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IV. EL ESPACIO DE LA LOCURA COMO EXPERIENCIA Instalado desde 1955 en Uppsala, se dedica a la redacción de su tesis doctoral que se convertirá en Locura y sin razón. Historia de la locura en la época clásica, la que estará casi terminada en 1958. En Suecia encontró un verdadero tesoro en la bi- blioteca de la ciudad de Uppsala, la Carolina Rediviva; el doctor Erik Waller ha- bía donado a la biblioteca un conjunto de veintiún mil documentos entre cartas, libros insólitos, manuscritos y tratados y un fondo de gran importancia sobre la historia de la medicina. Foucault se dedica a explorar sin descanso esta serie de invaluables documentos que llenarán páginas y páginas de su tesis. En Locura y sin razón. Historia de la locura en la época clásica, publicado en 1961, buscará, por medio de un minucioso trabajo de archivo, mostrar la locu- ra como una experiencia que tiñe el paisaje de Occidente desde fines del.siglo XVII. Quiso hacer evidente cómo esta experiencia constituyó a la locura en ob- jeto de conocimiento y, al mismo tiempo, fue capaz de producir un sujeto apto para conocerla. La locura sólo podía ser comprendida si se la relacionaba con ciertos proce- sos históricos: el nacimiento de una sociedad normalizadora ligada a prácticas de encierro y en relación con una situación económica y social precisa que co- rresponde a una fase de industrialización, al nacimiento del capitalismo con la existencia de una población flotante y dispersa que las nuevas exigencias eco- nómicas y el mismo Estado no podían soportar. Intentó realizar una historia, "la más racional posible" de la constitución de un saber, de una nueva relación de objetividad, de algo que podría ser denomi- nado la "verdad" de la locura, para descubrir que esa verdad no es más que la conformación de una experiencia en un momento determinado de Occidente; experiencia que fue capaz de producir un conocimiento efectivo de la locura, y

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Teoría crítica

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  • IV. EL ESPACIO DE LA LOCURA COMO EXPERIENCIA

    Instalado desde 1955 en Uppsala, se dedica a la redaccin de su tesis doctoralque se convertir en Locura y sin razn. Historia de la locura en la poca clsica, la queestar casi terminada en 1958. En Suecia encontr un verdadero tesoro en la bi-blioteca de la ciudad de Uppsala, la Carolina Rediviva; el doctor Erik Waller ha-ba donado a la biblioteca un conjunto de veintin mil documentos entre cartas,libros inslitos, manuscritos y tratados y un fondo de gran importancia sobre lahistoria de la medicina. Foucault se dedica a explorar sin descanso esta serie deinvaluables documentos que llenarn pginas y pginas de su tesis.

    En Locura y sin razn. Historia de la locura en la poca clsica, publicado en1961, buscar, por medio de un minucioso trabajo de archivo, mostrar la locu-ra como una experiencia que tie el paisaje de Occidente desde fines del.sigloXVII. Quiso hacer evidente cmo esta experiencia constituy a la locura en ob-jeto de conocimiento y, al mismo tiempo, fue capaz de producir un sujeto aptopara conocerla.

    La locura slo poda ser comprendida si se la relacionaba con ciertos proce-sos histricos: el nacimiento de una sociedad normalizadora ligada a prcticasde encierro y en relacin con una situacin econmica y social precisa que co-rresponde a una fase de industrializacin, al nacimiento del capitalismo con laexistencia de una poblacin flotante y dispersa que las nuevas exigencias eco-nmicas y el mismo Estado no podan soportar.

    Intent realizar una historia, "la ms racional posible" de la constitucin deun saber, de una nueva relacin de objetividad, de algo que podra ser denomi-nado la "verdad" de la locura, para descubrir que esa verdad no es ms que laconformacin de una experiencia en un momento determinado de Occidente;experiencia que fue capaz de producir un conocimiento efectivo de la locura, y

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    ste, a su vez, permiti la elaboracin recproca de la experiencia y de la ver-dad misma de la locura.'

    Esta experiencia no se constituye de una vez definitivamente, vive sus avata-res: se diluyen sus forma trgicas, crticas e ilusorias para convertirse en enfer-medad mental, en patologa de una normalidad. Instaurada en enfermedadcomienza a ser cercada, "va a entrar en un espacio tcnico cada vez mejor con-trolado: en los hospitales la farmacologa ha transformado las salas de agita-dos en grandes acuarios tibios".'

    La idea de experiencia implica espacio y tiempo, es la forma en que los fenme-nos son pensados, sentidos, vividos, actuados por sujetos arraigados a un suelo,en un momento histrico dado; experiencia que forma y conforma al sujeto, leimplanta un alma, le codifica el cuerpo. La experiencia ser siempre singular ycolectiva, compartida por los sujetos que vivencian un espacio y un tiempo.

    Su discurrir sobre esta idea lleva la impronta de Nietzsche y muy especial-mente de Bataille y Blanchot, quienes la piensan en su forma ms radical, comoexperiencia-lmite capaz de arrancar al sujeto de s mismo, conducindolo a supropia aniquilacin o disolucin, donde se pone en juego el lmite y la trans-gresin, el erotismo y la muerte, el lenguaje y su ausencia. "Es intentar llegar aun cierto punto de la vida que sea lo ms prximo posible a lo invivible", paralo cual se requiere un mximo de intensidad y al mismo tiempo de imposibili-dad. Es una empresa de des-subjetivizacin, ya que la experiencia lmite arran-ca al sujeto de s mismo y le impide ser l mismo.'

    Lo que aqu destaca es esa posibilidad de la experiencia de disolver al sujetoy de hacer de l otra cosa, verlo salir transformado. La importancia que adqui-rir en el trabajo de Foucault consiste en permitirle, por un lado, replantearde otra manera y desde otra perspectiva la cuestin del sujeto y, por el otro,verlo emerger, en cada espacio y tiempo, bajo una nueva figura, ya que a partir

    d r. Michel Foucault, "Entretien avec Michel Foucault", (entrevista con D.Trombadori), Dils el crits.... op. cit., t. IV, 1978, p. .56.2 Michel Foucault, Historia de la locura..., op. cit., t. [t, p. 339.s Esta nocin de experiencia se distancia de la preconizada por la fenomenologaen relacin con la disolucin del sujeto en una y con la permanencia de un suje-to fundador en la otra: "La experiencia del fenomenlogo es, en el fondo, unacierta manera de establecer una mirada reflexiva sobre un objeto cualquiera delo vivido, de lo cotidiano en su forma transitoria para extraer sus significaciones[...] El trabajo fenomenolgico [...] consiste en ampliar todo el campo de posibi-lidades ligadas a la experiencia cotidiana [...] Busca descubrir la significacin dela experiencia cotidiana para reencontrar que el sujeto que soy es efectivamentefundador, en sus funciones trascendentales, de esa experiencia y significacio-nes". "Entretien avec Michel Foucault", (entrevista con Trombadori), Dils el crits...,op. cit., t. IV, 1978, p. 43.

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    de esa experiencia harn su aparicin nuevas formas de subjetividad, nuevossujetos habrn logrado su emergencia.

    As, cada discontinuidad produce un nuevo tipo de experiencia: nuevos sabe-res; nuevos objetos y nuevos sujetos de conocimiento; nuevas prcticas y nue-vos diseos; nuevas sensaciones y sentimientos; la produccin, incluso, de otrasensibilidad que marcar el espacio, resaltando la diferencia. La historia se de-linea como el paso, no sin sobresaltos, de una experiencia a otra.

    Foucault centr su trabajo en ciertos temas que tuvieron la funcin deexperiencias lmites en la sociedad occidental: la locura, la enfermedad, elcrimen, la sexualidad... Su ltimo proyecto consisti en realizar "una historiade la sexualidad como experiencia -si entendemos por experiencia la corre-lacin dentro de una cultura entre campos de saber, tipos de normatividad yformas de subjetividad".4

    Saber y normatividad en un espacio-tiempo se entrelazan, siendo capacesde producir una experiencia de la cual los sujetos involucrados salen transfor-mados. El saber no slo tiene la facultad de establecer un dominio de objetosa conocer en un momento dado, sino tambin de producir los sujetos que se-rn capaces de conocerlos y que adquieren, a partir de ese acto cognitivo, unestatuto fijo y especfico. De esta manera, al constituirse la locura en objeto deconocimiento, nace, junto con ella, el sujeto razonable y, a su vez, la enferme-dad, en tanto objeto de conocimiento, es capaz de producir el estatuto del su-jeto viviente. El saber se transforma en un campo de experiencia, productor deobjetos a conocer y de sujetos aptos para su conocimiento. "Modificacin delsujeto y construccin del objeto". Foucault realiza una clara distincin entresaber: experiencia colectiva de la cual los sujetos salen transformados; y cono-cimiento: "trabajo que permite multiplicar los objetos cognoscibles, desarro-llar su inteligibilidad, comprender su racionalidad", sin que esto transforme alsujeto, su estatuto se mantiene fijo e inmutable. El saber transforma al sujetoya que propone e impone un tipo de experiencia, se gesta un nuevo tipo de su-jeto apto para conocer el objeto producido; en tanto el conocimiento no pro-voca alteraciones: el mismo sujeto de conocimiento se mantiene y desarrollaconocimientos alrededor del objeto producido por el saber.

    Los tipos de normatividad, en estrecha relacin con los saberes, son tam-bin los productores de una experiencia colectiva que modifica y transforma alos sujetos, en tanto la normatividad va unida a una forma determinada deejercicio del poder que, en la modernidad, se centr en el espacio y en loscuerpos de los sujetos, al disear el espacio y modelar los cuerpos por mediode tcnicas de control y vigilancia, sin olvidar que estas tcnicas de poder lle-van en s mismas una modalidad de adquisicin y transmisin de saber. Saber

    4 Michel Foucault, El uso de los placeres, Siglo XXI Editores, Mxico, 1986, p. S.

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    y poder se entrelazan sin lograr una separacin estricta, buscando en este en-trecruzamiento producir y autentificar una verdad.

    Estos dos campos, en su interrelacin constante, producen una experienciacolectiva capaz de forjar un tipo de subjetividad propia de un espacio y untiempo, donde se involucra el trabajo tico que el sujeto realiza sobre s mismoa fin de convertirse, como en el caso de la modernidad, en un sujeto "atado asu propia identidad por la conciencia o el conocimiento de s".'

    Estudiar las formas de experiencia en su historia es un tema que Foucaultha mantenido a lo largo de su trabajo de investigacin, si bien fue lograndoclaridad y precisin de un texto al siguiente. En un primer momento, en rela-cin con la enfermedad mental y con la psiquiatra, pens utilizar un mtodocercano a un anlisis existencial que, sin lugar a dudas, lo dej insatisfecho porla insuficiencia terica del mismo para elaborar una nocin de experiencia que,a la vez, ignoraba y supona; esto poda resolverse refirindola, a fin de darlepeso terico, a una teora general del ser humano. A su vez, la ambigedad deeste mtodo en la produccin de vnculos con las prcticas poda solucionarsehaciendo referencia al tan manido "contexto econmico y social". No acept niuna ni la otra solucin, sino que busc la historicidad misma de las formas de ex-periencia, es decir, quiso hacer evidente el terreno mismo donde tiene lugar laformacin, el desarrollo y la transformacin de esas formas de experiencia.

    Ese terreno en que se constituye la experiencia se halla atravesado por tresejes que, en su punto de interseccin, producen al sujeto mismo en un espacioy tiempo dado: el eje de saber que hace del sujeto un sujeto de conocimiento;el eje del poder que lo constituye en sujeto social y jurdico; y el eje del s mis-mo que lo transforma en sujeto tico. Esta formulacin clara y precisa de lostres ejes que conforman la experiencia slo logra su aparicin en sus ltimosescritos, poco antes de su muerte, en que aparece el eje del s mismo, el cualadquiere el mismo peso e importancia que los ejes del saber y del poder sobrelos cuales haba versado su reflexin, hasta fines de los setenta.`

    La nocin de experiencia se configura, finalmente, bajo la metfora topo-lgica: campo atravesado por ejes que, en su conformacin, desarrollo y trans-

    Michel Foucault, "Le sujet et le pouvoir", Dits et crits..., op. cit., t. IV, 1982, p.227. Este texto apareci por primera vez en Dreyfus, H. y Rabinow P., BeyondStnicturalism and Hermeneutics, University o- Chicago Press, Chicago, 1982.

    CIr. "Prface l'Histoire de la Sexualit", Dits el crits..., op. cit., t. IV, 1984, pp.578-584. (Se trata de la primera redaccin de la Introduccin general a la historiade la sexualidad para su segundo volumen. No apareci como tal en la edicinfrancesa. Este texto fue publicado, con el mismo ttulo, en la compilacin realizadapor Rabinow en Estados Unidos, P. Rabinow (ed.), The Foucault Reader, PantheonBooks, Nueva York, 1984, pp. 333-339.

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    formacin, logran diferentes puntos de interseccin. Cada interseccin ha sidoresultado de la emergencia en el campo de nuevos saberes, nuevos ejercicios ytcnicas de poder y nuevos trabajos sobre el s mismo. La experiencia, desdeesta perspectiva, no se separa ni se diferencia del pensamiento, siempre hist-rico, siempre mvil, transformable y transformado por el hacer de la historia.

    Pensamiento entendido tambin como espacio topolgico, como sitio en quese instaura, desde diversas formas posibles, el juego de lo verdadero y lo falso;donde se fundan formas especficas de aceptacin o rechazo de las reglas y nor-mas; y lugar, tambin, en que surgen relaciones singulares con el s mismo y conlos otros.

    El pensamiento, as conceptualizado, no debe buscarse solamente en lasformulaciones de la teora, la filosofa o las ciencias, "puede y debe ser analizadoen todas las maneras de decir, de hacer y de conducirse, en las cuales el indivi-duo se manifieste y acte como sujeto de conocimiento, como sujeto tico oju-rdico, como sujeto consciente de s y de los otros".' Tres principios rigen elpensamiento en tanto experiencia:

    1. De irreductibilidad: no hay experiencia que no sea una manera de pen-sar y que no pueda ser analizada desde una historia del pensamiento.

    2. De singularidad: el pensamiento, as entendido, posee una historicidadque le es propia. El hecho de que tenga una historicidad no significa queest desprovisto de formas universales; pero stas, al entrar en el juegohistrico, adquieren una especificidad propia, lo cual tampoco significaque sean independientes de toda una serie de determinaciones histri-cas de orden econmico, social, poltico con las que se relacionan demanera singular y compleja en cada momento, dando lugar a formas,transformaciones y acontecimientos de pensamiento especficos.

    3. De actividad crtica: actividad entendida como el anlisis de las condicio-nes histricas que hacen posible las relaciones con la verdad, con lasnormas y con el s mismo, lo cual permite que aparezcan singularidadesque son transformables por el trabajo del pensamiento sobre s mismo.

    Espacio y experiencia-pensamiento se constituyen en unidad. La locura, encuanto experiencia-lmite en Occidente, emerge, es nominada, descrita, dife-renciada de la razn, con quien entabla relaciones estrechas, indisolubles, "sinloco, la razn se vera privada de su realidad, sera monotona vaca, aburri-miento de s misma, animal desierto que presentara su propia contradiccin".'

    Ibidem, pp. 579-580.s Michel Foucault, Historia de la locura en la poca..., op. cit., t. Il, p. 11.

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    La experiencia occidental busc excluir la locura, producir el gesto de re-chazo para evitar contagios y confusiones y este gesto de exclusin no fue msque para recluirla, confinarla en el encierro. Sometida al encierro, cercada enel asilo ser, ms tarde, localizada en el hospital psiquitrico, ubicada, por fin,en el orden de las cosas.

    Esta experiencia quiso inscribir la locura en un espacio delimitado, sacarlade ese no-lugar en que se encontraba adscrita a fines de la Edad Media, dondeel loco tena como lugar el espacio mvil del trnsito absoluto, prisionero delumbral, retenido en los lugares de paso: "Es el Pasajero por excelencia, [...] elprisionero del viaje. No se sabe en qu tierra desembarcar; tampoco se sabe,cundo desembarca, de qu tierra viene. Slo tiene verdad y patria en esa ex-tensin infecunda, entre dos tierras que no pueden pertenecerle".9

    Occidente construy para los locos un suelo de arraigo, detuvo por siempresu peregrinar, fabric para ellos el encierro, en el asilo, en el hospital psiqui-trico, creando el universo mdico de la enfermedad mental.

    En Historia de la locura aparece un trmino: sensibilidad, que encuentra reite-racin en las primeras etapas de su obra y que ms tarde critica y abandona, enel cual valdra detenerse. Una sensibilidad social comn a la cultura europea,manifestada a mediados del siglo XVII, se fue formando en la constitucinmisma de la locura como objeto de conocimiento y en la emergencia del sujetorazonable:

    silenciosamente, en el transcurso de varios aos [...] una nueva sensibilidad antela miseria y los deberes de asistencia, nuevas formas de reaccin frente a los pro-blemas econmicos del desempleo y de la ociosidad, una nueva tica del trabajoy tambin el sueo de una ciudad donde la obligacin moral se confundira conla ley civil, merced a las formas autoritarias de constreimiento". "'

    Esta nueva sensibilidad exigi formas propias y singulares de percepcin."Se trace visible lo invisible y la invisibilidad se desplaza a otros campos. Sensibi-lidad que forma e informa a los sentidos: un ojo observador que ve lo no visto;un odo capaz, ahora, de escuchar invocaciones desconocidas; un tacto que

    " Ibidem, t. 1, p. 26. Ibidem, t. 1, p. 90.

    "En la Historia de la locura, por ej., existan an un cierto nmero d.e tenias 'ex-presionistas'. Me dej seducir por la idea de que la manera de concebir la locuraexpresaba, en cierta medida, una especie de repulsin social inmediata con res-pecto a la locura. He empleado regularmente el trmino `percepcin': la locura sepercibe. Esta percepcin era para m la ligazn entre una prctica real, que era esareaccin social, y la manera en que fue elaborada la teora mdica y cientfica.Hoy, no creo ms en ese tipo de continuidad. Es necesario volver a. examinar las

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    palpa como tcnica el cuerpo para encontrar la protuberancia, el tumor, el malinscrito en l y que produce, tambin, el ademn, el gesto de un brazo extendidoy una mano tensa que rechaza el contacto y establece la lejana del otro, deldiferente. Ha nacido el gesto de exclusin que marc a Occidente desde la po-ca clsica. Sensaciones y sentimientos encuentran su lugar de invencin en rela-cin con los nuevos objetos y sujetos de conocimiento: experiencia social ycolectiva que tie la percepcin, informa a los sentidos y produce un nuevosujeto moral.

    El espacio de la locura se manifiesta como un paisaje, como el nuevo paisajeque comienza a gestarse a fines del siglo XVII en Occidente, es tambin el es-pacio en que se genera una nueva experiencia capaz de producir nuevos obje-tos y nuevos sujetos de conocimiento, que hace posible la emergencia de unanueva sensibilidad y la produccin de un nuevo campo de lo visible. Esta expe-riencia estableci, como gesto novedoso, una tajante escisin, ya no era posiblela existencia de lugares que escaparan al emplazamiento, los lugares de trnsitodesaparecieron, fue necesario fijarlos, dar arraigo al trnsito.

    Proceso de homogeneizacin del espacio todo, construccin de un espacionico, de un adentro sin afuera; adentro que secreta su propia exterioridad, unafuera inscrito en su interioridad: invencin de lugares especficos, delimitados:ajeras del adentro.

    [...] gestos oscuros, necesariamente olvidados una vez cumplidos, por los cualesuna cultura rechaza algo que ser para ella el Exterior; y a lo largo de toda suhistoria, ese vaco abierto, ese espacio blanco en el que se asla la designa tantocomo sus valores [...] en esta regin ejerce sus elecciones esenciales, hace la par-ticin que le da el rostro de su positividad [...] Preguntar a una cultura por susexperiencias lmites es interrogarla, en los confines de la historia, acerca de undesgarro que es como el nacimiento mismo de la historia."

    Una vez hecha la eleccin, el tiempo histrico impone silencio a aquello queslo podr aprehenderse como lo vaco, lo vano, la nada, el exterior. La histo-ria se construye sobre una ausencia denegada, sofocada en el silencio.

    La plenitud de la historia no es posible sino en el espacio, vaco y poblado a la vez,de todas esas palabras sin lenguaje que dejan or a quien presta odo un ruidocosas con ms rigor". "Entretien avec Michel Foucault", (entrevista con Melquiory Rouanet), Dits et crits..., op. cit., t. II, 1971, p. 163.12 Michel Foucault, "Prface", en M. Foucault, Folie e Draison. Histoire de la folie l'ge classique, Plon, Pars, 1961, pp. IX-XI. Este prefacio slo aparece ntegro ensu edicin original. A partir de 1972, desaparecer de las ediciones siguientes,Dits et crits..., op. cit., t. 1, p. 161 (cursivas en el texto).

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    sordo debajo de la historia, el murmullo obstinado de un lenguaje que hablaracompletamente soto -sin sujeto hablante y sin interlocutor, replegado sobre s mis-mo, anudado a la garganta, hundindose antes de haber alcanzado formulacinalguna y regresando sin ruido al silencio del que nunca se deshizo. Raz calcinadadel sentido.']

    He aqu los no-lugares , obstinadamente acallados , sellados por el silencio y elolvido , en ellos habr que rastrear las elecciones de la cultura , en esos gestosque provocan el enmudecimiento donde se expresa una verdad, la verdad dela normalidad , de lo no excluido.

    Aparicin en la obra de Foucault del no-lugar, espacio vaco y al mismo tiempopleno de sentido ahogado , sofocado por el discurso de lo no-excluido . Eleccinmetodolgica de ir a buscar all, en los fondos oscuros , negados y denegados delas experiencias lmites el sentido mismo del hacer y el decir de la sociedad quemantiene en secreto sus elecciones primordiales y construye y elabora en ellos elrostro de su positividad . En todo paisaje late el no-lugar , ausencia presente don-de el silencio emite su sordo rugido , donde el olvido desteje la memoria.

    La Historia de la locura , el texto mismo , funciona como una experiencia, tan-to para quien lo escribe como para quien lo lee. Logra una transformacin his-trica, terica , moral y tica de la relacin que se mantena con la locura, conla institucin y el discurso psiquitrico. Para que funcione como tal , fue nece-sario que contuviera una verdad histricamente verificable, pero lo esencialno se encuentra en esas constataciones , sino en la experiencia que el libro per-mite hacer, y:

    una experiencia -segn Foucault- no es ni verdadera ni falsa [...] siempre es unaficcin, algo que uno se fabrica a s mismo, que no exista antes y que ser exis-tente despus. Esta es la dificil relacin con la verdad, la manera en que se en-cuentra comprometida en una experiencia a la que no est ligada y que, hastacierto punto, destruye."

    El espacio de la locura como una de las experiencias lmites de Occidente estdesarrollado bajo la forma de un paisaje, y tambin bajo la produccin de esce-nas y escenografas: mltiples escenas se suceden desde el gran encierro a laproduccin de la locura como enfermedad mental. Es tambin traer a la luzuna de las heterotopas de desviacin paradigmticas de la sociedad moderna:el hospital psiquitrico.

    `Ibdem, p. 163 (cursivas en el texto).` Michel Foucault, "Entretien avec Michel Foucault", (entrevista con Trombadori),Dits el crits..., op. cil., t. IV, 1978, p. 45.

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    El hospital se convirti en lugar de diagnstico y clasificacin, donde se re-partan las enfermedades en especies, pero tambin cumpli una curiosa fun-cin: teatralizacin, puesta en escena del enfrentamiento entre mdico ypaciente, campo institucional de lucha en que la resolucin no era ms que lavictoria o la sumisin. Espacio de diferenciacin y produccin:

    El gran mdico de asilo -ya sea Leuret, Charcot o Kraepelin- es a la vez quien pue-de decir la verdad de la enfermedad por el saber que tiene sobre ella y el quepuede producir la enfermedad en su verdad y someterla en la realidad, por elpoder que su voluntad ejerce sobre el enfermo mismo. Todas las tcnicas o pro-cedimientos puestos en prctica en los asilos del siglo XIX -el aislamiento; elinterrogatorio privado o pblico; los tratamientos-castigos como la ducha; lasentrevistas morales (dar nimos o advertencias); la disciplina rigurosa; el trabajoobligatorio; las recompensas; las relaciones preferenciales entre el mdico y al-gunos de sus pacientes; las relaciones de vasallaje, posesin, domesticacin, a ve-ces de servidumbre entre el enfermo y el mdico-, todo ello tena como funcinhacer del personaje mdico el amo de la locura: el que la hace aparecer en su ver-dad(ya que ella se esconde, ya que ella permanece oculta y silenciosa) y que la domi-na, la apacigua y la reabsorbe despus de haberla sabiamente desencadenado.`

    El juego desatado en el espacio hospitalario se centra alrededor del superpoderdel mdico, quien se ha transformado en un verdadero taumaturgo al lograr,prodigiosamente, que la locura se escenifique. Puesta en escena del cuerpoconvulso, de la palabra alterada, del gesto inquieto, perturbado.

    A lo largo de casi cuatro siglos el paisaje de la locura se fue diferenciando,tomando figuras dismiles; la descripcin del paisaje atravesado por la his-toricidad adquiri formas sucesivas, emergieron figuras: el paisaje se hizo figu-rativo. La ficcin de segundo grado comienza a hacer su aparicin: paisaje,escenas, escenografas y figuras se entrelazan. El paisaje de la locura, al ser to-cado por la historia, tom figuraciones dismiles: de la Nave de los locos, al Granencierro para distinguirse, por fin, en el Asilo, siendo, finalmente, integrada alorden de las cosas.

    La primera de estas figuras en emerger es la Nave de los locos que aparece enel mundo de Occidente a finales del siglo XV, "extrao barco ebrio que navegapor los ros tranquilos de Renania y los canales flamencos". "' Barcos que trans-portaban de una ciudad a otra, durante esa poca, cargamentos de insensatos.

    1` Michel Foucault, "Le pouvoir psychiatrique ", Annuaire du Collge de France, 74meanne, Hisloire des syslmes de pense, anne 1973-1974, Ditas et ecrils..., op. cit., t. II,1974, pp. 679-680 (cursivas en el texto).1 6 Michel Foucault , Historia de la locura ..., op. cit ., t. 1, p. 21.

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    Los locos expulsados de pueblos y ciudades, puestos a las puertas de la ciudad,encargados a marineros y mercaderes eran finalmente embarcados y dejados ala deriva en el ruar... transformar al loco en prisionero del viaje, encerrarlo enuna de las rutas ms libres: el mar.

    La segunda figura que comienza a desplegarse en el siglo XVII no es otra queel Gran encierro: grandes centros de internacin como el Hpital Gnral enPars, fundado en 1656, en el cual se integraban La Salpptrire, Le Bictre y otrosms, puestos al servicio de los pobres e indigentes de la ciudad. El Hpital Gnralno era un establecimiento mdico, sirio algo intermedio entre una crcel, uncentro policiaco, un lugar de encierro y tortura destinado a enfermos, pobres eindigentes.

    Se lleva a cabo un encierro indiscriminado, se internan en este tipo de es-tablecimiento, sin distinciones ni separaciones, enfermos, condenados de de-recho comn, jvenes transformados en un peso para su familia, vagabundose insensatos. Se encierran juntos: enfermos venreos, degenerados, disipa-dores, homosexuales, alquimistas, brujos, libertinos..., el gran conjrmto deseres sin-razn: lugar de reclusin de todos aquellos que viven apartados dela normalidad.

    A finales del siglo XVIII comienza a vislumbrarse una tercera figura: el asilo,lugar de encierro tambin, pero que busca distinguir a la locura del resto delas lrmas de la sin-razn. El asilo produce un espacio propio, ms cercano a laenfermedad que a la criminalidad. El loco adquiere la condicin de enfermo,la locura es nominada corno enfermedad mental y ubicada en el orden del dis-curso mdico.

    Cada figura sintetiza una manera de darse la experiencia, miedos dismilesque atraviesan a la sociedad en su conjunto: la locura, a partir del siglo XVII setranslrnra en la sombra que oscurece a Occidente, en el miedo que late sincesar en el hombre occidental, ya sea porque hace patente las fuerzas animalesindomables que anidan todo corazn humano; sea porque se expresa como loindeseable, oscuro y pestilente que crece en todo hombre para manifestarse sindecoro en el ser sin-razn; sea porque siempre hay algo indescifrable e inespera-do en toda enfermedad mental.