto es, recabar, a través del proceso, todo el material de hecho y de Derecho necesario para dictar la Sentencia, la que, a través del recurso de apelación, podrá ser revisada por la AP, tanto en la valoración de la prueba, como en todo lo referente a la aplicación e interpretación del Derecho. También tiene asignada la fase de ejecución del proceso.

A) Juzgados de Paz (99-103 LOPJ) Tienen su sede en aquellos Municipios en donde no exista Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción y limitan su demarcación a la del propio Municipio. Están administrados por jueces legos o no necesariamente Licenciados en Derecho y con una competencia limitada a asuntos de pequeña cuantía y ciertas faltas muy leves.

a. En el orden civil, art 47 LEC y 100 LOPJ b. En el orden penal, art 100 LOPJ

B) Juzgados de 1ª Instancia y/o Instrucción y Juzgados centrales Los Juzgados de 2ª Instancia y/o Instrucción, tienen su sede en la capital del partido judicial y su jurisdicción abarca dicho partido. Son órganos unipersonales de primera instancia en materia civil y de instrucción en lo penal, debiendo existir al menos, uno de tales Juzgados por cada partido judicial. Existen también Juzgados Centrales de Instrucción en la AN para el conocimiento de esta fase en los delitos de competencia objetiva de dicho órgano y tramitarán los expedientes de ejecución de las órdenes europeas de detención y entrega, así como los expedientes de extradición pasiva. Por LO se creó el Juzgado Central de Menores de la AN.

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Los Juzgados de 1ª Instancia e Instrucción pueden ser comunes o estar especializados, si así lo reconociera la Ley de Demarcación y Planta y los creará el Mº de Justicia en municipios que han de tener + 150000 hab.

a. Los Juzgados de 1ª Instancia conocerán en el orden Civil (art 85 LOPJ) b. Los Juzgados de Instrucción conocerán en el orden Penal (87 LOPJ)

C) Juzgados de lo Mercantil (art 86 bis-86 ter LOPJ) Con carácter general, en cada provincia, con jurisdicción en toda ella, existe uno o varios Juzgados de lo Mercantil, que son competentes para conocer cuantas cuestiones se susciten en materia concursal. En todo caso, la jurisdicción del Juez del concurso es exclusiva y excluyente en las siguientes materias (art 86 ter LOPJ)

D) Juzgados de violencia sobre la Mujer (87 bis-87 ter LOPJ) Fueron creados por la LO 1/2004. Estos Juzgados se configuran como órganos especializados dentro del orden jurisdiccional penal, los cuales conocerán de la instrucción y en su caso del fallo de las causas penales en materia de violencia sobre la mujer, así como de determinados asuntos civiles del Derecho de familia (87 ter LOPJ) Con carácter general, tienen su sede en la capital del partido judicial y su jurisdicción abarca dicho partido. En los partidos judiciales en los que exista un solo Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, asumirá éste el conocimiento de los asuntos propios de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, junto con el resto de materias.

a. Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer conocen en el orden Penal, (art 87 ter LOPJ) b. Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer podrán conocer en el orden Civil, (art 87 ter LOPJ)

E) Juzgados de lo Penal y Juzgados Centrales (art 89 bis) Fueron creados mediante LO 7/1988, para cumplir con la doctrina del TC sobre la imparcialidad objetiva, pues con anterioridad los Jueces de Instrucción acumulaban funciones instructoras y de enjuiciamiento e infringían, por tanto, esa regla del derecho al Juez legal imparcial y del acusatorio, según la cual “el juez que instruya, que no falle”. Son órganos que tienen jurisdicción sobre la provincia y están ubicados en la capital de la misma, no siendo obstáculo que exista más de uno en éstas cuando el volumen de trabajo así lo exige. Conocen en primera instancia del enjuiciamiento de los llamados delitos menos graves. Los Juzgados Centrales de lo Penal conocerán, en los casos en que así lo establezcan las leyes procesales, de las causas por delitos a que se refiere el art 65 LOPJ. De esta manera tienen la misma competencia que los Juzgados de lo Penal, pero en relación con los delitos cuyo conocimiento se atribuye a la AN.

F) Juzgados de lo Contencioso-Administrativo y Juzgados Centrales (90-91 LOPJ) Creados por la Ley 29/1998, fundamentalmente para descongestionar la sobrecarga de trabajo de las Salas de lo Contencioso de los TSJ. Predeterminados por el art 90 LOPJ, su competencia viene delimitada por el art 8 LJCA. Artículo 91

1. Los Juzgados de lo Contencioso-administrativo conocerán, en primera o única instancia, de los recursos contencioso-administrativos

contra actos que expresamente les atribuya la Ley.

2. Corresponde también a los Juzgados de lo Contencioso-administrativo autorizar, mediante auto, la entrada en los domicilios y en los

restantes edificios o lugares cuyo acceso requiera el consentimiento del titular, cuando ello proceda para la ejecución forzosa de actos de la

Administración.

Con sede en Madrid, y con jurisdicción en toda España, existen Juzgados Centrales de lo CA que conocen en primera o única instancia, de los recursos CA contra disposiciones y actos emanados de autoridades, organismos, órganos y entidades públicas con competencia en todo el territorio nacional.

G) Juzgados de lo Social (92-93 LOPJ) Los Juzgados de lo Social, vinieron a sustituir a las antiguas Magistraturas. Son órganos unipersonales de primera instancia de ámbito provincial o interprovincial. Los art 93 LOPJ y la LJS les confieren competencia universal para el conocimiento de todos los conflictos individuales y colectivos de trabajo no reservados en la primera instancia a la Sala de lo Social del TSJ o de la AN.

H) Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y Centrales (art 94-95 LOPJ) Son órganos unipersonales de carácter provincial (intra o inter) que conocen de materias relacionadas con la ejecución de las penas privativas de libertad y medidas de seguridad, control jurisdiccional de la potestad disciplinaria de las autoridades penitenciarias, amparo de los derechos y beneficios de los internos en los establecimientos penitenciarios y demás que señale la Ley General Penitenciaria.

I) Juzgados de Menores y Juzgado Central de Menores Sustituyeron al Tribunal Tutelar de Menores. Tienen por lo general ámbito provincial, si bien por LO 7/2000 se creó el Juzgado Central de Menores con ámbito nacional, para el conocimiento de delitos de terrorismo cometidos por menores.

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La competencia objetiva de estos Juzgados se regula en la LO 5/2000, reguladora de la responsabilidad penal de los menores, en cuya virtud tales juzgados entienden de las causas por delito y de su responsabilidad civil, cometidos por menores de 18 y mayores de 14 años.

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10. El Tribunal del Jurado 1 El Jurado: fundamento y naturaleza

2 Evolución histórica

2.1 El Jurado Español

2.2 El Jurado Europeo

2.2.1 El jurado anglosajón

2.2.2 El jurado mixto

2.2.3 El escabinado

3 Regulación legal

3.1 Modelo de Jurado

3.2 Competencia y funciones. El Veredicto

3.3 Capacidad, incompatibilidad, prohibiciones y excusas

3.4 Procedimiento de selección y constitución del Jurado

1. El Jurado: fundamento y naturaleza Se encuentra previsto en el Art. 125 CE: los ciudadanos podrán ejercer la acción popular y participar en la Administración de Justicia mediante la institución del jurado, en la forma y con respecto a los procesos penales que la ley determine. A través de él los ciudadanos asumen directamente el ejercicio de la potestad jurisdiccional. Mediante el jurado es el propio pueblo español quien directamente asume el ejercicio de una de las tres potestades del Estado: la potestad jurisdiccional. No es que la justicia emane del pueblo, sino que el pueblo mismo quien la administra. Por tal razón el derecho de participación que conlleva el jurado es el más perfecto de todos los consagrados en el art. 23 CE. Dicho derecho de configuración legal fue instaurado por la LO 5/1995 de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado, dando desarrollo a lo establecido en el 125 CE

2. Evolución histórica A) El Jurado Español La historia del jurado español es la misma que la de la propia revolución liberal. De la evolución histórica podemos resaltar las siguientes conclusiones: a) Su manifiesto contenido ideológico liberal, en tanto que instrumento para la democratización de la justicia y

consolidación en el proceso penal del sistema acusatorio (sustitución de la prueba tasada por la libre valoración, instauración de la concentración, inmediación y publicidad del juicio oral)

b) Desde el punto de vista participativo, su carácter burgués; machista; con un fuerte absentismo de las clases medias

c) Con respecto a la competencia objetiva, y a pesar de haber nacido para la defensa de las libertades públicas y el conocimiento de los delitos más graves, lo cierto es que la ley de 1888 extrajo de su competencia los delitos de lesa majestad (ofensa), electorales y de falso testimonio.

d) Carácter selectivo en la represión de los delitos (permisividad con los delitos pasionales y severo con los de la propiedad)

B) El Jurado Europeo Viene marcado por las siguientes etapas:

a) Importancia del jurado anglosajón: Institución inglesa importada a la Europa continental tras la

Revolución Francesa. El jurado decidía sobre y deliberaba por sí solo sobre las cuestiones de hecho.

b) El jurado mixto: Francés. Aun manteniendo la estructura formal del jurado anglosajón, posibilitó que, una

vez pronunciado el veredicto y siempre que éste fuera inculpatorio, hubieran de reunirse jueces legos y magistrados en un mismo colegio a fin de adoptar por mayoría la determinación cuantitativa de la pena.

c) El escabinado: Orígenes en el antiguo Derecho visigodo en el que la administración penal de justicia era

compartida entre los jueces y el pueblo de cada ciudad, reunido en asamblea. Se caracteriza por la reunión de jueces técnicos y legos en un solo colegio, a quienes se les encomienda la función de deliberar y resolver la totalidad del objeto procesal penal, decidiendo mediante el sistema de mayorías tanto los hechos como la aplicación del Derecho y la individualización de la pena. Se ha mostrado en su funcionamiento práctico como muy superior al jurado anglosajón. Con posterioridad a la 2ª Guerra Mundial ha acabado instaurándose en la práctica totalidad de los países europeos.

El modelo anglosajón o histórico español tan sólo permanece vigente en la High Court inglesa, en USA y, ahora, en nuestro país, habiendo instaurado los demás países europeos bien el sistema mixto, bien el escabinado.

3. Regulación legal La configuración del jurado corresponde al Poder Legislativo, toda vez que de la lectura del 125 CE queda claro que el derecho al jurado participa de la naturaleza de los derechos de configuración legal. Las Cortes Generales

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son dueñas absolutas en la necesaria regulación de esta institución. Siendo la LO 5/1995 la expresión de la configuración legal que se le ha dado a dicha institución.

A) Modelo de Jurado La Ley Orgánica 5/1995 ha zanjado toda especulación sobre el modelo de jurado que se implanta en España. El legislador ha optado por establecer un jurado de tipo anglosajón compuesto por nueve ciudadanos extraídos por sorteo del censo electoral de cada provincia, a quienes se atribuye la función de dictar el veredicto. El Tribunal del Jurado estará presidido por un magistrado. Queda claro que el juicio del jurado tendrá lugar sólo en el ámbito de los órganos jurisdiccionales colegiados (AP, TSJ y TS), y que se celebrará con mayor frecuencia en las Audiencia Provinciales.

B) Competencia y funciones. El Veredicto a) La Ley reguladora del jurado ha respondido a las llamadas de prudencia que aconsejaban una instauración

paulatina del jurado, delimitando su competencia objetiva con cautela, reduciéndola a una serie muy concreta de delitos, caracterizados por la ausencia de excesiva complejidad en la acción típica o por ser elementos normativos que lo integran más aptos para su valoración por los ciudadanos, ajenos al ejercicio habitual de la función judicial. El Tribunal del Jurado será competente para el enjuiciamiento de delitos contra la vida humana; delitos cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos; delitos contra el honor; delitos de omisión del deber de socorro; delitos contra la intimidad y el domicilio; delitos contra la libertad, y delitos contra el medio ambiente.

b) Las funciones del Tribunal del Jurado se regulan en los art 3 y 4. Se distingue entre las funciones propias de los jurados y las que corresponden al Magistrado-Presidente. Los jurados tienen como misión esencial emitir el veredicto. También proclamarán la culpabilidad o inculpabilidad de cada acusado por su participación en el hecho o hechos delictivos respecto de los cuales el Magistrado-Presidente hubiese admitido acusación. Al Magistrado-Presidente primordialmente le corresponde dictar la sentencia en la que recogerá el veredicto del jurado e impondrá, en su caso, la pena y medida de seguridad que corresponda.

c) La determinación del objeto del veredicto corresponde al Magistrado-Presidente quien, concluido el juicio oral, somete al jurado, por escrito: los hechos alegados por las partes sobre los que deberá pronunciarse diferenciando entre hechos favorables y desfavorables al acusado. El Magistrado-Presidente podrá añadir hechos o calificaciones jurídicas favorables al acusado siempre que no impliquen variación sustancial del hecho justiciable. El jurado, oídas las partes e instruidos debidamente, se pronunciará sobre todas estas cuestiones procediendo a su deliberación y votación, que tendrá lugar a puerta cerrada. Las decisiones que sean desfavorables al acusado deben ser adoptadas por mayoría de cinco. El resultado de la votación deberá incluir las razones por las cuales el jurado ha llegado a un concreto veredicto.

La exigencia de razonamiento de la prueba, ha provocado no pocos veredictos injustificados y no pocas Sentencias de casación. El cual se intenta superar mediante las instrucciones del Magistrado-Presidente o a través del asesoramiento del Secretario en las deliberaciones para que auxilie en la confección del acta.

C) Capacidad, incompatibilidad, prohibiciones y excusas Concepción de la función del jurado como derecho-deber. Habida cuenta que estamos ante un derecho fundamental de participación (art 23 CE), sometido expresamente al principio de igualdad (23.2 y 14 CE) los requisitos y la capacidad para ser jurado se han regulado marginando absolutamente cualquier sombra de discriminación. Ser español, mayor de edad, encontrarse en el pleno ejercicio de los derechos políticos, saber leer y escribir, ser vecino de cualquiera de los municipios de la provincia en que el delito se hubiera cometido, y no estar afectado por discapacidad física o psíquica que impida el desempeño de la función.

D) Procedimiento de selección y constitución del Jurado Procedimiento de selección objetivo: permite una mayor participación popular al extraerse los candidatos a jurados del censo electoral mediante el correspondiente sorteo. Mínimo de veinte candidatos a jurado por cada juicio. En el mismo día en el que deba iniciarse el juicio oral deben seleccionarse los nueve ciudadanos que se constituirán como jurados en la concreta causa, así como dos suplentes. Completado el proceso de selección, quedará constituido el Tribunal del Jurado bajo la presidencia del Magistrado correspondiente, quien procederá a tomar promesa o juramente de su cargo a los jurados designados, que desempeñarán su oficio sujetos a las responsabilidades, incluso penales, reguladas por la Ley.

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11. La Jurisdicción como presupuesto procesal

1 La Jurisdicción como presupuesto procesal

2 Los límites de la Jurisdicción española: Principios generales y fueros exclusivos

2.1 La competencia jurisdiccional española en el orden civil

2.1.1 atribución con carácter general

2.1.2 atribución con carácter exclusivo

2.2 La competencia jurisdiccional española en el orden penal

2.3 La competencia jurisdiccional española en el orden contencioso-administrativo

2.4 La competencia jurisdiccional española en el orden social

3 Los conflictos jurisdiccionales

3.1 Los conflictos jurisdiccionales

3.1.1 Conflictos entre la Administración y la Jurisdicción

3.1.2 Conflictos entre la Jurisdicción Ordinaria y la Militar

3.1.3 Conflictos entre la Jurisdicción contable y la Administración o la Jurisdicción militar

3.2 Los conflictos de competencia

3.3 Las cuestiones de competencia

1. La Jurisdicción como presupuesto procesal La Jurisdicción supone el otorgamiento por el OJ a un determinado Tribunal de la potestad de “juzgar y hacer ejecutar lo juzgado”. Constituye por tanto, uno de los presupuestos necesarios para que se ponga en marcha el proceso, sin cuyo cumplimiento no puede el Juez entrar en el examen jurídico material de la pretensión. Su concurrencia debe ser examinada de oficio por el propio órgano jurisdiccional, de manera que, cualquier actuación procesal realizada sin la concurrencia del presupuesto de la jurisdicción es nula de pleno derecho. Para que un Tribunal ostente legítimamente la potestad jurisdiccional sobre un determinado conflicto, resulta preciso:

Un lado que la materia litigiosa no esté exenta del conocimiento de los tribunales españoles

Y de otro, que admitida la Jurisdicción del Estado español, tampoco quede atribuido el conocimiento de dicho objeto a otra Jurisdicción especial o a otro Tribunal especial.

2. Los límites de la Jurisdicción española: Principios generales y fueros exclusivos

Se establece en el art. 21 LOPJ, conjugando el criterio territorial con el de personalidad: Art. 4: La jurisdicción se extiende a todas las personas, a todas las materias y a todo el territorio español, en la forma establecida en la Constitución y en las leyes. Art. 21.1: “Los Juzgados y Tribunales españoles conocerán de los juicios que se susciten en territorio español entre españoles, entre extranjeros y entre españoles y extranjeros con arreglo a lo establecido en la presente Ley y en los tratados y convenios internacionales en los que España sea parte.” Como regla general, los criterios de la territorialidad y de la personalidad tan sólo cabe oponer la inmunidad internacional o diplomática establecida en la Convección de Viena de 1963. Otras excepciones:

las que se establece en la CE para S.M el Rey (inviolabilidad) y la de los Diputados y Senadores por el ejercicio de su libertad de expresión.

Otras excepciones contenidas en la LOPJ, que se denominan “fueros”, que se recogen en el orden civil, penal, conencioso-admvo y social. Dichos fueros son exclusivos en su sentido positivo, es decir, si se cumple el presupuesto fáctico de tales normas, será siempre competente la jurisdicción española. También nos indica en sentido negativo, que si no se cumple dicho presupuesto, serán competente para el conocimiento del conflicto los tribunales de otro Estado, debiendo de abstenerse los tribunales españoles.

A) La competencia jurisdiccional española en el orden civil Con carácter general: se efectúa en el art. 22.2º cuando exista sumisión expresa o tácita o cuando el

demandado tenga su domicilio en España. Para que sea operativa la sumisión, es necesario que verse sobre materias de naturaleza disponible y no contravengan la ley o el orden público.

atribución con carácter exclusivo: se contempla en los apartados 1º, 3º, 4º y 5º del art 22. La determinación de la competencia exclusiva viene dada por razones de diverso tipo. Adaptación perfecta de nuestra legislación a lo establecido en la legislación comunitaria.

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B) La competencia jurisdiccional española en el orden penal El art. 23 LOPJ contempla un fuero territorial de la competencia de la Jurisdicción española y tres fueros extraterritoriales. De acuerdo con el 1º (el más frecuente), muestra jurisdicción penal siempre es competente cuando el delito se haya cometido en territorio español (espacio sobre el que se extiende la soberanía del Estado). Los fueros extraterritoriales (fuera de España) vienen establecidos por el criterio de la nacionalidad, el de la naturaleza del bien jurídico protegido y el de la jurisdicción universal. a) El criterio personal, contenido en el 23.2 b) El de la naturaleza del bien jurídico protegido, contenido en el 23.3, se trata de alguno de los más graves

delitos contra el Estado o la Corona, cometidos por funcionarios públicos en el extranjero. c) En el 23.4 se contempla el polémico criterio de la jurisdicción universal, el cual obedece a la suscripción de

España de diversos Tratados, según los cuales determinados delitos, tales como el genocidio, no son imprescriptibles, sino que además pueden ser perseguidos en cualquier parte del mundo.

C) La competencia jurisdiccional española en el orden contencioso-administrativo Los órganos judiciales españoles conocerán en el orden contencioso-administrativo sólo y exclusivamente en aquellos casos en los que se dilucida la nulidad de actos administrativos provenientes de los órganos administrativos españoles.

D) La competencia jurisdiccional española en el orden social El art. 25 determina la competencia en este orden, distinguiendo los siguientes supuestos: a) Si se trata de un contrato de trabajo, subsisten fueros concurrentes, como lo son el del lugar de la celebración

del contrato y el del domicilio del demandado o el de ambas partes, que han de suceder todos ellos en España.

b) Si se trata de un convenio colectivo, habrá de haberse celebrado o promovido en España c) Siempre será competente la Jurisdicción española para el conocimiento de pretensiones frente a la SS

española

3. Los conflictos jurisdiccionales Se entiende “latu sensu” el surgido entre dos órganos del Estado como consecuencia que ambos deciden o rehúsan simultáneamente conocer de una determinada materia, por lo que debe un órgano superior, mediante una decisión declarativa, afirmar a cuál de ellos le corresponde su conocimiento. Se infiere pues que todos los conflictos pueden ser positivos (cuando reclaman el conocimiento) o negativo (cuando ninguno quiere conocer el asunto). Pero en sentido estricto, atendiendo a la naturaleza de los órganos que intervienen en el conflicto, hemos de distinguir:

A) Los conflictos jurisdiccionales Transcurren entre órganos del Poder Ejecutivo y del Judicial. Se rigen por los art. 38 a 41 LOPJ y por la LO 2/1987 de Conflictos Jurisdiccionales, en la que se distinguen:

a) Conflictos entre la Administración y la Jurisdicción: Todos los Juzgados y Tribunales (excepto el de

Paz) y todos los órganos que ostenten la representación de la APública interesada pueden plantear entre ambos órdenes, admvo y jurisdiccional el pertinente conflicto positivo o negativo de algún asunto del que estuviera conociendo, mediante el requerimiento al otro órgano de inhibición, previa audiencia de las partes, y en el caso de los órganos jurisdiccionales previa audiencia del MF. Si el requerido reclama para sí la competencia o ambos rehusaran su conocimiento, remitirán todas las actuaciones al Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales. Dicho Tribunal está integrado por el Presidente del TS, que lo presidirá y cinco vocales, de los que dos serán Magistrados de la Sala de lo CA del TS, y otros tres serán Consejeros Permanentes de Estado. (art. 38.1)

b) Conflictos entre la Jurisdicción Ordinaria y la Militar: conflicto entre un órgano del Poder Judicial y

otro del orden castrense, oídos el MF ordinario y el militar, elevarán las actuaciones al Tribunal de conflictos de jurisdicción compuesta por el Presidente del TS, que lo presidirá, dos Magistrados de la Sala del TS del orden jurisdiccional en conflicto y dos Magistrados de la Sala de lo Militar, todos ellos designados por el Pleno del CGPJ. (art 39.1)

c) Conflictos entre la Jurisdicción contable y la Administración o la Jurisdicción militar: la única

especialidad de estos conflictos reside en el Tribunal competente para su solución:

Conflicto jurisdicción contable/admon: art 38.1

Conflicto jurisdicción contable/militar: art 39.1

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B) Los conflictos de competencia Entiende el art 42 LOPJ los que puedan suscitarse entre Juzgados y Tribunales de distintos órdenes jurisdiccionales, pero pertenecientes todos al Poder Judicial. Aunque no puede plantearse debido a su carácter preferente frente a los órganos jurisdiccionales penales. Una vez oídas las partes y el MF, el órgano judicial requiere al del otro orden jurisdiccional, quien, si rechazara el requerimiento, ha de comunicárselo al requirente y ambos elevan entonces las actuaciones a la Sala Especial de Conflictos, que está integrada por el Presidente del TS y compuesta por dos Magistrados, uno por cada orden jurisdiccional en conflicto y designados anualmente por la sala de gobierno .del TS

C) Las cuestiones de competencia Son conflictos que pueden surgir entre órganos jurisdiccionales del mismo grado y pertenecientes a un mismo orden jurisdiccional. Entre órganos de distinto grado no pueden plantearse conflictos: resuelve el superior sin ulterior recurso. Dichas cuestiones las resuelve siempre el órgano jurisdiccional superiormente jerárquico con arreglo a lo dispuesto en la Ley Procesal aplicable en su orden jurisdiccional.

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12. El personal jurisdiccional 1 Los jueces y magistrados

1.1 Estatuto jurídico y ámbito de aplicación

1.2 El ingreso en la carrera judicial

1.2.1 requisitos de capacidad

1.2.2 modalidades de ingreso

1.3 Traslados, promoción y situaciones administrativas

1.4 Incompatibilidades y prohibiciones

2 Los Secretarios Judiciales

2.1 Funciones

2.1.1 Los Secretarios como funcionarios de la Administración de Justicia

2.1.2 El Secretario como depositario de la fe pública judicial: la potestad de instrumentación

2.1.3 La potestad ordenatoria y resolutoria del Secretario

2.1.4 El Secretario judicial como órgano de comunicación

2.1.5 El Secretario director de la oficina judicial

2.1.6 Otras funciones

2.2 Estatuto

1. Los jueces y magistrados El estatuto jurídico de los jueces y magistrados es una materia que el art 122.1 CE declara reservada a LOPJ, de cuya declaración se infiere:

1. Que las CCAA les está vedado, no sólo por este artículo, sino también por lo dispuesto en el art 149.1.5º 2. Que tampoco el Estado Central puede incidir en esta materia por otra vía que no sea la pertinente reforma

de la LOPJ La razón de esta doble reserva, reside en que el Juez diseñado por nuestra CE no puede ser otro, sino el “independiente y sometido al imperio de la ley” 117.1CE. Dicho estatuto se encuentra regulado en el Libro IV LOPJ art. 298-434.

A) Estatuto jurídico y ámbito de aplicación El estatuto de los Jueces y Magistrados es tan solo reclamable al personal jurisdiccional, entendiendo por tal: los jueces, los magistrados de carrera. Si bien con especialidades, también es aplicable a los Jueces de Paz y a todos los jueces y magistrados sustitutos, que sin ser de carrera, son inamovibles durante su mandato y realizan provisionalmente funciones jurisdiccionales. El 122.1 CE dispone que los jueces y magistrados “formarán un cuerpo único”, como una garantía más de la independencia judicial. Pero la norma no prohíbe que ese cuerpo único, pueda el legislador establecer categorías dentro de la carrera judicial que sin merma de la independencia, y de conformidad con los ppios constitucionales de capacidad y mérito, estimulen la productividad y profesionalidad de nuestra Magistratura. Así el 299.1 LOPJ ha dividido la carrera judicial en 3 categorías: la de Juez, la de magistrado y la de Magistrado del TS, y que con respecto a esta última se estableció un estatuto específico direigido a reforzar la independencia y competencia profesional. También ejercen funciones jurisdiccionales sin pertenecer a la carrera judicial: a) Los jueces sustitutos: son nombrados para suplir la falta de titular de un Juzgado, que sea único juzgado en la

localidad o cuando exista incompatibilidad de señalamientos por la existencia de vacantes numerosas u otras circunstancias. Se designan igual que los magistrados suplentes.

b) Los Magistrados suplentes: y los jueces sustitutos son nombrados por el CGPJ, a propuesta de la Sala de Gobierno del Tribunal correspondiente y por un año judicial. Son jueces profesionales, que como mínimo han de reunir los requisitos de acceso a la carrera judicial, gozando de preferencia los jueces, fiscales, secretarios (jubilados o en excedencia) y los profesores de universidad.

c) Jueces de provisión temporal: con idéntico sistema de nombramiento y requisitos anteriores. Son Jueces interinos que desempeñan su función durante un plazo máximo de un año, prorrogable por otro, en una plaza vacante.

d) Jueces de adscripción territorial. Creada esta figura por la LO 1/2009, previstas sus plazas en la Ley 38/1988. Son designados por el Presidente del TSJ como refuerzo de órganos judiciales o en aquellas plazas cuyo titular estará ausente por más de tres meses.

e) Jueces de Paz: son nombrados presidente del TSJ a propuesta del Ayuntamiento respectivo. No es necesario que sean licenciados en Derecho, pero han de reunir los demás requisitos exigidos para el acceso de la carrera judicial. Ejercen con plenitud la potestad jurisdiccional.

B) El ingreso en la carrera judicial a) Requisitos de capacidad: Se exige se español, mayor de edad y licenciado en Derecho, así como no estar incurso en alguna de las causas de incapacidad o de incompatibilidad que establece la Ley (301.6 y 302).

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Están incapacitados para el ingreso en la carrera judicial los impedidos física o psíquicamente para la función judicial; los condenados por delito doloso,….(303)

b) Modalidades de ingreso: Puede tener lugar a través de tres vías:

La oposición libre, instaurada por la LOPJ de 1870, se mantiene como el sistema tradicional y ordinario de ingreso en la Judicatura y también en la Fiscalía, pues la oposición es hoy común para ambos cuerpos. La LOPJ de 1985 creó el llamado “tercer turno” o vía de acceso, mediante concurso oposición para de los profesionales de Derecho, pero la reforma de la LO 19/2003 lo derogó, siendo la única forma de acceso a la Judicatura la oposición libre, y la superación del curso de selección en la Escuela Judicial. De conformidad con la puntuación obtenida en los dos procesos, eligirán las plazas objeto de la oposición.

La vía del concurso está prevista para el ingreso en la Magistratura de los “juristas de reconocido prestigio”, quienes acceden a órdenes jurisdiccionales determinados.

A tal efecto una de cada cuatro plazas vacantes de la categoría de Magistrado se ha de reservar para esta modalidad de concurso, tradicionalmente denominado “cuarto turno”. A él pueden acceder juristas de reconocida competencia con más de 10 años de ejercicio profesional, debiendo superar también el curso teórico-práctico en la Escuela Judicial.

La tercera vacante se proveerá entre Jueces, por medio de pruebas selectivas en los órdenes jurisdiccionales civil y penal, y en los de especialización en los órdenes CA, social y mercantil.

Las otras dos se proveen por el orden riguroso del escalafón, si bien el Juez puede renunciar a ese ascenso.

Asimismo a través del “quinto turno” pueden acceder mediante concurso de méritos que convoca y decide el CGPJ, a las distintas Salas del TS “juristas de reconocido prestigio” con más de 15 años de ejercicio en la profesión en el orden jurisdiccional al que pertenezca la vacante.

L 330.4 contempla un específico sistema de ingreso a las Salas de lo Civil y Penal de los TSJ. Una de cada tres plazas se cubrirá con juristas de reconocido prestigio con más de 10 años de ejercicio profesional en las CCAA

C) Traslados, promoción y situaciones administrativas Traslados y ascensos.

o Las plazas que resulten vacantes en los distintos órganos jurisdiccionales se ofertarán en un primer momento para su provisión a los jueces y magistrado, sin perjuicio de la reserva para juristas que puedan ingresar en la judicatura. Los concursos para la provisión de los Juzgados se resolverán a favor de quien, ostentando las categorías necesarias, tenga mejor puesto en el escalafón.

o Al existir sólo tres categorías en la carrera judicial, los ascensos pueden darse desde la de juez a la de magistrado y desde ésta a la categoría de Magistrado del TS. Para ascender a la categoría de Magistrado la LOPJ ha establecido dos mecanismos: la antigüedad y las pruebas selectivas o la especialización, según los casos. De cada cuatro vacantes que se produzcan en la categoría de Magistrado dos se cubrirán con los jueces que ocupen mejor puesto en el escalafón. La tercera, por medio de pruebas selectivas o de especialización entre jueces. La cuarta, como se dijo antes, por concurso entre juristas de reconocida competencia. Cuatro de cada cinco plazas de Magistrado del TS se han de cubrir entre miembros de la carrera judicial con la categoría de Magistrado. De ellas corresponderán dos a los magistrados que hubiesen ascendido mediante pruebas selectivas o especialización, y otras dos se proveerán entre magistrados atendiendo solamente al criterio escalafonal.

Situaciones administrativas. o Diferentes situaciones administrativas en la carrera judicial:

servicio activo (cuando se ocupa una plaza correspondiente a la carrera judicial o cuando estén pendientes de la toma de posesión de otro destino);

servicios especiales; situación de excedencia forzosa (cuando se suprime la plaza de que son titulares, con el

obligado cese en el servicio activo); excedencia voluntaria ( se concede a los jueces y magistrados que lo solicitan por razones

de interés particular, siempre que hubieran completado tres años de servicios efectivos en la carrera judicial, y en esta situación no se podrá permanecer más de diez años continuados ni menos de dos años);

suspensión (supone la privación temporal del ejercicio de las funciones de juez o magistrado, y puede ser provisional o definitiva).

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D) Incompatibilidades y prohibiciones Dicho régimen se encuentra regulado en los art. 389 a 397

Causas de incapacidad: o los impedidos física o psíquicamente para la función judicial; los condenados por delito doloso

hasta tanto no hayan sido rehabilitados, los procesados o inculpados por delitos de esta naturaleza hasta que sean absueltos o se dicte auto de sobreseimiento; los que no se hallen en el pleno ejercicio de sus derechos civiles.

Incompatibilidades. o Del cargo del juez o magistrado: ejercicio simultáneo de funciones jurisdiccionales y el desempeño

en el mismo tribunal o en la misma población de otros cargos. La infracción de incompatibilidades establecidas en la LOPJ constituye una falta disciplinaria muy grave. El cargo de juez o magistrado es incompatible con el ejercicio de funciones jurisdiccionales en órganos ajenos al Poder Judicial; con cualquier cargo de elección popular o designación política; con empleos o cargos dotados o retribuidos en cualquiera de las Administraciones Públicas, con el ejercicio de la abogacía, con los empleos de todas clases en tribunales de cualquier orden.

Prohibiciones. o No podrán los jueces o magistrados en activo pertenecer a partidos políticos o sindicatos. Línea

de garantizar la independencia de los jueces y magistrados. El asociacionismo judicial: Como contrapartida por la prohibición constitucional de que los jueces y magistrados pertenezcan a sindicatos, el propio art. 127.1 de la CE prevé que la ley establezca el sistema y modalidades de asociación profesional. Las asociaciones no podrán tener vinculaciones con partidos políticos o sindicatos. Exige su previa inscripción en el Registro. Las asociaciones profesionales deberán tener ámbito nacional y sólo podrán formar parte de ellas los jueces y magistrados en activo. Podrán tener como fines lícitos defender los intereses profesionales de sus miembros en todos los aspectos, así como realizar actividades encaminadas al servicio de la Justicia.

2. Los Secretarios Judiciales A) Funciones Son técnicos superiores de la Admon de Justicia, que ostentan el carácter de Autoridad y a quienes la LOPJ les encomienda bajo los ppios de legalidad, autonomía e imparcialidad, entre otras funciones: el ejercicio de la fe pública judicial, las potestades de documentación, archivo y custodia de las actuaciones procesales, ordenatoria y resolutoria, la indagación del domicilio real del demandado, la tramitación de la reconstrucción de los autos, la dirección técnica de la oficina judicial, la colaboración en la gestión tributaria y la confección de la estadística judicial. Se desprenden las siguientes notas esenciales:

1. Los Secretarios como funcionarios de la Administración de Justicia La LOPJ de 1985 y ahora la LO 19/2003 encuadró a los Secretarios dentro del concepto “personal al servicio de la Administración de Justicia” y los configuró como técnicos superiores dependientes del Ministerio de Justicia. Desde un p de v subjetivo, los Secretarios pertenecen a la llamada administración de la Administración de Justicia.

2. El Secretario como depositario de la fe pública judicial: la potestad de instrumentación Desde un p de v funcional u objetivo, los Secretarios no pueden ser conceptuados como unos funcionarios más de la Administración de Justicia. En la medida en que ejercita la fe pública, levantando actas o dictando diligencias, es una Autoridad imparcial y su estatuto se asemeja al del juez. Por esta razón su estatuto jurídico es similar al de los jueces y magistrados, y por lo mismo para preservar su imparcialidad, han de abstenerse por las mismas causas que los jueces y magistrados, y si no lo hacen pueden ser recusados (446 LOPJ). Ejercen con absoluta independencia la potestad de instrumentación, que implícita en la potestad jurisdiccional declarativa, tiene por objeto otorgar el carácter de documento público con autenticidad formal intrínseca, de manera que las actas y diligencias en las que intervienen, producen sin necesidad de intervención de testigos, constancia fehaciente de los actos procesales por ellos intervenidos. También garantizan la autenticidad e integridad de lo grabado o reproducido a través de los medios de reproducción mecánica. Están legitimados para expedir certificaciones o testimonios de los actos procesales e incluso los poderes para pleitos. Esta potestad de instrumentación se extiende también a la labor de formación de autos y expedientes y a la de su archivo y custodia, incluidas las grabaciones en soporte electrónico, llevanza de los Libros de Registro y guarda de los objetos y piezas de convicción depositados en los juzgados, de cuya custodia responden personalmente.

3. La potestad ordenatoria y resolutoria del Secretario (examen febrero 2011) A fin de descongestionar los Juzgados y Tribunales y agilizar la justicia, la LOPJ de 1985 les confirió las “diligencias de ordenación” y la reforma producida por la Ley 13/2009 les ha otorgado los “decretos”, con lo que el

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Secretario judicial, junto a su clásica potestad ordenatoria, ejercita también una potestad resolutoria que manifiestamente incide en la potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. a) Las diligencias de ordenación: Por diligencias cabe entender resoluciones del Secretario (y que no pueden

versar sobre materias objeto de providencias, auto o sentencias) y que tienen por objeto la mera ordenación o impulso del procedimiento. La LOPJ 19/2003 denomina “diligencias” a las resoluciones del Secretario, las cuales pueden ser:

1) De ordenación: de mera tramitación e impulso procesal 2) De constancia: certifican la existencia de un hecho o acto procesal 3) Las de comunicación: tienen por objeto poner en conocimiento de los intervinientes en el proceso un

acto del Tribunal 4) Las de ejecución: salvedad hecha de la jurisdicción voluntaria, ya han sido instauradas por la ley

13/2009 que confiere este proceso al Secretario con la posibilidad de conocer el Juez de dichas resoluciones a través del nuevo recurso de revisión.

b) Los decretos: introducidos por la LO 19/2003, son resoluciones motivadas del Secretario. La LEC en su art 206.2.2º “Se dictará decreto cuando se admita a trámite la demanda, cuando se ponga fin al procedimiento del que el Secretario tuviera competencia exclusiva y en cualquier clase de procedimiento, cuando fuere preciso o conveniente razonar lo resuelto”. La ley 13/2009 ha modificado la Oficina judicial y atribuido nuevas competencias a los Secretarios, en virtud de las cuales pueden adoptar decisiones en materias colaterales a la función jurisdiccional.:

Pueden archivar una diligencia preliminar por insuficiencia de la contracautela

El Secretario judicial ha de comprobar el cumplimiento de los requisitos formales exigidos en cada orden jurisdiccional y para cada tipo de procedimiento antes de que el Juez o Tribunal se pronuncie acerca de aquellas admisiones, instando a las partes la subsanación de los defectos formales

Contra las diligencias de ordenación y los decretos no definitivos cabrá recurso de reposición ante el propio Secretario judicial. Contra todos los decretos que pongan fin al procedimiento cabe un nuevo recurso devolutivo denominado de “revisión”, que resolverá el tribunal competente.

4. El Secretario judicial como órgano de comunicación Órgano de comunicación entre el tribunal y las partes, de un lado, y con las demás autoridades y órganos jurisdiccionales de otro. a) Con las partes: al Secretario le incumbe:

1º) La dirección de todos los actos de comunicación. Tales actos pueden dirigirse, tanto a las partes y terceros (notificaciones, emplazamientos, citaciones y requerimientos), como a los funcionarios al servicio de la Admon de Justicia (mandamientos) y a las demás autoridades no judiciales (oficios).

2º) En particular, le corresponde al secretario verificar la regularidad de la notificación al demandado de la existencia, contra él, de un proceso pendiente a fin de que pueda ejercitar su derecho fundamental a la defensa. Por ello, ha de averiguar el domicilio real, a fin de que el emplazamiento o citación sea personal.

b) Con los demás órganos jurisdiccionales: le corresponde al Secretario relacionarse con las demás autoridades y órganos jurisdiccionales a fin de obtener de ellos el auxilio judicial, tanto interno, como internacional. A tal efecto, remitirá directamente los mandamientos y oficios a las autoridades que hayan de colaborar en la esfera del proceso, expedirá y autorizará los exhortos que deban cumplimentar otros órganos jurisdiccionales y cuidará de que se cumplan sin dilación alguna.

5. El Secretario director de la oficina judicial Es Director de dicha oficina en aspecto técnico procesal. En el ejercicio de esta función, el secretario actúa bajo los ppios de unidad, dependencia jerárquica, división de funciones y coordinación, encontrándose sometido a las órdenes o directrices de su Secretario de Gobierno, del secretario coordinador y de las diversas Autoridades que ostentan competencias, bien procesales o de Justicia, bien de administración de la Administración de Justicia. Ello es así debido a la reordenación de la oficina judicial, que efectuó la reforma de la LOPJ operada por la LO 19/2003, la cual distingue las funciones procesales, de las de gestión de personal o de ordenación y gestión de los RRHH. Han desdoblado la tradicional oficina judicial en:

Unidades procesales de apoyo directo y servicios comunes, por un lado

Por otro, las unidades administrativas.

6. Otras funciones También le corresponde la gestión de los tributos que le sea encomendada en la normativa específica, como: tasación de costas. Así como la confección de la estadística judicial.

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B) Estatuto Ingresan a través del sistema de oposición o concurso oposición, que convoca el Ministerio de Justicia. En el ingreso se exigen los mismos requisitos de acceso a la carrera judicial y la superación de un curso de formación en el Centro de Estudios Jurídicos. El cuerpo de Secretarios Judiciales, con categoría de Técnico Administrativo Superior, se divide en tres categorías, que se consolida por la permanencia en el puesto al menos durante 5 años continuados. Las incapacidades, incompatibilidades, prohibiciones, jubilación y situaciones administrativas de los secretarios son idénticas a las de los jueces y magistrados.

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13. El Ministerio Fiscal 1 Naturaleza jurídica

2 Organización del Ministerio Fiscal

2.1 Principios de organización

2.1.1 Unidad de actuación

2.1.2 Dependencia jerárquica

2.2 Órganos

2.3 Estatuto

3 Principios de actuación

3.1 Legalidad. La oportunidad reglada

3.2 Imparcialidad

4 Funciones del Ministerio Fiscal

4.1 Función objetiva de defensa de la legalidad

4.1.1 como defensor de la Constitución

4.1.2 como defensor de la legalidad ordinaria

4.2 Función subjetiva

1. Naturaleza jurídica Tanto la CE, art 124.1 como el EOMF definen el MF: un órgano que tiene por misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley, de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales, y procurar ante éstos la satisfacción del interés social. Desde una dimensión objetiva, es una parte imparcial que mediante el ejercicio de acción, provoca la actividad jurisdiccional para proteger la legalidad procesal o material, y en especial sostener la acusación en el proceso penal, estando también legitimado para tutelar los derechos fundamentales y defender la Constitución. Desde un p de v subjetivo, la doctrina discute si nos encontramos ante un órgano dependiente del Poder Ejecutivo o al Judicial:

Es el Gobierno el que tiene la potestad de proponer al Rey el nombramiento y cese del Fiscal General del Estado. Sin embargo se puede reclamar su independencia del PE, por cuanto, de un lado en la CE aparece regulado en el título VII de la CE “Del Poder Judicial”, además en ningún caso dicta actos administrativos, sino actos procesales.

Pero tampoco puede afirmarse que sea plenamente un órgano jurisdiccional porque aunque provoque la actividad jurisdiccional, ni goza con plenitud de la independencia judicial ni ejercita la potestad jurisdiccional.

Aún cuando está regido por los ppios de “unidad y dependencia jerárquica”, goza de imparcialidad colectivamente reflexionada, ya que puede someter sus decisiones a discusión de la Junta de Fiscales.

Todas estas razones, abogan por configurar al MF como un órgano imparcial, promotor y colaborador de la jurisdicción, perteneciente en sentido amplio al PJ, aunque no se encuentre orgánicamente en él ubicado.

2. Organización del Ministerio Fiscal A) Principios de organización 1. Unidad El MF goza de una sola personalidad jurídica. En su cúspide se encuentra el FGE quien nombrado y revocado por el Rey a propuesta del Gobierno y oído el CGPJ, ostenta la Jefatura del MF y su representación en todo el territorio nacional. La ley 24/2007 de reforma del EOMF acentuó la autonomía del MF. 2. Dependencia jerárquica El MF se estructura jerárquicamente, con el Fiscal General del Estado en la cúspide, y subordinados a él, los demás órganos del MF. El Fiscal General podrá impartir a sus subordinados las órdenes e instrucciones convenientes al servicio, tanto de carácter general como referidas a asuntos específicos. Si un determinado miembro de la fiscalía estimara contraria la orden cursada por el FGE o por su superior jerárquico, puede plantear su discrepancia a la Junta de Fiscales, quién emitirá su informe, el cual podrá ser asumido o no por el superior jerárquico, cuya voluntad en definitiva prevalece tanto con respecto a sus subordinados, como en relación a la Junta de Fiscales. Los Fiscales Jefes, los Tenientes Fiscales y todos los miembros del MF, actúan siempre en representación de la Institución y por delegación de sus jefes respectivos. Todos los fiscales actúan bajo las órdenes y la supervisión de sus superiores:

Los abogados fiscales y fiscales están sometidos a los mandatos e instrucciones que pueda impartir el Fiscal Jefe de la AP, AN, TSJ o Fiscales de Sala del TS

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Dichos fiscales jefes están sometidos a las órdenes del FGE, quién además propone al Gobierno sus nombramientos y ascensos

B) Órganos La Fiscalía aparece configurada como una pirámide, en cuya cúspide se sitúa el FGE, asistido por el Consejo Fiscal, la Junta de Fiscales de Sala, la Inspección Fiscal, la Secretaría Técnica, la unidad de apoyo y por los Fiscales de Sala. Por debajo del FGE se encuentran las Fiscalías del TC, TS, de la AN y Fiscalías especializadas, la Fiscalía de los TSJ y las de la AP. A su vez en cada una de estas Fiscalías, existe un Fiscal Jefe, un Teniente Fiscal y una pluralidad de Fiscales.

C) Estatuto Se caracteriza esencialmente por su similitud con el establecido para los jueces y magistrados.

El ingreso en el Cuerpo de Fiscales se efectúa mediante oposición libre y conjunta con los aspirantes a jueces. Su régimen retributivo es idéntico al de jueces y magistrados. Así como los requisitos de capacidad, las prohibiciones, incompatibilidades y situaciones administrativas.

La carrera fiscal está formada por las diversas categorías de fiscales que forman un Cuerpo único, organizado jerárquicamente. Consta de tres categorías: Fiscal de Sala del TS, Fiscal y Abogado-Fiscal. No podrán los fiscales en activo pertenecer a partidos políticos o sindicatos. Les impide dirigir felicitaciones o censuras a los poderes públicos o a Corporaciones Oficiales.

3. Principios de actuación A) Legalidad. La oportunidad reglada Por el ppio de legalidad el MF actuará con sujeción a la C, a las leyes y demás normas que integran el OJ vigente. La vigencia de este ppio, no se opone a que pueda instaurarse en nuestro ordenamiento un ppio de oportunidad reglada, cuyo fundamento descansa en la necesidad de conciliar la legalidad con la protección del interés público y los derechos de los ciudadanos. Así pues, el MF está constitucionalmente legitimado para no incoar un determinado procedimiento penal bajo el previo cumplimiento de determinados presupuestos. Ej: la pronta reparación de la víctima, la reinserción social del imputado o la lucha contra la criminalidad organizada,…

B) Imparcialidad Actuará con plena objetividad e independencia en defensa de los intereses que le están encomendados. El MF no defiende derechos o intereses propios, sino ajenos, así como los bienes e intereses públicos socialmente relevantes. Su actuación en el proceso es la propia de una parte imparcial. El MF al ser parte, y no órgano jurisdiccional, no puede ser recusado, pero debiendo ser imparcial, está obligado a abstenerse por las mismas causas de abstención que rigen a los jueces y magistrados, todo ello sin perjuicio de que el interesado ponga dicha causa en conocimiento del superior jerárquico a fin de que sea debidamente apartado de la causa.

4. Funciones del Ministerio Fiscal Muy diversas, siempre a través del ejercicio de las oportunas acciones ante los órganos del Poder Judicial, que es su único campo de actuación. Podemos destacar cinco cometidos genéricos:

Como defensor de la legalidad le corresponde: velar para que la función jurisdiccional se ejerza eficazmente conforme a las leyes; velar por el respeto de las instituciones constitucionales; tomar parte, en defensa de la legalidad, en los procesos relativos al estado civil y en los demás que establezca la ley; intervenir en los procesos ante el TC en defensa de la legalidad; intervenir en defensa de la legalidad en los procesos judiciales de amparo; defender la legalidad en los procesos contencioso-administrativos que prevén su intervención.

Como defensor de los derechos de los ciudadanos le corresponde: velar por el respeto de los derechos fundamentales y libertades públicas; promover la representación y defensa en juicio de quienes no puedan actuar por sí mismos; interponer el recurso de amparo constitucional.

Como defensor del interés público tutelado por la ley y de la satisfacción del interés social le corresponde: tomar parte en los procesos relativos al estado civil y en los demás que establezca la ley; velar por el cumplimiento de las resoluciones judiciales que afecten al interés público y social.

En su función de salvaguarda de la independencia de los tribunales le corresponde: ejercer cuantas acciones le atribuya la ley en defensa de esta independencia, promoviendo o interviniendo en los conflictos de jurisdicción o de competencia y en las cuestiones de competencia.

En el proceso penal: podrá recibir denuncias y practicar diligencias para el esclarecimiento de los hechos; ejercitar las acciones penales y civiles dimanantes de delitos o faltas u oponerse a las ejercitadas por otros; inspección directa de los sumarios por delitos públicos; intervendrá en el proceso penal, instando la

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adopción de las medidas cautelares que procedan y la práctica de diligencias; formulará, en su caso, escrito de acusación o calificaciones; ejercerá el control de la ejecución de la sentencia condenatoria.

En los procesos para exigir responsabilidad penal a los menores: dirigirá personalmente la investigación de los hechos.

A) Función objetiva de defensa de la legalidad a) Como defensor de la Constitución. Le incumbe intervenir en los procesos judiciales de amparo, así como

en las cuestiones de inconstitucionalidad e interponer el recurso de amparo constitucional, así como intervenir en los procesos que conoce el TC en defensa de la legalidad. El art 162.1 CE le faculta expresamente para promover e intervenir en cualesquiera procesos de amparo y no sólo en el Constitucional, sino también en los civiles, administrativos, penales o laborales que previamente han de suscitarse. Habrá de sostener la pretensión de amparo cuando estime que algún acto, disposición o vía de hecho de un poder público ha vulnerado un derecho fundamental u oponerse a ella y defender la legalidad de un acto.

b) Como defensor de la legalidad ordinaria. Al MF le corresponde defender a las leyes que tutelen bienes socialmente relevantes o el interés público. Dicha defensa lo es tanto en leyes procesales, como materiales de carácter imperativo y de interés público.

Tutela de las leyes procesales: el EOMF le legitima para defender la independencia judicial, prevenir y corregir las dilaciones procesales indebidas, defender la jurisdicción y competencia de los órganos jurisdiccionales

Como defensor de las leyes materiales: le incumbe entre otras, ejercitar las acciones penales y civiles dimanantes de delitos y faltas u oponerse a las ejercitadas por otros; tomar parte, en defensa de la legalidad y el interés público o social en los procesos civiles que determine la ley cuando esté comprometido el interés social o cuando pueda afectar a menores, incapaces,…

B) Función subjetiva En su calidad de defensa de los derechos de los ciudadanos, al MF le corresponde ejercer en materia de responsabilidad penal de menores las funciones que le encomienda la legislación (instrucción del proceso penal de menores) debiendo orientar su actuación a la satisfacción del interés superior del menor; intervenir en los procesos civiles que determine la ley cuando esté comprometido el interés social o cuando pueda afectar a menores, incapaces,… Para el logro de estos cometidos, el MF tiene determinadas facultades, cuales son:

Recabar información de todos los procedimientos Emitir órdenes e instrucciones a los miembros de la policía judicial Practicar detenciones preventivas y diligencias informativas (previas a las del juez de instrucción)

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14. El personal colaborador de La Justicia 1 Los cuerpos de funcionarios al servicio de la Administración de Justicia

1.1 Los cuerpos de gestión procesal y administrativa

1.2 El cuerpo de tramitación procesal y administrativa

1.3 El cuerpo de auxilio judicial

2 La Policía Judicial

3 Los médicos forenses

4 Otros cuerpos e instituciones periciales

4.1 Los facultativos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses

4.2 Los técnicos especialistas del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses

4.3 Los ayudantes de laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses

1. Los cuerpos de funcionarios al servicio de la Administración de Justicia El Título I del Libro VI de la LOPJ introducido por la reforma LO 19/2003, regula las disposiciones comunes de los funcionarios al servicio de la Administración de Justicia. Se contemplan los cuerpos:

Cuerpos Generales: De Gestión Procesal y Administrativa, de Tramitación Procesal y Administrativa, de Auxilio Procesal,

Cuerpos especiales: de Médicos Forenses, de Facultativos y Técnicos Especialistas del INTCF. Todos estos funcionarios se integran en Cuerpos Nacionales, y forman parte de la denominada administración de la administración de justicia, razón por la que su competencia reglamentaria, ejecutiva y disciplinaria pertenece al Ministerio de Justicia o de las CCAA en su caso. Se rigen por las disposiciones de la LOPJ (470 y ss) y supletoriamente por la legislación estatal y autonómica sobre la función pública.

A) Los cuerpos de gestión procesal y administrativa Los tradicionalmente denominados “oficiales”. Para el ingreso se requiere ser Diplomado, Ingeniero Técnico, Arquitecto Técnico o equivalente. Colaboran bajo la supervisión del Secretario, en la actividad procesal de nivel superior, mediante la tramitación de procedimientos que exijan interpretación normativa, firman las comparecencias, documentan los embargos y lanzamientos, pueden redactar notas que no sean de prueba, sino de referencia, resumen y examen de trámite, realizan tareas de registro,…., así como ejercer la Secretaría de los Juzgados de Paz. Excepcionalmente, cuando no existan suficientes Secretarios en un determinado Juzgado, pueden intervenir, como fedatarios en una diligencia de registro y levantar la correspondiente acta

B) El cuerpo de tramitación procesal y administrativa Los tradicionalmente conocidos como “auxiliares”. Para su ingreso se requiere título de bachiller o equivalente. Son funcionarios de apoyo a la gestión procesal, que bajo la dependencia del Cuerpo de Gestión, y en último término del Secretario, realizan tareas ejecutivas, tales como la tramitación general de los procedimientos mediante el empleo de métodos mecánicos u ofimáticos, confeccionando la totalidad de documentos, autos y expedientes procesales, incluidas las células de los actos de comunicación, llevan el registro y clasifican la correspondencia.

C) El cuerpo de auxilio judicial Los conocidos como agentes judiciales, se les requiere para su ingreso el título de la ESO o equivalente. Tienen el carácter de agentes de la Autoridad cuando actúan como policía judicial. Tienen como cometido practicar todos los actos de comunicación (notificaciones, citaciones y emplazamientos), la ejecución de embargos y lanzamientos, mantener el orden en las vistas, realizar funciones de archivo y velar por el correcto funcionamiento de los medios técnicos del Tribunal.

2. La Policía Judicial La Constitución dispone (art 126) que la policía judicial depende de los jueces, de los Tribunales y del Ministerio Fiscal en sus funciones de averiguación del delito y descubrimiento y aseguramiento del delincuente, en los términos que establezca. En desarrollo de este precepto, se realiza en los 547 a 550 LOPJ. Los funcionarios que componen dicha policía judicial, son todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad dependientes, tanto del Gobierno central como de las CCAA y de la Admon Local.

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Junto a esta policía local genérica por RD de 1987 adscribió también a los Juzgados, Tribunales y MF determinadas “unidades orgánicas de la policía judicial” que actúan bajo la directa inmediación de Fiscales en las diligencias informativas previas a las judiciales. Pero la dependencia de la policía judicial de los órganos jurisdiccionales es sólo funcional y no orgánica. Las funciones de la policía judicial se determinan en el art. 549 LOPJ.

3. Los médicos forenses Integran un Cuerpo Nacional de Titulados superiores al servicio de la Administración de Justicia, y para su ingreso se requiere ser Licenciado en Medicina. Asisten a los Juzgados y Tribunales, Fiscalías y Oficinas del RC, prestando sus conocimientos en la patología forense y prácticas tanatológicas y asistiendo a los lesionados, detenidos, sospechosos de haber sido sometidos a tortura o enfermos relacionados con la justicia.

4. Otros cuerpos e instituciones periciales A) Los facultativos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses Órgano técnico que tiene como misión auxiliar a la Administración de Justicia. Tiene carácter independiente. Sus funciones son las de emitir los informes y dictámenes que les sean solicitados por los órganos jurisdiccionales y por los fiscales, así como practicas los análisis e investigaciones toxicológicas que ordenen los médicos forenses, las autoridades judiciales o gubernativas, o el Ministerio Fiscal. Prestan sus servicios en los Institutos de Toxicología y Medicina legal, donde realizan sus análisis sobre sustancias intervenidas y emiten los informes periciales que los órganos jurisdiccionales les solicitan. Pueden ingresar en el mismo, Licenciados en Ciencias Experimentales y de la Salud.

B) Los técnicos especialistas del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses Para ingresar se requiere el título de Técnico Superior en FP, prestan su función de auxilio técnico especializado en el laboratorio del INT.

C) Los ayudantes de laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses

Han de estar en posesión del título de Técnico en FP, y prestan funciones de apoyo en el INT..

Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. Centros que radican en aquellas capitales de provincia en las que tengan su sede un TSJ, o alguna de sus Salas, y haya en dicha capital Facultad de Medicina Legal. Además de los médicos forenses, prestarán servicio en los Institutos de Medicina Legal diplomados universitarios en enfermería o ayudantes técnicos sanitarios.

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15. Los abogados y procuradores 1 La postulación y los derechos de tutela y de defensa

2 La representación procesal: el Procurador

2.1 Requisitos para ejercer la profesión de Procurador

2.2 Derechos y deberes de los Procuradores

3 La defensa técnica: el Abogado

3.1 Requisitos para ejercer la Abogacía

3.2 Derechos y deberes de los abogados

4 Exenciones a la necesidad de postulación

4.1 En el proceso civil

4.2 En el proceso penal

4.3 En el proceso contencioso-administrativo

4.4 En el proceso de trabajo

5 Los Colegios de Abogados y de Procuradores

6 Representación y defensa del Estado y demás entes Públicos

6.1 Los Abogados del Estado

6.2 Los Letrados de las CCAA y de las Corporaciones Locales

1. La postulación y los derechos de tutela y de defensa Dispone el art 24 CE que “todos tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que en ningún caso se produzca indefensión y a la defensa y asistencia de letrado.” A esta exigencia constitucional de comparecer de los ciudadanos en el proceso representados por procurador y defendidos por letrado o abogado, que tiene por última finalidad evitar situaciones materiales de indefensión, se denomina “capacidad de postulación”. Dicha capacidad consiste en la aptitud requerida por la ley para realizar válidamente dentro del proceso los actos procesales de las partes. La integración de dicha capacidad es una carga procesal que incumbe a las partes (contratar previamente a procurador y abogado). Con dos excepciones:

Por falta de recursos económicos, que solicitarán la asistencia jurídica gratuita

En el proceso penal, si el imputado rehúsa de su derecho a designar un abogado de su confianza, el juez le proveerá también de uno del turno de oficio

La denuncia del incumplimiento por alguna de las partes de su capacidad de postulación es una carga procesal que incumbe a la contraparte, quien la ha de hacer valer por la vía de excepción en el escrito de contestación a la demanda. También ha de ser vigilado de oficio por el Juez, tratándose en cualquier caso, de un requisito que permite su subsanación dentro del mismo. Tanto LOPJ (art 542-546 ) como las LEC y LECrim, desde siempre optaron por un sistema dual en el ejercicio de la capacidad procesal, de manera que los ciudadanos han de comparecer en el proceso representados por procurador y defendidos por un abogado.

2. La representación procesal: el Procurador (543 LOPJ) El procurador es el representante procesal de la parte material que actúa en el proceso como consecuencia de la suscripción con su cliente de un mandato procuratorio, que ha de ser intervenido por un notario o expedido por el Secretario Judicial (en este último caso a la designación del procurador se le denomina apud acta).

A) Requisitos para ejercer la profesión de Procurador Son procuradores quienes válidamente incorporados a un Colegio representan a los poderdantes ante los Juzgados y Tribunales. Se requiere ser español o ciudadano de la UE, mayor de edad, no incapacitado o inhabilitado, estar en posesión del título de Licenciado en Derecho y obtener el título de procurador que expide el Ministerio de Justicia. Junto a estos requisitos, la ley 34/2006 sobre acceso a las profesiones de abogado y procurador de los tribunales, exige la obtención de una titulación complementaria específica: el título profesional de procurador de los tribunales, que será requisito imprescindible para la colegiación en los colegios profesionales. Además deben superar un curso de formación especializada. Los procuradores limitan su actuación a la demarcación territorial de su Colegio. El procurador precisa, para su válida intervención en el proceso, que la parte o el Estado le otorgue un poder de representación procesal, el cual puede ser:

General: para intervenir en todo tipo de procesos Especial: para un determinado orden jurisdiccional Especialísimo: para ejercitar el derecho de acción en relación con un asunto o acto procesal determinado.

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Por regla general es suficiente el poder general para intervenir en todo tipo de procesos, pero la Ley exige poder especialísimo o ratificación apud acta para los actos que como es el caso de la renuncia, desistimiento, transación o allanamiento entrañan una disposición en el proceso o para la interposición de una querella.

B) Derechos y deberes de los Procuradores La relación de servicios que liga al procurador con su cliente es reconducible al mandato voluntario. Como tal contrato, el poder de representación procesal precisa ser aceptado por el procurador, en cuyo caso se perfecciona el contrato y surgen los derechos y obligaciones entre mandante y mandatario. Estipuladas las obligaciones en los art. 26 y 29 LEC: obligación de secreto, formalización de los emplazamientos, comunicación diligente de todos los actos entre abogado y el tribunal, recepción de notificaciones, etc Cesa por revocación del mandante y por renuncia del mandatario, fallecimiento de alguna de las partes y por finalización de la representación procesal.

3. La defensa técnica: el Abogado (542 LOPJ) Pero el procurador por sí solo no puede realizar válidamente actos procesales. Necesita además de la intervención personal en las vistas o la firma en los escritos del abogado, quién ostenta la defensa técnica y la dirección procesal. Art 31.1 LEC Son abogados, “quienes incorporados a un Colegio español de Abogados en calidad de ejercientes y cumplidos los requisitos necesarios para ello se dedican de forma profesional al asesoramiento, concordia y defensa de los intereses jurídicos ajenos, públicos o privados.”

A) Requisitos para ejercer la Abogacía Se requiere ser español o ciudadano de la UE, mayor de edad, no incapacitado o inhabilitado, estar en posesión del título de Licenciado en Derecho o el título de grado que lo sustituya y darse de alta, en calidad de ejerciente, en un Colegio de Abogados. La ley 34/2006 sobre acceso a las profesiones de abogado y procurador de los tribunales, exige como requisito para la colegiación, la obtención del título profesional de abogado. No pueden incurrir en las prohibiciones e incompatibilidades determinadas en la EGAE (Estatuto General de la Abogacía en España). Están sometidos a un estatuto especial de publicidad, código deontológico, no pueden efectuar competencia desleal y han de aceptar libremente la defensa, sin que los demás compañeros puedan asumir la defensa de un cliente de la cartera de otro abogado sin la venia expresa del abogado originario.

B) Derechos y deberes de los abogados Entre las obligaciones entre otras, destacamos:

De colaborar con la recta administración de la justicia. De actuar con probidad (honradez), veracidad y lealtad procesal De asesoramiento y defensa de oficio de quienes carezcan de recursos para litigar De aseguramiento de la responsabilidad civil que pudiera contraer con ocasión de su profesión

En el incumplimiento de sus obligaciones están sometidos a la responsabilidad disciplinaria de su colegio. Les asiste el derecho:

A ejercer la defensa con libertad e independencia A ejercitar sus derechos sociales en el colegio A vestir toga en estrados

A diferencia del contrato con el procurador (de mandato), no existe norma alguna que califique la relación jurídica que liga al abogado con su cliente, de aquí que la jurisprudencia haya mantenido diversas tesis: arrendamiento de obras; arrendamiento de servicios.

4. Exenciones a la necesidad de postulación Existen supuestos en los que por estimar el legislador que no se ocasiona género alguno de indefensión, la intervención de procurador/abogado o alguno de ellos no es preceptiva.

A) En el proceso civil No es preceptiva la intervención de procurador:

a) En los juicios verbales cuya cuantía no exceda los 900€ b) En los juicios universales cuando se limite la comparecencia a la presentación de títulos de crédito o

derechos para concurrir a las Juntas. c) En los incidentes relativos a impugnación de resoluciones en materia de asistencia jurídica gratuita y

cuando se soliciten medidas urgentes con anterioridad al juicio No es preceptiva la intervención de abogado:

a) Los juicios verbales cuya cuantía no exceda de 2000 euros y la petición inicial de monitoreo, conforme lo previsto en la ley

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b) Los escritos que tengan por objeto personarse en juicio, solicitar medidas urgentes con anterioridad al juicio o pedir la suspensión urgente de vistas o actuaciones.

(art. 23.2 y 31.2 LEC)

B) En el proceso penal Como consecuencia de la vigencia del derecho del imputado a defenderse por sí mismo, la LECrim otorga plena validez, a determinados actos procesales que en el curso de una instrucción puede el imputado realizar sin la asistencia de su abogado o procurador. Como:

El derecho de “habeas corpus” El auto del juez elevando la detención a prisión provisional La recusación de los peritos Y el juicio de faltas, en donde no es preceptiva ni la intervención de abogado ni de procurador.

Por otra parte, en la instrucción del proceso penal abreviado, el abogado puede asumir simultáneamente la representación procesal. Con estas salvedades, la intervención de abogado y procurador es siempre necesaria en todas las instancias del proceso penal.

C) En el proceso contencioso-administrativo En el proceso abreviado, y en general ante todas las actuaciones que transcurran ante los juzgados de lo CA, puede el abogado asumir también la representación procesal (23.1 y 2 LJCA). En los asuntos de personal que promuevan los funcionarios y demás empleados sobre su relación funcionarial puede comparecer personalmente, sin la asistencia de abogado y procurador.

D) En el proceso de trabajo En la primera instancia no es preceptiva la intervención del abogado ni del procurador, pero pueden las partes otorgar la representación procesal a cualquier persona que goce de sus plenos derechos civiles (art 18.1 LJS) Si una de las partes compareciera mediante abogado, habrá de comunicárselo al Juez de lo Social para que se le traslade a la contraparte. En actuaciones distintas a las del juicio, está obligado el juez a garantizar la igualdad de armas. En las demás instancias, es preceptiva la intervención del abogado.

5. Los Colegios de Abogados y de Procuradores La condición tanto de procurador como de abogado, se adquiere a partir del día de alta como ejerciente en un Colegio profesional ad hoc. Previstos los colegios profesionales en el art. 52 CE, la incorporación obligatoria de sus miembros no contradice el derecho de asociación en su vertiente negativa, por lo dicha colegiación obligatoria ha recibido el respaldo del TC. Los colegios de abogados y procuradores, son Corporaciones de Derecho Público de ámbito territorial, que se constituyen para la defensa de sus asociados, su representación, formación, y sobre todo para vigilar la deontología profesional. Por esta razón ostentan los Colegios la potestad disciplinaria. Como corporaciones de DP, dictan actos administrativos, y por lo tanto sometidos a LPAC

6. Representación y defensa del Estado y demás entes Públicos A) Los Abogados del Estado Se rigen por los art 551 LOPJ, y por normativa específica. Con la excepción del Ministerio de Defensa y la Administración de la SS, que tienen cuerpos especiales de letrados, los Abogados del Estado son los encargados del asesoramiento, representación y defensa de todo tipo de procesos, de todos los órganos constitucionales que no tengan un régimen especial. Dependen de la Dirección del Servicio Jurídico del Estado, adscrita al Ministerio de Justicia. Ingresan mediante oposición libre en el ejercicio de su función están sometidos al principio de dependencia jerárquica.

B) Los Letrados de las CCAA y de las Corporaciones Locales Se rigen por los art 551 LOPJ, y por normativa específica. Son los encargados del asesoramiento, representación y defensa de todo tipo de procesos.

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16. El derecho a la tutela judicial efectiva 1 La acción. Acción y Jurisdicción

2 Contenido esencial del derecho de acción

2.1 Derecho de acceso a la Justicia

2.1.1 Titularidad

2.1.2 El derecho de acción y las partes

2.1.3 Obstáculos jurídicos y económicos

2.1.4 Derecho de acceso a todas las instancias

2.2 Derecho a un proceso con todas las garantías

2.3 Derecho a la obtención de una sentencia de fondo, motivada, fundada y congruente

2.3.1 El derecho a la obtención de una sentencia de fondo

2.3.2 El derecho a la obtención de una resolución motivada, razonada y fundada en Derecho

2.3.3 El derecho a la obtención de una sentencia congruente

2.4 El derecho a la ejecución de las sentencias

3 La acción popular

4 La defensa de intereses colectivos o intereses difusos

1. La acción. Acción y Jurisdicción Al Poder Judicial, la CE (art 117.3) le encomienda la potestad jurisdiccional, la cual, en la mayoría de los conflictos, no se activa de oficio, sino que necesita que alguien provoque su actuación a través del ejercicio del derecho de acción (denominación de la doctrina), que la CE lo proclama en el art. 24.1 como “derecho a la tutela judicial efectiva”. Como consecuencia del ejercicio de este derecho fundamental, de todos, los particulares tienen libre acceso a los tribunales para la interposición de una pretensión u oponerse a ella. Ello es así debido a la vigencia del ppio dispositivo, (cuya primera característica es el cumplimiento de los axiomas: “no proceda el juez de oficio”, o “donde no haya un actor que no exista ningún juez”), que establece que para poner en marcha la actividad jurisdiccional del Estado hace falta una petición o impulso de parte, cual es el ejercicio de derecho de acción.

2. Contenido esencial del derecho de acción Partiendo de la amplia y consolidada doctrina del TC sobre el derecho a la tutela judicial efectiva del art. 24 CE podemos definir el derecho de acción como un derecho fundamental que asiste a todo sujeto de Derecho, a acceder libremente al Poder Judicial, a través de un proceso con todas las garantías y en su caso, a todas sus instancias, deducir en él una pretensión u oponerse a ella y obtener de los Juzgados y Tribunales una resolución definitiva, motivada y razonada, fundada en Derecho, congruente y a ser posible, de fondo, que ponga irrevocablemente término al conflicto, así como a obtener la ejecución de lo resuelto.

A) Derecho de acceso a la Justicia a) Titularidad La titularidad del derecho a la tutela, corresponde a todos, es decir a todos los sujetos del Derecho, tanto a las personas jurídicas, privadas y públicas, tengan o no plena capacidad jurídica, como a las personas físicas (nasciturus incluido, para todo lo que le sea favorable) sean nacionales o extranjeras, residentes en la UE o extranjeros, localizados o no en España. Y es que el derecho a la tutela judicial, más que un derecho fundamental de los españoles, es un derecho humano proclamado por los Pactos Internacionales. Esto no significa que el ordenamiento no pueda establecer válidamente determinadas restricciones a los incapaces, pero incluso en esos casos, la titularidad del derecho a la tutela pertenece a quien ostenta la capacidad para ser parte, es decir, a los incapaces. b) El derecho de acción y las partes El derecho de acción asiste, tanto a quien desee acceder al proceso para interponer una determinada pretensión, esto es, el actor en el proceso civil y querellante o acusador en el penal, como a quien tenga que comparecer en el proceso como parte demandada o imputada. El art 24 de la CE denomina a este derecho del imputado “derecho de defensa”, y lo adorna de un conjunto de derechos instrumentales (al silencio, a la asistencia de letrado,..a la presunción de inocencia,..) cuya finalidad consiste precisamente en hacer valer con eficacia su derecho de defensa. c) Obstáculos jurídicos y económicos El demandante y el acusador privado, el demandado y el imputado han de ostentar todos el derecho de acceder libremente al proceso, por lo que han de resultar inconstitucionales los obstáculos jurídicos o económicos que puedan impedir este libre acceso.

De las partes activas: se han eliminado los requisitos exigidos las partes para el acceso a al derecho a la tutela del tipo: inscripción en un determinado registro, o exigir el previo arbitraje institucional y prohibición de acceso a los tribunales.

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De las partes pasivas: también les asiste el derecho a la tutela. Para lo cual, o Han de conocer la propia instauración de un proceso en su contra o Resulta contrario al derecho a la tutela establecer una fianza desproporcionada al demandado

declarado pobre para que pueda oponerse en el procedimiento para la protección registral de los derechos reales inscritos.

o Lo mismo ocurre en el proceso penal. Se hace obligado la comunicación personal de los actos que tengan por objeto su comparecencia, además se le ha de poner en su conocimiento la imputación contra él existente en una lengua que comprenda.

d) Derecho de acceso a todas las instancias Este derecho de acceso al proceso, lo es en todas y cada una de sus instancias. En la primera instancia rige este derecho fundamental con toda su amplitud, de manera que no puede el legislador limitar o condicionar su ejercicio. Sin embargo el derecho de acceso a los recursos, que también se encuentra implícito en el derecho a la tutela, lo ha de ser con arreglo al sistema de recursos preestablecido y bajo el cumplimiento de todos y cada uno de los requisitos que condicionan su admisibilidad. La libertad del legislador a la hora de establecer el régimen de recursos, tiene un límite en el proceso penal que viene impuesto por el art 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, según el cual toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un Tribunal superior. Se establece la obligación para los Estados parte de establecer un recurso en vía penal, utilizable por todas aquellas personas que en el proceso hayan resultado condenadas, obligación que permanece incumplida por España.

B) Derecho a un proceso con todas las garantías El derecho de acceso de los particulares a los Tribunales no puede suceder a través de cualquier procedimiento, sino, tal y como el 24.2 señala, mediante un proceso con todas las garantías, lo que implica:

1º) Que dicho acceso, lo sea al Juez legal imparcial o predeterminado por la ley (art. 24.2CE) 2º) Que ese instrumento que tiene el Juez para satisfacer las pretensiones y resistencias, es decir, el proceso,

sea respetuoso con los principios de contradicción, igualdad de armas, dispositivo en el proceso civil y acusatorio en el penal.

C) Derecho a la obtención de una sentencia de fondo, motivada y congruente El derecho a la tutela judicial exige que obtenga una sentencia de fondo (o resolución definitiva equivalente)erecho y ha de ser racional y congruente con las pretensiones de las partes. a) El derecho a la obtención de una sentencia de fondo El art. 24.1, al exigir que la tutela judicial ha de ser efectiva y que ha de proteger los derechos e intereses legítimos, impone una exigencia constitucional a los Juzgados y Tribunales, cual es la de que siempre que sea posible, han de otorgar una respuesta jurídico material al conflicto que se les traslada.

El demandante ha de ser escrupuloso con el cumplimiento de los presupuestos procesales (competencia, capacidad,…) que impiden un pronunciamiento sobre el fondo. Si el incumplimiento de tales requisitos obedece a la actitud negligente de la parte, la resolución definitiva será absolutoria o inadmisoria, pero fundada y proporcionada, en cuyo caso no se habrá infringido el derecho a la tutela.

Pero si este incumplimiento es de los órganos jurisdiccionales, se puede vulnerar el derecho a la tutela. Nuestro ordenamiento procesal intenta prevenir o evitar estas resoluciones formales, denegatorias del derecho de acción, mediante el examen por el secretario y por juez al inicio del proceso del cumplimiento de los presupuestos procesales, debiendo otorgar a la parte interesada la facultad de subsanar sus posibles incumplimientos.

b) El derecho a la obtención de una resolución motivada, razonada y fundada en Derecho Debido al mandato constitucional contenido en el art. 120.3 CE, conforme al cual “las sentencias serán siempre motivadas”, el TC ha considerado incluido en el derecho a la tutela la obligación de los juzgados y tribunales de motivar las sentencias. Pero este deber constitucional de motivación de sentencias, no puede ser meramente formal, sino que ha de dar respuesta al objeto procesal trazado por las partes

La Sentencia en primer lugar, ha de ser motivada en los hechos, lo que implica la determinación de los hechos probados y la expresión del razonamiento por el cual el Tribunal obtiene su conclusión

En segundo lugar, ha de ser motivada también en los Fundamentos de Derecho, en el que se ha de invocar el Derecho aplicable e interpretarlo adecuadamente.

En un principio se consideró válida la motivación por remisión. Afortunadamente el TC ha cambiado esta jurisprudencia y a partir de 2007, exige una contestación individualizada a la motivación del recurso o de la pretensión. (STC 34/2007) Así pues, cuando la sentencia sea inmotivada, incurra en un error patente o contenga una fundamentación irrazonada o irrazonable, puede vulnerar el derecho a la tutela y abrir las puertas al recurso de amparo.

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c) El derecho a la obtención de una sentencia congruente La última exigencia constitucional de las sentencias, desde la óptica del derecho de acción o de la tutela, reside en que han de ser congruentes con las pretensiones y resistencias de las partes. A este requisito se refiere el 218 LEC “Las sentencias deben ser claras, precisas y congruentes con las demandas y con las demás pretensiones de las partes, deducidas oportunamente en el pleito. Harán las declaraciones que aquéllas exijan, condenando o absolviendo al demandado y decidiendo todos los puntos litigiosos que hayan sido objeto del debate.” El derecho a la tutela judicial solo ampara las modalidades de incongruencia omisiva (ex silentio) que se producirá cuando el órgano judicial deje sin contestar alguna de las pretensiones sometidas a su consideración por las partes, o por error, en que el Tribunal razona sobre otra pretensión ajena al objeto del proceso.

D) El derecho a la ejecución de las sentencias La tutela que han de dispensar los jueces y tribunales, ha de ser efectiva, por lo que se vulnera el derecho fundamental a la tutela judicial, si no se lleva a la práctica el fallo o parte dispositiva de la sentencia, pues la satisfacción que ha de otorgar el proceso, ha de ser plena y práctica. El art 18.2 LOPJ establece que “las sentencias se ejecutaran en sus propios términos” y por la misma, la inejecución de una sentencia posibilita también el recurso de amparo, pues como señala el TC, la tutela judicial efectiva ha de impedir que las sentencias y los derechos en ellas reconocidos se conviertan en meras declaraciones de intenciones sin alcance práctico ni efectividad alguna.

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17. La asistencia jurídica gratuita 1 La asistencia jurídica gratuita

2 Sujetos del derecho a la asistencia jurídica gratuita

2.1 Personas físicas

2.2 Personas jurídicas

3 Requisitos para el reconocimiento del derecho a la asistencia jurídica gratuita

4 Contenido de la asistencia jurídica gratuita

5 Procedimiento para el reconocimiento del derecho a la asistencia jurídica gratuita

6 El servicio de asistencia jurídica gratuita

1. La asistencia jurídica gratuita Fundamento constitucional. Establece el art. 119 de la CE el derecho a la justicia gratuita; la justicia será gratuita cuando así lo disponga la ley y, en todo caso, respecto de quienes acrediten insuficiencia de recursos para litigar, consagra un derecho constitucional de configuración legal y de carácter instrumental respecto del derecho a la tutela judicial efectiva reconocido en el art 24 CE. El art. 20 de la LOPJ recoge la declaración constitucional y la prohibición de exigir fianzas que por su inadecuación impidan el ejercicio de la acción popular; además, recoge el mandato de que una ley ordinaria regulará un sistema de justicia gratuita que dé efectividad a los derechos contemplados en el art. 119 y 24 de la CE. Ley 1/1996, de 10 de enero, sobre Asistencia Jurídica Gratuita, modificada recientemente por el RDL 3/2013.

2. Sujetos del derecho a la asistencia jurídica gratuita A) Personas físicas La LAJG establece en el 2 a) las personas que tienen derecho a la asistencia jurídica gratuita: Los ciudadanos españoles, los nacionales de los demás Estados miembros de la Unión Europea y los extranjeros que se

encuentren en España, cuando acrediten insuficiencia de recursos para litigar. (antes a los extranjeros que

estaban legalmente, pero se reformó por inconstitucional) También se reconoce en el orden jurisdiccional social, a los trabajadores y beneficiarios del sistema de Seguridad Social, tanto para la defensa en juicio, como para el ejercicio de acciones para la efectividad de los derechos laborales en los procedimientos concursales. Sobre estas materias también ante el orden CA. En los litigios transfronterizos en materia civil y mercantil, los nacionales de terceros países que residan legalmente en uno de los estados miembros.

B) Personas jurídicas La AJG extiende el reconocimiento a determinadas personas jurídicas, cuando acrediten insuficiencia de recursos económicos:

Fundaciones inscritas en el Registro administrativo correspondiente Asociaciones de utilidad pública, previstas en el artículo 32 de la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo,

reguladora del Derecho de Asociación. Dentro de estas asociaciones y sin que tengan que acreditar insuficiencia de medio económicos, se

incluye: la Cruz Roja Española, la Asociaciones de Consumidores y Usuarios, y las Asociaciones que tengan como finalidad la protección de personas con discapacidad.

Las personas jurídicas sin ánimo de lucro, que persigan como fin la protección del medio ambiente, siempre que cumplan los requisitos de legitimación para ejercer la acción popular en asuntos medioambientales.

Las sociedades mercantiles quedan excluidas de dicho derecho, aun en el supuesto que acrediten insuficiencia de recursos económicos. En relación con esta exclusión, la STC 117/1998 desestimó el recurso de amparo promovido por una sociedad mercantil.

3. Requisitos para el reconocimiento del derecho a la asistencia jurídica gratuita

Corresponde al legislador, la concreción del estándar “insuficiencia de recursos para litigar”, el cual sin embargo ha de ser respetuoso con el contenido esencial del derecho a la tutela, en su vertiente de libre acceso al proceso, de tal suerte que no se produzcan situaciones materiales de indefensión (STC 16/1994). El criterio objetivo de reconocimiento del derecho se establece en el art. 3 LAJG (reformado por el RDL 3/2013), Se reconocerá el derecho de asistencia jurídica gratuita a aquellas personas físicas que careciendo de patrimonio suficiente cuenten con unos recursos e ingresos económicos brutos, computados anualmente por todos los conceptos y por unidad familiar, que no superen los siguientes umbrales:

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a) Dos veces el indicador público de renta de efectos múltiples vigente en el momento de efectuar la solicitud cuando se trate de personas no integradas en ninguna unidad familiar. b) Dos veces y media el indicador público de renta de efectos múltiples vigente en el momento de efectuar la solicitud cuando se trate de personas integradas en alguna de las modalidades de unidad familiar con menos de cuatro miembros. c) El triple de dicho indicador cuando se trate de unidades familiares integradas por cuatro o más miembros.

Con independencia de ello, se prevé el reconocimiento excepcional del derecho a personas, que superando esta exigencia del módulo legal, afrontan unas circunstancias de una u otra índole que deben ser ponderadas y que hacen conveniente ese reconocimiento. No será necesario acreditar con carácter previo la insuficiencia de recursos para litigar, cuando la solicitud se realice por las víctimas de violencia de género o por víctimas del terrorismo. Si con posterioridad no se les reconoce el derecho, éstas deben abonar al abogado los honorarios devengados por su intervención. Para las personas jurídicas, “…cuando careciendo de patrimonio suficiente el resultado contable de la entidad en

cómputo anual fuese inferior a la cantidad equivalente al triple del indicador público de renta de efectos múltiples.”

4. Contenido de la asistencia jurídica gratuita La LAJG configura un catálogo amplio de prestaciones a favor de los titulares de dicho derecho, cuyo reconocimiento que se extiende a todos los trámites e incidencias de una misma instancia, incluida la ejecución, solo surte efectos en el proceso para el cual se ha concedido, y no a otros, aun cuando la insuficiencia económica se mantenga. El derecho a la asistencia jurídica gratuita comprende (entre otras) las siguientes prestaciones (art 6 LAJG):: 1. Asesoramiento y orientación gratuitos previos al proceso a quienes pretendan reclamar la tutela judicial de sus derechos e intereses, cuando tengan por objeto evitar el conflicto procesal, o analizar la viabilidad de la pretensión. 2. Asistencia de abogado al detenido o preso que no lo hubiera designado, para cualquier diligencia policial que no sea consecuencia de un procedimiento penal en curso o en su primera comparecencia ante un órgano jurisdiccional, o cuando ésta se lleve a cabo por medio de auxilio judicial y el detenido o preso no hubiere designado Letrado en el lugar donde se preste. 3. Defensa y representación gratuitas por abogado y procurador en el procedimiento judicial, cuando la intervención de estos profesionales sea legalmente preceptiva o, cuando no siéndolo, sea expresamente requerida por el Juzgado o Tribunal mediante auto motivado para garantizar la igualdad de las partes en el proceso. (excepciones: cuando la pretensión es insostenible (STC 182/2002) y por causas personal y justa del abogado en la

jurisdicción penal) 4. Inserción gratuita de anuncios o edictos, en el curso del proceso, que preceptivamente deban publicarse en periódicos oficiales. 5. Exención del pago de tasas judiciales, así como del pago de depósitos necesarios para la interposición de recursos. 6. Asistencia pericial gratuita en el proceso a cargo del personal técnico adscrito a los órganos jurisdiccionales, o, en su defecto, a cargo de funcionarios, organismos o servicios técnicos dependientes de las Administraciones públicas. Excepcionalmente y cuando por inexistencia de técnicos en la materia de que se trate, no fuere posible la asistencia pericial de peritos dependientes de los órganos jurisdiccionales o de las Administraciones públicas, ésta se llevará a cabo, si el Juez o el Tribunal lo estima pertinente, en resolución motivada, a cargo de peritos designados de acuerdo a lo que se establece en las leyes procesales, entre los técnicos privados que correspondan. El Juez o Tribunal podrá acordar en resolución motivada que la asistencia pericial especializada gratuita se lleve a cabo por profesionales técnicos privados cuando deba prestarse a menores y personas con discapacidad psíquica que sean víctimas de abuso o maltrato, atendidas las circunstancias del caso y el interés superior del menor o de la persona con discapacidad, pudiendo prestarse de forma inmediata. 7. Obtención gratuita de copias, testimonios, instrumentos y actas notariales, en los términos previstos en el artículo 130 del Reglamento Notarial. 8. Reducción del 80 por 100 de los derechos arancelarios que correspondan por el otorgamiento de escrituras públicas y por la obtención de copias y testimonios notariales no contemplados en el número anterior, cuando tengan relación directa con el proceso y sean requeridos por el órgano judicial en el curso del mismo, o sirvan para la fundamentación de la pretensión del beneficiario de la justicia gratuita. 9. Reducción del 80 por 100 de los derechos arancelarios que correspondan por la obtención de notas, certificaciones, anotaciones, asientos e inscripciones en los Registros de la Propiedad y Mercantil, cuando tengan relación directa con el proceso y sean requeridos por el órgano judicial en el curso del mismo, o sirvan para la fundamentación de la pretensión del beneficiario de la justicia gratuita.

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10. Los derechos arancelarios a que se refieren los apartados 8 y 9 de este artículo no se percibirán cuando el interesado acredite ingresos por debajo del salario mínimo interprofesional.

5. Procedimiento para el reconocimiento del derecho a la asistencia jurídica gratuita

El derecho a la asistencia jurídica gratuita se reconoce en vía administrativa por unos nuevos órganos de la Administración denominado Comisiones de Asistencia Jurídica Gratuita. Estas Comisiones tendrán su sede en cada una de las capitales de provincia, en Ceuta y Melilla y en cada isla en que existan uno o más partidos judiciales. Aunque el órgano decisor es la Comisión de Asistencia Jurídica Gratuita, en el reconocimiento del derecho tiene una actuación muy importante el Colegio de Abogados, que es quien recibe la solicitud, quien ordena la subsanación del los posibles defectos de la solicitud y quien lo reconoce o lo deniega provisionalmente, dando lugar a la posterior actividad de la Comisión encargada de reconocer o negar definitivamente el derecho. La solicitud de reconocimiento NO produce la suspensión del proceso. Ello no obstante con el fin de evitar que el transcurso de los plazos pueda provocar la preclusión de un trámite o la indefensión de cualquiera de las partes, el Juez de oficio o a instancia de parte podrá decretar la suspensión del proceso hasta que se reconozca el derecho o no derecho a asistencia jurídica gratuita. La resolución, si es de reconocimiento, confirma los nombramientos provisionales de abogado y procurador que en su momento pudieron llevar a cabo los Colegios respectivos. Si es denegadora, las designaciones de abogado y procurador que eventualmente se pudieron haber hecho quedarán sin efecto, debiendo el solicitante abonar los honorarios que se hubieran devengado. La naturaleza administrativa del procedimiento no significa que los órganos jurisdiccionales estén ausentes en el reconocimiento, ya que la ley garantiza el control judicial sobre la aplicación efectiva del derecho, otorgando al Juez o Tribunal que esté conociendo del proceso principal, la competencia para las impugnaciones que se promuevan contra las resoluciones adoptadas por las Comisiones. Contra el auto dictado por el Juez o Tribunal no cabe la interposición de recurso alguno.

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TEMA 18. EL PROCESO.

1. CONCEPTO Es el instrumento que ostenta la Jurisdicción para la resolución definitiva e irrevocable de los conflictos intersubjetivos y sociales. En el proceso, la resolución del conflicto se encomienda a un tercero imparcial, situado supra partes, Por lo que se configura en un sistema heterocompositivo de solución del conflicto. Diferencias con el arbitraje:

Por la causa del encargo que recibe el tercero (negocio jurídico en el arbitraje/ oficio de Juez)

Por su estatuto jurídico (árbitro puede ser cualquier sujeto de Derecho, los Jueces poseen un especial y particular régimen jurídico)

Por su objeto (el arbitraje sólo puede referirse a conflictos intersubjetivos de naturaleza disponible, el objeto procesal puede recaer sobre derechos subjetivos públicos, conflictos sociales, y sobre derechos subjetivos privados)

El proceso es el instrumento que tiene el Poder Judicial para resolver los conflictos que ante sus órganos –los Juzgados y Tribunales- se les planteen. El conjunto de derechos constitucionales de incidencia procesal, posibilidades, obligaciones y cargas, que asisten a los sujetos procesales como consecuencia del ejercicio del derecho de acción y de la interposición de la pretensión, cuya realización, a través de los oportunos actos procesales, origina la aparición de sucesivas situaciones procesales, informadas por el principio de contradicción, desde las que las partes examinan sus expectativas de una sentencia favorable que ponga fin al conflicto mediante la satisfacción definitiva de sus respectivas pretensiones y resistencias.

2. NOTAS ESENCIALES El proceso se caracteriza por una relación triangular del que se destaca, de un lado, la supremacía del tercero-juez, en tanto que titular de la potestad jurisdiccional y, de otro, la situación de enfrentamiento o contradicción en la que se encuentran las partes, las cuales se denominan actor o demandante y demandado en el proceso civil, laboral y administrativo, y parte acusadora y defensa en el proceso penal.

A. La acción y demás derechos constitucionales de incidencia procesal Surge como consecuencia del ejercicio del derecho de acción o tutela (art. 24.1 CE) que es el primer derecho constitucional de incidencia procesal que ha de ser ejercitado para que pueda nacer el proceso. La acción es el motor del proceso, sin cuyo ejercicio mediante el pertinente acto procesal (demanda/proceso civil; querella/proceso penal; recurso/proceso CA) no se puede acceder a la Jurisdicción ni puede nacer el proceso. Este derecho de acceso también asiste a la parte pasiva del proceso, mediante el derecho de defensa que también se encuentra recogido en el 24.2 CE. Una vez dentro del proceso, ambas partes han de gozar de un conjunto de derechos y garantías de incidencia procesal que se resumen en el derecho al “proceso justo o debido”. La finalidad de estos derechos fundamentales consiste en obtener la imparcial aplicación del Derecho Objetivo al caso concreto. Así además de los derechos de tutela y defensa antes referidos, también se infieren del art. 24.2 CE los siguientes derechos constitucionales de incidencia procesal:

el derecho al juez legal imparcial;

los principios de contradicción, de igualdad de armas y acusatorio; (implícitos en el derecho a un proceso con todas las garantías)

el derecho del imputado al silencio y a no declarar contra sí mismo;

a ser defendido por un abogado y al conocimiento previo de la imputación;

el derecho a utilizar la prueba pertinente;

a no ser condenado sin actividad probatoria de cargo suficiente o mediante pruebas prohibidas;

y el derecho a los recursos preestablecidos en el ordenamiento.

Todos estos derechos fundamentales se complementan con otros especiales, tales como el derecho a la libertad, la entrada o registro del domicilio, o la intervención de las comunicaciones.

B. Las obligaciones procesales. Las partes no sólo tienen derechos en el proceso, también tienen obligaciones, las cuales dimanan del mandato contenido en el 118 CE “es obligado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los jueces y Tribunales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto.” La primera de dichas obligaciones es la de comparecencia a la llamada del juez de todos los sujetos que intervienen en el proceso. Una vez dentro de él, tienen, asimismo, las obligaciones de veracidad y probidad

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(honradez) o, en general, de actuar con buena fe procesal y de colaborar con los órganos jurisdiccionales para la buena marcha del proceso. De la obligación de cumplir las resoluciones judiciales (y en consecuencia los actos o acciones que sean precisas: prueba de paternidad, exhibición de documentos, o del patrimonio).

C. Las posibilidades y cargas procesales En el proceso, con la salvedad de los derechos y obligaciones constitucionales de incidencia procesal, no les asisten a las partes derechos ni obligaciones, sino posibilidades y cargas. Las posibilidades procesales son ocasiones u oportunidades procesales que se les ofrecen a las partes en el curso del proceso, y mediante cuyo ejercicio a través de los correspondiente actos procesales, obtienen determinadas ventajas o acrecientan sus expectativas de una sentencia favorable. Ej: una vez concluida la fase de alegaciones, se le ofrece al demandante la posibilidad de solicitar o no la apertura de la fase probatoria. Las cargas procesales son los actos procesales que incumbe o debe realizar la parte interesada a fin de que pueda prevenir una desventaja procesal o, en último término, evitar una sentencia desfavorable. Ej: la parte gravada por una resolución judicial desfavorable tiene la carga de impugnarla. Las posibilidades o cargas procesales se ejercen o levantan mediante los oportunos actos procesales, que originan las correspondientes situaciones informadas por los principios de contradicción e igualdad, desde las que las partes examinan sus expectativas de una sentencia favorable a sus respectivas pretensiones y resistencias.

3. LOS PRESUPUESTOS PROCESALES: requisitos sin cuya concurrencia el juez no puede entrar a conocer sobre el objeto

del proceso o fondo del asunto

p.d.v subjetivo

Del órgano jurisdiccional La jurisdicción

La competencia en cada una de sus manifestaciones (objetiva, territorial

y funcional)

De las partes Capacidad para ser parte y de actuación procesal

La postulación y el derecho de conducción procesal

Del objeto procesal El procedimiento adecuado

La litispendencia (no existe un juicio pendiente entre las mismas partes

y con el mismo objeto)

La cosa juzgada

Junto a estos supuestos genéricos pueden ser exigibles otros especiales tales como la caducidad, el

recurso ordinario previo al contencioso administrativo, la comunicación y la reclamación previa en el

proceso administrativo, etc

p.de.v tratamiento

procesal

Examen de oficio por el órgano jurisdiccional, quien en la medida de lo posible ha de procurar su

subsanación al inicio del proceso. Aunque es frecuente que el demandado, a través de las excepciones

tienen la carga de alegar y probar su ausencia en el proceso.

Si no se trata al inicio, sino al final de una fase, la resolución se circunscribe a declarar la ausencia del

presupuesto procesal, dejando imprejuzgada la relación jurídico material debatida.

4. OBJETO DEL PPROCESO: es la pretensión del actor o acusador, planteada ante el juez pero dirigida contra el acusado o

demandado, por la que se solicita, en el proceso civil, el reconocimiento de un derecho o situación jurídica preexistente, su

creación ex novo, o la condena del deudor al cumplimiento de una determinada prestación. En el proceso penal, la condena al

acusado al cumplimiento de una determinada pena.

a) Elementos

Subjetivo (La pretensión tan sólo puede ser deducida por quien ostenta la legitimación activa y

tan sólo puede ser dirigida contra quien tiene la legitimación pasiva)

Legitimación: relación jurídica nacida de una norma de carácter material, que ha de

ligar a la parte demandante y demandada con el derecho, bien o interés que se discute

en el proceso.

Forma parte de la fundamentación de la pretensión

Si se constata su ausencia, ha de originar una sentencia de fondo y con todos los

efectos materiales de cosa juzgada

Puede ser activa (demandante) o pasiva (demandado)

La carga procesal de determinar la legitimación (activa como pasiva), incumbe

exclusivamente al actor.

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Objetivos 1. La petición: es la declaración de voluntad a la que se contrae la petición. Se

suele plasmar en el suplico o solicito, y en él se individualiza la pretensión,

permitiendo inferir su naturaleza (declarativa, constitutiva o de condena).

Establece los límites de la obligación de congruencia judicial

2. Fundamentación fáctica y jurídica: La fundamentación fáctica se refiere a los

hechos con relevancia jurídica que fundamentan la petición, es decir, las

alegaciones fácticas que justifican la adecuación a Derecho de lo que se pida

el tribunal.

b) Clases de

pretensiones

Declarativas Se trata de obtener del juez el reconocimiento de un derecho subjetivo o situación

jurídica individualizada de preexistencia jurídica

De condena Están dirigidas a la condena judicial del deudor al cumplimiento de una determinada

prestación de dar, hacer o no hacer. Suelen tener naturaleza mixta, el reconocimiento

de un derecho más la condena al deudor de una determinada pretación.

Constitutivas Tienen por finalidad conseguir la creación, modificación o anulación de un derecho o

de una situación jurídica. Alcanzan su mayor virtualidad en el Derecho Público

c) Requisitos formales La demanda Acto de iniciación del proceso. Confluye el derecho de acción y la formalización de la

pretensión, (proceso civil, mercantil, social). Otras veces se difiere en el tiempo la

petición y la pretensión (Contencioso Administrativo, y Penal)

Reconvención

a la demanda

El demandado formula una nueva pretensión en la contestación de la demanda

5. LA FUNCIÓN DEL PROCESO.

Como medio heterocompositivo, está arbitrado para la solución definitiva e irrevocable, a través de la aplicación del derecho

objetivo, de los conflictos intersubjetivos y sociales que en él se planteen.

Atendiendo a su relación con el objeto procesal, tiene como función la de satisfacer las pretensiones y resistencias de las partes.

Siguiendo a FAIREN, la satisfacción procesal ha de ser jurídica, razonada, eventualmente completa, estable y práctica. Y estas

son las diferencias con respecto a otros medios heterocompositivos de solución del conflicto:

a) Jurídica Ha de estar fundada en derecho objetivo. Art. 248 LOPJ, en cuya virtud las sentencias contendrán una relación de

hechos probados, los fundamentos de derecho, y por último el fallo.

b) Razonada Las sentencias tienen que estar formal y materialmente motivadas, es decir, la satisfacción jurídica ha de ser

razonada y razonable.

Para garantizar este requisito de la sentencia, está el recurso de apelación por vicios in iudicando, y en última

instancia el recurso de amparo por infracción del derecho a la tutela.

c) Completa El ordenamiento le garactiza al actor la posibilidad de satisfacción completa a su pretensión, si le asiste razón

jurídica en su integridad.

d) Estable Para dotar de inmutabilidad a la sentencia, es decir, para garantizar en definitiva el principio constitucional de

seguridad jurídica, surge la institución de cosa juzgada. Uno de cuyos efectos es evitar que se pueda reproducir un

proceso.

e) Práctica Uno de los efectos de la cosa juzgada es la ejecutoriedad , y por tanto los procesos de ejecución.

La "fundamentación fáctica" () se identifica con la "causa petendi" en el proceso, es decir los fundamentos fácticos sobre

los que se asienta la "pretensión" procesal, es decir los "hechos con relevancia jurídica" que "fundamentan" esa petición

inicial(demanda o denuncia),hechos de relevancia desde los que "demandamos" algo o "denunciamos".

El OBJETO del proceso es la PRETENSION (procesal) planteada ante el juez por la que se solicita desde el reconocimiento

de un derecho(preexistente) o su creación(desde ahora),en el proceso civil, o la condena al acusado al cumplimiento de una

pena, por un hecho punible que denunciamos y fundamentamos. Un elemento de la pretensión es la "petición" referida

como "SUPLICO" o "SOLICITO" al final del escrito(cuerpo del escrito) de la demanda o denuncia; en esta

"petición"(SUPLICO o SOLICITO),se "individualiza"(se sintetiza) la pretensión. Y es que el "petitum", el Suplico"(o

solicito)es la "síntesis jurídica esencial" de lo que reclamamos o pedimos(pretensión) al JUzgado o Tribunal al que nos

dirigimos. La pretensión exige su fundamentación,los hechos de relevancia jurídica que justifican la pretensión o lo que se pide

al Juez.

*La SUSTANCIACION DE LA DEMANDA: es la "tramitación" de la misma, el "iter o camino" que sigue la demanda en sus

diferentes fases(desde el inicio, con la demanda como acto procesal conteniendo la oportuna pretensión) hasta la

SENTENCIA, resolución final judicial que pone fin al conflicto. Cordialmente.F.GAYO

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TEMA 19. PRINCIPIOS Y ESTRUCTURA DEL PROCESO

PRINCIPIOS INHERENTES A LA ESTRUCTURA DEL PROCESO. Los que son consustanciales a la idea misma del proceso, si faltan no hay proceso, hablaríamos de una fórmula autocompositiva de solución del conflicto. Se deducen del art. 24.2 CE en el derecho “a un proceso con todas las garantías”. Son

1. CONTRADICCIÓN: la existencia de dos posiciones enfrentadas, la del actor que interpone su pretensión y la del demandado oponiéndose a la misma. Se encuentra recogido en el art. 24 CE: de un lado en la exigencia de que nunca se produzca indefensión, y de otra al reconocimiento del derecho a un”proceso con todas las garantías”, de entre las cuales la primera de ellas debe ser la contradicción. Un proceso está presidido por este ppio, cuando a ambas partes, actor/demandado, o acusador/imputado, se les permiten acceder al proceso para hacer valer sus pretensiones y defensas, mediante la introducción de los hechos que las fundamentan y sus correspondientes prácticas de la prueba, así como cuando se le concede al acusado su derecho a ser oído con anterioridad a la sentencia.

a) El derecho de acceso al proceso

Primer presupuesto que se deriva del ppio de contradicción: “libre acceso a los tribunales, manifestación básica del derecho a la tutela efectiva (art. 24.1). Que se obtiene: Negativamente: mediante la declaración de ilegitimidad de toda clase de obstáculos que puedan limitar o restringir la comparecencia de las partes en el proceso. Positivamente, por la obligación del órgano judicial de poner “ab initio” en conocimiento de la parte pasiva del proceso su existencia. El juez cumple con este principio mediante la citación personal y traslado de la demanda al demandado. (Otra cosa es si la parte pasiva comparece o no: declaración en rebeldía o requisitoria de búsqueda y captura

b) Adquisición del status de parte

Una vez personadas las partes dentro del proceso, la vigencia del ppio. de contradicción exige el ordenamiento procesal les confiera todo el status procesal de parte, para que con arreglo a su legitimación, puedan hacer valer con eficacia sus respectivas pretensiones y defensas.

Que no se produzcan situaciones de indefensión por falta de recursos económicos

En el proceso penal, designación de abogado de oficio al imputadoque no quiera designarse uno de su elección

La parte pasiva tiene que conocer la pretensión, a fin de poder contestarla: o En el proceso civil: traslado de la demanda o En el administrativo: mediante la remisión del expediente o En el penal: con la puesta en conocimiento de la “imputación”, (y no sólo

de la acusación, ) o del hecho punible, así como de la ilustración al imputado de la totalidad de sus derechos constitucionales (al silencio, a elegir abogado, 17, 24 CE y 520 LECrim

A partir de aquí todos los actos procesales están también presididos por el principio de contradicción, respetando el l derecho a la última palabra que asiste a la defensa.

c) El derecho a la última palabra

Adquiere una significación especial en el proceso penal. Nadie puede ser condenado sin ser previamente oído. De inexcusable cumplimiento tanto en el proceso penal, como en cualquier procedimiento administrativo de carácter sancionador. Se puede renunciar a él y ejercitar su no menor derecho constitucional al silencio.

2. IGUALDAD DE ARMAS. No es suficiente que exista contradicción en el proceso, sino que para que ésta sea efectiva, es necesario que ambas partes procesales, actor/demandado o acusación/defensa, ostenten los mismos medios de ataque y de defensa, o lo que es lo mismo, tengan idénticas posibilidades y cargas de alegación, prueba e impugnación. Todo ello en aplicación del ppio constitucional de igualdad (art. 14 CE) y en el derecho a un proceso con todas las garantías. Al ppio de igualdad se atenta cuando se le confieren a una persona determinados privilegios procesales carentes de justificación objetiva y razonable, o cuando dentro del proceso y sin fundamento se le concede a alguna de las partes determinadas posibilidades de alegación, prueba o impugnación, que se le niega a la contraria. No ocurre así cuando estos privilegios están recogidos por Ley e incluso en la constitución, ejemplo: la inmunidad e inviolabilidad en sede parlamentaria, o la inviolabilidad del monarca.

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PRINCIPIOS REFERENTES AL OBJETO PROCESAL. Informan el objeto del proceso y nos indican a qué sujetos

procesales, si a las partes o al juez, les corresponde la titularidad de la pretensión y cuál sea el grado de vinculación a la que

con respecto a ella (titularidad), deba someterse el órgano jurisdiccional.

1. EL PRINCIPIO DISPOSITIVO: Informa el objeto del proceso civil. Entraña un poder de disposición por las partes del

derecho de acción y del objeto del proceso. Su fundamento hay que encontrarlo en la disponibilidad jurídico material de los

derechos subjetivos en conflicto.

Un proceso está regido por el principio dispositivo, cuando en él concurren las siguientes notas esenciales:

Las partes son dueñas de los derechos e intereses materiales que se discuten en el proceso y ostentan, por lo tanto, la

plena titularidad del derecho de acción

Las partes son absolutamente dueñas de la pretensión, y por ende, de la continuación del procedimiento

Vinculan mediante sus pretensiones la actividad decisoria del Juez

a) Poder de

disposición

sobre el

derecho

material

Las partes son dueñas de los derechos e intereses materiales que se discuten en el proceso y ostentan, por

lo tanto, la plena titularidad del derecho de acción, por lo que el Juez no puede de oficio entablar un

proceso entre las partes.

Las partes son dueñas de acudir al proceso judicial para solucionar sus conflictos, o solucionarlos con

fórmulas autocompositivas o el arbitraje.

Regla válida para todos los procesos del Derecho privado, excepción de los denominados por

CALAMANDREI “procesos civiles inquisitorios”: los relativos al estado civil de las personas, es decir,

procesos de familia, filiación e incapacitación en los que interviene el Ministerio Público y comparece en

el proceso como parte, actuando en nombre propio, pero en sustitución procesal de los menores e

incapaces.

b) Poder de

disposición

sobre la

pretensión

Las partes en los procesos civiles, no sólo son dueñas del ejercicio de acción o de la incoación del

proceso, sino que lo son también de la pretensión y del proceso mismo, pudiendo disponer de él a través

de toda una serie de actos, que con la fuerza de cosa juzgada (allanamiento, renuncia y transacción) o sin

ella, (desistimiento y caducidad) ocasionan la terminación del proceso.

Siendo para ello necesario que dispongan de la titularidad de la pretensión. (no ocurre así en los procesos

civiles inquisitorios, en los que las partes no ostentan poder de disposición alguno sobre la pretensión, no

pudiendo ocasionar la finalización anormal del procedimiento).

c) Vinculación

del juez a la

pretensión

Obligación de congruencia del Juez con respecto a la pretensión del actor y la resistencia del demandado.

El TC tiene declarado que el derecho a obtener del órgano jurisdiccional una sentencia congruente forma

parte del contenido del derecho a la tutela.

Es decir tiene que guardar correlación entre lo pretensión y resistencia, reflejados en los escritos de

demanda y de contestación, con el fallo o parte dispositiva de la sentencia.

Tipos de incongruencia:

Supra petita: el juez concede más de lo solicitado por el actor

Citra petita: menos de lo resistido por el demandado

Extra petita: cuando omita pronunciarse sobre alguna de las pretensiones u otorgue cosa distinta

a la solicitada por las partes.

El principio de congruencia extiende su ámbito de aplicación tanto a la fase declarativa, como a la de

impugnación.

Si recurre una parte: El Tribunal que conozca el recurso, no puede gravar más al recurrente de lo

que ya lo estaba,

Si recurren ambas partes: el límite de la congruencia vendrá determinado por el límite de las

pretensiones en segunda instancia. Regla conocida como “prohibición de la reformatio in peius”

B) EL PRINCIPIO ACUSATORIO

Informa del objeto en el proceso penal. Un proceso penal está presidido por el principio acusatorio cuando las fases de

instrucción y de juicio oral se encomiendan a dos distintos órganos jurisdiccionales y la acusación en encomendada a un

sujeto distinto al órgano jurisdiccional, que ha de dictar su sentencia con absoluto respeto al principio de congruencia con la

pretensión penal.

a) Desdoblamiento de la función instructora y decisoria.

1. Las funciones de instrucción se encomiendan al Juez Instructor o Ministerio Fiscal: esta fase está dirigida a la

investigación del hecho punible y la de su presunto autor, mediante la incoación del “sumario” (cuando la pena sea

superior a 9 años) o “diligencias previas” (inferior a 9 años)

2. La fase de juicio oral y la sentencia es conferida bien al Jurado, Juzgados de los Penal (que pueden imponer penas de

hasta 5 años) bien a las Audiencias Provinciales (penas superiores)

A fin de prevenir el prejuzgamiento y evitar que el acusado sea juzgado por un órgano falto de imparcialidad, el TC en su

célebre sentencia 145/1988 y jurisprudencia posterior, estimó que dicha acumulación de funciones es contraria, tanto al

derecho fundamental al Juez legal imparcial, como al principio acusatorio, que se encuentra implícito en el derecho

constitucional a un proceso con todas las garantías. Se introdujo en nuestro ordenamiento a partir de la reforma operada por la

LO 7/1988.

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b) Distribución de las funciones de acusación y decisión. El principio acusatorio exige también el desdoblamiento de las

funciones de acusación y decisión, o lo que es lo mismo el cumplimiento del aforismo “nemo iudex sine acusatore” (no

hay juicio sin parte que lo promueva). Pero a diferencia del principio dispositivo civil, el cumplimiento de esta exigencia

no se circunscribe al ejercicio de la acción, sino al de la interposición de la pretensión penal. Un proceso penal puede

iniciarse de oficio o a instancia de parte, pero lo importante no es que la fase instructora pueda incoarse de oficio, sino

que la fase de juicio oral sea abierta necesariamente a instancia de la acusación. Es decir, que exista una parte distinta del

tribunal decisor que formalice y mantenga a lo largo de todo el juicio oral la acusación o pretensión penal.

La función de la acusación se otorgó en nuestra CE a un órgano esencialmente imparcial, el Ministerio Fiscal. Pero no en

régimen de monopolio. Así la LECrim conoce la acusación particular en sus dos manifestaciones de “popular” y “privada”

según el querellante sea o no el ofendido por el delito.

c) Congruencia. Debe existir una determinada vinculación entre la pretensión y la sentencia penal. Entre la congruencia en

el proceso civil y el penal, existen las siguientes diferencias:

1. La correlación del fallo a la pretensión penal lo es esencialmente a su fundamentación, y dentro de ella, al hecho

punible y a la identidad del acusado. La razón de dicha identidad hay que encontrarla en el derecho de defensa, pues

se vulneraría el derecho constitucional al conocimiento previo de la acusación, si el tribunal pudiera extender su

actividad cognoscitiva y decisoria a otros hechos distintos a los descritos en el escrito de acusación. Y se vulneraría

el principio acusatorio y el art. 24.2 CE.

2. Junto a esta congruencia fáctica, subsiste otra vinculación a la fundamentación jurídica en el proceso penal abreviado

(penas privativas de hasta 9 años). Como consecuencia de la doctrina del TC sobre la heterogeneidad del bien

jurídico protegido, dentro de un mismo hecho punible no se puede condenar por un delito distinto al calificado por la

parte acusadora, cuando tal cambio conlleve una diversidad de dicho bien jurídico. (si el MF ha calificado un delito

de drogas como delito contra la salud pública, no puede el juez condenar por delito de contrabando).

3. Vinculación cuantitativa al título de condena en el proceso común. No se le autoriza al Tribunal sin utilizar la

fórmula del art. 733 LECrim (destinada a poner en conocimiento de la parte acusadora la eventual concurrencia de

una distinta calificación jurídica del hecho) aplicar una pena superior en grado a la correspondiente al título de

condena calificado.

4. La congruencia penal opera en la segunda instancia mediante la prohibición de la ·reformatio in peius” (reformar a

peor). La vigencia del acusatorio en la segunda instancia exige que no se pueda gravar más a un apelante de lo que ya

lo estaba por la sentencia recurrida, salvo que el apelado impugne también la sentencia recurrida o se adhiera a la

apelación ya iniciada.

LA ESTRUCTURA DEL PROCESO. La función genérica del proceso consiste en la solución definitiva e irrevocable a través de la aplicación del Derecho objetivo,

de los conflictos intersubjetivos y sociales que en él se planteen. Ahora bien, en relación con el objeto del proceso, puede

destacarse otra función más específica: la de la satisfacción de las pretensiones.

En consecuencia, al conformar la pretensión el objeto del proceso, no ha de resultar extraño que existan tantas clases de

procesos como de pretensiones. Así, el conjunto de procesos que reconoce nuestro ordenamiento, se recogen en el art. 5 LEC

(de declaración, de ejecución y cautelares)

A) EL PROCESO DE DECLARACIÓN O FASE DECLARATIVA.

Tiene por objeto, de conformidad con la naturaleza de la pretensión, obtener del Juez:

Proceso civil y laboral: bien un pronunciamiento en el que se declare la existencia de un determinado derecho subjetivo o

relación jurídica, crearla, modificarla, extinguirla o condenar al deudor al cumplimiento de una determinada prestación.

Proceso penal: bien una sentencia de condena al cumplimiento de una pena fundada en la comisión de un hecho punible,

Proceso contencioso-administrativo: bien la anulación de un acto administrativo o reglamento y la condena de la AP al

cumplimiento de una determinada prestación.

A fin de evitar los posibles errores judiciales, se hace necesario otorgar a la parte gravada por la sentencia de la posibilidad de

su impugnación, así contra la Sentencia, se suele conceder la posibilidad de ejercitar el recurso de apelación, y en casos

concretos el recurso extraordinario de casación.

Desde p de v subjetivo, los recursos se fundamentan en el derecho fundamental “a un proceso con todas las garantías” y

en el derecho a la tutela, en su manifestación de derecho a los recursos o a la instancia preestablecida.

Desde p de v objetivo, y particularmente el recurso de casación encuentra su fundamento en último término, en el ppio de

“igualdad en aplicación de la ley”, art. 14 CE, ya que a través de él el TS puede emitir su doctrina legal, mediante cuya

aplicación por los demás órganos jurisdiccionales se asegura la aplicación uniforme de la ley en todo el territorio

nacional.

El proceso de declaración, está compuesto por un conjunto de actos procesales que tienden a lograr del tribunal la satisfacción

de la pretensión hecha valer en el proceso, mediante una resolución judicial.

Se estructura en las siguientes fases:

1. Fase de alegaciones: Tiene por finalidad introducir el objeto procesal con todos sus elementos esenciales (legitimación,

petición y fundamentación fáctica y jurídica). Dicho objeto procesal está integrado por la pretensión, de cuyos elementos

hay que destacar:

a. Subjetivos: la determinación del órgano jurisdiccional competente y las partes procesales

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b. La petición y los hechos con relevancia jurídica que la fundamentan

Así, los actos de alegación pueden configurarse como actos de postulación, en los que se introduce la pretensión y sus hechos

fundamentadores, y si procede, se erigen en el tema de la prueba.

En el proceso civil: el acto de postulación más importante es la demanda, que supone el ejercicio simultáneo del derecho

de acción y de la pretensión.

En el penal: los actos procesales aparecen distanciados temporal y procedimentalmente:

a. La acción se ejercita en el acto de iniciación del proceso penal, con la denuncia, querella, iniciación de oficio

b. La pretensión sigue un procedimiento escalonado:

Fundamentación de la pretensión. Durante la fase de instrucción, a través de la introducción de los hechos.

Escritos de calificación provisional o de acusación. Concluida la fase de instrucción y abierto el juicio oral,

formaliza sus pretensiones en los escritos de calificación provisional (procedimiento común por delitos muy

graves) o escritos de acusación (en el procedimiento abreviado).

En el contencioso administrativo: la acción se ejercita en el acto de interposición del recurso CA, la interposición de la

pretensión se realiza una vez superada la fase de admisión del recurso y recibido el expediente de la admon, mediante el

escrito de demanda.

2. Fase de prueba: Posibilidad que tienen las partes de solicitar la apertura de la fase probatoria, a fin de poder evidenciar

al juez la concurrencia de los fundamentos fácticos, tanto de la pretensión como de la defensa.

Como regla general, la actividad probatoria incumbe a los sujetos procesales, y de entre ellos fundamentalmente a las

partes.

Como consecuencia de la vigencia del ppio de aportación, a las partes les corresponde no sólo la introducción de los

hechos a través de la demanda y su contestación (proceso civil) y de los escritos de calificación (proceso penal) en los

que las partes delimitan el tema de la prueba, sino que también les corresponde la proposición y práctica de la prueba,

mediante la instauración del contradictorio, en juicio público en el que las partes con igualdad de armas han de convencer

al tribunal sentenciador.

Pero como quiera que la tutela, que han de dispensar los Jueces ha de ser efectiva, no se les exonera de su obligación de

descubrir la verdad material en el proceso, para lo cual pueden de oficio disponer de la práctica de medios de prueba e

intervenir en la misma, formulando preguntas a las partes testigos y peritos.

3. Fase de conclusiones y sentencia: el término de conclusiones admite distintos significados:

a. En el proceso civil: las conclusiones, que sólo tiene sentido cuando en el proceso se ha propuesto y practicado

prueba, consisten en un resumen de los hechos relevantes y en una valoración del resultado de las pruebas

practicadas sobre tales hechos. En esta fase no podrán alegarse nuevos hechos. Una vez expuestas sus

conclusiones sobre los hechos controvertidos, las partes podrán informar sobre los argumentos jurídicos en que

se apoyen sus pretensiones, que no podrán ser alteradas en ese momento.

b. En el proceso penal: las denominadas “conclusiones definitivas” son actos de postulación mediante los cuales las

partes deducen definitivamente sus respectivas pretensiones (que ya han sido formuladas con carácter

provisional en los escritos de calificación o de acusación) con arreglo al resultado de la prueba y sin que puedan

modificar su contenido esencial, pues de lo contrario se vulneraría el derecho de defensa. Formalizadas las

conclusiones, cada una de las partes fundamentará oralmente sus pretensiones, determinando los hechos que

estime probados, su calificación legal y la participación que en ellos pudiera tener el acusado.

Formalizadas las pretensiones de las partes, practicadas las pruebas pertinentes y efectuadas las conclusiones e informes, el

órgano judicial, en el ejercicio de su potestad jurisdiccional, pone fin al proceso de manera definitiva mediante la oportuna

Sentencia, resolución judicial en la que, si concurren los presupuestos procesales, resolverá el fondo del asunto, ya sea

estimando o desestimando las pretensiones de las partes.

4. Los recursos: frente a la resolución judicial que pone fin al proceso de declaración, la parte que se sienta perjudicada

dispone de un conjunto de actos de postulación (recursos) a través de los cuales puede obtener su revisión.

a. En el proceso civil: el derecho a los recursos no es absoluto, se trata de un derecho de configuración legal, en el

sentido de que el poder legislativo es dueño de determinar, tanto el número y naturaleza de los recursos, como

los requisitos que en un medio de impugnación determinado, posibilitan su admisibilidad, por lo que su ejercicio

se encuentra condicionado al cumplimiento de los requisitos legalmente establecidos, cuya concurrencia debe

ser exclusivamente valorada por el órgano judicial.

b. En el proceso penal: el derecho a los recursos, se encuentra previsto en el protocolo nº 7 del CEDH y en PIDCP

de Nueva York, en virtud del cual “toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo

condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo establecido

en la ley”. Dicha declaración forma parte de nuestro ordenamiento interno (102 CE) y se integra en el derecho

al proceso debido del art. 24 CE.

El proceso penal mantiene para la causa de delitos graves, la única instancia, lo que ocasiona una proporción

inversa entre la gravedad del hecho y las garantías. Lo que ha ocasionado numerosas condenas al Estado español

por parte de la ONU.

B. EL PROCESO DE EJECUCIÓN

Para que la tutela judicial merezca el calificativo de “efectiva”, precisa de la intervención de los órganos judiciales tras la

resolución del conflicto a fin de dar adecuado cumplimiento a lo declarado en los títulos de ejecución, normalmente la

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sentencia, impidiendo que ésta se convierta en una mera declaración de intenciones carente de eficacia práctica.

El propio TC ha declarado que el derecho a la ejecución de Sentencias forma parte del contenido del art. 24.1 CE.

Así, es necesaria una actividad posterior de acomodación de la realidad de la Sentencia, que conforma lo que se denomina

proceso de ejecución, es decir, actuaciones que tienen como finalidad realizar por la fuerza lo ordenado en un título definitivo

e irrevocable, sustituyendo la conducta del ejecutado a fin de obtener su cumplimiento.

En el proceso de ejecución el Estado adquiere, a través de los órganos jurisdiccionales, un indiscutible protagonismo, en la

medida en que es el sujeto principal y el único legitimado para realizar las actuaciones, apercibimientos y actos de

expropiación que lo integran. Solo a él corresponden los mecanismos de la coacción jurídica y la potestad de invadir la esfera

de los derechos subjetivos de los particulares.

En esta fase los principios estructurales del proceso (contradicción e igualdad de armas) no rigen en la misma medida en este

proceso.

C. EL PROCESO CAUTELAR

La actividad procesal que requiere el proceso declarativo, conlleva un tiempo, que desde la parte activa del proceso esta

demora puede constituir un inconveniente, en la medida en que puede ser aprovechada por la contraparte para llevar a cabo

determinadas actuaciones que impidan o dificulten gravemente la efectividad de la tutela que pueda ser concedida en la

resolución judicial que pone término al proceso de declaración.

Con el fin de garantizar el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales en sus propios términos, ha de regir también el

derecho a la tutela cautelar, que en términos generales es el que asiste a las partes procesales a obtener del juez o tribunal la

adopción de las medidas que en cada caso sean necesarias para asegurar la total efectividad del futuro pronunciamiento de

fondo, previo cumplimiento de los requisitos y presupuestos.

En relación con el proceso penal, junto con el fin de garantizar la ejecución de una posible sentencia o garantizara la presencia

del imputado en el momento de realización del juicio oral, las medidas cautelares cumplen otros objetivos:

Evitar la destrucción o desaparición de las fuentes de pruebas

Eludir el riesgo de que el imputado pueda cometer otros hechos delictivos

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TEMA 20. CLASES DE PROCESOS El conjunto de procesos que prevé nuestro ordenamiento pueden ser clasificados en declarativos y ejecutivos.

1. LOS PROCESOS DECLARATIVOS. SISTEMATIZACIÓN Tienen por objeto, de conformidad con la naturaleza de la pretensión, declarar la existencia de un derecho subjetivo o relación jurídica, modificarla, constituirla o anularla, o condenar al deudor al cumplimiento de una determinada prestación. De lo que se trata es de otorgar una satisfacción jurídica a una determinada pretensión, mediante la solución definitiva del conflicto a través de la creación de un título jurisdiccional de ejecución, el cual abrirá las puertas al proceso de ejecución. Los podemos sistematizar en: a) Atendiendo a la amplitud o limitación de su objeto y a la extensión de los efectos de la sentencia, los podemos

clasificar en: ordinarios, sumarios y especiales. b) Atendiendo a la naturaleza de la relación jurídico material debatida puede distinguirse procesos para la

aplicación del Derecho Público (proceso penal, constitucional y contencioso-administrativo) y del Derecho Privado (proceso civil y el de trabajo)

2. PROCESOS ORDINARIOS, SUMARIOS Y ESPECIALES A) PROCESOS ORDINARIOS Están destinados a la composición de cualquier tipo de pretensión fundada en cualesquiera relaciones jurídicas. Características: 1. A ellos pueden acudir las partes para solucionar su conflicto con la sola excepción de las que hayan de ser

ventiladas a través de un procedimiento especial. 2. Se caracterizan por la plenitud de su cognición. En ellos ha de plantearse la totalidad de la relación jurídica

material discutida. 3. Las sentencias gozan de la totalidad de los efectos materiales de la cosa juzgada (no pudiéndose reproducir el

conflicto en proceso ulterior) 4. Presentan mayor incremento de las garantías de las partes y de las posibilidades de alegación, prueba e

impugnación. Así, mantienen una fase amplia de alegaciones, en la que las partes pueden fundamentar sin limitación alguna sus respectivas pretensiones y resistencias. Pueden practicar en ellos la totalidad de los medios de prueba para evidenciar los hechos que las fundamentan. Contra la Sentencia, está la parte gravada autorizada a interponer el recurso pertinente.

Todos los órdenes jurisdiccionales cuentan al menos con dos procesos declarativos ordinarios, excepto el penal que mantiene tres. B) PROCESOS ESPECIALES. Surgen por la necesidad de dotar de mayor agilidad a los procesos, por lo que suelen ser sustancialmente acelerados. Su característica primordial reside en la especialidad del objeto, tan solo se puede debatir la relación jurídico material para cuya protección fue creado un determinado proceso especial. Las relaciones jurídicas pueden serlo de cualquier naturaleza, tanto dispositivas como no dispositiva, pero en todo caso, ostentan la virtualidad que cuando en torno a ellas surja cualquier conflicto, habrá de solucionarse a través del correspondiente proceso especial. Las sentencias en ellos recaídas gozan asimismo de la plenitud de los efectos materiales de la cosa juzgada. C) PROCESOS SUMARIOS. 1. Tienen una cognición limitada a un solo aspecto o parte de la relación material debatida 2. Las partes tienen limitados sus medios de ataque y sobre todo de defensa 3. Como consecuencia de la limitación de cognición, no producen los efectos materiales de la cosa juzgada, los

limitan a la relación jurídica material debatida en el proceso sumario.

4. TIPOLOGÍA MATERIAL DE PROCESOS A) PROCESO PENAL El objeto del proceso penal es la pretensión punitiva, por lo que las pretensiones penales son pues de condena y su elemento esencial lo constituye el hecho punible y la identidad de su autor.

La pretensión penal es ejercitada por las partes acusadoras: ministerio fiscal, el acusador particular y el acusador popular.

Por otro lado está la defensa, parte dual integrada por dos sujetos procesales, el imputado y su abogado defensor, cuya misión consiste en hacer valer dentro del proceso el derecho fundamental a la “libertad” que ha de asistir a todo ciudadano, que por no haber sido condenado, se presume inocente.

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El proceso penal se rige por el principio acusatorio. Fase instructora: Fase regida por los principios de escritura y del secreto de las actuaciones. Transcurre frente al Juez de instrucción y su función consiste en preparar el juicio oral mediante la determinación del hecho punible y de su presunto autor, denominado imputado o procesado. La fase instructora recibe el nombre de “sumario” en el proceso ordinario, y de “diligencias previas” en el abreviado. El juez instructor ha de practicar actos de investigación y medidas de aseguramiento o cautelares. Cuando se han cumplido estos dos objetivos (que han de ser corroborados en una subfase intermedia) se abrirá la de juicio oral. Si no se determinara hecho punible o autor, el proceso finalizará mediante “auto de sobreseimiento”. Fase de juicio oral: está regida por los principios de oralidad, inmediación y publicidad. Está destinada a formalizar la pretensión penal o acusación, y a probar bajo los principios de contradicción, igualdad y publicidad, los hechos que la fundamentan, tras lo cual el Juez dictará su Sentencia. Contra la Sentencia las partes podrán interponer o bien el recurso de apelación (delitos leves), bien el de casación (delitos graves). En el proceso penal, según la gravedad del hecho punible, subsisten tres procesos ordinarios y ciertos procesos especiales. a) Sumario ordinario: para el conocimiento de delitos con penas privativas superiores a los 9 años, con

instrucción por un Juez y juicio oral del conocimiento de la Audiencia Provincial. b) Proceso penal abreviado: con diligencias previas atribuidas a los Jueces de Instrucción y la fase del juicio oral

con conocimiento bien por los juzgados de lo penal (hasta 5 años de privación de libertad), bien por las Audiencias provinciales (de 5 a 9 años)

c) Juicio de faltas: de los que conocen los Juzgados de instrucción. d) Proceso ante el tribunal del jurado: para el enjuiciamiento de relevantes delitos e) Juicios rápidos: para delitos menos graves (hasta 5 años) de carácter flagrante, que suelen producir

inseguridad ciudadana. Procesos especiales: a) Por razón de la persona: causas contra aforados (diputados, magistrados,..) b) Por razón de la materia: injurias y calumnias, delitos cometidos por medios de comunicación, etc

B) EL PROCESO ADMINISTRATIVO. El objeto del proceso administrativo es controlar y obtener la sumisión de la Administración al imperio del Derecho (art. 103.1 y 106.1 CE). Fue instaurado en España con la Ley de la Jurisdicción CA de 1956, y consagrado y potenciado este proceso con la Ley 29/1998 de la Jurisdicción CA. Recurso contencioso administrativo: les corresponde conocer el recurso contencioso-administrativo a los Juzgados y Tribunales de lo CA, que son órganos jurisdiccionales especializados en la aplicación del Derecho Administrativo. Recurso que es requisito previo para determinados supuestos, como la interposición de los recursos administrativos. El recurso contencioso administrativo puede ser interpuesto tanto contra actos administrativos, cuanto contra reglamentos y demás disposiciones con rango inferior a ley. En ellos se puede pedir la anulación del acto o disposición impugnada, y en su caso la condena a la admon al reconocimiento de una situación jurídica individualizada, de un derecho subjetivo (licencia obras) o al pago de una indemnización de daños y perjuicios. Las pretensiones administrativas son siempre o declarativas puras o mixtas: de un lado declarativas de nulidad o constitutivas de anulación del acto o disposición impugnada y de otro de condena al cumplimiento por la administración de una determinada prestación. En el ordenamiento procesal administrativo coexisten dos procesos administrativos ordinarios (el denominado recurso contencioso administrativo y el procedimiento abreviado), con cinco especiales. a) El recurso contencioso-administrativo ordinario: está regido por los principios dispositivo, investigación de

oficio de la concurrencia de los presupuestos y requisitos procesales, escritura, inmediación y única instancia b) El abreviado: rige el principio de oralidad En ambos como consecuencia de la presunción de legalidad del acto o disposición impugnada, se produce una inversión de roles de las partes: el actor es normalmente el administrado (con la excepción del proceso de lesividad), quién ha de interponer el recurso y reclamar el expediente de la admon, quien asume normalmente el papel de demandada, siendo defendida por la abogacía del estado o letrados de las CCAA o corporaciones locales. La regla general en virtud del principio de autotutela administrativa, es la no suspensión de los efectos del acto impugnado, salvo que pueda producir un perjuicio irreparable. Procesos especiales: a) Lesividad.

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b) El de Personal c) De suspensión de acuerdos de las Corporaciones Locales d) El contencioso electoral e) El de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales

C) EL PROCESO CONSTITUCIONAL Los procesos que pueden plantearse ante el TC se regulan por la Constitución y la LO 2/1979 del TC, y están informados por los principios dispositivo, escritura y única instancia. Pueden clasificarse: a) Protección de derechos fundamentales: la función de protección de los derechos fundamentales la efectúa

el TC mediante el recurso de amparo, que acoge la vulneración de los derechos recogidos en los art. 14 a 29 y 30.2 CE. Para obtener dicha protección hay que cumplir con determinados requisitos previos, entre los que destaca cumplir con el principio de subsidiariedad (art. 53.2). Una vez agotadas todas las instancias judiciales previas, se dispone 20 días desde la última sentencia para interponer el recurso de amparo.

b) Control constitucional de la legalidad: a fin de obtener la sumisión efectiva de todos los Poderes del Estado a la Constitución, el TC ha establecido 3 procedimientos: 1. Conflictos de competencia: los pueden plantear tanto el Estado, como las CCAA y las Corporaciones

Locales sólo para la defensa de su autonomía. Tras la alegación de las partes, el TC decide quién le corresponde ejercitar la competencia sobre una materia determinada.

2. Recurso de inconstitucionalidad. Control abstracto de la constitucionalidad, que pueden plantear dentro del plazo de 3 meses de publicación de una ley, 50 diputados o senadores, el Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal, el Presidente del Gobierno y los órganos ejecutivos y legislativos de las CCAA, contra leyes que puedan infringir la Constitución. Mediante este recurso, el TC anula aquellas leyes que vulneren la CE, asegurando el principio de supremacía y jerarquía constitucional.

3. Control concreto de la constitucionalidad. Cuestión de inconstitucionalidad, se efectúa sin sometimiento a plazo alguno con respecto a la publicación de la ley. La plantea el Juez o Tribunal en el curso de un proceso, acerca de la constitucionalidad de una ley aplicable a un caso concreto y de cuya aplicación depende el contenido del fallo. Si el TC estimara dicha cuestión, la norma objeto de la misma, es anulada con los mismos efectos erga omnes que los efectos de las sentencias de inconstitucionalidad.

D) EL PROCESO LABORAL El proceso de trabajo se regula por la Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social. Los órganos de lo social son órganos jurisdiccionales ordinarios especializados en la aplicación del Derecho del Trabajo. Entienden de estos procesos, los Juzgados de lo Social en primera instancia, las Salas de lo Social de los TSJ en segunda instancia, la Sala de lo Social de la AN y la Sala de los Social del TS en casación. Proceso ordinario: está informado por los principios dispositivo, investigación de oficio, oralidad, inmediación, rapidez, economía y doble instancia. Se puede hacer valer cualquier pretensión fundada en Derecho del Trabajo. Lo usual es que sean pretensiones mixtas, de un lado pretenden el reconocimiento de una determinada relación laboral o derecho subjetivo, y de otro, la condena a la contraparte al cumplimiento de una prestación. Aunque también conoce algunas pretensiones constitutivas (ej. El proceso de conflicto colectivo normativo o de intereses). La principal característica es la oralidad, lo que permite que el Juez pueda intervenir en la prueba. La oralidad permite además un tratamiento concentrado del material de hecho, lo que lo dota de gran rapidez. También rige el principio de investigación que autoriza al Juez a apreciar de oficio la concurrencia de los presupuestos procesales. Es un proceso con gran eficacia por la incorporación de determinadas obligaciones procesales de las partes, tales como la exhibición del patrimonio, aportación de documentos, etc E) EL PROCESO CIVIL Se regula por la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000, de 7 de enero, así como por numerosas leyes materiales. Los procesos civiles transcurren ante los jueces de lo Mercantil y de Primera instancia e instrucción, que conocen de la fase declarativa y de ejecución. La apelación se confía en las AP y la Sala de lo Civil del TS conoce del recurso de casación. La pretensión civil, que puede plantearse en cualquiera de sus distintas manifestaciones (declarativa, constitutiva o de condena), está fundada en normas pertenecientes al Derecho Privado. La relación jurídico material discutida pertenece al dominio de las partes (a excepción de los procesos civiles inquisitorios), siendo el principio dispositivo absolutamente hegemónico. También está informado por los principios de aportación de los hechos por las partes, valoración conjunta de la prueba, oralidad, inmediación y doble instancia. Coexisten dos procesos ordinarios con multitud de procesos especiales y sumarios. a) Ordinario: para el conocimiento de pretensiones con un valor económico superior a los 6000 euros

b) Juicio verbal, para las demás demandas de cuantía inferior

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TEMA 21. LOS ACTOS PROCESALES CONCEPTO: En un sentido amplio, son actos jurídicos que revisten especialidades en virtud de su vinculación con el proceso, incidiendo en él y tendentes a lograr un fin común. La teoría del acto procesal se desenvuelve como una derivación de la teoría del acto jurídico. El acto jurídico presupone la conducta voluntaria de una persona a la que el ordenamiento jurídico le atribuye eficacia jurídica. Así, los actos procesales son los actos jurídicos realizados por la autoridad jurisdiccional, las partes o por terceros, a través de los cuales el proceso se realiza y que producen sus efectos directos e inmediatos en la constitución, desarrollo y fin del mismo. El elemento esencial que distingue el acto procesal de los restantes actos jurídicos consiste precisamente en su finalidad procesal, la de estar única y exclusivamente destinados a producir efectos procesales. Hechos procesales: acontecimientos o fenómenos de la naturaleza, independientes de la voluntad humana, a los que el Derecho objetivo les atribuye efectos en el proceso. Ej: la muerte de una de las partes

REQUISITOS DE LOS ACTOS PROCESALES:

A) LUGAR DE REALIZACIÓN DE LOS ACTOS PROCESALES: Las actuaciones judiciales han de practicarse en la sede de la oficina judicial. Como excepción a esta regla general se contemplan dos supuestos: (268.2 LOPJ) a) Las actuaciones que hayan de practicarse fuera de la sede del Tribunal, pero en la localidad donde ésta

radica. b) Las actuaciones judiciales que se realicen fuera de la localidad donde radica la sede del Tribunal, pero dentro

de su partido judicial (juzgado) o circunscripción territorial. Supuesto en que lo normal será requerir el auxilio judicial

También prevé la posibilidad de desplazamiento en aquellos casos en que la actuación judicial haya de practicarse fuera del territorio de su circunscripción. En estos casos, también se requerirá el auxilio judicial.

B) TIEMPO DE LOS ACTOS PROCESALES: TÉRMINOS Y PLAZOS. La LOPJ aplicable a todos los órdenes jurisdiccionales aborda el tema relativo al tiempo de las actuaciones judiciales, determinando: (179-185 LOPJ) El período ordinario de funcionamiento de los Tribunales, año judicial, que se extiende desde el 1 de septiembre hasta el 31 de julio de cada año. Son días hábiles todos los comprendidos dentro del período ordinario, excepto los sábados y domingos, los días 24 y 31 de diciembre, los días de fiesta nacional y los festivos a efectos laborales en la respectiva CCAA o localidad. En agosto se pueden celebrar aquellas actuaciones judiciales que se declaren urgentes por las leyes procesales. La LEC considera urgentes las actuaciones procesales cuya demora puede causar grave perjuicio a los interesados, o provocar la ineficacia de una resolución judicial. En el orden jurisdiccional penal, todos los días del año y todas las horas son hábiles para la instrucción de causas criminales. Horas hábiles, con carácter general de 8h a 20h. La LEC permite a los Jueces, Tribunales y Secretarios, de habilitar días y horas que originalmente son inhábiles con sujeción a lo dispuesto en las leyes procesales. La LEC permite a los Tribunales, de oficio o a instancia de parte, habilitar los días y horas inhábiles, atendiendo al estándar de urgencia establecido por el CGPJ. El plazo, consiste en la determinación de un período de tiempo, dentro del cual puede realizarse el acto procesal, lo que exige la concreción de un plazo inicial y otro final. De conformidad con lo dispuesto en el art 5 Cc y el 133 LEC, los plazos empezarán a correr desde el día siguiente a aquel en que se hubiere efectuado el acto de comunicación del que la Ley haga depender el inicio del plazo y se contará en ellos el día de vencimiento que acabará a las 24 horas. En el cómputo señalado por días se excluirán los inhábiles. Tratándose de plazos señalados por meses, los plazos se computarán de fecha a fecha, si bien cuando en el mes de vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del cómputo, se entenderá que el plazo expira el último del mes. Los plazos pueden ser:

a) Materiales: los que afectan a derechos subjetivos contemplados en el CC, y tienen la virtualidad de que se computan todos, hábiles e inhábiles

b) Procesales: los plazos se rigen por la LEC, y en su cómputo se excluyen los inhábiles 133.2 LEC El término es un momento en el tiempo, determinado por un día e incluso, un día y hora, en el que precisamente tiene que realizarse el acto procesal. Atendiendo al sujeto destinatario del plazo o término establecido, se puede distinguir entre:

Actos propios: que son los dirigidos a las partes procesales o a los terceros que intervienen en el proceso.

Actos impropios o judiciales: fijados para la realización de actos de los órganos jurisdiccionales o por el personal judicial en el cumplimiento de sus atribuciones en el proceso.

La inobservancia de los plazos propios provoca la preclusión del trámite correspondiente, es decir, la pérdida de la posibilidad legal de realizarlo. Por el contrario, cuando se trata de plazos impropios o judiciales, su incumplimiento no impide que el órgano judicial pueda y deba realizar el acto de que se trate, sin perjuicio de incurrir en responsabilidades. Los plazos son improrrogables, no obstante, pueden ser interrumpidos y demorados en caso de fuerza mayor

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que impida cumplirlos, lo que deberá ser apreciado por el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, reanudándose su cómputo en el momento en que hubiera cesado la causa determinante de la interrupción. Según la jurisprudencia, fuerza mayor son los hechos que aun siendo previsibles, sean inevitables, insuperables e irresistibles, siempre que las causas que los motivan sean independientes y extrañas a la voluntad del sujeto obligado.

C) LA FORMA DE LOS ACTOS PROCESALES. Por elementos formales del acto procesal entendemos aquellos

requisitos que distintos a los elementos materiales del mismo (declaración de conocimiento y/o voluntad), han de

concurrir en el momento de su producción, caracterizándose por guardar una relación instrumental con éstos, de manera

que hacen posible el despliegue de los efectos jurídicos del acto.

a) La oralidad o la escritura.

Oralidad. Para la calificación de un procedimiento como oral, lo decisivo en su fase probatoria, entendiéndose por tal

aquel procedimiento en el que tan solo el material procesal aportado oralmente al juicio puede ser apreciado en la

decisión final, o lo que es lo mismo, si los fundamentos de la Sentencia se constituyen mediante las alegaciones y prueba

oral efectuada en el juicio. La CE lo recoge en el art. 120.2, el procedimiento será preferentemente oral, sobre todo en

materia criminal.

El principio de escritura, informa un proceso en el que la Sentencia se fundamenta exclusivamente en los datos deducidos

o alegados por las partes en forma escrita.

Así, partiendo de la anteriores premisas:

El proceso penal está informado por el principio de oralidad: la práctica de la prueba, los informes de acusación y defensa, el

derecho a la última palabra del acusado, y especialmente la exigencia de que el Juez dicte la Sentencia con arreglo

exclusivamente a las pruebas practicadas en el juicio oral.

El proceso civil, juicios ordinarios, está informado por el principio de oralidad (a partir de la nueva LEC): la audiencia previa

al juicio, la audiencia principal cuyo objeto esencial es la práctica de la prueba.

En el juicio verbal (proceso ordinario) se mantiene la oralidad de manera incluso más acentuada.

Asimismo son orales las resoluciones del Juez y del Secretario que hayan de pronunciarse en dichas audiencias.

Por lo tanto, en la actualidad está vigente la oralidad en los procesos penal y laboral, en el civil, y por tanto también en el

contencioso administrativo, por la supletoriedad de aquél proceso en éste.

b) La lengua. La LOPJ parte del principio general de que la lengua que se usa en las actuaciones judiciales es el castellano,

por su condición de lengua oficial del Estado, pero al mismo tiempo, admite que los órganos judiciales como las partes

puedan usar en el proceso la lengua oficial propia de la CA en cuyo territorio tengan lugar las actuaciones judiciales.

Los órganos judiciales pueden hacer uso de la lengua oficial de cada CA, siempre y cuando no se alegue indefensión por

alguna de las partes. A las partes y sus representantes sin embargo, no se les puede negar este derecho, debiendo en su caso

acudir a la utilización de intérprete.

En consecuencia, las partes son titulares del derecho a utilizar en el proceso una lengua oficial distinta al castellano.

En el art. 231.4 LOPJ (declarado constitucional STC 105/2000) se cohonesta el derecho de los ciudadanos de hacer uso de la

lengua autonómica en su relación con la administración de justicia con la finalidad que el proceso cumpla la finalidad que le

es propia, así como los casos en los que se procederá a la traducción de oficio.

Aunque no viene recogido en la LOPJ, el TC ha considerado que también procede su traducción cuando el Juez o Tribunal

desconozca la lengua cooficial distinta del castellano en la que el documento venga escrito, posibilitando el ejercicio de la

potestad jurisdiccional que la CE les mandata en el 117.3 (juzgar y hacer ejecutar lo juzgado)

c) La publicidad. Logro del pensamiento liberal. Su instauración perseguía por un lado, la seguridad de los ciudadanos

frente a la posible arbitrariedad judicial y por otra el fortalecimiento de la confianza del pueblo en sus tribunales.

Derecho fundamental que asiste a todo ciudadano a “un proceso público con todas las garantías”, art. 24.2 CE, y la

publicidad procesal consagrada en el 120 CE, y tan sólo susceptible de restricción por razones de moralidad, orden

público, seguridad nacional, protección de la vida privada de las partes, interés de la justicia y respeto debido a la persona

del ofendido o su familia. (STC 57/2004)

Tipos de publicidad:

1. Absoluta, en la que puede asistir al proceso el conjunto de la sociedad. Puede ser:

a. Inmediata: se entiende la asistencia personal o física del público a las actuaciones judiciales

b. Mediata: que se puede obtener mediante la interposición entre el juicio oral y el público perceptor de algún

medio de comunicación.

2. Publicidad relativa: únicamente pueden asistir las partes intervinientes. Puede ser:

a. Directa o activa: si las partes están autorizadas a intervenir en la formación del acto procesal

b. Indirecta o pasiva: cuando una vez realizado el acto, se les da cuenta de su contenido con posterioridad.

En el proceso civil: Debido a la vigencia del principio de oralidad, el principio de publicidad rige allí donde las actuaciones

sean verbales, y de modo especial, en la fase probatoria. Pudiendo ser restringida por el Tribunal o Secretario: orden público,

seguridad nacional, intereses de los menores,….(138.2 LEC)

En el proceso penal: en la fase instructora la regla general es la publicidad relativa y directa para las partes personadas, si bien

se puede declarar el secreto de las actuaciones por un mes. La fase del juicio oral, está presidida por el principio de publicidad

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absoluta inmediata, constituyendo su infracción una causa de nulidad del juicio.

LA INEFICACIA DE LOS ACTOS PROCESALES.

La nulidad de las actuaciones, al no constituir propiamente materia orgánica relativa a la organización y funcionamiento de

los Tribunales, se separó de la LOPJ, regulándose en su integridad en la LEC. En concreto, en los art, 225 y ss LEC, teniendo

plena vigencia no sólo en el proceso civil sino también en todos los órdenes jurisdiccionales.

1. SUPUESTOS: dispone el art. 238 LOPJ que serán nulos de pleno derecho las actuaciones judiciales (término

comprensivo tanto de las actuaciones del órgano judicial, como de las partes).

1. Cuando se produzcan con manifiesta falta de jurisdicción o competencia objetiva o funcional, a los que cabe incorporar

la vulneración del derecho al Juez legal predeterminado por la Ley y consagrado en el art. 24.2 CE

2. Cuando se realicen bajo violencia o intimidación. Pudiendo invocarse la nulidad de actuaciones cuando hubiese cesado

la violencia anterior o simultánea al proceso, incluso tras la firmeza de la sentencia. La nulidad que se declare en este

supuesto alcanzará no sólo al acto nulo, sino también a las actuaciones directamente relacionadas con él o que pudieran

haberse visto influidas o condicionadas por el acto nulo.

3. Cuando se prescinda de normas esenciales del procedimiento, siempre que, por estas causas haya podido producirse

indefensión.

Por normas esenciales del procedimiento: Cabe entender todas las que siendo imperativas, de orden público o

reguladoras en definitiva de alguno de los principios o garantías del proceso, sitúan en indefensión efectiva,

cuando sean totalmente omitidas a una o ambas partes actuantes.

Existe indefensión: cuando la actuación de los órganos jurisdiccionales menoscaba el derecho a intervenir en el

proceso, a realizar alegatos y a utilizar los medios de prueba para demostrar los hechos alegados (STC 48/1984)

No obstante existen situaciones que aun produciendo indefensión, no son susceptibles de provocar nulidad de

actuaciones, por ejemplo, cuando dicha situación ha sido buscada intencionadamente por la parte que la invoca.

En todo caso, la vulneración de los principios inherentes a la estructura del proceso, el principio de contradicción e

igualdad de armas, son suficientes para provocar la nulidad de actuaciones debido de un lado a su estrecha relación con

los principios de audiencia y defensa, y de otro, a su carácter de garantías fundamentales del proceso.

4. Cuando se realicen sin intervención de abogado, en los casos en que la ley establezca que es preceptiva. ¿Podrá

subsanarse? Dos enfoques. Sí, según se deduce de la lectura literal del art. 238.4 LOPJ. Una postura más abierta, es la que

postula la interpretación del 238.4 en relación con el 240.1 y 241.1, en cuya virtud para que se decrete la nulidad de un

acto por defecto de forma, es necesario que se ocasione indefensión a la contraria.

5. Cuando se celebre vistas sin la preceptiva intervención del Secretario judicial. Se deducen pues, tres requisitos que

determinan la nulidad del acto procesal: a) que se haya celebrado una vista; b) que no haya sido intervenida por el

Secretario, y c) que dicha intervención sea preceptiva. No siendo preceptiva la intervención del Secretario en las vistas

que hayan de celebrarse con inmediación judicial, siempre y cuando se proceda a la grabación audiovisual de la misma.

Aunque existen vistas orales que han de realizarse con la exclusiva intervención del Secretario. Sólo su ausencia en estas

comparecencias orales determinará la nulidad del acto procesal.(ej el poder apud acta)

6. Cuando se resolvieran mediante diligencias de ordenación o decreto cuestiones que, conforme a la ley, hayan de ser

resueltas por medio de providencia, auto o sentencia. Si el Secretario, excediéndose en sus atribuciones, dictara una

resolución que invadiera la reserva procesal del personal jurisdiccional, esta resolución sería nula de pleno derecho.

7. En los demás casos en los que las leyes procesales así lo establezcan. Contemplado de manera estándar en el 240 LOPJ

motivo genérico de nulidad referido a los defectos de forma en los actos procesales. Además han de concurrir dos

circunstancias para que pueda generarse la nulidad:

a. Que el defecto de forma implique a su vez la ausencia de los requisitos indispensables para que el acto procesal

pueda alcanzar su finalidad

b. o que por su causa, se hubiera causado efectiva indefensión.

Se puede afirmar que los defectos de forma de los actos procesales generarán nulidad absoluta o simple anulabilidad

según la naturaleza y finalidad del acto a que afecten y según determinen o no, una indefensión propiamente dicha.

2. TRATAMIENTO PROCESAL DE LA NULIDAD

El art. 240.1 y 2 LOPJ distingue:

1. Si se pone de manifiesto por las partes: las partes pueden poner de manifiesto la nulidad bien a través de los recursos que

la Ley establezca, bien poniéndola en conocimiento del órgano judicial con anterioridad a que hubiese recaído sentencia

definitiva, para que éste actúe en consecuencia.

2. El órgano jurisdiccional podrá antes de dictar la Sentencia definitiva declarar de oficio la nulidad de actuaciones o de

alguna de ellas. Así se contempla también la posibilidad de que una vez dictada la sentencia definitiva, el tribunal pueda

con ocasión de un recurso, declarar de oficio la nulidad de actuaciones, cuando apreciare falta de jurisdicción, o de

competencia objetiva o funcional o se hubiese producido violencia o intimidación que afectare a ese tribunal, sin que

fuera invocado por las partes.

Se infiere que la LOPJ establece un límite preclusivo general, que viene determinado por la firmeza de la sentencia, tras la

cual quedan, en principio subsanados todos los posibles defectos que puedan existir en el proceso, excepción hecha, del

supuesto en que se hubieran producido las actuaciones con violencia o intimidación, a cuya declaración de nulidad no parece

que pueda aplicarse límite temporal alguno.

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3. INCIDENTE EXCEPCIONAL DE NULIDAD DE ACTUACIONES.

El art. 238 LOPJ contempla los actos procesales que pudieran adolecer de un vicio de nulidad de pleno Derecho.

Pero el incidente de nulidad de actuaciones no opera contra toda resolución judicial que incurra en tales vicios (los cuales

habrán de ser denunciados mediante el ejercicio de los recursos), sino única y exclusivamente contra las resoluciones

definitivas dictadas en única instancia o producidas en segunda, siempre y cuando contra la Sentencia no quepa la posibilidad

de interponer ante el TS, el recurso por infracción procesal, y exclusivamente por los vicios relacionados con la vulneración

de un derecho fundamental de los referidos en el art. 53.2 CE.

El referido incidente constituye pues, un remedio extraordinario de rescisión de las Sentencias firmes, que se erige en un

presupuesto procesal de la interposición del recurso constitucional de amparo, ya que la LOTC exige como requisito previo

del amparo, el agotamiento de todos los medios de impugnación, de entre los que hay que incluir el incidente de nulidad de la

Sentencia.

La competencia para conocer este incidente, será el Tribunal que hubiere dictado la Sentencia que hubiere adquirido la

firmeza.

La legitimación activa la ostenta quienes sean parte legítima o hubieran debido serlo. La legitimación pasiva, la ostentan

los restantes litigantes que fueron parte en el proceso.

El plazo para interponerlo será de 20 días, desde que se produjo la notificación de la sentencia, o en todo caso, desde que

se tuvo conocimiento del defecto causante de indefensión. En este último caso, el plazo máximo es de 5 años desde la

notificación de la sentencia.

El escrito admitido a trámite en el procedimiento, como norma, no provocará la suspensión de la ejecución y eficacia de

la sentencia.

Si se estimara la nulidad, se repondrán las actuaciones al estado inmediatamente anterior al defecto que la haya originado

y se seguirá el procedimiento legalmente establecido. Si se desestimara, se condenará por medio de auto, al solicitante en

todas las costas del incidente.

La resolución que resuelve el incidente no será susceptible de recurso alguno.

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TEMA 22.CLASES DE ACTOS PROCESALES CONCEPTO: Aquellos que desarrollan sus efectos primarios, directos y específicos, legalmente previstos, en la constitución,

desarrollo y fin del proceso. A este conjunto de actos ordenados legalmente se le suele llamar procedimiento. Distinguirlos de

los hechos procesales: acaecimientos del mundo exterior que tiene efectos en el proceso, pero sin intervenir la voluntad

humana.

Observaciones:

1. No todo acto que produce efectos procesales puede considerarse un acto procesal. Ej: el otorgamiento de poder a

procuradores.

2. Siendo el proceso ese conjunto de actos que lo conforman, no puede ser algo distinto al propio acto procesal.

3. El hecho que un acto configure el proceso, y que produzca efectos procesales, no significa que igualmente no pueda

producir efectos extraprocesales. Ej: una demanda interrumpe la prescripción.

CLASES DE ACTOS PROCESALES: Dentro del proceso, podemos distinguir:

a) actos que provienen del órgano judicial

b) actos que son realizados por las partes

También existen actos que son realizados por terceras personas que intervienen o pueden intervenir en el proceso. (testigo.

perito)

1. LOS ACTOS PROCESALES DE LAS PARTES. Son actos de parte aquellos que provienen de las personas que integran

la posición procesal de demandante o demandado y que o bien configuran el proceso o bien producen efectos procesales.

Atendiendo a su contenido y finalidad:

A) ACTOS DE POSTULACIÓN.

Son actos por los que las partes solicitan del órgano jurisdiccional una resolución de contenido determinado. Su eficacia y

eficiencia depende de la valoración que el órgano jurisdiccional haga sobre su admisibilidad y fundabilidad.

Admisibilidad: consiste en la aptitud del acto para que su contenido tenga que tomarse en consideración por el Juez, la

cual depende del cumplimiento de los presupuestos y requisitos procesales que condicionan dicho examen (eficacia).

La fundabilidad: es la idoneidad del acto, desde el p de v del Derecho material, para alcanzar la finalidad perseguida

(eficiencia)

1. Petición. A través de ellos, se postula al órgano judicial la obtención de una resolución de contenido específico, ya sea en

relación con el objeto del proceso (peticiones de fondo), ya sea referente al desarrollo del proceso (un pronunciamiento

sobre admisibilidad, validez y eficacia de los actos procesales). Los actos de petición más importantes vienen integrados

por los de deducción o formalización de la pretensión, que:

a) En el proceso civil. Los escritos de petición más importantes son los de demanda y de contestación (reconvención

incluido), mediante los cuales se formaliza la pretensión.

b) En el proceso penal. Los actos de petición tienen un proceso escalonado:

Querella, denuncia e iniciación de oficio, paso primero, mediante los cuales se ejercita la acción y se inicia el

proceso penal

Fundamentación de la pretensión. Durante la fase de instrucción, a través de la introducción de los hechos.

Escritos de calificación provisional o de acusación. Concluida la fase de instrucción y abierto el juicio oral,

formaliza sus pretensiones en los escritos de calificación provisional (procedimiento común por delitos muy

graves) o escritos de acusación (en el procedimiento abreviado).

2. Alegación: los actos de alegación constituyen las manifestaciones de hecho y de Derecho que se exponen al órgano

jurisdiccional durante el desarrollo del proceso, encaminadas a proporcionarle los elementos necesarios para la emisión de

la resolución favorable a los intereses de la parte proponte.

a) En el proceso civil. son actos de aportación de hechos por las partes.

b) En el proceso penal.

En la fase instructora, están informados por el principio de investigación, y es el Juez de instrucción el que ha de

introducirlos en el proceso, sin perjuicio de que a las partes acusadoras les incumba la carga de su alegación en

sus escritos de acusación.

3. Prueba: los actos de prueba tienen como finalidad lograr la convicción del órgano judicial acerca de la veracidad de las

afirmaciones de hecho introducidas por las partes.

B) ACTOS DISPOSITIVOS. Atendiendo a la titularidad de las partes con respecto al objeto del litigio, los actos pueden

ser dispositivos y no dispositivos.

Los actos dispositivos (también denominados de “causación”), actúan directamente sobre el sistema de situaciones jurídicas,

creando, modificando o extinguiendo alguna de ellas, e incluso el proceso. A este tipo pertenecen los de finalización anormal

del proceso y los negocios jurídicos procesales:

El desistimiento

El allanamiento

La renuncia

La transacción judicial

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La sumisión expresa

2. ACTOS DEL ÓRGANO JUDICIAL, cabe incluir no sólo los del órgano juzgador propiamente dicho (jueces y

magistrados), sino también los actos del Secretario Judicial y de otros funcionarios de carrera que prestan sus servicios en Juzgados y Tribunales, especialmente de los Agentes Judiciales.

A) ACTOS DEL JUEZ: Las actuaciones procesales que realizan los Tribunales se denominan resoluciones judiciales, y pueden ser clasificadas, por la forma que adoptan en: a) Providencias, cuando tengan por objeto la ordenación material del proceso, de lo que se infiere que dicha

resolución judicial será la adecuada cuando se trate de cuestiones procesales que requieran una decisión judicial por así establecerlo la ley. Atendiendo a un criterio negativo, o de exclusión, se dictará providencia cuando no se trate de la ordenación formal del proceso, en cuyo caso sería competencia del Secretario Judicial, y tampoco se dictará providencia cuando lo que deba dictarse sea un auto. La forma que han de revestir las providencias:

La fecha y lugar en que se adopten

La indicación del órgano jurisdiccional que las dicta

La determinación de lo mandado

Una sucinta motivación cuando así lo disponga la ley o el tribunal lo considere conveniente. b) Autos, son las resoluciones judiciales que ponen fin al proceso, resuelven incidentes sustanciales, se dictan

para resolver recursos contra providencias y decretos, cuando se resuelva la admisión o inadmisión de la demanda,…. (art 206.1.2º Se dictarán autos cuando se decidan recursos contra providencias o decretos, cuando se resuelva sobre admisión o inadmisión de demanda, reconvención, acumulación de acciones, admisión o inadmisión de la prueba, aprobación judicial de transacciones, acuerdos de mediación y convenios, medidas cautelares y nulidad o validez de las actuaciones.

También revestirán la forma de auto las resoluciones que versen sobre presupuestos procesales, anotaciones e inscripciones registrales y cuestiones incidentales, tengan o no señalada en esta Ley tramitación especial, siempre que en tales casos la ley exigiera decisión del Tribunal, así como las que pongan fin a las actuaciones de una instancia o recurso antes de que concluya su tramitación ordinaria, salvo que, respecto de estas últimas, la ley hubiera dispuesto que deban finalizar por decreto.

Los autos serán siempre motivados y contendrá en párrafos separados y numerados, los antecedentes de hecho y los fundamentos de derecho en los que base la subsiguiente parte dispositiva o fallo. La necesidad de razonamiento y de motivación del auto es una manifestación del art. 120 CE, pues el auto es siempre decisorio de cuestiones que directa o indirectamente afectan al derecho a la tutela efectiva consagrado en el 24 CE. Además incluirán el lugar y fecha en que se adoptan e indicarán el Tribunal que lo dicta, expresando el Juez o Magistrado que lo integren, que deberán firmar la resolución.

c) Sentencias, pueden definirse como la resolución judicial por la que en el ejercicio de la potestad jurisdiccional, se pone fin al proceso, tanto si el juzgador entra a resolver el fondo del asunto (estimando o desestimando la pretensión ejercitada) como si por falta de algún presupuesto procesal, procede finalizar éste, dejando imprejuzgado su objeto (sentencia absolutoria en la instancia), supuesto éste que no puede suceder en el proceso penal, en donde la sentencia tiene que decidir necesariamente sobre la cuestión criminal. Las sentencias serán siempre motivados y contendrá en párrafos separados y numerados, los antecedentes de hecho (en donde aparecerán consignadas las pretensiones de las partes, los hechos en que las funden y en su caso los hechos probados) y los fundamentos de derecho (que contienen la argumentación jurídica esgrimida por las partes, con indicación de la que se ha servido el Tribunal para motivar su Sentencia, todo ello en relación con las normas y doctrina jurisprudencial aplicable) y la parte dispositiva o fallo (en la que el Tribunal se pronunciará en relación con las pretensiones ejercitadas por las partes, estimándolas o desestimándolas, en todo o en parte, condenando o absolviendo a las partes acusadas). La necesidad de razonamiento y de motivación de las sentencias es una manifestación del art. 120 CE, pues las sentencia es siempre decisoria de cuestiones que directa o indirectamente afectan al derecho a la tutela efectiva consagrado en el 24 CE. Además de dar a conocer los motivos fácticos y jurídicos que han llevado al Tribunal a dictar una resolución con un fallo determinado, y facilitar así los posibles recursos, la motivación cumple también la función de constatar el sometimiento del tribunal al imperio de la ley y del Derecho en la resolución del caso concreto. Se trata en definitiva de una garantía constitucional elevada al rango de derecho fundamental, al entender nuestra jurisprudencia constitucional, que la motivación forma parte del derecho a la

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tutela judicial consagrado en el 24.1 CE, en tanto que en él se comprende el derecho a obtener una resolución fundada en derecho, o lo que es lo mismo, motivada. Sentencias definitivas, las que ponen fin a la instancia y las que decidan los recursos interpuestos frente a ellas, pudiendo ser objeto de impugnación. Por último el 248.4 LOPJ consagra el deber de informar sobre los recursos procedentes frente a la resolución judicial, estableciendo que en la notificación se indicará si ésta es firme o no, y en el caso que no lo sea el recurso que proceda, el plazo para su interposición y el órgano ante el que debe interponerse. Son sentencias definitivas las que ponen fin a la instancia y las que decidan los recursos interpuestos frente a ellas, pudiendo ser objeto de impugnación. Son sentencias firmes aquellas contra las que no quepa recurso alguno, bien por no preverlo la ley, bien porque estando previsto ha transcurrido el plazo legalmente fijado sin que las partes lo haya presentado. Las sentencias (también los autos definitivos) una vez que han sido pronunciadas y firmadas no pueden ser modificadas, aunque sí podrán ser aclaradas en algún punto, o se podrá suplir cualquier omisión que puedan contener. La corrección de cualquier error se podrá hacer en cualquier momento.

Motivación: de sentencias y autos. Fundamento legal e incluso constitucional: 24.1 y 120 CE, 248.3 LOPJ y 218.2 LEC. B) ACTOS DEL SECRETARIO. Junto a las importantes funciones de la fe pública judicial y de la documentación

de las actuaciones procesales, les corresponde impulsar el proceso en los términos previstos por las leyes procesales. A tal efecto dictan las resoluciones necesarias.

A fin de descongestionar los Juzgados y Tribunales y agilizar la justicia, la LOPJ de 1985 les confirió las “diligencias de ordenación” y la reforma producida por la Ley 13/2009 les ha otorgado los “decretos”, con lo que el Secretario judicial, junto a su clásica potestad ordenatoria, ejercita también una potestad resolutoria que manifiestamente incide en la potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. c) Las diligencias de ordenación: Por diligencias cabe entender resoluciones del Secretario (y que no pueden

versar sobre materias objeto de providencias, auto o sentencias) y que tienen por objeto la mera ordenación o impulso del procedimiento. La LOPJ 19/2003 denomina “diligencias” a las resoluciones del Secretario, las cuales pueden ser:

5) De ordenación: de mera tramitación e impulso procesal 6) De constancia: certifican la existencia de un hecho o acto procesal 7) Las de comunicación: tienen por objeto poner en conocimiento de los intervinientes en el proceso un

acto del Tribunal 8) Las de ejecución: salvedad hecha de la jurisdicción voluntaria, ya han sido instauradas por la ley

13/2009 que confiere este proceso al Secretario con la posibilidad de conocer el Juez de dichas resoluciones a través del nuevo recurso de revisión.

Las diligencias de ordenación contendrán una sucinta motivación cuando así lo disponga la ley Las diligencias de ordenación están reservadas a las actuaciones en las que no hay actividad de decisión,

sólo de impulso. Este es el hecho que las diferencia de las providencias (que si requieren decisión). Requisitos o aspectos formales: se limitarán a expresar lo que por ellas se mande e incluirán además una

sucinta motivación cuando así lo estime la ley o quien haya de dictarlas lo estime conveniente Cabe recurso de reposición ante el propio Secretario judicial en las diligencias de ordenación

d) Los decretos: introducidos por la LO 19/2003, son resoluciones motivadas del Secretario. La LEC en su art 206.2.2º “Se dictará decreto cuando se admita a trámite la demanda, cuando se ponga fin al procedimiento del que el Secretario tuviera competencia exclusiva y en cualquier clase de procedimiento, cuando fuere preciso o conveniente razonar lo resuelto”. La ley 13/2009 ha modificado la Oficina judicial y ha atribuido nuevas competencias a los Secretarios, en virtud de las cuales pueden adoptar decisiones en materias colaterales a la función jurisdiccional.:

Pueden archivar una diligencia preliminar por insuficiencia de la contracautela

El Secretario judicial ha de comprobar el cumplimiento de los requisitos formales exigidos en cada orden jurisdiccional y para cada tipo de procedimiento antes de que el Juez o Tribunal se pronuncie acerca de aquellas admisiones, instando a las partes la subsanación de los defectos formales

Contra las diligencias de ordenación y los decretos no definitivos cabrá recurso de reposición ante el propio Secretario judicial. Contra todos los decretos que pongan fin al procedimiento cabe un nuevo recurso devolutivo denominado de “revisión”, que resolverá el tribunal competente.

Se dictará decreto cuando se admita a trámite la demanda, se ponga término al procedimiento del que el Secretario tuviera competencia exclusiva, y en cualquier clase de procedimiento, cuando fuere preciso razonar lo resuelto.

Los decretos serán siempre motivados en hechos y fundamentos de derecho (al igual que los autos del Juez)

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Cabe recurso de reposición ante el propio Secretario judicial en las diligencias de ordenación y decretos no definitivos

Cabe recurso de revisión (llamado devolutivo) contra el decreto resolutivo de uno de reposición, así como contra todos los decretos que pongan fin al procedimiento, el cual será resuelto por el Tribunal.

Existen decretos que no pueden ser impugnados, ej: los que declaran la caducidad de un expediente. Existe un libro de decretos, es susceptible del llamado recurso de aclaración.

3. LOS ACTOS DE TERCEROS. Son aquellos que aquellos que aun cuando provienen de sujetos ajenos al

proceso, van encaminados a producir efectos jurídicos en el proceso. (testigos, peritos, etc). También se incluye en esta categoría los supuestos en los que se requiere la intervención de la fuerza pública para ejecutar y hacer cumplir las decisiones del órgano jurisdiccional.

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TEMA 23 LOS ACTOS DE COMUNICACIÓN

1. LOS ACTOS DE COMUNICACIÓN Y SUS CLASES

El acceso al proceso en todas sus instancias y la realización del ppio de contradicción exigencia ineludible vinculada al derecho fundamental a un proceso con todas las garantías (art. 24.2 CE), tiene como lógico presupuesto el conocimiento por los interesados de que tal proceso existe, por lo que adquiere singular importancia el deber de los órganos judiciales de posibilitar la actuación de las partes a través de los actos de comunicación establecidos en la ley. Es necesario recordar la importancia que el TC ha atribuido a la efectividad de los actos de comunicación procesal, dada la trascendencia que estos actos tienen para garantizar el ppio de contradicción, que nutre el contenido del derecho reconocido en el 24.1 CE “a la tutela judicial efectiva sin que en ningún caso se produzca indefensión”. Imponiendo a los órganos judiciales un especial deber de diligencia en la realización de los actos de comunicación que asegure en la medida de lo posible, la recepción de las comunicaciones procesales por sus destinatarios, asegurando de este modo que puedan comparecer en el proceso y defender sus posiciones frente a la parte demandada.

A. NOTIFICACIONES EN SENTIDO ESTRICTO: son los actos por los que se comunican las resoluciones judiciales dictadas por Jueces o Tribunales (providencia, auto o sentencia), como por Secretarios Judiciales (decretos y diligencias) en el ejercicio de las funciones que le son propias, sin que de dicha comunicación se derive la realización de actividad procesal alguna, por cuanto se trata de una mera puesta en conocimiento.

1 Con el fin de garantizar los ppios inherentes a la estructura del proceso (contradicción e igualdad), la

notificación ha de realizarse:

necesariamente a los que son parte del proceso.

A iniciativa del propio tribunal, a terceros que no ocupan el status de parte procesal, en los supuestos:

a. Cuando según los propios autos puedan verse afectados b. Se adviertan indicios de que las partes están utilizando el proceso con fines fraudulentos c. En los casos que prevea la ley

De acuerdo con 248.4 LOPJ al notificar la resolución a las partes se indicará si la misma es firme o si por el contrario cabe algún recurso contra ella, con expresión en este caso, del recurso que proceda, del órgano ante el cual debe interponerse y el plazo para recurrir. Tal y como ha declarado el TC el incumplimiento de lo establecido en el 248.4 LOPJ no siempre tiene relevancia constitucional, siendo preciso distinguir entre la mera falta de indicación y la indicación equivocada, e incluso entre aquellos supuestos en que la parte está asistida por Abogado o no.

B. CITACIONES: es la modalidad de comunicación consistente en el llamamiento a las partes o terceros para que comparezcan ante el órgano jurisdiccional en un día y hora determinados (término) con el fin de realizar una concreta actuación procesal.

La forma: entrega de una cédula, acto de impulso procesal que ha de contener los siguientes requisitos: a. El Tribunal que hubiese dictado la resolución y el asunto en que haya recaído b. Nombre y apellidos de la persona a quien se haga c. Determinación de su objeto d. El lugar, día y hora para acudir al llamamiento e. Prevención de los efectos que en cada caso la ley establezca para el caso de incomparecencia

En el proceso penal se contempla la “citación para ser oídos”, que consiste en una resolución coercitiva del Juez de Instrucción por la que se ordena la comparecencia inmediata del imputado a fin de ponerle en conocimiento la imputación sobre él existente y prestarle declaración a fin de que pueda ejercitar su derecho a defensa con anterioridad al cierre de la instrucción. El TC ha resaltado la trascendencia, sobre todo en el proceso penal, requiere la corrección del llamamiento al proceso de su sujeto pasivo. Por ello, el emplazamiento o la citación, en el proceso penal es un derecho para el imputado y una correlativa obligación del órgano judicial que ha llevar con todo cuidado, asegurándose en la medida de lo posible de su efectividad real. C. EMPLAZAMIENTOS: es el acto procesal a través del cual se comunica a las partes una resolución judicial

que establece un período de tiempo (plazo) dentro del cual las partes han de comparecer para la realización de una determinada actuación procesal.

La forma: mediante la entrega de una cédula en la que se hará constar los mismos datos que en la citación, salvedad hecha que en vez de establecerse un día y hora concretos, se concederá a las partes un periodo de tiempo dentro del cual deba realizarse la actuación a la que se deba el emplazamiento. La LJCA, presenta algunas especialidades respecto a esta modalidad de acto de comunicación: el emplazamiento de la Admon se entenderá efectuado por la reclamación del expediente, correspondiendo a la propia admon efectuar la notificación del acuerdo de remisión del expediente a cuantos aparezcan como

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interesados en el expediente, emplazándoles para que puedan personarse como demandados en el proceso, todo ello sin perjuicio de que el órgano judicial compruebe que los emplazamientos han sido realizados correctamente. La falta de emplazamiento personal a terceros interesados en el procedimiento CA, el TC ha ido acuñando doctrina detallada, según la cual, para que la falta de emplazamiento tenga relevancia constitucional y pueda dar lugar al otorgamiento de amparo, es preciso tres requisitos:

a. Que el demandante de amparo sea titular de un derecho susceptible de afección en el proceso CA en cuestión, lo que determina su condición material de demandado o coadyuvante en el mismo

b. Que el interesado fuere identificable por el órgano jurisdiccional c. Que haya ocasionado al recurrente una situación de indefensión real y efectiva

D. REQUERIMIENTOS: cuyo objeto consiste en poner en conocimiento de las partes o de terceras personas

una resolución judicial para que realicen una conducta o inactividad, de contenido distinto a la mera comparecencia ante el órgano judicial.

Como rasgo específico destaca el erigirse en el único acto de comunicación que admite respuesta del interesado, la cual habrá de consignarse sucintamente en la diligencia.

2. PROCEDIMIENTOS DE COMUNICACIÓN

Establece el 152 LEC que los actos de comunicación se realizarán bajo la dirección del Secretario judicial, y

prevé de forma escalonada tres formas de efectuar la comunicación:

A. POR PROCURADOR. Con carácter general, cuando las partes comparezcan en el proceso por medio del Procurador legalmente habilitado, las comunicaciones que se les hayan de efectuar se realizarán a través de él. El procurador, firmará las notificaciones, emplazamientos, citaciones y requerimientos de toda clase, incluso las de las sentencias que se refieran a su parte, durante el curso del asunto y hasta que sea ejecutada, así como las que tengan por objeto alguna actuación que deba realizar personalmente la parte material. Excepcionalmente no se notificará al Procurador las comunicaciones que la ley disponga que se practiquen personalmente a los litigantes en persona (ejem, traslado de la demanda) La ley 13/2009 ha establecido la carga de la prueba del Procurador de efectuar las notificaciones en la persona o en el domicilio del interesado. El lugar para la práctica de los actos de comunicación con los Procuradores será la sede del tribunal o el servicio común de recepción organizado por el Colegio de Procuradores. Cuando el acto del que se haya dado trasladado determine según ley, la apertura de un plazo para llevar a cabo una actuación procesal, el plazo comenzará su curso sin intervención del tribunal y deberá computarse desde el día siguiente al de la fecha que se haya hecho constar en las copias entregadas. (278 LEC)

B. LA REMISIÓN POR CORREO, TELEGRAMA O MEDIOS SEMEJANTES Dejando al margen el supuesto que las partes actúen representadas por Procurador, la comunicación de las actuaciones tanto a las partes como a terceros que sin ser parte del proceso tengan que intervenir en él, se realizarán por remisión de lo que haya de comunicarse mediante correo, telegrama, correo electrónico o cualquier otro medio técnico que permita dejar constancia fehaciente de la recepción, de su fecha y del contenido de lo comunicado (152.1.2ª y 159.1 LEC) En estos casos el secretario judicial dará fe en los asuntos de la remisión y del contenido de lo remitido, y unirá a aquellos en su caso, el acuse de recibo o el medio a través del cual quede constancia de la recepción. Siendo determinante en estos casos la determinación de la persona a la que se haya de efectuar la comunicación. En relación con el demandante, el actor tiene la obligación de hacer constar en la demanda o en la petición o solicitud con que se inicie el proceso su domicilio a efectos de notificación. Respecto del demandado, también el actor debe designar en su escrito de demanda, a los efectos del primer emplazamiento o citación del demandado, uno o varios lugares donde entienda que puede practicarse con éxito la comunicación. Los lugares que pueden ser objeto de designación (a efectos de notificación) se detallan en el 155.3 LEC. Si no se puede designar domicilio en la demanda del demandado, el Tribunal hará las averiguaciones necesarias, y si procediese, se dirigirá al Registro central de rebeldes civiles.

Si las partes no estuviesen representadas por procurador, las comunicaciones efectuadas en cualquiera de los lugares previstos en el apartado anterior, que se hayan designado como domicilios, surtirán plenos efectos en cuanto se acredite la correcta remisión de lo que haya de comunicarse aunque no conste su recepción por el destinatario.

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No obstante, si la comunicación tuviese por objeto la personación en juicio o la realización o intervención personal de las partes en determinadas actuaciones procesales y no constare la recepción por el interesado, se realizará la comunicación por entrega (161 LEC) Artículo 161 Comunicación por medio de entrega de copia de la resolución o de cédula 1. La entrega al destinatario de la comunicación de la copia de la resolución o de la cédula se efectuará en la sede del tribunal o en el domicilio de la persona que deba ser notificada, requerida, citada o emplazada. La entrega se documentará por medio de diligencia que será firmada por el funcionario o, en su caso, el procurador que la efectúe y por la persona a quien se haga, cuyo nombre se hará constar. Párrafo segundo del número 1 del artículo 161 redactado por el apartado ochenta y siete del artículo decimoquinto de la Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva Oficina judicial («B.O.E.» 4 noviembre).Vigencia: 4 mayo 2010 2. Cuando el destinatario de la comunicación sea hallado en el domicilio y se niegue a recibir la copia de la resolución o la cédula o no quiera firmar la diligencia acreditativa de la entrega, el funcionario o, en su caso, el procurador que asuma su práctica, le hará saber que la copia de la resolución o la cédula queda a su disposición en la Oficina judicial, produciéndose los efectos de la comunicación, de todo lo cual quedará constancia en la diligencia. Número 2 del artículo 161 redactado por el apartado ochenta y siete del artículo decimoquinto de la Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva Oficina judicial («B.O.E.» 4 noviembre).Vigencia: 4 mayo 2010 3. Si el domicilio donde se pretende practicar la comunicación fuere el lugar en el que el destinatario tenga su domicilio según el padrón municipal, o a efectos fiscales, o según registro oficial o publicaciones de colegios profesionales, o fuere la vivienda o local arrendado al demandado, y no se encontrare allí dicho destinatario, podrá efectuarse la entrega a cualquier empleado, familiar o persona con la que conviva, mayor de 14 años, que se encuentre en ese lugar, o al conserje de la finca, si lo tuviere, advirtiendo al receptor que está obligado a entregar la copia de la resolución o la cédula al destinatario de ésta, o a darle aviso, si sabe su paradero. Párrafo primero del número 3 del artículo 161 redactado por el apartado ochenta y siete del artículo decimoquinto de la Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva Oficina judicial («B.O.E.» 4 noviembre).Vigencia: 4 mayo 2010 Si la comunicación se dirigiere al lugar de trabajo no ocasional del destinatario, en ausencia de éste, la entrega se efectuará a persona que manifieste conocer a aquél o, si existiere dependencia encargada de recibir documentos u objetos, a quien estuviere a cargo de ella. En la diligencia se hará constar el nombre de la persona destinataria de la comunicación y la fecha y la hora en la que fue buscada y no encontrada en su domicilio, así como el nombre de la persona que recibe la copia de la resolución o la cédula y la relación de dicha persona con el destinatario, produciendo todos sus efectos la comunicación así realizada. 4. En el caso de que no se halle a nadie en el domicilio al que se acuda para la práctica de un acto de comunicación, el Secretario Judicial o funcionario designado procurará averiguar si vive allí su destinatario. Si ya no residiese o trabajase en el domicilio al que se acude y alguna de las personas consultadas conociese el actual, éste se consignará en la diligencia negativa de comunicación. Si no pudiera conocerse por este medio el domicilio del demandado y el demandante no hubiera designado otros posibles domicil ios, se procederá de conformidad con lo establecido en el artículo 156. 5. Cuando los actos de comunicación hubieran sido realizados por el procurador y no los hubiera podido entregar a su destinatario por alguna de las causas previstas en los apartados 2, 3 y 4 de este artículo, aquél deberá acreditar la concurrencia de las circunstancias a las que se refieren los apartados anteriores, para lo que podrá auxiliarse de dos testigos o de cualquier otro medio idóneo.

La LEC contempla también la posibilidad de remitir por estos medios, cédula de emplazamiento para que el destinatario comparezca en la sede del tribunal a efectos de ser notificado, siempre que su domicilio esté en el partido donde radique dicha sede y no se trate de comunicaciones de las que dependa la personación o la intervención personal en las actuaciones.

C. ENTREGA DIRECTA O PERSONAL AL DESTINATARIO. (161 LEC) La comunicación tendrá lugar mediante la entrega directa al destinatario cuando tratándose de la personación del demandado en el juicio o de la intervención personal de las partes en determinadas actuaciones procesales, no conste la recepción por el interesado de lo remitido a su domicilio por otros medios (158 LEC). Fundamento: tanto el derecho de defensa, como el de tutela judicial del actor, es un derecho fundamental de configuración legal, por lo que los actos de comunicación del órgano jurisdiccional con las partes y de modo especial, los que contemplan los emplazamientos, integran el contenido del derecho de defensa, razón por la cual su infracción no ocasiona una mera vulneración de la legalidad ordinaria, sino también del propio art. 24.1 CE El emplazamiento personal: la LEC obliga a utilizar la fórmula del emplazamiento para los actos de primera personación de las partes en del proceso (149.2 y 152.1 LEC), que han de intervenirse bajo la dirección y fe pública del Secretario y la ejecución por parte del personal auxiliar del juzgado, el cual ha de notificarlo en el domicilio actual de los litigantes y debe ser practicado mediante la entrega de cédula a su destinatario. Tal y como señala el TC (STC 191/2003), el art. 24.1 CE contiene un mandato implícito al legislador y al intérprete para promover la defensa procesal mediante la correspondiente contradicción, lo cual lleva a exigir en lo posible el emplazamiento personal de los demandados, cumpliendo las normas procesales que regulan dicha actuación a fin de asegurar la efectividad real de la comunicación. Indicando además, que la sola infracción del requisito referente a la constancia de la recepción de la cédula por su destinatario, puede abrir las puertas al recurso de amparo. La obligación del tribunal de indagación del domicilio real. El emplazamiento personal no puede efectuarse en cualquier domicilio del demandado, sino en el actual o real, en el que se desarrolla su vida privada, familiar o laboral, si fuera persona física, o en la sede en la que transcurra el ejercicio de sus derechos o se efectúe la imputación de sus obligaciones, si se tratara de una persona jurídica.

Según jurisprudencia TC, el órgano judicial está constitucionalmente obligado a indagar cuál sea el domicilio

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real del demandado, siendo el edicto una vía que implica el agotamiento de todas aquellas modalidades de comunicación capaces de asegurar en mayor grado la recepción por su destinatario de la notificación a realizar. El uso de los edictos impone con carácter previo al órgano judicial una diligencia específica que implica el agotamiento de todas aquellas modalidades de comunicación capaces de asegurar en mayor grado la recepción por su destinatario de la notificación a realizar. La negativa a la recepción de la cédula. En el momento de efectuarse la entrega podría suceder que el interesado:

1. Siendo hallado en su domicilio, se niegue a recibir la copia de la resolución o no quiera firmar la diligencia de entrega. En este caso, se le advertirá de su obligación de hacerse cargo de la comunicación y si insistiese en su negativa, el funcionario correspondiente le hará saber que la copia de la resolución o la cédula quedan a su disposición en la secretaría del Juzgado, produciéndose los efectos de la comunicación, de todo lo cual quedará constancia en la diligencia.

2. Cuando el destinatario no fuere hallado en el domicilio, y éste fuere el que consta en los registros oficiales, podrá efectuarse la entrega a cualquier empleado o familiar, mayor de catorce años que se encuentre en el lugar. Si la comunicación se dirige al lugar de trabajo no ocasional, la entrega se efectuará a persona que manifieste conocerla.

En ambos casos de ausencia del interesado, en la diligencia se hará constar el nombre de la persona destinataria

de la comunicación y la fecha y hora en que fue buscada y no encontrada en su domicilio, así como el nombre de

la persona que recibe la copia de la resolución o cédula y la relación con el destinatario. Produciendo todos sus

efectos la comunicación así realizada.

2 Si no se encuentra a nadie, el secretario judicial o funcionario designado procurará averiguar si vive allí el

destinatario. Si no fuera posible conocer el domicilio actual del demandado, el tribunal efectuará las

averiguaciones procedentes.

D. LOS EDICTOS. Tan sólo es procedente cuando no sea posible la citación personal, y en particular en los casos previstos en el art 164 LEC.

a. Cuando desde el inicio no aparezca domicilio en la demanda b. Cuando se practique la notificación en el domicilio/s de la demanda y no se encuentre nadie en el mismo, ni

pueda conocerse por otro medio. c. Cuando el demandado conste en el registro central de rebeldes civiles

Resaltar que la citación por edictos ha de operar como una modalidad de carácter supletorio y excepcional, de forma que sólo será admisible cuando una vez intentado el emplazamiento personal, utilizando los medios razonablemente exigibles, no conste el domicilio del interesado o se ignore su paradero. De no ser así, habrá de entenderse que la falta de citación personal, entraña la vulneración del art. 24.1 CE, a menos que se constate que el solicitante de amparo llegó a adquirir en momento hábil un conocimiento extraprocesal del litigio. Cumplidos los anteriores requisitos, el Secretario judicial mandará que se efectúe la comunicación fijando la copia de la resolución o la cédula en el tablón de anuncios de la Oficina Judicial, y se publicará en los boletines oficiales. La Ley para la reforma concursal, introduce que cuando así se prevea, tal publicidad podrá sustituirse por la utilización de medios telemáticos, informáticos o electrónicos.

E. ACTOS DE COMUNICACIÓN POR MEDIOS ELECTRÓNICOS, INFORMÁTICOS Y SIMILARES La LEC condiciona su utilización a su disponibilidad por los órganos judiciales y las partes, quienes deberán comunicar al tribunal que disponen de estos medios e indicar su dirección. (162 LEC) Para que surtan efectos los actos así realizados, será preciso que los instrumentos utilizados garanticen la autenticidad de la comunicación y de su contenido, así como que quede constancia fehaciente de la remisión y recepción íntegras y del momento en que se hicieron, con el acuse de recibo que proceda. (firma electrónica).

3. NULIDAD Y SUBSANACIÓN DE LOS ACTOS DE COMUNICACIÓN

En la medida que los actos de comunicación procesal tienen la finalidad material de llevar a cabo al conocimiento de los

afectados las resoluciones para que éstos puedan adoptar la postura que estimen pertinente para la defensa de sus

intereses, a la jurisdicción le viene impuesto un deber específico de adoptar, todas las cautelas y garantías que resulten

adecuadas para asegurar que esa finalidad no se frustre.

El TC ha precisado que la única indefensión que tiene relevancia constitucional es la material y no la mera indefensión

formal, de tal suerte que no toda notificación defectuosa implica siempre la vulneración del art. 24 CE, sino solamente

aquella que impide un juicio contradictorio o que ocasiona un perjuicio real y efectivo en la posibilidad de defensa de las

partes.

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Por ello el art. 166 LEC declara la nulidad de los actos procesales que se practiquen con violación de las garantías

preestablecidas, siempre y cuando generen indefensión. Pero si la persona interesada no denuncia su nulidad en la primera

comparecencia ante la autoridad judicial, el acto procesal desplegará válidamente todos sus efectos.

Junto a la necesidad de que exista una falta de conocimiento real del proceso que impida a una parte defender sus

derechos, el TC exige también, que la misma no tenga su origen y causa determinante en el desinterés, la negligencia, el

error técnico o impericia de la parte o profesionales que le representan, ni que éstos hayan adquirido un conocimiento

extraprocesal de la existencia del litigio a pesar de la defectuosa notificación.

Con anterioridad a declarar la nulidad del acto se le ha de conferir a la parte su posibilidad de subsanación (art. 231 LEC).

4. EL AUXILIO JUDICIAL

Se entiende por auxilio judicial, el conjunto de actos de comunicación entre órganos jurisdiccionales o poderes públicos, nacionales o extranjeros, tendentes a la realización de actos procesales necesarios para el ejercicio de la potestad jurisdiccional en un proceso determinado. El fundamento jurisdiccional descansa en el art. 118 CE, conforme al cual “es obligado prestar la colaboración requerida por los Jueces y Tribunales en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto”. La regulación legal se encuentra tanto en la LEC, como LECrim, que reiteran disposiciones no siempre coincidentes, por lo que en ocasiones hay que hacer una labor interpretativa, en la que resultan prevalentes las normas de la LOPJ.

A. EL AUXILIO JUDICIAL INTERNO Cabe entender los actos procesales que, por tenerse que practicar fuera de la circunscripción municipal o de la demarcación judicial, requieren de la intervención de un órgano jurisdiccional distinto al competente para el conocimiento del asunto. Pueden ser:

a) Obligatorios: aquellos que han de realizarse fuera de la demarcación judicial. En tal caso debido a la inexistencia de competencia para la realización del acto, devendría nulo si el Juez, carente de competencia territorial, decidiera practicarlo, por lo que necesariamente habrá de interpretar el auxilio del Juzgado territorialmente competente. (art 238.1 LOPJ y 169.2 LECrim) Excepción en la instrucción penal: facultan al Juez de instrucción a prorrogar su Jurisdicción cuando las diligencias que hubieren de practicarse lo fueran en un lugar próximo a su demarcación judicial y existiera peligro de demora o resultare conveniente, dando cuenta de su práctica al Juez competente.

b) Potestativos: los que deban realizarse dentro de la demarcación judicial, pero fuera de la sede del Juzgado o de la circunscripción municipal. La existencia de actos de auxilio potestativos no significa que el Juez pueda a su antojo practicarlos directamente o acudir al auxilio judicial.

En primer lugar, ha de practicarlos personalmente si el lugar se encontrara dentro de su circunscripción municipal, pero fuera de su sede (tan solo permite acudir a este tipo de auxilio facultativo cuando el lugar se encuentre fuera de la circunscripción o término municipal).

En segundo lugar, el art. 170 LEC tan sólo faculta a los Jueces de Paz para la realización de actos de comunicación, siendo competente para todos los demás actos el Juez de 1ª instancia.

Tratándose de actos de prueba cuyos intervinientes tengan su domicilio fuera del de la sede del Juzgado, dentro o fuera de la demarcación judicial, tampoco se autoriza el auxilio judicial, pues a fin de estimular la inmediación judicial los actos procesales se realizarán en la sede del Juzgado, y se prohíbe que se pueda acudir al auxilio judicial para prestar declaración a las partes y testigos o para pedir la ratificación de los peritos.

Así, en todos los órdenes jurisdiccionales el único instrumento de auxilio judicial entre los diversos órganos jurisdiccionales es el exhorto, en virtud del cual el órgano requirente se dirige directamente al requerido, y le solicita su colaboración para la práctica de un acto procesal determinado que haya de ejecutarse fuera de su demarcación judicial o circunscripción municipal. El exhorto ha de contener los requisitos formales exigidos por el art. 171 LEC B. EL AUXILIO JUDICIAL INTERNACIONAL

Las peticiones de cooperación internacional serán elevadas por conducto del Presidente del Tribunal Supremo, del Tribunal Superior de Justicia o de la Audiencia al Ministerio de Justicia, el cual las hará llegar a las autoridades competentes del Estado requerido. Del mismo modo, los juzgados y tribunales españoles prestarán a las autoridades judiciales extranjeras la cooperación que les soliciten para el desempeño de su función jurisdiccional, de conformidad con lo establecido en los Tratados y Convenios Internacionales. Debe tenerse en cuenta el Reglamento CE nº 44/2001. Existiendo reciprocidad internacional, una petición de auxilio judicial internacional sólo puede ser denegada en los taxativos supuestos contemplados en el art. 278 LOPJ. A fin de facilitar el auxilio judicial se crea la Red judicial Española de Cooperación Judicial Internacional.

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5. ACTOS DE COMUNICACIÓN CON OTROS ÓRGANOS PÚBLICOS

No sólo los órganos jurisdiccionales han de auxiliarse entre sí, sino en virtud de lo dispuesto en el 118 CE, reiterado por el

17.1 LOPJ esta obligación de colaboración alcanza también tanto a los poderes públicos como a los particulares.

A. MANDAMIENTOS

Los actos de comunicación por los que el Secretario judicial de un juzgado o tribunal ordena el libramiento de

certificaciones o testimonios y la práctica de cualquier actuación cuya ejecución corresponda a los registradores de la

propiedad, mercantiles, de buques, notarios

B. OFICIOS

Es el acto de comunicación del Secretario del órgano judicial con los funcionarios no pertenecientes a la categoría

anterior, es decir, que no ostentan fe pública o no forman parte de los Cuerpos de la Administración de Justicia. Todos los

funcionarios vienen obligados a prestar su asesoramiento y colaboración con los Juzgados y Tribunales.

C. EXPOSICIONES

Los actos de comunicación de los órganos judiciales con las Cámaras Legislativas o los Ministros del Gobierno las cuales

han de realizarse por conducto del Ministerio de Justicia.

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TEMA 24. CARACTERES Y FUENTES DEL DERECHO

1. Caracteres del derecho procesal En una primera aproximación, el Derecho Procesal podemos concebirlo como el sector del Derecho Público que regula los presupuestos, requisitos y efectos del proceso. De una forma más rigurosa, se puede definir como el conjunto de normas del Derecho público que regula la Jurisdicción, los presupuestos procesales, los derechos, posibilidades, cargas y obligaciones procesales, los actos procesales, las resoluciones del órgano jurisdiccional, la sentencia y sus efectos, así como los medios de impugnación, las medidas cautelares y resoluciones provisionales y el proceso de ejecución. Notas esenciales:

A. El Derecho Procesal como parte del Derecho Público Debido a la circunstancia de que el PJ es uno de los Poderes del Estado y a la de que los jueces, cuando ejercitan la potestad jurisdiccional actúan una potestad de imperio, las relaciones jurídicas que ligan a las partes y a los intervinientes en el proceso con el órgano judicial son relaciones de Derecho Público. Así, la inmensa mayoría de los preceptos del Derecho procesal contienen normas imperativas, por lo que su infracción puede entrañar una nulidad radical o de pleno Derecho (art 6.3 CC), si bien un ppio de conservación de los actos procesales ocasiona que, como regla general, los actos irregulares puedan ser convalidados o subsanados, reservándose los efectos de la nulidad para las infracciones más graves de dichas normas imperativas. En aquellos procesos sin embargo, en los que rija el ppio dispositivo pueden existir “negocios jurídico

procesales” entre las partes. Ej: sumisión de las partes al arbitraje.

B. La Jurisdicción Pertenece al estudio del DP todo lo relativo a la jurisdicción en su aspecto subjetivo, es decir, el estudio del PJ y de su régimen de gobierno, así como el del estatuto de los jueces y magistrados y del personal auxiliar y colaborador. En este sentido, al DP se le conoce como derecho judicial orgánico, y también está regido por normas del ius cogens (imperativa, de obligado cumplimiento).

C. El carácter instrumental del Derecho Procesal Consiste en la aplicación del Derecho objetivo a los casos concretos. La autonomía del Derecho procesal no puede llevarse al límite de prescindir de la idea de que el proceso es un instrumento de los jueces para la aplicación del Derecho material. Existiendo una clara e indisoluble relación entre el Derecho procesal, de un lado, ý la legislación material a la que sirve.

2. Las fuentes del derecho procesal Como consecuencia de la vigencia del ppio de legalidad procesal, de todas las fuentes del Derecho descritas en el art 1 del CC, la más importante del Derecho procesal es, la ley.

La primera Ley procesal que han de aplicar todos los poderes públicos es la CE (art 5 LOPJ), que contiene numerosas normas de naturaleza procesal. En particular, los derechos fundamentales de incidencia procesal vinculan a todos los Juzgados y Tribunales.

Como regla general, las leyes procesales es suficiente que tengan el rango de “ordinarias”, sin perjuicio que cuando puedan afectar a derechos fundamentales hayan de revestir la forma de LO.

Las normas procesales pueden ser comunes o especiales. a. Son comunes las contempladas en la LEC. Este carácter deriva de erigirse en el Código supletorio

de las demás Leyes de Enjuiciamiento, ya que sus normas procesales resultan de aplicación supletoria en todos los órdenes jurisdiccionales.

b. Especiales, todas las demás: LECr, LJCA, ….

La costumbre y excepción hecha de los Tribunales Consetuedinarios y tradicionales, no es fuente del Derecho procesal.

Aunque no gozan de la misma relevancia que en el Derecho privado, también los principios generales del Derecho, son fuentes del Derecho. Lo mismo acontece con la jurisprudencia, y dentro de ella, la doctrina legal del TS.

3. La interpretación del derecho procesal La interpretación de las normas procesales, de conformidad con el ppio de jerarquía normativa corresponde a todo juez o tribunal, si bien la última palabra en la interpretación de la legalidad ordinaria la ha de ostentar el Tribunal Supremo, en tanto que Tribunal Superior de Casación (art 123 CE), a quien el ordenamiento (art 1.6 CC) le otorga la función de emitir la doctrina legal procesal que haga realidad el ppio de igualdad ante la ley.

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“1.6. CC La jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el

Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del derecho.” Pero las normas procesales han de interpretarse de conformidad con lo dispuesto en la CE, es decir, con arreglo a la doctrina de la jurisprudencia emanada de su supremo intérprete, cual es el TC. En cuanto a los criterios de interpretación de las normas procesales, han de ser de aplicación los contenidos en el art 3 CC, si bien la interpretación gramatical o la histórica han de ceder, siempre que resulten contradictorias con las sistemáticas o teleológica, a favor de esta última. Artículo 3 CC: 1. Las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas. 2. La equidad habrá de ponderarse en la aplicación de las normas, si bien las resoluciones de los Tribunales sólo podrán descansar de manera exclusiva en ella cuando la ley expresamente lo permita.

4. La ley procesal y su aplicación en el espacio y el tiempo Tanto el art 1 LEC, como el art 1 LECrim, consagran, en tanto que primea expresión del derecho fundamental a “un proceso con todas las garantías” del art 24.2 CE, el ppio de legalidad procesal. Desde un p de v subjetivo, contemplan los artículos 1 LEC y LECrim el ppio de legalidad procesal, conforme al cual todos los sujetos del proceso, tanto los órganos jurisdiccionales (los tribunales), como las partes, principales o accesorias y los intervinientes en la prueba, “deberán actuar con arreglo a lo dispuesto en esta Ley”, es decir, en las Leyes de Enjuiciamiento. Desde un p de v objetivo, podríamos definir el ppio de legalidad procesal como la exigencia de que toda pretensión y su resistencia o defensa sea tramitada de conformidad con el procedimiento adecuado y las normas procesales previstas en las Leyes procesales.

A. Eficacia temporal de las normas procesales a) En el proceso penal y en el procedimiento administrativo sancionador. Rige el ppio de irretroactividad de

las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, contenido en el art 9.3 CE, es decir, la retroactividad de la norma procesal más favorable, por lo que la entrada en vigor de una nueva norma procesal extenderá sus efectos al pasado, siempre y cuando le sea más favorable al imputado.

b) Pero en los demás procesos, al disponer el art 2 LEC que las normas procesales nunca será retroactiva, rige como regla general el criterio de la irretroactividad de la norma procesal. El fundamento del ppio de irretroactividad procesal, hay que encontrarlo en el de legalidad procesal: tanto el actor como el demandado también tienen derecho a la seguridad jurídica procesal, es decir, a saber de antemano que su pretensión y su defensa se ejercitarán con arreglo a un procedimiento en el que el programa de posibilidades, cargas y obligaciones procesales ha de encontrarse legalmente preestablecido, pues podría provocar situaciones de indefensión material a alguna de las partes. Aun partiendo de dicho criterio de la irretroactividad de la Ley procesal nueva, el problema residiría en determinar a partir de qué momento ha de aplicarse dicha Ley nueva de carácter procesal. Aquí a falta de criterio normativo expreso, goza el legislador de un margen de configuración que le permite establecer en las Disposiciones transitorias los criterios que estime pertinentes. En particular, de las Disposiciones comunes de Derecho transitorio, previstas en la LEC 1/2000, interesa destacar aquí que la regla general es la de que cada fase del procedimiento (declarativo, impugnación o ejecución) ha de tramitarse con arreglo a la Ley nueva o antigua en la fecha de interposición del acto de iniciación (demanda, anuncio de interposición del recurso o solicitud de ejecución).

B. Eficacia de la norma procesal en el espacio a) Concepto y fundamento: El art. 3 LEC establece el principio de territorialidad de la ley procesal, conforme al

cual todos los procesos civiles que se sigan en el territorio nacional se regirán únicamente por las normas procesales españolas y ello con independencia de que alguna o ambas partes ostenten una nacionalidad distinta o de que las resoluciones judiciales o incluso el Derecho material que deba aplicar el Tribunal pueda ser extranjero.

b) Excepciones: 1º) Derecho Internacional: el art 3 exceptúa del ppio de territorialidad lo que dispongan al respecto los

Tratados y Convenios Internacionales, como son el Convenio de la Haya, cobre cauciones y comparecencia en juicio, el Convenio de Bruselas de 1968 sobre competencia judicial internacional,…. Sin embargo, las especialidades contenidas en estos Convenios o Tratados, poseen un marcado carácter marginal, por lo que más que derogaciones o excepciones a la territorialidad de la LEC, en realidad, se trata de determinadas especialidades o singularidades, atenientes a ciertos aspectos procesales, sin que puedan llegar nunca a derogar in toto (en conjunto, en total) las normas procesales españolas. Salvo que se hiciera por la cesión de soberanía hecha por el Tratado de la Unión Europea, y el Parlamento Europeo decidiera la promulgación de un Código Procesal Civil Europeo.

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2º) Derecho interno: El art 149.1.6º CE si bien reserva la legislación procesal al Estado, dicha competencia estatal se efectúa “sin perjuicio de las necesarias especialidades que en este orden se deriven de las particularidades del derecho sustantivo de las Comunidades Autónomas”. Con base en esta declaración algunos Estatutos de Autonomía (Cataluña, País Vasco, Murcia) autorizan a sus Parlamentos autonómicos a dictar normas procesales. Hoy por hoy, no alcanza entidad legal suficiente alguna para predicar la autonomía de esta disciplina, siendo la interpretación que el TC ha efectuado de la citada cláusula de competencia autonómica enormemente restrictiva, ya que ha reafirmado la competencia del Estado en todo lo referente a la legislación procesal.

5. Las principales leyes procesales A. Comunes

Ley Orgánica del Poder Judicial de 1 de julio de 1985

Ley de Enjuiciamiento Civil, de 7 de enero de 2000 La primera por su rango y contenido, y la segunda, por su carácter de Derecho supletorio establecido en el art. 4, son de aplicación directa o supletoria en todos los órdenes jurisdiccionales. Ambas leyes regulan buena parte de lo que podríamos denominar “Parte General del Derecho Procesal”, ya que regulan:

Presupuestos y requisitos procesales del órgano jurisdiccional (jurisdicción, competencia objetiva y funcional, abstención y recusación)

El tiempo y modo de constitución de los tribunales, solución de las discordias, contenido y forma de los actos procesales (requisitos de las resoluciones, notificaciones y nulidad de los actos procesales,..)

Normas de auxilio procesal, etc

B. Especializadas a) Ley de Enjuiciamiento Criminal, de 14 de septiembre de 1882 b) Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, de 13 de julio de 1998 c) Ley de Procedimiento Laboral, Ley 36/2011 de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social.