1.Gestión y Conservación Del Suelo

5
1 N° 1 GESTIÓN Y CONSERVACIÓN DEL SUELO 1. Gestión. En el caso del suelo, una buena gestión, sería la de procurar utilizarlo para aquello que está más capacitado, dentro de las múltiples necesidades que tenemos de él. Para llevarla a cabo es necesario realizar previamente un estudio de la capacidad de uso. De esta manera, los suelos encuadrados en la máxima categoría, deberían ser destinados, en lo posible para fines agrícolas, instalando sobre ellos solo aquellas infraestructuras imprescindibles. Si hemos de ubicar en ellos poblaciones, siempre se ha de buscar, si es posible, un área cercana donde la calidad sea inferior y en el caso del crecimiento urbano, siempre debe procurarse que la expansión se realice hacia las áreas de menor capacidad de utilización. También es necesario utilizar una parte del suelo para pastos en las zonas ganaderas o para uso forestal. Destinando para estos usos las áreas con suelos no aptos para el cultivo pero adecuados a los usos citados. Cuando las necesidades de cultivo no sean muy grandes, puede ser conveniente destinar a pradera o bosque los suelos de cultivo con capacidad baja. Es indispensable también incrementar las zonas libres de cultivo, incluso sobre suelos que pudieran ser aptos, cuando exista una excesiva concentración de industrias o en las grandes urbes, ya que los desprendimientos de gases y la liberación de dióxido de carbono puede llegar a ser muy elevada. Siempre habrá que dedicar una superficie adecuada a espacios naturales en los que no exista aprovechamiento de ningún tipo, como reserva natural y para expansión. Estos se ubicarán en zonas cuya capacidad de utilización sea baja o nula pero, si es necesario, se debe sacrificar alguna zona utilizable pero de baja capacidad. 2. Conservación. La conservación del suelo implica mantener su fertilidad, evitar su degradación, incluyendo en ella a la contaminación, y procurar atenuar su pérdida por erosión. La utilización de cualquier tipo de recurso implica siempre una cierta agresión al mismo. No obstante, los recursos naturales tiene capacidad de regeneración, por ello su utilización no debe implicar necesariamente una destrucción, degradación o desaparición.

description

Utilizacion del suelo de acuerdo a sus aptitudes y capacidades

Transcript of 1.Gestión y Conservación Del Suelo

Page 1: 1.Gestión y Conservación Del Suelo

1

N° 1 GESTIÓN Y CONSERVACIÓN DEL SUELO

1. Gestión.

En el caso del suelo, una buena gestión, sería la de procurar utilizarlo para aquello que está más capacitado, dentro de las múltiples necesidades que tenemos de él. Para llevarla a cabo es necesario realizar previamente un estudio de la capacidad de uso. De esta manera, los suelos encuadrados en la máxima categoría, deberían ser destinados, en lo posible para fines agrícolas, instalando sobre ellos solo aquellas infraestructuras imprescindibles. Si hemos de ubicar en ellos poblaciones, siempre se ha de buscar, si es posible, un área cercana donde la calidad sea inferior y en el caso del crecimiento urbano, siempre debe procurarse que la expansión se realice hacia las áreas de menor capacidad de utilización.También es necesario utilizar una parte del suelo para pastos en las zonas ganaderas o para uso forestal. Destinando para estos usos las áreas con suelos no aptos para el cultivo pero adecuados a los usos citados. Cuando las necesidades de cultivo no sean muy grandes, puede ser conveniente destinar a pradera o bosque los suelos de cultivo con capacidad baja. Es indispensable también incrementar las zonas libres de cultivo, incluso sobre suelos que pudieran ser aptos, cuando exista una excesiva concentración de industrias o en las grandes urbes, ya que los desprendimientos de gases y la liberación de dióxido de carbono puede llegar a ser muy elevada. Siempre habrá que dedicar una superficie adecuada a espacios naturales en los que no exista aprovechamiento de ningún tipo, como reserva natural y para expansión. Estos se ubicarán en zonas cuya capacidad de utilización sea baja o nula pero, si es necesario, se debe sacrificar alguna zona utilizable pero de baja capacidad.

2. Conservación.

La conservación del suelo implica mantener su fertilidad, evitar su degradación, incluyendo en ella a la contaminación, y procurar atenuar su pérdida por erosión. La utilización de cualquier tipo de recurso implica siempre una cierta agresión al mismo. No obstante, los recursos naturales tiene capacidad de regeneración, por ello su utilización no debe implicar necesariamente una destrucción, degradación o desaparición. La erosión del suelo es un fenómeno consustancial al mismo e incluso necesario para ir provocando un rejuvenecimiento que impida el agotamiento de los minerales primarios que son la base del aporte de nutrientes minerales. La naturaleza es consciente de ello, proporciona los medios para que tal suceda, provocando incendios por medio de descargas eléctricas o la erupción de volcanes, que también afectan al suelo al desprotegerlo de la cubierta vegetal y facilitar su arrastre por parte de la lluvia o el viento, e incluso modificando localmente la distribución de ambos con cambios en su intensidad. Los crecimientos y las destrucciones se encuentran en equilibrio a escala global.

3. El suelo, un recurso natural.

El suelo es uno de los recursos que la naturaleza pone a nuestra disposición para subvenir a nuestras necesidades.Del suelo obtenemos todos los productos de origen vegetal, algunos pueden directamente servirnos de alimento y otros permiten la alimentación de los animales, de los que no solo obtenemos nutrientes sino otra serie de productos como vestido, calzado y diversos enseres que facilitan nuestra vida.El suelo no es un cuerpo estático sino que mantiene un equilibrio dinámico con el medio que lo rodea. De modo que continuamente se está formando y destruyendo. Su destrucción está provocada por los

Page 2: 1.Gestión y Conservación Del Suelo

2

fenómenos erosivos cuya intensidad natural es similar a la de su formación. Desde este punto de vista, el suelo es un recurso natural renovable, mas la realidad es diferente y en la actualidad se ha convertido en un recurso no renovable por la forma en que hemos incrementado la velocidad de destrucción mientras que la de formación permanece invariable.Pretendemos destacar que el problema no es la erosión sino el incremento en su velocidad, que provocamos con nuestra acción sobre el medio. Somos, pues, nosotros los que impedimos la renovabilidad del recurso suelo.

3.1 ¿Cuánto de suelo tenemos?

Al realizar un inventario de recursos edáficos lo primero que hemos de conocer es la cantidad de suelo existente, eliminando de ello las masas de agua continentales, las zonas escarpadas en que afloran las rocas y otras situaciones en las que el suelo o no aparezca o haya sido eliminado.El primer paso para poder establecer la disponibilidad del suelo presente sería efectuar una catalogación, ello permitirá tener un avance de la potencialidad productiva en un sentido amplio y no eminentemente económico. Un bosque no maderable, una zona de reserva natural o de esparcimiento, si bien no incrementan nuestro patrimonio dinerario, sí aportan calidad de vida.Para llevar a cabo una adecuada gestión, es necesario conocer la extensión de cada uno de los tipos catalogados y su ubicación. En otras palabras, disponer de una cartografía de suelos.Pero ese mapa de suelos no basta para poder realizar una buena ordenación del territorio, es necesario complementarla con su relación con el relieve, con el clima e incluso con la geología subyacente, que nos facilitará la comprensión de la posible evolución en el tiempo.

3.2 ¿Cómo mantener su calidad?

Las principales agresiones que se hacen al suelo son las deforestaciones indiscriminadas, el sobrepastoreo y el cultivo mal realizado.La deforestación total lleva consigo una pérdida de materia orgánica que impide el desarrollo de las estructuras construidas propias de los horizontes superficiales, esto los hace más susceptibles a la erosión y desaparición, dejando en superficie a los horizontes más profundos.El sobrepastoreo provoca por una parte, la desaparición de la cubierta herbácea con un efecto similar al anterior y además, en los periodos que el suelo está húmedo, una compactación de la superficie y una impermeabilidad superficial que favorece la formación de láminas de agua y la creación de encostramientos superficiales. El cultivo provoca un efecto parecido a los anteriores en cuanto a la disminución de la materia orgánica, pues atenúa el aporte pero además, la aireación de la parte superior del suelo acelera la mineralización de los restos orgánicos. Además las labores, cuando se realizan en una época inadecuada, puede formar "suelas de labor" en suelos de textura fina, que llegan a dificultar o impedir el paso de las raíces y del agua, afectando en este caso a la profundidad útil del suelo.Otro punto es el riego con aguas de elevada salinidad que puede provocar una excesiva concentración de sodio en el complejo de cambio con el consiguiente deterioro estructural, sobre todo en lo referente a la excesiva dispersión de la arcilla que, si es abundante lleva a consistencias muy duras en seco.Las propiedades físico-químicas en lo referente al pH, con mucha frecuencia tienden a acidificarse por la excesiva pérdida de bases del suelo. El empleo de abonos acidificantes en suelos de escasa capacidad tampón es otra fuente de acidificación. La solución estriba en cultivar las especies más adecuadas al tipo de suelo y usar los abonos más convenientes según las características del mismo; cuando ello no es posible, siempre cabe el mantener una vigilancia adecuada y corregir las pequeñas desviaciones de pH con periódicas enmiendas calizas.

Page 3: 1.Gestión y Conservación Del Suelo

3

La degradación química más importante es la salinización provocada por el riego y por el uso abusivo de abonos minerales. La primera puede atenuarse con un riego abundante que lave los excesos de sales y en el segundo caso solo es necesario utilizar las dosis adecuadas.Por último, la calidad del suelo y de los frutos que produce se ve afectada por la contaminación ejercida por el uso desmedido de pesticidas.También existe una contaminación indirecta procedente de los humos de las industrias y, sobre todo, del polvo generado por muchas de ellas, este problema afecta tanto al suelo como a las aguas y a la atmósfera. El único remedio es una ubicación correcta y un control sobre los desprendimientos citados.

¿Cómo conservarlo?

La deforestación y explotación de bosques solo pueden atenuarse corrigiendo el afán depredador humano, no se trata de no explotar los bosques o los pastos, sino de hacerlo en la medida en que pueda ser regenerada la vegetación a un ritmo semejante al de su uso; hemos de volver a convertir estos recursos en renovables. Solo evitando la permanencia de suelo desnudo podemos impedir su erosión desmedida.Las deforestaciones fueron necesarias en algunos momentos históricos por la necesidad de poner en cultivo nuevas tierras, dado el incremento de la población y el escaso nivel tecnológico existente que conllevaba una baja productividad. En la actualidad, predomina la sobreexplotación maderera que suele llevarse a cabo por países diferentes de los poseedores del recurso. Todas estas acciones son evitables si adquirimos conciencia de la importancia de las masas forestales y de su sustrato, pues en la mayoría de los casos no puede recuperarse la vegetación inicial por la desaparición o fuerte modificación del suelo que la soportaba.El sobrepastoreo es una consecuencia de la desaparición de extensas áreas de pasto y en otras ocasiones de una equívoca política de conservación animal. También existe un sobrepastoreo local producido en zonas en que la carga ganadera es correcta pero no lo es la distribución del ganado. El sobrepastoreo genera una fuerte degradación física causada por la compactación del suelo, provocada por el pisoteo del ganado y agravada al eliminar la elasticidad superficial que comunica una cubierta herbácea abundante.La degradación por el uso incorrecto del suelo puede parecer pequeña porque representa algo más del 25 % de la superficie mundial total degradada. Ahora bien, si tenemos en cuenta que los suelos dedicados al cultivo son los más fértiles potencialmente, el problema es mucho más importante de lo que el análisis cuantitativo de la superficie afectada parece ofrecer.No podemos prescindir del cultivo pues ello sería renunciar a uno de los recursos naturales más importantes, pero podemos utilizar técnicas que permitan evitar los efectos perjudiciales de aquel. Baste, como ejemplo, citar algunas prácticas agrícolas muy simples que reducen de forma muy importante los riesgos erosivos. Las labores realizadas en dirección perpendicular a la línea de máxima pendiente reduce el riesgo de

erosión a un 50 %. La intercalación de fajas herbáceas permanentes o setos arbolados entre las parcelas cultivadas deja el

riesgo erosivo en un 25 % del inicial. Las labores de aterrazamiento en una ladera dejan en el 10 % el riesgo y las de abancalamiento

impiden la erosión en el bancal. En las zonas fuertemente afectadas por la erosión la única solución consiste en suprimir el cultivo y

darles otro uso, como puede ser dedicarles a pastos con una suave carga ganadera. La cubierta herbácea permanente tiene un riesgo 50 veces menor que el cultivo de cereal y si ésta es densa su riesgo llega a ser 100 veces menor.