2006 - Reformas Financieras y Desarrollo en América Latina - Girón

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Reformas Financieras Y Desarrollo en América Latina

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  • Primera Parte

    Reformas nancieras y desarrollo en Amrica Latina

    florGirn, Alicia. Obstculos al desarrollo y paradigma del financiamiento en Amrica Latina.En publicacin: Reforma financiera en Amrica Latina. Eugenia Corre y Alicia Girn. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2006. ISBN: 987-1183-42-9Disponible en la web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/ libros/edicion/correa/giron.pdfFuente:Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de Amrica Latina y el Caribe de la Red CLACSO

    florhttp://www.clacso.org.ar/biblioteca

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    Alicia Girn*

    Obstculos al desarrollo y paradigma del nanciamiento en

    Amrica Latina**

    Mr. Canning, traductor y ejecutor el del inters de Inglaterra, consagraba con ese reconocimiento el derecho de estos pueblos a separarse de Espaa

    y, anexamente, a organizarse republicana y democrticamente. A Mr. Canning, de otro lado, se haban adelantado prcticamente los banqueros de Londres que con sus prstamos no por usurarios menos oportunos y ecaces haban nanciado la

    fundacin de las nuevas repblicas

    Jos Carlos Maritegui (1956)

    INTRODUCCIN

    Los obstculos al desarrollo de Amrica Latina son parte de la historia y de la realidad actual. Su descripcin y su comprensin son sinnimo de

    * Acadmica del Instituto de Investigaciones Econmicas y tutora del Posgrado de Economa de la UNAM. Especialista en cuestiones nancieras relacionadas principal-mente con las estructuras nancieras de pases latinoamericanos. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores a la Academia Mexicana de Ciencias.

    ** La autora agradece la valiosa ayuda de Roberto Soto, becario del proyecto Reformas y Asimetras Financieras: Regulacin y Cooperacin Financiera Regional de la Direccin General de Asuntos Acadmicos de la UNAM.

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    una gran complejidad. La insercin de esta regin en el mercado mun-dial y el fortalecimiento del capitalismo como eje mundial de acumula-cin desde la conquista, sientan las bases de una estructura econmica poltica y social frgil y con grandes turbulencias. A partir del siglo XIX:

    la estructura econmico-social heredada del perodo colonial se caracteriz por un bajsimo nivel de desarrollo de las fuerzas pro-ductivas y por relaciones sociales de produccin basadas en la esclavitud y la servidumbre, hecho que constituy un handicap, por decir lo menos, para el desarrollo posterior de nuestras socie-dades (Cueva, 1977: 15).

    La debilidad del desarrollo en Amrica Latina obedece al hecho de que buena parte del excedente econmico producido se traslad a los cen-tros de poder europeos. Este excedente generado en la regin no fue invertido en los espacios econmicos donde se concibi su propia ren-tabilidad. Es decir, el nanciamiento al desarrollo va inversin extran-jera directa, endeudamiento externo o los recientes ujos de capital, no sirvieron para fomentar inversiones de largo plazo. Por otra parte, los organismos internacionales coinciden en que el nanciamiento al desarrollo a lo largo de las ltimas seis dcadas se caracteriza por la necesidad histrica de ujos netos de capital desde los pases desarro-llados a los pases subdesarrollados. Se requiere de la transferencia de capitales a los pases latinoamericanos, no obstante el implcito regreso de dicha transferencia por concepto del servicio de tal nanciamiento. La rentabilidad de ese ujo de capital no se reinvierte en la regin para promover un desarrollo autnomo y sostenido. El nanciamiento al de-sarrollo lleva implcito un dcit comercial y de capitales que se vuelve un crculo vicioso difcil de romper. Para Kregel (2002), los ujos de capital externos como base de la poltica de desarrollo son como el lo de una navaja que debe de ser manejada con precaucin, a n de lograr benecios, generando tasas altas de crecimiento del ingreso per cpita y una mejor distribucin de los recursos nancieros globales para inci-dir en un mayor crecimiento a nivel global.

    EL PARADIGMA DEL FINANCIAMIENTO

    El traslado de la riqueza producida de los pases receptores a los due-os del capital es parte de una historia sin n. La fragilidad y la turbu-lencia nancieras se maniestan, entre otras cosas, en devaluaciones de las monedas nacionales frente a la moneda hegemnica, en problemas de liquidez para enfrentar el pago del servicio de la deuda externa y en crisis bancarias en los mercados emergentes de Amrica Latina, que son una constante.

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    A ello es importante aadir la obsesin de los dirigentes de los gobiernos latinoamericanos por realizar reformas econmicas y nan-cieras tendientes a la apertura de los sistemas nancieros y a su mayor competitividad y eciencia, lo que constituye una traicin al desarrollo de las naciones latinoamericanas. El resultado de las reformas de las ltimas tres dcadas, bsicamente desregulacin y liberalizacin, no fue el esperado.

    Ante las turbulencias monetarias de los setenta y los proble-mas de la deuda externa se introduce el debate en torno de la inesta-bilidad nanciera y los procesos de desregulacin y liberalizacin -nanciera en Amrica Latina. Prevalecen, por tanto, en el pensamien-to de los dirigentes latinoamericanos las ideas de McKinnon (1973), Gurley y Shaw (1979), acompaadas del pensamiento monetarista de los Chicago Boys. A ello se agregan las lecturas, en los crculos acadmicos, de Minsky (1982), Daz-Alejandro (1991) y otros, que han inuido en el anlisis y debate terico econmico de la liberali-zacin y apertura de los sistemas nancieros.

    Pero hay otro debate, desdibujado en los ltimos aos, que es necesario reabrir en los crculos acadmicos y de decisin econmica-poltica por la vigencia en el panorama actual: el pensamiento de Celso Furtado (1980). De acuerdo con lo anterior, es preciso introducir el con-cepto de desarrollo para relacionar el desenvolvimiento de los proce-sos de liberalizacin nanciera expresados en las crisis nancieras, as como en los ujos de capital y en la reforma nanciera, todo lo cual es fundamental para comprender la teora del desarrollo econmico.

    En Amrica Latina, el nanciamiento se caracteriza por:

    - El alto grado de extranjerizacin de los sistemas de pago, que en el caso de Mxico, Argentina y Brasil llega al 73%, 35% y 13%, respectivamente.

    - Los bancos compradores que predominan en la adquisicin de los bancos latinoamericanos son los espaoles BBVA y Santander y los estadounidenses Citigroup y Bank of America.

    - Los diez principales bancos de Estados Unidos concentran activos por un total de 4,7 billones de dlares (The Banker, 2003) cantidad muy por arriba del producto interno bruto (PIB) de todos los pases de Amrica Latina y el Caribe (1,6 billones de dlares).

    - El proceso de concentracin en Amrica Latina se ha profundi-zado mediante privatizaciones, cuya tasa de crecimiento fue del 51,5 % entre 1996 y 2000.

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    - Los procesos de privatizacin de empresas nancieras y no -nancieras se caracterizaron, en una primera etapa, por la venta de empresas pblicas al sector privado nacional; posteriormente ocurrieron fusiones y megafusiones entre las propias empresas nacionales; nalmente, muchas de ellas fueron adquiridas por capital extranjero.

    - UNCTAD (2004), en su reporte sobre inversiones, seala el des-plazamiento de las inversiones extranjeras directas de Amrica Latina hacia otras economas emergentes (China, India y Europa del Este) y que el 80% de las empresas incluidas en las 500 de Fortune (2003) invirtieron en China y slo el 33% canalizaron sus recursos hacia Amrica Latina.

    - A principios de 1980, los ujos de inversin extranjera ascen-dan a 8.392 millones de dlares en los pases subdesarrollados, de los cuales Amrica Latina recibi 7.485 millones y Asia slo 516 millones.

    - En 2000, cuando la inversin extranjera directa (IED) alcanz su mximo a nivel mundial (1.392.957 millones de dlares), los pa-ses desarrollados recibieron 1.120.528 millones y los subdesarro-llados, 246.057 millones. Latinoamrica recibi 95.358 millones y Asia 142.091 millones. La tendencia al cambio en la orientacin de los ujos de inversin extranjera contina, caracterizndose por una mayor concentracin en China (UNCTAD, 2003).

    Lo anterior conrma que en Amrica Latina, la apertura nanciera no indujo los resultados esperados. Tanto Asia como Latinoamrica su-frieron crisis nancieras en los aos noventa, pero las polticas de de-sarrollo, las reformas y la apertura de los sistemas nancieros fueron diferentes en ambas regiones (Kaminsky y Reinhart 1998). Mientras en Asia los sistemas nancieros salieron fortalecidos de la crisis, en Am-rica Latina se extranjerizaron.

    EL SENDERO DEL CRECIMIENTO Y EL DEBATE DEL DESARROLLO

    Al nalizar la Segunda Guerra Mundial, la inuencia de la revolu-cin keynesiana se hizo sentir en las instituciones nacionales, tanto de los pases devastados en ese conicto, como en los pases de la periferia. El Estado-Nacin, junto con los organismos nancieros internacionales, plante como prioridad el crecimiento con estabi-lidad. Tipos de cambio jo, bajas tasas de inters y tasas de creci-miento econmico por encima de la inacin fueron los pilares del modelo de desarrollo econmico.

    El pensamiento latinoamericano, en busca de una interpreta-cin sobre la regin, tom tres vertientes. Por un lado, la interpreta-

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    cin estructuralista de la Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL), cuyo exponente, Ral Prebisch, deni el pro-ceso de substitucin econmica como una etapa previa al desarrollo industrial de los pases subdesarrollados. En una perspectiva crtica, conocida como teora de la dependencia, estuvieron Theotonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini y Anbal Quijano. Otros autores, como Cel-so Furtado y Osvaldo Sunkel, cuestionaron las diferentes corrientes tericas en boga. De esta manera, los autores latinoamericanos no pueden ubicarse en una sola escuela en busca de una teora del desa-rrollo con una perspectiva regional.

    Tanto en los pases industrializados como en los subdesarrolla-dos exista el deseo de lograr el bienestar econmico; debe sealarse adems, que la lucha por el desarrollo se daba en un mundo bipolar, en el cual avanzaba el socialismo a nivel mundial, hacindose presente en Latinoamrica con la irrupcin de la revolucin cubana.

    Descubrir la clave para alcanzar un desarrollo industrial seme-jante al de los pases desarrollados, con una distribucin del ingreso tendiente a la equidad, implica analizar el tipo de desenvolvimiento del capitalismo en la economa mundial a partir del descubrimiento de Amrica Latina. Legado que permite acercarnos a un proceso de desa-cumulacin originaria:

    Resulta entonces justo concebir el perodo colonial, en los trminos en que lo hace Enrique Semo1 para Mxico; esto es, como un perodo de desacumulacin originaria. Del enorme excedente generado en la Nueva Espaa, slo una porcin se queda en el pas. El gobierno virreinal y los espaoles se encargan de transferir la mayor parte ha-cia la metrpoli [...] De ah el contraste inexplicable entre la pobre-za de las masas y la falta de podero de las clases dominantes novo hispanas (Cueva, 1977: 14).

    En pocas palabras, el desarrollo de las fuerzas productivas, y con ello el de las clases sociales que conformaran el desarrollo capitalista (empresarios, trabajadores y Estado), se dio en forma raqutica. Has-ta antes de la Segunda Guerra Mundial, el nico pas de la regin que haba tenido una revolucin social haba sido Mxico. A pesar de ello, la conformacin del Estado-Nacin en Amrica Latina, junto con los embrionarios grupos industriales y nancieros autctonos ligados a los consorcios internacionales desde nales del siglo XIX, bajo la he-gemona del sistema nanciero organizado a nivel internacional, hizo

    1 Agustn Cueva cita el libro de Enrique Semo 1973 Historia del capitalismo en Mxico. Los orgenes. 1521/1723 (Mxico DF: ERA) 232 y 236.

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    posible el surgimiento de una burguesa articulada en funcin de los intereses de los pases centrales:

    no se puede entender el subdesarrollo en una sociedad dependiente como la latinoamericana si no se plantea ste histricamente como producto de una poltica burguesa que responde a intereses y a una estructura de clases que son a su vez determinados por la dependen-cia del satlite latinoamericano con respecto a la metrpoli colonia-lista e imperialista (Gunder, 1976: 11).

    Aun despus del reordenamiento econmico posterior a la Segunda Gue-rra Mundial y de la creacin de los organismos nancieros internaciona-les que marcaron las polticas de desarrollo econmico para la regin, muy pocos pases lograron formar una burguesa capaz de encabezar un proyecto nacional y competitivo en el terreno de los mercados inter-nacionales, como lo hicieron los pases asiticos. En la posguerra, las tres dcadas de crecimiento econmico con distribucin del ingreso que hicieron posible el milagro econmico de Mxico y Brasil se basaron en los ujos de capital provenientes de los bancos de desarrollo, va en-deudamiento externo, y en la proteccin de los mercados nacionales, que cuando se desregularon no pudieron sobrevivir por s solos.

    Furtado trata el mito del desarrollo para los pases de la regin latinoamericana, en funcin del reordenamiento econmico a nivel mundial. He aqu su idea central:

    La teora del desarrollo (ms conocida como teora del crecimiento) se ha preocupado casi exclusivamente por la dinmica de los sistemas industriales, es decir, de las economas llamadas desarrolladas. Una interpretacin persistente, desde Marx hasta Hicks, pretende que la explicacin de los procesos econmicos en los pases ms avanzados en la industrializacin sera suciente para entender lo que ocurre en las economas de desarrollo retardado. Si fuera as, a los pases atrasados no les cabra sino trillar los caminos ya conocidos, bene-cindose con la experiencia de los que se encuentran en etapas ms avanzadas. El subdesarrollo se trata aqu como fenmeno coetneo del desarrollo, consecuencia de la forma en que se viene propagando hasta nuestros das la revolucin industrial. Por lo tanto, constituye una temtica aparte, que requiere para su interpretacin un trabajo autnomo de teorizacin (Furtado, 1980: 4).

    En conclusin, el desarrollo en los pases latinoamericanos es un mito, ya que no ocurre el desarrollo de las fuerzas productivas ni la inclusin de los cambios tecnolgicos en el proceso productivo regional, debido a que se protegieron las economas nacionales. Ello promovi la incom-petencia y la ganancia extraordinaria de los empresarios nacionales, quedando en desventaja frente a los conglomerados transnacionales.

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    Los empresarios no incorporaron las innovaciones tecnolgicas en los procesos productivos, pues prerieron basar su competitividad en el empleo barato, incluso cuando se increment la productividad en los sectores dinmicos que lograron con ello altas tasas de rentabilidad. Esto ocurri en el petrleo en el caso de Mxico; no obstante, los ingre-sos as generados no se canalizaron debidamente a otras actividades ni dieron lugar a mayores ganancias.

    En los pases asiticos, en cambio, los empresarios del sector ex-portador compitieron en la arena internacional hasta lograr una com-petitividad que los coloc al nivel de los conglomerados transnaciona-les. Los exportadores latinoamericanos se basaron en el bajo precio de la mano de obra, sin elevar la productividad, lo que los dej fuera de la competencia internacional.

    En los aos sesenta, la discusin en torno del desarrollo se centr en cinco aspectos muy importantes: el proceso de sustitucin de impor-taciones, que elimin de alguna manera el problema de la vulnerabili-dad y de los bajos niveles asociados con la exportacin; el incremento sustancial de la poblacin; las dicultades para la integracin centro-americana en el marco de la Alianza para el Progreso; el auge de las empresas multinacionales; y el hecho de que el crecimiento se calicara como un mal desarrollo o no desarrollo2.

    Osvaldo Sunkel manifestaba en los setenta que, en los aos cua-renta, la gran mayora de las investigaciones se haba centrado en las re-laciones econmicas y nancieras de Amrica Latina con el exterior. Esto haba sido muy importante pero descuidaba dos cuestiones relevantes: primero, que haba relaciones muy estrechas e importantes entre co-mercio, ayuda, inversin directa y transferencia tecnolgica y, segundo, que dichas variables y sus interrelaciones eran parte de un sistema muy amplio en las relaciones internacionales y polticas (Sunkel, 1976: 19).

    Por tanto, a falta de ahorro interno, el nanciamiento al desarro-llo se bas principalmente en endeudamiento externo con los organis-mos nancieros internacionales, destinndose los recursos as obteni-dos a grandes obras de infraestructura realizadas por el sector pblico. Por otra parte, la IED penetr principalmente la industria en co-inver-siones con empresarios nacionales. Se fue conformando as un desarro-llo caracterizado, en un principio, por la sustitucin de importaciones, regulado y controlado por el Estado nacional y soberano, proceso que fue calicado de industrializacin tarda por autores como Fajnzylber, (1983). En Argentina, Brasil, Chile y Mxico hubo un sorprendente cre-

    2 La expresin en ingls es there may have been some growth but it has been at best maldevelopment.

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    cimiento en las manufacturas, textiles, alimentos y bienes de consumo provenientes de sectores de mediana y alta tecnologa, lo que les permi-ti estar por encima del resto de los pases subdesarrollados carentes de innovaciones tecnolgicas (Amsden, 2001).

    A principios de los aos ochenta, los pases latinoamericanos estaban fuertemente endeudados con los principales bancos transna-cionales que haban permitido el reciclaje de los eurodlares, resul-tantes del incremento en los precios del petrleo. Parte del milagro econmico de Argentina, Brasil y Mxico, se debi al nanciamiento para obras de infraestructura y el empoderamiento del sector privado y pblico, principalmente en mercados regulados y cerrados frente a la competencia internacional y con mnimas normas de calidad.

    Al iniciarse el proceso de desregulacin de la cuenta de capital, los organismos nancieros internacionales pasaron a ocupar el segun-do lugar en el otorgamiento de nanciamiento, detrs de los grandes bancos transnacionales ansiosos de prestar a los pases emergentes. La gestacin de la problemtica de la deuda externa en los aos ochen-ta tiene su origen en la fuerte devaluacin de las monedas nacionales por el dcit comercial de sus balanzas de pagos y por la cada de los precios de sus exportaciones principalmente materias primas, que hicieron imposible el pago de su deuda externa.

    La etapa de sustitucin de importaciones lleg a su n en 1982, inicindose entonces la apertura de los sectores productivo y nancie-ro, y el rompimiento de los pilares de las polticas de desarrollo con equidad. La deuda externa y el pago de la misma se volvieron una carga en los aos ochenta, a pesar de las mltiples renegociaciones y del Plan Brady. Este perodo, denominado la dcada perdida, fue la transicin hacia una estrategia de crecimiento en mercados abiertos competitivos orquestada por los conglomerados trasnacionales, pero sin una slida estructura econmica nacional, debido a que las fuerzas productivas eran por lo general totalmente obsoletas comparadas con las existentes a nivel internacional.

    En los aos noventa, el sector externo fue el ms perjudicado por la falta de desarrollo; se agudizaron entonces el desempleo y la falta de crdito, y se acentu la destruccin de las cadenas productivas.

    El enorme dcit por la acumulacin de deuda externa y la nece-sidad de importaciones en un mercado integrado a los pases desarro-llados, principalmente a EE.UU., provoc una gran incertidumbre que determin que los sistemas nancieros no cumplieran con su funcin de otorgar crdito.

    La crisis de la deuda en los aos ochenta trajo como consecuen-cia la volatilidad de los ujos de capital, no slo en Amrica Latina sino tambin en Asia. Hasta nes de 1998, la CEPAL haba registrado doce

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    pases con problemas bancarios, a los cuales deberan agregarse Argen-tina y Uruguay por la crisis iniciada al concluir 2001.

    En suma, se distorsion el proyecto de crecimiento econmico y se profundiz la vulnerabilidad de la regin. El modelo de desarrollo basado en la apertura irracional de la cuenta de capital y el continuo endeudamiento externo, supuestamente orientados a nanciar el de-sarrollo, en realidad llev a la economa a la bancarrota. El Estado no ha sido capaz de canalizar de manera ordenada los ujos de capital hacia los sectores productivos, sino que en su mayora han sido utili-zados para sostener tipos de cambio con nes polticos, como sucedi en Mxico antes de que estallara la crisis de 1994. Un fallido intento de resolver los problemas nancieros sin transformar la estructura pro-ductiva fue la Ley de Convertibilidad impulsada por el Consejo Mone-tario establecido en Argentina, que concluy con un tremendo fracaso a nales de 2001, registrndose una fuerte devaluacin del peso argen-tino frente al dlar.

    REFORMAS FINANCIERAS: UNA PROPUESTA ALTERNATIVA?

    Para comprender las reformas nancieras en Amrica Latina es preciso conocer al menos los trabajos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA). En cuanto al BID, se destaca su publicacin Progreso econmico y social en Amrica Latina: Amrica Latina tras una dcada de reformas: el ajus-te, vali la pena? Democracia y dcit (1997), coordinada por Richard Hausmann. Por su parte, el CEMLA edit Reformas y reestructuracin de los sistemas nancieros en los pases de Amrica Latina, y la CEPAL Crecimiento, empleo y equidad: el impacto de las reformas econmicas en Amrica Latina y el Caribe (Stallings, 2001). Cabe mencionar otros tres libros importantes que plantean la urgencia de las reformas: Hacia una renovacin del crecimiento econmico en Amrica Latina (Balassa et al., 1986), Latin American adjustment. How much has happened? (William-son, 1990), donde se acua el concepto de Consenso de Washington, y After the Washington Consensus: restarting growth and reform in Latin America (Kuczynski y Williamson, 2003).

    Los innumerables estudios sobre el desarrollo econmico y la es-peranza del crecimiento que ncaron las nuevas democracias del Cono Sur a nales de los aos ochenta, junto con la aparente solucin al problema de la deuda externa mediante el Plan Brady, prometan, a principios de los aos noventa, un desarrollo y un crecimiento para el pensamiento institucional. Desde la perspectiva ortodoxa, se haban establecido reformas econmicas con planes de estabilizacin que mos-traban el regreso al crecimiento econmico. La lucha contra la inacin y el dcit scal fueron un reto en los aos noventa; adems, tendran

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    que profundizarse la liberalizacin de la cuenta de capital y el proceso de privatizaciones y hacerse reformas en los terrenos comercial, scal y sobre todo nanciero, para hacerlos ms ecientes.

    Antes de pasar a analizar el fracaso de las reformas aplicadas en los aos noventa, es conveniente comentar que el estudio Hacia una renovacin del crecimiento econmico en Amrica Latina (Balassa et al., 1986) seal la imperiosa necesidad de cambiar el rumbo de la econo-ma a principios de los aos ochenta y de realizar el cambio institucio-nal de regmenes militares a sistemas democrticos, principalmente en el Cono Sur. Si bien dicho estudio centra su atencin en el problema del endeudamiento externo como origen de la crisis, enfatiza que para lograr el crecimiento econmico es muy importante el crecimiento del empleo, la distribucin equitativa del ingreso y el mejoramiento de los servicios sociales.

    Todo esto ha sido planteado desde la posguerra como norma para un Estado de Bienestar, tanto para los pases desarrollados como para los subdesarrollados. La importancia del planteamiento de estos autores radica en la desregulacin del aparato productivo en aras de la competencia internacional, al orientar la economa hacia el sector externo como prioridad de la poltica econmica; a lo anterior se suma una restriccin del consumo interno para fomentar el ahorro de la so-ciedad, al transferir recursos al Estado mediante la poltica scal, y por ltimo, la participacin de la inversin extranjera como motor del crecimiento econmico. El estudio destaca el apoyo de EE.UU. a este cambio estructural en Latinoamrica. Al respecto, conviene recordar los puntos principales del declogo del Consenso de Washington: dis-ciplina y reforma scal; liberalizacin del sector comercial y aumento de las exportaciones; reduccin del gasto pblico y disminucin del dcit scal; privatizacin del sector pblico; reduccin de la inacin y control de la poltica monetaria; desregulacin y liberalizacin del sector nanciero.

    El fracaso del Consenso de Washington se hace evidente no slo en los indicadores macroeconmicos, sino tambin en la disminucin del salario real, en el incremento de la economa informal y en las remesas de los migrantes; a todo ello se suma la violencia social. Los promotores de las reformas de segunda generacin atribuyen tal fracaso a la forma en que fue aplicado. El Estado fue incapaz de retomar el desarrollo, al alejarse del nanciamiento otorgado por la banca de desarrollo de na-les de los aos cuarenta a principios de los ochenta. Con el estallido de las crisis bancarias, los bancos centrales participaron como prestamistas de ltima instancia, condicionando el proyecto macroeconmico a nue-vos planes de estabilizacin del Fondo Monetario Internacional (FMI) (Mxico en 1995, Brasil en 1998 y Argentina en 2002).

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    El cambio estructural que tiene lugar en Latinoamrica en la dcada del noventa, por la erosin de sus sistemas nancieros na-cionales y por la falta de concesin de nuevos crditos, determina la acumulacin de prstamos incobrables y el rompimiento de las cadenas productivas.

    Al menos en Mxico, el mercado interno no constituye una opor-tunidad de crecimiento. La entrada en vigor del Tratado de Libre Co-mercio de Amrica del Norte (TLCAN) produjo un crecimiento sorpren-dente de las exportaciones hacia EE.UU., pero tambin de importacio-nes, dada la dependencia de la economa mexicana. Despus del petr-leo, las remesas de los migrantes ocupan el segundo lugar en cuanto al ingreso de divisas al pas, lo cual motiv que incluso las ms altas autoridades del pas vean en la migracin hacia EE.UU. una forma de abatir el desempleo.

    La eciencia marginal del capital y su relacin con la tasa de inters, va la poltica monetaria, ha sido una tarea no cumplida, al im-perar la poltica de restringir el circulante monetario. La importancia del sector pblico y el grado de su institucionalidad eciente radica en su funcin de capacitador de sus trabajadores y de su poblacin, de propietario de sectores estratgicos como el energtico y de proveedor de la alimentacin bsica. Al sector privado corresponde satisfacer las necesidades del consumo interno, y al Estado, garantizar su compe-tencia en la arena del comercio internacional, promoviendo la innova-cin tecnolgica y su productividad entendiendo por productividad una mejor calicacin de la mano de obra y mejor tecnologa, no bajos salarios. Por ltimo, mediante una poltica scal adecuada, el Estado debe procurar la redistribucin del ingreso para aumentar la capacidad de consumo y de bienestar de la poblacin, adems de proporcionar servicios tales como salud, educacin, vivienda y alimentacin.

    INESTABILIDAD Y FRAGILIDAD FINANCIERA

    Los estudios sobre mundializacin, fragilidad y liberalizacin nancie-ra han ocupado a los cientcos sociales al menos por casi tres dcadas; a este respecto destacan autores como Chesnais (1997), Aglietta (1995) y Minsky (1982), quienes han trabajado la hiptesis del fracaso de la mundializacin junto con la desregulacin nanciera en sistemas -nancieros competitivos. Una de las aportaciones de Minsky al estudio de la inestabilidad de los sistemas nancieros es la descripcin que hace de la situacin que precede a las crisis nancieras. En primer lugar, la inestabilidad nanciera emerge justo en un perodo de tranquilidad y crecimiento econmico, cuando las expectativas de los activos y de la economa general son optimistas. Es en ese momento cuando surgen los pnicos especulativos, las deaciones y las profundas depresiones

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    econmicas, (Minsky, 1986: 173). En segundo lugar, Daz-Alejandro (1991) describe cmo cuando los sistemas nancieros regulados tratan de ser ms competitivos y entran en procesos desregulatorios caen en procesos de inestabilidad y fragilidad que los erosionan, lo cual tiene un costo social muy alto. Un tercer elemento es la separacin entre la propiedad y la direccin de las empresas; Keynes (1936: 138) lo seala como un elemento de organizacin que ayuda a los mercados de inver-sin, pero que tambin contribuye a la inestabilidad del sistema.

    En los ltimos setenta aos, ha sido muy importante la parti-cipacin en la economa mundial de los grandes conglomerados, as como su concentracin y centralizacin en varias ramas. Si bien la integracin del proceso productivo encabezado por las corporaciones internacionales ayud a la organizacin de los mercados de inversin, tambin profundiz la inestabilidad nanciera en el nivel global. A -nes de los aos sesenta, entre cuatrocientas y quinientas corporaciones internacionales posean las dos terceras partes de los activos jos del mundo (Barber, 1968: 7). En 2002, segn datos de The Banker (2003), los diez primeros bancos controlaban 8.136.937 millones de dlares, cuando doce aos antes la cifra era de 3.059.741 millones. La coordina-cin de las polticas monetarias y de las polticas de tasas de inters en los mercados internacionales es fundamental para los agentes nancie-ros. En esta situacin, diez megaconglomerados nancieros dictan los lineamientos del orden y desorden monetario internacional. Las crisis bancarias de los ltimos aos han sido el resultado de los procesos de desregulacin y liberalizacin nanciera.

    DESARROLLO Y CORRIENTES DE CAPITAL

    El pensamiento hegemnico de la teora del crecimiento econmico insiste en que el desarrollo de las economas subdesarrolladas debe ba-sarse en la recepcin de ujos de capital, pues estos ayudan a acelerar el desarrollo. El fundamento terico de estos enunciados est muy bien trabajado por Jan Kregel (2002) al describir todas las resoluciones de las Naciones Unidas, de la Corporacin Financiera Internacional del Banco Mundial, quienes desde 1950 plantearon la necesidad de trans-ferencia de recursos externos ante la insuciente generacin de aho-rro interno en los pases subdesarrollados. Sin embargo, es obvio que dichos planteamientos no responden directamente a los intereses de quienes realizan la inversin extranjera, tanto directa como indirecta. Si bien una regin puede ser importante para las grandes corporacio-nes en determinado momento, aos despus puede no resultarles lo sucientemente rentable o productiva o se han abierto nuevas zonas a las que consideran ms convenientes para trasladar sus inversiones.

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    Los pases que, como los latinoamericanos, quieren basar su desarrollo econmico en la apertura comercial y nanciera, han visto cmo la IED se desplaz paulatinamente a Europa oriental y a Asia, en especial a China e India. En 2001, los ujos de capital en Latinoamri-ca cayeron un 41% en relacin con el ao anterior (ONU, 2003), como consecuencia del debilitamiento del crecimiento de la economa lati-noamericana, de la fragilidad de los mercados de valores y del n de la ola de privatizaciones, fusiones y adquisiciones. Solamente los ujos de capital procedentes de EE.UU. y del Reino Unido cayeron el 54%.

    Para los organismos nancieros internacionales, Mxico es un ejemplo por la forma en que llev a cabo la desregulacin y liberaliza-cin de su economa. Adems, el TLCAN aument las exportaciones hacia EE.UU. y Canad, razn por la cual este proceso de integracin es considerado por muchos como un xito. Sin embargo, diez aos des-pus de la entrada en vigor del TLCAN, muchas maquiladoras salieron del pas y las exportaciones mexicanas a EE.UU. estaban siendo despla-zadas por las exportaciones chinas, mucho ms competitivas.

    Al iniciarse el siglo XXI, el ujo de inversiones a nivel mundial fue de 1.400 billones de dlares (ONU, 2004). El promedio recibido por los pases en desarrollo 161,1 mil millones de dlares en el perodo 1992-1996 se redujo a una cuarta parte en 2000. Pese a haberse recu-perado de la crisis del tequila (1994-1995) y la crisis asitica (1997), Amrica Latina haba dejado de captar dichos ujos, situacin que se agudiz con la crisis argentina (2001).

    Amrica Latina recibi 7,8 mil millones de dlares, que contras-tan con los 57 mil millones que recibi Asia. En total, los mercados emergentes recibieron 80,3 mil millones de dlares (FMI, 2003).

    Los ltimos sesenta aos han sido el laboratorio de ideas en torno de la teora del desarrollo, confrontando polticas econmi-cas que lograron un desarrollo econmico sostenido hasta nales de los setenta, para posteriormente enfrentarse la fragilidad de los sistemas econmicos y la ampliacin de la brecha entre los actores sociales. Las reformas nancieras en Amrica Latina y el Big Bang en Asia, junto con los procesos de desregulacin en EE.UU., Escan-dinavia y otras regiones de Europa, han sido tambin el laboratorio de la apertura de las estructuras nancieras en aras de una mayor competitividad entre los agentes nancieros, cuyo objetivo principal es la mayor rentabilidad:

    los mercados nancieros volvieron a caer entre un 40-60 por cien-to menos que los picos alcanzados en 2000. Esto representa en el largo plazo incertidumbre y riesgo nanciero [...] adems el dlar se ha depreciado en el ltimo ao un 14 por ciento con respecto al euro [...] la marcada reduccin de la inacin por abajo del pro-

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    medio del 2 por ciento, tanto en los pases desarrollados como en las economas emergentes, incrementan el riesgo de la deacin a nivel mundial (FMI, 2003).

    Entre junio y julio de 2003, el desempleo en EE.UU. baj de 6,4 a 6,2%, en tanto que el gasto de consumo tuvo un ligero repunte de 0,3% en el mismo perodo y, sorpresivamente, en el segundo trimestre, el PIB cre-ci a una tasa anual de 2,4%, en contraste con el crecimiento de 1,4% de los dos trimestres anteriores. No cabe duda de que estas cifras res-ponden al gasto realizado con motivo de la invasin a Irak, lo cual no es conveniente, pues el crecimiento econmico se debe lograr por una poltica monetaria expansiva que realmente dispare el crecimiento del empleo, no slo en EE.UU. sino a nivel mundial, para evitar el fantasma de la deacin que amenaza al mundo.

    Hace treinta aos Urquidi y Thorp (1973: 430) armaban:

    las relaciones externas a travs de la historia han sido la llave para el desarrollo en Amrica Latina. Recientemente, sin embargo, los estudios en torno a las relaciones del sector externo y la forma actual en que se han venido dando los cambios signicativos son temas de discusin. Esta discusin hace veinte aos se dara en los trminos de intercambio, materias primas, estabilizacin y los enclaves de exportacin.

    Por su parte, Reynolds (1973: 235) manifestaba:

    esta es una reexin en torno al cambio de la produccin bsica en la economa donde se ha pasado de productores de materias primas y productores primarios a productores de manufacturas y de servi-cios producidos localmente para el mercado domstico y proveedor de insumos para la exportacin.

    Enseguida se analiza la informacin sobre IED proporcionada por la ONU, el FMI y el Banco de Pagos Internacionales (BPI).

    En los aos noventa, del total recibido por los pases subdesarro-llados (119.997 millones de dlares), Amrica Latina y el Caribe reci-bieron 43.569 millones de dlares y la regin de Asia y Pacco, 70.066 millones de dlares. En los aos ochenta, los pases desarrollados reci-bieron el 97% de la IED y el 75% de las inversiones indirectas. El 81% de esas inversiones provenan de inversionistas de los propios pases desarrollados (UNCTAD, 2003). En los aos noventa, las economas de-sarrolladas recibieron 266.548 millones de dlares y las subdesarrolla-das 119.997 millones de dlares. Seguramente en la primera dcada del siglo XXI la tendencia ser la misma, pues entre 2001 y 2003 los pases desarrollados recibieron 507.738 millones de dlares, casi siete veces

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    ms que en el decenio de los ochenta; y los pases subdesarrollados, 175.759 millones, ocho veces ms que en ese mismo perodo3.

    A pesar del crecimiento de las inversiones, la participacin de lo recibido por los pases subdesarrollados fue mayor en los ochenta que al inicio del siglo XXI.

    En los aos ochenta, la salida de ujos de capital por concepto de inversiones directas de Amrica Latina fue de 844 millones de dlares; en el perodo 1997-2000, esta suma represent casi una tercera parte del total de los pases subdesarrollados, en tanto que la regin Asia-Pa-cco represent casi las dos terceras partes del total. Al inicio del siglo XXI, la zona de mayor salida de ujos de inversin extranjera segua siendo, con casi 40 mil millones de dlares, esta ltima. Esto indica un dinamismo econmico muy rpido de Asia-Pacco, al contrario de lo que ocurre en Amrica Latina.

    En este contexto, las transformaciones de las estructuras econ-micas y nancieras a nivel mundial y regional en los ltimos sesenta aos han atravesado dos etapas muy diferentes; la primera, llamada era Bretton Woods, va desde la posguerra hasta los aos setenta, que es cuando se crea la infraestructura de los circuitos productivos y -nancieros acompaada del fortalecimiento de grandes concentraciones y centralizaciones de capital (las empresas transnacionales), ms una nueva divisin del trabajo que da lugar a pases de industrializacin reciente (NICs, por sus siglas en ingls) y una baja acelerada del precio de los recursos naturales. La era Bretton Woods permiti estabilidad en los tipos de cambio, crecimiento del PIB y tasas de inacin modera-das, y sobre todo, entroniz al dlar como el equivalente internacional de curso legal, tan bueno y slido como el oro.

    El desarrollo de los NICs (Hong Kong, Taiwan, Singapur y Co-rea) en los setenta se bas en su insercin en los circuitos productivos de alta concentracin y centralizacin de capital, utilizando mano de obra barata y un gran endeudamiento externo proveniente del reciclaje

    3 Estas cifras contrastan con las cantidades que se negocian en el mercado de derivados que, incipiente en los ochenta, cobr fuerza con la desregulacin y liberalizacin de los sistemas nancieros nacionales y con su integracin en un mercado nanciero global que funciona permanentemente. En los aos noventa, los derivados negociados fuera de bol-sa (en mercados no organizados) ascendieron a 25,8 billones de dlares, casi lo mismo que los negociados en bolsa durante 2000-2003. Los derivados no negociados en bolsa se multiplicaron cinco veces entre 1990-1999 y 2000-2003, cuando llegaron a 129,2 billones de dlares. La exuberancia nanciera a la que aludi en varios discursos el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos a nales de los aos noventa, posteriormente se convirti en una deacin de los activos, preocupante para las altas nanzas internaciona-les, y con graves consecuencias negativas para Latinoamrica y en general para los pases subdesarrollados. Por ejemplo, en 2000-2003, los swaps de inters ascendieron a 70,2 billo-nes de dlares y los contratos de divisas a plazo a casi 11 billones de dlares.

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    de eurodlares y petrodlares, que fortaleci al Estado en un primer momento, pero que posteriormente lo debilit en cuanto a la defensa de la soberana nacional.

    La segunda etapa, o era post Bretton Woods, abarca los ltimos treinta aos y es un perodo de desregulacin, caracterizado por fuer-tes turbulencias acompaadas de planes de estabilizacin, que deter-minaron que se pasara de sistemas nancieros regulados a sistemas nancieros complejos, encabezados, al menos en Amrica Latina, por corporativos extranjeros; el proceso de privatizacin de las empresas pblicas permiti a los estados soberanos superar en parte sus crisis scales y pagar el servicio de su deuda externa, en virtud tambin de las mltiples renegociaciones realizadas en los aos ochenta.

    En esta era existe una notable asimetra entre los NICs asiticos y Latinoamrica, tanto en las reformas y reestructuraciones de los siste-mas nancieros como en el tipo de polticas econmicas aplicadas y la forma de abrir la cuenta de capital. Por una parte, a nivel mundial, el cre-cimiento tiende a disminuir; y por otra, los circuitos productivos y nan-cieros no logran penetrar las estructuras econmicas para permitir un desarrollo econmico sostenido, sino slo en determinados sectores que responden a alianzas estratgicas de largo plazo de las transnacionales.

    Los NICs hicieron una reconversin exportadora muy rpida, pero tambin elevaron la capacidad de consumo y el bienestar de su poblacin. En la dcada del ochenta, el PIB ascendi a 562 mil millones de dlares en Amrica Latina, en tanto que en los NICs fue de 247 mil millones de dlares, esto es, en ese perodo el PIB latinoamericano era un 127% mayor que el de los NICs; en 2001-2003, el latinoamericano superaba al de los NICs en tan slo el 32%.

    Entre 1980-1989 y 1997-2000 el PIB per cpita de Amrica Latina se duplic, al pasar de 2.571 a 5.565 dlares. Sin embargo, en 2001-2003 baj a 4.437 dlares. Sorprendentemente, el ingreso per cpita de los NICs se triplic entre 1980-1989 (5.234 dlares) y 2001-2003 (16.891 dlares).

    CONCLUSIONES

    En las ltimas seis dcadas, una de las preocupaciones fundamentales de los cientcos sociales ha sido el desarrollo econmico de las re-giones como espacios econmicos que se han ido conformando con la expansin, profundizacin y desenvolvimiento del capitalismo como sistema hegemnico y totalizador. En la posguerra, la reconstruccin de Europa y Japn sirvi de plataforma para la expansin de las em-presas transnacionales y de grandes corporativos que posteriormente penetraron en Amrica Latina y Asia. Con la cada del muro de Berln, los pases en transicin de Europa del Este y de la ex Unin Sovitica se convirtieron tambin en espacios rentables controlados por los me-

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    gaconglomerados, cuyo fortalecimiento se basa, entre otras cosas, en el control de los recursos no renovables.

    En este ensayo se ha hecho nfasis en la necesidad de una teo-ra del desarrollo que permita crecer con equidad a Latinoamrica, tan castigada desde el Consenso de Washington, cuyo declogo ampli la brecha entre ricos y pobres, rompi las cadenas productivas e incre-ment la migracin hacia Estados Unidos. Vivir de las remesas de los trabajadores, de las inversiones directas o de las exportaciones de las maquilas no contribuye al desarrollo econmico. Es importante releer el pensamiento econmico latinoamericano para buscar una mejor for-ma de participacin en la globalizacin como sociedad y como regin.

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