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((Aceite que vienede tierra de moros JJ :

algunos datos sobre lacOlllercializacián del aceite andalusí

• Por VIRGILlO MARTiNEZ ENAMORADO'

• Fotografías: FUNDACiÓN EL LEGADO ANDALUsi

Como sociedad mediterránea que era yes, el olivo (Olea europea L.) desempeñaen el Islam un papel económico, social ysimbólico de gran relevancia, acorde alque tiene en otras tradiciones sagradas(su aparición en la Biblia, Jueces, 9:8 dacuenta de ello). Por su condición de ár­bol totémico, su significación tiene en elCorán un capítulo digno de ser tenidovalorado. En el texto sagrado se produceuna asociación indirecta entre una s~erte

de Paraíso y los "huertos plantados devides y los olivos y los granados, pareci­dos y diferentes" (Corán, VI,99; tam­bién VI, 141), sin. olvidar que el olivo fi­gura siempre en esas relaciones de ali­mentos imprescindibles junto con los ce­reales, los dátiles de las palmeras y lasvideS (Corán, XVI, 11; asimismo,LXXX, 27~31 ) y, aún más, la alusión di­recta, aunque de muy dificil exégesis, aldenominado "olivo bendito" (sajaramubiiraka zaytüna), "que no es delOriente, ni del Occidente, y cuyo aceitecasi alumbra aún sin haber sido tocadopor elfuego" (Corán, XXIV, 35).

Todo ello no es más que un reflejo,bastante evidente e intenso por tratarse

del Libro Sagrado del Islam, de esavinculación histórica entre árbol y ci­vilización. Hay algún otro episodio enotro tipo de fuentes históricas que arro­ja luz sobre esa conexión. Por ejemplo,la explicación que da al-Zuhrí sobre elprodigio de "los olivos de Roma" (dl­zaytün ji Rüma), en la que se incluyeuna inexcusable referencia a la expor­tación de ese aceite milagroso, "a to­das las regiones, a A"rmenia, a Cons­tantinopla y a otros paises de los cris­tianos (rum). Aquellos pájaros no ce­saron de llevar aceitunas cada añohasta el califato de 'Abd al-Rahmiin

En esta página. dirham de plata de al­Mutawakkil ibn Hud acuñada en Sevilla

en la primera mitad del siglo XIII.

En la página siguiente. escenade comercio, Maqamat de AI-Hariri

(1052-1 122), Biblioteca Nacionalde Francia.

ibn Mu 'iiwiya, señor de al-Zahra' enCórdoba, que hizo desaparecer aquelencantamiento y los árboles que ahoraquedan ya han perdido su poder deatracción"] . Dejando a un lado la com­ponente taumatúrgica del hecho en sí yla confusión del autnr entre 'Abd al­Rahman al-Dajil (1) y I1I, en este textose atisba, aunque envuelta en argumen­tos de otro orden, la condición de al­Andalus como notorio país protagonis­ta en la exportación de aceite, circuns­tancia que se deriva de aquel hecho mi­lagroso.

Sin embargo, esos aspectos simbóli­cos, con ser significativos, no son fácilesde insertar en un discurso histórico en elque tenga cierta cabida las dimensionesde la producción y los flujos comercia­les de exportación-importación del acei­te como producto de primera necesidad.Por desgracia, carecemQs para estas fe­chas de una fuente arqueológica como laque representa para la arqueología delaceite en el mundo romano el MonteTestaccio de Roma2, por lo que hemosde contentarnos con otra información,no tan prolija ni precisa.

El olivo desempeiia en el Islam un papel económico} social y simbólico de

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Arriba, Faro de Alejandría. Bndgeman.

A la derecha, Puerto de Sevilla. Tramo del

Guadalquivir entre la Torre del Oro y el

castillo de Triana. Dibujo de 1567.

Debajo, detalle de Egipto y la desembocadura

del Nilo, con una imagen del sultán

mameluco. Atlas catalán, 1375. Biblioteca

Nacional de Francia.

El conjunto de tratados agronómicos,fundamentalmente los andalusíes, dan

una perspectiva mucho más directa y cer­cana sobre el cultivo del olivo, con algu­na implicación socio-económica e históri­ca de signifícación3. No obstante, la pro­pia naturaleza de estos textos dificulta laconcurrencia de indicios que nos permi­tan afinar en los aspectos comerciales y

de producción.Como se ha indicad04, en al-Andalus

hubieron de coexistir dos "tradiciones"olivareras, segím se deriva del hecho deque los almerienses!bn LuyyüTIS o al-Ar­bülió se refieran al olivo con cierta par­quedad, lo que contrasta con las frecuen­tes referencias que de él dan los sevillanoslbn al-J:Iayyii:?, Ibn al-'Awwiim8 o Abü 1­Jayr al-ISbili9. Lo cierto es que sobre todolo que encontramos son dos niveles deproduoción muy diferentes: la del Valledel Guadalquivir, y particularmente deter­minadas comarcas como la del Aljarafe olos campos de Jaén -Jódar era conside­rada como Gadir al-Zayt, "la poza delaceite" de al-Andalus-, y la del resto delpaís, donde la presencia del cultivo no eratan abmmadora.

Por lo demás, dificilmente se puedenencontrar unos cuantos retazoS de conte­nido plenamente histórico en estos trata­dos agronómicos: prolongadas sequíasen la Península Ibérica provocaron, porejemplo, la importación de olivos de {triqiya a al-Andalus en alguna ocasión,donde se replantaron1o.

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Por lo que respecta a las fuentes ge­ográficas y a las crónicas históricas, denuevo las alusiones son más bien decarácter general I I , si bien permiten espe­cificar las áreas de máxima producciónde aceite, siempre, eso sí, a través de dis­tintas anécdotas. Su sola ausencia provo­caba alguna que otra mención, refrenda­da en algún caso por otras evidencias12

.

La proverbial escasez de olivos endetenninadas regiones del mundo mu­sulmán a lo largo del Medievo se expli­ca por la dificultad que supone su man­tenimiento. Al ser "un acebuche corregi­do y pulimentado, un árbol ficticio y ar­tificial, con tendencia manifiesta a dege­nerarya volver a supunto de partida"13,

el árbol precisa de unos cuidados intensi­vos y una inversión destacada en tiempoy en trabajo que no siempre se está encondiciones de aportar. La existencia deuna tradición en su cultivo es otro ele­mento que, sin duda, hay que considerar.

En todo caso, las carencias de unproducto tan presente en los hábitos ali­mentarios del mundo musulmán obliga­ban a establecer densas redes comercia­les para suplirlas. De esos flujos dan de­bida cuenta esos compiladores documen­tales: nos detendremos en los pasajes enlos que al-Zuhr! detalla la divulgación

del zayt andalusl, interesándonos muyparticularmente el caso de Egipto por lasposibilidades que arroja la arqueología yel manejo de la documentación.

Se repite con insistencia que el valledel río Nilo era región deficitaria enaceite de oliva, por cuanto el olivo esta­ba "almost entirely absent" ("casi total­mente ausente") del paisaje, a pesar deque el aceite "was a vital ingredient inthe da.ily jood oj the population and al­so provided the choicest lighting"14("era un ingrediente vital en la alimenta­ción cotidiana de la población, al tiempoque proveía también de alumbrado deprimera calidad"). La denominación delaceite rikiibi ("aceite de transporte o decarga") se debe a su condición de aceiteviajero, transportado desde al-Siim a lo­mos de camellos y llamado por los bag­dadíes "zayt filistini"15. Los hallazgosarqueológicos de Fus(a( (numerosas es­tampillas que en vidrio que incluyen re­ferencias a medidas de aceite)l6 mues­tran hasta qué extremo el aceite estabapresente en la vida cotidiana del Egiptomedieval, pues a sus aplicaciones culi­nalias y de fuente lumínica se unen lasfarmacológicas y médicas 17.

Esas condiciones deficitarias, por unlado, y la demanda de un consumo que

nunca decayó obligaban a una destacadaimportación procedente de distintas par­tes del mundo musulm~ fundamental­mente Túnez (Sfax), pero también Siria­Palestina y al-Andalus. Como veremos,Maimónides se hace eco de esta situaciónal comentar que a fmales del siglo xnlos envíos de aceite andalusí alcanzabancon regularidad el puerto de Alejandría18.

En el caso de al-Andalus, las regio­nes productoras se corresponden en bue­na medida con aquellas que en la actua­lidad han desarrollado una mayor tradi­ción en el trabajo del olivo: el Aljarafesevillano y la Campiña jiennense, aun­que en esta última región se puede ase­gurar que no existía nada parecido almonocultivo tan característico de nues­tros tiemposl9. La continuidad con res­pecto a la época imperial romana puedeparecer obvia y así ha sido destacadopor distintos estudiosos.

Si hay una comarca: de al-Andaluscuya producción es seguro se destinabaal comercio transmediterráneo, esa es elAljarafe (al-Saraj) sevillano. Se puedeasegurar que es esta la región olivareradel mundo musulmán a lo largo del Me­dievo, como al-Zuhri se empeña en ase­gurar. La producción sevillana tenía unaamplísima divulgación: alcanzaba las Is-

La escasez de olivos en determinadas regiones del 111,undo musulmán

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las Baleares, Creta (Iqritaf), el país delos Rúm, el Magreb, Egipto -por su­puesto--, pudiendo encontrarse inclusoen el remoto Yemen. La afluencia de eseaceite "que viene de la tielTa de los mo­ros" hacia lo.s núcleos cristianos delnor­te peninsular y hacia otros países e la Eu­ropa medieval atlántica también estáatestiguada a partir de la documentaciónescrita20 Todo ello no.s está hablando. deuna producción importantísima y deuno.s po.tentes circuitos co.merciales paraIo.s que, sin embargo., no co.ntaillo.s conmuchas evidencias arqueo.lógicas.

Se co.mprenderá, co.n todo. lo descrito.hasta ahora, que el territorio. o.ccidentalde Sevilla se describa como un auténticobosque de olivos, caracterizado por suespesura. Abu I-Jayr al-ISblll dice que"apenas había en él un lugar soleado detanto como se alTebujaban sus o.livos" e

Ibn al-'Awwam que "sus olivares sontan espesos y tienen unas ramas tan en­trelazadas que el sol apenas puede filtrarsus rayos a través de ellos". Al-Idüsl, porsu parte, al reCOlTer el camino de Sevillaa Niebla, afirmaba que quien lo transita­ra lo hacía "bajo la sombra de los oli­vos". Igualmente al-Razl transmite:

"El Aljarafe tiene 45 millas de largopor otras tantas de ancho; produce unaceite excelente que los barcos exp.ortana Oriente; su producción es tan abudanteque, si no se exportase, los habitantes nopodrían guardarlo ni obtener de él el me­nor precio".21

La vocación hacia la transacción co­mercial de esta comarca es resaltada otravez por al- 'Udrl, quien no duda en afir­mar que los alrededores de Sevilla"están plantados de olivos centena­rios.. .la ciudad es bendecida por su pro-

ductividad, por su condición invariableno sujeta a imperfecciones. (El aceite)es exportado a todos los lugares, a lo lar­go y ancho... y el de mayor calidad esenviado a las áreas más diversas y viajahacia Oliente por mar,,22.

Es muy probable que esa exporta­ción masiva comenzase a darse a partirdel siglo X, coincidiendo con la puestaen funcionamiento de una agricultura decarácter especulativo, en la que las hi­gueras d.esempeñaban asimismo un pa­pel protagonista. El pasaje de al-Zuhr1 esbastante revelador para confrrmar esapuesta en marcha de una economía delolivo destinada a la exportación. La es­pecialización de determinadas áreas enproductos de rentabilidad (aceite del Al­jarafe, higos secos de Rayya...) hubo deestar impulsada desde ciertas instanciasoficiales a partir del siglo X, pues el Es-

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tado omeya sólo a partir de esa fechapudo consolidarse en todo el telTitorioandalusí23 . Estamos seguros que en elsiglo XI esas exportaciones estaban ple­namente consolidadas, como dejan verlos testimonios literarios que hemos re­cogido. El aceite sevillano y otros pro­ductos alimenticios no perecederos (hi­gos de Rayya, pasas ....) representaríansin duda, junto con la vajilla que no sue­le faltar en. los hallazgos submarinos, laparte más voluminosa de las cargas. Dela misma manera que "no se concebía laposibilidad de armar una nave sólo parael traslado de vajilla o de productos dealfarería, salvo cuando éstos constituíanel contenedor principal de otras tner­cancías,,24, entendemos que esos fletesestarían compuestos por esos productos,como evidencian algunos testimoniosde los documentos de la Geniza.

El pasaje de al- 'Udñ, aún movién­dose en los habituales parámetros devaguedad, anuncia tímidamente que elaceite andalusí no ten.ía un destino úni­co, sino que esas exportaciones se ha­llaban diversificadas. Por lo que sabe­mos, una de las regiones a las queafluían los barcos cargados de aceite

procedente de al-Andalus era el Ma­greb, como corrobora al-Idrisi al enun­ciar un intercambio del oleaginoso ele­mento que provenía del Aljarafe porgrano magrebí25 . Sin duda, es de imagi­nar que ese intercambio no quedara li­mitado a las ciudades costeras y algunareferencia anuncia tambiéll.la presenciade zayt andalusi en los lejanos zocos deSiYilmasa26 . La amplitud de esos radioscomerciales demuestra que el aceite an­dalusí era uno de los productos másapreciados en los mercados medievalesdel Mediterráneo.

Uno de los destinos prioritarios enlas exportaciones de aceite .andalusí, ypalticularrnente sevillano, era Egipto,cuya carencia de aceite hemos visto quees un lugar común en la literatura histó­rica. Al-Saqundi se refiere a esta situa­ción en particular cuando afirma que"el aceite (del Aljarafe) que se prensaen sus olivares es exportado hasta la

A la izquierda, olivar en la Sienade Cazarla, Jaén.

Annba a la izquiel-da, vista delGuadalquivil' a su paso por Sevilla.

AITÍba a la derecha, castillo deVíboras y paisaje. Martas Uaén).

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Olivo de vel-de intenso

que contrasta con el

mjizo de la tierra, de la

que se nutre.

Foto cedida por

Diputación de Jaén.

propia Alejandría" 27. Otra alusión mása ese flujo comercial, confirmada por elcomentario de Maimónides, anterior­mente mencionado, y, muy particular­mente, por la infonnación, más aquilata­da, de los documentos de la Geniza, enlos que se destaca que una firma comer­cial, que respondía al nombre de Ibn'Awkal, vendía aceite del Occidentemusulmán, incluyendo, por supuesto,bajo ese concepto al-Andalus, en el paísdel Nil028 . Si esa vinculación entre al­Andalus y Egipto ponía a las ciudadesrespectivas de Almería y Alejandría enuna situación de privilegio, con familiasa caballo entre los dos puertos29, es se­guro también que de la ciudad de Sevi­lla partían esos barcos cargados de acei­te aljarafeño. De nuevo, Maimónides noaporta la clave, pues, al defender la po­sibilidad de que los judíos puedan viajara través de los cursos fluviales, escogeel ejemplo de Sevilla, bien conocido porél, puerto que a decir del insigne escritorllevaba ISO años cOIDlmicado por barcocon Alejandría3o.

Virgilio Martínez Enamorado es

arabista

e .... ~

Notas

1 AI-Zuhrí, Kitilb al-'fa·ratiya. ed. Mu~ammad

Ha99 Sadiq, El Caim, s. d., p. 75; trad. Es­

pañola, D. Braman, El mundo en el sigloXII. El Tratado de al-Zuhri, Barcelona,

1991, pp. 130-131.

2 J. M' Blázquez Martínez y J. Remesal Rodl-í­

guez (Eds.), Estudios sobre el Monte Tes­taccio (Roma) 111. Col'lecció Instrumenta

14. Union Académique Intemational, Cor­

pus Intemational des Timbres Amphori­

ques (Fascicule 9), Barcelona, 2003.

3 Un estado de la cuestión muy completo

sobre estos tratados agronómicos de al­

Andalus en relación con el olivo en J. M'

Carabaza Bravo, E. García Sánchez, J. E.Hemández Bermejo y A. Jiménez Ramírez,

Arboles y arbustos de al-AndaJus, Madrid,

2004. pp. 295-31 l. Particularmente, sobre

el olivo J. M' carabaza Bravo, "El olivo en

los tratados agronómicos clásicos y anda­

lusíes", en Ciencias de la Naturaleza en al­Andalus (Edit. C. Álvarez de Morales), IV,

Granada, 1996, pp. I 1-39.

4 E: García Sánchez, "Los cultivos de al-An­

dalus". El agua en la agricultura de al-Anda­lus, catálogo de la expOSición de El Legado

Andalusí, Madrid. 1995, p. 46.

5 Ibn LuYÜn. Tratado de Agricultura, edición,

traducción y estudio de J. Eguaras Ibáñez,

Granada, 1988, pp. 137-1 3 y trad. 246.

6 Un Tratado Nazad sob¡-e alimentos: al­Kalam 'alá I-Aggiya de aJ-Arbüli, edición,

traducción y estudio de A. Díaz García.

Almería, 2000, p. 148 y trad. p. 103.

7 Ibn al-Hayyay, al-Muqni' fi I-tilaha, ed. ?'Yarrar y Y. Abü Safiyya, Ammán, 1982.

B Ibn al-'Awwam, El Libro de Agricultura deAl Awam, ed. y comentario sobre la trad.

de Banquero de J. 1. Cubem Salmerón, 2vols., Sevilla, 2003.

9 Abü I-Jayr al-Isbílí, Kitilb a/-tilah? Tratado deAgricultura, introducción, edición, traducción e

índices de J. M' Carabaza. Madrid, 1991.

10 Ibn al-'Awwam, El Libro de Agricultura deAl Awam, p. 213.

11 Para este asunto, contamos con una bri­

llante síntesis; O. R. Constable, Comercio ycomerciantes en la España musulmana. Lareordenación comercial de la PentnsulaIbérica del 900 al 1500. Barcelona, 1997.

12 M. Barceló, "Alguns problemes d'história

agraria mallorquina suggerits pel text d'al­

Zuhrí", en Sobre Mallorca, Palma de Ma­

llorca, 1984, pp. 35-53-

13 j. Monlau, Tratado de olivicultura o del cul­tivo del olivo y de la obtención del aceite,escrito con aplicación al clima de España ymás especialmente al de las Islas Baleares,Palma de Mallorca, 1875. p. 36, citado por

M. Barceló. "Alguns problemes ... ", p. 39.

14 S. D. Goitein, A Mediterranean Society.The Jewish Communities of the WOFld as

Portrayed in the Documents of the CairoGeniza, vol. 1: Economic Foundations, ed.

de la Universidad de Califomia, Berl<eley­

Los Angeles, 1999, p. 120.

15 Un resumen de estos testimonios en A.

Díaz García, Un tratado nazarí. .. , pp. 79-80.

16 J. L. Bacharach (ed.), Fustat Finds. Beads,Coins, Medical Instruments, TextJ1es andOther Artitacts from the Awad Co//ection,El Cairo, 2002.

17 S. K. Hamameh y H, Amín Awad, "Glass

Vessel Stamp Data for Materia Medica", en

J. L. Bacharach (ed.), Fustat Finds. Beads,Coins, Medical Instruments, Textiles andOther Artifacts from the Awad Collection.El Cairo, 2002, p. 173.

18 Maimónides, Responsa, 3 vals., ed. J. Blau,

Jerusalén, 1957-1961, 11, p. 576.

19 J. C. Castillo Armenteros, La Campiña dejaén en época emiral, Jaén, 1998, pp. 28-29

Y 190.20 La aparición de la expresión Syvyle olive en

el Libe//e o{English Polycye no ha de ser for­

zosa y únicamente una alusión a esa pro­

ducción mantenida tras la conquista de la

ciudad por Femando de Castilla en 1248, si­

no que puede ser también un recuerdo de

la renombrada excelencia de este producto

en la época andalusí; cfr. O. R. Constable,

Comercio y comerciantes... , pp. 251-254.

21 Idrfs1 La premiére géographie de rOcci­dent. trad. de Jaubert, revisada por A. Nef.

presentación con notas, índices, cronología

y bibliografía de H. Bresc y A. Nef, Pans,

1999, p. 147.

22 AI-'UQrí, Nu~us 'an al-andalus min Kitab'Tarsi' al-albar wa.tanwi' al-atar wa I-bustanfi gara 'ib al-buldan wa I-masalik ila rami' al­mamalik', ed. 'Abd al-'Azíz al-Ahwani, Ma­

drid, 1965, p. 95.

23 V. Martínez Enamorado, AI-Andalus desdela periferia. La fonnación de una sociedadmusulmana en tierras malagueñas (siglosVIII-X), Málaga.

24 J. Blánquez et ali! La Ca¡ta Arqueológica­Subacuática de la costa de Almeda (1983­1992), Sevilla, 1998. p. 325.

25 O. R. Constable, Comercio y comercian­tes... , p. 130.

26 G. Turienzo Veiga, Observaciones sobre elcomercio en al-Andalus, tesis doctoral diri­

gida por J. Zozaya y J. Souto, Universidad

Complutense de Madrid, 2002, p. 89. Tam­

bién, S. D. Goitien, A Medieterranean 50­ciety.. " vol. 1, p. 212,

27 AI-Saqundí, Risala ti faql al-Andalus, texto

árabe en al-Maqqarí, Nafi) al-t;ib min gu~n

al-Andalus al-ratib, ed. I~san 'Abbas, 8 vols.,

Beilu, 1968, 111, p. 213; trad. E, García Gó­

mez, Andaluda contra Berbeda, Barcelona,

1976, p. 121.

28 N. Stillman, ''The Eleventh-Century Mer­

chant House of Ibn 'Awkal (A Geniza

Study)". Joumal ofthe Economic and SocialHistory ofthe Orient. 16 (1973), p. 66.

29 'A. 'A. Salim, "D'Alexandrie a Almeria:

une familia alexandrine au Moyen Age": les

Banü Julayf', Alexandrie entre deux mon­des, Revue de rOccident Musulman et dela Mediterranée (1987), pp. 64-70.

30 Maimónides, Responsa. 11. p. 576; S. D. Goi­

tien, , 1. p. 401, nota 6.