12 - LIAHONA DICIEMBRE 1992

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LIAHONAD I C I E M B R E DE 1 9 9 2

SE CCION

GENERAL1

SALUDO DE NAVIDAD DE LA PRIMERA PRESIDENCIA MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA: "AS TAMRIN HACED VOSOTROS CON ELLOS"PRESIDENTE GORDON B. HiNCKLEY

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"ESTARA CON MI FAMILIA": JOS SMITH, ESPOSO, PADRE, HIJO Y HERMANO B E T L T P RN O EL NACIMIENTO Y EL MINISTERIO DE CRISTOREPRESENTADOS EN LOS GRABADOS EN MADERA DE GUSTAVO DOR

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UNA NAVIDAD EN VIETNAM JOHN L. M I E B C ES N A H MI PRIMERA NAVIDAD COMO ORISPO M R I K. G R N R A VN ADE EL REGALO MS PRECIADO R B C A S R N RUSSON EE C T A D LOS DOCE TESTIGOS DEL NACIMIENTO DE CRISTOJOSEPH FIELDING MCCONKIE En la cubierta: "Y he aqu la estrella que [los magos] haban visto en el oriente ba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el nio" (Mateo 2:9). Este y otros grabados en madera del dibujante francs Gustavo Dor (1 832-1 883) representan escenas de la vida del Salvador. Las fotografas de dichos grabados se encuentran en el artculo titulado "El nacimiento y el ministerio de Cristo", en la pgina 16 de este nmero. En la cubierta posterior: Grabado de Dor representando el Nacimiento. Salutaciones navideas en idiomas en que se publica la revista Liahona. En la cubierta de la Seccin para los nios: Fotografa por Steve Bunderson.

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SECCIN

PARA

LOS

JVENES32 34

UN REGALO DE VERDAD R B C A R S E L E E C US L RINCN MORMN L R Y A. H L R AR I E L

SECCIN

ESPECIAL25

MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES: SERVIR A LOS DEMS DE RUENA GANA

SECCIN

PARA

LOS

NIOS2

CALENDARIO DE ACONTECIMIENTOS DEL NUEVOTESTAMENTO S A N M. K W S K HUA A AA I EL PROFETA JOS SMITH, AMIGO DE LOS NIOSSUSAN ARRINGTN MADSEN 4

CANCIN: SAMUEL PROFETIZA DEL NIO JESSMABEL JONES GABBOTT Y GRIETJE TERBURG ROWLEY 7

TIEMPO PARA COMPARTIR: "ESTE ES MI HIJO AMADO"VIRGINIA PEARCE 8

NUEVAS DE GRAN GOZO M R RC O H L A Y I Z AL TALLER DE NAVIDAD: ALGUNOS REGALOS QUE T MISMO PUEDES HACER MENSAJE DE NAVIDAD DE LA PRIMERA PRESIDENCIA PARA TODOS LOS NIOS DEL MUNDO

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DICIEMBRE DE 1992, VOL. 16, NUMERO 12 92992-002 Publicacin oficial de La Iglesia de Jesucristo de los ' Santos de los ltimos Das, en el idioma espaol. La Primera Presidencia: Ezra Taft Benson, Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson. El Quorum de los Doce Apstoles: Howard W. Hunter, Boyd K. Packer, Manan J. Ashton, L. Tom Perry, David B. Haight, James E. Faust, Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dalin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthln, Richard G. Scott. Asesores: Rex D. Pinegar, Charles Didier, Rohert E. Wells. Editor: Rex D. Pinegar. Director administrativo del Departamento de Cursos de Estudio: Ronad L. Knighton. Director de las Revistas de la Iglesia: Thomas L. Peterson. La Revista Internacional: Jefe de redaccin: Brian fC Kelly. Ayudante del jefe de redaccin: Marvin K. Gardner. Ayudante de redaccin: David Mitchell. Redaccin/Seccin para los nios: DeAnne Walker. Coordinacin: Diana VanStaveren. Director de diseo y arte: M. M. KawasakiDiseo y arte: Scott D Van Kampen. Diserio: Sharri Cook. Produccin: Reginald J. Christensen, Steven L. Dayton, Jane Ann Kemp, Denise Kirby. Gerente de circulacin: Joyce Hansen. Coordinacin de Liahona: Elizabeth Smania. Derechos reservados 1992 por la Corporacin del Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, 50 East North Temple Street, Sat Lake City, Utah, 84150, EE.UU. Las colaboraciones y los manuscritos deben enviarse a las oficinas de la revista Liahona, a la direccin arriba mencionada. The LIAHONA (ISSN 0885-3169) is published monthly by The Church of Jess Christ of Latterday Saints, 50 East North Temple, Salt Lake City, Utah, 84150. Second-dass postage paid at Salt Lake City, Utah, and at additional mailing offices. Subscription pnce $9.00 a year. $ 1.00 per single copy. Thirty days' notice required for change of address. When ordering a change, include address label from a recent issue; changes cannot be made uness both the od address and the new are included. Send U.S.A. and Canadian subscriptions and queres to Church Magazines, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, Utah 84150, U.S.A. Subscription informaton telephone nmnber 801-240-2947. POSTMASTER: Send address changes to LIAHONA at 50 East North Temple Street, Salt Lake City, Utah 84150, U.S.A. La Revista Internacional de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das se publica mensualmente en alemn, coreano, chino, dans, espaol, finlands, francs, holands, ingls, italiano, japons, noruego, portugus, samoano, sueco y tongano; cada dos meses en indonesio, tahitiano y tailands; y cada tres meses en islands.

Saludo de Navidad de la Primera Presidencia

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unto con todo el mundo cristiano nos regocijamos en esta bendita poca del ao en que nuestros pensamientos se vuelven hacia Aquel cuyo nacimiento celebramos, Jesucristo, el Hijo de Dios. Lo amamos, lo veneramos, e invitamos a toda persona a venir a Cristo. El fue el nico hombre que tuvo una vida perfecta y que llev a cabo la expiacin .por los pecados del gnero humano obedeciendo la voluntad de Su Padre. No es de extraar, pues, que el da de Su nacimiento los ngeles cantaran alabanzas, una nueva estrella apareciera, los magos del oriente se enteraran del acontecimiento y los profetas se regocijaran. El Evangelio de Cristo es un mensaje de amor. Con gran amor y dulzura, El nos dej a todos esta bendicin de consuelo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazn, ni tenga miedo" (Juan 14:27). Invocamos con humildad una bendicin de paz y consuelo para todos los que busquen al Seor en esta poca tan especial. Que el ao prximo nos brinde a todos gozo y nos halle obedientes a los mandamientos de Dios, obediencia de la cual nos da ejemplo la vida de Su Hijo.

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MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA

"As tambin haced vosotros con ellos"por el presidente Gordon B. Hinckley Primer Consejero de la Primera Presidencia

u hermosa es esta poca del ao en que recordamos el advenimiento del Nio Jess! Lo que las Escrituras relatan sobre este acontecimiento se limita a unas pocas lneas,, pero la sencillez de sus palabras transmite un mensaje de paz y buena voluntad a todos los pueblos del mundo. "El nacimiento de Jesucristo fue as", comienza la narracin de Mateo (Mateo 1:18). Marcos empieza su relato con una intrpida declaracin de testimonio: "Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios" (Marcos 1:1). Al comenzar su narracin de la vida del Salvador, Lucas se refiere a "la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertsimas" (Lucas 1:1), dando a continuacin una crnica hermosa y sencilla de las circunstancias que llevaron a Mara y a Jos de Nazaret a Beln. Su relato es la bella historia de los pastores que se hallaban en el campo cuidando de su rebao, del nacimiento en un establo "porque no haba lugar... en el mesn" y del ngelD I C I E M B R E

Al celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, debemos recordar Su ejemplo cuando reuni a los nios a Su alrededor; El desea que nosotros ayudemos, de la misma m a n e r a , a reunir a todo el gnero humano p a r a venir a El.

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que declar: "No temis; porque he aqu os doy nuevas de gran gozo, que ser para todo el pueblo: "que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Seor" (Lucas 2:7, 10-11). Juan da comienzo a su historia con una explicacin de la existencia premortal del Salvador y de Su misin de Creador: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. "Este era en el principio con Dios. "Todas las cosas por l fueron hechas, y sin l nada de lo que ha sido hecho, fue hecho... "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habit entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unignito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:1-3, 14). Estos son los testimonios de los testigos que anduvieron con El, cuyas palabras llevan el nombre de El Nuevo Testamento de nuestro Seor Jesucristo, nuestro Salvador. Y hay otro evangelio, el testamento del Nuevo Mundo, donde se registran las palabras del Padre Eterno cuando present al Seor resucitado a los fieles del pueblo del hemisferio occidental: "He aqu a mi Hijo Amado, en quien me complazco, en quien he glorificado mi nombre: a l od" (3 Nefi 11:7). Despus de esta divina introduccin, el Seor resucitado descendi y, de pie en medio del pueblo, dijo: "...yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendra al mundo... soy la luz y la vida del mundo..." (3 Nefi 11:10-11). A todas estas declaraciones se agrega el testimonio del Profeta de nuestra dispensacin, Jos Smith, cuyo nacimiento tambin recordamos en este mes: "Y vimos la gloria del Hijo, a la diestra del Padre, y recibimos de su plenitud... "Y ahora, despus de los muchos testimonios que se han dado de l, ste es el testimonio, el ltimo de todos, que nosotros damos de l: Que vive! "Porque lo vimos, s, a la diestra de Dios; y omos la voz testificar que l es el Unignito del Padre" (D. y C. 76:20, 22-23). Unimos nuestro propio testimonio a todos stos que se han dado de El: Que es Jess el Cristo, el Primognito del Padre, el Creador de los cielos y de la tierra, el Jehov del antiguo Israel, el Mesas prometido que naci en 4

Beln de Judea, el Sanador de los enfermos, el Maestro de la doctrina, el Redentor del mundo, el Autor de nuestra salvacin, el Seor resucitado que se sienta a la diestra del Padre, nuestro Intercesor en cuyo nombre oramos al Todopoderoso. El dijo: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, se es el que me ama; y el que me ama, ser amado por mi Padre, y yo le amar, y me manifestar a l" (Juan 14:21). Esta es una gloriosa promesa para los que le demuestran su amor por medio de la obediencia. Quisiera referirme brevemente a uno de los mandamientos del Seor que es ms conocido y que, probablemente, se observe menos: se conoce como "la regla de oro". Jess ense lo siguiente: "As que, todas las cosas que queris que los hombres hagan con vosotros, as tambin haced vosotros con ellos..." (Mateo 7:12). En esta poca navidea, recordemos que si cada uno de nosotros reflexionara de vez en cuando sobre esa enseanza de Cristo e hiciera un esfuerzo por observarla, ste sera un mundo muy diferente. Habra mayor felicidad en nuestros hogares; habra mejores sentimientos entre las personas; existiran menos litigios en los tribunales y la gente se esforzara ms por resolver sus diferencias pacficamente. Se notara un aumento de amor, aprecio y respeto entre todos. Habra ms corazones generosos, mayor consideracin e inters y un deseo ms grande de dar a conocer el evangelio de paz y de hacer avanzar la obra de salvacin entre los hijos de los hombres. Hace un tiempo recib, sin haberla solicitado, una carta cuyo autor me ha dado permiso para citarla. "Estimado presidente Hinckley: "Hace una hora tuve una experiencia muy especial, que me induce a escribirle esta carta. Me diriga caminando hacia mi casa cuando de pronto tuve la fuerte impresin de que en alguna parte hay un joven que, a no ser por la falta de dinero, se est preparado para cumplir una misin para el Seor, y que yo debo proveerle los fondos para que la cumpla. No tengo la menor idea de quin es ese joven ni de dnde est, pero tuve la seguridad de que usted sabra y que yo deba poner el dinero en sus manos para asegurarme de que vaya a la misin. Esa experiencia me hizo derramar las lgrimas; al llegar a casa, se la cont a mi esposa y le pregunt qu pensaba. Por supuesto, ella estuvo de

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acuerdo conmigo. "Le adjunto un cheque por $3.000 (dlares), pero tuve la impresin de que la cantidad que se necesita es $4.000. No contamos con ms dinero en el presente, pero el 27 de enero le enviaremos un cheque por los otros $1.000. Me encuentro haciendo el internado de medicina y tengo que trabajar horas extras a fin de ganar lo necesario para mantener a mi esposa y nuestras tres hijas, y todava no hemos podido juntar el dinero de la entrega inicial para comprarnos una casa. Con ese propsito hemos estado ahorrando durante cinco aos y el Seor nos ha bendecido indescriptiblemente. "Hace tres aos tuve una impresin similar, pero al pensar y hablar sobre ella consideramos que el Seor nos estaba dando una seal con el fin de prepararnos para que estuviramos dispuestos a poner en el altar lo que El requiriera de nosotros. Decidimos entonces que en el futuro, una vez que yo termine el internado, mantendremos tantos misioneros como nuestros medios nos lo permitan. Pero esta noche no tuvimos dudas de que el Seor nos ha pedido ahora que pongamos ese dinero en el altar. "Soy converso a la Iglesia... mi esposa naci bajo el sagrado convenio. Yo sal de mi casa en Beirut, Lbano, hace trece aos. Desde que tena once haba soado con encontrar la verdadera religin, y la encontr quince aos despus... Siendo nio, en ms de una ocasin escap de la muerte habiendo sido salvado por un poder divino. "Cuando vine a los Estados Unidos... debido a que no era ciudadano estadounidense, no me dieron ninguna esperanza de poder ingresar a una facultad de medicina.A pesar de contar con ingresos limitados, un estudiante de medicina se sinti inspirado a demostrar agradecimiento por las muchas bendiciones de que gozaba haciendo una considerable donacin al fondo misional de la Iglesia.

Pero una voz interior me susurraba que algn da sera mdico. "Asist, con una beca, a una de las mejores universidades de los Estados Unidos. Despus, por una razn que entonces ignoraba totalmente, fui a otra facultad de medicina... Estando all, un ao despus llegaron milagrosamente a mis manos unos folletos de la Iglesia, y me bautic. Nueve meses ms tarde conoc a la que ahora es mi esposa, y a los tres meses nos casamos en el templo. "Como ya se dar cuenta, i le debo al Seor ms de $4.000! El me ha dado los ojos y las manos para trabajar y ganarme el sustento... "Ponemos el dinero en sus manos para que lo use de acuerdo con la inspiracin que el Seor le conceda... Sentimos afecto por todos los que trabajan en bien de esta gran causa. "Que el Seor nos bendiga a todos en el servicio que le prestamos. "Atentamente," Y firma en su nombre y en el de su esposa. Ms que cualquiera de mis dbiles expresiones, esa carta irradia el espritu de la Navidad, ejemplifica la regla de oro y habla con elocuencia del amor de Aquel que dio Su vida en sacrificio por todos nosotros. Quisiera mencionar a otra persona que vivi la regla de oro. Muchos ya conocen parte de esta historia, que tuvo lugar un invierno en el enorme y atestado Aeropuerto Internacional O'Hare, de la ciudad de Chicago, estado de Illinois. Ese da, una gran tormenta haba ocasionado demoras y cancelaciones de vuelos; los miles de personas

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El presidente Spencer W. Kimball dio un ejemplo de servicio compasivo al ayudar a una afligida m a d r e que se hallaba en un aeropuerto; muchos aos despus, recibi una carta especial de agradecimiento por esa accin bondadosa.

que haban tenido que quedarse o haban sufrido demoras estaban impacientes, malhumoradas e irritables. Entre ellos se encontraba una joven mujer, de pie en la larga lnea de pasajeros que esperaba turno frente a un mostrador; estaba embarazada y tena consigo una hijita de dos aos, que se hallaba tirada en el suelo sucio, junto a ella; la madre se senta enferma y extremadamente fatigada. El mdico le haba advertido que no deba agacharse ni levantar cosas pesadas; por eso, cada vez que la lnea se mova ella empujaba con el pie a la criatura, que lloraba de cansancio y hambre. La gente que la observaba haca comentarios negativos acerca de aquella escena, pero nadie se ofreci para ayudarla. De pronto, se le acerc un hombre que, sonriendo con bondad, le dijo: "Usted necesita ayuda; permtame ayudarle", despus de lo cual levant a la nia del suelo y la sostuvo tiernamente en sus brazos; sacando del bolsillo un dulce, se lo dio, lo que la calm inmediatamente. Luego, explic la situacin de la mujer a los que se encontraban delante de ella en la lnea, y la acompa hasta el mostrador donde habl con el agente de la aerolnea; ste verific el pasaje de la joven e hizo los arreglos para que tomara el vuelo que le corresponda. Despus, el caballero le busc asientos donde madre e hija pudieran esperar cmodamente, convers con ella un momento y luego desapareci entre la multitud. La mujer volvi a su casa en el estado de Michigan sin saber el nombre del amable seor que la haba ayudado. [Vase Edward L. Kimball y Andrew E. Kimball, Spencer W. Kimball, Salt Lake City: APAK Publishing Co., 1979, pgs. 374-375.] Muchos aos ms tarde lleg a la oficina del Presidente de la Iglesia una carta que deca lo siguiente: "Querido presidente Kimball: "Estoy estudiando en la Universidad Brigham Young despus de haber regresado hace poco tiempo de cumplir una misin en Munich, Alemania Occidental. Disfrut mucho de la misin y aprend muchsimo... "La semana pasada, en una reunin del sacerdocio, hicieron un relato sobre un amable servicio que usted prest a una persona hace veintin aos, en el aeropuerto de Chicago. Hablaron de la forma en que 6

usted se acerc a una joven mujer, embarazada... y con una niita que lloraba..., consternada por la situacin, esperando en una larga lnea para arreglar su pasaje. Estaba en peligro de perder el embarazo y, por ese motivo, le era imposible levantar en brazos a la nia para consolarla. Haba sufrido antes cuatro abortos y el mdico le haba prohibido levantar pesos e inclinarse. "Usted se encarg de consolar a la criatura y de explicar la situacin de la mujer a los otros pasajeros. Ese acto de amor tuvo un efecto calmante sobre mi madre, aliviando la tensin que senta. Pocos meses despus nac yo, en Flint, estado de Michigan. "Slo quiero agradecerle su amor. Y gracias por su ejemplo!" En verdad, el mundo sera un lugar diferente si cada uno de nosotros considerara frecuente y seriamente el mencionado consejo del Seor: "...todas las cosas que queris que los hombres hagan con vosotros, as tambin haced vosotros con ellos..." (Mateo 7:12). En esta poca navidea en que celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, nuestro Maestro, nuestro Rey, nuestro Salvador y Redentor, el Hijo resucitado y viviente del Dios viviente, procuremos sinceramente hacer el bien a aquellos que nos rodean. Que Dios nos bendiga en estos das con un aumento de amor, una disminucin de egosmo, un deseo ms grande de ayudar a los que se hallan en dificultades y un sentido ms amplio de lo que significa servir. Q IDEAS PARA ANALIZAR 1. Las Escrituras dan testimonios sumamente claros de la realidad del nacimiento, el ministerio y la resurreccin del Seor Jesucristo y de Sus apariciones en los ltimos das. 2. Uno de los mandamientos del Seor que se conoce ms pero se observa menos es el que dice: "...todas las cosas que queris que los hombres hagan con vosotros, as tambin haced vosotros con ellos..." (Mateo 7:12). 3. Nuestro hogar, el lugar donde trabajamos y el mundo entero seran diferentes si cada uno de nosotros aplicara con frecuencia este mandamiento del Seor.

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Jos Smith, esposo, padre, hijo y hermano

"ESTABA CON MI FAMILIA"por Brent L. Top

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os Santos de los ltimos Das hemos odo a menudo a los lderes de la Iglesia hablar sobre la forma de unir el hogar y fortalecer las relaciones familiares. El presidente David O. rycKay dijo: "Ningn xito puede compensar el fracaso en el hogar". Y el presidente Harold B. Lee expres lo siguiente: "Hermanos, la labor ms grande que podis realizar en la obra del Seor como padres es la que llevis a cabo dentro de las paredes de vuestro propio hogar". Estas expresiones inspiradas han llegado a ser en la Iglesia observaciones muy conocidas con respecto a la felicidad marital y familiar. El Profeta actual de la Iglesia, el presidente Ezra Taft Benson, nos advierte continuamente sobre los intentos que hace la sociedad moderna por minar la fortaleza de la unidad familiar. En las ltimas conferencias de la Iglesia, el presidente Benson ha dado instrucciones especficas a los padres, los hermanos, los cnyuges y los hijos. Esas fervientes exhortaciones de los profetas a que incrementemos el amor que sentimos por nuestra familia y nos esforcemos por asegurar la armona del hogar no son nuevas ni particulares del siglo veinte, sino que reflejan el significado eterno de la familia en el plan de nuestro Padre. Celestial para que tengamos felicidad en la tierra y logremos la salvacin eterna. Son pocos los hombres que han entendido el lugar que le corresponde a la vida familiar en el plan eterno tan completamente como Jos Smith, el Profeta de la Restauracin. No slo recibi instruccin de los cielos en cuanto al lugar de la familia eterna desde el punto de vista 8

doctrinal, sino que, ms importante an, puso en prctica esas verdades eternas aplicndolas a actos de amor, ternura y sincero inters por su propia familia. Benjamn F. Johnson, que vivi un tiempo en la casa del Profeta, qued profundamente impresionado por el ejemplo afectuoso de ste. Ms adelante, escribi lo siguiente: "Era el ms noble de los hijos al honrar a sus padres y demostrarles su amor; era un hermano carioso y leal, aun hasta la muerte; y su devocin como esposo y padre era superada slo por la que senta hacia Dios" (The Benjamn F. Johnson Letter to lder George S. Gibbs, pg. 4- Folleto del Departamento Histrico de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das). El afecto y la devocin del profeta Jos Smith por su familia puede inspirar a los Santos de los ltimos Das a esforzarse por ser la clase de hijos, hermanos, cnyuges y padres que los profetas han aconsejado que seamos. LA OBEDIENCIA A LOS PADRES Desde nio, el profeta Jos Smith fue un ejemplo de esta admonicin de Pablo: "Hijos, obedeced en el Seor a vuestros padres, porque esto es justo" (Efesios 6:1). El les obedeca en todo, no porque les temiera sino por el

Los momentos en que Jos Smith estaba con su familia se cuentan entre los ms felices de su vida. El 27 de marzo de 1834 escribi lo siguiente en su diario: "Me qued en casa y pas un tiempo muy feliz con mi familia".

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profundo amor que les tena. Un acontecimiento que "Recibimos entonces la confirmacin de nuestra idea ocurri en su niez ilustra los tiernos sentimientos que de que Dios estaba a punto de revelar algo en lo cual ellos le inspiraban. Una enfermedad de los huesos le podamos afianzar nuestras creencias, o sea, que El nos haba causado una infeccin muy dolorosa en una pierna; dara un conocimiento ms perfecto del plan de despus de pasar varias semanas de intenso sufrimiento y salvacin y redencin de la familia humana. Esto nos de haber fracasado los intentos de los mdicos de aliviar caus gran regocijo, la unidad y la felicidad ms dulces la condicin, stos llegaron a la conclusin de que deban prevalecieron en nuestro hogar y rein entre nosotros amputarle la pierna; pero cuando el nio y la madre se una profunda calma" (History of Joseph Smith by His negaron a aceptar la decisin, los facultativos acordaron Mother, pgs. 82-83). intentar una operacin ms. Para ello, se proponan atarlo a la cama y darle a beber algn licor fuerte con el fin de MENSAJE PARA LAS FAMILIAS adormecerlo para que no sintiera tanto el dolor. La respuesta que l les dio, de la cual guard registro la De la misma manera, los hogares de los Santos de los madre del Profeta, Lucy Mack Smith, denota claramente ltimos Das pueden y deben estar llenos de gozo, la confianza que tena en su padre y el afecto y felicidad y calma si en ellos brilla abundantemente la luz consideracin que senta por su madre: del Evangelio de Jesucristo y se practican " 'No', respondi Jos, 'no tocar una gota de licor ni c o n s t a n t e m e n t e sus principios. El evangelio es, quiero que me aten a la cama; pero les dir lo que quiero indudablemente, un mensaje para la familia. hacer: Quiero que mi padre se siente en la cama y me Lnea por lnea y precepto por precepto, el Seor le tenga en sus brazos, y entonces har lo que sea necesario ense a Jos Smith que el evangelio se haba restaurado para que me extraigan el hueso infectado'. Y dirigindose con el fin de unir eternamente a las familias. A la a m, dijo: 'Mam, quiero que te vayas del cuarto, porque maana siguiente de haber recibido la visita del ngel s que no puedes verme sufrir; pap lo soportar, pero t Moroni, el Profeta se encontraba trabajando en el campo has sufrido tanto conmigo y has velado por m durante con su padre y uno de sus hermanos; como se hallaba tanto tiempo que ests a punto de quedar postrada por el muy fatigado por la experiencia que haba tenido durante agotamiento'. Y mirndome fijamente, con los ojos llenos la noche, le era muy difcil trabajar. Suponiendo que de lgrimas, agreg: 'Mam, me prometes que no te estaba enfermo, el padre lo mand de regreso a casa. De quedars? El Seor me ayudar a soportarlo y todo saldr acuerdo con lo que cuenta su madre, sintindose muy bien' " (Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith by His dbil Jos Smith se recost a descansar a la sombra de un Mother, ed. por Preston Nibley, Salt Lake City: manzano. All mismo, se le apareci otra vez el ngel Bookcraft, 1958, pg. 57). Moroni y lo primero que le dijo fue: "Por qu no le Aos despus, un da de la primavera de 1820, dijiste a tu padre lo que mand que le dijeras?" El cuando el joven Profeta sali de la arboleda en la que jovencito le respondi: "Porque tema que no me haba tenido una sagrada experiencia (la Primera creyera". El mensajero celestial le prometi entonces: Visin), su primer pensamiento fue compartir con su "Tu padre creer todo lo que le digas" (History of joseph familia el conocimiento que haba adquirido de la Smith by His Mother, pg. 79). verdadera naturaleza de Dios y el mensaje de la futura Moroni le dio instrucciones precisas de que contara a restauracin del evangelio. Tres aos y medio ms tarde, sus padres las experiencias que tena y el nuevo cuando habl con los suyos sobre las instrucciones que conocimiento que haba adquirido; los que haba haba recibido del ngel Moroni, su madre escribi el recibido con el propsito de que las familias, incluso la siguiente comentario: suya propia, fueran bendecidas y exaltadas. No hay duda10

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Despus de la experiencia que tuvo en la Arboleda Sagrada, el oven Jos Smith habl con su familia del conocimiento que acababa de recibir.

de que esto tiene que haber hecho que se profundizara el cario del Profeta por sus padres y aumentara su confianza en el apoyo que ellos le daran. Cuando le relat la visita de Moroni a su padre, ste le respondi fielmente que la experiencia que haba tenido "era de Dios" (Jos SmithHistoria 1:50). Esa respuesta fue una caracterstica de la fe y la confianza que los padres del joven Profeta tuvieron siempre en l, a travs de todas sus pruebas.

SOBREPASABA LAS BARRERAS DE LA MUERTEJos Smith daba gran valor a la fidelidad y al apoyo constante de sus padres, como lo indican las humildes splicas que elev al Seor en 1835, sobre la mala salud de su padre: "Durante todo este da lo he cuidado, elevando mi corazn en splica a Dios, en el nombre de Jesucristo, de que le restaure la salud, que yo pueda gozar de la bendicin de la compaa y el consejo de mi padre, puesto que considero que una de las ms grandiosas bendiciones terrenales es contar con la presencia de losD I C I E M B R E

padres, cuyos aos maduros y experiencia los capacitan para ofrecer los consejos ms irreprochables" (History of che Church, 2:289). Aun en los momentos en que se encontraba ms ocupado por sus responsabilidades de Profeta y Presidente de la Iglesia, se manifestaban su preocupacin e inters en su familia y. en sus padres. Las anotaciones en su diario, del 8 al 11 de octubre de 1835 cuando acababa de comenzar otra vez la traduccin de los escritos de Abraham, indican la preocupacin que le causaba la salud de su padre y el hecho de que no haba otra cosa ms importante para l en ese momento: "Jueves 8. He estado en casa. Atend a mi padre con gran ansiedad. "Viernes 9. En casa. He estado cuidando a pap. "Sbado 10. En casa. Fui a casa de mi padre, a visitarlo; se est debilitando muy rpidamente. "Domingo 11. He estado otra vez cuidando a pap, que est muy enfermo. En mi oracin personal de esta maana, el Seor me dijo: 'Mi siervo, tu padre vivir'... "Por la noche vino el hermano David Whitmer. Suplicamos al Seor con oracin ferviente, en el nombre de Jesucristo, y, con las manos sobre la-cabeza de mi padre, reprendimos a la enfermedad. Dios escuch y contest nuestras oraciones, para gran gozo y satisfaccin de nuestras almas" (History ofthe Church, 2:289). As como quera a sus fieles padres y se preocupaba por ellos, el cario que sentsujos Smith por sus hermanos sobrepasaba las barreras de la muerte. El afecto y respeto que demostraba a Alvin, su hermano mayor, son un ejemplo. Antes de su muerte, ocurrida en 1823, Alvin pidi a Jos y a Hyrum que terminaran la casa que l haba empezado a construir para sus padres; tambin exhort al Profeta a permanecer fiel en la labor de sacar a luz la obra del evangelio (History of Joseph Smith by His Mother, pgs. 86-87). Jos Smith cumpli con diligencia ambas peticiones. En la historia de su vida, con fecha del 22 de agosto de 1842, el Profeta expres el profundo amor y la admiracin que senta por su hermano mayor: "Recuerdo muy bien las punzadas de dolor que me llenaban el pecho y parecan romper mi corazr sensibleDE 1 9 9 2

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cuando l muri. Era el mayor y tambin el ms noble de los miembros de mi familia. Era uno de los ms nobles entre los hijos de los hombres" (citado en History of Joseph Smith by His Mother, pg. 333). Qu gozo indescriptible debe de haber sentido el 21 de enero de 1836, en el Templo de Kirtland, cuando vio en una visin a sus seres queridos en "el reino celestial de Dios... Vi a Adn, nuestro padre, y a Abraham, y a mi padre, y a mi madre, y a mi hermano Alvin, que hace mucho tiempo haba muerto" (D.-y C. 137:1, 5). Tambin sinti profunda tristeza cuando muri otro de sus hermanos, Don Carlos, en 1841. Hablando despus en el funeral de Ephraim Marks, Jos Smith expres su sincero pesar con estas palabras: "Este es un momento triste y solemne; nunca he sentido mayor solemnidad. Me recuerda la muerte de mi hermano mayor, Alvin, que falleci en Nueva York, y la de mi hermano menor, Don Carlos, acaecida en Nauvoo. Ha sido penoso para m estar en esta tierra y ver a esos jvenes, en los cuales nos apoybamos en busca de respaldo y consuelo, arrebatados de nuestro lado en la flor de su juventud" {History of Joseph Smith by His Mother, pg. 333). "DEMOSTRANDO MAYOR AMOR" El dolor que sinti el Profeta ante la muerte de esos dos hermanos tan queridos quizs haya sido superado por el dolor que le ocasion otro suceso que ocurri con otro de sus hermanos. Despus de un desacuerdo aparentemente trivial, su hermano William se volvi en contra de l, se apart de la Iglesia y se uni a otros apstatas para declarar pblicamente que Jos Smith era un "profeta cado"; el dao mayor, en realidad, lo sufri la familia. El mismo describi la colrica separacin de William: "Fue a nuestra casa paterna y esparci la semilla de la iniquidad entre mis hermanos, influyendo especialmente en la opinin de mi hermano Samuel. En seguida supe que William andaba por las calles calumnindome, y no tengo dudas de que nuestros enemigos deben de haberse regocijado por ello" (History ofthe Church, 2:297).

A pesar de la herida causada por el hermano rebelde pero igualmente querido, Jos Smith no senta deseos de revancha, ni odio, ni amargura; slo haba en su corazn paciencia y espritu de perdn. Su comportamiento con su hermano ejemplifica a la perfeccin el sabio consejo del Seor de demostrar "mayor amor hacia el que has reprendido, no sea que te considere su enemigo; para que sepa que tu fidelidad es ms fuerte que los lazos de la muerte" (D. y C. 121:43-44). Daniel Tyler, un hermano que asisti a una reunin con Jos Smith poco despus de la apostasa de William Smith y de las amargas acusaciones de ste contra su hermano, nos dej este conmovedor relato de la tristeza del Profeta por la rebelda de William Smith: "Su semblante se vea triste y las lgrimas le corran por las mejillas. Poco despus, cantamos un himno y l dio comienzo a la reunin con una oracin; pero, en lugar de colocarse de frente a los asistentes, se puso de espaldas y se postr de rodillas, dando la cara a la pared. Supongo que hara esto para ocultar su dolor y sus lgrimas. "Aquella oracin, que en gran parte estuvo dedicada a los que lo acusaban de haberse extraviado y cado en el pecado y en que suplicaba al Seor que los perdonara y les abriera los ojos para que vieran la realidad, tuvo la sabidura y la elocuencia propias de los cielos" (Juvenile Instructor, 15 de febrero de 1892, pg. 127). El hecho de que l diera tanta importancia a la unidad espiritual de la familia es otro detalle que indica la grandeza del Profeta; por ese motivo, prevalecieron el afecto y la disposicin a perdonar. Cariosa y pacientemente, l ayud a su hermano a regresar al seno familiar y a la actividad en la Iglesia, a pesar del dao que le haba hecho a l y a los miembros de la Iglesia. EL AMOR "MS FUERTE QUE LA MUERTE" No haba lazos de afecto y de unidad ms fuertes entre hermanos, amigos o lderes de la Iglesia que los que unan a Jos Smith y su hermano Hyrum. El Profeta escribi lo siguiente: "Con todo el corazn rogara que12

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El amor y la preocupacin del Profeta por Emma, su esposa, se hace evidente en la forma en que velaba por ella cuando estaba enferma, atendindola solcitamente y orando por su salud.

todos mis hermanos fueran como mi muy querido hermano Hyrum, que posee la mansedumbre de un cordero y la integridad de un Job, o, en otras palabras, la mansedumbre y humildad de Cristo; y yo lo quiero con ese amor que es ms fuerte que la muerte, porque nunca me ha dado motivo de reprensin, ni yo a l" (History of theChurch, 2:338). Si todos los hermanos pudieran seguir las huellas del profeta Jos Smith y quererse el uno al otro con "ese amor que es ms fuerte que la muerte", sus corazones se entrelazaran para siempre y el hogar se convertira en un pedacito del cielo. "MI AMADA EMMA" Lo que coron el ejemplo de Jos Smith de lo que son las relaciones familiares celestiales fue la amorosa relacin que tuvo con su esposa Emma y con sus hijos. Un contemporneo del Profeta coment que, despus de "Por Dios y Su Reino", el lema de mayor importanciaD I C I E M B R E

para l era "Por la familia y los amigos" (The Benjamn F Johnson Letter to lder George S. Gibbs, pg. 4). Ambos lemas se unan en la vida de Jos Smith, pues por medio de la experiencia y la revelacin, se le haba enseado que no podra obtener lo uno (Dios y Su Reino) sin lo otro (su familia). Desde los primeros das de su matrimonio aprendi que el xito que pudiera lograr en la obra del Seor estaba directamente relacionado con la armona que reinara en su hogar. Mientras trabajaba en la traduccin del Libro de Mormn, un da tuvo un desacuerdo con su esposa, como todas las parejas jvenes tienen de vez en cuando. Al volver al cuarto del primer piso que ocupaba en la casa de la familia W h i t m e r para continuar traduciendo, descubri que no le era posible traducir, pues "todo estaba obscuro". Y no obtuvo el Espritu del Seor para seguir la traduccin hasta despus de ir al bosque a orar suplicando perdn y regresar junto a su esposa para pedirle tambin a ella que lo perdonara (B. H. Roberts, A Comprehensive History of the Church, 1:130-131). El Profeta haba visto en una visin que el matrimonio debe perdurar por la eternidad; no es de extraar, pues, que exhortara tan enrgicamente a los santos a amar a su cnyuge y ser cariosos y fieles entre s. El amor que l demostraba a su esposa e hijos era una evidencia de su firme conviccin de que la familia puede ser eterna. Las personas que lo conocieron comentaban que siempre estaba pronto para aconsejar a los hermanos que cuidaran bien a sus respectivas esposas y que les adverta que si no lo hacan, no tendran consigo a su compaera en la vida venidera. La hermana Lucy Walker Kimball escribi lo siguiente: "El profeta Jos Smith se refera a menudo a los sentimientos que deben existir entre marido y mujer, diciendo que... deban ser... compaeros, en fin, en todo sentido el ser ms cercano y querido de esta tierra el uno para el otro. Deca que el hombre debe tener mucho cuidado de la forma en que trate a su esposa... Y tambin deca que muchos-se quedarn muy desilusionados en la maana de la resurreccin porque, por causa de laDE 1 9 9 2

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transgresin, no tendrn ni esposa ni hijos" (They Knew the Prophet, comp. por Hyrum L. y Helen Mae Andrus, Salt Lake City: Bookcraft, 1974, pg. 139). Un hecho sencillo pero de profundo significado relacionado con el Profeta y su familia caus honda impresin en el joven Benjamn Johnson. Un domingo por la maana este hermano se encontraba sentado conversando con el Profeta cuando dos de los nios del matrimonio Smith entraron en el cuarto, "tan lindos, inteligentes y cariosos que Jos Smith, sealndolos, me dijo: 'Mira estos nios, Benjamn. Cmo podra yo no amar a su madre?' "Me pareci", contina el hermano Johnson, "que ella era la reina de su corazn y de su hogar" (The Benjamn F Johnson Letter to lder George S. Gibbs, pg. 4). El Profeta pona en prctica lo que predicaba, porque conoca la importancia que tiene una relacin matrimonial llena de amor que perdure por la eternidad. Lo que senta por Emma se revela en su forma de velar cuando ella estaba enferma, cuidndola, atendiendo a todas sus necesidades y orando por su salud. Lo que escribi en su diario el domingo 2 de octubre de 1842, dice, entre otras cosas: "Emma contina muy enferma; me qued con ella todo el da". El jueves 6 escribi algo que indica otra vez el amor que senta por su esposa y la forma en que se preocupaba por el bienestar de ella: "Quiera el Seor devolverla muy pronto al seno de su familia, para que el corazn de Su siervo tenga otra vez contentamiento" (History ofthe Church, 5:167-168). Quizs las expresiones y los ejemplos ms tiernos del amor del Profeta por su esposa y sus hijos hayan sido los que surgan cuando se encontraba separado de ellos a causa de sus labores en la Iglesia, o de las persecuciones y los encarcelamientos ilegales que sufri. Su corazn y sus pensamientos, estaban siempre con ellos, y expresaba el anhelo que senta por tenerlos cerca. Incluso mientras se encontraba embarcado en la obra del Seor, una labor que amaba intensamente, el bienestar de su familia era su constante preocupacin. En octubre de 1833 escribi lo siguiente, mientras se hallaba cumpliendo una misin en Nueva York y luego en Canad: "Me siento muy bien,14

porque el Seor est con nosotros. Pero estoy muy preocupado por mi familia" (History of the Church, 1:419). En una oracin ferviente, l y Sidney Rigdon le expresaron al Seor esa profunda preocupacin que tenan por sus respectivas familias, y recibieron la revelacin que se encuentra en la seccin 100 de Doctrina y Convenios, donde el Seor les prometi: "...vuestras familias estn en mis manos... Por tanto, seguidme... consulense vuestros corazones..." (D. y C. 100:12, 15). Durante una misin anterior en la que haba ido a Nueva York, Jos Smith le escribi una carta a su esposa describindole las magnficas experiencias que tena en la gran ciudad; le hablaba detalladamente de los impresionantes edificios y de las grandes invenciones modernas. Pero su principal anhelo no era ver las maravillas del mundo, sino estar en su hogar. "Despus de haber contemplado todo lo que poda interesarme, regres a mi cuarto a meditar y calmar mis pensamientos; y he aqu que de pronto me han invadido los recuerdos del hogar, de Emma y de Julia [su hija], y deseara estar con ellas aunque fuera por un momento. Tengo el pecho lleno de todos los sentimientos de amor y ternura que pueda tener un padre y esposo" (The Personal Writings of Joseph Smith, comp. por Dean C. Jessee, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1984, pg. 253). Las ocasiones en que se senta ms triste y solo era cuando se hallaba separado de su familia. Es de imaginar cunto habr sufrido al tener que vivir escondido o aislado cuando los populachos lo buscaban para matarlo. En una oportunidad en que los amigos lo llevaban de un lugar a otro para esconderlo, l insisti en que pasaran por su casa. Despus de asegurarse de que no haba enemigos en los alrededores, el Profeta entr corriendo en la casa, se arrodill junto a las camas de sus hijos, pronunci unas breves palabras de oracin por ellos, bes a los nios y a su amada Emma, y sali corriendo para dirigirse a un nuevo escondite (E. Cecil McGavin, The Family of Joseph Smith, Salt Lake City: Bookcraft, 1963, pg. 138). Durante otro perodo de persecucin en que tena que vivir escondindose de los que procuraban quitarle la

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Ya fuera que estuviese ocultndose de los populachos o encarcelado en sucias mazmorras, el amor que senta por su esposa e hijos le serva de consuelo y le daba fortaleza.

vida, Jos Smith escribi una de las ms conmovedoras expresiones de amor que un hombre pueda manifestar. A pesar de lo que debe de haber ansiado estar libre para disfrutar de la compaa de su esposa y su familia, hasta que cesaran las persecuciones tena que conformarse con verlos secretamente y slo por unos momentos. Despus de haber recibido la visita de Emma en una de esas ocasiones, el Profeta escribi lo siguiente: "Qu delicia indescriptible, qu gozo sublime, me inund el pecho esa noche al tomar de la mano a mi amada Emma, mi esposa, la compaera de mi juventud, la elegida de mi corazn! Fueron incontables los ecos que se despertaron en mi memoria al contemplar por unos instantes las escenas de las muchas experiencias pasadas, los trabajos y dificultades, los pesares y aflicciones, las alegras y los consuelos que de tiempo en tiempo han sembrado nuestro camino y coronado nuestros das. Qu multitud de pensamientos me acudieron a la mente: Jella est aqu otra vez, aun en esta nueva dificultad denodada, firme y constante, mi inquebrantable yD I C I E M B R E

amorosa Emma!" (History ofthe Church, 5:107.) Ya fuera que estuviese ocultndose de los populachos o encarcelado en sucias mazmorras, el amor que senta por su esposa e hijos le serva de consuelo y le daba fortaleza para soportar las penurias y volver al seno familiar. Sin duda, ese amor se intensificaba con los difciles perodos de separacin. Sus momentos de mayor felicidad eran aquellos en que tena la libertad de estar con su familia. En su diario hay muchas frases como sta: "27 de Marzo de 1834. Me qued en casa y pas un tiempo muy feliz con mi familia" (History ofthe Church, 2:44). En la actualidad, muchas personas consideran que slo pueden pasar momentos agradables y descansar si estn lejos del hogar y de los suyos; sin embargo, en la relacin y el amor que existan entre el Profeta y sus familiares encontramos una invalorable leccin. En agosto de 1838, l manifest que a causa "de las muchas fatigas y los arduos deberes" de la Iglesia, se haba quedado en casa, con su familia, durante tres das para descansar y reanimarse (History of the Church, 3:55). Era esencial que l se destacara como esposo, padre, hijo y hermano para poder destacarse tambin como Profeta. En nuestro mundo tan materialista, con su paso apresurado y las muchas presiones que sufrimos en el empleo de nuestro tiempo, es fcil dejarnos engaar en. cuanto a cules son los asuntos que tienen mayor prioridad. Pero el ejemplo del profeta Jos Smith contina ensendonos que nuestra familia es lo que tiene mayor importancia, porque slo en ella hemos de encontrar el verdadero gozo y es en su seno donde podemos prestar el servicio ms grande. Los logros del Profeta y la grandeza de su carcter son un ejemplo para todos nosotros. Pero un aspecto exclusivo de su grandeza un aspecto que nos ennoblecer si lo imitamos es el que se expresa mejor en estas palabras sencillas, que a menudo se repiten en su diario: "Lo pas con mi familia" (History of the Church, 4:550). DBrent L. Top es profesor adjunto de historia y doctrina de la Iglesia en la Universidad Brigham Young, de Provo, Utah.DE 1 9 9 2

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EL NACIMIENTO Y EL MINISTERIO DE

CRISTORepresentados en los grabados en madera de Gustavo Dor

I he aqu la estrella que haban visto" los magos "en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el nio" (Mateo 2:9). Los pastores "Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a Mara y a Jos, y al nio acostado en el pesebre" (Lucas 2:16).

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os acontecimientos de la vida de Cristo se hallan vividamente representados en las ilustraciones del dibujante y grabador francs Gustavo Dor (1832-1883). Estas escenas que representan al Salvador se encuentran entre las 241 ilustraciones que hizo Dor del Antiguo y el Nuevo Testamento. La Biblia de Dor se destaca en la historia del arte religioso. Hasta entonces, la mayora de los pintores y dibujantes haban representado las escenas bblicas siguiendo la tradicin cultural de su propio pas, como si los acontecimientos hubieran tenido lugar en su tierra y en su poca. Pero Dor no sigui ese mismo mtodo, sino que, utilizando los recursos con que contaba, hizo estudios sobre las costumbres tradicionales, la vestimenta, las plantas, los animales, la arquitectura y los paisajes de las diversas pocas bblicas, esforzndose por representarlas tal como eran. Por otra parte, no se limit a dibujar slo las escenas grandiosas y espectaculares, sino tambin los momentos sencillos e ntimos de sus personajes. Y les infiltr un realismo y17

una pasin que les hace cobrar vida. Dor emple el arte del grabado en madera, que era el procedimiento que se usaba en el siglo diecinueve para la ilustracin de libros. Primero, el artista dibujaba el paisaje o la escena en un bloque de madera; a continuacin, un grabador haca en el bloque una serie de cortes de diversa profundidad, siguiendo el diseo del dibujante. (En la parte inferior de las ilustraciones de Dor aparecen dos firmas: la suya y la, del grabador.) Despus, siguiendo un procedimiento llamado electrotipia, se preparaba una plancha de metal en la que se reproduca el dibujo del bloque a fin de que la ilustracin pudiera copiarse muchas veces sin estropear el original. Finalmente, se pona tinta en la plancha y se imprima la imagen en papel. La Biblia de Dor se public en 1865. Las fotografas de las ilustraciones que aparecen en este nmero de la revista hiahona son reproducciones de una edicin de 1866. En otro nmero, publicaremos las ilustraciones de Dor que representan escenas de la ltima semana terrenal de Cristo. D

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Vino una mujer de Samara a sacar agua; y Jess le dijo: ...Cualquiera que bebiere de esta agua, volver a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le dar, no tendr sed jams..." (Juan 4:7, 13-14). Y venido a su tierra, les enseaba en la sinagoga de ellos, de tal manera . que se maravillaban, y decan: De dnde tiene ste esta sabidura y estos milagros? No es ste el hijo del carpintero?" (Mateo 13:54-55).

Y aconteci que tres das despus le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyndoles y preguntndoles. Y todos los que le oan, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas" (Lucas 2:46-47).

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Y se le acerc mucha gente que traa consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pes de Jess, y los san" (Mateo 15:30). Jess, tomando a la hija de Jairo "de la mano, clam diciendo: Muchacha, levntate. Entonces su espritu volvi, e inmediatamente se levant" (Lucas 8:54-55).

i ero se levant una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y l estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal;'y le despertaron, y le dijeron: Maestro, no tienes cuidado que perecemos? Y levantndose, reprendi al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y ces el viento, y se hizo grande bonanza" (Marcos 4:3739).

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Jess tom a Pedro, a Jacobo y a Juan... y los llev aparte a un monte alto; y se transfigur delante de ellos, y resplandeci su rostro como el sol... Y he aqu les aparecieron Moiss y Elias, hablando con l" (Mateo 17:1-3). r\conteci que yendo de camino, entr en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibi en su casa. Esta tena una hermana que se llamaba Mara, la cual, sentndose a los pies de Jess, oa su palabra" (Eucas 10:38-39).

Y le presentaban nios para que los tocase; y los discpulos reprendan a los que los presentaban. Vindolo Jess, se indign, y les dijo: Dejad a los nios venir a m, y no se lo impidis; porque de los tales es el reino de Dios" (Marcos 10:13-14).

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UNA NAVIDAD EN VIETNAMpor John L. Meisenbach

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odos los aos, cuando armamos el pesebre y colocamos los otros adornos navideos, siento el espritu de la Navidad en nuestro hogar; y al poner el ngel en su lugar de costumbre, no puedo evitar que me venga a la memoria el recuerdo de algo que me pas mientras me encontraba "del otro lado" del mundo: Es el 22 de diciembre de 1970. Estoy en una jungla de Vietnam del Sur, cerca de una poblacin llamada Song Be. Ya se oye el sonido de los helicpteros de aprovisionamiento, por lo que les preparamos un lugar de aterrizaje y nos disponemos a recibir las provisiones que nos traen: alimentos, agua, municiones y, lo ms importante, cartas y paquetes de nuestros respectivos hogares. Me aseguro de que todos los hombres que estn a mi mando hayan recibido sus correspondientes raciones y las cartas y los paquetes que hubiera para ellos; despus, dedico cierto tiempo a leer mi propia correspondencia. Mi mente divaga y hay muchas cosas que me preocupan mientras leo las cartas, algunas de las cuales llevan un sello postal de hace ms de cuatro semanas. He estado trescientos treinta y cinco das en Vietnam, la mayor parte pasados en

FOTOGRAFA POR CRAIG DIMOND.

combate, y me siento insensibilizado y frustrado con la vida. Faltan nada ms que tres das para Navidad y aqu estoy, con una idea fija en la mente: me quedan slo veintinueve das para terminar mi asignacin y encontrarme en el camino de regreso a casa. Espero que mis ltimas misiones de combate salgan bien, que pueda cumplir con mis responsabilidades y dejar a mis hombres bien encaminados, y que el oficial que me reemplace sea el mejor que los soldados puedan tener. Hasta antes de abrir el paquete que contiene el bonito ngel blanco, no me ha cruzado por la mente ni un pensamiento de la Navidad ni del nacimiento de mi Salvador. El ngel mide unos treinta centmetros de altura, est vestido con una tnica blanca, tiene cabellos dorados y se encuentra sobre una cajita de msica.L I A H O N A

Lo coloco encima de una caja vaca de municiones y comienzo a leer la carta de mi madre que lo acompaa. Ella me habla del nacimiento de nuestro Salvador, contndome la historia con sus propias palabras, y me expresa un sencillo y sublime testimonio. Al leerla, siento que mi espritu se eleva. Cuando era nio, mi madre me cont muchas veces la historia de la primera Navidad, pero hasta ahora nunca haba sentido el Espritu de Cristo tan cerca de m. Levanto los ojos de la carta que estoy leyendo y noto que algunos de los hombres tienen la mirada fija en el ngel. Le doy cuerda a la caja de msica, y, mientras el aire se llena con las cadencias de "Noche de luz, noche de paz" y el ngel de Navidad evoca ntimas emociones en cada uno de nosotros, nadie pronuncia una sola palabra. Al conmovernos el corazn el Espritu de Cristo, derramamos algunas lgrimas y nos expresamos mutuamente profundos sentimientos. Unos das ms tarde, mientras me preparo para partir, envuelvo cuidadosamente el ngel y lo coloco en la mochila. Tengo en mis pensamientos el hogar, la familia, los seres queridos; pero, principalmente, pienso en Jesucristo y en todo lo que El ha hecho por m.

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MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES:

SERVIR A LOS DEMS DE BUENA GANA

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urante todo 1992, las hermanas de la Sociedad de Socorro hemos celebrado el sesquicentenario de nuestra organizacin sirviendo a los dems. Por todo el mundo se han llevado a cabo actos de generosidad y clido afecto; estas acciones caritativas son la culminacin apropiada de los primeros ciento cincuenta aos de la Sociedad de Socorro. LA CARIDAD ES UN SENTIMIENTO

hospital, las hermanas continuaron acompandola, y estaban junto a ella y la familia el da en que muri. Una de las mujeres que particip en ese servicio compasivo coment: "Aunque todas las hermanas quedamos muy tristes con su muerte, nuestro grupo se uni y se fortaleci con esa oportunidad de rendir servicio y demostrar amor". Qu acciones de caridad ha observado en su barrio o rama? DAS MEJORES EN EL FUTURO

La presidenta Elaine L. Jack define la caridad como un sentimiento, diciendo: "En lugar de pensar en la caridad como una lista de 'deberes' que nos impone la conciencia, pensemos en ella como la cualidad que las Escrituras definen correctamente con las palabras 'el amor puro de Cristo', un sentimiento que nos da el sentido del valor propio, que es glorioso y nos llena de paz y de regocijo". Una pareja de misioneras iba caminando por la calle de una ciudad del norte de Espaa, en un da lluvioso y gris; nadie les haba demostrado ningn inters en su mensaje. Al acercarse a la plaza de la ciudad, la hermana Silvia Golithon not que la mayora de las personas que se encontraban a su alrededor eran mujeres, y sinti que el Espritu le susurraba: "Estas son tus hermanas". Ms tarde, escribi que en ese momento haba sentido como si su mente se hubiese iluminado y que el Espritu le haba ayudado a entender ms claramente la hermandad que existe en todo el mundo entre las mujeres que estn unidas por el Evangelio de Jesucristo. El presidente Ezra Taft Benson dijo lo siguiente: "El amor puro de

Cristo busca nicamente el progreso y el regocijo eterno de los dems" ("Las caractersticas divinas del Maestro", Liahona, enero de 1987, pg. 49). El expresar en diversas formas el amor de Cristo a nuestros semejantes es una misin gloriosa para nosotras. El prestar servicio a los dems nos hace llegar a respetarlos y a quererlos; el amar a nuestro prjimo nos acerca ms al Seor. Qu influencia tienen nuestros sentimientos hacia los dems en la forma en que los servimos? LA CARIDAD ES ACCIN Hace poco, una madre joven de frica del Sur enferm de cncer. Inmediatamente, las hermanas del barrio se unieron para ayudar a la familia, llevndole la comida casi todos los das y cuidando a sus hijos. Al empeorar su estado de salud, la hermana empez a sentirse deprimida; entonces las hermanas de la Sociedad de Socorro comenzaron a turnarse para acompaarla hasta el atardecer, la hora en que su marido regresaba del trabajo. Cuando tuvo que internarse en elD I C I E M B R E D E 1 9 9 2

Los primeros miembros de la Sociedad de Socorro de Nauvoo organizaron "comits para los necesitados", con el fin de buscar a los que estuvieran pasando necesidades y compartir con ellos lo que tenan. El profeta Jos Smith predijo lo siguiente: "Este es el comienzo de das mejores para los pobres y los necesitados, que se regocijarn y bendecirn vuestro nombre" (History of the Church, 4:607). Es cierto que fue el principio de das mejores, no slo en aquella poca sino tambin en la nuestra. A travs de los aos, las mujeres de la Sociedad de Socorro han salvado vidas cuidando a enfermos y accidentados en el hogar y en el hospital. En todas partes del mundo, por medios sencillos o complicados, segn la necesidad, las hermanas de la Sociedad de Socorro brindan afectuosa ayuda a sus semejantes. Exhortamos a todas las hermanas a que hagan que los sentimientos y las acciones de caridad sean una parte integral de su vida. Qu puede hacer para que la caridad sea a la vez sentimieni accin en su vida?

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Mi primera Navidad como obispopor Marvin K. GardnerFOTOGRAFAS POR STEVE BUNDERSON, TOMADAS CON MODELOS.

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stbamos los dos sentados en la sala de su casa, ella, una anciana de ms de noventa aos, yo, un obispo de poco ms de treinta. Su mala salud y el tiempo fro y nevoso no le permitan ir a mi oficina para el ajuste de diezmos, as que haba ido yo a visitarla. Me entreg dos hojas de papel; una era el registro manuscrito que ella haba llevado de sus contribuciones a la Iglesia; la otra era la hoja impresa de computadora que contena la misma informacin. "Como ve", me dijo, "mi registro es exactamente igual al del secretario del barrio". En ese momento no pude menos que pensar que si hubiera habido una discrepancia, seguramente no habra sido por un error de ella. Despus, le hice la pregunta de rigor que el obispo debe hacer en esos casos: "Hermana, es ste su diezmo ntegro?" Me mir con incredulidad y en silencio ' por unos instantes; luego, aparentando indignacin, hizo como que me reprenda, diciendo: "Obispo, sa es la pregunta ms absurda que he odo en mi vida!" En su caso, no poda menos que estar de acuerdo. Nos remos los dos y le di unD I C I E M B R E

abrazo. Por supuesto, yo saba la respuesta antes de haberle hecho la pregunta; pero tambin saba que ella sentira satisfaccin de poder asegurarme verbalmente su fidelidad. El pasado mes de diciembre marc mi primera Navidad como obispo y la primera vez que, debido a mi llamamiento, haba llevado a cabo el ajuste de diezmos con los miembros. Hasta entonces, nunca me haba dado cuenta tan claramente de la hermosa relacin que existe entre esos dos acontecimientos: el ajuste de diezmos y la celebracin de la Navidad; y descubr lo apropiado que es el hecho de que la Navidad sea la poca en que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das se renan con el obispo para darle cuenta de las ofrendas que han hecho al Seor durante el ao. Me sent maravillado ante el espritu de generosidad que se manifestaba al llegar a mi oficina los miembros fieles personas solas, matrimonios y familias y expresarme que haban pagado al Seor el diez por ciento de sus ingresos anuales. Tambin me llen de gratitud el repasar con ellos las otras contribuciones que haban hecho al fondo misional y al de las ofrendas de ayuno, ambos creados para ayudar a los necesitados. Algunas de las ofrendas eran considerables, otras eran pequeas; pero todas se haban hecho generosamente y con buena disposicin. En mis reuniones con los miembros, les expres mi gratitud por su generosidad. Agradec a la viuda suD E 1 9 9 2

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ofrenda modesta y al nio sus centavos; agradec a los jvenes el pago del diezmo ntegro de lo que haban ganado limpiando jardines, cuidando nios o trabajando en las granjas; expres mi agradecimiento a estudiantes universitarios, a miembros solteros, a matrimonios jvenes con nios pequeos e ingresos limitados, a matrimonios mayores con hijos grandes e ingresos grandes; agradec a los que estaban sin empleo y a los jubilados que haban contribuido mucho menos que en aos anteriores, pero haban contribuido con su diez por ciento. Hasta ese entonces, n u n c a haba sentido tan claramente la generosidad propia del espritu de la Navidad. Un matrimonio de edad madura que fue a verme haba pagado su diezmo ntegro y haba contribuido generosamente al fondo misional y al de ofrendas de ayuno. Mientras hablbamos, el hermano me dijo: "Queremos darle otro cheque para el fondo misional del barrio. Dejamos en sus manos la responsabilidad de acreditar ese dinero al misionero que ms lo necesite". (En aquellos das, tenamos quince jvenes del barrio cumpliendo una misin.) Cuando me entreg el cheque, me asombr ver la cantidad considerable de la contribucin. "Hermanos, ustedes dieron lo mismo hace dos o tres semanas, tambin para el fondo misional. Estn seguros de que pueden contribuir tanto otra vez, y tan pronto?" Ambos me aseguraron que s y me recordaron que sus contribuciones deban permanecer en el anonimato. Despus, lleg una pareja joven, con varios hijos pequeos. Ese da, en la reunin sacramental, habamos ledo a la congregacin una carta de la Primera Presidencia anunciando que se haba creado un nuevo fondo para los miembros de la Iglesia que quisieran contribuir a una causa humanitaria. El dinero donado a ese fondo se enviara a las Oficinas Generales de la Iglesia, donde se empleara para ayudar a los necesitados de todo el mundo, sin tener en cuenta su afiliacin religiosa. Ese matrimonio haba vivido en un pas en vas de desarrollo y haba visto con sus propios ojos las necesidades de la gente; por ese motivo, queran donar una suma bastante importante de dinero a ese fondo, sabiendo que se le dara buen uso y ayudara a aliviar algunas de esas necesidades. En silencio, contempl28

un momento a los nios y luego a los padres, preguntndome: Qu liarn ustedes sin este dinero justamente ahora que es Navidad? Pero, al mismo tiempo, pens que quizs fueran a pasar una Navidad mucho ms significativa, precisamente como resultado de su generosidad. Haba algunos que haban contribuido ampliamente al fondo misional del barrio, aun cuando no tenan hijos que fueran a cumplir una misin; otros haban contribuido al fondo misional general y al fondo general del Libro de Mormn. Y hubo otros que contribuyeron para la construccin del Templo de Bountiful, Utah (que todava no haba comenzado), aunque saban que ahora la Iglesia solventa la construccin de edificios con dinero del fondo de los diezmos, en lugar de tener un fondo separado con ese propsito. Ms tarde, lleg otro matrimonio que tambin haba contribuido generosamente durante el ao. Cuando ya estaban por irse, el hermano me pregunt: "Obispo, hay algn necesitado en nuestro barrio al que podamos ayudar esta Navidad? No nos sobra mucho dinero, pero nos gustara dar ese poco que tenemos extra a alguien que lo necesite". Inmediatamente record a una madre que criaba sola a sus hijos; haca todo lo posible por mantener su independencia econmica y no era una persona que se sentara a esperar la ayuda de nadie. Pero el dinero le escaseaba; haba vuelto a los estudios con el fin de prepararse para conseguir un trabajo mejor. No tuve dudas de que ella sera una digna recipiente de la generosidad de sus hermanos, y acept la oferta. Me dijeron que no queran saber el nombre de la persona beneficiada y que deseaban que su contribucin fuera annima. El hombre sac la billetera del bolsillo y extrajo varios billetes que puso sobre mi escritorio. Mientras tanto, la hermana me dijo, con cierto tono de disculpa en la voz: "No es mucho, pero ahora que nuestros hijos son grandes nos parece que ya no trabajamos tanto en el barrio como acostumbrbamos. Esto es lo menos que podemos hacer para ayudar". Le contest que no tenan por qu disculparse; saba muy bien que trabajaban bastante por el Seor, en sus llamamientos del barrio y en el generoso servicio que prestaban calladamente a sus semejantes y a uno de sus

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padres de edad avanzada. Y les agradec su generosidad. Al da siguiente, mientras me diriga a la casa de la hermana a llevarle el dinero, me sent un tanto inquieto. Cmo lo recibira? Estara dispuesta a aceptarlo? No se sentira ofendida? Cuando se lo entregu, le habl del espritu con que me haban dado esa donacin y le ped que la recibiera con ese mismo espritu. "S, puedo recibirla de esa manera", me contest, "porque cuando estaba en una situacin econmica mejor, yo misma di annimamente". Y me cont las acciones que su familia haba realizado en secreto a travs de los aos; me dijo que en algunas oportunidades haba dejado en el umbral de la puerta de una familia conocida un pavo, con otros alimentos para acompaarlo, sabiendo que esas personas no tendran con qu comprarlos; de otras veces en que haba enviado dinero por correo a gente que lo necesitaba, o haba comprado un abrigo y zapatos para el hijo de una persona amiga, todo en forma annima. En ese momento de necesidad, a ella le tocaba recibir la ayuda con gratitud. Al repasar las contribuciones monetarias que tantos miembros del barrio haban hecho en el correr del ao, me vinieron tambin a la memoria las horas de labor anual que haban donado; semana tras semana, haban dado lecciones y direccin en todas las asignaciones que haban sido llamados a cumplir: los jvenes y las seoritas que haban limpiado el jardn de los miembros ancianos, en la primavera y en el otoo; las hermanas que haban ayudado a arreglar y pintar una casa; los lderes y los sumos sacerdotes que haban hecho losD I C I E M B R E

trabajos pesados y las reparaciones para algunos miembros que no podan hacerlos por s mismos; las mujeres jvenes y las hermanas de la Sociedad de Socorro que haban visitado un refugio para personas sin hogar, llevando consigo alimentos, otras provisiones y palabras de aliento; los jovencitos que, sin que nadie se lo recordara, haban formado equipos para limpiar la nieve de las veredas de los miembros ancianos; los Boy Scouts que haban juntado juguetes y libros para los pacientes del hospital local de nios; las hermanas que haban llevado comidas y consuelo a los miembros enfermos, a los que haban perdido a un ser_querido y a los que se hallaban confinados en el hogar; dos poseedores del sacerdocio que haban dado incontables bendiciones de salud y de consuelo; los miembros que haban donado horas de labor en la envasadora de la Iglesia para llenar los estantes del almacn del obispo; las muchas personas que haban prestado un odo atento, haban atendido y elevado espiritualmente a otros; y todos los que haban servido silenciosamente de diversas maneras, sin que nadie se enterara. Adems, record las muchas expresiones de gratitud recibidas de los beneficiados. Una es una carta que envi un nio de nueve aos, dirigida a m y a la presidenta de la Sociedad de Socorro, despus de que su familia recibi alimentos del almacn del obispo. Dice as: "Estimados obispo Gardner y hermana Thomas: "Acabo de llegar de la escuela. Mi hermanito entr en la casa antes que yo, y grit: 'Y esto? De dnde sali todo esto?' Y entonces vi todo. Haba comida... montones de comida! Comida por todos lados! Cajas,DE 1 9 9 2

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bolsas, latas, botellas de leche, huevos. Mi hermano dijo: 'Mira! Ac debe de haber un milln de naranjas!' "Y por eso queremos darle las gracias, hermana Thomas, a usted y a toda la Iglesia (especialmente a nuestro barrio), por la ayuda que nos dan, por toda esta comida que hemos recibido del almacn del obispo. Nos sentimos muy felices de saber que nos quieren, que nos cuidan y que se acuerdan de nosotros. "Gracias otra vez. Saludos" (y a continuacin la firma con su nombre completo). As lleg la Nochebuena. Estbamos reunidos con nuestra familia de adolescentes y nios, terminando nuestra acostumbrada representacin navidea que consisti en las Escrituras, los villancicos, la vestimenta tpica, un beb de verdad en el papel del Nio Jess, una Mara de tres aos, un Jos de seis, un ngel, un pastor y un Rey Mago (no s por qu, a m siempre me toca hacer el papel del asno). De pronto, sonaron unos golpes en la puerta. Era Pap Noel, todo vestido de rojo! Dejando escapar sus sonoras carcajadas, entr en la sala, habl unas palabras con cada uno de los nios y, metiendo la mano en la enorme bolsa que llevaba al hombro, entreg un regalo a cada uno de los presentes. Mientras Jo observaba, le not un vago parecido con uno de los miembros de nuestro barrio. .Despus sali, desendonos a todos feliz Navidad. Dos de los nios ms pequeos queran ver los renos que tiran del trineo de este personaje, y corrieron al frente de la casa para mirar; pero Pap Noel debe de haber dejado el trineo estacionado calle abajo, porque todo lo que pudimos percibir fue el alegre sonido de las campanillas mientras se alejaba del barrio por la oscura calle cubierta de nieve. Qu Navidad sa, mi primera Navidad como obispo! Cmo podra expresar mi gratitud por los muchos miembros que hicieron de ella un gozoso perodo de dar y recibir, y por todos los que conservaron ese mismo espritu durante el ao siguiente? Y cmo podra expresar la gratitud y el amor que siento por el Salvador, Jesucristo, que fue quien estableci el ejemplo al dar el don ms grande de todos? Indudablemente, mi amiguito de nueve aos tiene razn en lo que expresa: "Nos sentimos muy felices de saber que nos quieren, que nos cuidan y que se acuerdan de nosotros". DL I A H O N A

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Un regalo de verdadpor Rebecca Russell

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n nuestra clase de seminario, los alumnos siempre nos hemos intercambiado regalos en Navidad. El ao pasado, como de costumbre, nos reunimos para resolver lo que haramos. "Podramos sacar los nombres al azar, como siempre", sugiri alguien; "pero esta vez debemos establecer un lmite de lo que vamos a gastar". Una compaera, llamada Ana, nos dio otra idea: "Por qu no nos escribimos cartas, en lugar de hacernos regalos? Podemos sacar los nombres al azar y luego observar a la persona que nos haya tocado, fijndonos en sus buenas cualidades, y escribirle una carta dicindole ,1o que pensamos de ella". Despus de conversar sobre el asunto por un rato, todos estuvimos de acuerdo en que eso haramos, aunque la mayora no demostr mucho entusiasmo; ms bien, estbamos contentos de no tener que gastar dinero en un regalo. A m me toc el nombre de una chica que apenas conoca. Se llamaba Michelle y ramos compaeras en algunas clases, pero nunca habamos tenido ninguna conversacin. De todos modos, comenc a observarla, tanto en la clase de seminario como en las otras. Se notaba que Michelle era tmida, pero me fij que siempre saludaba con una simptica sonrisa a los otros alumnos, algunos desconocidos, con quienes se cruzaba en los pasillos; al or la presentacin que hizo en la clase de historia, me di cuenta de lo inteligente que era. Pero lo que ms me impresion fue verla expresar afecto a los dems: un da, al salir de la clase de seminario, la observ consolando a una compaera que lloraba; otra vez observ que se haba hecho amiga de otro compaero, que tena un impedimento fsico y siempre32

estaba solo. Poco a poco, se convirti en una persona real para m en lugar de ser tan slo otra cara conocida. Empec a simpatizar con ella. Por fin, lleg el da en que intercambiaramos las cartas. Al ponerme de pie para leer la ma a la clase, me result muy fcil expresarle a Michelle los sentimientos que haba despertado en m. Hubo varios compaeros a quienes les pas lo mismo. Juan Carlos dijo: "Conoc mejor a Gabriel al asistir a la representacin teatral en la que l tom parte; ni siquiera saba que le gustaba actuar hasta que llam a la mam para hacerle algunas preguntas sobre l. Me qued muy contento de ver a uno de nuestros compaeros haciendo el papel del protagonista, y estaba deseando que llegara el momento de leerle mi carta para hacerle saber lo mucho que admiro su talento dramtico". Mientras leamos nuestras cartas, se hizo muy evidente el hecho de que ya no nos importaba lo que pudiramos recibir, sino el tener la habilidad de expresar lo que sentamos para dejar contento a otro compaero. Anglica dijo que al escribirle palabras de afecto a Pedro, con quien nunca se haba llevado bien, haba logrado verse libre de su resentimiento hacia l y expresarle una simpata sincera. Los regalos de Navidad que nos dimos ese da tuvieron para m mayor significado que cualquier cosa que hubiera podido comprarse con dinero. Muchos de los alumnos se sintieron elevados en espritu y el sentimiento de amistad que tuvimos uni a todos los miembros de la clase. Adems, aprendimos que en toda persona hay algn rasgo bueno y que, cuando expresamos afecto a los dems, estamos dando un regalo de verdadero valor. CU

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MORMON

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por Larry A. Hiller

A lgunas poblaciones que _\ aparecen en los mapas no son -L m ms que una o dos tiendas pequeas en un cruce de caminos; pero hay un lugar en Alaska que se llama "Rincn Mormn", que no est en el mapa y que result ser slo un armario metlico en donde los alumnos guardan sus cosas en una escuela de enseanza secundaria. La diferencia entre ambos es que una tienda quizs desilusione al viajero que quizs esperara encontrar un pueblo en el lugar; pero el Rincn \4ormn nunca desilusiona a nadie. Los jvenes Santos de los ltimos Das se destacan en la Escuela Secundaria Lathrop, de Fairbanks, Alaska; la gente los reconoce por su sonrisa, su amabilidad y las cualidades de liderazgo que demuestran. Y ellos han elegido el nombre de "Rincn Mormn" para designar el armario

En m e d i o de la g r a n c i u d a d , en m e d i o de los bosques de A l a s k a , se h a n creado su p r o p i o clido r e f u g i o .

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Aprovechando el sol del verano, que brilla durante casi todas las veinticuatro horas del da, los jvenes Santos de los ltimos Das de Fairbanks, Alaska, ayudan a limpiar y pulir un monumento de la ciudad como parte de un proyecto de servicio a la comunidad.

frente al cual se renen antes y despus de las clases, durante la hora del almuerzo, o en cualquier otro momento en que se presente la ocasin de hacerlo. Hasta el director del liceo, Ted Paulsen, ha hablado de la contribucin de los estudiantes Santos de los ltimos Das al progreso de la escuela: "Estos jvenes se destacan en el consejo de estudiantes y en los equipos atlticos; son lderes de los dems y tienen grandes aspiraciones para el porvenir. Se nota que saben a dnde quieren llegar, lo que harn en el futuro y cmo lograrn lo que desean". El hijo del director, que tambin era estudiante all, ha hecho el siguiente comentario sobre los estudiantes que son miembros de la Iglesia: "Se puede reconocer a los estudiantes mormones por su forma de vestir y de hablar y por otros detalles por los que generalmente juzgamos a las personas. Me inspiran mucho respeto". Pero, dnde se encuentra el Rincn Mormn? Est en el lugar que resulte ms conveniente y donde se encuentren los armarios de uno o ms alumnos Santos de los ltimos Das; de manera que el lugar en que se renen cambia de un ao a otro, segn el armario que se les haya asignado. A veces, hay dos rincones mormones. Y qu pasa en el Rincn Mormn? All hay bromas usuales, planes para el tiempo libre, el contacto que se mantiene con los amigos, y una buena dosis de hermanamiento y de proselitismo para dar a conocer el evangelio a los dems. Susan Benefield es testigo de lo que ocurreL I A H O N A

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Entre los jvenes mormones de Fairbanks hay un entusiasmo muy grande por el evangelio. Pero, aunque disfrutan de sus propias actividades y estilo de vida, siempre estn dispuestos a ser amigos de los dems y darles a conocer el evangelio. Arriba y a la derecha aparecen tambin fotografas de ttemes de los indios norteamericanos; estas esculturas de madera se encuentran en un parque de Fairbanks, Alaska, dedicado a la historia de la regin.

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en ese lugar. Esta jovencita se haba fijado en los jvenes mormones de Lathrop y le haban gustado. "Una cosa que not al conocerlos fue que todos ellos tienen la tendencia a sonrer y una expresin particular en la cara, como si supieran algo que los dems no saben. La mayora de ellos tienen ese aspecto de alegra que le hace a uno preguntarse: 'Por qu estn siempre tan contentos?' " Susan empez a percibir la respuesta cuando su mejor amiga, Courtney Hull, la invit a asistir con ella a la clase de seminario, que se llevaba temprano por la maana. "Al principio, era slo cuestin de acompaar a mi amiga", comenta. "Despus, empec a ir a las reuniones de las Mujeres Jvenes y despus a las otras reuniones de la Iglesia; todos eran muy simpticos. Un da, empec a prestar atencin a lo que enseaban los maestros. Y de pronto, me di cuenta de que ese era el estilo de vida que yo quera tener". Por fin, se bautiz. "Todava tengo los mismos amigos que tena antes de convertirme", contina diciendo, "y muchos de ellos no son miembros de la Iglesia. Pero cuando estoy con otros jvenes mormones, s que ellos no me presionarn para hacer lo que no quiero, que no habr chismes, ni humillaciones, ni bebidas alcohlicas". Y ahora ya sabe por qu los mormones parecen siempre contentos: "Creo que es el efecto que el evangelio tiene en la gente". Por supuesto, en Fairbanks, el tener siempre una sonrisa a flor de labios no es una buena idea en toda poca del ao; especialmente si se est afuera en el invierno y se tienen

aparatos de ortodoncia para enderezar los dientes, se corre el riesgo de que los labios se congelen y se peguen al metal. Hace tanto fro en invierno que si una persona sale a la intemperie con el cabello recin lavado y todava hmedo, el pelo se le congela y se puede quebrar. En el verano, en cambio, los das son clidos y el sol brilla casi constantemente. Cuando se les pregunta cmo es el verano, los jvenes sonren de oreja a oreja. "No hay noche", comenta uno bromeando; "as que si cuando salimos nuestros padres nos dijeran 'tienes que volver antes de que obscurezca', podramos volver al otro da sin haber contrariado los deseos paternos". "Ac", dice otro, "no tomamos el verano a la ligera, sino que lo aprovechamos todo lo posible". Y otro jovencito agrega: "Como el verano es tan corto, uno hasta se siente culpable si no lo aprovecha al mximo". Entre los jvenes Santos de los ltimos Das de Fairbanks se nota un sincero entusiasmo por el evangelio, as como un gran amor por la vida. En esta ciudad, los salarios son generalmente muy elevados y el dinero es fcil de obtener. Lamentablemente, hay muchos jvenes que substituyen el amor, los lazos familiares y la espiritualidad con las bebidas alcohlicas, las drogas, las relaciones sexuales y el materialismo. Pero los de la Iglesia se mantienen unidos, esforzndose por ayudar a otros. En medio de la gran ciudad, en medio de los bosques de Alaska, se han creado su propio clido refugio: el Rincn Mormn, D I C I E M B R E DE 1 9 9 2

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EL REGALO MS PRECIADOpor Rebecca Strand Russon

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abamos pensado que ese ao la Navidad sera una de las mejores de nuestra vida. A principios de ao, cuando Jim se haba recibido de dentista, tenamos planes de que abriera en seguida su propio consultorio; debido a esto, calculamos que bamos a tener bastante dinero para celebrar la Navidad. Yo haba soado con vestidos nuevos, muchos adornos navideos, muchas golosinas deliciosas y regalos para todos los de la familia. En cambio, habamos tenido muchos problemas durante varios meses. La mudanza a otra parte del pas, alejndonos de nuestro cmodo departamento y de los buenos amigos que tenamos, haba sido mucho ms difcil de .lo que esperbamos; por otra parte, nos haba reducido a cero la escasa cuenta de ahorros y tenamos muchas cuentas que pagar. En medio de todo eso, qued embarazada de nuestro segundo hijo, estuve a punto de perder el embarazo y me vi obligada a limitar mis actividades a un mnimo. Las horas que Jim pasaba fuera de casa parecan interminables, pues trabajaba hasta altas horas de la noche, da tras da, tratando de preparar todo lo necesario para abrir el consultorio. Cuando l estaba en casa, su compaa y buen humor me levantaban el nimo; pero nunca me haba sentido tan sola. Por fin, en noviembre abri el consultorio, un mes despus de lo que habamos planeado, lo cual hizo que nos atrasramos en el pago de nuestras cuentas. Meses atrs nos habamos consolado con la idea de que para esa fecha ya estaramos recibiendo buenos ingresos de los pacientes de Jim, pero no era as y apenas nos alcanzaba lo que tenamos para comprar alimentos sin que nos sobrara nada para extras. Al acercarse la Navidad, mi depresin aument.D I C I E M B R E

Ajustando mucho el presupuesto, logramos comprar unos libritos de cuentos y un juguete para Eric, nuestro hijito de dieciocho meses. Una y otra vez me repeta para mis adentros que los regalos no tienen ninguna importancia y que lo que realmente cuenta es el espritu de la Navidad. El problema era que no lograba captar ese espritu. Envolv los libros y el juguete y los coloqu debajo del arbolito artificial, que habamos comprado de segunda mano, ya gastado por el uso; armamos el pesebre de cartn y colocamos aqu y all en el cuarto los pocos adornos navideos que tenamos. El da de Navidad, de maana, llevamos a Eric hasta el rbol para que abriera sus regalos. Sent un nudo en la garganta mientras lo observaba. Dnde estaba la alegra que deba sentir en ese da especial? En ese momento, Jim me abraz y me coloc en la falda un pequeo paquete. Lo abr con dedos temblorosos y dentro encontr una cajita de terciopelo rojo. Cmo era posible? Slo las joyas de valor se ponen en estuches como aqul. De"dnde habra sacado Jim el dinero? Se me encogi el corazn de slo pensarlo. Otra cuenta para pagar? Al abrir el estuche, sent una gran emocin: dentro estaba el hermoso pendiente que Jim me haba regalado en otra Navidad, antes de casarnos. Lo acompaaba una nota que deca: "Por segunda vez, con amor. Jim". Los ojos se me llenaron de lgrimas al comprender que el pendiente era un smbolo con el que me expresaba su amor. La tristeza desapareci y se vio reemplazada por un indescriptible sentimiento de amor y felicidad. Por fin, sent el espritu de la Navidad. Nunca olvidar la leccin que mi amoroso compaero me ense aquella maana navidea: que el amor es el regalo ms preciado de todos los que podamos dar. DE 1 9 9 2

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LOS DOCE TESTIGOS DEL NACIMIENTO DE CRISTOpor Joseph Fielding McConkie

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ues no se ha hecho esto en algn rincn", dijo el apstol Pablo refirindose al ministerio terrenal de Cristo (Hechos 26:26). Y ciertamente, el nacimiento de nuestro Salvador y su ministerio no fue algo que. se mantuvo oculto, ya que hubo muchos testigos. En Amrica, Samuel el Lamanita profetiz acerca de las seales de la primera venida del Seor (vase Helamn 14:3-6). Y Alma escribi que el nacimiento de Cristo sera anunciado por "la boca de ngeles... a hombres justos y santos" (Alma 13:26). En la tierra donde naci el Salvador, el testimonio de Su venida se esparci entre la gente, especialmente entre aquellos que guardaban los mandamientos y las ordenanzas del Seor y estaban llenos del Espritu Santo. Los evangelistas Mateo y Lucas hablan de las doce personas que fueron testigos del Santo Nacimiento. Y aunque los testimonios individuales de esas personas son en s extraordinarios, juntos constituyen una poderosa atestiguacin del nacimiento de Cristo. Al leer los relatos, vemos que todos los elementos son apropiados y ocupan el lugar correspondiente; al tener en cuenta que Mateo y Lucas cuentan diferentes partes de la historia, esto resulta an ms notable. La narracin de la Natividad comienza en el Lugar Santsimo del templo, con el anuncio de un ngel a un 43

sacerdote que precisamente haba estado orando, en nombre de su nacin, para que ocurriera ese acontecimiento; y termina con la proclama de los malvolos planes de Herodes para quitarle la vida al Nio. La historia nos habla de la forma en que los cielos se abrieron a sacerdotes y a legos, a hombres y mujeres, a jvenes y viejos, a poderosos y a humildes por igual. Cada uno de ellos fue llamado a ser un testigo importante de sta, la ms hermosa de todas las historias.GABRIEL

El primer testigo del nacimiento de Cristo que menciona el Nuevo Testamento es Gabriel, un mensajero que vino de la presencia de Dios. Como era de esperarse, este mensajero apareci por primera vez en el templo, a un sacerdote fiel del orden Aarnico llamado Zacaras, que se encontraba realizando una ceremonia ritual en favor de su nacin: la de quemar incienso en el altar del Lugar Santsimo. *' Al llevar a cabo sus deberes, Zacaras representaba la fe unida de todo Israel. Su oracin era juna splica de que el pueblo fuera liberado eternamente de las manos de sus enemigos por el Mesas prometido; las llamas ascendentes del incienso eran un smbolo de la ascencin de las oraciones unidas del pueblo. Mientras

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EL NGEL GABRIEL

ZACARAS

ELISABET

Zacaras oraba, sus compaeros del sacerdocio y todos los que se encontraran dentro del recinto del templo respondan al unsono con un "Amn". En contestacin a las oraciones de Israel, apareci ante Zacaras "un ngel del Seor puesto en pie a la derecha del altar del incienso", y se present diciendo que era Gabriel, que estaba "delante de Dios". De acuerdo con la revelacin de los ltimos das sabemos ahora que Gabriel era el mismo que en la tierra se haba conocido como No, que "sigue a Adn en la autoridad del sacerdocio" (Enseanzas del Profeta Jos Smith, pg. 182) y que l tiene las llaves de "la restauracin de todas las cosas" (D. y C. 27:6-7). Esas llaves que estaban en su poder lo hacan ser un Elias, o sea, el enviado a preparar el camino para el Seor. No podra haber habido otro ms apropiado que l para anunciar el nacimiento del Elias terrenal (Juan el Bautista) que habra de preparar el camino para el Mesas.ZACARAS

significa "consagrada por Dios". A esta pareja se le prometi un hijo que llegara a ser el precursor del Mesas. Al principio Zacaras no crey la promesa proftica de Gabriel; por ese motivo, recibi una seal por la que qued mudo, segn las palabras del ngel, "hasta el da en que esto se haga" (Lucas 1:20). As permaneci, sin poder hablar, hasta que "a Elisabet se le cumpli el tiempo de su alumbramiento". Entonces, "fue abierta su boca" y dio testimonio de la misin divina de su hijo recin nacido diciendo que ira "delante de la presencia del Seor, para preparar sus caminos". Las nuevas de estos sucesos milagrosos corrieron por "todas las montaas de Judea" (Lucas 1:57, 64, 76, 65). ELISABET Leemos en las Escrituras que Juan estara "lleno del Espritu Santo, aun desde el vientre de su madre" (Lucas 1:15). Y en verdad, "cuando oy Elisabet la salutacin de Mara, la criatura salt en su vientre; y Elisabet fue llena del Espritu Santo" (Lucas 1:41). Elisabet, siendo tambin ella un "vaso precioso" (vase Alma 7:10), reconoci la naturaleza especial de su propio hijo y testific de la divinidad del hijo de Mara, exclamando: "...Bendita t entre las mujeres, y bendito el fruto de44

Quin era este Zacaras, a quien apareci Gabriel? Era uno de los "justos y santos" (vase Alma 13:26), as como lo era su esposa, Elisabet. Zacaras era descendiente de Abas, y su nombre significa "el que Jehov recuerda". Al igual que l, Elisabet descenda de un linaje de sacerdotes (vase Lucas 1:5), y su nombre

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JUAN EL BAUTISTA

MARA

JOS

tu vientre. "Por qu se me concede esto a m, que la madre de mi Seor venga a m?" (Lucas 1:42-43). Elisabet concluy su testimonio profetizando que a "la que crey... se cumplir lo que le fue dicho de parte del Seor" (Lucas 1:45). El suyo se une al de los que la precedieron y al de los que la siguieron proclamando el divino Nacimiento.JUAN EL BAUTISTA

MARA

As como Cristo era, por Su nacimiento, el heredero legtimo del trono de David, Juan naci siendo un heredero legtimo del oficio de Elias. Su ministerio de ir "delante de la presencia del Seor, para preparar sus caminos" comenz en la forma apropiada al saltar de gozo dentro del vientre de su madre (vase Lucas 1:76, 41, 15). Aquel debe de haber sido un momento glorioso: el beb que todava no haba nacido saltando de gozo; Elisabet, su madre, recibiendo a su prima Mara con espritu de profeca; y Mara respondiendo con el mismo espritu. En este caso, tambin se destaca la maravillosa forma en que se combinan los testigos y sus testimonios: las dos mujeres que testificaron Elisabet, ya entrada en aos, y la joven Mara, cada una de ellas encinta con una criatura concebida en circunstancias milagrosas, ambas (y Juan, aun por nacer) regocijndose ante el grandioso acontecimiento que estaba por tener lugar.45

No podra existir un testigo terrenal ms perfecto de la divinidad de Cristo como Hijo de Dios que Su madre, Mara. Ella haba recibido la promesa de Gabriel de que concebira en su vientre al "Hijo del Altsimo". Despus de ese hecho maravilloso, Mara dijo: "Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre" (Lucas 1:32,49). . Nefi nos dej un relato perfecto de este suceso tan sagrado: "Y aconteci que vi que fue llevada en el Espritu", escribi; "y despus que hubo sido llevada en el Espritu por cierto espacio de tiempo, me habl e