3 Teatro Medieval

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EL TEATRO EN LA EDAD MEDIA. El arte teatral romano, finalmente, se fue perdiendo en los grandiosos y bárbaros juegos circenses donde, precisamente los primeros cristianos jugaron el rol de mártires. Desde cien años después de la caída de Roma, en el año 476 hasta el fin de la Edad Media (entre los siglos XI y XIII) no hubo teatros, solo actores ambulantes, descendientes de los mimos, continuaron sus representaciones. Los "histriones" medievales ofrecían es- pectáculos de variedades en los festejos domésticos, agregaban acrobacia, juegos de manos y canciones, trovadores y juglares componían canciones de amor y aventuras. Tres causas conspiraron contra el teatro en Roma: 1) la decadencia moral que corroía el Imperio. 2) La insensibilidad de los conquistadores teutónicos para lo teatral. 3) La hostilidad de la Iglesia Católica. Los cristianos condenaron el teatro por considerarlo lascivo, llamaban al teatro ro- mano 'Iglesia del Demonio" Los ensílanos eludían el teatro, ordenaban a sus sacerdotes re- tirarse de las bodas ni bien aparecían los actores que representaban pequeñas obras y farsas en esas ocasiones. En el siglo V no se les permitía comulgar a los actores. La Iglesia, sin haberlo buscado, le dio al teatro durante el Medioevo una vida y un sentido nuevos. Con la aparición de las catedrales góticas en el siglo XII de Dante en el siglo XIII y de Petrarca en el siglo XIV surgió una extraña mezcla de obra religiosa y profana que se ex- tendió desde las iglesias hasta las plazas. El teatro de la Edad Media fue diferente a todo lo existente, si se lo puede llamar teatro. EI Drama que la Iglesia generó, tuvo sus raíces en la Misa de Comunión, ésta fue la ceremonia que con mayor facilidad podía evolucionar hacia el teatro. El núcleo de la misa era fijo y constante, pero a veces se le incorporaban "Tropos" (o sea palabras o cantos breves» Uno de esos tropos, anotado por primera vez en un manuscri- to del siglo IX, consistía en cuatro versos en latín que representaban un diálogo entre el Ángel y las tres Marías ante el sepulcro de Cristo Se sabe que más tarde se convirtió en una escena representada al término de algunas misas Próximo al altar se construyo un sepulcro temporario, en el que se encontraba un sudario envuelto alrededor de la Cruz, que era el símbolo del cuerpo de Cristo: un sacerdote personificaba al Ángel y otros tres a las mujeres que acudían a ungir el cadáver. 1-1 Ángel cantaba en latín; *A quién buscáis?'"- y las mu- jeres replicaban "A Jesús de Nazareth" el Ángel contestaba. "No está aquí, se ha remontado a los Cielos'*.. Al oír esta réplica, las tres se volverán y dirán "Aleluya. Aleluya", luego seguirá un himno y el Tedeum y todas las campanas tañían simultáneamente. Esta sencilla escena resultó tan popular que comenzaron a incorporar otras más: Mana Magdalena se encuentra con Cristo vestido de jardinero. Pedro y Juan acuden al se- pulcro etc. En principio estas escenas se representaron en latín, luego, en toda Europa, en la lengua local Luego idearon una obra para Navidad, en la cual los pastores vetan la Estrella y los tres Reyes llevaban sus obsequios y Herodes (ya tenemos un villano) enfurecía de ira al enterarse del nacimiento de Jesús. A l aumentar el número de obras litúrgicas, otros decorados, además del sepulcro, invadieron el edificio de la iglesia, el cielo, el infierno, el limbo y lugares terrenales, como por ejemplo la casa de Pilatos. el palacio de Herodes o el establo de Belén, quedaron seña- lados por elementos de utilería o fondos decorados. Se los conoció con el nombre de "Ca- sas "o "Mansiones".

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EL TEATRO EN LA EDAD MEDIA. El arte teatral romano, finalmente, se fue perdiendo en los grandiosos y bárbaros

juegos circenses donde, precisamente los primeros cristianos jugaron el rol de mártires. Desde cien años después de la caída de Roma, en el año 476 hasta el fin de la Edad

Media (entre los siglos XI y XIII) no hubo teatros, solo actores ambulantes, descendientes de los mimos, continuaron sus representaciones. Los "histriones" medievales ofrecían es-pectáculos de variedades en los festejos domésticos, agregaban acrobacia, juegos de manos y canciones, trovadores y juglares componían canciones de amor y aventuras.

Tres causas conspiraron contra el teatro en Roma: 1) la decadencia moral que corroía el Imperio. 2) La insensibilidad de los conquistadores teutónicos para lo teatral. 3) La hostilidad de la Iglesia Católica.

Los cristianos condenaron el teatro por considerarlo lascivo, llamaban al teatro ro-mano 'Iglesia del Demonio" Los ensílanos eludían el teatro, ordenaban a sus sacerdotes re-tirarse de las bodas ni bien aparecían los actores que representaban pequeñas obras y farsas en esas ocasiones. En el siglo V no se les permitía comulgar a los actores.

La Iglesia, sin haberlo buscado, le dio al teatro durante el Medioevo una vida y un sentido nuevos.

Con la aparición de las catedrales góticas en el siglo XII de Dante en el siglo XIII y de Petrarca en el siglo XIV surgió una extraña mezcla de obra religiosa y profana que se ex-tendió desde las iglesias hasta las plazas. El teatro de la Edad Media fue diferente a todo lo existente, si se lo puede llamar teatro.

EI Drama que la Iglesia generó, tuvo sus raíces en la Misa de Comunión, ésta fue la ceremonia que con mayor facilidad podía evolucionar hacia el teatro.

El núcleo de la misa era fijo y constante, pero a veces se le incorporaban "Tropos" (o sea palabras o cantos breves» Uno de esos tropos, anotado por primera vez en un manuscri-to del siglo IX, consistía en cuatro versos en latín que representaban un diálogo entre el Ángel y las tres Marías ante el sepulcro de Cristo Se sabe que más tarde se convirtió en una escena representada al término de algunas misas Próximo al altar se construyo un sepulcro temporario, en el que se encontraba un sudario envuelto alrededor de la Cruz, que era el símbolo del cuerpo de Cristo: un sacerdote personificaba al Ángel y otros tres a las mujeres que acudían a ungir el cadáver. 1-1 Ángel cantaba en latín; *A quién buscáis?'"- y las mu-jeres replicaban "A Jesús de Nazareth" el Ángel contestaba. "No está aquí, se ha remontado a los Cielos'*.. Al oír esta réplica, las tres se volverán y dirán "Aleluya. Aleluya", luego seguirá un himno y el Tedeum y todas las campanas tañían simultáneamente.

Esta sencilla escena resultó tan popular que comenzaron a incorporar otras más: Mana Magdalena se encuentra con Cristo vestido de jardinero. Pedro y Juan acuden al se-pulcro etc. En principio estas escenas se representaron en latín, luego, en toda Europa, en la lengua local Luego idearon una obra para Navidad, en la cual los pastores vetan la Estrella y los tres Reyes llevaban sus obsequios y Herodes (ya tenemos un villano) enfurecía de ira al enterarse del nacimiento de Jesús.

A l aumentar el número de obras litúrgicas, otros decorados, además del sepulcro, invadieron el edificio de la iglesia, el cielo, el infierno, el limbo y lugares terrenales, como por ejemplo la casa de Pilatos. el palacio de Herodes o el establo de Belén, quedaron seña-lados por elementos de utilería o fondos decorados. Se los conoció con el nombre de "Ca-sas "o "Mansiones".

Además, la Iglesia se fue retrayendo de los espectáculos y lentamente fueron elimi-nándolos del interior de las iglesias. Los motivos que solían dar eran puramente materiales: tanto aumentaron el número de mansiones y su complejidad que dejaban poco espacio, aun en las catedrales, para la muchedumbre que deseaba verlos, en las plazas había más lugar pero sin embargo existían razones mas poderosas que explican el éxodo del drama del in-terior de las iglesias. Las escenas del Infierno y el Diablo se hicieron tan cómicas que las autoridades de las iglesias decidieron ceder las obras a cofradías, corporaciones o a los gremios de artesanos para ser representadas en la Plaza del Mercado.

Las escenas de los diablos eran cada vez mas populares y más largas, y los clérigos descubrieron que los feligreses (auditorio tosco y sin educación) preferían los tormentos realistas de los infiernos y las cómicas malandanzas de los demonios Además, comenzaron a agregarse festividades que la Iglesia no veía con buenos ojos Existían ciertos ritos paga-nos que evocaban los ritos dionisiacos. Naturalmente estas ceremonias eran prohibidas por la Iglesia.

Del latín primitivo se pasó a las lenguas regionales. Del mismo modo que la celebración de los ritos dionisiacos dieron origen a la Tra-

gedia y a la Comedia griegas, la liturgia de la Misa en su desarrollo y evolución dio los ar-gumentos para las representaciones tomando los textos de las Sagradas Escrituras. La his-toria sagrada del Viejo y el Nuevo Testamento, con los agregados apócrifos y las leyendas, sirvieron de instrucción al pueblo.

La Misa, por su forma ceremonial, fue a la vez la evocación y la reiteración de esos eventos con todas las circunstancias temporales y connotaciones eternas

Estos eventos constituían el corazón de la fe religiosa y comandaban todas las for-mas de la vida social y privada de la época.

Así para llegar a la tan extraordinaria propagación que logró en sus primeros años, la Iglesia debió ilustrar lo más claramente posible, y se vio obligada a concebir los medios mas directos, las expresiones más visibles para explicar el drama de la redención, sus orí-genes bíblicos y sus circunstancias históricas.

Los primeros Dramas litúrgicos se desarrollaban dentro dé las iglesias y constituían un desarrollo mimado y dialogado de los textos del oficio religioso Luego, bajo el nombre de Misterios (aplicado a ceremonias evocativas de escenas y parábolas de las Escrituras) y de Milagros (aplicado a aquellos episodios inspirados en la vida de santos y mártires) se representaron verdaderos hechos teatrales.

El gusto por estos espectáculos se fue desarrollando hasta salir al exterior de las iglesias frente a los atrios y luego sobre las plazas publicas. El lugar del Drama había per-dido su carácter netamente religioso

Sobre estas puestas en escena y sobre la decoración de estos espectáculos sólo exis-ten algunos documentos gráficos y algunos relatos eruditos. Sabemos que los pintores de la época colaboraron en la confección de los decorados y existen innumerables miniaturas que muestran la importancia de estas representaciones

El más antiguo Misterio que se conoce es el "Adán y Eva" del siglo XII La planta de la representación reproduce una plaza publica, una calle alargada donde son alineadas distintas escenas de La Pasión. Los intérpretes acceden por un extremo y recorren sucesi-vamente las etapas indicadas Para cada episodio, fue construido un decorado diferente con el propósito de que el cortejo de actores se detuviera en cada uno de ellos como una esta-ción en el camino de la cruz Durante la representación los actores esperaban sentados su turno Todos los decorados estaban colocados uno al lado del otro y el público los seguía durante la representación.

Esta característica del teatro medieval, este tipo de planta recibe el nombre de esce-na simultánea.

El escenario no representa un lugar, representa el Universo. Escenas de La Pasión: Infierno, Tierra, Cielo. Ejemplo, cantidad de lugares: la Casa de Jesús, el Templo, el Tribunal. Estas escenas marcan la elección de los episodios, o sea la voluntad de la síntesis

teatral en la búsqueda de una composición dramática más firme. Los documentos gráficos fueron escasos. Las miniaturas que los artistas diseñaron

sobre sus libros de horas nos revelan muchas veces la disposición de los lugares, la arqui-tectura de la escena o simplemente sus accesorios.

Las escenas que los actores representaban sucesivamente fueron yuxtapuestas se-gún el principio de la escena simultánea. Se ven representados en un solo cuadro los dife-rentes decorados y también los diferentes momentos de un mismo drama.

La importancia dada a estos hechos fue tal que la pregunta es en que medida las puestas en escena influenciaron la iconografía, las miniaturas, los frescos y las esculturas de la edad media y contribuyeron a la renovación del arte religioso medieval.

En el "Martirio de Santa Apolinaria" (Jean Fouquet, 1415-1480) una miniatura re-presenta una escena en la que sin duda el artista realizó la decoración. El Misterio se des-arrolló a plena luz. La escena constituye un área circular parecida a una pista de circo. El público está alrededor. La miniatura de Fouquet muestra seis Mansiones sucesivas. Los extremos representan el Cielo y sus Ángeles y el Infierno y sus Demonios En la Mansión central está el trono del Dios padre. A su derecha, la orquesta celestial y a su izquierda per-sonajes ricamente vestidos, seguramente espectadores nobles. La acción transcurre en la escena central, luego puede pasar a cualquiera de las Mansiones. Los espectadores, senta-dos en tribunas, o parados alrededor se desplazarán siguiendo el desarrollo de la acción de-lante de las diferentes construcciones armadas para cada escena El espectáculo se acompa-ña de música, de canto y de orquesta. Se ve un personaje que dirige, a la cabeza del grupo, bastón en mano, la marcha de cada representación

Los actores medievales del Drama sacro no eran profesionales como los griegos y los romanos Reclutados de todas las clases sociales, a veces venían de confraternidades o corporaciones. Eran todos hombres. La parte de las mujeres la representaban los más jóve-nes Los roles de Jesús o de Dios eran representados por eclesiásticos.

Resumiendo, podríamos decir que los principios generales consisten en representar los elementos de la religión: Cielo, Purgatorio. Infierno alrededor de los cuales se agrupan las Mansiones, verdaderos decorados construidos especialmente para cada caso: un gran dragón con la boca abierta lanzando humo, llamas y diablos, representaba el Infierno Los palacios, los barcos, la iglesia, los árboles, representaban la Tierra. Las nubes, los ángeles pintados sobre telas al lado de Dios Padre, la Virgen y los santos más notorios, eran la Cor-te celestial

Para esclarecer a los espectadores sobre detalles de la escena, el autor relataba el prólogo del Drama e indicaba los lugares de la representación y. a veces, una pancarta se-ñalaba algún hecho. Los actores y personajes secundarios eran numerosos y cuando termi-naban su parte se sentaban y esperaban, a la vista del publico, el momento de retomar la acción.

El vestuario no era teatral pero tema suntuosidad. Los ángeles estaban vestidos de niños. Dios llevaba hábitos episcopales, la mitra o la tiara. Pilatos, la ropa de un rico señor o magistrado En la escena se usaban aparatos y maquinarias Existía un encargado de trucos (conductor de secretos). Su rol era muy importante (equivalente el maquinista de hoy).

Para algunos Misterios había que articular los animales del Arca de Noé o toda una serie de dragones o serpientes que silbaban o sonaban; las puertas del infierno crujían al abrirse y salían de ellas llamaradas y humo Se usaban también truenos, relámpagos y rayos El arte de la carpintería, que desplegó un gran ingenio y creatividad, daría fundamento lue-go a la renovación de la maquinaria escénica clásica.

Se hacían fiestas populares al aire libre durante vanos días: cortejos y cuadros vi-vientes, alegorías y simbolismos se desplazaban por todo el pueblo No eran netamente reli-giosos pero se hacían en ocasiones de fiestas patronales, eventos originales, algún santo lo-cal o la visita de algún nuevo soberano. Las fiestas se celebraban en todo el pueblo, se usa-ron curros, máquinas, cortejos, fuentes, arcos de triunfo, alegorías y fábulas mitológicas, luces y cantos, ropas suntuosas, maquinarias y apariciones, tales fueron los elementos esen-ciales de estos espectáculos que pronto serían retomados por los humanistas y transporta-dos al origen del ballet y la opera.

Así durante el medioevo el teatro tuvo diversas expresiones clérigos y eclesiásticos representaban Místerios, Milagros y sacras representaciones; histriones y juglares represen-taban Farsas y Moralidades, estas últimas eran interpretaciones satíricas y cómicas de los Misterios Las Farsas estaban formadas por elementos satíricos diversos generalmente re-presentadas en lengua vulgar Por fin este teatro popular que aparece con el aspecto bufo-nesco de los mimos, de las farsas plebeyas dedicadas al vulgo, excomulgado por la Iglesia y perseguido por las autoridades civiles, se refugió donde pudo, en plazas y castillos, traba-jo con lo mínimo, sin aparato escénico, simples juglares o declamadores, bufones, mimos, a veces actores, saltimbanquis, a veces prestidigitadores, a pesar de la reprobación y de la persecución religiosa fue finalmente aceptado como el arte heredero de los clásicos mimos romanos.

Por último, varias fuerzas componen o sostienen la existencia de un teatro medie-val, el bárbaro y el cristiano, y un tercero que es el residuo potentísimo de la Roma eterna, aquella Roma cuya lengua fue adoptada por la Iglesia y cuya literatura clásica fue conser-vada por obra de monjes y eclesiásticos Es natural que el teatro medieval recibiera aquella influencia. En primer lugar la corriente erudita profana conservó el culto de la antigua lite-ratura de los clásicos grecolatinos; en segundo lugar, con más fuerza e importancia los es-critores religiosos conciliaron el nuevo espíritu religioso con las formas paganas, y escri-bieron los dramas sacros con estilo clásico

MEDIOEVO: Vestuario Entre todo lo que la Edad Media heredó de la Edad Antigua, el traje fue lo que mas

hondas raíces mostró tener. Sus cortes y hechuras perduraron durante los mil primeros años de nuestra Era y todavía subsisten en algunos uniformes.

El traje era muy parecido en ambos sexos La prenda principal era la túnica, prenda que en su origen era una especie de camisón sin mangas. A principio del siglo III con la in-fluencia oriental en Roma, comen/ó a llevarse la túnica con mangas largas de hilo o de la-na. Como lu túnica era una prenda muy holgada, se la sujetó con un cinturón Solo variaba como se ponía el cinturón o muy bajo o muy alto.

El cinturón más allá de la utilidad de ceñir el cuerpo, ejercía en ciertos casos, según las creencias de la época, una influencia mágica sobre quien lo utilizaba. En libros de caba-llería se afirma que el cinturón, en virtud de las piedras con que está adornado, suele con-tribuir a conservar el honor, la dicha y también la buena fama entre los caballeros y su in-vulnerabilidad contra las armas, el fuego y el agua. Se consideraba que esta prenda podía prestar servicios muy superiores a sólo ceñir el talle.

Las túnicas talares (o sea hasta los talones) se usaron con mangas, toda persona de alguna importancia las llevaba. Este traje fue aceptado por los sacerdotes v dio origen a la sotana.

Las primeras variaciones en el vestido aparecieron cuando Italia, que tenía relacio-nes con la corte bizantina, comenzó a copiar las formas de los trajes de estos. Francia tam-bién imitó esas nuevas e insólitas formas de vestir. A esa propensión humana de preferir lo nuevo y lo exótico debe la moda su existencia y evolución.

El intercambio con Oriente trajo sus sedas y tejidos preciosos, Occidente exportaba lanería y lino. La enorme producción de rasos, terciopelos, tafetán y otros tejidos de seda, sirvió para satisfacer el lujo en la indumentaria de una clientela considerable compuesta en primer lugar por la clase patricia y feudal y a continuación por todas las clases ricas de Eu-ropa. También se usaron las pieles para ornamentar los trajes Las pieles usadas eran marta, gris y armiño para los atuendos principescos, ardilla, castor, liebre, nutria y zorro para la burguesía y la nobleza inferior, y oveja, lobo, cabra y cordero para la gente de pueblo, pas-tores y campesinos

Como primer elemento, aparece la costumbre de hacer vistoso el traje por medio de la combinación de colores La inician los caballeros (no las mujeres) quienes en la Edad Media se muestran mas preocupados por su atavío personal Se dice que fue Otón de Ale-mania quien cubría sus piernas con calzas mitad roja, mitad amarilla; pero, sea quien fuere el que lo introdujo, esta moda estuvo en boga en Europa hasta el siglo XVI.

Otra modificación fue la de las mangas, estas, que siempre se habían ajustado al brazo, luego se hicieron enormemente anchas y colgantes hasta arrastrar los suelos (hom-bres y mujeres por igual).

La túnica femenina, hasta el suelo alarga la cola en proporciones desmedidas (hasta cinco metros de largo), este alargamiento o cola de los vestidos es propia de la Edad Me-dia.

En 1180 se compara la cola del traje femenino con un reptil o una serpiente, la cola crecía en proporciones y en popularidad.

La túnica masculina se iba acortando hasta las rodillas, y luego aun más, hasta con-vertirse en una chaqueta (jubón o justillo). El jubón sufrió vanas modificaciones, ente las más curiosas: el festoneado. Las orillas de las mangas y del traje tomaron una forma festo-neada o lobulada, esta moda no solo subsistió mucho tiempo sino que se la exageró super-poniendo varias tiras de este adorno. No contentos con festonear los bordes del vestido, de las mangas, lo hacían también con el calzado, las capuchas y aun la capa que llevaban so-bre la armadura.

Las combinaciones de colores se hicieron más y más exageradas, no sólo en dos co-lores, se dividían en forma horizontal u oblicua, con forma de cruz, rayas, triángulos o cua-drados, de las calzas se pasó a las chaquetas Las hopalandas (prendas sobre la ropa) se alargaron en forma exagerada hasta arrastrar el piso, también arrastraban las mangas Se llevaban cada vez mis ricas y bordeadas con pie-les. Las capuchas, que en un principio caían sobre los hombros, se empezaron a alargar casi como la cola; tanto se prolongó que tuvieron que dictarse disposiciones al respecto. Se convirtieron en una de las prendas más características de la indumentaria gótica El rabo de esta capucha o capirote tuvo que ser enrollado a la manera de turbante lista prenda, refor-mada, se uso luego para los bufones.

El calzado puntiagudo viene a ser el remedo de la capucha Se usaban sobre chan-clos de madera o metal (poulaines). el calzado, generalmente de cuero, se caracterizó por la

Las mujeres cubrían las cabezas con distintas tocas: heninos y cucuruchos. Según el rango de la dama, era la altura del henino. Para las burguesas no debía sobrepasar los se-senta centímetros, para la nobleza podían tener mas altura (hasta un metro de alto), sobre éstos colocaban velos sostenidos por un armazón. Estas formas todavía perduran en las to-cas de algunas órdenes religiosas.

Esta moda, pese a las burlas de que era objeto y a pesar de la condena de la Iglesia (veía en ella una manifestación del demonio), se mantuvo durante casi un siglo.

Otras formas de tocados fueron los tocados sujetos por debajo del mentón mediante un barbijo que a veces cubría el cuello y parte del pecho.

Cuando se abandonó el velo, éste pasó a formar parte de la indumentaria de monjas y y viudas. En su lugar se usó hasta fines del siglo XV una enorme variedad de tocados muy elaborados, algunos con rellenos acolchados

El hombre también recurrió a gran cantidad de variantes en este tema, aparte de las capuchas o caperuzas, usaron sombreros con un pico adelante, con forma de birrete, boina u otros para viaje, con ala muy ancha, usados sobre las capuchas. También se usaron som-breros con copa chata, con ala corta, otros con copa muy alta y sin ala, y algunos adorna-dos con piedras o con plumas

A partir de mediados del siglo XIV se abandona el traje largo común a ambos sexos para usarlo corto los hombres y largo las mujeres. A partir de entonces, el traje es ajustado y también abotonado o abrochado.

Esta evolución no sólo hace desaparecer del uso corriente (con algunas excepciones) las formas antiguas heredadas de vanos milenios, sino que representa una primera etapa hacia nuestra indumentaria moderna

Todo lo antedicho se debe a la aparición de los primeros síntomas del humanismo, que denota una preferencia pronunciada por las expresiones de un arte laico, una idea de hombre mas independiente, un interés no solo aplicado a lo universal, sino también al indi-viduo De tener un carácter universal, uniforme e impersonal, el traje se transformará en particular, personal y nacional

Al mismo tiempo se producen cambios sociales importantes, la clase campesina se libera de la clase señorial, mientras que los artesanos se organizan en grupos económicos sostenidos por un capitalismo ya potente. Otro factor, menos visible y más sutil, pero no menos importante se trata del concepto de la hermosura ideal que se define a partir del si-glo XIII en el arte y en la literatura, en Francia y sobre todo, en Italia, donde desde Dante al Giotto desde Petrarca a Pisanello, desde Bocaccio a Rafael, este tema inspira a todos los artistas y a todos los poetas. Se da más importancia a la perfección del cuerpo femenino y a la apariencia exterior. Hombres y mujeres extienden al traje esta búsqueda de hermosura de formas y es entonces cuando aparece en Italia el dibujante de modas. Artistas tan famosos como Pisanello, Polaiuolo y Bellini crean modelos de trajes y dibujan ornamentaciones de tejidos.

En cuanto a la vestimenta de las clases populares y campesinas, la extrema pobreza del "villano'"(obrero o campesino), así como las múltiples formas de servidumbre que pe-saban sobre su clase, lo mantuvieron sometido a una indumentaria muy simplificada hasta la época de la liberación del vasallaje.

Los hombres llevaban bragas, especie de calzoncillo largo, blusa, medias hasta de-bajo de la rodilla, grandes zapatos atados con cuerdas y a veces una chaqueta. Las mujeres, una camisa, un vestido o cola y trusas y la cabeza siempre cubierta por una cofia de tela blanca.

Los hombres llevaban bragas, especie de calzoncillo largo, blusa, medias hasta debajo de la rodilla, grandes zapatos atados con cuerdas y a veces una chaqueta. Las mujeres, una camisa, un vestido o cola y trusas y la cabeza siempre cubierta por una cofia de tela blanca.

Bliaud/Bliaut Jubón / Justillo:

Capa/Manto/Palium

Calzas / Bragas: Túnica interior

Caperuza: Lripipe: Calzados:

Poulaines:

Toca / Griñón:

Peinados: Barboquejo:

Sombreros:

Heninos:

Escofión:

Escarcela:

Túnica mangas largas (hombres hasta la rodilla, mujeres hasta los pies. Hombres, luego muy corta. Chaqueta corta, a veces forrada con pieles, a veces acolchada para agrandar el pecho. Capa que se cierra sobre el pecho u hombro con hebilla o alfiler. Prenda tipo inedia que se cortaba de la forma de la pierna Primero hasta el tobillo, luego hasta el pie con suela Pantalón largo y angosto prendido con cinturón.

Pieza base del vestuario femenino confeccionado en tela de lana o hilo, cerrado en cuello y muñeca. A veces con cola. Mangas ajustadas (sobre ésta el Bliaud). Prenda capital masculina -capucha o capirote- siempre termina en punta, modelos de todo tipo. Punta del gorro masculino, longitud cambiante, envuelto sobre la cabeza a modo de turbante o alrededor del cuello.

Suaves y flexibles Puntas alargadas (cada vez más). Luego, en cuero, llegaron a atarse con cadenitas a la rodilla. También zapatos de madera o metal, altos, para la calle. Pieza de tela como un velo, cuadrada o circular. Caía sobre los hombros, sobre ella la corona. Primero, suelto en los jóvenes. Tipo madonna. Trenzas. Redecillas de malla de oro. Se depilaban las cejas y la frente. Tela blanca colocada bajo la barbilla, cinta envolvía la frente. A veces, rodeaba por completo la cabeza.

Birretes, redecillas o casquitos.

Sombrero de punta larga. Variadas formas. Diabólico.

Variante de henino con dos cuernos.

Especie de carterita colgada de la cintura.

Gabán/Sobretodo:

Hopalanda:

Derivó de la capa de los caballeros de las Cruzadas por l.

a

Lo usaban los hombres, las mujeres y los niños, Era un manto

n

Brigantina:

accesorios:

encima de la armadura. Su misión, evitar los rayos del soCaía recta delante y detrás, se abrochaba a los costados hastlas rodillas. También lo usaron las mujeres.

amplio con mangas que flotaban, a veces terminadas como pétalos, ceñido con cinturón de cuero o alhajas que producíafrunces en la prenda. Mangas y cola arrastraban por el suelo.

Adornos y

Chaleco con chapas de metal.

Abanicos de marfil con plumas. Joyas pesadas y piedras en los cinturones, así como gruesas cadenas. Guantes: proceden de la antigüedad, en la Edad Media se usó en ceremonias litúrgicas. Luego los hombres y soldados (las armaduras) y finalmente las mujeres. Sombrillas y paraguas existieron desde Egipto y Grecia. Bolsos y escarcelas, los usaban hombres y mujeres. Pañuelos de mano.

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