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    CAPTULO ONCE: UN HAASHI ENTRE LAS SOMBRAS.

    Un haashi enfundado en un uniforme de la Armada Estelar observaba desde su

    escondrijo la llegada del Comendador a las dependencias de Gobierno delSupervisor Seerp.

    Escondido como slo sabe hacerlo alguien que lo ha aprendido desde la infancia,era prcticamente indetectable a la mirada de un observador casual.

    Confundido con la oscuridad como slo lo hace alguien cuya vida ha pendido delhilo de su capacidad para hacerse un todo con las sombras, el espa haashi sedispona a escuchar una conversacin que estaba destinada a cambiar el destinode la galaxia.

    Haba observado como el Comendador penetraba en el edificio.

    Usando el Don de sus ancestros, se dispona a escuchar la conversacin entreambos Jerarcas.

    Entorn los prpados.

    Se concentr para descartar todos los sonidos innecesarios. El ruido del viento.Los sonidos de la cercana ciudad. Las conversaciones de los militares y elpersonal civil.

    Sbitamente detect la conversacin que buscaba. Cerr los ojos y se dispuso aescuchar.

    Sentados ante la misma mesa de reuniones en la que, horas antes, se celebr unareunin de altos vuelos, Seerp escuchaba al Comendador.

    - Supervisor, espero que no me haya hecho usted venir hasta aqu paranada. No tengo tiempo para escuchar uno sus maravillosos y sofisticadosplanes estratgicos para derrotar a la Federacin Revolucionaria.

    El Supervisor trag saliva. Era imprescindible pasar por alto el irnicocomentario del Comendador e ir al grano. Algn da se resarcira de todas lashumillaciones, una por una.

    - Excelentsima, tengo pruebas indubitables sobre una delicada cuestin.Dispongo de una grabacin que demuestra que el Capitn Litis es unespa al servicio de la Federacin Revolucionaria.

    El Comendador, visiblemente incmodo, se revolvi en su asiento.

    -

    Litis? Quiere usted decir.El hermano del Primer Administrador Litis?Espero que las pruebas de que dispone sean contundentes Supervisor

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    Podan irse al diablo los Comendadores, los Supervisores y la Flota Estelarcompleta. Al cuerno con la guerra, con la revolucin y con la democracia estelar.

    Pero se maldecira para siempre si, por culpa de sus actos, cualquier hombre omujer de su tripulacin sala perjudicado.

    Tras dcadas de vagar por la galaxia al servicio de algo en lo que no crea haballegado a la conclusin de que el nico ideal por el mereca la pena luchar era lavida de sus hombres. Y su irresponsabilidad la haba puesto en peligro.

    No era, sin embargo, momento para lamentaciones.

    - Si. Es el cabo del Centro de Ocio. Declerk se llamaba no ?. No nos quitaojo. Y no slo l. Observe en el muelle. No hay demasiado personal deguardia alrededor de la Flecha de Belg?

    - Si seor. Demasiado. Y demasiado bien armado. Parece como siestuvieran impidiendo que algo o alguien se escapase. Y seor, ya sabe elrefrn Un Carguero es un Carguero. Dos Cargueros, una Flota Estelar.

    - Nos estn vigilando y tratando de impedir que salgamos a la carrera. ElTeniente Bherg esta a bordo no?.

    - Si.- No me fio de l. Suba usted a bordo y vaya previniendo a los hombres de

    confianza. En especial a la Suboficial Godelieve. Quiero que prepare lamotorizacin especial que instalamos despus de aquel incidente en laSombra de Huurling.

    - Seor, ya sabe usted que mi relacin con Iria- Usted cree que soy el clsico Capitn que se preocupa por lossentimientos de amor adolescentes de sus subordinados? Pues est en lo

    cierto. Nada me importa ms que los asuntos sentimentales de mitripulacin. Sin embargo, aunque usted sabe que mi corazn es tierno,Zack, y que en otras circunstancias por nada del mundo le mandara ahablar con la terrible seorita Godelieve, en este caso debo hacer unpequea excepcin. Es mi trasero el que est en juego y en estos aos hellegado a tenerle mucha estima. As que trague saliva y vaya a decirle aIria que prepare la motorizacin especial, con discrecin pero sin pausa.Nunca se sabe.

    - A sus rdenes Capitn.El Suboficial Zack Woldman abandon la sala de descanso y subi a bordo de lanave. Se pregunt porque era capaz, sin inmutarse, de instalar un dispositivo degrabacin en las vestiduras de un Alto Jerarca y sin embargo temblaba como unadolescente ante la perspectiva de encontrarse frente a frente con la jovenTripulante de mantenimiento Iria Godelieve.

    Prefera un Consejo de guerra a tener que volver a enfrentarse a aquellos ojoscastaos.

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    En un edificio situado a pocos kilmetros de distancia del Puerto Estelar donde elCapitn Litis y el Suboficial Woldman afrontaban sus distintos miedos, el sonidode una grabacin finalizaba, haciendo que el silencio pesara ms que el aire.

    El Comendador permaneci pensativo durante un aparentemente interminable

    lapso de tiempo, aadiendo tensin nerviosa al pesado silencio que reinaba en lasala.

    Pareca barajar las diferentes opciones. Cmo si la grabacin dejara lugar a dudassobre lo escuchado y sus consecuencias.

    El Supervisor Seerp esper con paciencia.

    Tras unos instantes ms, el Comendador rompi su silencio:

    - Esccheme bien Seerp. Debemos detener de inmediato a Litis y a sushombres. Pero con muchsima cautela. Dado el apellido del Capitn,no podemos montar ningn escndalo. As que debemos proceder consutileza. Atienda.

    Los ojos de Seerp brillaron con malicia.

    - Estas son las medidas que tomaremos. No sabemos que podemosencontrar en el Puerto Estelar ni hasta donde llega la conspiracin, asque me despojar de la Tnica Ceremonial, que quedar en susdependencias y bajo su custodia hasta que resolvamos esta

    situacin. Comunquese con sus hombres. Que informen de cualquiermovimiento extrao de Litis y su tripulacin. La detencin debeproducirse sin que parezca que es una detencin, as que irpersonalmente al Puerto Estelar con tan slo un par de hombres. Ustedme acompaar. En definitiva usted es el denunciante y el Capitn Litis,como oficial y hermano del Primus Inter Pares merece que cumplamoscon todos los Protocolos.

    - Y la Flecha de Belg?- Dudo que vayan a salir sin su Capitn. Mientras no suba a bordo de la

    nave no hay peligro. Una vez detengamos a Litis emplearemos a laDivisin Especial para que suba a la nave y haga las gestiones oportunas.

    - De acuerdo Seor. Ser todo un honor acompaarle. Dispondr lonecesario para que su Tnica sea custodiada.

    - Atienda Seerp. Esta cuestin es mucho ms importante de lo que parece.La discrecin es crucial. Si todo sale bien ser generosamenterecompensado y su historial quedar restituido.

    - Agradecido Excelentsima.El Comendador Seerp inclin suavemente la cabeza en muestra de obediencia yagradecimiento. El papel de fiel funcionario al servicio de Los Siete. De burcrataleal.

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    Pero haba transcurrido demasiado tiempo. En alguna parte del camino se habaquedado la ingenuidad y la preocupacin por su carrera de funcionario.

    Incluso el honor se haba convertido en algo relativo, susceptible de serintercambiado por cualquier otro tipo de bienes.

    ---

    Aizik Benyahi, el haashi que escuchaba la conversacin a unos cientos de metros dedistancia, abandon su escondrijo.

    Acarici la empuadura del pual de hoja tintada de prpura que su pueblo lehaba entregado tras realizar el juramento ante las ruinas de la Cueva.

    No haba tiempo que perder.

    Su instinto de luchador y de superviviente saba que haba llegado la hora de laaccin. Una oportunidad as se presentara en pocas ocasiones.

    Se dirigi sin demora al Puerto Estelar de la Doscientos Sesenta y Siete.

    l, que fue el primero de los suyos que realiz el juramento ante las ruinas de lacueva, era conocido como Aizik Benyahi, el Primer Pual.

    Y haba llegado la hora de que el Primer Pual se cobrase la primera sangre.

    ---

    En el Muelle n 2 del Puerto Estelar de la Doscientos Sesenta y Siete el SargentoThadeus Morsel contempl satisfecho cmo se alejaba en el cielo la figura de unanodino Carguero estelar.

    Haba escoltado al secreto dignatario hasta el Puerto, garantizando que nadiepudiera observarlo.

    Se haba cerciorado de que no quedara registro alguno en la base de datos delPuerto Estelar. En lo que concerna a los listados oficiales, ese Carguero en

    concreto nunca haba estado en la Colonia 267-Gh- Bld.

    La misin estaba cumplida. Una vez ms haba cumplido sus rdenes de la manerams precisa.

    Aunque fiel a sus superiores y de inmaculada hoja de servicios, Thadeus Morselera un hombre inteligente y atento a los detalles.

    Y las piezas no terminaban de encajar debidamente.

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    Record el retazo de conversacin que pudo escuchar entre el Comendador y suannimo interlocutor. Lo uni mentalmente a la figura de aquel a quien habaescoltado al Puerto Estelar, a salvo de las miradas indiscretas.

    Sus superiores estaban jugando sucio.

    Muy sucio.

    El buen hombre que se ocultaba bajo los muros de acero de su adiestramientocomo fiel cancerbero de la Jerarqua Unificada lleg a la conclusin de que algoestaba a punto de cambiar para siempre.

    Contemplando como la figura de aquel Carguero Estelar se alejaba en el cielo sepregunt si los hijos de sus hijos viviran en una Galaxia como la que l habaconocido.

    Se respondi a si mismo con un simple aserto que pronunci en voz baja mientrasobservaba el cielo de la Doscientos Sesenta y Siete.

    No se puede detener al mar para siempre

    Y los diques se estaban rompiendo.

    CAPTULO DOCE: CAMINOS CRUZADOS

    El Comendador subi a bordo del transbordador del Supervisor Seerp paradirigirse al Puerto Estelar de la Colonia.

    Litis...

    Esas cinco letras, en ese concreto orden, parecan haberse convertido en las de unconjuro para hacerle la vida difcil.

    Litis...

    El hermano del Primus. Un traidor. Un espa.

    Litis...

    Haba que proceder con extrema cautela.

    Si dicha noticia llegaba al grueso de la Armada Estelar, las consecuencias podanser imprevisibles.

    Tampoco era conveniente concentrar la mirada y la rumorologa de los militares

    sobre la Doscientos Sesenta y Siete y los hechos en ella ocurridos.

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    Haba que detener a Litis. Sin testigos. Sin escndalos.

    Y haba que alertar a su secreto interlocutor. Haba que atar todos los cabos.

    Pulso un botn instalado en el brazalete que adornaba su brazo derecho.

    - Sargento Morsel. El carguero de nuestro annimo amigo ha despegadoya?

    - Si Excelentsima.- Transmita entonces este mensaje a su nave......... "Ponte en contacto con el

    nido. Hay otro Litis traidor".

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    El suboficial Zacharias Woldman penetr en la sala de motores de la Flecha deBelg.

    El reino de Iria Godelieve, tripulante de mantenimiento de la nave.

    Trag saliva.

    - Iria.- Zach. Que sorpresa.

    Los ojos castaos de la tripulante observaron, cargados de sensualidad, aldesgarbado Suboficial de comunicaciones Woldman.

    La suave carga de sensualidad con la que una gata observa a un ratn acorralado.

    - A que debo esta visita de cortesa? Por un tiempo pens que me estabasevitando.

    Zack volvi a tragar saliva.

    - Iria, no es momento de eso. Tenemos cosas ms urgentes entre manos. ElCapitn me ha pedido que pongamos a punto el protocolo demotorizacin extra que instalamos despus de lo de la Sombra de

    Huurling.- Ests seguro? La mercanca prioritaria no est a bordo. No creo que al

    Teniente Bherg le guste en absoluto que nos saltemos la cadena demando y no le consultemos. En definitiva el Capitn no se encuentraahora mismo dentro de la nave y el Reglamento especifica claramenteque

    - - Iria, por favor -Woldman, exasperado, interrumpi a la encargada de la sala de mquinas.Zack era consciente de que a la tripulante Godelieve la cadena de mando, la

    opinin del Teniente Bherg y el Reglamento le interesaban slo en la medida en laque con ellos poda hacerle pasar un mal rato y divertirse a su costa.

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    La sonrisa de la tripulante le confirm su suposicin.

    - Est bien. Comenzar el protocolo y dejar programados los motores.Pero si Bherg monta el previsible numerito, a mi no me vengis conmonsergas.

    - Gracias Iria. Un consejo: ten los ojos bien abiertos, podemos tenerproblemas. El viejo puede estar en peligro. Voy al puente de mando. Sinecesitas algo estar all.

    - Lo mismo le digo Suboficial. Cualquier cosa que necesite, ya sabe dndeestoy.

    Aderezada con una sonrisa maliciosa, la mirada de Iria Godelieve no dejaba lugara dudas.

    Ella no se refera a ninguna cuestin tcnica de la nave.

    Y l lo saba.

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    Sentado en la Sala de descanso del Muelle n 7 del Puerto Estelar de El Agujero, elCapitn Darius Litis observ como a su posicin se aproximaba el Comendador,escoltado por dos hombres de la Divisin Especial de Tierra y seguidos por elSupervisor Seerp.

    De inmediato detect, a travs del tabique de cristal transparente, el panorama que

    ofreca la superficie del muelle estelar.

    A dos centenares de metros, la Flecha de Belg, inmvil en el Muelle.

    Alrededor de ella, el Cabo Declerk y una decena de hombres de la Guarnicin de laDoscientos Sesenta y Siete en actitud aparentemente rutinaria.

    Slo aparentemente.

    Entre ellos un oficial de la Armada inusualmente alto que pareca haber llegadoall por error. O as quera que pareciera.

    Evidentemente, algo se sala del guion habitual.

    Varias cosas, de hecho.

    La ausencia de la mayor parte de la Guardia personal del Comendador.

    La presencia del Supervisor Seerp.

    Y lo ms extrao de todo: el Comendador no vesta la Tnica Ceremonial que

    denotaba su alto rango. La Tnica dnde Zack haba instalado el dispositivo degrabacin.

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    Movido por el instinto decidi salir al encuentro de la comitiva encabezada por elComendador.

    Decidi que si iba a tener problemas, al menos en la zona abierta que conformabael muelle n 7 tendra mayor margen de maniobra. Y de paso, estara ms cerca de

    su nica va de escape. La Flecha de Belg.

    Disimuladamente accion el intercomunicador de su mueca. Zack, que seencontraba a bordo de la nave, sabra actuar en consecuencia. Al menos as loesperaba.

    Abord al Comendador con la mejor de sus sonrisas.

    - Comendador, al fin. Estaba esperndole. La nave est a punto paraescapar de este agujero en cuanto usted as lo disponga. Viene usted algoinformal, si me permite el comentario, seor.

    El Capitn Litis haba decidido que si tena que caer, al menos lo hara con estilo.

    - Capitn Litis, de la Flecha de Belg. Le han acusado, y existen pruebasindudables en su contra, de espionaje a un alto Cargo de la JerarquaUnificada y pertenencia al grupo sedicioso denominado FederacinRevolucionaria.

    Litis ensay un torpe ademan de sorpresa. No era buen actor, ni le importabaserlo.

    - Excelentsima, usando mi derecho como oficial de la Armada Estelar aser informado de los hechos que se imputan, le ruego se extienda en laacusacin.

    Mir a su alrededor. Los guardias de la guarnicin rodeaban la Flecha de Belg, yasin ningn tipo de disimulo. El alto oficial de la Armada se encontraba tan slo aun centenar de metros de donde se encontraba el Capitn. Su comportamiento leresultaba de todo punto anmalo, pero tena cosas ms urgentes de las quepreocuparse.

    Haba que ganar tiempo como fuese.

    - Supervisor Seerp, como denunciante, deber usted explicar los cargos. Esel derecho del Capitn, como oficial de la Armada.

    - Capitn, existen pruebas slidas de que usted, con la complicidad de almenos un miembro de su tripulacin, ha instalado un dispositivo degrabacin en la Tnica ceremonial del Comendador.

    - Niego tajantemente los cargos que se me imputan, y solicito ser detenidopor un oficial de la escala ordinaria de la Armada Estelar como marcanlas Ordenanzas y en su caso, puesto a disposicin de mi superior en la

    plaza. En otro caso la detencin sera de todo punto ilegal. No reconozcojurisdiccin civil alguna en el presente caso.

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    Las cuestiones de procedimiento estaban muy bien, pero necesitaba ms tiempo.Aquello no era suficiente.

    Volvi a mirar a su alrededor.

    Todo continuaba ms o menos igual. La Flecha de Belg permaneca inmvil ysilenciosa.

    Los soldados de la Guarnicin la rodeaban y permanecan expectantes. Solo habacambiado la posicin de aquel extrao oficial de la Armada que se diriga haca suposicin cada vez con menor disimulo.

    El Capitn Litis pudo ver como la trayectoria de aquel oficial de la Armada fueinterceptada por el Cabo Declerk, quien con nada sutiles aspavientos le indicabaque no avanzara ms haca el grupo del Comendador. El oficial se detuvo,gesticulando con calma y mirando a los ojos al Cabo Declerk, mientras bajabalentamente su mano izquierda a la altura de su cadera. Litis haba visto muchasveces ese gesto. El ademn que un experto asesino realiza justo antes de sacar unarma y ejecutar a su oponente

    De momento volvi a la realidad inmediata.

    Mir al frente y observ cmo los dos integrantes de la Divisin Especial de Tierrade la Armada que acompaaban al Comendador se colocaban a su lado. Iba a serdetenido de un momento a otro.

    El tiempo se acababa. Qu demonios estaba haciendo Zack Woldman?

    - Excelentsima, debo protestar enrgicamente ante esta situacin. Sinduda mi hermano

    - Capitn de la Armada Estelar Darius Litis, en nombre de la JerarquaUnificada le detengo por los cargos de espionaje y sedicin apresen...

    El Comendador no pudo acabar la frase.

    Un estruendo ensordecedor acompaado de una ola de calor inund la Sala.

    La escena se inund de fragmentos de cristal y cascotes.

    El Capitn cay al suelo por la onda expansiva de la explosin.

    Milsimas de segundo antes de perder el conocimiento Darius Litis pudo escucharel familiar rugido de los motores de la Flecha de Belg.

    Una densa nube de humo negro cubri el Muelle n 7 del Puerto Estelar de ElAgujero

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    Aizik Benyahi, el Primer Pual de los Haashi, enfundado en su uniforme de falsooficial de la Armada Estelar contemplaba la escena desde unos metros de distancia.

    Observ como el Comendador, el Supervisor Seerp y los dos integrantes de laDivisin Especial se aproximaban a sala de descanso del Muelle n 7.

    Observ como un oficial de la Armada de cabellos grises sala de la estancia y sediriga a su encuentro. Deba ser el Capitn Litis que haba odo mencionar en laconversacin entre los altos Jerarcas.

    Con decisin penetr en el muelle, sorteando a los guardas de la guarnicin que noparecan prestarle atencin alguna.

    Usando el Don de su pueblo pudo escuchar como el Capitn de cabellos grises eraacusado de espionaje y de traicin.

    Tambin escuch, pero fue el nico en la sala, cmo la nave que permanecaposada en el muelle comenzaba a emitir un ruido sordo, apagado, imperceptiblebajo el ruido general del Puerto Estelar.

    No haba tiempo que perder.

    Sin ninguna clase de disimulo se encamin en lnea recta hacia la posicin delCapitn y del Comendador.

    De forma repentina fue interceptado en su trayectoria por un integrante de la

    guarnicin. La nica estrella de ocho puntas de sus hombreras lo delataba comoCabo.

    - Oficial, con los debidos respetos Qu hace usted aqu? Por expresasrdenes del Supervisor Seerp, esta zona est vedada al trnsito depersonal no autorizado. Detngase y vuelva a su puesto.

    Aizik se detuvo, mirando a los ojos del Cabo que se interpona entre l y suobjetivo.

    Su mirada era serena, sin atisbo alguno de amenaza o agresin hacia su

    interlocutor.

    - Cabo, disculpe, pero debo informar al Comendador urgentemente...-Repuso en tono suave, sin abandonar su pose calmada.

    Mientras pronunciaba esas palabras el haashi hizo descender su mano izquierdalentamente. Solo haba rozado levemente la empuadura de madera del pual dehoja prpura que llevaba oculto cuando un estruendo ensordecedor inundo laSala.

    Instintivamente el Cabo Declerk se abalanz sobre l, forcejeando.

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    Deba actuar con la mayor celeridad posible.

    Era ahora o nunca.

    Su verdadero objetivo se encontraba tan slo a un centenar de metros de distancia.

    Deba eliminar cualquier obstculo que se interpusiera entre l y el destino delpueblo haashi.

    Cuando al fin pudo asir su pual de hoja prpura, convirtindose en el brazo de lavenganza, record con claridad los llantos de los recin nacidos.

    Una nube de humo negro cubri el espacio abierto que conformaba la pista deaterrizaje del Muelle n 7.

    ---

    El suboficial Zack Woldman avanzaba por el pasillo central de la Flecha de Belgcuando son su intercomunicador. El Capitn Litis trataba de ponerse en contacto.

    - Seor?Nadie respondi.

    Al cabo de unos segundos pudo escuchar como el Capitn se diriga alComendador. Como ste le acusaba de alta traicin y de espionaje.

    No necesitaba escuchar nada ms.

    Corri sin demora al puente de mando.

    - Mi Teniente, tenemos problemas. El Capitn est en apuros y debemosponer en funcionamiento con premura la nave y prestarle toda laasistencia que podamos.

    El Teniente Bherg, que se encontraba sentado cmodamente en el sillnsecundario de mando de la nave, mir al Suboficial con una mezcla de extraeza y

    desprecio.

    - Suboficial. El Capitn Litis est en apuros? Qu clase de apuros?- Seor, no hay tiempo de explicaciones- Oh, si que lo hay Woldman. Si usted piensa que voy a iniciar el protocolo

    de encendido de la nave sin orden directa del Capitn y sin enterarmedebidamente de lo que ocurre, est usted muy equivocado. Y si mepermite una opinin, los apuros en los que el Capitn se meta son cosasuya y de su aficin al kamooro. Ese hombre merece una degradacindesde hace mucho tiempo.

    El Suboficial Zack Woldman no perdi la calma.

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    Mir a los tripulantes que se encontraban sentados en el puente de mando.

    En los ojos de todos ellos, sin excepcin pudo leer el mismo mensaje.

    Haz lo que debas.

    - En ese caso mi Teniente, no me deja usted otra salida- El SuboficialWoldman desenfund su desintegrador - Aprtese de la consola demando.

    El Teniente Bherg, sorprendido, levant las manos y abandon la consola demando. El suboficial Woldman ocup su lugar.

    - Hector, vigila que el Teniente no haga ninguna locura-El tripulante de navegacin Hector Vanderland tom el arma que le ofrecaWoldman y se dispuso a vigilar al Teniente. Encaonar a Bherg con undesintegrador no pareca desagradarle demasiado.

    - Bien. Es hora de armar un poco de jaleo.Zack Woldman accion el intercomunicador.

    - Iria? Se una buena chica y obedece sin preguntas. Protocolo de arranquepara emergencias, con el dispositivo especial del que hablamos.

    Al otro lado se escuch la voz de la tripulante Godelieve.

    - A sus rdenes, mi General.Zack sonri para s. Ni en estos momentos era capaz de abandonar su juego.

    - Atencin, tripulacin. Voy a accionar desde aqu las bateras de proa.El Suboficial Woldman encendi el panel de control de armamento. Accionadas deforma automtica las bateras lser de proa no eran demasiado precisas, por usarun eufemismo. Habra que andarse con mucho cuidado.

    Se asegur de apuntar a buena altura, a los muros del Muelle. Lo justo para armarun buen folln y ganar algo de tiempo.

    - Bien, preparados.Se tom un instante para recuperar el resuello. Mir a los tripulantes que seencontraban en el puente de mando. Vio en los ojos de todos que aprobaban suaccin.

    De alguna forma el Capitn Litis, a su peculiar modo, haba conseguido inculcarlesun fidelidad que iba mucho ms all de la obediencia al escalafn de mando.

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    Incluso ms all de su propia seguridad. El viejo borracho deba tener algn tipo detalento que el desconoca.

    Suspir.

    Saba que cuando accionara el disparador de las bateras de proa su vida cambiariapara siempre. Un torrente de adrenalina le inund las venas, causndole unaeuforia irremediable.

    En un gesto inconsciente se arranc el emblema de las siete estrellas de ochopuntas que llevaba en su pechera.

    Accion el disparador.

    - Fuego Un estruendo ensordecedor inund la Sala, acompaado del rugido de los motoresde la Flecha de Belg que comenzaban a despertarse.

    El Suboficial Woldman ech un vistazo a travs de la pantalla de proa paracontemplar los resultados de su accin.

    Nada pudo ver.

    Un teln de humo negro se haba echado sobre la superficie del Muelle n 7del Puerto Estelar de El Agujero......

    CAPTULO DOCE ( BIS ) : AL DESPEJARSE EL HUMO EN EL MUELLE N 6-DESPEJANDO UNA ECUACION.

    Tendido en el suelo del Muelle n 7 el Capitn Litis recobr paulatinamente elconocimiento.

    Mir hacia arriba. La nube de humo negro comenzaba a despejarse.

    Con esfuerzo pudo incorporarse, comprobando que no haba sufrido heridas deconsideracin. Alguna magulladura, algo inevitable cuando se pierde laverticalidad en un suelo lleno de cristales. No era la primera vez que le pasaba.

    Recuperando plenamente la consciencia al mismo tiempo que el humo desaparecapor completo fue consciente de la escena que le rodeaba.

    A escasos metros de su posicin el Supervisor Seerp tambin se incorporaba a

    duras penas y trataba de calibrar que demonios haba pasado.

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    A su lado dos integrantes de la Divisin Especial de Tierra apuntaban sus riflesdesintegradores haca la derecha de la escena.

    A la derecha, al final de la lnea recta que comenzaba en los caones de dichosdesintegradores, un extraa pareja.

    El Comendador y detrs de l, aquel altsimo oficial de la Armada sosteniendo lahoja de un pual de color prpura en el cuello del Alto Jerarca, en actitudclaramente amenazante.

    Ms all la escena tampoco careca de inters.

    Los confundidos integrantes de la guarnicin, algunos de ellos inconscientes. Otros,perplejos ante la situacin creada, sin nadie que les diera rdenes.

    En el suelo, el cuerpo inmvil del Cabo Declerk. Un charco de sangre se extenda asu alrededor.

    Seoreando la estancia la imponente figura de La Flecha de Belg, su nave, con lasbateras de proa todava humeantes y los motores encendidos.

    No se haba equivocado con Zack. Ahora era cuestin, como jugador que era, dejugar las cartas con celeridad y astucia. Esperaba que todo el dinero derrochado enlos casinos de la Galaxia le sirviera al menos para poner a salvo su piel y la de sutripulacin.

    - Caballeros, es evidente que tenemos un problema y que debemossolucionarlo.El Capitn mir de frente a aquel extrao oficial de la Armada.

    - Ignoro tu identidad y a quien sirves, pero s reconocer a un buen amigocuando lo tengo delante. T tienes un pual en el cuello de unComendador de la Jerarqua Unificada, un valioso rehn, y un problemacon la forma, peso y medida de dos Charreteras Negras apuntndote. Yotengo un problema y una nave con los motores encendidos me sigues ?

    - Le sigo Capitn Aquel oficial hablaba en lengua comn estelar pero lapronunciacin pareca extraa. Quizs provena de alguna de lasPrimeras Colonias, dnde el idioma standard haba evolucionado adiferentes dialectos con el paso de los siglos. En cualquier caso el intersfilolgico de la cuestin tendra que esperar.

    - Bien. Veo que nos vamos entendiendo- Litis gir su cuerpo hacia la figuradel Supervisor Seerp. Querido Supervisor, si analizamos framente lasituacin y por ms que me guste su compaa, creo que ha llegado lahora de abandonar su planeta. Est usted de acuerdo?

    El Supervisor Seerp le mir con desprecio.

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    - Es usted un traidor como su hermano, y no se saldr con la suyafcilmente. Soldados, hagan fuego

    Mir a los integrantes de la Divisin Especial de Tierra quienes, a su vez, ledevolvieron la mirada con indiferencia. Ellos no reciban rdenes de un simple

    Supervisor planetario. No haran nada sin una orden expresa del Comendador.

    El haashi aplic con mayor fuerza la hoja de su pual al cuello del Comendador. Elmensaje estaba claro: al ms mnimo movimiento el alto Jerarca sera historia.

    ste, ya sobrepuesto de la sorpresa causada por la explosin y por la hoja de aceroque acariciaba, siniestra, su cuello, reflexion con rapidez.

    Saba que a una orden suya los soldados dispararan. Tambin saba que dichaorden supondra su muerte fulminante.

    Quien estaba detrs de l con un pual en su cuello era un experto guerrero. Larapidez con la que se deshizo del Cabo Declerk y avanz haca su posicin,aprovechando los escasos instantes de confusin y la poca visibilidad, deban sertenidos muy en cuenta.

    Se trataba sin duda de un hombre perfectamente entrenado, derapidsimos reflejos.

    De velocidad casi sobrenatural.

    Alguien que sajara su cuello al ms mnimo movimiento de los soldados de laDivisin Especial.

    No.

    Haba que buscar una alternativa.

    Mientras conservase la vida siempre habra alternativas. Las opciones desupervivencia y rescate podran estar cerca. Slo haba que tener un poco desuerte.

    Y Los muertos no tienen suerte, ni buena ni mala, pens el Comendador.

    - Soldados, Supervisor, omitan cualquier tipo de movimiento. Capitn, mepongo en sus manos.

    - Bien hecho Comendador. Siempre supe que era usted un hombrerazonable- El Capitn Litis accion su intercomunicador- Zack?

    Al otro lado se escuch la voz del Suboficial.

    - Seor?-

    Haz que descienda la rampa de entrada a la nave. Apunta las bateras deproa y las laterales al suelo del muelle. Voy a entrar con el Comendador

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    y el amable oficial que le ha puesto una hoja de acero en el cuello. Unnuevo amigo, te gustar. Al ms mnimo movimiento en el Muelle disparalas bateras de acuerdo ?

    - De acuerdo seor.- Bien. Inicia el protocolo de despegue y haz que todos los tripulantes

    ocupen sus puestos. Especialmente los artilleros. Seguramente nosesperaran algunos amigos en la atmosfera del planeta.

    - As se har, Capitn.El Capitn Litis cort el intercomunicador. Se gir hacia el Supervisor Seerp.

    - Seerp. Ya ha odo al Comendador. Ningn movimiento. Sea usted un buenchico y no trate de hacerse el hroe, de acuerdo? Indique a sus hombresque se estn quietecitos.

    El Supervisor Seerp no respondi. Su fra mirada de odio lo hizo por l. Mir a loshombres de la guarnicin y con un ademn les indic que no hicieran nada.

    La rampa de acceso de la Flecha de Belg descendi mientras, simultneamente, losmotores de la nave cobraban nueva fuerza.

    - Ha llegado la hora de partir. Comendador, si usted y nuestro nuevo amigoson tan amables.

    Sin perder de vista a los soldados de la Divisin Especial el tro se fue acercandopaulatinamente a la nave.

    El haashi, sin cejar un pice la presin de su pual sobre el cuello del Comendador.ste, en actitud sumisa, no opona resistencia alguna.

    Cuando comenzaron a subir por la rampa de embarque de la Flecha de Belg elCapitn Litis se puso en contacto con Woldman:

    - Zack, estoy a bordo. Dispara el dispositivo de despegue. Que la seoritaGodelieve exprima ese tercer motor extra que tenemos.

    - A sus rdenes, Capitn.Cuando el tro haba penetrado en la nave la rampa de acceso se cerrbruscamente. La Flecha de Belg comenz a tomar altura de forma paulatina.

    Flanqueado por los dos soldados de la Divisin Especial el Supervisor Seerp hizobalance de la situacin.

    De nuevo el apellido Litis se cruzaba en su carrera para arruinarla.

    Aparentemente.

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    Pero su intuicin le deca que todava quedaba una baza por jugar. Record latnica ceremonial del Comendador que se encontraba en sus dependencias y eldispositivo de grabacin que los hombres del Capitn Litis haban instalado en ella.

    En ocasiones, pens Seerp, el jugador que gana la ltima ronda vence el torneo, si

    la jugada es buena.

    Aunque hubiera resultado perdedor en todas las rondas anteriores.

    Vala la pena intentarlo.

    Accion su intercomunicador.

    - Atencin, Comandancia de Cazas, el Carguero de la Armada La Flecha deBelg debe ser tratado como enemigo. No obstante, dado que un altodignatario civil de la Jerarqua se encuentra a bordo, empleenarmamento de desactivacin, no de destruccin.

    - Entendido seor.La Comandancia de Cazas se encargara de la persecucin a la Flecha de Belg.

    Su prioridad ahora era recuperar la tnica ceremonial del Comendador y saberporque era de tan crucial importancia que no cayera en manos extraas.

    Abandon el Muelle n 7 del Puerto Estelar intuyendo que, por alguna extraarazn, su suerte estaba a punto de cambiar para siempre.

    ---

    Al salir de la atmsfera de la Doscientos Sesenta y Siete media docena depatrulleras Zyxel aguardaban a la Flecha de Belg.

    - Seor, nos estn disparando ondas snicas. Parece que no quierendestruirnos, solo desactivar la nave y dejarnos a su merced.

    - Bien. Son unos chicos listos. Quiero que todas las bateras disparen adiscrecin, sin miramiento por la municin. La puntera tampoco mepreocupa. Quiero mucho fuego y mucha confusin ah delante. Impedid

    que las patrulleras tengan una lnea clara de tiro. Haced que zigzagueen.- De acuerdo seor.- Iria? Quiero que exprimas el tercer motor aun a riesgo de perder

    potencia para despus. Esas patrulleras no pueden competir connosotros en velocidad una vez que hayamos ganado la potencianecesaria. Solo debemos aguantar lo necesario para salir al Espacio Librey accionar el sistema de Fase Dos. Ah ya no podrn seguirnos.

    Litis observ como de inmediato sus rdenes eran cumplidas. Contempl elnutrido fuego que fueron capaces de desarrollar los artilleros de proa obligando a

    las patrulleras Zyxel de la Guarnicin de la Doscientos Sesenta y Siete a cambiar su

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    rumbo constantemente sin encontrar posiciones cmodas para el bombardeo deprecisin.

    La idea era tratar de evitar que los potentes caones snicos de las Zyxel,diseados para detener cualquier nave que quisiera salir o entrar del planeta sin

    autorizacin, pudieran apuntar a placer y alcanzar las zonas vitales de la nave paraprovocar la desactivacin de sus sistemas.

    Litis saba que los disparos snicos de las patrulleras alcanzaran a La Flecha. Lacuestin estribaba en que no pudieran elegir sus blancos.

    No se trataba de ganar la batalla, solo de ganar tiempo.

    - Atencin tripulacin. En cuanto se crucen las patrulleras quiero quedesviis toda la potencia a las bateras de estribor y babor, y cuandopasen, a las de popa. No les deis descanso

    El Capitn Litis observ la pantalla de sistemas de la nave. Haban recibidoimpactos pero ninguno en zonas sensibles.

    Sin embargo, una vez se cruzaran las Zyxel , los reactores de la nave quedaranexpuestos.

    La tctica de concentrar el fuego para impedir a las patrulleras un tiro cmodo noera tan eficaz con un objetivo del tamao de los reactores, que agrupados entringulo a la cola de la nave, ofrecan una diana demasiado grande. Evitaran

    algunos impactos, pero no los suficientes.

    Hasta el ms novato de los tripulantes de la Flecha de Belg saba que en estecombate en particular era de crucial importancia mantener los tres reactores asalvo.

    - Iria, Cunto resta para pasar a segunda fase?La voz de la tripulante Godelieve se escuch en los altavoces del puente de mando.

    - Seor, lamento decirle que no tendremos energa suficiente hastapasados cinco minutos.

    Cinco minutos? Demasiados para tener a seis patrulleras Zyxel en cola. Losreactores no aguantaran.

    - No tenemos tanto tiempo.EL Capitn Litis mir a su alrededor. Zack, Hctor, el Teniente Bherg (que notena cara de buenos amigos, precisamente). Incluso el Comendador y el extraooficial de la Armada que segua manteniendo el pual firmemente aplicado al

    cuello del Alto Jerarca.

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    Todos ellos observaban la escena, expectantes. Nadie poda ayudarle.

    Todos ellos estaban en sus manos. Era su nave, su responsabilidad.

    Deba decidir rpido y con el mayor sentido prctico.

    Hizo balance tal y como, haca una eternidad, le ensearon en la Academiade Oficiales.

    Casi poda escuchar a su instructor: en situaciones de urgencia el buen oficial

    debe resolver en escasos segundos una ecuacin con las siguientes incgnitas:estado de la nave, situacin externa, opciones de maniobra y objetivo final

    Su mente razon a una velocidad no conocida desde su juventud. Trato de resolveraquella ecuacin que repeta su instructor.

    La nave estaba razonablemente bien, la situacin externa indicaba que laspatrulleras pronto se colocaran a popa, en formacin de persecucin y emplearantodo su fuego contra los reactores desactivndolos en mucho menos tiempo de loscinco minutos que le haba indicado Iria.

    El objetivo final era evidente: tiempo para que la nave obtuviera la potencianecesaria y pasar a la Fase Dos adoptando un rango de velocidad para viajesinterplanetarios inalcanzable para una patrullera Zyxel.

    Tiempo para llegar al espacio libre, dnde los sistemas de navegacin pudieran

    trazar un ruta exenta de todo peligro de colisiones mientras la nave viajaba en FaseDos, velocidad que impeda maniobrar a tiempo para evitar un obstculo en la ruta.

    La segunda parte le llevaba a otra pregunta: una vez alcanzada la potencia para laFase Dos, dnde ir? Volvi a recordar a su instructor Del correcto orden en laresolucin de los problemas a menudo depende el xito en una misin

    Volvi por tanto mentalmente a la ecuacin original. Slo le quedaba por despejaruna incgnita: opciones de maniobra.

    Zack Woldman lo sac de su ensimismamiento.

    - Seor, las patrulleras estn a punto de cruzarse. En cuanto de la orden lasbateras laterales y las de popa estn preparadas.

    Litis hizo un rpido clculo mental. Era cuestin de energa. Dotar de energasuficiente a los motores para que la nave alcanzase la Fase Dos antes de que laspatrulleras lograsen desactivarlos.

    El nico gasto de energa de dnde poda recortar en ese momento era,paradjicamente, la nica proteccin de la nave frente a los agresores.

    Se le ocurri una idea.

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    Una apuesta muy arriesgada.

    - Anulen la orden. No realicen ningn disparo. Desactiven todos lossistemas de armamento, bateras incluidas. Concentren toda la energa dela nave en los motores.

    Los presentes en el Puente de mando miraron incrdulos al Capitn Litis.

    ste, sabedor de que era la nica oportunidad que tenan, redobl la firmeza de suorden.

    - Atencin tripulacin, sistemas de armamento desconectadosYa. Sistema de energa concentrado en los reactores. Tenemos queganarle dos minutos a esta batalla.

    La Tripulacin de La Flecha de Belg obedeci finalmente a su Capitn. Todas lasbateras de la nave cesaron su fuego.

    - Iria, ahora es cosa tuya. Avisa en cuanto podamos entrar en Fase Dos.Hctor, traza el rumbo ms corto al Espacio Libre y comuncame cuandolo alcancemos.

    El Capitn Litis contempl como las Zyxel se cruzaban con su Carguero. Deinmediato desvi su vista a la pantalla tctica y pudo observar como las patrullerasse colocaban a su cola.

    Traslad de inmediato la vista a la consola de sistemas de la nave. Una columna detres cifras indicaba el estado operativo de los reactores.

    De momento el valor era cien, pero no se engaaba. Con seis patrulleras en popa,apuntando a placer, esa cifra descendera de forma muy rpida.

    El Capitn decidi actuar como si la huida estuviera asegurada.

    - Seores, en breves minutos alcanzaremos el Espacio Libre y saldremosde aqu. La cuestin estriba en el punto de destino. Alguna sugerencia?

    Mir a sus subordinados. Ninguna regin de la Jerarqua Unificada era ahorasegura para La Flecha. En el territorio de la Federacin Revolucionaria una nave dela Armada Estelar de la Heptaloga sin duda no sera bien recibida. Eso slo dejabauna opcin, casi tan problemtica cmo las dos anteriores

    - Capitn. Tenga. Confe en mi.El Haashi Aizik Benyahi sac de su bolsillo una tarjeta de datos y se la arroj alCapitn Litis desde su posicin.

    -

    Querido desconocido, Qu demonios es esto?

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    - Me llamo Aizik, Capitn. Son las coordenadas de unos buenos amigosmos. All estaremos a salvo. Le doy mi garanta.

    El Teniente Bherg, ya repuesto del incidente con el Suboficial Woldman, intervinoairadamente.

    - Capitn. Es de todo punto improcedente que aceptemos las coordenadasque nos brinda un enemigo de nuestra patria. Alguien que amenaza demuerte a un Comendador de la Jerarqua. Le debemos fidelidad a laHeptaloga. Seor, sea lo que sea lo que haya pasado propongo que nosrindamos. Sin duda podremos explicar debidamente la cuestin y

    - Alfred, cllese. No sea estpido. Si nos rendimos nos espera un consejo deguerra y un pelotn de ejecucin. Usted tampoco se librara. As que lacuestin de la lealtad aqu es un tanto relativa. En lo que a m meconcierne en estos momentos la Flecha de Belg nicamente es leal a laFlecha de Belg.

    Su palabras fueron coronadas con el tremendo impacto de una andanada dedisparos snicos. El Teniente Bherg pareci conformarse, al menosprovisionalmente.

    El capitn tendi la tarjeta de datos al Tripulante de navegacin Vanderland.

    - Hctor, introduzca esta tarjeta y calcule un rumbo hacia esascoordenadas. Me parece que no tenemos demasiadas alternativas.

    - As se har, mi Capitn.Litis observ rpidamente la consola de sistemas de la nave. Las patrullerasestaban haciendo demasiado bien su trabajo. La operatividad de los reactores seencontraba a menos del cincuenta por ciento.

    - Iria?- Estoy haciendo todo lo que puedo seor. En menos de un minuto

    alcanzaremos la fase dos.

    Menos de un minuto. Una eternidad para los castigados reactores. El partidoestaba demasiado igualado.

    Se le ocurri una pequea idea para ayudar a su equipo.

    - Mantenimiento?. Quiero que abran las compuertas de evacuacin deresiduos. De inmediato.

    - Erra sus rdenes Seor.Las compuertas de evacuacin de residuos, situadas a popa, se abrieron.

    Una masa de residuos flot lentamente detrs de los reactores.

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    Litis observ en la pantalla tctica como buena parte de los disparos snicos quelas Zyxel dirigan a los reactores alcanzaban en cambio al abigarrado conjunto debasura y de chatarra. El Capitn Litis sonri.

    Mir la consola de sistemas. Pese a la estratagema los reactores estaban a menos

    del quince por ciento. La nave temblaba con cada impacto snico de las Patrulleras.

    Era ahora o nunca.

    - Capitn, Espacio Libre alcanzado. Rumbo trazado hacia las coordenadasque me indic.

    Cinco por ciento.

    Una voz femenina reson en los altavoces del puente de mando.

    - Seor, Fase Dos alcanzada.El Capitn Litis, sin pensrselo dos veces, dio la orden que les pondra a salvo delas patrulleras Zyxel, huyendo para siempre de la Colonia 267- Gh- Bld.

    - Fase Dos. Ignicin Impulsada por los maltrechos aunque todava funcionales reactores, La Flecha deBelg alcanz Fase Dos dejando, en cuestin de milsimas, al Carguero fuera delalcance de los caones snicos de las Patrulleras.

    Los pilotos de las Zyxel contemplaron impotentes como su presa se les escapabade las manos.

    A un observador llegado justo despus de la ignicin en Fase Dos por parte delCarguero al mando del Capitn Litis se le antojara que seis patrulleras Zyxelestaban realizando un ejercicio de entrenamiento, usando como blanco de punterauna informe masa de chatarra y de basura.

    La Flecha de Belg haba desaparecido de la escena, penetrando en las negrasprofundidades del espacio.

    La ecuacin estaba resuelta.

    CAPITULO ESPECIAL: EL DOSSIER FOKKEMA ( ESTRUCTURA DE GOBIERNO )

    EL DOSSIER FOKKEMA (versin reducida segn protocolos de informacin

    reservada)

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    Por Vendyr Fokkema, Custodio Supremo del Conocimiento.

    INTRODUCCIN

    Han transcurrido ya mil aos desde que los Planetas Fundacionales rubricaron el

    Pacto de Unificacin para traer la paz y el progreso a la Galaxia. Diez siglos desdeque nuestros antepasados ganaron la llamada Guerra del Conocimiento frente asus enemigos e impusieron a toda la Galaxia un justo y equilibrado sistema degobierno.

    Yo, Vendyr Fokkema, Custodio Supremo del conocimiento de la JerarquaUnificada, de su historia, de su ciencia y de sus secretos, observo que nunca se hatrazado como es debido un esquema de los asuntos que conciernen a nuestramodlica sociedad.

    Durante nuestro reinado hemos legislado multitud de Protocolos, pero nuncanadie ha escrito un documento que englobe todos los datos.

    La razn de ello puede residir en que nosotros, los Pueblos Conocedores, nonecesitamos compilar los datos del sistema de gobierno con el que regimos laGalaxia. Los nacidos en los Planetas Fundacionales somos el gobierno en s, losgobernantes por derecho propio.

    Los gobernados no necesitan saber cmo funcionan las estructuras de nuestrosistema y es innecesario redactar un texto para su comprensin. Los NoConocedores, tambin llamados Colonos, nada necesitan saber sobre los

    pormenores de la Jerarqua Unificada.

    Pero encuentro interesante confeccionar un texto que las generaciones futuraspuedan usar para comprender en todo su alcance el esplendor y la perfeccin deLos Siete cuando su gida haba cumplido mil aos de paz y de prosperidad.

    Acaso, aado en sentido ms prctico, ste documento pueda servir para quenuestros ms altos gobernantes dispongan de una gua nica de referencia contodos los datos a su disposicin.

    Este documento nace con la intencin de permanecer secreto, slo a disposicin de

    los Jerarcas de Primer Rango y los Custodios Supremos que me sucedan.

    He pasado nota al Primus Inter Pares del comienzo de la redaccin de este texto.

    He recibido su aprobacin expresa y por escrito, que adjunto a este documento.

    Considero necesaria la compilacin de la informacin en diferentes volmenes:Estructura de Gobierno, Sociedad, Armada Estelar, Transporte Estelar, CartografaGalctica e Historia de la Jerarqua. ste ltimo volumen servir para completar lainformacin que omitir en los anteriores, y que, por razones de seguridad, slo

    debe quedar a disposicin del Primer Administrador de la Jerarqua.

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    Larga vida a la Jerarqua.

    (firma ilegible)

    Uno es Siete

    VOLUMEN UNO. Estructura de gobierno.

    Unin Federal y Territorios de los Pueblos Conocedores: Comnmente conocidacomo Jerarqua Unificada, Heptaloga o Los Siete. Entidad estatal estelar quecomprende los planetas del Nucleo Estelar y las Colonias. La Jerarqua Unificada searroga soberana sobre la totalidad de la Galaxia, no reconociendo por tantolegitimidad alguna respecto al control que la Federacin Revolucionaria ejercesobre determinados planetas. De igual forma reivindica soberana sobre lasregiones sin colonizar, habitadas o no, de la Periferia Estelar. La JerarquaUnificada es gobernada exclusivamente por el Pueblo Conocedor. ( vease volumenII- Sociedad).

    Los Siete: el poder supremo de la Jerarqua Unificada reside en la ComisinFederal de Gobierno, comnmente conocida como Los Siete .

    Cada uno de los planetas fundacionales elige a uno de los siete Representantes queson denominados, junto a los Comendadores, al Supremo Custodio delConocimiento, al General de la Divisin Especial de Tierra y al Gran Maestre de laArmada Estelar, Jerarcas de Primer Rango.

    Slo los Barones de cada uno de los Planetas Fundacionales o sus hijosprimognitos son electores y elegibles para ostentar dicha alta representacin.Segn el Protocolo n 122 ninguno de los planetas fundacionales puede tener unnmero de barones que supere el 0,1 por ciento de su poblacin.

    Cada planeta escoge a su Representante en la Comisin segn su propio mtodode eleccin.

    El cargo en la Comisin de Los Siete es vitalicio. Cada uno de Los Siete sloresponde ante la Comisin, nunca ante el pueblo de su planeta de procedencia.

    Cada Representante, adems del desempeo de sus funciones en la ComisinFederal, se encarga del gobierno comn y la administracin de su planeta deorigen.

    Cada siete aos Los Siete eligen de entre ellos a un Primus Inter Pares que ser elencargado del gobierno ordinario de la Galaxia debiendo someter a la Comisincualquier asunto de importancia.

    Son competencias de la Comisin, adems de las antedichas: el nombramiento deComendadores, Supervisores (metropolitanos, regionales o

    planetarios), Directores Planetarios y el otorgamiento de nuevas baronasconcedidas meritae causa.

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    Primus Inter Pares o Primer Administrador: es la cabeza visible de la Jerarqua, elms alto dignatario, el Jefe del Estado. Tiene en sus manos el gobierno ordinario dela Jerarqua Unificada, y entre sus prerrogativas est el nombramiento del Consejode Gobierno Estelar y sus Administradores, del Supremo Custodio delConocimiento, del Gran Maestre de la Armada Estelar y del General de la Divisin

    Especial de Tierra.

    Consejo de Gobierno Estelar: comisin gubernativa a las rdenes del PrimerAdministrador. Dividida en Administraciones y estas a su vez en Divisionesterritoriales, cada una de las cuales se encargan de diferentes mbitos delgobierno de la galaxia.

    Comendadores: Nombrados por Los Siete para constituir su voz y su mano entodos los confines de la Galaxia. De nmero variable en funcin de las necesidades,desempean los cometidos concretos que Los Siete les encomienden. Superioresjerrquicamente a cualquier otro burcrata civil. Su voz es la voz de Los Siete yactan con plenos poderes en las misiones encomendadas.

    Custodios del Conocimiento: entidad creada para la compilacin y proteccin de laciencia, el saber y el conocimiento de la Jerarqua Unificada. Suestructura departamental y fragmentaria obedece a la necesidad de que ningnCustodio, salvo el Custodio Supremo, tenga acceso a todo el conocimiento ysecretos de la Jerarqua. El Custodio Supremo es directamente nombrado por elPrimus Inter Pares y ostenta el cargo hasta su muerte.

    Directores Planetarios: Los representantes de la Jerarqua en los planetas que, por

    haber sido colonizados recientemente, no dispongan de gobierno autnomo.Actan como gobernantes plenipotenciarios sobre el pueblo No Conocedor quehabite dicho planeta.

    Supervisores Planetarios: Los representantes ordinarios de la Jerarqua en lasColonias que tengan, en virtud de su grado de desarrollo, un gobierno autnomo.Son la suprema autoridad en dichas Colonias, cuidando de su proteccin militar, yvelando por que el gobierno de las mismas por los No Conocedores no se aparte delos intereses de la Jerarqua.

    Supervisor Regional: Encargado de la coordinacin del gobierno de una Regin

    Estelar. Responden directamente ante Los Siete.

    Supervisor Metropolitano: Encargado de la coordinacin de gobierno de unaMetrpolis Estelar. Responden directamente ante Los Siete.

    Barones: Rango de nobleza otorgado a los ms destacados lderes tras la Guerradel Conocimiento. Ttulo hereditario. Los Barones y sus hijos primognitos sonelectores y elegibles para los puestos de Jerarcas de Primer Rango ( vase LosSiete). Se pueden otorgar nuevas baronas por razn de acumulacin de mritosextraordinarios.

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    Organizacin Territorial: La Jerarqua Unificada se compone de las siguientesDivisiones Administrativas.

    - Colonias: Todos los planetas habitables colonizados por la Jerarqua. Seclasifican en Colonias Establecidas, con Gobierno Autnomo (supervisado) por

    parte de la poblacin no conocedora y Planetas en Colonizacin, bajo el gobiernodirecto de la Jerarqua.

    - Regiones Estelares: Demarcacin administrativa formada por un nmerovariable de planetas y masas planetarias habitables, y todo el espacio estelar quelas engloba.

    - Metrpolis Estelares: Demarcacin administrativa formada por un nmerovariable de Regiones Estelares, y todo el espacio estelar que las engloba.

    - Primeras Colonias: Esta demarcacin administrativa se refiere a los quinceplanetas ya habitados antes de la creacin de la Jerarqua Unificada que noparticiparon en el Pacto de Unificacin. Son los planetas de origen del pueblo NoConocedor. Bajo el gobierno directo de Los Siete.

    - Planetas Fundacionales: Esta demarcacin se refiere a los planetas firmantesdel Pacto de Unificacin, vencedores a la postre en la denominada Guerra delConocimiento. Bajo el Gobierno y administracin de cada uno de losrepresentantes planetarios (vase el apartado Los Siete).

    - Ncleo Estelar: el conjunto territorial que forman los Planetas Fundacionales

    y las Primeras Colonias. Escenario donde se libr la Guerra del Conocimiento.

    Nota 1: El Protocolo n 15 de la Comisin Federal de Gobierno, tambin llamadoProtocolo de Flexibilizacin del Gobierno Estelar establece que, en razn a lasnecesidades coyunturales de administracin o resolucin de conflictos, Los Sietepueden establecer en cualquier regin una Autoridad Especial a cargo de cualquierJerarca designado al efecto.

    Nota 2: No se incluyen en este volumen, por no considerarse de importancia, lasinstituciones de Gobierno de los No Conocedores. En el volumen dedicado aSociedad expondr algunos datos para ilustrar la sociedad y costumbres de los

    Colonos.

    Vendyr Fokkema, Custodio Supremo del Conocimiento

    Con Copia al Primer Administrador.

    (Firma ilegible)

    Uno es Siete

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    CAPTULO CATORCE: OBEDIENCIA DEBIDA

    La Flecha de Belg atravesaba velozmente las negras profundidades del espacio.

    No haba transcurrido una hora desde que el Capitn Litis haba dado la orden de

    ignicin, pasando a Fase Dos y poniendo espacio entre La Fecha y las PatrullerasZyxel que disparaban a su popa.

    El uso de la motorizacin extra implementada por Iria y sus chicos de mecnicahaba servido para adquirir la potencia precisa en menos tiempo del quenormalmente hubiera sido necesario.

    Sin embargo, los reactores de la nave haban quedado seriamente daados.

    El Capitn se comunic con la tripulante Godelieve.

    - Iria, cmo se est portando nuestro chico ?- No del todo mal seor. Pero como usted habr podido comprobar el flujo

    de energa oscila demasiado. Propongo no castigar los reactores ms dela cuenta.

    - De acuerdo, Godelieve. Pasemos a 2.0 sin velocidad adicional.La Flecha de Belg era un Carguero Armado Serie Defiance o, dicho msextensamente, una robusta nave de la Armada Estelar diseada para viajarplcidamente por la Galaxia y defenderse con cierta garanta de los posiblesataques.

    En otras palabras, no era una nave diseada para huir a toda velocidad.

    Tras el casi mortal incidente que el Capitn Litis y sus hombres habanexperimentado con aquellos piratas estelares de la Sombra de Huurling habandecidido equipar a La Flecha con una motorizacin extra para mejorar lasprestaciones de serie de la nave y conseguir de ese modo escapar ms airosa yrpidamente cuando fuera necesario.

    Iria y sus chicos, todos ellos excelentes tcnicos, haban advertido que sobrecargarlos sistemas con ese tercer generador podra tener como contrapartida un efectonegativo en el flujo de energa, provocando que la nave pudiera pasar de Fase Dosa Fase Uno en el momento menos indicado.

    En cualquier caso todos estuvieron de acuerdo en que el riesgo poda valer la penasi con dicha motorizacin eran capaces de poner espacio de por medio entre laFlecha y algn posible enemigo.

    Ciertamente todos no.

    El Teniente Bherg, por supuesto, se mostr en desacuerdo: Capitn, es de todo

    punto improcedente adoptar una motorizacin extra sin el debido permiso del

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    Maestre Metropolitano y sin la supervisin de la Administracin de ViajesEstelares.

    Pero salvo esa deshonrosa excepcin, sus chicos haban respondido comoesperaba de ellos.

    En el curso de los aos a su servicio la tripulacin de La Flecha haba adoptado laflexible interpretacin que el Capitn Litis haca del Reglamento y las Ordenanzas.Dicha interpretacin se basaba en un nico credo: en primer lugar nuestro trasero,despus todo lo dems.

    Sumido en dicha reflexin el Capitn no pudo refrenar un pensamiento: sucuriosidad gratuita haba puesto en peligro el trasero de todos aquellos jvenesque le seguan ciegamente. Reinaba una tensa calma en el puente de mando de lanave.

    Mir a su alrededor y vio caras de preocupacin en sus subordinados. Saban quela situacin era difcil y se hacan muchas preguntas.

    Para el Capitn la cuestin era bien simple.

    Sobre su cabeza penda una acusacin de traicin y espionaje.

    El conoca los expeditivos mtodos de la Jerarqua y saba que ahora el destino desus tripulantes era idntico al suyo propio.

    Pero se senta obligado a informarles. A consultarles. La fe que un colectivo profesaen un individuo no es inagotable.

    Estaba adems el pequeo detalle de llevar a bordo a un curioso oficial de laArmada, de elevadsima estatura, y a un Comendador de la Jerarqua Unificada, surehn.

    Las circunstancias le haban obligado a aceptar las coordenadas que aquel hombre,Aizik dijo llamarse, le haba ofrecido. Pero su destino segua siendo una incgnita.

    La cartografa estelar no ayudaba mucho. Aquellas coordenadas correspondan,

    segn los mapas de la Jerarqua, a algn punto vaco situado en la Periferia Estelar.

    Demasiadas dudas. Demasiadas incgnitas.

    Haba llegado la hora de poner las cosas en claro.

    Providencialmente el Teniente Bherg dio el paso necesario.

    - Capitn. Esta situacin es inaceptable. Debo invocar el Protocolo deObediencia Debida. Solicito una reunin de la tripulacin al objeto de

    determinar las medidas a tomar.

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    El Protocolo de Obediencia Debida. Un excepcional y antiqusimo documento quedataba del periodo de la Guerra del Conocimiento. Supona que el oficial segundoal mando poda solicitar una asamblea con la participacin de toda la tripulacin sise consideraba que las decisiones del comandante del navo podan suponer unatentado al espritu del Pacto de Unificacin que dio origen a la Heptaloga.

    Seguramente haca siglos que nadie lo invocaba. Pero as era Bherg. Para bien opara mal el tipo se haba aprendido de memoria todos los Protocolos, Reglamentosy Ordenanzas.

    Darius Litis, que en su juventud no haba sido muy diferente a Bherg, tambinrecordaba aquel Protocolo. Si el kamooro no le jugaba una mala pasada la finalidadltima de aquella asamblea sera determinar la posible destitucin delcomandante de la nave y su sustitucin por el segundo oficial al mando.

    En cierta medida, le vena como anillo al dedo.

    - Tripulantes de la Flecha de Belg. El Teniente Bherg ha solicitado unaAsamblea de Tripulantes para determinar el rumbo que deben tomar losacontecimientos. En cumplimiento del Protocolo de Obediencia Debida,acepto tal asamblea y me someto a la decisin de la misma.

    Observ el rostro de sus tripulantes. Zack, Hctor. Todos los dems. En algunos deellos pudo observar miedo. Miedo a romper con la Jerarqua, miedo a convertirseen unos proscritos. Miedo a que sus familias pudieran sufrir por su defeccin.Confiaba en sus tripulantes, pero

    Accion el sistema de comunicacin.

    - A todos los tripulantes. Automaticen los sistemas y persnense deinmediato en el Puente de mando.

    Su mirada se detuvo en aquella extraa pareja. El Comendador y el oficial que lotena retenido, con un pual en su cuello. En cierta medida aquel extrao dopersonificaba una bifurcacin de caminos.

    Arriesgarse a retornar al redil de la Heptaloga, aceptando las probables

    consecuencias o aventurarse hacia lo desconocido, sabiendo que sus vidascambiaran drsticamente.

    De aquella decisin penda el futuro del Capitn Litis.

    Y, aunque ninguno de los presentes poda saberlo, el destino de la Galaxia.

    ----

    A cierta distancia de La Flecha de Belg una Flota navegaba a velocidad 1.0, en

    formacin de vigilancia.

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    De entre la veintena de navos de diferentes tamaos que integraban aquelgrupo destacaba la figura inmensa de un Acorazado Estelar.

    El puente de mando de aquella nave se encontraba en silencio hasta que un sonoropitido rompi la tranquilidad de la sala. La alerta del sistema de deteccin.

    - Mi General, tenemos algo. Velocidad Fase Dos ms dos puntos. Lossistemas advierten de que se trata de un navo de tamao medio,probablemente un Carguero Armado.

    El oficial de ojos grises a quien iban dirigidas aquellas palabras contempl ensilencio las pantallas de la consola de mando. Su rostro era tan imperturbablecomo segundos antes. Pareca no haber odo a su subordinado.

    Repentinamente rompi su silencio.

    - Puede determinar el rumbo, tripulante?- A esa velocidad slo puedo determinar un vector de aproximacin e ir

    corrigindolo en funcin de las modificaciones que hagan. Pero, en tantoel computador recalcula el rumbo, perderemos algunos segundos encada cambio seor, e irn aumentando progresivamente la distancia.

    - Pase de inmediato a Fase Dos. Quiero que expriman los motores yalcancen la velocidad extra que sea posible. Debemos ser nosotrosquienes le ganemos terreno. Comunique a la Flota mis rdenes. El que nopueda alcanzar nuestra velocidad que permanezca aqui en misin devigilancia.

    De inmediato el Acorazado Estelar al mando de aquel oficial de ojos grises y unadecena de navos de menor tamao modificaron su rumbo y alcanzaron la FaseDos.

    Iba ser difcil alcanzar a aquel Carguero. Aunque su Acorazado Estelar y algunas delas naves de la flota eran capaces de alcanzar la Velocidad de Fase dos ms cuatropuntos, se trataba prcticamente de una persecucin a ciegas.

    Si el Capitn de aquella nave saba lo que haca, y tena motivos para suponer queas era, sin duda adoptaran un rumbo en zigzag para despistar a posibles

    perseguidores.

    Pero haba que intentarlo. Siempre exista la posibilidad de un golpe de fortuna.

    Como si el destino hubiera querido sonrerle la voz del tripulante le sac de susreflexiones.

    - Seor, buenas noticias. El Carguero ha reducido su velocidad a Dospunto Cero. Segn el Computador, y si mantienen esta velocidad,podremos alcanzarles.

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    Bien. Era una magnifica noticia. Navegando a velocidad Dos punto Cero no podrancapturar a ese Carguero. En la Fase Dos cualquier maniobra de precisin era pocomenos que imposible, pero al menos podran seguirlos durante su viaje y averiguara dnde se dirigan.

    Y el punto de destino de aquella nave solitaria era una de las informaciones msvaliosas de la Galaxia.

    ---

    El Capitn Darius Litis, el Teniente Alfred Bherg, el Suboficial Zack Woldman, lostripulantes Iria Godelieve y Hector Vanderland.

    El resto de la tripulacin.

    Un espa haashi llamado Aizik Benyahi con un pual al cuello de un Comendadorde la Heptaloga, Jerarca de Primer Rango.

    Todos ellos ocupaban el Puente de mando de la Flecha de Belg.

    El Capitn Litis, con cierta solemnidad, tom la palabra.

    - Caballeros, el Teniente Bherg ha solicitado la celebracin de unaAsamblea de Tripulantes en virtud del Protocolo de Obediencia Debida.Para los no iniciados, y aprovecho para recordar que nunca est de msrepasar las Ordenanzas, se trata de un antiguo sistema por el que los aqu

    reunidos debemos determinar si estamos obrando de acuerdo con elespritu del Pacto de Unificacin y, en caso contrario, las medidas atomar. El Protocolo marca que el solicitante debe exponer los hechos enprimer lugar. Teniente Bherg?

    - Gracias Capitn. No voy a extenderme demasiado. Todos habis podidocomprobar en la situacin que nos encontramos. Por razones que no senos han explicado hemos tenido que huir de la Doscientos Sesenta y Sietea toda velocidad y hemos sido atacados por los que, hasta hace menos deuna hora, considerbamos nuestros camaradas. Por si no fuera suficientellevamos a bordo a un espa de la Federacin que retiene y amenaza a unJerarca de Primer Rango del Estado al que juramos lealtad. En definitiva,

    a uno de los lderes del Pueblo Conocedor. De nuestro pueblo.- Sin duda les debo una explicacin - El Capitn Litis retom la palabra.

    La razn por la que tuvimos que huir apresuradamente de la DoscientosSesenta y Siete reside bsicamente en el hecho de que me han acusado deespionaje y de pertenencia a la Federacin Revolucionaria. Dichaacusacin obedece a que orden instalar un dispositivo de grabacin enla Tnica Ceremonial del Comendador y tal hecho fue descubierto por elSupervisor Seerp.

    Mir a sus hombres. En sus rostros poda leerse la sorpresa que haba ocasionado

    con sus palabras. Respir hondo antes de proseguir.

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    - Lo cierto es que, aunque estos hechos sumados a la presencia de nuestronuevo amigo podran indicar lo contrario, no pertenezco a la FederacinRevolucionaria ni a ningn otro tipo de organizacin. Decid instalar eldispositivo por mera curiosidad al saber que mi pertenencia a la familiaLitis haba sido de algn modo importante para seleccionar a esta nave

    para la misin. Aquello despert mi curiosidad y orden a Zack Woldmanla instalacin de un dispositivo de grabacin en la tnica ceremonial delComendador. No hay ms. Es tan grave y tan irresponsable como eso.

    El Capitn Litis contempl a sus subordinados. Vio muchas caras de disgusto.Demasiadas.

    El Teniente Bherg intervino.

    - Capitn. Es usted un absoluto irresponsable y est claramenteincapacitado para capitanear una nave de la Armada Estelar. Dudomucho que est en sus cabales. Propongo a la Asamblea que se someta avotacin la destitucin del Capitn, pasando yo mismo, como segundooficial, al mando de la nave.

    - No tan rpido, mi Teniente- Intervino el Suboficial Woldman Es ciertolo que ha contado el Capitn. Yo mismo fui el encargado de disear einstalar el dispositivo en la Tnica del Comendador, pero les aseguro queel inters del Capitn, ms all de lo desafortunado de la decisin, era lasalvaguarda y proteccin de todos nosotros.

    - Espiando a un Jerarca de Primer Rango?- Cllate Bherg- repuso Zack con clara indignacin.- En absoluto, Suboficial.- El Teniente retom la palabra remarcando lasuperioridad de su rango Tras la destitucin del Capitn mi primera

    medida como comandante de la nave ser volver a la Doscientos Sesentay Siete y poner a los responsables a disposicin de las autoridades.Comendador puede usted ofrecernos garanta de que la responsabilidadquedar circunscrita a los autores del hecho?

    - Sin duda, Teniente- El Comendador habl con suavidad, como si temieraque alguna palabra pronunciada en tono ms fuerte provocase su rpidaejecucin por parte de quien le retena.- Doy mi palabra de que tan sloLitis y el Suboficial pecharn con las responsabilidades, quedando exentoel resto de la tripulacin.

    Un murmullo de aprobacin inund la Sala. No haba que ser muy perceptivo paraintuir que, de hacer una votacin en este momento, el resultado sera muyajustado. E incierto. No era imposible que la tripulacin se decantase a favor de ladestitucin del Capitn Litis. Por grande que fuera la fe que un colectivo profesaraen un comandante, el instinto de autoconservacin pesaba demasiado.

    - No. No slo Zack y el Capitn Litis cargarn con esto. No fueron losnicos implicados. Yo tambin fui responsable y ayud al Suboficial ainstalar el dispositivo de grabacin- Iria Godelieve dedic una fugaz

    mirada cmplice a Woldman. Asumo toda la responsabilidad-

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    - Y yo- Hector Vanderland se sum a la estrategia improvisada de Iria. Yotambin intervine.

    El Capitn Litis agradeci en silencio la maniobra de sus subordinados. Hector,Zack e Iria eran respetados en grado sumo entre la tripulacin y muchos de sus

    compaeros se lo pensaran dos veces antes de tomar una decisin que les llevaradirectamente ante un pelotn de ejecucin. Pero no iba a dejar que aquellosjvenes le salvaran la piel a costa de poner en peligro sus propias vidas

    Una voz ronca y profunda se adelant a las palabras de Litis.

    - Tripulantes de la Flecha de Bhelg, permitan que me inmiscuya. No soy unoficial de la Armada Estelar. Me llamo Aizik Benyahi. Soy uno de losescasos supervivientes de un terrible genocidio cometido por la JerarquaUnificada en el Planeta Haashadam, tambin conocido como Colonia 122-XH- DHER. Soy un mestizo, hijo del pueblo haashi y del pueblo NoConocedor. El Estado al que servs asesin a todo mi pueblo sin queexistiera confrontacin o guerra alguna. A sangre fra. Hombres, mujeresy nios todos ellos desarmados.

    El Comendador sorprendido, exclam:

    - Un haashi? Eso es imposiConsciente del error que haba cometido, el Comendador dej su frase a medias,Pero era demasiado tarde.

    - No, no es imposible Comendador. Los suyos fueron extremadamenteeficaces, pero no absolutamente eficaces. Dejaron ustedes con vida aalgunos de los nuestros. Los suficientes para buscar venganza- El haashiacompa sus palabras con un gesto inconsciente, reforzando la presinque el pual de hoja prpura ejerca sobre el cuello del Alto Jerarca.

    La tripulacin de la Flecha de Belg observ sorprendida la escena. Haban sidoeducados en el convencimiento de que la Jerarqua Unificada ofreca a todos lospueblos de la galaxia un gobierno firme y justo. Que su misin como integrantesdel Pueblo Conocedor era traer la paz, el orden, y la democracia a los Colonos.

    Era cierto, sin embargo, que haban escuchado rumores sobre algunos conflictos.Alguna Colonia aqu o all que haba sido necesario meter en cintura. Nada msgrave que el castigo que un padre benevolente pero severo aplica a sus hijosdescarriados.

    Pero nunca haban imaginado que servan a una entidad capaz de asesinar a sangrefra a millones de hombres, mujeres y nios sin mediar guerra o agresin previa.

    El Capitn Litis rompi el silencio que dominaba la Sala.

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    - Sin duda lo que usted cuenta parece terrible, Aizik. Y personalmenteintuyo que dice la verdad. Pero mis subordinados necesitaran algunaprueba de lo que denuncia. En mis aos de servicio a lo largo y ancho dela Galaxia nunca he odo hablar del planeta Haashadam ni de la Colonia122 - XH- DHER.Hay cientos de colonias en la galaxia, pero habra

    escuchado hablar de un incidente as- Es usted un iluso Capitn. Se lo digo con el mayor de los respetos. No

    conoce usted nada sobre el estado a quien sirve. Nada. Quieren pruebas?Si no les ha resultado suficiente la involuntaria confesin delComendador permita que hagamos una pequea investigacin. Necesitoque alguno de sus tripulantes acceda a la computadora de navegacin.Metrpolis de Xhugham, Regin Estelar de Dharbag.

    - Edgard, accede al computador de navegacin y haz lo que te diga.Configura tu consola para que todos podamos ver lo mismo que t.Conctala a la pantalla general del puente de mando.

    - Lo que usted ordene, Capitn.Edgard Middelkoop, encargado de navegacin y a la sazn el ms joven de lostripulantes de la Flecha de Belg, se sent ante una consola auxiliar de pilotaje.

    - Trata de trazar una ruta entre la Colonia 121 y la 123 Qu aparece? inquiri el haashi.

    El computador tard unos segundos en ofrecer los datos.

    - Lo habitual. Rumbo sugerido, duracin del viaje y posibles paradas en laruta. Slo hay una parada, aproximadamente a mitad de camino entreambos planetas.

    - Trate de entrar en la ficha de esa parada.- No puedo. Es muy extraoEl computador no permite entrar en esos

    datos. Me devuelve a la interfaz de inicio. Pero la parada est aquno,esperehay una referencia genricael computador seala,

    probablemente como informacin residual de la Cartografa previa, queesa parada es una masa planetaria habitable, pero nada ms.

    - De acuerdo. Superponga las coordenadas de esa masa planetaria al mapaestelar de la zona. Qu obtiene?

    - Nada. En las coordenadas de la masa planetaria solo aparece vacoestelar. Nada ms.

    En la enorme pantalla situada en el centro del puente de mando todos lospresentes pudieron acreditar con sus propios ojos lo que sealaba el tripulanteMiddelkoop.

    - Bien. Por ltimo, busque en el computador la lista de Colonias de laRegin Estelar de Dharbag. Preste atencin a la correlacin y nmerosentre la Colonia 121 y la 123

    - Hay un salto. En la Regin Estelar de Dharbag no hay ninguna colonia122, al parecer

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    La tripulacin no sala de su asombro. Era una hecho sumamente inslito que laAdministracin de Colonizacin y Desarrollo, legendaria por su meticulosidad, sesaltara un nmero en la correlacin de Colonias. Y ms sospechoso an era laexistencia una parada estelar no identificable situada a mitad de camino de lasColonias 121 y 123. Exactamente dnde haba indicado el haashi.

    - Edgard. De acuerdo con sus conocimientos en navegacin y cartografaCal es su opinin? - Inquiri el Capitn Litis.

    - Seor, no he visto en mi vida una anomala como esta. Tengo la certezade que alguien ha querido borrar todo rastro de la existencia de unplaneta determinado. Y el Comendador ha parecido muy sorprendido conla supervivencia de unqu dijo?un haashi.

    Un leve murmullo de asentimiento recorri la sala.

    El Comendador evit la mirada inquisitiva que le dirigi el tripulante EdgarMiddelkoop.

    El joven Edgar, tan idealista como puede serlo alguien a quien han educado desdesu nacimiento en el convencimiento de que perteneca a una casta de justosgobernantes, no cej en su mirada.

    - Mreme Comendador. A los ojos. Y responda Por qu se ha hechodesaparecer esta Colonia de los Registros ? Por qu conoce usted laexistencia del pueblo haashi? Por qu se ha sorprendido de lasupervivencia de uno de ellos? Es cierto lo que dice este individuo?.

    El Comendador finalmente pudo sostener la mirada del joven tripulante..

    - Esa informacin no le concierne. Usted es un mero subordinado y debefidelidad absoluta a la Jerarqua Unificada que gobierna la Galaxia paraque usted y otros como usted puedan mantener la existencia quemantienen. Para que usted y otros como usted continen siendo la castadirigente de la Galaxia y mantengan el orden y la paz en el modo queaprendimos de nuestros ancestros. Usted no sabe nada, tripulante.Nada...

    - Se equivoca Excelentsima. S suficiente. Y demasiado. Tengo clara midecisin.

    Edgar se levant de su asiento y se dirigi a todos los asistentes.

    - Compaeros tripulantes de la Flecha de Bhelg. Creo que hay razones msque suficientes para asegurar que la Jerarqua Unificada, el estado aquien servimos, es una entidad criminal dispuesta realizar en secretoasesinatos en masa. Con independencia de los errores cometidos por elCapitn, me niego a continuar al servicio de la Jerarqua Unificada. Meniego a traicionar a mis amigos y compaeros y ponerlos en las manos de

    un Estado criminal. Y dados los acontecimientos de esta Asamblea,estimo que sabemos demasiado como para pretender continuar con

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    nuestras carerras como si nada hubiera pasado. Declaro ante vosotrosque, desde este mismo momento, no debo fidelidad a la Armada Estelarni a la Heptaloga, y en lo que a mi concierne, slo acepto rdenes delCapitn Darius Litis.

    Lo haba visto una hora antes. En su compaero Zack Woldman.

    El Tripulante Edgard Middelkoop pos la mano izquierda en su pechera y con ungesto de rabia arranc el emblema de las siete estrellas de ocho puntas quesimbolizaba a la Heptaloga.

    Iria Godelieve imit su gesto y, tras ella, uno tras otro, el resto de tripulantes de LaFlecha de Belg.

    Slo el Teniente Bherg mantuvo el emblema en su uniforme.

    El Capitn mir a sus subordinados, que lo observaban expectantes.

    Tras unos segundos de espera Darius Litis, Capitn de la Armada Estelar, miembrode la nobleza del Pueblo Conocedor, Hijo segundo del Barn de Lithus Khan,hermano del Primus Inter Pares de la Jerarqua Unificada, arranc de su pecho elsmbolo de aquel Estado criminal.

    Observ el trozo de tela con siete estrellas bordadas que acababa de arrojar alsuelo. Al levantar la mirada observ en derredor a todos los presentes. Sus ojosgrises se detuvieron en la extraa pareja que formaban el Comendador y el haashi

    situado a su espalda.

    Al cruzar su mirada con el Jerarca de Primer Rango Darius Litis record una fraseancestral de los primeros navegantes del Espacio. Un juramento pronunciado alcomenzar cada nuevo viaje por aquellos que, en tiempos remotos, ampliaron lasfronteras la humanidad con arrojo y valenta.

    Unas palabras que sus mayores le haban enseado como rechazables en tantoque portadoras de un mensaje de desorden y anarqua y que ahora, convertido enun hombre proscrito pero libre, comprenda en todo su alcance.

    Con un lema que databa de mucho antes de que la Jerarqua seoreara la Galaxia,de cuando todos los hombres, sin excepcin, tenan acceso al Conocimiento, DariusLitis estremeci a los presentes.

    - "Desde hoy no tengo ms frontera que la negrura de la Galaxia ni ms seorque las estrellas infinitas".

    CAPTULO QUINCE: UNA MANADA DE LOBOS

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    A no mucha distancia, en trminos espaciales, de La Flecha de Belg una decena denavos empeaba toda la potencia de sus reactores en una persecucinsistemtica.

    Observados desde la lejana se asemejaban a una manada de lobos en pos de una

    presa.

    Fros. Eficaces. Silenciosos en la negrura.

    De tanto en tanto la manada, como si perdiera el rastro de la sangre en elaire, vacilaba en su rumbo. Tras unos segundos de espera las afiladas proas de losnavos volvan a precipitarse en las fras profundidades del espacio.

    Entre la manada descollaba, erizada de bateras, caones y lanzaderas de misiles, lafigura de un Acorazado Estelar Serie Primus destacado a la cabeza del grupo.

    A bordo de aquel acorazado estelar, en una estructura situada en el punto mselevado de su puente de mando, se recortaba la figura de un Alto Oficial,enfundado en un blanco uniforme.

    Sus ojos grises observaban las diferentes pantallas que tena a su disposicinanalizando los datos que le ofrecan las computadoras de a bordo.

    Una voz proveniente de ms abajo saco a aquel alto oficial de su ensimismamiento.

    - Mi General, estamos recortando la distancia. Los sensores ya pueden ofrecer

    datos ms concretos. Se trata de un Carguero Armado de la Serie Defiance.

    Con el rigor profesional adquirido en muchos aos de guerra su cerebro analizcon precisin y eficacia la noticia que le aportaba su subordinado.

    Serie Defiance. Su mente descodific aquellas dos palabras: Seis bateras a proa,seis a popa, diez en cada lateral, sistema de deteccin de corto alcance.

    Una presa fcil.

    - Cunto tardaremos en darles alcance?

    - Si mantienen esta velocidad y esta cadencia en los cambios de rumbo enmenos de veinte minutos, seor.

    - Bien. Cuando hayamos reducido la distancia al diez por ciento de la actualquiero que igualemos la velocidad de los perseguidos.

    No podan correr el riesgo de seguirles ms de cerca. Aunque un Carguero ArmadoDefiance dispona de muy limitados sensores y dispositivos de deteccin a unadistancia demasiado corta su Flota sera detectada.

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    De momento deban contentarse con mantener a la presa a cierta distancia, a laespera de una oportunidad.

    - Servicio de armamento. Quiero que pongan a punto el can magntico

    - As se har, seor.

    El comandante del Acorazado Estelar "Indomable" se arrellan en su asiento.

    La pieza a cobrar en la cacera era particularmente significativa para l.

    Si su servicio de informacin no le fallaba y la fortuna le sonrea se producira unencuentro no visto en muchos aos.

    El reencuentro de dos hermanos.

    ---

    Tras la dramtica reunin celebrada unos minutos antes todos los tripulantes deLa Flecha de Belg volvieron a sus puestos.

    En el puente de mando del Carguero Armado slo permaneca el personalestrictamente necesario.

    El Capitn Litis, el Teniente Bherg, Hctor Vanderland, Zack Woldman, EdgardMiddelkop y los dems tripulantes de comunicacin, navegacin y sistemas, con el

    aadido excepcional de un Comendador de la Jerarqua Unificada y un haashi queno pareca dispuesto a dejar escapar a su presa.

    El Capitn Litis estaba preocupado y satisfecho a partes iguales.

    La reaccin de la tripulacin haba sido modlica.

    Aun asumiendo el hecho de que muchos de ellos no estaban muy seguros de haberdecidido correctamente al menos estaban decididos a aceptar todas lasconsecuencias de aquella Asamblea. En su fuero interno, y con independencia delas promesas realizadas por el Comendador, saban que ya no haba vuelta atrs

    posible. Ahora saban demasiado como para continuar sus vidas al servicio de laJerarqua como si nada hubiera pasado.

    Sin embargo, por dramtica y finalmente satisfactoria que hubiera sido la reunin,haba demasiados cabos sueltos.

    Era necesario abordar con premura dos cuestiones fundamentales.

    En primer lugar la situacin del Teniente Bherg. Si con anterioridad a la reunin nose encontraba precisamente entre los puestos ms altos del top de popularidad de

    la nave ahora, con mayor motivo, era visto con desagrado por la casi totalidad delos tripulantes.

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    Alfred no era mal tipo pero su cerebro era demasiado rgido para digeriracontecimientos tan complejos como los que haban ocurrido recientemente. Sumodo de razonar a travs de Ordenanzas, Protocolos y Reglamentos no podaservir para una situacin en la que lo blanco se haba convertido en negro y lastonalidades grises se haban hecho predominantes.

    Las cosas estaban mal para La Flecha de Belg y todos sus tripulantes y el CapitnLitis saba que no iban a mejorar, precisamente.

    No era improbable que, llegado el caso, tuvieran que volver a enfrentarse con losque una vez fueron sus aliados.

    Alguien como Alfred, tan embebido en su formacin y disciplina como Oficial de laArmada Estelar tendra muy difcil aceptar el nuevo curso de las cosas.

    En segundo lugar, y no por ello menos importante, estaba la cuestin del haashi.

    Quin era en realidad aquel misterioso personaje que mantena como rehn aun Comendador de la Jerarqua Unificada? Perteneca a la FederacinRevolucionaria? A quin serva realmente? Era cierta su historia?

    Analizando framente la cuestin, no todo era negativo. Ahora que ya no estabandel lado de los chicos buenos un rehn de tan alta alcurnia como elComendador constitua una magnifica baza. Un valioso filn de informacin ysecretos. Un magnifico valor para intercambiar por otros bienes preciosos como,por ejemplo, la vida y la libertad de la tripulacin de La Flecha de Belg.

    Por no omitir el principal y ms inmediato punto del orden del da: su destino.

    Obligado por las circunstancias haba aceptado las coordenadas que le habaofrecido el haashi (crea recordar que ese era el nombre de la raza a la que dijopertenecer) pero eso no significaba que tuviera que aceptar el secreto que Aizikmantena sobre a dnde se dirigan.

    Lo mir de soslayo. El haashi permaneca firme en su amenaza al Comendador. Enningn momento aliviaba la presin de su pual de hoja prpura sobre el cuellodel alto Jerarca. A Litis se le antoj que, por ms horas que transcurriesen, el

    haashi no desfallecera. Pareca movido por una clase de serena energa que sloda el paso de muchos aos de firme entrenamiento y la conviccin de hallarse enpos de un objetivo justo.

    El Capitn sinti un escalofro. La Heptaloga se haba ganado un terrible enemigo.

    Tena pues una conversacin pendiente con aquel tipo alto enfundado en un falsouniforme de oficial de la Armada Estelar. Pero debera esperar.

    Su prioridad era el Teniente Bherg.

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    Mir a su derecha y vislumbr la figura cabizbaja de Alfred, que observaba abatidolas pantallas de la consola secundaria de mando.

    - AlfredCreo que debemos hablar. Usted y yo nunca nos hemos llevado bien.Tenemos puntos de vista demasiado diferentes sobre el mando de una nave y en

    cada palabra puedo advertir la animadversin que me profesa. Sin embargo,entiendo que lo suyo es una cuestin de lealtad militar.

    - Si, seor

    - Sin embargo, no quiero obligarle a que contine entre nosotros. Le propongo,cuando estemos lo suficientemente lejos de la Doscientos Sesenta y Siete y lobastante cerca de alguna otra Colonia, que la nave salga de la Velocidad 2.0. Lesugiero que use una capsula de salvamento y se dirija a algn planeta. Qu leparece, Teniente?

    - No, seor. No puedo aceptar. En primer lugar, he escuchado lo mismo queusted y el resto de la tripulacin. No soy tan idiota cmo para creer que puedollegar a una Colonia y continuar mi carrera como si nada hubiera pasado. Me harnpreguntas, me interrogarn- el Teniente hizo una pausa- .y en fin Capitn, nolas tengo todas conmigo. Como usted seala soy fiel a la Jerarqua Unificada pero,de ser cierto lo que dice el haashi, no estoy muy seguro de que la Jerarqua a la queyo crea servir exista realmente. No, seor, creo que a bordo de La Flecha de Belgestoy ms seguro.

    - Entonces, Teniente?

    - No le prometo nada. Creo que el curso de los acontecimientos va demasiadodeprisa y debo reflexionar. Pero puede usted contar con mi fidelidad. No tengodemasiada fe en usted pero, dadas las circunstancias, no me queda otro remedio.

    - Alfredun da, no hace mucho, le dije que nunca podramos saber lo querealmente se cuece en la Galaxia. No somos ms que actores secundarios de losacontecimientos que mueven la historia.La Jerarqua? La Revolucin? Sonconceptos demasiado lejanos para mi mente, para mis sentimientos. Hace muchosaos que decid que el poco idealismo que me reste lo voy a emplear en causas quepueda ver y tocar con mis manos. Zack, Iria, Hctor, ustedLos acontecimientos

    nos han llevado a esta situacin, Teniente, eso no tiene vuelta atrs. Ahora slo nosqueda mantener la unidad y salir de esta como mejor podamos. Esta usted deacuerdo?

    El Teniente Bherg mantena la mirada fija en las pantallas de su consola. Parecipensar la respuesta durante unos segundos.

    - De acuerdo Capitn. Adems, y con los debidos respetos, a veces hace ustedcosas muy extraas y estos jovencitos de la tripulacin necesitan a alguien que lesproteja de su adorado Capitn Litis

    El Capitn sonri sardnicamente.

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    - El papel de impopular y abnegado oficial segundo al mando te va como a