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Buenos días y muchas gracias a todos los grupos políticos de la cámara por invitarme a participar en este importante debate que sobre el empleo se está produciendo durante estos días en las instituciones guipuzcoanas. Esta participación la hago en mi calidad de ciudadano que ha ostentado responsabilidades públicas en el ámbito de la economía y del empleo en momentos cruciales para nuestro Territorio y más concretamente para trasladarles mi experiencia, que es la de un importante equipo de personas, respecto a una iniciativa que convirtió a Gipuzkoa en referencia europea de la creación de puestos de trabajo en los que entonces se denominaron Nuevos Yacimientos de Empleo. Me permitirán que, en la parte final de esta intervención, me refiera a los momentos que vivimos en la actualidad y a trasladarles algunas ideas, que, sumadas a las de otras muchas personas que han aceptado participar en esta iniciativa, pueden aportar alguna luz para abordar el futuro con esperanza. La iniciativa Esparru surgió al amparo del Documento “Crecimiento, Competitividad y Empleo. Retos y Pistas para entrar en el Siglo XXI”, presentado en diciembre de 1993 por la Comisión Europea, previa solicitud del Consejo Europeo. Este importante documento se convirtió, impulsado por su inspirador, Jacques Delors, en una auténtica biblia del crecimiento y del empleo, que bien valdría repasar en estos momentos de desorientación y pérdida de rumbo que vivimos en Europa. Sus propuestas, ideas y enseñanzas, alcanzaron hasta el último rincón de Europa y, cómo no, también a Gipuzkoa. Textualmente, el también conocido como Libro Blanco de Delors, decía, “hay que resituar la política de empleo y colocarla en el núcleo de las estrategias globales del sistema”. Idea ésta fundamental que dio origen en 1995 al Informe sobre Iniciativas Locales de Desarrollo y Empleo,

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Buenos días y muchas gracias a todos los grupos políticos de la cámara por invitarme a participar en este importante debate que sobre el empleo se está produciendo durante estos días en las instituciones guipuzcoanas.

Esta participación la hago en mi calidad de ciudadano que ha ostentado responsabilidades públicas en el ámbito de la economía y del empleo en momentos cruciales para nuestro Territorio y más concretamente para trasladarles mi experiencia, que es la de un importante equipo de personas, respecto a una iniciativa que convirtió a Gipuzkoa en referencia europea de la creación de puestos de trabajo en los que entonces se denominaron Nuevos Yacimientos de Empleo.

Me permitirán que, en la parte final de esta intervención, me refiera a los momentos que vivimos en la actualidad y a trasladarles algunas ideas, que, sumadas a las de otras muchas personas que han aceptado participar en esta iniciativa, pueden aportar alguna luz para abordar el futuro con esperanza.

La iniciativa Esparru surgió al amparo del Documento “Crecimiento, Competitividad y Empleo. Retos y Pistas para entrar en el Siglo XXI”, presentado en diciembre de 1993 por la Comisión Europea, previa solicitud del Consejo Europeo. Este importante documento se convirtió, impulsado por su inspirador, Jacques Delors, en una auténtica biblia del crecimiento y del empleo, que bien valdría repasar en estos momentos de desorientación y pérdida de rumbo que vivimos en Europa. Sus propuestas, ideas y enseñanzas, alcanzaron hasta el último rincón de Europa y, cómo no, también a Gipuzkoa.

Textualmente, el también conocido como Libro Blanco de Delors, decía, “hay que resituar la política de empleo y colocarla en el núcleo de las estrategias globales del sistema”. Idea ésta fundamental que dio origen en 1995 al Informe sobre Iniciativas Locales de Desarrollo y Empleo, que clasificaba los Nuevos Yacimientos de Empleo contemplados en Libro Blanco, en 17 ámbitos, a los que posteriormente se añadieron dos más (gestión de la energía y del deporte), agrupados en 4 grandes grupos: servicios de la vida diaria, servicios de mejorar de la calidad de vida, servicios culturales y de ocio, y servicios relacionados con el medio ambiente.

A partir de ahí y ante la inacción europea se produjo el famoso “respiro” de Francia, con el consiguiente susto para todos, en vísperas de la cumbre de Amsterdam de junio de 1.997, convocada para revisar el Tratado de Maastricht. En aquél momento el Gobierno de Jospin consiguió incluir en el Tratado Revisado de Maastricht, el objetivo de fomentar el empleo, diseñar nuevos mecanismos de financiación, como la apertura del BEI a nuevas tareas de las que estaba ausente y que se convocara, en el mes de octubre, una cumbre especial de los quince sobre el empleo.

Así Alemania consiguió el objetivo de ratificar el Pacto de Estabilidad y Francia introdujo conceptos y debates que hasta entonces no se contemplaban. Tanto es así

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que en pleno agosto, y con la finalidad de condicionar la cumbre sobre el empleo, el Gobierno Jospin con su Ministra de Trabajo al frente, Sra. Aubry, presentó el magno Plan de Empleo cuyos beneficios para Francia, han estado vigentes, sino lo están todavía, hasta hace bien poco.

El empleo estaba, finalmente, en el núcleo de los debates políticos de Europa y no como una variable de ajuste, como ahora, sino con toda la carga social que conlleva.

En este ambiente, a principios de 1.996, la Diputación de Gipuzkoa, con el apoyo de las agencias de desarrollo del Territorio, lideró todo un movimiento que obtendría el consenso de los agentes económicos, sociales e institucionales, para diseñar un proyecto que nos permitiera dar un salto cualitativo y cuantitativo en los debates que sobre el empleo y el trabajo se venían produciendo hasta entonces. Así nació ESPARRU, fruto de una decisión política y de un consenso, y así Gipuzkoa obtuvo unos resultados notables que llevaron al reconocimiento de las instituciones europeas.

De hecho, el proyecto que Gipuzkoa diseñó fue el único que fue apoyado la Unión Europea y que se desarrolló en los años siguientes hasta sus últimas consecuencias.

El punto de partida, era una situación de paro altamente preocupante, camino del 14 %, y una concentración del mismo en los sectores de jóvenes y de mujeres, así como la necesidad de complementar la estructura productiva tradicional, en profunda fase de renovación, con nuevos empleos que permitieran enfrentarse al nuevo siglo con garantía de éxito.

La idea central del proyecto Esparru era que hablar de empleo y de estado de bienestar era exactamente lo mismo, ya que es claro que el empleo es una condición necesaria del bienestar y que el empleo no es una variable económica más, ya que el trabajo es la forma en la que participamos en el cuerpo social, y su carencia, como es natural, produce marginación y exclusión. De esta filosofía surgió un gran consenso en torno a diseñar políticas de empleo que al tiempo reforzaran el estado de bienestar.

Conseguimos crear un Consejo Rector que fue capaz de generar una gran motivación y de trasladar la idea de que la única receta para combatir el desempleo no podía ser el reparto de paciencia. Este Consejo Rector estaba constituido, además de por los representantes de Diputación, Ayuntamientos y Agencias de Desarrollo, por los sindicatos ELA, LAB, CCOO y UGT, ADEGI, la Cámara, las Universidades Pública y de Deusto, la Asociación de Mujeres Emprendedoras, los Centros de Empresas, los Centros Tecnológicos, la Asociación de Artesanos, las Empresas de Transporte, los Servicios Sociales, Cáritas, etc. etc., así como por las principales empresas de Gipuzkoa, como CAF, Grupo Mondragón..y las entidades financieras del Territorio: Kutxa, Caja Laboral y Banco Guipuzcoano. Por supuesto, en este Consejo también participaban el Gobierno Vasco y el INEM.

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Esta fue la piedra angular de todo un movimiento que generó la creación de cuatro grupos de trabajo y un quinto para tratar sobre la viabilidad y los instrumentos financieros a diseñar.

Los objetivos, dichos muy rápidamente fueron:

-Determinar las potencialidades de generación de empleo de los NYE en Gipuzkoa .

- Integrar las políticas de creación de empleo y desarrollo territorial con esas potencialidades.

- Detectar los obstáculos a la puesta en marcha de nuevos proyectos y plantear soluciones.

- Apoyar el lanzamiento de proyectos

- Elaborar políticas instrumentales.

- Propiciar el partenariado público-privado

- Difundir la idea de los NYE en la sociedad guipuzcoana.

Esparru se desarrolló durante 27 meses, en tres fases diferentes: una preliminar de puesta en marcha, una segunda fase de elaboración de la estrategia de creación de empleo, en la que se realizaron los análisis económicos, de oferta, de demanda y de viabilidad, así como de identificación de obstáculos, y una tercera fase de implementación estratégica con la puesta en marcha de proyectos concretos.

Fue pieza fundamental de ESPARRU, la división del Territorio en 12 sub-comarcas sobre las que se elaboraron hasta 142 indicadores relativos a demografía, mercado de trabajo, servicios, medio ambiente, enseñanza, cultura, transportes, capacidad de la demanda, oferta de servicios existente,…Con esta dinámica se logró una cercanía y una presencia en el Territorio que posibilitó el nacimiento de todo un movimiento de desarrollo endógeno que en los siguientes años dio a luz a centenares de iniciativas. El Proyecto guipuzcoano, apoyado por el artículo 10 del FEDER, no debía limitarse a apoyar un número reducido de proyectos piloto, sino que debía tener trascendencia más allá de los estrictos límites presupuestarios: este era el reto.

Con este método y el consenso existente se seleccionaron los 6 nuevos yacimientos de empleo que mejor encajaban con las singularidades del territorio. Fueron los siguientes: servicios a domicilio, atención a la infancia, mejora de la vivienda, transportes colectivos locales, tratamiento de residuos y turismo con los ámbitos conexos relativos a patrimonio cultural, desarrollo cultural local, comercio de proximidad y protección y mantenimiento de zonas naturales.

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Los logros de Esparru fueron reconocidos a nivel internacional y, en la propia Gipuzkoa la dinámica ha continuado hasta muchos años después de terminado el calendario oficial. Al hilo de la renovación de la cultura por el empleo que supuso, se participó en la convocatoria del artículo 10 del FEDER para la revalorización económica de la historia industrial, se estableció una estrecha vinculación con SARELAN, dentro del sector del empleo protegido o se apoyó la presentación de Cáritas de Gipuzkoa al artículo 6 del FSE, obteniendo un notable éxito en el diseño de nuevos instrumentos de financiación promovidos por el tercer sector. Pero, lo que es lo más importante, las conclusiones de Esparru se convirtieron en el eje fundamental a la hora de diseñar y configurar las actuaciones a incorporar por Gipuzkoa, en el periodo de programación presupuestaria (2000-2006). Todo ello, sin mencionar los 21 proyectos directamente apoyados y los cientos que surgieron motivados por el efecto palanca que suponen iniciativas de este tipo, que dicho sea de paso son cinco veces más potentes, en términos de empleo, que un relanzamiento económico clásico basado en un incremento del gasto público por la vía de la inversión.

Permítanme, pasar a la última parte de esta exposición que se refiere los 7,6 millones de euros que la Diputación Foral va a dedicar a nuevas políticas de empleo. Primero, he de decir que se trata de una cantidad notable y que el primer esfuerzo debería ser tratar de que el conjunto de las instituciones se comprometan a realizar un esfuerzo equivalente en el desarrollo de una nueva política de empleo en el territorio. Esto multiplicaría la cuantía disponible, al hilo del peso presupuestario de Gipuzkoa respecto al conjunto del entramado institucional, por 6 o por 7. Pero al margen de ello, es preciso poner estos recursos a trabajar de forma inmediata.

Mi sugerencia es diseñar una estrategia guipuzcoana alineada con las políticas europeas, con la finalidad de tratar de multiplicar los recursos disponibles y ser lo más efectivos posibles. Probablemente la mayoría de los que estamos en esta sala somos críticos con lo que está pasando en el Unión Europea, pero no olvidemos que existen líneas que se aplicarán allí donde exista una mejor predisposición para obtener los mejores frutos, sobre todo si es el caso de combatir el desempleo entre los jóvenes.

En este sentido, llamo la atención sobre el Paquete sobre el Empleo de abril de 2012, que contiene la Comunicación “Hacia una recuperación generadora de empleo” y 9 documentos de trabajo más. Entre estos se encuentran tres que se refieren a lo que podrían denominarse como novísimos yacimientos de empleo y que sin duda serán protegidos por los programas que la Unión Europea está diseñando. Son los que en el marco de la Estrategia Europa 2020 se conocen como green jobs, white jobs and blue jobs. La economía y las tecnologías ecológicas, la atención sanitaria y las tecnologías de la información y la comunicación, son los sectores de crecimiento, se señala.

Una política guipuzcoana entorno a los green, white y blue jobs, alineada con Europa, debería combinar subvenciones a la contratación en alguno de estos campos, con un

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trasvase neutro de la fiscalidad del trabajo a impuestos medioambientales y el apoyo al trabajo por cuenta propia. A ello habría que sumar un compromiso para conseguir la mejora de las cualificaciones existentes.

No olvidemos que si bien en Europa hay 26 millones de personas desempleadas, hay 4 millones de empleos vacantes porque no se encuentran las personas apropiadas. En el Panorama de Calificaciones de la Unión Europea, son el sector financiero (estoy hablando a escala europea) y el de ventas los que más dificultades tienen para cubrir, hoy, los puestos que ofrecen.

El programa de trabajo a desarrollar en Gipuzkoa debería cubrir también otros aspectos que preocupa y sobre los que podemos convertirnos en referencia: se trata de trabajar en ámbitos relativos a la flexibilidad interna, para reducir la inseguridad en el empleo y los costes fiscales, evitar las trampas de los salarios bajos, prevenir el uso excesivo de contratos no estándar e invertir más en capacidades. Junto a ello quiero mencionar que

La segunda pista sobre las labores a desarrollar nos la da el Paquete sobre el Desempleo Juvenil, de diciembre de 2012 y dentro del mismo, el dispositivo denominado “garantía juvenil”, que consiste en ofrecer un empleo, como propuesta de educación continua, a todo joven menor de 25 años que haya acabado sus estudios o que lleve 4 meses en desempleo. Específicamente se señala que esta propuesta debe implementarse en cada Estado en el nivel de gobierno, nacional, regional o local, mejor adaptado. Creo que en el caso de Gipuzkoa, la red de agencias de desarrollo constituye una malla de incalculable valor para que la Diputación implemente una iniciativa de este tipo.

Por último, la tercera pista de este esquema que estoy proponiendo nos la ofrece el Plan de Acción para Fomentar el Emprendimiento en la UE, del pasado mes de enero que cuenta con tres ejes fundamentales: promover la cultura del emprendimiento en el sistema educativo, desde la escuela a la universidad; dar facilidades administrativas a las nuevas iniciativas; y, reducir la presión fiscal a los nuevos proyectos.

Con estas tres pistas es posible diseñar un proyecto de empleo que sobre la base de una gran consenso social ponga a Gipuzkoa en la vanguardia de los movimientos de lucha contra el desempleo juvenil. No se trata de reproducir el proyecto Esparru, sino de aprovechar sus enseñanzas positivas para emprender una acción de nuevo cuño que tenga posibilidades de encontrar vías de financiación comunitaria en las tres líneas en las que es posible hacerlo: Programa Progress para el empleo y la política social, FSE para la mejora de las capacidades y las perspectivas de empleo, y la Iniciativa de Empleo Juvenil de 6000 millones, abierta a todas las regiones cuyo desempleo juvenil, como es nuestro caso, supere el 25%.

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Estas medidas no son la solución pero sí son una parte de la solución que es posible abordar desde un ámbito territorial como el guipuzcoano. Su efecto es de carácter multiplicador y son absolutamente compatibles con las políticas que deben emprenderse para el sostenimiento de nuestro tejido industrial, el incremento de la internacionalización de las empresas o el impulso de la contratación en los sectores más tradicionales de la economía guipuzcoana.