2009 - Congreso Nacional Protesta Social, Acción Colectiva y Movimientos Sociales - Kejner-Riffo

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Primer Congreso Nacional Sobre Protesta Social Acción Colectiva y Movimientos Sociales. Buenos Aires, 30 y 31 de marzo 2009 Mesa 8: Fábricas recuperas y experiencias colectivas Experiencias organizativas y de lucha por la recuperación del trabajo desde una perspectiva de la construcción colectiva Coordinador: Dr. Julián Rebón y Lic. Rodrigo Salgado. Datos de la ponencia Título: Idealización o movimiento. Representaciones de asambleas y de relaciones de género en discursos fílmicos sobre Zanón – FaSinPat. Autora: Lorena Riffo y Julia Kejner. Universidad Nacional del Comahue (integrantes del proyecto de extensión universitaria Construcción colectiva de las memorias de FaSinPat. Escribir nuestra historia) Email: [email protected] - [email protected] Resumen Siendo parte del movimiento de fábricas y empresas recuperadas que tuvo origen en la crisis económica de la última década del siglo XX, la fábrica de cerámicos Zanón, en la provincia de Neuquén, funciona bajo control obrero desde hace siete años. El juez a cargo de la quiebra de la empresa otorgó la tenencia transitoria a una cooperativa, conformada por l@s obrer@s, quienes la denominaron FaSinPat (Fábrica Sin Patrones). Luego de que la empresa italiana SACMI apelara la prórroga a la tenencia lograda hasta 2009, la Cámara de Apelaciones hizo lugar al dictamen de la fiscalía de cámara y redujo el plazo de la cooperativa transitoria FaSinPat hasta el pasado 20 de octubre. Esa resolución, definida por l@s propi@s obrer@s como “un claro ataque del gobierno hacia los trabajadores y las experiencias autogestionadas”, nos alentó a retomar, en este año clave para la gestión obrera, nuestro estudio sobre las asambleas de FaSinPat. Resulta relevante analizar cómo la práctica asamblearia dentro de la fábrica es una forma de ruptura con el modo tradicional de democracia representativa y partidaria; y cómo conforma un espacio de organización y discusión en el que se fomenta la autoorganización, aspirando a la horizontalidad y al ejercicio de la acción directa (González Bombal, 2003). Estas prácticas revolucionarias son combatidas desde diversos frentes -en este caso, por ejemplo, por medio de una apelación de la prórroga- 1

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Primer Congreso Nacional Sobre Protesta Social Acción Colectiva y Movimientos Sociales.

Buenos Aires, 30 y 31 de marzo 2009 Mesa 8: Fábricas recuperas y experiencias colectivas Experiencias organizativas y de lucha por la recuperación del trabajo desde

una perspectiva de la construcción colectiva

Coordinador: Dr. Julián Rebón y Lic. Rodrigo Salgado. Datos de la ponencia Título: Idealización o movimiento. Representaciones de asambleas y de relaciones de género en discursos fílmicos sobre Zanón – FaSinPat. Autora: Lorena Riffo y Julia Kejner. Universidad Nacional del Comahue (integrantes del proyecto de extensión universitaria Construcción colectiva de las memorias de FaSinPat. Escribir nuestra historia) Email: [email protected] - [email protected]

Resumen

Siendo parte del movimiento de fábricas y empresas recuperadas que tuvo origen en la crisis económica de la última década del siglo XX, la fábrica de cerámicos Zanón, en la provincia de Neuquén, funciona bajo control obrero desde hace siete años. El juez a cargo de la quiebra de la empresa otorgó la tenencia transitoria a una cooperativa, conformada por l@s obrer@s, quienes la denominaron FaSinPat (Fábrica Sin Patrones). Luego de que la empresa italiana SACMI apelara la prórroga a la tenencia lograda hasta 2009, la Cámara de Apelaciones hizo lugar al dictamen de la fiscalía de cámara y redujo el plazo de la cooperativa transitoria FaSinPat hasta el pasado 20 de octubre.

Esa resolución, definida por l@s propi@s obrer@s como “un claro ataque del gobierno hacia los trabajadores y las experiencias autogestionadas”, nos alentó a retomar, en este año clave para la gestión obrera, nuestro estudio sobre las asambleas de FaSinPat. Resulta relevante analizar cómo la práctica asamblearia dentro de la fábrica es una forma de ruptura con el modo tradicional de democracia representativa y partidaria; y cómo conforma un espacio de organización y discusión en el que se fomenta la autoorganización, aspirando a la horizontalidad y al ejercicio de la acción directa (González Bombal, 2003). Estas prácticas revolucionarias son combatidas desde diversos frentes -en este caso, por ejemplo, por medio de una apelación de la prórroga-

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porque la recuperación de la fábrica bajo control obrero ataca el corazón del capitalismo.

En este trabajo ampliamos el eje de análisis y profundizamos en el estudio de las representaciones de las asambleas. En este sentido, entendemos que, si las asambleas dentro de la fábrica son una forma de ruptura, puede ser revelador ver cómo participan, qué roles tienen, qué relaciones se establecen, a fin de analizar si dichas relaciones producen cambios o si mantienen las estructuras de dominación capitalistas y heteropatriarcales.

Este trabajo se enmarca en el proyecto de extensión “Construcción colectiva de las memorias de FaSinPat. Escribir nuestra historia” (UNCo – FaSinPat) y continúa y complementa la labor iniciada en nuestros trabajos “Tomar la fábrica: Recuperar la palabra. Representaciones de las asambleas de Zanón-FaSinPat en los documentales fílmicos” (2007) y “Tomar la fábrica: Producir alternativas. Análisis de las asambleas y las relaciones de género en los discursos fílmicos sobre Zanón – FaSinPat” (2008). El presente trabajo amplía el corpus del primero de ellos, al tiempo que profundiza el análisis de los documentales abordados en el segundo: De guerreros y maestros, de la artista plástica neuquina Marta Such, y Corazón de fábrica, de Virna Molina y Ernesto Ardito. Nuestro estudio se enfoca ahora en las tensiones entre la representación de una seudo-épica residual idealizante y la representación que interpela a la gestión obrera, contribuyendo al autoanálisis de Zanón / FaSinPat, al tiempo que exponiendo herramientas y estrategias alternativas de resistencia y transformación social.

Nosotros no hacemos filmes para morir, sino para vivir, para vivir mejor.

Y si se nos va la vida en ello, vendrán otros que continuarán…

Raymundo Gleyzer, 1974 Crear resistencias, destruir al capital

A partir del auge del neoliberalismo como fase actual del capitalismo, se concreta un proceso de aislamiento y fragmentación de lxs trabajadorxs. Estxs dejan de tener la fábrica como lugar de encuentro y el trabajo se comienza a caracterizar por su informalidad, precariedad y flexibilidad. “Sectores anteriormente integrados aparecen como una colección de individuos aislados, excluidos o débilmente integrados al mercado de trabajo, sin referentes simbólicos y normativos estables” (Tironi en García Delgado, 186:1994). En ese marco han surgido nuevas formas de acción colectiva, que se organizan a partir de problemas concretos e intervienen a través de la acción directa en el espacio local. Asimismo, no tienen un interés totalitario por conquistar el poder del Estado ni tampoco una única identificación en términos de clase. Por ello, dentro de la acción colectiva podemos hablar de “izquierda partidaria, crecientemente desacreditada (sobre todo entre los jóvenes) [y de] izquierda social [o Nuevos Movimientos Sociales] en buena medida antipartidos,

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antigobiernos y contraria a la globalización neoliberal” (Rodríguez Araujo, 2002:25)1.

En este marco y particularmente en la última gran crisis económica de nuestro país que eclosionó a fines del 2001, surgió el movimiento de fábricas y empresas recuperadas. Esta forma de organización obrera se constituyó cuando lxs dueñxs de las mismas decidieron cerrarlas por quiebre, utilizando como argumento el desastre económico, producto de una década de aplicación de las políticas neoliberales, que ellxs en su mayoría habían apoyado y aprovechado bastante bien. Esto trajo como consecuencia el despido masivo de lxs trabajadorxs, quienes no sólo no cobraban ni la indemnización ni los sueldos atrasados, sino que se unían a lxs millones de desocupadxs, que día tras día aumentaban, con escasa probabilidad de insertarse nuevamente en un ámbito laboral.

Un caso concreto es el de la fábrica de cerámicos Zanón, en la ciudad de Neuquén. El propietario, Luiggi Zanón, en 1979, durante la última dictadura militar, había logrado instalar la fábrica con servicios subsidiados, exenciones impositivas y créditos privados y estatales. A mediados del año 2000, a pesar del aumento de la productividad y la exportación, “la empresa presenta ante el Ministerio de Trabajo un ‘procedimiento preventivo de crisis’ que incluye su disposición de despedir a 100 operarios (…) abonando el 50% de las indemnizaciones en 18 cuotas. (...) La propuesta incluía también una rebaja salarial para aquellos que conserven el empleo”2.

Finalmente, a fines de 2001, la fábrica cerró aludiendo quiebra. Ante el nefasto contexto nacional, lxs obrerxs decidieron tomar las instalaciones de la fábrica y ponerla a funcionar bajo “control obrero", hecho que ocurrió el 2 de marzo de 2002. Desde ese momento, lxs obrerxs, con el apoyo de muchas de las organizaciones políticas, estudiantiles, gremiales y de derechos humanos, y de lxs vecinxs de las ciudades del Alto Valle, resistieron los múltiples intentos de desalojos físicos y psicológicos (Heller, 2004).

La “fábrica recuperada bajo control obrero” hace siete años que funciona y produce mejor que cuando estaba a cargo de su dueño. Por ello, el juez a cargo de la quiebra le dio la tenencia transitoria a una cooperativa conformada por lxs obrerxs, quienes la denominaron FaSinPat (Fábrica Sin Patronxs). Sin embargo, luego de que la empresa italiana SACMI apelara la prórroga que habían logrado hasta el año 2009, la cámara de apelaciones hizo lugar al dictamen de la fiscalía de cámara y redujo el plazo de la cooperativa transitoria FaSinPat hasta el 20 de octubre de 2008. Esta resolución fue definida por lxs propixs obrerxs como un claro ataque del gobierno hacia los trabajadorxs y las experiencias autogestionadas.

No obstante, lxs obrerxs mantuvieron viva su protesta. Su lucha cotidiana, acompañada por la comunidad, impidió el desalojo de la fábrica y, a pesar de que aún no hay una ley de expropiación, presionó a quienes están a cargo de la Provincia de Neuquén a tratar el proyecto redactado y presentado a la Legislatura junto a miles de firmas de apoyo.

1 En este trabajo consideraremos únicamente a los Nuevos Movimientos Sociales de izquierda, entendiéndolos como los de oposición al sistema capitalista y conservador imperante. Es por ello que de aquí en adelante, cuando nos refiramos a los NMS estaremos haciendo mención a los de izquierda únicamente. 2 Los datos expuestos en este apartado son obtenidos del Informe Legal General de Zanón presentado ante la Legislatura de la Provincia de Neuquén, junto con el pedido de expropiación y estatización bajo control obrero de la fábrica.

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De identidad resistencia a identidad proyecto: de Zanón a FaSinPat Si bien la fábrica ya está produciendo y puede auto-sustentarse, el

comienzo de la toma de las instalaciones fue muy conflictivo, no sólo por los múltiples intentos de desalojo (tanto físicos como psicológicos), sino también porque no tenían la personería jurídica ni el aval judicial que les permitiera vender los cerámicos para pagar los salarios de lxs obrerxs. Sin embargo, lograron resistir con el apoyo de la comunidad de las ciudades del Alto Valle.

Este apoyo incondicional de las organizaciones sociales entre sí nos permite retomar la noción de multiplicidad. Así,

no se trata de pensar una multiplicidad como lo que tiene muchas partes, como mera adiciones de partes sino como lo que está plegado de muchas maneras. La multiplicidad es el don de lo diverso, de las diferencias que retornan como intensidades que se repiten configurando plexos de relaciones rizomáticas (Fernández, 2006:259).

De este modo, la multiplicidad y la diversidad es otro de los elementos constitutivos de este nuevo proceso de identificación de los NMS. Una multiplicidad que se manifiesta tanto en el apoyo con el que contó la fábrica desde sus comienzos, como en quienes integran la fábrica recuperada. “Autogestionar nuestras vidas con otros que luchan no sólo por sobrevivir, sino por transformar la realidad, empodera los cuerpos, transforma nuestras existencias y conforma uno de los modos más nobles de hacer política” (Fernández, 2006:267).

Está situación interna dista de ser la ideal. A menudo, se torna difícil, en la práctica asamblearia, lograr una decisión unificada que posibilite y dinamice el desarrollo de la fábrica. En cada asamblea se realizan múltiples mociones, que es necesario atender para llegar a un acuerdo.

A pesar de estas dificultades, la fábrica recuperada es una forma de resistir a los embates de las políticas neoliberales. Aquí es pertinente tomar el concepto de identidad resistencia de Castells (1996) que es la

generada por aquellos actores que se encuentran en posiciones/ condiciones devaluadas o estigmatizadas por la lógica de la dominación, por lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la modernidad (Castells, 1996:30).

Sin embargo, lxs obrerxs no se conformaron con la identidad de resistencia,

y lograron configurarse como una identidad proyecto. Se organizaron en contra de un/a Otrx (lxs capitalistas, el gobierno nacional y provincial), que lxs oprimía y los dejaba en una situación de desventaja. Asimismo, a través de diversos vínculos comunicacionales, esx Otrx comenzó a compartirse, por medio de procesos identificatorios, con el resto de las organizaciones sociales que apoyaron la toma de la fábrica. Así, esta identidad resistencia construyó comunidades de resistencia colectivas que conformaron una identidad defensiva en los términos de las instituciones/ ideologías dominantes, invirtiendo el juicio de valor mientras que se refuerza la frontera (Castells, 1996).

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Además, en vistas a tener la tenencia de la fábrica, al menos transitoria, adoptaron a la cooperativa Fasinpat como un mecanismo de construcción, y no sólo defensivo (esto no significa que hayan dejado de luchar por la expropiación y estatización). De este modo, se auto-realizaron, en una identidad proyecto: “cuando los actores sociales, basándose en los materiales culturales de que disponen, construyen una nueva identidad que redefine su posición en la sociedad y, al hacerlo, buscan la transformación de toda la estructura social” (Castells, 1996:30). De esta forma, buscaron transformar a lxs obrerxs y a la comunidad, pasando de “objetos del capital, [a] sujetos de la historia, [transformándose] de ser seres alienados en seres que construyen su propio sentido” (Meyer, 2006:197). Estxs sujetxs construidxs

no son individuos (...). Son el actor social colectivo mediante el cual los individuos alcanzan un sentido holístico en su experiencia. En este caso, la construcción de la identidad es un proyecto de una vida diferente, quizás basado en una identidad oprimida, pero que se expande hacia la transformación de la sociedad como la prolongación de este proyecto de identidad (Castells, 1996:32).

En síntesis, lxs obrerxs de la fábrica lograron iniciarse como una identidad de resistencia a los sectores opresores. Y, luego, consiguieron constituirse como una identidad proyecto, que busca cambiar no sólo la producción autogestionándose, sin necesitar de las órdenes de un/a patrón/a o de un/a capataz/a; sino también las tradicionales formas de hacer política, por mecanismos horizontales, de asambleas y democracia directa, sin jerarquías y atendiendo a la diversidad, a la multiplicidad. Esta forma de funcionamiento “conjuga o tiende a conjugar la democracia representativa con la directa, de abajo hacia arriba, del barrio a lo municipal, a lo estatal, a lo nacional y hasta lo mundial” (Rodríguez Araujo, 2002:184). Hoy, estos elementos son constituyentes fundamentales de la identidad de las fábricas recuperadas y, más ampliamente, de la de los nuevos movimientos sociales (NMS).

De-construir los NMS: re-presentar las resistencias

La importancia que fueron adquiriendo las fábricas recuperadas en general

y Zanón – FaSinPat, en particular, se reflejó en las múltiples y variadas construcciones artísticas, investigaciones académicas y producciones gráficas y audiovisuales. Dichas producciones han construido un conjunto de representaciones de la fábrica y sus obrerxs. Por representaciones sociales entendemos a las “construcciones simbólicas individuales y/o colectivas a las que los sujetos apelan o las que crean para interpretar el mundo, para reflexionar sobre su propia situación y la de los demás y para determinar el alcance y la posibilidad de su acción histórica” (Vasilachis, 1997). Según Raiter (2001), podemos entenderlas como imágenes que los medios de comunicación construyen sobre los temas que conforman la agenda pública. En este sentido, el presente trabajo se focaliza en el estudio de las representaciones cinematográficas, en especial las realizaciones de documentales. Pues,

considerado como modo de representación, la producción documental puede describir la interpretación del mundo conflictivo e historizado de la experiencia colectiva. El análisis de esas representaciones enfoca en las teorías presentes articuladas en la praxis, ya que el cine, y en particular el documental en tanto práctica, directa o indirectamente, opera en la sociedad. Abordar su producción,

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como parte del conjunto de las representaciones dominantes, permite analizar también como se definen comportamientos en términos de normativas y los recortes producidos en la sociedad a partir de ellos (Sel, 2004: 29).

De este modo creemos, que el cine, en tanto medio de comunicación masivo3, logra materializar las representaciones del sujeto o grupo productor a través de la selección y jerarquización de ciertas representaciones que refuerzan algunas lecturas de la realidad y debilitan otras. Sin embargo, este proceso de construcción creativa genera la ilusión de transparencia informativa que, unida a la seducción estética propia de todos los medios audiovisuales, consigue un alto grado de confiabilidad. Así, ‘si se ve en la pantalla, entonces, debe ser verdad’ (Díaz, 1996).

En este sentido, en el trabajo intentamos favorecer la reflexión sobre la construcción política y las pretensiones de validez de las representaciones audiovisuales que buscan incidir en un proceso de transformación social. Para este análisis utilizaremos los conceptos de “dominante”, “residual” y “emergente” de la sociología cultural de Raymond Williams (1980). En primer lugar, con lo dominante hace referencia a la cultura y/o las prácticas hegemónicas en un período histórico determinado. Así, en la actualidad podríamos decir que existe una cultura capitalista, heteropatriarcal y verticalista.

En segundo término, el autor define lo residual como lo que

ha sido formado efectivamente en el pasado, pero todavía se haya en actividad dentro del proceso cultural; no sólo como un elemento del pasado, sino como un efectivo elemento del presente. Por lo tanto, ciertas experiencias, significados y valores que no pueden ser expresados o sustancialmente verificados en términos de la cultura dominante son, no obstante, vividos y practicados sobre la base de un remanente - cultural tanto como social – de alguna formación o institución social y cultural anterior (Williams, 1980:144).

Por último, con lo emergente el autor hace referencia a “los nuevos significados y valores, nuevas prácticas, nuevas relaciones y tipos de relaciones que se crean continuamente” (Williams, 1980:145). Dentro de las culturas emergentes, a su vez, podemos diferenciar entre las prácticas específicas y las prácticas alternativas u oponentes. Las primeras corresponden a prácticas que habiéndose creado como alternativas, se terminan transformando en una nueva fase de la cultura dominante; mientras que las segundas son de oposición a lo hegemónico, ya sea desde la resistencia o desde la proyección.

Estas categorías las utilizaremos como herramientas de lectura de las representaciones que se hacen de las asambleas en los documentales sobre Zanón FaSinPat. El marco de una posible y cercana expropiación de la fábrica nos alienta a profundizar, en este año decisivo para la gestión obrera, nuestro estudio sobre la posición y el rol que juegan lxs intelectuales y artistas. Para ello, trabajaremos los dos documentales que se estrenaron en los últimos dos años: Corazón de fábrica, de Virna Molina y Ernesto Ardito y De guerreros y maestros de Marta Such4. 3 Entendemos por medios de comunicación masivos a todos aquellos que tienen la posibilidad de llegar a una amplia población y que trascienden las condiciones de espacio y tiempo. 4 Este trabajo se enmarca en el proyecto de extensión “Construcción colectiva de las memorias de FaSinPat. Escribir nuestra historia” (UNCo – FaSinPat) y continúa y complementa la labor iniciada en nuestros trabajos “Tomar la fábrica: Recuperar la palabra. Representaciones de las asambleas de Zanón-FaSinPat en los documentales fílmicos”

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Gestión obrera ¿de Guerreros y maestros?

El documental De guerreros y maestros de la pintora Marta Such está centrado en ella y la pintura que fue realizando a lo largo de los sectores de la fábrica. Su voz es la que guía el documental, mientras lxs obrerxs explican el proceso de producción a medida que ella lxs pinta.

En ese marco, las imágenes de asambleas, en general, no ocupan un lugar central dentro del documental, sino que visten el relato de la artista o están relacionadas a la actividad que desarrolla dentro de la fábrica. Asimismo, la mayoría de las referencias a las asambleas son realizadas por medio de fotografías y de imágenes de archivo. Es decir, no son construidas por la autora del documental.

La referencia explícita a una asamblea ocurre durante el transcurso de su pintura. Mientras ella está pintando en la línea de producción, un obrero se acerca corriendo y surge una pantalla roja con letras blancas que indican “ASAMBLEA”. Con música de suspenso, aparece una imagen en plano general de lxs obrerxs en el playón de la fábrica. Esa imagen, al igual que el resto de las representaciones de asamblea dentro de la película, no tiene audio del momento de la misma. En este caso, en una conferencia de prensa que aparece después de la asamblea, Raúl Godoy explica el supuesto motivo de la misma: resistir los intentos de desalojo. A continuación, un relato de la autora afirma: “Fui testigo. Asamblea. Urgente. Ya. Hay que parar”.

En la última voz en off de la autora vuelven a aparecer imágenes que visten el relato. Entre ellas, En una, un obrero en plano medio y punto de vista frontal, habla y con un paneo se observa como el resto de lxs obrerxs escucha. Al instante la cámara se ubica detrás del obrero, tomándolo con un plano medio, mientras que más alejadxs, el resto de lxs obrerxs escuchan.

El documental finaliza con una entrevista grupal a los obreros que conducen el Sindicato Ceramista y el sector de Prensa y Difusión de la Fábrica. Los dichos de cada uno de ellos están construidos en planos medios y frontales, y detrás de ellos se observa la bandera del Sindicato. Dos de ellos, en su relato, hacen mención a la práctica asamblearia. En primer lugar, Alejandro López, el actual Secretario General del Sindicato expresa:

con el tema del fútbol y toda esa historia… y se empezó a lograr esa unidad. Que esa unidad después se trajo adentro de la fábrica y, adentro, con un método claro de trabajo, que las decisiones se toman en asamblea, nos permitió poder avanzar y bueno, empezamos a dar los primeros pasos, ¿no?

Luego, Alberto Esparza, el coordinador del sector de Prensa y Difusión,

afirma:

Este Sindicato, con esta experiencia, tiene un rol muy importante, tiene la posibilidad muy importante de transmitirla hacia fuera. Y, en la práctica, solidarizarse con otras organizaciones, con la comunidad en general y plantear que esto de la unidad, de la continuidad en la lucha, de estar organizados con un método no es únicamente un slogan; si no en la práctica es un método de laburo que nosotros acá, basado en la asamblea, es nuestra columna vertebral y nos ha

(2007) y “Tomar la fábrica: Producir alternativas. Análisis de las asambleas y las relaciones de género en los discursos fílmicos sobre Zanón – FaSinPat” (2008).

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dado resultados muy importantes y que se puede transmitir, se puede abrir. Y tenemos la responsabilidad de abrirlo al conjunto de la comunidad a nivel mundial.

En conclusión, las asambleas están representadas contradictoriamente. Por

un lado, los obreros del Sindicato hacen referencia a las mismas como una práctica cotidiana que es lo que regula el accionar de la fábrica y permite decidir tanto las cuestiones internas como externas. Lxs obrerxs construyen una alternativa de trabajo a las formas de funcionamiento de las fábricas tradicionales. Rompen con las decisiones unilaterales verticalistas y proponen a la asamblea como estructura nodal de la gestión obrera. Así, establecen nuevas prácticas, nuevas formas de relacionarse que ponen de manifiesto la constitución hacia el interior de la fábrica de una cultura emergente. Y esta intenta ser extendida a la comunidad tanto a partir del trabajo barrial como del trabajo en conjunto con otras organizaciones de derechos humanos, sociales, estudiantiles, gremiales, de género, etc. Una cultura emergente que se materializa como una forma alternativa de relacionarse y producir, que se opone a la hegemónica cultura y sistema de producción capitalista.

Sin embargo, la autora del documental, en oposición a la cultura que sostienen los representantes de FaSinPat Zanón, no le da un lugar nuclear a las asambleas. Las representa como algo extraordinario. Un suceso que acontece únicamente para tratar temas que son externos a la fábrica. Un hecho que, cuando cobra visibilidad en el documental se hace silenciosamente, por medio de archivos –no generados por la autora- sin exponer la voz de lxs obrerxs. Y cuando lxs obrerxs cobran voz, los que tienen el poder de la palabra son los coordinadores de los diferentes sectores de la fábrica o los dirigentes del Sindicato Ceramista. Así, la pintora está reproduciendo el verticalismo y el heteropatriarcado de la cultura dominante conservando una lógica de producción patronal propia de las fábricas tradicionales. Construye ‘sujetos dirigentes’, capaces de ejercer su derecho a expresarse y participar y ‘obrerxs objetos’ manejadxs y dirigidxs por los primeros, que son los únicos sujetos de acción. Así, crea héroes y los idealiza, diferenciándolos del horizontalismo y la pluralidad de decisiones y participación que lxs mismos obrerxs describen como parte de su funcionamiento. Construye, de esta manera, una cultura residual, que se refleja y reafirma claramente en el título de su película: “De guerreros y maestros”. Así, constituye un remanente, una pseudo-épica residual idealizante, más cercana a la tragedia griega que a la cotidianidad de las fábricas recuperadas. Título que, además, al sostener el masculino solamente incluye en el proceso de lucha y enseñanza a los varones, omitiendo por completo a las obreras de la fábrica. En síntesis, la representaciones asamblearias construidas por Such son generalmente dominantes, cuando no, residuales. Descorazonar la fábrica

El documental Corazón de Fábrica de Virna Molina y Ernesto Ardito es muy rico en representaciones de asambleas porque se centra en mostrar cómo se recuperó la fábrica y cómo se organizan lxs obrerxs para sostener la autogestión. Por ello, dentro de este documental, encontramos los tres tipos en

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los que clasificamos las representaciones en nuestro primer trabajo5, pero complementándose de manera compleja en el transcurso del documental.

Ya desde los minutos iniciales, cuando un obrero está haciéndole un recorrido por la fábrica a niñxs de jardín, les explica: “cada compañero tiene voz y voto en una asamblea, y el que decide lo que vamos a hacer son los compañeros y no los dirigentes”. Con estas palabras deja en claro que la asamblea está representada como lo que diferencia a una fábrica recuperada.

Más adelante, lxs documentalistas citan una intervención del obrero Chiquito Reyes que relata el momento en que se estaban enfrentando a la burocracia sindical: “nosotros estuvimos 11 días, era el conflicto más grande en el país y no había nadie que nos representara a nosotros, solamente los obreros”. Esto es acompañado por imágenes de asambleas en las que lxs obrerxs están levantando sus manos y realizando mociones. Así, las asambleas están representadas como verdaderos espacios democráticos en donde lxs obrerxs, sin intermediarixs, resuelven cómo llevar adelante la gestión. De este modo, la asamblea es el motor de cambio que rompe con los mecanismos de representación tradicionales. Además, en este film la representación de la asamblea como motor de cambio, es complejizada por la representación de la asamblea como herramienta de lucha frente a los ataques de la patronal. Es representada como un espacio de discusión y decisión que sirve como arma para defenderse y preparar la ofensiva: “Asamblea general permanente, porque si no, vamos a firmar lo que quiere la empresa”, dice el obrero Carlos Acuña. “Era sistemático, al cuarto día hábil del mes, Zanón no pagaba, asamblea, paro”, complementa Raúl Godoy. Además, la asamblea es herramienta de lucha y organización frente a los ataques de los gobiernos nacional y provincial. En este sentido se expresa Alejandro López:

Hay asamblea señores. […] Nosotros le dijimos a Kirchner cuando estaba en campaña y dijo que sabía cómo resolver el conflicto de los ceramistas. Compraría la deuda y pasaría a manos de los trabajadores. […] Nosotros le fuimos con la de fondo, que es la expropiación y la estatización. Y nos dijo muchachos es imposible y le dijimos, esa es la nuestra. Queremos discutir la cuestión de fondo porque mientras no se resuelva el conflicto en sí, van a seguir las amenazas y se puede profundizar. Vamos a tener que ajustar los mecanismos de seguridad. Todos, no sólo los dirigentes.

Así, se evidencia cómo se organizan en asamblea frente a la negación de

los gobiernos nacional y provincial de expropiar y a las intimidaciones que reciben para que abandonen la lucha.

Luego, aparece la representación de la asamblea como engranaje del funcionamiento de una fábrica recuperada; la asamblea es el espacio de decisión de la forma de producción y organización hacia el interior de la fábrica. Allí, discuten división de roles, evaluación de tareas y políticas de ingreso, entre otras cuestiones. “La pasamos a votar, por el ingreso de la hija de Juan Riquelme, ¿por la positiva? ¿por la negativa? ¿abstenciones?” Por la forma en que se formula la pregunta, en la cual no se pone en cuestión las características de lxs postulantes, ni las necesidades de cada unx, se hace

5 KEJNER, E, KEJNER J. y RIFFO, L. (2007) Tomar la fábrica: Recuperar la palabra. Representaciones de las asambleas de Zanón-FaSinPat en los documentales fílmicos”. EN: Actas de las I Jornadas Nacionales de Filosofía y Epistemología de la Historia Problemas de representación de pasados recientes en conflicto. Centro de Investigación en Filosofía de las Ciencias y Humanidades, Fac. Humanidades, Universidad Nacional del Comahue, junio de 2007. ISBN 978-987-604-057-0.

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evidente que para lxs documentalistas las discusiones se han dado en un espacio previo a la asamblea. Esto se reafirma cuando vemos que la diversidad de votos se da por grupos. Sin embargo, no significa que la asamblea, cuando se trata de la producción, sea un espacio para votar solamente. Las discusiones llegan trabajadas a la asamblea, pero no cerradas totalmente. Pues, una vez planteada esta moción, uno de los obreros, Gil, fundamenta la necesidad de que su hermano ingrese a la planta, aunque se atiene a la decisión de sus compañerxs:

Lo único que quería decir es que mi hermano se fue y dos meses antes de que se vaya había planteado que se tome a mi otro hermano que está desocupado. […] No me voy a agarrar de él y porque tomen a la hija de él, yo también quiero. Lo voy a plantear en la asamblea. Si se vota que tiene que entrar que se vote y, si no, también lo voy a respetar.

Así el obrero pone de manifiesto los criterios de inserción a la fábrica y el

respeto por las decisiones tomadas por el voto de la mayoría. Además, la asamblea es representada como el espacio donde debe darse

la democratización de la información. En este caso lo plantea Emiliano, un obrero preocupado por los números de la fábrica:

Me parece fundamental para que los compañeros de base podamos seguir las cuentas de la fábrica que se presenten informes detallados entonces todos sabemos dónde vamos gastando la plata y dónde podemos ajustar para ahorrar o para mejorar.

De esta manera, se conjugan la representación de la asamblea como lo

que diferencia a una fábrica sin patronxs y como engranaje de funcionamiento. La asamblea es aquí un espacio de democratización de información, de expresión, del voto de la mayoría, del debate y, al mismo tiempo, el espacio donde se estructura y redefine la forma de producción. En este sentido, a continuación, se representa en la asamblea la manera en que evalúan su forma de trabajo: “Alejandro, el mismo día que me votaron a mí para síndico titular, vos fuiste votado de suplente y después fue votado Miguel Alfonso; y vos nunca te presentaste en la oficina para nada. Nunca vos hiciste la tarea que tenías que hacer”. A lo que el acusado, Alejandro Vergara, responde:

Yo quiero que los contadores estén acá. Hoy no están tampoco. Y con respecto a lo que vos me decías, vieja, el tema de que yo tenía que trabajar con vos y demás, es verdad. En eso le doy la razón. No cumplí con esa responsabilidad, lo dejé de lado para hacer la distribución de materiales que es un trabajo lindo, me gusta, me lleva todo mi tiempo. Con respecto al trabajo que hacen los muchachos en la administración y demás, está perfecto sabemos que siempre le pusieron… y bueno nada más, no tengo nada más para decir en ese sentido.

Así se representa cómo entre lxs obrerxs evalúan su propio trabajo. Se ve

también que no hay sanción para el compañero que, con criterio, priorizó otra labor en la fábrica, por gusto y porque consideró que era importante dedicarse a esa otra tarea. También queda claro que los roles al interior de la fábrica se eligen por votación y que cada obrerx acepta o no el puesto que sus compañerxs le asignan. En este sentido, la representación de la asamblea como engranaje de funcionamiento muestra cómo se materializa el control obrero y evidencia que este modo de gestión es el que permite el desarrollo

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subjetivo lxs obrerxs y la libertad de trabajo hacia el interior de la producción fabril.

Por último, es interesante analizar quiénes hacen uso de la palabra en las representaciones sobre las asambleas. Cuando estas son herramienta de lucha frente a los ataques, la palabra está en todas las intervenciones en manos de Alejandro López y Raúl Godoy, ambos referentes del Sindicato Ceramista. Las tomas son en primer plano contrapicado, construyendo así una estética de enaltecimiento, que realza el rol de los obreros mencionados. Cuando la asamblea es el espacio para decidir sobre la producción y la gestión de FaSinPat, la palabra la tienen obrerxs que no son parte de la conducción del sindicato: Alfonso y Reynaldo, de administración; Alejandro, de distribución, y Gil. Estas tomas, en plano americano, punto de vista normal y ángulo de toma frontal, muestran la paridad entre compañerxs, lo que las diferencia de la asimétrica posición de López y Godoy.

Además, Corazón de Fábrica incorpora una nueva trama de representación y poder que afecta a las mujeres obreras. Esto se materializa en el relato de Delia, una de las obreras: “estoy por primera vez en mi vida haciendo y diciendo lo que quiero decir, y lo que quiero inculcar a mi hija”. Aunque Delia habla en primera persona del singular, la construcción narrativa del film torna la experiencia de Delia en una experiencia común a todas las obreras. Esto se logra por medio de la alternancia entre el relato de la vida privada de Delia y las voces de la discusión en una reunión de mujeres. Delia es construida como el paradigma de las obreras de Zanón.

No es lo mismo [para un obrero] que un compañero venga y te diga ‘che, tenés que mejorar esto’ a que venga una mujer. [se escucha a Delia mientras la cámara muestra a otras mujeres trabajando en Selección]. Porque hay compañeros que todavía, bueno el hombre, el machismo ese, pero recapacitan y lo entienden.

La cámara la muestra acercándose a tres obreros. Escuchamos y vemos a Delia señalándoles un problema.

Hasta aquí, con este relato alternador entre la experiencia individual y la colectiva, entre lo privado –la crianza de su hija, su divorcio hace 17 años- y lo público –su trabajo, y el de todas, en la fábrica- el film muestra el empoderamiento de las obreras. Esto es, el proceso de cambio en el que las obreras aumentaron su poder y, como consecuencia, fueron transformando las relaciones desiguales de poder entre los géneros (León, 2001). El empoderamiento femenino es el proceso a través del cual, las mujeres cobran la capacidad de organizarse, trabajando, para aumentar su propia autonomía, hacer valer su derecho a tomar decisiones y a controlar los recursos que les ayudarán a cuestionar y a eliminar su propia subordinación.

Sin embargo, instantes después, la narración fílmica se torna crítica. “Tengo derechos, y puedo pelear por ellos y me van a escuchar; cuando toda mi vida pensé que lo que yo decía no servía…” continúa la voz en off de Delia, pero la imagen no acompaña. Ya no aparecen las obreras discutiendo o un grupo de obreros escuchando a Delia, sino que en primer plano se muestra a algunos obreros hablando entre sí. Inmediatamente, se incorpora el audio de la imagen: Aída está hablando en una asamblea. Propone la moción que la comisión de mujeres trae de viajar al Encuentro Nacional de Mujeres. Su relato se ilustra con una toma de una asamblea en plano general, se ve la ronda de obreros. En

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primer plano, algunas obreras nerviosas. “Necesitamos su apoyo” continúa Aída y la cámara toma un primer plano suyo. Atrás de Aída, la cámara deja entrever a Alejandro López, en segundo plano, charlando con otros obreros. Se escucha un bullicio general, pero Aída sigue hablando “hay compañeras nuevas y compañeras antiguas”. La cámara toma a los obreros que se mueven y hablan entre ellos y luego muestra en primer plano la cara de una joven obrera. “Necesitamos su aval y que se votara esta decisión”, dice la voz, pero la cámara muestra a otro grupo de obreros conversando entre sí. Sigue el bullicio y la cámara toma primeros planos del grupo de mujeres que está con Aída.

El film interpela: ¿dónde quedó la igualdad entre los compañeros y las compañeras de lucha? ¿y el empoderamiento de las obreras? En medio del bullicio que ignora la moción de la comisión de mujeres irrumpe la voz autorizada de Alejandro López: “¡compañeros!, ¡compañeros, a ver, por favor!” La cámara se levanta un poco en altura, sigue el movimiento de López. “Las compañeras vienen a hacer un planteo” y, entonces, la imagen se construye como la de una asamblea: uno habla, muchos escuchan. Los obreros deshacen sus pequeños grupos y empiezan a escuchar: “y lo que se merecen, como mínimo, como mínimo, es que las escuchemos”, sigue López, “son compañeras nuestras, que trabajan todos los días a la par nuestra. Van a hacer una actividad, en nombre de todos los compañeros y las familias nuestras, ¿sí?”. La cámara toma un primer plano de Aída y de otra obrera jovencita nerviosa, todo en silencio, puede verse luego a los obreros escuchando. Inmediatamente, la voz de Gabriela:

lo pudimos organizar entre nosotras, ha sido muchísimo esfuerzo y realmente lo consideramos más que valioso que en este momento haya 22 compañeras que estén en condiciones de ir a dar una batalla a ese encuentro.

Finalmente, otra vez la voz de López “¿le damos el aval, compañeros, lo votamos por la positiva?” y al tiempo que lo dice la cámara toma su mano levantada y, desde allí, recorre con un paneo toda la ronda levantando la mano. “Bien, bien”, dice López. Esta escena, que se había abierto con una nota del boletín interno, se cierra del mismo modo. Allí se lee: “XX encuentro nacional de mujeres” y subrayado: “trajimos mil firmas avalando la cooperativa y la expropiación de la fábrica”.

La contradicción entre las palabras y las imágenes genera una tensión en el/la espectador/a. En primer lugar, porque antes de esta asamblea, el film mostró el avance de las obreras de Zanón bajo control obrero. El relato de Delia denota cierto grado de desarrollo personal, da cuenta de su plena participación en la formulación de políticas y en la toma de decisiones en la fábrica y muestra que los obreros comparten equitativamente con las obreras las responsabilidades. En segundo lugar, porque el espacio, el momento, que lxs directorxs eligen para tensionar el discurso de Delia es una asamblea. Ese espacio que el film representa como un espacio metodológico de construcción democrática es también el espacio que permitirá mostrar las contradicciones.

De esta manera, lxs documentalistas en las representaciones tanto de las asambleas como de las relaciones de género6 muestran la cultura emergente 6 Este análisis no lo realizamos dentro del film De guerreros y maestros porque el mismo carece de representaciones de género.

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de Zanón FaSinPat: la participación de diferentes obrerxs en la toma de decisiones, las estrategias de lucha y de defensa, la producción fabril autogestionada. Sin embargo, a partir de las decisiones estéticas que toman lxs documentalistas, se evidencian los elementos residuales que perviven en la cultura emergente de la fábrica recuperada. Dentro de estos elementos podemos mencionar la representación diferenciada entre quienes se encargan de lo ideológico político y quienes realizan el trabajo manual productivo; la monopolización de la palabra en los espacios de decisión; y, la carencia de una perspectiva de género real.

Compartir las luchas: crecer como movimiento.

A pesar de que la devastación neoliberal hacía pensar en una desaparición

de la acción colectiva, han surgido nuevas formas de resistencias. Resistencias que están en proceso de configuración de culturas emergentes y que se proyectan en una identidad de oposición a la cultura y al sistema dominante. En este sentido, los NMS están resignificando y reconstruyendo una esfera pública, por medio de la acción directa y la horizontalidad. Así, en Argentina, el movimiento de fábricas recuperadas construyó nuevos procesos de identificación, de relevancia nacional y mundial. Procesos que no pasaron desapercibidos ante la mirada atenta de lxs documentalistas comprometidxs con un cambio social.

Las temáticas, así como las formas de organización y organicidad que asumen los grupos de cine, se encuentran en íntima relación con los tiempos que corren para los movimientos sociales que se pretenden contrahegemónicos. Formas de realización audiovisual y proyección propias del cine militante parecieron resurgir en la década de la agresión neoliberal, adquiriendo una entidad propia que les permitió plantearse como un polo de insurgencia audiovisual contra la difusión “todopoderosa” de las imágenes mercantilizadas de la industria cultural (Campo, 2007:58).

De esta manera, “en el campo artístico audiovisual las jornadas de 2001 estimularon la formación de nuevos colectivos de intervención política, que se propusieron articular y generar nuevos espacios de participación, contrainformación y denuncia” (Bustos, 2007:51). Así, la producción de documentales se convirtió en motor para la dinamización social, para la contrainformación y para la construcción de representaciones que ayuden a crecer, organizar e identificar a la clase oprimida. Motor que busca activar en el la sociedad su capacidad de resistir, de rebelarse y de transformarse en sujetx de acción.

En este sentido, los documentales que analizamos se enmarcan en este contexto de producción fílmica. Sin embargo, presentan diferencias que podemos entenderlas a partir del concepto de cine militante.

Por un lado, el documental de Such trabaja con representaciones residuales idealizantes y patrones de la cultura dominante que se expresan al representar el patriarcado, la verticalidad y las formas de producción propias de la fábrica con patronxs. Por otro lado, Ardito y Molina no titubean en desmitificar –y a la vez humanizar- la lucha de FaSinPat y representan tanto los elementos emergentes, como los elementos residuales de la cultura de la fábrica. Así,

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mientras el primer documental logra difundir y relatar la existencia de Zanón FaSinPat; al quedarse en la heroización, termina legitimando la persistencia de la lógica patronal en la fábrica, así como la continuidad de elementos de la cultura dominante. Por su parte, Corazón de Fábrica, como sostienen sus realizadorxs rompe con el Zanón “color de rosa”7. Habla desde y para la clase, representa el funcionamiento de la fábrica por medio de las asambleas, con las dificultades que estas acarrean y con la complejidad de trabajar desde la diversidad (creando nuevas relaciones de género, por ejemplo) en un contexto capitalista, pero con el foco puesto en una gestión obrera.

Es a partir de este análisis, que podemos sostener que Corazón de fábrica es cine militante, mientras que De Guerreros y maestros, es cine político. Pues, los documentales fílmicos pueden ser entendidos como aquellos que tienen el “propósito de estimular el deseo y ampliar el conocimiento y la comprensión humana, planteando problemas verdaderos así como las vías para resolverlos en el campo de la economía, la cultura y las relaciones humanas” (Rotha, 1952). No obstante, hay documentales, que más allá de plantear el problema y una posible solución, se proponen como instrumentos y herramientas para la transformación social. Esos documentales, ese tipo de cine es lo que De la Puente y Russo (2007:13) distinguen como cine militante: “Nadie puede negar hoy que todo cine es político, pero hay un tipo de cine que además de político es militante: aquel que hace explícito sus objetivos de contrainformación, cambio social y toma de conciencia”. En este sentido, es que Corazón de Fábrica se asume integralmente como instrumento, complemento o apoyatura de la lucha de FaSinPat. Se convierte en una herramienta estético política de intervención, un instrumento de información y de reflexión crítica para la base. Así, exponen las dificultades que acarrea tomar una fábrica, y no sólo eso, sino también sostenerla y luchar con las contradicciones intrínsecas. El cine se convierte así en “un elemento vital de comunicación dentro de los movimientos, originando discusiones profundas, además de establecer una red comunicacional con otras organizaciones en lucha”. (Bustos, 2007:63)

En conclusión, podemos decir, que mientras De Guerreros y maestros, idealiza a Zanón en tanto que movimiento de fábricas recuperadas, Corazón de fábrica lo alienta a la reflexión crítica y la constante revisión para el sostenimiento, el perfeccionamiento y la construcción de esta y otras gestiones obreras. Bibliografía BUSTOS, Gabriela (2007) “¿Qué ves cuando me ves? Videoinformes: nuevos

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