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b) Segundo y tercer supuestos, es decir cuando la oposición es formulada por el Ministerio Público, sea de oficio o motivado por una denuncia de impedimento por parte de tercero no legitimado, no hay procedimiento administrativo previo, de modo que la referida oposición es planteada en forma directa ante el Poder Judicial a través de la respectiva demanda de oposición, teniendo el Ministerio Público los plazos siguientes: - Cuando actúa de oficio (artículo 254) tiene diez días contados a partir de la fecha de publicación del aviso matrimonial. En este caso debe tenerse presente que si el aviso fijado en el local de la municipalidad y el aviso en el periódico o emitido por radio, no se realizan en la misma oportunidad, el plazo de diez días debe contarse a partir de la fecha de la última publicación. - Cuando actúa por motivo de la denuncia de impedimento por parte de un tercero (artículo 255) el Ministerio Público tiene también diez días, que según el artículo 256 se computan a partir de la fecha de interposición de la denuncia. Esto es sin duda un error, pues si partimos de la premisa de que la denuncia no se interpone directamente ante el Ministerio Público sino que se remite a este órgano después de interpuesta -tal como se explicó en el comentario al artículo 255- entonces de hecho pueden transcurrir más de diez días desde la interposición de la denuncia hasta su remisión al Ministerio Público, caso en el cual el plazo del artículo 256 ya estará vencido. Por eso somos de la opinión de que el plazo de diez días debe computarse a partir de la fecha de remisión de la denuncia -no de su interposición- es decir cuando el expediente ya está en poder del Ministerio Público. Del mismo modo que en el caso anterior, si vencidos los plazos indicados no se interpone la referida demanda, se archivará definitivamente lo actuado y el matrimonio podrá celebrarse (artículo 256); pero en este caso los pretendientes no tienen acción contra el Ministerio Público por indemnización de daños y perjuicios (artículo 257); aunque cabría preguntarse si la tienen contra quine hizo la denuncia que luego fue remitida al Ministerio Público. Estos últimos temas procesales antes explicados no figuraban en el texto original del artículo 256, sino que fueron agregados con la modificatoria introducida por el Código Procesal Civil de 1992. INDEMNIZACIÓN POR OPOSICIÓN INFUNDADA ARTICULO 257 Si se declara infundada la oposición, quien la formuló queda sujeto al pago de la indemnización de daños y perjuicios. Los ascendientes y el Ministerio Público están exonerados de esta responsabilidad. Si la denuncia hubiera sido maliciosa, es igualmente responsable quien la formula. En ambos casos, la indemnización la fija prudencialmente el juez, teniendo en cuenta el daño moral. CONCORDANCIA: C.C. arts, VI, 1969, 1971 inc, 1), 1984, 1985 El artículo 257 está relacionado con un caso particular de responsabilidad civil que tiene que ver, específicamente, con la derivada de la oposición infructuosa a

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b) Segundo y tercer supuestos, es decir cuando la oposición es formulada por el Ministerio Público, sea de oficio o motivado por una denuncia de impedimento por parte de tercero no legitimado, no hay procedimiento administrativo previo, de modo que la referida oposición es planteada en forma directa ante el Poder Judicial a través de la respectiva demanda de oposición, teniendo el Ministerio Público los plazos siguientes:

- Cuando actúa de oficio (artículo 254) tiene diez días contados a partir de la fecha de publicación del aviso matrimonial. En este caso debe tenerse presente que si el aviso fijado en el local de la municipalidad y el aviso en el periódico o emitido por radio, no se realizan en la misma oportunidad, el plazo de diez días debe contarse a partir de la fecha de la última publicación.

- Cuando actúa por motivo de la denuncia de impedimento por parte de un tercero (artículo 255) el Ministerio Público tiene también diez días, que según el artículo 256 se computan a partir de la fecha de interposición de la denuncia. Esto es sin duda un error, pues si partimos de la premisa de que la denuncia no se interpone directamente ante el Ministerio Público sino que se remite a este órgano después de interpuesta -tal como se explicó en el comentario al artículo 255- entonces de hecho pueden transcurrir más de diez días desde la interposición de la denuncia hasta su remisión al Ministerio Público, caso en el cual el plazo del artículo 256 ya estará vencido. Por eso somos de la opinión de que el plazo de diez días debe computarse a partir de la fecha de remisión de la denuncia -no de su interposición- es decir cuando el expediente ya está en poder del Ministerio Público.

Del mismo modo que en el caso anterior, si vencidos los plazos indicados no se interpone la referida demanda, se archivará definitivamente lo actuado y el matrimonio podrá celebrarse (artículo 256); pero en este caso los pretendientes no tienen acción contra el Ministerio Público por indemnización de daños y perjuicios (artículo 257); aunque cabría preguntarse si la tienen contra quine hizo la denuncia que luego fue remitida al Ministerio Público.Estos últimos temas procesales antes explicados no figuraban en el texto original del artículo 256, sino que fueron agregados con la modificatoria introducida por el Código Procesal Civil de 1992.

INDEMNIZACIÓN POR OPOSICIÓN INFUNDADA

ARTICULO 257

Si se declara infundada la oposición, quien la formuló queda sujeto al pago de la indemnización de daños y perjuicios. Los ascendientes y el Ministerio Público están exonerados de esta responsabilidad. Si la denuncia hubiera sido maliciosa, es igualmente responsable quien la formula. En ambos casos, la indemnización la fija prudencialmente el juez, teniendo en cuenta el daño moral.

CONCORDANCIA:

C.C. arts, VI, 1969, 1971 inc, 1), 1984, 1985

El artículo 257 está relacionado con un caso particular de responsabilidad civil que tiene que ver, específicamente, con la derivada de la oposición infructuosa a la celebración del matrimonio o de la denuncia de impedimento maliciosa; casos en los cuales se obliga al opositor o al denunciante, según el caso, a indemnizar los daños y perjuicios causados a título de daño moral.

El texto de la norma en el Código vigente no difiere sustancial mente de la regla que sobre el particular contenía el artículo 111 del Código Civil de 1936. En efecto, de acuerdo a dicho artículo procedía la indemnización a cargo del opositor o del denunciante, respectivamente, cuando se declaraba infundada la oposición o cuando la denuncia hubiese sido maliciosa.

Se trata, por consiguiente, de la misma fórmula del actual artículo 257, con leves diferencias en la redacción. Por lo demás, tanto la norma anterior como la vigente, exoneran de responsabilidad a los ascendientes de los contrayentes y al Ministerio Público.

El aspecto más relevante del artículo comentado es, a nuestro juicio, su evidente colisión (aunque parcial) con el sistema de responsabilidad civil regulado en el Libro sobre Fuentes de las Obligaciones; específicamente con el inciso 1) del artículo 1971, ubicado en la sección sexta sobre responsabilidad extracontractual.

En efecto, según esta última norma, no hay responsabilidad en el caso del ejercicio regular de un derecho. No obstante, el artículo 257 -solo en el extremo referido a la oposición- es contrario a dicha regla, pues establece que si se declara infundada la oposición, quien la formuló queda sujeto al pago de la indemnización de daños y perjuicios. Es decir que la norma no discrimina si la oposición ha sido formulada con buena fe o con mala fe o dolo. En consecuencia, la

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responsabilidad se genera de cualquier modo, sin tener en cuenta el factor de atribución relacionado con la intencionalidad del opositor, sino que simplemente nace la obligación de indemnizar en atención a un dato puramente objetivo, cual es la oposición declarada infundada.

Para la regulación de este supuesto puede apreciarse que no se ha tenido en consideración los derechos constitucionales de petición (Const., artículo 2 inciso 20) y de acceso a la justicia o tutela jurisdiccional (Const., artículo 139 inc. 3; y Código Procesal Civil, artículo 1, T.P.), por los cuales toda persona tiene derecho de acudir a las autoridades judiciales (tutela jurisdiccional efectiva) o administrativas, para el ejercicio y defensa de sus derechos o intereses; así como para la solución de conflictos y controversias, con sujeción a un debido proceso y sin que ello suponga la generación de responsabilidad por el solo hecho de que la petición sea denegada.

Es evidente que la norma del artículo 257 no solo guarda estrecha relación con lo señalado en el inciso 1) del artículo 1971 , sino que en rigor el derecho de oposición a que aquélla y otras normas de esta parte del Código se refieren, constituye claramente un supuesto de ejercicio regular de un derecho, que en la eventualidad de ocasionar un daño, se considera que es un daño autorizado.

Al respecto, es oportuno citar a Fernando De Trazegnies, quien sostiene que "entre todos los actos humanos potencialmente dañinos, hay en primer logar que distinguir aquellos en los que el hecho mismo de dañar está permitido por el Derecho y aquellos en los que no está permitido dañar pero que pueden producir un daño no querido por la ley (...) Y lo interesante consiste en que los primeros -aquellos en los