Martes, 3 de Marzo de 2015

Hola de nuevo:

Papa, mamá, ¡Ya he superado la primera noche! Al principio me costó un poquito dormirme: había niños que echaban de menos a sus padres, otros que no querían dormir…, pero cuando me quise dar cuenta ya había amanecido. Los sonidos de la CRIECUEVA, con su ritmo de tambores y una canción de Chambao, que se llama “Despierta”, nos han despertado a las 8:30h de la mañana. Después, nuevas músicas tribales y las palabras de Pachi nos recordaron que, aquí, estamos viviendo en “la prehistoria”. Al mirar por la ventana, el cielo estaba algo nublado. En el patio quedaban restos de la lluvia caída durante la noche.

Después de asearnos y vestirnos, es necesario desayunar para coger muchas fuerzas. Los profes del CRIE nos dicen que serán jornadas muy intensas, por lo que debemos estar preparados para poder disfrutarlas a tope. Pero, antes de bajar, los miembros del “Clan Verde” deben rastrear las habitaciones para comprobar que no queda nada encendido.

Tras lavarnos los dientes, nos dividieron en dos grupos: mientras uno iba a realizar el taller de “La Troncocicleta: hacia el eremitorio rupestre”, el otro, nos fuimos “de caza”.

En el primero, hemos analizado las “herencias de la prehistoria” a través de los símbolos que aún utilizamos en la actualidad, y que proceden de los primeros signos de la humanidad que utilizaban para comunicarse, como son las señales de tráfico. También la revolución que supuso el invento de la rueda y que nosotros hemos vivenciado a través de nuestra “troncocicleta del siglo XXI”. Para ello, hemos “vuelto a la actualidad” equipándonos con chalecos y cascos, y poner en práctica todo lo aprendido sobre el uso de este atractivo sistema de transporte. En primer lugar, transitamos por el circuito y, después, nos dirigimos hasta el “Eremitorio Rupestre” un lugar algo mágico, ubicado junto a Cervera, que recuerda mucho la vida en las cuevas de la Prehistoria. Aunque es posterior, es difícil concretar cuándo se construyó pues quedan restos de la “Necrópolis” (que quiere decir tumbas o enterramientos) de los siglos VIII y IX… ¡¡ Más de 1.200 años ¡!

Para el taller de “Técnicas de caza prehistórica” nos acercamos a un monte cercano, justo al lado de la “Peña Barrio”, cruzando el Río Pisuerga… ¡ El paisaje es espectacular !, ¡¡Cómo me gustaría que estuvierais aquí también vosotros para poder disfrutarlo…!!

Allí nos convertimos en auténticos cazadores prehistóricos paleolíticos: comenzamos con un rastreo, siguiendo el rastro del animal que debíamos cazar para asegurar nuestra comida del día y de todo nuestro Clan. En él, Pilar y Beatriz habían colocado pistas que debíamos

seguir …¡Ufh…con lo fácil que es ir a la carnicería y comprar allí los filetes….!!

Después, tras localizar el lugar exacto donde se encontraba la que pretendíamos fuera nuestra presa, comenzamos a practicar las diversas técnicas de caza que dominaban nuestros ancestros y que son las que nosotros pondríamos en práctica para intentar “darle caza”.

Nunca los había imaginado como seres tan inteligentes, sino más bien todo lo contrario, pero escuchando las palabras de Pilar, relatando cómo comenzaron utilizando piedras, pasaron a las lanzas y éstas fueron perfeccionadas para mejorar su técnica a través del uso de ligamentos para atarles un “bifaz” (como sé que no sabéis lo que es, os lo voy a explicar: es una piedra tallada, generalmente sílex, por las dos caras, con el fin de convertirla en una herramienta cortante) o, incluso de un “propulsor” para ganar velocidad y aumentar la distancia de tiro… ¡¡ Alucinante…!!, pero muy difícil, sobre todo el propulsor… Decía Pilar que el hombre primitivo poseía tales destrezas físicas que , si viniera ahora, al mundo actual, posiblemente batiría todos los records… Pero, en fin, yo hice lo que pude…

Y, lo siguiente, estuvo genial… ¡¡ El tiro con arco!!

Tras tanto ejercicio físico, en la hora de la comida pocos niños y niñas hicimos asco al puré de verdura (¿ A que no te crees que lo comí?, ¡¡Pues cacilla y media, que fue lo que nos dijo Pachi, y casi nadie rechistó!!, ¡¡Qué hambre teníamos…!!) . De segundo, pollo asado (¡Uhmmm!,), y de postre, mandarina. Después, disfrutamos de un rato de tiempo libre.

Por la tarde, recibimos la visita de Héctor, quien se dedica a la Arqueología Experimental y colabora en el proyecto del “Poblado Cántabro de Argüeso” (Cantabria. En primer lugar, nos enseñó a construir una herramienta prehistórica en el “Taller de Talla”. La construímos con una piedra de sílex que él mismo había convertido con bifaz (ya os expliqué antes lo que era, así que si se os ha olvidado, volved a leerlo…), unida con hilo de cáñamo a dos mitades de rama… Es algo así como un “cuchillo prehistórico” y lo utilizaremos mañana en la Gran Cena Prehistórica que ya os contaré…

Tras éste, comenzó “En busca del fuego”, donde nuevamente

Héctor nos descubrió cómo el hombre primitivo consiguió “adueñarse” del fuego a través de una técnica de fricción: un arco con la cuerda enrollada una vuelta alrededor de un palo y un hueso (puede ser de la rodilla de una vaca) se sujeta el palo en la parte superior y se presiona hacia abajo, sobre otra superficie de madera. Al mover el arco de derecha a izquierda el palo gira a gran velocidad produciendo la fricción. El calor generado se utiliza para hacer arder un combustible como es la yesca (ese hongo que crece en los troncos de algunos árboles que parece un sombrero)…., se coloca sobre una especie de nido de hierba seca, lo gira a gran velocidad entre sus manos y …¡zas! Aparece la llamarada como por arte de magia. Sólo se oyó un….¡¡Aaaahhhh!!!. Parecía sencillo, pero al intentarlo nosotros, por más que lo intentamos, sólo conseguimos sacar el humo…, pero la experiencia

fue fascinante… ¿Sabíais que fue descubierto hace más de medio millón de años, y que ya lo utilizó el Homo Erectus, aunque quien, finalmente dominó la técnica fue el Homo Sapiens?

Hicimos una paradita para merendar y, enseguida,

prosiguió Héctor con el taller de “Música Prehistórica”. Nos habló de cómo el hombre primitivo, a través de la observación y los sonidos de la naturaleza, comenzó a “crear” melodías. En ocasiones, a través de objetos fabricados por él mismo, en otras, utilizando simplemente vainas secas (cuyas semillas en el interior pueden llegar a parecer auténtica melodía de agua como el “palo de lluvia”, un cactus que, cuando se seca, sus semillas, al moverlo, consiguen reproducir ese sonido), cuernos, caracolas, tambores, zambombas fabricadas con un tronco de árbol hueco, piel de

animal y un palo… Además, fue muy emocionante porque nos pidió que cerráramos los ojos e intentáramos adivinar con qué lo había producido… Además, nos comentó que el primer ritmo que se reprodujo, utilizando tambores, es el del corazón y que la primera flauta que se ha encontrado fue realizada por el Homo Neanderthal, utilizando un hueso de oso…

El último sonido que percibimos con los ojos tapados casi consiguió sobrecogernos, fue la BRAMADERA, un trozo de madera, con forma ovalada, atada a un hilo que se hace girar fuertemente con el brazo… ¡¡ Ya lo veréis cuando llegue a casa porque el jueves construiremos una…!!, nos comentó que hace 100 años aún la utilizaban los pastores porque su sonido asustaba a los lobos.

Y, para finalizar esta maratoniana tarde prehistórica, realizamos el taller de “Pintura Prehistórica”, donde nuevamente Héctor, utilizando óxido de hierro mezclado con agua en una concha, nos describió vivamente cómo se inició la pintura rupestre: con el dedo, con un trozo de palo al que se le ataba crin de caballo…, pero lo que más me sorprendió fue la “técnica del aerógrafo”, basada en la utilización de dos pajitas huecas colocadas de tal manera sobre la pintura que, al soplar una la otra expulsaba el tinte a modo de spray. Ésta es la que utilizaban en el Paleolítico para pintar las manos en negativo; mientras que, en positivo, se conseguía pintando la palma y colocándola sobre la roca. Nos pusimos a probarlo y… ¡¡ fue genial !!, menos mal que después tocaba la ducha….

Tras la ducha, volvimos al programa de radio, en “Onda Cromagnon”: empezamos siempre con la sintonía inicial, titulada “A la prehistoria quiero viajar” y, posteriormente, tras presentarnos, hablamos del contenido del día: “ Imagina qué haría un hombre de la prehistoria durante un día”, sobre el que debatimos. Posteriormente, elegimos una canción para dedicar y finalizamos con nuestra despedida y la sintonía de cierre (“El hombre de cromagnon”). ¿Sabéis una cosa? ¡¡Cada día lo hacemos mejor!!, ¿Me habéis podido escuchar hoy?

Recordad conectar mañana con “Radio Aguilar”, a través de www.radioaguilar.com o 107.9 F.M. par escuchar nuestro programa. Se retransmitirá a las 12:20h de la mañana y a las 20:45h de la tarde.

Y, tras ello, de cena: sopa, pescado con lechuga y melocotón en almíbar.

Y, nuevamente, un rato de tiempo libre y el Concurso Champiñons Crie… Los Rocapuntos acumulados durante el día hoy fueron numerosos. Pero también quedaba el concurso del “Sonido de la Prehistoria” y “El reto del día”.

Acabamos con las “historias alrededor del fuego”. Esto me relaja y prepara para el sueño. Voy dándome cuenta de la importancia que cada descubrimiento y cada paso que dio el hombre primitivo tiene para nosotros. La verdad es que voy superando poco a poco muchos miedos y retos, estos son mis dos grandes descubrimientos. El primero: sobrevivir a una semana lejos de vosotros. El segundo, saber que puedo conseguirlo si lo intento.

Ir enfrentándome a pequeños retos y obstáculos es parte de mi evolución. Sé que la adaptación al medio es una garantía de supervivencia. No sólo aquí, donde me protegen día y noche, sino en cualquier otro momento futuro. Hoy nos colocamos “rocapuntos virtuales” : son ésos que no van a ningún concurso, pero quedan “grabados a fuego” y perduran a lo largo de nuestra historia como las pinturas rupestres. Los pusimos a aquellos compañeros y personas que nos han ayudado en nuestra evolución, o que han hecho algo que nos resulta excepcional, bonito, especial… Fue un momento realmente emotivo… ¡¡ Qué pocas ocasiones tenemos para agradecer o reconocer los méritos y bondades de los demás!!, también a nosotros mismos, reconociendo esas pequeñas virtudes que nos avergüenza reconocer en público. Yo también me coloqué un “rocapunto virtual”, sé que tengo muchas cosas buenas en mi interior.

Y ya, con todos estos buenos propósitos me voy a dormir… ¡¡ Estoy que me caigo…!! Y sé que mañana me espera un día de auténtico nómada, por lo tanto, no quiero enrollarme más. Sé que lo entenderéis…

Anoche me acordé de vosotros. Sobre todo al ir a dormir…, y

alguna lágrima derramo bajo las sábanas (a mis compis de habitación también les oigo, aunque ellos a mí no) porque me gustaría estar ahí, con vosotros, pero también quiero estar aquí. Seguid tranquilos. Yo estoy muy bien. …

¡Hasta mañana!