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43 EL GOBIERNO EN MESOAMÉRICA: COMPONENTES PARA SU REDEFINICIÓN INTRODUCCIÓN El Presente escrito se abocará a un aspecto de las antiguas civilizaciones de América, siendo este el sistema político, se usa este término para enmarcar la manera en que se organizaban para relacionarse ya sea al interior de cada sociedad, así como entre las diferentes sociedades que la componían. Este aspecto que pertenecería a la ideología o la superestructura de dichas sociedades, es representado o llevado a cabo en la realidad cotidiana en la forma de un gobernante principal y este ha sido considerado como un monarca, rey y en el mejor de los casos como el tlatoani, donde los requisitos básicos para acceder a este cargo eran de índole genealógica. La existencia en Mesoamérica de un gobierno monárquico, ha sido considerada desde los primeros lustros de la colonia, como la forma de gobierno de los antiguos indígenas, por el momento no se vislumbra un cambio de rumbo, ni siquiera una posibilidad de pensar y mucho menos plantear algo diferente a esta definición del sistema de gobierno. Se puede decir con un alto grado de seguridad que la mayoría de los investigadores que toman o tocan el sistema de gobierno de alguna manera lo van a enmarcar dentro de la sucesión hereditaria, las genealogías. De manera particular se considera que el tiempo que ha dominado esta corriente de pensamiento es algo alarmante, pronto serán quinientos años que se empezó a fundar dicha corriente y sería de preguntarse qué es lo que ha impedido que no se de ese juego de la ciencia donde una explicación dada se falsea o es falseada y da paso a una nueva explicación a ese problema dado y así sucesivamente. Si bien en un siglo no ha habido un grupo de profesionales que lograsen cambiar esta explicación o cualquier

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EL GOBIERNO EN MESOAMÉRICA: COMPONENTES PARA SU REDEFINICIÓN

INTRODUCCIÓN

El Presente escrito se abocará a un aspecto de las antiguas civilizaciones de América,

siendo este el sistema político, se usa este término para enmarcar la manera en que

se organizaban para relacionarse ya sea al interior de cada sociedad, así como entre

las diferentes sociedades que la componían. Este aspecto que pertenecería a la

ideología o la superestructura de dichas sociedades, es representado o llevado a cabo

en la realidad cotidiana en la forma de un gobernante principal y este ha sido

considerado como un monarca, rey y en el mejor de los casos como el tlatoani, donde

los requisitos básicos para acceder a este cargo eran de índole genealógica. La

existencia en Mesoamérica de un gobierno monárquico, ha sido considerada desde los

primeros lustros de la colonia, como la forma de gobierno de los antiguos indígenas,

por el momento no se vislumbra un cambio de rumbo, ni siquiera una posibilidad de

pensar y mucho menos plantear algo diferente a esta definición del sistema de

gobierno. Se puede decir con un alto grado de seguridad que la mayoría de los

investigadores que toman o tocan el sistema de gobierno de alguna manera lo van a

enmarcar dentro de la sucesión hereditaria, las genealogías.

De manera particular se considera que el tiempo que ha dominado esta corriente de

pensamiento es algo alarmante, pronto serán quinientos años que se empezó a fundar

dicha corriente y sería de preguntarse qué es lo que ha impedido que no se de ese

juego de la ciencia donde una explicación dada se falsea o es falseada y da paso a

una nueva explicación a ese problema dado y así sucesivamente. Si bien en un siglo

no ha habido un grupo de profesionales que lograsen cambiar esta explicación o

cualquier otra de las sociedades mesoamericanas, esto no se debe obviamente a la

falta de material humano, donde en este lapso de tiempo han pasado una importante

cantidad de personajes reconocidos internacionalmente y que conjuntados todos ellos,

los convierte en los sustentadores o creadores de la explicación de Mesoamérica. Si

no se ha presentado una alternativa a ningún aspecto de esta concepción de las

sociedades mesoamericanas, aún con esta pléyade de investigadores que se han

avocado a esta materia, se plantea que esto solo puede ser achacado a la manera en

que enfrentan a esta problemática, es decir el marco teórico.

Para solventar o dejar un lado la concepción tradicional, se tiene que tener un marco

teórico diferente a dicha corriente, de tal manera que la investigación que se presenta,

está inserta dentro de la corriente que se ha llamado evolucionismo multilineal, el que

considera que las sociedades existentes en el mundo, han pasado por diversos

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procesos de evolución y la forma de hacerlo va a realizarse de tal manera que siguen

un patrón que las lleva a diferentes niveles en su desarrollo, por caminos que no

tienen que ser necesariamente los mismos y esto se puede generalizar para los

estadios a través de los que transitan estas sociedades, por lo que considera que

éstos no tienen que seguir un orden jerárquico y no están obligados a pasarlos en ese

orden e incluso pueden prescindir de alguna o algunas de las etapas o estadios

durante su proceso de consolidación como sociedad.

En este trabajo no se pretende discutir cuáles son las etapas que se deben recorrer

de acuerdo a la corriente tradicional y se toma lo que se conoce hasta el momento

acerca de las referidas etapas por las que ha atravesado la humanidad y que gran

parte de la comunidad científica acepta como tales, las cuales consisten en un

desarrollo sostenido y jerarquizado que según Morgan son: salvajismo, barbarie y

civilización, así mismo es necesario aclarar que en lo que respecta a la teoría de la

sociedad oriental o modo asiático de producción, que mucho influyó e influye en la

teorías de Ángel Palerm y en otros investigadores de esta corriente teórica, se prefiere

dejarse de lado por ser demasiado localista y condicionante, solo se retoma lo esencial

en los planteamientos de Palerm.

El llevar a cabo nuestra inclusión en esta corriente, obedece principalmente a que,

parafraseando al maestro Ángel Palerm, quien en el prólogo a su trabajo de 1972

Agricultura y Sociedad en Mesoamérica, donde él se considera dentro de la corriente

académica que sostiene un origen de las sociedades de América independiente de las

de Europa o Asia, en contraposición a la que sostiene el origen extracontinental de los

grupos mesoamericanos, motiva a que por nuestra parte, también consideremos que

Mesoamérica sólo puede ser explicada por ella misma, es decir con términos o

conceptos extraídos de estos pueblos, que eran los que definían los aspectos sociales

mesoamericanos antes de la llegada de los conquistadores.

Entendemos lo anterior como el volver a utilizar términos que se originan o eran

utilizados en la etapa mesoamericana para designar diversos aspectos sociales, que

les servían para normar las relaciones -que de manera tentativa llamaremos de poder-

establecidas por los diferentes sociedades mesoamericanas y de la relación de esos

aspectos da como resultado la existencia de un tipo de sociedad con una

especificidad, que la hace diferente a la europea en la gran mayoría de tales aspectos,

al momento del llamado contacto de ambas sociedades. El incluir nuestro

planteamiento en esta corriente, obedece a que a juicio propio consideramos que el

multievolucionismo, nos permite elaborar teorías explicativas, que de alguna manera

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cuestionan aspectos que han sido considerados torales en la arqueología

mesoamericana.

Este planteamiento de que las explicaciones deben tener un sustento local, es una

cosa que vista a la ligera es algo sencillo de plantear, el problema se presenta al

buscar esos términos o conceptos propios de los mesoamericanos, ya que lo único

que tenemos de estas sociedades son sus restos materiales, aunque existe la

salvedad de que tenemos crónicas y códices para una etapa específica de

Mesoamérica. Con esta cuestión se puede y de hecho se plantea que dicho

multievoucionismo, es una teoría a la medida de la arqueología y que al no ser

tomadas en cuenta por los colegas, nos está diciendo que a esta teoría le falta un

auxiliar, para poderse aplicar a la solución de un problema arqueológico dado, es por

eso que la manera de proceder es, implementar ese auxiliar en la teoría de Palerm,

esto será la información que proporcionan las fuentes y códices acerca de un

problema dado, con la condición de que la información histórica debe de tener su

representación arqueológica, la cual no puede ser objetable en lo más mínimo, que no

haya una fisura que permita que el dato histórico domine al dato arqueológico.

En el presente caso tenemos cumplida con alto grado de seguridad la correspondencia

entre la información arqueológica y la histórica, donde la presencia de elementos

arqueológicos corrobora dicha información, precisando donde haya lugar y aportando

información donde la historia no la contempla, es por eso que se amplía y corrige al

dato histórico.

La información histórica referente a la ceremonia de perforación del septum, para

otorgar la categoría de tecuhtli, tiene su contraparte arqueológica en dos sitios en

Mesoamérica y que consiste en la presencia de los altares donde se acomodaban los

personajes que recibían dicha preeminencia, siendo estos Malinalco en el Estado de

México y Tizatlan en el Estado de Tlaxcala, la característica de ambos sitios consiste

en que Malinalco fue el primero en que se detectaron este tipo único de estructuras

llamadas altares de los tlatoque, aunque García Payón los ubica como tales pero

exclusivos de la casta militar, y define al edifico como el cuauhcalli.

En el caso de Tizatlan es el más relevante, ya que no solamente se rebaten los

postulados de los maestros Caso y Noguera, precisando además la información dada

por García Payón y lo más importante dan pie o ponen las bases para iniciar una

contrastación a fondo de la teoría tradicional en lo concerniente al sistema de

gobierno. Esta redefinición fue presentada en 1990 por los colegas Arturo Fernández y

Nazario Sánchez.

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ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

Las investigaciones emprendidas para la titulación del que esto escribe en 1994,

fueron llevadas a cabo en el Estado de Tlaxcala en el sitio de Tizatlan, estas se

dividieron en tres etapas, la primera que fue el procesamiento de la información

referente al área de estudio, que se llevó a cabo desde el año de 1988 y en este

proceso hizo su aparición un texto publicado 1984, que resulto ser la obra completa de

Diego Muñoz Camargo, que era nada menos que la contestación a la relaciones

geográficas mandadas a realizarse por el Rey Felipe II, para tener una descripción de

sus dominios, siendo la de 1577 a la que le da contestación Diego Muñoz, y que lleva

por título "Descripción de la Ciudad y Provincia de Tlaxcala", y a partir de la página

132, se empieza a corresponder con el texto de "La Historia de Tlaxcala",

observándose que ambos escritos son prácticamente el mismo, salvo pequeñas

variantes que no alteran para nada el significado de la información que nos presentan

una y otra, ya que como es sabido "La Historia de Tlaxcala" (1978) es la que fue

editada por Alfredo Chavero, edición que se encuentra incompleta, porque le falta el

principio, por lo que la información de la fuente localizada en 1980 en Glasgow

Escocia y publicada en 1984 por la Universidad autónoma de México contiene un

datos muy precisos sobre la conformación de las casas y palacios de Xicoténcatl y

como el mismo autor refiere había estado varias veces.

Este dato permitió elaborar una hipótesis de trabajo que consistía sencillamente en

corroborar un plano que presenta el cronista tlaxcalteca de el sitio de Tizatlan, sitio

que hace su aparición desde 1927, al descubrirse unas estructuras rectangulares en

un edificio debajo del Tecpan de Xicoténcatl, las cuales en tres de sus cuatro lados

presentan dibujos tipo códice y que son investigados por Alfonso Caso y Eduardo

Noguera, los que los definen como altares de sacrificio humano, todo esto apoyado

por la interpretación de esos dibujos tipo códice. (Caso, 1927, Noguera, 1927).

Al llevarse a cabo la segunda etapa de mi investigación, que es la excavación del sitio,

la cual da inicios a finales de 1989, precisamente en la fiesta del Santo Patrono San

Esteban, desde los primeros sondeos se observó que eran nulas las posibilidades de

corroborar la distribución de los diferentes edificios que presenta dicho plano (Figura

1), ya que solamente quedó en pie el muro oeste del Tecpan de Xicotencatl, pero esta

falta de la última etapa fue compensada por la ubicación de la plataforma con las

escaleras de acceso, que sustentó a los altares y la cual fue cubierta por la etapa del

tecpan de Xicoténcatl, así mismo un fragmento del muro que rodeaba este espacio

que sería el área principal del sitio (Figura 2).

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Paralelamente a la excavación los investigadores Arturo Fernández y Nazario Sánchez

indagan la iconografía de los altares, llegando a cuestionar la tesis de los dos

maestros y proponiendo una función muy diferente a la de ser altares de sacrificio y

concretamente los ubican como altares de iniciación a una jerarquía muy particular

dentro del sistema de gobierno, siendo este el del tecuhtli o su plural tlatoque

El tercer paso que consistió en el procesamiento de los datos excavados y su

concatenación con la información sobre el mismo a la luz de éstos y los resultados

obtenidos se presentaron como tesis de titulación de licenciatura en 1994. En este

nuevo siglo se hace necesario reactivarla y someterla al escrutinio de los interesados

en el tema y a la vez presentar una interpretación paralela a ciertos aspectos de la

sociedad mesoamericana dentro de una corriente teórica diferente. La información

obtenida en estas excavaciones se pudo precisar que el sitio presentaba dos etapas

de ocupación, donde el establecimiento de la última época obedeció a un cambio

substancial que demuestra un aumento en la importancia de ese sitio y por

consecuencia de Tlaxcala, lo que los re posicionan en el ámbito mesoamericano.

La investigación dio como resultado que se revaloraran las versiones de estos dos

términos que se han manejado sobre su significado y función. de tal manera que

podemos considerar que son interdependientes, el uno no funciona sin el otro, ya que

en este caso a la figura del gobernante principal le asignamos una parte de la

población, que bien pudieran ser una clase social, los tlatoque plural del tecuhtli, con la

salvedad de que dicha clase sus fundamentos como tal son de índole social, dejando

en segundo plano las relaciones familiares. El segundo aspecto que se revalúa es el

lugar donde estos personajes o clase social se asentaban, al cual le llamaremos

tlatocayotl, dentro de este tipo de asentamientos, existía uno que era el principal y esto

lo sustentaba la existencia de un elemento que era un edificio con la función específica

de llevarse en ellos el otorgamiento de la nariguera, la cual es el símbolo distintivo de

la clase de los tlatoque.

El tercer elemento es quizá, donde se puede observar la separación entre la teoría en

la que se inscribe el presente escrito y la corriente tradicional, ya que en este punto se

retoman las figuras del cuauhtli y el ocellotl, estos dos animales que la corriente

tradicional adscribe como jerarquías de la milicia, como algo que es exclusivo de este

segmento de la sociedad, el motor de su desarrollo, los guerreros cuauhtli y ocellotl.

En este escrito estos dos animales van a ser considerados como símbolos ideológicos,

ya que la información histórica confrontada por el registro arqueológico, nos da indicios

precisos de que la función de estos dos animales esta directamente interrelacionada,

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con la ceremonia para recibir el cargo de tecuhtli, ya que su presencia es determinante

en este acto, donde su presencia física se deja sentir en los elementos que se

perforaba la nariz; la uña del cuauhtli y el hueso del ocellotl, y lo más significativo se

encuentran en los altares mismos, ya que en el caso de Malinalco los altares son

zoomorfos tres con la figura del cuauhtli y uno con la representación del ocellotl, en el

caso de Tizatlan solo se encuentran estos dos animales en un solo altar, pero están

presentes. En cuanto a la información histórica el documento conocido como la

Historia Tolteca Chichimeca editado por Kirchhoff en 1976, menciona explícitamente la

manera en que estos dos animales intervienen en la ceremonia de los tlatoque, tanto

en el ayuno previo, donde les dan de comer y beber a los aspirantes, así como al

momento de serles perforado el septum.

La concatenación entre estos tres elementos son los que permiten inferir o deducir un

sistema de gobierno totalmente diferente al que se le ha atribuido a las sociedades

americanas, el cual está basado en cuestiones que nada tienen que ver los lazos de

parentesco. Hay que mencionar que este tercer elemento en las investigaciones

antecedentes, solo fue enunciado y es hasta esta época que se reactiva su

investigación y la discusión concreta se hará en el artículo que sigue a este.

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LAS BASES HISTÓRICAS DE LOS TLATOQUE (EL RANGO DE TECUHTLI)

LOS CRONISTAS

Las indagaciones que llevan a cabo los misioneros al legar a las tierras recién

conquistadas, son los que de alguna manera ponen las bases para que se definiera al

sistema de gobierno indígena como de índole monárquico, está de más decir que la

interpretación de la Mesoamérica está basada en las informaciones de estos

misioneros y para presentar algo que contradiga esta versión tradicional, es necesario

partir precisamente del evento histórico que da como resultado este tipo de

interpretación, de las diferentes actividades de las sociedades conquistadas, y el

conocimiento de éstas, se encuentra plasmado principalmente en las llamadas fuentes

o crónicas, que se van a elaborar en el momento mismo del contacto y que

corresponderían entre otras, a las conocidas cartas de relación de Hernán Cortes,

teniendo su momento más notable con la llegada de los misioneros, donde los que

escriben sobre las sociedades conquistadas y evangelizadas, lo hacen por encargo de

sus superiores, este actuar en la recopilación y escritura de sus obras por los

cronistas, obliga a que el indígena maneje la escritura europea y la utilice para escribir

documentos de todo tipo, la mayoría como apoyo a peticiones a la corona española, y

ya con esto podemos decir que se han creado las bases para interpretar a las

sociedades mesoamericanas a partir de una perspectiva occidental, es decir extra

continental.

Para el presente escrito se tomara prioritariamente un aspecto de la información de

estos documentos sobre cierto personajes o jerarquía, este rango es el de los tecuhtli

o su plural tlatoque, se ha optado por aislar a este término de la información histórica,

debido a lo especifico de la información sobre la clase de los tlatoque, denomina como

monarca, rey, emperador o en el mejor de los casos como el tlatoani. Al hacerse esto

es para tener ubicado con precisión la manera en que fue descrito el término de los

tlatoque y entender cómo se ha manejado por los investigadores este personaje que

era en sí mismo la encarnación humana del poder, pero el manejo de los datos para

justificar o encontrar una similitud con Europa, ocasiona que este término de tecuhtli

quede debajo de un personaje que se le ha denominado como el tlatoani, se

presupone que los datos aportados por estas fuentes, fueron sacados de contexto y

supeditados a la interpretación que se hace del personaje principal.

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Para empezar a tratar de dilucidar la problemática referente a la función de los

tlatoque, es conveniente hablar de la versión que contienen las diferentes fuentes,

que relatan la forma en que se llevaba a efecto el acto de iniciación a esta jerarquía;

se puede decir que un buen número de éstas se ocupan de describir este aspecto,

entre ellas podemos mencionar a: Toribio de Bevavente Motolinia, Antonio López de

Gomara, Bartolomé de las Casas, Alonso de Zorita, Diego Muñoz Camargo, Gerónimo

de Mendieta, Diego Durán, Juan de Torquemada y Mariano Echeverría y Veytia.

Todos estos autores manejan una misma versión, con ligeras variantes, que de

ninguna manera afectan el cuerpo principal de la descripción del ritual, antes bien se

complementan para hacer más amplia y detallada la narración de este acto.

La procedencia de la información consignada por la gran mayoría de los cronistas

antes mencionados hace alusión a tres lugares ubicados en el área poblano-

tlaxcalteca, siendo éstos los de Cholula, Huexotzinco y Tlaxcala. El hecho es que

todos ellos coinciden en que dicha ceremonia se efectuaba en el templo del Dios

Camaxtli, lo que hace que Tlaxcala junto con Huexotzinco sean los lugares posibles de

la procedencia de dicha información, por hacerlos las crónicas participes de la misma

deidad como la tutelar de ambos grupos. Siendo los más destacados los de Toribio de

Motolinía en sus "Memoriales", la que junto con "La Historia de los Indios de la Nueva

España", son asignados a una fecha de elaboración en la década de los cuarenta del

siglo XVI, información que vuelve a ser retomada hasta trabajos muy posteriores, ya

entrado el siglo XVIII, con los escritos de Mariano Echeverría y Veytia.

Lo que se hace curioso y hasta raro, es que el tema central sea uno y

permanezca inalterable a través de ese espacio de tiempo y que además haya

sido respetado por los cronistas sin alteraciones significativas, de tal manera que no

se pierde el contenido esencial y ha quedado tal como lo describe fray Toribio de

Benavente Motolinía aunque, independientemente de los problemas que presentan

sus obras, al dejarlo patentizado.

Ante esta situación se creyó conveniente hacer la cita textual de una parte del texto de

Motolinía respecto a dicha ceremonia, por ser el primer documento conocido que nos

relata este acto. La cita es tomada de la obra llamada “El Libro Perdido” (Motolinía,

1989), en la que Edmundo O’ Gorman y colaboradores, tratan de reconstruir el texto

de esta obra desaparecida de Motolinía, lo cual logran, al compaginar y completar

textos faltantes en Los Memoriales y La Historia de los Indios de la Nueva España; los

datos se tomaron del primer texto que sirve de base para esa reconstrucción y del

capítulo numerado en este Libro Perdido como el capítulo XIII, que lleva por nombre:

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De las ceremonias, penitencias y gastos que hacía el que, en las provincias de

Tlaxcallan, Huexocinco y Cholollan, cuando era promovido al ditado y señorío de

Tlecuytli, donde como lo anticipa este investigador el epígrafe y el texto proviene del

libro llamado Memoriales II,

“Cuando en las provincias de Tlaxcallan, Huexotzinco y Cholollan querían promover

algún hijo de señor a la dignidad y título de tecuitli, que era la mayor que entre ellos

había, primero sus padres, por espacio de dos o tres años o más, allegaban mucha

ropa y muchas joyas. Allegado el tiempo que el mancebo había de recibir la dignidad

de tecuytli, elegían el día de buen signo, y llamaban a todos los señores y

principales parientes y amigos [y] acompañaban al mancebo hasta la casa del

demonio principal, que llamaban Camaxtle y entrados en el patio subían al mancebo

a lo alto del templo, y hecho acatamiento a los ídolos y puesto de rodillas, venía el

ministro mayor del templo, y con [una] uña de  águila y un hueso de tigre delgado

como punzón, horadábanle encima de las ventanas de la nariz, y en cada parte le

hacían pequeño agujero, y allá le ponían una piedrecitas de azabache negro, porque

en esta tierra hay azabache de otras colores”. (Motolonía. 1989: 567)

“Acabada toda su penitencia después ponía unas piedras de turquesa o de

esmeralda, o unos granos de oro tan grandes como una cabeza de alfileres gordos,

que no eran mayores los agujeros, y en aquello reconocían todos que era tecuytli.

Horadarle con uña de  águila y con hueso de tigre significaba que en las guerras los

que tal dignidad y señorío recibían que eran como armados caballeros, habían de

ser en la guerra muy ligeros para seguir y alcanzar a los enemigos, como águilas y

fuertes y animosos para pelear como tigres y leones; y ansí llamaban a los hombres

de guerra cicauhtle ucelote [cuauhtle ucelote], que quiere decir " águila, león, tigre"

en vocativo." (Motolonía 1989: 567).

“Luego vitupereaban e increpaban al que se ensayaba para ser nuevo caballero, e

no solo le injureaban de palabra, mas repelándole y empujándole para le probar de

paciencia, y para que como entonces que era novicio sufría con paciencia, no

hiciese menos después de señor, y también le tiraban por las mantas y se las

quitaban, hasta dejarlo con solo el maxtlatl, que es una toca larga con que cubren

sus vergüenzas,... y ansí el nuevo caballero desnudo se iba a una de las salas y

aposento de los que servían al demonio, llamado tlam{a]cazcacalco, para comenzar

allá su penitencia, la cual duraba a lo menos un año; algunos hacían dos años

penitencia, y así humillado se asentaba en la tierra hasta la noche, que le ponían

una estera e un asiento bajo con otro en las espaldas para se arrimar, e traíanle

otras mantas simples con que se cubriese. Toda la otra gente se asentaba a comer

de regocijo, y en comiendo se iban, quedándose el señor nuevo a hacer penitencia,

y luego a la noche le daban un brasero e incensario con su incienso, con otra

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especie de incienso, para con todo incensar al demonio; dábanle también tinta con

que todo se paraba de negro, poníanle delante púas de metl para se sacrificar y

ofrecer sangre. quedaban con él dos o tres hombres diestros en la guerra, que

llamaban yaotequi[h]ua, que también le ayudaban a hacer penitencia."

(Motolonía :1989, 567-568).

Continúa este autor describiendo los diferentes actos penitenciales del aspirante para

después narrar el siguiente paso, que consistía en:

“Cuando se iba acabando el año, sus padres, si los tenía, o sus parientes y

mayordomo aparejaban las cosas necesarias, que no eran pocas. Ponían por

memoria los señores que habían de ser convidados, y los principales y menos

principales, amigos y parientes [y], según el número, dentro de casa en unas

salas, ponían todo lo que habían de dar a cada persona a su parte. Miraban la ropa

que tenía, y cacao, y gallinas y todo lo demás que habían de menester; y si lo que

tenían no allegaba a la copia, deteníase el penitente dos o tres meses, o medio

año, y cuando todo estaba puesto al punto, señalaban el día de la fiesta, el cual

día elegían que fuese de buen signo. Tenían por mal signo o mala casa el día que

tenía pares,... Elegido el día, iban a convidar a los señores, ansí comarcanos como

amigos y deudos; el mensajero que iba a convidar a un señor, siempre tenía cargo

de venir delante de él y de le aposentar y proveer de todo lo necesario. Si algún

señor de los convidados estaba malo e muy impedido, que no podía venir, enviaba

en su lugar una de las principales personas de su provincia, y con él venían muchos

principales, y asentaban su silla, y par de ella, al que venía en lugar del señor

ausente; y delante el asiento ponían todos sus presentes y su comida, y allá hacían

todas las ceremonias y acatamiento que harían al señor, si presente fuera. También

esto se aguardaba en otras fiestas”. (Motolonía. 1989 569-570).

Prosigue describiendo Motolinía esta ceremonia en todo lo referente a cómo se lleva a

efecto la entrega de algunos de los presentes a los invitados tanto locales como

foráneos y describe una parte de estos regalos que, por lo general eran destinados

como obsequio para el uso exclusivo de los personajes de acuerdo a su categoría y

grado. Ocupa un gran espacio para describir la comida que se hacía con motivo de

esta ceremonia, a la cual le asigna gran magnificencia, por lo pródigo de los alimentos

que se daban, donde habla de los de origen animal, dándole cierta importancia a la

víbora, explicando el sistema para cazarlas; así mismo hace una descripción de los

alimentos vegetales que en gran abundancia se preparaban para esa ocasión.

Al terminar el relato de la gran comida que se hacía, el autor menciona un dato de

suma importancia: él presenció una de estas ceremonias, pero -como él mismo

advierte- fue llevada a cabo dentro de los cánones de la religión cristiana, ya que no

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hacían las ceremonias al demonio ni en sus templos (Motolonia. 1989: 571). Para

terminar esta descripción menciona la preeminencia de estos tlatoque en el grupo

social, ya que siempre iban a ocupar los lugares y las atenciones más determinantes,

entre las que hace resaltar el uso de un icpalli o asiento. Reseñada a grandes rasgos

la concepción histórica que refiere cómo era la ceremonia en la que se otorgaba el

rango a los tlatoque, pero hemos detectado que no se mencionan para nada las

estructuras arquitectónicas donde se llevaba a efecto la perforación del septum y

solamente se dice que se realizaba en el teocalli principal del sitio.

Esto se fundamenta en el hecho de que el mencionado autor hace explícito que

presenció varias ceremonias de investidura de teuhctli y, como ya se señaló todo

parece indicar que fue en esta provincia en donde recibió tal información, ya que fue

guardián del convento en dos ocasiones. Es relevante que el autor asigne como el

área donde se llevaba a cabo dicha ceremonia las provincias de Cholula, Huexotzinco

y Tlaxcala,  área en la que coinciden la mayoría de las fuentes y esto lo remarca

diciendo que el teocalli donde se efectuaba era el del Dios Camaxtli, deidad principal

de estos grupos.

El aceptar como cierta la propuesta de Motolinia de ser el tecuhtli el personaje de más

alta jerarquía en la región poblano tlaxcalteca se pensaría que en automático esta

descripción es única y exclusivamente para esta área, y de una manera más concreta

inaplicable a la cuenca y menos a Tenochtitlán, es quizá este el mayor pecado, lo que

no permitió que se le considera extensiva a gran parte de Mesoamérica, ya que como

se ha argumentado el sólo hecho de ser de los primeros misioneros en llegar a

México, encontró agonizante pero aún actuante a estas sociedades, vio en vivo y a

todo color cosas que muchos otros cronistas solo escucharon por referencias orales o

escritas, esto le da credibilidad a su dicho de que el tecuhtli es la: mayor jerarquía que

en ellos había, nos refiere que este era el nombre del personaje y en este caso clase

social que detentaba el poder en Mesoamérica eran los tlatoque. Esta generalización

que no pudo hacerse es por la manera que se llevó a cabo la creación de la historia

nacional, donde se dio una importancia vital a la sociedad mexica y la convirtió en el

eje sobre la cual se engloba a la mayoría de las sociedades antiguas, es por esta

razón que los documentos que no eran de los mexica, no formaron parte del corpus

histórico de manera determinante y solo aparecen como referencias a lo que se está

planteando en las bases de esa historia nacional.

Ante esta situación se recurre a la información que presenta la Historia Tolteca

Chichimeca, sobre las ceremonias para el otorgamiento del rango de tecuhtli en la

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región poblano tlaxcalteca. El recurrir a esta fuente obedece principalmente al tipo de

información que presenta y que como se puede notar, la manera en que enfoca ciertos

aspectos de la historiografía mesoamericana, esto da la posibilidad de tomar los datos

de la H.T.Ch como los que contienen información que se apega más a la versión

original, claro que no se da por descontado todas y cada una de las posibles

adecuaciones que se encuentran en esta manera de relatar los hechos o sucesos

sociales acecidos en esas épocas.

La versión de Motolinia que se considera como la pionera y por ende la base para

definir al tecuhtli, de la cual dicha versión se apoya en datos que ya son producidos

bajo el dominio de la nueva sociedad y por lo tanto están ya contaminados

directamente y el mismo Motolinia menciona, que estas ceremonias no se hacían a

sus demonios ni en sus templos en el tiempo que él estuvo en esos lugares. Ante esto

la existencia de una crónica llamada la Historia Tolteca Chichimeca, de la región de

Cuauhtinchan en el Estado de Puebla, la cual aporta información de vital importancia

con respecto a la función del tecuhtli, donde la versión que se presenta precisa la

información de Motolinia y aporta nuevas direcciones para buscar la estructura esta

función de los tlatoque, la cual va en el sentido de entrelazar las causas de la salida de

Chicomoztoc, que obedece principalmente a su condición guerrera y para que se

pueda llevar a cabo esta alianza bélica entre los Tolteca Chichimeca y los Tepilhuan

Chichimeca, estos últimos deben de portar la nariguera, símbolo del tecuhtli. La

manera en que describe las circunstancias bajo las cuales se otorga la nariguera,

proporciona datos menos contaminados que otras fuentes no solamente sobre estos

tópicos, y con ello se puede inferir como estaban estructurados y funcionaban los dos

términos que se analizan.

LA HISTORIA TOLTECA CHICHIMECA

De este documento entraremos directamente al pasaje donde se habla del tema de la

perforación del septum y esta se va a encuadrar después de que los Tolteca

Chichimeca vencen a los Olmeca Xicalanca. Esta victoria trae como consecuencia que

los xochimilca y los ayapanca emprendan una guerra de reconquista de la región

poblana, por encontrarse estos últimos emparentados con los Olmeca; ante tal

situación Tezcatlipoca el Dios de los Tolteca les ordena:

“Icxicouatl y a ti Quetzaltehueyac, vayan allá  a Colhuacatepec Allá  están otros

chichimecas grandes Tiyacauh, varones, conquistadores; ellos destruirán a sus

enemigos los xochimilca y ayapanca; no lloren, vayan a traer a los chichimecas!

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43

ruéguenles mucho- ea! pongan atención, eso es todo lo que les ordeno”. (Kirchoff

et al, 1976: 158 -159).

A continuación el documento describe la ruta seguida por los dos toltecas hasta

Culhuacatepec Chicomoztoc, a donde se encontraban los tepilhuan chichimeca, que

estaban formados por los Quauhtinchantlaca, Moquiuixca, Tzauhteca Totomiuaque,

Acolchichimeca, , Zacateca, Texcalteca y los Mapantlaca.

Es importante destacar la manera en que estos tolteca recibiendo diferentes nombres

a causa de las diversas acciones simbólicas o ideológicas que realizan a su llegada al

Colhuacatepec, siendo para Icxicouatl el de Mapachi (tentador) y el de Tzoncolli

(cabello torcido), Quetzaltehueyac recibe los nombres de Tlacanauhqui (el que

adelgaza) y el de Uitec (golpeador), recibiendo además el de Xicotopille (el del bastón

de abejorros) (Kirchoff et al, 1976: 162-163). Al llegar a donde se encuentran los

Tepilhuan, los dos tolteca no conocen la lengua de los habitantes del Colhuacatepec y

éstos no hablan la lengua nahua, por lo que se tiene que recurrir a la ayuda de un

traductor para que se pueda establecer la comunicación entre ambos, el nombre del

traductor que interviene en este evento es el de Couatzin; ya contando con este

personaje se inicia un dialogo, donde los visitantes permanecen en la parte exterior y

adentro se encuentran los tepilhuan.

El primer mensaje de los enviados tolteca a los tepilhuan, es que son buscados por: el

que es dos, el que es tres, a lo que los habitantes de las cuevas les replican por medio

del intérprete: acaso él es el Macoche, el Tepotze?, a esto contestan los tolteca, que

ellos han venido para que abandonen su habitación en las cuevas y serranías, por lo

que en respuesta a esta propuesta los moradores de las cuevas van a necesitar que a

los tolteca: “los nombre”, como contestación a tal cuestión los viajeros entonan un

canto, que los habitantes de las cuevas consideran un saludo, donde les solicitan

como acto seguido que se nombren, por lo que los tolteca dicen: he aquí mi nombre,

mi canto, al llevarse a cabo este canto, los chichimeca-tepilhuan entienden que son

buscados por sus aptitudes guerreras situación ante la cual refieren que no se

encuentran solos en las cuevas y agregan lo siguiente: ”acaso a mí solo me necesitan

y me buscan para la guerra y para el dardo y el Tehuehuelli, que son mi merecimiento

y mi mandato, cuando a mi izquierda y mi derecha están el Xicotli y el Pepeyolli ?”

(Kirchoff et al, 1976: 166-167). De esta respuesta ofrecida por los chichimecas de las

cuevas, se puede notar la forma en que se habla de una distribución interna entre los

integrantes de los tepilhuan y que no está  referida directamente a su conformación

por siete grupos ya mencionados; se constituye por dos figuras simbólicas que se

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43

derivan de una que al parecer es determinante y que son los llamados tepilhuan, de

los que la fuente habla en líneas anteriores.

Estos dos aspectos derivados o subordinados a uno principal, son a los que se

denominan como el "Xicotli" y el "Pepeyolli". Destacan los autores al pie de la página

163, que el xicotli y el pepeyolli, son dos insectos voladores con aguijón, los que

nos trae a considerar, que en la división interna de poderes entre los componentes de

las cuevas, había dos rangos o dos ramas, que giraban en torno de uno central,

quedando constituido de la siguiente forma: la parte central la conformarían los

Tiyacauh o Tepiluan ( al que describen como un grado guerrero), y a uno de sus lados

estaría el rango de los Xicote y en el otro el de los Pepeyolli, en consecuencia es

factible plantear que en éstas dos subdivisiones están inmersos los siete subgrupos

que menciona la fuente y aunque por el momento no es posible asignarlos a

cualquiera de los dos, existe la posibilidad de que el grupo tlaxcalteca de Tecpatzin

perteneciera al del Xicotli.

Para continuar describiendo lo que habla esta obra del encuentro de los dos grupos

(Tolteca y Tepilhuan), para que ésta llegue a efectuarse deben responder los recién

llegados a la pregunta de a quiénes buscan, los tolteca responden que a todos los

Tepilhuan Chichimeca, entre los que se incluyen los xicotli y los pepeyolli, a los que

buscan para: Enflorar y saludar. Con esta contestación salen de la cueva los siete

grupos que la fuente nombra como: nuestro padre, nuestro conquistador, así, el

encuentro entre los tolteca y los tepilhuan se da en la entrada a las cuevas y los que

vienen de Cholula les refieren la razón de su viaje hasta Culhuacatepec, que es la

siguiente: “te necesita, te busca tu creador, tu hacedor. Necesita lo que te dio, lo que

te hizo merecer, la tiza, la pluma, el dardo, el Tehuehuelli, el Tlauazomalli, para que

auxilies, para que ayudes a tu creador, a tu hacedor”. (Kirchoff et al, 1976: 168).

Como consecuencia de ese encuentro los habitantes de Chicomoztoc, adquieren el

uso de la lengua nahua, lo cual consiguen al llevar a efecto el acto de comer maíz;

este suceso es celebrado con un canto, donde el maíz lo da a comer Icxicohuatl y en

él además se otorga el nombre a los personajes: Aquiauatl, Teuhctlecozauhqui,

Tecpatzin, Tzontecomatl y Moquiuix. Este acto de comer el maíz hace aptos a los

tepilhuan para que lleven a cabo el ayuno de los tlatoque y su rasgo más determinante

consistió en que:

“Cuatro días ayunaron, para ello nuestro padre, nuestro conquistador, se acostó en

las ramas del mezquite blanco, los Tepilhuan Chichimeca hicieron ayuno, pasaron

aflicción durante cuatro noches y cuatro días. Al ayunar y padecer, el  águila y el

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jaguar les dieron de beber, les dieron de comer.... luego Icxicouatl y

Quetzaltehueyac le perforaron el septum a los Tepilhuan Chichimeca con el hueso

de  águila y el hueso de jaguar”. (Kirchoff et al, 1976: 171).

En la lámina IX (F 20r Ms. 54-58 p. 35) (Figura 3), en que se ilustra este acto, se ven

acostados en el mezquite blanco los siguientes personajes: Teuhctlecozauhqui con el

signo de Quauhtli como el animal que le asiste en el ayuno; Aquiauatl con Ocellotl; a

Tzontecomatl le corresponde Quauhtli y al tlaxcalteca Tecpatzin le acompaña Ocellotl.

En la lámina VIII (F 21r Ms 46-50) (Figura 4) en su parte superior, se localiza a

Quauhtli y a Ocellotl como una sola unidad, el campo rectangular en que está 

compuesta la lámina, queda dividida por las huellas de unas pisadas que descienden y

dividen en dos al referido campo; estas pisadas entran por un acceso que está  en la

parte superior que queda parcialmente cubierta por el símbolo de Quauhtli y Ocelotl

unidos en un solo glifo, dejando establecido un lado derecho y un lado izquierdo donde

en ambos lados se presenta un acceso y se observa que las pisadas descendentes

salen por el acceso inferior.

En la parte superior de la lámina se encuentran cuatro personajes, siendo el principal

Quetzaltehueyac el que aparece pintado de negro, éste se encuentra cara a cara con

los tres Tepilhuan a los que les da de comer una mazorca de maíz que saca de su

chitaco; éstos personajes se distribuyen de izquierda a derecha en el siguiente orden:

Moquiuix, Teuhctlecozauqui y Aquiauatl; en la parte inferior se encuentra en el mismo

orden Couatzin, Tzontecomatl y Tecpatzin y a éstos les va a perforar el séptum

Icxicouatl, que junto con Quetzaltehueyac, comparten el papel principal y van a ir

pintados de negro, como investidores de teuhctli. Se puede observar que los

personajes de la lámina anterior (F 20r), en su parte superior son Teuhctlecozauhqui y

Aquiauatl, quienes aparecen en esta otra lámina (F 21r), en el mismo lugar, así como

Tzontecomatl y Tecpatzin en ambas láminas aparecen al lado inferior; así mismo es

probable que los Tepilhuan sean mostrados siguiendo un orden jerárquico y que

Aquiauatl y Tecpatzin por estar más cercanos a los dos tolteca, se consideren con una

cierta preponderancia al momento en que se otorgan los rangos.

El documento menciona los nombres de los tlatoque a los que les fue perforado el

séptum: Aquiauatl de los totomiuaque, Teuhctlecozauqui de los Quauhtinchantlaca,

Tecpatzin de los tlaxcalteca, Tzontecomatl de los Acolchichimeca y Moquiuix al que no

se le asigna un grupo y se le llama además Chichimeca Tecuhtli. Al terminar el ayuno

de cuatro días y cuatro noches, requeridos para que les fuera perforado el séptum, se

les dan las esteras, los asientos, por parte de los tolteca de Cholula y a lo primero que

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se dedican es a servir a su dios, diciendo que se hará  de la siguiente manera: “Ea,

hagamos crecer, hagamos que (el dios) desee Tomemos por la base el quauhxicalli,

al tonacapiaztle! Tal vez estamos haciendo pasar hambre a nuestro creador, a

nuestro hacedor! Ea completemos la obra-“ (Kirchoff et al, 1976: 173-174). Como acto

seguido, dos personajes del grupo totomiuaque, pertenecientes al subgrupo Tlaxichca,

cantan para asaetear al malinalli y al nopal, para hacerlos sangrar y por esta acción

reciben los nombres de Macuexi y Micuexi, después de este acto, los Tepilhuan

emprenden el encuentro con la llanura y la tierra divina.

Lo anteriormente descrito es de una de las fuentes que presenta una información

concisa y con pictografías de la problemática de este escrito y nos muestra en primera

instancia información entendible de la importancia de la clase de los tlatoque, ya que

para que se establezca esta alianza es necesario que los tepilhuan sean tlatoque, que

porten la nariguera y para que se les perfore el septum necesitan conocer la lengua

nahua, cosa a la que acceden comiendo el maíz de unas mazorcas.

Esta manera de describir como se otorgaba el uso de la nariguera es obvio un

discurso metafórico, o en el mejor de los casos simbólico, del cual se deben de extraer

los datos que puedan ser sacados de este contexto idealizado, y tratar de ubicarlos en

un contexto más apegado al hecho acaecido. Con esto tenemos que la información

histórica se nutre entre sí para presentarnos su versión de lo que consiste la clase de

los tlatoque, esto ha ocasionado que al tenerse mezclado los datos reales con

discursos fabulosos o legendarios, la mayoría de las veces al momento de aplicar la

interpretación de esta información el discurso idealizado domina al hecho social

histórico, lo que ha ocasionado que las interpretaciones hechas sobre estas bases

historicistas son incompletas y la mayor parte de las veces son erróneas.

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LAS INVESTIGACIONES CONTEMPORÁNEAS

MANUEL MORENO 1971

Se da por entendido que los siguientes autores son una muestra muy aceptable de la

manera en que se define al tecuhtli por la gran mayoría que se abocan a esta

problemática y por lo tanto las investigaciones más reciente, poco se salen del

esquema ya establecido.

Con la lectura de la información de Motolinia y la H.T.Ch a este cargo, como el de la

más alta jerarquía, ha sido ignorado por la gran mayoría de investigadores dedicados

al pasado mexicano, es así que presentamos a continuación la manera en que definen

al tecuhtli los investigadores consultados que son pocos, pero en sí la tendencia es la

misma hoy igual que hace casi setenta años, una división social basada en los linajes.

Dentro de los investigadores contemporáneos, citaremos a los más relevantes que

se han ocupado de este término, lo que hace necesario que se empiece por lo que

Manuel Moreno, escribió en su trabajo “La Organización Política y Social de los

Azteca” de 1971 en el que da por finalizada la discusión de la tesis de Adolph

Bandelier. Esta refutación llevada de forma magistral por Manuel Moreno ha sido la

causa que desde nuestro particular punto de vista, consideremos a este autor como la

piedra de toque, de donde parte la actual teoría antropológica y por ende arqueológica,

que va a condicionar de manera muy particular el modo en que se interprete a las

sociedades que habitaban Mesoamérica.

Inicia su trabajo, con el análisis de la organización social de esta sociedad, destacando

la estratificación que imperaba a consecuencia de la actividad bélica en primera

instancia y de la actividad comercial en segundo término, a los cuales considera los

motivos principales para enmarcar a esta sociedad en un sistema jerárquico con

marcadas preferencias especialmente entre los miembros de la clase dirigente,

además de un señalado grupo de desposeídos o explotados, dejando en claro que en

términos generales se presentaban estas dos clases, aunque también señala que al

interior de ellas existían subdivisiones (que por el momento no se mencionarán para

no desviar la discusión) y hace además hincapié en la importancia del dominio y la

propiedad territorial.

Es por eso que empezaremos por la clase dominante y en específico por lo que este

autor llama "tetecuhtzin", es conveniente aclarar que dentro del marco teórico de este

investigador, al tomar a la sociedad mexica-tenochca como la base de su disertación,

hace evidente que sus argumentos están basados en datos concernientes en gran

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43

medida a esta sociedad, y que siendo el objetivo de su trabajo la refutación de la tesis

de Bandelier, así como el establecimiento de otra manera de explicar a los tenochca,

ataca este problema enmarcándolo en una tesis central que consiste en plantear el

carácter estatal de los mexica, en respuesta contrastadora al planteamiento de

Bandelier, quien los consideraba como un grupo tribal y por ende en un estadio de

desarrollo dentro de la barbarie.

Con el planteamiento de Moreno en cuanto a que éste es una sociedad de carácter

estatal, se señala como ya se dijo, la existencia de una estratificación, donde al

término que venimos analizando -el de teuhctli-, lo considera como una orden de tipo

militar que puede ser llamada teules, tecles, tetecuhtzin etc., cuya existencia es, según

sus propias palabras de un interés capital, ya que considera que la existencia de este

estrato es la muestra palpable de una: “de las fases primitivas del proceso evolutivo

porque hubo de atravesar el Estado mexica antes de alcanzar su constitución

definitiva”. (Moreno, 1971: 43). Plantea además, siguiendo lo que los sociólogos

reconocen como un antecedente inmediato del Estado, la existencia de cofradías, que

es un equivalente de las sociedades secretas, fenómeno que se presenta en este

grupo y agrega que dentro de este rubro puede ser considerado el rango de

tetecuhtzin (teuhctli).

La existencia de tal estrato conforme a la versión de este insigne maestro, trae

consigo: “una gran desigualdad dentro de la sociedad azteca, constituyendo al mismo

tiempo un poderoso motivo de diferenciación económica, jurídica, política y social”.

(Moreno: 1971: 44). Basado en esta consideración, el autor hace un examen somero

de otra institución social, de aspecto predominantemente ritual y que se relaciona

directamente con las sociedades secretas, siendo ésta la costumbre del potlach. Estas

dos instituciones reflejan el avance de este grupo y deben de ser tomadas como

pruebas o testimonios de la esencia estatal de los mexica-tenochca y evitar

considerarlas como sociedades de potlach o de cofradías.

Ante esta aseveración, Moreno tiene que establecer un grado más alto que el de

teuhctli, para superar la sociedad de cofradías, como él mismo dice, para no incurrir en

el mismo error que Bandelier. Así que, tomando los datos que se refieren de manera

directa a los mexica-tenochca, establece la existencia de un estrato superior al

tetecuhtzin, al que denomina como el tlacatecuhtli, hueytlatoani o Supremo Señor

(Moreno. 1971: 46), el cual gobernaba juntamente con el tlatocan o concejo formado

por nobles y principales; con estas otras dos instituciones superiores fundamenta la

existencia del Estado en el grupo mexica-tenochca.

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Para explicar el término de hueytlatoani o tlacatecuhtli, toma como base los datos

aportados por cronistas entre los que destacan, Diego Durán, Juan deTorquemada,

Francisco Javier Clavijero, Joseph de Acosta, Bernardino de Sahagún, Pomar y Zurita

así como otras fuentes, donde a partir de ellas establece la existencia del rango de

hueytlatoani. De esta forma el concepto de tlacatecuhtli o hueytlatoani representa para

él, una forma de centralización del poder que este grupo ya manifestaba desde los

inicios de su organización, con la clara tendencia a una mayor individualización que

traería en consecuencia diferenciación y desigualdad social, propios de un sistema

estatal controlador de grandes extensiones territoriales; entre las funciones que

cumplía estaba la de designar los señores que en su representación gobernarían los

nuevos territorios conquistados y además:

“Concentraba en sí no sólo el súmmum de la representación política, sino también la

máxima autoridad religiosa, administrativa, judicial y militar “... era la más alta

autoridad dentro del sistema de organización política de los mexicas, y que sus

funciones eran más elevadas y más complicadas que las que corresponden al jefe

militar de una tribu... “(Moreno, 1971: 50).

Estas aseveraciones, como ya se ha dicho en reiteradas ocasiones son elaboradas

por el autor para refutar las tesis de Bandelier, por lo que al hacer su planteamiento

del por qué considera a los azteca o tenochca en particular como una organización de

índole estatal, tiene que destacar las instituciones o los personajes que justifiquen y

den vida a ese Estado y en consecuencia considera la existencia de una serie de

cargos, al proponer una estratificación en cuya cúspide estaría situado el tlacatecuhtli

o hueytlatoani, el cual gobernaba apoyado en primera instancia por el tlatocan,

organismo constituido por una oligarquía y así mismo por la figura del cihuacoatl, al

que considera como inferior o subordinado al tlacatecuhtli, es decir como un rango

anterior al hueytlahtoani; este cihuacóatl era en un principio, según el autor, una

autoridad religiosa y es hasta el reinado de Moctezuma I, que recibe los cargos

políticos, administrativos y judiciales, los cuales le son asignados por las hazañas del

mítico Tlacaelel.

Esta etapa de la teoría arqueológica, se sienta las bases más que sólidas de cómo se

debe de ubicar al tecuhtli en las investigaciones que les precederán en el área

mesoamericana y que solamente seguirán lo planteado por este investigador y los

demás que estuvieron en esa contestación, de ser los tecuhtli o su plural los tlahtoque

una sociedad de índole militar, con este supuesto es que a continuación se hace una

reseña de cómo se interpretan el término de tecuhtli por investigadores que les

preceden.

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ALFREDO LÓPEZ AUSTIN 1989

Por su parte Alfredo López Austin maneja esos términos en un artículo publicado en

1989 en la obra llamada “Mesoamérica y el centro de México”, bajo el título de

“Organización Política en el Altiplano Central de México durante el Posclásico”. En el

pie de la página 210 define al teuhctli como un delegado o representante del gobierno

estatal y por encima de éste ubica al tlahtoani al decir: El término tecuhtli o teuctli tiene

el significado demasiado genérico de jefe, señor, gobernante. “En este trabajo me

refiero específicamente al delegado del gobierno estatal en cada calpulli...” (López

Austin. 1985: 210). Para caracterizar el lugar donde se asienta el gobernante lo refiere

de la siguiente manera:

“Al frente del estado se encontraba el tlatoani, gobernante vitalicio con poder

político, judicial, militar y religioso superior al de cualquier otro funcionario del

tlatocayotl, y que era además representante de la divinidad y ejecutor de sus

designios. Era elegido según las costumbres particulares de cada tlatocayotl; pero al

parecer, lo más frecuente era que se escogiese entre los tlazopipiltin o hijos de

tlatoque anteriores”. (López Austin. 1985: 216).

En cuanto al otro concepto (teuhctli), este autor le concede la categoría de un

gobernante estatal adscrito al calpulli, con funciones: “administrativas, hacendarias,

militares y judiciales” (López Austin. 1985: 230). Con esta definición se puede ver que

el teuhctli es considerado por este autor, en una perspectiva localista y que a grandes

rasgos define con la cita que a continuación se hace:

“Cada centro de población regido por un tlatoani era un tlatocayotl, en principio

Estado independiente en el que existían dos formas de organización: el gobierno de

tipo gentilicio dentro de cada uno de los calpulli, en una sociedad igualitaria en la

que los dirigentes eran los ancianos y los jefes designados por elección de los

miembros del grupo; y el gobierno de tipo estatal, fundado en un grupo gobernante,

beneficiario del excedente de producción de los dominados”,... (López Austin.

1985: 215-216).

HIDELBERTO MARTÍNEZ

Al continuar revisando los escritos que hablen de una manera determinante del rango

de teuhctli, se consultó la publicación de Hidelberto Martínez (1984) "Tepeaca en el

Siglo XVI", quien al enfocar este problema centra el referido rango de teuhctli a una

esfera de interacción. El objetivo fundamental de su escrito es hacer un análisis de

Tepeaca y en él plantea que en el inicio del proceso colonial los tlatoque:

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“Desde muy temprana fecha los "señores naturales" fueron relativamente

marginados del gobierno local, hecho que se ha interpretado algunas veces

como una de las causas determinantes tanto de la pérdida del poder como del

empobrecimiento de los tlahtoque:" ( Martínez, 1984: 139-140).

En la página 91 el citado autor considera que el rango de los tlatoque está  supeditado

al espacio territorial, es decir, al sitio donde se asientan estos personajes y es por tal

situación que en el interactuar de los participantes, es decir los tlatoque y el tlatocayotl,

el elemento que le sirve de base para su estudio es el geográfico, es decir, el

tlatocayotl; esto lo fundamenta de la siguiente manera:

“El ejercicio y control del poder local, sin embargo, no es obra de individuos aislados

sino de grupos bien afianzados: a lo largo del siglo XVI se nota una correspondencia

plena entre los tlahtocayo que poseen la mayor cantidad de tierras y terrazgueros y

aquellos cuyos miembros gobiernan la mayor parte del tiempo y retienen para sí el

derecho de acceso a los principales cargos. En este sentido el estudio de los

tlahtocayo cobra especial interés pero es inevitable referirse a individuos. La

identificación de los personajes que intervinieron ocupando los oficios de república y

su afiliación a uno u otro de los linajes conocidos es imprescindible para determinar

la posición de clase de los cargueros y el dominio ejercido por ciertos tlahtocayo."

(Martínez, 1984:140).

En consecuencia suponemos que el autor, utiliza el plural de teuhctli (tlatoque), para

encuadrar a los componentes de la jerarquía más alta de este grupo, y al concepto

teuhctli lo sustituye con el de tlahtoani, posición un cuanto extrema para esta  área ya

que dicha división deja fuera a los teuhctli del esquema político mesoamericano; dicho

lo anterior en una interpretación globalizante de los conceptos vertidos por Hidelberto

Martínez. Es por eso que en su referencia al estrato gobernante designa al gobernante

del tlatocayotl, como un tlahtoani y la unión de varios de éstos da como resultado un

hueytlatocayotl, estableciendo una relación de ambos términos a lo largo de su obra, la

información siempre une directamente al tlahtoani con el tlatocayotl es por eso que

dice:

“Hay evidencias de que cada señorío consistía en un conjunto de grupos de tamaño

variable y jerarquizados, cada cual con su propio tlahtoani (gobernante), pero

subordinados de distintos modos a uno de los señores que, siendo el de mayor

rango, regía sobre los demás." (Martínez. 1984: 25). El rasgo más relevante de las

casas señoriales es quizá  su organización social interna. Según Carrasco (1976b:

21-22): El teccali [tlahtocayo en el caso de Tepeaca] se define primordialmente

como una entidad que depende de un señor o teuctli y comprende ante todo las

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tierras de la casa con sus dependientes y el título de su señor, que es uno de los

dirigentes en la organización política del señorío. Se trata por lo tanto de un grupo

que funciona como una corporación en el sistema económico y político. Los

miembros del teccalli, o al menos el sector dominante, se consideran descendientes

del fundador de la casa y por lo tanto forman un linaje en el sentido antropológico del

término." (Martínez. 1984: 91).

Esta substitución de un término por otro no afecta la estructura de su estudio, ya que

al menos consideramos sigue la línea marcada en un primer momento por Luis Reyes

y su conceptualización de la organización de Cuauhtinchan; es por esto que al retomar

los planteamientos de Reyes encuentra idóneo el título de tlahtoani como un substituto

adecuado para llevar a cabo la caracterización de Tepeaca en el siglo XVI, haciendo

de esta manera, que encajen en su esquema las diferentes piezas que lo componen

entre las que se encuentran el tlahtocayo y el tlahtoani (teuhctli) que según vimos en el

parágrafo anterior, es indistinto el uso de tlahtoani como término substituto de teuhctli,

por lo que al hacer la estimación de cómo se gobernaba el  área poblano-tlaxcalteca

menciona lo siguiente:

“Los señoríos de Tlaxcala y Uexotzinco, al parecer estaban divididos en unidades

político-territoriales que en la documentación colonial se denominan cabeceras,

cada una con su tlahtoani titular y disfrutando de un fuerte grado de aparente

independencia, aun cuando sus relaciones con el exterior se muestren, las más de

las veces, unificadas. Los señoríos de Tecalco, Tecamachalco, Quecholac y

Cuauhtinchan, en cambio, están organizados más bien en entidades político-

administrativas, conocidas en la zona como tlahtocayotl o teccalli, y cada una de

ellas con su representante titular. Esta situación hacía posible la existencia de

rangos paralelos a la vez que jerarquizados; es decir, todos los titulares de los

tlahtocayo recibían el título de tlahtoani, pero su posición social y política variaba,

bien por razones de conquistas internas, por su sometimiento voluntario, o por la

acumulación de tierras y terrazgueros, efectuada normalmente mediante despojo."

(Martínez. 1984: 126).

DRUZO MALDONADO

Para seguir el análisis de algunos de los investigadores que abordan esta

problemática, se continua con el trabajo de Druzo Maldonado llamado “Cuauhnáhuac y

Huaxtepec” (1990), donde el manejo de los términos que hace este autor nos sirve de

ejemplo para ver cómo se retoman los conceptos vertidos con anterioridad y que en el

presente caso son aplicados sociedades asentadas en el Estado de Morelos.

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Aunque es relativamente poco lo que habla del estrato dominante, (Maldonado: Op.

cit., 1990, pp. 53-57), lo divide en tres categorías principales que son la del tlahtoani, el

teuhctli y los pipiltin, de este último sostiene era el término genérico con el que se

denominaba a los integrantes del grupo en el poder y a sus descendientes. Este autor

se basa en las conceptualizaciones que hace Pedro Carrasco de estos términos, de

ahí que considere que el tlahtoani era la máxima autoridad de un señorío, con

funciones civiles, militares, religiosas, judiciales y legislativas, por lo que al seguir a

este investigador, nos dice que debajo o como subordinado al tlahtoani se encontraba

el teuhctli o tecuhtli al que considera como jefe de una casa señorial o tecalli. El autor

en cuestión menciona que el tercer estrato -el de los pipiltin-, estaba constituido por los

descendientes de los tlahtoani y de los teuhctli, cosa afirmada por Carrasco y con esta

base dice que el tlahtoani -y su plural tlatoque-, era generalmente noble de

nacimiento, el cual gobernaba vitaliciamente, agregando que a éste le sucedían sus

parientes y continúa diciendo que este mismo sistema se aplicaba al tecpan y al tecalli,

es decir el teuhctli funcionaba con los mismos lineamientos. Como se puede ver,

Druzo Maldonado hace una generalización de las conclusiones de Pedro Carrasco

sacadas del grupo mexica-tenochca, aplicándolas a los grupos de su  área de estudio.

LUIS REYES GARCÍA

La posición de Hidelberto Martínez, en lo referente al rango de teuhctli, como se

mencionó en párrafos anteriores, se sustenta a nuestro parecer en las proposiciones

de Luis Reyes García y como una generalización de ésta; por tal razón procederemos

a ver su planteamiento respecto a cómo considera la organización del estrato

dominante para su  área de estudio, particularmente en el capítulo IV de Cuauhtinchan

del Siglo XII al XVI (1988), donde explica por qué considera a este sitio, como el lugar

donde se asienta lo que él llama centlahtoani o señor universal de una serie de

sociedades, considerando a Cuauhtinchan como independiente de Cholula, donde los

cuauhtinchantlaca detentan el dominio por más de dos siglos; éste es un señorío

configurado por siete sociedades que identifica como tecalli, estando los siguientes:

cuauhtinchantlaca, moquiuixca, chimalpaneca, calmecauaca y tres más que identifica

como chichimecas asociados al lugar en el que habitan (Reyes: 1988, pág: 75).

Con el planteamiento anterior de Luis Reyes, vamos a tener una definición novedosa,

que permite una visión más concreta de la forma de organización del gobierno de este

grupo y a partir de esto nos dice cómo entiende o traduce los rangos más importantes

en la estructura política aplicados a Cuauhtinchan y que son los siguientes: el

investigador precisa qué entiende por tlahtoani, al cual considera como equivalente del

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43

rey o del cacique; el rango de teuhctli corresponde a un título que traduce como señor

(Reyes. 1988: 5). Con esto plantea que en la organización mesoamericana, existía un

lugar donde se encontraba ubicado el rango que los integrantes de este grupo

aceptaban como el de mayor jerarquía y que este vendría a ser el del señor universal

o centlahtoani, formado por Cuauhtinchan como el centro rector al que reconocían

como tal los seis grupos restantes, y al parecer podemos considerar a este lugar como

un hueytlatocayotl o centlatocayotl. Con lo anteriormente citado, tenemos que en este

investigador su centro de estudio está  basado no en el lugar geográfico, como el de

Hidelberto, sino en el personaje que ostentaba el título y es por eso que da mayor

importancia a la figura de los principales gobernantes, razón por la que su

planteamiento queda encuadrado en la figura del tlahtoani.

EL TLATOCAYOTL

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43

El siguiente término que se analiza es el del espacio geográfico donde se asienta el

tecuhtli al cual se denomina como un tlatocayotl y por lo tanto se toma solo las

versiones de algunos pocos investigadores a los cuales se les considera con cierta

representatividad en este tema y es de esperar poco avance en el tema desde su

publicación. Por lo que respecta a citar información de las fuentes con respecto al

tlatocayotl, se opto por no hacer uso de la información que estos documentos

contienen, por ser demasiado específica y necesita ser investigada en otro contexto

con la ayuda de los nahuatlato.

LA CUENCA DE MÉXICO

Se procederá a hacer una mención somera de la forma en que diversos autores se

refieren al concepto tlatocayotl o a su derivado el hueytlatocayotl, por lo que se

empezará  por la manera en que aborda este problema Alfredo López Austin en su

trabajo intitulado “Organización política en el Altiplano Central de México durante el

Posclásico” (en Mesoamérica y el centro de México, 1989):

“Al frente del estado se encontraba el tlatoani, gobernante vitalicio con poder

político, judicial, militar y religioso superior al de cualquier otro funcionario del

tlatocayotl, y que era además representante de la divinidad y ejecutor de sus

designios. Era elegido según las costumbres particulares de cada tlatocayotl; pero al

parecer, lo más frecuente era que se escogiese entre los tlazopipiltin o hijos de

tlatoque anteriores”´. (López Austin. 1989: 216).

Esta apreciación, le da la pauta para que lleve a cabo la siguiente división de los

diferentes integrantes de ese gobierno, por eso después de caracterizar al calpulli

y a su gobernante el teuhctli, continúa describiendo lo que a su parecer estructura la

forma de gobernarse de los grupos mesoamericanos de la etapa posclásica al

proponer lo siguiente: “Difícil fue en el posclásico el equilibrio de coaliciones

hegemónicas, discutido por vía de armas entre las ciudades fuertes en turno.”

El sistema de alianzas había dividido a los Estados en dos categorías:

“Los tlatocayotl comunes, en teoría independientes, y los hueitlatocáyotl que,

integrando coaliciones de tres o cuatro miembros, dominaban zonas más o menos

extensas. (López Austin. 1989: 221). La lucha por la hegemonía y el derecho de

conquista, aparentemente estaban basados en un antiguo orden en el que Estados

poderosos eran las fuentes originarias del poder, recibido directamente de la deidad

suprema. Cada uno de los nuevos hueitlatocáyotl hacía valer títulos supuestamente

legítimos de descendencia en calidad de sucesor de uno de los antiguos grandes

Estados ya desaparecidos. Pretendían que su posición se reconociera

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43

universalmente, y que el poder de todos los tlatoque emanara del de cualquiera de

los hueitlatoque coligados, ya por descendencia directa, ya por confirmación del

mando. En esta forma serían los protectores y benefactores de todos los hombres y,

en correspondencia a esta magnanimidad, todos los tlatocayotl deberían dar prueba

de reconocimiento en forma de alianza y tributo. El reconocimiento era en ocasiones

voluntario, y por lo regular forzado. Esto creó el derecho de conquista, que sometía

a los pueblos en forma heterogénea:... La regla común, sin embargo, era la

subsistencia de tlatocayotl autónomos que reconocían el poder religioso de los

hueitlatocayotl”. (López Austin. 1989: 221-222).

Independientemente de que estemos de acuerdo o no con tal planteamiento, el citado

autor propone la manera como él concibe debían encontrarse organizadas las

relaciones de poder entre los grupos de Mesoamérica y plantea que el hueytlatocayotl

representa la unión de tres o más tlatocayotl; como ejemplo maneja la famosa triple

alianza de México-Texcoco-Tlacopan y a partir de este patrón se caracteriza a los

demás hueytlatocayotl, al menos en el postclásico.

El tener esta definición del hueytlatocayotl, nos trae como consecuencia que esta

forma de gobernarse en la época mesoamericana, encierre en un marco más estrecho

a dicho concepto. La primera divergencia se presenta, cuando menciona que los

tlatocayotl de alguna manera son independientes y la coalición de varios de ellos para

dominar una zona más amplia, recibía el nombre de hueytlatocayotl. Este autor hace

patente la existencia de un centro rector al que denomina hueytlatocayotl integrado por

diferentes tlatocayotl.

EL VALLE DE CUAUHNAHUAC

El siguiente autor analizado es Druzo Maldonado Jiménez, con su trabajo intitulado

Cuauhnáhuac y Huaxtepec de 1990, en el que de manera breve trata el tema central

de este apartado: el del tlatocayotl al cual considera como señorío, basado en la

definición que ofrece Pedro Carrasco en 1977 y dice: “que comprendía una zona

central rodeada de pueblos de carácter rural”. (Maldonado. 1990:54)

Con esta primera consideración el autor en cuestión establece que el concepto nahua

de señorío es el tlatocayotl y considera que la máxima autoridad se encontraba

centrada en el tlahtoani al que describe como noble de nacimiento y hace la aclaración

en el pie de esta página que el término señorío es derivado del feudalismo español -

según apunta Johanna Broda- y se añadiría la definición del Maestro Piña Chan, que

lo considera como: “el lugar o el territorio que gobierna un señor, cacique o jefe, por lo

general una jurisdicción o provincia”. (Piña Chan. 1989: 52).

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Continúa Maldonado con su alocución diciéndonos que los tlatocayotl son los que en

la etapa colonial se conocieron como cabeceras y de acuerdo a la definición de

Charles Gibson citada por este autor, se resume como “la capital donde había un

gobernante indígena local que llevaba el título de tlatoani”. (Maldonado. 1990. 61)

Como se puede ver, él autor utiliza indistintamente el vocablo señorío" y el tlatocayotl,

para caracterizar el espacio geográfico donde se asentaba el teuhctli al que él

denomina como tlatoani, a cuyo plural lo llama tlatoque y agrega que el término

Ciudad-Estado originado también en Europa y más específicamente en la Grecia

clásica, pero prefiere seguir utilizando el término señorío.

EL VALLE POBLANO

A continuación se procederá  a exponer como enfoca esta problemática el investigador

Hidelberto Martínez, quien en su obra intitulada “Tepeaca en el siglo XVI” (1984),

define lo que es el tlatocayotl. Dado el carácter del trabajo de este investigador la

forma de enfrentar este problema se encamina a ubicar principalmente el tlatocayotl,

para de esta manera explicar a Tepeyacac a partir del análisis de diferentes tópicos y

es por esta razón que consideramos un poco limitada sus conceptualizaciones del

tlatocayotl en específico.

Este autor para hablar de los tlatocayotl, parte de la forma de organizarse de los

mesoamericanos, por lo que comienza su argumentación con la existencia de los

llamados señoríos para que pueda, a través de esto explicar cómo se encontraba

organizado o cual era el papel jugado por Tepeaca -al menos en el siglo XVI -,

situación a partir de la que nos explica cómo considera él a dicho señorío:

“Hay evidencias de que cada señorío consistía en un conjunto de grupos de tamaño

variable y jerarquizados, cada cual con su propio tlahtoani (gobernante), pero

subordinados de distintos modos a uno de los señores que, siendo el de mayor

rango, regía sobre los demás. Los conflictos en el interior de cada señorío eran

frecuentes y en consecuencia las relaciones de subordinación se movían de acuerdo

con el poderío que uno u otro de los "señores" lograba consolidar -mediante alianzas

con núcleos del  área o de fuera de ella - imponiéndose al resto. Un ejemplo de ello

es el origen y desarrollo del señorío de Tepeaca”. (Martínez. 1984: 25).

Con lo anteriormente expuesto por este investigador, tenemos que él sigue utilizando

el término señorío para caracterizar a la unidad central, que aglutinaba a lo que él

llama grupos, asignándoles como gobernantes a los tlahtoani y hace notar que éstos

quedaban bajo la jurisdicción de uno de mayor rango. Con la anterior síntesis se

puede observar que los planteamientos del referido investigador giran en torno a

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considerar la existencia de un centro rector, con el fin de establecer que el

Cuauhtinchan antiguo, estaba constituido por siete sitios, donde según el autor, “había

tres principales y entre éstos, uno era el más principal” (Martínez. 1984: 25).

Para seguir con su fundamentación, explica que el tlatocayotl se puede considerar:

"como un elemento definidor de la totalidad del complejo social de este grupo -y nos

imaginamos que puede ser generalizante- conteniendo elementos diversos entre los

que se engloban desde las relaciones de la tenencia de la tierra, la ubicación de las

clases como tales, hasta el hecho de ser él; núcleo de la estructura social, política y

económica” (Martínez. 1984: 14-15). Pero para comprender que es lo que dicho autor

considera como tlatocayotl se toma lo que dice al respecto:

“En efecto, desde el punto de vista de la organización económica del tlahtocayo es,

dentro de las cabeceras y el señorío, una unidad independiente, autónoma. Cada

"casa señorial" controla una extensión de tierra en fracciones dispersas que

administran y poseen en forma corporada los miembros pilli de la casa, y un número

preciso de casas de maceualli terrazgueros obligados al pago de tributo en especie

y prestaciones personales por el derecho a usufructuar parcelas asignadas para su

subsistencia por el titular del tlatocayo ." (Martínez. 1984: 15).

“Las cabeceras, pues, estaban subdivididas en unidades sociales de tamaño e

importancia variables, que recibían en náhuatl la denominación común de tlatocayo

(casas señoriales) traducido frecuentemente en los documentos coloniales como

parcialidad, parte, señorío, y ocasionalmente casa, barrio y lugar, combinados a

veces con cualquiera de los primeros términos." (Martínez. 1984: 55). "El rasgo más

relevante de las casas señoriales es quizá s su organización social interna”. Según

Carrasco (1976b: 21-22):

“El tecalli [tlatocayo en el caso de Tepeaca] se define primordialmente como una

entidad que depende de un señor o teuctli y comprende ante todo las tierras de las

casa con sus dependientes y el título de su señor, que es uno de los dirigentes en la

organización política del señorío. Se trata por lo tanto de un grupo que funciona

como una corporación en el sistema económico y político. Los miembros del tecalli,

o al menos el sector dominante, se consideran descendientes del fundador de la

casa y por lo tanto forman un linaje en el sentido antropológico del término”.

(Martínez. 1984: 91).

Con esta argumentación el autor encuadra a Tepeaca, dentro del discurso elaborado

por Tlaxcala en una primera instancia, donde sostiene este grupo que su modo de

gobernarse es diferente a la de los grupos de la cuenca, al decir que eran cuatro los

tlatocayotl que la gobernaban en igualdad de circunstancias y es por esto que una de

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las conclusiones de dicho autor está  referida a que en Tepeaca identifica por los

menos tres grupos rectores que son: Tepeyacac Tlayhtic, Oztotipac y Acatzinco. Con

lo anterior el autor considera la existencia de por lo menos tres sitios rectores, para su

área de estudio, de acuerdo a la línea que según él sigue los diferentes grupos del

Valle de Puebla-Tlaxcala.

El citado autor reproduce casi de manera sistemática una problemática, la que se

resume de la siguiente manera: la creación de índole colonial de los llamados cuatro

señoríos, ya que como apunta Charles Gibson, este término o concepto es de origen

colonial y es a partir de esta base que se establece que en la Tlaxcala prehispánica

existió otra forma de gobernarse diferente a la que nos quieren hacer pasar como

verdadera las fuentes, esto es, los cuatro señoríos.

Con la anterior argumentación queremos dejar en claro la posición errónea que toma

este autor al momento de explicar a su sitio de estudio a través de un enfoque donde

la concepción europea es la determinante y es por eso que considera esta forma de

gobierno plurinominal o plural de la siguiente forma:

“El sistema de gobierno múltiple, en el que participaban tres, cuatro o más señores dentro

de un mismo señorío, es una vieja tradición bastante bien documentada en el  área: se le

encuentra en Cholula, Tlaxcala, Uexotzinco, Tecamachalco, Tecalco, Quechollac y

Cuauhtinchan, con variantes importantes que corresponden a diferentes formas de

organización territorial, política y administrativa." (Martínez. 1984: 126).

Con esto no se quiere decir que se hayan desechado las proposiciones del citado

autor, más bien creemos que nos pueden servir de guía para seguir trabajando con el

aspecto superestructural que estamos tratando y que queda referido a las diferentes

formas de gobierno que se plantean para Mesoamérica.

De Hidelberto Martínez podemos plantear que es de la misma opinión en la

generalidad de su escrito con los fundamentos que maneja Luis Reyes García,

por lo cual se procederá  a resumir lo que éste autor nos refiere en lo tocante al

hueytlatocayotl y a su resultante o complemento el tlatocayotl, del que no ofrece un

enfoque significativo y tampoco hace patente la existencia de un término que está‚ por

encima del tlatocayotl, es decir, lo que se ha identificado como un hueytlatocayotl o un

centlatocayotl, este último término marcado por Luis Reyes.

Reyes no da el nombre para el espacio geográfico donde se asentaba el centlahtoani y

sólo lo menciona con el nombre que se le conoce y que para el caso que trata

corresponde a Cuauhtinchan asignando a este lugar como el subgrupo que tiene el

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señor supremo o universal, de siete teccalli, poder que ostentan durante 224 años

(Reyes: 1988: 82). Con lo que va a plantear una independencia aparente de este

grupo en relación a la influencia de Cholula, la que intervino solamente al inicio ya que:

Por el material de Cuauhtinchan parece que Cholula una sola vez adjudicó tierras y

maceualli a los teuhctli chichimeca y nunca más intervino para confiscar o redistribuir

tales tierras y maceualli.

“En los casos de Tlaxcala y Uexotzinco se ve con mayor claridad la

independencia con la que funcionaba cada señorío e incluso se llega al caso

extremo de que el señorío de Uexotzinco haga la guerra a Cholula que lo había

formado; y por otra parte en ningún caso se sugiere siquiera que Uexotzinco o

Tlaxcala tributaban a Cholula." (Reyes. 1988: 82).

Este autor a pesar de no hacer explícito el nombre denominativo del lugar donde se

asienta el centlahtoani, si nos presenta la idea desarrollada de la existencia de los

sitios rectores y con esta base se puede pensar en que el nombre viable de este lugar

rector puede ser el hueytlatocayotl o centlatocayotl.

En cuanto a la posición de Hidelberto Martínez y López Austin referente a dichos

centros rectores, podemos decir que el primero define al tlatocayotl como una parte de

lo que él llama señorío o cabecera, gobernado por un teuhctli y que estos tlatocayotl

estaban supeditados a uno de ellos al que reconocerían como el dominante, sin que

asigne un nombre al lugar donde se asienta el grupo dominante ya que los resultados

de su investigación lo llevan a la conclusión de que en su  área de estudio se dio un

gobierno múltiple configurado por una asociación de tres o más tlatocayotl, que según

él corresponde a una forma de gobernarse que se tiene detectada en Cholula,

Tlaxcala y Uexotzinco entre otras. El segundo autor establece que en el tlatocayotl,

que en teoría era independiente se encontraba rigiéndolo un tlahtoani y que la unión

de tres o cuatro miembros iban a conformar los hueytlatocayotl. En la interpretación de

Luis Reyes, ya que si bien no le da un nombre genérico al lugar donde se asentaba el

centlathtoani, es bastante claro al hacer la referencia de que existía un sitio rector y no

más, cosa que se contrapone a la posición de Hidelberto y López Austin, que

consideran la existencia de varios sitios rectores -tres o cuatro-, dentro del  área de

influencia de este hueytlatocayotl. La forma en que se concibe la existencia de un

lugar predominante en los autores referidos, donde Luis Reyes hace notar la

existencia de pueblos compuestos con un lugar que se constituye en el eje rector de

una serie de subdivisiones.

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La información de estos investigadores sobre este término, solo podemos observar

que de alguna manera hay una directriz a relacionar al personaje con el lugar, se

imbrican de tal manera que al mencionar a uno, el otro está implícito, ya que según

una versión la unión de tres o cuatro tlatocayotl daría por resultado un hueytatocayotl,

o la que enuncia L. Reyes de una serie de siete teccalli donde sólo uno de ellos era

reconocido como el de mayor jerarquía en esa asociación. Esta es la misma solución

que se presenta para cuando discuten el término de tecuhtli y como ya se menciono

anteriormente la más segura es la de Luis Reyes y que en algo nos da un hilo

conductor para ampliar las perspectivas de la investigación y poder hablar de cuáles

son los elementos que pueden ser usados para definir al tlatocayotl rector o

hueytlatocayot, pero es necesario hacer notar que no se presentan elementos que

sean definitorios y a la vez comprobables, que puedan decirnos o indicarnos como

definimos que es un hueytlatocayotl o un hueytecuhtli,

EL TLATOCAYOTL Y EL HUEYTLATOCAYOTL

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43

En cuanto al término de tlatocayotl, se hace notar que en su gran mayoría los

investigadores en cuestión asocian a los tlatocayotl con el gobernante y de acuerdo a

la calidad de este personaje va a ser el tipo de tlatocayotl. Como una consecuencia

lógica dentro del discurso de estos investigadores, y apoyados por la presencia de un

hueytlatoani les es conducente plantear la existencia de un hueytlatocayotl y a partir

de este razonamiento perfilan su posición cómo se constituía el hueytlatocayotl.

Esta información y la que se le parezca es de por si sólida y ha sido plenamente

aceptada la existencia de sitios con sus respectivos gobernantes, los cuales

reconocían según la corriente mayoritaria a tres sitios como los de mayor jerarquía o la

otra posición que considera a uno solo como el dominante de una serie de sitios

menores. Estas mantienen como cosa cierta la existencia del hueytlatoani y el

hueytlatocayotl, solamente que estas dos corrientes nos presenta esta disyuntiva, en

cuanto al número tlatocayotl para definir al hueytatocayotl.

La propuesta de Luis Reyes acerca de que un sitio rector al que llama centlatocayotl

al cual le asigna siete tlatocayotl o como él los llama teccalli, es una opción más

apegada a la realidad indígena, ya que siguiendo su propuesta de considerar que el

término de hueytlatocayotl se aplica a un sitio en particular, del cual dependen o están

inscritos otros lugares con sus respectivos gobernantes y donde solo uno es el que

detentaría la supremacía sobre los demás, es una posición totalmente antagónica al

triple mandato como elemento definitorio de un hueytlatocayotl.

La información que proporciona este autor es de la región de Puebla y en su tesis de

maestría propone que los resultados por él obtenidos pueden ser utilizados para el

análisis de otras regiones y que éstas: “generalizaciones serán el resultado de

estudios semejantes en otros señoríos de Mesoamérica." (Reyes. 1988: 3). Se hace la

aclaración, aunque si bien se está de acuerdo con esta propuesta de la existencia de

un solo tlatocayotl rector, en cuanto al número de los componentes que lo reconocen

como el de mayor importancia no congeniamos con este número, ya que hasta el

momento no hay indicios ciertos del número que lo integran, por lo que no se encasilla

este número en siete, con respecto al número de integrantes no hay un consenso

entre los investigadores, con esto domina la tendencia de ser un número variable, tal

como sucede para el caso de Tlaxcala.

De los arqueólogos que abordan este problema, en los trabajos de Ángel García

Cook, en dos de sus escritos: "El desarrollo cultural del valle poblano: inferencias"

(1976), así como la "Integración y consolidación de los señoríos en Tlaxcala; siglos IX

al XVI" (1986), este último escrito en colaboración con la arqueóloga Leonor Merino

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Carrión, abordan este problema y son quienes siguiendo los datos de Gibson y

apoyados por la información obtenida en ese proyecto, afirman que se pueden

considerar como señoríos los siguientes: Tepeyanco, Atlihuetzian, Hueyotlipan y

Tzompantzinco (García Cook, et al,:1986, 26), los que a partir de los elementos

arqueológicos hallados justifican su denominación de señoríos y agregan además que

se pueden considerar también como señoríos a: Xaltocan, Huilopan, Tlacocalpan,

Yauhquemecan, Xalpetlahuaya-Quimicho, Xipetzingo, Temetzontla y Chiauhtempan,

así como los sitios de Atlangatepec y Tecoac; otro más que puede ser considerado

señorío es el de Texcalac a los que se suman los cuatro señoríos reconocidos como

los más principales; el de Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuiztlán y se hace la

aclaración de que” "no todos poseen la misma importancia socio económica;" (García

Cook, et al,:1986 p. 26). Se redondea el planteamiento de los autores anteriores con la

siguiente conclusión:

"No negamos de manera alguna la gran importancia que debieron de ejercer los

cuatro Señoríos mencionados más insistentemente por las fuentes: Tepeticpac,

Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuiztlan, y de los cuales se tiene cierta relación de sus

dinastías, pero si queremos aclarar que desde el punto de vista de los

asentamientos arqueológicos existen otros "centros" de igual o mayor importancia

que tales 4 "señoríos", entre los que destacan los enlistados anteriormente." (1976

pág.: 85).

Esta información arqueológica nos habla de 19 lugares y que el día de hoy podrán ser

de 24 a 28 los sitios que podríamos considerar como señoríos. Con esto se refuerza la

propuesta de Luis Reyes de ser un solo el llamado hueytlatocayotl, sobre el cual giran

una serie de sitios y sus tecuhtli y siguiendo la tónica histórica se encuentra

información muy relevante en estos documentos del valle poblano y son referidos

directamente a la existencia de un espacio geográfico, en este caso el sitio de Cholula,

que es llamado explícitamente nuestra casa, donde se reconoce ser el lugar que

ubican como el dominante o el de mayor importancia de una serie de tlatocayotl. Por lo

que a continuación se presenta una información específica de cómo estos documentos

describen ese tlatocayotl principal.

El planteamiento de un solo sitio rector, encuentra su fundamento histórico en la

información que nos presentan de manera precisa y sin lugar a dudas los

“Documentos Sobre Tierras y Señoríos en Cuauhtinchan” y, específicamente el

denominado Manuscrito de 1553, donde se menciona que el sitio rector del  área

donde se encontraba Cuauhtinchan, era Cholula, esto se hace explícito cuando llaman

a este sitio “yn tochan yn Cholulan” (nuestra casa Cholula, Reyes. 1978: 80), siendo

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a este sitio a donde se dirigían los integrantes de varios tlatocayotl para que les fueran

otorgados los diferentes rangos y esta fuente refiere que:

“Este (Teuhctlecozauqui) aún se contaba como de los tolteca; (el poder) lo tomaban

allá  en nuestra casa Cholula. Nuestros antepasados, nuestros abuelos allá 

tomaban el gobierno, el señorío. (Reyes. 1978: 80). Allá  en Tepeyacac gobernaba

Chiyauhcohuatzin. Cuando murió Chiyauhcouatzin luego, bajo el gobierno mexicano,

tres personas tomaron posesión del poder: Coyolcuetzin se hizo Tlacateuhctli;

Tlecotzin se hizo tecpanecatl y a Cuauhtezih, otra vez a él le fue dado en nombre de

tlayllotlac, allá  en Cholula le fue dado. (Reyes: 1978: 81). Así es como sabemos,

cuando por primera vez vino el chichimeca, el moquiuixca, cuando llegaron a

nuestra casa Cholula, ahí los establecieron como teuhctli y les dieron mujeres y de

ahí vinieron a establecerse en Cuauhtinchan, vinieron a fundar el pueblo. (Reyes.

1978: 97).

Del texto anterior se puede inferir que se resalta al sitio como el elemento categórico

en la relación que hay entre el personaje y el lugar, y nos dice que en Cholula se

otorgaba el poder o gobierno a diferentes personajes y de diferentes lugares y en esos

documentos no hay indicios que fuese más de uno el sitio rector.

Al buscarse datos concretos de cómo es que en ese lugar se otorgaba, el poder, el

gobierno, se menciona que en ese lugar o sea Cholula además se establecían como

tecuhctli, y este dato aunado a otro van darnos un punto de partida para afianzar la

propuesta de Luis Reyes de un solo tlatocayotl rector, desde la perspectiva del

personaje que recibía el poder o el gobierno en estos sitios rectores, ya que la

conjunción del personaje y el sitio arqueológico puede ser inferida con un alto grado de

factibilidad de la información histórica.

Esta es la cita donde se presenta la posibilidad de tomar el término de tecuhtli, como la

base para aportar datos concretos a la discusión de la conformación de los

hueytlatocayotl: “Cuando esto les aconteció entonces el teuhctli Coxana inicio el

gobierno; allá  fue a Cholula a tomar posesión del gobierno, allá  le fue perforado el

septum". (Reyes: 1978: 81). La información que nos da este documento, aunque es

una cita corta, es concreta al designar directamente a Cholula como el lugar donde se

perforaba el septum para recibir la nariguera símbolo distintivo del tecuhtli.

LOS CONCEPTOS: TLATOCAYOTL Y TECUHTLI Y SU SUPERPOSICIÓN

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La información que hemos citado en la páginas antecedentes, conducen a situar la

existencia de un ente supremo a estos dos términos que son el hueytlatcayotl y el

hueyteuhctli, esto ocasiona que la misma investigación nos muestre una relación

demasiado estrecha entre el personaje al mando y el espacio geográfico donde ejerce

el gobierno, esto deja entrever que esto es un binomio, donde el sitio y el personaje

son indisolubles, uno existe por el otro y viceversa y para el presente caso el lugar

condiciona el nombre del gobernante, por lo que es dado por sentado que al hablarse

de uno de los términos el otro está implícito, se toque o no.

Esto puede ser sustentado por información que proporcionan las “Relaciones

Originales de Chalco Amaquemecan”, de Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, paleografíada

por Silvia Rendón, de la cual solo se usan las tablas cronológicas de los señoríos que

se mencionan al inicio de esta fuente, ya que estas contienen el nombre de los

gobernantes de once tlatocayotl de esa área.

De los once sitios que maneja esta fuente, se seleccionan los que dan datos de la

estrecha relación entre estos dos conceptos, de los cuales seis de ellos proporcionan

datos concretos, así que empezaremos por el primer tlatocayotl retomado de esta

crónica de la región del actual Chalco.

La fuente lo llama Tzacualtitlan Tenango Atlauhtlan, de este tenemos que el término

que designa al gobernante es el de Atlauhtécatl Teuhctli, haciendo la observación de

que esta designación, va a acompañada de algo parecido a un nombre, como es el

caso de Itzcuauhtzin, Illancueitl, Ozomatzin y Mactzi, todos ellos con el denominativo

de Atlauhtecatl Teuhctli, ante esto se hace la observación que dos personajes

ostentan como nombre el de Tlotli Teuhctli y Huecon Teuhctli, seguido del Atlauhtecatl

Teuhctli. Tiene problemas en la estructura del gobierno ya que hay complicaciones

antes de la época de 1465 a 1486 y posteriormente lo gobierna un personaje, que el

escrito lo menciona como un administrador, la fuente menciona que este tlatocayotl

pierde el señorío en esta época de Ahuizotl.

El segundo tlatocayotl que mencionaremos con un funcionario que es más o menos

generalizado es el lugar llamado Itztlacozahuacan Amaquemecan, en el cual describen

a los gobernantes desde su salida de Chicomoztoc, la que ubican después de la mitad

del siglo XII, donde mencionan a Hécatl Teuhctli como el dirigente, posteriormente

mencionan a Huehueteuhctli Chichimeca Teuhctli, el que gobernó antes de llegar a

Amaquemecan, posteriormente a este personaje, la gran mayoría por no decir todos,

llevan el denominativo de Chichimeca Teuhctli hasta finales del siglo XVI.

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El siguiente tlatocayotl es Tlalmanalco Opochhuacan, donde el primer gobernante es

uno llamado Cahuetzcatzin o Yacahuetzca Teohua Teuhctli, del que refieren que fue

instalado en Tollan, lo sitúan entre los siglos XIII y XIV, desde esas fechas los

personajes que detentan el mando llevan un nombre y el denominativo del Teohua

Teuhctli, es hasta el año de 1464 que se quedan sin señor durante cinco años,

después una Junta de Gobierno compuesta por nobles gobierna hasta 1486, fecha en

la cual toma el poder un personaje que pertenecía a esta junta, Yaotentli Teohua

Teuhctli, pero este va a gobernar junto con dos jefes uno de ellos el Tlacateuhctli

Teuhcxolotl y el Tetzacuauhcuilli Xochpoyo, el cual es designado después como

Teohua Teuhctli, también con los mismos dos adjuntos y así mismo tiene ese sistema

de adjuntos o coejecutores el siguiente gobernante, Necuametl Teohua Teuhctli. De

los gobernantes coloniales siguen conservando el Teohua Teuhctli hasta 1534 y un

poco más.

El cuarto lugar analizado someramente es Chalco Itzcahuacan, donde el gobernante

va a recibir el denominativo de Tlatquic Teuhctli, en sitio se sigue un patrón similar al

anterior en cuanto a la composición del gobierno, ya que es a partir del año de 1465

que dicho tlatocayotl es dirigido por una Junta y es hasta 1486 que vuelve a gobernar

un Tlatquic Teuhctli el que llevaba por nombre según la fuente el de Itzcahuatl. En

cuanto a los gobernantes coloniales se refieren solo al primero que conserva el

denominativo y después Chalco pasó a ser alcaldía.

El sitio llamado Panohuayan Amaquemecan, el denominativo usado era el de

Tlamaocatl Teuhctli, el que detentaran todos los gobernantes hasta los coloniales. Al

igual que los anteriores hay una ausencia de un Tlamaocatl Teuhctli en el período

comprendido de 1465 a 1488.

El siguiente tlatocayotl es el de Acxotlan Calnahuac Cochtocan o Cihuteopan Chalco,

en este caso lo más notorio es que el denominativo del sitio Tecuachcuauhtli no lleva

el Teuhctli, y lo más curioso los personajes si detentan ese teuhctli, ya que según esta

fuente hay dos personajes con esta situación, Teconehua Teuhctli Tecuachcuauhtli y

Toteocitecuhtli Tecuachcuauhtli. Con este dato tenemos que existen otras formas de

denominar al tecuhtli que manda en un tlatocayotl, por lo que lo conducente es

mencionar esta excepción citada por esta fuente y con esto podemos esperar un

comportamiento similar en otras áreas fuera de la cuenca. Por lo que respecta al resto

de los tlatocayotl no mencionados, los datos son disímbolos y su información es más

específica y exceden los límites de este escrito y solo retomamos de manera

superficial el análisis de la fuente, para normar el modo de cómo designar o definir

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estos dos elementos que se están investigando, y con esto poder reubicar la función

de estos componentes en esas sociedades.

Con esto tenemos que de los once tlatocayotl mencionados en esta fuente, no hay

elementos que apoyen la existencia de un sitio rector entre ellos, y que por ende en

este se ubica el tecuhtli de mayor rango, la fuente refiere escuetamente que el

tlatocayotl llamado Tlalmanalco Opochhuacan su gobernante Teohua Teuhctli fue

instalado en Tollan. Con esto damos por supuesto que estos once tlatocayotl eran

dependientes de uno que no fue mencionado con exactitud, o bien es factible suponer

la injerencia de más de un tlatocayotl rector en esta área.

Para el caso del hueytecuhtli y el hueytlatocayotl, la información que se menciona

muestra una tendencia a que se pueda considerar que el término que detentaba el

personaje que gobernaba, y tomando como determinante la que proporciona

Chimalpain, no era un nombre propio, algo que fuese inherente al personaje, el

nombre que recibía el gobernante del sitio era una especie de puesto o función dentro

de la estructura social, en este caso en la parte que corresponde a su forma de

gobernarse. Este denominativo de esta función pública en esta fuente se puede notar

que está inscrita de manera implícita asociada a un sitio, con esto obtenemos que la

designación del gobernante correspondía al tlatocayotl que gobernaba y con esto

suponemos que el titulo y sitio eran uno solo, y esto permite plantear que cada

tlatocayotl va a tener un tipo específico de tecuhtli, y así mismo este tecuhtli le dara el

nivel del tlatocayotl o su jerarquía en el sistema político mesoamericano. Esta

correlación tan estrecha entre estos dos términos que son incluyentes e indivisibles,

presupone que para identificar o decir cuales es el tecuhtli de más alto rango, se debe

de reconocer el tlatocayotl donde está asentado, y esta operación puede hacerse de

manera inversa.

Es conocida la dificultad de poder decir con certeza que lo excavado corresponde a la

información que mencionan las fuentes sobre el aspecto investigado, es por esta

situación que cuando se encuentra la correspondencia entre el dato histórico y el

arqueológico, se debe de explotar al máximo esta coincidencia, pero siempre

sosteniendo la predominancia del dato arqueológico en la investigación. Es por eso

que en el presente escrito tenemos una información histórica que nos menciona a

grandes rasgos a la existencia de un binomio constituido por los tlatoque y el

tlatocayotl y de estos términos derivan dos que son el hueytlatoque y el

hueytaltocayotl, la información arqueológica con respecto a estos dos conceptos, es

muy imprecisa ya que aunque si bien hay registro de narigueras, poco aportan a la

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discusión, y por lo que respecta al tlatocayotl sucede lo mismo no se dan datos

precisos y muchas de las veces aun teniendo un dato relevante no se toma en cuenta

por los colegas.

En el presente caso se tiene la información arqueológica segura de las estructuras

donde se llevaban a cabo la ceremonia de perforación del septum, la que se realizaba

en altares que se encuentran dentro de un edificio autónomo a las demás

construcciones, entre ellas el tecpan y el teocalli, pero con una relevancia que lo

mantiene a la par de las anteriores y muy por encima de las demás edificaciones. Este

último dato permite ser usado como el determinante para poder hablar de que tal o

cual sitio es un hueytlatocayotl con su respectivo hueytlatoque, ya que la conformación

del patrón de asentamientos del sitio va a tener presente un elemento que ningún otro

sitio tendrá,

A la luz de la información que se ha recabado en la investigación arqueológica, se

encuentra pocos datos que sean seguros de corresponder al tema tratado y sólo se

conocen dos sitios en Mesoamérica que presentan pruebas irrecusables de tener

elementos que están relacionados directamente con la investidura de los tlatoque y

ambos están ubicados en áreas geopolíticas bien reconocidas y diferenciadas, el valle

poblano tlaxcalteca y Malinalco en el Estado de México, sitios en los que encontramos

elementos arqueológicos que tienen información sobre los tlatoque y el tlatocayotl.

LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS:

MALINALCO ESTADO DE MÉXICO

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43

La información de la H.T.Ch con respecto al lugar a donde se llevaban a cabo estas

ceremonias, se entiende que son hechas al salir de las cuevas, por lo que la

información acerca del lugar y mucho menos el sitio donde se hacen estos actos, no

se hace explicita y deja una la ubicación imprecisa y a la libre interpretación del

investigador, si a esto se agrega que la información de Motolinia es menos precisa ya

que menciona que este acto se hacía en el templo del ídolo Camaxtli y para ampliar

más las dudas menciona que las ceremonias que el presencio, se hacían ya dentro de

la religión católica y por ende bajo los cánones de la sociedad europea que apenas

empezaba a solidificarse y aquí es cuando entra la arqueología no solo a precisar esos

datos sino muchos más que se relacionan a los conceptos investigados.

En las investigaciones de García Payon en Malinalco en el Estado de México, excava

un sitio donde encuentra un edificio con estructuras zoomorfas a manera de altares, a

los cuales interpreta como una construcción de la orden militar de los cuauhtli-ocellotl,

donde se les perforaba el septum a los aspirantes y las que son la representación

arqueológica del lugar a donde se llevaba a cabo esta acto, independientemente

fuesen a gobernantes o militares.

En los anales de la arqueología, la existencia de elementos que se relacionaran al

estrato que se ha denominado como los Tlahtoque plural del Tecuhtli, se encuentran

en primer término los reportados por García Payón en las temporadas que arrancan en

1936, que son de hecho las investigaciones pioneras y casi exclusivas sobre este tipo

de sitios, al grado que este investigador acuña un término que ha dominado este

campo, por lo llamativo para definir ciertas estructuras existentes en el sitio y que él las

relaciona directamente a la ceremonia donde se perforaba el septum. El término

Cuauhcalli al que traduce como casa de las Águilas, asociándolo a lo militar en

específico a las órdenes de los Cuauhtli y de los Ocellotl a los que denomina

caballeros del sol.

Como era de esperarse a este edificio y sus elementos, le han surgido explicaciones

alternas, las cuales han sido compendiadas por José Hernández Rivero en su

segunda edición de 1997, denominado Ideología y Práctica Militar Mexica en el

Cuauhcalli de Malinalco, siendo tantas y tan disímbolas estas explicaciones, y por

salirse del enfoque de este escrito, solo se tomará en cuenta la propuesta de

Hernández Rivero, menciona que la teoría de García Payón es la más sólida de las

que se han propuesto para el sitio, pero entre los problemas que hay que aclarar y

sustentar la explicación de García Payón, está considerar al sitio como propone R.F

Towsend, que eran actos para legitimar el poder político, ya que este autor considera

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que los Cuauhtli ubicados en las banquetas y el Ocellotl, son tronos reales. El otro

problema va a estar relacionado con la propuesta del mismo García Payón, de que

eran actos de graduación militar. Por lo que a continuación se expondrá de una

manera concisa el trabajo del arqueólogo José García Payón.

Las investigaciones emprendidas por García Payón en Malinalco, donde las

estructuras existentes habían sido ubicadas en contextos diferentes; este ha sido

interpretado como un adoratorio a Xiuhtecuhtli por el Obispo Plancarte y el profesor

Enrique Juan Palacios, opina que posiblemente se trate de una fuente dedicada a

Tláloc y el relieve de la fachada probablemente representaba al dios de la lluvia.

A esta última explicación Payón hace la observación que la puerta es la

representación de unas fauces de una serpiente, con lo que lo relaciona con la

información de las fuentes, donde refieren que en el recinto mayor de México

Tenochtitlán el templo dedicado a Quetzalcoatl tenía en la puerta la figura de la boca

de una serpiente. En cuanto a las otras posibles explicaciones una que la ubica como

la representación de un Tláloc, otra como una Coatlicue y otra que se acercaba más y

que era considerar a esta fachada como una simbólica representación de Ehecatl

Quetzalcoatl, a la cual también desecha y considera que el relieve representa al

monstruo de la tierra y el cual está  representado en el Códice Borgia P. 14, el que

Seler confunde con una cueva.(García, 1947: 16)

En cuanto a la función del santuario llega a considerar que éste pertenecía

exclusivamente a la organización militar de los caballeros del Sol, es decir los Cuauhtli

y los Ocellotl (Cuacuauhtin), conocidos por los caballeros tigre y  águila. Argumenta

esta hipótesis en el marcado simbolismo de estos animales y la importancia que se les

daba en la mitología y en los ritos, para los mexicanos el  águila era el símbolo del Sol

y el felino era el que se comía al Sol en los eclipses, también era asociado a la luna.

La definición dada por García Payón a la función de las principales estructuras de

Malinalco (Figura, 5), a las cuales considera que: en esta mansión se conferían los

grados a los candidatos a estos altos puestos, bajo la presencia del Cuauhtliocelotl

que lo era el mismo Tlacatecuhtli o "Emperador"; ceremonia que consistía en

perforarle la nariz para colocarle el hueso o la uña de  águila. (García, 1947: 19).

Para establecer su explicación o teoría, García Payón, se basa en los elementos más

relevantes y que son los que se encuentran al interior de la construcción principal del

sitio, la representación del Cuauhtli y el Ocelotl, y el elemento central será donde se

realice esta ceremonia de ungimiento de los Tlatoque, por medio de la perforación de

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la nariz, para colocar la nariguera símbolo distintivo de los tecutli, La manera en que se

llevaba a cabo esta función en este edificio, el personaje se acostaba sobre el Cuauhtli

o águila central, quedando la cabeza de dicho individuo, sobre la cabeza del Cuauhtli y

así le era perforado el septum, con el hueso del Ocelotl y la uña del Cuauhtli,

Como se puede observar la mayoría de los datos que aporta este autor corresponden

a la información de las fuentes y son los más coincidentes la presencia física de estos

animales en ese edificio, desde estas fechas se tenían ya datos concretos de la

correspondencia entre la información histórica y la arqueología; y lo mejor del caso es

que se tiene la presencia física del tlatocayotl, pero esto muy poco ha influido en los

investigadores, ya que según se compendia en el escrito de Hernández Rivero, las

interpretaciones del sitio y sus elementos no rebasan el parámetro puesto por García

Payon y se encasillan en el ámbito militar.

Al considerar que estos altares son para recibir la jerarquía del tecuhtli, da la

posibilidad de replantear varios supuestos, siendo entre ellos la información que nos

presenta el códice Boturini en su lámina cuatro (Figura 6), donde la escena de los

personajes acostados en los cactus, es similar a la que nos presenta la H.T.Ch en el

folio 20, por lo que cambia radicalmente la versione sobre esta escena en el códice

Boturini. Otros de los aspectos que pueden ser interpretados con precisión, es el

referente a los elementos que rodean el altar central de Malinalco, la banqueta semi

circular y las representaciones de dos cuauhtli y un ocellotl en dicha banqueta, de los

que se pueden decir que son al igual que la figura central, altares de tlatoque,

cumplían la misma función que el altar central. (Figura 7).

Al hacerse patente la existencia de un sitio el cual va a tener representados en el

registro arqueológico elementos concretos del sistema de gobierno, representados en

las figuras del tlatocayot y el tecuhtli, aunque sean considerados por la mayoría de los

investigadores dentro del rubro militar. Se hace la observación de que eran los únicos

reportados en Mesoamérica y esto de alguna manera encasilló la investigación de este

tipo de sitios.

TIZATLAN TLAXCALA

Existe otro sitio con similares aunque no idénticos altares de iniciación, los cuales al

ser excavados en 1927 en el poblado de Tizatlan Tlaxcala, por Eduardo Noguera y

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Alfonso Caso, los consideran como altares de sacrificio humano, definición que fue

aceptada y nunca se discutió esta versión a pesar de que a Caso le quedaba la duda

de que fueran altares de sacrificio humano, permaneciendo congelada desde aquellos

años. En el año de 1990 en el seminario Alfonso Caso, en el museo de Antropología

es presentada una interpretación de los altares de Tizatlan Tlaxcala. Esta versión de

los investigadores Arturo Fernández Ruiz y Nazario Sánchez Mastranzo (Fernández et

al., 1990) contradice totalmente la función que le había asignado en un primer inicio

Eduardo Noguera y en menor medida Alfonso Caso. Estas estructuras se encontraron

debajo del Tecpan de Xicoténcatl (Figura 8), que se hallaba en funciones al arribo de

los europeos a estas tierras. Pero antes de analizar esta propuesta pasemos a reseñar

de una manera sucinta la excavación de este edificio y sus elementos.

El edificio de los altares en Tizatlan, lo más característico son estas dos estructuras

interiores, es que se encuentran decoradas con pinturas tipo códice, en tres de sus

cuatro caras. De estas pictografías sobresale la cara Sur, donde en la parte central,

hay una diosa desnuda con tres pechos dentro de un "recipiente" con agua, en el lado

izquierdo de la deidad está  representada un  Cuauhtli y en el lado derecho un Ocellotl;

(Figura 9),

Eduardo Noguera en su informe de su investigación de campo en Tizatlan, hace una

descripción de los decorados en las caras de los dos altares mencionando que:

"Hay un gran espacio rectangular de 5.45 metros de ancho por 11.20 metros de

largo, este cuadrángulo está  perfectamente orientado a los puntos cardinales. Hay

dos lápidas o plataformas de 0.35 metros. de altura por 1.80 metros de largo y

1.17 metros. de ancho."."La lápida oriente, en la pared del mismo lado presenta

una hilera de 13 cuadretes y la mitad de un decimocuarto que no alcanzó a

completarse”. (Noguera, 1927, informe)

Identifica algunos de los glifos representados, tales como atl, miquiztli y refiere

además que en la cara sur de estos altares, hay una especie de reborde o canal, que

remata en la parte superior del monumento en un semicírculo bordeado en la parte

frontal, dividido por el canal hay representaciones de personajes, el de la derecha no

lo identifica por estar destruido y borroso el dibujo, la figura de la parte izquierda la

identifica como la diosa de la fertilidad o bien Xochiquetzal, reverenciada de manera

muy particular por los tlaxcaltecas.

En el altar del poniente hay una sola banda que ocupa toda la extensión vertical de las

paredes Oeste y Este, las figuras representadas son cráneos estilizados con penachos

acompañados por unas bandas transversales, en el centro se distingue un símbolo

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parecido al ollin. La parte Sur también está  dividida por un canal parecido al del otro

altar, en el lado derecho hay una representación de una deidad, que Noguera

considera que quizá sea Camaxtli; en el lado izquierdo identifica a Mictlantecuhtli con

vestiduras de guerrero. Al continuar describiendo este motivo menciona que:

"Teniendo en cuenta el número de representaciones de la muerte acompañadas

de la deidad principal Camaxtle...en tanto que en la siguiente las representaciones

del agua pueden representar sangre, nos permitimos sugerir ser verdaderos

altares de sacrificio para la inmolación de las víctimas al dios principal Camaxtli.

En este caso el significado de los canales queda más explicado, puesto que

representarían una especie de cuauhxicalli o recipiente para la sangre" (Noguera,

1927, informe)

En lo referente a su hipótesis, consistente en asignar a los altares polícromos de

Tizatlan la función de llevarse a cabo en ellos el sacrificio común y corriente, en este

trabajo la va a fundamentar sobre bases sólidas, apoyándose en la interpretación de

varios glifos que componen los costados poniente y oriente de ambos altares.

Aparte de Eduardo Noguera, Alfonso Caso interviene en estas primeras

investigaciones, y así como a Noguera le parecen altares de sacrificio pero después

de analizar todos estos símbolos y de asociarlos de alguna manera a la idea del

sacrificio humano, propone cual sería la posible función de los altares: “Por esta razón

creo poder considerar que los dos monumentos que he llamado altares A y B, son en

realidad altares de sacrificio; pero es difícil decidir el modo como sacrificaban en éstos

altares” (Caso, 1927: 30-31)

Le queda la duda y es por esta razón apunta que si se hubiera sacrificado de la

manera normal, la sangre derramada habría destruido las pinturas; le preocupa la

función de la taza y la canaleta en la parte frontal, por lo que plantea tentativamente

esta hipótesis: “si pensamos que en la taza sólo se ponían objetos ensangrentados,

como las ramas de axoyatl y que eran los altares para practicar en ellos. De todos

modos el punto para mí es muy dudoso y no he encontrado ninguna hipótesis que

me satisfaga plenamente” (Caso, 1927: 31).

En el año de 1990 se inicia el proyecto Cuatro Señoríos, auspiciado por el gobierno

estatal, se excavan los sitios de Ocotelulco y Tizatlan, donde en este último los

investigadores Arturo Fernández Ruiz y Nazario Sánchez Mastranzo, (Fernández et

al., 1990) retoman las investigaciones iniciadas en 1927 por Alfonso Caso y Eduardo

Noguera, sobre la función de los altares, así como un estudio iconográfico. Los

investigadores anteriormente citados, hacen el análisis de los motivos representados

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en los altares, recurren al estudio de las fuentes y a la analogía con los códices,

logrando identificar la función de los altares, redefiniéndolos como altares de iniciación

o por decirlo en otras palabras, los relacionan con el lugar donde se llevaba a efecto la

perforación del séptum para obtener el rango de Teuhctli, en el territorio tlaxcalteca.

Para reforzar su hipótesis dan varias explicaciones de los motivos y los relacionan a

algunos aspectos del ritual, por esta razón consideran que el altar que denominan

como A situado al oriente, era el lugar donde se investía al guerrero como Ocelotl; en

su interpretación intentan precisar la fecha o el momento de la ceremonia, la que

según su estudio se establece por los motivos representados principalmente por

Tlahuizcalpantecuhtli, símbolo de Venus como estrella vespertina y proponen que el

momento habría de ser cuando Venus y la Osa Mayor entraran en conjunción.

Para el altar B situado al poniente, plantean que en él se investía al Teuhctli con el

rango de Cuauhtli, y aclaran que éste era el más alto rango al que podía

aspirar el Teuhctli; la fecha de realización de esa ceremonia la va a dar el glifo

del alacrán, planteando que puede estar regida por el calendario astronómico o bien

por el ciclo de Venus, lo que fundamentan en el análisis de los elementos que

conforman al alacrán.

Independientemente de la interpretación de los motivos que decoran a los altares,

relacionados con eventos astronómicos, lo destacado es la manera que logran hacer

corresponder las imágenes de los códices Nutall (Figura 10), el Colombino (Figura 11),

así como el Becker I (Figura 12) a los que podemos sumar el Bodley (Figura 13), y

darles una función institucional, como el lugar específico donde los gobernantes

antiguos se les colocaban el símbolo del mando, el poder, el gobierno: la nariguera.

Con este planteamiento de ser exclusivo de la clase de los tlatoque el portar la

nariguera, se deja fuera a los guerreros de usar los altares, para esto se propone una

solución demasiado aventurada, pero que se compagina excelentemente con el acto

de la perforación, siendo estos los elementos conocidos como los bezotes y las

orejeras. Esto da la posibilidad de inferir que estos dos elementos aunados al primero,

tenemos una jerarquización muy bien marcada, consistiendo en que la nariguera será

el de mayor jerarquía siguiéndole el bezote y hasta el último nivel la orejera. Con esto

tendríamos la posible utilización de dichos altares, para perforar el bezo y la oreja, algo

que repito es aventurado, pero hay cierto enlace que lo hace factible.

Esta explicación aclara dos de las dudas que le surgen a Alfonso Caso a finales de la

década de los treinta del siglo pasado, una de ellas es la función de la canaleta o

reborde en la pared sur de ambos altares, que Caso supone que es para depositar las

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ofrendas o los instrumentos de auto sacrificio, por lo que de acuerdo a la versión de

ser altares de iniciación, la canaleta y en especial la parte semicircular sobre el altar,

es donde se acomodaba la cabeza del aspirante a Tecuhtli y parte de las espaldas

sobre la canaleta de la parte frontal del altar (Figura 14), la otra duda en Caso pero

afirmación en Eduardo Noguera, sobre la función de los altares como de sacrificio.

Otro punto que hay que mencionar de los alcances de esta investigación es la forma

en que van a dar datos que apoyan la tesis de García Payón, ya que solamente

cambian a los actores y la función queda intacta, quedando la misma línea planteada

por este investigador, de ser el lugar donde se perforaba el septum, por lo que deja de

ser una función de la clase militar, para insertarse dentro el evento político más

importante de esas sociedades, la toma del poder.

Esta investigación iconográfica de estos dos colegas que llegó a esta conclusión, no

ha sido valorada en lo más mínimo y ha pasado desapercibida para la comunidad

académica, debido en primera instancia a que pocos investigadores están metidos de

lleno en esta problemática y los que llegan a tocarla, lo hacen superficialmente sin

cuestionar la información que investigan y la aplican a sus trabajos, otra cosa que

ayuda a que esta investigación de la iconografía de los altares no sea conocida y por

ende cuestionada o aceptada, es que los autores de dicha propuesta, no

profundizaron más en su investigación, dejándola enunciada.

Independientemente de no haberse seguido la investigación, la aportación de estos

dos investigadores a la problemática en referencia, son de primer nivel, ya que

reformulan los planteamientos de tres de los más grandes investigadores del pasado

mexicano y dejan abierto el camino para reinterpretar diferentes tópicos y a otros

precisarlos, como en el presente caso. Con esto ya se puede visualizar un tlatocayotl y

un tecuhtli con una sustentación apoyada más en el dato arqueológico y con esto se

puede manejar el dato histórico y hacerle los arreglos necesarios a la luz de esta

información arqueológica.

EL BINOMIO DE LA CLASE DE LOS TLATOQUE Y EL TLATOCAYOTL RECTOR

LA CLASE DE LOS TLATOQUE CONSIDERACIONES FINALES

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La información arqueológica sobre los dos aspectos que se han estado tratando, a

pesar de ser de solo dos sitios en toda Mesoamérica, es más que suficiente para

plantear características inherentes a estos dos términos, a los cuales ubicamos como

un binomio indisoluble.

Para el caso del personaje se puede decir que el dicho tecuhtli es un miembro de una

clase social que detentaba el poder, la cual es la de los tlatoque plural del tecuhtli, la

que tenía como particularidad el uso de la nariguera como símbolo distintivo de dicha

clase, que sería lo que identificaba como tal en la sociedad, tanto al interior como al

exterior. La característica de la clase de los tlatoque consiste en una estratificación

bipartita y en la cúspide estará un tecuhtli, el que detentaría la mayor jerarquía de los

integrantes de esta clase, la estratificación bipartita consiste básicamente en que el

acceso a la cúspide se hace desde dos lados de la pirámide social y no de uno sólo,

como se acostumbra en Europa, siendo estos lados o ramas los que forman el cuauhtli

y el ocelotl, los lados derecho e izquierdo.

Con esto se deja de lado la existencia de un personaje llamado monarca, rey,

emperador o en el mejor de los casos como el tlatoani, para las regiones donde

existan los elementos discutidos en este escrito y por el momento solo trabajamos dos,

el sitio o lugar donde se asienta el tecuhtli, el tlatocayotl, y el gobernante mismo, cuyo

rasgo distintivo era portar la nariguera..

Con esto podemos decir a grandes rasgos que este tipo de jerarquización consiste en

la existencia de un solo tecuhtli supremo y a sus lados izquierdo y derecho una serie

de tlatoque y esta jerarquía dependerá de la cercanía al tecuhtli mayor y el número de

los tlatoque será de acuerdo a la importancia de ese tecuhtli de más alto grado. Es de

suponer que en estos dos lados había un lado más allegado y uno un poco más

alejado del poder central, el cual estaba determinado por el tipo de tecuhtli principal, la

que era determinada como lo menciona la H.T.Ch, por el animal que le da de comer y

beber, en la ceremonia previa a la perforación del septum para recibir la nariguera y a

partir de este acto, es la manera en que se conforma la clase de los tlatoque.

El plantear este tipo de organización gubernamental de los tlatoque, está apoyado por

la información que menciona Diego Muñoz Camargo en su escrito llamado “Relaciones

Geográficas de Tlaxcala” en las que hace una descripción del tecpan de Xicotencatl en

Tizatlan Tlaxcala, en el cual refiere que ha estado varias veces, donde tomaremos lo

esencial de su relato sobre la distribución de esta sala y la ubicación en ella de los

diferentes tlatoque que conformaban este altepetl.

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“Aquí esta una sala de extraña grandeza, que tiene de ancho 59 pies y, de largo, 62,

y de alto 22 palmos, y el maderamiento della, por lo alto, tiene ante todas cosas una

viga de inmensa grandeza por medio de la gran sala, que la atraviesa de parte a

parte, que sirve de madre. Es una sala casi cuadrada. Descansa esta viga sobre dos

postes de madera que están en medio de esta pieza, los cuales postes se asientan

sobre unas basas de piedra”. (Muñoz, 1984: 60-61).

Continúa describiendo la conformación de las otras vigas que conforman el techo del

tecpan y hace notar el porqué estas tablazones tienen una apariencia de un barnizado

de negro, esto:

“Cáusalo esto que, en la propia sala, en la pared frontera, en medio de toda ella, en

derecho de la puerta de medio, está un fogón de piedra muy bien labrada, donde a

la contina se hace fuego que alumbra toda la noche en aquella gran pieza (porque

se tiene por grandeza). Y en esta lumbre se echan grandes perfumes de copal, que

llaman los castellanos “anime”. (Muñoz, 1984; 61).

Los anteriores datos son con el fin de seguir una secuencia y pasar a continuación al

dato más relevante acerca de conformación de la sala de gobierno, el lugar donde

sesionaban los tlatoque de este sitio, refiriéndolo de esta manera:

“En torno a esta sala, hay un poyo de cinco pies de ancho y de alto, de dos, donde

tienen cantidad de esteras puestas echas de enea que llaman los naturales Petlates,

y unas banquillas de madera, bajas, de una pieza, concavadas, en que se asientan,

otras hacen de enea y espaldares de lo mismo, arrimadas a las paredes, las cuales

llaman Icpalli o Icpales, todas puestas como referido tenemos, por gran orden,

desde el fogón, por la mano derecha, que da vuelta en torno por toda la sala, y lo

propio hace por la mano siniestra. Y la persona de más dignidad y más señor, se

asienta y tiene su asiento a la mano derecha del fogón, y, el que no era tan

preeminente, a la mano siniestra; y de esta forma van sucediendo en sus asientos,

según su valor, y dignidad y merecimiento. En este lugar trataban sus negocios, y

hacían sus ayuntamientos y consejos, o según su calidad. Y, ansí mismo, servía

esta gran pieza para sus convites y banquetes y fiestas, en medio de la cual hacían

sus bailes y danzas”. (Muñoz, 1984: 61-62).

Esta información de cómo era la sala de gobierno, no menciona al tecuhtli principal y

solo menciona que el predominante era el lado derecho y de menor importancia el

izquierdo. Pero aun ante esta falta de tal referencia, nos permite dar por válida la

propuesta de un gobernante central y con dos ramificaciones.

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43

Esta falta del dato histórico que sustente al tecuhtli principal en esta fuente, va a ser

expuesta en la H.T.Ch cuando alude la conformación de los habitantes de

Chicomoztoc Colhuacatepec los llamados tepilhuan chichimeca, los que al ser

requeridos por los tolteca chichimeca de Cholula para la guerra contra los xochimilca y

los ayapanca, originada por la victoria de los tolteca sobre los olmeca Xicalanca, en

esta ocasión se menciona explícitamente que dichos tepilhuan o Tiyacauh, están

conformados por un lado izquierdo y un derecho a los cuales denomina como los

xicotli y los pepeyolli, como se hace notar en páginas anteriores. Con esto se precisa

la información de Diego Muñoz en cuanto a la existencia de un personaje central que

va aglutinar en torno de sí a esas dos partes.

Con esto se fundamenta aún más la descripción de Diego Muñoz referente a la

distribución de la sala de gobierno y que de alguna manera es la representación de la

distribución geográfica-política de los diferentes tlatocayotl que conforman este

altepetl, cada uno con su respectivo tecuhtli, claro que la distribución en esa sala era

de acuerdo al rango, y para su ubicación en el espacio geográfico por el momento sólo

puede ser precisada identificando al tipo de tecuhtli, ya que como se mencionó

anteriormente el sitio y la denominación del tecuhtli son interrelacionados, como lo

menciona Francisco de San Antón Muñón Chimalphain Cuauhtlehuanitzin, en las

Relaciones originales de Chalco Amaquemecan (1965), donde este autor ubica una

serie de sitios, que en su mayoría tienen asignado un personaje el rango de teuhctli

como distintivo del gobernante del tlatocayotl, siendo los siguientes: Tzacualtitlan

Tenango Atlauhtlan con el título de Atlauhtecatl Teuhctli, Itztlacozahuacan

Amaquemecan con el rango de Chichimeca Teuhctli, Tlalmanalco Opochhuacan lo

gobernaba Teohua Teuhctli, Chalco Itzcahuacan allí residía el Tlítquic Teuhctli, en el

lugar llamado Panohuayan Amaquemecan se encontraba el Tlamáocatl Teuhctli y

como se menciono en su oportunidad, esta denominación la recibía cualquier

personaje que le daban a gobernar a ese sitio.

EL TLATOCAYOTL RECTOR O HUEYTLATOCAYOTL: CONSIDERACIONES

FINALES

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43

En cuanto al segundo término de tlatocayotl, en este se refuerza la versión tradicional

y se aportan datos que permiten hablar con otra visión de que es un tlatocayotl y la

viabilidad del uso del término hueytlatocayotl, para designar al sitio con más

importancia en el ámbito mesoamericano. Por lo que respecta al tlatocayotl rector, en

este caso los datos son más amplios, esto debido a que se tienen las evidencias

arqueológicas irrecusables, de la existencia de este tipo de lugares preeminentes, ya

que solamente ciertos sitios van a ser los destinados a ser una especie de capital o en

otros términos un hueytlatocayotl, los cuales pueden ser ubicados por ser los únicos

que van a contener un edificio dedicado expresamente a otorgar el cargo de

gobernante, dicha edificación debe de contener en su interior los altares de los

tlatoque, donde se llevaba a cabo la perforación del septum, para recibir la nariguera

símbolo distintivo de la clase de los tlatoque, y a ese lugar acudían los demás

tlatocayotl y sus respectivos tlatoque siendo este elemento el que definiría a esta

construcción. Con esto ya se puede mencionar que a diferencia de los tlatocayotl

comunes, que contienen en su sitio como edificios principales al tecpan y al teocalli, la

existencia de este tercer edificio es lo que va a determinar la posición del tlatocayotl

como el rector.

Con esto podemos decir que el patrón de asentamiento de este tipo de sitios, consiste

en una área aislada del resto del asentamiento separada generalmente por una barda

y con entradas específicas, dentro de este recinto existe una división entre lo cívico y

lo religioso, en este último vamos a encontrar el siguiente elemento representado en

primer lugar la estructura arquitectónica del Teocalli principal del sitio, y que como

regla general va a ser la estructura más importante de este patrón, a tal grado que es

el de mayores dimensiones, su monumentalidad es evidente. El segundo conjunto

arquitectónico es el Tecpan, la sede del Teuhctli, que en cuanto a preeminencia como

construcción, es de suponerse que será el segundo en relevancia en el sitio. El tercer

edificio es lo que seguiremos llamando el lugar de los Cuauhtli-Ocellotl, los altares de

los tlatoque, se encontraría dentro del espacio reservado a las actividades de índole

civil, principalmente las relacionadas al gobierno y por ende era contiguo al tecpan,

El sitio que marcará como se debe de entender la ubicación espacial del edificio con

los altares de iniciación es Malinalco, donde en primer término tenemos una ubicación

dentro del patrón del sitio, a los altares de iniciación separados en un conjunto de

estructuras aisladas del resto del sitio, en lo que respecta al edificio, es una estructura

autónoma, y de acuerdo a las estructuras cercanas a él no se puede hablar de que

estuviese cerca al Teocalli Mayor del sitio, al que se presupone que está en el área no

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43

explorada, se piensa de una manera aventurada que el Cuauhcalli de Malinalco es

vecino a edificaciones del orden civil entre ellas el Tecpan.

Por lo que respecta a la información de Tizatlan, aunque en este sitio es muy precisa

entre una división claramente establecida entre el área civil y la religiosa, que es

documentada en un plano de la obra de Muñoz Camargo (Figura 1), con la salvedad

de que en dicho croquis, el teocalli ha desaparecido bajo la capilla abierta, quedando

únicamente la parte que correspondía al área civil, con el tecpan y sus edificios

aledaños, es así que Muñoz Camargo refiere que:

“Y antes de entrar en este patio de Xicoténcatl, esta otro patio llano, grande y

espacioso, que sirve de cementerio y patio de la iglesia de nuestro señor San

Esteban, con unos pretiles y paredones muy fuertes de cal y canto, a manera de

muralla de más de un estado de alto, que cuadran el patio por gran nivel. Y, al fin

dél, a la parte del oriente, esta la iglesia de San Esteban, donde cada año se dice

misa de este santo, que es el segundo día de navidad. La cual iglesia, aunque

pequeña, es de maravilloso edificio”. (Muñoz, 1984: 63)

Pero debido a que los altares de tlatoque se encuentran debajo del tecpan de

Xicoténcatl y como se menciono en páginas anteriores no quedan vestigios de los

edificios adyacentes al tecpan y por ende no se sabe a ciencia cierta dónde estaba

ubicado este edificio de los altares de los tlatoque, al cual suponemos que siguió

estando presente en Tizatlan en la etapa de Xicoténcatl Pero independientemente de

esta situación los datos tienden apuntar hacia la ubicación de los altares de los

tlatoque en la parte civil del sitio.

CONCLUSIÓN

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43

Estos dos términos tecuhtli y tlatocayotl, conocidos desde los inicios de los tiempos

coloniales y que han sido retomados por los investigadores dedicados al pasado

mesoamericano, son reformulados en el presente escrito, y se plantea que son parte

integrante del sistema político de estas sociedades pretéritas, de tal manera que los

tlatoque quedan ubicados como una clase social y en este caso la dominante. Por lo

que respecta al sitio, este tiene un comportamiento similar a los tlatoque, existe uno

que es el de mayor poder el cual va a ser identificado por la existencia del tercer

edificio, con los altares donde se otorgaba el grado de tecuhtli. Con esto se ve como

son interdependientes el tecuhtli y el tlatocayotl y por esta razón son más que

suficientes para plantear la existencia de un sistema de gobierno donde las bases de

su conformación y funcionamiento van a ser determinadas por aspectos sociales,

quedando en un plano secundario los lazos familiares.

Se plantea además que la conformación de un sistema de gobierno sustentado en el

tecuhtli y el tlatocayotl, puede ser extensiva a cualquier parte de Mesoamérica, que

tenga al menos uno de esos integrantes de este binomio, y el caso más recurrente lo

da el tecuhtli, porque es más fácil de identificar por la nariguera, ya que la presencia

de este elemento en cualquier área de Mesoamérica, da indicios claros de la presencia

del binomio. Es conocida la presencia de narigueras en muchas áreas distantes y

disímbolas, del espacio que abarca este escrito y si a esto aunamos en etapas de

tiempo diferentes, esto vendría en apoyo al planteamiento de que esta era el modo de

gobernarse de las antiguas sociedades de Mesoamérica, pero ante esta situación al

binomio tlatocayotl y tecuhtli, necesita algo más que no solo los cohesione, sino que

permita que este tipo de gobierno sea general para esta parte de América y esto solo

puede ser posible con la existencia de símbolos ideológicos que sean reconocidos por

todos los participantes, los que van a legalizar y legitima el acceso al poder.

Estos símbolos ideológicos son el cuauhtli y el ocellotl, los que dejan de ser símbolos

de la clase militar y son reubicados como elementos ideológicos que van a normar las

relaciones entre las diferentes sociedades, al menos en esta etapa de los últimos

quinientos años antes de la conquista y con algo de investigación puede ampliarse el

rango temporal. El considerarlos como símbolos se debe a la manera que la

información los ubica en la ceremonia o acto para acceder al jerarquía de tecuhtli, ya

que la información histórica mencionada en la H.T.Ch, dice claramente que estos dos

animales les dan de comer y beber a los aspirantes a tlatoque, pero el dato más

crucial y que da los indicios claros y precisos de su función como símbolos

ideológicos, está representada en la lámina VIII (Figura 15) en su parte superior se ve

a estos dos animales unidos de tal manera que son uno solo, están imbricados

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totalmente, convirtiéndose en este acto como el cuauhtli-ocellotl, este dato va a ser

relevante ya que debajo de estos símbolos entrelazados, se encuentran los personajes

que van a ser investidos como tlatoque, los cuales en la lámina anterior (Figura 3),

estos mismos animales están divididos de tal manera que cada uno asiste a una parte

de los aspirantes.

Estos dos momentos ilustrados en esas láminas, donde en el primero tenemos a estos

dos animales, literalmente dándoles de comer y beber en la ceremonia previa a la

unción, donde se sobrentiende que esto significa una afiliación automática al animal

que lo asistió en ese ayuno previo. Con este acto se puede percibir que esto nos da la

posibilidad de que esta división sean los lados izquierdo y derecho. El segundo

momento es cuando se da el acto más relevante y que consiste en la perforación del

septum, en la escena se encuentran los personajes aspirantes divididos en dos

cuadros o escenas y los animales aparecen sobre estas escenas y su superposición

indican a todas luces que en ese preciso momento de recibir la nariguera, ambos

animales cubren a todos los aspirantes.

Estas escenas, en la primera hay una división muy explícita, donde un cierto número

de aspirantes es asistido por un animal, en la segunda no existe la división, es una

unión donde ambos animales asisten a todos los aspirantes, los que en dicha escena

parecen divididos en dos fragmentos, cada uno diferenciado por el personaje que les

perfora el septum, siendo estos Icxicouatl y Quetzaltehueyac. Esta función que

ejecutan estos dos animales, en este acto tan importante, es lo que sirve de apoyo

para plantear la posibilidad de que estos animales sean los símbolos ideológicos sobre

los que se desarrollo el sistema de gobierno, dejando de lado su función como

símbolos de la milicia.

Con esto tenemos que al binomio tecuhtli-tlatocayotl, se encuentra además un tercer

elemento que es en sí un binomio, el cuauhtli-ocellotl el cual permite sustentar la

viabilidad de poder hablar de un sistema de gobierno totalmente civil, ya que el acceso

estaría normado por estos animales convertidos en símbolos, los datos permiten

presuponer que los requisitos necesarios para acceder al poder se adquirían por

medio de la guerra básicamente.

Con esto se da por descontado la existencia de monarquías en las áreas de

Mesoamérica donde se encuentren presentes al menos uno de estos elementos

definitorios, este sería la clase social representada por los tlatoque y su símbolo

distintivo la nariguera, ya que como se ha mencionado son indisolubles el personaje y

el sitio, es por esto que al encontrarse por lo menos la nariguera, podemos presuponer

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43

la existencia de este tipo de gobierno y empezaremos a mencionarlas como

sociedades estatales con un fundamento político.

Como es de suponerse este tercer elemento por si sólo requiere ser tratado en un

escrito diferente, ya que la conjunción de lo que serían ya a estas altura la existencia

de dos binomios interrelacionados y supeditados uno al otro, abren un amplio abanico

de posibilidades de poder llevar a cabo la sustentación de un territorio extenso donde

se practicaba el gobierno de los tlatoque, por lo que en este momento es necesario

aplicar este consideración a un plano más tangible y que de esta manera podamos

hablar en concreto y con datos precisos de la existencia de este tipo de gobierno.

Es por eso que apoyándose en estos dos binomios, se pretende ubicar un corredor

geopolítico que abarcaría desde Malinalco hasta el valle poblano tlaxcalteca, donde

dichos extremos fueron establecidos por tener sitios con vestigios arqueológicos que

nos ubican dos centros rectores irrefutables. Aunque no hay más de 150 kilómetros en

línea recta entre estos dos puntos, en su trazado se encuentra inmersa la cuenca de

México, por lo que independientemente de ser poco el territorio que abarca este

corredor geopolítico, la calidad y cantidad de sociedades asentadas en esta Cuenca

son más que suficientes, para poder plantear una generalización a ciertas partes de

Mesoamérica, donde se encuentren presentes indicios de la existencia de un gobierno

de los tlatoque.

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