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    LaVIRGEN MARIA

    nos pideAdoracin al Santsimo

    "El Maestro est aqu y te llama"

    (san Juan C. 11, V. 28)

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    Reflexiones sobre la Adoracin al Santsimo

    La Virgen Mara,nuestra Madre del Cielo, se ha estado comunicando estos ltimos

    aos con nosotros, sus hijos, a travs de personas elegidas, en numerosas partes delmundo.Como buena Madre, no puede quedarse callada al ver a tantos de sus hijos que

    han equivocado el camino, alejndose de Dios.Nos llama para que volvamos a El, en

    la plenitud de nuestra vida.Para que volvamos a su Hijo Jess, "el Camino, la Verdad

    y la Vida".

    YMaranos pide en sus mensajes, con mucha fuerza e insistencia, que visitemos con

    frecuencia a Jess, realmente presente en el Santsimo Sacramento, en todos los

    Sagrarios (Tabernculos) de la tierra.

    Tantas veces planeamos o nos ilusionamos con ir o viajar a tal o cual lugar de nuestra

    patria o del mundo y no tomamos conciencia de que, tal vez a corta distancia de nuestrohogar o de nuestro trabajo, en el Sagrariode una Iglesiacercana, est presente Jess,

    el Rey de los Cielos, tantas veces descuidado, solo, abandonado, esperando nuestra

    visita.

    San Juan Boscodeca: "Quieres que el Seor te bendiga? Vistalo en el Santsimo

    Sacramento. Quieres que te bendiga ms? Vistalo ms. Quieres que te bendiga

    inmensamente? Vistalo muy frecuentemente."

    El nuevo Catecismo de la Iglesia Catlica, en el punto 1418, nos dice: "Puestoque Cristo mismo est presente en el Sacramento del Altar, es preciso honrarlo con

    culto de adoracin". Y, tomando las palabras de la Encclica Mysterium Fidei (MF)

    del papaPablo VIdel 3 de septiembre de 1965, concluye: "La visita al Santsimo

    Sacramento es una muestra de gratitud, un signo de amor y un deber de adoracin hacia

    Cristo, nuestro Seor".

    Po XIIpreguntaba: "De dnde sacabasan Francisco Javieresa admirable fortaleza

    para no desanimarse nunca en su formidable tarea de misionero?"; y responda: "Es que

    cada noche, al volver rendido de cansancio, iba a postrarse ante el Sagrario a adorar, dar

    gracias y pedir favor. A veces caa rendido por el suelo, pero despus de descansar allun rato, volva a arrodillarse ante el Santsimo en adoracin. Nada raro entonces que al

    da siguiente sus palabras fueran convirtiendo gentes al por mayor. Llevaban la uncin

    de quien haba estado hablando con Jesucristo".

    A continuacin se transcriben dos muy importantes mensajes que laSantsima

    Virgencomunicara alMovimiento Sacerdotal Mariano, a travs del sacerdote

    italiano Stfano Gobbi, contenidos en el libro "A los Sacerdotes hijos predilectos de

    la Santsima Virgen", en los cuales nos llama a visitar frecuentemente a Jess

    Eucarista.No dejemos de responder, como buenos hijos, a este llamado de Amor de

    nuestra Madre del Cielo!

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    1. Mensaje del 8 de agosto de 1986

    Madre de la Eucarista

    "Hijos predilectos, cmo se llena de alegra mi Corazn al verlos reunidos aqu en

    una peregrinacin sacerdotal de adoracin, de amor, de reparacin y de accin de

    gracias a Jess, mi Hijo y mi Dios, presente en la Eucarista, para consolarlo por tanto

    vaco, tanta ingratitud y tanta indiferencia con que se ve rodeado por tantos hijos mos,

    en su real presencia de Amor en todos los Tabernculos de la tierra, sobre todo, por

    muchos de mis hijos predilectos, los Sacerdotes.

    Gracias por la alegra que dan al Corazn de Jess, que les sonre complacido y

    estremecido de ternura por ustedes. Gracias tambin por la alegra que dan al profundo

    dolor del Corazn Inmaculado de vuestra Madre Celestial.

    Yo soy la Madre del Santsimo Sacramento.

    He llegado a serlo con mi "S", porque en el momento de la Encarnacin, he dado al

    Verbo del Padre, la posibilidad de depositarse en mi seno virginal y, aunque Yo seatambin verdadera Madre de Dios, porque Jess es Verdadero Dios, mi colaboracin,

    empero, se ha hecho concreta sobre todo al dar al Verbo su naturaleza humana, que le

    permitiera a El, Segunda Persona de la Santsima Trinidad, Hijo coeterno con el Padre,

    hacerse tambin Hombre en el tiempo y verdadero hermano de ustedes.

    Al asumir la naturaleza humana le fue posible llevar a cabo la obra de la Redencin.

    Por ser Madre de la Encarnacin, Soy tambin Madre de la Redencin. Una Reden-

    cin que se ha cumplido desde el momento de la Encarnacin hasta el momento de Su

    muerte en la Cruz, donde Jess, debido a la humanidad asumida, ha podido realizar

    aquello que , como Dios, no le era posible hacer: sufrir, padecer, morir, ofrecindose

    en perfecto rescate al Padre y dando a Su Justicia una digna y justa reparacin.

    Verdaderamente, El ha sufrido por todos ustedes, redimindolos del pecado y

    dndoles la posibilidad de recibir aquella vida Divina, que se haba perdido para todos

    en el momento del primer pecado, cometido por nuestros progenitores.

    Miren a Jess mientras ama, obra, ruega, sufre, se inmola, desde su descenso a mi

    Seno virginal hasta su elevacin en la Cruz, en sta Su perenne accin sacerdotal, paracomprender que Yo soy, sobre todo, Madre de Jess Sacerdote.

    DADO POR LA SANTISIMA VIRGEN DE VIVA VOZ EN RUBBIO (VICENZA,

    ITALIA) DESPUES DEL REZO DEL SANTO ROSARIO

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    Por lo tanto Soy tambin verdadera Madre de la Santsima Eucarista.

    No porque Yo lo siga engendrando en esta realidad misteriosa sobre el Altar. Este

    ministerio est reservado slo a ustedes, mis hijos predilectos! Pero es un

    ministerio que los asemeja mucho a mi funcin maternal, porque tambin ustedes, enla Santa Misa y por medio de las palabras de la Consagracin, generan verdaderamente

    a Mi Hijo.

    Por M Lo acogi el fro pesebre de una gruta pobre e incmoda; por medio de ustedes

    Lo acoge ahora la fra piedra de un Altar. Pero tambin ustedes, como Yo, engendran

    a Mi Hijo. Por esto es que ustedes no pueden sino ser hijos de una particular, de una

    particularsima predileccin de Aquella que es Madre, verdadera Madre de su Hijo

    Jess.

    Mas Yo tambin soy verdadera Madre de la Eucarista, porque Jess se hace realmentepresente en el momento de la Consagracin, por medio de vuestra accin sacerdotal.

    Con su "s" humano dado a la poderosa accin del Espritu, que transforma la materia

    del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, hacen posible que El tenga esta

    nueva y real presencia Suya entre ustedes.

    Y se hace presente para continuar la Obra de la Encarnacin y de la Redencin y para

    cumplir en este misterio el Sacrificio del Calvario, que ha podido ofrecer al Padre por

    causa de su naturaleza humana, asumida con el Cuerpo que Yo le he dado. As, en la

    Eucarista, Jess se hace presente con Su Divinidad y con Su Cuerpo Glorioso, aquelCuerpo que le fue dado por vuestra Madre Celestial, verdadero Cuerpo nacido de Mara

    Virgen.

    Hijos, el Suyo es un Cuerpo Glorioso, pero no distinto al que tena, es decir, no se trata

    de un nuevo nacimiento Suyo. En efecto, es el mismo Cuerpo que Yo le he dado: nacido

    en Beln, muerto en el Calvario, depositado en el Sepulcro y de all Resucitado, pero

    asumiendo entonces una nueva forma, Su forma Divina, la de la Gloria.

    En el Paraso, Jess con su Cuerpo Glorioso, sigue siendo Hijo de Mara. As, aquel

    Cuerpo con Su Divinidad, que ustedes engendran en el momento de la ConsagracinEucarstica, es siempre Hijo de Mara.

    Yo soy, por tanto, Madre de la Eucarista.

    Y, como Madre, estoy siempre junto a Mi Hijo. Lo estuve en esta tierra; lo estoy ahora

    en el Paraso por el privilegio de mi Asuncin corporal al Cielo; adems estoy tambin

    donde Jess est presente, en todos los Tabernculos de la tierra.

    As como su Cuerpo Glorioso, estando fuera de los lmites del tiempo y del espacio,le permite estar aqu ante ustedes, en el Tabernculo de esta pequea Iglesia de montaa,

    y al mismo tiempo le permite estar presente en todos los Tabernculos esparcidos por

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    el mundo, tambin su Madre Celestial, con su Cuerpo Glorioso, que le permite estar

    aqu y en todas partes, se halla verdaderamente junto a cada Tabernculo en los cuales

    es custodiado Jess.

    Mi Corazn Inmaculado hace las veces de vivo, palpitante, maternal Tabernculo deamor, de adoracin, de accin de gracias y de continua reparacin.

    Yo soy la Madre Gozosa de la Eucarista.

    Ustedes, hijos predilectos, saben bien que donde est el Hijo estn siempre tambin

    el Padre y el Espritu Santo.

    Como en la Gloria del Paraso, donde Jess est sentado a la derecha del Padre, en

    ntima unin con el Espritu Santo, as tambin cuando, llamado por ustedes, se hace

    presente en la Eucarsta y, acompaado por Mi Corazn de Madre, es depositado para

    su custodia en el Tabernculo, junto al Hijo est siempre la real presencia del Padre, la

    real presencia del Espritu Santo, est siempre la Divina y Santsima Trinidad.

    Y, como ocurre en el Paraso, tambin junto a cada Tabernculo, est la presencia

    extasiada y gozosa de vuestra Madre Celestial.

    Luego, estn all todos los Angeles, dispuestos en sus nueve Coros de Luz, para cantar

    a la Omnipotencia de la Santsima Trinidad, con diversas modulaciones de armona y de

    gloria, para hacer transparentar, en grados diferentes, Su grande y Divino poder.

    Junto a los Coros Anglicos estn todos los Santos y Bienaventurados que precisa-

    mente de la Luz, del amor, de la perenne alegra y de la inmensa gloria que brotan de la

    Santsima Trinidad reciben un aumento continuo de su eterna y siempre creciente

    bienaventuranza.

    A esta cumbre del Paraso ascienden tambin las profundas inspiraciones, los

    sufrimientos purificadores, la oracin incesante de todas las almas del Purgatorio. A

    aqul tienden con el deseo, con una caridad que se hace cada vez mayor, cuya perfeccin

    est proporcionada a su progresiva liberacin de toda deuda, debida ya por la fragilidad,

    ya por sus culpas, hasta el momento en que, perfectamente renovadas por el Amor,

    puedan asociarse al canto celestial que se eleva alrededor de la Santsima y Divina

    Trinidad, que se encuentra en el Paraso y dentro de cada Tabernculo, donde Jess est

    presente, an en los lugares ms remotos y apartados de la tierra.

    Por esto, junto a Jess, Yo soy la Madre Gozosa de la Eucarista.

    Yo soy la Madre Dolorosa de la Eucarista.

    A la Iglesia triunfante y purgante, que palpita en torno al centro del Amor, que es Jess

    Eucarstico, debera congregarse tambin la Iglesia militante, deberan unirse todos

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    ustedes, mis hijos predilectos, religiosos y fieles, para componer con el Paraso y

    con el Purgatorio un himno perenne de adoracin y alabanza.

    Al contrario, Jess hoy en el Tabernculo est rodeado de tanto vaco, de tanto

    abandono, de tanta ingratitud. Estos tiempos han sido predichos por M en Ftima pormedio de la voz del Angel, aparecido a los nios, a quienes ense esta oracin:

    "Santsima Trinidad!, Padre, Hijo y Espritu Santo. Te adoro profundamen-

    te y te ofrezco el preciossimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro

    Seor Jesucristo, presente en todos los Tabernculos del mundo, en repara-

    cin de los ultrajes, de los sacrilegios y de la indiferencia de los que est

    rodeado..."

    Esta oracin fue enseada para estos tiempos.

    Jess hoy vive rodeado del vacoformado especialmente por ustedes Sacerdotes

    que, en su accin apostlica, giran a menudo intilmente en la periferia, yendo a las

    cosas menos importantes y ms secundarias, olvidando que el centro de su jornada

    sacerdotal debe estar aqu, delante del Tabernculo, donde Jess est presente y

    permanece sobre todo para ustedes.

    Est rodeado tambin de la indiferencia de tantos hijos mos, que viven como si El

    no estuviera y, cuando entran al templo para las funciones litrgicas, no se percatan de

    Su Divina y Real presencia entre ustedes.

    Con frecuencia Jess Eucarstico es colocado en un ngulo perdido, cuando debe ser

    puesto en el centro de la Iglesia, debe ser puesto en el centro de vuestras reuniones

    eclesiales, porque la Iglesia es Su Templo, que ha sido construdo, en primer lugar para

    El y luego para ustedes.

    Aflige profundamente mi Corazn de Madre, el modo con el que Jess, presente en

    el Tabenculo, es tratado en muchas iglesias, donde es arrinconado como si fuera un

    objeto cualquiera para ser usado en vuestras reuniones eclesiales.

    Pero hoy son sobre todolos sacrilegioslos que forman, en torno a Mi Corazn

    Inmaculado, una dolorosa corona de espinas.

    En estos tiempos, cuntas Comuniones y cuntos sacrilegios no se cometen! Se

    puede decir que ya no hay una celebracin eucarstica donde no se hagan comuniones

    sacrlegas. Si vieran con mis ojos lo grande que es esta plaga, que ha contaminado a

    toda la Iglesia y la paraliza, la detiene, la hace impura y muy enferma!

    Si vieran con mis ojos, tambin ustedes derramaran Conmigo muchas lgrimas.

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    2. Mensaje del 21 de agosto de 1987

    DADO POR LA SANTISIMA VIRGEN DE VIVA VOZ EN RUBBIO (VICENZA,

    ITALIA) - MEMORIAL LITURGICO DE SAN PIO X- DURANTE LA RECITACION

    DEL SANTO ROSARIO

    Entonces, mis predilectos e hijos consagrados a Mi Corazn, sean hoy ustedes un

    fuerte llamamientopara el pleno retorno de toda la Iglesia militante a Jess presente

    en la Eucarista.

    Porque slo ah est la Fuente de agua viva, que purificar su aridez y renovar eldesierto a que ha quedado reducida; slo ah est el secreto de la Vida, que abrir para

    ella un segundo Pentecosts de gracia y de luz; slo ah est la Fuente de su renovada

    santidad:Jess en la Eucarista!

    No son vuestros planes pastorales y vuestras discusiones, no son los medios humanos

    en los que ustedes se apoyan confiados y con mucha seguridad, sino que slo Jess

    Eucarstico es Quien dar a toda la Iglesia la fuerza de una completa renovacin, que la

    llevar a ser pobre, evanglica, casta, despojada de todos los apoyos en los que confa,

    santa, bella, sin mancha ni arruga, a imitacin de vuestra Madre Celestial.

    Deseo que este mensaje Mo se haga pblico y agregado a los contenidos en mi libro.

    Deseo que sea difundido por todo el mundo, porque, de cada lugar de la tierra, hoy los

    llamo a todos a constituir una corona de amor, de oracin, de adoracin, de accin de

    gracias y de reparacin, sobre el Corazn Inmaculado de Aquella que es verdadera Madre,

    Madre Gozosa, pero tambin Madre Dolorosa de la Santsima Eucarista.

    Los bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo."

    Madre de la adoracin y de la reparacin

    "Hijos predilectos, estoy contenta al ver que han venido aqu arriba, como pequeos

    nios que se dejan llevar en mis brazos maternales. Se hacen cada vez ms pequeos,

    dciles, puros, sencillos, abandonados y fieles. Cun grande es la alegra que experi-

    menta mi Corazn de Madre cuando los puedo llevar a todos, como homenaje precioso

    y perfumado, para ofrecerlo a mi Hijo Jess, realmente presente en el Sacramento

    de la Eucarista!

    Yo soy la Madre de la adoracin y de la reparacin.

    Al pie de cada Tabernculo de la tierra est siempre mi presencia maternal.

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    Ella constituye un nuevo y amoroso Tabernculo para la solitaria presencia de mi

    Hijo Jess; construye un jardn de amor para su perenne presencia entre ustedes; forma

    una armona celestial que lo envuelve con todo el encanto del Paraso en los coros

    adoradores de los Angeles, en la bendita oracin de los santos, en la sufriente aspiracin

    de muchas almas que se purifican en el Purgatorio.

    En mi Corazn Inmaculado todos forman un concierto de adoracin perenne, de

    oracin incesante y de profundo amor a Jess, realmente presente en cada Sagrario de

    la tierra.

    Hoy mi Corazn de Madre se entristece y es profundamente herido al ver que en torno

    a la Divina Presencia de Jess en la Eucarista hay tanto vaco, tanto abandono, tanto

    descuido, tanto silencio.

    Oh Iglesia peregrina y sufriente, de la cual soy Madre, Iglesia que eres la familia de

    todos mis hijos, arca de la Nueva Alianza, Pueblo de Dios, T debes comprender que

    el centro de tu vida, la fuente de tu gracia, el manantial de tu luz, el principio de tu accin

    apostlica se encuentran solamente aqu, en el Tabernculo, donde Jess est verdade-

    ramente encerrado. Y Jess est ah presente para ensearte a crecer, para ayudarte a

    caminar, para fortalecerte en dar testimonio, para darte coraje en la evangelizacin, para

    sostenerte en todos tus sufrimientos!

    Oh Iglesia peregrina y sufriente de estos tiempos, que ests llamada a vivir la agona

    de Getseman y la hora sangrienta de tu Calvario, hoy quiero traerte para estar aquConmigo, postrada al pie de cada Tabernculo, en un acto de perenne adoracin y

    reparacin, para que tambin t puedas repetir el gesto que siempre cumple tu Madre

    Celestial!

    Yo soy la Madre de la adoracin y de la reparacin.

    En la Eucarista Jess est realmente presentecon su Cuerpo, con su Sangre, con

    su Alma y con su Divinidad.

    En la Eucarista est realmente presente Jesucristo, el Hijo de Dios, aquel Dios al

    que Yo he visto en todo momento de su vida terrenal, aunque estuviese oculto bajo el

    velo de una frgil y dbil naturaleza, que se desarrollaba al ritmo del tiempo y de su

    crecimiento humano.

    Con un continuo acto de Fe, en mi Hijo Jess Yo siempre vea a mi Dios y con

    profundo amor Lo adoraba.

    Lo adoraba cuando todava lo guardaba en mi seno virginal, como pequeo retoo,

    y lo amaba, lo nutra, lo ayudaba a crecer dndole mi propia sangre y mi propia carne.

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    Lo adoraba despus de su nacimiento, contemplndolo en el pesebre de una gruta

    pobre y desprovista.

    Adoraba a mi Dios en el nio Jess que creca, en el adolescente que se desarrollaba,

    en el joven inclinado sobre el trabajo de cada da, en el Mesas que cumpla con supblica misin.

    Lo adorabacuando era negado y rechazado, cuando era traicionado, abandonado y

    negado por los suyos.

    Lo adorabacuando era condenado y despreciado, cuando era flagelado y coronado

    de espinas, cuando era conducido al patbulo y crucificado.

    Lo adoraba al pie de la Cruz, en un acto de indecible sufrimiento, y mientras era

    llevado al sepulcro y depositado en su tumba.

    Lo adoraba despus de su resurreccin cuando, en primer lugar, se me apareci en

    el esplendor de su Cuerpo glorioso y en la luz de su Divinidad.

    Hijos predilectos, por un milagro de amor, que slo llegarn a comprender en el

    Cielo, Jess les ha dado el don de permanecer siempre entre ustedes en la

    Eucarista.

    En el Tabernculo, bajo el velo del pan consagrado, est presente el mismo Jess, aQuien Yo fui la primera en ver despus del milagro de su resurreccin; el mismo Jess

    que, en el esplendor de su Divinidad, se apareci a los once apstoles, a muchos

    discpulos, a la Magdalena llorosa, a las piadosas mujeres que lo haban seguido hasta

    el sepulcro.

    En el Tabernculo, escondido bajo el velo eucarstico, est presente el mismo Jess

    resucitado, que se apareci, adems, a ms de quinientos discpulos y resplandeci con

    su luz ante el perseguidor Saulo en el camino de Damasco.

    Es el mismo Jess que est sentado a la derecha del Padre en el resplandor de suCuerpo Glorioso y de su Divinidad, an cuando por amor a ustedes, El se oculta bajo

    la cndida apariencia del Pan Consagrado.

    Hijos predilectos, hoy deben creer ms en su presencia en medio de ustedes; deben

    difundir, con valenta y con fuerza, su invitacin sacerdotal para el retorno de todos a

    una profunda y testimoniada fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucarista.

    Deben orientar a toda la Iglesia para que vuelva a encontrarse delante del Tabernculo,

    con su Madre Celestial, en acto de perenne reparacin, de continua adoracin y deincesante oracin. Vuestra oracin sacerdotal deber convertirse toda en oracin

    eucarstica!

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    Pido que se vuelva de nuevo, en todas partes, a la prctica de las horas de adoracin ante

    Jess expuesto en el Santsimo Sacramento. Pido que se acreciente el homenaje de amor

    hacia la Eucarista y que se manifieste tambin a travs de signos sensibles e indicativos de

    vuestra piedad.

    Rodeen a Jess Eucarstico de flores y de luces; clmenlo de delicadas atenciones;acrquense a El con gestos profundos de genuflexin y de adoracin.

    Si supieran cmo Jess Eucarstico los ama, cmo un pequeo gesto de vuestro amor lo

    llena de alegra y de consolacin! Jess perdona muchos sacrilegios y olvida una infinidad

    de ingratitudes ante una gota de puro amor sacerdotal, que se deposita en el cliz de su

    Corazn Eucarstico.

    Sacerdotes y fieles de mi Movimiento, vayan con frecuencia ante el Tabernculo; oren

    delante del Tabernculo.

    Sea la vuestra una oracin perennede adoracin y de intercesin, de accin de gracias

    y de reparacin. Sea la vuestra una oracin que se une al canto celestial de los Angeles y de

    los Santos, a las ardientes imploraciones de las almas que an se purifican en el Purgatorio.

    Sea la vuestra una oracin que reasuma las voces de toda la humanidad que debe postrarse

    delante de cada Tabernculo de la tierra, en acto de perenne gratitud y de cotidiana accin de

    gracias. Porque en la Eucarista, Jesucristo est realmente presente, permanece siempre con

    ustedes y sta su presencia se volver cada ms fuerte, resplandecer sobre el mundo como

    un sol y sealar el comienzo de la nueva era.

    La venida del Reino Glorioso de Cristo coincidir con el ms grande esplendor de la

    Eucarista. Cristo instaurar su Reino Glorioso en el triunfo universal de su Reino

    Eucarstico, que se desarrollar en toda su potencia y tendr la capacidad de cambiar los

    corazones, las almas, las personas, las familias, la sociedad, la estructura misma del mundo.

    Cuando Jess haya instaurado su Reino Eucarstico, los conducir a gozar de sta, su

    habitual presencia, que ustedes sentirn de una manera nueva y extraordinaria y los llevar a

    hacer la experiencia de un segundo, renovado y ms hermoso Paraso Terrenal.

    Pero que, ante el Tabernculo, vuestra presencia no sea slo una presencia de oracin, sinotambin de comunin de vida con Jess. Jess est realmente presente en la Eucarista,

    porque quiere entrar en una continua comunin de vida con ustedes. Cuando van delante de

    El, los ve; cuando le hablan, los escucha; cuando le confan algo, acoge en su corazn cada

    palabra suya; cuando piden, siempre los escucha. Vayan ante el Tabernculo para entablar con

    Jess una relacin de vida simple y cotidiana.

    Con la misma naturalidad con que buscan un amigo, con que confan en las personas que les

    son queridas, con que sienten la necesidad de un amigo que los ayude, as vayan ante el

    Tabernculo a buscar a Jess. Hagan de Jess el amigo ms querido, la persona en quien msconfan, la ms deseada y ms amada. Digan vuestro amor a Jess, reptanselo con frecuencia,

    porque esto es lo nico que lo deja inmensamente contento, lo consuela de todas las

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    ingratitudes, lo recompensa de todas las traiciones: "Jess, T eres nuestro amor;

    Jess, slo T eres nuestro gran amigo; Jess, nosostros te amamos; Jess, estamos

    enamorados de Ti".

    En efecto, la presencia de Jess en la Eucarista tiene sobre todo la funcin dehacerlos crecer en una experiencia de verdadera comunin de amor con El, de manera

    que ustedes ya nunca se sientan solos, ya que se ha quedado en esta tierra para estar

    siempre con ustedes.

    Por fin, deben ir ante el Tabernculo para recoger el fruto de la oracin y de la

    comunin de vida con Jess, que se desarrolla y madura en vuestra santidad.

    Hijos predilectos, mientras ms toda vuestra vida se desarrolle a los pies del

    Tabernculo, en ntima unin con Jess en la Eucarista, tanto ms crecern en santidad.

    Jess Eucarstico se vuelve el modelo y la forma de vuestra santidad. El los lleva a la

    pureza del corazn, a la humildad elegida y deseada, a la confianza vivida, al abandono

    amoroso y filial.

    Jess Eucarstico se vuelve la forma nueva de vuestra santidad sacerdotal, que

    alcanzarn por medio de una inmolacin cotidiana y escondida, de una continua

    presencia de amor hacia los hermanos, de una capacidad de acoger en ustedes los

    sufrimientos y las cruces de todos, de una posibilidad de transformar el mal en bien y

    de obrar profundamente para que las almas que les han sido confiadas, sean conducidas

    por ustedes a la salvacin.

    Por esto les digo: han llegado los tiempos en los que los quiero a todos delante del

    Tabernculo, sobre todo los quiero a ustedes Sacerdotes, que son los hijos predilectos

    de una Madre que est siempre en acto de perenne adoracin y de incesante reparacin.

    Quiero que, a travs de ustedes, el culto Eucarstico vuelva a florecer en toda

    la Iglesia de una manera cada vez ms fuerte.

    Ahora debe cesaresta profunda crisis de piedad hacia la Eucarista, que ha contami-

    nado a toda la Iglesia y que es la raz de tanta infidelidad y de la difusin de una tan vasta

    apostasa.

    Con todos mis predilectos e hijos a M consagrados, que forman parte de mi

    Movimiento, los dejo delante de cada Tabernculo de la tierra, para darlos en homenaje

    a Jess, como las joyas ms preciosas y las flores ms bellas y perfumadas.

    La Madre quiere llevar a Jess, presente en la Eucarista, un nmero cada vez mayor

    de sus hijos porque estos son los tiempos en los que Jess Eucarstico deber ser

    adorado, amado, agradecido y glorificado por todos.

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    Alma de Cristo, santifcame.

    Cuerpo de Cristo, slvame.

    Sangre de Cristo, embrigame.

    Agua del Costado de Cristo, lvame.

    Pasin de Cristo, confrtame.Oh Buen Jess!, yeme.

    Dentro de Tus llagas, escndeme.

    No permitas que me aparte de Ti.

    Del maligno enemigo, defindeme.

    En la hora de mi muerte llmame, y mndame ir a Ti,

    para que con tus Angeles y Santos te alabe,

    por los siglos de los siglos. Amn.

    Oracin atribuida a san Ignacio de Loyola.

    Hijos mos amadsimos, junto con Jess que en cada Tabernculo se encuentra en

    continuo estado de Vctima por ustedes, los bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo

    y del Espritu Santo".

    Aprobacin Eclesistica: Mons.Rubn Di Monte, Obispo de Avellaneda

    "Dios mo, yo creo, adoro, espero y te amo.

    Te pido perdn por los que no creen,

    no adoran, no esperan ni te aman!"

    El Angel de la Paz a los pastorcitos en Ftima, 1916.

    Hijos del Corazn Inmaculado de Marahttp://www.hdelcorazondemaria.com.ar