10 a Veces Menos Es Mas

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A VECES, MENOS ES MÁS. Vivián Elizabeth Glyck. Todo dueño paciente de un vivero nos dirá que la tarea más difícil para sus clientes es la sencilla actividad de la poda de mantenimiento. Ante la poda, el horticultor del domingo teme cometer un error, no desea arriesgar el follaje ni la exuberancia de sus cultivos y, por lo general, evita este componente esencial de una buena horticultura. Yo no estoy exenta de este temor. Muchas de mis tomateras han estado a punto de derrumbarse por el exceso, con retoños que brotaban en todas direcciones y crecían tanto que no podía hallar un tutor lo bastante largo para sostener sus frágiles estructuras. El productor de tomates ideal cortará con coraje los retoños que crecen en la axila, entre los pecíolos de las hojas y el tallo principal, e impiden que la planta tome altura. Después, cuando la planta ha alcanzado la altura ideal, podará el crecimiento vertical resultante para que el fruto en el tutor pueda beneficiarse de la energía que, de otro modo, se destinaría a producir más follaje. Desde que me dedico a la horticultura y adquirí la fortaleza de podar, he comprobado con claridad que menos significa más. Cuando recorto el exceso, el crecimiento aumenta. En ocasiones, he experimentado con gran intensidad la confusión que el exceso produce en mi vida. Había pasado unos cuantos meses ocupada en viajar, planificar, trabajar, realizar ejercicios físicos, iniciar un nuevo negocio extra, tomarme vacaciones, mantenerme activa en el plano social, etc. un día, desperté y me di cuenta de que tenía demasiadas ramas en mi vida, que crecían indiscriminada y agresivamente en todas direcciones. El centro de mi ser sufría y estaba anémico, por que yo estaba derrochando demasiada energía para alimentar el caos. Ese día, en particular, lo que me hizo ver esto con claridad fue algo que me dijo por teléfono mi sobrino de siete años: mamá está furiosa contigo: nunca te acuerdas del cumpleaños de nadie. De boca de un niño, ¿eh? Tenía razón. En tanto yo estaba ocupada hasta el agotamiento, afanándome en cada rumbo posible, había perdido la energía para cultivar las áreas de mi vida que más me nutren. En verdad, los niños son en mi vida las luces de mis ojos, y la alegría que resplandece en ellos cuando son amados se irradia al núcleo de mi espíritu. La simplicidad misma de la vida es su belleza esencial y, cuanto más decoramos los árboles de nuestra vida con adquisiciones y logros a expensas del ego de nuestro prójimo, más nos privamos a nosotros mismos de nuestra propia claridad. La poda en mi vida, al igual que en mi huerto, constituye un ejercicio constante. Siempre amenazo con florecer en miles de direcciones diferentes y a veces lo hago, porque soy adicta al torbellino de la actividad.

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lectura diplomado en docencia

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  • A VECES, MENOS ES MS.

    Vivin Elizabeth Glyck.

    Todo dueo paciente de un vivero nos dir que la tarea ms difcil para sus clientes es la sencilla actividad de la poda de mantenimiento. Ante la poda, el horticultor del domingo teme cometer un error, no desea arriesgar el follaje ni la exuberancia de sus cultivos y, por lo general, evita este componente esencial de una buena horticultura. Yo no estoy exenta de este temor. Muchas de mis tomateras han estado a punto de derrumbarse por el exceso, con retoos que brotaban en todas direcciones y crecan tanto que no poda hallar un tutor lo bastante largo para sostener sus frgiles estructuras. El productor de tomates ideal cortar con coraje los retoos que crecen en la axila, entre los pecolos de las hojas y el tallo principal, e impiden que la planta tome altura. Despus, cuando la planta ha alcanzado la altura ideal, podar el crecimiento vertical resultante para que el fruto en el tutor pueda beneficiarse de la energa que, de otro modo, se destinara a producir ms follaje. Desde que me dedico a la horticultura y adquir la fortaleza de podar, he comprobado con claridad que menos significa ms. Cuando recorto el exceso, el crecimiento aumenta. En ocasiones, he experimentado con gran intensidad la confusin que el exceso produce en mi vida. Haba pasado unos cuantos meses ocupada en viajar, planificar, trabajar, realizar ejercicios fsicos, iniciar un nuevo negocio extra, tomarme vacaciones, mantenerme activa en el plano social, etc. un da, despert y me di cuenta de que tena demasiadas ramas en mi vida, que crecan indiscriminada y agresivamente en todas direcciones. El centro de mi ser sufra y estaba anmico, por que yo estaba derrochando demasiada energa para alimentar el caos. Ese da, en particular, lo que me hizo ver esto con claridad fue algo que me dijo por telfono mi sobrino de siete aos: mam est furiosa contigo: nunca te acuerdas del cumpleaos de nadie. De boca de un nio, eh? Tena razn. En tanto yo estaba ocupada hasta el agotamiento, afanndome en cada rumbo posible, haba perdido la energa para cultivar las reas de mi vida que ms me nutren. En verdad, los nios son en mi vida las luces de mis ojos, y la alegra que resplandece en ellos cuando son amados se irradia al ncleo de mi espritu. La simplicidad misma de la vida es su belleza esencial y, cuanto ms decoramos los rboles de nuestra vida con adquisiciones y logros a expensas del ego de nuestro prjimo, ms nos privamos a nosotros mismos de nuestra propia claridad. La poda en mi vida, al igual que en mi huerto, constituye un ejercicio constante. Siempre amenazo con florecer en miles de direcciones diferentes y a veces lo hago, porque soy adicta al torbellino de la actividad.

  • Estar en el frenes del crecimiento desordenado me permite evitar el lado oscuro de mi ser. Me otorga permiso para ignorar mis temores de la intimidad, rehuir del hecho de que todava estoy aprendiendo como alimentar verdaderamente mi espritu para poder dar de mi huerto a otros. La vida es demasiado corta para ser consumida en hacer un milln de cosas insignificantes que dentro de un ao no recordaremos haber concluido. Por ms doloroso que sea, cuando la vida comience a crecer desenfrenadamente en todas direcciones, podemos tomar las tijeras y recortar con habilidad el exceso que priva a nuestro espritu del crecimiento esencial. *Artculo tomado de la revista Uno mismo No.176, febrero de 1998.editorial Agedit, Buenos Aires, Argentina.