A Manera de Introduccion La Guerra La Literatura La Mujer y La Critica

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    A manera de introduccin: La guerra, la literatura, la mujer y la crtica

    Author(s): Janet W. PrezSource: Letras Femeninas, Vol. 12, No. 1/2 (PRIMAVERA-OTOO 1986), pp. 3-11Published by: Asociacion Internacional de Literatura y Cultura Femenina HispanicaStable URL: http://www.jstor.org/stable/23021792.Accessed: 16/06/2014 13:02

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    A manera de introduccin: La guerra,la literatura, la mujer y la criticaJanet PerezTexas Tech University

    La guerra civil espanola de 1936-39 ha sido, indiscutiblemente, elhecho ms significativo del siglo XX en cuanto a su impacto en la historiade Espana (aun cuando dificilmente puede separrsela de la Repblicaque le precedi, ni de la dictadura franquista que vino despues).Tambien, sin duda alguna, la guerra civil ha tenido una fertilidad inslitacomo tema literario, segn compilaciones bibliograficas, siendo laguerra que mayor cantidad de bibliografia ha producido en lo que va desiglo. Ejemplo mximo es la investigacin bibliogrfica de Maryse Bertrand de Munoz, que ha reunido una lista enciclopedica de unos ochomil tftulos de novelas sobre el tema en todos los paises europeos yamericanos. Obviamente, si fueramos a anadir lo escrito sobre la guerracivil en otros generospoesfa, teatro, memorias, ensayola bibliografiaaumentaria en miles de tftulos ms.Siendo tan vasta la produccin literaria en cuestin, es evidente quesu calidad ser desigual, y que un buen porcentaje de lo escrito no tienems interes que el estrictamente sociolgico o histrico. Aun restandolas obras sub-literarias o de dudosa calidad artfstica, queda un corpustan enorme que podria ocupar a estudiosos del tema por muchfsimosanos. Un esquema ms o menos obvio de posible clasificacin serfa unadivision de las obras segn su manera de enfocar la guerra. Siguiendo talesquema, una clase la compondrfan las obras que tratan la guerra desdeel punto de vista de los combatientes, describiendo batallas y experiencias militares. Dicha categorfa es la menos numerosa. Una segunda claseabarcarfa las obras en las cuales la guerra es lo ms importante, perovista desde el punto de vista de los no-combatientes, los que sufren lospeligros y las penas, los daiios y las privaciones causados por elconflicto. Y otra categorfa, probablemente la ms numerosa, contendrfalas obras en donde la guerra est presente pero no en primer piano si no

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    4como un trasfondo, una etapa en la vida de los personajes, apareciendoal comienzo o al final de la obra.

    Otra formula aplicable a la clasificacin de este corpus literarioutilizarfa datos extrfnsecos: la cronologfa respectiva, o las promociones alas cuales pertenecen sus autores; una division entre obras testimoniales(reportaje, diario, ensayo, memorias, autobiografi'a), y de creacin (novela, cuento, poesia, teatro). O se podrfa basar el esquema clasificatorioen una division entre los escritos del exilio y del interior, o agrupar lasobras segn generos. Todos estos esquemas contribuyen algo a lacomprensin de las obras en cuestin, aunque sea someramente; lanica clasificacin que no aporta nada es la que utiliza el orden alfabetico. Pero hasta ahora, ni siquiera el catlogo alfabetico se ha hecho.Cuando no se ha terminado todavfa de identificar todo el materialprimario, resulta menos sorprendente que aun despues de casi mediosiglo, los estudios criticos e histricos estn prcticamente en la infancia.Se ha publicado cierto nmero de estudios monogrficos, enfocadosalgunos sobre escritores falangistas y otros sobre exiliados, por ejemplo,pero casi siempre sin tratar ms de tres o cuatro individuos. Y en varioscasos, tales obras no se limitan al tema de la guerra civil, sino queincluyen otros aspectos del grupo o de los escritores enfocados. Hanaparecido, adems, estudios de un solo autor, especialmente Ayala,Sender, Aub, Gironella, Matute, Goytisolo, Cela, Lera y otros, peroestos tampoco se concentran en el tema de la guerra. Los estudios quepodriamos denominar colectivos suelen tener bastante de historia literaria y relativamente poco de riguroso anlisis textual. Algunos empleanun esquema cronolgico o vagamente estetico (de movimiento literario), mientras que otros utilizan un acercamiento temtico o generico(novela existencial, poesia social, teatro de alegoria politica). Las interpretaciones criticas ms importantes se concentran casi siempre en unasola obra, o la obra de un solo escritor. No ha cambiado mucho elpanorama crftico de la situacin descrita por Malcolm Compitello en suarticulo aparecido en Anales de la narrativa espanola contempornea en 1979( The Novel, the Critics, and the Civil War: A Bibliographic Essay, 11738).

    Queda tanto por estudiar con tan inmenso corpus literario que cualquier intento de catalogarlo aqui serfa ocioso. No se trata de indicar mslagunas que esta: la falta generalpoco menos que absolutade investigacin del tema capital de la guerra en obras escritas por mujeres, o unestudio global de las escritoras espanolas afectadas por la guerra civil, encuya obra aparece el conflicto. Con esto no se quiere sugerir que la faltade escritos criticos sobre cada uno y todos los aspectos de la literaturaescrita por mujeres sea igualmente apremiante, pues la ltima decadaha visto notables avances en el campo de estudios de las letras femeninas. Pero tal hecho no debe conducir a la complacencia. Cuando se partede cero (o casi), todo avance, por pequeno que sea, es considerable en

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    5relacin a lo que habia antes, y es fcil hacerse la ilusin de que secamina a pasos de gigante.A partir de la proclamacin, en diciembre de 1972, por la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas de 1975 como Ano Internacional de laMujer, se ha concedido ms atencin ai segundo sexo , si bien no sedifundi ei anuncio en Espana hasta bastante ms tarde. El primer frutocultural fue ei nmero doble de El Urogallo correspondiente a enero-abrilde 1975 (31-32). Aunque ciertas feministas vieron la proclamacin comouna forma soslayada de aceptar su marginacin, la mujer como colectividad se ha beneficiado de la publicidad consiguiente, y en Espana,concretamente, no podfa ser sino afortunada la coincidencia con lamuerte de Franco y ei comienzo de la transicin a la democracia.Aunque no signific la obtencin automtica de todas las aspiracionesdel feminismo, la decada siguiente ha visto avances tan importantescomo el reconocimiento del Partido Feminista , la ley de divorcio, y eiestablecimiento, en 1983, del Instituto de la Mujer, bajo los auspicios delMinisterio de Cultura. Es cierto que buena parte del progreso corresponde a la esfera sociolgica, como la puesta en marcha de Centros deInformacin de los Derechos de la Mujer en Madrid, Barcelona, Sevilla,y otras ciudades. El Instituto de la mujer ha tenido un impacto considerable en sus tres anos y pico de existencia, creando mecanismosespetificos de apoyo, conro son los varios centros de informacin para lamujer, los centros de planificacin familiar, de salud, de asistencia psicosocial, los centros hospitalarios y de acogida a mujeres, centros queofrecen asesna jurfdica, y empleadas del hogar. Se han hecho estudiossobre guarderias, anticoncepcin, abortos, discriminacin laboral, violaciones y malos tratos, y otros problemas que atanen mayormente a lapoblacin femenina. Indudablemente, la creacin de programas yestructuras especializados se ha concentrado hasta ahora ms que nadaen los campos ms problemticos para una mayorfa de las mujeresDerecho, Salud, Education, Trabajo, Servicios Socialessin prestar igual atencin a aspectos como su desarrollo estetico e intelectual. Lasprioridades se han tenido que establecer segn una escala basada en larelativa urgencia del problema: cuando una mujer, un nino o un ancianosufre una agresin o se muere de inanicin, no hay que preocuparse desu cultura literaria.

    En estricta justicia, sin embargo, hay que decir que el aspecto culturale intelectual no ha quedado desatendido. Durante el curso 1983-84, porprimera vez, se celebr un Seminario de Estudios sobre la Mujer en laUniversidad Autnoma de Madrid, con una de sus tres partes dedicadaa la mujer en el arte espanol. Se han celebrado varias jornadas deinvestigation sobre la mujer, divididas segn especialidades, y se hanproducido publicaciones y videos. El Instituto de la Mujer ha elaboradoun programa cultural para las reclufdas en centros penitenciarios, y enmuchas partes del pais, en ciudades pequenas y regiones rurales, se ha

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    6comenzado la creacin de casas para actividades culturales. Se hainiciado una campana informativa de promocin cultural sobre temasespecificos de la mujer. En Barcelona durante 1983 se estableci uncentro de documentacin sobre la mujer y se celebr una exposicin delibros feministas (desgraciadamente, tambien es cierto que para elverano de 1985, ya habi'a desaparecido la Libreria de Mujeres en lamisma capital). Sigue publicndose la revista bimensual Mujeres, lanzada en 1984, con sus secciones correspondientes a la gallega, la catalana yla vasca. Ha abordado temas como el desafecto de las mujeres hacia lalectura de la prensa diaria, y el fenmeno de las revistas del corazn (lasms atractivas para las mujeres espanolas en el dia de hoy, segn losindices de venta). Se ha establecido una serie de premios nacionales,Imagen de la Mujer , correspondientes a programas de radio y television, que presentan una imagen no discriminatoria, y a videos ycortometrajes realizados por mujeres. En 1984 se llevo a las Cortes unapropuesta de suprimir los conceptos machistas del Diccionario de laReal Academia. Se han publicado libros informando a la mujer sobre susderechos, su naturaleza, su historia. Se ha establecido el Premio Nacional Maria Espinosa para trabajos de investigacin cientifica, periodismo, narracin y poesfa relativos a la problemtica de la mujer. Otropremio parecido patrocinado por el Instituto de la Mujer, el ClaraCampomar , est destinado a promover la creatividad femenina en tesisdoctorales y tesinas, narrativa, poesia y ensayo. Estos sucesos y otrosparecidos son, en su totalidad, un adelanto, aunque es cierto que lamera necesidad de su existencia hace resaltar su continuada desigualdad. El reconocer a la mujer como mujer, el reconocer al negro comonegro, implican ya el no conceptuarlos como seres humanos absolutamente iguales a cualquier otro. Y esto seguir siendo verdad en el campoliterario mientras se continue dando atencin especial a la mujer porescribir de temas feministas o femeninos , sin estudiar y reconocer enjusticia su creacin sobre otros temas. Como caso aparte, y ejemplar eneste aspecto, hay que mencionar el Congreso Internacional de Estudiossobre Rosalia de Castro y su epoca, celebrado el verano de 1985 en laUniversidad de Santiago de Compostela.Por significativos que sean los pasos dados entre los profesionales delhispanismoestablecimiento de organizaciones femeninas y sus correspondientes revistas, la publicacin de cierto nmero de estudios, lareciente compilacin de una bibliografia anotada de escritoras espanolasen inglesno hay que perder de vista su carcter inicitico. Convieneno olvidar ciertos datos estadisticos que siguen dando la pauta generalpara muchos: entre ms de 550 escritores del Siglo XX inclufdos en elDiccionario de literatura espanola de Revista de Occidente, apenas unescueto 1.8% son mujeres. En la reciente segunda edicin del ColumbiaDictionary of Modern European Writers, solo hay nueve espanolas. Elanlisis del contenido de unos 850 artfculos publicados durante diez

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    7anos en revistas importantes del hispanismo en Estados Unidos (Hispania, Hispanic Review, Hispanfila, Revista de estudios hispnicos, Revistahispnica moderna) revel que solo un 3% trataban escritoras espanolas.Otra investigacin parecida, a base de datos publicados a finales de los70's, llam la atencin al hecho de que solamente veintiuna de las 1,145tesis doctorales terminadas en campos pertinentes entre 1972 y 1976versaban sobre escritoras espanolas. La tnica general, cuando no es deignorancia, sigue siendo lo que se califica en ingles con el epfteto irnicode benign neglect . Y toda via tal negligencia es reemplazada muchasveces por la condescendencia.

    Hay, evidentemente, estudios de escritoras espanolas contemporneasde Matute, Quiroga, Laforet y Martin Gaite, en particularqueinvestigan ms ampliamente su obra, sin enfocar de manera especial lapresentacin de la temtica belica o los efectos ms o menos directos dela guerra civil en sus escritos, exceptuando el caso de Matute en cuyaobra se presenta la guerra con los temas relacionados de la injusticia, elresentimiento, el odio, y el simbolismo de Cain y Abel. Pero son muyescasas, cuando no inexistentes, las investigaciones de la obra de muchas otras mujeres de la generacin que vivi la guerra. Aparte de mediadocena de las escritoras ms renombradas (cuya obra tampoco se haestudiado en forma exhaustiva), apenas si existen menciones aisladas,alguno que otro articulo o resena, sobre la mayorfa de las dems. Comodetaile excepcional en este pramo critico, hay que mencionar losestudios de Carolyn Galerstein sobre escritoras espanolas (exiliadas ytambien dentro de la peninsula) en donde enfoca el tema de la guerra ydel exilio en varias novelas de Carmen Mieza, Concha Castroviejo,Mercedes Formica y Maria Teresa Leon. Pese al evidente predominio deinteres en la novela sobre los otros generos, no se han hecho estudios devarias novelistas espanolas que han tratado la guerra: Anna Muri iRomani, Concha Espina, Susana March, Liberata Masoliver, y otrasmenos conocidas como Carmen Iraizoz, Cecilia G. de Guilarte y CarmenDiaz Garrido. La obra de Concha Alos, Rosa Chacel y otras estinsuficientemente estudiada, especialmente en cuanto a la guerra, comotambien los escritos de Victoria Kent, Maria Teresa Leon y FedericaMontseny, siendo estas participantes activas en la polftica durante laSegunda Repblica y la guerra civil. Las tres ultimas han escrito susmemorias del conflicto en forma novelesca, con mucho contenido autobiogrfico bajo el disfraz de la ficcin (como ha hecho en marco msamplio Dolores Medio en las novelas estudiadas por Carolyn Galersteinpara este nmero especial de Letras Femeninas). En las obras de estasnovelistas, y en la de poetas como

    Clementina Arderiu, que tambienvivio la guerra y se qued en Espana, hay documentos de importanciaclave para la comprensin de las implicaciones morales y psicolgicas, ehistricas, de la guerra civil y del exodo subsiguiente. Esta nminaincompleta no pretende agotar la obra de mujeres sobre la guerra, sinosugerir lo mucho que queda todavia por hacer.

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    8En vista de la cantidad de escritoras ignoradas por la critica, no

    sorprende demasiado que tampoco exista un estudio general o panormico de la presencia de la guerra en la obra femenina, ni siquiera unacatalogacin preliminar que daria cabida a todas. Con la presentecoleccin de ensayos, Letras Femeninas se propone dirigir la atencin desus lectores al olvido en que se habfa sumido una parte especifica delenorme corpus literario sobre el conflicto fratricida espanol. Quierecontribuir al mismo tiempo a remediar en parte tal descuido y estimularinvestigaciones ms completas. Se trata de una faceta especialmentesignificativa de la literatura sobre la guerra, lo que se podrfa llamar(utilizando el concepto de Julian Marias) la razn vital femenina , consu perspectiva insustituible sobre la tragedia de la joven Repblicaespanola. La perspectiva corresponde a buena parte de la poblacin quevivi la guerra, no solamente las mujeres (exceptuando unas milicianascombatientes como Teresa Pamies que ha dejado constancia de esaexperiencia en varias memorias, segn destaca el articulo de MllerSoler), sino de ninos, ancianos y cuantos que, por alguna razn u otra,siguieron en la retaguardia. Es, por lo tanto, la perspectiva de lamayoria.Ya se observ, a la hora de hablar de esquemas que sistematicen elcorpus literario sobre la guerra civil, que la categoria menos pobladaserfa la de obras en donde se representa directamente la accin militar:las batallas, la estrategia, los movimientos logfsticos, las armas y su uso,el mando y la disciplina, es decir, los aspectos tecnicos o tecnolgicos delconflicto. Dicha aseveracin, por razones probablemente obvias, seaplica en grado mayor todavia a los escritos femeninos. Acaso sea quepocas mujeres se atreven a escribir de algo que no han vivido; acaso seaque les repugna la violencia y se sienten ms atraidas por los estudios delos efectos psfquicos y sociales del conflicto, enfocados a mayor o menordistancia, en el exilio interior o exterior; o por el examen de las tarasfisicas y espirituales que arrastran los personajes como consecuencia delcombate fratricida. Aun cuando los episodios militares, las batallas o losbombardeos llegan momentneamente a ocupar el primer piano enescritos femeninos, suelen enfocarse desde la perspectiva pasiva de susvfctimas. Es una perspectiva impotente, de observadores de la vida (y dela muerte), muy lgica para la mujer o el nino en Espana, relegados a unsegundo piano en tal asunto de hombres . La misma perspectivaexterior, pasiva, sigue siendo casi obligada para la mujer en la Espanafranquista, perdidos los logros de la Repblica y vuelta a vivir segn loscnones decimonnicos, sin poder asumir casi nunca el mando en elcontrol de su vida. Contrasta fuertemente tal marginacin con el protagonismo de la mujer en la guerra civil, que destaca el estudio de VictorFuentes.

    La critica literaria, como disciplina, se ha enriquecido enormementeen este siglo, especialmente en las ltimas decadas, poniendo al alcance

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    9del estudioso una rica gama de herramientas, algunas ms aptas queotras para determinados generos, la naturaleza estetica de ciertas obras,o simplemente los propsitos anliticos o hermeneuticos del criticoactual. Es posible que la literatura escrita por mujeres se adapte especialmente a la crftica que se ha denominado con cierta falta de exactitudfeminista , por lo menos mientras a la mujer no se le reconozca laigualdad como creadora literaria. Seria poco menos que ridiculo en lamayoria de los casos estudiar la obra de un novelista o un poetasubrayando como hecho capital el que su autor fuera hombre o heterosexual. Destacar de manera especial la negritud del negro, las preferenciassexuales del homosexual, o la condicin femenina de una escritora, esun reconocimiento tcito de su marginacin, aunque tampoco deja deser cierto que tal marginacin influye, hasta cierto punto, en su cosmovisin, su ideologfa, su formacin afectiva y artistica. En todo caso, creoespecialmente afortunada la combinacin de varias posturas criticasdentro de esta coleccin, la presencia de varias ideologias tericas yacercamientos metodolgicos. El eclecticismo resultante, apropiado a unclima de progresividad y democracia, ofrece una vision ms redondeaday completa de la que se obtendrfa limitndose a determinados principiosy metodos crfticos. Quede claro que eclecticismo no implica falta derigor, sino diferentes perspectivas sobre la razn vital femenina .

    La preponderancia absoluta de la novela sobre todos los otros generosen los estudios aqui presentados es un hecho que acaso refleje la mayorcantidad y accesibilidad de las novelas, pero que puede resultar tambiende preferencias individuales de los colaboradores, muchos de ellosespecialistas en el genero narrativo. Es de esperar que el cincuentenariode la guerra civil que ahora comienza, contribuya a concentrar laatencion de los estudiosos en los otros generos literarios, asf acasoesclareciendo las aportaciones de mujeres al ensayo, a la lirica, pocorepresentados aquf, y el teatro, ausente por completo. Debe notarse queel momento es especialmente propicio, puesto que los anos de lademocracia han visto nuevas ediciones de obras largo tiempo agotadas oinasequibles, ediciones de obras que han permanecido ineditas por sucontenido censurable , y ediciones espanolas de obras publicadas hacemucho tiempo en el exilio, hechos que atestiguan que, en un pianoprofundo y verdadero, la guerra por fin ha terminado.La guerra, que para la historia ces el primero de abril de 1939, notermin para muchos, especialmente para los que habian perdido, ycomenzaban a vivir largos anos de persecuciones y represalias, prisin ydiscrimination. Dijo Ana Maria Matute en una ocasin que a los horrores de la guerra siguieron los horrores de la paz, y la mucha verdad queencierra tal frase atestigua que el parte militar del primero de abril de1939 cerr una etapa de la guerra, pero no signified) su fin absoluto. Nopor los maquis y espordicas guerrillas, ni siquiera por las ejecucionespoliticas que algunas fuentes han estimado en cantidad igual a la de las

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    10bajas en la guerra declarada, sino por la prolongacin del conflicto en lasaimas, ei enajenamiento de medio pais, la larga vida del odio y delmiedo. La postguerra ha sido otra etapa de la guerra que slo imperceptiblemente con el lento paso del tiempo, ha comenzado a dejar de ser unconflicto fratricida, no por soterrado menos enconado. Esto explica lafalta de separation clara y absoluta entre la guerra y la postguerra en lamente de la gente y que refleja la literatura de postguerra en la sensationde tiempo parado, estancado; reflejo fiel del inmovilismo y la parlisisde los primeros lustros del franquismo. Como dice Carmen Martin Gaiteen una frase eitada por Chittenden, la rutina obligatoria es una nubegris que se extiende ahora sobre los anos de guerra y postguerra,uniformndolos, volviendo imprecisos y opacos sus contornos . Estaatmsfera se refleja fielmente tambien en los ensayos que aparecen acontinuation, varios de los cuales no versan sobre obras que tratan laguerra en si, sino que presentan sus efectos directos o indirectos, quevan de lo politico-social hasta lo psicolgico y emotivo. En este apartadose agrupan los etudios de Kathleen Glenn, Roberta Johnson, MariaDolores Lado, Barbara May, Eunice Myers y Teresa Valdivieso.

    Interesa observar tambien cmo, en una obra (autobiograffa o novela)donde la guerra si aparece, aunque no en primer piano, la razn vitalde quienes la analizan convierte el conflicto en trasfondo de otroproceso: el de la experiencia existencial de Martin Gaite, segn puedeverse en El cuarto de atrds, donde la guerra como tal se menciona poco yms bien oblicuamente. De forma semejante, el estudio de Diario de unamaestra (otra mezcla de novela y autobiograffa) dedica poca atencion a laguerra en sf aunque sigue atentamente sus efectos en la vida de laprotagonista, pues a Ordonez le interesa estudiar como lucha aquellapor transformar sus tragedias en hechos positivos. La tendencia de lasnovelistas a describir la vida de retaguardia, mencionada en el ensayode Mller-Soler, encuentra cierto eco en la crftica contempornea queprefiere destacar otros aspectos de las obras literarias que su posiblecorrespondencia con los hechos histricos o autobiogrficos del momenta retratado, como se aprecia en los ensayos de Ordonez, Myers,Valdivieso , Chittenden y Bellver. Debido tal vez a un interes anteriorpor el tema de la guerra en las novelas escritas por mujeres, Galersteinse cine ms a la presencia de los ecos del conflicto en su investigation decomo Medio retrata a la mujer en tiempos de guerra (si bien las obras encuestin son tambien narraciones de retaguardia).El conmovedor ensayo de Victor Fuentes sobre la contribution de lamujer al Romancero de la Guerra Civil Espanola viene a complementarel estudio todavfa reciente de Carmen Alcalde, La mujer en la guerra civilespanola, y por su tono y su temtica puede servir tambien para ambientar el emotivo poema de Concha Zardoya. La poeta escribe Y laguerra lleg en verso bianco de sobrios endecasflabos que sugieren laemotion contenida, el dolor sofocado, la protesta ahogada. De una

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    11cadencia lenta, elegiaca, su ritmo pausado, casi funerario, cuadra biencon la solemnidad de tono y contenido. La guerra, vista desde unaperspectiva netamente femenina, nada tiene de gloriosa , ni de cruzada, y mucho de sinsentido o contrasentido existencial, angustioso.Cierto estoicismoque no hay que confundir con resignation, a pesardel paso de los anosse revela en la parquedad espartana de adornosretricos, la ausencia casi total de adjetivos, limitados a casos de estrictanecesidad. La falta de rima, incluso de asonancia, ayuda a concentrar laatencin del lector en los hechos irreparables, desnudos, sin camuflajeretrico, sin disfraz de heroismo. El nico recurso metrico empleado coninsistencia es la cesura que divide los versos en dos grupos de siete ycuatro silabas, reforzando implicitamente el concepto de separation,ruptura, escisin del pais en bandos contrarios.

    Zardoya subraya el aspecto fratricida de la guerra civil, que ha vividoella misma de forma especialmente intensa, dolorosa y duradera. Desdeel primer verso enuncia el tema de la muerte, el asesinato del hermano.En las dos primeras estrofas, empleando un enfoque colectivo, exterior,y la tercera persona verbal, subraya, mediante la reiteration de preguntas retricas y el empleo de acaso , tal vez , y quiz , la incertidumbre que engendran las guerras. Cambia abruptamente a la primerapersona para contar la tragedia personal en dos estrofas que recuerdanla perdida irremediable del joven hermano y la experiencia desgarradorade presenciar el desentierro de sus huesos anos despues. El tonoautobiogrfico se mantiene hasta el final del poema, que vuelve alenfoque colectivo en las ultimas dos estrofas, en las cuales emplea elnosotros solidarizndose asi con todos los que vivieron la guerra ypadecieron sus consecuencias. Procede casi imperceptiblemente, sindistincin entre el conflicto armado y lo que vino despues, pasando (enlas palabras de Matute) de los horrores de la guerra a los horrores de lapaz. Ni clama ni insulta; proclama, con sobriedad machadiana, con todala solemnidad de una sentencia de muerte, lo que ha sido la guerra en lavida de la mujer espanola.

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