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Prioridades y rigidez del presupuesto Elementos Considerar Integrales Mínimos Esenciales 10 A

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Prioridades y rigidez del presupuesto

Elementos Considerar

Integrales

MínimosEsenciales10 A

Esta publicación fue realizada por FOSDEH, con el apoyo �nanciero de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE y la iniciativa Think Tank.

Las ideas y opiniones expresadas en el texto son de exclusiva responsabilidad de sus autores, y no re�ejan necesariamente la visión ni la opinión de la entidad cooperante, en este caso COSUDE y Think Tank.

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Índice

Introducción 1

I. Prioridades del presupuesto 3 El penoso caso del Fondo Vial 5

II La rigidez del presupuesto. 6 UNAH, Poder Judicial y Alcaldías Municipales. 6 Otros elementos de rigidez que no siempre se mencionan: La burocracia gubernamental y el oprobio de la deuda. 7

Cuáles son las implicaciones de un presupuesto rígido. 9

III. Conclusiones y recomendaciones 11

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En este capítulo se aborda dos de los problemas esenciales que deberían ser considerados al momento de discutir en el Congreso Nacional el Presupuesto General de la República, ¿A qué sectores/actividades económicas y/o sociales se deben destinar los limitados recursos del Estado? Ello dependerá en gran medida por el enfoque que se tenga o se defina del desarrollo y en ese marco se concretan las prioridades, pero lo que define a la prioridad no solo tiene que ver con a quien, sino que también con el cuanto, es decir, el cuanto expresa una dimensión de que tan importante es el Ministerio y/o institución al cual se asignan recursos. Sin embargo, el cuanto tiene algunas restricciones, algunas exógenas y otras endógenas. Dentro de las endógenas la más obvia es la capacidad de gestionar recursos para financiar los gastos, pero existen otras que pueden ser coyunturales o estructurales; Coyunturales como shocks inesperados, como una catástrofe climática, y estructurales como el pago de las deudas contraídas por gobiernos anteriores, el sostenimiento de la masa burocrática del gobierno y/o la asignación obligatoria de recursos a sectores claves que se han considerado como constitucionalmente ineludibles, como lo es para el caso de Honduras, la transferencia a la Universidad

Nacional Autónoma de Honduras, al Poder Judicial y a los Gobiernos Locales, a esta segunda dimensión se le denomina rigidez. El análisis que se expone en las siguientes líneas tiene que ver con la gestión de estos dos elementos en el análisis de la asignación del presupuesto, las prioridades y las rigideces presupuestarias.

Introducción

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En este capítulo se aborda dos de los problemas esenciales que deberían ser considerados al momento de discutir en el Congreso Nacional el Presupuesto General de la República, ¿A qué sectores/actividades económicas y/o sociales se deben destinar los limitados recursos del Estado? Ello dependerá en gran medida por el enfoque que se tenga o se defina del desarrollo y en ese marco se concretan las prioridades, pero lo que define a la prioridad no solo tiene que ver con a quien, sino que también con el cuanto, es decir, el cuanto expresa una dimensión de que tan importante es el Ministerio y/o institución al cual se asignan recursos. Sin embargo, el cuanto tiene algunas restricciones, algunas exógenas y otras endógenas. Dentro de las endógenas la más obvia es la capacidad de gestionar recursos para financiar los gastos, pero existen otras que pueden ser coyunturales o estructurales; Coyunturales como shocks inesperados, como una catástrofe climática, y estructurales como el pago de las deudas contraídas por gobiernos anteriores, el sostenimiento de la masa burocrática del gobierno y/o la asignación obligatoria de recursos a sectores claves que se han considerado como constitucionalmente ineludibles, como lo es para el caso de Honduras, la transferencia a la Universidad

Nacional Autónoma de Honduras, al Poder Judicial y a los Gobiernos Locales, a esta segunda dimensión se le denomina rigidez. El análisis que se expone en las siguientes líneas tiene que ver con la gestión de estos dos elementos en el análisis de la asignación del presupuesto, las prioridades y las rigideces presupuestarias.

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I. Prioridades del presupuesto.

El sin sabor que deja el pago de la deuda pública en contraste con las esperanzadoras asignaciones a Educación y Salud.

Los recursos asignados al presupuesto son de suma cero o mutuamente excluyente, es decir que lo que se asigna a un sector, ya no se le puede asignar a otro u otros sectores, esto implica que los decisores deben hacer un análisis de lo que para el país es urgente y necesario, discriminándolo de lo menos urgente y lo menos necesario, en otras palabras, el Estado debe priorizar los recursos de su presupuesto.

Para el presupuesto de la administración central, se pueden advertir tres niveles de importancia, medidos por la proporción de cada renglón respecto del presupuesto total y por el nivel de ejecución de cada institución. Por ejemplo, en el presupuesto general del 2017, se pueden identificar tres renglones principales, el servicio de la deuda, la Educación y la Salud. Esta fotografía contiene distintos matices, algunos desalentadores y otros esperanzadores. Por ejemplo, se refleja claramente que la principal prioridad del país es pagar la deuda pública [1] que para el año 2017 representa el 21% del presupuesto de la Administración Central, esto deja un sin sabor, dado que la asignación de recursos al pago de la deuda resta recursos para poderlos invertir en aspectos que abonen al desarrollo social y económico de la población hondureña.

Otras aproximaciones que se pueden hacer con el primer vistazo a la fotografía, es la de las alentadoras asignaciones a los sectores de Educación y Salud, que sumados totalizan el 33% del presupuesto nacional. Se dice que es alentador dado que es una convicción teórica (desde una visión meramente economicista) que los sectores Educación y Salud, abonan sustantivamente al desarrollo de las economías de los países, bajo la idea que, en la medida en

que la población tenga mayores niveles de instrucción y mejores condiciones de salud, se podrán alcanzar niveles óptimos de producción[2] y mayores oportunidades individuales para alcanzar el bienestar. Sin embargo, existe un trasfondo alrededor de estas cuentas que menguan esos aires esperanzadores, y es que se si revisa profundamente estos renglones presupuestarios[3] , resalta que en ambos casos la partida de sueldos y salarios supera por mucho, la cuenta donde se registran la construcción de nuevos centros educativos, nuevos hospitales y el equipamiento de los mismos, que no supera el 3% para ambos sectores. Esto implica una falacia mayor, porque en realidad las prioridades no son, en si, la salud y la educación de la población hondureña, sino del mantenimiento de una elevada masa salarial y un debilitamiento de la calidad de los servicios.

1. Calculo del FOSDEH, el monto de la deuda asciende a los 15 mil millones de dólares

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I. Prioridades del presupuesto.

El sin sabor que deja el pago de la deuda pública en contraste con las esperanzadoras asignaciones a Educación y Salud.

Los recursos asignados al presupuesto son de suma cero o mutuamente excluyente, es decir que lo que se asigna a un sector, ya no se le puede asignar a otro u otros sectores, esto implica que los decisores deben hacer un análisis de lo que para el país es urgente y necesario, discriminándolo de lo menos urgente y lo menos necesario, en otras palabras, el Estado debe priorizar los recursos de su presupuesto.

Para el presupuesto de la administración central, se pueden advertir tres niveles de importancia, medidos por la proporción de cada renglón respecto del presupuesto total y por el nivel de ejecución de cada institución. Por ejemplo, en el presupuesto general del 2017, se pueden identificar tres renglones principales, el servicio de la deuda, la Educación y la Salud. Esta fotografía contiene distintos matices, algunos desalentadores y otros esperanzadores. Por ejemplo, se refleja claramente que la principal prioridad del país es pagar la deuda pública [1] que para el año 2017 representa el 21% del presupuesto de la Administración Central, esto deja un sin sabor, dado que la asignación de recursos al pago de la deuda resta recursos para poderlos invertir en aspectos que abonen al desarrollo social y económico de la población hondureña.

Otras aproximaciones que se pueden hacer con el primer vistazo a la fotografía, es la de las alentadoras asignaciones a los sectores de Educación y Salud, que sumados totalizan el 33% del presupuesto nacional. Se dice que es alentador dado que es una convicción teórica (desde una visión meramente economicista) que los sectores Educación y Salud, abonan sustantivamente al desarrollo de las economías de los países, bajo la idea que, en la medida en

que la población tenga mayores niveles de instrucción y mejores condiciones de salud, se podrán alcanzar niveles óptimos de producción[2] y mayores oportunidades individuales para alcanzar el bienestar. Sin embargo, existe un trasfondo alrededor de estas cuentas que menguan esos aires esperanzadores, y es que se si revisa profundamente estos renglones presupuestarios[3] , resalta que en ambos casos la partida de sueldos y salarios supera por mucho, la cuenta donde se registran la construcción de nuevos centros educativos, nuevos hospitales y el equipamiento de los mismos, que no supera el 3% para ambos sectores. Esto implica una falacia mayor, porque en realidad las prioridades no son, en si, la salud y la educación de la población hondureña, sino del mantenimiento de una elevada masa salarial y un debilitamiento de la calidad de los servicios.

En otro nivel, se encuentran renglones presupuestarios a los que podríamos denominarlos de segundo piso (que reciben entre el 6 y 10% del presupuesto), en esta categoría se encuentran apenas cuatro instituciones: Secretaría de Defensa, Secretaría de seguridad, Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos los tres con el 5% y los Servicios Financieros de Administración Central con un 7%. El 74% del Presupuesto de la Administración Central se concentra en el 10% (7 de 74) de las instituciones, esto indica que hay una disparidad en la distribución del presupuesto, que no está mal vista, si está concentración se encuentra en las instituciones que tienen que ver directamente con el desarrollo económico y social. embargo, hay instituciones que son claramente impulsores del

2. Ver la función teórica de producción y=A*L^(Alpha)*K^(1-Alpha) Donde A=Tecnología, K=Capital y L=Mano de obra; Donde Alpha y 1-Alpha es igual a las participaciones empíricas de cada factor de producción.3. Ver asignación presupuestaria por objeto de gasto

Por esta razón el Fondo Vial no se encuentra ni en el primero, ni en el segundo piso de la asignación presupuestaria, en relación con el presupuesto total, este renglón recibe tan solo un 4.6%. Con lo importante que es este rubro para el funcionamiento económico y social, es preocupante que a septiembre del presente año solo se haya ejecutado un poco más del 50% de su limitado presupuesto.

II La rigidez del presupuesto.

• UNAH, Poder Judicial y Alcaldías Municipales.Algunos de los recursos que cada año capta el Estado de Honduras están totalmente (en papel) comprometidos, ese es el caso de los recursos destinados al Poder Judicial (PJ), la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y las Municipalidades. En el caso del PJ y de la UNAH la disposición es constitucional, ya que la Constitución de la República estipula que el 3% de los ingresos corrientes debe ser asignados al Poder Judicial y el 6% de los ingresos corrientes netos se destinará a la UNAH, en suma, debería representar cerca de 9.7 mil millones de Lempiras en el presupuesto 2018, según cálculos del FOSDEH. También es un mandato constitucional y la Ley de Municipalidades con sus reformas manda que el Estado Central asigne a los Gobiernos Municipales transferencias, que debe ser del 11% de los Ingresos Tributarios, por lo que para el 2018, dado que la proyección de los ingresos tributarios es de 101.9 mil millones de Lempiras, la transferencia para las Municipalidades debería ser de alrededor de 11.2 mil millones de Lempiras. En total, la suma de los tres conceptos debería ser de 20.9 mil millones de Lempiras (aproximadamente un 4% del PIB).

Renglones presupuestarios

presupuesto vigente 2017

Proporción del presupuesto total

Secretaría de Educación L 25,687,549,356.00 19% Secretaría de Salud L 14,081,163,163.00 11% Deuda Pública L 28,226,600,562.00 21%

desarrollo, pero que no se encuentran dentro de este selecto grupo de los 7, como es el caso del Fondo Vial.

• El penoso caso del Fondo Vial

El penoso caso del Fondo Vial se ha expuesto en uno de los editoriales del FOSDEH “No es necesario el peaje, concesiones y endeudamiento para las carreteras de Honduras” En donde se expone como ha quedado rezagada una de las prioridades del Estado para alcanzar estadios de desarrollo, pese a que, teórica y empíricamente[4] se concibe la inversión real (específicamente la formación bruta de capital) como componente homogéneamente asociado al crecimiento económico de los países, pero en el caso de Honduras, el ente encargado de la administración de la red carretera del país ha sido paulatinamente desnutrida, violentando la disposición de la Ley del Fondo Vial (Decreto No 286-98), en la cual se estipula que el 40% de la recaudación de impuestos por combustible debería pasar a la cuenta del Fondo Vial. No obstante, en el año 2017 la estimación de ingresos por impuesto al combustible era de alrededor de 12 mil millones de Lempiras, por lo cual tuvo que habérsele asignado al Fondo Vial un presupuesto de cerca de los 4.8 mil millones de Lempiras, sin embargo, se aprobaron tan solo 875 millones de Lempiras (7.2% de lo captado por impuestos al combustible). La tónica continua en el 2018, ya que según el proyecto de presupuesto se indica una recaudación de al menos 13 mil millones de Lempiras en impuesto por combustible, pero solo se le asignaran 647 millones de Lempiras (5% de la recaudación de impuestos al combustible), reduciendo incluso, el monto del año anterior[5] .

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En otro nivel, se encuentran renglones presupuestarios a los que podríamos denominarlos de segundo piso (que reciben entre el 6 y 10% del presupuesto), en esta categoría se encuentran apenas cuatro instituciones: Secretaría de Defensa, Secretaría de seguridad, Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos los tres con el 5% y los Servicios Financieros de Administración Central con un 7%. El 74% del Presupuesto de la Administración Central se concentra en el 10% (7 de 74) de las instituciones, esto indica que hay una disparidad en la distribución del presupuesto, que no está mal vista, si está concentración se encuentra en las instituciones que tienen que ver directamente con el desarrollo económico y social. embargo, hay instituciones que son claramente impulsores del

4. Ver la lógica de las fronteras de posibilidades de producción en la combinación capital-trabajo5. Según investigación del FOSDEH y en base a los presupuestos aprobados y las liquidaciones presupuestarias de SEFIN, en el periodo 2005-2017 se ha recaudado 87.8 mil millones de Lempiras en impuestos al combustible y lo asignado y/o ejecutado por el Fondo Vial han sido 11.7 mil millones que representan el 12.5% de lo recaudado. La mayor asignación fue en el 2009 con el 23%. Entre el 2010 al 2017 se evidencia la pérdida de prioridad de asignar recursos al mantenimiento de la red vial al pasar de cerca del 19% en 2010 a 5% en 2017. Coincidiendo con el auge del discurso de la ineficiencia-corrupción del FOVIAL y el justificativo de las concesiones de Alianzas Publico Privadas (APP) en la red vial y el cobro de peaje.

Por esta razón el Fondo Vial no se encuentra ni en el primero, ni en el segundo piso de la asignación presupuestaria, en relación con el presupuesto total, este renglón recibe tan solo un 4.6%. Con lo importante que es este rubro para el funcionamiento económico y social, es preocupante que a septiembre del presente año solo se haya ejecutado un poco más del 50% de su limitado presupuesto.

II La rigidez del presupuesto.

• UNAH, Poder Judicial y Alcaldías Municipales.Algunos de los recursos que cada año capta el Estado de Honduras están totalmente (en papel) comprometidos, ese es el caso de los recursos destinados al Poder Judicial (PJ), la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y las Municipalidades. En el caso del PJ y de la UNAH la disposición es constitucional, ya que la Constitución de la República estipula que el 3% de los ingresos corrientes debe ser asignados al Poder Judicial y el 6% de los ingresos corrientes netos se destinará a la UNAH, en suma, debería representar cerca de 9.7 mil millones de Lempiras en el presupuesto 2018, según cálculos del FOSDEH. También es un mandato constitucional y la Ley de Municipalidades con sus reformas manda que el Estado Central asigne a los Gobiernos Municipales transferencias, que debe ser del 11% de los Ingresos Tributarios, por lo que para el 2018, dado que la proyección de los ingresos tributarios es de 101.9 mil millones de Lempiras, la transferencia para las Municipalidades debería ser de alrededor de 11.2 mil millones de Lempiras. En total, la suma de los tres conceptos debería ser de 20.9 mil millones de Lempiras (aproximadamente un 4% del PIB).

desarrollo, pero que no se encuentran dentro de este selecto grupo de los 7, como es el caso del Fondo Vial.

• El penoso caso del Fondo Vial

El penoso caso del Fondo Vial se ha expuesto en uno de los editoriales del FOSDEH “No es necesario el peaje, concesiones y endeudamiento para las carreteras de Honduras” En donde se expone como ha quedado rezagada una de las prioridades del Estado para alcanzar estadios de desarrollo, pese a que, teórica y empíricamente[4] se concibe la inversión real (específicamente la formación bruta de capital) como componente homogéneamente asociado al crecimiento económico de los países, pero en el caso de Honduras, el ente encargado de la administración de la red carretera del país ha sido paulatinamente desnutrida, violentando la disposición de la Ley del Fondo Vial (Decreto No 286-98), en la cual se estipula que el 40% de la recaudación de impuestos por combustible debería pasar a la cuenta del Fondo Vial. No obstante, en el año 2017 la estimación de ingresos por impuesto al combustible era de alrededor de 12 mil millones de Lempiras, por lo cual tuvo que habérsele asignado al Fondo Vial un presupuesto de cerca de los 4.8 mil millones de Lempiras, sin embargo, se aprobaron tan solo 875 millones de Lempiras (7.2% de lo captado por impuestos al combustible). La tónica continua en el 2018, ya que según el proyecto de presupuesto se indica una recaudación de al menos 13 mil millones de Lempiras en impuesto por combustible, pero solo se le asignaran 647 millones de Lempiras (5% de la recaudación de impuestos al combustible), reduciendo incluso, el monto del año anterior[5] .

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En otro nivel, se encuentran renglones presupuestarios a los que podríamos denominarlos de segundo piso (que reciben entre el 6 y 10% del presupuesto), en esta categoría se encuentran apenas cuatro instituciones: Secretaría de Defensa, Secretaría de seguridad, Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos los tres con el 5% y los Servicios Financieros de Administración Central con un 7%. El 74% del Presupuesto de la Administración Central se concentra en el 10% (7 de 74) de las instituciones, esto indica que hay una disparidad en la distribución del presupuesto, que no está mal vista, si está concentración se encuentra en las instituciones que tienen que ver directamente con el desarrollo económico y social. embargo, hay instituciones que son claramente impulsores del

Fuente: Elaborado por FOSDEH en base al Proyecto de Presupuesto 2018 presentado al Congreso Nacional por el Poder Ejecutivo

Por esta razón el Fondo Vial no se encuentra ni en el primero, ni en el segundo piso de la asignación presupuestaria, en relación con el presupuesto total, este renglón recibe tan solo un 4.6%. Con lo importante que es este rubro para el funcionamiento económico y social, es preocupante que a septiembre del presente año solo se haya ejecutado un poco más del 50% de su limitado presupuesto.

II La rigidez del presupuesto.

• UNAH, Poder Judicial y Alcaldías Municipales.Algunos de los recursos que cada año capta el Estado de Honduras están totalmente (en papel) comprometidos, ese es el caso de los recursos destinados al Poder Judicial (PJ), la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y las Municipalidades. En el caso del PJ y de la UNAH la disposición es constitucional, ya que la Constitución de la República estipula que el 3% de los ingresos corrientes debe ser asignados al Poder Judicial y el 6% de los ingresos corrientes netos se destinará a la UNAH, en suma, debería representar cerca de 9.7 mil millones de Lempiras en el presupuesto 2018, según cálculos del FOSDEH. También es un mandato constitucional y la Ley de Municipalidades con sus reformas manda que el Estado Central asigne a los Gobiernos Municipales transferencias, que debe ser del 11% de los Ingresos Tributarios, por lo que para el 2018, dado que la proyección de los ingresos tributarios es de 101.9 mil millones de Lempiras, la transferencia para las Municipalidades debería ser de alrededor de 11.2 mil millones de Lempiras. En total, la suma de los tres conceptos debería ser de 20.9 mil millones de Lempiras (aproximadamente un 4% del PIB).

desarrollo, pero que no se encuentran dentro de este selecto grupo de los 7, como es el caso del Fondo Vial.

• El penoso caso del Fondo Vial

El penoso caso del Fondo Vial se ha expuesto en uno de los editoriales del FOSDEH “No es necesario el peaje, concesiones y endeudamiento para las carreteras de Honduras” En donde se expone como ha quedado rezagada una de las prioridades del Estado para alcanzar estadios de desarrollo, pese a que, teórica y empíricamente[4] se concibe la inversión real (específicamente la formación bruta de capital) como componente homogéneamente asociado al crecimiento económico de los países, pero en el caso de Honduras, el ente encargado de la administración de la red carretera del país ha sido paulatinamente desnutrida, violentando la disposición de la Ley del Fondo Vial (Decreto No 286-98), en la cual se estipula que el 40% de la recaudación de impuestos por combustible debería pasar a la cuenta del Fondo Vial. No obstante, en el año 2017 la estimación de ingresos por impuesto al combustible era de alrededor de 12 mil millones de Lempiras, por lo cual tuvo que habérsele asignado al Fondo Vial un presupuesto de cerca de los 4.8 mil millones de Lempiras, sin embargo, se aprobaron tan solo 875 millones de Lempiras (7.2% de lo captado por impuestos al combustible). La tónica continua en el 2018, ya que según el proyecto de presupuesto se indica una recaudación de al menos 13 mil millones de Lempiras en impuesto por combustible, pero solo se le asignaran 647 millones de Lempiras (5% de la recaudación de impuestos al combustible), reduciendo incluso, el monto del año anterior[5] .

Concepto Ingresos Corrientes Netos Ingresos tributarios Total UNAH 6% L 6,484,917,850.98 0% L

- L 6,484,917,850.98

Poder Judicial (PJ)

3% L 3,242,458,925.49 0% L -

L 3,242,458,925.49

Alcaldías Municipales

0% L - 11% L 11,214,336,474.77 L 11,214,336,474.77

Total

L 9,727,376,776.47

L 11,214,336,474.77 L 20,941,713,251.24

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6. Presupuesto General de Ingresos y Gastos de la Republica 2017 aprobado por el Congreso Nacional 7. Proyecto de Presupuesto 2018 presentado al Congreso Nacional por el Poder Ejecutivo8. En los documentos de asignación presupuestaria de la SEFIN se le encuentra con el nombre de Servicios Personales, según el Catalogo Nacional de Cuentas.9. Informe de seguimiento y evaluación del de la ejecución financiera del presupuesto del segundo trimestre 2017.10. El desempeño fiscal de la región CARD 2007-2016: los retos y consecuencias de los ajustes fiscales en un entorno de rigideces y exoneraciones fiscales.11. Documento de Exposición de Motivos del Presupuesto 2018. Elaborado por SEFIN.

Lo aprobado para las tres instancias en el 2017[6] ha sido de L13,399.6 millones, L6,175.3 millones a UNAH, PJ L 2,176.9 millones y para los gobiernos municipales L 5,047.4 millones. Lo recomendado para el 2018[7] suma L14,171.5 millones, asignando L6,286.9 millones a UNAH, CSJ L2,435.3 millones, y L5,449.3 millones para las municipalidades.

• Otros elementos de rigidez que no siempre se mencionan: La burocracia gubernamental y el oprobio de la deuda.

Otro elemento que no siempre se menciona en este tipo de análisis, pero que sin duda condiciona el quehacer los ministerios y/o instituciones, es el gasto en la burocracia de los mismos. Este peso burocrático se puede encontrar en las cuentas del gobierno como parte del gasto de Cuenta Corriente, este, es el que se efectúa con el fin de comprar bienes y servicios para que las instituciones y/o ministerios lleven a cabo sus funciones, entre ellos por supuesto, se encuentran los sueldos y salarios [8]. Según un informe de la SEFIN[9] , el gasto corriente aprobado en el 2017 es del 67%, en contraste un documento del SCEMCA[10] dice que en los últimos seis años la relación entre gasto corriente y gasto total es mucho más alta, superando esta el 75%, mientras que el gasto de capital es de solo el 11%. Para el 2018 el gasto corriente recomendado significa el 68.4%[11].

Para finalizar esta lista de cuentas que le quitan margen de maniobra al presupuesto, es importante mencionar el lastre de la deuda. No es casualidad que como se dijo anteriormente, el servicio de la deuda sea la primera prioridad en la asignación del

presupuesto de cada año, si se cuenta con una deuda que ha superado el umbral de los 10 mil millones de dólares. En los últimos años, se ha gestionado esta variable con políticas de reacomodamiento de la deuda y no de reducción de la misma, por ejemplo, una de las jugadas del último ejercicio gubernamental, es permutar [12] los bonos que vencen y en poder de los institutos de previsión[13] para no pagar el capital y ponerlos a más largo plazo y a tasa de interés menores, inyectando bonos al Banco Central para cubrir las pérdidas cuasi fiscales (que no se suman a la deuda interna publica), sustitución de bonos de deuda interna emitidos por ENEE garantizados por el gobierno central y en poder del sistema financiero nacional por bonos soberanos. Esto, por supuesto, tiene implicaciones preocupantes, que van desde el crecimiento y acumulación de las perdidas cuasi fiscales[14] hasta la probable de descapitalización de los fondos de pensiones con impacto a futuros pensionados/jubilados.

No es un objetivo de este capítulo hablar sobre la sostenibilidad o insostenibilidad de la deuda. No obstante, si lo es hablar acerca de la consecuencia de la aplicación de malas políticas de administración de la deuda y una de ellas es el engrosamiento del servicio de la deuda que se presupuesta año con año.

12. Pasar la deuda que vence en el año vigente a 4, 8 y hasta 10 años y tasas de alrededor del 13% con los bonos permutados se han disminuido a 9%, en tanto los préstamos a los “aportantes” oscilan entre 17% a 21%..13. En la estimación de deuda interna (bruta)se están restando los bonos emitidos por la administración central y en poder de los institutos de previsión y de seguridad social, al calificarla que es dentro del sector público y la denominan deuda interna consolidada o neta.14. Las perdidas cuasi fiscales, se dan cuando los bancos centrales tienen pasivos con costos por encima de sus activos rentables. En Honduras es por cubrir sobregiros de la Tesorería de la Administración Central, que se bonifican al final del ejercicio de cada año fiscal. *Anteproyecto de presupuesto 2018, SEFIN

Lo aprobado para las tres instancias en el 2017[6] ha sido de L13,399.6 millones, L6,175.3 millones a UNAH, PJ L 2,176.9 millones y para los gobiernos municipales L 5,047.4 millones. Lo recomendado para el 2018[7] suma L14,171.5 millones, asignando L6,286.9 millones a UNAH, CSJ L2,435.3 millones, y L5,449.3 millones para las municipalidades.

• Otros elementos de rigidez que no siempre se mencionan: La burocracia gubernamental y el oprobio de la deuda.

Otro elemento que no siempre se menciona en este tipo de análisis, pero que sin duda condiciona el quehacer los ministerios y/o instituciones, es el gasto en la burocracia de los mismos. Este peso burocrático se puede encontrar en las cuentas del gobierno como parte del gasto de Cuenta Corriente, este, es el que se efectúa con el fin de comprar bienes y servicios para que las instituciones y/o ministerios lleven a cabo sus funciones, entre ellos por supuesto, se encuentran los sueldos y salarios [8]. Según un informe de la SEFIN[9] , el gasto corriente aprobado en el 2017 es del 67%, en contraste un documento del SCEMCA[10] dice que en los últimos seis años la relación entre gasto corriente y gasto total es mucho más alta, superando esta el 75%, mientras que el gasto de capital es de solo el 11%. Para el 2018 el gasto corriente recomendado significa el 68.4%[11].

Para finalizar esta lista de cuentas que le quitan margen de maniobra al presupuesto, es importante mencionar el lastre de la deuda. No es casualidad que como se dijo anteriormente, el servicio de la deuda sea la primera prioridad en la asignación del

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presupuesto de cada año, si se cuenta con una deuda que ha superado el umbral de los 10 mil millones de dólares. En los últimos años, se ha gestionado esta variable con políticas de reacomodamiento de la deuda y no de reducción de la misma, por ejemplo, una de las jugadas del último ejercicio gubernamental, es permutar [12] los bonos que vencen y en poder de los institutos de previsión[13] para no pagar el capital y ponerlos a más largo plazo y a tasa de interés menores, inyectando bonos al Banco Central para cubrir las pérdidas cuasi fiscales (que no se suman a la deuda interna publica), sustitución de bonos de deuda interna emitidos por ENEE garantizados por el gobierno central y en poder del sistema financiero nacional por bonos soberanos. Esto, por supuesto, tiene implicaciones preocupantes, que van desde el crecimiento y acumulación de las perdidas cuasi fiscales[14] hasta la probable de descapitalización de los fondos de pensiones con impacto a futuros pensionados/jubilados.

No es un objetivo de este capítulo hablar sobre la sostenibilidad o insostenibilidad de la deuda. No obstante, si lo es hablar acerca de la consecuencia de la aplicación de malas políticas de administración de la deuda y una de ellas es el engrosamiento del servicio de la deuda que se presupuesta año con año.

15. El desempeño fiscal de la región CARD 2007-2016: los retos y consecuencias de los ajustes fiscales en un entorno de rigideces y exoneraciones fiscales.

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El crecimiento del servicio de la deuda en la asignación presupuestaria ha sido de 335% en los últimos ocho años, esto significa que el servicio de la deuda no solo es una prioridad primaria para el Estado, sino que es una prioridad superlativa por encima de la educación y salud con las consecuencias deficitarias en cobertura y calidad de tales servicios, solo para citar algunos de los muchos ejemplos que afectan a la mayoría de la población.

• Cuáles son las implicaciones de un presupuesto rígido.

Al sumar todos los elementos de rigidez para el 2018, se estima una suma que supera los 100 mil millones de Lempiras, es decir que alrededor del 50% del presupuesto nacional, en realidad se encuentra comprometido. La implicación próxima de este fenómeno, es que como lo apunta el SCEMCA en uno de sus trabajos[15] “…dificulta que la política fiscal pueda adoptar posturas anticíclicas”, es decir que el Estado no tiene margen de maniobra para choques exógenos o endógenos de la economía, de forma tal que la política fiscal quedaría invalida.

Otra implicación quizá menos obvia, pero si más perjudicial, es que incentiva a los gobiernos para hacer artilugios para poder ampliar ese margen de maniobra del cual se habló en la sección anterior.

Estas acciones concluyen en el debilitamiento institucional y en consecuencia más nefasta la calidad de los servicios públicos y violación de la Constitución de la República.

Por ejemplo, en las Disposiciones Generales de presupuestos en los últimos años se encuentran artículos que relajan esta rigidez, pero que en ese intento violentan las disposiciones constitucionales tales como: Articulo 16 y 17 Disposiciones Generales del Presupuesto 2018. En el Articulo 16, se dispone que cuando haya una subestimación de los ingresos corrientes (que por lo general ocurre) los excedentes no podrán asignarse a las cuentas sujetas de porcentajes según ley, en otras palabras, en caso de sub-estimación de ingresos, la UNAH, el poder Judicial y las alcaldías Municipales recibirán menos de lo que estipula la Constitución de la República y la Ley de Municipalidades respectivamente.

Esa preocupación se manifestó en uno de los documentos del FOSDEH “El proceso de Descentralización: ¿Política de Estado o Política de Gobierno?”, en el cual se alerta que, en los últimos años, se ha violentado constantemente la Ley de Municipalidades, incumpliendo los montos transferibles a los gobiernos locales. Para el caso, en el año 2016, a los gobiernos locales les correspondía un monto de 9,118.4 millones de Lempiras (11% de los ingresos tributarios proyectados), pero en ese año solo se aprobaron 4,760 millones de Lempiras (5.74% de los ingresos tributarios proyectados), en los años 2017 y lo recomendado para el 2018, como se mostró en apartados anteriores. Sistemáticamente se sigue incumpliendo como una política contraria a la descentralización.

En el artículo 17 de las Disposiciones Generales de Presupuesto 2018, se introduce la definición de ingresos netos, incorporando restas de nuevas tasas de ingresos como por ejemplo la de seguridad y el 3% de aumento al impuesto sobre ventas que financian el Programa de Vida Mejor, transgrediendo la definición original de la Constitución de la República. Este movimiento

permite que los renglones presupuestarios sujetas a los ingresos netos como la UNAH y el Poder judicial, reciban menos recursos aún.

Para finalizar, otra de las consecuencias de la rigidez del presupuesto, es la arbitrariedad del gobierno de turno, es decir, decidir cumplir los renglones rígidos del presupuesto o simplemente no cumplirlos. Ese es el caso de la cuenta del Fondo Vial, la cual a pesar de tener una ley que la respalda y la cual dice explícitamente que se debe destinar el 40% de los ingresos por impuesto al combustible, en el presupuesto de la República apenas se le asigna un 4.6% del ingreso del impuesto al combustible.

III. Conclusiones y recomendaciones

• No se ha visto en ninguna latitud del planeta tierra que su historia cuente haber alcanzado el desarrollo económico y social teniendo el pago de la deuda como prioridad principal. Es necesario en este sentido, hacer un diagnóstico real de la deuda y establecer una política clara de la gestión por prioridades sectoriales e impacto económico y social bien determinado y clara administración de la misma, que no solamente se circunscriba el reacomodamiento de la deuda y la obtención de préstamos más baratos, sobre todo si para esta importante fuente de recursos se recurre a la adecuación conveniente de las variables macroeconómicas. En este sentido, se propone al Tribunal Superior de Cuentas y la Secretaría de Finanzas montar una política de administración y gestión transparente con tendencia a la reducción de la deuda gubernamental a los sectores prioritarios para el desarrollo nacional de manera sostenible.

• Si bien es alentador encontrar que los siguientes dos renglones más importantes del presupuesto son las Secretarías de Educación y Salud, es necesario que la distribución del presupuesto implique menos gasto corriente y más en las cuentas que abonen directamente al objetivo de mejor educación y salud para las y los hondureños. Por ejemplo, incorporar dentro del Programa de Inversión Pública muchos más iniciativas para la construcción,

reconstrucción y mantenimiento de salones de clases, bibliotecas, espacios académicos, instalaciones públicas de salud y hospitales acordes para un sistema más eficaz y eficiente con cobertura en el área rural, ciudades intermedias y nacionales con un mejor balance en cuanto a prevención y procesos curativos. Becas de investigación y fortalecimiento de la capacidad humana y otros factores sustantivos de mejora a estas dos secretarías importantes para el desarrollo del país.

• El problema transversal en torno a la rigidez del presupuesto es la discrecionalidad, es decir, decidir arbitrariamente y con criterio más político que técnico cuando si y cuando no atender las disposiciones legales de asignación de recursos en el Presupuesto Nacional de la República. Es tal la rigidez del presupuesto (cerca del 50% como lo vimos en líneas anteriores), que incentiva a los administradores del estado a ampliar el margen maniobra y/o aflojar la rigidez, pero en este intento se cometen violaciones incluso constitucionales. Una recomendación del FOSDEH es establecer un marco armónico del presupuesto en el que se asegure la asignación de recursos para los pilares del desarrollo, pero que al mismo tiempo permita tener recursos de manera transparentes para hacer operativas políticas públicas con mayor soltura y eficiencia, evitando mecanismos como los fideicomisos que opacan el uso de recursos públicos.

En este sentido es importante realizar una revisión profunda del marco legal y de distintos instrumentos que se contraponen, como por ejemplo la ley orgánica del presupuesto con los fideicomisos, la Constitución de la República con las Disposiciones Generales de Presupuesto, entre otras.

Año Monto de servicio de deuda

en los presupuestos aprobados

crecimiento

crecimiento 2010 -

2018

crecimiento promedio 2010-2018

2010 L 7,821,244,300.00 -

335% 23%

2011 L 13,191,252,146.00 69% 2012 L 13,006,644,468.00 -1% 2013 L 17,942,888,811.00 38% 2014 L 27,075,949,046.00 51% 2015 L 29,968,061,118.00 11% 2016 L 29,505,774,966.00 -2% 2017 L 28,726,600,562.00 -3% 2018* L 34,032,358,875.00 18%

El crecimiento del servicio de la deuda en la asignación presupuestaria ha sido de 335% en los últimos ocho años, esto significa que el servicio de la deuda no solo es una prioridad primaria para el Estado, sino que es una prioridad superlativa por encima de la educación y salud con las consecuencias deficitarias en cobertura y calidad de tales servicios, solo para citar algunos de los muchos ejemplos que afectan a la mayoría de la población.

• Cuáles son las implicaciones de un presupuesto rígido.

Al sumar todos los elementos de rigidez para el 2018, se estima una suma que supera los 100 mil millones de Lempiras, es decir que alrededor del 50% del presupuesto nacional, en realidad se encuentra comprometido. La implicación próxima de este fenómeno, es que como lo apunta el SCEMCA en uno de sus trabajos[15] “…dificulta que la política fiscal pueda adoptar posturas anticíclicas”, es decir que el Estado no tiene margen de maniobra para choques exógenos o endógenos de la economía, de forma tal que la política fiscal quedaría invalida.

Otra implicación quizá menos obvia, pero si más perjudicial, es que incentiva a los gobiernos para hacer artilugios para poder ampliar ese margen de maniobra del cual se habló en la sección anterior.

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Estas acciones concluyen en el debilitamiento institucional y en consecuencia más nefasta la calidad de los servicios públicos y violación de la Constitución de la República.

Por ejemplo, en las Disposiciones Generales de presupuestos en los últimos años se encuentran artículos que relajan esta rigidez, pero que en ese intento violentan las disposiciones constitucionales tales como: Articulo 16 y 17 Disposiciones Generales del Presupuesto 2018. En el Articulo 16, se dispone que cuando haya una subestimación de los ingresos corrientes (que por lo general ocurre) los excedentes no podrán asignarse a las cuentas sujetas de porcentajes según ley, en otras palabras, en caso de sub-estimación de ingresos, la UNAH, el poder Judicial y las alcaldías Municipales recibirán menos de lo que estipula la Constitución de la República y la Ley de Municipalidades respectivamente.

Esa preocupación se manifestó en uno de los documentos del FOSDEH “El proceso de Descentralización: ¿Política de Estado o Política de Gobierno?”, en el cual se alerta que, en los últimos años, se ha violentado constantemente la Ley de Municipalidades, incumpliendo los montos transferibles a los gobiernos locales. Para el caso, en el año 2016, a los gobiernos locales les correspondía un monto de 9,118.4 millones de Lempiras (11% de los ingresos tributarios proyectados), pero en ese año solo se aprobaron 4,760 millones de Lempiras (5.74% de los ingresos tributarios proyectados), en los años 2017 y lo recomendado para el 2018, como se mostró en apartados anteriores. Sistemáticamente se sigue incumpliendo como una política contraria a la descentralización.

En el artículo 17 de las Disposiciones Generales de Presupuesto 2018, se introduce la definición de ingresos netos, incorporando restas de nuevas tasas de ingresos como por ejemplo la de seguridad y el 3% de aumento al impuesto sobre ventas que financian el Programa de Vida Mejor, transgrediendo la definición original de la Constitución de la República. Este movimiento

permite que los renglones presupuestarios sujetas a los ingresos netos como la UNAH y el Poder judicial, reciban menos recursos aún.

Para finalizar, otra de las consecuencias de la rigidez del presupuesto, es la arbitrariedad del gobierno de turno, es decir, decidir cumplir los renglones rígidos del presupuesto o simplemente no cumplirlos. Ese es el caso de la cuenta del Fondo Vial, la cual a pesar de tener una ley que la respalda y la cual dice explícitamente que se debe destinar el 40% de los ingresos por impuesto al combustible, en el presupuesto de la República apenas se le asigna un 4.6% del ingreso del impuesto al combustible.

III. Conclusiones y recomendaciones

• No se ha visto en ninguna latitud del planeta tierra que su historia cuente haber alcanzado el desarrollo económico y social teniendo el pago de la deuda como prioridad principal. Es necesario en este sentido, hacer un diagnóstico real de la deuda y establecer una política clara de la gestión por prioridades sectoriales e impacto económico y social bien determinado y clara administración de la misma, que no solamente se circunscriba el reacomodamiento de la deuda y la obtención de préstamos más baratos, sobre todo si para esta importante fuente de recursos se recurre a la adecuación conveniente de las variables macroeconómicas. En este sentido, se propone al Tribunal Superior de Cuentas y la Secretaría de Finanzas montar una política de administración y gestión transparente con tendencia a la reducción de la deuda gubernamental a los sectores prioritarios para el desarrollo nacional de manera sostenible.

• Si bien es alentador encontrar que los siguientes dos renglones más importantes del presupuesto son las Secretarías de Educación y Salud, es necesario que la distribución del presupuesto implique menos gasto corriente y más en las cuentas que abonen directamente al objetivo de mejor educación y salud para las y los hondureños. Por ejemplo, incorporar dentro del Programa de Inversión Pública muchos más iniciativas para la construcción,

reconstrucción y mantenimiento de salones de clases, bibliotecas, espacios académicos, instalaciones públicas de salud y hospitales acordes para un sistema más eficaz y eficiente con cobertura en el área rural, ciudades intermedias y nacionales con un mejor balance en cuanto a prevención y procesos curativos. Becas de investigación y fortalecimiento de la capacidad humana y otros factores sustantivos de mejora a estas dos secretarías importantes para el desarrollo del país.

• El problema transversal en torno a la rigidez del presupuesto es la discrecionalidad, es decir, decidir arbitrariamente y con criterio más político que técnico cuando si y cuando no atender las disposiciones legales de asignación de recursos en el Presupuesto Nacional de la República. Es tal la rigidez del presupuesto (cerca del 50% como lo vimos en líneas anteriores), que incentiva a los administradores del estado a ampliar el margen maniobra y/o aflojar la rigidez, pero en este intento se cometen violaciones incluso constitucionales. Una recomendación del FOSDEH es establecer un marco armónico del presupuesto en el que se asegure la asignación de recursos para los pilares del desarrollo, pero que al mismo tiempo permita tener recursos de manera transparentes para hacer operativas políticas públicas con mayor soltura y eficiencia, evitando mecanismos como los fideicomisos que opacan el uso de recursos públicos.

En este sentido es importante realizar una revisión profunda del marco legal y de distintos instrumentos que se contraponen, como por ejemplo la ley orgánica del presupuesto con los fideicomisos, la Constitución de la República con las Disposiciones Generales de Presupuesto, entre otras.

El crecimiento del servicio de la deuda en la asignación presupuestaria ha sido de 335% en los últimos ocho años, esto significa que el servicio de la deuda no solo es una prioridad primaria para el Estado, sino que es una prioridad superlativa por encima de la educación y salud con las consecuencias deficitarias en cobertura y calidad de tales servicios, solo para citar algunos de los muchos ejemplos que afectan a la mayoría de la población.

• Cuáles son las implicaciones de un presupuesto rígido.

Al sumar todos los elementos de rigidez para el 2018, se estima una suma que supera los 100 mil millones de Lempiras, es decir que alrededor del 50% del presupuesto nacional, en realidad se encuentra comprometido. La implicación próxima de este fenómeno, es que como lo apunta el SCEMCA en uno de sus trabajos[15] “…dificulta que la política fiscal pueda adoptar posturas anticíclicas”, es decir que el Estado no tiene margen de maniobra para choques exógenos o endógenos de la economía, de forma tal que la política fiscal quedaría invalida.

Otra implicación quizá menos obvia, pero si más perjudicial, es que incentiva a los gobiernos para hacer artilugios para poder ampliar ese margen de maniobra del cual se habló en la sección anterior.

Estas acciones concluyen en el debilitamiento institucional y en consecuencia más nefasta la calidad de los servicios públicos y violación de la Constitución de la República.

Por ejemplo, en las Disposiciones Generales de presupuestos en los últimos años se encuentran artículos que relajan esta rigidez, pero que en ese intento violentan las disposiciones constitucionales tales como: Articulo 16 y 17 Disposiciones Generales del Presupuesto 2018. En el Articulo 16, se dispone que cuando haya una subestimación de los ingresos corrientes (que por lo general ocurre) los excedentes no podrán asignarse a las cuentas sujetas de porcentajes según ley, en otras palabras, en caso de sub-estimación de ingresos, la UNAH, el poder Judicial y las alcaldías Municipales recibirán menos de lo que estipula la Constitución de la República y la Ley de Municipalidades respectivamente.

Esa preocupación se manifestó en uno de los documentos del FOSDEH “El proceso de Descentralización: ¿Política de Estado o Política de Gobierno?”, en el cual se alerta que, en los últimos años, se ha violentado constantemente la Ley de Municipalidades, incumpliendo los montos transferibles a los gobiernos locales. Para el caso, en el año 2016, a los gobiernos locales les correspondía un monto de 9,118.4 millones de Lempiras (11% de los ingresos tributarios proyectados), pero en ese año solo se aprobaron 4,760 millones de Lempiras (5.74% de los ingresos tributarios proyectados), en los años 2017 y lo recomendado para el 2018, como se mostró en apartados anteriores. Sistemáticamente se sigue incumpliendo como una política contraria a la descentralización.

En el artículo 17 de las Disposiciones Generales de Presupuesto 2018, se introduce la definición de ingresos netos, incorporando restas de nuevas tasas de ingresos como por ejemplo la de seguridad y el 3% de aumento al impuesto sobre ventas que financian el Programa de Vida Mejor, transgrediendo la definición original de la Constitución de la República. Este movimiento

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permite que los renglones presupuestarios sujetas a los ingresos netos como la UNAH y el Poder judicial, reciban menos recursos aún.

Para finalizar, otra de las consecuencias de la rigidez del presupuesto, es la arbitrariedad del gobierno de turno, es decir, decidir cumplir los renglones rígidos del presupuesto o simplemente no cumplirlos. Ese es el caso de la cuenta del Fondo Vial, la cual a pesar de tener una ley que la respalda y la cual dice explícitamente que se debe destinar el 40% de los ingresos por impuesto al combustible, en el presupuesto de la República apenas se le asigna un 4.6% del ingreso del impuesto al combustible.

III. Conclusiones y recomendaciones

• No se ha visto en ninguna latitud del planeta tierra que su historia cuente haber alcanzado el desarrollo económico y social teniendo el pago de la deuda como prioridad principal. Es necesario en este sentido, hacer un diagnóstico real de la deuda y establecer una política clara de la gestión por prioridades sectoriales e impacto económico y social bien determinado y clara administración de la misma, que no solamente se circunscriba el reacomodamiento de la deuda y la obtención de préstamos más baratos, sobre todo si para esta importante fuente de recursos se recurre a la adecuación conveniente de las variables macroeconómicas. En este sentido, se propone al Tribunal Superior de Cuentas y la Secretaría de Finanzas montar una política de administración y gestión transparente con tendencia a la reducción de la deuda gubernamental a los sectores prioritarios para el desarrollo nacional de manera sostenible.

• Si bien es alentador encontrar que los siguientes dos renglones más importantes del presupuesto son las Secretarías de Educación y Salud, es necesario que la distribución del presupuesto implique menos gasto corriente y más en las cuentas que abonen directamente al objetivo de mejor educación y salud para las y los hondureños. Por ejemplo, incorporar dentro del Programa de Inversión Pública muchos más iniciativas para la construcción,

reconstrucción y mantenimiento de salones de clases, bibliotecas, espacios académicos, instalaciones públicas de salud y hospitales acordes para un sistema más eficaz y eficiente con cobertura en el área rural, ciudades intermedias y nacionales con un mejor balance en cuanto a prevención y procesos curativos. Becas de investigación y fortalecimiento de la capacidad humana y otros factores sustantivos de mejora a estas dos secretarías importantes para el desarrollo del país.

• El problema transversal en torno a la rigidez del presupuesto es la discrecionalidad, es decir, decidir arbitrariamente y con criterio más político que técnico cuando si y cuando no atender las disposiciones legales de asignación de recursos en el Presupuesto Nacional de la República. Es tal la rigidez del presupuesto (cerca del 50% como lo vimos en líneas anteriores), que incentiva a los administradores del estado a ampliar el margen maniobra y/o aflojar la rigidez, pero en este intento se cometen violaciones incluso constitucionales. Una recomendación del FOSDEH es establecer un marco armónico del presupuesto en el que se asegure la asignación de recursos para los pilares del desarrollo, pero que al mismo tiempo permita tener recursos de manera transparentes para hacer operativas políticas públicas con mayor soltura y eficiencia, evitando mecanismos como los fideicomisos que opacan el uso de recursos públicos.

En este sentido es importante realizar una revisión profunda del marco legal y de distintos instrumentos que se contraponen, como por ejemplo la ley orgánica del presupuesto con los fideicomisos, la Constitución de la República con las Disposiciones Generales de Presupuesto, entre otras.

El crecimiento del servicio de la deuda en la asignación presupuestaria ha sido de 335% en los últimos ocho años, esto significa que el servicio de la deuda no solo es una prioridad primaria para el Estado, sino que es una prioridad superlativa por encima de la educación y salud con las consecuencias deficitarias en cobertura y calidad de tales servicios, solo para citar algunos de los muchos ejemplos que afectan a la mayoría de la población.

• Cuáles son las implicaciones de un presupuesto rígido.

Al sumar todos los elementos de rigidez para el 2018, se estima una suma que supera los 100 mil millones de Lempiras, es decir que alrededor del 50% del presupuesto nacional, en realidad se encuentra comprometido. La implicación próxima de este fenómeno, es que como lo apunta el SCEMCA en uno de sus trabajos[15] “…dificulta que la política fiscal pueda adoptar posturas anticíclicas”, es decir que el Estado no tiene margen de maniobra para choques exógenos o endógenos de la economía, de forma tal que la política fiscal quedaría invalida.

Otra implicación quizá menos obvia, pero si más perjudicial, es que incentiva a los gobiernos para hacer artilugios para poder ampliar ese margen de maniobra del cual se habló en la sección anterior.

Estas acciones concluyen en el debilitamiento institucional y en consecuencia más nefasta la calidad de los servicios públicos y violación de la Constitución de la República.

Por ejemplo, en las Disposiciones Generales de presupuestos en los últimos años se encuentran artículos que relajan esta rigidez, pero que en ese intento violentan las disposiciones constitucionales tales como: Articulo 16 y 17 Disposiciones Generales del Presupuesto 2018. En el Articulo 16, se dispone que cuando haya una subestimación de los ingresos corrientes (que por lo general ocurre) los excedentes no podrán asignarse a las cuentas sujetas de porcentajes según ley, en otras palabras, en caso de sub-estimación de ingresos, la UNAH, el poder Judicial y las alcaldías Municipales recibirán menos de lo que estipula la Constitución de la República y la Ley de Municipalidades respectivamente.

Esa preocupación se manifestó en uno de los documentos del FOSDEH “El proceso de Descentralización: ¿Política de Estado o Política de Gobierno?”, en el cual se alerta que, en los últimos años, se ha violentado constantemente la Ley de Municipalidades, incumpliendo los montos transferibles a los gobiernos locales. Para el caso, en el año 2016, a los gobiernos locales les correspondía un monto de 9,118.4 millones de Lempiras (11% de los ingresos tributarios proyectados), pero en ese año solo se aprobaron 4,760 millones de Lempiras (5.74% de los ingresos tributarios proyectados), en los años 2017 y lo recomendado para el 2018, como se mostró en apartados anteriores. Sistemáticamente se sigue incumpliendo como una política contraria a la descentralización.

En el artículo 17 de las Disposiciones Generales de Presupuesto 2018, se introduce la definición de ingresos netos, incorporando restas de nuevas tasas de ingresos como por ejemplo la de seguridad y el 3% de aumento al impuesto sobre ventas que financian el Programa de Vida Mejor, transgrediendo la definición original de la Constitución de la República. Este movimiento

permite que los renglones presupuestarios sujetas a los ingresos netos como la UNAH y el Poder judicial, reciban menos recursos aún.

Para finalizar, otra de las consecuencias de la rigidez del presupuesto, es la arbitrariedad del gobierno de turno, es decir, decidir cumplir los renglones rígidos del presupuesto o simplemente no cumplirlos. Ese es el caso de la cuenta del Fondo Vial, la cual a pesar de tener una ley que la respalda y la cual dice explícitamente que se debe destinar el 40% de los ingresos por impuesto al combustible, en el presupuesto de la República apenas se le asigna un 4.6% del ingreso del impuesto al combustible.

III. Conclusiones y recomendaciones

• No se ha visto en ninguna latitud del planeta tierra que su historia cuente haber alcanzado el desarrollo económico y social teniendo el pago de la deuda como prioridad principal. Es necesario en este sentido, hacer un diagnóstico real de la deuda y establecer una política clara de la gestión por prioridades sectoriales e impacto económico y social bien determinado y clara administración de la misma, que no solamente se circunscriba el reacomodamiento de la deuda y la obtención de préstamos más baratos, sobre todo si para esta importante fuente de recursos se recurre a la adecuación conveniente de las variables macroeconómicas. En este sentido, se propone al Tribunal Superior de Cuentas y la Secretaría de Finanzas montar una política de administración y gestión transparente con tendencia a la reducción de la deuda gubernamental a los sectores prioritarios para el desarrollo nacional de manera sostenible.

• Si bien es alentador encontrar que los siguientes dos renglones más importantes del presupuesto son las Secretarías de Educación y Salud, es necesario que la distribución del presupuesto implique menos gasto corriente y más en las cuentas que abonen directamente al objetivo de mejor educación y salud para las y los hondureños. Por ejemplo, incorporar dentro del Programa de Inversión Pública muchos más iniciativas para la construcción,

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reconstrucción y mantenimiento de salones de clases, bibliotecas, espacios académicos, instalaciones públicas de salud y hospitales acordes para un sistema más eficaz y eficiente con cobertura en el área rural, ciudades intermedias y nacionales con un mejor balance en cuanto a prevención y procesos curativos. Becas de investigación y fortalecimiento de la capacidad humana y otros factores sustantivos de mejora a estas dos secretarías importantes para el desarrollo del país.

• El problema transversal en torno a la rigidez del presupuesto es la discrecionalidad, es decir, decidir arbitrariamente y con criterio más político que técnico cuando si y cuando no atender las disposiciones legales de asignación de recursos en el Presupuesto Nacional de la República. Es tal la rigidez del presupuesto (cerca del 50% como lo vimos en líneas anteriores), que incentiva a los administradores del estado a ampliar el margen maniobra y/o aflojar la rigidez, pero en este intento se cometen violaciones incluso constitucionales. Una recomendación del FOSDEH es establecer un marco armónico del presupuesto en el que se asegure la asignación de recursos para los pilares del desarrollo, pero que al mismo tiempo permita tener recursos de manera transparentes para hacer operativas políticas públicas con mayor soltura y eficiencia, evitando mecanismos como los fideicomisos que opacan el uso de recursos públicos.

En este sentido es importante realizar una revisión profunda del marco legal y de distintos instrumentos que se contraponen, como por ejemplo la ley orgánica del presupuesto con los fideicomisos, la Constitución de la República con las Disposiciones Generales de Presupuesto, entre otras.

Introducción general

El Presupuesto General de la República (PGR) no es un instrumento más de la política económica, los presupuestos son en esencia la convergencia de las políticas públicas, las cuales se expresan en términos monetarios. Las asignaciones presupuestarias dan luces del horizonte de desarrollo y la forma en que los países lo desean lograr. Asimismo no solo vislumbran las asignaciones presupuestarias, sino la forma en como estas serán financiadas. Por lo cual, es trascendental determinar no sólo la viabilidad económica financiera en los ingresos, sino la justicia fiscal en materia de recaudación. También es necesario que el PGR se construya en el marco de la realidad económica y social de las y los hondureños, sus necesidades y sus capacidades. Por tanto, es imperativo que documentos de referencia del presupuesto, como el Marco Macro Fiscal de Mediano Plazo (MMFMP), pueda brindar los elementos que acerque a este instrumento a la realidad de los hondureños y hondureñas.

Es preciso indicar, que el PGR debe promover los Derechos Humanos, particularmente los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), del cual el Estado de Honduras es signatario del Pacto Facultativo (PIDESC), por lo cual está obligado a rendir cuenta del cumplimiento de estos derechos. En este sentido, en junio del 2016 el Estado de Honduras fue sometido al Examen Periódico Universal (EPU) presidido por el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales, en Ginebra. Producto de esta evaluación, el Comité emitió 60 observaciones y recomendaciones para la preservación de los DESC en el país. Para efectos de los “10 Elementos [Integrales, Mínimos, Esenciales] a Considerar” haremos referencias de las observaciones recomendaciones 19, 20, 27, 28,29, 30, 31,33, 34,39, 40 y 57 de esta evaluación, no dejando sin efecto, la importancia de las demás observaciones y recomendaciones.

En las consideraciones 19 y 20 del EPU se lamenta que no haya información oportuna alrededor del presupuesto, que las políticas económicas, particularmente las tributarias agudicen la pobreza y la desigualdad de la población hondureña, de manera que las y los hondureños viven sin gozar de salud, educación, vivienda y seguridad social, a efecto de ello el Comité DESC, exhortó al Estado de Honduras a la construcción de un presupuesto participativo, transparente y respetuoso de los DESC. En consonancia con esto, el FOSDEH propone una serie de aspectos estructurales alrededor de la política presupuestaria, presentando diez puntos que orbitan alrededor del presupuesto, elementos que resultan de un diagnostico a la estructura del presupuesto y sobre todo del análisis contextual del mismo, de manera que se advierten los peligros y oportunidades para que se vulneren o preserven los DESC de la población hondureña.