La búsqueda de la madre: psicoanálisis yfeminismo en la literatura del Siglo de Oro

AnneJ. Cruz, Universidad de California, Irvine

Desde sus orígenes, el psicoanálisis ha sido asociado con la mujer, con lacategoría de lo femenino. Comenzando con los primeros esfuerzos de Freudpor aprehender el deseo de la mujer, hasta la reciente construcción lacanianadel sujeto a través del lenguaje, la mujer ocupa un puesto clave en losconceptos psicoanalíticos, ya sea como objeto de análisis en los casos másdifíciles freudianos, o como sujeto rebelde en contra de las mismas escuelasde psicoanálisis, como hace poco han ejemplificado las escritoras francesasLuce Irigaray, Héléne Cixous y Michele Montrelay.1 De hecho, la figurade la mujer, en particular en su papel de madre, mantiene su presencia,bien de manera reprimida o espectral, en los escritos freudianos así comoen los más recientes ensayos del psicólogo francés Jacques Lacan.2

Dada la resistencia, cuando no reacción negativa, de la crítica literariaen general a la aplicación de metodologías psicoanalíticas, el nexo entrefeminismo y psicoanálisis que recordamos aquí sirve para reconfirmar lavalidez del método en los estudios de la literatura del Siglo de Oro. Enparticular para quienes deseamos resituar la posición de la mujer en laliteratura y en la historia, ya que esta misma crítica tiende a eliminar a lamujer, tanto como sujeto histórico así como objeto de estudio literario.

Al contrario de quienes han acusado de anacronismo histórico la aplicaciónde conceptos psicoanalíticos, nos parece que dicho acercamiento hacerecalcar el hecho indiscutible de que la literatura española proviene engran medida de la tradición clásica occidental basada en un patriarcadocuya unidad primaria se destina siempre al servicio del género masculino ycuya construcción se efectúa dentro de ese mismo ámbito familiar.Ampliando los conceptos freudianos de las relaciones familiares ytransfiriéndolos a un nivel lingüístico-estructural, Lacan explica el primerpaso de la formación de la sujetividad por medio del estadio del espejo, lafase por la cual el niño reconoce su propia individualidad y asume su propiaimagen. Dicho estadio, sin embargo, no logra realizar del todo su funciónde establecer una relación del sujeto con su realidad, su Umwelt, que loenajena de la relación estable pre-edípica para, en cambio, encerrarlo dentrode una coraza que impide la aprehensión de todo lo existente fuera de sumundo interior, de su Inninwelt? A continuación, y al adquirir la facultaddel lenguaje, el niño pasa del orden imaginario al orden simbólico pre-existente que lo rodea, y lo sitúa socialmente bajo el nombre del padre,dentro de la ley.4

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El complejo de Edipo articula los deseos infantiles por el deseo de lamadre: según Lacan, la madre, por representar el orden imaginario, devienela otredad de la ley falocéntrica del orden simbólico. Lo materno se convierteen el signo del deseo que a su vez será distanciado por la ley patriarcal (elnom-du-pére, o nombre-del-padre lacaniano). Este distanciamiento se realizapor la mediación del lenguaje en calidad de un tercer término fálico que asu vez domina o huye de la fuente emotiva materna.

Dicha huida se inscribe reiteradamente en el desplazamiento de la figurade la madre en la literatura, cuya ausencia, no obstante, tampoco se ciñe auna realidad social sino que funciona como una convención literaria através de la cual el autor expresa o enfoca una relación conflictiva con laotredad. Así, en los pocos ejemplos del Medievo en que resalta el papel dehija, su valor se mide por las ventajas que representa para la familia. En elCantar del mío Cid, por ejemplo, el placer del padre al ver de nuevo a sushijas después de muchos años queda descrito en términos de la herenciaque facilitará un buen matrimonio.5

Cabe advertir que ni las emociones silenciadas ni las comunicadas entremadres e hijas que evidencia la literatura deben tomarse como un reflejode las relaciones sociales existentes entre los miembros de familia, puestoque su función en la mayoría de los casos obedece a requerimientos retóricostextuales. Los estudios sobre la familia española no han avanzado lo suficientecomo para aportar un conocimiento definitivo del tema; sin embargo, nocreemos errado el postular que aunque la maternidad fuera la metaprimordial de toda mujer casada,6 la juventud de las mismas y su altamortandad debido a malparto, así como la mortalidad infantil y lavalorización de los hijos varones por encima de las hembras, obviaban unarelación íntima entre madres e hijas.7

Los recientes estudios sobre la historia social de la mujer compruebanque, al contrario de los papeles que se les asigna en la literatura, su rolhistórico era más flexible de lo que se había pensado hasta ahora. Contodo, no se debe menoscabar la fuerza social de las economías simbólicasque intentaban oprimir a la mujer limitándola a su función procreadora. Eltexto literario desplaza cualquier valor histórico de la significación materna(es decir, su rol social) para, en cambio, utilizar su figura con el fin dedestacar los límites emotivos de la voz poética. El papel de vigilante que seasigna a las madres en la poesía popular medieval ('Madre, la mi madre /guardas me ponéis / que si no me guardo / mal me guardaréis') se reviste decorte trágico en la gran obra del Medievo tardío, La Celestina de Fernandode Rojas. María Rosa Lida de Malkiel ha comentado que el protagonismode la madre de Melibea se debe al deseo del autor de dar verosimilitud a latrama. Al compararla con las madres distantes de las novelas de caballeríasy de la novela sentimental, o con las pocas madres desairadas del teatrolopesco, Lida de Malkiel aserta que en La Celestina, 'la figura de la madre,conmovedora en su confianza, orgullo y amor, debe muy poco a la tradiciónliteraria, y no ejerció influjo en la literatura ulterior; sabido es que la

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convención del Siglo de Oro elimina a la madre del teatro y de la novela,como no sea en el papel ridículo de rival de su hija o en el papel odioso desu tercera y encubridora'.8 La explicación, según ella, se debe a la raízjudía del autor, y afirma que tanto Rojas como el interpolador (entre otrosescritores conversos) demuestran una 'veneración a la vida, peculiar deljudaismo' que se opone al 'anhelo ascético de huir de las 'miserias' de lamaternidad (La originalidad, p.500).

Creemos, al contrario, que lo que comprueba la novela, al menos encuanto al tema de la significación de las relaciones entre madre e hija, es laconcordancia del pensamiento judío con el humanismo renacentista queflorece en España a principios del siglo dieciséis. Las tendencias conservadorasantihumanísticas que ven en la procreación la razón primaria del matrimonioy que impulsan la creciente valorización del celibato son productos de lamentalidad contrarreformista, que recoge el hilo misógino prevalecienteen el Medievo. En cambio, los tratados de Erasmo, Juan Luis Vives, Antoniode Guevara y Pedro de Lujan, pertenecientes todos a la primera mitad delsiglo, enfatizan la amistad entre los esposos en vez de su deber procreativo;Erasmo, en su Encomium matrimonii, hasta se atreve a ensalzar la santidaddel estado matrimonial por encima del estado religioso.9

En su celebración de las relaciones amorosas equitativas entre mujeres yhombres, tanto la lírica popular medieval como La Celestina participan deantemano de la ideología humanista que se opone al ascetismo paulino.Pero en cuanto anticipan la moralidad asexualizada del celibato y el énfasisen la reproducción como única finalidad del matrimonio, contribuyen a suvez a la corriente de pensamiento misógino que pronto quedaráinstitucionalizado en los edictos del Concilio de Trento, ideología que rebajala posición de la mujer, sea como madre, hija o esposa.

Aunque cada vez más disminuido y conflictivo, el puesto que ocupa lafigura de la madre no se pierde del todo de vista en la trayectoria de laliteratura medieval. En cambio, en la literatura áurea, las pocas referenciasa la madre terminan por destacar su ausencia, al mediatizar dicha literaturael deseo materno tal y como lo ubica Lacan en el orden imaginario. Vemos,por tanto, que en los diversos géneros literarios (sea la poesía lírica, lacomedia o las obras en prosa tales como las novelas de caballerías y laspicarescas) las madres quedan excluidas totalmente o si acaso se mencionan,se les atribuye un valor negativo, extrínseco a su función materna y sinsujetividad propia. El acercamiento psicoanalítico nos ayuda a comprendercómo y por qué los discursos literarios y extraliterarios de autoría masculinaconspiran contra la pareja madre-hijo al escindirla y suplantarla con laposición fálica del padre. Asimismo, nos permiten reconstruir el elementofemenino en los textos escritos por mujeres en los cuales se intenta recuperara la madre de la ley falocéntrica que simultáneamente huye de ella y lamargina.

La ausencia de la figura materna en los textos literarios se extiende atoda mujer, asociada por Ruth El Saffar con el inconsciente:

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La más leve ojeada a la literatura del Siglo de Oro nos revela hasta quégrado [la mujer] representa un tabú. Apenas se asoma del todo, y cuandolo hace, es para que la hostiguen o la salven, pero nunca para que seaella el instrumento de transformación.10

Salvo los recientes esfuerzos feministas, los estudios literarios actuales,sean de tendencia historicista o formalista, raras veces reconocen la presenciao la ausencia de la mujer en los textos del Siglo de Oro."

Reforzada por los edictos de la Contrarreforma, la desvalorización de lamujer reprime la función materna e impulsa la relación masculina entrepadre e hijo. Según Lacan, la dialéctica del deseo del niño por el deseo dela madre resulta en la metáfora paterna, o sea, el sistema falocéntrico. Lafunción significativa de la paternidad no opera de manera literal sinometafórica: 'el atributo procreativo del padre no es más que el efecto deun significante puro, del reconocimiento, no de un padre verdadero, sinode lo que la religión nos ha enseñado a llamar el Nombre-del-Padre'.12 Laexplicación lacaniana aclara que la paternidad significa una posicionalidadirreducible a la presencia o ausencia del padre biológico, por medio de lacual la madre se convierte en la Otredad de la ley, ya que la función paternaqueda desempeñada no sólo por el padre o demás hombres, sino por lasinstituciones sociales. Según la psicóloga Ellie Ragland-Sullivan, en el sistemade Lacan 'la madre es el significante natural del deseo, mientras que elnombre del padre ofrece, a manera de distanciamiento, la mediación dellenguaje como un tercer término fálico de huida, escape, o dominio, lejosde una fuente de influencia profunda'." Al destacarse en la literatura delSiglo de Oro la ausencia de la madre, dicha literatura se interpone ointerviene entre el lenguaje materno y la madre como figura del deseo, amedida que ésta va perdiendo el derecho del lenguaje, acabando pordenigrarla. Según Walter Ong, las universidades y colegios que proliferarona principios del siglo dieciséis establecieron una correspondencia y afinidadentre las ciencias y el latín, idioma escolástico que llegó a imponerse a lalengua vulgar aprendida de la madre, llegando a suplantar el letrado elpapel didáctico materno.

La ausencia de la madre en la comedia ha sido matizada por ChristianeFaliu-Lacourt; no obstante, concede que las madres más 'interesantes'aparecen en las comedias mitológicas e históricas, donde jamás figurancomo personajes verosímiles sino como representaciones arquetípicas.14

En las novelas picarescas, las madres de los picaros subsuman el rechazo delo femenino y, en particular, de lo materno. Así vemos que tanto Lazarillode Tormes como Guzmán de Alfarache y el buscón Pablos son todos hijos desu madre, al cifrar sus respectivos autores en la figura materna los elementosmás indeseables de la sociedad del Antiguo Régimen. Así, las madres de lospicaros sobrepasan los lazos familiares para ejemplificar, en cambio, lasrelaciones entre las clases minoritarias en sus papeles de conversas, prostitutasy brujas. Con todo, la asexualidad del picaro revela a la vez que no ha

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logrado una separación total de la madre; el fracaso del picaro ante laposibilidad de unión con una mujer señala el deseo inconsciente por mediodel cual se aferra al recuerdo materno. Mientras las figuras maternas queaparecen en la picaresca asumen las características negativas de la mismasociedad que rechaza al picaro, en la figura de este mismo niño picaro lasnovelas proyectan a su vez el temor que despierta la mujer en la sociedad yel rechazo consiguiente de la madre.

De igual manera, las novelas picarescas femeninas, las cuales se destacanpor su procedencia literaria de La Celestina, proponen a la madre comofigura negativa, antimaterna y alcahueta de su propia hija. En la novela Lahija de Celestina y la ingeniosa Elena de Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo,a la vez que el título denota su relación literaria con La Celestina, tambiénindica la ruptura social y emotiva entre madre e hija, ya que la madremorisca y bruja prostituye a Elena vendiéndola tres veces por virgen, primeroa un eclesiástico rico, después a un noble, y por último a un genovés.15 Lanovela critica la función rufianesca a través de un poema paródico en elque la madre alecciona a las hijas en el arte amatorio:

Siete años cumplió Fabia. Al rostro bello,Celia, su madre, aplica sucio afeitey torpes artificios al cabellopara que ocupe con el vil deleitea los ociosos ojos del manceboque solo con miralla se deleite.La simple juventud que atiende al cebode la ramera en flor por su hermosurase atreve a despreciar la luz de Febo.Doce años contaba la criaturacuando se halló hecha dueña una mañanaque todo fue acertar la coyuntura. (Hija de Celestina, p.50)

En vez de proteger a sus hijas, las madres de las picaras se adelantan a susproxenetas al ofrecerlas a una sociedad masculina que ha cosificado elvalor de la mujer, convirtiéndola en objeto de cambio.

La contradicción que vemos entre lo expuesto en los textos literarios y loque sucede en la 'vida real' (vale decir, la diferencia entre la representacióntextual del comportamiento femenino exigido por la sociedad y la formaen que la mujer realmente se comporta, pese a lo difícil de su documentación)nos obliga a re-evaluar tanto el contexto social del Antiguo Régimen comosus varios discursos. En estos sitios tan contestatarios, la crítica basada enestudios psicoanalíticos y en estudios culturales e históricos nos brindanuevas perspectivas para comprender cómo los textos literarios yextraliterarios refuerzan las expectaciones sociales al mismo tiempo quelas subvierten impidiendo una lectura unívoca.

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NOTAS

1 El conocido énfasis en el mito de Edipo del familienroman de Freud reprimela relación madre-hija; como toda representación, el matricidio freudiano hadado lugar a la necesidad de parte del feminismo psicoanalítico de buscar elreferente ausente, ya sea a través de mitos alternativos, ya sea por medio delreconocimiento de la voz pre-edípica femenina. Véanse Michele Montrelay,Hombre et le nom: sur la féminité (París: Editions de Minuit, 1977), HéléneCixous y Catherine Clément, The Newly Born Woman, trans. Betsy Wing(Minneapolis: University of Minnesota Press, 1986), y Luce Irigaray, Lecorps-á-corps avec la mere (Montreal: Editions de la pleine lune, 1981). Lossiguientes estudios analizan las relaciones entre feministas francesas y anglo-americanas y las escuelas freudiana y lacaniana: Catherine Clément, Vie etlégendesde)acques Lacan, trans. Arthur Goldhammer (Nueva York: ColumbiaUniversity Press, 1983), Jane Gallop, The Daughter's Seduction: FeminismandPsychoanalysis(Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1982), ManarmeHirsch, The Mother/Daughter Plot: Narrative, Psychoanalysis, Feminism(Bloomington, Ind.: Indiana University Press, 1989), Juliet Mitchell yJacqueline Rose, Feminine Sexuality: Jacques Lacan and the école freudienne(Nueva York: WW. Norton/ Pantheon Books, 1985), y Juliet Mitchell,Psychoanalysis and Feminism: Freud, Reich, Laingand Women (Nueva York:Vintage Books, 1975); véase además la revista L'ARC, 58 (1974), dedicada aLacan.

1 El término 'espectral' para describir la insistente presencia fantasmal de lamadre en los conceptos de Freud a pesar de sus intentos de represión ha sidoacuñado por Madelon Sprengnether en su libro The SpectralMother: Freud,Feminism, and Psychoanalysis (Ithaca: Cornell University Press, 1990). Porsu lado, Irigaray, Cixous y Kristeva se oponen al orden simbólico lacaniano,situando Vécriture feminine en el orden imaginario, en el espacio proveídopor el cuerpo materno (Spectral Mother, p.221).

' Jacques Lacan, 'El estadio del espejo como formador de la función del yo['je'] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica', en Escritos,traducido por Tomás Segovia (Madrid, 1971), I, 11-18.

4 Lacan elabora las categorías de lo imaginario, lo simbólico y lo real en Escrits:A Selection, traducido por Alan Sheridan (Londres: Tavistock Publications,1977). Véanse, entre otros, los estudios sobre las teorías lacanianas de EllieRagland-Sullivan, jacques Lacan and the Philosophy of Psychoanalysis(Urbana, Illinois: University of Illinois Press, 1987), Jonathan Scott Lee,Jacques Lacan (Amherst, Mass.: University of Massachusetts Press, 1991), yAnthony Wilden, jacques Lacan: The language of the self; the function oflanguage in psychoanalysis (Baltimore: Johns Hopkins Press, 1968).

5 'Vos, doña Jimena, mujer querida y honraday mis dos hijas, mi corazón y mi alma,entrad conmigo en Valencia la casa,en esta heredad que por mí tenéis ganada.' (II. 1604-07)

La derrota de los Infantes de Carrión no sólo restituye el honor del Cid,sino que, a través del casamiento de mayor categoría de las hijas, asegura

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la mejoría de su propia posición social: 'Ved qué honra crece al que enbuen hora nació / pues señoras son sus hijas de Navarra y de Aragón' (III,3722-23). De igual manera, Jimena lamenta a voces la partida del esposo,la cual afecta radicalmente su estado social, pero permanece muda antesde demostrar cualquier sentimiento materno que pudiera sentir por sushijas.En el mundo occidental, la responsabilidad de la procreación ha recaídosiempre sobre la mujer, al punto de permitirse la separación o el divorcio delesposo en casos de esterilidad. La infecundidad femenina y la pena emocionalque sufre la mujer por ella han servido de tema literario desde el relato bíblicode Anna hasta la Yerma de Federico García Lorca.En España los fueros medievales documentan los castigos impuestos porpracticar la contracepción, el aborto y el infanticidio; véase Heath Dillard,Daughters of the Reconquest; Women in Castilian Town Society, 1100-1300 (Cambridge: Cambridge University Press, 1984), p.208, n. 46. Véasetambién el códice LXII de las Cantigas de Santa María que ilustra elencadenamiento de la madre que vende a su hijo, reproducido en Dillard,p.84. Pero aunque abundan los escritos religiosos, didácticos y morales quesubrayan la centralidad en el matrimonio de la procreación y de la buenacrianza de los hijos, se ignoran las obligaciones específicas maternas. Valemencionar, como ejemplos populares de las relaciones entre miembros defamilia, los siguientes proverbios sarcásticos o sentenciosos recopilados porMonique Joly, 'Le vocabulaire de la párente dans le 'Vocabulario de refranes'de Gonzalo Correas. Quelques remarques', en Agustín Redondo (ed.),Autourdes Parentés en Espagne aux XVIe et XVIIe siécles: Histoire, Mythe etLitterature (París: Publications de la Sorbonne, 1987): 'Entre padres y hijos,hay litijos' y, en especial, 'La madre y la hija, por dar y tomar son amigas'(p.141); o 'Tres madres buenas paren tres hijas ruines', 'Madre aguda críahija tolluda', 'Madre holgazana saca hija cortesana' (p.154).M.R. Lida de Malkiel, La originalidad artística de La Celestina (BuenosAires: Eudeba, 1970), p.494.

Las referencias clásicas y patrísticas al matrimonio son contradictorias; mientrasAristóteles enfatiza la inigualdad de los esposos, Plutarco pone énfasis en lavirtud que puede llegar a alcanzar la mujer; de la misma manera, San Agustínen parte rectifica la posición antrimatrimonial de San Jerónimo al aprobar elcompañerismo entre esposos. Véase la excelente introducción de ValerieWayne en su edición de The Flower of Friendship; A Renaissance DialogueContesting Marriage by Edmund Tilney (Ithaca, N.Y.: Cornell UniversityPress, 1992), en la que compara el diálogo inglés con su antecedente español,los Coloquios matrimoniales de Pedro de Lujan. El estudio de Wayne esimprescindible para una comprensión cabal de los cambios ideológicosregistrados en los tratados sobre la mujer en la España del Siglo de Oro.Véase asimismo la introducción de Asunción Rallo Gruss a su edición de LosColoquios matrimoniales de Lujan (Madrid: Real Academia Española, 1990).Basándose en los coloquios erasmistas, Vives escribe su tratado Deinstitutione feminae cbristianae a instancias de Catalina de Aragón en1523, asegurando que no se hizo el matrimonio para la procreación tanto

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como para alcanzar un compañerismo entre esposos constantementecolmado de amor, benevolencia, amistad y caridad.

10 Ruth El Saffar, Beyond Fiction: The Recovery of the Feminine in theNovéis of Cervantes (Berkeley: University of California Press, 1984), p.14.La traducción es mía.

11 Para una bibliografía de la crítica feminista de la literatura del Siglo de Oro,véanse los ensayos en Journal ofHispanic Philology, 13 (1989), editado porAlison Weber; Lou Charnon-Deutsch (ed.), Estudios sobre escritorashispanoamericanas en honor de Georgina Sabat-Rivers (Madrid: Castalia,1992); y Anne J. Cruz, 'Studying Gender in the Spanish Golden Age', enHernán Vidal (ed.), Cultural and Historical Grounding for Hispanic andLuso-Brazilian Feminist Literary Criticism (Minneapolis: Institute for theStudy of Ideologies and Literature, 1989), pp. 193-222.

12 Lacan, Ecrits: A Selection, pp. 198-99.13 Ellie Ragland-Sullivan, 'Seeking the Third Term: Desire, the Phallus, and the

Materiality of Language', en Feldstein y Roof, Feminism and Psychoanalysis(Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1989), pp.41-64.

14 Christiane Faliu-Lacourt, 'La madre en la comedia', en La mujer en el teatroy la novela del siglo XVII: Actas del II Coloqiuo del Grupo de Estudiossobre Teatro Español (Toulouse: Instituí d'Études Hispaniques et Hispano-Americaines. Université de Toulouse-Le Mirail, 1978), p.48. Véase tambiénE. H. Templin, 'The Mother in the Comedia of Lope de Vega', HispanicReview,3 (1935), 219-44.

15 Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, La hija de Celestina y la ingeniosaElena, edición de José Fradejas Lebrero (Madrid: Instituto de EstudiosMadrileños, 1983).