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La construcción del Estado liberal 12.1. EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: CARLISMO Y GUERRA CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL. CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL. Tras la muerte de Fernando VII se inicia el reinado de Isabel II. Se divide en dos etapas: las regencias de Mª Cristina y Espartero (1833-1843) durante la minoría de edad y el reinado efectivo (1843-1868). En este periodo se impone definitivamente en España el liberalismo como única solución para hacer frente a los problemas económicos y a la guerra carlista. Isabel II se encontrará con una oposición absolutista (carlistas), unos partidos liberales débiles ya que el atraso económico español de mediados del S. XIX impide el desarrollo de una clase burguesa fuerte- y divididos en moderados y progresistas y un ejército reforzado por su protagonismo en la guerra carlista que intervendrá de forma activa en los cambios políticos mediante los pronunciamientos. La oposición al sistema liberal El carlismo La oposición al sistema liberal, que se implantó en España desde 1834, estuvo representada por el carlismo. El movimiento carlista surgió en la etapa final del reinado de Fernando VII como rechazo a su tímido reformismo. En un principio se llaman “los apostólicos” pero, al surgir el problema sucesorio, se les llamó carlistas por defender los derechos dinásticos de Carlos Mª Isidro. El carlismo es una ideología antiliberal, inmovilista y tradicionalista que rechaza todo progreso (incluyendo la revolución industrial). Sus principios son: - El mantenimiento de la monarquía absoluta, de las instituciones del Antiguo Régimen y de la supremacía de la Iglesia. - La defensa de los fueros que mantienen el País Vasco y Navarra: sus instituciones autónomas y sus privilegios (exención fiscal y de quintas para el servicio militar y autonomía judicial) frente al uniformismo liberal. El carlismo es un movimiento rural, que se apoya en los pequeños y medios campesinos de regiones del norte -sobre todo las de tradición foral (País Vasco, Navarra, norte de Aragón y Cataluña y el Maestrazgo)-, en el bajo clero y la baja nobleza. Por su propio carácter está condenado al fracaso pero, sus fuertes apoyos sociales y su forma de lucha (guerrilla) dificultarán su derrota agotando los recursos de la Hacienda. Hay tres guerras carlistas motivadas por cuestiones ideológicas y dinásticas. - 1ª guerra carlista (1833-1839) es la más importante y larga. Se inicia poco después de morir Fernando VII defendiendo el trono para Carlos Mª Isidro. Sus éxitos iniciales se deben al genio de Zumalacárregi que organiza un ejército a partir de dispersas guerrillas. Su muerte en el sitio de Bilbao, el reforzamiento del ejército liberal y las divisiones internas llevaron al Convenio de Vergara entre Espartero y Maroto por el que reconocen a Isabel II a cambio de mantener los fueros y las graduaciones militares de los carlistas. El ala intransigente, con Ramón Cabrera (el Tigre) al frente, siguió la guerra en el Maestrazgo durante un año más. - 2ª guerra carlista (1846-1849) se produce como rechazo por la boda entre Isabel II y el pretendiente carlista, Carlos VI, hijo y sucesor de Carlos Mª Isidro. Se desarrolló sobre todo en Cataluña. - 3ª guerra carlista (1872-1876) se produce por el rechazo a Amadeo de Saboya, y a las medidas progresistas del Sexenio Revolucionario. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL 1 Los artífices del régimen liberal son los partidos políticos, la Corona y el ejército. Los partidos políticos liberales Los partidos políticos liberales, que representan los intereses de la burguesía, acabaron con el Antiguo Régimen y convirtieron a España en un estado liberal-burgués. Se dividen en moderados y progresistas. Los dos sectores coinciden en la necesidad de acabar con el absolutismo y el Antiguo Régimen e instaurar un estado liberal (soberanía nacional, separación de poderes, derechos individuales) bajo la forma de monarquía constitucional; en la defensa del centralismo y uniformismo del Estado frente al foralismo. Pero se diferencian en la en la forma de concretar o desarrollar esos principios básicos. 1 Este apartado se puede incluir también en los temas 12.2. y 12.3. a modo de introducción

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La construcción del Estado liberal

12.1. EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: CARLISMO Y GUERRA

CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL. CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL. Tras la muerte de Fernando VII se inicia el reinado de Isabel II. Se divide en dos etapas: las regencias de Mª

Cristina y Espartero (1833-1843) durante la minoría de edad y el reinado efectivo (1843-1868). En este periodo se

impone definitivamente en España el liberalismo como única solución para hacer frente a los problemas

económicos y a la guerra carlista.

Isabel II se encontrará con una oposición absolutista (carlistas), unos partidos liberales débiles –ya que el atraso

económico español de mediados del S. XIX impide el desarrollo de una clase burguesa fuerte- y divididos en

moderados y progresistas y un ejército reforzado por su protagonismo en la guerra carlista que intervendrá de

forma activa en los cambios políticos mediante los pronunciamientos.

La oposición al

sistema liberal

El carlismo

La oposición al sistema liberal, que se implantó en España desde

1834, estuvo representada por el carlismo.

El movimiento carlista surgió en la etapa final del reinado de

Fernando VII como rechazo a su tímido reformismo. En un principio

se llaman “los apostólicos” pero, al surgir el problema sucesorio, se

les llamó carlistas por defender los derechos dinásticos de Carlos

Mª Isidro.

El carlismo es una ideología antiliberal, inmovilista y

tradicionalista que rechaza todo progreso (incluyendo la revolución

industrial). Sus principios son:

- El mantenimiento de la monarquía absoluta, de las instituciones

del Antiguo Régimen y de la supremacía de la Iglesia.

- La defensa de los fueros que mantienen el País Vasco y Navarra: sus instituciones

autónomas y sus privilegios (exención fiscal y de quintas para el servicio militar y

autonomía judicial) frente al uniformismo liberal.

El carlismo es un movimiento rural, que se apoya en los pequeños y medios campesinos de

regiones del norte -sobre todo las de tradición foral (País Vasco, Navarra, norte de Aragón y

Cataluña y el Maestrazgo)-, en el bajo clero y la baja nobleza. Por su propio carácter está

condenado al fracaso pero, sus fuertes apoyos sociales y su forma de lucha (guerrilla)

dificultarán su derrota agotando los recursos de la Hacienda.

Hay tres guerras carlistas motivadas por cuestiones ideológicas y dinásticas.

- 1ª guerra carlista (1833-1839) es la más importante y larga. Se inicia poco después de

morir Fernando VII defendiendo el trono para Carlos Mª Isidro. Sus éxitos iniciales se

deben al genio de Zumalacárregi que organiza un ejército a partir de dispersas guerrillas.

Su muerte en el sitio de Bilbao, el reforzamiento del ejército liberal y las divisiones internas

llevaron al Convenio de Vergara entre Espartero y Maroto por el que reconocen a Isabel

II a cambio de mantener los fueros y las graduaciones militares de los carlistas. El ala

intransigente, con Ramón Cabrera (el Tigre) al frente, siguió la guerra en el Maestrazgo

durante un año más.

- 2ª guerra carlista (1846-1849) se produce como rechazo por la boda entre Isabel II y el

pretendiente carlista, Carlos VI, hijo y sucesor de Carlos Mª Isidro. Se desarrolló sobre

todo en Cataluña.

- 3ª guerra carlista (1872-1876) se produce por el rechazo a Amadeo de Saboya, y a las

medidas progresistas del Sexenio Revolucionario.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL1

Los artífices del régimen liberal son los partidos políticos, la Corona y el ejército.

Los partidos

políticos

liberales

Los partidos políticos liberales, que representan los intereses de la burguesía, acabaron con el

Antiguo Régimen y convirtieron a España en un estado liberal-burgués. Se dividen en

moderados y progresistas.

Los dos sectores coinciden en la necesidad de acabar con el absolutismo y el Antiguo Régimen

e instaurar un estado liberal (soberanía nacional, separación de poderes, derechos

individuales) bajo la forma de monarquía constitucional; en la defensa del centralismo y

uniformismo del Estado frente al foralismo.

Pero se diferencian en la en la forma de concretar o desarrollar esos principios básicos.

1 Este apartado se puede incluir también en los temas 12.2. y 12.3. a modo de introducción

La construcción del Estado liberal

Moderados

Sus líderes principales son: Martínez de la Rosa, Narváez,..... Se apoyan en las clases altas

(oligarquía agraria y financiera) que exigen “orden” y control del pueblo. Su ideología política

es el liberalismo doctrinario que defiende:

- La soberanía compartida (Rey-Cortes) que otorga amplios poderes a la Corona (poder

moderador): nombra jefe de gobierno, convoca y disuelve las Cortes, y tiene veto

legislativo. Legislativo bicameral: Senado de elección real y Congreso elegido mediante

sufragio censitario muy restringido (-1% de la población).

- Limitación de derechos y libertades individuales mediante leyes restrictivas.

- Control de los ayuntamientos por el gobierno central.

- Confesionalidad católica del Estado.

El sufragio restringido a las clases más altas y el apoyo de la Corona les permiten acceder y

mantenerse en el poder durante casi todo el reinado efectivo de Isabel II.

Progresistas

Sus líderes principales son: Mendizábal, Espartero, Madoz, Prim,..Se apoyan en las clases

medias urbanas que ponen “la libertad” por delante del orden. Su ideología política es el

liberalismo progresista que defiende:

- La soberanía nacional en teoría aunque en la práctica admiten el principio de soberanía

compartida. Legislativo bicameral: Senado elegido por la Corona a partir de una lista que

le presentan los electores. Congreso elegido por un sufragio censitario más amplio que

amplía el voto a las clases medias.

- Derechos y libertades individuales sin limitación - incluyendo la libertad religiosa- y

cierta tolerancia hacia el derecho de asociación.

- Ayuntamientos democráticos elegidos por los vecinos.

- Separación de Iglesia-Estado y cierto anticlericalismo.

Para acceder al poder han de acudir a movilizaciones populares y pronunciamientos

militares.

Otros partidos

- La Unión Liberal de O´Donnell es una escisión de los moderados más cercanos a los

progresistas, que aparece en las elecciones de 1854. Restó importancia y personalidades al

partido moderado.

- El partido Alfonsino (después llamado conservador) fue creado por Canovas durante el

Sexenio Revolucionario (1872). Recoge la herencia del partido moderado y de la Unión

Liberal.

- Las tendencias demócratas-republicanas son una escisión del partido progresista (1840)

por la izquierda. Defienden el sufragio universal, unas libertades individuales más amplias,

los derechos de reunión y asociación, la intervención del Estado para equilibrar

desigualdades y garantizar la enseñanza primaria gratuita, la asistencia social

La Corona

Las Constituciones de 1837 (progresista) y la de 1845 (moderada) recogen el principio de

soberanía compartida que otorga amplias prerrogativas a la Corona. Mª Cristina e Isabel II

abusaron de su poder favoreciendo al partido moderado o tomando decisiones por caprichos

de su vida privada (afán de lucro de Mª Cristina o agitada vida sentimental de Isabel II). Esto

desprestigio y debilitó a la Corona.

El ejército

La importancia adquirida por el ejército en la guerra carlista y la debilidad de los partidos

liberales (sin amplia base social) explican la intervención constante de los altos cargos

militares (espadones) en la vida política. Los cambios políticos se hicieron mediante

pronunciamientos militares, gran parte de las figuras políticas de este periodo salieron de las

filas del ejército y muchos gobiernos fueron presididos por militares. Unos son progresistas

(Espartero, Prim) y otros moderados (Narváez, O´ Donnell) pero su participación en la política

va casi siempre acompañada de un recorte de las libertades civiles.

EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

- En las regencias de Mª Cristina y Espartero predominó el proyecto progresista que desmanteló el Antiguo

Régimen.

- En el reinado efectivo de Isabel II predominaron los moderados que crearon un estado liberal muy

autoritario y conservador que excluyó de sistema político a la mayoría de la población. - La revolución del 68 condujo al Sexenio Revolucionario, en el que se intentó construir un estado

democrático, primero con la forma monárquica y luego republicana.

- Un golpe de Estado acabó con la experiencia revolucionaria y condujo al régimen de la Restauración con la

vuelta de la monarquía borbónica (Alfonso XII) y la implantación del sistema canovista.

La construcción del Estado liberal

12.2. EL REINADO DE ISABEL II. LAS REGENCIAS

Regencia de Mª Cristina

(1833-1840)

Fase de transición (1833-1835). Intento de conciliar absolutismo y liberalismo.

- Gobierno de Cea Bermúdez (1833) absolutista moderado, que emprende

reformas administrativas, como la división provincial de Javier de Burgos,

pero no políticas.

- El inicio de la 1ª guerra carlista obligó a la Regente a acercarse a los liberales

moderados y nombra jefe de gobierno a Martínez de la Rosa (1834). Su

proyecto de reforma política intenta conciliar liberalismo y absolutismo, sin

convencer a nadie. El Estatuto Real (Carta otorgada) establece un liberalismo

moderado muy restringido: no garantiza las libertades, las Cortes son

consultivas y bicamerales: Cámara Alta de elección real y vitalicia y Cámara

Baja por un reducido número de electores con rentas altas.

Fase de ruptura (1835-1840). Los gobiernos progresistas desmantelan el

Antiguo Régimen e implantan el estado liberal.

Las sublevaciones populares (1834, 1835 y 1836) y la rebelión de los sargentos

de la Granja (1836) llevan al poder a los progresistas, dirigidos por Mendizábal.

El gobierno Mendizábal-Calatrava:

- Convoca elecciones a Cortes Constituyentes que elaboran la Constitución de

1837 que trata de armonizar las dos corrientes liberales: la progresista

(reconocimiento de los derechos individuales –libertad de imprenta y

garantías procesales-, etc.) y la moderada (soberanía compartida) y aprueban

la Ley Electoral, Ley de Imprenta y de Ayuntamientos progresista.

- Reformas económicas liberales: desamortización eclesiástica, supresión de la

propiedad vinculada –señoríos jurisdiccionales y mayorazgos-; etc.

La regente utiliza sus poderes constitucionales para nombrar gobiernos

moderados que elaboran proyectos para modificar las leyes anteriores.

Regencia de Espartero

(1840-1843)

Los progresistas recuperan el poder mediante una insurrección popular y la ayuda

de Espartero que se niega a sofocar las revueltas y se hace con la Regencia al

abandonar Mª Cristina La Regente abandona y termina desplazando a la

Regente.

Espartero aplica las leyes de los gobiernos progresistas anteriores

(desamortización, supresión del diezmo, etc.) pero gobernará de forma autoritaria

y excluyente despertando la oposición no sólo de los moderados sino también

muchos progresistas.

El proyecto de tratado librecambista con Gran Bretaña provocó una sublevación

en Cataluña a la que respondió con una fuerte represión.

Una insurrección civil y militar de progresistas y moderados terminó con la

regencia de Espartero.

Las Cortes adelantaron la mayoría de edad de la reina.

La construcción del Estado liberal

12. LA CONSTRUCCIÓN Y LA CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL

El liberalismo había fracasado en 1808 y 1820, por la mayor fuerza mostrada por los absolutistas apoyados

por el rey, pero desde 1834 se impone como única solución para hacer frente a los problemas económicos y a la

guerra carlista.

El apoyo de los absolutistas a Carlos Mª Isidro obligó a la Corona a buscar el apoyo de los liberales. Pero

los partidos liberales españoles son débiles – ya que el atraso económico español de mediados del S. XIX impide

el desarrollo de una clase burguesa fuerte- y están divididos en moderados y progresistas; este hecho junto al

protagonismo alcanzado por el ejército en la guerra carlista reforzó el papel de éste que se convirtió en elemento

decisivo de la vida política. Los cambios políticos se producen siempre mediante pronunciamientos y los

protagonistas de los mismos son los altos cargos militares.

En estos años, se fue imponiendo una economía capitalista y creando el mercado nacional.

12.1. EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: CARLISMO Y GUERRA

CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL. CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL.

1. - La oposición al sistema liberal: Carlismo y guerra civil. La cuestión foral.

Inmediatamente después de conocerse la muerte de Fernando VII, en septiembre de

1833, dejando como heredera a su hija Isabel de Borbón de tres años de edad y como

regente a su esposa Mª Cristina, se producen los primeros levantamientos armados a favor

del pretendiente Carlos (Carlos V para los carlistas) que se autoproclamó rey. La regente

se vio obligada a apoyarse en los liberales para defender la corona para su hija ya que los

absolutistas apoyaban a Carlos. Los dos bandos se enfrentaron en una guerra civil de seis

años y muchas bajas por ambas partes.

En el bando isabelino se encontraban la alta nobleza, las altas jerarquías del ejército y

de la Iglesia, la burguesía comercial y financiera y los trabajadores urbanos. A este

bando se unieron los liberales ya que los carlistas eran acérrimos defensores del

absolutismo.

En el bando carlista se agrupan los que se oponían a la revolución liberal o de ideología absolutista y

tradicionalista.

- Los campesinos, pequeños y medios campesinos de regiones del norte de España, muy apegados a las

tradiciones religiosas, y temerosos de que el avance del capitalismo liberal amenace sus costumbres y les

convierta en jornaleros (la desamortización y el nuevo sistema fiscal les perjudica).

- La baja nobleza rural del norte de España que se sienta amenazada por la desaparición del mayorazgo y

exención fiscal.

- Gran parte del clero por que se opone a la desamortización, a la supresión de órdenes religiosas y a la

desaparición del diezmo y por la ideología tradicionalista católica del carlismo.

- Pequeños sectores del ejército y de la aristocracia.

Los dos bandos contaban con apoyos internacionales: los países absolutistas (Austria, Prusia y Rusia)

apoyaban a los carlistas y los países liberales (Francia y Gran Bretaña) junto con Portugal a los isabelinos.

a) El carlismo

Sus orígenes se remontan a la última etapa del gobierno de Fernando VII cuando éste se vio obligado a

adoptar posturas más moderadas. Los absolutistas más intransigentes (apostólicos) se opusieron a Fernando VII,

organizaron una sublevación en Cataluña (La revuelta de los agraviados o malcontents), crearon los voluntarios

realistas y al surgir la cuestión sucesoria dieron su apoyo a Carlos Mª Isidro por lo que pasaron a llamarse

carlistas. Sus precedentes se encuentran en los diputados absolutistas de las Cortes de Cádiz (serviles) y en las

partidas realistas del Trienio Liberal.

La ideología carlista es contrarrevolucionaria, inmovilista o tradicionalista, rechaza el liberalismo y se opone

a todo progreso -incluido el tecnológico de la revolución industrial-. Se resume en su lema: “Dios, patria y fueros”

y su grito de guerra era “Religión y Carlos”.

- Defiende la monarquía absoluta y de las instituciones del Antiguo Régimen.

- Se opone a toda reforma liberal (libertades económicas, desamortización, etc.).

La construcción del Estado liberal

- Defiende el tradicionalismo católico y los intereses de la Iglesia frente al laicismo.

- Se opone a la política centralizadora de los liberales -a nivel territorial y fiscal- defendiendo el

mantenimiento de los fueros vasco-navarros (foralismo) con sus instituciones de autogobierno y justicia,

exenciones fiscales y de quintas para el servicio militar.

Sus bases sociales son variadas y complejas – campesinos, clero y baja nobleza- pero limitada a las áreas

rurales de territorios de tradición foral (Navarra, País Vasco y regiones montañosas del norte de Cataluña y

Aragón) y la región montañosa del Maestrazgo (Teruel y Castellón). El carácter rural de este movimiento hacía

difícil su derrota al adoptar la guerrilla como forma de lucha - aprendida durante la Guerra de la Independencia-

pero también hacía imposible su victoria ya que nunca consiguieron el apoyo de ninguna ciudad importante ni

siquiera del País Vasco y Navarra (Bilbao, Pamplona, San Sebastián fueron liberales a lo largo de todo el

conflicto). Estella y Morella fueron las principales ciudades y reductos del carlismo. Tampoco controlaron

ningún territorio productor de trigo.

b) Las guerras carlistas. Los carlistas se alzaron en armas en 3 ocasiones debido a:

- La cuestión sucesoria: no admiten la legitimidad de Isabel (y de las mujeres) y defienden los derechos de

Carlos, el hermano de Fernando VII, ya que no consideran derogada Ley Sálica. A la muerte de Carlos

(Carlos V para los carlistas) sus descendientes siguieron encabezando el movimiento. El pleito siguió hasta

mediados del S. XX.

- El enfrentamiento ideológico entre liberalismo y absolutismo.

1ª Guerra carlista (1833-1839) fue la más

importante y larga. La guerra se desarrolla en

tres etapas:

- 1ª etapa (1833-35).

Al morir Fernando VI, los carlistas formaron

guerrillas que consiguieron dominar las zonas

rurales del País Vasco, de Navarra, norte de

Cataluña y el Maestrazgo utilizando la técnica

de la guerrilla. Las ciudades se mantienen fieles

a Isabel II. Los liberales tardan en organizarse,

mientras que los carlistas cuentan con el genio

militar de Zumalacárregui que organizó un

ejército de 30.000 hombres englobando a las

guerrillas dispersas. Aunque mantuvo en su

poder las zonas rurales anteriores, no pudo tomar

Pamplona ni las capitales vascas. Puso sitio a

Bilbao, muriendo en el fracasado asedio en

1835.

- 2ª etapa (1835-1837)

Hay un equilibrio de fuerzas entre los dos

bandos. En el Maestrazgo y Aragón destacó el

general Cabrera, que organizó guerrillas. El

ejército isabelino logró la victoria de

Mendigorría. Los carlistas organizaron

expediciones fuera su territorio para extender la insurrección como la del general Gómez (1836) que llegó a

Andalucía o la del pretendiente Carlos hasta las puertas de Madrid (1837) sin mucho éxito. A partir de 1837,

el ejército liberal fue mejorando en recursos y organización, dirigido por el general Espartero, que obtiene la

victoria de Luchana que levanta el asedio de Bilbao.

- 3ª etapa (1838-1840)

Las derrotas carlistas se suceden y en sus filas aparecen divisiones internas entre los partidarios de acabar

la guerra y los exaltados. En 1939, la superioridad militar de los liberales es aplastante y el sector moderado

del carlismo se rindió. Maroto, jefe del ejército carlista, y Espartero firmaron el Convenio de Vergara

(sellado simbólicamente con un abrazo): los carlistas reconocían a Isabel II a cambio de la integración del

ejército carlista en el isabelino con los mismos grados y la promesa de negociar los fueros vasco-navarros (de

ellos se mantendría una parte). Carlos Mª Isidro, contrario al acuerdo, se exilió en Francia.

La construcción del Estado liberal

Los carlistas más intransigentes, liderados por Ramón Cabrera (apodado “El Tigre” por sus métodos crueles)

continuaron la guerra en el Maestrazgo hasta la toma de Morella (Castellón) en 1840 por Espartero.

Desde 1840 el carlismo, reivindicando el mantenimiento de los fueros, siguió teniendo un apoyo popular que

les permitió tomar las armas en dos ocasiones aunque sin la trascendencia de la primera pero perjudicando

gravemente a la economía nacional.

2ª Guerra carlista (1846-1849) se desencadena por el fracaso de la boda entre Isabel II y el sucesor de

Carlos Mª Isidro (Carlos VI) lo que habría resuelto el pleito dinástico. Se conoce como guerra dels matiners.

Se desarrolla en Cataluña y Levante. En este conflicto volvió a participar el general Cabrera. Los carlistas

fueron derrotados pero se produjeron posteriormente algunas sublevaciones como el frustrado

pronunciamiento de Carlos VI en San Carlos de la Rápita (Castellón) en 1860.

3ª Guerra carlista (1872-1876) es iniciada por Carlos VII, nieto de Carlos Mª Isidro. Al producirse la

revolución del 68, los carlistas moderaron sus posturas para atraerse a las clases conservadoras y crearon un

partido llamado Comunión Católica-Monárquica pero terminaron tomando las armas por rechazo al rey

intruso, Amadeo de Saboya, y a las medidas progresistas del Sexenio Revolucionario. La guerra se desarrolló

en Cataluña, Navarra y el País Vasco. Los carlistas consiguieron algunas victorias (Montejurra, etc.) pero

fracasaron de nuevo en la ocupación de Bilbao, realizaron expediciones por el interior de la península como el

cruel saqueo de Cuenca y llegaron a crear una estructura estatal en Estella con emisión de moneda. Los

carlistas fueron derrotados por el general Martínez Campos –ya durante la Restauración- lo que supuso la

supresión de los fueros e instituciones del País Vasco (1876) aunque conservando la autonomía fiscal

mediante los conciertos económicos (1878)

La Restauración de los Borbones en el trono (1876) trajo el declive del carlismo –pero no su desaparición-

ya que toda la derecha española se aglutinó al lado de los Borbones.

2.- La construcción y la evolución del estado liberal

Durante el reinado de Isabel II (1833-1868) se llevaron a cabo reformas que asentaron el régimen liberal en

España.

La vida política estuvo protagonizada por los dos grandes partidos liberales: moderados y progresistas

que, aunque unidos frente al carlismo, mantienen posturas distintas sobre la organización del estado liberal.

- Los moderados defienden el principio de soberanía compartida que da amplias atribuciones a la Corona

(veto legislativo, derecho a convocar o disolver las Cortes y derecho a nombrar gobierno sin control

parlamentario), un sufragio censitario muy restringido (-1% de la población) y gobierno municipal controlado

por el gobierno central. Aunque aceptan en teoría las libertades individuales (expresión, prensa,..) en la

práctica las restringen mediante leyes; reprimen con dureza toda expresión de los derechos colectivos (reunión,

asociación, huelga o manifestación) También defienden la confesionalidad católica del Estado. Eran

partidarios de una mayor centralización político-administrativa. Se apoyan en las clases altas: antiguas clases

dominantes (terratenientes y alto clero), clases medias al servicio de las anteriores, la burguesía catalana desde

1834 y muchos altos cargos militares.

- Los progresistas defienden el principio de soberanía nacional y la limitación de las atribuciones de la Corona

–aunque en la práctica aceptaron el concepto de soberanía compartida-, un sufragio censitario más amplio, y

un reconocimiento de las libertades individuales sin limitación y una tolerancia con el derecho de reunión y

asociación. Aceptan la libertad religiosa y la separación entre el Estado y la Iglesia. Son partidarios de la

descentralización administrativa, de la Milicia Nacional y de los ayuntamientos elegidos por los vecinos. Se

apoyan en las clases medias urbanas (artesanos y comerciantes), sectores de la intelectualidad y el ejército. El

proletariado los prefiere a los moderados –porque son más tolerantes con el derecho de reunión y asociación-

pero no se identifica con ellos.

La Corona tenía amplias prerrogativas, otorgadas por las Constituciones de 1837 y la de 1845, que utilizó

para favorecer a los moderados. Esto obligó a los progresistas a acudir a movilizaciones populares urbanas y

pronunciamientos militares como forma de acceso al poder. Además, la Corona abusó de su poder a la hora de

nombrar gobierno mezclando los intereses personales y la política.

La construcción del Estado liberal

El Ejército participó activamente en la vida política. Su papel fue decisivo en la implantación del liberalismo

–apoyó al bando isabelino durante la guerra carlista- y, posteriormente, la debilidad de los partidos –formados por

personalidades y sin una base social amplia- les obliga a acudir a los militares para alcanzar el poder o mantenerse

en él. Gran parte de las figuras políticas de este periodo salieron de las filas del ejército y muchos gobiernos fueron

presididos por militares. Unos son progresistas (Espartero, Prim) y otros moderados (Narváez, O Donnell) pero su

participación en la política va casi siempre acompañada de un recorte de las libertades civiles.

En la evolución del estado liberal distinguimos varias etapas:

- En la Regencia de Mª Cristina y Espartero predominó el proyecto progresista que desmanteló el Antiguo

Régimen.

- En reinado efectivo de Isabel II se impuso el liberalismo moderado –excepto durante el bienio progresista-

que construyó un estado muy autoritario y conservador en el que la mayoría de la población estaba excluida

del sistema político.

- La revolución del 68 acabó con el régimen isabelino y condujo al Sexenio Revolucionario, en el que se

intentó construir un estado democrático, primero con la forma monárquica y luego republicana.

- Un golpe de Estado acabó con la experiencia revolucionaria y condujo al régimen de la Restauración con la

vuelta de la monarquía borbónica (Alfonso XII) y la implantación del sistema canovista.

12.2. REINADO DE ISABEL II (1833-1843): LAS REGENCIAS

a) La regencia de Mª Cristina de Borbón (1833-1840)

A la muerte de Fernando VII en 1833 heredó el trono su hija, Isabel II, de

tres años de edad. Su madre, Mª Cristina de Borbón, se convirtió en regente.

Inmediatamente, los absolutistas partidarios de Carlos Mª Isidro, hermano de

Fernando VII, se alzaron en armas iniciando la 1ª guerra carlista. Esta situación

obligó a la regente a apoyarse en los liberales para asegurar el trono a su hija.

En un principio no desea llevar a cabo reformas radicales pero, por las

dificultades surgidas en la guerra carlista, se vio obligada a pasar rápidamente del

absolutismo moderado al liberalismo y del liberalismo moderado al progresista.

Por ello, en este periodo se suprime definitivamente el Antiguo Régimen y se

cree un estado liberal-burgués. El carlismo será la opción política derrotada.

Los artífices del nuevo estado son los partidos liberales - divididos desde el

Trienio Liberal en moderados y progresistas- que aunque comparten principios

comunes mantienen posturas distintas sobre la organización del régimen. El ejército fue un elemento decisivo en

la instauración del liberalismo ya que derrotó a los carlistas: los dos partidos acudieron a los militares para

alcanzar el poder o mantenerse en él y los espadones o generales se convirtieron en sus principales dirigentes

(Espartero y Narváez). La Regente fue también parte activa de la vida política ya que utiliza su poder

constitucional para apoyar a los moderados, a los que llama a formar gobierno siempre que puede. Esto obliga a

los progresistas a organizar sublevaciones populares urbanas2 (1835, 1836, 1840) y pronunciamientos militares

para llegar al poder

1833-1834.- Etapa de transición entre el absolutismo y el liberalismo.

Esta primera etapa estuvo protagonizada por políticos monárquicos reformistas del periodo final de

Fernando VII (Cea Bermúdez, Javier de Burgos) o liberales moderados (Martínez de la Rosa).

El primer gobierno lo preside el diplomático Cea Bermúdez, jefe de gobierno desde los Sucesos de La

Granja (1832), un absolutista moderado –seguidor del Despotismo Ilustrado- que había permitido la vuelta del

exilio de 10.000 liberales moderados y abierto las universidades. El gobierno se limita a reformas administrativas

2 Insurrecciones urbanas: están promovida por los progresistas aprovechando el descontento permanente que existe en las

clases populares urbanas por la carestía de los alimentos y los impuestos indirectos. El pueblo se levanta, comente excesos en

muchos casos de un fuerte contenido anticlerical, y el gobierno progresista al llegar al poder debe imponer el orden y frenar a

los radicales.

La construcción del Estado liberal

pero no políticas, de las que la más importante fue la división provincial de Javier de Burgos que organizó a

España en 49 provincias. Esta vía intermedia entre liberalismo y absolutismo fracasará al alzarse en armas los

carlistas.

El inicio de la guerra carlista obligó a la Regente a buscar el apoyo de los liberales y en 1834, sustituyó a Cea

Bermúdez por el liberal moderado de Martínez de la Rosa. Su ESTATUO REAL es una Carta otorgada que

pretende conciliar absolutismo y liberalismo. Sus aspectos más destacados son:

- Unas Cortes bicamerales que sólo tenían funciones consultivas y votaban impuestos. El Estamento de

Próceres (Cámara Alta), nombrado por la Corona con carácter vitalicio, está formado por altos cargos

eclesiásticos, nobles y grandes propietarios. El Estamento de Procuradores (Cámara Baja) cuyos miembros

son elegidos por un reducido número de electores de rentas altas.

- Un sistema electoral basado en un sufragio censitario muy restringido (0,1% de la población).

- No reconoce la soberanía nacional y no garantiza las libertades individuales.

Estas reformas fracasan porque no convencen ni a los absolutistas ni a muchos liberales y excluyen a la

mayoría de la sociedad.

La conflictividad social estalló en el verano de 1834 en Madrid: al desatarse una epidemia de cólera, corre el

rumor de que los frailes habían envenenado las aguas por lo que las clases populares asaltaron conventos y

mataron a frailes. La violencia anticlerical se extendió a otras ciudades.

En el verano de 1835 volvieron a estallar levantamientos populares en muchas ciudades, muy violentos en

Barcelona, donde se incendió la fábrica de Bonaplata, y se formaron Juntas.

1835-1840. Etapa de ruptura con el Antiguo Régimen

En este momento se produce el ascenso al poder de los progresistas

cuyos gobiernos acabaron definitivamente en España con el Antiguo Régimen.

La figura política más destacada de este periodo es Juan Álvarez

Mendizábal, un liberal exaltado que había estado exiliado en Gran Bretaña

donde realizó una brillante carrera financiera.

Mª Cristina, asustada por la sublevación popular en 1835 y por los éxitos

carlistas que ponían en peligro a la Corona, se vio obligada a acudir a los

progresistas, en septiembre de 1835, para sofocar las revueltas y conseguir

apoyo popular y recursos financieros para la guerra carlista.

Mendizábal, líder de los progresistas se convirtió en el nuevo jefe de

gobierno e inició importantes reformas: suprimió la Mesta, abolió los

privilegios gremiales y promulgó el decreto de desamortización de los bienes

eclesiásticos. Se encontró con unas Cortes conservadoras (elegidas según el

Estatuto Real) que aprobaron la desamortización eclesiástica pero no su

proyecto de reforma política. Mendizábal se vio obligado a dimitir por las

presiones que los moderados ejercieron sobre la Regente –pensaban que las

reformas eran excesivas- y por una campaña de desprestigio.

La destitución de Mendizábal provocó nuevas revueltas populares en las ciudades en el verano de 1836 con

la formación de Juntas y el pronunciamiento militar de los sargentos de la Granja de San Ildefonso, que entraron

en el Palacio Real donde la Regente estaba de veraneo y la obligaron a restablecer la Constitución del 1812 y

entregar el poder a los progresistas.

El nuevo gobierno progresista, presidido por Calatrava (1836-1837) y con Mendizábal de ministro de

Hacienda será el que liquide el Antiguo Régimen.

La transformación del sistema de propiedad feudal en capitalista (libre propiedad y libre mercado de las

tierras y la mano de obra) se hizo mediante:

- La Ley de Desamortización eclesiástica de 1835 –de los bienes del clero regular- que conlleva la

supresión de numerosas órdenes religiosas. A pesar de sus múltiples objetivos (amortizar la Deuda

Pública, pagar los gastos de la guerra carlista, castigar a la Iglesia por su apoyo al carlismo y crear una

base social de nuevos propietarios de tierras que apoyaran al liberalismo y fomentar el desarrollo

económico) se quedó en una medida de carácter fiscal que permitió financiar la guerra carlista.

- El restablecimiento de la Ley de 1820 que suprimía la propiedad vinculada (mayorazgos y manos

muertas), los señoríos jurisdiccionales, el diezmo, los gremios y establecía la libertad de industria y

comercio.

La construcción del Estado liberal

Con ambas leyes se eliminan los obstáculos al desarrollo económico capitalista.

La creación de un estado liberal mediante la convocatoria de unas Cortes Constituyentes que debían

reformar el texto de Cádiz. Las Cortes, de mayoría progresista, elaboraron una nueva constitución, la

CONSTITUCIÓN DE 1837, que recogía en gran medida las ideas progresistas pero haciendo concesiones a

los moderados con el fin crear un marco jurídico aceptable para las dos corrientes liberales en un momento en

el que necesitan colaborar ante el peligro carlista3.

Las ideas progresistas quedaban reflejadas en:

- La amplia declaración de derechos individuales, como la libertad de imprenta, la libertad religiosa o la de

no poder ser detenido ni privado de sus propiedades sin causa judicial justa.

- El reconocimiento teórico de la soberanía nacional, la división de poderes y el importante papel dado a

los Cortes (poder legislativo, responsabilidad de los ministros ante ellas).

Las ideas moderadas quedaban reflejadas en:

- En el bicameralismo: el Congreso es elegido por sufragio censitario -que establecería una Ley Electoral

posterior (se amplió al 5% de la población)- y el Senado es elegido por la Corona a partir de una lista

triple presentada por los electores.

- En los amplios poderes dados a la Corona (poder ejecutivo, derecho a veto legislativo total y a disolver

y convocar Cortes) lo que supone el reconocimiento “de hecho” del principio de soberanía compartida

(Rey-Cortes).

- La financiación del clero y el culto católico por parte del Estado.

La Constitución de 1837 estará vigente hasta 1845 y con ella se implantó en España de forma definitiva el

sistema constitucional (sólo derogado durante las dos dictaduras del S. XX).

El desarrollo de leyes que modernizaban el sistema político en sentido progresista:

- La Ley Electoral establecía que podrían votar los españoles que pagaran a Hacienda 200 reales, dejando

el censo electoral en torno a un 5% de la población. El sufragio se ampliaba considerablemente respecto al

Estatuto Real pero seguía siendo restrictivo.

- La Ley de Imprenta garantizaba la libertad de expresión.

- La Ley de Ayuntamientos que establecía la elección popular de alcaldes y concejales.

- La creación de la Milicia Nacional.

Gracias al apoyo de la Regente, los moderados volvieron a controlar los gobiernos entre 1837-1840 y

elaboraron proyectos de ley para las libertades. Su principal objetivo era impedir la democratización municipal,

que reforzaría el poder de los progresistas y su proyecto de Ley de Ayuntamientos que daba a la Corona el derecho

a elegir los alcaldes de las capitales de provincia lo que provocó levantamientos populares en las grandes ciudades

en 1840.

De nuevo, los progresistas volverán al poder mediante una insurrección en Barcelona y Madrid y gracias a la

intervención del general Espartero, el militar de más prestigio, que se niega a sofocar la revuelta si la regente no

atiende a sus exigencias.

b) La Regencia de Espartero (1840-1843)

El general Espartero se había convertido en un héroe popular por sus

éxitos en América y, sobre todo, por haber conseguido derrotar a los carlistas

y firmar el Convenio de Vergara. La Regente le nombró jefe de gobierno

pero las discrepancias con medidas progresistas de Espartero le obligaron a

Mª Cristina a abdicar y a exiliarse en Marsella. Espartero se convertirá en

Regente. En estos tres años:

- Se aplicaron leyes de los gobiernos progresistas anteriores que habían

quedado en suspenso como la desamortización eclesiástica de

Mendizábal (se vendieron casi el 50% de los bienes eclesiásticos

3 Expedición Real. En septiembre de 1837, Carlos Mª Isidro había emprendido al frente de su ejército una expedición desde

Navarra y se encontraba a las puertas de Madrid siendo detenido por el general Espartero.

La construcción del Estado liberal

desamortizados) o la abolición del diezmo, lo que provocó una fuerte oposición de la Iglesia.

- La situación política fue inestable porque Espartero gobernó de forma autoritaria y excluyente: nombraba

gobiernos con sus hombres de confianza –los ayacuchos-4 sin tener en cuenta la mayoría parlamentaria. Esto le

hizo perder apoyos rápidamente: a la oposición de los moderados, que intentaron derribar al gobierno mediante

pronunciamientos5, se sumó la de sus rivales dentro del ejército y la de muchos progresistas.

- En política comercial trató de firmar un tratado comercial con Gran Bretaña (su principal objetivo era el

apoyo diplomático británico para contrarrestar el apoyo francés a Mª Cristina) de carácter librecambista6. Este

tratado perjudicaba a la industria textil catalana, que empezaba a renacer pero no estaba en condiciones de

competir con los británicos, y provocó una revuelta en Cataluña (1842) en la que se unieron obreros y

patronos. Espartero respondió con el bombardeo de Barcelona y una fuerte represión que hizo aumentar su

descrédito y las críticas a las que se sumaron muchos progresistas.

La hostilidad de Cataluña, que había sido su principal apoyo, fue también la causa de su derrota. Los hechos

de Barcelona aislaron más aún a Espartero y condujeron en 1843 a una insurrección civil y militar en la que

participaron tanto generales progresistas (Prim, Serrano) como moderados (Narváez, Concha). Narváez derrotó en

Torrejón de Ardoz a los partidarios de Espartero que se exilió en Londres. A pesar de todo, Espartero siguió

teniendo un cierto prestigio entre las clases populares. Las Cortes decidieron adelantar la mayoría de edad de

Isabel II.

12.3.- REINADO DE ISABELL II (1843- 1868): EL REINADO EFECTIVO

En este periodo, ya desmantelado el Antiguo Régimen, se construye el

nuevo Estado liberal. A diferencia del periodo anterior, el protagonismo

corresponde a los moderados que gobernaron durante toda la etapa –

excepto durante el Bienio Progresista- imponiendo un liberalismo

conservador y autoritario en beneficio de la oligarquía terrateniente y

financiera.

a) La década moderada (1844-1854)

En 1843 se declaró la mayoría de edad de Isabel II y empieza su

reinado a los trece años con un gobiernos moderado dirigido por el general

Narváez que será el protagonista de la época.

Narváez es el artífice de un sistema liberal conservador y autoritario

que sigue los principios del

liberalismo doctrinario

(ideología defendida por Jaime

Balmes, Donoso Cortés,

Cánovas, etc.) que da prioridad al orden frente a la libertad. El deseo

de mantener del orden lleva a eliminar todos los elementos progresistas

que pudieran provocar revoluciones o permitir su apoyo (libertad de

expresión, elección popular de los alcaldes, Milicia Nacional, etc.).

El sistema liberal conservador impedía la participación política de

la mayoría de la población gracias a un sufragio censitario muy

restringido y a prácticas como la disolución de las Cortes o la

manipulación electoral, además de favorecer la corrupción. El sistema

marginó por completo a los progresistas y demócratas que tuvieron que

acudir al pronunciamiento militar y a la sublevación popular para

4 Ayacuchos: nombre con el que se conocía a los militares que, como Espartero y sus compañeros, habían combatido en las

guerras de Independencia de las colonias españolas en América. Constituyeron un grupo de presión o camarilla encabezada por

Espartero. Hace referencia a la batalla de Ayacucho. 5 En 1941 fracasó el pronunciamiento del general moderado Diego de León que fue procesado y ejecutado.

6 Librecambismo: sistema económico basado en la libre circulación de mercancías entre distintos países. Se opone al

proteccionismo que establece fuertes aranceles a la entrada de productos extranjeros. Este último es defendido por la burguesía

industrial catalana.

La construcción del Estado liberal

hacerse con el poder.

El régimen moderado se consolidó gracias al apoyo de la oligarquía terrateniente y financiera y de altos cargos

del ejército a los que garantizaba el control del Estado y, también, gracias al consentimiento de la burguesía

industrial catalana a la que el mantenimiento del orden (“la mano dura”) le aseguraba la acumulación de capital.

Las principales medidas adoptadas durante la década modera fueron:

La CONSTITUCIÓN DE 1845, fue la base del sistema y, aunque se presenta como una reforma de la de

1837, su contenido expresa la ideología del liberalismo moderado o doctrinario:

- Soberanía compartida entre las Cortes y la Corona (la potestad de hacer las leyes reside en las Cortes

con el Rey). El término soberanía nacional desaparece del texto.

- Cortes bicamerales: Congreso y Senado. El Senado, elegido por la Corona entre altas personalidades

con rentas altas y el Congreso elegido por los electores.

- Corona con poderes más amplios que en la C. de 1837: derecho de veto legislativo, poder ejecutivo

(nombra al gobierno), ministros no son responsables ante las Cortes, derecho a disolver y convocar las

Cortes y nombramiento del Senado.

- Los derechos de los ciudadanos son reconocidos como en la C. de 1837 pero “con sujeción a la ley”. No

aparece la alusión a que los jurados deben juzgar los delitos de imprenta, por tanto, la libertad de imprenta

queda bajo control del gobierno.

- La confesionalidad católica del estado: la religión católica es considerada única y el Estado está obligado

a sufragar el culto y el clero católico (se concretará en el Concordato de 1851). Pero, el resto de las

religiones no son prohibidas de forma expresa.

- El poder municipal estará controlado por el gobierno central que nombraba a los alcaldes de las principales

ciudades.

- Las provincias de ultramar (últimas colonias) no tendrán representatividad en las Cortes al estar regidas

por leyes especiales al igual que en la de 1837.

Las leyes que concretan la Constitución limitan los derechos y libertades:

- La Ley de Imprenta anulaba de hecho la libertad de expresión e imprenta al estar controlada por el

gobierno.

- La Ley Electoral reducía el derecho de voto al 1% de la población (propietarios y profesionales con

estudios universitarios) y establecía como unidad electoral el distrito reducido que permite el control de

los caciques. Este sistema impedía a los progresistas el acceso al poder mediante las elecciones y les

marginaba del sistema.

La creación de la Guardia Civil, cuerpo de profesionales con experiencia, tenía como finalidad el

mantenimiento del orden sobretodo en el campo. La Milicia Nacional es suprimida.

La imposición de una política centralista y uniformadora aunque mantuvieron en parte el régimen foral

(Navarra y el País Vasco) para evitar problemas de orden público.

- Control de la administración provincial y local por el gobierno: en las provincias se crea el cargo de

gobernador civil elegido por gobierno y con amplios poderes (generalmente es el líder de los moderados

de la provincia). El gobierno también elige a los alcaldes de los municipios de más de 2000 hab. y el resto

de los alcaldes son elegidos por el gobernador. Este sistema piramidal favorecía la manipulación electoral

que pervivió en España en el S. XIX y principios del S XX.

- Leyes comunes para todo el Estado como: Código Penal, Sistema Métrico Decimal, Ley de Instrucción

Pública (Ley de Moyano, 1857) –de un gobierno moderado posterior- que establece el control estatal de

la enseñanza (planes de estudio y sistema de acceso del profesorado), el sistema de quintas para el

reclutamiento militar y reforma fiscal de Mon que introduce un el sistema fiscal moderno basado en el

principio de igualdad y proporcionalidad ya que cada uno pagaría según su riqueza (contribución

territorial), pero se potenciaron los impuestos indirectos (consumos) que gravaban los artículos básicos

perjudicando a las clases populares. La reforma fiscal no sirvió para evitar el déficit público que siguió

siendo crónico.

La construcción del Estado liberal

El acercamiento a la Iglesia con medidas como la suspensión de la venta de tierras desamortizadas, la

consideración de la religión católica como única y el Concordato de 1851 por el que, a cambio no exigir la

devolución de las tierras ya vendidas, el Estado se comprometía a financiar al clero y al culto.

La principal amenaza para el régimen vino de sus propias filas. En la

década de 1850, el autoritarismo se fue incrementando: la suspensión de las

Cortes era habitual, los gobiernos se formaban mediante el sistema de

camarillas -sin control parlamentario- y se les acusó de corrupción en el

tema de las concesiones ferroviarias (estaba implicada Regente Mª Cristina

que hizo grandes negocios en esta época). Esto provocó la división de los

moderados de los que salió un grupo más cercano a los progresistas; son

llamados los puritanos por ser más respetuosos con las leyes. Estos serán

los que protagonicen la Vicalvarada.

En esos años, surgió otro nuevo partido debido a la escisión de la

izquierda del progresismo: el demócrata. Los demócratas reivindican el

sufragio universal masculino, las Cortes unicamerales, la libertad religiosa,

el derecho de asociación sindical, la enseñanza primaria gratuita, la

intervención del Estado en las relaciones laborales (legislación social) y la

supresión del impuesto de los consumos.

b) El Bienio progresista (1854-1856)

El desprestigio de los gobiernos moderados condujo a la revolución de

1854. A finales de junio un grupo de generales moderados puritanos

dirigidos por O´Donnell se sublevaron en Vicálvaro (“La Vicálvarada”) y

exigiendo un cambio de gobierno y el fin de la corrupción.

Los sublevados se enfrentaron a las tropas leales al gobierno con un

resultado indeciso y marcharon hacia el sur para unirse al general Serrano.

En el camino lanzaron el “Manifiesto de Manzanares” para conseguir el

apoyo de los progresistas y de la población civil. El manifiesto, redactado

por el joven abogado Canovas del Castillo, incluía reivindicaciones

progresistas como la reforma de Ley Electoral y de Imprenta o la

restauración de la Milicia, además del cese de la camarilla real.

El Manifiesto provocó una amplia reacción popular: estallaron revueltas urbanas en todo el país en los meses

de junio y julio (las Jornadas de julio) en las que se suceden actos violentos. En ellas aparecen, por primera vez,

los obreros catalanes exigiendo reformas sociales. La radicalización revolucionaria –muy fuerte en Madrid y

Barcelona- obliga a la reina a recurrir a Espartero que ha vuelto del exilio y se ha puesto al frente de los

sublevados en Zaragoza. Espartero le exige la convocatoria de Cortes Constituyentes.

Espartero tuvo que contar con O´Donnell -porque controlaba a amplios sectores del ejército y tenía mucho

apoyo popular- y se formó un gobierno de coalición entre progresistas y moderados puritanos que aplicó lo

prometido en el Manifiesto.

- Restablece las leyes progresistas de la década de 1830: Ley Electoral, Ley de Imprenta, Ley de Ayuntamientos,

Milicia Nacional, etc.

- Convoca unas Cortes Constituyentes en las que tendrán mayoría los partidos del nuevo gobierno. En estas

elecciones aparece la Unión Liberal, partido creado por O´Donnell que cubre un espacio de centro entre

moderados y progresistas. Las Cortes anularon la Constitución de 1845 y elaboraron la Constitución no nata

de 1856, que no llegó a publicarse, y era similar a la de 1837 aunque con un reconocimiento más amplio de las

libertades, sobre todo la religiosa, lo que provocó una reacción de la Iglesia y del carlismo.

Pero lo más destacado y duradero del nuevo gobierno son las reformas económicas, que sentaron las bases

del progreso económico capitalista:

- La Ley General de Desamortización de Madoz (1855), de mayor alcance que la de Mendizábal, ya que

afectó a las tierras y bienes de los municipios y del Estado, además de concluir la venta de las tierras del clero.

Leopoldo O'Donnell (1809-1867)

Militar y político español. Su ascenso

en el escalafón militar se produjo

durante la 1ª guerra carlista. Participó

junto con Narváez en la sublevación

contra Espartero e ingresó en el partido

moderado del que saldría para crear la

Unión Liberal. En 1854 fue nombrado

ministro de la Guerra en el gobierno

presidido por Espartero contribuyendo

después a la caída de este. En los años

siguientes será tres veces Jefe de

Gobierno. Termina enfrentado con

Isabel II a raíz de los fusilamientos de

los sargentos de S. Gil y muere en el

exilio en Biarritz en 1867.

La construcción del Estado liberal

Se obligó a los Ayuntamientos a vender las tierras de propios (alquiladas a los vecinos) y los baldíos; se

prohibió la venta de tierras comunales (de uso colectivo) pero, como no siempre era fácil diferenciarlas de las

anteriores, muchos ayuntamientos también vendieron las tierras comunales. Los campesinos más pobres

salieron perjudicados al perder bosques y prados comunales con cuyos recursos completaban sus escasas

rentas. Así, aumentó la amplia masa de campesinos sin tierras y también la conflictividad social en el campo.

- La Ley de Ferrocarriles pretendía contribuir a la creación de un mercado nacional poniendo en

comunicación todos los puntos de Espala mediante una red radial y a estimular la producción industrial. La

ley atrajo capital extranjero –sobre todo de sociedades de crédito francés- por las importantes subvenciones

que el Estado concedía a las compañías constructoras (16% del capital invertido, garantía de una rentabilidad

del 6%) pagadas con el dinero sacado de la desamortización y les permitía la libre importación de material

ferroviario. La construcción del ferrocarril fue un gran negocio para las compañías extranjeras pero no sirvió

de estímulo para la economía nacional.

- Las leyes bancarias, que dieron lugar a la creación del Banco de España y liberalizaron la creación de bancos

y sociedades anónimas permitieron el desarrollo del sistema financiero.

El carácter limitado de unas reformas que no beneficiaban a las clases populares y la crisis económica de

finales de 1855 provocaron una fuerte conflictividad social. En las fábricas textiles del Cataluña se producen

huelgas organizadas por las primeras asociaciones obreras que han surgido gracias a la tolerancia hacia el

asociacionismo. En Barcelona se produce la 1ª huelga general. En Castilla se producen motines por la carestía del

trigo que fueron duramente reprimidos.

La conflictividad social provocó discrepancias entre los dos partidos del gobierno. La reina aprovechó la

situación para entregar el poder a O´Donnell que dio un golpe de estado: disolvió las Cortes, acabó con la

resistencia de la Milicia que apoyaba los motines y reprimió las revueltas. Espartero prefirió retirarse.

c) La última fase del reinado de Isabel II: la alternancia de la Unión Liberal y los moderados (1856-

1868)

La principal preocupación de los gobiernos de este periodo el mantenimiento del orden. Durante una década se

alternaron en el poder los moderados de Narváez y la Unión Liberal, el nuevo partido creado y liderado por

O´Donnell.

En un primer momento, O´Donnell restableció el régimen moderado con la Constitución de 1845 aunque con

leyes son algo más permisivas.

El regreso de Narváez (1856-1858) trajo un moderantismo más autoritario que reprimió con dureza las

protestas especialmente las campesinas. Este gobierno aprobó la Ley de Moyano, que establece el control estatal

de la enseñanza (planes de estudio, titulaciones y sistema de acceso del profesorado) y divide la enseñanza en tres

niveles (primaria, secundaria y universitaria). La enseñanza primaria (6-12) es gratuita y obligatoria hasta los 9

años pero la escolarización total era deficiente ya que se invirtió poco: faltaban escuelas y maestros y los niños

abandonaban pronto la escuela para ayudar a sus familias.

La Unión Liberal gobierna desde 1858 a 1863, periodo en el que se produce:

- Una euforia económica en medio de una coyuntura internacional favorable: construcción del tendido

ferroviario, expansión agraria y de la industria textil, creación del Canal de Isabel II para abastecer de agua a

Madrid, etc.

- Un intervencionismo exterior (México, Indochina,..) con escasos beneficios. Su objetivo es restaurar el

prestigio internacional y fomentar el nacionalismo en la opinión pública distrayéndole de otros problemas. La

guerra más importante fue la de Marruecos (59-60) –bajo el pretexto de defender Ceuta y Melilla- en la que

España obtuvo el Ifni en la costa atlántica marroquí.

La vuelta de los moderados (1863-1868) supone la crisis final de un sistema que se vuelve cada vez más

autoritario y excluyente. La política de camarillas (los gobiernos se forman gracias al favor de la reina y su

camarilla), la clausura de las Cortes, la manipulación electoral, el enriquecimiento de unos pocos y el recorte de

libertades debilitan al sistema.

La construcción del Estado liberal

La oposición se fortaleció al colaborar progresistas y demócratas y contar con un grupo de intelectuales

vinculados al periodismo y a la Universidad. Las protestas ya no van dirigidas sólo contra el gobierno sino también

contra la reina. El gobierno responde mediante la represión que obliga a ir al exilio a los principales líderes.

Las primeras protestas estudiantiles (la noche de San Daniel) a raíz de la destitución de Castelar de su

cátedra por haber criticado a la reina y la sublevación de los sargentos de San Gil son reprimidos con extrema

dureza (66 fusilamientos de sargentos incluyendo algunos que no habían participado).

Finalmente, las fuerzas de oposición al régimen promueven, desde el exilio, el Pacto de Ostende (Bélgica,

1866) al que se van sumar algunos unionistas. Su objetivo es derribar el sistema isabelino y convocar unas Cortes

Constituyentes por sufragio universal. La crisis económica de 1866 aumentó el descontento general y la muerte de

Narváez y O´Donnell agravan la debilidad del sistema. Todos estos factores conducen a la revolución del 68.

7 Crisis económica de 1866. Es una crisis financiera internacional- quiebra de bancos y empresas- que coincide con la guerra

de Secesión americana que corta las exportaciones de algodón perjudicando a la industria textil catalana -ya afectada por el

descenso del consumo- y con una crisis de subsistencia con malas cosechas y carestía de los alimentos.