N 671,09 de febrero del 2011La desaparicin forzada es un crimen permanenteCorte Suprema dice que militares en retiro no deben dejar de ser investigados

Carlos Rivera PazInstituto de Defensa Legal

Una de las consecuencias ms fatales del conflicto armado interno son los miles de personas desaparecidas durante las dcadas de los ochenta y noventa. El Per tiene actualmente una lista de ms de 15 mil personas desaparecidas en aquella poca, lo cual pone en evidencia que este crimen fue utilizado de manera sistemtica y generalizada. Hasta la fecha este problema sigue siendo un tema a la espera de respuestas desde el Estado. En ese sentido, la bsqueda de verdad y justicia se ha convertido para los familiares de los desaparecidos en un tema absolutamente prioritario. En la actualidad la mayora de casos de graves violaciones a los derechos humanos judicializados constituyen casos de desaparicin forzada de personas. Si bien existen algunos casos que han sido judicializados y sancionados penalmente de acuerdo a la gravedad del delito (caso Castillo Pez), es necesario advertir que desde hace un buen tiempo atrs se presentan dos grandes problemas para los casos de desaparicin forzada en el sistema de justicia, especialmente a nivel de la Sala Penal Nacional (SPN), que es la instancia encargada de juzgar los casos de violaciones a los derechos humanos.Esos problemas son los siguientes: el asunto probatorio de la desaparicin forzada y la interpretacin de sobre los autores del delito (militares o policas). En esta oportunidad trataremos sobre lo segundo.A partir de la sentencia emitida -en octubre de 2009- por la SPN en el caso de los desaparecidos en el cuartel militar Los Laureles de Tingo Mara (el caso de tres personas desaparecidas en 1990 por efectivos del Ejrcito) se comienza a construir una jurisprudencia en la cual la apreciacin jurdico penal del tribunal sobre el delito de desaparicin forzada de personas ya no se sustenta en el carcter permanente que todos atribuyen a este delito, sino se produce un cambio sustancial y se determina que ser la circunstancial prdida de la condicin especial del autor (ser funcionario pblico) el elemento central de la interpretacin del delito y de la participacin de los investigados.La puerta de escape

En concreto, la SPN comenz a interpretar que si exista el caso de algn efectivo militar que haba tenido participacin en la desaparicin forzada de alguna persona, el hecho de que ese efectivo militar haya sido dado de baja y pase al retiro significaba su exclusin de toda responsabilidad penal, porque en este delito se sanciona la falta de informacin de quien tiene la condicin de funcionario pblico (militar en actividad) sobre el paradero de la vctima.Especficamente sobre el caso del general EP Oswaldo Hanke Velasco, quien fue Jefe del Comando Poltico Militar del Huallaga hasta el 31de diciembre de 1991 y pas al retiro a partir del 1 de enero de 1991, la SPN sostuvo en la mencionada sentencia del caso Los Laureles que el hecho que haya dejado de tener la condicin de funcionario pblico lo exclua de toda responsabilidad penal, porque dice la SPN- el delito solo lo puede cometer un funcionario pblico. De esta manera la interpretacin de la SPN se converta en una verdadera puerta de escape para quienes habiendo tenido un rol preponderante en la emisin de rdenes o la ejecucin de crmenes de desaparicin forzada de personas, por el solo hecho de haber dejado de ser militar en actividad.

Este mismo criterio es mencionado por la SPN en la sentencia del caso de la desaparicin forzada del Teniente EP Marco Barrantes Torres, emitida en marzo de 2010.El acuerdo plenario de la Suprema

Pero lo ms relevante y preocupante en este asunto ha sido el Acuerdo Plenario N 9 2009/CJ-116, emitido por la Corte Suprema de Justicia, el 13 de noviembre de 2009, ya que en dicho acuerdo se sostiene la misma doctrina. Dice el mencionado documento que como se est ante un delito especial propio solo puede ser cometido por funcionarios o servidores pblicos- es indispensable que tal condicin funcionarial est presente cuando entra en vigor la ley penal. En consecuencia, si el agente en ese momento ya no integra en vigor la institucin estatal y la injerencia se basa en primer trmino en el estatus de agente pblico, no es posible atribuirle responsabilidad en la desaparicin forzada cuando la ley penal entra en vigor con posterioridad al alejamiento del sujeto del servicio pblico.

No cabe duda que la existencia de una jurisprudencia de la SPN tribunal para casos de DDHH- y de una doctrina de la Corte Suprema dirigidas en direccin de excluir de responsabilidad penal a elementos militares o policiales por crmenes ordenados o perpetrados solo por el hecho de haber pasado a la condicin administrativa de retiro es una combinacin que deja una inmensa puerta abierta a la impunidad.Esta seria preocupacin fue llevada por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos a la Audiencia Temtica sobre el problema de los desaparecidos en el Per ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos octubre ltimo.La sentencia en el caso Los Laureles

El hecho es que en los ltimos das la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia acaba de emitir sentencia justamente en el caso Los Laureles, en la que si bien ha ordenado la anulacin de la sentencia absolutoria emitida por la Sala Penal Nacional y consecuentemente la realizacin de un nuevo juicio oral, el hecho particularmente relevante es que esta sala penal se ha desvinculado de la doctrina desarrollada en el Acuerdo Plenario sealado.La sentencia suprema fechada el 27 de diciembre de 2010, seala textualmente que se deduce que la desaparicin forzada es un delito de incumplimiento del deber de informar (por parte del garante), lo que no depende de si el agente siga en la funcin pblica o haya dejado dicha condicin, pues el deber proviene de la injerencia (privacin de libertad), el cual se extiende ms all de su situacin de funcionario o servidor pblico; que, as mismo, este delito es de consumacin permanente, pues la afectacin al bien jurdico se prolonga en el tiempo, en virtud al mantenimiento del comportamiento peligroso del agente dependiente en su totalidad de su ejecucin de la voluntad del agente- esto es, en el caso concreto, hasta que no se da la informacin correspondiente sobre el paradero del afectado, mientras el deber de informar no sea satisfecho; que el momento en que tal permanencia cesa se presenta cuando se establezca el destino o paradero de la vctima si esta aparece- o cuando sean debidamente localizados e identificados sus restos, se supera de este modo la falta de informacin que bloquee los recursos materiales y legales para el ejercicio de derechos y el esclarecimiento de los hechos, y mientras de este modo perdure el dolor e incertidumbre en los allegados de la persona desaparecida y en la sociedad en general.Sin duda se trata de una de las ms importante sentencias de la Corte Suprema en materia de derechos humanos, porque no solo desestima una doctrina que puede terminar generando que los esfuerzos de la justicia sean intiles, sino que, adems, ayuda a consolidar una posicin del sistema de justicia que refuerza los instrumentos para el esclarecimiento de la verdad y la determinacin de las responsabilidades sobre todo de quienes dieron las rdenes para perpetrar crmenes contra la humanidad.

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