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Exposicin sobre Seminario La Bestia y el soberano de Jacques Derrida Segunda y Tercera Sesiones

Exposicin sobre Seminario La Bestia y el soberano de Jacques Derrida Segunda y Tercera Sesiones

Bronzel Sonia - Bozzo Mara Cristina

3/5/2011

Segunda sesin 19 de diciembre de 2001

Como en cada texto derrideano, el autor se plantea hacer temblar los cimientos de la tradicin metafsica occidental mediante la deconstruccin. Esta estrategia no es necesariamente apartarse de la metafsica sino, desde las propias estructuras, realizar un ejercicio de habitar aquellos restos que escapan a lo que en esta tradicin se present como opuesto, binario, totalizador. En este caso, aquello que parece el paradigma de la humanidad, el Soberano, frente a la Bestia, lo que parecera pura fuerza carente de humanidad, de raciocinio.El texto propone entonces operar mediante la deconstruccin sobre el par bestia-soberano que, como otras tantas oposiciones binarias tales como naturaleza/cultura, bien/mal, ser vivo/ser artificial, humano/inhumano son planteadas por el pensamiento tradicional y que pretenden instaurar una centralidad de sentido inequvoco.

As comienza Derrida la segunda sesin diciendo:

La bestia y el soberano, la bestia es el soberano, as se anunciara en primer lugar nuestra pareja, una pareja, un do, incluso un duelo, pero asimismo una alianza, casi un himen cuyo agitado cara a cara hemos empezado ya a interrogar la semana pasada.Se trata entonces de hurgar entre los dos polos de un vnculo, sin reducir a una unidad ni a un tercer trmino que consolide un centro de cierta totalidad sino abrir la perspectiva y el pensamiento a los lmites diseminados a travs de la deconstruccin. Se trata de no quedarnos con un punto seguro de estabilizacin porque en todo par, un trmino siempre estar contaminado con elementos del otro, sabiendo que no hay un significado nico sino una pluralidad de significados no en el sentido de polisemia sino de significados diseminados que configuran un espacio, una zona, donde los lmites constantemente se corren, se amplan, se diseminan en nuevas zonas de anlisis porque siempre hay una extensin del potencial de significacin abriendo el proceso de interpretacin del texto.

En su obra La diseminacin Derrida seala:La oposicin dual (remedio/veneno, bien/mal, inteligible/sensible, alto/bajo, espritu/materia, vida/muerte, dentro/fuera, habla/escritura, etc.) organiza un campo conflictual y jerarquizado que no se deja reducir ni a la unidad, ni derivar de una simplicidad primaria, ni establecer o interiorizar dialcticamente en un tercer trmino.

y ms adelante agrega:

Crisis del versus: esas seales no se dejan ya resumir o decidir en el dos de la especulacin binaria ni establecer en el tres de la dialctica especulativa (por ejemplo diferencia, grama, huella, cala, de-limitacin, frmakon, suplemento, himen,marca-marcha-margen, y algunas otras ya que el movimiento de esas seales se transmite a toda la escritura y no puede pues encerrarse en una taxonoma acabada, y an menos en un lxico en tanto que tal), destruyen el horizonte trinitario. Lo destruyen textualmente: son las seales de la diseminacin (y no de la polisemia) porque no se dejan en ningn punto sujetar por el concepto o el tenor de un significado.

La deconstruccin ilumina la perspectiva de anlisis y permite fluidificar lo estable, derrumbando una ilusin de homogeneidad, de totalidad, de pureza de dogma que persiste en Occidente y que violenta la bsqueda de sentido. Resulta importante resaltar que este ponerse en otro lugar es particularmente atinente en ocasin del momento del Seminario (diciembre 2001 marzo 2002) donde discursos pretendidamente tolerantes, democrticos, racionales quedaron dislocados y en jaque ante los sucesos del 11 de setiembre.

La cercana en la pronunciacin en lengua francesa de las palabras est = es y et =y permite a Derrida jugar, por una parte, con la conjuncin (y) y por otra parte con la cpula (es). De esta manera mientras la primera permitira pensar en la yuxtaposicin o contraposicin entre los dos polos del par, o sea entre la bestia y el soberano, la segunda o sea la cpula (es) apareara ambos polos del par de manera de el uno siendo el otro, siendo la bestia el soberano, siendo el soberano la bestia.

Esta oscilacin, este recorrer el entre de los dos polos del par bestia/soberano volver a aparecer en la tercera sesin desde una aproximacin ms poltica buscando aquello que habilite una mediacin entre ambos. Pero en esta instancia de la exposicin, Derrida refiere, en el paso del uno al otro, de la bestia al soberano, el hecho de compartir ambos una misma condicin, la de estar ambos fuera-de-la-ley.

Si nos situamos en el ejercicio de la deconstruccin, tenemos que reflexionar acerca de lo que implica la decisin es decir, la interpretacin, el punto de vista, la perspectiva manifiesta en todo relato; y es en ocasin de ello que Derrida plantea en tono problemtico esta conjuncin entre hacer y saber, mostrando pues cmo todo saber implica un ejercicio, una actividad, una creacin, una perspectiva. El concepto de fbula es tomado por Nietzsche para denunciar el estatus ficticio de todo discurso, en especial el discurso que se postula como verdadero. Como expresamente lo seala Derrida, la fbula es una ficcin que supuestamente hace saber y ejerce este ejercicio an all donde no hay nada que saber, y es precisamente por ello una mscara, un antifaz. Toda fbula es una accin y toda accin implica decisin, construccin arbitraria, se hace necesario por ello ver que acciones y decisiones operan all donde se narra la fbula, esta performatividad inscripta en el relato.Se analizar en lo sucesivo la ficcin del estado de naturaleza en Hobbes mediante esta ptica, intentando focalizar cul es la perspectiva que opera en dicho relato, esto es, qu es lo que esta haciendo Hobbes con su discurso, a qu perspectiva abona y qu es lo que se est dejando por fuera, como opera ese resto.

El punto de partida en el modelo hobbesiano es su toma de posicin respecto de aquello que es para el autor, lo propio del hombre, es decir, su naturaleza misma. Como podemos observar, el punto de partida comn en los filsofos modernos, es la postulacin de la igualdad del hombre, se parte de este axioma fundamental: todos los hombres son iguales en su modo de ser, es por ello que para conocer al otro hay que conocerse uno mismo Nosce teipsum. Segn el planteo de Hobbes, todos los hombres son por naturaleza iguales en sus ansias por acrecentar su poder, es por ello que en el estado natural donde no hay ninguna instancia represora, se encuentran en estado de guerra permanente tanto por querer acrecentar su ganancia, su reputacin o por defensa personal. Es este miedo a perder la vida lo que movilizara a los hombres a crear una instancia artificial con autoridad para obligar y que pueda establecer determinadas leyes y su aplicacin, el Leviatn. Esta instancia que es el Leviatn es el resultado de la creacin de los hombres que imitan a su Dios en el ser artfices, es un hombre artificial que representa la suma del poder de todos aquellos que pactaron. Este Soberano responde entonces a una estrategia de artificialidad para reproducir y salvaguardar la vida natural. Se acaba por generar una figura protsica de Estado que, si bien aparentemente cumple la funcin de sacar al hombre de su tesis, esto es su estado natural, lo que realmente ejerce es no una anulacin de dicho estado sino una represin del mismo mediante esta figura que opera mediante el miedo. Con lo cual, el Soberano como figura protsica brinda aquello de lo cual carecen los hombres en estado natural, esto es un ejercicio centralizado del miedo que obliga al acatamiento de un cuerpo de leyes a cambio de proteccin.

Vemos entonces como el miedo rige el accionar de los hombres. Primero, el miedo en el estado de naturaleza provocado por la permanente amenaza del otro-igual, la incertidumbre a cada instante de tener una muerte violenta a manos del prjimo. Este miedo a lo inesperado se trastoca luego del pacto a un miedo focalizado, materializado en la persona del Soberano, que si bien no puede pactar y se mantiene por ello fuera de la ley permite abandonar el estado de guerra permanente entre los iguales, mantenindolos a todos en el mismo temor lo que da miedo no est nunca plenamente presente ni es plenamente corporal. Es, entonces que el miedo mantiene a los hombres en la ley en tanto que por miedo a lo inesperado pactan y ceden su poder al Soberano, y, a su vez, permanecen temiendo al castigo por una eventual transgresin a la ley. Sin embargo, este miedo no presente puede llevar tambin al hombre a transgredir la leylo cual amerita una cada vez mayor incidencia del Estado en el control de los ciudadanos a modo de reducir este espacio de incertidumbre y desproteccin.

El artificio del Estado tiene como meta fundamental la proteccin, se convierte as en protestatal (protego ergo obligo). Esta proteccin est dada por el poder del Soberano que supera cualquier poder individual de los sbditos, es un Otro materializado en la figura del representante. Es precisamente en este punto donde se explica la razn por la cual el soberano no puede pactar, del mismo modo que la Bestia y que Dios. Los sbditos pactan entre ellos en tanto hombres iguales, autorizando a este hombre artificial que es el Soberano, es decir, se colocan como autores de todo aquello que el Soberano discrecionalmente decida hacer. De este modo, el Soberano se convierte en una instancia que escapa al pacto, puesto que el Soberano existe slo posteriormente al pacto. En este sentido, el Soberano est por fuera de la ley puesto que es l precisamente el que es la ley, l puede arbitrariamente hacer y deshacer la ley con lo cual se anula la posibilidad de que l sea sujeto de aquello que est bajo su dominio. Por lo tanto la Soberana se relaciona directamente con la situacin de Dios y paradjicamente tambin con la Bestia. En estos casos, tanto el Soberano, como Dios y tambin la Bestia estn por fuera de la ley, puesto que se encuentran por fuera del sistema de la convencin, estn por fuera de la ley porque no son sujetos, no se encuentran en una relacin de dominio. El Soberano es el amo, es el Dios Mortal que es indominable, como la Bestia indomable y como el Dios inmortal. Vemos claramente como con este planteo Hobbes ya coloca al hombre moderno en este lugar de sujeto, en esta relacin de estar sujeto a sus propias convenciones (Convenant), a su propio discurso. Otro aspecto central de lo que llama Derrida contigidad metonmica entre la bestia, el soberano y Dios es que la doble imposibilidad de pactar con la bestia y con Dios se presenta por la cuestin del lenguaje. Ms all de que Derrida seala el prejuicio y abordaje dogmtico entre todos los pensadores modernos sobre el animal al cual slo se le reconoce reaccin pero no respuesta, de todas maneras ni con la bestia ni con Dios podra haber intercambio a travs de un lenguaje compartido. Ni la bestia ni Dios podran hacernos saber una respuesta de parte de ellos ante cualquier solicitud en funcin de cualquier tipo de pacto. Precisamente esta posicin de no respuesta es lo que configura el carcter absoluto del Soberano, lo que lo desliga de cualquier consideracin de reciprocidad. El Soberano no responde, no es responsable, est por fuera-de-la-ley.Tercera sesin 16 de enero de 2002Dice Derrida:

Habamos empezado pues a darle importancia a una oscilacin, una vacilacin que vino de forma no del todo fortuita a afectar el pndulo del ttulo as pronunciado, pronunciado en nuestra lengua: la bestia y el soberano. Lael. Ese ritmo oscilante y vacilante se imprime en cada una de sus palabras, los artculos (la,el) , los nombres o los sustantivos (bestia, soberano), el verbo, la cpula o la conjuncin, (e, e(s)). Y- acabo de sealarlo- la suspensin de ese pndulo de doble.

Seala entonces en este prrafo cul fue y ser el camino deconstructivo que el autor ejerce sobre la dupla bestia-soberano. As como un pndulo se mantiene permanentemente oscilando entre dos extremos, habitando y desplazndose por ese entre, Derrida habitar la permanente oscilacin entre la dupla mencionada haciendo patente aquello que la polarizacin parece ocultar. De este modo, se trabajarn en esta sesin con dos oscilaciones, con dos idas y vueltas de este pndulo. A continuacin se intentar mostrar en qu consisten dichas oscilaciones y cul es el aporte a la temtica planteada en la sesin anterior.

La primera oscilacin viene a denunciar el falogocentrismo presente en esta dada. La bestia y El soberano. No es casual que el gnero de la bestia sea femenino, puesto que la bestia es aquello que hay que apresar, dominar, someter; en cambio por otro lado, El soberano es el amo, el rey, el padre, el ipssimus.

Dice Derrida:..lo que yo trato de hacer aparecer entre el logocentrismo y el falocentrismo es algo ms que una coincidencia o algo fortuito, es una unidad esencial. El falocentrismo es un logocentrismo. As que trato de hacer aparecer esto un poco en todas partes, de manera que la cuestin de la mujer no es una cuestin entre otras en la deconstruccin.

Como denuncia Derrida en la historia de Occidente se ha colocado permanentemente la figura masculina en un pedestal, dejando a la mujer en un lugar menospreciado. Esto se hace patente ya desde los dilogos platnicos, sin dejar de lado la literatura y el pensamiento romanos, los pensadores modernos y en esta lnea, contemporneamente, se ha inscripto el pensamiento psicoanaltico de Freud, que coloca al falo como el lugar del poder definiendo por su lado a la sexualidad femenina en referencia directa al falo, como aquel ser carente de falo:

El carcter principal de esta organizacin genital infantil es, al mismo tiempo, su diferencia respecto de la organizacin genital definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos, slo desempea un papel un genital, el masculino. Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del falo.() El nio cree, al contrario, que slo personas despreciables del sexo femenino, probablemente culpables de las mismas mociones prohibidas en que l mismo incurri, habran perdido el genital. Pero las personas respetables, como su madre, siguen conservando el pene. Para el nio, ser mujer no coincide todava con falta del pene.

Derrida se detiene entonces en este carcter flico que se le asigna al soberano, ms all de la forma que ste adquiera, en su rol activo, sometiendo y no sometindose, dando rdenes y no rindiendo cuentas. El soberano es ese sujeto que se dice yo y se realiza en su poder de decir, de ordenar, de dictar, es el ipsissimus. Ante ese poder, a la bestia slo le queda estar disponible, ser aquello que hay que dominar, aquello que est all para ser controlado.

La segunda oscilacin que se aborda a continuacin en esta sesin es una expresin de la differance de aquello que queda oculto en la voz y que se hace patente en la escritura. Tiene que ver esta nueva dada pues con un ejercicio ms en su procedimiento deconstructivo. La dada se da entre la expresin la bestia y (et) el soberano y la expresin la bestia es (est) el soberano. Como vemos, la oralidad pone de manifiesto un nuevo entre, una relacin, una diferencia, que en la oralidad, en la presencia de la voz, queda escondida y que se hace patente en esta escritura. De este modo, si por un lado de la relacin el et seala una conjuncin y, un modo de relacionarse de dos entidades aparentemente yuxtapuestas y determinadas cada una por los lmites de su propiedad, el est sealara aquello que Derrida pretende deconstruir en estas sesiones, esto es precisamente, el lmite diseminado que se da entre esta dada aparente, el entre de lo que constituye la aparente diferencia de dos totalidades cerradas que no son tales.

Un modo de aproximacin a este enfoque, a repensar a la Soberana como lo propio del hombre contrapuesto a lo bestial, es precisamente el hecho de que en nombre del hombre, por consiguiente de lo propio del hombre, por lo que cierta modernidad ha empezado a cuestionar, a minar, a poner en crisis la soberana del Estado-nacin. Vemos este hecho en el caso de la pena de muerte, de las guerras en nombre de la humanidad, recordemos en nuestra historia prxima la reivindicacin de los defensores de la dictadura argentina del 76 como derechos y humanos. Vemos aqu que en nombre de el hombre, la humanidad se pueden llevar a cabo polticas bestiales. Este enfoque es retomado por Derrida en alusin a las posturas de Schmitt quien ya haba visto este hecho mencionado por l bajo la figura de lo schrecklich, lo terrorfico, esto consistira en el hecho de que en una supuesta actitud despolitizada se cometan crmenes bestiales llevados a cabo por intereses claramente polticos. Es este un modo de ser bestial sin lugar a dudas, puesto que en nombre de la humanidad se coloca uno por fuera- de- la- ley en tanto que si uno lucha por la humanidad, los enemigos ya dejan de ser hombres, quedan excluidos de la legalidad humana, son bestias a las que hay que someter. Como bien seala Derrida, los otros son colocados en la situacin de bestias, pero acaso no es bestial este modo de proceder? No se coloca aquel que comete este acto terrorfico en un sujeto fuera-de-la-ley?Vemos pues, como los lmites entre lo humano y lo bestial se diseminan, remiten a nuevas diferencias, a nuevas relaciones, que nos colocan una y otra vez frente a una nueva interpretacin. Retomando en este sentido lo expuesto en la primera sesin acerca de la bestialidad del Leviatn, all donde uno habra colocado un punto de referencia encontrando en este ser la ocasin de una mezcla entre lo propio del hombre y la propia bestialidad Derrida vuelve a correr el lmite, puesto que segn este nuevo rodeo si hay ah algo protestatal no es debido a una composicin, una sntesis, una esencia compuesta del hombre y la bestia() El Leviatn, animal monstruoso, no es monstruoso a la manera de Khimara, la Quimera, monstruo de Licia, nacido en Tifn y de Equidna, con tres cabezas, len, cabra,[etc]() En que sentido es monstruoso el Leviatn entonces? El Leviatn es bestial y da proteccin en tanto es un Otro extraamente familiar en su figura se encuentra esta dimensin de lo propio pero a su vez totalmente ajeno. Es ese entre que no es ni hombre, ni bestia, a diferencia de la mezcla presente en las bestias mitolgicas que son esa mixtura aprehensible entre hombre y animal.

Esta oscilacin entre el et y el est tambin se hace presente en su anlisis de El Prncipe de Maquiavelo. Vemos en este planteo ambas acepciones, tanto la conjuncin como la cpula. En el primer caso, la conjuncin, el planteo de Maquiavelo acerca del Prncipe soberano frente a los lobos, sus enemigos, las bestias. La relacin que de yuxtaposicin entre el Prncipe (Soberano) y los lobos (las bestias) es como ha de esperarse, slo aparente. En su descripcin de Cmo deben los prncipes mantener la palabra Maquiavelo manifiesta que los prncipes deben actuar con las leyes (lo cual sera lo ms propio del hombre) y con la fuerza si es necesario (acaso lo propio de las bestias?). Efectivamente, dice Maquiavelo que el Prncipe debe actuar oportunamente no slo como un hombre sino como una bestia. Remarcamos este slo porque llamativamente la bestialidad del Prncipe no anula su estatuto de hombre. Este entre en el que se sita el Soberano constata esta marca dada por el et y el est la conjuncin aparente esconde el lugar de lo que hay entre los trminos de la dada. Este est se ve reforzado en tanto el Prncipe debe ser bestial, este hombre debe tener la astucia del zorro, la fuerza del len. El prncipe: hombre, zorro y len debe ser finalmente el portador de la capacidad para saber hacer, sin hacer saber lo que se hace. Peretti della Rocca, Cristina, Jacques Derrida:Texto y deconstruccin Pag.144 1ra Ed 1989 Ed. Anthropos El texto general derridiano se caracteriza por la textura y por la intertextualidad..es tejido, entramado, red social de significaciones que remite a y se entrecruza con otros textos de forma interrumpida e infinita

Derrida, Jacques La diseminacin http://books.google.com.ar/books?isbn=8424501454..., pag 39

Navia A. Mauricio, Rodrguez Agustn comp. Hermenutica: interpretaciones desde Nietzsche, Heidegger, Gadamer y Ricoeur Ed. Universidad de Los Andes, Mrida Venezuela. Coleccin Ciencias Humansticas, Seccin Filosofa, 1 ed. 2008 ttp://books.google.com.ar/books?id=WxJIKA9ox5YC.... pagina 114 Nietzsche, F. Fragmentos pstumos

1(115) El carcter interpretativo de todo acontecer. No existe el acontecimiento en s. Lo que sucede es un grupo de fenmenos seleccionados y resumidos por un ser que interpreta

1(120)Un mismo texto permite incontables interpretaciones: no hay una interpretacin correcta

Hobbes, Th. Leviatn Trad. A Escotado Editorial Losada 1 ed. Feb 2003 pag 40.

Derrida, Jacques. La Bestia y el Soberano Vol. I Trad. Peretti, Cristina, Rocha y Delmiro. Ed. Manantial, pag. 64

Derrida, Jacques. La Bestia y el Soberano Vol.I Trad. Peretti, Cristina y Rocha, Delmiro. Ed. Manantial, pag. 92

Derrida, Jacques Leer lo ilegible Entrevista con Carmen Gonzlez-Marn, Revista de Occidente, 62-63, 1986, pp. 160-182. Edicin digital de http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/ilegible.htm

Freud, S. La organizacin genital infantil. Adicin a la teora sexual Obras Completas Vol.3, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva

Derrida, Jacques El monolingismo del otro o la prtesis de origen. Trad.Horacio Pons, Buenos Aires, Manantial, 1997. Edicin digital de Derrida en www.jacquesderrida.com.ar

Y antes que la identidad del sujeto, qu es la ipsidad? sta no se reduce a una capacidad abstracta de decir yo [je], a la que siempre habr precedido. Tal vez signifique en primer lugar el poder de un yo puedo, ms originario que el yo [je], en una cadena donde el pse de ipse ya no se deja disociar del poder, el dominio o la soberana del hospes

Bolvar Bota, Antonio El Estructuralismo: de Lvi-Strauss a Derrida Editorial Cincel, Bogot, 1990, www.jacquesderrida.com.ar/comentarios/bolivar_botia.htm Por medio de esta estructura de remisin todo elemento funciona, tiene sentido o significa, remitiendo a otro elemento pasado o posterior. De esta forma la traza, se constituye en texto, sin que ste necesite de algo que lo explique o justifique de modo trascendente.

Derrida, Jacques. La Bestia y el Soberano Vol.I Trad. Peretti, Cristina y Rocha, Delmiro. Ed. Manantial pag 107

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