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    Derecho a caminar

    Ideas sociológicas de Masferrer

    Lo que tiene cabida (y lo que no tiene)en el paradigma del buen vivir

    Poesía de Lya Ayala Argueta

    Actividades Culturales de Biblioteca CentralManlio Argueta en el tiempo

    Cuaderno de Pedagogía y Educación

    REVISTA N° 13

    ABRIL - JUNIO 2014

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    Derecho a caminar

    Aporte metodológico de Emilio Durkheim

    Aporte comparativo del currículo de ciencias naturalesy matemáticas, 2008-2013

    La vuelta de santo

    José de Espronceda (1808-1842)

    Presentación3

    5EditorialArtículos 7

    Reseña 67Actividades Culturales de Bibliotecas ESMA

    Manlio Argueta en el tiempo

    Palabras ante un estanque: La poesía deLya Ayala Argueta

    NDICE I 

    Adiós a Gabriel García Márquez

    Ideas sociológicas de Masferrer

    Lo que tiene cabida (y lo que no tiene) en el paradigma

    del buen vivir

    Poesía Clásica

    61Poesía

    Salvadoreña63

    Poesía de Lya Ayala Argueta

    El poemar de Luis Melgar Brizuela

    Autores del mes, año 2014meses de Febrero a Julio

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    frecemos en esta oportunidad el Cuadernode Pedagogía y Educación N° 13, cuyosmateriales esperamos sean de utilidad

    para los docentes del país. Nuestro propósito esanimar a la reexión y el debate con aportes que,aunque no estén ligados a la práctica docente enlo inmediato, abran el horizonte hacia temas queson relevantes para la educación.

    RESENTACIÓN

    Comité Editorial 

    Maestros en formación en la especialidad de la gestión integral de riesgos con én-fasis en el cambio climático en El Salvador, San Francisco Menéndez, AhuachapánMINED-UNES. 19 de junio de 2014.

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    CONSEJO DE REDACCIÓN

    Luis Armando GonzálezDirector

    Álvaro Darío LaraGerencia Académica

    Carlos Benjamín Henríquez Jefatura de Formación Inicial

    OMITÉ EDITORIAL 

    Dirección Nacional de Formación Continua-ESMA

    Escuela Superior de Maestros

    Editor:Carlos Benjamín Henríquez

    Diseño y diagramación:

    Lilian Esmeralda Ventura

    Puedes colaborar en la producción de esta revistacon aportes escritos, para su valoracion y posterior

    edición, enviándolos al correo electrónico:[email protected]

    Dirección: Calle Real, Colonia y Edicio Quezaltepec, Santa Tecla, La Libertad. Teléfonos: (503) 2288-9435, (503) 2288-9376

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     DITORIAL 

    DERECHO A 

    CAMINAR

    Suena trivial hablardel derecho de la gen-te a caminar. Incluso,puede sonar a una boberíapropia de quienes se re-

    eren a lo evidente comosi fuera una novedad. Sinembargo, el derecho a ca-minar, si bien apunta aalgo evidente, no es algo a loque se le dé la importanciadebida en el debate demo-crático. Y es que, aunqueno se lo diga en los trata-dos sobre democracia, laslibertades ciudadanas tie-

    nen, junto a los principiostolerancia y diversidad decreencias, el principio dellibre desplazamiento delas personas. O sea, la li-bertad de movimiento, quesupone el desplazamientofísico (no sólo mental) delindividuo, sin restriccionesde ninguna naturaleza, pordonde su propia voluntadlo conduzca.

    La modernidad no se en-tiende sin la armación deesa conquista tan elemen-tal como fundamental: elderecho de los ciudadanosa caminar sin amenazas nirestricciones de ninguna

    naturaleza. Tampoco seentiende la democraciamoderna, en lo que tiene deconvivencia en el espaciopúblico, sin esa conquis-

    ta. A menudo se olvida quela democracia requiere deciudadanos y que estos seconvierten en tales en surelación efectiva, cara a ca-ra, con otros, en el espaciode las ciudades, que sonpor denición espacios pú-blicos: espacios que no sonde nadie en particular, si-no de todos y de los cuales

    ningún ciudadano puedeser excluido.

    No debe perderse de vis-ta otro aspecto elemental,pero esencial: al espaciopúblico se llega caminan-do y se lo usa tambiéncaminando. No existe otraforma de dar vida a esa di-mensión de la ciudadanía

    democrática. Ni los carrosni las llamadas “redes so-ciales” (redes virtuales decomunicación) puedenocupar su lugar, so penade empobrecerla (o anular-la).

    De tal suerte que la salud de

    una democracia se puedemedir por la existencia deuna pluralidad de espaciospúblicos (no cercados, nicon algún tipo de pago por

    el derecho de usarlo), sien-do sus focos principales lasciudades. Pero también lasarterias que conducen aellas y las rodean. En lasdemocracias históricas,siempre ha habido un afándecidido (no sólo de partede las autoridades, sino delos ciudadanos) por conser-var esos espacios públicos

     y por mantener el derechoa usarlos (y a llegar a ellos)caminando.

    De aquí que en esas de-mocracias el derecho acaminar sea siempre unbien a ser resguardado (lomismo que el derecho ausar el espacio que tienenquienes padecen discapa-

    cidades que les impidencaminar), por encima delos derechos de quienesutilizan vehículos. La ar-quitectura histórica de esasdemocracias está hechapara que la gente camine, y esa arquitectura –quedescansa en una losofía

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    de las libertades ciudada-nas— trata de mantenerse,asegurando que las nuevasconstrucciones de calles y

    avenidas cuenten con es-pacios adecuados para quela gente se desplace sin co-rrer riesgos.

    ¿Y El Salvador? A juzgarpor lo disminuido de susespacios públicos y porlos enormes obstáculos alderecho a caminar, nues-tra democracia está enuna situación calamitosa.Queremos avanzar haciaunos máximos democrá-ticos, cuando no tenemosasegurados los mínimossin los cuales aquellosmáximos nunca llegarán olo harán torcidos.

    Y uno de esos mínimosconsiste en garantizar acada ciudadano su dere-cho a caminar, poniendoese derecho por encimade quienes lo usan con ve-hículos. Hoy por hoy, sinembargo, son estos los quetienen la primacía, pues laarquitectura histórica delpaís –hecha para caminar

     y para usar carretas— fuecambiada por otra, hecha

    para que circulen carros.Los carros –una vez que sepuso asfalto a antiguas ca-lles de tierra (Calle Antiguaa Huizúcar, Calle al Volcánde San Salvador, por ejem-plo)— privaron a la gentedel derecho a caminar porellas. De tal modo que en

    El Salvador abundan lascalles y avenidas en lascuales no hay espacio pa-ra que la gente camine, y

    quienes osan caminar enlos estrechos márgenes debardas y asfalto ponen enpeligro su vida sin que, alparecer, a nadie le importe.

    Una forma de cimentarnuestra democracia estribaen garantizar por todos losmedios el derecho ciudada-no a caminar. No puede ser

    que cuando alguien sale adar un paseo a pie temapor igual a ladrones y aconductores.

    Para que una ciudadaníademocrática eche raíces enEl Salvador se requiere,como algo básico, de espa-cios públicos que en efectosean tales –los centros de

    las ciudades deberían serprivilegiadamente esos es-pacios públicos— y que losciudadanos pueden llegara ellos y usarlos a pie.

    Es un contrasentido que sequiera fomentar una con-vivencia democrática, silos ciudadanos ni siquierapueden caminar tranquilos

    por las calles y avenidas desu país, y si éste no cuen-ta con espacios públicossucientes y de calidad,pues el hacinamiento enlas ciudades, la lógica pri-vatizadora, la soberbia delos conductores de carros,la estructura de calles y

    avenidas, y los temores an-te la violencia lo impiden odicultan de forma extre-ma.

    Se suele culpar al crimende la disminución o anula-ción de la vida pública. Estaes una visión simplista yparcial. La construccióndesaforada de viviendas ycentros comerciales, juntocon la privatización de lapropiedad, el cerco y cierre(privatización) de parques

     y lugares de recreación co-munitarios, y la primacía ycasi exclusividad que se hadado a quienes tienen ve-hículos para usar las calles y avenidas, han sido deci-sivos en este ahogamientode la vida pública, siendo,ante todo, la juventud lamás golpeada por el cierre

    de espacios de conviven-cia y esparcimiento quecualquiera podría usar sinpagar nada, pero tambiénlos niños y las personasadultas que corren riesgosen las calles en cuanto sonllevados a pasear o salende sus casas.

    Urge invertir la lógica pre-

    dominante según la cualla persona que anda a pietiene menos importanciaque la que anda en carro:la que anda a pie debe te-ner la primacía, porqueentre otras cosas su vulne-rabilidad es absolutamentemayor.

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    ADIÓS A GABRIEL

    GARCÍA márquez

    Luis Armando González

    “Muchas veces he presentido, en mis insomnios del mundoentero, que yo también arrastro la condena de aquella casamítica en un mundo feliz donde moríamos cada noche”.

    Gabriel García Márquez,Vivir para contarla.

    Otro grande de lasletras hispano-americanas haviajado hacia la Otra ori-lla, de esa desde la cual no

    hay retorno. Gabriel GarcíaMárquez (1927-2014) falle-ció, el 17 de abril pasado,en la Ciudad de México, alos 87 años de edad. No espoco lo que se puede decirde este colombiano univer-sal; siempre serán pocoslos homenajes que se lepuedan hacer para honrarsu memoria y reconocer

    los méritos de una obraliteraria invaluable, queciertamente ha marcadola vida (y no sólo las for-mas de verla y de narrarla)de varias generacionesde hispanoamericanos yde hombres y mujeres deotras regiones del mundo.

    Cada cual vive de distin-ta manera la partida delas personas que quie-re y admira. En micaso particular, la viven-

    cia de la muerte de IgnacioEllacuría, Amando López,Mario Benedetti, JuanCarlos Onetti, AugustoMonterroso, Octavio Paz,Chavela Vargas, CarlosMonsiváis, Carlos Fuentes y José Saramago fue, encada caso, distinta. Antela partida de cada uno deellos, las emociones y sen-

    timientos variaron, aunqueel telón de fondo fue siem-pre la certeza de quedejaban un vacío que nadiepodría llenar.

    Con García Márquez mesucede igual. Mi vivencia desu muerte es inseparable

    de las reexiones, emocio-nes y sentimientos –muyvariados según las épocas

     y mis circunstancias per-sonales— que despertaron

    en mí sus libros, los cua-les siempre leí con extremadedicación. Acababa de de- jar la adolescencia cuandoleí Cien años de soledad. ElSalvador estaba atravesan-do por una de sus etapasmás convulsas –nales delos años 70— y yo cobra-ba conciencia de ello y delpapel que, a mis 18 años,

    pensaba me tocaba ju-gar en este paisito al quedesde entonces aprendí aquerer entrañablemente.Ese libro –que no es ob-viamente un manual deconcientización— me ayu-dó a orientarme en aquellosaños de búsqueda de mi

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    DIÓS A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ 

    lugar como adulto en unpaís que poco tiempo des-pués atravesaría por unaguerra civil de 12 años.

    Y mi lugar estaba –eso lodescubrí con Cien años desoledad— en las entrañasde El Salvador, en sus se-cretos y misterios, en sugente y sus formas de de-cir, en sus campesinos,artesanos y obreros, en suhistoria, en los sueños degrandeza de sus ricos…

    Busqué y leí otros libros deGarcía Márquez. Mencionoalgunos de sus libros, sinorden cronológico, sinocomo me vienen a la me-moria: La mala hora, Lahojarasca, Relato de unnáufrago, El coronel notiene quien le escriba, Elotoño del patriarca, La in-creíble y triste historia dela cándida Eréndira y de suabuela desalmada, Crónicade una muerte anunciada,Ojos de perro azul, El ge-neral en su laberinto, Docecuentos peregrinos, Noticiade un secuestro, Memoriasde mis putas tristes, Vivirpara contarla, Notas deprensa y Obra periodística.

    Uno de los textos deGarcía Márquez que másgusta es el que lleva portítulo “Cuando era feliz eindocumentado”. Y vienea propósito que lo mencio-ne, pues la mayor parte delos libros que he anotado

    De hecho, decir “la mayorparte de libros” puede sig-nicar que los obtuve deun solo y fácilmente. Y nofue así. Antes de traba- jar formalmente y podercomprarme mis libros,conseguir uno que me in-teresara tuvo su propia

    historia. Cada uno de losde García Márquez que leíen esa época tiene su histo-ria particular, comenzandocon Cien años de soledad.Este, lo mismo que Crónicade una muerte anuncia-da, me lo regaló mi amigode infancia Félix Montano,quien sí trabajaba. Si la me-moria no me falla, también

    fue Félix quien me regalóLa mala hora y La hoja-rasca. Lo hizo por nobleza,amistad y porque vio miinterés en leer esos libros.Igual sucedió con mi amigoEugenio González, quienvio mi interés –verdaderadesesperación— por leer

    Ojos de perro azul, y enun gesto de sincera amis-tad me lo compró, si malno recuerdo en la librería

    Moderna. Y mi querido tíoLeonardo me regaló Relatode un náufrago y La increí-ble y triste historia de lacándida Eréndira. Otros li-bros de García Márquez deese tiempo –digo, cuando yo era feliz e indocumen-tado— me los compréahorrando de los colonesque mi papá me daba a

    diario.

    Conseguir el libro deGabriel García Márquezque me interesaba tuvo,pues, su propia historia.Y una vez en mis manoslo leí con fruición, ha-ciendo mía cada palabra,cada línea, cada página. Transportándome a ese

    mundo mágico, narradopor este colombiano connombre de abuelo/patriar-ca, que no era otro que

    (varios se me escapan enestos momentos) la con-seguí cuando era feliz eindocumentado, es decir,

    cuando estaba comen-zando mi bachillerato, notenía empleo jo y apenascontaba con unos cuan-tos colones (esa era lemoneda nacional) que mipapá me daba para ir enbus al Instituto NacionalFrancisco Menéndez y paratomarme un café en el re-ceso de clases.

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    mi propio mundo, de micolonia Dolores de callesempedradas, rodeada dencas de café con sus ca-

    sas grandes, con sus díasde lluvia interminable, sustardes calurosas, el tiem-po a ratos suspendido, suscircos, sus adivinadores,sus gentes vestidas de do-mingo para ir a la iglesia,sus trifulcas de borra-chos, su militar retiradoesperando que alguien leescribiera (era un vetera-

    no estadounidense de lasegunda guerra mundial,apodado el “gringo”), susancianos contadores dehistorias (el más queridoera don Valentín que con-taba historias fantásticasa los cipotes que lo rodea-ban interesados) y su Pilar Ternera.

    Lo que quiero decir es quecon los libros de GarcíaMárquez (con la mayoríade ellos) tuve una vivenciaparticular. Cada uno deellos dejó una huella con-creta en mí. Cada uno deellos fue una joya inapre-ciable, a la cual dediquéuna atención y un cuidadoespecial (tanto para conse-

    guirlo como al leerlo: hiceuna lectura artesanal, co-mo si no quisiese que ellibro acabara). Contar lavivencia de cada lecturasería largo y tedioso, perose me viene a la memoria – por ejemplo— la depresiónque me causó Crónica de

    una muerte anunciada ola zozobra que sentí al leerRelato de un náufrago.

    En suma, en un periodoque fue crucial en mi vi-da (entre 1978 y 1983),Gabriel García Márquez fueesencial en la formaciónde la visión de la realidadque en esos momentos yome forjaba casi instintiva-mente, dando tanteos, sinsaber cómo sería nalmen-te, cuando me convirtiera

    en el adulto que soy. Fueel autor más importantede esos años, por delan-te de otros que tambiénme llamaban la atención ycuyos libros buscaba, aun-que con menor intensidad:Mario Vargas Llosa, FedorDostoievski, León Tolstoi,Nicolai Gogol y AntónChéjov.

    El tiempo pasó y leí otroslibros de él (y de otrosautores), en unas circuns-tancias distintas a aquellasen las que leí los primerossuyos. Lo que vino despuésen mis lecturas (y en miforma de ver la vida y loslibros) se asentó sobre esa

    base que ya es parte dela carga mental y culturalque llevo conmigo. En esesentido, García Márquezfue un autor fundamentalpara mí, porque parte desu obra literaria lo fue demi incipiente formación in-telectual.

    Ya adulto, con otras lectu-ras a cuestas, fui sintiendouna cierta desazón conalgunos de sus libros pos-

    teriores a los “clásicos”.No soy crítico literario (niaspiro a serlo), sino unmero lector de novelas, yes como tal que de prontosentí que la innovación enGarcía Márquez era poca.Que no me estaba ofrecien-do algo totalmente distintoa lo que yo ya había leídode él. Y eso hizo que en

    un comentario que hicede Memoria de mis putastristes me atreviera a opi-nar que en ese libro se nosofrecía un García Márquez ya conocido. Siempre tuvela impresión que las nove-las de García Márquez eranparte de una gran novela,cuya matriz era Cien añosde soledad. Los últimosfrutos de ese árbol dejaronde sorprenderme, lo mismoque no me sorprendieron(al contrario, me desalen-taron) los frutos cultivadospor imitadores –algunossumamente creativos, yotros no tanto— de GarcíaMárquez.

    Sin embargo, pese a ese

    “distanciamiento”, nun-ca he dejado de reconoceralgo que es inobjetable: elimportante lugar de GarcíaMárquez en las letras his-panoamericanas. Y ahora,en este momento de luto,dejo constancia de la hue-lla imborrable que él ha

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    dejado en mi vida.

     Termino con una confesión. Tengo el enorme defecto

    de no detenerme mucho(a menos que me interesecomo tema de estudio) enla vida de los autores queleo, aunque recorra toda ola mayor parte de su obra.Así las cosas, con GarcíaMárquez, pese a habermeesmerado por leer toda suobra (sin duda, varios tex-tos se me han escapado),

    su trayectoria extraliterariano fue objeto de mi interés,por más que eventualmen-te leyera algo de quienescriticaron sus vínculos conlíderes de izquierda y queincluso lo acusaron de serservil con ellos. Esas críti-cas en realidad nunca meimportaron, pues soy re-

    ticente a mezclar “el cebocon la manteca”; soy de losque opinan que una obra

    Asimismo, no se me es-capan ni el compromisode García Márquez con la justicia ni su solidaridadcon las luchas liberadorasen el mundo ni su apues-ta por la independencia de

    América Latina. No con-cibo, en ese sentido, quelas derechas mediáticasse quieran apropiar sumuerte, diluyendo esta di-mensión suya.

    Me preocupa más que lasderechas mediáticas dilu- yan a un García Márquezque, sobre todo, hizo suya

    la causa del lenguaje comovehículo de humanización.Es paradójico que unas

    Descanse en paz, GabrielGarcía Márquez. Quesu obra siga nutrien-do la imaginación denuevas generaciones delatinoamericanos, no sólopara construir nuevas rea-lidades verbales, sino paraedicar nuevas realidadesefectivas.

    empresas mediáticas quepervierten el lenguaje demil maneras se apropiende una gura intelectual

    que dedicó su vida a la de-fensa y promoción de unlenguaje que nos ayudaráa reconocernos en nues-tras miserias, para desdeahí construir verbalmenterealidades mejores. Eso eslo que hace un “deicida”,como cabalmente lo calicóVargas Llosa en una épocaen que eran amigos.

    literaria se la valora porsus méritos intrínsecos yno por la vida privada o pú-blica de sus autores, que

    en todo caso si son enjui-ciados lo deben ser desdecriterios extraliterarios.

    San Salvador,18 de abril de 2014

    DIÓS A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ 

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    RENÉ VAQUERANO

    I. INTRODUCCIÓN

    Desde un punto devista estrictamen-te cientíco resulta

    arriesgado asegurar queAlberto Masferrer sea unsociólogo, porque nuncaexpuso en forma sistemáti-ca sus ideas en este campo.Sin embargo, en sus más

    La temática desenvueltaen sus ensayos plantea losproblemas que afectan a lasociedad salvadoreña de

    “El Mínimun Vital”, “ElDinero Maldito”, “Leer yEscribir” y “Que debemos

    conocidos ensayos se con-sidera como el pensadorsalvadoreño de mayor con-tenido socio-cultural.

    su tiempo, y formula so-luciones practicables a losmismos, las cuales, por sucarácter ecuménico, tienenvigencia en la actualidad.

     RTÍCULO A 

     Tomado de: REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES.

    APORTES. -ABRIL- MAYO-JUNIO 1978. PAGINAS 9-18

    ideas sociológicasde masferrer

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    DEAS SOCIOLÓGICAS DE MASFERRER.

    III. LAS IDEAS DE MASFE-

    RRER SOBRE SOCIOLOGÍA

    EDUCATIVA

    Masferrer comprende que

    la educación es un proce-so eminentemente social.Este concepto, propio dela sociología pedagógica,predomina en la actuali-dad, pues, la educación nose concibe desligada de loselementos constituidos dela sociedad y el Estado.

    Basado en este principio so-cio-educativo, don AlbertoMasferrer arma que laeducación es una de las

    necesidades primordialesdel individuo, cuya nali-dad última es la formacióntripartita del hombre: cor-dial, trabajador y padre defamilia experto.

    saber” o “Cartas a unObrero”, son los trabajossociológicos que contienensus ideas fundamentales

    sobre cuestiones tan im-portantes.

    Humberto Tejera llamaal primero “Bella Utopía”,epíteto que no aproba-mos, porque “El MínimunVital” no es la descripciónde un estado irrealiza-ble al estilo platónico, nila concepción de una ciu-

    dad-estado, como críanCampanela y Tomás Moro,sino el enfoque realista delas necesidades primariasdel ser humano como uni-dad bio-psico-social ylas fórmulas propias pararesolverlas.

    El hecho, sensible, de que

    no se hayan aplicado susdoctrinas vitalistas no justica el calicativo de Tejera. Las causas de ellodeben buscarse en el mediofísico y social en que le tocódesenvolverse a Masferrer,medio hostil a las ideasrenovadoras del ilustreusuluteco. La ignoranciade los de abajo, la incom-

    prensión y egoísmo de losde arriba, constituyeron elvalladar infranqueable pa-ra sus ideas socialistas.

    Resabio de ese medio in-hóspito al pensamientoMasferreriano son los jui-cios de algunos académicos

    II. INTENTO DE CLASIFICA-

    CIÓN DE LAS IDEAS SOCIO-

    LÓGICAS DE MASFERRER

    1° Ideas sobre sociologíaeducativa;

    2° Ideas sobre sociologíaPolítica;

    3° Ideas sobre sociologíaEconómica;

    4° Ideas sobre sociología Jurídica;

    5° Ideas sobre sociologíadel Trabajo;

    6° Ideas sobre sociologíadel Conocimiento;

    7° Ideas sobre sociología dela Religión.

    que niegan el derechobien adquirido de llamarle“Maestro y ejemplo de ju-ventudes”.

    “Educación primaria ycomplementaria ecaz, queforme hombres cordiales,trabajadores expertos, y je-

    fes de familias expertos”.

    El niño, como un ente enformación, debe poseer, se-gún el maestro-poeta, unacuádruple paternidad quevele por sus intereses y ne-cesidades fundamentales,a n de ser posteriormenteel reejo de sus padres y dela sociedad en general.

    “Sus padres, la comuna, laprovincia, el Estado han deconstituir para él una cuá-druple paternidad, a n deque esa vida que se iniciaadquiera su máxima po-tencialidad, y llegue a serun día la justicación desus progenitores, del me-dio social que le formó, y la

    redención de aquellos en-tre quienes va a orecer”.

    Su concepción socio-pe-dagógica sobre el niñono culmina ahí. Es másambiciosa y apologéti-ca al considerarlo como“el mejoramiento visible y

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    trascendente de la socie-dad”.

    “El niño, decimos, es elperdón de hoy y la puri-cación del mañana: sóloen él alcanzan su realiza-ción las esperanzas y losanhelos de acrisolamiento.Es el verdadero torbellinoque organiza la vida, atra- yendo para organizarla loselementos más puros delambiente social y cósmico.Es un centro de cristali-zación, al cual auyen lasfuerzas vivas y renovadoras

    que forman el río perennede la vida”.

    “Él es el continuador de lasrazas. Si él no viene la fami-lia desaparece, la comunase extingue, el Estado sedebilita y muere”.

    “El niño es el dueño  porexcelencia, el heredero le-

    gítimo, el que tiene losderechos primarios e ina-lienables, el que mantiene y vigoriza a la nación; elque remueve y permite quese mejoren, se puriquen yse acrisolen las cualidadescaracterísticas y vitales delpueblo”.

    Entre sus mandamientosdel trabajador, pide a éstevelar por el cumplimientode los derechos del niño.

    Concretamente, el 11°.Mandamiento reza así:

    “Velar porque seancumplidos los derechosdel niño, a quien has deconsiderar como supremoelemento puricador y edi-cador de la vida social”.

    El maestro Masferrer cono-ció la situación social queafronta el educando física ymentalmente anormal en laescuela. Por eso propone,como prolaxis educativa,extremar todas aquellasmedidas que benecienque afronta el educandofísica y mentalmente anor-mal en la escuela. Por eso

    propone, como prolaxiseducativa, extremar todasaquellas medidas que be-necien sus necesidadesprimarias fundamentales:alimentación, vestido ytecho.

    Respecto a la enseñanzade éste, aconseja que laescuela debe ser sabia en

    el sentido de comprendersu naturaleza biopsíqui-ca, no discriminarlo comoespécimen raro del génerohumano, porque él es elproducto de una sociedadtambién enferma, y comotal, su educación será es-pecíca.

    “La única posibilidad deatenuar las diferencias fí-sicas y mentales del niñoanormal, consiste en extre-

    mar con él los cuidados yla asistencia: en darle ali-mentación esmerada, casaamplia, sana, soleada yalegre, vestidos limpios,variados, confortables ygraciosos; escuela sabia,capaz de extraer por sudisciplina, su amorosidad,su ciencia, su prudencia,los buenos gérmenes que

    están oprimidos por losmalos, vigorizándolos has-ta en potencia máxima,para que se sobreponga alos gérmenes viciosos, yacaben por suprimirlos oatroarlos”.

    “Masferrer sostiene quela función educadora del

    pedagogo es una de lasresponsabilidades másgrandes, pues su ma-terial de trabajo es elalma maleable del niño.En consecuencia, juzga:el educador debe ser unapersona técnicamente pre-parada para su tarea, quees, de todas, la más delica-da. Esta responsabilidad,

    según don Alberto, cae conmayor peso sobre el padrede familia, quien deberáconocer los principios fun-damentales de la ciencia yarte de la educación; de ellosse valdrá para enterarse sisu hijo está recibiendo unpan espiritual adecuado”.

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    “Tienes que hacer, hombre,una obra trascendental: lamás seria, difícil e impor-tante; fecunda en bienes

    o en males, digna de todoencomio o de vituperio inde-cible, según la trabajes conhierro o acero. Bajo el sol,no hallarás para empleartus fuerzas otra empresade mayor responsabilidad,ni encontrarás que nadiese le haya conado unaobra más signicativa”.

    “Tienes que hacer a tu hijo.¿Cómo lo harás? Esta es lacuestión suprema para tí ypara los que te rodeamos”.

    “Tu hijo, precisamente tuhijo, puede ser para no-sotros instrumento decondenación o de vida”.

    “No pasarán treinta años, y ya tendremos en él unredentor, un guía, un hom-bre bueno, útil, inofensivo

    al menos, o un tirano, unazote, un verdugo, un ex-poliador, un egoísta. Nohay medio, será para noso-tros un bien o un mal, unacarga o un benecio”.

    “Y de eso, tuya será la glo-ria o la vergüenza”.

    “Nos interesa extremada-

    mente que hagas bien a tuhijo; haz medianamente,si no puedes mejor, tu li-bro, tu estatua, tu cuadro,tu gobierno, tu hacienda.Sé mediano, si no puedesser eminente, y sé vulgarsi no puedes ser media-no. Te perdonaremos tumedianía o tu vulgaridad,puesto que, al cabo, no

    podrás hacernos muchodaño, y pasarás con no-sotros; más o menos tedesvanecerás en la muerteal mismo tiempo que noso-tros”.

    “Pero tu hijo vivirá jun-to con nuestros hijos, y aéstos no queremos tolerarque se les dañe; son los

    más queridos de nosotros,las ores de nuestra vida, yno debemos consentir quepor negligencia o estupidezquede con ellos un elemen-to de ruina o dolor”.

    “Forja bien a tu hijo; portodas tus fuerzas; juntacuantos rayos de luz vagandispersos en tu alma y em-

    pléalos en esa obra de vidao muerte”.

    “Sí quieres, no hagas nin-guna otra cosa, si nopuedes, vive obscuro, tran-quilo, retirado y exento detoda lucha. Te exonerare-mos de todo trabajo socialo político y te cedemos lapaz y la libertad, a cam-

    bio de que nos dejes a unhombre”.

    “Pero si nos dejas a unmalvado; si nos dejas aun opresor, un mentiroso,

    En síntesis, el maestro de-sea que el padre de familiasea en sí: un educador.

    En este último aspecto,consideramos al maestroun tanto ambicioso y exa-gerado en su idea, porquees imposible pretender laformación de padres de fa-milia conocedores de losfundamentos psico-peda-gógicos necesarios que loscapaciten para compren-der los resortes anímicos

    del niño en edad escolar,sin pasar por el entrena-miento humanístico de lasciencias de la educación.Su pensamiento es el si-guiente:

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    un esbirro, un explotador,un verdugo, un loco, unenfermo, un degenerado,entonces no absolveremos,

     y cualesquiera que seantus méritos aparentes, de-clararemos que nos hasdefraudado y que a tu pa-so por este mundo ha sidouna desgracia”.

    “Te elevarán estatuas; elgobierno dirá que has pres-tado grandes servicios y losdiarios harán de tu elogio

    descompasada y estruen-dosamente; pero ni el oro,ni las condecoraciones, nilas alabanzas harán quete absolvamos. Por enci-ma de toda esa mentira ya través del bullicio ocialo social, surgirá la verdad, y diremos que tu hijo, lacontinuación de tí mis-mo, está demostrando la

    falsedad e inconsistenciade tus méritos”.

    “Si tu hijo es perverso,embustero, vicioso, tú mis-mo, digan lo que quieranlas apariencias y las con-venciones, habrás sido,en algún modo, perverso,embustero, vicioso. Acasonunca el mundo conocerá

    detalladamente y concreta-mente tus aquezas o tusmaldades; acaso la mismaposteridad conese quenada malo supo jamás detu vida. Pero tu propio sercontinuado en tu hijo, tuespíritu y tu carne repro-ducidos en ese retoño, tus

    inclinaciones, tendencias,hábitos, deseos, aspira-ciones, tu alma entera,concretada y manifestada

    en tu descendiente, darátestimonio irrecusable  delo que realmente fuiste”.

    “.....todo hombre debeser, necesariamente, uneducador, porque tiene laobligación ineludible deeducar a su hijo”.

    Masferrer lleva a tal gra-

    do la educación familiar,que atribuye únicamente y exclusivamente al padrede familia la formación delcarácter y del sentimientomoral del niño. El apren-dizaje de las ciencias y delas artes, asimismo la for-mación del trato social deéste, es la faena instructi-vo-educativa del maestroen la escuela.

    “Abandone, si quiere, enajenas manos el cuidadode vestirle, formarle en eltrato social, instruirle enlas ciencias y en las artes;pero cumpla él su tarea deformarle un carácter, deforjar los resortes morales

    que le harán hombre. Yaprenda a fondo este artede la educación, para sabercuándo los guías extraños y mercenarios que dé a suhijo cumplen con ciertos odesaciertos el trabajo queles haya conado”.

    Si la sociedad toma como

    base de su organizaciónestos principios de pedago-gía familiar y de la crianza,tendrá una escuela pri-

    maria estructurada de talmanera que el tradiciona-lismo pedagógico reinantedesaparecerá por completode nuestro medio.

    “En una sociedad organi-zada sobre, los principiosque dejamos expuestos, laescuela primaria sufriráprofundas modicaciones;

    probablemente, nada que-dará de su forma actual.Porque en una sociedaden que haya para todosun relativo bienestar y laseguridad de vivir a salvode la miseria, nadie ten-drá interés ni necesidad deencomendar a extraños elsanto y grato quehacer deeducar a sus hijos”.

    “Entonces los niños seeducarán en el hogar, sise instruyen fuera, serásin romper ni relajar losvínculos con su familia.Y como la instrucción yano consistirá en aprenderel sinnúmero de vacie-dades con que ahora se

    idiotiza a los niños, es desuponerse que estos sólotendrán maestros, cuandosus facultades mentaleshayan adquirido vigor su-ciente, cuando ya seancapaces de recibir laslecciones de un verdade-ro hombre de ciencia”.

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    Sin embargo, sus ideas so-bre la educación familiar yde la crianza no nalizanen los principios anterio-

    res, sino que se continúancon mayor énfasis en lossiguientes párrafos:

    “Sea como fuere, y sin ne-cesidad de anticiparnosa los tiempos, armare-mos que todo hombre quepiensa reexivamente y sepenetra de tremenda res-ponsabilidad que asume al

    criar a un hijo, comenzarádesde ahora a estudiar elarte de la educación. Nopermitirá ni un día másque el alma de su niño— porque el alma es lo que seforma con la educación— corra enteramente a cargode otros; no se conformarácon que le informen, por

    medio de buenas notas ocualquiera otra clase depapeles, que su niño vabien, sino que sentirá lanecesidad de convencersede que realmente va bien.No aceptará para maestrosde su niño a todos aqué-llos que un gobierno más omenos inepto encargue dela educación pública, si-

    no que investigará si talesmaestros saben y quiereneducar”.

    “Tales hombres, preocupa-dos a toda hora de que elcuerpo y espíritu de su hijono sean envenenados, atro-ados, deformados para

    siempre, revisará examina-rá con solícito cuidado losalimentos corporales y es-pirituales con que nutren

    al hijo de su alma”.

    “Se hará pues, un educador;estudiará especialmente lapsicología infantil, para co-nocer las leyes que rigenel desarrollo de una men-te del carácter. Aprenderála ciencia de crearle al ni-ño buenos hábitos, deextirparle los que sean

    perniciosos, de combatirlas tendencias viciosas,de favorecer las notables ysanas, aprenderá en n, ainuir sobre la herenciapor medio de la educa-ción, que es la más difícil

     y necesario de los aprendi-zajes”.

    Hace más de medio siglo

    que Masferrer expuso enun pequeño folleto- “Leery Escribir”- una verdadeducativa que tiene comovigencia en la actualidad:

    “La mitad de los sal-vadoreños no saben leerni escribir”.

    Nos atrevemos a armarlo anterior, porque en elCenso de 1971, el índice deanalfabetismo es el 49.2%.Este cálculo es en relacióna la población de 10 años y más, la que en términosabsolutos era de 1.695,773habitantes.

    Según proyecciones delMinisterio de planica-ción hasta el año de 1975se calcula que el índice

    de analfabetismo es de37.5%, lo cual resulta bas-tante dudoso, porque noha existido ni existe unprograma especíco quelo haya reducido, máximeque mantenemos la tazade crecimiento poblacionalmás alta de América Latina(3.7%). Luego la verdadMasferreriana se torna aún

    más evidente.

    El problema del analfa-betismo requiere para lasolución, según Masferrer,el esfuerzo constante nosólo del estado, sino de ca-da uno de los ciudadanosque forman el conglome-rado social. Trasladando

    una vivencia suya a lospueblos de Europa sobreeste aspecto de la educa-ción fundamental, armaque desde el hombre máspobre hasta el más dege-nerado debe adquirir “uncaudal de conocimientoque agrande su horizontemental”. Para él, pues, elanalfabetismo es un pro-

    blema de cultura popular.

    Finalmente, Masferrertiene una gran fe en la es-cuela y en la cultura comoliberadoras del espíritu in-dividual y colectivo de lospueblos.

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    “Tener el mayor número deescuelas, las mejores es-cuelas, se ha vuelto puntode honor, y no solamente

    punto de honor, sino dedefensa, de seguridad na-cional, pues en el norte es ya una verdad vulgar queel pueblo de mayor culturaserá, el más libre, el más in-dependiente, el más rico, elmás fuerte, y el más feliz”.

    IV. IDEAS SOBRESOCIOLOGÍA POLÍTICA

    La primera idea socio-política de Masferrer escategórica al armar queel interés supremo de laNación es asegurar pa-ra todos sus miembros, lasatisfacción de sus necesi-dades primordiales.

    “La satisfacción plena denuestras necesidades pri-mordiales, es la base y lacondición perenne de la vi-da y de la salud. Asegurarla“para todos”, no puede serel interés restringido deuna casta, de una clasesocial, de un grupo de pri-vilegiados, sino el interéssupremo de la Nación en-

    tera, puesto que ella extraetodas sus eciencias, dela salud, de la fuerza, delequilibrio, de alegría y delvalor de todos sus hijo”.

    Señala con nalidad yobligación primaria delEstado, procurar que todos

    los habitantes del país sa-tisfagan las necesidades

    vitales.

    “…..el Estado, la Provincia y la Comuna, tienen co-mo nalidad y obligaciónprimarias  trabajar en-te todo y sobre todo paraque las NecesidadesVitales  sean procura-das igualmente a todoslos habitantes del país”.

    Alberto Masferrer sostieneque “el concepto estáticode nación y sociedad, tie-ne que ser sustituido porel concepto dinámico; esdecir, que la nación y lasociedad no deben con-cebirse como organismosmantenidos por las mis-mas condiciones que danpor resultado el orden enlas relaciones de sus ele-mentos constitutivos, sinocomo entidades cambian-tes y sujetas a las leyes delprogreso evolutivo.

    El problema de la con-ciencia colectica ha sido

    En las concepciones socio-políticas de Masferrer, lafamilia es una micro na-

    ción, puesto que admite:“la Nación organizada co-mo una gran familia, enla que se atiende a la fun-ción capital, primaria, deprocurar vida a todos susmiembros”.

    El deber ineludible delEstado, con el de la fami-lia y del individuo, es la

    organización técnica de lasrelaciones del hombre conel hombre, del trabajo, laproducción, el consumo yla propiedad.

    “El deber primario, anteriora todo, por encima de todo,para el individuo, la fami-lia, la Comuna y el Estado,es organizar la propiedad,

    el trabajo, la producción yel consumo, lo mismo quelas relaciones entre hom-bres y hombres, de maneraque todo converja a la rea-lización perenne y fácil delMínimun Vital: es decir, aque el trabajo encuentresiempre a las condiciones

    muy objetado, porque suscultivadores han usadouna terminología equívo-ca. Masferrer no se escapó

    a esta tendencia sociológi-ca, cuando asevera: “lo queanhelamos es una supera-ción de nuestra concienciacolectiva, cimentada sobreuna superación de la con-ciencia individual”.

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    Masferrer quizá no andeequivocado al calicar lasrepúblicas de caricaturas osimulacros de monarquías,

    porque los países latinoa-mericanos con régimenpresidencialista, a pesar deconsiderar estado demo-cráticos, tienen una políticaviciada que no permite elegirlibremente a sus repre-sentantes, característicaque ha movido al Maestroa insistir en este aspecto

    “Si, las repúblicas de hoy,son simples caricaturas,simulacros. El pueblo, eltrabajador , vive en ellastan infeliz y despreciadocomo en las monarquíasmás orgullosas; sólo que sele miente más, pues se lehace creer constantemente

    Masferrer, como libre pen-sador, reacciona contra elimperialismo norteame-ricano, porque sabe quetodo imperialismo anula yentorpece la personalidad

    humana.

    “….el norteamericano seengulle cada día un tro-zo de nuestro Continente,

     y nos va marcando con elerro con que marca lasreses de sus rebaños in-numerables”. (I) “Porqueno entra en los designiosde Dios que sean tratados

    como hombres los que sonmeramente ovejas, ni co-mo esclavos los que tienenalma de esclavos, ni co-mo seres libres y dignos,con espíritu y corazón, losque tienen el alma en ellibro de cheques y la con-ciencia en el libro de caja”.

    Armar que los enemigosnaturales del Estado sonel vicio y el crimen, y unaha de ser la actitud de éstefrente a ellos: la guerra.

    “Frente al vicio y al cri-men, el Estado no debetener más que una actitud,

     y es la guerra. El vicio y el

    crimen son los enemigosnaturales, irreconciliablesdel estado”.

    Considera que la deniciónde la palabra gobernar  esinexacta, cuando se haceasí: “Gobernar es poblar,gobernar es instruir, gober-nar es comunicar”. Segúnél la denición necesaria

    es la siguiente: “Gobernares apartarnos del mal; po-ner dique a nuestros malosinstintos, y desarraigar susmanifestaciones: que sonel crimen y el vicio”.

    Con respecto al gobier-no, Masferrer adopta una

    Considera que el concep-

    to de república ha sidotergiversado en su signi-cado propio, al armar losiguiente: “…fue una la-mentable desgracia que lospolíticos de todos los tiem-pos, hayan cambiado a lahermosa y santa palabraRepública a su genuinosignicado, para hacer deella una caricatura de lasmonarquías”. Arma, porel contrario, que la palabraRepública debe signicar“vida para todos, un pocode bienestar para todos”.

    necesarias para alcan-zar su Mínimun de VidaIntegra”.

    que tiene más derechosque antes, cuando en rea-lidad, no los tiene”.

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    “Trae el gobierno tantosdaños; es tan opresivo,tan costoso, tan invasor,tan usurpador, tan des-viado y tan ciego, que nohay por qué extrañarse deque grandes pensadores ylósofos lo declaren con el

    resumen de todo lo malo yenojoso”.

    Su extremismo se explicapor la época en que vivióel Maestro. El gobiernosalvadoreño tenía las ca-racterísticas señaladas. Loinadmisible en él es haber-las universalizado.

    Insiste sobre la negatividaddel crimen y el vicio en lavida social. Esta tiende aser más perfecta cuandose logra reducir estas dosexpresiones de negatividadsocial. Por el contrario, sise desarrollan, la vida dela sociedad se corrompe ydegenera.

    “….vicio y crimen son lospoderosos y activos disol-ventes de la vida social.Vida social supone justi-cia. Fraternidad, amor; yen tanto será aquélla másperfecta, en cuanto se lo-gre reducir a un mínimunlas fuerzas disolventes del

    vicio y del crimen. Son es-tas ideas términos que nopermiten pactos ni armis-ticios; la guerra entre ellos

    es la muerte y perenne: siha de mejorarse la vida so-cial, será porque el vicio

     y el crimen se aminoran,se crecen éstos, la vidacolectiva se enferma y secorrompe; si llegan unos

     y otra a cierta toleranciamutua, en que los regla-mentos usurpan el lugarde la represión, entonces

    la sociedad cae en la mástriste y ruin de las dolen-cias, que es la hipocresía”.

    Sostiene que toda formade gobierno que tolera elcrimen y el vicio es la másperversa.

    “….armamos que la másperversa teoría y práctica

    de gobierno, es la de con-temporizar con el vicio y elcrimen, las de tolerarles enalguna forma; la de consen-tir que vivan quietamente,aunque sea en el más os-curo y silencioso rincón deledicio social”.

    Las naciones en quepredominan los desajus-tes físicos o mentalesdenomina Masferrer seu-do-naciones y no tienen,por lo tanto, desarrolladasu conciencia colectiva.

    “Eso que se llama concien-cia colectiva, manifestadaen un esfuerzo colectivo,

    orientado, seguro, insis-tente, y que permita a unanación, sea chica o grande,realizar un n histórico,

     jugar un rol en el conciertodel mundo…. Eso está ve-dado a las seudonacionesen que el tahúr, el ebrio, elmujeriego, el alienado, haninfundido virus en la san-gre de las multitudes”.

    El régimen social debe or-ganizarse de tal manera quecada uno de los miembros

    de la sociedad disfrute deun mínimun de vida ínte-gra, maniesta Masferrer.

    “….el Régimen social pue-de y debe organizarse de talmanera que para todos losasociados haya posibilidadsegura de disfrutar de unMínimun de vida Integra”.

    Considera que mientrashaya hombres al serviciode un amo que los explo-ta, no podrá haber pan nilibertad, porque la esclavi-tud es la negación absolutade la libre determinaciónde los hombres.

    “si te predico la desobedien-

    cia, es porque jamás habráen la tierra ni libertad nipan mientras una turba deesclavos se halla presta almandato del amo cuandoéste les ordene perseguir,encarcelar o atormentar aquienes se esfuerzan porfundar la Nueva Vida”.

    actitud un tanto extremistaal no concederle ningunacualidad positiva. Se le es-capó que no hay sociedad

    sin una autoridad común:el gobierno.

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    V. IDEAS SOBRES O C I O L O G Í AECONÓMICA

    El concepto de pobreza quees tan relativo, Masferrerlo deslinda de un modo tanmagistral, que bien pudieratomarse con la caracteriza-ción más perfecta de dichoconcepto socio-económico.Y es que el Maestro vivió encarne propia la pobreza.

    “El carácter esencial de la

    pobreza es anular, destruirel yo, aniquilar la persona-lidad”.

    Abogar por una justicia so-cial mediante el principiode la nueva moral que dice:“A cada uno según sus ne-cesidades”.

    Se rebela contra el acapa-

    ramiento de la propiedadprivada o monopolio dela tierra podrán ser libreslos trabajadores. Aseveraque despojar al hombre dela tierra equivale a quitar-le su elemento natural, loque traería su deforma-ción, porque lo dene como“animal terrestre”. Concibeque abolida la esclavitudde la tierra, desaparecerála esclavitud económica ypolítica.

    Sin embargo, los hom-bres, especialmente losgrandes terratenientessalvadoreños han conti-nuado monopolizando y

    “Sólo una cosa hace falta

    para que los trabajadoressean libres, y es destruirel acaparamiento de la tie-rra por los propietarios queno la trabajan. Esto es loque deben pedir, exigir desus gobiernos, y esto no espedir cosa extraña, sino lasatisfacción de un derechomás indiscutible y esencial:

    el derecho que todo ser tie-ne a vivir sobre la tierra y asacar de ésta su alimen-to, sin pedir permiso alos demás hombres”.

    “¡Monopolio de la tierra!Verdaderamente, es difícilhallar una frase más irri-tante, ni que signique unabsurdo y una injusticia

    mayor. ¿En virtud de quépueden los hombres mo-nopolizar la tierra? Todoslos argumentos, más o me-nos aceptables, con quese deenden la propiedadprivada, aparecen comoburdas patrañas cuan-do se trata de justicar

    esclavizando la tierra, amedida que la civilizaciónse ha ido cimentando. Hayzonas en nuestra capital

    donde la vara cuadradade la tierra cuesta de ciena doscientos colones. ¿quéhemos hecho para evitarestos pingües negocios?Absolutamente nada, a pe-sar que don Alberto lo hadenunciado desde hacemás de un cuarto de siglo.

    el monopolio de la tierra.Porque ésta no es, ni enapariencia, obra humana,sino que es cosa tan ante-rior y superior al hombre,

    como el rmamento res-pecto a una golondrina”.

    “¿Pero, a qué equivale des-pojar al hombre de la tierra?Exactamente a quitar a lospájaros el aire y el agua alos peces. Privados de suelemento natural, parecendegenerar rápidamente,

    convirtiéndose en seresmonstruosos o deformes”.

    “El hombres es un animalterrestre, lo mismo que elcaballo, el ciervo y el buey.No siendo animal acuático,ni del aire ¿de dónde habíade ser? ¿y cómo se quiereque el animal humano nose deforme o se corrompasi se le priva de su elemen-to natural?”.

    “Realizar la emancipaciónde éste constituye el idealmás urgente, accesiblepor ahora a los hombres.Esta liberación vendrá a

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    “Que al nacer cada, hom-bre se encuentre que es

    poseedor de una porcióndel suelo; que al llegar ala edad del trabajo, halleque tiene que trabajar; quecualesquiera que sean lascircunstancias de la vidasepa que siempre habrá unrincón de tierra que le ser-virá de refugio y amparo”.

    “Tierra libre, y libre tam-

    bién cuando sea necesariapara trabajar. Libres loscaminos, libre la fabrica-ción, introducción y usode las herramientas; librela compra y venta de losproductos agrícolas, librestodos los elementos, facto-res, usos y productos delcultivo”.

    “No detentarás la tierra,porque ella es la vida detus hermanos. Si retienesmás tierra de la que nece-sitas, les robas la vida”.

    “Desgraciadamente, la tie-rra no es como el aire, y loshombres pueden monopo-lizarla y esclavizarla”.

    “Y la han esclavizado. Latierra es de unos pocos,donde quiera que exista lacivilización. La mayoría delos hombres, en los paí-ses civilizados, no poseenun pedazo de tierra ni unrincón donde levantar unacabaña”.

    Calica de falso dogma elconsiderar la palabra ci-vilización como sinónimode perfección y de bien-

    estar, pues los países quese precian de más civiliza-dos presentan contrastessociales mayormente acen-tuados.

    “Hagamos constar que pa-ra la generalidad de lossectores, civilización essinónimo de perfección,de bienestar, por más, queen realidad, resulta que enlos países reconocidos co-mo civilizados, reinan lasenfermedades, los vicios,la ignorancia y la presión,más intensamente, mu-chas veces, que entre lossalvajes. Se trata de undogma tan falso y contra-rio a la evidencia como los

    más absurdos de las reli-giones. La creencia en quela civilización trae la felici-dad de los pueblos, no valemás que el dogma de latrinidad o el de la infalibi-lidad del Pontíce Romano;solamente que éstos sonaceptados por gentes a

    La palabra civilización es,para Masferrer, un vocabloimpreciso, vago y oscuro;pero no da ninguna de-nición positiva de ella.Se conforma con indicarúnicamente los aspectosnegativos de su contenido.

    “En realidad, la palabra ci-

    vilización no es sinónimode perfección, ni siquierade bienestar, sino un voca-blo impreciso, vago, oscuro,que encubre bajo su durasignicación aparente, loshechos más monstruosos,el egoísmo más renado,los sufrimientos más ho-rrendos para la mayoría delos hombres, pero los más

    dignos de ser felices”.

    Determina que la condi-ción esencial del hombrelibre es el suelo libre.“Hombre libre y suelo es-clavo, dice Masferrer, noson posibles”.

    Sostiene que la ciencia noes patrimonio de ningu-

    na élite privilegiada y quenuestra vida social descan-sa en “el monopolio de laluz y el pan”.

    Reconoce que la vivien-da es uno de los derechoselementales del hombre“Tener cuatro paredes, un

    contemplar la abolición dela esclavitud de la tierra”.

    quienes se juzga ignoran-tes, mientras que aquéllaestá aceptada por muchosque se suponen ilustrados”.

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    beben la sangre de los niños y la voluntad de los adul-tos.... Cuartos de mesón,cuyas paredes son como

    empastadas en maldicio-nes y hálitos de rinconesmohosos.... Cuartos demesón con su pila única y misérrima, su excusadoexecrable, donde el que en-tró una vez se siente comodegradado para siempre,donde la pobre e ingenuamuchachada ha de oír lasgroserías e infamias que

    vomita ahí al lado un bo-rracho brutal o un tahúrendemoniado...”

    “Y en este San Salvador,ciudad de mesones, don-de mil criaturas humanaspor lo menos, viven su-ciamente, oscuramente,odiosamente....”.

    “La casa –esa necesidadsuprema del hombre con-vertida en objeto de lucro,en manera lícita de ate-sorar dinero, es señal decodicia innita; y el mesón,caricatura siniestra de lacasa, en señal, en quieneslo consienten, de imbecili-dad innita”.

    “Jamás habrá hombre sa-no, equilibrado, moral,activo y fuerte, si nace y vi-ve en un cuchitril...”

    Masferrer admite que siem-pre habrá pobres, pero éldesea que no hayan mi-serables ni hambrientos,víctimas de la codicia de al-gunos ricos que comerciancon el pan y la sangre delos humanos. Aspira a quela riqueza tenga funcionali-dad social.

    Sin pecar de etnocentris-tas exagerados, armamosque ningún escritor cen-troamericano ha pintadocon tanta crudeza la rea-lidad social vivida por elhombre de mesón, comodon Alberto.

    Aunque en la realidad he-mos progresado bastantesobre este problema, nosquedan como lastre, mu-chas familias víctimasde la “codicia innita” deciertos lucradores de la“caricatura siniestra y mor-tal de la casa”: el mesón. Transcribamos su pen-samiento para tener una

    mayor vivencia: “¡Cuartosde mesón! Sucias y estre-chas celdas en que el vahode las respiraciones promis-cuas forma una atmósferacegada de sudor y de todasemanaciones; calabozosen la, donde los llantos ylas cóleras de unos, se lemeten por los oídos y le en-venenan el ánimo a todos

    los que están viviendo ahíen el más orrible comunis-mo: el de aquellos que nose aman sino que se sopor-tan.... Cuartos de mesón,húmedos, miasmáticos,lamparosos, impregnadosde sangre y de tristeza....Cuartos de mesón que se

    techado para guarecersedel frío y de la lluvia y paraesconder sus tristezas, esun derecho elemental del

    hijo del hombre”.

    “No reprobamos la riqueza.No proclamamos ningunaera ilusoria, en que ha- ya pobres, y menos en elreino quimérico en quetodos los hombres habita-rán en palacios y beberánchampaña”... Siempretendremos pobres, a Diosgracias; pero no mise-

    rables, no hambrientos:porque éstos no son el fru-to del espíritu ni siquierade la ciega naturaleza, sinolos frutos de la codicia, delvampirismo, de la tiranía yde la estupidez”.

    Para Masferrer, el dinero esel principal factor determi-nante de la corruptora de

    toda institución, cuandoarma: “Toda instituciónse mixtica, se corrompeo se arruina mediante eldinero; y éste viene así aconvertirse en el disolventede toda vida”.

    Responsabiliza a los legisla-dores y a las concepciones

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    El terraje, que aún sub-siste en la actualidad, esun resabio del feudalismo.El hacendado representael pequeño señor feudalen nuestro medio: poseevasallos y colonos a suservicio, quienes pagancon su trabajo la peque-

    ñísima porción de tierraque habitan dentro de lahacienda. La deuda conel patrón nunca termina,por supuesto; y sus des-cendientes continúan bajo

    la tutela oprobiosa del te-rrateniente. Masferrer seperla como un enemigodel terrateniente, diciendo

    que es un derecho feudal, y establece esta igualdadsocio-económica: “feuda-lismo signica monopoliode la tierra”.

    “El terraje es un derechofeudal, subsistente, co-mo la mayor parte de losderechos feudales, dondequiera que la tierra es pri-

    vilegio de unos pocos y,por consecuencia, originala sujeción de los demás.Esencialmente, feudalismosignica monopolio de latierra, en grandes bloquesde que son los dueños úni-cos los señores, y en loscuales viven, en calidad devasallos o colonos, los quedan ahí su trabajo, a cam-

    bio de una ración de vida”.

    Establece con singularmaestría la diferencia entrela vida de la ciudad y la delcampo o rural, presentando

    las características especí-cas de cada una. “En laciudad, en las formas detrabajo, del comercio, de

    la pequeña industria, delos ocios obreriles, delservicio casero, esa depen-dencia no es tan dura: sele puede romper o atenuarcambiando muchas vecesde amo, a ver si alguna vezse da con un hombre, jus-to, bondadoso, o siquieraracional. La vida de la ciu-dad tiene mil inexiones

     y altibajos, y hasta es po-sible, por veleidades de lafortuna o artimañas y ex-pedientes, llegar a uno desirviente a patrón, y serhoy extorsionador el queera ayer extorsionado”.

    “Pero no así en el campo.La vida terrícola modela y

    conforma de tal manera alhombre, que ya no puedetransformarse sino rarísi-mamente, y casi nunca enmedida bastante. El peón,el labriego, lo son de cuer-po y alma, para siempre.Son arcilla que amasó latierra misma, y les impri-mió su propio ritmo, tardo,lento, reposado, circuns-

    crito, pausado; son comoseres intermedios entre elbuey y el hombre; fuertese infantiles, duros e inge-nuos, rígidos e inocentes”.Saben tarear, arar, hachar,segar, y desmontar, y soñar y vislumbrar cosas miste-riosas y prodigiosas. Almas

    “Mientras que los hombres,con sus malditas leyes ysu imbécil sociología, lohan arrojado todo, sin ex-cepción ninguna, entre lasfauces de la codicia y bajolas patas monstruosas delcapital, nuevo megaterioque todo lo aplasta bajo

    sus pisadas”.

    sociológicas de éstos, el ha-ber sometido al capital todolos recursos de que dispo-ne el hombre para obtener

    su liberación económica.

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    incipientes en cuerposbastos, si se les despren-de de la tierra, --donde soncomo arbustos que hubie-

    sen comenzado a ir y venirexentos ya de la sujeciónde las raíces--, se les des-tierra de la conanza, dela alegría, de la capacidadde trabajar y de vivir. Elpeón, el labriego, son delsuelo, criaturas y hechu-ras de la tierra, y con éstapertenecen al dueño, al te-rrateniente, que les rige y

    gobierna a su arbitrio”.

    Para el maestro, el n úl-timo del Capitalismo esadquirir la propiedad acambio de dinero, y localica de “maquina endio-sada”, que se ha convertidoen fuente de sacricios, nosólo de los hombres, sinode las inocentes almas in-fantiles.

    “....la propiedad, la co-sa adquirida a cambio dedinero, es en el SistemaCapitalista el derecho porexcelencia, el n último,la virtud suma, el ideal yel porqué, del vivir, lo que justica y explica todas lasactividades y todos los sa-cricios”.

    “La máquina endiosada, se está volviendo en la so-ciedad actual el diente yla garra de la era. Las vi-das de los hombres, hastade los niños, le son sacri-cadas, ni más ni menos

    VI – IDEAS SOBRESOCIOLOGÍA JURÍDICA

    que lo fueran en los brazoscandentes de Moloch”.

    Entre sus ideas socio jurí-dicas, Masferrer estableceque ningún poder humanoni divino puede prohibir aun padre de familia que suhijo deje de ser la proyec-ción de su ser.

    “El niño a quien diste elser, es tu hijo, y ningúnpoder humano ni divinopuede evitar que lo sea”.

    El concepto de la pena demuerte  ha dividido a loshombres en dos corrientes:los “mortícolas”, quienessostienen que debe man-tenerse como escarmiento y ejemplo para los demásmiembros de la sociedad;los que arman la tesis

    contraria, argumentanque aún en los países máscivilizados donde se man-tiene la pena de muerte,las estadísticas demues-tran que no ha disminuidola delincuencia. Además,consideran al delincuenteo criminal como produc-to de la misma sociedad, yestá, no tiene ningún de-recho sobre la vida de susmiembros.

    Nuestro país es uno de losmortícolas, con la únicasalvedad de que en nuestra

    Masferrer queda ubicadodentro de los anti-mor-tícolas, al expresar: “Esinnecesario discutir sobrela pena de muerte; sólo exi-giremos que el mismo juezque la decrete, mate al reocon sus propias manos”.

    Calica de torpe e inicua

    a la ley que establece dis-criminaciones entre loshijos. Para él, no hay hijosilegítimos, sino relacionesilícitas entre progenitoresenfermos.

    Nuestra legislación admiteesta distinción, concedien-do iguales derechos a loshijos ilegítimos y adoptivos

    en cuanto a la educación, ala asistencia y a la protec-ción del padre”.

    “Torpe, desgraciada e ini-cua ley es la que establecedistinciones entre los hijos.

    No hay ley ni justicia, sinosemilleros de prostitucio-

    nes”.“No hay niños ilegítimos,no los hubo nunca, no loshabrá jamás”.

    Masferrer hace ver a tra-vés de su pensamientosociológico que hay ennuestro medio una mala

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    constitución, la pena demuerte está especicadacon un carácter restringido.

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    administración de justicia,al armar en su “Dineromaldito”: “Frente a mí, auna cuadra, está la peni-

    tenciaría, donde viven loscriminales desvalidos; losque no tienen la lleve dora-da que abre las puertas dela justicia”.

    Dene la palabra “dere-chos” así: “Derechos sonaquellas funciones in-herentes a nuestro ser yque, si no se cumplen am-pliamente, producen ladegeneración, la enferme-dad o la muerte”.

    V – IDEAS SOBRE LASOCIOLOGÍA DELTRABAJO

    Dene al obrero como “lapersona que gana su vi-da ejerciendo un ociomanual, por ejemplo: uncarpintero, una costurera,un herrero, un sastre, unzapatero”. Esta deniciónequivale a una de las acep-taciones que proporcionael Diccionario de la RealAcademia: “Trabajador ma-nual retribuido”. Masferrer

    le aumentó los ejemplos.

    Su concepto sobre el tra-bajo, o sea “el esfuerzohumano aplicado a la pro-ducción de la riqueza”, esel siguiente: “Llamo traba- jo a la transformación delas sustancias comunes, a

    Reconoce que el trabajo,como esfuerzo humano,conduce a la fatiga, sinose combina con intervalosde descanso, ya que és-te es uno de los derechoselementales del individuo.Por eso establece para to-do patrono los siguientesimperativos categóricos:

    “No harás trabajar a nadiehasta que se fatigue o sehastíe, porque la fatiga yel hastío, son mortales. Unhombre no es menos queuna bestia, y las bestiastienen un derecho elemen-tal e inviolable: comer,beber, descansar”.

    “No alteres lo que Dios ma-niestamente ha ordenado.El día se hizo para trabajar, y la noche para dormir. Esun error o un pecado hacerlo contrario”.

    Para el obrero o trabajadortambién señala dos impe-

    rativos categóricos, dondele hace ver que su misiónestá en la tierra y no en laespeculación sobre lo tras-cendente y misterioso.

    “No te empeñes en compren-der y explicar el más allá,pues caerás en delirios”.

    “Tú debes estar aquí: tudeber es aplicar todas tusfuerzas a mejorar la vida,a perfeccionar el mundoen que ahora vives. Si tedesvías de este camino, nocosecharás sino desvaríos, y separarte de los demáshombres”.

    n de satisfacer nuestrasnecesidades corporales yespirituales, o, como dijeantes, nuestros derechosnaturales. Las sustanciascomunes son la tierra, elagua y el aire, y todas lascosas que directamentevienen de ellas”.

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    VIII – IDEAS SOBRESOCIOLOGÍA DELCONOCIMIENTO

    La sociología del conoci-miento, la cual indaga larelación recíproca entrela sociedad y las diversasformas del pensamientovulgar, cientíco y lo-sóco, no escapó de lasconcepciones sociológicasde Masferrer. Comienza pordenir el saber, identicán-dose con el pensamiento deBacon, al considerarlo co-mo poder.

    Saber es poseer el conoci-miento pleno de una cosa;de tal manera que puedaponerse en práctica en todolo que tenga de practicable.En este sentido se dice quesaber es poder, y también

    que saber es hacer.¿Qué entiende Masferrerpor ser instruido? “instrui-do es –dice-- el hombre queposee conocimientos cien-tícos, extensos y sólidos”.

    La naturaleza mental y mo-ral del obrero, según donAlberto, no se destruye nise adultera por el hecho de

    ser un trabajador manual.“Por ser obrero, no sedestruye ni se adulterala naturaleza mental delhombre”.

    “Tampoco no se destruyeni se adultera la naturale-za moral del hombre, por elhecho de ser obrero”.

    Concibe que los conoci-mientos que el hombre hade adquirir, “deben tenerun carácter práctico ydeben subordinarse a unfn conocido, realizable ynecesario”.

    Este n es, segúnMasferrer, el de procurarsea sí mismo y procurar a los

    demás una vida feliz”.

    Estas concepciones le per-lan como un pensadorque reconoce la funciónsocial del conocimiento, elque debe tener una utilidadpráctica para el hombre.

    El supremo principiode la ciencia es, según

    el Maestro, el siguiente:“Respetaréis los derechosde los demás, haciendoque todas sus facultades seejerciten en las condicionesque le son necesarias, o enotros términos, haciendoque su cuerpo y su espírituvivan normalmente”.

    El hombre ha de tener unconocimiento sólido de es-ta trinidad cientíca: laHigiene, la Medicina y la

    moral. Esta última la po-ne como la esencial para lainstrucción racional del serhumano.

    “Aquellas ramas de la cien-cia que enseñan cuálesson las condiciones nor-males de nuestro cuerpo yde nuestro espíritu; aque-llas que enseñan cuáles

    son las funciones natura-les del ser humano y dequé manera hemos de con-ducirnos para no impedirni adulterar su cumpli-miento; aquéllas, en fn,que nos enseñan cuálesson nuestros derechosy cómo se les garantiza,constituyen esencialmen-te la instrucción racionalnecesaria de todo hombre;son la base de toda otra es-pecie de conocimientos, sinla cual éstos serán inútileso perniciosos”.

    “En último análisis, estasramas del saber se reducena la moral, en su sentidomás amplio, que es la cien-cia de los derechos y losdeberes humanos, y cuyon es enseñarnos como seha de vivir”.

    Masferrer mantiene el cri-terio de que la ciencia no esel patrimonio de ningunacasta o clase social, sino

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    “He de insistir en que sólo laciencia puede enseñarnosel conocimiento detallado ycomprobado de tales dere-chos y deberes, y que estos jamás deban asentarseúnicamente en los merospreceptos de un hombre o

    de grupo de hombres, llá-mense representantes deDios o de la Ley, sino quepara saber si esos precep-tos merecen obediencia, ysi no resultan conformescon ésta, tenerlos comouna violación de nuestrosverdaderos derechos”.

    Las Materias de estudioque Masferrer conside-ra preferentemente parala instrucción del hombreson: la Agricultura, las ar-tes manuales y la higiene.

    “Todo hombre, pues, debeser labrador y artesano, yla agricultura y las artesmanuales, deben cons-

    tituir, con la higiene, lasmaterias preferentes de suinstrucción”.

    La socialización de laMedicina es planteada porMasferrer. Aboga por unapopularización de la medi-cina natural, negándole a

    “Este estado crónico de en-fermedad, más acentuadocada día, no es otra cosaque un reejo, un productodel estado social. Cuantomás complicada y más ale- jada de la Naturaleza es la

    organización de la sociedad,cuanto menos sencilla ymás renada es la vida, másenfermiza es también; de talmanera que civilización yenfermedad, han venidoa ser cosa inseparables.”

    Insiste que la Moral es laciencia que el hombre debe

    estudiar desde que adquie-re su capacidad racionalhasta que muere, pues ellaconstituye la base de su en-señanza también racional.

    “Hay una ciencia que de-be ocupar toda la vida delhombre, desde que su ra-zón despierta hasta quedeja de vivir: tal es la moral

    o ciencia de la conducta,la más práctica e intere-sante de todas, pues de suconocimiento y aplicacióndepende que la humanidadavance o retroceda. En úl-timo análisis, la evoluciónprogresiva del individuo yde la especie, depende de

    “Parécenos haber de-mostrado que el estudiode la Moral es de los queconstituyen la base de laenseñanza racional de todohombres, y que su impor-tancia no es menos que ladel Trabajo, la Higiene y laMedicina”.

    IX – IDEAS SOBRESOCIOLOGÍA RELIGIOSA

    que debe estar al serviciode todos los hombres paraque éstos la sometan libre-mente sin dogmatismos de

    ninguna clase, a su enten-dimiento.

     Jámblico su pensamiento:“la medicina es hija de lossueños”. La enfermedad seconcibe en la actualidad

    como un estado social, loque el Maestro asevera ensus escritos.

    la mejor o peor maneracómo cada individuo prac-tique sus deberes con los

    demás”.

    Antonio Caso considera lareligión como una de las

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    Su concepto concreto es elsiguiente: llamo religión al

    El maestro sostiene quesin conciencia religiosa,

    el individuo y la sociedadno pueden realizar ningu-na cosa trascendental quefavorezca la libertad y labondad de los hombres.Para él, la religión nosmarcan este derrotero: “se-réis felices haciendo felicesa los demás”.

    Con este estudio, que noagota las ideas sociológi-cas del insigne mentor, sepretende incentivar a in-

    telectuales salvadoreños,a n de que indaguen conmayor profundidad crítica,el pensamiento fecundo delilustre usuluteco desapa-recido.

    X–BIBLIOGRAFÍACONSULTADA.

    funciones mentales colecti-vas. En tal virtud, la religiónno puede substraerse dehechos sociológicos; en

    sí, la religión es un hechosocial concreto. Por eso,Masferrer tiene, dentro desu pensamiento, concep-ciones socio-religiosas demucho interés.

    Concibe la religión comoun “modo de vivir la vidadel día y del minuto; con-ciencia y presencia de lo

    divino en nosotros; certe-za de que el prójimo es mihermano, y mi hermano y yo mismo y los dos juntosemanaciones y expresionesde Él”.

    1) Masferrer. Alberto“Obras completas” (TomoI). Biblioteca Universitaria.1948.

    2) Masferrer, Alberto. “leer y Escribir” (Ediciones delMinisterio de cultura,1950.

    3) Mendieta y Núñez, Lucio:

    “Civismo” (Editorial Porrúa,S. A., México, 1952).

    4) Agramonte, Roberto:“Introducción a laSociología” (Cultura, S. A.,La Habana. 1947).

    5) caso, Antonio: “sociolo-gía” (Editorial Porrúa, S.A., México, 1954).

    6) Recasens Siches: “socio-logía” (Editorial Porrúa, S.A., México, 1958).

    7) W. Stahel, Alberto:“Historia de la sociolo-gía” (Universidad de ElSalvador).

    sentimiento o concienciade que nuestra vida no esun fenómeno aislado ni ca-sual, sino dependiente de

    una Vida Superior, partede un Gran Todo; y que, enconsecuencia, la ley parti-cular y esencial de nuestraexistencia consiste en se-cundar la Voluntad o LeyUniversal de lo cual depen-demos”.

    DEAS SOCIOLÓGICAS DE MASFERRER.

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    aporte metodológico

    de emilio durkheim

    INTRODUCCION

    E

    l estudio de los fe-nómenos socialesha estado lleno

    de muchas dicultades.Dicultades que en el si-glo pasado y principiosdel presente hicieron quelos estudiantes de losmismos, ya sea por co-modidad o por falta deconocimientos, fueran másque investigaciones objeti-vas, voluminosos tratados

    de losofía social.

    La sociología nace comonecesidad de un mejor co-nocimiento de la realidadsocial, no obstante no va ala realidad para explicarlaen términos de ella misma.Quizás nos atreveríamos adecir, que el sociólogo decomienzos de siglos, no dis-

    pone de los instrumentosmetodológicos adecuadosa la compleja realidad quedebe abordar. La mismanaturaleza de la sociologíano está claramente de-nida y, por consiguiente,la sociología cae con faci-lidad en el organismo, en

    De lo dicho anterior mentearranca uno de los méritosdel autor que exponemosen la presente monografía:Emilio Durkheim.

    En una época en que la so-ciología no tiene claramente

    delimitado su objetivo deestudio y que carece de losinstrumentos metodológi-cos para hacer sociología,Emilio Durkheim realizala dura tarea de, en primerlugar, determina el objetopropio de la sociología y, ensegundo lugar, elabora unaserie de reglas y normas

    metodológicas para estu-diar los “hechos sociales”a través de datos empíricostomados de la realidad querodea al investigar.

     RTÍCULO A 

     Tomado de: Revista del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales.Aportes. Julio-Agosto-Septiembre-1976, N°1. Paginas 9-16

    el biologismo, en el evo-lucionismo, etc. Por lospréstamos metodológicos

    que se ve obligada a tomarde ciencias más elaboradas.

    Históricamente, Durkheimsienta las bases de la mo-derna metodología y, por

    consiguiente no puede serignorado su pensamiento,para los que en cierta for-ma estamos interesados enel quehacer sociológico.

    EL APORTEMETODOLOGICO DEEMILIO DURKHEIM

    I- EL CONCEPTODE METODOLOGÍA EN

    DURKHEIM

    La metodología sociológicade Emilio Durkheim estáacorde con su concepciónacerca de los hechos socia-les. Para él “Hechos sociales

    Oscar Morales Herrera

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    PORTE METODOLÓGICO DE EMILIO DURKHEIM.

    Su importancia radica en lainsistencia que maniestaa través de sus obras, paraque los fenómenos sociales

    sean efectivamente consi-derados como “cosas”, esdecir, objetos independien-tes del individuo. Esto lolleva a tratar de diferen-ciar, a través de una seriede artículos polémicos, re-cogidos bajo el título deSociología y Filosofía, losfenómenos sociales de lospsicológicos.

     1  Durkheim, E: Las Reglas del MétodoSociológico. Edit. Dédalo, Buenos Aires,1964, p. 40.

    2 Durkheim, E: Sociología y losofía.Edit. Guillermo Kraff Limitada, BuenosAires, 1951, p. 117.

    “Así, pues, cuandonosotros hemos dicho enotro lugar que los hechossociales son, en cierto sen-tido, independientes de losindividuos y exteriores a lasconciencias individuales,no hemos hecho otra cosaque armar, para el reinode lo social aquello que ar-

    Así mismo se interesa pordiferenciar lo social de lo

    bilógico, pecado muy co-rriente en la época, debidoal progreso alcanzado porla biología. Error en el quecayó Spencer con su evo-lucionismo y organicismosociológico.

    “El error de los so-ciólogos biologistas noconsiste en haber usado la

    analogía, sino en haberlaempleado mal. Ellos hanquerido, en efecto, no sola-mente controlar las leyes dela sociología por la biología,sino inducir las primerasde las segundas”.3 

    Considera que los fenóme-nos sociológicos guardanrelaciones con otros fenó-

    menos, relaciones que sepueden ser ignoradas. Perosostiene que lo social tienesus propias característi-cas que lo diferencian delos otros fenómenos conlos que se relaciona. Lo so-cial tiene su especicidad,su singularidad dentro del

    Esto ha hecho decir al profesorGeorges Curvitch:

    La teoría de la con-ciencia colectiva es elfundamento crucial de lasociología de Durkheim,su punto decisivo, la raízde toda su concepción dela especicidad de lo social y de su irreductibilidad a

    otros sectores de lo real.Se encuentra en la basede su método sociológico,en su oposición de la soli-daridad y en la solidaridadorgánica, de su sociología jurídica y de su sociologíareligiosa, de su teoría delsuicidio y de su interpreta-ción del Totem y del Mana;

    en n, de su ciencia delos hechos morales y de suteoría de los valores.4

    3  Ibíd., p. 78.

    Esta preocupación por ha-cer de la sociología unaciencia independiente, conun objeto propio de estu-dio, lo condujo a estableceruna serie de reglas que4 Ibíd. P. 40.

    A es toda manera de hacer,jada o no, susceptible deejercer sobre el individuouna coacción externa; o

    bien: Que es general en elconjunto de una sociedad,conservando una existen-cia propia, independientede sus manifestaciones in-dividuales”.1

    mamos para el reino de lospsíquico. La sociedad tienepor substrato el conjuntode individuos asociados”.2 

    complejo mundo fenomé-nico y esta especicidadobliga a ser estudiada conmétodos y procedimientosdiferentes de los usados enla biología y en la psicología.

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    Durkheim estaba conven-cido que los fenómenossociales son independien-tes del ser humano, sonobjetivos. La sociedad noes una mera suma de in-dividuos, sino un sistemaintegrado por olas concien-cias individuales, de tal

    manera que originan unarealidad especíca con suspropias características.El abordaje metodológicode esta realidad no debehacerse usando los proce-dimientos de la psicología,porque esta “concienciacolectiva” es diferente a laconciencia individual. Laconciencia individual per-

    tenece a cada individuo yes la objetiva.

    ¿En qué consiste la meto-dología de Durkheim paraconocer el hecho social?

    …la metodología deDurkheim consiste en laformulación de reglas pa-ra escoger hechos sociales

    como materia de estudio…5

    5  Timasheff, Nicholas: La teo-ría Sociológica. Su Naturaleza ysu Desarrollo. Fondo de CulturaEconómica, México, 5°. Edic., 1969,p. 151.

    A través de sus obrasDurkheim formula nor-mas y reglas que permitanun adecuado conocimientode lo social; pero es en suobra “Las reglas del MétodoSociológico” en que él ex-pone en forma sistemáticasu metodología sociológica.

    II – ANÁLISIS DE LAOBRA METODOLOGICADE DURKHEIM

    La obra es que EmilioDurkheim expone su pen-samiento metodológico es“Las Reglas del MétodoSociológico”, publicada en1895. El libro está integra-

    do por 6 capítulos:Cap. I - ¿Qué es hecho so-cial?

    Cap. II  – Reglas relativasa la observación de los he-chos sociales.

    Cap. III  – Reglas relativasa la distinción entre lo nor-mal y lo patológico.

    Cap. IV – Reglas relativas ala constitución de los tipossociales.

    Cap. V  – Reglas relativasa la explicación de los he-chos sociales.

    Cap. VI  – Reglas relativasa la administración de laprueba.

    El primer capítulo es unserio intento por deter-minar la naturaleza de losocial. Sólo claricando el

    contenido de una cienciapuede un cientíco realizarinvestigaciones en el verda-dero sentido de la palabra.Durkheim comprende lodifícil que es esta tarea, noobstante la inicia compren-diendo la importancia queésta tiene para la futura in-vestigación sociológica.

    Individualizar el fenóme-no de estudio es quizá unode sus principales aportesmetodológicos. Trata desacar dentro de la marañade fenómenos humanos,aquéllos que considera queson esencialmente socioló-gicos. Se da cuenta de lopoco que se ha hecho en es-te campo y de lo ayuno quese encuentra el sociólogode instrumental metodoló-gico para interpretar unarealidad compleja, pero degran importancia cientíca.

    debía aplicar al sociólogoen el estudio y conocimien-to de los hechos sociales, siefectivamente deseaba ha-

    cer sociología.

    Hasta el presente, los so-ciólogos se han preocupadomuy poco de caracterizar y denir el método que

    aplican al estudio de loshechos sociales. En lasobras sociológicas deSpencer, el problemametodológico es descono-cido; la Introducción a laCiencia Social, cuyo títulohace concebir algunas ilu-siones, está consagrada a

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     C u a d e r n o d e P e d a g o g

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     0 1 4

    2

    Lo expresado por el propioautor reeja cuál era la si-tuación en este campo ensu tiempo. Más adelanteDurkheim se lamenta quesobre la metodología y elhecho social solo se hayanescrito generalidades a unnivel losóco y haciendouso de métodos tan genera-

    les como son la inducción yla deducción.

    Esto explica por qué elautor antes de ponerse aelaborar procedimientos ynormas metodológicas, sedecidió por determinar lanaturaleza del hecho so-cial. Esto, en cierto modo,reeja su interés por funda-

    mentar su método en basesconceptuales rmes, y por

    En abono de lo anterior-mente dicho arma:

    He aquí, pues, un ordende hechos que represen-tan características muyespeciales; consisten enmaneras de obrar, de pen-sar, y de sentir, exterioresal individuo, y están dota-

    das de un poder coactivo,por el cual se le imponen.7 

    Y más adelante:

    Un hecho social se recono-ce en el poder de coerciónexterna que ejerce o es sus-ceptible de ejercer sobre losindividuos; y la presenciade este poder se reconoce a

    su vez, ya por la existenciade alguna sanción determi-nada, ya por la resistenciaque el hecho opone a to-da empresa individual quetienda a hacerla violen-ta. Sin embargo, tambiénse le puede denir por ladifusión que presenta den-tro del grupo con tal que,teniendo en cuenta las pre-cedentes observaciones, setenga cuidado de añadir,como segunda y esencialcaracterística, que existacon independencia de lasformas individuales que to-man al infundirse.8 

    6 Durkheim, E: Las Reglas delMétodo Sociológico. Introducción, Op.Cit. pág. 28.

    7 Ibid, pág. 32.

    Por eso, como lo veremos

    8  Ibid. Pág. 37.

    No vamos a criticar el con-cepto que de hecho socialtiene el autor. Lo que nosinteresa es destacar el al-cance y signicado quetubo para la sociología ladelimitación de su campode investigación.

    Denido el hecho social,Durkheim expone unaserie de reglas para obser-

    varlo.La 1a regla es: “Considerarlos hechos sociales comocosas”.9

    Quiere decir que el so-ciólogo debe estudiar loshechos sociales indepen-dientemente de sus propias

    más adelante, Durkheimconsidera que antes deestudiar un determinadofenómeno, éste debe ser de-

    nido provisionariamentea n de poder diferenciarlode otros hechos semejan-tes. Es probable y lo máscorriente es que así ocu-rra, que tal denicióndemuestre en el procesode investigación que es in-completa, errada, o adolecede precisión, pero tiene lavirtud de orientar la obser-

    vación por caminos másseguros. Esta deniciónprovisoria es lo que actual-mente se llama deniciónoperacional o de trabajo, yla cual, en nuestros días, espunto de partida de toda in-vestigación cientíca seria.

    PORTE METODOLÓGICO DE EMILIO DURKHEIM.

    A demostrar las dicultades y la posibilidad de la so-ciología, no a la exposiciónde los procedimientos que

    debe emplear. Es verdadque Mill se preocupó mu-cho de esta cuestión, perose limita a criticar lo di-cho por Comte, sin añadirnada personal. Un capítu-lo de Cours de PhilosophiePositive, es casi el únicoestudio original e impor-tante que tenemos sobreesta materia.6

    otro lado, su preocupaciónpor liberar lo sociológico dealgunas implicaciones lo-sócas, muy corrientes en

    aquella época.

    9 Ibid. Pág. 41.

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    10 Durkheim, E.: Sociología y Filosofía.Op. Cit., págs. 213-214.

    Su propia denición decosa implica algo separa-do del sujeto cognoscente,ajeno a éste, algo que estáahí y que lo determina cog-noscitivamente.

    Es cosa todo lo que es da-do, todo lo que se ofrece, omejor lo que se impone a

    la observación. Tratar losfenómenos como cosas, es

    Esta primera regla la con-duce consecuentemente alas 3 siguientes normas:

    “1°-Es preciso evitar sis-temáticamente todas lasprenociones”.12

    Durkhein sabe que en elcampo de la sociología losprejuicios se imponen a

    cualquier afán de objeti-vidad. Tendemos a ver yanalizar los hechos socia-les a través de nuestraspropias valoraciones, pre- juicios o prenociones, comoél preere llamarlas.

    Esta regla es válida aunen nuestros días. Existenalgunas explicaciones so-

    ciológicas ideológicamentecargadas; aunque parezcasencillo, el hecho es que elinvestigador analiza y estu-dia una serie de fenómenosa los cuales él mismo no esajeno.

    “2°-Sólo se ha de tomar, co-mo objeto de investigación,

    La realidad social es com-pleja y se presenta a losojos del observador, enforma aparentemente des-ordenada. Para aprenderla realidad en sus caracte-res esenciales es necesarioque antes establezcamosun relativo orden, que nospermita agrupar hechossemejantes y rechazaraquellos que dieren.

    11 Durkheim, E,: Las Reglas delMétodo Sociológico. Op. Cit., pág. 52.

    12 Ibid, pág. 56.

    13 Ibid, pág. 51.

    experiencias. Ir hacia elhecho despojado de pre- juicios, de prenociones. Eneste sentido, recomienda

    adoptar la misma actitudque toman el físico y el quí-mico frente a los fenómenosque investigan. No intere-san las valoraciones, sinolo que las cosas puedanreejarnos. Distingue dostipos de juicios lógicos: los juicios de real