40

1
9 de Febrero de 2015 5 Por Juan María Alponte [email protected] http://juanmariaalponte.blogspot.mx/ Columna México y el Mundo Víctor Hugo, Maximiliano y la pena de muerte En la memoria viva de nuestros 43 V íctor Hugo, poeta y dramaturgo francés famoso, el 3 de julio de 1867 escribió dos líneas que me conmueven: “Mi nombre pertenece a cual- quiera que quiera servirse de él para el progreso y la liber- tad”. Le tomo la palabra. Ciento cincuenta años después –re- pito- le tomo la palabra leyendo su bello mensaje: “Mi nombre pertenece a quien quiera servirse de él para el progreso y la libertad”. Víctor Hugo fue un luchador sin pausa contra la pena de muerte –que hoy ha desaparecido ya de muchos países incluyendo a México- tenía sólo 27 años cuando publicó, en 1829, “El último día de un condenado”. Allí donde se producía una sentencia de muerte, allí se plantaba la pluma de Víctor Hugo contra la guillotina. No fue extraordinario, por tanto, que escribiera a Benito Juárez pidiéndole que no se realiza- se (al margen de quien era el convicto) la condena de Maximiliano. Comenzaba su carta al Presidente de la República Mexicana, Benito Juárez, así: “México ha sido salvado por un príncipe y por un hombre. El príncipe es la Repú- blica; el hombre es usted”. Después de una larga expli- cación –no comprendo por qué no está en nuestros libros de tex- to- señaló: “Escuche, ciudada- no presidente de la República Mexicana –sintetizo sin modi- car los signicados ya que la carta es muy larga y conmove- dora- usted acaba de enterrar las monarquías con la demo- cracia. Usted ha demostrado su potencia, ahora revele su belle- za… Al cesarismo (que todavía no ha sido enterrado y no nos engañemos me permito inter- venir) que masacra, muestre al pueblo que reina y se modera. A los bárbaros muestre la civiliza- ción; a los déspotas muéstreles la civilización. A los déspotas muéstreles los principios”. Proseguía: “Dé a los reyes, ante el pueblo, la humillación del deslumbramiento. Acábe- los con la piedad”. Terminaba la carta a Juárez –resumo- así: “El usurpador será salvado…Hace ocho años, el 2 de di- ciembre de 1859 tomé la palabra en nombre de la democracia pidiendo a Es- tados Unidos la vida de John Brown. No la he obtenido. Hoy yo pido a México (escribía el nombre con X y no con jota) la de Maximiliano. ¿La obtendré yo? Sí. Y puede ser que para estas horas sea ya un hecho y Maximiliano deberá su vida a Juárez. ¿Y el castigo se me dirá? El cas- tigo hele aquí: Maximiliano vivirá por la gracia de la República”. No fue así, pero la conciencia vive en sus palabras. “Jamás –le dice a Juárez- habrá tan magníca ocasión –sintetizo, repito, sin alterar el texto- tan evidente… Juárez dé a la civilización ese paso inmenso. Juárez, termine en toda la tierra la pena de muer- te. El mundo verá una cosa prodigiosa: la República tiene en su poder un asesi- no, un emperador y, en el momento de aplastarle, la República percibirá que es un hombre y ella le dirá: ‘tú eres un hom- bre como todos. Vete’. Esa será, Juárez, su segunda victoria, la primera vencer la usurpación que es algo magníco; la se- gunda dejar vivir al usurpador, ello será sublime”. Víctor Hugo terminaba así: “Maxi- miliano deberá la vida a Juárez. ¿Y el castigo se dirá? El castigo, aquí está: Maximiliano vivirá ‘por la Gracia de la República’. 20 de Junio de 1867”. ¿Por qué este texto no está en nues- tros libros históricos? ¿Será, acaso, por la famosa frase de Octavio Paz: “México go- bernado por el príncipe y sus criados”? La frase puede ser excesiva, pero invita a la meditación. De todas formas me pre- gunto: ¿por qué esa carta civilizadora de Víctor Hugo no está en nuestros libros? Debería estarlo, el famoso autor de “Los Miserables”, no solamente por su lucha contra la pena de muerte, sino por su visión democrática y la capacidad de adivinación del futuro. En la Asamblea Francesa levantó su voz para augurar que, un día, se levantarán los Estados Unidos de Europa. Esa sola mención –hoy un hecho his- tórico- provocó una carcajada brutal de reproche en los estamentos de la derecha parlamentaria. Era la primera vez que alguien preveía, en la frontera de los nacionalismos arcaicos, la fórmula les Etat-Unis du Euro- pa. Jamás, dice un biógrafo de Víctor Hugo, la Asamblea Par- lamentaria se había reído tanto. Montalembert le contestó: “Es la mayor extravagancia que se ha oído en la Asamblea. Víctor Hugo está loco”. Por todo ello recupero, en los días de nuestros 43, voces como la de Víctor Hugo. El poeta exiliado y perseguido murió el 22 de mayo de 1885 a la 1 y 27 minutos de la tarde. Dejó escrito: “Rehúso la oración de todas las iglesias, pero pido una oración a todas las almas”. “Je crois en Dieu”. Ese “yo creo en Dios” fue la úl- tima frase del gran poeta y el hombre de Europa.

description

Alponte No. 40

Transcript of 40

  • 9 de Febrero de 2015

    5

    Por Juan Mara [email protected]://juanmariaalponte.blogspot.mx/

    Columna Mxico y el Mundo

    Vctor Hugo, Maximiliano y la pena de muerte

    En la memoria viva de nuestros 43

    V ctor Hugo, poeta y dramaturgo francs famoso, el 3 de julio de 1867 escribi dos lneas que me conmueven: Mi nombre pertenece a cual-quiera que quiera servirse de l para el progreso y la liber-tad. Le tomo la palabra.

    Ciento cincuenta aos despus re-pito- le tomo la palabra leyendo su bello mensaje: Mi nombre pertenece a quien quiera servirse de l para el progreso y la libertad. Vctor Hugo fue un luchador sin pausa contra la pena de muerte que hoy ha desaparecido ya de muchos pases incluyendo a Mxico- tena slo 27 aos cuando public, en 1829, El ltimo da de un condenado.

    All donde se produca una sentencia de muerte, all se plantaba la pluma de Vctor Hugo contra la guillotina. No fue extraordinario, por tanto, que escribiera a Benito Jurez pidindole que no se realiza-se (al margen de quien era el convicto) la condena de Maximiliano.

    Comenzaba su carta al Presidente de la Repblica Mexicana, Benito Jurez, as: Mxico ha sido salvado por un prncipe y por un hombre. El prncipe es la Rep-blica; el hombre es usted.

    Despus de una larga expli-cacin no comprendo por qu no est en nuestros libros de tex-to- seal: Escuche, ciudada-no presidente de la Repblica Mexicana sintetizo sin modi-!car los signi!cados ya que la carta es muy larga y conmove-dora- usted acaba de enterrar las monarquas con la demo-cracia. Usted ha demostrado su potencia, ahora revele su belle-za Al cesarismo (que todava no ha sido enterrado y no nos engaemos me permito inter-venir) que masacra, muestre al pueblo que reina y se modera. A los brbaros muestre la civiliza-cin; a los dspotas mustreles la civilizacin. A los dspotas mustreles los principios.

    Prosegua: D a los reyes, ante el pueblo, la humillacin del deslumbramiento. Acbe-

    los con la piedad. Terminaba la carta a Jurez resumo- as: El usurpador ser salvadoHace ocho aos, el 2 de di-ciembre de 1859 tom la palabra en nombre de la democracia pidiendo a Es-tados Unidos la vida de John Brown. No la he obtenido. Hoy yo pido a Mxico (escriba el nombre con X y no con jota) la de Maximiliano. La obtendr yo? S.

    Y puede ser que para estas horas sea ya un hecho y Maximiliano deber su vida a Jurez. Y el castigo se me dir? El cas-tigo hele aqu: Maximiliano vivir por la gracia de la Repblica. No fue as, pero la conciencia vive en sus palabras.

    Jams le dice a Jurez- habr tan magn!ca ocasin sintetizo, repito, sin alterar el texto- tan evidente Jurez d

    a la civilizacin ese paso inmenso. Jurez, termine en toda la tierra la pena de muer-te. El mundo ver una cosa prodigiosa: la Repblica tiene en su poder un asesi-no, un emperador y, en el momento de aplastarle, la Repblica percibir que es un hombre y ella le dir: t eres un hom-bre como todos. Vete. Esa ser, Jurez, su segunda victoria, la primera vencer la usurpacin que es algo magn!co; la se-gunda dejar vivir al usurpador, ello ser sublime.

    Vctor Hugo terminaba as: Maxi-miliano deber la vida a Jurez. Y el castigo se dir? El castigo, aqu est: Maximiliano vivir por la Gracia de la Repblica. 20 de Junio de 1867.

    Por qu este texto no est en nues-tros libros histricos? Ser, acaso, por la famosa frase de Octavio Paz: Mxico go-bernado por el prncipe y sus criados? La frase puede ser excesiva, pero invita a la meditacin. De todas formas me pre-gunto: por qu esa carta civilizadora de Vctor Hugo no est en nuestros libros?

    Debera estarlo, el famoso autor de Los Miserables, no solamente por su lucha contra la pena de muerte, sino por su visin democrtica y la capacidad de adivinacin del futuro. En la Asamblea Francesa levant su voz para augurar que, un da, se levantarn los Estados Unidos de Europa.

    Esa sola mencin hoy un hecho his-trico- provoc una carcajada brutal de reproche en los estamentos de la derecha

    parlamentaria. Era la primera vez que alguien prevea, en la frontera de los nacionalismos arcaicos, la frmula les Etat-Unis du Euro-pa.

    Jams, dice un bigrafo de Vctor Hugo, la Asamblea Par-lamentaria se haba redo tanto. Montalembert le contest: Es la mayor extravagancia que se ha odo en la Asamblea. Vctor Hugo est loco.

    Por todo ello recupero, en los das de nuestros 43, voces como la de Vctor Hugo. El poeta exiliado y perseguido muri el 22 de mayo de 1885 a la 1 y 27 minutos de la tarde. Dej escrito: Rehso la oracin de todas las iglesias, pero pido una oracin a todas las almas. Je crois en Dieu. Ese yo creo en Dios fue la l-tima frase del gran poeta y el hombre de Europa.