1. genero y desastres

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MARIA FERNANDA VILLAZÓN LAURA VIVIANA LÓPEZ

Transcript of 1. genero y desastres

MARIA FERNANDA VILLAZÓN

LAURA VIVIANA LÓPEZ

Determina las oportunidades,responsabilidades, recursos, y competenciasasociadas con el hecho de ser hombre o mujer.

Define las relaciones entre mujeres yhombres, entre niñas y niños, así como lasrelaciones entre mujeres y entre hombres.

Determina lo que se espera de una mujer o deun hombre, lo que se les permite o lo que sevalora de unas y otros en un contexto dado.

En la mayoría de las sociedades, las relaciones de género conllevan una

jerarquización, una distribución desigual del poder entre hombres y mujeres

que pondera lo masculino por sobre lo femenino y está en la base de las

desigualdades que todavía afectan a las mujeres.

Las vulnerabilidades de mujeres, niñas, niños y hombres varían según

sus edades y los estratos económicos-sociales de los que provengan, y

todo esto va dando forma a la manera en que enfrentan y viven los

desastres y a su capacidad de recuperación. De hecho, en los países

en los que se tolera la discriminación de género, las mujeres y las

niñas ocupan un lugar de especial vulnerabilidad ante los peligros

naturales. Esto se ve reflejado no sólo en el porcentaje de mujeres y

niñas que mueren, mucho más alto en estos países que en otros, sino

también en la incidencia de la violencia de género en la que se

incluyen la violación, la trata de personas y la violencia doméstica,

que aumenta de forma exponencial durante y después de los

desastres. En la mayoría de los casos, los desastres acarrean para

mujeres y niñas una carga adicional, puesto que es sobre ellas sobre

las que recae la responsabilidad del trabajo no remunerado

(suministro de cuidados, agua y alimentos para los hogares, entre

otros).

Las diferencias biológicas entrehombres y mujeres han sido elsoporte para justificar ytransformar en natural la divisiónde tareas y responsabilidades enfunción del sexo, así, en casi todaslas sociedades, de las mujeres seespera que asuman el trabajoreproductivo (tareas vinculadas a laalimentación, la higiene, el cuidadoy la educación de los niños y lasniñas, la atención de la salud delgrupo familiar, la atención de laspersonas adultas dependientes);mientras que de los hombres seespera el trabajo productivogenerador de ingresos. El trabajoreproductivo es un trabajo sinreconocimiento social nieconómico.

La distribución sexual del trabajo, los roles, los estereotipos de

género, condicionan la forma en que hombres y mujeres se

posicionan en relación con la gestión del riesgo de desastres y son

afectados en los desastres mismos. El hecho de que la mayor parte

de las actividades asumidas por las mujeres se desarrollen

principalmente en el hogar y en su entorno comunitario (tareas de

cuidado, trabajo comunitario, actividades productivas en el hogar),

con frecuencia las deja en una situación de mayor exposición frente

a, por ejemplo, inundaciones o deslizamientos, ya que es más

probable que las encuentre en sus casas. En el caso de los hombres,

los mandatos de género tales como la audacia o el heroísmo, suelen

incidir en una menor percepción del riesgo y conducirlos a exponer

sus vidas para rescatar víctimas o proteger los bienes..

Las mujeres tienen menos acceso a los recursos – redes socialese influencia, transporte, información, habilidades (incluido elalfabetismo), control de la tierra y otros recursos económicos,movilidad personal, vivienda y empleos seguros, a la no violenciay control de la toma de decisiones que son esenciales en lapreparación, mitigación y rehabilitación de desastres naturales.

Dado que las mujeres se encargan principalmente de lasresponsabilidades domésticas como el cuidado de los niños,ancianos o discapacitados, quedan sin libertad de migrar parabuscar trabajo después de un desastre. Los hombres migran conmayor frecuencia, dejando a grandes cantidades de mujerescomo jefes de familia. El desconocer esta realidad y la doblecarga del trabajo productivo y reproductivo de las mujeres,significa que las mujeres siguen siendo invisibles en la sociedad yla atención a sus necesidades sigue siendo deplorablementeinadecuada.

Dado que frecuentemente la vivienda queda destruida por eldesastre, muchas familias se ven obligadas a reubicarse enalbergues. Estos albergues no son adecuados para tareas diariascomo cocinar, aumentando la carga doméstica y económica de lamujer y disminuyendo su libertad de movimiento para buscarfuentes alternativas de ingreso.

Las mujeres son más vulnerables a los desastres debido al papel que les ha asignado la sociedad.

De 141 países afectados por desastres entre 1981 y

2002, los desastres tienen un impacto negativo mayor

sobre la esperanza de vida de las mujeres que sobre la

de los hombres.

Las mujeres, los niños y las niñas son 14 veces más

propensos que los hombres a morir durante un

desastre.

La mayoría de las víctimas atrapadas en Nueva Orleans

después del huracán Katrina fueron mujeres

afroamericanas y sus hijos, el grupo demográfico más

pobre de la zona.

Las probabilidades de que una mujer sea víctima de la

violencia doméstica o sexual aumentan después de un

desastre; muchas mujeres evitan albergarse en refugios

por miedo a ser violadas.

Después del huracán Mitch en 1998, lasmujeres guatemaltecas y hondureñasconstruyeron casas, cavaron pozos y canales,remolcaron agua y construyeron albergues. Amenudo, aun en contra de los deseos de loshombres, las mujeres han estado dispuestasy han demostrado ser capaces de asumir unpapel activo en tareas tradicionalmenteconsideradas “masculinas”. Esto puedeayudar a cambiar la percepción social de lacapacidad de las mujeres.

Las mujeres son más eficaces en la movilizaciónde la comunidad para responder a los desastres.Forman grupos y redes de actores sociales quetrabajan para satisfacer las necesidades másurgentes de la comunidad. Esta clase decomunidad organizada ha resultado esencial enpreparativos para casos de desastre y mitigación

En respuesta a mayores niveles de violenciabasada en género en Nicaragua después delhuracán Mitch, la ONG Puntos de Encuentroorganizó una campaña de información que usódiversos medios para transmitir un mensajesencillo: “La violencia contra la mujer – es undesastre que los hombres sí pueden prevenir”. Lacampaña demostró ser eficaz en el cambio de lasactitudes de los hombres hacia la violencia contrala mujer.

Después del terremoto de 1985 en la Ciudad deMéxico, un grupo de maquiladoras se organizaronpara formar el Sindicato de Trabajadores Textiles19 de septiembre, que fue reconocido por elgobierno mexicano y probó ser instrumental en elcabildeo para la recuperación del empleo demujeres.

Después del Huracán Joan, mujeres en Mulukutú,Nicaragua se organizaron para elaborar planespreparativos para casos de desastre que incluían atodos los miembros del hogar. En consecuencia,Mulukutú estaba mejor preparado para el HuracánMitch y el pueblo se recuperó más rápidamente queotras comunidades igualmente afectadas.

Una visión cerrada a las consecuencias de un desastre conduce

a un foco netamente físico; las realidades sociales son pasadas

por alto y, nuevamente, las inquietudes de género son

marginalizadas. Las mujeres seguirán siendo afectadas

desproporcionadamente por los desastres naturales a menos

que los trabajadores y funcionarios reconozcan su estado

vulnerable y dirijan sus esfuerzos para cambiarlo.

La mayoría de los esfuerzos de ayuda son concebidos para

toda la población de un área afectada por un desastre, sin

embargo, cuando dependen de las estructuras existentes de la

distribución de recursos, que reflejan la estructura patriarcal

de la sociedad, las mujeres son marginalizadas en su acceso a

los recursos de ayuda.

La falta de armonía entre la respuesta inmediata a los

desastres y el desarrollo a largo plazo hace que los medios

asignados a la preparación para desastres sean sacrificados a

favor de los esfuerzos de respuesta. Los grupos de mujeres en

las Américas se han dado cuenta que la mejor manera de

mitigar las consecuencias negativas de un desastre es estar

preparadas. Las mujeres han sido fuertes defensoras de

medidas de preparación al nivel de la comunidad porque ellas

saben muy bien las consecuencias del desastre en su diario

vivir.

Los partidarios del enfoque de género han recalcado que para

estudiar los desastres naturales desde una perspectiva de

género, es necesario desagregar los datos por sexo, los

proyectos piloto durante la fase de reconstrucción, un diálogo

abierto dentro de las comunidades y entre las comunidades y

el gobierno, y la formación de capacidad para las mujeres

antes, durante y después de los desastres.

Finalmente, una ausencia de la capacidad institucional en el

análisis de género se refleja en los esfuerzos de ayuda, que

no incluyen esa perspectiva en sus normas y procedimientos.

Además esto significa que las necesidades e inquietudes

particulares de las mujeres y su potencial para contribuir no

se toman en cuenta durante los preparativos, respuesta y

reconstrucción para los desastres. Esto también sirve para

destacar la necesidad de un enfoque de género organizado

para el estudio de los desastres naturales y sus

consecuencias.

En la integración de las mujeres debe haber un cambio

en las relaciones de poder para evitar sobrecargar a las

que ya tienen un trabajo pesado y responsabilidades

familiares incrementadas. Es fundamental identificar las

experiencias de las mujeres en los desastres y apoyar sus

contribuciones en los sistemas de alerta temprana

oficiales e informales de preparación en la casa, en la

escuela, en la solidaridad comunitaria, en la

recuperación socioemocional inmediata y a largo plazo, y

en los cuidados a la familia extensa. Destinar recursos

para compensar materialmente el tiempo, energía y

habilidades de las mujeres de base que laboran con

organizaciones gestoras del riesgo de desastres, para que

dejen de ser voluntarias sin reconocimiento.

Una vez reconocida la importancia que

los roles de género juegan en la gestión

integral del riesgo de desastre, las

consideraciones de género no pueden

ser relegadas cuando ocurra un

desastre. En el sentido de reducir los

daños asociados con desastres por

fenómenos de origen natural, o bien,

antrópicos, es necesario reconocer las

vulnerabilidades preexistentes al

desastre y vincular los planes de gestión

integral de los desastres con la ayuda

humanitaria desde una perspectiva de

equidad de género, para que exista un

mejor entendimiento sobre qué es lo

necesario.

http://www.undp.org/content/dam/undp/li

brary/crisis%20prevention/disaster/Reduccio

n-Genero.pdf

http://www.observatoriogeneroyliderazgo.cl

/blog/wp-

content/uploads/genero_y_desastres.pdf

http://www.preventionweb.net/files/28782_

captulogneroyriesgosfinal.pdf

www.bancomundial.org/es/news/feature/...

/improving-women-disasters