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Autonomía indígena y educación intercultural
Nicanor Rebolledo*
Introducción
Los temas que nos han permitido organizar el conjunto de las
noticias aparecidas en los principales diarios de este año son: el
rezago en educación indígena, los indígenas en las grandes urbes,
la Marcha Zapatista y el movimiento indígena, el debate sobre los
derechos indígenas y los proyectos de universidades indígenas.
El texto trata, en lo fundamental, de brindar un panorama de
la situación educativa y de las posibilidades de desarrollo de la
educación indígena intercultural. Reconociendo, incluso, que las
reflexiones y el análisis personal se han enfrentado con la
dificultad de sistematizar la información de las fuentes, debido a
que contiene visiones discrepantes y barreras culturales entre los
actores.
Consideramos necesario aclarar, además, que los datos
estadísticos tomados de los diarios para desarrollar temas como el
rezago, en ocasiones dan lugar a imprecisiones y revelan una
carencia respecto de la información sociodemográfica y
sociolingüística no actualizada de los distintos grupos indígenas.
Por otro lado, si comparamos el número de notas periodísticas del
2000 con las de este año, nos parece que aumentaron 10 veces más.
El incremento tal vez se explica porque durante la primera mitad
de este año tuvo lugar la Marcha Zapatista y entraron a debate y
* Doctor en Antropología por la Universidad Iberoamericana (UIA). Profesor de la
Licenciatura en Educación Indígena y del Doctorado en Educación en la
Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Ajusco, México, D.F.
2
―aprobación‖ en las Cámaras los Acuerdos de San Andrés. Lo cierto
es que los acontecimientos de este año han enriquecido de manera
importante la información en este campo y nos han impuesto la
interesante tarea de estudiar los distintos temas para luego
derivar algunos análisis que pensamos podrán ser útiles a los
profesores y a los especialistas interesados en la educación.
Rezago y exclusión educativa
Cinco de los principales diarios nacionales (La Jornada, Reforma,
El Universal, El Financiero y Excelsior) reportan una gama muy
amplia de noticias relevantes relacionadas con el rezago educativo
de diferentes poblaciones indígenas, tanto del medio urbano como
del rural. En dichas fuentes se identifican varios factores que,
desde nuestro punto de vista, influyen en la deserción escolar, en
las bajas tasas de escolarización, en la permanencia y rendimiento
escolar, en los altos índices de analfabetismo y monolingüismo, la
migración y ausentismo, las bajas competencias lingüísticas y la
discriminación racial. Asimismo, mencionan medidas que se ha
propuesto las diferentes instituciones (Secretaria de Educación
Pública (SEP), Dirección General de educación Indígena (DGEI),
Instituto Nacional Indigenista (INI), Consejo Nacional para el
Fomento Educativo (CONAFE), Gobierno del Distrito Federal (GDF),
entre otras, para resolver los problemas que hemos identificado
como parte del rezago educativo.
Los datos generales que manejan las fuentes citadas arriba
indican un enorme rezago de la población indígena en materia
3
educativa1, situación que se manifiesta en las siguientes cifras:
de 3.5 millones de niños y niñas indígenas en edad escolar
(menores de 15 años) sólo asisten a la escuela un promedio de 1.4
millones, el resto, 2.1 millones no tienen acceso a la escuela.
También señalan que hay por lo menos tres factores importantes que
influyen en el mantenimiento de la situación de rezago en las que
se encuentran la población indígena. Un primer factor es la
incorporación de los niños y niñas indígenas a tareas productivas
y laborales: más de un millón de niños entre 7 y 13 años de edad,
laboran en vez de ir a la escuela2. El segundo factor se refiere a
la migración y la situación que genera ésta en los lugares de
residencia: por ejemplo, cerca de 16 125 (que representan el
25%) niños y jóvenes indígenas en el Distrito Federal, no son
aceptados en escuelas primarias y secundarias, por el hecho de no
contar con acta de nacimiento. El tercer factor está relacionado
con el (monolingüismo) hecho de no hablar el español y el racismo
del ambiente escolar.
Esta situación parece agravarse aún más en entidades como
Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla y el Distrito federal. Por
ejemplo, de los 3.5 millones de niños y niñas indígenas –menores
de 15 años-, el 40% habita en el Distrito Federal, de los cuales,
64 522 niños y jóvenes carecen de educación básica3. En Chiapas
1Mientras el promedio de escolaridad de la población mexicana es de 7.7 años,
para la población indígena es de apenas 4.7 años. La tasa de analfabetismo es
de 27.8%; el problema se agudiza en mujeres mayores de 60 años, pues el 79% de
ellas no saben leer ni escribir. México, Excelsior, 29 de marzo de 2001. 2―En un estudio que realizó la UNICEF en 100 ciudades más grandes del país,
detecta que hay 100 mil menores que trabajan, en lugar de asistir a la
escuela‖. México, La Jornada, 30 de agosto de 2001. 3El 75% de niños indígenas que ingresan a la escuela desertan antes de
concluirla, sólo el 25% de los que inician concluyen con el sexto año de
primaria. México, El Universal, 12 de octubre de 2001.
4
hay 25 000 analfabetas y esta cifra aumenta cada año en 10 500
personas. En Oaxaca hay 460 mil indígenas que no saben leer ni
escribir4. En Guerrero se ha puesto en marcha el Programa de
Atención Educativa a la Población Indígena (PAEPI), precisamente
para atender a dos mil niños indígenas de 3 a 14 años de edad de
nivel preescolar y primaria, que no tienen acceso5. Puebla ocupa
el 6º lugar en analfabetismo, el alto índice de analfabetismo
alcanza el 14.57% y se localiza en las zonas rurales indígenas de
las siete etnias de la entidad, donde 6 de cada 10 adultos carecen
de la educación básica (El Financiero el 2 de marzo de 2001,
Instituto Nacional de Educación de los Adultos (INEA-Puebla), en
el marco de comentarios al Proyecto Plan Puebla-Panamá).
En dos reportajes salen a relucir dos temas inquietantes
vinculados con necesidades de infraestructura escolar y bajo
rendimiento académico. El primero se refiere a la situación
desastrosa en la que se encuentran los albergues indígenas y el
otro alude a los bajos promedios en comprensión de lectura y en
habilidades matemáticas. En un reporte, el INI menciona que 60 mil
niños de 6 a 14 años de edad viven en auténticos campos de
concentración, en los 1,079 viejos albergues que casi no reciben
mantenimiento. Las propias autoridades reconocen que no han
respondido en nada, pues el rendimiento escolar de los niños
albergados es el mismo que para los otros niños que no viven en
4El Instituto Estatal de Educación Pública del Estado de Oaxaca (IEEPO),
reporta que 7 de cada 10 niños indígenas no terminan la primaria y 3 de cada
10 reprueban. Sólo 1% accede a la educación superior y de este porcentaje,
apenas el 3% es de zonas rurales y 50% de las ciudades. México, La Jornada, 18
de noviembre de 2001. 5Son 97 comunidades de 16 municipios, de una población escolar de 1 521 alumnos
y de la participación de 167 docentes bilingües. México, Excelsior, 22 de
septiembre de 2001.
5
albergues (Reforma, 30 de abril de 2001). El segundo tema de
interés es aquel que alude los bajos niveles de comprensión
lectora en estudiantes indígenas; el promedio nacional en
comprensión de lectura es de 20% y el promedio en escuelas urbanas
de 50%, en escuelas del medio indígena es de solo el 6%. El
promedio nacional en habilidades en matemáticas es de 5% y en el
medio urbano de 11%, y en educación indígena es también del 5%
(Reforma, 9 de noviembre).
Ante este panorama de rezago, la SEP ha planteado llevar a
cabo una serie de acciones: 1) el otorgamiento de presupuesto para
este año de 250 millones, destinando a cada niño indígena unos 275
pesos mensuales, incluyendo material didáctico, inmobiliario,
nóminas para pago de docentes, becas y pago de personal
administrativo (El Universal, 12 de octubre de 2001); y 2) brindar
servicios educativos a los 350 mil niños y niñas de 6 a 14 años,
migrantes y jornaleros agrícolas que habitan en campamentos y
comunidades de 9 entidades (Baja California, Baja California Sur,
Hidalgo, Durango, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa y Sonora)6.
El CONAFE informa dar atención en educación preescolar y
primaria a 400 mil niños de 38 mil comunidades, durante el próximo
ciclo escolar que inicia en agosto. Por otra parte, reporta que
continuará con su programa de preescolar comunitario, atendiendo a
4 000 niños, con maestros bilingües, de 400 comunidades de 55 de
los 76 municipios del Estado de Guerrero (Excelsior, 9 de
septiembre de 2001). En tanto que la DGEI ha asegurado dar
6La SEP se ha dado a la tarea de distribuir 12 mil cuadernos de trabajo,
adicionales a los libros de texto, a 5 mil alumnos de los dos primeros grados
de primaria y a 300 maestros, particularmente para este programa de niños
migrantes y jornaleros. México, La Jornada, 4 de marzo de 2001.
6
instrucción a los niños y niñas sin trastocar los valores
culturales7 y promete mejorar las fallas detectadas en la
distribución de libros de los 38 títulos de textos de primaria (La
Jornada, 22 de marzo de 2001); y de otro lado, busca ampliar los
servicios de educación indígena con enfoque intercultural
bilingüe, para beneficiar a dos millones 150 mil niños que aún no
tienen acceso a servicios de calidad, como parte de la
consolidación de la política de justicia educativa (Reforma, 9 de
noviembre).
Dentro de este mismo punto hemos considerado conveniente
incluir el tema de la educación rebelde zapatista8 tan solo como
una nota breve, dada la escasa información periodística, para
destacar lo siguiente: 1) las escuelas autónomas surgieron como
una respuesta al incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés y a
la lejanía del diálogo; y 2) junto a este tipo de escuelas
autónomas se encuentra trabajando otras primarias del sistema
indígena que se han establecido por acuerdos entre la oficina de
Servicios Educativos de Chiapas, la Secretaria de Atención a los
Pueblos Indios y la organización Las Abejas9; como en este caso,
hay otras operando en las comunidades de Francisco Barrios y la
7Eso dijeron los titulares de ambas instituciones en entrevista durante las
Olimpiada del Conocimiento infantil de los dos sectores, donde resultaron
triunfadores 101 niños, 30 del CONAFE y 71 de educación bilingüe. México,
Excelsior, 29 de julio de 2001. 8Cfr. Nicarnor Rebolledo. ―Educación Indígena y neozapatismo‖ en: Guadelupe
Teresinha Bertussi (Coord.). Anuario Educativo: visión retrospectiva. México,
La Jornada Ediciones/UPN, Tomo I, 2001. 9Es el caso de escuelas improvisadas de las comunidades de Acteal y Yibeloj,
del Municipio de Chenalhó, que reabrieron sus puertas después del retorno de
la población a sus hogares, para atender a 150 niños y jóvenes, con 12
profesores indígenas pertenecientes a las zonas de supervisión 4 y 16. México,
El Universal, 20 de octubre de 2001.
7
Garrucha, en Ocosingo, en Acteal, Chenalhó y en las Margaritas
(La Jornada, 14 de septiembre de 2001).
Hay preocupación de varios sectores –de la Diócesis de San
Cristóbal y de la propia SEP- por el reconocimiento oficial con el
que deben contar los niños que estudian en este tipo de escuela,
porque a la larga no contarán con validez oficial y esto puede
afectar a los niños en su escolarización subsiguiente.
Queda por preguntar si la apertura para el reconocimiento y
certificación de los estudios en este tipo de escuelas debe venir
de la SEP o de qué instancia particular. ¿En estos casos quien
debe ser flexible?. Creo que aquí encontramos un punto conflictivo
no sólo para estas escuelas autónomas de Chiapas, sino para el
conjunto de los proyectos alternativos de niveles de secundaria,
de bachillerato y de universidades indígenas, que empiezan a
brotar por todos lados, bajo distintas modalidades y formas, que
se distinguen de los sistemas educativos ―normales‖ precisamente
porque se proclaman indígenas, interculturales, bilingües y
autónomos, y que no encuentran cabida en las estructuras formales
de los organismos educativos.
Esta cuestión nos parece importante porque coloca en el
centro de la discusión el concepto de autonomía y la viabilidad de
la educación basada en los interese étnico-lingüísticos de los
grupos indígenas. Si el ejercicio del derecho a la educación
diferenciada garantiza alguna forma particular de atención y el
Estado se ve en la obligación de otorgarla, entonces este tipo de
educación diferenciada, intercultural bilingüe planta márgenes de
viabilidad.
8
El rezago educativo se deriva no solo de los elementos que
hemos identificado y que han sido señalados por la prensa como
carencias del sistema que deben suplirse con más apoyo y
ampliación de infraestructura y cobertura, sino del conflicto
cultural y lingüístico generado por la propia escuela en los
grupos y comunidades, al establecer normas pedagógicas y el
español como lengua exclusiva en la enseñanza. Es importante que
empecemos a identificar el rezago educativo como parte del proceso
de exclusión cultural y económica, provocado por los modernos
sistemas educativos (neoliberales) y tratemos de llevar acabo de
manera creciente actividades multiculturales con el fin de
contrarrestar una de las más feroces confrontaciones raciales que
pueden apreciarse tanto en el campo como en la Ciudad.
Políticas interculturales y autonomía
Las noticias relativas al reconocimiento de los Acuerdos de San
Andrés y la formulación de la nueva política educativa
intercultural, nos enmarcan por lo menos en tres dimensiones
diferentes: la creación de la Coordinación General de Educación
Intercultural Bilingüe (CGEIB), así como la consecuente definición
de los perfiles de la nueva política indigenista; la Caravana
Zapatista, el III Congreso Nacional Indígena (CNI) en Nurio,
Michoacán; y el debate político y legislativo en las Cámaras, así
como el retorno del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) a Chiapas.
Tras el anuncio del Presidente Vicente Fox en San Cristóbal
de las Casas Chiapas, de la creación de la CGEIB —órgano
9
dependiente de la SEP y de la Oficina de la Presidencia para la
Atención de los Pueblos Indígenas—, al parecer se establecían las
primeras bases de la nueva política indigenista oficial y el
gobierno pretendía de ese modo dar cumplimiento a los Acuerdos de
San Andrés en materia educativa10. Los objetivos de la CGEIB son:
1) instrumentar una educación para la diversidad cultural y
lingüística en todo el sistema educativo nacional; 2) extender los
servicios educativos hacia la educación media superior y superior;
y 3) rescatar y desarrollar las lenguas indígenas, así como
mejorar el aprendizaje en los niveles de la educación básica
(Reforma, 17 de enero de 2001).
Sin embargo, no es hasta la segunda mitad del año,
precisamente con el Primer Informe, que podemos identificar con
mayor claridad los perfiles de dicha política educativa. Entre
los temas educativos mencionados en este Primer Informe11 se
destacan: la creación de la Oficina de Representación para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas, cuya labor consiste en
10El texto de la COCOPA dice: ―La Federación, los estados y los municipios,
deberán, en el ámbito de sus respectivas competencias, y el concurso de los
pueblos indígenas, promover su desarrollo equitativo y sustentable y la
educación bilingüe e intercultural (...); en consulta con los pueblos
indígenas definirán y desarrollarán programas educativos de contenido
regional, en los que reconocerán su herencia cultural‖ —Reforma propuesta como
fracción VII del articulo 4o Constitucional—. México, La Jornada, 23 de
febrero de 2001. 11Se decretó el retiro de 7 retenes del ejercito: Amador Hernández, Jolnachoj,
Cuxuljá, Roberto Barrios, La Garrucha, Río Euseba y Guadalupe Tepeyac
(desocupadas desde el 22 de diciembre hasta el 20 de abril; liberación de
presos encarcelados por causas relacionadas con el conflicto, sólo 9 de los
más de 100 casos solicitados por el EZLN, permanecen en prisión (4 por delitos
federales, 3 del orden común y 2 de carácter mixto); se envió al Senado la
iniciativa de reformas constitucionales sobre Derechos y Cultura Indígenas,
elaborada con base en el proyecto de la COCOPA; se dieron condiciones de
seguridad en el recorrido de la Caravana Zapatista por el territorio hasta
llegar al D.F.; se establecieron compromisos de colaboración con el gobierno
de Chiapas con la instalación de 2 Centros para el Desarrollo, en locales que
fueron cuarteles militares de Guadalupe Tepeyac y Río Euseba.
10
construir mecanismos de transversalidad e intersectorialaidad,
participación y multiculturalidad para la acción institucional en
las comunidades autóctonas. Señala además que el diseño de la
CGEIB se ha realizado a través de un proceso participativo con los
pueblos indígenas, identificando y afinando diversos modelos de
educación intercultural para los niveles básicos, medio y medio
superior, normal y universitario, y para la educación de adultos.
Por otra parte, enuncia que dio respuesta a demandas de
organizaciones indígenas y sectores académicos e intelectuales,
creando el Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas, cuyo
propósito es establecer una nueva relación con los pueblos
autóctonos y un reconocimiento al carácter multicultural y
multilingüe de México. Por último el Informe menciona que se
reconoció a los pueblos indígenas como sujetos de interés público,
al constituir el núcleo básico y esencial de sus formas de vida,
lo que implica reconocer su capacidad de autogestión, acceso a la
tierra, estructura comunitaria, liderazgo y mecanismos para la
toma de decisiones (Excelsior, 2 de septiembre de 2001).
En un análisis realizado por el Observatorio Ciudadano de la
Educación en su número 5920, se apuntan argumentos que enfatizan,
que el texto de la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA)
en materia educativa no contradice la Constitución vigente, en su
artículo 3º, ni mucho menos es contrario a la Ley General de
Educación en sus artículos 38 y 48; por otra parte, dice que es
congruente con el Programa de Desarrollo Educativo del gobierno de
Zedillo. Según esto, los autores del análisis aseguran no
encontrar motivos suficientes para que los legisladores se nieguen
11
a aprobar las reformas Constitucionales —por lo menos en los
puntos relativos a la educación— propuestas por la COCOPA, ni hay
base para pensar que la demanda de autonomía indígena pueda
trastocar la unidad cultural de la nación. Sugieren además que el
asunto hay que analizarlo desde otro ángulo, así como las reformas
afianzan la acción del Estado en los pueblos indígenas, el
ejercicio de leyes internacionales garantizan la adopción de
sistemas educativos que incorporan el derecho a utilizar la lengua
propia en los diversos niveles de enseñanza.
En general, este perfil nos indica que la nueva política
educativa intercultural para los pueblos indígenas, comprende un
proceso amplio en el que se verán involucradas las propias
organizaciones indígenas, diversas universidades, organizaciones
civiles e instituciones y el esfuerzo del conjunto de la sociedad.
Según se ha podido leer pretende vincular la educación con las
necesidades de los pueblos indios; rescatar del olvido el sistema
de educación indígena para asignarle un papel relevante; abrir
opciones de bachillerato y de sistemas universitarios indígenas.
Tal viraje de un sistema educativo indígena a otro,
intercultural bilingüe, se explica a partir de razones que, en el
fondo, tejen un argumento medular por medio del cual el gobierno
pretende dar respuesta a los Acuerdos de San Andrés y cumplir de
esa manera con las recomendaciones de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) en materia educativa y
lingüística.
Frente a esto resulta poco válido el argumento que señala que
la DGEI desde 1996 ya había puesto en práctica el modelo de
12
educación intercultural bilingüe y que no representa ninguna
novedad lo que están proponiendo los zapatistas. Hay que decir,
que este nuevo modelo se distingue sustancialmente de aquel
diseñado en 1996 en dos aspectos básicos: se plantea la educación
intercultural con una visión autónoma y comprende la educación
intercultural bilingüe en los niveles medio y superior.
Por otra parte, la Marcha Zapatista ha dado varias lecciones
para comprender que la multiculturalidad no es un asunto ajeno a
la gente común y corriente, y que puede ser comprendida sin
necesidad de elaborar explicaciones especializadas; la marcha no
significó el viaje de un gladiador al foro romano, como fue
señalado por un distinguido filosofo mexicano12, sino ―darle la
vuelta al reloj‖ –como diría el subcomandante Marcos- y luchar por
un México incluyente, tolerante y plural, así como para anteponer
―la memoria, la palabra y los sueños de los pueblos indígenas ante
la indiferencia neoliberal y el racismo cínico de la globalización
que gobierna el mundo‖; también hay que decir que la marcha tendió
puentes de unión y comunicación entre los pueblos indígenas y la
sociedad mexicana más amplia.
El III Congreso Nacional Indígena realizado en Nurio,
Michoacán, es un buen ejemplo de lucha a favor de la inclusión y
contra el neoliberalismo y un excelente ejercicio de convivencia
intercultural. Con la presencia en este Congreso de 23 comandantes
del EZLN y 3 500 delegados de 40 de las 57 etnias, se demandó que
la SEP deje de homogeneizar la educación dirigida a los indios y
12Leopoldo Zea, en su artículo ―Los indígenas: como manipulación y espectáculo‖.
(Excelsior 1 de abril de 2001), dice que Marcos decidió ―marchar a la capital
como espartaco, enfrentando al Imperio Romano, demandando los Acuerdos
discriminatorios de San Andrés‖.
13
realice una educación específica para cada región, considerando
que los pueblos indios deben de acceder a conocimientos
universales sin abandonar lo propio. Se demandó también el
reconocimiento de los derechos políticos, sociales y culturales
contenidos en los Acuerdos de San Andrés; se planteó, por otra
parte, una vez restablecido el dialogo entre el EZLN y el Gobierno
Federal, realizar un Congreso Nacional de Educación Indígena, como
un acto de reprobación a lo que la SEP hace, de no establecer un
verdadero acercamiento para que se incluyan contenidos culturales
y la diversidad que platean los pueblos indios (El Financiero, 13
de marzo de 2001).
En el Congreso los delegados platearon una serie de demandas
que podemos enumerar de la siguiente manera:
1. Una educación que enseñe y difunda la historia, las
costumbres y tradiciones y todos aquellos valores inherentes
a las culturas indígenas; elaborar libros de texto en los que
se vean expresadas las variedades lingüísticas de los grupos
y no se traduzcan los libros de texto utilizados para la
educación nacional.
2. Los niños no aprenden en la escuela porque la SEP envía
profesores que no hablan la lengua de las localidades, por lo
que deberían formar a profesores de las propias comunidades.
3. En algunas regiones ya la SEP no tiene pretexto de aplicar
programas y métodos de educación bilingüe, pues ya muchas
comunidades cuentan con profesionistas bilingües preparados
para hacerlo, con niveles de licenciatura y maestría.
14
4. Hay propuestas de algunas etnias (puerepechas, nahuas,
tarahumaras, mazatecos, zapotecos y mixtecos) para que las
escuelas primarias y secundarias de las comunidades, sean
atendidas por maestros bilingües salidos de las propias
comunidades.
5. La educación oficial es altamente discriminatoria, no aceptan
aún el empleo de la lengua materna para la enseñanza, y
provoca, por otra parte, una desvalorización de la cultura y
lengua de los niños, y la educación intercultural bilingüe
que empieza a ser empleada por la burocracia suena a discurso
hueco.
6. Una vez establecido el Diálogo de Paz, proponen la
realización de un Congreso Nacional de Educación para los
Pueblos Indígenas, con el fin de analizar cada uno de los
problemas señalados.
En el fondo, la Marcha Zapatista y el III Congreso de la CNI
de Nurio, plantearon la necesidad de establecer un sistema
educativo intercultural, multilingüe, democrático, que proteja y
desarrolle los saberes de los pueblos indios y afiance el uso de
las lenguas indígenas. Para ello consideran preciso luchar contra
las fuerzas neoliberales y homogeneizantes de la globalización que
atentan contra la identidad de los pueblos indios.
En cuanto a la Ley Indígena aprobada por el Congreso, en
términos del reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos
de derecho público, en primer lugar —la diversidad de notas
señalan— indican que viola el Convenio 169 de la OIT suscrito por
el gobierno mexicano; en segundo lugar, traiciona el espíritu de
15
los Acuerdos de San Andrés, así como también revela la
incapacidad del sistema político en la solución del conflicto y
para establecer una paz justa en Chiapas. Resulta comprensible
como diría Enrique Maza (Cfr. Enrique Maza, Proceso No. 1295, 26
de agosto de 2001), que se nieguen y menosprecien las culturas
indígenas a partir de occidente, de una óptica que lleva como
carga inherente la crisis moral y la corrupción endémica que ha
invadido al país, de la que parten males como la exclusión.
La exclusión, como suponen los legisladores, no sólo debe
plantearse como parte de un mal crónico derivado de la pobreza, la
que debe revertirse con urgencia mediante la aplicación de
recursos, está relacionada con la falta de reconocimiento de la
pluralidad cultural y lingüística, con la ausencia de instrumentos
jurídicos para la protección de la diversidad y para la expresión
de la multiculturalidad y con la existencia de una profunda
desigualdad social.
El problema de la exclusión y revertirla no es solo
asunto de recursos. Bartlet habló de trabajar mucho
para aplicar esa reforma, a fin de hacer llegar los
recurso que los indígenas requieren de manera
urgente. Los recursos que se asignen, por abundantes
que sean, no guardan proporción con la magnitud, ni
con las modalidades culturales, que no exigen
recurso, sino respeto, libertad y posibilidades
igualitarias de vivirse y de desarrollarse (Idem).
16
El Congreso había anunciado su compromiso de integrar en la
discusión: 1) La propuesta de Ley elaborada por la (COCOPA) en
1996, como eje; 2) discutir en torno de los conceptos relacionados
con pueblo, comunidad indígena, usos y aprovechamiento de recursos
naturales, autonomía, libre determinación y aplicación de sistemas
de justicia; 3) tomaría en cuenta las cuatro iniciativas que
enviaron al Congreso el Presidente Vicente Fox, el ex presidente
Zedillo, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Verde
Ecologista de México (PVEM); y 4) recogería los puntos de vista de
representantes de organizaciones y de estudiosos en el tema, para
enriquecer las reformas constitucionales en materia de derechos y
cultura indígena (El Universal, 16 de abril de 2001). Aún cuando
se había anunciado todo esto, finalmente el debate tomó otros
rumbos, ajenos al espíritu de los Acuerdos de San Andrés.
Los otros caminos que tomaron los debates también se refieren
a que durante este año varios gobernadores —según diversas
fuentes— enviaron a sus respectivos Congresos, iniciativas de Ley
para normar los Derechos y Cultura indígenas. El Estado de
Guerrero, por ejemplo, elaboró y envió al Congreso local una
iniciativa de Ley de Derechos y Cultura de los Pueblos Indígenas,
con el propósito de establecer un marco jurídico de protección de
los usos y costumbres de los grupos indígenas de la entidad.
Asimismo se instaló el Consejo Estatal Indígena, integrado por 18
representantes de las etnias, amuzgo, tlapanecos, mixtecos y
nahuas; está considerada como una instancia de interlocución con
los distintos niveles de gobierno para la planeación y desarrollo
17
de programas de gobierno encaminados a la población indígena (El
Financiero, 23 de abril de 2001).
En el Estado de Nayarit, se integró un Consejo Indígena, como
órgano consultivo de los grupos indígenas de la entidad, a través
del cual propondrán y podrán asesorar al gobierno en la gestión y
aplicación de recursos para su desarrollo, dentro de este marco se
anuncia la creación de una preparatoria indígena (La Jornada, 2 de
abril de 2001).
En una lectura resumida de las noticias que aluden el tema
de la autonomía y los derechos indígenas, habrá que reconocer, en
primer lugar, que el debate ha tenido como epicentro el carácter
autonómico que debieran adoptar los derechos indígenas en la
Constitución; y luego entender que dicho debate ha desencadenado
distintos procesos políticos: como el estancamiento del diálogo y
negociación entre el gobierno y el EZLN. En segundo lugar, se ha
puesto en evidencia la incapacidad técnica del Congreso, al no
poder proponer alternativas jurídicas aceptables y cerrarse a la
discusión que plantea la diversidad. Finalmente la discusión
revela la existencia de fuerzas conservadoras y racistas,
encabezadas por grupos oligárquicos, de señores de horca y
cuchillo, que lograron imponer una reforma legislativa.
El mismo proceso dio lugar a una ola de reformas en los
Congresos locales, como medidas que pensamos trataron, con toda
intención, de detener los acuerdos de la COCOPA en el Congreso y
sellar de ese modo su curso legal, y al mismo tiempo, crucificar
al EZLN y de paso el movimiento indígena. De otro lado, Se aprecia
como la Marcha Zapatista llevó al ascenso el movimiento indígena
18
mexicano y pudo cosechar simpatías y adeptos en lugares menos
pensados. La celebración del III Congreso Nacional Indígena (CNI),
una de las más concurridas concentraciones políticas indias de los
más variados signos que hayamos visto, construyó un perfil
político independiente, nunca visto en la historia política
mexicana. Al lado de esta movilización civil observamos la
supeditación de los Diputados y Senadores a la agenda legislativa
panista, así como el avance de la ofensiva conservadora, y una
prolongada inmovilización que ha causado, entre otras cosas, el
reflujo del movimiento indígena.
Urbes indigenizadas y segregación escolar
Las principales ciudades, occidentalizadas y cosmopolitas, en los
últimos tiempos se han visto teñidas de colorido indígena. Es
innegable que cuando hablamos ahora de poblaciones indígenas no
nos estamos refiriendo únicamente a comunidades atávicas y de
enseñoreadas Regiones de Refugio, sino también a conglomerados de
los centros urbanos y del lado pobre de asentamientos multiétnicos
y barrios multilingüisticos.
La presencia indígena en las ciudades es notablemente
dramática, y vital en muchos sentidos; está ligada a redes de
resistencia cultural, lingüística, política y artística, así como
a comunidades orgánicas y núcleos densamente complejos, atados más
al trabajo y a la pobreza, que al mercado de oportunidades. Por un
lado los escritores indígenas en la Ciudad se manifiestan en
festivales y recitales llevando consigo su pasado, como marca
humillante y visión política al mismo tiempo, como estrategia de
19
resistencia de urgente revisión y reorganización. Pareciera que
el silencio los hiciera hablar allí donde el olvido pesa aún más
(El Financiero, 20 de septiembre de 2001). Por otro lado, el más
superficial de los inventarios revelaría que los niños de la
calle, el comercio ambulante, la policía, las trabajadoras
domésticas, los albañiles, pertenecen a estas comunidades
pulverizadas y diseminadas por el racismo y la explotación. Un
hecho muy evidente es que cada día el problema en vez de
disminuir, crece. No sólo para las grandes ciudades sino también
para algunas regiones de alta producción agrícola, corredores
industriales y maquiladores. La alta movilidad de la población
indígena se está convirtiendo en un verdadero reto para la
planeación educativa, y para los educadores que se ven en la
dificultad de enseñar a niños hablantes de otras lenguas distintas
al lugar de recepción.
Está el caso de Kalakmul-Xpujil, zona de reserva de la
biosfera y frontera de Campeche con Quintana Roo, donde se
encuentran 41 familias provenientes de Tila, Tonalá, Madero y Las
Margaritas, Chiapas, cuyas lenguas son el chol y tzeltal. La
primera dificultad para los maestros bilingües mayahablantes en
este caso es que no pueden atender a los niños de esas familias,
aún siendo concientes de su responsabilidad como indígenas, pues
la lengua se impone como barrera (El Universal, 12 de octubre de
2001).
Para las ciudades de México, Monterrey, Puebla o Cuernavaca,
el asunto se complica aún más, porque llegan a escuelas regulares
donde ni siquiera se percatan de la presencia de niños indígenas,
20
sólo se enteran cuando éstos no hablan el español como lo hace
el resto de los estudiantes. En el mejor de los casos, los
maestros tratan de buscar salidas poniendo su mejor empeño. Pero
como sabemos, no se trata solo de una buena disposición del
maestro, de que se vuelva comprensivo y más intercultural, sino de
que propicie en la escuela una mayor participación de los niños
indígenas en la vida escolar, tenga mejores herramientas para
manejar el bilingüismo en el aula y desarrolle las lenguas
minoritarias como una meta de trabajo.
En las grandes ciudades como el D.F.13 y Monterrey, a pesar de
que se ha detectado un número cada vez crecientes de población
indígena de diferentes etnias y de haber localizado extensos
núcleos residenciales, las autoridades educativas, aún no realizan
acciones estableciendo escuelas para atender los problemas
específicos que plantea dicha población14. Lo peor aún es que
todavía especulan sobre el número de habitantes indígenas
residentes en las ciudades y en algunos casos hasta se construyen
inventarios demográficos, en vez de realizar verdaderos
diagnósticos sociolingüísticos y sociodemográficos, que ayuden a
entender las dimensiones del problema.
13Tan solo como ejemplo de esto, veamos algunos datos de la SEP y del Gobierno
de la Ciudad. En Delegación Gustavo A. Madero se reportan 70 planteles con
niños de origen indígena, en un rango de 10 a 80 niños por escuela. México,
Reforma, 30 de julio de 2001. 14La SEP ha realizado un diagnóstico que revela la presencia de 1 396 niños
indígenas en primarias y 263 en preescolar. Por ejemplo, en la primaria
Alberto Correa de la Colonia Roma, de una matricula del vespertino de 92
alumnos 76 son otomíes de Santiago Mezquititlán del Municipio de Amealco,
Querétaro. En la escuela primaria Ponciano Arriaga, en el Centro Histórico,
estudian alrededor de 120 niños de los cuales 70 son triquis y mazahuas. En la
escuela Miguel Serrano, de un total de 80 niños inscritos, 41 son mazahuas. En
el Jardín de niños José María Guadalupe Alba asisten 23 niños otomíes. México,
Reforma, 12 de octubre de 2001.
21
Desde hace varios años la SEP estableció un centro
experimental para atender los triquis del Centro Histórico, pero
aún desconocemos sus méritos académicos; hasta el momento lo único
que se reporta de este programa son quejas de las madres por el
maltrato que reciben sus hijos por el hecho de no hablar el
español; también se conoce por el lado ominoso de la deserción.
Otro caso similar es el implantado en 1970 por el
Departamento del Distrito Federal (DDF), bajo el nombre de Centro
de Capacitación Mazahua que comenzó a trabajar en la Nave Mayor
del Mercado de la Merced, para apoyar a 800 mujeres, con la
intención además de enseñar a leer y escribir, y prepararlas en
oficios.
Más tarde el DDF compró 22 máquinas y así la
capacitación se limitó a enseñar a cortar telas,
cocer a máquina y diseñar nuevos bordados; de ese
modo las mujeres mazahuas empezaron a producir
manteles, servilletas, vestidos tradicionales,
carpetas y bordados especiales que, después se
vendían en el extranjero. Así, durante 15 años las
800 mujeres indígenas se convirtieron en
trabajadoras del DDF. En 1985 el Centro pasa a
formar parte de la Delegación Venustiano Carranza y
el funcionario en turno rechazó el proyecto y
clausuró las instalaciones. Las mujeres hicieron un
movimiento y lograron recuperar su espacio hasta
1991. En ese lapso de las 800 mujeres solo quedaron
40, el resto se dispersó por la ciudad volviendo a
vender en las calles. En 1993 dejaron
definitivamente ese espacio debido al hostigamiento
que recibían de los locatarios de la Merced y de
los funcionarios en turno. Para ese entonces del
grupo solo se mantenían 28 mujeres y formaron la
Sociedad Cooperativa Flor de Mazahua. Aunque no
tenían una sede hicieron un convenio con el
Gobierno de Dinamarca para que comprara el inmueble
en que trabajan desde entonces (El Financiero, 20
de septiembre de 2001).
Como se indicó antes, en el D.F., el 75% de niños indígenas
que ingresan a la escuela desertan antes de concluirla, sólo el
22
25% de los alumnos que inician concluyen con el sexto año de
primaria15. Además de su condición económica hay un factor fuerte
de exclusión como el no hablar español. La exclusión comprende el
maltrato, la incomprensión por parte de maestros y la ausencia de
un sistema que incorpore la diferencia cultural. Un ejemplo
ilustrativo de esto es que de 40 niños triquis residentes en las
calles de López, sólo 10 asisten a la escuela, el motivo: la
discriminación racial. Otro ejemplo es el de los niños mazahuas
que han preferido salir a las calles que asistir a la escuela.
Estos dos casos ilustran muy bien la razón por la cual los
niños indígenas que ingresan a la escuela regular no obtienen
resultados académicos satisfactorios y dan también perfectamente
cuanta de los motivos que empujan a los niños a las calles y al
bullicioso comercio informal. El racismo, el monolingüismo de los
alumnos y maestros, el monoculturalismo, la indiferencia y la
pobreza, parecen ser las fronteras maltrechas y el abismo que
separa el mundo indígena del de la Ciudad.
Entre los nueve proyectos detonadores que anuncia la
Subsecretaria de Servicios Educativos para el Distrito Federal, se
encuentra el de atención a niños migrantes e indígenas; comprende
los programas de atención educativa a niños indígenas migrantes y
el apoyo a organizaciones que atienden a niños de la calle. Los
programas consisten en acondicionar 5 centros comunitarios
equipados con biblioteca en las Delegaciones de Tlalpan,
Xochimilco, Iztapalapa y Cuauhtémoc16.
15Estos datos son reportados por la SEP en La Jornada, 9 de marzo de 2001. 16Sylvia Ortega Salazar, titular de la Subsecretaría de Servicios Educativos en
el D.F., reconoce que el Proyecto de Educación Básica Indígena se encuentra en
23
El mencionado programa dará atención a niños indígenas
migrantes, en la Delegación Ixtapalapa; por ejemplo, han propuesto
ayudar a los docentes del sistema regular con herramientas para
detectar a niños de origen indígena, conocer su problemática
lingüística y para que propicien una enseñanza fructífera (Latapí,
Proceso, 1272). Lo mismo ocurre con el CONAFE que desarrolla
algunos programas en algunos puntos de la Ciudad, como el del
Trolebús Cultural de la Plaza Luis Cabrera, donde enseñan a leer y
escribir a niños otomíes originarios de Amealco, Querétaro, pero
con la diferencia de que en dicho programa se encuentra trabajando
un profesor bilingüe de origen otomí (El Universal, 11 de octubre
de 2001).
En Monterrey, el Departamento de Educación Indígena (creado
ex profeso hace poco más de 4 años), atiende alrededor de 52
planteles con población indígena —de origen predominantemente
nahuatl, otomí, mixteco, triqui y mazateco—, siguiendo la
estrategia de sensibilizar e instrumentar a los maestros regulares
con el fin de que luego puedan atender a los niños indígenas,
usando la interculturalidad como elemento pedagógico. Es notable
el esfuerzo que están realizando actualmente los coordinadores y
profesores, primero por detectar a la población y después sumarla
a los proyectos del Departamento, conocer la problemática y
proponer formas de atención lingüística, así como proponer
material de apoyo. Es evidente la angustia de los docentes una vez
que adquieren conciencia de las dimensiones del problema y no
su fase de diseño, que será lanzado para el ciclo escolar 2001-2002. México,
Reforma, 30 de julio de 2001.
24
encuentran salidas para enfrentar el monolingüismo y el
bilingüismo de los niños.
La DGEI ha propuesto algunos lineamientos para que las
escuelas regulares puedan atender a los niños indígenas; sin
embargo, la principal limitante de tales lineamientos es que los
profesores no cuentan con preparación pedagógica adecuada para
atender los problemas de bilingüismo, ni mucho menos para trabajar
con grupos multiculturales y multilingües17. Lo más obvio de esto
es que los profesores regulares que atienden a los niños indígenas
no han recibido ninguna formación para la enseñanza bilingüe, ni
mucho menos para la enseñanza del español como segunda lengua. Y
lo más lamentable es que los profesores enseñan español a niños
indígenas sin saber siquiera si hablan otra lengua distinta al
español, ni se preguntan tampoco por los problemas pedagógicos que
se derivan de este tipo de situaciones.
Creemos que las nuevas disposiciones federales nos están
remitiendo hacia la construcción de una educación intercultural
bilingüe y tal vez sea el mejor momento para emprender
innovaciones que nos lleven a mejorar la atención educativa de los
indígenas citadinos. Lo más fácil, y probablemente lo más difícil,
sería reclutar a indohablantes para hacerse cargo del proceso a
través de una formación docente previa. Pero nuevamente estaríamos
esquivando el problema ante la falta de profesores indohablantes,
17La realidad nos muestra otra cara: la formación docente indígena desde 1992,
desde que se dispuso la descentralización está en el abandono. La DGEI tiene
asignado un presupuesto de 182 millones de pesos. En ésta laboran 350
trabajadores de base y de confianza. Trabaja con el enfoque intercultural
bilingüe desde 1996. Hasta principios del año 2000 comenzaron a hacer acciones
con algunos materiales, sin embargo hay fuertes quejas respecto de que tiene
poco contacto con los maestros y las comunidades. México, El Financiero, 13 de
marzo de 2001.
25
y estaríamos por añadidura, propiciando modelos escolares
segregacionistas y formas tradicionales de enseñanza bancaria.
Con alguna razón Lapatí (2001), señala que las nuevas
disposiciones para la educación intercultural tienen especial
interés para el Distrito Federal por las razones siguientes: ―es
la entidad más occidentalizada y una de las más etnocéntricas y
racistas. Por otra parte, la gran variedad de lenguas y etnias en
la Ciudad ofrece oportunidades excepcionales para promover la
comprensión intercultural en toda su población; y la presencia de
docentes bilingües que la UPN forma podrá traducirse en programas
demostrativos de excelencia‖ (Latapí, Pablo. Proceso No. 1272).
Como hemos dicho, para enfrentar los problemas educativos de
los indígenas en la Ciudad, no es suficiente con crear una buena
disposición del profesor y una capacidad intercultural calificada
(que sería el equivalente a formar terapistas de la cultura);
desde nuestro punto de vista hace falta un par de cosas: construir
nuevas bases del sistema de enseñanza y una consecuente formación
de docentes altamente calificados para la enseñanza bilingüe.
Universidades indígenas y proyectos autonómicos
Desde hace algunos años han germinado, carreras, escuelas, centros
de educación superior y universidades, unas con un perfil y
objetivo indígena, regional y étnico; y otras bajo el auspicio y
dirección de centros y universidades públicas, que muestran
variados intereses exógenos, de un desarrollo educativo que no ha
considerado el carácter indígena y no han asumido completamente la
posición lingüística y cultural de los pueblos indios.
26
El espectro indica, pues, que hay escuelas y universidades
con perfil y objetivos indígenas; también existen centros
escolares con objetivos no indígenas, los cuales no consideran la
problemática étnica y cultural como elemento básico, pero que
aluden en algún sentido el carácter indígena tan sólo por estar en
una región interétnica y porque matriculan a alumnos de extracción
indígena.
Desde nuestro punto de vista las propuestas indígenas son de
dos tipos: las que surgen de las bases comunitarias y de la visión
de los intelectuales indígenas, y las que brotan de la
intelectualidad no indígena y que buscan una proyección hacia la
población indígena, y reivindican de alguna manera la condición
étnica, la lengua y la cultura.
Entre los proyectos surgidos de iniciativas públicas podemos
considerar a un buen número de escuelas y universidades que
albergan a estudiantes indígenas, pero que no atienden su
condición indígena, ni dan cabida al desarrollo congnoscitivo,
cultural y lingüístico. Como se podrá observar, durante este año
hemos visto brotar por doquier propuestas educativas, unas
independientes y populares, como las escuelas primarias y
secundarias rebeldes zapatistas, los bachilleratos indígenas
gestionados desde las Asambleas Comunitarias; otras propuestas más
ligadas a las políticas educativas de gobierno, de desarrollo de
la educación intercultural bilingüe.
Desde hace ya varios años atrás se han abierto en distintas
partes del país y en regiones indígenas, Universidades
Tecnológicas, que no solo no contemplaron las lenguas y culturas
27
indígenas en sus planes curriculares en los momentos en que
fueron implantadas, sino que en buena medida ocultaron su rostro
indígena, al no reconocer su condición. Se tienen varios ejemplos
de escuelas y universidades públicas de este tipo.
Una de estas universidades es la Universidad Tecnológica de
la Mixteca (UTM), que abrió sus puertas en 1989, con el propósito
de frenar la migración de los jóvenes y capitalizar con recursos
humanos y tecnológicos indispensables para impulsar en la mixteca
el desarrollo regional de 30 municipios de Oaxaca.
La UTM ofrece las carreras de ingeniería en electrónica,
computación, diseño, alimentos, matemáticas aplicadas y ciencias
empresariales. Cuenta con una decorosa infraestructura de 60 aulas
y laboratorios. Actualmente tienen una matrícula de 2 500
estudiantes, de los cuales 200 provienen del Distrito Federal; y
espera que para el próximo ciclo sean inscritos 700 estudiantes.
Entre los logros más importantes de la UTM se consideran
varios reconocimientos importantes, como el ―Motorola de
Innovación Tecnológica‖ y el premio a la mejor tesis de
computación que otorga la Organización de Ingenieros Electrónicos
de Estados Unidos. Además de que mantiene intercambio académico
con universidades texanas en los Estados Unidos, de Suecia,
Francia, Alemania y España. También cuenta con egresados laborando
en Europa, Estados Unidos y América Latina, lo que significa que
la UTM prepara a los estudiantes no solo en la perspectiva del
desarrollo regional, sino para competir en el mercado del
conocimiento (Excelsior, 23 de mayo de 2001).
28
Entre otros muchos casos similares podemos mencionar a La
Universidad del Mar (UM) y la Universidad Tecnológica de Izúcar de
Matamoros (UTIM). La Universidad del Mar, con campus en Huatulco,
Oaxaca, responde al mismo objetivo que la UTIM, tiene un modelo
educativo virtual que se maneja por medio de comunicación
satelital y en su desarrollo es apoyado por otras universidades.
Cuenta con las especialidades de ecología, oceanografía y
biología, incluso de nivel de maestría y doctorado. Desarrolla
proyectos de investigación acuícola y programas de preservación
ambiental, y además, realiza estudios en la cuenca de la mixteca
con el fin de reconocer los recursos mineros y su importancia en
la economía regional.
La UTIM, en Izúcar de Matamoros, Puebla, tiene como principal
objetivo formar a los jóvenes de la región, capacitándolos en las
técnicas necesarias para las actividades agropecuarias, con las
cuales puedan lograr un mejor empleo y así frenar la migración
hacia los estados Unidos. También busca atender a través de la
investigación científica los problemas de la mixteca, de generar
tecnologías que lleven a los productores a incrementar su
producción agropecuaria (Excelsior, 18 de marzo de 2001).
En contraste con este tipo de universidades, tecnológicas y
públicas, en los últimos dos años hemos presenciado el nacimiento
de varios proyectos de universidades catalogadas indígenas, que se
distinguen de las anteriores precisamente por la reivindicación
del carácter étnico de la población a la que se dirigen, y por su
filosofía educativa; son proyectos que podemos considerar parte
germinal de algunos procesos políticos amplios y como resultado
29
también de luchas indígenas que han buscado establecer márgenes
a la autonomía indígena.
Uno de los primeros casos es la Universidad Autónoma Indígena
de México (UAIM), que se desarrolla en el Municipio de El Fuerte,
Sinaloa; comenzó a trabajar bajo el nombre de Instituto de
Antropología-Universidad de Mochicahui (IAU), en 1999, con una
matrícula de 520 alumnos inscritos y una planta de 43 maestros-
asesores. Para el 2000, contaba ya con 2 200 alumnos inscritos
procedentes de 13 entidades del país (Chiapas, Oaxaca, Guerrero,
Estado de México, Michoacán, Nayarit, Veracruz, Durango,
Chihuahua, Sonora, Baja California, Zacatecas y Sinaloa). Esta
universidad tiene actualmente 8 licenciaturas: ingeniería en
sistemas computacionales, contabilidad, turismo empresarial,
derecho, cultura popular, derecho fiscal, sociología rural y
etnopsicología. Tiene además 3 maestrías: ventas, comercio y
negocios y educación social (La Jornada, 10 de julio de 2001).
La UAIM es financiada por el gobierno del Estado de Sinaloa,
la Universidad de Occidente, al Ayuntamiento de El Fuerte y los
habitantes de Mochicahui. Han gestionado apoyo federal para
resolver algunas de sus necesidades más apremiantes. El Congreso
local formalizó este año su creación como institución
descentralizada de educación superior e investigación científica,
gratuita, con personalidad jurídica, patrimonio propio y de un
régimen autónomo. Su objetivo es formar recursos humanos indígenas
del Estado de Sinaloa y del resto del país, en los niveles de
licenciatura, maestría y doctorado, sin excluir a los demás
30
sectores demandantes de educación superior (La Jornada, 25 de
noviembre de 2001).
Encontramos opiniones que dicen que esta universidad fue y
está siendo promovida por el gobierno estatal, por medio del
Secretario General de Gobierno y presidente de la Comisión para la
atención de las comunidades indígenas de Sinaloa. Esas opiniones
no buscan otra cosa que restar valor al proceso autonómico sobre
el cual se ancla el proyecto y tratan de matizar su carácter
institucional. Hay otros planteamientos que indican que dicho
proyecto, aunque ha parecido innovador ante los ojos de muchos, no
es producto de una demanda social concreta, que haya surgido de
los yaquis y mayos, sino que es una nueva babel que esta sirviendo
de puente para la profesionalización de recursos indígenas,
sustentado en un discurso de contrailustración tardía –para usar
una expresión de Isaiah Berlin- que pretende contraponerse a las
políticas educativas neoliberales y a la neblina racionalista.
La UAIM podría ser un modelo universitario a seguir, en el
establecimiento de centros académicos de excelencia, a través de
los cuales el gobierno pueda dar respuesta a las demandas de
educación superior de los pueblos indígenas, no solo de la región
sino para el país, con un sentido de coherencia entre los
intereses indígenas y los nacionales (La Jornada, 10 de julio de
2001). Esta idea está siendo manejada por altas esferas del
gobierno federal, porque ven en el proyecto, grandes posibilidades
de concretarse como un modelo innovador que ayudará a reorientar
el gasto en educación superior.
31
El modelo de la UAIM, según describe la noticia, ―no tiene
maestros y alumnos, ni salones de clase en sentido tradicional‖,
ni está empeñado en ―utilizar el concepto de enseñanza‖. La
educación personalizada intenta suplir el concepto tradicional de
enseñanza por un concepto de participación activa del estudiante,
al que llaman ―titular académico‖, considerado el motor del
proceso educativo. Por este camino el modelo pretende desterrar la
reprobación, enriqueciendo la ―autoestima de los jóvenes‖. Su
ambición es crear un ―sistema educativo sin reprobados‖ y donde el
―aula esté siendo considerada la realidad misma‖. Los jóvenes
egresarán hablando español, yolem´me-mayo e inglés. Su política de
reclutamiento está apuntando hacia los egresados de las
preparatorias de la región y se muestra abierta para recibir a
jóvenes de 10 etnias del país. Los estudiantes ―cuentan con padres
y madres paralelos‖ o tutores, quienes dan atención personalizada
en su desarrollo académico (La Jornada, 10 de julio de 2001).
Sus promotores la definen como uno de los primeros proyectos
interculturales serios en el país por tres razones: 1) por que
está basado en la educación y la formación de recursos humanos; 2)
toma como eje el elemento étnico; y 3) se fundamenta en el
conocimiento científico y el desarrollo tecnológico.
La noticia de apertura de la UAIM, despertó interés en
autoridades federales y expectación de algunos sectores académicos
y de líderes indígenas, pero también debemos reconocer que levantó
a su paso polvo y desacuerdos, unos bien fundados, otros no tanto.
Algunas autoridades consideran que el proyecto puede aportar
ejemplos concretos de regionalización de la educación superior y
32
en ese sentido consideran pertinente el apoyo que demandan sus
promotores. No se hizo esperar, también, la curiosidad de
académicos e intelectuales por conocer la filosofía de esta
universidad proclamada indígena y de saber cuáles serán sus bases
académicas.
Las críticas de varios intelectuales indígenas, están
haciendo un llamando a no confundir el concepto indígena18 que
maneja la UAIM y no dejarse llevar por corrientes neoliberales de
educación amparadas en el rostro indígena. El concepto indígena no
está bien fundamentado, en principio por que no está planteado por
indígenas y los contenidos son ajenos a las culturas indígenas.
En el sur mexicano, en el Estado de Tabasco, en Villa Vicente
Guerrero del Municipio de Centla, siguiendole los pasos a la UAIM,
se estableció formalmente la Universidad Indígena de América
Latina UIAL, con el apoyo de la Asamblea Nacional Indígena Plural
por la Autonomía (ANIPA). Se encuentran inscritos 60 alumnos
distribuidos en las licenciaturas de ingeniería civil, derecho y
agronomía. Su objetivo es atender a la población indígena y que
los jóvenes cuenten con la oportunidad de cursar estudios
profesionales sin salir de su región. Se integrará un Consejo
Universitario que se encargará de la gestión de los recursos
financieros indispensables para su funcionamiento (Cfr. La
Jornada, 30 de septiembre de 2001).
18Eustaquio Celestino sugiere, en una carta dirigida a La Jornada el 14 de
julio, no occidentalizar las universidades indígenas. Pregunta ¿Cómo se puede
hablar de ―universidad indígena‖ cuando vemos que los nombres de las materias
y sus contenidos no responden a un modelo de cultura indígena y el idioma es
solo un medio por el cual se trasmite la cultura de tipo occidental?.
Contesta: todo ello responde a intereses coyunturales, enmarcados en el
sistema globalizador.
33
La UIAL aún no cuenta con el reconocimiento oficial; sin
embargo, ya enviaron la documentación necesaria a las autoridades
educativas, lo mismo que al Presidente Vicente Fox le fue enviado
el proyecto (La Jornada, 30 de septiembre de 2001). Esperan contar
con apoyo financiero de la federación y del propio Estado de
Tabasco.
Por otra parte, políticos e intelectuales zapotecos están
planteando un proyecto de creación, durante este año que corre, de
la Universidad Indígena de Juchitán (UIJ). En ese sentido, el
Partido de la Revolución Democrática (PRD), presentó ante el
Senado de la República, la creación de la Universidad Nacional
Indígena (UNI) que recoge la propuesta juchiteca, para revalorar y
fortalecer el conocimiento científico de los pueblos indios de
México. Se destacan como elementos de la ―ciencia indígena‖ que
pretende desarrollar, la cultura, la cosmovisión, la lengua, las
danzas, artes, relatos, tecnologías populares, medicina
tradicional y herbolaria (El Universal, 14 de diciembre de 2001).
El objetivo de esta universidad es ―construir desde abajo‖
un proyecto cultural y educativo, sobre cimientos que soporten los
ejes de autonomía indígena y universitaria. Entre sus objetivos
está también lograr una educación bilingüe e intercultural,
técnica, científica y humanística, a través del cual sea posible
desarrollar aprendizajes basados en la diversidad y la
diferencia, cuyo fin sea formar profesionales capaces de atender
la problemática social, económica y cultural de la región. A su
vez, es un proyecto que pretende erigirse como ―dique‖ para frenar
tanto la trasculturción como la avalancha del Plan Puebla-Panamá.
34
En una primera etapa plantean trabajar en torno de una
licenciatura (bilingüe) en lenguas, que tendrá como fin principal
el rescate y promoción de la lengua zapoteca, así como el
desarrollo de las otras lenguas indígenas, hasta constituirse en
una universidad de las lenguas indígenas (La Jornada, 10 de julio
de 2001).
De entrada se define como institución indígena y autónoma,
que contará principalmente con el apoyo financiero estatal y
federal. Habrá que esperar su establecimiento, pues promete darnos
un ejemplo distinto y una muestra interesante que podremos
contrastarla con otras universidades proclamadas indígenas.
Reflexiones finales
Los diarios que hemos revisado, nos han proporcionado una variedad
rica de información que, sin duda, han ampliado considerablemente
la óptica respecto de los problemas educativos de los pueblos
indígenas, y eso mismo nos ha permitido tener algunas bases de
análisis y aproximación. Hemos entendido que los altos niveles de
rezago educativo se derivan de un conjunto de factores económicos,
culturales, lingüísticos y raciales, tales como la pobreza, el
analfabetismo, el monolingüismo, la migración, la incorporación
temprana de los niños al trabajo, la falta de oportunidades
educativas y la discriminación racial y el monolingüismo de la
escuela pública mexicana.
La mayor parte de los temas que hemos revisado en la prensa y
sometido a análisis, giran en torno al problema de la autonomía
indígena, sus posibles aplicaciones en el terreno educativo y los
35
efectos socioculturales. Las políticas educativas
interculturales de algún modo están impregnadas desde hace algún
tiempo de una discusión que no ha tenido claridad respecto de los
límites que puede imponer la educación propia basada en interes
étnicos y lingüísticos dentro del contexto nacional. Ha resultado
difícil poder determinar algún tipo de frontera cultural trazada
por los grupos indígenas en la perspectiva de proteger su lengua y
cultura. Sin embargo, la información que hemos manejado describe
de algún modo el surgimiento de un nuevo fenómeno de alejamiento y
extrapolación de intereses étnicos.
Sin duda, el movimiento indígena y el EZLN al frente, han
contribuido de manera importante en la clarificación de las
perspectivas políticas de la autonomía y la diferenciación
cultural. Curiosamente el proceso ha cobrado mayor fuerza con
proyectos educativos y ecológicos periféricos introducidos desde
afuera —de la comunidad y la etnia—, con iniciativas de organismos
no gubernamentales, incluso de agencias gubernamentales, que
después de pasar por el escrutinio interno de la comunidad —la
capacidad de autogestión y la práctica de la libre
autodeterminación— han obtenido un repunte impresionante. Nos
referimos a las experiencias educativas de las primarias y
secundarias autónomas rebeldes en Chiapas, los bachilleratos mixe
de Tlahuitoltepec y mazateco de Mazatlán, entre otros.
En el movimiento indígena la autonomía se manifiesta de
múltiples maneras: como resistencia cultural que utiliza el
emblema de la identidad indígena. En este nivel, la comunidad
representa el sentimiento de la etnia y la entidad sobre la cual
36
los actores se organizan para reclamar derechos de autogobierno,
y la lengua se convierte en un recurso privilegiado para recuperar
la memoria y los textos de resistencia. Desde este lugar se
formulan expresiones y sentimientos de orgullo que se basan en un
fundamento esencialmente imaginario, como lo planteara Benedict
Anderson. La luchan contra las distorsiones de la identidad supone
la voluntad de retroceder a los orígenes para localizar la pureza
de la cultura.
Esto es algo completamente diferente al caso de luchas que
buscan desmitificar los intereses asimilacionistas: de luchar
contra el sistema de dominación utilizando elementos políticos
indígenas y no indígenas. Esta es la otra forma que adopta la
política de resistencia cultural, que según podemos observar,
recobra elementos de lucha indígena local y se ponen en práctica
estrategias de resistencia translocales. Este nivel de resistencia
cultural se puede concebir no como mera reacción contra el poder
del estado-nacional, sino como un pensamiento alternativo, con
otro alcance, sobre el que se construye una plataforma de lucha
multicultural a nivel planetario (lo importante de este
planteamiento es saber hasta que punto esta nueva concepción se
basa en la ruptura de las barreras entre culturas).
Los proyectos de universidades indígenas están inscritos en
este proceso de lucha, de resistencia y autonomía, y dentro de las
nuevas corrientes políticas multiculturales. Solo que en la
discusión sobre la viabilidad de dichos proyectos, han surgido
polémicas y en ocasiones argumentos contrapuestos: donde para unos
el concepto mismo de universidad no termina por encajar
37
completamente con el pensamiento indígena, por su carácter
universal y por ser, incluso, contrario a las construcciones
particulares de la cultura indígena. Para otros, por el contrario,
las universidades permanecieron cerradas al pensamiento indígena,
y la lucha consiste entonces en abrir esas instituciones o fundar
otras con ese propósito, hasta conseguir en ellas una expresión de
las culturas indígenas, buscando que los pueblos participen y
disfruten del beneficio intelectual y tecnológico. Otros más,
consideran que las universidades con rostro indígena deben
distinguirse primordialmente de las otras universidades
precisamente porque enfocan de manera especial sus intereses hacia
las etnias en una perspectiva intercultural indígena.
Hay que reconocer entonces que el debate por establecer
proyectos universitarios indígenas no es uniforme, ni corresponde
a la misma fuente ideológica. Sin embargo, la mayoría de los
proyectos adoptan un discurso multicultural y en ese sentido
comparten algunos objetivos, como reemplazar las ideologías
homogeneizadoras y los sistemas educativos asimilacionistas. De
esta forma los proyectos, por discrepantes que sean, están
aportando avances teóricos y prácticos, en varios sentidos:
revierten los viejos enfoques que consideran que el problema
descansa en las diferencias culturales; que las diferencias
culturales sean tratadas como desviaciones de la norma y en este
caso la alternativa sería luchar por el derecho a ser diferente y
valorar la diferencia, y la premisa es que la nación solo puede
ser fuerte y unida si hay consenso cultural; y que la sociedad
multicultural y multilingüe debe respetar, incluso alentar, la
38
diferencia cultural, dado que aporta elementos que enriquecen el
proceso educativo.
La escuela indígena en las ciudades es hasta ahora un tema no
reconocido a plenitud, evadido y hasta considerado de poca
importancia. Han proliferado programas de asistencia y apoyo, pero
no ha habido ningún esfuerzo serio por atender a los niños
indígenas cuando éstos llegan a ingresar a una escuela regular de
algunas de las grandes ciudades como el Distrito Federal,
Monterrey o Puebla. Las autoridades educativas todavía siguen
creyendo que la escuela regular puede otorgar un beneficio a estos
niños bilingües y monolingües que llegan con la necesidad de
recibir alguna atención educativa. Es bueno que piensen que los
maestros regulares pueden hacer algo al respecto, pero no es
posible dejar que los problemas se resuelvan por esta única vía.
Creemos que es necesario diversificar los esfuerzos y la
atención educativa. Un primer paso podría ser que las autoridades
educativas realmente abran el tema indígena en la ciudad y en la
escuela pública; eso implica, desde luego, una reformulación de
los sistemas de enseñanza, de la formación de maestros y del
establecimiento de escuelas interculturales y bilingües. No es
suficiente con fomentar en los maestros una sensibilización
esencial y una buena disposición para trabajar con la diferencia y
la interculturalidad como elementos pedagógicos centrales; hace
falta resolver las barreras comunicativas y los problemas que
plantea la alfabetización y la enseñanza del español como segunda
lengua. Estos problemas tal vez puedan resolverse mediante otro
tipo de escuelas y enfoques educativos, donde necesariamente
39
tendrán que invertirse los roles del maestro y del alumno, y se
puedan constituir formas cooperativas de enseñanza: una
interculturalidad efectiva.