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ROUTE, hebdomadaire de La (J!. %.&.£. en Cizañee Annee Vil Prix 12 francs MAYO 1951 296 Rédaction el Admfnistration 4, rué Bel/orí, 4 TOULOUSE (Haute-Garonne) CC. Postal N- 1328-79 Toulouse (Hle-Gne) &&QCUTJ& da \a £a auíBtidad e& ama ánima. a la que éi&m- pité §ia/$ qifc& it £@£~ tamdñ- eaMÍidadéá, TARRIDA DEL MARMOL lAV/MN>/OWAV>AVl EL QNARQIM Y EL M IENTRAS la Sociedad esté dividida en clases, mientras subsista la bochornosa escala social, mientras existan explotados y explotadores, el sindicalismo revoluciona- rio tendrá una inmensa labor a realizar. Los Sindicatos obre- ros son un vinculo necesario a los asalariados para propulsar con energía y eficacia su acción en los caminos de las reivin- dicaciones sociales. Todo movimiento de verdadera resistencia al principio de explotación tiene de valioso que despierta en la conciencia de las masas sindicales, en la conciencia de los productores, destellos de rebeldía contra la opresión, y que hace comprender y valorizar a los hombres los conceptos anár- quicos que se fundamentan en los sentimientos de solidaridad. Pero el movimiento obrero no es de por si revolucionario, ni lo es el sindicalismo. Ejemplos para valorizar esta tesis no faltan. Existen, desgraciadamente, en todos los países, en to- das las organizaciones sindicales en donde el sindicalismo ca- rece de la savia libertaria que posee nuestra C.N.T. Los Sindi- catos verticales creados en España, en la España fascista, son prueba fehaciente de que la organización sindical puede servir incluso de puntal al fascismo. Y los Sindicatos rojos, creados por el bolchevismo en la U.K.S.S., demuestran a su vez que también los Sindicatos pueden servir para castrar las lógicas aspiraciones del proletariado. En cuanto a los Sindicatos lla- mados reformistas, verdaderos graneros electorales, presa pre- dilecta de políticos sin escrúpulos, evidencian con su propia actuación, con sus actos y sus hechos cotidianos que los Sindi- catos pueden servir de peldaños para quienes aspiran a aban- donar su calidad de proletarios y a integrar la casta de los explotadores. Con razón escribió Errico Malatesta, el preclaro anarquista italiano, que «si falta al movimiento obrero la obra activa de hombres y de agrupaciones que se inspiren en ideales superio- res a los intereses actuales e inmediatos, y que del movimiento obrero se sirvan como medio de propagar sus ideas y para con- ducir a las masas a la lucha radical y definitiva contra las instituciones vigentes, la organización obrera se transforma fácilmente en elemento de conservación del orden social actual, de conciliación y de colaboración entre las clases, y tiende a crear una aristocracia y una burocracia obrera que darían principio a la formación de una nueva clase privilegiada, de- jando a las grandes masas en un estado de latente inferio- ridad». Y aquí íbamos, al redactar este modesto editorial, a procla- mar que el sindicalismo de por sí no es revolucionario, que lo es cuando vibra al influjo de verdaderas ideas de libertad, cuando se percata de que su función revolucionaria debe ser vehículo de ideales superiores, de ideales anárquicos, a la par que vínculo de lucha para las clases expoliadas. El anarcosindicalismo asi lo comprendió; por eso adquirió esa fisonomía revolucionaria <iue reafirmará el VII Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Y T los anarquistas tenemos nuestra función en el seno del sindicalismo revolucionario; tenemos la misión de agitar con nuestra propaganda a los trabajadores, de inducirlos a fijar sus objetivos frente al principio de autoridad, de convencerlos de que existe un futuro de libertad en el tjue el sindicalismo revolucionario no tendrá función porque el capitalismo habrá desaparecido, porque el Estado será sólo un triste recuerdo, porque la Sociedad Libertaria será un hecho. |>*VS*»Ni«**«<V**/VN*^*S**rf| DOS POSICIONES pero un solo sindicalismo revolucionario: IEIL /INARCC-SINDIMIKMC C UANDOredactamos este artículo sindicalista y el anarcosindicalismo. tuación histórica. De sus determinacio- las tareas del VII Congreso de No existen dos sindicalismos revolu- nes dependerá, en mucho, la orienta- la Asociación Internacional de les cionarios. Existe uno solo: el enarco- ción futura del proletariado en su lucha Trabajadores no han finalizado todavía, sindicalismo. Abandonar la fisonomía contra el capitailsmo. Es pues, el VII Lejos de ello: e] Congreso está discu- propia a la A.I.T., sería negar la nece- Congreso de la A.I.T., celebrado tras tiendo punto tan importante, tan íun- sidad de combatir al sindicalismo re- trece años de obligada espera, una con- damental, como es el que se refiere a formista para entrar a formar parte de frontación de dos corrientes, de dos los principios, tácticas y finalidades dt él, sería negar la necesidad de comba- posiciones divergentes, una propia a la la Internacional de los Trabajadores. tir a los estamentos del Estado y con- A.I.T. y la segunda, ¿por qué no decir- Las opiniones que hasta este momen- duciría, por lógica declinación, por obli- lo?, ajena por completo a ella, to han aparecido, a través de las expo- gado desliz en el resbaladizo terreno del Mucho podríamos añadir, pero guia- siciones de los delegados, son diversas rindicalismo reformista, a una colabo- dros por nuestro deseo de ser objetivos, y hasta divergentes. Ha surgido la ración directa con el Estado. por nuestro interés de ver a la A.I.T. clásica corriente anarco-sindicalista, di- La teoría defendida por Souchy per- levantarse en su VII Congreso contra manante de la actuación bakuniniana tenece a la categoría de las que apare- toda concepción reformista, contra toda de los primeros tiempos de la Interna- cen como opuestas por completo a las intentona desviacionista, ¡retrógrada y cional, y cuya acción se extiende a Ira- aspiraciones revolucionarias del anarco- nc progresista!, finalizaremos este t r a s - vés de medio siglo de lucha y de acti- sindicalismo. La habilidid de] lenguaje jo proclamando nuestro deseo de que vidad revolucionaria.Y ha surgido, tam- no puede encubrir, ni desvirtuar la gra- la Asociación Internacional de los Tra- bién, una segunda corriente, nacida ésta vedad de los propósitos que denota el bajadores salga, de sus actuales tareas, de las diversas manifestaciones del des- delegado de Alemania. Posiblemente sin el pesado lastre de una posición viacionismo, cuyo punto álgido radica surjan nuevas voces en pro del refor- ajena al anarco-sindicalismo y que es en la colaboración política efectuada mismo. Rüdiger ya ha hablado en ese expresión de decaimiento moral y de por la C.N.T. española en el periodo sentido. claudicación espiritual. 36-39. La A.I.T. está enfrentada con una si- ¡Tenemos confianza en la A.I.T! j . P. Frente a la posición revolucionaria, anarco-sindicalista, defendida con acier- to hasta este momento por las delega- ciones que representan a las centrales sindicales vinculadas a la A.I.T. de In- glaterra, Argentina, Uruguay, Italia y España, Souchy, en nombre de una frac- ción semi-organizada en Alemania, y Rüdiger en nombre de la S.A.C., a pesar de haber sido desautorizado una primera vez por su compañero de dele- gación, han situado lo que ellos en- tienden debe ser la actuación futura de !a A.I.T. en un terreno que conduce, inevitablemente, a cooperación con el Estado. A partir de este momento, que es el momento en que redactamos esta pri- mera impresión sobre el Congreso, las delegaciones que representan a las or- ganizaciones y grupos afectos a la A.I. T. se encuentran enfrentadas en un te- rreno de discusión tan extremamente importante que del resultado de los de- bates puede depender, y dependerá, la acción futura de la Asociación Interna- cional de los Trabajadores. Los jóvenes libertarios, presentes en el Congreso de la Asociación de los Trabajadores, seguimos ansiosos el des- arrollo de las tareas del VII Congreso, percatados de que en estos momentos se dilucida un problema cuya gravedad depasa los limites de una fórmula tác- tica, de una interpretación de procedi- mientos, para abarcar aspectos de vida o muerte para el anarco-sindicalismo internacional o por lo menos para la organización internacional del sindica- lismo revolucionario. PAMPLONA ENSANGRENTADA D ESPUÉS de Barcelona, Madrid, lección para aquellos turistas que al vi- la tierra del requeté. frente al régimen Granada, Bilbao, San Sebastián y sitar a España creían que frente a la tiranicida del traidor Franco No pocos Vitoria, la última ciudad en re- mano dura de Franco no habría obre- trabajadores de Pamplona hov enfrente beUne contra la barbarie lascista ha rn capaz de rebelarse. Pero que obser- de , franqulsma combat¡eron ayer a su .sido Pamplona. ¡ , ado d¡¡_ ^ a ^ _ ^ de Estas gestas sumamente satisfactorias /-» . i /-» ' '•. ., „„-.!-., i „i n u i ponen en serio aprieto al régimen ti- Germinal GoTCipereZ L! Tu"!" ' 1 "M ' ránico del dictador. í_ L o ««*"»><* esto ayer. No se nos que- Son altamente significativos estos mo- .„ r ' a c ^ er -. si n embar g°' P es e » est ximientos huelguísticos, no ya por lo ven las figuras hgunllas y hombrecillos advertencias. que representan para que los trabajado- l; > •«*« viril del pueblo español. Las noticias quenos faciljta , ar „. res hagan prevalecer sus derechos y el Esta manifestación gallarda ha sido dio y agencias son sumamente jocosas, respeto a la dignidad del hombre, sino secundada en números redondos o apro- Hubo en Pamplona choques violentos qt» al revés de lo que afirman las emi- ^ >vvvvvvv . %«*VWVW contra la policía armada. Los perros dis- soras moscovitas, tales agitaciones es- tán orientadas por minorías enemigas de todo atetara totalitario. Moscovitas y franquistas son «ideas» uniformes. Es pueril y estúpido creer lo que dice Falange española del Partido Co- munista, en el sentido que éste es quien fomenta las revueltas en el interior. Lo propio afirman las emisoras de Moscú y Praga de manera machacona y estú- pida, arrogándose tales victorias. ¿Ver- dad que existe una gran uniformidad de puntos de vista entre bolcheviques y falangos? Por eso es muy probable que se repita el conocido pacto de Hit- ler-Stalin. Murió el primero, quedando el hijo de la Bahamonde, capaz de abrazarse al papa Stalin en cuanto lo aconsejen las circunstancias. De esta cordialidad entre dictadores sólo des- confían la chinería y muchos camaleo- nes, bobos y oportunistas... Los conflictos sociales de España no son dirigidos ni orientados por agentes moscutoides, por el fascismo rojo, sem- brador de confusiones y mentiras a tra- vés de sus emisoras. UN AMARGO BALANCE y una idea afirmativa U I balance serio y razonado de los orden y de paz, que hicieran factible momentos actuales por que atra- el libre desarrollo de la función estatal, viesa el mundo nos llevaría a una han fracasado ruidosamente. Fracasa- situación de amargo pesimismo. Pero ron las monarquías; se pasó por la égi- una de las virtudes del militante anar- da fascista brutalidad y exterminio quista es creer firmemente que la lucha — que a nada condujo. Se ha probado emprendida en defensa de la libertad la fórmula socialista dirección desde ha de triunfar de una manera definitiva, el poder — sin resultado alguno. Y aho- Somos optimistas, basándonos precisa- ra quiere emplearse otra vez la añeja mente en la realidad de los hechos que corriente democrática, concepción fraca- se suceden en la humanidad de una ma- sada y desprestigiada. La democracia ñera calidoscópica, casi vertiginosa. burguesa ha dado de sí todo lo que po- Esta época terrible de destrucción y día dar y por ello sufre el desplaza- crimen, en la que juegan un papel im- miento de los viejos trastos. Las insti- portante los intereses bastardos de las tuciones democráticas han perdido aquel clases privilegiadas en connivencia con perfi] liberal que las representaba, y la las fuerzas reaccionarias, no es otra co- fuerza de los acontecimientos ha hecho sa que un accidente en el largo camino que esas instituciones llegaran a emplear de la batalla emprendida. sistemas de mando lindantes a la dicta- Es posible que esto pueda retardar dura de cualquier régimen de fuerza, por algún tiempo la marcha del progre- La crisis actual de las democracias so, pero jamás podrá retenerla m impe- proviene del mal profundo de la inefica- dirla. Al contrario, afirmamos rotunda- cia de las anacrónicas instituciones eco- Las dos posiciones señaladas, no son ¡ mente que el actual caos en que se nómicas del liberalismo burgués. La tre- solamente diferentes, son divergentes, j debaten los pueblos traerá como conse- menda catástrofe de las guerras ha se- opuestas. como lo son el reiormismo cuencia la aceleración de esta marcha gado en flor los cauces de la economía triunfal. La Humanidad necesita de re- capitalista. acciones violentas que la impulsen en El Plan Marshall no es otra cosa que la senda de una más amplia libertad, un ensayo que tiende a robustecer las como al Naturaleza necesita también de fuentes secas de la economía europea, tempestades y sismos para equilibrar los par a que no se interrumpan la exporta- choques profundos a que está sometida, ción de productos norteamericanos a la El desconcierto internacional, la lucha desvastada y hambrienta Europa, establecida bajo el signo del más feroz ¿Y qué se puede decir del otro ensayo 'mperialismo, nos demuestra claramente ^^^^^*V pararon al aire y como seguramente los manifestantes marchaban en aviones, re- sultaron un hombre muerto y muchos heridos. Es claro que este sistema de los disparos al aire» es muy conocido por nosotros. Los republicanos españoles decían igual cuando Arnedo, Castilblan- co, Medina Sidonia y Pasajes... Y en otras muchas ocasiones hemos conocido esos síntomas que preludian casi siempre vastas acciones del prole- tariado en lucha por su libertad. Intentar desvirtuar el verdadero sig- nificado de la acción de los trabaja- dores en !a España de Franco es un verdadero crimen, porque si al Pueblo le queda una esperanza, antes de que se vea obligado a verter a torrentes su sangre para no seguir padeciendo el régimen que lo oprime, es sin duda la que puede surgir de un gesto solidario de las masas trabajadoras del mundo. Franquistas y bolcheviques entorpe- im idos por un millón de trabajadores. Representa unos 28 millones de horas de trabajo. Eso no es cualquier cosa, cen con sus propagandas, falsas y cíni- Esas huelgas protestatarias son el re- Sobre todo para un país tan empobre- cas, la acción de nuestro Pueblo. Pero sultado de unas minorías que se mué- cido a causa de la peste militarista no otra cosa cabía esperar de quienes ven sin obedecer a consignas extranje- y clerical que viene esquilmándolo des- adornan su concepto de la libertad con ras. Es, entre otras cosas, una bonita de tiempos lejanos. Ahí está Pamplona, las cadenas de la opresión. que se ha llegado a un estado de des composición que traerá como consecuen- cia la resurrección y la presencia del hombre que, despojado de las tachas se- culares, marchará resuelto hacia su des- tino. En realidad ]a perspectiva del presen- te desconcierto internacional significa que, a pesar de todo, la reacción de los Estados capitalistas y autoritarios tiene un fin bien determinado: acabar con la libre iniciativa del ser humano, y castrar la libertad de acción y pensamiento. Estado, en su inmenso fracaso, necesita mantenerse, y, para ello recurre a pro- cedimientos extremos. No se trata, pues, de una Tucha contra fracciones distin- tas o contra ciertos movimientos de pro- testa esporádicos; la acometida es más profunda y se dirige, en último térmi- no, contra esa consciencia de su propia personalidad que la Humanidad va ad- quiriendo cada vez más y que pone en peligro la vida de todos los Estados., El HOMRE ha llegado a ser un peligro cada vez mayor para el sostenimiento del Estado, que tiene en sus manos el engranaje de la vida y que salvaguarda desde arriba, protegido por las bayone- tas, los intereses de una clase privile- giada. Hay dos despotismos bien acusados que actúan sobre la sociedad a la ma- nera clásica de los viejos procedimien- tos: el terror y la mordaza, la persecu- ción y la muerte si es necesario. Se tra- ta del despotismo económico de los mo- nopolios y el despotismo político del Estado elevado a la categoría de mito. Los dos despotismos se fortifican mu- tuamente y son alimentados por la mis- ma fuente. Todos los intentos puestos en prác- tica para procurar el ordenamiento de la vida hacia cauces de sumisión, de (Pasa a la página 2.) lDE/t§ Y DGC¥Rllt!A§ La Violencia Q UEREMOS el triunfo por la libertad y por el amor. Mas no por eso renunciamos al empleo de la violencia. Nuestros medios son los que las circunstancias nos permiten y nos imponen. No querríamos arrancar un cabello a nadie; desearíamos enjugar todas las lágrimas sin hacer derramar ninguna. Pero hemos de luchar en el mun- do tal como es. so pena de vivir corno soñadores estériles. Vendrá un día, es indudable, en que será posible hacer el bien de los hombres sin hacer mal a sí propio ni a los otros. Hoy eso no es posible. Hasta el más puro, o el más dulce de los mártires, que por el triunfo se dejara arrastrar al cadalso, sin resistencia, adelantándose a sus persegui- dores como el Cristo de la leyenda, ese mismo haría violencia. Además del mal que a sí propio causaría, lo que vale la pena de ser tenido en cuenta, haría verter lágrimas amargas a todos los que le amasen. Trátase, pues, siempre, en todos los actos de la vida, de procurar el me- nor mal por la mayor suma de bien posible. La Humanidad arrástrase penosamente bajo el peso de la opresión po- lítica y económica: hállase embrutecida, degenerada, asesinada (no siempre lentamente) por la miseria, por la esclavitud, por la ignorancia y por todas sus resultantes. Para defensa de este estado de cosas existen poderosas organizaciones militares y policiacas, que responden con la prisión y el cadalso a cualquier tentativa seria de mudanza. No hay medios pacíficos ni legales para salir de esta situación, y es na- tural que así sea, pues la ley ha sido hecha por los privilegiados espresa- mente para defender los privilegios. Contra la fuerza física que nos impide el paso, sólo hay la fuerza física, sólo hay la revolución violenta. Evidentemente, la revolución producirá muchas desgracias, muchos su- frimientos; pero se producen inñnitamente más en el régimen actual. En una sola batalla se mata más gente que en la más sangrienta revo- lución ; millones de criaturas mueren anualmente en el mundo por falta de la debida asistencia; millones de proletarios mueren prematuramente del mal de miseria después de una vida mezquina sin placer y sin esperan- za ; hasta los más ricos y más poderosos son mucho menos felices de lo que podrían ser en una sociedad de iguales; y ese estado de cosas viene existiendo desde un tiempo inmemorial. Duraría indefinidamente sin la re- volución, mientras que una sola revolución que atacase resueltamente las causas del mal pondría de una vez al género humano en el camino de la felicidad. ¡Venga, pues, la revolución ! Cada día que tarda es una enorme cantidad de sufrimientos infligidos a los hombres. Trabajemos para que venga pronto y sea cual se necesita para acabar con toda opresión y toda explotación. Por tanto, para nosotros, anarquistas, o por lo menos (pues alfinlas palabras no pasan de convenciones) para los anarquistas que ven las cosas como nosotros las vemos, cualquier acto de propaganda o realización por la palabra o por el hecho, individual o colectivo, es un bien cuando sirve para asegurar a la revolución el concurso consciente de las multitudes y darles este carácter de liberación universal, sin el cual la revolución no es la revolución que deseamos. ¥ téngase en cuenta que en materia de revolución, puesto que se trata de economizar vidas humanas, ha de regir el principio del medio más económico. Conocemos bien las terribles condiciones morales y materiales en que se halla el proletariado para no explicarnos los actos de odio, de venganza y hasta de ferocidad que en las revoluciones pueden producirse. Comprende- mos que haya oprimidos que, habiendo sido tratados siempre por los bur- gueses con la más innoble dureza, habiéndose visto siempre que al más fuerte todo le era permitido, un día, sintiéndose por un momento los más fuertes, digan : «Hagamos también como los burgueses.u Puede suceder que, en la fiebre de la lucha, naturalezas originariamente generosas, pero no preparadas por un largo tratamiento moral, difícilísimo en las condiciones presentes, pierdan de vista el ideal, tomen la violencia como objetivo y dé- jense arrastrar por ella a transportes sangrientos. Pero una cosa es comprender y perdonar, y otra es reivindicar. No son esos los actos que podamos aceptar, excitar ni imitar. Debemos ser sueltos y enérgicos, pero procurando no exceder jamás el límite marcado por la necesidad. Debemos hacer como el cirujano que corta! cuando es preciso, pero evita infligir inútiles sufrimientos. En resumen, debemos ser inspirados por el sentimiento de amor de lo* hombres, a todos los hombres. Parécenos que ese sentimiento de amor es el fondo moral, el alma de nuestro programa ; parécenos que sólo concibiendo la revolución como el gran jubileo humano, como la liberación y la confraternización de todos los hombres, cualquiera que sea la clase o partido a que hayan pertene- cido, podrá realizarse nuestro ideal. La rebeldía brutal ha de producirse indudablemente ; pero si no tuviese el contrapeso de los revolucionarios que obran por un ideal, a misma se devoraría. El odio no produce amor; por el odio no se renueva el mundo. ¥ la revolución del odio, o malograría todo, o resultaría una nueva opresión, que podría tal vez llamarse anarquista, como se llaman liberales los go- biernos del día, pero no por eso dejaría de ser una opresión y producir los efectos de todas las opresiones políticas. Errico MALATESTA. JCrATURA Los últimos acontecimientos de Bar- pueblo dispuesto a morir por su liber- gantes al ir, masas de sangre, despojos celona, de España entera, han traído tad. humanos al volver. Cristo nos daba por con su viento rebelde, el recuerdo de ¿Qué dolor ver tu primavera segada medio de sus cristianos hijos de reque- otros acontecimientos grabados al buril en flor! ¡Qué lección la de tus diez y y Falange un mensaje de paz y amor en la historia revolucionaria de los ocho años pletóricos, puros, ofrendados entre los hombres. Era el quinto man- pueblos. a tu ideal! damiento ejecutado al revés y glonfica- Viejos recuerdos de otra gesta rebel- Ingresaste aquella mañana obscura en do con las medallas y crucifijos que les de. Inolvidable año 1936, en el que se lefatura, y tu juventud tan igual a la adornaban el cuello, escribió con la sangre generosa de Es- mía, me unió a tí con la simpática cor- Cuatro boinas rojas fueron cuatro fa. pana, su destino, su victoria moral sobre dialidad de nuestro común ideal. Sabía langistas que quisieron manchar tu va- la ruina de su derrota. Triunfó enton- __%__:§_. ~t_._S_.__f_ l entia y humillar en tu frágil cuerpo de ees porque debajo de cada casa bom- cAnita C)ut%LZatá mujer a España entera baraeada, por cada uno de nuestros ni- _ ¡ , , _ T •! „i • . . . . i , • ños muertos por la metraüa asesina del qUe era$ , de l " s /™ entud ? s Libertarias El drama fue ahogado, sepultado bajo fascismo, por cada gota de sangre de- V^que lo mascullo envuelto en un m- el gris manto de Jefatura. Nadie sabrva rramada en frentes y retaguardias, es- el P oUcta <? u e ie f 1 0 ' D f.«? » ada de ^^ 1 ' 0 ' mda de \ u lucha , °° n taba la semilla del mañarul, esta semir ^ws firmemente cerrados no salió la dientes y uñas con aquellos sádicos; lia que ha florecido hoy en rebeldía, con f eslon aue eüos deseaban Insultos, nada de como aquella mujer ante las valiente y firme g ol pes, amenazas, nada quebrantó tu amenazas de un nuevo mañana, igual Al rememorar nuestra revolución, su,- *""?**: ****""_ 1 uerían , más car " e V a ! a " nOC }*> Pieria *»««• ** muerte de su je en mi mente el recuerdo de los que _ f , esUn ^*"'. pero los nombres de- propia mano. cayeron entonces en la peor de las T . "° ? su P ter0n ' anWs . ^rque la Nadie sabu¡ ^ tu agmia, de aquella muertes : ¡Jefatura! boca 1 uventl SU g uflrrfa r el secreto. madrugada, de aquel cuerpo envuelto También hoy, como ayer, quizás ma- Quebrantado, roto, inerme el cuerpo, en sucias mantas, apresuradamente sus~ ñana, hay detenidos que escriben su v * sonreÍT valientemente tus ojos al ce- traído del calabozo y hecho desapare- historia de heroísmo a la sombra de ese rrarse la Puerta de tu calabozo. cer misteriosamente. Nadie sabia del edificio que envuelve en su manto to- Noche de Jefatura... inacabable, agó- certificado médico en el que se certifi- das las iniquidades, todos los crímenes nia ¡- Gris el ambiente, gris sus muros, caba la defunción atribuyéndola a un que cerebros anormales conciben y lie- g rise s y oscuras las conciencias de los ataque de corazón, van a la práctica con finalidad .cínica, carceleros. Recuerdo cada uno de los Hubo alguien, sin embargo, que fué Escuela donde aprendí mi primer do- detalles de aquella noche, recuerdo do- testigo de aquella ignominia. Alguien lor de adolescente y también el temple torosamente la tragedia, cada tragedia que denunciaría a la faz del mundo ese en que estaban forjados nuestros jóve- envuelta en la oscuridad y el silencio. crimen y todos los crímenes que guar- nes libertarios. Sufriendo y viendo su- Veía salir, uno tras otro fila inter- da vivos su memoria. Alguien que frir, fué cuando supe que nada ni nadie minable e ingresar de nuevo cada aprendió la dura y amarga lección de es capaz de torcer el destino de un uno de mis compañeros. Erguidos, arro- (Pasa a la página 2.)

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ROUTE, hebdomadaire

de La (J!. %.&.£. en Cizañee

Annee Vil Prix 1 2 francs

M A Y O 1951

N° 296

R é d a c t i o n e l A d m f n i s t r a t i o n 4, rué Bel/orí, 4 — TOULOUSE (Haute-Garonne)

C C . P o s t a l N- 1 3 2 8 - 7 9 T o u l o u s e (Hle-Gne) &&QCUTJ& da \a

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tamdñ- eaMÍidadéá, TARRIDA DEL MARMOL

l A V / M N > / O W A V > A V l

EL QNARQIM Y EL M I E N T R A S l a Sociedad es té d i v i d i d a en c lases , m i e n t r a s

s u b s i s t a l a b o c h o r n o s a e s c a l a social , m i e n t r a s e x i s t a n e x p l o t a d o s y e x p l o t a d o r e s , el s i n d i c a l i s m o revo luc iona­

rio t e n d r á u n a i n m e n s a labor a real izar . Los S i n d i c a t o s obre­ros son u n v incu lo necesar io a los asa lar iados p a r a propulsar con e n e r g í a y eficacia su a c c i ó n e n los c a m i n o s de las reivin­d i c a c i o n e s soc ia les . Todo m o v i m i e n t o de v e r d a d e r a res i s t enc ia al pr inc ip io d e e x p l o t a c i ó n t i e n e de va l ioso que d e s p i e r t a en la c o n c i e n c i a de las m a s a s s indica les , e n l a c o n c i e n c i a de los productores , des te l lo s d e rebe ld ía contra la o p r e s i ó n , y que h a c e c o m p r e n d e r y va lor i zar a los h o m b r e s los c o n c e p t o s anár ­quicos que se f u n d a m e n t a n e n los s e n t i m i e n t o s d e so l idar idad .

P e r o el m o v i m i e n t o o b r e r o no es de por si r e v o l u c i o n a r i o , ni lo es el s i n d i c a l i s m o . Ejemplos para va lor izar e s t a tes i s n o f a l t a n . E x i s t e n , d e s g r a c i a d a m e n t e , e n t o d o s los pa í se s , en to­d a s l a s o r g a n i z a c i o n e s s i n d i c a l e s en d o n d e el s i n d i c a l i s m o ca­rece d e l a s a v i a l iber tar ia que posee n u e s t r a C.N.T. Los Sindi­c a t o s ver t i ca les c reados e n E s p a ñ a , e n la E s p a ñ a fa sc i s ta , s o n prueba f e h a c i e n t e d e q u e l a o r g a n i z a c i ó n s ind ica l puede servir i n c l u s o de p u n t a l al f a s c i s m o . Y los S i n d i c a t o s rojos , creados por e l b o l c h e v i s m o e n l a U.K.S.S. , d e m u e s t r a n a s u vez que t a m b i é n los S i n d i c a t o s p u e d e n servir para c a s t r a r l a s l ó g i c a s a s p i r a c i o n e s de l pro le tar iado . En c u a n t o a los S i n d i c a t o s l la­m a d o s r e f o r m i s t a s , verdaderos g r a n e r o s e l ec tora l e s , presa pre­d i l e c t a d e p o l í t i c o s s in escrúpulos , e v i d e n c i a n c o n su propia a c t u a c i ó n , c o n s u s a c t o s y s u s h e c h o s c o t i d i a n o s q u e los S indi ­c a t o s pueden servir de p e l d a ñ o s p a r a q u i e n e s a s p i r a n a a b a n ­d o n a r su ca l idad de pro le tar ios y a i n t e g r a r la c a s t a de l o s e x p l o t a d o r e s .

Con razón escr ib ió Errico M a l a t e s t a , e l prec laro a n a r q u i s t a i t a l i a n o , que «si f a l t a al m o v i m i e n t o obrero l a obra a c t i v a de h o m b r e s y d e a g r u p a c i o n e s que se i n s p i r e n en idea les super io ­res a lo s i n t e r e s e s a c t u a l e s e i n m e d i a t o s , y que del m o v i m i e n t o obrero s e s i r v a n c o m o m e d i o d e propagar sus i d e a s y p a r a con­ducir a las m a s a s a la l u c h a radica l y de f in i t iva c o n t r a l a s i n s t i t u c i o n e s v igentes , la o r g a n i z a c i ó n obrera se t r a n s f o r m a f á c i l m e n t e en e l e m e n t o d e c o n s e r v a c i ó n del orden soc ia l ac tua l , de c o n c i l i a c i ó n y de c o l a b o r a c i ó n en tre l a s c lases , y t i e n d e a crear u n a a r i s t o c r a c i a y u n a burocrac ia obrera que d a r í a n pr inc ip io a la f o r m a c i ó n d e una n u e v a c la se pr iv i l eg iada , de ­j a n d o a la s g r a n d e s m a s a s en u n e s t a d o de l a t e n t e infer io­ridad».

Y aquí í b a m o s , al redactar e s t e m o d e s t o ed i tor ia l , a procla­m a r que el s i n d i c a l i s m o de por sí n o es revo luc ionar io , que lo e s c u a n d o vibra al influjo d e v e r d a d e r a s i d e a s d e l ibertad , c u a n d o se p e r c a t a de que su f u n c i ó n r e v o l u c i o n a r i a debe ser v e h í c u l o de idea les superiores , d e i d e a l e s anárqu icos , a la par que v í n c u l o de l u c h a p a r a las c l a s e s e x p o l i a d a s .

El a n a r c o s i n d i c a l i s m o asi l o c o m p r e n d i ó ; por eso adquir ió esa f i s o n o m í a revo luc ionar ia <iue reaf i rmará el VII C o n g r e s o de la Asoc iac ión I n t e r n a c i o n a l d e los Trabajadores .

YT los a n a r q u i s t a s t e n e m o s n u e s t r a f u n c i ó n e n el s e n o d e l s i n d i c a l i s m o r e v o l u c i o n a r i o ; t e n e m o s la m i s i ó n de ag i tar c o n n u e s t r a p r o p a g a n d a a los t rabajadores , de induc ir los a fijar s u s obje t ivos f r e n t e a l pr inc ip io d e a u t o r i d a d , d e c o n v e n c e r l o s de que e x i s t e un futuro de l iber tad en el tjue el s i n d i c a l i s m o revo luc ionar io n o t e n d r á func ión porque el c a p i t a l i s m o h a b r á desaparec ido , porque el E s t a d o será só lo u n triste recuerdo, porque la S o c i e d a d Libertar ia será un h e c h o .

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DOS POSICIONES pero un solo sindicalismo revolucionario:

IEIL /INARCC-SINDIMIKMC CUANDOredactamos este artículo sindicalista y el anarcosindicalismo. tuación histórica. De sus determinacio-

las tareas del VII Congreso de No existen dos sindicalismos revolu- nes dependerá, en mucho, la orienta-la Asociación Internacional de les cionarios. Existe uno solo: el enarco- ción futura del proletariado en su lucha

Trabajadores no han finalizado todavía, sindicalismo. Abandonar la fisonomía contra el capitailsmo. Es pues, el VII Lejos de ello: e] Congreso está discu- propia a la A.I.T., sería negar la nece- Congreso de la A.I.T., celebrado tras tiendo punto tan importante, tan íun- sidad de combatir al sindicalismo re- trece años de obligada espera, una con-damental, como es el que se refiere a formista para entrar a formar parte de frontación de dos corrientes, de dos los principios, tácticas y finalidades dt él, sería negar la necesidad de comba- posiciones divergentes, una propia a la la Internacional de los Trabajadores. tir a los estamentos del Estado y con- A.I.T. y la segunda, ¿por qué no decir-

Las opiniones que hasta este momen- duciría, por lógica declinación, por obli- lo?, ajena por completo a ella, to han aparecido, a través de las expo- gado desliz en el resbaladizo terreno del Mucho podríamos añadir, pero guia-siciones de los delegados, son diversas rindicalismo reformista, a una colabo- dros por nuestro deseo de ser objetivos, y hasta divergentes. Ha surgido la ración directa con el Estado. por nuestro interés de ver a la A.I.T. clásica corriente anarco-sindicalista, di- La teoría defendida por Souchy per- levantarse en su VII Congreso contra manante de la actuación bakuniniana tenece a la categoría de las que apare- toda concepción reformista, contra toda de los primeros tiempos de la Interna- cen como opuestas por completo a las intentona desviacionista, ¡retrógrada y cional, y cuya acción se extiende a Ira- aspiraciones revolucionarias del anarco- nc progresista!, finalizaremos este t r a s ­vés de medio siglo de lucha y de acti- sindicalismo. La habilidid de] lenguaje jo proclamando nuestro deseo de que vidad revolucionaria.Y ha surgido, tam- no puede encubrir, ni desvirtuar la gra- la Asociación Internacional de los Tra-bién, una segunda corriente, nacida ésta vedad de los propósitos que denota el bajadores salga, de sus actuales tareas, de las diversas manifestaciones del des- delegado de Alemania. Posiblemente sin el pesado lastre de una posición viacionismo, cuyo punto álgido radica surjan nuevas voces en pro del refor- ajena al anarco-sindicalismo y que es en la colaboración política efectuada mismo. Rüdiger ya ha hablado en ese expresión de decaimiento moral y de por la C.N.T. española en el periodo sentido. claudicación espiritual. 36-39. La A.I.T. está enfrentada con una si- ¡Tenemos confianza en la A.I.T! j . P.

Frente a la posición revolucionaria, anarco-sindicalista, defendida con acier­to hasta este momento por las delega­ciones que representan a las centrales sindicales vinculadas a la A.I.T. de In­glaterra, Argentina, Uruguay, Italia y España, Souchy, en nombre de una frac­ción semi-organizada en Alemania, y Rüdiger en nombre de la S.A.C., a pesar de haber sido desautorizado una primera vez por su compañero de dele­gación, han situado lo que ellos en­tienden debe ser la actuación futura de !a A.I.T. en un terreno que conduce, inevitablemente, a 1» cooperación con el Estado.

A partir de este momento, que es el momento en que redactamos esta pri­mera impresión sobre el Congreso, las delegaciones que representan a las or­ganizaciones y grupos afectos a la A.I. T. se encuentran enfrentadas en un te­rreno de discusión tan extremamente importante que del resultado de los de­bates puede depender, y dependerá, la acción futura de la Asociación Interna­cional de los Trabajadores.

Los jóvenes libertarios, presentes en el Congreso de la Asociación de los Trabajadores, seguimos ansiosos el des­arrollo de las tareas del VII Congreso, percatados de que en estos momentos se dilucida un problema cuya gravedad depasa los limites de una fórmula tác­tica, de una interpretación de procedi­mientos, para abarcar aspectos de vida o muerte para el anarco-sindicalismo internacional o por lo menos para la organización internacional del sindica­lismo revolucionario.

PAMPLONA ENSANGRENTADA D ESPUÉS de Barcelona, Madrid, lección para aquellos turistas que al vi- la tierra del requeté. frente al régimen

Granada, Bilbao, San Sebastián y sitar a España creían que frente a la tiranicida del traidor Franco No pocos Vitoria, la última ciudad en re- mano dura de Franco no habría obre- trabajadores de Pamplona hov enfrente

beUne contra la barbarie lascista ha rn capaz de rebelarse. Pero que obser- d e , f r a n q u l s m a c o m b a t ¡eron ayer a su .sido Pamplona. ¡ , a d o d¡¡_ ^ a ^ _ ^ d e

Estas gestas sumamente satisfactorias /-» . i /-» ' '•. ., „„-.!-., i „i n u i ponen en serio aprieto al régimen ti- G e r m i n a l G o T C i p e r e Z L ! Tu"!" ' 1 "M ' ránico del dictador. í_ L o ««*"»><* esto ayer. No se nos que-

Son altamente significativos estos mo- .„ r'a c ^ e r - . s i n e m b a r g ° ' P e s e » ™ e s t ™ ximientos huelguísticos, no ya por lo ven las figuras hgunllas y hombrecillos advertencias. que representan para que los trabajado- l;> • « * « viril del pueblo español. L a s n o t i c i a s q u e n o s f a c i l j t a , a r„. res hagan prevalecer sus derechos y el Esta manifestación gallarda ha sido dio y agencias son sumamente jocosas, respeto a la dignidad del hombre, sino secundada en números redondos o apro- H u b o e n P a m p l o n a c h o q u e s v iolentos qt» al revés de lo que afirman las emi- ^ > v v v v v v v . % « * V W V W contra la policía armada. Los perros dis-soras moscovitas, tales agitaciones es­tán orientadas por minorías enemigas de todo atetara totalitario. Moscovitas y franquistas son «ideas» uniformes.

Es pueril y estúpido creer lo que dice Falange española del Partido Co­munista, en el sentido que éste es quien fomenta las revueltas en el interior. Lo propio afirman las emisoras de Moscú y Praga de manera machacona y estú­pida, arrogándose tales victorias. ¿Ver­dad que existe una gran uniformidad de puntos de vista entre bolcheviques y falangos? Por eso es muy probable que se repita el conocido pacto de Hit-ler-Stalin. Murió el primero, quedando el hijo de la Bahamonde, capaz de abrazarse al papa Stalin en cuanto lo aconsejen las circunstancias. De esta cordialidad entre dictadores sólo des­confían la chinería y muchos camaleo­nes, bobos y oportunistas...

Los conflictos sociales de España no son dirigidos ni orientados por agentes moscutoides, por el fascismo rojo, sem­brador de confusiones y mentiras a tra­vés de sus emisoras.

UN AMARGO BALANCE y una idea afirmativa

U I balance serio y razonado de los orden y de paz, que hicieran factible momentos actuales por que atra- el libre desarrollo de la función estatal, viesa el mundo nos llevaría a una han fracasado ruidosamente. Fracasa-

situación de amargo pesimismo. Pero ron las monarquías; se pasó por la égi-una de las virtudes del militante anar- da fascista — brutalidad y exterminio quista es creer firmemente que la lucha — que a nada condujo. Se ha probado emprendida en defensa de la libertad la fórmula socialista — dirección desde ha de triunfar de una manera definitiva, el poder — sin resultado alguno. Y aho-Somos optimistas, basándonos precisa- ra quiere emplearse otra vez la añeja mente en la realidad de los hechos que corriente democrática, concepción fraca­se suceden en la humanidad de una ma- sada y desprestigiada. La democracia ñera calidoscópica, casi vertiginosa. burguesa ha dado de sí todo lo que po-

Esta época terrible de destrucción y día dar y por ello sufre el desplaza-crimen, en la que juegan un papel im- miento de los viejos trastos. Las insti-portante los intereses bastardos de las tuciones democráticas han perdido aquel clases privilegiadas en connivencia con perfi] liberal que las representaba, y la las fuerzas reaccionarias, no es otra co- fuerza de los acontecimientos ha hecho sa que un accidente en el largo camino q u e e s a s instituciones llegaran a emplear de la batalla emprendida. sistemas de mando lindantes a la dicta-

Es posible que esto pueda retardar dura de cualquier régimen de fuerza, por algún tiempo la marcha del progre- La crisis actual de las democracias so, pero jamás podrá retenerla m impe- proviene del mal profundo de la inefica-dirla. Al contrario, afirmamos rotunda- cia de las anacrónicas instituciones eco-

Las dos posiciones señaladas, no son ¡ mente que el actual caos en que se nómicas del liberalismo burgués. La tre-solamente diferentes, son divergentes, j debaten los pueblos traerá como conse- menda catástrofe de las guerras ha se-opuestas. como lo son el reiormismo cuencia la aceleración de esta marcha gado en flor los cauces de la economía

triunfal. La Humanidad necesita de re- capitalista. acciones violentas que la impulsen en El Plan Marshall no es otra cosa que la senda de una más amplia libertad, un ensayo que tiende a robustecer las como al Naturaleza necesita también de fuentes secas de la economía europea, tempestades y sismos para equilibrar los p a r a que no se interrumpan la exporta-choques profundos a que está sometida, ción de productos norteamericanos a la

El desconcierto internacional, la lucha desvastada y hambrienta Europa, establecida bajo el signo del más feroz ¿Y qué se puede decir del otro ensayo 'mperialismo, nos demuestra claramente

^ ^ ^ ^ ^ * V

pararon al aire y como seguramente los manifestantes marchaban en aviones, re­sultaron un hombre muerto y muchos heridos.

Es claro que este sistema de los disparos al aire» es muy conocido por

nosotros. Los republicanos españoles decían igual cuando Arnedo, Castilblan-co, Medina Sidonia y Pasajes...

Y en otras muchas ocasiones hemos conocido esos síntomas que preludian casi siempre vastas acciones del prole­tariado en lucha por su libertad.

Intentar desvirtuar el verdadero sig­nificado de la acción de los trabaja­dores en !a España de Franco es un verdadero crimen, porque si al Pueblo le queda una esperanza, antes de que se vea obligado a verter a torrentes su sangre para no seguir padeciendo el régimen que lo oprime, es sin duda la que puede surgir de un gesto solidario de las masas trabajadoras del mundo.

Franquistas y bolcheviques entorpe-• im idos por un millón de trabajadores. Representa unos 28 millones de horas de trabajo. Eso no es cualquier cosa, cen con sus propagandas, falsas y cíni-

Esas huelgas protestatarias son el re- Sobre todo para un país tan empobre- cas, la acción de nuestro Pueblo. Pero sultado de unas minorías que se mué- cido a causa de la peste militarista no otra cosa cabía esperar de quienes ven sin obedecer a consignas extranje- y clerical que viene esquilmándolo des- adornan su concepto de la libertad con ras. Es, entre otras cosas, una bonita de tiempos lejanos. Ahí está Pamplona, las cadenas de la opresión.

que se ha llegado a un estado de des composición que traerá como consecuen­cia la resurrección y la presencia del hombre que, despojado de las tachas se­culares, marchará resuelto hacia su des­tino.

En realidad ]a perspectiva del presen­te desconcierto internacional significa que, a pesar de todo, la reacción de los Estados capitalistas y autoritarios tiene un fin bien determinado: acabar con la libre iniciativa del ser humano, y castrar la libertad de acción y pensamiento. E¡ Estado, en su inmenso fracaso, necesita mantenerse, y, para ello recurre a pro­cedimientos extremos. No se trata, pues, de una Tucha contra fracciones distin­tas o contra ciertos movimientos de pro­testa esporádicos; la acometida es más profunda y se dirige, en último térmi­no, contra esa consciencia de su propia personalidad que la Humanidad va ad­quiriendo cada vez más y que pone en peligro la vida de todos los Estados., El HOMRE ha llegado a ser un peligro cada vez mayor para el sostenimiento del Estado, que tiene en sus manos el engranaje de la vida y que salvaguarda desde arriba, protegido por las bayone­tas, los intereses de una clase privile­giada.

Hay dos despotismos bien acusados que actúan sobre la sociedad a la ma­nera clásica de los viejos procedimien­tos: el terror y la mordaza, la persecu­ción y la muerte si es necesario. Se tra­ta del despotismo económico de los mo­nopolios y el despotismo político del Estado elevado a la categoría de mito. Los dos despotismos se fortifican mu­tuamente y son alimentados por la mis­ma fuente.

Todos los intentos puestos en prác­tica para procurar el ordenamiento de la vida hacia cauces de sumisión, de

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lDE/t§ Y DGC¥Rllt!A§

La Violencia Q UEREMOS el triunfo por la libertad y por el amor.

Mas no por eso renunciamos al empleo de la violencia. Nuestros medios son los que las circunstancias nos permiten y nos imponen.

No querríamos arrancar un cabello a nadie; desearíamos enjugar todas las lágrimas sin hacer derramar ninguna. Pero hemos de luchar en el mun­do tal como es. so pena de vivir corno soñadores estériles.

Vendrá un día, es indudable, en que será posible hacer el bien de los hombres sin hacer mal a sí propio ni a los otros. Hoy eso no es posible. Hasta el más puro, o el más dulce de los mártires, que por el triunfo se dejara arrastrar al cadalso, sin resistencia, adelantándose a sus persegui­dores como el Cristo de la leyenda, ese mismo haría violencia. Además del mal que a sí propio causaría, lo que vale la pena de ser tenido en cuenta, haría verter lágrimas amargas a todos los que le amasen.

Trátase, pues, siempre, en todos los actos de la vida, de procurar el me­nor mal por la mayor suma de bien posible.

La Humanidad arrástrase penosamente bajo el peso de la opresión po­lítica y económica: hállase embrutecida, degenerada, asesinada (no siempre lentamente) por la miseria, por la esclavitud, por la ignorancia y por todas sus resultantes.

Para defensa de este estado de cosas existen poderosas organizaciones militares y policiacas, que responden con la prisión y el cadalso a cualquier tentativa seria de mudanza.

No hay medios pacíficos ni legales para salir de esta situación, y es na­tural que así sea, pues la ley ha sido hecha por los privilegiados espresa-mente para defender los privilegios.

Contra la fuerza física que nos impide el paso, sólo hay la fuerza física, sólo hay la revolución violenta.

Evidentemente, la revolución producirá muchas desgracias, muchos su­frimientos; pero se producen inñnitamente más en el régimen actual.

En una sola batalla se mata más gente que en la más sangrienta revo­lución ; millones de criaturas mueren anualmente en el mundo por falta de la debida asistencia; millones de proletarios mueren prematuramente del mal de miseria después de una vida mezquina sin placer y sin esperan­za ; hasta los más ricos y más poderosos son mucho menos felices de lo que podrían ser en una sociedad de iguales; y ese estado de cosas viene existiendo desde un tiempo inmemorial. Duraría indefinidamente sin la re­volución, mientras que una sola revolución que atacase resueltamente las causas del mal pondría de una vez al género humano en el camino de la felicidad.

¡Venga, pues, la revolución ! Cada día que tarda es una enorme cantidad de sufrimientos infligidos a los hombres. Trabajemos para que venga pronto y sea cual se necesita para acabar con toda opresión y toda explotación.

Por tanto, para nosotros, anarquistas, o por lo menos (pues al fin las palabras no pasan de convenciones) para los anarquistas que ven las cosas como nosotros las vemos, cualquier acto de propaganda o realización por la palabra o por el hecho, individual o colectivo, es un bien cuando sirve para asegurar a la revolución el concurso consciente de las multitudes y darles este carácter de liberación universal, sin el cual la revolución no es la revolución que deseamos. ¥ téngase en cuenta que en materia de revolución, puesto que se trata de economizar vidas humanas, ha de regir el principio del medio más económico.

Conocemos bien las terribles condiciones morales y materiales en que se halla el proletariado para no explicarnos los actos de odio, de venganza y hasta de ferocidad que en las revoluciones pueden producirse. Comprende­mos que haya oprimidos que, habiendo sido tratados siempre por los bur­gueses con la más innoble dureza, habiéndose visto siempre que al más fuerte todo le era permitido, un día, sintiéndose por un momento los más fuertes, digan : «Hagamos también como los burgueses.u Puede suceder que, en la fiebre de la lucha, naturalezas originariamente generosas, pero no preparadas por un largo tratamiento moral, difícilísimo en las condiciones presentes, pierdan de vista el ideal, tomen la violencia como objetivo y dé­jense arrastrar por ella a transportes sangrientos.

Pero una cosa es comprender y perdonar, y otra es reivindicar. No son esos los actos que podamos aceptar, excitar ni imitar. Debemos ser sueltos y enérgicos, pero procurando no exceder jamás el límite marcado por la necesidad. Debemos hacer como el cirujano que corta! cuando es preciso, pero evita infligir inútiles sufrimientos.

En resumen, debemos ser inspirados por el sentimiento de amor de lo* hombres, a todos los hombres.

Parécenos que ese sentimiento de amor es el fondo moral, el alma de nuestro programa ; parécenos que sólo concibiendo la revolución como el gran jubileo humano, como la liberación y la confraternización de todos los hombres, cualquiera que sea la clase o partido a que hayan pertene­cido, podrá realizarse nuestro ideal.

La rebeldía brutal ha de producirse indudablemente ; pero si no tuviese el contrapeso de los revolucionarios que obran por un ideal, a sí misma se devoraría.

El odio no produce amor; por el odio no se renueva el mundo. ¥ la revolución del odio, o malograría todo, o resultaría una nueva opresión, que podría tal vez llamarse anarquista, como se llaman liberales los go­biernos del día, pero no por eso dejaría de ser una opresión y dé producir los efectos de todas las opresiones políticas.

Errico M A L A T E S T A .

JCrATURA Los últimos acontecimientos de Bar- pueblo dispuesto a morir por su liber- gantes al ir, masas de sangre, despojos

celona, de España entera, han traído tad. humanos al volver. Cristo nos daba por con su viento rebelde, el recuerdo de ¿Qué dolor ver tu primavera segada medio de sus cristianos hijos de reque-otros acontecimientos grabados al buril en flor! ¡Qué lección la de tus diez y té y Falange un mensaje de paz y amor en la historia revolucionaria de los ocho años pletóricos, puros, ofrendados entre los hombres. Era el quinto man-pueblos. a tu ideal! damiento ejecutado al revés y glonfica-

Viejos recuerdos de otra gesta rebel- Ingresaste aquella mañana obscura en do con las medallas y crucifijos que les de. Inolvidable año 1936, en el que se lefatura, y tu juventud tan igual a la adornaban el cuello, escribió con la sangre generosa de Es- mía, me unió a tí con la simpática cor- Cuatro boinas rojas fueron cuatro fa. pana, su destino, su victoria moral sobre dialidad de nuestro común ideal. Sabía langistas que quisieron manchar tu va-la ruina de su derrota. Triunfó enton- __%__:§_. ~t_._S_.__f_ lentia y humillar en tu frágil cuerpo de ees porque debajo de cada casa bom- cAnita C)ut%LZatá mujer a España entera baraeada, por cada uno de nuestros ni- _ ¡ , , _ T •! • „i • . . . . i , • ños muertos por la metraüa asesina del qUe era$, de l"s /™entud?s Libertarias El drama fue ahogado, sepultado bajo fascismo, por cada gota de sangre de- V^que lo mascullo envuelto en un m- el gris manto de Jefatura. Nadie sabrva rramada en frentes y retaguardias, es- ^í elPoUcta <?ue ie f1™0' Df.«? »ada de ^^1'0' mda de \u lucha, °°n

taba la semilla del mañarul, esta semir ^ws firmemente cerrados no salió la dientes y uñas con aquellos sádicos; lia que ha florecido hoy en rebeldía, confeslon aue eüos deseaban Insultos, nada de como aquella mujer ante las valiente y firme golpes, amenazas, nada quebrantó tu amenazas de un nuevo mañana, igual

Al rememorar nuestra revolución, su,- *""?**: ****""_ 1uerían ,más c a r " e Va!a " nOC}*> Pieria *»««• ** muerte de su je en mi mente el recuerdo de los que _ f,esUn ^ * " ' . pero los nombres de- propia mano. cayeron entonces en la peor de las T . "° ? suPter0n ' a n W s . ^rque la Nadie sabu¡ ^ tu agmia, de aquella muertes : ¡Jefatura! boca 1uventl SUP° g u f l r r f a r el secreto. madrugada, de aquel cuerpo envuelto

También hoy, como ayer, quizás ma- Quebrantado, roto, inerme el cuerpo, en sucias mantas, apresuradamente sus~ ñana, hay detenidos que escriben su v* sonreÍT valientemente tus ojos al ce- traído del calabozo y hecho desapare-historia de heroísmo a la sombra de ese rrarse la Puerta de tu calabozo. cer misteriosamente. Nadie sabia del edificio que envuelve en su manto to- Noche de Jefatura... inacabable, agó- certificado médico en el que se certifi-das las iniquidades, todos los crímenes nia¡- Gris el ambiente, gris sus muros, caba la defunción atribuyéndola a un que cerebros anormales conciben y lie- grises y oscuras las conciencias de los ataque de corazón, van a la práctica con finalidad .cínica, carceleros. Recuerdo cada uno de los Hubo alguien, sin embargo, que fué

Escuela donde aprendí mi primer do- detalles de aquella noche, recuerdo do- testigo de aquella ignominia. Alguien lor de adolescente y también el temple torosamente la tragedia, cada tragedia que denunciaría a la faz del mundo ese en que estaban forjados nuestros jóve- envuelta en la oscuridad y el silencio. crimen y todos los crímenes que guar­nes libertarios. Sufriendo y viendo su- Veía salir, uno tras otro — fila inter- da vivos su memoria. Alguien que frir, fué cuando supe que nada ni nadie minable — e ingresar de nuevo cada aprendió la dura y amarga lección de es capaz de torcer el destino de un uno de mis compañeros. Erguidos, arro- (Pasa a la página 2.)

Page 2: a EL QNARQIM DOS POSICIONES lDE/t§ Y - ddd.uab.cat · catos pueden servi de peldañor s para quiene as aspira aban n donar su calidad de proletarios y a integra lra casta de los

R U T A J

DRA1E!

Padres e hijos E S frecuente oir a los padres que­

jarse de la conducta de sus hijos. Desde luego, casi nunca tienen

razón; difícilmente la tienen alguna vez, pese a que, en realidad, los hijos, generalmente, están muy lejos de con­ducirse de acuerdo con los deseos pa­ternos, y, es de suponer que esos de-

por lo menos, intencionalmente, ansian lo mejor para sus hijos. Sin em­bargo, éstos no coinciden con los pro­pósitos de sus padres. El prisma con que unos y otros ven las cosas es muy distinto. Los padres tienen mentalidad conservadora, los hijos la tienen atre­vida; los primeros suelen ser egoístas, los segundos generosos.

El problema de padres e hijos, tan viejo como la humanidad misma, y sin ingar la influencia del tiempo y de la

"época, tiene su entraña en los regíme­nes sociales hasta hoy transcurridos, los que reflejan su moral autoritaria en­turbiando las relaciones entre padres e hijos en primer lugar, y en general, de la convivencia entre los hombres.

Ni los padres ni los hijos son direc­tamente responsables de la vergüenza de sus mutuas relaciones. Es el impe­rio de la egoísta moral prevaleciente en nuestra caduca sociedad, la verda­dera causante del problema.

No obstante, los padres tienen el de­ber y pueden hacerlo, de superar su condición moral de tales, máxime, cuan­do concurra en ellas la pretensión de ser hombres que aspiran a unas más elevadas y más perfectas relaciones hu­manas. Para ello, lo primero que se

(rónka bibliográfica

Eugen RELGIS y Romain ROLLAND

TENEMOS, con este nuevo libro de Eugen Relgis (1), un testimonio vivo sobre Romain Rolland. Ad-

qviere doble prestigio esta contribución del escritor rumano por su fidelidad al maestro—expresada cordiulmente a to­do lo largo del libro—y, sin embargo, su profunda objetividad para conside­rar sus errores y, hasta podríamos de­cir, la desviación finid de su vida. En este sentido, Eugen Relgis interpreta cabalmente el sentimiento de muchos admiradores del gran solitario de Ville-ncuve, que conservaron intacta su con­fianza personal en ¡a bondad del hom­bre sin aceptar.sus errores. Estos erro­res fueron a veces importantes. Su aceptación de la metodología crítica del sialmismo le hizo cometer una tremen­da injusticia con Panait Istrati. Su ad­miración por el régimen soviético le hizo pecar en muchas ocasiones de par­cialidad, él que era considerado por las generaciones jóvenes como guia espiri­tual v símbolo de la verdad humana por encima de los errores partidarios.

Casi podríamos decir que es a par­tir de ese momento que la evolución política y espiritual de Rolland permi­te entrever todu la desoladora confu­sión que tenia que acabar en su carta al ¡'residente Daladier después de esta­llar la guerra. Ese documento marca la terminación de un proceso moral y político. Se podía repetir lo que Relgis cita de Barbusse: «¡Si queréis el fin. aceptad los medios!» Los fines políticos stendo siempre bastardos—como Relgis sostenía ante el mismo Rolland—, los medios no podían dejar de ser equívo­cos y Itastu desastrosos.

Es luminoso el enjuiciamiento que hace de este problema Eugen Relgis en su capítulo «De Profanáis Cla­man*»... El tiempo, al presentar a las mueva» gem raciones la lección de aquel período estruendoso—confusa ya, a pe­sar de tu inmediata cercankt—, pone

¡i i e la permanencia de la actitud humana por encima de la actitud po­lítica Pero Romain Rolland había roto con su pasado. Sus palabras fueron un gran desconsuelo para millares de hom­bres que las esperaban. Justificaron, además, muí has cobardías y claudicá­

is. Y dejaron sin amparo muchas posiciones viriles, profundamente fieles al {irán ideal de la humanidad que él

uia con su actitud. Tal vez el mayor mérito de este libro

podanw» hallarlo en su condición de testimonio sobre un hombre que jalonó una época y fué capaz, sin embargo, de destruir con un acto su propio mensaje. El juicio desapasionado de Relgis, su honda comprensión hacia el maestro, son un intento de salvar, aun separán-

i/ (7 hombre. £n realidad, toda la obra de juven­

tud de Romain Rolland no puede mo­rir. Sigue en sus grandes libros como

• ra su enseñanza—más allá de sus últimas limitaciones—en espíritus tan humanamente acendrados como el de Eugen Relgis.—B. M. N.

impone es el amor, la cordialidad y el respeto a los hijos, tratando constante­mente de comprender la delicada natu­raleza mora] del niño. Creemos que es­te medio es el único capaz de viabili-zar las relaciones entre padres e hijos superándolas; creemos sinceramente, que es el único medio de evitar que los hijos destierren a sus padres, de los más afectuosos lugares de su corazón.

La vida moral de los hijos ha de ser obra de los padres en todo aquello que de ellos dependa. Evitarles la mentira que deforma su inteligencia y mancha la pureza de su alma; evitarles la hipo­cresía que corrompe sus mejores sen­timientos, es deber primordial e ina­lienable de los padres.

Sinceridad, afectos y comprensión, en lugar de falacia, dominio y golpes, son los únicos elementos de formación moral para hacer un hijo amante y un hombre cabal.

Las injurias y los golpes a los hijos cuino elementos domeñadores o como medios de educación al uso, sólo con­siguen que, cuando sean hombres se devuelvan aquellos malos tratos que re­cibieron cuando niños. A este respecto, hay que vigilar el concurso moral del maestro. Por lo general, el maestro se ha formado en el medio ambiente auto­ritario, no sintiendo por ello la menor vocación al magisterio; si además le agregamos la misérrima paga que per­cibe por su profesión, no cuesta mu­cho comprender que, donde es impres­cindible que haya tolerancia y amistad, hay vileza y repulsión, convirtiendo tan noble ejercicio en una estela de odio que dejará huella indeleble en el cora­zón del niño.

La paternidad es una ventura cuyo goce se encuentra en la satisfacción del esfuerzo prodigado a los hijos. Pa­ternidad es sacrificio y abnegación, compensados por el cariño y los afec­tos de los hijos consecuentes.

La paternidad no puede ser un acon­tecimiento sorprendente, cuando no in­esperado. El ser que se está formando en las entrañas maternas no puede ni debe ser recibido como una maldición, como así ocurre en la mayoría de los casos. Además, la concepción debe ser consciente y no fruto de un deseo pu­ramente animal, y es también impor­tante, verificar en las más favorables circunstancias eugenésicas para la ro­bustez vital del que se va a generar.

Cuando el hecho generatriz sea de­liberado con los generosos sentimientos de ofrecerse al cuidado de un nuevo ser, el corazón del hombre-padre esta­rá siempre predispuesto a las más du­ras pruebas, dulcemente soportadas, en aras al hijo, cuyos afectos nunca le se­rán regateados.

La paternidad no es ningún negocio ni ninguna prerrogativa de mando.

Paternidad es amor, sacrificio y des­interés. Sacrificio, sacrificio constante, siempre sacrificio y desinterés, absoluto desinterés.

Si esos sentimientos pueden- contri­buir a la formación de hombres, dig­nos del género humano, los padres que así sepan proceder, también serán dig­nos de él, y la dicha que experimen­taran por la obra realizada y por tan eminente deber cumplido, pagarán con creces el esfuerzo aportado a la supe­ración moral de las relaciones entre los hombres.

JUAN PAPIOL.

Q?(g.miaá óeléeíieá-á ¡AUN HAY QUIEN COME TIERRA! H A B R É I S oido decir , y a u n le ido, de l a exis­

t e n c i a en e d a d e s l e j a n a s de c o m e d o r e s de t ierra o «geófagos» . Este h e c h o verdadera­

m e n t e f a n t á s t i c o — d i c e n las Hi s tor ias—era debido a d o s c a u s a s : el h a m b r e y la i g n o r a n c i a ; a m b a s c o n s e c u e n c i a d e la m a l d a d h u m a n a , la que por un lado produce el h a m b r e , y por o t r o h a c e creer que la t i erra es un a l i m e n t o y a d e m á s u n a me­d ic ina y un m e d i o d e reconc i l iarse con Dios y ser a d m i t i d o en el c ie lo .

E s t o refer ido a r e m o t a s edades puede pasar , pues el t i e m p o s i e m p r e es un a t e n u a n t e y s iem­pre queda el c o n s u e l o de la incredul idad . Pero a s o m b r o s o e incre íb le es que a h o r a m i s m o , en es tos m o m e n t o s de la barbarie fr ivola , d e los g r a n d e s progresos , de la t e l ev i s i ón y e! a t o m i s ­mo, t o d a v í a h a y qu ien c o m e t ierra , y n o un m o ­n o m a n i a c o a i s l a d o v i c t i m a de sus propios erro­res, s ino co l ec t iv idades h u m a n a s n u m e r o s a s si­tuadas , a d e m á s , en t o d a s l a s l a t i t u d e s de la Tierra .

S e a s u s t a b a n la s g e n t e s al saber que los perros p o l a r e s d e v o r a b a n la c a r n e fósi l de un m a m u t de la é p o c a c u a t e r n a r i a d e s e n t e r r a d o en l a s soleda­des h e l a d a s por el d e s v a r i o del h a m b r e . Y n o pa­rece q u e se a s u s t e n h o y al saber que c o n g é n e r e s n u e s t r o s se a g a r r e n a las c a p a s a r c i l l o s a s de los d e l t a s de los ríos , a las t ierras r icas e n h u m u s de los l a g o s , que h a g a n con e l la s a l b ó n d i g a s y panec i l los , los t u e s t e n al sol o a fuego l e n t o y se h a r t e n luego c o m o p a t r i a r c a s c o n t a n de l i c io sos m a n j a r e s . E s t a r i s o t a d a c o n t r a los s e n t i m i e n t o s h u m a n i t a r i o s parece que se t r a t e de ve lar la , es­c a r n e c e r l a y camuf lar la p a r a n o d e s p e r t a r la in­d i g n a c i ó n a i rada d e los h o m b r e s d e bien , s iendo as i q u e lo mejor es sacar a la luz de l a civi l iza­c i ó n e s t a terr ible l l a g a y curar la . En e s t o cree­m o s que es tr iba la d i g n i d a d h u m a n a .

La g e o f a g i a se prac t i ca a c t u a l m e n t e — s e g ú n los v ia jeros—en Áfr ica de l Norte , e n la Costa d e Oro, C a m e r ó n , S iber ia , Ch ina , I n d o c h i n a , M a l a s i a , Ja­va, N u e v a Ca ledon ia , Guayarías , Colombia , Méxi­co, Venezue la , Perú , T i erra del Fuego , e tc . En Es­p a ñ a m i s m o , d u r a n t e el s ig lo X V I I , t u v o lugar

u n a espec ie de e p i d e m i a de geo fag ia , espec ia l ­m e n t e p r a c t i c a d a por l a s m u j e r e s , r>ue d e j a b a n d i lu ir en a g u a la p a s t a de l a fabr icac ión d e la loza, d ic i endo que su g u s t o y su a r o m a eran ex­qu i s i to s . Lo que e s t á t o d a v í a por esc larecer es el o r i g e n d e s e m e j a n t e a troc idad .

U n b i e n h e c h o r de la H u m a n i d a d , Mr. Hubert , e s t u d i ó en 1912 el c a s o de los c o m e d o r e s d e arci­l la del Senega l , que c o n s u m í a n d e tres a c u a t r o k i los de t ierra por día , con la rara c i r c u n s t a n c i a d e que lo h a c í a n t a m b i é n ar t i cu lo de e x p o r t a c i ó n e n f o r m a de p a s t i l l a s , c o m o si fuera c h o c o l a t e , y s e g u r a m e n t e es te h e c h o obraba sobre e l los e n for­m a de suges t ión , p u e s n o era el h a m b r e qu ien l es obl igaba , por ser el pa í s rico en producc iones al i ­m e n t i c i a s e s p o n t á n e a s .

El resu l tado de la geo fag ia es d e s a s t r o s o p a r a el cuerpo h u m a n o . H a y médicos que se h a n dedi­c a d o a su e s t u d i o y t r a t a m i e n t o d e s u s e s t r a g o s , los cua le s d icen q u e e m p e z a n d o s e a por la suges­t i ó n rel igiosa, por la bárbara m e d i c i n a casera , por el h a m b r e en pa í ses d e g r a n pobreza, s e a por la c a u s a que sea , inc luso de que es un m e d i c a ­m e n t o , la g e o f a g i a se enra i za de ta l m a n e r a , que a qu ien cae e n su inf luencia !e e s m e n o s pos ib l e l ibrarse de e l la que a los a l cohó l i cos , a los n i co -t ín icos , los c o c a i n ó m a n o s , los o p i ó m a n o s l ibertar­se del poder de l a l coho l , el tabaco , l a c o c a í n a y y el opio.

A pesar d e todo, se observa e n el t r a t a m i e n t o d e s e m e j a n t e azo te , c o m o p r i m e r a m e d i d a , el su­m i n i s t r o de u n a a l i m e n t a c i ó n s a n a y f o r t i f i c a n t e , y a c o n t i n u a c i ó n o t r a s prescr ipc iones ; pero la base f u n d a m e n t a l e s comer , lo cual d ice m u c h o a n t e las e x c u s a s de l f a n a t i s m o , de l v ic io , de l ca­pr icho y a u n d e la locura. R e p i t á m o s l o : lo fun­d a m e n t a l e s comer , y q u i z á s los d o c t o r e s n o se a t r e v e n a p l a n t e a r el p r o b l e m a con toda su des­nudez , o s e a dec larar la f a l t a d e a l i m e n t o s e n c i e r t a s p a r t e s y aconse jar la a v e r i g u a c i ó n de l a s c a u s a s , y u n a t r o m p e t a que ch i l l e fuerte: ¡Aun h a v quien c o m e tierra!

UN AMARGO BALANCE Y UNA IDEA AFIRMATIVA

€>iPI€)§ i C O M E S [ B " ^ esta incomparable, imponderable Vive uncido al yugo de sus pasiones, tos somnolientos de los opios que se 1 5 " y bendecida civilización, el hom- que no son otra cosa que la revivís- les infiltran, la dignificación racional no 'Mm br¿ está satisfecho de cuanto le cencía del ancestral gorila, engañado será posible, debiendo soportar las eon-

oprime y anula, en virtud de una des- por los que de ellos medran o que, a secuencias de su propio desinterés co-viada y obstruyente mentalidad, con su vez, gracias al verbalismo sabio que mo humano a reivindicarse de su triste pretensiones de inteligencia. todo lo rodea, también les sujeta a ¡a condición de juguete de los sociales en-

Las bestias suelen servir de compa- depresión. ración para valorizar el entendimiento v i v - «por tando «1 caballero que le nuestro, pero no nos percatamos que, c a f ' g a y 'e gmetea, aplicándole los es-con frecuencia, la más bestia de las P< l o n e s e n l u s 'Jares> a u n c J u e l u ,eS° , 0

bestias, somos nosotros mismos, cosa pretenda sanar con emplastos de ver-bien clara a poco que el magín funcio- ho"e* f u l e ™ y rimbombante, summis-ne en uso de razón. t r a d a - e n , a s t i e n d a s d e c u l t u r a s u P e "

Vive el ser humano, enclavado en n o r -un círculo vicioso, mediante el cual <Qué se quiere lograr con los temas son posibles todos los absurdos imagi- ríe habilidad mentida, de falsa frater-nables y proteicos, derivados de la ig- " 'dad, negada justicia, de fulera verdad, norancia alfabeta que nos aplasta y en- de libertad camuflada por los que co-vanece estúpidamente. paroi; las direcciones y puestos de

granajes mortíferos que lo envuelven.

GERMINAL ALBA

Vive sometido a la esclavitud dora- mando? da, que pretendidas venturas le hacen ¡ A h ! ' P e r o j ! e l engañado e te des­concebir como grandes cosas y consis- P e r t a r a y s e d l t ! r a c u e n t a d e l a v e r d ' * tentes en vicien múltiples, supuestos v . r t a m í S 1 0 n 9 u e c u m P l e " ? n s u

valores del actuar social, de disfrute y «nusculo* con su ingenio, con la vtrÜ

" L A S D I E Z PIEDRECITAS"

de Alberto Carsi

de salud.

EL LIBRO DE LOS RECUERDOS

MI LLE-JADA A INGLATERRA

laboi, con su capacidad creadora, en tonces se desvanecerían los encantos de tanta mentira, y el falso miraje giraría para dar lugar a situar las cosas en el verídico plano de una civilización au­téntica, recuperando el ser racional su jerarquía.

Fomentar el desacuerdo entre los hombres, de la misión de las institu­ciones políticas, capitalistas: es la base de esa organización económica, y de ahí las categorías, clases, posiciones diferencias, jerarquías que forman el tramado del gran tejido social que se

(1) Romain Rolland», por Eugen Relgis. Ediciones Humanidad, Monte-

1951.—210 páginas.

/2aa y. papayo,

RUT 4 ur les presses de la

OENERALE D'IMPRESSION riere de Production)

26, rué Buffon, Toulouse Afeite ri 61, rué des Amidonniers

TélépUOn» : CApi to le 89-73

YA he referido, en un articulo ante- bía. En aquella época se les exigía a rior, cómo en 1906, a consecuen- los recién llegados a Inglaterra pre­cia de la huelga general anuncia- -entar una suma pequeña de dinero,

da para el primero de mayo, fui ex- creo que seis libras esterlinas, con PJ disuelve en envidias, odios, contrarle-pulsado do Francia en compañía de propósito de que al llegar al punto de dades, vicios, en fin, cuanto puede afir-unos anarquistas rusos. residencia se pudiera vivir unos día* m a r más las divisiones y fomentar los

Nos metieron en el tren, nos hicieron hasta encontrar trabajo, sin molestia '• distanciamientos que son necesarios pa-atravesar en barco el canal de la Man- p.ira nadie. Por toda contestación l e ' r a e l triunfo del mal, cosa esa que ya cha, y por último nos dejaron en la dije a aquel hombre: «Haga usted el s e estableció como principio en la nó-costa inglesa. El viaje fué gratis, a di- favor de dirigirse en nuestro nombre al mina de los jesuítas, cuya mónita se-ferencia de lo que ocurría en España, ministro del Interior y comunicarle que I creta es de rigor que siempre que me hacían viajar en somos refugiados políticos y que nos raima parecida tenía que pagarme los extraña que Inglaterra no sea el país gastos. acogedor de siempre».

El punto de desembarco era una ciu- El policía hizo un gesto de disgusto dad llamada Newhaven, sí no recuerdo y me contestó que aquella explicación mal. Era poco después de amanecer. (Iberia habérsela dado a nuestra lie-Aquel lugar desolado producía en mi gada. Y tenía razón, pero queríamos ánimo la peor impresión, y lo mismo ponerlo a prueba. les ocurría a mis compañeros de viaje, Tomó nuestros nombres y nos reco-por la cara de disgusto que ponían. Te- mendó que no nos alejáramos mucho, nía la impresión de que nos llevaban a porque no tardaría en llamamos la horca, y en efecto se divisaba a me- E n efecto, c o m o u n a h o r a d e s p u é s

días un andamiaje que parecía el pa- fuímos llamados por aquel hombre que tibulo. Nos agrupamos los viajeros e n o s dijo: «Ustedes son perseguidos po-

De ahí que la desintegración de la familia, de los clanes, de los hogares, de las sociedades y cuanto podría ser el aglutinamiento para una inteligencia apreciable, que nos conduciría a una estimación de unos a otros, y a una comprensión de nuestros destinos como seres racionales y civilizados, es fomen­tada y pretendida cosa de los progresos del pensamiento y valores de los tiem­pos modernos y libres.

Por eso el chovinismo, ese patriote-I nsmo cerril y fanático, es la argamasa

hicimos cola ante un local ocupado por líticos alie acaban de'ser pxrniWfac *rle -i„„ „ i„„j„„ .. i . i:_ . ^ . . „ 5 J . 'Jíli nucos, q ae nacionalismos protervos, las enemigas

para levantar el edificio guerrero, los

los empleados y la policía. Cuando tocó Francia •¡p-m'm m» m m n n i f a nuestro turno me h L el intérprete de %»$£ c o n " Z E d £ que « " " "™' Va*** " a < ™ ' ^ ' mis companeros y le manifesté al jefe ningún o t r o p a i s h a q u e r i d o acogeros. de policía que no podíamos entregarle P u e s b i e n > e l ministro, a quien he con­

miento de todo peligro y amenaza ase­sina, fundamentado en verbalismos de legalidad, derecho, dignidad y otras la suma que nos pedia para ser admi- S u ] t a d o e „ v u e s t r o n o m b m e d ,

en Inglaterra, sencillamente por- l e s presente sus excusas nor la deten- ' i g . q . i. i q

0 llevábamos dinero. Uno de nos- 5 L P ™ L LfL T ^ V I A . Z ¥ C O r t , " a S d e h V m ° C ° " q U e ' ° S - e s t a

l idos que no llevábamos cimero. Uno de nos- c i ó n q u e h a n t e n i f j 0 a su" llegada, de otros tema algunos francos y los de- b ido a una falsa interpretación, pero mas los bolsillos vacíos. El viaje fué q u e Inglaterra es la de siempre, no ha-an inesperado que ni siquiera tuvimos b i e n d o cambiado de conducta en lo que

tiempo para prevernos de lo más nece- t o c a a l derecho de asilo». tarto. El ingles nos dijo que muy a ~ , . pesar suyo se veía obligado a devolver- T o m a m < f el primer tren que partió nos al punto de partida, o sea a Fran- P?ra, L o n d r e s y c u a n d o *"« llegamos. ,. ia <l descender en la estac.on( había un

dos totalitarios, demócratas, capitalistas todos, fraguan y organizan matanzas, negocios, iniquidades mil, con tajos de legalidad y con los trapos patrios como sudarios convenientes a los cuerpos que pedirán mortaja, por no haber sabido prevenir la mortandad salvaje.

Jefes, caudillos, líderes de todas las Como no teníamos prisa de entrar s e n o r m ^ a™hle esperándonos, que cataduras y para todos los gustos,

en Inglaterra, adonde íbamos contra e n . n o m b r e d e ] ministro se ofreció a también, generadores de diversiones, le i voluntad, y además no nos fal- S e n2ÜW ,_ e " J o d o l o q u f necesitáramos. ¡ corda y competencias, de antagonismos

l:tb:t el buen humor, nos fuímos a pa1

tesa por aquellos alrededores, por cicr lo poco atractivos, y a procurarnos una

No necesitamos nada, le contesta-. luchas intestinas y fraternales que con-mos, sino que nos indique la dirección vienen a los pescadores a río revuelto, de la calle Jubilée Street, donde se en-1 c u y a s r edes el capitalismo sostiene v

taza de cacao cal ienta convencidos que" cuentra el Club Anarquista Judío, que t i e nde por doquier en procura de apo-ha de ser desde ahora nuestra casa». t derarse del producto en su propio y

Nos mostró el sitio, allí cercano, y se : exclusivo provecho, en Unto seres y despidió de nosotros, después de reco- c o s a s s e debaten en minucias y guerri-mendarle diera las gracias a aquel hom- | Ua s debilitantes del esfuerzo común

al local deTjefe 'de policía y"solicitamos b r e e n nuestro nombre por las atencio- p a r a s u dignificación y poderío. una entrevista. No s recibió en el acto , l e s 1ue n o s h a b l a d l spensado. y mientras los pueblos no avizoren

^j. . _ j 0 . . . ! su situación en el sentido de liberarse ' / J t 2 í l C & l/UllinCl de intereses subalternos y de los efec-

00 seríamos devueltos a Francia, pre i nte porque allí no nos querían.

Como dos horas después, cansados de recorrer aquellos lugares, nos dirigimos

y se condolió de no poder permitirnos 11 entrada, porque la ley se lo prohi-

E N el número 293 de RUTA, acabo de leer el articulo subtitulado «Las diez piedrecitas», uno más de los

que nuestro querido maestro A. C. vie­ne publicando en este semanario, bajo el título «Temas eclécticos».

Este adjetivo y sustantivo, cuyo sen­tido es opiniones y cosas escogidas, bien lo adopta el autor del artículo en cuestión, y de la inmensa labor cultu­ral y literario que viene realizando con su colaboración en la prensa libertaria.

Pero en este último trabajo que alu­dimos, hay que admirar el reflejo de luz genial con que nos ilumina, tanto por la grandeza de sencillez de expre­sión, como por la clara profundidad del tema.

Es un corto escrito de 77 líneas, en dos columnas, con 581 palabras, en el que cada linea es un surco abierto en el campo de la ciencia, y cada pala­bra un grano de semilla de moral que va dejando caer en él el aludido sem­brador literario tras el horado de su pluma. Y, a la vez que este gran cul­tivador de almas siembra su benigna semilla, deja impregnada la tierra con U humedad del sentimiento del bien y el calor del amor que afluye de su al­ma. Con lo cual, germina dicha semi­lla de moral, y cuyo crecimiento de las plantas benéficas, por él fertilizadas, flo­recen en los corazones humanos.

Las diez piedrecitas que, bajo los co­pudos y gigantescos plátanos de un jar-din buscó el venerado abuelo Carsi por el suelo, imitando a unos niños que viera jugar en él, tienen un valor cien­tífico-moral grandemente filosófico.

Ese ensayo del pensar profundo del genio, del que fija su atención en el más simple detalle y en la cosa más insignificante, como es la de unas pie­drecitas de cualquier sitio del suelo, u otra no importa qué simple cosa de la natura, es el esfuerzo que hace el hom­bre elevado en la cultura y en el bien para penetrar en lo ignorado, rasgando el velo de la ignorancia, buscando tras éete el conocimiento esencial de lo que nos proporcione cada vez mejor estar, del progreso indefinido. Y como todos los seres humanos sentimos el anhelo de mejorar, ensayemos en pensar, observan­do con atención en las cosus naturales, buscando en ellas cada uno lo que po­damos liallar de útil y bueno, de arte y cultura. Ya que estos elementos que captemos de la Naturaleza, ejercitando nuestros, sentidos y estimulando nues­tro sentimiento, son, sin duda, los que nos harán verdaderamente felices.

Con las diez piedrecitas nos mues­tra A. C. un modelo ejemplar de cómo debemos iniciarnos, con espíritu de ob­servación, para buscar en todas las co­sas naturales un principio de ciencia y de moral. Pues ciencia y moral es lo que nos presenta él, que encontró unos

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socialista autoritario desde el poder? Muy poca cosa. Y si algo se dice, será para demostrar que los gobiernos so­cialistas se distinguen por su afán de conservar los privilegios, sirviendo a la burguesía y al capitalismo sin ambages ni rodeos.

En cuanto al otro intento de estable­cer el socialismo en Rusia, ya hemos visto a qué extremos se ha llegado. El pueblo ruso sufre la más inicua de las dictaduras, y la fórmula comunista-es­tatal ha sido un verdadero caos y una mancha indeleble caída sobre el prole­tariado internacional.

Han fracasado todos los sistemas de gobernación. Se agudiza la crisis tre­menda que se vuelve angustiosa y re­pulsiva y qUe cada dia se irá agravando.

Por eso es que la Humanidad pasa por uno de los momentos más difíciles de su historia; fracasadas todas las for­mas de organización social ensayadas en esta Era; fracasados todos los ideales que parecían ofrecer horizontes de es­peranza a las grandes multitudes, pues­to que fracasaron todas las religiones cuando los diarios descubrimientos * de la ciencia fueron demostrando, uno a uno, los errores en que aquéllas se ba­saron siempre; derrumbadas y en plena crisis todas las formas morales desmen­tidas, como sus madres, las religiones, por la ciencia y por los propios gran­des acontecimientos de la moderna his­toria, la Humaindad de hoy no sabe hacia dónde orientarse. No hay un ideal concreto, hoy, hacia el que los huma­nos dirijan sus anhelos. Por eso es que resurgen las viejas formas del viejo li­beralismo y las caducas soluciones de la Iglesia, como frágiles refugios a esta desolación ideológica y esta trágica des­esperanza que la Humanidad vive des­pués de una serie de apocalípticas gue­rras engendradoras de guerras nuevas. Ni siquiera esa tontería que se deno­mina Existencialismo está logrando es­peranzar a esas grandes multitudes que se mueren de hambre y en nada creen.

Pero ni aún el viejo liberalismo y la Iglesia caduca, ni el fraudalento socia­lismo y el espejismo comunista logran llevar al ánima desesperada de la Hu­manidad actual la esperanza de una vida mejor. Si en esas formas ideológi­cas y sociales se cobijan algunos cente­nares de millones de humanos es por un fenómeno idéntico a] que nos hace guarecernos bajo un árbol en una fuer­te tormenta porque no llegamos a avi­zorar un techo muy sólido y garante.

Por eso los anarquistas hemos tenido razón al enjuiciar todos los regímenes que llevan en su entraña un sedimento de autorindad y todos los ideales que no se basaron en las demostraciones irrefutables de la ciencia y se orienta­ron hacia uca verdadera felicidad com­partida por toda la especie.

Nuestra crítica diaria, persistente y contumaz, hacia las diferentes modali­dades de mando y sumisión moral ha sido una critica certera y aleccionadora. No la hemos planteado sectaria ni sis­temáticamente, sino apoyándonos en he­chos y razonamientos que se derivaban del sufrimiento, de la injusticia y de las atrocidades que se han cometido contra el pueblo.

Al mismo tiempo que empleamos la crítica más descarnada, hemos propues­to y hemos deslindado soluciones, que, por desgracia, hau caído en el vacío, porque las multitudes han preferido la voz del pastor a la enseñanza racional y efectiva de los hombres de buena vo­luntad.

Hemos dicho que la solución está fue­ra del convencionalismo político-guber­namental. Que está fuera de la colabo­ración de clases y del poder político y económico. Que no se halla en la sumi­sión y quietud religiosa. Hemos señala­do rutas e incluso hemos estructurado un sistema de convivencia humana ba­sado en la libre iniciativa del individuo, sin trabas autoritarias. Hemo s preconi­zado un sistema de convivencia univer­sal federada en la producción y tránsito libre de productos y en la cooperación pacífica de los pueblos para el trabajo humanizado y libre. Hemos dicho y re­pelido hasta la saciedad, que el Estado será y es siempre una remora, un estor­bo, una valla que impide la libertad del individuo extensiva a la colectivi­dad. Y hemos dicho que para realizar el orden libertario se necesitaba una sacudida monstruosa de los que sufren, es decir: la revolución. Por decir eso se nos ha llamado utópicos, gente des­ordenada, agitadores peligrosos y hasta locos. Pero la realidad es que los he­chos se han encargado de demostrar que teníamos razón ayer, que la tene­mos hoy y que la tendremos mañana.

Por lo tanto, como movimiento anar­quista, no hemos sido nunca vencidos

Jefatura (Viene de la página 1)

ver luchar y morir lo mejor de nuestra juventud española.

Es necesario que España no vuelva a ser masacrada. Otra vez están las Jefa­turas llenas, otra vez el crimen! abre tu camino de iniquidad. La sombra de Jefa­tura vuelve a proyectarse sobre nuestro pueblo.

Pero fuerte, indestructible, se yergue ante ella ese mismo pueblo; todo un pueblo que pide justicia por ese crimen colectivo, por la humillación de doce años de dominación fascista, España re-surje frente al mundo que quiere igno­rarla, orgulloso y fiera, mostrando en sus brazos los cadáveres sangrantes de los hijos suyos que fueron asesinados por el fascismo.

España está de nuevo frente a frente de sus verdugos de ayer, de hoy, y de mañana, dispuesta a vencer o a morir en la lucha por la justicia, la razón i/ el progreso. Ayudémosla.

Anita SUBIRATS.

ni menos desautorizados, ni mucho me­nos fracasados. La justicia y la libertad no serán instauradas sin una lucha de­cidida. No hay panaceas ni milagros. Para desplazar a los poderosos y a los tiranos se necesita revolucionarlo todo. La vida nueva nacerá de una convulsión terrible que sacuda los cimientos de b vieja contextura social. Esta es la única solución. Lo interesante es que el pue­blo lo sepa de una vez y se decida a obrar rápidamente. Si no lo hace, si no lo hacemos todos, la esclavitud y la in­justicia serán eternas.

Medallones europeos

manuel OEUALDES ••^S uno de esos escritores franceses

[*M cuyas obras se diferencian de la inmensa producción estandardi­

zada de la moderna literatura, por un espíritu de independencia y una ideolo­gía extremadamente adelantada. Es un aislado, un individualista que investiga también las- realidades sociales con fre­cuente crudeza, persiguiendo las mani­festaciones de la vida moral y familiar con una mirada lúcida y con una sonrisa en la que el sarcasmo es raramente ate­nuado por la compasión.

Escribió poemas: «Hurles de Hain, el d'amour», título que resume sus ac­titudes éticirsociales, «Contes d'un Re-belle», colección de novelas, seguida-, de «L a fin du Marquis d'Amercceur u de «Chez les cruels», en la que la eru-

3ug.en (fcelgiá deza de la expresión no es forzada, sin» que resalta de modo natural en la re­presentación directa, desnuda, de Ios-personajes que dicen lo que piensan i/ realizan lo que para otros se reduce a tímidas intenciones de emancipación.

De.valdés consagre) una serie de tra­bajos al neomulthusiaúsmo y eugenis-mo, problemas que coloca en el centro de todas las reformas sociales. Especial­mente, «La maternité consciente», cons­tituye una obra que, de ser publicada en todos los cotidianos, determinaría un cambio de la mentalidad retrógrada ij contribuiría mucho al alejamiento de la ignorancia que domina en la vida psí­quica y sexual de la humanidad.

En «Cro'itre et multiplier, c'est la guerre», expuso con extraordinaria lim­pidez e implacable lógica el delerm'nis-mo de la guerra. «Crecer y multiplicar­se, eso es la guerra», fórmula asignada como titulo, es" corroborada en forma magistral. «Después de la famosa de­claración de Malthus, escribe Víctor Margueritte en el prólogo, jamás una verdad ha sido más científicamente com­probada, de la manera más amplia», que en este trabajo a través del cual Devul-dés introdujo el pacifismo científico en la política internacional. Ricamente do­cumentado, con citas de todos los sec­tores y estadísticas indubitables, este libro constituye una fuente de luz; las verdaderas causas de la guerra son en­contradas allí donde nadie osó obser­varlas: en las raíces del mal. Devaldés describió el progreso biológico y psico-Igico de la guerre, partiendo de su etio­logía de la superpoblación, de la vida sexual de la humanidad la que, debido a la falta de previsión y a sus aberra­ciones, se ha situado en un grado infe­rior al instinto de los animales. En apo­yo de su tesis, el autor aporta numero­sos ejemplos relacionados con la superpo­blación europea, especialmente en Ale­mania, cuya consecuencia fué la guerra de 1914 (la de 1939 no es más que una confirmación del flagelo de la superpo­blación, oculto bajo la doctrina agresiva del espacio vital). La superpoblación asiática y los conflictos del Pacifico, co­mo la superpoblación de la Italia fas­cista, son examinadas desde el mismo punto de vista. De acuerdo con Deval­dés, el primero, si no el único medio de salvación de que dispone la humani­dad, es la limitación de los nacim'en-en relación con las posibilidades alimen­ticias. Para la mayoría de los lectores «Crecer y multiplicarse es la guerra» constituye una gran enseñanza; el libro es una etapa no tan sólo en la cartera del autor, sino que será considerado co­mo una importante etapa en la realtZKr ción de la paz entre los pueblo*.

\Uoiuel Devaldés lia escrito una svtie ae estudios críticos, consagrados a Bal-zac y Han Ryner, como también ensa­yos acerca del individualismo y de la educación libertaria («Réftcxiotis sor l'lndividualisme», «La brute prolifique», «La chair a canon», «Education et Li­berté») a los cuales podemos agregar los aforismos originales coleccionados bajo el título «Des cris SOUS la meule seguidos por «Fleurs de guerre». Algu­nas de sus antologías, una de las cua­les está dedicada a Proudhon, contribu­ye al conocimiento de los escritores In­dividualistas y libertarios de Francia. «Figures d'Aingleterre» constituye un fresco de los pensadores y literatos in­gleses presentados por un espíritu inde­pendiente.

La literatura de Manuel Devaldés, sus poemas, cuentos y relatos, sintetizan sus ideas de emancipación social, ética y sexual. Sus héroes no son creaciones imaginarias; ellos son más numero­sos de lo que parece, porque la hipo­cresía es una de las primeras reglas del hombre «bien educado... Entre lo viejos tipos, que parecen monstruosos, y las fi­guras de varones y mujeres emancipa­dos — que también pueden parea r "monstruosos» ante los ojos de los mo­ralistas — Manuel Devaldés situó la fi­gura del individualista, iluminado, 88»-daz, sincero en el pensamiento y la ac­ción, listo a tender la mano de la fra­ternidad a cualquier hombre capa^ de despojarse de supersticiones y falsedad- í colectivas.

Page 3: a EL QNARQIM DOS POSICIONES lDE/t§ Y - ddd.uab.cat · catos pueden servi de peldañor s para quiene as aspira aban n donar su calidad de proletarios y a integra lra casta de los

RUTA P á g . 3

LOS CONCEPTOS VOLUNTARISTAS malatestianos y los deterministas

AUNQUE parezcan contradictorias, ley de la causalidad en el cam- tros ideales, por ahora, son los más no-las dos concepciones fundamen- po de las acciones volitivas, pues en bles y humanos, que se convenzan por tales del anarquismo — la volun- °tra de sus concepciones, asi lo acepta, sí mismos de que la dignificación y

[arista y la determinista —, en si, no v a q u e afirma que: «No se es anarquis- emancipación del hombre, sólo puede tienen grandes diferencias que las sepa- ta> n 0 se es socialista, no se es hombre realizarla el hombre mismo, en cuanto ren, ya que la causa principal de la dispuesto a un fin cualquiera, sin esa sepa autorevalorizarse. comprenderse y existencia de estas dos niterpretacío.ies premisa, consciente o no, confesada o amarse. del ideal ácrata, es debida a que, al tér- n ° . de la eficiencia de la voluntad hu- Somos nosotros los que tenemos la mino voluntad le han asignado, los lia- mana. Cierto que tal voluntad no es obligación ineludible de darles carácter mados voluntaristas, un valor primordial omnipotente, puesto que está condicio- y s e n t i d o anárquico a las revoluciones, y absoluto en la vida intelectiva del nacltl Por las leues naturales». p a r a q U e éstas puedan servir cíe ejem-individuo, en contraposición con los de- L a Ubertad, que para Malatesta, cons- p i 0 i n o s o t r o s debemos ser en ella ejem-terministas, que restringen el valor real t i t u í a s u leif motiv, adquiere, aunque p ] 0 ; y a q u e > p a r a s e r i 0 n a y que obrar de dicho término, a una simple deno- é l P a r e eía no comprenderlo, en el te- e n anarquista siempre y sobre todo, ya minación de una función cerebral, ca- r r e n 0 determinista, un amplio signifi- q u e s i flaqueamos en nuestras acciones, rente de grados de libertad en su labor c a d o > Pues el hombre acostumbrado a 0 s i p o r incongruencia e irresponsabili-operante. analizar los fenómenos espirituales, a <Jad, n o s prestáramos a ser parte ejecu-

Según Malatesta, la vida del indivi- t r a v é s de una gran superficialidad de t o r a de los manejos politicistas de po-duo y la libertad, en sí, no tendrían va- l o s hechos, imposibilitado hasta ahora ¿eies y a establecidos en nuestra parte, lor ninguno si no aceptáramos indispen- de profundizar gran cosa en ellos, obra 0 p o r establecer, el mayor descrédito dablemente existente en la vida del ser e o n u n a irrealidad peligrosa, que irá c a e r í a sobre nosotros y el posible ejem-la voluntad, motora de las acciones hu- desapareciendo a medida que más ín- p l 0 s e r j a u n a c a u s a m a s ¿e n u e s t r a de­manas, que nos da la noción de ser o . ¡ ~ rrota. no ser la de querer hacer o no querer Qctíl&Í& <^4lh€COÍa O . Somos revolucionarios, pero conscien-nacer, la de odiar o amar. Pero he aquí t e s de su verdadero significado, lucha-que, aunque el no la acepte, su aprecia- vestigue y comprenda la relación causa- mos y lucharemos siempre para impri-c On al respeto, no está muy distante efecto, operante en la consciencia hu- m ¡ r l e a Ja Revolución una dirección cíe la del libre albedrío de los metafí- mana, y a q u e el comprender dicho fenó- anárquica.

I i h ^ t a H ! a m d a " ^ a l a V ü l u " t a d , - i:1 meno, será una causa más que le im- S o m o s evolucionistas, es decir, cree-rtad de ser causa de nuevos hechos, pulsará a comportarse tal cual es, dis- n i o s l a evolución humana, nos con.

g]jp < iii>.,.u,. J_ _• i_ . _ i i _ i _ i_ . Í U Í Í . . : J i

, .—o— que de los prejuicios y las hipocresías ia ley de la causalidad rija también a la vencionales en la conducta humana, voluntad. „

L " ° a C e p U " ^ae e ' , a s e a h e c h o de minuyendo notablemente la efectividad d u c e hacia la Anarquía, porque la evo-" S a , a n * con- l u c i ó n e s el progreso, y éste tiende a la

Anarquía; pero sabemos también que el rápido y real avance de la misma dc-

Pero ¿cómo podemos negar nosotros ü e l a s conclusiones precedentes, po- p e n d e , en gran parte, de nuestra con-¡a vida espiritual del individuo y en demos sacar importantes secuencias pa- ducta, de nuestras acciones en el pre-la vida espiritual del indiivduo y en ra el estudio de estos dos términos, que s e n t e y en el futuro, por esto es que la vida social de la Humanidad, si en esencia, constituyen toda la epopeya v e m o s en la Revolución el mejor medio aceptamos, pues demostrado está, que de la vida humana. de acelerar este avance, la mejor forma el espíritu es una segregación energé- Muchas personas, incluyendo en ellas d e realizarlo. De aquí, que debamos tica de la materia, o sea, que el pensa- a muchos anarquistas, conciben estos e n ] a revolución, tratar de llevar a la miento, la memoria, los sentimientos, dos términos como contradictorios; es p r a c t ¡ c a n u e s t r a s ' formas de vida, paia la consciencia, las ideas y la voluntad, más, en nuestros medios, existen los q u e i o s ¿t,m¿iS P uedan ver los beneficios son productos de nuestro cerebro y que, llamados evolucionistas y los que se del buen funcionamiento cerebral del auto-denominan revolucionarios. Para individuo, depende la realización com- éstos, el anarquismo, solo es posible y

racionales que obtiene el individuo al practicarlas. Pero estas formas de vida no deben ser impuestas para los que no

pk ta de las funciones mentales, a cuyo realizador en la medida que las peque- q u j e r a r l vivirlas, pues lo único que po-conjunto le hemos llamado espíritu? ñas minorías anuidas del ideal — para ¿em0s y debemos hacer, es vivirlas nos-

Que los religiosos lo crean así es ló- el'as el bueno y verdadero —, traten de o t r o s > exigir la libertad para practicar­l o , pues para ellos es espíritu y la imponer e impongan por la violencia, si j a s > y dársela a los demás, para q¿ie materia son dos entidades distintas, sin e s necesario, en los momentos propicios, practiquen las suyas y, por último, de-ninguna relación morfológica y funcio- s u pensamiento y acción sobre las ma- t e n ( j e r con la violencia a la violencia, nal, y que por lo tanto, las leyes na- y 0 " ^ que, consciente o inconsciente- s i S e n o s q u i s i e r a j m p e d i r el hacer uso turales que rigen a la materia no lo mente, no los comprenden, y que no d e e s t a 1 Í D e r t a d i a q u e a l a v e z r e c l a . son así para el espíritu, pues éste es de sienten dicho ideal, pues, afirman que i r i a m o s p a r a todos. esencia y procedencia divina y, por lo únicamente, cuando estas pequeñas mi-tanto, extranatural. norias hayan sabido levantarse "contra

Para comprender mejor la naturaleza los poderes establecidos, aun sin contar

Para que la Revolución, pueda ser y sea, causa liberadora de las consciencias, causa creadora de nuevas conciencias i , f , ' . ,. i i i u causa creadora de nuevas conciencia

del pensamiento malatestiano, analice- con a a n u e n c . e las masas y hayan ^ ^ J ^ t e n e f u n f u n d o s e n mne ü rrnnor Ae. ,-.,c r-n lí^mtri^^c cdrrrui- PSlah HflHr» lief 'RSl-iriíl mot i le PH eSLe . . r . . mos algunas de sus categóricas afirma- establecido - - necesariamente en este dones. Asienta: que la ciencia sólo es caso —, por medios violentos y coerci-t'i t i I e indispensable en el terreno de la tivos, nuevas formas de vida y organi-

tido anárquico en su seno, debe ser li bertadora de los yugos que atan el hom­bre al hombre, debe ser la transforma-

CONFERENCIO PRONUNCIADA EN TOULOIM por un delegado de la F.O.R. A. ORGANIZADA ,por ¡a F . L. de había presenciado la brutal represión acción directa de los trabajadores, per contra , tedo y siendo la suya

Tculouse tuvo lugar, en la del Pr imero de Mayo. tuvo que claudicar. P a r a conocer a una institución personal, tiene dere-Sala F e í n a n d Pelloutier, una Desde entonces nuestro movimien- los mil i tantes que dir igían la acción cho a utilizar el dinero del Estado conferencia a cargo del com- to ha ido afianzándose, progresando, de la P. O. R. A. la policía utilizaba sin límite ni control. A veces \ j a r a

panero argent ino que en representa- legrando realizar algunos de sus pro- un procedimiento l lamado la «pica- recaudar fondos p a r a la «Fundación ción de la F.O.R.A. asiste a las ta- yectos y adquiriendo mayor firmeza n a eléctrica», que consiste en colocar Perón», la C.G.T. reclama un día de reas del VII Congreso de la A.I.T. de ideal a cada ins tan te . a un hombre desnudo sobre una jornal , y todos los obreros del naís

La sala muy concurrida. El orador Vino después el Centenario, fiesta p lancha de hierro y aplicarle, en los es tán obligados a dar la cant idad muy aplaudido. El público muy satis- que los argent inos celebraron para puntos más sensibles del cuerpo hu- equivalente. fecho. Estas han sido las caracterís- conmemorar la independencia de la mano, corrientes eléctricas. Perón ha En las manifestaciones públicas se ticas de la conferencia. Pero veamos Argentina. La F . O. R. A. exigió del hecho de ese procedimiento una ins- dan casos que no nos atrevemos lo que nos dijo el orador: gobierno que, si quería celebrar con titución policíaca. calificar. Así, por ejemplo en un mi

—El pueblo argentino—empezó di- tranquil idad el Centenario, pusiese D e S d e 1930 la prensa de la F.O.R.A. t i » público, Perón decía al auditorio" ciendo—probablemente para la mayo- ^ n " ¿ f ^ d a todos los presos socia- no ha podido circular l ibremente. Era «Empiezo a tener envidia de Eva tía de los europeos es un pueblo des- l e s- E I gobierno no cedió; al contra- necesario aseguiar su difusión, has Penque vosotros, los trabajadores la conocido. En el pasado, bajo la do- r i 0 ' detuvo a mas mil i tantes obreros t a 1943, por procedimientos eape- queréis casi más que a mí ¡Claro minación de la monarquía española, v organizó una seria represión, que C j a i e s . que ella se lo merece, porque piensa fué un pueb'.o esclavizado. La mo- n ° P u d o evi tar el que los t rabajado- E n t d e 1 9 4 3 p r o d u j o u n siempre en vosotros, sueña en vos-narquía española no llevó a la Ar- >»• a Presión de la F.O.R.A., de- , ^ organizado por una so- o t r c s ' v i v e P a r a vosotros!» Pero a gentina más que patíbulos y escla- clarasen una huelga que fue un éxi- * i e £ a d d e c o r o n | l e s de ese g o ' ^ continuación habló Evita, y la «pri-vitud. Pero no es eso lo que mayor- t 0 verdadero- d e Estado salió el coronel Perón m e l a d a r a a » del país afirmó: «¡Eso no mente nos interesa. Lo que nos inte- Un período favorable nacido en 1914 actual dictador de Argentina La F ^ v e r d a d ! El viejo coronel piensa resa es la forma en que arra igó la permitió que se incrementase la pro- o .R.A. no tenía una fuerza que fue- a u . n m a s <lue v o e n ustedes, sueña F.O.R.A. en un pueblo t an poco pre- paganda anarquis ta . Los resultados s e capaz d e oponerse a la subleva- m a s ' v i v e m a s - ¡Es a él a quien parado. fueron óptimos. ción mili tar . nuestra gra t i tud debe ir!» Y así

-afirma el delegado de la F.O.R.A.-La Argentina posee dieciocho mi- En 1919 se produjo la «semana trá- Duran t e un mes el mes que siguió « , " " " 7 " c l u c l c « a u o ae ia r.u.H.A.— llones de habi tantes , de los cuales un gica», consecuencia de la_ actividad a i a t 0 m a del poder por Perón, fue- Ta if* íf,* J5_™ j S - . r l ( i l c u l a y a b S u r d a

de las propagandas . nC1t"d , .0 l o s omeros que t rabajan

cuarenta o un cincuenta por ciento de un capi ta l is ta l lamado Basena, al r o n c lausurados tocios los locales de son extranjeros. Los gauchos hace ya que el proletar iado argent ino declaró i a F . O . R . A . La totalidad menos uno , muchísimos años luchaban, a su ma- un curioso boicot: subía Basena a un ¿e e n o s s j g u e n c lausurados hoy ocho Tn h Ti i Estado se declaran ñera, por la libertad. Por ejemplo, taxi, y el taxi no andaba; subía a a n o s d e s p u e s ' ~ n nueiga, la policía interviene, se rompían cuantas a lambradas circun- un tren, y el tren paraba ; subía a perón verdadero fascista pre ten P , l a c t l c a n detenciones masivas, se de-daban los campos, porque considera- un barco, y el barco no zarpaba. . . d i 0 dar un golpe mil i tar d e ' c a r á c t e r g. • ? P a c t o del hambre a los huel-ban que esas a lambradas obstaculi- La actividad pedagógica, cul tural y democrat izante. Había sido agregado « r f i ^ r ^ 0 P e r ° u

c u a n d o l a huelga ¿aban los caminos de la libertad. ar t ís t ica del movimiento argent ino mili tar de la Embajada a rgen t ina en D 1 « ™ ^ i p ffi d e u n a e m "

El criollo es candido e infantil , y, tropezó siempre con muchos incon- I tal ia du ran t e la dictadura de Mu- I m l t » , »i ™i • , e x i g e q u e

f_í__... , s a l a r 1 0 a les obreros o por esos

in-

en consecuencia, presa fácil pa ra po- venientes, con Uticos de toda clase. Los criollos e ran brutales, con

i muchas represiones solini, y aprendió mucho del dictador imnoñf min»t i„°„ a í 3

muchas coacciones. La ital iano. Habla al pueblo con un pre- nr£¿¿,rr,^Í~ „„„ f a n d 0 uticos de toda clase. Los criollos e ran brutales, con muenas coacciones. La ital iano. Habla al pueblo con un pre- Drccprt ;mi?ntA" ñ f"1""" P ° r ' utilizados en tan to que pastores, y escuela racional is ta h a sido siempre sunto lenguaje popular, con el que dní t í i a « n H - Í ° S n e l o c l o s ° •— explotados d« la peor de las mane- perseguida en la Argent ina. Pero la t r a t a de encubrir la verdadera natu- a ¡ F<¡tVrin r It, -¡7* a b a J O Precio ras. La Argentina h a sido un país actividad ai t ís t ica fué posible porque raleza de sus intenciones. El réeimen ^ , 1 ™ ult imo caso expro-de caudillismo. Y además de un cau- no la consideró la reacción t an pe- de Perón tiene mucho de carnavales- a«i Estado a e ¿ « " - 6-" i * 3 " 6 ? 0 ' 0

de la familia Perón. Los jueces t ienen que ser oficialis­

mo

«Las diez piedrecitas» de Alberto Carsi (Viene de la página 2) pensemos en desciarnos de esa ilusión

niños que jugaban con piedrecitas que <7W« nos estravia por derroteros escabro-cogim del suelo en un jardín. Ciencia, sos buscando improvisada fortuna, y porque con las diez piedrecitas, cinco orientémonos por ('onde poder encon-blancas y cinco negras, que él eligió, ' ^ ésta más pronto y con más segurt-íntentó hacer un estudio geológico, y, dad: con el trabajo y la economía ra-luego, lo convirtió en aritmético, estu- sonables. diando de esta manera la ley de pro- Si hay una piedra filosofal, como cosa habilidades. De lo cual dedució, lo casi imposible de hallar, hoy nos presenta imposible de alcanzar la soñada fortuna A. C. diez piedrecitas, que son diez en ninguna clase de juego. Y moral, por- piedras filosofales, con las cuales prac-que de una forma filosófica, nos da a <««* V posiblemente podemos hallar conocer que la inclinación del juego es nuestro bien general y nuestra paz uni-tma pasión absurda, cuyas consecuen- versal, sirviéndonos de ellas como mo­rías nos proporcionan grandes disgus- délo de estudio en ciencia y en moral tos, menguando o arruinando nuestros para emancipamos del egoísmo y en-intereses, y quebrantando nuestra sa- trar en el remado del altruismo, lud. Y entonces, fundados en esta base, UN LECTOR DE «RUTA».

iu •« wiiowi.iv •» 1MV.UVU wii i«. ui I U U U nene uiucno ae carnavales- j f . i p\;fnrtn nT1/a .„ J . • -—-—«~~ dillismo de la peor especie, de la más ligrosa como la actividad pedagógica, co. Una de las fechas consideradas d ; , ; {£„,";,.? c L - L e n ^ n e n 0 1 0

avasalladora y explotadora. y h a n surgido de los Ateneos y Gru- fiestas nacionales es el 17 de octu-Hasta 1890 los gobiernos fueron P ° s i r t í s t icos a r t i s t a s de verdadero bre. y el 17 de octubre fué u n a es- ta^% S n S n ^

siempre de una misma tendencia. Pe- relieve' Un ejemplo es Libertad La- t i a t agema organizada por el propio an c i £ y ?0 h a " é n en ^ s a c Ú e ^ ^ " n

ro en 1890 hubo ya una pr imera re- m a r ? u e - h u a de un viejo mil i tante Perón p a r a acreditarse an te el oueblo £ opinión de^Dalt^ldn ¿ r o n ^ ™ volución organizada por las juventu- de la F.O.R.A can t an t e conocid* en tan to que már t i r . d e j a o s c h a n t e s ñor el m i n i e n " n

des autonomistas , revolución que i ra- in ternacionalmente , y cuyas pr imeras P e r ó n , en lo que a la F.O.R.A. se p | | n ? 3 c e s a n t e * P 0 1 el ministro com-casó canciones fueron canciones revolucio- refiere, tiene su táct ica. Procura aho- „T ó ¿ r a n M » r ,Ó „I C a En 1896 nació «La Protesta», va- "a r i a s . gar toda expresión del movimiento p u w f c o ^ n T U i c i a ^ d i c S E M Mente paladín del anarco-sindicaiis- En pleno Par lamento , un político obrero, pero no quiere exasperar a m j r d € l presidente trataTw Tu iÍf

iguardia». socialista l lamado Palacios, y que 1 « masas organizando represiones d u cJ

i r ios t r a b a i a ^ r e , t V h ^ t ^ -En 1900 se produjeron las pr imeras dice haber sido amigo de Federico sangrientas cont ra los mil i tan tes de huelga Así ha n-mertr. ,,« ™

huelgas, pero e ran simples protestas Urales, llegó a reconocer que la F.O. la F.O.RJV Teme al movimiento I i c a i c 0 *' tenía ochenta a r w £ sin verdadera orientación revolucio- R.A. ha hecho más que nadie en obrero influenciado por la F.O.R.A.. v i d a

4 le"1<1 wmenia anos ae nar ia . Argent ina por . el pueblo. Se t r a t a y lo teme por su historial revolucio- L a s u d Buenos Aires es tán

En 1901 nació la F.O.A. (Federa- - d i c e el orador—de un socialista que n a n o . p lagadas de fotografías de Perón v ción Obrera Argentina), que era una ha sabido conservar un cierto espíri- La mujer de Perón es la persona g e

8 m u i e V Z toL L I ^ I P -organización mejorativista, integrada tu revolucionario. d e j a que dependen las medidas de e s a 3 I o t o g r

Ja I í a s a p a í ^ ¿ . J°p ^ 0 ^ ;

per t rabajadores sin ideas y sin orien- En 1923 se produjo una huelga en tipo obrerista. P a r a realizar una l a m e n t 0 %n l o s muníciDios e incluso tación en muchos casos. la Patagonia al objeto de lograr cier- huelga se necesita la autorización e n l a s c r f d "¿ l a c a r £ i i n c l u s o

En 1905 tuvo lugar el quinto Con- t as reivindicaciones. P a r a ahogar la del organismo que dirige la mujer T o r k ) s l Q s ¡ o c a l e s ¿¿ {a P O R A greso de la F.O.A., y fué entonces huelga manda ron a fuerzas del ejéi- de Perón. e s t á n c i a u s u r a d o s > a excepción de uno cuando, a pesar de reformistas de cito bajo las órdenes del teniente co- El obrero en Argent ina, el obrero que se vieron obligados a volver a toda índole, adoptó una finalidad co- ronel Várela, quien mandó asesinar sometido al régimen de Perón, es di- abrir" después de clausurado porque munista l ibertaria, tendencia que fué a mil quinientos trabajadores. Va- putado, agregado de Embajadas, etc . ios panaderos dejaron a una ciudad de Europa a través de compañeros tela fué también ejecutado, en Bue- No se encuent ran , felizmente, los entera durante ochenta días sin Dan i tal ianos y españoles que hab lan nos Aires, por un compañero a lemán, mil i tantes de la F.O.R.A. en tales Fué una huelga de magnífica riro-actuado de acuerdo con la Pr imera quien siguió al asesino de los t raba- condiciones. La F.O.R.A. combate a testa. Internacional . jadores de Patagonia du ran te diez la Secretar ía del Trabajo, porque tal Las condiciones de vida en Argen-

Bn 1909 surgieron las luchas por meses, has ta que ¿ogro ajusticiarlo. Secretar ía es el a rma de est rangula t ina se agravan ráp idamente El Due­las ocho horas . Y un Primero de El compañero aludido fué asesinado ción de las libertades populares. La blo empieza a perder el miedo DTO-Mayo una manifestación de la F.O. por un centinela en la prisión. Co- F.O.R.A. combate y combat i rá a Pe- testa, se yergue y a pesar de la es-R.A. fué masacrada por orden del mo protesta por el asesinato del anar- ron porque e n c a r n a una dictadura, tupida propaganda de Perón se ave-coronel Falcón. Muchos compañeros quista a lemán se produjo una huel- En el orden, educacional, la Argén- C j n a n días en los que la F O R A. y compañeras murieron asesinados en Sa que fué expresión de unánime pro- t ina e ra desde hace muchos años, tendrá que jugar su papel Nuestro aquella ocasión. Y poco después, Fal- tes ta popular . por la obra de Sarmien to , laica. Has- movimiento cifra grandes esperanzas con, criollo que llegó a jefe de poli- El centinela que asesinó a nuestro ta el sexto grado los niños vivían e n u n futuro próximo, cía por su brutal idad, fué ajusticiado compañero se l lamaba Pérez Millán. en las mismas condiciones. Ahora, Y el orador terminó: por un joven anarquis ta ruso que El gobierno, pa ra encubrir al asesi- con el sistema de Perón, los profe- —Nosotros hemos venido a Franc ia

no, lo hizo pasar por loco y ordenó sores laicos h a n sido expulsados de c o n i a esperanza de poder realizar fuese in ternado en un manicomio. Al las escuelas p a r a da r paso a mon- u n a 0 D r a buena. La mayoría de los paco tiempo Pérez Mil lán fué a su Jas y curas en el profesorado. Quie- p a í s e s d e l , m u n d o s u , I r e n t iranías- Es-vez ajusticiado por un compañero re decir esto que ya se persigue i» paña . Argentina, Portugal Tenemos argent ino. cluso a la libre inteligencia en la q u e e s t a r siempre frente a los t i ra-

Los hechos de solidaridad, los actos dictadura de Perón. nos, estén en donde estén, se si túen de rebeldía se mult ipl icaron has- La Argent ina h a central izado toda en donde se s i túen. Como movimien-ta 1930. la industr ia; por eso la si tuación eco- to somos u n a fuerza moral , idealis-

En 1930 la F.O.R.A. tenía 600.000 nómica del país es t a n lamentable, ta , que pugna por abat i r todas las afiliados. En aquel t iempo la lucha El gobierno es el comprador de todo, calamidades y por abrir brecha ha-efectuada por el movimiento había y el vendedor. Tiene, pues, en sus cía horizontes de justicia-enconado los odios. Se produjo enton- manos toda la Economía del país. A La juventud internacional se des­ees un golpe de Estado de los con- esto es a lo que Perón l lama «poli- interesa de les problemas sociales, y servadores y triunfó la dictadura de tica obrerista», aunque los obreros, es necesario hacerla abandonar ese Uriburo. El movimiento obrero no como es el caso, pasen más hambre camino de claudicación para centrar-quiso defender a un régimen que t a n que en épocas anteriores. La I . A . P E . la en las luchas socíal-revoluciona-mal se había per tado con los t raba- es el organismo que el dictador h a r ías . jadores, y no declaró la huelga ge- creado para dar satisfacción a S J Somos un movimiento internacio-neral . A pesar de todo, las pr imeras mujer y permitir le intervenir en to- nal , el Movimiento anarquis ta , que víctimas fueron los anarquis tas de das las manifestaciones del movi- es luz, aue es esperanza, que es por-Buenes Aires. miento obrero oficial, de la C.G.T., venir. Y si sabemos da r el ejemplo,

La Unión de Chofers declaró, en organización peronista . También exis- si sabemos permanecer en la inque-ot ra ocasión, el boicot a la General te la «Fundación Eva Perón», que bran tab le línea de nuestros ideales Motors. La Unión de Chofers ganó es una organización que se pretende anarquis tas , podremos aseguiar con la huelga, y la General Motors, al de ayuda social. Ni que decir tiene convicción y firmeza que el futuro cabo de diez meses de soportar la que la «dictadora» no da nada, pero es nuestro.

lucha social, para establecer los limites zación que tiendan a la libertad, sólo D r e « nomDre. aeoe ser u transrorma donde acaba la necesidad y comienza la entonces será posible la evolución de d o r a d ? ' m e d " > s o c l a l ' superando los libertad; mas para que los hombres la humanidad hacia la Anarquía. v , e J o s s , s t e m a s ] n u n c a reafirmándolos o lengan la fe, o al menos la esperanza No, ni la Revolución implica esto, regresando a ellos, de poder realizar obra útil, es preciso ni la Evolución significa tampoco e l . Para que la Revolución, pueda ser y admitir una fuerza creadora, indepen- cambio lento, la transformación meto- sea impulsora, dentro de la Evolución, diente del mundo físico y de las leyes dica de las condiciones, de vida, que es necesario que su contenido ideológi-mecánicas, y esta fuerza es la que Ha- excluya catástrofes, luchas y transfor- co, esté profusamente impregnado de mamos voluntad. Los deterministas, nie- maeiones violentas. No, co hay que con- ideas anarquistas; que los revoluciona-gan todo eso, creen que todo está so- fundirse, pues en esencia, la Evolución, rios, sean amantes de la libertad, y, so­metido a la misma ley mecánica, que es eso también. Es la marcha constante, bre todo, que nuestra labor y las reali-todo está predeterminado por los ante- indestructible, de la vida; es el continuo zaciones que ec ella hagamos, sean ver-cedentes físico-mecánicos: así el curso movimiento de la naturaleza, con sus daderos ejemplos — sin inconsecuencias de los astros, como el brote de una flor, convulsiones y catástrofes cósmicas, sis- y apostasías —, del ideal que decimos la emoción de un amante, como el des- micas y biológicas y espirituales del sustentar. arrollo de la historia humana... Pero Universo entero. entonces, a pesar de todos los esfuerzos En el fondo, «la revolución es la seudológicos de los deterministas, para evolución misma que, convirtiéndose de conciliar el sistema con la vida y con el inconsciente en consciente, irrumpe con­sentimiento moral, no queda puesto, ni tra todos los impedimentos, contra todos pequeño ni grande, ni condicionado ni ' o s obstáculos que se le oponen y entra incoiidicionado, para la voluntad y para de golpe en el desenvolvimiento libre la libertad». y espontáneo de la sociedad». Esta sen-

Si los conceptos anteriores, los Ínter- f , l a > P e r o profunda concepción de Ma-pretáramos con todo el valor intrínseco 'at<f ta- encierra por si sola, toda la ver-que parecen tener, nos formaríamos un d a d d e l a cuestión, concepto erróneo de la personalidad Los deterministas, junto con Kropot-ideológica de Malatesta, la que sólo po- kine y Reclus, estamos convencidos, de dremos verazmente comprender si los que: la Aunarquía llegará como resultu-interpretamos en un sentido sui-géneris, do de la evolución humana; que la so-pues encierran únicamente su profundo ciedad anarquista sólo es posible cuando amor a la libertad humana, para la cual el pueblo piense y obre en anarquista, sólo veía un camino de exaltación y dig- Para esto, es natural que se necesite nificación, que era el de responsabilizar una preparación cultural y social de las al hombre de sus actos, mediante la vo- masas, y ésta sólo se podrá obtener con I untad; pero esto no quiere decir que él la propigunda y la revolución; es M-no comprendiera la importancia real del cesario que el individuo, el pueblo y la determirüímo y la influencia total de la humanidad, se convenza'; de que nues-

(Continuación)

Al mismo tiempo, a medida que el señor, por un lado, extendía su poder sobre los cultivadores de los campos > los artesanos de las villas, llegaba a ser también iuez y legislador. En el décimo siglo, si existían monumentos de derecho público, ésos no eran más que pactos que re­gulaban las obligaciones, las jornadas de trabajo y los tributos de los siervos y de los vasallos del señor. Los legisladores en esa época eran un puñado de bandidos que se multiplicaban y organizaban para el robo, que practicaban en contra de un pueblo que se volvía cada vez más pacífico a medida que se entregaba a la agri­cultura.

Explotaban en beneficio propio el sentimiento de jus-licia inherente a los pueblos; constituidos en justicieros, hicieron de la aplicación misma de los principios de justeia, un manantial de rentas, y dictaron las leyes que sirvieron para mantener su dominación

Más tarde, esas leyes, copiadas y clasificadas por los legisladores, sirvieron de fundamento a nuestros códigos modernos. ¡Y hablarán aún de respetar los códigos, he­rencia del sacerdote y del noblel

a A A

La primera revolución, la revolución de las comunas, no logró abolir sino una parte de esas leyes, pues las carias de las comunas libres no son, en su mayor parte, más que un compromiso entre la legislación señorial o episcopal y las nuevas relaciones, creadas en el seno de la coiruina libre.

Y sin embargo, ¡qué diferencia entre esas leyes y nues­tras leyes actuales! La comuna no permitía encarcelar y guillotinar a los ciudadanos por una razón de Estado: :-e limitaba a expulsar al que conspiraba con los enemigos de la comuna y arrasar su casa. En la mayor parte de los sedicentes «crímenes y delitos», se limitaba a impo­ner correcciones. Vemos asimismo en las comunas del siglo XII ese principio justo, pero olvidado hoy, que toda la comuna era responsable de las malas acciones come­tidas por cada uno de sus miembros. Las sociedades de entonces, considerando el crimen como un accidente o como una desgracia (ésta es aún la concepción de los campesinos rusos), y no admitiendo el principio de ven­ganza personal, predicado por la Biblia, comprendían que la falta por cada mala acción recaía sobre la socie­dad entera.

Fué necesaria toda la influencia de la Iglesia bizan­tina, que importó a Occidente la crueldad refinada de los déspotas del Oriente, para introducir en las costum­bres de los galos y de los germanos la pena de muerte

La Ley y la Autoridad y los suplicios horribles que se han infligido más tarde a los que se han considerado como criminales; fué nece­saria toda la influencia del código civil romano—produc­to de la corrupción de la Roma imperial—, para intro­ducir esas nociones de propiedad territorial ilimitada, que vino a trastornar las costumbres comunalistas de los pueblos primitivos.

Sabemos que las comunas libres no pudieron mante­nerse. Desgarradas por las guerras intestinas entre los ri­cos y los pobres, entre los burgueses y los siervo, fueron fácilmente la víctima de la realeza. Y a medida que la realeza adquiría nueva fuerza, el derecho de legilación pasaba cada vez más a las manos de una pandilla de cortesanos. La apelación se hacía solamente para san­cionar los impuestos pedidos por el rey. Los parlamentos convocados con intervalos de dos siglos, según el buen humor y los caprichos de la corte, los «Consejos extra­ordinarios», las «sesiones de notables» donde los minis­tros apenas escuchan las «dolencias» de los subditos del rey: he aquí los legisladores. Y más tarde aún, cuando todos los poderes fueron concentrados en una sola per­sona que decía «el Estado soy yo», era en «lo reservado de los Consejos del príncipe», según la fantasía de un ministro o de un rey imbécil, que se fabricaban los edictos, a los cuales los subditos eran obligados a obe­decer bajo pena de muerte. Todas las garantías judicia­les eran abolidas; la nación era el siervo del poder real y de un puñado de cortesanos; las penas más terribles: rueda, hoguera, despellejamientos, torturas de todo gé­nero—producto de la fantasía enferma de religiosos y lo­cos violentos que buscan sus delicias en los sufrimientos de los suplicios—, he aquí lo que hizo aparición en aque­lla época.

o * • Era a la Gran Revolución que le estaba reservado em­

pezar la demolición de ese andamiaje de leyes que nos legaron el feudalismo y la realeza. Pero después de ha­ber demolido algunas partes del viejo edificio, la revolu­ción repuso el poder de dictar leyes en manos de la bur­guesía, la cual empezó a elevar a su alrededor un nuevo andamiaje de leyes destinadas a mantener y a perpetuar su dominación sobre las masas. En sus Parlamentos ha

dictado leyes, a ciegas, y las montañas de leves se han acumulado con una rapidez espantosa.

Mas, ¿qué son en el fondo todas esas leyes? En su mayor parte sólo tienen un objeto, el de pro­

teger la propiedad individual, es decir, las riquezas ad­quiridas por medio de la explotación del hombre por el hombre; de abrir de nuevo campos de explotación al •capital; de sancionar las nuevas fórmulas que la explo­tación reviste sin cesar a medida que el capital acapara nuevas ramas de la vida humana;: eminos de hierro, te­légrafos, luz eléctrica, industria química, expresión del pensamiento humano por la literatura y la ciencia, etcé­tera, etc. El resto de las leyes, en el fondo, tienen siem­pre el mismo objeto, es decir, la conservación de la má­quina gubernamental, que tiende a garantir al capital la explotación y el acaparamiento de las riquezas produci-

Pedro KROPOTKIN »Ias. Magistratura, policía, ejército, instrucción pública, crédito público; todo sirve al mismo dios: el capital.

Todo esto sólo tiene un objeto: el de facilitar la explo­tación del trabajador por el capitalista. Analizad todas las leyes hechas desde ochenta años antes a esta parte, y no encontraréis otra cosa. La protección a las personas, que se ha querido representar como la verdadera misión -de la ley, no ocupa sino un lugar casi imperceptible; pues en nuestras sociedades actuales, los ataques contra las personas dictados directamente por el odio y la bru­talidad, tienden a desaparecer. Si hoy un hombre mata a otro, es para robarle y raramente por venganza perso­nal. Y si este género de crímenes y delitos va cada día disminuyendo, no es ciertamente a la legislación que lo debemos, sino al desenvolvimiento humanitario de nues­tras sociedades, a nuestras coslumbres cada vez más so­ciables, y no a las prescripciones de nuestras leyes. Que se revoquen mañana todas las concernientes a la pro­tección de las personas, que cese mañana la persecución por atentados contra las personas, y el número de aten­tados dictados por la venganza personal o por la bru­talidad, no aumentará ni en uno solo.

Se nos objetará, seguramente, que se han hecho desde hace cincuenta años un buen número de leyes liberales. Pero analícense estas leyes y se verá que todas ellas sólo son la revocación de leyes que nos fueron legadas por la barbarie de los siglos precedentes. Todas las leyes liberales, todo el programa radical se resume en estas palabras: abolición de leyes que han llegado a ser em-barazozas para la misma burguesía, y retornar a las li­bertades de las comunas del siglo XII, extendiéndolas a todos los ciudadanos. La abolición de la pena de muerte, el jurado para todos los «crímenes» (el jurado, más libe­ral que hoy, existía en el siglo XII), la magistratura ele­gida, el derecho de poder acusar a los funcionarios, la abolición de los ejércitos permanentes, la libertad de enseñanza, etc., etc., todo esto que nos dicen ser una invención del liberalismo moderno, sólo es un retorno a las libertades que existían antes que la iglesia y el rey hubieran extendido su mano sobre todas las manifesta­ciones de la vida humana.

La protección de la explotación, directa por las leyes sobre la propiedad e indirectamente por la subsistencia del Estado, he aquí la esencia y la materia de los códigos modernos y la preocupación de nuestras costosas máqui­nas de legislación.

Es tiempo ya de no pagarnos más de frases y darnos cuenta de lo que en realidad significan. La ley que se presenta al principio como una compilación de costum­bres útiles a la preservación de la sociedad, no es más, hoy día, que un instrumento para el mantenimiento de la explotación y dominación de los ricos y ociosos sobre las masas laboriosas.

Su misión civilizadora es nula hoy día; su única mi­sión es mantener la explotación.

He ahí lo que nos dice la historia del desenvolvimien­to de la ley. ¿Es a ese título que somos llamados a res­petarla? Ciertamente, no. Cierto que el capital, producto del bandidaje, le debe su respeto; nosotros, no. Y el pri­mer deber de los revolucionarios del siglo XIX será hacer un auto de fe de todas las leyes existentes, como lo ha­rán con los títulos de propiedad.

Si examinamos los millones de leyes que rigen a la humanidad, advertiremos fácilmente que pueden subdi-

vidirse en tres grandes categorías: protección a la pro­piedad, protección a las personas, protección al gobierno. Y, analizando estas tres categorías, llegamos, con res­pecto a cada una, a esta conclusión lógica y necesaria: inutilidad y dañabilidad.

La protección a la propiedad, los socialistas saben lo que es. Las leyes sobre la propiedad no son hechas para garantir al individuo o a la sociedad la posesión de los productos de su trabajo. Se han hecho, por el contrario, para arrebatar al productor una parte de lo que produce y para asegurar a algunos la parte de los productos que han arrebatado, ya a los productores, ya a la sociedd entera.

Cuando la ley establece los derechos de un fulani so­bre una casa, por ejemplo, establece su derecho, no sobre una cabana que ha edificado él solo o con el concurso de algunos amigos; establece, por el contrario, sus de­rechos sobre una casa que no ha construido con su tra­bajo. Luego—porque esta casa representa un valor social que no produjo el propietario—la ley establece los de­rechos de éste sobre una porción de lo que pertenece a todo el mundo y no a persona en particular. La misma casa, edificada en medio de la Siberia. no tendría el mU-mo valor que tiene en una gran ciudad; y este valor pro­viene del trabajo de toda una cincuentena de generacio­nes que han levantado la ciudad, que la han embelle­cido, proveyéndola de agua y de gas, dotándola de bue­nas calles, de universidades, de teatros 'y de almacenes y de caminos de hierro, de carreteras. Reconociendo, pues, los derechos de un Fulano de Tal sobre una casa en París, en Londres, en Rouen, etc., la ley le atribuye—-muy injustamente—una cierta parte de los productos del trabajo de la humanidad entera. Y es precisamente p o r que esta apropiación es una injusticia manifiesta (todas las otras formas de la propiedad tienen el mismo carác­ter), que ha sido necesario todo un arsenal de leyes y todo un ejército de soldados, policías y jueces para man­tenerla contra el buen sentido, el sentimiento de justicia inherente a la humanidad.

La mitad de las leyes—los códigos civiles de todos los países—no tienen otro obeto que el de mantener esa apropiación, ese monopolio en provecho de algunos, con­tra la humanidad entera. Las tres cuartas partes de las causas juzgadas por los tribunales son querellas que sur­gen entre monopolizadores: dos ladrones que se disputan el botín. Una buena parte de las leyes criminales sólo tienen por objeto mantener al obrero subordinado al amo, a fin de asegurar su explotación.

(Continuará).

Page 4: a EL QNARQIM DOS POSICIONES lDE/t§ Y - ddd.uab.cat · catos pueden servi de peldañor s para quiene as aspira aban n donar su calidad de proletarios y a integra lra casta de los

Monín a un comer­ciante: - ¿Tiene usted hielo? - Si, Monin.

- Un kilo; y que sea fresco...

> V W W M ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ A ^ ^ ^ ^ ^ ^ A M ^ A M ^ «

G5eléfan& EL sábado hizo el padrino su ban vacíos como dos ojos ciegos,

pregunta: También Bernardo, que vivía ¿Qué queréis que os pinte frente al mar, no hacia más que

hoy? pensar en la colección, y todos Un teléfono—le respondieron los días telefoneaba a su primo

Botón y Azulita. para preguntarle que si había Cogió un papel y un lápiz el adquirido alguna de las dos es-

padrino, y mientras lo iba pin- tampas; porque él, que también tando les hizo asi la explicación las buscaba, no había encontra-del dibujo: do ninguna todavía.

—¡Qué cosas tan inesperadas Y lo que les pasaba también me pedís! Pero, en fin, lo pinta- es que estaban comiendo, o es-ré. Pintaré uno de los antiguos, taban jugando con otros amigos, con su manubrio a la derecha y de pronto dejaban de jugar o para hacer sonar el timbre, sus de comer, y era que se acorda­dos timbres de metal plateado ban de las dos estampos ausen-que parecen dos ojos, el ganchi- tes, y les entraba tristeza y des-to para que cuelgue el mango del gana. auricular y, por último, ese cor- Tanto interés tenían ambos don gordo y fuerte que a veces muchachos, y tanto hablaban de se retuerce como en ochos, y por su colección por el teléfono, que el cual van y vienen las palabras. los dos aparatos estaban intere-Ya sé yo que en los teléfonos sados en el asunto y deseaban nuevos no hace falta manubrio, que los chicos se hablaran para y está el circulo de los números enterarse ellos también de si ha-que parece un reloj al que se bian encontrado esos dos peque-pone de cabeza y él solo se vuel- ños tesoros de papel que tanto ve a su sitio. Pero un manubrio ansiaban, siempre hace gracioso. Un día fué Fernando el que

Vosotros sois tan pequeños los comunicó a su primo la adquisi-dos, oue c o m o habéis nacido ción del motorista, que había cuando todo el mundo conoce el cambiado por unas cuantas «re­teléfono, apenas os resulta im- petidas» a otro niño que veranea-portante. Pero si vierais lo que ba en el campo, chocaba a vuestros abuelos eso ¡Qué alegría sintieron los pri-de que se pudiera celebrar una mos hermanos! ¡Y qué ategría conversación entre Madrid y Bar- tenían también los dos teléfonos, celona... a l correr por sus cordones y sus

La verdad es que se trata de cables la alegría de los pequeños una de las cosas que nos hacen coleccionistas! la vida cómoda. Y son tantas ya, Mas he aquí que a los tres o que debemos amar al mundo con cuatro días Bernardo, estando en verdadera alegría y gratitud. la playa, había adquirido la es-

Sin ir más lejos, puedo conta- tampa del tenis, cambiándosela ros un detalle de este mismo te- a un muchacho por un coronel léfono, que demuestra que casi de plomo con su correspondien-todos estos aparatos están llenos te caballo, y por un patito de de buen deseo. foma que el chico poseía para

Unos primos hermanos de once jugar en el agua, años de edad, llamados Fernán- Cogió la estampa, y corriendo do y Bernardo, habían empezado porque ya era tarde, llegó a su juntos una colección de cien es- casa, entró en el gabinete y tampitas deportivas que los dos cuando iba a coger el manubrio pegaban en el mismo álbum, y del teléfono para llamar a su que venían envolviendo unas pas- primo, le dijo el profesor: tillas de chocolate. ¿Dónde vas?

Resultó que cuando ya no les Y él respondió: faltaba más que dos estampos —A telefonear a Fernando que vino el verano, y Bernardo se ya tenemos la estampa que nos fué a una playa con sus padres, faltaba. mientras que Fernando marchó Pero el profesor dijo entonces: a una sierra con los suyos. —Ya se lo contarás luego; pri-

Las dos estampas que les fal- mero hay que dar la lección, por­taban eran la del motociclismo, que ya es un poco tarde, que tenia un motorista corriendo El caso es que el señor profe-con sus gafas puestas, y la del sor tenia razón; pero el chiquillo tenis, en la que se veía una se- dio aquel día la clase más inquie-ñorita de blanco jugando allá le- to que el temblor de una llama. jos, un joven también de blanco ¡Tenía unas ganas de hablar con más acá y la red entre los dos, Fernando!... que cruzaba la estampa de dere- Pero como el teléfono estaba cha a izquierda. oyéndolo todo, porque lo habían

A Fernando le había tocado instalado en aquella habitación llevarse el álbum, y !e daba mu- de la clase, y como era un apa­cha alegría pasar y pasar las ho- rato que venia preocupándose mu­jas que ya estaban completas; cho con motivo de las estampitas pero también le daba mucha tris- de los dos primos hermanos, fué, teza ver de pronto uno de esos y él sólito llamó al otro teléfono dos cuadritos que todavía esta- y le dijo: (Continuará).

Kiko se va de viaje y un amiguito le pregunta: - Asi, ¿te vas de Toulou-se a Marsella?

- Sí; para acercarme a mi papá que está en el Ecuador.

• ^ ^ ^ ^ ^ t ^ ^ A ^ ^ ^ A A A ^ i ^ A ^ ^ ^ A ^ A ^ ^ ^ ^ A ^ A s v ^ V W W W W W W W * '

LA NQISSQNCE D'UN ORflND FLtUVE

Mil AMICC El M

IL©IP€ E encontraba una mañana en la puerta de mi casa, contemplando el esplendor de la selva tropical, cuando de impro­

viso vi venir por un camino en pendiente a un indio conocido y a su esposa. El primero traía sobre un brazo extendido un hermoso loro, que no dejaba de gritar. Cuando llegaron a mi lado me dijeron que me traían su loro de regalo, no pudiéndome pagar con dinero las curas que les había hecho. El loro vestía de verde, con una toca amarilla en la cabeza y una franja roja en las alas. Este pájaro pertenece al orden de las prensoras y tiene el pico fuerte y encorva­do desde la base, y las patas con dos dedos di­rigidos hacia adelante y otros dos hacia atrás. En esta selva tropical abundan mucho estas aves, y, además de los loros, se encuentran las cotorras y los pericos, de menos tamaño; los papagayos o guacamayos, que son los de ma­yor tamaño y poseen larga cola; las cacatúas, con un penacho de plumas, y muchas otras, a veces en bandadas, que acompañan a los mo­nos con sus gritos.

¡Vil primera intención fué la de rechazar tan extraña oferta, pues siempre he sido contrario a que se retenga prisioneros a los animales; pero la acepté pensando en dejarle crecer las alas, que tenia recortadas, y soltarlo luego le­jos de los hombres, sus carceleros, para que vi­viera libre y feliz entre los suyos.

De vez en cuando venia el indio a saludarme, y nunca se iba sin saludar a su loro, cambian­do entre ambos algunas palabras, para mi inin­teligibles, del idioma de los nativos. Aquel indio viajaba por los sitios más recónditos de la sel­va, y curaba hombres y animales, para lo cual preparaba unos brevajes con unas hierbas cu­rativas que conocía. Quedamos en que cuando yo tuviera tiempo le acompañaría en algunas de aquellas expediciones, para observar a los seres vivos; pero lo que quería enseñarme con más interés era unas rocas que él creía yaci­mientos de oro. Me opuse a aquella expedición, asegurándole que el oro no traía más que des­gracias. Por el oro, los conquistadores españo­les los redujeron a la esclavitud, los extermi­naron por millares y les ocasionaron la mayor parte de las desgracias que les afligen. Parece que me comprendió, y no volvió a hablarme más del asunto.

Pero lo que más apreciaba el indio era un talismán que llevaba colgado de su cuello y que le preservaba de todas las desgracias; se lo ha­bía comprado a un viejo brujo por la suma de 70 pesos. Se deshacían las envolturas de tela del talismán y en el fondo había una piedre-eita triangular de silex, la piedra del unicornio, como él la llamaba, que encerraba un poder mágico extraordinario. A pesar del talismán, no he visto un hombre más desgraciado en el mundo, aunque se creia invulnerable con los suyos. Su última desgracia fué la muerte de su mujer, victima de la tuberculosis pulmonar, adquirida por insuficiencia alimenticia y exceso

i I >

I I I I I I I I de trabajo. El hombre se afectó mucho, pues

quería en extremo a su compañera,, y un día se internó tanto en la selva que no volvió a aparecer, y alguien me dijo que lo había devo­rado un cocodrilo, con talismán y todo.

Crecieron las alas de mi loro y aumentaron los matices de sus plumas, apareciendo cada vez más hermoso y hablador. Hice varios inten­tos para alejarlo de mi vivienda, a fin de que se uniera con los suyos, pero siempre fracasé y el loro volvió a mi lado, prodigándome sus caricias.

El animal se perfeccionó en el lenguaje y lle­gó a ser un verdadero poliglota: imita en sus gritos a los otros pájaros, a los perros, a los gatos, a los cerdos, a los asnos, a los vendedo­res de la calle y a los niños que lloran. Y todo lo hace a la perfección. A veces creemos que el cochino gruñe, y es el loro que lo imita. No tiene casa fija y duerme cada noche en la copa de un árbol; come de todas las frutas del bos­que, y cuando le parece viene a la cocina y se despacha a su gusto, sin pedir permiso a la co­cinera. Hay mañanas que toma café con leche y bizcochos. Pero su plato favorito es el maíz en grano.

Hay veces que se eclipsa de tal manera, que no se sabe en dónde se encuentra. Se le llama a gritos, y no tarda en responder con un la­mento desde su escondite. Cuando el agua cae a torrentes y la tormenta rueda en el espacio, es cuando el loro se encuentra más contento, y desde lo más alto de los árboles grita estrepi­tosamente, como si quisiera dominar la tem­pestad.

Últimamente el loro ba tenido una trágica aventura que merece referirse. Levantó el vue­lo y cayó en una carretera cercana, quedando prisionero de unos niños, que se lo vendieron %í una señora del lugar. Esta le cortó las alas y la cola para que no se marchara, pero el ani-malito hizo la huelga del hambre y no articuló ni una sola palabra. Metió su cabecita debajo de un ala y esperó resignado la muerte. Por fortuna llegó a aquella casa una persona de mi familia, y entonces el loro se irguió arrogante y, dando grandes gritos, la llamó por su nom-ble: ((¡Blanca! ¡Blanca!» Entonces no quedó iluda a quién pertenecía y me lo devolvieron a casa. Desde aquel día no se aparta de mi lado y se vuelve a veces molesto, despertándo­me al amanecer con sus gritos y no dejándome dormir la siesta. Pero todo se le perdona.

Hace seis años que vive conmigo, y me quiere tanto, que por estar a mi lado lo ha sacrifica­do todo, hasta las delicias de vivir en la selva tropical entre los suyos. Esta clase de amigos, tan difíciles de encontrar entre los hombres, se hallan con facilidad entre los animales, a los que deben respetar y amar los niños, no sin investigar por qué los hombres no se conducen lo mismo.

Pedro VALLINA.

«iir.i^».^'.^,«,.i'.^'.^^t^'.'.\^^^^^\^vi^^^'.'«^^\\\^ii^',£sa^v^^'.ví.,.'.'.'V'i^i,.,^,i^^^,,.'i^s33a,

La Source di Nil L 'ELEMENT s'annonce avec les aux raies jaunes et s'envole

tracas. Autour de la falaise gracieusement. C'est l'ibis, l'oi-d'une ¡le rocheuse, un ruban seau sacre du Nil.

gigantesque et tumultueux, bleu I'iéres, muettes, lnaccessibles clair, resplendissant et radieux. comme les princes des contes ara­se precipite en une double chute, bes, les grues sont debout sur la aboutit á un tourbillon oü il se r¡Ve. Prés de ees princesses, a couvre d'une écume verdátre et quelque distance, comme il con-laiteuse qu'il entraine impétueu- vient, comique et laid comme sement vers son destín inconnu. dans les légendes, le marabout Dans ce grondement, le Nil prend naissance.

Auprés de cette formidable ca-taracte, dans une anse relative-ment tranquille, une gueule for­midable s'ouvre, toute rose entre deux oreilles doublées de rose :

noir et blanc, sous son apparen-ce fallacieuse de calme et de di-gnité, associe la prudence et la brutalité, l'intelligence et !a vo-racité, participe á toute ftonne opération, attrape tout ce qui est á sa portee, les rats aussi bien

baillant, s'ébrouant avec indo- que les araignées. lence, l'hippopotame projette un jet d'eau hors de ses naseaux. sort sa tete, respire bruyamment et grogne.

Plus bas, la oñ l'eau se calme, quelques dragons de bronze sont allongés sur un rocher couvert d'écume; leur cotte de maules est

Et parmi ees grands oiseaux, des milliers de petits survolent la source du Nil, criant, piaillant, sifflant; des nectarinies bleu tur-quoise, avec des plumes oranges, tantót rosees, tantót rougeátres, aussi chanceantes que l'arc-en-ciel, scintillent dans l'eau et la

sont liserés d'or. Sur le dos de chacun d'eux un oiseau est per­ché, et un de ees oiseaux picore méme entre les dents du mons-tre, car le dragón dort la gueule ouverte. C'est le Lévithan du Li-

tachée de noir, et pour compléter i u m i e r e , p a r m i les martins-pé leur aspect légendaire, leurs yeux c h c u r s d > u n b , e u e c l a t a n t a u ^ e s -

sus desquels s'ébattent des tour-des brillantes. Invisible dans un fourré le boulboul, le rossignol d'Orient, lance ses trilles, tandis que tout prés de son refuge dis-cret, les hirondelles du Nord pas-

vre de Job, le crocodüe, bete s e n t a y e c u n b r u i s s e m e n t l é g e r . i étrange, survivance peut-etre du S u r u n t o n D , u s g r a y e , e s t o u r .

temps ou les fougeres et preles t e r e l I e s r o s e s e t g r i s e s r o u coulent couvraient la terre et ou les sau-riens étaient les maitres du monde.

Au-dessus de ees monstres an-tédiluviens, la gent ailée volé, tournoie, s'agite et chasse. Beau-coup d'oiseaux d'Europe, ceux

au milieu de tous les cris des grands oiseaux, perce le siffle-ment des petits judas gris-vert aux refleís d'opále.

L'hirondelle des murailles bai-gne sa bruñe poitrine aux em-

qui parcourent l'Afrique, volent D r u n s d u fleuve. «* *e P , u s * r a

cieux de tous, la lavandiére, com­me l'ibis, oiseau du Nil, chante en hochant sa queue.

De cette symphonie de cou-leurs et de sons ils entourent l'ile inaccessibles au milieu de a cata-racte, comme s'ils craignáient l'homme plus que l'hippopotame, plus que le crocodile et les grands oiseaux.

Oü sommes-nous ? Les chutes

au-dessus du fracas des flots. Dans la petite ¡le boisée qui sur-plombe les chutes á la source du Nil se trouve leur paradis.

Ces taches d'un blanc satiné qui scintillent comme des fleurs d'oranger dans le sombre i'euil-Iage, se transforment au moin-dre bruit en hérons blanes aux pattes noires repliées en arriére et s'envolent au-dessus des chu­tes. Et cet autre oiseau, le plus de Ripan, la source du Nil, les blanc de tous, avec sous son bec Fierres dans la langue des indi-le sabot grotesque qui lui donne genes situées immédiatement au son nom, parait petit á cóté d'un bord de l'Equateur, larges de 300 géant gris qui prend lourdement metres, se précipitent entre des son essor, le torse rentré et le roches primitives, bordees de cou replié. fleurs des prés et d'arbustes, sur

Au milieu de ce fracas, un sif- un plateau denudé, les blanes flement subit; un grand oiseau a>ant détruit la forét á cause des tout noir se laisse tomber dans mouches qui tuent. l'eau, c'est íe cormorán, connu A l'extrémité Nord du lac Vic-pour sa gloutonnerie, qui plonge toria, á Jinza, un grondement pendant de longues minutes pour réapparaitre bien plus loin et s'envoler, un poisson dans son bec.

formidable annonce un grand spectacle, derriére les rochers gris, espece de digue naturelle; en decá de la baie s'étend le lac

EAS AVENTURAS DE NCNC

Un oiseau noir et blanc consl- parsemé d'iles et d'ilots. C'est de dére ce spectacle d'un air mécon- iá que part le fleuve, le messager tent, il avance gravement, tete de l'intérieur de l'Afrique qui por-basse, puis, comme pour prouver te la merveilleuse nouvelle á une son authentique dignité, déploie mer lointaine. la courbe harmonieuse de ses ai- (Continuará).

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1©S © o s

TODO el pueblo admirado Estaba en una plaza amontonado, Y en medio se empinaba un titiritero

Enseñando una bolsa sin dinera. Pase de mano en mano, les decía: Señores, no hay engaño, está vacía.— Se la vuelven, la sopla, y al momento Derrama pesos duros, ¡qué tormento! Levántase un murmullo de repente, Cuando ven por encima de la gente Otro titiritero a competencia. Queda en expectación la concurrencia Con silencio profundo; Cesó el primero, y empezó el segundo. Presenta de licor unas botellas: Algunos se arrojaron hacia ellas, Y al punto las hallaron transformadas En sangrientas espadas. Muestra un par de bolsillos de doblones Dos personas, sin duda de ladrones, Les echaron la garra muy ufanos, Y se ven dos cordeles en sus manos. A un relator cargado de procesos

P¥© (Continuación)

sus padres y en los sueños de la noche anterior, cuando atrajo su atención un movimiento que se produjo a pocos pa­tos de donde estaba.

Era un mulo muerto, que ya había apercibido antes de tenderse, que se agitaba y se removía. Nono, tendido so­lté el vientre y apoyándos1 sobre los codos, alargó la cabeza en esta direc-ccióu y no tardó en explicarse estos mo­vimientos extraños.

Cinco insectos un poco más cortos que un saltamontes, negros con hundas rojizas, se hablan deslizado bajo el cuerpo muerto, y allí, por medio de sus patas, levantado lu cabeza trataban de cambiar de sitio el cuerpo.

Nono reconoció en aquellos inscil.s el coleóptero llamado necróforo, por su costumbre de enterrar los cadáveres de ¡os animales de que se alimentan sus larvas.

En el punto donde se llevaron el mu­lo se conocia que la tierra había sido removía; pero una piedra plana obs­truía el fondo, siendo probablemente la imposibilidad de romper esta piedra y continuar la fosa lo que indudablemen­te había decidido a los necróforos a cambiar el mulo de lugar.

Lo transportaron une treirrtenu de centímetros más lejos, sorteando inge­niosamente los obstáculos que hubieran podido dificultar su paso; luego, llega­dos al sitio preferido, se esparcieron convenientemente alrededor del cuerpo muerto y removieron la tierra con sus fuertes patas arrojándola tras de si, for­mando una especie de talud que se ele­vaba a mendida que se profundizaba la fosa.

Nono los examinaba con creciente in­terés, preguntándose qué se proponían.

Poco a poco vio el cuerpo hundirse como si la tierra le cediese voluntaria­mente el puesto, y al cabo de cierto tiempo desapareció completamente. Los necróforos salieron entonces de la fosa i/ cubrieron de tierra el agujero hecho, quedando, como señal del trabajo que acababa de realizarse, un pequeño bul­to de tierra removida.

Los necróforos se alejaron sin duda en buica de otra presa; solamente que­dó •uno de ellos, limpiándose, pasándose las patas sobre los élitros y las antenas; hubiérase dicho que era un ¿er dichoso, contento de sí mismo y frotándose las manos de satisfacción.

Nono, vagamente somnoliento, le mi­

raba, viéndole al fin como a través de una niebla.

Luego la pareció que el insecto se agrandaba, que se ensanchaba su vien­tre y por último que tomaba forma hu­mana, diciendo:

—Vamos a ver, ¿has reflexionado des­de ayer?

Nono, despabilándose de repente y alarmado, se incorporó.

lira el tenor grueso del día anterior quien tenía delante de sí, y le hablaba porque el astuto Monadio no abande-naba al que consideraba como su presa, y volvía a ensayar de nuevo rus tenta­tivas de seducción a riesgo de ser des­cubierto por Solidaria.

No tenía sentimientos hostiles respecto a Nono, ni era tampoco que las facul­tades de este último le designasen más especialmente a su elección; sino que Monadio sabía que si dejaba aumentarse demasiado la población de Autonomía y hacerse poderosa, se extendería y se aproximaría a sus Estados; que no siem-pro podría, a pesar de sus gendarmes y aduaneros, impedir a sus vasallos co­nocer el género de vida que allí se acostumbraba, y sería «un malísimo ejem­plo para sus esclavos, a quienes la fuer-

(Continuará.)

.TimiTERO: Una letra le enseña de mil pesos. Sople usted: sopla el hombre apresurado. Y le cierra los labios un candado. A un abate arrimado a su cortejo Le presenta un espejo, Y al mirar su retrato peregrino, Se vio con las orejas de pollino. A un santero le manda Que se acerque: le pilla la demanda, Y allá con sus hechizos La convirtió en merienda de chorizos.

Allí fufe la rechifla de las gentes, La burla y la chacota. El primer titiritero se alborota. Dice por el segundo con denuedo: Ese hombre tiene un diablo en cada dedo, Pues no encierran virtud tan pelegrina Los polvos de la madre Celestina; Que declare su nombre.— El concurso lo pide, y el buen hombre Entonces más modesto que un novicio, Dijo: No soy el diablo, sino el vicio.