10. Kant

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Historia de la Filosofía Tema 10 Kant (1724-1804) TEMA 10 KANT (1724-1804) 1. KANT: VIDA Y OBRAS 2. RACIONALISMO, EMPIRISMO Y CRITICISMO 2.1 LOS PROBLEMAS DE LA RAZÓN: DOGMATISMO Y ESCEPTICISMO 2.2 LA RESPUESTA DE KANT: EL CRITICISMO 3. ¿QUÉ PUEDO CONOCER?: LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA 3.1 LOS JUICIOS 3.2 LOS JUICIOS Y LAS LEYES DE LA CIENCIA 3.3 EL ANÁLISIS DE LAS FACULTADES COGNOSCITIVAS 3.3.1 ESTÉTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DE LA SENSIBLIDAD 3.3.2 ANALÍTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DEL ENTENDIMIENTO 3.3.3 DIALÉCTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DE LA RAZÓN 1. KANT: VIDA Y OBRAS Emmanuel Kant nació en Königsberg en 1724. Su padre era guarnicionero. Comenzó sus estudios en 1740 influido por el llamado racionalismo escolar. Posteriormente leyó a Hume, quien según sus propias palabras, le hizo abandonar los esquemas del dogmatismo racionalista. En 1755 se habilitó como profesor enseñando todas las disciplinas filosóficas; pero hasta 1770 no pudo obtener la cátedra de metafísica y lógica. A partir del año 1796 tuvo que abandonar sus lecciones debido a su senilidad, y en 1804 murió en su ciudad natal de la que apenas había salido. Buena parte de su obra la escribió bajo el reinado de Federico II el Grande, un monarca ilustrado que, como tal, mantuvo buenas relaciones con los intelectuales y una actitud de tolerancia religiosa. A la muerte de este (1786) las cosas comenzaron a 1

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Historia de la Filosofía Tema 10 Kant (1724-1804)

TEMA 10

KANT (1724-1804)

1. KANT: VIDA Y OBRAS

2. RACIONALISMO, EMPIRISMO Y CRITICISMO

2.1 LOS PROBLEMAS DE LA RAZÓN: DOGMATISMO Y ESCEPTICISMO

2.2 LA RESPUESTA DE KANT: EL CRITICISMO

3. ¿QUÉ PUEDO CONOCER?: LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

3.1 LOS JUICIOS

3.2 LOS JUICIOS Y LAS LEYES DE LA CIENCIA

3.3 EL ANÁLISIS DE LAS FACULTADES COGNOSCITIVAS

3.3.1 ESTÉTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DE LA SENSIBLIDAD

3.3.2 ANALÍTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DEL ENTENDIMIENTO

3.3.3 DIALÉCTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DE LA RAZÓN

1. KANT: VIDA Y OBRAS

Emmanuel Kant nació en Königsberg en 1724. Su padre era guarnicionero. Comenzó sus es-

tudios en 1740 influido por el llamado racionalismo escolar. Posteriormente leyó a Hume, quien

según sus propias palabras, le hizo abandonar los esquemas del dogmatismo racionalista. En

1755 se habilitó como profesor enseñando todas las disciplinas filosóficas; pero hasta 1770 no pudo

obtener la cátedra de metafísica y lógica. A partir del año 1796 tuvo que abandonar sus lecciones

debido a su senilidad, y en 1804 murió en su ciudad natal de la que apenas había salido.

Buena parte de su obra la escribió bajo el reinado de Federico II el Grande, un monarca ilustrado

que, como tal, mantuvo buenas relaciones con los intelectuales y una actitud de tolerancia religiosa.

A la muerte de este (1786) las cosas comenzaron a cambiar. El nuevo régimen prohibió toda actitud

“que pudiera hacer vacilar la fe”, estableciendo una rígida censura; esto le planteó algunos proble-

mas a Kant y se vio obligado finalmente a renunciar a cualquier tratamiento de cuestiones religio-

sas. Podemos establecer dos períodos en la actividad de Kant:

a) Período precrítico: comprende desde 1747, año en que publica su primera obra, hasta 1770, en

que escribe su famosa Disertatio. Durante estos años, los objetos de su preocupación son muy di-

versos; le interesan la filosofía y la lógica, las matemáticas, la filosofía natural, la astronomía, la an-

tropología, etc., lo que demuestra un espíritu inquieto y curioso. Las influencias más claras en este

momento son la de la filosofía racionalista de Wolff y la del sistema de Newton. Las obras más

importantes de este período son:

-Historia general de la naturaleza y teoría de los cielos (1755), donde expone su cosmología.

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-Único argumento posible para la demostración de la existencia de Dios (1763), en que pone en

evidencia las dificultades de la metafísica tradicional.

-Disertación acerca de la forma y los principios del mundo sensible y del mundo inteligible (cono-

cida como Disertatio, 1770). Se trata de una obra escrita para presentarse a la plaza de profesor titu-

lar de metafísica y lógica de la Universidad de Königsberg. Supone el fin de su etapa precrítica y el

comienzo del Criticismo. En ella aparecen apuntados algunos de sus planteamientos epistemológi-

cos posteriores.

b) Período crítico: en él se encuentran la obra madura del pensamiento kantiano y la formula-

ción de su sistema epistemológico y moral. Los principales textos de esta época son:

-Crítica de la razón pura (1781, 2ª edición revisada y ampliada en 1787).

-Prolegómenos a toda metafísica futura (1783), una exposición más sencilla de la teoría presente en

la Crítica.

-Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), resumen de su teoría ética.

-Crítica de la razón práctica (1788).

-Crítica del juicio (1790), que expone su noción trascendental de la estética.

-Para la paz perpetua (1795), opúsculo donde aparece su teoría política.

2. RACIONALISMO, EMPIRISMO Y CRITICISMO

2.1 LOS PROBLEMAS DE LA RAZÓN: DOGMATISMO Y ESCEPTICISMO

En tiempos de Kant se había difundido por Alemania una corriente filosófica de corte racio-

nalista que se conoce como racionalismo escolar, cuyo representante más destacado era Christian

Wollf, un filósofo influido por Leibniz. Wolff pretendía, siguiendo sus presupuestos racionalistas,

establecer un conocimiento racional puro acerca de todo lo posible. Tal conocimiento se desarrolla-

ría a partir de puros conceptos hasta constituir el sistema completo del saber. Para ello divide la to-

talidad del saber en: filosofía teórica o metafísica, y filosofía práctica. A su vez divide la metafísi-

ca en:

-Metafísica general, que trataría del ser en general.

-Metafísica especial, que trataría de las diversas regiones del ser: Dios -la teología natural-, el alma

-la psicología racional- y el mundo -la cosmología racional-.

Kant comenzó adhiriéndose a las tesis del racionalismo escolar hasta que la lectura de Hume

le hizo darse cuenta del dogmatismo inherente a esta corriente filosófica. Los planteamientos ra-

cionalistas resultan dogmáticos porque mantienen una confianza ciega en la razón, sin some-

ter antes a un análisis sus capacidades y límites. Esto les hará incurrir en distintas formas de

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razonamientos erróneos (paralogismos), contradicciones (antinomias) y pretensiones desmedi-

das (intentos de demostrar la existencia de Dios). Pero tampoco se limitaría Kant a seguir a Hume.

Es más, el empirismo radical de Hume también había conducido a la razón a un callejón sin

salida: esto es, al escepticismo, a negar la posibilidad de fundamentar racionalmente cualquier co-

nocimiento.

2.2 LA RESPUESTA DE KANT: EL CRITICISMO

Para evitar esas dos actitudes (el dogmatismo racionalista y el escepticismo humeano), Kant

lleva a cabo un análisis de la razón, de sus capacidades y de sus límites. A este análisis de las

capacidades y límites de la razón le llama Crítica de la Razón (recordemos que “critica” procede

del griego crinein, que significa análisis, discernimiento).

De momento, podemos avanzar que las capacidades de la razón se agotan en contestar a estas tres

preguntas:

-¿Qué puedo conocer? La interrogación plantea los límites del conocimiento humano y hasta dón-

de es posible establecer validez científica.

-¿Qué debo hacer? Kant plantea la acción ética, siguiendo los dictámenes del deber. No todo lo

que se puede hacer se debe hacer.

-¿Qué me cabe esperar? Constituye el reverso de la anterior. Si hemos cumplido con el deber, po-

demos esperar ser felices.

Estas tres preguntas corresponden a tres intereses de la razón finita humana, que constituye la es-

encia del hombre. Por eso los intereses de la razón son los intereses esenciales del hombre mismo; y

por eso al responder a aquellas tres preguntas estamos respondiendo, también, a esta otra más gene-

ral: ¿Qué es el hombre?

(Aclaramos, de paso, que Kant diferencia entre una razón infinita, la razón divina, que al conocer

su objeto lo crea; y una razón finita, que sólo puede conocer cuando le es dado su objeto).

Analizaremos, a continuación, la respuesta que da Kant a la primera pregunta.

3. ¿QUÉ PUEDO CONOCER?: LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

3.1 LOS JUICIOS

A la pregunta ¿qué puedo conocer? responde Kant en la Crítica de la razón pura. En esta

obra tratará de demostrar si las matemáticas, la física y la metafísica, son ciencias. Para hacerlo, co-

mienza por analizar los elementos que constituyen todo conocimiento; concluyendo que el conoci-

miento está compuesto, en primer lugar, por juicios. Juicio es toda relación de sujeto y predicado

bajo la forma “S es P”. Así, son juicios “La vaca es un mamífero” o “El espacio recorrido por un

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móvil es igual a su velocidad por el tiempo que permanece corriendo”.

Pues bien, ya desde antes de Kant, se habían clasificado los juicios: según la relación del sujeto

con el predicado en analíticos o sintéticos; y según su relación con la experiencia en a priori o a

posteriori.

a) JUICIOS ANALÍTICOS Y JUCIOS SINTÉTICOS

-Juicios analíticos: son aquel tipo de juicios en los que el predicado está incluido en el sujeto.

Por ello, son meramente formales. Es decir, su construcción no añade ningún conocimiento nuevo

al que ya teníamos al conocer el sujeto del juicio, sino sólo una variación en la forma de presenta-

ción de este. Son juicios del tipo “Todo soltero es un no casado”, “Todo cuerpo es extenso”. Los

juicios analíticos son siempre verdaderos por lo que la ley por la que se rigen es la “ley de la no-

contradicción” (es decir, su contrario es siempre falso). Se llaman analíticos porque del análisis

del sujeto se saca el predicado, sin necesidad de recurrir a la experiencia. Expresan lo que Hume

llamaba relaciones de ideas.

-Juicios sintéticos: son aquellos juicios en los que el predicado no está incluido en el sujeto. Son

juicios del tipo “La pared es blanca”. Por mucho que analicemos el concepto “pared” no se despren-

de de ahí que tenga que ser blanca. Su contrario es, por lo tanto, posible. Siguiendo con el ejemplo

anterior, es perfectamente posible que la pared de mi habitación no sea blanca. Por ello, para saber

si son ciertos hay que recurrir a la experiencia, que es lo mismo que decir que cuando son ciertos

nos dan conocimiento acerca de la experiencia. Se llaman sintéticos porque enlazan (sintetizan)

cosas diversas (en este caso “pared” y “blancura”). Expresan lo que Hume llamaba cuestiones de

hecho.

b) JUICIOS A PRIORI Y JUICIOS A POSTERIORI

-Juicios a priori: se llama así a aquel tipo de juicios que se obtienen al margen de la experiencia.

Como consecuencia, no dependen para su valor de verdad de la experiencia y no hay experiencia

que pueda invalidarlos; por lo cual son válidos siempre; es decir, son universales y necesarios.

-Juicios a posteriori: se llama así a aquel tipo de juicios que se obtienen posteriormente (a poste-

riori) a la experiencia; y, como consecuencia, no pueden ser universales y necesarios.

Pues bien, antes de Kant se consideraba (así lo hacía, por ejemplo, Hume) que estos cuatro

tipos de juicios se reducen, en realidad, a dos:

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-Por un lado los juicios analíticos, que son siempre a priori (dado que se obtienen al margen de

la experiencia).

-Por otro, los juicios sintéticos, que son siempre a posteriori (dado que enlazan cosas diversas,

este enlace sólo puede ser justificado a partir de que se observe en la experiencia).

3.2 LOS JUICIOS Y LAS LEYES DE LA CIENCIA

a) LAS LEYES DE LA CIENCIA NO SE EXPRESAN MEDIANTE JUICIOS ANALÍTICOS NI

SINTÉTICOS

Aunque son universalmente válidos (porque son anteriores a toda experiencia), los juicios

analíticos no nos dan realmente conocimiento; pues lo que nos dice el predicado ya lo sabíamos

al conocer el sujeto (siguiendo con el ejemplo anterior, en el concepto de “soltero” ya está necesa-

riamente el que tenga que ser “no casado”). En cuanto a los juicios sintéticos, amplían nuestro co-

nocimiento, pero no nos dan leyes universales y necesarias dado que toda experiencia es siem-

pre particular.

Pero Kant asume (siguiendo una larga tradición) que un juicio puede ser considerado científico

cuando cumple dos condiciones:

-Que aumente el conocimiento, que nos aporte información. Esta es considerada por Kant la

condición material, el contenido de la ciencia, y viene dada por la experiencia particular y con-

tingente. Por ejemplo, captar cualquier objeto por los sentidos.

-Que sea universal y necesario. Que sea objetivo, se cumpla siempre y no pueda ser de otra mane-

ra sin incurrir en contradicción. Esta condición es puesta por mí, por lo que es a priori y trascen-

dente. Esta es la condición formal.

Luego, según Kant, los tipos de juicios que habíamos considerado posibles no nos sirven para cons-

tituir las leyes de la ciencia. Si resultase que no hay ningún otro tipo de juicios, la ciencia (al menos

tal como era concebida hasta ahora) sería imposible. La única fundamentación del conocimiento

científico sería la costumbre (tal como sostenía Hume) .

b) LOS JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI

Pero Kant intentará demostrar que existe otro tipo de juicios a los que llama juicios sintéti -

cos a priori. Tales juicios por ser a priori nos dan conocimiento universal y necesario (ya que,

al no ser derivados de la experiencia, ninguna experiencia puede invalidarlos); y por ser sintéticos

nos dan conocimiento de la experiencia, ya que sintetizan (enlazan) cosas diversas.

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c) LOS JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI Y LA CIENCIA

Los juicios sintéticos a priori son, pues, los adecuados para expresar el conocimiento

universal, necesario y de experiencia. De ese modo, el problema de explicar por qué las matemáti-

cas son una ciencia, por qué la física es una ciencia, y de ver si también la metafísica puede ser una

ciencia, se convierte en el problema de ver cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las

matemáticas y en la física, y si lo son en la metafísica.

El desarrollo de la Crítica de la razón pura nos mostrara cómo el campo del conocimiento queda

restringido al ámbito de las matemáticas y de la física (ciencias naturales); pero, al mismo tiempo,

nos mostrará también cómo la razón pugna por librarse de estos límites y nos abre el camino a otro

de sus campos de interés: el de la praxis, el de la acción moral.

3.3 EL ANÁLISIS DE LAS FACULTADES COGNOSCITIVAS

Kant estructura la Crítica de la razón pura en:

-Estética trascendental. En ella estudia la sensibilidad y las condiciones del conocimiento sensi-

ble que posibilitan que en las matemáticas existan juicios sintéticos a priori.

-Analítica trascendental. Estudia el entendimiento y las condiciones del conocimiento intelec-

tual que hacen posible la existencia de juicios sintéticos a priori en la física.

-Dialéctica trascendental. Estudia la razón y si la metafísica puede o no formular adecuadamente

juicios sintéticos a priori.

3.3.1 ESTÉTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DE LA SENSIBLIDAD

Kant considera que el conocimiento humano se obtiene a través de dos facultades, ambas

igualmente necesarias: la sensibilidad y el entendimiento. La estética es la parte de la Crítica de la

razón pura que estudia la sensibilidad para averiguar el modo en que esta facultad de conocimiento

colabora en el conocimiento a priori. (Recordemos que estética procede del griego aisthesis, que

significa sensación). Kant llama trascendental al conocimiento de que poseemos intuiciones y

conceptos a priori y de cómo estos se refieren a la experiencia permitiéndonos organizarla pa-

ra así conocerla. El conocimiento trascendental es, por lo tanto, una especie de metaconocimiento:

el conocimiento de cómo conocemos.

La estética trascendental será, pues, el conocimiento trascendental de cómo opera nuestra sen-

sibilidad. La estética trascendental nos mostrará cómo en nuestra sensibilidad hay elementos que no

proceden de la experiencia (el espacio y el tiempo) pero que se usan para aplicarlos a la experiencia.

Este análisis permitirá a Kant fundamentar las matemáticas como ciencia; esto es, demostrar que las

matemáticas están constituidas por juicios sintéticos a priori.

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a) ESPACIO Y TIEMPO

¿Cómo es posible que el análisis de nuestra capacidad de conocimiento sensible nos lle-

ve a fundamentar las matemáticas como ciencia?

Veamos primero cómo funciona el conocimiento sensible:

La sensibilidad trata de la percepción de los objetos y de la manera en que estos nos son da-

dos. Ahora bien, no puede haber experiencia de cosa alguna que sea aespacial y atemporal. Por tan-

to, el espacio y el tiempo son las intuiciones puras de la sensibilidad o formas puras de la sensi-

bilidad o formas a priori de la sensibilidad:

-Son intuiciones, y no conceptos, porque se captan de modo inmediato y se refieren a algo único

(mientras que un concepto se refiere siempre a una multiplicidad de cosas).

-Son puras porque no dan contenidos, sino que constituyen la forma de toda experiencia.

-Son de la sensibilidad porque forman parte de nuestro modo de conocimiento sensible, sólo exis-

ten en tanto se aplican a organizar la experiencia sensible.

-Son a priori, es decir, no se derivan de la experiencia, son anteriores a toda experiencia.

-El espacio es la forma a priori de la sensibilidad externa, ya que todo objeto se me presenta

siempre en un espacio. El tiempo es la forma a priori de la sensibilidad externa e interna, toda

vez que en el tiempo se me hacen presentes tanto las cosas externas como los contenidos de mi con-

ciencia. Es decir, nuestras impresiones externas (por ejemplo, un color) vienen dadas en el espacio y

en el tiempo, sin embargo, las internas (por ejemplo, una sensación de angustia) no vienen dadas en

el espacio (la angustia no se percibe ocupando un espacio) pero sí en el tiempo.

b) LOS FENÓMENOS

Kant, como Descartes, pensaba que el único medio por el cual nuestro conocimiento puede

relacionarse directamente con los objetos es la intuición. Ahora bien, para Kant la única intuición

de la realidad que posee el hombre es la intuición sensible. Sólo los sentidos nos proporcionan in-

tuiciones, es decir, representaciones inmediatas de objetos individuales. El objeto de una intuición

sensible es lo que Kant llama fenómeno. En el fenómeno distinguimos dos elementos:

-La materia (lo dado en la experiencia), que se da a posteriori, es decir, en la cosa.

-La forma (lo puesto por el sujeto: espacio y tiempo), que se da a priori y pertenece a la estructu-

ra misma de la sensibilidad. La forma es lo que permite disponer según ciertas relaciones la multi-

plicidad caótica de la materia.

La matemática puede aplicarse a los fenómenos porque estos para existir han de darse en un

espacio y en un tiempo.

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c) LOS JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI EN LA MATEMÁTICA: ESPACIO Y TIEMPO

-La geometría trabaja definiendo el espacio puro, definiendo (es decir, delimitando) trozos de

espacio puro (esto es, espacio sin ningún contenido, sin cualidades). Por ejemplo: si tratamos de cal-

cular el volumen de un cubo, la geometría se desentiende de si ese cubo es de oro, bronce o latón;

de si las impresiones que obtenemos de ese cubo son determinados colores (por ejemplo, amarillo)

determinados olores (por ejemplo, a rancio) y determinadas texturas (por ejemplo, liso). La geome-

tría trabaja simplemente con el puro espacio que ocupa ese cubo. Kant pone ejemplos como “la lí-

nea recta es la más corta entre dos puntos”, o “con dos líneas rectas ninguna figura es posible”, etc.

Estos juicios son sintéticos, pues el predicado no está incluido en la noción de sujeto; y a priori, es

decir, universales y necesarios, gracias a la forma a priori del espacio. La geometría será, por tan-

to, una ciencia que determina las propiedades del espacio sintéticamente y, sin embargo, a

priori.

-La aritmética, piensa Kant, que se fundamenta en la sucesión temporal, ya que esa sucesión se-

rá empleada en todas las operaciones con números. El juicio “7+5=12” es sintético a priori, ya que

el concepto “12” no se comprende con sólo concebir el concepto “7+5”. Ha sido preciso representar

intuitivamente el concepto “7” e ir añadiendo en el tiempo una sucesión de 5 elementos más para

obtener el concepto “12”. Precisamente esa sucesión temporal aporta el carácter apriorístico de la

sensibilidad. Por tanto, los juicios sintéticos a priori son posibles en la aritmética.

3.3.2 ANALÍTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DEL ENTENDIMIENTO

Parte de la Crítica de la razón pura donde Kant estudia el entendimiento para averiguar el

modo en que esta facultad de conocimiento participa en el conocimiento sintético a priori. Se llama

analítica porque descompone o analiza todo nuestro conocimiento a priori hasta llegar a los

elementos no empíricos o puros del entendimiento.

Hemos explicado cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemáticas analizando una de

nuestras facultades de conocer: la sensibilidad. Ahora se trata de explicar cómo son posibles los jui-

cios sintéticos a priori en la física analizando otra de las facultades del conocimiento: el entendi-

miento. Sensibilidad y entendimiento son las dos fases constitutivas del conocimiento propiamente

dicho. Por medio de la sensibilidad nos son “dados” los objetos, por medio del entendimiento

podemos “comprenderlos”.

Pues bien, comprendemos lo que algo es cuando podemos englobar ese algo bajo un concepto. Así

decimos: “Esto es una casa”, o “Pepe es carpintero”. Por eso dice Kant que el entendimiento es la

facultad de los conceptos (dado que opera englobando los objetos bajo conceptos), o, también, que

es la facultad de los juicios (porque al englobar objetos bajo conceptos construye juicios) .

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a) CONCEPTOS DE EXPERIENCIA Y CONCEPTOS PUROS (A PRIORI)

Quedamos, pues, en que el entendimiento es la facultad de los juicios; o, dicho de otra ma-

nera, la facultad de subsumir uno o varios objetos bajo un concepto. Ahora bien, los conceptos pue-

den ser de dos tipos:

-Conceptos de experiencia: elaborados a partir de la experiencia sensible: “gato”, “rumiante”, etc.

Con este tipo de conceptos se pueden elaborar juicios de experiencia, tales como: “Los gatos tienen

bigotes” o “Este elefante es tuerto”. Evidentemente este tipo de juicios no le interesan a Kant, pues

no podemos fundamentar sobre ellos la física como ciencia (no nos dan leyes universales y necesa-

rias) que es de lo que se trata.

-Conceptos puros (a priori): pero Kant dice que nuestro entendimiento posee otro tipo de concep-

tos que son anteriores a la experiencia (a priori) y que no sólo no se derivan de esta sino que la ha-

cen posible. Este tipo de conceptos imponen un orden a nuestras impresiones que de otro modo nos

aparecerían como un caos (es decir, no se nos aparecerían de ninguna forma, pues no se puede tener

experiencia del puro caos). Este segundo tipo de conceptos son los conceptos a priori, no elaborados

a partir de la experiencia. Según Kant, a este tipo pertenecen conceptos como “causa”, “sustan-

cia”, etc.

El problema ahora consiste en explicar dos cosas: (1) ¿Cómo podemos saber cuáles son

esos conceptos a priori en su totalidad? (2) ¿Qué tienen que ver esos conceptos con las leyes de

la física?

A la primera cuestión Kant responde de la siguiente manera: el entendimiento es nuestra facultad de

juzgar, es decir, de hacer juicios. Atendiendo a su estructura lógica los juicios pueden ser de doce ti-

pos diferentes (de modo que cualquier juicio que podamos elaborar encaja en alguno de estos tipos).

Cada tipo de juicio supone una determinada función intelectual, que es a lo que llamamos ca-

tegoría. Con otras palabras: cada tipo de juicio es un enlace de representaciones diversas (el que se

da entre sujeto y el predicado), y cada tipo de juicio necesita un tipo de enlace distinto, una catego-

ría distinta. Ejemplo: Un juicio del tipo hipotético es un juicio que tiene la forma lógica “Si A, entonces B”. Un ejemplo de juicio hipotético puede ser: “Si llueve, la calle se moja”. Pues bien, la categoría que permite que tal enlace se produzca (en-tre el “que llueva” y que “se moje la calle”) es la categoría de causalidad; ya que la relación que establecemos entre “llover” y “mojarse la calle” es una relación de causalidad (la lluvia es “causa” de que se moje la calle).

Otro ejemplo: Un juicio negativo es un juicio de la forma lógica “S no es P”. Un ejemplo concreto puede ser: “Algunas aves no vuelan”. La categoría que establece el enlace entre “aves” y “vuelan” es la de negación. La negación será por lo tanto otra de las categorías del entendimiento.

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Pues bien, una vez que hayamos descubierto las categorías que están a la base de los doce tipos de

juicios tendremos las doce categorías del entendimiento. A esta tarea de extraer las categorías de los

juicios la llama Kant deducción trascendental de las categorías.

CRITERIO TIPOS DE JUICIOS CATEGORÍAS EJEMPLOS

1. CANTIDADUniversalesParticularesSingulares

UnidadPluralidadTotalidad

“Todo A es B”“Algún A es B”“Ese A es B”

2. CUALIDADAfirmativosNegativosIndefinidos

RealidadNegaciónLimitación

“Es cierto que A es B”“A no es B”“A es no B”

3. RELACIÓNCategóricosHipotéticosDisyuntivos

SustanciaCausalidadAcción recíproca

“A es B”“Si A es B, entonces A es B”“A es B, o C, o D… o N”

4. MODALIDADProblemáticosAsertóricosApodícticos

PosibilidadExistenciaNecesidad

“A puede ser B”“A, de hecho, es B”“A, necesariamente, es B”

b) LOS JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI EN LA FÍSICA: LAS CATEGORÍAS

El uso de categorías posibilita el que se den juicios sintéticos a priori en la física. Hume

caía en un escepticismo respecto a la existencia de una ciencia rigurosa, pues, según él, la experien-

cia nunca puede engendrar necesidad. En este sentido, el principio de causalidad, por ejemplo, no

puede poseer validez objetiva y universal, ya que aunque veamos reiteradamente que “el fuego ha

calentado el agua”, nunca podremos establecer la ley “el fuego calienta el agua”. Kant, en primera

instancia, reconoce que en este caso Hume llevaba razón; efectivamente a partir de la experiencia

nunca se puede inferir una ley universal y necesaria. Ahora bien, en contra de Hume, Kant nos dirá:

-En primer lugar, que Hume confunde un uso particular de la causalidad con el principio de

causalidad.

-En segundo lugar, que dicho principio de causalidad: “Todo lo que comienza a existir posee una

causa”, como cualquier otro principio de carácter universal no se deriva de la experiencia, sino

que es a priori de la misma.

En este sentido, vemos que las ciencias físicas formulan leyes de carácter universal; por

ejemplo: “toda acción origina una reacción de la misma intensidad y de sentido contrario”, “el fue-

go calienta el agua”, etc., y la experiencia las verifica; podemos comprobar que los fenómenos (es

decir, los objetos nuestro conocimiento) cumplen dichas leyes. O dicho de otro modo, las ciencias

físicas formulan juicios sintéticos a priori, en tanto que sintéticos aportan conocimiento acerca de

la experiencia y en tanto que a priori son universales y necesarios (es decir, no admiten excepción):

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según esto, el caso concreto “el fuego calienta el agua” sería un caso particular de la ley universal

“todo lo que comienza a existir posee una causa”. Al revés que en el caso de Hume, en Kant, los ca-

sos particulares se subsumen en la ley universal y, al mismo tiempo, la confirman.

Por tanto, en el entendimiento se produce la unión entre la materia (lo dado en la experiencia) y la

forma (lo puesto por el sujeto). Lo dado en la experiencia son los fenómenos obtenidos en la sen-

sibilidad. Lo puesto por el sujeto son las categorías1. Esta unión permite que la física pueda

construir leyes de la naturaleza universales y necesarias.

c) EL IDEALISMO TRASCEDENTAL Y EL GIRO COPERNICANO

En este punto Kant salva la ciencia de las dificultades planteadas por Hume. Recorde-

mos: para el empirismo el conocimiento era la adecuación del sujeto al objeto. Como el objeto, lo

dado, es siempre particular y contingente, las leyes de la ciencia no eran posibles. Kant, para admitir

sin contradicción las leyes científicas, tuvo que dar un giro radical al problema del conocimiento: el

conocimiento no es la adecuación del sujeto al objeto, sino la adecuación del objeto al sujeto

(al igual que Copérnico hizo girar la Tierra en torno al Sol y no este en torno a la Tierra). Por eso

Kant considera que su teoría del conocimiento supone un auténtico giro copernicano con respecto

a las anteriores.

El giro que da Kant al tema del conocimiento lo sitúa en lo que en jerga filosófica suele de-

nominarse idealismo trascendental. Este mantiene que no podemos conocer cosas más que en la

medida en que estas cosas se sometan a ciertas condiciones a priori del conocimiento puestas por el

sujeto (que por esta razón pasa a ser un “sujeto trascendental”). Imponiendo la estructura de su

sensibilidad y de su entendimiento, el sujeto trascendental hace pasar todo por ese tamiz.

d) FENÓMENO Y NOÚMENO

Ahora bien, como todo ha de pasar por ese filtro subjetivo humano, nunca podremos cono-

cer las cosas tal como son en sí originariamente (noúmenos), sino solamente tal y como nos apare-

cen (fenómenos). Pero, aunque no podamos atravesar los límites de lo fenoménico y conocer lo que

hay más allá, no tenemos derecho a afirmar que no haya más que fenómenos. Más allá de los fenó-

menos es pensable la existencia de lo nouménico, de lo que no nos aparece. En definitiva, lo

nouménico marca el límite de la experiencia cognoscible.

1 Intuiciones sin conceptos son ciegas, conceptos sin intuiciones son vacíos: es decir las intuiciones sensibles (los fenómenos) necesitan de los conceptos puros (categorías) para ser comprendidos. Los conceptos puros (categorías) sin intuiciones sensibles (fenómenos) están vacíos de experiencia.

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3.3.3 DIALÉCTICA TRASCENDENTAL: CRÍTICA DE LA RAZÓN

La dialéctica trascendental es la parte de la Crítica de la razón pura que estudia la razón

para comprender su funcionamiento y estructura. Recibe el nombre de “dialéctica” porque trata

también los argumentos dialécticos generados por el uso puro de la razón en su afán de captar lo

incondicionado.

a) LOS USOS DE LA RAZÓN

La razón finita humana, cuyas capacidades y limites trata de determinar la crítica, tiene va-

rios usos distintos:

-Uso teórico. Es el uso científico, el uso de la razón para conocer “lo que hay”, para conocer las co-

sas como son. El conocimiento teórico funciona organizando (sintetizando, enlazando) la experien-

cia. Esta organización de la experiencia es llevada a cabo en un doble nivel: a nivel de la sensibili -

dad se enlazan (se organizan, se sintetizan) las impresiones bajo las condiciones de espacio y tiem-

po. A nivel de entendimiento se organizan (mediante las categorías) los objetos, subsumiéndolos

bajo conceptos. Por todo ello podemos decir que está en la naturaleza de la razón el sintetizar la ex-

periencia .

-Uso práctico. El uso práctico de la razón es el uso moral. Aquí de lo que se trata no es de conocer

científicamente la realidad, sino de orientar al hombre, de enseñarle qué hacer con su libertad; de

decidir, no cómo son las cosas, sino cómo deberían ser.

b) LAS IDEAS DE LA RAZÓN

b1) EL ORIGEN DE LAS IDEAS DE LA RAZÓN

La sensibilidad sintetiza las impresiones formando un objeto. El entendimiento sintetiza ob-

jetos bajo un concepto, lo que le permite formar juicios. Pero está en la naturaleza de la razón

buscar un fundamento absoluto para la experiencia; esto es, buscar lo incondicionado. Por eso

la razón no se conforma con este tipo de síntesis y busca las síntesis más generales posibles, Para

ello establece relaciones (enlaces) entre los juicios buscando juicios cada vez más generales.

En esto consiste el razonamiento, cuya forma más simple (como si dijéramos, la unidad de razo-

namiento) es el silogismo. Veamos con un ejemplo este modo de operar de la razón:

Tenemos el juicio “Cayo es mortal”, que es un simple juicio de experiencia, un juicio que es elabo-

rado por el entendimiento. La razón busca englobarlo bajo otro juicio más general, por ejemplo,

“Todos los hombres son mortales”. La relación que permite englobar al juicio “Cayo es hombre”,

bajo el juicio más general “Todos los hombres son mortales”, se establece en el silogismo. Veá-

moslo:

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Historia de la Filosofía Tema 10 Kant (1724-1804)

- “Todos los hombres son mortales”.

- “Cayo es hombre”.

- Luego, “Cayo es mortal”.

Con esto se ha conseguido incluir a “Cayo es mortal” bajo el juicio más general “Todos los hom-

bres son mortales”. Pero la razón continúa en su búsqueda de juicios cada vez más generales, con lo

que intentará incluir “Todos los hombres son mortales” en uno más general, que podría ser “Todos

los animales son mortales”.

Este proceso podría continuarse hasta agrupar la totalidad de la experiencia, es decir, hasta

que encontremos que el juicio más general es el fundamento absoluto de toda experiencia. Pero este

proceso es inacabable. A partir de juicios fundados en la experiencia nunca llegaremos a acabar la

serie de las condiciones. Para cualquier juicio dado siempre podremos encontrar un fundamento, un

juicio anterior del que dependa. Entonces, como a la razón le es esencial la unidad de toda la ex-

periencia, da un salto (ilegítimo, pues incumple las condiciones que ha de cumplir todo conoci-

miento) y agrupa a la totalidad de la experiencia interna bajo la noción de Alma, a la totalidad

de la experiencia externa bajo la noción de Mundo, y a la totalidad de la experiencia posible

bajo la noción de Dios.

b2) USO CONSTITUTIVO Y USO REGULATIVO DE LAS IDEAS

A estos conceptos (Alma, Mundo y Dios) Kant les llama Ideas de la razón. A las Ideas de la

razón no les corresponde ningún objeto de experiencia, por lo que no nos proporcionan pro-

piamente conocimiento. Sin embargo sí que cumplen una función dentro del uso teórico de la ra-

zón que consiste en que hacen posible agrupar toda la experiencia en un sistema racional. La Ideas

de la razón no se pueden aplicar a ninguna experiencia posible como constituyéndola, pero se pue-

den aplicar para regular la experiencia, encuadrándola dentro de un sistema completo. Kant lla-

ma a esto el uso regulativo de las Ideas2.

Hasta aquí no hay ningún problema. Está en la naturaleza de la razón hacer síntesis cada vez más

abarcantes, y es útil al conocimiento poder agrupar toda la experiencia en un sistema racional (bajo

las Ideas de Alma Mundo y Dios). Pero no podemos pensar si no es aplicando las categorías del en-

tendimiento a lo que pensamos. Y aquí surge el problema, porque la razón aplica a las Ideas las

2 Un ejemplo del uso regulativo de las Ideas es el que hace la física con la Idea del mundo. Así, si consideramos a la fí-

sica de Galileo superior a la de Aristóteles es, en parte, porque agrupa a los fenómenos terrestres y celestes atribuyéndo-

les la misma naturaleza. La física de Newton supone un avance al conseguir explicar con una sola ley el movimiento de

los astros, la caída de los graves, y el movimiento de los proyectiles.

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Historia de la Filosofía Tema 10 Kant (1724-1804)

categorías del entendimiento como si se tratase de objetos de la experiencia. Es decir, la razón

no se limita a usar las Ideas para regular la experiencia, y las usa constitutivamente. Esto es,

pretende constituir a partir de ellas objetos de experiencia. Y es aquí donde reside el error de la

metafísica especial de Wollf. En su pretensión de tomar a las Ideas como objetos de experiencia.

Este proceso que la razón lleva a cabo es, sin embargo, inevitable. Está en la naturaleza de la razón

generar esas Ideas y tomarlas como objetos de experiencia. Pero en el momento que tomamos a

las Ideas como objeto de experiencia podemos emitir juicios indemostrables o contradictorios

acerca de ellas.

c) LAS CONTRADICCIONES DE LA RAZÓN PURA: PARALOGISMOS, ANTINOMÍAS Y

PRUEBAS QUE INTENTAN DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS

Llegados hasta aquí podremos preguntamos ¿es qué, entonces, está en la naturaleza de la

razón contradecirse?

Podemos adelantar que no. El error nace de no haber hecho un análisis de las capacidades y

de los límites de la razón. Hecho este análisis comprobaremos que la razón se contradice cuando

pretende contestar desde su uso teórico aquellos de sus intereses que sólo afectan a su uso práctico.

De esta forma se solventan todas las contradicciones. “Alma”, “Mundo” y “Dios”, no son objetos

de la experiencia (en la que cumplen una simple función reguladora), pero encuentran su parti-

cular tipo de realidad (realidad nouménica) dentro del mundo de la moral, es decir, de la pra-

xis.

A esos juicios contradictorios o indemostrables que emite la razón les llama Kant paralogis-

mos cuando se refieren al alma, y antinomias cuando se refieren al mundo. Acerca de Dios la ra-

zón incurre en otro tipo de error, el de pretender que su existencia puede ser demostrada.

c1) CRÍTICA DE LA PSICOLOGÍA RACIONAL: LOS PARALOGISMOS

En este caso el error consiste en aplicar las categorías del entendimiento al “Yo pienso” (es

decir, al sujeto pensante, al “Alma”). El “Yo pienso” es lo que piensa lo demás pero nunca pue-

de ser pensado, ya que ser pensado es ser convertido en “objeto” para un sujeto. En esto con-

siste el error de la psicología racional de Wolff, en aplicar las categorías del entendimiento al

Alma como si se tratase de un objeto de experiencia. Pero precisamente, el “Yo pienso” es siem-

pre sujeto, irreductible a objeto. ¿Cómo podemos asegurar que el “Yo pienso” no puede ser nunca

objeto? Porque el “Yo pienso” es algo necesario para acompañar la experiencia posibilitándola. Es,

como las categorías del entendimiento y como las intuiciones puras de la sensibilidad, una condi-

ción de posibilidad de la experiencia, es decir, es necesario para que la experiencia se dé. Pero pre-

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Historia de la Filosofía Tema 10 Kant (1724-1804)

cisamente por ser el “Yo pienso” una condición de posibilidad de la experiencia no puede ser

ello mismo experiencia. (Aclaremos, de paso, que el “Yo pienso” -el Alma, la conciencia- es nece-

sario como acompañante de la experiencia para unificarla -uso regulativo-, porque de lo contrario

no tendríamos más que una sucesión dispersa de sensaciones). Las inferencias de la psicología ra-

cional acerca del Alma consisten en afirmar que el alma es una sustancia, simple, que es una

unidad, que existe.

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c2) CRÍTICA DE LA COSMOLOGÍA RACIONAL: LAS ANTINOMÍAS

Las antinomias son una serie de afirmaciones contradictorias entre sí, pero igualmente

demostrables, que la razón lleva a cabo con respecto al Mundo, causadas por la no distinción

entre lo fenoménico y lo nouménico. Este es el error que Kant detectó en la cosmología racional

de Wolff. Hay cuatro antinomias.

TESIS ANTÍTESIS1 El mundo tiene un comienzo en el tiempo y es limi-

tado en el espacio.El mundo no tiene comienzo en el tiempo y es espacialmente ilimitado.

2 Toda sustancia (cosa) consta de partes que son indi-visibles.

Ninguna cosa compuesta consta de partes sim-ples y nada en absoluto puede hallarse que sea simple.

3 Tiene que existir una causalidad no restringida por las leyes naturales, sino libre.

No existe la libertad, todo sucede acuerdo con las leyes de la naturaleza.

4 Existe como parte del mundo o como su causa, un ser que existe necesariamente por sí mismo.

Por sí mismo no hay nada que sea necesario.

La idea de mundo que manejamos tanto en la tesis como en la antítesis de cada una de las antino -

mias señaladas no es más que eso, mera idea, y en ninguna impresión sensible se nos da el mun-

do como fenómeno.

c3) CRÍTICA DE LA TEOLOGÍA RACIONAL: EL IDEAL DE LA RAZÓN PURA

La Idea de Dios surge del intento de agrupar a toda la experiencia posible. Dios es, por lo

tanto, pensado como aquel ser que reúne en sí toda la realidad. A tal ser le llama Kant ideal de

la razón pura. Kant reduce todas las pruebas que intentan demostrar la existencia de Dios a tres,

que denomina: prueba ontológica, prueba cosmológica y prueba físico-teológica.

-Prueba ontológica: es aquella que partiendo de la noción de Dios, como aquel ser que reúne en sí

toda la realidad, concluye que Dios existe (de lo contrario le faltaría una realidad: la existencia). Es-

te es el viejo argumento ontológico de San Anselmo.

Pero ocurre que del mero análisis de un concepto no tengo derecho a inferir una existencia. La exis-

tencia es una categoría que no tengo derecho a aplicar más que a objetos dados en la experiencia

sensible. Para afirmar que algo existe no basta una categoría. Necesitamos algo más: la presencia

del fenómeno. Nada hay que me autorice a afirmar la existencia de Dios a partir de su sola entidad

lógica. Por lo demás, la existencia no es, como tal, una perfección que añada algo a la esencia, sino

sólo “la posición de una cosa”.

-Prueba cosmológica: es aquélla que partiendo de la experiencia de que existen cosas en general,

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concluye que tiene que existir un ser necesario. Esta es la vía tercera de santo Tomás, la vía de la

contingencia. Esta prueba parte de que los seres del mundo son contingentes, por lo que tiene que

haber un ser necesario. Kant considera que esta prueba no es válida por dos razones:

1. La noción de que el mundo es contingente surge por oposición a la idea de un ser necesario.

Por lo que para que esta prueba tenga sentido hay que contar ya con la noción de un ser necesario.

Pero la idea de un ser necesario es la idea de un ser cuya esencia implica la existencia, y ese es el

núcleo del argumento ontológico. Por eso esta prueba se reduce a la anterior, en tanto la anterior no

es válida, esta tampoco.

2. Se sostiene que tiene que haber un ser necesario causa del mundo, pero con ello se está aplican-

do la noción de causa (una de las categorías del entendimiento) fuera del campo de la experien-

cia.

-Prueba físico-teleológica: es aquella que partiendo de la existencia de que hay un orden inteligible

en el mundo concluye en la necesidad de una inteligencia ordenadora. Corresponde a la quinta vía

de santo Tomás. Esta prueba es inválida también por dos razones:

1. A igual que la anterior aplica el concepto de causa fuera de la experiencia.

2. A lo sumo nos llevaría a la necesidad de un “ordenador del universo”, a la manera del De-

miurgo platónico, pero no a la necesidad de un “creador” del universo.

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