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DOMINGO 13 T.O. / B -Dios no quiere ni la muerte ni la enfermedad A menudo, quizás, decimos -pensando que hablam cristianamente- cosas como estas: "Dios le ha enviadouna enfermedad", "estaenfermedades una prueba de Dios".O, hablando de la muerte, quizá decimos: "Dios lo ha llama le ha querido con l", etc. etc. !ensamos que hablamos as o con frases seme#antes- de un modo muy cri piadoso, pero es posible que nos equivoquemos, ! hemos escuchado hoy- la $iblia no habla as . %as palabras de la primera lectura eran muy claras: hizo la muerte, ni se recrea en la destrucci&n de los v lo cre& para que subsistiera". (ás a)n - y eso me parec bueno que lo recordemos al empezar el verano, un tiempo posible que muchos de nosotros podamos contemplar más y con más tranquilidad y rela#aci&n, las criaturas que el hecho-, la primera lectura tambi*n dec a: "%as creaturas son saludables, no hay en ellas veneno de muerte". +

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DOMINGO 13 T.O. / B

-Dios no quiere ni la muerte ni la enfermedad

A menudo, quizs, decimos -pensando que hablamos muy cristianamente- cosas como estas: "Dios le ha enviado una enfermedad", "esta enfermedad es una prueba de Dios". O, hablando de la muerte, quiz decimos: "Dios lo ha llamado", "Dios le ha querido con El", etc. etc. Pensamos que hablamos -al hablar as o con frases semejantes- de un modo muy cristiano, muy piadoso, pero es posible que nos equivoquemos, Porque -como hemos escuchado hoy- la Biblia no habla as.

Las palabras de la primera lectura eran muy claras: "Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destruccin de los vivientes; todo lo cre para que subsistiera". Ms an - y eso me parece que es bueno que lo recordemos al empezar el verano, un tiempo en que es posible que muchos de nosotros podamos contemplar ms y mejor, con ms tranquilidad y relajacin, las criaturas que el Padre ha hecho-, la primera lectura tambin deca: "Las creaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte".

Segn el lenguaje popular del Antiguo Testamento fue el diablo el que introdujo este veneno de muerte en la creacin. Dios, en cambio, es el autor de la vida y quiere la vida para todos los hombres y mujeres. Dios no dijo, segn la Biblia: "Hgase la muerte". "Hgase la enfermedad". Segn el Antiguo Testamento es el diablo el causante. Por eso, me parece, debemos revisar aquel modo de hablar a que haca referencia. La muerte o la enfermedad no las enva Dios; lo que hace Dios, nuestro Padre que ama la vida, es ayudarnos a sobrellevar estos males que El no quiere.

-Lo que haca Jess y lo que podemos hacer nosotros

Algo semejante hallamos en el Evangelio. No leemos en el Evangelio que Jess dijera a los enfermos que tuvieran paciencia, que vieran en el sufrimiento una prueba de Dios. Ni dice Jess que la muerte se deba aceptar resignadamente. No lo dice. Jess, ante la enfermedad y ante la muerte, no habla (no predica); Jess ante la enfermedad y ante la muerte, acta. Es decir -l que poda hacerlo, cura, incluso -en algunos casos- resucita. Pero, claro est, nosotros podemos preguntarnos qu podemos y debemos hacer ante nuestros hermanos y hermanas enfermos, o ante quienes sufren la muerte de unos de sus seres queridos. Porque nosotros, lo que haca Jess, no podemos hacerlo, no tenemos el poder de obrar milagros. Qu hacer entonces? Dira que se trata, en primer lugar, de no querer hacer discursos ni dar explicaciones supuestamente piadosas (porque no lo son).

Ante el dolor y la muerte no se trata tanto de hablar, como de actuar. Actuar, cmo? Procurando comunicar vida a quienes ms la necesitan. Es decir, haciendo compaa, atendiendo con el mximo cario, ayudando en todo lo que necesitan aquellos que son los ms amados de Dios porque sufren lo que El no quisiera que nadie sufriera. Dicho de otro modo: lo que nosotros podemos hacer es procurar compartir y comulgar con el amor que Dios tiene para con los que sufren por la enfermedad o cercana de la muerte. No tenemos el poder de hacer milagros, pero tenemos el poder de amar. Que es, probablemente, lo ms importante.

Y los mdicos, ATS, enfermeros y enfermeras, farmacuticos, y quienes se dedican a investigar sobre estas cuestiones, o quienes tienen la responsabilidad de organizar la sanidad de nuestro pas (que ya conviene ciertamente mejorarla), sepan todos ellos que son queridos colaboradores de la voluntad de Dios, del Dios que quiere la vida, que ama la lucha contra todo mal que aflija al hombre. Esta es su responsabilidad y este es su mrito.

-Con fe

Quisiera terminar recordando que, segn lo que hemos ledo en el evangelio de hoy, Jess necesitaba una cosa para poder actuar, para poder curar: necesitaba que quienes pedan tuvieran fe. Le dice a Jairo: "No temas, basta que tengas fe". Y a aquella afligida mujer le dice incluso: "tu fe te ha curado" (no yo, tu fe). Y el prximo domingo leeremos que en su pueblo no pudo hacer milagros porque no encontr fe.

Pero, de qu fe se trata? Simplificando podramos decir que no se trata de recitar el Credo (Jess, a quienes curaba, no les peda que formularan su fe). Probablemente, la mayora de quienes fueron curados por Jess no crean -no saban- que l era el Hijo de Dios, que El era Dios hecho hombre. No se trata de esta fe. La fe que peda Jess para curar era una gran confianza en la bondad de Dios, en que Dios quera que se curaran, en que Dios es el Padre de la vida y quiere vida para todos. Y que este gran anuncio -que es el anuncio del Reino de Dios- se realizaba por Jess.

Y esta fe en la bondad de Dios, creador de la vida, amante de la vida, que sufre por el dolor de quienes sufren, esta fe que nosotros hemos recibido de Jesucristo, que nosotros identificamos con Jesucristo, es lo que cada domingo, en la misa, renovamos y celebramos y pedimos que sea ms viva en nosotros. Para que as podamos ayudarnos, cada da, unos a los otros.DOMINGO 13 T.O. / B

Un sacerdote fue al hospital a visitar a uno de sus feligreses que estaba enfermo de sida.

La enfermera le aconsej se pusiera los guantes de ltex antes de entrar. As lo hizo.

El enfermo se alegr muchsimo al ver a su prroco y extendi los brazos para darle la bienvenida. Pero cuando el prroco extendi sus manos lo nico que vio fueron los guantes. El sentimiento de alegra y consuelo inicial se transform en la cara de ambos en un momento de indecisin y molestia. El prroco se disculp y en las siguientes visitas no se puso los guantes.

"Experiment que no poda ser el representante de Cristo en esa situacin a no ser que hubiera contacto directo", confes ms tarde el sacerdote.

Las palabras, muchas veces, resultan ociosas e impertinentes.

Para expresar el amor y la aceptacin de la otra persona, mejor que cualquier discurso, es el tocar y el abrazar.

El ritual judo prohiba tocar o ser tocado por personas que estaban en estado de impureza. Los sacerdotes y levitas no podan tocar los muertos. Se hacan impuros, no agradables a Dios.

El evangelio de hoy es mucho ms que la historia del poder de curacin y de resucitar que tena Jess. Es la historia de Jess dando vida y haciendo precisamente lo que no estaba supuesto a hacer, tocar y dejarse tocar por los intocables segn la ley.

Hoy, una mujer sin nombre, sin dinero, sin esperanza y con doce aos de enfermedad interrumpe el viaje de Jess hacia la casa de un hombre con nombre, dinero y una hija de doce aos enferma.

A la hemorroisa slo le queda Jess. Todos los dems remedios han fracasado.

"Si pudiera tocar" El atrevimiento de la fe.

Jess la llama: "hija", la declara familia de Dios, la alaba por su fe que es la que ha producido el milagro.

Ahora ya sabemos algo de esta mujer y de Jess.

Nosotros nos desangramos tambin fsica y espiritualmente. Pero nos contentamos con las mltiples pastillas gratis de la farmacia.

La enfermedad nos margina, nos excluye y nos pone en las manos de mdicos y mquinas.

La enfermedad espiritual, el desinters por Dios y sus remedios nos endurecen, nos hacen desconfiados y hacen que vivamos con poca esperanza y un tanto amargados. No caemos en la cuenta de que hay poder en medio de nosotros. Todos tenemos la oportunidad de tocar y ser tocados por el amor de Jesucristo. Cada comunin es un abrazo de Jesucristo. Recibida con fe grande es un lanzamiento a otro universo, a otra visin ms amable y esperanzada de la vida.

-------oo0oo-------Creados a imagen de Dios, hemos sido hechos para durar, a pesar de todo, para vivir para siempre con nuestro amor, Dios.El relato de Marcos aporta ms detalles sobre la vida de esta pobre mujer; afirma que haba gastado todo lo que tena en mdicos y que, en vez de mejorar, se haba puesto peor. Esta mujer busca por todos los medios y por todos los caminos la felicidad, la vida plena; sin embargo, sufre hemorragias.

Es el smbolo de todo ser humano que busca ansiosamente la plenitud de la vida y de la felicidad, y gasta sus esfuerzos y sus recursos tratando de comprrsela a los dioses de este mundo. Es el ejemplo de Agustn, de Francisco Javier y de cantidad de personas, que, lejos de calmar sus ansias de vivir, ven cmo se les va la vida en hemorragias; si son sinceros, tendrn que confesar como Agustn: Nos hiciste, Seor; para ti e inquieto est nuestro corazn hasta que descanse en ti. O, como le pregunta Javier a Ignacio de Loyola: Qu es lo que queda en m que nunca se re?

Slo Dios y Jess, ofreciendo un sentido a la vida, pueden curar esa nostalgia radical del hombre. "Yo he venido para que tengis vida y la tengis abundante" (Jn 10,10), Y no arrastris vuestra existencia, para que no se desangre vuestra vitalidad con el paso del tiempo, como le pasaba a la mujer del milagro, sino para que vaya creciendo (2Co 4,16).

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